Año XXXIII. Núm. 11. Madrid, 22 de marzo de 1889

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Y, AMERICANA
A 'irri» A.i'ii,
PKECIOS DE SUSCRICIÓN.
Madrid.................. ..........
Provincia*.......................
Extranjcro, . . . . . . . . . .
55
40
ANO
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SEMESTRE.
TRIMESTRE,
P*' etas.
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21
pesetas.
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10 pesetas.
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a d m i n i s t r a i ; ió n
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p r e c io s d e s u s c r ic io n . p a g a d e r o s e n o r o .
Madrid, 15 de Marzo de iSSg.
V
C HL F BR F
P R O C E SO
Cuba, Puerto Rico y Ftllpinas..
Detnàu Estados de America y
Asia..................................................
- EL FALSARIO RITMAR 1)
1’IGOTT
1; pesosTueries.
7 pesos fuertes.
60 pesetas 6 franco.,
¿i pesetas ó francos.
« T I M E S - P A R N F L L ».
L O N D R E S . — v s a a u d i i- \ : i a k n e i. t u i b i - n a l p k j b s t i c i a , ei . 22
u k f e b r t: u o r l t i m o .
DECLARAN'DO K.V EL BANCO DE LOS TkSTIGOS.
SEMESTRE.
154
SUM ARIO.
T: x t o . — 1Crónica general. por D. Jo>¿ Fernandez Bramón.—Xucv.ros graba. por D Eusebio Martínez de Velico. —Lo-Teatro-, por I). Manuel
Caf.cK. (le la Seal Academia Española, —Antón el de lo- Cariares (Amonio
de Trae1 i,, por IJ, Eduardo Bastillo.—Reaparición de la er¡-¡ . de Oriente
poi el Ertevi','. St Conde de Cuello.—Tipos madrileños. por D. Carlos Fron­
toni».—I’o-t tenebra,-..... soneto, por D. Antonio dozava.—1.a Escuela
•••i.'ial de (iinmá-tici de Madrid, por D. Alfn- !" Serrano Folcati.-l.il t- •
presentados á esta Redacción por autores ó editores, por V.—Sueltos.—
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Ctu tu DOS.—El cèlebre proceso ZVí/"/r.v-Farn¿lÍ. en Londres; Una audiencia
en el tribunal de Justicia, t-1 r?2 de Eebrero último. El falsino Pinoti decla­
rando til el banco de lo- testigos.—Exposición Universal de iSrt.j. en l’iris:
Sección de la Historia del Trabajo y Fucilada lateral del palacio de la- Av­
ie- Liberales: I’uenas de los Grupos nt y tv , en la Galería de las Industrias
diversas.—Cannes (Francia): La Bal illa de llores en las Urdes de Carnaval.
-Bellas Ari I airea de estudio, dibui" original dé Hermann Schiverei«-.
— Putos (efecto de niebla), estudio paia el cuadro del misino titulo, original
d' O. Jai':,- More-a | Dibujo riel mismo ■ ■ mi": )—Ucnai"- rie Su- Altezas
Impelíales y Reales los archiduques Cario» Luis y sil hijo primogenito Fran­
cisco Fernando, presuntos heredero, de lo corona de Austria. —Remivi las de
v t v i Mèlico: Un puente antiguo en el estado de Veracruz. (De fotografía
de ¡a casa Fellandini.)—K.euola central de Gimnástica, en Madrid: Divt-r' ■ ejercicio, de lo-alumno-v alumno de primer cur.-o, en las clase- do
gimnasia sin aparatos y de esgrimo. (Apuntes del natural, por Alfredo Fetea.)- Nías, de > M. la Reina vie Inghierm El ya, i! R"al_IV, tarili and
Alberi, tundeado uctualmentc en agua» .lo fitarntz. (Dibujo de A. de
Caula.)
C R Ó N IC A
G E N E R A L .
1 ^ t‘cnc usted? — me dijo un am igo, al ver*
me sin escribir delante de las cuartillas.
— Que no sé por dónde empezar mi Cró­
nica.
— ¡Cómo! ; puede usted dudarlo? Hay
'■ * un asunto principal que preocupa á todo el
mundo. Las denuncias hechas en el Congreso
l>< r P. Gumersindo Azcárate, de algunos expeientes verdaderamente deplorables que calificaba
le casos /titinosos para el estudio del estado patoló­
gico de nuestra administración pública y municipal,
sobre todo la del Ayuntamiento de Madrid. ¿No es un
buen asunto?
—Es demasiado bueno. Y la prueba está en que se ha
procurado desviar la atención general de lo que afectaba
a todo el Gobierno, como la contrata del servicio de co­
rreos en Filipinas, ó la escandalosa exacción de derechos
por diligencias judiciales en M éntrida, que ascendieron á
cantidades enormes con relación al valor del terreno en li­
tigio; V á nuestro juicio >con ser tan graves los abusos de­
nunciados acerca de la gestión municipal en Madrid, toda­
vía tienen los otros cara.ter más peligroso. P ayen las socie­
dades, como en el cuerpo humano, enfermedades locales
que atacan a un órgano, ó infecciones de la sangre que
afectan á toda la economía. Por importante que sea el Mu­
nicipio m atritense, el malestar de una sola población tiene
un limite que no traspasa el término municipal, mientras
que los vicios que radican en la naturaleza deficiente de
las leyes ó en la gestión de los intereses nacionales es una
dolencia que ataca á toda la nación.
— ¿Disculpa usted al Ayuntamiento? Será usted el
único, no siendo concejal.
— No sólo no le. disculpo, sino que dudo que sea posible
administrar peor los intereses de una capital, de lo que su­
cede con los de Madrid. Y nada me sorprende, si se trata
de expedientes inauditos: pero hay algo peor que esos abu­
sos: la tranquilidad con que se han venido tolerando y se
tolerarán. De todo» modos, el asunto es tan complejo, que
no me sirve para la Crónica por su misma magnitud.
— Pues trate usted de las quiebras de París y el sindicato
de cobres; el regreso a Francia del Duque de Aumale : la
próxima terminación de la torre E iflel; las gestiones de la
reina Natalia de Servia para reunirse con su hijo Alejan­
dro, hoy soberano de aquel E stado; la aproximación y
buenas relaciones entre el Vaticano y la corte de Rusia;
las intrigas de los alemanes en Marruecos, y la actitud pru­
dente que han adoptado en la cuestión de Sam oa, que con­
trasta con la arrogancia de los Estados U nidos, que se dis­
ponen á crear una fuerte marina de guerra.
—Calle usted por Dios. Solamente el acaparamiento de
los cobres para imponer a las industrias el preció de aquel
m etal, necesitaría por mi parte un estudio importante;
porque siendo una ley de la producción que sólo podría
ejercerse la imposición que se pretendía en un periodo
corto, y no podiendo ser puesta en duda la competencia
mercantil de los que emprendieron el negocio, tengo para
mi que sólo se trataba de alucinar con aquella empresa
magua a los capitales que creyesen en ella. Esos cobres
se debieron convertir en oro para algunos hace tiem po, v
para otros en pedruscos. En cuanto a! levantamiento del
destierro del Duque de Aumale, significaría una política
de tolerancia si no coincidiese con el rigor que usa el (Jobienio francés con la Liga de patriotas. Respecto de la em ­
bajada marroquí en la corte de Berlín, sólo diré que sería
muy conveniente evitar el exceso de la influencia alemana
en aquel Estado vecino, Y confieso que también me causa
algún recelo que la nueva presidencia de los Estados
norteamericanos trate de convertir á la lamosa Repú­
blica, hoy pacifica y desarmada, en potencia marítima de
guerra: esos aprestos responden siempre a un plan beli­
coso. Ya ve usted cómo no es falta, sino sobra de asuntos
lo que contiene mi pluma. Y aun podría aum entar á ellos
la m uerte del Ministro de M arinado Francia. Almirante
Jaurés. y la del gran tenor Enrique Tambcrlick.
—¿lia m uerto ese artista?
— Sí, ha fallecido en París a los sesenta y nueve años
de edad.
— Era ya una ruina.
ff
N.° X
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
iV •
— Ruina gloriosa, y para nosotros ocasión de verdadero
sentimiento ; porque Tambcrlick era ya un español, edu­
cado en nuestras costumbres y enamorado de nuestra pa­
tria : hablaba correctam ente nuestro idioma, y hasta puede
decirse que se interesaba como uno de nosotros en nues­
tras luchas de partido : aun recuerdo que en los primeros
momentos de la Revolución tomó parte en algunas mani­
festaciones de los partidarios de aquel cambio político : Y
aunque no fue aquella la más airosa y brillante muestra de
su talento artístico, ni me pareció muy simpática, con
todo, la parte que tomó en aquellos sucesos prueba el in­
terés que en los asuntos de España se tomaba. Pero ade­
más de haber sido un gran tenor, cualidad que se pierde
con una simple ronquera, y que va había perdido, era un
hombre simpático que sabia hacerse querer personalmente
por sus condiciones de carácter. Y los que recuerdan sus
buenos tiempos, y aquella voz dulce y varonil que brotaba
directam ente del 'peono como un caño de arm onía, echan
de menos las emociones estéticas que se experimentaban
oyendo al gran artista.
—¿Y no le convendría á usted tratar deesa periódica re­
surrección del asunto de «.La Tutelar», tantas veces recor­
dado en la tribuna y en la prensa?
— Es un asunto viejísimo que ningún partido se deter­
minará á sacar á luz, por estar mezclados en él personajes
de todos colores. »La Tutelar», como «El Porvenir de las
Familias» y alguna otra tontina, que asi se llamaron en su
fundación esas sociedades, tuvieron por base la natural su­
bida del papel en aquel tiem po, y los cálculos de las ga­
nancias que debían producir en los socios que sobrevivían
la mortalidad de una parte de los asegurados. Pero vicisi­
tudes financieras hicieron descender los valores destinados
á subir de precio, y por hacerse los seguros en cabeza de
las personas más robustas, ó porque era fácil probar la
existencia de socios fallecidos, ó por otras causas, toda la
combinación en que se fundaban las sociedades cayó por
tierra. Cundió la alarm a: la mayoría de los socios vendió
sus pólizas á bajo precio, y los compradores inteligentes
hicieron su negocio. Si sólo ocurrió esto en »La Tutelar»,
fué una de tantas vicisitudes de los precios de los valores.
Si ocurrió algo más, me parece algo tarde para arreglarlo.
— ¿Y el naufragio del vapor A ’ ci/ius , que ha causado
tantas victimas en Filipinas?
— Cuarenta y dos, según los partes oficiales. ¿Cómo
hemos de hablar de un desastre, si el mismo Gobierno no
tiene detalles de esa desgracia que lia causado la muerte
de algunos jefes de nuestro ejercito é individuos de tropa,
religiosos y funcionarios públicos?
— Entonces haga usted lo que quiera; pero si no trata
usted de nada de eso, no habrá (irónica.
— Pues tratare de todo eso y de nada: os decir, indicaré
ligeramente todos los asuntos, y está hecho.
dactor más antiguo de aquel periódico, y á su lado confe­
saba ser moderno en la redacción el prim er Marqués de
Valdeiglesias. Muchos años hacia que se ocupaba en repa­
sar el correo extranjero, asistiendo con rigurosa puntuali­
dad á una hora fija, y sentándose en el mismo sitio ante
una mesa junto á la cual envejeció. Era uno de esos re­
dactores silenciosos que no preguntan ni interrumpen,
pero á quienes todos recurren para una fecha ó un dato.
Alto y delgado, de cabellera blanca y cara afeitada, era tí­
mido para toda iniciativa, pero inflexible y decidido para
cumplir las órdenes, que nunca discutía, de sus jefes. Pare­
cía un hombre de otro tiempo que habla caído, por una
casualidad ra ra , en la agitada redacción de un periódico
moderno. Su aspecto era venerable : sus costumbres paci­
ficas y arregladas á una invariable p au ta: su instrucción
muy variada, y su carácter noble y bondadoso.
Era uno de los redactores mus antiguos de la prensa de
Madrid.
El ilustre hombre público D. José de Carvajal ha per­
dido en Málaga á su anciana y venerable madre D.a Mag­
dalena Hue, señora tan estimada por su virtud como por su
vasta instrucción y claro y notable tálenlo. Mucho antes
de que ocupase su hijo el puesto em inente á que sus cuali­
dades le elevaron, su respetable m adre, viuda y sin tina
posición desahogada, se había captado en Málaga el res­
peto y la consideración públicos', por su exquisita educa­
ción y gran entendim iento, aureola que conservó en toda
su larga existencia, ganada por mérito puramente per­
sonal.
Suelen ser las madres de los hombres notables figuras
sin fisonomía, a quienes el valor de éstos da importancia:
la Sra. I).;| Magdalena 1lúe tenia tal valor propio, que bien
puede decirse que le correspondió parte de los méritos
eminentes que todos reconocen en su hijo.
o o
El Circulo de Bellas Artes y la Sociedad Central de A r­
quitectos festejaron anoche con un banquete un suceso
fausto: la concesión de cuatro grandes cruces á cuatro de
sus socios, tres pintores y un escultor, los Sres. D. Manuel
Domínguez, D. Alejandro Fcrrant, D. Casto Plasencia y
Don Jerónim o Suñol, que citamos por orden alfabético
por no ser posible marcar preferencias entre artistas de su
altura.
La concurrencia fué num erosa; la alegría, general ; el
placer por aquellas merecidas distinciones, unánime.
Murió un hombre de tan mal genio que todos sus cria­
dos celebraron la desgracia, y le velaron con am or cuando
estaba de cuerpo presente.
■?
o o
-— ¡C onque gusto le están velando ustedes! — dijo un
No podía imaginarse la Dirección de este periódico, al conocido de la familia; — bien cuidado está; no le falta
pedir tutos apuntes biográficos al ilustre escritor D. A nto­ nada.
Y contestó un lacayo:
nio Trueba, que en realidad le reclamaba su necrología.
— No lo hacemos por gusto, sino por temor. ¡Pues buen
El ameno y sencillo narrador de cuentos, el tierno y po­
pular poeta vascongado que en nuestros últimos números genio tiene el muerto para que le faltase alguna cosa!
describía con tanta naturalidad y encanto los episodios
más notables de su vida laboriosa, ya no existe. Bilbao ha
Un envidioso presenciaba la ejecución de un reo. Todos
dado una prueba más de su mucha cultura tributando á compadecían
al desgraciado, y el envidioso, impaciente al
sus restos las honras populares que obtienen los hombres oir tantas pruebas
de lástima, dijo en alta voz :
del mérito y li reputación intachable de Trueba, en los
—Señores:
no
hay
que exagerar la desgracia, que esta­
países que estiman el talento y la honradez.
mos todos de pie hace más de una hora, y á él acaban de
I. a I lustración no necesita hacer aquí la reseña de la sentarle
en el banquillo.
vida de Trueba: los lectores habituales de este periódico
acaban de leerla contada por él mismo: no se hallarán m u­
chos documentos tan curiosos como esa autobiografía es­
— ¿Es usted partidario de la pena de muerte?
crita pocos dias antes de m orir, corno si tuviéramos todos
— Según.
el presentimiento de la desgracia.
— No caben distingos.
El que esto firma, sólo habló dos ó tres veces con el in­
— ¿Cómo que no? Soy partidario de ese castigo si se
signe cronista de Vizcaya: sin embargo, le eran familiares trata de la vida ajena; abolicionista, si se trata de la mía.
por su retrato y sus escritos sus fisonomías física y moral;
aquélla modesta y sin rasgos característicos y salientes, y
— Pero ese criado ¿cuándo trac el segundo plato?
ésta apacible y mansa. No parecía por su aspecto, ni por
— ¿Tienes mucha prisa?
sus sencillas aspiraciones y costum bres, destinado á con­
— N o; pero quisiera tener tiempo de dormir la siesta
m over á una generación con sus escritos; v sin embargo,
cuando por primera vez entramos en la vida periodística, después de comer.
— H azlo que yo: duerm o la siesta entre la sopa y el
era Trueba muchos años hacia uno de los autores más po­
pulares de aquel tiempo.
cocido.
Tenían sus versos la candidez y frescura de la poesía
Jo sé F er n á n d e z B rem ó n.
popular: si concluyó por ser un escritor erudito y aficio­
nado a las investigaciones históricas y arqueológicas, lué
una evolución en que sin duda influyó la necesidad de
atender á su cargo de cronista ; pero esa transformación es
N U E S T R O S G R A B A D O S .
natural en casi todos los escritores amenos. Sucede al ta­
lento lo que al carácter personal: llegan épocas en que pa­
rece frivola al escritor la literatura popular y ligera, y
FE PROCESO «TIMES-FARNEEL».
quiere dar frutos más sazonados y cicnt ilíeos, abandonando
U n » A u d i e n c i a d e l T r i b u n a l ri <■ J u s t i c i a .
su género natural por la investigación erudita. Años hacia
El m i s e r a b l e fin d e R i c h a r d P i g o U la tard e del j . ° d e M a r z o
que Trueba no cultivaba sus dotes más em inentes: el
cuento y la poesía de carácter popular y espíritu cristiano, a c t u a l , en el H o t e l d e E m b a j a d o r e s , d e e sta c a p i t a l , h a s id o e l
que desarrollaba con sencillez encantadora, impregnando sini vcaidmeenntet emeáns edlr afma má toiscoo dperotceo dsoo s elon tsr eq ueel vpaenr iaópdai cr eoc iienngdl éos s uTchee­
sus páginas de aroma campesino; pero sus libros le han
seguido acompañando en numerosas ediciones. No era, por T uDn ióe ss, ey pe!r i nc céilpe bi or eá deispt ue tpa rdooc ei rs loa ne ld é22s Md er .OPcat ur nberlel. d e 1888, b a jo
consiguiente, uno de esos autores que necesitaban un ex­ la p r e s i d e n c i a d e sir J a m e s I l a n n e n , en la R o y a ! C a t e n o f j u s l i i e ,
ceso enorme de producción, en busca de una obra popu­ d e L o n d r e s , y c e l e b r a n d o e l t r i b u t a l c u a t r o s e s io n e s s e m a n ale s ,
lar, hasta que caen, sin conseguirlo, extenuados y rendi­ los m a r t e s , m i é r c o l e s , j u e v e s y v i e r n e s , m e n o s en la s v a c a c i o n e s
dei C J ir ís im a s , ó d e N a v i d a d , c o n t á b a n s e y a s e s e n t a e l d í a 9 del
dos de fatiga.
te.
