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celestina

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Aislyn Keyes
Profesor Luis A. Anchada
SPAN 3211
El 6 de octubre de 2014
La Celestina: una armonía entre los opuestos
La Celestina es una novela dialogada escrita por Fernando de Rojas. La escribió en 1499
y es clasificada como una obra del Renacimiento. La Celestina es una obra moderna. Es decir,
aunque es Renacentista, también presenta una mezcla de todos los géneros anteriores tales como
el género grecolatino, el romano, y el género medieval. Entre estos, la edad más prominente es
la Edad Media. Durante toda la obra, se ve características de ambos la Alta Edad Media y la Baja
Edad Media. Para mostrar la armonía entre estos opuestos medievales en La Celestina, Fernando
de Rojas crea un contraste evidente entre los dos épocas de la Edad Media a través de los
personajes, sus acciones, y el diálogo.
Las mujeres en La Celestina son importantes porque muestran el contraste que existe
entre la Alta Edad Media y la Baja Edad Media. Una de las mujeres que juega un papel grande
en exhibir las características de la Alta Edad Media es Melibea. Melibea es una joven que vive
con sus padres ricos. Tiene mucho orgullo en sí misma y cree que merece todas sus mejores
atributos. En las primeras páginas de la obra, Calisto, un hombre noble, se enamora de ella.
Expresa cómo sus sentimientos por ella y cómo la ausencia de ella le causa mucho dolor (Rojas
88). Él se cree indigno de su perfección; se siente “inmérito” (Rojas 88) de la belleza que abarca
de Melibea. Se ve exactamente cómo se siente cuando la describe a su criado, Sempronio:
Miras la nobleza y antigüedad de su linaje, el grandísimo patrimonio, el
excelentísimo ingenio, las resplandecientes virtudes, la altitud y inefable gracia, la
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soberana hermosura, de la cuál te ruego me dejes hablar un poco, por que haya
algún refrigerio. (Rojas 101)
Calisto la pone en un pedestal y no lo hace en secreto.
Para entender de dónde viene este concepto de exaltar a la mujer es necesario regresar a
la Alta Edad Media. Durante esta época, surge el Marianismo, un fenómeno cultural, que le
brinda culto a La Virgen María (Kinkade 54). El Marianismo incluye el respeto por la mujer y
sus virtudes. Algunos de estas virtudes son la pureza y la fuerza moral (Stevens 17). Propone la
idea de que las mujeres son “semidivinas, moralmente superiores, espiritualmente más fuerte que
los hombres” (Stevens 17). Por eso, los hombres ponen a la mujer en un pedestal por encima de
sí mismo. Vemos esta exaltación de Melibea con el diálogo de Calisto. Habla de su perfección en
toda la obra. Las raíces del Marianismo surgen de la aprehensión de la capacidad de la mujer de
dar vida a algo humano (Stevens 18) y aunque el Marianismo surge debido a la Virgen María no
es un concepto religioso (Stevens 17).
La manera de que Calisto percibe a Melibea como una diosa no sólo es una gran
representación del Marianismo durante la Edad Media, sino que también representa la unión del
hombre con Dios durante el Renacimiento. Durante esta edad, es imposible para el hombre lograr
el arquetipo de Dios. El Renacimiento pone al hombre en el centro del universo pero el hombre
no es capaz de unirse con lo divino. La razón y la idea de representar a Dios con símbolos
humanos muestran esto. El arquetipo para el hombre renacentista está representado en la mujer.
El hombre vive en el mundo real, que representa la mediación, y por eso la unión entre Dios y el
hombre nunca ocurre (Kinkade 178).
Por toda La Celestina, vemos que Melibea es el arquetipo para Calisto. Cuando Calisto
conoce a ella por primera vez, habla de lo maravillosa que ella es. “En este veo, Melibea, la
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grandeza de Dios” (Rojas 88). Esta referencia muestra que Melibea abarca lo divino; por eso
Calisto sabe que no puede lograrla. No la merece. Muchas veces en la obra, Calisto se refiere a
Melibea de esta manera; habla de ella como si fuera algo más que una mujer. Ella es toda
gloriosa—representa más que algo humano. Calisto decide alabarla como si Melibea fuese Dios,
“Melibeo soy, y a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo” (Rojas 94). Asegura que
no es cristiano nada más. Muchos ejemplos de la admiración de Calisto por su arquetipo
aparecen en La Celestina cuando Calisto dialoga con diferentes personajes. “Por Dios la creo,
por Dios la confeso, y no creo que hay otro soberano en el cielo aunque entre nosotros moro”
(Rojas 96). No puede mirar más allá de su belleza y su perfección. Hay una correlación directa
con la historia del Renacimiento en España.
Al comenzar la obra, Melibea rechaza a Calisto en todo lo que él dice y hace. No quiere
nada que ver con Calisto, especialmente después de escuchar cómo se siente hacia ella. Melibea
tiene el poder en la situación, al menos al principio; controla las emociones de Calisto. Decide
qué va a pasar entre ellos hasta que Celestina se involucra en la situación. En su primer
encuentro con Calisto, su reacción hacia él es lo opuesto de lo que él quiere: “…de tal hombre
como tú haber de salir para se perder en la virtud de tal mujer como yo. ¡Vete, vete de allí, torpe!
