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"2014 -Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo"
REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN PLENARIA DE LAS COMISIONES DE PRESUPUESTO Y HACIENDA,
DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO Y DE ECONOMÍA NACIONAL E
INVERSIÓN
Salón Azul – H. Senado de la Nación
27 de agosto de 2014
Presidencia de los señores senadores Aníbal Domingo Fernández, Ruperto Eduardo
Godoy y Laura Gisela Montero
PUBLICACIÓN DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE TAQUÍGRAFOS
"2014 -Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo"
20.8.2014
Reunión plenaria de las comisiones de Presupuesto y Hacienda,
de Relaciones Exteriores y Culto y de Economía Nacional e Inversión
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- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Azul1 del H.
Senado de la Nación, a las 11 y 37 del miércoles 27 de agosto de
2014:
Sr. Presidente (Fernández).- Damos comienzo al plenario de las comisiones de Presupuesto
y Hacienda, de Relaciones Exteriores y Culto y de Economía Nacional, con la presencia del
ministro de Economía, del secretario Legal y Técnico y de la señora procuradora del Tesoro,
quienes van a exponer en el día de la fecha.
Como es de práctica usual, una vez que ya hayan expuesto, se abrirá a las preguntas de
las señoras y los señores senadores. A posteriori, veremos cómo seguimos avanzando con el
resto de los expositores que nos fueron alcanzados por los distintos bloques.
Así que, habiendo expresado estos términos, le damos la palabra al ministro de
Economía.
Sr. Kicillof.- Muchas gracias, señor presidente, señores senadores.
Venimos hoy, tal como ha sido dicho, a exponerles a ustedes los fundamentos, los ejes
fundamentales que explican el proyecto de ley que ha elevado la presidenta de la Nación al
Congreso con respecto al pago soberano de la deuda argentina.
Antes de comenzar, quiero hacer una exposición sobre los elementos centrales en su
faz económica de aquello que da lugar tanto desde una perspectiva más larga como desde la
coyuntura actual al presente proyecto.
Antes de eso, quiero hacer una muy breve consideración. He escuchado últimamente
en los medios diversas opiniones sobre si correspondía o no traer esta cuestión al Congreso.
El Congreso, como todo el mundo sabe, según nuestra Constitución, es el que tiene la
facultad soberana y primaria de decidir sobre el manejo de la deuda externa argentina.
Después de mucho tiempo en el cual el Congreso estuvo alejado de estas cuestiones, fue este
Congreso, con importantes mayorías, el que aprobó dos instrumentos históricos en lo que
hace a la evolución de la deuda externa de este país, como fueron el canje de 2005 y el canje
de 2010.
Tenemos que discutir hoy muy poco con respecto a estos canjes, de manera que
simplemente me voy a referir de manera global a los grandes números vinculados con ambos,
porque es eso lo que hoy estamos intentando preservar de los dictámenes. Según la opinión
generalizada a escala internacional, se trata de dictámenes y sentencias absurdos de un juez de
la jurisdicción de Nueva York; dictámenes, sentencias y órdenes que no refieren a los canjes
directamente, es decir, no refieren a los títulos emitidos como resultado de ambas
reestructuraciones, 2005 y 2010, sino que refieren a títulos de aquellos que cayeron en default
en el año 2001. El juez ha encadenado de una forma realmente absurda y sorprendente
aquellos bonos correspondientes a la década del noventa, en su gran mayoría, que fueron
resultado de esa política de sobreendeudamiento que azotó al país durante décadas, a las
reestructuraciones exitosas que realizó la República Argentina, con una adhesión realmente
extraordinaria y récord. Tenemos que estar orgullosos de esos canjes, porque son hoy, a
escala mundial, un hecho para el análisis y el estudio en todos los foros con respecto a las
reestructuraciones de deuda. Un canje con la quita del 65 por ciento y un canje con una
aceptación del 92,4 por ciento no puede llamarse de otra forma que no sea exitoso.
¿Qué ha hecho el juez Griesa en su estrafalaria orden? Atar los bonos restantes, esos
pocos bonos que quedaron –porque nos estamos refiriendo al 7,6 por ciento de los bonos, que
no entraron en los canjes con el sólo propósito de encontrar un juez que diera un dictamen
como el de Griesa–, al pago de nuestra exitosa reestructuración, que viene funcionando de
1
Se deja constancia de que este salón no cuenta con la acústica adecuada para el buen registro taquigráfico.
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manera normal, con un cumplimiento puntual, exacto y con total solvencia por parte de la
República Argentina. Dicho de otra manera, está tratando de arrastrar al pasado del
sobreendeudamiento y del default este éxito del desendeudamiento, las reestructuraciones y
los pagos que llevó adelante el país durante estos 10 años. Ese intento de atar una cosa con la
otra es algo que nosotros debemos rechazar.
Pero quiero decirles de manera transparente qué es lo que creo yo que está ocurriendo
hoy. Nosotros traemos al Parlamento esta cuestión vinculada a nuestra deuda externa porque
es una atribución del Parlamento resolver sobre las cuestiones de la deuda externa. Voy a
repasar después muy rápidamente las infinitas y unánimes adhesiones que recibió la
República Argentina con respecto a esta cuestión, porque prácticamente todos los estados,
incluyendo raramente a Estados Unidos, a través de su Departamento de Estado, sostienen
que lo que está haciendo Griesa es una aberración, con consecuencias para la Argentina, pero
también para el sistema financiero internacional. En eso coinciden todos.
Entonces, ¿ante qué situación estamos? Voy a tratar de ser muy claro planteando qué
es lo pasa hoy en términos económicos, en qué punto estamos. Pero creo que hay dos
posibilidades. No hay una posibilidad para el Parlamento argentino, que entiende en las
cuestiones de deuda, de abstenerse de opinar, de no pronunciarse. No existe esa posibilidad.
No existe la posibilidad siquiera de oponerse al proyecto oficial sin dar alternativas.
Creo que hay dos posibilidades. La primera es que el Congreso no haga nada, en un
contexto donde la mayoría tiene su propuesta, pero está dispuesta a escuchar cualquier
alternativa y cualquier propuesta. Si ante esta situación el Congreso no hace nada, lo que está
haciendo es ratificar la sentencia del juez Griesa. Recuerdo cuando en el Parlamento existía
preocupación por ser una escribanía del gobierno. ¿Recuerdan? Hoy, si el Parlamento ante
esta coyuntura se abstiene y no hace nada, se convierte en una escribanía del juzgado de
Griesa. Lo que hace es ratificar la sentencia del juez Griesa.
Es por eso que el gobierno nacional ha traído esta alternativa del pago soberano. En
efecto, es el Poder Ejecutivo el que, para salir de esta situación, presenta esta posibilidad y
trae al Congreso una posibilidad de la que nosotros creemos, con convicción, que es la mejor
de todas.
Por ello, es la que vamos a defender hoy y es sobre la cual vamos a contestar todas
las preguntas que existan para que, ustedes, señores senadores, entiendan bien de qué se
trata, cuál es la idea, a qué responde y cuál es la justificación exacta de esta alternativa que
está acercando el Poder Ejecutivo Nacional.
Por supuesto que escucharemos otras alternativas productivas, pero que les quede
claro: si el Congreso no resuelve nada, lo que está haciendo es ratificar, − ratificar− la orden
y la sentencia de Griesa con todas las consecuencias que ella trae. Es decir que estamos ante
una coyuntura que no admite la abstención, la crítica vacía y la negativa abstracta. Sí
requiere una posición positiva y una alternativa que le permita a la República Argentina
seguir honrando sus compromisos externos, como lo viene haciendo, aún ante la amenaza
que planteó el juez Griesa de bloquear los cobros de nuestra deuda para el 92,3 por ciento y
con el solo propósito de que un 1 por ciento reciba una ganancia usuraria. Hecho que no
tiene precedente histórico para un país soberano.
Es una historia de usureros contra países soberanos y así lo entienden todos los foros
internacionales a los que hemos asistido. Todos lo entienden de esta manera. Entonces, ante
esa disyuntiva de aceptar pasivamente, desde la crítica, desde la oposición, tal vez, desde la
complejidad que tiene la situación, reitero, de aceptar pasivamente que el juez Griesa se
entrometa en otras jurisdicciones, con fondos de terceros, para impedir pagos y generar una
situación sobre el gobierno para que, asimismo, se les pague una ganancia del 1600 por
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ciento a señores como Singer o a fondos buitres como Aurelius, cuya reputación no tenemos
que discutir porque es por todos conocida. Fíjense, entonces, que si no hacemos nada,
estamos ratificando la sentencia. Será el Parlamento una escribanía de esa sentencia o bien
será una alternativa: la que trae el gobierno o la que productivamente podemos discutir en
esta Casa como otra iniciativa que genere más ventajas, que genere más opciones y que
permita centralmente −porque ese es el punto principal− defender nuestros contratos,
defender nuestro pago de deuda.
Vamos a escuchar alternativas. Pero esta cuestión, si bien evidentemente tiene ribetes
económicos financieros complicados, es económica, financiera y tiene un aspecto
predominantemente político. Así, de nuevo, lo ha entendido el mundo: el G77, todas las
organizaciones regionales y la OEA en su plenario.
Si no, vean, porque está a la luz y aparece en los diarios de todo el mundo, a quién
contrató Paul Singer para que lo asesoren. Contrató a Madeleine Albright, ex secretaria de
Estado de Clinton. ¿Por qué? Porque ante esta situación, ante este intento de acoso y presión
judicial, se agregó ahora un intento de acoso y de presión política.
Este es un asunto eminentemente político. Hay un plan de los buitres para la
Argentina, un plan que no tiene otra finalidad central que no sea cobrarle a la Argentina y, al
cobrarle, derrumbarle su reestructuración de deuda y ponerla de nuevo en jaque y en una
situación financiera insostenible, como la que hizo eclosión en 2001, que resultaría de la
aplicación de imposible cumplimiento si no es tirando todo lo que se hizo a la marchanta. Es
decir, de imposible cumplimento como lo estableció Griesa.
¿Cuál es ese plan de los buitres? El plan de los buitres tiene cinco puntos, es vox
populi, y lo han publicado en solicitadas, en su página Web y también han conseguido
voceros para que lo lleven adelante. Es un plan que consiste, en primer lugar, en atacar la
moneda argentina.
Esto incluso me lo dijeron en esas reuniones que tuve adelante del mediador,
supuesto mediador puesto por el juez Griesa. Un caso de un mediador parcial, cuya posición,
claramente, coincidía siempre con la posición de los fondos buitres. Pero ¿qué es lo que
dijo? Si ustedes no pagan tal como dijo el juez Griesa en su sentencia, lo que va a pasar es
que la Argentina va a sufrir ataques a su moneda y va a haber una enorme devaluación.
Lo oí en esa sala, pero ustedes también lo vieron en las solicitadas públicas que
sacaron los fondos buitres mencionando todos los enormes males que iba a sufrir la
Argentina si no se le pagaba el 1600 por ciento de rentabilidad que exigían, y que exigían
con el concurso, el apoyo y la connivencia de un juez.
También sabemos −si bien no lo dijeron ahí− que parte de los cinco puntos del plan
buitre, además de atacar a la moneda argentina, es atacar a la Argentina en cabeza de su
gobierno, de su presidenta, de su ministro de Economía y de sus funcionarios. Es decir,
atacar internacionalmente por todos los medios a la Argentina. Por eso contratan un
relaciones públicas con la experiencia y con la capacidad que tiene la que ahora
públicamente han contratado: para atacar a la Argentina en los foros internacionales, a través
del lobby en el Congreso norteamericano, a través de las solicitadas y a través de los medios
de prensa, de la ortodoxia, de la derecha y del sector financiero. O sea que este es otro
elemento más, porque lo han dicho antes, durante y después de su plan: intentan bloquear
toda posibilidad de pago que no sea bajo las condiciones que quiere poner el juez Griesa.
Así que, ¡sépanlo! Porque no es una novedad. Si el Parlamento aprueba esta ley va a
sufrir el boicot de los fondos buitres, porque esta iniciativa es un proyecto de ley de pago
soberano. Va a ser atacada por los fondos buitres que van a intentar impedir que los bonistas
de Argentina puedan cobrar. Fíjense ¡qué perversión! Para cobrar ellos se van a llevar puesto
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al 92,4 por ciento, que ya empieza a reaccionar judicial, política y económicamente. Porque
ahora, claramente, ha sido contra ellos el ataque. Les quieren impedir cobrar para hacerlos
socios, para que también presionen para que la Argentina pague y así poder cobrar ellos para
que cobren los otros. Por eso decimos que han tomado de rehenes a los bonistas del canje.
Por lo tanto, su plan es que fracase cualquier intento para que la Argentina pague. Fíjense,
qué cosa extraña, no quieren dejar que la Argentina pague y, como eso no lo pueden impedir,
entonces, tratan de que los demás cobren, para que, sometidos a esa presión, los argentinos
nos veamos compelidos a hacer cualquier cosa. Y cualquier cosa es claramente pagar con
una ganancia del 1600 por ciento para los fondos buitres.
También, además de atentar contra otro intento, contra cualquier intento de que los
bonos de la reestructuración se cobren normalmente, además de eso, quieren bloquear el
acceso de la Argentina −y no sólo del gobierno sino también de su sector privado− al crédito
internacional.
Ya lo han visto: son los buitres los que proclaman que a la Argentina se le va a caer
un crédito, se le va a caer otro crédito, que las empresas privadas van a tener dificultades.
¡No nos dejemos engañar! Esos no son fenómenos de libre mercado, no son fenómenos del
sistema financiero normal; son las intenciones políticas de los fondos buitres: ¡Bloquear el
acceso al financiamiento internacional! No para que la Argentina, por ser mal alumno, por
portarse mal, por no aceptar sentencias, sufra, sino porque ellos van a tratar, por todos los
medios, de generar nuevos y más mecanismos de extorsión para que la Argentina pague lo
que no debe pagar, para que nos arrodillemos, para que tiremos atrás todo lo que hemos
avanzado y le reconozcamos un rendimiento como si no hubiera existido el default, como si
esos títulos no se hubieran tomado a tasas de interés totalmente usurarias. Y, por último, –
porque lo han dicho– si todo eso falla, esperar que venga otro gobierno y les convalide esa
ganancia extraordinaria y especulativa, que probablemente este Parlamento no le quiera
convalidar.
Esos cinco puntos son el plan de los buitres. Miren si no serán políticos que contratan
a especialistas en ataques políticos a los países para que, entonces, sobre el fallo del juez
Griesa, se sumen nuevos mecanismos de presión y extorsión que, nuevamente, los van a
tratar de hacer pasar como si fueran el resultado natural del mercado, un resultado obvio,
evidente e imparable de las conductas malas y reprochables de la República Argentina. Pero
no es así sino que es un plan concreto y lo llevan adelante minúsculos, pero muy poderosos,
elementos del sistema financiero internacional para someter a presión y extorsión a este
Parlamento, a este gobierno y a los argentinos.
Se busca que creamos que es la única alternativa razonable, cuando no lo es, porque
no es justo, equitativo, legal, razonable ni sostenible pagar el 1600 por ciento a un poseedor
que compró un bono defaulteado para hacer un juicio y cobrar más que todos. Es más, es lo
contrario a todo criterio de pari passu, incluso aquel que quiere sostener el juez, que está
aplicando.
Hechas estas consideraciones, voy a hablar muy brevemente de los números de la
deuda que están en juego en esta discusión.
Este es un gráfico. Perdón, señor presidente, se podrá…
Sr. Presidente (Fernández).- Me parece que el reflector es este.
- Luego de unos instantes:
- Se realiza una proyección en PowerPoint.
Sr. Presidente (Fernández).- Ahí se ve bastante mejor.
Sr. Kicillof.- Voy a explicarlo, dado que se trata de grandes números y no nos vamos a
detener en el análisis de los gráficos.
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Señores senadores: después, a mi salida, distribuiré este material para que ustedes lo
tengan.
Este es un gráfico que reúne la cuestión cuantitativa, por llamarla así, la historia de la
deuda pública externa argentina desde 1824 a 2002. Es un gráfico muy extenso, abarca
prácticamente 200 años.
No me quiero referir al empréstito de 1824 y empezar desde épocas remotas,
simplemente, deseo referirme a la historia reciente de la deuda externa argentina. Esta
historia reciente puede verse reflejada con la barrita verde, que se ve con poca claridad en la
escala, pero queda así, aun de manera difusa, la evolución que ha tenido.
Esa enorme montaña que ustedes pueden observar, que termina en 2002, empieza a
crecer y antes no se ve porque está nominada en millones de dólares. 1824 es un momento
donde se inicia un ciclo de crecimiento fuerte de la deuda, pero comparativamente, en
moneda corriente, ni siquiera se observa, hay expresiones respecto de lo que ocurre a partir
de 1976, que es una fecha y un momento clave para la historia moderna y reciente de la
dinámica de la deuda externa argentina. En 1976, la dictadura militar asume a través de un
golpe de Estado, el más cruento de los golpes de Estado de los que tenga memoria la
Argentina y, probablemente, muchos países, con los 30 mil desaparecidos y con el inicio de
un modelo que se basó centralmente en el sobreendeudamiento de la Nación.
La dictadura militar inicia su gobierno con una deuda externa de 8.000 millones de dólares y
lo termina con una deuda externa superior a los 45.000 millones de dólares.
En esos años, desde el 76 al 83, la deuda externa comienza una dinámica explosiva
que, como siempre ocurre con las cuestiones financieras, el pecado original, el momento
donde se inicia, es central para comprender la estampa del fenómeno. ¿Por qué? Porque esa
deuda externa se contrae y a partir del año 76 son pocos los fondos frescos que ingresan a la
República Argentina, ya que la dinámica de crecimiento de la deuda externa se trata y se
refiere simplemente al proceso de las refinanciaciones de los vencimientos y los servicios de
deuda, que una y otra vez no se pueden pagar y que la única forma de pagarlo –lo digo entre
comillas– es contraer un nuevo empréstito que permite simplemente, de manera contable,
saldar aquello que no se pagó. Pero como no se puede pagar a cada vencimiento, se toma
deuda cada vez en peores condiciones. Esas peores condiciones son las que aparecen y
reaparecen en el próximo vencimiento. De manera que para los que no conocen las finanzas
resulta mágica una deuda que al inicio es muy pequeña, por el imperio de las
refinanciaciones, de los intereses, de la capitalización de esos intereses, ya sea por las
condiciones de capitalización o capitalización encubierta, a través de la refinanciación, sigue
creciendo sin que entre un solo dólar nuevo a la República Argentina.
Esa es dinámica; después de ir a la dictadura militar, ese modelo perverso somete,
incluso, a administraciones democráticas que intentaron correrse de ese lugar a través de
moratorias, como ocurrió en los 80, a través de distintos planes, falsos planes para reducir el
peso de la deuda, como el caso del plan Brady o todas esas recetas que no terminaron en otra
cosa que en crecimiento y más crecimiento de la deuda, sin entrada de recursos genuinos.
Pero no por eso es gratuita, no porque cuando vence no se paga y viene otro a prestar a tasas
más altas y plazos más chicos para que, después, en el próximo vencimiento, vuelva a ocurrir
lo mismo y, de nuevo, la deuda siga creciendo sin que entre un sólo peso, sino que cada una
de esas refinanciaciones fueron otras tantas muestras de humillación para la República
Argentina.
¿Por qué hablo de humillación? Porque la imposibilidad de pago obligaba a tener que
contraer nuevas deudas no sólo en condiciones financieras peores, sino con
condicionamientos a la política económica, con lo que hemos conocido aquí como “planes
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de ajuste”. Esto no es una cuestión abstracta, el que prestaba la plata era un banco que exigía
cambios en la política económica cuando no los organismos financieros internacionales, que
venían con sus programas, que tenían la palabra “ajuste”, pero que también decían, con esas
recetas mágicas… Lo escuchaba el otro día al ex ministro Cavallo decir que había reducido
la deuda, porque se redujo con lo producido, con el resultado de las ventas de las
privatizaciones argentinas, que era otro de los elementos centrales no de la creatividad criolla
y de las buenas ideas de los argentinos, sino de las imposiciones de los organismos
financieros internacionales.
Esas privatizaciones tampoco se pagaron con dólares frescos sino con títulos de
deuda impagable. Así que usaron esos papeles para comprar los activos de la República
Argentina, sus activos estratégicos como YPF, Aerolíneas Argentinas y sus empresas de
servicios públicos. Esa fue la dinámica de la deuda externa: una deuda impagable que no se
pagaba; no se pagaba con dólares nuevos, sino con más deuda. ¿Por qué? ¿Dónde estaba la
ventaja de esto? Porque ese sobreendeudamiento era un instrumento concreto de dominación
y de dependencia para las políticas económicas internas de la República Argentina, cuyos
planes de gobierno se empezaron a convertir en el calco tomado de los dictados de los
organismos multilaterales de crédito.
Por eso, cuando decíamos hace poco que hubo un arreglo con el Club de París, sin la
participación y sin refinanciación y sin un programa aprobado y sin un artículo 4º del Fondo
Monetario Internacional, lo decíamos con mucho orgullo, porque fue la primera vez que el
Club de París aceptó una refinanciación de deuda sin participación del Fondo Monetario
Internacional. Porque la función del Fondo Monetario Internacional es ser un gendarme del
ajuste para que los países reduzcan sus programas sociales, reduzcan sus políticas públicas,
con el sólo propósito de pagar el próximo vencimiento.
Entonces, ahí, el condicionamiento de esta deuda multimillonaria impagable se
convierte, no por los pagos concretos sino, por el contrario, por esas refinanciaciones que le
dan la lógica del interés compuesto al crecimiento de la deuda externa. Esto sigue
funcionando en muchos países, pero se convierten en el instrumento para hambrear a los
pueblos.
Eso es lo que ocurrió, y esa es la dinámica de la deuda. Ustedes van a ver una curva
que en matemática llamamos “exponencial”, porque la deuda crecía, a través de las
refinanciaciones, de una manera exponencial. Eso termina con el default de 2001. Porque esa
deuda impagable requería, una y otra vez, nuevos préstamos y nuevos créditos. Y el extremo
del condicionamiento de los fondos financieros internacionales, de los organismos sobre el
país, fue ese plan de convertibilidad de los años ’90. Se ató toda la política monetaria
argentina al endeudamiento externo. Porque recordarán que el eje central era sobre la base
monetaria de la República Argentina, en pesos… Además, con un tremendo error
conceptual, porque todo economista sabe que la circulación monetaria no se explica por la
base monetaria sino también por los depósitos bancarios… Pero ¿por qué lo ataron a la base
monetaria? Para controlar la política pública en el terreno de la acción monetaria. Entonces,
la emisión monetaria y la cantidad de dinero quedaban emparentadas a la cantidad de dólares
en las reservas. Una enorme mentira, que fue una seudodolarización de la economía
argentina, atando los pesos al dólar y atando a la República Argentina, para sobrevivir día
con día, a la necesidad de obtener nuevos dólares para alimentar la reserva, porque si no
había que directamente vaciar la base monetaria y con eso directamente fundir al país.
Es decir que fue uno de los instrumentos más perversos, en términos de
condicionamiento externo, que sufrió la República Argentina. Esto implicó la cesión de la
soberanía monetaria e implicó, además, una sobrevaluación de la moneda interna que llevó a
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la desindustrialización definitiva del país. ¿Por qué? Porque al estar el dólar atado al peso, en
el “uno a uno”, a niveles sobrevaluados, toda la producción argentina también se convirtió en
algo imposible de colocar en el mundo. Un peso sobrevaluado, un peso caro, encareció todos
los productos argentinos y Argentina dejó de ser competitiva en el mundo, al tiempo que
todas las importaciones se abarataban, porque era la época del “todo por dos pesos”.
Entonces, la importación, que también parte de los condicionamientos del Fondo Monetario
Internacional, era la completa apertura de nuestra balanza comercial, de forma tal que no
hubiera ninguna manera de detener el ingreso de mercadería externa, aun si era a precio vil y
a precio de dumping para fundir la industria nacional.
Ese paquete es el que estalla en 2001 por los conflictos internos que generó, en buena
medida. Porque ese paquete rápidamente demostró que era sostenible con enormes y
altísimos niveles de desocupación; que tenía como requisito la enorme desocupación.
Así que ya en 1995 la tasa de desempleo creció hasta el 18 por ciento, y decían en
todos los foros internacionales que esa era la tasa natural y mínima de desempleo para un
país como la Argentina; que los argentinos nos teníamos que resignar. Y a mí, hablando de
mi experiencia personal, así me lo enseñaron en la Facultad de Ciencias Económicas; que
una tasa superior a los dos dígitos era la tasa mínima de desempleo para la Argentina. Nos
teníamos que resignar a eso porque las condiciones de competitividad, la calificación de su
mano de obra, su lugar en el planisferio, sus condiciones de ventajas comparativas y
competitivas, estáticas y dinámicas… Una batería de instrumentos económicos mentirosos,
vacíos y sesgados para decirnos a los argentinos que nos teníamos que resignar a vivir en un
país sin industria, sin producción, sin empleo. Ese era un elemento central del modelo de
endeudamiento. Y no quiero dejar de decirlo, porque ese modelo de sobreendeudamiento
tenía como contrapartida el condicionamiento político y de las políticas económicas. Eso fue
lo que se inició con el golpe de Estado del ’76, y tuvo que venir el default más grande, no de
la historia argentina, de la historia del mundo, para que terminara ese modelo mostrando su
peor cara. Porque ese modelo, como huevo de serpiente, fue el que incubó esa enorme crisis
que estalló en 2001; una crisis que dejó a la mitad de la población en la pobreza. Pero
¿cuándo explota? Explota cuando esos mismos organismos financieros le bajan el pulgar a la
Argentina y le dicen: “No le vamos a refinanciar más la deuda”. Y queda claro que la
Argentina vivía de esos flujos de dólares para sostener esa moneda artificialmente
sobrevaluada, y para sostener los vencimientos de deuda que caían, una y otra vez, cada vez
en dimensiones mayores, porque la deuda se había hecho, ya a todas luces, impagable.
Eso es lo que estalla en 2001. Quiero ser claro en que ese modelo implicó que los
acreedores de la Argentina, los que le prestaron a la Argentina -más allá de que antes de
2001 le prestaron como 100.000 millones de dólares- le prestaron a tasas de interés
tremendamente elevadas; más elevadas de lo que ocurría prácticamente en ningún lugar del
mundo. Porque Argentina necesitaba tomar crédito no para hacer una represa, no para
construir un puerto, no para hacer un puente, no para desarrollar su industria, ni siquiera para
sostener a nuestros hermanos que pasaban hambre: tomaba deuda para pagar deuda, y
desesperadamente lo tenía que hacer. Entonces, concurría al mercado financiero
internacional en condiciones tremendamente desfavorables y tomaba deuda. Muestro en ese
gráfico, esas pelotitas lo muestran. Lo digo como referencia. Las primeras son 600 puntos
básicos arriba de lo que costaba tomar deuda en Estados Unidos. Eso quiere decir un 6 por
ciento más. Miren. Eso es 1999, 2000 y 2001. Argentina seguía tomando deuda, pero pagaba
tasas del 15 por ciento, del 14, del 12, del 13 por ciento; 6, 8, 10, 12 puntos se llegó a tomar
arriba de lo que en el mundo se estaba prestando. Particularmente comparo acá con Estados
Unidos para tomar ese famoso “riesgo país”.
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Entonces, cuando nos dicen, aun nuestros acreedores de 2001, que nos prestaron plata
y de repente Argentina les dejó de pagar, hay que tener en cuenta que Argentina tomó plata
en condiciones prácticamente usurarias para, simplemente, sostener el sobreendeudamiento.
Pero pongámonos del otro lado; el que prestó lo hizo a una tasa de interés con un
rendimiento, con una ganancia, que no se conseguía en ningún lugar del mundo porque le
prestaba a un insolvente.
Cuando estalla la crisis de 2001 nadie se sorprendió, pero muchos se habían
embolsado esos intereses extraordinarios prestándole a Argentina en las peores condiciones.
Ese era el acuerdo tácito que había: “te pago el 15 por ciento de interés, pero, obviamente,
puedo caer en default”. Quien prestó a la Argentina durante toda esa época sabía que podía
pasar. Por eso tuvo tanta adhesión el canje. Porque fue manejado con mano
extraordinariamente hábil para conseguir la quita y la adhesión que se consiguieron.
Pero también los acreedores vinieron sin chistar porque ya se habían embolsado esos
intereses enormes. Y aceptaron esas quitas. Porque esta es una regla del sistema financiero
internacional y es también una regla tácita de los negocios privados. Cuando un banco presta
o refinancia a una empresa que está en dificultades, lo hace a tasas altas, porque la tasa es un
reflejo invertido del riesgo. Y esto es algo que sabe cualquiera. Si me prestan a tasas más altas
es porque probablemente no pueda pagar. Pero cuando no pueda pagar, que nadie se haga el
sorprendido, porque ya habrá cobrado esas tasas más altas. ¿Y qué va a pasar después? Una
refinanciación. En los países soberanos, una reestructurar. En las empresas privadas, una
convocatoria, una quiebra con quita. Esto es el “abc”. Por eso el 92,4 por ciento aceptó.
Porque cuando se va a una reestructurar se sabe que esas tasas que se pagaban eran muy altas
dado que probablemente ocurriría el default. Y cuando eso sucede, los acreedores vienen y se
someten a una reestructurar.
En el derecho privado, con que un 66 por ciento acepte, los demás compulsivamente
tienen que aceptar. Porque si no, es imposible. Imagínense en una quiebra privada si un solo
acreedor va a tener en vilo y en sus manos a todos los restantes acreedores, diciendo “no
acepto, no acepto, no acepto, hasta que me paguen el cien”. ¿Qué problema tendría esa
actitud? Primero, si hubiera un juez que dijera “hasta que no acepte Fulanito, que pide el 100
por ciento, nadie más puede ir a una reestructurar”, lo que estaría haciendo es, básicamente,
con una norma imposible, prohibir las quiebras, prohibir las refinanciaciones, porque las haría
absolutamente inviables.
Pero entiéndanlo. No es Singer, no es MNL, no son 1.400 millones de dólares. Con
uno solo, bajo la lógica de Griesa, que no se avenga a las condiciones del canje, según Griesa,
nadie más puede cobrar. Con un dólar nos podrían tratar de hacer caer la reestructurar, yendo
contra las leyes de la economía, de las finanzas, de la lógica y del sentido común; haciendo
inviable e imposible la actividad económica de los países; burlándose del sistema financiero
internacional; imponiéndole problemas que no tenía.
En el derecho privado, un 66 por ciento que acepta obliga a los demás a aceptar.
Nosotros conseguimos un 93. Y viene el señor Singer a tratar de mentirle a los argentinos, a
los norteamericanos que él es un jubilado. Desconozco su edad. Sé la de Griesa: 84 años.
Desconozco la edad de Singer, pero son fondos buitres que tienen este negocio: tratar de
poner en dificultades a los países para extorsionarlos y cobrar el 100 por ciento, contra toda
lógica económica, financiera, del sentido común y del funcionamiento normal de los países y
las economías. Y también del sistema privado. Hete aquí que no hay una ley internacional
para reestructurar. Pero Argentina alcanzó una adhesión récord también: 92,4 por ciento. Con
un dólar de un bonista alcanzaría, con la lógica y con la sentencia de Griesa, para que no se le
pueda pagar al 92,4 por ciento. No tiene razón de ser, no tiene sentido, no es una extorsión
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que podamos aceptar.
Y que nadie les venga a vender: “paguen lo que dice Griesa”. Es una perogrullada eso.
No tiene sentido. Porque esta es la cuestión final. Quieren impedir a Argentina pagar al 92,4
con un solo título. Porque la orden Pari Passu de Griesa dice eso: “hasta que no paguen el 100
por ciento de esa deuda que “defaulteó” en 2001, más intereses, más punitorios, no le pueden
pagar a nadie más.” ¿Qué ignora la sentencia de Griesa? Que si Argentina a ese 1 -un dólar, 1
por ciento, lo que sea- le paga el 100 por ciento, obviamente todos los demás tendrán derecho
a reclamar lo mismo, el mismo trato. Es una cuestión de igualdad clara. ¿Quién entraría a una
reestructurar o a una refinanciación privada si le dicen: “vos entrá, te refinancio y después, al
que viene, le pago más”? La famosa cláusula RUFO es una forma restringida de una cláusula
normal en todas las restructuraciones. Es que no se puede privilegiar a un acreedor por otro.
Es normal, está en todas, no es un invento argentino. Lo único nuevo de la cláusula RUFO es
que aparece explícita en los bonos y que, además, tiene una fecha de vencimiento, que es fin
de este año para la deuda emitida en 2005 y 2010. Pero por lo demás es una cláusula normal,
porque es de sentido común. ¿Quién hubiera aceptado una quita del 65 por ciento si después
puede venir cualquier otro y cobrar el 100 por ciento? Quien ofrece la quita tiene que
obligarse a no pagar más. Si no, sería inviable y nadie habría entrado. Es más, sería imposible
cualquier refinanciación.
Esa es la cláusula RUFO, una cláusula normal en todas las deudas. Y es de sentido
común: dice que si el 92,4 aceptó algo, no puedo, a cualquiera que venga, para sacármelo de
encima o porque me lo diga un juez, pagarle más, si no es reconociendo el derecho al restante
grupo de acreedores, a la mayoría, a reclamar lo mismo.
Decimos esto exponiendo los números concretos, porque el señor Singer compró con
48 millones de dólares en 2008, después de los canjes. No le prestó un dólar a la Argentina.
No ayudó ni siquiera a ese modelo de las refinanciaciones perpetuas, eternas. No ayudó nada:
buscó, olió con olfato de buitre, encontró unos bonos “defaulteados” y después encontró un
juez -ahora voy a hablar un poco del juez Griesa, de lo que dijo primero, de lo que dijo
después y de lo que dice ahora- que le hizo el caldo gordo. Pero en 2008 compró los bonos.
No los traía del 94, ni del megacanje ni del blindaje. Los compró en 2008. Y con esos bonos
se presentó al juez y dijo: “quiero el ciento por ciento, intereses y punitorios”. Con 48
millones de dólares compró bonos que dicen de valor nominal 200, pero el juez Griesa le
reconoce, con el interés compuesto…
Esos bonos, además, vergonzosos. Me permito decirlo acá porque es claro. Algunos
bonos, por ejemplo, estaban atados al riesgo país. Entonces, cuando pegaba picos el riesgo
país, embolsaba el dueño del bono.
Esas cosas tuvo que hacer Argentina. Y algunos las hicieron y las convalidaron para
seguir sobreendeudando al país.
Entonces, esos bonos es lo que está reconociendo Griesa. Puso 48 para comprar bonos
al 25 por ciento, que dicen 200, y Griesa dice: “832 millones”.
Y permítanme decirlo: el taxi tiene la banderita baja, siguen creciendo todos los días
los intereses y los punitorios. Así que cuando Griesa tenga que ver a Singer de nuevo le va a
decir: “Esos 800 ahora son 900 y que pague la República Argentina”. Un dólar, 48 millones.
Pero si paga la República Argentina es un escándalo.
Los que dicen que hay que pagar la sentencia de Griesa o son ignorantes, o quieren
volver al modelo del sobreendeudamiento, o quieren llevarnos a 2001, o les encanta tomar
prestado y pagar a cualquier tasa de interés.
Esa supuesta negociación que tenía que llevar adelante el mediador no era una
negociación. Tenía un solo resultado posible para irse de esa mesa con un éxito: pagar los 832
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millones a Elliot y otro tanto a todos sus socios. Esa era la única negociación posible: pagar el
100 por ciento de lo que pedían.
Sin embargo, fíjense los problemas de esa negociación tal como estaba planteada. Ahí
estaban sentados los que tenían 400 millones de dólares en títulos pero los títulos, en esas
mismas condiciones, vienen a ser más o menos 6.500. Entonces, reclamé para negociar: “No
podemos negociar solamente con este pedacito y que la extorsión sea que el juez Griesa no
quiere dejar cobrar a los otros. En todo caso tenemos que negociar con todos.”. Y me dijeron:
“No, ustedes van a negociar primero con ese uno por ciento y pagarle lo que ellos piden,
después vamos a ir soltando los demás, los llamados en inglés me too, para que le vayan
pagando también todo lo que piden”.
Entonces, respecto de ese bloqueo de los cobros que hizo Griesa, si le pagábamos a
Singer para colmo iba a aparecer en el próximo pago con otro Singer que reclamara otro
tanto. Porque Singer tiene, según dicen y reconocen, no esos 800 ó 1.400, sino 6.500 en esas
condiciones. ¿Por qué ellos no lo ponían en la mesa? Porque quieren hacernos negociar bajo
extorsión para después llevarnos a una nueva mesa bajo extorsión y a otra nueva mesa bajo
extorsión. No servía pagar según lo que dijo Griesa porque era ilegal, injusto e inequitativo.
Esto iba a generar más problemas que soluciones, es de sentido común. Después de pagar eso,
vendrían otros, otros y otros. Y después todos los demás, el 92,4 por ciento.
¿Qué iba a decir? En algún tribunal, de cualquier lugar del mundo, pido lo mismo
porque mi bono, el sentido común y la lógica dicen que, si ustedes le pagaron más a otro,
tengo derecho a cobrar lo mismo. Eso se llama cláusula RUFO. Y miren si no iba a aparecer
otro juez Griesa que hiciera una interpretación de esa cláusula RUFO diciendo que había que
pagar a todos lo mismo que se le pagó a Singer.
Entonces, no íbamos a tener una solución, sino que íbamos, entre comillas, a
solucionar un juicio para tener millones de juicios más. Eso era aceptar la sentencia de Griesa.
Cualquier duda que tenga cualquiera, que me pueda decir que ese no es el resultado obvio y
necesario que se impone al pagar lo que pide Griesa que le paguemos a los buitres, que me lo
explique. Porque esto es así. Y no encontramos ningún abogado, ni ningún estudio de
abogados, en Nueva York seguro porque lo consultamos y en la Argentina menos, que ponga
la firma diciendo que la cláusula RUFO no se aplica.
Por lo tanto, es muy fácil decir que la cláusula RUFO es un invento. ¡Que pongan la
firma! Peor, que pongan la plata. Si a la República Argentina se le aplica la cláusula RUFO,
que paguen los juicios que vamos a tener. Si a la República Argentina se le aplica la cláusula
RUFO, que paguen los miles de juicios que vamos a tener y las sentencias. De lo contrario, va
a recaer de nuevo sobre la espalda de los argentinos.
Eso era lo que decía la presidenta de la Nación cuando decía: “Para mí es muy fácil
firmar porque los problemas vendrán después”. Y eso le quiero decir a los que están
sosteniendo que esto es pasarle problemas a lo próximos gobiernos. Pasarles problemas a los
próximos gobiernos es firmarle cualquier cosa a Singer, Griesa, MNL y Aurelius. ¡Eso es
dejar problemas para los argentinos! Es no enfrentarlos, es posponerlo, es entrar en la lógica
del sobre endeudamiento para seguir recibiendo más problemas y más problemas,
condicionando la política económica de los argentinos, generando pobreza,
desindustrialización y haciendo crecer la deuda en una magnitud estimativa de entre 120 mil y
500 mil, según dijo un privado. Sin embargo, me animo a decir que un cálculo razonable sería
de 320 mil millones de dólares más por la cláusula RUFO.
