R.C.AEHM_Las Palmas_1994_1_p.449 - digital

Anuncio
modificaba su naturaleza ejecutiva. Esta actitud afectaba al orden jurídico-político de la monarquía*. Ello se hizo evidente en la postura adoptada por el tribunal de Castilla a favor de la exención, en tanto que principio constitucional, o incluso, por el apoyo prestado por aquellos corregidores comprometidos con los intereses de las ciudades". La regalía no podía ampliar sil campo
de acción con el ejercicio de la ejecución, sino que debía mantenerse en los términos marcados
por una relación entre poderes jurisdiccionales, en la que el monarca debía presentarse como
jurisdicción real frente a la jurisdicción eclesiástica y no como manifestación del inzperio. De esta
forma la compartimentación entre jurisdicciones determinaba que el lenguaje jurisdiccional prevaleciese en las relaciones eiitre la Corona y los poderes del reino, entre los que liemos de incluir
la comunidad eclesiástica. Tanto el fraude como la desobediencia fiscal fueron los símholos
externos de un enfrentamiento entre un "gobierno de regalía" y jurisdicción, que hicieron posible que las "necesidades públicas", en tanto que "necesidades extremas", tuvieran que convivir
coi1 un "bien común" atomizado del que las "obligaciones"de la "hacieiida de Dios" fueron un
solemne componente.
LAS RENTAS DEL CLERO RURAL
GONÉS A FINES
DEL QUINIENTOS
Gregorio Colás Latorre
Universidad de Znragozn
La estratificación de la sociedad feudal, a partir de la función y no de la economía, determina que bajo unos mismos privilegios se escondan grandes desigualdades económicas. Esta coincidencia ha generado una larga discusión teórica, casi siempre también ideológica, sobre las
categorías, estamento o clase, que conviene utilizar en el análisis histórico del feudalismo'.
También ha condicionado el análisis mismo y, en última instancia, el propio conocimiento.
Problemas que, en definitiva, son producto de la inadecuación existente entre dichas categorías
y la realidad investigada. La clase se olvida del status que es el elemento de difereiiciación eximido por los ideológos del feudalismo y por la propia sociedad feudal. El estamento, ajeno a la
noción de la renta, ignora la compleja y diferente realidad ecoiiómica que presentan los distintos
miembros e instituciones que lo integran. De ahí que, deslumbrados por la magnificencia de los
palacios, grandiosidad de las iglesias, obras de arte acumuladas, importe de sus rentas o, en el
otro sector social, impresionados por la opresión y pobreza, cuando se utiliza el término estamento se tiende instintivamente a extender a todo él, lo que sólo pertenece a una parte del
mismo. El concepto estamental deforma económicamente 1a;ealidadsocial que comprende y la
presenta como un todo homogéneo de tal forma que la diferenciación que implica la percepción
de rentas distintas sólo se vuede cavtar haciendo un exvreso reconocimie~itode la misma. Esto
puede apreciarse claramente en el estaneiito eclesiástico.
La iglesia era propietaria de tierras, señora de vasallos, perceptora de rentas agrarias ( diez-
48 Esto alcanzaba también a la propia Iglesia Universal. Vid. B. Tierncy, "Medieval Canon l a w aiid Westrn
constihicioiialism'' Cntholic Hlstorical Reuiezu, LE, (19661, p. 8-9.
49 Te1 es el caso, por ejemplo, del corregidor de Mantilla. Extremo que recoge Fernando Manuel de Villsfvncs en carta,
de 18 denoviembre de 1655, dirigida a don JuaiideGóngors. AHN, Coiisejos, k g . 7.131.
1 Entre otras obras pueden vcrsc las siguientes: MOUSNIER, R., Fiiiorrs contpcsisos. Los cniiipesiiios rii Ins reub<rltns del
siglo XVII (Francia, Rusia, Cbirrnj, Madrid, Siglo XXI, 1976. pp. 13-37. En la misiiia IUieñ PÉREZ ZAGORUV, Rcui~cllosy
reuolsciones en la E b d Moderiin. I. Mouin~ieiitoscotnprsirlos y iiibniias. Madrid, Cátedra, pp. 81~100.VALDEON
BARUQUIj, J., « daso sociales y luclia de clases en la Castilla bajorncdiciraln en BLAZQUEZ, JM., ANES, 6..y otros,
Clases y conflictos es ln Historia ,Madrid, Cdledru, 1977, pp. 63-92 THOMFSON, E. P., Lo forrnocidit bistdricn de In clnse
oblrrn, Barcelona, Lais, 1977, T. 1, pp. 7~13.IDEM.eLa socicdad inglesa del siglo XVIII. ¿Lucha d e clases sin doses» en
Trodieidti, rcvilcltn y cai~sciciicinde clnse. Estiidios so61.r ln crisis de In socirdod preiiidiisfrinl, Barcelolia, Crítica, 1984,
especinlmeiite las págúias 33-39.
mos), treudos y censos. Las donaciones y la gestión de sus propios recursos le habían permitido
acumular grandes riquezas. Este potencial lia sido expresado con estas escuetas pero significativas palabras: oes difícil exagerar el papel y la importancia de la Iglesia como entidad económica
en la Europa preindu~trial»~.
El misino autor no se olvidará de matizar que « económicamente
hablando la Iglesia era una abstracción. La realidad estaba representada por un vasto número
de unidades económicas dotadas con cantidades sumamente diferentes de riqneza y de rentan3.
Junto a aquellas que disfrutaban de una riqueza semejante e incluso superior a la de la más alta
nobleza había otras, clero rural, algunas órdenes mendicantes, conventos femeninos que «compartían la suerte de las clases más hnmildes y niás pobres »? Comprendía todas las situaciones
económicas que ofrecía el sistema y también las sociales salvo aquellas que pertenecían especificamente a la coiidicióii laica. No era el feudalisino pero sí nna parte sustancial del mismo. Esta
realidad la supo captar magistralmente Alexis Tocqueville: « la Iglesia, que tenía otro origen,
otro destino y otra naturaleza que el feudalismo, habia acabado, sin embargo, por fundirse íntimamente con éste, y, aunque nunca se hubiese incorporado coinpletamente a esta entidad ajena,
había penetrado tan profundainente en ella que permanecía como incrnstadan5.
