9. Artigo de Silvia Dacal - La emigracion

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LAS CIFRAS DE LA EMIGRACIÓN URUGUAYA HACIA ESPAÑA PRODUCIDA
POR CAUSAS ECONÓMICAS ENTRE 1999 Y 20081
Silvia Facal Santiago2
RESUMEN
La historia del Uruguay dependiente e independiente está ligada a los movimientos
migratorios – inmigración y emigración-. Desde la época colonial hasta la actualidad han
llegado diversos contingentes migratorios que han dejado su impronta en el país. Más
recientemente el fenómeno se invirtió y a partir de mediados de la década de 1960 se ha
producido una emigración masiva de uruguayos hacia el exterior, provocada, principalmente,
por causales económicas. En la actualidad nuestro principal destino migratorio es España. A
lo largo de este artículo analizaremos de forma detallada la emigración uruguaya reciente
hacia España.
Palabras clave: Uruguay. Migración. España.
RESUMO
A história do Uruguai dependente e independente está ligada aos movimentos migratórios –
imigração e emigração. Desde a época colonial, até a atualidade ocorrem diversos
movimentos migratórios, que têm deixado suas marcas no país. Mais recentemente, o
fenômeno se inverteu e, a partir de meados da década de 1960, se produziu uma emigração
massiva de uruguaios para o exterior, provocada, principalmente, por causas econômicas. Na
atualidade, o principal destino migratório é a Espanha. Ao longo deste artigo, analisaremos,
de forma detalhada, a recente emigração uruguaia para Espanha.
Palavras-chave: Uruguai. Migração. Espanha.
INTRODUCCIÓN
Los movimientos migratorios son inherentes al homo sapiens sapiens y existen ya
desde la prehistoria. Sin embargo, este fenómeno no se convirtió en un movimiento masivo
hasta entrada la Época Moderna, en plena era de los descubrimientos, con los viajes de
colonización de las tierras americanas por parte de los europeos.3 Tras la Revolución Francesa
1
Este artículo es fruto de una investigación que se realizó entre 2004 y 2009 sobre la emigración uruguaya
reciente hacia España con el patrocinio de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo
(AECID).
2
Licenciada en Historia (UDELAR), Especialista Gestión de Empresas Turísticas (Universidad Politécnica de
Madrid), Máster en Inmigración: Intervención Social e Investigación (Universidad Pontificia Comillas de
Madrid), Doctora en Historia (Universidad de Santiago de Compostela). Actualmente se desempeña como
docente en la Facultad de Ciencias Humanas de la UCU, en la Facultad de Humanidades de la UM y en la
Facultad de Ciencias Empresariales de la UDE en donde es coordinadora de postgrados. E-mail:
[email protected]
3
Se produjeron desplazamientos masivos tanto de soldados como de comerciantes, sacerdotes y esclavos. Estos
últimos traídos a las fuerzas desde África.
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(1789), y gracias a los adelantos tecnológicos, el fenómeno se va a convertir en algo global.
Al mismo tiempo se inicia un nuevo proceso colonizador por parte de los europeos en el
sudeste asiático y en África como efecto de la Segunda Revolución Industrial iniciada en
Inglaterra a mediados del siglo XIX. Los países europeos más desarrollados necesitaban
acceder a materias primas y mano de obra barata. La colonización es acompañada por una
importante emigración de europeos de los países colonizadores destacando la de ingleses en la
Unión Sudafricana y la de franceses en Argelia, entre otras. Junto con ello, se produce una
emigración masiva desde los países europeos menos desarrollados –Europa del Sur- hacia
América.
En este último circuito ingresa Uruguay al convertirse en receptor de importantes
oleadas inmigratorias procedentes tanto de Europa como del Cercano Oriente y al mismo
tiempo en expulsor de población uruguaya hacia destinos fronterizos como la Argentina. Pero,
a pesar de esto último, se puede decir que hasta mediados de la década de 1960 Uruguay
contó con un saldo migratorio positivo. Con la crisis económica de 1965 primero y la crisis
institucional producida a raíz del golpe de estado del 27 de junio de 1973, acompañado de una
crisis económica global en el mismo año después, comienza en nuestro país un período de
emigración masiva acompañada de saldos migratorios negativos hasta el año 2009. Esta fuerte
emigración, según el período que se trate, variará de destino. Al principio los destinos
migratorios serán nuestros países limítrofes – destacando Argentina, como ya se mencionó- y
otros más alejados como Estados Unidos, Australia, Canadá o Venezuela. Luego los destinos
variarán de forma significativa. A partir del nuevo milenio, la mayor parte de nuestra
emigración se ha estado dirigiendo hacia España.
1 URUGUAY: DE PAÍS DE INMIGRANTES A PAÍS DE EMIGRANTES
Los movimientos migratorios han acompañado la historia de nuestro país desde el
mismo momento de su “descubrimiento” por los españoles en el siglo XVI. Las entradas y
salidas de personas han sido una constante que han presentado importantes variaciones según
sea el período histórico en el cual se desarrollaron.
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1.1 La llegada de los inmigrantes
El fenómeno inmigratorio en nuestro país comenzó antes de definirse una política al
respeto. La elaboración de la misma fue lenta y, por lo general, surgió como respuesta a
diferentes situaciones de hecho que se iban produciendo con la llegada de diversos
contingentes de inmigrantes. Durante los primeros años de nuestra vida independiente, la
población total del Uruguay pasa de 74.000 personas, en 1829, a 128.371 en 1835, casi
duplicándose en ese lapso tan breve de tiempo, en buena parte de ello por la entrada de
extranjeros. Además, en el año 1843 en Montevideo, por ejemplo, vivían unos 18.897
extranjeros en una población total de 31.189 habitantes (MOURAT, 1969, p. 32). Se puede
apreciar entonces como más del 60% de los residentes de la capital, Montevideo, eran
extranjeros. Pero a pesar del gran número de inmigrantes –procedentes de los países limítrofes
y de Europa-, arribados al país previo al estallido de la Guerra Grande y con posterioridad a la
misma, no se legisló en consecuencia, debido al pensamiento dominante en los sectores
dirigentes del país, caracterizado por el liberalismo a ultranza, dejando al fenómeno
inmigratorio librado también a la ley de la oferta y de la demanda. Se debió esperar recién
hasta la última década del siglo XIX por una ley que pasó a regular la entrada de extranjeros,
la 2.096 del 19 de junio de 1890. Previo al estallido de la Primera Guerra Mundial vivían ya
en nuestro país, según el Censo de Población de 1908, 181.222 extranjeros4 en un total de
1.042.688 habitantes (ARTEAGA Y PUIGGRÓS, 1990, p. 290), cerca del 20% de la
población del país, cifra bastante importante.
Con la finalización de la Primera Guerra Mundial da comienzo en nuestro país la
segunda gran oleada inmigratoria extendida hasta 1932, fecha en la cual se aprueba la
denominada Ley de Indeseables. En esos años llegaron más de 100.000 inmigrantes
(NAHUM, 2002). Lo más novedoso de esta oleada radica en el origen multiétnico de los
inmigrantes, pues provenían de países como: Polonia, del antiguo imperio Austro – Húngaro,
Checoslovaquia, los países bálticos, Armenia, Líbano, Turquía, etc. Esta inmigración de
países tan dispares supuso el 66% del total quedando relegada la italiana y la española que
hasta el momento había sido mayoritaria. Las causas de la llegada al país de estos nuevos
contingentes inmigratorios tuvieron relación con la grave situación política, económica y
social atravesada por Europa tras el fin de la guerra, junto con el genocidio sufrido por el
4
Estos inmigrantes procedían mayoritariamente de: Italia, España, Brasil, Argentina y Francia. El resto de los
inmigrantes provenían, en cambio, de países europeos como: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca,
Grecia, Holanda, el Imperio Otomano, Montenegro, Noruega, Portugal, Rumania, Rusia, San Marino, Servia,
Suecia y Suiza; de países americanos como: Bolivia, Canadá Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador,
Estados Unidos, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Venezuela; de africanos como: Egipto; o
asiáticos como: China y Japón (ARTEAGA Y PUIGGRÓS, 1990, p. 290).
