lovetopía - Presencing Institute

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Sigue a través de facebook el día a día de la
la construcción de Lovetopía
Puedes comprar ejemplares de #lovetopía en
http://lovetopia.org/comprar
< Lovetopía es un sueño concreto, factible,
real por el que luchar. Lovetopía es abierta y
colaborativa, está dentro de cada uno de
nosotros y nos va a dar el empujón para
levantarnos de nuestros sofás y unirnos todos de
manera generosa a liderar este cambio. Espero
que disfrutéis tanto como yo y que os responda a
tantas preguntas como me ha respondido a mí. >
Rafa de Ramón
< Una lectura amena e inspiradora para todos
los que de alguna manera u otra sabemos que una
mejor manera de hacer las cosas es posible. >
Irene Gil Gatalina
< ¿Eres lovetopiano? ¿Aún no lo sabes? Si crees
que tenemos todas la capacidades para construir
una sociedad mejor, ya lo eres. Si vives en paz,
sin prejuicios e intentando contribuir, ya la
estás construyendo. Si quieres saber cómo
podrían ser las cosas, léelo.
Bienvenido a Lovetopía. >
Xavi Creus
< Después de leer #lovetopía, me he quedado
con esa sensación de cuando volvía de hacer
ejercicios espirituales, donde veías que todo
era posible pero que pronto pasaba. Ojala el
amor sea lo que reine en el corazón de todos
pronto. >
Ángel María Herrera
< La lectura de #lovetopía es una experiencia
reveladora y movilizadora… Te expone a vivir, a
través de su lectura, en una sociedad amable,
acogedora y nutriente y te enfrenta a la
pregunta… ¿por qué no cambiamos la sociedad que
tenemos?
Ya, ahora… ¡Yo quiero ser lovetopiano! >
Antonio González
< #lovetopía descriu una societat molt propera a
la que ideal en què tots voldríem viure:
respecte per la gent i el seu grau de benestar
(FIB), integració a la natura, promoció de les
relacions humanes i les energíes entre gèneres,
baixa conflictivitat, i repartiment colaboratiu
de la riquesa, amanit amb bones dosis de
creixent intriga. Molt recomanable! >
Joan Manel Pla
< Lovetopía es el lugar que reside en nuestros
corazones (al acabar de leer el libro entendí la
portada) sólo basta desearlo lo suficiente para
convertirlo en una realidad. Hagámoslo. ¿Qué
mejor regalo le podemos ofrecer a nuestros
hijos, y a los hijos de nuestros hijos que un
mundo donde lo más importante sea la felicidad
de las personas, dónde la naturaleza nos acoja
en su seno, dónde los bienes y el conocimiento
sea compartido y las mujeres sean las
coprotagonistas, no sólo personajes secundarios?
Carlos, sin conocerme, ha sido capaz de poner
negro sobre blanco el lugar con el que sueño,
dónde quiero vivir y seguir creciendo, que
quiero regalar a mi hijo. Él ya ha cumplido su
parte, ahora nos toca a todos hacerlo realidad.
>
Sara Magán
< Leyendo Lovetopía, tengo la sensación de leer
la crónica futura de nuestro presente y eso ha
conciliado mis acciones diarias en pos de ese
mundo tan deseable con el convencimiento de que
llegará. No lo llame Lovetopía, ¡llámelo
Loverealidad! >
Javier Martín
< Siempre he sido muy imaginativa y visionaria y
mi futuro deseado está en la línea de Lovetopía
>
Sara Santajuana
"Adentrarme en “Lovetopía” ha sido una gozada.
Paso a paso parte de mis sueños se veían
plasmados con sumo detalle, a nivel económico,
educativo, energético… ese es el mundo que les
deseo a mis hijos. Un sueño factible, real y
compartido por muchos…una (r) evolución
imparable. Gracias Carlos por compartir tu
“arte”. Entre todos haremos de “Lovetopía” una
realidad."
Rosa Nalda
#lovetopía
EL NUEVO MUNDO QUE LLEVAMOS
EN NUESTRO CORAZÓN
2º EDICIÓN
CARLOS GOGA
Segunda edición: diciembre de 2014
Primera edición: mayo de 2014
Diseño cubierta:
"laclave creación 2.0" (www.laclave.es)
Imagen de portada:
"Retrato de Renanith desnuda en el lago",
acrílico sobre tabla de Pictor Mulier
© 2014, Carlos Goga
© #lovetopía
Printed in Spain - Impreso en España
ISBN papel: 978-84-686-5888-9
ISBN digital: 978-84-686-5889-6
Editado por Bubok Publishing S.L
Esta obra, "#lovetopía", es una adaptación de "Ecotopía", por
Ernest Callenbach. "#lovetopía " está licenciada bajo CC-by-ncsa por Carlos Goga.
#lovetopía es una adaptación de Ecotopía porque, basándose en
esta obra, presenta numerosos cambios. Los cambios se presentan
en forma de nuevas informaciones (una época distinta y una
geografía distinta) y de nuevos conceptos creativos, tanto
económicos (la economía del bien común, la economía de la
felicidad, la economía del compartir y la economía del mejor en
lugar del más), sociales (globalización y deslocalización,
automatización y virtualización, transparencia y control, slow
life),
tecnológicos
(internet,
dispositivos
digitales
y
aplicaciones), relacionales (polaridades energéticas y sexualidad
sagrada, slow sex) e individuales (participación, comunicación
permanente y consciencia ampliada).
La obra #lovetopía disfruta de una licencia Creative Commons
de Cultura Libre, del tipo Reconocimiento - NoComercial CompartirIgual (by-nc-sa), sin restricciones adicionales. Para
más información, visita http://es.creativecommons.org
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
ÍNDICE DE CAPÍTULOS ............................... 9
ÍNDICE DEL DIARIO ................................ 11
PRÓLOGO A LA 2ª EDICIÓN, ECEQUIEL BARRICART ...... 15
PRÓLOGO A LA 1ª EDICIÓN, RAFA DE RAMÓN ........... 20
CARTA AL LECTOR DEL DIRECTOR DE “EL CONFI” ....... 26
CARTA AL DIRECTOR DE “EL CONFI”DE RUBÉN GONZÁLEZ . 29
01.- LOVETOPÍA: LA PRÓXIMA MISIÓN DE “EL CONFI” .. 32
02.- RUBÉN GONZÁLEZ VIAJA A LOVETOPÍA ............ 37
03.- EL PASO DE LA FRONTERA LOVETOPIANA” ......... 43
04.- VALENCIA, CAPITAL DE LOVETOPÍA .............. 58
05.- ALIMENTACIÓN, RESIDUOS Y EQUILIBRIO ......... 73
06.- LA PROHIBICIÓN DE LOS COCHES ................ 93
07.- LOS DEPORTES ............................... 116
08.- LA TELEVISIÓN Y SU USO SOCIAL .............. 129
09.- LA ECONOMÍA: EL FRUTO DE LA CRISIS ......... 143
10.- LA VIDA FORESTAL ........................... 171
11.- POBLACIÓN Y FAMILIA ........................ 181
12.- LA CARA OSCURA DE LOVETOPÍA ................ 204
13.- SUS PRODUCTOS Y LOS NUESTROS ............... 214
14.- LAS MUJERES EN EL PODER: POLÍTICOS Y LEYES . 231
15.- MÁS SOBRE LA ECONOMÍA: TRABAJADORES, IMPUESTOS
Y EMPLEO .................................... 251
16.- LA JUSTICIA, LA DELINCUENCIA Y LOS CENTROS
PENITENCIARIOS .............................. 272
17.- ENERGÍA SOLAR Y MARÍTIMA ................... 282
18.- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: PRENSA, TELEVISIÓN
Y EDITORIALES. .............................. 295
19.- LA EDUCACIÓN Y SUS SORPRESAS ............... 311
20.- UNA VIDA SEGURA Y DIGNA .................... 332
21.- UNIVERSIDAD E INVESTIGACIÓN ................ 356
22.- LA MÚSICA, LA DANZA Y EL ARTE .............. 382
23.- HOSPITALES Y SALUD ......................... 400
24.- LOVETOPÍA: ¿DESAFÍO O ILUSIÓN? ............. 423
25.- MÍSTICA, EXOTISMO Y SEXUALIDAD ............. 446
26.- EL PAÍS DONDE LAS PERSONAN AMAN LO QUE
HACEN ....................................... 464
ANEXO 1. TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA CON LA
PRESIDENTA VERONICA GAREN ................... 491
9
ANEXO 2. DISCURSO DE INDEPENDENCIA DE LOVETOPÍA:
“EN ESTA TIERRA…” ........................... 527
ANEXO 3. MEMORANDUM DE APROBACIÓN DE “LAS 10
LEYES” ...................................... 530
ANEXO 4. TEXTO DE “LOS 7 CUENTOS” PARA LOS
ESTUDIANTES DE PRIMARIA ..................... 539
NOTA DEL AUTOR ................................. 551
AGRADECIMIENTOS ................................ 556
10
ÍNDICE DEL DIARIO
01.- Reflexiones antes de partir
02.- Cuenca, una ciudad abandona y despoblada
03.- Primer contacto con lovetopianos
04.- Un ciervo muerto en el centro de la ciudad
05.- Pelea de amantes en el hotel
06.- Isidro y Lorena, los nuevos amigos de la
comunidad de periodistas
07.- Retransmisión de la inauguración oficial
08.- El gran escándalo de los huevos rotos
09.- Una visita inesperada y escapada con
Nazaret al bosque
10.- Los servicios de contraespionaje
lovetopianos
11.- A vela por la bahía con amigos de la Cova
12.- ¡Esta mujer es un demonio!
13.- Las discusiones con Isidro y Nazaret:
paseo por la Malvarrosa
14.- Lorena me enseña la democracia digital
¡Bea, hermosa Bea!
15.- La furia de Isidro y mi capacidad como
periodista. De compras por el campo
16.- La inestabilidad de Nazaret y primera gran
sorpresa con Tomás
17.- Reflexiones sobre el sexo y mi relación con
la mujer lovetopiana
18.- Conversación de estudiantes entorno al
fuego
19.- Investigación de campo sobre los asuntos de
la guerra
20.- Puesta de sol en Valencia y amanecer por la
playa de Ibiza
21.- Una lección de amor en el patio de la Cova
22.- El resbalón que casi me mata
11
23.- La despedida de Linda y entrevista con la
Presidenta Garen
24.- La crisis y el intento de secuestro
26.- Sexo bajo la luna de Valencia: la gran
fiesta
12
Dedicado a
la mujer
Tu amor es la llave
con la que abrir las puertas
de un nuevo mundo
CONTACTO FÍSICO
PALABRAS DE ELOGIO
ACTOS DE SERVICIO
REGALOS DESINTERESADOS
MOMENTOS DE PRESENCIA
=
¡AMAR!
13
Dedicado a la memoria de
Ernest Callenbach
(1929 – 2012)
Fue autor de la novela
“Ecotopía”,
publicada en 1975.
Acostumbraba a lucir
una camisa púrpura en
sus apariciones en público.
14
PRÓLOGO
A LA 2ª EDICIÓN
“He visto las mejores mentes de mi generación
destruidas por la locura, histéricos famélicos
muertos de hambre arrastrándose por las calles,
negros al amanecer buscando una dosis furiosa,
cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión
celestial al dínamo estrellado de la maquinaria
de la noche, quienes pobres y andrajosos y con
ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en
la oscuridad sobrenatural de los departamentos con
agua fría flotando a través de las alturas de las
ciudades contemplando el jazz”
Aullido de Allen Ginsberg
Yo también las he visto, las hemos visto todos.
Mentes inquietas, estresadas, atontadas como
mosquitos contra un cristal, que apenas entendían
ni entienden nada.
En los últimos años hemos asistido a la muerte
de los Dioses. Creímos que un Ferrari era motivo
suficiente para rompernos los cuernos contra los
escaparates, atravesar los impúdicos límites de
nuestro ego, dejar nuestras vidas en los
aeropuertos o en empresas tóxicas que nos querían
cambiar un pedazo de vida por turrón y una
felicidad artificial y decadente.
De repente, nos convertimos en esclavos, cosas,
que no individuos, que conformaban una masa que
recoge algodón para mayor gloria de un club de
alterne al que pertenecíamos sin saberlo. Una masa
viscosa que trabajaba para pagar su libertad en
forma de letra de hipoteca de una casa que no es
15
hogar, de un coche que no conduces, de un alma que
no se puede mirar al espejo si no se toma un
Lexatín.
Y así estamos, firmamos por 30 años y hasta
entonces nuestra cadena estará ahí, recordándonos
cada día que nos tomaron por tontos, que somos
esclavos y que vivir es sobrevivir, que la
dignidad nos la robaron a oscuras y que encima nos
lo merecemos por memos.
Se oyen aullidos en los patios interiores de las
viviendas de protección oficial, en los coworkings del extra radio, en la casas de putas del
centro. Se oyen aullidos, pero solo eso.
Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
u…
del
-
Manolo, ¿pero qué haces, rey?
Aullar
¿Para qué?
No sé, me ha salido solo, ha llegado la cuenta
gas y me ha dado por ahí.
Ah, vale.
Aullamos demasiado y nos quedamos ahí. Nos
desquitamos en Twitter como si a alguien le
importara, colgamos nuestro aullido en Instagram
y cuando nos cansamos nos hacemos un selfie y a
dormirla. Mañana será otro día, seguiremos
recogiendo algodón para los bancos, alimentando
el currículo de políticos ridículos, colaborando
con un sistema del que no nos atrevemos a salir
porque
la
incertidumbre
nos
da
miedo;
sobreviviendo gracias a las drogas, habitando el
16
desamor, soñando con paraísos deseados que no
tenemos el valor de conquistar.
(Pausa: estoy utilizando el primero del plural
todo el rato por aquello de empatizar contigo.
Realmente tú eres el esclavo y el memo, yo no: yo
soy dios)
Decía que murieron los Dioses en mayúsculas,
pero entre tanto, asistimos al nacimiento de los
dioses en minúsculas.
Esas personas que no son parte de la masa y que
reivindican su unicidad por encima del delirio
colectivo. Esas personas que se han despojado de
todas las capas de cebolla, han encontrado el
sentido de su vida en el interior de ellos mismos
y han roto las cadenas del miedo. Esas personas
que han decidido pasar a construir la nueva
realidad al margen de la establecida, y que se
descojonan del éxito tóxico frente a un éxito
consciente, basado en valores, digno y coherente
con la vida y muerte que quieren tener. Esas
personas que han decidido dejar de aullar y pasar
a la acción desde el amor a sí mismos y al resto
de la humanidad. Sin concesiones, sin ceder
espacio a la incertidumbre, construyendo paraísos
sobre las cenizas de los castillos que se
derrumban.
Carlos Goga es uno de esos dioses. Un dios con
biblia que es su libro, donde describe un paraíso
alineado con su alma y lo comparte con todos con
valentía y amor, dejando que lo hagas tuyo,
dándote pistas desde la utilidad y concretando
alternativas utópicas (?) en un mundo donde la
utopía está más cerca de la realidad porque la
realidad ha quedado demostrado que es puro humo.
Carlos es además un dios valiente porque se
implica, recorre en su libro todas las áreas de
17
actuación para la consecución de un nuevo
paradigma sin formular preguntas, solo aportando
respuestas. Afronta las virtudes y miserias del
ser humano sin establecer distancias, lo hace a
la cara, desnudándose en medio del patio interior
de la sociedad para decir: “este soy yo, ésta es
la alternativa que propongo desde mi corazón, y
aquí me tenéis desnudo porque es lo que hay”.
Puedes estar o no en su misma frecuencia,
compartir su diseño de la alternativa lovetopiana
o no; incluso puedes pensar que está totalmente
equivocado (él no obliga, propone una frecuencia),
pero la cuestión es que da lo mismo, porque es
honesto.
Sin
duda,
si
todos
trabajáramos
y
nos
implicáramos desde su misma honestidad en la
construcción de un nuevo y necesario sistema de
forma transversal, generaríamos una energía
imparable, fertilizante, capaz de salvarnos a
todos. Un mundo lleno de dioses en minúsculas es
viable, lo creo. Lo siento desde la conciencia de
que la suma de todo el talento y bondad acumulada
puede generar un verdadero y único Dios en
mayúsculas, que dé continuidad y respuesta a
nuestra existencia.
“Lovetopía” es para mí una energía que me une a
Carlos y a ti, si dejas de ser un memo (es posible
que ya no lo seas, mejor) y siempre que dejes de
dar el coñazo por las noches aullando y desvelando
el sueño de los que queremos intentar cambiar el
mundo cada mañana.
Pamplona, diciembre de 2014
Ecequiel Barricart
18
Autor de TÚ ERES DIOS
(Editorial Alienta – Grupo Planeta)
http://www.ecequielbarricart.com
19
PRÓLOGO
A LA 1ª EDICIÓN
¡Tan poco! ¡Tan poco nos falta para que Lovetopía
sea una realidad!
Esta fue la primera impresión que tuve cuando
leí el borrador versionado con los números 5.2,
porque ha habido muchos borradores, porque lejos
de ser un libro personal de Carlos ha sido un
libro nacido hace 30 años y que ha ido
enriqueciéndose en los últimos meses con la ideas,
visiones y aportaciones de muchas personas que han
querido reflejar en estas páginas como queremos
que sea el futuro de nuestros hijos de manera
concreta y real.
Lovetopía no es un libro new age, ni tan siquiera
utópico, y esto precisamente fue lo que me cautivó
desde la primera página. En una profecía real, es
un sueño al alcance de nuestras manos.
En estas páginas Carlos y compañía proponen de
manera muy clara una nueva organización social
basada en el amor. Sí, en el amor sin perder nunca
de vista una humanista observación de la realidad
actual.
Hoy, en nuestra sociedad occidental, y gracias
al trabajo y esfuerzo de nuestros antepasados
tenemos la oportunidad vivir de una manera
diferente, haciendo evolucionar este sistema
capitalista que se basa en acumular riqueza pero
también desesperación y vacío. Tenemos por tanto
la obligación moral de hacerlo.
Porque el dicho de que “no es más feliz el que
más tiene” sabemos todos que es verdad. ¿Cuántos
viajes maravillosos hemos hecho cuando no teníamos
un duro? ¿Cuántos buenas tardes hemos pasado con
20
un guitarra y unas pipas? ¿Cuáles son los momentos
que recordamos todos como los más felices de
nuestras vidas? Ninguno de ellos ligados a algo
material.
He nacido en el seno de una familia burguesa, he
tenido la posibilidad de visitar y conocer muchas
personas importantes y adineradas, a la vez que
he vivido con otras en más ínfimas de la pobreza.
Y una lección tengo clara: la felicidad no reside
en la materia sino en los corazones de aquellos
que se atreven a vivir la vida de manera generosa
y sencilla. Esa es mi conclusión. Pero ¿cómo se
puede vivir feliz en un mundo en que hay tanta
desigualdad social, económica? La respuesta es
igual de obvia que de compleja: cambiándolo.
Hace un par de años muchos nos ilusionamos con
el movimiento 15M porque, lejos de la politización
que ha habido posteriormente a su alrededor, fue
un movimiento absolutamente espontáneo. Es algo
que puedo asegurar en primera persona. Fue un
movimiento libre y sin ninguna ideología política
concreta. Fue un movimiento que decía: ¡Basta! ¡No
queremos este sistema! ¡No creemos en este
sistema! ¡No sabemos cuál es el nuevo sistema,
pero seguro que debe basarse en la participación,
en la ayuda mutua, en la comprensión, en la
sinceridad, en la honestidad y como colofón en el
amor! Todo esto respiró Sol durante muchos días.
Ese movimiento sincero y popular ha ido calando
en muchos estratos de la sociedad agitando una
mansedumbre que empezaba a ser preocupante.
Hoy Lovetopía plantea una evolución a este
movimiento, una evolución real y factible. Una
esperanza y motivo de lucha para todos nosotros.
Porque una nueva organización social debe tener
21
unas bases claras y defendibles. Y ¿qué es más
básico que el amor? El amor es intrínseco al ser.
Sobre esta base, Carlos ha construido un nuevo
país nacido del amor de las mujeres, porque son
ellas las que verdaderamente tienen el poder y la
capacidad de liderar un cambio real.
Desde lo
masculino no sabemos hacerlo y sinceramente
necesitamos que ellas nos muestren el camino. Un
camino que no solo es un camino de cambio en una
organización social sino también y en paralelo un
cambio en nuestro interior. Así se plantea
Lovetopía, como un doble camino, uno exterior que
a su vez responde a un camino interior. Ambos
caminos son arduos y piden cambios profundos, y
hasta sacrificios, y seguramente momentos de
incertidumbre, dolor y dudas. Pero son caminos que
debemos emprender.
En
estas
páginas
encontrarás
soluciones
concretas a muchos de los problemas que la
sociedad occidental se enfrenta: la educación, la
sanidad,
el
medio
ambiente,
la
política
participativa, la propia democracia en la que
todos dudamos por sus mecanismos perversos de
poder, el trabajo, el desarrollo económico, la
cultura hasta el mismo deporte y las fiestas
populares... Todos estos asuntos que llenan
nuestras conversaciones diarias, que nos quitan
el sueño o nos exaltan, todos estos asuntos los
trata Lovetopía desde un análisis escéptico y muy
crítico.
Y, en paralelo, también podrás experimentar la
necesidad de emprender ese camino íntimo y
personal necesario para que podamos asimilar y
entregarnos a ese cambio social de manera sana,
confiada y voluntaria.
22
Tenemos una verdadera oportunidad de escoger
nuestro futuro, porque el futuro aunque pueda
parecer una frase estúpida, es algo predecible
aunque incierto. Predecible porque basta saber
dónde quiere una llegar para saber cuál será
predeciblemente ese futuro.
E incierto porque hoy por hoy lo único cierto es
la muerte, y sería estúpido creer otra cosa.
Vamos a tener que empezar a caminar y, si hace
falta, incluso correr hacia ese futuro. No podemos
esperar más, nuestro cuerpo nos pide que nos
levantemos y empecemos a movernos. Tengo desde
hace unos años una desazón interior, una voz que
me dice que hay que hacer algo, que todo esto no
puede estar bien. Esa voz interior la he ido
amortiguando, adormeciendo, excusando. Pero ya se
ha despertado y ahora me grita.
Escribo este prólogo justo a mi llegada de primer
viaje al África negra, concretamente a Malí, donde
he estado participando y ayudando en programas de
cooperación cultural. Y donde he aprendido de 150
niños de paupérrimo barrio a las afueras de
Bamako, que basta tan poco para cambiar las cosas,
que es mezquino y egoísta no luchar y levantarte
cada mañana con una sonrisa. Que tenemos esta
obligación moral de mejorar el mundo y que tenemos
que creernos que es posible. Siempre nos dicen y
oímos aquello de que otro mundo es posible. Pero
¿qué mundo? Eso me he preguntado desde hace muchos
años, y al leer Lovetopía lo he descubierto. Este
mundo es el que quiero, y es posible.
Siempre he creído que la gente es buena. La casi
totalidad de las personas que he conocido en mi
vida son buenas, y si alguna, incluso yo mismo he
cometido maldades o incluso delitos no han sido
23
por mi propia naturaleza pecadora, sino por el
miedo y por la falta de amor.
Pero, si todas las personas son buenas, si
tenemos
el
conocimiento,
la
energía,
las
capacidades, los bienes necesarios para tener
nuestras necesidades cubiertas ¿por qué no
evolucionamos hacia una sociedad más justa, más
sincera y más amorosa? Quizás porque no hemos
encontrado una alternativa real, creíble y
factible. Quizás porque las mujeres no quieren ser
conscientes que tienen todo el poder para liderar
ese cambio, quizás porque no había una guía como
Lovetopía que marcase un sueño real y alcanzable
por el que luchar.
Lovetopía es un sueño concreto, factible, real
por el que luchar. Lovetopía es abierta y
colaborativa, está dentro de cada uno de nosotros
y nos va a dar el empujón para levantarnos de
nuestros sofás y unirnos todos de manera generosa
a liderar este cambio.
Espero que disfrutéis tanto como yo y que os
responda a tantas preguntas como me ha respondido
a mí.
No quiero desvelar más en este prólogo,
disfrutad del viaje y os espero en Lovetopía.
Madrid, abril de 2014
Rafa de Ramón
Fundador de Utopic_US y Zinc Shower
http://www.utopicus.es
http://www.zincshower.com
24
#lovetopía
EL NUEVO MUNDO QUE LLEVAMOS
EN NUESTRO CORAZÓN
25
CARTA AL LECTOR DEL DIRECTOR DE
“EL CONFI”
Querido lector:
El texto de este libro recoge los artículos
originales y el diario personal escritos por Rubén
González en su viaje a Lovetopía.
A
pesar
de
la
naturaleza
discutible
o
controvertida de algunos de los artículos, así
como de la dificultad de El Confi para contrastar
muchas de las informaciones recogidas, nuestro
Consejo de Redacción ha decidido publicar el texto
íntegro recibido de nuestro enviado especial.
Advertimos que algunas de las entradas del
diario personal pueden herir la susceptibilidad
de nuestros lectores. El Consejo de Redacción de
El Confi recomienda a los padres que no permitan
su lectura a menores de edad y que, en su caso,
guíen adecuadamente a los jóvenes para evitar
comportamientos antisociales indeseados.
La
naturaleza
extraordinaria
de
esta
publicación responde al deseo de González de
publicar el texto tal y como él lo escribió. El
Consejo de Redacción, tras horas de acalorados
debates y una votación de siete votos a favor y
seis en contra, ha decidido proceder con la
publicación. Es decisión del Consejo de Redacción
compartir que el voto de calidad del Director ha
sido favorable a la publicación. El Confi ha
apostado, según la tradición periodística más
elemental, por confiar en los lectores para que
juzguen,
según
sus
propias
experiencias
y
criterios personales, la credibilidad de la
información recogida.
26
El Consejo de Redacción pide disculpas, de
manera expresa, a aquellos lectores que siguieron
la publicación de los primeros artículos de Rubén
González. Las discrepancias entre el texto
publicado en el periódico entre los días 2 y 7 de
Mayo del presente, y el texto recogido en este
libro, son consecuencia única y exclusivamente de
una edición responsable con la línea editorial del
periódico.
El texto que encontrará a continuación llegó a
este periódico en un paquete anónimo. El paquete
incluía un sobre tamaño DINA4 con folios impresos
con
los
textos
originales
del
periodista,
numerados de su puño y letra. Además, Rubén
González incluía su diario personal. Es una
libreta manuscrita tipo Moleskine, de tapas negras
con cinta cruzada. Dentro del diario, sujeto por
dicha cinta, el periodista incluía una serie de
documentos y un CD-ROM propio de principios de
siglo con multitud de archivos. Todos estos
documentos han sido añadidos a modo de Anexos al
final de este libro. De entre el material gráfico
disponible, le ofrecemos la transcripción literal
de la entrevista que Rubén González realizó a la
Presidenta de Lovetopía, Verónica Garen, el pasado
18 de Junio de 2033.
El Consejo de Redacción ha convenido aceptar
como legítimos estos documentos, ya que siendo sus
soportes extraordinarios como lo son cuando los
comparamos con las tecnologías disponibles hoy en
día,
responden
a
la
más
pura
tradición
periodística
que
se
estudiaba
en
nuestras
Universidades.
Los lectores pudieran también estar interesados
en la carta que se reproduce a continuación. Este
manuscrito de Rubén González llegó grapado al
27
sobre que contenía los artículos. La carta va
dirigida al director.
Madrid, 4 de septiembre de 2033.
Firma: Jota P. Director de EL CONFI
28
CARTA AL DIRECTOR DE “EL
CONFI”DE RUBÉN GONZÁLEZ
Querido Jota P.:
Llevo semanas pensando en qué hacer con los
frutos de mi viaje. Sé que la preocupación te ha
acompañado este tiempo de silencio. Finalmente,
he optado por seguir los consejos personales que
he recibido de Verónica Garen, la Presidenta de
Lovetopía.
Con esta entrega doy por zanjada mi misión a
Lovetopía. Me pediste llegar hasta el fondo y
escribir la pura y simple verdad. Y eso es lo que
he hecho.
No sé entender la dura revisión de los textos
que os hice llegar ni la interrupción de la
publicación de los artículos. Me hago muchas veces
esta pregunta y encuentro demasiadas respuestas.
Quizás te resultaba difícil hacer frente a las
reacciones del gobierno español. Quizás viste
increíble aceptar que se hayan producido tantos
cambios en Lovetopía en apenas dos décadas. O
quizás simplemente te resultaba inconveniente que
se conozca la verdad para no ofender a los
españoles de las provincias de Cataluña o el País
Vasco.
O quizás sean otras tus razones. Casi que te
estoy escuchando, como muchas otras veces,
vociferando desde tu mesa en el periódico. “Que
si no queremos despertar los antiguos sentimientos
independentistas de los catalanes y los vascos.
Que si no estamos aquí para alentar las revueltas
estudiantiles en las provincias fronterizas”.
En cualquier caso, me di cuenta durante la
entrevista con la Presidenta Garen de que había
29
escrito sirviendo a los intereses del periódico y
del gobierno del Reino de España.
Como verás, te adjunto una copia impresa con
toda la colección de artículos que escribí.
También te envío mi diario personal. Y lo hago a
pesar de que no estoy seguro de qué puedes hacer
con todo este material. En lo que a mí concierne,
puedes hacerlo circular por la oficina o
enterrarlo en los archivos.
Pero si aún queda algo del espíritu periodístico
del que tanto hablaron en la Universidad y decides
publicarlo, por favor, que sea el texto intacto.
No autorizo ninguna edición sobre mis escritos.
Sé que no te gustan los juegos del todo o nada.
Pero te pido por última vez, en honor a todos los
años que hemos trabajado juntos, que respetes mi
decisión.
En cualquier caso, gracias por confiar en mí
para este cometido que ni tú ni yo sabíamos cómo
acabaría. Ahora sabemos que me llevó a mi corazón,
mi único y verdadero hogar.
Valencia, 29 de julio de 2033.
Firmado: Rubén González / Rubén Gota
30
Los artículos que el periodista envió al
periódico
se presentan en letra normal
y están identificados
con el lugar y la fecha de escritura
.
Las entradas del diario íntimo
se presentan en letra cursiva
y están identificadas
con el día de la semana y la fecha de escritura
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01.- LOVETOPÍA: LA PRÓXIMA
MISIÓN DE “EL CONFI”
Madrid, 2 de mayo de 2033. El Confi anuncia que
Rubén González, su más renombrado especialista en
asuntos internacionales, viajará a Lovetopía.
Acuerdos
diplomáticos
al
más
alto
nivel
permitirán este acontecimiento mediático. Será la
primera visita oficial de un periodista español a
Lovetopía. Desde su Independencia en 2015, todas
las comunicaciones entre España y el nuevo Estado
han estado interrumpidas.
El Confi envía a González a esta especial y
difícil misión de investigación para efectuar un
juicio directo y objetivo de la realidad de
Lovetopía.
Lovetopía permanece alejada y misteriosa.
Durante casi dos décadas, el trauma de la secesión
ha impedido un examen serio de la evolución de
esta parte de la península ibérica tan querida y
familiar para nosotros. Los rumores y noticias que
han llegado desde el extranjero son tan imprecisos
como contradictorios. Y nuestros lectores, según
indican las encuestas, muestran un interés
renovado por un asunto que ha carecido de todo
atractivo periodístico en los últimos años.
A partir de hoy, lo importante será comprender
la realidad de la experiencia lovetopiana y dejar
atrás viejas heridas.
El Confi es el diario de información general
líder en España. En el último Estudio General de
Medios, El Confi alcanzó la cifra record de 7,6
millones de lectores únicos, siendo el único medio
con cobertura en todo el territorio nacional. El
Confi, siguiendo su tradición de servicio al Reino
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de España, contribuirá con una serie de artículos
a la causa de la verdad y de las buenas relaciones
internacionales.
(Martes, 3 de mayo) En marcha otra vez, querido
diario. Un cuaderno nuevo con un montón de hojas
en blanco esperando a ser rellenadas. Nada de
ordenadores ni de intermediarios digitales entre
tú y yo. Lo personal debe quedar íntimo y secreto.
Pienso en cómo comenzó este viaje. Los inicios
quedan ya lejos. Las insinuaciones que se dejaban
caer en La Moncloa, una tras otra. Hasta que se
encendió la chispa y el Presidente presentó la
propuesta como su propia y osada idea.
“De acuerdo, creo conveniente enviar a alguien
de
forma
privada.
Un
periodista
no
muy
identificado con la Administración. Alguien que
pueda curiosear, lanzar globos sonda y traernos
información de primera mano”.
Un momento estremecedor cuando finalmente abordó
el tema. Larga fue aquella rueda de prensa sobre
la Unión Europea en Bruselas. Su famosa sonrisa
fingida. La intriga compartida por los periodistas
que cubríamos el viaje. El anuncio realizado sin
desvelar quién sería el elegido. Su comentario
susurrado en el avión presidencial diciéndome que
tenía una pequeña aventura en mente que quería
discutir conmigo, en privado.
Este viaje Constituye, sin duda, una oportunidad
importante tanto para mi carrera periodística como
para nuestra política interior y exterior.
Los conservadores insisten en recuperar por la
fuerza las tierras perdidas del Mediterráneo. Las
ideas lovetopianas se filtran peligrosamente por
la frontera y tienen un efecto desestabilizador.
La brecha que dividió la nación en 2015 se podría
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cerrar. El país podría, de nuevo reunificado,
superar con éxito la interminable marea de paro,
hambre y violencia. Levantar quizás el toque de
queda en las provincias fronterizas. Tal vez,
exponiendo la realidad de Lovetopía abiertamente,
las aguas se calmen y se reduzcan las voces
disidentes y las protestas callejeras.
Quizás encontremos interlocutor para nuestra
propuesta
de
reapertura
de
relaciones
diplomáticas.
Y,
por
qué
no,
también
de
restablecimiento de relaciones comerciales y de
reencuentro de familiares y amigos. Incluso una
charla con la Presidente de Lovetopía, la
misteriosa Verónica Garen, puede que resulte útil.
Nuestro Presidente, con su habitual descaro
político, podría encontrar nuevos argumentos que
exponer ante la ONU. No pasa un día sin que bancos
y grandes empresas españolas presionen al gobierno
para
que
insista
en
la
reclamación
de
indemnizaciones por las pérdidas económicas
sufridas tras la secesión.
Sigo dándole vueltas a qué temas tabú debo
omitir, temas que quizás podrían ocasionar un
resentimiento nada aconsejable. Quizás evitar
hablar del proceso de Independencia o la forma en
que los secesionistas minaron Madrid y Sevilla con
bombas atómicas. O cómo se las arreglaron esas
malditas mujeres para organizarse políticamente,
suplantar las instituciones existentes y hacerse
con el control del ejército. O las campañas de
propaganda con las que engañaron a la población,
tergiversando las causas de la crisis económica
en la que estaba inmersa la Unión Europea y
culpando a los líderes políticos. Muchas historias
que descubrir, aunque quizás sea pronto para
contarlas.
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Cada vez me resulta más difícil decir adiós a mi
pequeña Sara cuando salgo de viaje. Parece que el
marcharme tan a menudo empieza a afectarle. Puede
que Patri tenga algo que ver en el asunto. ¿De
quién, si no, habría sacado la idea de pedirme que
la lleve conmigo? ¡Qué barbaridad! Sumergido en
lo más profundo de Lovetopía, con un ordenador
personal y una hija de ocho años.
Estaré seis semanas sin Ruth. Siempre resulta
estimulante alejarse durante un tiempo. Ya puedo
imaginarla a mi regreso, desnuda sobre la cama
exagerando su última aventura.
De hecho, me resulta emocionante pensar que voy
a estar totalmente desconectado del país. ¡Sin
comunicación directa! ¡Ese extraño aislamiento que
los lovetopianos han impuesto durante casi veinte
años! Esta vez sólo te tendré a ti, mi diario,
para compartir las pequeñas cosas del momento.
Aún recuerdo mis últimos viajes a Bruselas,
Alemania o Brasil y los rumores sobre los
progresos de Lovetopía que la gente repetía sin
cesar. Ahora, por fin, podré saber de primera mano
qué es lo que pasa realmente allí.
Quizás el viaje pueda resultar peligroso. Los
lovetopianos son bastante violentos y quizás me
vea envuelto en algún problema. Los españoles,
según
afirma
nuestro
gobierno,
somos
manifiestamente aborrecidos. Y el control que
ejerce el gobierno lovetopiano sobre la población
no es, al parecer, tan efectivo como el nuestro.
Si me encuentro con problemas, puede que su
policía no sirva de nada. Los rumores dicen que
apenas hay presencia policial en las calles.
Bueno, empecemos con el primer artículo. El tren
es un buen lugar.
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02.- RUBÉN GONZÁLEZ VIAJA A
LOVETOPÍA
A bordo de AVE 5270 de ACCIONA, de Madrid a
Cuenca, el 3 de mayo de 2033. Comienzo mi viaje
en un vagón prácticamente vacío que circula a 150
kilómetros por hora en dirección Este. Abandono
Madrid y sus casi 20 millones de habitantes para
adentrarme en las tierras de Castilla-La Mancha,
un territorio prácticamente despoblado desde la
gran migración que se produjo hace ya diez años.
La que fue una línea de AVE muy transitada en
sus orígenes apenas ofrece hoy un viaje semanal.
La privatización del ferrocarril en 2015 ha
fracasado rotundamente en sus objetivos. Los
trenes son viejos, la frecuencia es mínima y los
precios desorbitados. Quizás un ejemplo más del
gran coste económico que tuvo para los españoles
la Independencia de Lovetopía. O quizás, un
mensaje premonitorio de lo que encontraré en mi
viaje.
Mi destino de hoy es Cuenca, antaño una boyante
ciudad de provincias y hoy una población que no
alberga ni mil habitantes. La mayoría de sus
residentes son ancianos que se negaron a abrazar
las ventajas de la gran megalópolis de Madrid y
que escogieron acabar sus días entre las ruinas
de la ciudad. Cuenca es la última población
española antes de las cerradas fronteras de
Lovetopía. Mañana atravesaré la barrera natural
que
guarda
en
su
seno
los
territorios
secesionistas: el embalse de Contreras y las Hoces
del Gabriel.
Con el paso del tiempo, el trauma que ocasionó
la repentina separación de Lovetopía de España y
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la Unión Europea se ha suavizado. Lo que prometía
desatar una serie de fenómenos análogos,
hoy
sabemos que fue las gran excepción al movimiento
integrador que impone la globalización. Incluso
las aspiraciones nacionalistas de Cataluña y del
País Vasco se han desvanecido totalmente y son
simples recuerdos de un pasado romántico.
Los españoles aún recuerdan el año 2015 con
estupor. Fue en aquel nefasto 2015 cuando se
produjo la ruptura con el resto de España de lo
que habían sido la Comunidad Valenciana, la Región
de Murcia, las provincias andaluzas de Almería,
Granada, Málaga y Cádiz, y las islas Pitiusas
(Ibiza y Formentera).
El shock de la secesión y la amenaza terrorista
fueron el inicio del largo período de toque de
queda en todo el territorio nacional y que aún hoy
continúa vigente en las provincias limítrofes. El
gobierno de España tuvo que recurrir al control
informativo para evitar el pánico social y
apaciguar la tragedia que supuso la ruptura con
familiares y amigos encerrados al otro lado de la
frontera.
Todos estos problemas exacerbaron la depresión
económica del momento, general en toda Europa. La
Independencia de Lovetopía es un hito que los
economistas oficiales identifican como clave para
entender la actual deuda pública del 300% del PIB
y el paro estructural del 30% de la población.
El gobierno de España alcanzó niveles de
impopularidad increíblemente altos. El desgaste
por la crisis secesionista se sumó al desgaste
existente por los supuestos casos de corrupción y
por la necesidad de acudir al indulto sistemático
de políticos y banqueros para corregir los errores
judiciales.
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Además, Lovetopía fue un duro golpe para Estados
Unidos y la Unión Europea. Todo un desafío a la
filosofía colectiva impuesta en todo el planeta.
La globalización económica y política como única
hoja de ruta viable. El consumismo como principal
motor económico. Y el crecimiento del Producto
Interior Bruto como el mejor indicador de progreso
social.
Durante las dos últimas décadas, la mayoría de
nosotros hemos ignorado lo que estaba ocurriendo
en Lovetopía. La opinión general ha sido que
Lovetopía resultaría ser una necedad cuyo final
llegaría sólo. No obstante, ahora que resulta
manifiesto que Lovetopía no ha fracasado, llega
el momento de realizar un examen más objetivo de
su experiencia.
Si sus innovaciones sociales resultan ser
absurdas e irresponsables, dejarán de constituir
una tentación para los impresionables españoles.
Por ejemplo, necesitamos enjuiciar la aseveración
de que en Lovetopía se ha instaurado un régimen
democrático digital permanente. Que sean los
ciudadanos, y no los partidos políticos, los que
deciden directamente sobre cualquier cuestión que
afecta a sus estilos de vida resulta tan grotesco
como
poco
operativo.
Máxime
cuando
las
exageraciones alcanzan extremos tan diversos como
la simple construcción de un puente o la
aprobación o derogación de una Ley como la del
aborto.
Si sus extrañas costumbres se revelan tan
bárbaras como los rumores sugieren, le costará la
indignación mundial. La promiscuidad sexual y el
barbarismo medieval son rumores que llevan años
escandalizando a los españoles.
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En resumen, los políticos españoles podrán
beneficiarse de saber dónde está la línea entre
realidad y fantasía. Debemos enfrentarnos al reto
lovetopiano
desde
la
base
de
un
sólido
conocimiento.
Necesitamos
desterrar
definitivamente la ignorancia, las informaciones
de tercera mano y los rumores.
Mi misión, durante las próximas seis semanas,
será explorar la vida lovetopiana. Descubrir las
realidades que subyacen a los rumores. Describir
con detalle el funcionamiento de la sociedad.
Documentar sus problemas y, cuando sea de
justicia, reconocer sus logros.
Mediante el conocimiento directo de la situación
de nuestros antiguos ciudadanos, tal vez podamos
reconstruir los lazos que les vincularon a la
nación española y que tan tajantemente rechazaron.
(Martes, 3 de mayo. Al anochecer) “Cuenca es una
triste sombra de su pasado esplendor” dice la web
del Ministerio del Interior. Pone que, a raíz de
la secesión, se abandonó un megaproyecto turístico
que se conocía como El Reino de Don Quijote. Aunque
a
mí
me
recuerda
a
otro
Eurovegas,
ese
“megaproyecto turístico” que se acabó construyendo
en 2019, después de muchos intentos frustrados.
Hoy, por mucho que las autoridades insistan en
llamarlo una “lucrativa ciudad del juego”, se sabe
que es una ciudad sin ley diseñada para que
alcohol, prostitución y drogas campen a sus
anchas. La policía hace años que no se atreve a
entrar y son las mafias, disfrazadas de seguridad
privada, las que imponen su ley.
Cuenca es una de las muchas ciudades y pueblos
españoles abandonados. Apenas he visto gente y
cuando lo hice me asusté y regresé al hotel. Si
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es que se puede llamar así al hotelucho de
carretera en el que estoy alojado, el único en
toda la ciudad.
Sólo he conseguido un par opiniones sobre
Lovetopía.
"Que cada uno viva como quiera", dijo un anciano,
"si se puede llamar vivir a lo que se hace allí".
El otro, un hombre joven que decía no haber
trabajado nunca y vivir del paro, sonrió cuando
escuchó mi pregunta.
"Bueno", dijo, "conozco unos tipos que dicen
haber ido. No es peligroso si conoces las montañas
y sabes burlar las alambradas del ejército. La
gente por allí es bastante amable, siempre y
cuando no vayas con ideas preconcebidas en el
coco. ¿Sabe una cosa? ¡Todas las chicas están
abiertas a follar con desconocidos! Eso es lo que
me han dicho mis amigos. ¡Y los hombres vigilan
los bosques con arcos y flechas! Es para volverse
loco, ¿no cree?".
Me costó bastante encontrar a quien me quisiera
llevar a la frontera. Nada de taxis. No queda ni
uno entre tanta desolación y tantas ruinas.
Convencí a un hombre que parecía haber pasado 20
años a la sombra. Tuve que pagarle un dineral en
efectivo. Nada de recibos. Todo sea que me cueste
pagarlo de mi bolsillo. Pero ya intentaré colarlo
de alguna manera para que pague el periódico. ¡Ah,
y qué pesado con que le diese mi palabra de que
no publicaría su nombre ni la conversación que
pudiéramos tener! A cambio, ni un simple gracias.
Todo lo contrario. Muchas miradas siniestras y una
sarta de amenazadoras observaciones.
"¿Qué coño se le ha perdido por allí? ¿Es que
está usted chalao? ¡Si no son más que una panda
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de caníbales! ¡No saldrá entero de allí! ¡Ni yo
tampoco como me descuide!".
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03.- EL PASO DE LA FRONTERA
LOVETOPIANA”
A bordo del Sierra Express, Utiel Requena −
Valencia, 4 de mayo de 2033. Por fin, he
entrado en Lovetopía. Soy el primer español en
visita oficial al nuevo país desde su
Independencia hace 18 años.
Mi AVE llegó hasta Cuenca. Aunque apenas se sabe,
el gobierno lovetopiano ha prohibido que los
vuelos comerciales crucen su territorio para
evitar el ruido y la polución atmosférica. Los
vuelos españoles con destino a Palma de Mallorca
tienen que viajar vía Barcelona. E incluso los
vuelos lovetopianos, aquéllos que van de Valencia
a Asia o sobre el polo hacia Estados Unidos, se
ven forzados a volar sobre el mar. A lo que habría
que añadir que tienen que utilizar un remoto
aeropuerto a 40 kilómetros de la ciudad.
Mi única alternativa ha sido viajar en tren hasta
Cuenca para llegar a Valencia también en tren.
Pero como no existe un trayecto directo, he tenido
que realizar un trasbordo en un taxi privado.
El trayecto por carretera, desde Cuenca hasta la
primera estación de ferrocarril lovetopiana en el
extremo Oeste de su territorio, me ha permitido
ver el abandono de las carreteras en esta parte
de España. El asfalto apenas existe y los baches
y las grietas impiden una conducción en línea
recta. Varios puentes se presentaban derruidos. Y
las antiguas señales son simples lienzos para las
pintadas que te advierten de que abandonas la
seguridad de España.
Como curiosidad, he visto restos de algunas
pintadas realizadas en paredes en los márgenes de
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la carretera. Una de ellas decía “A besos
entiendo, a veces no”. Otra decía “Lo importante
es reír, y reír juntos”. Una tercera, escrita en
mayúsculas y con acentos, a la antigua usanza,
decía “LLEGUÉ HASTA AQUÍ POR QUERERTE”. Sin duda,
estas pintadas deben ser realmente antiguas.
Quizás algún tipo de declaración de amor que
responde a esos clichés románticos que fueron moda
entre las parejas, hace muchos años, en España.
La frontera española está fuertemente vigilada
por varias unidades del ejército. El puesto
fronterizo, flanqueado con dos tanquetas, está
situado en el antiguo viaducto de la autopista AP3, pasada la señalización de las ruinas de
Minglanilla. Esta señal parece haber sido pintada
y repintada mil veces. Presenta un baile de
correcciones que ora te permite leer “Peligro,
territorio hostil”, ora permite leer “Bienvenido
a Lovetopía”. Las campañas que combatieron el
gamberrismo urbano en las grandes ciudades
españolas no parecen haber triunfado en el entorno
rural.
La presencia de armas entre los soldados es
manifiesta. Tres vallas metálicas sucesivas de 6
metros de altura impiden cualquier intento de
cruzar la frontera a pie. Las dos primeras vallas
están separadas por un camino. El espacio entre
la segunda y la tercera valla está claramente
identificado como terreno minado. Una simple
mirada a cada lado permite apreciar que las vallas
siguen y siguen hasta escaparse del alcance de la
vista. Cuatro soldados flanqueaban el taxi
mientras un oficial cogió mi pasaporte y
desapareció durante 10 minutos para recabar las
oportunas autorizaciones de Madrid. Sobre el
asfalto, una serie de bloques de hormigón crean
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un pasillo en zig-zag por el que apenas cabe un
coche. Al fondo, el puesto de control lovetopiano
se vislumbra como un lugar remoto y abandonado.
La frontera de Lovetopía, sin embargo, está
señalada por una pintoresca valla de madera
curtida a la intemperie. Cuando el taxi paró, no
había nadie por los alrededores. El conductor tuvo
que dirigirse a una pequeña caseta de piedra y
hacer
que
los
militares
lovetopianos
interrumpieran
una
animada
conversación.
Resultaron ser dos jóvenes con uniformes bastante
mal planchados. Por las pintas, nadie afirmaría
que fuesen militares profesionales. Pero sabían
de mi llegada y examinaron mis documentos con el
aire de la autoridad que conoce su oficio. Dejaron
que el taxi pasara por la puerta sólo después de
compartir que habían recibido una dispensa
especial. Insistieron que era extraordinario
permitir que un motor de combustión interna
pudiera entrar en Lovetopía.
"Está usted de suerte, el viento sopla del Este",
dijo uno de ellos. "Si llega a ser del Oeste,
tendríamos que haberle retenido un rato".
Revisaron
mi
equipaje
con
curiosidad,
demorándose en mi ordenador personal, al que
miraron como si se tratase de una pieza de
anticuario. Me permitieron quedarme con todo,
excepto con las pastillas para dormir que me
acompañan en todos mis viajes.
"Puede que esto sea algo habitual en Madrid",
dijeron, "pero en Lovetopía no están permitidas”.
Al notar mi reacción de disgusto, uno de los
guardas comentó sonriente que las lovetopianas son
muy accesible para conversar, tanto de día como
de noche. Me dio entonces un sobre a mi nombre.
Dentro había un folleto con el título Bienvenido
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a Lovetopía. Está bien impreso aunque tiene unos
dibujos un tanto extraños. Resulta evidente que
ha sido preparado, sobre todo, para turistas de
América y Asia y que luego ha sido traducido al
castellano.
"Puede ayudarle a acostumbrarse", dijo el otro
guarda con voz suave. "Entra usted en un país
libre. ¡Puede relajarse!".
"Amigo", contesté, "he estado en un montón de
sitios más extraños que éste y me relajo siempre
que me da la gana. Si ha terminado con mis papeles,
seguiré mi viaje".
Cerró con un golpe seco el pasaporte, pero no me
lo entregó.
"González", dijo mirándome a los ojos, "usted es
periodista.
Confiamos
en
que
meditará
cuidadosamente lo que cuenta mientras esté aquí.
Si lo hace así, tal vez podrá emplear esa palabra,
"amigo", con corazón. Nos gustaría que así fuera".
Sonrió después calurosamente, hizo un gesto
extraño golpeándose en el pecho y me extendió su
mano. Para mi sorpresa, la estreché y sonreí a su
vez. Sólo entonces me devolvió el pasaporte.
Proseguimos en coche durante algo más de 20
minutos, ya en territorio de Lovetopía. Me
entretuve leyendo el folleto que me acababan de
entregar. Me sorprendí al reconocerme viendo, por
primera vez, un mapa de la península ibérica en
el que los territorios de Lovetopía están
identificados con un color púrpura. Aparecen
claramente separados del resto del territorio
Español. Además, están ampliados como por un zoom.
El mapa aparenta una frontera que bien podría
confundir a un tercero. Alguien ajeno a la
geografía de España pudiera pensar que existe una
gran montaña que separa ambos países.
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En la parte de atrás del folleto, aparece el
siguiente texto (escrito en inglés) a modo de
bienvenida:
“IN THIS LAND,
WE ARE REAL,
WE MAKE MISTAKES,
WE SAY I’M SORRY,
WE GIVE SECOND CHANCES,
WE HAVE FUN,
WE GIVE HUGS,
WE FORGIVE,
WE ARE REALLY LOUD,
WE ARE PATIENT,
WE LOVE.”
