Pita López Wendoline

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UNIVERSIDAD VERACRUZANA
FACULTAD DE NUTRICIÓN
CAMPUS VERACRUZ
“RELACIÓN DEL ÍNDICE DE MASA
CORPORAL CON LAS CONDUCTAS
ALIMENTARIAS DE RIESGO EN ALUMNOS DE
NUEVO INGRESO GENERACION 2009, DE LA
UNIVERSIDAD VERACRUZANA”
TESIS
QUE PARA ACREDITAR LA
EXPERIENCIA RECEPCIONAL
PRESENTA:
Wendoline Pita López
ASESOR:
Biol. Ma. Teresa Paredes García
Mtra. Gloria Luz Noriega Riande, NC
H.VERACRUZ, VER.
2012.
Resumen
Objetivo: Estimar la frecuencia de las conductas alimentarias de riesgo (CARs) de
acuerdo al índice de masa corporal (IMC) en la población estudiantil de la
generación 2009 del área de ciencias de la salud, de la universidad Veracruzana,
campus Veracruz.
Material y métodos: Estudio de tipo exploratorio y en forma retrospectiva con una
muestra representativa de 427 alumnos que ingresaron a las diferentes Facultades
del área de ciencias de la salud, Campus Veracruz de la Universidad Veracruzana
en Agosto de 2009. Se les aplico un cuestionario breve para medir las CARs
elaborado por Claudia Unikel y colaboradores.
Resultados: Se encontró que la prevalencia más significativa de CARs oscilan
entre 1.7% y 23.08% para el hombre y 1.72% y 37.5% en mujeres con peso
normal, y que la CAR con mayor prevalencia fue la preocupación por engordar
para ambos sexos.
Conclusiones: Actualmente los adolescentes practican CARs, esto puede
deberse a que existe una distorsión de su imagen corporal, lo cual en un futuro los
puede llevar a padecer un trastorno de la conducta alimentaria.
Palabras clave: Adolescentes. Conductas alimentarias de riesgo.
IMC.
Trastornos de la Conducta Alimentaria. Cuestionario breve para medir conductas
alimentarias de riesgo.
2
Contenido
CAPITULO 1
Introducción
Planteamiento del problema
Objetivos
 General
 Específicos
CAPITULO 2
Marco teórico
 Adolescentes
 Definición
 Cambios físicos
 Ajustes emocionales
 Ajustes intelectuales
 Ajustes sociales
 ¿Qué quiere el adolescente?
 ¿Qué necesita un adolescente?
 Composición corporal
 Indicadores
 Índices
 Percepción corporal
 Definición
 Imagen Corporal
 Percepción de la imagen corporal en adolescentes
 Factores que contribuyen a la formación de la percepción
corporal
 Trastornos de la conducta alimentaria
 Definición
o Factores predisponentes
o Factores desencadenantes o precipitantes
o Factores mantenedores
o Anorexia nerviosa
o Bulimia nerviosa
 Criterios diagnósticos de los trastornos de la conducta
alimentaria
o Anorexia nerviosa
o Bulimia nerviosa
o Trastorno de la conducta alimentaria no
especificado
 Epidemiología de los trastornos de la conducta alimentaria
 Instrumentos para identificar los TCA
 ABOS
 ACTA
 BITE
5
7
7
7
10
10
18
18
18
18
19
19
22
23
26
26
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34
34
36
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39
39
42
44
44
51
56
57
67
67
68
68
3
 BULIT
 EAT
 EAT 26
 ChEAT
 EDE-Q
 EDI
 Encuesta SCOFF
 QEWP-R
 Validación de diversos instrumentos en México
 Instrumentos con mediciones relacionadas con los TCA
CAPITULO 3
Diseño metodológico
 Tipos de estudio
 Población y muestra
 Instrumento
 Procedimiento
 Tiempo
 Recursos
 Proceso
 Plan de tabulación y análisis
CAPITULO 4
Resultados
 Generales
 Bioanalísis
 Educación Física
 Medicina
 Nutrición
 Odontología
 Psicología
Conclusiones
Bibliografía
Anexos
69
71
73
74
75
75
77
78
79
82
84
84
84
85
85
85
85
86
86
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90
92
94
97
99
101
103
105
114
4
Introducción
Las Conductas Alimentarias de Riesgo (CAR), son manifestaciones que no
cumplen con los criterios de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), pero
que son conductas características de los mismos, tales como práctica de dietas,
atracones, conductas purgativas y miedo a engordar. (Rodríguez A.B et al )
Según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (El DSM-IV) los
TCA se dividen en: Anorexia Nerviosa, Bulimia Nerviosa y Trastorno de la
conducta Alimentaria no especificado, este último apartado engloba a aquellos
trastornos que no cumplen los criterios para alguno de los trastornos específicos.
La anorexia y la bulimia, son trastornos de la conducta alimentaria que se
desarrollan principalmente en el período de la adolescencia y entre el 90-95% de
los casos son mujeres. Las estadísticas señalan que la prevalecía de la anorexia
Nerviosa fluctúa entre 0.2% y 0.5% y la de la Bulimia Nerviosa entre 2% y 3
(Raich, 1995). Así mismo, se encuentra que la relación hombre – mujer de la
anorexia nervosa es de 1 por cada 20 casos, esta relación es de 1 por cada 10
casos de bulimia nerviosa (Gutiérrez, et al 2001).
En el caso específico de México, DSM-IV y La American Psychological Association
(APA), en el 2000, señalan que la prevalencia de Anorexia nerviosa oscila entre
0.5% y 1% en mujeres; la bulimia nerviosa va del 1% al 3% en mujeres y de 0.3%
en hombres. En México la ocurrencia de trastornos de la conducta alimentaria en
población comunitaria es de 0.2% y de 0.38% de anorexia nerviosa, mientras que
la bulimia nerviosa se presenta entre el 0.14% y el 0.95%. (Mateo, 2002; Vázquez,
et al, 2004; Vázquez, 2005).
Perez Bolde (2005) señala que el riesgo de padecer bulimia nerviosa en México
aumentó en 1995 (34.76%) al año 2001 (37.94%). Claro está que no todas las
personas que están en riesgo llegarán a padecerlo, pero estas cifras señalan el
aumento a la vulnerabilidad que presenta la población mexicana, lo cual se
5
confirma con el incremento en el número de personas que acuden a los servicios
especializados como los ofrecidos por el Instituto Nacional de Psiquiatría
(Saucedo, 2003).
Estos incrementos, en el riesgo de padecer algún trastorno de la conducta
alimentaria, así como, la solicitud de servicios especializados de salud, están
íntimamente ligados a las distorsiones de la imagen corporal, ya que los jóvenes
andan en busca de su identidad y buscan a como de lugar encajar en la sociedad;
lo cual da la pauta para establecer que los trastornos de la conducta alimentaria,
que son un problema de salud actual.
El presente estudio de tipo retrospectivo tiene como objetivo estimar la frecuencia
de las conductas alimentarias de riesgo de acuerdo al Índice de Masa Corporal
(IMC) de los estudiantes de la Generación 2009 del Área de Ciencias de la Salud
Campus Veracruz de la Universidad Veracruzana.
Para identificar las conductas alimentarias de la población en estudio, a los sujetos
se les aplicó el cuestionario breve para medir conductas alimentarias de riesgo,
elaborado por Claudia Unikel y colaboradores, el cual consta de diez preguntas
agrupadas en cinco categorías: A) Preocupación por engordar, B) Pérdida del
control para comer, C) Vómito autoinducido, D) Prácticas de tipo restrictivo y E)
Medidas compensatorias. (Unikel S.C, Bojorquez C.L, Carreño G.S., 2004)
Además de la aplicación de la encuesta antes mencionada, se tomaron medidas
antropométricas como el peso, la estatura y la circunferencia de cintura; teniendo
como finalidad la obtención del IMC.
Por tanto, a través de la realización de este estudio se obtendrán una visión
panorámica de la frecuencia de las conductas de riesgo entre los universitarios,
para así poder desarrollar medidas para la prevención y tratamiento de las
mismas.
6
Planteamiento del problema
¿Existen trastornos de la conducta alimentaria en la población estudiantil de la
Generación 2009 del área de Ciencias de la Salud, de la Universidad
Veracruzana, campus Veracruz?
Objetivos
General
Estimar la frecuencia de las conductas alimentarias de riesgo de acuerdo al índice
de masa corporal (IMC) en la población estudiantil de la Generación 2009 del área
de ciencias de la salud, de la Universidad Veracruzana, campus Veracruz.
Específicos
1. Clasificar el Índice de Masa Corporal de los sujetos de acuerdo a los puntos de
corte establecidos por la OMS.
2. Categorizar los sujetos de acuerdo al sexo y clasificación del IMC.
3. Comparar entre las facultades de Área de Ciencias de la Salud, la prevalencia
de las Conductas Alimentarias de Riesgo.
7
Marco teórico
I.
II.
III.
IV.
Adolescentes

Definición

Cambios físicos

Ajustes emocionales

Ajustes intelectuales

Ajustes sociales

¿Qué quiere el adolescente?

¿Qué necesita un adolescente?
Composición corporal

Indicadores

Índices
Percepción corporal

Definición

Imagen Corporal

Percepción de la imagen corporal en adolescentes

Factores que contribuyen a la formación de la percepción corporal
Trastornos de la conducta alimentaria

Definición
o Factores predisponentes
o Factores desencadenantes o precipitantes
o Factores mantenedores
o Anorexia nerviosa
o Bulimia nerviosa

Criterios diagnósticos de los trastornos de la conducta alimentaria
8
o Anorexia nerviosa
o Bulimia nerviosa
o Trastorno de la conducta alimentaria no especificado
V.
Epidemiología de los trastornos de la conducta alimentaria
VI.
Instrumentos para identificar los TCA

ABOS

ACTA

BITE

BULIT

EAT

EAT 26

ChEAT

EDE-Q

EDI

Encuesta SCOFF

QEWP-R

Validación de diversos instrumentos en México

Instrumentos con mediciones relacionadas con los TCA
9
Adolescentes
Para poder hablar de alteraciones en la conducta de un adolescente, primero se
debe tomar en cuenta que muchas de las cosas que hacen los jóvenes, aunque
puedan parecer extrañas, son habituales y se deben al momento de desarrollo en
el que se encuentran. Se necesita, entonces, conocer cuáles conductas son
normales, cuáles no lo son y por qué. Además, si se quiere entender por qué
alguien desarrolla síntomas como los de los trastornos alimentarios, se debe
empezar por conocer los conflictos que pueden dar pie a tales sintomatologías.
(Silva Cecilia, 2007)
Es importante comprender que la adolescencia, es un período en el cual se
producen un gran número de cambios. Físicamente se observa una pronunciada
aceleración de crecimiento y maduración, lo cual produce la modificación rápida
del cuerpo. Se desarrolla intelectualmente y alcanza las habilidades intelectuales
más complejas, con lo cual empiezan a ver la vida de forma diferente. Desde el
punto de vista social, modifican la forma de relacionarse con sus coetáneos y con
los adultos, así también se empieza la búsqueda de su identidad. Todos estos
cambios (físicos, psicológicos y sociales) producen en los jóvenes una intensa
sensación de descontrol y de extrañeza; se sienten “raros”, “diferentes” y muchas
veces tampoco entienden lo que les sucede ni son capaces de controlarse, lo cual
produce angustia y miedo ante lo desconocido.
Uno de los cambios más característicos de esta etapa es el del cuerpo. Para el
adolescente es uno de los más difíciles de asimilar. Los rápidos cambios físicos
que experimenta le preocupan y hacen que se sienta incómodo. Su cuerpo
cambia, su voz cambia, aparecen los caracteres sexuales secundarios (busto,
vello púbico, bigote, etc.) y, por ello, la imagen que tiene de sí mismo también se
modifica. Estos cambios no tienen lugar en todos los adolescentes a la vez, puesto
que hay grandes diferencias individuales, lo que puede hacer sentir en desventaja
a los menos desarrollados en relación con sus compañeros, en tanto que los más
desarrollados muchas veces se sienten avergonzados. ( Bowlby J. 1985 )
10
El peso también se convierte en objeto de preocupación. Todos los adolescentes
deben ganar unos cuantos kilogramos, primero porque su cuerpo crece y gana
masa muscular; segundo, porque empieza a acumularse grasa (sobre todo en las
mujeres) en zonas específicas, como las caderas o las piernas y, tercero, porque
el cambio hormonal gracias al cual se desarrollan los caracteres sexuales produce
variaciones metabólicas que le pueden llevar a retener líquidos. El adolescente no
tiene claras estas explicaciones y únicamente se da cuenta del aumento de sus
dimensiones, a las que inicialmente ni siquiera está habituado. Es por ello que se
muestran torpes y tropiezan con facilidad; literalmente, su cuerpo les queda
grande. Todo esto les hace sentir incómodos, sobre todo porque prestan gran
atención a la opinión de los otros, les importa mucho lo que piensen de él y cómo
lo vean, y además tienden a sentirse en el centro de las miradas, por lo que
buscan apegarse a los cánones de belleza establecidos por el grupo, que
generalmente están asociados con lo delgado y de que el sobrepeso no es
atractivo. ( Kaufman K, Brown R., 1993)
Como consecuencia de estos cambios físicos, se observan también cambios
importantes en el concepto de sí mismos o autoconcepto y en la autoestima, y si
éstos, por alguna razón, no lograron establecerse correctamente durante la
infancia, será aún más complicado para los adolescentes contender con las
exigencias del entorno y con los cambios que ellos mismos sufren. (Bowlby, J.,
1985)
El hombre, a diferencia de otras especies, experimenta un crecimiento lento y
largo durante toda la vida. Desde el momento de la concepción hasta la muerte,
pero los cambios más significativos se llevan a cabo durante la adolescencia, ya
que son más notorios y marcan la transición entre la niñez y la vida adulta. La
adolescencia comienza alrededor de los 12 ó 13 años; es precedida por la
pubertad, que aparece entre los 11 y 12 años, y se extiende hasta los 18 ó 20
años. No podemos hablar de edades específicas, sólo de aproximados pues el
proceso tiene ligeras variaciones de un individuo a otro.
11
Los cambios físicos y fisiológicos transforman el cuerpo infantil dotándolo de
capacidad para reproducirse; estos constituyen el punto de partida desde donde
evoluciona la conducta social y la actitud hacia sí mismo y hacia otras personas. El
ritmo y la dirección de madurez de un individuo, es decir, la velocidad con la que
se desarrolla físicamente y la forma en que lo hace, puede tener efectos
significativos sobre su aceptación y estatus social, sobre la eficiencia de su
participación en varias actividades y sobre su ajuste emocional.
Si durante el desarrollo un joven alcanza las dimensiones esperadas por el ideal
social, se sentirá conforme consigo mismo. por el contrario, si se desarrolla
lentamente o simplemente no alcanza el ideal, muy probablemente se sentirá
diferente al resto, por lo cual evitara participar en actividades sociales para no
mostrar su cuerpo, y sentirse rechazado, lo cual afectara su estado de ánimo.
La transformación del cuerpo del niño en un cuerpo de adulto nunca ha sido
sencilla, pero cabe la posibilidad de que se haya vuelto más compleja con el
transcurso de los siglos, en tanto que el crecimiento de los adolescentes parece
estar ocurriendo cada vez más temprano y las presiones son mayores; los niños
de ahora tienden a crecer y a tener características de adultos más rápidamente de
lo que ocurría en niños de hace 100 años o inclusive de hace 50. Hasta hace poco
tiempo, por ejemplo, las niñas solían tener su primera menstruación alrededor de
los 13 años y hoy, la menarca aparece entre los 9 y los 11 años en la mayor parte
de los casos. Esto ha propiciado un desfase importante entre la entrada a la
madurez, físicamente hablando, y la posibilidad de participar en las actividades de
los adultos. Por ejemplo, un joven puede alcanzar la madurez corporal a los 14
años, pero es hasta los 18 años que la sociedad lo considera adulto. ( Silva
Cecilia, 2007)
Durante la adolescencia, se da un incremento pronunciado en el peso y la
estatura. Este cambio ocurre antes en las niñas (alrededor de los 10 años) que en
los niños (12 ó 13 años). Las niñas tienden a ser más livianas que los niños hasta
que se inicia la adolescencia, cuando ganan peso y su apariencia se redondea
gracias a la formación de capas de grasa debajo de la piel, que producen el
12
ensanchamiento de las caderas y la aparición del busto. Los niños alcanzarán
mayor peso pues ganarán masa muscular, manteniéndose así durante toda la
madurez.
Aunque se pueden establecer variaciones debidas a la composición física, a la
ejercitación del cuerpo, la alimentación, etc., suele existir una relación entre el
peso y la estatura; al principio, las niñas mostrarán un aumento mayor en la
estatura que los niños, pero hacia el final de la adolescencia, los varones las
rebasarán considerablemente.
También existe una estrecha relación entre la maduración sexual y la estatura, por
lo que es común esperar un aumento en la talla cuando el sujeto ha
experimentado una madurez temprana de las características sexuales; mientras
que a una madurez tardía de estas características, correspondería a un
crecimiento lento en la estatura.
Se puede decir que son cinco los principales cambios que suceden durante la
adolescencia en cuanto al aspecto físico:
1. Rápido aumento de la estatura y ganancia de peso.
2. Desarrollo de las glándulas sexuales o gónadas: en los varones, los
testículos se vuelven capaces de liberar esperma; en las mujeres, los
ovarios comienzan la liberación de óvulos.
3. Cambios en los órganos genitales y diversas áreas del cuerpo: crecimiento
del vello púbico, del vello facial, cambio de voz, aparición de busto, etc.
4. Cambios en la composición del cuerpo, específicamente en la cantidad y
distribución de la grasa y los músculos.
5. Cambios en los sistemas circulatorio y respiratorio, lo que increméntela
fuerza y el vigor.
La adaptación a estos cambios puede ser difícil no sólo porque el adolescente
tiene que acostumbrarse a las nuevas funciones, sensaciones y dimensiones de
su cuerpo, si no porque estos cambios físicos exigen una adaptación, también
compleja, a nivel psicológico, pues el sujeto se enfrenta a un “nuevo” cuerpo y, por
13
tanto, a un “nuevo” yo, y ese “nuevo” yo tiene que aprender a relacionarse de otra
manera con el mundo, con las personas que lo rodean e, incluso, consigo mismo.
Lo anterior convierte a la adolescencia en un periodo considerado conflictivo y
difícil, la labor que el joven debe llevar a cabo es realmente complicada. Una de
las principales situaciones a las que se tienen que enfrentar es transformar los
patrones adquiridos durante la infancia en las conductas adultas aceptadas por la
sociedad. El momento de transición de la infancia a la adultez constituye el
periodo preparatorio o de iniciación para la edad adulta; durante este periodo se
hace una recapitulación de toda la experiencia acumulada durante la infancia con
el fin de organizarla de manera que permita al niño ingresar al mundo de los
adultos. ( Álvarez, G. et al. 2000)
Encontrar su identidad es otra de las tareas importantes de la adolescencia, y para
lograrlo es necesario estar en relación con los otros, ya que en la medida en que
los jóvenes interactúan con otros jóvenes, se establecen las diferencias y
similitudes, lo cual permite que el adolescente encontrar sus particularidades. Ya
que si no estuviera rodeado por otros, no podría encontrarse así mismo. Es de
aquí donde surge la necesidad del adolescente de pertenecer a un grupo, sentirse
parte de…, identificado con..., pues es esa integración la cual le permite
encontrarse.
La identidad tiene un componente sexual importante, pues se vuelve
indispensable comportarse en la forma “apropiada para el propio sexo”. Las
mujeres se sienten presionadas por las exigencias sociales dirigidas a ellas y a su
figura (“tienes que ser bonita, estar delgada” etc.), y los varones temen ser
catalogados como poco masculinos si no desarrollan suficiente musculatura o
alcanzan una estatura determinada. De esta forma, en un intento por no sentirse
fuera de lugar o diferentes del resto, tanto hombres como mujeres recurren a la
imitación de modelos y los problemas algunas veces surgen cuando el modelo
elegido no es el adecuado o cuando se asumen conductas extremas (como dejar
de comer o realizar ejercicio en exceso) para alcanzar ese modelo. ( Bowlby, J.,
1985)
14
De esta manera, aunque el adolescente se ve regido por una gran cantidad de
normas y patrones de comportamiento, en realidad se encuentra sólo en la
definición
de
su
autoconcepto,
es
decir,
el
conjunto
de
conceptos,
representaciones, juicios descriptivos y valorativos que conforma el sujeto acerca
de sí mismo. O sea, que la sociedad nos dice cómo debemos ser, pero no suele
decirnos cómo conseguirlo. (Hunot, C., et al., 2008)
Durante la adolescencia, también se define la personalidad y coienza la
integración de los aspectos de sí mismo de una manera más organizada, estable y
coherente.
La adolescencia también es el momento en que el individuo consolida su
capacidad general frente al mundo, a la realidad y al entorno social, logrando
adaptarse y ajustarse a patrones de interacción duraderos. Es durante esta etapa
que el niño experimenta las diferentes formas que existen para interactuar con el
mundo; por primera vez está en posibilidades de establecer amistades
perdurables y tendrá que enfrentarse a normas sociales que cuando era niño no
se le obligaban a cumplir pero que ahora, si quiere ingresar al mundo de los
adultos, tendrá que seguir las consecuencias cuando rompa alguna de esas
normas. (Brusset, B. 1990)
También en esta etapa se consuma el proceso de interiorización de pautas
culturales y valores. Le guste o no, el joven tiene que adaptarse a su entorno
social, respetar las reglas establecidas y tratar de ajustarse a los principios
morales. No pasa nada grave si un niño dice una mentira, pero en boca de un
adolescente o de un adulto, una mentira puede tener importantes consecuencias y
poco a poco, el joven debe comprender esos cambios y adaptase a ellos.
Cuando esto sucede, el joven tiene que desarrollar su propia autonomía frente al
entorno, es decir, conforme se convierte en adulto tendrá la posibilidad de elegir lo
mejor para él y podrá adaptar las convenciones sociales a sus propias creencias.
Lo importante, en este sentido, es que aprenda a ser responsable, que siempre
15
tome en cuenta que sus actos tienen consecuencias y que se detenga a pensar si
está dispuesto a afrontarlas antes de decidirse a actuar.
En términos generales, las relaciones sociales son una de las dimensiones más
importantes en el desarrollo. Durante la infancia, las relaciones interpersonales se
establecen con los compañeros de la escuela, con los maestros y con los padres,
pero cuando se llega a la adolescencia, se amplían los espacios posibles para
relacionarse y los jóvenes se separan de la familia, lo cual les entusiasma pero al
mismo tiempo les asusta, pues salen de un ambiente seguro y conocido para
sumergirse en un mundo donde hay mayores diferencias entre las personas y
donde se encontrará con gente que puede tener valores, creencias y costumbres
distintas a las propias. (Silva Cecilia., 2007)
Por otra parte, la adolescencia implica el momento en que se inicia la separación y
el alejamiento de la familia, lo cual es importante para el joven durante el proceso
de adquisición de la autonomía personal y conforma el rasgo más destacado de su
nueva situación social. De todas formas, no debemos olvidar que aunque el chico
haga todo lo posible por sentirse independiente y por disfrutar su libertad, la
realidad es que a todo lo lago de esta etapa tiene una enorme necesidad de
afecto, cariño y atención de sus padres. (Bowlby, J. 1985)
De hecho, la demanda de escucha y cuidados se presenta en un grado similar, si
no es que superior, al que presentaba durante la infancia, y si se muestra huraño y
esquivo ante algunas manifestaciones de cariño de sus padres, se debe a la
confusión entre necesitarlos y querer ser independiente; entre mostrarse débil y
vulnerable, y suponer que se espera que sea fuerte y decidido.
Durante la adolescencia, se modifica también el concepto de amistad, pues se
establece una mayor intimidad con los compañeros que deja de estar basada en el
juego para fundamentarse en la compañía, en compartir y en el cariño. A la
necesidad de intimar con los amigos se suma el intercambio de secretos y la
aparición de nuevos sentimientos: la lealtad y el compromiso, así como la creencia
de que a los amigos se les puede confiar todo. (Assema, P. et al., 2001)
16
El sentido de intimidad se intensifica, especialmente entre las mujeres, quienes
pasan mucho tiempo discutiendo sus pensamientos y sentimientos, tratando de
entenderse mutuamente. Los varones, desarrollan la intimidad interpersonal más
despacio y más tarde que las mujeres, ponen menos énfasis en los componentes
afectivos de la amistad y mayor acento en los aspectos de acción.
Asimismo, la intimidad con alguien de otro sexo aparece con más precocidad en
mujeres que en hombres, y a medida que se intensifican las relaciones
heterosexuales, decaen las relaciones entre jóvenes del mismo género,
disminuyendo así la frecuencia de actividades tales como estar y hacer cosas con
los amigos o tener intimidad y confianza con ellos.
Dado que el adolescente está sometido a un proceso de cambios tan significativos
y precipitados, y en tanto que estos cambios se convierten en fuentes de estrés,
es importante que desarrollen los medios cognitivos (de pensamiento),
conductuales y emocionales adecuados para contender con las presiones. En este
sentido, los padres también juegan un papel de suma importancia. Según se sabe,
los adolescentes cuyos padres ejercen un parentaje autoritario, indulgente y
negligente presentan niveles bajos de competencia y seguridad, son menos
eficaces para afrontar los diversos problemas que se les presentan y tienen menos
autoestima. (Assema, P. et al., 2001)
Esto significa que los padres que se comportan de manera arbitraria, asfixiante e
intolerante, que no son capaces de establecer límites claros y precisos, que son
apáticos y no prestan a sus hijos toda la atención que deben, tienen hijos más
conflictivos, inseguros e ineficaces para resolver problemas.
Aquellos adolescentes que crecen bajo la guía de padres que ejercen la autoridad
de manera firme pero afectiva, que establecen límites, que están dispuestos a
escuchar y demuestran su amor a sus hijos, son adolescentes preparados para
enfrentar y resolver problemas difíciles y se meten en complicaciones con menos
frecuencia.
17
También debemos tomar en cuenta que los adolescentes sufren cambios
psicológicos de diversa índole. Uno de los más interesantes es el que se produce
a nivel cognitivo, lo cual está relacionado con sus características de pensamiento.
A saber, el pensamiento de los niños está orientado hacia las cosas y eventos que
pueden ser observados, mientras que el adolescente es capaz de considerar lo
posible y no sólo lo que sucede en la realidad; es decir, puede tomar en cuenta
hipótesis y supuestos lógicos. El sujeto se vuelve capaz de razonar las
consecuencias de verdades posibles y, por tanto, es capaz de manipular no sólo
los objetos, sino también las ideas. (Bowlby, J., 1985)
Resulta obvio, entonces, por qué la adolescencia constituye una etapa tan difícil;
son demasiados cambios en un corto lapso y el joven debe adaptarse y
acostumbrarse a todas sus nuevas posibilidades. En resumen, la problemática a la
que se enfrenta el adolescente está compuesta por los siguientes aspectos:
Cambios físicos