Antonio de Trueba tiene un puesto natural v propio y co rrien
L a s m ás i m p o r t a n t e s ha n si J o las c e l e b r a d a s e n lo s d í a s 19 á
elevado en la literatura de la mitad de este siglo, y en la 22 d e F e b r e r o ú l t i m o , d e s t i n a d a s al e x a m e n y c o m p r o b a c i ó n d e
de todos tiempos, siempre que se haga la monografía de
s a tr i b u i d a s á M r . P a r n e l l , M r . E g a n y o tro s e n 1S82, y
los narradores de cuentos ó de la poesía verdaderamente plasu bcl ai crta
a d a s e n facs ím ile p o r e l p e r i ó d i c o T h e T im e s.
popular. Gomo hom bre, iodos cuantos le lian tratado ates­
D e s p u é s d e ¡a d e c l a r a c i ó n d e M r . M a e D o n a l d , a d m in is t r a d o r
tiguan que fue de costumbres modestísimas y caseras, pro­ d e a q u e l d i a r i o , el a l t o n i e y - p e n e r ü l l l a m ó á d e c l a r a r á tnister
E d w a r d C a u l f i e l d l l o u s t o n , p e r io d is t a , a n t i g u o s e cr e ta rio d e la
bidad intachable y carácter angelical.
o°o
La crónica m ortuoria de estos dias tiene que registrar
la m uerte de un antiguo periodista, D. Diego Bravo y
D estuet, director legal de L a E p o c a en algún tiem po, si
bien no desempeñó nunca la dirección efectiva. Era el re­
a so cia ció n T h e I r i s h L o v a l a n d P a t r i o t i c U n i o n , el c u a l e s t a b l e ­
c i ó lo s i g u i e n t e : q u e M r . R i c h a r d P i g o t t , e d i t o r y p r o p ie t a r io
del p e r ió d ic o T h e I r i s l i m a n , le h a b l a d a d o m a te ria le s s u h c ie n te s
p a r a e l f o l le t o d e n o m i n a d o P a r n é ¡lis »1 U t u n a s k e d ( E l P a r n e l l i s m o s in ca r e t a ) , en A b r i l d e 1886; q u e p a g o á M r . P i g o t t p o r
a q u ello » m a te ria le s , y e s p e c i a l m e n t e p o r l a s c a r i a s , la s u m a d e
1.250 libras e s t e r l i n a s , y p a g o a d e m á s lo s v i a j e s y e s t a n c i a s de
p i g o t t e n P a r ís , I . a u s a n n e ( S u i z a ) y N u e v a Y o r k ; q u e e n J u n i o
o Julio d e 1SS7 el d e c l a r a n t e se p u s o e n c o m u n i c a c i ó n con inister
M ac D o n a l d , a d m i n i s t r a d o r d e T h e T i n t e s , y le v e n d i ó las c i t a ­
das c a r t a s p o r 2.530 l ¡ bras esterlin as.
F.n ia sesión d e l '2 2 , l a m á s i m p o r t a n t e d e t o d a s , f u e lla m a d o
á d e c la r a r e l m i s m o M r . R i c h a r d P i g o t t : d ijo q u e t e n í a c i n ­
c u e n t a ) ' c u a tro a ñ o s , s e r d e p ro fesió n p e r i o d i s t a , p r o p i e t a r i o d e
T h e í r i s h m a n , ó r g a n o d e lo s f e n ia n o s d e s d e la d e s a p a r i c i ó n
e n 1S65 d e T h e I r ts / t- W o r ld , q u e d i r i g í a O ' D o n n o v a n R o s s a ; fué
procesado por un a r t í c u l o y c o n d e n a d o á d i e z y o c h o m e s e s d e
prisión; t u v o á sus ó r d e n e s e n a q u e l p e r i ó d i c o á O ' C o n n o r , r e ­
d a c t o r j e f e , y á O ' B r i e n , q u e es a c i u a lm e n t e d i p u t a d o : c o n o ­
ció á C a r e y , e l e s p í a d e P h r c n i x - P a r k , con q u ie n e s t u v o e n b u e ­
nas r e l a c i o n e s , y lorn tó p arte d e la a s o c ia c ió n p a r a l a a m n is t ía
de lo s f e n i a n o s , d e l a d e M o o n l i g h t e r s , d e la I r i s A L a m í l e a g i t e ,
d e casi to das l a s d e I r l a n d a , p ú b l i c a s ó s e c r e t a s ; qtie t r a b a jó
con M r . I l o u s t o n . á q u i e n p r o c u r ó d o c u m e n t o s q u e p r o b a b a n la
conspiración p e r p e t u a d e los p a m c l l i s t a s , r e c i b i e n d o , e n c a m b i o
d e su trabajo , u n a v e z IOO l i b r a s e s t e r l i n a s y o t r a 5 o O ; q u e e n
1888, p o c o a n t e s d e d a r s e p r i n c i p i o a l p ro ce so , e n t a b l o r e la c io n e s
con el d i p u t a d o M r . L a b o u c h e r e y c o n M r G e o r g c s I.evvis, p r o ­
curador de P a r n e l l , q u e l e d e n u n c i a r o n la s m e n c i o n a d a s cartas
como falsificación h e c h a p o r é l m i s m o , a ñ a d i e n d o q u e M r . I.abouchere, e l 26 d e O c t u b r e d e 1S88, e s d e c i r , c u a t r o d í a s d e s ­
pués de l a p r im e r a sesión d e la a u d i e n c i a , l e o f r e c i ó 1.0 o l i b r a s
esterlinas p a r a q u e de cla r a s e q u e era c ie rta la falsificac ión d e las
cartas.....
E n la sesión d e l m a rtes 26 d e F e b r e r o , M r . P i g o t t n o se p r e ­
sentó en la a u d i e n c i a , y el d i p u t a d o s ir C h a r l e s Í í u s s e l l , d e f e n ­
sor de Parnell, a v e r i g u a n d o q u e fa lt a b a d e su d o m i c i l i o d e sd e la
noche a n t e r io r , s o l i c i tó y o b t u v o u n a o rd e n d e p ris ió n c o n t r a él,
por perju ro y fals a rio , y p u d o i n d a g a r estos h e c h o s : q u e P i g o t t
liabía v is ita d o á .Mr l .a b o u c h e r e en s u c a s a , e l d í a 2 3 , m a n i f e s ­
tándole q u e d e s e a b a h a c e r u n a c o n les ió n e x p l í c i t a d e lo s a c o n t e ­
cim ientos e n q u e h a b í a i n t e r v e n i d o , y e n ele cto , e n presenc ia de
varios t e s t ig o s in te r e s a d o s en e l p ro c e s o , e s c r i b i ó y firmo u n a
declaración t e r m i n a n t e d e q u e las fam osas c a rta s h a b ían sido
in ve n ta d as y falsificadas p o r é l m i s m o d u r a n t e su e s t a n c i a en
l.a usanne á su e ld o d e M r . I l o u s t o n .
L os h e c h o s p o ste rio re s so n b ie n c o n o c i d o s : P i g o t t . b u r l a n d o
la v i g i l a n c i a d e q u e e r a o b j e t o p o r v a r io s p o l i c e m e n . p u d o h u ir ú
P a r ís , d o n d e p e r m a n e c i ó a l g u n a s h o r a s , y t o m a r a l l í e l tre n rá­
pido p a t a M a d r i d , l l e g a n d o á e s t a c a p i t a l en la m a ñ a n a d e l 28,
y hospedándose con e l n o m b re d e R o n a l d P o n s o n h y e n el H o t e l
¡je E m b a j a d o r e s ; e l g o b e r n a d o r ci vi l S r . A g u i l e r a , á p e t i c i ó n de
la E m b a j a d a b ritá n ica , q u e e l m i s m o d í a r e c i b i ó u n a v i s o t e l e ­
gráfico d e l T o r e i g n O f f i c e , o r d e n ó la d e t e n c i ó n d e l so sp e c h o s o
Po n so nby , c o m i s i o n a n d o al e fe cto á u n i n s p e c to r d e p o l i c í a y d o s
agen tes de v i g i l a n c i a á s u s ó r d e n e s ; é sto s se p r e s e n t a r o n en el
H o tel d e E m b a j a d o r e s á las c in c o d e l a t a r d e d e l i . u d e l a c tu a l,
v el fin g id o R o n a l d P o n s o n h y , sin o p o n e r re s is te n c ia, p i d i ó p e r ­
miso al in sp e c to r p a r a t o m a r e l s o m b re ro y v a r ia s t a r j e t a s ; e n t r ó
en su cu a rto , a b r i ó u n a m a l e t a , saco un r e v ó l v e r y se d i s p a r ó un
tiro d entro d e l a b o ca , d e s p l o m á n d o s e m u e rt o in s t a n t á n e a m e n t e .
E l ca d á v e r d e P i g o t t . t r a s p o r ta d o al d e p o s i t o j u d i c i a l d e l Sur,
afueras de la P u e r t a ele T o l e d o , fué re c o n o c id o sin t itu b ea r, e n la
tarde del 5, p o r M r . G u i n n , c o m i s a r i o d e p o li c ía d e l R e i n o U n i ­
d o , y p o r el a g e n t e á s u s ó r d e n e s M r . L o \ v e , c o m i s i o n a d o s e s p e ­
ciales del G o b i e r n o b r i t á n i c o , los c u a le s a d e m á s c o m p l e t a r o n la
identificación c o n fr o n t a n d o el c a d á v e r con los re t ra t o s d e P i g o t t
que tra ía n co n s ig o .
A este fa m o s í s i m o p r o c e s o , q u e fo rm a rá s i n g u l a r e t a p a e n los
fastos j u r íd i c o s d e la G r a n B r e t a ñ a , se refiere n u es tro g r a b a d o d e
la plana p rim e ra , e l c u a l re p r e s e n ta l a a u d i e n c i a m á s im p o r t a n t e
ilc la R o y a ! C o u r t o f J u s t i e c , la del 22 d e F e b r e r o , a q u e l l a e n que
Mr. P i g o t t o c u p ó el b a n c o d e los t e s t i g o s , y e x p l a n ó sus falsas
declaraciones.
P o s te r io rm e n te e l p e r ió d ic o T h e T im e s lia c o n fe s a d o q u e hizo
mal en s er vir se d e M r . P i g o t t y d e s us c a r t a s , r e c o n o c ie n d o que
éste e r a i n d i g n o d e todo c r é d it o , y d e p l o r a n d o los p e r ju i c i o s que,
por la p u b lic a c ió n d e a q u é l l a s ha c a u s a d o á M r P a r n e l l , je fe
del p artid o n a c i o n a li s t a irla n d é s ; p e r o los a b o g a d o s d e M r . P a r ­
nel l , de sp recia n d o e sa co n fe s ió n p ú b l i c a d e T h e T i m e s , in te n t a n
dem ostrar la m ala fe d e l p e r i ó d i c o , la p r e m e d i t a c i ó n q u e le lia
gu iado para p u b l i c a r d o c u m e n t o s q u e él s a b i a (¡uc eran falsos, y
sera in te re san tísim a la l u c h a e n t a b l a d a e n t r e e l p e r ió d ic o d e la
C i t y y e l h á b il y e l o c u e n t e M r . C h a r l e s R u s s e l , d e fe n s o r de
Parnell.
I.as falsedades a b u n d a n , por lo v i s t o , e n el p ro ce so , p o r q u e en
la sesión del 13 del a c t u a l ( s e g ú n d e s p a c h o t e le g r á f i c o d e la
A g e n c i a L a b r a ) , un r e p ó r t e r , t e s t i g o d e l T i m e s , ha d i c h o q u e e ra
falsa l a d e cla r a ció n q u e p re stó en D i c i e m b r e ú l t i m o , a c e r c a d e
dos a sesinatos c o m e t i d o s e n I r l a n d a , y q u e n o es v e r d a d q u e la
1-i^a a g r a r i a p u s ies e d in e r o .i d i s p o s ic ió n d e lo s a se s in o s p a r a fa­
cilitar su fuga.
P o r de p ro n to se c a l c u l a b a q u e la c ifra d e la in d e m n i z a c i ó n re ­
clamada p o r lo s p a r n e l l i s t a s , j u n t a m e n t e c o n los g a s t o s hecho s
ante la C o m i s i ó n R e a l y las c o s ta s d e l p r o c e s o , no bajará d e la
respetable s u m a d e d i e z m i l l o n e s d e p ese ta s.
0%
EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE PARÍS.
Detalles del Palacio de las Arle, liberales y de la Galería de la. Industriadiversas.
A p rim ero s d e l m e s c o r r i e n t e , las o b r a s en e l P a l a c i o d e la;
A rtes liberales se p r o s e g u í a n r á p i d a m e n t e : c o m e n z á b a n s e la;
• « U n i o n e s in te rio res, con s u j e c ió n á la l e y e n d a c o l o c a d a y a er
«I edificio, d e « m ú s i c a y t e a t r o s , i n s t r u m e n t o s , d e c o r a c i o n e s \
trajes.»
3
>
155
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
N.° X
, Dos v is t a s de s e c c io n e s d e d i c h o P a la c i o p u b l i c a m o s en el g r a
,° t|e 1« p ág . 1 5 6 : la p r im e r a co r r e s p o n d e al lo ca l d e la H i s
k ' j 1 1 ral*Í°> )' la s e g u n d a r e p r e s e n ta u n a p ar te d e la fa
chada lateral d e l edificio.
El d e co ra d o d e e sta fach ad a es sen cillo y d e m u c h o e fe cto : un
arco rebaja do se a p o y a , á d e r e c h a y a i z q u i e r d a , en las g r a n d e ;
pilastras d e hierro q u e s o p o r ta n los t i r a n t e s d e la n a v e , y e r
c ut o in terio r están d i s i m u l a d o s los t u b o s n ece s a r io s p a r a e l de•agüe de las a g u a s p l u v i a l e s ; en el e n t a b l a m e n t o co rr e un frise
o r a u y ° d o n d e r e s a l t a n , s o b r e fo n d o d e o t o m a t e , ge n ie cillo s
I e sostienen c a r t e l a s , en las q u e se in sc rib irá n n o m b re s d e p e r
- najes c é l e b r e s ; l a t e c h u m b r e s e a c u s a al e x t e r i o r p o r u n a línea
n « . / :<Ustrad:l' cn barro co c id o , q u e ro m p e la m o n o t o n í a d e la
Perspectiva y la d u r e z a d e l hierro.
A *a s ección r e l a t i v a á l a H i s t o r i a d e l T r a b a j o a p a r e c e casi
m inada la g r a n t r i b u n a q u e r e p r o d u c i m o s en n u es tro g r a b a d o
ñor ' 3 ,l n? , f ' * 0 n e s i p o r su in m e n s o in te ré s re t r o s p e c t i v o j
L J U. 0,n S ,Q a l i d a d . llan d c ser 11110 lle l ° s a t r a c t i v o s m ás pude
rosos del co n curso .
1
tria s^ °cos m c tro s de ese P a la c i o está l a G a l e r í a d e las l n d u s pj
d iv e r sa s , v a s t í s i m o t a lle r d o n d e tra b a ja u n a c o h o r te d e c a r ­
d e c ™ ^ d e c o r a d o r e s , o c u p a d o s a c t u a l m e n t e e n l a in sta lació n
_ scaPa.r a tes y v i t r i n a s , la s c u a l e s a p a r e c e n y a t a n a d e la n t a d a s
L o í - 1ra”
^ l *ma m a n o á p r im e r o s d e l p r ó x i m o A b r i l ,
i e x p o s ito r es están d i v i d i d o s e n c l a s e s , q u e se s u b d iv id e n
en g r u p o s , h a b ié n d o s e c o n c e d i d o á c a d a u n a d e a q u é l l a s un e s p a ­
c io p r o p o r c i o n a d o á su i m p o r t a n c i a ; lo s e m p l a z a m i e n t o s c o r r e s ­
p o n d ie n t e s á ca da c l a s e a p a r e c e n d e m a r c a d o s p or t a b i q u e s t r a n s ­
v e r s a l e s y l o n g i t u d i n a l e s , d e c i n c o m e tr o s d e a l t u r a , y d a n i n ­
g r e s o á e llo s p u e r t a s d e d i s t i n t o m o d e lo , p a r a los g r u p o s II I, IV
y V , q u e son los q u e o c u p a n la g a l e r í a ; e l a r q u i t e c to e n c a r g a d o
"de la i n s t a la c ió n g e n e r a l , M . S e d i l l e , h a t e n i d o la i n g e n i o s a idea
d e a d o p t a r c o l o r e s d i v e r s o s p a t a c a d a g r u p o , y a s í las p u er ta s
d e l III son e n c a r n a d a s c o n filetes n e g r o s , las a c l IV a zu le s con
filetes b l a n c o s , y las d e l Y b l a n c a s c o n filetes n e g r o s ; d ich a s
p u e r t a s e stá n d e c o r a d a s c o n a d o r n o s d e c a r t ó n - p i e d r a y d e zinc,
d o r a d o s y b r o n c e a d o s , t e n i e n d o en c a d a f r e n t e , d e b a j o del m o ­
n o g ra m a R E , escu lpid o en un m edallón c e n tra l, u n a elegan te
ca í t e la c o n lo s n ú m e r o s d e la c lase y d e l g r u p o .
E11 cd g r a b a d o d e la m is m a p á g . 156 r e p r o d u c i m o s d o s p u er ta s
c o r r e s p o n d ie n te s a lo s g r u p o s 111 y I V .
S e g ú n el D ulletin offtcial de TExposición d e l 2 del c o rrien te, e s ­
tán y a t e r m i n a d a s las v it r in a s é i n s t a la c i o n e s d e los g r u p o s 28
( p e r f u m e r í a ) , 33 ( s e d e r í a d e L y o n ) , 37 ( j o y e r í a ) , 40 ( j u g u e t e s
p a r a n i ñ o s ) , y otros.
OoO
CANSES (EKANC1A):
La batalla de flore? en 1'»? día- de Carnaval.
E s t a m o s c o n fo rm es con las ideas q u e va r io s m u y d is cre to s p e ­
rió dico s ha n e x p u e s t o r e c i e n t e m e n t e , c o n m o t i v o d e la d e c a d e n ­
c i a del C a r n a v a l , o b s e r v a d a este año, n o só lo en M a d r i d , s i n o en
P a r í s , en Y e n e c i a , cn l a m is m a R o m a , c u y o c é l e b r e C o r s o a p e ­
nas ha s id o a n i m a d o p o r la t ra d ic io n a l l u c h a d e l o s c o n fe t t i y los
m o eco le t t i , q u e tan a d m i r a b l e m e n t e d e s c r i b i ó el a u t o r d e L o s M o ­
ld é a n o s y E l C o n d e d e M o n t e - C r i s t o : el C a r n a v a l , en e fe cto , se h a
t ra n s fo rm a d o en p a s e o d e c o m p a r s a s , m á s o m e n o s l ír ic a s y p o s ­
tu la n te s , y e n r i d i c u l a o s te n ta c ió n d e h a r a p o s e n v e z d e i n g e n i o ­
s o s disfraces.
