Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

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Distr.
GENERAL
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TD/B/222
22 de enero de I969
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
JUNTA DE COMERCIO Y DESARROLLO
,.Octavo período de sesiones
Ginebra, 21 de enero de 1%9 ,
Original: ESPAÑOL
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DECLARACIÓN V
¥ FORMULADA POR EL SECRETARIO GENERAL DE LA UNCTAD,
DR. RAUL PREBISCH, DURANTE LA 176a SESIÓN PLENÁRIA DE LA
JUNTA DE COMERCIO Y DESARROLLO, EL 22 DE ENERO DE 1969
Sr. Presidente,
Quiero ante todo permitirme expresar a usted y a su distinguido predecesor en la
presidencia de la Junta de Comercio y Desarrollo mi profundo reconocimiento por las
palabras generosas y cordiales que se han servido dirigirme.
Es muy comprensible, Sr. Presidente, que en estos momentos en que. termino una etapa
más como funcionario internacional mi vista vuelva hacia atrás y recuerde las circunstancias en que comenzamos a trabajar para llegar a la formación de esta institución.
Cuando el Secretario General de las Naciones Unidas me designó hace seis años para
participar en las tareas preparatorias de la primera Conferencia, y cuando con tal motivo
me fue dado asistir al segundo período de sesiones de la Comisión Preparatoria de la
Conferencia, me llamó poderosamente la atención la similitud de las preocupaciones que
expresaban los representantes de los países asiáticos y africanos con las que durante
quince años habíamos venido manifestando en la América Latina quienes estuvimos a cargo
de la tarea de explorar la evolución de los países latinoamericanos y contribuir a la
formulación de medidas que pudieran acelerar su tasa de desarrollo. Observé, asimiemo
una similitud de preocupaciones en la forma de discernir las medidas que más convenían
para hacer frente a los graves problemas que en el plano internacional se planteaban a
y
Texto distribuido de conformidad con una decisión de la Junta.
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los países en desarrollo»,. Concluí.idésde el primer momento,.,Sr. Presidente, que'esa
similitud de problemas, y de fórmulas para atacarlos, hacía/;aconsejable la articulacionvde voluntades, la búsqueda de medios comunes de acción que fortalecieran tendencias que de tiempo atrás venían produciéndose en el seno, de la Asamblea de las
Naciones Unidas.*-: Ello mé estimuló .considerablemente, ma.abrió nuevas perspectivas,
y es así como pude-presentar a la Primera Conferencia un informe, cuya.única virtud
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acaso haya sido la de expresar enforma sistemática esas preocupaciones comunes de las
tres.regiones del mundo en desarrollo y servir de-base para la sistematización de una
acción urgente, e ineludible.
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Desde entonces,mucho se ha avanzado en el plano,de las ideas) se ha avanzado en .
una-Corma que contrasta con las resistencias que encontramos ¿n: los comienzos de la
Comisión Económica para la América Latina.'Encontramos en aquellos-años, 'como" ahora, "' ,c|
resistencias en los medios'oficialas, resistencias•-y acaso desdén- en" los medios
académicos/ frente a-las nuevas ideas que surgían para explicar una nueva realidad,
que era la realidad de los países en desarrollo,:..deÜJOs-países, emergentes. Todo eso ".-• •'
se ha:ido gradualmente discerniendo. Hayuna.serie: <de- ideas --fundamentales en-materia
de comercio y desarrollo, que son ahora generalmente aceptadas;.• es un'progreso notable, lo cual no significa decir que los, obstáculos que se oponen.a la realización de-ésas
ideas sean obstáculos de-.eseasa significación.- Bien sabemos,<:Siy...Presidente, que no
lo son. Lo que ha pasadcr en' Nueva Delhi es-clara prueba^de que'habra.que hacer un
esfuerzo considerable y dilatado para lograr las soluciones que todos estamos buscando;
cuanto más reflexiono sobre todo ello, Sr. Presidente, más me persuado, que todo lo que,
hemos estado haciendo en UNCTAD es parte de un vastísimo problema universal que resulta en gran parte del ritmo rapidísimo del adelanto científico y de las innovaciones tecnológicas. En el breve lapso de una vida humana hemos visto una sucesión
impresionante de avances tecnológicos, como nunca se habían desarrollado desde la
revolución industrial. Ello ha creado una serie de problemas de la mayor importancia,' tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo, y hay que reconocer que las formas de pensar tradicionales no siempre han seguido con la necesaria
rapidez las exigencias de esos nuevos hechos, de los nuevos fenómenos que la revolución científica y tecnológica ha planteado en todo el mundo. Ncdeja de sorprender
que países importantes del mundo industrial vayan teniendp 'solamente ahora plena
conciencia de lo que han significado las nuevas tecnologías en su propia vida económica y social.
