LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA CLAVE DEL ÉXITO Hay cinco mandamientos básicos, clave del éxito: * Autoconciencia: saber lo que uno siente y utilizar la intuición para tomar decisiones y poder vivir feliz. Es esencial para el discernimiento psicológico y constituye una facultad generalmente fortalecida por la psicoterapia. Algunos estamos más sincronizados de forma natural con las modalidades simbólicas de la mente emocional. La autoconciencia es la competencia emocional fundamental sobre la que se asientan otras como el autocontrol emocional. * Control de los sentimientos: Controlar los impulsos, sosegar la propia ansiedad, sentir una ira apropiada. Un sentido de autodominio, de poder resistir a las tormentas emocionales, ha sido elogiado como una virtud desde los tiempos de Platón. No se trata de suprimir las emociones, solo de darles la proporción justa a los sentimientos. Mantener bajo control las emociones perturbadoras es la clave del bienestar emocional. * Motivación: ánimo, perseverancia y optimismo frente a la adversidad. En la medida en que nuestras emociones interfieren la capacidad de pensar, de planificar y de resolver problemas definen los límites de utilización de las capacidades mentales determinando nuestro éxito. Y en la medida en que estamos motivados, ante lo que hacemos por sentimientos de entusiasmo y placer, estos sentimientos nos propulsan hacia la realización. * Empatía: captar y responder a los sentimientos expresados de forma no verbal. La raíz de la preocupación por los demás, se deriva de la sintonización emocional y la capacidad de empatía. La capacidad de percibir cómo se siente otro porque rara vez se expresan en palabras las emociones. La clave para intuir esos sentimientos está en la capacidad de leer los canales no verbales: tono de voz, gestos, expresión facial, etc. * Habilidad social: control eficaz de las reacciones emocionales de los demás, interacción fluida, control efectivo de las relaciones. Manejar las emociones ajenas: el arte de relacionarse requiere la madurez del autocontrol y la empatía. Las deficiencias de estas dan lugar a la ineptitud en el mundo social o a repetidos desastres. La falta de ellas puede causar que incluso los intelectualmente brillantes sean arrogantes o insensibles en las relaciones. Hemos vivido bajo el hechizo del coeficiente intelectual, convencidos de que una puntuación alta marca el destino, lo que nos ha llevado a ignorar la inteligencia emocional, igualmente esencial en la determinación del curso de la vida. La persona de mayor éxito, con el puesto más alto y el mayor sueldo, no es el estudiante que había pronunciado el discurso de despedida ni el que obtuvo la puntuación más alta en la selectividad, ni el que ponían de ejemplo en todo. Es una persona de calificaciones normales y que destacaba poco por sus actividades extra-académicas, pero una de las personas de trato más agradable. Tenía una cierta desenvoltura social y una capacidad especial de hacer que las personas se sintiesen cómodas en su presencia. Y a los escasos 30 años se había convertido en un ejecutivo prominente de una gran empresa. Esta persona es un ejemplo representativo de la importancia de la "inteligencia emocional", una manera distinta de ser inteligente, para el éxito en la vida. Hace muy poco que los avances de la investigación cerebral han proporcionado la perspectiva científica que necesitamos para entender este tipo de inteligencia y por que resulta tan esencial para la satisfacción, el éxito en la vida profesional, el matrimonio, la vida familiar y la relación con los hijos. Una abundancia de las cualidades que integran la inteligencia emocional da lugar a una mayor capacidad de automotivación y autodisciplina, de preocupación por los demás y colaboración, lo que hace que nuestra vida sea más satisfactoria. La identidad de la inteligencia emocional es la capacidad de saber lo que uno mismo y los que le rodean están sintiendo y maneja estos sentimientos con acierto. A diferencia del coeficiente intelectual (CI), la inteligencia emocional es un concepto nuevo. Aun no existe ninguna sofisticada prueba de "coeficiente emocional" (CE) parecida a las complejas pruebas CI. Pero décadas de investigación ponen de manifiesto que estas habilidades son a veces más importantes para nuestro destino que nuestro propio CI. En efecto, si falta la inteligencia emocional, hasta los más brillantes entre nosotros, podemos naufragar. Además de nos ser una garantía contra los actos de pasión, un elevado CI no presta calor ni gracia social alguna a la persona.... La pura inteligencia por sí sola caracteriza al típico intelectual aburrido. Aunque las personas con un alto CI puro son ambiciosas, productivas e incluso tenaces y despreocupadas por su ser personal, también suelen ser frías, condescendientes, inhibidas, inexpresivas, quisquillosas e incomodas con la sensualidad. Por contraste, las personas con grandes capacidades emocionales suelen ser desenvueltas, extrovertidas y alegres. Tienen un fuerte compromiso con las demás personas al asumir responsabilidades bajo una perspectiva ética. Son simpáticas con los demás y su vida emocional es rica. Afortunadamente, todos tenemos ambos tipos de inteligencia en distintos grados. Pero son competencias prácticamente independientes, cada una regulada por partes muy distintas del cerebro. Aunque normalmente no podemos elegir el tipo ni el momento de nuestras reacciones emocionales sí podemos incidir sobre su duración. Las habilidades básicas de la inteligencia emocional, como la autoconciencia, el manejo de los sentimientos intensos y la empatía, son regidas por estos circuitos. La manera en que una pareja trata los puntos álgidos es lo que determina si un matrimonio durará o no. Los más brillantes entre nosotros podemos ser analfabetas emocionales. Las uniones más estables son las de las parejas que han encontrado maneras de airear sus diferencias sin iniciar una escalada hacia ataques personales y sin encerrarse en un silencio pétreo. Han dominado los elementos de la inteligencia emocional como la empatía, el saber escuchar sin estar a la defensiva y la crítica sin desden ni agresividad. La inteligencia emocional ofrece incluso ventajas para la salud y el éxito profesional puede depender también de la competencia emocional. Hoy, el carácter de los candidatos a un empleo influye cada vez más en su posible contratación. En el futuro, los estudios o el coeficiente intelectual no serán los únicos parámetros para evaluar la capacidad de trabajo. Llega la hora de la inteligencia emocional. Ejercicio para comprobar su inteligencia emocional * Tengo conciencia de mis sentimientos, incluso sutiles, al mismo tiempo que los experimento. Siempre ( ), Normalmente ( ), A veces ( ), Raramente ( ) Nunca ( ). * Utilizo mis sentimientos como ayuda para tomar decisiones importantes en mi vida. * El mal genio me abruma. * Cuando me enfado pierdo los estribos o quedo callado, rabiando por dentro. * Puedo diferir las recompensas mientras intento lograr mis objetivos sin dejarme llevar por los impulsos. * Cuando me siento ansioso ante un reto, como un examen, me cuesta prepararme debidamente. * Cuando surgen adversidades o decepciones permanezco esperanzado y optimista sin abandonar mi empeño. * Las personas no tienen que decirme lo que siento, puedo percibirlo. * Mi agudo sentido de los sentimientos de los demás me hace compasivo ante su aflicción. * Me cuesta tratar los conflictos y las perturbaciones emocionales en la relaciones. * Puedo percibir el pulso de un grupo o una relación y formular sentimientos no verbales. * Puedo sosegar o contener los sentimientos perturbadores de modo que no impidan realizar lo que tengo que hacer. PUNTUACION: para los números: 1, 2, 5, 7, 8, 9, 11 y 12. Siempre 4, Normalmente 3, A veces 2, Raramente 1, Nunca 0. Para los números 3, 4, 6, y 10: Siempre 0, Normalmente 1, A veces 2, Raramente 1, Nunca 4. 36 o más: es probable que tenga una inteligencia emocional superior. 25 a 35: Buen nivel de inteligencia emocional. 24 o menos: hay lugar para mejorar.