Alteraciones hormonales

Cambio en el aspecto

Crecimiento repentino
Ajustes emocionales

Enfrentamiento con emociones y sensaciones nunca antes experimentadas

Dificultad para reconocer las emociones

Dificultad para controlar las emociones

Búsqueda de sí mismo (¿quién soy?)
Ajustes intelectuales

Cambios en la forma de pensar y razonar los problemas

Percatación de nuevos elementos del medio
Ajustes sociales

Necesidad de pertenecer al grupo social
18

Separación de la familia

Establecimiento de nuevas formas de relacionarse

Inicio de las relaciones amorosas

Posibilidad de establecer relaciones amistosas duraderas
¿Qué quiere el adolescente?

El adolescente quiere ser tratado como un adulto

Quiere ser independiente

Quiere sentirse importante

Quiere demostrar sus capacidades

Quiere sentirse protegido

Quiere sentirse apoyado

Quiere sentirse seguro

Quiere encontrar sus límites

Quiere aprender a tomar decisiones

No quiere sentirse confundido

Quiere ser escuchado

Quiere ser tomado en cuenta
¿Qué necesita un adolescente?

Privacidad

Respeto

Ser escuchado

Paciencia
19
Composición corporal
La relación entre estado de nutrición y salud es un hecho indiscutible; la variedad,
cantidad, calidad, costo, accesibilidad de los alimentos y patrones de consumo
representan uno de los factores que más afectan la salud del individuo y de las
poblaciones.
El primer paso del modelo de atención nutricional establecido por la Asociación
Americana de Dietética, es la evaluación, que permite al nutriólogo valorar la
situación del paciente, así como identificar los problemas que afectan o podrían
afectar su estado nutricional para finalmente hacer un juicio clínico que siente las
bases para determinar la estrategia de intervención adecuada.
Entre los nutriólogos, la recopilación de la información nutricional es fundamental,
y se basa en recabar los datos antropométricos, bioquímicos, clínicos y dietéticos
del paciente. Como es lógico, toda esta información debe llevar determinado
orden, es por esto que se debe utilizar un documento que permita al profesional
de la salud el establecimiento de un diagnóstico acertado y, posteriormente, un
tratamiento personalizado. Los datos recabados al entrar en contacto con el
paciente y la información generada de los mismos constituyen, la historia clíniconutricional.
La antropometría tiene como propósito cuantificar la cantidad y distribución de los
componentes nutrimentales que conforman el peso corporal del individuo por lo
que representa la técnica que permite no sólo delimitar dimensiones físicas del
individuo, sino también conocer su composición corporal, aspecto básico que se
relaciona con la utilización de los nutrimentos en el organismo.
Las mediciones de la composición corporal del individuo permiten establecer
juicios clínicos para desarrollar terapias nutricias, prever riesgos y elaborar
diagnósticos, de tal manera que son parte constituyente de la evaluación del
estado de nutrición, pues permite conocer en qué grado se están cubriendo los
requerimientos nutricionales; ya que la composición corporal de un individuo
20
refleja el balance energético y nutrimental a lo largo de su vida. (Suverza A., Haua
K., 2010)
La composición corporal se ha definido como la suma de diversos tejidos y
sistemas que conforman el organismo humano, para su estudio se han descrito
cinco modelos, permitiendo cada una de ellas diversas determinaciones.
El modelo número uno, nivel atómico, hace referencia a que el organismo está
conformado por elementos químicos; oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno y
calcio, con un 61, 23, 10, 2.6 y 1.6 del porcentaje del peso respectivamente.
El segundo modelo o nivel molecular, asegura que el agua es el compuesto con
mayor abundancia en el organismo, en promedio un 60% del cual un 26% se
encuentra extracelularmente y un 34% intracelularmente.
En número de importancia los lípidos ocupan el segundo lugar con un 20%, los
cuales a su vez pueden agruparse en no esenciales con un 17.9% y esenciales
con 2.1%, los primeros se localizan principalmente en el tejido adiposo como
triacilglicéridos y los segundos en las membranas celulares y el tejido nervioso.
Por otro lado las proteínas conforman un 15%, donde las estructurales son las
más cuantiosas, como el colágeno y la actomiosina, las cuales conforman el tejido
conectivo y el músculo. Finalmente en este modelo molecular encontramos a los
minerales ocupando solo el 5.3%.
Otro modelo de la composición corporal, es el celular, el cual manifiesta que el
organismo está organizado de cuatro clases de células, conectivas, epiteliales,
nerviosas y musculares.
El cuarto modelo, nivel tisular-sistemas, engloba al tejido muscular; a los tejidos
mesenquimáticos (tejido óseo, sangre, tejido conectivo, tejido adiposo; a los
tejidos epiteliales (piel, hígado, tubo digestivo, pulmones); y al tejido nervioso. Este
modelo permite reconocer el tejido adiposo y la masa corporal libre de tejido
adiposo, dicho en otras palabras, la masa grasa y la masa libre de grasa.
21
Por último, el quinto modelo o nivel corporal divide al organismo para su estudio
en cinco secciones, las cuales son la cabeza, el cuello, los brazos, el tronco y las
piernas.
Para evaluar la composición corporal existen diversas técnicas, con la finalidad de
obtener indicadores e índices; la presente investigación se tomará como referencia
la exploración antropométrica, definida como el conjunto de mediciones corporales
que permite conocer los diferentes niveles y grado de nutrición de los individuos
estudiados.
Para conseguir resultados confiables se ha recomendado que el individuo
evaluado este descalzo y con ropa ligera, que se encuentre en ayuno y que al
momento de la medición se encuentre en posición antropométrica, la cual consiste
en mantener al individuo de pie con el cuerpo perpendicular al suelo, los talones
unidos y con las puntas ligeramente separadas; con el tronco en posición erecta y
la cabeza en el plano de Frankfort. (Lohman T, Roche A, Martorell R., 1991)
Indicadores
Peso
Este indicador constituye un indicador de la masa y el volumen corporal; es la
medida antropométrica más utilizada. El instrumento para medir este indicador es
la báscula, por su exactitud actualmente se utilizan básculas digitales.
El individuo deberá colocarse en el centro de la báscula y mantenerse inmóvil
durante la medición. La persona que tome la medición deberá vigilar que el sujeto
no esté recargado en la pared ni en ningún objeto cercano y que no tenga alguna
pierna flexionada.
Estas precauciones tienen como propósito asegurar que el peso esté repartido de
manera homogénea en ambas piernas. Se registrará el peso cuando se
estabilicen los números de la pantalla en la báscula digital. (Suverza A., Haua K.
2010)
22
Talla
Constituye la medida lineal básica y refleja el crecimiento esquelético; la talla es
por lo tanto la suma de cuatro componentes las piernas, la pelvis, la columna
vertebral y la cabeza.
Para poder medir este índice se utiliza el estadímetro; el individuo deberá estar en
posición antropométrica con cuatro puntos de apoyo sobre el plano de la medida,
talones juntos, glúteos, hombros y occipucio.
Para evitar imprecisiones deberá vigilarse que no existan tapetes en el sitio donde
se pare al individuo. Justo antes de que se realice la medición, el individuo deberá
inhalar profundamente, contener el aire y mantener una postura erecta mientras la
base móvil se lleva al punto máximo de la cabeza con la presión suficiente para
comprimir el cabello. Los adornos del cabello deberán retirarse en caso de que
pudieran interferir con la medición.
Índices
Índice de Masa Corporal
Los índices que relacionan el peso y la talla como indicadores del estado de
nutrición se basan en que la restricción en la ingestión calórica produce reducción
en el peso corporal, por el contrario, cuando el consumo energético es superior al
gasto se produce sobrepeso. En ambos casos, la reducción o incremento de peso
se da gracias a determinados compartimentos corporales, básicamente el graso y
el magro, mientras que otros permanecen sin modificaciones como los huesos.
(51)
El índice peso para la talla da cuenta de la situación actual del individuo y con esto
es posible diagnosticar dos situaciones; el sobrepeso u obesidad (se debe tener
presente que no siempre el sobrepeso equivale a exceso de grasa corporal) y el
bajo peso o emaciación, aunque la descripción adecuada de bajo peso para la
talla es delgadez, cuyo término no implica necesariamente un proceso patológico.
23
Para calcular este índice se ha recomendado la utilización de las tablas del NCHS
de peso para talla publicadas por la Organización Mundial de la Salud; aunque de
acuerdo a Franklin, en estas tablas no se incluyeron los valores de peso para la
talla para adolescentes, pues el índice no es válido en este grupo de edad debido
a que el brote puberal modifica la relación entre el peso y la talla.
El incide de masa corporal o de Quetelet también relaciona el peso y la talla,
obteniéndolo con la formula Peso (kg) / Talla (m)2. Been propuso dos criterios para
considerar que el índice P/T es óptimo para que resulte un buen indicador de
adiposidad y masa libre de grasa, en primer lugar debe correlacionarse altamente
con mediciones de adiposidad relativa y en segundo lugar la distribución debe ser
relativamente independiente de la talla, es decir, según la edad el IMC depende en
diferentes grados de la estatura. Esto lleva consigo una limitación, los individuos
con mayor estatura tendrán valores más altos de IMC sin que ello implique
sobrepeso.
Puntos de corte para el IMC
WHO Expert Committee propuso la siguiente clasificación: delgadez cuando el
IMC está por debajo del percentil 5 y riesgo de sobrepeso cuando está por arriba
del percentil 85. El IMC discrimina adecuadamente a los individuos que no están
obesos, pero no diagnostica como tales a quienes sí lo están. (Ortiz L. 2002)
Cabe mencionar que se utilizarán los valores de referencia para adultos, puesto
que no existe gran diferencia entre éstas y las de adolescentes. Las categorías de
peso estándar de estado asociada con rangos de IMC para adultos se muestran
en la tabla siguiente: (Unikel Santoncini C., et al., 2006)
24
IMC
Clasificación
Inferior a 18.5
2
Peso inferior al
Kg/m
normal
18.5 a 24.9 Kg/m2
Normal
25.0 a 29.9 Kg/m2
Sobrepeso
30.0 Kg/m2 y más
Obesidad
La correlación entre el índice de masa corporal y grasa corporal es bastante
fuerte, pero la correlación varía según el sexo, la raza y la edad. Estas variaciones
incluyen los siguientes ejemplos: (Center for Disease Control and Prevention.
2011)

En el mismo IMC, las mujeres tienden a tener más grasa corporal que los
hombres.

En el mismo IMC, las personas mayores, en promedio, tienden a tener más
grasa corporal que los adultos más jóvenes.

Atletas altamente entrenados pueden tener un IMC elevado debido a la
musculatura aumentado e lugar de aumentado de la gordura del cuerpo.
También es importante recordar que el IMC es sólo un factor relacionado con el
riesgo para la enfermedad.
Limitaciones del IMC
Existe una falta de concordancia entre el sobrepeso y exceso de grasa corporal es
que con los índices de peso-talla no se considera la distribución de la grasa
corporal, es decir, es posible que entre los adolescentes sí exista un exceso de
grasa no captado a través de los índices de peso-talla.
25
También es importante discernir si el sobrepeso en los adolescentes se debe
realmente a un exceso de grasa corporal, o bien, a diferencias en la
proporcionalidad de los segmentos, el ancho del tórax o la complexión corporal. Si
el sobrepeso no es producto del exceso de grasa corporal, entonces la prevalencia
de obesidad debe ser estimada mediante mediciones de composición corporal y
no con índices como el IMC.
Los índices peso-talla son una aproximación a la masa corporal total, pero no de
su composición; por ejemplo dos individuos con la misma masa grasa corporal
pueden tener valores muy distintos de IMC, por lo que utilizar este índice dará
como resultado un gran número de adolescentes mal clasificados.
Percepción corporal
Definición
Al hablar de percepción corporal, cada disciplina y cada estudioso de la materia
tienen su propia definición, algunas muy completas otras más superficiales pero
todas importantes.
La psicología es la ciencia que se ha encargado de estudiar a la percepción con
mayor detenimiento, definiéndola como el proceso cognitivo de la conciencia que
consiste en el reconocimiento, interpretación y significación para la elaboración de
juicios en torno a las sensaciones obtenidas del ambiente físico y social, en el que
intervienen otros procesos psíquicos entre los que se encuentran el aprendizaje, la
memoria y la simbolización. (Vargas Luz M., 1994).
La percepción es un proceso nervioso superior que permite al organismo, a través
de los sentidos, recibir, elaborar e interpretar la información proveniente de su
entorno (Wikipedia, 2011).
26
La percepción es el primer proceso cognoscitivo, a través del cual los sujetos
captan información del entorno, la razón de ésta información es que usa la que
está implícita en las energías que llegan a los sistemas sensoriales y que permiten
al individuo animal (incluyendo al hombre) formar una representación de la
realidad de su entorno. (Wikipedia, 2011).
Según la enciclopedia Universal Sopena, la percepción es "la sensación interior
resultante de una impresión material, hecha por los sentidos". Para la psicología,
la percepción es uno de los procesos cognoscitivos, una forma de conocer el
mundo. La percepción "constituye el punto donde la cognición y la realidad se
encuentran; es la actividad cognoscitiva más elemental, a partir de la cual
emergen todas las demás" (Neisser, 1976)
Según J. Roca (1991) existen tres tipos de percepción:

Percepción biológica: describe el condicionamiento como reaccionar
aprendiendo o construido en base a las asociaciones que cada individuo
puede haber sufrido.

Percepción física: Aquí estamos hablando de situaciones que van a
producir una serie de estímulos los cuales provocan sensaciones y por
tanto, las acciones del niño dependerán, en parte, de su percepción de la
situación, basándose en dichas sensaciones.

