La radiopclvimetría en asimetrías pélvicas

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Dicbre. 1959
LA RADIOPELVIMETRIA EN ASIMETRIAS P ELVI CAS
La radiopclvimetría en asimetrías
pélvicas
Un caso de pelvis de Naegele
Jua 'i Josi de Araujo-Múgica
El estudio radiopelvímetro en las deformidades pélvicas aporta múltiples ventajas sobre la pelvimetría clínica en el diagnóstico del tipo de deformidad, y fundamentalmente respecto al pronóstico y tratamiento del parto.
No queremos entrar en la discusión de
los diversos procedimientos empleados,
sus ventajas e inconvenientes, ya tratados
en múltiples publicaciones.
En nuestra técnica procedemos a colocar a la gestante en la posición semisentada de Albert, de forma que queden a la misma distancia de la mesa la
apófisis espinosa de la 5.ª vértebra lumbar y el punto de unión del tercio superior del pubis con el tercio medio; de
esta forma obtenemos sobre la placa una
proyección horizontal del plano estrecho
superior. Una vez hecha la radiografía
se reimpresiona la placa colocando en
el plano que ocupaba el estrecho superior una rejilla opaca de rayos X perforada por agujeros equidistantes un centímetro entre sí (tipo Thoms), de forma
que nos permitirá hacer la medición de
los diámetros pélvicos con un error mínimo, Mayer 1 • 2 y Thoms 7, 8 .
Si bien el ideal sería hacer estudio sistemático radiopelvimétrico en todas las
primíparas y en aquellas multíparas que
presenten antecedentes de partos distócicos, en la práctica únicamente lo llevamos a cabo en primigestas con diámetros
anormales en pelvimetría externa o en
aquéllas en que la cabeza no está encajada para las 32 semanas de gestación ;
así mismo en aquellas multíparas que
presenten antecedentes de partos distócicos achacables al canal óseo del parto.
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Historia clínica.-J. M . E.-28 a ños. Primigesta.
En los antecedentes personal,es, a los 8 meses de edad encontramos un cuadro séptico
pelviano que dio abscesos fistulado·s a regiones glútea derecha y suprapúbica.
A la ex'Jloración, enferma brevilínea, talla
1,45, peso antes del embarazo, 45 kg. Se aprncia una cicatriz antigua, retraída de unos 2 cm.
sobre borde superior de. pubis, y otra más
profunda, henal, de unos 3 cm. en región glútea derecha. Escoliosis de convexidad derecha dorso-lumbar.
Pelvimetría : Bi-espinoso 21 ,5 cm. Bi"crestal
24 cm . Bi-troca ntereo 27 cm. Conjuga,.:Jo externo 18 ,5 cm. Conjugado verdadero 8,5 cm.
El embarazo cursa normalmente. A las 36
semanas Ja cabeza fet al se e.°'cuentra alta, no
encajada, pOT encima ·del plano del estrecho
superior. Se hace estudio radiográfico ; proyección anteroposterior y estudio radiográfico
en posición de Albert.
En la primera proyección (fig. 1) encontramos: «Desaparición de la aleta sacra derecha con anquilosis de la articulación sacroi!íaca del mismo lado. Malposición ·de la 5.ª
vértebra lumbar co.ni · conv•eXidad izquierda y
sacralización de la misma en el lado derecho.
Fig. 1
JUAN JOSE DE ARAUJO-MUG!CA
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Fig 2
Desviación oblicua de la pelvis derecha« (Doctor Imízcoz). En el estudio radiopelvimétrico
(figura 2), encontramos una gran asimetría
del plano del estrecho superior, línea innominada derecha muy enderezada, con un seno
sacro-ilíaco rdel mismo lado estrecho. Prominencia del sacro y desviación de la sínfisis
hacia la izquierda. Diámetro antero-posterior
8,5 cm., transverso máximo 9 cm., sacro-cotiloideo del lado en que está afectada la línea innominada, menor de 5 cm., bi-ciático
8,5 cm. No se aprecia lo que se podría denominar un pleno encajamiento.
Estamos pues ante una Pelvis de Naegele, correspondiente al 4. 0 grado de asimetría pélvica
o asimetría violenta de la clasificación .de Fochi>er.
Ante estas circunstancias se practicó una
cesarea en la 37 semana extrayéndose un feto
vivo de 3.250 gramos.
Comentarios.-Desde el punto de vista
de pelvimetría clínica nos encontramos
ante una estrechez pélvica de 2.º grado;
si se hubiera procedido a hacer una Prue-
Vol. lll
ba de Parto, el desenlace hubiera sido
imposible por vía natural, teniendo que
cesarear en condiciones, para la madre
y el hijo, mucho más inferiores que las
logradas al intervenir antes de desencadenarse el parto.
Radiológicamente corresponde al tipo
de Pelvis descrito por Naegele 3 en 1839.
Si bien no llegan al centenar de casos publicados en 1926 (Williams 9), la extensión de la práctica de la radiopelvimetría ha demostrado su mayor frecuencia
(Thoms 6• 7).
Desde el punto de vista etiopatogénico
no existen ideas claras. Se discute si el
hecho primitivo es la sinóstosis sacro-ilíaca, bien en forma de una artritis sacroilíaca que afectara a la pelvis en la vida
intrauterina o en la primera infancia
(Trillat 8 , Nicollet 4), o por un defecto en
la osificación sacro-ilíaca. Para otros
autores el hecho primitivo sería la detención del desarrollo del segmento posterior de una mitad de la pelvis. Por último Fabri da un papel esencial al aplanamiento de una mitad de la pelvis.
