“Que todos sean Uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean Uno en nosotros” (Jn 17, 21) Este es el Proyecto de Dios para la humanidad, y al mismo tiempo es una realidad de por sí ya existente. Somos un solo Cuerpo en Cristo, en donde, la humanidad son los miembros y Cristo la Cabeza. “Vosotros formáis el Cuerpo de Cristo…” “Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él… si se alegra, todos los demás toman parte en su alegría…” (cf 1 Cor, 12, 26-27). “Que todos sean Uno...” Uno con Dios, Uno con la humanidad Uno con el universo… Experiencia de unicidad con el Cristo Total (“Christus Totus”). La experiencia de unicidad sería incompleta sin una experiencia de unicidad con todo el universo. Somos parte de la naturaleza, pertenecemos a la comunidad de todos los seres vivos. Pertenecemos a la gran familia de la creación. Esta experiencia llevó a San Francisco de Asís a expresar que el sol era su hermano, la luna su hermana y la tierra su madre. “Todas las experiencias místicas en todas las religiones conducen a la conciencia de ser UNO, a la certeza de la unidad indivisible entre Dios y la humanidad.” A Francisco Palau, el místico de la comunión, se le concedió el tener esta experiencia profunda de unidad total, se le descubre que Dios y los prójimos son una unidad, una sola y misma cosa en Cristo; se le revela el Cristo Místico (o Cristo Total), la humanidad “Una en Dios”. <<…- Sí, yo soy Jesús, Cabeza de mi cuerpo, que es la –humanidad-…- Yo y –toda la humanidad- somos dos en Uno, como el cuerpo y la cabeza; …, y esa unidad es tu Amada … Sí, y siempre soy Yo en –los hombres-, y ellos en Mí … porque los dos somos una sola unidad>> (cf Francisco Palau, MR 9,25) Esta conciencia de unidad se hace patente en un número cada vez mayor de hombres y mujeres, es un signo de los tiempos, y una llamada para vivir en plenitud este Misterio de Comunión. La meta no consiste en el éxtasis, sino en experimentar la realidad en su totalidad. Todas y cada una de las cosas puede convertirse en puerta hacia el todo. Todo está abierto a la trascendencia. Quien vive una experiencia de esta índole, tiene el corazón repleto de amor hacia todo y todos. Todo lo verá como gracia. Se pondrá al servicio del prójimo para ayudarle a salir de la estrechez de su yo. TEXTOS SOBRE LA EXPERIENCIA DE UNIDAD <<Estamos todos en un mismo cuarto. Esta habitación es Dios>> (Francisco Palau) “Cristo y los prójimos forman una sola familia, un solo cuerpo, unido entre sí con su Cabeza” (Francisco Palau, MR 22,20) << En el mundo real y verdadero, yo soy una sola y misma cosa con la Iglesia, y no hay separación alguna ni divorcio con ella donde yo estoy está mi Esposa [la humanidad], donde yo voy viene ella […]. Esta separación puede concebirse y puede estar en el entendimiento, pero […] esta separación no tiene realidad en el reino de la verdad.>> (Fco. Palau MR 4,23) Nada está separado de nada “No es posible tocar el pétalo de una flor, sin que se estremezca una estrella” (Tagore) San Agustín nos habla del Cristo Total ( Enarr. In Ps.XVII, 51; XCII, 1). Para Orígenes el “Cristo Total” no está formado sólo por la persona de Cristo y de todo el género humano, sino también de la “totalidad de la creación” (Comentario al Salmo 36,1). El “Cristo cósmico” (Teilhard de Chardin) “En Dios vivimos, nos movemos y somos” (Hch 17,28) “…se le descubre cómo en Dios se ven todas las cosas y las tiene todas en sí mismo…” (s. XVI, Santa Teresa de Jesús) “Acaecióme a mí una ignorancia al principio, que no sabía que estaba Dios en todas las cosas y, como me parecía estar tan presente, parecíame imposible.” (Santa Teresa de Jesús) Hildegarda siente que Dios le dice: “ Soy la brisa que nutre todas las cosas… Soy la lluvia del rocío que hace que la hierba se regocije con la alegría de la vida” (Hildegarda de Bingen, s. XII, mística medieval) “El día de mi despertar espiritual…fue el día en que vi y supe que había visto todas las cosas en Dios, y a Dios en todas las cosas.” (Matilde de Magdeburgo, s. XIII, mística beguina) Somos UNO todo lo que hagamos positivo como negativo redundará en beneficio o perjuicio de los demás. Quien cae en la cuenta de quien es en realidad, experimentará todo dolor y toda alegría como propios. Seamos o no conscientes: Dios es UNO con la humanidad y nosotros somos UNO con los demás. Dios no sólo está más cerca de mí que yo mismo, sino que Dios es UNO conmigo. Esta realidad los místicos han intentado expresarla de diferentes formas: Dios que habita en mí, Unión con Dios, Unión de voluntades, etc. Pero al final descubren que todas esas descripciones son inadecuadas. Por eso hablan de nuestra deificación o divinización, de que llegamos a ser Dios. La ola es el mar, pero a la vez no lo es. Mirado desde arriba, se distinguen en el mar miles de olas, pero visto desde abajo solamente hay el mar. Es la experiencia de la unidad de todo en Dios, el retorno al “fondo” (Tauler), a la “Divinidad” (Eckhart), al “Castillo interior” (Teresa), a la “naturaleza esencial (Zen) En el nuevo paradigma científico del universo los científicos reconocen que somos polvo de estrellas. “Quien entre en la ciudad del amor, encontrará allí solamente espacio para UNO” (Jami, místico sufí)