Que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano conmigo el ilícito amor
comunicar su deleite” (Rojas 89). Melibea menciona su virtud y pone a sí misma por encima de
Calisto. Muestra el Marianismo desde otra perspectiva. La misma mujer defiende su virtud,
“cuya cultura es superior a la de los hombres” (Lacarro 12). Su rechaza de Calisto lo vuelve loco;
regresa a su casa y no sale de su dormitorio por días debido a la tristeza del rechazo. El control
que Melibea tiene sobre él ejemplifica el poder de la mujer medieval.
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En la Edad Media, la mujer tiene mucho poder en comparación con el que tiene en el
pasado y en el futuro. Fernando de Rojas emplea el poder de la mujer medieval en las acciones y
el dialogo de Melibea. Dos mujeres son la inspiración del poder que se ve en ella: Leonor de
Aquitania e Isabel la Católica. Leonor de Aquitania era la reina de Francia; luchó por su
dignidad. Tenía mucho poder y participaba en las decisiones hechas durante Las Cruzadas
(Puerto 192). Su habilidad de hacer estas decisiones y controlar Francia muestra su fuerza.
Según María Ángeles Sánchez Puerto, Leonor “fue una mujer muy bella, símbolo, mito y fuente
de inspiración para artistas y literaritos” (197). Esta reina sobre todo fue rebelde y tenía éxito con
su poder. Isabel la Católica fue la primera reina de toda Europa y reinaba sobre uno de los reinos
más fuerte en La Península Ibérica (Weissberger xii-xiii). Tenía mucho poder y por eso tiene
mucha influencia en la literatura—algo que se ve en el personaje de Melibea, de La Celestina.
La Celestina ejemplifica otros aspectos de la Edad Media; uno de estos es lo económico.
Durante esta época, el sistema económico cambió del feudalismo al capitalismo. El feudalismo
se enfoca en el intercambio de labor por las necesidades de la vida. Los agricultores empleaban a
personas y les daban refugio, comida, etcétera (Astarita 86). Con este sistema, no había mucho
tráfico de dinero entre las personas porque todo estaba basado en el servicio. Durante del siglo
14, todo cambió; la Peste Negra llegó a España (Ruiz 83). ¿Qué papel tiene esta enfermedad en
el cambio económico? La Peste Negra mató a muchos trabajadores y la labor que mantenía las
granjas desapareció. El ciclo económico del feudalismo terminó debido a la enfermedad y la
Guerra de los Cien Años (Ruiz 83). Con esta crisis empezó el capitalismo en España (Rubio 11).
El capitalismo se enfoca en el tráfico de dinero. Según Juan Ruiz, “la astucia y el dinero tienen
más importancia que la virtud y el esfuerzo heroico” (83). El dinero muestra la nobleza y el valor
de una persona durante la Baja Edad Media.
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Fernando de Rojas ilustra este deseo de la riqueza a través de algunos personajes en La
Celestina. El más evidente es Sempronio. Sus acciones y diálogo muestran la importancia del
dinero en la Baja Edad Media. La única razón que decide ayudar a Calisto es para ganar un
premio. Sólo pide la participación de Celestina para sus propios beneficios. El dinero le motiva a
unirse a Calisto y Melibea. Al final, Celestina no tiene ninguna intención de compartir sus
ganancias. Vemos la esperanza de ser rica en Celestina con su egoísmo. Además, este deseo de
ganar el premio les causa a Sempronio y Pármeno a matarla. El capitalismo surge muchas veces
en la obra, pero hay ejemplos del feudalismo también. Celestina trata de convencer a Pármeno a
dejar a Calisto y encontrar su propia vida. Pármeno sólo quiere la riqueza—otro ejemplo del
capitalismo; pero Celestina le pregunta, “¿hay deleite sin compañía?” (Rojas 127). Muestra el
feudalismo en que hay más valor en las personas que en la riqueza.
En este cambio económico se ve un elemento importante de la Baja Edad Media. La
intervención de la burguesía alimentó un fenómeno popular de esta época, la Misoginia. Es el
opuesto del Marianismo en que “ridiculizaban a las mujeres, presentándolas como taimadas,
brujas, dominadoras de sus maridos, etcétera” (Corleto). En lugar de exaltar a la mujer, las
personas empiezan a atacarla. El hombre es por encima de la mujer. La idea predominante de la
Misoginia es “la inferioridad de la mujer frente al hombre,” y “la sujeción de la mujer frente al
hombre” (Corleto). La mujer no representa el arquetipo, y es maltratada por la sociedad.