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pueblo armenio a manos del gobierno turco-otomado de la época (SANTIAGO, 2006).
Además, Uruguay continuaba atravesando un periodo de bonanza económica. Estados
Unidos, desplazando a Inglaterra, logra consolidar, a principios de la Primera Guerra
Mundial, sus intereses en el país a través de una corriente de inversiones directas,
diversificadas en fábricas de cemento, frigoríficos, bancos, plantas armadoras de automotores
y empresas petrolíferas. Y al mismo tiempo, Uruguay incrementa sus exportaciones al país del
norte (ODDONE, 1990). En 1932 con la entrada en vigencia de ley 8.868 del 19 de julio, la
Ley de Indeseables, debido a las restricciones a la entrada de inmigrantes en pleno período de
recesión económica global, comienza un nuevo período de inmigración en nuestro país. A
pesar de las restricciones de nuestra legislación en materia inmigratoria, reforzadas con la ley
9.604 del 13 de octubre de 1936, entraron a Uruguay, por diversas vías, inmigrantes
procedentes de Europa, victimas de las persecuciones del nazismo y de la Guerra Civil
española y también, aunque en menor medida, escapando de los efectos de la crisis económica
de 1929.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, en Uruguay se inicia la tercera y
última etapa de entrada masiva de inmigrantes en nuestro territorio. El día 8 de junio de 1947
entra en vigor el Reglamento del 28 de febrero en el cual se instaura el régimen de “llamadas”
reglamentando la inmigración en vigencia hasta 2008; quien deseara emigrar hacia Uruguay
debería contar con un “llamado” de una persona que se hiciera responsable de la manutención
del inmigrante. Además, se preveía la posibilidad de dar curso a gestiones de entrada al país
en los casos en los cuales los interesados no tuvieran nacionalidad o por circunstancias
derivadas de la guerra, carecieran de los documentos exigidos por la reglamentación (Registro
Nacional de leyes de la República Oriental del Uruguay 1947). A la hora de redactar esta
reglamentación se debió tener en cuenta a los sobrevivientes de los campos de concentración
con familiares en Uruguay. Entre 1948 y 1955 llegaron al país un total
de “49.789
inmigrantes [...] con un promedio anual que corresponde a tales gestiones de unos 5.289 [...]
siendo un 85% las solicitudes de inmigración de ‘llamadas’” (DIRECCIÓN GENERAL DE
MIGRACIÓN, 1956, p. 19). Junto con los sobrevivientes del Holocausto del pueblo judío
llegaron también inmigrantes procedentes del Sur de Europa, sobre todo de España e Italia,
ambos países desvastados por la guerra, el primero por los efectos de la Guerra Civil
española, y el segundo, por la Segunda Guerra Mundial. Este período se cerrará en 1963
cuando Uruguay se convierte, por vez primera, en un claro país de emigración. Según las
cifras del Censo de Población realizado en el citado año vivían en el país 204.700 extranjeros.
En las siguientes décadas, con altos y bajos, esta cifra irá descendiendo, como se puede
apreciar en el siguiente gráfico.
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Gráfico 1. Evolución de la población extranjera en Uruguay entre 1908 y 1996
POBLACIÓN EXTRANJERA EN URUGUAY
250000
204783
200000
181122
150000
103002
100000
92378
Número total de
inmigrantes
64609
50000
0
1908
1963
1975
1985
1996
Fuente: Elaboración propia con datos censales del Instituto Nacional de Estadística del Uruguay.
Según las cifras proporcionadas por el último Censo de población realizado en 1996,
la mayoría de los inmigrantes llegados recientemente a nuestro proceden de los países del
Cono Sur (30.000 argentinos y 15.000 brasileños, aproximadamente) y junto con ellos de
otras zonas de Latinoamérica (mayoritariamente de Perú y en menor medida de Colombia,
Bolivia y Ecuador). En porcentajes menores también de Europa, Estados Unidos, Corea del
Sur y China, creciendo más que la anterior en el nuevo milenio. Todo lo relacionado, en
materia legal, con esta inmigración reciente, queda supeditado a la ley 18.250 del 6 de enero
de 2008.
1.2 La emigración como válvula de escape a los problemas económicos y políticos
En la década de 1960 se produce un fuerte quiebre en el saldo migratorio uruguayo,
que por vez primera presenta cifras constantes negativas. Pero la emigración uruguaya no es
tan reciente como suele creerse; de hecho comenzó en el último tercio del siglo XIX. A la par
que recibíamos inmigrantes procedentes de los más diversos lugares del mundo, se iban
uruguayos nativos e inmigrantes que retornaban a sus países de origen o continuaban su
periplo emigratorio por otros países vecinos.
Los flujos emigratorios importantes comenzaron ya en la presidencia del coronel
Lorenzo Latorre (1876-1879), cuando se generó una importante desocupación en el medio
rural (AGUIAR, 1982). Ese movimiento se vio contrarrestado por la fuerte inmigración
recibida por entonces por el país, y por eso pasó desapercibido. A fines de la década de 1920,
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Martínez Lamas hablaba de unos 120.000 uruguayos fuera del país; en 1932 Frugoni elevaría
esa cifra a los 220.000. Los principales destinos de esta primera corriente emigratoria fueron
los países vecinos, Argentina y Brasil. Sin embargo, casi nadie hablaba del tema, y mucho
menos los gobiernos de la época. Los que se iban fueron olvidados por los que llegaban en
grandes cantidades, sobre todo en los años previos y posteriores a la Segunda Guerra
Mundial.
El flujo de los masivos movimientos migratorios hacia nuestro país se cerró a fines de
la década de 1950, cuando se empezó a apreciar un deterioro de las condiciones generales de
la economía, fuertemente vinculado a lo ocurrido en el exterior, sobre todo, en los países que
compraban productos a Uruguay.
Para frenar el problema se comenzaron a implantar
políticas económicas neoliberales, observadas atentamente por el Fondo Monetario
Internacional. El fracaso de estas políticas se reflejó en la crisis de 1965. Desde el gobierno
del Segundo Colegiado del Partido Nacional (1963-1967) se intentó evitarla con la
elaboración de un “Plan de Inversiones y Desarrollo Económico, 1965-1975” realizado por la
CIDE (Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico). Sin embargo, nada pudo detener la
crisis y las consecuencias pronto se hicieron evidentes: inflación, desvalorización del peso,
desempleo (NAHUM, 2002). Junto con ello se produce un quiebre en la estabilidad
poblacional del país: disminuye la fecundidad, la natalidad se estanca y el saldo migratorio se
torna negativo. Al mismo tiempo, otros países, culturalmente cercanos o alejados, como
Brasil, Venezuela, Canadá y Australia5, inician procesos de desarrollo y atraen a unos 30.000
uruguayos que optaron por dirigirse hacia esos destinos (AGUIAR, 1982). Lejos de
solucionarse los problemas, las tasas de desocupación continuaron en aumento al igual que la
pérdida en los ingresos de los trabajadores, generando con ello una fuerte tensión.
