RAE 1. TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar por el

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RAE
1. TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar por el título de MAGISTER EN TEOLOGÍA
DE LA BIBLIA
2. TITULO: LA HUMILDAD, LA VERDAD, Y LA ORACIÓN COMO PROPICIADORES DE LA
MISERICORDIA DE DIOS EN LA PARABOLA DEL FARISEO Y EL PUBLICANO EN EL
EVANGELIO DE LUCAS.
3. AUTORES: Santiago Rodríguez Olivos
4. LUGAR: Bogotá, D.C.
5. FECHA: Febrero de 2014
6. PALABRAS CLAVE: Oración, Humildad, Fariseo, Publicano, Dios, Parábola, Misericordia,
Justificación.
7. DESCRIPCION DEL TRABAJO: El objetivo principal de este proyecto es estudiar y analizar la
parábola del fariseo y el publicano en Lc 18, 9-14 para descubrir como la humildad, la verdad y la
oración pueden propiciar la Misericordia de Dios y alcanzar la justificación ante El. Se realiza el
estudio de la teología del texto y como se puede aplicar la enseñanza del texto en la actualidad.
8. LINEAS DE INVESTIGACION: Línea de Investigación de la USB: Biblia, teología y educación.
9. FUENTES CONSULTADAS: Bailey, Kenneth. “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento
literario a través de la mirada de los campesinos de oriente medio”. Miami: Editorial Vida, 2009.
Bovon, Francois. “El Evangelio Según San Lucas III”. Salamanca: Editorial Sígueme, 2002.
Fitzmyer, Joseph. “El Evangelio según san Lucas III”. Madrid: editorial Cristiandad, 1986. George,
Agustín. “El Evangelio según san Lucas”. Estella Navarra: editorial Verbo Divino, 1976. Jeremías,
Joachim. “Las parábolas de Jesús”. Estella: Verbo Divino, 1981. Kasper Walter, “La Misericordia,
clave del Evangelio y la vida cristiana”. Santander: editorial SalTerrae, 2012. López Vergara, Juan.
“Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio, contenidas en
la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”. Estella: Verbo Divino, 2011. Schmid,
Josef. “El Evangelio según san Lucas”. Barcelona: Editorial Herder, 1968.
10. CONTENIDOS: Con el propósito de identificar nuevas directrices teológicas que sigan
iluminando las actitudes necesarias para una efectiva relación con Dios, el presente trabajo se
propone abordar científicamente, utilizando el método histórico-crítico con componentes
sincrónicos, la parábola del fariseo y el publicano cuyo tema es la oración como elemento propio
del fondo lucano que sobresale por presentar con más frecuencia a Jesús en oración que cualquier
otro Evangelio. El texto de estudio se encuentra dentro del género de la “parábola”, teniendo en
cuenta que el mismo texto nos informa que Jesús les dijo una parábola (Lc 18,9).
Además de la importancia del tema, el género literario “parábola” constituye un factor relevante
para conocer las intenciones del autor en temas teológicos como el de la perícopa del presente
estudio.
11. METODOLOGIA: Es de carácter exegético, con un enfoque diacrónico y sincrónico.
12. CONCLUSIONES: Con referencia a los datos obtenidos en el análisis exegético, podemos
afirmar que la perícopa estudiada sigue dando nuevas directrices teológicas que iluminan las
actitudes necesarias para una efectiva relación con Dios. Dentro de las acciones comunes a
ambos orantes: Subir y orar para hallar justificación ante el mismo destinatario (Dios). Se
encuentran cargas semánticas fuertes que marcan la diferencia en el resultado obtenido. En primer
lugar todo lo que hace o dice el fariseo denota auto-exaltación y rechazo a los demás. Mientras
tanto, en el publicano todo expresa humillación, vergüenza, carencia, desconfianza de sí mismo,
confianza en la misericordia de Dios. Estos parámetros sobre la oración, en la parábola del fariseo
y el publicano, muestran que la oración debe ir acompañada de la humildad como su cualidad de
fondo. Dado esto el Señor muestra con la parábola que hay que hacer la oración a Él, con una
actitud de humildad, sencillez y verdadera confianza en Dios.
1
La humildad, la verdad y la oración como propiciadores de la Misericordia de Dios en la
parábola del fariseo y el publicano en el Evangelio de Lucas.
SANTIAGO RODRÌGUEZ OLIVOS
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
MAESTRÍA EN TEOLOGÍA DE LA BIBLIA
BOGOTÀ
2013
2
La humildad, la verdad y la oración como propiciadores de la Misericordia de Dios en la
parábola del fariseo y el publicano en el evangelio de Lucas.
SANTIAGO RODRÌGUEZ OLIVOS
DIRECTOR DE TRABAJO DE GRADO: DR. GERARDO VANEGAS
TRABAJO PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR POR EL TÍTULO
DE MAGISTER EN TEOLOGÍA DE LA BIBLIA
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
MAESTRÍA EN TEOLOGÍA DE LA BIBLIA
BOGOTÀ
2013
3
Nota de aceptación:
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Firma del presidente del jurado
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Firma del jurado
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Firma del jurado
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Tabla de Contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 7
I. Planteamiento del Problema ..................................................................................... 8
II.
Justificación ............................................................................................................ 9
III. Objetivo general ................................................................................................... 10
IV. Objetivos específicos ............................................................................................ 10
V.
Antecedentes ......................................................................................................... 10
VI. Marco teórico ....................................................................................................... 11
VII.
Descripción de la metodología......................................................................... 14
1. TEXTO .......................................................................................................................... 15
1.1. Determinación del texto a ser estudiado ............................................................ 15
1.2. Crítica Textual ..................................................................................................... 16
2. UBICACIÓN DEL TEXTO. ......................................................................................... 18
2.1. Contexto literario: El Autor, su contexto y su obra. ......................................... 18
2.2. Aspectos Literarios del Evangelio. ..................................................................... 19
2.3. Contexto amplio. .................................................................................................. 20
2.4. Delimitación .......................................................................................................... 21
3. ANÁLISIS DEL TEXTO .............................................................................................. 24
3.1. Estructura interna del texto. ....................................................................................... 24
3.2. Análisis Sintáctico ................................................................................................ 30
3.3. Cohesión Textual.................................................................................................. 31
3.3.1. Relaciones Explícitas ........................................................................................ 31
3.3.2. Relaciones Implícitas........................................................................................ 32
3.3.3. Conexiones ........................................................................................................ 33
3.4. Análisis semántico y narrativo. ........................................................................... 33
3.4.1. Creerse justos gracias a ellos mismos: exaltación. ........................................ 34
3.4.2. Dos hombres suben al templo a orar. ............................................................. 37
3.4.3. Presentación del Fariseo. ................................................................................ 40
3.4.4. Presentación del publicano ............................................................................. 45
3.4.5. Conclusión de Jesús.......................................................................................... 48
3.4.6. El juicio de Jesús .............................................................................................. 48
3.4.7. La expresión de la máxima. ............................................................................. 50
3.5. Género Literario. ................................................................................................. 55
3.6. Función del texto .................................................................................................. 56
4. DESARROLLO TEMAS TEOLÓGICOS .................................................................... 57
4.1 La Oración ............................................................................................................ 57
4.2 La Humildad ........................................................................................................ 59
5
4.3 La Justificación .................................................................................................... 62
4.3.1
Antiguo Testamento ......................................................................................... 62
4.3.2
Nuevo Testamento ............................................................................................ 63
4.4 La Misericordia de Dios ...................................................................................... 65
5. APLICACIÓN ACTUAL ............................................................................................. 70
5.1 La Oración ............................................................................................................ 71
5.2 La Humildad ........................................................................................................ 76
6. CONCLUSIONES. ....................................................................................................... 79
7. Bibliografía.................................................................................................................... 81
7.1 Fuentes primarias ................................................................................................ 81
7.2 Fuentes Consultadas ............................................................................................ 81
7.3 Fuentes Secundarias ............................................................................................ 81
7.4 Fuentes Digitales .................................................................................................. 86
6
INTRODUCCIÓN.
Con el propósito de identificar nuevas directrices teológicas que sigan iluminando las
actitudes necesarias para una efectiva relación con Dios, el presente trabajo se propone
abordar científicamente, utilizando el método histórico-crítico con componentes
sincrónicos, la parábola del fariseo y el publicano cuyo tema es la oración como elemento
propio del fondo lucano que sobresale por presentar con más frecuencia a Jesús en oración
que cualquier otro Evangelio: Nueve en total (3,21; 5,16; 6,12; 9,18; 9,28-29; 10, 21-22;
11,1; 22, 41; 23,34.46), de las cuales solo dos tienen paralelo en los otros sinópticos (Lc
10,21-22//Mt 11,25-27; Lc 22,41//Mc 14,35; Mt 26,39). También es pertinente recordar que
el libro de Hechos es la única narración neotestamentaria que relata los hábitos de oración
de la Iglesia primitiva.
El texto de estudio se encuentra dentro del género de la “parábola”, teniendo en cuenta que
el mismo texto nos informa que Jesús les dijo una parábola (Lc 18,9).
Además de la importancia del tema, el género literario “parábola” constituye un factor
relevante para conocer las intenciones del autor en temas teológicos como el de la perícopa
del presente estudio. Resulta interesante constatar que mientras Lucas refiere treinta y tres
parábolas en su evangelio, en Marcos solo hay ocho y en Mateo veinticuatro; es decir, el
evangelio lucano contiene más parábolas que la suma de las parábolas de los dos primeros
sinópticos.
Aunque es muy sabido que a Lucas se le conoce como el “evangelista de la oración” 1,
hemos considerado que en tema tan relevante en la vida de fe, aún queda amplio rango para
la investigación, pues relativamente, existen pocos trabajos monográficos y poco menos de
una veintena de artículos publicados en revistas especializadas que abordan de forma
específica el tema de la oración2.
De esta parábola pueden surgir preguntas como: ¿Cuál es la intención del fariseo?, ¿Esta
intención del fariseo es la misma que la del publicano?, ¿El publicano buscaba ser
justificado?, ¿El publicano entendía la justificación como el perdón de sus pecados?, ¿Qué
1
Juan López Vergara, “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
20.
2
Ibid., 22.
7
actitudes tienen cada uno?, ¿Por qué a Dios le agradaron las palabras de uno y no del otro?,
¿Qué nos quiere enseñar Jesús con esta parábola?, entre otras, ¿Qué nos permitirá descubrir
su significado en su tiempo para poder traerlo a nuestro tiempo?
I.
Planteamiento del Problema
La cultura y la sociedad actual hacen creer que el hombre de hoy no necesita de Dios 3, en
donde poco a poco se le va sacando de todas partes pero sobre todo de su corazón . Esto
trae como consecuencia que el hombre se empiece a cerrar a una experiencia de Dios4 lo
que puede originar que él no experimente su Amor y su Misericordia.
Ese desconocimiento de la Misericordia de Dios hace que el hombre viva una vida donde
no se reconoce quien es el mismo y esa cultura lo invita a tener actitudes de superioridad 5 y
de mostrar que se es autosuficiente.
Esta situación influye también en los cristianos, en donde muchas veces se piensa que por
creer en Dios y cumplir con ciertas normas y leyes son superiores a los demás6 o ya están
salvados o justificados. Estas personas no sienten la necesidad de la Misericordia de Dios
porque consideran que son buenas y que al cumplir con unos ritos (llámese eucaristía
dominical entre otras) y normas, están bien delante de Dios y creen que por ello se pueden
convertir en jueces de los demás, alabando su propia conducta y actitudes, y condenando la
de los otros.
Solo cuando una persona creyente abre su corazón a Dios para dejar que El obre en ella, se
empieza a experimentar su Amor y ese Amor es el que permite al cristiano creyente
empezar a reconocerse a si mismo como es y darse cuenta de la necesidad de Misericordia
que tiene7.
Esta situación abarca a cada uno de los creyentes y se tiene que empezar a analizar, a
reflexionar como se es la relación de cada uno con Dios y con el prójimo, para entender que
3
Cf. Juan Antonio Estrada, “El futuro de Dios en una sociedad laica” (España: Ponencia de la XIII Semana
Andaluza de Teología, 2006), 3.
4
Cf. Raul Berzosa Martínez, “10 desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente” (EstellaNavarra: editorial Verbo Divino, 2004), 130-131 y 135.
5
Cf. Ibíd., 84.
6
Cf. Ibíd., 84.
7
Cf. Juan Palbo II, “Dives in Misericordia” (Bogotá: editorial Paulinas, 2003), 7.
8
uno solo es criatura delante del Creador y que Dios siendo misericordioso también es Justo
y que algún día cada uno tendrá que estar delante de Dios para responder por nuestro amor
en este mundo (Mt 25, 31-46).
También se puede encontrar en el cristiano de hoy la dificultad que se tiene para la oración.
Esta dificultad se puede entender de diferentes maneras: falta de tiempo (se pone por
excusa donde los deberes humanos se colocan por encima de los deberes con Dios), no se
sabe cómo orar, la oración solo en momentos de emergencia o necesidad (acá encontramos
al Dios bombero), la forma de orar no es adecuada (se repiten frases u oraciones sin saber
lo que se dice), la poca perseverancia en la oración, la oración sin conciencia de lo que se
dice (distracción en la oración), la falta de humildad, la oración como una costumbre y no
como un dialogo personal con Dios, en fin, se pueden enumerar varias situaciones que
hacen que la oración no se vuelva eficaz ni tenga el sentido apropiado.
II.
Justificación
Jesús, como enviado del Padre, quiere mostrarnos como nos ama ese Padre y como nos
concede a todos su Misericordia.
El evangelio de Lucas es, muy bien llamando, el Evangelio de la Misericordia8 porque nos
revela como Jesús es misericordioso con todos los que están a su alrededor y como nos va
enseñando, para que nosotros aprendamos a practicar esa misericordia. Lucas nos ilustra
esto a través de varias parábolas que Jesús enseña y de la propia vida del Señor.
El estudio que comprende este trabajo radica en la profundización del sentido de la
parábola del fariseo y el publicano como una muestra del amor y la misericordia que tiene
Dios con cada uno de nosotros y que El quiere que sea difundida a todo el mundo.
De esta parábola pueden surgir preguntas como: ¿Cual es la intención del fariseo?, ¿Esta
intención del fariseo es la misma de la del publicano?, ¿El publicano buscaba ser
justificado?, ¿El publicano entendía la justificación como el perdón de sus pecados?, ¿Qué
actitudes tienen cada uno?, ¿Por qué a Dios le agrado las palabras de uno y no del otro?,
8
Cf. Juan Palbo II, “Dives in Misericordia” (Bogotá: editorial Paulinas, 2003), 16.
9
¿Qué nos quiere enseñar Jesús con esta parábola?, entre otras, que nos permitirán descubrir
su significado en su tiempo para poder traerlo a nuestro tiempo.
III.
Objetivo general
Estudiar y analizar la parábola del fariseo y el publicano en Lc 18, 10-14 para descubrir
como la humildad, la verdad y la oración pueden propiciar la Misericordia de Dios y
alcanzar la justificación ante El.
IV.
Objetivos específicos

Realizar una aproximación exegética de la parábola para entender su contenido y
sentido.

Analizar como a través de la Misericordia de Dios se alcanza la justificación en la
parábola del fariseo y el publicano.

Hacer una reflexión hermenéutica y teológica a partir de la parábola del fariseo y el
publicano para el cristiano de hoy.

Analizar las características fundamentales que permiten propiciar la Misericordia de
Dios que se encuentran en la parábola.
V.
Antecedentes
Dentro del campo y los objetivos de la investigación no se encuentran estudios aplicados.
Sin embargo sobre la parábola en particular se tienen los siguientes estudios:
 “El Desenmascaramiento de un despreciador prestigioso, lectura semiótica de la
parábola del fariseo y el publicano - Lucas 18,9-14” de René Kruger donde,
como dice el título, realiza una lectura semiótica de la parábola, comparando las
formas de actuar del fariseo y el publicano.
 “Las parábolas de la oración propias del tercer Evangelio, contenidas en la
‘sección central’, como paradigma de una auténtica relación con Dios” de Juan
López Vergara, donde hace un estudio de varias parábolas de Lucas (“El amigo
10