El juez Griesa nos tenía en esa mesa diciendo: “El 30 de junio tienen que pagar y si no
pagan van a caer las cinco plagas que acabo de nombrar. Se les va a devaluar la moneda, le
vamos a pegar al gobierno, no les vamos a dejar pagar en otro lado y no les vamos a dejar
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acceder al sistema financiero internacional. Si no, vendrá otro que alegremente nos pague.”
Son los cinco puntos del programa buitre. “Si no firman, eso le va a pasar a la República
Argentina.”.
¿Qué hizo la República Argentina el día 26 de junio con todas esas amenazas, con ese
coro de señores que decían: “Paguen o mueren”?, lo que hizo la República Argentina en lugar
de pagarle a los buitres fue pagarle al 92,5 por ciento en tiempo y forma, depositando en el
fiduciario la plata correspondiente al vencimiento correspondiente. ¡Y ahí está! La Argentina
tuvo un vencimiento.
Hago alguna consideración legal más y dejo a mis compañeros funcionarios seguir
explicando desde una perspectiva más legal. Sin embargo, esta es la perspectiva económica y
esos son los números.
El 30 de junio pagamos un vencimiento por 1.150 millones de dólares. Eso es lo que
pagó la Argentina. De esos 1.150 millones de dólares, 833 millones son en dólares y la otra
parte son en pesos. Es decir, son 317 millones de dólares nominados en pesos. Este es el
resultado del desendeudamiento. Ahora, una parte de la deuda es en pesos. Veamos bajo la
ley de dónde. Del pago en dólares, de esos 833 millones, 292 millones eran bajo ley de la
República Argentina. De esos 1.150 millones de dólares, solamente eran 541 millones de
dólares. De esos 541 millones de dólares, hay una parte bajo ley de Tokio por dos millones y
hay otra parte bajo ley de Nueva York por 231 millones. Solamente eso es bajo ley de Nueva
York. Y hay otra parte bajo ley de Londres por 308 millones de dólares. La Argentina pagó
todo.
¿Qué hizo el juez Griesa? Su interpretación de la sentencia pari passu, la que
convalidó después el segundo circuito y la que por omisión convalidó la Corte Suprema de
Justicia de los Estados Unidos, fue que la Argentina no puede pagar esto si antes no le paga a
Singer. Y la Argentina fue y pagó igual. Pagó porque lo que venimos a hacer con esta ley es
lo mismo que hicimos en esa oportunidad para defender sus contratos, para defender los
contratos que rubricó este mismo Parlamento, para defender las reestructuraciones con su
quita de 65 por ciento. Fue y pagó, según contrato, en el lugar que tenía que pagar. Y eso ya
no lo discute nadie.
Por eso, lo peregrino y extraño de esa idea, de los buitres, porque el primero que uso
la palabra default cuando pagamos fue el señor Pollack y el segundo fue el señor Griesa, sin
comerla ni beberla porque con eso sí que no tiene nada que ver, salieron a dictaminar que
había un default.¡Porque era el programa buitre! “O nos pagan o default”. Pero hete aquí que
no le pagamos y no hay default. Esa es la situación actual. Se depositó la plata. Ahora si
quieren leo las cláusulas del contrato que tenemos con los bonistas y con los bancos que
distribuyen. La obligación de la Argentina es depositar la plata y, una vez depositada la plata,
la plata es de los bonistas. ¡La plata es de los bonistas! Esto lo reconoció el juez Griesa.
Reconoció que pagamos. Los bonistas reconocieron que pagamos y el Banco de Nueva York
reconoció que pagamos, y que esa plata ya no es nuestra.
¿Qué dijo Singer? Fíjense qué infantil porque se le había desbaratado su estrategia y
su artilugio. Dijo: “Que devuelva la plata el BoNY, que se la devuelva a la Argentina.”.
Como un nene de dos años que se le rompe algo y dice: “Quiero volver el mundo atrás.”.
¡Esto no pasó! Fue y le dijo al juez que devuelva la plata y le contestó el BoNY, el Banco de
Nueva York: “No se la puedo devolver porque no es de la Argentina esa plata. Voy a ir a la
cárcel si la devuelvo, porque yo tengo un contrato con los bonistas, la plata es de los bonistas.
Usted lo que me tiene que decir es si se la doy a los bonistas, si se la doy a los buitres, si la
embarga o qué hace.”.
Por eso, una y otra vez cuando se reúne el juez Griesa en ese tribunal no resuelve nada
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con 539 millones de dólares, que son de los bonistas. Por eso se le armó esa galleta de juicios
que tiene él, que tiene el BONY en Estados Unidos, en Londres. Pero no porque el gobierno
argentino haya instigado los juicios sino porque los bonistas están diciendo: “Señor Griesa,
no se meta conmigo.”.
Una sentencia como un atributo central debe tener judicialmente–no soy abogado pero
muchos de ustedes lo son-, no puede involucrar a terceros.
La sentencia de Griesa tiene una historia, porque trataron de embargarnos todo: la
Fragata, los dinosaurios, los satélites. No pueden embargarlos porque somos un país soberano
que reestructura, que tiene su plata. Tampoco nos pueden mandar el ejército por la doctrina
Drago. Pero por la inmunidad soberana, ya que no nos pueden mandar el ejército, tampoco
nos pueden andar embargando los recursos del Banco Central, del Banco Nación, de los
jubilados. Esos recursos de los jubilados que todos queremos defender se los querían llevar
los buitres. Linda gente los buitres.
Y encontró al juez Griesa. ¿Qué dijo el juez Griesa?: “No puedo embargar nada,
entonces no voy a dejar pagar para presionar.”. Pero Argentina pagó. Entonces, ahora está
diciendo no voy a dejar cobrar, y aparecieron los legítimos dueños de esos fondos diciendo yo
sí quiero cobrar porque es mía, y apareció el banco diciendo qué hago.
El juez no embarga, no distribuye a uno, no distribuye a otro, ni siquiera aplica su
sentencia estrambótica. No la aplica, la deja ahí, y mientras tanto presión, presión, presión;
presión política, presión económica, que va a haber devaluación. Tenemos acá las usinas de
siempre diciendo por los buitres, que son tan buena gente: acá ahora tenemos problemas
económicos, devaluación, problemas del gobierno. ¿Qué están diciendo? Ese es el programa
de los buitres. Páguenle a los buitres, eso es lo que están diciendo.
Argentina arregló el CIADI, arregló el Club de París con todos los países, diecinueve
países, arregló con Repsol sin ningún problema y amistosamente por este Parlamento. Pero
ahora vienen los más especuladores, los más concentrados, los más deleznables de todo el
sector financiero, y encuentran un juez que dice que si no se les paga a ellos... ¿Griesa qué ha
dicho de la RUFO y lo demás? Nada, no dice nada, porque sabe que si se pone a hablar de las
consecuencias de su sentencia, su sentencia se va a caer porque viola soberanía, porque viola
jurisdicción, porque es de imposible cumplimiento y porque no tiene ninguna lógica. Por eso
no habla de nada, dice paguen, paguen, paguen, si no les van a caer las cinco plagas de los
buitres.
Uno tiene que oír a algunos economistas, a algunos voceros internos que leen el
programa buitre y dicen: esto es lo que está pasando y eso es lo que va a pasar. Hay que
preguntarles por qué: porque no se le paga a los buitres lo que quieren.
Recibirán sueldo o simplemente quieren generar perturbaciones económicas, políticas.
Están consustanciados. O piensan que el mejor modelo para la República Argentina es el
modelo de sumisión, sobre endeudamiento y dependencia. Pensarán que ese es el mejor
modelo. Que lo digan, que no lo disimulen de turbulencias que nos llevan a hacer lo que los
buitres quieren.
Contra ese modelo se ha aplicado en estos años, y con resoluciones, con leyes de este
Parlamento, un modelo de desendeudamiento. Agarramos los 81.000 millones de dólares en
títulos defaulteados y un 92 por ciento aceptó quita de hasta el 65 por ciento, y que se les
pague hasta el 2033 ó el 2038, voluntariamente. Entonces, la carga de los intereses de la
deuda son de esta magnitud, que se pueden pagar, que se pagan y que hemos pagado desde
2005 religiosamente. Que les quede claro: eso es lo que quieren voltear. ¿Para qué? Para que
entremos en la lógica de las finanzas, de la especulación, de los circuitos de poder mundial
que arrodillan a los países con endeudamiento externo, que parece que es financiero, pero es
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sumamente político, porque es el instrumento que usan para condicionar las políticas
soberanas de los países. Y lo han usado. Recuerden las misiones del Fondo: venían con la
hojita y después la firmaba algún ministro, que decía privatización, apertura, liberalización
financiera, modernización del Estado, achicamiento. Eso era lo que decía de un lado. Y del
otro venía el pasivo y tachaba: salud, no; educación, no; para jubilados, no; mejora de las
jubilaciones, no; mejora del salario mínimo, no; paritarias, no. Esa lista de los no la
conocemos desde hace treinta años, porque eso decía Martínez de Hoz, pero porque eso
decían después los planes de reforma estructural y de ajuste que hoy está aplicando el sistema
financiero internacional en algunos países del mundo que están en las mismas dificultades
que nosotros sufrimos durante décadas, y que quieren que volvamos a sufrir.
Depositamos los fondos. Esos fondos ya no son nuestros, son de los bonistas. ¿Por
qué traemos esta ley? Que se entienda claramente: porque tenemos un vencimiento en
septiembre, pero en septiembre no podemos volver a depositar en el Banco de Nueva York.
No podemos hacer de nuevo lo que hicimos en junio. Queremos pagar, podemos pagar,
vamos a pagar, pero no podemos hacerlo en el mismo lugar, porque nos van a decir: “¿Cómo?
Si el BONY está bajo el influjo, bajo el hechizo, bajo las órdenes, bajo los dictámenes de ese
juez Griesa, ¿cómo usted le va a volver a dar plata, que ni siquiera resuelve el juez? Ni se
paga ni no se paga, ni va, ni viene, ni vuelve, ni sube, ni baja. Queda ahí, en el limbo
financiero de un banco que dice: yo no puedo pagar, no puedo no pagar, no puedo quedármela
porque no es mía; los otros, que son los dueños, tienen que decirme. Los otros le hacen juicio,
le presentan. Bueno, está ahí, pero no podemos hacerlo de nuevo.
Señores senadores, ¿qué vamos a hacer con el próximo vencimiento? Son 200
millones de dólares. Los tenemos. No nos despeinamos para pagar 200 millones de dólares.
Vamos a pagar. Tenemos que pagar. Nosotros tenemos una respuesta, tenemos una salida.
Eso es lo que marca la ley. Soberanamente no nos pueden impedir pagar. Es una potestad
soberana la reestructuración, son una potestad soberana los pagos de deuda. Queremos pagar,
lo vamos a hacer. No podemos hacerlo en el Banco de Nueva York.
Nos enteramos ayer de que hasta le revocaron su representación en Argentina por
incumplimiento, que ni tiene que ver con esto. El Banco Central encuentra que la
representación del Banco de Nueva York en Argentina no cumple las mínimas cuestiones que
tiene que cumplir. Es el único banco extranjero con representación que no cumple. Entonces,
le revoca. Ahora resulta que pagar al BONY está fuera de los términos del contrato también.
Y nosotros queremos defender nuestros contratos. Queremos defender nuestro contrato con el
fideicomiso, queremos defender nuestro contrato con los bonistas. No podemos pagar en el
BONY. Ideamos una forma de seguir pagando. Tenemos que pagar. Porque he escuchado –no
sé si es así, y lo escucharemos y lo podemos debatir- que otros dicen por qué no pagamos en
un banco que no sea de Nueva York. Entendí eso. Hoy en el BONY ya no se puede pagar
más, incluso porque una de las condiciones, por los contratos que tiene que cumplir, ya no la
cumple, que es tener una representación en Buenos Aires. Habrá otros que no cumplan otras
condiciones, pero el BONY ya no cumple el contrato. Y cuando no cumple el contrato, dice el
contrato que tiene que renunciar, si no hay que removerlo, porque una de las condiciones es
que tenga una oficina en Buenos Aires y ya no la tiene más. Hoy está incumpliendo, hoy el
BONY tendría que decir yo renuncio, y entregar los fondos, los títulos, los nombres de los
bonistas a otra entidad designada. ¿Por quién? Por nosotros –es el otro punto- o por los
bonistas. Bienvenido si los bonistas dicen que quieren cobrar acá porque están muy
preocupados los bonistas, porque de esos 1.000 millones, ley Nueva York hay solo 231
millones, pero en este momento Griesa liberó ley argentina.
Voy a hacer una consideración más técnica. Pero permítanme hacerlo: esa cláusula
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pari passu, lo que dice esa cláusula pari passu, que no aplica en este caso, claramente no
aplica... ¿Por qué digo yo que no aplica? Porque lo dice el Fondo Monetario Internacional, el
Tesoro de los Estados Unidos, el país México, el país Brasil, el país Francia, todos nuestros
amicus curiae, lo dice el Mercosur, lo dice el G–77...; lo dice Dios y María Santísima. Todo
el mundo dice que no era para esto la cláusula pari passu, que es una interpretación tirada de
los pelos para favorecer a esta gente.
Pero lo que dice la cláusula pari passu, aun con esta descabellada interpretación, es
que el país no puede generarles condiciones especiales a determinados bonos, ni siquiera de
pago ni de cadencia de pago; dice condiciones legales especiales. ¿Para qué se aplicaba? Para
que la Argentina no emita nueva deuda externa en mejores condiciones jurídicas que la otra
deuda que había emitido en esos bonos. Pero claramente no era para comparar un bono en
default con un bono reestructurado. Nadie piensa que esa interpretación del pari passu tenga
asidero.
Pero voy a llamar la atención sobre una cuestión técnica: decía que no podrá tener
mejores condiciones la deuda externa. Y ¿qué es la deuda externa? ¿Por qué decía deuda
externa? Porque el gobierno puede emitir un bono proveedores, un título en pesos, y nadie va
a decir que no podía tener otras condiciones que esos bonos. Por eso deuda externa. ¿Cómo la
interpretaron los buitres, y se lo hicieron firmar a Griesa? Le dijeron: Argentina no puede
pagar su reestructuración si no paga los bonos esos con cláusula pari passu. Pero las
reestructuraciones de 2005 y 2010, por la excelente negociación que se hizo, no es solo con
deuda externa: hay deuda de legislación local. Por eso salta el Citibank a decirle que ni
siquiera con esa locura del pari passu se aplica en los bonos ley Argentina. Y el juez Griesa
manoteó los pagos de los bonos ley Argentina. ¿A qué va a venir el juez Griesa? ¿A decirnos
que no podemos incluir a 500 mil jubilados porque hay que pagarle a Singer; que el Banco
Central no puede emitir Lebac porque primero hay que pagarle a Singer? Bonos ley local,
aunque estén nominados en dólares. ¿Qué dijo Griesa? Que no se paguen, le dijo al Citibank.
Y el Citibank le dijo me van a echar de la Argentina –no lo digo yo, lo dijeron ellos–, porque
eso es ley Argentina. Fíjense hasta dónde llega cumplir la sentencia de Griesa, cumplir las
órdenes de Griesa: son inconsistentes, son incongruentes, son ilegales, exceden su
jurisdicción.
Entonces, el juez Griesa dio una orden –lean lo que dice, ya no sé cómo calificarla–
que dice: bueno, lo pueden pagar por única vez. El señor Griesa retiene fondos en el limbo, y
ahora hay cosas que se pueden hacer; una vez está bien, y otra vez está mal. ¿Qué gollete
jurídico puede tener eso? ¿A qué estamos sometidos, a caprichos, a presiones, a lobby, a
mandatos de otro? ¿Porque esa sentencia se la escribieron quiénes? Los buitres. Lean cómo
son las audiencias de Griesa: va el juez Griesa, dice a ver qué hago, y se levanta el abogado
de los buitres; atienda al Citibank –“a ver, pase el Citibank”–, ¿qué tiene usted para decir,
Citibank?; “A”, “B” y “C”; ¿qué hago?, le pregunta al abogado de los buitres. Vayan a leerlo,
no es una parodia, es así. Y el abogado de los buitres dice “dígale esto”, y le da una orden; y
“esto” dice el juez Griesa. Así fue que metió la pata, porque trató de gobernar sobre ley
Argentina e impedir pagos, y mi deuda externa según su propio pari passu. Chocó, la chocó.
Ahora liberó la ley argentina por única vez. Y el Citibank le está yendo a apelar en segunda
instancia, a decirle “cómo por única vez”.
Después, impide pagar esos 300 millones que son ley Londres, plata de los tenedores.
¿Cómo? ¿Confiscándosela? No, manejando la marioneta del banco, diciéndole “usted no
puede pagar”. Entonces, el banco le dice ¿está seguro?; sí, estoy seguro, no pague o, no sé,
esperemos, veamos. Entonces, tenemos la situación de que nosotros pagamos y hay mucha
gente sin cobrar que está reclamando cobrar. No ha reclamado default, ha reclamado cobrar
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porque la Argentina pagó. Por eso los títulos –fuera de que la timba esa la manejan vaya a
saber dónde– hoy valen 79 dólares, no 40 como un título en default. Pero ojo, sé que van a
intentar bajar el valor de los títulos. Otra parodia de esa mesa de negociación: los señores
decían bueno, negocien rápido para evitar el default; “griefault” lo llama un Premio Nobel,
pero no porque sea un default sino porque en inglés quiere decir “el error de Griesa”; no
default, “el error de Griesa”, “Griesa’s fault”. Esto fue dicho por un Premio Nobel y cien
economistas norteamericanos, ¿y le vamos a hacer caso al juez Griesa? ¿Vamos a ser la
escribanía de su sentencia diciendo “bueno, no hagamos nada, que siga el contrato, páguese
en el BONY”? Denle una instrucción al Poder Ejecutivo para ver cómo hacemos para que esa
sentencia imposible de aplicar en ese banco que le hace caso no nos impida seguir haciendo
lo que sistemáticamente venimos haciendo: respetar nuestros contratos, respetar nuestra
reestructuración, respetar a nuestros bonistas, seguir pagando. Eso es lo que estamos
buscando, una solución.
Esta ley tiene tres elementos. Un primer elemento –ahora se va a explicar mejor– es el
pago soberano. Nosotros decimos: el BONY no distribuye, le hace caso al señor Griesa,
incumple. Ya hemos enviado todas las intimaciones del caso al BONY para que haga lo que
tiene que hacer, y no somos solo nosotros. Del otro lado –los dueños de la plata– también le
han pedido al BONY que hiciera algo. Entonces, ¿qué hace el BONY? Va a Griesa y le dice
“qué hago”, y Griesa no le contesta. Entonces, está poniendo en una situación incómoda a
todo el mundo, porque se ha metido con terceros. La sentencia de Griesa no fue embargarnos
las reservas, porque no puede; fue inmovilizar, bloquear el cobro de terceros, una figura
jurídica novedosa; por eso este es un caso de estudio. Eso es lo que dice la ley.
Lo segundo que dice la ley es que vamos a pagar. ¿Cómo? No vamos a hacer nada
muy estrambótico. No podemos pagar en el Banco de Nueva York porque no cumple el
contrato, no podemos pagar en el Banco de Nueva York porque ahora ni siquiera tiene una
oficina local, no podemos pagar en el Banco de Nueva York porque está bajo el influjo de
Griesa y cuestionado por los dueños de la plata. Entonces, decimos que vamos a pagar igual.
¿Cómo le pagábamos al BONY? En una cuenta a nombre del BONY, un fideicomiso a
nombre del BONY en el Banco Central, en la Argentina. Así que no es que vamos a cambiar
el domicilio de pago, porque nosotros no pagábamos en Nueva York, pagábamos en la
Argentina en una cuenta del BONY. ¿A nombre de quién? De los bonistas. Después, el
BONY la distribuía. Eso es lo que no está haciendo, nada más, dejar cobrar. Lo que nosotros
proponemos –y escuchamos otras propuestas– es hacer el pago que viene, en setiembre, de la
misma forma pero con otro banco que no le haga caso directamente; o si le hace caso, que por
lo menos nos pueda explicar por qué, si es ley Nueva York, ley Argentina. Pero no nos
contesta, nos dice “yo hago lo que dice el juez Griesa”, aun cuando el fallo es de imposible
aplicación, viola jurisdicción –lo están diciendo los dueños de la plata–, se metió con deuda
ley Argentina que ni es deuda externa. Entonces, depositaremos en una entidad que haga lo
que tiene que hacer: distribuirla entre los bonistas. Es solo eso. Si ustedes pueden aportar otra
entidad que haga lo mismo...; nosotros encontramos a una, se llama Nación Fideicomisos,
Banco de la Nación Argentina. Pero decidirá el Parlamento. Así que si hay otra u otras, o
quieren facultar al Ministerio de Economía para que probemos con otra, también puede ser.
De hecho, ni está cerrado, podemos facultar al Banco de la Nación Argentina o donde
dispongan los bonistas. Pero olvidémonos del instrumento, porque ya es legal, financiero.
Tendremos que ver la letra chica si alguien se acerca y dice “yo lo puedo hacer”, “soy ley
europea”, “soy ley asiática”, lo que nos digan. Pero que lo hagan, que distribuyan, que dejen
cobrar, que es lo que el BONY hoy no está haciendo. Eso será bienvenido.
Ahora bien, ténganlo en cuenta, nosotros vamos a depositar, pero lo único que
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queremos es tener certeza de que el depósito se hace y que ese depósito va a intentar llegar,
por todos los medios, a sus dueños, que son los bonistas. Vamos a depositar 200 millones y
queremos tener un agente fiduciario que se ocupe de cumplir un contrato, no de no cumplirlo.
Eso es todo por el lado del pago soberano. De la misma forma, porque no es que antes
pagábamos en Nueva York. Pagábamos en la Argentina, pagábamos en una cuenta del Banco
Central. Ahora no va a estar gobernada por un fiduciario, que era antes él. Esto está
contemplado en los .contratos. No nos estamos apartando del contrato. O sea, es básicamente
seguir cumpliendo el contrato. No es una ley muy compleja desde el punto de vista
económico-financiero. “No me cumplieron acá. El que tenía que distribuir no distribuyó. Voy
a pagar acá, para que distribuya, porque no puedo seguir pagando allá.” Esa es la
responsabilidad que tiene el Congreso de la Nación, que es el que entiende fundamentalmente
en cuestiones de deuda.
Como ha ocurrido esto, hay que decidir una vía de acción que nos garantice nuestro
derecho soberano de defender nuestras reestructuraciones de deuda, pero dicho en criollo, de
seguir pagando nuestros compromisos externos. Que nadie pueda decir: “Usted no quiere
pagar: entró a default voluntariamente, incumplió los contratos.” Seguir pagando, seguir
cumpliendo, si no es con el banco anterior, con otro banco, cualquiera sea que nos garantice a
todos nosotros que la plata va a tratar de ir y va a apuntar exclusivamente a sus dueños,
exclusivamente a sus propietarios, que son los bonistas. Que va a cumplir los contratos, que
va a cumplir el contrato de fideicomiso, que va a cumplir los prospectos, que no va a estar
sometido a hechizos, que va a dejar cobrar.
Pero también decimos: si los bonistas, que son los legítimos dueños de los fondos, nos
acercan –y está en el mismo artículo- otra propuesta de cobrar por esta vía, ese circuito
también lo podemos emplear. Escuchamos: no cerramos, abrimos; pero nos ponemos firmes.
Somos un país soberano y vamos a seguir cumpliendo nuestros compromisos. No nos vamos
a amedrentar porque digan cinco puntos del programa buitre cómo joder a la República
Argentina. Vamos a seguir pagando. Tenemos los fondos. Somos solventes. Tenemos la
liquidez. Vamos a seguir pagando: si no puede ser por un canal, tendrá que ser por otro. Si es
dificultoso, iremos y haremos todo lo posible para allanar todas las dificultades y poder pagar.
Pero dice, también: Ábrese el canje para el 7,4 por ciento que no entró. Y más todavía,
porque se ha cuestionado externamente nuestra voluntad de pago: vamos a depositar todos los
vencimientos –el equivalente a ese 7,4 por ciento– en una cuenta a la espera de que la gente
de buena voluntad –no los buitres: los bonistas de buena voluntad– quieran venir a cobrar lo
que les corresponde. A tal punto queremos pagar que consignamos el dinero: no sé si es la
figura exacta.
Vamos a pagar también al 7 por ciento. ¡Vengan! Cambien los títulos y llévense,
además, los intereses vencidos, que están ahí, a la espera de los que quieran cobrar. Que no
venga a decir en esos avisos un fondo buitre que la Argentina –los argentinos– queremos
incumplir, no queremos pagar. Porque vamos a pagar hasta a los que no quieren cobrar
porque quieren cobrar el 1.600 por ciento. A ellos también los va a estar esperando su plata en
las mismas condiciones legales equitativas, igualitarias, para todos los bonistas; y sostenibles.
Por último, les decimos también a los bonistas, y nadie los obliga porque escuché, leí
hoy por ahí… Habrá que ver qué sale en la ley, pero si el proyecto del Ejecutivo es lo que se
aprueba lo que dice es: si algún bonista juzga que, en su conveniencia, le conviene reemplazar
su bono por un bono con ley argentina, en las mismas condiciones, puede hacerlo. No está
obligado, no es compulsivo. Pero si ya no le gusta más la ley extranjera porque no tiene la
seguridad jurídica de que lo dejen cobrar, quédele claro que los tribunales argentinos van a
respetarle sus derechos y va a poder cobrar en la República Argentina.
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Esos son los tres componentes de la ley. No hay más. Pero el fundamental, se nos
acerca septiembre, hemos venido al Parlamento para resolver una dificultad, para explicarla,
trayendo una solución que a nuestro mejor saber y entender –el de la presidenta de la Nación–
va a dar solución y salida a algo que trataron de mostrarnos como un callejón sin salida.
Default o usura, default o pago.
Y no estamos en default, y hemos pagado. Y vamos a seguir así. Porque nadie en su
sano juicio puede creerse y comerse ese caramelito de que no pagar el 1.600 por ciento a una
minúscula cantidad de acreedores pudiendo, queriendo y pagando a la gran mayoría configura
un default: ni acá, ni en ningún lugar del mundo.
Muchas gracias. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el secretario Legal y Técnico, doctor Zannini.
Sr. Zannini.- Muy buenos días a todos y a todas, como dice nuestra presidenta: señores
senadores, señoras senadoras, funcionarios.
Creo que lo ha explicado muy bien el ministro y no queda mucho por agregar.
Simplemente, hacer un racconto sucinto. ¿Por qué estamos reunidos? ¿Qué estamos tratando
de hacer con esta ley? Creo que estamos tratando de evitar volver al 2001. El cumplimiento
de la sentencia del juez Griesa es imposible. Y si la Argentina, la aceptara sin más, volvería
automáticamente al 2001. Me baso no ya en los números que dio Axel sino en lo que dice
Stiglitz en una nota que está hoy en los diarios: Cumplir la sentencia del juez Griesa
implicaría hacia los que no ingresaron, 15 mil millones de dólares, y hacia los que ingresaron,
140 mil millones de dólares. Un total de 155 mil millones de dólares que serían impagables.
Entonces, me hago una pregunta: ¿qué estamos haciendo? Estamos defendiendo la
reestructuración de la deuda argentina.
¿Por qué hubo reestructuración de la deuda argentina? Porque Argentina no pudo
pagar su deuda, porque Argentina “defaulteó” en la crisis del 2001. A partir de que Argentina
“defaulteó” porque era imposible pagar se reestructuró la deuda para poder pagar. Y esta es la
tercera cosa que venimos a hacer: venimos a traer una ley para poder pagar desmintiendo a
quienes dicen que Argentina entró, está al borde o va a estar en default. El caso de Argentina
no encaja en esa definición.
Repito: defendemos la reestructuración porque fue la que permitió que Argentina
creciera, porque pagar su deuda era imposible y por eso la había “defaulteado”.
En cuanto al tamaño de esa deuda decir “el más grande default de la historia del
mundo” indica dos cosas: que fue un default grande, pero, además, la imposibilidad que tenía
Argentina de afrontar tamaña deuda. Cómo va a tener Argentina, que no es el país más grande
del mundo, la deuda externa más grande del mundo. Ese es el problema que estamos tratando
de resolver.
Juicios contra la República Argentina: a partir del default, hubo aproximadamente 900
intentos de embargo fallidos. Este, el del juez Griesa, es el primero con el que los buitres
consiguen un éxito; y el éxito es a costa del país íntegro, del país completo. Esta sentencia es
incumplible porque sería retornar al 2001, pero además, afecta tremendamente intereses de
terceros. Y esto es lo que tiene de inusitado, de exagerado, de terrible, la sentencia del juez
Griesa: que a los tenedores de bonos les ha quitado la plata, a algunos se la ha permitido
llevar y a otros todavía no. Ni siquiera la aplica en igualdad de condiciones a la totalidad de
los tenedores afectados. No es buena para Argentina ni es buena para sus tenedores.
De allí que, en cumplimiento de su deber de pagar, Argentina ha estructurado una
serie de estrategias. La primera fue depositar los fondos tal como se había comprometido en
los prospectos. Hay que recordar que los prospectos contenían el aviso de que podía haber
problemas derivados de embargo porque en 2005, cuando se hizo la primera reestructuración,
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ya conocíamos, ya había habido intentos de embargos sobre bienes argentinos en el exterior.
Y nosotros avisamos en el prospecto que se colgó en la SEC y que estuvo el tiempo que las
normas estadounidenses prevén, se les avisó a los bonistas que este riesgo estaba presente.
Luego, frente a la amenaza que implicaba la sentencia del juez Griesa, se decidió seguir
cumpliendo las obligaciones de la Argentina. Nuestro país pagó. El pago está estructurado en
los prospectos cuando se deposita en la cuenta del fiduciario en el Banco Central de la
República Argentina. Esto, como dice Axel: el dinero que tiene inmovilizado Griesa ya no es
de la Argentina, es dinero de los tenedores. Esto es lo escandaloso de la situación: ha tomado
de rehén a los tenedores para obligar a la Argentina a crear otra vez un gigantesco default de
su deuda. Porque Griesa quiere obligar a la Argentina a “defaultea” su deuda. ¿Cuáles son los
caminos que nos quedan? El juez nos ha cerrado el camino de los prospectos y ahora el
BONY, con su incumplimiento, también está colaborando para no hacer lo que dicen los
prospectos.
Ahora bien: la Argentina imagina que el dictado de esta ley puede ser el mejor camino
para evitar el default y cumplir con el ciento por ciento de los acreedores de la Argentina.
Esta no es una ley para evadir sentencias o las obligaciones sino que es una ley que busca
cumplir las obligaciones. Esta ha sido una característica de todo el accionar del gobierno y de
sus funcionarios desde 2005 y desde 2010 a la fecha: Cumplir estrictamente porque ya que se
reestructuró la deuda, para poder salir de ella y tener el crecimiento que la Argentina necesita,
hay que cumplir con esos prospectos y con el pago de esa deuda. Lo otro es el retorno al
default de 2001.
Entonces, en este proyecto de ley –lo voy a explicar sucintamente porque creo que
todos ya están en su conocimiento– se dispone no el canje de la deuda sino el pago soberano
local. Es un capítulo más de la historia de la Argentina para poder pagar su deuda. Que nadie
diga que la Argentina no cumple con sus obligaciones. La Argentina pone todo el esfuerzo
que está a su alcance para poder cumplir con sus obligaciones. En ese marco éste es el sentido
que tiene este proyecto de ley: hay una sentencia imposible de cumplir, imposible de ser
observada, y nuestro país busca el mecanismo para poder cumplir con quienes son sus
acreedores; pero no sólo con sus acreedores que aceptaron la reestructuración sino también
con todos los acreedores que no aceptaron y que quieran recibir su pago.
La ley fue estructurada en dos títulos. El primero está referido al pago soberano local
de la deuda argentina y tiene lo que yo llamaría su parte general o declarativa. Declara de
interés público el cumplimiento de la obligación asumida en 2005 y en 2010 con los
tenedores de bonos y establece que el objetivo de la ley es fijar los mecanismos a través de los
cuales se podrá cumplir con esta obligación. Entonces, tiene un capítulo referido a cómo se le
va a pagar a quienes adhirieron a las dos reestructuraciones y otro capítulo para cumplirle a
quienes no adhirieron todavía a la ley.
Por último, se la declara de orden público en consonancia con lo que viene
sosteniendo la jurisprudencia argentina: que en los casos de deuda soberana son cuestiones de
orden público que exceden la competencia de un juez comercial.
Básicamente, el mecanismo estructurado es: primero, darle las facultades al Ministerio
de Economía para que pueda apartar al BONY, que no está cumpliendo las obligaciones, y
sustituirlo por otro pagador, por otro fideicomiso; luego, la creación de una cuenta especial en
donde, con una partida presupuestaria respectiva, se pueda depositar a la orden de quienes
han adherido por el camino que pueda diseñar Economía o por el ejercicio del derecho que
los prospectos le dan a los tenedores. O sea, indicar a dónde va a continuar su ruta ese dinero
hasta llegar al bolsillo de quien es su legítimo propietario.
En el tercer capítulo se crea otra cuenta donde se deposita el interés que corresponda
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al 7,6 por ciento que no ha adherido aun a la deuda argentina: es decir, la cuenta del 92,4 y la
cuenta del 7,6. Se especifica, para aquellos bonistas que quieran despreocuparse de los
futuros pagos, hacer un canje a valor nominal de los bonos que tienen por bonos ley
argentina, que no van a poder ser trabados. Este es uno de los tantos caminos. Lo principal es
que permite a la Argentina demostrar que tiene capacidad para pagar, que tiene voluntad y
que actúa de buena fe con sus acreedores y les pone el dinero a su disposición. Así como no
tenemos una norma internacional que haga obligatorio un acuerdo con más del 66 por ciento
de los acreedores, como existe en cualquier quiebra, nosotros no tenemos un lugar en el
mundo para ir a consignar el importe que les corresponde a los tenedores de deuda. La forma
en la Argentina hubiera sido presentarse ante un juez y dejar el dinero consignado para que el
acreedor venga y tome su pago. En el mundo no existe esa cuenta posible de consignar ante
un juez. Entonces, estaríamos consignando los importes ante el Banco Central de la
República Argentina en una cuenta de la que los fideicomisarios podrán llevarse el dinero
para que cobren quienes reestructuren la deuda argentina.
Creo que la ley no tiene más complejidades que ésta: es crear un camino para poder
seguir pagando sin agredir el contrato que tenemos con los tenedores; y este es el cuidado que
hemos tenido en la redacción de la norma. Ninguna de las palabras que dice esta ley deroga lo
que está escrito en los prospectos y todo esto es sin perjuicio del derecho que tienen los
tenedores a elegir su propio camino. De hecho, consta que hay mucho tenedores de deuda –
importantes tenedores de deuda– que han elegido el camino de venir a tomar el dinero en la
Argentina una vez que se pueda crear esta cuenta; y otros, de hacerle juicio al BONY para
que les dé su plata, que tiene retenida el juez ilegítimamente.
Puede haber otra idea mejor, puede haber algún aporte, puede haber algo que se nos
haya escapado. Somos todo oído para enriquecerla. Básicamente, lo que me interesa dejar
para la comprensión de los señores senadores es que este no es un camino de evasión: este es
un camino de cumplimiento; pero no sólo de cumplimiento con los que aceptaron nuestra
propuesta de reestructuración. También es una propuesta de cumplimiento con los que tengan
bonos de deuda argentina y quieran venir a cobrarlos en las condiciones que establecen las
reestructuraciones de deuda de 2005 y de 2010. Más allá de lo que está escrito –es decir, más
allá de la cláusula Rufo, más allá de todo– consideramos la buena fe, porque los deudores no
pueden dar un trato diferencial a sus acreedores cuando tienen un pacto de esta naturaleza. A
diferencia de las quiebras, en donde puede haber créditos privilegiados, en la quiebra de los
países lo natural es que no haya nadie que viva un privilegio; y concederle el pago a los
buitres sería otorgarle un privilegio que inmediatamente deberíamos también darles a los
demás.
Lo que estamos diciendo es que la Argentina va a seguir pagando porque no va a ir al
default: la Argentina no va a volver a repetir su historia. No vamos al 2001. Argentina quiere
ingresar al crecimiento, ingresar en el concierto de naciones con la fortaleza que les da tener
ahí, muy cerca, el fin del problema de la deuda. Porque donde el 7 por ciento ingrese, nuestra
deuda es manejable y pagable al ritmo en que se viene pagando. Y eso es compatible con el
crecimiento de la Argentina.
Además, cuando logremos el autoabastecimiento energético, que este Senado ha
ordenado por ley y ha acompañado en función de la expropiación de YPF; teniendo en cuenta
la riqueza que tenemos, que nos distingue en el concierto de naciones, y cuando la Argentina
salga del problema de la deuda, no va a haber poder en el mundo que pueda pararla. La lucha
es por mantener la autonomía de la decisión en la Argentina. La lucha de sostener la
reestructuración de la deuda es por sostener la viabilidad de la Argentina como país; es para
seguir creciendo y es para ingresar al futuro en las mejores condiciones, con el resto de
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Latinoamérica, reclamando un lugar en el concierto de naciones con la importancia que la
Argentina ha tenido y tiene que tener.
La idea es que la procuradora refuerce en su alocución la necesidad de que declaremos
de interés público este cumplimiento de la reestructuración y la necesidad de que esta ley sea
una norma de orden público, en función de los dictámenes que la propia Procuración ha
dictado, en función de lo que ha actuado el Poder Ejecutivo, en función de lo que ha
dispuesto el Senado de la Nación en materia de deuda y en función de lo que nuestra Corte
Suprema de Justicia ha dicho en la causa "Claren Corporation".
Sr. Presidente (Fernández).- Gracias, secretario Legal y Técnico.
Tiene la palabra la procuradora del Tesoro, doctora Abbona.
Sra. Abbona.- Buenos días a todas; buenos días a todos.
Tal como dijo recién el doctor Zannini, voy a explicar brevemente las cuestiones de
orden público que en este proyecto de ley también se solicita que se declaren.
De alguna forma, esta ley, a mi entender, va a formar parte de ese bloque de legalidad
que sostiene la reestructuración de la deuda pública de la República Argentina de los años
2005 y 2010. Esta cuestión tan importante del orden público, nuestra Corte Suprema también
la tiene establecida a través de distintos fallos; pero hay uno en especial –lo he acompañado
en los anexos que han venido con el proyecto de ley–, que es el fallo en el que recientemente
–creo que en el mes de marzo de 2014– la Corte se expidió. Me refiero al caso "Claren
Corporation", que también es producto de una sentencia del juez Griesa cuando pretende
obtener el exequátur, que había condenado a la República Argentina a abonar el importe de
los títulos alcanzados por el diferimiento de pago de la deuda externa.
En ese fallo de la Corte, "Claren Corporation", nuestro máximo Tribunal nos explicita
de una forma muy clara: la doctrina en el sentido de que el reconocimiento de la fuerza
ejecutoria de las sentencias extranjeras se encuentra supeditado a que ellas no afecten los
principios de orden público del derecho argentino. Si bien en este caso no estamos frente a
una situación estrictamente equiparable en ese plano procesal, ella es asimilable al orden
jurídico sustancial y a la cuestión que abordó nuestro Tribunal Superior de Justicia.
