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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN BICAMERAL PERMANENTE DE TRÁMITE
LEGISLATIVO
Salón Arturo Illia
14 de Marzo de 2007
Presidencia del señor senador Capitanich
14/03/2007
Reunión de la Comisión Bicameral Permanente
de Trámite Legislativo
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–– En el Salón A. Illia del H. Senado de la Nación, a las 9 y 40 del
miércoles 14 de marzo de 2007:
Sr. Presidente (Capitanich). –– Buenos días. Damos inicio a la reunión de la Comisión
Bicameral Permanente de Trámite Legislativo de la Ley 26.122 con el quórum reglamentario.
Tenemos para considerar veintitrés decretos en dos agrupaciones diferentes. En primer
lugar, respecto a los expedientes ingresados 901/06 y 902/06 del Poder Ejecutivo y los
decretos 149 y 151 pertenecientes al ejercicio 2007. A su vez, tenemos los decretos de
períodos anteriores que han sido clasificados en cuatro grupos. El grupo de las contrataciones,
presupuesto, previsional/laboral y promoción industrial.
Dentro de los decretos agrupados en contrataciones, tenemos el 204, 1.010 y el 1952
del año 2004. En materia de presupuesto, están los decretos 350, 387,489, 825, 827, 908, 917,
1.207, 1.332, 1.675 y 1.956 del año 2004.
Con respecto a materia previsional y laboral, contamos con los decretos 1.441 y 1.443
del año 2004. Y finalmente tenemos el decreto 1.297 del año 2000 y los decretos 745 y 857
desde el año 1997 relacionados con los de promoción industrial.
Cada uno de estos decretos tiene su correspondiente argumentación desde el punto de
vista de los fundamentos que determinan el dictado por parte del Poder Ejecutivo. No
obstante lo cual, me parece que podríamos poner énfasis en dos decretos, el 149 y el 151 que
fueron dictados el 22 de febrero del año 2007.
Con respecto al decreto 149 de 2007, es un decreto que tiene por objeto modificar los
artículos 1º y 4º del decreto 577 del año 2003. En definitiva, se trata de un decreto que
permite elevar el monto desde el punto de vista de las atribuciones del Jefe de Gabinete de
Ministros para la suscripción de los distintos contratos en administración pública. O sea que
modifica los montos a partir del cual requiere inexorablemente de la decisión administrativa
por parte del jefe de gabinete.
En este sentido, lo que podemos sintéticamente establecer es lo siguiente: el primer
párrafo del artículo 4º del decreto 577 establece que toda contratación encuadrada en las
previsiones del decreto 491/02 y su reglamentación que tramite por acuerdo entre cada
jurisdicción o entidad y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) será
aprobada por el Jefe de Gabinete de Ministros en aquellos supuestos en los que se pacte una
retribución mensual u honorario equivalente superior a la suma de pesos tres mil.
En el artículo 1º del decreto 577 se establece que quedan incluidos en el presente
decreto los contratos de locación de servicios personales celebrados en virtud de lo dispuesto
por el decreto 1.184/01, los contratos de locación de obra intelectual prestados a título
personal encuadrados en los decretos 1.023/01 y 436/00 y los contratos regidos por la Ley
25.164, como así también los convenidos para proyectos o programas de cooperación técnica
con financiamiento bilateral o multilateral, nacional e internacional
Básicamente, el artículo 1º del decreto 577 establecía que toda contratación
encuadrada en las previsiones del decreto 491/02 y su reglamentación será aprobada por el
Jefe de Gabinete de Ministros en aquellos supuestos en los que se pacte una retribución
mensual u honorario equivalente superior a la suma de dos mil pesos.
Concretamente, lo que se hace en ambos casos, tanto en el artículo 1º como en el 4º,
es elevar el monto a considerar principalmente en los siguientes aspectos. Desde el punto de
vista de la remuneración, pasa en el artículo 1º a ser de tres mil cien pesos y el artículo 2º, que
modifica el artículo 4º, a cuatro mil cien pesos. En ese sentido, todos los contratos que estén
encuadrados en esta normativa, al aumentar el monto total de retribución, tienen que ser
aprobadas por el Jefe de Gabinete de Ministros.