Según pone en el folleto, este texto es el final
del “discurso de la Independencia de Lovetopía”
leído por Eva Oltra en Valencia, el 15 de Mayo de
2015. Aunque es bien conocido que Eva Oltra fue
la primera Presidente de Lovetopía, nada se sabe
en España de este discurso. En las próximas
semanas, intentaré acceder a una copia para
ofrecerlo a los lectores.
La estación de ferrocarril lovetopiana resultó
ser la antigua estación de Utiel-Requena. Pero el
edificio es un lugar muy rústico, hecho de enormes
maderos. Nada que ver con aquella modernista
estación del AVE que los políticos españoles
inauguraran en 2010 cuando se abrió la línea de
alta velocidad entre Madrid y Valencia.
El actual edificio de la estación podría pasar
en España por un descomunal chalet de esquí.
Tenía, incluso, chimeneas en las salas de espera.
Hice un inventario de las instalaciones. Por un
lado, una especie de restaurante y un inmenso
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salón. En un lateral, junto a un enorme ventanal
con unas vistas inmensas, una tarima de música.
En su conjunto, el lugar aparenta una gran sala
de conciertos y bailes. Una gran puerta conduce a
una salita pequeña y tranquila, con sillones de
cuero y un montón de lectores de libros
electrónicos. Estos lectores son de formas y
tamaños muy diversos y están esparcidos por mesas
y estanterías. También había algún viejo libro de
papel. Sin duda, una fortuna descuidada que haría
las delicias de los anticuarios españoles.
Los trenes tienen sólo dos o tres vagones. Pasan
cada hora y entran en el sótano de la estación.
En épocas de frío o viento, unas gigantescas
puertas los protegen y se cierran tras ellos. Es
evidente que la estación está especialmente
preparada para aficionados al senderismo y al
montañismo. Vi percheros y armarios para guardar
mochilas, tiendas de campaña y equipaje de alta
montaña. En un panel digital bien elegante, con
profusión de fotografías, pude apreciar que
multitud de líneas de microbús conducen desde la
estación hacia las ciudades vecinas, pequeñas
poblaciones y remotos lugares que parecen refugios
de montaña.
Subí al tren. Aunque más que un tren, parecía un
avión sin alas. Al principio creí que me había
metido en un vagón a medio acabar. ¡No había
asientos! El suelo estaba cubierto con una gruesa
y mullida alfombra. Tabiques que no llegan más
que a la altura de la rodilla dividen el espacio
en compartimentos. Unos pocos pasajeros yacían
repantingados
en
cojines,
caóticamente
desparramados por el espacio del vagón. Su aspecto
es el de grandes sacos de cuero.
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Un hombre mayor había tomado una manta de un
montón apilado en un extremo del coche. Cuando me
di cuenta, estaba echando una siesta. Algunos
viajeros, dándose cuenta de que era español y
andaba confuso, me mostraron donde dejar mi maleta
de viaje. Señalaron hacia el vagón contiguo
diciéndome que podría pedirle una bebida a la
azafata. Me acerqué para comprar una Coca-Cola.
La azafata me sonrió con amabilidad mientras me
decía que los refrescos azucarados estaban
prohibidos en el país por sus efectos negativos
contra la salud. Mi comentario de desagrado no
afectó nuestra breve conversación y me ofreció,
sonriente, una amplia variedad de infusiones y
zumos
naturales.
Elegí
zumo
de
naranjas
valencianas y tomé asiento en uno de los
almohadones para disfrutar de la magnífica vista.
Los grandes ventanales llegan hasta una altura de
unos 15 centímetros del suelo. El primer sorbo que
le di al zumo me resultó de una intensidad de
sabor y una frescura inenarrable. Caí brevemente
en una ensoñación sobre los preparados que tomaba
de niño.
Mis compañeros de vagón encendieron unos
cigarrillos que, por el olor, me resultaron
irreconocibles. Pregunté y me dijeron que era una
variedad
local
de
marihuana.
Me
sorprendí
diciéndoles que un comportamiento así sería
inmediatamente reprimido en España y que supondría
grandes multas. E incluso penas de prisión. Se
rieron de mi comentario y comenzaron a pasarse los
cigarrillos de unos a otros.
Cuando llegó mi
turno, me negué a participar en un vicio tan
reprobable. Sin embargo, pronto se mostraron muy
locuaces y empezamos a conversar amigablemente.
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Su amor por la naturaleza ha llevado a los
lovetopianos al extremo de introducirla incluso
dentro de los trenes. Están repletos de helechos
colgantes y de pequeñas plantas que no pude
identificar.
Mis
compañeros,
sin
embargo,
enumeraron sus nombres botánicos sin ninguna
vacilación. No parecían preocupados por las hojas
y los pétalos que ensuciaban el espacio.
En un extremo del vagón, había cubos de
reciclaje. Cada uno mostraba discretamente una
letra –M, V y P. Pude observar durante el trayecto
que todos, sin excepción, depositaban los desechos
de
metal,
vidrio
o
papel
en
el
cubo
correspondiente. Incluso se entretenían y recogían
los deshechos de las plantas. El que lo hicieran
sin pereza o resistencia alguna, como habría
ocurrido con cualquier español, fue mi primera
introducción a las espontáneas prácticas de los
lovetopianos. Creo decir bien si afirmo que se
muestran muy orgullosos de su tradición de
reciclaje.
Los trenes lovetopianos arrancan con absoluto
sigilo. Prácticamente no sientes el más mínimo
movimiento. No hay ruido de ruedas, ni silbidos,
ni vibraciones. Operan por propulsión y suspensión
magnética. Sólo se escucha la charla de la gente
o el tintineo de tazas y platos. Algunos pasajeros
agitaban sus manos a los amigos que estaban en el
andén. En un instante, el tren está, literalmente,
volando sobre la tierra. De hecho, se eleva unos
cuantos centímetros sobre unos raíles en forma de
T.
Mis compañeros de viaje me contaron algo sobre
el origen de estos trenes. Al parecer, la fábrica
de Ford en Almussafes estaba tambaleándose cuando
ocurrió la Independencia. Todavía sufría los
50
efectos de la gran crisis económica y financiera
que arrancó en 2007 con el gobierno de Zapatero.
“El
gobierno
lovetopiano
se
aprovechó
temporalmente de las enormes instalaciones de la
factoría de Almussafes para construir el nuevo
circuito nacional de trenes”, dijo apasionadamente
uno de mis acompañantes. “Y esto a pesar de que
nuestra política económica a largo plazo abogaba
por la descentralización de la producción en cada
pueblo y región”, matizó acto seguido.
Aunque los alemanes y los japoneses lideraban
los trenes de suspensión magnética, Almussafes
comenzó la producción con diseños propios sólo un
año
después
de
la
proclamación
de
la
Independencia. Cuando pregunté cómo se había
financiado el enorme coste del sistema, mis
compañeros comenzaron a reír.
“El coste de la línea completa de Peñíscola
(Castellón) hasta Jerez de la Frontera (Cádiz) ha
sido aproximadamente la décima parte que el coste
que declaró el gobierno español en su época para
la línea Madrid-Valencia. Un coste realmente bajo
si se tiene en cuenta que la distancia es el
doble”, afirmó uno de ellos fanfarronamente. “El
coste social de nuestros trenes, por persona y
kilómetro, es muchísimo menor que el de los AVE
españoles o el transporte aéreo”.
El
folleto
dice
que
los
trenes
viajan
normalmente a 400 kilómetros por hora, en llano.
El trayecto más largo en Lovetopía es de 2 horas,
desde Castellón a Cádiz. El paisaje se puede
contemplar perfectamente a esta velocidad. Según
los paneles digitales presentes en la cabecera del
vagón, alcanzamos los 400 km/h después de sólo 3
minutos de subida por la formidable pendiente del
puerto de Contreras.
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Hicimos una parada en Siete Aguas. Allí
recogimos a unos cuantos senderistas. Era un grupo
alegre, no distinto de los españoles cuando salen
de fiesta y se toman unas copas, pero diferente
porque es de día y visten atuendos un tanto viejos.
Se veían raídos chaquetones de piel francamente
antiguos. Llevaban mochilas hechas en casa y
primitivos palos de caminar. Eran como bastones
largos, delgados, con endebles correas. Estaban
decorados profusamente, con muescas bien talladas
que parecían hechas con navajas y le daban un aire
preindustrial.
En la estación, uno de los viajeros gritó que
había visto una liebre y dos cervatillos en una
arboleda. Posteriormente, unos conejos fueron
causa de gran alboroto en todo el vagón.
El tren descendió vertiginosamente hacia la
población de Buñol. Supe que han recuperado la
famosa fiesta de la tomatina. Después de la
Independencia, revocaron los límites de afluencia
que impuso el gobierno español.
Dejamos atrás, a toda velocidad, algún que otro
río. En apenas unos minutos llegamos a Chiva. Una
vez alcanzamos el valle, el paisaje dejó de
parecerme
interesante.
Pero
mis
compañeros
continuaban fascinados. Señalaban con admiración
los cambios en campos y bosques. Quizás resulte
llamativo
que
destacaban
las
diferencias
estacionales desde la llegada de la primavera.
“Aquella arboleda de moreras estaba totalmente
desnuda hace unos meses y, fíjate ahora, qué
hermosas copas”, escuché de boca de uno de los
viajeros más jóvenes. “¡Y cuántos pájaros y
flores! ¡Bendita primavera!”.
En todo momento, un tablero digital presenta el
esquema de una compleja red de conexiones de
52
trenes y autobuses, con sus rutas y sus horas de
salida. Me alegró comprobar que no nos deteníamos
más de 60 segundos en cada parada. Sin embargo,
la gente subía y descendía sosegadamente. Incluso
cuando utilizaron un curioso sistema de asistencia
para personas en sillas de ruedas. Las personas
se mueven lentas, con una típica calma que parece
de lo más habitual en Lovetopía.
Nos precipitamos a través de una serie de túneles
que penetran por verdes y suaves colinas cubiertas
de hierba. Entramos en la zona que rodea la ciudad
de Valencia. Se veían más casas, aunque todavía
bastante dispersas. Muchas parecían ser granjas.
Las huertas, campos y cercas presentan un aspecto
sano y sorprendentemente bien cuidado, más incluso
que en la campiña francesa y en Suiza.
Aun así, nada que ver con nuestros modernos
adosados del extrarradio de Madrid, como en
Pozuelo o Rivas-Vaciamadrid. Madrid, la gran urbe
española que pronto rebasará los 20 millones de
habitantes y concentrará más de la mitad de la
población de España, sería la envidia de los
lovetopianos. ¡Qué pobres y sucias resultan en
comparación sus casas!
Definitivamente, debe haber carestía de pintura.
Construyen con piedra, adobe, paja y madera
curada. Me quedo con la impresión de que
construyen con todo lo que cae en sus manos.
Carecen de ese sentido de la estética que
recomienda cubrir los materiales con una capa de
pintura. Por lo visto, prefieren revestir sus
casas con parras y arbustos antes que pintarlas.
Los tejados, sin excepción, presentan un híbrido
entre tejas y cristales de apariencia rara. Cuando
pregunté, me indicaron que eran placas de energía
solar de producción lovetopiana.
53
La visión que presencié, de alguna manera
surrealista,
me
transportó
a
un
paisaje
actualizado, ciertamente modernista, de aquel
pueblo de los hobbits que tan atractivamente
reconstruyen las películas de El Señor de los
Anillos.
Aun así, el paisaje me llevó a una tristeza que
aumentaba a medida que lo hacía su aparente
aislamiento. Las carreteras son estrechas y
tortuosas.
Los
árboles
están
situados
peligrosamente cerca del asfalto. A penas algo de
tráfico. Ni un cartel publicitario. Ni un poster
eléctrico o telefónico. Ni una estación de
gasolina. No creo que resulte agradable verse
sorprendido por la noche en un paraje semejante.
(Miércoles, 4 de mayo) Me esperan, no cabe duda.
El soldado de la frontera me entregó un sobre a
mi nombre. Dentro, un folleto, la dirección del
hotel y una nota manuscrita en la que me comunican
una primera cita oficial. También había dinero.
¡Vaya carcajada he soltado cuando vi los billetes!
Mis primeros “cors”. Son realmente graciosos.
Están repletos de corazones y todos incluyen algún
escrito a modo de grafiti. Me recordaron las
pintadas de la carretera en España.
El billete de cinco cors es de un tono azulado,
como el nuestro; el grafiti que aparece dice “¡Que
la curiosidad sea más grande que el miedo!”. En
el billete de diez, de tono color teja, se ve un
muro en ruinas pintado con un gracioso “Te espero
en páginas no escritas”. El billete de veinte es
de color púrpura y el grafiti dice “Algunas
palabras abren heridas, otras caminos”. Por
último, el billete de cincuenta es de color verde
y pone “Creo en el amor a primera risa”.
Los
54
diseños, siempre de grafitis, se completan con
vegetación abundante, paisajes, animales y plantas
maravillosas. Nada de retratos de celebridades ni
firmas de banqueros ilustres.
Muchos de los lovetopianos parecen salidos de
las viejas películas de indios y vaqueros del
Oeste americano. Quizás también aparenten modernos
caracteres de Dickens. Sus vestimentas resultan
extrañas. Se ven sombreros, chaquetas, chalecos,
faldas largas, polainas y mallas, pero sin el
aspecto sórdido de los hippies de los años
sesenta. Llevan ornamentaciones y decorados muy
pintorescos, hechos con conchas y plumas o con
telas de parches. El tejido debe escasear
terriblemente si llegan a tales extremos de
reutilización.
Sus modales son inquietantes. Las mujeres me
miran fijamente a los ojos. Me siento obligado a
apartar la vista. Se muestran desenvueltas y
lúdicas. No diferencian en su trato con los
hombres. Parece que siempre están en el juego de
la seducción. Actúan sin prisas, como si
dispusieran de un tiempo inagotable para charlar
y conocerse. Entre ellos, se besan, se abrazan y
se tocan las manos con facilidad.
Utilizan un saludo preliminar que no acabo de
entender. Se dan un golpe seco en el pecho a la
altura del esternón y abren la mano hacia la
persona que saludan. Luego pasan a los abrazos y
los
besos
¿Será
un
gesto
primitivo
de
bravuconería?
He fumado marihuana por primera vez desde mis
años de adolescente. Al principio, aunque me sentí
tentado, lo rechacé. Pero luego me pareció un buen
gesto de acercamiento y di varias caladas. ¡Qué
bien me sienta la marihuana! El viaje me ha
55
resultado agradable y divertido, sobre todo
divertido. Mentiría si no reconociese que se me
ha pasado por la cabeza comprar una pequeña bolsa
y llevármela conmigo a España. Nadie se atreverá
a inspeccionarme en la frontera a mi regreso. Pero
ahora que se me han pasado los efectos, la culpa
me ha invadido y me siento fatal. Espero no caer
otra vez en la tentación. ¡Malditos lovetopianos!
(¿O quise escribir “benditos”?)
No sé si es por los efectos de la marihuana,
pero
creo
que
los
lovetopianos
son
unos
fanfarrones presuntuosos. A la mínima, rellenan
las conversaciones con todo tipo de cifras y
razonamientos económicos que escapan del entender
de cualquier ciudadano. Reconozco que me irrita
esta prepotencia y me siento fuera de juego.
La paz del trayecto en tren fue rota, en algunas
ocasiones, por discusiones e insultos a voz en
grito. Me sobresalté repetidas veces. La mujer que
estaba a mi lado me puso la mano en la pierna, a
la altura de la rodilla, como para contenerme. ¡Y
lo curioso es que entre tanto alboroto, incluso
llegué a tener una erección!
Las personas tienen una insolente curiosidad que
a menudo acaba en altercados. Es como si hubieran
perdido el sentido del anonimato que nos permite
vivir juntos en grandes números. Pero de momento,
no han llegado a los puños. Puede que haya algún
loco peligroso entre tanta gente. Sólo esperó ser
capaz de preservar mi propia entereza y contenerme
ante tanta violencia gratuita.
No puedes, por ejemplo, dirigirte a los
trabajadores lovetopianos con normalidad. El
hombre que despachaba los billetes del tren me
preguntó que si acaso pensaba que era una máquina
de vender billetes. Yo he hablado de manera
56
habitual. Pero él no toleró mi tono de voz y me
acusó de indiferencia. De hecho, temí quedarme sin
billete. ¡Me pidió que le tratase como a una
auténtica persona! ¡Cómo sino lo estuviese
haciendo! Lo peor es que insistía en hablar
conmigo. Hacía preguntas y comentarios, esperando
una respuesta sincera, con descarada paciencia,
mirándome directamente a los ojos.
57
04.- VALENCIA, CAPITAL DE
LOVETOPÍA
Valencia, 5 de mayo de 2033. Cuando llegué a la
estación del tren, apenas sabía lo que esperar de
esta
ciudad.
Valencia,
en
una
época,
se
vanagloriaba de haber ocupado un lugar entre las
grandes ciudades del mundo. Fue conocida en su
tiempo como "la ciudad de los grandes eventos" por
haber albergado la America’s Cup de vela, el Gran
Premio de Europa de Formula I, la visita del Papa
y el Open 500 de Tenis.
En la época española, Valencia ejerció una
poderosa atracción sobre los turistas.
Los
españoles de mayor edad aún recordaran sus
encantadoras
playas
y
calles,
sus
puentes
espectaculares y su pintoresco jardín urbano en
el antiguo cauce del Turia. Sus habitantes eran
sofisticados pero relajados. La ciudad atraía a
multitud de visitantes que regresaban una y otra
vez. ¿Me encontraría con que todavía mantiene su
reputación de ciudad moderna y civilizada?
Dejé mi equipaje en consigna y salí a explorar.
Recibí el primer sobresalto en el momento de pisar
la calle. Un extraño silencio lo impregnaba todo.
Esperaba encontrarme con algo parecido a la
apasionante animación de nuestras mega ciudades.
Escuchar los pitidos de los coches. Ver taxis a
toda velocidad. Encontrarme con coágulos de gente
empujándose a trompicones en la vorágine de la
vida urbana. Disfrutar de esa decoración tan
espectacular como son las grandes pantallas de
vídeo con publicidad de las multinacionales.
Lo que vi, al recobrarme poco a poco de mi
sorpresa,
estaba
totalmente
fuera
de
las
58
expectativas de cualquier español. La calle Xátiva
y la calle Colón, el gran boulevard que atraviesa
el corazón de la ciudad para desembocar en ambos
extremos en el antiguo cauce del Turia, se ha
convertido en un gran paseo con miles de árboles
frutales. La calzada, por la que discurren taxis
eléctricos, microbuses y algunas furgonetas de
reparto, ha quedado reducida a un par de simples
veredas. El espacio restante, enorme, lo ocupan
caminos de bicicletas, fuentes, esculturas,
kioscos y absurdas huertas con diminutas verjas a
su alrededor. La quietud es casi siniestra, sólo
interrumpida por los chirridos de las bicis y los
gritos
de
los
niños.
Hasta
se
escucha,
ocasionalmente, el canto de algún pájaro. Aunque
reconozco que esto resultará increíble para
quienes frecuenten la arteria principal de una
gran capital llena de gente.
Hay unos gigantescos pabellones de techo cónico
diseminados
por
doquier.
Son
kioscos
con
periódicos, comics y revistas. Pero, sobre todo,
ofrecen multitud de zumos de frutas, infusiones
exóticas
y
bocadillos
de
un
extraño
pan
oscurecido. Estos pabellones también son las
paradas del circuito de microbuses. La gente
espera allí al resguardo del sol y, es de suponer,
también de la lluvia.
Los microbuses son unos armatostes muy cómicos.
Funcionan con baterías eléctricas. Su aspecto es
parecido al de los antiguos tranvías. No llevan
conductor.
Son
dirigidos
y
controlados
digitalmente. Un radar de proximidad bloquea el
vehículo si alguien se cruza. El suelo no está más
que a unos centímetros de la calle, como aquellos
vehículos adaptados para minusválidos que existían
en España. Me dijeron que son así “para que los
59
viajeros, sea cual sea su condición, puedan subir
y bajar fácilmente durante los 15 segundos de
parada”. Los asientos están colocados en fila y
miran hacia el exterior. También hay algunos
asideros que penden del techo.
Estos microbuses no van a más de 15 kilómetros
por hora. Pasan cada cinco minutos y son
gratuitos. Pregunté a un viajero por qué no
cuestan nada. Me dijo que “los microbuses se
pagan, al igual que las calles, por medio de
impuestos generales”. Añadió, sonriendo, que
“llevar un cobrador en cada uno de ellos costaría
más que lo que los propios billetes recaudarían”.
Como muchos de los lovetopianos, tenía cierta
tendencia a charlar y me explicó con todo detalle
las ventajas económicas de este sistema. Casi me
pareció que estaba intentando vendérmelo.
Quizás se juzgue mejor la atmósfera bucólica de
la nueva Valencia recordando los cuadros de
Joaquín Sorolla. La luz que impregna la ciudad es
endemoniadamente
deslumbrante.
Los
colores
aparentan vivos e intensos. Incluso el cielo se
presenta de un azul perfecto, limpio de las marcas
habituales que la aviación comercial deja en
nuestras ciudades.
También ayudará saber que la calle Colón y muchas
otras calles están, en la actualidad, surcadas por
pequeños riachuelos. Como es habitual en nuestras
ciudades, anteriormente y a costa de grandes
gastos, eran desviados por conductos subterráneos
para facilitar el tránsito de coches. Los
lovetopianos se han dedicado a sacarlos de nuevo
a la superficie. Las avenidas presentan unas
encantadoras y diminutas cascadas, con el agua
gorgoteando y salpicando. Pero resulta fácil
reconocer que este paisaje corresponde más a uno
60
de nuestros parques naturales y es ciertamente
extraño para una gran ciudad. Las calles están
repletas de canales rodeados de rocas y árboles,
bambúes y helechos. Vi incluso pececillos. No
consigo adivinar cómo se las arreglan para
mantenerlos a salvo de tanto niño y tanto gato
como aprecié merodeando por el lugar. La política
de sanciones y multas debe ser extremadamente
dura, aunque ninguna señal lo indique y no se vea
policía vigilando los espacios públicos.
Las calles están llenas de gente a pesar de la
calma reinante. Pero nunca con la densidad con que
lo están en Madrid. Parte del tráfico viandante
ha sido desplazado a unas diáfanas pasarelas que
conectan los últimos pisos de unos edificios con
otros. A veces, estas pasarelas están situadas a
15 o 20 pisos de altura. Prácticamente todo el
espacio de la calle es peatonal. Nadie da
importancia a los estorbos o a los pequeños
socavones que se han ido formando en el pavimento.
En muchos de ellos, han plantado flores, generando
una confusión tal que provoca una desorientación
fácil.
Me crucé con un grupo de músicos callejeros que
tocaban a Bach con un clavicémbalo y otra media
docena de instrumentos. Se ven vendedores de
comida empujando carros de alegres colores.
Ofrecen bocadillos calientes, castañas, helados y
horchata de chufa, la tradicional bebida de
Valencia. En una ocasión, incluso vi malabaristas
y un grupo de prestidigitadores actuando para un
enjambre de niños. Parecía una escena de alguna
película medieval, aunque extraña. Uno de los
malabaristas se movía alegremente entre la gente
haciendo piruetas en una extraña silla de ruedas.
61
Hay también paseantes y holgazanes, tipos con
aire despistado en medio de las calles. Son gente
sin ocupación aparente que toma los espacios
públicos como una prolongación de su sala de
estar. No obstante, a pesar del alto número de
estas personas sin ocupación aparente, las calles
de Lovetopía parecen ridículamente desprovistas
de seguridad. No hay puertas blindadas ni
porteros, vigilantes privados u otras medidas
contra el crimen. Y nadie aparenta sentir esa
necesidad nuestra de utilizar los automóviles como
coraza de protección para desplazarse de un sitio
a otro.
Los trajes lovetopianos tienden a ser holgados
y de colores luminosos. Creo que intentan
compensar su falta de estilo y corte. El hombre
lovetopiano típico lleva pantalones de un material
que recuerda el algodón y con corte vaquero. Nada
de trajes y corbatas. Sólo pantalón y camiseta. A
veces, la acompañan con camisas, jerséis, ponchos
o chaquetas. Quizás porque el frío no es habitual,
las sandalias son algo normal en ambos sexos. Las
mujeres, a menudo, llevan también pantalones. Pero
son mucho más corrientes las faldas sueltas y
anchas al estilo gitano, con prendas bien
ajustadas al torso. Muestran unas curvas que las
hacen especialmente atractivas. Sus melenas y la
tez de su piel en rostro y brazos aparentan sanas
y jóvenes. Resultaría imposible apreciar su edad
sino fuese por las canas que lucen sin pudor.
El cuero y las pieles son, por lo visto,
materiales habituales. Se utilizan en bolsos y
carteras. Y para parches en pantalones y
cazadoras. Los niños visten versiones en miniatura
de los trajes de los mayores. No parece que existan
ropas especiales para ellos. Resulta extraño,
62
incluso inquietante, su manera de cogerse de la
mano, abrazarse mientras caminan o tocarse
mientras
hablan.
Sonríen
y
ríen
con
una
espontaneidad dantesca. Es como si viviesen en la
burla permanente. O como si adoptasen un
comportamiento festivo en cualquier lugar y a
cualquier hora. Pude ver varias parejas bailando
agarradas, algunas de tercera edad, delante de un
grupo de músicos callejeros a plena luz del día.
Los lovetopianos, cuando se desplazan a más de
una o dos manzanas, cogen unas bicicletas pintadas
de blanco. Las hay por centenas en todas las
calles. Su uso también es gratuito. Como por el
día se dispersan a lo largo y ancho de la ciudad,
durante la noche unos equipos especiales las
devuelven a los lugares en que serán necesarias
al día siguiente. Comenté con un amable viandante,
con manifiesto sarcasmo, que este sistema debía
ser una delicia para los ladrones y los gamberros.
Sin embargo, lo negó con vehemencia. Me dio como
argumento “que resulta más barato perder unas
cuantas bicicletas que poner más taxis o
microbuses”. Añadió que “todo el tráfico de
bicicletas está controlado digitalmente, a través
de un mecanismo de geoposicionamiento al que
acceden los usuarios a través de sus móviles”.
Esta gente, según voy descubriendo, te suelta
cifras con una ligereza desconcertante. Tiene una
forma de introducir los “costes sociales” en sus
cálculos que denota una cierta dosis de conjetura
y de imaginación. Sería interesante confrontar
semejantes informaciones con algunos de los
expertos de nuestra industria del automóvil o de
las autopistas. ¡Quiénes, por supuesto, se
quedarían horrorizados por la abolición de los
coches en Lovetopía!
63
Destaco el hecho de que todos los barrios están
curiosamente superpoblados de niños y padres. No
hay diferencias entre el centro de la ciudad y la
periferia. Formulé algunas preguntas al respecto
a varios transeúntes.
Me contestaron con una
paciencia sorprendente. He descubierto uno de los
hechos
más
llamativos
de
Lovetopía.
¡Los
gigantescos edificios del centro de la ciudad y
del
extrarradio
han
sido
convertidos
en
apartamentos! Y esta afirmación, por escandalosa
y atrevida como pueda resultar, incluye los
rascacielos que fueron sede de importantes
empresas. Tendré que hacer más averiguaciones para
estar seguro, pero me contaron que la distribución
urbana entre áreas comerciales especializadas y
zonas residenciales aisladas fue abandonada hace
mucho tiempo.
Muchos edificios de viviendas de construcción
barata fueron demolidos después de
despojarlos
de
cables,
cristales
y
accesorios.
Mis
informadores se refirieron a estos extintos
edificios
residenciales
despectivamente
como
“latas de sardinas”. Sus residentes habitan ahora
en edificios nuevos o reformados en los que
también hay guarderías, fruterías y restaurantes.
Además, estos comercios alternan con oficinas
privadas y lo que denominan “espacios de coworking”. Son algo así como oficinas abiertas
donde cualquiera encuentra lo necesario para
trabajar. En los mismos edificios, hay grandes
espacios presentados como centros culturales y
multitud de tiendas que ofrecen productos y
servicios de lo más variado y exótico.
Aunque las calles de Lovetopía todavía conservan
cierto aire español, resulta extremadamente
difícil identificar las cosas. Las fachadas de los
64
edificios están cubiertas con enredaderas, parras
y plantas de todo tipo. Incluso se ven árboles y
una especie de césped en las partes más altas.
Sólo se permite poner rótulos, de tamaño pequeño,
sobre las puertas.
Los letreros de las calles son escasos y
difíciles de divisar. Suelen estar colocados en
las esquinas. Junto a cada letrero, siempre hay
un pequeño código digital que los lovetopianos
leen utilizando sus pequeños teléfonos móviles.
Esta costumbre, por moderna que parezca, se
entiende mejor cuando uno descubre que casi todas
las antiguas plazas, avenidas y calles han sido
renombradas. Así, por ejemplo, la calle Colón se
llama “Calle de No Llores si me Amas”, en
referencia a un poema de San Agustín. La antigua
plaza del Ayuntamiento se llama “Plaza del 15 de
Mayo”, sin duda, una muestra de su rebeldía ante
España. Y la calle Xátiva la han renombrado como
“Calle de Boabdil, el que Llora como una mujer lo
que no supo defender como hombre”. Con estas
nuevas y largas denominaciones, no es de extrañar
que necesiten de la asistencia de sus teléfonos
móviles para saber dónde se encuentran en cada
momento.
A pesar de la dificultad, localicé el pequeño
hotel que me habían recomendado. En la nota que
recibí, lo describían como “apropiado para
españoles”, añadiendo que me introduciría "con
cierto regusto a la forma de vida lovetopiana".
La recomendación incluye una descripción de este
hotel como un hotel de carácter familiar y grande,
aunque esto debe ser un error. Sólo cuenta con
ocho habitaciones. Añadían, como si de una
característica del hotel se tratase, que “le
65
permitirá
conocer
a
otros
huéspedes
con
facilidad”.
En mi paseo por las calles de Valencia, no pude
identificar ningún gran hotel de los de verdad.
Seguramente, el turismo desapareció después de la
secesión y los grandes establecimientos hoteleros
cerraron.
Sin
embargo,
he
escuchado
gente
extranjera hablando en inglés, francés y alemán.
También vi jóvenes arrastrando las típicas maletas
diseñadas para las cabinas de los aviones. E
incluso me crucé con un grupo de personas paseando
con mochilas que, sin duda, eran de origen
asiático.
Como todo aquí, mi habitación está llena de
contradicciones. Es cómoda. Tal vez un poco pasada
de moda para nuestro gusto. La cama es atroz. No
tiene somier. Es simplemente un trozo de goma
espuma sobre una tabla. La colcha, sin embargo,
es muy lujosa. La pared está decorada con cuadros
y telas que responden a una moda diferente. Quizás
de tipo indio. Muestra la figura de un hombre
elefante con las piernas cruzadas y los brazos en
alto. Hay una gran mesa de trabajo equipada con
una tetera y un enorme exprimidor de zumos. A su
lado, una caja repleta de hierbas e infusiones y
una enorme cesta con frutas de lo más exóticas.
La superficie de la mesa es lisa, de madera vista,
con unas manchas extrañas.
Encontré una tablet grande y lustrosa sobre la
mesa. Mi primera reacción fue pensar que el
huésped anterior la había olvidado. Pero pregunté
y me dijeron que no, que era parte del equipamiento
estándar de la habitación. A pesar de su aversión
por muchos de los inventos modernos, los
lovetopianos
disponen
de
algunos
gadgets
tecnológicos bastante llamativos. La tablet tiene
66
dos piezas que se enganchan con suavidad en las
esquinas pero que muestran una uniformidad
sorprendentemente sólida. Es como si acoplásemos
magnéticamente un teléfono inteligente y una de
nuestras tablets para componer un dispositivo de
apariencia muy vanguardista.
Con facilidad, he identificado una aplicación de
videoconferencia. Ha arrancado sola al escuchar
mi voz. Hasta que descubrí que era la tablet,
pensé que alguien más estaba en la habitación y
me
hablaba.
Sincronizó,
sin
cable
alguno,
automáticamente, con una pantalla mayor que está
colgada en la pared. Este segundo aparato recuerda
a nuestras televisiones, aunque no hay mando a
distancia. He sido capaz de utilizar todo el
sistema sin explicación alguna. Mi primera
impresión es que son muy fáciles de utilizar y dan
una mejor calidad de imagen y sonido que las
nuestras.
El wáter tiene la cisterna colocada encima, en
la pared, como los que se usaban en España.
Funciona tirando de una cadena mediante un curioso
mango de color blanco, tallado con la forma del
cuerpo de una mujer desnuda. El papel higiénico
es de lo más áspero y ordinario. Parece una
abominación ecológica. La bañera, sin embargo,
tiene un tamaño y una profundidad poco corrientes.
La madera es ligeramente aromática. Su apariencia
es la de una bañera de lujo en una vieja película
ambientada en Japón. El baño está repleto de velas
y cirios. Deben de ser frecuentes los cortes de
suministro eléctrico sin previo aviso.
Utilicé la tablet para confirmar la visita que
me han concertado con la Ministro de Alimentación.
Debo desplazarme hasta Murcia. Curiosamente, el
Parlamento Nacional y el Ministerio de Presidencia
67
son
los
únicos
edificios
gubernamentales
localizados en la capital. El resto de Ministerios
y
grandes
instituciones
públicas
están
distribuidos a lo largo y ancho de las ciudades
de Lovetopía. Sólo espero que el transporte
interior no sea muy caro.
Aunque me gustaría elegir mi propia agenda, está
claro
que
han
decidido
que
comience
mi
investigación por los pretendidos ecosistemas
estables lovetopianos. La controversia que han
generado bien merece nuestra atención.
(Jueves, 5 de mayo) La impresión que arrastro me
lleva a pensar que en algunos aspectos han
retrocedido a la edad media. A primera hora de la
noche, vi a un grupo de cazadores bajar de un
microbús. Iban armados con extraños arcos y
flechas. Portaban un bulto enorme. Me acerqué y
descubrí que era un ciervo recién cazado. Lo
sujetaban dos de ellos suspendido de un largo
palo. Comenzaron a andar calle arriba. Me armé de
valor y les seguí.
Un gran perro cazador les acompañaba. Es el
primer perro que veo en Lovetopía, donde por lo
visto se deja a los animales en la mayor libertad
posible. Las personas no parecen sentir la
imperiosa necesidad de su compañía, aunque se ven
muchos más animales que en nuestras ciudades.
Una multitud se congregó para contemplar a los
cazadores. Los chiquillos daban vueltas alrededor.
Mostraban gran excitación. Pararon para descansar
y les alcancé. Quizás, pararon para que la gente
admirara la pieza. La fanfarronería de los
lovetopianos no debe limitarse a esa prepotencia
con la que se inventan cifras y datos de todo
tipo. Los ojos de uno de ellos se cruzaron con los
68
míos y debió advertir mi disgusto. Frotó su mano
en la sangre húmeda de la herida del ciervo y me
pasó el dedo por la mejilla, como implicándome en
la caza. Sorprendido por su atrevimiento, me
limpié de un manotazo la cara y di un salto hacia
atrás. La gente rompió a reír con tanto escándalo
que me sentí muy incómodo.
Más tarde, escuché que habían estado cazando en
las afueras de la ciudad. Al parecer, los ciervos
son numerosos en el extrarradio y a veces se les
ve en los parques y bosques urbanos. Los cazadores
tenían un aspecto algo salvaje. Llevaban largos
cuchillos y lucían barbas y trajes rústicos. Pero
todo indicaba que no eran más que unos ciudadanos
normales de cacería. El ciervo sería descuartizado
y su carne dividida. La caza pasa por ser un
importante proveedor de carne en la dieta
lovetopiana. ¡Una anciana me dijo que está muy
bien
considerada
por
sus
cualidades
"espirituales"!
Todavía no sé si tales prácticas responden a la
escasez o si es el resultado de una deliberada
política de regresión. Pero esta escena, en la
oscuridad creciente, resultaba bastante macabra.
La mayoría de las calles lovetopianas están muy
oscuras por la noche. Pude apreciar la escena con
cierta claridad por las antorchas que encendieron
algunos de los hombres y por el destello luminoso
de la luna. ¿Era luna llena o luna nueva? ¡Ya ni
recuerdo los nombres de las fases lunares! Me
resulta obvio que su política energética les ha
llevado a restringir al límite la iluminación
nocturna.
Me pregunto por qué tanta oscuridad no conduce
al desbordamiento de crímenes que suscitaría entre
nosotros. He preguntado a algunas personas si se
69
sienten seguras por la noche y me han contestado
con un "sí" seco. Uno de esos “sí” que no esconden
ningún tipo de vacilación. Alegan que ven
perfectamente y cambian de conversación hacia
derroteros que considero intranscendentes. Es como
si quisiesen obviar mi pregunta. Que si los faros
de las bicicletas oscilan en la noche como
luciérnagas. Que si resulta agradable contemplar
las estrellas desde la ciudad. ¡Gracias a Dios que
no hay coches! ¡Las tasas de accidentes serían
espectaculares!
Sigo perplejo ante sus inquietantes modales. En
las calles paso momentos electrizantes cuando las
mujeres me miran fijamente a los ojos. Hasta ahora
he apartado la vista. Me pregunto qué pasaría si
la mantuviera.
La gente es en exceso alegre y cercana en su
trato con los demás. Su zona de confort parece no
existir. Se tocan con facilidad en las manos, los
brazos y los hombros. A veces, incluso con
caricias en la cara. Actúan como si dispusieran
de un tiempo inagotable para explorar cualquier
posibilidad nueva. No existe ese miedo, esa
amenaza latente de violencia criminal que impregna
nuestros lugares públicos.
Anoche tuve un pequeño problema con la doncella,
que resultó ser la hija de los propietarios del
hotel. Me explicaba que hay ciertas cosas que no
se pueden permitir. Cogí unas flores de la calle
y las puse en mi habitación. Por lo visto, los
lovetopianos no arrancan las flores porque
prefieren disfrutar de ellas donde crecen. La
chica me habló con muchísima amabilidad, mirándome
directamente a los ojos. Trajo varias macetas con
flores y las dejó junto a la cama. Tiene unos ojos
verdes preciosos. La situación me confundió. Creí
70
que se me estaba "ofreciendo". Sin embargo, me
paró en seco al primer intento. ¿Cómo puede ser
que su simple presencia me la ponga tiesa? (No,
lo que pasa es que siento unos deseos enormes de
acostarme con Ruth un par de buenos ratos).
Me gusta vestir bien, pero mi ropa de la Gran
Vía madrileña no pega en este ambiente. Hoy he ido
de compras y estreno muda. O eso creo, porque en
la misma tienda había productos nuevos y productos
de segunda mano. Un par de camisetas de colores
no demasiado llamativas. Una camisa. Un chaleco.
Una chaqueta holgada de ante. Un abrigo verde
oscuro con capucha, ligero. Es de un tejido que
dicen protege de la lluvia (y con el que si llueve,
seguro que oleré a oveja mojada). Dos pares de
pantalones de algodón de corte vaquero. También
he comprado un par de zapatos cómodos. ¡Ayer,
cuando regresé al hotel y vi lo sucios que estaban
mis elegantes zapatos italianos, me quedó claro
que no son adecuados para esta ciudad!
Casi todo lo que he comprado está fabricado por
empresas de Alicante, en las zonas de Elche y
Alcoy. Entiendo que habrán recuperado la actividad
industrial que se extinguió en la época española,
con la globalización.
Me miro al espejo y suelto una carcajada. Si
llamara a la puerta de Ruth con esta pinta, creo
que avisaría a la policía. O no. Un juego que
hemos practicado juntos es la violación cometida
por un agente lovetopiano que entra a hurtadillas
en Madrid. A Ruth le encanta y yo me entrego a su
fantasía. ¡No hay quien entienda a las mujeres!
¿Ser violada, forzada por un desconocido que busca
obtener información secreta de la amante de un
periodista?
71
Según lo que he podido observar, la ropa aquí no
lleva ningún tipo de fibra sintética. Cuando pedí
un par de camisas de lava y pon, el incrédulo
dependiente me contestó con un "¿Quiere decir
camisas sintéticas? No las vendemos desde hace 20
años". Por supuesto, siguió con un discurso sobre
la excesiva cantidad de energía eléctrica y de
agua que se necesita para la producción de las
fibras sintéticas. “Que además”, apuntilló con
típico sarcasmo lovetopiano, “no pueden ser
recicladas”.
Me cuesta aceptar con serenidad la verborrea de
cifras y argumentos económicos y medioambientales
que sueltan a la primera de cambio. No sé por qué,
pero me irrita escuchar sus discursos fáciles
sobre las ventajas de esto o las desventajas de
aquello. ¡Me siento como si el ilustrado no fuese
yo!
Las prendas llevan unas etiquetas con un código
digital para ser escaneado y una especie de
semáforo. El código es similar al que aparece en
las calles y a otro que he visto colgado en la
entrada de las tiendas lovetopianas. Además, en
todas las etiquetas declaran con orgullo que son
de "algodón o lana reutilizada". Tanto los tejidos
como las ropas son de elaboración local. Sus
precios son bajos, aunque están por las nubes si
los comparas con nuestras grandes superficies de
moda.
Aunque me disgusta la supresión fetichista de lo
sintético, había olvidado lo agradable que
resultan las prendas de algodón sobre la piel. Los
fabricantes insisten en que las telas han sido
lavadas varias veces antes de su puesta a la venta.
72
05.- ALIMENTACIÓN, RESIDUOS Y
EQUILIBRIO
Murcia, 6 de mayo de 2033. Cuando llegué al
Ministerio de Alimentación, descubrí con disgusto
que la Ministro estaba demasiado ocupada para
recibirme. Me pasaron, en su lugar, con un
Subsecretario. Es un hombre de treinta y pocos
años que me recibió informalmente en mono de
trabajo.
Su despacho era sorprendentemente insignificante
para una persona de su importancia. No tenía ni
escritorio, ni mesa de juntas, ni mullidos
sillones. En una de las paredes se veía una serie
de archivos de madera muy desorganizados. Las
estanterías y mesas estaban repletas con viejos
libros y con varias tablets y lectores de libros
electrónicos en perfecto desorden. Una especie de
laboratorio,
con
diversos
materiales
de
experimentación, estaba apoyado contra la otra
pared. También había una gran pantalla que
aparenta una televisión de las nuestras.
El Subsecretario es, como muchos lovetopianos,
relajado hasta la exasperación. Su voz es profunda
y pausada. Se dejó caer sobre unos almohadones
colocados en un soleado rincón, bajo una
claraboya. Una especie de hiedra floreada colgaba
del techo. Mientras, su secretaria, a la que
presentó como ayudante de laboratorio, calentó
agua en una tetera eléctrica. Me senté a su lado
con bastante torpeza.
Comencé
la
entrevista
planteando
varias
cuestiones sobre la producción agrícola de
Lovetopía y la prohibición de transgénicos que con
73
tanto esmero había preparado. Sin embargo, las
ignoró.
El
Subsecretario
insistió
en
ponerme
en
antecedentes. Empezó a hablar de aguas residuales
y no de agricultura.
“El
primer
proyecto
importante
de
este
Ministerio tras la Independencia”, me contó, “fue
conseguir el equilibrio del ciclo alimenticio del
país. Todos los desechos alimenticios, aguas
residuales y desperdicios deberían ser convertidos
en fertilizantes orgánicos y aplicados a la
tierra, desde donde entrarían de nuevo en el ciclo
de la producción de alimentos”.
En todos los hogares es, desde entonces,
obligatorio clasificar la basura en categorías
reciclables y de compostaje. Esta media, además
un gran esfuerzo individual por parte de los
ciudadanos, requiere incrementar las flotas de
camiones de basura.
Según el Subsecretario, el sistema de aguas
residuales heredado del pasado no puede ser
considerado
más
que
como
“un
sistema
de
contaminación oficializado. En él, no se reciclan
productivamente las aguas residuales y los
desechos industriales, sino que simplemente se
vierten en condiciones más o menos tóxicas en los
ríos, bahías y océanos”. Mantuvo que esto resulta
antinatural y despilfarrador, además de peligroso
para la salud pública y para la vida de las
criaturas acuáticas. Sonriente, añadió que “las
prácticas de vertidos de la época española serían
consideradas delictivas si se llevaran a cabo en
la actualidad”.
"En aquellos viejos papeles que tengo por allí",
dijo, "podrá encontrar informes históricos de las
grandes sumas que se gastaron antes de la
74
Independencia en incineradoras para quemar los
residuos y para depurar las aguas. Sus diseñadores
se enorgullecían, algo que hoy resulta cómico, de
que sus chimeneas apenas producían humo. Nuestro
enfoque actual es bien distinto. Como sabrá, en
algunos entornos internacionales se nos acusó de
practicar
un
socialismo
de
cloacas.
Puro
populismo. Empezamos por construir un sistema de
desecación de residuos y de producción de
fertilizantes naturales. Siete años después
estábamos en condiciones de prescindir, por
completo, de los fertilizantes químicos. Esto lo
conseguimos mediante el reciclaje de las aguas
residuales, la transformación de los residuos
orgánicos en compost y la adopción de nuevas
variedades susceptibles de fijar el nitrógeno. Por
supuesto, a partir de técnicas tan tradicionales
como básicas como son la rotación de los cultivos
y la utilización intensiva del estiércol animal.
Probablemente, habrá usted observado desde el tren
que nuestros animales no están confinados en
espacios cerrados, como los suyos. Nos gusta que
vivan en las condiciones más naturales posibles.
Así se impide la acumulación de estiércol que tan
problemática resulta en sus cebaderos y granjas
agrícolas".
Como es natural, este discurso tan prepotente
despertó
mi
escepticismo
y
me
dispuse
a
interrogarle sobre los inconvenientes económicos
del sistema. Mis dudas chocaron con una negativa
rotunda.
“Por el contrario", replicó, "nuestro sistema es
mucho más barato que el de ustedes, incluso cuando
incluimos todos los costes. Su entender del
progreso como crecimiento del PIB les anima a
sumar costes y costes y proclamarlo como bueno
75
para el país. Sin contar que muchos de ellos o son
ignorados por ustedes, o trasmitidos mediante
subterfugios a generaciones futuras o al ciudadano
mediante tasas eléctricas o de basuras. Nosotros,
por otra parte, reconocemos y contabilizamos
todos, todos los costes. De otra forma no
podríamos ni soñar con alcanzar los sistemas
equilibrados de vida que constituyen nuestro
fundamento social y nuestra meta política. Si, por
ejemplo, hubiéramos conservado la costumbre del
"libre" vertido de los residuos en los cursos de
agua, tarde o temprano otros habrían tenido que
calcular (y soportar) el coste resultante de la
descontaminación. O alternativamente, el coste de
la regeneración de ríos y lagos muertos.
Preferimos hacerlo nosotros mismos. Es obvio que
no resulta fácil cuantificar algunos de estos
costes. Pero hacemos estimaciones muy útiles y
ampliamente aceptadas en términos de política y
economía práctica".
He estudiado con calma los análisis detallados
que me proporcionó el Subsecretario como apoyo de
sus declaraciones. Concluyo que hace falta una
investigación rigurosa y objetiva para reconocer
su fundamento o rechazarlo. Aunque parecen ser
sorprendentemente coherentes desde un punto de
vista matemático. Hay que recordar que la
situación lovetopiana ha permitido que su gobierno
emprenda acciones que resultarían inaceptables
para nuestras grandes empresas y, por tanto,
imposibles en una democracia representativa como
la española.
El siguiente tema de la entrevista fue la
producción y método de elaboración de los
alimentos. Como desconocía si el Subsecretario
estaba al corriente de los avances de nuestra
76
industria alimentaria, le introduje en los éxitos
recientes de las grandes multinacionales. Hablé
de la introducción de la carne sintética y de
otros alimentos proteínicos. También mencioné los
progresos realizados durante las dos últimas
décadas en la disponibilidad de frutas y
hortalizas importadas desde cualquier rincón del
planeta. Finalmente, alabé los platos precocinados
y los avances en los envasados en general. Tenía
la curiosidad por ver como justificaba sus métodos
regresivos.
Según
numerosos
rumores,
la
agricultura de Levante ha retrocedido a tiempos
remotos, enviando de nuevo a sus cocineras a los
antiguos fogones. ¡Los hornos de microondas no
están legalmente permitidos en Lovetopía!
Voy a citar textualmente su respuesta. Es, según
voy descubriendo, muy característica de la forma
en que los lovetopianos justifican las políticas
más extremas.
"Probablemente recuerda", comenzó, "que en un
principio Lovetopía se encontró con una capacidad
de producción alimenticia infinitamente superior
a sus necesidades. Sólo las provincias de
Valencia, Murcia y Almería producían cerca de un
tercio de los alimentos consumidos en España.
Nuestros territorios eran los proveedores de una
gran cantidad de frutas y hortalizas. Podíamos
producir unas cinco veces la cantidad de alimentos
necesarios para nuestra propia población. Debido
a la crisis política, tuvimos que cesar nuestras
exportaciones alimenticias a España. El primer
reto fue aminorar drásticamente la producción
agrícola. Asimismo, decidimos recuperar prácticas
ecológicas tradicionales y acabar con los métodos
industriales, más agresivos y contaminantes.
Afortunadamente, la nueva política de empleo, que
77
redujo la semana laboral a unas 20 horas, nos
ayudó sobremanera. Por un lado, pudimos desviar
parte de la mano de obra excedente de la
agricultura en los trabajos de construcción de
nuestros nuevos sistemas de reciclaje. Por otro
lado, muchos ciudadanos, ricos en tiempo libre,
optaron por hacer del cuidado de huertas y
frutales una actividad de ocio más”.
El gobierno de Lovetopía ha facilitado la
creación de huertos y frutales en todo el
territorio. Estos huertos están auto gestionados
por ciudadanos en su tiempo libre. Las semillas
provienen de semilleros de barrio. Las cosechas
se distribuyen a través de cooperativas de
consumo. Esta política incluye la cesión ilimitada
de terrenos para el cultivo, incluyendo en muchos
casos solares y espacios urbanos. Este apoyo ha
permitido incluso la sustitución de árboles
ornamentales y jardines por frutales y huertas en
el interior de pueblos y ciudades. Durante mis
paseos por Valencia, he visto a multitud de
ciudadanos
recolectando
frutas
de
árboles
plantados en sus mismas calles.
“Además de una simplificación en la elaboración
de
los
alimentos,
conseguimos
economizar
considerablemente
en
los
circuitos
de
distribución”. Mi informador continuó mientras
empezó a proyectar un audiovisual que manejaba
lanzando golpes al aire con manos y brazos. De vez
en cuando, soltaba comandos de voz que me
confundían porque los entendía como dirigidos a
mí.
“Aquí aprovechamos todo el conocimiento y
experiencia de los empleados de Mercadona. Esta
empresa lideraba en el momento de la Independencia
la gran distribución alimenticia en España.
78
También construimos nuestro sistema desde la
experiencia de los pequeños agricultores que
habían apostado por la distribución directa de
frutas y hortalizas a domicilio utilizando
internet como canal de venta. La aplicación
práctica
de
estos
aprendizajes
tuvo
unas
consecuencias de un alcance impresionante. La
distancia media que recorre nuestra comida pasó a
reducirse en más del 99% por cien, de los miles
de kilómetros habituales en su país a escasos
kilómetros. En Lovetopía, podemos afirmar que
comemos naturaleza en estado puro, no productos
industriales bañados de combustible. Por otro
lado, como los gerentes de sus supermercados bien
saben, un almacén con una oferta de sólo mil
artículos es muchísimo más fácil de manejar y más
rentable que uno que ofrezca diez mil o más. Que,
tengo entendido, es lo que suele ocurrir en su
país”.