En efecto, el Tribunal sostuvo que el diferimiento del pago de la deuda argentina
contraída con anterioridad al 31 de diciembre de 2001 fue parte de una serie de medidas
adoptadas por el gobierno nacional como consecuencia de la imposibilidad de afrontar los
servicios de la deuda en las condiciones pactadas, orientadas a la finalidad de conjurar los
efectos de la gravísima crisis que hizo eclosión en los últimos días de ese año, cuya extensión
y profundidad fue puesta de relieve en distintos precedentes de esta Corte. Y destacó que en
ese marco fue justamente este Congreso de la Nación quien declara la emergencia pública en
materia social, económica, financiera, administrativa y cambiaria, a través de la ley 25.561,
que es la base de toda esta normativa, que da lugar luego a la reestructuraciones de los años
2005 y 2010, todas ellas de carácter de orden público.
Lo que yo noto es que el juez Griesa, con un artilugio y una estrategia judicial que
indican que sabía que existía esta cuestión, intenta aniquilar o fulminar la reestructuración de
la deuda pública argentina, cuando ella no fue sometida a su jurisdicción, no fue sometida a
todo el trámite judicial que se ventiló en los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque justamente
acá está en juego la inmunidad soberana, que, de todas maneras, cuando la República
Argentina prorroga la jurisdicción en los contratos con sus acreedores, nunca la puso en
juego. Porque además encontraba otro reparo en Estados Unidos, que era la propia ley de
inmunidades soberanas de dicho país, del año 1976. Evidentemente, encontraron algún
artilugio mediante el cual ni la ley de inmunidad soberana de los Estados Unidos ni la
inmunidad soberana que cualquier estado del mundo tiene fue controvertida en estos órdenes
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de pari passu.
Es indudable que si se aplicara en la República Argentina este pronunciamiento
recaído en la causa "NML Capital contra la República Argentina", tramitada justamente en el
distrito de Nueva York, en el juzgado de Griesa, y se efectuaran los pagos a prorrata a los
accionantes en cada oportunidad en que el Estado pague los servicios de sus títulos emitidos
en virtud de las dos operaciones del canje, 2005 y 2010, hasta el monto total de los bonos
originales en situación de diferimiento del pago de los que son titulares estos actores, se
quebrantarían las normas de orden público que justamente conforman este andamiaje jurídico
que sostiene legalmente toda nuestra reestructuración. En el mismo sentido, las previsiones
contenidas en esa decisión contemplan un mecanismo destinado a evitar que la República
Argentina abone la deuda reestructurada sin hacer lo propio previa o simultáneamente con la
no reestructurada en manos de los actores, también en contradicción con la normativa
nacional de orden público vigente en la materia.
A mí me llamó la atención, leyendo la última audiencia que celebró el juez Griesa,
que, refiriéndose a los tenedores de bonos reestructurados, aquellos que nos dieron su
confianza para resignar parte de sus acreencias en pos de nuestro crecimiento, los llamara
"inocentes": inocentes, claro, porque nunca han sido parte en el juicio. Nunca tuvieron la
posibilidad de contar su postura y de defenderse de estos ataques; sin embargo, el juez los
llamó inocentes. Yo diría que se equivocó el juez: creo que son rehenes del juez, no son
inocentes. Porque si hubieran sido inocentes, en cuanto al concepto que uno tiene de
cualquier persona, los debía haber llamado justamente para ejercer el derecho a defensa.
¡Jamás lo pudieron hacer! Jamás lo pudieron hacer: son rehenes del juez Griesa.
Corresponde, entonces, para poder colocar esta noción de orden público en un plano
estrictamente jurídico, decir que está asociada al conjunto de principios que son de un orden
superior −ya sea político, económico, moral−, por los cuales una sociedad, en un momento
determinado de su historia, considera que está estrechamente vinculada a sí misma. Luego, la
conservación de esa organización establecida, de esos principios que no pueden ser alterados
por la voluntad de los particulares, por la voluntad de los individuos, tampoco puede ser
alterada por sentencias y por la aplicación de normas extranjeras, sin que esas sentencias
extranjeras cumplan, justamente, con ese procedimiento que nosotros tenemos establecido en
nuestro Código de Procedimiento: el exequátur. El exequátur es la manera de revalidar una
sentencia extranjera controlando que no esté en contra del orden público argentino. Por eso
entiendo que, en cuanto a estas órdenes de pari passu, si tuvieran que iniciarse en el trámite
del exequátur −reitero: el que establece nuestro Código de Procedimiento−, cualquier juez de
la República Argentina diría que no cumplen con el orden público argentino.
El del orden público argentino es un concepto que además abreva el interés general y
el interés público en categorías distintas a los intereses que se ponen en juego. Por eso es tan
importante el orden público; no es una mera frase. En este sentido, por ejemplo, es la propia
normativa de emergencia la que contempla en sus disposiciones ese carácter de orden público
porque estableció y, nadie puede alegar ahí, derechos irrevocablemente adquiridos. Fíjense la
importancia que tiene establecer el orden público, de manera tal que toda nuestra
reestructuración se encuentra anclada en toda esta normativa que la contiene en sí misma.
En ese sentido, y hablando del orden público, la Corte de Justicia ha consignado que
el orden público se haya comprometido allí donde están en juego normas que en situación de
grave crisis de carácter económico y financiero buscan evitar que los derechos garantizados
por la Constitución Nacional se tornen ilusorios en un proceso de desarticulación de la
economía estatal cuando el cuadro de situación alcance un grado de perturbación con
capacidad suficiente para dañar a la comunidad nacional.
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Y sigue diciendo en otros fallos: Por ello corresponde a los poderes del Estado
proveer todo lo indispensable para salvaguardar el orden público involucrado en la
conservación del sistema político y la orden económica, sin los cuales no podría subsistir la
organización jurídica sobre la cual reposan las libertades.
Como quedó dicho, entonces, la aplicación en el país de lo resuelto en la causa de
NML por el juez Griesa importaría abonar, bien que proporcionalmente junto con el pago de
los servicios de la deuda reestructurada en el marco de los dos canjes de los que hablábamos,
el importe total de esos bonos primigenios en poder de los actores. En tales condiciones, ese
fallo foráneo generaría, a mi entender, una palmaria desigualdad entre los acreedores de la
Nación Argentina y, también, esto en violación a nuestro artículo 16 de la Constitución
Nacional.
En otro plano de análisis, y convergente con esto que vengo diciendo, debemos decir
entonces que el Estado Argentino, como lo han dicho el doctor Zannini y el ministro de
Economía, debe cumplir con el pago de los servicios de la deuda reestructurada: es decir,
aquella resultante de las dos operaciones de canje, en 2005 y 2010, que se basan y se
sostienen en normas de orden público. Luego, las obligaciones que allí asumió la Nación
Argentina no pueden verse afectadas ni cercenadas por derechos de los legítimos tenedores
que adquirieron esos bonos resignando parte de sus acreencias. Quienes, por otra parte, como
lo dije anteriormente, han resultado ajenos al proceso que se ventiló en Estados Unidos, razón
por la cual no deberían ver obstaculizadas sus acreencias a cuyo pago el Estado se encuentra
no solamente legal sino también convencionalmente obligado; nada más.
Muchas gracias.
Sr. Presidente (Fernández).- Muchas gracias a la señora procuradora del Tesoro.
Conforme habíamos acordado, comenzamos con las preguntas.
El primero que ha pedido hacer uso de la palabra es el señor senador Adolfo
Rodríguez Saá.
Tiene la palabra el señor senador Rodríguez Saá.
Sr. Rodríguez Saá.- Gracias, Presidente.
A continuación voy a tratar de hablar sin pasiones, aunque este es un tema que puede
provocarlas.
El señor ministro ha hecho un informe; un alegato político extenso, meduloso pero
desde mi punto de vista se ha referido a algunos efectos y no a las causas.
Estamos en presencia nuevamente, con el escándalo de la deuda externa, ante el
monumento más grande de la corrupción y de la usura internacional. Estamos en presencia de
una maniobra de la usura internacional. No se trata solamente del juez Griesa: se trata de todo
un largo camino.
Por ello, me tengo que permitir hacer tres breves reflexiones: en primer lugar, a la
magnitud. En 2001 debíamos 155 mil millones de dólares. Pagamos, según el proyecto de ley
y según lo informado por la presidenta de la Nación, 190 mil millones de dólares; y debemos,
según los informes del Ministerio de Economía, más de 200 mil millones de dólares. Esto, sin
medir las consecuencias que podrían tener los escenarios −según lo que nos han explicado−:
es decir, lo que se podría generar si se procediera equivocadamente en este camino.
Este endeudamiento es de una magnitud impresionante y a eso no se ha hecho
referencia. Por ello, para hablar de la magnitud, les voy a recordar que en los años sesenta el
presidente John Fitzgerald Kennedy lanzó un plan para Latinoamérica que se llamó “La
Alianza para el Progreso” a efectos de erradicar la pobreza de toda Latinoamérica, y crear las
condiciones económicas y sociales para superarla. Ese plan, –obviamente criticado y que no
se aplicó– era el doble del plan Marshall, que permitió reconstruir a Europa. Estoy hablando
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de la magnitud. ¿Saben ustedes cuánto se necesitaba para obtener agua potable, construir las
cloacas, las viviendas, los caminos; la infraestructura social y económica para toda
latinoamericana? ¿Cuánto costaba? ¿Cuántos miles de millones de dólares? Eran 20 mil
millones de dólares dólares para hacer toda la infraestructura económica y social y sacar a
toda la Latinoamérica de la pobreza en los años 60. Hablamos de 20.000 millones de dólares.
Los países debían aportar 80.000 más, con lo cual el total de todas las inversiones era así.
Nosotros, tomando cualquiera de los datos parciales, vemos que el pago que ha
efectuado este gobierno ha sido de 190 mil millones de dólares. Y podríamos decir que
estábamos y estamos con deudas pendientes, dado que si el default de 2001 es default,
todavía no han terminado de arreglar una parte. Así que seguimos en default, desde 2001. ¡Y
han pagado 190 mil millones!
Y carecemos de viviendas, de agua potable, y tenemos enormes carencias. Tenemos
pobreza y falta infraestructura económica y social.
Entonces, la magnitud es muy importante tenerla en cuenta. Se pasa como
desapercibida; como si no tuviera importancia.
La Alianza para el Progreso era un plan que generaba esperanzas para toda
Latinoamérica. Pero no se aplicó. Creo que tenemos que mirar en la visión que dio el
ministro, y saber qué nos pasó en esa historia que él cuenta sobre la deuda externa.
El historiador Felipe Pigna nos cuenta, en abril de 2010 en qué consistió el empréstito
de la Baring Brothers. Señala que la Legislatura de Buenos Aires autorizó un empréstito de
un millón de libras esterlinas, al 70 por ciento. O sea, que íbamos a contraer un empréstito de
un millón, para que nos dieran 700 mil.
Rivadavia tuvo una ocurrencia inteligente en esta desgraciada historia de la corrupción
argentina: designó un consorcio que fuera a negociar esto. El consorcio lo integraron Braulio
Costa, Félix Castro, Miguel Riglos, Juan Pablo Sáenz Valiente y los hermanos Parish
Roberston. Es probable que si tomamos un taxi y le pedimos al taxista que nos lleve a
cualquiera de estos apellidos, nos lleve a alguna calle de Buenos Aires que rinda homenaje a
estos próceres de la corrupción argentina. Y seguramente en Londres tendrán su calle Parish
Roberston, que eran dos hermanos.
Entonces, fueron a la Baring Brothers y allí dijeron: “No; al 70 por ciento es mucho.
Vamos a dárselo al 85: 70 para Buenos Aires y 15 para el Consorcio”. Y cobraron 120 mil
libras esterlinas de comisiones.
¿Por qué lo cuento? Porque esto significaba construir obras públicas, agua potable en
Buenos Aires, el puerto, etcétera. Pero ninguna de las obras se concretó.
Después, la Baring planteó que cómo se iban a mandar libras esterlinas si era Buenos
Aires, o la Confederación Argentina. Entonces, hicieron barullo y libraron letras de cambio
sobre las casas del consorcio. Ahí se quedaron con otra parte.
Y cuando efectivamente mandaron creo que 375.000 libras esterlinas, no se emplearon
para el fin contratado, sino que se pusieron en el banco. Y dieron crédito. ¿Y saben quiénes lo
sacaron? Los del consorcio. ¿Y saben qué paso? No pagaron el crédito. Y los argentinos
tuvimos que pagar. Sin juez Griesa; sin fondos buitre. Pagamos todo. Es la usura
internacional.
Entonces, el problema que tenemos es la usura internacional. Están todas las
renegociaciones de deuda –incluida la de ustedes– en los juzgados; en los tribunales. Hay
sospechas de corrupción en todo. Por eso, estamos ante la usura internacional. Este es el
problema. Es decir, resolver qué hacemos con el endeudamiento de la magnitud que tenemos
y con este cóctel explosivo de corrupción y usura.
Yo comparto todo eso que dicen que hay que pagar. Queda muy bonito. Pero, ¿qué es
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lo que hay que pagar? La deuda legítima. Lo que había establecido el juez Ballesteros en el
caso Olmos, que había declarado 461 casos de ilegitimidad de la deuda. Pero la
reestructuración de 2005 limpió esto y dijo que toda la deuda que se canjea es legítima. Se
novó.
Recuerdo la reunión del ministro cuando nos explicó que la metodología del Fondo es
obligar a los países a que hagan una novación de la deuda. Y la Argentina hizo novación de
todos los títulos. Entonces, ya no podemos discutir la causa del título anterior. Y todos
sabemos que la prórroga de jurisdicción se estableció en la Argentina en la dictadura militar.
Fuimos críticos todos, por unanimidad. Y evaluando la prórroga entre particulares, la
prórroga del Estado se negoció en la que ustedes llaman exitosa negociación de la deuda
externa. Este gobierno prorrogó en el juez de Nueva York la jurisdicción; en Griesa. Ahora
tenemos que pagar los platos rotos.
Entonces, como ustedes han pedido que propongamos soluciones, yo planteo lo
siguiente: dado la Constitución Nacional establece en el artículo 75, inciso 7°, que el
Congreso debe arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación, ¿por qué no nos
devuelven las facultades que ustedes utilizan y sobre las que después nos traen opciones?
Porque del combo que ustedes arman, nosotros tenemos que elegir. Y nos piden que no nos
abstengamos y que lo discutamos. Por eso estamos discutiendo. Yo hablo en nombre mío y no
estoy de acuerdo. Y propongo que cumplamos los términos de la Constitución y que
formemos una comisión bicameral que se haga cargo de arreglar la deuda interior y exterior
de la Nación, y que con la responsabilidad que tiene todo el Parlamento argentino y la
pluralidad de opiniones y de visiones sobre este tema, hagamos un análisis profundo y demos
a este tema una solución argentina, todos los argentinos. Luego de lo que resolvamos, el
Poder Ejecutivo tendrá derecho a vetar o promulgar nuestra propuesta.
Por eso, mi pregunta es por qué no cumplimos con el artículo 75 inciso 7°, en esta
forma que proponemos.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el doctor Zannini.
Sr. Zannini.- Simplemente, aclaro que los bonos reestructurados no son los que están en el
juicio del juez Griesa. Los bonos que están en el juicio del juez Griesa son los del
“megacanje” y del “blindaje”. No fue este gobierno el que reestructuró en esos términos. El
“megacanje” y el “blindaje” tributaban la idea de que había que pagar más de intereses para
conseguir tiempo. La reestructuración que hizo el gobierno de Néstor Carlos Kirchner fue con
riesgo moral a cargo de los acreedores: ustedes vinieron a prestar a un interés que no pagaba
nadie en el mundo y estaban asumiendo un riesgo; ese riesgo se produjo, por lo cual ustedes
van a cobrar el 35 por ciento de lo que valían. Fue la primera vez en la historia de la deuda
argentina y me atrevo a decir del mundo, en que no se cortó por el lado del tiempo más
intereses, sino por una quita para los acreedores, a quienes se planteó: déjenme crecer y
después cumplo.
La reestructuración de 2005 tuvo la posibilidad de plantear leyes y bajar de veintitrés
jurisdicciones a cinco. La idea general era ir trayendo los bonos a la jurisdicción argentina.
Pero eso era materialmente imposible que lo aceptara una cantidad suficiente de acreedores.
Tenemos ya la aceptación del 92,4 por ciento, porque mantuvimos esa prórroga internacional,
La idea tiene que ser traer todo a la jurisdicción argentina en algún momento; pero
cuando los tenedores acepten, tener jurisdicción argentina, porque no es un camino que el
gobierno pueda transitar solo.
La realidad de la deuda argentina indica que hoy es el momento que más deuda con
ley argentina tenemos emitida, sin ninguna prórroga de jurisdicción. Lo que sí tenemos que
respetar son los contratos que estaban firmados.
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Es falso que la reestructuración de la deuda haya sido la que reconoció la validez de la
deuda. La discusión de la deuda externa fue al comienzo del gobierno del radicalismo, que no
tuvo la posibilidad de repudiarla ni tampoco la fuerza o intención política de romper con la
historia de esa deuda negativa.
Creo que, jurídicamente, se perdió la oportunidad la primera vez que el Parlamento
argentino, luego de la dictadura militar, aceptó pagar esa deuda externa. Ese era el momento.
Llegamos al gobierno con Kirchner y no al poder; estamos tratando de llegar al poder.
La política debería hacerse cargo del poder en la Argentina; las corporaciones lo tienen
todavía y gran parte de esas corporaciones responden a los acreedores externos, a los que
usted ataca al igual que yo.
Cuando llegamos al gobierno, la única posibilidad que teníamos era reducir
drásticamente lo que se había prometido pagar para llegar a una cifra más realista y poder
cumplir. Hasta el día de hoy, estamos cumpliendo. Esta ley no sólo es un hito para seguir
cumpliendo, sino que es un camino. Usted podrá observar que en el artículo 7º ponemos que
al que quiera le podemos dar bonos bajo legislación argentina. Esto no invalida a aquellos que
quieran quedarse en la jurisdicción de Tokio, Londres, Luxemburgo o Nueva York, pero el
camino es para traer toda la deuda argentina a la ley y la jurisdicción argentinas. Es decir, no
es modificando drásticamente las condiciones de una ley, como hizo la dictadura, que
estableció la prórroga de jurisdicción, aun para particulares, como nosotros vamos a defender
la soberanía ahora.
Tiene que ser el momento en que los acreedores –porque, en definitiva, los papeles
siguen estando y las obligaciones siguen existiendo– estén también en condiciones de aceptar,
como la mejor opción, la ley argentina. Para eso se está trabajando con lo que muchas veces
se llama “la dureza que tiene este gobierno para negociar”. Es mentira que seamos duros.
Negociamos con el futuro del país en la mente. Negociamos para solucionar el problema y no
para trasladárselo a otros gobiernos. Esta también es una circunstancia referencial, diferencial,
de la manera en que nosotros renegociamos la deuda.
Si usted estudia las reestructuraciones de la deuda, refinanciaciones de deuda, que se
hicieron desde la dictadura hasta 2005, en todas, un gobierno planificaba para salvarse y las
demandas de los acreedores y los pagos caían en el próximo gobierno. Este fue el primer
gobierno que cambió esa lógica y puso vencimientos al año 38 y 33, porque no pensamos en
el primer gobierno de Néstor, en el primer gobierno de Cristina ni en su reelección, sino que
pensamos en el país. En ese camino queremos seguir estando.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales.- Gracias, presidente.
En primer lugar, nos parece que hay que coincidir en algunas cuestiones porque, de lo
contrario, nos van a poner en una situación un poco complicada.
Nosotros decimos que Griesa juega para los intereses de los fondos buitre. Primero,
pongámonos de acuerdo respecto de algunas cuestiones, porque la intención del gobierno es
que aquellos que no estén de acuerdo con algunas cuestiones o lineamientos del gobierno
nacional serán considerados buitres. Dejemos en claro este tema.
Desde un principio sabíamos que Griesa trabajaba y era funcional a los intereses de
los fondos buitre. Después, sabíamos otra cosa, el gobierno y la oposición, que los fondos
buitre son buitres; les interesa poco el destino, el interés del país y si aquí estamos bien o mal.
Les interesa cobrar y cobrar lo más que puedan.
Esos datos los teníamos en la reestructuración de 2005 y 2010, inclusive cuando
sancionamos la ley el año pasado. Para dejar en claro frente a qué estamos. Si estábamos
frente a esta situación, había que tener la inteligencia de resolver algunas situaciones, entre
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ellas, el juicio en el juzgado del juez Griesa.
Decimos que el Poder Ejecutivo tiene todas las facultades para poner en marcha estos
temas en el marco de la reestructuración de 2005, así como en el pago de las condiciones
justas y equitativas para los que no entraron en 2005 y 2010, poner en marcha acciones para
cumplir con una serie de objetivos.
Quiero recordar la aprobación de la ley 26.886 que está vigente y que, justamente,
apunta a resolver este problema. Recién, el ministro Kicillof decía que le dieran instrucciones
al gobierno.
Antes de continuar, quiero decir lo siguiente: el ministro Kicillof nos trata con mucha
soberbia. No quiero dejarlo pasar, ministro, porque es una falta de respeto que nos diga que si
el Congreso no hace nada, ratifica la sentencia de Griesa y estamos con los fondos buitre, o
que si el Congreso no resuelve y no aprueba la ley que hoy pretende el Poder Ejecutivo se
convierte en escribanía de Griesa. Rechazo terminantemente esa conceptualización para con
el Congreso, ministro. Y Congreso al que usted no le ha informado. Usted no ha cumplido,
primero, con la ley que está vigente.
Quiero ir a la ley 26.886 y en qué contexto se ha aprobado. Está vigente y no nos
salimos de ahí, así que no nos van a correr con el tema de que hay que pagar el ciento por
ciento a los fondos buitre.
Ratificamos la letra de la ley 26.886. En el primer artículo autoriza al Poder Ejecutivo,
a través del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, a realizar todos aquellos actos
necesarios para la conclusión del proceso de reestructuración, surgidos del decreto 1735 y de
aquí la de 2005 y 2010. Esta ley la tratamos en el mes de septiembre del año pasado. La
verdad es que revisé la versión taquigráfica, en ese momento no estaba el ministro Kicillof
sino Lorenzino, que además de que se quería ir, no sabía y no nos contestó preguntas
fundamentales que le hicimos en ese momento.
En marzo del año pasado, el senador Sanz ya había advertido que había que reabrir el
canje. Había que darle una señal a la Justicia porque estábamos a tiempo. Reitero, marzo de
2013.
Luego, el proyecto de ley vino en septiembre. ¿Por qué vino en septiembre? Porque la
Cámara ya había confirmado el fallo Griesa el 23 de agosto del año pasado. Por eso, había
que actuar antes y darle una señal a la Cámara, que ya había establecido el 28 de noviembre
de 2012 el stay. También le había pedido explicaciones al juez Griesa sobre el tema de la
forma de pago y todavía había posibilidad de operar en la Cámara. Por eso, en marzo el
senador Sanz dijo que actuemos y diéramos señales de que, en los términos en que estaban
establecidos los canjes 2005 y 2010, estábamos dispuestos a pagar, sólo en esas condiciones
reabriríamos el canje. En marzo.
Vino el proyecto en septiembre y allí a Lorenzino le dijimos varias cosas. Le dije que
en el trámite judicial en los Estados Unidos, la sentencia dice que desde el momento del fallo
del Tribunal de Apelaciones, 26 de octubre de 2012, los más altos funcionarios de nuestro
país declararon que la Argentina pagaría a los bonistas del canje, pero no pagaría un solo
dólar a los tenedores de los fondos buitres.
Había un discurso allá, en el trámite del juicio, y otro acá, en la Argentina, donde se
decía: Ni aun habiendo fallo vamos a pagar a los fondos buitre.
En ese momento planteé que nos parecieron declaraciones o medidas poco inteligentes
al darnos cuenta y saber frente a quiénes estábamos: Griesa y los fondos buitres.
El ministro de Economía Lorenzino declaró que pese a cualquier fallo y cualquier
jurisdicción, la Argentina no pagaría a los fondos buitres. Y luego le preguntamos –no
contestó– cuál era el plan estratégico del gobierno Inclusive, cuál era el plan B en el caso que
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la Corte fallara en contra. Y Lorenzino no contestó, porque no había plan B. Lo estábamos
analizando porque la Corte ya había fallado en contra en junio de este año.
Acá hay una situación en la que primero el Poder Ejecutivo trae un proyecto de ley
cuando ya tiene las atribuciones. Tiene no solo el artículo 1° de la ley 26.886, sino el 2°, que
ratificamos totalmente, que dice: “Los términos y condiciones financieras que se ofrezcan no
podrán ser mejores que los ofrecidos a los acreedores en la reestructuración de la deuda
dispuesta por el decreto 563/10”. Ese es el canje 2010. Acá está la instrucción al Poder
Ejecutivo.
También había una norma que decía: Exceptúase a los títulos de deuda pública que se
emitan como consecuencia de lo dispuesto en la presente ley, de lo dispuesto en los artículos
7° y 10 de la ley de convertibilidad. Pero también decía, en el artículo 5°, que el Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas tenía que informar trimestralmente.
Señor ministro: usted no ha cumplido. Ni Lorenzino ni usted han cumplido con esta
obligación que tenían impuesta por la ley 26.886 de informarnos trimestralmente la marcha.
Y nosotros, inclusive, votamos a favor, porque todo el proceso de reestructuración fue
acompañado por la oposición y fundamentalmente por la Unión Cívica Radical. Así como
cuando planteó Zannini recién, acompañamos la reestatización de YPF, dimos señales de
política pública, de cómo el Estado tenía que recuperar soberanía hidrocarburífera, también
acompañamos el proceso de reestructuración. La ley 26.017. También acompañamos todos
los decretos que se han dictado, como el 1.735 y el de 2010, y esta ley. La votamos en general
a favor y también así casi todos los artículos en particular, salvo por algunas observaciones
que nosotros habíamos planteado que tenían que ver con qué información nos tenía que
brindar el ministro Kicillof. Porque las herramientas de negociación en el marco de la
reestructuración de las deudas de 2005 y 2010 las tiene el Poder Ejecutivo. Así que acá el
Poder Ejecutivo tiene plenas facultades para poner en marcha todos los cambios y
reestructuraciones que no lleven a incumplir la ley y que tampoco hagan incumplir los
contratos.
Esto fue lo que aprobamos, razón por la cual no estamos de acuerdo en acompañar
este proyecto de ley, toda vez que ya tiene las facultades el Poder Ejecutivo. Y creemos que la
intención del gobierno de traer este proyecto de ley es, por el contrario, hacer copartícipe al
Congreso de la Nación del fracaso de este último tramo de la negociación, de lo que no ha
hecho Lorenzino, de las gestiones que había que hacer antes de que se confirmara en la Corte
el fallo Griesa, como lo hemos planteado permanentemente. Les hemos dicho todo.
En el artículo 1° se plantea el tema del interés público. No estamos de acuerdo con
incorporar la reestructuración de 2010, porque nosotros la tenemos cuestionada. No en el
trámite en sí, sino que hemos pedido a la Auditoría General de la Nación información sobre
quiénes son los que entraron en la reestructuración de 2010. Y la Auditoría ha terminado un
trabajo que todavía la Comisión Mixta Revisora de Cuentas no ha podido evaluar. Hay tres
cajas con datos de todas las instituciones y personas físicas y jurídicas que entraron en el
canje 2010. Por eso no podemos avalar, como plantea el artículo 1°, y legitimar el canje 2010.
Porque lo tenemos cuestionado.
Por eso no pueden llevarnos a dar legitimidad en la medida que no conozcamos lo que
pretendemos saber respecto del canje 2010, sin perjuicio de haber acompañado todo el
proceso y, aun después del canje 2010, haber votado favorablemente en general y también en
particular la mayoría de los artículos de la ley 26.886.
Después, nos preguntamos cuál es la estrategia del Poder Ejecutivo. Porque la verdad
es que el tema del cambio de agente de pago es una facultad que la tiene en el decreto 1.735,
artículo 8°. Hay que tener cuidado nada más con moverse dentro de determinados márgenes.
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Dice así: “Facúltase al ministro de Economía y Producción a realizar las
modificaciones que fueran necesarias en el modelo del Suplemento de Prospecto, en el
procedimiento operativo aplicable en la República Argentina, y en las condiciones aplicables
a los bonos emitidos bajo la ley de la República Argentina…” Y al final dice: “…en la
medida que dichas modificaciones no sean sustanciales con respecto a los modelos aprobados
en el presente decreto.”
Tiene facultades para realizar este tipo de operaciones que dicen que van a llevar a
cabo en el marco de la estrategia que están definiendo. Y lo que desarreglaron con el tema de
llegar al fallo Griesa y con la convalidación de la Corte lo tienen que arreglar. Y tienen que
cumplir con la ley 26.886. Ahí está la instrucción precisa de en qué marco.
No se puede pagar a los fondos buitres el ciento por ciento. El artículo 2° de la ley
26.886 dice que se tiene que pagar en las mismas condiciones que a los que entraron en el
canje. Y ratificamos esa situación. Arréglenla. Arreglen ese tema y busquen los mecanismos.
Con relación a los fondos de inversión que son bonistas que entraron en el canje,
como el caso del grupo Soros o Bass, que ahora están haciendo un planteo al Banco de Nueva
York, cuando leí eso me pareció una buena noticia en términos de que alguien ponga en jaque
al Banco de Nueva York y al juez Griesa. No me parece mal. Me parece que es una buena
noticia que haya otros actores. Obviamente, tienen depositados los fondos. ¿Y quién va a
pagar los intereses? Pero esa decisión es de estos fondos de inversión, que, en definitiva,
pueden llegar a debilitar el fallo Griesa y la manera de cumplirlo por el Banco de Nueva
York. También debilita un cambio de estrategia eventualmente. Esto lo tienen que manejar
ustedes, que son los que hacen las gestiones, los que tienen que manejar la diplomacia.
Supongo que habrán hablado con Soros y Bass, que también estuvo interesado en YPF.
Estas son cuestiones que manejan los negociadores de la deuda en representación del
gobierno argentino, no la oposición. Por eso les dimos instrucciones, no hemos delegado
facultades. Les dimos instrucciones: En este marco negocien. Los que lo hacen son ustedes; y
hasta acá han fracasado en esta etapa que termina poniendo en riesgo toda la situación de la
reestructuración de la deuda 2005 y 2010.
Dígame, doctor Zannini, pero me parece que ustedes hacen referencia, en el artículo
3°, a la cláusula 5.9. Creo que es la cláusula 5.10, salvo que el contrato se haya firmado con
alguna modificación.
He pedido a la comisión el anexo VI…
Sra. Abbona.- Perdón, aclaro un poquito. En el contrato de fideicomiso original, en inglés, es
5.9. Y es en la traducción que está como 5.10. Pero en el original, que es el que está en inglés,
es 5.9.
Sr. Morales.- Porque justamente la cláusula 5.9 plantea un tema. Fíjense que ayer toman la
decisión de quitar el domicilio al Banco de Nueva York en Buenos Aires.
No sé, tal vez en el marco de la estrategia que está manejando el gobierno, tal vez sea
una buena jugada, pero activa el cumplimiento de la 5.9 en la traducción, en la anterior a la
que ustedes citan, que es la que justamente plantea “personas elegibles para ser designados
como funcionarios”. Y una de las condiciones y requisitos es que mantenga oficina en Nueva
York y mantenga oficina acá. Entonces fíjense, ya pierde elegibilidad. Y entonces no
necesitan de una ley, no necesitó Fábrega de una ley para hacer lo que hizo ayer. Eso ya
debilita la situación de agente pagador al Banco de Nueva York. Lo que han hecho ayer
reafirma que ustedes tienen facultades y que el marco de la normativa de los contratos le da
ese tipo de facultades. No necesitan un proyecto de ley que avale lo que ya ustedes, por
instrucciones, tienen preestablecido en la ley 26.886.
Luego, en la sección 5.10, creo que habría que ver cómo acordar. Porque nosotros
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tenemos, en la versión en castellano –para la doctora, para la procuradora– algo que me
parece que habría que ver y corregir. Salvo que, como digo, si han firmado con la cláusula 5.9
está bien.
Pero acá se hace operativo el inciso b), que dice que, en caso de que en cualquier
momento sucedieran algunos de los siguientes hechos: que el fiduciario se vea imposibilitado.
Ustedes pusieron “incapacitados”. No sé si en la versión original que se ha firmado
dice “incapacitados”; habría que repetir el término. Si dice “imposibilitado” el apartado II del
inciso b), habría que establecer “imposibilitado”, y no “incapacitado”.
Pero ahí tienen ustedes, en las distintas normativas, disparadores que les pueden
convalidar esta estrategia, que nosotros no sabemos si va a salir bien o si va a fracasar, porque
son ustedes los que están negociando.
Entonces, ¿qué vienen a echarnos la culpa al Congreso? ¿Cómo puede el ministro
Kicillof decir? “Entonces son ustedes. Están con Griesa.” Y de pronto, casi nos disfrazan de
buitres…
No aceptamos esta situación, ministro, y usted siempre lo plantea así al Congreso.
Tampoco aceptamos que el tema de la deuda y del fallo Griesa sean la clave de todos los
problemas que tiene el país, que tiene problemas mucho más graves de los que sí, usted,
como ministro, tiene que dar cuenta.
Cuando usted se hizo cargo del Ministerio, en noviembre del año pasado, el dólar
oficial estaba en 6,03 pesos; ahora está en 8,14. El dólar blue estaba en 9,92 y ahora en 14,20.
Hicieron una devaluación en enero, antes del fallo. Está bien, echémosle la culpa a los buitres
de todo, pero “entre bomberos no nos pisemos la manguera”. Sabemos que son problemas
que tienen que ver con la economía que usted maneja, ministro.
El tema de las reservas del Banco Central. Estaban en 30.600; ahora, en 28.500. Dos
mil millones menos. De esto tiene que dar cuenta usted. Usted tiene que explicar estas
cuestiones, y explicarnos a nosotros, al Congreso, estas situaciones. No nos vengan después a
echar la culpa al Congreso de las situaciones de mal manejo de la economía, que son
anteriores al fallo Griesa.
En el presupuesto 2014 plantearon un crecimiento de 6,2 y tenemos una caída del
Producto de 1,2 hasta ahora. En consumo 5,7 arriba, y ahora tenemos 0,2 abajo. Se planteaba
una inversión del 8,5 por ciento y tenemos -6,2 por ciento. Exportaciones: se decía que iban a
crecer 8,5 y decrecieron 10 por ciento. En cuanto a las importaciones, en el presupuesto
dijeron, como variable macro, que iban a crecer el 10,2 por ciento y decrecieron el 8 por
ciento.
Háganse cargo de esto, ministro. ¡No nos van a venir a echar la culpa después al
Congreso de esto! Porque esto tiene que ver con quien maneja la economía. La inflación: 10,4
por ciento; y tenemos acumulado un 21 por ciento de diciembre a junio. O la devaluación, un
16,1 y ya vamos por el 25 por ciento. Tipo de cambio, el dólar, 6,33 y estamos en 8,14.
Estos son datos de variables macro de los objetivos de política económica que están
en el presupuesto 2014. Usted tiene que darnos explicación de eso, y en el marco también del
artículo 5º de la ley 26.886, en donde usted nos tenía que informar trimestralmente, y resulta
que ahora nosotros nos vamos a convertir en buitres porque no acompañamos este proyecto
que pretende el gobierno; que tiene facultades para hacerlo.
También queremos preguntarle –y esta es una pregunta concreta–: ¿qué han firmado
con Chevron? ¿Qué jurisdicción han establecido con Chevron?
Por eso es delicada la situación. Por eso es complejo y Griesa nos termina poniendo en
jaque y los fondos buitres nos terminan poniendo en jaque, porque este señor Lorenzino, que
se hacía el vivo, no hizo las cosas que tenía que hacer cuando estábamos en la Cámara de
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Apelaciones y antes de que se resolviera el fallo del juez Griesa. Por eso, nos ponen en esta
situación.
Con China se ha firmado un contrato según el cual, en la cláusula 40 a) y 40 b), la
Argentina renuncia a su inmunidad soberana, y en la cláusula 38 la Argentina acepta el
sometimiento a los tribunales ingleses. Ahora, con China, para pedirle la plata para las
centrales hidroeléctricas. Entonces, los chinos supongo que deben estar pensando: “Che,
guarda con estos. Porque nos dicen que vamos a la legislación inglesa, nos dicen que no
tienen que entrar en default…”–porque esa es otra; la cláusula 21, en el punto 4), dice que
para avanzar con el acuerdo con el gobierno, el país además se obliga a no tener ningún
incumplimiento en materia de deuda soberana.
No sé. Acá dicen Zannini y Kicillof que no estamos incumpliendo. Yo sé que tiene
voluntad de pago y que se ha hecho un depósito, y que está haciendo el gobierno un gran
esfuerzo; lo sabemos y lo reconocemos, pero ya resulta que estamos ahí con que el Plan B es
bastante complicado, porque hay un fallo y hay que ver cómo se sale de eso.
Entonces, ahora ustedes nos quieren hacer copartícipes de ese fracaso. En esto no
estamos de acuerdo.
Si con China firman esto, los chinos deben estar pensando esto: “Che, incumplen;
¿qué vamos a hacer? ¿Le prestamos la plata o no le prestamos? Mirá que los argentinos, el
gobierno, te firman legislación inglesa y después te van a meter legislación argentina. Te va a
meter pago en Londres y después te van a querer pagar en el Banco Nación… No sé, ahí, en
algún pueblo, qué se yo…” Se deben estar planteando esto.
También, por eso pregunto lo de Chevron. ¿Cuál es la jurisdicción? Porque si esto es
así, hay una estrategia errática. Además, desde el punto de vista estratégico es un error traer
este proyecto de ley. Es equivocado. Porque, ustedes saben, los mercados de valores son muy
sensibles, y si hay una estrategia reservada, que es la negociación y cambiar y decir: “Tomá
este título, dame tu título, tomá acá, yo te deposito la plata en el Banco Nación Fideicomiso”,
esas son negociaciones que se hacen con los bonistas. Y ustedes traen acá un proyecto de ley
que, hasta desde el punto de vista estratégico, es inconducente. Nosotros no vamos a formar
parte de que haya un nuevo fracaso en el tema.
Si va bien, va bien, pero son ustedes los que saben; son ustedes los que tienen que
haber hablado con Soros, son ustedes los que tienen que haber hablado con Bass. Son ustedes
los que tienen que hablar con los bonistas y saber si este 93 por ciento va a entrar. Y si entran
a esta estrategia no necesitan ley, necesitan gestión económica y financiera, que no la tienen,
porque no hablan.
Esto es lo que nosotros vemos que está mal, y entonces no queremos ser copartícipes
de un nuevo fracaso, presidente, y ministro.
Hay otras situaciones que usted ha dicho, que no son así, que no están en los
contratos. No está concretado el pago a los bonistas, porque en el prospecto, como decía
Zannini “que dicen los buitres y Griesa querían cambiarnos y modificarnos todas estas
cosas…” Esto lo sabemos, así que no nos vamos a dar letra. En la descripción del marco de
situación y en el diagnóstico de la situación podremos tener visiones distintas.