importuno” (11, 5-8); “El juez y la viuda” (18, 1-8); y “El fariseo y el
publicano” (18, 9-14) ) desde el punto de vista solo de la oración, que se puede
ver en varios pasajes del Evangelio.
El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y tradición. Un ejemplo.
Escrito por Juan Luis Caballero García donde realiza un análisis semiótico, un
análisis narrativo, un análisis de la estética, y la recepción del texto en Orígenes.
Teniendo en cuenta estos estudios anteriores se vuelve pertinente el estudio de esta
parábola con otros enfoques adicionales relacionados con la humildad, la justificación y la
misericordia de Dios para darle un sentido más completo al mensaje que Dios nos quiere
dar a través de dicha parábola.
VI.
Marco teórico
El Evangelio de Lucas conocido también como el Evangelio de la Misericordia, nos
muestra de manera pedagógica, en forma de parábolas, la Misericordia del Padre y de Jesús
mismo.
El trabajo se enmarca en el género de la parábola como un texto corto y que deja alguna
enseñanza. La parábola aunque narre hechos realistas no significa que hayan ocurrido
realmente, es decir, son relatos ficticios con sucesos imaginables basados en atributos,
acciones y actitudes propios de la realidad, y que son conocidos por el relator y los
receptores.
En el Evangelio de Lucas se encuentran el mayor número de parábolas dentro de los
Evangelios Sinópticos, con un total de 33, mientras que Marcos tiene 8 y Mateo tiene 24.
La parábola del fariseo y el publicano (18, 9-14) no es ajena a esta enseñanza y puede
ubicarse dentro de un contexto específico y una temática que ofrece varias enseñanzas. Ésta
contiene una introducción y conclusión de parte de Jesús que van a enmarcar su contenido
propio y la enseñanza a tratar. Esta parábola no se encuentra en Marcos ni en Mateo por lo
que es material propio de Lucas.
11
Se ha tratado de ubicar esta parábola dentro de las parábolas de la oración9, teniendo en
cuenta sobre todo el pasaje anterior referente a la parábola de la viuda y el juez injusto (18,
1-8) y a que en el contenido de la parábola del fariseo y el publicano tiene la oración como
modos de actuar de los personajes.
Adicionalmente se debe tener en cuenta que Lucas tiene un gran interés en la oración 10
sobre todo mostrando a un Jesús orante mucho más que en los otros Evangelios11.
Sin embargo la parábola no parece centrarse solo en la oración, sino que quiere mostrar más
cosas, como por ejemplo las actitudes de cada personaje, de su forma de ver a Dios
(dependiendo de su forma de verlo, así será su forma de relacionarse con El) y lo que cada
uno de ellos es y buscaba por medio de la oración. En otras palabras la oración sirve aquí
de medio y no de fin.
Las actitudes, precisamente de cada personaje, son determinantes para percibir con más
claridad el mensaje de la parábola teniendo en cuenta que son dos actitudes contrarias y no
similares las que tienen los personajes12. Dichas actitudes hacen resaltar una pregunta
importante: ¿Quién es Dios para cada uno? Y también la pregunta: ¿Quién soy yo delante
de Dios?.
Esto hace cuestionar sobre qué tipo de relación tiene el fariseo y el publicano con Dios para
entender sus actitudes y comprender cuál es la relación que realmente quiere tener Dios con
cada uno de nosotros, si como la del fariseo o como la del publicano. Es preciso destacar
estas actitudes del publicano como la humildad y la verdad que hacen un llamado a que
cada cristiano tenga esas mismas actitudes13.
9
Cf. Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas III” (Salamanca: Editorial Sígueme, 2002), 253
Cf. Agustin George, “El Evangelio según san Lucas” (Estella Navarra: editorial Verbo Divino, 1976), 4243.
11
Cf. Juan Lopez Vergara, “Señor enséñanos a orar: Las parábolas de la oración propias del tercer
evangelio, contenidas en la sección central, como paradigma de relación con Dios” (España: editorial Verbo
Divino, 2011), 9.
12
Cf. Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas III” (Salamanca: Editorial Sígueme, 2002), 256.
13
Cf. Ibid., 256.
10
12
También se debe tener presente el sentido de la justicia (llámese justificación) que plantea
Lucas en la parábola, ya que en ella nos va a mostrar como actúa Dios en relación a cada
personaje y a las actitudes de cada uno de ellos.
Esta justificación se puede plantear como una consecuencia de una acción previa de Dios.
Esta acción se relaciona directamente a su misericordia, es decir, que la justificación en el
texto se obtiene mediante y exclusivamente de la misericordia de Dios. La parábola nos va
a indicar el modo de obtener esa misericordia para alcanzar la justificación. En base a esto
la parábola nos puede indicar que el cumplimiento estricto de la ley no garantiza que se
alcanzará la justicia que viene de Dios.14
Se debe aclarar que esta justificación que se plantea en la parábola es propia de Lucas, en
donde Jesús nos muestra de que se trata esta justificación con la sentencia final del
versículo 14: “…los que se humillan serán enaltecidos y lo que se enaltecen serán
humillados”.
Otro punto importante del relato de la parábola está enmarcada en sus personajes: El fariseo
y el publicano.
•
Fariseo: En los textos de los Evangelios sinópticos se habla de los fariseos como un
grupo religioso que cumplía estrictamente la ley. Adicionalmente en varios pasajes de los
Evangelios se denota un enfrentamiento entre ellos y Jesús debido a sus prácticas y
actitudes.
Los fariseos eran considerados en su época como una comunidad santa, debido a que eran
aquellos que ponían en estricta practica los preceptos de la ley, sin embargo no tenían
formación de escribas, aunque se relacionaban estrechamente con ellos15.
En el contexto de la parábola el fariseo llega al templo de Jerusalén, estando de pie se puso
a orar y luego bajo del templo.
•
Publicano: El publicano era aquel personaje encargado de ser recaudador de
impuestos para el imperio romano. Eran considerados como pecadores ya que tenían fama
de cobrar más de la cuenta. Era un oficio despreciado entre la sociedad, por lo que no era
sorprendente que en la parábola se narre como el fariseo desprecia especialmente al
publicano y además era una actitud propia de los fariseos. Sobre todo en el Evangelio de
14
Cf. Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de Oriente Medio.” (Miami: Editorial Vida, 2009), 241.
15
Cf. Joaquim Jeremías, “Jerusalén en tiempos de Jesús” (Madrid: ediciones Cristiandad, 2000) , 321-322.
13
Lucas se hace mucho énfasis en los publicanos de manera muy particular con Zaqueo (Lc
19,2).
En el contexto de la parábola el publicano llega también al templo, estando de pie, se puso a
orar alejado de los demás y luego bajo del templo.
El estudio de esta parábola va a permitir establecer claramente y más profundamente el
sentido de la misma, su mensaje, su teología, su temática, que es lo que Jesús nos quiere
trasmitir por medio de ella. El mensaje se hace actual para cada uno en esta época ya que,
como se encontrará, el texto tiene un contenido teológico para el hombre de todos los
tiempos, sobre todo mostrando como Dios quiere hacernos ver varios aspectos de la vida
que nos permitirán estar más cerca o lejos de Él.
VII.
Descripción de la metodología.
Con el propósito de hacer una aproximación teológica-sistemática del texto a estudiar, se
hará uso del método histórico-crítico, con componentes sincrónicos, que ayuden a abordar y
comprender con mayor profundidad el texto y su interpretación en el contexto en que se
escribió, como punto de partida más certero.
La primera parte contiene el texto y la crítica textual. La segunda parte identifica la
ubicación del texto. A continuación se encuentra el análisis del texto acorde a la estructura
interna definida. Posteriormente se encuentran los temas teológicos, seguido de la
aplicación actual. Y como resultado, se encontrarán las conclusiones que de manera
sintética y actualizada permitan identificar nuevas directrices teológicas que sigan
iluminando las actitudes necesarias para una efectiva relación con Dios.
14
1. TEXTO
1.1.
Determinación del texto a ser estudiado
El texto a ser estudiado corresponde a la perícopa ubicada en Lucas 18, 9-14:
Novum Testamentum Graece (NA27)
Biblia de Jerusalén
9 Εἶπεν δὲ καὶ πρός τινας τοὺς πεποιθότας 9. Dijo también a algunos que se tenían
ἐφ᾽ ἑαυτοῖς ὅτι εἰσὶν δίκαιοι καὶ por justos y despreciaban a los demás, esta
ἐξουθενοῦντας τοὺς λοιποὺς τὴν παραβολὴν parábola:
ταύτην·
10 Ἄνθρωποι δύο ἀνέβησαν εἰς τὸ ἱερὸν 10. «Dos hombres subieron al templo a
προσεύξασθαι, ὁ εἷς Φαρισαῖος καὶ ὁ ἕτερος orar; uno fariseo, otro publicano.
τελώνης.
11 ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα
προσηύχετο· ὁ θεός, εὐχαριστῶ σοι ὅτι οὐκ
εἰμὶ ὥσπερ οἱ λοιποὶ τῶν ἀνθρώπων,
ἅρπαγες, ἄδικοι, μοιχοί, ἢ καὶ ὡς οὗτος ὁ
τελώνης·
11. El fariseo, de pie, oraba en su interior
de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias
porque no soy como los demás hombres,
rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco
como este publicano.
15
12 νηστεύω δὶς τοῦ σαββάτου, ἀποδεκατῶ 12. Ayuno dos veces por semana, doy el
diezmo de todas mis ganancias."
πάντα ὅσα κτῶμαι.
13 ὁ δὲ τελώνης μακρόθεν ἑστὼς οὐκ ἤθελεν
οὐδὲ τοὺς ὀφθαλμοὺς ἐπᾶραι εἰς τὸν οὐρανόν,
ἀλλ᾽ ἔτυπτεν τὸ στῆθος αὐτοῦ λέγων· ὁ θεός,
ἱλάσθητί μοι τῷ ἁμαρτωλῷ.
13.
En
cambio
el
publicano,
manteniéndose a distancia, no se atrevía ni
a alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!
¡Ten compasión de mí, que soy pecador!"
14 λέγω ὑμῖν, κατέβη οὗτος δεδικαιωμένος
εἰς τὸν οἶκον αὐτοῦ παρ᾽ ἐκεῖνον· ὅτι πᾶς ὁ
ὑψῶν ἑαυτὸν ταπεινωθήσεται, ὁ δὲ ταπεινῶν
ἑαυτὸν ὑψωθήσεται
14. Os digo que éste bajó a su casa
justificado y aquél no. Porque todo el que
se ensalza, será humillado; y el que se
humilla, será ensalzado.»
1.2.
Crítica Textual
El texto de la parábola del fariseo y el publicano presenta una dificultad o problema
particular a nivel de la crítica textual en el v. 11:
“ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα προσηύχετο” (El fariseo, de pie, oraba en su interior
de esta manera).
La dificultad radica en que en algunos manuscritos importantes como î75 y en códices
como B, N, Q y Y aparecen algunos términos en otro orden: “ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς ταῦτα
πρὸς ἑαυτὸν προσηύχετο”.
16
Para efectos del estudio se utilizará la primera lectura que también es seleccionada por
Nestle-Aland en su edición 2716 por considerarla la lectura más difícil y apoyada por otros
autores17.
16
Nestle, E- Aland,K, “Novum Testamentum, Graece”. (Stuttgart: Gesamtherstellung C. H. beck, Nördlingen,
2001), 219
17
Juan Lopez Vergara, “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”. (Estella: Verbo Divino, 2011),
178.
17
2. UBICACIÓN DEL TEXTO.
2.1.
Contexto literario: El Autor, su contexto y su obra.
Al escritor del tercer Evangelio, es a quien la Carta a los colosense llama “el médico
amado” (Col. 4:14), también aparece en 2Tim 4,11; Flm 1,24 y según se ve en el libro de
los Hechos, Lucas parece un compañero frecuente de Pablo en sus actividades misioneras.
(En el libro de los Hechos encontramos las llamadas secciones “nosotros”, es decir, parece
que el escritor en estos pasajes se hallaba en compañía de Pablo. Hch 16,10-17; 20,5-21,18;
27,1-28,16).
Lucas era posiblemente nacido fuera de Palestina, de origen gentil, teniendo en cuenta su
correcto uso del griego, su conocimiento de la cultura helenista y su falta de conocimiento
de la geografía de Palestina. No fue testigo inmediato de Jesús (cf. 1,1-4), posiblemente
pertenecía a una generación cristiana posterior (70 – 100)18.
El Evangelio de Lucas fue escrito probablemente entre los años 80 y 9019, posterior a
Marcos ya que lo utiliza20. Lucas es un historiador, se infiere que así sea, pues como
escritor metódico y excesivamente cuidadoso de las referencias históricas (cf. Lc 3:1-2). A
Lucas le interesa la historia, no la profana, sino la que interviene Dios21.
Los exégetas coinciden en que el autor del Evangelio de Lucas es el mismo de los Hechos
de los Apóstoles. El autor mismo lo refiere en Hechos 1,1 al dirigirse al destinatario
(Teófilo, Lc 1,3; Hch 1,1) aludiendo como “primer tratado” aquél en el cual narró las cosas
que Jesús comenzó a hacer y a enseñar antes de su muerte; en su “segundo tratado” narraría
las cosas que Jesús continuó haciendo y enseñando por medio del Espíritu Santo, después
de su Resurrección.
18
R. Aguirre Monasterio y A. Rodríguez, “Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles”, (EstellaNavarra: Editorial Verbo Divino, 2012), 434.
19
Fracois Bovon, “El evangelio según san Lucas I” (Salamanca: Editorial Sigueme, 1995), 40.
20
Daniel Marguerat, “Introducción al Nuevo Testamento”, (Bilbao:Editorial Desclée de Brouwer, S.A, 2008),
98.
21
Ibid., 98.
18
Se le considera el Evangelio del Cristo Humano-Divino, así como el de Juan es el
Evangelio del Cristo Divino-Humano. El título de Jesús característico de este Evangelio es
“el Hijo del hombre” y el autor destaca cuán completamente humano fue Jesús, lo cual se
demuestra al trazar su genealogía (materna) desde Adán; es el evangelista que más
tradiciones de la madre y niñez de Jesús ofrece en su narración; sus parábolas tienen una
nota marcadamente humana con especial énfasis en la búsqueda de lo perdido. Por
supuesto, también Lucas tiene cuidado de resguardar la deidad de Jesucristo y su carácter y
derecho de Rey.
Siguiendo la costumbre de algunos historiadores de su tiempo, Lucas nos entrega una
introducción de su evangelio, en el cual aclara a Teófilo la manera en que realizó su
actividad investigativa para escribir este documento. Teófilo puede ser una figura
imaginaria del lector deseado, un personaje real o seudónimo22. Sin embargo puede tratarse
de un personaje histórico y no un representante que simboliza los amigos y amigas de
Dios23. Incluso si Lucas utilizó las costumbres socioculturales de la época, Teófilo puede
ser una persona influyente que fuera capaz de asegurar la copia y difusión de la obra24.
2.2.
Aspectos Literarios del Evangelio.
El evangelio de Lucas es el más largo de los cuatro Evangelios canónicos. Es también el
más cuidado lingüística y literariamente; su vocabulario es más rico que el de Mc y Mt; su
autor es el más griego del Nuevo Testamento. Su prólogo, con la dedicatoria a Teófilo (Lc
1:1-4) manifiesta su intención de ofrecer un relato (διήγησις) de todo lo sucedido conforme
a las normas de la historiografía antigua, sin excluir su perspectiva teológica de los hechos
narrados25.
El autor dotó a su relato de un marco biográfico que va desde el nacimiento del héroe hasta
la separación de los suyos, conforme al modelo en que en la antigüedad se presentan las
22
Ibid., 95. Sin embargo, es difícil definir una comunidad propia de Lucas, ya que los exegetas no la nombran
explícitamente, sino que pareciera que Lucas dirigiera su Evangelio a todo creyente.
23
Fracois Bovon, “El evangelio según san Lucas I”, (Salamanca : Editorial Sígueme, 1995), 64.
24
Daniel Marguerat, “Introducción al Nuevo Testamento”, (Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer, S.A,
2008), 95.
25
Ibid., 85.
19
vidas de los filósofos. El hecho de que Lucas se inspire en el modelo de las biografías
antiguas, revela su intención de convencer más que de informar26.
2.3.
Contexto amplio.
La organización del evangelio de Lucas tiene una marcada influencia del Evangelio de
Marcos (Galilea – Camino – Jerusalén). La actividad de Jesús en Galilea va de 4:14 a 9:50;
La breve sección marcana del camino (Mc 8:27 – 10:52) es considerablemente ampliada
por Lucas (9:51… “El se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén…” y termina en
19:28…”Y dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén”. La entrada en Jerusalén
(19:29-40) lo constituye un discurso escatológico antes de la Pasión y Resurrección 27.
La estructura macro se esboza con facilidad, pero debido a la técnica narrativa lucana -que
trata de expresar un sentido total mediante el encadenamiento de pequeñas unidades
literarias- dificulta la identificación de estructuras internas menores28.
El Evangelio de Lucas consta de siete secciones principales:
• Introducción (1:1-4)
• Relaciones humanas de Jesús infante (1:5 – 2:52)
• El Bautismo (3:1 – 4:13)
• Ministerio del Hijo del Hombre antes de su muerte. Galilea (4:14 – 9:50)
• De Galilea a Jerusalén. El camino (9:51 – 19:28)
• Ofrecimiento, rechazo y sacrificio del Hijo del Hombre. En Jerusalén (19:29 –
23:56)
• Resurrección, ministerio después de la muerte y ascensión del Hijo del Hombre
(24:1-53)
El motivo literario del “viaje a Jerusalén” -ampliado considerablemente por este
Evangelista y dentro del cual se ubica la perícopa objeto del presente análisis- registra la
secuencia de la subida de Jesús hacia su “elevación” (αναλεμφις ) y orienta la atención de
26
Ibid., 85.
Ibid., 86.
28
Ibid., 86.
27
20
los lectores hacia la existencia del creyente: ¿Qué significa hacerse discípulo? ¿Cómo vivir
la condición de discípulo? De todos los evangelistas, Lucas es quien más insiste en las
implicaciones éticas de la fe. Hacerse discípulo requiere un cambio de vida. La parábola
del fariseo y el publicano ilustra muy bien lo que Lucas entiende por verdadera oración y
humildad: Un reconocimiento activo de la gracia de Dios y un cambio de comportamiento a
favor de la justicia29.
2.4.
Delimitación
La parábola del fariseo y el publicano se ubica en la sección central del Evangelio de
Lucas: 18, 9-14, corazón mismo del tercer evangelio, que abarca una amplia extensión -casi
diez capítulos- que comúnmente se conoce como “relato del viaje”30.
El texto está estrechamente ligado con su contexto inmediato. Se refiere la importancia de
la oración31 y la humildad para ser justificados y alcanzar el reino de Dios, pero hay señales
introductorias y conclusivas que la distinguen.
Anterior a la parábola del fariseo y el publicano se encuentra la parábola del juez injusto y
la viuda (Lc 18, 1-8). En su último versículo (v. 8) encontramos el siguiente texto:
“λέγω ὑμῖν ὅτι ποιήσει τὴν ἐκδίκησιν αὐτῶν ἐν τάχει. πλὴν ὁ υἱὸς τοῦ ἀνθρώπου ἐλθὼν ἆρα
εὑρήσει τὴν πίστιν ἐπὶ τῆς γῆς;”
“Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará
fe sobre la tierra?”
Ahora, el v. 9, inicio del texto de la parábola del fariseo y el publicano, dice:
29
Ibid., 88
Juan Lopez Vergara, “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
20.
31
Ibid., 170.
30
21
“Εἶπεν δὲ καὶ πρός τινας τοὺς πεποιθότας ἐφ᾽ ἑαυτοῖς ὅτι εἰσὶν δίκαιοι καὶ ἐξουθενοῦντας
τοὺς λοιποὺς τὴν παραβολὴν ταύτην·”
“Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta
parábola:”
Teniendo en cuenta los dos versículos (8 y 9), no se evidencia un cambio de lugar, ya que el
texto no explicita que Jesús se trasladara a un sitio diferente; tampoco se percibe cambio de
tiempo (parece la continuación inmediata del relato de la parábola de la viuda y el juez
injusto). Según 18,1, los oyentes de la parábola anterior son los discípulos; esta parábola la
dirige Jesús a algunos que se tenían por justos (se puede hablar de una ampliación o de un
público particular con respecto a la parábola anterior pero no de un cambio radical de
personajes, sobre todo por el uso de la conjunción “καὶ - también”). Aunque se debe tener
en cuenta que Lucas no nombra directamente los personajes, o mejor los destinatarios de la
parábola por lo que puede ser una sutileza que el evangelista utiliza para interpelar a sus
lectores32. Sin embargo se puede encontrar un cambio de tema a partir del contenido de
todo el texto, comenzando con la introducción a la parábola que se encuentra en el v. 9,
sobre todo por las palabras “Εἶπεν δὲ καὶ”, donde se puede evidenciar que aunque sea una
continuación del pasaje anterior denota un cambio de tema.
También se debe tener en cuenta que el v. 9 no nombra explícitamente a Jesús por lo que se
puede entender como continuación del relato anterior.
Después de la parábola, Jesús formula una conclusión en el v. 14:
“λέγω ὑμῖν, κατέβη οὗτος δεδικαιωμένος εἰς τὸν οἶκον αὐτοῦ παρ᾽ ἐκεῖνον· ὅτι πᾶς ὁ ὑψῶν
ἑαυτὸν ταπεινωθήσεται, ὁ δὲ ταπεινῶν ἑαυτὸν ὑψωθήσεται”
“Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalza, será
humillado; y el que se humilla, será ensalzado”.
32
J. López Vergara, “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
170. Aquí el autor también aclara que aunque no se nombre explícitamente a los personajes a quien se dirija la
parábola, existen exegetas que creen que la mención del fariseo en la misma, en un evangelio que es bastante
crítico con estos personajes, motiva a pensar que son ellos en particular a quienes se tiene como destinatarios
de la parábola.
22
Ahora, el v. 15 dice:
“Προσέφερον δὲ αὐτῷ καὶ τὰ βρέφη ἵνα αὐτῶν ἅπτηται· ἰδόντες δὲ οἱ μαθηταὶ ἐπετίμων
αὐτοῖς”
“Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara, y al verlo los discípulos,
les reñían.”
Teniendo en cuenta los dos versículos (14 y 15), tampoco se evidencia un cambio de lugar,
ya que no se dice que Jesús se trasladara a un sitio diferente después de narrar la parábola;
ni de tiempo (parece la continuación inmediata del relato de la parábola del fariseo y el
publicano); de personajes se incluyen ahora los niños; los discípulos vuelven a entrar en
escena, que quieren apartar los niños de Jesús. Además hay un cambio de tema al inicio del
v 15 con la frase “Προσέφερον δὲ αὐτῷ καὶ” (Y le presentaban también) donde el δὲ (y) y el
καὶ (también) juegan un papel determinante. Sin embargo el cambio de tema se deduce no
solo por su introducción sino por el contenido de todo el texto en v. 15ss.
Se debe tener en cuenta que en el v 15 tampoco se nombra explícitamente a Jesús por lo
que se puede entender como continuación del relato anterior.
La parábola del fariseo y el publicano tiene una introducción y una conclusión propias que
permiten delimitar el texto como unidad, diferenciándolo del relato de la parábola de la
viuda y el juez injusto, y de la presentación de los niños a Jesús. El cambio de género
literario (de parábola a narración) y la inclusión de nuevos personajes (niños) son señales
que distinguen el texto de la perícopa siguiente.
La parábola del fariseo y el publicano se relaciona con el pasaje de Jesús con los niños por
la conclusión dada en el v. 14 respecto a la humildad, que concuerda con el concepto de
hacerse “como” niño (declarar la dependencia del Padre) para entrar en el reino de Dios (v.
17).
La estructura macro se esboza con facilidad, pero debido a la técnica narrativa lucana -que
trata de expresar un sentido total mediante el encadenamiento de pequeñas unidades
literarias- dificulta la identificación de estructuras internas menores.
23
3. ANÁLISIS DEL TEXTO
3.1.
Estructura interna del texto.
La escena se caracteriza por varias cosas:
1. El narrador solo aparece en la introducción del v.9. Luego, Jesús se convierte en
narrador.
2. Existe un paralelismo antitético al mostrar al inicio de la parábola que los dos hombres
subieron al templo y al final de la misma los dos hombres bajaron. Sin embargo cambia
el orden de los personajes: En la subida se encuentra primero el fariseo pero en la
bajada es el publicano.
3. La oración extensa del fariseo y la oración corta del publicano.
Con base en las características de la escena, se propone la siguiente estructura:
Partes
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Título
Introducción del narrador
Introducción de Jesús de la parábola
- Presentación general del Fariseo y
publicano.
Presentación del fariseo
- Actitud del fariseo
- Intervención del fariseo
Presentación del publicano:
- Actitud del publicano
- Intervención del publicano
Conclusión de Jesús:
- Valoración del publicano.
- Sentencia final de Jesús.
Ubicación (vv)
9
10
11a - b
11c - 12
13a - f
13g
14a - c
14d – g
24
Nota: Las letras que se encuentra en la columna de la ubicación corresponden al cuadro de
segmentación que se encuentra posterior a la explicación de la estructura.
La parte 1 es la única intervención del narrador en toda la perícopa, en ella introduce lo que
Jesús va a exponer acerca de algunos que confiaban en sí mismos y se creían justos.
La parte 2 es la introducción que hace Jesús de la parábola donde presenta a los personajes
y el lugar donde se desarrolla la acción.
La parte 3 es el desarrollo de la parábola en torno al fariseo, sus actitudes y su estilo de
oración.
La parte 4 es el desarrollo de la parábola en torno al publicano, sus actitudes y su estilo de
oración.
La parte 5 es la conclusión que hace Jesús referente a lo que sucedió con el fariseo y el
publicano respecto a su justificación, y adicionalmente una sentencia final de Jesús
relacionando actitudes de humillación y humildad.
La siguiente tabla muestra el flujo de las partes mencionadas en la estructura anteriormente
propuesta:
25
CONVENCIONES PARA LA SEGMENTACIÓN:
Verbos, Sustantivos, Partículas.
Vv Narrador
9
Εἶπεν δὲ καὶ πρός τινας
a
b
τοὺς πεποιθότας ἐφ᾽
ἑαυτοῖς
c
ὅτι εἰσὶν δίκαιοι
d
καὶ ἐξουθενοῦντας τοὺς
λοιποὺς τὴν παραβολὴν
ταύτην
Jesús
Fariseo
Publicano
Traducción
Pero dijo también
a algunos
de los que
habiendo confiado
en sí mismos
como que son
justos
y despreciando a
los demás, la
parábola ésta:
10
a
Ἄνθρωποι δύο ἀνέβησαν εἰς
τὸ ἱερὸν
Dos hombres
subieron hacia el
templo
b
προσεύξασθαι, ὁ εἷς
Φαρισαῖος
a orar: uno fariseo
c
καὶ ὁ ἕτερος τελώνης.
y otro publicano
11
a
ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς
:
El fariseo de pie
26
b
πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα
προσηύχετο´
ὁ θεός, εὐχαριστῶ
σοι
c
ὅτι οὐκ εἰμὶ
d
ὥσπερ οἱ λοιποὶ τῶν
ἀνθρώπων,
ἅρπαγες, ἄδικοι,
μοιχοί,
e
f
ἢ καὶ ὡς οὗτος ὁ
τελώνης·
12
a
νηστεύω δὶς τοῦ
σαββάτου,
ἀποδεκατῶ πάντα
ὅσα κτῶμαι.
b
13
a
para sí mismo
oraba:
ὁ δὲ τελώνης μακρόθεν
Dios, gracias a ti
porque no soy
como los otros los
hombres ladrones,
injustos, adúlteros
ni aún como este
publicano
yo ayuno dos
veces en la
semana
yo diezmo de todo
lo que adquiero
para mí.
Pero el publicano
a distancia
27
ἑστὼς
parado
c
οὐκ ἤθελεν οὐδὲ τοὺς
ὀφθαλμοὺς
no quería ni los
ojos
d
ἐπᾶραι εἰς τὸν οὐρανόν,
e
ἀλλ᾽ ἔτυπτεν τὸ στῆθος
αὐτοῦ
sino que golpeaba
el pecho de él
λέγων
diciendo:
b
alzar hacia el cielo
f
ὁ θεός, ἱλάσθητί μοι
Dios, propíciate a
τῷ ἁμαρτωλῷ.
mí, un pecador
g
14
a
λέγω ὑμῖν,
Yo digo a ustedes,
bajó este
b
κατέβη οὗτος
c
δεδικαιωμένος εἰς τὸν οἶκον
αὐτοῦ παρ᾽ ἐκεῖνον
d
ὅτι πᾶς ὁ ὑψῶν ἑαυτὸν
habiendo sido
justificado a la
casa de él, antes
que ese
Porque todo el que
exaltando a sí
28
mismo
e
f
g
ταπεινωθήσεται,
ὁ δὲ ταπεινῶν ἑαυτὸν
ὑψωθήσεται
bajará
pero el que
bajando a sí
mismo
subirá
29
3.2.
Análisis Sintáctico
A continuación se muestra como está compuesto el texto a nivel sintáctico para tener una
mejor comprensión del texto:
9
Εἶπεν δὲ καὶ πρός τινας τοὺς πεποιθότας ἐφ' ἑαυτοῖς ὅτι εἰσὶν δίκαιοι καὶ ἐξουθενοῦντας
τοὺς λοιποὺς τὴν παραβολὴν ταύτην:
Oración principal subrayada: Dijo también a algunos … esta parábola. Los participios τοὺς
πεποιθότας que se tenían y καὶ ἐξουθενοῦντας y (que) despreciaban son atributivos33,
califican a algunos; del primer participio depende la oración sustantiva ὅτι εἰσὶν δίκαιοι que
son (eran) justos. El segundo tiene un complemento directo (ac.): τοὺς λοιποὺς a los
demás.
10
Ἄνθρωποι δύο ἀνέβησαν εἰς τὸ ἱερὸν προσεύξασθαι,
ὁ εἷς Φαρισαῖος καὶ ὁ ἕτερος τελώνης.
προσεύξασθαι es infinitivo con significado final: a (para) orar. El uno … el otro, es
correlación; las dos oraciones son nominales, verbo ser inexpreso.
11
ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα προσηύχετο,
σταθεὶς (estando) de pie es participium coniuctum34. πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα προσηύχετο
literalmente, oraba para sí mismo estas cosas:
Ὁ θεός, εὐχαριστῶ σοι ὅτι οὐκ εἰμὶ ὥσπερ οἱ λοιποὶ τῶν ἀνθρώπων,
ἅρπαγες, ἄδικοι, μοιχοί, ἢ καὶ ὡς οὗτος ὁ τελώνης:
12
νηστεύω δὶς τοῦ σαββάτου,
ἀποδεκατῶ πάντα ὅσα κτῶμαι.
En la oración compuesta causal la parte introducida por ὅτι porque no soy como los demás
añade 3 elementos en aposición: ladrones, injustos, adúlteros. La siguiente oración es
comparativa ὡς como y es nominal, verbo ser inexpreso. Las dos oraciones restantes. En
esta lista de cualidades sobresale el asíndeton.
13
ὁ δὲ τελώνης μακρόθεν ἑστὼς οὐκ ἤθελεν οὐδὲ τοὺς ὀφθαλμοὺς ἐπᾶραι εἰς τὸν οὐρανόν,
ἀλλ' ἔτυπτεν τὸ στῆθος αὐτοῦ λέγων, Ὁ θεός, ἱλάσθητί μοι τῷ ἁμαρτωλῷ.
33
Jaime Berenguer Amenós, “Gramática Griega”. (Barcelona: editorial Bosch, 2002), 227. Este participio va
acompañado por el artículo que se une a un sustantivo con el valor y posición de un adjetivo atributivo y
equivale a una oración relativa especificativa.
34
Ibid., 228. Este participio conocido también como “participio apositivo” corresponde a un participio que no
tiene articulo predecesor que “se une a un sustantivo con el valor y posición de un adjetivo apositivo y
equivale a una oración circunstancial cuyo sujeto es el sustantivo con que se concuerda el participio”.
30
Oración coordinada adversativa35 ἀλλ' sino. En la primera parte ἑστὼς (estando) de pie es
participium conuictum, en la segunda, λέγων diciendo; en el primer miembro de la
coordinación el complemento del verbo ἤθελεν se atrevía se puede construir en infinitivo.
14
λέγω ὑμῖν, κατέβη οὗτος δεδικαιωμένος εἰς τὸν οἶκον αὐτοῦ παρ' ἐκεῖνον: ὅτι πᾶς ὁ
ὑψῶν ἑαυτὸν ταπεινωθήσεται, ὁ δὲ ταπεινῶν ἑαυτὸν ὑψωθήσεται.
El juicio de Jesús se introduce sin ὅτι (asíndeton). El primer miembro de la oración
subordinada es una comparación36: οὗτος … παρ' ἐκεῖνον este … en comparación con
aquel. El segundo es, a su vez, una construcción adversativa (δὲ): el que se enaltece … pero
el que se abaja …, que fundamenta el primer miembro de la oración. La construcción de
18,14 es quiástica.
3.3.
Cohesión Textual
3.3.1. Relaciones Explícitas
Personajes: Jesús: Está implícito. Los destinatarios de esta parábola: τινας algunos (v. 9);
éstos se encuentran incluidos dentro del ὑμῖν vosotros del v. 14. Ἄνθρωποι δύο dos
hombres (v. 10), que son εἷς Φαρισαῖος uno fariseo y ὁ ἕτερος τελώνης el otro publicano
(v. 10); a ellos se refiere Jesús de nuevo en v.10.11.13. Inclusive se puede pensar que en
v.14 al decir Jesús que los que se enaltecen serán humillados, puede referirse al fariseo y al
decir que los que se humillan serán enaltecidos, al publicano.
Dios. Esta dos veces (vv. 11 y 13).
Tradiciones: el templo (v. 10), que se menciona sólo una vez. El diezmo y el ayuno,
también se mencionan sólo una vez, pero no se emplean como sustantivos, sino la acciones
verbales.
35
Ibid., 186. Las oraciones coordinadas son cuando dos o más oraciones, independientes la una de la otra, se
unen por medio de una partícula o conjunción. Según la conjunción que las una, pueden ser copulativas,
disyuntivas, adversativas (indica oposición), causales o consecutivas.
36
Ibid., 233. El autor referencia este tipo de oraciones como una oración subordinada circunstancial
comparativa .
31
Conceptos: ἅρπαγες, ἄδικοι, μοιχοί, ladrones, injustos y adúlteros. Estos también se
mencionan una sola vez (v.11). Se encuentra también ἁμαρτωλῷ, pecador donde se
menciona una vez (v.13)
Se encuentra la repetición en tres oportunidades de “τελώνης” (publicano) en 18,10.11.13,
hace explicito la gran importancia que tiene el publicano en la parábola. Adicionalmente
Jesús en 18,14 llama al publicano “οὗτος” (éste) haciendo referencia a que él bajo a la casa
justificado.
Por otra parte se encuentra en dos oportunidades “Φαρισαῖος” (fariseo) en 18,10.11. El
fariseo es el otro personaje principal de la parábola pero parece que el autor quiere hacer
más énfasis sobre el publicano. En 18,14 Jesús llama al fariseo “ἐκεῖνος” (aquel) en
relación a que no bajo justificado contrario al publicano.
El sustantivo “θεός” (Dios) se encuentra repetido en dos oportunidades haciendo referencia
a la oración que dirige tanto el fariseo como el publicano.
En la perícopa se debe anotar que Jesús no se nombra de manera explícita, pero por el
contexto se sabe que es Él. En 18,9 se tiene “Εἶπεν” (Dijo), haciendo referencia a que Jesús
era el que iba a hablar con la parábola. Posteriormente en 18,14 con la expresión “λέγω
ὑμῖν” (Digo a vosotros) es Jesús quien realiza este inicio de la sentencia aunque no se
nombre directamente a Él.
3.3.2. Relaciones Implícitas
En 18,10 se encuentra que “Ανθρωποι δύο ἀνέβησαν εἰς τὸ ἱερὸν” (Dos hombres subieron
al templo) donde para los oyentes era conocido que el templo se encontraba en una parte
alta de Jerusalén. Posteriormente en 18,14 está escrito que “κατέβη οὗτος δεδικαιωμένος
εἰς τὸν οἶκον” (bajó éste justificado a su casa) no se pone por explicito que bajó del templo
ya que se había mencionado anteriormente que habían subido al templo.
32
3.3.3. Conexiones
En 18,9 se encuentra “δὲ” (pero) que enlaza el texto anterior Lc 18,1-8, con este texto
referente a la parábola del fariseo y el publicano
En 18,13 “δὲ” (pero) hace referencia a la contraposición que se quiere poner de relieve
entre la postura y oración del fariseo y las del publicano.
En síntesis se encuentra que el elemento que más contribuye a la cohesión textual es
“τελώνης” (publicano), Jesús lo quiere poner como centro de atención ya que en él se va a
dirigir la valoración o conclusión que Jesús da de la parábola.
3.4.
Análisis semántico y narrativo.
La parábola del fariseo y el publicano se caracteriza por la clara contraposición que se
puede establecer entre dos personajes antagónicos que la hacen particular37:
 La diferente identidad de los personajes.
 El fariseo permanece de pie solamente (v. 11), mientras el publicano (también de
pie) se mantiene a distancia, no se atreve a levantar la mirada al cielo y se golpea el
pecho (v. 13).
 El contenido de su oración: El fariseo da gracias a Dios por su estado de “justicia” y
de “bondad” al no ser como los demás y por practicar lo que dice la ley sobre el
diezmo y el ayuno (vv. 11-12). Mientras que el publicano invoca con una actitud de
humildad a Dios reconociéndose como pecador que necesita de su misericordia (v.
13).
37
López Vergara, J., “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
171.
33
 La clara posición que indica que el publicano volvió a su casa justificado mientras
que el fariseo no.
Un estudio a profundidad de la parábola, de su contexto y de su mensaje, exige la
consideración detallada de estas características, que sigue a continuación utilizando la
estructura del texto propuesta.
3.4.1. Creerse justos gracias a ellos mismos: exaltación.
18, 9. Εἶπεν δὲ καὶ πρός τινας
τοὺς πεποιθότας ἐφ᾽ ἑαυτοῖς
ὅτι εἰσὶν δίκαιοι
καὶ ἐξουθενοῦντας τοὺς λοιποὺς τὴν παραβολὴν ταύτην
Dijo también a algunos
que se tenían
por justos
y despreciaban a los demás, esta parábola:
La parte 1 de la perícopa corresponde a la introducción que hace el narrador38 con el objeto
de mencionar a los personajes contra los que –aparentemente- se dirige la parábola. Lucas
no explicita su nombre, sino que los alude con el pronombre indefinido “τινας”, pero los
cataloga claramente mediante descripciones afirmativas que permiten identificarlos con