¿Acaso había conciencia hace veinte años acerca de la contaminación
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del aire, de la contaminación de las aguas, de la contaminación del oceano, y de las
consecuencias .adversas ..de una tecnología.que con ese ritmo rápido ha ido creando
graves problemas? . Si algunas mentes esclarecidas anticiparon estos problemas hace
veinte años, la opinión, pública y los medios gubernamentales fueron tal vez insensi- • '
bles o indiferentes a su índole y magnitud.
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_•__,. Pero rio solamente en ese campo vemos, Sr. Presidente, la necesidad de renovar
las ideas,, y de buscar huevas formulas de acción concreta. Hoy en los Estados Unidos
se está descubriendo que hay un problema de pobreza; que hay un problema de población
marginal, no de pobreza con el criterio que podríamos tener en los países en desarro- •
lio, sirio de pobreza en relación al enorme avance que la tecnología ha determinado en
el nivel de vida del resto de la población. Hoy se tiene conciencia de ese problema y
se
tiene clara conciencia de que esos efectos de la tecnología moderna no se pueden ; -
resolver por el libre juego de las fuerzas del mercado.
Creo, cada vez con más
con-'
vencimiento, que las fuerzas del mercado tienen un papel muy importante en la vida
económica, cualquiera que sea el grado
económico y socialj
de desarrollo y cualquiera que sea el sistema
hemos visto cómo se reconoce en el mundo socialista la necesidad
de dejar actuar ciertas fuerzas del mercado en una nueva concepción de la competenciaj
de la competencia socialista, pero al mismo tiempo se reconoce que el libre juego de
esas fuerzas del mercado no constituye la solución de una serie de problemas funda-'
mentales que el adelanto científico y la evolución tecnológica están planteando a todo
el mundo-, tanto, en el plano económico como en el campo social, tanto en lo que concierne a la producción y distribución como en lo que se refiere a los efectos sicológicos que en todo el mundo, y especialmente en el mundo desarrollado, está trayendo
la evolución científica y tecnológica.
La efervescencia juvenil, característica de los '
grandes países, y que también quiere lograr sus efectos en la periferia, es en gran parte
resultado de ese ritmo rapidísimo de la evolución científica y tecnológica y de la
zaga de las ideas en adaptarse a las exigencia.s creadas por esos nuevos hechos en el
mundo económico y en el mundo social. Se está creando una clara conciencia de eso,
de que frente a esa nueva realidad se necesitan nuevas actitudes, una nueva forma de
actuar, una acción consciente y deliberada para aprovechar todos los frutos, todos
los enormes beneficios que ofrece la tecnología moderna y, al mismo tiempo, de que
se requiere combatir sus efectos adversos en la economía, en la vida social, en los
conceptos mismos de la vida y de los valores humanos.
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Si eso es asi en los grandes países industriales, Sr. Presidente, ¿cómo no vamos
a poner nuestra atención .en lo que esta tecnología moderna está trayendo para los
países en desarrollo?
Se. están ofreciendo enormes posibilidades; creo que, dentro de
cincuenta años, los que recorran el pasado van a tener una gran sorpresa al comprobar
la lentitud con la que en el mundo en que estamos viviendo se han-conseguido'nuevas
ideas y nuevas formas de enfrentar ese fenómeno y aprovechar toda la potencialidad
de la tecnología moderna para resolver a fondo el problema de los países en desarrollo.
Este problema ,de la absorción de tecnología y de la corrección de los efectos
adversos de la tecnología se presenta, a mi juicio, en una escala mucho mayor, mucho
mas compleja, en el tercer mundo que en el mundo industrializado,porqué en los países
industriales el problema consiste esencialmente en una serie de adaptaciones y ajustes
a las exigencias de la tecnología y en la necesidad de extirpar y corregir sus efectos
adversos.
En cambio, en el mundo en desarrollo, junto a ese problema qué también se
esta planteando, hay otro problema de fundamental importancia qué es el de transformar
la estructura económica y social, cambiar las actitudes y llegar à una verdadera disciplina del desarrollo a fin de absorber provechosamente esa tecnología.
Eso impone
nuevas formas de pensar y creo que en UNCTAD, así como en otros órganos de las
Naciones Unidas,, se ha contribuido seriamente a la comprensión de estos problemas y
a la exploración de nuevas soluciones.
¿Cuál es uno de los aspectos mas fundamentales e importantes -y hasta d i n a
inquietantes- del impacto de la tecnología en los países en desarrollo, principalmente
en aquellos en donde más se ha avanzado en el proceso de industrialización?
En esos
países se están creando formas de contrastes económicos y sociales que deben ser objeto de la mayor atención." Si examinamos el curso de la evolución industrial comprobar
mos que, históricamente, el sector moderno de la economía era inicialmente muy psqueño
y que, poco a poco, ese sector se fue- expandiendo hasta abarcar buena parte de la
población activa.
les.
Ese fenómeno está todavía desarrollándose en los países industria-
Aún hay problemas de agricultura y de otras actividades rezagadas, desde el punto
de vista técnico, que resolver.
Pero allí es un problema relativamente-pequeño si se
le compara con la magnitud impresionante que ha venido adquiriendo en los países eri:
desarrollo.