Finalizado el Segundo Colegiado blanco y con el cambio constitucional de 1966 se
vuelve al régimen presidencialista. En las elecciones de 1966 vence el Gral, Óscar Gestido, el
cual fallece al poco tiempo de asumir la presidencia. En su lugar queda el vicepresidente
Jorge Pacheco Areco (1967-1971) quien de inmediato toma dos medidas que permitirán
vislumbrar las características de su mandato y el futuro próximo del país: disuelve los partidos
políticos vinculados a las acciones de la guerrilla urbana y renueva el gabinete ministerial con
técnicos. Acosado por la fuerte tensión social vivida en el país a fines de la década de 1960,
fue aumentando el autoritarismo del presidente puesto de manifiesto en el desconocimiento de
las decisiones parlamentarias, la militarización de funcionarios públicos y la vulneración de
5
También Australia y Canadá modificaron sus leyes buscando ampliar el espectro de potenciales inmigrantes
para satisfacer demandas de trabajadores de sus mercados. En Australia, por ejemplo se implementaron
programas oficiales de reclutamiento de trabajadores uruguayos.
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derechos humanos. En este clima incierto se acelera la emigración: entre 1968 y 1972
abandonaron el país casi 68.000 personas (NAHUM, 2002). En 1972, finaliza el mandato de
Pacheco Areco y asume la presidencia el también colorado Juan María Bordaberry (19721976) en medio de denuncias de fraude electoral. Lejos de culminar la fuente tensión social
que vivía nuestro país, los problemas se agudizaron hasta el punto de producirse un quiebre
institucional el 27 de junio de 1973 cuando el presidente decidió disolver las cámaras, dando
comienzo así a un régimen de facto que culminaría el 1º de marzo de 1985. Un año después
de producirse el golpe de estado 65.000 uruguayos toman el camino de la emigración. Se
estima que entre 1963 y 1975 emigraron 185.000 uruguayos y entre los censos de 1975 y
1985 lo hicieron 122.804 personas (FORTUNA et. al, 1988) mayoritariamente empujados por
la coyuntura política y/o las dificultades económicas atravesadas por el país en tiempos de
una recesión mundial producida por la subida sin precedentes del precio del petróleo como
consecuencia de la guerra de Yom Kippur (octubre de 1973).
En todo este contexto de crisis económica y política citado el saldo emigratorio neto
uruguayo entre 1963 y 1985 fue de unas 310.000, equivalentes al 11% del total de la
población media del país en igual período de tiempo (PELLEGRINO, 2003).
El perfil más característico de los emigrantes de la década de 1970 fue el de científicos
y técnicos calificados. Según los datos de la Encuesta de Migraciones Internacionales
desarrollada en 1976 por la Dirección General de Estadística y Censo, entre 1973 y el año en
que se tomó la muestra emigró el 50% de los profesionales, técnicos y administradores de
nivel superior del país. Esta fuerte emigración de mano de obra altamente calificada produjo
un vaciamiento en los grupos más dinámicos de la sociedad uruguaya, produciéndose con ello
el fenómeno del brain drain (fuga de cerebros). Igualmente, esta emigración fue altamente
selectiva en lo tocante a las variables de sexo y edad, pues emigraron más hombres que
mujeres y la mayor parte de los emigrantes tenían al momento de emigrar una edad promedio
entre los 20 y 24 años.
Los destinos preferenciales de la emigración uruguaya de la época fueron, según
Pellegrino (2003): Argentina (54%), Australia (10%), Estados Unidos (9%), Venezuela (5%)
y España (5%). Argentina, nuestro principal destino emigratorio, demandaba, en aquellos
momentos, mano de obra para sectores en plena expansión como la industria manufacturera y
la construcción. Pero en 1976, se produce también un golpe de estado que provoca un cambio
en los destinos migratorios de los uruguayos. Venezuela al igual que Europa comenzará a
acoger, en esos momentos, a la emigración uruguaya. En este contexto un 5% de los
emigrantes se traslada hacia España. El porcentaje es muy bajo aún, ya que la situación
política española era bastante inestable tras la reciente desaparición física del dictador
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Francisco Franco y además, España no presentaba aún un importante desarrollo económico,
siendo un neto país de emigración.
Con la finalización del gobierno de facto en nuestro país, se produjo el retorno de
algunos emigrantes uruguayos, estimulados por diversos programas oficiales de ayuda al
retorno con ayuda de organismos internacionales. En la segunda mitad de la década de 1980
el CIEDUR realizó para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la ciudad de
Montevideo, una investigación sobre la emigración de retorno entre 1984 y 1986, años
fundamentales en la vuelta a la democracia, para lo cual utilizaron la Encuesta Permanente de
Opinión Pública realizada por Equipos Consultores a la cual agregaron una serie de preguntas
con el propósito de cuantificar el contingente de retornados. Del estudio se concluyó, en
primer lugar, que el contingente de retornados ascendía a un promedio de entre los 7.000 y
los 10.000 por año en todo el país (NOTARO, 1990). Algunos de estos retornados venían
acompañados de sus hijos nacidos, en ocasiones, en el país de destino del proyecto migratorio
de sus padres aumentando con ello las cifras de residentes nacidos en el exterior. La mayor
parte de estos retornados lo hicieron en 1985. Con relación a los perfiles de estos retornados
se ha observado como la mayoría de ellos estaban comprendidos en edades entre los 25 y los
44 años, siendo bajo el porcentaje con edades inferiores a los 25 como ocurría con los
retornados del período anterior. Esto se debería a la alta cantidad de exiliados políticos con
estadías más prolongadas en el exterior, lo cual, obviamente incrementa el promedio de
edades.
Al mismo tiempo estos emigrantes retornados presentaban un nivel educativo
superior a los arribados antes de 1984.
Al iniciarse la década de 1990 el número de inmigrantes retornados disminuirá
sensiblemente. En 1995 es el 39%, en el año 2000 el 30% y en 2006 el 29% y a la par las
edades promedio suben pasando a los 44 años en 2000, por ejemplo. Actualmente, viven en el
país según la Enha (2006), 110.290 emigrantes retornados, o sea, 1 de cada 27 uruguayos,
representando el 3,7% de la población total. De este contingente, más de la mitad corresponde
a retornantes de Argentina (50,7%), seguidos por retornantes de Brasil (11,0%), de Estados
Unidos (10,2%) y de España (8,3%). El resto corresponde a otros países europeos y
latinoamericanos que contribuyen con un menor número de retornantes (MACADAR Y
PELLEGRINO, 2006).
La emigración sufrió un proceso de disminución en este período –entre la segunda
mitad de la década de 1980 hasta mediados de la década de 1990-. Entre 1985 y 1996 el
número de emigrantes se redujo a 68.170 personas. En los tres primeros años de la segunda
presidencia de Julio María Sanguinetti (1995 – 2000) se produjo un aumento gradual del
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ingreso medio de los hogares y, de forma correlativa del Producto Bruto Interno per cápita
(PELLEGRINO Y VIGORITO, 2004) favoreciendo con ello el bienestar de la población.
Pero a partir de 1997 el continente asiático se sumerge en una profunda crisis
económica que se prolongó en el crack cambiario ruso (agosto de 1998) y, en nuestro
continente, con la devaluación brasileña de enero de 1999 (NAHUM, 2002). Estos
acontecimientos externos al Uruguay provocaron un freno en nuestra economía aumentando
con ello el desempleo. De esta forma, comienza un nuevo período de fuerte emigración hacia
el exterior. En 2002, cuando el país no se encontraba aún totalmente recuperado de los
problemas económicos anteriores, el sistema financiero local recibió el impacto de la corrida
bancaria argentina produciéndose unas dramáticas consecuencias: los ingresos reales caen en
un 30% y el desempleo crece del 10 al 17%, se producen pérdida de reservas y una fuerte
dependencia con relación a los organismos financieros internacionales.
La emigración se convertirá nuevamente en una válvula de escape para los uruguayos.
Entre 1996 y 2004
emigraron, aproximadamente, 120.000 personas, siendo de forma
mayoritaria asalariados privados (77%) (MACADAR Y PELLEGRINO, 2006). Los sectores
laborales más afectados fueron: los servicios, las ventas y la industria. Con relación a la edad
promedio de esta nueva oleada emigratoria, el 77% era menor a los 35 años (ENHA, 2006).
