Año XXX. Núm. 46. Madrid, 15 de diciembre de 1886

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P R E C IO S
Madrid............................
Provincias......................
Extranjero......................
DE
S U S C R I C IÔ N .
A Ñ O
ASO.
SEMESTRE.
TRIMESTRE.
35 pesetas.
40
id.
50
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18 pesetas.
10 pcsetAs.
ti
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14
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X X X . — N Ú M .
P R E C IO S D E S U S C R IC IÔ N . P A G A D E R O S E N O R O .
X L V I.
ASO.
SEMESTRE.
A D M IN IS T R A C IÓ N :
A L C A L Á ,
M a d rid ,
*1»■
15
de D iciem b re de
Cuba, Puerto-Rico y F ilir in a s ...
D em ás Estados de Am érica y
18 8 6 .
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B E L L A S
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CUADRO
2 3 .
DE
V I S I T A
LUI S
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A s ia .................................................
' I' E S .
N O V I O . »
J I M É N E Z . — ( De f o t o g r a f i a d i r e c t a . )
17 pesos Inertes.
60 pesetas 6 francos.
7 pesos fuertes.
35 pesetas 6 francos.
LA
346
IL U S T R A C IO N
ESPAÑOLA
Y
A M E R IC A N A .
N.° X L V I
consegu ir la libertad del gitano, bajo fianza. F.1 desconsuelo
cree beneficioso para la patria, y no quiere sacrificar la pa­
de la mujer se hizo tan famoso, que se estaba ensayando
tria á esa aspiración.
una obra teatral titulada L a s L a g r i m a s de la C o n c h it a . E l
T n e r o — Crónica Renerai, por D. José Fernández B rem in .— Nuestros graba­
A nuestro ju icio , si ese discurso ha indignado á los po­
do». por D F u « b lu Martínez de V e la s e o — Lo» T e a T o s . por D . Manuel
autor retiró su com edia cuando se enteró del funesto des­
líticos
m
ilitantes,
á
los
que
hacen
política
diaria,
no
pro­
C a lte le . de I.» K cal Academ ia F»paAnIa.—Episodio h istirico del siglo xvh,
enlace de aquel e p is o d io : la com edia se había convertido
ducirá esa mala Im presión entre las gentes que viven fuera
por I) Judo Monreal. — E l C ura de Retamales (conclusión), por D . J Lópezen tragedia. L a gitana ha quedado viuda sin haber sido ca­
Valilem o o . conde de la» N o vas.—M i patria, poesia, por D . J. Valdelom ar
de esos centros, es d ecir, entre la generalidad de los es­
y F a bregues - L a Quincena parisiense, por el Sr. Mantuda de Prat de .Vansada. A lg u n o s a m ig o s costearon el entierro y form aron el
pañoles.
to u illn — L bros presentado» .i esta Redacción por autores ó editores,
cortejo fú nebre.
P e ro tem em os que su discurso ha de producir algunos
P °r V. - Sueltos. — A dverten cia— Anuncio«.
G itaua p o s — Beila» A ite»: l.a V n ita J r i novio, cuadro de L u is Jiménez.
E sta lamentable historia está pidiendo un romance, que
sinsabores al ilustre tribuno, porque ha dado á sus adver­
( D e fotograba directa.)— Retrato de D. M eleno M orales, distinguido
cantarán los ciegos en las afueras de la puerta de Toledo.
sarios
armas
parlamentarias
para
com
batirle
y
ha
produ­
m aestro cuni|xiMtor de m úsica, mejicano.— C uen ca: Inauguración oficial
o
cid o un clam oreo de que sabrán aprovecharse, no sólo los
de la» Escuetas d e Agu/rre, el 30 de Noviem bre próxim o pasado. ( A pun ­
o o
te» del n atural, por ( amputano.)— San Petersburgo 1 R u sia): Monumento
partidos á quienes com batió rudam ente, sino los enem igos
conmemorativo d< la guc-ra turco-1u n . erigido frente á la iglesia de
Se ponderaban los descubrim ientos m odern os: el vapor,
naturales de todo hom bre superior.
T ro ia i.— C ád iz : Fabrica de gas de la Sociedad Cooperativa G aditana,
el
telégrafo y el teléfono.
F in a lm en te; creem os que ha hecho el Sr. Castelar un
inaugurada el 9 de Noviembre ú ltim o .-H e lia s A rle s: Cabria de estudio,
— Y o c re o — dijo el que hablaba— que si ho y atravesadibu o original de H ans H ron , de V iena.— «Strada M onreale», en Paler­
discurso verdaderam ente p o litice, por lo m ism o que se
mo 1 S icilia ), cuanto de M. Kcllcnba-h. N o v a Y ork (F.E . U U . de Norteaparta de lo que h o y llaman política los que se ocupan de . m os toda E sp a ñ a en pocas h o ra s , pronto volaremos.
Am érica): P iu . ceto de monumento en honor del generai G ran t, por José
— N o lo quiera D io s — dijo santiguándose uno que
ella activamente.
E cb trlei. - M adrid : Túm ulo central y aitar tic Santa Barban, en las honra»
le oia.
fúnebres celebrada» á expensas del Cuerpo de A rtd .cria . en la iglesia de
o °o
— ¡C ó m o ! ¿ N o desea usted v o la r?
San Jerónim o, t-I 6 del corriente. ( D ibujo del n atu ra l. por C om ba.)— Una
L o s periódicos se ocupan de una expedición m ilitar que
sesión de hipnotism o: E l magnetizador Donalo y sus experimento». tSeis
— S o y polvorista.
proyecta sobre Mindanao el capitán general de Filipinas,
grabado:., de fotograbas directas.)— Bella» A rtes: L a s /'alom as d e San
M arcos d e Venecia, cuadro tic A . E d itier.
Sr. T erreros. P o r las indicaciones que se hacen, los moros
E n un puesto del Rastro.
á quienes se trata de castigar poseen un arm am ento m o­
— ¿C u á n to vale ese ga b á n ?
derno, que denuncia estar su rebelión auxiliada por un Es­
— V e in te duros.
tado con quien tendrem os probablem ente las mejores re­
— E s o cuesta en una ropería.
laciones. N o es suficiente dato el de las armas para culpar
— Será nuevo.
stv
á ningún g o b ie rn o : la especulación privada podría, sin
— S i, señor.
L M adrid p o lítico ha dedicado en estos dias
más razón que su in terés, haber provisto de carabinas á
— ¡Ya! con tela nueva se hace ropa barata; pero mire us­
\ ñ toda su atención á la elocuencia, mientras
aquellas tribus belicosas. Sin em bargo, conviene averiguar
ted: sólo los zurcidos de este paño valen lo que pido por la
í »A
en el m odesto vecindario preocupaba á las
si la política ha intervenido en el asunto, y tom ar las dis­
prenda.
fam ilias el número que correspondía por
posiciones necesarias para desenmascarar á los am igos fal­
suerte á los m ozos para el reem plazo del
sos, si existieran, y d evo lv erles , en la form a posible, la
— H ijo m ío — me decía un loco — guárdate de las muje­
ejército. ¡Q u é sociedad tan distinta la de los
fineza. C om o la expedición podría haber salido de M anila
res ; m ira que las conozco m ucho. H u b o un tiem po en que
que callan y viven trabajando silenciosamente,
con el general T erreros á su fren te, sólo nos corresponde
todo el bello sexo de la tierra fué mió.
sin enterarse apenas de que existen los que t o ­
desear que sea castigado el Datto que le provoca, y resta­
— ¿ Y a h o ra ? ¿ n o sigu e usted conquistando?
man su nom bre y se envanecen de hacer su felicidad:
blecidos la autoridad, el prestigio y la soberanía de España
— Im p o sib le : todas las m uchachas que ves por las calles
y éstos, que creerían faltaba a lgo á la nación si no
en aquellas lejanas posesiones.
son m is nietas.
manifestaran anualmente dónde están, en qué pien­
Estos sintonías y sucesos recientes, que no debemos
A l ver que le m iraba con espanto, m e dijo sonriendo pa­
san y cuales son sus deseos y aspiraciones!
o lv id a r, nos imponen una gran vigilancia en la Oceania y
ternalmente:
Habíase creído que tendrían siquiera los debates de es­
la necesidad de no descuidar un solo instante el aumento
— N o te escandalices: so y Adán.
tos dirfs en el Congreso el buen sabor de que resultasen
de nuestra marina d e guerra. N o esperem os, para pedir bu­
varonilm ente condenados por la m inoría republicana la
ques, á ser acom etidos inesperadamente ; teniéndolos, las
Dos hermanos quisieron hacer su árbol gen ealógico y
indisciplina del 19 de Septiem bre y los asesinatos de dos
probabilidades de la paz son m ayores; y com o una guerra
resultó de sus investigaciones:
pundonorosos jefes. ¡V an a ilusión ! los oradores republica­
desigual y desastrosa nos saldría más cara, hagamos la
Q u e su padre había sido contrabandista.
nos sólo procuraron esquivar sus com prom isos, dem os­
econom ía de adquirir una escuadra á la m odern a: es un
Su abuelo ladrón.
trando que en política la clem encia ni desarma al enem igo
gasto muy urgente, digan lo que quieran los que llaman á
Su bisabuela bruja.
ni le produce gratitu d. Esto era sabido. Para hacer callar
España p o b re, cuando paga tantas pensiones inútiles y
Y su tatarabuelo asesino.
al adversario se necesita aplastarle la garganta con e! pie.
mantiene un personal excesivo que no gana lo que cuesta.
— ¿Seguim os haciendo el árbol? — preguntó uno de los
U n solo orador republicano, el Sr. C astelar, osó condenar
hermanos.
l.i indisciplina.
— Sí— respondió el o tro ;— hagám osle lo más alto posible
L
o
s
telegramas
que
han
d
irig
id
o
á
la
prensa
española
las
I ’ o r lo dem ás, de disculpar la salida de las tropas pro­
para ahorcar en él cóm odam ente á toda la familia.
industrias tabaqueras de C u b a, alarmadas por el proyecto
nunciadas para im ponerse á lodos los poderes con sus ba­
de arriendo de la renta de tabacos, han producido el efecto
yonetas, hay que bailar también licito el acto de entrar en
José F ern án d ez B rkm ón.
natural. Casi todos los periódicos se han interesado en fa­
los Parlam entos sacudiendo garrotazos y com etiendo toda
vor de aquella riqueza amenazada, exponiendo al señor
clase de trop elía s; pues el derecho de insurrección lo
M in istro de Hacienda la necesidad de tener en cuenta esos
m ism o consiste en sublevar regim ien tos, que en forzar,
intereses nacionales. T o d os esperan de la inteligen cia del
por ejem plo, h oy, en París, el salón de la C.tmara popular
Sr. L ó p e z I’ u igccrvcr que evitará la ruina de esa industria,
los que se amotinan en una plazuela pidiendo, no cabezas
á la cual n.o desatenderá seguram ente, concediéndola las
de diputados, sino lenguas de oradores.
BELLAS ARTES.
compensaciones que sean necesarias, si el arriendo pudiera
El sistema parlamentario se halla en decadencia. M a yo­
ser perjudicial.
La Visita d el nonio, cuadra de Luí» Jiménez. -Cabrea de estudio, dibujo
rías que evolucionan á la voz de su je fe , com o tropas so
original ele Han» Hron
La t Strada Mon reate • (l’ u lcrm o ) , cuadro de
o °o
metidas á la ordenanza; minorías q u e defienden ideas
H. Kcllcnbnch.
L a s Palom as d t S a n Marcos d e Venecia, cuatro de
subversivas; mucho discurso cuando están previstas las v o ­
Ad. Kclitlcr.
L a solución de la crisis francesa no ha satisfecho á la iz­
taciones y son inútiles las palabras; y por ú ltim o, un tri­
quierda ni á la derecha de la Cámara popular. M r. G ob let
Una escena de costumbres de principios del siglo, retratada
bunal de actas graves que ya no puede subsistir, destruido
fue el encargado de form ar el G abin ete, com puesto, en su
con fidelidad tan admirable que parece una página de las E ser­
por sus propios actos; porque al m enos, antes de su exis­
m ayoría, de radicales, y no ha m erecido buena acogida á
nas matritenses del inolvidable Mesonero Romanos: la mamá y la
tencia, las actas más escandalosas tenían la publicidad del
la prensa de París. L a izqu ierda, quejosa de no haber sido
novia están sentadas en medio del cuarto, ésta con un bastidor
extracto de las sesiones y podían esperarse de las mayorías
consultada, parece dispuesta á dar al G abinete algún dis­
entre las manos y una mirada de soslayo en los ojos, y aquélla
ciertos arranques de justicia. H o y esc tribunal da sus fallos
acariciando á un gatazo negro y contemplando con cierta altane­
g u s to : recházale la derecha por sus individuos, y una y
políticos sin responsabilidad ; las actas graves se discuten
ría al novio; éste, sentado enfrénte de ellas, á respetuosa distan­
otra tildan al nuevo M in isterio de insignificante.
cia, con los pies jun os, las manos en las rodillas y algo incli­
delante de poco público, y resulta, por ejem p lo, lo ocu­
¿Insignificante? P e ro ¿toleraría Francia, en el estado de
nada la cabeza, es acabado retrato, en su actitud de timidez y
rrido una de estas noches con la del Sr. D íaz C o b e fla : ha­
indisciplina moral en que se encuentra, hombres de m u­
encogimiento, de los mozalbetes «bien educados» de la época; los
bía tenido m ayoría en su distrito, según los escrutinios
cha significación? L a creem os condenada por algún tiem po
padres, apoyados en la chimenea, discuten acaso las capitula­
parciales rem itidos al C on greso: la autoridad civ il de la
á tener á su fren te medianías. ¿ H a y algún hom bre de gran
ciones matrimoniales, la intrincada cuestión dei dote, y forma
provincia hizo anular uno de ellos y reform ar este acta
p restigio , capaz de d irig ir y encauzar á la nación? N i la
notable contraste el semblante del padre de la novia, entre sa­
parcial, que alteraba el resultado. Pues bien ; el tribunal de
tisfecho y receloso, con la singular expresión de astucia y corte­
República ni la idea monárquica pueden dar á su país v e r­
actas proclam ó por unanimidad diputado al contrincante
sía que se refleja en el rostro del padre del novio.
daderos jefes. Producen alguna época en abundancia hom ­
Tal es el cuadro La Visita del novio, original de nuestro cola­
del Sr. Diaz C o b e fla , no obstante haber sido éste defendido
bres superiores, pero son en la presente m uy escasos.
borador artístico D. Luis Jiménez y delicadamente grabado por
por un diputado elocuentísim o, el Sr. Silvela (D . Fran­
L a igualdad más absoluta reina en Francia: todo francés
Severini sobre fotografía directa.
cisco). ¿ Pu ede subsistir un tribunal que establece la juris­
puede ser lo m ism o jefe del Estado que lacayo.
Y añadimos con satisfacción que el Sr. Jiménez ha obtenido
prudencia de que puede alterar el escrutinio la in terven ­
»
medalla de oro en la última Exposición de Bellas Artes de Berlín,
« «
ción del Gobernador d é l a provincia, que anula un acta
por su excelente cuadro E l Viejo solterón, ya publicado en este
Ha m uerto en Italia el Sr. M in g h e ti, jefe del partido
parcial y hace extender otra en beneficio del candidato del
eriódico y atribuido, por error material, al Sr. Jiménez Aranda,
conservador, y uno de los am igos de C avour que contri­
G obierno? E l tribunal de actas graves no puede subsistir,
ermano de su verdadero autor.
Y los diputados de oposición están en el deber de pedirle- buyeron á la unidad del reino. L a Cámara á que pertene­
cía suspendió su sesión en señal de du elo, y acordó que se
cuenta moral de sus acciones.
En la pág. 352 damos un dibujo original del artista vienés
le erigiese una estatua. D eclaró al m orir que era católico,
llans H ro n : es una hermosa cabeza de estudio, de purísimas
o °o
pero que no renegaba de su obra. M u rió , com o Sansón,
facciones, ojos soñadores}' rubio cabello, medio envuelta con de­
dentro del tem plo, pero después de haberle derribado.
licioso descuido en negra mantilla española.
E l discurso del Sr. Castelar, de magníficos periodos
co m o todos los suyos, ha producido grandísima im presión;
nuestro ilustre colaborador nos perm itirá que consignem os
BclhTima perspectiva de la Strada Monreale, de Palermo, es el
D iversos sucesos de M adrid que sólo podem os indicar:
un hecho innegable : su elocuente oración no ha satisfecho
grabado que damos en la pág. 353, reproducción del hermoso
__ E l fallecim iento del m inistro de T u rqu ía Josein Sermed
á los republicanos m ilitantes ni á los m onárquicos: á los
cuadro de H. Kellcnbach.
E fen d i, antiguo funcionario tu rco, pues tgnia cuarenta v
E»e ancho camino que arranca en los muelles y serpentea por
cim ero s, porque su república del porven ir no satisface a
tres años de servicio en la carrera diplom ática, aunque ha
la falda de abrupta montaña, dominando el ancho golfo, el monte
os que buscan a lgo más positivo : á los segundos, porque
Pellegrino, las casas de campo y los jardines de la Conca cfOro,
m uerto á los cincuenta y ocho años de edad. Su cadáver,
el Sr. Castelar afirma la superioridad de la república.
termina á cuatro kilómetros de la capital, hacia el Sudoeste, en
embalsamado,
será
conducido
a
Constantinopla.
P e ro seamos justos ¿ imparciales. E l escándalo que ha
la antigua ciudad de Monreale o Morreale; allí se detiene el
L a term inación del C ongreso Jurídico con un banquete
producido en tre los políticos aquel atrevido discurso, tiene
viajero para contemplar ti Duomo, la catedral, del siglo XII, tnás
de a b oga d os, en el cual sólo brindaron los Sres. A lonso
p o r causa principal no haberse atem perado á la atmósfera
grandiosa que la de San Marcos de Venecia, decorada con arca­
M artín ez y D. José C arvajal, m inistro de Gracia y Justi­
das ojivales, mosaicos antiquísimos, bajos relieves de Bonanno de
en que viv en h o y nuestros partidos. E l que le exam ine
cia el p rim e ro , y presidente de la Academ ia de Jurispru­
Pisa, cuadros y frescos de Pedro N ovelli ( * / Monreatese") y colo­
despacio y sin pasión, encontrará en el grandes verdades,
dencia el segundo. Se acordó im prim ir las actas del C on­
sales columnas de granito oriental, procedentes de templos roma­
de esas que no se oyen en los parlam entos, sino en las
nos ó griegos, tal vez de las ruinas de Segesta, que están aún,
greso.
confianzas del trato fam iliar. L a afirm ación de la idea de
cerca de Trapani, como las dejaron los soldados de Agatocles
U
n
motin
en
la
cárcel
d
e
m
ujeres,
sofocado
fácilmente.
la patria sobre to d o , sólo puede causar escándalo en la
300 años antes de la venida de Jesucristo.