N o d ir e m o s q u e esa d e c a d e n c i a sea u n s ín t o m a d e l p e s im is m o
q u e d e v o r a á la s o c ie d a d c o n t e m p o r á n e a , co m o a l g u i e n lia e s ­
c r i t o , ni q u e s ea o p o r t u n o a t r i b u i r l a á c a r e n c i a d e a l e g r í a y d e
d i n e r o , s e g ú n ha d i c h o o t r o , p o rq u e d i n e r o y a l e g r í a h a y d e s o ­
bra p ara d e rr o c h a r lo s, p o r e je m p l o , c n u n a co rr id a d e B e n e fi c e n ­
c i a ; pcTO sí d i r e m o s q u e el C a r n a v a l d e s a p a r e c e ( y n o lo s e n t i ­
m o s ) p o r q u e n a d a hacen p a r a r e a n i m a r l e los q u e d e b e n e sta r más
in te re s a d o s e n e l flo re c im ie n t o d e la p o p u l a r fiesta.
E n C n n n e s , en M e n t ó n , en N i z a , e l C a r n a v a l n o d e c a e : a llí
las a u t o r i d a d e s , el c o m e r c i o , las g r a n d e s i n d u s t r i a s , o fre cen p re ­
m i o s á l a m e jo r p r o c e s i ó n d e c a rroza s y d e c a b a l g a t a s a le g ó r ic a s ,
á lo s m á s b r i l l a n t e s g r u p o s d e m á s c a r a s q u e p a s e e n p o r la s ca ­
l l es , á la m ás b e ll a d e co ra ció n d e las fach ad as d e las c a s a s , q u e
s u e le n a p a r e c e r r e v e s t i d a s d e c a p r i c h o s a s c o l g a d u r a s , banderas,
g u i r n a l d a - d e llores, c o ro n a s d e s ie m p r e v iv a s , p a lm a s , etc.; y c a d a
a ñ o se v e rifica e n u n a d e las ires c i u d a d e s , y a l g u n o s en todas
ellas, l a fam o sa h a t a d a d e f l o r e s , e l m á s a n i m a d o e p i s o d i o d e l C a r ­
n a v a l, a m i g a b l e c o n c u r s o d e e n g a l a n a d o s c a r r u a j e s , d e s d e cu y o s
a sie n to s h e rm o s a s d a m a s y g a l a n t e s c a b a l l e r o s so stie ne n reñ ido
t i r o t e o d e rosas y c l a v e l e s , d e ja c in t o s y v i o le t a s .
R e p r e s e n t a c i ó n d e esa b a t a l l a d e f lo r e s , c e l e b r a d a e s t e a ñ o en
C a n n e s y e n N i z a , c o n a s i s t e n c i a d e v a r io s p r í n c i p e s e x t r a n j e ­
r o s , e n t r e o tro s el d e G a l e s y un G r a n D u q u e d e R u s i a , es el
g r a b a d o q u e p u b l i c a m o s e n l a p á g . 157.
T a m b i é n se ha d a d o este año b a t a l l a d e llores en B u e n o s A ires,
y se t ra ta d e d a r o t r a , c n M a y o p r ó x i m o , en e l P a r q u e d e B a r ­
celon a.
; H a y q u e e sp e ra r en M a d r i d e s a b e ll a t ra n s fo rm a c ió n del
Carnaval ?
d e D i c i e m b r e d e 1S63 y e je r c e a c t u a l m e n t e el e m p i c o d e c o m a n ­
d a n t e en e l c u a r t o r e g i m i e n t o d e d r a g o n e s a u s t r í a c o s ; O t ó n
F ra n c is c o J o s é C a r l o s , a r c h i d u q u e d e A u s t r i a , n a c i d o e n G r a t z
el 21 d e A b r i l d e 18 6 5, t e n i e n t e en el p r i m e r r e g i m i e n t o d e d r a ­
g o n e s a u s tr ía c o s y c a s a d o con la p r in c e s a M a r í a Josefa d e S a j o ­
rna e l 2 d e O c t u b r e d e 1 S S 6 ; F e r n a n d o C a r l o s L u i s , a r c h id u q u e
d e A u s t r i a , q u e n a c i ó el 27 d e D i c i e m b r e d e 18G8, y la a r c h id u ­
q u e s a M a r g a r i t a S o f í a M a r í a , n a c id a e l 13 d e M a y o d e 1870.
L o s h i j o s del t e r c e r m a tr im o n io del a r c h i d u q u e C a r l o s I.u is
son: l a a rc h i d u q u e s a M a r í a A n u n c i a d a , q u e n a c i ó en R c i c h e n a u
el s r d e J u lio d e 18 7 6 , y la a r c h i d u q u e s a Is a b e l A m e l i a E u g e n i a ,
n acid a ta m b ié n e n R e i c h e n a u e l 7 ele J u l i o d e 1878.
R E C U E R D O S DE V I A J E Á M É J I C O .
Antiguo puente cn el Estado de Versen«.
N o r e q u i e r e e x p l i c a c i ó n a l g u n a n u e s tro s e g u n d o g r a b a d o d e la
p l a n a 1IÍ4: es tino d e los b e ll í s i m o s p a i s a je s q u e d e c o n t i n u o s o ­
licita n la a t e n c i ó n d e l v i a j e r o , c n e l h e r m o s o p aís á q u e da su
n o m b r e V e r a c r u z , e l f a m o s o p u e r t o m e jic a n o .
A q u e l l a s o r g í a s d e c o lo r e s e n el s u d o , b a ñ a d a s e n la luz e s ­
p l é n d i d a d e u n c i e lo i n c o m p a r a b l e , d e ja n c n el á n i m o la i m p r e ­
sión i m b o r r a b l e d e lo s r e c u e r d o s g r a t o s , v e r d e s o a s i s cn e l árido
d e s ie r t o d e la v i d a .....
o' o
ESCUELA CENTRAL DE GIMNÁSTICA; DIVERSOS EJERCICIOS
PRÁCTICOS DE LOS ALUMNOS V ALUMNAS DE PRIMER CURSO,
en las cla se s d e g i m n a s i a sin a p a ra t o s y d e e s g r i m a . — ( V é a s e el
a r t i c u l o c o r r e s p o n d i e n t e , p á g . 163.)
0 °0
EL «VACHT» REAL «VICTORIA AND AL13ERT»,
propivd.id de 5. M. la Reina de lnclaterra.
E n la p á g . if>8 ve rá n n u e s t ro s l e c t o r e s u n g r a b a d o q u e r e p r e ­
s e n t a el y a tcht t i t ul a do I ’i, l o r i a a n d A l h e r t . p ro p ied a d d e
M . la
rein a V ic to ria 1 de la G ran B re ta ñ a é Irlanda.
S11 n o m b r e , d a d o p o r la m i s m a R e i n a , es un r e c u e r d o c a r i ­
ñ oso d e la feliz u n i ó n c o n y u g a l d e la a u g u s t a se ñ o ra c o n su m a ­
l o g r a d o e sp o s o el p r í n c i p e A l b e r t o ; s u s c o n d i c i o n e s m arin eras
lian s i d o o b j e t o d e e n c o m i o p ara los p e r ió d ic o s m ás c o m p e t e n t e s
e n el a r t e d e las c o n s t r u c c i o n e s n a v a l e s , y las ha d e m o s t r a d o en
d iv e r s o s v i a j e s p o r lo s m a re s d e E u r o p a ; s u e l e g a n c i a y <o m fo r t
co r r e s p o n d e n á lo q u e d e b e s e r un m a g n í fi c o b u q u e d e s t in a d o
e x c l u s i v a m e n t e á los v i a j e s m a r í t i m o s d e l a S o b e r a n a d e I n g l a ­
te r r a y d e s u s hijos.
A b o rd o d e l V i c t o r ia a n d A l h e r t ,
M . la R e i n a , a c o m p a ñ a d a
tle sus a u g u s t o s h iio s la p rin ces a B e a t r i z y e l p r í n c i p e E n r iq u e
d e B a u e n b e r g , s a lió d e P o r t s m o u t h cn l a m a ñ a n a d e l 6 del c o ­
r r i e n t e , y l l e g ó p o r la tarde al p u e r t o d e C l i e r b u r g o , d o n d e torno
el tren d i r e c t o p a r a B ia rr it z .
E l V i c t o r ia a n d A l h e r t e stá fo n d e a d o en a g u a s d e este ú ltim o
p uerto, a la vi st a d e la v illa L a R o c h e f o u c a u l d , r e s id e n c ia de
p r i m a v e r a d e la r e i n a V icto ria .
S.
S.
E useuio Martínez de Velasco.
LO S
Lé-l’A'NOL : MaXaSTIM. i.*t Eso se agota . drama en Iré., a. tas y en
original de D Jo,,' Eehegaray
HEI-I.AS ARTES.
tiil>u¡» orfctniil de Heiinaim Sehcvcrzcr — f u t e s
niebla), vstudit. original ilt !) Jaiim* MiuiM.
Cabeza de estudio,
T E A T R O S .
[(Je,te Je
E n la p á g . 160 d a m o s u n fino g r a b a d o (le 11 . P a a r , q u e re p ro ­
d u c e u n a b e ll a c a b e z a d e e s t u d io a d m i r a b l e m e n t e d i b u j a d a por
el d i s t i n g u i d o p i n t o r a u s tr í a c o H c r m a n n S c h w e r z e r .
E l c u a d r o o r i g i n a l p e r t e n e c e á la « G a l e r í a d e c a b e z a s d e m u ­
je r e s h e rm o s a s» ( n ú m . X I » ) n u e h a s id o c r e a d a e n ce r t a m e n p ú ­
blico p o r el p e r ió d ic o A 'a te n I R u s t r i r t e n Z e i t u u g , d e Y i e n a .
N u e s tr o s lec to r es co n o c e n las p r i n c i p a l e s o b r a s p i c t ó r i c a s d e
D . J a i m e M o r e r a y G a l i c i a , uno d e lo s p rim e ro s p ais a jis ta s e s ­
p a ñ o le s , d i s c í p u l o d e l e m i n e n t e l l a e s , p e n s i o n a d o e n R o m a en
18 76 y p r e m i a d o en v a r ia s E x p o s i c i o n e s a r t í s ti c a s : Laguna de
heonde ( B r e t a ñ a ) , ¡ ‘ la y a de X orm attdla, Camino en B re la ñ a y
o t r o s h e rm o so s p a is a je s del S r . M o r e r a , h o n ra n las p á g i n a s d e
e s t e p eriód ico , h á b i l m e n t e r e p r o d u c i d o s p o r e l buri l de! g r a ­
b a d o r.
O t r o p a is a je b e ll í s i m o d e M o r e r a p u b l i c a m o s e n el g r a b a d o d e
l a p á g . 161 : e s un e stu d io h e c h o p o r el a r t i s ta p ara su i n t e r e ­
s a n te c u a d r o T a t o s ( e f e c t o d e n i e b l a ) , e l c u a l f i g u r ó en la E x p o ­
s ició n N a c i o n a l d e B e l la s A r c e s d e 18S1, c o n el n ú m . 472 del
.1
C atálogo.
D i c h o c u a d r o fué a d q u i r i d o p o r S . M . e l r e y D . A l f o n s o X I I ,
n o b le y g e n e r o s o p ro t e c t o r d e las letras y d e las artes.
SS. AA. II. V KR. LOS ARCHIDUQUES DE AUSTRIA
Carln> Luís y -u liiju Francisco Fernando.
P o r m u e r t e d e l a r c h i d u q u e R o d o l f o , p r i n c i p e I m p e r i a l de
A u s t r i a v R e a l d e H u n g r í a , y «si D i o s no s a n t ific a las e s p e r a n ­
zas q u e la a r c h i d u q u e s a E s t e f a n í a p u e d a ter.er cn e l n a c im ie n t o
d e un n u e v o A l f o n s o X I I I ( s e g ú n h a e scr ito e l S r . C o n d e d e
C o e l l o en e l núm. V I d e este p e r i ó d i c o ) s er a s u c e s o r d e la c o ­
ro n a i m p e r ia l e l a r c h i d u q u e C a r l o s L u i s , q u e p o r la m u e r t e de
M a xim ilia n o en M éjico es el herm ano m ás próxim o del e m p e ra ­
d o r F r a n c i s c o J o s é , q u ie n c u e n t a c i n c u e n t a y n u e v e a n o s , tres
m á s q u e su h e re d er o d in á s tic o .»
E l a r c h i d u q u e C a r l o s L u i s J osé M a r í a ( c u y o re tra to d a m o s en
la p á g . 1 6 4 ) , n a c i ó el 30 d e J u l i o d e 1 8 3 3 , y e s a c t u a l m e n t e g e ­
n eral d e c a b a l l e r í a , p r o p i e t a r i o del r e g i m i e n t o d e la n c e ro s a u s ­
t r í a c o s n ú m . 7 , jete d e l r e g i m i e n t o d e d r a g o n e s ru sos d e I.o u b n y
n ú m . 8, y p r o p ie t a r io d e l r e g i m i e n t o d e la n ce ro s p r u s i a n o s n ú ­
m e ro 8 ; h a s id o tres v e c e s c a s a d o : l a p r i m e r a , en 4 d e N o v i e m ­
b r e d e 1856, c o n la p rin ces a M a r g a r i t a C a r o l i n a F e d e ric a C e c i ­
lia A u g u s t a , h i j a del e n t o n c e s R e y d e Sa jo r n a , la c u a l falleció sin
h i j o s el 13 d e S e p t i e m b r e d e 18 58 ; l a s e g u n d a , por p o d e r en
R o m a y p e r s o n a lm e n t e e u Y e n e c i a , e l 31 d e O c t u b r e d e 1862,
con la a r c h id u q u e s a M a r í a A n u n c i a d a Is a b e l F i l o m e n a , hija de!
ijue fué r e y d e la s D o s S i c i l i a s , F e m a n d o I I . l a c u a l m u r i ó el 4
d e M a y o do 1871 ; la t e r c e r a , en el c a s t i l l o d e l l e u b a c h , e l 23 de
J u l i o J e 18 73 , con l a a r c h i d u q u e s a M a r í a T e r e s a d e la I n m a c u ­
la d a C o n c e p c i ó n F e r n a n d a E u l a l i a , q u e n a c i ó en H e u b a c h e l 24
d e A g o s t o d e 1.855, s ien d o h i j a d e l p r i n c i p e M i g u e l M a r í a d e
B r a g a n z a , e x i n fa n te d e P o r t u g a l .
L o s h i j o s d e l s e g u n d o m a t r i m o n io son : el p r i m o g é n i t o , F r a n ­
cis c o F e r n a n d o C a r l o s ( c u y o re t ra t o d a m o s t a m b ié n e n l a m is m a
p a g . 1 6 4 ) , a r c h i d u q u e d e A u s t r i a - E s t e , q u e n a c i ó e n G r a t z el 18
ase.
profundo amor é incansable afán con
que cultiva la literatura dramática un
hombre de las circunstancias que con­
curren en D. José Eehegaray, me pare­
cen dignos de singular estimación. Aquí
donde la fiebre política lo invade todo;
aquí donde personas insignificantes logran
hacer figura, sin más títulos que el de inge­
niarse para intervenir en el teje maneje de los
partidos, tiene algo de simpático y de generoso
ver á un insigne matemático, á un célebre ingeniero,
á un orador elocuente que ha llegado á la cumbre y
ejercido el alto cargo de .Ministro, consagrado con
particular predilección al dulce trato de las musas,
cifrando su más alta gloria en conseguir triunfos es­
cénicos.
El que ha obtenido Eehegaray en el Teatro Espa­
ñol la noche del sábado 9 del corriente con su nuevo
drama titulado Manantial, qtte no se agola ha sido
tan estrepitoso como el que más; pero no le ha pro­
porcionado en la prensa de esta corte la unanimidad
de elogios incondicionales prodigados á varios de sus
anteriores poemas. ¿Quiere esto decir que el estre­
nado hace seis días desmerezca de otras obras del pro­
pio autor encomiadas sin reserva alguna por casi
todos los diarios madrileños? A pesar de cuanto ex­
ponen los que ahora se muestran descontentadizos,
yo no creo que lo sc-a. Los mismos inconvenientes,
los mismos defectos en que hoy se fundan las más
generales y menos injustas censuras de la critica pe­
riodística. rebosan cn dramas que le han causado ad­
miración y que ha calificado de fintdigios. Hay más
aún : esos dramas que otras veces la han entusias­
mado y exaltado, que le han parecido perfectos, su­
blimes, maravillosos, adolecen de un vicio capital en
su forma expresiva, del cual va procurando el poeta
corregirse, porque ha debido convencerse de que la
gongórica hinchazón que deslumbra á la multitud y
que la ignorancia le celebra es cosa de muy mal
gusto.
Manantial que no se agola se encuentra, pues, en
mejores condiciones, respecto á verdad y á realidad
humana, que Dos fanatismos, De mata t aza, La
realidad y e l delirio, y otras piezas engendradas por
tan poderosa fantasía, sin excluir ninguna de cuantas
le ha ensalzado más la crítica estimándolas como
portentos.
l
1Ó6
LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA.
K X r o s i c l Ó N
u N 1 V E R SAL
DE
1 889,
E N
N.° X
I’ A R í S
r
Verdad es que en el nuevo drama de Echegaray
se advierten errores y deficiencias fundamentales;
que al imaginar esa fábula y encajarla en el cuadro
de nuestras actuales costumbres, el autor no ha po­
dido sobreponerse á la índole privativa de su inspi­
ración poética, menos inclinada á lo natural y sen­
cillo que á lo extraordinario, fantástico y sorpren­
dente. Pero aun siendo asi, la obra en cuestión deja
entrever propensiones más en consonancia con la
vida real, y traza rasgos que interesan al espectador
porque retratan con exactitud algo de lo que pasa en
el mundo. Esta aproximación á la verdad de la na­
turaleza, elemento primordial del poema representa­
ble, tiene, á mi ver, gran importancia, no solamente
con relación á la dramaturgia especial de Echegaray,
la cual puede ganar mucho apartándose de exagera­
ciones peligrosas y de estériles convenciones, sino
atendiendo á la influencia que el esclarecido poeta
ejerce en el ánimo y el gusto de la generalidad, y
muy particularmente en el de los jóvenes que lo lo­
man por modelo.