Una constante también fue la emigración de familias completas. Con relación a los destinos
emigratorios, Estados Unidos comienza a perder presencia frente a España debido a las
restricciones implementadas en el país norteamericano tras los atentados de las Torres
Gemelas del 11 de septiembre de 2001, exigiéndose nuevamente el visado de turista a los
uruguayos. Entre 2003 y 2009 España se consolidó como el principal destino de la emigración
uruguaya.
Este período se ha caracterizado por presentar una paridad de género en los emigrantes.
En lo que sí fue selectivo este nuevo proceso emigratorio fue en el nivel educativo. Más del
30% de los emigrantes tenía secundaria completa y el 20% contaba con estudios terciarios.
Entre la población residente en Uruguay estos porcentajes son considerablemente menores. El
20% termina el liceo y el 16% continúa los estudios. Un diferencial con la emigración anterior
fue la baja proporción de directivos, profesionales y técnicos emigrados (ENHA, 2006) y un
aumento en el porcentaje de quienes no habían finalizado sus estudios secundarios e incluso
primarios. Esta realidad se relaciona directamente con la demanda de mano de obra en los
países desarrollados, la cual se orienta a la cualificada y no cualificada. Se necesitaban
técnicos, pero también personal de limpieza y peones de la construcción.
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Gráfico 2. Nivel de estudios de los trabajadores uruguayos en España en 2005
Nivel de estudios de los trabajadores uruguayos
2%
1%
1%
Estudio s primario s
inco mpleto s y co mpleto s
23%
Estudio s secundario s
(Educació n General)
4%
69%
Estudio s secundario s
(Enseñanza Técnica FP )
Estudio s técnico s superio res
Estudio s universitario s (1er.
Ciclo )
Estudio s universitario s (2do . Y
3er. Ciclo )
Fuente: Elaboración propia con datos del Anuario Estadísticos de Extranjería 2005 de
trabajadores de nacionalidad uruguaya dados de alta en la Seguridad Social
española (24.464).6
Lejos de agotarse la emigración con la recuperación que el país comienza a vivir en
2004, la misma continuó imparable hasta el inicio de la crisis global de 2008 producida por la
burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos afectando gravemente a Europa y de forma
especial a España, nuestro principal destino emigratorio. De este modo, en 2006, por ejemplo,
16.603 uruguayos abandonaron el país y no retornaron. La cifra superó en 7.000 personas a la
registrada un año atrás. Junto con ello, la última encuesta realizada en 2007 por CIFRA reflejó
una alta propensión a emigrar, contrariamente a lo que cabría esperarse tras el buen
funcionamiento de la economía uruguaya en los últimos años; el 36% de los entrevistados
respondieron afirmativamente ante la pregunta de si se irían del país. La mayoría dijeron
elegirían España como destino. Estas cifras son bastantes parecidas a las obtenidas en la
Encuesta Nacional de la Juventud realizada en 1989 - el 33% de los jóvenes de Montevideo y
el 16% del interior del país emigraría si tuvieran la oportunidad (PELLEGRINO, 1994)- y por
la Encuesta de Caracterización Social realizada en 2002 – la propensión a emigrar sería del
30%, aproximadamente-. La propensión migratoria entre los uruguayos disminuye con la edad
y entre los hogares cuya cabeza de familia es una mujer, y aumenta al mismo tiempo con el
nivel de estudios.
Actualmente, se encuentran viviendo en el exterior más de 700.000 connacionales
(CANCILLERÍA, 2008), es decir un 15% del total de nacidos en nuestro país, cifra muy
elevada para un país de tres millones de habitantes.
Ante estas circunstancias, ¿cómo se podría hacer para detener esta sangría constante de
salida de uruguayos? Se han brindado diversas respuestas enfocadas en su mayoría en el plano
6
Los Anuarios Estadísticos de Extranjería se pueden consultar en Internet en la siguiente página:
http://extranjeros.meyss.es/es/ObservatorioPermanenteInmigracion/Anuarios/Archivos/.
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económico (CALVO Y MIERES, 2007). Incluso en este momento estamos asistiendo a una
especie desaceleración de la emigración uruguaya provocado por la crisis globalizada. Y
yendo más allá, muchos de quienes se fueron, víctimas de esta nueva crisis se están
planteando retornar al país. Unos 2.500 uruguayos que se encuentran residiendo en España,
por ejemplo, se están acogiendo al retorno voluntario ofrecido por el gobierno de José Luís
Rodríguez Zapatero. Con esta medida tomada por el gobierno español, han retornado algunos
uruguayos al país7, que se encontraban en situación de desempleo pudiendo cobrar por
anticipado toda su prestación con el beneficio de que lo cobrado se computa a sus
cotizaciones realizadas en España y en Uruguay a efectos de su futura jubilación
transnacional. Al mismo tiempo estos retornados podrán volver a España en un plazo no
menor a los tres años si así lo quisieran para residir o realizar una actividad lucrativa o
profesional a través del contingente anual de trabajadores extranjeros no comunitarios (PLAN
DE RETORNO VOLUNTARIO, 2008). Junto con los citados beneficios quienes se han
acogido a este retorno voluntario cuentan con orientación y apoyo por parte de la cooperación
española para facilitar su reintegración socioeconómica, en este caso, por ejemplo, a través de
cursos de capacitación empresarial brindados por la FundaSol y también con la Ley 18.250
(nueva ley de migración uruguaya que contempla el retorno). Otros también quieren regresar,
pero esperan que la ayuda para el retorno provenga de nuestro propio país. No obstante, a
pesar de esta situación circunstancial todo parece indicar que una vez superados los efectos de
la actual crisis global, la emigración de uruguayos hacia el exterior continuará a un ritmo
parecido hasta el momento.
2 LA EMIGRACIÓN URUGUAYA RECIENTE HACIA ESPAÑA
Hasta la década de 1990, los españoles no estaban acostumbrados a recibir
inmigrantes; al contrario, este país del sur de Europa era un claro ejemplo de expulsor de
emigrantes, primero hacia América, luego hacia las colonias francesas del Norte de África entre 1830 y 1962- y finalmente hacia Europa Occidental, en las décadas de 1960 y 1970,
principalmente. Pero, a fines de la década de 1980 se produjo un cambio sin precedentes en
este tradicional país de emigración: según la Estadística de Emigración Asistida del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en ese período el retorno de emigrantes superó la
7
Hasta agosto de 2009 habían retornado al Uruguay 351 compatriotas, haciéndolo la mayoría de ellos, según el
Departamento 20 desde España.
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cifra de emigración y a la par España, junto con el resto de los países del sur de Europa, se
convirtió en un importante foco de inmigración.
A comienzos de la década de 1990 residían en España 278.700 extranjeros con tarjeta
de residencia. En 2001 eran 1.109.060 y en 2006, 3.021.808.8
Sin embargo, estas cifras
quedan opacadas a la luz de otras en las cuales se incluyen a los llamados inmigrantes
irregulares. Una fuente alternativa de información es el Padrón Municipal publicado cada año
por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este es un registro administrativo donde
constan los vecinos de un municipio. La inscripción en el Padrón se tramita en el municipio
donde la persona tiene su residencia y gracias a la misma se puede acceder a la prestación de
la Seguridad Social en materia de salud, a pesar de no residir legalmente en España; es
además la prueba de arraigo para conseguir los papeles definitivos y permite acceder a las
prestaciones municipales, así como también a las ayudas sociales. Por eso, uno de los
primeros trámites que realizan nuestros compatriotas a su llegada al país, es el del
empadronamiento. Según estos padrones, el número total de población nacida fuera de España
era de 4.837.622 al 1º de enero de 2007, una cifra mayor a la proporcionada por el Anuario
Estadístico de Extranjería y en la actualidad la cifra de extranjeros residentes de forma regular
o no en España asciende a los 5.708.940 (INE, 2010).