Conatos de alboroto en la Fábrica de c ig a rro s : parece
tribuna pública, donde hay tanto convencionalism o. E l
Palermo, Mesina, Siracusa, Cefalú, Caltanisetta, Catania,
que
iba
á
estallar
el
m
otin
á
la
voz
de
«
¡f
u
e
g
o
!»
,
pero
el
h orror á las convulsiones políticas y á los hechos de fuerza,
Nicolosi.... Estos nombres de las principales poblaciones de S i­
fu ego, tratándose de cigarros, se co n vierte siem pre en
sólo puede hacer mal efecto entre quienes tienen el oficio
cilia traen á la memoria el recuerdo de muchos héroes españoles:
humo.
D. Pedro 111 de Aragón, el Grande, y los dos Roger, el de Flor
de turbar el orden m aterial ó m oralm ente. E l desear el
y el de Lauria ; Alfonso V e l Magnánimo y Bcrenguer de Entenza,
o °o
advenim iento de una institución n u eva, no com o un
Gonzalo de Córdoba v Hugo de Moneada__
triu nfo personal de que se ha de reportar p rovech o, sino
H a causado en M adrid cierta im presión la m uerte pre­
Palermo no ha sido ingrata con nuestra patria : en la plaza
co m o una evolu ción tranquila de que han de disfrutar los
matura del gitan o M o n to ya , que lué preso el m ism o día de
Bolcgni se levanta la estatua del emperador Carlos V , en actitud
ciudadanos ven ideros, sin ruinas ni desastres públicos, es
su boda, con otros muchos g ita n o s, á causa de una gran
de jurar los fueros y privilegios de Sicilia; la plaza d ei Quattro
un noble sentim iento q u e n o satisface á las pasiones, pero
pendencia, en la que resultaron heridos dos agentes de
Cantón: está adornada con otra estatua de aquel monarca y las
que m erece respeto. E l Sr. Castelar sostiene su ideal, que
de sus descendientes y sucesores los tres Felipes; la della Vittoria
orden publico. N i las súplicas de la recién casada pudieron
SU M A R IO .
C R Ó N IC A G E N E R A L .
N U ESTRO S GRA BA DO S.
Í
N.° X L V I
LA
ILU S T R A C IO N
ostenta otra magnífica estatua de mármol, que representa á F e­
lipe V.
Por todas partes recuerdos gloriosos de Espafia.
Una dama veneciana pasa por la plaza de San Marcos, y ju ­
guetonas palomas del campanile, esas poéticas avecillas que se
reproducen de generación en generación desde los primeros tiem­
pos de la Edad Media en sus ocultos nidos de la ojival crestería
del viejo templo, se posan en sus brazos y en sus nombros, aca­
rician su semillante, revolotean en lom o de las flores que ador­
nan su cabello.
Ese quadretto que damos á conocer en el grabado de la pági­
na 360, es original del artista alemán Ad. Echtler.
D. M E L E 5IO M O R A L E S ,
distinguido com positor de música mejicano.
En la página 348 damos el retrato del popular maestro compo­
sitor D. Nemesio Morales, de Méjico, primer americano que ha
tenido la satisfacción de ver representada una ópera suya, Hdegonda, en los teatros de Italia, patria del divino arte.
Nació el Sr. Morales en la capital de Méjico, el 4 de Diciem­
bre de 1838 ; á la edad de nueve años, revelada ya su decidida
vocación por la música, empezó á recibir lecciones de solfeo bajo
la dirección del profesor U. Jesús Rivera, pasando luego á la
Academia que fundó el P. Agustín C aballero,y más tarde á la
clase de D. Felipe I.arios ; sus primeras composiciones, que pre­
sento como originales de maestros conocidos para que fuesen eje­
cutadas, obtuvieron buen éxito, y su primera ópera Romeo y J u ­
lieta, que se estreno en Méjico, después de sufrir su joven autor
grandes contratiempos y disgustos, le valió un espléndido triunfo;
su ópera segunda, la va mencionada Ildegtnaa, se ejecuto en
1866, venciendo el Sr. Morales no pocos obstáculos para lograrlo,
y consiguiendo un triunfo más brillante que el anterior.
Su aspiración constante era ir á Italia, y consiguió realizarla á
principios de 1867, pensionado por el capitalista D. Antonio Escandon, y ayudado por los Srcs. Martínez de la Torre y Dueñas:
en Milán, donde se estableció, ocupóse en perfeccionar sus cono­
cimientos musicales y en componer sus óperas Cario Magno y
Gino Corsint; v antes de terminar el año 1868, se efectuó la re­
presentación de su Ildegonda en el Real Teatro Pagliano de Flo­
rencia, obteniendo grandísimo éxito, y los honores de favorables
juicios críticos de los primeros escritores de aquella capital, entre
otros del concienzudo D'Arcais.
En 1869 el Sr. Morales regresó á su patria, y en ella trabajó
incesantemente por el adelantamiento del arte musical: fundo el
Conservatorio de Música y Declamación, que es hoy instituto
nacional en Méjico ; escribió una cantata para la fiesta patriótica
del 16 de Septiembre de 1870; escribió los métodos de solfeo y
de piano que sirven de texto en las escuelas de Instrucción pri­
maria y en la Nacional de Música; estableció y sostiene clases
de piano y de composición, de las que lian salido artistas muy
notables, como las Srtas. D.“ Guadalupe Olmedo, D.* Delfina
Mancera y D.® Isabel /.aldívar, y los Srcs. D. Julio Ilitarte, don
Gustavo Campa y D. Ricardo Castro, cuyas composiciones inditan un progreso en el arte musical mejicano; ensayó y dirigió en
Julio de 1877 su gran ópera Gino Corsini, que ha sido considederada por el crítico Alfredo líablot «como una obra maestra que
se puede comparar ventajosamente con las más admiradas de los
compositores contemporáneos».
Actualmente posee en cartera otras dos óperas inéditas, intitu­
ladas CUopatra y La Tempestad, y un drama lírico titulado E l
Judio errante, cuyo libreto ha escrito para el Sr. Morales uno de
los primero* poetas dramáticos de Italia.
El nombre de Melesio Morales, popular en Méjico, es el de
algunas sociedades filarmónicas del país, en honra del autor de
¡uleponda; las de Méjico, Allixco, San Luis de Potosí y otras; y
en Italia han publicado casi todas las obras del autor mejicano
renombradas casas editoriales de música, como la de Lucra, de
Milán, y la de Duci, de Florencia.
•
• •
IN A U G U R A C IÓ N D E L A S « E S C U E L A S D E A G U I R R E » ,
en C u e n c a .
A las once de la mañana del 30 de Noviembre próximo pasado,
según indicamos en nuestro número de igual fecha, fueron inau­
guradas oficial y solemnemente las Escuelas de Aguirre que ha
fundado en Cuenca la testamentaría del Eximo. Sr. D. Lucas
A gu irrey Juárez, cumpliendo con loable celo y puntual exacti­
tud los líeseos del testador, hijo ilustre de aquella ciudad histó­
rica.
Los cinco testamentarios supervivientes, Sres. De Galdo, De
Ondovilla, Del Valle, Diez de Bustamante y De Isla, habían
dirigido atenta carta a varias corporaciones y á distinguidas per­
sonas de esta corte, invitándolas al acto inaugural; y á las siete
V quince minutos de la mañana del 29 salieron de Madrid para
Cuenca, en el tren correo, y en compañía de los dos primeros
testamentarios nombrados, únicos que pudieron asistir á tan
grata solemnidad. los representantes siguientes: Sr. Núfiez de
Arce, por la Sociedad de Escritores y Artistas y el Ateneo; se­
ñor Carderera. secretario del Consejo de Instrucción Pública;
Sres. Solier y Suaña, por la Universidad Central; Sr. Romero
Paz, primer teniente de alcalde de Madrid ; Sr. Ruiz de Quevedo, por la Asociación para la Enseñanza de la mujer; Sres" Maltrana y G il, amigos del fundador; el arquitecto Sr. Castellanos,
auxiliar eficacísimo del arquitecto Sr. Rodríguez Ayuso, quien
formó el proyecto y dirigió las obras del edificio para la^ escue­
las; numerosos delegados de la prensa periódica, y entre ellos
nuestro director artístico D. Bernardo Rico y nuestro dibujante
D. Tomás Carnpuzano.
Dejamos para el número próximo la reseña de algunos inci­
dentes del viaje y la descripción de la ciudad.
La inauguración de las Escuelas se verificó á las once de la
mañana del 30, según queda indicado, con arreglo al siguiente
programa: Reunión de los invitados en las Casas Consistoriales
de Cuenca; salida de la comitiva (compuesta de más de 500 per­
sonas) en dirección á las Escuelas que se inauguraban; la banda
de música de la ciudad, dirigida por el maestro Muñoz, ejecutó
composiciones de los más notables maestros; lectura de las clau­
sulas del testamento del fundador relativas á Cuenca; historia
del cumplimiento de las mandas y legados, y desarrollo de las
instituciones testamentarias, por el testamentario D. Manuel
M. J. de Galdo ; discursos de contestación por las autoridades y
por el Alcalde presidente del Ayuntamiento de Cuenca ; vuelta
de las Comisiones á las Casas Consistoriales, donde terminó la
solemnidad.
El acto inaugural se efectuó en el salón principal de las Es­
cuelas bajo la presidencia del Sr. Núfiez de Arce, quien tenía á
su derecha al limo. Sr. Obispo de la diócesis y á su izquierda al
Sr. Gobernador civil de la provincia; y á dicho acto se refiere el
segundo grabado de la pág. 34S, apuntes del natural por Campuzano.
Por la noche se celebró un banquete en las mismas Escuelas,
pronunciándose notables discursos y brindis, seguido de recep­
ción en los salones del Gobierno civil y baile con espléndido
buffet en las Casas Consistoriales; y los señores testamentarios
ESPAÑOLA
Y
347
A M E R IC A N A .
del filántropo fundador, para que los niños matriculados en las
Escuelas y los pobres de la localidad tomaran tamDién parte en
el general regocijo, repartieron entre éstos algunos socorros y
abrieron una libreta en la Caja de Ahorros de Madrid (por no
haberla en Cuenca) á 1ada uno de aquéllos, para que aprendan
en los albores de su existencia lo que vale y significa la virtud
del ahorro.
El edificio « Escuelas de Aguirrc* está situado en la parte baja
y nueva de la población, y comprende tres escuelas para niños,
niñas y párvulos, pudiendoasistir en junto más de 300 alumnos;
están dotadas de buen mobiliario y un material pedagógico per­
feccionado con arreglo á los recientes progresos, y los profesores
tienen la habitación en el mismo eaificio; la apertura corres­
ponde en el año actual á la escuela de párvulos, con objeto de
realizar prácticamente en el establecimiento un sistema de ense­
ñanza propio y completo, que comience á los primeros rudimen­
tos de educación, y no ha de terminar, según el propósito de los
señores testamentarios, hasta que el niño posea la enseñanza
elemental completa, y aun quizá una enseñanza superior y pre­
paratoria de carrera científica ó de trabajo independiente’ y es­
merado en el taller del artesano.
La fundación de las «Escuelas de A gu irre» es un titulo de
gloria para la testamentaría del ilustre conquense, y especial­
mente para el Sr. Galdo, cuyas indicaciones nan aceptado siem­
pre sus nobles compañeros: en ments de trece años han sido
construidas «Escuelas de Aguirre» en el Valle de Mena, en
Madrid y en Cuenca; se ha auxiliado con amplia liberalidad á
muchos parientes pobres del testador, y se ha distribuido gran
número de socorros á colonos perjudicados en sus cosechas.
Pues bien ; los fondos que legó el Sr. Aguirre y Juárez para
fines de la enseñanza permanecen íntegros; aquellas fundacio­
nes, aquellos auxilios y socorros se han hecho únicamente con
los rendimientos del capital.
¡ Qué título de gloria para los testamentarios!
Conmemora los triunfos de las armas rusas en la guerra de
1877-78, y está formado con los cañones tomados á los turcos : el
pedestal es de granito, y á la columna, que consta de cinco cuer­
pos, están adheridas verticalmente las piezas de artillería, de
bronce y hierro; sobre el capitel, que es bellísimo, de hierro fun­
dido, se levanta una estatua de la Victoria; la altura desde el ni­
vel del pavimento mide 27 metros.
H i sido proyectado por el consejero del Imperio y profesor ilc
arquitectura M. Grimm, y ejecutado por el cuerpo de ingenie­
ro- militares.
La inauguración se verifico solemnemente en presencia de
SS. M M . el emperador Alejandro I I I y su esposa, concurriendo
a la ceremonia el alto clero y los grandes dignatarios de la corte.
PROVECTO D E M ONU M ENTO EN HONOR D EL G E N E R A L G R A N T .
Abierto concurso internacional por el Gobierno de los Estados
Unidos de la América del Norte para erigir en Nueva-York un
monumento al general Grani, han sido presentados en plazo há­
bil catorce proyectos, originales de arquitectos y artistas de di­
versos países del mundo civilizado.
Creemos que ninguno procede de autor español.
El que reproducimos en el primer grabado de la pág. 356 es
original del artista alemán José Echteler : un mausoleo colosal
de 72 pie3 ( ingleses) de altura, con cripta funeraria para guar­
dar las cenizas del glorioso vencedor en la guerra separatista,
terminado por magnifica estatua ecuestre sobre un pedestal rec­
tangular de tres cuerpos, y decorado con bajos relieves, alegorías
y trofeos
El Jurado correspondiente no lia pronunciado todavía dicta­
men definitivo.
M A D R ID ; H O N R A S F U N E B R E S E N L A IG L E S IA D E S A N JERÓ N IM O ,
cinteadas por el Cuerpo <le A rtillería.
F Á B R IC A DE G A S DE L A «SO C IE D A D C O O f E K A T lV A »
recientemente inaugurada en C ádiz.
La célebre cuestión d el gas ha sido resuelta en Cádiz, no en
Madrid, radicalmente : la Sociedad Cooperativa que se constituyó
en Noviembre de 1884 con los mayores contribuyentes de aque­
lla ilustre ciudad, y con el digno objeto de poner término á mono­
polios irritantes y de consecuencias desagradables, ha construido
en menos de dos años una excelente fábrica de gas, cuya ex­
plotación se inauguró á mediados de Noviembre próximo pa­
sado.
Lo que ha hecho esa «Sociedad Cooperativa» lo dice taxativa­
mente uno de los miembros de su Junta directiva, el Sr. D. V i­
cente Rubio y Díaz, en su bella alocución á los gaditanos : dar
trabajo á las clases jornaleras, tan numerosas como ávidas de
paz y de bienestar; fomentar la producción, dejando los benefi­
cios realizados dentro de la misma localidad; asociarse en cre­
cido número los contribuyentes y el pueblo, para alejar hasta la
sospecha de que se trataba de un negocio más ó menos embozado;
fundar una industria nueva para la población, y en favor de la
población, encontrando por lo mismo el apoyo de lodos los ve­
cinos, la tutela de las autoridades y corporaciones, las alabanzas
de la prensa periódica, la ayuda entusiasta de todas las clases
sociales, hasta del clero, que unió sus sentimientos, imitando la
franca y noble conducta del Prelado de la diócesis, con los fue­
ros de la razón, el derecho y la justicia.
Y Cádiz completará su obra, no lo dudamos un instante, prac­
ticando el vulgar axioma la unión constituye la / n e n a , esa unión
generosa del opulento banquero con el modesto industrial, del
agricultor con el comerciante, del hombre de ciencia con el ar­
tista, y que permite contemplar fríamente las dificultades y
arrollarlas con energía y feliz éxito.
La fábrica de gas de la «Sociedad Cooperativa Gaditana» (de
la que damos una vista en el segundo grabado de la pág. 349),
está situada en terrenos de la Segunda Aguada, y ocupa, con
los terrenos anexos, un predio de 27.000 metros cuadrados ; su
construcción fué confiada, con arreglo al resultado del concurso
internacional que se celebró á principios de 1885, al acreditado
ingeniero gasista D. Augusto Kloüne, inventor ac un nuevo sis­
tema de hornos y de varios aparatos notables; la nivelación del
terreno se comenzó en lunio del año citado, procediéndose en
seguida á levantar la tapia que cierra el perímetro en una exten­
sión de 481 metros; tiene su entrada principal por la calle de
Trilles, antigua de Santo Domingo, y la avenida del ingreso
mide ICO metros de longitud por 6 de anchura; un ramal de ca­
mino de hierro se extiende hasta las carboneras y rodea además
el espacio de los hornos.
Las construcciones de fábrica son de ladrillo rojo, sin revesti­
miento, y forman agradable aspecto: el edificio inmediato á la
entrada principal comprende oficinas de contabilidad, gabinete
fotomélrico y habitaciones para el contramaestre y el jxiriero,
sirviendo la parte alta para almacén de tubería, contadores, etc.;
el otro edificio, situado junto á la tapia, contiene habitaciones y
baño para los operarios, cuadras, cochera, etc.
Los hornos están bajo ancha nave de ladrillo y hierro, cubierta
de tejas planas; son hornos recuperadores, sistema Kloüne, cons­
tando cada uno de ocho retortas, con sus correspondientes con­
densadores, refrigerantes y lavadores, y en el mismo loca! hav
una fragua y un espacio subterráneo destinado á cenicero ; á la
derecha se encuentra el depósito de carbón, con los aparatos de
condensación y loción del gas, que son: un condensador con de­
pósito de agua, otro condensador tubular, una columna-lavador
(sistema Kloüne), un extractor (sistema K x rtin g ) y un refrige­
rante con tubos de conducción y válvulas de platillo; más allá se
levanta el cobertizo de los purificadorcs, que son tres grandes
cajas de hierro, de las cuales parte la tubería que conduce al con­
tador de la fabricación, ingenioso aparato que tiene varias esfe­
ras en las que se marcan automáticamente las unidades, centenas
y millares de metros cúbicos del gas elaborado.
Por último, los gasómetros son dos, de capacidad de 3.0CO me­
tros cada uno, y están compuestos de una gran cuba de chapas
de hierro y dos cuerpos telescópicos, pintados de color encarnado
y situados sobre el pavimento.
Todas las obras, incluyendo las de instalación de una máquina
de vapor, los aljibes para brea, las vías férreas para el transporte
de materiales, etc., quedaron terminadas á principios de Noviem ­
bre, y el día 9, fecha que marcaba el contrato entre la Sociedad
Cooperativa y el ingeniero constructor, llegó á la ciudad el gas
elaborado en la nueva fábrica.
Calcúlase el coste total de las obras, máquinas y material en
780.COO pesetas.
Cádiz ha dado un gran ejemplo que imitar á muchas poblacio­
nes de España.