En muchos de ellos, incluyendo los que mas han avanzado en la industria-
lización, es todavía muy baja la proporción de población activa absorbida'en el sector
moderno de la economía.
En un considerable numero de países en desarrolló, cerca
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del 50% de la población activa todavía se encuentra trabajando precariamente en la
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agricultura con baja productividad y bajos ingresos. Además, hay una proporción creciente de población que fue agrícola y que se ha trasladado a las ciudades sin ser
absorbida allí por los sectores modernos de la economía, constituyendo así una población marginal. Podra decirse que eso es lo que históricamente ha ocurrido también en
los que ahora son centros industriales del mundo.
¿Por qué preocuparse entonces?
¿Por qué no tener paciencia para que el proceso largo y dilatado que permitió a los
países industriales ir absorbiendo gradualmente esa población de baja productividad y
de bajos ingresos en los sectores modernos de la economía se pueda cumplir también
en los países en desarrollo?
Enfocar el problema así sería ignorar otros aspectos y
efectos de la tecnología contemporánea. En el siglo XIX, por ejemplo, no se había
dado todavía el formidable desenvolvimiento de los medios de comunicación y de transmisión masiva de informaciones, de ideas y de aspiraciones que ahora estamos presenciando.
La población rezagada que constituye la mayor parte de la población activa
en el mundo en desarrollo
hoy está sujeta diariamente a la excitación continua, por
asi decirlo, que proviene de todos esos medios de comunicación que dan a conocer y
tratan de impulsar formas de vida y de consumo de los grandes países, y no solamente
ello
sino
nuevas
ideas y nuevas concepciones políticas que crean nuevas aspira-
ciones que no se tenían en el siglo XIX. Es éste, pues, otro efecto de la penetración de la tecnología moderna que, aun cuando presenta una enorme potencialidad de
mejoramiento en el campo de las comunicaciones, es inquietante, sin embargo, en
cuanto a la facilidad con que crecen esas comunicaciones si esto no va acompañado
por medidas que den satisfacción rápida y firme a las nuevas aspiraciones engendradas así por el progreso de los medios masivos de comunicación.
A ello se agrega otro factor que tampoco se presentó durante la evolución económica de los grandes países industriales
con la intensidad con que se está manifes-
tando actualmente en el mundo en desarrollo. Es el bien conocido problema de las
altas tasas
de
incremento de la población que hoy se tienen en el mundo en desarro-
llo. Son tasas que no se han comprobado anteriormente en la historia de la humanidad
ni en el breve lapso entre la revolución industrial y los tiempos que siguieron. Hay
países en desarrollo en que la población está llegando a un ritmo de crecimiento
de 3,5$ anual. Todo ello, bien sabemos, no se debe a un aumento de la natalidad,
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sino a que la ciencia y la tecnología han hecho bajar considerablemente la tasa de
mortalidad.
Lo que así constituye un enorme beneficio humano en cuanto atenúa el
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sufrimiento y permite la prolongación de la vida tiene a su vez un impacto desfavorable,
porque ese ritmo tan alto de crecimiento de la población es un factor muy adverso"
en el empeño de acelerar la tasa del desarrollo económico y social. No es que yo esté
viendo este problema demográfico desde un estrecho punto de vista económico. Tiene
aspectos sociales, sicológicos y otros que el economista también tiene que respetar
pero, al mismo tiempo, creo que es obligación nuestra destacar la importancia de ese
alto ritmo de crecimiento de la población. Hoy lo estamos viendo'con claridad. Hace
veinte años no lo veíamos así porque, si bien las tasas demográficas ya estaban en
pleno crecimiento, todavía no habían aflorado en el campo de la economía las consecuencias de ese crecimiento. Es ahora que estamos percibiendo concretamente el efecto
que el rápido aumento de la población tiene sobre el problema de la mano de obra, es
decir, la cantidad creciente de población activa que los sectores modernos de la
economía no pueden absorber satisfactoriamente en el mundo en desarrollo. Todo esto
tiene * gran trascendencia no sólo porque está ocasionando este conflicto entre crecimiento de la población activa e incapacidad del sistema económico para absorberlo
adecuadamente, sino porque también está contribuyendo a disminuir la capacidad de los
países en desarrollo para movilizar sus propios recursos ,internos de inversión. En
efecto, dentro de las circunstancias mencionadas, el crecimiento demográfico esta
trayendo o acentuando, en mayor o menor grado, en todos los países del mundo en desarrollo una presión social constante en el sentido de satisfacer las exigencias sociales muy legítimas de la población en materia; de educación, de vivienda, de servicios
sanitarios y en otros campos. Estas exigencias muy justas y explicables tienen, sin
embargo, la consecuencia adversa de disminuir la amplitud de los recursos invertibles
que los países en desarrollo podrían lograr de otro modo para acelerar la tasa de
desarrollo.