Pero la iglesia además de nn conjunto de hombres e instituciones que percibían, según su
participación en la propiedad de los medios de producción y las formulas de apropiación del
excedente definidas por el feudalismo, una renta más o menos elevada, era algo más. « Guiaba
todos los movimientos del hombre desde la cuna a la tumba y era la puerta de entrada a aquella
vida fuhira en la que los hombres creían fervientemente. La Iglesia educaba niños; en las parroquias rurales d o n d e la gran mayoría de los individuos eran analfabetos- el sermón del párroco
era la principal fuente de inforinación tanto de lo que sucedía como de los problemas a resolver
y, al ~nismotiempo, servía de guía en el comportamiento económico. La misma parroquia era
un importante elemento en el gobierno local, encargada de recoger y distribuir las miserables
limosnas que recibían los pobres. La iglesia controlaba los sentimientos de los liombres, enseñándoles lo que debíau creer, y al tiempo facilitaba distracciones y espectáculos n! No sólo era
un elemento fundamental de la estructura socioeconómica sino que además satisfacía las necesidades espirituales y sociales de sus fieles jugando lógicamente un destacado papel en la evolución de la sociedad. Y esto era especialmente cierto en el mnndo rural donde se encontraba entre
el 80- 95 % de la población. De alú que sea en este mundo donde las palabras de Ch. Hill
adquieren su más alto significado como supo verlo con anterioridad G. Lefebvre al escribir que
«la parroquia rural apreciaba mucho a su párroco, y es probable que la Revolucióii no hubiera
podido iniciarse sin él»? Las palabras de Lefebvre, aíui en ese sentido de probabilidad que les
otorga, parecen desmesuradas aunque es posible que, tal como he pretendido al citarlo, no
tuviera otro objetivo que señalar sii importancia . Y es precisameiite esta funcióii, al margen de
lo económico, lo que le ha otorgado una influencia dentro de la sociedad mny superior a la que
le asignaban sus rentas. Y esta condición de guardian de lo espiritual debe ser tenida en cuenta
en cualquier estudio del clero .
La diferencia de situaciones económicas que se daii en el estamento eclesiástico, se repiten
en el aristócratico y también eii el estado llano. Pero dentro de la iglesia aparecen otros aspectos
que son dignos de resefiar. Si el poder ecoiiómico y social, el prestigio y la influencia política
2 C!I>OLLA, M., tisloi.in ecoiióiiiico de lo E I I ~ ? "~iirii>diislrinl,
Madrid, Alianza, 1981, p. 64.
3 Idrm.p.68.
4 ~dein.Para el caso de Araeón la dilcreiitia entre los distintos conventos y monasterios de Zaragoza puede apreciarse
en el espléndida trabajo de A'iTENZA, A,, I>i-opirdod, explotncidii y iriitos: el clwo ~egt<loi
zo!.o$orBiia en el siglo XVIII.
Zaragoza, Diputación Gciieml, 1988.
5 TOCQUEVILLE, A E l niitigbio Régiiirni y ln Reuoliicióii, Madrid, Guadarrama, 1969, p.
6 m i . , CII, Lo iruoliicibi irig!cs,t 1640, Baiceloiia, Anagrama, 1977, p. 18.
7 LEFEBVRE, G., LRre~olii~id!ifiBii~es"
y el Iili~>erio
(1787~1815).México, F.C.B. 1966, p. 27.
está en manos de un sector minoritario, la labor espirihial y la infliieiicia social corresponde a
un clero numeroso, pobre y deficientemente formado que por sus liinitacioiies personales y
sociales, impuestas por la organización socioeconómica de la que forma parte la misma iglesia,
difícilmente podrá cumplir su misión. Esta coiitradicción estará latente en los esfuerzos de la
jerarquía por mejorar la calidad del clero y hará fracasar todos los intentos.
La iglesia española no es evidentemente una excepcióii. Más aún a raiz de lo que sabemos se
podría afirmar que responde a todas estas características acenhiando la intensidad de alguna de
ellas. Annque falta la pertinente lustoria comparada, los trabajos existentes y las pruebas materiales que nos ha legado el pasado, inclinan a pensar que eii iunguna otra parte alcanzó la riqueza, el número de clérigos, instituciones e inf111encia que llegó a acumular y a tener en Espafia.
Esta impresión se acentúa a medida que se avanza en su conocimiento, que en los últimos tieiupos lia conseguido progresos incuestioiiables. Desde que Antonio Uoiníngnez Ortiz publicó eii
1970 su monografia sobre la sociedad espaiiola en el siglo XVIi en la que, entre otras cuestiones
de importancia, se denunciaba el lamentable estado en que se encontraban los estudios sobre el
clero, prácticamente inexisteiites por lo que respecta a los aspectos socioeco~ió~nicos~,
el clero
regular tanto el abacial como el conventual han sido objeto de pormeiiorizadas inoiiografias9.
También, aunque en menor medida, el alto clero secular lia llamado la ateiición del historiador.
Aunque todavía quedan aspectos ignotos y otros, ya trabajados, exigen continuar en su estudio,
los avances conseguidos son incuestionables. . Por el contrario, el bajo clero rural, el más numeroso y socialmente inás influyente, no parece haber interesado a nadie. Continúa siendo el gran
desconocido y, como tal, acotado en nn conjuiito de abstraccioiies. En el caso concreto de
Aragón, donde los recientes y valiosos trabajos de José Manuel Latorre Ciria y Angela Atienza
han informado puntualmente del comportamiento ecoiió~nicode regulares y seculares enriqueciendo al mismo tiempo el conocimiento del clero hispano de los tiempos modernos, el bajo
clero, a pesar de haber10 sugerido insistentemente como trina de investigación, no Ira suscitado
ningún interés, fracasando todos mis iiiteiitos. M co~n~micacióu
intenta ser primero un remedo
circunstancial a la espera de ese trabajo que cierre el círculo perfilado por los trabajos de los profesores citados. En segundo lugar, pretende interesar al historiador en el conocimiento de este
clero que, por su contacto con el pueblo ha tenido social y políticamente una gran influencia en
el comportamiento de ese tercer estado y, como tal, ha jugado o lia debido jugar un transcendente papel en la historia de España. Esta influencia puede apreciarse en la documentación
almacenada en los archivos parroquiales y a través de las visitas pastorales que periódicamente
se realizan después del concilio de Trento. Estos fondos son suficientes para comprobar hasta
qué punto la parroquia se convierte en una instihición huidamental en la vida de la comunidad
rural. Allí tienen lugar los actos más importantes de la vida de los vecinos, miembros de una
sociedad creyente, al fijar el camino de la salvación. Alli se imparte la gracia y se implora el pcrdónde la divinidad ofeiidida. AUí para niaiitener a los miiustros oficiantes de todos esos actos,
8 DOMWGUEZ ORTIZ, A. La saciedad cspniioln eii el si,ylo X V l l 11 El rsloiirriitu cclesidstico. , Madrid, C.S.I.C., 1970. (Ed.
Facshil. Unas
prclimineres Aiitonio Domingiiei Ortiz. Bibliugafía y reseñas Aiitoi~ioLuis CorlCs Peiía,
Granada, Arcliivum, 1992).