F.1 drama que ingenio tan aplaudido acaba de ofre­
cer á la consideración del público no está cimentado,
cual otros suyos, en el propósito de plantear y resol­
ver con arreglo á sus creencias ú opiniones proble­
mas trascendentales. De ese prurito que extravía á
muchos dramaturgos contemporáneos y que per­
vierte la índole propia de la representación teatral,
3 ?.
convirtiéndola en una especie de cátedra y haciendo
del poeta dramático un abogado defensor de causas
más ó menos razonables (cuando no un insufrible
pedagogo antiartístico), ha prescindido ahora con
buen acuerdo el ilustre autor de E l gran G a loto
y de O locura ó santidad. Mejor penetrado de las
peculiares condiciones de tales poemas, al imaginar
el que se c-iá representando en el Teatro Español sólo ha bosquejado en él escenas de la
vida común. cifrando el interés de la fábula en el contraste de los caracteres y en el vigor
de las pasiones*
Más adelante apreciaremos hasta qué punto ha conseguido realizarlo. Pero como ese es
uno de los principales objetos de la poesía dramática, ha hecho muy bien Echegaray en
concretarse á no salir de sus dominios.
Veamos, pues, á qué se reduce y de qué modo se desenvuelve y desenlaza el argu­
mento di’ Manantial que no se agota, dejando antes consignada una observación, ¡rara
GALERÍA
r>K
1 \*
PALACIO DIO LAS ARTICs LI BERALES: SECCIÓN I>K I.A HI STORI A DKL TRA IIA /O .
INDCSTRÍAS DIVFRSAS: I na ni-: LAS PUERTAS OKI. GUI PO 111.— FACHADA LATERAL DEL PALACIO Dh LAS ARTES
. MARÍA 01- f.AS INI ti -IRIA' DIVERSAS ; I NA Di- TAS Pt'KRTAS DEL (jRLPO IV.
LIBERALES.
C A N N E S
( F R A N C I A ) , — LA B A T A L L A
DE
FLORES
KN
LAS
TARDES
DK
CARNAVAL
158
que no se me tenga por visionario ni se interprete
de un modo erróneo lo que lie dicho acerca de sus
tendencias naturalistas. Yo bien sé que algunos de
los elementos que lo constituyen, asi en el carácter
de sus personajes como en los diversos afectos que
los impulsan, y aun en el modo de expresarlos, ca­
recen del sello de verdad humana sin el cual no hay
figuras completamente verosímiles en la creación
escénica. Sin embargo, como fuera absurdo preten­
der que el árbol produjese frutos distintos de los
que corresponden á su propia naturaleza; dada la ge­
nial inspiración de nuestro autor, considerando la
índole de sus facultades imaginativas y el sistema que
ha seguido constantemente en sus anteriores obras,
entiendo que deja ver en la actual conatos de modi­
ficarse. y que se esfuerza por buscar el camino del
acierto enfrenando los ímpetus de su fantasía, esto
es. poniéndose más en contacto con la realidad y
abusando menos de los floreos retóricos.
El argumento del drama es el siguiente:
El acaudalado aragonés D. Anselmo vive en Ma­
drid consagrado al estudio y disfrutando de sus ren­
tas. E l autor da idea en estos versos, puestos en boca
de otro personaje, de las especialc> circunstancias
que distinguen á su héroe:
Kl es un sabio de peso,
l 'n filósofo de Grecia.
Cn hombre honrado que va
Siempre por la linea recta,
l ’n dechado de virtudes.
De méritos y excelencias ;
Pero en cuanto á cortesía
Anda atrasado de veras.
Es joven, cuarenta y ocho.
¡ Pues en ser viejo se empeña '
Sus oios eran brillantes,
Pero el estudio los seca.
Este filósofo incipiente á quien desengaños pre­
maturos habían concentrado en si mismo, á pesar
tic su natural expansivo y afectuoso, amó en sus ver­
des años á una joven llamada Petra con la intensi­
dad propia de corazones apasionados. Por accidentes
que ahora no importa referir, Petra contrajo matri­
monio con 1). Gaspar, amigo intimo de Anselmo.
Semejante golpe vino á desencantar y á herir el
alma del amante poco afortunado en ia risueña edad
de las ilusiones; mas no impidió que ambos amigos
siguieran siéndolo, aunque reinaba gran disparidad
en sus caracteres. Pocos años después de casada mu­
rió Petra dejando dos hijos, Sofía y Juan: ella, mo­
delo de inocencia y de dulzura ; él. aficionado á vivir
entre gente alegre, y á imitar, como otros muchos
señoritos, las malas costumbres y el desgarro de la
llamada chulería.
Al comenzar el primer acto, que pasa en la mo­
rada del filósofo, D. Leandro, noble amigo del dueño
de la casa, y Julia, hermana de D. Gaspar, discurren
acerca de las circunstancia de Anselmo y del estado
de su espíritu, ofreciendo sin violencia á la conside­
ración del público datos referentes á él y á otros in­
terlocutores. Entran á poco D. Gaspar y sus dos hi­
jos; y no bien el estudioso acaudalado, abstraído
hasta entonces en sus lecturas, sale á recibir á sus
visitantes, empieza á ponerse en relieve la índole
característica de todos ellos. Anselmo y Gaspar, que
siguieron juntos su carrera universitaria, son igual­
mente buenos en el fondo: pero difieren, según lo
indicado anteriormente, en carácter y en ideas. Esa
diferencia origina su perpetua contradicción y sus in­
cesantes altercados, cosa que parece mal á varios
censores porque la juzgan inverosímil. Y o la encuen­
tro natural y verdadera. Xo es necesario ser muy
lince ni ahondar mucho en el conocimiento de las
costumbres sociales para descubrir, entre gentes de
todo género de condiciones, personas que no pueden
estar juntas sin reñir, y que sin embargo no saben
vivir sin estar juntas. La primera disputa en que se
empeñan el desencantado filósofo y el padre de Juan
proviene de la libertad en que éste vive, de las rela­
ciones que cultiva, del rigor con que Anselmo con­
dena las debilidades de Gaspar en un punto que puede
ser de funestas consecuencias para su hijo. Por el si­
guiente diálogo podrán los lectores enterarse de cómo
altercan los dos amigos. Refiriéndose á la desvariada
conducta del mozo, se expresan en estos términos:
Gaspar.
Anselmo.
Julia.
Gaspar.
Leandro.
Julia.
N.° X
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
F.s joven, y es natural
Que se divierta.
Es corriente.
Pero es persona decente
Y de alta clase social.
Sigue, aunque mal, su carrera;
Es rico, bien educado,
Desde niño se ha encontrado
Por su dicha en otra esfera,
Y no está bien que tu Juan
Se meta en una zahúrda,
Y se propine una curda
En compaña de un barbián.
En eso tiene razón.
¡ Es manía!
¡ No es manía!
Se entrega á la chulería....
Anselmo.
Gaspar.
Anselmo.
G aspar.
Anselmo.
Que será su perdición.
I El filósofo profundo !
¡ El liberal exaltado!
i El que siempre lia proclamado
La igualdad en este mundo!....
; Y ahora en desdeñosas frases
Busca artificiosas trazas
Para dividir las razas
Y desmenuzar las clases '
¡Siempre fuiste palabrero,
Y la maña no has perdido !
Siempre tu láctica lia sido
Hablar gordo y el postrero,
Y siempre ha sido tu norma
Cubrir, porque no se vea,
Lo vacío de la idea
Con lo hinchado de la forma.
Porque es persona decente
Mi Juan , según dices tú,
Xo quieres ¡ por Belcebú!
Que se roce con la gente
Humilde.
¡ Pues no es verdad
Que yo pretenda tal cosa!
La modestia es muy hermosa,
Y es muy santa la igualdad ;
Pero ha de ser siempre y cuando
A ese nivel que pretendo
Lleguemos todos subiendo:
Xo si llegamos bajando.
¡ La igualdad no está en la jerga
Que ladra la gente chusca!
; Al pueblo no se le busca,
En los goces de laju e r g a !
Y tu simpático J uan
Revuelve en lodo maldito
Los vicios del señorito
Con los vicios del barbián!
Ateniéndose á las censuras que lanza Echegaray
por boca del protagonista de su drama contra uno de
los vicios que más contribuyen en nuestros días á
degradar las costumbres públicas y á prostituir á las
personas decentes que tienen la flaqueza de incurrir
en él, hubo quien presumiera que M anantial que no
ac agola iba á dirigirse de un modo exclusivo a con­
denar y satirizar ese funesto contagio. Animados de
tal idea, forjáronse algunos una fábula distinta de la
imaginada por el célebre poeta, adecuándola en sus
arbitrarias figuraciones al objeto que le suponían.
Esta circunstancia es tal vez. la que lia dado margen
al rigor con que ciertos críticos han juzgado el nuevo
drama.
Los que creyeron desde un principio adivinar el
pensamiento de Echegaray, al verle seguir otro de­
rrotero no le han perdonado el chasco. Sin embargo,
semejante suposición era infundada. Echegaray no se
había propuesto como asunto principal de su obra
flagelar el vicio en cuestión, ni trazar el cuadro de
sus desastrosas consecuencias. Fuera de que poemas
dramáticos semejantes al que se necesitaba componer
para realizar ese buen propósito no son los que me­
jor cuadran con la índole y genio de nuestro autor.
Agradezcámosle que haya tenido el buen acuerdo
de fustigar incidentalmente la plaga del ftamenqnismt), cada vez más general y vergonzosa, y volvamos
al argumento de su drama.
Despechado por la traición de Petra, D. Anselmo
buscó lenitivo á sus amarguras entablando relaciones
ilícitas con una muchacha del pueblo llamada Dolo­
res: pero la abandonó muy pronto dejándole por
única herencia un hijo, fruto de tan pasajero amor.
Años después, acompañando con otros cofrades de la
Paz y Caridad á un reo que marchaba al patíbulo,
distinguió entre la multitud que se agrupaba en la
carrera á una joven que levantaba en sus brazos un
niño, para que viese mejor el cortejo fúnebre, y ex­
clamaba con dolorido acento:
Así puedes verte un día,
Si tu padre te abandona !
Aquella mujer cuya exclamación le llegó al alma,
despertando en ella crueles remordimientos, érala
desdichada con quien tuvo amores y que había dado
al olvido. Desde entonces se afanó constantemente
por encontrarla, pero todas sus pesquisas fueron in­
útiles; y cuando acaba de referir á D. Leandro estos
sucesos, para desahogar sus penas comunicándolas á
un amigo, le anuncian que un joven más audaz que
bien educado desea verlo y entregarle una carta. La
carta era de Dolores: el portador, su hijo Ramiro.
La infeliz madre la había escrito momentos antes de
morir, recomendando con angustiosa solicitud el
hijo de sus entrañas al hombre que le dió el ser. Fá­
cilmente se comprenderán las encontradas emocio­
nes que despierta en el alma de D. Anselmo la lec­
tura de esa epístola. Sobreponiéndose á la agitación
que experimenta, manda entrar al mancebo y le re­
cibe por secretario, reservando para ocasión más
oportuna revelarle el secreto de su origen.
Así termina el primer acto en el cual hay escenas
que abundan en bellas descripciones y en rasgos de
verdadera poesía, y al que lia tributado la prensa
grandes elogios considerándolo como un modelo de
buenos actos de exposición.
( C oncluirá .)
M anuel C añete .
A N T Ó N
E L D E
LO S C A N T A R E S .
(A N T O N IO DE T R tíE R A .)
«S in l-iilro ilcl almn .
I’nirón Iwnjiio
Dv la famosa villa
Donrlc he naculo;
De ni aureola
Dame un niv. que brille
Para m¡ gloria
<f t / P
5 y-)oX
esa asPirac‘ón ambiciosa de adolesX Ce,Ue 9 °Plero ma<Jrileño, conquisté hace
i h ¿ i i' -v a tre'nta >' dos años la amistad sincera
,
¿ y el protector compañerismo de AntoIlio <le Trucha, que ya entonces era legftimo 0rg ull° dt; la tierra vizcaína y anun"■ ció de una de las más puras glorias de la
(Y España literaria.
*
El santo Patrón de mi famosa villa había ya
bendecido los laureles primeros de aquel «An­
tón de los cantares» que tenía.su pobre casita blanca
entre las frescas arboledas de San Antonio de la Flo­
rida. por recordar en su amorosa nostalgia la her­
mosura de su valle nativo.
En esos treinta y dos años, la amistad y el com­
pañerismo se fueron fortaleciendo en las dulces ex­
pansiones de un cariño fraternal, que se avivaban en
mis frecuentes visitas á la tierra vascongada.
Xo hace todavía tres meses que, en una carta es­
crita desde su lecho de dolor, me hacía entrever la
esperanza de hallarle más sano y alegre, entre sus
dos nietecillos, en las fiestas que en Agosto dedican
los bilbaínos á su adorada Virgen de Begoña.
.Y .va hoy me abrumo con la dolorosa"tarea de es­
cribir estas desordenadas notas necrológicas para L a
I lustración en que él publicaba hace mes y medio
sus «Xotas autobiográficas» en un tono sereno de
despedida solemne que invadió mi alma con honda
tristeza.
Atribuid al dolor el desorden de las ideas, la con­
tusión de los apuntes, lo abigarrado de las frases de
esta especie de semblanza del más popular de los
poetas españoles.
En los instantes supremos de la vida, nuestro idio­
ma, con ser tan rico, pide siempre limosna al senti­
miento, y éste es hoy el que habla en mi, al hablar
de Antonio de Trucha.
Sus «Notas autobiográficas» son una especie de
confesión ingenua, en que se transparenta el alma
del hombre honrado y del escritor cuya vida y cuyo
ingenio se han consagrado dulce y constantemente á
las clases populares.
Sus primeros recuerdos son para su origen de po­
bre labrador y para su adolescencia trabajosa de hu­
milde dependiente del comercio.
Su instinto y su vocación de poeta, despertados
ya casi en su infancia entre las enamoradas mozas dé­
las Encartaciones, se rebelan al fin contra su apa­
rente destino, y á los quince años de penosa vida en
Madrid, rompe á cantar, como él dice, «á la buena
de Dios, como canta el pueblo, como cantan los pá­
jaros.»
r
De 1*50 á 1*52 se agotaron dos numerosas edicio­
nes de su Libro de los cantares, pedestal firmísimo
de su bien ganada gloria.
E l pueblo le agradeció con toda su alma aquel li­
bro precioso de geniales glosas de los derroches de su
anónima musa, que acompaña con la guitarra la viva
expresión de sus penas y de sus alegrías. El poeta
glosador y el poeta glosado se confundían en el fondo
del sentimiento como dos pájaros que cantan sus pri­
maverales amores en el mismo robledal que á un
tiempo sombreó sus nidos.
E l Retiro, la Casa de Campo, la Florida, las Vis­
tillas, Lavapiés; donde cantan pájaros y ostenta el
pueblo sus ncios y virtudes; allí ños dice que tenía
su medio ambiente nuestro poeta, y por eso cantaba
lo que sentía y como lo sentía el pueblo.
Ese fue el secreto de la popularidad de Beranger
en Francia, á quien nos representa un precioso gra­
bado paseando meditabundo por umbrosa alameda,
tras uno de cuyos árboles le atisban curiosas dos ri­
sueñas campesinas.
Y Antón el de tos Cantares está olvidado desdeñosaínente por la crítica sabia de nuestros días, como
mi inolvidable Ventura Aguilera, el cantor de las
Elegías y de los Ecos nacionales. Los dos poetas que
lian penetrado más en la entraña de nuestro pueblo,
Por tanto, los que llegarán más natural y más
dulcemente desde éstas á las futuras generaciones.
/;/ Labro de tos cantares tuvo después, mucho
después, un hermano digno en E l Libro de las mon­
tañas, en que se siente ya la consistencia del hierro
de la tierra nativa del poeta.
Pero su infancia literaria, que empezó para él á la
edad de treinta años, con un corazón verdadera­
mente de niño, necesitaba agitarse en una atmósfera
pura, donde viviesen las letras de su mismo jugo, del
jugo del sentimiento.
Y, ya popular por sus cantares, Antón (Antonio
IV
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
9
*
de Trucha) entró providencialmente con su gloria y
con un amor naciente, el único de su vida, el de su
Teresa, en el hogar pobre y retirado donde se for­
maba aquel poeta dramático que, en 1853, empezó
su carrera de triunfos con I ’enlacies amargas.
Luis Eguilaz vivía, escribía y soñaba encerrado en
su casa de la calle de Lope de Vega, y allí iba todos
los días con sus hermosos sueños de gloria y amor el
que pronto había de hacer de Teresa la compañera
de su vida y la musa casta de sus preciosos Cuentos
de color de rosa.
Luis, mucho más joven que Antonio, llegó, sin
embargo, á tener sobre é l, por su carácter austero, la
influencia de un cariñoso hermano mayor, y además
el ascendiente de compañero sujeto á trabajos más
rudos y objeto de triunfos más ruidosos.
Antes que las lágrimas del público sancionasen los
éxitos de L a Cruz del matrimonio y de Los Solda­
dos de plomo, los ojos humedecidos de Trueba habían
sido ya una hermosa revelación para Eguilaz, que le
leía sus obras, más que como autor, como hermano
que habla en íntima y grave confidencia.
Diego Luque, el inseparable de Eguilaz, seguía
enternecido los movimientos del ánimo del poeta
que escuchaba al poeta.
¡ Ah ! ¡si yo, contertulio de Antonio en las her­
mosas veladas de Eguilaz, pudiese aquí decir cuánto
aprendí en ellas, y qué hermoso espectáculo me ofre­
cían aquellos dos corazones que se unían en un mis­
mo sentimiento del arte!....
Había allí también momentos de discusión y hasta
de lucha; de lucha de ideas entre buenos hermanos,
que acababa algunas veces con una nota cómica del
autor dramático, quien, desesperado ya de convencer
á Antonio, concluía diciéndole: «Mira, calla, coge
un libro y lee ; que esta noche vienes vizcaíno.»
Y el vizcaíno, constante y firme en sus amores
como en sus ideas, en un arranque viril de compa­
siva ternura, puso aquéllos al amparo de Eguilaz y
precipitó su deseada boda con Teresa, teniendo por
padrino á Castro y Serrano, que también lo fué del
único fruto de bendición, y así pudo después hablar
como compadre con Antonio en sus primorosas Car­
tas trascendentales.
Más tarde, cuando con su Teresa y su Ascensión
vivía ya patriarcalmente en su tierra, llamado A ella
amorosamente con los honrosos títulos de Cronista y
Archivero del Señorío, la desastrosa guerra civil,
que devastaba los campos y cubría de luto las ciuda­
des de Vizcaya, trajo accidental y tristemente á Ma­
drid á Antón el de los Cantares.
Y antes que acabasen los horrores de la lucha en­
tre hermanos, vi á Antonio cerca de mi, cubierto el
corazón de luto . inclinándose, como un sauce tras­
plantado de un valle sombrío, sobre el lecho mor­
tuorio del poeta de las Verdades amargas y de las
Dulces mentiras.
