Subido por Edu Conti

La transicion del adolescente

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EL PAPEL DE LA ESCUELA EN EL DESARROLLO DEL ADOLECENTE.
Resumen.
La adolescencia constituye una etapa de notables cambios en el desarrollo psicológico de las
personas.
La escuela constituye uno de los escenarios en que los adolescentes de nuestra sociedad ocupan
buena parte de su tiempo.
¿Influye la escuela en alguna medida en los cambios por los que atraviesan los adolescentes que
asisten a ella?, ¿Constituye la escuela un motor de esos cambios, o es más bien un mero testigocuando no un sufrido receptor- de los mismos?; ¿es la escuela un ”campo de juego” básico del
desarrollo adolescente o este se produce en otros espacios- los amigos, las primeras relaciones de
pareja, la televisión, la familia, ante los que la escuela tienen escasa incidencia?, ¿es tarea de la
escuela ocuparse de apoyar el desarrollo global de los adolescentes o por el contrario, ello queda
fuera de su responsabilidad y debe ser abordado desde otras instancias- las familias, la comunidad,
etc.?
Con toda probabilidad estas preguntas suscitarán discrepancia. Asumiendo de entrada el carácter
complejo de este tipo de preguntas y la imposibilidad de responderlas de manera tajante y
dogmática.
Muy esquemáticamente, esos elementos de reflexión y tomas de posturas se ordenan en torno a
cinco tesis básicas: la primera de estas tesis, la adolescencia puede caracterizarse, como una etapa de
transición hacia las formas de comportamiento personal y social propias de la vida adulta, en la cual
aparece implicado el dominio de una amplia gama de nuevas potencialidades comportamentales de
interpretación de la realidad personal, física y social, así como de actuación sobre esa realidad.
La segunda es la de ser social y culturalmente mediada, las relaciones e interacciones entre el
adolescente y las personas que le rodean, influye de manera fundamental en la actualización de las
nuevas potencialidades de comportamiento que ofrece la etapa, y en la manera en que se concrete la
transición adolescente hacia la vida adulta.
La tercera de nuestras tesis básicas, la escuela puede jugar un papel relevante en esa actualización de
capacidades y en general, en el conjunto de la transición adolescente. El análisis de los objetivos
generales que presiden la nueva etapa de educación secundaria obligatoria confirma ese papel, al
mostrar la diversidad e importancia de las capacidades implicadas en la transición adolescente cuyo
desarrollo de vincula, al aprendizaje escolar.
La cuarta de nuestras tesis, es que no otra que la afirmación de la importancia de dicha etapa como
espacio educativo en que debe concretarse para los diversos alumnos el apoyo de la escuela a la
transición adolescente en sus distintos hábitos.
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La quinta de nuestras tesis, entendemos que la posibilidad de llevar acabo ese apoyo desde la
institución escolar plantea retos importantes a la propia escuela; retos que demandan a su vez ciertos
cambios y prioridades de acción en la práctica habitual.
1.1.- La transición adolescente.
Los niños experimentan un amplio conjunto de cambios corporales que los transforman, desde el
punto de vista biológico, en individuos adultos con capacidad para la reproducción. El acceso a esta
capacidad biológica, no se asocia automáticamente, el acceso al estatus psicológico y social de
personal adulta.
Ello tiene que ver, en buena medida, con el carácter cultural que, de manera peculiar con respecto a
otras especies, presenta el desarrollo y el comportamiento de los individuos de la especie humana.
Por esta razón, el acceso a la estatus adultos implica la necesidad de adquirir un amplio conjunto de
capacidades y formas de comportamiento, por ejemplo capacidades relativas al propio cuidado y
mantenimiento económico y material, al establecimiento de relaciones interpersonales más
elaboradas con los iguales de ambos sexos, al aprendizaje de roles masculinos y femeninos, o a la
adquisición de sistemas de valores que puedan guiar y regula el propio comportamiento.
La adolescencia es, por lo tanto, un proceso esencialmente psicológico y social, que se produce en
algunos grupos humanos y que supone la transición progresiva del sujeto humano desde el estatus
infantil al estatus adulto; un proceso que se relaciona íntimamente, pero que a la vez debe
distinguirse claramente, de lo que denominamos “pubertad”, es decir, del proceso de cambios físicos
que desemboca en la maduración de los órganos sexuales y la capacidad biológica de reproducción.
Algunas de las potencialidades, instrumentos y recursos psicológicos abiertos para la transición
adolescente.
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Posibilidad de acceder a formas de pensamiento más potentes y descontextualizadas para el
análisis y comprensión de la realidad (pensamiento formal).
Pensamiento hipotético-deductivo.
Posibilidad de revisar y reconstruir la propia identidad personal.
Posibilidad de acceder a niveles más elevados de juicio y razonamiento moral.