9 Recojo aquí una peqttenmmuestra de estas aportacioiics. BAlIRlO GONZALO, h.1.. Est?i<liosocio~~coi~d!aico
de In lglrsin
de Cegouin erz el siglo XVIII, Scgovia, Caja dc Aliuirus, 1982 YVN Cd\SALILLA, B., Sobre lo trniisicióii n i copiloliriiio mi
C ~ s t i l l n .Ecoiioiein !/ sociednil cn tie~.nrde Cni>lyus 11500-18300). Saiamanca, Junta de Castillv y Leóii, 1987. ANDRÉS
ROBRES, F., Actitzides ccoitói>zicnrde In clrircin ciilto eii el A i i l i ~ i i oRéxiiizcii. l>olilicnfiiioiicieia del Reo1 Colegio del Coijiics
Cliristi de Volet!clo, Valencia, 1986 GAllCIA MAIIiIN, P., El iiioiinslri-iu de Siti! Brnito rl Renl de Snizngii>i eii 10 épom
Modmiin. C o n h - i b i ~ d ini
i esttidio 'le 1" ecui!oiiliu i.iii.nI i ~ ~ o i ~ d s o
l iic acl t>nlli<Ir1Dtirio , Salamat~ca,Juiita de Castills y Lcóii,
1985MOM C m A D A , A,, Moiijcs y cniiipesiizos. El saiiorío de ln Vnlldigiio eii bs rigiios X V l l XVIII. Alicante, instituto
Juan Gil Nhert, 1986. PEREZ GAIICIA, J. M., Ln iiniisició?i dcifeiidnlisiiio o1 cnpilnlisiiiu rii iii! srnoiio i!!oitdstico cnstelloiio.
E! ohidciigo de lo So?ifnGpiiin 11147-18351, Valladolid, Junta de Castüla y Lc6i1, 1990. LATORRE CIRIA, J.M. Ecaiioiilin y
rcligióii. Los rriilns de In colcdial de Hiirsco y $8, distiiiiiicióix socio1 (sigilos XVI-XVIII), Lniiignrn, liisliliiciúii Feriiniirio c l
Católico, 1992. ATIENZA, A., Pinpirdnrl y sriioiío eii Aiiigó~i.E l clem rqiilni- eiilir 10 rryniisiói! y ln crisis (1700~1835).
Zamgoza, Iiistitucióti Fernando cl Católico, 1993.
dispensadores de la gracia, se acumulan rentas de la más variada índole y condición. Pero la
parroquia es además un centro de caridad. Ahora diríamos asistencial. El amaos los unos a los
otros, la parábola de la pobreza y el bienave~ituradoslos pobres provocan en las conciencias de
los menos pobres, que buscaii además actos meritorios ante Dios, donativos de distinta importancia, que se acumulan en los libros de cuentas de las sacristias, destinados a auxiliar a los
pobres, a casar doncellas pobres, etc. Son los legados píos. Una parte importante de la vida de
nuestros antepasados está en la parroquia bajo la dirección de unos gestores que son, nada
menos, ministros de Dios. Reconocido todo esto, convendría comprobar si la influencia del clero
es tan abrumadora en el comportamiento de esta gente como tradicionaimente se ha considerado.
De todo este mundo me limitaré, a partir de una serie de poblaciones ubicadas en el Bajo
Aragón y otras en la raya mismo con Cataluña, a estudiar las rentas que percibe este clero por
ejercer su ministerio, dejando al margen los otros aspectos, no menos interesantes pero que, por
razones obvias de espacio, me es imposible tratar.
La documentación utilizada es la visita pastoral de 1581 a la que se han añadido datos de
1592, 1595, 1597 y 1600. El manuscrit~'~
es interesante pero muy costoso de trabajar porque
sobre la primera visita realizada en 1581, en los márgenes y allí donde quedaba un espacio libre,
se han ido anotando advertencias, órdenes dadas y cumplidas, novedades y cambios producidos, etc. Eii ocasiones, descifrar todos los datos recogidos es imposible. Ni se puede averiguar lo
que dice el documento ni saber, cuando se lee, a qué año corresponde. Además la calidad de la
iñformación y su cronología difiere de unos lugares a otros. No obstante el valor de la fuente es
incuestionable por los aspectos de la vida del clero, que pone al descubierto, y por mostrarnos la
evolución de las formas externas de la religiosidad y el tenaz esfuerzo de la jerarquía zaragozana por imponer las reformas administrativas y disciplinarias de Trento. Esfuerzo que difícilmente triunfará al estar en gran medida en contradicción la reforma con el régimen, impuesto
por el sistema socioeconómico, de recluta y mantenimiento del clero.
La importancia de este Concilio en la organización del cristianismo católico y de sus repercusiones en la vida de los pueblos que cayeron al lado de la Contrarreforma es suficientemente
conocida. Más discutible es cuando empezaron a surtir efecto sus medidas respecto a la formación del clero, evangelización, control de los bienes y recursos de la iglesia, etc. Por lo que respecta a Aragón la visita de 1581 realizada durante el arzobispado de don Andrés Santos continuaría la labor, ya iniciada por don Hernando de Aragón", de imponer las disposiciones
tridentinas sobre patrimonio, residencia y labor pastoral. La visita denuncia un grave descontrol, unido en iio pocas ocasiones a la pérdida o desaparición del patrimonio que sustentaba al
clero beneficial, un manifiesto descuido en el cumplimiento de las obligaciones impuestas por
los fundadores y una pésima gestión de las misas de tabla y aniversarios. La sensacióii es de
abandono, incluso desidia en lo religioso pero también en lo material. Es frecuente que no se
ni las obli~acionesque conlleva
.sena
=.~ niandn
~ se fundaron
~
~los beneficios.
~
- ni las
~ rentas
~ que tienen,
~
~
su disfrute. La mayoría se rigen por la coshunbre.
Dos parecen ser las razones que explicarían esta situación . Por una parte, la tan manida caldad del clero con poca formación y, eii la mayoría de los casos, menor celo sacerdotal. La otra
está en la documentación. Las escrituras de la fundación con sus rentas y obligaciones estaba en
posesión de el usufrnch~ario
del beneficio. No es extraño por tanto que estos documentos acaba~
-
10 A(RCHiV0) D(1OCESANO) Z(A1IAGOZA) Ms. Visite pastoral d e don Andrés Ssiitos 1. Citaré únicamente folio y
niímrro. cusiido se trate de identificar un determinado tento.
ran perdiéndose y desde hacía muclio tiempo fuera la coshunbre el único recurso que regulaba
en la mayoría de las ocasiones estas instih~ciones.
No es mejor la impresión que se obtiene de la administración de las misas. El recuento que
hacen en Híjar de las no celebradas da los siguientes resultados: desde 1564 a 1580 faltaban por
decir 6.983 que no se habían celebrado por no haber quien lo hiciese aunque si se había hecho
uso de las rentas". En Caspe'llos sufragios por celebrar son también numerosos como se aprecia
en el cuadro 1.