M O N U M E N T O C O N M E M O R A T IV O DE L A G U E R R A T U R C O -R U S A ,
inaugurado « 1 Sao Pelersbu.-go.
El segundo grabado de la pag. 349 representa el monumento
de la \ Ltoria erigido en la plaza de Troizi, frente a la iglesia
de igual nombre, en San Petersburgo, é inaugurado el 24 (12) de
Octubre último.
El distinguido Cuerpo de Artillería ha conmemorado con no­
table suntuosidad las egregias virtudes de su patrona Santa Bár­
bara y el cariñoso recuerdo de sus compañeros difuntos, cos­
teando solemnísima función religiosa y severas honras fúnebres
en la iglesia de San Jerónimo el R e a l, de esta corte, en los días
4 y 6. respectivamente, del mes de la fecha.
A la primera concurrió S. M. la Reina Regente, á quien
acompañaban la Sra. Duquesa de Medina de las Torres y los ge­
nerales Sres. F.chagüc y Córdova, siendo recibida á la entrada
del sagrado recinto por una comisión del cuerpo de Artillería,
ue tuvo el honor de acompañar también á S. M. hasta la grada
c la Real tribuna.
Fué prelado oficiante el limo. Sr. Obispo de la Habana, asis­
tido de clero parroquial y castrense; cantóse á gran orquesta la
portentosa Misa de Rossini, interpretando admirablemente el
Sr. Gay arre los versículos del Gloria \ el Sa lu taris, y el señor
I.aban la Gániiga del rey D. Alfonso A el Sabio; ocunaban los
sitiales de la presidencia el Exorno. Sr. Presidente del Consejo
de Ministros, los Sres. Ministros de la Guerra y de Marina, el
Sr. Director general del Cuerpo de Artillería y otros señores
oficiales generales: selecta y numerosa concurrencia, en la que
descollaban hermosas y elegantes damas, ocupaban asiento en
las tribunas y capillas laterales.
3
Las honras fúnebres celebradas en la mañana del 6 también
han revestido este año más suntuosidad que en otios, tal vez en
honoi de los dos ilustres jefe- del Cuerpo de Artillería, scfiiiies
Vclardc y Conde de Mirasol, que fueron muertos, mártires del
deber, en las calles de M adrid, en la madrugada del 20 de Sep­
tiembre próximo pasado.
El templo estaba decorado con severa elegancia, y ante las
gradas del piesbitcrio se había construido el grandioso túmulo
cinc reproducimos cu el segundo grabado de la pág. 356. según
dibujo del natural, por Comba: un basamento rectangular, ar­
tísticamente formado con proyectiles cónicos y esféricos; en el
centro figuraba un cañón de grueso calibre, colocado en posición
vertical, la columna funeraria, cuyo remate era una cmz blanca
enlutada con negros crespones; en la parte anterior y posterior
de la columna se destacaban dos trofeos militares, uno con som­
brero, bastón de mando y espada, adornado con una corona de
siemprevivas, y otro con banderas y estandartes.
Cantóse una solemne misa de Réquiem en la que el Sr. Gayarrc
interpretó con delicadísimo sentimiento la célebre A ria di Chiesa,
de Stradella; presidían el duelo los Sres. Director general del
arma, Capitán general de Castilla la Nueva, capitán general de
ejército Sr. Marqués de la Habana y otros oficiales generales;
concurrieron á la religiosa ceremonia los jefes y oficiales del
Cuerpo que residen enM adrid, comisiones de los "demás cuerpos
de la guarnición y una muchedumbre tan selecta y numerosa
como la que asistió á la función en honor de Santa Bárbara.
A la derecha del presbiterio bajo, lado del Evangelio, apare­
cía un altar con la imagen de la excelsa patrona del Cuerpo de
Artillería, bajo dosel y bellamente decorado con multitud de ra­
mos de flores y candelabros.
F.n la prensa madrileña se ha suscitado, con motivo de estas
solemnes funciones, curioso debate acerca del origen de la de­
voción de los artilleros á la mártir Santa Bárbara, y creemos que
esa devoción comenzó en España durante las guerras de Grana­
da ; mas lo indudable es que á fines del siglo xv se había exten­
dido á todas las naciones de la Europa meridional.
También se ha citado la Santa Bárbara de Van Dick, que
existe en el museo de Amberes, y no es de las mejores produc­
ciones artísticas del insigne maestro flamenco: pero seriamos in­
justos si no recordásemos la Santa Bárbara de la iglesia de Santa
María Formosa, en Yenecia, la obra maestra de Jacobo Palma
el Viejo, pintada por su ilustre autor, émulo del Tiziano, por
encargo de la compañía de bombarderos ó artilleros de la famosa
capital de la república veneciana.
•
• •
E L «H Y I'N O T IS M O » .
Fenómenos producidos por e l magnetizador Donato.
El hipnotismo está á la orden del día. como se suele decir, en
Francia é Italia: primero los doctores Braid, Hack-Tuke, Giraud-Teulon V otros, y en la actualidad los magnetizadores ó
chai hítanos Slade y Donato, han soliviantado los espíritus de las
gentes impresionables y conmovido la opinión pública, especial­
mente en Turín y Milán, sacando del gabinete del hombre de
ciencia los fenómenos hipnóticos y exponiéndolos en el escenario
de un teatro.
Añadamos que algún discípulo de aquéllos se prepara á reve­
lar iguales fenómenos al público madrileño en un teatro de esta
capital, si es exacto cierto anuncio publicado por varios periódi­
cos de noticias, y si las autoridades lo permiten.
Qué es el hipnotismo? Una especie ae sonambulismo artificiaL
Está demostrado científicamente que un magnetizador, em­
pleando procedimientos de ejecución muy sencilla, puede crear
en algunas personas una situación de sonambulismo artificial,
análogo al sonambulismo natural, en la cual pierden absoluta-
N.° X L Y 1
348
voluntad para oponer resistencia alguna y sin
conservar el menor recuerdo de ellos; si el
magnetizador quiere, le hace firmar toda clase
de obligaciones, cometer delitos y crímenes,
ser instrumento ciego é inconsciente de los
malhechores más peligrosos.»
El hipnotismo en público fué, por último,
prohibido en toda Italia, como lo habla.sido
en Alemania y en Austria; y aun en Francia,
dunde los experimentos de Mr. Slade han te­
nido su época de fama, está recibiendo rudos
golpes con las obras publicadas recientemente
por el Dr. Bernhein, La Sugestión y sus aplica­
ciones terapéuticas ; W ilfrid ¡de Fonvielle, A'Vridah y L e t Saltimbanques de la science; doctor
Frédéric Chevalier, Les Suggestions hypnoti­
ques, y otras.
El autor de esta última, magistrado en cl
tribunal de Besançon, pide al Gobierno fran­
cés que sea revisada la ley del 19 Ventoso,
año X I , sobre el ejercicio de la medicina,
«para proceder enérgicamente contra los char­
latanes que prostituyen la ciencia y exponen
la salud, la moralidad y la seguridad públicas
á gravísimos riesgos».
Un detalle curioso : periódicos de París co­
rrespondientes al t.°del actual anuncian que
el magnetizador Donato, «qu e tuvo su hora
de celebridad, y pronto se vid obligado á reti­
rarse de la escena* (rentra dans la coulisse,
dice gráficamente L Estafette) , y el cual ni si­
quiera se llama así, Donato, sino Mr. Dhont,
ha sido condenado por la primera sala de la
Audiencia del Sena, en segunda instancia, á
pagar 4.000 francos que nelfaba á su antigua
sonámbula .Mlle. Marty, dit Lucila.
mente su voluntad propia, y son instrumentos
pasivos del operador, accesibles ¡i toda clase
de alucinaciones y sugestiones; el hipnotizado
pierde momentáneamente la memoria, no con­
serva el menor recuerdo de los actos que eje­
cuta durante su sueño, desaparece en él toda
espontaneidad cerebral, hasta el pumo de que
cumplirá fatalmente y con pasmosa exactitud
las ordenes del magnetizador, sean las que
fueren y aun en perjuicio propio.
Esto ha hecho el magnetizador Donato en
varias ciudades de Italia; no es el primero que
ha llevado á la escena los fenómenos del mag­
netismo, aunque nadie como él ha organizado
espectáculos de esa clase tan interesantes y
apasionados; los soggeth que hipnotizaba no
eran compadres suyos dispuestos á secundar
una farsa indigna, sino personas conocidas de
público; militares, estudiantes, jóvenes que se
prestaron espontáneamente á la experimenta­
ción, lo mismo en Turin que en Milán, en
Bolonia que en Florencia; su habilidad téc­
nica es sorprendente, porque con algunos pa­
s a infunde profundo sueño á los soggetti, y con
un soplo los despierta en menos de un segun­
do, después de halarles hecho ejecutar sus ór­
denes, en el estado de hipnotismo, como saltar
y bailar, reir, llorar, tener frío y calor, agi­
tarse con saña ó caer en la indolencia, sentir
dolor de muelas ó dolor en los ojos, etc.
Este espectáculo era, en verdad, sorpren­
dente, como lo indica nuestro grabado de la
página 357, que reproduce fotografías obteni­
das por Slr. SrheinDoche en el Teatro Filodramático de Milán.
Pero la ciencia se rebeló contra el magneti­
zador: los doctores Tebaldi (d e la Universi­
dad de Padua), Lombrosio (de Tu rin) y Gonzales, del manicomio de Monbello, y otros,
llamaron la atención de las autoridades hacia
los graves daños que podía sufrir la salud pú­
blica con las sesiones de hipnotismo de Mr. Do­
nato; demostraron que los hypnotizados ex­
perimentaban crueles perturbaciones en sus
facultades intelectuales y en su sistema ner­
vioso; recordaron (pie las autoridades de Vierta
habian prohibido en 1X80, por las mismas
causas, las representaciones del célebre mag­
netizador danés Mr. llanscn, y presentaron
en su apoyo la Memoria escrita entonces por el
docto profesor M. lloffmann.
«Innumerables daños (escribe con este mo­
tivo el Dr. F.. Worms) pueden resultar de tales
prácticas, para la salud, la moral y la seguri­
dad pública : sesiones repelidas producen el
histerismo con todas su» terribles consecuen­
cias, y ja enajenación mental; el snj'tto puede
ser victima de los más odiosos atentados, sin
E u s e b io M.
de
V e la s c o .
LOS T E A T R O S.
P r in c e s a :
A cusa con m i tu p i. —
de lu fuerza.
E s p a So l :
!. u ley
U n a m o le s ta y p e r tin a z in d is p o s i­
c ió n q u e d u r a n te la rg o s d ia s m e ha
o b lig a d o á g u a r d a r ca m a, p r iv á n d o m e
d e l g u s to d e a sistir á la re p re s e n ta c ió n
d e ob ra s c o m o F e l i p e D e r b l a y , e n el
T e a t r o d e la P r in c e s a , y d e c r e a c io ­
n es tan a d m ir a b le s c o m o U n (Ira n ia
n u e v o y E l A l c a l d e d e Z a l a m e a , en
D .
M E L E S I O
el E s p a ñ o l, m e h a im p e d id o d is c u rrir
M O R A L E S ,
DISTINGUIDO MAESTRO COMPOSITOR DE MÚSICA, MEJICANO-
=
MX'.-' U |
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' •
C t
E N C A. — INAUGURACIÓN
OFICIAL
DE
LAS
«ESCUELAS
DE
AGUTRRE»,
(Apuntes del natural, por Campuzano.)
EL
30
DE
NOVIEMBRE
m
PRÓXIMO
H
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PASADO.
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N.° X L V I
LA
IL U S T R A C IO N
ESPAÑOLA
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349
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V
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SAN
PETE KSBU ROO
(r
u s i a
).-
acerca de ellas en las columnas de L a I lustració n
E spa ñ o la y A m e r ic a n a , y de someter á la conside­
ración de sus lectores mi humilde dictamen relativo
á piezas ligeras como P ep a la fresca chon a ó e l co­
leg ia l desenvuelto, sainete de D. Ricardo de la Vega;
C á d iz, de D. Javier de Burgos; Ultram arinos, de
D. Tomás Lucefio; L o s tocayos, de D. Vital Aza,
CÁDIZ
FÁBRICA
DE
GAS
DE
l |a
m onum en to
c o n m k m o k a t iv o
de
la
guerra
t u r c o - r u s a , e r ig id o
y otras estrenadas con buen éxito, sin exceptuar el
episodio histórico en un acto y tres cuadros, original
de D. Marcos Zapata, representado en Variedades
con el titulo de P a tr ia y libertad.
ínterin puedo ver y apreciar esas obras, que aún
siguen llamando la atención del público en los tea­
tros donde se ejecutan, me haré cargo de las dos es­
«SOCIEDAD
COOPERATIVA
GADITANA»,
frente
A
la
m
ig l e s ia
d e t r o iz i.
trenadas últimamente en la Princesa y en el Espa­
ñol. Aquélla, rotulada A casa con m i papá, es un fes­
tivo juguete cómico en tres actos escrito por el señor
Pina Domínguez utilizando el pensamiento de una
obra francesa. Esta, nominada L a ley de la fu e r z a ,
es un drama, también en tres actos y en prosa, origi­
nal del ingenioso poeta D. Valentín Gómez.
INAUGURADA
EL
9
DE
NOVIEMBRE
ÚLTIMO.
350
LA
ILU S T R A C IO N
A juzgar por el éxito de ambas producciones, po­
dría deducirse lógicamente que nuestro público pre­
fiere á obras escénicas de cierta gravedad é impor­
tancia las que se dirigen ante todo á entretenerle y
divertirle, aunque carezcan de aquellas condiciones
de hermosura capaces de halagar y satisfacer á las
personas de buen gusto. Por dicha, recientes éxitos
teatrales han demostrado de un modo implícito que,
á pesar de lo mucho que agradan á la multitud co­
medias ó piezas meramente alegres ó divertidas, y no
obstante la extraordinaria benevolencia con que en
ellas se dejan pasar defectos é inverosimilitudes, y
hasta disparates ó absurdos, que no se tolerarían en
otra clase de poemas dramáticos algo más formales,
público muy numeroso concurre una y otra noche á
deleitarse en la representación de creaciones como L a
bola de nieve, U n dram a nuevo ó E l A lc a ld e de Z a ­
lamea. deseoso de saborear las bellezas que contienen.
Dicho sea en honor de la cultura madrileña, y para
satisfacción de los que profesamos al arte amor sin­
cero y tenemos de él la alta idea que corresponde á
su índole civilizadora, esas recientes demostraciones
del público desmentirían desde luego á quien formase
tal juicio dejándose guiar por las apariencias.
No cometeré la injusticia de achacar á error, á de­
ficiencia ó extravío del gusto público el que desde
hace ya bastantes días se vea favorecido el Teatro de
la Princesa con gran afluencia de espectadores que
acuden á reir los chistes, y aun si se quiere las extra­
vagancias, de un juguete cómico imitado del teatro
francés, mientras que en el Español (lleno hasta
ahora constantemente, sin el poderoso atractivo de
obras nuevas) sólo ha podido sostenerse cuatro no­
ches la primera producción original que en él se ha
estrenado, debida á la pluma de un autor de mérito
generalmente reconocido. Para explicar y cohonestar
esta predilección del público madrileño, que algunos
toman por signo determinativo de mal gusto y de
particular afición á cuanto proviene de otros países,
sobran razones que nadie tanto como los autores dra­
máticos militantes debieran tener muy en cuenta.
Prescindiendo de que el ser una comedia esencial
y fundamentalmente chistosa no es razón para con­
siderarla exenta de condiciones artísticas (aunque
dentro de éstas haya también diversos grados y cate­
gorías, que avaloran las producciones según la cali­
dad é importancia del género á que pertenecen), es
indudable que para llamar y sostener la atención de
un público distinguido con piezas cómicas amenas y
divertidas, pero extrañas al carácter alusivo de cir­
cunstancias y á las situaciones ó á los chistes de ín­
dole chabacana que suelen enamorar y entusiasmar
al vulgacho en los teatros de función por hora, se
necesita imaginar y desenvolver la fábula escénica de
una manera ingeniosa, esmaltarla con un diálogo
más ó menos castizo y correcto, pero que sea natural,
sencillo, epigramático, chispeante, y cuyas jocosida­
des ó cuyos equívocos no tomen nunca el subido y
repugnante color de lo desvergonzado, de lo inmoral
ó grosero. La obra cómica escrita en este sentido,
aun sin rayar en la esfera artística tan alto como las
que entrañan un gran pensamiento moral, filosófico
ó social, ni como aquellas otras que ahondan más en
el conocimiento del ser humano, procurando caracte­
rizarlo con mayor elevación y exactitud, y esforzán­
dose por retratar sus pasiones, virtudes ó vicios con
estricta fidelidad, según lo que á cada paso estamos
viendo en la realidad de la vida, no sólo requiere en
el autor ciertas condiciones de agudeza y de ingenio
que nada tienen de comunes, sino merece y ocupa le­
gítimamente lugar estimable en los dilatados domi­
nios de la inspiración dramática.
Esta clase de comedias tiene además una ventaja,
que oportunamente haré notar, sobre muchos de los
poemas teatrales escritos al calor de más encumbra­
das aspiraciones. En ellas se trata únicamente de pro­
porcionar al espectador, con poco ó con mucho arte,
pero siempre con algún arte y valiéndose de medios
que han de ser ingeniosos de suyo, so pena de no
conseguir el objeto á que se dirigen, honesta recrea­
ción y saludable esparcimiento; y cuando el poeta
que se encierra en tan modestas aspiraciones consi­
gue dar en el blanco, logra su objeto á maravilla. Tal
es lo que ha logrado el Sr. Pina Domínguez en el
Teatro de la Princesa con el gracioso juguete cómico
titulado A casa con m i papá.
¿ Por qué no ha conseguido en el Teatro Español
el resultado satisfactorio que está obteniendo Pina
en el precioso coliseo de la calle del Marqués de
la Ensenada, un escritor tan distinguido y de tan
buenas letras como D. Valentín Gómez, el cual ha
tenido por principal intérprete de su drama nada
menos que á un artista como Antonio Vico, de quien
todos dicen que ha hecho en el papel de R aim undo
prodigios insuperables? Porque L a ley de la fu e r z a
es una lamentable equivocación; porque ese nuevo
drama no divierte del modo que A casa con m i papá,
ni llena en otro sentido las condiciones artísticas ó
literarias que dan vida y perpetuidad á las obras tea­
trales , haciendo que después de treinta años (según
ESPAÑOLA
Y
A M E R IC A N A .
acaba de suceder con L a bola de nieve) parezcan tan
nuevas y gusten tanto como el primer día. E l pú­
blico ha visto en L a ley de la fu erza un drama á lo
Echegaray, pero que no es de Echegarav; y lo que á
este distinguido autor, á quien profesa tanto afecto,
le perdona, le disculpa ó le aplaude con entusiasmo,
no se lo perdona, disculpa ó aplaude á otros con
igual fervor.
