EL IFD VISTO COMO UNA INSTITUCIÓN “QUE APRENDE” Decimos y oímos decir: “Nuestras instituciones educativas deben aprender a transitar el camino del cambio, la innovación y la investigación; concretar esas transformaciones es el compromiso asumido por todos”. Sin embargo, estas expresiones hoy se van vaciado de contenido. En general, esos cambios no se demuestran con hechos. El relacionamiento posicional de los actores, maestros, profesores, alumnos, padres, comunidad, sigue siendo el clásico. Se cambia el discurso, pero no la realidad, se “innova” sin realmente innovar. Innovar implica la construcción de una nueva postura pedagógica. No debe asociarse con la simple incorporación de tecnología o de estrategias novedosas; sino con un cambio en la relación de los actores entre sí, pero fundamentalmente, en la relación de los mismos con el conocimiento, su producción y distribución. La innovación en sí misma no asegura los cambios ni representa necesariamente avances en el campo pedagógico. Es por eso que se debe ser especialmente cuidadoso a la hora de proponer innovaciones: no se trata de imponerlas, sino de compartirlas, pensarlas y propiciarlas colectivamente. Precisamente, otro de los enemigos fundamentales de las innovaciones es el aislamiento o la actitud de trabajo en solitario, ya que el intercambio resulta imprescindible. Es necesario, pues, que se generen espacios para la reunión del alumnado y los docentes, para la reflexión individual y colectiva, previa a la acción, en la acción y posterior a ella( P. Perrenoud “Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar”). Tampoco se trata de acumular información, ya que ésta no garantiza la apropiación del conocimiento, por otro lado no todo conocimiento constituye materia significativa y formativa para el alumno. En los Institutos de Formación Docente necesitamos oportunidades de generar conocimiento y de ponerlo en acción y así, en colectivo, realmente innovar. Desde la posición de Profesora de Pedagogía, sostengo que es necesario: 1 - Mejorar la institución desde adentro; alumnos y docentes deben llegar a ser mejores aprendices. Necesitamos un sólo para los alumnos sino también centro de formación e innovación no para los docentes, así como una innovación desde los alumnos y docentes, con el director en su calidad de gestor de aprendizajes. 2 – Mejorar la red institucional que debe tejerse entre las distintas instituciones educativas del medio, no solo para facilitar la relación teoría-práctica sino para mantener el contacto con los egresados. El principal problema de los IFDs, según lo han manifestado repetidas veces la mayoría de los docentes, parece ser el escaso capital cultural de nuestros alumnos en relación a la profesión que han elegido. Cuando a ello se suman el escaso tiempo que los alumnos dedican al estudio, y docentes que en su mayoría “dictan cátedra”, adhiriendo a un modelo pretendidamente de nivel universitario pero de corte netamente transmisor y normalista, obtenemos procesos de aprendizaje dificultosos y desalentadores para los alumnos, bajos rendimientos finales en un gran porcentaje de la población estudiantil y profesores no satisfechos con su labor. Personalmente, considero que un elemento del problema es la traspolación de estrategias didácticas propias de Primaria o Secundaria al trabajo con alumnos adultos de Nivel Superior. La falta de una formación específica obliga a los profesores a recurrir a los elementos didácticos de su formación de origen, a los que van agregando elementos que prueban ser satisfactorios a nivel aula pero no se comparten. En su gran mayoría, las clases se basan en la transmisión de conocimientos y el intercambio de experiencias, sin llegar al modelo que hoy se considera deseable: alumnos que aprenden autónomamente, tomando la clase como disparador y no como punto culminante de un proceso que es su responsabilidad, alumnos capaces de profundizar en el conocimiento que se comparte y de generar conocimiento, docentes dispuestos a seguir aprendiendo y a trabajar en una cultura de auténtica colaboración, en fin, el modelo de una Institución de Nivel Superior que sea Centro de Innovación Pedagógica tanto para alumnos y profesores como para egresados, una “institución inteligente”. Este artículo solo pretende presentar facetas del problema de la Formación Docente que se han recogido en muchas horas de trabajo en común de todos los actores de este IFD, pero su objetivo no es proponer soluciones sino, precisamente, alentar a todos a pensar en el problema, replantearlo, reformular las hipótesis o formular nuevas para luego lanzarnos, todos juntos, a la búsqueda de maneras más exitosas de ser “educandos-educadores” trabajando con “educadores-educandos”. Bibliografía Aguerrondo, I.y otros, “Las instituciones de formación docente como centros de innovación pedagógica” Ed. Troquel 2001 Cullen, C., “Perfiles ético-políticos de la Educación”Ed. Paidos 2004 Freire, P., “La educación como práctica de la libertad” Gatti, E., y otros “Entre el placer de enseñar y el deseo de aprender” Ed. Psicolibros,2005 Perrenoud,P., “Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar” Ed. Grao 2006