La ardua labor de exégesis a que se entregaron los pensadores

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LA HISTORIA
NATURAL
EN
ESPAÑA
La ardua labor de exégesis a que se entregaron los
pensadores medievales tuvo por principail objeto coordinar el saber antiguo con la idea cristiana, y dio por resultado una excesiva sumisión de la Iglesia a la tradición
científica, que si fué providencialmente salvadora del saber, no dejó de ofrecer inconvenientes en el sentido de
adhesión a errores científicos profesados por la antigüedad, Uo que ha hecho a algunos presentar en tiempos más
recientes a la Iglesia como una remora del saber; acusación injusta, ya que la ciencia vivió en el retiro de los
monasterios y se renovó en las universidades, teniendo
que rescatarse, con un recto sentido de tolerancia, de
fuentes tan sospechosas como la mahometana y la judaica.
N o fué, pues, la Edad Media una época de incultura,
sino el precedente obligado de la Edad Moderna, que en
ella se incubó. En la Edad Media se constituyen los idiomas eurqpeos, que, como el nuestro, habían de ser el instrumento eficiente del desarrollo científico; se fundan las
universidades, que habían de constituir los centros más
importantes de irradiación de la ciencia, y aunque la
técnica fuera inferior a la nuestra de hoy, logró maravillas de factura en todas las artes, acusando en sus obras
una armonía entre la técnica y el espíritu, de la que son
expresión esas maravillosas catedrales góticas, verdaderas plegarias en piedra, que acusan la actitud de rendida
reverencia de la cristiandad hacia su Divino Maestro.
La ciencia medievall cristiana es también, en cierto modo,
una oración, fiel a la expresión de San Agustín de que
«trabajar es orar», y a la actitud de San Benito, que
regló la armonía entre la oración y el trabajo para santificarle ; por eso en la Edad Media toda la ciencia aparece supeditada a la Teología, y su aspiración es lograr
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