Hará cosa de cuatro años decía yo en una Revista
que por aquel tiempo se publicaba en esta corte, que
el prurito de buscar en lo extraordinario, en lo ex­
cepcional é increíble el fundamento de un sistema
de dramatizar que, aun manejado por peregrinos in­
genios, acabaría con el gusto y con la paciencia de
los espectadores, es verdaderamente desconsolador.
Lo excepcional (añadía entonces, y cada vez me rati­
fico más en lo dicho) sólo puede admitirse en el tea­
tro por excepción, no como alimento propio y cons­
tante de la poesía dramática. Afortunadamente en la
naturaleza humana, de la cual debe la escena ser re­
flejo, los monstruos son excepciones. Mentira parece
(cuando tanto se decanta que el gran mérito de la li­
teratura actual consiste en modelarse á tenor de lo
que ahora se nombra naturalismo y realismo, porque
todo lo ideal repugna al materialismo imperante en
la inmensa multitud de sabios á la violeta perverti­
dos ó extraviados) que se tengan por creaciones rea­
listas y naturalistas las que se hallan tan fuera de la
realidad y de la naturaleza. No hay que forjarse ilu­
siones, ofuscados por el clamoreo del éxito: lo falso á
nadie interesa ni persuade, aunque deslumbre mo­
mentáneamente á muchos. Partir de la naturaleza
humana para hermosearla con los atractivos de la be­
lleza ideal, no para calumniarla y afearla con exage­
raciones que la desfiguren ó degraden á sus mismos
ojos, se ha estimado siempre que era el único verda­
dero medio de llegar al fin propio del poema dra­
mático.
Afortunadamente parece que nuestro público va
empezando á persuadirse de esta verdad y á tomarla
en cuenta, al formar juicio de las nuevas obras dra­
máticas que se ofrecen á su consideración. La mono­
tonía del género á que me refiero y el constante
abuso de lo extraño y antinatural han ido fatigando
y aburriendo aun á los devotos de semejante litera­
tura, haciéndose cada vez más intolerables y antipá­
ticos á la generalidad de los espectadores, hartos ya
de presenciar en la escena espectáculos que no pro­
ducen emociones naturales, que no interesan ni ha­
lagan, porque pintan caracteres, pasiones ó afectos
casi siempre incompatibles con la realidad. Si D. V a­
lentín Gómez reflexiona sobre lo acaecido con L a ley
de la fuerza-; si observa que, a pesar del éxito brillante
de la primera representación, no ha podido soste­
nerse en el teatro, porque el público se ha retraído
de asistir á é l, comprenderá fácilmente la exactitud
de mi observación, y por qué antes dije, refiriéndo­
me á su nuevo drama, que ha sido una equivocación
lamentable. No es, ciertamente, el Sr. Gómez ni el
único ni el primero de los jóvenes poetas de mérito
positivo que han procurado torcer la índole propia
de su ingenio y acallar las naturales propensiones de
su gusto literario, por seguir el influjo del mal ejem­
plo victorioso, por subordinar su inspiración al im­
perio de la moda. Pero en literatura, como en todo,
el imperio de la moda suele ser efímero; y aquellos
que, teniendo fuerzas y medios para resistir, se con­
vierten por debilidad ó por cálculo en cortesanos de
deidad tan pasajera y caprichosa, rara vez dejan de
llevar en el pecado la penitencia.
Note bien el Sr. Gómez lo que acontece con el ju ­
guete cómico titulado A casa con m i papá. Aunque,
según todos, la esmerada ejecución que obtiene en
el Teatro de la Princesa contribuya mucho á darle
vida y ponerlo en relieve (hasta el punto de juzgarla
algún periódico m uy superior al mérito de la obra,
encareciendo los aciertos de las señoritas Mendoza
Tenorio y Martínez, de la señora Guerra y de los se­
ñores Mario, Rosell, Sánchez de León y Mendiguchía), si el susodicho juguete cómico no tuviese las
calidades intrínsecas necesarias para complacer al
público, difícilmente habría causado en la escena el
efecto que ha producido. En gracia de esas calidades
y del raudal de chistes que lo avaloran (remedio in­
falible contra la hipocondría, como alguien ha di­
cho), los espectadores y la crítica se muestran bené­
volos é indulgentes, y apenas hacen alto en la falta
de lógica que se advierte en el desarrollo de la fábu­
la, ni en la escasa verosimilitud é inconsistencia de
la mayor parte de los caracteres.
Esto quiere decir que la generalidad del público,
y hasta los mismos aristarcos apasionados de ciertas
delicadezas, se inclinan á mirar con benevolencia las
obras dramáticas de modestas aspiraciones que tie­
nen la virtud de hacerse agradables y divertidas sin
otensa de la moral y sin pecar gravemente contra los
cánones del género á que corresponden. Por eso he
apuntado anteriormente que estas comedias de ca­
rácter festivo tienen sobre poemas teatrales de más
altas aspiraciones una ventaja, que es precisamente
N.8 S L Y I
la que acabo de mencionar: ventaja á que contribuye
también eficazmente la idea de que el poeta cómico,
que se contenta con mantener risa constante en los
labios del espectador, no pretende convertirse directa
ni indirectamente en pedagogo del público para doc­
trinarlo é ilustrarlo, y menos aún para extraviarlo y
pervertirlo con funestos ejemplos ó con doctrinas
perniciosas.
Porque el hecho es (y no hay modo razonable de
cerrar los ojos ante la evidencia) que la inmensa
mayoría del público español está ya, no sólo fatiga­
da, sino harta de la dramática que presume de tras­
cendental y que procura convertir el teatro en una
especie de escuela de crímenes y de abominaciones.
Antes de ahora lo he consignado varias veces, y no
me cansaré de repetirlo: el fin de la literatura dra­
mática no consiste en falsificar la naturaleza humana
trocando las figuras escénicas en personajes simbóli­
cos subordinados al propósito antiliterario y antiar­
tístico de demostrar una tesis ó de resolver un p ro­
blema moral, filosófico ó social, por lo común en
disonancia con las verdaderas leyes morales, sociales
ó filosóficas. El más grande de los dramaturgos espa­
ñoles contemporáneos, el insigne autor de Virginia
y de U n dram a nuevo, lo ha expuesto elocuentemen­
te: «Las pasiones deben desarrollarse en el drama con
toda su natural variedad y vehemencia. Proteo de
innúmeras formas, bajo una distinta se^nanifiesta la
pasión en cada individuo. Por motivo igual, éste llo­
rará en brazos de blanda melancolía; quién será
presa de horrenda desesperación ; en uno, los afectos
rugirán sordamente como remolinos de aire en cavi­
dad profunda; en otro prorrumpirán atronadores
como torrente despeñado. Querer ajustar las pasiones
á una sola medida, es querer que todos los hombres
sean idénticos, que ninguno tenga carácter propio y
exclusivo: y figura sin carácter, ya hemos visto que
es un ente de razón inferior en mérito y belleza á la
criatura real. Cuando todos los personajes dramáti­
cos acertaran á contenerse en un mismo límite;
cuando todos fuesen capaces de idéntica circunspec­
ción y mesura, ¿quién, que los viese á todos tan
precavidos y sesudos, habría de interesarse por ellos?
¿Quién dejaría de conocer que no eran hombres
apasionados, sino máquinas por cuyo medio á san­
gre fría hablaba de cuenta propia el poeta? Sistema
tan fuera de todo razonable discurso, daría por fruto
la monotonía y amaneramiento que matan el arte.»
Estas palabras del gran maestro deberían escul­
pirse en letras de oro y grabarse en el alma de los
jóvenes poetas que se dedican á escribir para el tea­
tro. A juicio del admirable escritor, «sin carácter de
parábola, sin demostrar silogísticamente un princi­
pio moral, es dado al arte ejercer saludable y pode­
roso influjo, despertando afectos nobles y generosos,
puras y elevadas aspiraciones. Y yerra por extremo
cuando fía á la lección teórica lo que debiera al
ejemplo vivo; cuando se dirige á la razón para con­
vencer, y no al corazón para hacer sentir; cuando
olvida que no le toca moralizar doctrinando, sino
conmoviendo.»
Ahora bien: ¿ha tenido en cuenta D. Valentín
Gómez estos principios, fuente perenne de verda­
dera belleza artística, en la creación y desarrollo de
su nuevo drama titulado L a ley de la f u e r z a f Des­
graciadamente para él los ha pospuesto y sacrificado
al prurito de impresionar é interesar al público por
los extraviados caminos en que otros ingenios han
alcanzado grandes triunfos de algunos años á esta
parte. Ha hecho más aún , y esto apenas merece dis­
culpa en hombre de las ideas, del talento, de la ilus­
tración, del buen gusto literario del Sr. Gómez : ha
procurado mezclar y compenetrar la lección teórica y
el ejemplo vivo para hacer interesante al héroe de la
fábula en términos y por circunstancias fortuitas,
que, sobre ser inverosímiles, no concuerdan bien
con los principios de la sana moral. Lo que hizo
Víctor H ugo en su M arión D elorm e para rehabilitar
á esta cortesana, haciéndole decir á su amante .
E l Ion am our r n a f a it une v irg in ité ;
lo que Alejandro Dumas hijo ha hecho en L a dama
de tas cam elias, esforzándose porque aparezca Mar­
garita como arrepentida Magdalena, sin haberse
arrepentido, aunque se sacrifica por el hombre á
quien adora, eso mismo ha hecho en cierto modo el
Sr. Gómez, aplicándolo, irreflexivamente sin duda,
á un sentimiento más elevado, más noble, más
santo que el amor de amante, al amor paternal:
como si el amor, sea de la clase que fuere, tuviera
en sí mismo bastante fuerza y virtud para purificar
el alma que por influjo de tal pasión se deja llevar
á excesos vituperables.
E l pensamiento de L a ley de la fu e r z a está sinte­
tizado, por decirlo así, en el héroe de la fábula, en
D . R a im u n d o , padre amantísimo de E ste b a n , que
no encuentra medio mejor de sacar á su hijo de la
estrechez en que vive y de proporcionarle un porve­
nir venturoso, que asesinar y robar á un amigo,
figurándose que el crimen ha de permanecer siem-
N.° X L V I
LA
IL U S TR A C IO N
prc ignorado. De esta falsa premisa no era fácil dedu­
cir consecuencias verdaderas, ni aun teniendo el claro
talento y la indudable aptitud dramática del señor
Gómez. El cual, aunque haya acertado alguna vez á
combinar en su obra situaciones de cierto efecto, no
ha podido realizar el imposible de comunicar verdad
y encanto á lo que pugna con las leyes naturales de
la sociedad y de la vida. Por igual razón vemos á un
hombre de tan buen ingenio, tan verdaderamente
literato, abusar en el diálogo de declamaciones pe­
dantescas é inoportunas, caer en el ampuloso churri­
guerismo que deslumbra á los ignorantes, y que ob­
tiene admiración y aplauso de las gentes de mal
gusto.
M a n u e l Ca ñ e t e .
EPI SODI O
HI STÓRI CO
(CONTRA
EL
DEL
SI GL O
XVI I .
REY.)
—-
ro .
los continuos desastres, que cual
no conjurada tormenta caían sobre la
monarquía española, hicieron á Feli­
pe IV destituir á su gran valido el
Conde-Duque de Olivares, en Enero
1643, sucedióle en la dirección del go‘ "s bierno su sobrino D. Luis Méndez de
Ilaro, marqués del Carpió, hombre que su­
plía, en parte, con el buen deseo lo que le fal­
j taba de dotes suficientes para sostener la gran
balumba de aquel coloso caduco, que se derrumbaba,
más que por el esfuerzo de sus mañosos enemigos,
por la debilidad y torpeza de los que le regían.
Pero ni era ya sazón para aplicar el remedio, y
menos siendo de escasa eficacia, ni los que habían de
hacerlo tenían suficiente capacidad para ello, desco­
nociendo, como desconocían, los gérmenes de la mor­
tal dolencia.
E l Rey, de quien debía proceder en aquel gobierno
toda enérgica decisión, siguió divertido de los negocios
del Estado, entreteniéndose con los fútiles pasatiem­
pos de la corte, que si en tiempo de Olivares éranle
por éste cautelosamente y sin tregua presentados, en
el de Haro no carecían ele mantenedor, siéndolo su
propio hijo el Marqués de Liche, quien acaso por
aquel medio quería granjearse el favor del Monarca,
poniendo el blanco de sus deseos en la privanza para
después de los días de D. Luis, si es que, á semejanza
de lo que aconteció en el anterior reinado, no imagi­
naba, como el de Uceda, relevar á su propio padre;
pues para todo podían darle aliento su ambición pro­
pia y los ejemplos extraños.
Ello es que el Marqués de Liche pasaba por ser el
alma de todos los festejos de la corte, y que no se
hablaba de continuo en ella más que de las come­
dias, fiestas campestres y de todo género en que el
desatentado mozo consumía enormes sumas. Así, por
ejemplo, en la comedia que, para obsequiar á los Mo­
narcas, hizo representar en el Real sitio de la Z a r ­
z u e la , costó la fiesta 16.000 ducados.
Celebróse el 17 Enero de 1657, aniversario cabal­
mente de la caída de Olivares, dándose una comida
de mil platos, para la que sólo una olla, enorme
como una gran tinaja, coció en su seno manjares que
se calculó valían 8.000 reales (1).
La comedia que se puso en escena fué E l Golfo de
la s S iren a s , drama lírico de Calderón, y sabido es
que los de esta clase que se representaron en aquella
regia estación, tomaron de ella el nombre de z a r zu e ­
la s , que todavía conservan.
Los gastos satisfizolos, por orden del Marqués de
Liche, el Conde de Pezuela, que no era un procer de
linajuda prosapia, sino uno de aquellos asentistas g inoveses que tan acerbamente criticó Ouevedo por el
desuello que hacían del real erario. Pezuela era so­
brino y heredero de otro genovés aún más afamado,
de Bartolomé Spínola, que había muerto en 16 de
Febrero de 1644 (2).
Este había conseguido el marquesado como premio
de las muchas veces que con sus henchidas arcas ha­
bía socorrido el exhausto tesoro R eal, galardón que
también obtuvo por entonces otro de aquellos cresos
italianos. Octavio Centurión, á quien hicieron Mar­
qués de Monesterio.
La comedia burlesca que se hizo ante los Reyes en
el Buen Retiro la velada de San Juan de 1655 había
costado 100.000 reales, y no contento con esto el de
Liche, hizo que pocos días después, á 10 de Julio, se
representase al R ey, que aun permanecía en aquel
Real sitio, una comedia en que los cómicos eran tos­
cos labradores de Getafe, á quienes al efecto se dió
galas, mucha vitualla, y se los condujo en coche.
Para la comedia que por las Carnestolendas de 1656
dispuso aquel magnate, pidióle el tramoyista italiano
cando
ESPAÑOLA
Y
A M E R IC A N A .
351
Baggio 30.000 ducados, sólo para perfeccionar la ma­ pinchándole con un alfiler mojado en el contenido
quinaria y apariencias, ó sea las mutaciones y juegos de un cuernecillo que llevaba.
escénicos.
Comprendió el alcaide lo grave del caso; ofreció
Estos eran los principales títulos con que Liche hacer lo que de él se quería; pero, sin soltar al paje,
preparaba su elevación al puesto de favorito del Mo­ fué inmediatamente á dar conocimiento al juez de la
narca, cuando á 17 de Noviembre de 1661 aconteció causa.
Este, que lo era D. Gaspar de Sobremonte, oidor
el fallecimiento de su padre el Marqués del Carpió.
E l joven Liche, que por los medios dichos había del Consejo de Castilla y del de Italia, fué inmedia­
procurado granjearse méritos para sucederle, y que tamente á referir al Rey mismo lo averiguado, con
había recibido del Rey pruebas de visible deferencia, lo que demostraba de paso el buen resultado que ha­
como lo fué el haberle conferido la grandeza de Es­ bía dado la oferta de 1 000 doblones al que descu­
paña por gracia personal, sin que tuviese que aguar­ briese al autor, si bien el alcaide protestó que no lo
dar á heredarla de su padre, debió concebir lisonjeras hacía por la miserable remuneración de la denuncia,
esperanzas del logro de sus deseos; pero le minaban sino por su adhesión á la real persona.
el terreno su pariente el Conde de Castrillo y el Du­
Grandes fueron el asombro é indignación que el
que de Medina de las Torres, que lo era de Olivares. Monarca sintió al saber la nueva, y es fama que, mi­
Por el mes de Enero de 1662, es decir, á poco de rando á un crucifijo, exclamó :
muerto el de Haro, sonó mucho por la corte una farsa
— ¡Juro por el alto Dios, que de esta vez han de
ridicula, en que acaso tuvo no poca parte la ambición tener fin estas cosas!
de los que solicitaban el codiciado puesto que dejara
Acto continuo mandó, por orden firmada de su
el difunto Marqués.
mano, proceder á la prisión de Liche.
Dióse en decir que alguna persona interesada en
Gracias sin cesar daba el R ey al cielo, y m uy en
ganarse la buena voluntad de Felipe IV, aludiendo á especial á la Inmaculada Concepción, á cuyo favor
Liche, había recurrido al entonces tan abominable y atribuía su salvación, en premio de su ahincado em­
reprobado medio de los hechizos, cosa hacedera, se­ peño con la corte romana para que declarase su in­
gún la general superstición del siglo.
tento, relativo á tal misterio.
Referíase misteriosamente que se había tratado de
Vigorizaba su piadosa creencia la circunstancia de
hechizar al Rey, preludio infame de loque años ade­ que, para celebrar la bula expedida respecto á aquel
lante se hizo con Carlos II ; y con motivo de esto asunto por el pontífice Alejandro V II, se había cele­
practicáronse pesquisasen Madrid, siendo tan afortu­ brado pocos días antes, el 22 y 23 de Febrero, una
nados los perseguidores, que, en efecto, dieron con solemne función religiosa, á expensas del Supremo
los culpables y con la materia del hechizo.