El ministro ha hecho una evolución de la deuda pública que yo la comparto. La
primera vez que un gobierno puede generar superávit para cumplir con capital ha sido de
2003 a 2005. Sólo en esos años. Todos los años anteriores se renegociaba para poder pagar la
deuda y se capitalizaban intereses. Entramos en un círculo vicioso en todas las gestiones de
gobierno.
Por eso, como hay un debate sobre esta cuestión, nosotros hemos presentado un
proyecto de ley para crear una comisión investigadora de la deuda pública, desde el gobierno
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de María Estela Martínez de Perón hasta acá; dictadura, Alfonsín, todo; megacanje. Todo.
Los que tengan que ir presos, que vayan presos. También canje de 2005 y canje de 2010.
Sería muy bueno que pongamos en marcha la comisión investigadora para determinar
las responsabilidades. En esa línea de análisis que ha planteado el ministro yo estoy de
acuerdo. Comparto porque es la realidad objetiva de la evolución de la deuda.
También nosotros hemos acompañado el proceso de reestructuración de 2005 porque
lo vimos bien. Y acompañamos, teníamos reuniones periódicamente con el ministro de
Economía de ese momento, Roberto Lavagna, que daba información a la Comisión de
Presupuesto sobre cómo iba la marcha. Hemos acompañado la ley, en septiembre del año
pasado, donde están las instrucciones de las que no se pueden mover. No necesitan la ley
porque tienen los contratos y tienen los prospectos que establecen variantes para que el
Gobierno zafe de la situación de un fracaso que han generado los propios funcionarios en este
último tramo. Y nos ponen esto como “espada de Damocles”, como dice el senador
Giustiniani.
Sin embargo, como decía ayer, la espada ya nos ha caído en la cabeza. Nos cayó en la
cabeza, como el peronismo acompaño en 1983 a Alfonsín. Zannini ha dicho que nos hicimos
cargo de la deuda. Es posible, acepto esa crítica de la gestión de Alfonsín pero también
pongámoslo en ese contexto porque necesitábamos consolidar la democracia. No quiero ir a
la discusión que planteaban porque usted debe haber trabajado con Luder y yo milité para
Alfonsín, inclusive era fiscal en una escuela. Eran situaciones muy complicadas porque había
un proceso inflacionario en toda la región, no teníamos ni la soja y sólo había democracia en
la Argentina, en el resto de los países había dictaduras. Fuimos nosotros los que marcamos
todo un proceso democratizador en la región con el ejemplo, sentando a los altos jefes de las
cúpulas militares en el banquillo de los acusados. Es decir, no nos apartemos de los
contextos.
¡Ahora vienen con esta situación! Y nos van a echar la culpa si votamos en contra o si
no estamos de acuerdo, de que somos fondos buitres. No se lo acepto al ministro porque
hemos acompañado todo ese proceso y porque además ustedes tienen las herramientas.
¡Háganse cargo! Ha fracasado la última etapa. ¡Háganse cargo! Hemos desarrollado acá
algunas de las normativas de los contratos y del prospecto que les dan a ustedes herramientas
para hacer esto. Quienes saben si va a prosperar o fracasar esta estrategia son ustedes, porque
son los que hablan con los bonistas.
Reitero, para el ministro y el doctor Zannini especialmente: no sé si con la actitud de
Soros y Bass, de estos fondos, están poniendo en jaque al banco, y si van a seguir con esta
estrategia porque han elegido el camino de ir vía juicio contra el banco. No sé si van a estar
de acuerdo en cambiar de jurisdicción. Tal vez ustedes han hablado y van a aceptar, y van a
aceptar otros títulos eventualmente. No sé; eso lo saben ustedes.
Tampoco sé si nos lo tienen que decir acá porque hay cuestiones que se manejan en estricta
reserva cuando se habla de la negociación para la restructuración de una deuda. Son temas
muy sensibles y por eso les dimos las instrucciones en la ley 26.886.
En todo caso, le dejo la pregunta de cómo han firmado la jurisdicción con Chevron y
cuál es el plan. Es decir, si han hablado con los bonistas y creen que va a ser exitosa esta
estrategia. Sé que es difícil, no queremos dejar de acompañar al gobierno porque es
acompañar al país en materia de deuda, pero consideramos que la ley 26.886 ya les marca la
chancha. Les dice “hagan esto y no tal cosa”, que es pagarle el ciento por ciento a los fondos
buitres.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el Secretario Legal y Técnico.
Sr. Secretario Legal y Técnico.- Senador Morales, menos mal que usted no es el Parlamento
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porque, más allá de la representación provincial que ejerce, ha actuado bien distinto a lo que
usted ha hecho. Siempre ha tratado, en los años que estamos en la función pública, de ayudar,
de acompañar y de compartir con el Poder Ejecutivo el esfuerzo de hacer crecer la Argentina.
Ha sancionado leyes que han sido revolucionarias para la Argentina. En materia de derechos
humanos derogaron la ley de obediencia debida y de punto final. Es decir, no vamos a venir a
señalar esto. Menos mal que usted no es el Parlamento porque, por un lado, nos critica que
unos pocos decidan sobre la deuda y, por otro lado, nos dice que el Parlamento ya dio todas
las facultades. Tiene un muy buen recurso retórico, que es hablar de todo para que no se hable
de lo específico.
No quiero caer en la reversa de ese argumento retórico, voy a tratar de ceñirme a la
cuestión del proyecto de ley que hemos traído, porque no me olvido que hemos venido al
Parlamento a buscar que usted, la Unión Cívica Radical y los partidos con representación
parlamentaria acompañen esta estrategia del país. No hemos venido a un concurso de
vanidades ni a un concurso de agresiones, venimos a buscar el voto de ustedes para que
acompañen. Y le explicó por qué es necesario sancionar este proyecto de ley más allá de que
no nos apartamos de la apertura del canje que contiene la ley 26.886 que usted cita, que está
citada también en el artículo 7 de este proyecto. A ese canje nos estamos refiriendo.
Sucede que, para poder hacer los cambios en el contrato, no hay autoridad argentina
que tenga la facultad, salvo que se especifique claramente que es de interés público y que es
de orden público. Venimos a buscar esa declaración porque en la práctica es lo que le va a dar
poder al ministro para que pueda tomar decisiones que no cuenten con la colaboración del
BoNY porque en el prospecto el banco tiene una colaboración que prestarle a la Argentina
para cambiar ese documento.
¿Y qué pasa si no la presta? ¿No vamos a hacer nada? Lo más probable, por la actitud
que ha tomado el BoNY, es que no colabore con la Argentina y entienda que cualquier cosa
que haga por la Argentina, a pesar de que tiene el prospecto, sea una forma de colaborar que
le pone en la mira del juez Griesa. Es decir, este proyecto de ley es muy importante y otorga
facultades que no tenía el Poder Ejecutivo por virtud de las leyes anteriores. Es muy
importante que discutamos esto.
Además, hay un aspecto práctico porque tenemos obligación, por prospecto, de
depositar en la cuenta del BoNY. Está previsto si lo sustituimos, iremos a la cuenta de otro,
pero no está previsto que no tengamos otro. Tampoco está previsto cómo actuamos, que es lo
que estamos previendo en este proyecto de ley. Es decir, una cuenta para los reestructurados y
otra cuenta para los no reestructurados. Sin eso el pagador del Ministerio de Economía no
podría girar los fondos a otra cuenta que no sea la del BoNY.
Entonces, este proyecto de ley soluciona carencias que las otras leyes, con haber sido
correctas, con haber habilitado las reestructuraciones, no solucionan para este caso concreto.
Respecto de qué actitud van a tomar los bonistas, lo que tratamos de hacer en el proyecto de
ley es darles total libertad para que no se sientan agredidos por el ejercicio del imperio del
poder de la Argentina. No los vamos a obligar a que cambien de jurisdicción, sino que les
vamos a permitir que cobren por el camino que ellos elijan.
Nadie puede decir en este momento cuántos de esos bonistas van a aceptar, cuántos
van a querer especular y esperar hasta el 31 de diciembre, y cuantos van a querer colarse y
tratar de hacer lo que hacen los buitres, conseguir otro monto. Nadie puede decirlo. Peor
todavía cuando hay un juez que no ha tenido en cuenta que el 92,4 por ciento estuvo de
acuerdo con la restructuración que la Argentina llevó a cabo con el apoyo de su Parlamento.
Y sólo el uno por ciento le hizo al juez hacer un análisis de la deuda Argentina sin potestad
porque tenía que resolver sobre un caso concreto, no sobre toda la deuda. Pero su decisión
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afecta la totalidad de la deuda, ahí está actuando fuera de su jurisdicción.
Por eso hemos ido a la Corte de La Haya a pedir que los Estados Unidos se hagan
cargo de lo que ese juez está haciendo. No estamos pidiendo en La Haya que se solucione el
problema entre la Argentina y el BoNY porque para eso tenemos el prospecto. Tampoco que
se solucione el problema entre la Argentina y sus acreedores porque para eso tenemos este
proyecto de ley y las otras dos leyes. Estamos pidiendo que expliquen en La Haya por qué un
juez tira abajo toda la capacidad que tienen los países en su soberanía con un fallo que no se
le había pedido que dictara y mucho menos en esas condiciones. Es decir, no creo en la teoría
de la incapacidad, que a este resultado se llegó porque la Argentina no estuvo bien defendida.
Están todos los abogados contestes en que la Argentina tenía razón y que el fallo es ilegal e
ilegítimo.
Ante esa posibilidad, no había pericia de abogado alguno que salvara a la Argentina.
Con un juez que resuelve mal, que es irrazonable, que dicta una sentencia incumplible no hay
posibilidad de que un buen abogado mejore la perspectiva de ser condenado en ese juicio, y
usted lo sabe.
Sr. Presidente (Fernández).- Doctor Zannini, ¿le permite una interrupción al senador?
Sr. Zannini.-Sí.
Sr. Morales.- Sobre el tema de interés público. En todo caso, doctor, de todo lo que usted
acaba de contestarme, me parece que el argumento más fuerte puede ser la declaración de
interés público.
Sr. Zannini.- Es uno.
Sr. Morales.- Porque en verdad, todos los artículos que siguen están dentro de las
posibilidades que le dan los contratos…
Sr. Zannini.- No, la cuestión de la cuenta no, senador. La creación de la cuenta en el Banco
Central y poder depositar y habilitar la partida…
Sr. Morales.- Acaban de sacar al Banco de Nueva York de Buenos Aires. Eso hace operativa
la cláusula 5.9 ó 5.8.
Sr. Zannini.- Eso suma un argumento para que Argentina sostenga con éxito que el BoNY
no puede seguir siendo el fiduciario, y eso se va a utilizar, y eso estaba en el prospecto…
Sr. Morales.- Bueno, pero con una norma operativa del Banco Central. ¿Con qué facultades
lo han hecho? En el marco del contrato…
Sr. Zannini.- Senador, con eso no soluciona todo. ¿Qué pasa si no está el BoNY? No tiene
usted solución en el prospecto si no está el BoNY…
Sr. Morales.- Bueno, pero…
Sr. Zannini.- … y el BoNY no se da vuelta y le da todos los datos a otro fiduciario…
Sr. Presidente (Fernández).- Senador, por favor, espere un segundo.
Sr. Zannini.- … que nosotros y los tenedores de deuda podamos designar. Si no podemos
designar, ¿dónde quiere que pongamos la plata? ¿Se la volvemos dar al BoNY? ¿se la
giramos a Griesa? La tenemos que poner en el Banco Central y tenemos que tener…
Sr. Morales.- Está bien, entiendo esa lógica, y la comparto…
Sr. Zannini.- Si la comparte, vótela, senador.
Sr. Morales.- No, pues si ustedes tienen facultades, si ya les hemos dado las instrucciones…
Sr. Zannini.- No, para eso no, senador. Está bien, si la idea es que parezca…
Sr. Morales.- No nos van a hacer copartícipes del fracaso de esta parte.
Sr. Zannini.- … que no nos entendemos…
Sr. Presidente (Fernández).- ¿De qué fracaso?
Sr. Zannini.- … está bien, no nos entendemos. Pero yo creo que usted entendió muy bien la
diferencia entre votar la ley y no votar la ley. Lo que pasa es que no quiere asumir esa culpa
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que usted dice. Nadie le va a echar la culpa de nada, porque al que no hace, nadie le echa la
culpa. Acá en la Argentina a los únicos que le echan la culpa es a los que hacen algo.
Sr. Morales.- Doctor, tienen todas las facultades…
Sr. Presidente (Fernández).- Senador, un segundo. Espere que termine de hablar el
secretario.
Sr. Morales.- Es que estaba hablando yo.
Sr. Presidente (Fernández).- Así lo escuchamos a usted. Ahora hágalo usted.
Sr. Morales.- Entiendo la lógica. Aparte se desprende que la decisión del Banco Central de
ayer, más vale que lo que sigue es institucionalizar un mecanismo de pago alternativo. Más
vale. Primero esa decisión y luego… Tiene lógica. No le discuto la cuestión de la lógica que
tiene eso. Pero lo que yo le estoy diciendo es que tienen facultades para eso.
Con relación al tema de interés público, más que la declaración está la naturaleza de la
situación o del hecho que pueda ser interés público o no. Porque podríamos declarar de
interés público el viaje de la presidenta y los legisladores a la asunción de un presidente tal y
no va a ser de interés público. La naturaleza de la situación, tal como lo ha resuelto la Corte –
hay un fallo de la Corte, que recién ha dado lectura la procuradora del Tesoro- que da cuenta
de que estamos frente a una situación de orden público en los términos del inciso 4) del
artículo 517 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que es el que están
planteando, y para fortalecer la aplicación de este inciso 4), que dice: no se va a cumplir la
sentencia en la medida en que la sentencia no afecte los principios de orden público del
derecho argentino. Entendemos la lógica. Pero la naturaleza de la situación hace que sea de
orden público, no sé si de interés público. Entonces, por más que nosotros dictemos una ley,
la condición de orden público la da la naturaleza de la situación del tema de la deuda y cómo
impacta en la realidad argentina.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el ministro de Economía.
Sr. Kicillof.- Senador, la verdad que me voy a ceñir a la cuestión de esta ley, no porque no
quiera hablar de bueyes perdidos, de ex ministros, de situaciones, del partido, de su partido,
que efectivamente acompañó la reestructuración de deuda. Incluso tuvo de candidato a
presidente en 2008 al ex ministro Lavagna, como si fuera poco.
Me parece que el problema tiene una alta complejidad. Voy a ser directo: se le escapa
completamente a usted esa complejidad. Le explico por qué. Porque si usted lee con
detenimiento la ley, las tres cosas que dije yo que vamos a hacer no están previstas en la ley
anterior. No está previsto depositar en el Banco de la Nación Argentina aun sin que se
cumplan completamente o se perfeccionen todos los instrumentos del contrato de
fideicomiso. Esto es así porque el BoNY incumple pero bajo el paraguas de Griesa. Entonces,
el factor que usted denomina fracaso se llama un fallo intempestivo, inesperado, injusto,
ilegítimo de un juez de Nueva York y su convalidación por el Segundo Circuito. Perdone que
lo considere pueril, pero aunque haya ido Lorenzino, yo o quien sea a llevarles flores al
Segundo Circuito, como están siguiendo una interpretación de pari passu que no se la cree ni
su abuela, entonces han decidido eso; no es cuestión de gestos y señales. Han decidido
convalidar, el juez Griesa y quienes después tomaron ese fallo, una interpretación de pari
passu con la que no está de acuerdo absolutamente nadie y era imprevisible.
Ante esa imprevisibilidad… Especialmente me tomé el trabajo de leer a todos los
analistas de mercado –la verdad que no suelo leerlos mucho, como Moddys y todos esos,
porque no la pegan nunca- y nadie decía que no iba a tomar este caso la Corte Suprema de
Estados Unidos. Nadie. Así que han ocurrido determinados eventos imprevistos, injustos que
cambian muchísimo el cuadro de la situación de la deuda reestructurada, de forma tal que la
verdad es que vale la pena ante estos acontecimientos venir al Parlamento, cosa que he hecho.
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Ustedes sacaron esa ley, pero no se instrumentó ese canje. Esa ley no instrumentó el canje
porque esa ley abrió el canje para los bonistas en default pero nadie vino a pedir que se
estructure, nadie vino a pedir que se instrumente y nadie vino a pedir que se instrumente
porque le importa tres rábanos a Singer que nosotros le demos los canjes anteriores. Ha
encontrado un sistema judicial que ha convalidado esta interpretación, que además es de mala
fe, porque en 2004 –esto figura, si se toma el trabajo de leerlo- Singer y Griesa se guardaron
para el momento apropiado el pari passu porque a fines de 2003 y principios de 2004 al juez
a Griesa se le preguntó sobre esta posible interpretación de pari passu porque la habían
aplicado en otro caso estos mismos señores, y Griesa dijo: es una interpretación muy extraña
la que ustedes traen. Y después falló que era la interpretación correcta.
Aquí han ocurrido cosas que ponen a la República Argentina ante situaciones
inesperadas por la ley anterior, por la otra ley y por la situación de la reestructuración, y me
animaría a decir yo a escala mundial. Es una novedad.
Yo vine acá a hablar con los jefes de bloque de las dos cámaras, vi a algunos de
ustedes, ni bien esto ocurrió. Pero antes ese canje no se había instrumentado y no se había
hecho, no había mucho que informar. No se abrió porque no vino nadie. No vino nadie
porque los buitres son buitres, no querían el canje, querían al juez Greisa. Y eso es lo que han
hecho, y lo han hecho hasta el final. Han conseguido que la Suprema Corte de Estados
Unidos les dé ese lugar, lo cual también fue inesperado para todo el mundo. Digo para todo el
mundo porque basta leer los diarios extranjeros.
Ha ocurrido un hecho inesperado y, además, desafortunado. Digo desafortunado para
muchos más que nosotros, porque están muy preocupados el presidente de China y los
presidentes de todos los países de la región. Me parece que convertirlo en la banalidad del
fracaso de una negociación solo puede tener un fin político, pero me animo a decir que no da
con la jerarquía de este Parlamento que usted llame a esto fracaso. Sé que la palabra fracaso la
he oído cuando vine a hablar de Aerolíneas, de Repsol: fracaso, fracaso, fracaso, aun con
cosas que ustedes han apoyado. Entonces, la verdad que no lo honra que la vuelva a aplicar
ahora, ante una situación tan compleja, donde nosotros reconocimos la complejidad y vinimos
al Parlamento en busca de soluciones. No se le cayó de su cabeza una mínima solución para
esto ni un mínimo camino, nada más que decir fracaso, que no le gusta Lorenzino, que yo no
hice tal cosa y que tendríamos que haber llevado flores al Segundo Circuito, abierto el canje
antes. Me hace acordar también lo de Repsol-YPF, que la han votado, y agradezco ese
acompañamiento y lo valoro, pero también recuerdo que en la discusión siempre el punto es:
se tendría que haber hecho antes cuando yo dije que había que hacerlo. Bueno, pero usted
mismo que está en política y que viene a decirnos que la convalidación de toda la deuda de la
dictadura se hizo en determinadas condiciones históricas, reconoce que las cosas se hacen en
política cuando hay determinadas condiciones. No dijo Zannini que no hubiera condiciones –
después podemos ver la versión taquigráfica–; dijo algo así como “donde no dio la
oportunidad”. No vino tampoco a criticarlo. Simplemente, dijo cuál fue el momento en el que
se convalidó la deuda de la dictadura, sin apreciaciones de si fue un error o de quién la apoyó.
Lo dijo porque es así. Después, ya había cambiado los títulos.
No fuimos nosotros los que innovamos esos títulos. Esos títulos se cambiaron en el
Plan Brady, en el Megacanje, en el blindaje. Ya no existen siquiera los tenedores porque los
cambiaron, probablemente a propósito, etcétera. Pero no se puede hacer el cambio de banco
como está planteado acá sin que lo convalide este Parlamento. No se puede hacer, no puede
tomarse esa atribución el Ministerio de Economía. Me animo a decir que si yo hubiera
tomado la determinación, usted hubiese reclamado que lo hice fuera de mis atribuciones.
Estoy prácticamente seguro porque lo que leyó; lo hemos leído con mucho detalle. Además,
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conociendo esta afinidad con la palabra “fracaso”, hubiese dicho “fue un fracaso, se equivocó
y no podía”.
Comparto con Zannini que necesitamos del primer artículo de esta ley para que
nosotros podamos hacer ese cambio y del apoyo del Parlamento. Y no me está indicando a mí
hacerlo, me está dando la facultad y la posibilidad para hacerlo.
Si de estrategia se trata, hemos visto que, en este juicio, los actores que están del otro
lado son muy dinámicos; hay novedades todos los días. De lo de Soros nos enteramos un día,
y lo que va a hacer el BONY con lo que pasó –debido a lo que decidió en su autonomía, en su
independencia, el Banco Nación, pero no por este juicio– tampoco lo sabemos. Va a haber
novedades todos los días, y las vamos informando bastante frecuentemente en conferencias de
prensa por los diferentes medios; no siempre podemos venir al Parlamento. Pero la verdad es
que ese canje no se había implementado, y hoy estaríamos pidiéndoles a ustedes,
efectivamente, implementarlo si es que vienen, porque puede que no vengan los holdouts y
los buitres. Entonces, les pedimos algo más que no está en la ley 26.886: déjennos depositar
el equivalente al pago de intereses. Eso no está, y si lo hiciéramos sería ilegal; no está en
ningún lado.
Respecto del segundo punto central que contiene esta ley, usted no se expidió si está
de acuerdo o en desacuerdo; lo que dijo fue “bueno, la estrategia de ustedes...”. O sea que no
tiene ninguna idea para esto. Lo único que tiene es su presunta calificación de fracaso y,
sumado a eso, después decir que podemos hacer todo lo que planteamos, con lo cual entiendo
que está de acuerdo. Por ende, si está de acuerdo, en todo caso lo que abunda no daña. Pero,
además, yo no estoy de acuerdo –estoy muy convencido de lo que digo– en cuanto a que no
tengo atribuciones como ministro de Economía para cambiar el fideicomiso antes del día que
tengo que cambiarlo, si no, dígame usted dónde pago. Entonces, usted me está poniendo en
una situación en la que no me da ninguna facultad que me permita salir de este entuerto;
entuerto que usted me endilga, pero que todo el mundo se lo endilga a otro, que es esta
estrambótica resolución de un tribunal y bastante inesperada de un sistema judicial. El propio
Estados Unidos dijo que eso era muy peligroso, que eso no debía hacerse, pero después dijo
“no opino de lo que hace mi Poder Judicial”, como lavándose las manos por lo que hizo el
juez Griesa.
Entonces, no podemos hacer lo primero, no podemos hacer lo segundo y no podemos
hacer lo tercero ni por las tapas, senador. Estamos ofreciendo que los tenedores de deuda –
legislación de Estados Unidos, Inglaterra o de donde sea– vengan y la cambien por legislación
local. Eso no está previsto. Entonces, usted está terriblemente equivocado: fracasó lo que
usted leyó acá, fracasó su entendimiento y fracasaron sus ideas. Eso fracasó, y fracasó su
posibilidad de decirnos qué hacer. Entonces, ha sido un fracaso estrepitoso su intervención,
porque nos pone ante una decisión acerca de la cual ni siquiera voy a venir acá a defender si
estuvo bien o no ir y acogernos, incluso, a lo que nos pedía el juez Giesa de ir y sentarnos con
él. He ido personalmente a escuchar a los fondos buitres, me he sentado cara a cara con los
fondos buitres. Los he escuchado, ¿y sabe qué sé hoy? Que los fondos buitres no querían
arreglar nada, no querían negociar nada: querían cobrar los 1.600. Y tenían a un juez que
estaba haciendo lo imposible para obligar al país a pagar eso. Y no lo hicimos igual.
Realmente, no lo querían. Además, encierro la sospecha –como decía un importante mentor
de este país: no tengo pruebas, pero no tengo dudas– de que tenían seguros contra default. Por
lo tanto, había una enorme falsedad ideológica en esa mesa, en la que todos estábamos
tratando de arreglar que no llegara el 30, pero ellos ganaban con que llegara el 30. Además,
inmediatamente salieron a decir por vía de su vocero, que resultó ser el mediador, que era
default.
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O sea, senador, que si estudia un poco la ley, verá que no podemos hacer ninguna de
estas tres cosas, aun siendo una de ellas opinable. Pero seguro no podemos cambiar bonos de
la reestructuración por bonos ley Argentina. Usted me podrá decir que está de acuerdo o que
no está de acuerdo, lo que no puede decirme es que tenemos facultades. Se lo estamos
pidiendo al Parlamento, y le pedimos que apoye, no que comparta el fracaso o el éxito; que dé
su punto de vista, que ofrezca soluciones para los problemas reales y que apoye además, si no
se le ocurre ninguna, las que proponemos nosotros. Puede ser muy dinámica la situación,
puede ser la mejor, la más oportuna, veremos. En consecuencia, no sé dónde está la soberbia
que usted marca, porque he dicho que eso era lo que, según nuestro leal saber y entender,
considerábamos la mejor solución que teníamos ante una situación compleja. Y si hay otras,
las escucharemos. Pero en vez de eso, escuchamos un discurso en el que lo único que se
resalta es la falta de eso y la incomprensión de la propia ley, porque no está dentro de nuestras
atribuciones. Le informaron mal, lo asesoraron mal y usted entendió mal. Si quiere lo
discutimos donde quiera, acá, adentro, afuera, por papel, pero no tengo atribuciones para
cambiar un bono de una reestructuración aprobada por este Congreso por otro con otra ley, no
puedo. Además, no estoy obligando a nadie, estamos ofreciendo eso.
Tampoco tengo ninguna atribución para depositar plata equivalente al pago de
intereses que correspondería si entra el 7,5. Pero es una oportunidad para que este Congreso
muestre su vocación de seguir cumpliendo con el cien por ciento de los bonistas. Me parece
muy oportuno –tal vez no antes, cuando se dio la señal de que podían entrar al canje y no vino
nadie– y una señal todavía mas determinada de que la Argentina puede pagar, quiere hacerlo
e, incluso, a los fondos buitres. ¿Cuándo? Si dejan de ser buitres. ¿Y cómo dejan de ser
buitres? Entrando en las mismas condiciones al canje. Pueden reformular su situación, así
como seguramente algunos de los que están del otro lado podrían convertirse en buitres con la
RUFO, viniendo a buscar cobrar mucho más de lo que les corresponde.
Sinceramente, señor senador, está equivocado, es un error, no se puede. Si tuviera las
atribuciones, probablemente las usaría, porque si de algo no se puede olvidar este gobierno es
de que cuando tiene atribuciones, las utiliza, y cuando hay un problema, vamos a resolverlo,
nos tomamos el avión y nos sentamos con unos y con otros; hemos escuchado a todo el
mundo. Si quiere, le puedo dar una lista muy larga de todas las propuestas que nos acercaron
para arreglar esto –pagando más y más la mayoría de ellas– con plata de los argentinos;
recibimos montones de propuestas. Pero, sinceramente, hemos escuchado y seguimos
escuchando a todo el mundo.
Por lo tanto, le pedimos a este Parlamento que, ante esta propuesta, la mejoren o la
acompañen. Pero con decir que fue un fracaso, que lo podemos hacer igual, estaríamos
convalidando a Griesa.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Giustiniani.- ¿Me permite una interrupción, senador Morales?
Sr. Morales.- Sí, cómo no.
Sr. Presidente (Fernández).- Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador
Giustiniani.
Sr. Giustiniani.- Señor presidente: es para ilustrar un poco acerca de cuáles son las
facultades que tiene o no tiene el Poder Ejecutivo. Este tema se debatió hace exactamente un
año, cuando el gobierno mandó la ley anterior por la cuestión de la deuda externa. En aquel
momento se nos informó, y fue parte de un debate del país –todos los medios nacionales se
hicieron eco de la cuestión–, que el gobierno iba a mandar dos leyes: una, por el tema de la
deuda, y otra, por el cambio de jurisdicción. Leeré la versión taquigráfica para no hacer
interpretaciones. Citaré las palabras exactas que se dijeron en aquel momento por el tema del
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cambio de jurisdicción. Estaba el ministro de Economía, Lorenzino, y su viceministro de ese
entonces, Axel Kicillof. Yo pregunté: En el día de ayer, en la reunión de labor parlamentaria,
se nos informó que ingresaba por la Cámara de Senadores el proyecto que tenemos, en este
momento, en tratamiento, en el cual no se plantea ninguna cuestión relacionada con la
jurisdicción, y que iba a ingresar la cuestión del cambio de jurisdicción por la Cámara de
Diputados de la Nación.
Como en el articulado que tengo no aparece cambio de jurisdicción y, dado que dicho
cambio no ha sido remitido a la Cámara de Diputados, la pregunta concreta que quería
hacerle es si hay algún cambio de posición en este sentido, o si esto va a ingresar en algún
momento.
Creo que la República Argentina nunca debió haber resignado soberanía, como se
planteó en el decreto de 2005. Esa fue una de nuestras argumentaciones cuando se prorrogó
jurisdicción a los tribunales de Nueva York.
Esa es la pregunta concreta que quería realizar.
El señor Lorenzino –leo- me contesta: Gracias, señor senador; está bien la pregunta,
obviamente no participé en la reunión que usted menciona. Se refiere a la reunión de labor
parlamentaria en la que se nos decía que iba a haber una ley de cambio de jurisdicción. Y dice
Lorenzino: Quiero clarificar, más allá de que creo haberlo dicho en mis intervenciones, lo
vuelvo a repetir, el tema de cambio de legislación para aquellos bonistas que sí han ingresado
al canje; es una opción absolutamente voluntaria y eventual; lo que quiero clarificar es que no
hay, en ese sentido, ningún proyecto de ley porque eso está previsto ya en la normativa. No se
requiere –insisto-, es que no es una cuestión actual o concreta. Pero, además, porque esa
atribución ya la tiene el Poder Ejecutivo a través de leyes que se han sancionado con
anterioridad.
Esa opción, tal como la imaginamos, pretende ni más ni menos que cambiar ninguna
condición actual, salvo la legislación como usted mencionaba, con lo cual no hay ningún
incremento de deuda, ni costo adicional, ni margen respecto de lo que hoy existe, ni siquiera
hay intervención de intermediarios financieros o bancos. Esa es la razón por la cual no hay ni
va a haber un proyecto de ley.
Eso es lo que quería aportar al debate.
Sr. Presidente (Fernández).- Senador Morales, un segundito. Responde el ministro y vuelve
a usted la palabra.
Sr. Kicillof.- A lo que se refería el ministro Lorenzino, y tiene toda la razón, es que según los
propios prospectos hay cláusulas de acción colectiva con determinadas mayorías, donde,
juntada una mayoría, obtenida una mayoría por parte de los bonistas, pueden requerir
voluntariamente el cambio de jurisdicción. Pero no lo pueden hacer de manera individual y
atañe a toda una serie. O sea que es compulsivo para el resto de los bonistas en caso de que
una mayoría especial otorgue o requiera ese cambio. Ahí no afecta condiciones financieras y
está previsto en los prospectos.
Lo que no se puede hacer es que yo le ofrezca individualmente, a cada uno de los
bonistas, porque el propio prospecto no lo prevé, un cambio de jurisdicción. O sea que yo no
le puedo decir a alguno de los que ustedes leyeron: venga, señor, traiga su bono y le cambio la
jurisdicción sólo a usted, de determinada serie.
Lo que se está proponiendo aquí, e insisto sobre esto, no es un cambio de jurisdicción
compulsiva, es un cambio de jurisdicción voluntaria, pero que ahora se abre como una
posibilidad, incluso para minorías o tenedores individuales que efectivamente, como usted
habrá escuchado por los medios de comunicación, hay quienes tienen la voluntad
aparentemente expresada. Por supuesto que uno no puede hacer futurología. No sé si
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finalmente, porque es una decisión de fondo que la toman de manera autónoma y son un
tercero, no sé si la van a realizar.
Por eso lo central de la ley, repito, es encontrar una alternativa para ahora nomás, en
septiembre, cuando el Ministerio de Economía, con un prospecto que se encuentra sometido a
la imposibilidad de ser cumplido, por la decisión de un juez que aplica una sentencia que,
además, como lo hemos dicho, lo hace no sólo con una interpretación muy poco esperable de
una cláusula, sino además, con ribetes de la sentencia que muestran exceso en sus facultades
–hay invasión de otras jurisdicciones-, lo que tenemos que hacer es obtener una posibilidad de
garantizarnos una opción de pago que nos permita seguir cumpliendo con nuestras
obligaciones.
Al mismo tiempo, y efectivamente no por la mayoría, porque no ha habido asamblea,
pero por voluntad de algunos bonistas, puede ocurrir que algunos quieran cambiar de
jurisdicción. Porque puede ser que se liberen determinadas jurisdicciones y otras no.
Entonces, en ese caso, los bonistas tendrían que solicitar el cambio de jurisdicción y eso no
está admitido. Si usted lee los prospectos, para mí, no está admitido ofrecer, sino que es
resultado de una mayoría especial.
Entonces, tenía razón Lorenzino, pero esto es ligeramente distinto y es ligeramente
distinta la situación anterior porque, efectivamente, ocurrió algo nuevo, que es todo lo que ya
conocemos. Entonces, está reaccionando ante eso.
Sr. Presidente (Fernández).- Senador Morales.
Sr. Morales.- Me parece que esta incorporación textual de Lorenzino reafirma lo que
nosotros decimos en términos de las facultades que tienen.
Yo, ministro, la verdad es que no le acepto que, con buen tono, me haga de “maestro
ciruela” y me diga qué entiendo o qué no entiendo.
Sr. Presidente (Fernández).- Maestro de Siruela.
Sr. Morales.- Eso me parece que es bastante peyorativo.
Creo que no tuve esa actitud con usted. Yo lo que le pedí es que rinda cuentas. Es lo
menos que tengo que hacer, porque usted es el ministro, usted maneja la economía.
Y en todo caso me parece que, cuando yo he planteado el tema de algunas situaciones
de las que tiene que dar cuenta, en verdad tiene que hacerlo. Cuando usted se hizo cargo, hace
menos de un año, el dólar valía 6 pesos; ahora está en 8,44. Ha habido una variación del 40
por ciento. Yo no sé si eso es exitoso o si no lo es. El blue estaba en 9,92, ahora está en 14,20.
Si ahí hay un éxito, explíqueme cómo es el éxito. Si las reservan estaban en 30 mil y ahora
están en 28 mil, explíqueme cuál es el éxito de la caída de las reservas.
A usted le molesta que yo le diga que ha habido un fracaso. Lo que pasa es que
nosotros creemos que han fracasado en la gestión del trámite judicial. No es que vino, de
pronto, la Corte. Había muchas cosas que se podían hacer. Primero, estaba la diplomacia.
Cuando fueron todos los representantes que acompañaron al gobierno a Estados
Unidos y hablaron con todos los representantes, lo primero que les preguntaron es por qué
hemos firmado el acuerdo con Irán. Y, después del fallo, para rematarla, terminan firmando
un acuerdo con Rusia. Entonces, digo, hay que manejar la diplomacia. En ese momento, había
que manejar cuestiones de diplomacia con el Estado de Norteamérica para evitar esta
situación.
Estas son las cuestiones que nosotros hemos advertido en aquel momento, en aquel
trámite. Y por eso, para usted es un éxito, y para usted esta situación no genera problemas.
Ok. Nosotros creemos que sí genera un problema y que han fracasado en la gestión judicial. Y
cuando yo le pido explicaciones, lo hago con respeto, no le digo peyorativamente, ni me hago
el “maestro ciruela” como sí hace usted.
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También le reitero esto, ministro. No le permito que usted diga que, si el Congreso no
hace nada, resulta que somos la “escribanía de Griesa”. No haga eso con el Congreso, que
acompañó todo el proceso, y tampoco con todos los partidos de oposición que acompañaron
todo el proceso de reestructuración. La diferencia puntual que tenemos acá es que estamos
frente a un problema, producto del fracaso de una gestión -para nosotros, es un fracaso y, para
ustedes, es un éxito-, y ustedes tienen facultades para actuar y para operar.
Respecto de algunas propuestas, hay una propuesta que hablamos con algunos
economistas nuestros, que después podemos enviarlos para que conversen con ustedes,
respecto de un sistema de recompra de títulos sin acudir a este mecanismo. Pero son temas
que hay que hablarlos personalmente. Y ustedes son los que manejan la gestión y el contacto
con los bonistas, para ver si una estrategia va a ser viable o no, en el marco de un fallo que no
ofrece tantas posibilidades para un plan B.
Ahora, para ustedes no hay problemas. Para ustedes, está todo “pipí cucú”, está todo
bien y todo es exitoso.
Bueno, ministro, nosotros respetuosamente tenemos otra opinión. Para nosotros las
cosas van mal y para nosotros esta situación es complicada. Y esta es la opinión que nosotros
tenemos y no por esto somos buitres. Por el contrario, defendemos los intereses de la Patria y
hemos acompañado todo este proceso y les decimos: Actúen, arréglenlo, que para ustedes no
es un problema, porque tienen facultades para eso.
Sr. Presidente (Fernández).- Senador Morales, una acotación, porque si no, no se va a
entender lo que decía. No es “maestro ciruela” sino “maestro de Siruela” y con ese. Es una
ciudad de Badajoz y el dicho español se refiere al maestro de Siruela que no sabía leer y puso
escuela. Como hizo el comentario en voz alta no quería que pareciera una burla, era un
comentario. Como digo, lo hice en voz alta, sin querer y el micrófono estaba encendido,
entonces, parecía que era una falta de respeto hacia usted y por eso quise aclarar cómo era el
dicho, nada más: un maestro de Siruela y con ese.
Tiene la palabra el señor senador Solanas.
- Murmullos en la sala.
Sr. Presidente (Fernández).- Soy coleccionista de datos inútiles, senador.
Sr. Solanas.- Gracias, señor presidente.
Muchos de los temas que pensaba tratar ya han sido expuestos. Vayamos adelante.
Es injusto realmente que se pretenda que la oposición hoy en el Congreso esté
avalando un estrepitoso fracaso y una grandísima y dolorosa frustración para el pueblo
argentino.
¿Qué es sino un fracaso que después de haber pagado en la gestión Kirchner más de
170 mil millones de dólares, según declaraciones de la presidenta, y hoy cerca de 190 mil,
estamos en esta bochornosa situación que nos empuja al abismo?
¿Qué es sino un fracaso que después de que el pueblo argentino pagó, según datos del
Ministerio de Economía de septiembre pasado, 399 mil millones de dólares, repito, casi 400
mil millones de dólares de servicios de deuda, desde la dictadura al presente, que debiendo
hoy seguramente 240 mil millones de dólares ya estamos arriba de 600 mil millones de
dólares; y de haber perdido o canjeado, además, nuestras reservas y nuestras empresas
públicas, estamos en una situación donde es cierto lo que han dicho ustedes señores
ministros, en el sentido de que estamos al borde de que nos quieran retrotraer o poner en un
default total y que tengamos que hacernos cargo de otros 300 mil millones de dólares?
Ahora, cuando yo los escucho hablar señores ministros, me pregunto: ¿ustedes a quién
se refieren? ¿A una oposición que hubo antes en la Argentina? ¿Ustedes no son el mismo
partido y el mismo gobierno que en 2004, decreto 319 y 1735, Néstor Kirchner decía: Este
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canje de bonos no es de derecho público; como son operaciones comerciales es de derecho
privado; nuestra voluntad de un arreglo es tal que vamos a delegar nuestras inmunidades
soberanas y vamos a delegar en la jurisdicción norteamericana y vamos a acatar las
resoluciones de la legislación norteamericana y a partir de allí esa buena letra?
