SUSCRICION El catolicismo y el divorcio Giordano Bruno.

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lio natal, no hnrtai, B« mientas, as
prevariqnai, honr» & to« pkdraa; aa
•ama, cumple la ley de Dios, amándole
y BÍrviénáole.—Maita.
La faente de la vida es la ciencia. Ea
caso de duda, el Jaez «apremo es la eoaelencia.—Manú.
Conóeote á tí mismo.—SicraUi,
Trabaja para extirpar el mal. Embellece la tierra cubriéndola de yegetales
y animales útilta.—Zoroastre.
Todos los hombres son Iguales. No
hay otra diferencia entre ellos que las
virtudes que poseen.—Budha.
Amaos los anos & los otros.—Sed
perfectos como nuestro Padrs qae está
en los cielos.—Jtsús.
La piedad no consiste en Tolrer el
rost'o hacia Levante 6 al Poniente.
Pía oso es el qae socorra á los haérfiínr, ¿ los pobres, rescatólos cautivos,
oh erva la oración, da limosna, es pac:rjnte an la adversidad. El qae as Jaste
y teme á Dios elemente y aiisericardieBi.—Maham».
NUM. 68.
Las Dominicales
Freoios.—Uaárid, trim. S ptas. Prov., id. 2,50
id. Extranjero, alio, 12 ptas. nitranar, id., 20 id.—
Número suelto corriente, 10 eánts. dapta. Id. Ídem
atrasado, 35 id. A loa vendedores 6, rs. la maüo. El
pago se hace por trimestres adalaniados, ea letras
6 sellos.
La redacción dará cuenta de toda obra de qae
reciVa dos ejemplares. Ño devuelve los manuscritos. No responde de los artícalos firmados.
No admite annneios de pago.
Administración: Libertad, 23, bajo izquierda,
frente si teatro da la Alhambra.
Domingo 8 de Junio de 1884.
R.<l«rtox*«.{g;2g»Chi««-
ADVERTENCIA
m
qiie labra, IB mojar O U
arregrla sa eam, ei mairistrado qoa (
ampMSa soa fttneiones, «t obrÑo qna
trabi^a, hacen ana obra tan santa coa»
el monje que ora y ayuna.—ívíero.
Desde la India basta la Francia el sol
DO ve más que una familia inmensa
quo debía regrirsa por las leyes dd
amor. Mortales, todos sois hermane .—
Toltaín.
Haz el bien por el bien. No emplees
jamas la humanidad eoiao un simpl.
medio... Respétala como on ftn.—f anta
El hombre debe realizar bajo Dios st
armonía de la Naturaleza y el Espirita
en .forma de voluntad raeiohal y por el
paro bien.—XiraM*.
Qae la Verdad ostente todos sni ttplendores en la tierra: que se desplomen los templos y eaigran hechos poI->
vo los tronos, y se soterren bajo el rango los adoradores del velloetoo da oro
s> se interponan'sn sa «mino. iPasa,
paso á la Vardad divinal—Si Btffrü»
A los corresponsales qae envIeB el Importe por
meses adelantados en letras ó sellos, se les servirán
los pedidos-—••
-'
- coatro
meros en
de
céntimos en
.
.
cada número será de lO'céntimos.
ANO II
pretensiones á la dominación universal die- sacramento. Contradiciendo manifiestamente
el divorcio? Pues esa gran^desgracia, y otras alma generosa, no excusó sos alabanzas enturon un punto de atracción poderoso y salva- la ley de Moisés, que dijo más de una vez
Se suplica á ¡as personas que tengan
parecidas, es lo que ha venido á remediar siastas al gran Lutero, loando él espíritu de lique enviar fondos á esta
Administración, dor al mundo, que se destrozaba en san- venir á cumplir, Jesucristo inpugnó el di- la nueva ley restableciendo el divorcio en la bertad que había impreso á su pueblo. Qae
sea cualquiera el concepto, que lo hagan en grientas]íluchas, sólo por la brutal pasión de vorcio. No necesitó más la soberbia de la República francesa, contra la cual y su autor tomen acta de este hecho aquellos que quieren
libranzas ó letras, y sólo en caso eoctremo los combates. Sus propias insoportables pre- Iglesia que la vaguedad de este pasaje evan- tantas injurias y denuestos se permiten nues- hacernos creer que son igualmente fanáticos los
tensiones absolutistas sirvieron á maravilla gélico para proclamar, á la vez que su excluen sellos.
tros neo-católicos.
protestantes que los católicos. No hay más difoTambién se suplica que la correspon- pwra sacar la sociedad del caos en que cayó siva competencia en la celebración, la indisorencia,
sino que los unos dejaban expotier libreRAUON CHÍKS.
dencia se dirija con sobre al
Administra- en la Edad Media; pues tal es la contingencia lubilidad del matrimonio.
mente sus ideas á quien no era cristiano, y los
QuodDeusjunxit,
dor ó Director de LAS DOMINICALES (no humana, que el propio mal y el error mismo
otros le quemaron en cuanto le habieron á las
homo non separeü gritó, llena de arroganen su nombre propio), y las letras á favor ha de aprovechar como bien y tomar por
manos. LH memoria de Giordano Bruno exige
cia.
Y
los
Estados
católicos
hubieron
de
paudel
Administrador.
verdad, tendiendo sobra tan áridos campos
esta imparcial declaración.
sar por la humillación de ver en manos ajasus tiendas en la peregrinación incesante
Despaea de diez años de peregrinación por Eunas la potestad de regular los matrimonios.
hacia la verdad y la justicia á que la lanza
ropa, vuelve Giordano á Italia. ¿Qué espirita maY los hombres hubieron de pasar por la versu destino.
¡Bendito, bendito el siglo en que hemos naci- léfico le aconsejó dar aquel paso? ¿Creyó quigüenza da tener por imposición divina un
do!
¡Bendito tú, Voltaire, que hiciste mazo de la zá que el tiempo habría aplacado los odios sosMas aquel tiempo en que el catolicismo error por ellos cometido, y considerarse impluma para aplastar la Infame! ¡Bendita seas, citados contra él? ¿Creyó que la fama de sabifué fórmula de progreso, está tan lejos ya, potentes ante una trasfórmacion monstruoRevolución francesa, espada del libre-pensamien- duría que se había conquistatio por todas partes
para el pago de la multa Impaesta & LAS
DOMINICALES por el conde de Toreno, y qu4 precisa retroceder muchos siglos en la sa de su cónyuge. Para ser católico precisaba to, que has cortado uñas, colmillos y melenas á le serviría de escudo contra las asechanzas de
para constitnlr un fondo de defensa contra Hi^ria para tropezar en él. Puede afirmarse rechazar el divorcio. Así, tras repetidísimas lafiera,dejándole sólo una lengua achacosa para sus enemigos? ¿Tal vez, subyugado por el amor £
las persecuciones del Gobierno al Libre- que, tan pronto como el catolicismo llegó á
la patria, sintióse irresistiblemente atraído hacia
afirmaciones, lo había afirmado últimamente maldecir!
pensamiento.
su apogeo, dejó de ser cauce de vida, para el Concilio Vaticano.
Figuraos á Víctor Hugo, llena el alma de las ella? El hecho es, éea cual f aere la causa, que
{Continuañon.)
trasformarse en estorbo formidable. La nave
Francia, en su Código civil, en que bajo ideas generosas que le alientan, recorriendo el nuestro filósofo penetró de nuevo en Italia. Al
Pts. cu.
se convirtió en escollo, en virtud de la inmu- el nombre de Napoleón se publicaron las mundo materialmente, como lo hace moralmen- punto fué preso y llevado i Venecia, de donde
te, graciasá la bienhadada imprenta. Figurárosle, fué reclamadu por el tribunal de la Inquisición
Suma anterior
1.461 90 tabilidad del dogma y de las instituciones
doctrinas racionalistas de la Convención,
después de una larga peregrinación por aquellos de Roma. Seis años estuvo negándose Venecia &
D. Ángel Bernarder
2 50 que sobre él se levantaron. De entonces acá,
había establecido el divorcio. Los graves focos do irradia más luz civilizadora, volviendo á efectuar la extradición. Al fin lo entregó á los
Diez y ocho burgaleseslibre-pensadores.
11
su misión {triste misión por cierto! ha sido
SerTBt..
2 50 barreiar los caminos todos en que ha lanzado yerros de la elección humana tenían en su patria tan amada cargado de laureles, para re- inquisidores romanos, que lo tuvieron otros dos
aquella grande obra legítima satisfacción. crearse contemplando su cielo y sus dioses lares; años más en prisiones.
D. Manuel Sales
5
al hombre la ley del progreso, que es la ley Lo absoluto católico quedaba en la familia 7 cuando realiza este deseo, viéndose sorprendiQaisieron primero convencerle, envíándole al
D. Vicente García
2
de su naturaleza racional, como lo es de la
D. Víctor J. Felgueroso
1 50 naturaleza entera. De entonces acá, hay en- borrado para siempre. Para el amor y el do por negros esbirros que le arrastran primero efecto los mis sabios y acreditados teólogos. ¡Empeño vano.' Figuraos que alguno os quiere conmutuo respeto, la indisolubilidad; para el á la prisión, después á la hoguera.
D. Faustino Nespral Coto
1 50
tablado un duelo á muerte entre lo Ab- odio violento, el ataque fiero, la prostitu¿Qaé género de indignación no produciría hoy vencer de que el hijo de vuestro padre es vuesNataniel, masen y republicano
1 50
soluto y lo Progresivo, entre el Catolicismo ción y la infamia, el divorcio. La razón, y semejante monstruosidad?
tro padre mismo, que no hacen ambos sino ana
D.P.M.....:
250
persona. ¿Dónde hay teologías capaces de llevar
y el Humanismo, entre la fe y la razón, entre el Código de 1803 con ella, entendían el maPues
hS
aquí,
sin
embargo,
lo
que
en
el
siUn sacristán jubilado .•
3
á
BU espíritu sano ese convencimiento? Así pael
sacerdote
y
el
ciudadano.
glo XVI acaeció en la perdona del insigne mártrimonio de esta suerte.
D. Antonio Gallego
2
saba á Giordano Bruno con los misterios cristir
Giordano
Bruno.
En los múltiples y variados trances de
D. E. Collado
Roma, que había mirado á la revolución
•
¿No es legítima mi alegría al vivir en este gran tianos.
este terrible combate, el catolicismo, que con horror y á Napoleón con miedo, tan
D. Sebastian BipoU
siglo, que rechaza tamañas infamias, y al ver caíLo que no se pudo por el convencimiento, se
D. Rafael Torralva
viene defendiéndose con valor digno de me- pronto como detras de los reyes coaligados
do, retorciéndose en su impotencia, al descen- quiso hacer con la intimidación y la amenaza.
D. R. Avellá
jor causa, acompañado de una perseverancia entró en Francia del brazo da los Borbones, diente de los quemadores de carne humana?
«No faltaré á la verdad,» dijo para sí noblemente
D. P. Y. Blanes
tan cruel como astuta, va perdiendo, uno rasgó con mano audaz en 1816 aquella briGiordano Bruno es más que un hombre, es la Giordano Bruno. Aquella tenacidad debía desesD. José Botella
tras otro, los florones de la corona de hierro llante página del Código revolucionario. representación viva del libre-pensamiento en el perai* á la Iglesia. Propalar, gritar, atronar el
D. Luis Gozalvez
con que ceñía al mundo. Hoy fvedle! es un Tuvo su revandia, aunque no total, pues tiempo en que vivid.
mundo diciendo que el filósofo renombrado haD. Antonio Berna^eu
apergaminado esqueleto, en que apenas si jamas volvió del todo á monopolizar el maNació en la aurora de nuestros ideales, al me- bía abjurado de sus ideas y se había hecho catóD. Matías Balagner
quedan vida y voz sino para protestar de trimonio; el contrato civil Subsistió, bien á diar precisamente elsisrloxvi. Los intereses re- lico, hubiera sido para la Iglesia un aconteciD. J.R
ligiosos absorbían entonces todala atención. El miento. ¿No la estáis viendo atiabar, cuando
los golpfts que recibe y de los dominios que pesar de la Iglesia.
D.Ch. G. A
pueblo no podía interesarse por la causa del libré- fiaqnean las fuerzas á algún hombre eminente
pierde. En vez de resignarse á la muerte, á
Las obras del retroceso, cuando un pro- exámen, porque no lo comprendía; lo que com- que la ha repudiado en vida, para aproximarse al
D.V.S.L
que
le
condena,
como
á
todo
lo
humano,
su
D. Vicente González
greso está bien determinado, duran poco. prendía eran los abasos de la Iglesia, su aparta- lecho y salir cantando victoria por la conversión
propia vida de tantos siglos, en virtud de La razón ha tenido en esta misma semana
Un adicto al libre-pensamiento
miento del cristianismo, el notorio absurdo de alcanzada, mientras los deudos del maerto se resus pretensiones divinas, hace esfuerzos, que una brillantísima revancha á su vez, y de- sa pretensión, de ser la única mediadora en- tuercen en el dolor?
Otro adicto al libre-pensamiento...
D. José T. García
resultan grotoscos, por aparentar lozanías finitiva por cierto. La proposición de Alfredo tre el hombre y Dios, plagada, como estaba, de
Viendo inútil todo esfuerzo, la iDquisicion se
J). Vicente Sales
y reverdecimientos imposibles.