Ese sería el argumento a partir del cual se da origen a la aprobación de este decreto.
El decreto 151 suspende la aplicación hasta el 31 de diciembre de 2008 del decreto
814/01 con respecto a la alteración desde el punto de vista del cómputo de los aportes y
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contribuciones, en virtud de que esto pueda afectar la prestación de servicios de educación
privada en materia de una eventual carga al arancel que tienen que pagar los consumidores.
Por lo tanto, con ese objeto y para preservar el mantenimiento arancelario, se suspende
la aplicación de este decreto.
Estos son los dos decretos que estaríamos tratando hoy en el ámbito de la Comisión. El
resto podríamos someterlos a tratamiento de dictamen correspondiente.
Tiene la palabra el diputado Tonelli.
Sr. diputado Tonelli. –– Quiero hacer algunas consideraciones en particular sobre los dos
decretos nuevos que la Comisión tiene a consideración, el 149 y el 151.
En primer lugar y con carácter general, quiero insistir con algo que ya he dicho y que
figura en mis dictámenes en el sentido de que sería conveniente que el jefe de gabinete
remitiera a la Comisión no solamente el texto del decreto y el mensaje que lo acompaña sino
la copia de todo el expediente administrativo que normalmente precede a la emisión de un
decreto.
Primeramente, para que esta comisión tenga un panorama más completo y acabado de
las razones o circunstancias que llevaron al dictado del decreto.
En segundo lugar, porque no hay que perder de vista que la determinación acerca de si
concurren o no las circunstancias excepcionales que la Constitución prevé en el artículo 99,
inciso 3), para que sea procedente la emisión de un decreto es, en muy buena medida, una
cuestión de hecho atinente a las circunstancias que rodean la emisión del decreto o que llevan
al Poder Ejecutivo a disponer su emisión.
Por lo tanto, insisto, sería bueno que el jefe de gabinete cuando remita los decretos, lo
haga con una copia de todo el expediente administrativo que precede a los decretos.
Con respecto al primero de los dos decretos, el 149, encuentro varias objeciones para
que la Comisión dictamine en favor de la validez.
En primer término, el decreto 149 podría perfectamente haber sido un reglamento
autónomo de los que el Poder Ejecutivo puede dictar de acuerdo con la atribución que le
confiere el inciso 1º) del artículo 99 porque es una norma destinada a regular un trámite
interno dentro de la administración. Es decir, este decreto aumenta el monto a partir del cual
la contratación de servicios personales o servicios de obra intelectual deban ser aprobadas por
el jefe de gabinete. O sea que por debajo del monto que establece el decreto 149, las
contrataciones son aprobadas por los ministros o secretarios de Estado y por encima de ese
monto deben forzosamente ser aprobadas por el jefe de gabinete.
De modo que es una cuestión atinente exclusivamente al funcionamiento interno de la
administración que el presidente podría haber resuelto de manera más que satisfactoria
mediante el ejercicio de las atribuciones que le confiere el inciso 1º) del artículo 99.
También lo podría haber hecho tratándose de una materia de administración en
ejercicio de las facultades que el Congreso le ha delegado al presidente. La última ley de
delegación, si mal no recuerdo el número, es la 26.135.
En este punto me parece necesario insistir con algo que ya he dicho y es que el Poder
Ejecutivo no puede elegir a su arbitrio la forma de sus decisiones. La forma de las decisiones
que el Poder Ejecutivo adopte está determinada, impuesta y exigida por normas, tanto de la
Constitución Nacional como de otras leyes, que requieren que en cada caso se adopte la forma
correcta.
Inclusive, cito como antecedente y en apoyo a esto que estoy diciendo, un fallo
relativamente reciente de la Corte Suprema, que es la sentencia del caso “San Luis”,
registrada en el tomo 326 de Fallos, página 417, donde la Corte determinó de manera muy
clara que no es procedente que frente a una delegación, como la que cuenta el Poder Ejecutivo
para este tema, éste ejerza facultades excepcionales concebidas para ser desempeñadas en
defecto de la actuación del Poder Legislativo y no en forma concurrente con él. Porque una
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vez que el Poder Ejecutivo cuenta con esta delegación ya no tiene obstáculos para actuar y,
por lo tanto, no se justifica la emisión de un decreto de necesidad y urgencia.