“Además”,
añadió
el
Subsecretario,
“sincronizando oferta y demanda a través del uso
eficiente de las tecnologías digitales hemos
reducido en un 80% el desperdicio de alimentos.
Antes de la Independencia, se tiraba más de medio
kilo de alimentos (0,565 kg) por persona a la
semana. Hoy en día, esta cifra está por debajo de
los 100 gramos. Pero es probable que nuestras
mayores economías se hayan logrado al dejar de
producir muchos alimentos elaborados y envasados.
Estos últimos, o bien han sido considerados fuera
de la ley por motivos de salud, o bien introducidos
en nuestras listas negras”.
De pronto, me pareció vislumbrar la imagen de un
agujero totalitario con una inmensa rata negra
dentro. "¿En qué consisten esas listas negras y
79
cómo se obliga a los fabricantes a respetarlas?",
pregunté.
"En realidad, nada les obliga. Puede que usted
piense que se trata de mecanismos de persuasión
legal. Sin embargo, son absolutamente informales
y constituyen el resultado del trabajo de grupos
de investigación procedentes de cooperativas de
consumo. Estas cooperativas funcionan a partir de
las opiniones de los propios ciudadanos. Por lo
general, cuando un producto aparece en una lista
negra, su demanda desciende bruscamente. La
empresa que lo elabora se ve obligada a parar su
producción o a venderlo solamente en tiendas
especializadas".
"Pero supongo que estos comités de que me habla
no podrán proscribir un producto así por las
buenas, sin un fundamento científico o sin
autoridad gubernamental".
El
Subsecretario
sonrió
levemente.
"En
Lovetopía", dijo, "descubrirá que muchas cosas se
hacen sin autorización del gobierno. Pero estos
grupos de trabajo actúan bajo una supervisión
científica de la mayor competencia y por completo
independiente. Los científicos, en Lovetopía,
tienen prohibido aceptar ninguna clase de pago o
favores de las empresas privadas a las que
ofrezcan algún tipo de consulta o consejo. Y hoy
por hoy, aunque esta prohibición no existiese,
este comportamiento está tan integrado en la
cultura de Lovetopía que tampoco lo harían.
Nuestros científicos hablan, por consiguiente,
desde
la
misma
posición
incorruptible
que
cualquier otro ciudadano. De esta forma evitamos
turbias situaciones como las que tanto abundan en
su país. Sus expertos en petróleo funcionan al
amparo de las grandes compañías petrolíferas. Sus
80
ingenieros y peritos agrónomos cobran de la
industria agrícola. Sus médicos son sutilmente
sobornados por la industria farmacéutica, etc."
“¿Puede ponerme algún ejemplo de qué productos,
habituales antes de la Independencia, no se
consumen por aparecer en estas listas negras?”,
pregunté ciertamente irritado.
“Quizás”, me contestó con tranquilidad, “a usted
le llame la atención la desaparición de todo tipo
de bebidas refrescantes con alto contenido en
azúcar, por estar demostrado que el azúcar
refinado es el ‘tabaco del sistema nervioso’. O
la desaparición también de la mayoría de leches y
lácteos,
magníficamente
diseñados
por
la
naturaleza para las terneras pero nefasto para su
consumo humano por sus efectos cancerígenos. Por
cierto, algo que bien se sabe en Oriente. O la
práctica erradicación de las harinas blancas, con
la
consiguiente
sustitución
por
harinas
integrales, muy beneficiosas para el sistema
digestivo”.
Esto fue demasiado. "Estos son, sin duda", dije,
"los científicos que hicieron pedazos la grandiosa
herencia industrial con que contaban cuando se
produjo
la
Independencia.
Los
mismos
que
destrozaron su maravillosa red de calles y
autopistas y redujeron a la nada sus excelentes
centros médicos. ¿Contra qué beneficios de la
civilización planifican embestir ahora?".
"No voy a hablar más que de cuestiones relativas
a la alimentación", replicó con absoluta calma.
"Puedo facilitarle todos los datos que quiera para
probarle
que
los
lovetopianos
están
mejor
alimentados y están más sanos que cualquier otra
nación de la tierra. ¿Por qué? Porque damos menos
importancia al aspecto y a la presentación de los
81
productos que a sus cualidades nutritivas y a su
sabor. Porque primamos la dieta y la salud de los
ciudadanos y no los beneficios e intereses de las
grandes empresas. Nuestros alimentos tampoco están
contaminados por herbicidas e insecticidas.
Contamos con los efectos beneficiosos de lo que
ustedes llaman “malas hierbas” y nos remitimos a
controles biológicos en lo que respecta a los
insectos. Nuestros métodos de elaboración de
alimentos son sanos y evitamos aquellos procesos
que puedan disminuir su valor nutritivo. Y algo
muy importante, nuestra agricultura ha alcanzado
un
estado
de
equilibrio
casi
perfecto,
reciclándose más del 99 por ciento de los
desperdicios. En resumen, hemos desintermediado
los procesos naturales allí donde la actividad
empresarial no añade, sino que resta y resulta
contraproducente. Y hemos conseguido un sistema
alimenticio que puede funcionar indefinidamente".
El Subsecretario se levantó de un salto y cogió
una pequeña tablet de las estanterías. Tras un par
de gestos rápidos, empezó a hablar.
"Le acabo de enviar la aplicación que utiliza
todo lovetopiano para gestionar su dieta y sus
compras
alimenticias.
Encontrará
amplia
información sobre las características de los
productos y del comportamiento social de las
empresas que los ofrecen. Además, le he compartido
en Internet una relación de documentos que
profundizan en nuestra conversación", dijo con una
sonrisa sincera, de oreja a oreja. "Una vez haya
aprendido sobre nuestra dieta y haya digerido la
información que le resulte de interés, me gustaría
que aceptase mi solicitud de amistad. Le pido, si
es tan amable, que me escriba una “dedicatoria”
que resuma nuestro encuentro de hoy”.
82
Esta broma, que no acabé de entender y me pilló
desprevenido, relajó la tensión y me eché a reír.
Me acompañó hasta la puerta y me sorprendió con
un abrazo. "Si se le ocurre alguna otra pregunta,
no dude en telefonearme", dijo con tono muy
amistoso. “Mi información de contacto directo
también la encontrará en su tablet”.
De regreso en el hotel tras apenas una hora de
tren desde Murcia, me tumbé en la cama. Utilizando
la tablet, accedí con facilitad a la aplicación
que me envió el Subsecretario. En respuesta a su
petición de fotografiar un producto, hice una foto
a una bolsa de frutos secos que vi junto a la
tetera. Para mi sorpresa, me informó de que era
un producto con etiqueta verde intenso, dentro de
un sistema de cinco colores que oscilaba del verde
intenso al rojo sangre, a modo de semáforo. Se
presentaba con una ficha nutricional perfecta y
sugerencias de recetas bien organizadas. Procedía
de una cooperativa de Almería que, según leí, en
el último año había creado cinco puestos de
trabajo. También ponía que había reducido un 6%
el consumo eléctrico y había bajado un 7% el precio
medio de sus productos. Y aun así, la descripción
de aquella empresa incluía la afirmación de que
había financiado los gastos de tres conciertos de
música clásica en su pueblo.
Intenté otra vez haciendo una foto a la nueva
cesta de frutas que habían dejado sobre la cama.
De nuevo, un producto verde intenso con su ficha
nutricional y sus recetas, con especial énfasis
en zumos y batidos. Pude observar que provenía de
una pequeña empresa local situada a escasos 800
metros del hotel. Aunque no hacía referencia a
creación de empleo, ofrecía un servicio de
guardería a sus 7 empleadas. También había
83
ampliado su oferta con agricultores locales de la
periferia, reduciendo el trayecto de suministro
de 34 km a 14 km, con la consiguiente contribución
a la economía local y un importante ahorro
energético. El precio medio de sus productos había
disminuido sólo un 1,5% y sin embargo, su
beneficio dinerario se mantenía.
Sentí una curiosidad adictiva con aquella
aplicación. Probé con una de las prendas que
compré el día anterior. Funcionó. Además de
información sobre la camiseta en cuestión, con
curiosos consejos sobre cómo lavarla, vi que el
semáforo marcaba un color naranja. La prenda
procedía de una empresa de Alcoy (Alicante). Dos
toques rápidos y la pantalla de la pared empezó a
reproducir un vídeo. Era una entrevista del
gerente de la empresa, comentando el deterioro del
“balance del bien común” que había provocado un
aumento de los precios. Puso mucho énfasis en la
redefinición de la cadena de suministro que
estaban realizando con mayor involucración de los
proveedores locales. Afirmaba que en un par de
meses le darían la vuelta a la situación. En
conjunto, me pareció un plan creíble y sentí la
satisfacción por contribuir a los esfuerzos de
aquel hombre con mi compra.
A continuación, me puse a leer la información
recibida. Uno de los documentos contenía un
estudio sobre las relaciones existentes entre las
aguas residuales, las necesidades de fertilizantes
minerales, los niveles y desagües de las aguas
subterráneas, el estiércol de las granjas y las
diversas enfermedades del organismo. Otro, cuyo
tono
moralista
me
pareció
especialmente
deprimente, recordaba las costumbres alimenticias
de antes de la Independencia y los riesgos para
84
la salud que representaban. Sin el más mínimo
sentido del humor, venía a decir que las bebidas
gaseosas constituían un complot contra la especie
humana. ¡Por lo visto, los fabricantes americanos
deberían haber sido responsabilizados penalmente
de unos 10 mil millones de caries dentales en un
período de 30 años! ¡Sin contar las referencias
explícitas a los efectos múltiples sobre corazón
y riñones que derivan en obesidad y riesgos
cardiovasculares!
En Lovetopía aprecio una tendencia frecuente a
atribuir implacablemente toda la responsabilidad
a los fabricantes, dejando al margen a los
consumidores de los productos.
“Quien se gana la vida haciendo sillas conoce
mucho más sobre el universo de las sillas que un
simple ciudadano que compra una silla cada diez
años, ¿no cree?”, comentaron cuando objeté ante
este tipo de afirmaciones. “Es lógico que la
responsabilidad esté en el profesional o en la
empresa. Y no que recaiga sobre el consumidor”.
(Sábado, 7 de mayo) Me siento fatal por haber
perdido los nervios durante la entrevista. Los
lovetopianos aparentan estar preparados para
argumentar cualquier decisión. Manejan datos,
estadísticas o costes con una soltura que sólo es
entendible
en
manos
de
expertos
y
en
conversaciones entre especialistas. Y no todos lo
son. Por un lado, sus comentarios me llegan como
fanfarronadas prepotentes. Pero sin embargo, por
otro lado los encuentro de un coherente que me
siento fuera de juego. Mucho me temo que ando
despistado con todo esto ¿En verdad serán
ciudadanos tan bien informados como pretender ser?
85
El concepto de “equilibrio” puede parecer
inofensivo a simple vista. Pero tiene unas
implicaciones que, cuando se aprecian, afectan en
profundidad tanto al plano personal como al plano
social. Los zapatos tienen que tener suelas
biodegradables. Los míos las tienen. Han reavivado
la innovación sobre el calzado a un nivel
sorprendente en Elche (Alicante), donde un grupo
de nuevas empresas han recogido el testigo de
aquellas
que
desaparecieron
durante
la
globalización previa a la secesión. Se han
inventado en Villareal (Castellón) nuevos tipos
de
cristal
y
cerámica
susceptibles
de
descomponerse en arena al romperse. El aluminio y
otros metales no férreos hace tiempo que han sido
abandonados, salvo en raras ocasiones en que no
sirve ningún otro material. Sólo el hierro, que
se corroe con el tiempo, es considerado por los
lovetopianos como un metal "natural".
Por cierto, me confunde tanto como me sorprende
que hayan reflotado con éxito las antiguas
siderurgias de Sagunto (Valencia) y Málaga.
Las hebillas de los cinturones son de hueso o de
madera muy dura. Las cacerolas no tienen
revestimiento plástico para evitar que se peguen
los
alimentos
y
suelen
ser
de
hierro.
Prácticamente no se utilizan los plásticos,
material que no se descompone.
Da la impresión de que la gente acumula el menor
número de objetos posibles.
En lo que se refiere a libros, me han dicho que
todo lovetopiano dispone desde los 7 años de una
tablet electrónica que les entrega su Gobierno.
Si es cierto, no me extrañaría que lean bastante
más que los españoles y estén tan puestos en temas
tan dispares.
86
Hay, por supuesto, aspectos que han escapado de
la regla del equilibrio. Los neumáticos de los
vehículos son de caucho. Hay construcción de
cemento. Y seguro que hay más ejemplos. Pero el
resultado, en conjunto, es sorprendente y resulta
obvio que disfrutan sobremanera llevando la regla
cada vez más lejos.
Me equivoqué al pensar que se necesitaban más
camiones de basura. Los lovetopianos, en realidad,
generan muy poco de lo que nosotros llamaríamos
“basura”. Es decir, aquellos materiales que tienen
que ser depositados en algún vertedero y
desecharse por siempre. Pero lo que sí necesitan
es una mayor cantidad de camiones para recoger el
material de los cubos de reciclaje. En el
documento dice que son camiones eléctricos. Tendré
que realizar comprobaciones para entender qué tipo
de vehículos industriales utilizan y cómo los
utilizan. Siento que han prohibido los coches,
pero veo coches. Siento que han abandonado la
tecnología, pero veo mucha tecnología. Veo que se
gritan y se tocan entre ellos, pero sienten mucho
respeto hacia el otro. ¿Me estoy volviendo loco?
Esta gente da rienda suelta a sus emociones y a
sus sentimientos de una forma tan peculiar que no
sé qué pensar. Pero ahora me doy cuenta de que no
siento miedo como al principio.
Ayer por la noche, después de cenar, me
encontraba sentado en mi habitación del hotel
jugando con la tablet cuando oí unos gritos en el
pasillo. Me sentía como un niño con su juguete
nuevo. Me han dicho que puedo quedarme con la
tablet hasta que deje Lovetopía. Igual, quizás,
incluso me la pueda llevar a España.
Pues eso. Oí gritos. Un hombre y una mujer se
peleaban. Se amenazaban mutuamente con matarse.
87
Al principio, pensé que lo mejor era hacer oídos
sordos y esperar a que se callasen. Empezaron a
alejarse por el corredor y creí que se marchaban.
Quizás que volvían a su habitación. Pero
retrocedieron sobre sus pasos, sin parar de
gritar. Hasta llegar ante mi puerta. Precisamente,
ante mi puerta. Me decidí, casi obligado, a asomar
el morro.
¿Y qué es lo que vi? Se trataba del desgraciado
desenlace de un asunto amoroso. La mujer, con su
bello rostro casi cubierto por los cabellos, lleno
de
lágrimas,
gritaba
enfurecida.
Estaba
ensimismada mientras la emprendía a puntapiés con
el tío. Tres o cuatro huéspedes del hotel
contemplaban plácidamente la escena. Nadie movió
un dedo ni hizo nada por intervenir. Sin embargo,
uno de ellos sacó su pequeño teléfono móvil e
empezó a grabar la situación. Otro de los
presentes incluso sonreía levemente. El tío, rojo
de ira, agarró a su compañera por los hombros
haciendo ademán de aplastarle la cabeza contra la
pared. Sólo alcanzado este extremo, dos de los
hombres presentes se decidieron a actuar. ¡Por
fin, pensé! Le sujetaron por los hombros con
intención de contenerle. Al ver frustrado su
intento de reventarle los sesos, el hombre se
limitó a escupir en la cara de la mujer. Ella
respondió con los insultos y tacos más ofensivos
que he oído en toda mi vida. Por supuesto, jamás
los repetiría. Ni en privado. Ni mucho menos me
atrevo a escribirlos. Pero el hombre no parecía
ni humillado ni sorprendido. De hecho, contestó
con otros insultos tan atrevidos como los suyos.
La escena continuó por lo menos durante quince
minutos. Sentí que costaba hasta respirar.
Mientras, los espectadores se acumulaban.
88
No he visto, ni siquiera en Italia, una escena
tan teatral y tan dura como ésta. Finalmente, la
ira de la pareja decreció. Permanecieron un
momento sin fuerzas, mirándose, hasta que se
lanzaron uno en los brazos del otro. Llorando e
inundándose mutuamente de lágrimas y besos.
Finalmente, se marcharon tambaleándose hacia su
habitación. Los presentes se pusieron a comentar
animadamente el espectáculo. ¡Cómo podrían hacerlo
los espectadores exaltados de un combate de boxeo
especialmente reñido! Por lo visto, a nadie le
interesaban los motivos. Pero se veía que habían
disfrutado
al
presenciar
tal
explosión
sentimental. ¡Cuánta violencia en tan poco espacio
de tiempo y en tan pocos metros cuadrados!
No pude sino preguntar por qué lo habían grabado
con el móvil. Casi que esperaba que me dijesen que
lo iban a denunciar a la policía. Pero nada de
eso. Me sorprendieron totalmente al decirme que a
veces resulta necesario entregárselo a los
involucrados para que, a posteriori, desgranen la
situación de manera asistida. ¡Ni más ni menos que
en un taller de crecimiento personal! Aunque no
dijeron exactamente “crecimiento personal”. Me
inquieta mucho su contestación. ¡Dijeron “en un
taller de descubrimiento personal”! ¿Están locos
estos lovetopianos? ¿O soy yo el loco?
Es evidente que las relaciones interpersonales
se conciben aquí de una forma mucho más
transigente que en España y que se consideran como
normales las manifestaciones de hostilidad más
extremas.
A lo mejor ya no soy tan buen viajero como antes.
Otro ejemplo.
Puede que los lovetopianos estén muy orgullosos
de su cocina "natural mediterránea". Pero a mí,
89
no me gusta lo más mínimo la alimentación sin
apenas lácteos y sin azúcar. ¡Con tan poca carne!
Me sorprendo, de pronto, preocupándome sobre qué
pasaría si cayera enfermo o me ocurriera un
accidente. La medicina ha debido retroceder por
lo menos cincuenta años. ¿Me sangrarían como en
la Edad Media?
Hasta me encontré pensando la noche pasada, casi
con ternura, en los años pasados con Patri y la
niña. Tal vez es que estoy empezando a añorar la
vida hogareña. Una vida tranquila y ociosa.
¿Por qué será que esta excursión me ha puesto en
tal estado de fatiga y confusión? Es una situación
emocionante, una oportunidad única que todos mis
colegas envidian. Y sin embargo, no consigo sentir
tranquilidad.
La niña solían meterse en la cama con nosotros
los domingos por la mañana. Jugaba a ser un oso
amoroso que trepaba por una montaña. Un oso que
se caía una y otra vez con gran alborozo ¡Qué
adorable! Después, y una vez que se había ido de
la habitación, Patri invariablemente me reprochaba
que saliera de viaje de nuevo.
¿Qué hombre puede soportar recibir reproches
permanentemente?
Ayer, por ejemplo, fui a la oficina de
telecomunicaciones que me han asignado para
validar mi identidad con la tablet del hotel. La
doncella me ha dicho que puedo quedarme con ella
mientras esté en Lovetopía. Al parecer, haber
aceptado la solicitud de amistad del Subsecretario
ha sido una primera acreditación digital de mi
identidad.
También fui para entender cómo organizar los
envíos de mis artículos. Como sé que el sistema
de correo electrónico directo entre España y
90
Lovetopía fue suprimido tras la Secesión, le pedí
al empleado que me atendió que verificase el
correcto envío de mi último artículo. Me configuró
un gateway que facilita la conexión con Madrid a
través de San Francisco (USA). De manera
totalmente natural, abrió el archivo con el
artículo, empezó a leerlo y soltó una carcajada.
Pero lo peor es que empezó a discutir conmigo
sobre cómo había contado mi entrevista con el tipo
del Ministerio de Alimentación.
"Oiga", le dije, "este es mi trabajo y ese es el
suyo. ¿Quiere comprobar el jodido envío de una
puñetera vez?".
Me miró auténticamente herido, como si le
acabara de decir que su despacho olía mal.
"No me había dado cuenta de que tenía tanta
prisa", me dijo. "No vemos periodistas españoles
por aquí con frecuencia. ¿Sabe usted? Lo que
escribe me parece interesante. No era mi intención
ser indiscreto".
Es imposible discutir con esta gente.
"¡Venga, léalo!", dije convencido de que se
quedaría cortado y me dejaría en paz.
Pero me dirigió una mirada más calmada y, tras
decir "Gracias", se sentó tranquilamente a leer.
Tamborileé con los dedos sobre el mostrador
durante un rato, pero la concepción lovetopiana
del ocio hizo su aparición.
"No está mal para empezar”, dijo mirándome a los
ojos cuando terminó de leer.
Y con un simple gesto de dedos, en 2 segundos,
verificó la recepción del correo enviado.
"Me llamo Fernando. Por cierto, fui compañero de
colegio de Jordi, el Subsecretario. El retrato que
ha hecho de él es muy bueno y la dedicatoria que
ha añadido en su perfil resulta graciosa".
91
Puede que fuera verdad. En cualquier caso, no
pude evitar devolverle la sonrisa.
"Gracias, Fernando", dije, "¡Hasta pronto!".
¡Está claro que el esquema lovetopiano del
trabajo, tan mezclado con el juego, hace que los
actos más simples se conviertan en algo imposible
y tedioso de realizar!
92
06.- LA PROHIBICIÓN DE LOS
COCHES
Valencia, 7 de mayo de 2033. El nuevo régimen
lovetopiano ha favorecido la división de las
ciudades existentes en municipios o comunidades
de barrio. Aun así, quedan muy lejos de lo que el
nuevo urbanismo moderno concibe como perspectivas
a largo plazo.
Acabo de tener la oportunidad de visitar
Cullera. Es una de esas extrañas ciudades en las
que comprobar libremente la visión urbana más
radical de esta sociedad descentralizada.
En sus tiempos un pueblo dormido, Cullera está
situada en la costa sur de Valencia. El tren
interurbano te deja en el subsuelo de un gran
complejo de edificios. El más importante no es el
Ayuntamiento, sino una fábrica de vehículos de
tracción eléctrica, a los que difícilmente se les
calificaría en España como coches o camiones.
Estos vehículos sirven en las ciudades para el
transporte de mercancías y en el campo para el
transporte en general. Los vehículos privados
fueron prohibidos en las “zonas peatonales" muy
poco después de la Independencia. Estas “zonas
peatonales” sólo cubrían al principio los barrios
centrales en los que la polución y congestión del
tráfico eran más graves. A medida que el servicio
de tranvía y microbuses se fue ampliando, las
zonas de circulación prohibida se extendieron
hasta llegar a abarcar todas las aglomeraciones
urbanas de población densa.
En torno a la fábrica, en el espacio en el que
nosotros habríamos construido un gigantesco
aparcamiento, hay un montón de edificios colocados
93
sin orden aparente. Los árboles aparecen rodeando
todo el espacio. Los edificios incluyen, tras una
mirada simple, varios restaurantes, un centro
cultural, dos panaderías, un supermercado con
comestibles y ropa, algunas tiendas e incluso
pequeñas industrias y talleres. Todo ello mezclado
con casas de viviendas. El centro cultural, según
me indican, “ofrece multitud de salas para
formación, yoga, baile, terapias exóticas y otros
muchos espacios polivalentes para las actividades
más variopintas”.
Las casas suelen tener una altura de tres o
cuatro pisos. Están cubiertas de vegetación y se
sitúan en torno a un patio central, a la vieja
usanza de las plazas mayores de España. Su
estructura resulta un poco anticuada. Han sido
construidas con abundancia de madera. Pero sus
balconcitos, terrazas superiores y galerías son
encantadores. Presentan numerosas plantas con
flores
y
hasta
arbolitos
frutales.
Los
apartamentos en sí son enormes si los comparas con
los nuestros. Al preguntar a mis acompañantes, me
dijeron que “la media en Lovetopía es de 10 o 15
habitaciones, a fin de acoplarse al modo de vida
comunitario”. Aún no he conseguido visitar una de
estas viviendas en persona.
Las calles de Cullera son casi tan estrechas y
tortuosas como las de una ciudad medieval. No es
fácil para un extraño moverse por allí. Apenas
tienen la anchura suficiente para que pasen dos
automóviles a la vez. Pero como no hay coches,
esto no constituye un problema. Parece el reino
de peatones y ciclistas. De vez en cuando, veo
pasar un camión de reparto transportando un mueble
o algún otro objeto voluminoso. Aunque lo normal
es ver a los lovetopianos cargando sus cosas en
94
bolsas de cuerda colgadas de la espalda o en las
grandes cestas que destacan en sus bicicletas.
Los comerciantes son aprovisionados mediante un
sofisticado sistema de containers. La mayoría de
las mercancías en Lovetopía se reparten así. Sus
containers son mucho más pequeños que los que
nosotros utilizamos para nuestros cargamentos y
están proporcionados a la dimensión de las
furgonetas de mercancías y de los camiones
eléctricos del país. Los productos agrícolas, por
ejemplo, se cargan en los containers en las mismas
granjas. O también en la terminal de containers
situada en la periferia de las microciudades. Un
sistema de correas transportadoras subterráneo
pone en conexión la terminal de containers con
todas las tiendas y fábricas de la microciudad.
Me indican que tiendas y fábricas están equipadas
con una especie de plataforma a la que llegan sus
containers. Probablemente esta idea es un híbrido
entre los sistemas de equipajes de nuestros
aeropuertos y los almacenes automatizados, pero
en un sentido muy innovador.
Cada paquete y cada container es seguido por una
tecnología de geoposicionamiento. Así, emisor y
receptor saben en cada momento donde está la
mercancía. Da la impresión de funcionar muy bien,
pero ¡vaya follón que se puede montar si se produce
algún tipo de embotellamiento bajo la superficie!
Me sirvieron de guía en mi expedición dos jóvenes
estudiantes que acaban de terminar un año de
aprendizaje
en
la
fábrica.
Me
ofrecieron
conversación
interesante.
Muchas
de
las
informaciones y observaciones de este artículo
provienen de ellos.
Parece ser que los habitantes de esta micro
ciudad de Cullera, unas 9.000 personas, viven en
95
un radio de 1 kilómetro de la estación. A pesar
de la densidad de población, hay numerosas zonas
verdes, desde simples ampliaciones de las calles
hasta verdaderas zonas de huerta y jardines. Se
ven árboles por todas partes, la mayoría de ellos
frutales. No hay nunca grandes superficies
pavimentadas a pleno sol. Las escuelas y los
campos de juegos están situados en la periferia.
En la parte norte de la ciudad se encuentran los
pantanos y cenagales de la Albufera de Valencia.
Y en el Este está la Bahía de los Naranjos, en el
mar Mediterráneo. Se ha instalado allí un puerto
para embarcaciones de poco tonelaje del que parte
un canal navegable que llega hasta la fábrica. Los
chavales pescan en el muelle de la fábrica. El
agua allí es muy limpia.
El puerto alberga una soberbia colección de
barcos de todos los modelos, desde los más
clásicos a los más excéntricos. La mayoría son
embarcaciones de vela. Mis guías me contaron con
entusiasmo que a menudo, partiendo de este puerto,
salen por la Bahía hasta Denia, más al Sur. A
veces, incluso cruzan el mar a través del estrecho
que conduce directamente a las islas de Ibiza y
Formentera. El barco que suelen elegir es, aunque
un poco antiguo, una embarcación de vela realmente
bella. Aunque me ofrecieron llevarme a dar una
vuelta, rechacé su propuesta porque apenas
disponía de tiempo.
La visita a la fábrica me desconcertó. Como al
parecer ocurre en muchos centros de trabajo de
este país, la organización del trabajo no reposa
en el principio de la cadena de montaje. He de
recordar a los lectores españoles que este
principio es generalmente considerado esencial en
toda producción en masa realmente eficaz.
96
Ciertas operaciones están robotizadas, como la
fabricación de motores eléctricos, de chasis y de
otros elementos importantes. Sin embargo, el
ensamblaje es efectuado por grupos de obreros que
fijan las diferentes piezas unas a otras
individualmente, tomándolas de unos recipientes
de aprovisionamiento que unos robots se encargan
de mantener repletos. La fábrica es tranquila y
agradable. Los obreros no parecen estar sometidos
al fuerte ritmo de producción habitual en las
fábricas de España.
Pregunté sobre una especie de gafa-gorra que
llevan puestas los obreros. Me dijeron que son el
sistema digital de apoyo, vigilancia de la
producción y prevención de riesgos laborales que
manejan.
Conviene
añadir
que
la
extrema
simplicidad de los vehículos lovetopianos debe
facilitar
sobremanera
la
planificación
y
organización de su fabricación. En realidad, no
sé por qué no está totalmente automatizada.
La mayor parte de la producción de la fábrica
está constituida por vehículos compuestos de
piezas sueltas. El "hágalo-usted-mismo" es uno de
los fundamentos de la vida lovetopiana. Esta
práctica se popularizó con las megatiendas de Ikea
que tuvieron antes de la Independencia y que
ostentan el monopolio de muebles en España.
La fábrica provee, principalmente, de "partes
delanteras", "partes posteriores" y "baterías".
Cada cliente, ya se trate de particulares o de
empresas, montan estas piezas en carrocerías de
su propio diseño. Algunos de estos vehículos, una
vez terminados, tienen un aspecto extravagante. A
su lado, los microbuses de Valencia resultan
normales. He visto, por ejemplo, un camión
prácticamente recubierto de conchas. Pertenecía a
97
una comunidad de pescadores asentada junto al río
Júcar.
La “parte delantera” consiste en dos ruedas,
movida cada una por unos motores eléctricos y
provistas de freno. El chasis conecta estas ruedas
con una suspensión y una dirección. También
presenta un volante, un pedal de acelerador, un
pedal de freno, un cuadro de mandos, una base para
colocar una tablet y dos faros con luces tipo LED.
No parece que hayan sido necesarios grandes
estudios para su puesta a punto. Sin embargo, mis
guías me aseguraron que hay mucha innovación
radical en sus automóviles eléctricos. Los
principales avances fueron desarrollados por sus
científicos a partir de las innovaciones que
realizó el emprendedor estadounidense Elon Musk
en la extinta Tesla Motors durante la época de la
secesión. Por ejemplo, las baterías son celdas de
hidrógeno de un diseño profundamente innovador.
Es un astuto sistema que funciona con agua, con
la ventaja adicional de requerir muy poco
mantenimiento. Todas ellas van dotadas de un cable
eléctrico
enrollable
de
gran
longitud
que
posibilita la recarga de urgencia.
La "parte posterior" es más sencilla todavía ya
que no precisa de dirección. Toda la inteligencia
de los vehículos descansa en las tablets. A través
de multitud de aplicaciones, gestionan todo el
sistema e informan a la fábrica sobre cualquier
incidencia para que sea atendida.
En esta fábrica hacen diversos tipos de
carrocerías estándar. Los elementos motores se
fijan por medio de cuatro simples tornillos
situados en cada extremo. Su diseño permite
desmontar
todo
con
facilidad
en
caso
de
reparación. La carrocería más pequeña y más
98
corriente es una versión en miniatura de una
camioneta. La cabina tiene capacidad para un
máximo de cuatro personas. En la parte de atrás,
ofrece una especie de cajón cuadrado, abierto y
bajo, al estilo de las pick-up americanas. La
trasera de la cabina puede levantarse y sirve de
techo en caso de exceso de sol o de mal tiempo.
Producen una pequeña cantidad de carrocerías
para taxis. Se utilizaron muchísimo en las
ciudades después de la Independencia, mientras los
sistemas de microbuses, de tranvías y de
ferrocarriles interurbanos eran puestos a punto.
Hoy en día son menos habituales.
Resulta evidente que estos sencillos vehículos
no podrían satisfacer nuestra necesidad de rapidez
y de libertad. Nuestra industria automovilística
moderna y nuestro extenso programa de autopistas
de peaje responden mejor a las exigencias de la
sociedad española. Mis guías y yo mantuvimos una
acalorada
discusión
sobre
este
tema.
Debo
reconocer
que
resultaron
unos
incómodos
conocedores de las condiciones de nuestras vías
urbanas. Sabían que los atascos y las multas
permanentes hacen que sea imposible moverse a
cualquier velocidad. Sin embargo, no quisieron
contestar al preguntarles porqué en Lovetopía no
se construían automóviles rápidos para utilizar
sus miles de kilómetros de carreteras. Las
autovías están ahora completamente subempleadas,
aunque en parte han sido reutilizadas para las
vías del ferrocarril.
“Ninguna persona”, dije, “es insensible ante el
placer de una carretera vacía”.
Intenté sembrar la duda en sus jóvenes
espíritus. Completé mi charla con una descripción
del sentimiento que se experimenta al rodar en
99
nuestros potentes y cómodos coches de combustión.
Por supuesto, incluí el estereotipo de la
carretera sinuosa que atraviesa bellos paisajes o
el cabello de la joven al viento, temas que tan
bien presenta nuestra publicidad.
La comida fue en uno de los restaurantes próximos
a la fábrica. El lugar estaba abarrotado por una
alegre y ruidosa muchedumbre de trabajadores y
gente de la calle. Me fijé en que los clientes
riegan copiosamente sus comidas con excelentes
zumos, cervezas y vinos locales. De hecho, a veces
se refieren a la cerveza y al vino como zumos con
alcohol, en uno de esos dejes lingüísticos
habituales entre los lovetopianos.
Después de una larga sobremesa, visitamos el
Ayuntamiento. Es una modesta construcción de
madera imposible de distinguir de cualquier
edificio
de
viviendas.
Me
mostraron
mapas
digitales
y
recreaciones
virtuales
de
las
microciudades limítrofes, todas ellas construidas
en torno a nuevas estaciones de ferrocarril.
La ciudad de Cullera está formada por cinco
núcleos urbanos de tamaño similar vinculados a sus
vecinos por el tren. Aunque el entramado
resultante constituye una única ciudad. Mis
informadores aseguran que bastan cinco minutos
para llegar a la estación, otros cinco para ir
hasta la ciudad vecina y otros cinco para llegar
a destino. Están convencidos de que nosotros
empleamos el doble de tiempo en un viaje similar.
Eso sin mencionar las exigencias de gasto ni los
problemas de aparcamiento, tráfico y polución.
“¿Qué será de las grandes ciudades existentes
cuando las microciudades se hagan realidad?”,
pregunté abiertamente a mis jóvenes acompañantes.
100
“Serán demolidas. Lo mismo ocurrió con las
antiguas zonas turísticas de Cullera y de otras
poblaciones del Mediterráneo. Algunos barrios se
conservarán como museos vivientes, reliquias de
nuestro pasado bárbaro", dijeron jocosamente los
muchachos. “El resto será retornado a playas y
dunas. O serán transformados en praderas, bosques,
huertas o jardines”.
Dejamos Cullera y nos dirigimos en tren a Gandía,
lugar en que se pueden ver en acción los procesos
de reurbanización. Tres nuevas ciudades, separadas
unas de otras por 1 kilómetro de campiña, han
surgido a lo largo de la costa. Dos más, que
formarán
parte
de
otro
cordón,
están
en
construcción en el interior, junto a las primeras
montañas. Los barrios vacacionales de antaño
prácticamente han desaparecido, convirtiéndose
ora en bosques ora en praderas.
El paisaje me ha traído el recuerdo de los viajes
de mi juventud a Suiza. Cercas de madera bordean
las sinuosidades de los diferentes ríos que
descienden, libres, desde las montañas. Los
halcones y otras rapaces planean perezosamente.
Niños cazando con arcos y flechas hacen signos al
paso del tren. Los símbolos de lo que en su día
fue una civilización muy activa han desaparecido.
No
hay
coches,
estaciones
de
servicio,
supermercados
de
periferia
ni
vallas
de
publicidad. Todo completamente suprimido. El
paisaje se presenta virgen, como si nunca hubieran
sido parte de España.
Este espectáculo me deprimió. Me hizo pensar,
quizás de manera caprichosa, en qué sentirían los
Cartagineses tras la destrucción de Cartago. Pude
imaginar a los Romanos victoriosos arrasar el
101
terreno sobre el que se había erigido su gran
ciudad.
Por cierto, espero tener la ocasión de visitar
Cartagena y ver en primera persona qué han hecho
los
lovetopianos
con
aquella
gran
ciudad
industrial de nuestra época.
(Domingo, 8 de mayo) Aquí está pasando algo
extraño. Todavía no puedo determinar con precisión
porqué siento esta sensación. Es como cuando me
despierto de un sueño que no puedo recordar. La
actitud de los individuos con las personas que les
rodean, y conmigo también, me trae continuamente
algo a la mente. ¡Pero no alcanzo a saber el qué!
Siempre me pilla desprevenido. Como si un don
maravilloso me estuviera siendo otorgado para
serme retirado enseguida ¿Es un tipo de amistad,
una especie de amor u otra verdad esencial? Y veo
cómo me miran algo sorprendidos. Tal vez incluso
decepcionados. Como si yo fuera un niño no muy
dotado para el aprendizaje ¿Pero qué es lo que
tengo que aprender?
Siento la impresión de que la vida aquí me
devuelve a un pasado que tal vez he conocido por
viejas fotografías. O que, por el contrario, me
proyecta hacia el futuro que tendremos. Esta
gente, tan española a pesar de sus extrañas
costumbres sociales, podía muy bien ser aquello
en lo que nosotros nos podríamos convertir.
¡Ya sé cómo se hace el saludo lovetopiano!
Primero, se dan una pequeña palmada en el pecho,
a la altura del corazón. Luego, dejan caer
suavemente la mano hacia delante, como mostrando
la palma de la mano pero manteniendo el brazo
pegado al pecho. A partir de ahí, prosiguen con
besos, abrazos o con un choque de manos como
102
nosotros. Cada cual realiza el saludo con la mano
que prefiere. Sólo lo utilizan entre ellos cuando
hace mucho que no se ven. Significa, según me
dijeron los chavales, “Te muestro mi corazón y lo
abro a ti”. Lo he practicado varias veces con
ellos y nos hemos reído de lo lindo. Tengo el
sentir de que nos hemos hecho muy buenos amigos
después de tan sólo pasar un día juntos ¿Los
volveré a ver?
También tengo la constante impresión de estar de
vacaciones forzosas en la playa y en el campo. En
parte por la omnipresencia del Mediterráneo, en
parte por toda esta cantidad de árboles. Quizás
también a causa de la oscuridad de las noches. No
puedo evitar pensar que se ha producido un corte
de luz, aunque sé que no es así.
Me resulta difícil habituarme a tanto silencio.
Esta quietud perturba mi paranoia madrileña,
siempre condicionada por los pitados de los coches
y los chirridos de los neumáticos. De alguna
manera, me falta el sonido de los teléfonos y los
sistemas de mensajería. Y los portazos, los gritos
y los chillidos que se oyen por doquier. Incluso
echo de menos las televisiones y las radios
siempre encendidas. En el campo se espera
silencio. Pero no aquí. No en una ciudad de casi
un millón de habitantes en la que estoy
constantemente rodeado de multitud de personas.
No se oyen, en realidad, más ruidos que los gritos
humanos y los llantos de los niños.
¿Cómo
consiguen los lovetopianos vivir con tanto
silencio?
Por otra parte, tampoco entiendo cómo soportan
el estar aislados de nosotros, de España. Este
aislamiento ha engendrado en ellos una especie de
fuerte voluntad de autosuficiencia. Me sorprende
103
saber que están, según he descubierto, en muy
buenos términos con el resto del mundo. Pero, en
lo que a nosotros se refiere, la escisión es total.
Son como adolescentes que han rehusado la forma
de vida de sus padres. Y como hacen los
adolescentes, ¿acabarán por superar ese estado?
Me llama la atención que sean tan imprecisos en
lo concerniente a la hora. Aunque casi todos
llevan un pequeño teléfono móvil, apenas lo
utilizan. Por cierto, su teléfono es mucho más
pequeño que nuestros smart-phones y no parecen
deslumbrarse
cuando
les
digo
que
nosotros
manejamos pantallas de más de 5,5 pulgadas. En lo
que respecta al tiempo, hacen más caso de cosas
como los amaneceres, las puestas de sol y las
mareas que de la hora propiamente dicha. No veo
esa imagen tan frecuente en nuestras calles de
jóvenes, y no tan jóvenes, siempre pendientes de
su teléfono. Se pliegan a los imperativos de la
civilización tecnológica, pero de mala gana.
"Nunca verás a un indio depender de un teléfono
móvil". ¡Vaya frase!
Muchos lovetopianos profesan un cierto culto a
las culturas antiguas de Asia y América, como los
taoístas tailandeses, los toltecas de México o los
indios norteamericanos. También se muestran
fascinados por la cultura musulmana anterior a la
Reconquista. Parece que envidian su peculiar
relación con la naturaleza. Creo que esa rareza
tan suya de hablar de lo emocional y de las
energías de la vida viene de todas estas culturas
ajenas a lo verdaderamente español.
En el hotel me sentí bien por un tiempo. Pero me
está empezando a resultar aburrido. Aunque he
descubierto que no es un “hotel” como los
nuestros, sino una casa familiar especializada en
104
albergar visitantes y turistas. Algo así como una
pensión. O uno de esos hoteles rurales con encanto
tan habituales en España en épocas pasadas, pero
en medio de la ciudad. Sigo creyendo que los
grandes hoteles urbanos ya no existen, pero tengo
que averiguar más sobre esto.
Ahora paso una buena parte del día en "La Cova
del Llop". Es una especie de comuna de la prensa
junto al mar. Allí viven unas 40 personas,
periodistas, escritores y gente de la televisión.
Son verdaderamente hospitalarios. Me siento a mis
anchas entre ellos.
El edificio que ocupan debió ser un almacén de
mercancías. En la actualidad, está distribuido en
multitud de habitaciones y grandes salas. La
comida la hacen colectivamente. Hay habitaciones
de trabajo tipo co-working. No tienen ordenadores
personales ni portátiles, pero sí multitud de
tablets ligeras y prácticas. A veces hablan con
ellas, como dándoles instrucciones verbales. Todas
las mañanas practican yoga en una especie de
gimnasio. En la sala hay una enorme pantalla que
ocupa toda la pared frontal. Aunque siempre está
apagada, me dicen que a veces “conectan” para
asistir a ejercicios de yoga como parte de un
festival y que la sensación es la de una habitación
enorme o la de una gran ventana a las montañas.
Detrás de la casa, tienen un hermoso patio jardín
en estado casi salvaje. La gente pasa gran parte
del tiempo aquí. La mayoría de los días son
soleados. La primera vez que estuve sentí que el
mismo Sorolla había pintado aquí. La luz es tan
limpia y el cielo tan azul que sorprende. En un
extremo hay una pequeña huerta. Está repleto de
animales. Hay perros, gatos, pájaros, peces. No
sé cómo consiguen que no lo ensucien todo y que
105
no se coman unos a otros. En otra parte del enorme
patio, hay escombros procedentes quizás de las
ruinas del antiguo almacén. Nadie se ha preocupado
por terminar de derruirlo y llevarse los
escombros. "Vamos despacio porque vamos lejos” es
el texto de un grafiti que se lee sobre la pared
en ruinas. Según me dijo uno de los residentes,
pertenece a la época de la “revolución de
mujeres”.
La
habitación
más
importante
es
el
salón−biblioteca. Está lleno de mullidos sofás y
sillones. Es el único lugar de la casa donde se
ven antiguos libros de papel. He ido allí tantas
veces que ya tengo incluso mi sillón preferido y
he empezado a leer un viejo libro de papel de
Blasco Ibáñez.
Los lovetopianos, tanto hombres como mujeres,
poseen esa especie de seguridad natural propia de
los animales. La Cova, como la llaman aquí, está
siempre llena de personas tumbadas por un sitio u
otro en perfecto relax. Se dejan caer en grandes
almohadones e incluso en el suelo. Pasan mucho
tiempo tumbados al sol sobre las alfombras y
esteras, como si fueran gatos. Se estiran, cambian
de posición y hacen misteriosos ejercicios. Dan
la sensación de sentirse muy a gusto dentro de su
propio cuerpo, que muestran abiertamente, con toda
naturalidad. Varias veces me he tropezado con
parejas jugando a un tipo de yoga a dos que parece
salido de un documental oriental. También he
pillado a alguna que otra pareja haciendo el amor
sin que ello parezca avergonzarles ni molestarles.
Actúan con tanta espontaneidad que soy yo el que
se ruboriza, mientras que ellos se comportan como
si les hubiera sorprendido cocinando.
106
Me encuentro, de pronto, envidiándoles por esa
relación tan relajada con su propio cuerpo.
Parecen respirar mejor. Moverse con más soltura.
Yo pruebo a hacer lo mismo. Trato de imitarles
pero no noto nada especial.
Los habitantes de la Cova se reúnen a charlar
habitualmente por las tardes, cuando sentados en
círculo practican un tipo de conversación muy
relajada. Disponen de mucho tiempo libre. Me
recuerda a mis tiempos de estudiante. Se salta de
un tema a otro y se gastan multitud de bromas.
Cuando es necesario, se dan ánimos entre ellos.
Gustan
de
tocarse
y
abrazarse
con
tanta
espontaneidad que muchas veces no sabes quién es
pareja de quién.
Aunque la comunicación siempre se mantiene,
también hay largos momentos de silencio. Además
de la gran pantalla del gimnasio, hay un par de
‘televisiones’ colgadas en las paredes. Pero
siempre están apagadas. Las pocas veces que
alguien estaba viendo algún vídeo o escuchando
música, utilizaba su tablet con unos pequeños
auriculares inalámbricos.
La pasada noche estuve hablando con un tipo muy
interesante. Su nombre es Isidro Mare. Imagino que
es su seudónimo. Estudiaba en la Universidad de
Valencia cuando se produjo la Independencia. Es
un tipo muy brillante, hijo de industriales
catalanes. Tras pasar por una etapa mística, se
adhirió al movimiento secesionista.
Escribe artículos científicos y de política, una
combinación nada extraña aquí, para Las Provincias
de Valencia. Ha realizado varios documentales de
historia y ha escrito un libro de cosmología. En
cierto sentido es exótico, pero un periodista es
siempre un periodista. Escribe lo justo, de una
107
manera nada irónica y muy precisa. Me sorprende
su escepticismo razonado acerca de la ciencia
española y europea. La considera esclerotizada y
secuestrada por pensadores burócratas.
"Habéis cometido el grave error", me dijo, "de
dejar la ciencia en manos de científicos al
servicio de las grandes multinacionales. Las
grandes
ideas
innovadoras
suelen
surgir
primordialmente de los científicos jóvenes.
Aquellos de los que nadie se fía, libres de
intereses y prejuicios. Todavía aparecen brotes
en tu país, pero todo indica que habéis perdido
el impulso que tanto necesitabais. En manos de
librepensadores, llegará el día en que la
tecnología, entendida como ciencia aplicada, nos
liberará a todos de trabajar. En manos de las
grandes multinacionales, ese día nunca llegará. O
lo que es peor, llegará y veréis cómo mantienen a
vuestros ciudadanos abriendo y tapando zanjas sin
descanso, como dice que ocurre en las ciudades
españolas, o con ocupaciones igual de inútiles
para teneros con la ilusión de trabajo".
Me pregunto si sus puntos de vistas serán ciertos
y si serán muy compartidos aquí en Lovetopía.
Tendré que estar atento y entender mejor esto.
Después
de
algunas
copas
de
vino,
la
conversación se animó y tornó hacia derroteros más
personales. Decidí tantearle un poco.
"¿No
crees
que
todo
este
asunto
del
“equilibrio”
se
está
convirtiendo
en
algo
espantosamente aburrido? Creo que cuando alcancéis
un determinado nivel os volveréis locos".
Isidro me miró con cierta sorna y me devolvió la
pelota.
"No olvides que nosotros no tenemos por qué
permanecer
en
la
estabilidad.
El
sistema
108
proporciona el equilibrio y los individuos somos
libres de asumirlo o no. Quiero decir que no
intentamos ser perfectos, simplemente ajustarnos
al cambio y disfrutar de sus altibajos".
"Pero esto es igual que renunciar a toda idea de
progreso. Parece que sólo queréis alcanzar el
punto de equilibrio y permanecer en él, como
borregos".
"Es posible que recibas esa impresión. Es un
concepto inicialmente escurridizo para quien viene
de una sociedad en permanente desequilibrio. Pero
en la práctica, no existe ese punto en que se
alcanza el equilibrio. Luchamos continuamente por
aproximarnos a él. Pero nunca lo conseguimos. Y
deberías saber que no todos coincidimos con
exactitud en lo que hay que hacer. Sólo estamos
de acuerdo en los principios fundamentales. El
resto está siempre en discusión".
Sonreí burlonamente. "¡He observado que sois un
tanto soñadores!".
"Podemos permitirnos el lujo de serlo gracias a
ese acuerdo en lo básico. Además, eso nos procura
la mitad del placer de las relaciones entre las
personas. Intentar trabajar con perspectivas
diferentes, viendo lo que otros individuos piensan
de las cosas".
"Me mantengo en la idea de que esa lucha por el
equilibrio es un tanto utópica".
Isidro tomó este último comentario más en serio.
"¿Tú crees? Sin embargo, hemos llegado en la
práctica a algo parecido a la estabilidad. Nuestro
sistema se abre camino tranquilamente. Mientras,
el
vuestro
lleva
décadas
en
constantes
convulsiones. El nuestro es como un prado al sol.
Está en constante evolución. Unas plantas crecen.
Otras se mueren. Las bacterias las descomponen.
109
Los ratones se comen a las semillas. Los gavilanes
se comen a los ratones. Uno o dos árboles empiezan
a crecer y dan sombra a la hierba. Pero el prado
vive en estado de equilibrio. Salvo si los hombres
hacen su aparición salvaje echándolo todo a
perder".
"Creo que comienzo a entender lo que dices. Puede
que no les parezca estático a los ratones".
Al terminar sus años de estudiante, Isidro viajó
mucho. Su inquietud le llevó a Estados Unidos,
Canadá, Latinoamérica, Europa y Asia. Incluso
pensó en ir a España clandestinamente, pero no lo
hizo. O al menos, eso dice. Está enrollado con una
encantadora mujer que se llama Clara. Es algo
mayor que él. También es periodista. Viven en la
Cova en dos habitaciones diferentes.
Isidro tiene aspecto de nómada. Ha trabajado
también en otros periódicos de Granada, Alicante
y en una pequeña población de la costa en el norte
llamada Benicarló.
Hablamos también de nuestra vida privada. Trató
de sonsacarme lo que había detrás de mis viajes y
mis relaciones con el gobierno. Me pescó en un par
de embustes, pero creo que comprendió su causa.
No dio al asunto más importancia que la que
realmente tenía.
Continuamos conversando de una forma casi
fraternal. Me esforcé en ser sincero y honesto.
Le hablé de Ruth y me preguntó por la naturaleza
de nuestras relaciones. Pareció sorprendido de su
provisionalidad después tres años juntos.
"Veo algo contradictorio", me dijo. "Vivís en
apartamentos separados. Os veis dos o tres veces
por semana. A veces pasáis semanas enteras sin
veros. Y por otro lado, no tenéis un grupo de
gente con el que convivir. Gente que os apoye en
110
el plano afectivo y os ofrezca otras posibilidades
de relación mientras estáis separados. Es extraño
que no hayáis roto hace tiempo, aprovechando una
de tus ausencias. Me parece un tanto jodido".
"Es que es jodido", dije. "En un par de ocasiones
nos hemos liado con otras personas. Pero siempre
terminamos por volver el uno con el otro".
"Me parece una concepción muy frívola", me dijo
en un tono neutro pero cariñoso que no incluía
desaprobación alguna. "Deja demasiado espacio a
la soledad. Aquí nos las arreglamos para no
sentirnos solos. Esto nos impide cometer más
errores de los precisos en el plano emocional. No
creemos en los compromisos a dos que no se inserten
en una estructura, en un entorno social en el que
confiar. Los hombres y las mujeres y los chavales,
como sabes, somos animales tribales. Necesitamos
mucha comunicación para mantener el aprendizaje y
renovarnos emocionalmente".