Figura 1. Residentes extranjeros en España por país en 2008
Fuente: Elaborado por Migangbat con datos del INE (2008).
Hasta 1985 España no había interpuesto trabas a la llegada de inmigrantes; de hecho,
no necesitaba hacerlo porque hasta entonces no era un lugar de destino apetecible para las
8
Esta cifra, como se pueden apreciar, es la oficial proporcionada por el Anuario Estadístico de Extranjería, es
decir, la de los extranjeros que se encuentran viviendo de forma legal en España con visa de trabajo o tarjeta de
residencia, trabajo o de estudiante. Pero, se cree que una cifra similar de extranjeros se encuentran también en el
país de forma irregular, es decir sin documentación española. Se puede llegar a calcular su número de forma
aproximada, gracias a los padrones de los ayuntamientos.
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grandes migraciones internacionales, sino más bien un país que seguía expulsando población.
Pero el 14 de junio de 1985, los países fundadores de la Comunidad Económica Europea
(CEE) firmaron el acuerdo de Schengen. El objetivo primordial del mismo era suprimir los
controles existentes, en los países firmantes, en las fronteras interiores; a cambio de ello se
obtenía el compromiso de asegurar el control de las fronteras exteriores comunes, con el fin
de “garantizar la seguridad de los ciudadanos”. El denominado “espíritu de Schengen”
consistía en desconfiar de los inmigrantes ya asentados en estos países, y en el rechazo a los
que intentan llegar; de esta manera la inmigración en Europa pasó a constituirse en un
“problema” y una “amenaza”.
Desde fines del año 2000, el gobierno de Aznar comenzó a recortar muchos de los
derechos de los inmigrantes y al mismo tiempo, como parte también de las recomendaciones
de la Unión Europea (UE), se establecieron más trabas a su entrada. Bajo el influjo de la UE,
la legislación española fue quedando supeditada a la europea. Todo ello ha llevado a plantear
a los estudiosos de los temas migratorios de la UE una serie de cuestiones: ¿de qué forma este
tipo de legislación inmigratoria restrictiva se puede considerar compatible con la
“integración” y la equiparación de derechos de los inmigrantes con los ciudadanos
autóctonos?; ¿en qué medida la equiparación, en
la política migratoria de la UE, del
inmigrante irregular con un delincuente restringiéndole sus libertades permite la construcción
de una Europa solidaria y de ciudadanos con plenos derechos y no sólo de súbditos
consumidores? (PEREDA; ACTIS Y PRADA, 2001).
2.1 Los uruguayos en España en cifras
A lo largo de los últimos años se han manejado cifras muy dispares, provenientes de
dos estadísticas muy diversas: los Anuarios Estadístico de Extranjería de España y el Padrón
Municipal. En esta última estadística los uruguayos no se hacen “visibles” hasta el año 2000,
ya que hasta entonces formaban parte de la categoría “restos de nacionalidades”, dada -hasta
ese momento- su escasa presencia numérica en el país.
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Tabla. 1. Uruguayos empadronados (2000-08)9
AÑOS
Nº DE URUGUAYOS
2000
20.407
2001
27.161
2002
40.524
2003
55.307
2004
70.310
2005
76.635
2006
79.346
2007
87.345
2008
89.540
Fuente: Elaboración propia con datos tomados INE (2000 a 2008).
Estas cifras muestran un constante aumento de la emigración uruguaya hacia España
solamente frenada por la crisis global de 2008 que ha provocado una disminución de salidas
de uruguayos hacia el exterior y un incipiente retorno de compatriotas. Por vez primera en
más de 40 años de registros, Uruguay presentó a lo largo de 2009 un saldo migratorio
positivo, con relación a la entrada y salida de pasajeros en vuelos internacionales; tan sólo 811
personas que abandonaron el país por esta vía no regresaron (DNM, 2010). En los siguientes
puntos desglosaremos esta cifra total de uruguayos en España según su situación de partida,
para por ello poder intuir cómo serán sus vidas en dicho país.
2.1.1 Los hispano - uruguayos
Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX, la falta de mano de
obra de baja calificación para ciertos sectores de la economía uruguaya, junto con la afinidad
cultural y el funcionamiento de las redes sociales, convirtieron a nuestro país en uno de los
destinos predilectos de la emigración española. Conscientes en España de su pasado
emigratorio, se ha desarrollado allí una legislación específica para quienes un día se vieron en
la obligación de emigrar; gracias a ella se les reconoció, tanto a quienes recorrieron ese duro
camino como a sus descendientes, ciertos derechos como el de la conservación o la obtención
de la nacionalidad española10.
9
Los datos corresponden al 1º de enero del año siguiente. Hasta la fecha no se han publicado aún los datos de
extranjeros del Padrón Municipal correspondientes al 1º de enero de 2004. La consulta de estos datos se puede
realizar en la siguiente página Web: www.ine.es
10
Según la actual ley en materia de nacionalidad, en vigor desde el 9 de enero de 2003, se puede obtener,
conservar o perder la nacionalidad española en los siguientes casos: 1. Las personas cuyo padre o madre hubiera
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Muchos uruguayos descendientes de españoles, enterados de la importancia de contar
con la nacionalidad española, la han solicitado sobre todo en el momento previo a la
realización de su proyecto migratorio. En el año 2000 tramitaron la nacionalidad española
1.584 uruguayos, en 2002 hicieron lo propio 2.171 y en 2003, 4.833 (CONSULADO
GENERAL DE ESPAÑA, 2007). A partir de 2004 las inscripciones disminuyen
sensiblemente, hasta llegar a cifras similares anteriores al 2001. ¿Cuántos de esos uruguayos
que se inscribieron como españoles a lo largo de 2000 y 2005 retornaron, o mejor dicho,
emigraron a España en el mismo período? Para poder saberlo se debieron consultar las bajas
consulares de nacionales españoles en Uruguay, y se obtuvieron las siguientes cifras:
Gráfico 3. Relación de bajas consulares de hispanos-uruguayos por traslado a España
Bajas consulares por traslado a España
2500
2229
2000
1600
1500
1159
1000
500
341
0
1999
2001
2003
2005
Fuente: Elaboración propia con datos del Anuario de Migraciones y la relación de bajas
por regreso a España del Consulado General de España en Montevideo.
Esta es la comprobación fehaciente de que buena parte de quienes solicitaron y
obtuvieron la nacionalidad española en este período, lo hicieron con el principal cometido de
emigrar, ellos mismos o sus propios hijos. Debe tenerse en cuenta que en estas cifras también
están incluidos los inmigrantes españoles retornados a España, aunque su número es muy
inferior al de los uruguayos con nacionalidad española. Tras el bajón operado en 2004 y 2005,
sido originariamente español y nacido en España. 2. Los españoles que residiendo en el extranjero adquieran
voluntariamente una nacionalidad extranjera, podrán evitar la pérdida de la nacionalidad española si declaran su
voluntad de conservarla durante el plazo de tres años desde dicha adquisición en un Registro Civil Consular. 3.
Los nacidos en el extranjero, de padres también nacidos en el extranjero, pierden la nacionalidad española si no
declaran su voluntad de conservarla ante un Registro Civil Consular en el plazo de tres años a contar desde su
mayoría de edad o emancipación. Esta norma sólo se aplicará a quienes alcancen la mayoría de edad o
emancipación a partir del 9 de enero de 2003. 4. Las personas que hayan perdido la nacionalidad española
podrán ahora recuperarla sin renunciar a la anterior.