Dice la Corte en ese mismo fallo que la sola existencia de la delegación resulta en sí
misma suficiente evidencia de que no concurre la hipótesis que habilita el mecanismo
establecido en el artículo 99 inciso 3) de la Constitución Nacional. Es decir que frente a la
existencia de una delegación, frente a la existencia de que el presidente resuelva el problema
planteado mediante un decreto autónomo, no cabe recurrir a las facultades excepcionales que
implican los decretos de necesidad y urgencia.
Además de esto, me parece que en el caso tampoco concurren esas circunstancias
excepcionales de urgencia que justifiquen la emisión de un decreto de necesidad y urgencia. Y
me parece que la mejor prueba de esto es pensar en términos hipotéticos qué hubiera pasado si
el presidente no hubiese dictado este decreto o qué pasaría si el Congreso no convalida el
decreto. Si no se aprobara este decreto, la única modificación en la vida del país es que el Jefe
de Gabinete tendría que firmar más aprobaciones de contratos de las que actualmente firma.
Es decir, en vez de firmar las aprobaciones de contratos de más de 3.100 pesos o de 4.100
pesos, según se trate de servicios personales o en razón de obra intelectual, tendría que firmar
esos mismos contratos de más de 2.000 ó 3.000 mil pesos.
En consecuencia, no hay ninguna circunstancia excepcional que requiera la emisión de
un decreto de necesidad y urgencia, y mucho menos que justifique que el Congreso lo
convalide porque, insisto, no se corre ningún riesgo. No hay ningún riesgo si este decreto no
se convalida. El único riesgo es que el Jefe de Gabinete tenga diez expedientes más arriba de
su escritorio para firmar.
Además, en los mismos considerandos del decreto se explica que es necesario
aumentar estos montos, estos topes, porque el incremento que ha habido en las
remuneraciones de los empleados públicos justifica así hacerlo. Y el mismo considerando del
decreto se refiere a un proceso que se viene dando durante los últimos tres años. De manera
tal que, insisto, ni por los antecedentes del decreto ni por las consecuencias que podría tener la
no convalidación del decreto, se justifica que estemos frente a una situación excepcional o de
urgencia que imponga la convalidación.
Algo parecido ocurre con el decreto 151, que viene a…
Sr. Presidente. — ¿Le puedo hacer una observación?
Sr. diputado Tonelli. — Sí, cómo no.
Sr. Presidente. — Respecto al tema del análisis vinculado a la excepcionalidad y a este
decreto, en general, dentro de los considerandos del decreto de necesidad y urgencia el Poder
Ejecutivo establece que el dictado del decreto lo hace en virtud de los incisos 1°) y 3°) del
artículo 99; o sea, las atribuciones de carácter de reglamento autónomo y también en carácter
de utilización de decretos de necesidad y urgencia. Y lo hace básicamente porque en el visto
del decreto se estipulan claramente los antecedentes correspondientes vinculados a cuatro
decretos: 491/02, 577/03, 2031/06 y 1184/01. Respecto a éstos, en general, involucran —
como usted bien lo decía— contratos de locación de servicios personales encuadrados en el
decreto 1184/01, y que después, en el marco de la convención colectiva de trabajo, el decreto
14/06 establece un mecanismo de normalización de los mismos desde el punto de vista de la
incorporación progresiva a contratos de locación de servicios; también lo contratos de
locación de obra intelectual que se refiere básicamente a los contratos regidos por la Ley
25.164.