Percepción social: hace referencia a la valoración que un individuo hace de
una determinada situación social y de su papel o posibilidades en ella.
En filosofía, la psicología y la ciencia cognitiva, la percepción es el proceso de
alcanzar la conciencia o entendimiento de la sensorial información. La palabra
"percepción" viene de la perceptio palabras latinas percipio, y significa "recibir,
recopilar, la acción de la toma de posesión, la aprehensión con la mente o los
sentidos " (Diccionario Inglés de Oxford).
La percepción depende primeramente de tener sensaciones. Las sensaciones
constituyen la materia prima de la experiencia humana y las percepciones son el
27
producto
elaborado. Las sensaciones son
únicamente
colores,
sonidos,
sensaciones táctiles, olores y gustos; los objetos y el espacio dependen de la
percepción. Las sensaciones son básicas y, siendo partes de nuestro equipo
orgánico, tienden a ser las mismas para todos. En cambio, las percepciones son
secundarias y, como dependen de las peculiaridades y experiencias anteriores de
cada cual, pueden variar de observador a observador. (Gibson, James. 1974)
Imagen Corporal
La imagen corporal es un tema que causa mucha controversia y diversas
opiniones dentro de los estudiosos de la materia, es por ello que para entender
que es la imagen corporal es necesario conocer las diferentes definiciones que
giran en torno a este concepto.
Los pioneros en la investigación de la imagen corporal conceptualizaron la misma
como un constructo unidimensional. A través del tiempo, esto fue cambiando y hoy
día muchos concuerdan en que se trata de un constructo multidimensional
(Thompson, Heinberg, Altabe, & Tantleff- Dunn, 1998).
La imagen corporal es la representación del cuerpo que cada persona construye
en su mente (Raich, 2000) y la vivencia que tiene de su propio cuerpo (Guimón,
1999).
La imagen corporal es el modo en que uno se percibe, imagina, siente y actúa
respecto a su propio cuerpo (Rosen, 1995)
La imagen corporal se define como la representación mental y la vivencia del
propio cuerpo, y está formada por tres componentes: uno perceptual, otro
cognitivo-afectivo y otro conductual. Es por tanto el modo en el que uno percibe,
imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo. (M. Arroyo, L. Ansotegui, E.
Pereira, F. Lacerda, N. Valador, L. Serrano y A. M.ª Rocandio. 2008).
28
Imagen corporal una visión interna de nuestra apariencia, que es contrastada con
la vista externa (Cash, 1990).
Thompson Heinberg, Altabe y Tantleff-Dunn, (1998) consideran que la imagen
corporal es la representación interna de nuestra propia apariencia y que dicha
representación es afectada por tres componentes: perceptual, cognitivo/afectivo y
conductual. De tal manera, se concluye que la imagen corporal es una
representación mental que se hace del cuerpo, en la cual se ven involucrados los
sentimientos, valoraciones, actitudes y conductas hacia el mismo.
Banfield y McCabe (2002) definen la imagen corporal como una representación
mental que tienen los individuos del tamaño y forma de su cuerpo, la cual está
influenciada por una variedad de factores históricos, culturales, sociales,
individuales y biológicos.
Funciones mentales específicas relacionadas con la representación y consciencia
sobre nuestro propio cuerpo (OMS).
Por tanto la percepción corporal es el reconocimiento, interpretación y
conceptualización de la imagen de nuestros cuerpos en la mente.
Percepción de la imagen corporal en adolescentes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como un
período de entre diez y diecinueve años de edad. En esta etapa, el crecimiento y
desarrollo físico están fuertemente influenciados por la interacción de factores
genéticos y ambientales.
La adolescencia es un periodo que se caracteriza por un alto el crecimiento físico
y desarrollo psicológico, que provoca incertidumbre e incluso desesperación en
los jóvenes; por lo cual se piensa que la adolescencia es un fenómeno biológico,
cultural y social.
29
No se sabe a ciencia cierta a qué edad aparece por primera vez la insatisfacción
del cuerpo, pero no cabe duda de que en la adolescencia, la capacidad para
evaluar el cuerpo y hacer comparaciones con el ideal que plantea la sociedad ya
está definida; por lo que surge la preocupación por el peso corporal, la forma y el
tamaño del cuerpo, lo cual contribuye al proceso de construcción de su imagen
corporal; que está influenciado por una compleja gama de factores, dentro de los
cuales se encuentran
los socio-demográfico, la nutrición y los factores psico-
sociales.
En la actualidad los adolescentes tienden a buscar el ideal impuesto por la
sociedad, lo cual provoca una preocupación excesiva por su cuerpo e incluso el
desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria. Ya que la percepción que la
persona tiene de su propia imagen corporal está considerada entre los principales
factores que condicionarían en parte las conductas alimentaria de riesgo
(Williamson, Womble, Zucker y Reas 2000).
Cada adolescente tiene su mente en un cuerpo idealizado, y cuanto más este
cuerpo de distancia de lo real, mayor será la posibilidad de conflictos, minando su
autoestima (Chipkevitch, 1987). Los adolescentes, incluso cuando están en el
peso adecuado o bajo peso, a menudo se sienten gordos o fuera de proporción,
que se llama la distorsión de la imagen corporal (Fleitlich et al., 2000).
Factores que contribuyen a la formación de la percepción
corporal

Factores sociales
i) Genero
Existe un gran número de artículos encargados de estudiar la percepción
corporal entre los jóvenes, pero la gran mayoría están enfocados al género
femenino, ya que diversos estudios señalan que la mayor incidencia de sobreestimación se presenta en las mujeres, ejemplo de estos estudios son:
30
Nombre del
Estudio
Influencia del género y
la percepción de la
imagen corporal en las
conductas alimentarias
de
riesgo
en
adolescentes de Mérida.
Perceptions of body
image among Malaysian
male
and
female
adolescents
Resultados de sobre
estimación
Hombres
4,5%
Mujeres
7.4%
33.2%
35%
Percepção e satisfação
5,65%
corporal
em (subestimación)
adolescentes
e
a
relação com seu estado
nutricional
43,45%
Valoración
de
la
percepción de la imagen
corporal
mediante
modelos anatómicos
41.1%
18.8%
Conclusiones
La prueba de Chi2, permite
señalar
que
existe
una
asociación
estadísticamente
significativa entre las variables,
percepción de la imagen
corporal y el género.
En comparación con los
hombres, las mujeres tienden
a estar más insatisfechas con
su imagen corporal a lo largo
de la pubertad
Esto demuestra que para
ambos sexos la percepción su
estado
actual
está
distorsionada, y en las niñas
hay
más
casos
de
sobreestimación
Las mujeres se ven más
gordas de lo que son en
realidad, mientras que los
hombres se auto-perciben de
forma más real, aspecto que
se ha observado en otros
trabajos
Como se puede apreciar en las conclusiones de los trabajos las mujeres
son más propensas a estar insatisfechas con su cuerpo, ya que siempre están en
busca de la perfección que establece la sociedad, lo cual provoca un sobreestimación de su auto percepción, mientras que un pequeña parte de la población
masculina tiende a sub-estimar su auto percepción.
ii) Edad
A través de los años
se va construyendo la
auto-percepción de la imagen
corporal, durante la infancia los pensamientos relacionados con el cuerpo y
percepción son abstractos; ya que no se tiene conciencia de las proporciones del
31
cuerpo y sus partes, así como de los estándares de “belleza” establecidos por la
sociedad.
Por su parte durante la pubertad ya se cuenta con el conocimiento y conciencia
necesarias para conceptualizar su auto-imagen corporal, pero los cambios que
sufren sus cuerpos generan distorsión de la imagen corporal principalmente en las
mujeres, debido a que su cuerpo acumula más grasa que los de los hombre, lo
cual da pie a una sub o sobre estimación de su imagen corporal.
Pero la mayoría de los estudios de percepción están dirigidos a la población
adolescente, esto se debe a que la percepción y la insatisfacción de la imagen
corporal, muy común entre los adolescentes debido a los cambios físicos, y a la
presión social a la que están sometidos, son factores importantes en la aceptación
de sí mismo y pueden incluso generar actitudes inadecuadas que dificultan su
crecimiento y desarrollo.
Por otro lado entre las mujeres adultas, se presenta una constante tendencia a
querer bajar de peso, con conforme avanza las edad, ya que quieren alcanzar el
ideal social, esto se debe a su miedo a envejeces; mientras que los hombres
tienden a dejar de lado el aspecto físico y se olvidan de los ideales.
En cuanto a los adultos mayores, son muy pocos los que cuidan su aspecto físico,
ya que la mayoría su auto-percepción les importa poco, dejan de lado lo estético y
los estándares de belleza de la sociedad, y solo buscan mantenerse lo más sano
posible.

País
La insatisfacción corporal, el deseo de adelgazar y el uso de dietas poco
saludables, son conductas que se presentan con mucha frecuencia en los jóvenes,
a nivel mundial, por lo cual diversos autores han estudiado las conductas
relacionadas con la percepción corporal en jóvenes de diversos países:
32
Autores (año)
Wardel y Marsland (1990)
País
Londres, Inglaterra.
Resultados
Observaron que en torno al
59% del total de una
muestra de adolescentes
londinenses se sentían
insatisfechos
con
su
cuerpo.
Laquatra y Clopton (1994) Estados Unidos de 51% de una muestra de
America.
estudiantes americanas se
autopercibían gordas y un
58% afirmaba sentirse
insatisfechas
con
su
cuerpo
Toro y col.(1989)
España
Observaron que el 26% de
una muestra de escolares
españoles
(varones
y
mujeres) se auto-percibían
a sí mismos como gordos,
de los que sólo el 1%
presentaban sobrepeso.
GL Khor. et al (2009)
Malacia
El
87%
de
los
adolescentes se preocupan
por su forma del cuerpo.
Aunque la percepción de
su estado de peso corporal
correcta
Pino V. y col. (2010)
Talca, Chile.
De acuerdo a la selección
de figuras anatómicas, el
36,1% de los encuestados
consideró tener un estado
nutricional
normal,
el
46,8% se percibió con
sobrepeso y el 4,2% como
obeso, mientras que el
12,7% se percibió con bajo
peso.
Prado José y col.
Mérida, Venezuela
De los participantes el
57,5%, normales, 30.6%,
como delgados; y el 11,9%
de
los
participantes
informaron percibirse con
sobrepeso. No se reportó
percepción
de
imagen
corporal obesa.
Lorca Cortez y Saucedo Distrito
Federal, Los porcentajes obtenidos
Molina (2006)
México
de acuerdo a la percepción
33
de la imagen corporal,
fueron: 0.9% se percibieron
muy
delgadas,
15.3%
delgadas,
44.4%
se
percibió normal, 32.6% con
sobre peso y 6.8 con
obesidad. El 78% afirmo
estar insatisfecha con su
imagen corporal.

Medios de comunicación
En los últimos años la imagen corporal ha tomado un inmenso auge en las
sociedades modernas, muchas de las cuales han creado toda una sub-cultura
basada en la percepción y la importancia de la imagen ideal (Banfield & McCabe,
2002). Los medios de comunicación y la presión social son algunos de los muchos
factores que han influenciado a las personas a seguir una imagen ideal que en
muchas ocasiones es imposible o difícil de alcanzar.
Trastornos de la conducta alimentaria
Definición
Hoy en día, los jóvenes están más preocupados que nunca por estar delgados,
por parecerse a sus artistas favoritos, por ser el más popular, el más guapo… y
están dispuestos a hacer casi cualquier cosa para conseguirlo. Cada vez nos
enteramos de más personas que hacen dietas y en el mercado hay más y más
alimentos light, reducidos en grasas, bajos en calorías, etc. Hacer ejercicio, tomar
mucha agua y alimentarse “sanamente” está de moda; y nadie quiere estar
pasado de peso. (Silva Cecilia., 2007)
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son patologías psiquiátricas que
se caracterizan por una alteración grave en la cantidad y forma de comer, que se
acompaña, en general, de una preocupación exagerada respecto a la comida, el
34
peso y la forma corporal y que llevan a la persona a situaciones físicas que
comprometen riesgos para su salud. (Aceituno M, et al., 2007 )
Son enfermedades graves de etiología multifactorial que sólo pueden entenderse
por la interacción de diversos factores: biológicos, psicológicos, sociales y
culturales. Estos factores se potencian mutuamente, dando lugar a su notable
complejidad funcional y estructural.
Los TCA pueden adoptar diversas formas que están relacionadas entre sí. La
persona que los padece puede ir de una a otra. Estas modalidades son la
Anorexia Nerviosa (AN), la Bulimia Nerviosa (BN) y los Trastornos de la Conducta
Alimentaria no Específicos (TCANE), en los cuales se presentan percepciones
erróneas respecto a la forma de alimentarse, el peso y la figura corporal de
quienes los padecen, un miedo intenso a subir de peso y una autoestima basada
en la figura corporal. (Gorab, A., Iñarritu M., 2005)
Aunque existen signos clínicos que permiten alertar al profesional de la salud y
favorecer un diagnóstico precoz, su diagnóstico definitivo debería ajustarse a los
criterios determinados en el DSM-IV y la CIE-10.
La adolescencia es la etapa en la que se produce la mayoría de los trastornos
conocidos. Es una etapa de cambios con una acentuada influencia social y, por
esta razón, se producen frecuentes alteraciones de la alimentación. Posiblemente
constituyan un continuum de alteraciones, que abarcan desde la anorexia nerviosa
restrictiva más estricta hasta el trastorno por atracón con obesidad mórbida. (Miján
A., 2004)
Como ya se ha dicho, los trastornos de la conducta alimentaria son desordenes
psiquiátricos, en los cuales se presentan percepciones erróneas de la
alimentación, el peso y la figura corporal, aunadas a un miedo enfermizo a
engordar, en cuyo desarrollo intervienen múltiples factores: (Chinchilla-Moreno, A.,
2003)
35

Factores predisponentes. Son aquellos que ponen en riesgo de padecer
algún TCA, aunque no por tenerlos se padecerá necesariamente alguno de
estos trastornos.

Factores precipitantes o desencadenantes. Son aquellas situaciones que
llevaran a padecer algún TCA.

Factores
mantenedores.
Son
aquellas
conductas
compensatorias
inapropiadas, como los atracones, y las secuelas fisiológicas y psicológicas
que no permiten salir del trastorno.
Factores predisponentes
Son los factores que ponen a la persona en riesgo de padecer algún TCA. Aunque
se presencia no significa necesariamente que se padecerá un trastorno
alimentario, son una señal de alerta. Entre estos factores están:

Los factores individuales: los hay biológicos, como el sexo, la edad, la
herencia genética y en algunos casos la obesidad; y psicológicos, como el
tipo de personalidad, baja autoestima y valores enfocados primordialmente
hacia el cuerpo y la figura.

Los factores familiares: cuando las alteraciones en el entorno familiar
pueden ser el problema de fondo que lleve a una joven a caer en un
trastorno alimentario.

Los factores socioculturales: principalmente, una sociedad obsesionada
con la delgadez, obsesión que provoca una insatisfacción con la propia
imagen corporal. (Gorab, A., Iñarritu M., 2005)
Factores individuales
Sexo
Los TCA afectan mucho más a la mujer que al varón. Se ha señalado
proporciones para el conjunto de todos los trastornos entre 6:1 y 10:1. En el caso
36
de la anorexia el desequilibrio es aún mayor, siendo el porcentaje de mujeres
alrededor del 95%. Sin embargo, hay que señalar que en las poblaciones de
pacientes infantiles la prevalencia entre los sexos se iguala más, alcanzando los
varones casi la tercera parte del total de pacientes.
En cuanto a la bulimia nerviosa, se piensa que en EE.UU. probablemente hay más
varones bulímicos que mujeres anoréxicas. En el caso del trastorno por atracón
las diferencias por sexos son también menos llamativas que en el caso de la
anorexia y así se ha señalado que aproximadamente el 40% de los casos ocurren
en varones.
Edad
La edad de comienzo es una constante epidemiológica de la mayoría de los
estudios; los TCA se desarrollan fundamentalmente en la adolescencia o juventud.
La anorexia nerviosa aparece en torno a la pubertad, durante la adolescencia y al
inicio de la juventud, con cifras muy bajas antes de los 9 y después de los 25
años. La bulimia tiene un comienzo algo más tardío, alrededor de los 18 a 20
años, a lo cual contribuye el hecho de que un buen número de casos de bulimia se
dan en pacientes que han tenido anorexia previamente. (García-Camba, E., 2007)
Factores familiares
La bulimia se ha asociado con relaciones familiares disfuncionales e, incluso, en
ocasiones con alteraciones psicopatológicas en los padres. En algunos estudios
se señalan actitudes de hostilidad y negativismo por parte de las familias de
pacientes bulímicos y anoréxicos frente a las necesidades emocionales de sus
hijos. La sugerencia o la presión de algún familiar puede ser un factor
predisponente que provoque en el paciente la decisión de iniciar una dieta de
adelgazamiento.
En las familias de los jóvenes con TCA se ha descrito con especial frecuencia la
presencia de depresión, trastornos por uso de alcohol, obesidad y cambios en la
37
conducta alimentaria. En las madres de pacientes con TCA se ha hallado también
mayor insatisfacción con su imagen corporal. Estudios que compararon familias de
pacientes con AN y BN encontraron que las relaciones familiares en la BN
presentaban más alteraciones que en la AN referidas a una mayor conflictividad,
menor organización y cohesión, relación afectiva menos intensa con los padres y
diferente desarrollo del proceso de individualización.
Es necesario tener en cuenta, no obstante, la posible importancia de los factores
genéticos. En la AN, la concordancia en gemelos monocigóticos se estima
alrededor del 44%, y en los dicigóticos, el 12,5%. (Miján A., 2004)
Factores socioculturales
Desde los primeros trabajos publicados se ha venido afirmando que, en particular
la anorexia, es más frecuente en estratos socioculturales medio-altos y altos y en
raza blanca. Sin embargo, en estudios más recientes se ha encontrado
representación en todas las clases sociales.
Los TCA afectan con mayor frecuencia a determinados grupos profesionales como
modelos, bailarinas y atletas. En ese sentido se ha señalado que el ejercicio
excesivo podría precipitar la aparición de un TCA. (García-Camba, E., 2007)
Factores desencadenantes o precipitantes
Dietas restrictivas
Realizar dietas inadecuadas y muy estrictas es uno de los principales factores que
desencadenan los trastornos alimentarios. Estas dietas restrictivas (comer muy
poco y poco variado) tienen una serie de repercusiones tanto físicas como
psicológicas, como sufrir problemas de concentración, hablar y pensar
continuamente
en
comida,
padecer
depresión,
ansiedad
e
irritabilidad,
desinteresarse por la sexualidad y tener tendencia al aislamiento social.
38
Así, cuando estas personas no pueden controlar su restricción alimentaria, se dan
un atracón (ingieren una cantidad excesiva de comida), lo que les provoca un
sentimiento de culpa. Entonces vuelven a su dieta restrictiva o alguna otra
conducta compensatoria inapropiada (laxantes, vómitos, ejercicio excesivo,
ayunos). Se trata de un círculo vicioso peligroso y difícil de romper.
Obesidad
Aunque la obesidad no es necesariamente un TCA, es otro factor que puede
desencadenar alguno de estos trastornos alimentarios, sobre todo por la influencia
de la publicidad y el rechazo social a las personas obesas.
Factores mantenedores
Estos factores son los que mantienen al paciente dentro del trastorno sin permitirle
salir, pues afectan las funciones físicas y psicológicas. Por ello, en esta etapa es
indispensable la ayuda de padres y/o médicos para recuperarse.
Entre los factores mantenedores se encuentran las conductas compensatorias
inapropiadas como los vómitos, el uso de laxantes y diuréticos, los ayunos y dietas
muy limitas en cantidad y variedad, y el ejercicio excesivo, que al afectar la salud
física y mental no permitirán adquirir conciencia de la enfermedad.
Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa se manifiesta por una disminución de la ingesta de comida
acompañada de una pérdida de peso. A veces no se manifiesta claramente hasta
que el adelgazamiento se hace evidente. Puede afectar a toda la alimentación o
ser selectiva (rechazo de dulces, grasas, etc.). Los vómitos provocados y el
39
consumo de laxantes o diuréticos se observa en un 15-20% de casos. (Aceituno
M, et al., 2007)
La mayoría de las personas anoréxicas saben muy bien el contenido nutricional y
evalúan cada caloría. Cuando comen, tienden a ingerir raciones pequeñas, sobre
todo a base de frutas y verduras. Comen muy despacio, cortando a veces la
comida en trozos muy pequeños. Evitan todos los alimentos grasos y a menudo
toman café y bebidas gaseosas, mascan chicle o fuman para minimizar su
hambre.
Frecuentemente, la dieta de las personas anoréxicas es repetitiva y ritualizada, y
la escogen de un repertorio muy limitado; preparan platos muy elaborados para
otras personas y a menudo compran y leen revistas y libros especializados que
contienen recetas e ilustraciones de comidas. Algunas personas anoréxicas se
niegan a tragar la comida, la mascan y luego la escupen, otras ingieren de forma
compulsiva grandes cantidades de alimento y después se purgan, utilizando
laxantes o diuréticos o se provocan el vómito. (Ogden, J., 2005)
Algunos pacientes incrementan su actividad física, caminando mucho, subiendo
escaleras, haciendo abdominales o aumentando las horas de gimnasio. Suelen
utilizar ropas muy holgadas y evitar situaciones en que se exhiba el cuerpo, como
playas o piscinas, ya que el paciente siente una intensa ansiedad ante su imagen
corporal. La ansiedad excesiva es provocada por su cuerpo, su peso o la comida
que le sirven. Suelen ser perfeccionistas y esta característica se acentúa con la
pérdida de peso; y aún se exigen más a nivel escolar, deportivo o estético.
Todo ello se acompaña de síntomas depresivos en un cuadro que abarca mala
autoimagen, tristeza, aislamiento social y conflictos con los padres. Los temas
relacionados con la comida, las calorías y el cuerpo son una obsesión permanente
y sobrevaloran las dimensiones de determinadas partes del cuerpo (distorsión de
la imagen corporal). Aparecen conflictos con la familia debido a la depresión que
ejerce para que coman más.
40
La pérdida de peso y la desnutrición provocan un déficit de proteínas, vitaminas y
nutrimentos esenciales que empeoran aún más el cuadro. También aparecen
tensión y frecuencia cardiaca bajas y se han descrito muertes por arritmia
ventricular.
Los pacientes sueles tener molestias digestivas y estreñimiento, además de
alteración hormonal y amenorrea. Si transcurre un tiempo largo sin la
menstruación aparece disminución de masa ósea que puede terminar en
osteoporosis. (Aceituno M, et al., 2007)
Solo alrededor del 50% de las personas diagnosticas de anorexia llega a alcanzar
el peso corporal normal y a restablecer sus períodos (en el caso de las mujeres).
Todas estas personas sufren un conjunto de problemas derivados de su
enfermedad. Las dificultades relacionadas con la anorexia nerviosa pueden
entenderse como complicaciones físicas y psicológicas, que se resumen a
continuación. (Ogden, J. 2005)
Reproducción