Fernando de Rojas emplea la Misoginia en todos los personajes femeninos. La más
prominente es la misma Celestina. Toda la comunidad desprecia a ella. La comunidad y los
criados se refieren a ella como una puta vieja, “es nombrada, y por tal título conocida” (Rojas
109). Durante toda la obra, los criados, Sempronio y Pármeno, se refieren a ella como “una puta
vieja alcoholada daban aquellas porradas” (Rojas 109). Se la presenta de una manera mala. Se ve
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esto cuando ella llega a la casa de Melibea. Lucrecia describe Celestina a Alisa, “más conocida
es esta vieja que la ruda!, no sé cómo no tienes memoria de la que empicotaron por hechicera,
que venida las mozas a los abades y descaraba mil casados” (Rojas 153). Celestina no hace nada
bueno y toda la comunidad la ve como una persona pecaminosa.
Los criados también maltratan a las otras mujeres en la obra. Aunque Calisto ve a
Melibea como a su Dios, Sempronio piensa lo opuesto. Él hace un gran estereotipo de la mujer
que refleja exactamente la Misoginia. Describe todo lo malo de la mujer para convencerle a
Calisto que Melibea no es digna de la tristeza que causa en:
…sus disimulaciones, su lengua, su engaño, su olvido, su desamor, su ingratitud,
su inconstancia, su testimoniar, su negar, su revolver, su presunción, su
vanagloria, su abatimiento, su locura, su desdén, se soberbia, su sujeción, su
perlería, su golosina, su lujuria y suciedad, su miedo, su atrevimiento, sus
hechicerías, sus embaimientos, sus escarnios, su deslenguamiento, su
desvergüenza, su alcahuetería. (Rojas 99)
Cree una visión de la mujer de la Baja Edad Media. Se refiere a ella como la “arma del diablo,
cabeza pecado, destrucción de paraíso” (Rojas 99). Según la opinión de Sempronio, la mujer es
inferior al hombre por muchas razones. Se ve el maltratamiento de la mujer con Elisa y Areúsa
también. Sólo están allí para el placer del hombre. Los criados no quieren a ellas por más que lo
físico. Esto nos muestra que la mujer no tiene mucha importancia en la Baja Edad Media.
En el comienzo de la obra, Melibea controla la situación con Calisto pero al final, pierde
su poder. Esta pérdida de poder muestra la inferioridad de la mujer durante la Baja Edad Media.
Con la ayuda de Celestina, Melibea se enamora de Calisto, y se vuelve débil. Ella muestra su
obediencia, “Tú lloras de tristeza juzgándome cruel; yo lloro de placer viéndote tan fiel. ¡O mi
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señor y mi bien todo, cuánto más alegre fuera poder ver tu haz que oír tu voz!...limpia, señor, tus
ojos; ordena de mí a tu voluntad” (Rojas 263). Ella le pide ordenarla a su gusto. Muestra la Baja
Edad Media en que no tiene el poder y hace lo que su superior quiere. Otro ejemplo de su falta
de dominio es cuando se suicida después de la muerte de Calisto. Nos muestra que no puede
vivir sin el hombre; su vida no tiene valor sin este hombre.
En La Celestina, Fernando de Rojas crea un contraste entre la Alta Edad Media y la Baja
Edad Media. Emplea rasgos populares de las dos épocas usando los personajes, sus acciones y el
diálogo. A lo largo de toda la obra, vemos ambas la exaltación de la mujer y la degradante
visión de la mujer. Aunque son muy prominentes la Misoginia y el Marianismo, es importante
recordar que La Celestina es una obra Renacentista e incluye elementos de muchas épocas
distintas. Estos conceptos sólo representan una parte de la mezcla que clasifica una obra como
moderna en esta edad.
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Trabajos Citados
Astarita, Carlos. Del Feudalismo al Capitalismo. Valencia y Granada: Universitat de València y
Editorial Universidad de Granada. 2005. Imprenta.
Biblioteca Gonzalo de Berceo. Corleto, Ricardo Walter. La Mujer en la Edad Media. 2006. Web.
28 sept. de 2014.
Kinkade, Richard P. Historia y Antología de la Literatura Española (1200~1645). Tuscan:
Department of Spanish and Portuguese. 2009. Imprenta.
Lacarra, María Jesús. Foro Hispánico: El Arquetipo de la Mujer Sabia en la Literatura
Medieval. Ámsterdam: Editions Rodopi B.V., Amsterdam. 1993. Imprenta.
Puerto, María Ángeles Sánchez. Leonor de Aquitania, la reina rebelde. 2005: 196-7. Dialnet.
Web. 1 oct. 2014.
Rojas, Fernando de. La Celestina. Madrid: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.). 1987.
Imprenta.
Rubio, Agustín. Peste Negra, Crisis y Comportamientos Sociales en la España del Siglo XIV.
España: Universidad de Granada. 1979. Imprenta.
Stevens. Evelyn P. El marianismo: la otra cara del machismo en América Latina. Dialogos.
enero-febrero 1979: 17-24. JSTOR. Web. 2 oct. 2014.
Weissberger, Barbara F. Isabel Rules. Minneapolis: University of Minnesota Press. 2004.
Imprenta.
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