Naquet (1) en demanda del restablecimiento vicios. £1 pueblo entendió por eso perfectamente resolvió á condenarlo. Lo sacó del calabozo para
D. Rigoberto Segundo
) 29 25
El Papado—resumen y personificación del del divorcio en Francia, después de aprobada el lenguaje de los reformadores. Nada, empero, llevarlo á casa del inquisidor general, á leerla
D. José Navarro
catolicismo—de
despojo en capitulación, de en el Cuerpo legislativo, acaba de triunfar por había en aquéllos más odioso, que cuanto se k sentencia. En casa del inquisidor le hieieros
Un ignorante .•
quebranto
en
caida,
hállase hoy exánime. una gran mayoría en el Senado, conservador apartase del cristianismo. La fe en la revelación arrodillar entre cardenales, teólogos y consaltoD. E. Miquel,
,
Su
palabra,
que
á
veces
ahueca en excomu- por naturaleza y por sus orígenes. En breve debía ser absoluta; la razón era una prostituta res para que oyera la sentencia, por la cual se te
Un excomulgado.del diablo & sus ojos, no menos que á los de los condenaba á ser castigado con la clemencia que
niones bárbaras y protestas amenazadoras, será ley, y el catolicismo habrá desaparecido
Un estudiante de derecho
católicos.
era posible y pin efusión de sangre. Repara en
queriendo ser reto, resulta quejumbrosa la- hasta del propio fundamento social: habrá
D. Francisco García
ello, lector; todo aquel escarnio decantado qae
¿Cuál
podía
ser
la
condición
de
una
persona
mentación. Ladino á las veces, depone la desaparecido del matrimonio. ¿Podrá decirse
B. J. M., espiritista
anticristiana como Giordano Bruno en una so- se empleó con el Cristo es nonada al lado del que
ira y acude al halago; mas los pueblos, alec- en adelante que la nación francesa, que estas
D. A. N., libre-pensador
ciedad semejante? Análoga á la de Servet, aun- esa raza de demonios llamados teólogos osó con
D. A. V., Ídem
Sima y ñgue
1.526 15 cionados por dolorosas experiencias, así como leyes esencialmente anticatólicas se da, es que ostentándose de un modo más saliente por el ilustre Giordano; le condenan á ser abrasado
Un demócrata alicantino
ríen de sus anatemas, ensordecen á sus can- católica? Fuera abusar de las palabras, ó haber vivido más tarde j por la naturaleza fogo- en la hoguera, la muerte más espantosa que se
D. Rafael Valero
tos de sirena. Ni engañar ni atemorizar emplearlas para designar, no las realidades, sa delfilósofoitaliano. Giordano Bruno no tiene imagina, ¡y lo llaman clemencial; y por si la ironía
Un libre-pensador
puede; miseria inmensa que revela su cer- sino las apariencias sociales.
tierra segura en que sustentarse; gira en peregri- y la burla no pareciesen suficientes, lascompletan
D. A. B., libre-pensador
nación por toda la Europa, siendo rechazado por diciendo que no habrá 4/«no» de sangre, aludiencana agonía.
En nuestro país, en Eápaña, ni la necesiD. F. E., ídem
do ¿ que debía ser quemado. No lo sé, pero imatodas
partes como apestado.
'
Ayer, como quien dice, hubimos de ocu- dad apremiante, ni la afición á ciertos estuD. S. G., ídem
gino que lá tesis de la clemencia de aquel jurado
Era
Giordano
Bruno
de
Italia,
de
esa
tierra
ENCortina
PRANCIA
parnos de la excomunión lanzada al mundo dios, nos permiten apreciar el valor y trasD. Antonio Arias
sería sostenida entre carcajadas internas y seriemasónico por el pontificado, mostrando cla- cendencia del divorcio. Rozándose con cosa hermosísima, patria de los grandes artistas. Ba- dad aparente en más de un seminario.
Un libre-pensador
ñada su frente por aquel azulado cíelo que, como
Todas las instituciones católicas llevan en ramente que esto descubre la horrible imtan grave y tan respetable como la familia, el nuestro, parece estar diciendo al alma del que
Giordano Bruno se irgnió luego que se le hubo
su seno un vicio de origen que irá lenta y penitencia en que se dispone á morir esta
fuera del todo inoportuno por hoy propo- lo contempla: «Sé pura como yo,» saturóse de leído la sentencia, paseó una mirada altiva y sesucesivamente matándolas. Este vicio es su institución pasada de tiempo, y demostrando
ner una reforma como ésta, que el tiem- aquella idealidad platónica que tan bien predis- rena por los jaeces, y les dijo: «Qaizá os turbe
cai^ácter absoluto, del todo contrario al ca- que la masonería, obligada por el anatema á
po traerá consigo aquí en ocasión propi- pone el ánimo á los altos hechof), aun á costa del más que á mí esa sentencia que acabáis de prorácter esencialmente relativo, contingente, apartarse definitivamente del catolicismo,
nanciar.»
cia. Sin embargo, para que el Juicio pú- sacrificio.
mudable y progresivo de la naturaleza hu- llévase rico jirón social al campo del libreDotado de elocaencia arrebatadora, y creyenblico no se extravíe por las interesadas imTodavía le tuvieron ocho dias sin darle masrmana y de la colectividad social. Sólo por pensamiento, donde si es cierto que sus senpugnaciones de los clericales, ni prosperen do que no habría campo mejor para cultivarla te, esperando sa retraetación. Ai fin le arrastraser siempre el mismo, el catolicismo es lo timientos la dirigían suavemente, la precilas calumnias que á Francia lanzan sus que el de la cátedra sagrada, ingresó en la orden ron á la hoguera. Ascendió con pasofirmeal saque es; mientras que el individuo y la so- pita ese acto incalificable del Pontífice, que,
de los más celebrados oradores de su tiempo: plicío, y se mantuvo así entre las llamas mienperiódicos con motivo del restablecimiento
los dominicos. Pero bien pronto comprendió que tras le quedó aliento. Aún quisieron ea aquellos
ciedad, por mudar constantemente, han al- aconsejado por sus mayores enemigos, no
del divorcio, nos vamos á permitir marcar eran incompatibles sus generosos alientos con
terribles instantes arrancarle un signo de abdicanzado la perfección y grandeza en que hoy trabajaría con mayor celo para arruinarse.
una de las grandes injusticias que viene á aquella atmósfera de hipocresía que le circunda- cación, presentándole á besar on cruoifijo; él lo
los vemos.
Hoy, toda una nación, la noble y grande remediar la nueva ley, en que se patentiza ba. Los que él llamó «ministros dé la envidia, miró, y volvió la cabeza con desden.
Dias de la Historia llegarán, en que los República francesa, ha realizado en su legis- también la contradicción absurda en que cae servidores de la ignorancia, esclavos de la malAhí tenéis, católicos, uno de los nuestros, ahí
hombres se asombren, al saber que hubo lación civil una trascendentalísima reforma, el catolicismo.
dad,» le persiguieron con «u envidia y sus ren- tenéis un libre-pensador. Vaá sufrir una muerte
tiempos en que existieron en el mundo po- que revela á las claras que el corazón y la
Supóngase un matrimonio joven. La mu- asres, obligándole á abandonar el suelo patrio. horrorosa, no desfallece, no suplica, no desconderes insensatos, al punto de proclamarse in- inteligencia del generoso pueblo francés están
Pasó de Italia á GineBra, donde el sucesor de
jeir comete un delito que lleva aneja la pena Calvino, no menos austero que éste y no menos fía. Le dan á elegir entre la abdicación y su confalibles é irreformables, como se consideran completa y definitivamente apartadds del cade prisión perpetua. Con divorcio, la gran fanático, recibió al filósofo italiano cauteloso y ciencia, y muere antes que faltar á su conciencia.
serlo los poderes católicos. Y cuando recuer- tolicismo. En vano se dirá, como es cierto,
desgracia del marido tiene un remedio: re- reservado, obligándole á dejar la ciudad, desde
den que estos poderes pretendieron que sus que Francia paga con escrupulosidad el culto
A estos ejemplos, á éstos es á los que hay qns
clamarle, y una vez obtenido, si á ello le la cual marchó á Tolosa de Francia. Del fanatisleyes é instituciones para la vida social fue- y clero de la religión católica; en vano que en
acudir, y no á los de hombres moribundos y exiarrastran sus inclinaciones, contraer un mo protestante pasó al fanatismo católico, im- nimes, de quien propaláis que se convencen «n
sen, como ellos mismos , absolutas y fatal- el suelo de la República se alzan numerosas
nuevo matrimonio. Con la legislación cató- jperante entonces en Tolosa; tuvo también que sa última hora.
mente irreformables, dudarán qu^á si nos- y ricas catedrales; en vano que la literatura
lica, el marido, ni casado, ni viudo, ni soltero, dejar esta ciudad al punto, y encaminarse á
Penetraos bien de la clase de hombre de que se
otros, los hombres de la edad en que tales católica florece allende el Pirineo, como flocomete adulterio al amancebarse, como por Paris.
trataba. En el siglo xvi, mientras el mundo que
aberraciones se viven, tenemos conciencia recen los milagros. Francia no es católica ya.
lo general sucede, y vive en perpetuo pecado
Pide hospitalidad á la Universidad de París en le rodeaba creía en la íQfslibilidadtfe lo conteniclara del derecho y la justicia, como duda- El presupuesto, el culto, las catedrales son
mortal, da que cada año se limpia, es verdad, nombre de la libertad del pensamiento, y es re- do en ios libros llamados sagrados, él sostiene
mos nosotros si la tuvieron as[uellos romanos puro aparato, necesidades externas que una
mediante la confesión y comunión. Los hijos cibido con recelos y desconfianzas. En Inglaterra el movimiento de la tierra, la existencia de iM *
que, alardeando de rectos, honrados y vir- política sabia haca bien en satisfacer. Francia
de este concubinato son, ademas, ilegítimos. le acaeció otro tanto. Allí debía ocurrir entonces manchas del sol, la pluralidad de los mundos, la
tuosos, arrojaban por codicia sus esclavos es católica en apariencia: en realidad es liDe todas partes que se mire, la condición da algo de lo que hoy acontece. Aquellos refiores in- infinitud del universo, todas estas verdades que
Inútiles á las piscinas, y por deleite asis- bre-pensadora.
este hombre es desgraciadísima, miserable é gleses piensan que por ponerse muy graves y son hoy del dominio común de las gentes, pero
tían á los combates de gladiadores en el
disfrazar con palabras nuevas id««8 viejas, son que entonces hacían decir á los jueces de GiorElla misma lú acaba de probar.
irremediable dentro del catolicismo, y altaoriginales,
confundiendo ..eternamente la extra- dano, que por absurdas no merecían la pena de
Jirco.
#
Ninguna ley, en efecto, más importante y mente perturbadora del orden social y de la
vagancia
con
la originalidad, ¿¡"penetrante geUn tiempo fué que el catolicismo prestó sustancial en un pueblo, que aquella que re- moralidad pública. ¿Quién, ante esta caso, nio de Giordano Bruno le hizo ver claro la ver- refutarae. Era, pues, un hombre superior, qae
"ormas y esencias al progreso. Corroído el gula el matrimonio, base y fundamento de la puesta la mano sobre el corazón, rechazará dad, y llamó «pedantes de Oxford» á los que el llevaba dentro una fuerza da espirita tan grande,
que le hacía rebasar la inteligencia de sus conTiundo pagano por la lepra delNsensualismo, familia, el elemento generador de toda sovulgo daba el nombre de sabios.
temporáneos
y pensar como nosotros. En otro or^ota en mil pedazos la unidad romana por el ciedad.
Después visitó las más célebres universidades den de ideas, Giordano Bruno sostenía también.
iesborde de las hordas germánicas, su carácEl catolicismo tuvo buen cuidado siempre
(i) Citamos este nombre per ser el de un muy alemanas. De varias fué rechazado. Donde se le
ter divino y su ascética disciplina tonificaron da recabar para la Iglesia la celebración del 2ííf/l°,*™'^' *'1"'«° con estas líneas felicita- , recibió mejor, hay qae decirlo en honra suya,
fué en la célebre de que había salido el Refora relajada conciencia moral, así como sus matrimonio, á pretexto de constituir ¿ste un
,
., ,
entras como parmador, en la de Wlttemberg. Giordano Bruno, .
te en el capitulo de cargos para condenar]»*
Giordano Bruno.
SUSCRICION
El catolicismo y el divorcio
LAS DOMINICALES DEL LIBRE PENSAMIENTO
muerte, por ser aquéllos, se decía, redomados
protestantes. Esto es, que Giordano Bruno creía
entonces lo que cree cualquiera de nuestros cortesanos que han ido á remdir parias al príncipe protestante alemán mientras ha estado en Madrid;
aquello que sostiene un mal redactor de cualquier
periddico coneervador, que por fuerza dirá que el
príncipe alemán es un portento á quien hay que
hacer doctor en España, y que la tierra es aplanada por los polos y se mueve sobre su eje todos
los días.
¡Comprended la lucha desgarradora que excitaría el terrible Tribun al en el alma de aquel gran
hombre! Hallábase en la fuerza de la vida, tenía
sed de verdad y sed de esparcirla; amaba á su patria con delirio, como lo prueba el volverá ella sin
reparar en peligros; tenía,pues,en este mundo un
*• tesoro de afectos, gigante como su espíritu.
«Todo lo conservarás si te retractas,» le decía la
Iglesia. «¿A qué costa lo conservaré? debió preguntarse interiormente: á costa de negar lo que
^ veo, toco y palpo; á costa de engañar á los hombres, de prostituirme á sus ojos, de hacerlos desconfiar de la virtud divina de la verdad, porque
es imposible que dejen de comprender que mi abjuración es falsa; sobre todo, á costa de negar mi
esencia misma en lo que tiene de más intimo, en
este replegarse de mi ser sobre sí mismo internamente, ep virtud de un poder que yo no he
creado, que me ha sido dado por Alguien, cuyo
Alguien asiste á ese ver interior. Debo á mi acreedor del mundo ciento, le doy dos, y no sostendré
que le he dado los ciento sin ser un vil criminal;
y á mí Acreedor Eterno que me ha dado este algo
que se repliega solemnemente aquí dentro, como
si media realidad se ajustase & la otra media por
su propia virtud, ¿he de mentirle diciendo públicamente que no ajusta lo que ajusta, 6 que el dos
es ciento? No, no lo haré: entre mi conciencia y
el mundo, mi conciencia: entre Dios y estos reprobos que me tientan. Dios, jlré á la hoguera!»
¡La hoguera! ¿Quién no tiembla, quién no se
estremece de horror pensando en ese género de
suplicio? ¿Qué ansias, qué dolor, qué inmenso
<•
Sufrimiento no supone muerte semejante? Sentir
la aproximación de las llamas, querer huir y no
poder, retorcerse, lanzar rugidos de dolor, sentir
saltarse los ojos de sus órbitas por la fuerza del
espanto, recocerse el pecho, entrar en ebullición
la sangre, estallar las venas, hervir el cerebro:
¡qué muerte, qué muerte más horrorosa!
.
Tal la debió concebir Giordano Bruno en sus
sueños mientras dormía,en sus vigilias, cual sueSo horroroso, miéutras despierto, durante ocho
mortales años que pasó en la prisión. Mas tampoco cedió ante el sufrimiento: «Apuraré el cáliz
de la amargura sin afectación patética, como corresponde al hombre y al sabio,» debió decirse interiormente.
¡Alma heroica, ilustre representante de nuestra
raza y de nuestra idea, bendecida seatumemoria!
Ella nos presta alientos para luchar y reluchar;
sí, hay más que polvo y cenizas. ¿Dudas del Dios
Verdad que adoramos los libre-pensadores, visionario fanático? Míralo pesar en el fondo de la
conciencia de Giordano más que todas las iras de
la Iglesia desencadenadas; míralo luego aplastando los mitos bíblicos y obrando en vuestra
propia conciencia hasta el punto de haceros confesar que la tierra se mueve, que el sol tiene manchas, que Lutero fué un grande hombre (como lo
han dicho los periódicos católicos alemanes con
motivo del último centenario), y todo aquello
que motivó su condenación, lo cual obraba, gravitaba en la conciencia de Giordano Bruno,
manteniéndole enhiesto en medio de los criminales, viles, infames furores de los vuestros.