Infertilidad

Bebés pequeños

Hijos enfermizos
Sistema cardiovascular

Latidos irregulares

Infartos de miocardio

Colapso de válvulas cardíacas
Problemas psicológicos

Depresión

Ansiedad
Sistema nervioso
41

Posible déficit de aprendizaje

Memoria

Análisis visuo-espacial
Esqueleto y dientes

Raquitismo

Osteoporosis

Erosión dental
Muerte

Suicidio

Infartos de miocardio

Infecciones

Complicaciones gastrointestinales
Bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa tiene puntos en común con la anorexia, especialmente en lo
que respecta a los problemas de imagen corporal y exageración de la importancia
del peso y la silueta. A veces aparece después de un periodo de anorexia.
Lo más destacado es la alimentación a base de atracones, es decir, el consumo
de grandes cantidades de comida en un corto espacio de tiempo (generalmente
dulces, pastas, grasas, es decir, alimentos con elevado contenido calórico);
también el sentimiento de que no se puede evitar. Después del atracón aparecen
sentimientos de culpa y de autodesprecio y además el paciente vomita de forma
voluntaria, toma laxantes o deja de comer para compensar el exceso.
El peso es normal o con sobrepeso, y puede haber además oscilaciones
frecuentes. Las alteraciones alimentarias pueden dar lugar a irregularidades en la
menstruación. Los atracones y los vómitos suelen pasar inadvertidos para los
42
demás ya que el paciente procura esconder estas conductas. El consumo y abuso
de tabaco, alcohol y drogas relativamente frecuente, así como las autolesiones y
tentativas de suicidio.
Los síntomas depresivos y ansiosos suelen ser importantes y las situaciones de
estrés, de ansiedad o de tristeza pueden precipitar el atracón. El paciente bulímico
intenta evitar situaciones en las que sea probable la exposición a comida. Esto
reduce citas y reuniones con amigos para comer, disminuyendo el tiempo
dedicado a relaciones sociales, con el riesgo de mayor soledad y por tanto de más
tentaciones de ingestiones bulímicas. (Aceituno M, et al., 2007)
Los seguimientos a largo plazo de personas bulímica indican que alrededor del
70% se recupera, mientras que cerca del 10% sigue presentando todos los
síntomas. El 20% restante muestra una gran variabilidad de sus síntomas. La
bulimia nerviosa lleva asociados diversos problemas físicos y psicológicos.
Algunos de ellos son consecuencias evidentes del problema. En el caso de otros,
no está claro si son causas, consecuencias o simples hechos concomitantes.
(Ogden, J., 2005)
A continuación se enlistan algunas posibles consecuencias de la bulimia nerviosa.
Gastrointestinales
 Dispepsia
 Estreñimiento
 Diarrea
 Pancreatitis
 Dolores de garganta
Cardiovasculares
 Taquicardia
 Latidos irregulares
 Hipotensión
43
 Insuficiencia cardiaca
Odontológicas
 Caries dental
 Abscesos
Dermatológicas
 Piel escamosa
 Callosidades
Psicológicas
 Síntomas neuróticos: culpabilidad, preocupación, baja concentración.
 Depresión
 Intentos de suicidio
 Ansiedad
 Abuso de alcohol y drogas
 Trastornos de conducta
 Multi-impulsividad
Criterios
diagnósticos
de
los
trastornos
de
la
conducta
alimentaria
Anorexia nerviosa:
Según el DSM-IV-TR las características diagnósticas esenciales de la anorexia
nerviosa consisten en el rechazo a mantener un peso corporal mínimo normal, en
un miedo intenso a ganar peso y una alteración significativa de la percepción de la
forma o tamaño del cuerpo. Además, las mujeres afectadas por este trastorno,
aunque haya pasado la menarquía, sufren amenorrea.
44
La persona con este trastorno mantiene un peso corporal por debajo del nivel
normal mínimo para su edad y su talla (Criterio A). Si la anorexia nerviosa se inicia
en la niñez o en las primeras etapas de la adolescencia, en lugar de pérdida
puede haber falta de aumento de peso. El Criterio A proporciona una guía para
determinar cuándo el individuo alcanza el valor umbral para ser considerado de
peso inferior. Esto significa que el peso de la persona sea inferior al 85% del peso
considerado normal pasa su edad y su talla (de acuerdo a las tablas Metropolitan
Life Insureance o de las tablas de crecimiento utilizadas en pediatría).
Estos valores límite son sólo una ayuda para el clínico, ya que parece poco
razonable especificar un estándar único para el peso mínimo normal de todos los
individuos de una edad y talla determinadas. Para determinar el peso mínimo
normal de un individuo, el clínico debe considerar también su constitución física y
su historia de peso previa.
Generalmente, la pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la
ingesta total. A pesar de que los individuos empiezan por excluir de su dieta todos
los alimentos con alto contenido calórico, la mayoría de ellos acaban con una dieta
muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Existen otras formas de perder
peso como la utilización de purgas o el ejercicio excesivo.
Las personas con este trastorno tienen un miedo intenso a ganar peso o a
convertirse en obesas (Criterio B). Este miedo generalmente no desaparece
aunque el individuo pierda peso y, de hecho, va aumentando aunque el peso vaya
disminuyendo.
Existe una alteración de la percepción del peso y de la silueta corporal (Criterio C).
Algunas personas se encuentran «obesas», mientras que otras se dan cuenta de
que están delgadas, pero continúan estando preocupadas porque algunas partes
de su cuerpo (especialmente el abdomen, las nalgas y los muslos) les parecen
demasiado gordas.
Pueden emplear una amplia variedad de técnicas para estimar el tamaño y el peso
de su cuerpo, como son el pesarse constantemente en una báscula, la medida de
45
las diferentes partes del cuerpo de manera obsesiva o el mirarse repetidamente al
espejo para observar las zonas consideradas «obesas».
El nivel de autoestima de las personas que sufren este trastorno depende en gran
medida de la forma y el peso del cuerpo. Consideran un logro perder peso y un
signo de extraordinaria autodisciplina; en cambio, ven el aumento de peso como
un fracaso inaceptable de su autocontrol. Algunas personas son conscientes de su
delgadez, pero niegan que ésta pueda tener implicaciones clínicas graves.
En niñas que ya hayan tenido la primera regla la amenorrea (debida a niveles
anormalmente bajos de estrógenos por disminución de la secreción hipofisaria de
las hormonas foliculoestimulantes [FSH] y luteinizante [LH]) es indicadora de una
disfunción fisiológica (Criterio D). La amenorrea es consecuencia generalmente de
la pérdida de peso, pero en una minoría de casos la precede. En las niñas
prepuberales la anorexia nerviosa puede retrasar la aparición de la menarquía.
Muy a menudo los familiares de la paciente la llevan al médico cuando se dan
cuenta de su acentuada pérdida de peso (o cuando observan que no gana peso).
Si la paciente decide buscar ayuda médica, es debido al malestar somático y
psicológico que le ocasiona el comer tan poco.
Es raro que una mujer con anorexia nerviosa se queje de pérdida de peso per se.
Normalmente, las personas con este trastorno tienen escasa conciencia de su
alteración, la niegan y pueden explicar historias poco creíbles. Por esta razón es
necesario obtener información de los padres o de otras fuentes con el fin de
evaluar el grado de pérdida de peso y otras características de la enfermedad.
Subtipos:
Pueden usarse los siguientes subtipos para especificar la presencia o la ausencia
de atracones o purgas durante los episodios de anorexia nerviosa:
Tipo restrictivo. Este subtipo describe cuadros clínicos en los que la pérdida de
peso se consigue haciendo dieta, ayunando o realizando ejercicio intenso. Durante
46
los episodios de anorexia nerviosa, estos individuos no recurren a atracones ni a
purgas.
Tipo compulsivo/purgativo. Este subtipo se utiliza cuando el individuo recurre
regularmente a atracones o purgas (o ambos). La mayoría de los individuos que
pasan por los episodios de atracones también recurren a purgas, provocándose el
vómito o utilizando diuréticos, laxantes o enemas de una manera excesiva. Existen
algunos casos incluidos en este subtipo que no presentan atracones, pero que
suelen recurrir a purgas, incluso después de ingerir pequeñas cantidades de
comida. Parece ser que la mayoría de las personas pertenecientes a este subtipo
recurren a conductas de esta clase al menos semanalmente, pero no hay
suficiente información para poder determinar una frecuencia mínima. (AMERICAN
PSYCHIATRIC ASSOCIATION, 1994)
Criterios diagnósticos
Para la Clasificación Internacional de las Enfermedades realizada por la OMS en
su decima edición (CIE-10) los criterios diagnósticos para esta enfermedad son los
siguientes:
a) Pérdida significativa de peso (índice de masa corporal o de Quetelet1 de
menos de 17,5). Los enfermos prepúberes pueden no experimentar la
ganancia de peso propia del período de crecimiento.
b) La pérdida de peso está originada por el propio enfermo, a través de: 1)
evitación de consumo de "alimentos que engordan" y por uno o más de uno de
los
síntomas
siguientes:
vómitos
autoprovocados,
purgas
intestinales
autoprovocadas, ejercicio excesivo y consumo de fármacos anorexígenos o
diuréticos.
c) Distorsión de la imagen corporal que consiste en una psicopatología específica
caracterizada por la persistencia, con el carácter de idea sobrevalorada intrusa,
de pavor ante la gordura o la flacidez de las formas corporales, de modo que el
47
enfermo se impone a sí mismo el permanecer por debajo de un límite máximo
de peso corporal.
d) Trastorno endócrino generalizado que afecta al eje hipotalámo-hipofisariogonadal manifestándose en la mujer como amenorrea y en el varón como una
pérdida del interés y de la potencia sexual (una excepción aparente la
constituye la persistencia de sangrado vaginal en mujeres anoréxicas que
siguen una terapia hormonal de sustitución, por lo general con píldoras
contraceptivas). También pueden presentarse concentraciones altas de
hormona del crecimiento y de cortisol, alteraciones del metabolismo periférico
de la hormona tiroidea y anomalías en la secreción de insulina.
e) Si el inicio es anterior a la pubertad, se retrasa la secuencia de las
manifestaciones de la pubertad, o incluso ésta se detiene (cesa el crecimiento;
en las mujeres no se desarrollan las mamas y hay amenorrea primaria; en los
varones persisten los genitales infantiles). Si se produce una recuperación, la
pubertad suele completarse, pero la menarquía es tardía. (Organización
panamericana de la Salud, 1995)
En comparación con los individuos con anorexia nerviosa de tipo restrictivo, los del
tipo compulsivo/purgativo tienen más probabilidades de presentar problemas de
control de los impulsos, de abusar del alcohol o de otras drogas, de manifestar
más
labilidad
emocional
y
de
ser
activos
sexualmente.
(AMERICAN
PSYCHIATRIC ASSOCIATION,1994)
Diagnóstico diferencial:

Depresión con pérdida del apetito.

Esquizofrenia.

Trastorno de conversión.

Trastorno obsesivo-compulsivo.

Carcinoma oculto, linfoma.

Trastornos
endócrinos:
enfermedad
de
Addison,
diabetes mellitus,
hipotiroidismo o hipertiroidismo, panhipopituitarismo.
48

Trastornos gastrointestinales: enfermedad celiaca, enfermedad de Crohn,
parásitos intestinales.

Enfermedades infecciosas: SIDA, tuberculosis.
Valoración.
Todos los pacientes con anorexia nerviosa deben ser sometidos a un
electrocardiograma basal. La prolongación del intervalo QT exige un estrecho
control; la muerte súbita suele deberse a arritmias ventriculares, que guardan
relación con la prolongación del intervalo QT. (Fred F. Ferri)
Electrocardiograma: se observa bradicardia sinusal y rara vez arritmias.
Electroencefalograma. Puede haber anormalidades difusas (que reflejan una
encefalopatía metabólica) como consecuencia de alteraciones significativas de
lípidos y electrólitos.
Estudio cerebral por técnica de imagen. Frecuentemente se observa un aumento
del cociente ventrículo/cerebro relacionado con la desnutrición. (AMERICAN
PSYCHIATRIC ASSOCIATION, 1994)
Se han observado en estos enfermos características propias del trastorno
obsesivo-compulsivo, ya sea en relación con la comida o no. La mayoría de las
personas con anorexia nerviosa están ocupadas en pensamientos relacionados
con la comida, y algunas coleccionan recetas de cocina o almacenan alimentos.
La observación de las conductas asociadas a otras formas de inanición sugiere
que las obsesiones y las compulsiones relacionadas con la comida pueden
producirse o exacerbarse por la desnutrición. Cuando los individuos con anorexia
nerviosa presentan obsesiones y compulsiones no relacionadas con la comida, la
silueta corporal o el peso, se realizará el diagnóstico adicional de trastorno
obsesivo-compulsivo. Existen asimismo características que a veces pueden
asociarse a la anorexia nerviosa, como son la preocupación por comer en público,
el sentimiento de incompetencia, una gran necesidad de controlar el entorno,
49
pensamiento inflexible, poca espontaneidad social y restricción de la expresividad
emocional y de la iniciativa.
Se pueden observar los siguientes signos físicos:

Paciente emaciado con prendas de vestir grandes.

Piel seca con vello excesivo.

Uñas frágiles y pelo fino.

La bradicardia, la hipotensión, la hipotermia y la bradipnea son habituales.

No se observa el patrón femenino de distribución de la grasa.

Vello axilar y púbico conservado.

Puede existir edema periférico.
También se sugieren las siguientes pruebas de laboratorio:

Anomalías endocrinas:
1. Disminución de FSH, LH,T4,T3, estrógenos, 17-OH esteroides urinarios,
estrona y estradiol.
2. T4 libre y TSH normales.
3. Aumento del cortisol, GH, rT3, T3RU.
4. Ausencia de pico clínico de LH.

Puede existir leucopenia, trombocitopenia, anemia, disminución de la VSG,
descenso de los niveles de complemento y de los recuentos de células CD4
y CD8.

Puede detectarse alcalosis metabólica, hipocalcemia, hipopotasemia,
hipomagnesemia, hipocolesterolemia e hipofosfatemia.

La elevación de los niveles plasmáticos de β- carotenos es útil para
diferenciar la anorexia nerviosa de la simple dieta hipocalórica.
Bulimia nerviosa
Las características esenciales de la bulimia nerviosa consisten en atracones y en
métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso. Además,
la autoevaluación de los individuos con esta enfermedad se encuentra
50
excesivamente influida por la silueta y el peso corporales. Para poder realizar el
diagnóstico, los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas deben
producirse al menos un promedio de dos veces a la semana durante un período
de 3 meses (Criterio C).
Se define atracón como el consumo a lo largo de un período corto de tiempo de
una cantidad de comida muy superior a la que la mayoría de los individuos
comerían (Criterio A1). El clínico debe tener en cuenta el contexto en que se
produce el atracón. Un «período corto de tiempo» significa aquí un período de
tiempo limitado, generalmente inferior a 2 horas. Los atracones no tienen por qué
producirse en un solo lugar; por ejemplo, un individuo puede empezar en un
restaurante y continuar después en su casa. No se considera atracón el ir
“picando” pequeñas cantidades de comida a lo largo del día.
A pesar de que el tipo de comida que se consume en los atracones puede ser
variada, generalmente se trata de dulces y alimentos de alto contenido calórico.
Sin embargo, los atracones se caracterizan más por una cantidad anormal de
comida ingerida que por un ansia de comer un alimento determinado, como los
hidratos de carbono. Los individuos con bulimia nerviosa ingieren más calorías en
un atracón que los individuos sin bulimia nerviosa en una comida, pero la
proporción de calorías derivadas de proteínas, ácidos grasos e hidratos de
carbono es similar.
Los individuos con este trastorno se sienten generalmente muy avergonzados de
su conducta e intentan ocultar los síntomas. Los atracones se realizan por lo
normal a escondidas o lo más disimuladamente posible. Los episodios pueden o
no haberse planeado con anterioridad y se caracterizan por una rápida ingesta del
alimento.
Los atracones pueden durar hasta que el individuo ya no pueda más, incluso hasta
que llegue a sentir dolor por la plenitud. Los estados de ánimo disfóricos, las
situaciones interpersonales estresantes, el hambre intensa secundaria a una dieta
severa o los sentimientos relacionados con el peso, la silueta y los alimentos
51
pueden desencadenar este tipo de conducta. Los atracones pueden reducir la
disforia de manera transitoria, pero a continuación suelen provocar sentimientos
de autodesprecio y estado de ánimo depresivo.
Los atracones se acompañan también de sensación de falta de control (Criterio
A2). El individuo puede estar en un estado de excitación cuando se atraca de
comida, especialmente en el inicio de la enfermedad. Algunos enfermos describen
síntomas de naturaleza disociativa durante o después de los atracones. A medida
que la enfermedad progresa, los atracones ya no se caracterizan por una
sensación aguda de pérdida de control, sino por conductas de alteración del
control, como es la dificultad para evitar los atracones o la dificultad para
acabarlos. La alteración del control asociada a los atracones no es absoluta; por
ejemplo, un individuo puede continuar comiendo aunque suene el teléfono, pero
parar inmediatamente si alguien entra en la habitación.
Otra característica esencial de este trastorno la constituyen las conductas
compensatorias inapropiadas para evitar la ganancia de peso (Criterio B). Muchos
individuos usan diversos métodos para intentar compensar los atracones; el más
habitual es la provocación del vómito. Este método de purga lo emplean el 80-90
% de los sujetos que acuden a los centros clínicos para recibir tratamiento. Los
efectos inmediatos de vomitar consisten en la desaparición del malestar físico y la
disminución del miedo a ganar peso.
En algunos casos el vómito se convierte en un objetivo, y el enfermo realizará
atracones con el fin de vomitar o vomitará después de ingerir pequeñas
cantidades de comida. Estas personas pueden emplear una gran variedad de
técnicas para provocar el vómito, con los dedos o con diversos instrumentos.
Los enfermos acaban generalmente por tener la necesidad de provocarse el
vómito y eventualmente pueden vomitar a voluntad; raras veces toman jarabe de
ipecacuana. Otras conductas de purga son el uso excesivo de laxantes y
diuréticos.
52
Aproximadamente un tercio de las personas con este trastorno toman laxantes
después de los atracones. Muy de vez en cuando los enfermos emplean enemas,
que raramente constituyen el único método compensatorio utilizado.
Los individuos con este trastorno pueden estar sin comer uno o más días, o
realizar ejercicio físico intenso, en un intento por compensar el alimento ingerido
durante los atracones. Se puede considerar excesivo el ejercicio que interfiere de
manera significativa las actividades importantes, cuando se produce a horas poco
habituales, en lugares poco apropiados, o cuando el individuo continúa
realizándolo a pesar de estar lesionado o presentar alguna enfermedad.
Excepcionalmente, los individuos con este trastorno toman hormonas tiroideas con
el fin de no ganar peso. Los sujetos con diabetes mellitus y bulimia nerviosa
pueden suprimir o disminuir la dosis de insulina para reducir el metabolismo de los
alimentos ingeridos durante los atracones.
Las personas con bulimia nerviosa ponen demasiado énfasis en el peso y la
silueta corporales al autovalorarse, y estos factores son los más importantes a la
hora de determinar su autoestima (Criterio D).
Estos sujetos se parecen a los que padecen anorexia nerviosa por el miedo a
ganar peso, el deseo de adelgazar y el nivel de insatisfacción respecto a su
cuerpo. Sin embargo, no debe realizarse el diagnóstico de bulimia nerviosa si la
alteración aparece exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa
(Criterio E).
Subtipos:
Se puede emplear los siguientes subtipos para determinar la presencia o ausencia
del uso regular de métodos de purga con el fin de compensar la ingestión de
alimento durante los atracones.
Tipo purgativo. Este subtipo describe cuadros clínicos en los que el enfermo se
ha provocado el vomito y ha hecho un mal uso de laxantes, diuréticos y enemas
durante el episodio.
53
Tipo no purgativo. Este subtipo describe cuadros clínicos en que el enfermo ha
empleado otras técnicas compensatorias inapropiadas, como ayunar o practicar
ejercicio intenso, pero no se ha provocado el vómito ni ha hecho un mal uso de
laxantes, diuréticos o nemas durante el episodio. (AMERICAN PSYCHIATRIC
ASSOCIATION, 1994)
Criterios diagnósticos
Otros criterios diagnósticos estipulados por el CIE-10 de la OMS son los
siguientes:
a) Preocupación continúa por la comida, con deseos irresistibles de comer, de
modo que el enfermo termina por sucumbir a ellos, presentándose episodios
de polifagia durante los cuales consume grandes cantidades de comida en
períodos cortos de tiempo.
b) El enfermo intenta contrarrestar el aumento de peso así producido mediante
uno o más de uno de los siguientes métodos: vómitos autoprovocados, abuso
de laxantes, períodos intermitentes de ayuno, consumo de fármacos tales
como supresores del apetito, extractos tiroideos o diuréticos. Cuando la bulimia
se presenta en un enfermo diabético, éste puede abandonar su tratamiento con
insulina.
c) La psicopatología consiste en un miedo morboso a engordar, y el enfermo se
fija de forma estricta un dintel de peso muy inferior al que tenía antes de la
enfermedad, o al de su peso óptimo o sano. Con frecuencia, pero no siempre,
existen antecedentes previos de anorexia nerviosa con un intervalo entre
ambos trastornos de varios meses o años. Este episodio precoz puede
manifestarse de una forma florida o por el contrario adoptar una forma menor,
con una moderada pérdida de peso o una fase transitoria de amenorrea. (6)
Diagnostico diferencial:

Esquizofrenia

Trastornos gastrointestinales
54

Trastornos neurológicos (convulsiones, síndrome de Kleine- Levin,
síndrome de Klüver-Bucy).

Neoplasias encefálicas.

Vómitos psicogénicos.
Valoración:

Las preguntas siguientes son útiles para la detección selectiva de los
pacientes con bulimia:
1. ¿Está usted satisfecho con sus hábitos de comidas?”
2. ¿Se esconde alguna vez para comer?”
La respuesta “no” a la primera segunda y/o la respuesta “si” a la segunda
tienen una sensibilidad del 100% y una especificidad del 90% para bulimia.
Se pueden observar los siguientes signos físicos

Tumefacción de las glándulas parótidas y otras glándulas salivales.

Cicatrices en el dorso de las manos y los nudillos (signos de Russell) por
roce contra los incisivos superiores al inducir el vómito.

Esmalte dental erosionado, sobre todo en la superficie lingual de los dientes
superiores; son posibles la piorrea y otros trastornos de las encías.

Quizá se aprecie hemorragias petequiales de la córnea, el paladar blando o
la cara después del vómito.

Perdida del reflejo de náuseas, musculatura abdominal bien desarrollada.