Al mismo tiempo se deben señalar las
diferencias entre la Pelvis de Naegele y
aseudo-Naegelen, en sus diferentes formas, raquítica, de luxación unilateral, escoliótica, coxálgica y sacro-coxálgica.
En el caso expuesto tenemos que precisar como factor etiológico una artritis
sacro-ilíaca acaecida en la primera infancia, que ha conducido a la atrofia de la
aleta sacra derecha, a la sinóstosis sacro-ilíaca y a la afectación del hueso
innominado del mismo lado.
BIBLIOGRAFÍA
MAYER, M., F. MüRIN y J. CHALUT. lntérét
renouvelé de la Radiologie obstétrica/e. Congreso Internacional de Ginecología y Obstetricia. Ginebra, 1954.
2. MAYER, M. Sem. Hop. París, 33:
, 1957.
3. NAEGELE, F. C. Das schragverrengte Becken,
nebst einem Anhge ueber die wichtigsten
Fehler des weiblichen Beckens ueberhaut,
Mainz, W. fon Zabern, 1839.
l.
LA RADIOPELVIMETRIA EN ASIMETRIAS PELVICAS
Dicbre. 1959
4.
NICOLLET, F. y R. MICHELLAND.
Bull. Soc·
Gyn. Obst. 4: 726, 1952.
5.
PIGEAUD, H. y P. MAGNIN. Enciclopédie Médico Chirurgicale, 1, Distocie osseuse, 3, 1959.
6. THOMS, H. J. Mount. Sinai Hosp. 14: 6.53,
1947.
7. THOMS, H. Am. J. Obst. Gynec. 41: 830,
1941.
8. TRILLAT y NoTTER. Ginec. Obst. 44: 383,
1944-4.5.
9.
WILLIAMS, J. V. Obstetrics. Nueva York,
D. Appleton-Century Company, Inc., 1926.
Alcance de la Psicología
en la práctica médica
J.
Soria
El interés que despiertan los planteamientos
psicológicos de las cuestiones médicas, va unido
con frecuencia a la confusión conceptual que
produce el estudio de estos temas. Es nuestro
deseo, a requerimiento de compañeros que no
tienen relación directa con los problemas psíquicos, hacer una puesta al día para el médico
general, de las facetas más interesantes que se
presentan en este campo de la Medicina tan
lleno de posibilidades y tan falto de estructuración de temas psicológicos en una revista que
fundamentalmente es de investigación y clínica
médicas.
El hombre enfermo plantea al médico
un problema con dos vertientes; de un lado el diagnóstico y de otro la terapéutica.
En el mejor de los casos nos encontramos
con un diagnóstico etiológico preciso y
una terapéutica adecuada de orientación
directamente etiológica. Así sucede en los
procesos infecciosos, clínicamente característicos, bacteriológicamente estudiados, y
que responden directamente a la medicación antibiótica adecuada.
Pero no es lo acostumbrado encontrarse
en la práctica ordinaria con un proceso
de clara etiología. Aquí comienza el serio
problema del diagnóstico. En principio la
dialéctica ante el enfermo exige la inves-
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tigación hasta llegar a las causas responsables pero no nos extrañamos de que en
muchas ocasiones la investigación clínica
se encuentre parada en una fase no última
ya que el quehacer médico primordial en
el clínico consiste en actuar sobre el enfermo, y este quehacer inmediato, y a veces urgente, tiende a reparar el trastorno
orgánico manifiesto, cosa que se consigue
con frecuencia sin necesidad de exhaustivas investigaciones. El curar aquí y ahora
está más en relación con los medios terapéuticos disponibles en esa situación que
con las lejanas teorías complicadas acerca
del enfermar. Pero es conveniente tener
presente la distinción entre lo que es patogenia y lo que es etiología. La etiología
sabe de las causas y la patogenia de los
mecanismos de actuación de estas causas.
Diagnóstico. - La medicina clínica somática ha incluído en el capítulo de las
causas, en la etiología, a todo tipo de factores exógenos: traumatismos, intoxicaciones, infecciones e incluso a la carencia de
uno de ellos, enfermedades de la nutrición,
avitaminosis, etc.
Cuando no es reductible a estos elementales procesos etiológicos el diagnóstico se
hace pato génico (diabetes, alergia) o sintomático (cefalalgia, úlcera de estómago,
hipertensión esencial).
¿Por qué se prescinde a priori de una
psicogénesis? El factor psíquico a primera
vista es menos objetivable. Su mecanismo
de acción no se rige necesariamente por
leyes generales. Los factores psíquicos no
son dominables por el médico en la misma
forma en que actualmente lo es el estafilococo. Los factores psíquicos tienen algo
de magia, incompatible con la exactitud
de los laboratorios científico-naturales. Se
dirá que los métodos clínicos actuales, cada vez más electrónicos, no revelan en su
análisis este factor psicológico. En todo
caso, en última instancia, el factor psicológico se intuye de manera poco precisa
y se recomienda tranquilidad y paz al
enfermo con la sensación de haber realizado una eficaz psicoterapia.
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