Las cenizas de Giordano Bruno fueron aventadas; el aire las esparció por Italia, y de ella?, como
de las piedras de la vieja fábula, nacieron hombres. Esos hombres son los soldados italianos
que, inspirados en un Código que lleva escrito en
8tts páginas libertad de pensamiento, han entrado
en Roma fusil en mano gritando también: libertad, libertad, mientras hacían añicos el cetro bajo
el cual se consumó el crimen de la condenación
de aquel héroe y mártir.
Sí: tu alma, Giórdana, revive en un gran pueblo, libre, generoso, heroico, lleno de idealidad
como ella. Y como no sólo en tu pueblo, sino que
«n todos los que pesan y valen en el mundo de la
Hi8toria,e8tá escrito ya en el frontispicio desús
constituciones «el pensamiento es libre,» bien se
puede decir, parodiando la frase de Juliano:
¡Venciste, Giordano Bruno!
DEMÓFILO,
Carta al clero inferior.
(Continuación.)
De este modo nada cristiano se quiere abatir hoy al inferior, armando el brazo de los
superiores con el látigo del déspota, como si
el que está arriba no tuviera más bien necesidad de freno y cortapisa, que de estímulo á
su soberbia y ambición, i Ah! ¡8i los muertos
pudieran hablar! 8i á muchos vivos no hiciera enmudecer el miedo á la persecución
y al hambre, ¡cuántos hechos abominables
vendrían á confirmar la necesidad que tiene
el poderoso de limite á su acción! Pero nihil
esí opertuus quod non revelabitur, et occultum quod non scietur; entonces será patente
la insensatez y ceguedad de los neo autoritarios, producto de los supremos terrores que
padecen los grandes desde que la idea de libertad empezó su camino con los reformistas
del siglo XVI, para llegar, bien lo previeron
ellos, lejos, muy lejos. De aquí ese apoyo
mutuo que se prestan los grandes, sin mirar
ya á antiguas divisiones de escuela y raza,
y esa congestión de fuerzas hacia arriba,
cuya exacta expresión, por lo que hace á la
Iglesia, está en la siguiente teoría de Próspero Fagnano, vigente y confirmada por el
último Concilio y por todos los documentos
oficiales, y defendida por los campeones
de Roma: JSÍ Papa es mayor que el Após-
tol, y no está obligado á los preceptos de
San Pablo, ni de San Pedro. Se ha de
estar á su sentencia, aunque contradiga á la
Iglesia ó al Concilio, aun en materia de
dogmas; TODO LO PUEDE FUERA, SOBRE Ó COKTRA EL DERECHO; liBce derccho de aquello
que no lo es, porque PUEDE MUDAR LA NATURALEZA DE LA COSA. La interpretación del
Papa, vale más que la interpretación de los
Santos Padres (I). Una vez hecha tabla
rasa de toda la historia, los Padres, los concilios y hasta de los Apóstoles, todo se puede
esperar. El furor autoritario irá muy lejos,
cual lo demuestran ésas publicaciones liadas católicas, que han llegado á decir: El
Papa es el señor de la verdad. ¡Y Jesucristo había dicho: Yo soy la verdad!!
Nada importa que así como ia teoría del
juicio ex infórmala conscientia se opone á
tan respetables monumentos del derecho,
esta doctrina extravagante y monstruosa
esté en contradicción con antiguas enseñanzas, en virtud de las cuales Inocencio IIT,
Adriano VI, Paulo III, Pió IV y Benedicto XIV no se creyeron infalibles, abundando en las enseñanzas de los concilios de Calcedonia, de Constanza, de Florencia, VI Constantinopla, XV de Toledo y otros muchos;
por nada se retrocederá ya en la senda fatal.
La antigua república eclesiástica ha de convertirse en monarquía absoluto-despótica;
todos los medios justificarán este fin á los
ojos de Roma, impulsada por el maquiavélico jesuitismo. Gregorio XVI no dudó en
perpetrar crímenes horribles, sangrientas
abominaciones. Pió IX, el melifluo Pió IX,
también atormentó en tétricas mazmorras á
sabios y dignísimos sacerdotes que se atrevieron á decir la verdad contra la exaltación
del monaquismo, contra la humillación rastrera del episcopado que deponía la mitra á
los pies de la cogulla, y entregaba maniatado
á su clero, sólo porque así plugo al que reparte los capelos.
Y, vosotros la sabéis muy bien, la máxima
de adulación mundana ad exemplum regis
totus componitur orbis, tiene su correspondiente en la Iglesia con aquello de id potest
episcopus in sua dioecesi, quod potest
Pontifex in universa Ecclesia; por lo que
cada diócesis se ha convertido en una pequeña Roma, con su venal corrupción y todo,
y cada obispo en un Gregorio XVI en caricatura, enemigo del clero, sumiso con los
jesuítas y los frailes, cruel y desdeñoso con
los suyos, hostil al cabildo, como los Papas á
la idea del Concilio y los déspotas civiles al
Parlamento, deferente y melifluo con la aristocracia (especialmente la femenina), y solicito de sus intereses y comodidades mundanas, cual el Papa y su curia.
Así se nos trata, queridos compañeros;
sobre nosotros pesa el odio y la tiranía de
los que se dicen nuestros superiores, debiendo ser nuestros hermanos, la hostilidad de
los frailes, monjas ó beatas, y el ultrajante
desden de los nobles y los poderosos. ¡Ah!
Si levantaran la cabeza los antiguos Papas,
obispos y Padres de la Iglesia, no conocerían á sus sucesores ni la religión de nuestros días. Ellos entendían que lo necesario
en la Iglesia, lo instituido por Cristo y los
apóstoles, es el clero hoy llamado secular,
con la intención aviesa de asociarle la idea
de siglo, mundo ó corrupción; él deba sustituir por derecho divino el cuerpo docente; él
debe elegir á los Papas, á los obispos y á los
demás jerarcas; él debe ser consultado en el
régimen de la Iglesia, como el verdadero sacerdocio de derecho, regale
sacerdotium,
gens sancfa, populus accquisitionis. Aquellos padree, obispos, en su mayor parte por
elección del clero y el pueblo, aquellos que,
según Henry, no usaban de su autoridad
sino para convertir pecadores y reconciliar
enemigos; los que no querían riquezas ni
favor de principes ó magistrados, ni aun á
pretexto de la religión, y cuya autoridad
se sostenía por su bondad misma, sin otro
auxilio externo, teniéndose por indigno al
que de otra manera se conducía, ¿qué dirían si vieran triunfante el monaquismo, que
ellos consideraban como supérfluo, y sometido estrechamente á la jurisdicción ordinaria, como institución formada por los cobardes que huyeron de las poblaciones por miedo al martirio y luego por miedo á la sociedad? Reuniones de extáticos, buenas para retiro de criminales arrepentidos ó de visionarios extravagantes, incapaces de luchar allí
donde luchaban ios apóstoles y sus sucesores; juntas de legos, iliteratos casi siempre,
entre los cuales apenas se hallaba un sacerdote como una concesión especial, nunca
por considerarse el sacerdocio parte del, monaquismo, constituido sólo por el Estado,
por la observancia de una regla, no por orden ó institución alguna apostólica, con nombro y lugar en la Iglesia docente.
gido y conservado dentro de la Iglesia por
los^acramentos y el culto. Sin nosotros, son
imposibles esas solemnidades fastuosas en
que hacen primer papel los obispos, los
grandes y las hermandades. ¿Qué sería de
los obispos y del alto clero? ¿Qué sería de los
mismos frailes sin nosotros? Lo que sería de
los condes y los duques, de los burócratas y
los negociantes, de los ricos todos, sin el
agricultor y el obrero; y sin embargo, la sociedad eclesiástica, como la sociedad civil
conservadora, hace menos á lo que es más,
y todo á lo que es menos; desprecian ambas
al que produce, le arrebatan su obra, la consumen sin producir nada y proclaman luego
que ellos son los grandes, los que salvan á
la sociedad, y los que producen son la canalla, el populacho .ó la plebe, entre nosotros
el clero bajo, de misa y olla, los enterradodores y bautizadores, subditos, sacerdotes
simples y todos los nombres que significan
abyección y bajeza.
Creedlo, aunque os parezca duro en extremo: así como los autoritarios modernos
no quieren que el pueblo se instruya y ennoblezca, que se asocie, que entienda en la
gobernación de los Estados, ni que sea llamado á ello, y todas las leyes, sistemas de
enseñanza, Códigos penales, sistemas penitenciarios, todo el mecanismo político tiende á conservar la abyección, ignorancia y
miseria del que trabaja y produce, para que
lo haga, no para sí mismo, sino par i los que
viven de su sudor, así Roma y los supremos
jerarcas hacen cuanto es posible para que
seamos ignorantes, abyectos y miserables,
único modo de que seamos también sumisos
incondicionalmente,desconocedores de nuestros derechos y nuestro valer, instrumento
de sus planes, carne de cañón y barricada
contra las iras populares, que ellos excitan
con sus insensatas pretensiones, y nosotros
pagamos por hacernos neciamente eco de
ellas.
Después, cuando les conviene, dicen que
valemos mucho, que somos lo que no somos
ni podemos ser, para que les alaben por habernos formado así; pero luego nos denigran
poniéndonos á los pies de los frailes y afirmando que valemos muy poco; de donde se
desprende que habiéndonos formado ellos,
les debemos nuestra abyección. Buena prueba de ello es el Concordato, la distribución
del presupuesto, casi todo él destinado á los
obispos y las catedrales, á los frailes y monjas, mientras se designa una pequeña para
los seminarios, Y que no ee excusen con el
Estado liberal, porque todos sabemos que
una vez señalada la suma del presupuesto,
le era indiferente .£u distribución, y la encomendó á Roma y los obispos; éstos.no contaron con el clero para nada y se reservaron
caritativamente la mejor parte; luego miraron por los demás privilegiados y dejaron
las migajas para nosotros, y casi nada para
nuestra instrucción y educación. Roma vio
esto con placer, porque así solamente el fraile ó el clérigo rico podría ser sabio y valer
algo.
¿Quién no comprende ahora tan odiosa
trama? ¿Quién no ve en ella la causa de que
sólo ingrese en el clero lo más inútil de la
sociedad? ¿Quién no so explica ahora que
sacerdote signifique ignorante, oscurantista, retrógrado, hombre de educación descuidada, de horizontes limitados, interesado,
hipócrita, avezado al espionaje, y otras mil
lindezas? Si algo de cierto puede haber en
esto, cúlpese á los que nos educaron para
que tales fuésemos, y luego nos tratan do
modo que no podamos ser otra cosa.
Hé aquí nuestra situación dentro de la
Iglesia misma en la sociedad moderna, stí
modo de ser y nuestra posición con respecto
al pueblo.
OONSTANCIO MlRALTA,
preshitere.
{Se continuará.)
NOTAS DE ESTUDIO
SOBRE L A SANTA B I B L I A
XXXV
Tan pronto como Gedeon sabe á ciencia
cierta que puede contar con la protección de
Jehová, hace una barrabasada. Sus convecinos daban culto á Baal, cuyo ídolo, rodeado
de árboles, adoraban en lo alto del monte.
Gedeon, sabiendo ya á qué atenerse respecto
á teología, sale de noche, á la chita Callando
de su casa, acompañado de doce gañanes, y
hace pedazos á Baal, cortando de paso los ár^
boles del bosquecillo sagrado, con cuya leña
arma una hoguera en que tuesta un toro de
siete años, de ganadería y señas desconocidas, en honor y gloria de Jehová. Si algún
hombre, en punto á religión, ha obrado con
cordura, h,a sido Gedeoncito. ¿No le constaba,
en efecto, que Jehová era Dios, pues que había con él echado un párrafo? Pues hizo perSí, venerables hermanos; nosotros, y sólo fectamente en romperle la cabeza á Baal,
nosotros, somos necesarios en la Iglesia; sin dios de chanfaina y enjbustería.
Como no estaban en auto» los Abiezeritas,
nosotros, no hay parroquia rural ó urbana,
tan pronto como vieron ai ídolo hecbo añicos
ni enfermo visitado, ni fiel instruido ó diri- y los árboles sagrados cenizas, quisieron co.ger el cielo con las manos: ó mejor dicho, á
Gedeon, que tales profanaciones había co(1) CoMMENTAK.: Cups-Super eo, num. 16y 17, metido, para á stfvez hacerle pedazos. El
Significanti, num. 11. Consultaíionibus, num. 25, padre del profanador^ que se llamaba Joas,
Cum pridem, num. 27, y N» imiíaris, num. 76. discurriendo con admirable juicio^ viendo
Hay que notar que San Pablo ha dicho: «Si un aquellos furiosos que buscaban á su Gedeon
ángel os evangeliza fuera de lo que os hemos para apedrearle, les dice:—jEh, compadresi
evangelizado, sea anatema {Galat., l).»Nosehalla ¿qué vais á hacer? ¿No decís que Baal era
diferencia entre estas ideas y las de Lutero, cuando saltó por cima de IB Escritura y los Santos Dios? Pues si lo es, que él pleitee con mihijo,
j Bi puede, le mate. JSo esto conoceréis si es ¡
Padres.
propia mano mató Gedeon á Zoba y Zaina, reyes de Madian. Estas son dos atrocidades que un republicano como yo puede perdonarle, en atención á que, habiéndole ins-"
tigado los israelitas á proclamarse rey, Gedeon responde: No seré señor sobre vosotros,
ni mi hijo os señoreará; Jehová será vuestro Señor. Lo que nadie puede perdonarle a
Jerobaal es que, después de haber parrafeado con Jehová en persona, que le había hecho hombre, sacándole á general desde aechador de trigo, cayese, como cayó en la idolatría, haciendo con los zarzillos de oro arrancados de las orejas de los madianitas, un
efod ó ídolo, que colocó en su casa en Ofra,
tras el cual, como dice el libro, todo Israel
fornicó. En esta historia hebrea cada paso
es un gazapo; los mismos elegidos de Jehová son los primeros en burlar sus leyes, que
no parecen reveladas con otro objeto que el
de darse Jehová el gustazo de ver que de ellas
hacían el mismo caso que de las coplas de
Calaínos.