Cuadro u" 1. Misas de tabla por celebrar en Caspe
Años
1570-1572
1573.1574
1574-1578
1579
1580
Total misas
Número
Bendos
Misas
Media por
Beneficiado
13
13
10
13
12
4.198
1.289
3.725
877
292
313 y uno 312
99y2a100
372, sobran 5
66, sobran 9
24, sobran 5
10.381
10.381
A pesar de todo, había situaciones peores. Eii Caspe como en 1-Iíjar sabían, al menos, las
misas que había. En Fabara no. Según dixeron los beneficiados, copia el escribano que acompañó en la visita pastoral, ay muchas más misas y con tampoco orden que por aora no se puede
entender bien las que ay"» . Nada se dice de Nonaspe pero en Maella vuelve a encontrar el visitador apóstolico graves irregularidades eii las misas de tablaIi. Y no es extraño este abandono de
las misas de tabla. Su precio era en aquellos inomentos de un 1 ~(ueldo).
En un estado semejante se encuentra la primicia aunque tiene una naturaleza distinta y responde a una regulación diferente de la que tenían los beneficios y misas. La recaudan los coiicejos que corren con las cargas de la fábrica de la iglesia. Casi siempre, según denuncian, estos
gastos son muy superiores a los ingresos que proporcionan esos primeros írutos, que los fieles
por su mandamiento debían entregar a la Iglesia'*.A pesar de ese déficit permanente los concejos habían llegado a considerar la primicia como una renta más y nunca distinguieron entre esta
partida, concedida por la Iglesia, y el resto de sus rentas. Seguramente a fines del siglo XVI
había llegado a confundirse con un propio más del muucipio
La situación distaba innclio de ser la mejor de las posibles y, sin duda, repugnaba al nuevo
espíritu que se intentaba imponer en la iglesia tras el Concilio. Será precisamente el arzobispo
don Andrés Santos quien intente poner orden en esta anarquía como ya se ha sueerido anteriormente. Por esta razón tomará una serie de medidas encaminadas a recuperar el patrimonio de
los beneficios y a fijar y cumplir las condiciones impuestas por los fundadores. Así se busca en
-
12 La respuesta d e la jerarquía ante este comporiamiento fue obligar a decir las misas o devolver el dinero como explica
cl tento sigiiieiite: ,<El14 d e Enero de 1582 me einbiaron los beneficiatios dos mil1 sueldos a esta queiits y yo Iiire
celebrar aquí las missas. Eii Juiiiode 1583 ernbié comissión al vicario para que tomase quelita de las rnissñs celebradas
d e la visita a c 6 Y hallo que hasta 20 de junio pasado avíaii celebradas 1949 missas y por celebrar 1542 y tarnbiéii se
avízin didio las abseiicias y beiirficios», f. 29r Una disposición semejarite se tmnú cn Caspe, f. 60.
13 ADZ, Ms. cit., ff. 58"-59".
14 ldein, f. 70"
15 Idrm, f. 86".
16 El quinto d e LOS MANDAMIENTOS DE LA SANTA MADRE IGLESIA manda : Pagar diezmos y primicias a la
Iglesia dc Dios Ameii.
los archivos y se ordena al beneficiado la recuperación de unos determinados ccusos perdidos.
Con el mismo interés que se buscaii las rentas se establecen las condiciones del beneficioI7.Y se
fnerza a antipocar qne se convierte en una obligación. La política de rec~peración'~
de rentas e
incluso de incrementarlas es tan firme como el coinpromiso de cumplir con las voluntades de
los fundadores. Para evitar la repetición de la situación descrita y mantener un control sobre los
bienes se ordenará a los beneficiados Uevar la escriba de la fundación o las antípocas del beneficio al archivo parroquialx".Igualmente se obliga a recuperar las misas no celebradas y a cumplir con las obligaciones de los beneficios. Finalmente se ordena al concejo llevar por separado la
administración de la primicia. Se podría afirmar que al menos económicamente el concilio de
Trento empezó a dejarse sentir en el mundo rural a parkir 1581 aunque nada indica que se mejorase la calidad del clero ni tampoco que a partir de ahora no se repitieran algunos de los problemas administrativos que se había intentado superar. Conviene también dejar constancia de que
en estas cuestiones el concilio de Trento se limita a repetir lo qnc ya habían dicho otros concilios
anteriores e incluso sínodos diocesanosil. La peculiaridad no está tanto en la novedad de sus
medidas como en la perseverancia que se tuvo en su puesta en práctica y en exigir sn cumplimiento.
La recuperación y fijación del patrimonio económico fue acompañada de un alza generalizada de los ingresos del clero rural mediante una reducción del número de las misas y en el caso
de los vicarios, el arzobispo don Andrés Santos exigió a los patrones la subida de su renta. La
mejora de su condición económica pretendía dignificar la condición del clérigo, preocupación
que lia estado permanentemente en la mente de la jerarquía eclesiástica, para exigir un mejor
comporiamiento, revalorizar el acto de la misa y finalmente posibilitar la celebración de todas
quc se eiitienda quién pag~agora porque no se ha wvido d a
17 Asi se dice :r combendrá Ilnmm al benefficiado
razón en csm visitas, f. 57". En otra ocasióii se dicc: no mostró escriptura ninguna ni supo dezir "ha cossa iii quién
fue cl ii~stihiyentey aisí convendrá liazcr diligencias con el beneficiado. a 26 de enero 1584 se mostró la institución
que testificóAiiló66 Ximeno..», f. 58r.
18 Uno de los beneficiados confesaba en 1592 que dc los 345 s en 64 treudos, quc tenía el beneficio, no percibía más de
300, a se mandado al beiiefficiado Iiuga todas las diligencias possiblcs eii recuperar lo quc piidierrs . En el 95
declaraba <a que lia Iircho diligencias y iio ha podido cobrar nada de los 45 sueldos,,, f. 49". Las mismas ideas y
comportsinieiitos se encuentran cnlos ff. 40". 49". 51". 8 3 ~102r.
.
etc. El coiitrol ejercido a partir de ahors sc aprecia cn
textos como el siguieiiie: -ha se de saber lo que sc a hedio» , f. 84r De la rciita de uno de los bcncficios se habíaii
recuperado en 1590.70 s. respecto a la qiic sc cobraba en 1581 y alcuiilaba la suma de 220 s, f. 6 9 r . En 1581 se ordena
que haga aniipocar de nuebo y ascgwar toda la dicha renta con apercibimiento que si algo se pierde lo pagara dc su
Iiaaiendu coniorme a la voluntad del iristituyente»,cn 1592 sc habían perdido 8 S 5 d y el Sr. Arzobispo Le hizo pagar
de su liacirnda los 8 5 5 d de acuerdo con la voluntad del instituyente, f. 123. En Fuentespalda eii 1586 imo de sus
beneficios que fuc dotado con 400 s había visto disminuir su renta hasta 170 s, se orrleiiu al bciiehciado que i<ivestigue
,I 8, 1, .,. N,,.
