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CAPITULO
9
TEMAS
Introducción.
Inteligencia.
Importancia de la mente.
Relación de la inteligencia
con el desarrollo del
carácter.
Inteligencia y relación con
Dios.
Desarrollo continuo de la
mente.
EL INDIVIDUO
¿Cómo pueden las características personales afectar el
desarrollo del carácter moral? ¿Cuál es la relación entre género,
inteligencia, educación, personalidad y el desarrollo moral? ¿Cómo
afecta la cultura el desarrollo moral?
SECCIÓN II
FACTORES EN EL PROCESO DE
DESARROLLO MORAL DEL
CARÁCTER
INTRODUCCIÓN
El desarrollo del carácter siempre ocurre en el contexto de las características personales del
individuo. Al considerar los factores involucrados en el desarrollo del carácter, debemos recordar
siempre que estos factores interactúan con las características personales. Lickona le llama a esta
individualidad la “personalidad moral,” y sugiere que incluye lo siguiente:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
i)
j)
k)
Amor
Oportunidades de desarrollo espiritual (Santa Biblia)
Etapa de razonamiento moral
Temperamento
Posición en la constelación familiar
Personalidad de los padres
Historia de socialización
Creencias y valores idiosincrásico
Concepto personal / imagen corporal
Seguridad emocional
Otros aspectos que no son comprendidos
A la lista de Lickona pudiéramos añadir:
l) Identidad sexual o género (Gilligan)
m) Habilidad intelectual (Piaget y Kohlberg)
n) Desarrollo de una identidad social y personal (Lifton)
o) Cultura (Damon)
p) Oportunidades para desarrollo espiritual (Sagradas Escrituras)
Lifton provee un resumen excelente de las investigaciones sobre la personalidad moral en
su artículo. Muuss reseña la teoría de Gilligan de diferencias sexuales con enfoque especial en la
adolescencia. Damon enfoca asuntos de cultura y género en el capítulo 6 de su libro, The Moral
Child. Vale la pena leer todas estas reseñas para ganar un panorama amplio del tema.
La mayoría de las diferencias individuales mencionadas anteriormente serán discutidas en
capítulos subsecuentes, así es que no vamos a elaborar sobre ellas aquí, con la excepción de
habilidad intelectual.
“Todos los niños no pueden ser tratados de la misma manera, porque la misma restricción
que se debe ejercer con uno aplastaría la vida de otro. Estudiad la mente y el carácter de vuestros
hijos. Los primeros años de sus vidas es el tiempo durante el cual se debe trabajar, velar y orar y
alentar toda buena inclinación” (White, Manuscript 32, 1899).
“No funcionará el poner una regla de hierro por la cual cada miembro de la familia sea
forzado en la misma disciplina. Es mejor ejercer un dominio moderado y cuando se requiere una
lección especial, alcanzar la conciencia de los jóvenes a través de sus gustos individuales y sus
puntos destacados de carácter. Aunque debe haber uniformidad en la disciplina familiar, ésta debe
ser variada para suplir las necesidades de los diferentes miembros de la familia” (White, The Health
Reformer, 10-01-77).
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INTELIGENCIA
Hay tres preguntas que podemos hacernos en cuanto a la inteligencia y el carácter. ¿Cómo
se relaciona la inteligencia con el desarrollo del carácter? ¿Hasta qué punto es posible que
individuos con deficiencia mental pueden desarrollar comprensión moral? ¿Puede una persona
desarrollar un carácter moral y descuidar el desarrollo del intelecto?
IMPORTANCIA DE LA MENTE
“Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la
del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer. Los hombres en quienes se desarrolla
esta facultad son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los que influyen sobre
el carácter” (White, La Educación, p.15).
“Una mente común, bien disciplinada, efectuará una obra mayor y más elevada que la mente
mejor educada y los mayores talentos sin el dominio propio” (White, Palabras de Vida del Gran
Maestro, p. 270).
“Dios requiere el adiestramiento de las facultades mentales. El se propone que sus siervos
posean más inteligencia y más claro discernimiento que los mundanos, y le desagradan aquellos
que son demasiado descuidados o indolentes para llegar a ser obreros eficientes, bien informados.
El Señor nos manda que lo amemos con todo el corazón, y con toda el alma, y con toda la fuerza, y
con toda la mente. Esto nos impone la obligación de desarrollar el intelecto hasta su máxima
capacidad, para que podamos conocer y amar a nuestro Creador con todo el entendimiento. Si el
intelecto es colocado bajo el dominio del Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente
puede ser usado en el servicio de Dios. El hombre sin instrucción, que es consagrado a Dios y
anhela beneficiar a otros, puede ser usado por el Señor en su servicio, y lo es. Pero los que, con el
mismo espíritu de consagración, han tenido el beneficio de una educación cabal, pueden realizar
una obra mucho más extensa para Cristo. Se hallan colocados en una posición ventajosa” (White,
Palabras de Vida del Gran maestro, p.268).
RELACIÓN DE LA INTELIGENCIA CON ÉL DESARROLLO DEL CARACTER
La habilidad intelectual se correlaciona positivamente con el juicio moral en estudios que
utilizan el modelo de desarrollo cognoscitivo. Las siguientes declaraciones representan una muestra
de las conclusiones en ésta área.