En ese contexto, lo que me parece importante es que el decreto 2031/06 dispone que
las personas contratadas bajo el régimen del decreto 1184/01, en el ámbito de la jurisdicciones
y entidades descentralizadas detalladas en el anexo I del Convenio Colectivo de Trabajo
General para la Administración Pública Nacional, homologado por el decreto 214/06, con
honorarios mensuales no superiores a 2184 pesos por dedicación completa o cifra equivalente,
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cuando la dedicación fuera menor deberán ser contratadas mientras continúen las razones de
servicio que así lo justifiquen, mediante los regímenes de empleo contemplado en el artículo
9° del anexo de la Ley 25.164 sobre decreto reglamento 1421/02 y normas complementarias,
con el Título III, Capítulo II, de la Ley de Contrato de Trabajo 20.744, texto ordenado 390/76
y modificatorias, de conformidad a lo previsto en las normas de regulación laboral y de
aplicación al personal en las relativas dependencias.
Lo que quiero transmitir en este sentido es que desde el punto de vista del reglamento
autónomo, obviamente, tiene que ver con las características de modificación al decreto, pero
en el marco de anexos vinculados a homologación de convenios colectivos de trabajo tiene
modificaciones desde el punto de vista legislativo que, inexorablemente, deben estar
contempladas en una norma de estas características. Por eso, se considera que es razonable
circunscribirlo también al inciso 3).
Sr. diputado Tonelli. — La observación es correcta. Ahora, la conclusión a la que nos lleva
la observación, desde mi punto de vista, es la siguiente: podría ser discutible, entonces, que el
Poder Ejecutivo hubiera resuelto la totalidad de las cuestiones resueltas en este mismo decreto
mediante un reglamento autónomo, porque tal vez haya, efectivamente, modificaciones a
normas de carácter legal que requieren ser modificadas por una norma de igual jerarquía. En
todo caso, no cabe la menor duda de que sí lo pudo hacer a través del ejercicio de las
facultades delegadas por el Congreso. En ese caso no cabe la menor duda porque cuando el
presidente dicta un decreto en ejercicio de facultades delegadas por el Congreso; está dictando
un decreto que tiene jerarquía de ley. De modo que, desde ese punto de vista, no cabe la
menor duda de que lo podría haber hecho.
Además, reitero el argumento anterior referido a las circunstancias que rodean a la
emisión del decreto. La única consecuencia de no emitir este decreto es que el Jefe de
Gabinete tenga que autorizar, no contratos de más de 3.100 ó 4.100 pesos, sino de más de
2.100 pesos. Es decir, algunos pocos expedientes más arriba del escritorio.
Sra. diputada Conti. — A mí me parece —con todo respeto— que el problema no está bien
enfocado cuando pensamos si el Jefe de Gabinete tuviera mayor o menor trabajo. El tema es
la validez jurídica de un contrato que no se quiere renovar, que fue otorgado en virtud de un
decreto de necesidad y urgencia que exigió la historia argentina. Creo que es el primer decreto
que cita el visto de éste, que era un decreto de necesidad y urgencia del presidente Duhalde,
que tomó esta decisión, no ya de que el Jefe de Gabinete autorizara esos contratos sino que
fuera él mismo. ¿Por qué? Para acotar la discrecionalidad de ministros, secretarios y
subsecretarios que, sin que se enteren el presidente de la Nación y el Jefe de Gabinete,
abultaban sus plantas laborales en un momento crítico.
Así que ese decreto —que no le cayó bien a todo el mundo— fue de Duhalde,
restrictivo y sobre todo —en ese momento, recuerdo, estoy siendo muy frontal— para acotar
todo tipo de contrataciones que se hacían en Cancillería, que no llegaban a conocimiento de la
Casa Rosada ni por casualidad, a través de préstamos del Banco Mundial, de PNUD, etcétera,
por sumas abultadísimas. Es decir, un DNU con gente contratada de esa manera. En general,
en el derecho laboral argentino, la persona contratada por el Estado que está tres años
contratada, aún con renovación cada seis meses, si uno le quiere bajar el contrato seguro que
se encuentra con un juicio laboral contra el Estado.
En consecuencia, considero que esa circunstancia también amerita una solidez de la
norma con la cual el Jefe de Gabinete no seguirá autorizando contratos porque ahí los pueden
colocar en una situación de permanente litigiosidad.
Sr. diputado Tonelli. — En primer lugar, si el presidente no puede impedir que sus ministros
contraten gente en contra de sus directivas, hay un problema de índole ya no jurídica sino de
otro tipo.