Posibilidad de experimentar comportamientos característicos y típicos de la vida adulta
(conducta sexual, elección y desempeño de un determinado rol laboral y profesional).
Dichas potencialidades afectan a los distintos ámbitos del desarrollo y el comportamiento de los
adolescentes. La transición adolescente, es por tanto, una transición global, que afecta al conjunto de
la vida psicológica y social de quienes la atraviesan.
La posibilidad de acceder a niveles más elevados de juicio y razonamiento moral por parte de
adolescente estará, sin duda, profundamente influida tanto por el grado en que se actualicen sus
nuevas potencialidades de pensamiento como por la cantidad y calidad de las experiencias de
relación e intercambio interpersonal y grupal con sus iguales que pueda tener y a su vez influirá en
ambos aspectos.
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Lo que caracteriza al adolescente es el hecho de estar tratando de laborar su proyecto de vida y su
identidad como individuo adulto.
1.2 Construcción personal y mediación social en la transición adolescente.
La manera en que los adolescentes afrontan y resuelve la transición a la vida adulta es enormemente
diversa. Los procesos de cambio en la adolescencia no presentan un carácter siempre idéntico ni se
manifiestan siempre en los mismos comportamientos, sino que muestran notables diferencias entre
unos adolescentes y otros.
De ahí el carácter de construcción, y de construcción personal, que tiene, desde nuestro punto de
vista, la transición adolescente. Construcción, porque las nuevas tareas evolutivas que el adolescente
debe afrontar desde una historia previa y un conjunto de recursos ya existentes que delimitan como
se experimentan esas nuevas etapas.
Las capacidades y recursos previos, con todo, informan y condicionan, pero no determinan por
completo, la transición adolescente. Unas normas de relación interpersonal adecuadas, que apoyen al
adolescente en su recorrido de transición, planteándole retos que pueden afrontar con la ayuda
necesaria y ofreciéndole el apoyo emocional de los instrumentos para resolverlos, pueden contribuir
de una manera decisiva y una salida positiva hacia la vida adulta.
La investigación ha mostrado que el acceso de pensamiento formal no se produce de manera
espontánea y automática en los adolescentes, sino que está afectado fuertemente por su
conocimiento y experiencia previa en dominios específicos de contenido y tarea. El desarrollo del
pensamiento formal parece estar limitado así, en buena parte, por aspectos como el nivel educativo y
cultural, los dominios de especialización laboral y académica o la participación en ciertos tipos de
actividades escolares. Así la presencia de formas de relación basadas en la comunicación, el afecto y
el fomento de la autonomía por parte de los padres hacia sus hijos se asocia con una transición por
parte de estos más suave y menos conflictiva, y con la disminución de su nivel de rechazo y rebeldía.
1.3 La escuela como contexto básico de apoyo a la transición adolescente.
La consideración de la adolescencia como construcción socialmente medida, lleva aparejada la idea
de que las prácticas educativas en que participan los adolescentes dentro y fuera de la escuela,
juegan un papel esencial en el desarrollo de estos, inciden de manera decisiva en la actualización de
las potencialidades que se abren a lo largo de la transición adolescente.
El primero de estos argumentos tiene que ver con la diversidad de capacidades implicadas en la
transición adolescente y el paso de la vida adulta que la escuela puede poner en juego.
De la misma manera, la escuela puede jugar un papel decisivo en la elaboración de al menos algunos
de los proyectos de futuro de los adolescentes, facilitando experiencias y conocimientos relevantes
para la transición a la vida adulta en aspectos como el futuro académico y profesional, y
proporcionando apoyo al respecto.
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El segundo de los argumentos que fundamenta nuestra afirmación de la importancia de la
contribución de la escuela al desarrollo de los adolescentes tiene que ver con el papel del contexto
intermedio –“transicional”, en el más puro sentido de la palabra-.
En un segundo sentido, la escuela se configura como un contexto intermedio entre lo infantil y lo
adulto en tanto que ofrece la posibilidad a sus alumnos de ensayar, de manera relativamente
controlada y protegida, determinadas formas de comportamiento y habilidades implicadas en el
ejercicio del estatus adulto.
En tercer lugar la escuela presenta como característica distintiva frente a otros contextos la de
planificar de manera explícita su acción educativa. Igualmente, puede ayudar al establecimiento de
conexiones entre diferentes contextos relevantes para la transición adolescente.
En efecto, la importancia de la escuela en la transición adolescente se ve aumentada muy
probablemente en estos momentos por la falta de apoyos contextuales con que los adolescentes
deben enfrentarse actualmente, en muchos casos, a la transición a la vida adulta. Los cambios
constantes y la relativa situación de crisis de la institución familiar, las rápidas modificaciones en
determinados aspectos del propio rol adulto en nuestra sociedad y la inestabilidad e indefinición de
ese rol en algunos sentidos.