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la cifra de solicitudes y de concesión de la nacionalidad española volvió a aumentar; lo mismo
pasó con la de emigrantes uruguayos con destino a la madre patria, aunque sin igualar las
cifras de 2002 ó 2003, y contando con el actual estancamiento producido por la crisis global
de 2008.
La forma de obtención de la nacionalidad española ha variado constantemente a lo
largo de las últimas décadas. Actualmente, la más común es a través de la vía sanguínea, del
matrimonio (con residencia de un año en España), o por residencia legal de dos años.
Conozco a una chica en el País Vasco que se casó con un homosexual por lo de la
ciudadanía. Su familia no sabía que él era homosexual, así que se beneficiaron
ambos del matrimonio, ella porque obtuvo la nacionalidad española y estaba sin
papeles y él para disimular ante su familia. A mí también me propusieron
matrimonio, para que yo pasara la nacionalidad española que tengo, pero no quise.
Se ven muchos casos así de gente que se pasa para pasar la nacionalidad a personas
que están en situación irregular (Ana, 43 años, de Montevideo. Estudiante de
doctorado. Viaja de forma intermitente al País Vasco y a Madrid)11.
Este caso no es único; historias similares se escuchan todo el tiempo. No obstante, las
autoridades españolas ya se han percatado de este tipo de maniobras, y ahora exigen a los
futuros contrayentes documentación adicional; éstos deben también pasar por una entrevista.
A pesar de la relativa facilidad en la obtención de la nacionalidad española por parte
de los residentes legales uruguayos, muchos niños nacidos en España hijos de uruguayos no
reciben la nacionalidad de este país, si se da la circunstancia de que éstos puedan acceder a la
uruguaya o a cualquiera de un país de la Unión Europea detentada por alguno de sus
progenitores.
Mi hija nació aquí, pero no es española y la policía dijo que es italiana porque yo
estoy aquí como italiano. Tuvimos que anotarla en el Consulado italiano. (Daniel, 34
años, de Montevideo. Reside en Madrid).
Todas estas situaciones se encuentran claramente reflejadas en el Padrón Municipal. Al
1º de enero de 2009, 27.302 uruguayos, del total de los 89.540 compatriotas residentes en
España, tenían nacionalidad española.
2.1.2 Los comunitarios
En nuestro país no sólo viven descendientes de inmigrantes españoles sino también de
otros países europeos integrantes de la UE. De este modo, un número importante ha logrado
11
Entrevistas en profundidad realizadas en Uruguay y España entre 2004 y 2008 por la autora.
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obtener la nacionalidad de otros países europeos, como la italiana, con la salvedad de que esta
se trasmite hasta la tercera generación.
Hasta hace unos veinte años o quizás menos, no se veía en nuestro país la necesidad,
por parte de los progenitores extranjeros, de que sus descendientes accedieran a su
nacionalidad de origen, pues esto no conllevaba ningún tipo de beneficios. Sin embargo, una
vez la UE se hizo fuerte y algunos de sus países comenzaron a experimentar un importante
crecimiento económico, muchos uruguayos descendientes de aquellos extranjeros
comprendieron la importancia de acceder a la nacionalidad de sus antepasados.
Gráfico 4. Número total de reconocimientos de ciudadanía italiana desde Uruguay
(2000-2006)
Nº DE RECONOCIMIENTOS DE CIUDADANÍA ITALIANA (2000-06)
10.000
9.000
8.000
7.728
7.000
6.000
6.347
6.556
5.139
5.000
4.000
3.000
2.000
8.585
8.436
Nº DE RECONOCIMIENTOS
3.253
1.000
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Fuente: Elaboración propia con datos proporcionados por el Cónsul Michele Pala del
Consolado d´Italia di Montevideo, 2007.
Incluso hay quienes se casaron con sus parejas para poder acceder a la nacionalidad
italiana, pues esta se tramita también por matrimonio. Veamos ahora cuántos de estos ítalouruguayos y otros descendientes de europeos comunitarios residen actualmente en España.
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Gráfico 5. Relación de uruguayos con pasaportes comunitarios en España
URUGUAYOS CON OTRAS NACIONALIDADES DE LA UE Nº TOTAL
303
47
17
129
40
352
34
Alemania
186
Bélgica
Francia
Italia
Países Bajos
Polonia
Portugal
9.106
Reino Unido
Resto de países de la UE
Fuente: Elaboración propia con datos del Padrón Municipal del INE, 2007.12
De los ayuntamientos nos pasan las listas de uruguayos que legalmente viven en
Cataluña y la mitad de esos tienen doble nacionalidad. Hay muchos con
nacionalidad italiana, que terminan viniendo aquí al consulado, porque cuando
quieren renovar el pasaporte italiano los tratan mal y vienen a buscar el uruguayo. El
consulado italiano está saturado de trabajo (Joaquín Piriz Jorge. Cónsul General de
Uruguay en Barcelona, Cataluña).
2.1.3 Los otros uruguayos
Los datos sobre los emigrantes uruguayos en España proporcionados por el Padrón
Municipal nos han permitido tener conocimiento de una realidad poco conocida: la de
uruguayos nacidos en nuestro país y que portaban el pasaporte de otro país ajeno a la UE,
quizás por el hecho de haberse nacionalizado del país de sus padres o por haber vivido
durante muchos años lejos de Uruguay y adquirir la nacionalidad del lugar de residencia; y la
de ciudadanos uruguayos no nacidos en nuestro país que a la hora de emigrar optaron por
hacerlo con su pasaporte uruguayo y no con el de su país de origen. Entre el amplio espectro
de entrevistados nos encontramos con algunos en estas circunstancias. Quedémonos con sus
propias palabras.
Nací en Buenos Aires, pero como mi padre es uruguayo tengo la nacionalidad
uruguaya. Cuando me vine para España lo hice con el pasaporte uruguayo y no el
argentino. Ahora me gustaría tener también la nacionalidad española y debería
renunciar a una de mis dos nacionalidades: decidí renunciar a la argentina y me
seguiré quedando con la uruguaya (Matías, 25 años, de Buenos Aires, Argentina.
Reside en Madrid).
12
Estos datos se obtuvieron en la página Web del INE de España: www.ine.es
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El sentimiento de estas personas por nuestro país trasciende las fronteras del mismo.
Ellos no han nacido en Uruguay, pero la sienten a nuestra patria como la suya propia,
independientemente del hecho de que uno de sus padres fuera uruguayo/a o no, sino por las
vivencias aquí pasadas. En esta situación se encontraban también algunos españoles
retornados desde Uruguay, por diferentes circunstancias se vieron arrastrados, muchas veces
por sus propios hijos uruguayos, a regresar a su vieja patria.
La madre de mi marido Antonio, gallega ella, se vino para España por él, pero
volvió de nuevo para Uruguay, porque decía que echaba en falta la unión de los
vecinos. Eso antes se daba también en todos los pueblos de acá, pero con el
mejoramiento de la economía fue cambiando (Lilu de Zaragoza. Reside en Ferrol, A
Coruña, Galicia. Discusión en grupo).
Para este hombre y para otros tantos españoles, gallegos, que un día tomaron el barco
rumbo hacia el Uruguay, su patria de corazón no es aquella que los vio nacer sino aquella
donde se criaron y desarrollaron su actual personalidad. Llevan al Uruguay en su corazón
como un uruguayo más y se reúnen con ellos para recordar todos juntos nuestra patria lejana
pero cercana en el sentimiento llegando a crear o a formar parte también de las asociaciones
de uruguayos.
2.1.4 Los nuevos “turistas”
Hasta el momento, Uruguay forma parte de la lista de 33 países exonerados de la
exigencia de ingreso a la UE como turistas, con un visado Schengen. A pesar de ello, a los
ciudadanos de estos países se les exige cumplir con ciertos requisitos mínimos para poder
traspasar las fronteras de la Europa de los 27. Entre ellos se incluyen medios económicos y
carta de invitación de particulares a favor de extranjeros que pretendan acceder al territorio
nacional, por motivos de carácter turístico o privado.
