TRAUMA EMOCIONAL Y HOMEOPATIA Las experiencias emocionales traumáticas nos pueden afectar de formas muy profundas. Albergadas en el fondo de nuestra psique nos destruyen los cimientos de la confianza en los demás y la sensación de seguridad en la vida. Las experiencias emocionales traumáticas suelen surgir en momentos en los cuales la persona no está preparada para enfrentarlas, o bien porque suceden de forma rápida e imprevisible, como un atentado terrorista o la muerte repentina de un ser muy querido; o bien porque cuando suceden, el individuo no tiene herramientas para manejar la situación ó defenderse de ella, como en el caso del abuso sexual de niños o la violencia contra personas indefensas. La sensación de shock en la cual se sume la persona en una situación traumática no sólo se limita a la esfera mental, ni aún a la emocional, sino que transciende las esferas conscientes de la persona, impregnando a nivel energético hasta la esfera celular del ser humano. Es decir, cuando una persona se encuentra en una situación de peligro inminente, o de gran dolor, o de un miedo terrible, el cuerpo en su totalidad percibe ese estrés y si no es tratado inmediatamente de forma efectiva, retiene la memoria de la experiencia traumática que sigue impactando de modo continuado el organismo años o incluso décadas después. El conjunto de todos estos síntomas se ha llamado el Síndrome de Estrés Post-traumático, y consiste en un cuadro de disfunción mental y emocional que tarde o temprano deriva en secuelas de orden físico-patológico. El tratamiento del trauma emocional es muy limitado en la esfera de la medicina oficial. Las únicas opciones suelen ser, bien drogas psicotrópicas, ansiolíticas o antidepresivas, o sesiones de psicoterapia. Las drogas son la opción preferida por la mayoría de los médicos: tienen la desventaja de que sólo actúan de forma superficial, suprimiendo las emociones y sensaciones al nivel de la conciencia inmediata y además siempre presentan la posibilidad de efectos secundarios graves para el organismo. La psicoterapia es la mejor opción de las dos puesto que permite a la persona desarrollar estrategias y herramientas para enfrentarse con el problema e intentar superarlo. Sin embargo, muchas veces la psicoterapia no obtiene resultados profundos, porque está mayormente basada en el procesamiento racional de los problemas. El impacto del trauma es indescifrable a nivel mental-racional pues transciende la esfera de la razón. Por ejemplo, uno pudiera llegar a perdonar a un padre violento, y racionalmente aceptar que era un pobre ser humano consumido por su propia experiencia destructiva; pero el niño/niña pequeña que fue violentado y humillado sigue aún viviendo por años en nuestro interior, y sigue dictando nuestra tendencia inconsciente a actitudes antisociales, a sensaciones dolorosas de baja estima, a niveles constantes de depresión. Solamente la medicina energética puede impactar el organismo en su totalidad con la profundidad suficiente para desbloquear los nudos energéticos donde ha quedado atrapada la memoria del trauma emocional. La homeopatía aborda al individuo como una unidad funcional, teniendo en cuenta que su falta de equilibrio puede estar producida por una variedad de causas muy compleja: desde la influencia genética, hasta la nutrición, el clima, y desde luego las circunstancias emocionales del individuo, especialmente sus experiencias traumáticas desde la etapa uterina hasta el presente. Asimismo, los remedios homeopáticos cubren espectros muy amplios de cuadros mentales emocionales y físicos. Por ejemplo, el Aconitum Napellus, uno de los remedios clásicos para situaciones de shock, es un remedio que cubre el sistema nervioso y el corazón, de modo que abarca complicaciones como ataques de pánico, asma, agorafobia, cuadros de ataques de corazón, fiebres altas con miedo inminente a la muerte, entre otras secuelas de trauma. Asimismo, la Staphisagria, otro remedio clásico que se emplea en situaciones de abuso físico y sexual, afecta sobretodo el sistema nervioso y el tracto genito-urinario junto con el tejido fibroso del cuerpo. Entre los síntomas que cubre están problemas derivados de la supresión emocional, adicciones varias, sobre-estimulación sexual, infecciones recurrentes del tracto urinario, excrecencias cutáneas como los condilomas, etc. Otra medicación homeopática indicada habitualmente para situaciones de trauma mental por sustos y terror inminente es Opium, que afecta al sistema nervioso, los pulmones, la respiración y el tracto digestivo, abarcando en su poder curativo cuadros psicológicos que se observaron por ejemplo en veteranos de la guerra de Vietnam: escape a mundos ilusorios sin contacto con la realidad, pesadillas persistentes de violencia extrema, alcoholismo severo, además de atonía del sistema digestivo, parálisis en las extremidades, colapso respiratorio, etc. La homeopatía es una medicina profunda capaz de devolverle el equilibrio al ser humano precisamente porque comprende que éste es una unidad integral donde todo, lo emocional y lo físico, lo grande y lo pequeño, lo virtual y lo material, está relacionado entre si, y por tanto debe siempre tratarse de forma simultanea, de modo que nunca se pierda el balance total del individuo. SUSANA AIKIN es homeópata graduada de la School of Homeopathy de Nueva York, donde también ha ejercido como profesional. Actualmente reside y practica homeopatía en Madrid. Tel.: 618 446364 Email: [email protected]