1.4 Aprendizaje escolar y desarrollo de capacidades para el acceso a la vida adulta en la educación
secundaria obligatoria.
En la estructura de nuestro Sistema Educativo la nueva etapa de Educación Secundaria Obligatoria se
constituye como el espacio fundamental en que debe tomar cuerpo, con carácter general, el papel de
la educación escolar como contexto de desarrollo de los adolescentes.
El fin último de la Educación Secundaria Obligatoria no es otro que el de apoyar educativamente el
desarrollo por parte de los alumnos de un amplio conjunto de capacidades implicadas en la transición
adolescente y el paso a la vida adulta, contribuyendo así a la posibilidad de que accedan de manera
progresiva al pleno ejercicio de la propia autonomía personal y social.
Un breve repaso de los Objetivos Generales establecidos para la etapa de la Educación Secundaria
Obligatoria nos puede servir para apoyar las ideas que se tienen.
Revisión y reconstrucción de la propia identidad personal.
Formarse una imagen de la propia persona, de sus características y posibilidades, y desarrollar
actividades de forma autónoma y equilibrada valorando el esfuerzo y la superación de las
dificultades.
Conocer y comprender los aspectos básicos del funcionamiento del propio cuerpo, las consecuencias
para la salud individual y colectiva de los actos y decisiones personales, la interrelación existente
entre la salud, los comportamientos y las condiciones ambientales y valorar los beneficios que
suponen los hábitos de ejercicio físico, la higiene, una alimentación equilibrada y, en general de una
vida sana.
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Analizar los mecanismos y valores que rigen el funcionamiento de las sociedades, en especial los
relativos a los derechos y deberes de los ciudadanos, y adoptar criterios y actitudes personales con
respecto a ellos.
Relacionarse con otras personas y participar en actividades de grupo con actitudes solidarias y
tolerantes, superando inhibiciones y perjuicios, reconociendo y valorando críticamente las diferencias
de tipo social y rechazando cualquier discriminación basada en diferencia de raza, sexo, clase social,
creencias u otras características individuales y sociales.
Conocer y apreciar el patrimonio cultural y contribuir activamente en su conservación y mejora,
entender la diversidad lingüística como un derecho y un deber de los pueblos y de los individuos y
desarrollar una actitud de interés y respeto hacia el ejercicio de ese derecho.
Conocer las creencias, actitudes y valores básicos de nuestra tradición y patrimonio cultural,
valorarlos críticamente y elegir aquellas opciones que mejor favorezcan su desarrollo integral como
persona.
La vinculación que se establece entre construcción de la propia identidad, conocimiento y valoración
crítica del propio patrimonio cultural, y adopción personal de creencias, actitudes y valores, resulta
también destacable desde este punto de vista.
El breve y necesariamente esquemático recorrido que acabamos de realizar por los objetivos de la
Educación Secundaria Obligatoria resulta suficiente, a nuestro juicio, para justificar las afirmaciones
iniciales que realizábamos sobre su carácter y su potencial contribución al desarrollo personal de los
adolescentes.
1.5 Algunos retos y prioridades para la institución escolar como contexto de apoyo a la transición
adolescente.
Como hemos ido señalando en distintos momentos los apartados anteriores, afirman la importancia
de la escuela como contexto de desarrollo de los adolescentes no significa pensar que una acción
educativa capaz de apoyar la transición de los distintos alumnos hacia la vida adulta sea fácil ni simple
de realizar, ni tampoco que no plantee importantes retos a la realidad actual de buena parte de los
centros escolares.
Existen tres formas relevantes la primera tiene que ver con el reforzamiento del carácter de los
centros escolares de secundaria como contexto de formación integral, este reforzamiento puede
suponer en algunos casos una revisión de profundidad y una notable ampliación que implica un
replanteamiento de fondo sobre los contenidos esenciales sobre los que la escuela debe centrar su
acción educativa.
En segundo lugar, para que la escuela pueda cumplir adecuadamente las funciones de apoyo es
imprescindible que los centros se configuren como espacios más abiertos a la diversidad de los
alumnos; más capaces de asumir y trabajar con una amplia variedad de conocimientos previos,
intereses y motivaciones, estilos y ritmos de aprendizaje, bagajes experimentales y culturales.
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Por ultimo una escuela capaz de apoyar el paso de los adolescentes al mundo adulto debe tener
como prioridad, aumentar el conocimiento de otros contextos y buscar la manera activa, el
intercambio, la comunicación y fomentar espacios y actividades compartidas. Personalizar los
contenidos académicos aumentando su relevancia vital y experimental para los distintos alumnos,
introducir en la escuela la realidad externa como llevar a los problemas externos de modos de
conocimientos y actuación que fomenta la escuela.
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