Estudiar y enseñar valores judíos básicos

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Melamed – Merkaz LaMejanej HaDati
Estudiar y enseñar
El pueblo judío es conocido como el “pueblo del Libro”. Este título le fue
conferido por haber ofrecido a la humanidad el Libro de los Libros, el Tanaj,
y también por el tradicional apego de los judíos al estudio.
“Estudiar y enseñar” son valores básicos del judaísmo como forma de vida
particular, comunitaria y nacional, a lo largo de toda su historia.
Uno de los preceptos de la religión judía, le exige al individuo que dedique
durante cada día de su vida un tiempo específico al estudio de las fuentes
tradicionales.
Asimismo, el estudio no debe ser un objetivo en sí mismo o un mero ejercicio
intelectual, sino una etapa anterior y necesaria para la aplicación concreta de
conductas y acciones en la vida cotidiana. El Talmud en el Tratado de Kidushin,
cita una discusión entre los sabios respecto a la pregunta:
¿Qué es más importante, el estudio o la acción, el comportamiento?
La conclusión del debate talmúdico es: “Grande es el estudio que conduce a la
acción”.
Es interesante destacar que la única vez que figura en la Torá en forma explícita
una palabra con raíz etimológica relacionada con el término “Jinuj” como
educación, es justamente en uno de los relatos sobre Abraham, el primer
patriarca.
Está escrito en el libro de Bereshit que cuando Abraham se preparó para salir a
luchar contra los cinco reyes que habían tomado prisionero a su sobrino Lot,
“Vaiarek et janijav” o sea “alistó a sus discípulos (educandos)” (Génesis 14,14).
Abraham era por sobre todas las cosas un educador (“Mejanej”).
Está escrito en el versículo de Bereshit 12,5 que describe la partida de Abraham y
sus seguidores desde Harán rumbo a la tierra de Canáan: “Tomó Abram a Sarai
su mujer y a Lot -hijo de su hermano- y todos sus bienes que adquirieron, y las
almas que hicieron en Harán para dirigirse a la tierra de Canáan y llegaron a la
tierra de Canáan.”
El Midrash explica el texto “Las almas que hicieron en Canáan” de la siguiente
manera: Abram enseñaba personalmente a los hombres las bases del monoteísmo
y los convertía al judaísmo y Sarai hacía lo mismo con las mujeres.
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Posteriormente encontramos en el relato bíblico el mayor desafío educativo y de
continuidad ideológica: el acto conocido como “Akedat Itzjak” (el sacrificio de
Itzjak), cuando el padre Abraham caminaba junto a su único hijo Itzjak rumbo a
lo que iba a ser el supremo acto de acatar la voluntad de D’s por parte de
Abraham. Es importante analizar el texto y subrayar la actitud del padre y del hijo
que frente a esta situación límite, demostraron una extrordinaria rectitud
intelectual y firmeza de espíritu. El texto dice: “...y fueron los dos juntos”
(Abraham e Itzjak) aún después que Itzjak comprendiera que iba a ser
sacrificado por su padre, de acuerdo a la exigencia divina.
La transmisión de valores de padre a hijo, la educación familiar, aprobaron con
éxito la mayor de las pruebas a las que fueron sometidos los patriarcas del pueblo
judío.
No es casual que en hebreo, la inauguración de una nueva casa se denomina
“Janucat Habait”. Así vemos que la festividad que conmemora la reinauguración
del Templo de Jerusalem (Bet Hamikdash) se denomina Janucá, cuya raíz
etimológica es la palabra “Jinuj” - educación. Ya que la esencia de la casa judía a
través de todas las generaciones, es la educación.
El secreto de la supervivencia del pueblo de Israel, se encuentra en cada uno de
los hogares judíos, con el cumplimiento del precepto de estudiar y educar a los
hijos en el marco de la tradición y cultura milenarias.
Asimismo, muchas leyes y costumbres de las festividades están orientadas a
asegurar la transmisión de valores tradicionales de una generación a su sucesora.
El caso más significativo, es el tradicional “Seder de Pesaj” cuyo orden responde
al objetivo central de estimular la curiosidad de los jóvenes para que pregunten a
los mayores y así sus padres les contesten sobre el proceso de la salida de los
judíos de la esclavitud en Egipto.
El concepto judío del estudio incluye la enseñanza, o sea la transmisión de los
conocimientos hacia el semejante. Esta idea tiene un importante mensaje
educativo y moral: al estudiar la persona se enriquece y es por ello que debe
compartir esta riqueza con su prójimo.
Un precepto muy especial, es la obligación de los padres de educar a sus hijos y
enseñarles personalmente textos, leyes y tradiciones judías. Esta obligación es
continua y rige para todo judío, en cualquier parte del mundo y en toda época.
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Nuestra obligación como educadores es el reforzar la identidad y valores judíos
tradicionales entre nuestros alumnos, para asegurar la continuidad de las futuras
generaciones de Am Israel.
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