Consejo de Aragón, en el Colegio Imperial de la
Eran aquéllos marido y mujer; cogiéronseles nómi­ Compañía de Jesús, pocos años antes acabado de
nas, con cuya irrecusable prueba fueron metidos en construir (6).
las prisiones de la Inquisición, que se encargó del
L a función había sido magnífica, con asistencia
asunto, como de su especial competencia, por ser ne­ del Consejo pleno y la música de la Real capilla, que
gocio que á las cosas de fe atañía (3).
cantó romances en castellano alusivos al objeto, cu­
Entretanto, los oficios que D. Luis de Haro había yas agudezas fueron m uy celebradas.
dejado vacantes se distribuyeron entre el cardenal
Como la fiesta era hecha por el Consejo de A ra­
Sandoval, el Conde de Castrillo y el Duque de Me­ gón, encargóse el sermón á un zaragozano, al P. Pe­
dina de las T o rres; y viendo el Marqués de Liche dro Francisco, que era predicador de S. M. y tenía
que en el reparto no se había contado con él, preten­ gran crédito de elocuente y docto. La función se so­
dió ya descubiertamente el cargo de Chanciller ma­ lemnizó por las noches con fuegos de artificio y mu­
yor del Consejo de Indias y ser de la Cámara de di­ chas luminarias.
cho Consejo, cosa que sus émulos no le permitieron
Entretanto que de orden del Rey se tomaban ta­
lograr, con lo que dióse por muy resentido, y por el les disposiciones, inquietábase el de Liche con la tar­
mes de Enero de 1662 estaba resuelto, al parecer, á danza del paje, y haciéndole recelar la intranquila
retirarse á sus Estados (4).
conciencia que le hubiese vendido, fuese á casa del
A tal extremo habían llegado las cosas, cuando á presidente del Consejo de Hacienda, D. Juan de Gónfines de Febrero de aquel año llenó de consternación gora, á quien reveló el suceso, si bien alegando que
y terror á los leales vasallos de Felipe IV el sacrilego su objeto no era atentar contra la persona del Mo­
atentado cometido contra su persona, frustrado por narca, sino tan sólo quemar las tramoyas teatrales
providencial designio.
de la comedia, porque habiéndole costado tanto di­
Cierto que ya la historia patria registraba como nero, iba á lucirse con ellas su afortunado competi­
regicida á Vellido Dolfos, y en más modernos tiem­ dor el Duque de Medina de las Torres, y esto era lo
pos á un hombre tenido por loco, que en Barcelona que se había propuesto impedir.
hirió gravemente en el cuello al rey católico D. Fer­
Conoció el Presidente la gravedad del caso, y no
nando; pero la lealtad de luengos años había restau­ pudo menos de exclamar :
rado el crédito que aquellos hechos pudieron mer­
— ¡Qué es loqu e refiere vuecencia ! ¡Desdichado
mar, y la nación toda supo con espanto la horrible de él y de la casa de D. Luis de Haro, mi señor!
maquinación tramada contra Felipe el Grande.
Después le dijo vería si había algún remedio para
En el coliseo del Buen Retiro, lucido anfiteatro de ello, y con este objeto se dirigió Góngora á casa del
tan esplendorosas fiestas, en la residencia misma del Conde de Castrillo, presidente de Castilla y tío de
Monarca, debajo del tablado de la escena, fué hallada Liche, á quien refirió la revelación de éste.
una máquina verdaderamente infernal.
Aterrado quedó el Conde, y aun cuando eran más
Consistía en tres papelones de pólvora, divididos á de las once de la noche, hizo llamar al secretario del
trechos, con regueros de comunicación de unos á despacho, D. Luis de Oyangúren, para que inmedia­
otros, que todo sería poco m ás de Ir es lib ra s , y una tamente diese cuenta al R ey; pero éste hizo saber al
cuerda de mecha de arcabuz, que se había colocado Presidente que ya estaba al cabo del suceso, y había
junto al primer papel.
dado orden de prenderá Liche y llevarle al castillo
Fortuna fué no pequeña que la mecha se apagó de la Alameda, prisión de Estado qué ya había visto
tan oportunamente, que habiéndose chamuscado el dentro de sus muros, veinte años antes, al gran Du­
envoltorio de la pólvora, no prendió ésta sin em­ que de Osuna.
bargo.
A l siguiente día, entre diez y once de la mañana,
Había sido todo ello colocado entre las tramoyas fué trasladado el magnate á su prisión, desde la casa
de una comedia de apariencias, ó de espectáculo de D. Juan de Góngora, donde aun estaba, condu­
como ahora decimos, que debió ser A urisfc/a y L i- ciéndole en un coche de los llamados estufas, donde
sidante ó Celos, aun d e l a ir e , m atan, ambas de Cal­
le llevaba á su izquierda el alcalde D. Bernardo de
derón, y que por prestarse sus argumentos al aparato Bañuelos, pasándole por las calles Mayor y de Alca­
escénico, habían sido representadas en un Carnaval, lá, con grande tropel de alguaciles y arcabuceros, mi­
que con algún fundamento puede creerse fuera el rado por el vulgo con espanto y sin lástima.
de 1662 (5).
Señaláronle por jueces cinco oidores del Consejo
Apenas se tuvo noticia de tal maldad, encomen­ Real, que fueron el ya nombrado D. Gaspar de So­
dóse á un miembro del Real Consejo de Castilla que bremonte, D. Francisco Baños y Manzano, D. Fran­
inquiriese quién pudiera ser el autor, y desde luego cisco de Solís, D. García de Porras y D. Juan de
se redujo á prisión á cinco personas, una de las cuales Arce.
era el cómitre de los moros que estaban, como es­
Para más agravar el delito de lesa majestad del
clavos cautivos, al servicio del Buen Retiro, y á uno Marqués, quisieron sus enemigos añadirle la calidad
de tales moros.
de religión, y con tal intento avivaron el proceso
Poco rato hacía que el alcaide había recibido en la que sobre los ya mencionados hechizos del Rey ins­
cárcel á los presos, cuando sigilosamente se le pre­ truía la Inquisición, haciendo que se nombrase por
sentó un paje del Marqués de Liche, que de parte de secretario de la junta de los cinco jueces menciona­
éste le entregó 50 doblones de á ocho, y le ofreció dos, al secretario mismo de aquel temido tribunal.
4.000 ducados más si daba muerte de secreto al moro,
Como la terrible nota que sobre el desatentado
mozo había de echar el proceso podía alcanzar no sólo
á su buen nombre, sino al de sus parientes, era grande
(3 ) Bib. Nac. ms. H. 99.
(4 ) Idem., ídem.
(5 ) Según el Catálogo cronológico d t las comedias de D . Pedro
Calderón de ¡a Barca, formado por el Sr. Harizenbusch, las refe­
(x) Bib. Nac. ms. Al. 100.
(2 )
Avisos manuscritos de D. José Pellicer y Tovar. Biblio­ ridas comedias se representaron en un Carnaval que no fue pos­
terior al del mencionado año.
teca Nac., H. 135.
(6 )
Es el templo que hoy se conoce por San Isidro, cuya advo­
cación tomó por disposición de Carlos III a la expulsión de los
jesuitas. Su fábrica suntuosa terminó en 1654.
353
LA
ILU S T R A C IO N
ESPAÑOLA
B E L L A S
Y
A M E R IC A N A .
N.° X L Y I
A R T E S .
yCvvoCCvys
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B M P
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« C A B E Z A
DIBUJO
DE -ESTUDIO.»
O R IG IN A L DE H A X S « R O N ,
DE V I E S A .
A R T E S
C u a d r o de M . K e lle n b a c h .
B E L L A S
364
LA
IL U S T R A C IO N
el disgusto que padecían el Conde de Castrillo y el
de Monterey, ambos parientes del preso.
Alcanzábale también no pequeño al Duque de Medinaceli, con cuya hija estaba casado L ic h e ; asi que
entre todos procuraban dar traza para librar lo mejor
posible, y empezóse á divulgar la especie de que el
Marqués estaba endemoniado, añadiéndose que los
médicos darían firma sobre ello.
El oidor SobTemonte pretendía, y sobre ello se
hizo consulta al Monarca, que declarasen en la cau­
sa, no sólo el Presidente de Castilla y el de Hacienda,
sino el mismo Rey.
Eleváronse á éste súplicas por la esposa del delin­
cuente y las Duquesas de Feria, Lérma, Béjar y A r ­
cos, y por el Duque de Cardona, expresando este úl­
timo que pues Liche se había propuesto vengarse de
su igual el Duque de Medina de las Torres y no
ofender al R ey, quedaba bastante castigado con ra­
parle, cerrándole en Toledo en el hospital de locos
del Nuncio.
E l Rey les oyó con benignidad, aunque con ente­
reza, y es fama que alguna vez dijo «que se holgaría
deque aquel desavisado mozo se hubiera escapado,
porque así hubiera salvado la vida.»
E n efecto, el Marqués hizo dos tentativas de fuga,
viendo que no se le trasladaba á Madrid, á pesar de
que se quejaba de haberle acarreado tercianas su pri­
sión de Carabanchel.
La segunda vez que procuró la huida, consiguió
salir de la prisión disfrazado de mujer, atravesando
así tres cuerpos de guardia, llevándole hasta la ma­
rina, donde había un navio aprestado para recibirle,
embarcándole metido en una gran ca ja ; pero la de­
masiada prisa que se daban á colocarle en un batel,
infundió sospechas á los guardas de mar, y descu­
bierto, fué puesto á buen recaudo.
E l fin de todo fué, que si bien los cómplices de
Liche expiaron su culpa en el suplicio, aquél pudo
lograr el perdón, merced al poderoso influjo de sus
parientes, y muy en especial en memoria de los ser­
vicios prestados al Rey por su padre el Marqués del
Carpió.
Ju l io M o n r e a l .
EL CU RA DE RETAM ALES.
ESPAÑOLA
Y
A M E R IC A N A .
dicho A lfon so Kan-. — « T o d o se puede expresar con una
m irada, v sin em bargo siem pre se puede negar lo que se ha
d ich o, porque no hay quien repita una mirada tcxtulam en te.»
Isabel m e había dicho muchas veces con sus o jo s : « E s ­
toy abandonada: mi marido me deja p o r el tapete v e rd e: sé
que me q u ieres; podemos ser felices: desecha tus preocu­
paciones: tú no m e precipitas, so y v o la que estoy dis­
puesta á caer en tus brazos.» El amor tiene algo de la
sombra que proyecta nuestro propio cuerpo: al perseguirla
se aleja, al huir de ella nos persigue.
Isabel había llegado á convertirse en m i sombra.
Estábamos solos una tarde, veinticu atro horas antes de
la escena que presenciaste en Fornos. Félix me había con­
vidado á ju gar una partida de carambolas en su casa; pero
interesado en una del treinta y cuarenta en el Casino, no
fué exacto ¡i la cita.
L a Marquesa bordaba cerca de un balcón , aprovechando
la luz y a m ortecina del dia. Y o me entretenia en hojear un
álbum de G avarni. L a conversación, después de girar sobre
espectáculos, modas, crónica escandalosa, etc., e tc ., se ha­
bía agotado. Y o temblaba de pies á cabeza, com o pajarillo
que presiente la torm enta cercana. Ella alzaba de cuando en
cuando los ojos del bastidor y me en volvía en el fu ego de
su mirada.
Las vidrieras estaban abiertas de par en p a r ; sobre los
hierros del halcón v in o á posarse una pareja de golondrinas.
— C uéntem e usted algo, hom bre de D ios.... L a verdad es
que está usted poco entretenido. A propósito: me han ase­
gurado que usted com prende el lenguaje de las aves. V a­
mos á ver, ¿qué se dicen ahora esas golondrinas?
X o podía verlas desde mi sitio, y tuve que acercar mi silla
á la de Isabel.
— Se d ic e n , se dicen....
— SI; que el hom bre es necio cuando tiene la felicidad al
alcance de la mano y no se atreve á cogerla.
— Y ¿qué es la felicidad, Marquesa?— repuse queriendo
parar el golpe.
— Isabel
ya le he dicho á usted mil veces que me
llam e por mi nombre de pila.
— Pues bien, Isabel: la felicidad es una mariposa aprisio­
nada entre las manos de un n iñ o : cuando éste pretende
recrearse con los preciosos matices de sus alas, el insecto
recobra su libertad, dejando en la cárcel unos átom os de
dorado p olvo y dos lágrimas en las pupilas del cazador.
-— ¿Aprendió usted tod o eso en E gip to á la sombra de
alguna palm era solitaria? ¡E n gracia ue D ios si está usted
poético! Y y a q u e de mariposas se habla, dígam e usted: ¿qué
le parece ésta que estoy bordando?.... ¡ Acérquese us­
ted más!
Y me acerqué.... ella m e miraba con sus ojazos azules,
que parecían dos zafiros en ascuas, su aliento oreó mi ros­
tro .... y bajo, muy bajo..... m e dijo: /tonto..... tonto...... tonto!....
(Conclixiún •)
A calle quedó, al fin, solitaria ; á lo lejos
A f w ( < j r í , L escuchaban los cantos de los grillos cebolle
r ^ l p j n / ) r o s , el .tristísim o de u n cuco posado en las
prim eras alam edas, el gargajeo de las ranas
t MA r^ L '" y |„ bandurria del barbero que punteada con
' p rim o r parecía acom pañar algun a que otra
copla de los lejanos viandantes.
rfey.’V
L a s estrellas com enzaron á lucir, y la luna
‘
bañó con su tibia y cariñosa luz el cam panario de
la iglesia revestido de azulejos, la techum bre de
una casa destartalada, blanca y uniform e, y la ah u ­
mada chim enea de un a fábrica establecida en viejísim o
palacio que conservaba aún en el esquinazo principal un
grande escudo desportillado. P o r últim o, al sonar las diez
no quedaba alma viviente en la plaza de Retamales. A l ­
fredo a rrim ó entonces su silla á la mia y com enzó á hablar
de este m o d o :
« — H a sonado la hora de las confidencias: vas á saber
m i secreto. L o s M arq ueses de M o n tu rq u c han m u erto ; el
m u n d o que me juzgó tan severam ente los ha juzgado tam ­
bién : que el Juez de los jueces haya sido co n ellos más be­
n ig n o que la sociedad.
F é lix tiró hasta el últim o m aravedí de su pingü e fortuna
después de agotar su salud. Isabel, sola en el m undo, nece­
sitaba dar alim ento á su alma sedienta de amor. B u scó la
satisfacción de esa suprem a necesidad abandonando el ca­
m in o real, vendo p o r el atajo com o el viajero impaciente,
v dió el p rim er tropiezo, que en las mujeres suele se r caída
iie la que rara vez se levantan. Em p a ñ a d o el cristal de su
h o n r a , se m anchó lue go y se hizo añicos al fin.
Se m h ró la infeliz en mala tierra y hubo de cosechar ne­
cesariamente deshonra y m iseria, ún icas herencias que lia
legado á su pobre hijo. F u é el m atrim onio de los M a rq u e ­
ses de M o n tu rq u e una boda de conveniencia. FélLx consi­
deró siem pre á su m ujer com o u n objeto m ás de lujo que
satisfacía su vanidad de hom bre de m undo. Isabel se unió
á F é lix p o r llevar los pañuelos marcados co n una corona,
p o r tener carruaje y abono en el Real. ¿ Q u é podía espe­
rarse de semejante consorcio ?
Y o tam poco habla am ado nunca, cuando la encontré en
m i cam ino y m e cerró el paso ; me m iré u n m om ento en el
lim p io cristal de su s ojos azules, y allí v i retratados to do s y
cada uno de m is sueños. Pe ro m i felicidad, m i ilusión,
d u ró lo que una sonrisa. Y o era am igo de F é lix , q u e se
ponía entre nosotros co m o u n abism o. C u a n d o el am or es
im posible, porque el deber asi lo ordena, el verdadero va­
lo r se dem uestra huyendo. F u i co b a rd e ; y o creía poder
contentarm e con v e r la , co n rendirle culto en el fondo de
m i alma. X o soñé tan siquiera con la correspondencia, y
juré p o r la santa m em oria de m i madre no dar á conocer
m i pasión ni faltar á la amistad que me un ia con Félix. Este,
com o fatalmente sucede en casos a n á lo g o s, sin darse cuenta
de ello, se em peñaba en em pujarme hacia Isabel. E lla , he­
rid a por m i calculado d e srio , me asediaba con sus halagos.
E r a la única persona que había adivinado m i cariño. « L a s
m iradas son la gra n arm a de la coquetería fem enina» — ha
Í
M i s labios tocaron su frente.
L a M a rq u e sa dió un grito , se puso en pie, dejando caer
el bastidor, y en un tono lleno de desprecio y altivez, me
g ritó : (infame!
Fé lix estaba detrás de mi sonriendo com o un condenado.
Y o n o habla podido verle llegar, porque m e encontraba de
espaldas á la puerta del salón. E lla lo habla visto en la luna
de un csjiejo frontero y tu vo tiem po para reponerse y sal­
varse.
« X o es ocasión de am ar cuando hay necesidad de m o­
r ir » , ha dicho Corneille.
E x c u s o referirte al porm enor las explicaciones que m e­
diaron entre F é lix y yo.
Aceptando, com o era natural, toda la responsabilidad del
caso, recordé mi juram ento, mejor dicho, form ulé otro en
aquel instante. Y o no debía batirm e con F é lix : y o era más
fuerte, más ágil. T ú sabes que manejo ó manejaba bien
todas las armas.
¿ X o hubiera sido infame asesinar al m arido después de
haberlo ultrajado? E l m u ndo , sin em bargo, me despreció,
porque después de ladrón no fui asesino.
F é lix me insultó inútilm ente, y cuando le confesé mi
irrevocable resolución de no batirm e, m e dijo rechinando
los dientes:
— E s t á bien; te buscaré, y en donde quiera que te en­
cuentre te escupiré á la cara... ladrón..... sal de mi casa y
agradécem e que no mande á m is criados echarte á palos.
P o co después ocurrió en F o rn o s la escena de que fuiste
testigo.
Perdida m i carrera, m uerto el concepto que merecía á
m is am ig o s y com pañeros, m uerto mi e s p íritu , salí de M a ­
drid sin saber á donde. E l único in d ivid u o de m i familia
que vivía era mi tío V icente, cura de este pueblo, á quien
no había visto en m uchos años. S u casa fué m i refugio. A
s u lado encontré paz y consuelo.
— ¿Q u é te im portan los hom bres?— m e decía el buen an­
ciano;— la vid a, hijo m ió , es un viaje corto en una mala
calesa p o r m edio de un pedregal. D io s sabrá apreciar tu
sacrificio. E re s rico, eres joven; ¿quién te dice que no pue­
das encontrar por esos m undos una mujer honrada y cris­
tiana que apague con su s castas caricias ese ascua que te
consum e?
— X o , tio— respondía y o ; — ¿q u é resta en la colmena
cuando se le roban sus mieles? E l am or... el a m o r de la tie­
rra es un veneno nauseabundo rebozado en almíbar.
— T ie n e s gran caudal de conocim ientos; viaja, a um én­
talos , créate un n o m b re , haz el a m o r á la cie n cia , cúbrete
de gloria.
— L a gloria, tio, es m ujer com o Isabel; reina del hu m o y
las cenizas, sobre ellos asienta su trono.
— P u e s quédate co nm igo ; y o te ngo a lg u n o s libros, co m ­
pra tú m ás; estudia y escribe pintando tu s p ro p io s senti­
m ientos: en tu prim era juventud eras dado á hacer versos.
¡ A q u í la Xaturaleza es tan h e rm o sa !
— -Veremos..... verem os— respondía yo.