Y , acabada la guerra, tuve yo ocasión de visitar y
acompañar en su casa de Bilbao al autor de los in­
mortales Cantares y Cuentos, que constituyen glo­
rias legítimas de nuestra literatura.
Y , paseando una tarde por el estrecho y solitario
valle de Tturrigorri (Fuente bermeja), contemplamos
el cauce de aquel arroyo que baja despeñado, y en
los rojos sedimentos del hierro parecía que vetamos,
con el corazón oprimido, aquella sangre derramada
en las luchas entre hijos de una misma madre.
En aquellos paseos por los campos vascos pude
convencerme de la entrañable popularidad que en
aquella tierra gozaba el poeta, orgullo acariciado á
todas horas con veneración por los labradores como
por la gente de la ciudad.
En ésta, sentado en su sitial de Archivero del Se­
ñorío, he visto yo á Trueba interrumpir cien veces
su trabajo, ó su atractiva conversación literaria, para
recibir á humildes labradores que se deleitaban en
echar con él un párrafo.
Párrafos eran los suyos siempre graciosos, siem­
pre pintorescos, en cuyo fondo se reflejaba sencilla­
mente, pero con energía, aquel acendrado amor á
la tierra, tan inagotable en su corazón como el hie­
rro en las entrañas de aquellos montes.
Ese amor, traducido ha quedado en sus libros, en
sus últimas tareas de cronista vasco, en sus trabajos
de consejero áulico y de redactor jefe de E l Noticiero
Bilbaíno.
Sus Cuentos, en que á las tradiciones populares
ha llevado la fuerza de su inventiva, y la gracia
inimitable y fresca de su ingenio, y su mismo cora­
zón de poeta, son superiores por todo eso á los popu­
lares cuentos alemanes ele los hermanos Grimm, y
en Alemania, como en otros países, se traducen y se
leen con encanto.
Esos libros de cuentos, como E l Libro délos Can­
tares (publicados al fin en forma popular por el edi­
tor Guijarro), como las preciosas novelas dadas á luz
por la empresa de L a I l u s t r a c ió n E s p a ñ o l a , han
mantenido constante y vivamente las relaciones es­
pirituales de los vasco-navarros de Sud-América con
su hermano predilecto el poeta.
Las horas de consuelo que le deben á Trueba en
las tristezas nostálgicas de su expatriación volunta­
ria ; la admiración y el orgullo que sienten por las
glorias de Antón el de los Cantares, les hizo dar á
éste un testimonio de amor de coterráneos, con una
suscriciún que ha de levantar una casa, de que ya no
podrá ser alegría el padre de la buena hija, el cari­
ñoso abuelo cíe Inesilla y Fernando, aquel poeta que
cantó con el pueblo desde aquella otra casita blanca
de mi alegre San Antonio de la Florida.
Pero la casa que ha de levantar el cariño y la ad­
miración regional será templo consagrado á la me­
moria de mi inolvidable hermano, alimentada con
fuego purísimo de vestal por el amor de la noble fa­
milia del poeta.
A Ascensión, á Julián y á sus nietos; á su madre
la hermosa Vizcaya, y á sus hermanos en el puro
sentimiento de la poesía, nos habrá dicho al partir
Antonio, como la tierna Carolina Coronado al frente
de las Elegías de A guilera:
«Se va mi sombra, pero yo me quedo.»
E d u a r d o B u s t i u .o .
M adrid, 12 de Marzo 1SS9.
REAPARICIÓN DE LA CRISIS DE ORIENTE.
SUMARIO.
La abdicación dc-1 rey M ilano.— E l jaren Alejandro I.— E l recente R i-iich.— LI
matrimonio morganàtico de Aleiandro de Battenberg-— Conflictos, religiosos
en Sofía y Stiunbul.— t a s esperanzas de la G recia.— Rusia en Oriente.
o se había calm ado todavía la im presión pro­
ducida en el palacio de Y ild íz por la catás­
trofe del archiduque R o d o lfo , em oción que
debía ser intensa en C onstantinop la, donde
tod o el m undo co n o d a la familia de la linda
griega-h ún gara, triste heroína del drama de
M e y e rlin g , y cuyos padres habitaron largo
tiem po uno de los más bellos konaks del B os­
foro, cuando en m edio de las fiestas á q u e se presta
en Starnimi el recien te m atrim onio de cuatro prin­
cesas, herm anas ó hijas ilei S u ltán , viene á sorpren­
der á éste la abdicación del re y M ilano en ese
konak-palacio de B elgrado que el ghazi y generalísim o
Osm án Bajá cañ on eab a, en unión de la fortaleza , hace un
cuarto de s ig lo , cuando la Servia era un hajaluio depen­
diente de la Sublim e P u erta. La probabilidad grandísim a
do que este suceso va á abrir de nu evo la cuestión de
O rie n te , exp lica bien la sensación inm ensa causada por
acon tecim iento tan inesperado.
Con razón m e decía un alto visir otom an o, á quien
hace un lustro hablaba de lo difícil que era á mis ojos que
la T u rq u ía saliese de su decadencia actual m ientras no
pudiera m odificarse, al m enos en la parte de E u ro p a, su
existen cia social, problem a g r a v e , aun cuando no sea ab­
solutam ente contrario al C o rá n . que 110 era más peligrosa
la institución del h arén , m odificándose todos los d ia s e n
sentirlo de la familia cristian a, que los hábitos europeos y
la vida alegre de ciertos príncipes y soberanos de E uropa.
En pocas sem anas, una pasión rom ántica, sobreponiéndose
á la religión del cristia n o , hace desaparecer, á los treinta
años de edad, y dejando una Princesa abandonada y una
inocente niña archiduquesa h uérfan a, al heredero de uno
de los prim eros im perios del mundo.
Q u in ce dias d esp u és, el ven cedor ríe los servio s, aquel
principe A lejan dro de B atten b erg en derredor del cual se
formó la leyenda más sim pática, por la injusta conspiración
m oscovita que lo aleja de Sofía, por su llam am iento e n tu ­
siasta nuevam ente á B u lga ria, por el sacrificio heroico
que hace abdicando la corona para evita r que la guerra
estalle en O rie n te , v por el am or verdaderam ente poético
de la princesa V ictoria de A lem an ia: ese caudillo q u e se
creía m odelo de soberanos y de am antes, encuentra en el
p intoresco M entón una jo v e n can tatriz, conocida a orillas
del R hin : y olvidando g lo r ia s , ju ra m e n to s, esperanzas, se
entrega á la pasión am orosa, sin saberse si d en tro de p o ­
cos m eses abandonará á su esposa m organàtica, la linda
L o essin g er, com o lia abandonado á la hija de F ederico III.
M enos infeliz ésta que la archiduquesa Stefan ia, V ictoria
de H ohen zollern, q u e ha despreciado por él los enlaces
más brillantes, ha visto ju stificarse las previsiones del
P rin cipe de B ism arck y de su herm ano el em perador G u i­
llerm o II sobre la constancia de su infiel am ante.
O tra victim a del am or, la reina N atalia de S e rv ia , era
objeto hace pocos m eses de las sim patías de todas las al­
mas generosas. Abandonada por su esposo el R e y , se ha
visto sacrificada por M ilan o, cu yo divorcio dicese no ha
tenido otra causa verdadera que sus amores con la esposa
del E m bajador de Servia en A lem ania. H a sido la últim a
una de las aventuras frecuentes del galante Soberano, aun
cuando se ha querido explicar la separación de los jóven es
p rín cip es, cu yo casam iento fué un idilio de am or, por una
disidencia politica en tre la R e in a , partidaria de la Rusia,
y el R ey , favorable al A ustria.
Prueba de que sem ejante causa indignam ente exp lo­
tada por el Senado s e r v io , que no supo resistir á las
pasiones del M onarca, era el pretexto del d ivo rcio regio,
q u e ahora, al abdicar el trono para viv ir libre de los debe­
res soberanos, M ilano confia la regencia del reino á R istich,
partidario de la influencia m oscovita en la península de
¡os Balkanes.
E n la prim era semana de M arzo se celebraba en la c a ­
tedral de B elg rad o , antigua m ezq u ita, el séptim o an iver­
sario de la proclam ación de M ilano com o re y de Servia,
cuando el E x a rca y R istich fueron llam ados al konak re­
g io para conocer la voluntad suprem a de un monarca
159
cu ya coronación debía celebrarse tam bién la prim avera
próxim a en esc m onasterio de Z e ith , verdadero nido de
águilas en los m ontes K arpatos , y donde la tradición h is­
tórica de los siglos m edios establecía la consagración de
los soberanos de la gran S e rv ia , antes de la derrota de
K o ro sk o , segu ida de la servidum bre por la Turquía, y que
ha cesado en nuestros dias después de cin co siglos tic d o ­
minación. N i los ruegos del M etropolitano de Belgrado, ni
las consideraciones expuestas más ó menos sinceram ente
por el futuro regen te R istich , lograron cam biar la resolu ­
ción del P rin cip e, que nervioso desde sus prim eros años,
fantástico y dado á cierta clase de aventuras en los ú lti­
mos tiem p os, aventuras q u e han traído su ruina financie­
ra , sólo (leseaba libertarse de las enojosas tarcas del g o ­
b iern o, com plicadísim as b o y en S ervia , y g o za r, probable­
m ente en la A m érica , y de seguro lejos de B elgrad o, del
am or y de las riquezas que parece posee la divorciada e s­
posa de C h risticli, representante, com o hem os dich o, del
rev M ilano en B erlin. Su M ajestad, q u e tenia escrito ya el
m anifiesto á los pueblos y designada la regencia, com puesta
de R is tic h , que ya un día gob ern ó la S e rv ia : de Protich,
presidente del nuevo C onsejo de M inistros, y de Bclem arkow ies, m inistro de la G u erra y del Interior, procedió in ­
m ediatam ente al acto solem ne de la ab dicación, jurando
fidelidad, de rodillas y en presencia del E xarca de la Ig le ­
sia b úlgara, á su hijo A lejandro 1 , niño de trece años y
que asistía á ia cerem onia con em oción indescriptible. Los
tres regen tes y los principales dignatarios dei E stado j u ­
raban fidelidad también al tierno Soberano.
N o hace un año todavía , describía en las colum nas de
L a I l u s t r a c i ó n la escena desgarradora de (pie era teatro
un hotel d e W iesb ad en , á orillas riel R h in , cuando la po­
licía germ ánica invadía la m orada de la reina N atalia, y sin
dar oidos d las súplicas, ni conm overse ante las lágrimas de
la m adre, arrancaba de su lado al hijo ú n ico , niño de doce
años, á quien c-1 recibim iento triunfal que su padre le pre­
paró en Belgrado no pudo hacerle olvid ar, com o no ha o l­
vidado d esp u és, los am orosos cuidados de q uien le dio el
ser. D icese, y esto dism in u id a un tanto las grandes res­
ponsabilidades del que fué M ilano I , que viendo que la
salud de su h ijo prim ogénito y ú n ico , sucesor de la c o ro ­
na, em peoraba diariam ente, y no atreviéndose á deshacer
el divorcio regio consum ado, ó á d evolver el hijo á la m a­
dre, había influido esto tam bién en sti abdicación. Porque
no querem os adm itir la versión , acogida por algún diario
eu rop eo, de que una de las condiciones pactadas entre el
R ey y el R eg en te, aparte la partición por mitad de la d o ­
tación regia entre padre é h ijo, sea la prohibición de que
la rein a Natalia vuelva á S ervia , ni A lejandro 1 pueda ver
á su madre dentro ni fuera de las fronteras del reino. C o n ­
dición inhum ana q u e , com o la corona de M ilano, barrería
la voluntad de la n ación , donde va á predom inar induda­
blem ente la influencia de la R u sia, tan favorable á la Reina
de Servia.
E ste rey M ilan o, que con clu ye su reinado tan n oveles­
cam en te, ha tenido desde su infancia una vida de aventu ­
ras. Había nacido en 1854, en Jassy , m etrópoli de la
M old avia, que, com o la S e rv ia , era entonces uno de esos
principados autónom os sujetos á la autoridad soberana del
S u ltá n : M ilosch , su padre, hijo del cam pesino Efrain
O brenovich y hospedar de uno de los estados del Danubio,
lo dejó huérfano y en el destierro, con su m ad re, Maria,
de ilustre familia rum ana en la M oldavia.
A un allí lo p ersigu ió, niño, el destino : pues en una de
las revolucion es tan frecuentes en los Principados D anu­
bianos, cayendo del poder su p rotector el hospodar A le ­
jandro C eiza , m adre é h ijo tu vieron que h uir de la R u ­
mania.
R efugiad o de nuevo en F ran cia, sabido es que se educó
en los prim eros colegios de P aris, y q u e cuando menos lo
esperaba, su tio el principe M igu el O b ren ovich , que había
arrojado de Servia á su herm ano, 110 teniendo hijos, lo
llamó á la sucesión del P rincipado, siem pre som etido á la
alta soberanía del S u ltán , m onarca á quien los triunfos de
la guerra de C rim ea habían renovado una som bra del p o ­
der de los antiguos em peradores otom anos en O l iente.
Sabido es igualm ente que en 1868 el principe M iguel
cayó en el parque de T op sch id e bajo el puñal de una
banda conspiradora, dejando la co ro n a, no reg ia , sino de
p rin cip e, pues la Servia no era reino tod avía, á Milano,
proclam ado á la tiern a edad de catorce años por la Skupt
chin a ó asam blea de representantes servios. E ra entonces
un niño precioso, aunque sintiendo ya los prim eros sinto­
nías de una enferm edad nerviosa, que las desventuras de
su fam ilia, coronadas por la m uerte de su amada m adre,
habian introducido cual germ en fatal en la naturaleza del
joven , im prim iéndole un carácter hasta cierto punto fantás­
tico. A él obedeció su casam ien to, casi adolescente to d a­
v ía , con N a ta lia , hija del coronel m oscovita IC esch k o .á
quien había conocido niño en F lo ren cia , donde en los
jardines de la preciosa villa D em idoff, los dos infantiles
am antes parecían evocar la leyenda popular de P a b lo y
V ir g in ia .
D urante la m enor edad del P rin cip e, que en Servia c o n ­
clu ye á los diez y ocho añ os, y que por lo tanto duró casi
un lustro, com o durará la de su único hijo A lejandro si 110
surgen tem idas com plicaciones en O rien te, desempeñaron
la regen cia B lazn avac, G av rilo vich y este m ism o Ristich,
verdadero dictador h oy de la Servia y que entonces sólo
contaha trein ta y seis años. Juan R istich , nacido en 1832,
y q u e por tanto está h oy en toda la m adurez necesaria al
hom bre de esta d o , es indudablem ente el prim er politico
de la S e rv ia , y educado en la célebre U niversidad germ á­
nica de H eidelberg y en la A cadem ia diplom ática de Paris,
com pletó después sus conocim ientos y relaciones europeas
con larga residencia en V ien a y B erlin . N o obstante lo
c u a l, ha sido desde su ju ven tu d , com o el búlgaro Khazof,
partidario ardiente de la alianza con R u sia, á la cual creen
estos politicos de la peninsula de los Balkanes se debe la
independencia de su patria y el puesto con que la Servia
soñó un día en O rien te, esperando im itar los destinos del
B K L I. A S
C A B E /. A
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102
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
N.° X
la renuncia al trono b ú lgaro de W aldem aro de Dinamarca,
y a d ifu n to , escribía de v e z en cuando algún articulo en
hace difícil toda otra solución aceptada por E uropa.
son de apasionada censura ó de elogio desm edido relativa­
P ero no puede ocultarse q u e el jo ven P rin cipe se ha
mente á las poderosas Com pañías industriales, figuraba en
creado grandes dificultades por su lucha recien te con el
candidatura para concejal ó diputado p rovin cial, ó altos
sacerdocio griego, q u e acusa á Fernando de C ob u rgo, com o
cargos retrib u id o s, y recibía en su casa bastante gente,
á la princesa C lem en tin a, no sólo de p ro teger el catolicis­
atraída por la amabilidad de la señora, la gracia y gen tileza
mo en la Bulgaria, sino de preferir á los griegos, los g re g o ­
de la hija y la franqueza v cordialidad del hom bre político,
rianos, y aun á los m usulm anes , en daño de la Iglesia búl­
que se daba aires de influ yen te cerca de los M in istros, y
gara. A unque esta acusación nos parece exagerad isim a, es
de am igo do todo el mundo visible. N ad ie sabia á ciencia
indudable a u e en ella se ve la antigua guerra hecha p or el
cierta en qué consistía el haber de D. P erfecto de A lb u r v
arzobispo C lem en te, m etropolitano de Sofia, ayudado hoy
G a llo , y m uchos sospechaban que precisam ente sus apelli­
del Sínodo b ú lg a ro , y secundando los planes del elem ento
dos paterno y m aterno tenian singulares conexiones con el
slavo-m oscovita en B ulgaria.
origen de sus recursos. L o cierto es q u e en casa de don
E stas cuestion es religiosas van intim am ente enlazadas
P erfecto se notaban todas las señales de la h o lg u ra , por­
con la política en O rien te.
que la hija era una de las señoritas más lindam ente atavia­
N o hace m uchos días estallaba en Stam bul una conspira­
das. y la m adre y ella frecuentaban los teatros y los pa­
ción religiosa de los Sofías ó estudiantes de T e o lo g ía , equi­
seos. y tenían dos criadas y criado, y el cuarto de la calle
valentes á nuestros sem inaristas eclesiásticos, quienes con
del Principe en que viv ía n no costaría menos de catorce
mil reales.
m otivo de la m uerte del jefe de los u lem as, y queriendo
favorecer á uno de sus profesores, aspirante á la sucesión
Pepe fué m uy bien r e c ib id o ; á la m am á le hizo m ucha
del destinado á vela r por q u e el S u ltán , com o los turcos
gracia por su carácter fra n c o , por su anim ada y agradable
tod os, cum plan con los preceptos del C o rán , acusaban á
co n v ersa ció n , y al papá le pareció un m ozo q u e iria lejos,
A bdul llu m id de p roteger excesivam ente á los cristianos
porque tenia desparpajo y buen a ire , y hablaba de todo
de su Im perio. R ecien tem en te, tam bién el G ith o U c o s ó P o n ­
con sin igual desem barazo, y se m ostraba conform e con las
tífice de los arm enios g reg o rian o s, q u e , com o los profetas
ideas políticas de D. P erfecto, q u e era un gran liberal, pero
a n tig u o s, viv e en cierto m isterio, habitando un m onaste­
de orden, eso si, de m ucho orden.....