. I . , L I . I . y , 8 8 , ., 1 1 , 1' I 1, l., I l., r 111.11 8 % l i , . / , I i I , / N l . 1, I,i..l. #.:SI . . 1 I 81.8 II:,, i
Ir
11%
1 , 1'.
I
l 8,
< l8 8 , ,.IIII ;.II I \ c i . n-< ,<,,.,
1.11. . S I < 1 I 1, Ii. 1, . r i 8 e : 8 , .
l
r I8lr I
,
.i
l l c i .N i ,, 8 < I . i ~ i i C i . c .b<,./ri 8 . 1 v i : 8 1 ~ 8 i l i , . ~ > 5 . 8 . 1 . . I I C .1 ~ ~ ~
.
.,, ,,<,
.
.
><,,
.
.
-
19 En 1592 se opinaba que «por eslar pobrissimo el beneficiado coiiberiüa vender diclius Iicredades 8, f. 83" y en 16il0, se
repetís, time unas heredades qtte direii renisn muy poro es el beneficiado ciego diose decreto para que se
vendiessen las ¡heredades que a costado rcsultaríaii mucllo más probeclio- f. 84r. Ante la petición «se dio decreto para
quese vendiesen la mitad de las cassas del benefficio y que cvrguc la que sacare para sugmcnto dediclio benefficionf.
84". A IR dc noviembre de 1592 se daba permiso p x a que ciertas heredades que sc a m d a b a l i «en Iiarto poco ...las
vendan al mas dante y lo que se sacare se carguc en aiibrrsarios a inas de la obligación que de antes par ellas teiüan y
que assi misino r f. 123". En otra ocusióii se dice: e diose licencia a 18 dc julio 1585 para reiider todas estas heredades
y cargarlas a heiiudo con iníormacióii que el beneficiado dio era más útil y prooeclioso al beneficio como parece por
un processo intitulado zn, f. 135v, etc.
20 Asi se dice -y sacadas las escripturas cii pública forma las ponga en el archivo so pena de 10 libms», f. 51". En 1581 sc
decía en Noiiaspe : nqoedaia 1.1s csmipturas en poder del beiiefici.ido coi, la i~istitiiciónliasta que se a d r e ~ el
e srcliivou
pero ya eii 1592 se efiriiiaba que « las escripturas dc dicho beneficio están en el arcliibos, f. 75". Lo mismo ocurre en
Pabara en 1581- quedan dichas escriptiiras eii poder de dicho beneficiado por no liaver srcliivo pcro «a 6 de
deziembre de 1592 se halló ser bcnefficiado el dicho... las escripturas están ya en el archivo por haberle hecho ya-, f.
69". etc. Tnnipoco en Valdcalgorfa hay archivo. Las escrihms quedan en poder de los beneficiados hasta que se llaga
archivo, f . 140 . La obsesión por escriturar las propiedades, guardar las escrituras en el archivo y aiitipocñr es
las que encomendaban los fieles por su alma. La doctrina de la gracia que se constituye en uno
de los fundamentos del catolicismo frente a los reformados había creado una dinámica econórnico-religiosa que llevaba en si misma su propia contradición. Era imposible dar respuesta a las
necesidades religiosas de los fieles creadas por los propios religiosos. Las misas se acumulaban
a tal ritmo que, a pesar del incremento de los pastores, no se podía responder a la demanda y es
precisamente esta demanda la que explica, en gran parte, el crecimiento del clero.
El incremento de la renta no eliminó las diferencias económicas que presentaba este bajo
clero ni tampoco, no era ese su objetivo, una clarificación,de su composicióii. De tal manera que
a fines del siglo XVI resulta tan difíd traducir en dinero el importe de esta renta como en los
siglos precedentes. Ahora, como antes y después, sólo podemos aproximarnos a su valor.
Aproximación que pasa necesariamente por distinguir entre vicarios- rectores y beneficiados.
Población
cantidad
Castelnou
Fabada
Monaspe
Maelia
Mazaleón
Valdeltormo
Torre del Conte
Valderrobres
Becate
Fuentespalda
Fresneda
Valjunquera
Valdealgorfa
Hilar
Escatron
SamperX
Caspe
Cuadro n" 2. La renta* de los vicarios
Diezmo Renta Especie Renta Dinero Otros
trigo
vino
sabido otms valor
Integro
6c
Parte
Propiedades
401
751
1151
Casa
Integro
Parte
Parte
Parte
Total
10.2%
41 /2c
1Oc
41/2c
3c*
6c 12q
2c 2q
4c
(*)Siglas: c=cahiz,ii=Nieho, ea= cántaro, n maj=nietro majuclo, I=libra, s=sucldo, Hta=Huerta, Hto=huerto.
De los distintos componentes que configuran el cuadro conviene explicar que en la renta en
dinero el apartado sabido recoge las sumas en metálico que recibía el vicario o rector del pah.ón
mientras en el epígrafe otros se esconden aquellas cantidades, muy escasas, procedentes de cenpermanente como se aprecia cn cstos "has tmtos: «Mandóse antipocar y sacar todos los actos y que se pongan cn cl
srcliivo de la iglesia dc Beccite y aceptó», f. 116". Eii otra ocasióii a se le manda que dentro de qusirn meses haga
cabreo de todaslas heredades por la necesidad que dello tiene» y en 1592 se recogela noticia dehaber sido cabrebadas,
f. 103. En Pabara ordenaba , a 13 de eiicro de 1595 años, su scñoría ILlma a mosén Juan Domenecli, mosén 1,edro
Fustcr, a Juan Pardo beiieíficiados de esta iglesia de Favara que por todo este ano de noventa y cinco Iiagan
iintipodmr y recoiinccr cada uiio los treudos de su benefficioy cabiebar todas las iiered.idcs y campos que tiene con
acto de notario y con la soletiinidud que se requiere con sus coiifroiilacionci y cabreos en pública forma les pondrán
en el archivo so pena de docienlos sucldos por cada cosa que cstiibicre por haier pasado el dicho tiempo . . » El 12 de
diciembre de 1600 el documciito dice: se Iialló que está todolieclio como a v i s e mandan, f. 70r.
21 ALNAR GIL, B.R. Colrciiios yrouilrcinles y sitiodos de Zorngazn de 1215 a 1563, Zaragoza, CAI, 1982, pp. 88~89.Quiero
agivdeccr aquí el exquisito trato quc me ha dispensado cl caiiónigo Isidoro Miguel Garcia a quiéii debo cl
cniiocimieiito del trabajo citado, me proporcioiió el suyo sobre 'Ion Hemando y siempre se desvivió por rcspoiider a
mis preguntas.