Sra. diputada Conti. — La institucionalidad nos llevó unos cuantos presidentes.
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Sr. diputado Tonelli. — En segundo término, el presidente puede perfectamente resolver la
situación porque mediante una instrucción puede instruir a sus ministros para que no renueven
el contrato o no celebren el contrato.
Vuelvo a la esencia de la reunión.
Yo he repetido reiteradas veces en esta Comisión cuál es la interpretación que la Corte
Suprema ha hecho del artículo 99 inciso 3) para no fundarme en mi propia interpretación que,
posiblemente, no tenga ningún valor,
La Corte ha dicho en todos los casos en que le ha tocado resolver esta cuestión que
para que el presidente pueda emitir un decreto de necesidad y urgencia tienen que concurrir
circunstancias verdaderamente excepcionales que impidan que el Congreso resuelva la
cuestión mediante la sanción de una ley. La Corte inclusive ha hecho referencia a que esas
circunstancias excepcionales serán aquellas que impidan que el Congreso pueda sesionar
porque hay una guerra, por ejemplo. Además, ha dicho que tiene que ser una norma destinada
a resolver una grave crisis que ponga en riesgo a la Nación, su unidad o cosas por el estilo.
Entonces, en primer lugar —insisto—, no veo cuál es el riesgo si no se sanciona este
decreto ya que lo único que hace es elevar el monto de los contratos que tiene que aprobar el
Jefe de Gabinete. De modo que si el decreto no se dicta, no se aprueba o no se convalida,
simplemente, queda vigente un monto inferior para los contratos que tiene que aprobar el Jefe
de Gabinete, lo cual desde mi punto de vista no significa ningún riesgo ni ningún problema.
En segundo lugar, no advierto allí involucrado un interés público de tal magnitud que
ponga en riesgo las instituciones o la vida de la Nación. Por lo tanto, sin perjuicio de que el
presidente podría haber resuelto la cuestión mediante un reglamento autónomo o mediante el
ejercicio de facultades delegadas, no veo que estén dadas las circunstancias excepcionales
para el dictado de un decreto de necesidad y urgencia.
Retomo el abordaje del decreto 151/07 para hacer algunas consideraciones, y le cedo
la palabra al senador Petcoff Naidenoff, que la está esperando.
En este decreto se da una circunstancia similar. Este es un problema, el que resuelve el
decreto 151/07, que comienza en el año 2002; es decir, hace cinco años. Fíjense que no es
casualidad que en el visto del decreto se menciona un expediente del año 2002. ¿Qué ocurre?
El decreto 814/01 elevó el monto de las contribuciones patronales que tienen que pagar los
establecimientos educativos. Inmediatamente después de producido este incremento en esas
contribuciones, el Poder Ejecutivo consideró inconveniente que entrara en vigencia este
aumento y fue resolviendo sucesivas prórrogas con respecto a su entrada en vigencia. Así fue
que se dictaron los decretos 1034/01, 284/02, 539/03, 1806/04 y el último fue el 986/05, que
había dispuesto la misma suspensión con efecto hasta el 31 de diciembre del año pasado.
De manera que hace cinco años que se está prorrogando la entrada en vigencia del
decreto 814/01 y del incremento en las contribuciones patronales que éste prevé y contempla.
Me parece que esta sola mención —tanto que se trate de una postergación que se viene
produciendo desde hace cinco años como que desde que se dictó el decreto 986/05, en el año
2005, sabíamos que vencía el 31 de diciembre del año pasado— le quita al decreto toda
posibilidad de ser considerado como una medida de extrema necesidad y urgencia, y que haya
tenido que ser adoptado por el Poder Ejecutivo bajo el imperio de circunstancias que lo
obligaron a tomar una decisión rápida, súbita y sin poder remitir el proyecto de ley al
Congreso. Me parece que durante todas estas prórrogas hubo un tiempo más que suficiente
para que el Poder Ejecutivo enviara al Congreso un proyecto de ley propiciando lo mismo,
que es nada más que la suspensión de la entrada en vigencia de ese incremento.
