Inteligencia Emocional y Éxito Personal Cada vez es mas evidente que poseer un alto coeficiente intelectual (C.I.) no garantiza que las personas tengan éxito. ¿Cómo se explica que una persona con altísimo C.I pero marginados socialmente abandonen el colegio en una proporción ocho veces mayor que los niños bien integrados que tienen un C.I menor? Muchas veces ocurre que, por interferencias emocionales, las personas inteligentes no logran realizar sus potencialidades. Nuevas investigaciones cerebrales sugieren que tal vez son las emociones, y no el C.I, la verdadera medida de la inteligencia humana. En el éxito de una persona interviene, tanto su inteligencia intelectual como su inteligencia emocional. No son opuestas: algunas personas tienen la suerte de tener mucho de ambas, mientras otras tienen muy poco de las dos. Cuando hablamos de “éxito” no nos referimos solo al aspecto laboral o académico, sino también al éxito social y afectivo: Se ha encontrado que la deficiencia en las habilidades emocionales pueden ser la razón de que más de la mitad de matrimonios terminen en divorcio. ¿Cuál es el mejor momento para desarrollar la I.E.? Las investigaciones neuropsicológicas indican que, mientras los niños son pequeños hay una “oportunidad neurológica” porque el circuito pre-frontal del cerebro (que es el que sentimos) probablemente no está maduro hasta la mitad de la adolescencia. Aunque el mejor momento sea durante la infancia, no es el único momento. La inteligencia emocional siempre puede ser desarrollada. Aunque les costará un poco más, los adultos también pueden entrenar sus habilidades emocionales. Las habilidades emocionales son cualidades innatas, pero pueden ser desarrolladas y moldeadas a partir de la experiencia. Las habilidades emocionales igual que las intelectuales, son moralmente neutras. De la misma forma que un genio puede usar su talento para curar el cáncer o para diseñar un arma nuclear, alguien con alta I.E. puede usarla para inspirar a sus trabajadores o para explotarlos. HOSPITAL CENTRAL FAP SERVICIO DE PSICOLOGIA PS. ELIANA DELGADO COZ ¿Qué Es La Inteligencia Emocional? La Inteligencia Emocional (I.E) es la capacidad de entender y percibir los sentimientos propios y administrar las fuerzas que ellos generan para beneficio de la propia estabilidad emocional. ¿Qué Habilidades emocionales componen la I.E? Se pueden agrupar en 2 componentes de la inteligencia emocional: intrapersonal e interpersonal, cada uno con habilidades emocionales especificas… Inteligencia Interpersonal Inteligencia Intrapersonal Autoconciencia: Conciencia de lo que uno es, lo que hace, lo que busca en la vida, y por qué. Meta-Cognición: “pensar sobre lo Empatía: Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entender cómo se siente o que uno piensa”, ser capaz de se podría sentir la otra persona…”En su lugar reconocer y evaluar las propias ideas, creencias, y formas de yo sentiría…” razonar. Tino: es la habilidad de interpretar una Ejemplo: “cuando no me saludan situación social y deducir cuál es el siempre pienso que me odian, tal vez comportamiento adecuado. exagero”. Ejemplo: Darme cuenta cuando estoy Meta-Animo: reconocer lo que uno interrumpiendo o importunando con mi presencia. Saber qué decir, cómo decirlo y en está sintiendo en el momento en el que lo siente, y ser capaz de qué momento. expresarlo adecuadamente. Interpretación no Verbal: La habilidad de interpretar los gestos y expresiones faciales Ejemplo: Poder distinguir entre la de los demás. “darse cuenta” de cómo se está rabia, el miedo, la angustia, o los sintiendo una persona, o del efecto que uno ha celos; entre la alegría, la gratitud, el amor, o el alivio. causado en ella. Autocontrol: Capacidad de manejar Ejemplo: “Parece que le incomoda hablar de los propios impulsos y controlar las eso”, “le ha sorprendido que ya no acepte”. emociones en la medida necesaria. Ejemplo: Reconocer que estoy Expresión no Verbal: La capacidad de expresar emociones con gestos no verbales. molesto con alguien y decírselo sin Ejemplo: Expresar gratitud con una sonrisa, herirlo. expresar tristeza con la mirada.