facilidad: “confían en sí mismos”, “se creen justos”, “desprecian a los demás”. Como
sabemos por el análisis histórico, el creerse justo y por ello confiar en sí mismo se
encuentra encuadrado en la estructura mental de la teología farisaica39, aunque no se puede
afirmar que todos los fariseos obraran de esta forma. Puede establecerse la siguiente
relación: Los fariseos confían en sí mismos, creyéndose justos: son todo. Desprecian a los
38
Ibid., es característico de Lucas presentar algunas parábolas con una explicación previa para orientar e
inducir al lector en la dirección que ha querido darle. 188.
39
Caballero García, Juan Luis. “El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y Tradición”, 39.
34
demás, teniéndolos por nada. Los demás (λοιποὺς), dentro de los cuales se incluye al
publicano, son los despreciados40.
Con la expresión en participio πεποιθότας ἐφ᾽ ἑαυτοῖς “considerándose” justos, Lucas
quiere mostrar que los destinatarios han puesto su confianza más en sí mismos que en
Dios41. El profeta Ezequiel (cf. 33,12-13) ya había realizado una amonestación a sus
compatriotas por su autocomplacencia y por solo confiar en la propia justicia42.
Al identificar a los fariseos como destinatarios directos, el narrador -que no interviene más
para ceder la guianza de la narración pura a Jesús- anticipa el carácter exhortativo de la
narración, que al igual que la parábola que le antecede (parábola del juez injusto) tiene
como tema la oración, pero en esta situación -dados los destinatarios- enfatiza la
honestidad y humildad como condiciones necesarias para establecer un diálogo con Dios.
La introducción de la parábola de Lc 18, 1 revela la importancia de la constancia y
perseverancia en la oración, en tanto que la introducción de la parábola objeto del presente
trabajo refiere directamente la temática del desprecio al prójimo y la autojustificación.
Lucas quiere dirigir esta perícopa a sus lectores que se pueden ver amenazados por otro
peligro adicional, el orgullo espiritual43.
En todo caso la imprecisión de los destinatarios “τινας” puede verse también como un
artificio literario del que Lucas se vale para interpelar a sus lectores, porque el tercer
evangelista previene frecuentemente a los discípulos del peligro constante que implica
comportarse como los fariseos44 (11, 37-44; 12, 1-2; 14, 1-14; 15, 1-2; 16, 14-17); la
parábola recuerda que hasta la persona más religiosa puede perder el propósito y la meta en
su vida. Comenta A. Grun, que el evangelista conoce los peligros que acechan en la vida
espiritual, pues se está siempre en peligro de compararse con otras personas45. En la frase
“καὶ ἐξουθενοῦντας τοὺς λοιποὺς” y despreciaban a los demás, no se hace referencia a que
40
Ibid., 39.
López Vergara, J., “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
172
42
J. Fitzmyer, “El Evangelio según san Lucas III”. (Madrid: editorial Cristiandad, 1986), 859.
43
Cf. Francois Bovon,. “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca : Editorial Sigueme, 2002), 255.
44
López Vergara, J., “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
240.
45
A. Grun, “Jesús imagen de los hombres. El Evangelio de Lucas”, Estella, 2003, 71.
41
35
la frase predecesora pretenda poner como legítima la confianza en sí mismos, sino mostrar
una “frágil arrogancia solo sobrevive criticando a los demás”46.
La introducción a la parábola, además de mostrar a aquellas personas que confiaban en su
propia justicia, también se complementa con el verbo ἐξουθενέω el desprecio a los demás.
Este verbo solo aparece una vez más en el Evangelio de Lucas (Lc 23, 11) y otra en el libro
de los Hechos de los Apostoles (Hch 4, 11). Tiene el significado propio de tratar a los
demás con desdén, con desprecio47. De acuerdo al tiempo verbal (participio presente) en
griego en que se utiliza este verbo en la parábola se puede inferir que este desdén y
desprecio es constante, por lo que se podría afirmar que mediante este versículo
introductorio el evangelista no pretende dirigirse a los fariseos únicamente, sino también
plantear a la comunidad creyente una advertencia ante esta clase de comportamiento48.
La palabra δίκαιοι, tiene en la parábola el sentido de practicar una conducta aceptable ante
Dios, denotando básicamente vivir conforme a los requerimientos de la alianza (cf. Lc
1,6)49. Esta palabra parece que tiene un claro lazo de unión con el termino δεδικαιωμένος
(v. 14) emitido por el juicio de Jesús50.
El ambiente en el que se expresa la parábola puede ser hostil, dado que entre los oyentes
podrían estar justamente los fariseos, cuya presencia es referida en Lc 17, 20 por lo cual
pareciera, hacían parte del séquito que, por tramos, se adhería a Jesús en su camino de
Galilea a Jerusalén (14, 25 “grandes multitudes iban con él…”); de ser así, no lo seguían
genuinamente para atender sus enseñanzas sino para sorprenderlo en alguna transgresión a
la Ley y tener argumentos para acusarlo.
46
Bovon, Francois. “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca: Editorial Sigueme, 2002), 257.
Ibid., 173
48
Ibid., 173.
49
J. López Vergara, Op. Cit., 172.
50
Ibid., 172.
47
36
3.4.2. Dos hombres suben al templo a orar.
18, 10 Ἄνθρωποι δύο ἀνέβησαν εἰς τὸ ἱερὸν
προσεύξασθαι, ὁ εἷς Φαρισαῖος
καὶ ὁ ἕτερος τελώνης.
18, 10 Dos hombres subieron al templo
a orar: uno fariseo,
otro publicano
El segundo nivel está compuesto por idéntica acción de dos hombres: Ambos suben simultáneamente- al templo a orar, pero tanto el orden de mención de los personajes
(primero el fariseo) como la categorización socio-religiosa que de ellos hace Lucas, de
entrada denota diferencia en la “calidad” de las oraciones que cada uno expresa según su
posición ante la ley judía: uno fariseo y otro publicano. La estructura socio-cultural en los
tiempos de los sinópticos, tenía una problemática de marcada estratificación
discriminatoria, situación que se trasladaba al contexto religioso en una comunidad que no
marcaba límites entre los aspectos religiosos y laicos de la vida51.
Para Lucas es muy importante la oración, teniendo en cuenta que el verbo προσεύχομαι
(orar) en el tercer Evangelio se utiliza frecuentemente (1, 10; 3, 21; 5, 16; 6, 12; 9, 18; 11,
1-2; 18, 1; 18, 10-11; 20, 47; 22, 40-41; 22, 44), en donde además de representar adoración
hacia Dios, también le confiere un significado de vida religiosa completa, es decir, expresa
la identidad humana frente a Dios52. Aquí, en la parábola, se encuentra en infinito aoristo
denotando una acción singular, de donde se puede inferir que la oración es individual en los
personajes, y que se pudo expresar en alguna hora en particular o pudo haber sido
pronunciada en un marco comunitario como es el sacrificio expiatorio matutino o el
vespertino53 .
51
Cf. Stegemann, E. W, Stegemann W. “Historia social del cristianismo primitivo”. (Navarra España:
Editorial Verbo Divino, 1995), 101.
52
Bovon, Francois. “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca Editorial Sigueme, 2002), 259.
53
Ibid., 259.
37
La introducción de Jesús es abrupta y sorprende al lector el hecho de que un publicano suba
al templo a orar, puesto que era casi imposible tanto que un publicano tuviera la osadía de ir
al templo como que pudiera obtener el perdón de Dios sin antes restaurar todo lo que había
robado más una quinta parte, y sin desistir de su odiosa profesión.
Los dos personajes son antagónicos: El fariseo es el prototipo de la entrega a la Ley como
fundamento de la más alta norma de fe y moral judías. El publicano representa al más
despreciado estrato de la sociedad judía, el más alejado de los ideales religiosos y éticos de
la nación54. Sin embargo en la narración se coloca en un mismo momento lo que es común
al fariseo y al publicano: el lugar, el tiempo y la intención55.
El verbo ἀναβαίνω es una expresión técnica para señalar las visitas al templo, ya que en
Jerusalén éste se ubica sobre una colina56.
Subir al templo a orar significaba ponerse ante la mirada directa de Dios, dado que es el
habitáculo de Su presencia (1 Re 8, 28-30). La oración del fariseo es sincera como la del
publicano; no dice nada falso; representa el tipo de fariseo en general, pero la postura del
fariseo refleja la religiosidad extrema que hubo de enfrentar Jesús57.
El fariseo va al templo porque considera precisamente que es allí donde se encuentra de
forma segura la presencia de Dios58.
La mención del templo tiene una gran importancia para la comprensión del relato, pues no
solo es el lugar de oración, centralizador del culto, sino que también desempeñaba un papel
preponderante como “centro cultural”, pues era el lugar en la sociedad judía donde el
mundo se clasificaba a través de espacios que segregaban a judíos y gentiles, hombres y
mujeres, sacerdotes y no sacerdotes, puros e impuros. De este modo la legitimidad divina
del centro se sostiene cuando se establecen las fronteras de las relaciones sociales59.
54
Schmid, Josef, “El Evangelio según san Lucas”, (Barcelona: Ed Herder, 1968), 402.
Bovon, Francois. “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca: Editorial Sigueme, 2002), 259.
56
J. López Vergara, Op. Cit., 173.
57
López Vergara, J., “Señor, enséñanos a orar: las parábolas de la oración propias del tercer evangelio,
contenidas en la “sección central” como paradigma de la relación con Dios”, (Estella: Verbo Divino, 2011),
175.
58
Ibid., 175.
59
Ibid., 173
55
38
En la obra lucana el templo desempeña un destacado papel, en efecto, cuando el evangelista
comienza el relato presenta el templo como el lugar habitual de revelación. El relato del
tercer evangelio comienza y concluye en el templo de Jerusalén60.
En el templo se practicaba, tanto por la mañana como por la tarde un ritual de sacrificio de
expiación para una congregación de personas que normalmente estaba presente. Por eso el
uso del verbo προσεύχομαι puede abarcar las dos opciones de interpretación, es decir,
puede significar una comunitaria o una oración privada, aunque en la parábola se puede
sugerir que se trata de la primera opción61.
El v. 11 identifica a las tres personas que actúan en la narración de Jesús: Dios, un fariseo y
un publicano. Sus acciones tienen un objetivo, un destinatario, y una actitud en búsqueda de
su realización62:
Sujetos:
Objetivo:
Remitente:
Argumento:
Fariseo
Rezar para justificarse
Dios
Sus propias obras
Posición:
Se exalta a sí mismo
Desprecia a los demás
Publicano
Rezar para justificarse
Dios
Declara su necesidad de
Dios.
Se humilla a sí mismo
No se atreve a levantar sus
ojos.
En el paso del v. 9 al v. 10, se identifican dos niveles narrativos: Lucas y Jesús mismo. No
existe, de hecho, una narración del evangelista, ya que se limita a mostrar algo que otro ha
dicho. La verdadera narración es la que hace Jesús ya que también juzga las acciones de los
personajes (v. 14)63.
60
J. López Vergara, Op. Cit., 175.
Ibid., 175. El autor hace referencia acerca de la importancia que la oración pública tenía para el
evangelista.
62
Caballero García, Juan Luis. “El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y tradición. Un ejemplo”, en
Excerpta e dissertationibus in Sacra Theologia 38 (2000), 44.
63
Caballero García, Juan Luis. “El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y tradición. Un ejemplo”, en
Excerpta e dissertationibus in Sacra Theologia 38 (2000), 47.
61
39
3.4.3. Presentación del Fariseo.
18, 11 ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς
πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα προσηύχετο´
ὁ θεός, εὐχαριστῶ σοι
ὅτι οὐκ εἰμὶ
ὥσπερ οἱ λοιποὶ τῶν ἀνθρώπων, ἅρπαγες, ἄδικοι, μοιχοί,
ἢ καὶ ὡς οὗτος ὁ τελώνης•
18, 12 νηστεύω δὶς τοῦ σαββάτου,
ἀποδεκατῶ πάντα ὅσα κτῶμαι.
18,11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias
porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este
publicano.
18,12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias."
Ahora, se aborda de acuerdo a la historia de Israel, quien es el fariseo. De la raíz hebrea
“parash”, deriva la designación del grupo de los fariseos (“perushim” en hebreo), con el
significado peyorativo de “separatistas o sectarios”. Flavio Josefo los define como un
grupo político eminentemente laico en conflicto con los saduceos (provenientes de la
aristocracia sacerdotal) bajo cuya influencia estuvieron sometidos siempre. Son dos los
motivos esenciales que explican la conformación de este movimiento: Esmerada atención a
tradiciones orales que no se encuentran en la Torá de Moisés y rígida observancia de las
prescripciones relativas a la pureza ritual, a los alimentos y al pago de diezmos. Dadas sus
excesivas manifestaciones de pureza que los hacían sentirse “más justos”, el movimiento se
separó de la gente corriente -a quienes manifestaban su desprecio- y se fue transformado en
un grupo político-religioso-sectario, con cierta influencia en los círculos dominantes64.
El fariseo es una figura representativa del judío observante, escrupulosamente fiel a las
prescripciones de la ley mosaica65.
64
Saulnier, C; Rolland B. “Palestina en tiempos de Jesús”. (Navarra-España: Ed. Verbo Divino, 1988), 52.
Fariseos: Aunque surgen del pueblo, quieren separarse de él por considerarlo ignorante e impuro. Su excesiva
atención a tradiciones orales no incluidas en la Torá –ley oral a la que confieren tanto o más valor que a la
escrita-, y rígida observancia de las prescripciones relativas a la pureza ritual, a los alimentos y al pago de
diezmos, los caracterizan.
65
J. López Vergara, Op. Cit., 175.
40
El fariseo es el primero a quien Jesús menciona; la actitud que de él describe es “puesto en
pie” que denota seguridad, solidez; mientras que del publicano mencionado después del
fariseo (como el rango social imperante lo determinaba), la actitud referida es opuesta a la
del fariseo: “a distancia” refleja humillación, indignidad. Aunque el tercer evangelista es
ambivalente en su presentación, ya que unas veces los describe como enemigos del
propósito de Dios y en otras ocasiones los presenta como personas virtuosas66.
La oposición de Jesús a los fariseos, se debe a la interpretación que ellos hacen sobre el
cumplimiento de la Ley, pero sobre todo la crítica que hacen del acercamiento de Jesús
hacia los publicanos y los pecadores67.
Estar de pie no es señal de orgullo o presunción religiosa porque constituye la postura
normal para la oración en el judaísmo68, de hecho, también el publicano ora de pie (v. 13).
“Orar consigo mismo” (πρὸς ἑαυτὸν) es una voz polisémica. Puede expresar la costumbre
judía de murmurar en voz baja las plegarias privadas o simplemente un monólogo autoelogiador, en este caso-. Al poner la confianza en sí mismo, el fariseo desplaza a Dios.
La intención del evangelista es que el lector comprenda que el fariseo obrando de esa
manera se aleja de las demás personas y de Dios69.
La oración del fariseo comienza con acción de gracias por las obras meritorias que el
mismo, por su propia mano, ha logrado llevar a cabo, expresión más de orgullosa
complacencia de sí mismo que de reconocimiento a la misericordia de Dios. Al compararse
con el publicano, solo encuentra cosas a su favor y se siente superior y más digno, lo que lo
lleva a despreciar al otro.
66
Ibid., 177
J. López Vergara, Op. Cit., 177.
68
Schmid, Josef, “El Evangelio según san Lucas”, (Barcelona: Ed Herder, 1968), 403.
69
Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca : Editorial Sigueme, 2002), 260.
67
41
La presentación que Jesús hace del fariseo es breve:
18, 11a ὁ Φαρισαῖος σταθεὶς
18, 11b πρὸς ἑαυτὸν ταῦτα προσηύχετο´
18, 11a El fariseo de pie
18, 11b oraba en su interior de esta manera:
En contraste con la larga y presuntuosa oración del fariseo:
18, 11c ὁ θεός, εὐχαριστῶ σοι
ὅτι οὐκ εἰμὶ
ὥσπερ οἱ λοιποὶ τῶν ἀνθρώπων, ἅρπαγες, ἄδικοι, μοιχοί,
ἢ καὶ ὡς οὗτος ὁ τελώνης•
18, 12 νηστεύω δὶς τοῦ σαββάτου,
ἀποδεκατῶ πάντα ὅσα κτῶμαι.
18, 11c Dios, te doy gracias
porque no soy
como los otros hombres rapaces, injustos, adúlteros
ni tampoco como este publicano;
18, 12 ayuno dos veces por semana,
doy el diezmo de todas mis ganancias.
Aunque su oración la dirige a Dios (relación vertical), después solamente hace un listado de
sus virtudes y perfección, mantiene la atención en sí mismo: Cinco verbos en primera
persona del singular (εὐχαριστῶ, εἰμὶ, νηστεύω, ἀποδεκατῶ, κτῶμαι) en clara dimensión
horizontal. Primero el fariseo declara todo lo que “no es” (respecto a los demás que son
“nada”) y luego todo lo bueno que sí es (él es “todo”). Renglón seguido, añade el desprecio
por el publicano.
La fórmula εὐχαριστῶ σοι dirigida a Dios en segunda persona del singular es la única que
se encuentra en la obra de Lucas70.
Con el “no soy como los demás”, el narrador identifica a este sujeto con aquellos a quienes
dirige la parábola en el v. 9 “algunos que confiaban en sí mismos como justos y
despreciaban a los demás” y lo refuerza con el λοιποὺς
70
J. López Vergara, Op. Cit., 179.
42
del mismo v. 9. El distanciamiento con “los demás” es muy evidente mediante la mención
de pecados y profesiones despreciados, además de explícitamente negativo: “οὐκ”71. El “yo
todo” es solo la otra cara de la moneda: “los demás nada”.
Este tipo de oración tiene varios paralelos de la antigüedad:
 Una oración que se trasmite por el Talmud de Babilonia, en donde se realiza una
bendición a Dios por parte del orante, debido a que no le permitió compartir la
suerte de los impíos72.
 Una fábula de Esopo, donde se tiene una fórmula de oración autentica pero se deja
entrever que la persona orante es un hipócrita73.
 Un diálogo titulado Alcibiades II de tipo pseudoplatónico, en donde se realiza una
comparación de la oración que realizan los atenienses y los espartanos y se hace una
exhortación a los lectores a que reflexionen sobre lo que se debe pedir a la
divinidad74.
Esto nos puede dar indicios sobre la tradición de la oración del fariseo.
Cuando el fariseo, en su oración, le indica a Dios que tampoco es ἢ καὶ ὡς οὗτος ὁ τελώνης
(como este publicano) la escena hace un giro hacia el publicano. Lo que puede llegar a ser
más factible en este caso es que con la expresión ἢ καὶ el evangelista indique que el
publicano no es peor que los demás (ἅρπαγες, ἄδικοι, μοιχοί) sino que es igual de
despreciable que ellos75.
Con relación al ayuno se debe tener en cuenta que la ley no prescribía más de un día en el
año. El fariseo hace incluso más de lo que la ley dice, posiblemente por los pecados del
pueblo76. Sin embargo aunque el ayuno se vea como una práctica buena y con un sentido
penitencial, existe el problema de la motivación que lo explica, es decir, creer que por
medio de su práctica se alcanza la justificación77.
71
Rene Kruger, “El Desenmascaramiento de un despreciador prestigioso- Lectura semiótica de la parábola del
fariseo y el publicano - Lucas 18,9-14”, Revista Bíblica, año 49, 1987, 159. También J. López Vergara, Op.
Cit., 180.
72
Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca : Editorial Sígueme, 2002), 261.
73
Ibid., 261.
74
Ibid., 261.
75
J. López Vergara, Op. Cit., 181.
76
Ibid., 182.
77
Ibid., 183.
43
De igual manera sucede con el diezmo, ya que el fariseo da más de lo que expresa la Ley
(cf. Lv 27, 30; Nm 18, 27; Dt 12, 17). Una razón de esta práctica por parte del fariseo es
que no quería arriesgarse a la posibilidad de que el productor no hubiera podido cumplir
con sus obligaciones78.
Otro problema relacionado a la oración del fariseo es que Lucas en 11,42 ya había
reprendido a los fariseos sobre su olvido de los mayores mandamientos, pero sí observaban
muy detalladamente el diezmo. Esta es una queja que se manifiesta de forma implícita en la
palabra πάντα (“todo”) y en donde κτῶμαι significa adquirir y no poseer79.
Adicionalmente la parábola muestra en el fariseo una piedad, que puede llegar a ser
obediencia pero en un mar de orgullo espiritual. Se nos muestra el lado negativo de la
comparación de personajes y de oración, por lo que el fariseo se convierte en el personaje
con el que nadie se quiere identificar80.
Finalmente, con el quiasmo formado por la oración larga del fariseo respecto a la oración
breve y suficiente del publicano, el autor busca llevar la simpatía del lector hacia el
publicano (política, social y religiosamente incorrecto):
A. Fariseo: presentación breve
B. Fariseo: oración larga.
B’. Publicano: presentación larga.
A’. Publicano: oración breve. 81
78
Ibid., 183.
Ibid., 263.
80
Ibid., 261.
81
Caballero García, Juan Luis. “El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y tradición. Un ejemplo”, en
Excerpta e dissertationibus in Sacra Theologia 38 (2000), 39.
79
44
3.4.4. Presentación del publicano82
18, 13. ὁ δὲ τελώνης μακρόθεν ἑστὼς οὐκ ἤθελεν οὐδὲ τοὺς ὀφθαλμοὺς ἐπᾶραι εἰς τὸν
οὐρανόν, ἀλλ᾽ ἔτυπτεν τὸ στῆθος αὐτοῦ λέγων· ὁ θεός, ἱλάσθητί μοι τῷ ἁμαρτωλῷ.
18, 13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos
al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que
soy pecador!"
Ahora, se aborda de acuerdo a la historia de Israel, quien es el publicano. Los publicanos
eran funcionarios judíos, encargados de recaudar impuestos para el imperio romano.
La concesión de “contratas”, es decir, la delegación de cobros de impuestos estatales a
empresarios y financieros locales (publicani y procuradores), se hacía por subastas anuales
al mejor postor de la región, quienes se comprometían a recaudar una suma pactada y en
caso de recaudar más, se quedaban con la diferencia. Todo esto con la anuencia y
participación directa de los sumos sacerdotes y la élite judía. Es así como Herodes -judío
proveniente del séquito asmoneo- ostentaba el doble título de Procurador Romano y Rey
de Judea. El sumo sacerdote y los miembros del sanedrín garantizaban con su patrimonio
el cobro de los impuestos y por lo tanto tenían directo interés en hacerse cargo de su
recaudación83.
Por tanto, los publicanos eran repudiados por el pueblo y considerados traidores, porque
oprimían a sus propios hermanos y exigían más de la cuenta porque ellos tomaban de los
impuestos recaudados su propia ganancia. Incluso no solo eran desagradables para los
judíos sino también para los romanos y los griegos, que mostraban una antipatía hacia esa
clase de personas por su oficio y dudosa moralidad, ya que las consideraban ávidas de
lucro e inflexibles84.
82
Saulnier, C; Rolland B. “Palestina en tiempos de Jesús”. (Navarra-España: Ed. Verbo Divino, 1982), 43;
acota que los publicanos eran considerados traidores porque eran judíos que colaboraban con los poderes de
ocupación romanos que oprimían al pueblo de Dios y continuamente estorbaban en el cumplimiento de sus
deberes religiosos y además pertenecían a una profesión que fue considerada no mejor que la de estafador o
prostituta.
83
Stegemann, E. W, Stegemann W. “Historia social del cristianismo primitivo”. (Navarra: Editorial Verbo
Divino, 1995), 212-227
84
Cf. Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca: Editorial Sígueme, 2002), 263.
45
La extensa presentación que se hace del publicano, contrasta con la corta que se hizo del
fariseo (v. 11)85. Debe anotarse la posición del publicano, a distancia (μακρόθεν), aunque
no es claro en el texto con relación a quien, sin embargo no se debe ver que el publicano
esté lejos de las otras personas, sino que permanece alejado porque no se considera digno
de estar junto al pueblo de Dios en el templo86. Se puede hablar que se mantiene
distanciado del espacio sacratísimo87. Sin embargo también es probable que el publicano
se encontrara fuera del templo88.
De todas maneras como se expresó anteriormente el texto no dice con exactitud la
distancia del publicano con relación a quien o a que se encontraba, no obstante si se debe
tener en cuenta que el publicano se encuentra cercano al fariseo teniendo en cuenta que
éste se refiere a él como οὗτος (este) y no como ἑκεῖνος (aquel) pero el publicano si se
mantiene distante debido a que se considera indigno de estar cerca sabiendo muy bien
quién es él delante de Dios89.
La siguiente postura del publicano es no levantar los ojos al cielo. Él se esfuerza por
mantener sus ojos abajo90. Sin embargo el Templo es lugar donde normalmente o por
tradición se levantan los ojos para poder contemplar la presencia de Dios, el publicano no
los quiere levantar, no se atreve91.
Luego se encuentra al publicano golpeándose el pecho; este gesto tiene un significado que
viene del Antiguo Testamento (Ecl 7,2) y es una “expresión de profundo
arrepentimiento”92. Esta es la actitud que muestra el publicano93. En la antigüedad las
mujeres se golpeaban el pecho como signo de duelo o arrepentimiento94. Esto también se
85
Ibid., 253.
Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de oriente medio”, (Miami : Editorial Vida, 2009), 237.
87
Bovon, Francois. Op. Cit., 264.
88
J. López Vergara, Op. Cit., 184.
89
Ibid., 184.
90
Francois Bovon, Op. Cit., 264..
91
Ibid., 264.
92
Joachim Jeremías, “Las parábolas de Jesús”, (Estella: Verbo Divino, 1981), 160. También en Gerhard
Kittel; Gerhard Friedrich, “Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento”, (Michigan: Libros
Desafíos, 2003), 939, se muestra que se trata de una expresión espontánea de convicción de pecado y de
anhelo de la gracia, y que como tal es la única actitud que se puede mantener en pie ante Dios.
93
Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de oriente medio”, (Miami: Editorial Vida, 2009), 237.
94
Francois Bovon, Op. Cit., 265.
86
46
encuentra en 23,27(las mujeres que se encuentran con Jesús en el camino de la cruz) y en
23,48(ya en la crucifixión la gente se golpea el pecho). “La expresión corporal del
publicano es en sí misma una oración95”.
En la parábola se utiliza la expresión “ἱλάσθητί μοι” varias veces confundida o traducida
como “ten misericordia de mí” o “ten compasión de mí” pero no es una traducción
acertada teniendo en cuenta que no se dice “ἐλέησόν με” como en Lc 18,38, que si sería
más adecuado para la expresión “misericordia”96. La expresión “ἱλάσθητί μοι” se refiere
más bien al sacrificio propiciatorio, es decir, el publicano solicita que se le concedan los
beneficios de la propiciación97. Esta propiciación hace referencia a que en el templo, cada
mañana y cada tarde se ofrecía un sacrificio de propiciación o expiación por los pecados
del pueblo y normalmente se hacía en presencia de una congregación98.
Una traducción más acorde sería “haz propiciación para mí, el pecador” o también
“reconcíliate conmigo”99. La postura del publicano demuestra una confianza total en la
misericordia de Dios100 y con la expresión “μοι τῷ ἁμαρτωλῷ” muestra su deseo de pedir
perdón y de ser aceptado en la presencia de Dios101.
Esta oración es súplica y no de acción de gracias como la del fariseo. Adicionalmente la
oración del publicano pertenece a la súplica de una fe que ha espiritualizado su relación
con Dios y en donde no existe la necesidad de un ritual como mediación102.
Al lector que busca más profundamente el sentido del texto una nueva relación de amor
que concluye con la rehabilitación de una persona, designada en la parábola como
“justicia”, pero que en otros pasajes se le llama “perdón” o “salvación”103.
95
J. López Vergara, Op. Cit., 184.
Francois Bovon, Op. Cit., 238.
97
Ibid., 239.
98
Kenneth Bailey, Op. Cit., 227.
99
Ibid., 265. Sin embargo Juan López Vergara en “Señor enséñanos a orar” considera que en la parábola, el
verbo que se encuentra en aoristo voz pasiva, por el contexto, tenga el significado de “se misericordioso”.
100
“Compendio Diccionario Teológico del Nuevo Testamento”, (Michigan: Libros Desafíos, 2003), 285. El
verbo lo que quiere expresar es un clamor a Dios pidiendo misericordia.
101
J. López Vergara, Op. Cit., 185.
102
Ibid., 266.
103
Ibid., 264.
96
47
3.4.5. Conclusión de Jesús
18, 14. λέγω ὑμῖν, κατέβη οὗτος δεδικαιωμένος εἰς τὸν οἶκον αὐτοῦ παρ᾽ ἐκεῖνον· ὅτι πᾶς ὁ
ὑψῶν ἑαυτὸν ταπεινωθήσεται, ὁ δὲ ταπεινῶν ἑαυτὸν ὑψωθήσεται.
18, 14. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se
ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.
Después que el publicano realiza su oración de súplica, Jesús realiza la conclusión de la
parábola. Esta conclusión tiene dos partes: el juicio que hace Jesús (14a) y la expresión de
la máxima (14b).
3.4.6. El juicio de Jesús
Cuando Jesús dice “λέγω ὑμῖν” su voz representa la divinidad104, dando a entender que lo
que Él dice es el juicio propio de Dios105.
El termino οὗτος se vuelve importante y decisivo ya que es “éste”, el publicano, el que
vuelve justificado a su casa106 y no volverá a ella como era antes sino de una forma
transformada en Dios107.
El término δεδικαιωμένος (participio perfecto pasivo), es hapaxlegomenon en el Evangelio
de Lucas (inclusive en los otros Evangelios no se utiliza), dando a entender que el
publicano quedó justificado, es decir, que Dios le concedió lo que le pedía en su oración
por misericordia misma de Dios ante su actitud humilde; fue propiciado por Él, lo que le
permite bajar a su casa perdonado, justificado. Es una acción realizada por Dios, quien es el
que justifica al publicano108.
104
Cf. Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca: Editorial Sígueme, 2002), 267.
J. López Vergara, Op. Cit., 185.
106
Ibid., 266.
107
Ibid., 266.
108
Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de oriente medio”, (Miami: Editorial Vida, 2009), 240
105
48
La traducción común de la palabra δεδικαιωμένος es “justificado” sin embargo su
significado se debe aclarar de acuerdo al campo semántico de la parábola, ya que se puede
confundir con la enseñanza paulina de la justificación. En el contexto de la parábola se
podría traducir como “con la gratuita aceptación de Dios” o algo similar109.
El significado de la palabra en la enciclopedia Bíblica ISBE (BibleWorks) es la persona
moral y éticamente justa, vertical, recta.
Esta palabra es muy característica de san Pablo, quien la utiliza en el contexto de la
justificación por la fe, a diferencia de Lucas en donde se relaciona con la propiciación por
los pecados.
Para los contemporáneos de Jesús parecía imposible que el publicano pudiese obtener la
misericordia y el perdón de Dios pues se pensaba que él debía abandonar su profesión y
devolver todo lo que había robado más una quinta parte110.
Ahora el fariseo no queda justificado ciertamente por su actitud de confianza en sí mismo
en su propia justicia, pero adicionalmente Lucas quiere hacernos ver que errores tiene el
fariseo111:
 Tiene una idea o imagen falsa de Dios.
 Ora creyendo que con las obras es suficiente para agradar a Dios.
 Considera que se llega a Dios en la oración con el desprecio a los demás.
109
J. López Vergara, Op. Cit., 187.
Ibid., 195.
111
Ibid., 196.
110
49
3.4.7. La expresión de la máxima.
Esta expresión pronunciada por Jesús se encuentra también en 14,11 y en Mt 23,12.
“Este dicho tiene el carácter de sentencia o declaración escueta de tipo general. Es difícil,
entonces, precisar su contexto en la misión de Jesús. Dentro de la agrupación de dichos
anteriores (del Reino de Dios), parece ser una advertencia para acoger el Reino de Dios
desde la posición de los humildes, y no desde la posición de los poderosos, ya que el
acontecimiento del Reino de Dios implica la inversión de las posiciones actuales.”112
Teniendo en cuenta que esta expresión aparece en Lucas y en Mateo y que la principal
hipótesis sobre las tradiciones de Lucas son el Evangelio de Marcos y el documento Q, y
que en Marcos no aparece se puede aducir que pertenece a Q y que Lucas la tomó de este
documento113. Parece ser que su referencia veterotestamentaria se encuentra en Ez 21,31114.
Aquí en la parábola se muestra una actitud humilde de parte del publicano, pues todos sus
gestos y palabras expresan humildad a diferencia del fariseo que quiere impedir el derecho
que tiene el publicano de acudir a Dios (cf. Sal 51)115. Esto muestra que la confianza en si
mismo que mostraba el fariseo no conduce a la verdadera justicia que solo proviene de
Dios116.
No depende del hombre ser justificado; esto depende de Dios. Lo que depende del hombre
es la actitud en la oración.
ταπεινῶν ἑαυτὸν
El que se humilla
(v. activa, t. presente, m. participio)
ὑψωθήσεται
Sera ensalzado
(v. pasiva, t. futuro, m. indicativo)
ὑψῶν ἑαυτὸν
El que se ensalza
ταπεινωθήσεται
Será humillado
(v. activa, t. presente, m. participio)
(v. pasiva, t. futuro, m. indicativo)
112
Senén Vidal, “El documento Q”, (España: Editorial Sal Terrae, 2011), 90.
Ibid., 90.
114
J. López Vergara, Op. Cit., 187.
115
Ibid., 187.
116
Ibid., 187.
113
50
ὅτι πᾶς ὁ ὑψῶν ἑαυτὸν ταπεινωθήσεται, ὁ δὲ ταπεινῶν ἑαυτὸν ὑψωθήσεται (Porque todo el
que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado). Esta frase es de vital
importancia para entender toda la fuerza de la parábola. Hasta aquí Jesús nos ha presentado
dos oraciones; ahora da una especie de veredicto, que va mucho más allá del mero decir
que una acción ha sido mejor que la otra.
Sin embargo, ¿cómo se sabe si uno está justificado? Basándonos en un sencillo análisis de
la semántica del verbo que aquí se usa, el participio perfecto pasivo δεδικαιωμένος
(justificado), podemos concluir que, ciertamente, el autor de esa justificación es alguien
exterior a uno mismo: Dios. Este hecho narrativo, por el que Jesús se sitúa en el punto de
vista de Dios, tiene una importancia transcendental pues es revelador del ser de Dios: nos
dice cómo acoge Dios la oración. Por tanto, la voz importante es la de Jesús117.
El publicano sin realizar obras buenas ha realizado lo que es agradable a Dios: su
arrepentimiento, porque Dios no desea la muerte del pecador sino que viva118.
La acción principal, el marco de la parábola, es la de ir a orar al templo los dos juntos. Sin
embargo, es en las “acciones secundarias” es donde se forja la trama del relato: La actitud
de las oraciones de los dos sujetos, cuyo objeto es, en principio, el mismo; ya sabemos que
no es así gracias al análisis semántico.
También parece que ambos tienen el mismo destinatario, Dios. La diferencia se fija entre
los argumentos y la posición de cada orante. El publicano habla a Dios; el fariseo se habla
a sí mismo con una actitud que, sin duda, mucho tiene de orgullosa.
Así, podemos ver que las palabras más importantes de la perícopa son “exaltarse” y
“rebajarse” porque contienen el mensaje central de la parábola y todas las demás acciones
de la parábola se explican a partir de ellas. Aquí se reemplaza la acción δεδικαιωμένος
(justificación presente) por una elevación que se espera se realizará en el futuro
(ὑψωθήσεται)119.
La recurrencia del término ὑψoῶ (exaltar, ensalzar) en el Evangelio de Lucas se presenta
seis veces en las siguientes acepciones:
117
Caballero García, Juan Luis. “El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y tradición. Un ejemplo”,
en Excerpta e dissertationibus in Sacra Theologia 38 (2000), 47.
118
Cf. Francois Bovon,“El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca: Editorial Sígueme, 2002), 267.
119
Ibid., 253.
51