Hasta junio de 2007, cuando un compatriota viajaba para visitar amigos o familiares o,
simplemente para hacer turismo, tenía dos formas de justificar su alojamiento y manutención:
debía presentar un comprobante válido de reserva de hotel o bien mostrar una carta de
invitación, realizada ante un notario, donde se señalara que el invitado se alojaría en casa de
quien la tramitaba y bajo su responsabilidad. Ahora, la diferencia con la nueva “carta de
invitación” es que ésta debe ser realizada en la Comisaría de Policía. Además, los requisitos
exigidos para quien realiza la invitación son estrictos y en caso de que el invitado se quede
más tiempo de lo estipulado, para permanecer en realidad de forma irregular en España, las
consecuencias caerán sobre quien lo invitó.
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Antes de esto muchos se arriesgaban y no traían la carta. Muchos tenían suerte y
pasaban los controles sin ningún problema. Pero también sabemos de muchos casos
en los que aún trayendo la carta han llegado a la aduana y por alguna razón el
funcionario de turno no le ha gustado la situación, no se ha creído que la carta sea
verídica y automáticamente se les aísla, se les pone en una situación de
incomunicación y aunque se les debería dar el derecho de pedir un abogado, eso
lamentablemente no se hace. Cuando nosotros llegamos a enterarnos muchas veces
es tarde para que pueda actuar el consulado de Madrid, y esa gente termina siendo
deportada. Incluso gente que ha hecho viajes, pensando que eran más económicos o
que era más seguro entrar vía Milán, han sido deportados desde Milán. Otra gente
viene por París y después cruza la frontera en autobús y entonces han tenido más
posibilidades. Sin embargo, yo creo que ahora con esta normativa del 11 de junio,
por el hecho de que la carta tiene que firmarse en una comisaría, al Ministerio del
Interior ya le queda en una base de datos que fulanito de tal va a venir con el
consentimiento de un ciudadano español o inmigrante residente legal, que lo va a
poder hacer por cuarenta y cinco días y que al término de ese plazo evidentemente se
tiene que ir. Y sino se va, cuando en algún momento determinado lo encuentren,
porque le van a pedir la documentación en la calle, a la salida del metro, en
cualquier situación, ha incurrido en un delito grave y también la persona que firmó.
Cuando la persona entra, en el aeropuerto ya aparece en la base de datos. Además,
salta el lugar en el cual se firmó la carta y si se firmó en Santiago de Compostela, la
persona no puede irse a Mallorca (Teresa Regulez. Concejala adjunta de
Emigración-Inmigración del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, Galicia).
Este recrudecimiento en la legislación apunta a frenar la entrada masiva, sin llegar a la
exigencia de la visa Schengen. La principal puerta de entrada de la emigración irregular a
España y al resto de la UE, es el aeropuerto de Barajas de Madrid. Sobre todo desde 2001 las
expulsiones de ciudadanos uruguayos de territorio español son una constante. Corre un rumor,
como si de una leyenda urbana se tratara, de que la Policía española debe detener y expulsar a
una cifra determinada de pasajeros procedentes de los vuelos de Sudamérica, pues tienen
sospechas fundadas de que la mayoría de ellos vienen con la intención de quedarse a vivir y a
trabajar.
España exige que se le entregue una lista con los nombres de los pasajeros para
saber quienes se han quedado y no utilizaron su pasaje de regreso a Uruguay.
Además, cada vez que las autoridades detectan que alguien que va como turista en
realidad se piensa quedar a vivir de forma irregular, es detenido y expulsado, y la
compañía aérea tienen que pagar una multa por él. Cuando la Policía ve a los
pasajeros bajar de nuestros vuelos ya intuyen quienes piensan quedarse de forma
irregular, por el nerviosismo reflejado en sus caras y en su forma de comportarse.
Sobre todo, con relación a ciertas nacionalidades muy asiduas a viajar a España y
que no necesitan aún visa de entrada, como en el caso de los bolivianos [luego de
realizada la entrevista el Gobierno español comenzó a pedirles visa de entrada] o de
los uruguayos, la policía presta más atención y realiza más interrogatorios hasta
detectar a quienes, para ellos, piensan quedarse a vivir en España. Hay uruguayos
que viven de forma irregular en España y que alguna vez vienen a Uruguay de
vacaciones. Para que las autoridades españolas no se den cuenta de esto, ya que
como te digo te revisan los sellos, lo que hacen es tirar el pasaporte e ir a sacar uno
nuevo, una y otra vez hasta que alguien sospeche (Ana Llanes. Supervisora de
ventas de VARIG, Montevideo).
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Tabla 2. Repatriaciones de ciudadanos de Uruguay entre los años 1999 y 2007
Expulsiones
Devoluciones
Total
1999
13
0
13
2000
2
11
13
2001
8
1
9
2002
13
4
17
2003
21
12
33
2004
23
21
44
2005
30
2
32
2006
33
5
38
2007
37
5
42
Fuente: Secretaría General de la Comisaría General de Extranjería y Documentación.
Si apreciamos con detenimiento estas cifras oficiales, España prácticamente no estaría
repatriando ciudadanos uruguayos. En el día a día, las cifras parecen ser mucho más altas. No
obstante, para quien viaja hacia España, es una constante apreciar situación de devolución de
extranjeros.
Pensábamos irnos los tres juntos a quedarnos, pero tuvimos la propuesta de mi
hermana de irnos mi hija y yo. Él estaba en trámite, y por si llegaba a pasarnos lo
que finalmente sucedió, él estaba acá. Vendimos la mayor parte de nuestras cosas,
electrodomésticos para poder ahorrar para los pasajes y pedimos dinero prestado
también. La verdad que nos costó bastante porque de momento está trabajando él
solo. Bueno, así partimos las dos. Yo en el fondo, viste como la intuición femenina,
sabía que cuando no se están haciendo las cosas como realmente se deben hacer…
no quería pensar en la posibilidad, pero existía. No llevé la carta de invitación, que
yo se la había propuesto a mi cuñado, pero tampoco quise exigir demasiado. Tenía
miedo de complicarlo a él y a mi hermana, a quien aún no le habían salido los
papeles. No parecía justo arriesgar la situación de ellos por mí. Llegué tranquila a
Barajas, porque de última iba a pasear. La muchacha que estaba adelante mío, que
no llevaba ni papeles ni nada y sólo las tres cuartas partes de dinero que yo, y era
más joven incluso que yo, pasó. Cuando me empezó a interrogar yo dije ta; después
me dijeron que me iban a hacer una entrevista y ahí como que me la vi venir. Quería
hablar con mi hermana que me iba a estar esperando. En eso sentí sonar un celular,
el de Gustavo, el otro uruguayo al que tampoco lo habían dejado entrar; le pregunté
si me dejaba hacer una llamada, pero no tenía crédito. No me imaginaba aún que me
iban a hacer tres interrogatorios, que me iban a encerrar con llave. Pensé que iba a
pasar de ahí y te vas hoy. Me puse a llorar, a llorar a llorar. Por otro lado me hija me
preguntaba por qué lloraba, y no sabía cómo explicarle que no íbamos a poder ver al
primo. Fueron bastante despectivos conmigo en el interrogatorio. Sentí en carne
propia como que sos un bicho, un inmigrante y ta. En la primera entrevista que me
hicieron me preguntaron a dónde iba, a qué iba. Eran tres personas que me estaban
preguntando prácticamente al mismo tiempo, para ver si respondía siempre lo
mismo o si me mareaba. Cuando me dicen de dónde saqué el dinero para viajar, dije
la verdad. Entonces me responden “joder qué bonito, tu familia toda empeñada y tú
te has venido a vacacionar”. Respondí a todo lo que me preguntaban bien, pero ellos
me hablaban con violencia, groseros, mal. Después me hicieron salir de ahí. Éramos
cuatro uruguayos, una argentina, una paraguaya y un brasileño. Nos pusieron en una
pieza de dos metros por dos metros y nos cerraron la puerta con llave. Después
llamaron a Gustavo de nuevo al celular y le pasé el número de mi hermana, para que
llamara. Me sentí como una criminal. Me sacaron los cigarrillos y el resto de las
cosas. Vino la asistente social a preguntarme si necesitaba algo para la gorda. A ella
la trataron bien, yo creo que gracias a ella, los tratos no fueron tan malos. Yo vi a
gente negra que entraban y la golpeaban. Ví que había violencia. Le pedí comida
para la gorda, porque ya llevábamos más de dos horas sin comer. Nos dijeron que
teníamos que quedarnos tres días y tuvimos que firmar. Yo no tenía ropa interior, me
había venido el período. Tuvimos que lavarnos la ropa y ponerla a secar. Mi
hermana nos compró el pasaje de regreso para venirnos antes. La gente de PLUNA
no sabía nada porque no les avisaron. Nos pidieron mil disculpas porque no sabían
que estábamos ahí y cuando se comunicaron con la policía preguntando por
nosotros, les dijeron que no estábamos ahí (Beatriz de León, 29 años, de
Montevideo. Pasajera de PLUNA rechazada en la aduana del Aeropuerto de Barajas
–Madrid- el domingo 10 de febrero de 2008 y devuelta a Uruguay por las
autoridades españolas el lunes 11 de febrero).