"Puede que estés en lo cierto", le dije sin gran
convicción. "Nunca he enfocado las cosas desde
este punto de vista. Aunque alguna vez me he
preguntado hasta qué punto es bueno tener hijos".
"Bueno, también hay otro tipo de familias", me
dijo mientras me lanzaba un guiño rápido. "Si
quieres, puedo llevarte a visitar algunas".
También he mantenido más de una conversación
interesante con Lorena. Escribe en una importante
revista llamada Fluir. Es una de las muchas
revistas lovetopianas de ámbito internacional y
sus artículos siempre tienen gran repercusión. A
veces, se ve obligada a viajar para atender las
peticiones de entrevista o de conferencias que
recibe. Diría que acaba de cumplir los treinta y
cinco, aunque ella ni lo admitió ni lo negó. Sólo
sonrió cuando le pregunté. Quizás más joven,
111
porque no se aprecian arrugas en su rostro y tiene
un cuerpo realmente cañón. Pero las mechas con
canas que luce me confunden. Quizás sea mayor pero
esté muy bien cuidada.
Lorena tiene bastante genio. Cuando la conocí,
hablaba
acaloradamente
con
alguien
que
le
cuestionaba la veracidad sobre la estrategia
adoptada por los españoles en la frontera
lovetopiana.
Al principio no intervine. Conocía el tema y
sabía que Lorena tenía razón. El gobierno español
instaló en Sevilla, Córdoba y Jaén un sistema de
vallas con afiladas cuchillas, a fin de poder
detener la entrada de inmigrantes irregulares.
Aunque se presentó a la opinión pública como una
medida
inofensiva
y
habitual
en
edificios
oficiales, como el Banco Central Europeo y el
Parlamento Europeo.
"Espera", dijo Lorena por fin, "precisamente
tenemos aquí a un periodista español ¿Por qué no
le preguntamos a él?"
"De acuerdo", me dijo el otro tipo, "¿Sabes algo
de todo este embrollo?".
"Por supuesto que sí", dije, "y Lorena ha dado
en el clavo. Pusieron vallas con cuchillas
afiladas como bisturís por toda la frontera
lovetopiana de Andalucía".
"¿De dónde has sacado esa información? ¿Estás
seguro?".
"Totalmente seguro. Oí al Presidente cuando dio
la orden y también le oí decir a la prensa que si
se difundían sus palabras, las desmentiría".
Lorena soltó una carcajada. Su adversario y ella
no volvieron a hablarse en varios días, pero lo
suplimos entre los dos. Charlamos sobre Andalucía,
tanto de la parte lovetopiana como de la parte
112
española. También hablamos sobre la función de los
periodistas y sobre los cambios experimentados en
Lovetopía en las relaciones hombre−mujer.
Según ella, las mujeres aquí han dejado
totalmente atrás la situación de dependencia a la
que estaban sometidas en nuestra sociedad. No
quiere decir que dominen a los hombres, sino que
tienen el mismo poder que éstos, tanto en el
trabajo como en las relaciones interpersonales.
Sobre todo, insistió en que el gran avance está
en que no tienen que manipular a los hombres. A
mis oídos suena bien, aunque no acabé de entender
sus puntos de vista. Por otro lado, afirma que
tanto el Partido de la Supervivencia como el
Partido del Progreso han creado una sociedad en
la que la situación objetiva de la mujer es igual
a la del hombre. De esta forma, las personas pueden
ser simplemente personas. Los hombres pueden ser
simplemente hombres y las mujeres simplemente
mujeres, sin la carga simbólica de los roles
sociales. Pero respondiendo a lo que llamó
“diferencias de polaridad energética”. Cuando
quise saber más, me dijo que era suficiente hablar
por el momento y que reflexionase sobre nuestra
conversación.
He notado, no obstante, que tanto Lorena como el
resto de mujeres lovetopianas resultan muy
femeninas y que parecen aceptar, con un encanto
natural, su atractivo biológico. Incluso su
fertilidad. Aunque no me explico cómo lo puede
combinar con la pesada responsabilidad que asume
y el duro trabajo que ejecuta. En cuanto a los
hombres, a la luz de lo que veo en la Cova,
expresan sus sentimientos con mayor libertad que
los
españoles.
Sin
disimular
siquiera
los
113
sentimientos de debilidad. ¡Y aun así, resultan
muy viriles!
Lorena es inteligente y cínica, como todo buen
periodista. Sin embargo, es extrañamente optimista
con respecto al futuro. Cree que la naturaleza del
poder político en el mundo está cambiando, que la
sociedad y la tecnología pueden ser puestas al
servicio de la vida y la humanidad, en vez de lo
contrario. Es una escéptica, pero no una amargada.
Debe resultar cómodo pensar así.
Añoro las amables "atenciones" de mi fiel Ruth.
Siempre que estoy lejos, me doy cuenta, recuerdo
hasta qué punto es una compañera leal. Y me siento
orgulloso de sentir así. A pesar de que hemos
decidido deliberadamente no sernos fieles, los
celos nunca aparecen.
Tengo la terrible sospecha de que todas las
mujeres que hay a mi alrededor están secreta,
constantemente follando. Siento que las podría
poseer sólo con saber el usuario y la contraseña.
Pero no los conozco. Me debe faltar algo. ¿Será
que simplemente y por razones misteriosas no
resulto atractivo a las mujeres de Lovetopía?
¿Tampoco a las periodistas de la Cova? Mantienen
conmigo un comportamiento amistoso y directo,
abierto y abundante en abrazos. Su contacto me
produce una sensación muy agradable y cálidos
escalofríos. Pero lo hacen de manera totalmente
fraternal. Si las toco a su vez, parecen pensar
que estoy tomándome libertades y retroceden
enseguida.
¿Es que, tal vez, en este país existe un gesto
apropiado para cuando una mujer se te aproxima que
yo no sé hacer? El caso es que observo a los tíos
lovetopianos y no parece que hagan nada. Excepto,
quizás, sonreír levemente. A veces ligan, a veces
114
no. Es algo muy natural y nadie parece concederle
excesiva importancia. Todo esto me tiene perplejo.
Tengo la impresión de no poder alejarme de mis
propios puntos de vista.
Hay lovetopianas muy hermosas. Su belleza es
simple, sin artificios. Su atractivo no depende
de cosméticos, ropajes o cirugías estéticas. Dan
la impresión de ser fuertes y seguras. Las veo
amantes del placer, muy honestas y directas en el
plano afectivo. Parece que les gusto. Tanto en la
Cova como por la calle me miran directamente a los
ojos. ¿Sino, por qué lo harían? Las siento
contentas de hablar conmigo, de tratar incluso
aspectos muy personales. Y sin embargo, no puedo
dar un paso más y empiezo a sentir que voy algo
salido.
Tengo que darle vueltas al tema. Puede que
aprenda cómo ligar con las mujeres de aquí y
pueda follarme unas cuantas. No quiero
obsesionarme con esto, pero apenas encuentro
pornografía como la de España y me cuesta
“descargarme” solo, sin un estímulo visual.
115
07.- LOS DEPORTES
Valencia, 9 de mayo de 2033. Los españoles
aficionados al deporte no lo pasarían bien en
Lovetopía. Ya no hay ni fútbol ni baloncesto. Ni
siquiera las carreras de motos o de coches que tan
populares
eran
en
Valencia
antes
de
la
Independencia.
Los periódicos tienen una sección que titulan
"páginas deportivas", aunque en realidad está
dedicada
a
los
más
excéntricos
deportes
individuales.
La
navegación
marítima,
especialmente en sus modalidades "de vela", ocupa
un importante lugar. La natación en todas sus
modalidades, el submarinismo y otras prácticas
como el wind-surf y el kite-surf son deportes
reina. La marcha y el camping, combinados
habitualmente con la pesca y la caza con arco,
también son considerados como deportes. La
gimnasia, el ciclismo, el patinaje y el skateboard son frecuentes en parques y jardines dentro
de la ciudad. El ping−pong, el tenis, el frontenis
y la mayoría de deportes de raqueta gozan asimismo
de una situación privilegiada. ¡Lo mismo pasa con
el ajedrez!
Durante el invierno, es muy habitual la práctica
del ski, el snow y todo tipo de deportes y
actividades de nieve. La estación de Sierra
Nevada, en Granada, renovó sus instalaciones hace
unos años y me informan que presentará su
candidatura para organizar los siguientes Juegos
Olímpicos de Invierno.
Los deportes de aventura son habituales en las
montañas y en todas las zonas de interior. Las
disciplinas que me han mencionado como preferidas
116
por los lovetopianos son mountain bike, escalada
en roca y hielo, piragüismo, barranquismo y kayak.
He visto amplia información sobre prácticas de ala
delta, paracaidismo y vuelos en globo. Un aspecto
crucial en estos deportes es la orientación en el
terreno. Saber dónde estás, hacia dónde ir y cómo
moverte en un terreno desconocido, donde la
naturaleza impone su inmensidad, son habilidades
muy apreciadas. La pasión por estas actividades
sólo es apreciable cuando uno descubre la enorme
oferta de tiendas especialistas que hay en las
calles de pueblos y ciudades.
Hasta el balón−bolea, qué Dios les ampare, es
uno de sus pasatiempos favoritos. Se les puede ver
jugar hacia media mañana y en otros momentos del
día en las playas, en los terrenos de las fábricas
o por la calle. No resulta excesivamente
competitivo pero sin lugar a dudas, es divertido.
No se practica ni el boxeo ni la lucha. Tampoco
las carreras de caballos. Sin embargo, se mantiene
una gran afición por la hípica y todo lo
relacionado
con
el
mundo
del
caballo,
especialmente en las regiones del Sur.
En resumen, para los entusiastas del espectáculo
deportivo de masas, Lovetopía puede resultar el
país más aburrido del mundo. Y sin embargo,
consagran mucho más tiempo que nosotros a la
práctica deportiva.
Desde el punto de vista de la forma física, el
individuo lovetopiano medio tiene un aspecto
realmente sano. A su lado, los españoles como yo
tendemos a sentirnos un tanto flojos. Además de
la
frecuente
práctica
de
deportes,
están
acostumbrados a recorrer a pie grandes distancias,
llevando pesadas mochilas y voluminosas cestas con
la compra.
117
Resulta curioso descubrir que Lovetopía tiene su
propia versión del Camino de Santiago. Han
diseñado un recorrido a pie desde el norte de
Castellón hasta la costa de Cádiz, atravesando los
principales lugares históricos y parajes naturales
del país. En total, algo más de 800 kilómetros.
Los lovetopianos se entregan a esta práctica de
caminar grandes distancias con mucha frecuencia.
Lo llaman “El Camino del Amor Interior”.
Prácticamente, todo lovetopiano lo ha recorrido
tres o cuatro veces desde que se señalizó dos años
después de la Independencia. El camino está
marcado con flechas de color púrpura, como guiño
a las archiconocidas flechas amarillas del Camino
de Santiago español. Dormir a la intemperie o
bañarse desnudo en la helada agua de los ríos y
los lagos son prácticas habituales en estas
expediciones a pie. No existe una infraestructura
de albergues oficiales. Dicen preferir alojarse
en casas privadas. Y aun así, siendo un camino
realmente salvaje, me informan de que esta
peculiar versión lovetopiana del Camino de
Santiago está totalmente adaptada para personas
con alguna discapacidad física.
Es frecuente ver a la gente correr ya sea porque
tienen prisa o para mantenerse en forma. No se
ven, como en nuestras calles, personas obesas.
Incluso los ancianos parecen más animosos y su
condición física es mucho mejor. Al interrogarles
sobre esto, varios lovetopianos me respondieron
casi al unísono. "Bueno, en realidad es que la
naturaleza nos ha dotado bien y además llevamos
una vida físicamente muy activa", u otras frases
similares. Yo creo que ni se les pasa por la
imaginación que los individuos en España y en el
118
resto de países no están, ni mucho menos, en tan
buena forma física.
Al proseguir mis pesquisas, he descubierto que
los lovetopianos utilizan sus pequeños teléfonos
móviles para monitorizar su actividad física y
llevar un seguimiento minucioso de sus efectos
sobre la salud. Dicen que esta información
alimenta el sistema de salud que manejan los
hospitales y que resulta sumamente útil para
entender las dolencias y enfermedades.
A los habitantes de Lovetopía también les
encanta bailar. Las mujeres lovetopianas parecen
totalmente entregadas a la danza del vientre.
Quizás sea un reflejo melancólico por la
ascendencia mora de sus territorios.
Las mujeres presentan un aire de salud
envidiable. Aunque es fácil descubrir que sus
cánones de belleza no coinciden con los nuestros.
Muchas mujeres evitan teñirse el pelo y muestran
con agrado y coquetería sus canas. Y dicen que les
agrada andar mucho, aunque se vean forzadas a ello
por la práctica ausencia de coches. Probablemente
consiguen, a cambio, una excelente salud física y
unas curvas y un tono de piel que serían la envidia
de la mayoría de las españolas.
Algunos hombres, más de lo habitual en España,
lucen frondosas melenas y cuidadas barbas. Apenas
hay calvos. La alopecia no parece un problema en
Lovetopía.
Quizás
tenga
que
ver
con
la
desaparición de la contaminación y con el uso de
jabones naturales.
Gracias a la calidad del clima y a sus horarios
escolares relativamente flexibles, los niños
lovetopianos disfrutan mucho más del aire libre
que
los
nuestros.
Las
escuelas
organizan
frecuentes excursiones. No es extraño ver a críos
119
de seis años, con una pesada mochila a la espalda,
caminar junto a otros chicos de más edad. Hacen
largas marchas que, según me han dicho, duran
hasta cuatro o cinco días alcanzando lugares de
difícil acceso. A veces, transitan a través de “El
Camino del Amor Interior”, pero por tramos. A
partir de un cierto nivel (no emplean el término
"curso"), los niños consagran gran parte de su
tiempo al entrenamiento en la naturaleza. La
pesca, la caza y los ejercicios de supervivencia
se consideran una parte fundamental de la
educación. Por si alguna vez se encuentran
perdidos en una zona salvaje, además de las
técnicas básicas, tienen que aprender a fabricarse
un equipo de supervivencia aceptable. Este equipo
incluye ganchos, cepos, arcos, flechas y un largo
etcétera.
Los adultos, ya sean padres o no, participan
voluntariamente
en
las
excursiones
de
los
chavales. A veces lo hacen por amor al deporte,
pero también para aprovisionarse de carne. Los
animales salvajes han reaparecido en grandes
cantidades en las áreas forestalmente repobladas.
Ahora se pueden cazar tanto linces ibéricos, osos
(incluso pardos) y lobos, como ciervos, zorros y
conejos. La caza se practica con arcos y flechas,
no con armas de fuego.
Los ejercicios que realizan los niños se
conjugan con el estudio de las plantas, los
animales y el paisaje. Me he quedado impresionado
del conocimiento que los más jóvenes tienen de
tales materias. Un niño de seis años te dirá todo
lo que quieras saber acerca de los nichos
ecológicos de las plantas y de las criaturas con
que se encuentra en su vida cotidiana. Sabrá
también qué raíces y granos son comestibles y cómo
120
tallar una lanza, con apariencia de jabalina
deportiva, a partir de una rama. Parece que sus
chavales aprenden sobre la naturaleza y sus
nombres de manera tan natural como los nuestros
lo hacen de videojuegos, productos de consumo y
marcas.
El mar, los ríos y los lagos ejercen una
atracción magnética sobre la gente joven para la
práctica del deporte. Quizás la razón de esta
afición desbocada esté en lo cálido de las aguas
del
Mediterráneo.
Poco
después
de
la
Independencia, todos aquellos terrenos de costa o
ribereños fueron expropiados y declarados "parques
acuáticos". Se recuperaron hermosas playas y
arenales, así como calas y acantilados. Comunas
de pesca, escuelas, centros de buceo y pequeños
puertos empezaron a aparecer por doquier. También
se
utilizaron
algunos
de
estos
espacios
recuperados para nuevos hospitales, institutos
oceanográficos y museos de historia natural.
Los lagos, antes prácticamente inexistentes, han
vuelto a brotar y están abiertos al público para
remar, pescar y nadar. El nuevo gobierno llegó al
extremo de dinamitar algunas de las presas
erigidas en los ríos. La premisa, aunque dudosa,
es que impedían la navegación recreativa y
dificultaban la marcha de algunas especies de
peces. Los salmones, por ejemplo, han sido
restablecidos a base de grandes esfuerzos y gozan
de una gran simpatía popular.
La buena forma física de los lovetopianos
también tiene su ascendente en las escuelas. Los
cursos de carpintería y otros trabajos manuales
que requieren del uso de herramientas van
acompañados de trabajos prácticos. Los alumnos se
ven obligados a manejar maderos, ladrillos y otros
121
materiales pesados. Estos cursos son muy populares
y asisten la mayoría de los chicos y las chicas.
Lo más difícil de comprender para un español es
que los lovetopianos puedan vivir sin la emoción,
el drama y el suspense que proporciona la Liga de
Fútbol. Con sus campeonatos europeos y la
permanente caza de récords y copas. Tampoco se ve
aquí ese deseo, tan frecuente en los jóvenes
españoles, de identificarse con las grandes
figuras del deporte. Aparentemente, las grandes
competiciones de fútbol (y de otros deportes de
equipo) fueron abolidas tras la Independencia,
tras largos debates, en uno de sus misteriosos
“referéndums
digitales”.
Después
de
varias
votaciones que no resultaron concluyentes, se
impuso una curiosa opinión, ampliamente compartida
por las mujeres. Según dicen, “los deportes de
sofá (como aquí los llaman) son sumideros
emocionales que bloquean el compromiso social de
los hombres y que, de haber continuado, hubiesen
condicionado gravemente la seguridad del nuevo
país”.
Sin embargo, los lovetopianos derivan la
excitación que en nosotros producen los grandes
deportes hacia lo que ellos llaman "juegos de
guerra". No se habla nunca de estos juegos en las
páginas deportivas ni se les menciona jamás en
ningún tipo de publicación. La gente se muestra
evasiva cuando se les interroga. Pero, por los
rumores que llegaron a mis oídos en España, parece
que se trata de una costumbre que implica actos
brutales. Según algunas de las conversaciones
mantenidas entre hombres jóvenes, es evidente que
se apasionan por estos ritos sangrientos. Al
parecer, se cobran cada año cientos de vidas de
jóvenes lovetopianos. Espero tener pronto la
122
oportunidad
de
presenciar
uno
de
estos
controvertidos espectáculos para compartirlo en
un artículo.
En lo que se refiere a niños y jóvenes en
Lovetopía, llama mucho la atención, por ser
diametralmente diferente si pensamos en nuestros
chavales, que apenas los ves con teléfonos
inteligentes, videoconsolas portátiles y otros
dispositivos
electrónicos
de
las
grandes
multinacionales. Y sin embargo, el Gobierno les
entrega gratuitamente una tablet de apariencia
realmente atractiva como regalo en su séptimo
cumpleaños. He escuchado que es “la manera oficial
de darles la bienvenida a la edad adulta”. Parece
como si las pantallas electrónicas que hipnotizan
a nuestros hijos e hijas no tuviesen efecto aquí.
Los niños y niñas lovetopianos están fascinados
por la naturaleza, la práctica de deporte “real”
y los muchos juegos tradicionales que conocen, la
mayoría con un nivel de contacto físico que
escandalizaría al español más progresista.
(Lunes, 9 de mayo) Mis esfuerzos por obtener una
cita con la Presidente Garen están resultando
infructuosos. No obstante, su ayudante sigue muy
amable conmigo. Me dice y me repite que conseguiré
la
entrevista.
¡Y
me
sugiriere
que
siga
curioseando por el país "para tener temas de qué
hablar!". Ha insistido, además, en que les
facilite una copia de todos mis artículos después
de haberlos escrito. ¿Esperan, quizás, ver lo que
escribo antes de concederme esa anhelada cita?
Vi a Garen en la televisión. Fue en la gran
pantalla del gimnasio de la Cova, con ocasión de
la retransmisión de la inauguración de una central
de energía solar. Aquella pantalla me permitió
123
seguir
el
acontecimiento
con
un
realismo
sorprendente. Isidro lo organizó todo. Las
imágenes me llegaban como si estuviese de pie,
muy cerca del grupo. La resolución de estas
pantallas es tan elevada que apenas distingues
realidad de ficción. En escasos 5 segundos, me
olvidé de la tecnología y me integré en el acto.
Las celebraciones de este tipo no tienen
absolutamente
nada
en
común
con
nuestras
ceremoniosas inauguraciones. Aquí, las personas
que han hecho el trabajo protagonizan el acto de
su presentación. Hay cámaras deambulando entre la
gente y reina un cierto descontrol. La imagen
principal es la de un testigo silencioso situado
a unos metros que escucha todo. In situ, no hay
mirones pasivos. Todos hablan con todos. Las
pequeñas entrevistas abren ventanas en los
laterales de la gran pantalla. Estas ventanas son
del tamaño habitual de nuestras televisiones. Las
cámaras pasan de un grupo a otro y puede llegar a
haber 8 entrevistas al mismo tiempo. El sonido,
algo que no entendí bien cómo funcionaba, cambia
de una pantalla a otra en función de dónde fijas
tu atención con la mirada.
Una mujer de aspecto bastante vulgar hablaba y
reía con las demás. Le mostraron unos papeles y
respondió con bromas. Me costó darme cuenta de que
se trataba de Verónica Garen. Nada de discursos
presidenciales. Por el contrario, la Presidente
se giró hacia una mujer que estaba cerca y dijo
algo así como "¿Por qué no cuentas cómo empezó
todo esto?".
En ese momento, desaparecieron las ventanas de
entrevistas y la gran pantalla que ocupa toda la
pared frontal del gimnasio mostró un gran plano
del grupo. La mujer estaba justo en medio. Tuve
124
el sentir de estar allí. Con mucha seriedad, la
mujer
describió
los
antecedentes
de
la
instalación. Explicó por qué se juzgó necesario
construirla en el lugar donde se halla ubicada,
cómo los habitantes de las ciudades a las que va
a abastecer de energía optaron por este tipo de
central y qué innovaciones incluye en el plano
científico. Inmediatamente después, se volvió
hacia sus vecinos con los que conversó sobre el
desarrollo de la obra. Utilizó un tono más bien
humorístico, lejos del estilo solemne y pedante
con que hablan nuestras personalidades públicas.
Parece que la instalación no es perfecta en
ciertos aspectos. Al menos, así lo creían algunos.
No faltaron las críticas. Cuando la atmósfera
comenzó a ponerse algo tensa, Garen intervino. Sin
la pretensión de adoptar el rol de árbitro o de
madre, evocó otro caso en que las cosas no habían
salido del todo bien. Contó una anécdota política
sobre la Independencia. Recordó cómo la gente, al
final, había terminado por unirse y corregir los
fallos. Las nubes se disiparon y surgió de nuevo
la solidaridad entre los participantes.
Cuando llegó el momento de darle al interruptor,
entre
bromas
sobre
si
funcionaría
o
no
funcionaría, un chaval avanzó para apretar el
botón. Pero antes, para sorpresa de los presentes,
dio unos pasos al frente y se dispuso a hablar.
Apenas tendría 7 u 8 años.
“Yo también quiero decir lo que me más me
gusta”, dijo con una seguridad que me sorprendió.
“¿Puedo hablar, tías?”, continuó girándose hacia
las tres mujeres con las que había venido.
Una de ellas, de apariencia realmente joven,
contestó con suma dulzura. “¡Claro que sí, cariño!
Puedes decir lo que tengas que decir”.
125
“Lo que más me gusta de esta planta es que la
han pintado toda de verde tan bien que a veces la
miro desde lejos y se me olvida que está aquí”,
dijo con mucha gracia.
“La otra cosa que más me gusta es que desde el
cole pedimos que la pusiesen lejos de los
conejitos blancos que nos visitan y todos los
mayores nos hicieron caso”, dijo esta vez con
gesto serio.
“Y también la otra cosa que más me gusta es que,
es que los trabajadores que la han hecho nos pedían
ayuda en el cole para hacer cosas nuevas que no
sabíamos hacer”, comentó mientras se rascaba la
mano y levantaba sus pequeñas cejas.
“Pero la cosa que no me gusta es la carretera
negra que han puesto para que pasen los camiones.
No es bonita y se camina raro”, añadió con el ceño
fruncido. ”Pero nos ha dicho la profe que la
quitarán después. Así que quiero pedir que no se
olviden y recojan y se lleven la carretera negra
antes de irse”.
El grupo de adultos empezó a reír y a aplaudir.
El niño corrió hacia el grupo de mujeres con la
intención de abrazarse a sus piernas. Pero una de
ellas se agachó y le recibió en cuclillas con un
abrazo enorme. Empezó a comérselo a besos mientras
le acariciaba y le revolvía el cabello con
rapidez.
Finalmente, el niño apretó el botón y las
bombillas se encendieron. La planta funcionó.
Todos reían y se repartían abrazos unos a otros.
Cuando trajeron el cava, los cámaras cambiaron sus
aparatos por vasos y ya no vimos más.
De repente, me sorprendí abrazado a Isidro, con
los ojos húmedos. Me separé violentamente,
realmente tenso. Pero Isidro lucía una enorme
126
sonrisa de normalidad. Me relajé al instante y la
tensión se esfumó.
En mis ratos de ocio he visualizado en Internet
algunas de las entrevistas y discursos de Garen.
He descargado en mi ordenador toda una serie de
videos para llevarme a casa cuando regrese. Así,
burlaré la censura electrónica que el gobierno de
Lovetopía tiene impuesta a los usuarios de España.
No cabe duda de que se trata de una mujer
extraordinaria. Es capaz de transmitir, en un
lenguaje simple y lleno de imágenes, los
pensamientos políticos más elevados. Sabe dar
calor a sus palabras y, al mismo tiempo, conservar
un tono amenazador. A nadie le gustaría tenerla
por enemiga. ¿Sería así la antigua Angela Merker
alemana?
Garen tampoco parece confiar en la táctica de
"buenos y malos". Actúa desde la preocupación
subyacente de la unidad. Consigue un sentimiento
familiar incluso cuando está sermoneando a
alguien. No creo que nadie, sea cual fuere su
punto de vista político, pueda caer en desgracia
a los ojos de esta mujer. La confianza con la que
se dirige a la gente es convincente. Parece que
siempre terminan compartiendo y aceptando la
lógica de sus argumentos. Quizás porque sus
argumentos son de unidad y no de razones. Nunca
pensarás que está tratando de venderte algo, como
ocurre con los discursos televisados de nuestros
políticos. Por el contrario, se tiene la sensación
de que está dando claridad, fuerza y sabiduría.
¿Es, quizás, tanto una líder religiosa como
política? ¿Papisa de la Iglesia Lovetopiana del
Estado? ¿Sacerdotisa entre las sacerdotisas? ¡Bien
sabe Dios que no lo parece! En cualquier caso,
127
mejor empezar a preparar desde ya la entrevista
que tenga con ella.
128
08.- LA TELEVISIÓN Y SU USO
SOCIAL
Valencia, 10 de mayo de 2033. Los lovetopianos
se jactan de haber pasado por la criba a la
tecnología moderna. Argumentan haber rechazado una
buena parte de ella por razones sociales,
económicas y medioambientales. Sin embargo, a
pesar de esta supuesta austeridad tecnológica,
emplean casi con más intensidad que nosotros los
distintos aparatos digitales y de vídeo.
Persuadidos de que no hay que moverse de un lado
a otro más que por placer, hacen muy pocos "viajes
de negocios" tan frecuentes entre nosotros. En su
lugar, despachan sus asuntos a través de
videoconferencia por medio de tablets. Cuando se
trata de grupos, utilizan un novedoso sistema de
pantalla mural inexistente en España. Se trata de
una
gran
pantalla,
con
diversas
cámaras
perfectamente camufladas, que ocupa completamente
la pared de una habitación. Permite ver al otro
grupo con perspectiva de tamaño real. Esta
pantalla, habitual en los hogares de Lovetopía,
también se utiliza para películas y documentales.
La experiencia sólo será entendible para aquellos
españoles que recuerden los mejores cines que hubo
en España, pero sin la típica oscuridad.
Hay
una
única
infraestructura
de
telecomunicaciones vía cable para todo el país.
Esta red la comparten la televisión (si es que se
puede llamar así) e internet.
El país entero,
incluso las zonas rurales más aisladas, está
interconectado mediante avanzada fibra óptica. El
antiguo cobre fue abandonado rápidamente tras la
Independencia, aprovechando las obras para la
129
creación
del
nuevo
sistema
de
ferrocarril
nacional.
Sólo existe una emisión de televisión cerrada y
programada en las televisiones públicas. El resto
de canales son gestionados, sobre todo, por
agrupaciones de periodistas y técnicos. Emiten a
través de Internet. Los contenidos parecen muy
concentrados en la difusión cultural y están
abiertos a la participación de los ciudadanos. Hay
dispositivos de vídeo por todas partes. Aunque
rara vez he visto a la gente pasivamente sentada
delante de la pantalla, anulada por lo que ve como
ocurre en España. Todavía no sé si es una
misteriosa coincidencia o si los programas son
realmente diferentes a los nuestros. Pero sé es
que los lovetopianos utilizan la televisión y las
pantallas en lugar de dejarse utilizar por ellas.
Algunos canales, al parecer, se integran en la
estructura política y forman una especie de
"teleconsejo nacional". La gente los mira cuando
se transmiten actos de los Ayuntamientos y del
Parlamento. Me informan de que la estricta
legislación de transparencia no permite que haya
ninguna reunión política a puerta cerrada a
espaldas de los periodistas y el público en
general.
Los “telespectadores” no se limitan a observar
pasivamente. Participan formulando preguntas y
haciendo comentarios por videoconferencia a las
personalidades presentes o a los presentadores.
Con esto consiguen que la televisión no sea
meramente una portadora de noticias, sino la
noticia misma.
Entre los programas dedicados a la actividad
gubernamental, hay que destacar los plenos
municipales y las propuestas de obra pública. Los
130
debates con participación de personajes públicos
o de aspirantes a algún puesto político también
son
frecuentes.
Aunque
los
preferidos
por
lovetopianos y lovetopianas son los consejos de
ministros, las sesiones del Parlamento y, en
especial, sus comisiones.
El contenido y tono de los comentarios puede
variar considerablemente, yendo desde la asepsia
e imparcialidad de los locutores a la vehemencia
de los analistas más partidistas. La regla de la
objetividad en la presentación de noticias, que
en nuestro país es sacrosanta, aquí es considerada
ingenua.
De
hecho,
se
refieren
a
ella
peyorativamente como "la hipocresía española". En
Lovetopía, todo comentarista político anticipa sus
intervenciones
declarando
su
inclinación
personal. Dicen que así sirven mejor a la verdad,
exponiendo su opinión con sinceridad y dejando que
los telespectadores reaccionen a su manera.
Prácticamente todo programa de televisión lleva
incorporado un mecanismo de votación para que los
lovetopianos participen desde sus tablet o con sus
pequeños teléfonos. A veces, se pronuncian sobre
un determinado tema de debate. Otras veces,
simplemente declarando si una intervención, un
programa o un producto les gusta o les disgusta.
Muchas intervenciones políticas incluyen una
solicitud de votación a los televidentes y se
acatan los resultados sin resistencia alguna. Este
tipo de votaciones, a las que llaman “referéndums
digitales” o “referéndums espontáneos”, son tan
habituales
como
las
intervenciones
de
los
lovetopianos en los asuntos emocionales de otros.
Determinando asuntos, por su relevancia social,
son sometidos repetidas veces a referéndum. Cuando
esto ocurre, hay intervenciones y debates entre
131
medias. Siguen un mecanismo del tipo al mejor de
3 ó al mejor de 5, similar a la puntuación del
tenis.
Hay canales que presentan películas y programas
de entretenimiento. Cosa curiosa, en lugar de
intercalar los spots publicitarios a lo largo de
toda la emisión, los proyectan unos detrás de
otros entre programas. Un cronómetro inverso
indica en todo momento el tiempo restante de
publicidad. Nada de personificaciones de amas de
casa o consumidores en situaciones ficticias que
dramatizan los “supuestos” beneficios de los
productos.
Los spots se limitan a ser meros anuncios. Debe
existir una prohibición en todos los medios de
comunicación ya que los anuncios de las revistas
y periódicos son igual de secos. Aun así, algunos
espectadores lovetopianos se las arreglan para
seguirlos. Tengo la sospecha de que los ven
únicamente esperando que llegue un anuncio
comparativo de una empresa donde trabaje algún
conocido. Es como si deseasen que la competencia
se compare con éxito para así, después, burlarse
de ellos. Resulta frecuente encontrar grupos de
lovetopianos riendo a pierna suelta sin razón
aparente.
No es raro ver películas y documentales
nacionales y del extranjero. He notado una
preferencia por las producciones de Francia,
Canadá o Inglaterra. Algunas personas llegan a
captar las emisiones españolas transmitidas vía
internet
y
se
ríen
de
nuestros
anuncios
publicitarios. Al parecer, se trata de una moda
reciente
que
sólo
practican
unas
pequeñas
minorías.
132
Tal vez habría que buscar en la reglamentación
de la publicidad una de las causas de la peculiar
actitud de los lovetopianos hacia los bienes de
consumo. Aquellos que son considerados dañinos por
razones
de
salud,
de
impacto
social
o
medioambiental, han sido desterrados por sus
listas negras. La consecuencia directa es que no
se encuentran en el mercado. Otros productos, por
considerarse
inútiles,
son
totalmente
desconocidos. La posibilidad de elegir entre una
gran variedad de marcas, tan característica de
nuestros grandes almacenes, apenas existe aquí.
“Con ello se pretende”, trascribo un comentario
del gerente de una tienda que visité, “frenar la
proliferación de empresas innecesarias y controlar
el despilfarro de recursos económicos y naturales.
Por supuesto, también evitar la adicción al
consumismo”.
Los bienes de consumo están, en su mayoría,
estandarizados. Por ejemplo, las toallas de baño
sólo se hacen en un color, el blanco. Luego, los
compradores las tiñen y las decoran según sus
propios y originales diseños. He oído decir que
utilizan tintes naturales inofensivos extraídos
de plantas y minerales, fabricados en la provincia
de Málaga.
Las empresas no compiten con la publicidad o con
el diseño del producto, sino con el precio y con
el denominado “balance del bien común”. Cuando los
lovetopianos eligen una toalla sobre otra o un
tinte sobre otro, toman su decisión en base al
comportamiento de la empresa fabricante. Valoran
aspectos como, por ejemplo, la evolución del
precio
de
los
productos
o
el
número
de
recomendaciones recibidas. También consideran la
creación de empleo, el sueldo medio de los
133
empleados o la diferencia entre el sueldo más alto
y el sueldo más bajo. El impacto medioambiental y
energético también es un criterio que tienen en
cuenta. Valoran incluso si los suministros los
compran a proveedores locales y penalizan la
distancia entre lugar de fabricación y lugar de
venta. Por último, siempre hay referencias sobre
si la empresa patrocina actividades deportivas y
culturales.
Estos aspectos, y otros muchos, conforman el
“balance del bien común” de las empresas. Este
balance aparece universalmente resumido en un
semáforo de cinco colores presente en las
etiquetas de los productos y en las puertas de las
tiendas. El detalle de este curioso balance es
accesible desde cualquier teléfono digital y desde
las tablet. Es habitual encontrar gente escaneando
las etiquetas en las tiendas antes de elegir.
Todos
parecen
entender
este
sistema.
Sus
decisiones de compra nacen aquí y no de la
“publicidad” o del diseño exterior de los
productos.
Los lovetopianos utilizan sus dispositivos
digitales para votar con total normalidad. A
veces, votan en favor de una Ley, de una
reglamentación o de la reforma de una plaza. Otras
veces, votan en favor de un producto o una empresa.
Esto ocurre cuando, después de investigar su
“balance”, eligen comprar, gastan su dinero y
dedican su tiempo a emitir una recomendación
pública.
En términos generales, hay una preocupación por
comprar productos duraderos y de buena calidad.
Parece ser que hace tiempo abandonaron la
costumbre del usar y tirar, tan habitual en
España. Muchos productos están hechos a mano y son
134
considerados por sus propietarios como auténticas
obras de arte. Hay que reconocer que a veces lo
son.
Sus productos tienen un aspecto algo anticuado.
He
visto
pocos
artículos
de
fabricación
lovetopiana que no resulten primitivos a nuestros
ojos. Afirman que están diseñados para ser
fácilmente
reparables
por
los
propios
“consumidores” (aunque este término nunca lo
utilizaría un lovetopiano). Sea como fuere, tienen
que admitir que carecen de esa pureza de líneas a
la que estamos acostumbrados en España. De pronto,
en el sitio más insospechado aparece un tornillo
a la vista. La moda de esconder todos los tornillos
y presentar los productos herméticamente cerrados,
sin opción a ser abiertos por nadie, no ha llegado
a Lovetopía.
He podido comprobar cómo los lovetopianos
arreglan por sí mismos sus propios aparatos. No
hay casi tiendas de reparación en las calles.
Todos los centros culturales tienen su propio
taller. Pero hay muchas tiendas muy especialistas,
donde encuentras de todo, incluyendo repuestos.
Las calles de la capital lovetopiana recuerdan
a nuestros antiguos barrios, repletos de actividad
y con pequeñas tiendas. Todos los bajos de los
edificios están ocupados. La vida en pueblos y
ciudades es realmente animada. Los centros
comerciales de periferia, con comercios de
multinacionales, desaparecieron hace muchos años.
He visto multitud de tiendas de electrónica,
ferretería,
ropa,
confección
y
decoración.
Sorprende ver la cantidad de tiendas de deporte
que hay, muchas de ellas especializadas en las
actividades más increíbles. La atención de los
empleados es sorprendentemente amable, muy en
135
línea con la tradición lovetopiana de primar las
relaciones personales. Las herramientas y la
maquinaria
ligera
que
utilizan
para
las
reparaciones han sido donadas por los propios
lovetopianos. Luego, las reservan utilizando una
aplicación digital en sus tablet. La gente
presupone que los bienes manufacturados son
sólidos, duraderos y fácilmente reparables. Pero
no por ello son
menos sofisticados que los
nuestros. Consecuencia curiosa es que, al parecer,
no existen garantías de ningún tipo.
Se ha llegado a esta situación no sin cierta
dificultad. Me han contado anécdotas divertidas
sobre los ridículos diseños que salían al
principio. Incluso hubo procesos legales contra
los fabricantes y calamidades empresariales. Hoy
en día, el internet lovetopiano está repleto de
esquemas sobre cómo funcionan los productos y las
piezas que los componen. He visto algunos y me han
recordado enormemente a los mapas de montaje tan
habituales de Ikea. Son sencillos y muy, muy
visuales.
Según la costumbre lovetopiana, el modelo piloto
de todo artículo nuevo es presentado ante un
jurado compuesto por diez ciudadanos. Sólo cuando
estas diez personas convienen que pueden reparar
fácilmente el objeto en cuestión, con herramientas
normales, empieza su fabricación.
El material electrónico y los dispositivos
informáticos y de vídeo, están obligatoriamente
compuestos de elementos estándar desmontables. En
las tiendas hay un amplio stock de piezas de
recambio y de aparatos de control para que los
usuarios puedan localizar y reemplazar la pieza
defectuosa. Además, la mayoría de los equipos son
tan pequeños que si se estropean son enviados a
136
las fábricas de origen. El cliente recibe un
equipo nuevo y la fábrica recicla el defectuoso.
Menos mal que sus dispositivos son de alta calidad
y apenas se producen incidentes. Si no fuese así,
esta
tradición
de
reemplazar
los
equipos
defectuosos por equipos nuevos, sin coste alguno
para el ciudadano, sería la ruina de las empresas.
Hay que mencionar que los lovetopianos han
conseguido
fabricar
dispositivos
digitales
increíblemente diminutos. De entre mis favoritos,
destaco los enchufes que se acoplan a los
cristales
como
ventosas
y
extraen
energía
eléctrica del calor, y las termitas robóticas que
construyen
pequeñas
edificaciones
de
forma
autómata.
Pero el dispositivo rey son las tablets con sus
pequeños teléfonos complementarios. Aunque todo
el mundo tiene al menos una y son omnipresentes
en la sociedad lovetopiana, se utilizan con mucha
discreción.
Esto responde, evidentemente, al
deseo
de
dar
prioridad
a
las
relaciones
personales.
Estos
combinados
tablet-teléfono
resultan muy atractivos por ser ligeros y
resistentes, de escasas dimensiones y disfrutar
de un consumo de energía muy bajo.
(Miércoles, 11 de mayo) Entre tanto debate y
tanto referéndum digital, no me extraña que los
lovetopianos estén tan bien informados. Ahora,
después de entender cómo funcionan, siento que sus
discursos fáciles repletos de datos, cifras y
estadísticas están bien fundamentados. No son tan
fanfarrones como pensaba. Espero esmerarme más en
los próximos artículos. Hoy tengo la sensación de
que no soy tan buen periodista como creía. He
137
caído en mi propia trampa de prepotencia y
vanidad.
Esta mañana he sido testigo, por vez primera, de
una
curiosa
costumbre
lovetopiana
llamada
"autocrítica colectiva".
He hecho un alto en uno de esos cafés abiertos
a la calle en los que puedes desayunar. Era
temprano. De pronto, la tranquilidad quedó
interrumpida por unos gritos.
"¡Pero miren qué huevos!", gritó abiertamente un
cliente. "¡Están completamente secos!".
Pensé que la reacción del camarero sería
calmarle ofreciéndole un nuevo plato con otro par
de huevos fritos. O quizás,
que le pediría
discreción e intentaría que abandonase el local.
Pero en lugar de eso, cliente y camarero se
dirigieron hacia la cocina. Estaba en una esquina
de la sala, separada del resto del local por un
mostrador. Las cocinas lovetopianas son muy
transparentes. Les gusta ver qué ingredientes se
usan y cómo se guisa la comida que van a comer.
Sus cocinas siempre están a la vista. Ellos
contemplan a sus cocineros con la misma curiosidad
con que nosotros seguimos a nuestros cocineros de
shushi japonés o a los pizzeros.
"¿Quién ha hecho estos huevos?", preguntó el
cliente. Uno de los cocineros, una mujer, dejó una
cacerola que tenía en las manos y se acercó para
ver.
"Yo he sido. ¿Por qué?". El hombre repitió su
queja. La mujer cogió un tenedor y probó los
huevos. "Probablemente los ha dejado esperar
demasiado rato", dijo ella. "El plato ya está
frío".
Varias personas se acercaron dónde estaba la
cocinera y alargaron los brazos para tocar el
138
plato. Se iniciaron pequeños brotes de discusión.
Al final, se convino por unanimidad que el plato
estaba todavía templado y que, seguramente, la
mujer había dejado los huevos al fuego demasiado
tiempo.
"¿Por qué no ha tenido más cuidado?", preguntó
el cliente de una manera cariñosa, sin el más
mínimo tono de reproche.
"¡Porque tengo a mi cargo dos fuegos y casi
catorce pedidos!", replicó la mujer con una voz
fuerte, pero rota por la frustración.
Llegado
este
punto,
algunos
clientes
intervinieron. Coincidían en que Hortensia, la
cocinera,
era
excepcionalmente
responsable.
Afirmaron que sus huevos habían sido cocinados a
la perfección. Todo el mundo se puso a discutir
sobre la excesiva carga que representa la
elaboración de tantos platos. Los desayunos se
estaban quedando fríos, pero actuaban como si a
nadie le importase.
Alguien preguntó a Hortensia por qué no había
pedido ayuda viéndose tan sobrecargada de trabajo.
Se sonrojó y contestó, mirando con compasión a los
otros cocineros, que era su trabajo y que podía
hacerlo perfectamente.
Uno de los clientes, que parecía conocerla
mucho, dijo que sabía bien que Hortensia tenía
dificultades para pedir ayuda. Dijo que provenía
de una familia española con muchos hermanos
varones y que sus padres le forzaban a ocuparse
de la cocina y servir la mesa a diario. El cliente
la cogió de la mano y, mirándola tiernamente a los
ojos, le dijo que si alguna vez se veía desbordada
por un exceso de trabajo, o si se sentía
simplemente cansada, no tenía más que admitirlo y
pedir ayuda. Si sus compañeros no podían echarle
139
una mano, seguro que alguien se ofrecería a
ayudarla.
Esta intervención provocó que numerosos clientes
afirmaran que estarían orgullosos de ayudar a
Hortensia en la cocina en cualquier momento.
Al oír esto, Hortensia rompió a llorar. No sé si
era vergüenza o alivio. Un par de personas
entraron en la cocina y la abrazaron. Otras dos
entraron y se pusieron a su servicio para
ayudarla.
Lo más probable es que algunos pedidos llegaran
a sus destinatarios salpicados de lágrimas. Todo
el mundo retornó a su mesa con aire de
satisfacción.
La cafetería, un lugar silencioso unos minutos
antes, ahora respiraba pura alegría y mucha
intensidad de vida.
El cliente que había originado el percance se
comió sus nuevos huevos con ganas. Cuando
Hortensia le llevó personalmente el plato, se
levantó y le dio calurosamente y en voz alta las
gracias.
Por lo visto, estos pequeños dramas son muy
habituales en la vida lovetopiana. Por un lado,
pienso que son embarazosos y vulgares. Pero por
otro lado, siento que son encantadores y me quedo
con las ganas de participar. Creo que tanto los
participantes como los espectadores salen de ellos
con fuerzas renovadas.
Cuando he contado el incidente en la Cova, el
comentario de Isidro me ha dejado boquiabierto.
“Si, son muy recomendables. Han conseguido
incluso que aumente sustancialmente el índice de
felicidad de los lovetopianos desde que se enseñan
y se practican en las escuelas”.
140
En todos mis viajes, a los dos o tres días,
siento una cierta frustración sexual que supero
con la pornografía en Internet. Pero aquí, no
acabo de entender por qué, los hombres no la
necesitan. No he encontrado sitios de pornografía
local ni avisos de mujeres que ofrezcan sexo a
cambio de dinero. Lo único que hay son vídeos con
clases de streap-tease y resultan tan didácticos
que no me ponen.
No consigo comprender por qué demonios estas
mujeres lovetopianas, tan independientes, no
responden a mis señales. Es obvio que no es por
falta de interés por el sexo. El otro día me puse
a vacilar con una tía a la que conocí por la calle.
"Oye", me dijo después de un rato, "si sólo
quieres follar ¿por qué no lo dices claramente?".
Luego, se giró y se largó de mala leche.
Este incidente me hace reflexionar. A diferencia
de otros viajes, lo que busco no es sólo follar.
Quiero comprender las relaciones entre hombres y
mujeres. Quizás experimentarlas yo mismo. Su
comportamiento es muy diferente al nuestro.
Me siento envidioso y desplazado. Pero lleno de
curiosidad y deseoso de aceptar el reto. Hay
momentos en que mi confusión cede y me lleno de
una sensación de paciencia y calma, como si fuera
a encontrarme con alguien que me haga ver con
claridad.
Pero el hecho de que los lovetopianos sean tan
escandalosos haciendo el amor no me ayuda. A
través de las paredes de mi hotel, que no son
delgadas, escucho todo tipo de sonidos. A veces
incluso me descubro empalmado y me masturbo. Nunca
me había pasado algo así. He llegado a pensar que
conocen y practican un catálogo completísimo de
gemidos, suspiros, jadeos, lamentos y gritos. Es
141
evidente que no les importa lo más mínimo que
otros les oigan.
142
09.- LA ECONOMÍA: EL FRUTO DE LA
CRISIS
Valencia, 12 de mayo de 2033. La creencia de que
los lovetopianos son gente perezosa y sin ambición
está muy extendida entre los españoles. Llegamos
a esta conclusión después de la Independencia,
quizás cuando adoptaron la semana laboral de 20
horas y decretaron una renta básica universal. O
quizás cuando eligieron el índice de Felicidad
Interior Bruta (FIB) como medidor del progreso
social, en detrimento del universalmente aceptado
Producto Interior Bruto (PIB).
Sin embargo, creo que nadie en España ha
comprendido el alcance de la ruptura de Lovetopía
con nuestro modo de vida. Incluso hoy resulta
sorprendente
pensar
cómo
pudo
el
gobierno
lovetopiano llevar adelante unas medidas tan
revolucionarias.
Los lovetopianos más informados insisten en que
la raíz de los cambios fue cuestionar la ética
protestante del trabajo sobre la que descansa la
economía de la globalización. Quizás natural en
las naciones anglosajonas del Norte, resulta
ciertamente una imposición en los países católicos
del Sur. Pero para Lovetopía (y para España)
abrazar la ética protestante del trabajo era
ciertamente una contradicción. Incluso la gente
de la calle lo explica a su manera.
“El antiguo PIB crece cuando trabajas mucho,
comes industrial y te atiborras a medicamentos.
Sin embargo, ahora es el FIB el que crece cuando
estoy de fiesta, como de la huerta y disfruto de
una salud de hierro ¿Con cuál te quedarías tú?”.
143
Las consecuencias inmediatas de la Independencia
fueron graves. En lo económico, Lovetopía se vio
forzada al aislamiento para protegerse de la
competencia de los países con una concepción
distinta del trabajo. Pero políticamente todo
sucedió con rapidez. La expulsión de la Unión
Europea y la obligación de abandonar el euro
facilitó las cosas. El nuevo país entró en la
senda del aislamiento internacional sin tener que
pasar por un intenso debate interno.
La industria sufrió gravísimos reveses durante
años. El PIB descendió en más de un tercio,
generando un debate muy violento. La tensión
interna sólo desapareció cuando el FIB, el nuevo
índice de medición del progreso social, adoptó una
senda ascendente.
Lo que siguió al aislamiento internacional y a
la reducción del tiempo de trabajo fue una toma
de conciencia filosófica. “El hombre”, según los
lovetopianos, “no está hecho para producir y
consumir, como se pensaba en el siglo XX y
principios del XXI. Ni hay que entender el trabajo
como un camino de acercamiento a Dios. El hombre
debe simplemente ocupar su lugar en ese continuum
en perpetua renovación constituido por el conjunto
de los organismos vivientes. Y debe hacerlo sin
provocar
destrozos,
celebrando
la
vida,
disfrutando de la herencia de conocimiento y
tecnología
recibida
de
las
generaciones
anteriores”.
El hombre debe encontrar la felicidad no en el
hecho de aprovecharse de la naturaleza y dominar
a las demás criaturas terrestres, sino en vivir
en armonía con ellas. El despilfarro consumista
debía
restringirse
en
beneficio
de
la
supervivencia futura.
144
Este objetivo, casi religioso, nada tiene que
ver con la noción cristiana de la "salvación".
Este pilar del catolicismo, ampliamente aceptado
en España, pregona la renuncia y el sacrificio en
esta vida para alcanzar una mejora en la siguiente
vida, la vida eterna. Sin embargo, el concepto
lovetopiano aboga por disfrutar y celebrar la
abundancia de esta vida desde la harmonía con la
naturaleza y el resto de seres vivos, dejando
espacio para las generaciones futuras.
Este cambio de actitud filosófica pudo parecer
a simple vista muy teórico. Sin embargo, pronto
se vieron sus implicaciones.
Los economistas lovetopianos, igual que sus
colegas españoles, conocían el camino oficial para
mantener la competitividad de las empresas y de
la economía en un mundo globalizado. La única vía
era reducir el nivel de vida de los ciudadanos
mediante una incesante presión a la baja sobre los
sueldos y al alza sobre las horas de trabajo.
