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EL REINO DE DIOS (5)
PRINCIPIOS DEL REINO DE DIOS
¡Los principios del Reino de Dios! Un ‘principio’ es “una regla de alcance general”1. Los principios
del Reino de Dios, son entonces verdades generales, siendo aplicables en todo tipo de situaciones.
Primer principio: El cristiano debe negarse a si mismo.
El Nuevo testamento enseña en todas partes este principio. Mateo 16:24 “Entonces Jesús dijo a sus
discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
D.H.H.2 dice “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y
sígame”.
En la época del Nuevo testamento, si se veía a un hombre llevando una cruz, ¡sabíamos
inmediatamente, lo que le iba a suceder! ¡Iba a morir muy pronto! Cuando Jesús dijo a sus
discípulos que debían cargar su cruz, decía que era necesario morir, no literalmente, pero que
estuviesen listos a decir “no” a sus deseos, su propia voluntad, sus aspiraciones, y sus ambiciones
personales.
La palabra ‘renunciar’ (Mat 16:24) viene de la palabra griega que significa, ‘negar, renegar,
rechazar’. Cargar o tomar voluntariamente su cruz, implica entonces ‘negar’, ‘rechazar’ sus propios
deseos y ‘renegar’ su derecho personal.
Pablo dice, (Gál 2:20, versión D.H.H.) “y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en
mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se
entregó a la muerte por mí”.
Segundo principio: ¡Lo que guardamos, lo perdimos, lo que renunciamos, lo guardamos!
Lucas 9:24+25: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida
por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se
destruye o se pierde a sí mismo?”.
Mateo 19:29 dice “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o
madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida
eterna”. Noten bien que Jesús dice, “Y cualquiera” – no solamente los apóstoles, pero todos…
recibirán cien veces más.
Lucas 6:38 (D.H.H) “Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida
buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les
devolverá a ustedes”.
¿Entienden este principio? Entregando a Cristo lo que tiene un valor mínimo, ¡encontramos lo que
tiene un valor eterno! Un día Jesús dice a Simeón y a Andrés, (Marcos 1:17-18) “Venid en pos de
mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y luego, dejadas sus redes, le siguieron”. Jesús nos
llama a ¡cambiar lo que tiene un valor temporal por lo que tiene un valor eterno! 2Cor 4:18
(D.H.H.) dice, “Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que
se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas”.
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Diccionario Robert.
Versión Dios habla hoy.
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Tercer principio: ¡Para ser grande, es necesario volverse pequeño!
En Marcos 10:42-44, Jesús nos muestra que hay una otra dinámica que reina en el reino de Dios.
Jesús invita a sus discípulos a descubrir una inversión de valores; “Sabéis que los que son tenidos
por gobernantes de las naciones, se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas
potestad. Pero no será así entre vosotros: sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos”.
A menudo las personas importantes hacen caer su poder sobre los otros. Se sirven de sus privilegios
para sus ganancias personales y abusan de su autoridad. Jesús dice claramente, “Pero no será así
entre vosotros” – ‘Pero entre ustedes, (en el reino) no será así’.
Hay aquí un punto muy importante: Juan 13:3 “Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas
las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su
manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies
de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”.
Jesús estaba plenamente consciente de lo que era, de su destino y de su relación con el Padre. Es por
eso que Él estaba preparado a cumplir una función servil. No tenia que probar nada. No tenia que
reivindicar nada. ¡No tenia que defender nada! Jesús era extraordinariamente calificado para
renunciar a él mismo, volverse siervo de todos, ¡e ir hasta la cruz!
Antes de morir en la cruz, ¡Jesús pasó por otra clase de muerte! Renunció a todos sus derechos
sobre él mismo, después, ¡cargó su cruz! Hebreos 10:5+7 “Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo; Entonces dije: He aquí que vengo, oh
Dios, para hacer tu voluntad…”.
Filipenses 2:3-8 (D.H.H.) “No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que
cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su propio
bien, sino también el bien de los otros. Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quién
está unido a Cristo Jesús, el cual: Aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a su
igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como
todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a si mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte en la cruz”.
¿Estamos nosotros en esto? ¿Estamos nosotros preparados para volvernos un sacrificio vivo? ¿Morir a nosotros mismos? ¡Es perdiendo nuestra vida, que la salvamos! Mat 10:39 (D.H.H.) “El
que trate de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará”.
CONCLUSIÓN
¿Por qué el ladrón roba? ¿No es para satisfacer su ego, su ‘yo’? ¿Por qué el mentiroso miente? ¿No
es para satisfacer su ego, su ‘yo’? ¿No es verdad que a menudo, en el fondo de nuestra envidia, de
nuestro egoísmo, de nuestro orgullo se esconde el ‘yo’, muy vivo y reclamando toda la atención?
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