Además, ambos decretos fueron dictados estando el Congreso sesionando en período
extraordinario, convocado por el propio Poder Ejecutivo; es decir, estaba sesionando el
Congreso cuando ambos decretos fueron dictados.
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Por estas razones y para no aburrirlos con la reiteración de argumentos que ya expresé
otras veces, soy de la opinión de que la Comisión debería dictaminar la invalidez de ambos
decretos: el 149/07 y el 151/07.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Petcoff Naidenoff. — Con relación al decreto 149/07, en primer lugar, quiero adherir al
pedido del diputado Tonelli en el sentido de dar cumplimiento al artículo 8° del Reglamento;
es decir que la Presidencia pueda viabilizar el envío de las copias con los antecedentes
respectivos de cada decreto, justamente para tener un análisis más pormenorizado de cada
tema.
En el marco de las atribuciones que nos confiere la Ley 26.122 y la propia
Constitución, podemos decir que el decreto, desde el punto de vista formal, reúne los
requisitos exigidos por la Constitución y la ley. Es decir, es un decreto que cuenta con
acuerdo general de ministros; cuenta con la refrendata de los mismos por el Jefe de Gabinete;
cuenta con la mayoría ministerial que exige la propia doctrina —por lo menos así lo tenemos
por sentado—, fue presentado en tiempo y forma por el Jefe de Gabinete y, como ha sido
verificado por esta Comisión, se ha publicado en el Boletín Oficial.
En cuanto al análisis pormenorizado de las cuestiones sustanciales que tienen que ver
con el marco normativo estricto, que son las que nos tienen que regir para sentar la posición
en esta Comisión, creo que esto se origina en el decreto 1.184/01 —que tiene que ver con las
pautas para los contratos de locación de servicios y de obras en el marco de la administración
nacional por determinados montos—, que no está en discusión y que tampoco fue discutido
por la Comisión.
Desde ese punto de vista, y en función de la invocación al Poder Ejecutivo que hace el
artículo 99 inciso 3) de la Constitución Nacional, para sustentar el dictado de este decreto creo
que no debemos perder de vista que existe un principio general y una excepción sentadas por
este artículo e inciso.
El principio general se da con la imposibilidad del Poder Ejecutivo de emitir
disposiciones de carácter legislativo bajo pena de nulidad absoluta e insanable y la
excepcionalidad se sustenta en razones extraordinarias que imposibiliten el funcionamiento
del Congreso para emitir decretos de necesidad y urgencia.
Yo creo que este es el tema central, más allá de la confusión del Poder Ejecutivo
nacional en cuanto a hacer uso de estas herramientas extraordinarias cuando puede hacer uso
de un decreto reglamentario en el marco de la competencia que le otorga la Constitución. Me
parece que lo sustancial tiene que ver con esto; es decir, cuando el propio Poder Ejecutivo
invoca que resulta imposible seguir los trámites ordinarios previstos por la Constitución para
la sanción de la ley. Creo que es un retroceso institucional que cada día se convalida
innecesariamente por parte del Poder Ejecutivo, justamente, porque no existe ninguna
circunstancia excepcional por la cual este Congreso no pudo funcionar; muy por el contrario,
por el decreto 51/07 se prorrogaron las sesiones hasta el 1° de febrero del año 2007, en las
cuales se generó una profunda modificación de la Ley Previsional convalidada por ambas
cámaras.
Por lo tanto, me parece que es innecesario, contraproducente y significa un retroceso
institucional el hacer uso de estas facultades cuando —estoy plenamente convencido—, si se
trata de discusiones legislativas, el Congreso estaba en funciones y los tiempos y los plazos
iban a acompañar para sancionar este tipo de normas.
Por eso, nosotros acompañamos el dictamen en minoría, aconsejando el rechazo de
este DNU ya que no adecua a los requisitos sustanciales exigidos por la Constitución.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor diputado Aguad.
Sr. diputado Aguad. –– Para no extenderme y no reiterar los argumentos que se han vertido,
voy a adherirme a lo que ha dicho el diputado Tonelli sobre el decreto por dos o tres razones.