Ni pueden tampoco dispensarse á Gedeon
las costumbres, que resumen estas palabras
del texto,—«y tuvo setenta hijos que salieron
de su muslo: porque tuvo muchas mujeres»
«Y su concubina, que estaba en Sichem, también le parió un hijo, y púsole por nombre
Abimelech.» Muchas mujeres, y de contera
una concubina... ¡Per®, señor, estos patriarcas y jueces de la Biblia más parecen mormonesó sultanes turcos que judíos adoctrinados por Moisés en la ley de Jehová! No puedo
creer, no, que Gedeon, el del efod y el de
las muchas mujeres, fuese uno de los justos
que desde el seno de Abraham llevó Jesucristo al cielo, en el tiempo que estuvo ó parece que estuvo (porque en realidad, y en
sana teología no estuvo) en el sepulcro.
Sin embargo, mientras vivió Gedeon las
cosas de Israel dice la Biblia que fueron tal
cual. Mas apenas cerró los ojos, volvieron á
los Baales, que debían parecerles de mieles,
cuando tan poco tiempo se podían pasar sin
ellos. Consecuencia lógica: Baal y Jehová
andaban por estos días en competencia, y
Baal... triunfaba, con gran contentamiento
del infierno, de que fué un proveedor tan activo como inteligente y celoso.
Dios ó es camama, como yo me sospecho.
Los Abiezeritas conocen que el viejo tiene
razón, y como Baal no pleiteó con Gedeon,
quedó éste sano y salvo, ganó celebridad, y
el sobrenombre, mote ó alias de Jerobaal.
*
* *
Hecha esta barrabasada, Jerobaal se atrevió á más, porque el espíritu de Jehová se
envistió en Gedeon.
Viendo que madianitas, amalecitas y
orientales, en número infinito, según la ordinaria gitanesca exageración de la Biblia,
se disponían á arrasar el país, Gedeon coge
un cuerno, y tocando firme reúne á todos sus
paisanos los Abiezeritas. Manda ademas
mensajeros á las tribus de Aser, Zabulón y
Neptalí que se le juntan también, y con unos
y otros forma un tremendo ejército de
32.000 hombres, lo que debe hacer morir
de vergüenza á todos nuestros generales modernos, que para reunir otro tanto con un
cuerno y tres mensajeros, se habían de ver y
desear, necesitando quintas, tallas, uniformes, administración, etc., mientras que á
Gedeon todo esto le sobra.
*
» *
Antes do entrar en batalla, Gedeon, como
hombre prevenido, quiere estar seguro de
ganar, para evitar palizas en tonto. Al efecto,
en vez de andarse en consultas de arúspiees
y auguras, como acostumbraban á hacer los
bobos de los generales romanos, se dirige directamente á Dios para que se lo diga. Hé
aquí cómo procedió este improvisado y cuco
general.
«Y Gedeon dijo á Dios: Si has de salvar á
Israel por mi mano, como has dicho, hóaquí
yo pondré un vellón de lana en la era; y si el
rocío estuviese en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de salvar á Israel por mi
mano, como has dicho.
»Y aconteció así: porque se levantó de mañana, exprimiendo el vellón, sacó de él el
rocío, un vaso lleno de agua.» (Para cosa
milagro, bien podía el vaso haber sido de
vino, á mi entender.)
«Mas Gedeon (que, como he dicho, era cuco
y no se fiaba asi como se quiera de milagros) dijo á Dios:—No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente
probaré ahora otra vez con el vellón. Ruégete que la sequedad sea sólo en el vellón y el
rocío sobre la tierra. Y aquella noche lo hizo
Dios así: porque la sequedad fué sólo en el
vellón, y en toda la tierra estuvo el rocío.»
*
» *
Seguro ya Jerobaal de que vencería, no extrañará el lector que hiciera valentías y fierezas descomunales, ni que viendo tanta gente á su alrededor (recordarás que eran
32.000), despreciase aquella chusma, que sólo
podía contribuir al desprestigio de su victoria. Así, que á la primera revista dice, dirigiéndose al montón:—El que tenga miedo,
que se largue. Y |oh dignidad israelita! se
largan 22.000 hombres al primer envite, los
cuales imagino yo que llevarían las bragas
como las puso Sancho la noche de los batanes.
Quedaban aún 10.000 hombres en el campo, y á Gedeon no se le cocía compartir con
tantos la gloria de su segurísimo triunfo.
Discurre, pues, dar á la canalla una carrera
en dirección á un arroyo. Llegan á las aguas
sedientos, y al que ías lamió como las lame
el perro, le guardó; mas el que se encorvó
para beber, le despidió. Yo no acierto á entender la sindéresis de esta probatura para
distinguir cobardes de valientes; mas el caso
fué que sólo lamieron 300 hombres, con los
cuales el perínclito Gedeon se dispone á desbaratar el ejército de los orientales, tendido
en el valle, pomo langostas en muchedunibre, y sus camellos eran
innumerables,
como la arena que está á la orilla del mar
en multitud. (Cap. vn, vers. 12.)
•
Gedeon, con su criado Para, baja de noche
á espiar el campo enemigo, y oye un «ueño
que un«oldado contaba á otro, por el que conoce (y van tres] que vencería. No cuento el
sueño, porque es tonto de remate.
Poniendo, pues, después de tantos préámr
bulos, manos á ia obra de la ¡bataUa, Gedeon
haoe ti^s loscuadrones de su gente. Cada soldado llevaba en la mano izquierda una tea
encendida, metida dentro de un cántaro, y
en la derecha una bocina. Avanzan sigilosamente, y llegado el terrible momento, rompen los cántaros, tocan las bocinen con brío,
y al grito de ia espada de Jehová y de Gedeon, avanzan denodadamente sobre los enemigos que, espantados de las luces, los cántaros rotos y el estrépito de los cuernos, huyen confundidos, poifío alma que lleva el
diablo.
Espantado estoy de los circunloquios bíblicos para contar uno de los millares de rebates del antiguo arte militar. Los historiadores profanos nos describen muchísimos más
hermosa y más hábilmente; porque aquí, la
intervención de Jehová quita todo el mérito
al valor y la astucia de Gedeon. ¿Proclamo á
éste valiente, esforzado, astuto, patriota?
Pues Jehová pierde otro tanto de lo que gana
su general. ¿Doy el mérito á Jehová? Me resulta Gedeon un mamarracljo, desconfiado,
tosco y petulante,
*
• »
Así que han huido los madianitas, vuelven
á j untarse á Gedeon los despedidos, cosa rara
y que me hace poner en cuarentena lo de la
despedida. Entre todos, ahora persiguen al
enemigo, y pareciéndole poca la gente aún,
el mismo Gedeon, que antes la despedía
afrentosamente, suplica á la tribu de Efraim
que corte los vados del Jordán, á los madianitas que tratan de trasponerle, $n cuya operación pierden las cabezas Oreb y Zeeb, cabezas que los efraimitas envían á Gedeon, regalo poco digno dé un elegido de Dios misericordioso.
•
Pejoáun lado, de propósito, la perrada que
á Qedeon hicieron loa de Sucoth, la cual castigó nuestro caudilfo refregando las espaldas
de los ancianos de este pueÜó con abrojos
del desierto. Ni (juiero fijarme en e[ue 4e su
EDUARDO DE RIOFRANCO.
LUZ Y SOMBRA
Copiamos de una carta que nos escriben
de Ceuta:
«Hállanse en este establecimiento penal
28 cubanos, sentenciados por delitos políticos. Nada tiene esto de particular en nuestros tiempos; pero lo asombroso es que dichos presos fueron indultados por real decreto publicado en la Gaceta del 8 de Marzo
último, continuando sufriendo, á pesar del
indulto, la durísima clausura y trabajos de
este famoso presidio.
»Alce V. la voz, señor director, en su ilustrado periódico, en beneficio de estos 28 desgraciados, para que sean devueltos al seno
de sus atribuladas familias. Publicado el indulto, ¿qué administración de justicia es la
española, que desde principio de Marzo al dia
de hoy, fines de Mayo, no ha tenido tiempo'
de poner en libertad al que la gracia ha dado
por libre?»
Verdaderamente es escandaloso este hecho
que se nos denuncia por cierto. Nosotros llamamos sobre él la atención de nuestros compañeros en la prensa, así como la del Gobierno, y especialmente del señor ministro de la
Gobernación, para que, depurándose este
abuso, se le ponga inmediato correctivo, circulando las órdenes para la excarcelación do
los individuos cubanos que aún gimen, tan
sin ley ni humanidad,en el presidio de Ceuta.
De un interesante artículo titulado «Los
Frailes,!) publicado en El Gallego, de Lisboa
por D. Nicolás Díaz y Pérez, tomamos lo siguiente;
«La población de España en 1808 era de
12 millones de habitantes.
De éstos, unos 300.000 religiosos de todas
clases, categorías y sexos.
Estos 300.000 disfrutaban el 63 por ciento
de los productos de la Nación.
El 37 por 100 restante debía repartirse entre 11.700.000.
Resultado; que el religioso cobraba ¡por 62
trabajadores!
¡Escandalosa desproporción!»
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t
i
«Tenía España en el siglo xvii 900.000 frailes y una población de 7.000.000 de habitantes; en el siglo xviii contaba 600.000 frailes,
y su población se elevó á 10.000.000; en últimos del siglo XIX, en que no tiene frailes,
cuenta una población do 17-800-000 babibitantes.!)
Esto es, que la planta de los soldados de
la Iglesia secaba cuanto tocaba, y la de los
soldados déla civilización, que han exterminado á aquéllos, lleva la vida y la alegría do
quiera se sienta. Los unos son una maldición; los otros una bendición de Aquel de
quien toda vida fluye.
Ha escrito La Correspondencia:
«En vista de que vuelven á hablar algunos diarios avanzados de lo de Alcudia, preguntando qu^ se sabe de ello, responden los
ministeriales:
»De Alcudia se sabe, por repetidos informes facultativos, que la catástrofe fué intencional y malévola. Lo que se ignora aún, de
un modo fehaciente, es quiénes fueron los
autores del atroz atentado; lo investigan los
Tribunales, que lo averiguarán ó no, como
acontece enlodas partes con atentados análogos, como ocurre ahora mismo en Londres,
por ejemplo, con las explosiones de dinamita. Pero, así como en Inglaterra nadie duda
de que las voladipras provocadas por la dinamita sean obra de los fenianosé inuencibies,
así en España todos estiman que lo de Alcudia fué obra de los mismos que prepararon
análoga hazsi$a sobre el rio Fluviá y de los
que cortaron los ferro-carriles y telégrafo|
en otras líneas.»
Aquí se dice que en España iodos estiman
que lo de Alcudia fué obra de los mismos
que prepararon análoga hazaña sobre el rÍQ
Fluviá, 9Bto es, de los republicanos.
LAS DOMINICALES DEL LIBRE PENSAMIENTO
Ahora bien, periódicos no republicanos
como El Día y otras varios han escrito artículos y cartas severas, protestando de tal
inculpación. La numerosa prensa republicana de España estima, y lo ha hecho público,
que es una vil calumnia atribuir á los republicanos aquel hecho. Es decir, que consta
notoriamente la falsedad de lo que se ha
escrito en La. Correspondencia.
Injuriar mediante falsedad notoria. ¿Con
qué debe penarse esto?
Aunque con el atraso á que nos obliga la
índole de nuestro periódico y el exceso de
^original, vamos á dedicar algunas líneas á la
memoria de un bravo é inteligente amigo,
fervoroso republicano y convencido librepensador, á cuyo fin, copiamos de nuestro
querido colega El Antillano de Oviedo:
«A la temprana edad de treinta años dejó
de existir en Mayo nuestro compañero en la
prensa y director del colega semanal satírico
El Tiberio, D. César Suarez Noval.
Su familia ha sufrido una irreparable pérdida con la ausencia eterna de tan cariñoso
hijo y hermano. Sus amigos, un excelente
compañero. La prensa asturiana un templado escritor, y el partido republicano, en cuyas filas siempre militó, un sincero y leal defensor de las ideas y aspiraciones de su credo
político.
Al dia siguiente acudió á acompañar el cadáver de tan distinguido joven al cementerio civil, una multitud inmensa, en que figuraban personas de todas las clases sociales,
que tributaron á su amigo el postrer adiós;
demostrando las grandes simpatías de que
gozaba en esta capital.
Formaban el duelo de familia los señores
D. Tomás Galban, D. César Galban y D . Nicomedes Casariego. El de amigos íntimos
del finado, los señores D. Juan G. Rio, don
Juan A. de Rodríguez Trio y D. Ramón Lafarga. En representación del Comité democrático, los señores D. José González Alegre,
D. Indalecio Oorugedo y D. Pancracio Alvarez Llana. Llevaban las cintas del féretro
los señores D. Crisanto Posada, como doctor, D. Hermógenes Feito, como correligionario, D. José María Estrada, empleado, y
como periodista D. José Pardo y Arias.»
Nosotros cumplimos con un deber de conciencia al consignar desde las columnas de
nuestro periódico el profundo dolor que nos
ha producido esta desgracia, enviando nuestro sincero pésame á su numerosa familia, y
al partido republicano que en estos momentos de apostasía y rebajamiento ha perdido
un consecuente, honrado y valiente hijo.
Para muestra del espíritu que informad
los que tienen en sus manos la enseñanza,
hacemos constar lo siguiente: Hace algún
tiempo, la profesora de un colegio católico
de Madrid infligió á una niña un castigo infamante y bárbaramente cruel: la expuso en
el balcón ridiculamente ataviada, haciéndola
sufrir una temperatura excesivamente molesta.
Los gritos y el llanto de la pobre criatura excitaban la piedad de los transeúntes y del vecindario. La prensa se ocupó
de este hecho, digno sólo de cafres, para reprobarlo cual merecía. No ha quedado sin
recompensa; hoy esa ilustrada profesora ha
sido nombrada atixiliar de una escuela de la
Diputación ó del Ayuntamiento, no por oposición, que no se dan de tal manera esos cargos, sino por gracia; y ¡vaya si la tiene el
nombramiento! porque, ademas, continúala
agraciada regentando la escuela católica.
¡Qué edificante es todo esto! Todavía loes
más recordando que se pagan escuelas que no
existen y profesores que ejercen su oficio,
como aquéllos señores que cobraban por la
nómina de barrenderos, y no barrían, al menos en la calle.
Leemos en un colega:
«El juzgado de San Pablo de Zaragoza ha
decretado el procesamiento del director de
Un Periódico Más, incautándose de los originales del segundo suplemento, La misión
del libre-pensamiento. •»
Hé ahí cómo se contesta hoy al llamamiento á la discusión honrada á que había
retado nuestro colega zaragozano á los jesuítas obteniendo la fuga por respuesta.
No tenemos que decir cuánto sentimos el
percance de nuestro colega.
Parece que se ha presentado una exposician al ministro de Fomento para que desde
el próximo curso se expliquen clases de Asirlo y Egipcio en la Escuela Superior de Diplomática, fundada en que son base esencial
para los estudios arqueológicos modernos.