“Incrementar
la
productividad”,
decían
los
eslóganes oficiales. Pero cuando se pudo explicar
esto abiertamente, de manera entendible, la
política oficial de España y de la Unión Europea
durante la época de la Independencia encontró un
rechazo frontal. La gente entendió que lo que
demagógicamente se llamaba “devaluación interna”
no era otra cosa que "explotación y empeoramiento
sin
fin”
del
nivel
de
vida
y
“tercermundialización” de la sociedad. Y lo que
resultaba peor. Cada vez que se conseguía un
aumento lento pero constante de la productividad
en el trabajo, desde el sacrificio de la
población, se producía una fuga de capitales de
signo contrario. Una situación que rápidamente
evolucionaba hacia una siguiente crisis financiera
145
y que ponía al ciudadano de nuevo en el punto de
mira. Este efecto ha llegado a conocerse en
Lovetopía como “el círculo terrorífico de la
devaluación interna”.
Una vez entendida la política económica oficial,
un grupo de lovetopianos, mujeres en su mayoría,
se las arregló para introducir y extender una idea
revolucionaria. Declararon públicamente que las
consecuencias
sobre
los
individuos
de
una
catástrofe económica no implicaría un riesgo real
de supervivencia. La crisis financiera, en
particular, podría volverse deseable si la nueva
nación se organizaba para consagrar su riqueza
natural en favor de la población. Potencial
intelectual y manual, fuentes de energía y bienes
industriales debían ponerse al servicio de las
necesidades básicas para la supervivencia y el
disfrute de la vida. Si se hacía así, incluso un
descenso en picado del PIB podría revelarse
socialmente favorable. Algo que se entiende bien
cuando se reconoce la concepción lovetopiana de
que “el PIB está compuesto fundamentalmente por
actividades inútiles que sirven a las grandes
empresas y no a la población”.
En resumidas cuentas, los nuevos dirigentes
defendían que no sólo habría que soportar el caos
financiero
sino
que
habría
que
provocarlo
deliberadamente. La teoría imperante incluso
afirmaba que una fuga de capitales resultaría
positiva. De producirse, casi todas las empresas,
fábricas, granjas y unidades de producción caerían
como chinches en manos lovetopianas.
Y bastaron unas cuantas decisiones para poner
esta teoría en práctica. Primero llegó la
reducción
de
la
jornada
laboral,
el
establecimiento de una renta básica universal y
146
la adopción del “cor” (en castellano, “corazón”)
como moneda nacional, en sustitución del euro.
Luego, añadieron otras medidas también básicas.
Por un lado, se estableció el control de precios
de los alimentos, en especial de aquellos
derivados de la agricultura y la pesca. Por otro,
se provocó la escisión forzosa en pequeños
comercios de las grandes empresas de alimentación
como Mercadona, Consum y Alcampo. Se anunció una
moratoria en todas las actividades de la industria
del petróleo y se convino la paralización del
parqué de vehículos privados. Y se implantó un
paquete de draconianas leyes que, en su conjunto,
han llegado a conocerse como “Las 10 Leyes”.
Como era de esperar, estas decisiones provocaron
la indignación general. Los grupos de presión de
los distintos intereses afectados, especialmente
los refugiados que habían huido del nuevo país,
intentaron
obligar
al
gobierno
español
a
intervenir militarmente.
Sin embargo, la Independencia databa ya de
varios meses. Los lovetopianos habían tenido
tiempo suficiente para formar una milicia popular,
equiparla con armas procedentes de USA, Francia y
la República Checa y entrenarla intensivamente.
Se sabía, asimismo, que habían conseguido minar,
en los días posteriores a la Secesión, una serie
de ciudades importantes del centro peninsular con
armas atómicas fabricadas en secreto. Aunque nunca
se
ha
clarificado
qué
ciudades
estuvieron
amenazadas, siempre se habló de Madrid y Sevilla,
quizás Valladolid.
Todo lo que pudo hacer Madrid fue exigir a la
OTAN el bloqueo de los puertos lovetopianos y
lanzar una feroz campaña de intimidación económica
147
y política contra Lovetopía. Finalmente, España
renunció a la idea de la invasión militar.
La primera consecuencia económica para los
españoles de todo lo anterior fue una oleada de
liquidaciones y ventas forzosas de negocios y
propiedades. Las familias de más solera de
Valencia, Alicante, Granada y Málaga se vieron
forzados a tratar, en condiciones desfavorables,
con
los
representantes
del
nuevo
régimen.
Numerosas fincas, cuya legitimidad nacía de la
época de la reconquista en el siglo XVI, fueron
liquidadas a precio de saldo a toda prisa por sus
propietarios, la mayoría nobles. Cuando no
encontraron
comprador,
simplemente
fueron
entregadas a los Ayuntamientos afectados. Muchos
de estos ciudadanos eligieron abandonar el nuevo
país para asentarse en España y organizar una
oposición
al
nuevo
régimen.
Gigantescas
sociedades, habituadas a dictar sus condiciones
en los Ayuntamientos y en los extintos Parlamentos
Autonómicos, se encontraron de pronto mendigando
indemnizaciones. Bien es conocida en España la
humillación que supuso tener que explicar ante la
ONU que las propiedades valían infinitamente más
del valor por el que se habían declarado a
Hacienda.
Otra consecuencia fue que cientos de miles de
personas en Lovetopía se encontraron sin trabajo
de la noche a la mañana. El nuevo Gobierno resolvió
el problema de dos maneras.
Por un lado, el gobierno lovetopiano inició una
agresiva política de inversiones públicas que
emplease la mano de obra parada. Por supuesto,
nada que ver con aquel fiasco de la época de
Zapatero que resultó en un despilfarro faraónico
de recursos públicos en la renovación de aceras,
148
jardines y cementerios. El nuevo gobierno apostó,
en primer término, por la construcción de la red
de tranvías en las ciudades y de ferrocarriles
entre
grandes
poblaciones.
Como
medida
complementaria, arrancó la puesta a punto de la
infraestructura de aguas residuales y unidades de
reciclaje necesarias. El establecimiento de los
nuevos sistemas de equilibrio fue un objetivo
político y social desde los inicios de Lovetopía.
Además, se incentivó el desmantelamiento privado
de todas las instalaciones nocivas o inútiles del
antiguo régimen, como las gasolineras o las vallas
publicitarias.
La segunda gran medida fue la adopción de la
semana laboral de 20 horas. Esta medida, por si
sola, multiplicó por dos el número de empleos
disponibles. La resaca fue que disminuyeron en
casi la mitad las rentas individuales. Para
minimizar los efectos negativos, se mantuvo
durante años un control riguroso sobre los
precios.
Los
artículos
afectados
fueron
principalmente la alimentación y productos de
primera necesidad.
Sin embargo, un efecto positivo de esta segunda
medida fue que la población se encontró, de
repente, con muchísimo tiempo libre. Personas de
todas las edades y condiciones se organizaron
espontáneamente, con la ayuda de las redes
sociales, para asistirse unas a otras. Este
ejercicio de generosidad colectiva consiguió
mantener en funcionamiento todos los servicios
sociales que se consideraron críticos para el
bienestar de los individuos.
No hay duda de que el período de transición que
siguió fue de una gran turbulencia. Aun hoy,
muchas personas lo recuerdan con emoción, aunque
149
aseguran que nadie careció de alimentos, ropa,
casa o tratamiento médico. Eso sí, la población
soportó una serie de incomodidades graves. Mucha
gente se vio privada de aquellos elementos de
confort conseguidos a base de sacrificios y
esfuerzo. La gran mayoría tuvo que renunciar a los
coches, a los tan sofisticados platos preparados,
a los vestidos, a los accesorios de última moda y
a las intervenciones de cirugía estética. Algunas
empresas de servicios, tan útiles a la hora de
arreglar las pequeñas averías domésticas, tuvieron
que cerrar.
Este cambio de vida se hizo especialmente
difícil para las personas mayores. Sin embargo,
un hombre anciano le quitó importancia a esta
época de cambios después de haber crecido de niño
en la Valencia de la post-guerra, refiriéndose a
la Guerra Civil española.
“En aquella época, nos alimentamos de ratas y
hortalizas podridas y pasamos mucho frío”, comentó
sonriente.
“Si
comparamos
aquello
con
la
experiencia lovetopiana, créame si afirmo que todo
ha sido relativamente fácil y cómodo”.
Para
los
jóvenes,
estas
perturbaciones
representan esa especie de aventura que acompaña
a los años de guerra. Es posible, si adoptamos el
punto de vista lovetopiano, que la perspectiva de
un posible ataque por parte de España o sus aliados
de la OTAN hiciese menos penosos los sacrificios
sufridos.
Según algunos, el hecho de que el gobierno
adoptara como objetivo la supervivencia y la
regeneración
nacional,
bajo
un
plan
fundamentalmente humanitario, tuvo mucho de
reconfortante y sirvió para intensificar la
solidaridad entre las personas. Raros fueron los
150
casos de individuos que, presa del pánico, se
dedicaron a acumular reservas alimenticias. La
generosidad en todo lo concerniente a los
alimentos, tan característica de los lovetopianos
de hoy, proviene de aquella época.
Hay que añadir a todo lo anterior que los
territorios donde se halla ubicada Lovetopía son
muy abundantes en recursos naturales. Esta ventaja
natural ayudó a la transición. Lo templado del
clima mediterráneo favoreció la vida al aire libre
e hizo de las restricciones de petróleo, exigidas
por la nueva política económica, una mera
molestia. En ningún caso fue una cuestión de vida
o muerte, como habría ocurrido de tratarse de los
rigurosos inviernos del Norte. La población, a su
vez, estaba excepcionalmente versada en materias
de agricultura, naturaleza y conservación.
Además,
las
provincias
que
conformaron
Lovetopía tenían un alto nivel cultural, un
elevado porcentaje de médicos y muchos ingenieros,
técnicos y obreros cualificados. Sus grandes
ciudades, muy centradas en la industria y el
comercio, producían todo lo necesario para vivir.
Valencia, Alicante, Granada y Málaga disfrutaban
de
centros
universitarios
de
primer
nivel
internacional. Sus institutos de investigación se
contaban entre los más avanzados y mejor equipados
de España.
No hay que olvidar tampoco el contexto político
en que tuvo lugar la secesión.
Según podemos recordar, la crisis financiera,
económica y política, que empezó en 2007 con el
gobierno de Zapatero y se acentuó con el gobierno
de Rajoy, se cebó especialmente en el Levante
español.
151
En aquellos años, la Comunidad Valenciana tenía
el gobierno autonómico en quiebra y unos índices
de
desempleo
alarmantes.
Había
perdido
la
televisión autonómica y sus dos cajas de ahorros.
Sus representantes políticos habían realizado
inversiones innecesarias y después habían robado
su usufructo, asignándose la gestión privada y
unas rentas irracionalmente altas. Y el Parlamento
Autonómico disfrutaba del trágico privilegio de
ser el de mayor número de políticos imputados en
procesos judiciales por delitos de corrupción y
robo a la Hacienda pública.
Por su parte, el gobierno español estaba
hipnóticamente concentrado en su autodefensa
política, también por el acoso judicial y
mediático al que estaban sometidos sus dirigentes
y afiliados por los escándalos de corrupción.
Cualquier lector curioso puede lanzar una búsqueda
en Internet sobre el llamado “caso de los papeles
de Bárcenas”, el “caso Gürtel” o el “caso de los
ERE andaluces” para entender mejor la situación
de aquellos años. Por otra parte, el principal
escollo político previsible de la época era,
indiscutiblemente, el asunto del referéndum de
Independencia en Cataluña programado para el mes
de noviembre de 2014.
Adicionalmente, Estados Unidos, el gran poder
necesario para autorizar una acción militar,
mantenía
su
gasto
de
defensa
a
niveles
desorbitados. Después de la conquista de la
antigua Persia, las denominadas “guerras de
Afganistán, Irak y Siria”, no podía permitirse una
campaña que operase sobre territorio europeo.
La persistente sucesión de ejercicios de
recesión económica que arrancó en 2007 provocó un
empobrecimiento de la mayoría de la población
152
española. El nivel de vida de las clases medias
cayó en picado. Mientras, las élites económicas y
políticas acumulaban propiedades, riquezas y
prebendas legales. Hoy por hoy, incluso a nuestros
historiadores les resulta sencillo explicar por
qué la mayoría de la población española se opuso
frontalmente a una intervención militar contra
Lovetopía.
Aunque
son
muchos
los
factores
que
intervinieron, merece el esfuerzo enunciar algunos
hechos relevantes desde la óptica lovetopiana.
España estaba dirigida por un gobierno corrupto y
con índices de popularidad históricamente bajos.
Sus reformas económicas fueron a todas luces
ineficientes y contrarias al sentido común.
Millones de funcionarios y ciudadanos se lanzaron
a
las
calles
a
protestar,
protagonizando
manifestaciones casi diarias. El gobierno sólo
supo responder movilizando salvajemente a los
antidisturbios y otorgando poderes de represión
social a las empresas de seguridad privada. A lo
que habría que añadir los sucesivos escándalos por
las subidas arbitrarias de los precios de la
energía y los graves destrozos económicos causados
por la crisis bancaria y sus élites.
"Todo esto", dijo un lovetopiano, "nos convenció
de que si queríamos sobrevivir tendríamos que
tomar las riendas de nuestros asuntos".
Repliqué
que
todos
los
conspiradores
revolucionarios decían lo mismo, atribuyéndose la
representación de la mayoría, sin permitir que
ésta vislumbrara ni de lejos el poder.
"Lo único que puedo afirmar", respondió, "es que
las cosas iban de mal en peor. Los ciudadanos
estábamos verdaderamente necesitados de un cambio,
literalmente saturados de una crisis que sólo se
153
entendía como un gran festín de corrupción. Nos
sentíamos impotentes ante el paro y el cierre de
empresas. Los recortes en sanidad y en educación
no se podían entender en un contexto de ayudas
multimillonarias a los bancos y a las empresas de
autopistas. Añada a esto la degradación de la
alimentación y lo absurdo de los mensajes de la
publicidad,
cada
vez
más
insoportables.
Encontramos en la política la salida para nuestra
auto conservación”.
"O sea", contesté, "que para obedecer a un
programa político draconiano, millones de personas
consintieron en arriesgar su bienestar económico
y social".
"Llegado ese punto, tal bienestar era algo del
pasado y dejaba mucho que desear", dijo. "Algo
había que hacer. Y aparte de los ciudadanos,
ninguna institución parecía dispuesta a intentar
ninguna acción. Además", añadió encogiéndose de
hombros mientras sonreía, "tuvimos mucha suerte.
Los medios americanos y europeos empezaron a
referirse al nuevo territorio como Lovetopía, la
utopía del amor. Y nadie parecía dispuesto a
permitir una agresión real sobre una revolución
que había arrancado con millones de mujeres
indefensas manifestándose desnudas, con los pechos
al descubierto.”
(Viernes, 13 de mayo) Un misterio: los
lovetopianos no se sienten "ajenos" a su trabajo
y su tecnología. El otro día me paré a contemplar
a unos carpinteros mientras trabajaban en una
obra. Torneaban y aserraban la madera con gran
cariño. ¡Usaban la energía de sus músculos y no
sierras
como
nosotros!
Los
clavos
estaban
colocados artísticamente y sus martillazos sonaban
154
rítmicos. Sujetaban las maderas con cuidado
mientras ensamblaban unas con otras. Gustan de
utilizar simples muescas como juntas. Me quedé con
la impresión de que no fuerzan la madera, sino que
colaboran con ella.
Ayer por la noche, recibí una extraña llamada en
mi tablet. Un hombre de voz ronca me preguntó si
podía venir a verme. Le acompañarían un par de
amigos. Al principio no conectó la imagen de su
vídeo. Sólo vi su rostro cuando acepté recibirle.
Nos citamos, a sugerencia suya, en un café.
Aunque parecía más un club de hombres. Había
paneles de madera oscura, cerveza y buenos
whiskies. Empezaron hablando de la alegría que
supuso para ellos mi visita.
Fue toda una novedad. Era la primera vez que me
encontraba
con
lovetopianos
que
parecían
interesarse mínimamente por las relaciones entre
Lovetopía y España. Mis interlocutores eran, a
todas luces, hombres de negocios. No supe
exactamente de qué tipo, pero esa forma tan
especial de sentirse propietarios de todo me
resultó familiar.
De pronto, comprendí quienes podrían ser ¡La
oposición al régimen!
El hombre de voz ronca, después de las
presentaciones, explicó su postura con bastante
soltura. En su opinión, muchas de las reformas
sociales del nuevo gobierno habían sido necesarias
e incluso deseables. Sin embargo, otras muchas no
habían hecho más que poner serias trabas al
espíritu de empresa.
"La economía de Lovetopía, como cualquier
economista español le diría, va hacia una crisis.
Es terrible todo lo que hemos perdido. Y lo que
155
es peor, vamos derechos hacia un enfrentamiento
real con España".
"¿Qué quiere decir?", pregunté.
"Seamos objetivos. Somos un pequeño país en la
periferia de otro mucho mayor. Casi cuatro veces
más grande. Lovetopía tiene una población de
apenas 10 millones de habitantes frente a los 38
de España. Esto que vivimos desde hace casi veinte
años es una locura política y social. Imagínese
pertenecer a un país con un nombre así de
vergonzoso, que hace referencia al amor. Somos el
hazmerreír del mundo. Tarde o temprano llegaremos
a un conflicto armado y desapareceremos del mapa
de un plumazo. Sabemos lo que hicieron los
americanos en Vietnam. Sabemos lo que sucedió en
Irak y en Siria. Es probable que esa historia que
se cuenta de nuestras bombas atómicas no sea más
que un bluf. Y si es así, podría muy bien
ocurrirnos aquí lo mismo que en esos países de
moros”.
"¿Qué es lo que cree que habría que hacer?".
"Para empezar, adoptar una política menos
intransigente. Llegar a unos cuantos compromisos.
Su visita nos ha llenado de optimismo. Podría ser
el preludio de una reapertura de las relaciones
comerciales entre los dos países. Si esto
ocurriera, podríamos comenzar por un cambio en las
fábricas. Las gentes de aquí comprobarían como van
las cosas cuando se deja a los directores dirigir.
Habría que recuperar la propiedad anónima y la
bolsa
de
capitales.
Después,
pasaríamos
gradualmente a la instauración de unas relaciones
de interdependencia económica cada vez más
estrechas. Con el tiempo, la intención sería que
nuestra economía recuperase de nuevo la categoría
de economía moderna y occidental".
156
"¿No es esto lo que propone el Partido
Progresista?", pregunté.
Hubo una pausa. "Sí, pero su oposición no es más
que apariencia vacía. Se dicen partidarios del
cambio, pero cuando se presenta la oportunidad de
cambiar se retiran con el rabo entre las piernas.
Normal cuando te das cuenta de que sus dirigentes
también son mujeres y no tienen rabo”, apuntilló
mientras soltaba una carcajada que fue rápidamente
coreada por sus dos acompañantes. “En realidad,
no son diferentes que las del Partido de la
Supervivencia. Hemos desistido de conseguir nada
de ellas".
Se movieron inquietos. "En primer lugar, hemos
puesto grandes esperanzas en su visita. Confiamos
en que se pronunciará a nuestro favor en Madrid.
Quiero decir, en favor de la normalización de las
relaciones entre los dos países. Esperamos que
esto dinamice algunas cosas. Pero queremos decirle
que vamos en serio y estamos dispuestos a combatir
por nuestros ideales".
Les miré estupefacto. "¿Combatir?".
Me devolvieron la mirada con solemnidad. El
resto de la conversación desveló que iban a
jugarse el todo por el todo.
"Tenemos buenas razones para pensar que los
Estados Unidos, si lo solicita España, darán su
apoyo a grupos clandestinos en Lovetopía. Eso es
lo que hacen en los países cuyos gobiernos
mantienen una línea ideológica diferente a la
suya. Estamos en ese punto en que la acción de la
política oficial se revela ineficaz. Lovetopía
tiene que cambiar de rumbo. Estamos dispuestos a
todo. Pero necesitamos ayuda exterior”.
"¿No temen ustedes verse señalados como simples
fuerzas españolas o americanas?".
157
"Es un riesgo que estamos dispuestos a correr.
Naturalmente, tomando las precauciones adecuadas.
Por ejemplo, tendríamos que recibir armas cuya
procedencia española no pudiera ser detectada".
Esta vez fui yo quien hizo una pausa.
"¿Quiere decir que pretenden recibir explosivos
y armamento ligero?", pregunté.
Me miraron con incredulidad. "Por supuesto. Sólo
así podremos avanzar hacia un verdadero cambio. Y
sólo hay un medio rápido para hacerlo".
"¡No sé si se han dado cuenta de que soy un
periodista y no un agente del CNI!", les dije. Me
respondieron
con
una
sonrisa
forzada.
"No
obstante,
tal
vez
pueda
hacer
llegar
su
predisposición a las personas interesadas. ¿Con
cuánto apoyo cuentan?".
"Ya sabe usted como es la gente. Se adaptan a
las ideas oficiales incluso cuando van en contra
de sus propios intereses. Pero en cuanto hayamos
iniciado la acción, el entusiasmo será general".
Les observé con atención. Me costaba imaginarlos
como
unos
terroristas
en
potencia.
Aunque
probablemente ocurre lo mismo con todos los
terroristas. Dos de ellos pasaban de los
cincuenta.
En
España
serían
ciudadanos
improductivos y corruptos, seguramente miembros
de algún partido político nacional. Aquí se
sienten totalmente desplazados. Los otros dos
hombres eran jóvenes agresivos y de apariencia
peligrosa. Sin saber más, me quedé con la idea de
que eran de esos jóvenes rebeldes que se
enfrentarían a cualquier régimen. Estarían en
contra de cualquier movimiento que no fuese el
suyo.
No parecían contar con un sólido apoyo popular
ni una organización seria. Aun así, tomé nota
158
sobre como localizarles. Salimos juntos del café.
En España, podríamos haber pasado por hombres de
negocios que acababan de repartirse el mercado.
(Domingo, 15 de mayo) Nazaret Miro “Luminosa”.
Un nombre de inspiración india construida según
la tradición lovetopiana y elegido por ella misma.
Cuando
le
pregunté,
me
contó
que
los
lovetopianos con ascendencia española sólo manejan
un apellido de dos sílabas. La primera sílaba
proviene del apellido del padre. La segunda sílaba
proviene del apellido de la madre. Ambas sílabas
se combinan como una palabra única en un orden que
elige cada individuo. Ella es hija de una Mínguez
y un Romero. Ha elegido primero el de su madre
porque le gustaba la palabra resultante. El
segundo apellido no es tanto un apellido, según
lo entendemos nosotros, sino un descriptivo que
cada cual elige según sus preferencias y su
entender de cuál es el don que entrega a la vida.
Ella eligió “Luminosa” porque le gusta iluminar
con amor las situaciones más confusas y difíciles.
Este apellido descriptivo apenas se utiliza
públicamente. Está reservado a círculos más
íntimos.
Nazaret vino a esperarme a la estación de tren.
Acudo invitado a un campamento en el que observar,
durante unos cuantos días, como funciona la
política de explotación y preservación de los
bosques. ¡Maldita agenda y malditos funcionarios!
Yo solicitando entrevistar a la Presidente y lo
único que me ofrecen es conocer de primera mano
su política forestal.
Al principio, pensé
que Nazaret era una
relaciones
públicas
o
una
funcionaria
del
gobierno. Pero no, sólo es una miembro de un
159
campamento de cientos de hectáreas de bosque.
Presencia física fuerte y vital. Esbelta y de
caderas anchas. El cabello negro y rizado. Los
ojos grandes, entre marrones y verdosos, de mirada
penetrante. Yo diría que procedente de una familia
de origen árabe.
La mañana era fresca y húmeda. Llevaba un jersey
gordo, pantalones vaqueros y zapatillas de montaña
de esas para caminar. Sólo un ligero toque de
coquetería. Alrededor del cuello, llevaba un
pequeño foulard púrpura de seda estampado con
flores.
Traía una bicicleta para cada uno. ¡No había
cogido un trasto de esos desde que era niño! Al
principio, me costó mantener el equilibrio.
Nazaret me seguía con una calma divertida.
Nos paramos en un alto para contemplar el bosque.
No dijo nada. Sólo un gesto de satisfacción. Apoyó
su mano en mi brazo y sonrió.
"Este bosque es mi hogar", dijo. "Cuando mejor
me siento es cuando estoy entre los árboles. En
los paisajes con horizonte me siento incómoda.
Nuestros ancestros sabían bien lo que hacían.
Entre los árboles hay seguridad y puedes sentirte
libre".
No supe qué responder. Empezó a pedalear de nuevo
y no paramos hasta llegar al campamento. Me costó
bastante mantenerme a su altura, aunque creo que
lo disimulé bien. Llegué empapado de sudor y
cansado.
El campamento estaba formado por un grupo de
edificios rodeados de árboles altos y frondosos.
Los barracones eran viejos y estaban sin pintar.
Pero tenían su gracia. Eran como los de un
campamento
de
verano.
Estaban
ordenados
irregularmente en torno a un gran edificio central
160
que servía de lugar de reunión. Un poco más atrás,
un granero con maquinaria. Al fondo, una zona
inmensa con miles de arbolitos recién plantados.
Un agradable olor a bosque lo inundaba todo. Los
rayos de sol se filtraban a través de las ramas
de los gigantescos árboles. El ambiente era
extraño, pero dulzón. Me sentía raro. Como en la
oscuridad de una iglesia.
A nuestra llegada, docenas de personas salieron
de todos los edificios. Parece ser que una visita
es un gran acontecimiento para ellos. Nazaret
permaneció a mi lado mientras me rodeaban. Su
actitud era protectora. En apenas unos segundos,
me acribillaron a preguntas.
“¿Qué has visto? ¿Cuándo llegaste a Lovetopía?
¿Dónde vives en España? ¿Qué quieres ver aquí?
¿Cuánto tiempo te vas a quedar con nosotros? ¿Qué
sabes hacer? ¿Cocinas algún plato tradicional de
España? ¿Cuál es tu árbol favorito?”.
Ante esta última pregunta, se me escapó una
respuesta espontánea que ni tan sólo pensé. “¡El
árbol de Navidad!", grité. Luego, invadido por el
ridículo, añadí en voz más baja, “La botánica
nunca ha sido un área de interés para mí”. Todos
se rieron. Pero fue una risa amable que me hizo
sentir protagonista.
La mitad del grupo eran mujeres. Muchas para un
lugar como éste. Pensé que quizás se ocuparían del
semillero y de la plantación de árboles. Pero más
tarde supe que no es así. También talan árboles,
manejan tractores y conducen gigantescos camiones.
"Antes de mostrarle nuestro trabajo, nuestro
invitado querrá darse un baño", declaró sonriendo
Nazaret.
Me llevó entonces a tomar el baño de bienvenida
con el que reciben a sus huéspedes. Me pareció una
161
idea excelente. Seguía sudado del trayecto en
bicicleta y ya empezaba a notar las primeras
agujetas.
Nazaret estaba más habladora. Ha vivido en este
campamento varios años. De cuando en cuando, baja
a la ciudad en parte como vacaciones, en parte
para visitar amigos y abrirse a otros ambientes.
Es evidente que es una persona muy activa. Resulta
a la vez muy vital y muy femenina. Es bastante
dura cuando habla sobre aquellos miembros del
campamento que vienen de las ciudades a hacer su
"servicio forestal".
“Cuando un lovetopiano quiere comprar una gran
cantidad de madera, por ejemplo para hacerse una
casa o como derecho de compra de leña, debe cumplir
un período de trabajo de algunos meses en un
campamento forestal”, me dijo cuando le pregunté
por el servicio forestal. “Se dedican a plantar
árboles y a cuidar los terrenos del bosque. Se
supone que contribuyen a reponer los árboles que
un día reemplazarán la madera que compren.”
“Una costumbre poética, pero un tanto absurda”,
contesté sin apenas darme cuenta. Corregí con
rapidez mi torpeza. “Aunque puede ayudar a cambiar
la actitud de los individuos hacia los recursos
naturales”.
Nazaret quiso saber si tenía familia y qué
personas componían mi hogar. Se mostró sorprendida
de que no viviera con mi esposa y mi hija. Ni con
padres, abuelos, primos, amigos o colegas. Me dijo
que no entendía cómo podía vivir completamente
solo, aunque pasara mucho tiempo con otra mujer.
Me preguntó qué es aquello que me gusta en la vida
y que me proporciona placer. Una pregunta así,
difícil de contestar con sinceridad, me resultó
más fácil por su espontánea curiosidad.
162
"En primer lugar, me encanta ganar dinero y el
reconocimiento de los demás. También me gusta la
sensación de poder llegar a la gente, a masas de
gente, e influenciar a las personas a través de
mis artículos. Después, los sentimientos de
maestría al escribir, de inteligencia, de saber
que
tengo
la
preparación
suficiente
para
comprender los acontecimientos más extraños y
saber enfocarlos desde una perspectiva diferente.
Y el amor al lujo, o por lo menos, a las cosas de
calidad.
Me
gusta
comer
en
los
mejores
restaurantes. Llevar la mejor ropa. También ser
visto en compañía de personas poderosas y de la
alta sociedad".
Nazaret me interrumpió con ingenuidad. "¿Es tu
novia de la alta sociedad?"
"En cierta forma, sí. Gusta mucho a la gente de
la alta sociedad, aunque no pertenezca a ella".
El pabellón donde estaban los baños se
encontraba dentro del bosque. Quizás a unos
cientos de metros del campamento. Cuando llegamos,
la conversación había adquirido un tono más íntimo
y personal.
"No has mencionado el disfrute de las relaciones
con los individuos, hombres o mujeres. ¿Tienes
amigos? ¿Te gusta el amor? ¿Disfrutas con el
sexo?".
"¡Claro que sí!", respondí con la sensación de
que me había cogido desprevenido.
En ese instante llegamos a la casa de los baños.
Nazaret empujó la puerta y me cogió de la mano
para conducirme hacia el interior. Estaba casi
totalmente oscuro, excepto por el resplandor de
una chimenea encendida. Abrió los grifos de una
gran bañera de madera. Se acercó al fuego y puso
más leña.
163
Vi cómo su sombra se acercaba. Apenas veía su
rostro. La única luz venía del fuego de la
chimenea. Creí intuir una sonrisa cálida. Incluso
misteriosa. Cuando estaba a dos escasos pasos,
alargó el brazo y me puso la mano en la cintura.
"¿Quieres hacer el amor conmigo?", preguntó sin
preámbulos.
Mi primera reacción fue de una leve irritación.
Esa forma tan directa de plantear las cosas me
resultó violenta. Pensé que no quería más que
jugar un rato y follar conmigo. Estaba claro que
Nazaret no era una mujer sumisa. Imaginé que
sucedería después del baño.
De repente, me encontré tirado en el suelo de
madera. “¡Dios mío!”, dije para mis adentros,
“¡pero si esta mujer es más fuerte que yo!”.
Hice acopio de fuerzas y conseguí que rodara
sobre mí. El simple forcejeo hizo que en escasos
segundos estuviésemos los dos muy excitados. Nos
quitamos la ropa a golpes. Le entró una risa
nerviosa cuando vio el follón que estábamos
organizando.
La penetré de inmediato. Ella cerró con fuerza
sus musculosas piernas en torno a mí. Su miraba
cambió a tensa. Ya no había risas. Fue violento y
muy breve. Sudábamos por todos los poros. El aroma
de su vagina era muy intenso. Perdí toda
consciencia de la dureza del suelo. El agua
caliente continuaba llenando la gran bañera
redonda.
Apenas duró unos segundos. Eyaculé en un abrir
y cerrar de ojos. Nazaret se echó a reír mientras
se separaba de mí. Sentí la tensión de quien recibe
una burla. Aunque superé mi eyaculación precoz al
final de mi juventud, el miedo siempre está ahí.
164
Pero no fue así. Su risa no era por mi
precocidad. No había burla en su mirada ni en sus
palabras. Sus ojos me miraban con ternura. Su dedo
índice acariciaba mis labios.
"Lo pensé cuando te vi en el tren. Me dije a mi
misma que no te importaría". Me miró con picardía.
"¿No pensaste en intentar algo cuando paré y te
mostré el bosque? Sé de un sitio maravilloso por
allí y..."
"Me temo que, como invitado, no se me pasan por
la imaginación semejantes ideas", contesté.
"¡Claro! Eso ya lo pensé. Me gustas. Eres una
persona seria. ¡Aunque no se te den bien las
bicicletas! Parecías, además, tan... no sé, tan
abatido. De todas formas, no hacemos muchas
distinciones entre los invitados y los que no lo
son. Esperamos que participes en todo. Ahora voy
a enseñarte cómo nos lavamos".
Nos
metimos
dentro
de
la
bañara
para
enjabonarnos. Nazaret sonreía alegremente. Se
desprendía de ella un encanto que sentí diferente.
No es exactamente lo que se dice bella, al menos
para lo que estoy acostumbrado. Pero si es
increíblemente
atractiva.
Y
su
cuerpo
es
espectacular. Nos frotamos el uno al otro con una
esponja. Cada vez que me tocaba recorrer su
cuerpo, notaba que perdía la cabeza. Cogía el agua
con una cacerola y se la echaba por encima, como
dibujando sus pechos, su cintura y sus caderas
entre la espuma del jabón.
Cuando Nazaret me miraba se me ponía la carne de
gallina. Es como si estuviera ante una criatura
misteriosa, animal y humana a la vez. Sus ojos
escondían una expresión indescifrable. En la
bañera, hubo momentos en que se comportó como una
verdadera salvaje. Me mordió varias veces para
165
después alejarse de un salto. Entendí, a base de
prueba y error, que me pedía que dejara de ser
dulce y suave con ella. Pero caí una y otra vez
en una estúpida ternura. Y cada vez que lo hice,
me sacaba de mi actitud con empujones o mordiscos.
Este juego, nuevo para mí, resultó de lo más
excitante.
Con los ojos brillantes como luceros, saltó
fuera de la bañera con una agilidad sorprendente.
Salió de la habitación chorreando agua. La seguí
con la vista sin entender nada. Volvió de un salto
a la puerta e hizo una pequeña y seductora danza.
Me resultó muy cómico. Tanto, que se me escapó una
carcajada. Desapareció de nuevo y volvió a
reaparecer. Todo esto sin una sola palabra. Salí
tras ella. Corrimos por un sendero. Es increíble
lo rápida que es y cómo sortea los árboles. Nos
metimos en el bosque. Cuando alcanzó un enorme
pino silvestre, desapareció bruscamente en una
cavidad en la base. Me metí detrás.
Encontré a Nazaret tumbada en un lecho de agujas
de pino, jadeante y sin aliento. El espacio era
todo penumbra. Apenas pude distinguir una especie
de amuletos que colgaban del techo. Tropecé con
un manojo de plantas y flores secas. También había
plumas y piedras de todo tipo. El techo estaba
calcinado.
De repente, tuve la sensación de desaparecer.
Fue como si algún poderoso espíritu me absorbiese.
Caí sobre ella. Y me recibió con una sonrisa
sobrenatural. Una sonrisa de boca, brazos y
piernas.
Volvimos a hacer el amor. Esta vez, creo que
durante horas y horas. No lo puedo describir. Ni
lo voy a intentar. Sólo sé decir que me fascina
sentir su respiración, escuchar sus jadeos y
166
participar de ese movimiento permanente que no le
abandona en ningún momento.
Cuando nos levantamos, Nazaret murmuró unas
palabras que no entendí. Pensé que tal vez se
tratara de una especie de oración. ¡Quizás esta
sorprendente mujer sea una hechicera! ¿Una
adoradora de árboles?
De regreso al campamento, me sentí ligero y con
mucha vitalidad. Era como si mis pies no rozaran
apenas la tierra. Las agujetas habían desaparecido
totalmente. Al llegar, todo el mundo comía en
torno a una gran mesa alargada. Nos sonrieron y
nos señalaron un sitio. Excepto dos
mujeres.
Ellas
no
sonrieron.
Pero
me
miraron
apreciativamente. O al menos, eso me pareció.
¿Será que todas son como Nazaret y que quieren
darme “la bienvenida”? Me gustaría saberlo.
Más avanzado el día, supe que mucha gente del
campamento había bajado a las ciudades para
disfrutar de las celebraciones del día de la
Independencia: el 15 de Mayo. ¡Cuando lo escuché,
me sentí engañado y manipulado como nunca antes!
¡Estos malditos lovetopianos me la han jugado bien
jugada! ¡Cuando más fiesta hay en la ciudad, va y
me envían al rincón más abandonado del país! Costó
que se me pasase el cabreo descomunal. Nazaret me
convenció de que no merecía la pena seguir
enfadado. Varias veces repitió “Respira, Rubén.
Respira”. ¡Cómo si dejase de respirar alguna vez!
Pregunté a un tipo del campamento por Nazaret.
Mi intención era sonsacarle sobre las otras
mujeres y saber si follaban bien. Pero finalmente
no me atreví. Se puso a hablar de lo excepcional
que es Nazaret en su trabajo. ¡Cómo si a mí me
importase cómo es en su trabajo!
167
Algo he aprendido. Según ha dicho, Nazaret es de
los miembros más competentes del grupo. Me resulta
difícil verla desde esa perspectiva. Supe también
que tiene un amante habitual en el campamento,
pero que se las apaña para permanecer junto a mí
durante mi visita. El amante es un tío moreno y
tímido que se ruboriza con facilidad. No parece
estar celoso. ¡No hay duda de que hay una gran
cantidad de mujeres con las que consolarse!
En la cena pensé sobre quién dormiría con quién
por la noche. Pero pronto salí de dudas. Nazaret
se presentó en la pequeña cabaña que me asignaron
y se metió en mi cama, sin la más mínima
preocupación.
Nuestras relaciones sexuales son diferentes a
todas las que he tenido. Ahora me siento
completamente relajado para pensar en ello. Nos
abrazamos suavemente. Aunque ha habido veces que
ha sido con mucha con pasión, como si libráramos
un combate. O también hemos permanecido inmóviles.
Sólo
mirándonos
directamente
a
los
ojos.
Acariciándonos dulcemente. Con caricias a veces
eróticas, a veces no. Sin reglas ni programas.
No me he sentido forzado a follarla, aunque mi
deseo ha sido muy intenso. Nunca dijo si lo que
hacía le gustaba o le disgustaba. Me ha enseñado
a penetrarla superficialmente, introduciendo sólo
la punta del glande, con delicadeza y plena
atención a cada centímetro de mi entrar en su
vagina. Ella la llama ‘mi cueva’.
Siento que he actuado sin sentir el sexo como
una prueba a superar. Sin reivindicaciones mutuas
ni posturas ensayadas. Ahora que lo pienso,
también sin esa tensión habitual para aguantar más
tiempo. Todo lo que hicimos estuvo centrado en los
sentidos. A veces, la excitación llegaba con una
168
simple mirada. Hemos conseguido unos orgasmos
brutales. Tanto que me quedé exhausto y me costó
recuperar.
Ningún
momento
pareció
ser
más
importante que el siguiente.
Solo hay una cosa que no me ha gustado. Por la
noche, antes de dormir, busqué sus pezones con mi
boca y no me dejó.
“No te acabo de entender”, dije. “Tus pechos son
firmes y tus pezones responden con rapidez a mis
caricias”.
“No eres un bebé", me dijo, apartándome con
fuerza la cabeza.
"¿Has tenido algún niño?", le pregunté.
"Todavía no", dijo, "pero los tendré".
"¿Con Vicente?".
"¡No! No somos más que buenos amigos. Hacemos el
amor juntos, pero eso no es suficiente. Busco otro
tipo de compañero".
"¿Y cómo lo encontrarás?".
Se encogió de hombros. "¡Vaya una pregunta! ¿Lo
sabes tú?".
"Creí haberla encontrado en una ocasión”, dije
mientras pensaba en Patri. “Pero pronto descubrí
que no éramos más que, cómo decirlo, simples
compañeros de situación. Tuvimos una hija.
Rompimos cuando comprendimos que las cosas no
marchaban”.
"Eso debió ser terrible para la cría en tu país.
Ya es difícil aquí, donde además de los padres
tienen alrededor muchas otras personas que les
aman”.
"Sí, es verdad. Éramos jóvenes e inmaduros.
Quizás algunas cosas fueron un error y hoy las
haría bien distinto".
La dulce claridad de la luna se filtraba a través
de la ventana de la cabaña. Vi cómo me miraba,
169
creo que con aprobación. Después, se abrazó a mí
para dormir.
170
10.- LA VIDA FORESTAL
Enguera, 17 de mayo de 2033. En el desbarajuste
de la economía lovetopiana, la madera constituye
una de las materias primas básicas. Se emplea no
sólo como material de construcción, sino también
como un elemento fundamental en la composición de
las singulares materias plásticas obtenidas por
sus científicos.
En España, la industria sigue utilizando
plásticos
derivados
del
petróleo,
como
el
polietileno, el poliestireno o el PVC. Sin
embargo,
la
investigación
desarrollada
en
Lovetopía ha permitido descansar en la pasta de
papel la mayoría de las aplicaciones tradicionales
del plástico. Este material es mucho más barato y
ligero.
Además, ha alcanzado una resistencia
sorprendente a través del cartón corrugado, su
configuración más habitual, presentado bajo
estructuras
directamente
extraídas
de
la
naturaleza, como el panel de abeja.
Los lovetopianos sienten un profundo y renovado
interés por la madera. Les encanta olerla,
tocarla, tallarla o pulirla. Para asegurarse un
aprovisionamiento
constante
han
reforestado
superficies enormes, en otro tiempo explotaciones
agrícolas que el éxodo masivo del campo a la ciudad
dejó abandonadas.
He visitado un campamento forestal dedicado a la
extracción de madera y a la repoblación.
Probablemente, se trate del campamento modelo que
enseñan siempre a los visitantes.
Es destacable, en primer término, su amor
irracional por los árboles. Los lovetopianos
tratan a los árboles como seres vivientes, casi
171
humanos. Vi a un joven de aspecto absolutamente
normal apoyarse en un gran roble y murmurar
"¡Hermano árbol!". Aunque resulte difícil de
aceptar, por su comportamiento llegué a la
conclusión de que no estaba bajo el efecto de
ninguna droga.
En Lovetopía no se practica nunca la tala de una
zona completa. Sus bosques contienen árboles de
distintas edades y especies. Según ellos, la tala
selectiva resulta menos cara que la tala rasa. Y
aunque no fuera así, esgrimen razones adicionales
para abogar por esta solución. Por ejemplo,
elaboran argumentos sobre la inferior cuantía del
daño ocasionado por los insectos o la menor
erosión ante lluvias y vientos. Aunque algunos se
atreven a ir más allá y afirman que este método
resulta en una mayor y más rápida producción de
madera para carpintería.
Por otro lado, existe una ley en Lovetopía que
resulta de lo más cruel. Todo desafortunado que
desee construir con madera o desee utilizar leña
para la calefacción tiene que cumplir un "servicio
forestal". Se trata de un período de trabajo
durante el cual se ven obligados a contribuir de
manera activa al crecimiento de nuevos árboles que
reemplacen la madera que van a consumir.
En este campamento disponen de unos enormes
tractores eléctricos. Para tratarse de maquinaria
pesada,
estos
tractores
resultan
sorprendentemente manejables. Disponen de una
cabina cerrada para el conductor, de un brazo
articulado provisto de una sierra de cadena y de
una enorme grúa. El brazo articulado es lo
suficientemente grande como para atravesar todo
tipo de árboles. La sierra está diseñada para
cortar los troncos casi a ras del suelo y
172
convertirlos en tablones de la largura adecuada
para su transporte. La enorme grúa eleva los
troncos, los giran sobre el tractor y los carga
en enormes camiones eléctricos que esperan en el
camino.
Parece cierto que sus métodos son prácticamente
inofensivos. El bosque mantiene un aspecto natural
y atractivo. El suelo está recubierto de una densa
capa que lo mantiene fresco y húmedo. Caminar por
los
senderos
resulta
una
experiencia
muy
agradable.
El
corte
y
aserramiento,
así
como
la
recuperación de todo lo que pueda ser utilizado
para la producción de pasta de papel, se lleva a
cabo en unas serrerías situadas en las laderas del
monte.
Desde el principio, la nueva nación se benefició
de la tradición maderera de las poblaciones de la
periferia de Valencia, cuyas empresas recuperaron
la actividad tras el cierre del monumental Ikea
que se inauguró en 2014, el año anterior a la
Independencia.
Curiosamente, estas empresas
adoptaron los principios de la multinacional
sueca. Hoy en día, son pioneras en el diseño y
fabricación de muebles y todo tipo de elementos
domésticos
e
industriales
que
se
ofrecen
desmontados y a bajo precio. Los lovetopianos,
habilidosos como son en todo tipo de tareas
manuales, se entregan a su montaje con la misma
facilidad con la que los españoles encienden la
televisión.
Seguramente, nuestros economistas opinarían que
la industria maderera es un laberinto de
contradicciones. La madera en Lovetopía es barata
y abundante, sea cual sea la heterodoxia del
método empleado en su producción. Ocupa un sitio
173
comparable al que ocupa entre nosotros el
aluminio, el hormigón y tantos otros materiales
modernos de construcción.
Una consecuencia importante de la política
forestal lovetopiana es que extensas áreas han
sido declaradas "zonas salvajes". Se trata de
zonas demasiado desniveladas o muy abruptas donde
una explotación maderera provocaría una fuerte
erosión. Estas zonas salvajes son utilizadas
exclusivamente como reservas naturales. Son de una
calma increíble y la única forma de desplazarse
es a pie. No hay aviones que sobrevuelen ni
motocicletas, quads o vehículos todo terreno que
circulen por ellas.
La conversión de tantas tierras en bosques no ha
afectado, según los lovetopianos, a su producción
ganadera o agrícola. Las frutas y hortalizas, las
legumbres,
los
cereales
y
la
carne
son
razonablemente baratos. Los rebaños de ovejas
constituyen una estampa habitual en el paisaje.
No están jamás encerrados en cebaderos de engorde
acelerado. El oficio de pastor, prácticamente
olvidado en España, es frecuente en Lovetopía. Con
ello, ha regresado la vieja tradición de llevar
el ganado en verano a pastar a los altos valles
de la montaña. La irrigación de pastos no se
practica más que en algunas zonas y sólo para la
vaca lechera. Aunque como en Lovetopía han
abandonado prácticamente el consumo de leche, son
pocas las explotaciones de vacuno y están muy
centradas en la producción de su exquisita oferta
de quesos y yogures.
En otro ámbito de cosas, el amor por el mundo
vegetal que procesan los lovetopianos les ha
permitido avanzar en direcciones tecnológicas
desconocidas en nuestro país. Según me han
174
comentado, la robótica inspirada en plantas y
árboles
ha
experimentado
avances
muy
significativos.
Existen multitud de aplicaciones industriales de
plantas robot. He visto sistemas robotizados que
limpian aguas contaminadas o que regeneran el aire
en espacios interiores las 24 horas del día,
absorbiendo CO2 y emitiendo oxígeno.
Pero quizás la innovación que mayor impacto
social promete es la de los árboles robot que
actúan
como
centrales
eléctricas
aisladas.
Híbridos de tecnología fotovoltaica y geotérmica,
las hojas artificiales captan energía eléctrica
del sol, las raíces artificiales captan energía
eléctrica de la temperatura de la tierra y el
tronco es una ingeniosa combinación de baterías
de almacenamiento eléctrico y celdas de hidrógeno.
El primer árbol robot de este tipo fue presentado
en Granada hace apenas un año. Sus responsables
afirmaron, según el video que pude visionar, “que
un
árbol
robot
genera
energía
eléctrica
suficiente, de manera ininterrumpida, para una
casa aislada en la que convivan 20 adultos dotada
de todas las comodidades tecnológicas propias de
Lovetopía”.
Otra línea de investigación es la manipulación
de formas en árboles para que crezcan en una
dirección útil para el hombre. La primera
generación de estos árboles nació con técnicas
similares a las utilizadas con los bonsáis. Una
profusión de alambres y guías deformaban el
crecimiento del árbol en la dirección deseada.
Así, por ejemplo, he podido ver árboles puente y
árboles
casa.
Utilizando
esta
rudimentaria
técnica, me han enseñado imágenes en vídeo de
varios puentes que salvan el Río Benamor, un
175
afluente del río Segura en el interior de la
provincia
de
Murcia.
Estos
puentes
están
“construidos” con varias encinas gigantes de 25
metros de altura.
Por otro lado, me han hablado de comunidades
forestales en el interior de la provincia de
Málaga
cuyas
habitaciones
están
dentro
de
pinsapos. Cada habitación alcanza los 6 metros
cuadrados, lo suficiente para alojar cómodamente
a un adulto.
Las últimas investigaciones añaden la gestión
genética a algunas especies de árboles para
provocar el crecimiento acelerado y facilitar el
deformado. Me han informado incluso de una
plantación experimental de palmeras cocoteras
donde la cáscara exterior del coco adopta la forma
de un pequeño teléfono móvil. Esta curiosa
innovación, presentada en Elche, es el resultado
de investigaciones de la Universidad de Alicante.
Hoy por hoy, ya se pueden comprar los primeros
dispositivos digitales que utilizan el coco como
soporte.
Pero, más allá de la tecnología, la verdadera
pasión de los lovetopianos son los árboles. En
este aspecto, pueden alardear de haber devuelto
sus bosques a una situación natural y de haber
alcanzado un estado de equilibrio en sus sistemas
de producción.
(Miércoles, 18 de mayo) Nazaret dice que me pongo
muy susceptible e incómodo cuando hablamos sobre
cualquier tipo de violencia. Dice que la ira es
parte de la vida y que hay que conocerla, aceptarla
y gestionarla. Negar la ira lleva, según dice, a
reacciones
explosivas
y
descontroladas
de
violencia.
Conocerla
permite
utilizar
sus
176
beneficios en favor de una mejor comunicación y
canalizarla hacía donde hay una resistencia que
atravesar.
Se burla constantemente de la tecnología militar
moderna. Defiende que la hemos desarrollado porque
no soportamos la idea de matar a un hombre con la
bayoneta. Gastamos cincuenta mil euros en un dron
militar para eludir la culpabilidad y matar desde
la distancia.
Todo esto ha surgido por una conversación que
mantuvimos ayer y que convertí en discusión.
¡Cuando confesé el horror que me inspira su ritual
de juegos de guerra, ella se atrevió a defenderlos
con calma!
"Te van a encantar, estoy segura", dijo
alegremente.
Y diciendo esto, me lanzó una deslumbrante
sonrisa. A veces me inspira miedo. Sobre todo
cuando siento la fuerza animal que la habita.
Después me anunció con una gran carcajada que
había decidido llevarme a presenciar un combate
en el Norte. No está muy lejos de aquí. Sus ojos
brillaban al organizarlo todo. No sé cómo lo hace,
pero consiguió hacer de la discusión un juego.
Incluso antes de que acabara de confirmar nuestra
asistencia por videoconferencia, ya estábamos
tumbados el uno sobre el otro,
riéndonos sin
poder parar.
La forma en que se comportan los lovetopianos me
lleva a la perplejidad. Su moral me resulta muy
cómica. Aunque a la vez me inspiran una cierta
ternura.
A ojos de Nazaret, soy como un niño que no sabe
lo que valen las cosas. Si adopto ese aire
distraído y serio habitual del hombre de negocios,
entonces me acusa de frío e inhumano. Pero cuando
177
estoy tranquilamente tumbado, reflexionando o
escribiendo, me mira de una forma especial.
Entonces siento que dejo de ser un extranjero
inadaptado para convertirme en un hombre sin más.
Me hace sentir como un igual. Me he fijado que es
en estos momentos cuando hacemos el amor con más
intensidad.
Fuimos juntos en bicicleta a la estación para
coger mi tren de regreso a la ciudad.
"Nazaret, vente conmigo", solté sin darme cuenta
cuando sonó la campana anunciando la salida del
tren. Me sentía muy triste.