No suele observarse emaciación; la exploración física puede ser normal.
Se sugiere las siguientes pruebas de laboratorio:
55

Anomalías electrolíticas secundarias a los vómitos (hipopotasemia y
alcalosis metabólica) o la diarrea por abuso de laxantes (hipopotasemia y
acidosis metabólica hiperclorémica).

Hiponatremia, hipocalcemia, hipomagnesemia (por abuso de laxantes).

Aumento del cortisol, disminución de la LH, disminución de la FSH.
Trastorno de la conducta alimentaria no especificado
La categoría de trastorno de la conducta alimentaria no especificada se refiere a
los trastornos de la conducta alimentaria que no cumplen los criterios para ningún
trastorno de la conducta alimentaria específica. Algunos ejemplos son:

En mujeres se cumplen todos los criterios diagnósticos para la anorexia
nerviosa, pero las menstruaciones son regulares.

Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa
excepto que, a pesar de existir pérdida de peso significativa, el peso del
individuo se encentra dentro de los límites de la normalidad.

Se cumplen todos los criterios diagnósticos para la bulimia nerviosa, con la
excepción de que los atracones y las conductas compensatorias
inapropiadas aparecen menos de 2 veces por semana o durante menos de
3 meses.

Empleo regular de conductas compensatorias inapropiadas después de
ingerir pequeñas cantidades de comida por parte de un individuo de peso
normal.

Masticar y expulsar, pero no tragar, cantidades importante de comida.