Se sabe nuestro criterio en estos asuntos.
Aquí en que se tiran cinco ó seis mil duros
para dar un banquete al que está harto de
comer, se escatima en dar algunos miles de
pesetas al año para ensayar trabajos literarios y científicos que son ya vulgares en todas partes.
No hay que decir lo que nos agradará ver
que se resuelva favorablemente la oposición
de que se trata.
Gomo la tímida avecilla amenazada por
las garras de alimaña voraz, así están hoy
las pobres Bélgica y Holanda viendo suspensas sobre ellas las repulsivas garras del príncipe do Bismark.
Entre tanto, 300 obreros alemanes se presentan delante de los balcones de la casa del
autócrata en señal de aversión.
Con conquistar y sin conquistar nuevas
tierras, infatuado príncipe, esío matará
aquello.'
Al tiempo.
Notarán nuestros lectores que no nos ocupamos apenas de la política del dia.
¿Quién no contiene la respiración y torna
el rostro al pasar por los lugares pestilenciosos?
¿A qué tiempos no habremos llegado que
el general Novaliches, inofensivo en los tiemos de mayor reacción del reinado de Isa-
Eel 11, |>orque su temperamento, demaBiado
absolutista, le incapacitaba para ser poder,
inspira hoy miedo á la situación y da lugar
á mil cabalas?
la verdad de su perspectiva y color local. No
hay más en el cuadro. Ni flores, ni objetos de
otra clase que sirvan para atraer la atención y
marcar planos distintos. Franqueza, valentía, seguridad indecible, hé ahí lo qijp resalta
El pastor evangélico D. Cipriano de Tor- en ésta como en las otras últimas obras de
nos ha sufrido hace algunas semanas una Casado. Es un descendiente en línea recta de
enfermedad alarmante, con cuya ocasión se Velazquez, aunque no le imite, porque Cadivulgó la noticia por Madrid de que hallán- sado ha llegado ya á la altura de los verdadedose en la agonía había pedido un confesor ros maestros, es completamente original: en
finura, en delicaleza, en maestría para marcar
católico.
El Sr._ Tornos escribe en EZ Cristiano un las ondulaciones de las formas más difíciles
vivo artículo calificando de vileza aquel ru- de la naturaleza, que son las del rostro y el
mor: «Es llegado el caso, dice, de protestar cuerpo humano, en dar pureza y animación
de la manera más solemne contra la villanía á las carnes, no tiene quien le supere, en
de los que han podido inventar y propalar mi humilde opinión, en Europa. ¿Dónde se
queda, bajó este aspecto, á su lado, Pradilla,
tan vil calumnia.»
El Sr. Tornos hace públicas después varias con ser tan gran pintor?
¿De dónde habrá aprendido el secreto de
precauciones para que en el trance de su
muerte, cuando ésta llegue, no se explote la esos matices que brillan en cuanto toca su
credulidad, ni se falsifique la verdad como pincel? ¡Qué sedas las dé aquel cortinon, las
del pañuelo, con sus suavísimos ñecos, del
ahora ha estado á punto de suceder.
Abrigamos la esperanza, por nuestra vestido! Sin esos matices cuyo secreto tiene,
parte, de que no pasará mucho tiempo sin era imposible que la masa"de color verde, llaque todo el mundo se ria á trapo tendido, mativa del cortinon, tan fácil de desentonar,
como ya se ríen de los milagros,al oir hablar produjera el efecto niaravilloso qué produce.
de éstas conversiones postumas, y sin que ¿Y en qué lugar de China habrá aprendido á
comprendan los católicos que no vale la bena fabricar aquel pañuelo de seda, de color ca, ,,
de empalagar á un" potíre enféi'mo y a u n a ña, ta^ p§ro 7 delicado?
Sí/ es un miá'estro, es un maestro.
atribulada familia para ¿ónseguir por todo
iPéro quien pinta como él, es/pregiso^que
resultado uña ^oi^risa de burla ó una palabra
haga más. No es el gusto de lá genjte ái'sjpad^e indignación de (as gentes.
A Ibs fuertes, á jos fuerte^ es á quien hay da que círípula pernios salones'.el ^qüe un arqiie convencer:! á Bismark, al eniperador tista áe toi|'estros días tiene'elclébW49 ®8tude Alemania,' á Spencer, á los que pueden diar y halagar, sino los grandes fdéaliss que
hacer lo q^ue Giordáño Bruno cuándo un conmueven los cimientos de la sqcieclad. Un
aríista verdadero necesita dos elemeñÍ9s: mafanático íes grfte palabras cursis.
nos y cerebro. Las primeras lé sobran á Casado, defségundo no ha dado aún muestras.
Su cuadro magistral La leyenda del Rey
La política germanófila de nuestro Gobier- Monje tiene por fondo una ficción sin trasno está ya dando su fruto. Los franceses cendencia humana. Si se hacen cuadros de
piensan internarse en Marruecos, quizá para ^iistoria, hay que volar por las régibiies de
ensanchar sus provincias de África, quizá aquellos pintores alemanes que producen La
también para hacernos comprender prácti- Reforma y el Triunfo de Germánipo. Si se
camente el interés que debemos tener en no hacen cuadros de otro género que está por
divorciarnos de eüos.
cultivar, porque han faltado manos para hacerlo á su ndás renombrado representante,
Courbet, sí se trata de cuadros que representen
asuiítos sociales, que son los que llenarían
El viernes por la noche se verificó en el
restaurant Inglés un banquete en honor de de oro los bolsillos de los artistas y de laureD. Rafael María de Labra, y de la política li- les su frente por tocar la llaga más viva de
nuestra época (ejemplo es el éxito de Zola en
beral ultramarina que representa.
Asistieron al banquete numerosos admira- la novela), hay que conocer á fondo nuestro
dores y amigos particulares del Sr. Labra, tiempo. Esto es, que se necesita para ser un
no faltando tampoco re,oresentantes de la artista de vuelos, en nuestros dias, alternar
prensa democrática. Hallábanse representa- el manejo de los pinceles con el estudio de
dos El Liberal, El Progreso, El Porvenir, y los libros. El pintor que no sea filósofo ó historiador, no llegará á las cumbres dé su arte.
LAS DOMINICALES DEL "LIBRE PENSAMIENTO.*
¿Por
qué Kaulbach ha dejado un nombre
Se pronunciaron brindis elocuentísimos y
entusiastas por los Sres. Sarda, Moya (de Eí que durará mientras la Historia, sino por su
Liberal], Burell (de EZ Progreso;, Ruiz Avi- alteza de pensamiento?
Si Casado estudia, si sabe, sí su espíritu se
la (de El Porvenir), Cepeda, Güell y Renté,
Certon, Betancourt, Stefanópolis, Gómez y caldea con estos grandes ideales que flootros varios, entre ellos Chíes, resumiendo tan por la atmósfera de nuestros dias, puede
el Sr. Labra con una de esas oraciones que hacer cosas de primer orden, honrarse y honrarnos. Es verdad que los alemanes nos lleél sabe hacer, rebosando elocuencia.
Ademas de las personas nombradas, asis- van inmensa ventaja en el manejo del clarotieron, entre otras, los Sres. Vizcarrondo, oscuro y por la fuerza de expresión; pero
Millet, senador por Cuba, Font, Duffaut, De- ¿cuál de ellos podría hoy pintar nada tan primoroso, por el brillo, el colorido, la hermogetau, etc.
sura plástica, la pureza y la vida como La
Tentación, de Casado?
No hay posibilidad, sino por excepción, de
Otro hecho inaudito acaba de tener lugar que los pueblos del Norte den perfectos aren Córdoba: el gobernador ha prohibido la tistas en escultura y pintura. Las formas humanifestación proyectada en honor de Fer- manas que les circundan y que deben necenando Garrido por sus admiradores, que sariamente inspirarles; no son el tipo de la
anunciamos en el número anterior.
belleza. Sólo estos pueblos meridionales,
Ni rendir culto á la^mistad, ni honrarla Grecia, Italia, España, podrán descollar en la
memoria de personas queridas, ni tributar plástica."¿Se puede dar más verdad, más brimanifestaciones de amor y admiración á los llo y más vida que en las carnes de los cuapatricios insignes, se puede ya en España. •
dros de Rubens? Y sin embargo, aquellos tiDe aquí se han desterrado amistad, hon- pos flamencos son de suyo antiestéticos, no
ra, cariño, patriotismo. Sólo queda una cosa: atraen, no arrebatan como estos modelos que
la monarquía.
nos ofrece nuestra hermosa naturaleza, donde la morbidez, la delicadeza de las formas,
la proporción, la armonía y la pureza, dategorías relevantes de lo bello, fulguran en
toda su esplendidez.
La patria, que ha sido generosa con el ses u PERLA
ñor Casado, exige de él más que tentaciones,
necesita creaciones. Póngase á la Derecha ó
Una mujer del pueblo visitaba la Exposi- á la Izquierda^ fustigue ó contenga los cabación el domingo último; al pasar frente á un llos del Progreso, pOro sírvale: ése es su
cuadro, sin poder evitarlo, acércase á éste y deber.
estampa un sonoro beso en los brazos de náDEMÓFILO.
car de lajóven figurada en él. ¿Será Una Tentación aquella joven?
Pues si lo es: así la ha llamado su autor el
insigne Casado.
Soy del parecer de la mujer del pueblo.
Sin negar que hay en la Exposición otros cuabonrada.
dros de relevante mérito, de que he de ocuparnie después, mis ojos son atraídos irresis(Conetusion,)
tiblemente hacia esa joya, creada exclusivaÉsos innumerables mundos, innamefables
mente por la fantasía del artista; porque Casado es ya de los Fidias y Rafaeles que cince- digo porque hasta ahora sólo conocemos los q^ue
laban ó pintaban conforme á un cierto tipo ha permitidqi descubrir la fuerza de nuestros anideal que |llevaban dentro; de lo cual deben teojos y telescopios, no fueron siempre lo que
tomar nota los partidarios del realismo foto- hoy, k juzgar por la reducida historia de los ciegráfico, si tienen ojos y saben apreciar lo que los. Han venido k su actual manera de ser por
Casado pinta.
un la^o desarrollo'genésiáco: formaron en otro
Aparece la joven representada en el cua- tiempo parte de las nebulosas que cruzan el esdro de Casado, sentada en precioso sillón de
vaqueta bajo una cortina verde. Tiene la ca- pacio como un blanco velo; y antes la formaban
beza echada atrás, entornados los ojos tenta- tal vez de una especie de éter cósmico, más vagó
dores* que despiden rayos de fuego, abiertos é incoherente aún que las nebulosas más irrelos rojos labios, para dejar asoniar menudos ductibles. De una nebulosa se cree desprendido
y apretados dientes; los cabellos negros se le el sol que nos dirige por los desiertos del va .cío
ensortijan juguetones gara besarle la blanca Asi las cosas, ¿quién ha de atreverse á poner líy preciosa frente.
mites al tiempo? ¿Quién á indicar siquiera el oríUn chai de finísima seda, terciado con ne- gen del primer astro que derramó la luz por los
gligencia, le cubre y acusa el seno palpitante; espacios?
cuello, hombros y brazos ofrecen un desnuMe afirmaba el astrónomo en mis pensamiendo deslumbrante, sólo interrumpido por las
pequeñas hombreras de encaje que denun- tos,' demostrándome que no perece nunca la macian la prenda bien escotada que debe vestir teria. La materia, decía, recibe trasformaciones
al interior.
sin número; no se pierde jamás uno de sus átoLas ondulaciones de los hombros y del na- mos. Para probármelo citaba repetidamente los
cimiento del pecho, el contorno de los brazos, fenómenos de la combustión y los de la descomla curvatura de las muñecas al doblarse para posición de los cadáveres.
cruzar las manos, el dibujo de éstas y de los
Acogía yo con avidez esas explicaciones, las
dedos, son una maravilla de ejecución, no merumiaba
en el silencio de mi gabinete, buscaba
nos que la carne así contorneada, que parelibros
que
me las aclaras^p y completasen; y á
ce ser hecha de nieve, pero nieve amasada con
sangre que circula por dentro por purísimas solas, sin atreverme aún á comunicarlo á nadie,
hebras, algunas de las cuales se trasparentan reflexionaba y decía: «¿Donde está ahora Dios?
al exterior y difunden la vida, matizando de Decían que moraba en las regiones de lo infiniazul puro los brazos y de rojo las extremi- to, y por los infinitos espacios se extienden los
dades de los dedos y aquellas mejillas en que isfínitos soles y vagan los infinitos mundos del
juguetean hoyuelos y sonrisas.
universo. Be le decía causa de todo lo creado, y
¡Qué sencillez de medios! Elcortinon ver- como tal, eterno, y eterna la materia, np puede
de, el pañuelo de Manila, las hombreras de
encaje, el vestido riquísimo, de que sólo se ve menos de ser causa de sí inisma, Ya no me es
pequeña parte; aqueílas pulseras tan delica- posible concebirle sino oomo el alma de la natudas, la de la izquierda conipuesta de tres sar- raleza. Pudo dar á la materia forma, vida, motas de perlas, la de la derecha por tres hilillos vimiento; nunca crearla. ¿Qué es ya de ese poplateados; el sillón claveteado de brillantes deroso Jehová de la Biblia, que sólo con la votaohuelaa doradas que 89 ve y se toea, tal «s luntad había heebo surgir de la nada cuanto
Exposición de Bellas Artes:
Ivolüciíih de una coriéiéncia
existe? ¿Dónde tiene su solio? ¿Dónde están sus
eoroa de ángeles y sus elegidos?
Si, de otra parte, esas miríadas de mundos se
han ido formando por una serie de metamorfosis,
verificadas en siglos de siglos, de las que dan
testimonio las revoluciones de nuestra misma
tierra, ¿son más que rasgos de poesía frases tan
sublimes como éljat lux etfactafuit lux del Génesis? Obedece, ademas, la materia toda á una
misma fuerza y unas mismas leyes; y son tales
éstas, que se las ha podido reducir k cuatro por
los inmortales genios de Newton y Keplero: ¿sería tan disparatado suponerlas inherentes á la
materia misma? ¿A qué entonces suponer á Dios,
que, como dice mi amigo el astrónomo, no esi
fuera de la revelación, sino una primera hipótesis?»