"Me gustaría, pero no puedo”, dijo mientras me
abrazaba con fuerza. “Iré mañana".
Subí al vagón y permanecimos mirándonos por la
ventana hasta que el tren dejó de la estación
Ahora trato de terminar mi artículo sobre la
política demográfica de Lovetopía. No puedo
quitarme de la cabeza su mirada grave e intensa.
Mañana por la noche, la tendré aquí. En mi
habitación. En mi cama.
Me resulta agradable estar de nuevo en la Cova.
Empiezo a conocer a la gente. Me siento aceptado.
Isidro se muestra muy generoso, como casi todos
los lovetopianos. Hace esfuerzos para descubrirme
datos sobre el país y presentarme a personas
interesantes. Me prestó algunas de sus camisas.
Incluso insistió en regalarme una que me gusta.
¿Es tal vez este tipo particular de economía
basada en la abundancia natural lo que les hace
tan generosos?
Isidro ha leído los artículos que he enviado al
periódico. Para picarme, juega diciendo que va a
redactar y enviar a El Confi un artículo titulado
"Los progresos de González". Cree que estoy
luchando seriamente por superar mis "prejuicios".
178
En su opinión, el mejor artículo es el referente
a la explotación de la madera. Aunque dice, en
broma, que si me ha salido redondo es porque
Nazaret me lo ha inspirado. Le he comentado
nuestro encuentro aunque no he entrado en
detalles.
"Pero el dedicado a los deportes es horroroso.
Harías mejor en evitar ese tipo de temas.
¿Realmente tienes intención de hacer algo sobre
los juegos de guerra rituales?".
Contesté que ya estaba todo organizado para
asistir a uno en un par de días. Me miró con cara
de sorpresa.
"Espero que todo vaya bien", dijo. "Creo que va
a ser lo más duro con que te enfrentarás aquí. Te
podría ayudar. Si quieres. Quizás echando un
vistazo a las notas que escribas, dándote contexto
y ofreciéndote antecedentes".
"Te enseñaré mis notas, por supuesto”, contesté,
“pero escribiré el artículo de acuerdo con lo que
piense".
Hemos
cerrado
nuestro
pequeño
acuerdo
estrechándonos la mano a la manera lovetopiana.
(Algunas horas más tarde). Visita nocturna de
los servicios de contra espionaje lovetopianos.
Deben haber oído algo, no sé cómo, sobre mi
encuentro
con
la
"oposición".
¿Me
estarán
siguiendo?
"Por supuesto que usted es perfectamente libre
de hablar con quién le venga en gana mientras esté
en Lovetopía", me dijeron. "Pero no crea que
ignoramos las operaciones clandestinas que trae
entre manos su gobierno. Le sugerimos que se
olvide de transmitir el mensaje a Madrid”.
"¿Y si no me olvido?".
179
"Entonces, sus amigos de aquí se encontrarán en
una situación comprometida y sufrirán una serie
de molestias".
"No son mis amigos", repliqué.
"Entonces, ¿por qué transmitir su mensaje?",
dijeron con una falsa ingenuidad.
"No me gusta la intimidación".
"¿Un pequeño país como el nuestro intimidando a
uno grande como el suyo? ¡Vamos, hombre! No nos
haga reír".
Se produjo una pausa. Me preguntaba qué podrían
saber de lo que habíamos hablado. ¿Habrían
escuchado toda la conversación?
"González, usted no es tonto. Sabemos muy bien
que no es un espía. Pero ¿cree usted que alguien
que juega a los espías sería recibido en el
despacho de la Presidenta Garen?".
"De acuerdo", contesté, "me han convencido. No
habrá mensaje".
He pasado un mal rato. Creo que estoy siendo
ingenuo con las implicaciones de mi viaje. Estos
lovetopianos no son tan despreocupados como
aparentan. Tendré que tener más cuidado de ahora
en adelante.
Aunque, a decir verdad, me he quitado un peso de
encima. Esa gente no me gustaba nada.
He tirado la lista con los nombres y lugares de
contacto en el fuego, imitando a Isidro y Lorena
que también han tirado algo. Ahora, nunca mejor
dicho, ya es sólo humo.
180
11.- POBLACIÓN Y FAMILIA
Almería, 20 de mayo de 2033. La población de
Lovetopía ha experimentado una baja constante y
moderada durante casi 15 años. Cuando se busca una
explicación a este fenómeno se tiende a especular
sobre la posible práctica, por parte de los
lovetopianos, del aborto en serie, de la eutanasia
y hasta del infanticidio. Al término de la
profunda investigación que he realizado, puedo
afirmar que esta depresión en la curva de la
población lovetopiana se ha producido por causas
en absoluto condenables.
Tenemos una cierta propensión a olvidar la
situación
de
los
años
anteriores
a
la
Independencia. En aquel entonces, la tasa de
crecimiento de la población disminuyó en toda
España y no sólo en el área que ahora pertenece a
Lovetopía. Según los demógrafos, la raíz está en
la creencia en una sociedad avanzada de que un
niño es una carga económica en lugar de una ayuda.
Una creencia que aumentó con las persistentes
crisis de deuda−recesión−desempleo.
Hay que añadir que el peligro de superpoblación
en el planeta siempre ha sido tema de debate en
círculos cerrados de las élites políticas y
económicas. Los gobiernos lo han gestionado en
secreto. Sus consecuencias se han mantenido fuera
del conocimiento general de la población. Pero no
ha sido así en Lovetopía.
Después de la secesión, los lovetopianos
aceptaron oficialmente como objetivo de la nación
el descenso de la población, aunque sólo tras
largos y arduos debates. Casi todos estaban de
acuerdo en que era necesario que la población
181
disminuyera. El objetivo declarado fue disminuir
la presión sobre los recursos naturales del país
para que cada individuo pudiera disfrutar de
mayores comodidades. Pero las opiniones diferían
considerablemente en cuanto a los medios a
utilizar
y
la
amplitud
del
proceso.
Los
economistas advertían sobre el peligro de crisis
fiscal y lo delicado del sistema de pensiones
público
si
se
mantenían
los
criterios
tradicionales.
Finalmente, se convino adoptar un programa en
tres fases. El primer período duraría hasta 2016.
Consistió en una masiva campaña de información
destinada a facilitar los diferentes medios de
contracepción a todas las mujeres. Multitud de
ciudadanos, viendo la cantidad de tiempo libre de
que disponían gracias a la jornada de 20 horas,
participaron voluntariamente en esta iniciativa.
El aborto, a diferencia de lo que ocurrió en España
en 2015, fue legalizado. Su coste pronto descendió
y se empezó a practicar en las clínicas de pueblo
y en los hospitales.
Se aprovechó este esfuerzo de formación para
introducir a las mujeres lovetopianas en prácticas
de sexualidad consciente y en las “polaridades
energéticas hombre-mujer”. Luego, fueron las
mujeres las que a su vez introdujeron a los
hombres. Según me informan, “estás prácticas
permitieron que muchos hombres aprendieran a
discernir entre eyaculación y orgasmo. Así,
consiguieron mantener la práctica natural del
orgasmo y ejercer un control directo sobre su
eyaculación”.
Este programa redujo el número de nacimientos a
unas pocas décimas por debajo del porcentaje del
número de muertes. El descenso fue el suficiente
182
para contrarrestar la longevidad de la población,
muy en aumento. Un hecho curioso fue que se
registró un extraordinario número de embarazos en
los emocionantes meses que siguieron a la
Independencia.
El segundo período fue el bienio 2017-2018 y se
conoce en la reciente historia de Lovetopía como
“la gran localización”. Esta fase tuvo un carácter
más político. La apuesta fue descentralizar al
máximo la vida económica del país. Se desafió
frontalmente la creencia compartida en el resto
de mundo desarrollado y en España de que la
globalización es el único modelo posible de
progreso.
El sistema de impuestos nacionales y gastos
públicos fue desmantelado casi al 90%. Las
comunidades locales recuperaron el control sobre
todo lo que fueran necesidades básicas. Se impulsó
la economía local desde todos los puntos de vista.
Se favoreció la apertura de pequeñas empresas y
negocios en prácticamente todos los ámbitos de la
sociedad. Fue un esfuerzo colectivo dirigido a
sustituir importaciones por productos locales o
nacionales. Expresamente, el gobierno buscó
fortalecer la economía interior basada en los
“cors”, la nueva moneda. Los habitantes de los
municipios pudieron decidir cómo organizar su vida
privada y colectiva y, en consecuencia, qué nivel
de población sería el óptimo a largo plazo.
Las mejores condiciones de vida en el campo
provocaron una ligera dispersión de población en
las grandes concentraciones urbanas. Castellón,
Valencia, Alicante, Elche, Murcia, Cartagena,
Almería, Granada, Málaga, Marbella, Cádiz y Jerez
de la Frontera perdieron habitantes.
183
Algunas zonas residenciales de la vieja época
fueron abandonadas y sus terrenos recuperados para
parques o bosques. Los pueblos con una población
de 20.000 habitantes, como Cullera, fueron
rodeados de pequeñas ciudades satélite para que
aumentaran su población hasta 50.000 habitantes
en el espacio de 10 años. La cifra de 50.000
habitantes es considerada por los lovetopianos
como ideal para un conjunto urbano.
Todos los aspectos de la vida se vieron afectados
por
la
descentralización.
Los
gigantescos
hospitales de las grandes ciudades, con sus
agobiantes e interminables listas de espera,
fueron sustituidos por multitud de pequeños
hospitales y clínicas. Reforzaron, asimismo, el
sistema de asistencia sanitaria de barrio. Se
desmantelaron y reorganizaron las escuelas con el
control de profesorado y padres. La agricultura,
la pesca y la explotación de los bosques también
fueron reestructuradas y descentralizadas. Las
reglamentaciones concernientes al regadío, muy
rígidas y tradicionales antes de la Independencia,
fueron revisadas y estrictamente observadas. Las
actividades de las grandes agroindustrias cesaron,
impulsando la creación de granjas de mediana
dimensión gestionadas por comunas o familias
extensivas.
Una medida fundamental para esta reorganización
de las ciudades fue la política de propiedad de
vivienda que sigue exitosamente vigente. Cualquier
lovetopiano puede donar su vivienda a un fondo
público de gestión municipal y desprenderse de las
deudas hipotecarias asociadas. A cambio, tiene de
por vida acceso flexible a una vivienda digna a
elegir de entre todo el inventario disponible por
ese fondo. Este derecho aplica tanto a los
184
donantes como su descendencia. Un alquiler social
simbólico y regulado por Ley contribuye a la
financiación de las viviendas y su mantenimiento.
El mecanismo incluye una negociación dinámica
entre
fondos
de
distintos
municipios
para
facilitar el cambio de residencia, algo habitual
entre los lovetopianos.
El sistema de propiedad colectiva del parque de
viviendas descansa en una innovadora aplicación
digital desarrollada por la Universidad de
Granada. Este sistema surgió a partir de las
mejores prácticas de lo que se conoció como
“aplicaciones para la economía horizontal”. El
sistema se consolidó cuando el gobierno nacional
entregó a los fondos municipales la propiedad de
todos los inmuebles ociosos disponibles. Los
fondos recibieron las viviendas expropiadas a los
bancos españoles tras el boom inmobiliario y las
segundas residencias abandonadas por ciudadanos
españoles tras el cierre de fronteras impuesto por
España. Tras dos décadas de funcionamiento, las
estadísticas oficiales afirman que el 87% de los
lovetopianos han elegido voluntariamente esta
innovadora fórmula para gestionar sus propiedades.
A lo largo del año 2019 se supo que la población
había disminuido sensiblemente, en algo más de
17.000 personas. Esta noticia no suscitó ninguna
reacción de histeria colectiva. Por el contrario,
los
lovetopianos
debieron
experimentar
una
satisfacción algo morbosa al saber que España
empezaba a sufrir de superpoblación urbana. El
desmantelamiento de las Comunidades Autónomas
provocó el abandono sistemático de pueblos y
ciudades de provincias, con grandes movimientos
de población desde el campo hacia la ciudad.
Madrid, la capital de España, inició la senda
185
hacia los 20 millones de habitantes y hacia su
consideración como megalópolis mundial.
La tercera fase, si se le puede llamar así, es
un período de observación y de espera que continúa
en la actualidad. El coste de los abortos ha
descendido todavía más. Y eso que el índice de
abortos en Lovetopía es de los más bajos del mundo.
El uso de anticonceptivos se ha generalizado y son
principalmente aplicables a la población femenina.
La píldora masculina no existe aquí. “El control
de la eyaculación por los hombres”, según me
insisten mis informadores, “es algo generalizado
y aceptado. Hoy en día, si un hombre eyacula sin
el consentimiento previo de una mujer puede llegar
a considerarse agresión sexual”.
Como resultado, la población decrece lentamente.
El número de habitantes de Lovetopía ha descendido
de
los
11,5
millones
iniciales
hasta
aproximadamente los 10,5 millones actuales. Sin
embargo, un importante flujo migratorio en los
primeros diez años de existencia de la nación
elevó la población en 1,5 millones de habitantes.
Pero el gobierno no incluye esta cifra en sus
análisis sobre la política de población. Entiende
que la política de inmigración responde a
decisiones humanitarias de otro ámbito.
Los fanáticos del régimen defienden que el
importante aumento de la renta per cápita se debe
a este descenso de la población y que contribuye
a la vitalidad de la economía lovetopiana. Por mi
parte, sin embargo, me mantengo escéptico sobre
sus consecuencias directas.
¿Qué ritmo seguirán la curva de población
lovetopiana? La mayoría de la gente piensa que
disminuirá lentamente. Dicen que una caída rápida
podría poner a la nación en peligro. La
186
vulnerabilidad ante un ataque de España sigue
siendo eje del debate público. Son mayoría los que
creen que España está deseando recuperar sus
"territorios perdidos".
Los lovetopianos reconocen, sin embargo, que la
mejora de sus condiciones de vida también tiene
su origen en la reorganización de sus habitantes
en una constelación de microciudades y en el
mantenimiento del compromiso sobre la economía
local.
Otro factor relevante en la política de
población es la dispersión constante de la
población urbana hacia zonas rurales. En una
tendencia contraria al resto del mundo, la moda
en Lovetopía es abandonar la ciudad y regresar al
campo. Esta tendencia, que sería considerada una
aberración social por políticos y expertos
urbanistas españoles, está incluso apoyada por el
gobierno lovetopiano. Para acelerar este proceso,
el gobierno lanzó una campaña permanente en favor
del transporte gratuito universal por ferrocarril.
Los “aldeanos del siglo XXI”, como gustan de
llamarse aquí, disfrutan de todas las comodidades
de la gran ciudad en un entorno natural y abierto.
Las comunicaciones digitales y las comunicaciones
ferroviarias son omnipresentes en el campo
lovetopiano. Además, manejan unos vehículos
eléctricos 4x4 que serían la envidia de las
mujeres de los políticos y directivos españoles.
Aunque, según me indican, estos vehículos no
pueden circular por las ciudades y responden a un
sistema de propiedad colectiva similar al de las
viviendas. La hipótesis política es que un mayor
número de personas habitarán voluntariamente en
el campo si no tienen que renunciar a los placeres
187
y ventajas de la ciudad y, si además, pueden
visitarla cuando quieran.
Los españoles, como es natural, están hechos a
la idea de que la mejora del nivel de vida sólo
podrá
conseguirse
mediante
el
crecimiento
económico y demográfico de las grandes ciudades.
La experiencia Lovetopiana, a pesar de sus
aparentes
logros,
encontraría
una
fuerte
resistencia ante esta creencia tan ampliamente
compartida y tan cacareada por los políticos y las
instituciones españolas.
También hay que tener en cuenta que todas estas
transformaciones han sido hechas en condiciones
particularmente favorables. Lovetopía disfruta de
una tierra fértil y una costa navegable. El clima
es benigno y fácil. Además, el boom de la
construcción de principios de siglo dejó una gran
masa de viviendas ociosas.
Una cosa particularmente alarmante para los
conservadores españoles que se está produciendo
en Lovetopía es la casi desaparición de la familia
nucleica, tan tradicional entre nosotros. Los
lovetopianos hablan, y mucho, de la "familia".
Pero ellos designan con este término a un grupo
de entre cinco y cuarenta personas que viven
juntas y comparten vida. Los vínculos de
parentesco no son determinantes en el concepto de
“familia” lovetopiano.
Estas familias, además de compartir vivienda,
comida y tareas domésticas, comparten también la
educación de los niños, donde hombres y mujeres
asumen la responsabilidad por igual. Sin embargo,
la madre, o las mujeres, ejercen un rol
predominante mientras el niño o la niña no ha
superado los siete años. Los hombres también
participan en este primer período, pero en caso
188
de conflicto es la madre la que tiene la última
palabra. Esta prerrogativa se utiliza en numerosas
ocasiones y es parte del día a día lovetopiano.
Resulta
curioso
que
todos
encuentren
esta
situación totalmente natural. Los hombres piensan
que ya les llegará su turno más tarde, cuando el
niño o la niña crezcan, y que “así es como debe
ser”.
La
vida
lovetopiana
es,
en
términos
profesionales, estrictamente igualitaria. Las
mujeres ocupan puestos de responsabilidad y
reciben salarios iguales a los de los hombres. Sin
embargo,
destaca
su
protagonismo
social
y
político. Las mujeres ostentan abiertamente el
control de los dos partidos mayoritarios, el
Partido de la Supervivencia y el Partido
Progresista.
Sin embargo, esta igualdad no es estricta en el
marco legal. Por ejemplo, las mujeres lovetopianas
ejercen un control absoluto sobre su cuerpo y
sobre su fertilidad. Esto les permite disfrutar
de un derecho que en otras sociedades permanece
oculto, si no inexistente. Se trata del derecho
de elegir a los padres de sus hijos. "Ninguna
mujer será obligada a dar a luz un hijo cuyo padre
no haya elegido libremente", me dijeron con gran
seriedad,
recitándome
un
artículo
de
la
Constitución
lovetopiana.
Este
derecho,
desarrollado ampliamente en la legislación de
Lovetopía, incluye el derecho a elegir el lugar
en que nacerán sus hijos, el derecho a elegir el
procedimiento de parto por encima de criterios
médicos, el derecho a amamantar al recién nacido
y el derecho a decidir unilateralmente sobre sus
asuntos hasta la edad de los siete años.
189
Para un forastero, es difícil comprender los
vínculos que mantienen unidos a los grupos
comunitarios. Los niños son, con toda seguridad,
un factor clave. La voluntad de colaboración en
la educación de los pequeños resulta ser el
criterio base para ser admitido en una de estas
familias. Aunque las necesidades económicas
también juegan un rol importante. Mi visita a una
de estas "familias" me hizo recordar la antigua
costumbre católica de los padrinos. Los adultos
que conviven con los niños, con independencia de
si son los padres biológicos, asumen una
responsabilidad hacia sus ahijados. Se ocupan de
ellos
y
colaboran
activamente
en
el
enriquecimiento de sus vidas. Y en caso de
desacuerdo entre los padres, les ofrecen refugio
y
apoyo.
Los
niños
lovetopianos
viven
habitualmente rodeados de "padrinos" informales,
aunque el término más utilizado por los chavales
es el de “tíos” y “tías”. Mi impresión personal,
después de unas semanas en Lovetopía, es que no
he visto nunca chavales más alegres.
Pero hay también "familias" sin niños. La
atmósfera, eso sí, es muy diferente. Suelen ser
numerosas y más transitorias que las otras.
Acostumbran a reunir a personas que ejercen las
mismas
actividades.
En
su
mayoría,
están
compuestas por individuos jóvenes o individuos de
la tercera edad. Hay familias de periodistas, de
músicos, de científicos, de artesanos o de
trabajadores de una misma empresa o una misma
escuela.
En Lovetopía es muy raro que los ancianos vivan
solos, como ocurre entre nosotros. Están, en
general, integrados en comunidades. La mayoría de
las veces desempeñan un importante papel en el
190
cuidado y la educación de niños y jóvenes. Además,
disfrutan de un respeto y una consideración social
muy alta. Hay multitud de agrupaciones de mayores
que se presentan como Consejos de Ancianos y que
asesoran a Ayuntamientos, escuelas y empresas en
gran variedad de asuntos.
En España, son frecuentes los rumores sobre la
depravada sexualidad de los lovetopianos. Quizás
sea consecuencia de que el movimiento de
Independencia lo lideraron mujeres con los pechos
al descubierto. O quizás porque los antidisturbios
y las primeras unidades del ejército sucumbieron
ante sus encantos. Algo que sin duda alentó las
fantasías más increíbles entre los españoles. Con
el tiempo y desde el conocimiento real de la vida
lovetopiana, resulta fácil afirmar que estas
mismas fantasías fueron la semilla necesaria de
los posteriores rumores de depravaciones.
Pero siento el deber de informar que las
relaciones sexuales en el seno de estas "familias”
son tan equilibradas como las que nosotros
mantenemos, aunque mucho más frecuentes. Las
parejas heterosexuales más o menos permanentes son
la fórmula habitual. También existen parejas
homosexuales de ambos sexos, aunque la impresión
es que aquí es muchísimo menos problemático que
en nuestro país. La monogamia no es un valor
oficialmente proclamado, pero las parejas suelen
practicarla. Sin embargo, me han informado de que
hay cuatro períodos al año, en torno a los
solsticios y los equinoccios, que son especiales.
En estas fechas, la promiscuidad sexual es
habitual y los lovetopianos la han integrado como
parte de las celebraciones populares.
Las personas que no viven en pareja suelen buscar
amantes fuera del grupo familiar. Cuando deciden
191
formar una nueva pareja es cuando se produce un
cambio en la composición de la familia. Al
parecer, hay una lenta pero constante evolución
en la dimensión de estas pequeñas comunidades.
Probablemente, como la que se produciría en España
en las "grandes familias" de la época de nuestros
tatarabuelos.
(Sábado, 21 de mayo) El viaje a Almería ha
resultado fácil y rápido. La reunión en el
Ministerio de Medio Ambiente ha sido muy
provechosa. La comida en la Rambla de Belén, tan
abundante en flores y árboles, con ese riachuelo
susurrante a nuestras espaldas, ha sido todo un
acierto.
Creo que los lovetopianos entienden diferente el
concepto de medio ambiente. Este ministerio, según
me ha dicho la Ministra, es responsable de todas
las infraestructuras básicas para la vida moderna,
siempre en comunión con la naturaleza. Sus ámbitos
de
actuación
incluyen
agua,
energía,
telecomunicaciones,
pueblos
y
ciudades,
y
trasporte, incluyendo aéreo, terrestre y marítimo.
Es un ministerio con un poder económico brutal y
no un comodín como el nuestro. Lo que se me escapa
son las razones de ese empeño tan lovetopiano de
tener cada Ministerio en una ciudad diferente.
Aunque creo que lo empiezo a disfrutar. Estoy
cogiéndole el gusto a estos trenes y es una manera
fácil de conocer el territorio de Lovetopía y las
diferencias entre sus gentes.
Durante el corto viaje, me he entretenido con la
aplicación de población de la que hablaba la
Ministra. Ofrece estadísticas en tiempo real sobre
la evolución y la distribución de la pirámide de
población en Lovetopía. Hay todo tipo de detalles
192
curiosos. Sólo en la provincia de Valencia, hay
12.717 familias compuestas por ancianos jubilados.
De media, viven 14 ancianos en cada familia y
manejan una renta media individual de 1.350 cors.
Otra curiosa. En Lovetopía hay 5.574.937 mujeres,
el 53% de la población. El 81% de ellas vive en
pareja. Casi la mitad están integradas en familias
de carácter profesional. Ahora que caigo, creo que
serán familias como la de la Cova. En el trayecto
en tren desde Almería-Valencia, que apenas han
sido 1h 10 minutos, han nacido 6 niñas y 5 niños
en toda Lovetopía. Podría quedarme horas y horas
curioseando y viendo detalles.
Hay una pestaña aparte que te lleva a gráficos
sobre inmigración. Pero presenta un descenso
brusco hace aproximadamente diez años. Debe ser
un error de la aplicación.
Este mismo sistema
permite declarar su voluntad de adopción a
aquellas familias que, queriendo tener hijos, no
pueden. ¡Y facilita resolver favorablemente la
tensión entre listas de espera para la adopción y
embarazos no deseados de aquellas mujeres que han
decidido no abortar!
Me hago el firme propósito de investigar de dónde
importan la tecnología digital estos lovetopianos.
¿Existirá un ministro de comercio exterior que
pueda entrevistar? ¡Estas aplicaciones son de lo
más robustas e intuitivas!
Desde hoy me instalo en la Cova. He aceptado la
invitación de mis amigos. Y así me reconcilio con
los deseos de Nazaret que odia los hoteles.
"Tú eres periodista ¿no? Pues debes vivir con
nosotros", dijo Lorena con firmeza, pero sin que
me llegase presión alguna.
Me siento feliz de dar este paso. Sólo me tensa
un poco responder satisfactoriamente con la parte
193
que me corresponde en los trabajos domésticos y
en la cocina. Me han asignado una habitación en
el último piso. Es una tronera que da al puerto
de la America’s Cup. Desde la ventana me señalaron
el edificio Veles e Vents, todo blanco, pero todo
repleto de árboles y palmeras. Es una pequeña
protuberancia que vislumbro en la lejanía.
(Más tarde). El trabajo doméstico en equipo me
ha resultado desalentador. Mi primera experiencia
ha sido con la vajilla de la comida de hoy. Hemos
celebrado mi llegada con una magnífica paella
valenciana cocinada con leña. Isidro y Clara,
además de pareja de cama, son una magnífica pareja
de cocineros.
La vajilla sucia no era mucha. Casi todos han
comido directamente desde la paellera. Me puse
manos a la obra al estilo español, recogiendo y
llevando los platos a toda prisa. Después de un
par de viajes a la cocina, todos dejaron de hablar
para mirar lo que hacía.
"Pero, por Dios, Rubén", dijo Lorena, "¿Se puede
saber qué haces? ¿Acaso piensas batir un récord?".
El resto se echó a reír.
Me puse rojo. O al menos, eso sentí. "¿Qué
quieres decir?".
"Tratas los platos como si estuvieses enfadado
con ellos. ¡Es totalmente lo contrario de lo que
haría un lovetopiano!".
Eché una ojeada y me di cuenta de que los demás
trabajaban con muchísima más calma que yo. Lorena
y Bernardo se habían inventado una especie de
juego. Mientras uno lavaba, el otro le hacía un
pequeño masaje en la espalda. Isidro describía,
entre tanto, el divertido encuentro que había
tenido hoy cara a cara con uno de sus lectores.
194
Dice que le amenazó con pegarle. Y Rafa bebía una
cerveza sin hacer nada. De vez en cuando, su mirada
caía sobre una cacerola sucia o cualquier otra
cosa por el estilo y la llevaba a la pila.
"¿No tenéis ganas de terminar pronto?", repliqué
a la defensiva. "Cuando tengo una tarea que hacer,
me gusta acabarla con rapidez. ¿Es malo ser
eficiente?".
"Poco a poco se va lejos", dijo Lorena. "Nuestra
aproximación es que si hay una obligación que
cumplir, hay que conseguir que su cumplimiento sea
lo más agradable y divertido posible. De no
hacerlo así, nunca valdrá verdaderamente la pena
hacerlo".
"¿Me estás diciendo que lavar platos es
divertido?”, pregunté exasperado.
"Pues sí, lo es de la forma en que nosotros lo
hacemos", dijo Isidro. "Casi todo puede serlo si
se concede más atención al proceso y menos
atención a los fines. Es algo que todos aprendemos
en el camino. Quizás deberías organizarte para
caminar unos días".
"De acuerdo", dije, "lo intentaré. Me refiero a
intentar lo de ir más despacio. Lo de hacer vuestro
camino no entra en mis planes".
Y me puse a trabajar a la lovetopiana. Me bebí
una cerveza, arrojé unos cuantos cubiertos a la
fregadera, conté un chiste que había oído y limpié
unas cuantas mesas. Me costó gran esfuerzo
mantener el ritmo lento. Pero sobre todo, me costó
mantener ese buen estar que me permite también
estar a buenas con los demás. De vez en cuando,
me concentraba en el trabajo y me olvidaba de mis
compañeros.
"¡Eh, Rubén! ¡Que estamos aquí!", gritaban casi
al unísono cuando se daban cuenta.
195
Y cada vez que escuchaba sus gritos, alguno de
ellos se acercaba y me hacía cosquillas o me
golpeaba en el hombro.
Sigo asombrándome de la calma que reina en las
casas lovetopianas. Cuando se lo comenté a Rafa,
me dijo que después de la Independencia se
esforzaron en eliminar los ruidos al máximo. Dice
que se trabajó mucho para conseguir máquinas y
accesorios prácticamente silenciosos.
Los frigoríficos, por ejemplo, no hacen ruido y
funcionan con el metano de la fosa séptica de las
casas. Es un sistema simple, sin descongelación
automática pero que dicen que consume menos
energía. Las lavadoras y secadoras de ropa, como
no son totalmente silenciosas, están fuera de las
casas en pequeñas casetas aisladas. O en la planta
de servicios comunes de los edificios, accesible
para todos los que viven allí (y para algunos que
no). Los lavaplatos apenas se fabrican. La gente
no los quiere. Los televisores son de un tamaño
enorme. Cubren toda una pared y suele haber uno
en cada casa. Ocupan una habitación especial donde
caben grandes grupos.
Si
consiguiera
acostumbrarme
a
esta
tranquilidad, tal vez encuentre placer en oír los
ruidos naturales. El viento, la música procedente
de las casas vecinas, los pájaros, los llantos de
los bebés... sé que están ahí pero se me escapan.
(Lunes, 23 de mayo) Creo que Nazaret goza, en
efecto, de poderes hipnóticos. ¡Porque no creo
esos cuentos antiguos que hablan de brujas y
mujeres con súper poderes maléficos, porque de
creerlo afirmaría que es una brujita en toda
regla!
196
Cuando está cerca, pierdo la noción del tiempo
y me olvido de mis obligaciones y de mis prejuicios
españoles.
Vive
el
momento
presente
con
intensidad. Consigue, como por arte de magia,
arrastrarme para que yo lo viva de la misma forma.
En alguna parte escondida de su cabeza debe tener
el campamento forestal y sus responsabilidades
allí. Incluso quizás sus planes de regresar
mañana. Pero parece capaz de olvidarlo todo y
existir sin más. En realidad, es la persona más
libre y menos angustiada que conozco. La creo
capaz de cualquier cosa. Cuando consigo reunirme
con ella en “la esfera” donde se mueve, me siento
extraño. ¡Es como estar bajo los efectos de una
droga pero sin haber tomado nada!
Sigo pensando que Nazaret es una mujer salvaje.
Está claro que sabe convivir con las limitaciones
sociales y es sensible a la influencia de los que
la rodean, incluido yo. Pero los demás, no sé
cómo, no “ocupan” su cabeza. Es totalmente
imprevisible. Es variable y temperamental como
ninguna otra mujer que haya conocido. Sin embargo,
esté donde esté, está intensamente presente,
conmigo o con quien quiera que sea. Y en ese
momento, estar con ella es como haber recibido un
regalo caído de los cielos. Pero luego está la
otra parte. No sé cómo hacer para que no me devoren
los celos cuando dirige su atención, como el
hermoso haz de luz de un faro, hacia otra persona.
¡De momento, uf, he conseguido soportarlo! Pero
me da miedo perder los nervios.
Ya no pasamos tanto tiempo metidos en la cama.
Ahora estamos bastante ocupados. He conocido a
algunos de sus amigos. Me ha mostrado sus rincones
favoritos de Valencia. A veces, nos sentamos
simplemente y vemos a la gente pasar. O miramos a
197
los pájaros y a los árboles. Nos reímos mucho.
Hemos comido en pequeños restaurantes de un
encanto verdaderamente idílico. Me hace disfrutar
del silencio como nunca antes lo hubiese creído.
Nazaret tiene árboles favoritos por todas
partes. Dice que son importantes en su vida. ¡Me
ha pedido que consagre un artículo entero a los
árboles de Lovetopía! Aunque quizás sea una idea
a considerar, le he soltado un “no” rotundo. Pero
no se ha molestado. No sé si me ha escuchado o no,
porque su reacción ha sido la que hubiese esperado
de haber dicho que sí. Conoce cada detalle de los
árboles y mide lo que han crecido. Comenta con
espontaneidad su desarrollo. Algunas veces trepa
por ellos. Es muy ágil y tiene pies firmes. Salta
de alegría cuando están en buena forma y se muestra
abatida cuando no van bien. Incluso les habla.
Mejor dicho, les susurra cosas. Creo que sabe que
me parece una estupidez, pero actúa como si no le
importara mi opinión.
Cada vez dependo más de ella. Lo que empezó como
el típico pasatiempo de viajero está evolucionando
en algo serio. Nazaret es un ser excepcional. Sabe
cuáles son mis fallos, pero nunca me critica ni
se dirige a mí con sarcasmo. Es como si nunca
emitiese un juicio sobre mí o sobre los demás.
Siempre encuentra lo valioso detrás de cada
situación. En comparación, Patri me parece
horriblemente auto controladora y tocapelotas. Ni
siquiera Ruth, con quien tanto me he reído y tan
buenos ratos he compartido, me resulta tan
especial como Nazaret. ¡Sí, creo que es eso! Es
como si Nazaret no conociese el juicio fácil, ese
elegir y recriminar permanente que siempre nos
acompaña en el día a día.
198
Estoy descubriendo sensaciones y sentimientos
que ni tan sólo sospechaba que existiesen. Cuando
hacemos el amor, nuestros cuerpos se unen. Pero
se unen de verdad, como si nos fundiéramos en un
solo ser. Cuando me toca capta toda mi atención.
Los segundos con ella parece que se alargan, como
que duran más tiempo. Es algo misterioso, casi
terrorífico.
Para qué negarlo, creo que me estoy enamorando.
¡O quizás ya me he enamorado! Y creo que es mutuo.
Lo siento así. A pesar de la libertad de sus
costumbres. Y a pesar de que continúa con Vicente
cuando está en el campamento. A veces, tiene
reacciones salvajes y posesivas con respecto a mí.
Siempre que menciono el tema de mi regreso a España
se pone furiosa.
Ayer por la tarde salimos a navegar a vela por
la Bahía de Valencia. Lo organizaron varios amigos
de la Cova. Nazaret invitó a su hermano mayor. Me
preguntó por mis padres y me puso esa cara suya
de “te escucho aunque no digas nada”. La verdad
es que no me apetecía hablar. Me limité a lo básico
sobre mi madre. Pero quiso saber también sobre mi
padre. Cuando dije que no sé dónde está y que
desapareció tras la Independencia de Lovetopía,
me miró con una cara nueva que no conocía.
Daniel, el hermano de Nazaret, es profundamente
anti-español. Apenas habíamos embarcado, vino
derecho hacia mí con toda clase de recriminaciones
y acusaciones. Me sorprendió fuertemente su acento
cubano. Tanto que no sé si iba en serio o se
burlaba de mí.
“¿Por qué me hablas con ese acento?”, le pregunté
con educación.
“¿Qué mierda de acento quieres que ponga,
español?, me respondió furioso.
199
Por cortesía, hice un esfuerzo por desviar la
conversación. En cuanto pude, me escapé a la proa
del barco, lejos de Daniel que estaba al timón.
El viento no soplaba con la suficiente fuerza.
Pasamos un buen rato virando de un lado a otro,
intentando aprovechar la poca brisa que cogíamos.
Al rato, todos estaban tumbados sobre el puente
tomando el sol. O mirando pasar el agua y los
muchos delfines que nos acompañaban.
Aburrido, regresé a la popa del barco donde
seguía Daniel. Me ofrecí a tomar el timón.
"¿Se puede saber para qué coño andas rondando a
mi hermana?”, me dijo con voz ronca pero baja,
conteniendo la voz. Su acento había desaparecido.
“¡Malditos españoles, siempre poniendo vuestras
manazas en todo!".
"Nos gustamos mutuamente”, le contesté con
calma. “¿Ves algo malo en ello?".
"Sabes muy bien lo que tiene de malo, estúpido
cabrón. Ella se está enamorando de ti y tú te
marcharás tarde o temprano".
"Nunca he ocultado mis intenciones, Daniel".
"¡Debería tirarte al agua y largarme!", y
diciéndolo hizo un movimiento brusco con las
manos. Me asusté y me agarré a la barandilla. Me
miró y me sonrió con maldad.
"¿Qué es lo que pretendes controlando la vida de
tu hermana?”, repliqué gritando mientras seguía
agarrado a la barandilla. “¿Qué es lo que
persigues con tus amenazas? ¿Te crees la mafia o
qué?".
Al oír esto, varios de los hombres se giraron y
vinieron hacia donde estábamos.
"Hemos tenido una pequeña discusión. Eso es
todo", dijo Daniel.
200
Me levanté y me senté junto a Nazaret, al otro
lado de la cabina. Nazaret me miró primero a mí.
Luego, se giró para mirar hacia donde estaba su
hermano.
"Luego te cuento", dije.
"Yo también te lo contaré luego", replicó Daniel
en voz manifiestamente alta, casi gritando.
Navegamos hasta una estación ballenera situada
en el Norte del Golfo de Valencia. Había un pequeño
muelle y desembarcamos para visitarla. Ahora es
un
museo
en
el
que
se
exhiben
muestras
escalofriantes
de
la
extinción
de
algunos
mamíferos marinos. Daniel no perdía ocasión de
incomodarme. Afirmó una y otra vez que los
españoles habían estado a la cabeza de este
trágico e irreversible proceso con su tecnología
de pesca.
En el camino de vuelta, nos cruzamos con barcos
de pesca. Al parecer el golfo se ha convertido de
nuevo
en
el
fértil
hábitat
típico
del
Mediterráneo. Esto es, al menos, lo que dijeron
mis entusiastas compañeros. Me informaron con
orgullo sobre el número de toneladas de deliciosas
gambas que cogen y consumen cada día. Incluso me
hablaron de las tellinas, un tipo de almeja local.
Sus conchas se apilan en montones en las playas.
Me dijeron que las han recuperado y vuelven a
estar en el mercado. Son una exquisitez y se
preparan con aceite y limón.
Con un poco de insolación y ligeramente bebidos,
regresamos a puerto al atardecer, arrastrados por
un viento de Levante. Apenas minutos después, ya
estábamos en la Cova. Nazaret y yo aprovechamos
para meternos directamente en la bañera.
"Daniel es el mejor de los hermanos. Pero nunca
conseguiré hacerle comprender hasta dónde puede
201
llegar", me dijo en tono de disculpa. "Se preocupa
mucho por mí, aunque no he logrado jamás que me
comprenda. No le gusta que me arriesgue. Es el
último vestigio de nuestro pasado familiar. Parte
cubano, parte español. ¡Vaya combinación, ya
imaginas! Las mujeres gozábamos de muy poca
independencia. Pero necesito arriesgarme para
sentirme viva".
Me sonrió con una expresión indescifrable. No
supe responder. Y se acurrucó entre mis brazos,
salpicando y mojándolo todo. Varias velas que
había alrededor de la bañera se apagaron.
¿Qué significaré para esta increíble mujer?
Siempre que pregunto qué piensa evita responder.
Todavía continúa burlándose cariñosamente de mí.
Corrige mis pequeños errores de “bárbaro” con
dulzura, siempre acompañados de un beso en la
mejilla. Es como si jugase a un juego cuyas reglas
desconozco. De repente, en medio de una situación
en la que despilfarro agua o electricidad, se
acerca para corregir mi torpeza y me besa. Actúa
con humildad y delicadeza, como si ella fuera una
persona altamente avanzada y yo un patán que no
consigue acoplarse del todo a la vida civilizada.
A veces, cuando hablo sobre Lovetopía y los
lovetopianos, se queda mirándome, inmóvil, con
gran atención.
Le comenté lo diferente de la forma que tienen
de mantener la mirada durante largos segundos y
las casi irreprimibles sensaciones que esto me
produce.
"¿Qué tipo de sensaciones?", preguntó mientras
se giraba en la bañera y se quedaba de rodillas,
mostrándome sus adorables y prohibidos pechos.
"Un gran nerviosismo. El deseo de librarme, de
retirar la vista".
202
"¿Y si te sobrepones a tu nerviosismo y sostienes
la mirada?".
Todo esto, naturalmente, con sus grandes y
oscuros ojos clavados en los míos.
"Entonces me invade, creo, una gran ternura. Un
deseo de contacto. El miedo de echarme a llorar".
"¡Qué persona más extraña eres! ¡Pues échate a
llorar!". Y diciendo esto, me apretó entre sus
brazos.
Me sentí obligado a explicarle, aunque ella no
esperaba nada. "Todo esto, cómo decirlo, todo esto
es muy distinto en mi país. Aunque quizás tú me
podrías enseñar. Siento que no tengo por qué
controlar nada aquí, contigo”.
"De acuerdo", dijo con una expresión de picardía
en los ojos. “Primera lección”, susurró mirándome
fijamente a los ojos. Y sumergió su mano en la
bañera buscando mi pene, mientras acercaba
sigilosamente su cuerpo. “Cuando hagamos el amor,
mírame siempre a los ojos. No los cierres. No
dejes que la mente se vaya y te robe el momento
presente”.
Y con un pequeño movimiento por su
parte, mi pene erecto entró en su cueva. “Ahora,
simplemente respira. Permite que el sonido salga
y que el cuerpo haga”.
Y así, con un pequeño balanceo de su cuerpo (¿al
ritmo de movimientos que ocurren dentro de su
vagina? ¿Es esto posible?), me hizo el amor de una
manera muy distinta a las otras veces (¿A la manera
lovetopiana?). Sin prisas, lentamente, mientras
las velas se consumían y sus jadeos inundaban todo
mi ser.
203
12.- LA CARA OSCURA DE LOVETOPÍA
Sagunto, 24 de mayo de 2033. Después de múltiples
negociaciones, he observado de cerca los juegos
de guerra rituales de Lovetopía, esa costumbre
abominable que levanta tanto rechazo y horror en
las naciones civilizadas. Soy el primer español
que asiste a tan escalofriante espectáculo.
Nos levantamos antes del alba para acudir en
tren al escenario de los rituales. El lugar
elegido fue Sagunto, ciudad situada al norte de
Valencia. El castillo romano y su reconstruido
teatro son aún hoy las señas de identidad de este
municipio. Caminamos hacia una colina. A uno de
los lados, el vasto e inmenso Mediterráneo. En el
otro, un cenagoso riachuelo que atravesaba un
valle recogido y ondulado.
Cuando llegamos, el combate estaba a punto de
empezar. Dos grupos de jóvenes esperaban. Cada
grupo estaba reunido en torno a una gran hoguera.
Quizás veinticinco hombres en cada bando. Unos
calderos de apariencia realmente vieja calentaban
un brebaje secreto. Todo indicaba que preparaban
algún estimulante para superar el miedo. Los
hombres tenían edades entre los 16 y 45 años. Iban
provistos de una larga y peligrosa lanza. La punta
era de una piedra negra muy afilada. Mostraban sus
cuerpos y rostros pintados de colores, con motivos
primitivos y violentos.
Un sonido largo y metálico se apropió del lugar.
Alguien golpeó un gong. Este instrumento es un
gran disco de bronce, con los lados curvados, que
se percute con un mazo. Unos cuantos centenares
de personas aguardábamos el inicio del ritual.
204
Los "guerreros" se dispersaron por las dos
orillas del riachuelo. Entre ellos iban dejando
una distancia similar a la longitud de una lanza.
Uno de los grupos comenzó un canto de guerra.
Aunque sonaba muy sanguinario, me recordó a los
himnos que se entonan en los estadios de fútbol
españoles. El otro grupo vaciló y se retiró unos
metros. Los del bando más agresivo atravesaron el
río y se lanzaron sobre el "enemigo” blandiendo
sus lanzas.
El primer grupo de hombres organizó con rapidez
la defensa. No asomó ningún comportamiento de
pánico. Cada vez que algún hombre tenía que
responder a un ataque especialmente duro, sus
vecinos acudían en su ayuda. Las lanzas estaban
siempre en alto. Los movimientos eran marcados por
gritos salvajes, pero muy sincronizados. Esta
táctica de combate fue la norma durante toda la
reyerta. Era flexible y fluida como un baile. De
cuando en cuando, un bando se reagrupaba y se
lanzaba contra el otro. Pude apreciar diferentes
formaciones de avance. Pero los ataques siempre
eran rechazados rápidamente. La coreografía
continuó durante una media hora. En diferentes
ocasiones faltó bien poco para que alguno de los
hombres se las viera con las puntas de obsidiana.
La excitación de la muchedumbre aumentaba por
momentos. Los gritos brotaban de todas las
gargantas. De repente, un alarido captó nuestra
atención. Procedía de unos de los extremos del
campo de combate. Al parecer, uno de los guerreros
resbaló en la hierba durante un asalto. Un
adversario saltó sobre el hombre caído y le asestó
un golpe que bien pudo ser mortal. Le atravesó el
hombro con su lanza al tiempo que lanzaba un grito
terrorífico.
205
Como por encanto, el enfrentamiento cesó. Los
dos grupos regresaron a su posición inicial. Los
miembros
de
la
parte
"victoriosa"
estaban
eufóricos. Todo eran felicitaciones y abrazos de
alegría.
En
la
otra
parte
del
río,
los
"perdedores" se mostraban abatidos.
Varios
médicos
surgieron
de
entre
los
espectadores y avanzaron hacia el herido para
examinarle. Llevaban sobre sus cabezas esas
curiosas
gafas
gorra
de
aspecto
sumamente
vanguardista. Aunque eran algo diferentes de
aquellas gafas gorra que portaban los obreros de
la fábrica de coches.
Los vencedores iniciaron una danza para celebrar
su victoria. Sus partidarios descendían por la
colina. Todos bebían de los calderos. La atmósfera
era festiva, de intenso júbilo. Varias mujeres se
abalanzaron sobre los guerreros y empezaron a
danzar frente a ellos. Poseídas, movían cabeza,
cuerpo, brazos y piernas a una velocidad
endiablada. Algunos hombres respondieron a su
danza y las auparon en brazos. Hubo momentos de
absoluto caos. Los guerreros más valerosos
desaparecían por entre los arbustos llevándose a
alguna de las mujeres. Ellas forcejeaban y
gritaban sin descanso. Mientras, en el lado de los
vencidos, sólo se oían llantos y lamentos.
Más hogueras fueron encendidas. Multitud de
instrumentos musicales aparecieron como salidos
de la nada. Una alegre melodía empezó a sonar.
Algunos empezaron a cantar y a bailar. Todos
parecían conocer los cantos. En lo que creí
entender eran los estribillos, la actividad paraba
y todos cantaban al unísono. La gente sacó todo
tipo de bebidas y alimentos. La comida empezó a
circular de manera abierta. Los protagonistas
206
indiscutibles
eran
los
hombres
que
habían
participado en ambos bandos, tanto vencedores como
vencidos.
Alguien dijo que la ambulancia no tardaría en
partir. Vi al joven herido tendido sobre una
camilla con un soberbio vendaje. Su cuerpo estaba
en la posición de los crucificados, muñecas y
tobillos sujetos con correas. Algunas mujeres le
hablaban con dulzura mientras limpiaban el cuerpo
con un paño húmedo.
"¡Dios mío, como debe doler tu herida de
guerra!", gritó una mujer melodramáticamente.
"He cumplido con mi obligación de hombre",
replicó el joven herido en un tono de forzada
valentía.
"¡Tu cuerpo sufre! ¡Podrías morir!", dijeron
otras mujeres.
"No penséis en mí. Pensad en nuestra familia. Yo
sufro por ella".
"¡Todos sufrimos!", contestaron ellas.
Al oír esto, el joven cerró los ojos y apuntilló
suavemente, "Ya ha terminado todo".
Por el tono empleado, creí que se estaba
muriendo. Pero esta última frase era la señal
convenida para que las mujeres se retiraran. Me
contaron que esta conversación responde a un
ritual ensayado como si fuese una obra de teatro.
Cuando las mujeres desaparecieron, el hombre abrió
de nuevo los ojos y miró hacia la fiesta. Su gesto
era alegre y animado.
Aproveché para acercarme hasta su lado.
"¿Cómo se siente?", pregunté.
"Me siento como un hombre", contestó con tono
valeroso. "He combatido y he sobrevivido una vez
más".
"¿Querría decirme por qué combatían?".
207
"Ha sido una lucha de nosotros contra ellos y
hemos peleado para ver quién ganaba".
"¿Sólo por eso?".
El joven se incorporó levemente sobre la
camilla, apoyándose en el brazo sano. Me miró con
extrañeza. "También para ponernos a prueba. ¿No
conoce lo maravilloso que es sentirse “uno” con
el resto de los hombres, enfrentarse al miedo más
primitivo y poder superarlo con vida?".
"¿Lo haría de nuevo?", pregunté.
"Claro que sí. Ya está previsto. El próximo
combate será en la segunda luna llena a contar
desde hoy. ¿Es usted forastero?"
"Soy periodista. Vengo de España y estoy
realizando un reportaje. ¿Puedo hacerle una
foto?". Y diciendo esto, saqué mi tablet de manera
espontánea, sin esperar que opusiera la menor
resistencia.
"¡No! ¡De ninguna manera! ¿Cómo puede usted
comportarse con tan poca delicadeza?", gritó al
tiempo que realizaba un sobreesfuerzo para
sentarse en la camilla.
Aquellos que se encontraban lo suficientemente
cerca como para oírnos se giraron y nos miraron
con aire curioso.
"Perdona", le dije al darme cuenta de que acababa
de cometer una torpeza. Y guardé la tablet a toda
velocidad.
Un lovetopiano que estaba sentado en el suelo,
a nuestra derecha, presenció toda la conversación.
Era un hombre del grupo de los vencedores. Por su
apariencia física, parecía más joven que yo. Su
cuerpo sudoroso y sus ojos brillaban al resplandor
de las hogueras. Llamó mi atención haciendo un
gesto con la mano. Después de ofrecerme una
208
empanadilla de tomate y pimiento, empezó a hablar
sobre el significado de los juegos guerreros.
"Los lovetopianos", comenzó, "consideramos la
antropología
como
una
ciencia
de
utilidad
práctica. Después de la Independencia, empezamos
a experimentar en la vida real con ciertas
hipótesis antropológicas. No sin gran oposición,
claro. Hubo referéndums digitales con encendidos
debates televisados. Creo no mentirle si le digo
que nunca otra discusión ha alcanzado los mismos
niveles de popularidad. Finalmente, se legalizó
algo tan radical como son los juegos de guerra
rituales. También se aprobaron otros rituales de
iniciación a la edad adulta para los más jóvenes.
Incluso hoy, grupos minoritarios se oponen
frontalmente e intentan prohibirlos contratando a
los mejores juristas del país”.
“Pero la mayoría de la sociedad lovetopiana
acepta con agrado estos juegos. Sabemos de la
necesidad de instaurar algún cauce que dé salida
al espíritu de competitividad física inherente a
la naturaleza del hombre. Una energía que, de no
ser así, se manifestaría de forma brutal y
desbocada. ¡Quizás en peleas callejeras! ¡Quizás
en la política, en guerras o en los negocios!”.
Los
lovetopianos
esperan
no
verse
jamás
obligados a hacer una guerra. Dicen conocer bien
la terrible destrucción que traería consigo. Sin
embargo, afirman con convicción que el hombre no
está hecho para llevar una vida apacible y
rutinaria. Los jóvenes, en particular, necesitan
una oportunidad para combatir con "los otros". De
atacar y de huir. De probar su camaradería. De
hacer uso de su fuerza y de sus reflejos. De
descargar la adrenalina, de ser valiente y de ser
cobarde.