rio antiquísim o en las cum bres de A s ia , donde dice la le­
A l cabo de seis m eses, P ep e, que disfrutaba un modesto
yenda arm enia que se posó el arca de N o é salvado del
destino en H acienda y acababa de lograr un ascenso,quiso
dilu vio, á pretexto de contestar una bellísim a encíclica de
ascender tam bién de novio á m arido, y pidió con la m ayor
L eón X I 11 expresando su noble deseo do ver cesar el di­
form alidad la m ano de In o cen cia , que le fué otorgada.
vorcio y el cism a entre las Iglesias de O rien te y de O cci­
Y entonces supo que la novia no tenia d o te , pero estaba
d en te, un día u n id a s, excita en una alocución apasionada
dem asiado enam orado para que le contrariase una peque­
todos los exclu sivism os de secta y el fanatism o de sus c o ­
nez sem ejante.
rreligion arios en A rm enia com o en Stam bul. P o r último,
— U sted— le dijo 1). P erfecto— es jo ven , in teligen te v
no es un secreto para nadie que las próxim as bodas del
lis to , y tiene un gran porvenir. H ay que saber v iv ir en él
heredero del trono de G re c ia , C onstantino, con la h er­
m undo, no ser en cogido y pusilánim e, m irar siem pre alto
mana del E m perador de A lem an ia, Sofia, nom bres ambos
y hablar gordo, no achicarse jam ás, y no m am arse el dedo.
que resucitan los más grandes recuerdos del Imperio b i­
Y o seré diputado otra vez un día ú otro, y si 110 se hubiera
zantino, y las del gran duque Pablo, herm ano del Czar,
m uerto aquel grande hom bre que me trajo al C on greso en
con la princesa helena A lejan d ra, han aum entado las e s­
tina elección p a rcial, dos sem anas antes de cerrarse las
peranzas con la am bición del nuevo reino, q u e aspira tam ­
C o rte s , crea usted q u e á estas horas ya me habría calzado
bién á la sucesión de los turcos en Europa.
con una cartera. P ero no ten ga usted cu id ad o, que todo
U nase á esto que, de algunos dias á esta p a rte, el em ba­
se andará.
jador m oscovita cerca de la Sublim e P u erta , el inteligente
E so s i, I). P erfecto en aquella circunstancia tu vo sin
N elidoff, aprem ia sin cesar para que ei exh au sto tesoro o to ­
duda la protección decidida de sus dos apellid os, porque
mano satisfaga los vencidos plazos de la cuantiosa indem ­
puso una casa m u v m ona á los n o v io s, con m uebles ele­
nización de g u e rra , estipulada en el tratado de San Steg an tes, y vistió á Inocencia con la m ayor esplendidez. D e
fano. E n su últim a nota dejó adivinar q u e de no cum plirse
suerte que cuantos tu vim os la fortuna de asistir á la boda,
estas ob ligacion es, el C za r, su soberano, se vería obligado
quedam os persuadidos de que era el padre hom bre de re­
a ex ig ir otras com pensaciones en A sia ó en la T u rq u ía de
cursos sobrados y de bastante buen gusto. N o he visto
E uropa. E s un sintonía más que se une á la crisis que se
nido nupcial más bello q u e el en tresu elo en la calle del
abre en Servia y q u e 110 está cerrada en Bulgaria.
Prado en que se instalaron P e p e y su m ujer, después de
¿Será esta eterna cuestión de O rien te la que de nuevo
un gran banquete con que D. P erfecto celebró en su casa
perturbe á E u rop a, cuando la E xp osición U n iv e rs a l, que
el fausto acontecim iento.
se a p ro xim a, aleja al parecer tod o conflicto en tre Francia
Por cierto que formaban una gentil pareja Inocencia y
y A lem an ia, y hasta la misma agitación b oulangerista, sin
P e p e , y daba gusto verlos en el teatro los prim eros dias,
desaparecer cierta m en te, marca un aplazam iento a n te la
cuchicheando com o dos tievnisim os enam orados, y luego
energía desplegada por los m inistros del presidente C a r­
en Y ien a tom ando el chocolate con bizcoch itos, y dándose
n e t, disolviendo la L ig a de los patriotas, la que turbe de
sopitas de la manera más encantadora q u e pueden ustedes
n u evo la paz del inundo?
im aginar. ¡ Y qué elegante y bizarra y distinguida siem pre
Esperem os que la influencia preponderante de la A lem a­
la señora! C om prendíase q u e P e p e estuviera orgulloso de
nia im pida un conflicto entre el A u stria y la R u s ia , y lo­
p resen taren público tan soberana herm osura.
gre reunir esta prim avera en B erlin á los soberanos de los
Fil verano lo pasaron en San Sebastián, y en el invierno
dos grandes Im p erios cu y a influencia no puede ni debe
sigu ien te m e los encontré en el Real. D ijom e P ep e que
ser exclu siva en O rien te.
habían tom ado ab ono, porque Inocencia no podia pasar
C o n d e de Ugello.
sin óp era, y le felicité, suponiendo q u e se hallaba bien de
dinero; pero no quiso dejarm e en este error, y me confesó
Ilonin, 2 ile M m zo iSX".
q u e estaba más apurado que nu n ca, y q u e para el abono
hablase visto precisado á tom ar dinero de uno que lo
daba.....al cin co por ciento al mes. A este y otros sacrifi­
T I P O S M A D R IL E Ñ O S.
cios le obligaba c la m o r que profesaba á su m u jer, q u e era
la más bonita de M adrid , á q uien no se atrevía á co n tra ­
t 'N A
DE
ESAS.
riar negándole la satisfacción de sus caprichos.— « P u es,
h ijo , le d ije , ten cuidado, porque vendrá á ser un proble­
ma insoluble el de satisfacer todos los caprichos q u e pueda
^ IRa qué herm osísim a m ujer vien e hacia nosten er tu m ujer, si no cuentas con todo el dinero que cues­
i W f f i m
otros.
ten.» Y P epe no pudo con ten er un suspiro con q u e ciara— M u y h erm osa, en efecto .....P e ro vá­
m ente me declaraba cuánto le preocupaba y a la solución
m onos á la otra acera , q u e no la q uiero sadel pavoroso problem a de q u e y o le había hablado. Quiso
.
L d a r.
o
o o
aquella noche q u e les acom pañara á cen ar después de la
> ■ ***>'*
— ¿ L a conoces ?
función, porque Inocencia, m uy desganada, m e d ijo , en su
Difícil nos parece predecir qué consecuencias va á tener
— Si. P or eso , porque la conozco.
casa, únicam ente á las altas horas de la noche sentía a p eti­
una abdicación á la cual segu irá , hágase lo que se quiera,
— ¿ T e ha ofendido acaso?.....
to. Desde el teatro R eal fuim os a Fornos; allí, en gab in ete
la vu elta á B elgrad o en tiem po no lejano de la reina N ata­
Jg
- N o,' pero me es m uy antipática.
p a rticu la r, Inocencia pidió cosas tan caras com o indiges­
lia, conocida por sus sim patías m oscovitas, y que hoy, d es­
V
— ¡C a ra m b a ! pues serás el único á quien no le
tas á tales h oras, y ella y su m arido saborearon con deleite
pués de haber sido obsequiadisim a por el C zar y la C za ­
r
g u ste m ujer de tan bizarro aspecto. ¿Q u ién es?.
las ricas ostras de A rca ch ó n , el sabroso jam ón cru d o , los
rin a , espera los acontecim ientos en el lindo palacio de
¿ C óm o se llam a ?.....Supon go que será casada ó viuda.
frescos langostinos, el Hsenil gíacé, el Santerne y no sé
L iv a d ia , puesto á su disposición por los E m peradores en
— Se llam a In o cen cia, v e s casada.
cuántas cosas m ás de co m er, beber v a rd er: to ta lí vein ti­
C rim ea. Su conducta hasta ahora correctísim a, negándose
— ¿ Y su m arido ?
cin co pesetas con la propina: por donde calculé que si sólo
á entrar en conspiraciones contra el R e y su esposo, y pi­
— Su m arido está ausente por catorce años.
en cenar se gastaba P epe vein ticin co pesetas, la vida le
diendo tan sólo v e r de vez en cuando á su hijo y alcanzar
— ¡O u é ausencia tan favorable para un conquistador
debía salir por una friolera.
del E xa rca servio, q u e com o patriarca de la Iglesia griega
afortunado! ¿ H as pretendido g a la n te a rá esa m ujer?.....
anule un divo rcio injustam ente pronunciado por prelados
— ¿ Y o ? D ios me libre de tan mal pensam iento.
M uchas veces encontré á P ep e solo ó con su m ujer, y
que cedieron á la vio len cia, no h a hecho m ás que acrecen­
— P ues ¿qué esp ecie de m onstruo es esa m ujer tan
siem pre los hallé tan bien aderezados com o de costum bre,
tar su popularidad.
hermosa ?.....
y otra n och e, en el teatro, vi en las dim inutas orejas y en
H em os aludido antes á la en trevista q u e el jefe del par­
— ¿ Q u ieres saberlo ?.....
la m uñeca y en el pecho de Inocencia deslum bradores"bri­
tid o ruso en B ulgaria había tenid o recien tem en te con el
— Y a lo creo. M e has puesto en gran curiosidad.
llantes q u e , aunque so y poco perito en cosas de jo yería,
em perador A lejandro, y en la cual el C za r habría declarado
— P u es o ye. P ep e— P ep e es su m arido— la conoció en
me pareció que debían valer un dineral. A la salida vi
que no abandona la causa de la B u lga ria, la cual debe á
un baile de máscaras en el teatro R ea l, un baile de bene­
cóm o P ep e é Inocencia m ontaban en una elegan te berlina.
R u sia su independencia. Su principe Fernando de C oburficencia, al que concurrió la flor v nata de la sociedad
P epe me d ijo : — « H em os tom ado un m edio abono.» Con
g o , secundado con gran talento y energía por su m adre la
m adrileña. P ep e se prendó de su elegan te y distinguido
lo que no pude m enos de sospechar q u e la fortuna había
princesa C lem entina, no perdona esfuerzo para luchar con ­
p orte, de su agudo in g en io , de aquellos ojos cu ya mirada
concedido sus favores á mi a m ig o , y m e h olgu é de ello,
tra esta e n e m ig a , captándose, hasta donde le es posible, el
relam pagueaba bajo la finísima ca re ta , y á e lla , sin duda,
para sostener un lujo tan desacorde con sus m edios con o­
am or de los búlgaros, m ejorando su ejército y consagrando
la enam oró P e p e , q u e era un jo ven sim pático y buen
cidos. P e ro , por otra p arte, ad vertí con pena que Pepe e s­
hasta la fortuna particular de su m adre á la conclusión fe­
m ozo, y m uy perito en el arte de agradar á las m ujeres.
taba m uy desm ejorado. Su rostro palidecía, sus ojos pare­
liz de esa gran linea internacional que enlaza y a Lisboa
Del baile salió com pletam ente loco : ella le había indicado
cían fatigados por el insom nio, y en su sonrisa, antes franca
con Constantinopla.
los nom bres de varias personas q u e podrían presentarle á
y exp an siva, habia así com o ironía ó am argura, y en su
R ecientem ente, las cuarenta y una ciudades y villas más
sus p adres, v ocho dias después Pepe hacia su prim era
manera misma de expresarse chocábam e una volubilidad
im portantes de la Bulgaria y de la R um elia O riental han
visita á aquellos señores. P arecíale á P epe y á todo el
sin g u lar, asi com o si su pensam iento no estuviera acorde
festejado el vigésim o octavo cum pleaños de su Principe
m undo que los padres de Inocencia se hallaban en ex c e ­
con sus palabras. Y en la bella Inocencia advertí asim ism o
soberano. Y la locura amorosa consum ada por el único
lente posición. E l padre, hom bre político de tercera ó
una estudiada gravedad con q u e, sin du da, pretendía dar
principe que podia disputarle el am or de los búlgaros,
cuarta fila, bullía m ucho, frecuentaba el C on greso, por ha­
a entender la m ayor im portancia que le daba su cam bio
A lejan dro de B atten b erg, sup rim e un rival tem ible : com o
b er sido diputado años atrás por influencia de un personaje
de fortuna.
P iam o n te on Italia. Porque este sentim iento de la g ra n ­
deza de su país., es el rasgo distintivo de ¡a vida toda de
R istich .
E l principe M ig u e l, an teceso r, com o liem os d ic h o .d e
M ilano, después de la guerra de 1865, precursora de la que
dos lustros después debía ten e r lu g a r, con igual éxito in­
fe liz , durante el Principado de su sobrino, y cuando Osm án
B ajá había cañoneado á B elgrado y vencido a los servios;
R istich fue en viad o a Stam bul para co n se g u ir, no sólo la
paz con la T u rqu ía, sino el abandono por los turcos de la
fortaleza que dom ina la capital de S e rv ia , convertida hoy
en konak-palacio del R e y . El encargado de m isión tan
p elig ro sa, encerrado en las famosas siete torres que toda­
vía se alzan en la derruida m uralla que rodea a S ta m b u l, y
donde durante siglos han vegetado hasta su m uerte tantos
principes v aun em bajadores, debió á s u talento insi­
nuante, que agradó m ucho al sultán A b d til-A zzis, no sólo
escapar con vid a , sino obtener del ven cedor concesiones
favorables á los servios. Fue este el o rigen de su gran po­
pularidad, y de que, cuatro veces presidente del C onsejo y
m inistro de N e g o cio s E xtranjeros, haya sido va dos regente
de Servia.
V o lvien d o al jo ve n principe M ilano, (¡tic en t « - ’ . mav o r de edad, subía al tro n o , v e n 1875 realizaba su n o­
vela infantil casándose con N atalia, no fue feliz, ni en su
prim er cam paña con T u rq u ía , ni con la proclam ación de
rey de S ervia , titu lo que ni R u sia ni el Im perio otom ano
quisieron reconocer. Para fortuna suya, la guerra en tre la
T u rq u ía y la R u sia , estallando en 1877 , h izo que el apoyo
dado por servios y rum anos al ejército m oscovita, co n tri­
b uyend o poderosam ente á la tom a de P lew n a , le afirmase
la protección del C za r, quien en el tratado de San Stefan o, y más tarde en el congreso de B erlín , lo g ró , no sólo
q u e la S ervia se declarase independiente de la dom inación
otom ana, sino que su joven Soberano fuese reconocido
com o rey por la Europa.
L o cual no im pidió que cu países tan agitados com o los
E stad os balkánicos, conspiraciones y atentados viniesen,
com o en el an tiguo P rin cipado, á interrum pir el renaci­
m iento del n u evo R ein o , q u e extendiendo sus aspiracio­
nes á la M acedonia y á la B u lgaria, reivindicaba, com o lie­
m os d ich o , la grandeza de la an tigu a S e rvia en la Edad
M edia.
D e estos atentados fué el principal el de Isaicor, donde
el caudillo de la co n sp iració n , M a rk o vics, ven cid o, pagó
su delito en el cad also , no sin que su esp osa, meses des­
p u é s , quisiese v e n g a r su m uerte hiriendo con el puñal á
M ilano en la misma catedral de B elgrado. Las aspiracio­
nes del joven S oberan o, a las cuales no era tal vez extraña
la misma reina N atalia, trajeron la guerra con la B ulgaria,
que a pesar de verse sorprendida por los num erosos ejér­
cito s servio s, no sólo se defendió h eroicam en te, sino que
en la batalla de P irot estu vo á punto de acabar con la in ­
dependencia de la S ervia , salvada únicam ente por la in­
tervención poderosa del A ustria. L o que m ás agravó la
situación de M ilano y fué tam bién m o tiv o , aparte sus
aventuras am orosas, de las discordias con la reina Natalia,
fué que m ientras ésta dio gran prueba de patriotism o en
los m om entos suprem os para la nación, desafiando los pe­
ligros y socorriendo á los heridos en los h ospitales, un
R e y joven y am bicioso, en v e z de p e le a r, com o su rival
A lejandro de B atte rib e rg , esquivó en lo posible las b ata­
lla s, com o y a lo habla hecho en la gu erra de 1875 con
T u rqu ía. Pero lo que acabó con toda la popularidad de un
P rín cip e adam adísim o al subir al trono, fué su fatal d iv o r­
cio con la reina N a ta lia , querida de sus pueblos, y calda
victim a, no sólo de los am ores del R e y . sino de sus sim pa­
tías á Rusia. E s preciso co n fe sa r. sin e m b a rg o , que aparte
la gratitu d debida al A u stria, q u e habia salvado á la Ser­
v ia , después de P ir o t, com o R u sia la salvó en 1876, el
gran progreso del jo v e n E stad o , que por sus ferrocarriles
y la navegación del D anubio ha ven ido á ser el cen tro y
lazo de unión en tre O ccid ente y O rie n te , se debe á los c a ­
pitales de V ie n a y B u d a-P esth .si bien el go b iern o del joven
y desventurado Principe ha intentado trasform ar dem a­
siado rápidam ente un pueblo tan m odesto, y aun hoy en
gran manera m usulm án, com o el de B elg rad o , en una na­
ción que de un salto ha querido rivalizar con la H u n gría y
la Rum enia.
N.° X
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
mosura, ponía el pie en la fatal pendiente que termina en
Pasó bastante tiem po sin que vo lviera :i hablar con P ep e
este abismo de vergüenza y de dolor?....»
ni con Inocen cia. L o s solia v e r en berlina ó en victoria en
los paseos, y en palco en los estrenos de los tea tro s, v a l­
— V erdaderam ente que es una triste historia la de tu
gunas veces leia en ¡ .a C o r re s p o n d e n c ia que habían asistido
a m ig o : p ero , eso s i, su m ujer es una hem bra de prim er
á tal ó cual fiesta, ó q u e el in teligen te funcionario D . José
orden.
B obin , que este apellido tenia P e p e , habla hecho esto ó
— Pues, hijo, sentiría que te enamorases de ella.
lo o tr o , con aplauso de sus jefes, y todo en beneficio de la
adm inistración pública, en que. al parecer, era sum am ente
— No tengas cuidado: además de que mis severos princi­
pios de moral me vedan codiciar la mujer del prójimo, una
entendido el esposo de Inocencia.
que ha hecho parar en presidio á su marido hay que verla
Un dia encontré al suegro y le pregu nté por Pepe.
y, si es tan bella y airosa como Inocencia, admirarla á
— E se — me d ijo — esta com o q uiere. Y a dije y o cuando
honesta distancia.
le conocí q u e era un m ozo listo. Y o se lim ita sólo al em ­
pleo com o uno ile tantos cm pleadillos vulgares que con el
C arlos F r o n tavr a .
sueldo pelado tienen fiambre para hoy y necesidad para
mañana. E l, yo no sé cóm o se las com pone, pero q u e gana
dinero es e v id e n te , porque para v iv ir com o él v iv e no se
P O ST T E N E B R A S ....
gasta m enos de cuatro ó cin co mil duros al a ñ o , y me
quedo corto.