Al recordar entonces los inílagros y la encarnación de Dios en el seno de María, asomaba la
sonrisa en mis labios. Siendo la tierra uno de
tantos planetas del sistema solar, y no por cierto el mayor ni el más favorecido; siendo una de
las infinitas esferas que vagan por los infinitos
espacios, no es posible presumir que sólo en ella
vivan seres racionales y no los haya en otros
mundos con más ó menos ¡hteligencia y nías ó
menos pasiones que nosotros, iké parecía.liasta
ridículo admitir que" Dios, ya que existiese y
tanto alcanzase, se hubiese prestado á bajar al
útero de una mujer por salvarnos y á subvertir
por npsotrQS, parte mínima dé la naíu]rále?aj las
constantes leyes del universo. Ni veia ya esa
subversión posible sin que, dado el engranaje de
los mundos, sobre todo el de un mismo sistema
planetario, no se descompusieran y estallaran
todos con sólo que se suspendiera por un instante el movimiento del sol ó se provocara un
eclipse fuera del orden de los tiempos.
Imagine V. cuál no sería, después de haber llegado á estas conclusiones, la situación de mi ánimo. Carecían de base mis ideas económicas y políticas, que eran las de mi partido, y hasta encontraba sin cimiento mis doctrinas morales,
que tantas veces me habían arrancado de la orilla
del abismo en medio de los furores y ddlirios de
la guerra. Me replegué en mí mismo, y medité
sobre si fuera de Dios no cabe moralidad en el
hombre. No tardé, afortunadamente, en oír la voz
de mi conciencia. «Para detenerte en eí mal, parecía decirme, ¿á qué necesitas saber que el ojo
de Dios te mira, cuando tienes en mí un juez
que sin cesar inquiere y juzga tus más recónditas intenciones, cuanto más tus hechos; cuando
te hago yo avergonzar de tus propios pensamientos, aunque no los hayas comunicado á nadie? A los malvados que no contenga mi voz,
tampoco los contendrá nunca la mirada de Jehová ni la de Brahma.»
No me satisfacían estas mudas palabras, porque mis ideas de ayer luchaban con las presentes. Se entabló entonces entre mi conciencia y
mi personalidad una especie de diálogo. La moral necesita una sanción: ,cuál es su sanción sin
Dios? me preguntaba. Y respondíala conciencia; Yo, que te aplaudo por el bien que haces, y
te consuelo si, juzgándote equivocadamente, te
ultraja y calumnia el mundo; yo, que soy tu re^
mordimiento cuando obras el mal y enturbio tus
placeres y tus alegrías si, tomándotelo á bien,
te coronan y te ensalzan.» ¿Y si tute perviertes?
replicaba yo medroso. Y decía la conciencia: «No
puedo pervertirme sin que tu razón se pervierta;
pervertidas las dos, con la idea del bien se desvanecerá la de Dios mismo, si es que en Dios sigues creyendo.» Recordaba yo á la sazón las muchas gentes á quienes Dios no enfrena y los muchos crímenes que á nombre de t)ios se cometen,
y como que me sentía vencido.
Quedábame un postrer argumento. Y si mañana, me decía, me siento arreistrado á buscar la
muerte, bien á impulsos del honor, bien cansado
de sufrir, bien movido por un insensato heroísmo, ¿bastarás á detenerme? La conciencia parecía aún contestarme resueltamente: «Sí, como tú
no desoigas mi voz y oigas la voz de la conciencia pública. Es la conciencia pública la que sostiene aún el desafío entre vosotros, que lo condenáis individualmente; la conciencia pública,
la que, amenazándoos con sus futuros fallos, os
precipita la máxor parte de las veces al suicidio;
la conciencia pública, la que por sus irreflexivos
aplausos á todo lo que és en vosotros abnegación, ^
os impone iacriflciós estériles, cpiando no contra- \
rios, á los intereses de la humanidad y el hombre. I
Yo no podré siempre impedir el mal; pero tampoco !o ha impedido siempre la creencia en Dios
ni religión alguna.»
Confleso á Y. que por estas palabras acabé de
sentir revueltas y trastornadas mis ideas. La
conciencia individual ¿es, pues, superior á la colectiva? La sanción de los preceptos morales,
¿está exclusivamente en nosotros? ¿Sucederá
otro tanto con la razón? ¿Será también la razón
individual el exclusivo juez de.mis conocimientos? No puede estar sobre ella el texto de las Escritura.», puesto que reciben toda su autoridad
de un Dios cuya existencia es por lo menos problemática. Pero ¿y la razón de la humanidad, la
razón pública? A la razón pública debemos indudablemente las revolaciooes de la HistoYia. Los
reyes y caudillos de más iniciativa han sido, sabiéndolo 6 sin saberlo, órganos y aun instrumentos de esa razón, que unas veces se manifestaba
en las asambleas de los doctos, y otras en el seno
de las muchedumbres. Mas si los grandes movimientos, observaba yo, son hijos de la razón pública, la razón pública ha debido en cada uno reformar sus opiniones y corregir sus acuerdos.
¿Habría podido verificarlo sin que ^a provocara
al cambio la razón del individuo? En la alborada
de todas las revolucyones surge un hombre que,
poniéndose enfrente de la humanidad, niega uno
ó más asertos de la razón pública. Escritor ú ora
dor, apóstol ó profeta, lejos de encontrar en ella
protección ni aplauso, halla sftlo censuras, cuando no sentencias de proscripción ó de muerte. Si
sus doctñnas son verdaderas, termina, sin embargo, por imponérselas. Es, pues, la razón individual la que engendra el movimiento; la razón
pública la que lo realiza. Es, pues, la razón individualel sumo criterio.
Fortalecíanse en mi ániíKko « t a s afirmaciones
al recordar la tenaprana rebeldía de mi razón
contra 1» «abiduría de mi tio y de la Igle-
sia, la tenacidad con que volvemos eternamente
sobre los problemas que nes dejó resueltos la
ciencia de otros siglos, las osadas protestas que
á cada paso se levantan contra las más antiguas
tradiciones y las más universales creencias.
Fuente de conocimiento son los sentidos; fuente
de conocimiento, la Historia; pero sólo cuando
nuestra razón nos asegura que no nos engaSan,
admitimos lo que nos dicen.
Hallábame yo en esta suerte de trasformaeion
de mí mismo á principios de 1848. Estalló á poco
en París la revolución que empezó por la cáida
de Luis Felipe y acabó por el golpe de Estado de
Luis Ka|>oleon Bonopaate. Becoí^dará V., aupongo, la inmensa resonancia que aquel suceso tuvo
en Europa. Se agitaron y conmovieron todas las
naciones del Occidente y del Centro: allá en
Oriente, Hungría hizo vacilar la corona sobre
las sienes del emperador de Austria. £1 rey de
PruEÍa hubo de salir á los balcones de su palacio y saludar á las víctimas de sus propios soldiados; Inglaterra llegó á temer por el orden finte
las imponentes manifestaciones da los cartistas;
España vio dos veces las calles de Madrid tintas
en sangre. Aquel inesperado sacudimiento fué
para mí un relámpago. Lo fueron aún masías
jornadas de Junio del mismo año, primera batalla que dieron los jomaleroa <i la clase media.
Como la astrónóii^aj había yueíto de arriba abajo
mis doctrinas religiosas, alte^arop. tan graves
acontecimientos mis ideas económicas y políticas.
I Jmpresiíináronmfi desde luego los principios
déla democrac:ía, como que en ellos veíala deducción inmediata de lo qu sobre la razón, la
conciencia y Dios estaba á la sazón pensando.
La libertad absoluta del pensamiento no era, en
efecto, más que el derecho de cada hombre & negar y combatir la» afirmaciones de la razón pública, aunque las sancionase la autoridad de la
ley y los siglos; y es evidente que derivaba lógicamente del hecho de reconocer en la razón individual la iniciadora de toda^ revolución y todo
progreso. La libertad absolata de cultos era á su
vez el derecho de cada hombre á combatir la religión del Estado ó las que el Estado reconociese,
admitiendo ó negando á Dios, y de admitirle, suponiéndole y adorándole como se lo dictasen el
corazón y el espíritu; y es evidente que derivaba
también de haber bajado Dios en nuestro globo
de la categoría de dogma á la de problema. Y
pues en la conciencia de cada hombre vivía la
moral toda y estaba su sanción suprema, lógica
era, por fin, la libertad absoluta de conciencia.
No paraban aquí mis raciocinios. Si el hombre,
me decía, es la sanción, no sólo de la moral, sino
también del conocimiento y de Dios mismo, no
cabe autoridad sobre la suya. Ya que se asocie
con Otros hombres y necesite de un poder que
dirija los intereses á todos comunes y regule los
tal vez contradictorios, este poder ha de provenir
de la voluntad de todos, so pena de ser ilegítimo.
Llegaba jo por aquí al sufragio universal y i la
negación de todo poder hereditario, complemento y corona del dogma de la democracia. Extendiendo después esta conclusión del hombre-individuo al grupo, es decir, al pueblo, á la provincia, á la nación, á la humanidad toda, como
solamente legitimasen á mis ojos el poder dft
pueblo los votos de los ciudadanos, sólo legitimaban el de la provincia los de los pueblos, «1
de la nación los de las provincias, el de la humanidad los de las naciones.
Me tiene Y. ya federal y demócrata.
Adhesiones.
Miravet V¡ de Mayo de 1884.
Sr. D. Ramón Chíes:
Muy señor nuestro y apreciadísimo correligionario: Los que suscriben, individuos del comité
republicano progresista de esta villa; en vista de
la pública y sincera contestación que nos da
por niedjo de su periódico LAS DOMINICALES DSI.
LIBRE-PBNSAMIBNTO, á la carta que le fué dirigida por nuestro digno presidenta, en ocasión de
participarle su nombramiento de presidente honorario de este comité con los Sres. D. Mannel
Ruiz Zorrilla y D. Nicolás Salmerón y Alonso;
creyéndonos obligados por el compañerismo de
contestar á au oportuna y franca preguntaj é inspirados en (s\ bu?n concepto qneá V. todos tenemos sobre sus puros idealra republicano-librepensadores, y por el deseo perenne en nosotros
de uña loable y fuerte coalición de todos loa elementos democráticos; en esta fecha heñios acordado en sesión ordinaria dar á T. pública y cumplida satisfacción, contestando á su aludido y
apreciadísimo por nosotros escrito, manifestándole que nuestras opiniones repnblicanas progresistas de ninguna manera nos intpiden ratificarnos en el nombramiento de su dignísima persona para presidente honorario de este humilde
comité, antes al contrario nos creemos honradisimos con su amable aceptacioíi, la cual consideramos ya un hecho.
Con orgullo nos llamamos y somos republicanos progresistas; pero eso nunca privará ea neiotros de tener á todos los republicanos de buena
fe, pertenezcan á cualquiera de las fracciones ea
que por desgracia sé divide nuestro gran partido
por nuestros queridos amigos, puesto qae, como
usted dice, todos perseguimos sustaneialmente lo
mismo.
Al propio tiempo nuevamente repetimos que
todos los firmantes somos ardientes partidarios
de lus ideas libre-pensadoras, tan bien sustentadas y valientemente defendidas por V. y Dem<ifilo en su apreciable periódico LAS DoMimcALBe,
lo cual, junto coa el verdadero convencimiento
que tenemos de ser V. un leal, honrado y consecuente republicano, nos instó á nombrarle y aclamarle por unanimidad nuestro presidente honorario con los respetables Sres. Ruiz Zorrilla y
Salmerón, nuestros jefes.
Dándole las gracias por la aceptación, tienen él
gusto de. repetirse de V. afectísimos correligionarios y seguros servidores, Q. S. M. B.—El Prasidente, Juan B. Roca.—Cirilo Tarrago—José
Solé.—Jaime Vives. —Pedro BorrelL—Tomás
Sastre.—Pablo BipoU.—José Sale«.-Eus«Uo
4
LAS DOMINICALES DEL LIBRE PENSAMIENTO
Orozco Benitez.—José Morato Portillo.—Pedro
Aguilar Benitez.—Juan Carretero.—Pedro Román Alcáotara.—Pedro Cubero Palmero.—Miguel Ganga Pastor.—Luis Morales Cadenas.— A.ntonio Martin Ayllon.—Miguel Morillo.—José Manuel Martínez.—Antonio Cadenas.—A. B. M.—
José Salas Martínez.—Juan Martin.—Francisco Gutiérrez.—Pedro Barrera.—Pedro Romero
Rodríguez.-Andrés Plata Portillo.—P.".—L.'.
ca. Una copia de él se halla en la Biblioteca
Nacional, sección de manuscritos, E 29,
de 144 folios, y letra del siglo xvii: el original se cita en la obra «Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, de
Gallardo,» sin decir dónde existe.
Desde luego se echa de ver que no fué escrito para imprimirle, pues ademas de ir diHieres 29 de Mayo de 1884.
rigido particularmente al rey Felipe III, conSres. D. Bamon Chíes y Demdfllo:
tiene ideas que indudablemente fuera muy
Sama de Langreo 29 de Mayo de 1884. aventurado hacer públicas, ni para ello se
Mis muy caros amigos: Aunque tengo el senhubiera dado permiso en tiempos en que la
timiento de no conoceros personalmente, os doy
Sres. D. Ramón Chíes y Demófllo:
el dulce y simpático nombre de amigos, porque
libertad de imprenta corría parejas con las
á la conformidad de nuestras creencias políticoMuy señores nuestros y correligionarios: De- demás libertades á que el ser humano aspira
religiosas, que tiempo andando dominarán el seando contribuir en parte á la suscricion abier- siempre. Lleva la fecha de 1598, á 7 de Ocmundo, se añade que el ilustrado Demófilo escri- ta para satisfacer la multa impuesta á LA.S DOUI- tubre, es decir, días después «que la siniesbe como si fuera mi hermano en Masonería, y us- NiCALES DEL LiBRE-PENSAMIENTO por el condc de
ted querido Chíes, siéndolo ya de corazón, pro- Toreno, y para constituir un fondo de defensa, tra figura de Felipe II desapareciese del
mete, cumpliendo el formalismo de los ritos ex- le remitimos la exigua cantidad de cinco pesetas; mundo con signos visibles de la justicia eterternos, que así lo exigen, ingresar como aprendiz suplicándoles se sirvan hacer constar nuestra na, permitiendo que los gusanos devorasen,
en el sacrosanto tabernáculo de la Humanidad. sincera adhesión á las doctrinas que tan digna antes de bajar al sepulcro, aquel cuerpo corrompido,» como apunta D. Cayetano ManEs indudable que cuantos hemos tenido la gra- y enérgicamente vienen defendiendo.