Pero no es eso solójnente. Hay otro oontraste formidable con el siglo XIX. A la
población que crece con un ritmo muy alto, y a las exigencias de consumo y de inversión social muy fuertes, hay que añadir el hecho de que la tecnología moderna que los
países en desarrollo ahora deben tratar de asimilar requiere un enorme y creciente
capital por habitante, exigencia que contrasta con el bajo nivel de ingresos todavía
prevaleciente en estos países.
Por
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dondequiera que se mire, Sr. Presidente, se puede observar que,frente a la
enorme potencialidad que ofrece la tecnología contemporánea para solucionar los. problemas dbl mundo
en desarrollo, su aplicí ción 'tambié:-. ' trae consigo una serie de efectos
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adversos, de contradicciones enormes entre las exigencias de esa tecnología y la
actual estructura económica y social. A ello se agregan, finalmente, ciertos efectos
adversos que la evolución tecnológica y económica en los centros industriales trae
sobre la periferia económica del mundo. Bien sabemos que en los grandes países industriales la demanda de productos primarios aumenta con relativa lentitud, salvo algunas
excepciones, en virtud precisamente del impacto del crecimiento económico y de las
innovaciones tecnológicas que de más en más sustituyen materias primas provenientes
de los países en desarrollo, hecho que agrega nuevas dificultades a las ya muy grandes
que plantea la evolución de la tecnología dentro de los propios países en desarrollo.
Si uno piensa en todo esto, en lo que tiene que hacerse para aprovechar esta
tecnología y para corregir esos efectos adversos, se llega a la conclusión de que
gran parte de lo que se ha venido explorando en el seno de esta institución, como en
otros organismos de las Naciones Unidas, en fin de cuentas está respondiendo a los
problemas creados por la tecnología. Así, por ejemplo, ¿por qué se insiste en el
mejor acceso de productos primarios a los grandes mercados? ¿Por qué se insiste en
una política.preferencial para las manufacturas y semimanufacturas de. los países en
desarrollo?
Para ayudar a corregir los efectos adversos de la evolución económica y
tecnológica de los grandes países sobre las exportaciones de la periferia.
¿Por qué
se insiste en la necesidad de acrecentar la transferencia de recursos financieros de
los países desarrollados a los países en desarrollo?
Para contribuir a atenuar por
lo menos el problema de la contradicción entre los escasos recursos financieros disponibles y altas exigencias de capital dadas por la tecnología moderna, a lo cual se
agregan los problemas del rápido crecimiento de la población y la excitación continua
hacia nuevos tipos de consumo. Todo lo que se está haciendo aquí, Sr. Presidente, es
el resultado del reconocimiento gradual de las profundas transformaciones que requiere
la absorción de la tecnología moderna y de los profundos cambios económicos y sociales que su incorporación esta trayendo y que deben ser afrontados con nuevos criterios, con una renovación profunda de nuestras formas de pensar. No se trata de
reproducir el pasado. El pasado es fuente de enseñanzas, pero la exploración del
pasado, si bien nos puede dar cierta base para afrontar el futuro, no será suficiente.
Tenemos necesariamente que renovar nuestras concepciones y que buscar nuevos medios
de acción dentro de una nueva estrategia del desarrollo económico y social. Para mí,
Sr. Presidente, es aquí donde UNCTAD tiene que hacer una contribución fundamental,
como lo ha venido haciendo. Se ha comenzado un proceso y al proseguir creo que hay
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que escapar de las soluciones simplistas o parciales. Algo que a mi me preocupa
mucho -porque'vëo aflorar todos los;días ese tipo de soluciones-.es que, no obstante ,
el yà muy apreciable aunque todavía incompleto conocimiento qué se ha adquirido acerca
de como se desenvuelven estos fenómenos de desarrollo económico y social en los países
periféricos y su conexión con los fenómenos del de los centros industriales, no obstante
qué se reconoce cada vez mas la complejidad del problema y la interdependencia de:. • •• •
muchísimos factores, se tiende a soluciones simplistas o parciales del problema y.no
a soluciones integrales, es decir, a la combinación de las medidas convergentes requeridas', para resolver el problema.
Y así vemos que en algunos circuíosle insiste en,que
la solución del problema del mundo en desarrollo está en la limitación de la natalidad,
y se hacen comparaciones acerca de lo que podría significar un gasto de cien dólares
en control de la natalidad en-lugar de gastarse una cantidad muchísimo: mayor en inversiones en otros campos. Falso planteamiento del problema; " creo, que es necesaria una.
cuidadosa política demográfica,pero no llevemos la comprensión de este aspecto a creer
que esa es la solución,independientemente de otra serie de medidas que hay que tomar. ::
También se está diciendo con gran acierto que es-importante aumentar la produc-'••
tividad én la agricultura de los países en desarrollo. Estoy de acuerdo con ello,
pero no se diga que ésa es la solución del problema, porque hay. otras cosas que haoer .
además de aumentar la producción en agricultura, precisamente porque se aumenta dicha ,
productividad; Hay otros que van un poquito más lejos y no se limitan a una solución
simplista sino que combinan dos: ven la solución del problema del mundo en desarrollo
en aumentar la fertilidad de la tierra y disminuir la fertilidad de sus pueblos. Es
exacto que habrá que tomar medidas con relación a estos problemas, pero hay muchas otras
cosas qué hacer.