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Incluso quienes logran pasar la barrera de la aduana y permanecer en España en
situación irregular, no están libres de ser expulsados. En las calles de las principales ciudades
españoles se realizan controles; la Policía puede exigir a los transeúntes que muestren su
documentación.
Esto fue lo que me pasó a mí en una oportunidad. Un policía me paró y me pidió la
documentación. Yo llevo 30 años acá, estoy casado con una española y tengo la
nacionalidad española. Seguramente es porque soy un poco moreno y eso juega en
contra (Carlos Moreira, de Montevideo. Reside en Santiago de Compostela, Galicia.
Presidente de “Banda Oriental” de Santiago de Compostela.).
Los controles suelen realizarse, como se ha podido observar a través del método
etnográfico –observación participante- a las salidas de estaciones de metros o en las diferentes
arterias principales de las ciudades; quien no presenta la documentación en regla es llevado a
una comisaría, en primera instancia. Allí se inicia el expediente de expulsión y, con orden
judicial, algunos son llevados al Centro de Internamiento de Extranjeros. Quienes tengan este
expediente de expulsión siempre deben consultar con un abogado para hacer alegaciones
durante las primeras 48 horas después de iniciado el expediente. Los internados también
deben presentar este recurso. Si el decreto de expulsión se concreta, la persona y su abogado
deben demostrar el arraigo en España. Esto es posible cuando la única causa de expulsión es
el hecho de no tener papeles, que no es un delito, sino una falta grave. Luego se debe celebrar
un juicio y cabe la posibilidad de cambiar la sanción de expulsión por una multa. Algunos
uruguayos detenidos en los controles y posteriormente expulsados no tenían conocimiento de
estos derechos.
Si volvemos nuestra mirada a la cifra de uruguayos residentes en España
proporcionada tanto por los Anuarios Estadísticos de Extranjería como de los Padrones
Municipales del INE podremos, luego de realizar unas sencillas operaciones matemáticas de
restas y sumas, conocer la realidad numérica de aquellos compatriotas que se encuentran
viviendo de forma irregular en este país; es decir, la de quienes ingresaron al país como
pseudos turistas y una vez vencido el plazo de 90 días sin regresar a Uruguay se convirtieron
en “ilegales” o irregulares. En base a todos esos datos, se puede concluir que son unos 18.000
los compatriotas residentes en España de forma irregular (SANTIAGO, 2009).
Hace quince años que me fui de Uruguay […] Primero estuve en Italia ocho meses y
luego me vine a España de vacaciones. Finalmente me quedé. Salí de Uruguay sin
papeles y aún sigo sin papeles, pero no me preocupa […] Ya no me planteo lo de los
papeles […] Como no tengo documentación no me puedo comprar una casa, pero no
me interesa, no me quedaré siempre aquí. No cotizo a la Seguridad Social, pero no
se puede pedir todo (Javier, 37 años, de Montevideo. Reside en Madrid).
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Hasta la fecha se han realizado en España cuatro procesos extraordinarios de
regularización. El 7 de febrero de 2005 comenzó el último de ellos -el de mayor envergadura
y del cual se han beneficiado más compatriotas.
Gráfico 6. Expedientes resueltos en el proceso de regularización de 2005
Nº DE EXPEDIENTES RESUELTOS
7.781
9.148
28.271
Ecuador
18.626
Rumania
122.414
21.279
Marruecos
Colombia
37.179
Bolivia
Bulgaria
Argentina
48.265
64.477
95.830
Ucrania
Uruguay
Pakistán
Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
de España (MTAS).
La cifra de ciudadanos uruguayos acogidos a este proceso de regularización fue muy
importante.
Recién hace dos años que estoy aquí. Me vine con un contrato de trabajo, pero en
trámite. No estaba todavía vigente, entonces mi entrada no muy regular. Así que
estuve casi nueve meses ilegal. El contrato me lo había conseguido mi familia.
Luego viajé a Uruguay y tuve una experiencia horrible en el aeropuerto cuando me
iba, porque parecía una delincuente. Claro, tenía nueve meses con la visa vencida.
Tuve que viajar por los papeles y que casi me llevan detenida. Me la pasé muy mal
ahí, hasta que saqué de adentro y le dije qué me vas a llevar a dónde, yo me voy a mi
país, ya está listo. Mi tiró el pasaporte, pero ya está. Viajé, llegué y pude arreglar los
papeles en el consulado y regresé de nuevo a España (Patricia, 26 años, de
Montevideo. Reside en Palamós, Girona, Cataluña).
Hasta poco antes de la crisis de 2008, los españoles apostaban por otra regularización,
porque muchos inmigrantes continuaban en situación irregular por no cumplir con los
requisitos mínimos exigidos por los diversos mecanismos alternativos de regularización. No
obstante, hay quienes consideraban que el mero anuncio de una nueva regularización podría
generar una especie de “efecto llamada”, es decir una mayor entrada de inmigrantes. Según el
barómetro del Real Instituto Elcano de julio de 2007, el 70,3% de los españoles apoyaba una
regularización de inmigrantes nueva pese al supuesto “efecto llamada”. Los españoles, de
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forma mayoritaria, veían con buenos ojos los procesos de regularización masiva porque
consideraban que así se evitaba la marginalización de los inmigrantes en situación irregular.
Hacer “legales” a los inmigrantes los hace salir de su situación de precariedad y pasar a vivir
de forma digna contribuyendo a un mejor funcionamiento de la economía española.
CONCLUSIONES
Se ha podido comprobar como la emigración ha sido una constante en nuestro país
desde, fundamentalmente, el último tercio del siglo XIX, provocada, de forma mayoritaria,
por causales de orden económico. Los destinos han variado a lo largo de las décadas
destacando, a partir de la entrada en el nuevo milenio, España.
Los españoles residentes en España forma parte de variadas categorías ya hayan
emigrado como ciudadanos uruguayos con contrato de trabajo o simplemente como “turistas”
o lo hayan hecho como ciudadanos comunitarios. A lo largo de este trabajo se intentó
presentar una aproximación cuantitativa a esta realidad tan dispar lográndose con ello dar una
cifra lo más realista posible de la emigración uruguaya reciente hacia este nuevo destino
migratorio.
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