a partir de las propias vivencias personales de la

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a partir de las propias vivencias personales de la
realidad local, regional y cultural del aprendiz,
pero sin encerrarnos en los micromundos de
nuestras realidades inmediatas, sino poniéndonos
en sintonía con la humanidad, la biosfera y el
cosmos.
Para aprender a juzgar, a ser críticos, a producir
conocimientos, a vivir la vida y a comunicarse, es
decir, para “aprender a pensar bien”. No es para
aprendizajes acelerados, ni para dominar y cautivar
incautos auditorios, sino que ante el inexorable
de tener que entonar con la circunstancia del
acortamiento de distancias que hoy nos brinda la
globalización telemática seamos tan normalmente
cultos y sabios que nos desempeñemos con
fluidez, solvencia y capacidad en nuestro acceder
a los escenarios públicos y privados, a la prensa,
a la literatura, a las conferencias, a los foros, a las
exposiciones y a los saberes, con la capacidad de
hacer interpretaciones situadas de la realidad,
situando y relacionando los signos en el espacio,
el tiempo y la historia.
Es para ponernos en la tendencia de
apropiarnos del conocimiento universal y
ser ciudadanos del mundo, a la par que nos
desempeñamos con solvencia ante las exigencias
de la realidad inmediata del mundo de la vida y
del mundo social.
La Competencia Comunicativa estaría
formando parte de los prerrequisitos de esa visión
holista de la Pedagogía centrada en la reiteración
y reincidencia para volver a ver, volver a escuchar,
volver a leer, volver a escribir y volver a reflexionar,
con la idea de que el maestro de hoy no se quede
en el estudiante de ayer repitiendo los mismos
conocimientos obsoletos, ni que su mayor
destreza y habilidad técnica adquirida a través de
los años en manejar (manipular) una clase sean el
canto de sirena que lo lleve hacia la mediocridad,
incapacidad e ignorancia.
La Competencia Comunicativa en la Pedagogía
tiene que ver con la necesidad de re-fundamentar
la formación del Maestro, donde, primero que
todo, supere esa condición de funcionario y
busque nuevos horizontes conceptuales que lo
actualicen en el dominio de su saber; se desborde
en la admiración y capacidad de trabajo; su actitud
siempre sea de crítica, de irreverencia, de rebeldía
con causa y de duda; ofrezca la mayor disposición
de ánimo en ejercer y cualificar su praxis
pedagógica, como una acción libre y democrática;
tenga la capacidad de problematizarlo todo,
empezando por el lenguaje; provoque procesos
de pensamiento, reflexión y aprendizaje del
aprender y del hacer; se exija y sea riguroso
al describir, explicar, argumentar interpretar
y transformar en conocimiento crítico toda la
información y frivolidad consumista con que nos
bombardean los medios de comunicación; tenga
un espíritu crítico, investigativo y emprendedor;
sea el demiurgo al que permanentemente se le
ocurre la creación; esté apto en la conducción de
los procesos de co-construcción del conocimiento;
intente soluciones a las necesidades educacionales
de la comunidad, sin perder el contacto con la
realidad y potenciando la iniciativa y la capacidad
creadora de sus integrantes; y todo lo anterior
bajo un único requisito: ¡que Valore!.
El Maestro, para ser más competente, requiere
apropiarse con rigor de la simbiosis de los
saberes, donde sus conocimientos, además de los
pertinentes a su disciplina, estén fundamentados
en la conceptualización sobre el desarrollo del
pensamiento, las teorías del aprendizaje, los
procesos cognoscitivos, los problemas planteados
por el lenguaje, las teorías de la comunicación, la
argumentación, la racionalidad comunicativa, la
ética comunicativa. Y, en especial, el conocimiento,
comprensión y compromiso con una concepción
crítica sobre el desarrollo humano. Esta simbiosis,
que no puede caer en un sincretismo inoperante,
es algo así como de una racionalidad ecléctica, la
que tampoco podría rayar en el relativismo.
“... en general, toda nueva tesis tiene algo de ecléctico,
puesto que no surge de la nada, sino que, por el
contrario, se basa en tesis anteriores, las cuales son
adaptadas o modificadas, adecuadas a una nueva
interpretación con el fin de acercarse más a la verdad.
En el periodo moderno, fueron evidentemente
eclécticos, por ejemplo, Francis Bacon, Descartes,
Leibniz, Newton y muchos otros”1008
Función Cognoscente-Competencia Comunicativa
Sabemos que una de las funciones
fundamentales del “Ello-Yo-criptoYo” es la
“cognoscente”, siendo que ésta es una relación
cibernética n-unívoca que simultáneamente se
muestra como producto y productora del mismo
“Ello-Yo-criptoYo”.
1008 Diccionario de filosofía, edit. panamericana, Bogotá, 1996, pág.149
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Habemus Antropogogo
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