Subido por Adrián morelos

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TEORÍA DE RANKINE
La teoría de Rankine se desarrolla para un medio elástico, que se caracteriza por ser granular homogéneo y seco, y
plantea las siguientes hipótesis iniciales:
El trasdós (cara externa) del muro es vertical.
La superficie del terreno es horizontal.
El terreno puede estar estratificado horizontalmente.
El nivel freático es horizontal.
No hay rozamiento entre el terreno y el muro.
El terreno alcanza una situación de rotura.
El hecho de que no haya rozamiento entre el terreno y el muro origina que no haya tensiones tangenciales en los puntos
interiores del terreno, y por tanto, la tensión horizontal es una tensión principal.
Si se toma un elemento de suelo en reposo y se determinan sus tensiones normales horizontal y frontal, se puede
obtener su correspondiente círculo de Mohr ya que la tensión horizontal y vertical son tensiones principales:
σv = γ · z σh = K0 · σv
Pese a las limitaciones de aplicación que se verán seguidamente, el método de Rankine (1857)
es, desde un punto de vista matemático, más elaborado que el de Coulomb. Este método
obtiene los empujes del terreno partiendo de un estado de equilibrio en rotura en el que la
estructura de contención no produce ninguna perturbación.
En una masa de terreno en estado de Rankine todos sus puntos están en situación de rotura
(plastificados), es decir, que en cada punto el círculo de Mohr correspondiente a su estado
tensional es tangente a la línea de resistencia (Figura).
En estas condiciones, con terreno homogéneo en estado de Rankine, sin acciones exteriores y con
superficie libre horizontal (sin variación de tensiones verticales en los puntos de cualquier plano
paralelo a la superficie), la tensión horizontal resulta:
Y en suelos no cohesivos (c=0):
En la figura anterior se indica la representación de los estados límites por círculos de rotura de
Mohr. Si mantenemos la tensión vertical σv constante, se disminuye la tensión horizontal hasta
llegar a la rotura, el segmento 0-σhmín de la figura representa la presión horizontal en ese
momento. En cambio, si mantenemos la tensión vertical constante y aumentamos la tensión
horizontal, el círculo va creciendo hacia la derecha, hasta que en el estado límite de Rankine
toca la curva de resistencia intrínseca y se produce el estado límite de rotura. En la figura 4 se
indican para el mismo diagrama las inclinaciones para las cuales se producen los estados
límites. En el estado activo, la línea de rotura forma un ángulo de (45° +φ 2/ ) con la horizontal.
En el estado pasivo, las líneas de rotura en toda la masa que se encuentra en estado de
equilibrio plástico, forman también un ángulo de (45° +φ 2/ ) pero con la vertical.
En la figura siguiente se han representado las variaciones de los coeficientes Ka y Kp para distintas
condiciones de densidad relativa del material (arena), en función del giro del paramento vertical que
lo contiene. Se puede observar en dicha figura la gran deformación que se debe producir para generar
Kp, que en el caso de las arenas densas tienen un pico máximo mientras que en el caso de las arenas
sueltas dicho pico no se alcanza y la pendiente de crecimiento es muy débil.
-ESTADO ACTIVO
El estado activo ocurre cuando existe una relajación en la masa de suelo que lo permite
moverse hacia fuera del espacio que limitaba la tensión del suelo (por ejemplo un muro de
tierra que se rompe); esto es que el suelo está fallando por extenderse. Ésta es la presión
mínima a la que el suelo puede ser sometido para que no se rompa. Al contrario el
estado pasivo ocurre cuando la masa de suelo está sometida a una fuerza externa que lleva al
suelo a la tensión límite de confinamiento. Esta es la máxima presión a la que puede ser
sometida un suelo en el plano horizontal.