A s í pasaron dos años; mi tio, cediendo á m is ruegos, sin
explicarse m i capricho— es verdad que y o tam poco m e lo
N.° X L V I
explicaba — m e había enseñado la tín , teología y moral. E l
pobre anciano aseguraba que m is progresos en todas estas
ciencias hubiesen adm irado al O b isp o de la diócesis. Y o no
m e trataba con nadie en el pueblo. Iba á cazar solo ó con
un zagalón sob rino del sacristán. Paseaba á caballo y lela
m ucho. E n cuanto á e scrib ir, en aqullos dos años no cogí
una pluma en la mano. Tam poco pasé la vista p o r un pe­
riódico en todo ese tiempo. T od a s las noticias que tengo
sobre los M arq ueses de .Monturque y sobre m uchos de vo s­
otros las adquirí siendo y a sacerdote. A n te s de m o rir
aquella desdichada, que a veriguó no sé cóm o mi paradero,
ine escribió recom endándom e á su hijo, que ho y está en la
Academ ia de Guadalajara.
S ig o co n m i historia. T e n paciencia, que se acerca el
m om ento de que sepas p o r qué so y sacerdote y por qué
so y dichoso.
U n a tarde, aniversario precisamente de aquella en que
él am or de Isabel me hizo o lvid a r m is juram entos, me en­
contraba en este m ism o balcón apoyado de codos en la ba ­
randilla v con la m irada errando por el cielo. Recordaba
m i dichosa n iñ e z . aquel país legendario á la som bra de
cu ya s severas pirám ides, soberbios tem plos y ru in o so s pa­
lacios, el viejo F e tla h me contaba herm osos cuentos ó me
traducía el idiom a de la c ig ü e ñ a ; ó bien á m i padre sal­
tando de alegría com o un n iñ o porque había descifrado un
difícil jeroglifico , descubierto un curioso papirus ó ad q u i­
rido p o r dos ochavos u n arm a ó una joya rara.
E r a dia de rom ería en Retam ales: el pueblo agolpábase
á la e rm ita; m i tio predicaba en ella. Jam ás me he visto
más solo.
E l recuerdo de Isabel, adorm ecido en el fondo de mi
alma, rara vez despertaba en ella, y cu a itíb esto sucedía
podía y o com pararlo á los am agos de dolor que el cam bio
de tiem po produce en una herida cicatrizada.
L a atmósfera era tib ia , llena de halagos com o las caricias
de una madre. E l mes de A b r i l , ese regocijado heraldo de
la prim avera, lucia todas su s g a la s; en el cielo lim p io , se­
reno, de un azul pálido, asom aban y a las estrellas.
D e pronto v i en el horizonte dos pu ntitos ne gros que
avanzaban. U n instante m ás, aquellos puntos se p ro lo n ga ­
ron y llegaron al fin , hendiendo el aire com o flechas, al re­
cin to de la plaza.
E ra la prim er pareja de golondrinas.
M i s recuerdos se despertaron p o r completo: sentí en el
corazón com o un alfilerazo: me retiré de la ventana y cal
en una silla con la cabeza entre las manos.
L a s enam oradas avecillas iban y venían describiendo
anchos circuios por la plaza, dando agudos gritos; se re­
montaban unas veces hasta perderse de vista, y llegaban
otras á rizar con sus alas el tranquilo cristal de la fuente.
Iban después á reconocer la cornisa de esc caserón blanco
y destartalado donde v iv e el cacique del pueblo, jornalero
soez enriquecido p o r malas artes. Se posaban un instante
sobre los hierros del halcón grande, y luego huían com o
amedrentadas. M u c h a s veces intentaron acercarse al que fué
palacio y h o y es fábrica; pero fuese p o r tem or al hum o
denso que despedia la chimenea, ó |K>rquc las ensordeciese
el silbido del vapor , no llegaron jam ás á tocar sus m uros
ennegrecidos.
R e n d id a s ya, vin ieron á posarse en la barandilla de este
balcón. H irié ro n se a lgu n as caricias con el pico, luego ple­
garon las alas, dejaron caer la cola tristem ente y se pusie­
ron tan juntas, que sus cuerpos, en forma de o villo , pare­
cían uno solo.
Figu ró se m e que las golondrinas se hablaban., y abrí las
vidrieras para oirlas.
F1 m acho decía á su amada (R íe te cuanto quieras; si y o
no lo oí con los oídos de la c a rn e , lo escuché por boca de
m i ilusión ó com o un eco de m i pensam iento):
— « E s inútil intentarlo, vida mia: cuando Juan Pérez era
un pobre labriego y su casa una choza, m is padres colgaron
en la techum bre su n id o de amores. H o y la choza es casi
palacio, y no h a y en sus paredes m usgosas grietas, ni en sus
ventanas salientes tejadillos: mira, hasta el alero está recor­
tado al ras de la fachada, en la que no se ve un descon­
chado ni un jaram ago; nada que recuerde otros tiempos.
¿Crees tú. inocentona, que nos dejarían ensuciar con lodo
y granzas esos m u ros de nieve? X o lo dudes; con una mala
escoba dem olerla la fregona nuestro santo hogar aponas
acabara y o de darle la últim a mano. X o sirva s á q u ien sir­
vió, ni pidas á quien pidió. X o hay soberbia com parable á la
del reptil que, arrastrándose, trepa á la montaña. E s raro
que tenga caridad quicu necesitó im plorarla ó quien no la
tu vo cuando se abría cam ino po r el m undo, sin m ás fe que
que la riqueza y sin otra esperanza que la de adquirirla de
cualquier modo.
» — ¿ Y en la fabrica?— repu so tím idam ente la hembra, p i­
coteándose la pechuga com o si tratase de e squ ivar la m i­
rada de su compañero.
11— L a fábrica fué palacio. E n él viv ió un m ayorazgo m u y
caritativo y liberal, pero ignorante y perezoso, c u y o es­
cudo es el que viste desportillado en aquel esquinazo! A p e ­
gado en dem asía á su s pergam inos y rancias preocupacio­
nes, D. G on za lo de C ifuentes se estancó despreciando los
adelantos del sig lo y quejándose de su suerte sin tratar de
remediarla. A l fin m urió igno rado y pobre, pero sin dejar
un enem igo, aunque había hecho m u ch o bien.
» J u a n Pérez heredó á D . G onzalo. L e había prestado
a lgú n dinero (d in e ro que el m ayorazgo repartió entre los
jornaleros el año del ham bre ) , y capital y réditos m onta­
ban y a más que los bienes del noble , que fueron adjudica­
dos al usurero. E n el viejo palacio m ontó éste esa fábrica
de papel de estraza, m ucha parte del cual se hizo en un
principio con los legajos del viejo a rch ivo de D. G onzalo.
E l palacio, antes tan silencioso, tan pacifico, parece ahora
un infierno; ias flores del jardín se secaron ó han sido arran­
cadas , la fuente corre tu rb ia , los go rrio nes h u ye ron de los
patios v sobrados dejando su plaza á los m urciélagos, y los
nidos de nuestras herm anas parecen pedazos de carbón
adheridos al m uro, que trepida al poderoso em puje del va ­
por. T ú , tan sensible, tan nerviosa, ¿podrías escuchar tran­
q u ila el silb id o de la m áquina? ¿ X o te horrorizarías cuando
LA
N.° X L Y I
IL U S T R A C IO N
el hu m o gra sicn to y negro manchase tu nevada pechuga,
bajo la cual han dé guarecerse nuestros tiernos hijuelos?
Bajo ese techo y a no se escuchan los alegres cantares de
otros dias, porque el obrero no trabaja resignado con su
suerte esperando prem io y descanso en otro m u ndo mejor,
la; han enseñado que es igual al amo, y le aborrece porque
se considera su esclavo. L e han dicho: «¡T ú puedes vo lar...
vuela!» pero no le dieron alas com o á nosotras. L e robaron
la fe v no le dejaron nada en cambio. N o so tra s som os la
tradición, lo que pasó, la poesía ; nada, en f in , ante lo p o s i ­
tivo. ; H a s v is t o , amada m ía, que el labrador, al desgarrar
con su arado las entrañas de la tierra, respete las fiorccillas
donde la industriosa abeja cosecha sus m ie le s? P u e s algo
semejante hace el progreso con los recuerdos.
» — ¿Q u ié n te enseñó todo e so ? — in terrum p ió la hem bra
que alargaba el cuello m irando asom brada á su amado.
» — U n a vieja cigüeña que anidaba en las ru in a s de
K a n a k , en T ebas, grande am iga de m i madre y vecina en
los veranos de este pueblo.
» — ¿ Y qué vam os á hacer? E s preciso buscar albergue
para nuestros hijos.
» — N o sé, am or mió. A g u a rd e m o s á que amanezca. D io s
no s protegerá; no puede abandonarnos. D u é rm e te ,que bien
necesitas descanso después de tan largo viaje ; duerme,
dulce com pañera, duerme, que yo velaré tu sueño »
Callaron las aves un momento. L a luna, oculta hasta e n ­
tonces tras las nubes, bañó de pronto con su pálida luz el
cam panario de la iglesia, arrancando m etálicos reflejos á los
azulejos que lo revisten.
L a hem bra lanzó un grito de júbilo, batió las alas, des­
cribió un rápido círculo en el aire y vin o á posarse de
nu evo cerca de su com pañero, que la m iraba absorto erevendo sin duda que se habla vuelto loca. E n to n c e s ella le
dio tres ó cuatro am istosos picotazos, diciéndole m u y
b a jito :
— «¡Tonto!.... ¡tonto!.... ¡tonto!....»
M e pareció estar escuchando á Isabel la tarde que se de­
cidió mi suerte.
— « M ira — pro sigu ió la hem bra— alli, bajo los brazos de la
cru z, siem pre abiertos, en la que el rayo y la tempestad
se estrellan hace siglos sin lograr abatirla nunca, sobra sitio
á todas horas para colgar nuestro nido de am ores, la cuna
de m is hijos. A lli hay jaram ugos, allí hay recuerdos, alli no
serem os la flor que arranca el arado. A lli en vez de estri­
dentes silbidos , oirem os la cam pana que saluda con ca­
riñ o á los que vienen al m undo y despide llorando á los
que vuelven á la tierra. H asta alli no sube más hu m o que
el del incienso, ni otras voces que la palabra divina, ni otros
ruidos que las arm onías del órgan o á cuyo plácido son se
dorm irán nuestros pequeñuelos. N o nos arrojarán del cam ­
panario á escobazos. ¿Verdad que n o ?...
i) — ¡B e n d ita seas, esposa de m i alma! ¿Q u é vale m i filo­
sofía al lado de tu sentim iento? ¡B e n d ita seas !»
Y las golondrinas volaron hacia el cam panario, á cuya
som bra mi alm a tam bién lia encontrado su nido.
M e ordené, y á poco sub ió al cielo mi pobre tio Vicente.
A lg u n o s meses después lo s u s t it u í, aunque no he podido
reemplazarlo.»
C u a n d o A lfred o te rm in ó su h isto ria , y después de recor­
dar los dias de nuestra juventu d , le dije :
— M e olvidaba preguntarte cóm o se llama y dónde vive
el pobre á quien debo dar el estipendio de la m isa, c o n ­
form e tienes establecido.
M i am igo pareció turbarse; noté que se ruborizaba, y
acabó po r d e c ir m e :
— P u e s hijo... dám elo á mi. Si no, la m ujer del sacris­
tán, que me sirve de cocinera, no podrá m añana servirnos
el almuerzo. H o y esperaba dinero... y com o no ha venido,
estoy sin un cuarto, y en esta casa no hay despensa ni b o ­
dega. A lm orzarem os con dos pesetas, y luego te llevaré á
repartir las tres restantes entre los hijos del albéitar, que
va n descalzos, porque su padre se juega hasta la cam isa en
la taberna; asi podrán com prar unas alpargatillas.
A d ió s , que pases bien la noche.
B ie n puedo jurar que no ha corrido para m i otra más so ­
segada que la que pasé en el m ezquino lecho del C u ra de
■ Retamales.
J. L ó p e z - V a l d e m o r o ,
conde de los Navas.
ESPAÑOLA
Y
A M E R IC A N A .
Si y o feliz m e encuentro
Ju n to á m i río ,
Q u e en dias risueños
A rru lló con cariño
M is dulces su e ñ o s?
E l ruiseño r que entona
Celeste coro,
Y que está prisionero
E n jaula de oro,
Preferiría
En con tra rse en el campo
L ib re , en la umbría.
P u e s asi vo prefiero
M i patria amada;
Q u e aqui está m i ven tura
M á s regalada,
S in am biciones
Q u e envenenan más tarde
L o s corazones.
A las fiestas brillantes
Q u e el lujo encierra,
Prefiero las alegres
D e nuestra sierra,
D o n d e h a y arom as
} ' u n a s c a s it a s b la n c a s
C u n o p a lo m a s .
A q u i con la guitarra
Se am a y se llora ;
A q u í tu vo su im perio
L a raza mora,
Y una mezquita,
D o n d e brilla hace tiem po
L a cruz bendita.
E n tre frondosas huertas
Y en ara santa
T ie n e asilo la V irg e n
D e la Fuensanta,
Q u e en los reveses
D e las desdichas salva
L o s cordobeses.
Porque en aquella erm ita
Y en santa ca lm a ,
Se curan los dolores
Q u e tiene el alma.
¡ A y ! ¡quién pudiera
Ir allí con m i madre,
S i me v iv ie ra !
L le v a r á su s altares
R a m o s de flores,
Im p lo ra r de la V irg e n
Santos favores,
Y , con cariño,
R eza r de la manera
Q u e reza el niño.
¡Q ué herm oso es de la sierra
V e r los alcores,
D o n d e dan sus conciertos
L o s ruiseñores,
Y en las erm itas,
O i r al erm itaño
Preces benditas!
Y al v e n ir prim avera
V e rtie n d o galas,
V e r de las golondrinas
L a s negras a la s ,
Q u e desiguales,
P o r saludarme, llaman
E n los cristales.
C ad a reja es un trono
D o am or se asienta,
C ad a piedra una historia
M u d a no s cuenta.
Y en su s hogares
Se percibe el incienso
D e los altares.
Septiembre de 1886.
M I P A T R IA .
Encantadora tierra
D o n d e he nacido,
M iste rio so s lugares
D o n d e he vivido,
T o d a m i gloria
L a cifro solam ente
C o n tu memoria.
L o s ám bitos del m undo
N o cam biaría
P o r el rincón herm oso
D e Andalucía.
N id o de flores,
D o n d e están m is recuerdos
Y m is amores.
D o n d e están de m i infancia
L o s goces puros,
D o n d e añejas historias
G uardan sus m u ro s,
Y el B é tis corre,
Y un arcángel corona
L a vieja torre.
¿ D e qué sirven grandezas
Q u e dan hastio,
Patria donde he nacido,
C órd oba m ía.
Patria de luz, de aromas
Y de poesía.
¡A y ! que D io s quiera
D u e rm a bajo tus flores
C u a n d o y o muera.
J.
V
ald elo m ar
v
FA
br eg u es
.
C órd o b a, Septiem bre 1886.
L A Q U IN C E N A P A R IS IE N S E .
Sr. D irector d e
La Ilustración Espasoia y Americana.
m u-v q uer‘d ° D ire c to r v d istin gu id o am igo:
D u ran te más de la mitad de esta quincena ha
estado Francia sin m inistros responsables;
una ráfaga parlam entaría echó p o r tierra al
G abinete F re y c in e t .y , ¡coincidencia extra­
ord in aria ! un huracán rabioso derribó el
pedestal de la estatua que los oportunistas se pro­
ponen levantar á Gam betta en la plaza del C arroussel. T out casse, tout p a sse, tout lasse, y tan todo
cae, que aun no se halla en pie la adm inistración que
preside el dim in u to radical M r . G o b le t , y y a los
vaticinos nefastos de izquierda y derecha a b u n d a n , y las
dos terceras partes de los políticos de oficio la consideran
de cuerpo presente. S i no fuera trágica, seria bufa esa lu ­
1
355
cha perpetua por el poder, que es, al fin y al cabo, la
esencia del sistem a político m oderno, farsa m agna que
M r. A n d rie u x ha descrito con una frase gráfica en la sesión
que el C o n g re so de los D ip u tad o s celebró el martes pasa­
do. E l ex embajador de Fra n cia en M a d rid , que es ponente
de la C o m isió n de presupuestos, sub ió á la trib u n a , v sin
más exordio exclam ó: « S e ñ o re s, lo m ás im portante de
nuestro com etido es arreglar las cuentas de! pais; manos,
pues, á la obra; no nos ocupem os de la crisis, que en toda
Cám ara legislativa sobran candidatos á m inistros: G abinete
no nos faltará; discutam os el presupuesto.» E l apostrofe
fué recibido con una carcajada unánim e ; A n d rie u x , al tirar
de la manta, había descubierto ó a d ivin a d o — que adivinar
es d e scu b rir— el pensam iento intim o de cuantos le oian.
M e n tira parece que haya aún en la generación que e m ­
pieza á em pujarnos hacia la meta final de nuestra carrera,
es decir, hacia el sepulcro; mentira parece, digo , que se
encuentren jóvenes que abracen con ardor un ideal político
determinado. N u e stro s nietos no serán h o m b r e s de p a r t id o ;
tom arán la política com o una ram a de la ciencia filosófica;
serán adm inistradores, serán patriotas, y criticarán con
sobrada razón la lucha bizantina que legará á la posteridad
com o tim bre poco envidiable de sus costum bres este sig lo
caduco, que nació bañándose en sangre y acaso conelu va
desengañado de un a indigestión de ilegalidad.
M a s y a que de farsa me ocupo, he aqui una que ha te­
nido por escena el tribunal de l'a ris, pero que hubiera p o ­
dido se rvir de argum ento á M e ilh ac y H a le v y para e n ri­
quecer su repertorio bufo. M r. Bouffalais, agente de n e g o ­
cios establecido en B urd e os, recibió este verano la visita
de u n jo ven correctam ente vestido, que le dijo á quema
ropa lo siguien te: « S e ñ o r Bouffalais, cábeme la honra de
ser el am ig o intim o del B aró n de L u ssa c, hijo natural
(pero que esto no salga de nosotros) del principe N a p o ­
león v de C o ra Pearl. E l B a ró n se halla en un grave aprie­
to ; eí patrim onio que le ha legado su madre, y que a s ­
ciende á 8 0 0 .0 0 0 francos, está depositado en el extranjero,
y se encuentra en la im posibilidad, falto de fondos, de h a ­
cerse de los docum entos necesarios para recoger su heren­
cia. A m á s , p o r haber aporreado á va rio s agentes de policía
que le faltaron al respeto debido a su alto ra n g o , mi am igo
el Barón ha sid o condenado p o r el tribunal correccional
del Sena á pagar la multa de 2 . 5 0 0 francos. ¿P o d ría usted,
querría usted, Sr. Bouffalais adelantarle 5 .0 0 0 francos? C o n
esta cantidad el B aró n quedarla en paz con la justicia y le
seria posible ponerse en cam ino para ir á recuperar su le­
gitim a m aterna: inútil es le añada que si á m i ruego ac­
cede, su buena acción será recompensada co m o merece.»