¿Qué consecuencias va a tener en los países.en desarrollo el aumento
de la productividad dé la' agricultura?" Pues, entre otras, que la proporción de la -; .;
población activa à emplearse en la agricultura tendrá que ser: menor.••'•, Esa escuna experiencia universal independiente de todos los sistemas económicos y. sociales j , por lo :.;
tanto, si bien es cierto'que'hay que hacer un esfuerzo en materia agrícola para incrementar la producción de •alimentos, así como por la necesidad indispensable de.aumentar
el ingreso dé la'enorme población campesina del mundo en desarrollo, esa acertada '•-.•••,
política requiere acelerar al mismo tiempo el ritmo de la industrialización y- el - ••..
ritmo del desarrollo de los sectores modernos de la economía. /De lo'., contrario se >.
agravará aún más'el ya muy serio problema de insuficiente absorción en los sectores •
modernos de' la economía de la creciente población activa. "Por otra parte, al -
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acelerar el ritmo de industrialización para absorber ese incremento de la población
que la agricultura ya no necesita habrá que atacar con más esfuerzo todavía otros
obstáculos internos y externos que se oponen a la aceleración de la tasa del desarrollo.
Cuanto más un país en desarrollo acelera su tasa de industrialización y crecen
así sus necesidades de importación, más grave tiende a ser su tendencia hacia el
desequilibrio exterior y más importantes y urgentes, por lo tanto, son las medidas
que tienen que tomarse en los países industriales para facilitar las exportaciones de
los países en desarrollo. Y también más fuerte la exigencia de aumentar el comercio
entre los propios países en desarrollo. Al respecto, Sr. Presidente, no puedo dejar
de expresar de nuevo mi preocupación por el hecho de que,mientras los países en desarrollo están golpeando las puertas de los países industriales para que abran sus mercados, todavía son insensibles en gran parte a la exigencia de abrir sus propias puertas
a las exportaciones de otros países en desarrollo. Va muy lentamente la política de
expansión comercial entre los países en desarrollo y hay obstáculos sicológicos muy
grandes que vencer para que se pueda hacer adelantos indispensables también en este
aspecto de la política comercial.
Asi pues, cualesquiera que sean los elementos del problema del desarrollo que
se tomen aisladamente, se verá que actuar exclusivamente sobre tal o cual elemento
nos llevaría a crear o a agravar problemas existentes si no se procede
con un con-
cepto de conjunto, con una clara comprensión de la interdependencia de los fenómenos
y de la necesidad de llegar a la articulación concertada de medidas para obrar sobre
ellos. Esta es en síntesis, Sr. Presidente, la justificación de una estrategia global
del desarrollo. ¿Por qué global?
Por dos razones principales. Primera, porque tiene
que abarcar el conjunto de los fenómenos económicos y sociales de un determinado país
en su propia estrategia, y, segunda, porque tiene que ser global en el ámbito geográfico, ya que las medidas puramente internas de un país no llevarán muy lejos si no
hay una amplia colaboración internacional y porque, por otra parte, la colaboración
internacional podrá perderse o malograrse en gran medida si no hay una seria política
de desarrollo interno. De ahí el carácter global con que estamos tratando de concebir
la estrategia del desarrollo para el segundo Decenio de las Naciones Unidas y para
las etapas y esfuerzos subsiguientes que se requerirán en el caso de un buen número
de países, por optimistas que podamos ser a este respecto.
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Pero no caigamos, Sr. Presidente, en la ligereza de creer que todo este problema
es esencialmente económico. Hay una creciente preocupación en el mundo en desarrollo.
La percibo en mis viajes, en mis conversaciones sobre todo con la gente joven, con la
cual felizmente no he perdido todavía mi actitud para dialogar. En ellos percibo
no solamente una preocupación generosa de ayudar a elevar el nivel de vida de las
masas rezagadas en el proceso económico,sino un planteamiento insistsnte.
vamos?
¿Hacia dónde
¿Cuál es la imagen del hombre que ha de crearse en este proceso? ¿Cuáles
serán sus concepciones de vida? ¿Es que vamos a absorber todo lo que se está haciendo
en los centros industriales como si allí se hubiera llegado o se estuviera llegando a
la perfección en estos aspectos sociales y sicológicos del desarrollo, cosa que distan
mucho de creer?
Asi pues, además
del problema económico, se están planteando proble-
mas de carácter social, intelectual, moral y sicológico de la mayor importancia. Uno
percibe cada vez con mayor fuerza cierta concepción de los valores humanos que hay
que preservar o que lograr a la par que penetra la tecnología y amenaza con desarrollar ciertos conceptos de vida incompatibles con aspiraciones fundamentales del ser
humano. Desde luego, esa preocupación de los países en desarrollo también existe y
se manifiesta en los países industriales, pues se trata de un problema de alcance
general. Pero este problema puede crearse y se esta creando en los países en desarrollo en escala todavía mayor y con influencia mucho más grave porque se agrega a
los otros problemas creados por la insuficiencia dinámica de la economía y por los
efectos adversos de la desigual penetración tecnológica.
