Anexo Eje 1 ATD CES

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ANEP
CONSEJO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
Mesa Permanente de la ATD Nacional
Los desafíos más importantes que el Sistema Educativo
Nacional debería asumir durante el Siglo XXI.
“Sueño y creo realizable la descolonización de la cultura de América Latina y la efectiva
integración de sus pueblos. Sueño y creo en la realización de un futuro en el cual las
ciencias que estudian al hombre y a la sociedad fundamenten con sus conocimientos una
política educativa capaz de formar hombres a la vez libres y solidarios. Sueño con el
acrecentamiento de la columna de jóvenes unidos sin fronteras políticas, económicas o
raciales, capaces de demostrar en el futuro que en el „Nuevo Mundo‟, como fue llamado
nuestro continente, hay una nueva manera de vivir en la que armonizan justicia y libertad.”
Reina Reyes 1
Algunas reflexiones previas:
1. El proyecto educativo debe ser definido democráticamente por toda la sociedad: “la política
educativa debería ser una política de Estado, de tal forma que no podemos pensar en un
proyecto de educación sin pensar antes en un proyecto de país”.
2. Debemos definir qué tipo de ser humano queremos, teniendo en cuenta que ese sujeto es
ciudadano de un mundo globalizado pero sin olvidar sus raíces locales que le dan sentido. El
educando debe conocerse inserto en una cultura local y nacional determinada, ser
constructor y protagonista de ella para de esa forma ser capaz de transformar su medio.
“Para ello debemos educar para la solidaridad, el cooperativismo, la unidad en la
diversidad.”
3. Configurar un perfil del educando como ser humano pensante, crítico y creativo, que
priorice el ser sobre el tener, capaz de manejar información, decodificarla y analizarla,
conocedor de sus deberes y derechos, un sujeto que conoce y promueve valores como la
solidaridad, el respeto y la responsabilidad.
4. Se deberá promover además una educación que trabaje de manera transversal con el respeto
al medio ambiente.
En cuanto a la importancia de la Educación Secundaria en el futuro inmediato –entendido como
consecuencia de nuestro presente- creemos necesario en primer lugar, reclamar y propiciar una
jerarquización renovada de este ciclo educativo, que se percibe en proceso de declinación debido al
abandono o la desarticulación de los que han sido históricamente sus objetivos dentro del Sistema
Educativo y de la sociedad en general. En este sentido los fines de la Educación Secundaria han
sido tradicionalmente una extensión y ampliación de la formación básica brindada por Primaria,
perfeccionamiento de la formación ciudadana y una función habilitante preparatoria para estudios
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Reyes, Reina (1974:112–113)
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terciarios, fines que además de encontrarse en decadencia entendemos insuficientes.
Se vuelve necesaria una nueva valoración de la Enseñanza Secundaria que integre aspectos como:
1. Brindar a los estudiantes un conocimiento integral de la persona y el mundo, ofreciéndole al
joven oportunidades para que en la convivencia pueda enriquecer su bagaje cultural de
manera permanente e ir construyendo los conocimientos necesarios para integrarse en la
sociedad y contribuir en su transformación.
2. Propiciar armonía entre la visión humanista, ética y axiológicamente trascendente, con la
capacidad lógica para la aprehensión del conocimiento científico y la ponderación de los
resultados económicos y sociales atendiendo a sus efectos ambientalistas.
La Educación Secundaria tiene enorme importancia en todo intento serio de desarrollo socio –
económico del país dado que puede favorecer los caminos para el cambio, pero no podrá por si
sola cambiar la situación socio-económica del Uruguay en un mundo globalizado, ni responder
por sí sola a la legítima expectativa de cada uruguayo a mejorar la calidad de vida y ascender
socialmente. Para ello es necesaria la puesta en práctica de cambios estructurales que
modifiquen sustancialmente los aspectos señalados.
Podrán existir varios proyectos de Uruguay, pero cualquiera sea la opción de país, la
incorporación de la ciencia y la tecnología (de acuerdo a nuestras condiciones y necesidades)
será un hecho ineludible. Vivimos en un mundo impactado por la revolución científicotecnológica. Vivimos en un mundo cada vez más interdependiente, un mundo que cambia en
forma vertiginosa. Frente a esto el Uruguay, pese a sus limitaciones, tiene como una de sus
cualidades los seres humanos que lo habitan y que no han perdido su capacidad crítica. Se
requiere pues una educación que estructure “cabezas organizadas” con capacidad de afrontar y
dar respuesta a una amplia gama de problemas, problemas viejos y problemas nuevos.
“Formar para el cambio no puede significar formar solamente destrezas puntuales, menos en
un mundo signado por la misma velocidad de los cambios, sino formar para la comprensión
crítica y el efectivo manejo de esos cambios.”
En la XXI ATD de marzo de 1996 decíamos ya al respecto “…existen dos modalidades opuestas
de política educativa: una orientada a capacitar la población en el manejo de tecnología
proveniente del extranjero, y otra que no solo capacita al individuo para el manejo de las
mismas sino que le permite adquirir una visión integral del mundo y del estado actual de la
ciencia y la tecnología.”
La primera apunta a una educación aparentemente modernizadora, pero carente de crítica. La
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segunda promueve hombres reflexivos y críticos, capaces de entender el país, la región y el
mundo, capaz de transformarlo a partir de ese conocimiento con flexibilidad, creatividad y
autonomía.
La educación debe tener en cuenta que el aprendizaje tiene consecuencias no solo para el
desarrollo cognitivo, sino también para la identidad y expresión de la personalidad, para la
forma y organización de las relaciones socioafectivas, para la transmisión de habilidades y
técnicas para el conocimiento y la memoria, y para dar sentido a los conocimientos obtenidos en
la vida.
Hoy día asistimos a la formación científico tecnológica entendida como prioritaria, pero lo
cuestionable es el fin que se persigue, que es el de insertar al país, con alguna ventaja
comparativa, en el mundo globalizado. Se pretende además desde esta visión, dinamizar la
movilidad social y mejorar la calidad de vida de la gente, lo que significa una educación
pragmática meramente utilitaria.
El verdadero desafío para la Educación Secundaria en este Siglo XXI deberá ser articular
adecuadamente todas las dimensiones del hombre, desarrollando el pensamiento científico, las
capacidades tecnológicas y el pensamiento humanista generador de valores éticos
profundamente humanos como la justicia, la solidaridad y el respeto a la diversidad, enmarcados
en los principios democráticos.
Entendemos que hay tres elementos básicos, tres pilares que establecen las bases de toda
organización institucional de la Educación que permitirán lograr los objetivos anteriormente
mencionados que son:
1. La coordinación, entre los subsistemas y la UdelaR.
2. El cogobierno para lograr una real autonomía tanto técnico-pedagógica como financiera.
3. La participación de la sociedad toda organizada.
Solo con una Educación con carácter liberador podremos desterrar la siguiente y trágica afirmación
de David Harvey (2007), “…todo lo que ocurre en el lugar de trabajo y en el proceso de
producción y consumo, está de alguna manera atrapado dentro de la circulación y acumulación del
capital. Casi todo lo que actualmente comemos y tomamos, como también lo que usamos,
escuchamos, vemos y aprendemos, viene hasta nosotros en forma de mercancía y es transformado
por las divisiones del trabajo. En definitiva, todo nuestro ser se vuelve mercancía.”2
2
Harvey, David “Notas hacia una teoría del Desarrollo Geográfico Desigual”, GeoBaireS. Cuadernos de Geografía,
2007.
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