Porque yo he escuchado acá decir del éxito del canje de 2005. Y creo que es un
fracaso estrepitoso y una gran frustración, porque todos estos 400 mil millones, que ya pagó
el pueblo argentino, se llevaron el excedente de riqueza del trabajo del pueblo argentino, que
en lugar de invertirse en la Argentina se fue para afuera. Y digo que esta es una frustración
colectiva, porque si hay una vergüenza que tenemos sobre nuestras espaldas es que este
Parlamento, habiendo contado con mayorías absolutas y once años de gobierno kirchnerista,
con mayorías, y ustedes tienen mayoría para aprobar esta ley aquí y en la Cámara de al lado,
sin tener que apelar a nuestro apoyo, después de todo esto, ¿qué es si no es una enorme
frustración?
Porque lo que se llevó y lo que hemos pagado… Se llevó millones de viviendas, se
llevó el 82 por ciento móvil, se llevó apoyo y crédito barato para las PyMES, se llevó la
frustración de la juventud argentina: un millón de jóvenes que no trabajan ni estudian. Todo
esto se llevó y el Congreso nunca fue llamado a hacerse cargo de lo que marca la
Constitución Nacional, artículo 75, incisos 7) y 8).
Ustedes lo saben. Ustedes con mayorías absolutas pretenden que la oposición del
Congreso se mezcle en una suerte de salvavidas de plomo en algo que hoy esto se convierte
en un enfermo terminal. Ya estaba en terapia intensiva en 2005 pero ustedes lo vinieron
infectando con mala gestión, con imprudencias verbales. Hoy se muere en terapia intensiva;
muy difícil que alguien lo salve, porque dependemos de la voluntad de los bonistas de aceptar
o no.
Por supuesto, lo primero que debimos hacer y acatar es la intervención del Congreso
Nacional. No se lo puede llamar de apuro, sin información adecuada. No hay información.
Ministro Kicillof: usted fue y negoció la deuda del Club de París; no logró ni la reducción de
uno solo de los punitorios; terminó pagando un 50 por ciento más; y hasta el día de la fecha
no tenemos información concreta de a quién le pagaron.
Lo mismo sucedió en 2010 que es más escandaloso. Era ministro de Economía
Boudou. Nunca respondieron a los numerosos pedidos de informes. Es más, presentamos una
denuncia penal ante la Justicia por el secretismo del Ministerio de Economía, porque a un
grupo de diputados nacionales le negaron decir de quién eran los bonos que canjeaban,
quiénes los tenían y a cuánto los habían comprado. Hasta el día de la fecha no sabemos,
porque seguramente está mezclado el oficialismo, los bancos que han lucrado con esto; los
mismo bancos que salieron a querer salvar las papas fritas ahora, compraron bonos regalados
sabiendo ya en 2007 y 2008 que iban abrir a un nuevo canje, e iban a pagar 45 y 50 dólares
cada uno de los bonos que compraron por monedas.
Entonces, estas operaciones de alta corrupción, comparto lo que dijo el senador
Rodríguez Saá: no hay un acto de corrupción más grande en la historia contemporánea
argentina que esta y pactos de impunidad.
Por eso, cuando la Argentina y los gobiernos que le sucedieron hicieron oídos sordos a
una sentencia firme de la Justicia Nacional, en la causa de Don Alejandro Olmos –doce o
trece años de investigaciones donde se fijó que había 477 grandes actos ilícitos, donde
estaban comprometidos todos los grandes grupos y todas las corporaciones y todos los bancos
que operaban en plaza–, una sentencia firme, que nadie apeló, –¿entendemos bien?, nadie
apeló–, digo:, ¿saben ustedes por dónde se pasaron la sentencia de un juez nacional? Julio de
2000, juez Jorge Ballesteros.
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Entonces, la deuda que hay y la necesidad de recuperar institucionalidad es inevitable
en la Argentina.
Pero volviendo a este tema más en concreto, en 2003 ya el Fondo MNL cuestionaba y
demandaba a la Argentina; Año 2003. En 2012 vino el fallo. Pasaron 2 años especulando con
hacer buena letra con Estados Unidos y con Obama. La buena letra significaba arreglar como
sea el Club de París; arreglar como sea Repsol. Terminamos pagando muchísimo más de lo
que se debió pagar, con una tasación trucha y hecha de acuerdo al arreglo económico político
previo.
Inclusive, los juicios del CIADI: la Argentina está estaqueada en la maraña
neocolonial. Somos una semicolonia, porque venimos cediendo jurisdicción e inmunidades
soberanas en tribunales extranjeros y no tenemos ni derecho a defensa. Ustedes lo saben bien.
Ustedes, con mayoría absoluta, fueron incapaces de salir del CIADI. Los fallos del tribunal de
arbitraje del CIADI son definitivos, obligatorios e inapelables; y con mayorías absolutas, el
kirchnerismo fue incapaz de denunciarlo. Valga la aclaración que países soberanos como
México, Brasil y la India jamás entraron al CIADI.
Entonces, estimados amigos, los errores que se han cometido son monumentales. Acá
se habló del canje de 2005. La reducción del canje de 2005 se la comió como aceituna el
hecho de haber atado –idea de Kirchner-Lavagna– esos bonos al cupón de crecimiento del
PBI. Se lo comieron. Eso llevó, encima, para que no se lo comieran rápido, a la idea talentosa,
entre comillas, de falsificar la estadística pública. Ahí nace la falsificación del INDEC y las
payasadas de presupuestos que ustedes vinieron presentando todos los años, con cifras de
inflación de 8, 9 y 10 por ciento, falseando las cifras de crecimiento. Con picardías no se
gobierna una nación; lo único que se logra es que el ciudadano común pierda confianza y
deserte del proyecto nacional, deserte de su moneda.
Por lo tanto, nos encontramos en una lamentable situación porque este gobierno no
maneja ni la inflación ni la seguridad ni la inversión. Estamos como bien se dijo antes; el
senador Morales hizo una serie de cuestionamientos sobre la situación económica.
Entonces, ¿esto no es fracaso? ¡Por favor! ¿Cómo se va a solucionar?
Tampoco le podemos negar al gobierno –en buena hora que se tomen iniciativas
loables– esta suerte de salvataje o de tirar un salvavidas. Yo no he leído en ninguna parte que
se haya llamado a una asamblea de bonistas, cosa que se podría hacer.
En fin, entre la mala fe con la que ha obrado el gobierno nacional y la falta de
credibilidad en el verbo de ustedes, es muy difícil acompañarlos, por mejor intención que se
tenga. Entonces, señores ministros, que los dioses de todas las creencias acompañen al
gobierno a salir de este intríngulis y de evitarle mayores dolores y daños al pueblo argentino.
Sr. Presidente (Fernández).- Gracias, senador Solanas.
Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
- El señor senador Cimadevilla realiza manifestaciones fuera del
alcance del micrófono.
Sr. Presidente (Fernández).- Sí, Cimadevilla. Ahora le toca a usted. Es el presidente de
bloque. No nos adelantemos. Normalmente, cuando los presidentes opinan, dejamos liberado
para que puedan opinar con un poquito más de libertad que el resto de los miembros. Le pido
mil disculpas, senador Cimadevilla.
Sr. Pichetto.- Ya va a tener su momento. Un minuto de fama no se le niega a nadie, decía
Andy Warhol.
Hemos escuchado dos exposiciones. La primera, para calificarla de alguna manera,
medrosa, casi angustiada y de no compromiso, que ha sido la expresada por el senador
Morales: no contaminarse con este hecho; resuélvanlo ustedes; nosotros miramos a ver cómo
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lo hacen.
Lo hemos venido haciendo durante todo este tiempo y, en general, siempre han tenido
una actitud negativa, de rechazo o de votar en contra. Esa ha sido la historia y la crónica
parlamentaria.
Tampoco es cierto que no se ha sometido al Congreso el tratamiento de la deuda,
empezando por el pago al Fondo Monetario en una sola vez, en 2006, durante la presidencia
de Néstor Kirchner, que decidió cancelar la deuda y liberar al país de toda una serie de
condicionamientos en orden a la política económica. Un hecho extraordinario desde el punto
de vista de la resolución de un tema que, indudablemente, gravitaba en políticas de ajuste.
Tampoco es cierto que las cláusulas que obligan al país a dirimir cuestiones en el
CIADI sean o hayan sido suscritas por el gobierno que comenzó en 2003, con Néstor
Kirchner, y que continúa con la presidenta. Son herencia de gestiones anteriores, donde
participó en una gran parte el gobierno de la década del noventa y, también, el gobierno de la
Alianza.
Es una historia que todos conocemos y que nadie puede venir a ignorar aquí. Este
gobierno no ha firmado ningún compromiso que obligue a dirimir o a delegar soberanía en
términos del CIADI, porque ha venido litigando en el CIADI. Ha tenido que recibir esa
herencia, litigar en el CIADI y resolver las obligaciones.
Con todo el respeto, senador Solanas, que usted sabe que le tengo, porque lo
considero un apasionado en la defensa de sus ideas, por derecha nos dicen: Paguen. El vocero
del centroderecha o de la derecha argentina, que expresa hoy las posiciones del Pro, dice: Hay
que pagar. Y usted nos dice: No paguen nada. La verdad, es un discurso complejo, difícil,
porque es imposible plantear un esquema de discurso en el mundo en el que vivimos,
integrado, donde el gobierno que inició sus acciones en 2003 tuvo que resolver el problema
de reincorporarse al mundo después del hecho quizá más dramático de la vida argentina. Si
hay un hecho dramático en la vida de la Argentina, ese fue el default de 2001.
Yo lo escuchaba ayer, azorado, al ministro Cavallo, que también formaba parte de
nuestro gobierno, del peronismo. Yo me hago cargo de la historia. He pasado por distintas
etapas de la historia y muchas veces he tenido que asumir con autocrítica lo que me tocó
como diputado nacional. O sea que no me hago acá el tonto. Ahora bien, aparecen voces a las
que habría que aplicarles esa palabra que utilizó el rey con el comandante Chávez: "¿Por qué
no te callas?". Realmente, son increíbles: vienen a darnos recetas de cómo resolver temas.
O sea, entre la postura extrema que sostiene Olmos, de que nunca habría que haber
reconocido la deuda externa... Yo comparto con usted que mucha de esa deuda externa tiene
una concesión ilegítima, construida en la dictadura, incluso en el trasvasamiento de deuda
privada que el propio Cavallo, como presidente del Banco Central de la dictadura militar,
consolidó como deuda pública. Lo comparto.
Pero, indudablemente, los estados tienen un proceso de continuidad, de asumir
obligaciones y de resolverlas. Indudablemente, ese proceso de revisión histórica de cuál era la
deuda legítima o ilegítima se debería haber hecho inmediatamente a la recuperación
democrática, en la primera etapa de la democracia, con Raúl Alfonsín. Ese era el momento en
que el Congreso debería haber abordado qué deuda tenía como ilegítima y qué deuda no tenía
que reconocer el país. Si había un momento, era ese. Luego, a través del tiempo, esa deuda se
fue convalidando, y hoy es prácticamente imposible venir a decirle que no la vamos a pagar,
que no nos vamos a hacer cargo de nada.
Es cierto que pagar lo que pagó el gobierno argentino −el primer gobierno que se
desendeudó, en realidad, los gobiernos del ex presidente Kirchner y el de la actual
presidenta− puesto en inversión productiva hubiera significado un hecho realmente
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importante, interesante y generador de empleo; pero el mundo real nos obliga −aunque todo el
mundo hoy se desgarre las vestiduras− a ver de qué manera vamos resolver el problema del
default, del default Griesa.
Luego, me parece que lo que usted planteó en la última parte del discurso encierra
alguna reflexión realista frente al tema. Por ello, me quedo con eso que dijo: “Pueden hacer
una convocatoria a una asamblea de bonistas”. Ese es un aporte. La verdad es que es un
aporte hasta interesante. Y creo que este proyecto es una propuesta de salida.
Hoy leí algunos comentarios del que reestructuró la deuda, del que hizo el diseño
económico de la deuda, el economista Roberto Lavagna, quien, indudablemente, lo primero
que dice es: “‘Hay mucha charlatanería del lado del sector financiero’. El ex ministro de
Economía coincidió con la estrategia Argentina para evitar incumplir con la cláusula RUFO
porque muchos ‘dan lecciones’ pero ‘nadie ofrece una garantía’” o una propuesta. Hay que
llegar a la fecha de vencimiento de la cláusula; hay que preservar la reestructuración lograda
del 92,7.
¡Este es el tema! ¡Este es el tema que está defendiendo el gobierno! Y esto es también
lo que plantea fundamentalmente la ley: ratificar esta voluntad inconmovible, expresada a
nivel mundial, en todos los foros, de que la Argentina quiere pagar, de que tiene compromiso
de pago y de que está dispuesta a pagar. ¡Y que la opción es Buenos Aires para pagar, pero
puede haber otras!
Vamos a escuchar alguna idea que quizá se le ocurra a algún sector político; porque
probablemente haya otra opción que nos pueda permitir pagar sin que nos bloqueen los
recursos legítimamente depositados en el Banco de Nueva York.
Además, quiero decir que ese Banco de Nueva York tiene que responder por sus
responsabilidades y el Estado argentino tiene que abrir una acción de daños y perjuicios
porque ha depositado fondos para terceros que han sido bloqueados por orden de un juez. Ese
banco se ha hecho cargo de responsabilidades que no está cumpliendo −que no está
cumpliendo−; por lo tanto, hay acciones que el Estado argentino tiene a su disposición y que
deben ser iniciadas a través de su procuradora −que está aquí con nosotros− en representación
del Estado nacional.
Entonces, creo que en los sectores responsables se encuentra la necesidad de que la
Argentina normalice sus relaciones con el mundo. Indudablemente el camino que hemos
venido llevando ha sido de pagar las deudas que este gobierno no contrajo.
Primer detalle significativo: no hemos contraído ningún endeudamiento; hemos nada
más que pagado obligaciones y deudas de gobiernos anteriores. Entonces, por lo menos,
tendrían que tener una mirada más razonable respecto de lo que está pasando, de lo que
estamos haciendo y de lo que estamos intentando defender, que es la reestructuración más
importante que se llevó adelante en el mundo económico, financiero, con el ingreso de 92,7
por ciento de los acreedores.
Los Estados Unidos, y el juez Griesa, incumplen hasta en los precedentes del sistema
americano, que es un sistema judicial diferente, distinto del argentino, porque se basa en el
precedente. Cuando uno analiza la quiebra del Estado de Detroit o la situación de concurso
que vivió la Ciudad de Nueva York, observa que se estableció un tope del 66 por ciento para
el ingreso de los acreedores. Luego, los demás, tuvieron que subirse al proceso del concurso.
De hecho, en los estados americanos que, a diferencia de los estados argentinos, se declaran
en concurso y en quiebra, este precedente está. Sin embargo, en este juzgado de Wall Street,
ligado a la estructura financiera, no se ha tenido para nada en cuenta esta reestructuración.
Ahora bien, en cuanto a que falta un ordenamiento internacional, creo que sí; y lo que
se está poniendo en riesgo es la credibilidad de Estados Unidos y, fundamentalmente, de los
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bancos americanos para poder llevar adelante, como garantía, reestructuraciones de deudas
soberanas de países que tienen complejidades y que las van a seguir teniendo. Me refiero a los
países europeos que, sin dudas, van a pensar dos veces si van a llevar la reestructuración al
Banco de Nueva York.
Por otro lado, quiero decir también otra cosa, porque acá hay mucha hipocresía en el
debate y nadie asume el pasado. Quiero que asumamos las responsabilidades de 2003 y de
2004 relativas a los momentos y a las situaciones que vivía la Argentina.
En efecto, en 2001 y 2002 el Estado se encontraba al borde de la desintegración, con
un discurso nihilista por el camino que decía: “¡Que se vayan todos! Además, había
asambleas por las esquinas. En ese contexto, ¿se podía cambiar la jurisdicción diseñada por
los gobiernos anteriores? ¿Se podía cambiar la jurisdicción de Nueva York en cuanto a esos
bonos que ya habían sido emitidos en el Megacanje y en el Blindaje −a los que nadie
menciona−? ¡¿Se podía alegremente decir: vengan a la jurisdicción Argentina?! No se podía
hacer. No había canje con los acreedores. Se podía hacer con un Estado fortalecido, como lo
hicimos ahora que la Argentina recuperó capacidad económica, demostró voluntad de pago y
los bonos que se emitieron, durante los últimos cinco años, tuvieron jurisdicción nacional.
Entonces, coloquemos a las cosas en el contexto histórico, si no es como si nada
hubiera ocurrido. La Argentina era un país débil cuando hicimos la primera reestructuración.
Por un lado, recién estábamos recuperando economía, el presidente estaba recuperando
autoridad; por otro, los bonos habían sido emitidos y Cavallo y el gobierno anterior, y el de la
dictadura, le habían dado la jurisdicción a Nueva York, Estados Unidos, y a la banca
americana. ¡¿De qué estamos hablando?!
Entonces, cuando la Argentina recupera capacidad es cuando comienza a emitir bonos
con jurisdicción Argentina; para los anteriores, en el primer canje, nadie iba a aceptar un
cambio de jurisdicción, nadie.
Por ello, creo que hay que avalar este proyecto que, además, es un camino voluntario y
los que quieran cobrar van a poder acceder. En este sentido, la Argentina ha demostrado una
actitud permanente de compromiso y de pago. Por ello, me parece que es una buena
iniciativa, una búsqueda de seguir comprometiéndonos con el pago; aunque, indudablemente,
de cara al futuro, nos queden pendientes algunos otros temas que también tendremos que
resolver.
Pero, reitero, entiendo que este es un buen proyecto y sería muy importante que
ustedes no tuvieran una actitud de indiferencia o de temor frente él y que lo asumieran con
valentía. Hasta sería mejor que expresaran que están en desacuerdo −por lo menos, el PRO
dice que hay que pagarles y asume una postura−. Considero que las fuerzas políticas
nacionales, el socialismo y la Unión Cívica Radical, deberían tener una definición política
mucho más clara frente la cuestión.
Muchas gracias.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el señor senador Morales para poder contestar.
- Se realizan manifestaciones fuera del alcance del micrófono.
Sr. Presidente (Fernández).- Senador, ha sido aludido.
Si no le molesta, yo estoy presidiendo y voy a ser el que se va a encargar de decidir
eso. Gracias, senador.
Tiene la palabra el señor senador Morales.
Sr. Morales.- Presidente, seré muy breve.
En primer lugar, si mi intervención fue medrosa y no sé qué otra cosa, la del senador
Pichetto acaba de ser exitosa, emotivo-distrayente.
Senador Pichetto: exitosa, emotivo-distrayente.
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Luego, le pido que lea el artículo 40 del Convenio con China y va a ver que en el
inciso b) la Argentina renuncia a la inmunidad soberana; así que su gobierno también frente
otras instancias ha renunciado a la inmunidad soberana.
Sr. Kicillof.- No quiero dejar de hacer un comentario también en la línea constructiva que
planteó el senador Pichetto.
En primer lugar, sobre lo de China, lo único que puedo decir es que, como dijo
Rodríguez Saá, y recién lo decía nuevamente Miguel Pichetto, la verdad es que estas son,
todavía, consecuencias de aquel default de 2001.
Es indudable que nosotros hicimos uno de los canjes con mayor adhesión de los que
se tenga memoria, sobre todo porque, no es un canje trucho, con intervención de organismos
financieros donde ellos mismos ponen la plata. Es un canje que ha sido totalmente exitoso y,
así y todo, dejó el 7,6 por ciento sin resolver todavía del default 2001.
Ahora bien, bajo el criterio de las reestructuraciones que está planteando Griesa, la única
forma de resolver y de terminar la reestructuración es que entre absolutamente el ciento por
ciento. Si no, está prohibido reestructurar, porque con un 0,01 ya no se puede pagar, si no es
violando la propia reestructuración.
En segundo lugar, con respecto al tema de China, cuando se firmaron los acuerdos con
ese país –hace muy poco tiempo– esta situación era prácticamente la misma, faltando
simplemente el pronunciamiento o no pronunciamiento de la Corte Suprema. Pero en
particular ese 7,6 por ciento de la deuda –si fuera eso lo que se está refiriendo del acuerdo–
estaba todavía en default. O sea que estábamos tan en default como ahora, si fuera por eso. Y,
evidentemente, no va a venir el presidente chino a firmar acuerdos en el fleje de la decisión
de Griesa, cuando todavía hay muchos títulos –7,6– que no se reestructuraron, y se va a referir
a eso. Es otro tema, claramente.
Yo entiendo que los buitres hayan sacado una solicitada tratando de meter miedo sin
ninguna información, diciendo que se caían los acuerdos con China, o que capaz que no
podemos ir al próximo mundial, o lo que sea de todos los males que hay, por no arreglar
pagándole a Singer todo lo que quiere cobrar. Pero me parece irrazonable que se hagan eco
aquí de esos presuntos resultados, sin verlos ni conocerlos.
Por último, tener un tribunal extranjero cuando se hace un acuerdo con otro país, no
significa resignar soberanía. En general, los acuerdos comerciales entre dos países se hacen
tomando a un tercero como tribunal, porque no vamos a tomar a la Argentina ni a China, en
ese caso. Se toma un tribunal un conjunto. Pero basta… Porque ya la verdad que no entiendo
el problema. Cuando se firma un acuerdo comercial con otro país, en general se pone a un
tercer país, neutral, para que dirima en los conflictos. No es ni el tribunal de uno, ni el del
otro.
En cambio, en las emisiones de deuda, se hace bajo legislación local o extranjera, de
otra plaza, no porque sean dos países que hace un acuerdo soberano, porque para eso tendría
que haber sido china. Pero no: se elige a un tercer país, de común acuerdo. Es la práctica
normal. Ocurre en todos los acuerdos del mundo. Y entre sociedades anónimas,
permanentemente ocurre también que se toma una tercera jurisdicción. No es lo mismo que la
emisión de deuda. Me parece que debemos recordarlo, porque se confunden los términos.
Sr. Presidente (Fernández).- Antes de conceder la palabra al senador Solanas, señalo que
China también renuncia a su voluntad para que en la relación bilateral exista un tercer país
que haga las veces de árbitro circunstancial. Es lo que Argentina hizo en febrero del 75,
cuando firmó el tratado del Río Uruguay, con dicho país.
- El señor senador Morales formula una manifestación fuera del
alcance del micrófono.
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Sr. Presidente (Fernández).- Es una sociedad anónima, senador. ¿Otra vez volvemos a
hablar del mismo tema…?
Tiene la palabra el senador Solanas.
Sr. Solanas.- El argumento sobre el acuerdo con Chevron de que es una sociedad anónima
privada, la verdad que es inaceptable. Porque es el conjunto del pueblo argentino el que tuvo
que indemnizar a Repsol. Se trata de la primera empresa de la República, que maneja
cuantiosos fondos y riquezas. Por lo tanto, eso es inaceptable, así como que se aplique la
política del secretismo. Porque la información pública es un derecho ciudadano.
La otra cosa que debo decir, es que no solamente tenemos los acuerdos con China y
con Chevron. A Dow Chemical también se le ha cedido. Todo fue en estos años.
Entonces, tampoco se puede aceptar, estimados senadores y ministros, que Inglaterra
sea un país neutral. Sinceramente, Inglaterra no es un país neutral con relación a los intereses
nacionales. Es de un enorme infantilismo haber delegado alegremente la jurisdicción, las
inmunidades soberanas y la inmunidad de ejecución. Sin embargo, todo se cedió. ¿O están
ajenos los Estados Unidos a los intereses imperiales? Todavía es la primera potencia mundial.
Por eso, esto es inaceptable, para un país como la Argentina, que ha sido saqueado hasta los
huesos.
Senador Pichetto: nosotros nunca dijimos que no hay que pagar. Pero la verdad, es que
después de todo lo que pagó la Argentina, nosotros decimos que es injustificable seguir
pagando alegremente, sin haber dado lugar a una comisión investigadora bicameral que haga
una auditoría de la deuda con expertos nacionales e internacionales. Porque la atribución es
del Congreso. Eso sí es una inmoralidad, una gran burla de institucionalidad y una burla a la
Constitución Nacional.
Nosotros dijimos que se paga. Pero se paga lo que es correcto. ¿O nadie revisa la
factura del restaurant o la factura de la luz? Se paga lo que es correcto. Porque es indigno no
pagar las deudas. Pero, por favor, el pueblo argentino fue condenado a seguir pagando deuda
puenteando al Congreso Nacional y sin investigar la deuda…
Sr. Presidente (Fernández).- Vaya redondeando, senador, por favor…
Sr. Solanas.- Se pagaba deuda hasta tanto no había dictamen de la comisión, y los pagos
consignados en un banco internacional a común acuerdo...
Sr. Presidente (Fernández).- Gracias, senador.
Tiene la palabra el señor senador por Chubut, Mario Jorge Cimadevilla.
Sr. Cimadevilla.- Gracias, presidente.
Podríamos compartir muchas de las cosas que dijo el senador Pichetto. Seguramente,
en el análisis de la historia de la deuda, nos podríamos poner de acuerdo en muchísimas
cosas. Pero en lo que creo que el senador Pichetto va a coincidir conmigo, es que en ninguna
de las oportunidades que hubo que resolver cuestiones trascendentes o importantes para el
país, la Unión Cívica Radical ha tenido una actitud de miedo, de ocultamiento o de no emitir
opinión.
Debo volver a volver a la realidad, para analizar este tema de la sentencia que hoy nos
ocupa. Decía Perón que la única verdad es la realidad. Y hoy estamos en una Argentina
gobernada por una abogada exitosa y perdemos los juicios, y por un ministro exitoso y
estamos en default, y con una inflación galopante. Esto es parte de la realidad argentina. Y
después de haber escuchado al ministro, sobre todo en su intervención al principio, primero
no se cuál es la posición que tiene el oficialismo, porque se da de patadas lo que él dijo al
inicio de su alocución con lo que dijo usted, senador, sobre la posibilidad de buscar
alternativas y de buscar entendimientos.
Aquí, al inicio de la conversación, se nos increpó planteándonos que, o votamos esta
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ley o convalidamos una sentencia de Griesa. Como si este fuera un tribunal de alzada. Y
después de escuchar al ministro…
Sr. Presidente (Fernández).- ¿Le permite una interrupción al ministro?
Sr. Cimadevilla.- No, luego tendrá todo el tiempo del mundo.
Ahora entiendo por qué razón él tiene dificultades para entender lo que está
ocurriendo. Esto de venir a decir aquí, que si no aceptamos la ley, aceptamos el fallo de
Griesa, marca su pensamiento.
Ha dicho públicamente el ministro que en Estados Unidos no hay seguridad jurídica y
que el gobierno de ese país le tiene que poner límites a Griesa. Eso ha dicho. Pretende, una
vez más, que este Congreso sea una escribanía, porque o ratificamos lo que dice la ley del
Poder Ejecutivo, o somos buitres.
Yo creo que no entiende tampoco que en una República funcionan oficialismo y
oposición, porque pretende quitar legitimidad a las críticas que nosotros hacemos. No tiene
muy en claro cuáles son las reglas de funcionamiento de una República y de un sistema
republicano. Por eso tiene dificultades para entender lo que significa una sentencia. Porque en
su concepción política, los que juzgan y legislan, aparentemente, tienen que someterse a la
voluntad del poder administrador. Y este es un problema para avanzar en un entendimiento.
Se puede hablar mucho. Y se ha dicho muchísimo. Fayt, el ministro de la Corte,
siempre ha dicho que la interpretación es libre, los que son sagrados son los hechos.
Acá hay un hecho concreto, una sentencia que condena a nuestro país. No sé ante qué
tribunal van a poder utilizar todos los argumentos que aquí han utilizado para descalificar la
sentencia de Griesa. Han ido hasta la Corte, ha sido confirmada.
No sé si es que es tan malo el juez Griesa. Supongo que en Estados Unidos deben
existir, como en cualquier país del mundo, mecanismos que se puedan poner en marcha para
remover a los jueces cuando dicten sentencias como las de Griesa. No sé si los abogados que
defienden a la Argentina, o el Estado argentino, han promovido alguna acción para revisar la
conducta de Griesa, si es que ha sido tan malo. ¿O se van a quedar protestando y no van a
hacer absolutamente nada?
Entonces, creo que esta dificultad que tiene el ministro para entender cómo funcionan
las cosas, no le permite entender algunas otras. Y no nos va a venir a correr por izquierda,
señor ministro. No he visto nunca que la liebre corra al perro; en mi vida lo he visto.
Realmente, la ley que ustedes mandan a mí me genera algunas dudas que me llevan a
tildar de inconveniente su sanción. Se las voy a explicar: en el artículo 1º invocan la
soberanía para reestructurar la deuda. Es un contrasentido porque la jurisdicción ya la hemos
resignado, ya la hemos pactado. Pero, reitero, es un contrasentido. Al menos, la potestad de
nuestros jueces para resolver esta cuestión como país soberano ya no la tenemos.
No me cierra lo siguiente: en el artículo 1º de la ley, en los fundamentos de la ley…;
hemos revocado al BoNY como el agente fiduciario que paga. El BoNY no va a pagar. Le
hemos revocado el poder para pagar a los bonistas.
Sr. Kicillof.- No, no revocamos el…
Sr. Cimadevilla.- ¡Está en la ley!
Sr. Kicillof.- Pero no lo hicimos.
Sr. Zannini.- Pero la ley no dice lo que usted dice. Lea la ley, senador.
Sr. Cimadevilla.- Si el BoNY no va a pagar los pagos de la deuda, ¿quién los va a pagar?
Sr. Zannini.- Nación Fideicomiso en la cuenta…
Sr. Cimadevilla.- ¿Un fideicomiso?
Sr. Presidente (Fernández).- Nación Fideicomiso en la cuenta que se va a abrir en el Banco
Central.
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Sr. Cimadevilla.- Está bien, no aceptan los acreedores este nuevo fideicomiso. ¿Quién
paga? Ya no lo puede pagar ni el BoNY ni este nuevo fideicomiso. O sea, estamos
agregando una dificultad más a este tema.
Ahora bien, si la sentencia es de cumplimiento imposible… Ante sentencias de
cumplimiento imposible, ¿qué se hace? Primero, se tiene que acreditar ante el juez el no
cumplimiento de manera certera, fehaciente e indubitable. ¿Esto se ha hecho? ¿Se le ha
demostrado al juez?
- El señor Zannini realiza manifestaciones fuera del alcance del
micrófono.
Sr. Cimadevilla.- Frente a esta imposibilidad siempre se generan alternativas. ¿Cuáles son
las alternativas? ¿Esto se presentó ante el tribunal que está llevando adelante esta causa o lo
dicen ustedes al público y acá adentro? En el expediente, ¿lo han presentado?
Sr. Kicillof.- Ponemos a disposición todas las audiencias, usted lo sabe.
Sr. Cimadevilla.- No, no lo sé, por eso pregunto. Los que saben son ustedes. Si ustedes son
los que charlan con los bonistas, los que tienen la representación.
Sr. Zannini.- El anexo al mensaje lo tiene usted ahí, senador. Está la versión taquigráfica de
la última reunión.
Sr. Kicillof.- ¿Por qué cree que hace tres audiencias que decimos que no resuelve nada?
Porque la República Argentina le plantea estas cosas, y el juez lo único que hace es
preguntarle al abogado de los fondos buitre qué trata primero, y no resuelve nada.
Si quiere remitirse a los hechos, pregúntese qué ha hecho con los 539 millones de
dólares que ya depositó la Argentina. No ha hecho nada.
Sr. Cimadevilla.- La pregunta es si el bonista no acepta el cambio de fiduciario, ¿cuál es el
camino para pagarle?
Sr. Zannini.- Lo importante para la Argentina es pagar. Si el bonista quiere obstaculizar su
propio cobro no podemos manejar esa circunstancia. ¿Qué remedio quiere que pongamos en
la ley para una circunstancia que no depende ni del poder soberano de la Argentina ni del
juez Griesa…?
Sr. Cimadevilla.- Por eso, pregunto.
Pero si el bonista no acepta el cambio fiduciario, ¿quién le paga a ese bonista?
Sr. Zannini.- Tendrá la plata a su disposición indefinidamente en la cuenta que se abra en el
Banco Central por virtud de esta ley…
Sr. Cimadevilla.- ¿Ustedes realmente creen que van a encontrar a alguna entidad
bancaria...?
Sr. Zannini.- ¡No es un problema de lo que yo crea o quiera!
Sr. Cimadevilla.- ¿…que haga de fiduciario y pueda ser sospechada de complicidad para no
cumplir la sentencia de Griesa?
Sr. Presidente (Fernández).- Senador: le hago un comentario.
Sr. Zannini.- No encuentro el sentido en ver la situación individual de cada bonista. Usted
tiene un bonista como Soros que le está haciendo juicio al BoNY y va a reclamarle,
seguramente, daños y perjuicios. ¿Sabe Soros qué resultado va a tener esa acción? No. Puede
ser exitosa en los términos de la Comunidad Económica Europea, puede ser que se cumpla
con la ley de la Comunidad Económica Europea y se respete la soberanía de la Argentina,
pero puede ser que le digan que no.
Usted me dice: “Y si no viene el bonista.”, ¿quién sabe quién va a venir? Nadie lo
sabe. Lo sabrá sólo el bonista y, a lo mejor, no lo sabe ahora. Tendrá que sopesar qué es lo
mejor para él, si venir o no. Pero nosotros tenemos que crear el camino para que ese bonista,
si quiere, pueda venir y llevarse la plata. No sólo lo hacemos para el 92,4 que ya aceptó la
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reestructuración de la deuda, sino para el ciento por ciento. Entonces, tenemos dos cuentas:
una para el 92,4 de lo que paguemos y la otra para el 7,6. ¿Lo quieren venir a buscar? Ahí lo
tienen. Si no lo quieren venir a buscar, es un problema del bonista. La Argentina, conforme
el prospecto, cuando deposita, paga. La Argentina está colaborando con el bonista para que
pueda cobrar, más allá de lo que dice el prospecto.
¿Por qué puede ir más allá de lo que dice el prospecto? Porque esta ley lo va a
habilitar. Pero no le haga decir a la ley lo que la ley no dice.
Sr. Cimadevilla.- ¿Estamos cambiando el domicilio de pago entonces?
Sr. Zannini.- Exactamente vamos a depositar…
Sr. Cimadevilla.- Estamos cambiando el domicilio de pago. Esto va a ser una nueva
generación de conflictos.
Sr. Presidente (Fernández).- No, no.
Sr. Zannini.- Peor generación de conflicto es seguirle depositando al BoNY, en donde no
tenemos la plata ni la capacidad para que el tenedor cobre. Lo que estamos buscando,
casualmente, es un camino alternativo que ponga a disposición de los tenedores que quieran
venir a cobrar, la posibilidad de poder hacerlo.
Sr. Cimadevilla.- ¿Y los que no quieren no vienen?
Sr. Zannini.- Y a los que no quieran, no puedo obligarlos a venir. Ojalá pudiera obligarlos,
pero usted se dará cuenta de que hay un juez que sin tener facultades ha dictaminado contra
toda la deuda cuando tenía que resolver sobre el 1 por ciento.
Sr. Cimadevilla.- Es generar una nueva causal de pleitos nuevos.
Sr. Zannini.- Pero los pleitos vienen desde 2001, desde el default y nunca terminaron. No
hay garantías para que terminen los juicios hasta que no se pague todo y no es un problema
de pericia en el manejo de la causa, sino que es mucho más complejo. Si fuera sólo
conseguir un buen abogado, no tendríamos problema. El problema es conseguir plata y
pagar. Eso es lo que hoy está haciendo la Argentina. Y está buscando el camino para seguir
pagando.
Entonces, le pedimos que apoye la ley. Mire usted la paradoja de su situación: su
compañero de bancada nos dice que nosotros no tenemos necesidad de venir al Senado a
pedirles ninguna facultad porque ya las tenemos todas. Exagera. Fíjese usted como nos pone
en una posición de generosos; en todo caso, usted está diciendo: “Este tema resuélvanlo
como quieran.” Nosotros no podemos resolverlo como se quiera, queremos sujetarnos a la
ley. Sabemos, más allá de lo que diga el senador compañero de su bancada o correligionario
de su bancada, para respetar la ideología, que nosotros no podemos sacar una moneda del
Tesoro Nacional para depositarla en otro lugar que no sea el BoNY o el fideicomiso que
esté. ¿Qué queremos hacer? Como queremos aliviar la carga del BoNY para que no tenga
problemas con Griesa, no lo tenemos que poner en ocasión de que colabore con nosotros,
que no colabore con nosotros, que nos deje pagar, porque la colaboración de él es para con
Griesa y no con nosotros. Eso le va a traer juicios de Soros, de Argentina, etcétera, como
también habrá que hacerle juicio, por los daños y perjuicios que le ocasionan a la Argentina,
a los señores dueños de los fondos buitre. Nadie puede ejercer su derecho perjudicando a la
totalidad de los que están en la misma situación. Ahí tiene que haber un resarcimiento
también y habrá que reclamárselo. No es el momento ni es la ley para hacer eso. Pero
nosotros tenemos que buscar el camino para seguir cumpliendo. Porque si no, es el
“griedefault” del que se hablaba. Griesa se daría el gusto de hacernos “defaultear”. No se
puede dar ese gusto, porque eso transforma a la Argentina en inviable y a la deuda en
impagable. Por eso decimos que es imposible de cumplir esa sentencia.
Esta ley nos está dando los lineamientos para que podamos insistir en el cumplimiento
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con los tenedores.
No me puede decir: “hagan otra cosa” o “se equivocan en este punto” si me dice que
ya tenemos la facultad.
He dicho ya dos o tres veces que no tenemos esa facultad. Pero no vamos a seguir
insistiendo en eso; discutir sobre un punto en el que no nos ponemos de acuerdo no tiene
mayor sentido.
Le pido que no deforme lo que dice la ley, ni lo que se está disponiendo en ella. Ni
siquiera está disponiendo que el BONY deje de ser. Da la facultad para que si el Ministerio
evalúa que tiene que dejar de ser, se ejerzan todas las acciones y da la posibilidad para que lo
sustituya -cosa que no está en los prospectos y por eso lo ponemos en la ley- con el Banco
Nación o con quien quieran los bonistas. Porque también hay derechos que ellos pueden
ejercer. Pueden hacer la asamblea de la serie, cambiar el fiduciario, etcétera. Y nosotros
debemos tener las herramientas para cumplir con los bonistas. Eso es lo que estamos
buscando y lo que viene a hacer esta ley, con generosidad, porque se refiere al cien por ciento.
Y sin violar la Ley de Administración Financiera del Estado, que dice que la facultad de
reestructurar que tiene el Ejecutivo, abierta permanentemente, se debe ejercer para bajar los
intereses, mejorar el plazo; en general, mejorar las condiciones. Nosotros no estamos
haciendo ninguna de esas cosas, de modo que esa facultad que está en la Ley de
Administración Financiera del Estado no la puede ejercer el Ministerio de Economía, aun si
quisiera.