En el caso del empuje activo la tensión principal menor es la horizontal (σ3); despejando σ3
para arenas donde la cohesión es nula (c = 0), se obtiene el valor del coeficiente de empuje
activo de Rankine, denominado Ka. Por lo tanto, en la teoría de Rankine la distribución de
presiones está afectada por un coeficiente constante, y la presión vertical crece con la
profundidad. La distribución de empujes es triangular, ya que es:
En las figura a) y b) se han dibujado diagramas de empujes activos calculados mediante la teoría
de Rankine, la figura a), en un caso particular del empuje activo en arenas, donde existe agua a
cierta altura, y la figura b) representa el empuje activo en arcillas. En el caso de las arenas, la
abscisa en la primer parte del diagrama es:
Ce= N H / γ
Cuando se entra en el agua, el valor de γ pasa a ser sumergido, y la pendiente varía. En este
caso al valor del empuje del suelo es necesario sumarle el empuje del agua, que tiene un
coeficiente K = 1, porque las presiones hidrostáticas son iguales en toda dirección. El empuje del
agua es muy importante, por lo menos 3 o 6 veces mayor que el empuje del suelo; para arenas
sueltas φ' vale 30° como mínimo, y por lo tanto Ka es del orden de 0,33. Mientras que para el
caso de las arenas densas φ' es aproximadamente 45° lo cual nos da un valor de Ka = 0,17,
dando un valor reducido del empuje activo. Al proyectar una estructura es muy importante
conocer entonces, si existe agua actuando en el terreno; de lo contrario, la aparición en forma
imprevista de un incremento del empuje de gran magnitud, provoca inmediatamente el colapso
de la estructura. En la misma figura correspondiente a empuje activo para arenas, se ha
supuesto la acción de una sobrecarga “q” sobre el terreno. En este caso, el empuje se
incrementa en el valor de la sobrecarga multiplicado por el coeficiente Ka.
En el caso de las arcillas existe cohesión, de manera que hay que considerar los dos términos de
la ecuación que da σ1 en función de σ3. El diagrama es la suma de uno triangular que crece con
la profundidad, más un valor negativo constante. Resulta un diagrama negativo en su primer
parte, que luego se hace positivo, lo cual indica, que para suelos cohesivos, la parte superior no
solo no tiene empujes, sino que está sometida a tracción. Es por eso que las excavaciones en
arcilla se pueden realizar en determinado momento y en cierto tiempo sin tener
desmoronamientos, porque la parte superior está sometida a tracción y teóricamente no es
necesario contener los empujes, ya que son inexistentes. Se llama altura crítica, al valor de la
profundidad para el cual se igualan la parte negativa y la positiva, y en la figura se indica su
expresión en función de 2 o z , que es la altura a la cual se anula el empuje activo. Es necesario
destacar que a la profundidad 2 o z se compensan el área negativa del diagrama de empujes
activos, con otra área similar positiva, lo que hace que a esa profundidad el empuje activo
resultante sea nulo.
Para el otro estado límite, de empujes pasivos, la estructura empuja contra el suelo, y la presión
horizontal crece hasta llegar al estado de equilibrio plástico. La tensión principal mayor es la
horizontal σ1. Por lo tanto despejando de la fórmula expresada en la figura 6 tendremos: Tensión
principal mayor: σ1 = σp Tensión Principal menor: σ3 = γ . Z
En la figura anterior, se ilustra el diagrama de empuje pasivo para el caso más general de un suelo que
tiene cohesión, fricción y sobrecarga. La presión horizontal es la suma de 3 términos; los dos últimos
son constantes, y los diagramas correspondientes resultan rectangulares. El primer término crece con
la profundidad, ya que es la presión vertical σv. El empuje resultante, se calcula como suma de las
resultantes parciales de cada una de éstas áreas, o sea, componiendo las fuerzas P”p y P´p que se
observan en la figura, actuantes en los baricentros de las áreas rectangular y triangular respectiva. Las
condiciones de borde impuestas por la teoría de Rankine, como habíamos dicho anteriormente,
limitan su aplicación en la realidad. Por ejemplo, la resistencia de corte en la interacción suelo –
estructura, no es nula cuando se produce un desplazamiento; por otra parte siempre hay fricción, de
manera que, esta simplificación conduce a cierto error en la determinación del empuje. También hay
casos en los cuales las condiciones geométricas de verticalidad para la superficie del paramento y
horizontalidad para el terreno, no se verifican. Sin embargo, el error que se comete al aplicar esta
teoría, en los casos de empuje activo, es siempre a favor de la seguridad, ya que el valor de dicho
empuje que surge de suponer tensión de corte nula es mayor que el real.
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