455
sos y trendos. La columna otros encierra los capítulos de pie de altar distribuciones, y otro tipo
de emolumentos de la más variada índole". También los frutos de la participación del diezmo
eran distintos de unos lugares a otros".
La naturaleza de los elementos que integran la renta lleva implícita la dificultad de conocer
su valor en dinero. Una parte de las variables, precisamente las que tienen un mayor peso específico en la definición de los ingresos, está sometida a las oscilaciones que anualmente presenta
la cosecha que a su vez condiciona el precio de los cereales. Esto es evidente en el caso de las
percepciones en especie pero también lo es en otros apartados . Parece claro que el pie de altar y
otro tipo de ofrendas dependerían en su monto de la bondad del año. Es precisamente la la
naturaleza fluctuante de la mayor parte de los elementos que integran la renta la que hace realmente difícil su cuantificación en dinero. De ahí que la colunuia TOTALz4sea meramente indicativa de unos valores en torno a los que debían moverse los ingresos de los titulares de las parroquias. Por esta razón he redondeado los datos en O o en cinco. A estas sumas habría que añadir
los ingresos procedentes de la celebración de misas aunque, a la hora de denunciar su situación
económica, los vicarios no parece que tengan en cuenta esta partida.
Más fácii resulta responder a la pregunta del sipficado económico y social de esta renta.
Según su propia confesión y la de los testigos que se utlizan para confirmar sus denuncias, los
vicarios estaban mal pagados. En 1581 en las localidades más importantes de la muestra su renta
había quedado muy rezagada respecto a los precios. Aquellos se quejan de no poder vivir con lo
que reciben y sus demandas debían estar suficientemente justificadas porque en este final de
siglo se producen alzas generalizadas en su congrua. En Fuentespalda se incrementaron sus
ingresos en 600 s y dos cahices de trigoz. Otros 600 s. al de Beceite mientras que el de Fabara en
1592 recibía 1000 s más de aumento, según había ordenado el arzobispo. El cura de esta viüa
denunciaba que para vivir lionestamente eran necesarias 100 l(ibras)mientras él no superaba las
73. En 1-Iíjar « aora por una sentencia que su señoría Ilustrísima ha pronun~iadocomo juez apostólico se la adjudicaron por augmento otras cient libraszu»y así tiene de sabido 150 1. Algo semejante ocurre con el convento de San Juan de Caspe y el vicario. 100 libras era al parecer la cifra
que se necesitaba en estas poblaciones importantesi' de Aragón para vivir honestamente.
Ninguno de estos vicarios salvo el de Mazaleón y, debe pensarse, una buena parte, de los pocos
que percibían el diezmo, alcanzaba esta cifra. Se trataba, por tanto, de que, según había establecido el concilio de Trento, el clero tuviera un vivir digno que le alejará del desempeño de tareas
22 Por ejemplo en Fabara el vicario recibía por derechos d e difuntos 9 S, 9 díineros) por cada uno de los finados y se
valorabaii estos ingreso en unos 100 s. d e media mual. El pic d e altar, anivcrsñiios y cosas pcrpcruas representaban
aproximudamcntc 500 s al año. En Escatrón tenía el pie d e altar y 5 s. por derecho de muertos del que pñrticipabaii el
resto d e los dérigos. Por la iiovena recibía 54 obladus, 54 candelas y 54 dineros, también mn los demás clérigos. Tenia
cabo d e ano con ios clérigos . Cada día dc novcna 2 d. Por niño muerto 2 5 y por tres procesiones 15 s.
23 Los productos dc los dieimos en los que participaban los vicarios variabaii de unos lugnres ñ otros. En Valdealgorfu
leni., el diezmo d e las olivas, azafrán, corderos y díiamo más 114 del pan y del vino. En Maraleón era la mitad del
diezmo del pan, vino y aceite y el diczmo dc los corderos, azafranes y filsrrvs. En Escstróii la décima que quedaba
para el vicario cra la del ganado ovino y raprúio, la de los linos, cáiíñmus, olivas, ajos, ccbollas y leguinbres. En
Vsljunqucm percibía el diezmo del azafrán, aceite y filarras.
24 Elimporte fiiial se ha construido u partir d e l a valoración que se hace de la renta en especie de Fraga, a los 6 cahices d e
trigo y los 6 nietros d e vino se les da mi precio medio anual d c 28 y 6 libras rcspcctivzimciite. Una ver deducido el
precio se ha aplicado al resto de las cantidades en especie. Además se Iia considerado que la uiiidad dc todas ellas,
cahíz o niebo, tenía el misiiio valor, salvo en el caso de las medidas viejas. Al valor del trigo y del vino se ha suniñdo
la estimación que en la época sc hacia de el capíhilo OTROS. La suma d e todas estos coiiceptos se recoge en la
columna TOTAL. Aliora bien en los casos d e Castelnou, Fraga, Noiiaspe, Mazaleóii, Cñspe e Híjar el importe de 10s
rentas viene dado por la propia visita. Mientras queen Valdetormo u n conjunto de masadas las 400 s libras proceden
de un censo de 8.0011 sueldos de propiedad. E1 iiicario podía redondesr sus ingresos mediante la celebración de misas
de tabla y de aniversario por Inc que junto con el resto de beiieficiados recibía cl correspondiciile estipendio.
25 A.D.Z.,Ms.Cit.,f. 122".
26 Idem, f. 23.
impropias de su condición. Esta disposición tridentina que, como en otras muchas aparece en
concilios anteriores, se lleva a la práctica, tanto en el caso de los vicarios como en el de los beneficiados, a partir de las constituciones aprobadas por el Sínodo convocado y celebrado por don
Andrés Santos en 1579 cuya documentación ha desaparecido o se encuentra en paradero desconocido". Si tenemos en cuenta que un jornalero del campo en Zaragoza", ocupado en el trabajo
de las viñas y olivos, en la vendimia y en la recolección de la oliva, cobraba entre 4 y 6 sueldos y
un albañil y su peón 6 y 4 respectivamente, las diferencias,aunque en la renta entren otros componentes, no son ni remotamente desmesuradas. Un hecho parece evidente el vicario rara vez
estaría entre los económicamente poderosos de su parroquia.
La condición económica de los beneficiados era en todos casos, salvo que tuvieran otros
recursos ajenos a su condición, peor. Su renta se configura a partir de dos variables, los ingresos
que le reporta el beneficio y la acaridado, es el nombre utilizado en lugar de precio para salvar
la posible acusación de simonía, de las misas, que pueda decir uiia vez cumplidas las exigidas
por la institución que regenta . El cuerpo, así se llama al monto de los treudos o censos, dejado
por el fundador al clérigo presbítero que celebrase sufragios por su alma y la de su familia es a
fines del 500 totalmente insuficiente para su manteiiimiento. Perdida su fundación en la Baja
Edad Media la mayoría de estas rentas se han visto devaluadas por el paso del tiempo pero tampoco los creados en el 500 modifican sustancialmentelas condiciones económicas de los aparecidos en centurias anteriores, según puede apreciarse en el cuadro número 3.