Lo que podemos hacer es esto que va a decir esta ley: vengan a un canje, díganme
cuánto es su valor nominal, tomen este bono, que es ley argentina. Los que vengan tienen ese
camino. Otros podrían elegir seguir cobrando en Nueva York. Y voy a cambiar el BONY y a
poner otro fiduciario. Déjenmela llevar para Nueva York. Otros dirán: me conviene seguir en
Londres. Otros dirán: voy a seguir cobrando en Japón.
Los bonistas italianos, que fueron un dolor de cabeza para la primera reestructuración,
están contentos por haber ingresado en el segundo canje en 2010 y están diciendo que dejen
que la Argentina pague, porque ellos se liberaron de problemas. Ojalá muchos bonistas
tengan la actitud de los italianos.
Esta ley participa de dos mundos. El del derecho público, donde Argentina ejerce su
poder soberano, y el del contrato que tenemos con los tenedores. Es bifronte y tiene la
posibilidad de compatibilizar lo que es público y lo que es privado. Nuestros tenedores son
privados. Y si quieren ejercer el derecho, esta ley no les agrede en lo más mínimo. Si no
quieren hacerlo y quieren mejorar su situación y olvidarse de los problemas que ha traído este
embargo, que estaba avisado por la Argentina que podía ocurrir desde 2005, lo pueden hacer.
Estamos creando esa alternativa que antes no teníamos.
Es falso que nosotros estemos pidiendo facultades que ya tenemos. Es falso que
estemos en esta norma tomando las decisiones. Estamos abriendo los caminos.
Sr. Cimadevilla.- Es una cuestión de interpretación, no de falsedad o verdad.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el senador Artaza.
Sr. Artaza.- Señor presidente: en primer lugar, ratifico, como lo hizo el jefe de bloque del
radicalismo, que nuestro partido siempre va a estar del lado del interés nacional, cualquiera
fuera el resultado y la discusión que tenga esta ley. Por lo tanto, no vamos a estar jamás -esto
también lo ratificó el jefe de bloque y, además, en el partido- del lado de los fondos
especulativos.
Nosotros celebramos que esté por primera vez tratándose la deuda en el Congreso de
la Nación, que es el ámbito natural donde debe ser discutida. Porque recordemos que el pago
al Fondo Monetario Internacional pasó tardíamente por aquí. Y siendo ciudadano común hice
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una denuncia al gobierno -tuve que pagar a los abogados, ya que la perdí- por no pasar por el
Congreso.
Sr. Presidente (Fernández).- Se votó, senador, está equivocado.
Sr. Artaza.- Posteriormente se votó.
De todos modos…
Sr. Presidente (Fernández).- Usted estaba pensando en el bordereaux en ese momento.
Sr. Artaza.- Y, sin embargo, hice una denuncia al gobierno porque no pasó por el Congreso
de la Nación, se tomó una decisión unilateral del Poder Ejecutivo. Y sin quita –recordémoslose pagó al Fondo Monetario Internacional. Recordemos eso, porque a veces tenemos un
discurso para un lado, pero se les pagó sin quita.
Sr. Presidente (Fernández).- Nunca entramos en default con los organismos internacionales
de crédito.
Sr. Artaza.- Por eso, podemos decir hoy que la Argentina tiene voluntad y capacidad de
pago. Nunca nadie en la historia pagó tanto de la deuda como este gobierno. Habríamos
querido, pese a que hoy lo estamos tratando acá, en el Congreso, que el pago al Club de París
o el arreglo frente al Club de París, hubiera pasado por el Congreso de la Nación.
Insisto en esto porque no podemos seguir delegando facultades, ya que si no, se toman
determinaciones que pueden ser perjudiciales para el país. Si uno piensa en lo que se debía al
Club de París y en el arreglo que se hizo ahora, tal vez, podríamos pagar a los jubilados lo que
les debemos. Es un ejemplo. Simplemente, valoramos que hoy esté acá tratándose esto.
Se cumplió con el CIADI, con Repsol, se está pagando a los bonistas. Esto quiere
decir que la Argentina tiene voluntad de pago. Por lo tanto, entiendo que una vez sorteado
este bloqueo, que es un exceso de la sentencia del juez Griesa, desde mi punto de vista –en mi
partido tenemos discusiones porque no es un partido vertical sino horizontal-, va a venir el
tratamiento de los hold outs. Esperemos que siga el camino de venir al Congreso de la
Nación.
Mi pregunta es: ¿qué vamos a hacer frente a esa situación? Tiene que pasar por el
Congreso de la Nación. En mi opinión, a la cola los hold outs. Por supuesto. Pero quiero
saber si ustedes también van a hacer este tratamiento en el Congreso de la Nación.
La otra pregunta que quería hacer es la que acaba de formular el senador Cimadevilla:
si tienen un plan B. Porque estamos tomando una decisión unilateral a través de la ley. Hay
que ver qué respuesta habrá del otro lado. El propio ministro de Economía acaba de decir:
“falló algo”. Falló que la Corte no se hizo cargo de este caso y tuvimos la sentencia de Griesa.
Además, puntualizo lo siguiente. De sumar lo que pagamos al Fondo, al Club de París,
al CIADI, como diría Eduardo Galeano en “Las venas abiertas de América latina”: pobre
Latinoamérica.
Si uno suma todo eso que hemos pagado, ¿cuándo viene la seguridad jurídica para la
Argentina? ¿Nos van a seguir exigiendo seguridad jurídica después de haber pagado todo lo
que pagamos?
Podríamos tener muchas más coincidencias si pudiéramos contribuir al diálogo.
Como dijo el senador Morales, tenemos una propuesta para hacer desde el
radicalismo.
Entendemos que una vez pasado este bloqueo hay que discutir el tema de los holdouts.
Quiero aportar, porque vimos que intervinieron los bancos privados y extranjeros del sistema
argentino en esta negociación, que ustedes nos respondan qué fue lo que falló y si existió
realmente, seriamente, esa negociación; esa posibilidad de saldar una parte de la deuda con
los holdouts para levantar el fallo. Porque entiendo que, así como una vez el gobierno dijo
“hay un sector que tuvo ganancias excesivas”, y fue el campo, y se le pusieron impuestos
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mayores, también debemos ver que en esta década hubo un sector, como es el banquero, el
sector de los bancos, que obtuvieron ganancias, que siguen teniéndolas y que los
subsidiamos.
En esto insisto. Ustedes lo saben. Cada amparo se les devolvió a los bancos por
20.000 millones de dólares. Vuelvo a insistir. Yo creo que, respetuosamente, el Congreso de
la Nación debería tratar una ley para que esos bancos -aunque sea a través del Impuesto al
Cheque, porque también son parte del negocio- contribuyan en la resolución de esta deuda.
Si quisieron intervenir en este momento, bueno, ellos tienen que poner algo. Así como el
gobierno salvó a los bancos en su momento, que pongan algo.
Ahí está una de las propuestas; la he expresado al bloque y al partido y siempre la
expreso en este Congreso de la Nación.
Respetamos y valoramos que sea tratado aquí en el Congreso de la Nación. Y
pregunto también, ya que están aquí Legal y Técnica de la Presidencia, si no ha llegado el
momento de terminar con la delegación de facultades. Sobre todo, con este tema de la deuda;
de terminar con el sistema de delegación de facultades.
Entonces, mi pregunta es, primero, ratificar lo que ha dicho Cimadevilla. Si tienen un
plan B con esto, si los holdouts van a ser tratados acá y que nos expliquen qué pasó, además,
con el tema de los bancos. Muchas gracias.
Sr. Presidente (Fernández).- Primero, voy a hacer un principio de ordenamiento interno.
Nos queda por hablar el senador Mayans, el senador Barrionuevo, el senador Sanz y la
senadora Montero, con un cierrecito y algún cierrecito que pueda hacer yo.
Están presentes los señores Rubinstein, Nielsen, González Fraga y Tomás Bulat.
¿Por qué hago esta apreciación a priori? Porque muchas de las señoras senadoras y
muchos señores senadores tienen que viajar, y si no viajan hoy, en tiempo y forma, mañana
se va a complicar la situación, con lo cual debiéramos ser lo más escuetos y concretos
posibles con estas expresiones.
Le ruego, entonces, a cada uno de los que van a intervenir, acotar la pregunta
específicamente. Por eso, ahora contesta el ministro y después seguimos con los senadores
anotados.
Sr. Kicillof.- Muy cortito. Primero, algo que me quedó de las afirmaciones del senador
Cimadevilla.
Yo, lo que señalé no es que tenían que aprobar el proyecto oficial. Que
escuchábamos alternativas porque hay una disyuntiva, hay una situación que debe resolverse
antes de septiembre. No resolverlo –eso es lo que digo-, no dar una alternativa para el pago,
es convalidar la sentencia de Griesa. Lo repito. Pero no dije: “no aprobar nuestro
proyecto…” Puede verlo en la transcripción. Dije: “no aprobar o no aportar alternativas”.
Eso es lo que dije. Pero decir “no me gusta, no quiero, me opongo, qué feo, qué fracaso”,
eso no sirve. Por lo menos, no sirve para el manejo de la deuda, que es una facultad del
Congreso.
Pero lo quiero dejar aclarado porque ya van a decir que “si no aprueban nuestro
proyecto…” Pero dejo muy claro: no fue lo que dije. No es que “o aprueban nuestro
proyecto o es Griesa” sino que, o aprueban, o proponen otro y discutimos otra cosa, que sea
una solución, o estamos convalidando, a través del Parlamento, la sentencia de Griesa. Lo
repito para que quede muy claro.
Segundo, con respecto a lo que pregunta recién el senador Artaza; si los holdouts van
a aceptar, hoy no sólo irían a la cola sino que lo que se les ha propuesto es cobrar
exactamente lo mismo que todos, en la cola, fuera de la cola, en la boletería, pero tienen que
ir y traer su título para poder cobrar el dinero que les vamos a depositar. Eso es lo que
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presentamos. Por supuesto que, si eso es ley, va a dejar muy claro cuál es el tratamiento, de
momento, que tienen los holdouts; que lo va a decidir el Parlamento, justamente, no es que
va a quedar para después. Va a quedar ahora que el cien por ciento puede entrar al canje. Si
hubiera alguna situación adicional habría que modificar esta ley, y eso va a pasar
necesariamente por el Parlamento, así que quédese tranquilo que eso se convierte en una
decisión parlamentaria.
Con respecto a lo de los bancos privados, yo hice un comentario general; es por
trascendidos, es por comentarios, pero la verdad que no estuve ahí. Lo que le quedó claro a
todo el mundo… Porque, sí, fueron comisiones de los bancos nacionales que, como usted
dice y comparto, la verdad han ganado mucha plata y han sido salvados de un desastre
financiero que ellos mismos provocaron en buena medida. Y todos ellos se encontraron con
dos factores; el primero, la negativa de los buitres a hacer ningún acuerdo que no sea cobrar
íntegramente la sentencia de Griesa.
Por eso es que las negociaciones no son tales, porque del otro lado no hay una
voluntad de acercar posiciones. Eso no es lo que yo escuché sino que hay un comunicado de
los buitres que dice que no hubo ninguna propuesta ni remotamente cercana, prácticamente,
diciendo “o es esto, o nada”.
Después, hubo algunas otras propuestas que se conocieron también por la prensa, que
no era pagar con recursos propios sino con recursos del Estado, y lo único que les puedo
comentar es que eso viola RUFO, más allá de todos los comentarios adicionales. Si el Estado
le da plata a otro para que pague, viola RUFO, porque paga el Estado.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el senador Mayans.
Sr. Mayans.- Señor presidente: me preguntan acá qué decía Perón respecto a este tema.
Perón decía, sencillamente: “¿Usted es antiimperialista? “Sí”, decía. “¿Y por qué?” “Porque
te roban todo lo que tienen para robarte” Así que lógicamente que este es un sistema
absolutamente injusto.
Pero yo le digo que el que se quiere ir que se vaya, presidente, porque este es un tema
fundamental para el futuro de la República Argentina, y no es justo que haya algunos
senadores que hagan uso de la palabra sin tiempo y después… Yo voy a ser breve, pero decía
que no es justo que tengamos acotado el uso de la palabra en el trabajo de comisión que
estamos haciendo. Simplemente le digo esto.
Aparte de esto, le digo que realmente yo tuve la suerte de estar acá desde el año
2001, y hemos visto la herencia recibida, que ha sido absolutamente dura.
Me acuerdo que el Banco Central tenía 9.800 millones de dólares de reserva y que la
deuda externa alcanzaba el 168 por ciento del PBI. Me acuerdo.
Me acuerdo también, presidente, de que la deuda de las provincias era de casi 30.000
millones de dólares, y también me acuerdo de que había catorce provincias que tenían bonos.
También me acuerdo de que teníamos más de 3.000 cortes de rutas en todo el país,
demandando un poco más de justicia social para nuestro país.
En ese contexto, había que avanzar en un país que estaba prácticamente desintegrado,
y en un país donde se decía que había provincias viables y provincias inviables. Formosa era
una de las provincias catalogadas como “inviables”.
En ese contexto, había que empezar a recomponer, primero, el tejido social del país
y, después, buscar el camino. Usted fue ministro, fue jefe de Gabinete; conoce muy bien la
historia también, porque estuvo desde el principio en todo esto y sabe el duro contexto en el
que nosotros fuimos trabajando. Digo “nosotros” porque el gobierno ha ido avanzando, con
el apoyo también, por supuesto, del Poder Legislativo. Si no, era imposible hacerlo.
Lógicamente que uno de los temas centrales era la negociación de la deuda externa y de la
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deuda interna del país.
La deuda interna… Yo le digo porque en mi provincia el 93 por ciento de la
coparticipación se la llevaban los bancos. El 93 por ciento. Y así como en mi provincia,
había muchas provincias argentinas que tenían que emitir bonos como resultado del desastre
que habían dejado. Y por supuesto que, en el contexto de la negociación de la deuda,
inclusive en muchas noticias que salían, decían que Kirchner estaba desvariando si pensaba
en eso de que iba a pagar el 30 por ciento de la deuda y que le iban a aceptar una quita del
70 por ciento. En muchos comentarios decían que desvariaba con este tema, que era
imposible que eso ocurriera.
Pero la verdad, presidente, hoy es un contexto totalmente distinto.
En primer lugar, en el Parlamento del Mercosur –tengo el honor de ser el
vicepresidente del Parlamento- hubo unanimidad de apoyo de todos los parlamentarios. Está
también el senador Giustiniani, e inclusive otros legisladores de la oposición, de los distintos
bloques, que acompañaron –como dije- por unanimidad el trabajo que se ha venido haciendo
en la reestructuración de la deuda externa argentina, y lamentando realmente la posición del
juez Griesa y la decisión que ha tomado la justicia norteamericana con respecto a este tema,
lavándose las manos en un tema que es tan fundamental como la reestructuración de la
deuda de los países emergentes, o en vías de desarrollo, o como quieran llamarse. Por
ejemplo, el caso de Grecia es un muy mal ejemplo para el mundo. En este momento están
debiendo 50 años de su vida. Lógicamente, han sido víctimas de la usura internacional y
obviamente la Argentina no está dispuesta a aceptarlo.
Me parece muy importante la visita del ministro de Economía, del secretario Legal y
Técnico de la Presidencia y de la procuradora General de la Nación porque han venido a
traer un proyecto que es una alternativa que ofrece el país para poder encaminar una solución
a este grave problema que tenemos después del fallo del juez Griesa. Fallo que también ha
sido cuestionado por muchos países del mundo, inclusive los países del BRIC. Sin embargo,
lo que escucho acá es que esto es resultado de que la Argentina firmó un convenio de
entendimiento con Irán y un convenio con Rusia. Si esto es así, realmente, es grave. Es grave
que la Argentina, que es un país soberano, no pueda decidir cuál va a ser su política exterior.
En este caso, los países del BRIC y de la Unasur acompañan esta decisión, que es estratégica
para los países que están renegociando su deuda.
Considero también que el contexto en la República Argentina hace que algunas
personas cuestionen todo esto. El contexto es que ya se lanzó la campaña para 2015. Ese es
el problema. Entonces, hay algunos candidatos que tienen que buscar una excusa y decir que
esto es un fracaso. Van a algunos medios a decir que la Argentina fracasó porque tienen que
vender ese discurso. Este problema es una cuestión de Estado porque la presidenta lo ha
tomado con absoluta responsabilidad. Si hubiese hecho como en las gestiones anteriores, por
ejemplo, como se hizo con el Megacanje, que se hizo inclusive con una reestructuración
dolosa de la deuda y con comisiones de casi 300 millones de dólares. Esto no lo digo yo,
sino que lo dijo claramente Ámbito Financiero cuando explicó el tema de las comisiones. Es
decir, cómo se llevaron las comisiones de una deuda que han reestructurado, pero para mal
de la República Argentina.
Al respecto, entendemos que la presidenta lo ha hecho con absoluta responsabilidad.
Además, quienes estamos acá y trabajamos con la gente sabemos que más de 70 por ciento
del pueblo argentino está de acuerdo con lo que la presidenta está haciendo. Muchos dicen
que llega a 75 por ciento el acompañamiento que tiene la presidenta en cuanto al bochornoso
hecho del juez Griesa de acompañar a los fondos buitre, en una decisión que prácticamente
tiende a desarmar todo lo que se ha venido trabajando en el tema de la restructuración de la
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deuda. El 92,7 por ciento aceptó, el 7 por ciento no acepta y 1 por ciento que cuestiona.
Además, todos sabemos que los fondos buitres compraron esos bonos en default en
2008 no para negociar con la República Argentina. No tenían ningún interés de negociar. No
hay más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere oír. Los fondos
buitres hicieron esto para especular y llevarse esta exagerada ganancia. Todos tenemos muy
claro eso.
En este momento, algunos que se postulan a candidaturas de distintos niveles buscan
la forma de echarle la culpa al Gobierno de una deuda que no contrajo, pero que ha ido
trabajando para resolverla. Tanto es así que prácticamente el 8 por ciento de esa deuda está
ahora en valor dólar y lo demás está, prácticamente, en manos de grupos nacionales. Así que
realmente se ha hecho un esfuerzo extraordinario. Y la gente tiene una comprensión de lo
que se viene haciendo y de cómo se viene trabajando.
Por eso, el apoyo contundente que tiene el Gobierno en cuanto al tema de la
restructuración de la deuda.
El presidente de bloque ha sido muy contundente en cuanto al respaldo que va a tener
la presidenta en el Congreso con respecto a este tema.
Sabemos que como presidente de la comisión va a hacer circular el dictamen. Vamos
a acompañar el despacho de la propuesta hecha por la presidenta de la Nación porque
consideramos que es un camino alternativo y que la Argentina con esto demuestra su
voluntad de pago. Tenemos muy claro que es una actitud voluntaria por parte de los
tenedores de bonos. Así que nos parece una alternativa interesante ante la decisión unilateral
y arbitraria del juez de que los bonistas no puedan cobrar esos fondos que habían sido
remitidos por la República Argentina. Lo hace en forma arbitraria porque en algunos casos lo
permite y en otros no. Así que vamos a suscribir ese convenio y vamos a seguir luchando
para reestructurar esta deuda externa que ha jaqueado en forma permanente la democracia
argentina.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el senador Barrionuevo.
Sr. Barrionuevo.- Brevemente, quiero hacer tres acotaciones.
En primer lugar, la necesidad de una ley surge no tan solo por la trascendencia del
tema, sino por sus implicancias en el sentido de que los bonistas, a los cuales estamos
invitando, obviamente, van a estar más motivados si sienten que tienen una mayor protección
institucional o legal como en este caso. Entonces la ley también es importante por eso.
Además, porque es obvio que, de lo contrario, a los abogados de los holdouts, les estamos
ofreciendo medio en bandeja un argumento para ventilar en los tribunales. Eso por un lado.
En segundo lugar, para el ministro Kicillof que para él la soberanía no es solamente
un slogan. Si usted quiere cubrir todos los flancos, tenga cuidado porque en la media sanción
del Código Civil, que lamentablemente hemos aprobado, va un caballo de Troya. ¿En qué
consiste? En el Código Civil se ha introducido como novedad el contrato de arbitraje. Eso no
existía en el derecho argentino. El contrato de arbitraje siempre estaba en los códigos de
procedimientos. Ahora se lo ha introducido en el Código Civil como contrato autónomo, con
el agregado de que se le permite a las partes el cambio de sede, que no sea en la Argentina, y
el cambio de idioma. En realidad, eso es una prórroga de jurisdicción encubierta.
¿Por qué se lo ha incluido en el Código Civil? Yo creo que se trata de la segunda fase
de una operación más grande. Durante la última dictadura militar esto se incluyó en el
Código Procesal Civil de la Nación y ahora han logrado, con la última sanción, que esté en el
Código Civil. No creo en las casualidades en este tipo de cosas; la próxima es la
Constitución. Atención con ese tema.
¿Cuál puede ser la situación? Que dos empresas argentinas tengan un problema y
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puedan elegir un árbitro fuera de la Argentina y con otro idioma. Es una situación muy
especial. Es una forma de que quede naturalizado en el derecho privado lo que ya se ha
hecho en el derecho público. En la época de Menem, en la década del 90, en los tratados
bilaterales se hizo una costumbre. Hablo de la prórroga de jurisdicción. Después es muy
difícil escapar, mire el problema en que estamos por la cuestión de la jurisdicción. Entonces,
si hay que atacar todo, atención con el tema porque fue introducido en el Código Civil, e
insisto que no fue por casualidad. Se morigeró el proyecto originario, pero no logramos que
se eliminara el capítulo o, por lo menos, que se eliminaran esos incisos. Quizás usted pueda.
En tercer lugar, respecto de la prórroga de la jurisdicción, más allá de que aquí
siempre impera la ley del más fuerte, hay que tratar en lo posible de que se aplique el
derecho continental europeo. ¿Por qué? Porque el derecho continental europeo, con su raíz
romano germánica, es el que se rige por leyes y códigos. El derecho anglosajón, el common
law, como no tiene códigos y se rige por el precedente jurisprudencial. Es decir, los jueces
tienen mayor libertad. No digo que puedan resolver lo que se le antoja pero tienen menos
cartabones. Por ejemplo, es lo que ha hecho el juez Griesa, que interpretó como quiso una
cláusula que razonablemente no podía ser interpretada así. Esas son mis sugerencias.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz.- Seré breve. Haré una ratificación y una pregunta muy breve.
Antes quiero decir que el senador Barrionuevo recién ha hecho mención a la media
sanción del Senado del Código Civil y supuestamente a un caballo de Troya que se habría
incorporado ahí, que se ratifica o consolida una suerte de conspiración jurídica en favor de los
malos. Debo decirle que esa sanción del Senado fue obtenida con el voto del oficialismo.
Lo veo al presidente de la Comisión Bicameral del Código Civil y le hice una seña
para ver qué pasó.
Sr. Presidente (Fernández).- Pero yo no comparto lo que dice el senador.
Sr. Sanz.- Ah, bueno, listo, me quedo tranquilo.
La ratificación: de todas las cosas que dijo el senador Gerardo Morales, que
obviamente forman parte de la definición política de cómo se paran los bloques del
radicalismo, de nuestro partido, respecto a la cuestión, hay una que quedó dando vuelta por
ahí que quizá no se entendió demasiado bien o no fue interpretada y que dio lugar a algunas
apreciaciones sobre nuestra posición, como por ejemplo, una posición medrosa, indiferente o
temerosa.
El senador Gerardo Morales dijo que entre las cosas por las que no vamos a
acompañar esto es porque en el artículo 1° entendemos se nos ofrece convalidar, ratificar todo
los procesos de reestructuración, entre ellos el de 2010, y este partido tiene hecho respecto a
ese proceso del 2010 denuncias penales. No vamos a acompañar la convalidación porque
tenemos fuertes sospechas de que ha habido actos de corrupción. A ver si nos entendemos:
actos de corrupción, que se ha medrado –hablando de medroso- con el canje del 2010. La
misma gente que manejaba el Ministerio de Economía es la gente que está siendo investigada
hoy –lástima que se levantó el compañero Mayans- porque el proceso de reestructuración de
deuda interna entre las provincias y el Ministerio de Economía nacional pagaba comisiones
de 7.500.000 de pesos a una empresa que no existía, que se había creado en ese momento,
que se llamaba The Old Fund. Es la misma gente que estaba a cargo de la reestructuración de
la deuda el 2010. Nosotros tenemos toda la sospecha de que ahí habría habido actos de
corrupción y que la Auditoría General de la Nación está investigando esto y que nosotros
hasta tanto no tengamos toda la información que estamos buscando y hasta tanto no haya un
pronunciamiento incluso de la justicia, no vamos a convalidar.
Digo esto para que quede claro que entre tantos argumentos de orden público, interés
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público, jurídico, seguridad y demás, lo nuestro es más pedestre. Respecto a la
reestructuración de deuda del año 2010, por la naturaleza de los personajes que estuvieron allí
involucrados y por la naturaleza de las operaciones, tenemos fuertes sospechas de que hubo
corrupción. Entonces, el radicalismo en esto, invitado a acompañar esta ley para que esa ley
sea un ejemplo más de impunidad, dice no. Para que nos ubiquemos en cuáles son las cosas
que acompañamos y no.
Segunda cuestión. Pregunta cortita. El día domingo en Página/12 en un reportaje que
el periodista Horacio Verbitzky le hizo a uno de los titulares de uno de los fondos de
inversión más importante –no sé si más importante en peso, pero por lo menos que aparece
entre los fondos de inversión que están dentro de los acreedores reestructurados, David
Martínez, de Fintech,- cuando le preguntaron si los bonos que están depositados en los bancos
el juez puede prohibir realizar esa operación, este hombre contesta “al Banco Nación y a la
Comisión Nacional de Valores no. Euroclear es una empresa constituida en Bélgica que está
blindada contra embargos de estos mismos litigantes. Pero es una empresa muy conservadora
que además tiene una oficina en Nueva York, por lo cual es probable que no se anime a pagar
sin autorización del juez.”. Acá viene: “En ese caso, nosotros y el Estado vamos a litigar
contra Euroclear en Bélgica por los daños que nos provoque. Verbitzky entonces le pregunta:
“¿Ustedes y el Estado, juntos o cada uno por su lado?”. Y este hombre, David Martínez, de
Fintech, contesta: “Por separado, pero tanto nosotros como el Estado lo vamos a hacer.
Nosotros no estamos en el negocio del litigio…”.
La pregunta que quiero hacer es: ¿eso está definido en conjunto con el señor David
Martínez? ¿El señor David Martínez forma parte junto con el gobierno de la estrategia de
reestructuración? ¿El señor David Martínez ha tenido participación en todo eso? ¿O esto es
simplemente una cuestión en la que él, de rondón, porque se le fue la lengua, dijo que junto
con el Estado? Lo pregunto a los dos funcionarios, y sobre todo a la procuradora general del
Tesoro que supongo es la que diseña también la estrategia de acuerdo con las facultades que
tiene.
Sr. Kicillof.- Primer punto. Creo que usted empezó diciendo que iba a aclarar la cuestión de
que no acompaña la declaración de interés público de la reestructuración de deuda soberana
realizada en los años 2005 y 2010 porque tienen una presunción que aparentemente
comunicaron a la AGN o a donde fuere...
- No se alcanzan a percibir palabras del senador Sanz fuera de
micrófono.
Sr. Kicillof.- No, por eso. Pero usted se hizo carne de esa presunción y de esa Auditoría.
Por supuesto que no tengo nada contra esa auditoría ni nada parecido. Lo que sí me
parece es que no es razón suficiente el hecho de pensar que hubo algún ilícito o lo que fuera
para no acompañar la declaración de interés público.
Sr. Presidente (Fernández).- Claro, no tiene nada que ver.
Sr. Kicillof.- No tiene nada que ver, más allá de lo que comentaba el senador Mayans de esta
tendencia en el marco de la campaña para 2015 de poner cuestiones donde no tienen nada que
ver. Yo no estoy defendiendo a ningún funcionario. Ignoro y no estaba en ese momento
participando del canje. Lo único que le estoy diciendo es qué tiene que ver. No tiene nada
que ver. Usted me podría decir: como yo tengo presunción. Ahora bien, ¿no van a opinar nada
de la deuda porque tienen una presunción?
Sr. Sanz.- Es que no tiene nada que ver declarar de interés público un hecho de corrupción.
Sr. Kicillof.- Es una presunción sobre un hecho…
Sr. Sanz.- ¿Qué campaña del 2015? ¿Declarar de interés público un hecho de corrupción para
usted no tiene ningún interés?
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Sr. Kicillof.- Usted está llamando un hecho de corrupción a la reestructuración de deuda.
Sr. Sanz.- No, no. Ustedes lo meten en el artículo al 2010.
Sr. Presidente (Fernández).- Senador, vamos a poner un poquito de orden en el debate.
Usted dijo que el bloque había hecho una denuncia penal que nada la detiene. En todo
caso, la Auditoría –que depende de este Congreso– si encuentra alguna razón similar a la que
usted ha encontrado hará una denuncia penal que nada la detiene. Independientemente de eso
que será investigado y eventualmente en algún momento si usted tuviera razón seguiría
adelante con procesos a determinadas personas que pueden haber participado en ese tema,
¿qué tiene que ver con declarar de interés público la deuda?
Sr. Kicillof.- La reestructuración y el canje.
Sr. Sanz.- Tiene mucho que ver porque la declaración de interés público, que es un aval
político del Congreso…
Sr. Presidente (Fernandez).- Pero no morigera su denuncia.
Sr. Sanz.- Es necesaria la declaración de interés público…
Sr. Presidente (Fernández).- No la hace más tenue la denuncia suya…
Sr. Sanz.- La declaración de interés público que ustedes piden para la reestructuración y el
aval de eso…
Sr. Kicillof.- ¿Qué tiene que ver?
Sr. Sanz.- ¡Eh, bueno! Nosotros lo interpretamos políticamente como un aval…
Sr. Presidente (Fernández).- No atenúa ni enerva su propuesta.
Sr. Sanz.- …y nosotros no tenemos ninguna intención de avalar los hechos de corrupción de
la reestructuración del año 2010.
Sr. Presidente (Fernández).- Primero lo tiene que demostrar.
Sr. Sanz.- Pero claro que hay que demostrarlo.
Sr. Presidente (Fernández).- Yo le voy a tomar la palabra a usted. Supongamos que me haga
cargo del análisis de laboratorio que usted ofrece. Suponiéndose que tuviera razón, no enerva
su denuncia el declarar…
Sr. Sanz.- Sí, la invalida.
Sr. Kicillof.- No, está equivocado.
Sr. Sanz.- Nosotros estaríamos reconociendo que es un proceso de interés público donde ha
habido hechos que están sometidos a investigación. No lo queremos hacer.
Sr. Presidente (Fernández).- Entiendo más cuando me dice que no lo quiere hacer que…
Sr. Sanz.- Ustedes pensarán lo que quieran. Nosotros respecto a eso no los vamos a
acompañar.
Sr. Presidente (Fernández).- Así se entiende más fácil.
Sr. Kicillof.- Continúo con la segunda pregunta.
Sr.- Sanz.- Ah, contésteme la segunda, vamos.
Sr. Kicillof.- Segunda pregunta: no, no tenemos definido. Le digo claramente: no definimos
la estrategia con ningún privado. No tenemos definido actuar contra Euroclear porque no
sabemos qué va a hacer Euroclear, como no sabemos qué va a hacer Fintech, como no
sabemos qué va a hacer el juez Griesa, como no sabemos qué va a pasar con el futuro de los
bonistas que están bajo esta trampa que ha establecido Griesa. Así que la verdad es que no.
Pero si eventualmente me arriesgo a decir, como nosotros hemos actuado contra BONY, lo
hemos intimado a que pague porque hemos encontrado que entorpecía el proceso de pago, la
verdad es que si cualquier bonista adivina eso, que el Estado va a actuar contra cualquiera que
entorpezca el proceso de cobro, no tiene que tener la bola de cristal, puede ser. Como no
puedo adivinar el futuro, no sé qué va a hacer Euroclear. Efectivamente, sí tengo algo para
decir sobre Euroclear: la ley belga hace inembargables los fondos, justamente, por una
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respuesta –al igual que la doctrina Champerty– de algunos países contra el ataque de los
fondos buitres. El propio Estados Unidos tenía –y los fondos buitres se encargaron de que el
Congreso la derogara– una doctrina, una defensa, en virtud de la cual estaba prohibido
comprar bonos defaulteados a precio vil para después ir a reclamar el total.
Por eso, cuando el senador Morales hablaba de fracaso, yo creo que basta con que
miren un poco lo que ocurrió en el resto del mundo con esto. No es una estrategia judicial
para tratar bien al segundo circuito. Me parece que si uno saca un poco los epítetos con fines
de stand up, lo que queda es que hay un problema grave en la cuestión de las
reestructuraciones de deudas mundiales que no se lo esperaba ni el Fondo Monetario
Internacional; y créame que no soy amigo del Fondo Monetario Internacional. Y cuando el
Fondo Monetario Internacional se iba a presentar como amicus curiae ante la Suprema Corte
de Justicia de los Estados Unidos, lo que hizo fue presentar ante el pleno que iba a hacerlo, y
después se retiró. Y cuando le preguntan al vocero del Fondo Monetario por qué lo hizo, lo
que respondió fue “pregúntenle a Estados Unidos”. Y acá estamos discutiendo como si esta
fuera una cuestión de un abogado, de un mal diseño de la reestructuración, de una
equivocación nuestra, o peor: como si fuera una presunción de corrupción sobre el hecho de
la reestructuración de 2010. Entonces, me pregunto: ¿ahora no podemos hablar más de
reestructuraciones porque ustedes tienen una presunción, y no van a decir nada sobre ninguna
reestructuración, porque ahora presumen que puede haber...? Pero la reestructuración 2010
llevó la adhesión del 76 al 92,4 por ciento, lo cual le dio más fortaleza a nuestra posición.
La verdad es que reclamo como usted que se investigue a fondo. Ahora bien, me
parece que, como posición política, discutir esto no tiene absolutamente nada que ver. Yo no
le estoy pidiendo que exima de su responsabilidad a todos los funcionarios; y no es eso, como
bien lo explicó la procuradora, lo que implica la declaración de interés público. Esta ley no
tiene nada que ver con eso. Si hay un acto de corrupción, se tendrá que investigar.
Sr. Zannini.- Senador, discúlpeme, estaba incluido en la pregunta.
No le vamos a dejar la bandera de la honestidad ni de la lucha contra la corrupción a
usted. Nosotros venimos luchando contra la corrupción desde el comienzo del gobierno y
vamos a seguir así. Pero le quiero aclarar una cosa: así hubieran existido hechos de
corrupción, la reestructuración habría quedado en pie. Le planteo un ejemplo práctico, la ley
de flexibilización laboral. Se acusó a un grupo de senadores de haber cobrado una coima.
¿Afectó eso la validez de la ley de flexibilización laboral? No. Se hizo un juicio, y se llegó a
la conclusión de que los senadores eran inocentes. Resulta que, injustamente, se los había
acusado. Pero nadie pensó que no podría votar más leyes de flexibilización, en contra o a
favor, porque habría habido un hecho de corrupción o porque se atribuía un hecho de
corrupción que durante muchos años ocupó las tapas de los diarios.
Esto es lo mismo, es como el caso de los sobornos, no lo afecta. Cualquier actividad
ilícita tiene que ser investigada, y están los jueces de la República para castigarla. Pero eso no
va a conmover en una letra la adhesión del 92,4 por ciento de los bonistas; como no
conmovió a la ley de flexibilización laboral, que estuvo vigente hasta que nosotros la
derogamos, la acusación de soborno que había sobre el Senado de la Nación.
Sr. Sanz.- La última: le queda mejor hablar de estos temas a Kicillof, Zannini. Le queda
mejor a Kicillof. Kicillof, hablando de estos temas, le queda un poco mejor; incluso se lo
reconozco a él, pero no a usted.
Sr. Presidente (Fernández).- Habiendo concluido con todas las preguntas y todo el análisis
de cada uno de los senadores, les damos las gracias a los funcionarios del Poder Ejecutivo.
En un par de minutos, le pediremos al señor Rubinstein que sea el primer orador
propuesto por la oposición.
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Sr. Kicillof.- Quiero agradecer muchísimo, en nombre de los funcionarios que vinimos, la
oportunidad de exponer la ley y las contribuciones que se hicieron, algunas de las cuales
vamos a considerar.
Por último, les digo que respecto de todo lo que se comente a partir de ahora
pediremos la transcripción para leerla con detalle, y cualquier aporte que aparezca lo
tomaremos en cuenta también. Muchísimas gracias.
- Se retiran los funcionarios del Poder Ejecutivo.
- Luego de unos instantes:
Sr. Presidente (Fernández).- Continuamos con el señor Tomás Bulat, quien, como le
comprenden las generales de la ley, también tiene problemas con el transporte.
Sr. Bulat.- Exactamente. Como mañana hay huelga, tengo que volar el día de hoy.
Muchas gracias, señor presidente, y muchas gracias por la invitación.
Quería tratar de hacer hincapié –no soy abogado, así que no me referiré a las
cuestiones legales– en cuáles son los temas importantes de acá para adelante. Hay un tema
general que uno tiene que entender cuando trata la cuestión de la deuda externa
macroeconómicamente, que es en el que me voy a centrar. Las deudas, en general, en los
países no se pagan; las deudas se refinancian. Uno no vive juntando plata para pagar deudas.
Cuando uno mira el stock de deuda de cualquier país, las deudas permanentemente van
creciendo, como crecen los PBI. El esfuerzo de un país para pagar una deuda es un esfuerzo
enorme, porque realmente es plata que se deja de destinar sobre todo para obras de
infraestructura, etcétera.
Más allá de esto, de la discusión de la ley –y a mí me parece importante el enfoque-,
no tiene que ver con discutir el pasado. La ley –y básicamente esto discuten, cuando leen los
antecedentes, etcétera- discute el pasado, el origen de la deuda, los buitres que hace doce años
que no quieren arreglar.
A mí lo que me interesa discutir, y buena parte tiene que ver con esto, es cómo sigue
la película. Es decir, qué pasa con la decisión que tomamos hoy hacia adelante.
Acá, hay tres problemas. El primero es el de los fondos buitre, lo que hay en juicio,
etcétera. Con los fondos buitre no hay ningún cambio. Hace doce años que estamos peleados
y, señor presidente, seguiremos peleados. No hay novedad. Nos embargaron la Fragata
Libertad, etcétera. Eso no es una novedad.
¿Cuál es la novedad? La novedad es el segundo frente del que estamos hablando, que
empezó en la primera semana de junio y es que la Corte de los Estados Unidos terminó de no
aceptar el caso argentino y convalidó el fallo de Griesa y de la Cámara. Es decir, el conflicto
nuevo que tenemos nosotros es con la Justicia norteamericana, no con los fondos buitre; con
los fondos buitre ya no es noticia.
El tercer problema que tenemos, a partir del 31 de julio, es que no le pagamos a los
que estaban dentro del canje. Y que no les vamos a pagar a los que estaban dentro del canje,
que es el principal problema. Hoy, el problema de los buitres no es el problema. El problema
es la Justicia norteamericana y el problema lo constituyen los que están dentro del canje. ¿Por
qué la Justicia norteamericana? Porque el problema es que si nosotros desacatamos –para la
Justicia norteamericana quiere decir: no cumplimos el fallo-, la pregunta es, cuando un
gobierno argentino o una empresa argentina quiera ir de nuevo al mercado financiero
norteamericano, ¿va a poder ir a tomar deuda? Si tiene un antecedente que dice: “este señor
no hace caso a la Justicia”. Y la respuesta es no. Entonces ¿va a ir a Londres a tomar deuda?