209
"En España", añadió mi interlocutor con una
sonrisa suave, "cumplís objetivos similares con
los automóviles. Es la manera moderna de
satisfacer esa competitividad de hombre y dar
rienda suelta a la agresividad. A veces,
arriesgando vuestras vidas y amenazando las de los
demás. Tenéis, además, el fútbol profesional. Pero
es un espectáculo que se vive en tercera persona
y no es lo mismo ver que vivenciar. Y tiene un
efecto de analgésico colectivo que acalla la
participación de los hombres en la vida social.
Este fue otro gran debate que hoy se considera
superado. ¿Sabe? Yo fui un gran seguidor del Real
Madrid antes de la Independencia".
Mi interlocutor continuó explicándome que los
juegos de guerra rituales ocasionan un número muy
limitado de muertes. Dijo que el año anterior no
habían
superado
las
50
y
se
empeñó
en
contextualizarlo con el número de muertes que se
producen en nuestras carreteras.
Al parecer, las mujeres no participan en los
combates. Pero antes de que las feministas
militantes de España pongan el grito en el cielo,
hay que clarificar el punto de vista lovetopiano.
El hecho de reservar estos juegos a los hombres
obedece a eso que en Lovetopía denominan “el
principio
de
las
polaridades
energéticas
complementarias hombre−mujer”. Es una teoría
ampliamente aceptada en esta sociedad. Sus
defensores, entre los que encontramos tanto el
Partido de la Supervivencia como el Partido del
Progreso, la defienden como si se tratase de una
verdad científica. Además, las lovetopianas han
elegido desplegar su competitividad de mujeres en
otros terrenos. Ejemplos habituales son la lucha
por el poder político, la rivalidad en el
210
ejercicio de la autoridad "paterna" y la
organización del trabajo. Por cierto, en esta
última actividad, las mujeres también disfrutan
de la reputación de destacar sobre los hombres.
Los encuentros rituales se producen entre grupos
vecinos. Su organización es similar a nuestras
competiciones de futbol entre pueblos y ciudades,
pero en menor escala. No hay campeonatos, ni
banderas, ni nada parecido. Cada combate es un
acontecimiento con un principio y un fin, seguido
de una gran celebración festiva. El juego de hoy,
por ejemplo, enfrentó a dos comunas bien
distintas. Una de ellas cría ovejas para la
producción de lana y leche en la zona interior de
Sagunto. La otra "cultiva" ostras en el estuario
del río Turia, al sur de Valencia. El encuentro
lo organizaron dos hermanos. Cada uno de ellos
vive en una de las comunas y cada uno de ellos ha
luchado en un bando diferente. Los resultados de
los juegos se publican en Internet, de manera
privada, y son ampliamente seguidos por los amigos
y las familias de los contrincantes.
"¿Qué significa la cruz?", pregunté.
"Mire usted, Lovetopía al igual que España
dispone de toda una herencia judeocristiana", fue
la respuesta. "Todavía hoy encontrará muchas
expresiones de ello en nuestra cultura. En este
caso, el joven ofrece su sufrimiento a su familia
y su "tribu". Tenemos cantidad de poemas y de
piezas de música que se centran en este
sufrimiento. También se ensalza la valentía y la
heroicidad. Mucha de la música que escuchará hoy
aquí habla de esto. Hay, también, una pequeña
ceremonia para el momento en que el herido sale
del hospital. Esta ceremonia se conoce como “la
resurrección”. El herido se pone en pie y anda".
211
Estos espectáculos están lejos de haber sido
instituidos a la ligera, pese a lo que los
españoles podamos pensar. Su condición de rituales
semi-religiosos, donde vigorosos hombres se
intentan matar unos a otros, debería llevarnos a
la reflexión histórica. De hecho, tienen con
seguridad un antecedente en los circos romanos,
las corridas de toros, los partidos de fútbol, el
boxeo o la tradición de exaltación del sufrimiento
tan bien recogida por la iglesia católica en
España.
Pero su violencia sin sentido aparente, su
enseñanza en las escuelas y la sangre vertida sin
justificación manchan gravemente el nombre de
Lovetopía. Son pocas las naciones civilizadas que
aceptarían con agrado estos rituales. Y aunque
nadie lo acepta abiertamente, es probable que
contribuyan notoriamente al entrenamiento de las
milicias del ejército lovetopiano.
(Miércoles, 25 de mayo) ¡Esta mujer es un
demonio! Los juegos de guerra le apasionan.
Durante la pelea me explicó pequeñas cosas en voz
baja, presa de una gran excitación.
Cuando el combate acabó, se precipitó hacia el
caldero, bebió un tazón enorme y lanzó a su
alrededor una provocativa mirada. No manifestó
ninguna resistencia cuando uno de los vencedores
la levantó en brazos y se la llevó. ¡Ni una mirada
en mi dirección!
Al rato, regresó y se sentó a mi lado. Estaba
tranquila, aunque congestionada y sudorosa. ¡Hizo
como si no pasase nada! ¡Ni un gesto ante mi
evidente nerviosismo y mal humor!
Cuando llegamos a la Cova apenas se tenía sobre
las piernas. Mi ira había aumentado. Llegué a ese
212
punto en que no sé disimularla. La tiré sobre la
cama con rudeza y sin dejar que se levantara,
prácticamente la violé. Al principio, me sentí de
una forma extraña, confundido entre el odio y el
deseo. Forcejeamos en medio de una sucesión de
gritos sin sentido alguno. Pero pronto nos
agotamos y nos fundimos en un apasionado abrazo.
Me recibió con cariño. Cuando sus ojos se clavaron
en los mío, me inundó su amor y yo acepté el
momento, sin más. Me gusta nuestra libertad, su
libertad. Pero no sé cómo soportar en silencio
tanto sufrimiento. Los celos se han apoderado de
mí. Nunca antes había hecho el amor mientras
lloraba tan desconsoladamente.
He tenido una pesadilla horrorosa. Me encontraba
preparado para el combate. Mi cuerpo pintado de
colores guerreros, aceitoso, brillante, soberbio.
Me sentía lleno de vitalidad y de fuerza. Las
mujeres me sonreían y yo deseaba follar con todas
ellas. Entonces sonó el gong. Sus vibraciones
llegaron a mi cabeza. Agarré la lanza con todas
mis fuerzas y corrí al ataque. Apenas llegué a la
línea de combate, comencé a esquivar los golpes
blandiendo mi lanza. Mis compañeros se volvieron
hacia mí. Su mirada era extraña. Entonces lo
entendí. Pensaban que yo no era uno de ellos. Una
horrible desesperación me invadió. Supe que no
lucharían por mí, que no formo parte de su tribu.
Y estoy allí, solo, expuesto a las lanzas de mis
enemigos. Mi hora ha llegado...
Me desperté sudando. Apretaba con fuerza la
lanza que sólo existía en mi sueño. Mis manos
estaban tensas y agotadas. Lo habría dado todo por
estar junto a Ruth en mi tranquilo piso de Madrid.
¡Salvajes!
213
13.- SUS PRODUCTOS Y LOS
NUESTROS
Castellón, 25 de Mayo de 2033. Sorprendente
similitud
entre
Lovetopía
y
la
España
contemporánea. Ambos países utilizan enormes
cantidades de plástico. En un principio, lo tomé
como una señal de que siguen siendo como nosotros.
Pero al profundizar mi investigación, descubrí
formas diametralmente opuestas.
“El sistema industrial de España y del resto de
Occidente está basado en un consumo desorbitado
de sustancias químicas mezcladas con “materias
primas” que, en realidad, son recursos naturales
extraídos sin respeto alguno hacia el planeta o
sus habitantes”, me comentó un directivo de la
fábrica de plásticos vegetales que visité en
Castellón. “Y lo que es peor, muchos de estos
productos químicos resultan en plásticos muy
tóxicos
para
las
personas.
Tenemos
bien
documentado que algunos plásticos suyos son el
origen de todo tipo de anomalías y enfermedades.
Nuestros procesos industriales le han dado la
vuelta a esta situación y son tan respetuosos con
la naturaleza como lo son con las personas”.
Los lovetopianos fabrican plásticos enteramente
a partir de plantas, materias biológicamente vivas
que participan en el ciclo de la vida. En
contraste, la mayoría de nuestros plásticos
provienen del petróleo y del carbón, materias
fósiles de inventario limitado.
Después de la Independencia, Lovetopía realizó
un gran esfuerzo en este terreno. Según mis
informadores, su gobierno quiso disminuir al
máximo la dependencia de la economía de las
214
importaciones de petróleo. El embargo inicial al
que fueron sometidos se consideró una gran
oportunidad histórica. La intención declarada fue
doble. Por un lado, el gobierno hizo suyo el reto
de llevar a mínimos el impacto medioambiental y
las emisiones de CO2 del país. Apostaron porque
su esfuerzo nacional inspirase a otras naciones a
hacer lo mismo. Sin embargo, hubo un objetivo de
índole económico igual de relevante. El nuevo
gobierno
perseguía
desviar
todo
el
dinero
comprometido en importaciones de petróleo hacia
la economía nacional. Al mismo tiempo, decidieron
trabajar para reducir sus pagos en el incipiente
mercado de tasas internacionales de CO2, mercado
que consideraban ilegítimo por estar diseñado al
servicio de las grandes multinacionales.
Siguiendo una tradición muy repetida desde
entonces, el gobierno de Lovetopía lanzó un reto
a las Universidades. Éstas, en su labor de centros
de investigación y desarrollo, tradujeron a
objetivos científicos los objetivos políticos
declarados por el gobierno. El primer paso fue
iniciar el diseño y la producción de plásticos a
partir de material vegetal y mineral, utilizando
una tecnología no contaminante. El precio tenía
que ser muy bajo y debían cubrir todas las
variedades industriales: plásticos ligeros o
pesados, rígidos o flexibles, transparentes u
opacos. El siguiente objetivo fue conseguir que
los plásticos resultantes fueran biodegradables,
es decir, susceptibles de descomposición. Y que
retornaran, de esta manera, a los campos bajo la
forma de fertilizantes para alimentar las nuevas
cosechas a partir de las cuales serían producidos
nuevos plásticos. Y así indefinidamente, en lo que
215
los lovetopianos llaman con auténtico fervor
"equilibrio” o “ecosistemas estables".
“La externalización de costes sociales y
medioambientales, tan habitual en su economía, es
una práctica que hoy en día los lovetopianos no
aceptan. El precio de nuestros productos incluye
todos los costes incurridos durante el proceso
empresarial,
sin
excepciones”,
concluyó
mi
interlocutor, “desde la extracción de materias
primas hasta el deshecho de los productos,
incluyendo los costes ocultos en la producción y
en la distribución”.
Para minimizar el coste de los deshechos, la
característica más destacable de sus plásticos es
que son biodegradables. Diseñados con sofisticadas
técnicas
de
nanotecnología,
se
destruyen
automáticamente bajo la exposición a los rayos
ultravioletas del sol. Los lovetopianos, con su
típica mentalidad espiritual, dicen que estos
plásticos "mueren" cuando se inicia su proceso de
descomposición.
Los plásticos biodegradables fabricados por la
empresa que visité se utilizan como envases para
cerveza y otros alimentos, muchos de ellos
materiales de embalaje con apariencia similar al
celofán.
Los lovetopianos, tan limpios de
ordinario, a veces tiran al suelo y pisotean los
envases de cerveza vacíos. No ignoran, en efecto,
que pocas semanas más tarde esos deshechos se
habrán descompuesto y mezclado con la tierra.
“La obsesión por el consumo en su país les ha
llevado a referirse a los ciudadanos, de manera
sistemática y permanente, como consumidores. Y
todo el sistema empresarial, incluyendo su
gobierno, se pasa el día repitiendo el mantra
¡Consumid, consumid, consumid! Consumid y seréis
216
felices. Consumid y seréis aceptados por los
demás. Consumid y la economía irá bien”, añadió
mi joven informador. “Tanto es así, que el 99% de
los productos de consumo habituales entre ustedes
acaba en la basura a los 6 meses de ser comprados.
Sin embargo, en la Lovetopía de hoy, la vida media
de los productos industriales ha aumentado por 10
y los desechos han disminuido en un 95%”.
Otra característica destacable de Lovetopía es
el uso intensivo de impresoras 3D. La tradición
en favor de la artesanía y del “hágaselo-ustedmismo” ha encontrado en esta tecnología el
equilibrio
perfecto.
Además,
contribuye
sustancialmente al objetivo colectivo de fomentar
la economía local y reducir las distancias que
recorren sus productos.
“El internet lovetopiano está poblado de
multitud de diseños de productos que los
ciudadanos descargan en sus impresoras, moldean
con plásticos biodegradables y luego montan
pacientemente”, comentó mi acompañante mientras
sujetaba una pieza realizada con una impresora.
“Muchos de ellos, por no decir la mayoría, son el
resultado de proyectos de universitarios que han
recibido apoyo a través de la financiación
colectiva y que pasan directamente a engrosar el
patrimonio social.”
Una visita rápida a uno de los catálogos de
diseños 3D permite encontrar desde sillas y mesas
hasta artículos de cocina, juguetes, piezas de
decoración y complementos para dispositivos
electrónicos. Las impresoras 3D suelen ser una
herramienta habitual en los talleres de los
centros sociales presentes en la mayoría de
barrios y micro ciudades. Sin embargo, hay tiendas
especialistas en impresión 3D a lo largo y ancho
217
del país. Su oferta incluye desde tamaños
extraordinarios
hasta
moldeados
con
otros
materiales naturales, como madera y piedra.
“Distribuir la vida sin moverla de lugar es uno
de los grandes sueños del hombre moderno que hoy
por hoy disfrutamos en Lovetopía”, nos interrumpió
un anciano de voz pausada que escuchaba nuestra
conversación cuando salíamos de la fábrica. “La
videoconferencia, la impresión de libros bajo
demanda, el dinero electrónico y el moldeado con
impresoras 3D son ejemplos ilustres de la
tecnología moderna al servicio de la vida. ¡Quién
lo iba a imaginar hace tan sólo cincuenta años!”.
La Universidades consagraron mucho esfuerzo para
conseguir plásticos biodegradables duraderos que
contribuyesen a alargar la vida útil de sus
productos y reemplazasen al metal, tan escaso a
raíz de la secesión. Una consecuencia curiosa de
los embargos siguientes a la Independencia fue que
el país se lanzó a una campaña masiva para el
reciclaje de los automóviles. En otra campaña
paralela, varios miles de millones de botes de
cerveza y bebidas gaseosas fueron recuperados y
reciclados.
Carrocerías de microbuses, tablets, botellas y
toda clase de productos y utensilios mecánicos se
realizan con plásticos de larga duración. Estos
plásticos tienen una estructura molecular análoga
a la de nuestros plásticos. Sin embargo, sus
moléculas se hallan dotadas de "cerraduras" que
no pueden ser abiertas más que por ciertos
microorganismos contenidos en la tierra. Una vez
abiertas, la estructura se descompone con rapidez.
Esta tecnología, resultado de investigaciones
híbridas entre nanotecnología y biotecnología, es
218
uno de los grandes logros de los científicos
lovetopianos.
Existen dos conceptos habituales entre los
ciudadanos de Lovetopía y terroríficos entre sus
empresas. Son la “obsolescencia programada” y la
“obsolescencia percibida”. El primer término,
obsolescencia programada, hace referencia a
productos diseñados para dejar de funcionar o para
perder su utilidad al poco de ser vendidos. El
segundo término, obsolescencia percibida, recoge
cualquier iniciativa que persiga convencer de que
un artículo perfectamente útil y funcional debe
ser remplazado por otro nuevo porque su apariencia
no se ajuste a la “moda” del momento.
Cuando un producto se considera objeto de
obsolescencia
programada
u
obsolescencia
percibida, los lovetopianos lo incluyen en sus
famosas listas negras y lo marcan con una etiqueta
roja. Las veces que esto ocurre, los ciudadanos
le dan la espalda masivamente y lo retiran de su
lista de la compra. Las empresas, aterrorizadas
ante esta dictadura impuesta por los ciudadanos,
se han visto forzadas a comercializar productos
diseñados para durar el mayor tiempo posible y
para
responder
a
cuantas
más
situaciones
diferentes. Por si esto fuera poco, las empresas
lovetopianas se ven obligadas a publicar el
balance del bien común, una exigencia adicional.
Este balance recoge todos los costes y da
transparencia a su impacto social, medioambiental
y cultural. ¡A uno le entra un escalofrío sólo de
anticipar los niveles de estrés que tendrían que
soportar nuestros directivos y empresarios si
tuviesen que vender en este país!
Regresando a los plásticos diseñados con la
ingeniosa nanotecnología, algunos objetos sólo son
219
susceptibles de descomposición cuando se dejan
largo tiempo en contacto con tierra húmeda. Cuando
un objeto de grandes dimensiones debe ser
reciclado, se corta en pedazos fáciles de manejar
y se deposita en unos “biocubos”. Son enormes
recipientes con una mezcla especial de tierra
donde determinados microorganismos encuentran un
medio propicio para su desarrollo. El plástico así
descompuesto acaba deshidratado y convertido en
barro para ser devuelto a la tierra.
Pero no todos los lovetopianos aprecian estos
plásticos. Algunos mantienen una relación casi de
amor con la madera. Sea cual sea el material que
utilizan, hay algo que queda fuera de discusión.
Nuestros
productos
de
usar
y
tirar
han
desaparecido. Y nuestra tradición de cambiar de
productos atendiendo a las modas es parte ya de
la
historia
económica
de
Lovetopía.
Sus
ciudadanos, utilizando todo tipo de tecnologías,
han elegido un sistema que les permite acceder a
“mejores” productos y han abandonado la tradición
del consumismo moderno basada en acumular cada vez
“más” productos.
(Jueves, 26 de mayo) De regreso de Castellón,
tuve una fuerte discusión con Isidro a propósito
de los juegos de guerra rituales. En realidad, no
por los juegos en sí. Su cabreo viene porque no
le consulté antes de enviar mi artículo. Y
acordamos que lo haría.
"¿Haces siempre las cosas así, sin respetar a
los demás?", me dijo furioso. “¿No conoces el
valor del trabajo en equipo? ¿No te importa tu
compromiso conmigo? ¿O es que te crees tan bueno
que
no
aceptas
que
puedes
olvidar
algo
importante?".
220
"Oye", dije desde la defensiva, "me corría prisa
y tú no andabas por aquí. Además…"
Me cortó en seco. "Vete a la mierda. Tú y tus
excusas. Me he ofrecido a trabajar contigo y
punto. Y es una oferta de hermano a hermano. ¿No
te parece importante? No sabes lo competitivo que
resultas a veces".
Isidro estaba realmente enfadado. Y yo, incómodo
porque sabía que no le faltaban razones. He
desperdiciado una ocasión preciosa para mejorar
mi entendimiento de Lovetopía.
Discutimos un buen rato y le dije que lo sentía
varias veces. Pero no paró hasta desahogarse.
Cuando por fin se tranquilizó, empezó a hablarme
como si nada. Pero nuestra discusión hizo que mi
cabeza siguiese funcionando a cien por hora y
apenas supe prestarle atención. Habló con suma
pasión sobre la polaridad energética de hombres y
mujeres. Hizo referencias permanentes al yin y al
yang. Me sonaba todo más cercano a China que a
Lovetopía. Y dijo, esto no se me olvida, que “los
juegos de guerra canalizan esas energías y
permiten
entrar
en
contacto
con
nuestra
emocionalidad más oscura y profunda”.
No me atreví a decirle que no le estaba siguiendo
para no enfadarle de nuevo. Sólo espero que pronto
recuperemos nuestra comunicación fácil. Hemos
llegado a ser auténticos amigos.
Añoro a la cría más de lo habitual. No sé muy
bien porqué. Bien sabe Dios lo abandonada que la
tengo cuando estoy cerca. Renuncio a mis fines de
semana con ella en cuanto encuentro la más mínima
excusa y después intento arreglarlo con regalos.
No le he comprado nada en Lovetopía. En realidad,
creo que no hay nada aquí que merezca la pena
221
llevar. Mejor dicho, hay muchas cosas, pero nada
que pueda ser comprado y transportado.
Creo que me gustaría tenerla aquí, conmigo. Me
gustaría que viera lo que yo estoy viendo y que
conociera a la gente que estoy conociendo. ¿Qué
pensaría Nazaret? Creo que no tardaría en
reconocerla y descubrir su faceta de niña
malcriada ¡Con Nazaret, los caprichos no servirían
de nada! ¿Llegaría Sara a respetarla y quererla?
Una vez, cuando iba a cumplir los seis años, me
dijo que no se fiaba de Ruth. Pero creo que con
Nazaret
sería
distinto.
Inspira
confianza
fácilmente.
Esta mañana hablé un rato con Víctor. Es un
chaval que vive en la Cova. Coincidimos en el
patio. Su madre se ha marchado fuera una semana.
Le pregunté si se sentía solo sin ella.
"¿Por qué voy a sentirme sólo? Todos los demás
están aquí", respondió con total despreocupación,
creo que sin entender por qué le hacía esa
pregunta.
Cuando le pregunté si le gustaría acceder al
Internet de España, su respuesta me dejó
descolocado.
“Aunque está bloqueado por el gobierno español,
todos los niños sabemos cómo acceder”, dijo
manteniendo
la
indiferencia.
“A
veces
nos
conectamos para los proyectos de historia de la
escuela. Nos sirve porque allí las cosas no han
cambiado mucho y así aprendemos cómo era antes
Lovetopía”.
A esta respuesta siguió toda una serie de
anécdotas sobre internet, dispositivos y otro tipo
de aparatos. Creo que los niños son niños en todos
los lugares. Allí donde vas les encantan las
nuevas tecnologías.
222
“Vuestras páginas web son aburridas”, me dijo.
“Están mal diseñadas, son difíciles y están llenas
de publicidad que molesta”.
Un amigo de la escuela, algo mayor que Víctor,
nos ha interrumpido. Es un adolescente de quizás
unos 16 años. Ha resultado ser algo pedante.
Cuando Víctor le dijo que yo era un periodista
español, sin la menor contemplación, empezó a
hablarme de su último proyecto del colegio.
"¡Pero si el automóvil es un armatoste del siglo
XIX! ¿Por qué los españoles lo quieren de esa
manera?”,
me
preguntó
como
si
fuese
responsabilidad
mía.
“¿Por
qué
siguen
subvencionando con tanto dinero una industria
vieja? ¿Qué pasaría si se diese otro destino al
dinero y a toda la energía que dedican los
españoles a los coches? En el colegio hemos visto
que se asfaltan calles, se crean autopistas, se
examina a conductores, se subvenciona la compra
de coches, se importa petróleo y se vigila las
carreteras para que los coches no corran todo lo
que pueden correr. Y que cuando hay accidentes,
que son muchos, se tiene que rescatar y curar a
los heridos y enterrar a los muertos".
Ni tan sólo hice una tentativa de contestar a
sus preguntas sobre los coches. Pero aproveché que
tenía su atención para ver si conocía la
procedencia de los dispositivos electrónicos que
gastan. El chaval mayor respondió sin bacilar.
Víctor,
mientras
tanto,
estaba
entretenido
jugueteando con mi tablet.
“Algunos aparatos los traen desde Estados Unidos
y de dos países de Asia que se llaman Corea del
Sur y Japón”, me dijo. “Pero todo lo que tenemos
en mi familia es de aquí. ¿Sabe? Mi familia es de
ingenieros
electrónicos
y
nos
gusta
hacer
223
aplicaciones. Mi mamá y mis tías son arquitectas
de software, y mi papa es desarrollador. Yo ya he
hecho muchas aplicaciones. Si quieres, un día
puedes venir a casa y te enseño nuestras cosas”.
Una mujer joven de apariencia india estaba
sentada en la mesa de al lado, escuchando. Le
pregunté si sabía algo sobre la tecnología en
Lovetopía. Era una mujer realmente atractiva. De
rasgos muy finos, sus ojos oscuros brillaban
sobremanera en su cara de tez morena.
“La mayoría de los dispositivos y todas las
aplicaciones informáticas las desarrollan aquí”,
me dijo en un castellano perfecto. “Lovetopía es
un centro de innovación tecnológica y de
emprendimiento comparable a Silicon Valley, en
California. Hoy por hoy, se considera que está por
delante de Tel Aviv, en Israel, y de Bangalore,
en India. Yo vengo de allí”.
El pequeño Víctor me sorprendió entregándome la
tablet con dos navegadores de Internet abiertos.
En uno de ellos, tenía pleno acceso vía Internet
a libros, música, documentales y películas de todo
el mundo excepto de España. Lo habitual. Pero en
el otro, aparecía toda la información del Internet
de España.
Los chavales se marcharon y me quedé sólo,
meditabundo, con un montón de preguntas en la
cabeza. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede burlar un
simple niño todos los controles del gobierno de
Lovetopía? ¿O es el gobierno de España el que
establece los controles? ¿Es cierto lo que me ha
dicho la joven india sobre Lovetopía? ¿Lovetopía
es como Silicon Valley? ¿Tiene todo esto algún
sentido?
Para
despejarme,
salí
a
pasear
por
la
Malvarrosa. Hoy en día el paseo marítimo está
224
hermosamente natural. Pero no conseguí quitarme a
Sara de la cabeza.
Me doy cuenta que no me preocupa que haya
criminales y maniáticos, que seguramente andan
sueltos por todas partes. Descubro que mi
preocupación es grande por la situación de España.
El desempleo sigue altísimo y no puedo imaginarme
qué opciones profesionales le pueden atraer de
verdad. Me preocupa que acabe atada a un trabajo
mal pagado en una multinacional y con una hipoteca
de por vida. También me preocupa la violencia con
que nuestro gobierno acostumbra a disolver las
manifestaciones, incluso la de los estudiantes de
secundaria. Y no sé qué haríamos si nos llega una
de las enormes sanciones que arbitrariamente
impone,
utilizando
supuestas
vigilancias
electrónicas.
Pienso horrorizado que los padres apenas tenemos
tiempo para estar con nuestros hijos e hijas. Y
que su educación real, la que cuenta en la vida,
está en manos de la publicidad y la televisión,
ambas al servicio del consumismo desmedido y del
nunca-serás-ni-tendrás-lo-suficiente.
Me
doy
cuenta de que su vida es una vida de pantallas,
donde teléfono móvil, consola de videojuegos,
tablet, ordenador y televisión siempre están ahí,
compitiendo por su atención, sin dejarnos apenas
hueco los unos para los otros.
Y claro, también está el hecho de que si algún
día tiene un hijo, mi nieto crecerá, tanto o más
que nosotros, envenenado por la contaminación de
nuestras ciudades. Y por la negligencia de
nuestros fabricantes de comida industrial. Y por
la
irracionalidad
con
la
que
se
recetan
medicamentos y pastillas de todo tipo.
225
¿Cómo sería su vida si hubiera nacido en
Lovetopía? Desde luego, nada de grandes coches
familiares ni de salir de compras al centro
comercial de moda. Quizás un trabajo fácil y
cómodo de media jornada en los jardines o en alguna
tienda.
O
quizás
profesora
de
escuela
o
desarrolladora de software. O representante
político en Lovetopía ¡Quizás incluso en el
gobierno! Continuar con las clases de canto, de
ballet o de danza del vientre también de adulta.
Todo el tiempo del mundo para hacer las pequeñas
cosas de la vida. Una familia "tumultuosa" de una
veintena de personas por lo menos. Largas
conversaciones con sus amigos y amigas. En una
atmósfera sexualizada. ¿Viviendo experiencias que
la convertirían bien joven en una mujer salvaje
como Nazaret? ¿O en una mujer seductora como
Lorena? ¿O una mujer inteligente como la joven
india?
Sería un mundo más real que el de Madrid, debo
admitirlo, con relaciones humanas más verdaderas
y contacto con lo básico de la vida y de la
naturaleza. ¡Qué cambio más increíble en su
existencia!
Regresando hacia la Cova, me fijé en la multitud
de paseantes con que me cruzaba. Algunos andaban
y otros iban en bici. Pude ver gente riendo en
todas las direcciones. Padres e hijos corrían en
la playa. Jóvenes jugaban al vóley. Algunas
mujeres desnudas tomaban el sol. Varios chavales
hacían piruetas en el cielo con grandes cometas
de colores.
Me senté en la terraza de un lounge café. Frente
a mí, en el paseo marítimo, un hombre con aspecto
de vagabundo. Detrás, ya en la playa, había un
enorme castillo de arena. Tendría quizás cuatro o
226
cinco metros de largo por dos de ancho y uno de
alto. Una bandera lovetopiana de pequeño tamaño
ondeaba en una de las frágiles torres. Realmente,
aquello podría pasar por una verdadera obra de
arte. Me deleité unos minutos mirando aquella
maravilla mientras me tomaba la fría cerveza que
me trajo un joven. Era una cerveza local de arroz.
“Lástima que sea arena y pronto se convierta en
nada”, pensé.
Pagué el café y cogí el cambio en billetes y
monedas que me devolvieron. El otro día me
entregaron en la Cova otro sobre a mi nombre con
más dinero en efectivo. ¡Está claro que el
gobierno lovetopiano está muy pendiente y le da
mucha importancia a mi visita!
Casi solté la carcajada la primera vez que vi
sus billetes con tantos corazones y grafitis. Pero
ahora que han pasado tres semanas me resultan más
agradables que los euros que aún llevo en la
cartera. Aquí tratan el dinero de forma diferente.
Como algo útil pero no importante. He visto coger
los billetes y enrollarlos. Luego, tirárselos unos
a otros como si fueran pelotas. No he visto tratar
así el dinero en España más que a los jugadores
empedernidos. Aunque quizás la respuesta esté en
que utilizan el dinero electrónico mucho más que
nosotros.
Acopiando mis fuerzas de lovetopiano, me levante
de la terraza del café lounge y me acerqué para
hacer un donativo a aquel vagabundo artista.
Para mi sorpresa, un cartel decía “Financiado
por crowd-funding. No se necesitan cors. Se
aceptan abrazos”.
Cortado, sin saber bien cómo reaccionar, di
media vuelta disimulando y empecé mi regreso hacia
la Cova ¡Está claro que no soy un lovetopiano!
227
(Más tarde) ¿Podré escribir alguna vez en el
campamento? Cuando estoy allí, se meten conmigo
sino colaboro en su trabajo. Nazaret misma, aunque
comprende mi situación, también insiste en que
debería participar más.
"Medios de locomoción preventivos", me dijo.
Así es como el doctor Punset llama a las
bicicletas. Es un hombre optimista e irónico. Es
primo de Nazaret. Le conocí en el campamento.
Mantiene su apellido español porque se negó a
cambiarlo tras la secesión.
Es un hombre peculiar. Según él, cada crisis
cardíaca cuesta al sistema médico, a la "familia"
y al grupo profesional lo equivalente a dos años
de salario. Evitar una crisis cardiaca es
economizar lo suficiente para pagar 500 bicicletas
de uso gratuito. Aparte de esto, pretende que la
bicicleta es, desde un punto de vista estético,
muy bella. Dice que es el más eficaz de los medios
de locomoción cuando se considera la cantidad de
energía calorífica consumida por persona y
kilómetro. Según él, incluso los modernos aviones
Airbus de 1.500 pasajeros consumen más energía por
persona que las bicis. Me miró por encima con aire
profesional y me dijo que, para ser español, no
estaba en demasiada baja forma.
"Algunas semanas más aquí y te sentirás nuevo.
La alimentación, el aire, el recuperar el contacto
con lo que verdaderamente eres".
"¿Qué quieres decir?".
"Quiero decir cuando te sientas animal, como
nosotros. Cuando te sientas una criatura más de
las que pueblan la tierra. Ya verás cómo estás más
cómodo que llevando el tipo de vida de antes”.
“Ya te contaré como me va", le dije.
228
Me quedé estupefacto al darme cuenta de que sabía
un montón de cosas sobre nuestras relaciones.
Luego descubrí que Nazaret comparte abiertamente
asuntos íntimos con “todos” los miembros de su
"familia".
"¿Es qué no tienes el más mínimo sentido de la
privacidad?", le interrumpí furioso.
"¿De qué hablas?”, me respondió Nazaret en el
mismo tono. “Esta gente vive conmigo y me aman.
¡Es normal que quieran saber lo que me pasa! Y por
eso se lo cuento. Me dan consejos respetuosos. Me
acogen sino estoy bien. Y me veo a través de sus
ojos igual que a través de los míos”.
“De todas formas, no me gusta. Me podrías haber
dicho que ibas a hablar sobre nosotros".
"Oye, ¿es qué te avergüenzas de nuestras
relaciones?”, contestó más furiosa todavía. “¿Qué
tiene de terrible hablar de ellas?".
Finalmente nos reconciliamos. Empiezo a darme
cuenta de que la necesidad que siento de silenciar
mis historias amorosas es un poco excesiva. Al
menos, creo que conseguí que Nazaret comprendiera
lo poco habitual que es para mí su forma de
comportarse.
Siento unas ganas enormes de que pasemos más
tiempo juntos. Apenas dejo de pensar en ella. Pero
todas mis fuentes de información oficiales están
en diferentes ciudades. Me resulta verdaderamente
difícil hablar con ella y ver su imagen en la
tablet sin poder tocarla. Ahora dice que no podrá
venir durante una pequeña temporada. A lo mejor
me escapo y me acerco al campamento, aunque sólo
sea para estar con ella una noche.
No sé cómo entender sus pequeños altares y
relicarios. No son sólo una expresión de su
devoción hacia la naturaleza. He visto incluso que
229
Nazaret conmemora en ellos los nacimientos o las
muertes. Una noche la vi susurrando ante uno de
sus pequeños altares. Lo había iluminado con velas
y perfumado con un tipo de incienso. Le pregunté
qué decía y me contestó que estaba “pidiendo”.
“¿Pedir?”, reaccioné.
“¡Los altares son para pedir! ¿Para qué si no?”,
me contestó con una cara divertida de asombro ante
mi pregunta.
Esa naturalidad suya mató mi curiosidad. Pero no
acabo de entender qué tipo de religión es y tampoco
me atrevo a preguntar. Es como lo de los juegos
de guerra. Están pero se habla poco de ellos. Pero
no es la única que tiene altares y relicarios y
hace cosas así.
De todos los que he visto, me gustó aquel altar
de conchas en la playa de la Malvarrosa. En el
centro,
alguien
había
grabado
una
bonita
inscripción sobre madera sacada del mar:
Sol, te hemos visto nacer aquí.
Como si fuera la primera vez que te veíamos.
Gracias por darnos la mañana.
230
14.- LAS MUJERES EN EL PODER:
POLÍTICOS Y LEYES
Valencia, 27 de mayo de 2033. Todo el mundo sabe
que el Jefe del Estado lovetopiano es una mujer,
Verónica Garen. Pero la mayoría de los españoles
ignoran que el Partido de la Supervivencia es en
realidad una confederación de partidos más
pequeños. Esta organización, que jugó un papel
clave en el proceso de Independencia, está
dirigida por mujeres. Aunque hay un considerable
número de hombres, las posiciones clave están en
manos de mujeres. El espíritu cooperativo centrado
en torno a la naturaleza y la polaridad entre
hombres-mujeres ha tenido su origen en actitudes
e intereses femeninos.
“El principal partido de la oposición, el
Partido Progresista, también está dominado por
mujeres
pero
mantiene
una
línea
feminista
tradicional”, comentó un periodista especializado
en asuntos políticos con el que me entrevisté.
“Defienden el individualismo y la productividad,
con todo lo que ello comporta, una actitud más
típicamente
masculina,
reaccionaria
y
competitiva”.
El descontento engendrado por la política
conservadora de Madrid en el período 2012-2015,
la llamada “época de los recortes de la
democracia”, catalizó la gestación del nuevo
Partido de la Supervivencia. En sus inicios, se
ocupó de hacer frente a todo lo relacionado con
la privatización de la sanidad, la segregación de
niños y niñas en las escuelas y la penalización
del aborto.
231
“En 2015, casi el 80% de los representantes
electos de la región secesionista en las
Elecciones Municipales y Autonómicas fueron
mujeres”, dijo mi informador. “Los grandes
partidos del momento habían renovado sus listas
con la intención simple de lavar la cara ante los
casos
de
corrupción
política
generalizada.
Eligieron mujeres por su bajo perfil político y
por considerarlas dóciles ante las cúpulas de los
partidos”.
Hay que recordar que el gobierno autonómico
valenciano cerró la televisión de la región dos
años antes. Fue una decisión envuelta en una gran
polémica. Aquello hizo que la campaña electoral
fuese bien distinta. La inexistencia de la
televisión obligó a las candidatas a participar
en multitud de actos públicos y mesas redondas.
Codo con codo, iniciaron una conversación directa
con los ciudadanos y escucharon exigencias que
demandaban un cambio real. Muchas de las
conversaciones y relaciones que arrancaron aquí,
con el tiempo, evolucionaron hacia la definición
de la actual Lovetopía.
Los debates continuaron una vez celebradas las
elecciones.
Las
candidatas,
ahora
ya
representantes
electas,
se
esforzaban
por
conseguir que sus propuestas triunfaran. Pero los
políticos hombres vieron conatos fuertes de
indisciplina de partido y pasaron a la acción.
Importantes personalidades políticas masculinas
de la región prepararon un "pucherazo electoral”
destinado a impedir el acceso de las nuevas
representantes femeninas a las instituciones.
La intervención de Madrid en favor de los
políticos hombres responsables de la trama
radicalizó la gran oposición popular hacia el
232
gobierno central. Las movilizaciones populares
pudieron con la nueva legislación que limitaba el
derecho de manifestación, privatizaba las fuerzas
de seguridad y promovía la represión policial. Las
subidas de impuestos, los desahucios de viviendas
y el continuo apoyo financiero a la banca
profundizaron el gran malestar de la población.
Las protestas parecían imparables. El caos duró
algunas semanas. Pero la situación se agudizó
cuando las instituciones europeas publicaron los
datos macroeconómicos del 2014 de España. Europa
dejó en evidencia al gobierno central que había
falseado las cifras para salir mejor en la foto
electoral y exigió nuevos recortes y mayores
subidas de impuestos. Todo aquel malestar acabó
en la confrontación que evolucionó en la gestación
del nuevo país.
“En esta misma época empezaron a consolidarse
los
comités
de
ciudadanos,
trabajadores
y
funcionarios”, añadió el periodista como respuesta
a mi pregunta sobre la organización ciudadana.
“Eran micro órganos de gobierno herederos de las
asambleas del 15M español. En gran parte, estas
organizaciones
informales
contribuyeron
sustancialmente a la consolidación de lo que hoy
conocemos como Lovetopía”.
Una vez estabilizada la situación, las mujeres
se agruparon en torno a dos nuevos partidos. Fue
el nacimiento del Partido de la Supervivencia y
del Partido del Progreso.
“Estos partidos cambiaron radicalmente las
reglas del juego político”, añadió mi informador.
“Se sentían amparados por el clamor popular y
envalentonados por su reciente victoria social. A
partir de ese momento, todas las decisiones se
233
abrieron a los ciudadanos a través de referéndums
digitales directos”.
La reorganización territorial y la redefinición
de la administración pública fueron las primeras
grandes decisiones que se tomaron. Ambas marcaron
el inicio del alejamiento de las estructuras
heredadas de España.
“Una de las primeras medidas fue dotar a
Diputaciones
y
Ayuntamientos
con
poderes
ejecutivos para asegurar la gestión de los
sistemas sociales”, comentó una especialista en
historia contemporánea de Lovetopía. “Estas
instituciones
se
consideraban
desfasadas
y
alejadas de los ciudadanos por su sometimiento
servil a las cúpulas de los antiguos partidos
políticos.
Sin
embargo,
recibieron
las
competencias de sanidad, educación, asistencia
social y recaudación de impuestos. Con el tiempo,
Diputaciones y Municipios asumirían también la
responsabilidad sobre las dinámicas básicas de
producción y consumo”.
Al mismo tiempo, se constituyó un Parlamento
Nacional desde las ruinas políticas de la antigua
Generalitat Valenciana. Se crearon carteras
ministeriales nuevas y se ubicaron en las
principales ciudades del país. Todo para evitar
que en una misma ciudad coincidieran dos
Ministerios o grandes instituciones públicas.
“La única excepción fue Valencia, la capital,
que acogió el Parlamento Nacional y Presidencia”,
dijo la periodista. “Este criterio organizativo
del nuevo gobierno respondió a la voluntad
política de distribuir riqueza y poder por todo
el territorio de Lovetopía”.
Los españoles se preguntarán, con escepticismo,
cómo funciona un sistema político regido por
234
mujeres. Para aclarar este asunto, he asistido a
reuniones del Partido de la Supervivencia y del
Parlamento. A juzgar por mi experiencia, no se
parece a nada conocido en España.
Las reuniones se celebran sin orden del día y se
retransmiten por Internet de manera transparente
y abierta. Empiezan con la enumeración en voz
alta, por parte de los participantes, de los
"problemas"
acuciantes.
La
Presidencia
del
Parlamento organiza el turno de palabra y facilita
información
legal,
económica
o
estadística
relevante para la discusión.
Los diferentes temas se abordan con buen humor.
No hay trámites ni mociones ni votos secretos. El
objetivo de cada sesión es alcanzar el consenso.
El proceso es una búsqueda en común de tareas a
emprender y decisiones a tomar. Los participantes
se prestan a una confrontación gradual de
sentimientos y a la resolución de cualquier
antagonismo personal. La mentira es inmediatamente
sancionada con la expulsión de la sesión. Durante
este proceso, multitud de temas se someten a
votación electrónica para que se pronuncien los
ciudadanos que siguen la sesión desde sus casas.
Una vez alcanzado el consenso, se consagra un
tiempo a calmar y reconocer a aquellos miembros
que han cedido para que el acuerdo se produzca.
Sólo después de este proceso terapéutico se
procede a la ratificación formal de las decisiones
tomadas. Esta ratificación se realiza a través de
un referéndum digital abierto a todos los
ciudadanos.
Eventualmente, la Presidencia del Parlamento
solicita a los ciudadanos la delegación del voto
en sus representantes políticos. Cuando se
concede, acontece una votación que presenta una
235
ligera similitud con la política a la que estamos
habituados en España.
Tres horas de reunión dan para mucho. Los
problemas
políticos
expuestos
encuentran
generalmente solución. Además, resuelven sobre
asuntos que a nuestros ojos pertenecen más a la
esfera social o familiar que a la esfera política.
Hay que añadir que a lovetopianos y lovetopianas
les encantan estas reuniones. Las siguen desde sus
casas o en cafeterías de barrio. Pero lo que más
llama la atención es encontrarlos en plena calle.
Pueblos y ciudades disponen de unas pequeñas
plazas
públicas,
en
forma
de
anfiteatro,
distribuidos por parques y jardines. A su
alrededor, en una ordenación geométrica curiosa,
colocan multitud de tabletas digitales. Los
teléfonos móviles, también presentes, los utilizan
para las votaciones. Una gran imagen holográfica
se proyecta en el centro y el espacio queda
envuelto con un sonido perfecto. El conjunto de
dispositivos actúa como si de un único sistema de
proyección se tratase.
Desde la perspectiva del uso de las tecnologías
puestas
al
servicio
de
la
participación
democrática, de la transparencia y de los
ciudadanos, creo que los lovetopianos tienen mucho
que compartir con el mundo.
Al principio el gobierno lovetopiano no quiso
intervenir en la actividad empresarial. Confió en
la presión de la opinión pública para persuadir a
las empresas de que debían cambiar.
“Los perjuicios sociales y medioambientales que
las grandes empresas estaban ocasionando debían
cesar”, comentó la historiadora lovetopiana
haciendo
especial
énfasis
con
meditados
movimientos de manos. “Fue la época de las
236
primeras redes sociales. Una de ellas difundió la
idea de que la producción de fibras sintéticas
requería mucha más electricidad y agua que la
producción de fibras naturales. Además, se
generaba una cantidad infinitamente mayor de
residuos contaminantes. Otro rumor fue que hacía
falta una gran cantidad de acero y de electricidad
para fabricar los motores de alta gama. Esta
información también se extendió al exceso de
gasolina necesaria para hacer funcionar los
grandes coches 4x4 de gama alta cuando circulan
por las ciudades. Rumores similares inundaron la
vida pública. Que si la producción de aluminio no
se podía efectuar más que a cambio de un consumo
enorme de electricidad. Que si los productos
químicos sintéticos tenían sobre el hombre y su
entorno unos efectos muy dañinos, a veces
totalmente imprevisibles. Que si muchos aditivos
alimenticios eran perjudiciales para la salud y
eran
los
responsables
directos
de
muchas
enfermedades y muertes”.
Sin embargo, las empresas se mostraron reacias
a aplicar medidas sociales y medioambientales más
estrictamente
que
sus
competidores.
Una
resistencia que se vio, según dicen, incluso en
las nuevas empresas creadas por los adeptos al
régimen como reacción a la fuga de capitales. Las
tentativas
de
disuasión
mediante
multas
e
impuestos especiales tampoco resultaron eficaces.
“Las empresas más grandes se las arreglaban
siempre
para
hacer
pagar
el
pato
a
los
consumidores”, afirmó mi informadora. “Éstos se
quejaban no sólo de sufrir las molestias
ocasionadas por la negligencia de las empresas,
sino también de tener que pagar sus productos a
un mayor precio para compensar las multas”.
237
La respuesta llegó en 2016. El Partido de la
Supervivencia, ya en el poder, desarrolló un
paquete de leyes dirigidas a la
actividad
económica. Los reglamentos que las desarrollaron
han sido determinantes para el devenir empresarial
tan especial de Lovetopía. Por un lado, se
instauró la obligatoriedad del “Balance del Bien
Común”. Este concepto nació en los años previos a
la Independencia de manos del economista austriaco
Christian Felber. Quizás guste saber a los
españoles que este economista visitó varias veces
nuestro país. Además, se vinculó la fiscalidad de
las empresas a su contribución positiva en favor
del bien común en el ámbito económico, social,
cultural y medioambiental. El etiquetaje de
productos, mencionado en un artículo anterior, es
parte de este sistema.
Por otro lado, se prohibieron tajantemente
aquellos tipos de empresa “altamente agresivos”
con la sociedad. Curiosamente, incluyeron en esta
categoría aquéllas que destruían mucho empleo o
que
contaminaban
durante
sus
procesos
de
fabricación.
Algunas
empresas
afectadas
por
la
nueva
legislación cerraron por la retirada masiva del
apoyo de los consumidores o por su incapacidad
para adaptarse al nuevo contexto legal. Sin
embargo, la mayoría se adaptaron y pasaron a
ejercer actividades diferentes, amigables con la
sociedad. El cambio, en la mayoría de los casos,
fue posible por las ayudas que las empresas
recibieron de los propios consumidores.
“Aunque disfrutábamos de otras experiencias
anteriores, fue en este momento cuando se
popularizó el crowd-funding en Lovetopía”, afirmó
uno de mis informadores que dijo haber trabajado
238
antes de la Independencia en un gran banco
español.
“El
crowd-funding,
o
sistema
de
financiación colectiva, permite que los clientes
de una empresa financien directamente un plan o
un proyecto sin que intervengan los bancos. La
empresa declara sus intenciones y sus necesidades
a través de Internet y los clientes, desde su
criterio individual, deciden si quieren apoyar
esas intenciones con una pequeña aportación
económica. A cambio, la empresa les ofrece
producto futuro o algún tipo de recompensa o
derecho. La creatividad aquí, según nuestra
experiencia, es infinita”.
Este original mecanismo, que nació en América a
principios de siglo, se apoya en un sistema
digital que añade transparencia a las intenciones
empresariales y facilita la distribución de los
riesgos financieros. Este sistema llegó a España
antes de la Independencia de Lovetopía, pero fue
prohibido. La fuerte oposición de los bancos
españoles, que anticipaban una pérdida de su
monopolio sobre el dinero, degeneró en una
draconiana reglamentación que ahogó el crowdfunding en sus inicios. Sin embargo, Lovetopía ha
extendido este mecanismo de financiación a otras
áreas de actividad.
“El éxito inicial del crowd-funding empresarial
nos animó a llevarlo a otros ámbitos de la sociedad
con plena determinación”, añadió mi interlocutor.
“Hoy por hoy, el crowd-funding es la vía de
financiación preferida por los lovetopianos
también en proyectos de I+D y en proyectos
artísticos de toda índole”.
En sus comienzos, la política lovetopiana fue de
plena utilización del sistema público existente.
Los grandes departamentos de obra pública de las
239
extintas Comunidades Autónomas, junto con antiguas
empresas de construcción, hicieron suya la
recuperación de las periferias de las grandes
ciudades, de la costa y de las riberas de los ríos
y lagos.
“Había zonas urbanísticamente despreciadas y muy
contaminadas”, dijo un funcionario que participó
en aquellas actividades. “En la Lovetopía de la
época, quizás como en la España de ahora, los
terrenos de ese tipo estaban muy desaprovechados,
dedicados a fábricas, almacenes, plantas de aguas
residuales, almacenaje de material de ferrocarril,
vertederos
de
basuras
y
otros
usos
poco
deseables”.
La restricción del uso del automóvil se
consolidó con una campaña que utilizó el lema
“Para devolver el mundo a las personas y que nunca
más vuelva a ser de los coches”. En los puntos en
que las carreteras ocupaban grandes espacios, la
calzada
sirvió
de
solar
para
quioscos,
restaurantes,
salones
de
baile
y
otros
entretenimientos. Se limpiaron las riberas de los
ríos mayores, como el Turia, el Júcar y el Segura,
y se recuperaron muchos de los ríos menores que
habían desaparecido. Se crearon embarcaderos como
los de la Marina Real de Valencia por toda la
costa,
con
muelles
gratuitos
para
las
embarcaciones de vela y multitud de playas y
parques de césped y arena. Coches y barcos pasaron
a ser gestionados de manera similar a las
viviendas de propiedad colectiva. Asimismo, se
hicieron senderos y caminos para bicicletas,
microbuses
y
líneas
de
tranvía,
con
sus
correspondientes apeaderos. De entre todas estas
iniciativas, llama la atención el esfuerzo
especial que se realizó para facilitar el acceso
240
a cualquier ciudadano, incluso aquellos con
discapacidades físicas, a todas las zonas de agua.
Hoy por hoy, los cursos de agua se han convertido
en vías de transporte, con abundancia de pequeños
taxis acuáticos y ferrys de media y larga
distancia, todos de propulsión eléctrica.
Los lovetopianos son casi tan devotos del agua
como lo son de los árboles. Navegar a vela, bucear
en
todas
sus
modalidades,
nadar
o
remar
constituyen pasatiempos favoritos. No creo que
haya un lovetopiano que no pase parte de su tiempo
pescando,
navegando,
remando,
nadando,
chapoteando en el agua o simplemente mirándola.
“Nuestro pájaro nacional es el pato”, me dijeron
jocosamente, “porque pasa sus días con las patas
sumergidas en el agua. Además, los amaneceres y
las puestas de sol sobre el mar son momentos muy
especiales para nuestros ciudadanos”.
Las medidas tomadas por el Partido de la
Supervivencia y el gobierno lovetopiano pueden
parecernos extremas o absurdas a los españoles.
Sin embargo, no fueron aplicadas tan estrictamente
como muchos sospechan.
“Un buen ejemplo lo encontramos en el proceso de
construcción de la red nacional de ferrocarriles”,
comentó el funcionario. “En un primer momento, las
carreteras existentes fueron utilizadas como vías
de circulación preferente para los autobuses.
Cuando aparecieron los nuevos autobuses, unos de
remolque
articulados
que
alcanzan
los
160
kilómetros/hora,
se
les
otorgó
el
derecho
exclusivo de circular por los carriles de la
izquierda. La experiencia adquirida con este
sistema intermedio resultó muy útil a la hora de
diseñar el sistema ferroviario definitivo. De los
cuatro
carriles
habituales
de
autovías
y
241
autopistas, el gobierno decidió comprometer a los
trenes dos carriles de un mismo sentido de marcha.