Cuadro n".
Renta* y beneficios
Renta
0-99
100-199
200-299
300-399
400-499
500-599
N" de Beneficios
10
10
15
10
36
6
600-800
4
(')Renta eii sueldos.
Con esta renta ningún clérigo podría mantenerse sólo de su beneficio. El fundador no piensa
en el ministro sino en la salvación y con ese único fin destina una parte de su patrimonio a la
celebración de los sufragios por su alma. Por importante que sea la dotación deberá completar
sus ingresos con el estipendio que proporcionan las misas de tabla y de aniversario que secular27 De las 1471 pnblacioncs quc tcnízi hragrin en 1495, la población de Hijar 252 fuegos y Caspc 295 estaba dentro de las 23
localidades de mayor población y Beceite 108, Samper 129, Fabara 129, Valderrobres 135, La Fresneda 180 y Maella 196
eiibe las 64 siguientes. Por fuegos esas 1471 localidades se distribuíen d e la manera siguiente: 1-9 fuegos, 519 lugares;
10-49, 703; 50-99, 162; 100-199, 64; 200-499, 18; 500-1.000, 3; Mas dc 1000, 2, en COLAS LATORRE, G. y SALAS
AUSENS, J. A. Arngúii en el sigla XVI. Allrincioars sociales y coiiflictos políticos, Zaragoza, Dcpartamenlo d e I-listoria
Moderna, 1982, p. 20.
28 Debo esta información sobre el Sitiodo d e don Andrés Santos a Juan Ilsinón Royo que en estos momeiitos esta
preparando su tesis doctoral sobre la curia diocesana de zaragoza a fines del seisdeiltus.
29 El recurso a Zaragoza ha sido impuesto por la falta dcdatos sobre las localidades que aquí se esrudiaii. Es verdad quc
lo correcto debería haber sido ofrecer datos de cada una de las villas y lugares aquí recogidos pero carezco de los
mismos. Espero quc el lcctor, cstablerca la correspondiente matización. Es muy posiblc qiie eii estas localidades los
sucldos fueran inferiores a Zaragoza pero iio tanto como para variar la conclusión que aquí se exponc. Sobre 105
salarios d e la cotistrucción C. GOMEL URDANEZ, A r i j i i i l r c t i ~ i nciuil en Znrngorn rii el siglo X V I , Zaragoia,
Ayuntamiento, 1987, T. 11.. p. 45-56 y 60. Sobre los peones, CI. MOZO, MOZO, Coiili.ibi<eMii R In Ilistoiin ngiarin de
Znrngurn rii rl siglo X1% Zaragoza, 1985, Tcsis d e liceiicisturu inédita, 1985.
mente acumula la parroquia, más las correspondientes a los beneficiados ausentes. Todas estas
misas se reparten entre los sacerdotes presentes. Su número resulta en estos tiempos impresionante. También llama la atención el incremento que experimentan eii el Úitimo cuarto del siglo
XVI, como puede apreciarse en el cuadro n"4, iniciando posiblemente una teiideiicia al alza que
se prolongara en la centuria siguiente.
Cuadro n" 4. Evolución de las misas a fines del siglo XVI
Población
1581
Híjar
Escatrón
Fabara'
Monaspe
Maella
Mazaleón
Torre del Conte
Valderrobres
Fuentespalda
Valdealgorfa
2 197
208
258
188
898
268
170
769
331
531
( -1 El número de misas de aniversario
1592
1595
1600
302
946
243
205
983
344
de 1600 ha sido calculado apartir de 5 s por misa
El aumento parece indiscutible. Híjar no es una excepción a pesar de que en 1595 la cifra sea
inferior a la de 1581. La diferencia se debe a la reducción que se produjo en los aniversarios que
pasaron de 5 a 10 s. Pero este incremento necesita ser matizado ya que una aceptación de las
cifras sin más conduce a engaño. El alza puede justificarse como una manifestación de la religiosidad barroca y de la Contrarreforma, incluso se podría ver en este fin del siglo el inicio de esa
corriente tras la finalización del concilio que culminará en el siglo XVII. Es posible que así sea.
No obstante, convendrá tener en cuenta que una parte de este incremento es producto de los
mecanismos económicos del sistema feudal y de la misma religión. Las misas se mantienen con
rentas pocedentes de treudos y censos cedidos a perpetuidad igual que los beneficios, de ahí
que las nuevas fundaciones se acumulan sobre las antiguas provocando el consiguiente aumento. El retroceso se produce no porque haya una caida de la religiosidad que mantiene los sufragios sino por manipulación intencionada de la jerarquía eclesiástica que busca mejorar la economía de este bajo clero zarandeada por el incremento de los precios en el siglo XVI o por la crisis
del siglo XVII que se traduce en rentas impagadas y en concordias con los censalistas, con las
consiguientes repercusiones sobre los ingresos de estos clérigos.
Como se ha dicho y puede apreciarse directamente a través del pertinente cuadro el beneficiado en ningún caso puede vivir de su beneficio. Necesita recurrir necesariameixte al banco de
misas que guarda la parroquia para aliviar su situación que se ve sustancialmente mejorada
siempre y cuando esté dispuesto a celebrar todas cuantas le correspondan en el reparto. El cuadro que se recoge a continuación ilustra perfectamente esta mejora
Cuadro n" 5. Renta del clero beneficiado en 1600
Beneficio
Renta
Misas
200
240
52
30
Parroquia
Renta
Misas
646
746
217
217
Renta
Total misas Renta total
269
247
946
986
120
415
461
500
500
500
160
160
98
240
402
160
24
104
40
104
52
104
16
24
42
24
65
24
746
956
1037
956
1037
956
1049
1049
1105
465
465
1049
218
261
285
261
283
261
302
301
279
112
111
301
242
365
325
365
335
365
318
325
321
136
176
325
866
1371
1499
1456
1538
1456
1209
1209
1147
705
867
1209
Aunque los datos del cuadro""or las especiales circunstancias que concurren en este bajo
clero beneficia1 deben tomarse con reservas y no t i e n e oko valor que el ser meros indicios de
los valores en torno a los que debía moverse la renta de los beneficiados, dos hechos parecen
claros. Primeramente la celebración de las misas de tabla, auiversarios y las que pertenecían a
los beneficios ausentes era lo que dignificaba la renta del beneficiado. En seguido lugar este
clero, por su renta, pertenecía al sector social que formaban el campesinado medio bajo y los
artesanos y que no era muy superior al de los jornaleros del campo o peones. Su situación económica, a fines del siglo XVI, cuaudo había conocido una importaiite subida, iio era precisamente envidiable aunque hubiera otros en peor estado. A partir de 1579 el Sínodo, ya comentado de
don Andrés Santos tomó conciencia de la penuria de estos pobres liombres y buscó su dignificación mediante la reducción de las misas de tabla, de los beneficios y la mejora tambiéri de los
aniversarios. Las primeras que hasta 1580 teiúaii de caridad un sueldo empezaron a pagarse a
dos, las de los beneficios a 4 por libra, incluso a mayores estiperidios y a fines del siglo iio pocos
aniversarios se decían a 10 y parece que con posterioridad se hicieron nuevas reducciones. Si, a
pesar de estas mejoras, la renta del beneficiado era baja, coiiviene pensar como sería tTeinta años
antes cuando se mantenían las viejas rentas en medio dé una espectacular alza de los precios.