ὑψoῶ: (ὑψῶν - ὑψωθήσεται) (exaltar, hacer grande)
Pasaje
Lc 1, 52
Notas semánticas
Ser exaltado por
otro
(sentido
positivo)
Exaltarse a sí
mismo
(sentido
negativo)
X
Lc 10, 15
X
Lc 14, 11
Lc 18,14
X
X
X
X
Lucas 1:52 Derribó de los tronos a los poderosos y exaltó (ὕψωσεν: Activa, indicativo,
aoristo, 3ª del singular, exaltó –en un momento- a otro, subió; sentido positivo ) a los
humildes.
Lucas 10:15 Y tú Cafarnaúm, acaso hasta el cielo serás levantada? ὑψωθήσῃ : (Pasiva,
indicativo, futuro, 2da del singular, exaltada por otro, sentido positivo) Hasta el hades
caerás (καταβήσῃ: voz media, indicativo, futuro, 2da singular, como consecuencia de sus
propias acciones).
Lucas 14:11 Cualquiera que se enaltece (ὑψῶν: Activa, presente, participio, , nominativo,
masculino, singular, exaltarse a sí mismo; sentido negativo) será humillado, y el que se
humilla será enaltecido". (ὑψωθήσεται: Pasiva, indicativo, futuro, 3ª persona, ser exaltado
por otro; sentido positivo).
Lucas 18:14 Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque
cualquiera que se enaltece (ὑψῶν: Activa, presente, participio, nominativo, masculino,
singular, exaltarse a sí mismo; sentido negativo) será humillado y el que se humilla será
52
enaltecido” (ὑψωθήσεται: Pasiva, indicativo, futuro, 3ª persona, ser exaltado por otro;
sentido positivo – Pasivo Divino).
A su vez, la presencia del término ταπεινoῶ se registra cinco veces en el Evangelio de
Lucas:

ταπεινoῶ (ταπεινῶν- ταπεινωθήσεται) (rebajar, menguar, hacer pequeño)
Pasaje
Notas
semánticas
Sumisión
voluntaria
(sentido positivo)
Ser rebajado
involuntariamente,
por otro
(sentido
negativo)
Lc 3, 5
X
Lc 14, 11
Lc 18,14
X
X
X
X
Lucas 3:5 Todo valle se rellenará y se bajará (ταπεινωθήσεται: voz pasiva, indicativo,
futuro, 3ª singular) todo monte y collado; los caminos torcidos serán enderezados, y los
caminos ásperos allanados.
Lucas 14:11 Cualquiera que se enaltece será humillado (ταπεινωθήσεται: voz pasiva,
indicativo, futuro, 3ª singular), y el que se humilla (ταπεινῶν voz activa, participio,
presente, nominativa, masculino, singular) será enaltecido".
Lucas 18:14 Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque
cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido". (ídem
anterior)
53
En la perícopa los términos son usados en dos sentidos: Positivo, se refiere a “abajarse a sí
mismo, voluntariamente” para ser exaltado (en futuro) por Dios (pasivo divino); y en
sentido negativo, se refiere a abajarse o humillarse contra su voluntad o humillar a otro.
Complementando lo anterior, Lucas quiere mostrar que si por un lado el que se humilla a sí
mismo (en el presente) será exaltado (por otro (Dios120) en el futuro), por el otro el que se
exalta a si mismo (en el presente) será humillado (por otro (Dios) en el futuro). Esta
máxima de Jesús aparece exactamente dos veces iguales en Lucas, donde tiene el mismo
mensaje dentro de dos parábolas diferentes.
Del uso de las palabras en la perícopa se debe destacar que las acciones de exaltarse y
humillarse (a sí mismo) en voz activa y tiempo presente tienen implicaciones contrarias en
tiempo futuro: Ser humillado o exaltado por otro, respectivamente. Este futuro puede verse
como un futuro escatológico y divino en cuanto a la acción de Dios hacia el hombre, pero
también involucra un futuro inmediato que indica que la acción de Dios empieza desde el
momento siguiente de la acción presente.
Se puede tener una conclusión en la que la parábola tiene una función parenética donde se
busca exponer cual debe ser la verdadera actitud que debe tener el hombre frente a Dios,
dando a entender la razón por la que Lucas añadió esta expresión exhortativa121.
120
Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de oriente medio”, (Miami: Editorial Vida, 2009), 240. Aquí el autor muestra que Dios es el
único que puede enaltecer y exaltar al hombre.
121
J. López Vergara, Op. Cit., 189.
54
3.5.
Género Literario.
El texto analizado tiene como marco de referencia el género mayor “Evangelio”, propio del
Nuevo Testamento, tipificado en el género menor “Parábola” como narración basada en la
metáfora.
El campo de actividad que puede suponer este tipo de texto es el comunitario, porque
implica una enseñanza.
El texto se enmarca en el género de la parábola como un texto corto y que deja una
enseñanza. La parábola, aunque narre hechos realistas, no significa que hayan ocurrido
realmente, es decir, son relatos ficticios con sucesos imaginables basados en atributos,
acciones y actitudes propios de la realidad, y que son conocidos por el relator y los
receptores122.
Kenneth Bailey define las parábolas como “una forma de lenguaje teológico concreta y
dramática que apremia al oyente a dar una respuesta. Las parábolas revelan la naturaleza
del Reino de Dios o indican la forma en la que un hijo del Reino debería actuar”123.
Las parábolas obligan a los oyentes a tomar una posición sobre su persona y su misión, ya
que en ellas se encuentran llenas del misterio del Reino de Dios124.
Se ha intentado clasificar las parábolas por categorías: metáfora, comparación, alegoría,
ejemplo, entre otras. Pero tratar de dar categorías a las parábolas de acuerdo a la retórica
griega no es adecuado porque cada una tiene un sentido y desarrollo propio 125.
En el Evangelio de Lucas se encuentran el mayor número de parábolas dentro de los
Evangelios Sinópticos, con un total de 33, mientras que Marcos tiene 8 y Mateo tiene 24.
122
Cf. Gerardo Vanegas, “Generalidades sobre las parábolas” tomado de ”www.ntvaria.com” (Consultada en
julio de 2013).
123
Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de oriente medio”, (Miami: Editorial Vida, 2009), 22.
124
Joachim Jeremías, “Las parábolas de Jesús”, (Estella: Verbo Divino, 1981), 259.
125
Cf. Ibid., 22.
55
La parábola del fariseo y el publicano no se encuentra en Marcos ni en Mateo por lo que es
material propio de Lucas.
3.6.
Función del texto
La forma de desarrollo del texto es narrativa, en una parábola. Dentro de ésta se maneja la
acción perlocucionaria; ésta acción designa los efectos que puede tener la acción ilocutiva
en el receptor126. Esto quiere decir que, el texto por tratarse de una parábola, tendría una
función apelativa, pero por la acción perlocucionaria que tiene, la función no se vería desde
un principio sino que tiene un efecto posterior de apelativa.
La función del texto, analizando lo anterior, es mostrar que la oración unida a la humildad
la escucha Dios y El mismo cumple la petición que se le dirige con esta actitud.
126
Gerardo Vanegas, “Función del texto” tomado de ”www.ntvaria.com” (Consultada en noviembre de 2013).
56
4. DESARROLLO TEMAS TEOLÓGICOS
Los aspectos teológicos que enmarcan la perícopa son:
•
La oración.
•
La humildad.
•
La justificación.
•
La misericordia de Dios.
4.1
La Oración
La oración tiene un lugar muy importante en la Biblia. Ésta se acentúa más el Nuevo
Testamento, sobre todo en los evangelios127.
El Evangelio de Lucas se caracteriza por darle un relieve y profundidad más grande en
comparación con los otros evangelistas.
Se encuentra a un Jesús más orante (3,21; 5,16; 6,12; 9,18; 9, 28-29; 10,21; 11,1; 22,31-32;
22,39-46; 23,34) y una enseñanza suya muy particular sobre ella (11,5-13; 18,1-8; 18,9-14).
La parábola del fariseo y el publicano (18,9-14) se enmarca dentro del viaje de Jesús a
Jerusalén y más hacia el final de este viaje. El texto precedente es otra parábola: la de la
viuda y el juez injusto, que tiene como temática central la oración, en la que se enseña a no
desfallecer sino perseverar en la oración.
127
George Agustín. “El Evangelio según san Lucas”, (Estella-Navarra: editorial Verbo Divino, 1976, 42.
57
La parábola, objeto de nuestro estudio, muestra la importancia de la oración que se dirige a
Dios, pero desde un punto de vista más particular, es decir, nos muestra cómo es la oración
con base en las actitudes y tipos de oración de los personajes.
El fariseo realiza una oración de acción de gracias, diciéndole a Dios todo lo bueno que
hace (ayuno y pago del diezmo) y lo malo que no hace con respecto a otras personas128
(ladrones, adúlteros, y el publicano) que no son como él, y con otra característica evidente
en la actitud del fariseo: el desprecio hacia los demás, sobre todo al publicano.
En cambio el publicano hace una oración de súplica a Dios para que sea propicio a Él129. Se
siente pecador y necesitado de la misericordia de Dios. El publicano no hace su oración
comparándose ni despreciando a los demás; se siente avergonzado, le pesa su pecado, pero
esto no le impide confiar plenamente en la misericordia de Dios130. Como a Dios le agradó
su oración y no la del fariseo, por eso quedó justificado (v 14a).
Estos estilos de oración, tanto la del fariseo como la del publicano, nos hacen ver otra
característica importante que es la relación que cada uno de ellos tiene con Dios. El fariseo
basa esta relación en el estricto cumplimiento de la Ley, de sus preceptos de la Ley y no
existe un trato personal, cercano y de confianza. Al no tener una relación personal con Dios
no lo conoce verdaderamente lo cual su actitud frente al publicano. Contrariamente el
publicano parece conocer un poco más a Dios, pues aunque por sus pecados se haya alejado
de Él, se mantiene distante, avergonzado, golpeándose el pecho e implorándole que se
reconcilie con él, confiando en que Dios es misericordioso y lo acogerá nuevamente. Esta
oración de súplica muestra que el publicano busca renovar su relación con Dios, y lo
termina consiguiendo por la sentencia que hace Jesús (cf.14a). En la relación con Dios es
necesaria, en primer lugar, la humildad como uno de sus fundamentos, y en segundo lugar,
el amor.
128
Cf. Benito Acosta, “Lucas, Evangelio de la Misericordia”, (Málaga: Editorial Sepha, 2009), 572.
Cf. Francois Bovon, “El Evangelio Según San Lucas”, (Salamanca: Editorial Sigueme, 2002), 265.
130
Cf. Benito Acosta, “Lucas, Evangelio de la Misericordia”, (Málaga: Editorial Sepha, 2009), 573.
129
58
Los anteriores parámetros sobre la oración, en la parábola del fariseo y el publicano, nos
muestran que la oración debe ir acompañada de la humildad como su principal cualidad de
fondo131 . El publicano que muestra esta actitud “…no hace, pues sino expresar su situación
ontológica y la lucidez de su conciencia esclarecida por la luz de Dios, que lo acoge”132.
4.2 La Humildad
La humildad se presenta como la virtud de reconocerse a sí mismo en lo que se es. Jesús
mismo se declara manso y humilde de corazón (Mt 11,29). También Pablo en la Carta a los
Filipenses muestra la humildad de Jesús (Flp 2, 5-11). De igual forma en la primera Carta
de Pedro (1Pe 5,5) y en la Carta de Santiago (St 4,6). Él sabe quién es, sabe quién es el
Padre y es consciente de su relación con Él. También Lucas nos muestra lo importante que
es la humildad para Dios: “manifestó el poder de su brazo, dispersó a los soberbios de
corazón. Derribó de su trono a los poderosos y ensalzó a los humildes” (1, 48; 51-52).
Gioacchhino Pecci habla sobre la humildad de Jesús: “Ahora bien, este divino Salvador ha
vivido la humildad hasta el extremo de hacerse el oprobio de la tierra, para abajar lo más
elevado y curar la llaga de nuestro orgullo, enseñándonos con su ejemplo el único camino
que lleva al cielo”133. Adicionalmente en el Evangelio se muestra en Jesús “de manera
recurrente, la atención y el cariño que mostró por los pecadores que estaban arrepentidos.
En contradicción con las actitudes de los fariseos Jesús comía con pecadores, perdonó a la
mujer adúltera, visitó la casa de Zaqueo, elogió el ejemplo del publicano humilde en el
templo. Tos estos ejemplos nos enseñan que él siempre mostró misericordia y
compasión”134.
En la parábola encontramos la humildad como una actitud del publicano, ya que él se
muestra como lo que es delante de Dios: un pecador, necesitado de la infinita misericordia
de Dios (18, 13). Se vacía de sí mismo. Esta actitud en la oración del publicano generó que
Dios se la escuchara y le hiciera caso. No se comparó con nadie135 (bajó justificado). Y
Dios escuchó esta oración, pues Él se complace en los humildes y los acoge siempre, (1,
48; 1, 52), porque se saben criaturas necesitadas de Dios y ponen su confianza en Él.
En su juicio, Jesús resume su enseñanza sobre el tema: “El que se enaltece será humillado y
el que se humilla será enaltecido” (18, 14).
131
Cf. Silvano Fausti, “Una comunidad lee el Evangelio de Lucas”, (Bogotá: Editorial san Pablo, 2009), 599.
A. Hamman. “La oración. El Nuevo Testamento. Los tres primeros siglos”, (Barcelona: Editorial Herder,
1967), 159.
133
Gioacchhino Pecci, “La práctica de la humildad”, (Guadalajara: Ediciones Populares, 2005), 17.
134
María Isabel Gil, “Conciencia de Pecado y Sentimiento de Culpa”, Cuestiones Teológicas, Vol. 36, No. 86
p. 303 – 326 Medellín - Colombia. Junio - Diciembre de 2009, 309.
135
Benito Acosta, “Lucas, Evangelio de la Misericordia”, (Málaga: Editorial Sepha, 2009), 573.
132
59
Parece que Lucas quiere mostrar una relación clara entre quien se humilla o tiene esta
actitud y la exaltación causada por ella. Esta humillación se opone a la actitud que muestra
el fariseo de autojustificarse, de exaltarse a sí mismo, y de despreciar a los demás.
En el texto “enaltecer” se usa en los dos sentidos: positivo, cuando quien se ha humillado a
sí mismo, voluntariamente, será exaltado (en futuro, por Dios. Verbo en pasivo-divino). Y
en sentido negativo, cuando quien se exalta a sí mismo, será humillado (en futuro, por Dios.
Verbo en pasivo-divino). Parece ser que en el Antiguo Testamento la humildad era
entendida como ese paso de la humillación a la exaltación136.
Esta máxima de Jesús aparece exactamente dos veces iguales en Lucas (14,11), con el
mismo sentido, en dos parábolas diferentes. En el Evangelio de Mateo también se encuentra
(23,12).
La humildad puede hacer ver al hombre su condición de criatura, que no se encuentra solo,
que vive con otros, y que como siervo de Dios y condición de pecador solo puede confiar
en la gracia y en la misericordia de Dios137.
San Agustín expresa con certeza sobre la humildad:
“Dios se ha hecho humilde para salvarnos, avergüéncese el hombre de ser soberbio.
Cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección;
porque el humilde será exaltado en la gloria. El primer grado de la humildad es
escuchar humildemente las palabras de la verdad, grabarlas en la memoria y ponerlas
por obra. Es cierto que la verdad huye siempre de las mentes que no son humildes.
Cuanto más humilde sea el hombre ante sí mismo, más grande será ante Dios; el
soberbio, cuanto más glorioso aparece ante los hombres, más abyecto es delante de
Dios… Además, la Escritura dice: «¿De qué te ensoberbeces, polvo y cenizas», si el
viento de la soberbia disuelve y dispersa cuanto has reunido con ayunos y limosnas?
No te gloríes por tus virtudes, porque no serás tú tu juez, sino otro, ante el cual procura
humillarte en tu corazón, a fin de que Él te exalte en el tiempo de la retribución. Baja
136
Erich Przywara, “Humildad, Paciencia, Amor. Tres virtudes cristianas”, (Barcelona: Editorial Herder,
1964), 18.
137
Leonhard Gilen, “Amor propio y humildad. Aproximación psicológica a la personalidad religiosa”,
(Barcelona: Editorial Herder, 1980), 68.
60
si quieres subir, humíllate si quieres ser exaltado, para que cuando seas exaltado no
vengas a ser humillado, porque el que es deforme a sus propios ojos es hermoso
delante de Dios”138.
Se debe resaltar que “ninguna culpa o pecado es demasiado grande si se reconoce, se
declara, y se echa a la misericordia de Dios como a un fuego. Pero la culpa no reconocida,
no declarada, no confesada, tortura y pesa; es como el foco de una enfermedad que, sin
verse, infecta todo”139. Esta reflexión se hace eco de las actitudes del publicano y el fariseo.
Como diría Gioacchhino Pecci (León XIII):
“Es una verdad incontrovertible que no habrá misericordia para los soberbios,
que para ellos permanecerán cerradas las puertas de los cielos, y que el Señor
sólo las abrirá a los humildes. Para convencerse, basta abrir las Sagradas
Escrituras, que continuamente nos enseñan que Dios resiste a los orgullosos,
que humilla a los que se ensalzan, que hay que hacerse semejantes a los niños
para entrar en su gloria, que quien a ellos no se asemeje será excluido, y, por
último, que Dios sólo otorga su gracia a los humildes”140.
Con relación a la actitud que muestra el fariseo en la parábola, Pecci añade:
“Si haces alguna mortificación extraordinaria, procura preservarte del veneno de la
vanagloria, que destruye a menudo todo su mérito; hazla tan sólo porque desdeciría de
un pecador que viviera según su propio capricho, y también por tantas deudas como
tienes que saldar ante la justicia divina. Piensa que los actos de penitencia te son tan
necesarios para detener la violencia de las pasiones y mantenerte dentro de los límites
del deber, como la brida y el freno para domar un impetuoso caballo”141.
Y continúa:
“Si entre los que te rodean hay alguno que te parece despreciable, obrarás sabia y
prudentemente si en vez de publicar y censurar sus defectos te fijas en las buenas
cualidades naturales y sobrenaturales de que Dios le ha dotado, y que le hacen digno
138
Gioacchhino Pecci, “La práctica de la humildad”, (Guadalajara: Ediciones Populares, 2005), 61-62.
Christoph Schonborn, “Hemos encontrado Misericordia”, (Madrid: Ediciones Palabra, 2011), 124.
140
Gioacchhino Pecci, “La práctica de la humildad”, (Guadalajara: Ediciones Populares, 2005),16.
141
Ibid., 34.
139
61
de respeto y honor”142. Adicionalmente con respecto a la oración afirma: “Acude a la
oración persuadido de tu indignidad y bajeza y lleno de un temor sagrado por la
presencia de la suprema Majestad, cuya protección te atreves a implorar. ¿Hablaré a
mi Señor yo que soy polvo y ceniza? Si recibes algún favor extraordinario, júzgate
indigno de él, y piensa que Dios te lo ha concedido por su largueza y misericordia. No
143
te complazcas vanamente atribuyéndolo a tus méritos” .
4.3
La Justificación
La justificación es un acto de Dios por el cual Él declara que una persona pecadora es
justa144. Sin embargo a través del tiempo este concepto fue evolucionando en el contexto
bíblico, del Antiguo al Nuevo Testamento en los Evangelios, Pablo y la Carta de Santiago.
4.3.1 Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento consiste en que alguien es declarado libre de culpa145. Además
tiene unas implicaciones de tipo legal, ya que tenía su contraste frente a la condenación (Dt
25,1; Prov 17,15; Is 5,23)146.
La justificación tenía su fundamento en el ser justo de la persona de acuerdo a su
comportamiento correcto ante Dios. Solo Él podía juzgar perfectamente si una persona
estaba cumpliendo y viviendo de acuerdo al criterio de relación dado por Él147.
Esta medida de la relación con Dios tiene un fundamento comunitario donde el obrar justo
de Dios se enmarca en la realización de la comunidad148. “Las acciones justas de Dios
representan su acción salvífica, por lo cual su justicia es causa de salvación”149.
142
Ibid., 36.
Ibid., 42.
144
David S. Dockery, “Comentario Biblico Conciso Holman: Un Comentario Claro y de Lectura Amena
Sobre Cada Libro de la Biblia”, (Nashville: B&H Publishing Group, 2005), 547.
145
Ibid., 547.
146
Ibid., 547.
147
Ibid., 547,
143
62
4.3.2 Nuevo Testamento
En los Evangelios se menciona y se manifiesta la justicia que viene de Dios, perosolamente
en Lucas se encuentra la justificación con el significado específico que tiene en la parábola
del fariseo y el publicano (cf. 3.5.1. El juicio de Jesús).
Pablo elabora su doctrina de la justificación por la fe, que a diferencia del Antiguo
Testamento, no se alcanza por el cumplimiento de la Ley sino por la fe en Jesucristo (Rom
3,22-24; 5,1; 5,17-18; 2 Cor 5,21; Fil 3,9; Gal 2,21; Tit 3,5). La justicia de Dios es creadora
de salvación y va unida a la fe, en cuanto confianza incondicional que representa el modo
de aceptación, donde la justicia divina justifica al hombre150.
Para Pablo es muy importante resaltar que la justificación no se alcanza por realizar las
obras de la Ley ya que éstas no pueden dar vida y no pueden ser causa de salvación en el
hombre, en cambio por la fe en Jesucristo crucificado y resucitado se alcanza la
justificación que trae la salvación (Gal 3, 17-22).
Para Pablo: “La doctrina de la justificación es teológica. La revelación va unida a la
persona e historia de Jesucristo, a su muerte y resurrección. Su muerte en cruz ha destruido
el poder del pecado. La resurrección de Jesús otorga relevancia actual a la justificación del
hombre (Rom 4,25). No es la Torah, sino este acto definitivo de Dios el que crea la
salvación”151.
Santiago en su carta va más adelante al afirmar que la justificación se da no solamente por
la fe, sino también por las obras (St 2, 14 -26). Pero para Santiago las obras no son las de la
Ley, sino las que nacen de la fe. Se debe señalar que “la justificación por parte de Dios y la
148
Fernand Hahn, “La justificación, aproximación bíblica”, Selecciones de Teología Vol 39 – Sumario 156
(2000), http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol39/156/156_hahn.pdf (consultada en mayo
14 de 2013), 284.
149
Ibid., 284.
150
Ibid., 286.
151
Ibid., 288.
63
manera de entender la colaboración de la fe y de las obras presuponen una comprensión
diferente de la de Pablo. Sin embargo, se da algo en común: al hablar de la justificación se
trata de un acontecimiento relevante para la salvación, aunque no la fundamenta; además,
para el autor de la carta está en juego la unión de fe y obras. Esto, sin ser idéntico, no está
lejos de la genuina concepción paulina”152.
La justificación mencionada en la parábola del fariseo y el publicano pareciera que difiere
de alguna manera de la justificación por la fe que plantea Pablo. Sin embargo hay que
considerar:

El término “justificado” solo aparece en los evangelios en esta perícopa.

Los siguientes argumentos indican que la doctrina de la justificación de Pablo puede
estar basada en la tradición153:
o La justificación en el sentido de ser aceptados y reconciliados por la
misericordia de Dios y no por las propias obras, ya tiene sus esbozos
veterotestamentarios (cf. Sal 24,3-5; 51).
o La aceptación incondicional de Dios precede a las obras mismas. (Esto se
encuentra en Lc 15, 20-24; 19,1-10 y en la misma parábola que se está
estudiando).
o Lo importante es la actitud presente y no los hechos del pasado.
o Los personajes reconocen sus pecados y culpa.
o Aunque no se nombre explícitamente la fe, como lo hace Pablo, ésta se
manifiesta de dos maneras: en la actitud confiada en la misericordia de Dios y
en los gestos de arrepentimiento que muestra el publicano.
o Se aclara que los enunciados anteriores no implican negar un desarrollo
teológico portentoso de Pablo.
Como conclusión se puede decir que: “Existen tres componentes del mensaje salvífico se
resumen en las afirmaciones sobre la justificación: la iniciativa de Dios, el carácter gratuito
de su actuación y la confianza sin reservas por parte del hombre”154.
152
153
Ibid., 289.
J. López Vergara, Op. Cit., 193.
64
4.4
La Misericordia de Dios
La Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, da testimonio de que la
misericordia es el atributo de Dios que ocupa el primer lugar en su autorrevelación en la
historia de salvación155.
Lucas en el Evangelio muestra en muchos pasajes la manifestación de la misericordia de
Dios (cf. 7, 36-50; 10,29-35; 15, 1-32; 18,14 etc), por eso se le llama “Evangelio de la
Misericordia”156. La parábola del fariseo y el publicano cuenta entre esas manifestaciones
que muestran que Dios no quiere la muerte del pecador sino que viva y se convierta, que la
misericordia se da sin medida de parte de Dios. La parábola nos enseña cómo se puede
propiciar esa misericordia para el hombre.
El relato mostraba que la oración del fariseo era de acción de gracias y no de súplica como
la del publicano; el fariseo no buscaba perdón ni misericordia de parte de Dios. Esta acción
de gracias de este personaje mostraba elementos contrarios a la misericordia que nos
manifiesta Jesús en todo el Evangelio:

El desprecio a los demás, incluyendo al publicano.

Solo piensa y se expresa en lo bueno que él es.
Por el contrario, el publicano no realiza una oración de acción de gracias sino de súplica y
en ella, primero le pide a Dios que le sea propicio, que se le conceda la reconciliación, y
segundo le hace esa solicitud sabiéndose pecador, es consciente de sus pecados y se sabe
necesitado del perdón y de la misericordia de Dios. Lo importante en su petición es su
actitud. Se puede decir inclusive que lo primero que el publicano tiene es una actitud
interna que demuestra con su oración.
154
Fernand Hahn, “La justificación, aproximación bíblica”, Selecciones de Teología Vol 39 – Sumario 156
(2000), http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol39/156/156_hahn.pdf (consultada en mayo
14 de 2013), 290.
155
Walter Kasper, “La misericordia. Clave del Evangelio y de la vida cristiana”, (Santander: Editorial Sal
Terrae, 2012), 71.
156
Cf. Juan Palbo II, “Dives in Misericordia” (Bogotá: editorial Paulinas, 2003), 16.
65
Solo aquel que se reconoce pecador alcanza la misericordia de Dios, que nunca desprecia
un corazón arrepentido(Sal 51).
Hay que destacar que la justificación del publicano no se puede desvincular de la
misericordia de Dios, ya que ésta última es la que causa la justificación y lo hace acepto y
justo ante los ojos de Dios.
Por eso: “La justificación libera al hombre del pecado que contradice al amor de Dios, y
purifica su corazón. La justificación es prolongación de la iniciativa misericordiosa de Dios
que otorga el perdón. Reconcilia al hombre con Dios, libera de la servidumbre del pecado y
sana157”.
Se debe destacar que en la tradición la relación de Jesús con los pecadores es un punto
central del Evangelio de Lucas. Ya que eran estos los que rechazaban a Dios y eran los
necesitados de misericordia, aunque se consideraba que su arrepentimiento fuera imposible.
Después de la destrucción del templo de Jerusalén, y con la probabilidad de la influencia de
las comunidades cristianas, fue entonces cuando el pecador era para quien realmente tenía
cabida la misericordia y el perdón de Dios158. Esto queda referenciado en el Evangelio
donde los pecadores, por ejemplo, la mujer pecadora, Zaqueo, el hijo pródigo y el humilde
publicano de la parábola. Lo que hace Lucas es reproducir la esencia del Evangelio, que es
la Buena Nueva que el Señor Jesús vino a ofrecer a los más necesitados (cf 4,18) entre los
que se encontraban los pecadores (cf 19, 10)159.
Por lo tanto Dios se mueve en misericordia hacia aquel que pone su confianza, no en sí
mismo, sino en Él. El fariseo no pone su confianza en Dios sino en él mismo, confía en su
propia justicia y obras, por eso no alcanza la misericordia de Dios, por eso no queda
justificado, a diferencia del publicano, según el juicio emitido por Jesús (cf. 18,14a).
La parábola pudo haber sido considera en algún momento como una parábola de la
misericordia donde se revelaría que la justificación proviene solamente de la misericordia
157
Catecismo de la Iglesia Católica, artículo 1990.
J. López Vergara, Op. Cit., 189-190.
159
Ibid., 190.
158
66
de Dios160. Para Fitzmyer la condición de justo y el restablecimiento de la justicia del
publicano se encuentra solamente en la confesión de su pecado 161. Sin embargo la
justificación no es el resultado de solo confesar los pecados sino en la confianza que tiene
el publicano en la misericordia de Dios162.
En el Evangelio de Lucas, como vemos, Jesús anuncia el mensaje de la misericordia divina
de forma definitiva y universal, no para unos cuantos, sino para todos. Jesús es quien nos
abre el acceso al Padre, ya que en el Reino de Dios hay espacio para todos, nadie es
excluido. El Padre definitivamente ha apaciguado su ira, concediendo un mayor espacio a
su amor y su misericordia163. Lejos de condenar, Dios perdona, da y regala en una medida
generosa su misericordia. Ella desborda toda medida164. La omnipotencia de Dios se
manifiesta sobre todo en la indulgencia y el perdón165. El publicano experimentó con su
oración la misericordia divina porque Dios no quiere la muerte del pecador sino que se
convierta y que viva (Ez. 18, 23).
La misericordia y la justicia (justificación) tienen una relación cercana, ya que como afirma
el cardenal Walter Kasper: “la misericordia es la más perfecta realización de la justicia. La
misericordia de Dios lleva al ser humano a regresar a la verdad sobre sí mismo. La
compasión divina no humilla al hombre.166”. Dios fue entonces misericordioso con el
publicano, no lo humilló, como hizo el fariseo, sino que lo exaltó y le restituyó su dignidad,
porque él reconoció su verdad. “En su misericordia, Dios quiere satisfacer también la
justicia167”. “La justicia de Dios es su misericordia y su misericordia es su justicia168”.
Sin embargo esta relación no debe falsear la compresión de la enseñanza de Jesús sobre la
misericordia divina prescindiendo o minimizando los discursos relativos al juicio (justicia).
160
J. López Vergara, Op. Cit., 196.
J. Fitzmyer, “El Evangelio según san Lucas III”. (Madrid: editorial Cristiandad, 1986), 856.
162
J. López Vergara, Op. Cit., 196.
163
Walter Kasper, “La misericordia. Clave del Evangelio y de la vida cristiana”, (Santander: Editorial Sal
Terrae, 2012), 71.
164
Ibid., 72.
165
Ibid., 93.
166
Ibid., 74.
167
Ibid., 78.
168
Ibid., 82
161
67
Estos discursos constituyen una reiterada y constante llamada a la conversión en vista de
una última oportunidad concedida por la divina misericordia169.
Continuando con esta relación, y teniendo en cuenta, como se expuso antes, que la
Escritura da testimonio de la misericordia como el principal atributo de Dios, ésta no puede
ser un caso de justicia divina, por el contrario la justicia ha de entenderse desde la
perspectiva de la misericordia de divina170. “La misericordia aparece entonces como la
justicia característica de Dios171”.
La justicia que quiere mostrar Jesús no es una justicia condenatoria y castigadora sino una
justicia que justifica, que nos hace justos172. Esta justicia se da, no por méritos propios sino
por pura gracia de Dios, incluso a pesar de nuestros méritos. No nos es concedida en razón
o virtud de nuestras obras sino en virtud de la fe173. El fariseo a pesar de sus obras (ayuno y
diezmo) no alcanzo la justificación porque no consideraba que la necesitara, ya se creía
justo.
En este sentido, teniendo presente que la libertad nos libera de la presión de la Ley, donde
su cumplimiento hace creer que se puede justificarse a sí mismo, aunque no se pueda llegar
completamente a su altura. De ese modo se exige mucho de uno mismo para su
cumplimiento174. Esto es algo que le ocurría al fariseo, el cumplimiento de la Ley lo hizo
autojustificarse.
La misericordia, testimoniada en la toda la Escritura y concretamente en el Evangelio de
Lucas, es el mensaje bueno, consolador, alentador y esperanzador en el que se puede
confiar en cualquier situación. Es para todos refugio, esperanza y consuelo175. Al publicano
se le concedió y bajo justificado a su casa.
169
Ibid., 75.
Ibid., 93.
171
Ibid., 93.
172
Ibid., 81.
173
Ibid., 81.
174
Ibid., 82
175
Ibid., 113
170
68
Finalmente se puede hacer la pregunta que realiza el cardenal Christoph Schonborn: “¿Hay
misericordia también para nosotros, pecadores? Sí, la hay, una misericordia absoluta e
inagotable. Pero plantea algunas exigencias: sinceridad y arrepentimiento176”. Estas
exigencias se pueden encontrar claramente en el publicano.
176
Christoph Schonborn, “Hemos encontrado Misericordia”, (Madrid: Ediciones Palabra, 2011), 74.
69
5. APLICACIÓN ACTUAL
La cultura y la sociedad actual hacen creer que el hombre de hoy no necesita de Dios 177, en
donde poco a poco se le va sacando de todas partes pero sobre todo de su corazón. Esto trae
como consecuencia que el hombre se empiece a cerrar a una experiencia de Dios 178 lo que
puede ocasionar que él no experimente su Amor y su Misericordia.
Ese desconocimiento de la Misericordia de Dios hace que el hombre viva una vida donde
no se reconoce quien es él mismo y esa cultura lo invita a tener actitudes de superioridad179
y de mostrar que se es autosuficiente.
Esta situación influye también en los cristianos, en donde muchas veces se piensa que por
creer en Dios y cumplir con ciertas normas y leyes son superiores a los demás 180 o ya están
salvados o justificados. Estas personas no sienten la necesidad de la Misericordia de Dios
porque consideran que son buenas y que al cumplir con unos ritos (llámese eucaristía
dominical, entre otras) y normas, están bien delante de Dios y creen que por ello se pueden
convertir en jueces de los demás, alabando su propia conducta y actitudes, y condenando la
de los otros.
Solo cuando una persona creyente abre su corazón a Dios para dejar que El obre en ella, se
empieza a experimentar su Amor y ese Amor es el que permite al cristiano creyente
empezar a reconocerse a sí mismo como es y a darse cuenta de la necesidad de Misericordia
que tiene181.
Esta situación abarca a cada uno de los creyentes y se tiene que empezar a analizar, a
reflexionar como es la relación de cada uno con Dios y con el prójimo, para entender que
uno solo es criatura delante del Creador y que Dios siendo misericordioso también es Justo
y que algún día cada uno tendrá que estar delante de Dios para responder por nuestro amor
en este mundo (Mt 25, 31-46).
177
Cf. Juan Antonio Estrada, “El futuro de Dios en una sociedad laica” (España: Ponencia de la XIII
Semana Andaluza de Teología, 2006), 3.
178
Cf. Raul Berzosa Martínez, “10 desafíos al cristianismo desde la nueva cultura emergente” (EstellaNavarra: editorial Verbo Divino, 2004), 130-131 y 135.
179
Cf. Ibíd., 84.
180
Cf. Ibíd., 84.
181
Cf. Juan Palbo II, “Dives in Misericordia” (Bogotá: editorial Paulinas, 2003), 7.
70
En la actualidad, los admirables logros de la humanidad quedan en buena parte
ensombrecidos por la presencia de graves injusticias. Mientras unos viven en el bienestar,
incluso hasta el derroche, otros sufren pobreza, miseria, hambre, indiferencia y desprecio.
¿Cómo elevar nuestro corazón a Dios desde este mundo tan injusto?182
5.1
La Oración
La oración es la expresión de la fe, su aliento183. En esta expresión se encuentra una
relación directa entre fe y oración. Por ese motivo si una entra en crisis la otra también.
En esta época se puede detectar una crisis en la oración que abarca a todo el conjunto del
pueblo cristiano184. Se puede hablar incluso de cristianos a los que se les está olvidando lo
que es orar. Han ido abandonando aquellas oraciones que en otras épocas habían
alimentado y fortalecido su fe, pero que hoy éstas no le dicen nada. Su relación con Dios
actualmente está como bloqueada, se quedan sin saber cómo comunicarse con Él185.
Teniendo como base lo anterior para algunos cristianos se vuelve complicado llamar Padre
a Dios y más aún, invocarlo con confianza si les parece un ser lejano y difuso al
considerarlo indiferente y ajeno a sus problemas y sufrimientos. A otros cristianos, la
oración les parece algo falso, algo que debería de ser superado ya que una persona
responsable no debe necesitar la oración para organizar su vida186.
Hay otros que han ido abandonando la oración tratando de rehuir al encuentro con Dios, ya
sea por su desorden moral o incluso por su propia mediocridad cristiana. No han aprendido
182
Obispos de Navarra y Euskadi, “La oración cristiana hoy”, (Barcelona: Centro de pastoral litúrgica, 1999),
37.
183
Ibid., 11.
184
Ibid., 11.
185
Ibid., 12.
186
Ibid., 12.
71
a encontrarse ni a relacionarse con Dios desde su pecado o infidelidad 187, a diferencia del
publicano que reconoce como pecador delante de Dios y en su oración le pide
confiadamente su compasión.
La vida moderna parece querer imponer unas condiciones que son poco favorables para la
oración: el ruido, la presión de los medios de comunicación, la movilidad, la competencia,
el trabajo, la publicidad, la invasión del hogar, las prisas y las tensiones hacen casi
imposible el ambiente propicio para la oración188.
La oración, en la actualidad, también puede presentar dificultades por la propia experiencia
del orante. Estas dificultades pueden aparecer antes y después de la oración189. Se puede
encontrar en el cristiano de hoy esas dificultades que se tiene para la oración. Estas se
pueden entender de diferentes maneras: Falta de tiempo (se pone por excusa donde los
deberes humanos se colocan por encima de los deberes con Dios), no se sabe cómo orar, la
oración solo en momentos de emergencia o necesidad (acá encontramos al Dios
“bombero”), la forma de orar no es adecuada (se repiten frases u oraciones sin saber lo que
se dice), la poca perseverancia en la oración, la oración sin conciencia de lo que se dice
(distracción en la oración), la falta de humildad, confianza en las propias fuerzas y
habilidades, la oración como una costumbre y no como un dialogo personal con Dios, en
fin, se pueden enumerar varias situaciones que hacen que la oración no se vuelva eficaz ni
tenga el sentido apropiado. La parábola muestra como los personajes suben al templo para
dedicarle un tiempo a la oración con Dios y como el publicano sabe relacionarse con ese
Dios que se hace cercano.
Hoy se vive una fe débil y poco convencida dentro de un marco de indiferencia y
despreocupación en varios sentidos donde la presencia de Dios parece diluirse. Esto se ve
reflejado también en los hogares donde van desapareciendo aquellas oraciones de la
mañana, de la noche, la bendición de los alimentos, el rosario en familia, entre otras. Los
padres de familia ya no enseñan a sus hijos a orar, ya sea porque ellos mismos no saben o
no les preocupa su enseñanza. Lo que trasmiten es silencio e indiferencia hacia la oración y
187
Ibid., 12.
Ibid., 36.
189
Cf. José Caba. “Pedid y recibiréis”. (Madrid: La Editorial Católica), 1980.
188
72
a Dios190. Lucas con la parábola quiere mostrar la importancia de la oración como una
forma efectiva de relacionarse con Dios.
Lo anterior puede deberse a que nunca ha sido fácil relacionarse con aquel Dios invisible y
oculto, y donde los hombres quieren ver y comprobar, captar y comprender. En este sentido
empiezan a surgir preguntas como ¿Para qué sirve orar? ¿De qué sirve invocar a Dios?
¿Orar, no es hablar con uno mismo? La primera pregunta tiene un trasfondo cultural: se
piensa que lo importante es la acción, el esfuerzo y el trabajo. En la segunda pregunta se
advierte a un Dios que no parece preocuparse mucho por aquellos que acuden a Él o que no
interviene para resolver las injusticias y desgracias. De esta forma clama el salmista (Sal 22
[21]). La tercera pregunta se relaciona con el debilitamiento de la oración, en la que se cree
que la oración se dirige hacia alguien a quien no se ve y que no “contesta” y en la que
parece que se habla es con uno mismo y no con Dios191. Jesús con la sentencia de la oración
del publicano muestra que siempre hay una respuesta de Dios.
Otros obstáculos que se encuentran en la actualidad es que en varias ocasiones se realiza
oración de forma interesada, con actitudes que no son las adecuadas, una oración hecha con
fórmulas repetidas pero de forma distraída, sin gran hondura; una oración modesta y
deslucida. Esto sucede en aquellos que no se conocen bien y no saben hablar con Dios
porque tampoco saben hablar consigo mismos ni con los demás sino que lo hace de forma
torpe y con mucho trabajo192. Esto implica que no conozcan a Dios, por lo que en primer
lugar tendrán una idea falsa o incompleta de Dios y en segundo lugar no van a tener una
relación personal con Él. Esta es la actitud característica del fariseo en la parábola.
Cuando el cristiano ora está siempre buscando como realidad última el Reinado de Dios
entre los hombres193. Se toma como opción lo que Jesús dice: “Buscad primero el Reino de
Dios y toda su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6, 32-33). De aquí
surge la pregunta a que Dios se ora, ¿si a un Dios indiferente ante el dolor y las injusticias
humanas, o al Dios de amor que quiere la justicia y el bien para todos? O también: ¿En
190
Obispos de Navarra y Euskadi, “La oración cristiana hoy”, (Barcelona: Centro de pastoral litúrgica, 1999),
12-13.
191
Cf. Ibid., 14-15.
192
Ibid., 15.
193
Ibid., 23.
73
dónde inicia y hacia donde nos conduce nuestra oración?¿Nace del egoísmo del hombre o
de su búsqueda del Reino de Dios y nos compromete en su realización?194
Con frecuencia el ser humano se siente culpable por sus actos. La vida también es
culpabilidad, descontento de sí mismo, temor, indignidad, contradicción interior, necesidad
de ser diferente. En estas circunstancias la persona puede huir de sí misma, pero también
puede escuchar el anhelo más profundo de su corazón y de su ser, y buscar el perdón y la
reconciliación. Es lo que hace un creyente cuando implora la misericordia de Dios, así
como el publicano. Sin embargo no se trata de pedir perdón por pecados concretos. El
creyente necesita vivir constantemente del perdón de Dios195.
Existen actualmente pocas cosas que puedan alejar tanto de la verdadera oración como
aquellas plegarias al Espíritu Santo y a la Virgen María que repetidas un número
determinado de veces pretenden asegurar de forma casi automática toda clase de
complacencias. Pero también existen otros modos de manipular la oración, tratando de
“negociar” con Dios la obtención de un favor o buscando en ella un equilibrio
emocional196.
La oración se vuelve eficaz, no porque se cumplan nuestros deseos sino porque ella nos
hace más humanos y más cristianos. El encuentro con Dios en la oración, abre nuestro
corazón a la escucha de su Palabra. Libera del egoísmo desordenado que lleva al
acaparamiento de cosas y de personas para someterlas al propio yo. La eficacia de la
oración se concreta realmente en la propia conversión197. Esto fue lo que sucedió con el
publicano.
La oración es para que la gracia de Dios actúe en cada persona, para que a través de ella se
transforme el corazón de quien ora. Es el creyente el que necesita cambiar, no Dios198.
194
Ibid., 23.
Ibid., 25.
196
Ibid., 28.
197
Ibid., 28.
198
Ibid., 28.
195
74
Ante estas imágenes falsas de Dios, en las cuales la oración no es actitud de vida, sino
recurso de emergencia o de altivez, la parábola da otra imagen de Dios y otra actitud de
oración. Aquí surge la humildad como la actitud primordial que se debe tener en el
momento de hacer oración a Dios.
Después de hacer un balance sobre la situación actual relacionada con la oración, la
parábola viene a mostrarnos un camino de luz para que ésta se convierta en dialogo y
relación con Dios. Ante El basta presentarse con nuestro ser. Aquello que es parte de la
vida puede ser punto de partida para una oración de súplica, de acción de gracias, alabanza,
queja o petición de perdón199.
La oración no debe constar de congratulaciones, ni de realizar alardes de prácticas de
piedad, debe evitar el orgullo, ni debe juzgar y criticar a otras personas, sino de forma
humilde, confesar los pecados y manifestar la necesidad de la misericordia de Dios y
confiar en ella, para que por medio de esta misericordia se alcance la justificación 200, así
como ocurrió con el publicano.
A Dios se le debe buscar con humildad, sabiendo que es Él quien tiene la iniciativa del
encuentro en la oración. Dicha iniciativa exige que se renuncie a toda actitud de soberbia,
altivez, autojustificación, de importancia de uno mismo, con nuestras necesidades y deseos.
Dios no se deja manipular ni poseer al antojo de uno201.
199
Obispos de Navarra y Euskadi, “La oración cristiana hoy”, (Barcelona: Centro de pastoral litúrgica, 1999),
24.
200
Cf. Kenneth Bailey, “Las parábolas de Lucas. Un acercamiento literario a través de la mirada de los
campesinos de oriente medio”, (Miami: Editorial Vida, 2009), 241.
201
Ibid., 31.
75
5.2
La Humildad
Los cristianos, en repetidas ocasiones, piensan que por creer en Dios y cumplir con los
mandamientos se sienten primeros y superiores a los demás202 o simplemente no se
preocupan más por tener una relación cercana con Dios. Estas personas no sienten la
necesidad de Dios porque consideran que son buenas y que al cumplir con los
mandamientos, están bien delante de Dios y creen que por ello se pueden convertir en
jueces de los demás, alabando su propia conducta y actitudes, y condenando la de los otros.
“…También en la Iglesia existe la propensión velada a presentar a Dios los propios méritos
en el cumplimiento de la ley, a invocar las propias obras y a afirmar los propios derechos
frente a Dios203”. Esto se muestra en los signos exteriores de humillación que el hombre
quiere mostrar pero que son propios de la falsa humildad204.
Se puede afirmar que la humildad no solamente es un estado que uno pueda comprobar en
sí mismo, sino que la sola verdad del amor divino ha penetrado y absorbido totalmente a
una persona205.
Por eso es importante recordar lo que nos dice Ángel Rodríguez referente a la humildad:
“El criterio según el cual la virtud cristiana de la humildad regula las tendencias
humanas de que venimos hablando sigue siendo el de la verdad. La humildad no tolera
la falsedad acerca de las propias cualidades positivas o negativas. Pero a la luz de las
enseñanzas del Señor es posible comprender con mayor exactitud cuál es nuestra
verdadera posición ante Dios y ante los demás. El cristiano es bien consciente de que
todo lo ha recibido gratuitamente de Dios, tanto el ser y la vida como la justicia y la
gracia... La humildad enseñada por el Señor es también la otra cara de la
caridad hacia el prójimo. Quien es consciente de ser nada ante la majestad de Dios,
evita el orgullo y el desprecio del prójimo, sabe comprender a los demás, incluidos
202
Cf. Ibíd., 84.
Biblioteca Católica Digital, tomado de “http://bibliotecacatolicadigital.org/FICHAS/BIBLIA/Lc/LUCAS18.htm” (Consultada el 22 de julio de 2013).
204
Erich Przywara, “Humildad, Paciencia, Amor. Tres virtudes cristianas”, (Barcelona: Editorial Herder,
1964), 32.
205
Erich Przywara, “Humildad, Paciencia, Amor. Tres virtudes cristianas”, (Barcelona: Editorial Herder,
1964), 37.
203
76
sus errores. Sólo quien piensa que no se ha equivocado nunca se horroriza ante
los errores de los demás”206.
La humildad autentica solo es posible a la luz y en el seguimiento de Jesucristo y en la
identificación con Él, con sus actitudes y sentimientos207.
Gioacchhono Pecci muestra como debe ser una persona humilde:
“Abre los ojos de tu alma, y considera que no tienes nada tuyo de que gloriarte. Tuyo
sólo tienes el pecado, la debilidad y la miseria; y, en cuanto a los dones de naturaleza y
de gracia que hay en tí, solamente a Dios, de quien los has recibido como principio de
tu ser, pertenece la gloria”208. También aconseja: “Persuádete de que el pecado de
soberbia es un mal tan abominable, que cualquier otro en la tierra y en el infierno es
muy pequeño en comparación con él; este pecado fue el que hizo prevaricar a los
ángeles en el cielo y los precipitó a los abismos”209.
San Josemaría Escrivá nos enseña algunos aspectos importantes sobre la falta humildad que
se deben meditar y reflexionar. “Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales
evidentes de falta de humildad, y que algunas de éstas se encuentran en el fariseo de la
parábola:

Pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás.

Querer salirte siempre con la tuya.

Disputar sin razón o —cuando la tienes— insistir con tozudez y de mala manera.

Dar tu parecer sin que te lo pidan, ni lo exija la caridad.

Despreciar el punto de vista de los demás.

No mirar todos tus dones y cualidades como prestados.
206
Ángel Rodríguez, “Humildad personal”, tomado de “http://www.collationes.org/de-vitachristiana/quibusdam-spiritum-operis-dei/item/197-humildad-personal-%C3%A1ngel-rodr%C3%ADguezlu%C3%B1o#cita17” (Consultado en julio 18 de 2013)
207
Leonhard Gilen, “Amor propio y humildad. Aproximación psicológica a la personalidad religiosa”,
(Barcelona: Editorial Herder, 1980), 68
208
Gioacchhino Pecci, “La práctica de la humildad”, (Guadalajara: Ediciones Populares, 2005), 17.
209
Ibid., 18.
77

No reconocer que eres indigno de toda honra y estima, incluso de la tierra que pisas y
de las cosas que posees;

Citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones.

Hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan.

Excusarte cuando se te reprende.

Encubrir al Director algunas faltas humillantes, para que no pierda el concepto que de ti
tiene.

Oír con complacencia que te alaben, o alegrarte de que hayan hablado bien de ti.

Dolerte de que otros sean más estimados que tú.

Negarte a desempeñar oficios inferiores.

Buscar o desear singularizarte.

Insinuar en la conversación palabras de alabanza propia o que dan a entender tu
honradez, tu ingenio o destreza, tu prestigio profesional.

Avergonzarte porque careces de ciertos bienes”210.
Se puede concluir con lo que afirma san Agustín: “Sólo a pasos de humildad se sube a lo
alto de los cielos; porque allí arriba, al Dios excelso, no se llega con la soberbia, sino con la
humildad”211. Así lo logró el publicano.
210
211
San Josemaría Escrivá, Surco, n.263.
Gioacchhino Pecci, “La práctica de la humildad”, (Guadalajara: Ediciones Populares, 2005), 60.
78
6. CONCLUSIONES.
Con referencia a los datos obtenidos en el análisis exegético, podemos afirmar que la
perícopa estudiada sigue dando nuevas directrices teológicas que iluminan las actitudes
necesarias para una efectiva relación con Dios. Dentro de las acciones comunes a ambos
orantes: Subir y orar para hallar justificación ante el mismo destinatario (Dios). Se
encuentran cargas semánticas fuertes que marcan la diferencia en el resultado obtenido. En
primer lugar todo lo que hace o dice el fariseo denota auto-exaltación y rechazo a los
demás; asimila la perfección de sus obras a la perfección de Dios, pero de tajo, excluye y
descalifica “al otro”; lo que debiera ser una relación vertical “tu-yo” se convierte solamente
en una relación “yo-yo”.
Mientras tanto, en el publicano todo expresa humillación, vergüenza, carencia,
desconfianza de sí mismo, confianza en la misericordia de Dios, y sobre todo, no pretende
hablarle a Dios de “tú a tú”; reconoce su inferioridad y dependencia (se mantiene lejos),
como tampoco se compara ni descalifica a nadie; de la relación horizontal “yo-yo” se eleva
a una oración vertical “tu-yo”212. Después viene la sentencia de Jesús, como la clave de
interpretación de la parábola. Contrariamente a lo que se podría suponer, dice: “Yo os digo”
que no es así. La justicia divina se revela y despliega con toda fuerza y esplendor. Al final
del relato se produce un cambio de valores que refleja el actual rol mimetizado entre “ser y
parecer ser”. El que parece justo queda sin justificación, mientras el que parece pecador,
queda justificado. La parábola abre los ojos para que nadie limite la misericordia de Dios y
advierte que no acoger a los hermanos, es hacerlo. Jesús compartía la mesa con publicanos
y pecadores.
Esta situación abarca a cada uno de los creyentes y se tiene que empezar a analizar, a
reflexionar como es la relación de cada uno con Dios y con el prójimo, para entender que
uno solo es criatura delante del Creador y que Dios, siendo misericordioso, también es
Justo y que algún día cada uno tendrá que estar delante de Dios para responder por nuestro
amor en este mundo (Mt 25, 31-46).
Estos parámetros sobre la oración, en la parábola del fariseo y el publicano, muestran que la
oración debe ir acompañada de la humildad como su cualidad de fondo213. El publicano que
tuvo esta actitud “…no hace, pues sino expresar su situación ontológica y la lucidez de su
conciencia esclarecida por la luz de Dios, que lo acoge.”214
212
Caballero García, Juan Luis. “El fariseo y el publicano (Lc 18, 9-14). Escritura y tradición. Un ejemplo”,
en Excerpta e dissertationibus in Sacra Theologia 38 (2000), 40-43.
213
Cf. Fausti, Silvano. “Una comunidad lee el Evangelio de Lucas”, (Bogotá: Editorial san Pablo, 2009), 599.
214
A. Hamman. “La oración. El Nuevo Testamento. Los tres primeros siglos”, Editorial Herder, Barcelona,
1967, 159.
79
Con la concepción antropocéntrica prevalente desde la época renacentista en la cual Dios
pasa a un segundo plano y es el hombre quien ocupa el lugar central de todo lo creado,
hecho éste reflejado incluso en algunos púlpitos desde los cuales sólo se predica un
humanismo inmediatista –no como concepción de un fin próximo, sino como propio del
hombre preponderante y sin límite de tiempo-; con la tendencia postmodernista –relativista
en la cual todos los hombres tienen todas las respuestas, de las cuales no se excluye a la
sociedad religiosa de Colombia.
La vida laica cada vez se aleja más de las expresiones teológicas de “oración” y “humildad”
aunque en la sociedad hay un auge creciente de nuevas congregaciones cristianas romanas
y extra-romanas que en algunos pocos casos buscan con sinceridad unirse, como
coyunturas del mismo Cuerpo (Cristo), mediante la presencia del Espíritu Santo como
fundamento, y encuentran en la oración un elemento cohesionador de su fe individual y
comunitaria.
Dado esto el Señor muestra con la parábola que hay que hacer la oración a Él, con una
actitud de humildad, sencillez y verdadera confianza en Dios.
Asimismo se visualiza en nuestro tiempo que existe un “lenguaje religioso falso, de los que
ya se saben la parábola, que hace suya la oración del publicano pero solo en el sonido de las
palabras”215. Esto demuestra una actitud errada que solo Dios puede ver, ya que Él es el
único que escudriña los corazones.
El Papa Francisco ha dicho: “En todos nosotros hay un pedacito de incredulidad. Es
necesaria una plegaria fuerte y ese rezo humilde y fuerte hace que Jesús pueda hacer el
milagro. La plegaria para pedir un milagro, para pedir una acción extraordinaria debe ser
una plegaria comprometida, que nos abarque a todos”216 Esta palabra nos interpela a cada
creyente y nos hace un llamado que en la parábola hace explícito: La oración debe hacerse
con humildad para que tenga efecto, para que esa oración llegue hasta Dios, solo con un
corazón que quiere abrirse completamente a la acción salvífica y misericordiosa del Señor,
obtendrá lo que pide en su oración. Esta es la oración que agrada a Dios, la que se hace con
humildad de corazón, necesitando y confiando en su misericordia.
215
Benito Acosta, “Lucas, Evangelio de la Misericordia”, Editorial Sepha, Malaga, 2009, 572.
SS Papa Francisco, tomado de: http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-422960-el-papaasegura-los-milagros-existen-hay-pedirlos-corazon (Consultado en mayo 20 de 2013)
216
80
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