Y el go m o so incógnito, al declam ar esta frase, sacó p o m ­
posamente una carta del B aró n, en la que prom etía el pre­
tendido bastardo de Bonaparte devolve r el doble de la
sum a que se le prestase.
M r. Bouffalais, aunque contentísim o del h o n o r de tener
que habérselas con tan nobles personajes, e xigió , sin e m ­
bargo, algunas garantías. «Preséntem e usted por ló m e ­
nos, dijo el bordelés á su interlocutor, á su am igo el se­
ñor B a ró n de L u ssa c ; me será m u y grato echar con él un
párrafo.— C o n el m ayor g u s t o ; véngase usted co nm igo á
P a rís, y mañana m ism o quedará usted satisfecho.»
E n efecto, la pareja tom ó el tren rápido que une a la
capital de Francia con la del departam ento de la G ironda.
B o u ffalais, apenas en las orillas del Sena, se a p re su ra d
dejarse llevar p o r su com pañero de viaje á casa del pode­
ro so Barón. Recíbele éste en un cuarto puesto con un
gu sto exquisito, intachable. E l dueño de tan artística m an­
sió n , cual consum ado hom bre de m u n d o , fué am abilísim o
con su huésped; le habló de sus viajes, le enseñó los bibelots curioso s que de tan luengas tierras había tra íd o , y ha­
biéndose fijado el pro vin ciano en un m agnifico puñal de
T o le d o , « ¡ a h ! in terrum pió el B a ró n , esta arm a, tan p ri­
m orosam ente cincelada, es un recuerdo del general de
C isse y , á quien traté con intim idad.»
M r. B ou ila lais, extasiado ante tanto lujo, engreído en
s u am or propio por la benévola recepción que merecía del
nieto de un re y... de W e stfa lia , se enterneció y dió en el
acto los 5 . 0 0 0 francos.
P asó una sem ana, un m es, un trim estre, sin que la de­
volución prom etida tres dias después tuviera lugar. E l
agente de negocios concibió algunas so sp e ch a s; dió parte
de ellas á un am ig o y paisano; entre am bos pidieron in ­
form es sobre el B aró n y su O restes, y no tardaron en sa­
ber que éste era el hijo de un dentista, un aventurero,
llamado SchoefTer, á quien la justicia de más de un pais
seguía la pista, y que el « se ñ o r B a ró n » , el fruto de los
am ores del principe Je ró n im o y de la pobre difunta, mi
ex vecina C o ra , era sencillam ente u n estafador alem án, de
apellido P rin tz , cóm ico de la legua, que habla form ado
parte de la com pañía dram ática del A q u a r iu m , de L o n ­
d r e s , } ' al que lo s tribunales habian condenado á varios
años de cárcel. E n fin , el cándido Bouffalais supo que el
precioso cuarto donde habia celebrado su entrevista con
el B a ró n lo habia prestado la portera de la casa, en a usen­
cia del in quilino legitim o, p o r la prom esa que el famoso
M r. Lu ssa c le habia hecho de dar su m ano á la hija del ce r­
bero. L o s dos R a ta s in ge n iosísim o s han sid o condenados,
el prim ero á tres años de p risió n , á diez y o cho meses el
se gu n d o , y am bos á restituir á Bouffalais los 5 . 0 0 0 francos
en cuestión.
A lg o que parecía y pasaba p o r farsa, y que va explicán­
dose científicamente, es el m agnetism o anim al v todos sus
d e rivativo s, com o el som nam bu lism o, el hip n o tism o, la
catalepsia, la sugestión, la visualidad á distancia, etc. D e
ellos trata, con com petencia sum a y claridad precisa,
M r . G ilíe s de la T oure tte, en su lib ro L'hypnotism e et les
etats analogues, volum en que tiene la fortuna de poseer un
precioso prefacio del em inente profesor de la Facultad de
M ed icina , el D r. Brouardel. T a n afamado m édico declara,
« y su veracidad nadie puede poner en d u d a » , que, gracias
á las experiencias de M r . C harcot y de su s d iscípu los, la
cuestión del som nam bulism o natural ó provocado, y sobre
todo del hip n o tism o, pertenece y a al do m in io de la cie n ­
cia. « E l núm ero de los escépticos, dice M r. B ro u a rd e l, es
N U E V A
Y O R K
(e
k
.
u u
.
de
n o r t e
-a
m é r i c à
). —
proyecto
d e m onum ento e n
honor d el
Ge n e r a l
g r a n t , p o r jo sè e c h t e l e r .
M A D R I D . — TÚMULO CENTRAL V ALTAR I)E SANTA BÁRBARA, EN LAS HONRAS FÚNEBRES CELEBRADAS Á EXPENSAS DEL CUERPO DE ARTILLERIA,
EN LA IGLESLA DE SAN JERÓNIMO, EL 6 DEL CORRIENTE. — (Dibujo del natural por Comba.)
F
UN A
SE S IÓ N
DE
«H IPN O T ISM O » .
raua. ..... "i i,
’------ -
! L MAGNETIZADOR DONATO V SL’S EXPERIMENTOS: I , SENSACIÓN DE CALOR. — 2, ARRANQUE DE IRA.— 3 , DOLOR DE MUELAS. — 4 , EL GLADIADOR.
(D e
fotografías
directas.)
5t
LA LUCHA.— 6 , SENSACIÓN DE FRÍO.
358
LA
todavía muy n u m eroso; muchos tem en hacer el papel de
in ocen tes; tem en pasar por tontos, p o r sim ples; tem en que
se crea que se dejan engañar; su inteligencia, acostumbrada
á la concepción de la unidad del entendim iento humano,
se resiste :i aceptar esta dislocación de las propiedades del
sistem a nervioso, esta revolución de las facultades intelec­
tuales.» Ta l grupo de incrédulos no inspira al concienzudo
profesor el m enor tem or por el porvenir de la ciencia, por­
que á los que deseen desengañarse les será m u y fácil, cual
nuevo Santo T o m á s, ser jueces y testigos de la causa, y
hacer constatar de visu los dichos hechos, que hasta podrán
por si propios reproducir, si les cuadra: es más, estos es­
cépticos de buena fe prestarán un verdadero servicio á la
nueva ciencia, obligando á los adeptos á m ultiplicar, á con ­
densar sus expariencias, poniéndolas á merced del público,
y por lo tanto resaltándolas desprovistas de toda idea de supercheria. A quienes M r. Brouardel tem e es á los entusias­
tas q u e , echando de barato los peligros de la simulación y
los lim ites de lo posible, pueden con su fe sin cera, pero por
demás veh em en te, com prom eter la causa que con dem a­
siado celo defienden. <t Alentados por los literatos, añade
M . B rouardel, ciertos m édicos han por demás olvidado las
reglas esenciales de la critica científica, y hasta se han d e­
jado llevar á rep etir ante jueces incom petentes en dema­
sía los fenóm enos de la catalepsia, del hipnotism o, las su­
gestiones más extraordinarias por lo estrambóticas. L os
literatos han aceptado por verdadero lo que les decía ó
mostraba un m édico de buena fe en quien debían tener
confianza, y lian vertid o en sus escritos, em belleciéndolas
con su im agin ación , todas las singularidades de que habían
sido testigos, introduciendo en la literatura moderna una
variedad de relatos m edicales, que son á la ciencia lo que
las novelas de capa y espada de ha treinta años son ;i la
h istoria.» D e esperar es que nuestros literatos, que nues­
tros publicistas, no seguirán la senda de los que tan justa
com o cruelm ente ridiculiza M r. Brouardel, absteniéndose
de publicar fa ctu m s de una ciencia fantástica que engaña á
los lectores y perjudica en sum o grado á los adelantos de
la verdadera ciencia.
L a d y Caithncss, duquesa de Pom ar, amable y acauda­
lada com patriota nuestra, gran partidaria de estas nuevas
teorías, ha fundado una R evista con el objeto de defender
el m ovim ien to filosófico, religioso y cien tífico preconizado
por los Jeistas. L 'A u r o r e dxt J o ttr Nouveau (t a l es el titulo
de la publicación á que a lu d o ) se muestra en su programa
paladín resuelto de la filosofía prim itiva, de la filosofía
orien ta l; en re lig ió n , ardiente partidaria del espíritu,
anunciado por C risto , espíritu que revela los sím bolos,
destruyendo las fórmulas anticuadas; defensora acérrima
de los fenóm enos cien tíficos, descuidados hasta el dia ó
considerados com o brujerías, de hoy más prolegóm enos del
saber humano.
Con estos tres puntos cardinales sale á la palestra o!
órgan o de cam arade la Jeosofia l ’ niversal. Deseamos á la
sincera y entusiasta Duquesa de Pom ar el m ayor é x ito en
m i empresa.
Francia lia perdido al más amable de sus hijos, al g e n e ­
ral Francis P ittié. M ilitar bizarro, p o d a inspirado, irre­
prochable hom bre de m undo, l ’ itlié logró hacerse popular
en París, (q u é d ig o en París I en Kuropa en tera, desem pe­
ñando con acierto sumo los difíciles cargos cíe jefe del
cuarto m ilitar y de secretario general del Presidente de la
República. P ittié era el lazo de unión entre todas las p er­
sonalidades im portantes que visitan las orillas del Sena, y
el Jefe del P oder ejecu tivo de Francia. Tan pronto com o un
soberano, com o un principe de sangre R eal llegaba á Paria,
P ittié , el indispensable general Pi t t i é, le recibía en el
Elíseo , le introducía cerca del P resid en te, y con su amabi­
lidad, con su dulzura, con su com placencia, con sus ex­
quisitos modales borraba la ingrata im presión que deja
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P A S T A DE Ñ A P É DE D E L A N G R E N IF .R . Cincuenta mé­
siem pre d quien tiene la honra de visitar á M r. G r é v y la (
dicos de los hospitales de Parts han demostrado su poderosa
austeridad, la frialdad, el laisser-aller que caracteriza á
eficacia contra los Resfriados, G r i p p e , Bronquitis, Irritaciones
este respetable, pero por demás burgués anciano. El g e n e ­
del pecho y de la garganta. No conteniendo ni opio, ni morfina,
ral P ittié el 30 de Septiem bre de 1883 prestó un gran
ni eodeina, puede darse sin temor á tos niños que padecen de
servicio á su patria. A las nuevo de la mañana de aquel dia
tos. Depósitos en las farmacias del mundo entero.
P ittié esperaba en uno de los salones de nuestra Embajada I
que el R e y le re c ib ie s e ; Alfonso X I I había sido villana- I
r * n T V U n i T m P A IM T n,u>' apreciada para el tocador y
mente silbado la víspera, á su llegada á París, por una muí- |
páralos baños. Houbigant, perfu­
mista, París.
titud inconsciente de su grosero crim en. M r. G r é v y ante
tan inaudito insulto se había mostrado más que prudente;
Aconsejam os á las personas que usan el V ino dk C hassai .n g que procuren
de cuantos franceses rodeaban á su Presidente en la esta- I
asegurarse de la autenticidad de tos (ráseos que compran. E l gran consumo de
ción del N o r te , los dos únicos que no perdieron la cabeza,
este producto h a dado tu g a rá numerosas falsificaciones. E x ig ir : i.° , la fir­
que se mostraron dignos de su virilid a d , fueron P ittié y
m a C iiassain c en la etiqueta : 2 °. esta misma firma en cuatro colores sobre la
cim a que cierra las cápsulas ; 3.0, sobre cada página d el fo lleto que envuelve
M r. Jules F e rry ; el R e y , después de su visita al E liseo, se
los frascos , e l filigrana C hassaing-G utnon y C. , P a rts( visible por transpa­
había encerrado en su departam ento y no había querido
rencia) ; 4 .0, el timbre de la Unión de lo s fabricantes con la firma C k a s s a in g .
recibir á ningún francés. A l llegar el general P ittié halla- 1
base quien estas lineas escribe con el general Blanco y el 1
Marqués de la V eg a de A rm ijo , á la sazón m inistro de E s­
tado , en lo que provisionalm ente era antecámara de S. M . I
E l R e y se vestía para ir á oir misa á la inm ediata iglesia
de Santa C lotilde. P it t ié , á guisa de buenos dias, exclam ó: ¡
« ¡ A h quetle ¡tonte, ruáis quelle /ronte!! » Y dirigiéndose al
dignísim o M arqués de la V e g a de A r m ijo : «V e n g o , E xce­
E l H I E R R O B R A V A t S Sosa muy asimilabfc:
medicamento el más eficaz para combatir la debi­
lencia— dijo— á rogar á S. M . m e diga á qué hora podrá
lidad de los enfermos y de los convalecientes.
rec ib irá ! señor Presidente de la R epú blica, quien cuanto I
antes anhela cum plir con e l deber de presentar a l R ey de \
E l H I E R R O B R A V A f S W Z X S}¿ S £
E spaña las excusas de F ra n cia . » A l term inar esta frase, sa­
de la C lo r ó a in , de la A n e m ia y do los c o lo r e s
p á lid o s . Devuelve a la sangre empobrecida el
lió S. M . de su cuarto, vestido de paisano, acompañado
color perdido con la enfermedad.
de su em bajador el Duque de F ernan-N ú ñ ez, del M ar­
qués de Alcañices y del C onde de M orp h }-. E l general
E l H I E R R O B R A V A I S t a m b r e s , ni f a t ig a
Blanco se adelantó hacia D. A lfon so, indicándole la pre­
d e l est& m o g o , ni d ia r r e a , ni e s a u m e n t o
d e v ie n tr e .
sencia del general P it t ié ; S. M. tendió al G eneral francés la
m ano, y sin dejarle tiem po de rep etir su dem anda: « D iga
E l H I E R B O B R A V A / S principio de cada co­
usted , mi g en e ra l, al señor Presidente— exclam ó S. M .—
mida (10 a 12 gotas). No comunica sabor ni olor
que me será muy grato recibirle á las tres. » M r. G ré v y
al agua ni á cualquier otro líquido.
fué punt ual ; el R e y adm itió sus excusas, y S. M. fue á c o ­
E l H I E R R O B R A V A I S T a r o T J \ : Z % r nmer aquella noche al E lis eo : el conflicto se habia resuelto
HBSEROSAS IMITACIONES Y FALSIFICACIONES
á satisfacción de todos. Pues b ie n , á las nueve de la ma­
E x i g i r la firma I t . I t l t A Y A í . S , impresa en rojo.
ñana del 30 de Septiem bre de 1883 el general P ittié fué
DEPÓSITO EN LA MAYOR PARTE DE FARMACIAS
motu profirió á la Em bajada, y cuando á las diez vo lv ió al
E líseo dió cuenta á M r. G r é v y de lo q u e, sin consultarle,
Perfum erla exitica S E N E T , 35, rue du Quatre Septembre,
habia hecho, y le ob ligó á ratificar lo que su prudencia y
Parts. ( Vèame los anuncios.)
discreción le habían sugerido. Desde entonces el general
P ittié tenia verdadero culto por nuestro pais, por nuestro
Perfumerla Ninon, V ' L H C O N T E ET C 1«, 31, rue du Quatre
m alogrado R e y , y lo único que acaso solicito en su vida
Septembre, Paris. ( Veanse los anuncios.)
con em peño fué venir com o em bajador extraordinario á
los funerales de D. A lfonso. A l m ilitar, al litera to , al pa­
trio ta , los parisienses le han hecho unas honras fúnebres
dignas de el. ¡Descanse en paz!
Espacio me falta para dedicar en mi quincena algunas
lineas á la critica dram ática; la gran novedad teatral del
Acercándose la terminación del presente año, y
m om ento es el próxim o ensayo general de P a tr ie, á bene­
con ella la de la mayoría de las suscriciones, el A d ­
ficio de los inundados del M ediodía. I-as localidades de la
ministrador de L a I lustración E spañola y A meri­
O pera para tal función se venden d precios fabulosos; las
cana
ruega expresivamente á los actuales señores
butacas y sillones de halcón, los asientos de los palcos
abonados
que tengan el propósito de continuar favo­
proscenios, plateas y bajos cuestan 100 trancos; los asien­
reciendo el periódico en el año de 1887, se hagan
tos de baignoires, 80 ; los de palcos principales, 50: las si­
llas de parterre, 4 " ; las de anfiteatro, 30; las entradas de
cargo de que la puntualidad y la exactitud en el ser­
paraíso, 15, 7 y 5, según sean de antepecho, delantera ó
vicio ganarán mucho con que para la renovación de
gallinero sin num ero de orden. A pesar cié que un palco en
las suscriciones se nos avise anticipad amen te, evitán­
tales condiciones representa el haber mensual de un jefe
dose así errores é interrupciones que todo el celo de
superior de adm inistración, todos ellos se hallan ya tom a­
esta Administración no basta á impedirse produzcan,
dos ; nuestro Em bajador ha pedido se le reserve uno de
dada la extraordinaria aglomeración de trabajo que á
los m e jo re s : asi España devu elve cortésm ente á Francia
fines y principios de cada año pesa sobre ella.
a lgo de lo mucho que ésta hizo para aliviar el desconsuelo
Es muy conveniente que los Señores Suscritores
de nuestos hermanos de Murcia.
Queda de usted, mi querido D irec to r, devotísim o am igo
se sirvan acompañar á sus avisos de renovación una
y seguro servidor, q. s. ni. b.,
de las fajas impresas ó manuscritas con que actual­
PÁTE AGNEL * AMIDALINA Y GLICERIMA
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de la Señora
A
llen
para restaurar las canas á su primi­
tivo color, al brillo y la hermosura
de la juventud. Le restablecen su
vida, fuerza y crecimiento. Hace
desaparecer muy pronto la caspa
Su perfume es rico y exquisito.
« U N F R A S C O B A S T Ó .* T al es la
expresión de muchos cuyos cabellos han
sido restablecidos á su color natural y cu­
ya calva se ha repoblado N o es un tinte,
y de consiguiente es perfectamente in­
ofensivo. Los que quieran rejuvenecer
los cabellos y conservarlos toda la vida,
deberán procurarse inmediatamente un
frasco del Restaurador Universal der
Cabello de la Sra. 8. A . A L L E N .
Depósito Principal: 114 y 11(1 Southampton Uow, Londres; París y Nueva
York. Véndese en las Peluquerías, Perfu­
merías y Farmacias Inglesas.
Y
E l sistema de vender
con p e q u e ñ o b e n e ­
fic io y enteramente de
confianza es absoluto en
los A Imacenes d el B O N
M ARCH É.
A NUESTRAS LECTORAS.