Sr. Presidente, cada vez
me convenzo más de que la potencialidad de la tecnología contemporánea y la creciente
conciencia de los problemas que plantea esta creando sobre todo en las nuevas generaciones un verdadero imperativo moral. Yo quedé profundamente impresionado hace
pocos días cuando, invitado por estudiantes de la Universidad de Lovaina, vi en
muchos de ellos no solamente un conocimiento de los problemas del mundo en desarrollo,
un dominio de la literatura que ha ido surgiendo al respecto especialmente de las
laciones Unidas, un reconocimiento muy profundo de estos problemas, sino también una
iecisión generosa, bien inspirada,de contribuir con su esfuerzo a la solución de
3stos problemas.
Lo mismo me había sido dado comprobar hace pocos meses en estudiantes
le la Universidad de Lund y de Estocolmo, en Suécia, y en otros grupos. No sabia
íasta que punto se había desarrollado ya este interés y ese sentido de responsabilidad moral en esas nuevas generaciones de los países industriales de ayudar a que el
ercer mundo pueda adquirir todas las ventajas de '.. t enología contemporánea. Todo
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eso llevado por aquel imperativo que mencioné, por sentimientos generosos, libres de
todo interés económico inmediato,como suele ocurrir en las nuevas generaciones. Esto
tiene mucha importancia a mi juicio porque -y permítaseme decirlo con franqueza- no
creoque de la vida corriente de muchas administraciones, tanto en los países industríales como en los países en desarrollo, va a surgir espontaneamente un movimiento
vigoroso. Esas administraciones están pendientes de los problemas corrientes de la
economía y de la vida social y frecuentemente están limitadas por ciertos alineamientos de la política ya aprobada por Parlamentos y congresos. Por ello, el movimiento
tiene que venir de afuera, el impulso vigoroso, tiene que venir de las nuevas generaciones, del movimiento ecuménico, de la mayor comprensión de estos problemas en cier-r
tos medios intelectuales, sindicales y otros. Esto me parece a mí de la mayor importancia en estos momentos.
Y también debe surgir del interés esclarecido de carácter económico. Se ha fal-.
seado en cierto modo el planteamiento del problema del desarrollo. A veces presentándolo como un problema de filantropía,y a veces como una política que reconoce que
hay que dar cuantiosos recursos para sofocar aquí y allí un problema presente o un
problema inminente y quo hay que resignarse a que una parte considerable de estos
recursos que
se movilizan en el cuadro internacional se van a perder.
es un' gravísimo error, Sr. Presidente.
Creo que esto
Si el mundo alguna v«z ha de tener previsión,i
si el mundo ha de tratar de penetrar el futuro y lo que el futuro encierra como se
requiere hacerlo frente a la evolución de la tecnología -y eso tanto en los grandes
países industriales como en los en desarrollo-, es necesario que se discierna claramente el gran interés económico de los centros industriales en que se logre la evolución satisfactoria y un ritmo adecuado He crecimiento de los países en desarrollo,
pues es enorme la frontera comercial que se.va a abrir en el mundo si en los próximos
diez o veinte años se pone en marcha una vigorosa política comercial y de ayuda financiera internacional. El intercambio recíproco que en esta forma puede desenvolverse .
ofrece, a mi juicio, posibilidades de expansión considerables de los intereses •
legítimos de los países desarrollados acoplados, con los intereses legítimos de los.
países en desarrollo. Ofrece también campos enormes, a la expansión de la tecnología.
No es, por lo tanto, un fenómeno, un problema que debe encararse' desde el punto de
vista filantrópico, por grande que sea. la importancia de esta, aproximación filantró- .
pica al problema. No hay qua desconocer que el interés económico es de vital y
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fundamental importancia y que nos ofrece la oportunidad de crear un nuevo campo de
expansión económica internacional, de beneficios para todos independientemente de los
sistemas económicos y sociales, aunque por supuesto que las consideraciones de índole
política y social no podrían eludirse como no se eluden cuándo se afronta la consideración de estos problemas.