Ante esta penuria económica la pregunta que surge de inmediato es si este rlérigo SE identificaba mental e ideológicamente -y no pienso en ideología revolucionaria- con su grupo campesino y artesanal solidarizándose con sus problemas e inquiehides o por el contrario se consideraba integrante de un mundo distinto y superior. ¿Qué es lo que realmeiite dominaba en su
comportamiento social su condición económica o religiosa, la economía o la función?. Esta es la
cuestión que, a pesar de cuanto se ha diclio, está por resolver. También es muy posible que este
clero ni siquiera fuera capaz de plantearse semejante cuestión. También habrá que responder a
esto.
Cualquiera que sea su volumen, la renta de este clero, es decir su posibilidad de vivir, es
totalmente feudal. Procede de la estructura que define al sistema feudal. En el caso de los vicarios es la coherción extraeconómica del propio sistema representada por los diezrnos la que proporciona su renta. En el caso de los beneficiados serán las cesiones a perpetuidad de bienes raices o los créditos censales también a perpetuidad las que hagan posible el beneficio y la
30 El cuadro se ha cliibomdo contando úiiicarneiitc con los presbíteros presentes en 1600. Ei total de lnisas es la sulna ~ i e
10s dc tabla, aniversarios y belieficios ausentes. En este caso sc ha considerado que la mitad de su relita era 1s que se
repartía entre los presbíteros. Renta y inisss se ¡han repartido entre los benficiñdoc presriitcs y cl vicario y sc Iia
supuesto que lndns cllos agotaban su cupo. Uc la rnisrna manera se ha dacio por supuesto que los beiieficiados
auseiites pag.iban las auseiicins. Es verdad que no todos la hacían pero tsrnbiéii es cierto que el prelado ¡es obligaba a
pig.ir las arisei~cias.En algcina ocasióit, exachiiieiik eii hes beiicficius, ruaiidu iriiimiiiciik tciii., riil c I . E ~n.iiia
~,
misas, he supuesto el otro. Tal es cl caso de Meeila eii donde a un beneficiado de 600 sueldos lie adjudicado 104 misas,
en Valderrnbrcs a 8 misas 40 sueldos y eii Fiicstcspiilda a 50 iiiisas 250 sueldos. Los beneficios pertenece,? a Fabara,
MscUa, Valderrobres y Fuentespalda los únicos que ohecíaii cicrla Iiornogcnidad cn los datos.
María Angeles Faya Díaz
Uniwersidnd de Ouiedo
Este trabajo aborda el análisis del régimen señorial en Castilla y León, cuestión que aún está
poco estudiada, especialmente por lo que respecta al siglo XVL' El acercamiento al tema de los
señoríos lo liacemos a través de las jurisdicciones dependientes de los monasterios, utilizando
para ello la expresiva y abundante documentación producida por la Administración con la finalidad de venderlas, heclio que tuvo lugar entre 1553y 1555.'
A través de ella pretendemos llevar a cabo un análisis tanto cuantitativo como cualitativo de
los señoríos monásticos, lo que permitirá aclarar importantes aspectos relacionados con el poder
económico y jurisdiccional de los monasterios, así como la situación de los vasallos dependientes de ellos. En definitiva, nos permite conocer mejor tanto la realidad socioeconómica como la
estructura del poder en el Antiguo Régimen.
1 Es cscñsisima la atención que mereció el réginicn sciíorial en la Edad Moderna por lo que respecta a CastiUa y León,
en especial sobre el siglo XVI; igualmente escasa es la iiivestigación sobre el mundo rural. Más eshidiado está el caso
valenciano que mcntñ con dos obras d e síntesis: M. Feset, Dos rnsnyoios sobre lo propiednd de la tierra, Madrid, 1988 y A.
Gil Olciiia, Lo pr.opieiind se!ioiinl en iieirns unleiicinrins, Valencia, 1979 y una referida al siglo XVI: Tierro y sriior'io rn el pnls
mle~iciaiio(1570~16201,de E. Ciscar Pallarfs. P m CñsaUa debernos destacar, las obras de N. Salomón, La vid" ~.iilal
cnsfellnnn en lieinpos de Felipe U, Barcelona, 1982; F. Brurnont, Conzpo y cninprsinas de Cnstillo ln Vieja en t k n t p o ~ide Felipe 11,
Madrid, 1984; A. García Sanz, Desnrlollo y crisis del Aiiiigiio Régiiacn eil Coslilln in Vieja, Madrid, 1986; B. Yun Casalilla,
Sobre lo tmnsición ni cnpitnlisino en Cnstilln. Ecaiioiitio y sociedod es tiel.rn de Covrpos (1500-18.30). Sslsmsnw, 1987 y D.E.
Vassberg, Tierra y sacirdnd en Cnstiiln, Bñrceloiia, 1986. También está poco estudiada la vida eroiiómica d e los
monasterios, aunque tenemos que citar J.M. López Gurcía, Ln Irnl?sieidn del feudnlisino "1 cnpitnlis>,zo rii tu? senorío
rnonúslica costellnno. El abndcngo de LR Sniiln Espina, Valladolid, 1990 y P. García Martín, El r~iorinsleriode Snli Bemito el
Rml de Snhagtía en 10 época iiiodernn, Salammca, 1985. El marco legal en que se mueven los señoríos 110slo da la obra d e
A.M. Guilsrte, El régimen senoria1 en el siglo XVI, Valladolid, 1988. Igualmente S. d e Mouó Iiace aportaciones
fundumentalcs, especialmente de tipo metodológico, que contribuyen a ccnhar la atención en el régimen sekorisl; así
"Los señoríos. En torno u una problemálica para el esrudio dcl régimen senorial", Ilispatiis, 1964, nn 94-95 y "Los
senoríos: cuestioiics rnctodológicas que plantea su eshidio", AHDE, XL111.1973.
2
E1 papa Julio iü concedió al Emperador el 1 de febrero d e 1551 facultad para desmembrar y vender jurisdicciones de
mo,,asterios por un valor d e 500.000 ducados.
Descargar