— Se dedica á los negocios con fortu na, por lo visto.
Ju n to á la o jiv a , en el vetu sto m uro
— Y o no sé fijam ente á qué se d ed ica , porqu e él es m uy
P o r el ram aje espeso defendido,
E l pájaro gentil cuelga su nido,
reservad o : pero en verdad d ig o ¿ usted q u e le reconozco
una habilidad p rodigiosa, porque, mire u sted , a sacar d i­
B uscando a su quietud p uerto seguro.
nero aunque sea de las piedras crei q u e no habría quien
Del fresco m anantial el caudal puro
me gan ara, y él me gana. Mi hija Inocencia no pudo dar
L am e el tronco del árbol carcom ido:
con m ejor m arido que Pepe. E lla , tan aficionada al lujo v
Y las llores de pétalo encendido
tan e x igen te en esta m ateria, lo habría pasado m uy mal
O rlan trepando el torreón obscuro.
con m arido menos e x p erto en el arte de hacer dinero. Asi
T o d o por le y constante se r e n u e v a :
está ella de contenta y satisfecha. Y o si que no e sto y c o n ­
L a flor q u e su m atiz lució á la aurora,
A la tarde verá su cáliz seco:
tento.
Donde un astro se oculta otro se eleva.
— ¿P u es q u é le pasa á u ste d ?— pregu nté á D. Perfecto.
¡ F e liz q uien al llegar su últim a hora
— Q u e el G o b iern o m e entretiene sin darm e el distrito
L o g ra dejar de su m em oria un eco !
para ser diputado. Y a se ha hecho elección parcial en tres,
v siem pre me dicen q u e en el prim er distrito que resulteA n to n io Z o z a y a .
vacante. ¡ A un hom bre com o y o ! A l fin tendré que en se­
ñar las uñas al G obierno.
Y las ten ia m uy sucias D. Perfecto.
— A q u í— continuó— hay que hacerse tem er, y si no, está
LA ESCUELA OFICIAL DE GIMNÁSTICA DE MADRID.
usted perdido.
— U ste d , q u e no y o , am igo D. P erfecto — le dije— por­
que no te n g o tan altas aspiraciones com o usted.
,
A E scu ela C en tral de profesoras y profesores
Y nos despedim os.
de í íinm ástiea, prem iada con m edalla de oro
T re s años duró la buena fortuna de P e p e , y en este
e " 'a Exposición U niversal de B arcelon a, v
tie m p o , á pesar de las m ayores venturas que aparente­
'•
cu -v a organiz:ición interior representa el gram ente disfrutaba, perdió su agradable carácter, nublóse su
bailo de la pág. 165, es uno de los estabíecifre n te , se entenebreció su m irada, palidecieron sus labios,
t m i e m o s
oficiales de enseñanza de reciente
y v a n o era el hom bre sim p ático, alegre y regocijado á
creación que por m odo más elocu en te dem uesquien tanto querían sus am igos, sino un joven aviejado,
tra el progreso iniciado en nuestra instrucción
tacitu rno y som brío, ensim ism ado y receloso. Y formaban
pública y en los sistem as educativos de nuestra juun contraste singular él y su m u jer, que cada dia se pre­
V Í ven tad .
sentaba más risueña y más fastuosa y más preciada de su
El mismo desequilibrio, la m ism a falta de ponde­
herm osura y de su lujo.
ración entre lo esp ecu lativo y lo práctico q u e lia cam peado
Pero todo aquel bello edificio de ficticia felicidad vino á
y aun cam pea en las enseñanzas de nuestras universidades
tierra en m enos que tardo en contarlo. I .a C m c s p i n d a i c i a
é institutos ( y á los q u e se debe el escaso va ler ó pocas
publicó una noche un suelto en que anunciaba haberse
garantías de suficiencia q u e á nuestros títu los académ icos
descubierto una i r r e g u la r id a d en la A dm in istración pú­
se concede en la práctica d ia ria ), ad viértese tam bién en
blica, v que para ocultarla se habían suplantado cifras, tal
cuanto á la falta de arm onía q u e ex iste en tre el c u ltiv o de
sificado firm as, sustitu id o n om bres; en fin , se habían
las facultades intelectuales v el de las fuerzas físicas de
com etido graves d elito s, todo con una habilidad extrao rd i­
esta ju ven tu d española.
naria : pero no había sido tan com pleta la habilidad que no
A trasada bajo este aspecto cual en ningún otro de la
quedase al descubierto la torpeza del delincuente; que por
educación g e n e r a l, España ha perm anecido por largo tiem ­
le y p ro vid e n cia l, quien com ete una mala acción con todas
po indiferente á la reacción operada en las dem ás naciones
las precauciones y todas las astucias más refinadas, siem ­
europeas cu cuanto al v a lo r á con ceder y á ia necesidad de
pre ha de olvidar un detalle por donde se descubre lo que
aplicar y difundir el cu ltivo de las fuerzas corporales como
hizo. Publicaba el periódico adem ás las iniciales de los que
co rrectivo al exceso perniciosísim o de labor intelectual á
hablan perpetrado el d e lito , y las de uno de ellos co rres­
que vien e condenado el individuo de las m odernas socie­
pondían al nom bre y apellido de mi pobre P ep e, de quien
dades, v sobre todo de los grandes centros de población:
decía que había desaparecido.
pero, por una lev tan natural com o com pensadora, al atraso
— P ero l fué habido?
y abandono en tal punto lia correspondido el inapreciable
— S í, P epe fué preso cuando iba á em barcarse para
bien de poder adoptar todo lo m ás acabado y perfecto que
A m érica. Interpusiéronse en su favor grandes inlluencias,
en lo relativo á educación física se halla hoy im plantado
pero no hubo manera de evita r la condena. P ep e, hom bre
en los países más cultos y á dem ostrar y dar á conocer tal
de buenos sen tim ien tos, de nobles y elevadas id eas, hijo
verdad propende en prim er térm ino el trabajo descriptivo
de honradísim os padres, á quien todos creíam os incapaz
que en este m om ento nos ocupa.
de com eter una acción fea, y lo era , en e fe c to , antes de
Y o existiría aú n , probablem ente, la E scu ela C en tral de
casarse con Inocencia, cayó tan bajo y se perdió para siem ­
G im nástica si la iniciativa in teligen te y vigorosa del actual
pre por no haber tenido energía bastante para obligar á su
m inistro de U ltram ar, Sr. B e ce rra , no hubiera traducido
m ujer á la vida de la m odestia y de la honradez, por haber
tan beneficioso pensam iento en una proposición presentada
cedido á sus caprichos y á sus ex ig en cia s, m ostrando una
y defendida en el C ongreso, y apoyada con tod o entusias­
debilidad indigna de un hom bre bien nacido. Y e lla , luego
mo v eficacia por los entonces diputados señores C an ale­
que vio á su desventurado m arido bajo el peso de la fea y
ja s, C arvajal. De G abriel y A p od aca, B aselga y otros v a ­
grave culpa (él m ism o me lo dijo con lágrim as en los ojos)
rio s, que suscribieron de una parte tal p rop osición , y que
no tu vo para él una frase de piedad , no se confesó culpable
em itieron de otra el favorable dictam en q u e después fué
tanto ó acaso más q u e él: pero si tu vo la crueldad de q u e­
elevado á lev por el voto unánim e de la C ám ara v por el
jarse de su propia d esgracia, no de la trem enda que afligía
apoyo decidido q u e desde luego prestara al p royecto el
al preso. M ientras duró aquella locura de escandaloso des­
m inistro de F om en to Sr. A lbarcila v su sucesor Sr. G am apilfarro, m ientras recibió de su m arido regalos costosísim os
zo, á quien cupo la g lo ria de autorizar con su firma ley tan
y gozó el producto del abom inable d e lito , no le preguntó
fecunda en beneficios.
por qué m edios obtenía sem ejantes p ro vech o s, y de tal
E m pero faltaba aún darla cum plim iento y realización , y
suerte la cegaba la soberbia y la vanidad, q u e le impidió
por esa lam entable propensión de nuestro carácter y esp e­
ver en el rostro de su com pañero la pesadum bre inm ensa
cial m anera de ser de nuestra adm inistración p úb lica, la
que le abrum aba, y si la vió, no trató de averigu ar el mis­
ejecución de la le y quedó durante tres años aplazada, y tal
terioso origen de mudanza tan notable.
vez lo estaría a ú n , y por largo tiem po, á no haber en co n ­
Y o despedí á P epe cuando con otros crim inales, cu sto ­
trado en su ap oyo el espirita am pliam ente innovador y
progresivo de los m inistros de Fom ento señores M ontero
diado por la G uardia c iv il, salió de la cárcel para el Penal
R íos y Y a v a rro R odrigo, y la actividad incansable y fe­
á que lu é destinado. Sólo D . P e rfecto , el padre que tan
cunda con que im prim ió huella tan lum inosa de su paso
m alam ente educó á su h ija, y y o fuim os á estrech ar la
por la D irección de la Instrucción pública española el hoy
m ano del infeliz rem atado. A penas alboreaba el día. Pepe,
senador y catedrático insigne de M edicina Dr. D. Julián
su cio , dem acrado, inclinada la herm osa cabeza sobre el
pecho, ahogándole la vergüen za y el llanto, estrechó nues­
Calleja.
D estinada la E scu ela asi creada á form ar profesores y
tras m anos, y nos dijo: — «D ecid á Inocencia que me per­
done com o y o la perdono; que piense que todo lo he he­
profesoras de gim nástica para los institutos y escuelas su ­
cho por ella sola, y por ella lo he perdido todo, todo lo que
periores y elem en tales, liase dispuesto cuidadosam ente
más am a el hombre, la honra y la libertad. Y y a q u e no me
por la ley y los reglam entos y program as en q u e después
ama, que me compadezca.»
se ha desarrollado, un racional v m uy com p leto plan de
— • ¡ Pobre h o m b re !
enseñanza, en q u e resulta perfectam ente arm onizado y
— H ace un año le vi en el Penal. AU[ se utilizan sus ser­
ponderado todo lo teórico y todo lo práctico q u e á una
vicios en la o ficina, v se le estim a por su humildad v su
educación de tal Índole y de tales fines corresponde.
resignación. « ¿ Y ella ?— me p regu n tó.— O lvídala — le con ­
L a A natom ía y la F isiología, en cuanta extensión es ne­
testé.— X o p uedo, porque no puedo olvidar mi culpa. ¡A y !
cesaria para conocer el m odo de ser y funcionar de este
am igo m ío , -qu ién había de p e n sa rla noche del baile en
nuestro organism o, y en lo que tal estudio tien e de aplica­
el teatro R e a l, q u e , en m edio de fiesta tan b rillan te y
ción á la m ecánica viv ien te y hum ana; los preceptos hi­
seductora, loco de am or por aquella m ujer de soberana her­
gién icos que ha de tener en cuenta y ha de observar quien
1G3
pretenda influir beneficiosamente sobre el cuerpo humano,
mediante los agentes modificadores que sobre él actúan;
ios ejercicios libres y ordenados, colectivos é individuales,
que constituyen la gimnasia denominada de sala, y los que
se practican con diversas máquinas y aparatos, y son para
el vulgo la única y verdadera gimnasia: la esgrima del sa­
ble, espada, fusil y palo, la esgrima en general, que des­
arrolla la agilidad á la par que la fuerza, que aguza la vista
y los demás sentidos, v que presta al hombre esa pruden­
cia y esa reflexión que nacen del propio valor y del con­
vencimiento de los medios conque pueden repelerse, en
un momento dado, las injustas v ajenas agresiones; la Pe­
dagogía gimnástica, en fin, que tiene como alta misión el
conocer v enseñar bien la educación física racional que
debe darse al organismo delicado v dúctil del niño, para
qnc mañana resulte el hombre vigoroso, longevo y exento
de enfermedades: todas estas tan importantes materias,
clasificadas en sus asignaturas correspondientes, desarro­
lladas en programas muy completos y adecuados y distri­
buidas en los dos cursos que constituyen esta nueva carre­
ra, son el objeto de estudio tan acabado y bien dispuesto
de que antes hicimos mérito.
U nidas á tales enseñanzas, q u e son, sin du da, las funda­
m entales de las que reciben estos futuros profesores de
educación física, cuidóse tam bién m uy m ucho la lev de es­
tablecer otras varias q u e no porque aparezcan á prim era
vista com o de m enos frecuente aplicación y utilidad dejan
de ser en el fondo de necesidad grandísim a, bien para co­
rregir defectos corporales m uy gen eralizad os, bien para
dotar al individuo de gran perfectibilidad corpórea, bien
para procurarle m ayores m edios de adaptación y de de­
fensa con tra esas mil distintas circunstancias propias de la
accidentada vida hum ana, ó b ie n .c n fin, para prepararle
sin esfuerzo ni apresuram ientos al cum plim iento de aqu e­
llos deberes sociales q u e , com o el del servicio universal de
las arm as, hoy se im pone por la razón v mañana se im pon­
drá por la fuerza de las circunstancias. L a equitación v la
n a ta c ió n : los ejercicios de la vista y el oido para m edir al
turas y distancias y apreciar la form a, la coloración y es­
tado de los cuerpos, y la d irecció n , ritm o y tonalidad de
los s o n id o s : y los ejercicios m ilitares, en fin, que á la par
que robustecen al niño preparan gradualm ente el soldado
para el m añana, de m odo que se haga innecesaria esa
larga perm anencia en las lilas q u e priva á la A gricu ltu ra v
á la Industria de sus brazos más jó ven es y fuertes : todas
estas enseñanzas, rep etim os, son el m odelo más acabado
q u é presentar podem os de las consideradas com o secunda­
rias en el reglam ento de la E sc u e la , y q u e, sin em bargo,
tan im portante papel lian de desem peñar en esta nueva y
docente Institución.
Y o todo el plan do enseñanza que los legisladores con ­
cibieran y la lev consignara base llevado aún á la práctica,
por cuanto el m uy e x ig u o presupuesto que los apuros de
nuestra H acienda im ponen á este com o á los dem ás centros
de instrucción, no perm ite en m odo alguno procurarle los
locales am p lios, m ú ltip les, bañados de espléndida luz y de
condiciones tan especiales y variadas com o demandan im ­
periosam ente las prácticas gim násticas: las enseñanzas de
la esgrim a, la equitación y la n atación : los ejercicios de
tiro al blanco (que es de desear adquieran pronto en E s ­
paña la im portancia q u e tienen en el tiro nacional de Sui
za , F ran cia, A lem ania y otras m uchas naciones); los va­
riadísim os juegos corp orales, q u e deben entrar por parte
tan principal én la educación física de la n iñ ez, v todos
aquellos otros ejercicios activos, com o el salto, la carrera, el
b a ile, el velocíp ed o y los patines de ruedas q u e , en cuanto
son h igiene y forman parte de la gim nasia, figurar deben
necesariam ente en una E scu ela norma) de su género.
Y de lam entar es tanto más en este caso la falta de loca­
le s, por cuanto concediendo la le y á este centro de en se­
ñanza una escuela agregada de niños y otra de niñas para
la práctica de pedagogía gim nástica, fácil sería, á la p a rq u e
se cum plía este fin d o cen te, extend er los beneficios de la
g im n a sia, com o h igiene y com o m edio cu ra tivo , á tantos
niños y ninas lin fá tico s, escrofulosos, raq u ítico s, que au­
mentan su m iseria fisiológica v se predisponen más v m ás á
enferm ar con su prolongada perm anencia en el local insa­
lubre de m uchas escu elas, y con un régim en de estudios
excesivo á las veces y m uy mal distribuido casisiem p re.
Pero no obstante tales dificultades de Índole adm inis­
trativa y las q u e son inherentes á todo nu evo organism o,
la E scu ela C entral de G im nástica viv e y a una vid a regular
y de crecientes prosperidades, bajo la*acertada dirección
de su actual delegado regio d irecto r, el em inente catedratic o de M edicina I). A lejandro San M artin ; y de esperar
es q u e , con el ap oyo del G o b iern o , de la opinión v de to ­
dos los amantes de la educación p ú b lica, v con los lauda­
bles esfuerzos de su profesorado, pueda alcanzar m uy pron­
to los altos fines en q u e está inspirada su le y de creación.
Y q u e esta Escuela v iv e ya una vida regu lar y próspera
lo dem uestra con sobrada elocu en cia el hecho dé q u e, ape­
nas en el segundo año de su existen cia, hanse presentado
ya para sufrir los exám enes q u e la v ig en te legislación pre­
ceptúa para la validez académ ica de los estudios privados,
cien to trece alum nos v ocho alum nas, figurando entre
aquéllos vein tioch o doctores y licenciados en m edicina v
c ir u g ía , y alcanzando tan sólo el deseado titu lo de profesor
de gim nástica treinta de los prim eros y cuatro de las se­
gundas. Y en cuanto á la m atricula oficial, ofrece tam bién
com o dato de interés el estar constituida en la actualidad
por diez y siete alum nos y cuatro alum nas en el prim er
a ñ o , y vein tioch o y siete respectivam ente en el segundo,
constituyendo en conjun to un agradable cuadro de jóven es
vigorosos, bien com portados, instruidos y entusiastas por
su nueva carrera, oficiales del ejército algunos, poseedores
de titulos de m éd ico, bachilleres en artes y maestros n or­
m ales o tro s, y de in stitutrices y m aestras superiores m u­
chas de las a lu m n a s; todo lo que perm ite abrigar las más
fundadas y lisonjeras esperanzas de los frutos que han de
reportar estos futuros profesores, llevando m uy en breve
los beneficios de la educación física d los institutos y á to ­
das las escuelas.
164
N.° X
LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA.
p
r
S.
A.
Y R. E L A R C H I D U Q U E
H E R M A N O DK S . M. El
CARLOS
S A. I. Y R. E L A R C H I D U Q U E F R A N C I S C O F E R N A N D O ,
LUIS,
HI JO PR IM O G E N IT O D EL A R C H ID U Q U E C A R LO S L U IS.
EM PER A D O R DE AUSTRIA.
PRESUNTOS
HEREDEROS
DE
I. A
COROXA
DE
A U STRIA.
)
f
RECUERDOS
DE
VIAJE
A
(.De
.M ÉJICO. — u n
fo to g ra fía
de
la
p u e n t e
casa
a n t ig u o
P e lla n d in i.)
en
el
estado
de
v ek a c r u z
.
*
N.° X
105
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
D IV E R S O S
K J K K C IC IO S
P R Á C T IC O S
PE
LO S
ALUM NO S
V
ALUM NAS
DE
P R IM E R
CURSO ! CLASE
( D ib u jo de A lfr e d o P erea )
D íi
G IM N A S IA
S IN
APARATOS
V
CLASE
DE
E S G R IM A .