No quisiera, Sr. Presidente, hacer vaticinios acerca del futuro ni crear imágenes apocalípticas con respecto al mundo en desarrollo, pero sí quisiera decir francamente lo que percibo en la parte del mundo en desarrollo que conozco mejor -o que, si
se quiere, ignoro menos- que es la America Latina. Se están produciendo fenómenos en
esa región -y si me ocupo de ella es porque creo que hay un paralelismo que tarde o
temprano se planteará en otras regiones- de falta de absorción en los sectores modernos de la economía del incremento de la población activa,que no solamente está generando crecientes tensiones sociales por la disparidad que crea en la distribución- del
ingreso y en el grado de bienestar, sino que también trae consigo un fenómeno de
frustración en aquellos elementos dinámicos de las nuevas generaciones. Llamo elementos
dinámicos no solamente a aquellos que pueden tener una acción preponderante en el
curso del desarrollo económico y social sino a todos los hombres de iniciativa, de
capacidad, de lucha, de dicción y que afloran de las distintas capas sociales y en
las distintas actividades y profesiones. Si en la América Latina sigue prevaleciendo
la tasa del desarrollo del ultimo Decenio del Desarrollo
se elevará el número .de
esos elementos dinámicos que no son absorbidos por el sistema económico, que quedan
al margen del sistema económico, que son por lo tanto hombres frustrados, desilusionados, hombres que conspiran contra la estabilidad social. No digo que conspirar
contra la estabilidad social sea un mal en sí mismo porque muchas veces para crear un
nuevo orden de cosas hay que pasar por un proceso de inestabilidad -y hay experiencia
histórica suficiente para llegar a esta conclusión- pero es que cualquier
solución
circunstancial de este problema deja en pie las raíces fundamentales que radican en
la incapacidad de la economía para crecer.
Creo, Sr. Presidente, que eso está planteando un problema que los hombres responsables del centro y de la periferia no pueden seguir ignorando, porque va a ser
fuente de grandes movimientos y, a mi juicio, hay ya claros síntomas de que ello
va a ocurrir. Hace pocos meses, en ámbitos católicos de la América Latina, sena.
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llevado a cabo una discusión muy interesante sobre si es admisible o no la transformación violenta de las estructuras económicas y sociales. He seguido esa controvérsia con interés filosófico porque, a mi juicio, no es la ideología sino los hechos
los que van a decidir en la América Latina y en el mundo en desarrollo si las transformaciones van a ser violentas o no. Si el mundo en desarrollo continúa a la deriva,
si no hay una vigorosa política de colaboración internacional, si no hay una decisión
interna igualmente vigorosa de afrontar racionalmente estas transformaciones -se
discuta o no la filosofía de la violencia-, las probabilidades son que las transformaciones serán violentas. Esas son, pues, las dos alternativas que el mundo en
desarrollo está presenciando en estos momentos y creo que es la gran responsabilidad
de todos hablar con claridad.
La violencia puede tener un papel histórico, lo ha
tenido en el pasado, pero, dada la naturaleza de los fenómenos que está
enfrentando
el mundo en desarrollo y que tiene, que enfrentar el mundo industrializado, aun
suponiendo el éxito de una transformación violenta de la sociedad en un país en
desarrollo, los problemas, los obstáculos internacionales, seguirán siendo los
mismos, y no se podrá escapar, a la necesidad de promover y acrecentar las exportaciones industriales, no se podrá escapar a la necesidad de estabilizar los productos mediante convenios de productos, no se podra escapar a la necesidad de financiamiento internacional para que el sacrificio interno no sea desmesurado ni lleve
a extremos política y socialmente inconcebibles e insostenibles. El planteamiento
de la política de cooperación internacional es, en consecuencia, un planteamiento
que escapa desde este punto de vista a los sistemas económicos y sòciáleà,v no así '
el planteamiento interno.
A veces, cuando discurro sobre estos problemas con amigos de los países industriales, observo esta actitud:
el mundo desarrollado necesita de menos en menos
los productos del mundo en desarrollo porque los productos sintéticos abren el
paso a grandes posibilidades en ese sentido;
si ello es así, y si la- nueva
tecnología nuclear permite prescindir, desde el punto de vista militar, de los países
en desarrollo, no hay par a qué preocuparse, hay que dejar que el mundo en desarrollo
evolucione lentamente -con violencia o sin violencia- porque el mundo industrializado es suficientemente vigoroso como para poder permitirse la actitud indiferente
hacia lo que sucede en el tercer mundo. Expongo, desde luego, el problema en caracteres tal vez exagerados para recalcar mejor su naturaleza, Pero me pregunto .si ello
es así, Sr. Presidente. Europa y Estados Unidos están tratando de luchar contra la
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influencia de Hong-Kong, "el Hong-Kong Flu" que viene de la periferia al centro. El
centro ha tenido que reconocer esa'realidad -puede ser que la tecnología médica dentro
de algunos años inmunice a los centros de estas pestes periféricas- pero,dado el progreso notable de las comunicaciones, de los satélites que permiten saber en los centros lo que ocurre en la periferia -sobre todo los dramas de la periferia- y en la