Trastorno por atracón. Se caracteriza por atracones recurrentes en
ausencia de conductas compensatorias inapropiadas típicas de la bulimia
nerviosa.
56
Epidemiología
de
los
trastornos
de
la
conducta
alimentaria
En función de su metodología e instrumentos de detección de casos, los estudios
de prevalencia pueden ser englobados en tres grupos generales en los que cabe
señalar aquellos estudios apoyados en cuestionarios de autoinforme para
establecer un diagnóstico de TCA; estudios de doble fase que utilizan entrevista
diagnóstica, pero no evalúan la adecuación del instrumento de tamizaje y, por
último, estudios de doble fase que utilizan entrevista diagnóstica y evalúan la
eficacia del instrumento de tamizaje o que entrevistan a toda la muestra.
La mayoría de los trabajos realizados en la década de los 80 (previos a la
publicación de los criterios diagnósticos DSM) constituyen ejemplos de primer tipo
(estudios apoyados en cuestionarios de autoinforme para establecer un
diagnóstico de TCA) en tanto que calculan las tasas de prevalencia de AN y BN
únicamente a partir de las respuestas de los sujetos a los cuestionarios de
autoinforme. Constituyen, por tanto, una primera aproximación epidemiológica de
los TCA, cuando todavía no se disponía de criterios diagnósticos establecidos
universalmente. Algunos de estos estudios aportan datos de frecuencia de
episodios de sobreingesta o frecuencia de ayuno o dietas estrictas. En las
investigaciones que aportan esta información, más de la tercera parte de los
sujetos informan episodios recurrentes de sobreingesta y más del 25% indican
realizar dietas estrictas o ayuno. Estos trabajos ofrecen una tasa de prevalencia
de BN del 10% en mujeres jóvenes y adolescentes.
Elección de las muestras: Estos estudios emplean mayoritariamente técnicas de
muestreo restrictivas. También se han utilizado muestras clínicas de pacientes
ingresados o en consulta.
Tasas de respuesta. La tasa media de respuestas obtenidas en estos trabajos es
de 74.4. En estudios en los que la tasa de respuesta es muy baja existe un alto
riesgo de que los sujetos que respondan a los cuestionarios no sean
representativos de la población.
57
Método de detección de “casos”. Los cuestionarios de autoinforme no constituyen
un método adecuado para la detección de casos de TCA. Las características
principales de estos trastornos no tiene un significado especifico y aceptado
universalmente, por lo que los enunciados de los cuestionarios que hacen
referencia a frecuencia de “atracones” presentas habitualmente dificultades de
definición e interpretación. También aparecen dificultades de precisión con ítems
como “sentirse gordo” o “haber estado preocupado por el peso”. No puede
establecerse un perfil diagnóstico basándose en las respuestas a estos
enunciados.
Debido a estas dificultades, asociadas al empleo de cuestionarios de autoinforme
para establecer diagnóstico de TCA, existe un acuerdo en la literatura científica
acerca de la conveniencia del uso de entrevista diagnóstica clínica “cara-a-cara”
con el sujeto para establecer un diagnóstico fiable.
Los estudios de doble fase que utilizan entrevista diagnóstica, pero no evalúan la
adecuación del instrumento de screening constituyen un ejemplo sesgado de lo
que se denomina en epidemiología “metodología en doble fase” en tanto que
aplican un cuestionario de barrido a todos los sujetos de la muestra de la primera
fase, para detectar la población en riesgo de padecer TCA, y la segunda fase
entrevistan únicamente a aquellos sujetos que han igualado o superado el punto
de corte establecido en el instrumento de barrido aplicado en la primera fase.
Entre los estudios de doble fase que utilizan entrevistas diagnósticas y evalúan la
eficacia del instrumento de Screening o que entrevistan a toda la muestra se
engloba tanto a aquellos estudios que realizan entrevista diagnóstica a todos los
sujetos de la muestra, como a los estudios de doble fase o identificación de caso
en dos etapas. (Pelárez Fernández M, Labrados Encinas F, Raich Escursell R., 2005)
En un trabajo realizado con 508 mujeres de nivel superior, que tienen una edad
promedio de 20.1, con un rango de 17 a 25 años. El peso promedio fue de 57.2
kilogramos con un rango de 38 y 112 kilogramos. La talla promedio fue de 1.58
metros, con un rango de 1.40 y 1.80 y un IMC promedio de 22.8, con un rango de
58
14.69 a 42.60. Se utilizó el siguiente instrumento: Cuestionario breve para medir
conductas alimentarias de riesgo (Autores: Unikel C, Borjóquez – Chapela MC y
Carreño – García S.).
La prevalencia total de la muestra de estudiantes para conductas alimentarias de
riesgo fue del 12% donde las estudiantes que tienen mayor incidencia son las del
área de Ciencias Sociales seguidas del área económica administrativa. Se
observo que el 93% de las participantes con CAR, se encontraba entre 17 y 22
años. En cuanto al IMC el 57% de las participantes con CAR se encontraba en el
rango normal, mientras que el 34% de ellas presentaba sobrepeso. (Rodriguez A.
et al.)
En una muestra de 198 mujeres adolescentes de Cali, Colombia, que tenían entre
10 y 18 años, sólo el 2,5% de las entrevistadas reportaron el empleo de agua y
laxantes para adelgazar; no obstante 5,6% reportaron uso de pastillas para
adelgazar y 7,1% refirieron vomitar como medida para reproducir de peso. Las
adolescentes observan que a sus amigos, pares y compañeros en un 79,3% les
preocupa engordar siendo esta proporción similar a lo encontrado a nivel individual
76,6% y para controlar esto, refirieron que 75,6% realizan ejercicio y 72,1% dieta.
La prevalencia de los TCA para este grupo de adolescentes, con base en los
criterios de Unikel y colaboradores, fue de 3,5% en las adolescentes. La
prevalencia de este riesgo fue estadísticamente significativa en las adolescentes
mayores de 15 años de edad (P<0,01) y en las adolescentes de grados superiores
a noveno (P<0,05). (Rodriguez J.M, Mina F.J., 2008)
Se ha realizado un estudio trasversal basado en la aplicación de una encuesta
anónima autoadministrada en las aulas de varias facultades de la universidad
autónoma de Madrid que incluyó un cuestionario específico de TC, el Inventario de
Trastornos Alimentarios, un cuestionario especifico para evaluar la psicopatología
mental, symtoms checo Lista 90. La muestra representa la población universitaria
de la UAM, con una edad entre 18 y 30 años, adscritos durante el año académico
2000 y 2001. La media de edad para los chicos 20.2 y para las chicas de 20 no
hallando diferencia significativa entre ellos. La prevalencia de la población
59
universitaria con Alto Riesgo de desarrollar un TCA es de 14.9% en varones y un
20.8% en mujeres. La realización de vómitos supone un 9.6 % en varones y un
16% en mujeres. Y él unos de laxantes para controlar el peso es un 10.6% en
chicos
y
un
14,5%
en
chicas,
siendo
estas
diferencias
significativas
estadísticamente entre género y entre grupos (p<.0001). (Sepúlveda A.R,
Gandarillas A, Carrobles J.A., 2004)
En un estudio realizado en Guadalajara se incluyeron 1.134 adolescentes. Del
Total, 463 fueron hombres y 671 mujeres; la edad promedio de ambos grupos fue
de 15.1 años, con una desviación estándar de 2.2 años; en la muestra estudiada
la edad mínima fue de 15 y la máxima de 20 años. La prevalencia de CAR en los
últimos tres meses fue de 7.2% y fue significativamente diferente para hombres
(2.8%) y mujeres (10.3%).
Al considera el sexo en las CAR se encontraron diferencias estadísticamente
significativas entre hombres y mujeres en la opción de respuesta -muy frecuentedel Cuestionario Breve de Conductas Alimentarias de Riesgo, con proporciones
mayores en mujeres en preocupación por engordar, seguimiento de dietas y
realización de ejercicio para bajar de peso, con excepción de prácticas de vómito
inducido que fue mayor en los varones.
Tanto en hombres como en mujeres, el análisis de riesgo mostró asociación de
CAR con impulsividad, síntomas depresivos, ideación suicida y estrés. Aunque en
el caso de los varones la relación con la madre mostró diferencias proporcionales
ésta no fue estadísticamente significativa, mientras que para las mujeres, aunque
se encontraron diferencias en la autoestima, recreación y relación con el padre,
tampoco alcanzaron diferencia significativa.
El análisis ajustado mediante regresión logística de los factores de riesgo permitió
identificar como variables productoras de riesgo de CAR las siguientes variables (p
≤ 0.05): síntomas depresivos y estrés en el grupo de hombres, e impulsividad,
ideación suicida y estrés en mujeres. (Nuño Gutiérrez B, Celis de la Rosa A,
Unikel Santocini C., 2009)
60
En una muestra de 220 sujetos con edades comprendidas entre los 16 y 27 años,
de ambos sexos de dos Institutos Públicos de la provincia de La Coruña. No se
observaron diferencias significativas en la variable procedencia ni en el nivel
socioeconómico en función de la variable sexo (varones 46.4% y mujeres 53.6%).
Las edades varían de los 16 a los 27 años, siendo la edad media los 17.7 años. La
mayor parte de la muestra procedía de un medio rural (65%) y en torno al 55% del
total presentaba unos ingresos familiares medios. Cabe señalar también que sólo
un 10.9% del total de la muestra presentaba un peso superior al considerado
como normal según la altura y el peso de cada sujeto.
Puntuaciones medias del EAT en función de las variables socio - demográficas:
La puntuación media total del EAT-40 fue de 12.48 con una desviación típica de
9.75. El 20.89% del total de la muestra obtuvo una puntuación en dicha escala
mayor o igual a 20.
A partir de las variables sociodemográficas, las puntuaciones obtenidas en el EAT40 fueron las siguientes:
Sexo: la puntuación media en el EAT-40 para las chicas (X= 14.39, SD12.06) fue
superior a la obtenida por los varones (X= 10.29, SD=5.37).
Procedencia: parece existir una tendencia por parte de la población que procede
de un medio urbano a obtener una puntuación media en el EAT-40 (X=13.09,
SD=9.62) superior a la observada en la población rural (X=12.15,SD=9.48).
Ingresos: Los individuos con unos ingresos inferiores puntúan más alto en el EAT
(X=16.54, SD=10.39), siendo las puntuaciones de los sujetos con un nivel
socioeconómico medio (X=11.10, SD= 8.50) y superior (X=11.03, SD=13.33)
inferiores.
IMC: Se observó una tendencia por parte de los sujetos que presentaban obesidad
moderada a obtener una puntuación media en el EAT superior a la observada en
los sujetos que presentan peso normal o bajo peso severo
61
Puntuaciones medias del EAT en función de las variables de autoevaluación
corporal:
Los siguientes datos representan las puntuaciones medias y las desviaciones
típicas, además del número de sujetos que respondieron a las preguntas
relacionadas con las prácticas restrictivas o variables de imagen corporal
(autopercepción y deseo de ganar/perder peso):
Percepción corporal propia. Los sujetos que piensan o que se perciben a sí
mismos como muy (X=40), bastante (X=24.95) y ligeramente (X=14.67) obesos
obtienen puntuaciones medias en el EAT superiores a las de aquellos sujetos que
se autoperciben normal (X=12.18), ligera (X=9.20) y bastante (X=12.18) delgados.
Sin embargo, los sujetos que se perciben muy delgados presentan una fuerte
tendencia a obtener puntuaciones elevadas en el EAT, lo cual parece indicar una
tendencia por parte de los sujetos que perciben su imagen corporal esbelta a
presentar un patrón de conductas alimentarias desordenado o desorganizado.
Satisfacción Corporal. Los sujetos que se sienten extremadamente (X=10.70) o
algo (X=11.03) satisfechos con su cuerpo obtienen puntuaciones en el EAT
inferiores a las obtenidas por aquellos sujetos cuya satisfacción corporal oscila
entre algo (X=18.50) y extremadamente (X=25.29) insatisfecha.
Satisfacción Apariencia Física. Al igual que ocurría en la variable de satisfacción
corporal, cuanto mayor sea la insatisfacción del sujeto con su apariencia física o
externa, tanto mayor será su puntuación media en el EAT (X=25.50 para los
extremadamente insatisfechos, frente a X=10.71 para los algo insatisfechos y X=
9.92 para los extremadamente satisfechos). Los sujetos que se perciben como
normales tienen una puntuación media de 12.36.
Dieta. Los sujetos que por lo menos se habían sometido a una dieta restrictiva
para adelgazar en algún momento de su vida obtuvieron una puntuación media en
el EAT (X= 26.43; SD= 18.10) superior a la de aquellos sujetos que nunca
restringieron su alimentación para adelgazar (X= 12.48; SD= 7.00).
62
Frecuencia Dietas. Cuanto mayor sea la frecuencia con la que un sujeto se
somete a dietas restrictivas, tanto mayor será su puntuación media en el EAT. De
modo que los sujetos que se sometieron a una dieta restrictiva diaria obtuvieron
una puntuación media superior (X= 42.75; SD= 21.23) a la obtenida entre los
sujetos que nunca se sometieron a dieta (X= 10.89; SD= 6.88).
Deseo de cambiar de peso. Los sujetos que desearían estar más delgados
muestran una puntuación media en el EAT (X= 17.23; SD= 12.69) superior a la
observada en aquellos sujetos que se gustan tal y como son (X= 9.20; SD= 5.56) o
los que desearían estar más gordos (X= 10.61; SD= 5.39). (Merino Madrid H,
Pombo M.G, Godás Otero A., 2001)
A raíz de una entrevista realizada en 1997 sobre la prevalencia del consumo de
drogas y alcohol en la población infantil del distrito federal, cuya muestra obtuvo
de los registros oficiales del ciclo escolar 1996-1997 de la Secretaria de Educación
Pública. El instrumento utilizado para medir las conductas alimentarias de riesgo
fue elaborado específicamente elaborado para este estudio, con base en los
criterios diagnósticos que propone el DSM- IV para los trastornos de la conducta
alimentaria.
La muestra seleccionada para este trabajo estuvo constituida por hombres (N=
3640) y mujeres (N= 3957) de 13 a 18 años, la cual se dividió en dos grupos de
edad de acuerdo con dos de las etapas de la adolescencia señaladas por Blos
(18)
:
adolescencia temprana (entre los 13 y 15 años) y adolescencia media (entre los
16 y los 18 años).
Al analizar los resultados del estudio se encontró que tanto el grupo de hombres
como el de mujeres, clasificados en la categoría de "sobrepeso", presentaron
mayores porcentajes de conductas alimentarias de riesgo.
Los métodos que utilizan los adolescentes con mayor frecuencia para bajar de
peso, sin importar la categoría del IMC a la que pertenezcan, es el ejercicio. Este
lo practica un mayor porcentaje de mujeres con peso normal y con sobrepeso, de
63
ambos grupos de edad, y es el único método practicado por los hombres en un
porcentaje superior al de las mujeres.
En el grupo de mujeres se puede observar claramente que el porcentaje que sigue
un método para bajar de peso se incrementa cuando aumenta su IMC, y los que
más practican son las dietas y los ayunos. Las mujeres obesas o con sobrepeso
del grupo de 16 a 18 años se ayudan con pastillas y con diuréticos para bajar de
peso. Es interesante observar que la preocupación por engordar, los atracones y
la sensación de no poder controlar su manera de comer, se incrementa con la
edad y con el aumento del IMC. Sólo recurrió al vómito autoinducido, a los
laxantes y a los enemas, un mínimo porcentaje de ambos grupos de edad.
El análisis comparativo de uno y otro sexo por grupo de edad mostró diferencias
estadísticamente significativas únicamente respecto a los atracones en el grupo de
hombres.
Al hacer el cruce entre el IMC y el número de indicadores clínicos, se observa que
el porcentaje de hombres de 13 a 15 años con sobrepeso y obesidad que
practicaban una sola conducta alimentaria de riesgo, fue de 30.4% y 52.6%, contra
33.3% y 42.7% en los sujetos de 16 a 18 años en las mismas categorías de peso.
Resulta interesante que en los sujetos obesos de 16 a 18 años disminuye 9.9% el
valor correspondiente a un indicador clínico, pero aumenta 5.4% al hacer la
comparación con los hombres que mencionaron practicar dos indicadores clínicos.
En este mismo orden de ideas, al llevar a cabo un análisis de varianza de dos
factores (IMC y edad), los resultados mostraron que el número de indicadores
clínicos se incrementa a medida que aumenta el peso corporal, con diferencias
estadísticamente significativas, pero no influye la edad.
En las mujeres se observa la misma tendencia que en los varones, si bien en los
sujetos de 13 a 15 años con sobrepeso y obesidad, el porcentaje de los que
reportaron con más frecuencia practicar un solo indicador de riesgo (32% y 46.3%,
respectivamente) fue similar al porcentaje de los sujetos entre 16 y 18 años
(31.6% y 43.5%). Al incrementarse la edad aumentan los porcentajes del número
64
de los indicadores clínicos en ambas categorías de peso, aunque estas diferencias
no son estadísticamente significativas al comparar los grupos de edad, pero sí lo
son para las categorías del IMC. (Unikel S.C, Saucedo M.T, Villatoro J, Fleiz.)
Otro estudio realizado en una universidad pública del Sur del Estado de Jalisco,
México la muestra estuvo conformada por 252 estudiantes (143 mujeres y 109
varones) residentes en una ciudad media con aproximadamente 100,000
habitantes y considerada la región económicamente más desarrollada en el Sur
del Estado. La edad promedio de los participantes fue de 19.90 años en el caso de
las mujeres y 21.21 años en los varones. El 98% de las mujeres y el 92% de los
varones eran solteros, 2% de las mujeres y 8% de los varones eran casados. La
selección de participantes se realizó mediante un muestreo no probabilístico de
tipo intencional y su participación fue voluntaria.
El análisis del IMC mostró que la distribución de las mujeres de acuerdo a las
categorías de peso fue: 11.2% bajo peso, 66.4% peso normal, 18.2% sobrepeso y
4.2% obesidad; en tanto que en el caso de los varones la distribución fue: 4.6%
bajo peso, 61.5% peso normal, 23.8% sobrepeso y 10.1% obesidad.
El análisis por categorías de peso mostró que en todos los casos las mujeres
habían realizado dietas restrictivas, siendo mayor el porcentaje entre quienes
presentaban obesidad (16.7%) o sobrepeso (15.4%) y sólo los varones que tenían
peso normal o sobrepeso habían realizado dietas restrictivas (2.9% y 11.5%,
respectivamente). La conducta de atracón estuvo presente en ambos géneros y en
todas las categorías de peso, destacando que un mayor porcentaje de quienes
presentaban peso bajo quienes informaron que habían tenido episodios de atracón
(25% de las mujeres y 40% de los varones).
Asimismo, mujeres de todas las categorías de peso habían realizado conductas
compensatorias (ej., vómito auto-inducido, ayuno, consumo de laxantes y/o
diuréticos), incluso quienes presentaban bajo peso, siendo mayor el porcentaje
entre quienes presentaban obesidad (66.6%) o sobrepeso (42.3%). En tanto que
mayores porcentajes de varones con peso normal o sobrepeso habían realizado
65
conductas compensatorias (32.8% y 30.7%, respectivamente). La práctica de
ejercicio con la finalidad de quemar calorías estuvo presente en un mayor
porcentaje de mujeres con sobrepeso (15.4%) y varones con peso normal
(20.9%).
Finalmente, los participantes de ambos géneros con peso normal, sobrepeso u
obesidad informaron que habían consumido productos para adelgazar, siendo
mayor el porcentaje entre quienes presentaban obesidad (50% de las mujeres y
27.3% de los varones).
En el caso de las mujeres con insatisfacción corporal se encontró que quienes
tenían bajo peso presentaron dos conductas de riesgo. En las mujeres con peso
normal se identificaron entre una y tres conductas, quienes tenían sobrepeso
informaron hasta cinco conductas (14.3%) y quienes presentaban obesidad sólo
informaron dos o tres conductas. Las mujeres satisfechas con las dimensiones de
su cuerpo, ubicadas en la categoría de bajo peso, peso normal o sobrepeso,
habían realizado una conducta de riesgo; también se identificaron dos conductas
de riesgo en todas las categorías de peso. Cabe señalar que sólo las mujeres con
peso normal presentaron hasta cuatro conductas. En general, mayores porcentajes de mujeres con insatisfacción corporal habían realizado conductas de riesgo
para TCA en comparación con quienes estaban satisfechas con sus dimensiones
corporales.
En los varones con insatisfacción corporal se identificaron hasta dos conductas de
riesgo entre quienes tenía peso normal, dos o tres conductas en los que
presentaron sobrepeso y sólo dos conductas en los que tenían obesidad. En los
varones satisfechos con su cuerpo se observó al menos una conducta de riesgo
en todas las categorías de peso. Quienes tenían peso normal o sobrepeso
informaron dos conductas y sólo aquéllos con peso normal u obesidad habían
realizado tres conductas. En general, los varones con insatisfacción corporal
presentaron mayores porcentajes de conductas de riesgo en comparación con
quienes estaban satisfechos con las dimensiones de su cuerpo. (Franco P.K. et al.
2010)
66
Instrumentos para identificar los TCA
Para la identificación de potenciales casos de TCA, se han ideado cuantiosas
formas de cuestionarios de cribado autoaplicados que permiten la valoración
sistemática del comportamiento alimentario. Todos ellos incluyen preguntas sobre
los hábitos personales de alimentación y dieta, peso, ejercicio, menstruación,
percepción de la figura corporal, autoimagen, autoestima, uso de drogas, relación
con la familia y con los demás, entre otras, ya que en la mayoría de las ocasiones
las personas con TCA incipiente acuden al médico por otra sintomatología, como
pérdida de peso, amenorrea, depresión, irritabilidad, etc., por ello la importancia de
interrogar sobre estos aspectos.
De los diferentes criterios y recomendaciones para la evaluación de los
instrumentos de cribado que se han propuesto, para algunos autores los más
importantes son su uso/relevancia, desarrollo y propiedades psicométricas y la
validez externa. (Iñarritu, M. et al. 2004)
A continuación se describen los instrumentos para la identificación de casos de
Trastornos de la Conducta Alimentaria:
ABOS - Escala de observación de conducta anoréxica para padres/esposo
El ABOS es un cuestionario autoaplicado desarrollado para obtener información
de los familiares (padres) sobre las conductas y actitudes de sus niños que
puedan ser sintomáticas de AN o BN. Con un punto de corte de 19 puntos, el
ABOS tuvo una sensibilidad del 90% y una especificidad del 89,6% en una
muestra de estudiantes femeninas que fue fiable con la evaluación clínica que se
hizo posteriormente. Puede ser una herramienta adicional a los instrumentos de
cribado de TCA. (Iñarritu, M. et al., 2004)
67
ACTA - Actitud frente al cambio en los TCA
El cuestionario ACTA fue desarrollado por L Beato y T Rodríguez, 2003, con el
objetivo de evaluar la actitud frente al cambio en los TCA. Consta de 59 ítems
distribuidos en 6 subescalas: precontemplación, contemplación, decisión, acción,
mantenimiento y recaída.
El ACTA es un instrumento fácil de administrar con adecuada fiabilidad y validez,
cuyo empleo dentro del enfoque motivacional puede aportar información de
utilidad en cuanto al conocimiento del proceso terapéutico. (ACAT, 2003)
BITE - Test de Investigación de Bulimia de Edimburgo
El BITE es un cuestionario autoadministrado diseñado para identificar a sujetos
con síntomas bulímicos (BN o TA) que se realiza en 10 minutos o menos. Consta
de 36 ítems que configuran dos subescalas: la escala de síntomas (evalúa el
número y grado de los síntomas que están presentes; 30 ítems; máxima
puntuación: 30; punto de corte: 20 puntos o más) y la escala de gravedad
(proporciona un índice de gravedad del trastorno que se basa en la frecuencia con
que se producen las conductas patológicas; 6 ítems; máxima puntuación: 39;
punto de corte de 5 puntos o más). Una puntuación total de 25 puntos o más es
indicativa de presencia de un TCA grave.
En la muestra de mujeres bulímicas y grupo control los puntos de corte utilizados
fueron los siguientes: >25 para el cuestionario completo, >20 para la subescala de
síntomas y/o >5 puntos para la escala de gravedad. Aplicando dichos puntos de
corte, el BITE mostró una sensibilidad, especificidad y VPP perfectos (100%,
100% y 100%, respectivamente), aunque no se conocen datos sobre su uso en la
población. (Henderson M, Freeman CP., 1987)
Versión española del BITE
68
Se administró la versión española del BITE en una muestra de adolescentes entre
12-21 años de distintos centros escolares. A partir de los puntos de corte
establecidos en base a los criterios del DSM-IV para BN, se halló una elevada
especificidad y una sensibilidad mucho menor que la encontrada en muestras
clínicas. Además, las puntuaciones en el grupo de BN fueron más elevadas que
en otros TCA y en el grupo sin TCA. Por lo tanto, este instrumento puede utilizarse
para la detección precoz de personas que pueden padecer algún TCA en
población general. También se utiliza para valorar la intensidad de la enfermedad
y la respuesta al tratamiento. ( Center for Disease Control and Prevention, 2011)
BULIT - Test de bulimia
El BULIT fue diseñado con el objetivo de cubrir algunas necesidades detectadas
en el ámbito de la evaluación de la BN, como son la distinción entre personas con
BN frente a personas sin problemas de TCA; personas con BN frente a personas
con otros TCA, y subgrupos de BN basados en criterios específicos. Consta de 32
ítems (más cuatro ítems de carácter informativo relativos a abuso de laxantes y
uso de diuréticos, así como sobre amenorrea) que se distribuyen en cinco
dimensiones (atracones o descontrol de las comidas, malestar, vómitos, tipo de
alimento y fluctuación en el peso).
Cada ítem se puntúa mediante una escala de Likert de 5 puntos (de 1 a 5). En
varios ítems la respuesta más sintomática se presenta al final en vez de al
principio para prevenir un sesgo en la respuesta, a causa del orden de
presentación.
La suma de todos los ítems (excepto los puramente informativos) permite obtener
una puntuación global que oscila entre 32 y 160 (mayor puntuación indica mayor
intensidad de la sintomatología bulímica).