MARCHE
MAISON ARISTIDE BOUCICAUT
M A G A S IN S
DE
359
A M E R IC A N A .
AU
U N I V E R S A L d el
S. A.
ESPAÑOLA
NOUVEAUTÉS
I * A . I l 1 S ,
________
Los A Im a ce n e s del \
B o n M a r c h é son tos
mayores, los mejor dispues,os,y los mejor orga­
nizados : con ta l motivo
figuran entre las curiosidades de Paris.
Tenemos el honor de informar á las Señoras de que nuestro Catálogo ilustrado de las N o ­
vedades de la estación acaba de salir y de que será enviado f r a n c o á todas las personas que
lo pidan.
También enviamos, f r a n c o , si_se pide, las muestras de todos nuestros tejidos nuevos en:
Sedas, Terciopelos, Lanas, l }años, Telas nuevas, Tejidos impresos, Tapices y iTelas
el para mue­
os en: Toilettes
bles, así como los álbums, descripciones y reproducciones de nuestros modelos
Trajes,
Enaguas,
Peinadores, vestidos
Vestidospara
nuevas, Abrigos, J
rajes, fPieles,
ie le s , Modas y Tocados,
locados, Faldas,
fa ld a s, f.nag
ua s, feinadores,
jóvenes y niños, Lencería, Ropa llanca hecha, Paraguas, Sombrillas, Guantes, Corbatas, F lo ­
res y plumas, Calzado tara hombres, señoras y niños, Artículos de P arís, Tapicería y
Muebles, etc, etc.
En razón al crecimiento constante de nuestros negocios, nuestros surtidos en todas las nove­
dades de invierno son más considerables que nunca, y podemos afirmar que las ventajas que
nosotros ofrecemos bajo el punto de vista de la calidad y de la baratura de las mercancías son
incontestables.
Nuestros envíos para ios países de Ultramar, á partir de un valor de 25 f r a n c o s , se ex­
piden franco de porte hasta el puerto de embarque. N o pudiendo hacerse los envíos contra
reembolso, rogamos á nuestra clientela que envíe el importe de los pedidos al formularlos.
L o s A l m a c e n e s d e l B O N M A R C H É s e e n g r a n d e c e n c o n t in u a m e n t e , s in
b a s t a r d e l t o d o á l a a flu e n c ia c r e c i e n t e d e l a c l i e n t e l a . R e c i e n t e m e n t e se
h a n .o p e r a d o n u e v o s e n g r a n d e c i m i e n t o s , lo s c u a le s h a c e n d e l B O N M A R ­
C H É un « A L M A C É N Ú N IC O E N E L M U N D O .* O t r o s e n g r a n d e c i m i e n t o s c o n ­
s i d e r a b l e s e s iá n e n v i a d e e je c u c ió n y s e r á n in a u g u r a d o s m u y p r ó x i m a ­
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La Casa del B O N M A R C H É tiene por principio no poner en venta, aun á l'os Precios más
reducidos, sino mercancías de primera y muy buena calidad.
L o s A lm a c e n e s d e l B O N M A R C H É n o t ie n e n s u c u r s a le s n i r e p r e s e n t a n ­
te s , n i e n F r a n c i a n i e n e l E x t r a n j e r o , y s u p lic a n á l a s D a m a s q u e d e s c o n ­
fie n d e l o s c o m e r c i a n t e s q u e s e s i r v a n d e s u t i t u l o c o n e l o b j e t o d e e s t a ­
b l e c e r c o n fu s io n e s .
Para poseer las verdaderas recetas de juventud
hermosura, venidas en línea recta de Ninón de
¡nclos y encontradas por el doctor Leconte, asi
como los otros productos auténticos de laParfiumerie Ninon, pedidlos únicamente á esta casa de
París, 31, rué du 4 Septembre Sin tener nunca
nada que temer de las falsificaciones, encontraréis
allí la V é r i t a b l e L a i t M a n t illa para re­
constituir el pecho sin necesidad de recurrir al
algodón ni al caoutchouc ni á los ahuecadores de
las ballenas del corsé; la V é r i t a b l e e a u d e
N in o n , que purifica la piel y os permite desafiar
las arrugas en cualquier edad; el D u v e t d e N i ­
n o n , el más sano de los polvos de arroz, como
lo ha probado el sabio doctor Constantino James
en sus conferencias, que comunica al rostro una
blancura ideal: la S ó v e s o u r c i l l i é r e , que hace
brotar sin artificio las cejas y las pestañas.— La
Parfumerie Ninon manda á todos los países los
productos que se le piden, cuando acompaña al
pedido un chique sobre un Banco de París.— La
Parfumerie Ninon expide á todas partes sus pros­
pectos y precios corrientes.
Depósito en Madrid, en casa del S r. Conde de P o r­
tes, Montera, 20, pral., y en Barcelona, en casa de
fo s é Lafiont, 2 2 , calle d el Cali.
L
Q u in in a t M e t ie r
ó d e la s 3 M a r ca s
Adoptada por todos los médicos en
razón de su pureza y eficacia contra las
Jaquecas, las N eu ralgia s, los Accesos
fe b rile s , las F ieb res in term iten tes y
palúdicas, la Gota, el Reum atism o,
los Sudores nocturnos. Cada cápsula,
del grosor de un guisante, lleva el
nombre de PELLETIER, obra más fnmnri
pronto que las píldoras y grageas,
y se traga más fácilmente que las obleas
medicamentosas.
D epósito en P A R IS , 8, ru é V iv ie o n e
yen /a»principales Farmaclttde ESPAÑA
En Madrid, perfumería Frera, Car­
men. i ; perfumería Inglesa, Carrera de
San Jerónimo, 3; hijos de Fortis, Puer­
ta del Sol, 2 ; perfumería Pascual , A re­
nal, 2 ; E l Ramillete europeo, Sevilla, 8
y 10, y al por mayor, Porcina!, La Cen­
tral, calle de Don Martín, 63.
OPRESIONES
TOS,
CATARROS, CONSTIPADOS.
ASM A
NEURALGIAS
CURACAS
por los CIGARRILLOS ESPIO.
Aspirando el humo, penetra en el pecho, calma el sistema ner­
vioso, facilita la expectoración y favorece las funciones de los órga­
nos respiratorios.
( E xigir esta firm a : J. E S P IC .)
O I I I M
EXPOSITION
M
I I I I
J a ? UNIVERS,01878!
Médaille dOr ^ fw C ro ixJJb e Y a lie rj
V e n t a p o r m a y o r J . K S P I C , 1 2 8 , r u é S a l n t - L a z a r o , P a r la .
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Y en las principales Farmacias de las Amérieas.— 2 fr. l a c a ja .
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E . C O U D R A Y
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lipoilcItMi d
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n In del
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MMSON FONDÉE EN
1864
Se halla de venta en casa de Lhardy.cn el Café Hestanrtnl
de Forno3 y demas casas principólos de Madrid » aa
toda» las cíudade» de Eapáüa.
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46, F »u b i Poissonniéra, P A R IS
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£ rroz,
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y en Casa de PINAUD, 3 7 . Boulevard de Strasbourg, PARIS
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agradable y el mas sano, dando los
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y em b ellecer e l cutis.
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restituye progresivamente
al Cabello y a la Barba su C o o r p r i m i t i v o .
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DE
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T O
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Unica aprobada por
la A C A D E M IA de M E D I C I N A de P A R I S
P O L V O S de B O T O T
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J-J. V
I
\^i I j l . A L
I J 1 j
I
I . I i I I I j . frutos de las regiones tropicales, imprime
en el rostro la frescura de la juventud. H .ganse los pedidos exclusivamente a la Parfiumene Exo­
tique, 35, rue du 4 Septembre. París, a fin de evitar las numerosas falsificaciones é imitaciones.
V
F V T C T F T f ’ V ( 1 r A I V se ceba mas que nunca en el
de la/fcra. Y
I j \ I i O I I 11 j .~Y" i l U . i fiumerte Exangüe, 35. rue du + Septembre, único
extractor inofensivo de las pecas ó manchas de la nariz. Para no ser engañados, exigir en el frasco
la inscripción impresa del nombre Anti-Bolbos.
I
L E B L A N C E T L E R O U G E E X O T I Q U E S , í! S t
inofensivos con jugos de plantas tropicales transforman el rostro como por encanto, idealizan el cutis
con matices sonrodados, luminosos y límpidos, merced á la diafanidad que imprimen al semblante.
Parfumerie Exotique, 35, rue du q Septembre. Pans.
O \ T IA
I 1 1 , 'Q
T A T A TT’ T \ rP Q . todas tienen manos regias, gracias al uso que
I TY 1 L i
1J JLj O
1 l l L I j ; V l o . hacen de la Pasta de los Prelados, de la P ar ju ­
m en t Exotique, 35, rue du 4 Septembre. Parts.
A rl ’1TA t T A FV á vuestro rostro la juventud y belleza fugitivas, recurriendo á la Brise Exotix Y 1 1 l A f L U que de la Parfum erie Exotique, 35, rue du 4 Septembre, Paris.— El catálogo
de los productos se envia franco a todos los países.
Depósito en Moni ui. encasa del Sr, Conde de Portes, Montera, 20, p r a l.,y en Barcelona, en casa de
José Lafiont, 22, calle del Cali.
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D epósito : 229, R u e S t-H on ore, P A R IS
Por menor en las principales Casas.
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todo Hierro
P
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1 4 . P a s s a g e J o u ffr o i
P A B 18 .
34 MEDALLAS DB HONOR.
et
Se envían m odelos en dibujos y
precios corrientes francos.
3G0
LA
IL U S T R A C IO N
L IB R O S P R E S E N T A D O S '
Á
ESTA
R E D A C C liX
POR ACTORES ó
ESPAÑOLA
B E L L A S
EDITORES.
Y
N.° X L V Í
A M E R IC A N A .
>1 a n u a l «lo tó«-ni«-a a n a t ó m ic a ,
que compren­
de todas las materias de la asignatura de Disección,
por D. Federico Olóriz Aguilera, catedrático por
oposición de Anatomía descriptiva en la Facultad
de Medicina de Madrid, y ex ayudante disector y
ex profesor de Disección en la de Granada.— Cua­
derno 2.0— Precio del cuaderno: 3 pesetas.— Sus­
críbese en las principales librerías, y en las ofteicinas de E l Cosmos E ditorial, Madrid (M o n ­
tera, 21).
A R T E S .
C ú d ic o »1** c o m e r c i o , promulgado en 22 de
Agosto de 1885, concordado con el de 30 de Mayo
de 1829, anotado con las disposiciones de Derecho
ci\il y administrativo, jurisprudencia del Tribunal
Supremo, exposición de motivos y opiniones de I03
autores que aciaran y completan sus preceptos,
precedido de una introducción histórica sobre la
marcha del comercio y de su legislación principal­
mente en España, y seguido de un apéndice que
contiene: i.°, ley ae 30 de Julio de 1878 y Real
Orden de 14 de Abril de 1885 sobre patentes de
invención ; 2", reglamentos de 21 de Diciembre de
1885 y 12 de Febrero de 1886, para el Registro
Mercantil de la Península i islas de Cuba y Puerto
R ico; 3.", reglamentos de 31 de Diciembre de 1885,
16 de Abril y 18 de Junio de 1886, sobre Bolsas de
Comercio en la Península, islas de Cuba v Puerto
R ico, y régimen interiordela Bolsa de Madrid;
4.0, ley de 12 de Noviembre de 1869 reformando la
legislación de las compañías de los ferrocarriles y
concesionarias de obras públicas ; 5.0, decreto de 5
de Enero de 1869, sobre procedimientos de apre­
mio contra deudores á las instituciones de crédito;
6.a, real decreto de 28 de Enero de 1886, haciendo
extensivo el Código de Comercio á Cuba y Puerto
R ico; 7.0, decreto de 22 de Noviembre de 18GS, so­
bre adquisición de buques por los extranjeros;
8.°, real decreto de 7 de S'oviembre de 1876, sobre
otorgamiento de escrituras referentes á embarca­
ciones; 9.0, los aranceles consulares de 2p de Junio
de 1886, y io.°, real decreto de 9 de Abril de 1886,
sobre Cámaras de Comercio, por D. José María
Ros Biosca, doctor en Administración del Cuerpo
de Abogados del Estado, por oposición , y del ilus­
tre Colegio de Valencia.— Valencia y Octubre de
1886. Un tomo en 8.° mayor, de 800 páginas, de
buen papel é impresión, que se vende, á 7 pesetas,
en Valencia, y 7,30 fuera. Para recibirle bastará con
remitir su importe en libranzas del Giro Mutuo o
letra de fácil cobro á la librería de don Pascual
Aguilar (Caballeros, 1, Valencia).
M .'inu ol «le l:i l i nnno N o c ió t e , par la Comtesse
de Valresson. (A . Ghio, editeur; París, Palais Royal.) Este librito justifica perfectamente su titulo
y ha tenido acogida muy simpática en la sociedad
cuyos usos y costumbres describe, habiendo llegado
en poco tiempo á la 4.11 edición. Folleto de 108 pá­
ginas en 8.” mayor, que se vende, á 2,50 francos,
en París, librería del editor M. Auguste Ghio (P a ­
lais Royal, 1, 3, 5 y 7, Galerie d'Orléans).
C a m p a n a «I«- H u e s c a , crónica del siglo XII,
por D. Antonio Cánovas del Castillo; con el Prólogo
que para su segunda edición escribió D. Serafín Estélianez Calderón ( E l Solitario). Esta interesantí­
sima crónica oscense está ya juzgada: de ella se han
hecho cuatro ediciones, y se puede afirmar desde
luego que el público ilustrado, los jóvenes estudio­
sos que aun no la conozcan, agolarán en breve los
ejemplares de la lujosa edición que, discretamente
corregida por el ilustrado autor ae la obra, acaba
de publicar nuestro estimado compañero en la pren­
sa D. Antonio Rapela, director de E l Noticiero. Un
tomo de 572 páginas, que se vende, á 3 pesetas, en
las principales librerías.
^
L a
P o e m a s « le la H i h l i a ; Jesús. — M aría.— José.—
Moisés.—-David.— Salomón.— Seis interesantes libritos escritos por D. Cecilio Navarro, y publicados
por los conocidos editores D. Juan y D. Antonio
Bastinos, edición de lujo y bellísima, con lindas
portadas al cromo, grabados y páginas orladas.
Seis preciosos premios para las niñas y los niños
aplicados. Diríjanse los pedidos á los editores, Bar­
celona (calle de Pelayo, núms. 52 y 54).
E l C a n a r io , curioso estudio de su
L a F o r tu n a
origen , costum­
bres, razas, variedades y carácter, ele., con intere­
santes detalles referentes á la cría de dicho animal
doméstico ; Cria defaisanes yperiquitos ondulados, y
Cria de las perdices de California, cotí reglas para
hacerlas poner doble y triple número de nuevos y
para criar los pequeñuelos, terminando con un ex­
tenso tratado sobre la Disección de toda clase de aves.
Un tomo de 326 paginas en 8.u, que se vende, á
una peseta, en la librería del editor D. Pascual
Aguilar, Valencia (Caballeros, ¡), y en las princi­
pales de España.
«LAS
PALOM AS
DE
SAN
M ARCOS
DE
«le l o s R n u g o u , por Emilio Zola;
versión castellana de D. Juan de la Cerda. Esta
novela, primera de una serie titulada Los Rougou
M acquart, ha sido traducida fielmente, sin desvir­
tuar los detalles literarios, ni lo gráfico de la frase,
ni lo valiente de la expresión del pensamiento.
Forma dos elegantes volúmenes en 8.“, y se vende,
á 5 pesetas (los dos tomos), en las principales libre­
rías y en las oficinas de E l Cosmos Editorial, M a­
drid (Montera, 2j).
V E N E C IA . »
Cuadro de A. Echtler.
V.
N UEVO T R A T A M IE N T O
CONSTRUCCIÓN t
INSTA [.ACIÓN
PolvOyAguas Dentriíicos ;: Société Hygiénique
DI
¡ A P A R A T O S E LE VA D O R ES
EN
O I I.A a
£11VINO do
PEPTONA CATILLON
P a r a B L A N Q U E A R y C O N S E R V A R lo s D IE N T E S
D E P Ó S IT O
GENERAL,
I
del E s t o m a g o,|
de los Intestinos, del P e c h o ,
L a n g u i d e z , A nem ia, tic.
E n fe rm e d a d e s
G E N E R A L : R U E DE R I V O L I , 5 5 , P A R I S
Desconfiar de las imitaciones y falsificaciones.
(Carne asimilable y Fosfatos orgánicos)
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N iños, A ncianos, Convalecientes! rtt.
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estab'eclds en ISO?
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BORDEAUX
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P A H 1S
ti lu principales farmacias de Francia j del Extranjero.
U N I N G E N I E R O E X P E R I M E N T A D O . <!c«ea un
compromiso para la Am érica del Sm i. entune el español,
f anai» é inglés.— E scribir A . 7 . S o e ifti V- d e tu P . flit p a KO-Ám iricetine, 1 4 , A v . d e t O p t r a , Pa ris,
Pedro BOITRSADD
* El trapico coltilUoo áel E U X ia
mtüTlíHICO DE I.OR RR. PI’.llKSKU CTINOS, que con 46pU de »linitu» potu en
el mrui cur* j «Tit» U cartee j fortalece
os -nclaa d .mío * loe dientes un blanco
perfecto.
» Es un Tentadero «enrielo el que píce­
la no» 4 nuutroa tenores sef liándolas
esta intlpua y útilísima prepar.elon e»um>
el mi)ír un,Uro p único procreaneo
iwitr. i aa palones denlorías •
y todas las Enfermedades nerviosas se curan al ins­
tante con las P i l d o r a s A n t i - N e u r á l g i c a s
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P .I N I S —
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n p ro b .“ p o r la A c a d . 4 d e C ie ñ e .4 M é d ic a s
11a ra la c u r a c ió n r á p id a d e la a n e m ia ,
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A
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B
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Compuesta con el E x t r a c t o «/«>/ J a b o r a n d i . planta brasileña, cuya acción especial
de vista de la higiene, dan a la tez la blancura mate, suave y discreta de la camella, quita y verdaderamente extraordinaria, ba sido demostrada cienUllcamente; este preparado fería­
las manchas, arrugas y otras imperfecciones.
___
líece. espesa el cabello y evita su caída en breves días.
D U S S E R , 1, R U E J E A N - J A C Q U E S R O U S S E A U . P A R I S
En M a d rid : MELCHOR GARCIA, d;po>iurio, y tn los Perlnmerias tt PASCUAL. IBERA, INGLESA, ttc. — En B a r c e lo n a : V IC E N TE FERRER. depositario, y en 1« Pertnmtrias áe LAPflWT, etc.
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Reseñado* tolos los derecto* de propiedad artística y literaria.
M A D R ID . — EstahJerimirnto tipográfico « Sucesores de Rivadentryra
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