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En primer lugar, entiendo que debió hacerse por un decreto autónomo. No se
justificaba un trámite legislativo para prorrogar la suspensión de otro decreto. Pero si así
hubiese sido porque el secretario legal y técnico de la Presidencia lo hubiera sugerido, reitero,
tal como lo hizo el diputado Tonelli, que el Congreso ya estaba funcionando. Es más, en los
días en que esta prórroga se autorizó, estábamos tratando la Ley Previsional en el Congreso.
El Senado la aprobó en veinticuatro horas por unanimidad y el trámite casi fue similar en la
Cámara de Diputados.
Es decir, se tardó menos en aprobar la Ley Previsional, la cual cambiaba la modalidad
de adhesión a las AFJP, que este decreto que lleva ya casi un mes en el Parlamento.
Por lo tanto, si se hubiera utilizado el procedimiento ordinario de las leyes esto
hubiese salido más rápido, evitando poner este test de constitucionalidad en la comisión que
analiza el dictado de los decretos de necesidad y urgencia
Por estas razones, señor presidente, el bloque de la Unión Cívica Radical va a
aconsejar el rechazo de esta normativa que viene para que nosotros nos expidamos.
Sr. Presidente. –– No sé si hay algún otro miembro de la Comisión que quiera exponer.
Quisiera hacer una breve síntesis de ambas cuestiones. Primeramente, destaco que en
el caso del decreto 151, que establece la prórroga del decreto 814/01, hubo tres razones
importantes.
La primera de ellas es que estábamos en un proceso de sesiones extraordinarias y no
en el período de sesiones ordinarias en el Congreso. El Poder Ejecutivo oportunamente,
convocó al período de sesiones extraordinarias con un temario integrado por veintitrés temas,
dentro de los cuales no han sido todos tratados en virtud de la profusa temática existente.
Por ejemplo, en el ámbito del Senado de la Nación tratamos la reforma previsional de
la Ley 24.241, la renegociación de los contratos de Aeropuertos Argentina 2000 y el tema de
la emergencia sanitaria para la regularización de las deudas previsionales impositivas. Tres
temas del extenso temario. En la Cámara de Diputados, creo que se agregaron algunas
cuestiones más.
En consecuencia, la agenda legislativa en el período de sesiones extraordinarias no
alcanzó para resolver este problema.
En segundo lugar, esta cuestión era esencial para la fijación de las cuotas en los
colegios privados. Si no se hubiera establecido la suspensión por el plazo determinado, se
hubiese producido un ajuste en el nivel de las cuotas de colegios privados que habría tenido
un impacto no solamente en el índice de precios sino también en el desenvolvimiento
macroeconómico argentino, porque todo lo que implique aumento del índice de inflación
impacta en el servicio de la deuda pública por los mecanismos de actualización de bonos
emitidos por la Argentina. De manera que esto puede generar y /o afectar la vulnerabilidad de
la situación macroeconómica argentina.
Entonces, así es como se daban estas dos condiciones previas de imposibilidad fáctica
de establecer el consenso para la aprobación en el Congreso dentro del período extraordinario
y la posibilidad de fijar certidumbre con respecto a la fijación del valor de la cuota de los
colegios. Además, en tercer lugar, era necesario encuadrar esto no solamente en el reglamento
autónomo en virtud del inciso 1º) sino también en el inciso 3º) dado que existen otras leyes
como, por ejemplo, la 25.453, que también ha tenido modificaciones respecto de esta
normativa.
Con relación al decreto 149 podemos argumentar de la misma manera desde el punto
de vista de los temas que ya han sido tratados en el ámbito del Congreso y, a su vez, porque el
Jefe de Gabinete de Ministros, a través de una decisión de estas características del Poder
Ejecutivo tratado por esta Comisión Bicameral, simplifica la multiplicidad de los trámites
administrativos existentes.
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Por lo tanto, eso afecta al normal desenvolvimiento de la administración pública y
requiere la adopción de medidas de carácter excepcional que permitan resolver la operatividad
de la administración pública.