Quedan de ustedes suyos afectísimos correli- rique muy gráficamente. Abunda en máxitisima satisfacción de haber traspuesto los umbrales de una Logia, vendados los ojos, para gionarios,—Vicente García.—Víctor F. Felgue- mas elevadas de gobierno, aunque no exenabrirlos allí á la luz, profesamos las nobles, bené- roso.—Faustino Y. Nespral Cotos.
tas las más del tinte absolutista de la época;
ficas y generosas ideas del libre-pensamiento.
en aforismos especialmente tomados de TáEs asimismo innegable que todos, absolutamencito, con quien el autor estaba encariñado;
Burgos 30 ¿« Mayo de 1884.
te todos los libre-pensadores, tienen sus creenen alguno que otro símil ó recuerdo bíblico,
cias similares á las de los masones, hasta tal punSres. D. Ramón Chíes y Demdfllo:
y en el no escaso espíritu religioso de aqueto, que me atrevo á asegurar, sin temor á que se
me desmienta, que no hay un solo masón que
Estimados correligionarios nuestros: Confor- llos aciagos tiempos. Pero lo que más le disdeje de ser libre-pensador, como tampoco no hay mes en un todo con las doctrinas que predicáis tingue es la franqueza que en todas sus págisingan libre-pensador que, en condiciones para en vuestro ilustradísimo semanario LAS DOMINI- nas campea y la sinceridad con que se dirige
ello y excitado á serlo por algún hermano, dejase CALES DEL LiBaE-PENSAMiENTO, y contraríos por
de entrar en esta universal asociación, que con- convicción á todas las religiones positivas, que al rey, á quien después de todo respeta como
tando millones de prosélitos se extiende en mil son la remora de la fraternidad, de la libertad y sumiso vasallo.
diversas ramificaciones por loa más apartados de la ciencia, sentimos el placer más inmenso al
Mi objeto al trazar estos renglones no es
confines del globo.
manifestaros que contéis con nuestra adhesión otro que hacer públicos algunos párrafos del
trabajo de Alamos, asequibles hasta hoy á
Sf: somos como las arenas del mar, innumera- más constante y decidida.
Recibid el insigniflcante óbolo que adjunto os los menos, no porque contengan nuevas
bles é. indestructibles.
Nuestros enemigos nos ultrajan y nos vilipen- remitimos, para que, destinado al fondo de reser- ideas de las que ya conocemos, sino por la
dian; nosotros les compadecemos, y lloramos con va, propaguéis sin descanso las ideas del libre- autoridad del que habla; y porque estos
lágrimas de sangre su ceguedad y locura; ellos pensamiento.—Diez y ocho burgaleses libre-pen- ejemplos históricos conviene traerlos á la
sos maldicen y con sus para nosotros vanas y ri- sadores.
memoria con frecuencia para no olvidarlos,
diculas excomuniones, pretenden arrojar sobre
y sobre todo con la noble idea de combatir
nnestras cabezas, no sólo las iras del cielo, sino
Madrid 3 de Junio de 1884.
á los apologistas de la tirania, de los que, por
también las de las potestades déla tierra; y nosotros en justa reciprocidad.les bendecimos,les
Sr. D. Ramón Chíes:
fortuna nuestra, ya van quedando pocos
deseamos que abran los ojos á la luz y que salgan
ejemplares en España.
Muy
señor
mió
y
de
mi
consideración
más
disde ese tenebroso y laberíntico caos que les ofusca tinguida: Ni en mis largos estudios, ni en mis
Si el bienestar y la prosperidad de una nay anonada.
propias inspiraciones hallé nunca cosa que me ción se han de cifrar en las conquistas á viva
T nosotros, al obrar de este modo, seguimos satisficiera como me satisfacen las doctrinas y fuerza para hacer del mundo un rebaño de
las huellas de uno de los más ilustres apóstoles los sentimientos que ponen de ¡: aniflesto LAS esclavos, y en que todos acaten una idea reque enaltecieron el mundo masónico, seguimos DOMINICALES DEL LIBRE-PENSAMIENTO. No puesus doctrinas, practicamos sus máximas y sus do ni quiero contener mi admiración por ellas, y ligiosa y política, aunque de consuno sea reprincipios: las huellas y los principios, las máxi- así se lo maniflesto, felicitándole cordialmenta chazada por el sentimiento y la razón, desde
mas y doctrinas de Jesucristo.
por sus trabajos, como felicito á todos sus com- luego confieso quo el reinado de Felipe II fué
Os saluda y os da el cariñoso y fraternal abra- pañeros en esta obra grandiosa, ofreciéndole de el modelo más acabado de bienestar y proszo vuestro amigo y h.*.—Nataniel, gr.\ 9.°
paso mi colaboración en cuanto crea V. conve- peridad. Pero ¡ah! que son muy otros los
niente aprovecharla.
fundamentos de la grandeza de un Estado.
Con este motivo es de V. afectísimo correligio- Que el mundo sea una nación, sí, pero no
Madrid 2 de Junio de 1884.
nario y seguro servidor Q. B. S. M.—Agustín por la fuerza de las armas, sino para que los
Zaera y Garoía.hombres sean señores de su libertad, no
Sres. D. Ramón Chíes y Demófllo:
unos embrutecidos esclavos. Que la idea
Amigos míos: Por casualidad he conocido vuesesencial
que les asocie sea una, pero no que
tras valerosas DOMINICJALBS, cuya existencia
Alicante 3 de Junio de 1884.
repugne al sentimiento, ni á la razón, ni que
ignoraba. Y digo valerosas, porque valor se neceSr. D. Ramón Chíes:
se deba á la impostura. ¿Qué sacó Felipe de
sita en nuestro país para atreverse á decir la verdad públicamente, sin ambagís ni rodeos. En la
Muy señor nuestro: Séanos lícito ante todo su loca empresa? Dejaré la palabra á D. Balconversación familiar, todos, aun los tenidos por consignar nuestro entusiasta aplauso: aplauso tasar Alamos:
beatos, se hallan acordes nemine discrepante en que, nacido de lo mas íntimo del corazón, envia«...los más de los grandes señores están
que las religiones positivas son... lo qae son; mos á V. y á sus dignos compañeros de redac- pobres y necesitados... Los eclesiásticos, aunpero en alzando la voz un poquito, hacen como ción, por la noble y brillante compaña que con
que se escandalizan, invocan la fe de nuestros abite- tan plausible asiduidad vienen sosteniendo con- que se hallan cargados, como son haciendas
temporales, y que los principales de ellos las
tos, las venerandas tradiciones, la piedad de otros tra las supersticiones de la ignorancia.
tiempos, las santas creencias, base Jirmisima de la A la verdad, Sr. Director, que no sabemos reciben de gracia de V. M., pasarán por ello...
todedad humana, con todo el demás fárrago de cómo expresar aquí nuestra sin igual satisfac- Los nobles, digo hidalgos y caballeros, vifrases hechas, sonoras como cascabeles y vacías ción, al ver que ni las excomuniones lanzadas ven pobres, temerosos y desfavorecidos y
de sentido, que no hay sino irlas juntando á ma- desde las elevadas regiones donde moran las más maltratados de toda suerte de jueces que van
sera de piezas de ensambladura para producir altas dignidades de la Iglesia, ni la incalificable sobre ellos y sobre sus haciendas cada diá.
artículos dignos de El Siglo Futuro y demás multa impuesta á pretexto de la moral, fueron
defensores del quemadero, las excomuniones y motivo suficiente para llevar la duda y el desa- Los plebeyos, en que entran labradores, merlas guerras civiles ad majorem Dei gloriam; cuyos liento al esforzado ánima de Vds; antes bien han caderes y oficiales, y estos mismos nobles, y
seráficos redactores, si no llegan al templo de la emprendido con mayor ardimiento su noble lu- todos los demás Estados que forman la coinmortalidad, suelen llegar á la mesa del presu- cha, á pesar de las ventajosas posiciones del ene- munidad de Castilla entera, con todos los
puesto.
migo recorriendo sin vacilaciones de ningún gé- miembros, dicen que viven cargadísimos de
T dígoles que me agradaron por extremo sus nero la senda que en un principio se trazaran y tributos nunca probados por sus mayores,
destruyendo los obstáculos que poderosa mano que los lugares se despueblan por no tener
DOMINICALES; hay en ellas razón, lógica, verdad
y rectitud de miras; cualidades que escasean tan- hacinara ante su camino.
ya con que pagar las imposiciones y servito como los presbíteros sin familia, tresillo, ni esLos que suscriben, humildísimos hijos de Ali- cios ordinarios y extraordinarios. Y no crea
copeta.
cante, de este pueblo eminentemente liberal, don- V. M. que es necesidad esta que digo, imaSí? repito que me gustó su periódico; y tanto, de apenas hace un año los satélites del jesuitis- ginada ó exagerada por mí, sino tan cierta,
que ai yo supiera escribir de corrido en mediano mo tuvieron que huir ante las demostraciones de
romance, les ayudaría con algún opúsculo saca- la pública indignación, ruegan á V. se sirva ad- que las ciudades y villas grandes de estos
do de mi propio caletre. Pero mi natural rudeza mitir el modesto óbolo de 29,25 pesetas, al que reinos están faltas de gente y las aldeas meT cortos estudios me atan las manos, sin dejarme acompaña el ardiente .deseo de contribuir al sos- nores despobladas del todo, y los campos sin
hacerlo; en enyo caso, para mi doloroso, me limi- nimiento del periódico que difunde la luz de la hallar apenas quien los labre, y para cobrar
to á remitirles esas tres pesetas que, con otras verdad contra las tinieblas de la tiranía.
un real de tributo se pierden y gastan ciento,
hermanas del mismo valor y cuño, sean victimas
Inútil es advertir á V., señor director, que ó en los cobradores y modo con que lo haay! del furor de ese edil denominado Jamón, ó nuestro criterio es un todo idéntico á los idesues cen, ó en reducir la paga en dinero por falta
i?
•^OTtezno, 6 Toreno, ó como llamarle quieran.
que inspira á la redacción de LAS DOMINICALES: de éste y pobreza de los vasallos; y esto tan
Sayo afectísimo admirador,—Un sacristán ju- así, pues, sólo nos resta'decir que queda autori- en general por todas las provincias de Castizado para hacer de esta carta el uso que más conbilado .'.
veniente crea, y no dude V. que de hoy más nos lla, envidiadas poco há porsu riqueza, que
encontraría dispuestos á prestarle nuestro deci- no hay lugar que esté libre de esta miseria,
Cartagena 28 de Mayo de 1884. dido aunque débil concurso, con el fin de llevar ni con la claridad, grandeza y abundancia
un grano de arena al glorioso ediflcio del Libre- que solía, procediendo este daño principalSr. D. Ramón Chíes:
pensamiento.
mente de la grandeza y paga de los tributos,
May seSor mió y de mi mayor consideración y
Se ofrecen de V., atentos seguros servido- y de gastarse los procedidos de éstos en guerrmpdto: Aprovecho esta ocasión para felicitar á res, Q. B. S. M.,—E. Collado.—Sebastian Eiusted, A Demófllo y demás compañeros de re- poll.—Rafael Torralba.—B. Avella.—P. Y. Bla- ras extranjeras, y en segundo lugar de los
dacción, por las muchas adhesiones que tienen nes.—José Botella. — Luis González.—Antonio vicios y pleitos tantos y tan continuos de los
caada dia á su periódico, y para manifestarle las Bernabeu—Matías Balaguer.—J. R.—Ch. G. A. naturales de estos reinos, y ministros ocumuchísimas simpatías que tenemos hacia uste- —V. S. L.—Vicente González.—Un adicto al li- pados en unos y otros.» (Folios 24 y 25.)
des todos los que le leemos, y otros muchos que, bre-pensamiento—Id., id.—José T. García.—ViAsí escribe un contemporáneo de aquellos
' sin leerlo, con sólo oírnos hablar de él, se entu- cente Sales.—Rigoberto Segundo.—José Navar- tiempos en que el sol jamas se ponía en los
siasman de tal modo que quisieran, como nos- ro.—Un ignorante.'.—E. Miquel.—Un excootros, de buena gana conocer á ustedes personal- mulgado .".—Un estudiante de Derecho.—Fran- dominios de España. Vemos, pues, que enomite. Bien pueden estar satisfechos y creer que cisco García.-J. M., espiritista.—A. N., libre- tre los pliegues de aquella deslumbrante vesaqn! pueden contar con muchísimos amigos, ó pensador.—A. V, id.—Un demócrata alicanti- tidura sólo había miseria y vicio. Pero conmás que amigos, hermanos.
no.—Rafael Valero.—Un libre-pensador Anto- tinuemos copiando:
Sin más por hoy, le ruego me dispense esta nio Arias Cortina.—Un libre-pensador.—A. B.,
«...lo que hace insufribles los tributos es
franqueza, que es un pequeño desahogo á mis Ídem.—F. E., id—S. S., id.
que lo procedido de ello salga de los mismos
ideas, que no estarán bien expresadas, pero si
que los pagan y de su» naturales, porque
bien sentidas.
cuando
anda y vuelve á ellos mismos, salienSaluda & ustedes éste su afectísimo,—Antonio
do
de
unos
y dando en otros de un mismo
Riqaelme,
reino y provincia, por mucho que den les
queda mucho... lo cual cesa pasando nuesPuerto Serrano 24 de Mayo de 1884.
tras riquezas á los extranjeros y no habienSuelen decir los apologistas del Gobierno do camino por donde volver á nosotros... Y
Srea. D. Ramón Chíes y Demófllo:
imperante en pasados siglos, que la España
Muy señores nuestros y distinguidos correli- austríaca fué la más grandiosa de las épo- con esto se junta que con las guerras se ha
gionarios: Ayer, Os decir, hace pocos meses, tu- cas que tuvo nuestra nación en el trascurso perdido el trato y comercio, y cesado las gavimos el gusto de dirigirnos á ustedes con el ob- de los tiempos. Pero no tienen en cuenta nancias con que podían pagar y contribuir;
• Jeto de felicitarles por la brillante carta que diri- que si la Historia ha de ser un conjunto de y así certifico á V. M. que están de manera
que cualquier cosa que se les añada sobre lo
gieron al príncipe heredero de Alemania; y hoy,
al molestar nuevamente su atención, lo hacemos verdades, debemos inspirarnos, más que en que tienen, no lo podrían pagar sino con sus
iinpnteadc» por el sentimiento de lo justo, con el los palaciegos aduladores, en los hombres hijos y mujeres, y aun si no se alivian y con
fin de protestar de esas apreciaciones mezquinas que no se dejan llevar del miedo, ni doblegan el trato y comercio les crece la sangre, como
ana sólo se fundan en lo ridículo y que sin em- su rodilla ante el déspota.
en mantenimiento nuevo para que p u ^ a n
Dargo quieren sumir entre ruinas ¡loco empeño!
Uno de estos últimos fué D. Baltasar Ala4 lo úae es la esplendorosa antorcha de la verdad mos de Barrientes, «de perspicaz ingenio y dar de ella, por falta de ésta han de acabar
y déla redención. Si, aunque humilde nuestra maduro juicio (1), uno de los mejores políti- también.» (Folio 26.)