periferia los dramas de los centros, surge el fenómeno, único en la historia, nuevo
en la historia, de cierta
unidad emotiva en el mundo entero que lleva a los hombres
de cualquier país del mundo a sentir las tragedias de otros, a contaminarse, si se
quiere, de sus problemas. Cuando vemos esas nuevas generaciones europeas y de los
Estados Unidos que siguen estos problemas del mundo en desarrollo, que no son insensibles a lo que está pasando, me pregunto si podrá inmunizarse el centro de lo que
está sucediendo en la periferia. Me pregunto lo mismo cuando converso con los hombres
jóvenes de los países industriales y cuando constato que hombres de la periferia,
abnegados, valientes, de gran visión, de gran sacrificio personal -equivocados o noya han pasado a ser símbolos en los países del centro, símbolos de la necesidad de
transformación, símbolos de la necesidad de crear con sacrificio nuevas actitudes y
de reaccionar contra ciertas formas prevalecientes, símbolos que denotan que esa
tendencia a la unidad emotiva del mundo, a la unidad en las acciones y en los sentimientos es muy fuerte y, a mi juicio, irreversible. No sé, Sr. Presidente, lo que
va a pasar, pero sí me pregunto y pregunto a los hombres del centro si ellos creen
que node necesita una estrategia para atacar los problemas del desarrollo, si ellos
creen que van a poder inmunizarse con nuevos descubrimiento^ científicos y tecnológicos de ;las miserias y de las convulsiones del mundo periférico. No lo creo; acaso
esté equivocado, pero cualquiera que sea la posición que se tome yo estoy convencido
de la obra'fundamentalísima de las Naciones Unidas y de UNCTAD en el esclarecimiento
de estos fenómenos y en la obra indispensable de persuasión respecto de aquellos que
no piensan como:nosotros. • Persuadir es el único instrumento que se. tiene;
esclarecer,
abrir nuevos rumbos,.e impulsar a la acción que, en fin de cuentas, es una acción relativamente pequeña para los países desarrollados.
Por eso, Sr. Presidente, yo he puesto en estos seis años un entusiasmo y una convicción muy profundos y yo no me voy de UNCTAD porque esté frustrado o porque este
desilusionado, yo me voy de UNCTAD porque la carga ejecutiva y diplomática es demasiado pesada para mí. Esa es la única razón y no la magnitud de los obstáculos.
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Les confieso a" ustedes señores delegados que, cuando después de la Conferencia
' -
de Nueva Delhi, planteé' este problema a mi eminente jefe, el Secretario General de
las Naciones Unidas, y'él me"pidió que lo acompañara hasta el final de su mandato,
me hice el propósito de aceptar ese honroso pedido porque esos obstáculos que yo había
visto en Nueva Delhi me daban -yo creía así- nueva fuerza para seguir luchando,pero
•a esta altura de la vida, Sr. Presidente, hay que saber reconocer filosóficamente la
significación de ciertos síntomas y evitar la claudicación. Yo no sigo en UNCTAD
para no claudicar y para roí sería claudicar si toda la energía que en estos años he
puesto sin tasa ni limitación, si mi consagración absolutas esta obra pudiera estar sujeta
a limitaciones, a restricciones impuestas por factores físicos que escapan a mi
voluntad.
Esa es la significación de mi renuncia. No quiero claudicar.
De seguir
en UNCTAD hubiera querido hacerlo con la misma energía que he tenido hasta ahora.
Quisiera tener diez años menos, Sr. Presidente, para entregar'diez años más en esta
lucha con la misma convicción.
Diez años menos los tiene mi eminente sucesor, el Dr. Manuel Pérez Guerrero, de
gran experiencia internacional y en los problemas de su propio país.
Por su espíritu
equilibrado y su conocimiento de los problemas que competen a esta institución, UNCTAD
estará en manos firmes y en manos que están acompañadas de una mente clara y de
grandes convicciones.
No dejo estos problemas. Escapo, Sr. Presidente, por fuerza de las circunstancias,
a mis responsabilidades ejecutivas, administrativas y diplomáticas, pero tengo la
enorme fortuna de poder seguir de cerca estos problemas y permanecer vinculado a UNCTAD,
porque el Secretario General me ha honrado con su confianza nuevamente al pedirme que
asesore a él, a mi distinguido colega y viejo amigo Philippe de Seynes en los problemas
que hemos estado considerando de mucho tiempo atrás y especialmente en lo que concierne
al Decenio del Desarrollo.
He aceptado este honor con un enorme interés»ya que me va
a permitir seguir trabajando con ustedes-enlabúsqueda de soluciones y en esa obra de
persuasión a la que me he referido. Volveré a mi Instituto de Planificación Económica
y Social de Santiago,que es un instituto de investigación, de capacitación, de formulación de nuevas ideas y ello me va a permitir seguir en la entraña de los problemas en
desarrollo y es muy posible que nuestras órbitas vitales más de una vez se confundan.
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Nada sería más grato para mí" que continuar este diálogo y esta acción de persuasión
junto con todos aquellos que han llegado a la misma convicción de que el problema de
persuadir, el problema de sugerir nuevas soluciones, es. un problema ineludible para
todos los que sentimos profundamente esta maravillosa aventura del desarrollo; y también
espero ineludible para aquellos que podamos gradualmente atraer a nuestro campo, a fin
.de llegar a las grandes soluciones que con tanta urgencia requiere el mundo en desarrolle
Muchas gracias Sr. Presidente.
«.
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