Asimismo, la suma de los ítems correspondientes a cada una de las cinco
dimensiones permite obtener las puntuaciones para cada una de ellas. Se
69
obtienen, por tanto, una puntuación global y cinco puntuaciones correspondientes
a cada una de las dimensiones.
Los datos obtenidos con la versión original indican que se trata de un instrumento
fiable, válido y objetivo para identificar a personas con síntomas bulímicos,
confirmando su utilidad para detectar en la población general aquellas personas
que presentan BN o que se encuentran en riesgo de sufrirla. Con un punto de
corte de 102 o más, la sensibilidad, especificidad, VPP y VPN del BULIT fueron
95%, 98%, 91% y 99%, respectivamente. (Smith MC, Thelen MH., 1984)
Versión española del BULIT
En España, la versión adaptada y validada del BULIT fue realizada por AJ
Vázquez, et al., 2007 en un grupo de personas, en su mayoría mujeres, atendidas
en centros de salud mental, con un rango de edad entre 13-54 años176. Los
resultados apoyan sólidamente la fiabilidad y validez de la versión española del
BULIT, destacándose su utilidad para la identificación de casos de BN, así como
para cuantificar la gravedad de los síntomas bulímicos. Con un punto de corte de
88, permite clasificar correctamente a un 90% de las personas con BN, al tiempo
que clasifica correctamente a un 100% de personas sin TCA, datos que apoyan
ampliamente su uso como instrumento de cribado. (Vázquez Morejón AJ, GarcíaBóveda RJ, Vázquez-Morejón JR., 2007)
BULIT-R (Versión revisada del BULIT)
Posteriormente, se obtuvo la versión revisada del BULIT (BULIT-R), que fue
desarrollada por Thelen, et al., 1991 siendo su aportación más importante la
adaptación a los criterios del DSM-III-R y posteriormente al DSM-IV. (Thelen MH,
Farmer D, Wonderlich D, Smith M., 1991)
70
Consta de 36 ítems, aunque sólo 28 son utilizados para determinar la puntuación
final que oscila entre 28-140 puntos. El tiempo estimado de administración del
instrumento es de 10 minutos. Se correlaciona intensamente con la versión
original.
En una muestra de estudiantes de enfermería y con el punto de corte de 104
puntos o más, la sensibilidad, especificidad, VPP y VPN del BULIT-R fue alta:
80%, 99,5%, 80% y 99,5%, respectivamente. (Welch B, Thompson L, Halla, 1993)
EAT - Cuestionario de actitudes ante la alimentación
El EAT fue diseñado para la evaluación de las actitudes alimentarias anómalas, en
especial las relacionadas con el miedo a ganar peso, el impulso de adelgazar y la
presencia de patrones alimentarios restrictivos. Su intención era diseñar un
instrumento fácil de administrar y corregir y que resultara sensible a los cambios
sintomáticos a lo largo del tiempo.
El EAT es una herramienta autoaplicada de 40 ítems (EAT-40). Cada ítem se
valora en una escala Likert de 6 puntos, que van desde nunca a siempre. El rango
de puntuación va de 0 a 120. Es un cuestionario válido y fiable que ha sido
ampliamente utilizado para la evaluación de los TCA. Con el punto de corte de 30
puntos o más en un grupo de afectadas con AN y un grupo control, la sensibilidad
fue del 100% y la especificidad del 84,7%, con un VPP del 78,5% y una tasa de
falsos positivos del 9,8%. (Garner D, Garfinkel P., 1979)
Otros estudios han revelado que el EAT puede ser útil en la detección de casos de
AN que no han sido previamente diagnosticados o para identificar casos actuales
o incipientes de AN en poblaciones de riesgo de desarrollarla (bailarinas,
estudiantes de modelo, por ejemplo) con sensibilidades, especificidades y VPP
que oscilan entre 75% a 91,7%, 66,1%a 75%y 16%a 18,8%, respectivamente, con
tasas de falsos positivos entre el 23,2% a 31,7%.
71
De los diferentes instrumentos desarrollados desde los años 70 hasta la reciente
actualidad, el EAT-40 ha sido el que ha gozado de mayor aceptación para la
detección de TCA en la población general, y es un instrumento que parece válido
para identificar casos actuales o incipientes de AN y BN, dada su fácil aplicación,
alta fiabilidad, sensibilidad y validez transcultural.
Versión española del EAT-40
En España, la versión adaptada y validada en es medio del EAT-40 fue realizada
por Castro J, et al. 1991 en un grupo de AN y un grupo control sano. Utilizando el
punto de corte de 30 recomendado por los autores originales, la sensibilidad fue
del 68% y la especificidad del 86%. Entre las posibles causas que expliquen las
diferencias con la versión original, destacar que las personas anoréxicas
españolas tenían una edad menor. Cuando se validó en una muestra de mujeres
de 18 años utilizando el cuestionario de Castro J, et al. y el punto de corte de 30,
la sensibilidad fue del 75%, la especificidad del 97,1% y el valor predictivo positivo
(VPP) del 36%. (Canals J, Carbajo G, Fernández-Ballart J., 2002)
En Navarra, se llevó a cabo otro estudio de validación de la adaptación de Castro
J, et al. después de un seguimiento de 18 meses a una muestra representativa de
estudiantes adolescentes que no acudían a consulta, sino que procedían de la
población general, una vez excluidos los casos prevalentes de TCA. Con el punto
de corte de 20 puntos, se obtuvo la mejor predicción diagnóstica (sensibilidad del
73% y especificidad del 85%). El valor VPP fue del 20% y el valor predictivo
negativo (VPN) del 98%. (De Irala J. et al.,2008)
De los resultados anteriores se puede concluir que el EAT-40 es un cuestionario
adecuado para la detección temprana de TCA en la población general, aunque su
VPP sea bajo. No obstante, a pesar de utilizar instrumentos de cribado siempre es
necesario realizar entrevistas individuales para confirmar los diagnósticos de TCA.
72
El hecho que los TCA se presenten en un continuo de gradación y gravedad
variable hace esencial contar con un procedimiento que permita detectar los
primeros signos para poder actuar con prontitud.
EAT-26 (Versión abreviada del EAT-40)
Mediante el análisis factorial del EAT-40 se desarrolló la versión de 26 ítems de
Garner DM, et al., 1982 que es altamente predictivo de la versión completa.
Consta de los 26 primeros ítems del EAT-40 que configuran tres subescalas: dieta,
bulimia y preocupación por comer y control oral. Se valora mediante la misma
escala de Likert de 6 puntos del EAT-40. El rango de puntuación de las respuestas
es de 0 a 78. Es un cuestionario autoadministrado. (Garner DM, Olmsted MP, Bohr
Y, Garfinkel PE., 1982)
Utilizando el punto de corte de 22 puntos o más, el rango de sensibilidades,
especificidades y VPP fueron de 65,1% a 88,9%, 96,1% a 97,7% y 44,4% a
46,2%, respectivamente, siendo las tasas de falsos positivos del 2,7% al 3,8%.
(Jacobi C, Hayward C, de Zwaan M,Kraemer HC,AgrasWS., 2004)
Versión española del EAT-26
La validación española del EAT-26 se ha llevado a cabo por Gandarillas A, et al.,
2003 en un medio comunitario en población femenina (15-18 años) escolarizada.
Las características psicométricas de este cuestionario son similares a las descritas
por sus autores. Para un punto de corte de 20 puntos o más, la sensibilidad es del
59%, la especificidad del 93%, VPP del 23%, VPN del 99% y porcentaje de bien
clasificados del 92%. Como cuestionario de cribado es útil para diferenciar los
casos de TCA de la población normal, aunque es importante señalar el escaso
VPP, dado que la prevalencia del problema es baja
73
Cuando el punto de corte es más bajo (10 puntos o más), el EAT-26 presenta una
sensibilidad del 90%, especificidad del 75%, VPP del 11%, VPN del 99,5% y
porcentaje de bien clasificados del 76%. (Gandarillas A. et al, 2002; Gandarillas A,
Zorrilla B, Sepúlveda AR, Muñoz P.)
Se recomienda su uso como instrumento de cribado, ya que el EAT-26 es capaz
de distinguir entre pacientes con AN y población normal y entre pacientes con BN
y población normal, pero no entre AN restrictiva y BN, estableciendo el punto de
corte de <20 puntos en mujeres, >30 puntos en población de riesgo y >50 puntos
en población clínica.
ChEAT (Versión infantil del EAT-26; Children Eating Attitudes Test)
El ChEAT fue desarrollado por Maloney MJ, et al., 1988 a raíz de detectar
problemas de comprensión en los niños. Resueltos estos problemas mediante
substitución por sinónimos más simples, los resultados de validez y fiabilidad en
una muestra de niños con edades entre 8 y 13 años fueron comparables a los
publicados para adultos (EAT-26) lo que hace del ChEAT un cuestionario
autoaplicable a partir de los 8 años (requiere de un nivel de lectura para responder
de quinto año de primaria), que puede ayudar en la valoración de la preocupación
por la comida, modelos de alimentación y actitudes ante la comida en estas
edades. Una puntuación total en la escala superior a 20 puntos indicaría la posible
presencia de TCA. (Maloney MJ, McGuire JB, Daniels SR., 1988)
Versión española del ChEAT (Cuestionario infantil de actitudes ante la
alimentación)
La adaptación al español y validación preliminar ha sido desarrollada por de
Gracia M, et al., 2008 en una muestra de niños y niñas entre 8-12 años. Los
resultados de fiabilidad y validez de la adaptación española son análogos al
estudio original. (De Gracia M, Marco M, Trujano P., 2007)
74
También se ha adaptado y validado en nuestro medio la versión catalana del
ChEAT en una muestra de población escolarizada (5º y 6º de primaria). Los
resultados indican que la versión catalana es fiable. No obstante, se recomienda
que el punto de corte sea más bajo al establecido por los autores originales como
también sugerían los autores de la adaptación española, ya que aumenta el
número de sujetos en riesgo de TCA a detectar en la escuela. (Sancho C, Asorey
O, Arija V, Canals J., 2005)
Eating Disorder Examination-self-report questionnaire (EDE-Q)
El examen para trastornos de la alimentación cuestionario autoaplicado,
desarrollado por Fairburn y Beglin en el año de 1994. Elaborado a partir del EDE,
que es una entrevista semiestructurada diseñada como medida de la
psicopatología específica de AN y BN; se le puede considerar como estándar de
oro para la evaluación de los TCA y se utiliza para corregir los problemas en las
mediciones autoaplicadas, como es dar una adecuada definición de la palabra
atracón, así como la incapacidad para evaluar ciertas creencias como es el miedo
enfermizo a engordar. El EDE-Q evalúa aspectos como: preocupación por el peso,
la figura y la alimentación, así como restricción alimentaria.
Se califica por una escala de siete puntos: entre más alto es el puntaje, mayor es
la severidad del trastorno. Luce y Crowther, encontraron en esta prueba una
consistencia interna excelente. Sin embargo, el EDE-Q se vuelve menos confiable
al aumentar la severidad de la sintomatología del trastorno alimentario. (Iñarritu,
M. et al., 2004)
EDI - Inventario para trastornos de la alimentación
El EDI (o EDI-I) es un instrumento autoaplicado diseñado para evaluar distintas
áreas cognitivas y conductuales de la AN y la BN. Consta de 64 ítems agrupados
en ocho subescalas que se correlacionan positivamente.
75
Las tres primeras subescalas miden comportamientos y actitudes hacia la comida,
el peso y la imagen corporal (motivación para adelgazar, sintomatología bulímica,
insatisfacción con la propia imagen corporal), los desajustes expresados en estas
áreas no son específicos de la AN, ya que aparecen respuestas similares en
grupos de personas preocupadas por su dieta. Mientras que las otras cinco
subescalas (inefectividad y baja autoestima, perfeccionismo, desconfianza
interpersonal, conciencia o identificación interoceptiva y miedo a madurar) evalúan
características psicológicas generales asociadas con trastornos alimentarios, que
son aspectos fundamentales de la AN. (Garner M, Olmsted M, Polivy J., 1983)
Cada ítem se puntúa mediante una escala de Likert de 6 puntos. Se pueden
sumar todas las subescalas para una puntuación global o utilizar cada subescala
por separado; clínicamente posee mayor relevancia el valor cuantitativo de cada
una de las ocho subescalas que la puntuación global. La puntuación total máxima
de este cuestionario es de 192, el punto de corte es de 42 o más puntos en las
ocho subescalas originales para diagnosticar un TCA. Algunos autores
argumentan que la especificidad del EDI es baja, ya que no se puede diferenciar
adecuadamente a los individuos con TCA de aquellos que tienen otros trastornos
psicológicos. (Cooper Z, Cooper PJ, Fairburn CG., 1985)
En un estudio realizado a mujeres, se observó que las subescalas que mejor
diferencian la AN de la BN son las de sintomatología bulímica e insatisfacción con
la imagen corporal, aunque ésta última es alta en ambos TCA.
Mientras que subescalas como baja autoestima, miedos interpersonales, miedo a
madurar, identificación interoceptiva y la motivación para adelgazar, que aparecen
comúnmente altas en ambas patologías, diferencian a pacientes con algún TCA
de los sujetos control. Subescalas como insatisfacción con la imagen corporal,
motivación para adelgazar y realización de dietas aparecen comúnmente altas
tanto en pacientes con algún TCA como en la población general. (Bennett K,
Stevens R.,1997)
76
Hay diversas opiniones en cuanto a la utilidad del EDI. Varios autores sugieren
que puede ser utilizado como prueba de cribado en muestras no clínicas, pero se
debe tener en cuenta que su habilidad para diferenciar entre los tipos de TCA es
cuestionable. Sin embargo, se sugiere que el EDI es capaz de discriminar entre
individuos con TCA e individuos sin padecimientos psiquiátricos. Este cuestionario
ha mostrado ser sensible a los cambios registrados en individuos cuando se
administra un tratamiento.
Encuesta SCOFF
El SCOFF es un instrumento de cribado de TCA que consta sólo de cinco
preguntas dicotómicas (Sí/No) que valoran la pérdida de control sobre la ingesta,
las purgas e insatisfacción corporal lo que permite su aplicación en la atención
primaria.
El rango de puntuación oscila de 0 a 5 puntos (No=0 y Sí=1), una puntuación total
de 2 o más puntos identifica personas de riesgo de TCA (sensibilidad AN: 100%;
BN: 100%; especificidad para AN y para BN: 85% y 80%, respectivamente; tasa
de falsos positivos 7,3% para AN y 8% para BN). (Morgan JF, Reid F, Lacey
JH.,1999 )
Estudios independientes realizados en atención primaria indican valores de
sensibilidad que oscilan entre el 78%-85% y de especificidad entre el 88%- 90%,
con sólo dos respuestas afirmativas. (Cotton MA, Ball C, Robinson P., 2003; Luck
A. et al. 2002)
Estos resultados son excelentes y más, debido a la brevedad del instrumento. Se
estudió también si era más fiable autoadministrado (escrito) o administrado por el
médico (oral) y los resultados sólo observaron mínimas diferencias en el poder de
detección
del
SCOFF.
No
obstante,
los
autores
sugieren
que
si
es
autoadministrado las respuestas pueden ser más honestas al reducirse la
confrontación del paciente con el entrevistador.
77
Versión española
Una versión adaptada y validada en para el medio español por García-Campayo J,
et al., 2004 para la detección precoz de TCA en atención primaria (mujeres entre
14 y 55 años con un punto de corte de 2 o más); la sensibilidad fue del 98% y la
especificidad del 94%. Para cada TCA específico las sensibilidades para una
especificidad del 94% fueron las siguientes: BN, 98%; AN, 93%; y TCANE, 100%.
Se han identificado limitaciones relativas a la adaptación del ítem 1. Se sugiere
revisar estos aspectos antes de administrar la versión española del SCOFF.
(García-Campayo J. et al.,2005)
También se ha adaptado y validado en el medio español la versión catalana
(SCOFF-c) por Muro-Sans P, et al., 2008 en una muestra comunitaria de
adolescentes españoles (51% hombres y 49% mujeres; media=14 años;
DE=1,31). En ese estudio las cifras de sensibilidad fueron del 73% y las de
especificidad del 94%. Entre las posibles razones de la baja sensibilidad están las
características de la muestra (jóvenes de la ciudad de Barcelona reclutados).
(Muro-Sans P,Amador-Campos JA, Morgan JF., 2008)
De los numerosos cuestionarios para el cribado de TCA, los resultados indican
que la encuesta SCOFF puede ser un cuestionario útil, ya que permite de forma
rápida y fácil la detección en atención primaria de grupos de riesgo de TCA entre
la comunidad. La encuesta SCOFF ha sido adoptada como instrumento estándar
de cribado en UK.
Questionnaire of Eating and Weight Patterns-Revised (QEWP-R)
El cuestionario de patrones de alimentación y peso versión revisada, fue
desarrollado por Spitzer y colaboradores en el año de 1992. Se utiliza para
identificar individuos con trastorno por atracones recurrentes con un sentimiento
de pérdida de control y de culpa, en ausencia de conductas compensatorias
inapropiadas típicas de la BN de acuerdo al DSM-IV.
78
Esta compuesto por 13 reactivos, donde se indaga acerca de la cantidad de
comida consumida en el atracón, la duración del mismo y sobre sentimientos de
culpa con respecto a la comida, la dieta y el peso. Debido a que los TCA se
presentan a edades cada vez más tempranas, este trastorno puede aparecer en
los niños y adolescentes, por lo que Johnson y colaboradores en el año de 1999
desarrollaron versiones del QEWP -R para adolescentes (QEWP-A) y para padres
(QEWP-P).
Los reactivos se califican de acuerdo a la regla de decisión propuesta por Spitzer.
De esta manera, los individuos pueden ser diagnosticados con trastorno por
atracón o con Bulimia Nerviosa. El QEWP-R es capaz de identificar de manera
precisa a individuos con probabilidad baja y alta para trastorno por atracón y a
discriminar entre niveles clínicos y no clínicos de este trastorno.
El QEWP puede ser tomado como una medida válida de la presencia o ausencia
de trastorno por atracón, pero se sugiere que se sobrevalora este acercamiento
dicotómico, de todo o nada, que puede dejar pasar algunos individuos
clínicamente significativos. (Iñarritu, M. et al., 2004)
Validaciones de diversos instrumentos en México
Muchos son los instrumentos que se han diseñado para la detección de las
conductas alimentarias de riesgo. En México el instrumento más utilizado y el que
ha sido validado es el instrumento creado por la Dra. Claudia Unikel Santoncini.
Este instrumento ha tenido como predecesores los instrumentos autoaplicables de
los cuales los más utilizados son el Eating Attitudes Test (EAT) y el Eating
Disorders Inventory (EDI), que han sido validados para población mexicana por
García, Vázquez, López y Martínez. (García García
E, et al., 2003), Unikel,
Bojorquez, Carreño, Caballero. (Unikel Santoncini C. et al., 2006)
El instrumento Eating Attitudes test: an index of the symtoms of anorexia nervosa,
creado y validado por Garner y Garfinkel (Garner M. D, Garfinkel E.P., 1979),
79
contempla todos los síntomas que determinan el diagnóstico de anorexia, y las
respuestas afirmativas que se daban a cada uno de estos síntomas. Las
respuestas fueron clasificadas de la siguiente manera:
Muy frecuente, frecuente, algunas veces, rara vez y nunca. Una puntuación de 2 o
más se relaciona directamente a la anorexia, mientras que una puntuación de 1
tiene una correlación menor.
Para la validación de este instrumento se empleo un estudio de casos y controles
donde los casos correspondían a los sujetos con anorexia nerviosa ya
diagnosticada y los controles eran sujetos sin este trastorno. Los resultados de la
validación demostraron que los pacientes con anorexia cubrían la mayoría de los
puntos y sus respuestas se encontraban ente frecuente y muy frecuente, mientras
que los sujetos control respondían raves o nunca, además de que los valores
mostraron un nivel moderado de la validez concurrente de calificaciones en las
pruebas que fueron buenos predictores de diagnóstico clínico.
Por otra parte otro de los predecesores al instrumento de Unikel, fue el Eating
Disorders Inventory el cual fue validado en la México en una población de mujeres
con trastornos de la conducta alimentaria (2006).
Dicho estudio tenía como objetivo obtener la confiabilidad y validez de constructo y
concurrente del Eating Disorder Inventory en una muestra de pacientes mexicanas
con trastorno de la conducta alimentaria. El inventario junto con una batería de
pruebas psicológicas que incluyo entre otras la Symtom Cheker List (SCL90) y en
inventario de autoestima de Coopersmith, se aplicó a una muestra de 523 mujeres
con edad promedio de 19.9 años y diagnostico de trastornos de la conducta
alimentaria según los criterios del DSM-IV, que se hallaban en tratamiento en la
Clínica de Trastornos de la Conducta Alimentaria del instituto Nacional de
Psiquiatría en el periodo 1997-2002.
A partir del análisis de consistencia interna del inventario se eliminaron 12
reactivos, los restantes se incluyeron en el análisis factorial. Una vez eliminados
los reactivos se obtuvo un valor de confiabilidad alfa de Cronbach de 0.93. La
80
versión final del inventario constó de 36 reactivos y obtuvo una consistencia
interna de 0.92. Se obtuvieron correlaciones positivas entre las subescalas del EDI
con las subescalas del SCL 90, mientas que éstas fueron negativas con el
Inventario de autoestima de Coopersmith. El EDI es adecuado para evaluar
actitudes y conductas relacionadas con el comer, la imagen corporal y las
características psicológicas de pacientes con trastorno de la conducta alimentaria
en México. (Unikel Santoncini C. et al., 2006)
Otro estudio donde se valido el EDI fue el llevado a cabo por García, Vázquez,
López y Arcilia (2003). En dicho estudio se incluyeron mujeres que a juicio de los
psiquiatras de la consulta de anorexia, del Instituto Nacional de Ciencia Médicas y
Nutrición Salvador Zubirán, padecían anorexia nerviosa o bulimia, sin otra
patología psiquiátrica. Se incluyeron 22 mujeres con trastornos alimentarios y se
compararon con otras 25 mujeres sin trastornos alimentarios. Todas ellas fueron
evaluados mediante una entrevista estructurada basada en los criterios del DSMIV, con lo que se clasificó a cada mujer de la siguiente manera: sin trastornos
alimenticios, anorexia nerviosa de tipo restrictivo, anorexia nerviosa de tipo
purgativo, bulimia nerviosa de tipo purgativa, bulimia nerviosa de tipo no purgativo,
o trastorno de la conducta alimentaria no especificado.
El coeficiente alpha de Cronbach. Por reactivos, fue de 0.98 cuando se analizaron
ambos grupos, y al hacer el análisis por separado fue de 0.94 para la mujeres sin
trastornos alimentarios y de 0.94 para las pacientes. (García García E., 2003)
El objeto de crear un instrumento válido y confiable para la detección de los
factores de riego considerando las especificaciones cualitativas y cuantitativas que
permitan discriminar la severidad del riesgo en correspondencia con la toma de
decisiones, en lo que a la prevención o tratamiento. Este instrumento fue
construido utilizando una metodología de investigación cualitativa, y tomando
como base la experiencia de mujeres mexicanas con diagnostico de TCA.
La investigación se llevó a cabo en dos fases, con metodologías de investigación
diferentes. La primera fase consto en entrevistar a 10 mujeres con diagnóstico de
81
trastornos de la conducta alimentaria, atendidas en la clínica de trastornos de la
conducta alimentaria del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente. Se
utilizó una guía de entrevistas que incluyó los siguientes temas: datos
demográficos, rutina doméstica y actividades familiares, alimentación, relaciones
familiares, vida académica, grupo de pares, problemática actual, relaciones de
pareja, sexualidad, autoestima, historia del peso corporal, imagen corporal, valores
en torno al cuerpo, violencia doméstica, problemas de salud mental en familiares y
búsqueda de ayuda y tratamiento.
En la segunda fase se opto por una entrevista piloto donde se detectaron cambios
a realizar antes de ponerlo en práctica. El análisis factorial arrojó 4 factores puros
que explicaron 60.3% de la varianza total, en 15 iteraciones. Los valores alpha de
Cronbach para cada factor fluctuaron entre .61 a .86. El primer factor agrupó 5
reactivos y se refiere a la percepción positiva del sujeto sobre sí mismo; el factor 2
agrupó 3 reactivos que se refieren a reacciones de enojo; el factor 3 se formó con
4 reactivos relacionados con la percepción del ambiente familiar, y el factor 4
agrupó 5 reactivos sobre la percepción negativa que el sujeto tiene de sí. (Unikel
Santoncini C, Gómez Peresmitré., 2004)
Por su parte ya en la validación de cuestionario breve creado por la Dra. Unikel y
colaboradores demostró que este instrumento tiene una alta confiabilidad y una
estructura interna de tres factores con una varianza explicada de 64.7%. El
análisis discriminante mostró que casi 90% de los casos fueron correctamente
agrupados, lo que demuestra que este instrumento es una opción confiable y
válida para la evaluación de conductas alimentarias de riesgo en la población.
(Unikel Santoncini C, Bojorquez Chapela L, Carreño García S., 2004)
Instrumentos con mediciones relacionadas con los Trastornos de la
Conducta Alimentaria
Una de las características importantes en los TCA es la percepción de la imagen
corporal, para su evaluación existen diversos instrumentos, entre ellos están: Body
82
Image Detection (BIDD), Contour Drawing Rating Scale (CDRS), Body Attitudes
Test
(BAT),
Body
Image
Testing
System
(BITS),
Body-Self
Relations
Questionnaire (MBSRQ), Body Shape Questionnaire (BSQ). Todos ellos evalúan
la satisfacción con la propia imagen corporal, así como el nivel de ansiedad que
las pacientes experimentan con relación a su cuerpo y a su peso corporal.
También es importante evaluar en los TCA la interiorización de las influencias
culturales sobre el modelo estético corporal (la cultura de la delgadez). Para este
fin existe el CIMEC-26 (Cuestionario de las Influencias sobre los Modelos
Estéticos Corporales) desarrollado por Toro y colaboradores en el año 1994, y
existe una modificación para púberes, que es el CIMEC-12, elaborado por
Saucedo.
Otro aspecto que es necesario evaluar en los TCA es la restricción alimentaria con
el fin de perder o mantener el peso; algunos instrumentos que comúnmente se
utilizan para medir esta variable son: Three-Factor Eating Questionnaire (TEFQ-R)