En Londres, le van a decir: “Mire, encantado, pero si usted tiene un problema y va a la
Justicia, usted no le hace caso a la Justicia.”. Entonces, no va a venir.
Es obvio que, como cualquiera de nosotros cuando pierde un juicio… Si yo tengo un
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juicio de una persona, pierdo el juicio. ¿Qué opino del juez, si perdí el juicio? Que es un
desastre. ¿Qué opino de la Justicia? Que es un desastre. ¿Qué opino después de todo eso?
Que tengo que cumplir el fallo. ¿Qué opino si gano el juicio? Que el juez es bueno y la
Justicia es buena. Y, ¿qué espero del otro si gano el juicio? Que cumpla el fallo.
Entonces, el problema de la Argentina, hoy, no es discutir los buitres sí o los buitres
no. El problema es el fallo, que podría haber dicho: “páguele el 50 por ciento a los buitres”.
Si el fallo hubiera dicho “páguele el 50 por ciento a los buitres”, que es más de lo que
cobraron los otros, ¿les pagábamos? ¿O el problema es tener un fallo de la Justicia adverso?
Para mí, el principal problema de la Argentina, hoy, que estamos tomando una
decisión como esta, esta ley, no es que le queremos pagar a todos los bonistas que están
dentro del canje, porque esta ley no garantiza el pago a todos los bonistas que están dentro del
canje. Y lo dijo bien Zannini recién: no es nuestra responsabilidad si vienen o no vienen a
cambiar. O sea que nuestra prioridad no es la de armar una ley para que efectivamente vengan
a cobrar todos, porque no es nuestra prioridad que cobren todos.
Entonces, ¿cuál es la segunda razón para hacer esto? Evitar y buscar eludir el fallo de
la Justicia norteamericana. Y eso, señores, a nivel internacional, se paga. No cumplir reglas,
en el mundo, se paga.
Si la Argentina no va a buscar más plata afuera, si la Argentina no va a buscar más
fondos, si no vamos a buscar capitales, todo bien. Pero seamos conscientes de la decisión que
estamos tomando para el futuro.
¿Se puede volver a pedir plata prestada? Seguro que sí, alguna vez. ¿Cómo termina,
cómo se sale de un default? Muy sencillo, se paga. ¿Cómo se va a salir de este fallo de la
Justicia norteamericana? Pagando. ¿Qué va a pasar con la Argentina, con el tiempo? Va a
terminar pagando. Y que quede claro a todos, a medida que pasa el tiempo, los intereses son
cada vez más altos. Los fondos buitre no son neutros con esto. Todo el tiempo que esperan, el
taxi sigue. Son 1.650 ahora, van a ser 1.720 a fin de año, van a ser 1.900 a fin del año que
viene. O sea, es un taxi que suma deuda, no es un taxi que se corta.
El segundo punto: ¿qué pasa con los holdouts? Hay gente que no puede…; no es Sara
Jones, ni John Smith los que vienen a comprar la deuda argentina. John Smith y Sara Jones
depositan su plata en un fondo de inversión, que es el que compra los títulos argentinos. La
mayoría de ese fondo de inversión dice: “Señores, para tener activos financieros, tienen que
ser de Nueva York”. Si no son de Nueva York, no los pueden tener. Y el que lo administra,
Pérez García, no es su plata, tiene que cumplir las normas, no va a venir a hacer el canje, no
puede hacer el canje. Entonces, puede hacer dos cosas: o vende los bonos, que es probable
que haga eso –digo bueno, ya está, no me los van a pagar, los vendo-, en cuyo caso, la
pregunta es ¿adivinen quién los va a comprar? Alguien que los pueda cobrar. David Martínez,
quizá.
Acá hay negocios que se van a hacer también con esto. No son todos buenos. Cuando
un país entra en distress y entra en default, también genera negocios financieros muy grandes
que los aprovechan, ¿quiénes? No los normales, sino los que ven los negocios especulativos.
Termino con esto en cinco minutos y, después, hablará gente que sabe del tema más
que yo. Los fondos buitre no son el tema en cuestión, no es lo nuevo, eso está igual. El tema
es qué hacemos con la Justicia norteamericana, como antecedente de la Argentina no
respetando un fallo en un lugar al que decidió ir, y qué nos impacta de acá hacia adelante. Y,
luego, qué hacemos con los que nunca van a entrar a cobrar la deuda y que posiblemente los
tengamos que refinanciar de nuevo.
Muchas gracias, señor presidente.
Sr. Presidente (Fernández).- Una acotación. A mí, en este caso, me comprenden las
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generales de la ley. No suelo preguntar a los funcionarios de mi gobierno, pero sí me gusta
preguntar, como en este caso, algunas de las cosas.
No coincido en nada con lo que dijo el expositor y quiero hacer algunas aclaraciones.
Primero, es muy de los economistas este concepto de pensar que el Estado es un
sujeto de derecho privado y que la deuda argentina debe tratarse como un acto de comercio.
No lo es.
Respecto de la legalidad, en términos de lo expresado por el acuerdo de que fuera esa
la jurisdicción que entendiera en esta causa, es de una legalidad aparente, porque bajo ningún
punto de vista se puede seguir avanzando en el marco de lo que el economista dice recién, de
pagar para no tener problemas a futuro y cumplir con el juzgado y todo ese tipo de
situaciones, dado que lo que estaríamos haciendo es violar el orden público nacional. Y lo
tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto a la inoponibilidad en el fallo
“Clarens Corporation”. Más claro es imposible, con lo cual todo lo dicho está invalidado.
La propuesta que está haciendo esta ley es gráfica y bien clara. No cambia la
jurisdicción, no cambia el contrato, cambia el agente de pago porque no está cumpliendo con
las condiciones exigidas. No está en default porque no hay nada. Default es una palabra
inglesa con contenido jurídico, que habla de mora, de cesación de pagos. Cuando se habla de
cesación de pagos se habla de que no se les paga a los empleados, no les paga a los
proveedores, no se paga la deuda interna, no se paga la deuda externa. Acá se les paga a
todos. Simplemente que no vamos a ir en contra del orden público nacional por una sentencia
descabellada, que no tiene nada que ver con usted. Es insensata y, entonces, hay que pensar
en el bien común de los argentinos y esa es la decisión que se ha tomado. Por eso viene esta
ley al Congreso.
Sr. Bulat.- Le agradezco mucho. Dos cuestiones, porque no quiero armar una polémica.
La primera; cuando uno da su opinión, todos estamos pensando en el bien común de
los argentinos. Esa es la primera cuestión.
Sr. Presidente (Fernández).- Yo también.
Sr. Bulat.- Segundo punto; la situación de default o no, no la define el deudor, la define el
acreedor. Yo, si tengo que cobrar plata de Aníbal Fernández y no la cobro,
independientemente de las razones que tenga él para no pagarme, aunque sean las mejores, si
yo no cobro, la situación de default la solicito yo, no usted.
Sr. Presidente (Fernández).- Perdón, cuando estamos hablando de default en términos de
mora, la mora se constituye cuando fui intimado al pago. Y acá nadie ha intimado a la
Argentina al pago. No hay ninguna situación de default. Hay una situación de una sentencia
que, por lo insensata que es, resulta incumplible. Y al ser incumplible, no puede obligar a la
Argentina a seguir adelante por ese camino, porque rompería el orden público nacional
establecido ya por la Corte en el caso “Clarens Corporation”.
Sr. Bulat.- Muy bien. Ahora, le digo lo siguiente. Señor: no estoy discutiendo la calidad de la
sentencia, que –si usted ha leído mis opiniones- deja mucho que desear. El problema de la
calidad de las sentencias es que las sentencias no se negocian, las sentencias se aceptan o no
se aceptan.
Lo que yo digo es que las condiciones económicas no se evalúan en función de lo que
uno piensa como Argentina, sino también de la evaluación internacional, si es que la
Argentina alguna vez quiera ir a buscar financiamiento al resto del mundo. Si usted no quiere
buscar financiamiento en el resto del mundo, está todo bien. Lo que estoy diciéndole es que
las consecuencias de la decisión de no acatar un fallo de la Justicia norteamericana, con sede
en Nueva York, la plaza financiera más importante del mundo, las hay. Porque si no hubiera
ninguna consecuencia, los países o las empresas no acatarían los fallos de la justicia
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norteamericana. Lo que estoy diciendo es: seamos conscientes que no acatar el fallo tiene
consecuencias a futuro. Entiendo lo del orden nacional, lo que le digo es que acá hay una
cuestión que tiene que ver también con las reglas internacionales de juego y la Argentina
puede tomar la decisión de no acatarlas. Solamente le digo algo, senador, no es gratis. Seamos
conscientes de que no es gratis.
Sr. Presidente (Fernández).- Tampoco es gratis acatarlo. Acatarlo puede significar la
destrucción lisa y llana del país. Hay que tomar una posición bien clara, desde un lugar
inteligente y con mucha responsabilidad, en defensa de los intereses de los argentinos. En los
dos lados se paga, creo que es mucho más gravoso y me siento mucho más feliz estando del
lado en donde defiendo los intereses de los argentinos y no tengo que ir a pagar en el marco
de un fallo bochornoso a unos buitres que, literalmente, quieren robar al pueblo argentino.
Sr. Bulat.- No estamos hablando del pago de los fondos buitres. Estamos hablando de
cumplir una sentencia que es distinto a lo del pago de los fondos buitres.
Sr. Presidente (Fernández).- Pero la sentencia dice que les paguemos a los fondos buitre.
Sr. Bulat.- Pero son dos cosas distintas. Justamente, el pago de los fondos buitres es una no
discusión. Hace doce años que llevamos esto. No es la discusión el pago o no a los fondos
buitres. El tema es cumplir la sentencia.
Sr. Presidente (Fernández).- Entonces, a aquellos que compraron papeles “defaulteados”
por 48 millones hay que pagarles 832.
Sr. Bulat.- Si me pregunta usted sobre el 0,6 por ciento, si me parece justo el fallo, no me
parece justo. Creo que el juez Griesa no entiende muchas cosas. El problema está que yo,
Tomás Bulat, no está decidiendo si eso es justo o no lo es. Estoy diciendo que hay una
sentencia que no me gusta pero es una sentencia.
Sr. Presidente (Fernández).- Bueno, el gobierno tiene la responsabilidad de pensar si es
justo o no es justo, si es correcto aceptarlo o no. La Corte ha dicho que no y habla claramente
de la inoponibilidad.
Sr. Bulat.- Le digo lo siguiente: creo que la situación de votar esta ley y que la Argentina no
acate el fallo, no le hace bien al país. Y no es por el pueblo argentino, porque le va a generar
un montón de hambre y miseria para adelante.
Sr. Presidente (Fernández).- ¿Hambre y miseria?
Sr. Bulat.- Sí, señor. Creo que sí.
Sr. Presidente (Fernández).- ¡Ah! ¿Y pagarlo no le genera más miseria, entrando en la
cláusula Rufo y comprometiéndose con casi un producto bruto interno en deuda?
Sr. Bulat.- Le digo lo siguiente: perder una sentencia es una mala noticia siempre. Todo es
una mala noticia. ¡Cómo no va a ser una mala noticia! Pagar es una mala noticia, siempre y
por definición. Ahora bien, tratemos de que la mala noticia sea la menos posible.
Respeto su opinión y usted cree que está defendiendo los intereses de la Argentina.
Respete la mía, porque yo también creo que estoy defendiendo los intereses de la Argentina.
Sr. Presidente (Fernández).- Está sentado acá, respetado por todo el mundo. Pero déjeme
disentir, porque de lo contrario fracasamos.
Sr. Bulat.- Yo también estoy respetando los intereses de la Argentina, no los míos.
Sr. Presidente (Fernández).- Está bien, pero estamos absolutamente en veredas muy
opuestas.
Sr. Bulat.- Disentimos en eso pero no en el sentido de que usted y yo no defendamos los
intereses del país.
Sr. Presidente (Fernández).- Yo no dudo de eso.
Sr. Bulat.- Muchas gracias, señores.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el señor Rubenstein.
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Sr. Rubenstein.- Gracias por la invitación de la señora senadora Laura Montero. Voy a ser
muy breve, pues hay oradores como González Fraga y otros que, incluso, han tenido una
participación relevante y saben más que yo de muchos de los temas. Así que creo se van a
poder completar todas las inquietudes.
Considero, un poco haciéndome eco de lo que decía Tomás Bulat, que la ley no
soluciona lo fundamental, que es la dinámica del default, que es un proceso dinámico. Lo que
hace la ley, por un lado, es acercarnos al desacato, incentiva el desacato, porque estamos
diciendo que no vamos a cumplir un fallo que nuevamente para mí, quizá con exceso de
pragmatismo, no me parece que la discusión sea si el fallo es bueno o malo, sino que como
también leí en la Corte Suprema de Justicia, aprendo desde chico que los fallos de la justicia
a la que uno se somete, se acatan y me parece que, en ese sentido, desacatar va a traer una
serie de consecuencias legales, políticas y comerciales en el tiempo que son malas para los
argentinos.
La otra cuestión, justamente, porque la Justicia hablaba de la ilegalidad del cambio de
jurisdicción, y no nos centralicemos en Griesa, sino en la justicia norteamericana que ha
dicho que es ilegal el cambio de jurisdicción, con lo cual esto es ponernos a merced de Griesa
cuando la semana que viene, o dentro de diez o quince días declara o no el desacato.
La otra es que incentiva la extensión del proceso de default que ya está en marcha.
Entre otras cosas, incentiva la aceleración. Los bonistas que ven que esto no va para ningún
lado dicen “aceleremos” porque acelerar implica tener más derechos. Implica tener los
mismos bonos pero que en vez de vencer en 2033, 2038 ó 2040, vencen en un día. Eso
acrecienta los derechos y las chances de que en futuros canjes esos bonistas vayan a cobrar
más y haya futuros holdouts y entre esos holdouts haya futuros nuevos buitres. O sea que en
ese sentido el seguir con el proceso del default, el seguir avanzando en eso, nos lleva a
mayores holdouts y mayores fondos buitres.
El otro tema es que esto puede llegar a acarrear, como nuevo default, sólo por ley
USA que sí o sí va a seguir en default. Entonces, lo mínimo que va a suceder es que todo lo
que es ley Nueva York va a ir a un default completo. Es decir el default completo que se va a
establecer, porque por más que la Argentina pague en el Nación o donde fuera, no van a
cobrar y las cláusulas del contrato del prospecto, cuando habla del pago, así como la cláusula
dice que es default si la Argentina no paga, pero hay una cláusula que habla del pago que dice
que las obligaciones de la Argentina no se extinguen hasta que los bonistas no tengan la plata
depositada en sus cuentas. O sea que van a ser los bonistas los que al ver que no tienen la
plata en sus cuentas en Nueva York, van a decir: aceleramos los pagos, damos toda la deuda
por impaga y decretamos el default, vamos a la justicia norteamericana, van a decir que
tenemos razón y la Argentina puede estar hasta el 2050 ó el 2200, diciendo que no estamos en
default porque pagamos, pero el default va a estar producido de hecho, como nosotros
podemos estar diciendo que las Malvinas son argentinas, pero hasta que no logremos tomar
posesión de las islas la manejan los ingleses y son a los efectos prácticos inglesas. Esto por
más que no nos guste, porque hemos entrado en un proceso en donde no hay salida. Los
bonistas nos van a declarar uno a uno en conjunto el default. Como mínimo la ley
norteamericana, son 17 mil millones de dólares entre bonos y cupones del PBI; como
máximo, aproximadamente 53 mil millones que hasta pueden incluir, por ejemplo, pagos del
BODEN 15, que se tengan que hacer en Nueva York y que a lo mejor puedan llegar o no a ser
bloqueados. O sea, estamos en un proceso de default de entre 17 mil y 53 mil millones de
dólares, que no es ningún chiste y que va a ser un costo para todos los argentinos. Todo esto
con un agravante, que al final del día, por más que nosotros estemos cincuenta años
depositando la plata y diciendo que no entramos en default, para salir, ya sea para colocar
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nueva deuda, para muchas otras cosas en Estados Unidos o en Europa, vamos a tener que
pagarle a los fondos buitres lo mismo que nos reclaman ahora, con más o menos intereses. Y
si hay alguna quita porque se cansen, va a ser de 100 ó 200 millones de dólares. A la larga no
hay salida si no es a través del pago del cumplimiento de la sentencia, que se puede negociar,
a lo sumo, si se paga en bonos o al contado. Perfectamente se puede pagar en bonos, como se
pagó a Repsol o algo semejante.
Ahora bien, el camino de defensa del canje no es esta ley. El camino es cumplir la
sentencia sin riesgo Rufo, porque nadie quiere asumir ese riesgo. Respecto del riesgo Rufo se
pueden comentar muchas cosas que se podían haber hecho todo el tiempo. Hay cosas
elementales que el gobierno no ha hecho, porque si el énfasis está en el no riesgo Rufo, el
gobierno lo que tendría que haber hecho es pedir el waiver a los bonistas de la cláusula Rufo
para que se extinga ahora. Si el gobierno piensa que, por ejemplo, los bonistas no aceleraron
porque lo que quieren es cobrar los bonos, con más razón si la Argentina le hubiera pedido a
los bonistas “libérenme de esta cláusula, así yo les pago a ustedes”, los bonistas con alta
probabilidad, lo hubieran hecho. De hecho los bonistas europeos ya han dicho que sí. La
información que yo tengo respecto de la Argentina es que también habría cosas que en su
momento hicieron hasta el Banco de Valores y otros, habría una gran aceptación y
probablemente en Estados Unidos también. Entonces, si los bonistas se hubieran liberado de
la cláusula RUFO, este cuento se habría terminado. Se termina de labrar la sentencia NML; se
le paga con bonos, donde no hay margen para mucha negociación, y se sigue pagando el resto
de los bonos ya sin ningún riesgo de default y sin ningún riesgo RUFO.
También es cierto que habría que cambiar el artículo 4° de la ley 26.886, que obliga a
los funcionarios a no otorgarles más beneficios a los holdouts que a los que entraron al canje.
Porque si no, lo funcionarios podrían decir que la cláusula RUFO es eterna. O se podría decir:
“Mirá: estará vencida en los contratos, pero en la realidad los funcionarios no lo pueden pagar
porque incumplen la ley”. Eso es una cosa que internamente la podemos resolver: o sea, se
puede resolver en la Argentina y no se necesita la Justicia norteamericana.
Por lo tanto, a mi entender el camino alternativo a esta ley es el camino más
productivo pensando en los argentinos y pensando, a mi juicio, lo más desapasionadamente
posible sobre los buitres y la mar en coche, con pragmatismo. Con el pragmatismo que yo
siempre le he reconocido al peronismo: que con pragmatismo nos salgamos de la
malvinización actual y nos vayamos a un tema alternativo, que es cumplir la sentencia sin
riesgo RUFO –hay varias maneras de hacerlo y les comenté el caso– y, de esa manera,
terminar con el proceso que nos lleva a un default completo y muy perjudicial.
Yo creo que todos, por ejemplo, sentimos que las Malvinas son argentinas. Ahora, si
acá un gobierno argentino dijera que porque Inglaterra nunca se sienta a negociar –como no
se sientan a negociar los buitres– tenemos que ir a la guerra contra Inglaterra y poner bombas
en países que tengan embajada inglesa, porque entramos en guerra total con Inglaterra, yo
diría: “Mirá, creo que no”. No porque no piense que las Malvinas son argentinas sino porque
no es un camino conducente. Yo creo que tenemos que elegir caminos conducentes.
Ya vemos los problemas que hay hoy en costos de bienestar. Por ahí, el producto
bruto el año que viene hubiera crecido 3 por ciento y, a lo mejor, así va a caer 1 o 2 por
ciento. Eso solo ya son 30.000 millones de dólares. ¿Qué estamos discutiendo: si les pagamos
200 millones más o 200 millones menos a los buitres? ¿Nos vamos a embarrar en esa
discusión porque no nos gusta el fallo, por la mar en coche? Cambiemos el mundo de una
manera, en todo caso, inteligente; pero no pretendamos cambiar el mundo a partir de este
fallo y que todo el mundo nos dé la razón, que en la Argentina somos bárbaros. Mientras
tanto, los costos los vamos a pagar nosotros. No los va a pagar ni siquiera Stiglitz ni los van a
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pagar aquellos que simpatizan con la posición argentina: lo vamos a pagar nosotros.
Por eso, me parece que la mejor manera de defender los canjes es no apoyar esta ley e
ir por un camino alternativo de cumplimiento de las sentencias, evadiendo el riesgo RUFO;
gracias.
Sr. Presidente (Fernández).- Un comentario, antes de darle la palabra al senador Aguilar
que la había pedido. Son dos o tres cositas.
Usted dijo que la Argentina no iba para ningún lado. No conocido con eso.
Dijo también que se podría cumplir sin caer en la cláusula RUFO. La cláusula RUFO
inexorablemente debe ser contemplada en cualquiera de los análisis para que, en el caso que
se llevara a la práctica lo que usted dice tan llanamente... Yo le ofrezco lo mismo que dijo el
ministro de Economía hace minutos: presénteme la propuesta y yo me comprometo a
analizarla. Si usted tiene razón, la estaremos modificando el día de la sesión, con lo cual
preséntemela por escrito.
Sr. Rubinstein.- Lo voy a hacer.
Sr. Presidente (Fernández).- Lo que estamos diciendo nosotros es: pongan un seguro que
garantice que la Argentina no va a tener problemas con la cláusula RUFO y, entonces, va y
paga. ¿Por qué no?
Sr. Rubinstein.- Pero eso no existe, ¡eso no existe!
Sr. Presidente (Fernández).- Usted lo hace muy simple. Dice: listo, tengo que aceptar. Usted
dice que no va a haber problemas con la cláusula RUFO, que habría que pedirle un waiver.
Perdóneme por lo que le voy a decir –se lo digo con todo respeto–: es naif el planteo…
Sr. Rubinstein.- No, no es naif.
Sr. Presidente (Fernández).- Es naif el planteo de suponer que al 92,4 por ciento, que cedió
a un montón de cosas, lo voy a llamar y le voy a decir: “¿Me hacés el favor?”
Sr. Rubinstein.- ¡Pero si ya lo dijeron! Los bonistas europeos dijeron que están de acuerdo.
Sr. Presidente (Fernández).- ¡No, nadie dice eso!
Además, el otro punto: usted dice que habría que modificar la 26.886 para que permita
que se pueda pagar más. El bloque del radicalismo, que es quien lo invitó a usted, no piensa
eso. ¡Lo han defendido con capa y espada eso! ¿Y quiere que le diga una cosa? Estoy con
ellos. Para que no vea que les estoy echando culpas.
Sr. Rubinstein.- Lo único que le puedo decir es lo que yo pienso.
Sr. Presidente (Fernández).- Sanz: veo los carteles y me llaman a acompañarlo. (Risas.)
Sr. Rubinstein.- Yo le di mi opinión independiente.
Sr. Presidente (Fernández).- Está bien. No coincido y quiero hacérselo saber, porque sería
feo que usted se fuera y lo dijera a sus espaldas. Quiero decirlo en este lugar.
Sr. Rubinstein.- Estoy de acuerdo. Seguramente, Nielsen abundará más en el tema.
De todas maneras, yo estoy de acuerdo con que le voy a presentar los caminos
alternativos que hubo hasta ahora y los que habría desde ahora, olvidándonos de lo pasado y
pensando en las cosas que se pueden hacer.
Sr. Presidente (Fernández).- Yo le voy a contestar por escrito antes de la sesión, porque si
hay algo que es positivo, lo voy a modificar en la sesión.
Sr. Rubinstein.- No hay peor gestión que la que no se realiza, ¿verdad? Entonces...
Sr. Presidente (Fernández).- Alguna vez se lo escuché a un viejo general eso.
Sr. Rubinstein.- Muy bien; entonces, si yo ya veo que los bonistas del canje tienen buena
voluntad porque no aceleran; si veo que tienen buena voluntad porque los bonistas europeos
han dicho que están dispuestos a levantar la cláusula RUFO, ¿por qué no voy a hacer aquella
gestión que justamente me elude el principal riesgo que había, que era el riesgo RUFO? Lo
mínimo que tengo que hacer es hacerla. Si después no aceptan, volvemos a sentarnos.
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Sr. Presidente (Fernández).- Se hizo la gestión.
Sr. Rubinstein.- No se hizo.
Sr. Presidente (Fernández).- Lo que la Argentina le plantea es que alguien se haga cargo de
las consecuencias para el país si eventualmente se dispara la cláusula RUFO.
Sr. Rubinstein.- No, es otra cosa. Una cosa es pedir un seguro que no existe en el mercado
financiero a los fondos buitre...
Sr. Presidente (Fernández).- No; un seguro, no. ¡Hágase cargo o no! Pónganle el gancho si
no.
Sr. Rubinstein.- Pero a los fondos buitre no había que pedirles nada: a los bonistas.
Sr. Presidente (Fernández).- No; a los buitres, no. Alguien tiene que hacerse cargo: si
pagamos y se dispara la cláusula RUFO, que las consecuencias o los daños colaterales los
pague alguien –esto es lo que decimos nosotros–, y no la Argentina.
Sr. Rubinstein.- Antes de eso, pidamos a los bonistas que tienen los derechos de la cláusula
RUFO que resignen esos derechos y se acabó el problema. No lo hicimos. Argentina no
recorrió ese camino y todavía lo puede recorrer. Así que yo invito al gobierno a que recorra
ese camino, que es el que elimina la cláusula RUFO y esos riesgos que nadie quiere pasar.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el señor senador Aguilar.
Sr. Aguilar.- Gracias, presidente. Es algo muy cortito.
Yo escuchaba a muchos analistas económicos hablar de un camino alternativo que
incluya la modificación de la 26.886, pero no he escuchado a ningún dirigente político ni
diputado ni senador. Quisiera ver si algún dirigente político, diputado o senador de la Nación
presenta un proyecto de ley que diga: “Páguenle a los fondos buitre 15.000 millones de
dólares”, que eventualmente son sus acciones. No creo que haya nadie que lo haga. Y no es
una casualidad que no haya nadie que lo haga, porque sería una ley inmoral de presentar,
realmente.
En segundo lugar, no veo peligro de aceleración. ¿Por qué alguien que puede pasar a
buscar su plata por la Argentina se va a meter a un juicio a cobrar en 20 o 30 años? ¿Por qué
lo va a hacer? ¿Desde qué cálculo económico?
Sr. Rubinstein.- Te lo digo muy rápidamente: es un bonista que está en Nueva York que,
aunque le guste Argentina, hasta por estatutos internos y porque el juez Griesa se lo prohíbe,
sólo puede cobrar en Nueva York. Entonces, esta persona...
Sr. Aguilar.- Va a vender el bono. ¿Por qué lo va a tener si puede pasar a buscar la plata?
Sr. Rubinstein.- Yo te digo por qué lo va a hacer. Yo compro un bono Par. ¿Por qué se hizo?
¿Por qué subió el bono Par? Subió porque yo compro por 50 lo que vale 50 pero por lo que
me van a pagar 100 al día siguiente. Digo: “Vale 100”. La Argentina no lo va a pagar y va a
ofrecer un canje, no dentro de 10 años: el año que viene, dentro de dos años o en un año y
medio. Como yo sé que la Argentina tiene capacidad de pago porque tiene baja deuda del
PBI, y como sé que la Argentina va a querer volver a los mercados mundiales, en ese canje le
voy a pedir un equivalente a 70 dólares en vez de 50.
Entonces, da por hecha la aceleración –lo vamos a ver dentro de un tiempo– si sigue
este camino. Después, dentro de 2, 3, 4 ó 5 meses, nos volvemos a ver y decime si no ocurrió.
Sr. Presidente (Fernández).- Insisto: con un seguro de caución se podría haber cubierto...
Sr. Rubinstein.- No existe eso, Aníbal. Eso es impráctico.
Sr. Presidente (Fernández).- ¿Cómo no va a existir? En el mundo existen seguros para lo
que uno quiere en tanto y en cuanto uno pague la prima. Paguen una prima que garantice a la
República Argentina que no le van a robar su plata, y nosotros les pagamos a los buitres.
Sr. Rubinstein.- Pero la Argentina le pidió a los buitres que paguen un seguro. ¿Vos te
imaginás a los buitres? ¡Se nos mataron de risa!
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Sr. Presidente (Fernández).- Que se haga cargo quien quiera. Se mataron de risa porque no
quieren nada que no sea chorearnos la plata. Compraron por 48 y se quieren llevar 832
millones. ¡Es un robo a mano armada a los argentinos que no vamos a aceptar!
Sr. Rubinstein.- Escuchame: eso te lo acepto. Pero, ¿vamos a llorar sobre la leche
derramada? Vos sos peronista, sos el rey del pragmatismo. ¿Vamos a hacer el llanto de que
compraron 48 y lo venden...?
Sr. Presidente (Fernández).- No, no, no.
Sr. Rubinstein.- El juez ya dijo que les debemos 1.600. Entonces, ¿hasta cuándo? ¿Vamos a
estar cien años llorando sobre ese tema?
Sr. Presidente (Fernández).- ¿Y lo vamos a terminar pagando nosotros, contra lo que la
propia Corte dice en la causa "Claren Corporation", de no romper el orden público nacional
convalidando una sentencia que no le convalidó a Horacio Liendo, un abogado argentino
responsable de buena parte de esa deuda? ¡No va a suceder eso! Lo importante es ponerse por
encima de la defensa.
Pero además te voy a dar otro dato: rompen el orden público internacional, porque en
cualquiera de los arreglos en esa plaza −no hablo de Londres o de Luxemburgo: de de Nueva
York− que hayan hecho una reestructuración de deuda o que a futuro hagan una
reestructuración de la deuda están fritos todos, porque con este desaguisado que hizo este
juzgado todo el mundo va a estar con la vida en la garganta suponiendo que en algún
momento le caen con una sentencia de estas características y les meten la mano en el bolsillo.
Sr. Rubinstein.- Mi recomendación es: dejá que esos problemas los vaya arreglando el resto;
nosotros ocupémonos de los nuestros. El orden público se altera si vamos a alterar si vamos a
terminar en un default de miles y miles de millones de dólares, con recesión y con inflación;
en vez de poder estar bien, estar mal por el hecho de que es injusta…
Sr. Presidente (Fernández).- ¿Vos le llamás “estar bien” a pagarle a los buitres, que se
gatille la cláusula RUFO y que debamos 500 mil millones de dólares?
Sr. Rubinstein.- Te estoy diciendo que cláusula RUFO no. Que se pague a los buitres, sí;
pero cláusula RUFO, no.
Voy a elevar todas las propuestas, ya que si hay voluntad…
Sr. Presidente (Fernández).- Te ofrezco eso: las propuestas por escrito las va a estudiar el
Ministerio de Economía. Y te doy mi palabra de honor que si vos me das alguna puntita así,
acertada, para que sea positivo para los argentinos, el miércoles de la semana que viene yo lo
modifico en el recinto.
Sr. Rubinstein.- Te doy una sencilla: que se pida el waiver de la cláusula RUFO a los
bonistas que entraron al canje. Es una cosa sencilla de pedir.
Sr. Presidente (Fernández).- Un bonista que tenga un solo bono va a reclamar la RUFO en
cualquier momento de su historia cuando se lleven un centavo más de lo que dice la propia
legislación.
Sr. Rubinstein.- No, no…
Sr. Presidente (Fernández).- Por eso te digo la colisión que tenés con lo que se está diciendo
respecto de la 26.886, artículo 8°; porque todos coincidimos que si estás haciendo un canje,
como se hizo en 2005 o en 2010, los que van a venir después no pueden llevarse la ventaja.
Sr. Rubinstein.- Pero estamos hablando de los mismos bonistas: renuncia a ese derecho.
Sr. Presidente (Fernández).- El que abandona no tiene premio. Eso no tiene solución.
Sr. Rubinstein.- Estamos pidiendo que los bonistas renuncien a eso: ¡entendeme el punto!
Sr. Presidente (Fernández).- No lo tomes a mal: creo que es naif.
Sr. Rubinstein.- Se termina el tema RUFO.
Sr. Presidente (Fernández).- Suponiendo que los bonistas que adhirieron, ese 92,4 por
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ciento que adhirió, acepte que a otros, que son la ínfima minoría, que es el 1 por ciento de la
totalidad de lo que se está discutiendo hoy con esa sentencia, se lleve mucho más que lo que
se llevaron ellos. ¿Quién va a decir que sí?
Sr. Rubinstein.- Estás equivocado. Lo único que quieren los bonistas es cobrar.
Si otro fue el vivo que después de doce años de juicio ganó, estaba dentro de las
posibilidades y está dentro de los prospectos. Con espaldas legales, porque son muy vivos,
por la “mar en coche”, ganaron.
Sr. Presidente (Fernández).- Está bien, te tomo tu palabra: si eso fuera como vos lo decís,
¿sabés qué hace un bonista común antes de darte el waiver? Va y se lo vende a un buitre, y se
calza dentro de la misma expresión del buitre, con el pari passu interpretado como lo
interpretó Griesa. ¡Y la tenés hasta la cabeza!
Sr. Rubinstein.- ¿Por qué en vez de discutir posibilidades no se pide el waiver y después
vemos qué pasa?
Sr. Presidente (Fernández).- Volvemos al mismo tema: antes de darte el waiver me meto
dentro de un buitre. Por afuera vendo un bono que se lo queda el buitre; el buitre sube su
posición.
Sr. Rubinstein.- Es una suposición: ponelo, ofrecelo…
Sr. Presidente (Fernández).- Hacé la propuesta y yo me comprometo a que la vean.
Sr. Rubinstein.- Gracias.
A continuación, tiene la palabra el doctor Nielsen.
Sr. Nielsen.- Buenas tardes a todos.
Quiero empezar agradeciendo a los señores senadores que me han invitado a dirigirme
a ustedes.
He tenido la suerte profesional de haber estado a cargo del canje de 2005; un canje
que tuvo un consenso enorme, el de todas las Fuerzas políticas de ese momento. Ahora bien,
no pienso, para ninguna de mis intervenciones con respecto a la deuda, meterme en ninguna
chicana o defender alguna cuestión chiquita. Creo que acá es importante que los argentinos
estemos juntos y tengamos muy en claro las cosas.
Lamentablemente, el proyecto de ley y las discusiones que he venido escuchando
desde que ingresé a esta sala me indican que hay mucho, muchísimo todavía por aclarar; y lo
lamento.
Asimismo, deseo aclarar que tengo el mayor afecto por la mayoría de los senadores,
ya que con muchos hemos compartido momentos difíciles. Entre ellos, se encuentra el
senador que preside esta sesión, ministro de la Producción del gobierno de Duhalde; un
gobierno de plena fragilidad, donde parecía que la tierra nos comía. Recuerdo, en aquella
época, la visita del director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo de Rato. Al
poco tiempo de asumir, el principal problema del Fondo era la Argentina −el senador era
ministro del Interior− y tuvimos una manifestación en la puerta del Ministerio de Economía
que fue tremenda; una manifestación no como las que tuvimos al comienzo de la crisis
−manifestaciones de clase media, donde se rompían los bancos o lo que se podía−, no esa
cosa desgarradora sino una manifestación militante. Y en un lugar estábamos hablando con
Rodrigo de Rato que, por suerte, estaba de espaldas al gran ventanal del Ministerio de
Economía. Lo cierto es que detrás de su espalda subía una nube negra de un neumático que
estaba siendo quemado por los manifestantes. Sin embargo, rápidamente la policía puso las
cosas en su lugar y la visita fue un éxito: se pudo hablar con mucha tranquilidad.
Ahora quiero entrar en el tema que nos ocupa. A mí me parece que este proyecto tiene
varias cuestiones que son muy poco claras y otras que son desafortunadas. Me parece que los
considerandos de una iniciativa como ésta que, en definitiva, va a ser la expresión de todos
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los argentinos en este Congreso, tienen que ser algo realmente muy meditado, muy objetivo.
De hecho, en los considerandos no puede haber el tipo de ofensas que hay hacia los Estados
Unidos o hacia el sistema judicial norteamericano: ¡no puede! Una ley está para trascender en
el tiempo. Una ley la hacemos para que trascienda en el tiempo. Y creo que le hacemos un
flaco favor si contiene estos considerandos que son ofensivos para los Estados Unidos.
Porque no es que los Estados Unidos han sido siempre imperialistas y han estado del lado
malo. Les recuerdo la posición que asumieron en cuanto al respeto de los derechos humanos
en la Argentina. Lo que se dio en su momento con la administración de Carter: es decir, la
venida de la OEA a investigar el tema de los derechos humanos, hecho que tuvo el respaldo
pleno de ese país. Así que me parece que es importante que logremos cierta objetividad en
todo esto y para ello, reitero, los considerandos no ayudan porque están hechos desde el
rencor, desde una actitud rencorosa: ¿cómo es posible que la Suprema Corte no haya tomado
los dos casos que conciernen a la Argentina?
Luego, hay otra cosa que me preocupa mucho porque me preocupa el futuro: ¿a dónde
vamos después de que se apruebe una ley cómo esta? ¿A dónde va la Argentina que necesita
crecer? ¿A dónde va una Argentina que necesita tener un nivel de inversiones del 30 por
ciento del PBI para salir de la mediocridad en que está sumida? ¿A dónde vamos? No
tenemos esos capitales.
¡Que lo tengan todos muy en claro! De la misma manera que la Argentina fue un país
tomador de créditos muy importante en la Bolsa de Londres hacia fines de siglo XIX, algo
que permitió construir ciudades como Buenos Aires a partir de las cédulas hipotecarias que se
emitían en el mercado inglés, el mercado norteamericano es el centro del mercado financiero
internacional. Por ello, no podemos tener ambigüedades si queremos que la Argentina se
desarrolle en el futuro.
No me importa lo políticamente correcto o el mote que alguno me pueda poner por
esto que estoy diciendo. ¡Esta es una realidad! La Argentina es un país que no tiene capacidad
de ahorro ni la va a tener. Pero tiene la capacidad enorme de crecer si se hacen las inversiones
correctas, si se hace lo que hay que hacer. Esta ley nos está echando por tierra en cuanto a ese
punto, porque presenta una confusión muy grande. La primera confusión: la Argentina
voluntariamente aceptó la jurisdicción de Manhattan. Lo hizo voluntariamente; nadie la
obligó. La segunda es la relativa a no entender cuál es el rol del Bank of New York. Señores:
El Bank of New York tiene el rol más pavote que puede tener un banco. Se llama “banco”
porque está dentro del marco regulatorio de los bancos, pero les aseguro que estoy
convencido de que no puede pagar ni emitir cheques minoristas. Es un banco de bancos; es un
banco de transacciones de altísima complejidad.