166
N.° X
LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA.
Muchas son las reformas y mejoras que esla Escuela
introduce á diario en sus medios de enseñanza yen su ré­
gimen interior, no obstante las deficiencias y malas con­
diciones de sus locales, pudiendo citarse como la más recíente é importante de las realizadas la instalación de una
sala de reconocimientos y medidas de las aptitudes físicas,
en la que, con dinamómetros muy perfectos y de varias
clases, básculas automáticas, espirómetros de diferentes
sistemas, cirtómctros, esfigmógrafos, cardiógrafos, escalas
visuales y auditivas, v otros varios aparatos y medios de
exploración, se podrá reunir muy en breve un riquísimo
caudal de observaciones, no sólo referentes á los alumnos
de esta Escuela, sino que extensivas también á los de los
demás establecimientos de enseñanza, y cuyas observaciones servirán para formar cuadros gráficos y demostra­
tivos de inmenso valor en cuanto á las condiciones de
vigor de nuestra juventud, y para deducir de ellos las mo­
dificaciones que deben llevarse á los sistemas educativos
de la misma.
1
]
'
1
Iíastará todo lo que antecedí' para que se comprenda
cuán digna es esta naciente institución del apoyo de los
Gobiernos v del concurso siempre eficaz de la opinión pu­
blica, concurso que seguramente no le será negado apenas
tal establecimiento de enseñanza sea bien conocido, y tan
pronto como se sepa también que esta Escuela oficial no
pretende restablecer el bárbaro imperio de la fuerza cor­
poral que caracterizó á otros pueblos y á otros tiempos,
ni fomentar la monstruosa y perjudicial gimnástica acrobá­
tica de los circos, sino que persigue como único ideal rea­
lizable el restablecimiento del justo equilibrio que debe
existir entre la naturaleza material y psíquica del hombre
para que la labor intelectual producida por un cerebro bien
nutrido y normalizado ni redunde en perjuicio do la salud
corpórea ni se parezca en nada, en cuanto ásus resultados. !
á esas quiméricas y funestas concepciones de los cerebros
exaltados y enfermizos.
A lfredo S errano F a t ig a t i.
L IB R O S P R E S E N T A D O S
l ’ . i s i i i i i «!«• v i e j o , d r a m a e n tre s .-veos y en p ro sa o r i g i n a l d e
D o n J osé F e r n á n d e z B r e m o n ; r e p re se n ta d o por p r im e r a v e z
e n e l tea tro d e la C o m e d i a , d e .M adrid, e l d í a t o d e F e b r e r o
d e tS&Q. I m p r e s a e s l a n u e v a o b r a d r a m á t i c a d e n u es tro a m i g o
v c o m p a ñ e r o F e r n á n d e z B r e m o n , v é n d e s e en las p r i n c i p a l e s
lib r e r ía s v en la A d m i n i s t r a c i ó n d e la g a l e r í a d r a m á t i c a y lí­
ric a E l T e a t r o , M a d r i d ( P e z , 4 0 , y P o z a s , 2 , s e g u n d o ) .
P ie d a d
M ic h o d i e r e .
:\j Vino de Quinium de A . Labarruq ue
m ie m b ro d é l a A c a d e m ia d e M e d icin a d e
P a r ís , e s u n m e d ica m e n to e n é rg ic o y
. . d u l c e á la v e z , q u e c o n v ie n e á t o d a s la s
p e r s o n a s d e b ilita d a s ; á lo s a d o le s c e n t e s fatig a d o s
p o r u n c r e c i m i e n t o m u y r á p i d o ; :i l a s m u c h a c h a s ,
q u e e n c u e n tr a n d ificu lta d en fo rm a rs e y d e s a r ­
r o l l a r s e ; á l a s s e ñ o r a s q u e a c a b a n d e d a r á luz.
y ñ la s n o d riz a s ; a lo s a n c ia n o s d e b ilita d o s p o r
la ( 'd a d ; á lo s d i a b é t i c o s , á lo s c o n v a l e c i e n t e s d e
c a le n tu ra s tifo id e a s,d e p n e u m o n ia s, y en g e n e ra l,
á lo s q u e p a d e c e n : d e l E s t ó m a g o ; d e A n e m i a ,
de A g o ta m ie n to
d e F u e r z a s ; de F ie b r e s .
En ra zón á su e n e rg ía e l v in o d e Q u in iu m so tom a
á la tlo sí? d e u n a c o p a d e la s d e l i c o r d e t- p u é s d e elida
c o m i d a . — S e v e n d e e n t o d a s l a s fin irfáeias y e n P a i is ,
11), r a e J a c o b .
T I c z « - l i l l ; i ( c r i t i c a y s á t i r a ) , p o r Clarín. F s t e n u e v o libro del
señ o r D. L e o p o l d o A l a s e s u n a c o l e c c i ó n d e art n u l o s c r í t i c o s
( s e g ú n lo in d i c a s u t í t u l o ) , e s c r i t o s c o n m u c h a corrección ,
m u y e r u d i t o s y m u v d o n o s o s : lo s d e n o m i n a d o s i c e t u r a s , B a n d e lu i r e , A l f o n s o D a n d o ! , E l / 'e n t r o c l a n, r o la , y a l g ú n otro, i n ­
ter es a n d e sd e la p r i m e r p a g i n a u| le c to r i m p a r c i á l , y es g r a ­
c i o s í s im o el t i t u l a d o E a /u /ite . T e n d r á a c e p t a c i ó n e sa n u e v a
o b ra d e C l a r í n . V é n d e s e , a 3.50 pesetas, en la l i b r e r í a d e don
F e r n a n d o F e , M a d r i d ( C a r r e r a d e S a n J e r ó n i m o , 2).
n rñ u *
A C A D E M I A y d e l a F A C U L T A D D E M E D I C I N A DE P A R I S
S u su p eriorid a d probada por s u boga ha su scita d o n u m e ­
rosa s m u t a c io n e s n o c iv a s ó sin n in g u n a virtu d , y
Para e v ita r la s, e s m e n e s t e r e x ig ir co n f - z v
c a í a frasco e l p ro sp ecto q u e llevará
S t f / 'í A / t
c o m o e l r ó t u l o l a A r m a .................................
**
PAUIS, aña, Iluo St-Uonoré, r ENCASA IiBLOSPKi.NCIP.lLCS UOMEKCUHTEt.
muy apreciada para el tocador y
lloubigant, per-
_
para los baños,
E
AU D-_ ^19,____
Faubourg Sl Honoré.
turnista,
l 'a n
V.
J.Í J\ . J» I » . B E N E D I C T T
C I \ i n o d o l i l o d i g e s t i v o «lo C T i a s s a i n g - fné o b j e t o e n 1864
d e in fo rm e f a v o r a b i l í s i m o en la A c a d e m i a d e M e d i c i n a d e Paris,
V d e s d e a q u e l l a finora se h a l l a u n i v e r s a l m e n t e pre srri'.o co n tr a
la s d i g e s t i o n e s d i f í c i l e s , l a d is p e p s i a y e n f e r m e d a d e s del e s t ó ­
m a g o . D e v u e l v e e l a p e t i t o y r e p a r a la- f u e r z a s , f a c i l i t a n d o la
a s im ila c ió n d e lo s a lim e n to s . D e s c o m i e s e d e las falsificaciones.
P a r í s , 6 , A v c n u e V i c t o r i a , y e n t o d a s las farm acias.
l'Ol.Vn l'AIl \ KMU IIIAIL d e t o d o s m a t i r e s ; l a c a j a ; fr.
Píll.VO IH PII,ATOMO, el ntás e fi c a z ; l a c a ja 15 fr.
M m u l l e r o n , p e r l u m i s t a , 5 2 , r u é D u n k e r q u e , P a r ís .
A G U A DE TOCADOR
J .O *
AGU A nB O T O T K T 2
q u e p o s e e la d o b le a p r o b a c ió n d e la
I l i - i o i - i . i «l«-I i i u t i g i i o E g i p t o , p o r J o r g e R a w l i n s o n , v e r ­
sió n e s p a ñ o l a p o r D. E d u a r d o T o d a , i n d i v i d u o c o r r e s p o n ­
d i e n t e d e la R e a l A c a d e m i a d e la H is t o r ia . E x c e leu l e o b r a p u ­
b lic a d a por E l / ’ 'o g r o ^ E d i t o r i a l , p r im e r a d e la b ib lio te c a d e ­
n o m i n a d a H i s t o r i a d e t a s ,\ 'a c io n e s , l a c u a l c o n s t a r á d e 15 á 20
volú m en es en 8 " m a y o r , d é j e o a 6co p áginas cad a u n o , e le ­
g a n t e m e n t e Im presos é i l u s t r a d o s c o n b u e n o s g r a b a d o s . P r ec io
d e s u s c r i c ió n : 6 p e s e .a s e l t o m o e n r ú s t i c a , y 7 p e s e ta s l u j o s a ­
m e n t e e n c u a d e r n a d o . D i r í j a n s e lo s p e d i d o s á la ca s a e d ito r ia l
m e n c i o n a d a , M a d r i d ( P r a d o , 22).
D E
le n g u a f r a n c e s a
P e r f u m e r í a e x A tica S E N E T , 3 5 , ru e d u Q u a t r e S e p t e m b r e ,
Pa rís. ( I V a n se tos a n u n c io s .')
N O *
de la A B A D Í A D E S O U L A C (G iro n d e
P r o d u c t o in c o m p a r a b l e . — E x p e r i m e n t a r l o e q u i v a l e á a d o p ­
tad ..
r a la - n a d o [ o r e l P r t . r D U .M M A G l ’ E L O N N E .
y
P e r f u m e r í a M in a n . V'- L E C O N T E E T C ' ° , 3 1 , n i e d u Q u a t r e
S e p t e m b r e , P a r ís . ( V é a n s e lo s a n u n c i o s .)
Anemia, Fiebres, Convalecencias, Males de Estómago
fi N U E S T R A S L E C T O R A S .
P a r a poseer las v e r d a d e r a s r e c e ta s d e j u v e n t u d
h e rm o s u r a , ve n id a s en linea re cta d e N i u o n de
envíos y e n c o n t r a d a s por el d o c t o r I eco lite, asi
co m o lo s otros p r o d u c io s a u tén tico s d e la P a r f u n t e r ie A ¡n o n . p e d id lo s ú n ica m e n te á e sta ca s a d e
P a r í s , 3 1 , ru é du 4 S e p te in b r e. S i n te n e r n u n ca
n a j a q u e te m e r d e las falsificaciones, e n c o n tra ré is
a l lí la V é r i t a b l e L a i t M a m ó l a p a r a re ­
c o n s t i t u i r e! p ech o sin n e ce s id ad d e r e c u i r i r al
a lg o d ó n ni a l c a o u tch o u c ni a los a h u e cad ores d e
las b a lle n a s del c o r s é ; la V é r i t a b l e e a t t d e
N i n o n , q u e purifica la piel y os p erm ite d e sa lia r
las a r r u g a s en cu a lq u ie r e d ad ; e l D l i v e t d e N i n o n , el más sano d e los polvos d e a rro z, co m o
lo ha p robado e l sabio d o cto r C o n s t a n t i n o J a m e s
e n sus c o n fe r e n c ia s , q u e c o m u n ic a al ro stro u n a
b la n c u ra ide al; la S ó v e s o u r c i l l i é r e , que h a ce
bro ta r sin artificio las cejas y la s p estañ a s.— 1.a
P a r f t m e r i e N i n o n m a n d a á todos lo s p a í s e s los
p r o d u c to s q u e s e le p id e n , cu a n d o a c o m p a ñ a al
p ed id o un c h i q u e sobre u n B a n c o d e P a r ís .— L a
P a r f u m e r i e N in o n e x p i d e á to das p a r l e s s us p ro s ­
p e cto s y p recio s corrien tes.
D e p ó s ito s e n M a d r i d : P a s c u a l , A r e n a l , 2; A r t a z a ,
A l c a l á , 23, p r a l . i z q . ; A p a r r e y M o lin o , p e r f u m e ­
r í a O r ie n t a l , P r e c i a d o s , 1; F e d e r ic o O r o s , p e r f u ­
m e r ía U r q u io la , M a y o r , 1; R o m e r o y V ic e n te , p e r .
f u m e r i a I n g l e s a , C a r r e r a d e S a n J e r ó n t m o , 3, y e n
B a r c e l o n a , en c a s a d e J o s é L a fo n t , 2 2 , c a lle d e l C a l i ,
en la I X . ' i u ' l a s u p e r i o r «I«, aceptaría un pensionista extranjero.
Clases comerciales de la Escuela, ó estudios clásicos.
Dirigirse á las oficinas de este periódico en París, 4, r i t e d e la
I- i i g i i c l c s , p o r D. J. P é r e z B a lle s te r o s . C o l e c c i ó n d e p o es ía s
g a l l e g a s p u b l i c a d a s e n b e llo o p ú s c u l o p o r e l e d i t o r d e la R e ­
v is t a d e G a l i c i a , D. A n d r é s M a r t í n e z , á q u i e n se d i r i g i r á n los
p ed id o s . C o r u ñ a ( L u c h a n a , 16).
I ’ l s i u l o g - i a , I l i g i e u « * y .>l«‘d i « ‘ i n n d o m é s l i e j i , p o r don
M a n u e l d e S o t o y A e r i a l , l i c e n c ia d o en M e d i c i n a y C i r u ­
g í a E s u n a re co p ila ció n d e e s t u d io s f i s io l ó g ic o s ; c o n ti e n e
t o d o s lo s p re cep to s h i g i é n i c o s q u e I n e x p e r i e n c i a lia a r r e d i l a d o ,
y e s g u i a p a r a c o m b a t i r v a r ia s e n f e r m e d a d e s , r a d ic a lm e n t e
unas, y o t ra s h a s ta r e c ib ir lo s a u x i l i o s m é d ico s . P e r t e u e . e a la
B d d i o i e c a U t i l , y se s u s c r i b e e n c a s a d e D . E u g e n i o S o b r i n o ,
e d i t o r ( C a ñ o s , (i, M a d r i d ; .
y e n c u i t a g e n e r a l « le í T i e n t e d e
El profesor de
C o m e r c i o «le l * a r í s
( . a l e l o g a l l e g o , p o r D. J u a n N e i r a y C a n c e l a . E s e l v o l u ­
m e n 18 d e la B i b l i o t e c a C a lla ,'.1, y le fo rm an li n d í s i m o s b o c e to s
d e co s t u m b re s y d e i m p r e s io n e ? d e v i a j e , d i b u j a d o s c o n n a t u ­
ra lid a d y g r a c é i o . D i r í j a n s e lo s p e d i d o s a l e d ito r , D . A n d r é s
M a r t í n e z , 1. a C o r u í i a ( L u c h a n a . 16).
Á ESTA REDACCIÓN POR ACTORES Ó EDITORES.
M e m o r ia
En M a d r id : perfumería Oriental .-Preciados, 1; de Fortis,
Puerta del Sol, 2; Ibera, Carmen, 1 ; Pascual, Arenal, 2; Urquiola, Mayor, 1 ; Romero V Vicente, Carrera de San Jeróni­
mo, 5.— Bar ce lo n a : V. Lafont é hijos, y en todas las buenas
perfumerías.— Venta al por mayor, J. líijo n , ainé, Bordeaux.
C a j o d e A h o r r o s d e M a d r i d , c o r r e s p o n d ie n te s al a ñ o 1S88, a d i ­
c i o n a d a s con a l g u n a s n o t i c i a s s o b r e los d e m á s M o n t e s d e P i e ­
d a d y C a j a s d e A h o rr o s. F ie m o s re c ib id o , c o n a t e n t o B. I.. M.
d e l s e ñ o r d ir e c t o r g e r e n t e d e lo s d o s e s t a b l e c i m i e n t o s , D. B r a u ­
lio A n t ó n R a m í r e z , un e j e m p l a r d e d i c h a M e m o r i a , c u y o s
p r i n c i p a l e s c a p í t u l o s c o n t i e n e n : R e s e ñ a g e n e r a l ; P r é s ta m o s,
d e s e m p e ñ o s y v e n ta s : C a j a d e A h o r r o s , i m p o s i c io n e s , r e i n te ­
gros \ n ú m e r o v ciases de im p o n e n te s; Productos v gastos;
R e s ú m e n e s , b a la n c e s , e x t r a c t o d e c u e n t a s c o r r i e n t e s .'d a t o s es­
t a d í s t i c o s , etc. Del b a la n c e d e s it u a c ió n e n 31 d e D i c i e m b r e
d e 1888, re s u lt a n los s i g u i e n t e s d a t o s : P r é s t a m o s s o b re a l h a ­
j a s , ro p a s y e f e c t o s . 7.218.037 p e s e t a s ; P r é s t a m o s s o b re v a l o ­
res p ú b l i c o s , 32.37z.4q 1 p e s e t a s ; Im p o s icio n e s en la C a j a d e
A h o r r o s , 3q.989.loq p es e ta s ; F o n d o s d e p a r t ic u l a r e s e n c u e n ­
tas. sin in terés, 441.963 p e s e ta s ; F i a n z a s d e e m p l e a d o s , e n m e t d i c o v en v a lo r e s p ú b lico s , 224.351. R e u n i d a s t o d a s l a s p a r ti­
d a s . e l b a l a n c e a r r o j a un a c t i v o i g u a l al p a s i v o , d e p esetas
49.67t.624 y 30 c é n t i m o s . D u r a n t e e l a ñ o 18 * 8 , se ha n veriU1 a d o en el M o n t e d e P i e d a d p i é s t a m o ? s o b re a l h a j a s y ro p a s
p o r v a l o r d e 10.O89.712 p e s e t a s y d e s e m p e ñ o s d e las m is m a s
cla se s p o r v a l o r d e 10.520.870 p e -c t a s , y en la C a j a d e A h o rr o s
im p o s i c io n e s p o r v a l o r d e 2n.328.606 p e s e ta s . Il u s t r a la M e m o ­
r i a un c u a d r o g r á f i c o , en c o l o r e s , v la a m p l í a n t r e s in te re s an í e s A p é n d ic e s . M a d r i d , e s t a b l e c i m i e n t o t i p o g r á fi c o S u c e s o r e s d e
R i v a d e n e y r a , im p re s o r e s d e la R e a l C a s a ( P a s e o d e S a n V i ­
c e n t e , n ú m . 20).
Í
PILD
ORASFERRUGINOSASDEDERVINA
(Á BASE DE CLORURO FERROSO.)
E l e n f e r m o q u e n e c e s ite h a c e r u s o d e l hierro,
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