TOS, queremos levantarla con toda la energía de cos
Y se acabaron, en efecto, los reinos entre
de su época (2),» y que á la larga vio que
la dignidad y protestar una y mil veces contra
las manos de un Carlos II, de triste mesus
méritos
fueron
medianamente
aprecia|
las medidas de esos demagogos blancos que quiemoria:
ren empañar el diáfano cristal del progreso con dos haciéndole del Consejo de Guerra, de In«...está el comercio y trato muy disminuilas absurdos y caducas ideas del oscurantismo. dias y de Hacienda sucesivamente, en tiemUnan ustedes nuestra entusiasta adhesión con po del galanteador Felipe IV. Pues bien: do y acabado, siendo éste el que los enriquelas machas que diariamente reciben, y no duden este hombre dirigió al rey Felipe JII un es- cía y daba de comer á mayores y menores,
qae su decentísimo é ilustrado semanario, llevan- crito con el largo título de «discurso al Rey andando en ello y ocupándose muchos, quo
do por lema raidn, ha de hallar cariñosa acogida nuestro señor del estado que tienen sus rei- todos participaban ^ e sus ganancias, reduci«n todos los hombres libres que tengan la fortu- nos y srñoríos, y de los amigos y enemigos, dos ahora á pocos y sin provecho... y haBs de leerle una sola vez.
Adelante por el camino emprendido, y si á sus con algunas advertencias sobre el modo de biendo por esto de venir á cargar éstas (las
nobles aspiraciones se pone le valladar alguna proceder y gobernarse con los unos y con rentas reales) sobre los herederos solos de
:^otn. consonante mayúscula intimidándoles con la los otros;» trabajo que es digno de que se España y sobre sus labradores, y salir y paimposición do crecidas multas, abriguen la es- tenga en cuenta por su importancia históri- garse de los frutos solos de la tierra, vienen
peranza de que son infinitos los correligionarios
á ser más pesadas y graves de sufrir que si
que habrán de acudir prontamente á saldar tan
se sacaran del trato y así se repartieran enarbitrarios tributos.
(1) Nicolás Antonio: Biblioth. nota, tomo I. pá- tro naturales y extranjeros, como solía ser"
'
)1
Reciban ustedes, á la paf que nuestro modesto gina 180.
»Y aun digo más á V. M., que con tantos
¿bolo, la verdadera expresión de estima y consi(2) Así le llama D. Antonio Cánovas del Cas- deracion que merecen á sus sinceros correligio
tillo, en la pág. 53 de su obra De la casa de Aus- decretos y necesidades propias y de sus vaBarios y servidores, Q. B. S. M.—Pedro Aguilar tria en España, esciita en tiempos en que era me- sallos notorias y considerables á todos, no sé
cómo se hallará el crédito de Y. M. para proe«MÍa.—Jwé Oroz«9 Vázquez.-r Juan Pedro j nos reaccioaario.
Solé.—Pablo ViTcg.—José Sastre.—Antonio
Vires.
Por D. Manuel Borrell y D. José Eipoll, que
BO saben escribir á sus ruegos y por mí,—Marcos Peraire, secretario.
La España de los Felipes.
veerse de dinero en los reinos extranjeros y
las guerras de ellos, anticipadamente como
hasta aquí se había hecho, ó que cuando
bien lo halle ha de ser de la manera que los
necesitados, dando ciento por ciento.» (Folio 49.)
¡Pobre España! Ya ni aun crédito te quedaba. ¿Y qué hacían en tanto tus hijos?
«...mi ánimo no me consiente dejar de proponer á V. M. que esta multitud de pleitos
que hay en España y esta ocupación de los
hombres en ellos, y este gasto y pérdida de
sus haciendas, no para servicio de V. M., sino
para riqueza y aprovechamiento de las personas menos provechosas que sirven en esta
monarquía, tengo por cierto que es la corrupción más perniciosa que hay en ella, y
de que más malos efectos se puede tener.
Pues, en fin, vemos que la mayor parte de
los vasallos de V. M. se ocupan y estudian,
no en procurar su acrecentamiento y el p ú blico, sino en desear y alimentar discordias,
bandos y enemistades entre sus vasallos,
perseguir á los menos poderosos, adular y
chu[<lir á los ricos, y convertir en guerra y
confusión (que los pleitos en todo son guerras civiles) lo que había de ser orden y paz.
Y no más de esto, que mi deseo al servicio
de V. M. me saca muchos veces casi contra
mi voluntad de los términos debidos á mi estado.» (Folio 116.)
En esto se entretenían tus hijos, querida
patria. Pero el ejemplo venía de arriba, y
los de abajo, no hacían otra cosa que imitar,
como perfectamente identificados con su señor. ¡Oh tiempos! ¡oh costumbres!
Aunque pudiera prolongar mucho más
este artículo, trascribiendo nuevos sabrosos
pasajes, ya de estos reinos, ya de los extranjeros que en este manuscrito se encuentran,
acabaré con el que Alamos dedica, en el folio 29, á reasumir lo que dice en los anteriores:
«Este es el estado que tienen sus reinos de
V. M. y sus naturales de ellos, reducido á
los más breves apuntamientos que he alcanzado. De manera que de los de Flandes los
rebeldes son enemigos públicos, y los demás
sin duda lo son secretos, asi por los excesos
cometidos pasados, como por lo contagioso
del trato de los primeros, y por sectas erradas que se han aficionado y aun profesado
algunas de aquellas provincias y con quien
los demás han platicado mucho tiempo.
BLOS de Italia y Portugal son tanjbien enemigos secretos.
«Los de Aragón se tienen por ofendidos.
»Y asi los amigos solos de esta corona á
todas pasadas son las Indias y los reinos de
Castilla, por mayor quede los primeros ya
nombrados, si algunos no quisieren consentir que se llamen ni tengan por enemigos secretos, á lo menos serán inútiles envidiosos
de nuestra grandeza y de que demos nombre á ésta monarquía, y que se declararán
como enemigos en viendo la ocasión para
cumplir su intento.»
Todavía pondré otro resumen más enérgico y más corto:
«Hallándose V. M. y sus reinos en el estado que he dicho, con tantos enemigos secretos y algunos públicos, con tan pocos amigos ciertos, con tantos descontentos caseros
y extranjeros, falto de haciendas y la cabeza
de su imperio pobre, y sus vasallos gastados, y con guerras fuera de ésta, y con los
reinos de su imperio divididos por los enemigos quo poseen las provincias que hay en
medio, y,no bien asentado el respeto de su
grandeza.» (Folio 50.)
Tal estaba España á la muerte de Felipe II, y tal legado dejó á su inepto hijo Felipe III para que le entregase al cortesano
Lerma y fuese á dar más tarde en manos de
Olivares, que aún dejó algún resto para el
inquisidor general Nitard.
Si alguno de los lectores se extrañare de
la franqueza de Alamos, no olvide que aquel
escrito era particularísimo, y que nadie habría de leerle entonces que no fueran el rey
ó sus ministros. Por lo demás, como se ve,
no hace otra cosa que confirmar las ideas
que cualquier historia medianamente imparcial expone acerca de aquellos tristes días
del Santo Oficio.
Dedica Alamos gran parte de su discurso
á estudiar las relaciones que con los reinos
extranjeros, ya conquistados, ya enemigos,
tenía España; cuál era el espíritu de ellos, y
cuál la política conveniente á nuestros intereses. Tiene en esta parte muy inspirados
períodos, en que si no aconseja al rey que
dé libertades, al menos le recomienda mucha paz respecto á todos los Estados, excepto
con Inglaterra, y mucha administración para
el interior de su reino. En una palabra, este
discurso es digno de ser tenido en cuenta
por los que quieran conocer aquellos felices
tiempos de patriarcales costumbres, como
suelen decir por ahí alguno de la Union Católica, ó algún puro nocedalino.
Si más aficionados en general de lo que
somos los españoles á estas cosas que se r e fieren á los archivos ó las bibliotecas, procurásemos sacar á luz algo de lo mucho que
permanece arrinconado, conoceríamos más
á fondo indudablemente las generaciones
que nos precedieron, y destruiríamos con
más facilidad tradicionales errores.
PASCABIO LÓPEZ ZABZUKLO.
Palabras de un conservador
& propósito de nn pertarbadop.
Al Excmo. Sr. D. Francisco de Borja Gajoso Queipo de Llano, C. Conde de
Toreno, fundador del templo á la civilización denominado Hipódromo, definidor de la moral social, etcétera, etc., dedica la siguiente poesía del inmortal VÍCTOR Hüoo.
(El Traductor.)
f" ¿Fué sueño ó realidad?... Juzgad vosotros.
Un hombre,—¿era judío, persa, ó chino?—
un miembro del partido moderado,
grave, formal, sesudo, así me dijo:
—«La sentencia de muerte ejecutada
contra ese charlatán, ese bandido,
ese anarquista, es justa á todas luces.
¡Pues no faltaba másl ¿Dónde el prestigio
la autoridad hallar, si impune queda
que un cualquiera, un procaz advenedizo,
se Atreva á discutir si es ó no ]asta
tal ó cual ley vigente? ¡Habráso visto!
Hay verdades eternas, que no admiten
discusión: se obedece, y al avío!
Surgió ese innovador no sé de dónde,
y á predicar se echó por los caminos
doctrinas tan extrañas como nuevas.
«¡Progreso!» «¡Amor!» Vocablos sin sentido,
si lo queréis, ridículos, estúpidos,
pero que encierran algo que no es limpio.
Sin sombra de recato, hacía escarnio
de nuestro venerando culto antiguo:
nada sagrado hallaba, nada bueno,
nada que de respeto fuese digno.
Para infundir mejor tales doctrinas,
vivía siempre en los peores sitios,
juntándose á pastores, marineros,
patanes, gente rústica, mendigos:
chusma ignorante, en fin, de quien se aleja
todo aquel que de honesto tiene visos;
y con ellos sin tasa departía,
llamándoles hermanos y discípulos...
¡Nunca se dirigió á persona alguna
de arraigo! ¡Nunca al sabio! ¡Nunca al rico!
¡Cual de caer en el fuego se guardaba
de dar con alguien de mediano juicio!...
Su intento era embaucar la estulta plebe,
y á fe que lo lograba el muy ladino,
arrogándose el don de profecía.
Con los brazos en alto, haciendo signos
extraños coa las manos, pretextaba
tener virtud para sanar heridos,
la salud devolver á los enfermos,
y hasta resucitar á muertos fríos...
A lo mejor decía al populacho:
—¡«Seguid mis pasos!»—y, sin rumbo fijo,
llevábalo cual hato al hondo valle,
del valle á la colina, y de ésta al rio!...
¿No es esto provocar rencores, odios?
¿No es sembrar la discordia entre vecinos?
¿De abierta rebelión no es un conato?
¿No es promover desorden? ¿Un principio
no es de guerra civil?... Rodeado siempre
de asquerosos pagano?, de perdidos
que pernoctar solían en un horno
de hacer cal ó en algún vacante nicho
del triste cementerio, cojo el uno,
tuerto el otro, éste sordo, aquél tullido,
lacerado el de allá, y el de su lado
leproso, y así todos sus adictos...
El hombre honrado cuando con tal séquito
pasaba ese truhán, ¡hubierais visto
como, á atrancar con barras y cerrojos,
se apresuraba puertas y postigos!...
Un día,—era unafiesta,—sefué al templo,
látigo en mano y declamando á gritos,
y á golpes arrojó á los mercaderes
que allí comerciaban con permiso
del clero, á quien pagaban el tributo
del puesto en que vendían sus artículos...
Notóse que, doquiera, á todas horas,
de cierta meretriz iba seguido...
¡Y siempre perorando!... La familia,
la sociedad, la religión, lo mismo
que la moral, caían á las plantas
de ese demoledor, hechas añicos.
El pueblo abandonaba, por seguirle,
sus labores, sus campos, sus oficios...
¡Era muy peligroso! Agasajaba
al miserable y maldecía al rico:
afirmaba que acá todos los hombres
son hermanos é iguales; que es inicuo
que en señores y esclavos se dividan;
que sean unos grandes y otros chicos;
que mientras nade el uno en la abundancia,
carezca el otro de lo más preciso...
En cuanto al clero, nunca im.aginárais
lo que decía de él; tan atrevidos
sus epítetos eran, que sinónimos
á ser venían sacerdote y pillo.
Y no creáis quo hablara así en secreto,
con precaución y lejos de testigos,
no; sino en plena calle, sin rebozo,
y ante la multitud, á voz en grito.
Ya veis cuan urgente era un escarmiento
que al populacho hiciese entrar en quicio,
y el orden del país pusiese á salvo
devolviendo la paz á los espíritus.
• Por fortuna la ley es terminante
aunque severa: ayer quedó convicto,
y hoy le han crucificado.»
Estas palabras,
así como su acento compungido
llamaron mi atención, y pregúntele:
—¿Quién sois?
—Sin el escrúpulo más mínimo
podéis creer que un ejemplar como éste
lo reclamaba el caso... Soy Basilio,
el Escriba del templo...
—¿Y quién el reo...?
—Ese bribón que llaman JESUCRISTO.
EDSEBIO OORT.
PRECEPTO HIGIÉNICOS PARA EL MES DE JUNIO
Las oscilaciones bruscas de temperatura, que
fueron la nota característica de la estación pasada, encuéntranse sustituidas en el mes de Junio
por un calor que muchas veces raya en sofocante.
El aparato digestivo de los niños es quien sufre más directamente las consecuencias del calor;
el apetito se perturba; los vómitos no tardan en
presentarse, y la diarrea intensa, que por último
les afecta, comprometen no pocas veces su vida.
Para evitar la aparición de un cuadro sintomático tan alarmante, se deberá impedir que los
niños, estando sudando, ingieran en su estómago agua fría ó helados, y Se les acostumbrará &
ser muy parcos en el uso de las frutas, que únicamente estando biensazonadas se les permitirán
comer.
Se pondrá el mayor cuidado en reglamentar
las comidas de los niños en quienes se desarrolle
una afección gastro-intestinal; harán uso frecuente de las bebidas acídulas y de los medicamentos que el médico recetare. Los baños templados son uno de los agentes que con más éxito
empleamos en las gastro-enterítis, que aconseja,
mos á las familias atiendan desde un principio
con gran esmero, si quieren evitarse las funestas
consecuencias de la enfermedad que más estragos hace en la estación presente.
Madrid 2 de Junio de 1884.
Da. PABLO LOZANO.
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año último. Su precio: 10 pesetas.
ARTÍCULOS RELISÍOSOS Y MORALES, por
De-
mófilo, colección de los artículos que han tenida más aceptación del público y motivado
varias excomuniones. Precio: una peseta.
Imprenta de E. XaUSos, Plan de ur«]a, 7.
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