Ténganme paciencia y les voy a dar un ejemplo para que sepan qué hace el Bank of
New York y para que comparemos si Nación Fideicomisos lo puede hacer también. El Bank
of New York envía los pagos a los depositarios. Imaginen esas escenas de las películas
antiguas en las que había conmutadores con veinte operadoras sacando cables y conectando:
bueno, el tablero donde conectan los cables las operadoras son los depositarios. Sería el
equivalente a la Caja de Valores de la Argentina. Imaginen cientos de operadoras manejando
ese teclado, porque es el mercado norteamericano: o sea, un mercado muy grande. Hay bonos
en Illinois, en California y dispersos por muchísimos lugares. Esas operadoras que conectan
son el Bank of New York. ¿Quién se pelea con una operadora? ¡Nadie se puede pelear con
una operadora! Les llega una llamada y la pasan. Les llega plata para pagar un bono o para
pagar la renta de una acción, y conectan a quien tiene esa acción. Esa es la complejidad de la
tarea. De la misma manera que las centrales telefónicas dejaron de ser operadas por
operadoras y es todo electrónico, hace muchos años ya que todos los asientos referidos a
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tenencias de bonos y de acciones son absolutamente electrónicos. Y, al ser electrónicos, están
en entidades financieras, están en bancos o en fondos de inversión. Y esos bancos o fondos de
inversión son los que están alcanzados por la orden del juez Griesa. Cuando Griesa se
encuentra con la imposibilidad de embargar el pago que hace la Argentina porque nosotros,
en 2005 diseñamos un sistema de pagos a prueba de embargos –perdón, señor presidente, que
hable en primera persona– a mí me tocó convencer al Bank of New York de que viniese y se
hiciera cargo de esa transacción porque no quería hacerlo. Pero la Argentina no tenía
alternativa: por la magnitud de la transacción que teníamos entre manos no había alternativa.
De hecho, el segundo banco capaz de hacer esto estaba en ese momento a un quinto del
volumen del Bank of New York.
No hay ideología en el Bank of New York. Hay una tarea; y esa tarea recibió una
orden de un juez de su jurisdicción. ¿Por qué dio esa orden? Porque era imposible embargar
ese pago por el diseño que habíamos hecho. En ese sentido, al Bank of New York le hicimos
abrir una cuenta en el Banco Central de la República Argentina para que la Tesorería
argentina depositara directamente en esa cuenta. Ningún país hace eso. Los países mandan la
remesa de fondos a New York, al banco comercial con el cual trabajan, y ese banco, 48 horas
antes, la pasa al Bank of New York. Eso no ocurre con Argentina, que no podía hacer eso
porque la embargaban. Entonces, le hicimos abrir una cuenta al Bank of New York en el
Banco Central de la República Argentina, para que cuando el dinero viajara, cuando estuviera
en el éter, ya no fuera propiedad de la Tesorería argentina: ya era propiedad de los bonistas.
De ahí la imposibilidad de embargar y de ahí que el juez, con mucha habilidad, mandó una
orden: o sea, “usted no paga hasta que no se haya pagado a los beneficiarios de esta
sentencia”. Es así.
Entonces, ¿cómo se les ocurre a ustedes que es serio –y vuelvo a la imagen de las
telefonistas conectando y mandando los fondos que cubren la totalidad del mercado
norteamericano– que un país proponga que eso lo haga Nación Fideicomisos, con el total
respeto que me merece? Está fuera de sus posibilidades. Estamos hablando de transacciones
gigantescas que se mueven en lo individual por centavos. Son costos imperceptibles pero que
se logran gracias a la escala. ¿Y quién se ocupa de esto en Europa? Una sucursal del Bank of
New York. Es así de sencillo.
Entonces, este aspecto del proyecto de ley significa realmente confirmarle a los
sectores del merado financiero y del mercado inversor mundial que la Argentina es un país
sin esperanza; que la Argentina, que sube y baja, y regularmente entra en crisis, tiene razones
para entrar en crisis. Esto va a confirmar esas razones.
A mí me parece muy desafortunado que no se entiendan los roles técnicos y los roles
legales adecuadamente. Creo que es desafortunado que la Argentina haya optado por este
desconocimiento de la sentencia; y me hago cargo.
Yo podría seguir hablando de distintos aspectos del canje. Voy a mencionar algunos
otros al pasar. No quiero hacer chicanas: no me interesa. Me interesa que las futuras
generaciones de argentinos puedan tener un país con un nivel de inversiones alto; un país
donde puedan vivir y conseguir empleos bien remunerado la mayoría de la población. A mí
me enerva todo lo que significa limitar esto. Por eso, insisto en que necesitamos preparar el
país y en que necesitamos prepararnos los argentinos para no volver a cometer errores que ya
cometimos, como cuando asumimos un endeudamiento desenfrenado y sin control. Acá hay
que actuar responsablemente. Pero no se actúa responsablemente si se pretende reemplazar al
Bank of New York por Nación Fideicomisos. Eso es una confirmación de que la Argentina no
tiene seriedad en el tratamiento de estos temas.
Hay muchas otras cosas que se podrían decir. A mí no me gusta, habiendo liderado el
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canje del 2005, que esté en el mismo renglón que el canje del 2010 y de todo lo actuado
recientemente en los tribunales. Pero tampoco quiero hacer un casus belli de esto y que lo que
yo expreso sea interpretado como una chicana. Sin embargo, claramente, incorporar esto en
una ley es absolutamente redundante. El canje de 2005 fue hecho a Derecho y además fue
ratificado por un DNU, ratificado por el Senado y por la Cámara de Diputados. Así que me
parece que es absolutamente redundante todo eso.
Hay muchísimas más cosas. Estoy a disposición de todos para responder las preguntas
que puedan tener; muchísimas gracias.
Sr. Presidente (Fernández).- Gracias. Voy a hacer un comentario, también sobre lo mismo.
Volvemos a la misma situación, Guillermo, porque todos piensan en el mismo
concepto de entender al Estado como un sujeto de Derecho Privado, y no lo es. Por eso, la
deuda no se puede tratar como un acto de comercio. ¡No lo es! Hay que mirarlo en otros
términos…
Sr. Nielsen.- Entonces no habría que haber tomado jurisdicción en New York…
Sr. Presidente (Fernández).- Perdón: redondeo la idea y después te paso la palabra
nuevamente porque de eso se trata: de que podamos debatir y enriquecernos todos.
Si nosotros vemos esto en una propuesta específica, cuando uno acuerda en ese marco
la jurisdicción, lo que estamos hablando es de una legalidad aparente porque no me pueden
obligar a romper el orden público nacional en tanto el artículo 27 de la Constitución Nacional
lo prohíbe; y porque al haber prorrogado la jurisdicción no hemos resignado el orden público
nacional. Entonces, no se pueden hacer las cosas en esos términos cuando una sentencia
descabellada, sin sentido y oprobiosa para los intereses de los argentinos pretende ponernos a
nosotros a parir, pagándole a un uno por ciento –después de haber conquistado el 92,4 por
ciento de adhesión– una cantidad que no tiene nada que ver, porque las propias leyes
argentinas lo prohíben, además de la cláusula RUFO. Y, si se dispara esa cláusula, nosotros
podríamos estar generando juicios hasta un monto significativo de unos 500.000 millones de
dólares, más o menos equivalente a un producto bruto interno. ¡Es una locura!
Y te contesto dos cosas. En cuanto a la prórroga de la jurisdicción, volvemos siempre
a lo mismo: no ha sido este gobierno, ni Néstor Kirchner, ni vos, ni Roberto Lavagna, porque
esto arranca el 24 de marzo de 1976, cuando se anulan –el 30 de abril, exactamente– o se
sacan tres cuestiones importantes en términos de la mugre. Primero, la responsabilidad de la
Junta. En segundo lugar, se produce la eliminación del impuesto a la herencia porque había
que sacar la sucesión de los Martínez de Hoz. Y en tercer lugar, se anula el artículo 1° del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que permitía la prórroga. Todos los
contratos de los 90, fundamentalmente en términos de protecciones cruzadas de inversiones,
comprenden esa misma cláusula. Eso incorpora el CIADI. Toda esa situación.
Entonces, lo que estamos diciendo nosotros en esto, es que en la negociación –vos
formaste parte– se llegó hasta donde se pudo. Todo lo que se pudo conquistar, se conquistó.
Si vos hubieses podido, ¿no hubieses conquistado también la jurisdicción argentina? Te
conozco demasiado: seguramente, sí.
Por eso, nadie está diciendo que lo que se actuó hasta ese momento está mal. Digo
que, como están planteadas las cosas, la Argentina no va a romper el orden público nacional
porque lo prohíbe la Constitución y porque la Corte ha fallado en el caso “Claren
Corporation”, defendido por un argentino que es Horacio Liendo –que fue abogado de
Cavallo toda la vida–, y porque además las condiciones no están dadas. La teoría de los actos
propios son las que rigen en el marco de los que compraron el bono. El que lo compró sabía
que compraba un bono con altísimas posibilidades de que fracasara. Por eso pagaba
semejante tasa. Y estamos exactamente en ese punto.
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Sr. Nielsen.- Aníbal, mirá: hay muchas observaciones para responderte.
Les quiero mencionar lo siguiente: Perú le pagó a los holdouts; Brasil, también; la
reestructuración griega es la más reciente y la más grande de la historia, más grande que la de
la Argentina, 306 mil millones de euros. Le pagaron aquella parte de la legislación, que era la
legislación Reino Unido, con plata de la Comunidad.
Aquí hay una realidad en la cual nos tenemos que mover y en la cual se va a mover la
inversión en el futuro. La verdad es que podríamos discutir bastante tiempo todo esto. Me
parece que el mensaje central también lo he pasado; así que muchas gracias.
Sr. Presidente (Fernández).- Tiene la palabra el señor senador Fuentes.
Sr. Fuentes.- Creo que son pocos los temas que ameritan una reflexión como el que estamos
tratando. Es decir: voy a hacerla porque, en última instancia, pagué el derecho de haber
escuchado todo el desenlace de la reunión.
Pretender que la deuda externa argentina se reduzca al enfoque que los economistas
han realizado es, como mínimo, subestimar la capacidad de observación que, como senadores
y como cuadro político, debemos tener de la realidad.
Llaman la atención varias cuestiones. La primera es la contradicción aparente entre el
curso de la negociación sucesiva de la deuda: es decir, desde 2001 al 2002, un país en el cual
ya no había el menor de interés; es más, ya se había exprimido lo que se podía. El negocio del
endeudamiento nunca fue el hecho de cobrarlo sino que el negocio del endeudamiento es
condicionar las estructuras económicas. El endeudamiento siempre tiene dos aspectos: un
aspecto de incidencia en el plano interno, que es el condicionante de las relaciones de
convivencia, de producción, de trabajo, de derechos y garantías que tienen los habitantes de
un país; y tiene otro condicionante que es el externo, el exterior. Esto tiene que ver con un
escenario fundamental, que es el escenario que cambia. Si la Argentina en la renegociación de
la deuda, en su relacionamiento y normalidad con el mundo financiero internacional, hace
pasos gigantescos en una dirección de avance, ¿por qué en ese momento queda 7 por ciento
afuera nomás? Dos cambios sucesivos exitosos. Negociaciones con el Club de Paris, pago a
los nacionales y, de golpe, la bomba retardada guardada.
¿Quién se acuerda de Cheney y de Halliburton? Ahora agarramos el diario y vemos
“Irak destrozado.”; a Obama pidiendo autorización para invadir espacio aéreo sirio y haciendo
una alianza militar con el tipo al que quería derrotar hace dos meses. ¿Quién se acuerda de
esas operaciones económicas financieras de apropiación de los excedentes petroleros? ¿Quién
se acuerda de eso? Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado hoy en el tratamiento de la deuda
externa argentina? Los senadores tenemos la obligación de discutirlo. Han cambiado las
condiciones geopolíticas. Esto es central.
Se dice que lo importante es que venga la inversión. No es así. Lo importante es a qué
tipo de país la inversión va a venir.
¿Qué es lo que está en juego hoy? Respecto de cada cuenca energética en América
Latina hay una hipótesis de conflicto en curso. Hagamos un recuento. Cuenca del Golfo de
México: maras, zetas, narcotráfico, la inviabilidad del Estado mexicano, la falta de control de
frontera, la migración, la presión racial; conflictos sobre una cuenca energética.
Bajemos un poquito más al sur, cuenca energética del Orinoco: las guerrillas, las
FARC, el chavismo, todas las hipótesis de conflicto en curso.
Cuenca andina: el populismo de Evo Morales, la nacionalización de los recursos, la
droga, la guerrilla, el conflicto peruano-chileno, el Pacífico.
De golpe, la Argentina, que hasta hace poco tiempo la única cuestión geopolítica a
considerar, y a mucho tiempo más adelante, únicamente por multinacionales de las aguas,
Danone, Nestlé, lo que fuera, era el Acuífero Guaraní. ¿Cuál era la hipótesis de conflicto
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hasta hace 2 años? A la Triple Frontera iba a venir a filmar una película –la americana– que
produjo la captura y ejecución de Bin Laden en colaboración con la CIA. Se había
comprometido y amenazaban a la Argentina con que iban a filmar una película en la Triple
Frontera –Ciudad del Este, Puerto Iguazú– en torno a las cuestiones centrales. ¿Cuáles eran?
Financiamiento del terrorismo internacional: hipótesis de conflicto.
Hete aquí que en el momento en que el país dimensiona la percepción en curso
sustentable además, confirmada día a día por los descubrimientos de hidrocarburos; cuando
aparece la Argentina con las posibilidades de sus reservorios no convencionales, que no se
agotan en el territorio continental, que se extienden a la cuenca marítima, donde se ponen
nuevamente en el centro del conflicto las cuestiones del Atlántico Sur y la cuestión de las
Malvinas, que aquí se las soslaya –recién alegremente el economista ha mencionado que
vamos a llorar por las Malvinas–; e ese momento, la Argentina tiene la posibilidad de diseñar
un desarrollo estratégico y autónomo de esas hipótesis de conflicto con las cuales se pretende
condicionar el acceso a esos recursos… Porque esto está en discusión. No es lo mismo tener
plenitud de las reservas estratégicas habiendo normalizado las relaciones internacionales con
el mundo financiero, que ser un paria. La caída hoy objetivamente, cuando se dice cuál es el
papel de la Justicia norteamericana: esa sentencia apunta a dinamitar la negociación soberana
de deuda y poner a la Argentina nuevamente en un escenario de paria internacional. Esa es la
finalidad que está buscando.
Pregunto: si la Argentina termina de normalizar su situación con el mundo financiero
y está en condiciones de recibir inversiones en materia petrolera con la intensidad que se
requiere, el panorama es uno. Ahora bien, si la Argentina tiene esta espada de Damocles
pendiente, donde en vez de aceptar la integración al mundo a partir del cumplimiento de
nuestras obligaciones con nuestros acreedores, se vulnera, se dinamita y se destroza ese
proceso, la situación es totalmente distinta.
¿Cuál es el crimen que paga hoy la Argentina? ¿Cuál es el crimen de Néstor Kirchner?
El crimen de Néstor Kirchner fue renegociar la deuda de manera soberana por fuera de los
condicionantes fundamentales de los organismos internacionales: del Fondo Monetario.
Les recuerdo que cuando se hace la primera presentación de deuda, reunión de
ministros de Economía de la Unión Europea manifiestan que de ninguna manera la Argentina
puede culminar exitosamente el canje de su deuda porque eso conlleva un precedente de una
peligrosidad creciente para el resto de los países.
Veamos hoy la crisis de endeudamiento. Por ejemplo, Portugal y Grecia: todas se
negocian dentro de las reglas que establece el Fondo. Es más, estos mismos muchachos que
están hablando nos van a decir que no hay ningún problema, que si se dispara la deuda
nuevamente, el Fondo Monetario puede venir, poner 200 o 300 mil millones de dólares y no
habría ningún problema. ¿Qué dicen? “Nosotros pagamos la deuda. Eso sí, muchachos: serían
40, 50 o 60 años”. Es decir, el futuro de tres generaciones de argentinos hipotecadas otra vez
en función de esos recursos estratégicos del subsuelo.
Señores: más allá del apasionamiento y de las legítimas posiciones políticas que cada
uno tenga, creo que pocas veces hay un tema que nos obliga a mirar el conjunto, la cuestión
geopolítica, cómo está el mundo y cómo funcionan esas bandas hoy. No es una cuestión
paralela e idéntica a la nuestra.
La política exterior argentina, como todo país, y las limitaciones de poder que
tenemos, es una política que la desarrolla la jefa de Estado. La política exterior americana es
una complejidad de intereses, de tramas cruzadas que confrontan y, a veces, acompañan,
donde unas son funcionales a las otras. El fallo del juez Griesa es funcional a esa estrategia de
control de un área estratégica en América latina; gracias.
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Sr. Presidente (Fernández).- Gracias, senador.
Tiene la palabra el señor Javier González Fraga.
Sr. González Fraga.- Buenas tardes: lo mío va a ser una contribución a que terminemos más
temprano porque hablaré muy poco.
Con toda franqueza, y como un argentino preocupado por el bien común, le deseo a
este gobierno que arregle exitosamente el tema de la deuda. Realmente, creo que sería una
excelente noticia no sólo para todos los argentinos sino en especial para los miles de
argentinos que van a perder su empleo si esto no se resuelve relativamente pronto y de
manera favorable.
Creo que la Argentina viene desde hace ocho o nueve meses en un deterioro creciente
y este problema que estalló el 16 de junio, al conocer que la Corte Suprema de Estados
Unidos no tomaba el caso, modificó el plan original que –obviamente- transcurría después de
los arreglos en el CIADI, de los nuevos índices de precios, del arreglo casi sin discusión con
el Club de París, del pago a Repsol y otros gestos. Era un plan para volver a los mercados y,
de alguna manera, recomponer la situación de reservas y poder llegar en mejor término a
diciembre del año que viene.
Desconozco, pero sospecho que no había un plan B ante ese inconveniente y estamos
transitando una emergencia que nos tiene a los sobresaltos en las últimas semanas. Pero soy
muy respetuoso de lo que está haciendo el gobierno.
Me ha tocado hace 25 años negociar la deuda y creo que los gobiernos tienen
estrategias para hacer esto. Y no necesariamente es algo fácil de difundir públicamente,
porque, justamente, las estrategias tienen algo de sorpresa. Entonces, desconozco –y no
pretendo que me lo digan- qué es lo que tiene en la cabeza el ministro en cuanto a sus
negociaciones. A lo mejor todo lo que está haciendo –lo tiro como una hipótesis- es armar un
caso para bajar el precio a las pretensiones de los hold outs en enero cuando pueda sacarse de
encima la cláusula RUFO, a la cual respeto mucho y le tengo mucho miedo.
En esto coincido con el senador Fernández. No estoy entre los que minimizan la
posibilidad de eso, sino que creo que en la medida que exista alguna probabilidad de que esa
cláusula se detone debemos tener muchísimo cuidado, porque no sé si son 500.000 millones,
como se dijo, pero son varios centenares de miles de millones de dólares que complicarían la
vida. Y la Justicia americana no va a tener ninguna compasión con el caso argentino. Esto ya
lo estamos comprobando.
Soy muy respetuoso de esa estrategia que está llevando a cabo el ministro. No
pretendo -insisto- conocer los detalles de la misma. Entiendo la enorme dificultad que plantea
el hecho que no se cumplió la alternativa que la Corte tomara el caso. Aspiro a que en los
próximos meses se transiten con el mínimo daño posible y esto se resuelva de la mejor
manera. ¿Cuál es la mejor manera? No voy a ponerme a opinar. No estoy en condiciones de
sugerir un mecanismo u otro. Por otra parte, me parece que no corresponde entrar en eso.
Pero considerando lo que estamos viendo en materia de actividad económica; el daño que
puede generar una desconfianza que genere mayor demanda en el mercado cambiario; los
riesgos de que una corrida cambiaria pueda generar, por su impacto en la inflación… Y cada
cual habla por la experiencia que ha tenido. Me ha tocado, en el 89, ver cómo estas
aceleraciones impulsaban los precios más allá de toda lógica monetaria.
Creo que estuvimos cerca de eso en enero y después el gobierno fue capaz de
controlarlo, pero ahora estamos de nuevo transitando en estos terrenos sumamente peligrosos.
Se está haciendo daño a la industria con un cepo a las importaciones. Hay insumos
que no se han pagado ya por más de 360 días. Hay industrias que lamentablemente están
tomando la decisión de frenar su operación suspendiendo obreros. Tenemos la inestabilidad
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social y sindical que estamos viviendo en estas horas y la posibilidad de que haya violencia.
Todos estos temas me preocupan muchísimo y tienen que estar puestos sobre la mesa a la
hora de tomar decisiones sobre las cuales -insisto- no voy a opinar.
Cerrando mi intervención digo que esta ley es improcedente, es pretender involucrar al
resto del Congreso, a la oposición, en decisiones cuando este gobierno viene tomando otras
en esta misma línea desde 2003 que no necesariamente ha consultado. Y ha dado por resuelto
de manera exitosa en 2005 un canje que hoy estamos viendo que de ninguna manera estaba
terminando. Y después vino la ley cerrojo, el Cupón de PBI y cosas cuyos resultados son
opinables.
Corresponde que el gobierno se haga cargo de terminar este tema. Recibirá todos los
aplausos si lo resuelve favorablemente y todas las críticas si no lo hace. Pero no creo que
tenga que estar compartiendo con la oposición la responsabilidad de las decisiones que tiene
que tomar.
Sr. Presidente (Fernández).- Un comentario antes de ceder la palabra a los presidentes de
las otras dos comisiones.
Voy a cambiarme el sombrero para dejar de hablar como abogado y hacerlo como
contador.
Si un fondo de inversión, ante una situación de estas características y el avance en el
marco de la propia sentencia y el pago de los holdouts, demanda por la RUFO, ¿cómo se
contabiliza eso? ¿Cómo se lo expone en el balance -entre comillas- del país República
Argentina?
Cualquier consultora seria -Price Waterhouse o cualquiera de esas consultoras serias-,
lo primero que haría es advertir a los clientes que hay una contingencia real de 500.000
millones de dólares que pende sobre Argentina por una situación de estas características, por
un solo reclamo de la RUFO, con lo cual respecto de las expresiones que tus colegas recién
brindaron y que ponían como “nosotros no vamos a pagar y viene todo este conflicto”, debo
decir que el conflicto entraría igual de la otra manera. Porque cualquier situación que dé pie a
un fondo de inversión a disparar o a creer que tiene derechos sobre la RUFO, o a plantear el
pedido de que se pague lo que se le tiene que pagar, nos pone en un riesgo de esas
características, con lo cual el riesgo país se iría a la estratósfera y nosotros estaríamos en una
situación mil veces peor que la que estamos en este momento. Entonces, entre una y otra,
Javier –soy honesto-, prefiero trabajar con una ley que no cambia la jurisdicción, los
contratos; que respeta el prospecto conforme se hizo en el primer momento, ajustado a
derecho -como dijo Nielsen parado en ese lugar-; que hizo cada una de las cosas que hizo y
que lo único que está haciendo en este caso es cambiar el agente de pago porque no tiene más
remedio. Respecto de lo que dijo Guillermo Nielsen, en términos de lo que va a significar
disparar el pago desde una cuenta del Banco Central al BoNY, automáticamente en la
transferencia electrónica ese ya deja de ser dinero propio para pasar a ser de los bonistas, que
en este caso son terceros ajenos al juicio, a quienes se está incluyendo involuntariamente. No
se sabe qué hacen y por qué les mete la mano este juez, lo cual es algo más insensato todavía,
porque no tienen nada que ver en el juicio. Lo que va a suceder con el Nación Fideicomiso y
una cuenta abierta en el Banco Central es lo mismo que sucede con el BONY: el Banco
Central, en el lugar y el banco que le diga el pagador, va a depositar los dineros que, cuando
viajen electrónicamente, van a hacerlo en cabeza de los titulares, que son los verdaderos
dueños. Y no va a poder meter mano a terceros, como lo está haciendo en este momento,
porque no va a durar mucho y lo va a tener que soltar y reconocerlos como verdaderos dueños
de ese dinero que se depositó en tiempo y forma el 26 de junio para pagar los vencimientos
que operaban el 30 de junio. Y se va a hacer lo mismo el 30 de septiembre.
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Entonces, en este caso, ¿por qué la ley es necesaria? Por los tres pies que marcó el
ministro de Economía recién. Porque cambia el agente de pago. Porque se va a abrir una
cuenta en el Banco Nación, que será la que inclusive abrirá la posibilidad a los holdin. Dirán
que no los van a venir a cobrar, yo tampoco creo que lo vayan a hacer, pero por lo menos
muestra la vocación de la Argentina de estar atento al pago de esa parte del tema también y
dará la posibilidad voluntaria de cambiar por otro bono con legislación argentina y cobrarlo
de la mejor manera, depositado en el lugar y en el banco que ellos mismos indiquen, con lo
cual creemos que las condiciones son más que acertadas.
Sr. González Fraga.- Comparto plenamente que no hay que correr ningún riesgo de que se
detone la cláusula RUFO y soy de los que creen, más que la mayoría de mis colegas, que es
probable. Por lo tanto, no incursioné en aconsejar ninguna forma y creo que eso quedó claro.
Creo que no es RUFO o ley. Las posiciones que puede estar decidiendo el gobierno en
materia de forma de pago, etcétera, no necesitan de ninguna manera una ley. Tiene todos los
recursos para hacerlo directamente. Lo que estoy cuestionando es la invitación a participar a
los otros actores que no son parte de la estrategia. No creo que puedan evitar la
responsabilidad de la gestión de esta cuestión en estos cinco meses que quedan. Y después
tendrán la responsabilidad de ver cómo solucionan el problema sin que yo quiera anticipar
cómo es que lo tienen que hacer.
Sr. Presidente (Fernández).- Bueno, pero doy un dato que es importante resaltar.
En el caso puntual, cuando se dice que el 1735/2004 habilita… No digo que no,
porque es un análisis que hizo el senador Morales y no tengo por qué creerle. Si eso fuera así
y uno invocara un decreto del inicio del canje en 2004, sonaría feo. Cualquiera diría que es
amañado. Porque no venir en consulta al Congreso de la Nación no tiene ningún sentido.
Quiero preguntar al Congreso si está dispuesto a aceptar que le cambie el agente de pago.
Segundo: necesito de una ley. Porque en ningún lugar, en ninguna de las tres leyes,
incluyendo la 26.886, se incluye el hecho formal de una cuenta específica en el Banco
Central para los holdouts.
En el tercer caso, que necesita de una ley forzosamente, abre la posibilidad de que
sean los propios bonistas los que puedan cambiar el instrumento para poder cobrar en
cualquier otro lugar, con otra característica y con legislación argentina, porque le convenga
para cobrar y evitar este tipo de trastornos que están tramitando en el juzgado del doctor
Griesa, que ha agarrado para cualquier lado y que ha interpretado el pari passu como se le
antojó, y que nos pone en una situación horrible porque rompe el orden público argentino,
que lo prohíbe expresamente en la Constitución Nacional y sobre lo cual la Corte se ha
expedido no hace mucho tiempo atrás.
Tiene la palabra la senadora Montero.
Sra. Presidenta (Montero).- Muchas gracias. En principio, quiero agradecer todas las
gestiones que se hicieron previamente para que la Comisión de Economía pudiera estar,
porque al principio no estaba el giro a mi comisión, y le agradezco especialmente a todos los
invitados que hemos traído: Guillermo Nielsen, Javier González Fraga, Gabriel Rubinstein,
Tomás Bulat. Había otros pero, lamentablemente, por las premuras no pudieron venir,
porque creo que en cierta medida enriquecen el debate.
Haré un cierre muy corto, porque voy a ratificar todo lo que ha dicho mi bloque. Pero
quiero hacer una conclusión. Este gobierno, cada vez que se le presenta un problema nos trae
un enemigo, y no una solución.
Hoy, el ministro ha venido a ratificar, por adelantado, el enemigo que nos ha
presentado todos los problemas que tenemos y que anuncia que vamos a tener y que el
senador Morales se encargó de expresar uno por uno, cuando dijo qué va a pasar con el
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crecimiento, qué viene pasando con la inflación. Esto lo veníamos advirtiendo desde 2011,
cuando nosotros estábamos tratando el presupuesto.
Usted recordará que yo le decía “tenemos las luces amarillas, después “tenemos las
luces rojas”; “ya están flúo…” Y seguían insistiendo con todos los problemas sin traer
soluciones. Lo único que traían eran enemigos. El enemigo era el mundo que se nos caía
encima.
Ahora el enemigo es Griesa y los fondos buitre. Esto era, para ponerlo en dimensión,
el 0,43 por ciento de la deuda. Y este 0,43 por ciento de la deuda hoy nos ha llevado a la
situación de ponernos la guillotina en la cabeza con toda la deuda.
La verdad, creemos que la solución que hoy nos traen lo podemos entender como una
necesidad de ganar tiempo hasta diciembre, enero, que vence la cláusula RUFO, pero nada
más. No es una solución. No es una verdadera solución al problema. Y la solución al
problema se podría haber encontrado mucho antes, si hubieran tenido la voluntad de hacerlo.
Porque leyendo las 3.000 páginas del compromiso que se firmó después de la primera
reestructuración, del decreto 1.735, allí se establecieron absolutamente todos los pasos.
Nosotros cedimos jurisdicción, como bien dijo Nielsen, y cedimos jurisdicción
porque no teníamos otra alternativa. Esa jurisdicción –ya lo analizamos- era en términos
restrictivos justamente para entrar en el esquema de ius gestionis. Era así; lo tratamos con los
fondos chinos, ¿se acuerdan?, con la inmunidad. Porque normalmente se sobreentiende que
uno maneja la deuda soberana. Pero en este caso interpretamos la soberanía con criterio
restrictivo para ceder jurisdicción hacia los tribunales de Nueva York. ¿Por qué? Porque
esperábamos una reestructuración con ventajas para la Argentina, y eso era parte de lo que le
dábamos a los bonistas. Esa ventaja de poder estar en esa jurisdicción, donde, en el momento
en que ellos tuvieran que accionar contra la Argentina, se aseguraban un juez que les iba a
fallar en ese sentido, bajo ese marco y con esa interpretación.
Entonces, esto lo sabíamos, y lo sabíamos desde 2004. Además de esto, a los bonistas
les dijimos que este riesgo de los buitres existía. Porque ya los reconocíamos a los buitres;
andaban volando ya. Ya reconocíamos el peligro de los buitres. No sólo lo reconocíamos ahí
sino que les dijimos: “Miren, ustedes van a tener este riesgo, y para nosotros minimizarlo les
vamos a garantizar el pago cuando ustedes efectivamente lo tengan”. Es decir, no cuando la
Argentina se libere de la plata sino “cuando ustedes efectivamente lo tengan”. Entonces, la
verdad que los bonistas ahora están en un limbo. O sea, ellos no lo tienen, lo tiene el Bank of
New York.
Pero, además, le dijimos al Bank of New York y a los bonistas -está también en esas
cláusulas- que podíamos llegar a cambiar el domicilio de pago. Lo podríamos haber hecho.
Hemos tenido, desde 2004 en adelante, desde 2008, cuando se presentaron… Hubiéramos
tenido la posibilidad de cambiarles el domicilio de pago.
El problema es el siguiente: que ahora tenemos un fallo, con una sentencia firme.
Entonces, el riesgo es la imposibilidad, porque el juez ya falló. Y no falló una vez; falló la
cámara que, además, nos dijo: “Mire, a mí no me importa si al que le debemos la plata es al
buitre, es un huérfano, es una viuda. Ustedes firmaron un pagaré.” Y las sentencias de
Estados Unidos casi tienen carácter legislativo. Esta es la interpretación, y a esta jurisdicción
nosotros nos sometimos.
Entonces no sólo no vamos a honrar las deudas, a las vistas de la justicia a que
nosotros nos sometimos sino que muy posiblemente caigamos en desacato. Y además, a los
fines prácticos, no veo que esta ley nos traiga ninguna solución. Zannini mismo nos lo ha
dicho. ¿Cuántos bonos -cuántos bonistas- van a venir a querer cobrar acá? ¿Cuántos pueden
venir a cobrar acá?
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Con respecto a este proyecto de ley entiendo, primero, que nosotros no podemos
convalidar más este tipo de errores, porque se los venimos marcando. Es más, en septiembre
de 2013, cuando mandaron la apertura del canje, todas estas cuestiones se las dijimos.
Además les dijimos: “Miren, la Argentina ya está mal.” Por supuesto, no lo reconocían. “La
Argentina está con un proceso inflacionario creciente. Está con un problema de tensión
cambiaria creciente. Está con una caída de crecimiento creciente. Están generándose
condiciones, la verdad, imposibles de sostener para las empresas. Estamos cayendo en las
importaciones.” Todo esto fue negado, con los números que dio el senador Morales del
presupuesto que, en ese momento, no quisieron modificar ni cambiar.
Así que seguimos ratificando que lo único que busca este proyecto, tal vez, es
tiempo. Les deseamos suerte con ese tiempo. No soluciona el problema de fondo. Y nosotros
entendemos que no vamos a ser cómplices, tampoco, de la ilegalidad. No vamos a ser
cómplices del eventual fracaso al que puede conducir este manejo de la deuda, pero tampoco
vamos a ser cómplices de todo un proceso de corrupción convalidando lo que dice el artículo
1 y la reestructuración del canje de 2001.
No tengo mucho más para agregar a lo que han dicho ya nuestros compañeros de
bloque. Discutiremos en el recinto. Y, por supuesto, nosotros habíamos quedado que
vendrían cada seis meses. En septiembre les pedimos que vinieran los abogados; les pedimos
que tuviéramos reuniones informativas. Tal vez, con ese carácter de privacidad que tienen
que tener las reuniones que tratan temas que quizá son estratégicos para la Argentina. En
esos momentos no tuvimos ninguna respuesta.
Lo que ha hecho el ministro hoy, de querer ponernos frente a la espada y la pared,
con la cuestión “Patria o buitres”, la verdad es que ya, de este juego, los argentinos estamos
cansados. Creemos que no nos lo merecemos, y lo que sí sabemos es que este mal proceso
de reestructuración de deuda, en este momento, va a golpear muy fuertemente a la
Argentina, como la está golpeando de hecho.
Y cae en un pésimo contexto de tensión cambiaria, de inflación, de caída de reservas,
de caída de actividad, de desempleo y, sobre todo, de una gran masa de población vulnerable
que va a pagar las consecuencias.
Sr. Presidente (Godoy).- Señor presidente: quiero ratificar todo lo dicho por los
funcionarios que nos han visitado y también por las expresiones de nuestro presidente de
bloque y las suyas. Uno pensaba que iba a encontrar, a partir de este proyecto del Poder
Ejecutivo, algunas propuestas distintas, algunas ideas que pudieran enriquecer este proyecto,
pero la verdad es que me quedo con lo que recién decía la senadora. Nos deseó suerte; suerte
a los argentinos, suerte con este proyecto de ley. Parecen absolutamente desentendidos y
“descomprometidos” con el futuro de este país y con un Gobierno que asumió la decisión de
reestructurar una deuda que heredó.
En ese sentido, el primer artículo que plantea este proyecto, al que adherimos con
mucha fuerza, es justamente declarar de interés público el proceso de reestructuración de
2005 y 2010. Proceso de reestructuración que tuvo que ver con resolver el endeudamiento
que tenía la Argentina, pagando con recursos propios, pagando con el esfuerzo de los
argentinos y sin ningún tipo de condicionamiento, con absoluta autonomía, a partir del pago
al Fondo Monetario Internacional, no aceptando ninguna sugerencia ni condicionalidad.
Esto lo pudimos hacer durante estos diez años, al principio la deuda era del 166 por
ciento del PBI y hoy tenemos una deuda por debajo del 40 por ciento. Y la deuda privada en
dólares es del 8 por ciento. Es decir, este es el esfuerzo no sólo de un gobierno que tuvo la
decisión y el coraje político de decirle basta al endeudamiento y plantear algo distinto. Es
una lógica totalmente distinta en este país: poder crecer para desendeudarnos y
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desendeudarnos para crecer. Esta ha sido la lógica de este país y con el esfuerzo de todos los
argentinos. Esto significó que el país creciera a tasas inusitadas, a tasas que no habíamos
conocido, resolver el problema del desempleo que era de 24 ó 24 por ciento, planteando un
modelo de crecimiento, de inclusión, de distribución del ingreso y de igualdad de
oportunidades para todos.
¿Cómo no vamos a defender este proceso de reestructuración? Es lo que quieren
derribar. ¿Por qué quieren derribar el proceso de reestructuración? Porque es un mal
precedente en el mundo, porque hay países que hoy están en situaciones difíciles y la lógica
del capital financiero es que no se reestructuren. La lógica es aceptar los condicionamientos
de los organismos multilaterales de crédito. ¿Qué significa? Endeudarse y sobreendeudarse.
Eso implica ajuste, congelación de salarios, precarización laboral, venta de activos y
repliegue del Estado. Eso es lo que significa y es lo que no aceptamos en su momento.
Este es un proyecto de ley muy simple: hay que ponerlo en el marco del próximo
vencimiento que tiene la Argentina. Venimos cumpliendo en tiempo y forma. Hemos pagado
el anterior compromiso y queremos pagar el próximo. ¿Cuál es la posibilidad de pagar para
que no nos bloqueen? Justamente este proyecto de ley lo plantea: remover por incapacidad al
agente fiduciario, que en este caso es el Banco de Nueva York, y poder sugerir otro agente
fiduciario. Esto no implica que cualquier bonista pueda sugerir otro agente fiduciario y la
posibilidad también de canjear los bonos bajo legislación argentina pero de manera
voluntaria. Esta es una forma de desbloquear la posibilidad de que la Argentina pueda seguir
cumpliendo sus compromisos en tiempo y forma.
Me parece que frente a esta propuesta del Gobierno argentino, que lleva hacia una
estrategia absolutamente coherente y que está orientada a encontrar una solución justa, legal,
equitativa y sustentable en el marco económico, no hemos encontrado ninguna idea, ninguna
solución alternativa. No enriquecen esta propuesta.
Me parece que esta es la propuesta correcta para que la Argentina siga
desendeudándose y pueda, en un marco de respeto, autonomía y soberanía, seguir
cumpliendo con nuestros pagos. Es decir, cumpliendo con nuestros pagos pero pensando en
un país que debe crecer, que debe desarrollarse y que debe incluir. Obviamente, las
cuestiones que suceden en este país no son porque sí nomás, el dólar no se mueve porque los
trabajadores los están moviendo. Acá hay un grupo financiero que está produciendo una
corrida cambiaria, que en alguna medida quiere descalificar al gobierno, quiere deteriorar la
gestión de gobierno. No es casual cuando hay aumentos generalizados de precios.
Aquí hay sectores que responden a este capital financiero que se niegan a que el país
pueda seguir desendeudándose, pueda seguir creciendo y que pueda hacerlo de una manera
distinta a como lo sugieren los organismos internacionales. Hemos podido crecer y hemos
podido desendeudarnos pero con inclusión y distribución del ingreso. Esto es lo que no
aceptan. Acá hay una lógica distinta, acá no hay una cuestión económica, financiera, legal y
técnica, acá hay una cuestión de naturaleza política, que es la lógica del sistema financiero
que quiere definitivamente validar su modelo. Nosotros le decimos no, porque pensamos que
estos países tienen la posibilidad de crecer con autonomía, con inclusión y con distribución
del ingreso. Por eso vamos a apoyar este proyecto.
Sr. Presidente (Fernández).- Muchas gracias. Damos por levantado el plenario y
procedemos a la firma del dictamen.
- Son las 18 y 5.
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