Violencia Familiar y Divorcio

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El Divorcio y la Violencia Familiar en México
VIOLENCIA FAMILIAR Y DIVORCIO
La violencia es un término que se ha utilizado en diversos instrumentos a
nivel nacional e internacional, para referirse en esencia a aquellas conductas (de
acción u omisión), encaminadas a producir una afectación entre los miembros de
la familiar; premisa de la que parten dichos conceptos con algunas diferencias,
básicamente en relación a los medios empleados para ejercer esa violencia y
precisar en mayor o menor medida sus consecuencias.
Según la doctrina y las disposiciones legales, existen diversos tipos de
violencia, entre ellos:
“Psicológica.- Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad
psicológica, que puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado,
celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, desamor, indiferencia,
infidelidad,
comparaciones
destructivas,
rechazo,
restricción
a
la
autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al
aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio.
Física.- Es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuerza
física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones, ya sean
internas, externas, o ambas.
Patrimonial.- Es cualquier acto u omisión que afecta a la supervivencia de
la víctima. Se manifiesta en: la transformación, sustracción, destrucción, retención
o distracción de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos
patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades y
puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios de la víctima.
Económica.- Es toda acción u omisión del agresor que afecta la
supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones
encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la
percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro
laboral.
Sexual.- Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad
de la víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física.
Es una expresión de abuso, de poder que implica la supremacía masculina sobre
la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto.”1
Si se toma en consideración estos conceptos, se pudiera válidamente
señalar que algunas de las causales de divorcio contempladas en la legislación,
también constituyen conductas de violencia familiar, “pues resultan ofensivas a tal
grado que provocan en quien las padece un profundo alejamiento que hace
imposible la vida en común”, tal como lo refiere el autor Lázaro Tenorio Godínez
en su obra La violencia Familiar en la Legislación Mexicana.
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Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Lic. Nubia Ismene Rivera Patiño
El Divorcio y la Violencia Familiar en México
No obstante lo anterior, el Código Civil de Baja California sufrió reformas en
el años 2004 para incluir como parte del catalogo de las causales de divorcio a la
violencia familiar, definiéndola en la fracción XVIII del numeral 264, como:
“Las conductas de violencia familiar, generadas por un cónyuge contra los
hijos de ambos o de alguno de ellos, entendiéndose por éstas, el uso de la fuerza
física o moral así como las omisiones graves que de manera reiterada se ejerzan
contra los mismos y que atenten contra su integridad física, psíquica o ambas
independientemente de que pueda producir o no lesión.”
Con la finalidad de ampliar tal concepto, se modificó dicha fracción
publicándose en el POE el 31 de agosto de 2007, señalando:
“Las conductas de violencia familiar, generadas por un cónyuge contra el
otro, contra los hijos de ambos o de alguno de ellos, entendiéndose por éstas,
todo acto de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar o
agredir física, verbal, psicológica o sexualmente a cualquier miembro de la familia,
dentro o fuera del domicilio y que tiene efecto para causar daño, así como las
omisiones graves que de manera reiterada se ejerzan contra los mismos y que
atenten contra su integridad física, psicológica, sexual y económica
independientemente de que pueda producir o no lesión.”
A nivel federal se han implementado mecanismos para prevenir y sancionar
de manera directa o indirecta la violencia en el ámbito familiar referida a la mujer;
habiéndose publicado en el 2007 la Ley General de Acceso de las Mujeres a una
vida libre de violencia, con la finalidad de cumplir compromisos asumidos a nivel
internacional como lo es la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra la mujer, publicada en el DOF el 19 de enero de 1999.
Igual postura adopta Baja California al publicar en el POE la Ley de Acceso
de las Mujeres a una vida libre de violencia, en cuyas disposiciones se prevén la
aplicación de órdenes de protección (de emergencia, preventivas y de naturaleza
civil), correspondiendo a las autoridades jurisdiccionales acorde a lo señalado por
el numeral 26, la aplicación de las ordenes de protección de naturaleza civil;
competencia que también le otorga la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado
a los jueces de Primera Instancia de lo Familiar en relación con las órdenes de
protección de naturaleza familiar, en una reciente reforma publicada el 27 de
febrero de 2009.
Bajo esa tesitura, tenemos que a los jueces en materia familiar, dentro de
los procedimientos de divorcio fundados en la causal de violencia familiar,
corresponde en su caso la aplicación de tales órdenes de protección. En base a
ello, hay que reconocer el esfuerzo realizado por el Estado para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia dentro del núcleo familiar, sin embargo, hay que
resaltar dos consideraciones de suma importancia:
Lic. Nubia Ismene Rivera Patiño
El Divorcio y la Violencia Familiar en México
1.- Las órdenes de protección están contenidas en la Ley de Acceso de las
Mujeres a una vida libre de violencia, por lo tanto están destinadas a la mujer, pero
si quien se dice víctima de dicha violencia es un hombre (esposo o hijos varones),
el tratamiento será diferente y deberán los tribunales hacer uso de diversas
disposiciones contenidas en la Constitución, Código Civil, Código de
Procedimientos Civiles, Convenciones, así como tesis de jurisprudencia, para
fundar aquellas medidas dictadas con la finalidad de proteger la integridad de esos
miembros de la familia; pudiendo constituir lo anterior una desigualdad, puesto que
si bien es cierto se entiende que la citada Ley proteja directamente a las mujeres
por el sometimiento de que ha sido objeto desde siempre, también es cierto que
dicha ley pudiera constituir una forma de discriminación hacia aquellos miembros
de la familia que no son mujeres; sólo por citar un ejemplo, qué pasaría si la
víctima directa de violencia fuera un hijo varón y más aún si éste fuera mayor de
edad (supuesto en el cual no puede invocarse el interés superior del menor).
2.- Los numerales 272 BIS y 927 del Código de Procedimientos Civiles,
prevén la obligación del juez de citar a las partes a una audiencia conciliatoria; sin
embargo, en materia de violencia familiar, los medios alternos de solución de
controversias no son del todo aceptables, llegando al grado de prohibirse su
implementación por señalar que en estos casos la afectación emocional y
psicológica existente impediría la realización de un convenio favorable para ambas
partes, incluso en la Ley de Acceso de las Mujeres libre de violencia, en la fracción
II del artículo 8, se prohíbe utilizar procedimientos de mediación y conciliación.
A juicio de quien realiza el presente trabajo, se considera que sí es posible
la implementación de mecanismos alternativos de solución en conflictos de
violencia familiar, con ciertas limitantes, citando como ejemplo la experiencia del
Distrito Federal, donde se prevé la figura de la co-mediación en dichos
procedimientos (profesionales que brindan asistencia psicológica), o el caso de
Sonora donde al detectar casos de violencia familiar se les canaliza al área de
psicología antes de iniciar la mediación.
Baja California no debe ser la excepción y prever la existencia de
psicólogos adscritos tanto al Centro de Justicia Alternativa del Estado (próximo a
entrar en funciones) como a los Juzgados Familiares, para de esa manera
canalizar a las partes a dicha área, logrando con ello una atención integral en este
tipo de problemas, pues no basta tener a un representante de la Procuraduría para
la defensa de las personas menores de dieciocho años de edad y la familia, así
como prever que los peritos y auxiliares de la administración de justicia puedan
prestar sus servicios gratuitos una vez al año, situación que podrían tomar en
consideración los tres poderes del Estado para que en sus respectivos ámbitos de
competencia tomaran las decisiones respectivas.
Lic. Nubia Ismene Rivera Patiño
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