Existen bastantes diferencias entre hombres y mujeres, no por esto, quiero decir que ninguno es mejor que otro, y que si existen dichas diferencias, serán por algún motivo, ya sea de adaptación, de desarrollo, etc. Diferencias neurológicas: Cada vez se están descubriendo más diferencias entre los cerebros masculino y femenino, diferentes modos de resolver los problemas y almacenar los recuerdos y diferentes propensiones frente a las enfermedades mentales. Las nuevas técnicas han permitido encontrar diferencias en el tamaño relativo de diversas áreas cerebrales en hombres y mujeres. Por ejemplo la estructura que interconecta los dos hemisferios (cuerpo calloso*), la corteza frontal, y varias zonas de la corteza líbica, son de mayor densidad en las mujeres, que se ocupa de muchas tareas cognitivas superiores, participa en las emociones. Los hombres, en cambio, tienen mayor la corteza parietal, y la amígdala, que interviene en la percepción del espacio, las emociones y respuestas al estrés. Se manifiesta también una mejor capacidad espacial y de orientación en el hombre. Físicamente, en las mujeres el 84 por ciento de las regiones de materia gris y el 86 por ciento de las regiones de materia blanca involucradas en el desempeño intelectual se localizan en los lóbulos frontales, mientras que los porcentajes de estas regiones en los lóbulos frontales del hombre son 45 por ciento y cero respectivamente. Diferencias fisiológicas: Existen también diferencias en el desarrollo y la formación del esqueleto. Todas las prominencias del cráneo masculino son más angulares y cercanas a los noventa grados que las del cráneo femenino, con la excepción de las prominencias temporales, los pómulos. El tronco masculino muestra un tórax más ancho y más largo. El cuello del hombre resulta más corto debido a la posición más elevada del manubrio en relación con la vértebra prominente. La pelvis femenina es más ancha y más espaciosa. El sacro está mucho más cerca de la horizontal y el ángulo sacro-lumbar es mucho más pequeño en la mujer que en el hombre; esto le da una apariencia más mesomórfica al nivel de la pelvis vista de perfil, el área del íleon es menor, pero el arco pélvico está situado más abajo en la mujer y es más ancho; la anchura mayor de la base de la pelvis femenina representa que la relación púbico-femoral se asemeje a un triángulo equilátero. La figura femenina tiene menos músculo y más grasa, que se asienta preferentemente en nalgas, vientre, pecho y parte interna de los muslos, En relación con el esqueleto, el del hombre es más recto y vertical y el de la mujer un poco más inclinado, menos recto. Existe una mayor diferencia en el tórax: el hombre es de hombros amplios y tórax muy voluminoso, mientras que la mujer es de hombros estrechos y tórax poco voluminoso. Pero en la pelvis se invierten los polos y el hombre es estrecho de caderas y la mujer, amplia, debido a la función que desempeñará cuando sea madre, portadora de un hijo. La diferencia más grande y notable está, por supuesto, en los órganos sexuales. Diferencias psicológicas El hombre percibe la sensación de las cosas en conjunto, en líneas generales. Por ello, forma planes a alto nivel, mira las cosas de lejos y estudia los medios que tienen a su disposición sin reparar demasiado en detalles. En cambio la mujer olvida las líneas generales y repara en los detalles y circunstancias de las cosas y acontecimientos. Y como es minuciosa en el percibir, lo es también en el actuar. Parece que la mujer está más sujeta a los sentimientos, mientras que el hombre se rige más por la razón. Pero no es fácil medir la emotividad pues pertenece a la experiencia subjetiva. No es fácil medir sentimientos por lo que sólo se miden los sentimientos que se transmiten al exterior no los ocultos ni los disimulados. Se pueden medir también objetiva aunque indirectamente, a través de los cambios fisiológicos como la presión arterial, la temperatura, la frecuencia cardiaca, o cambos en el equilibrio hormonal que pueden medirse en muestras de sangre o de orina, pero no son específicos. Sólo nos indican que esa persona ha experimentado una emoción y en qué grado. Así es posible estudiar como el hombre y la mujer reacciona de diferente manera ante el miedo y la incertidumbre. Sin embargo, conviene tener en cuenta que estas maneras de reaccionar tienen mucho de aprendido, con lo que no resulta fácil ver con este método qué es lo que les diferencia de manera natural. Por ejemplo en el caso de los lloros los bebés. Los dos sexos lloran, pero es más frecuente en las niñas. A una edad posterior influye mucho la aceptación o rechazo que encuentran. Los niños se retraen por vergüenza, en cambio las niñas no. Lo mismo ocurre con el miedo. El niño comprueba que es poco varonil reconocer sus temores, mientras que las niñas han oído hasta la saciedad advertencias para que no se fíen de desconocidos y cosas así. Estas diferencias pueden variar con la educación o la cultura. * Cuerpo calloso: Es el tejido fibroso que conecta los hemisferios Derecho e izquierdo. Últimamente han aparecido estudios contradictorios, que por un lado aseguran que el cuerpo calloso es mayor y está más desarrollado en las mujeres y, por otro, que esas diferencias no son tan perceptibles.