Entonces, por ambas razones que hemos expuesto y por la multiplicidad de
argumentos, ––porque a mi me gustaría decir que el dictamen de mayoría tiene una profusa
doctrina citada, una profusa jurisprudencia y obviamente una serie de antecedentes que
permiten determinar con precisión la propuesta que tenemos como bloque de mayoría con el
objeto de declarar la validez de ambos decretos, el 491 y el 151–– si a ustedes les parece bien,
pondríamos a consideración la firma de los dos dictámenes y, con respecto al resto de los
decretos analizados, podríamos considerar los dictámenes en bloque, salvo que ustedes tengan
otra modalidad de trabajo.
Tiene la palabra el diputado Tonelli.
Sr. diputado Tonelli. –– Quiero hacer un comentario, señor presidente.
El artículo 8º de la Ley 26.122, que es la que nos rige, requiere que el dictamen de
mayoría cuente con la firma de la mayoría absoluta de los miembros de la Comisión y me
parece que no hay nueve votos a favor del dictamen de la mayoría.
Señalo esto porque podríamos tener algún problema reglamentario. Si no cuento mal,
hay ocho votos a favor del dictamen de la mayoría y, de acuerdo con la ley, se requieren
nueve para que exista dictamen de mayoría.
Sr. Presidente. –– La interpretación siempre es que el dictamen esté integrado por la mayoría
de los miembros. Esa es la interpretación desde el punto de vista reglamentario.
Sr. diputado Tonelli. –– Le leo el artículo 8º de la Ley 26.122. Dice: “Los dictámenes de la
Comisión Bicameral Permanente se conforman con la firma de la mayoría absoluta de sus
miembros…”. Es decir, la mayoría absoluta de los miembros de esta comisión es nueve.
Sr. Presidente. –– Por eso, la mayoría absoluta de nueve miembros significa que ocho
puedan optar por la mayoría y uno por la minoría. Esa es la interpretación desde el punto de
vista reglamentario.
Sr. diputado Tonelli. –– Tengo mis dudas y las expreso con toda sinceridad.
Sr. Presidente. –– Soy absolutamente claro. Desde el punto de vista del Reglamento del
Senado para los dictámenes de comisión nosotros adoptamos el siguiente funcionamiento.
Citamos a una comisión, por ejemplo a las 15 horas, a las 15 y 30 horas podemos
sesionar con cinco miembros, que es un tercio. A partir de allí, para la realización de los
dictámenes pertinentes, requerimos ocho firmas, que representa la mayoría absoluta. Eso
implica que puede haber cinco por mayoría y tres por minoría.
Sr. diputado Tonelli. –– Yo coincido con su criterio en el sentido de que lo que usted hace es
una interpretación perfectamente posible del texto. La juzgo razonable, es la que facilita la
tarea de la Comisión. Pero de todas maneras, para que no queden dudas, la Comisión debería
pronunciarse interpretando el artículo 8º de la Ley 26.122, dejando establecido este criterio
para que en el futuro no haya dudas respecto de la validez de los dictámenes.
Sra. Perceval. –– Eso está en la versión taquigráfica.
Sr. Presidente. –– No obstante la versión taquigráfica, podemos someter a consideración un
artículo específico del reglamento interno que amerite una interpretación estricta del artículo
8º.
Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Vamos a acompañar los dos dictámenes, además del 2.1 referido a
las contrataciones y el 2.3 referido a la cuestión previsional y laboral. Los próximos
dictámenes serán acompañados en los próximos días por Secretaría.
Sr. diputado Tonelli. –– Perdón, señor presidente. Me puse a leer el reglamento de la
Comisión.
14/03/2007
Reunión de la Comisión Bicameral Permanente
de Trámite Legislativo
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Fíjese que el artículo 7º dice: “Se considerará que una decisión ha sido adoptada por
mayoría cuando la misma haya resultado suscripta por la mitad más uno de los miembros,
conforme lo dispuesto por el artículo 8º.”
Yo insisto con que la interpretación que usted hace es razonable y traducible, pero
creo que deberíamos dejarla reflejada de manera más concreta en el reglamento para que no
haya dudas en el futuro.
Sr. Presidente. — Perfecto.
No habiendo más temas que tratar, damos por concluida la reunión.
— Son las 10 y 20.
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