y Dutch Restrained Eating Scale (DRES).
Con respecto a la dieta existen diversas técnicas para evaluar la ingesta dietética,
entre ellas están: recordatorio de 24 horas, registro directo de consumo, registro
de pesos y medidas, encuestas de duplicación, frecuencia de consumo e historia
dietética. Cada una de estas técnicas tiene ayuda a evaluar diferentes aspectos de
la dieta y debe tenerse en cuenta al seleccionar cualquiera de ellas sus ventajas y
debilidades.
En cuanto al peso y la adiposidad pueden evaluarse a través del índice de masa
corporal, el porcentaje de grasa corporal, la medición de pliegues cutáneos,
resistencia bioeléctrica, entre otras.
En la evaluación de la actividad física existen también problemas, ya que los
métodos usados tienen fallas en la confiabilidad y validez, por lo que se
recomienda utilizar varios métodos, entre ellos están: cuestionarios, diarios,
observación directa y monitoreo mecánico o electrónico.
83
Diseño metodológico
Tipo de estudio
El estudio fue de tipo exploratorio y en forma retrospectiva.
Se buscó estimar la frecuencia de las conductas alimentarias de riesgo en los
alumnos que ingresaron al área de ciencias de la salud de la Universidad
Veracruzana.
La toma de muestras se realizó en el mes de Octubre de 2009 en las instalaciones
del Departamento de Nutrición del Centro de Estudios y Servicios de Salud
(CESS).
Población y muestra
La población estuvo integrada por alumnos del área de ciencias de la salud,
Campus Veracruz de la Universidad Veracruzana, y cuya muestra se obtuvo con
los sujetos que cumplieron los siguientes criterios de inclusión:
1. Inscritos a las diferentes facultades del área de ciencias de la salud.
2. Tener entre 17 y 21 años de edad.
3. Acceder a participar.
No fueron incluidos aquellos alumnos:
1. Que omitieron algún dato personal (edad, sexo, facultad, etc.)
2. Que no completaron el cuestionario breve para medir Conductas
Alimentarias de Riesgo.
La muestra total estuvo conformada por 427 estudiantes, de los cuales 155 son
hombre y 272 mujeres.
84
Instrumento
Se utilizó un cuestionario breve para medir conductas alimentarias de riesgo
elaborado por Claudia Unikel y colaboradores, él cual consta de diez preguntas
sobre la conducta alimentaria y una pregunta sobre la preocupación por engordar.
Estas preguntas se agrupan en cinco categorías: A) Preocupación por engordar,
B) Pérdida del control para comer, C) Vómito autoinducido, D) Prácticas de tipo
restrictivo y E) Medidas compensatorias. (Anexo 1)
El cuestionario consta de cinco opciones de respuesta: nunca, casi nunca, algunas
veces, frecuentemente (dos veces en una semana) y muy frecuentemente (más de
dos veces en una semana).
Además a los participantes se les tomó medidas antropométricas como el peso y
la estatura, con la finalidad de obtener el índice de masa corporal.
Procedimientos
Tiempo
El estudio se desarrolló en un periodo de diez meses, que comenzó en julio de
2011 con la revisión bibliográfica y posteriormente se llevó a cabo el análisis de
datos y la creación de tablas y gráficas.
Recursos
Materiales:
-
Antropómetro
-
Báscula digital
-
Cinta métrica
-
Cuestionario (Unikel)
-
Hojas blancas tamaño carta
85
-
Lápices, gomas y sacapuntas
-
Marcadores
-
Cinta adhesiva
-
Calculadora
-
Valores de referencia
-
Folders
-
Computadora
-
Impresora
Proceso
Los sujetos muestra pasaron, uno a uno, al área de Nutrición del CESS donde se
les tomó el peso y la estatura, se le indicó al sujeto que debería estar descalzo y
en posición antropométrica (la cual consiste en mantener al individuo de pie con el
cuerpo perpendicular al suelo, los talones unidos y con las puntas ligeramente
separadas; con el tronco en posición erecta y la cabeza en el plano de Frankfort)
para ambas mediciones; finalmente se les midió el perímetro de cintura
(lateralmente en un plano horizontal), en el caso de que los sujetos tengan un
vientre voluminoso se les tomó a nivel de la cicatriz umbilical.
Posteriormente se les aplicó de forma directa el cuestionario breve para medir
conductas alimentarias de riesgo, es decir una persona les leyó en voz alta las
diez preguntas y éstos se delimitaron a contestar con alguna de las cincos
opciones de respuesta.
Plan de tabulación y análisis
La información (en el caso del cuestionario) fue recolectada y agrupada a través
de un sistema de paloteo considerando variables como el sexo y la edad;
englobadas en categorías según lo marca el cuestionario aplicado y agrupadas
por respuestas; si para aquellos que contestaron frecuentemente y muy
86
frecuentemente, o que tuvieron dos respuestas del si y una del algunas veces, o
dos respuestas si y una respuesta no (en el caso de las categorías D y E); no para
casi nunca y nunca, o que tuvieron dos respuestas del no y una del algunas veces,
o dos respuestas del no y una respuesta si (en el caso de las categorías D y E); y
algunas veces para los que contestaron algunas veces, o un algunas veces y un
si, o un algunas veces y un no, o un si y un no, (para la categoría B), o dos
algunas veces y un si, o dos algunas veces y un no; o un no, un si y un algunas
veces, (para las categorías D y E).
Para la recolección de los datos del diagnóstico nutricio, se tomaron variables
como el sexo y la edad, que se agruparon por diagnóstico, en el caso del IMC en
bajo peso, normal, sobrepeso y obesidad. Posterior a la recolección de datos, se
elaboraron tablas y gráficas de columnas para la presentación, análisis e
interpretación de resultados.
87
Resultados
La muestra fue conformada por 427 estudiantes, de los cuales 155 fueron
hombres y 272 Mujeres; (36.3% y 63.7% respectivamente), (grafica 1)
1.- DISTRIBUCIÓN DE ALUMNOS POR
GENERO
36%
Hombres
Mujeres
64%
Los cuales pertenecen a las facultades del área de ciencias de la salud
(Bioanálisis, Educación Física, Medicina, Nutrición, Odontología y Psicología) de
la Universidad Veracruzana Campus Veracruz, (Grafica 2)
2.- DISTRIBUCION DE ALUMNOS POR
FACULTAD
14%
20%
Odontologia
Medicina
Educ. Fisica
17%
Bioanalisis
29%
11%
9%
Nutrición
Psicologia
88
En cuanto al IMC se puede observar que no existe diferencia significativa en la
prevalencia de sobre peso entre hombres y mujeres, ya que esta oscila alrededor
de 0.4%; mientras que en la prevalencia de obesidad es de tan solo 0.1%, contra
0.8% en bajo peso. (Grafica 3)
Distribución de alumnos por IMC
70
60
50
40
Hombres
30
Mujeres
20
10
0
Bajo peso
Normal
Bajo peso
Facultad
Odontologia
Medicina
Educ. Fisica
Bioanalisis
Nutrición
Psicologia
H
1.29
3.23
0.00
1.94
0.65
0.65
M
1.84
1.10
0.00
0.74
0.74
2.57
Sobre peso
Normal
H
10.32
18.71
16.13
2.58
5.81
5.81
Obesidad
Sobre peso
M
15.44
9.93
2.57
7.35
16.54
8.46
H
5.16
9.03
4.52
1.29
0.65
0.65
M
2.94
7.72
0.37
2.94
3.31
6.99
Obesidad
H
1.94
7.74
0.00
1.29
0.65
0.00
M
1.10
4.04
0.00
2.21
1.84
2.57
TABLA 1: porcentajes de IMC de por facultad y genero.
89
BIOANÁLISIS
El conglomerado de la facultad de Bioanálisis fue de 47 alumnos; 11 fueron
hombres (23.4%) y 36 mujeres (76.5%); los cuales reportaron prevalencias de
sobrepeso de 18.18% para los hombres y 22.2% en mujeres; mientras que la
obesidad se presenta en 18.18% en hombres y 5.5% en mujeres. (Tabla 1).
C
A
T
E
G
O
R
I
A
S
RESPUESTA
A SI
NO
AV
B SI
NO
AV
C SI
NO
AV
D SI
NO
AV
E SI
NO
AV
CALSIFICACIÓN POR IMC
BAJO PESO
PESO NORMAL
H
M
H
M
9.09 0.00
9.09
16.67
18.18 5.56
18.18
22.22
0.00 0.00
9.09
16.67
0.00 0.00
0.00
2.78
9.09 0.00
18.18
22.22
18.18 5.56
18.18
30.56
0.00 0.00
0.00
2.78
27.27 5.56
36.36
50.00
0.00 0.00
0.00
2.78
0.00 0.00
0.00
0.00
27.27 5.56
36.36
52.78
0.00 0.00
0.00
2.78
0.00 0.00
0.00
0.00
27.27 5.56
36.36
55.56
0.00 0.00
0.00
0.00
SOBREPESO
H
M
0.00 13.89
0.00
2.78
18.18
5.56
9.09
0.00
0.00
8.33
9.09 13.89
0.00
0.00
18.18 22.22
0.00
0.00
0.00
0.00
18.18 16.67
0.00
5.56
0.00
0.00
18.18 19.44
0.00
2.78
OBESIDAD
H
M
9.09 13.89
9.09
0.00
0.00
2.78
0.00
2.78
18.18
5.56
0.00
8.33
0.00
0.00
18.18 16.67
0.00
0.00
0.00
2.78
18.18
8.33
0.00
5.56
0.00
0.00
18.18 11.11
0.00
5.56
CUADRO1.-. CAR’S por IMC de la facultad de Bicoanálisis
Según el análisis en base al instrumento los hombres con bajo peso, peso normal
y obesidad presentan prevalencias de 9.09% de miedo a engordar, mientras que
los hombres sobrepeso presentan una prevalencia de 9.09%. Por su parte las
mujeres con bajo peso no presentan CAR’S; mientras que las mujeres de peso
normal presentan una prevalencia de 16.67% de preocupación por engordar; en el
caso de la mujeres con sobre peso y obesidad presentan prevalencia de 13.89%
de preocupación por engordar. (Cuadro 1; Graficas 4 y 5)
90
4.- CAR´S DE ACUERDO AL IMC DE LOS HOMBRES
DE LA FACULTAD DE BIOANALISIS
40
35
30
25
BAJO PESO
20
PESO NORMAL
SOBREPESO
15
OBESIDAD
10
5
0
SI
NO AV
A
SI
NO AV
B
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
SI
NO AV
E
5.-CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LAS MUJERES DE
LA FACULTAD DE BIOANÁLISIS
60
50
40
BAJO PESO
30
PESO NORMAL
20
SOBREPESO
10
OBESIDAD
0
SI
NO AV
SI
A
NO AV
B
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
SI
NO AV
E
EDUCACIÓN FISICA
91
El conglomerado de la facultad de Educación Física estuvo conformada por 40
alumnos de los cuales 32 fueron hombre (80%) y 8 mujeres (20%), los hombre
reportan una prevalencia de 21.8% de sobrepeso, mientras que en caso de las
mujeres la prevalencia es de 12.5 %; el 78.1% en el caso de los hombre y el
87.5% en el caso de las mujeres se encuentran en su peso normal. (Tabla 1)
C
A
T
E
G
O
R
I
A
S
RESPUESTA
A SI
NO
AV
B SI
NO
AV
C SI
NO
AV
D SI
NO
AV
E SI
NO
AV
CLASIFICACIÓN POR IMC
BAJO PESO PESO NORMAL
H
M
H
M
0.00
0.00
15.38
37.50
0.00
0.00
33.33
25.00
0.00
0.00
15.38
25.00
0.00
0.00
7.69
0.00
0.00
0.00
15.38
37.50
0.00
0.00
41.03
50.00
0.00
0.00
2.56
0.00
0.00
0.00
61.54
87.50
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
2.56
0.00
0.00
0.00
58.97
87.50
0.00
0.00
2.56
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
0.00
64.10
87.50
0.00
0.00
0.00
0.00
SOBREPESO
H
M
7.69 12.50
5.13
0.00
5.13
0.00
0.00
0.00
5.13
0.00
12.82 12.50
0.00
0.00
17.95 12.50
0.00
0.00
0.00
0.00
17.95 12.50
0.00
0.00
0.00 12.50
17.95
0.00
0.00
0.00
OBESIDAD
H
M
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
CUADRO2.- CAR’S por IMC de la facultad de Educación Física
Respecto al análisis realizado a través del instrumento, se detecto que entre los
hombre con peso normal existe una prevalencia de 15.38% de preocupación por
engordar, seguida de 7.69% de pérdida del control para comer y un 2.5% de
vómitos auto inducidos; mientras que los hombre con sobrepeso solo presentas
una prevalencia del 7.69% de preocupación por engordar. En el caso de las
mujeres con peso normal presentan una prevalencia de preocupación por
engordar 37.5% y de 12.5% en el caso de aquellas que tiene sobrepeso. (Cuadro
2; Graficas 6 y 7)
92
6.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LOS HOMBRE DE LA
FACULTAD DE EDUCACIÓN FISICA
70
60
50
40
BAJO PESO
30
PESO NORMAL
SOBREPESO
20
OBESIDAD
10
0
SI NO AV SI
A
NO AV SI
B
NO AV
C
SI NO AV
SI NO AV
D
E
7.- CAR'S DE MUJERES DE LA FACULTAD DE
EDUCACION FISICA
100
90
80
70
60
BAJO PESO
50
40
PESO NORMAL
30
SOBREPESO
20
OBESIDAD
10
0
SI NO AV SI
A
NO AV SI
B
NO AV
C
SI NO AV
D
SI NO AV
E
93
MEDICINA
El conglomerado de la facultad de Medicina la conformaron 122 alumnos de los
cuales 60 fueron hombre (49.1.8%) y 62 mujeres (50.8%), los hombre presenta
una prevalencia de 23.3% de sobrepeso; mientras que las mujeres presentan una
prevalencia de 33.85%; en el caso de la obesidad los hombres presentan
prevalencias 20%, contra un 17.7% de las mujeres (Tabla 1).
CLASIFICACIÓN POR IMC
C
A
A
T
E
B
G
O
C
R
I
D
A
S
E
RESPUESTA
SI
NO
AV
SI
NO
AV
SI
NO
AV
SI
NO
AV
SI
BAJO PESO
H
M
0.00 0.00
0.00 4.84
8.62 0.00
0.00 0.00
5.17 0.00
3.45 4.84
0.00 0.00
8.62 4.84
0.00 0.00
0.00 0.00
8.62 4.84
0.00 0.00
0.00 0.00
NO
AV
8.62
0.00
4.84
0.00
PESO NORMAL
H
M
15.52
17.74
25.86
11.29
8.62
14.52
10.34
4.84
22.41
20.97
17.24
17.74
0.00
0.00
50.00
43.55
0.00
0.00
0.00
0.00
48.28
37.10
1.72
6.45
1.72
0.00
48.28
0.00
43.55
0.00
SOBREPESO
H
M
8.62
8.06
6.90
4.84
8.62 20.97
5.17
6.45
1.72 17.74
17.24
9.68
0.00
0.00
24.14 32.26
0.00
1.61
0.00
1.61
18.97 30.65
5.17
1.61
0.00
1.61
OBESIDAD
H
M
6.90
9.68
5.17
0.00
8.62
8.06
6.90
3.23
3.45
3.23
10.34 11.29
0.00
0.00
20.69 17.74
0.00
0.00
1.72
0.00
13.79 16.13
5.17
1.61
0.00
0.00
24.14
0.00
20.69
0.00
32.26
1.61
17.74
0.00
CUADRO 3.- CAR’S por IMC de la facultad de Medicina
De acuerdo al instrumento, los hombre con peso normal presentan una
prevalencia de 15.52% de preocupación por engordar; seguida de un 10.34% de
pérdida del control para comer y un 1.7% de medidas compensatorias, mientras
que los hombre con sobrepeso presentaron una prevalencia de 8.62% de
preocupación por engordar y 5.17% de pérdida del control para comer; en el caso
de las mujeres con peso normal se observo una prevalencia de 17.74%
de
preocupación por engordar, seguida de un 4.84% de pérdida del control para
comer, las mujeres con sobrepeso presentan prevalencias de 8.06% de
94
preocupación por engordar, seguida de un 6.45% de pérdida del control para
comer, y un 1.6% para las
practicas
del tipo restrictivo y las medidas
compensatorias; por su parte las mujeres que presentan obesidad reportaron
prevalencias de 9.68% de preocupación para engordar y 3.23% en la pérdida del
control para comer. (Cuadro 3; Graficas 8 y 9)
8.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LOS HOMBRE DE LA
FACULTAD DE MEDICINA
60
50
40
BAJO PESO
30
PESO NORMAL
SOBREPESO
20
OBESIDAD
10
0
SI
NO AV
A
SI
NO AV
B
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
SI
NO AV
E
95
9.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LAS MUJERES DE LA
FACULTAD DE MEDICINA
50
45
40
35
30
BAJO PESO
25
PESO NORMAL
20
SOMBREPESO
15
OBESIDAD
10
5
0
SI
NO AV
A
SI
NO AV
B
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
SI
NO AV
E
96
NUTRICIÓN
El conglomerado de la facultad de Nutrición estuvo formada por 73 alumnos de los
cuales 12 fueron hombre (16.4%) y 61 mujeres (83.5%); los hombres presentan
una prevalencia de 8.3% para sobrepeso y obesidad; mientras que las mujeres
presentan prevalencias de 14.7% de sobrepeso y 8.1% de obesidad. (Tabla 1)
C
A
T
E
G
O
R
I
A
S
RESPUESTA
A SI
NO
AV
B SI
NO
AV
C SI
NO
AV
D SI
NO
AV
E SI
NO
AV
CLASIFICACIÓN POR IMC
BAJO PESO
PESO NORMAL
SOBREPESO
OBESIDAD
H
M
H
M
H
M
H
M
0.00
1.64
23.08
34.43 7.69
8.20 0.00 4.92
7.69
1.64
30.77
31.15 0.00
3.28 7.69 0.00
0.00
0.00
15.38
8.20 0.00
3.28 0.00 3.28
7.69
0.00
7.69
9.84 0.00
1.64 0.00 0.00
0.00
3.28
15.38
24.59 7.69
1.64 7.69 0.00
0.00
0.00
46.15
39.34 0.00
3.28 0.00 8.20
0.00
0.00
0.00
1.64 0.00
1.64 0.00 1.64
7.69
3.28
69.23
63.93 7.69
13.11 7.69 6.56
0.00
0.00
0.00
8.20 0.00
0.00 0.00 0.00
0.00
0.00
0.00
0.00 0.00
0.00 0.00 0.00
7.69
3.28
69.23
68.85 7.69
11.48 7.69 3.28
0.00
0.00
0.00
4.92 0.00
3.28 0.00 4.92
0.00
0.00
0.00
0.00 0.00
0.00 0.00 0.00
7.69
3.28
69.23
72.13 7.69
13.11 7.69 8.20
0.00
0.00
0.00
1.64 0.00
1.64 0.00 0.00
CUADRO 4.- CAR’S por IMC de la facultad de Nutrición
En cuanto a la aplicación del instrumento, se encontró que los hombre con bajo
peso presentan una prevalencia de 7.69% de pérdida del control para comer,
mientras que los hombres cuyo peso es normal presentan una prevalencia de
23.08% de preocupación por engordar, seguido de un 7.69% de pérdida de del
control para comer; en el caso de las mujeres con peso normal presentan un
prevalencia de 34.4% de preocupación por engordar, seguida de un 9.84% de
pérdida del control para comer, las mujeres que presentan sobrepeso muestra una
prevalencia de 8.2% de preocupación por engordar, seguida de un 1.6% en la
pérdida del control para comer y el vomito auto inducido; mientras que las mujeres
97
con obesidad solo reportan un 4.9% de preocupación por engordar, seguida de un
1.6% de vomito auto inducido. (Cuadro 4, Graficas 10 y 11)
10.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LOS HOMBRES
DE LA FACULTAD DE NUTRICIÓN
80
70
60
50
BAJO PESO
40
PESO NORMAL
30
SOBREPESO
20
OBESIDAD
10
0
SI
NO AV
A
SI
NO AV
SI
NO AV
B
C
SI
NO AV
SI
D
NO AV
E
11.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LAS MUJERES
DE LA FACULTAD DE NUTRICIÓN
80
70
60
50
BAJO PESO
40
PESO NORMAL
30
SOBREPESO
20
OBESIDAD
10
0
SI NO AV SI NO AV SI NO AV SI NO AV SI NO AV
A
B
D
C
E
98
ODONTOLOGIA
El conglomerado de la facultad de Odontología estuvo formada 87 alumnos de los
cuales 29 fueron hombre (33.3%) y 58 mujeres (66.66%); los hombres presentan
una prevalencia de sobrepeso de 27.5% y 10.3% en el caso de obesidad,
mientras que las mujeres presentan una prevalencia de sobrepeso de 13.7% y
solo un 5.1% de obesidad. (Tabla 1)
C
A
T
E
G
O
R
I
A
BAJO PESO
RESPUESTAS
H
A SI
0.00
NO
6.90
AV
0.00
B SI
0.00
NO
0.00
AV
6.90
C SI
0.00
NO
6.90
AV
0.00
D SI
0.00
NO
6.90
AV
0.00
E SI
0.00
CLASIFICACIO POR IMC
PESO NORMAL SOBRE PESO
OBESIDAD
M
H
M
H
M
H
M
1.72
6.90 18.97
17.24 8.62
6.90 3.45
6.90
34.48 25.86
3.45 0.00
0.00 0.00
0.00
13.79 27.59
6.90 5.17
3.45 1.72
1.72
10.34 1.72
3.45 0.00
0.00 0.00
3.45
10.34 22.41
10.34 3.45
0.00 0.00
3.45
34.48 48.28
13.79 10.34
10.34 5.17
0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
8.62
55.17 72.41
24.14 13.79
10.34 5.17
0.00
0.00 0.00
3.45 0.00
0.00 0.00
0.00
0.00 0.00
0.00 1.72
0.00 0.00
8.62
51.72 67.24
13.79 8.62
6.90 0.00
0.00
3.45 5.17
13.79 3.45
3.45 5.17
0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 0.00
S
NO
AV
6.90
0.00
8.62
0.00
55.17 67.24
0.00 5.17
27.59 12.07
0.00 1.72
10.34 5.17
0.00 0.00
CUADRO 5.-CAR’S por IMC de la facultad de Odontología
Respecto a la aplicación del instrumento se encontró que los hombre con peso
normal presentan un prevalencia de 10.34% de pérdida de control para comer,
seguida de un 6.9% de preocupación por engordar, mientras que los hombres con
sobrepeso presentan una prevalencia de 17.24% de preocupación por engordar y
un 3.45% de pérdida del control para comer, en el caso de los hombre con
obesidad solo presentaron una prevalencia de 6.9% de preocupación por
engordar; por su parte las mujeres con bajo peso presentan una prevalencia de
1.72% tanto en la preocupación por engordar como en la pérdida del control para
comer, las mujeres con peso normal presentan una prevalencia de 18.97% de
99
preocupación por engordar y solo un 1.72% de pérdida del control para comer, por
su parte las
mujeres con sobrepeso presenta prevalencias de 8.62% en
preocupación por engordar y 1.72% en medidas compensatorias y las mujeres
que presentan obesidad presentaron una prevalencia de 3.45% de preocupación
por engordar. (Cuadro 5; graficas 12 y 13)
12.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LOS HOMBRES
DE LA FACULTAD DE ODONTOLOGIA
60
50
40
BAJO PESO
30
PESO NORMAL
20
SOBREPESO
10
OBESIDAD
0
SI
NO AV
SI
NO AV
A
SI
NO AV
B
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
E
13.-CAR'S D ACUERDO AL IMC DE LAS MUJERES DE
LA FACULTAD DE ODONTOLOGICA
80
70
60
50
40
BAJO PESO
30
PESO NORMAL
20
SOBREPESO
10
OBESIDAD
0
SI
NO AV
A
SI
NO AV
B
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
SI
NO AV
E
100
PSIGOLOGÍA
El conglomerado de la facultad de psicología estuvo conformada de 58 alumnos,
de los cuales 11 fueron hombres (18.9%) y
presentan una prevalencia
47 mujeres (81%); los hombres
de sobrepeso de 9.09%, mientras que el 81.8%
presentan un peso normal; por su parte las mujeres presentan una prevalencia
21.2% de sobrepeso y el 48.9% presentan peso normal. (Tabla 1)
BAJO PESO
RESPUESTAS
H
0.00
A A SI
NO
9.09
T
AV
0.00
B SI
0.00
E
NO
0.00
AV
9.09
G
C SI
0.00
NO
9.09
O
AV
0.00
R D SI
0.00
NO
9.09
I
AV
0.00
0.00
A E SI
NO
9.09
S
AV
0.00
C
M
0.00
12.77
0.00
0.00
0.00
12.77
0.00
12.77
0.00
0.00
12.77
0.00
0.00
12.77
0.00
CLSIFICACIÓN POR IMC
PESO NORMAL SOBREPESO
H
M
H
0.00 17.02
0.00
63.64 14.89
9.09
18.18 17.02
0.00
0.00 6.38
0.00
9.09 14.89
9.09
72.73 27.66
0.00
0.00 0.00
0.00
81.82 46.81
9.09
0.00 2.13
0.00
0.00 0.00
0.00
81.82 48.94
0.00
0.00 0.00
9.09
0.00 0.00
0.00
81.82 48.94
9.09
0.00 0.00
0.00
M
12.77
4.26
4.26
0.00
4.26
17.02
2.13
19.15
0.00
0.00
14.89
6.38
0.00
21.28
0.00
OBESIDAD
H
M
0.00 8.51
0.00 4.26
0.00 2.13
0.00 2.13
0.00 4.26
0.00 8.51
0.00 0.00
0.00 14.89
0.00 0.00
0.00 0.00
0.00 10.64
0.00 4.26
0.00 0.00
0.00 14.89
0.00 0.00
CUADRO 6.- CAR’S por IMC de la facultad de Psicología
De acuerdo a los resultados del instrumento entre los hombre no presentan CAR,
a diferencia de las mujeres con peso normal que presentan una prevalencia de
17.02% de
preocupación por engordar, seguida de un 6.38% de pérdida de
control para comer, mientras que aquellas que presentan sobrepeso tiene
prevalencias de 12.77% de preocupación por engordar y 2.13% de vomito auto
inducido y las mujeres con obesidad tiene prevalencias de 8.51% y 2.13% de
preocupación por engordar y pérdida del control para comer respectivamente.
(Cuadro 6; Graficas 14 y 15)
101
14.- CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LOS HOMBRE
DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA
90
80
70
60
50
BAJO PESO
40
PESO NORMAL
30
SOBREPESO
20
OBESIDAD
10
0
SI
NO AV
SI
A
60
NO AV
SI
B
NO AV
SI
NO AV
C
SI
NO AV
D
E
15.-CAR'S DE ACUERDO AL IMC DE LAS
MUJERES DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA
50
40
30
BAJO PESO
PESO NORMAL
20
SOBREPESO
OBESIDAD
10
0
SI NO AV SI
A
NO AV SI
B
NO AV
C
SI NO AV
SI NO AV
D
E
102
Conclusiones
Al analizar los datos nos podemos dar cuenta que la CAR que se presenta la
mayor prevalencia es la preocupación por engordar con un 36%, seguida de la la
pérdida del control para comer con un 11%, dejando muy por debajo el vomito
auto-inducido con un 1.29%, las practicas de tipo restrictivo con un 1.03%,
dejando en un último lugar las medidas compensatorias con un 0.53%. (Anexo 2)
Entre los hombre de bajo peso la prevalencia de las CARs es mínima (7.69% en la
facultad de nutrición), a diferencia de los hombre con peso normal que presentan
prevalencias de CARs que oscilan entre 1.7% y 23.08%; mientras que los hombre
con sobrepeso presentan prevalencias que van de 3.45%- 17.24%, dejando atrás
a los hombres con obesidad cuyas prevalencias son de 6.9%.
Las mujeres de bajo peso presentan prevalencias de CARs de 1.72%, a diferencia
que las mujeres de peso normal que tiene prevalencias que oscilan entre 1.72% y
37.5%; mientras que aquellas que presentan sobrepeso tienen prevalencias que
oscilan 1.6% y 12.77%, dejando muy por debajo a las mujeres con obesidad que
presentan prevalencias mínimas 1.6% a 9.68%.
Al comprar los resultados obtenidos en el presente trabajo con los obtenidos en el
estudio realizado por Claudia Unikel y colaboradores “Conductas alimentarias de
riesgo y distribución del Índice de Masa Corporal en estudiante de 13 a 18 años”;
se puede observar que existen diferencias significativas del estudio anteriormente
realizado, con el presente ya que en el primero las prevalencias de las CARs
tienden a aumentar conforme aumenta el IMC; mientras que el presente estudio
empieza arrojando datos similares al anterior, aumentando las prevalencias de
bajo peso a peso normal; pero en vez de aumentar con el aumento de IMC, estas
prevalencias bajan, al llegar al sobrepeso
y aun mas a la obesidad, lo cual
provoca, q la mayor prevalencia de las CARs se concentre en sujetos de peso
normal, esto es muy diferente a lo esperado; pero esta tal vez se deba a que la
muestra no fue totalmente homogénea y ya que existía una mayor prevalencia de
alumnos con MC normal, pero de igual forma hay que prestarle mucha atención a
103
los resultados, ya que
a pesar de que los sujetos están su peso adecuado,
presentan las CARs, principalmente: preocupación por engordar y la pérdida del
control para comer; y estos pueden deber a que existen una distorsión de su
imagen corporal, ya que como se sabe la adolescencia es considerada como un
periodo de transición, que conlleva una serie de cambios físicos, sociales y
cognitivos, lo cual genera una serie de conflictos, debido a que en su búsqueda
de la aceptación social se enfrentan diversos estándares de belleza difíciles de
alcanzar en muchas ocasiones; con lo que se genera una alteración e
insatisfacción en la percepción de su auto-imagen corporal,
la cual es
considerada entre los principales factores que condicionan no solo el desarrollo
de las conductas alimentarias de riesgo, si no tambien los trastornos de la
conducta alimentaria.
104
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113
Anexo
Anexo 1: Cuestionario breve para medir conductas alimentarias de riesgo
I. DATOS DE IDENTIFICACIÓN
Municipio:
Escuela:
Grado:
Grupo:
II. DATOS GENERALES
Edad:
años
meses
Sexo:
Masculino
Femenino
III. DATOS ANTROPOMÉTRICOS
Indicadores
Peso (kg)
Talla (cm.
Índice
Diagnóstico
IMC
Circunferencia Abdominal (cm)
IV. CONDUCTAS ALIMENTARIAS
Las siguientes preguntas que te voy a hacer están relacionadas con algunos problemas de tu
alimentación en los últimos tres meses (Se mostrará la tarjeta al sujeto para que lea todas las
opciones)
Con qué frecuencia en los últimos tres
meses
1
Te ha preocupado engordar?
2
En ocasiones, has comido demasiado?
3
Has perdido el control sobre lo que comes?
4
Has vomitado después de comer para bajar de
peso?
5
Has realizado ayunos (dejar de comer por 12
horas o más) para tratar de bajar de peso
6
Has seguido una dieta para tratar de bajar de
peso
7
Has hecho ejercicio en exceso para tratar de bajar
de peso?
8
Has usado pastillas para tratar de bajar de peso?
9
Has tomado diuréticos (sustancia par perder
agua) para tratar de bajar de peso?
10
Has tomado laxantes (sustancia para facilitar la
evacuación) para tratar de bajar de peso?
Nunca
Muy
Casi Algunas FrecuentefrecuenteNunca veces
mente
mente
Frecuentemente (2 veces en una semana)
Muy Frecuentemente (más de 2 veces en una semana)
Nombre del entrevistador:
Fecha de realización de la entrevista
114
Anexo 2: PORCENTAJES TOTALES DE LAS CAR´S
Categoría
A
B
C
D
E
Respuesta
Porcentaje
Si
36.00%
No
Algunas veces
Si
36.23%
27.76%
11.00%
No
Algunas veces
30.44%
58.54%
Si
1.29%
No
Algunas veces
Si
96.38%
2.32%
1.03%
No
Algunas veces
Si
86.82%
12.14%
0.51%
No
Algunas veces
97.15%
2.32%
115
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