FRANCISCO SEMPERE

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Pensar: un bien necesario. (La Verdad, 24/06/07 )
FRANCISCO SEMPERE
Simplificando (pero poco) digamos que en nuestro sistema educativo hay dos formas de
encarar el hecho moral: el discurso sobre lo bueno, lo correcto y lo deseable a saber, por una
parte la doctrina que inculca un saber dogmático y cerrado al cambio, es decir la religión, y por
otra parte, la reflexión ética que propone diversas opciones para la elaboración de un código
moral autónomo, es decir, la asignatura de ética y en el futuro la Educación para la Ciudadanía.
En la actualidad un alumno medio de 4º de la ESO ha podido recibir unas 490 sesiones de
adoctrinamiento religioso y unas 70 de reflexión moral. En los dos cursos de preescolar y en los
seis siguientes de la educación primaria los padres pueden elegir la Religión para sus hijos, de
la que reciben dos clases semanales. Esto ya es un tanto criticable: ¿se imagina alguien que
los padres eligieran la profesión del hijo o su partido político cuando éste tiene tres o cuatro
años? Pues la falta de respeto al individuo viene garantizada con el actual sistema de
relaciones entre Iglesia y Estado, esa herencia del franquismo que nadie se atreve a cambiar.
Es curioso que los mismos que intentan imponer sus valores, dogmas y creencias a niños de
poco más de ¿tres años! hablen ahora de objeción de conciencia frente a una materia que se
limita a describir la pluralidad existente en nuestra sociedad.
En realidad, los iluminados con la verdad absoluta no han hecho aún la transición y añoran la
época nacional-católica. La última campanada de esta iglesia ha sido la petición del Vaticano
de que los católicos no se afilien ni hagan donaciones a Amnistía Internacional. Triste, pero
soportable para espíritus no religiosos y para ciertos religiosos. Ahora bien, lo que ya no es tan
llevadero es que las instituciones democráticas sigan con la dinámica del totalitarismo moral, y
esto es a lo que parece dirigirse la política de nuestra Consejería de Educación a partir de sus
últimas decisiones.
El borrador de horario para la Educación Secundaria Obligatoria de la Comunidad de Murcia
pretende reducir la asignatura de Ética a una sola sesión semanal, convirtiéndola en una maría
residual. Y, al mismo tiempo, consagra nuestra Comunidad como la que más horas de religión
imparte en todo el Estado. Más aún: ya anuncian la eliminación de la Educación para la
Ciudadanía si ganan las elecciones generales.
La Ética es una asignatura que reflexiona sobre el bien individual. Elegir un código de valores,
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Pensar: un bien necesario. (La Verdad, 24/06/07 )
un modelo personal; identificarse con una forma de estar y de influir en la sociedad; saber que
las grandes decisiones en nuestra vida nos pueden llevar a la infelicidad si no poseemos una
formación que nos permita afrontarlas con serenidad y racionalidad. En esta asignatura no se
imponen valores, antes bien, se ayuda a formar a los alumnos para que resistan las
imposiciones y lleguen a la autonomía, a la mayoría de edad moral. No sólo no basta con dos
horas semanales en 4º de la ESO, sino que la formación en valores requeriría, al menos
triplicar su presencia en la Educación Secundaria Obligatoria.
En cuanto a la Educación para la Ciudadanía, la situación es, si cabe, más deprimente: los
chavales dejan los institutos sin tener ni la más remota idea de sus derechos y deberes, del
valor de las instituciones democráticas, de los partidos y organizaciones a los que votar o
afiliarse, de las competencias de los diferentes niveles representativos de nuestra democracia,
en fin, un desastre que facilita la manipulación y el desentendimiento hacia los valores sociales
y democráticos.
Pero he aquí que el Partido Popular ha encontrado la solución: la Iglesia debe seguir
ostentando el monopolio del discurso moral y político. Y lo que es más escandaloso la
conferencia episcopal se atreve a afirmar que un Estado democrático de derecho no puede ni
debe formar las conciencia moral de sus ciudadanos en los principios en los que se sustenta.
En resumen que, según ellos, no hay que respetar las leyes, leyes que nos educan y de las
que somos hijos, como decía Sócrates. La iglesia católica se atreve a afirmar esto cuando en
su seno no hay ni democracia interna, ni igualdad hom-bre/mujer, ni homosexualidad sin culpa,
ni preservativos, ni células madre, ni divorcio. Y parece que al Gobierno regional esto le parece
bien: hagamos de Murcia un reducto de anticiudadanía. Menos pensar y más obedecer.
Señores aquí está todo atado y bien atado. Los profesores de Ética llevamos años asumiendo
la hercúlea tarea de formar en valores éticos y políticos, de proporcionar herramientas básicas
para el desarrollo personal y la participación en lo público y colectivo. Éste es el auténtico
déficit de nuestros estudiantes/ciudadanos y parece que nuestro gobierno regional ha
encontrado la fórmula: menos pensar y más rezar. Señores del Partido Popular, aún estamos a
tiempo de rectificar, por el futuro de la democracia, por una ciudadanía educada. Ustedes van a
dejar el balance de horas antes comentado en 490 de religión frente a 35 de reflexión y eso sí
es un auténtico pecado.
Francisco Sempere, profesor de Filosofía. Miembro de STERM-INTERSINDICAL.
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