EL IMPACTO DE LA NUEVA ECONOMIA SOBRE EL CRECIMIENTO ECONOMICO La llamada Nueva Economía tiene su origen en las reformas estructurales que se han ido haciendo en los mercados de bienes y servicios, capital y trabajo en estas dos últimas décadas en Estados Unidos y en los últimos cinco o seis años en Europa, unidas a una fuerte inversión en las nuevas tecnologías, especialmente en la tecnologías de la información. ¿Cuáles están siendo los efectos de esta Nueva Economía? En primer lugar, una mayor estabilidad del PIB y de los precios. Hay que retroceder muchas décadas para encontrar una situación pareja de estabilidad macroeconómica en el mundo. En segundo lugar, una mayor reducción del desempleo compatible con la estabilidad de la tasa de inflación, es decir una reducción del nivel de desempleo no acelerador de la inflación, el llamado NAIRU. En tercer lugar, una mejora de la productividad a largo plazo de las economías. Estas tres importancias consecuencias implican un mayor potencial de crecimiento para el PIB de la OCDE y del total mundial, en los próximos años. La mayor estabilidad macroeconómica reduce las incertidumbres futuras y anima a los empresarios a invertir en mayor medida a largo plazo, lo que aumentará la productividad y la tasa de crecimiento hasta que se alcance dicho nivel. El aumento de la productividad a largo plazo aumentará la tasa de crecimiento de la economía durante un período de tiempo sostenido. El efecto conjunto de los tres factores podría mantener o elevar el crecimiento de la OCDE a un ritmo sostenido del 3% en los próximos cinco años. Naturalmente, cada factor ha incidido en mayor medida en unos países que en otros. En el caso de Estados Unidos se ha conseguido la mejor combinación posible de los tres factores y como consecuencia ha aumentado su crecimiento medio en los últimos cinco años, en un 1% anual, pasando del 3% al 4%. El Reino Unido se ha visto más favorecido por la caída del NAIRU Europa Continental se ha visto más favorecida por la mayor estabilidad macroeconómica y en el caso de España por la caída del NAIRU también. Finalmente, Japón es el país que ha iniciado este proceso de reestructuración más tardíamente y no ha experimentado mejora alguna todavía, pero se hará en los próximos años. Todo ello va a hacer que en los próximos cinco años el crecimiento de Estados Unidos pudiera mantenerse en el 3%, el de Alemania en el 3,25%, el de Francia en el 3,5% y el del Reino Unido y Japón en el 2,75%. España lo podría mantener por encima del 3,5% salvo que sufra excesivas tensiones inflacionistas a causa del bajo crecimiento de su productividad. El impacto de la Nueva Economía se notará, asimismo, en las cotizaciones bursátiles de las empresas, ya que estas podrían seguir manteniendo un flujo relativamente constante de ganancias en los próximos años. La experiencia de los últimos cinco años muestra que, excluyendo las empresas tecnológicas, la revalorización ha sido del 160% partiendo de una valoración relativamente justa en 1994. El efecto de la Nueva Economía ha podido ser, de acuerdo con los expertos, de dos tercios de dicho aumento de valor, y el tercio restante debido al crecimiento de los beneficios, la razón está en que la estabilidad macroeconómica ha reducido la prima de riesgo y ha reducido, asimismo, el coste del capital, y la mayor productividad y el menor desempleo han aumentado las expectativas de crecimiento de los resultados de las empresas. Ahora bien, las actuales cotizaciones han descontado ya todos los efectos de la Nueva Economía y sólo seguirán aumentando con las expectativas futuras de beneficios derivados de una tasa de crecimiento relativamente elevada en los próximos años. El único riesgo viene determinado por lo que ocurra, bien con un recalentamiento futuro de la economía con mayores tasas de inflación o bien con una corrección en muchos de los valores tecnológicos. Guillermo de la Dehesa Presidente del CEPR. Centre for Economic Policy Research 1