“La inteligencia de un niño tiene una relación importante con los aspectos cognoscitivos del
desarrollo de la moral. Numerosas investigaciones han mostrado que es más probable que los niños
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y adolescentes de alta inteligencia actúen mejor en las pruebas de juicio y actitudes morales que los
menos inteligentes” (Jersild, p. 409).
“El cociente intelectual se correlaciona bien con la madurez de juicio moral y casi igualmente
bien con las medidas conductuales de honestidad. Al nivel de Jardín de infantes, la capacidad de
hacer juicios de bueno o malo en términos de normas en vez de en términos de castigo o de
intereses egoístas es una capacidad casi completamente determinada por el desarrollo cognoscitivo
en las pruebas de cognición de Piaget” (Kohlberg en Grinder, p. 248).
“Un bajo nivel de inteligencia hace difícil que el niño pueda comprender las enseñanzas de
conceptos morales y que pueda percibir las situaciones a las que se aplica” (Hurlock, Child
Development, p.378).
Peck y Havighurst señalan que para ser altamente moral, “uno probablemente tiene que
tener la habilidad de percibir con realismo situaciones bastante complejas, de relacionar ideas
abstractas más allá del nivel de observación de detalles inmediatos, y de incluir un número y
variedad de factores al formar un cuadro general, integrado. Además, uno debe poder imaginar y
probar mentalmente varias soluciones a un problema que involucra asuntos morales” (p.12).
Es fácil notar al ver estas declaraciones que los deficientes mentales no pueden formar
juicios morales complejos. Sin embargo, las expectativas de Dios siempre están de acuerdo a las
capacidades del individuo. El no espera más de lo que la persona puede dar. Los deficientes
mentales pueden tener una confianza sencilla en Dios similar a la de los niños pequeños.
INTELIGENCIA Y RELACION CON DIOS
“Grande conocimiento es conocerse a sí mismo. El maestro que se estime debidamente
permitirá que Dios amolde y discipline su mente. Y reconocerá la fuente de su poder... El
conocimiento propio lleva a la humildad y a confiar en Dios; pero no reemplaza a los esfuerzos para
el mejoramiento de uno mismo. El que comprende sus propias deficiencias no escatimará empeño
para alcanzar la más alta norma de la excelencia física, mental y moral. Ninguno que esté
satisfecho con una norma inferior debiera tener parte en la educación de los jóvenes” (White,
Consejos para los Maestros, p. 65).
“La ignorancia no aumentará la humildad o espiritualidad de ningún profeso seguidor de
Cristo. Las verdades de la palabra divina pueden ser apreciadas mejor por el cristiano intelectual.
Cristo puede ser glorificado mejor por aquellos que lo sirven inteligentemente” (White, 3 Testimonies,
p.160).
“En la palabra de Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la existencia. Este
palabra imparte poder, engendra vida.... Transforma naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen
de Dios.... La mente, el alma, se edifica con lo que le sirve de alimento, y a nosotros nos toca
determinar la clase de alimento que recibirá. Está al alcance de todos escoger los temas que han de
ocupar los pensamientos y amoldar el carácter” (White, La Educación, p.122).
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DESARROLLO CONTINUO DE LA MENTE
“No penséis nunca que ya habéis aprendido bastante y que podéis cejar en vuestros
esfuerzos. La mente cultivada es la medida del hombre. Vuestra educación debe proseguir durante
toda la vida; cada día debéis aprender algo y poner en práctica el conocimiento adquirido.
“Recordad que en cualquier puesto en que sirváis, reveláis qué móvil os inspira y
desarrolláis vuestro carácter. Cuanto hagáis, hacedlo con exactitud y diligencia; dominad la
inclinación a buscar tareas fáciles” (White, Ministerio de Curación, p. 398, 399).
“Si perfeccionamos nuestra mente hasta lo máximo de nuestra capacidad, continuaremos
durante las edades eternas estudiando los caminos y las obras de Dios, y sabiendo más acerca de
él” (White, Consejos para los maestros, p. 239).
Referencias Adicionales: 2 Timoteo: 2:15 “Procura con diligencia presentare a Dios
aprobado como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.
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LECTURAS SUGERIDAS
Cortese, Anthony. The interpersonal approach to morality: A gender and cultural analysis. The
Journal of Social Psychology, 129, 429-441.
Damon, William. (1988) The Moral Child: Nurturing Children’s Natural Moral Browth. (Chapter 6)
Donenberg, Geri & Hoffman, Lois. (1988) Gender differences in moral development. Sex Roles, 18,
701-717.
Graham, Douglas. Moral Learning and Development: Theory and Research, pp.239-244.
Habenicht, Donna & Korniezcjuk, Victor. “Comments on Educational Psychology Taken From the
Writing. of Ellen G. White”, Pp.10-25 (unpublished material, 1994).
Lifton, Peter. (1985) Individual differences in moral development: The relation of sex, gender, and
personality to morality. Journal of personality, 53, 306-331.
Muuss, Rolf. (1988) Carol Gilligan’s theory of sex differences in the development of moral reasoning
during adolescence. Adolescence, 23, 229.243.
White, Ellen. La Educación, pp.123-192, 225-229.
White, Ellen. Mente, Carácter y Personalidad, pp.91-131
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