Los otros dos carriles quedaron disponibles para
vehículos independientes. Con el tiempo y la
experiencia ganada, redefinimos todo el circuito
de autopistas, autovías y carreteras primando la
circulación de trenes, autobuses y microbuses. Una
decisión que relegó a un segundo plano la
circulación de los vehículos privados”.
La observación directa de Lovetopía indica que
sus habitantes son partidarios de cambios lentos
y graduales cuando persiguen los objetivos más
extremos. Puede que nosotros, los españoles, no
compartamos muchos de esos objetivos, pero creo
que debemos respetar la manera en que han sido
alcanzados.
(Sábado, 28 de mayo). Ayer Lorena me estuvo
enseñando desde su tablet la aplicación de
participación
democrática
que
utilizan
los
lovetopianos. Al principio me pareció compleja.
Pero ahora reconozco que es sumamente fácil.
Lorena sincronizó con el debate que elegimos en
Internet a través del sonido. La aplicación
planteó de inmediato varias preguntas. Cuando
pregunté por qué se presentaban en diferentes
colores, me dijo que las púrpura eran votaciones
definitivas, mientras que las verde eran simples
consultas.
Compartí
mi
objeción
al
fraude
electoral
porque
resultaba
extremadamente
sencillo que un tercero cogiese su teléfono o su
tablet y votase por ella.
“Imposible”, respondió, “por un lado, el
gobierno sabe de manera inequívoca que ésta es mi
tablet o mi teléfono. El sistema registra mi
ubicación por GPS, de manera que si me detecta en
242
un lugar poco habitual lanza un protocolo de
confirmación. Además, para cualquier votación
púrpura, de carácter vinculante para el gobierno,
me requieren que confirme voto con una doble
validación que incluye mi huella dactilar y un
código secreto”.
Me
llamó
la
atención
que
mantiene
una
comunicación directa con varios políticos a los
que ha votado. Los sigue y habla con ellos como
nosotros lo hacemos con nuestros amigos en redes
sociales. Hay un tipo de “seguimiento de político”
especial que hace que cada mes el político reciba
un micro pago directamente de Lorena. Dice que la
mayoría
de
los
políticos
viven
de
los
microdonativos
estandarizados
de
sus
“seguidores”. También me enseñó cómo funciona el
sistema de listas abiertas que le permite elegir
a
aquellos
políticos
que
le
gustan
con
independencia del partido al que pertenecen.
Consultamos el perfil de varias de sus políticos
y pude ver algunos vídeos de intervenciones.
Además, incluía sus agendas, sus actividades
privadas y sus intereses familiares y locales.
También aparecía el detalle de los votos emitidos
en circunstancia de votación delegada y sus
propuestas de decisión acompañadas del índice de
aprobación conseguido. ¡La transparencia alcanza
hasta poder consultar qué conocidos de Lorena le
habían otorgado su voto a esa misma político!
Por fin he visitado una feria lovetopiana. Aún
me enciendo cuando pienso en la encerrona que me
organizaron enviándome a los bosques el pasado 15
de Mayo, el día de la fiesta nacional. Las ferias
se celebran con tanta frecuencia en pueblos y
ciudades que un español llegaría a pensar que
siempre están de fiestas patronales. Me sorprendió
243
su dimensión y perfecta organización. Ésta lleva
tres días y tiene lugar en la antigua plaza del
Ayuntamiento, la que llaman Plaza del 15 de Mayo.
Aunque parcialmente pavimentada, está recubierta
de numerosos árboles que le dan sombra, un pequeño
estanque natural y múltiples fuentes. Una de las
fachadas del grandioso Ayuntamiento está adaptada
a modo de escenario permanente para músicos,
actores, mimos e incluso juglares. La plaza estaba
llena de puestos y quioscos de todo tipo. He visto
artesanos, huertanos vendedores de fruta y
bebidas, echadores de fortuna y masajistas.
Incluso había profesores y maestros dispuestos a
explicarte algún concepto, y ancianos abiertos a
compartir sus experiencias de vida. También me he
fijado en varios contadores de cuentos, dibujantes
de retratos y músicos de todo tipo y condición.
La feria adopta la apariencia de una aldea. La
gente de los puestos pone tiendas de campaña
detrás de su espacio y allí habitan durante el
tiempo que dura la feria. Cada puesto ofrece una
mesa repleta de comida y bebida, como si esperasen
una visita importante. La impresión inicial es la
de un campo de refugiados, pero con carpas de
colores llamativos, mucha vegetación y gente de
todas las edades en estado festivo.
Entre los miles de personas que vagabundean por
allí sería incapaz de decir cuántos eran
compradores potenciales y cuantos nada más que
amigos, parientes o hijos de los mercaderes. En
cualquier caso, la función económica de la feria
no
parece
ser
lo
más
apremiante.
Es
fundamentalmente una gran fiesta en la que, de
paso,
se
venden
cosas
o
se
intercambian
mercancías. Muchos de los vendedores pertenecen a
grupos que viven en el campo, pero que asisten con
244
regularidad a las ferias para ofrecer sus
mercancías. Me han dicho que muchos se hospedan
en casas de familiares y amigos. Hay grupos
musicales tocando todo el rato. Tienen algo de
aquellos festivales de música que se organizaban
en España en los veranos antes de la Independencia
y a los que asistían los más jóvenes.
Para comer, montan grandes mesas alargadas tipo
banquete. Pero es en los extremos del día cuando
más gente se reúne. Por las mañanas organizan
clases de yoga, danzas y otras actividades
meditativas. Por las noches organizan sobre todo
bailes y conciertos.
Los comportamientos de las mujeres son más
libres que de costumbre. Y eso que no estamos en
uno de los cuatro fines de semana del año en los
que se impone la permisividad sexual. El
equinoccio de invierno tuvo lugar hace un par de
meses y el solsticio de verano será en junio.
Me detuve en un puesto en el que una bella joven
ofrecía masajes tántricos. Me quedé mirando y, no
sin cierta tensión, pregunté el precio. “Puedes
pagarme 20 cors o, si lo prefieres, puedes
devolverme el masaje y quedamos en equilibrio”.
Me armé de valor y dije que sí, que quería un
masaje. Me quedé de pie, esperando instrucciones
en la pequeña tienda que tenía detrás del puesto.
Apareció unos minutos después casi desnuda, con
un simple pareo púrpura, translúcido. Su cuerpo
era joven y hermoso, quizás unos 20 años. En una
de las manos, unas velas. En la otra, un tronquito
de madera humeante. Luego supe que es un tipo de
incienso muy apreciado que llaman palo de santo.
Encendió las velas, puso una música que me recordó
a la India y destapó una bandeja repleta de flores
y frutas que había en un rincón, cubierta con un
245
pañuelo. En el suelo había varias alfombras
superpuestas, unas toallas, cojines varios y un
par de pareos, todo delicadamente ordenado.
Cerró el toldo de la tienda y se sentó, piernas
cruzadas, en esa posición tan típica del yoga.
Hizo un leve gesto que entendí bien y me senté en
frente. Adopté su misma posición, aunque con mucha
más dificultad y con la incomodidad de que su
cuerpo se me antojaba totalmente desnudo. Mi miró
fijamente a los ojos y sostuve su mirada, como
hacía con Nazaret. Su nombre era Bea. La encontré
infinitamente atractiva, hermosa, dulce, incluso
frágil.
Lentamente, cogió mi mano y la colocó entre sus
pechos. Luego, alargó la suya y la dejó reposar
suavemente sobre mi esternón. Empezó a respirar
profundamente, con serenidad, mientras mantenía
sus tibios ojos clavados sobre los míos. Mi mano
acompañaba su movimiento de pechos. Pronto me vi
respirando al mismo ritmo. Con cada inspiración,
sentía como aumentaba la presión de su palma de
la mano sobre mí. ¡Y con cada inspiración,
aumentaba mi excitación!
“Ahora, te pido que te desnudes y te acuestes
boca abajo. Cuando llegue el momento, te pediré
que te gires”, dijo con una voz que parecía un
secreto dicho en voz alta.
Me quedé inmóvil, sin reaccionar, indeciso. Mi
erección era tan dura ya en ese momento que
resultaría imposible de disimular si me levantaba.
“No te preocupes, amor” susurró a mi oído, muy
consciente de lo que estaba sintiendo. “Es hermoso
para una mujer observar un pene erecto”.
Me
tumbé
boca
abajo
y,
siguiendo
sus
instrucciones, utilicé un pequeño cojín para
acomodar mi erección y evitar el aplastamiento del
246
pene. Lo que siguió fue de un placer y una belleza
que apenas encuentro palabras para describirlo.
Untó todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los
pies, con aceite de caléndula. Sus manos recorrían
cada centímetro de mi piel, ora con suavidad, ora
con firmeza. Sus movimientos eran lentos, muy
lentos, como si no existiese el tiempo. El masaje
de mis manos me llegó con gran ternura e intimidad.
Se me escaparon varias lágrimas. A veces, noté
partes de su cuerpo, también desnudo, sobre el
mío, como el antebrazo frotándome la espalda o el
interior de su muslo apretándome ligeramente una
pierna. Incluso creí intuir sus pezones sobre mis
glúteos cuando estaba masajeando mis piernas de
arriba abajo y elevaba el movimiento hasta mi
nuca.
Sin saber muy bien porqué, en ciertas ocasiones
acercó sus labios a mi oído y susurró cosas como
“Respira, amor, respira; no te quedes bloqueado”,
“Deja que salga el sonido, es la música de tu
cuerpo” y “Muévete lentamente, permite que la
energía circule”.
Fue una gran sorpresa cuando sin ningún pudor
continúo el masaje en la entrepierna y en los
alrededores del ano. Primero reaccioné con un
sobresalto, pero luego me invadió una excitación
que apenas supe contener. Mi cuerpo se empeñaba
en empujar y mover las caderas como si estuviese
penetrando ¡a nadie!
Me pidió que me girase boca arriba. Cuando lo
hice,
estaba
ciertamente
incómodo
y
algo
avergonzado por mi pene erecto. Bea, sin embargo,
estaba
allí,
de
pie,
desnuda,
mostrándose
totalmente tranquila, a mi lado. Me sonrió con una
sonrisa que emanaba de sus ojos. ¡Y ahora que me
247
doy cuenta, una sonrisa que soy incapaz de olvidar
y que siempre me acompañará!
Se arrodilló a mi lado y reposó suavemente sus
manos sobre mi esternón y sobre mi pene. Respiró
profundamente varias veces hasta que nuestras
miradas se quedaron clavadas como por magnetismo.
“Eso es, amor, ahora mantén siempre tus ojos
sobre los míos”.
Me untó con aceite la cara, el pecho y la
cintura. Empezó a mover sus manos en círculos.
Siguió de maneras que no sabría contar. Cada vez
que me pedía respirar, dejaba escapar pequeños
sonidos o liberaba el movimiento del cuerpo. Yo
intentaba hacer lo mismo. Manteníamos una ligera
sincronización propia de un ejercicio de danza.
De alguna manera, todo nacía de nuestras miradas
cruzadas.
Hubo un momento que se sentó sobre mí y sentí la
humedad de su vulva. Mi excitación rozaba límites
desconocidos. Hice el gesto de sujetarla por la
cintura para penetrarla, pero no me dejó.
“Muévete y respira”, dijo. “Pero nada más. Hoy
sólo masaje”.
Bea se deslizó por mi cuerpo, hacia los pies,
para delicadamente descansar su atención sobre mis
genitales. Primero me masajeó los testículos. No
sé decir si sentí placer, dolor o esa mezcla
inconfundible de ambos. Luego, lentamente presionó
mis ingles, una y otra vez, hasta que se detuvo
en mi pene.
Cuando quise reaccionar, sus dedos pulgares ya
habían empezado a recorrer mi pene como escalando
una montaña. Juntó las palmas de las manos y empezó
a frotarlo, en un movimiento que me produjo un
inmenso placer. Siguió acariciando mi glande con
delicadeza. Repetidas veces. Marcando la corona.
248
Recogiendo el movimiento hacia arriba o hacia
abajo.
Cada vez que la excitación me invadía, sus manos
se deslizaban como marcando una línea. A veces,
desde mis genitales hacia el pecho. Otras veces,
desde mis genitales hacia los pies. Poco a poco,
empezó a ralentizar sus movimientos hasta que se
detuvo. Sentí una paz llena de vida, como una
excitación dulce que invadía todo mi cuerpo.
Mi mente decía más, quiero más. Pero mi cuerpo
estaba lleno y la tensión apenas existía. Perdí
la erección.
¡Bea, la hermosa Bea! Se acostó a mi lado y me
abrazó. Creo que dormí unos minutos, quizás más.
Desperté y nos sentamos de nuevo, repitiendo la
posición y los gestos del principio. Ahora sus
ojos me resultaban cálidos y reconfortantes,
acogedores y dulces. Todo en nosotros era paz. Me
dio un beso sencillo y, tras cubrirse con el pareo,
se despidió y salió de la tienda.
Me sentía vivo y fuerte como pocas veces antes.
Tuve la sensación de que veía mejor y respiraba
mejor y, lo que es más curioso, percibía que los
demás se daban cuenta. Sentí que me había
enamorado de aquella adorable mujercita.
Estaba anocheciendo. Empecé a caminar y me
detuve en algunos puestos de bebida. Cuando quise
darme cuenta, ya había agarrado una buena
borrachera.
Me
lancé
temerariamente
a
la
persecución de dos coquetas jovencitas. Creo que,
gracias a mi herencia católica, no he hecho el
amor nunca con dos mujeres a la vez. Aunque muchas
veces hubiese deseado tener el valor de hacerlo.
Todo fue muy fácil. Las dos chicas parecían
encontrar la cosa absolutamente natural. Hubo
momentos en que ambas se concentraban en mí. En
249
otros, sin embargo, compartí a una de ellas con
la otra. Hubo risas, muchas, pero era una risa
sana e inocente. Nunca me excluían de ninguna de
las posibles permutaciones y combinaciones.
Nada de lo que hice parecía desconcertarlas.
Aunque deben tener 20 años, quizás la edad de Bea,
no parecían sorprenderse por nada. Creo que
entienden el sexo como comer o caminar, como una
función biológica. Es como algo físico y
agradable, pero sin implicaciones emocionales. Y
sin embargo, la intimidad ha sido extraordinaria
y la excitación máxima. Sin conocerlas, creo que
las amo de toda la vida.
¡Nunca me he corrido tan a gusto! ¿Han sido
ellas? ¿Ha sido Bea? ¿O ha sido que desde que
llegué a Lovetopía no me entretengo con vídeos
porno?
La tarde noche fue agotadora. Me quedé con un
sentir de plenitud mezclado con cansancio y algo
de aturdimiento. Hacia el alba, abandoné la feria
y regresé caminando a la Cova.
Todo el trayecto he pensado en mis mujeres
lovetopianas: en Nazaret, en Bea y en las chicas.
También en Lorena y en la joven india.
Aunque a veces siento ramalazos de celos con
Nazaret, creo que lo de Bea y las chicas equilibra
la situación. De alguna manera, su comportamiento
tras los juegos de guerra y el mío de esta noche
presentan un gran paralelismo. Incluso, con cierta
abstracción, creo que son iguales. En cualquier
caso, aun no sé si me siento culpable o no.
NOTA: No pagué a Bea ¿Ha sido un despiste mío o
querrá que la busque y así poder acabar lo que
hemos empezado?
250
15.- MÁS SOBRE LA ECONOMÍA:
TRABAJADORES, IMPUESTOS Y EMPLEO
Alicante, 28 de mayo de 2033. Hoy por hoy, puedo
afirmar que la economía de Lovetopía no responde
a los principios de España ni del resto de la
Unión Europea. He visitado el Ministerio de
Economía con una simple pregunta en mente. ¿Es la
economía lovetopiana capitalista, socialista o
comunista?
Esta cartera ministerial recibe el pintoresco
nombre de Ministerio de la Felicidad, del
Compartir y de la Economía. Me recibió la Ministra
del ramo en la sede del Ministerio, ubicada frente
al mar en el Paseo Marítimo de Alicante. Esta dama
me ofreció un amable discurso, clarificando que
iba a hablar de las principales diferencias y
confusiones habituales.
“La economía lovetopiana”, comenzó, “debe ser
considerada como la de España y el resto del mundo
Occidental, una economía mixta. Pero la diferencia
está en que muchos elementos de la mezcla entre
lo público y lo privado son nuevos y en que, por
razones sociales, medioambientales y políticas,
las proporciones son bastante distintas”.
No mucho después de la Independencia se produjo
una fuga de capitales. La mayor parte de las
familias adineradas abandonaron el país para
instalarse en Madrid, Barcelona y Sevilla. Al
mismo tiempo, respondiendo al cierre de fronteras
que
decretó
el
gobierno
español,
muchas
multinacionales cerraron sus filiales y sus
fábricas.
“Inicialmente, esta fuga de capital y de
efectivos humanos deterioró la capacidad de
251
gestión de las empresas lovetopianas”, afirmó la
Ministra. “El número total de expatriados no sumó
más que unos cuantos miles, incluidos mujeres y
niños. Estas mismas familias eran las que
ostentaban el poder político regional y las que
abandonaron nuestras instituciones”.
Estos datos, desconocidos en España, discrepan
con nuestra historia de la Independencia de
Lovetopía. Este capítulo de historia común, tan
ampliamente documentado, debería ser objeto de
debate y revisión entre historiadores españoles y
lovetopianos.
El gobierno lovetopiano se enfrentó a la
necesidad de alimentar, proveer de vivienda y
vestir a su población. Los primeros momentos
fueron de vacilación. Hubo quienes apostaban por
seguir con la gestión de la economía y las empresas
al viejo estilo. Otros, sin embargo, defendían un
cambio
radical
hacia
métodos
nuevos
e
inexplorados.
“Al cabo de unos pocos meses”, continuó la
Ministra, “se vio claro que no existía una
auténtica
elección.
Muchos
directivos
y
trabajadores, al ver que los antiguos propietarios
se habían marchado o las multinacionales les
habían abandonado, comprendieron que entraban en
una nueva era. De manera espontánea, se hicieron
cargo de empresas, fábricas, almacenes, granjas y
explotaciones agrícolas de todo tipo. Fue un
proceso caótico, pero no anárquico. Ayuntamientos
y jurisdicciones comarcales prestaron una ayuda
inestimable”.
En términos generales, el gobierno lovetopiano
asumió que aquellos que trabajaban en cualesquiera
que fuese la organización, si su anterior
propietario
la
había
abandonado,
quedaban
252
convertidos en sus nuevos "propietarios". Su reto
inmediato fue hacer funcionar las cosas más o
menos como lo habían hecho sus predecesores. La
toma del control por parte de los trabajadores
facilitó la organización de la producción y la
distribución de los bienes de primera necesidad.
Esta primera medida demostró ser muy eficaz.
Pero pronto llegaron cambios económicos más
importantes y deliberados. Se cuestionó los
objetivos tradicionales de maximizar beneficios y
aumentar la productividad. Los trabajadores
entendieron bien que eran palabras fáciles para
engañar a los clientes, exprimir a la fuerza de
trabajo y agredir al medio ambiente.
“El
objetivo
tradicional
de
maximizar
beneficios, sin límites, incluye una agresión
económica permanente”, dijo la Ministra. “Por un
lado, la empresa busca cobrar el máximo posible a
sus clientes. Por otro, la empresa maniobra para
pagar el mínimo a sus empleados y a sus
proveedores. En situación de competencia y con
similar
capacidad
de
negociación
de
los
involucrados, es posible un equilibrio aceptable.
Pero en situación de no competencia y de
concentración unilateral de poder en manos de una
empresa, la situación evoluciona hacia una
verdadera “agresión” contra su entorno. Y la
globalización, créame, refuerza infinitamente el
poder
de
las
grandes
empresas
y
las
multinacionales. Éstas, dirigidas por mercenarios
de cuello blanco, se
permiten agredir a la
sociedad, que es su entorno, sin compasión alguna.
La bandera que les legitima es aumentar los
beneficios. Las agresiones, por sistema, se
planifican cada tres meses, cuando tienen que
presentar sus resultados en bolsa”.
253
Las afirmaciones de la Ministra, cuestionables
como lo puedan ser, han quedado reflejadas en
Lovetopía
en
una
estricta
legislación
que
desarrolla un delito desconocido en España. Se
trata de la denominada “violencia institucional
contra la sociedad”. Según mi experiencia, los
lovetopianos hablan de estos delitos con la misma
pasión y la misma intransigencia como en España
se hablaba hace años de la “violencia de género”.
“Las situaciones de violencia institucional, tan
habituales en el mundo globalizado, aparecen
cuando hay un monopolio de hecho”, añadió la
Ministra. “O cuando las pocas empresas existentes
se organizan y pactan estrategias. O lo que es
peor, cuando las empresas se organizan, pactan
estrategias y sobornan al gobierno para que regule
en su favor bajo la apariencia de lobbies. Esta
última situación se dio en España, antes de la
Independencia,
en
sectores
clave
para
el
funcionamiento
de
la
sociedad
como
las
telecomunicaciones, la energía y los servicios
bancarios. Curiosamente, fíjese usted, todos ellos
servicios públicos que fueron privatizados por
partidos políticos corruptos y que sólo perseguían
garantizar puestos directivos a sus afiliados y
amigos una vez abandonasen el gobierno”.
En Lovetopía, según una información que la
Ministra me ofreció utilizando su tablet y una de
las pantallas de pared, las empresas están
obligadas a llevar una contabilidad extendida.
Esta nueva contabilidad mide su impacto económico,
social, medio ambiental y cultural a lo largo del
tiempo.
“Muchas empresas adoptaron con rapidez una
versión simple del Balance del Bien Común, una
propuesta de gestión que en aquel entonces se
254
estaba gestando como parte de la Economía del Bien
Común”, apuntilló la Ministra. “Lovetopía ha
demostrado ser líder indiscutible en la evolución
y puesta en práctica de muchas de aquellas teorías
que proponía el economista austriaco Christian
Felber. La Universidad de Alicante ha contribuido
sustancialmente a este logro del que estamos muy
orgullosos”.
A continuación, detalló algunos parámetros a
modo de ejemplos. Así, en lo económico, además del
beneficio contable tradicional, miden (y publican)
parámetros como la creación de empleo, la rotación
de personal, el sueldo medio de los trabajadores
y el ratio entre el sueldo más alto (por ejemplo,
el del director general) y el sueldo más bajo (por
ejemplo, la recepcionista).
En lo social, hacen público el volumen y el
porcentaje relativo de sus compras y suministros
realizados entre proveedores locales, comarcales,
regionales, nacionales e internacionales. Las
cifras económicas aparecen acompañadas por el
número de proveedores, la cantidad de empleados
indirectos e incluso la distancia, en kilómetros,
que recorren sus compras en cada grupo. También
publican cifras que sorprenderían al español más
progresista, como el precio medio de sus
productos, el número de recomendaciones públicas
recibidas y el número de reclamaciones atendidas,
todo ello comparado con el número de clientes a
los que han vendido sus productos y servicios.
En lo ambiental, llevan una contabilidad
especialmente
exhaustiva
de
sus
consumos
energéticos, con detalle de fuentes de generación
eléctrica y emisiones contaminantes directas.
Además,
declaran
exhaustivamente,
desde
255
diferentes puntos de vista, toda su estrategia de
desechos y vertidos.
Por último, en lo cultural, registran y publican
el porcentaje de beneficios dedicado a patrocinios
directos de actividades deportivas y culturales,
o a donaciones a Fundaciones y ONGs, incluyendo
número de ciudadanos a los que han favorecido.
“Como puede observar”, continuó, “se buscó un
mecanismo fácil que midiese el impacto real de las
empresas en todos los ámbitos de la sociedad.
Quizás tenga la tentación de asimilar nuestra
aproximación a las políticas que ustedes llaman
de “responsabilidad social corporativa”, pero le
recomiendo que no lo haga. Para nosotros, es una
práctica real que marca la dirección general de
toda la economía. Para ustedes, es una manera
fácil de disfrazar o desviar la atención de las
prácticas abusivas, y ciertamente muchas veces
agresivas, de sus grandes empresas”.
El sistema fiscal también fue cambiado. Los
reformistas lovetopianos enunciaron su política
fiscal desde una hipótesis ampliamente refrendada
por estadísticas y estudios internacionales. Esta
hipótesis afirma que uno de los principales y
menos reconocidos defectos del régimen capitalista
es que la gente económicamente poderosa, los
detentadores del capital, se las arreglan siempre
para no pagar impuestos.
“Y esto, en el caso del régimen legal de su país,
es manifiestamente anticonstitucional”, comentó
efusivamente
la
Ministra
para
reforzar
su
discurso.
“Según
recuerdo,
su
Constitución
establece claramente que el sistema fiscal debe
ser progresivo. Vamos, que quien más tiene más
paga”.
256
El nuevo sistema fiscal, aprobado por referéndum
digital por una mayoría aplastante de la
población,
reposa
casi
enteramente
en
dos
impuestos. Por un lado, está lo que nosotros
llamaríamos el impuesto de sociedades. Es un
impuesto sobre el beneficio de las empresas, que
incluye a los autónomos y artesanos individuales.
Por otro lado, está el impuesto sobre el valor
añadido que grava el "volumen de ventas" o
ingresos brutos.
“Por ejemplo, una empresa que gane mucho dinero
pero que muestre todos los parámetros de su
contabilidad extendida en negativo”, dijo la
Ministra, “sufrirá un impuesto sobre beneficios
del 100% y se verá forzada a cambiar su
comportamiento o a cerrar. La lógica es directa.
O contribuye a la sociedad o desaparece. Sin
embargo, cuando una empresa presenta todos los
parámetros de su contabilidad extendida en
positivo, entonces sólo pagará el 20% de impuestos
o, incluso en algunos casos, no pagará impuestos.
Hoy por hoy, ésta es la situación del 98% de las
empresas de Lovetopía, lo que significa que están
contribuyendo
indiscutiblemente
al
bienestar
social y al bien común de la nación”.
El impuesto sobre el valor añadido, según
entendí, funciona de manera similar al que tenemos
en España y en el resto de la Unión Europea. La
principal diferencia es que el tipo medio es del
20%.
Como
la
mayoría
de
las
funciones
gubernamentales, la recaudación de impuestos recae
en los municipios con el apoyo de las diputaciones
regionales. Una participación prorrateada de los
recursos fiscales va a parar a las Diputaciones y
257
al gobierno central para mantener los sistemas de
mayor escala.
Este curioso sistema entraña inevitablemente una
tensión permanente y requiere que el gobierno
central se vea constantemente forzado a adular a
los ayuntamientos para asegurarse una afluencia
continua de fondos. Esto explicaría que las
grandes inversiones en Lovetopía beneficien a
todos los ciudadanos por igual. La estructura
resultante, de manera superficial, se asemeja a
los pequeños estados existentes en el capitalismo
primitivo.
Como pude observar en los audiovisuales que me
ofreció la Ministra, el sistema económico y fiscal
se basa en la absoluta transparencia de las
cuentas. Esta transparencia incluye a empresas,
ciudadanos e instituciones públicas, y está
soportada por una novedosa aplicación digital. Así
pues, las declaraciones de impuestos no son
confidenciales como en nuestro país.
“La Ley de Transparencia es la envidia y la
referencia de la comunidad internacional”, dijo
la Ministra con gesto orgulloso. “Toda nuestra
legislación se apoya en un sistema digital
desarrollado en Lovetopía y que exportamos a los
cinco continentes”.
Durante los últimos años, esta política fiscal
se ha completado con leyes que han redefinido la
relación entre el trabajador y la propiedad de una
forma muy drástica, algo que quizás resulte
inaceptable para los españoles.
Todo hombre o mujer que trabaje en una empresa
lovetopiana debe ser considerado como "socio". Por
muy grotesco que pueda parecer, todo lovetopiano
negocia su contrato como entre nosotros lo haría
un alto ejecutivo. Al igual que estos caballeros
258
preguntan
sobre
la
participación
en
los
beneficios, suscripción de acciones, exenciones
fiscales, planes de jubilación y un largo
etcétera, los lovetopianos de la calle preguntan
sobre las condiciones de su “asociación” con la
empresa en la que tal vez se incorporen. No se
puede montar un negocio, ofrecer salarios bajos a
los empleados, despedirlos sin criterio objetivo
alguno y embolsarse los beneficios de la empresa.
Además, se promulgaron leyes para convertir el
capital en préstamos reembolsables en aquellas
situaciones en que la propiedad sólo participaba
en el capital de la empresa y no aportaba su
trabajo. Y se recuperó un agresivo impuesto sobre
herencias, un impuesto que en España se conoce
como impuesto de sucesiones y donaciones y que fue
prácticamente suprimido en los años previos a la
Independencia. ¡Todo apunta que en el futuro sólo
se podrán heredar en Lovetopía objetos personales!
Hay una amplia oposición hacia los demás tipos
de impuestos. Coloquialmente, se entiende que son
regresivos y que fomentan la división entre la
gente. Sostienen que el impuesto sobre las
empresas, soportado de manera colectiva, fomenta
la solidaridad. De la misma manera, afirman que
un impuesto sobre las personas alimenta la
tentación de privilegiar a las empresas con
exenciones
de
impuestos
y
fomentar
una
concentración
de
poder
en
torno
a
las
instituciones.
No existen en Lovetopía ni los impuestos
personales
ni
las
contribuciones
sobre
la
propiedad.
“La gran excepción son los alquileres sociales
que, hoy por hoy, pagan más del 80% de los
lovetopianos”, dijo la Ministra. “Probablemente,
259
ésta sea la innovación económico y social más
relevante y mejor aceptada por la población de
entre todas las medidas que ha adoptado el
gobierno de Lovetopía”.
Ciertas
categorías
profesionales,
como
directivos, artistas, científicos y algunos
médicos, perciben unos ingresos ligeramente
superiores a los del resto de la población. Los
directivos son propietarios de las empresas igual
que el resto de los trabajadores. Pero a
diferencia de éstos, pagan el mismo porcentaje de
impuestos sobre sus sueldos que las empresas que
dirigen.
“Esta medida, totalmente excepcional porque
grava la renta personal, se introdujo para evitar
malas prácticas y juegos oscuros como la
utilización de dividendos ocultos”, dijo la
Ministra mientras apretaba fuertemente las manos.
“Así, los directivos no tienen la tentación de
subirse los sueldos con independencia del balance
del bien común y sus consecuencias fiscales”.
La Ministra afirmó que no hay individuos que
alcancen grandes fortunas personales a costa del
control de los medios de producción y de la
contratación de la fuerza de trabajo de otros
hombres. Tampoco existen grandes diferencias
salariales entre directivos y trabajadores porque
las empresas lo evitan para no deteriorar su
Balance del Bien Común y pagar menos impuestos.
Sin embargo, lo más llamativo de su afirmación es
que dice que nadie persigue estas situaciones.
“La
motivación
de
nuestros
empresarios,
emprendedores e investigadores es la misma que la
de nuestros escritores, artistas y políticos”,
dijo la Ministra. “Buscan compartir su visión
interior
del
mundo
y
disfrutan
con
el
260
reconocimiento de su entorno familiar y de la
sociedad, pero no persiguen el poder sobre el otro
ni el enriquecimiento ilimitado”.
Sin embargo, mi interlocutora reconoció que a
veces se producen anomalías. Por ejemplo, cuando
una empresa ofrece un producto o un servicio
singular e inmediatamente se origina una fuerte
demanda. Si esto ocurre, lo habitual es que los
inventores y fabricantes de estos productos se
encuentren súbitamente ante el éxito y empiecen a
ganar mucho dinero. En estos casos, la conducta
habitual
ha
sido
aceptar
nuevos
socios
trabajadores y reducir su semana de trabajo por
debajo de las 20 horas.
En Lovetopía, no ocurre que los que triunfan se
sirven de sus beneficios para hacerse con el
control de otras empresas. Ni tampoco para
convertirse en propietarios absentistas, ocupando
el rol de simples socios financieros o socios
capitalistas. La explicación de esta anomalía es,
ciertamente, compleja. Creí comprender que toda
inversión directa hecha por una persona o empresa
ausente en otra empresa, de modo meramente
capitalista, no está permitida. Los beneficios
excedentarios no pueden ser "invertidos" más que
como préstamos al sistema bancario nacional, que
a su vez, presta fondos a las empresas. A lo más
que pueden llegar los afortunados, cuando son
personas, es a retirarse y vivir de los intereses
que sus ganancias puedan extraer al banco.
“Sin
embargo,
hay
tres
tradiciones
muy
arraigadas entre nuestras personalidades de
éxito”, dijo la Ministra. “La primera es
constituir una Fundación que se nutra de sus
ganancias extraordinarias y las devuelva a la
sociedad, en forma de proyectos sociales y
261
culturales. La segunda es fundar escuelas desde
las que compartir el aprendizaje y el conocimiento
adquirido. La tercera es apoyar a universitarios
y artistas financiando sus investigaciones y sus
obras a través de las plataformas de inversión
colectiva o crowd-funding”.
La apuesta por una gran banca pública, como es
obvio, otorga al gobierno nacional un inmenso
poder sobre la economía. Las grandes inversiones,
sorprendentemente elevadas y características del
desarrollo lovetopiano, sólo son explicables desde
esta óptica. Esto parece contradecir muchas de las
declaraciones de descentralización y localización
de los lovetopianos. Todo lo relacionado con la
banca y con el dinero es gestionado por empresas
y ciudadanos a través de Internet. Esta situación
sólo ha sido posible con la universalización del
monedero electrónico.
“El
sistema
financiero
de
Lovetopía
es
prácticamente digital y funciona en un 90% en modo
automático”, puntualizó una asistente de la
Ministra, especialista en asuntos financieros.
“Para nosotros no tiene sentido que el dinero y
su circulación, combustible indiscutible de la
economía y facilitador del intercambio espontáneo
entre las personas, sea un monopolio de unos pocos
que hagan y deshagan según sus intereses
particulares. ¿Qué sentido tendría que los
ciudadanos tuviesen que pagar una comisión por sus
cucharas cada vez que comen un plato de sopa,
máxime cuando las cucharas son de su propiedad,
los ingredientes los han cultivado ellos y son
expertos cocineros? Esto mismo es lo que estaba
pasando con el sistema bancario antes de la
Independencia”.
262
Sin embargo, según me informan, el banco
nacional mantiene agencias regionales que gozan
de una gran autonomía de gestión. Estas agencias
se responsabilizan principalmente de la gestión
del sistema digital de financiación colectiva, o
crowd-funding, dando visibilidad a los proyectos
nacientes.
“Los ciudadanos invierten en aquellas nuevas
empresas o nuevos proyectos que son de su
elección”, comentó la Ministra. “Este sistema ha
resultado ser mucho más eficiente para la
innovación y para la financiación empresarial que
los tradicionales sistemas de evaluación de
riesgos de la banca española”.
Las empresas lovetopianas también compiten entre
ellas y luchan por aumentar ventas y beneficios.
Aunque lo hacen gestionando con rigor su
contribución al bien común y, por tanto,
minimizando el pago de impuestos.
El hecho de que los trabajadores de una empresa
sean también sus propietarios colectivos impone
límites naturales a su comportamiento. Por
ejemplo, no tienden al crecimiento ilimitado, ya
que entienden que la composición máxima funcional
de una empresa puede rondar las 300 personas.
Piensan que cuando se sobrepasa esta cifra, la
empresa se arriesga a caer en estructuras rígidas
y autoritarias y pueden perder la comodidad en el
puesto de trabajo. Algo que les llevaría a buscar
un puesto de trabajo más agradable y humano. "Lo
pequeño es hermoso", me recordaron varias veces.
Otro ejemplo es cuando eligen gustosamente aceptar
beneficios y salarios menores a cambio de un ritmo
de trabajo más moderado o de una forma de
organización que contribuya a unas mejores
relaciones entre las personas.
263
La peculiar organización de las empresas
lovetopianas hace que estén expuestas a la amenaza
de la competencia de empresas extranjeras que
funcionan bajo normas tradicionales.
“Hemos abandonado la antigua práctica de
importar productos baratos y exportar empleo y
bienestar”, comentó la Ministra. “Para evitarlo,
tenemos una reglamentación aduanera estricta.
Alejamos de nuestro mercado a aquellas empresas
que realizan un dumping económico, medioambiental
y social que sólo beneficia a sus élites
económicas. Además, contamos con el antiguo
mecanismo económico del tipo de cambio, muy
efectivo
para
regular
las
transacciones
comerciales con el exterior”.
Hay que remarcar, como varias veces ha insistido
la Ministra, que Lovetopía disfruta de su
soberanía monetaria y cuenta con moneda propia,
algo que España perdió a principios de siglo.
A pesar de todo, los productos lovetopianos
resultan muy competitivos al lado de los productos
extranjeros. Además, ayuda recordar la costumbre
de confeccionar la propia ropa y calzado, algo
explicable
como
manifestación
de
libertad
individual o como expresión artística.
Resulta difícil comparar la carga fiscal de
Lovetopía con la propia de España al recaer los
impuestos en empresas y consumo, y no sobre las
personas. No obstante, hay que destacar que su
presupuesto nacional es bastante reducido. Dos
ejemplos son defensa y educación. Los efectivos
militares son pequeños, similares a los del Suiza.
Además, han recuperado la antigua práctica del
servicio militar obligatorio. La educación, una
función tradicional del gobierno, fue reorganizada
264
sobre el principio de la libre empresa, aspecto
cuanto menos curioso.
“En Lovetopía, no tenemos que subvencionar ni
directa ni indirectamente muchas de las industrias
de su país, como la del automóvil o la
farmacéutica.
La
práctica
desaparición
del
automóvil y la mejora de las condiciones de vida
de nuestros ciudadanos hacen innecesario mantener
medio
país
asfaltado
o
alimentar
una
infraestructura sanitaria de farmacias, centros
de atención y hospitales totalmente artificial”,
comentó la Ministra cuando saqué el tema. “Además,
el 99% de los cargos políticos no son remunerados
y muchas funciones asistenciales han retornada a
las familias o a las comunidades. La política
laboral de 20 horas ha sido determinante para
recuperar algo muy hermoso que habíamos perdido y
que viene de serie con las personas: la
generosidad natural y la orientación al servicio
al otro”.
Esta generosidad natural a la que hizo
referencia la Ministra puede explicar por qué la
caída en picado del PIB a raíz de la Independencia
no agitó en mayor medida a la población. E incluso,
podría ser una explicación de la sustitución de
nuestro PIB como indicador de progreso social por
el peculiar FIB (Felicidad Interior Bruta) que hoy
en día rige la actividad económica del país.
“El antiguo PIB es tan burdo y primitivo,
esconde tantas incongruencias y tantos intereses
ocultos que casi ni merece la pena que lo
discutamos”, dijo alegremente la Ministra. “Si
alguien enferma y muere, su PIB crece. Si una
industria contamina un río y el gobierno tiene que
limpiarlo, su PIB crece. Si un ciudadano compra
tomates de apariencia sintética en lugar de
265
cogerlos en la huerta de casa, su PIB crece. Si
una familia tiene que hipotecarse 40 años para
comprar un pequeño apartamento que le atará toda
la vida, su PIB crece. Si una pareja se divorcia
y se ven abocados a vivir solos en dos apartamentos
distintos, su PIB crece. Y créame, hay cientos y
cientos de ejemplos como estos. Su PIB está
diseñado para contribuir al enriquecimiento de las
grandes empresas y de los bancos”, añadió con tono
serio. “El índice de la felicidad, como así
llamamos a nuestro FIB, mide realmente el
bienestar de las personas, de las familias y del
planeta ¡Si algo me escandaliza de su país, el que
fuera mío, es que aún siguen dirigiendo la
sociedad desde la infamia y la mentira del PIB!”.
Por último, el sistema de Seguridad Social
estatal, tal cual lo conocemos en España, fue
sorprendentemente abandonado. Pero hay que tener
en cuenta que los lovetopianos reciben de por vida
una renta básica que les garantiza unos niveles
mínimos de comida, vivienda y atención médica.
Algunos ciudadanos, en particular aquellos que
buscan nuevas formas de expresión en el arte o se
dedican a la innovación pura, se sirven de esta
renta básica para subsistir sin trabajar en otras
actividades ¡Y esto a veces durante años, para
envidia
de
nuestros
jóvenes
artistas
y
emprendedores!
La mayoría de la gente, sin embargo, trabaja
para disfrutar de una vida social activa. Los
ancianos y minusválidos cuentan con este mínimo
para vivir, a modo de pensión. La mayoría de los
ancianos disfrutan de una renta adicional que
proviene de sus ahorros en el Banco Nacional de
Lovetopía. En general, su nivel de vida es
ligeramente superior al de los pensionistas de la
266
Seguridad Social en nuestro país, sin contar su
integración
dentro
del
peculiar
concepto
lovetopiano de “familia” (o más bien comunidad).
A pesar de las severas críticas hechas por
nuestros expertos a la política económica y fiscal
lovetopiana, la observación directa corrobora las
declaraciones de sus portavoces, con todo lo mal
que ello pueda sentar a algunos. El sistema ha
demostrado que funciona y no va a desaparecer.
(Domingo, 29 de mayo) Isidro ha entrado en la
Cova gritando, hecho una furia. Lorena ha dicho
que se ha enfadado conmigo porque tampoco compartí
con él mi artículo sobre las mujeres y la política
en Lovetopía. Dice que está repleto de errores y
omisiones. Si es cierto, se me va a caer la cara
de vergüenza.
(Más tarde) Acabo de releer mis últimos
artículos. Mi actitud hacia esta tierra ha
cambiado muchísimo en tres semanas. (¡Y no creo
que solamente a causa de Nazaret y mis mujeres!).
¿Me estaré volviendo indulgente en mi forma de
escribir? Tal vez no supe cuáles eran los puntos
neurálgicos a tratar en mi artículo sobre la
economía. ¿O tal vez estoy más perdido que un
pulpo en un garaje? Al principio, la experiencia
lovetopiana me pareció una ridícula tentativa
provinciana de construir una sociedad decente en
un mundo que da palos de ciego. ¡De alguna manera,
creía que esto no podía funcionar y que sería un
fraude de un tipo u otro!
Pero no está ocurriendo así. De hecho, cuanto
más de cerca observo Lovetopía, más forzado me veo
a admitir su fuerza y su belleza. Y esto me tiene
desconcertado. No mantengo una dirección al
267
escribir. Sólo sé relatar las escenas individuales
tal y como las veo o como me las cuentan. ¿Estoy
perdiendo la objetividad? ¿Empezará Jota P. a
editar mis artículos? ¿Significa tal vez que no
entiendo nada, o por lo menos, que no lo hago de
la forma en que lo hacía?
He venido a ver a Nazaret al campamento.
Seleccionaba árboles para la tala. En actitud
meditativa, se dirigía hacia uno y ataba a su
tronco la cinta roja marcando su destino.
Murmuraba frases que no conseguí entender.
Mantenía una expresión llena de
determinación.
Según me dijo, ésta es una de las tareas más
importantes de su trabajo. A mis ojos, bien podría
ser un acto ritual y sagrado.
Por fin, empieza a haber un alejamiento entre
ella y Vicente. Han mantenido discusiones sobre
la conveniencia de que uno u otro abandone el
campamento. Cada vez soporto menos que aun
mantengan relaciones y los celos me corroen.
En la cena, surgió la discusión sobre el
restablecimiento de relaciones con Madrid. Me
quedé
sorprendido
al
ver
que
Nazaret
se
pronunciaba a favor con ingeniosos argumentos,
aunque con condiciones. Recibí un montón de
miradas perversas.
Me invitaron a acompañarles a un gran almacén.
Los productos son, por lo visto, fabricados
siguiendo las recomendaciones de los ciudadanos.
Son simples, aunque atractivos y baratos. Los
calcetines, por ejemplo, cuestan cuatro veces
menos que en España. Pero no los hay más que en
blanco y negro. Los pantalones, las camisas y la
ropa interior son modelo estándar, pero igualmente
baratos. Había una amplia variedad de tintes para
la ropa.
268
La sección de alimentación es pequeña. Los
lovetopianos se abastecen de carne, pan, pescado
y productos perecederos en pequeños comercios.
Aunque también se hacen enviar remesas de familias
o comunas amigas. El campamento intercambia madera
por carne, queso y hortalizas con una comuna
agrícola situada a veinticinco kilómetros de
distancia.
Me sorprende el grado de estandarización de los
productos.
Las
conservas
se
presentan
exclusivamente en envases biodegradables de tres
tamaños. El primero tiene la dimensión de una
pequeña lata de sardinas. El segundo es como un
gran tarro de mermelada. El tercero es muy grande,
tamaño restaurante. Las cantidades son presentadas
en unidades métricas. Las etiquetas, sin embargo,
son muy elegantes y recogen el famoso semáforo que
permite conocer el detalle de la contribución al
bien común de las empresas.
Las "farmacias" lovetopianas son pequeñas y sólo
venden medicinas con receta. Después de la
Independencia, la profesión médica hizo una gran
criba
y
eliminó
sin
piedad
cantidad
de
tranquilizantes, estimulantes, antidepresivos,
somníferos y muchos otros medicamentos. No se
permite la fabricación de medicamentos para
controlar el comportamiento de las personas. Esto
puede haber sido decisivo en la reorganización del
sistema escolar. ¡Al no conseguir que los niños
difíciles se adaptasen a las escuelas, tuvieron
que adaptar las escuelas a los niños! Le pregunté
a un farmacéutico como se trataba el insomnio.
"Por lo general, el insomnio no es un problema
médico, sino un problema social", me respondió.
"Por ello, ayudamos a la persona a cambiar su
estilo de vida y no su biología. Además, estar
269
despierto por la noche puede resultar divertido
¿sabe usted? La semana de 20 horas permite tomarse
las cosas de manera más relajada”.
Regreso a la ciudad esta noche. Estoy intentando
que Nazaret venga conmigo. Antes de la cena, nos
sentamos en corro a jugar (no existe palabra mejor
para definir lo que hicimos).
"Rubén", dijo alguien, “¿qué puedes hacer para
entretenernos?".
El pánico me invadió. La gente había estado
cantando. Yo no sé cantar. Habían contado chistes.
Nunca he conseguido acordarme de uno. Se habían
reído y tomado el pelo unos a otros, como en un
teatro improvisado. Yo jamás he sido capaz de
mantener el justo tono entre lo hostil y lo
amistoso. Me di cuenta de que no se hacer nada de
todo eso. Avergonzado, me disculpé sin mucha
convicción.
"Me temo que no soy muy divertido. Nunca supe
entretener a la gente. Nosotros recurrimos a la
televisión. Creo que es eso".
Se
negaron
enérgicamente
a
aceptar
mi
explicación. Primero pensaron que quería hacerme
de rogar. Pero luego comprendieron que iba en
serio
y
aprecié
cierta
tristeza
ante
mi
incapacidad.
"Oye", dijo uno de ellos, "seguro que sabes
cantar aquello de "Mi carro me lo robaron…”
Empieza tú y te seguimos".
Tomé aliento y empecé. Acerté con el tono de
pura
casualidad.
Un
minuto
después,
todos
cantaban. Algunos cambiaban el ritmo. Otros
introducían variaciones en la letra. Una de las
mujeres entonó el estribillo con una danza tipo
hip-hop. Luego, otra de ellas, pidió silencio,
respiró profundamente y cantó toda la canción tipo
270
ópera. Nos reímos mucho y creamos un espectáculo
realmente bello y festivo. Todos participaron de
alguna manera. Nazaret me acompañó la segunda vez
que me levanté a cantar solo y bailó unas
sevillanas. Nunca deja de sorprenderme. ¡Tengo que
ampliar mi repertorio!
271
16.- LA JUSTICIA, LA
DELINCUENCIA Y LOS CENTROS
PENITENCIARIOS
Denia, 30 de mayo de 2033. En España tendemos a
pensar que la ley en Lovetopía existe sólo para
enmascarar el autoritarismo del régimen. Sin
embargo, un examen minucioso de la situación
revela que Lovetopía mantiene muchos de los
principios heredados de nuestro país y que se
defienden con tesón.
La mayoría de los derechos fundamentales y
principios de la Constitución española de 1978
están recogidos en la Constitución de Lovetopía
de 2015, en su redacción original. Ejemplos
básicos son los derechos a un trabajo digno o a
una vivienda digna, o el derecho a una educación
y una sanidad universal. La gran diferencia está
en que en Lovetopía se cumple la legalidad
constitucional y su gobierno actúa de manera
coherente con la Constitución. Mientras, en
España, el gobierno se ve empujado a equilibrar
los intereses de las élites económicas y sus
instituciones, sean éstas partidos políticos,
bancos o grandes empresas, que aparecen siempre
en colisión con los derechos que nuestra
Constitución otorga a los ciudadanos.
De manera análoga, en Lovetopía existe una
separación efectiva de poderes. El poder judicial
descansa en un Consejo General que tiene su sede
en la costera ciudad de Denia, en la provincia de
Alicante. No existe Ministerio de Justicia ni
institución
gubernamental
parecida.
La
independencia
es
absoluta
y
sus
recursos
272
económicos vienen fijados por un porcentaje fijo
de los ingresos generales del gobierno.
“En su conjunto, el sistema de justicia está
formado sólo por jueces que han superado con éxito
la carrera judicial”, me dijo un funcionario
durante la entrevista que mantuvimos. “El tercer
turno fue suprimido. Aquí en Lovetopía se
desconoce este mecanismo, habitual antes de la
Independencia y aún vigente en España, que permite
a los partidos políticos nombrar jueces a dedo.
Los juristas oficiales la justificaban como la
manera de introducir la costumbre y la tradición
en la vida judicial y superar una carestía de
jueces de carrera. Pero, en realidad, se utilizaba
para que partidos políticos designasen jueces
amigos
a
los
que
acudir
para
conseguir
favoritismos. O lo que era peor, cometían delitos
campando a sus anchas sin el control del poder
judicial”.
El aforamiento de políticos, sean estos miembros
del gobierno, parlamentarios y altos cargos de la
vida
pública,
fue
abolido
después
de
la
Independencia. Los lovetopianos mantienen la
opinión de que todos los ciudadanos son iguales
ante la ley, sin excepción alguna. Pero cuando se
refieren a políticos y cargos públicos, creen que
su responsabilidad es mayor y la justicia debe
actuar con especial determinación. Cuando un cargo
público comete un delito, el asunto se convierte
en prioridad para el tribunal y el juez se dedica
abundancia de medios.
“La situación heredada de España se consideró
escandalosa. Al nombramiento de los altos jueces
por los partidos políticos, había que añadir el
control de los medios a disposición de los
tribunales ejercido por el Ministerio de Justicia,
273
el aforamiento y el sistema de tercer turno”, dijo
mi informador. “La independencia del poder
judicial no existía y los políticos y sus amigos
estaban por encima de la ley”.
Los lovetopianos, como los españoles, mantienen
numerosos
tribunales,
notarías
y
registros
públicos donde ventilan todo tipo de discusiones.
En este ámbito, la presencia de la tecnología
lovetopiana también es extraordinaria. Según me
han informado, utilizan una aplicación digital
análoga a una red social exclusiva para juristas.
Es accesible desde cualquier dispositivo y permite
que los abogados de las partes aporten sus
escritos
y
recaben
pruebas
periciales
y
testimonios en cuestión de días, sino horas. En
este proceso, hacen partícipes a los notarios y
los registradores afectados.
“Toda la información llega a los jueces, que
resuelven con diligencia y comunican digitalmente
con las partes, con acceso contextualizado a las
leyes y a la jurisprudencia de referencia”, me
comentó un Secretario de un tribunal. “La
prescripción de un asunto por quedar fuera de
plazo, tan habitual y recurrente en su país, nunca
se produce. Aunque está detalladamente recogida
en nuestras Leyes”.
En un ingenioso mecanismo que trasciende el
alcance de este artículo, tanto fiscales como
notarios,
registradores
y
funcionarios
de
prisiones
pertenecen
al
Poder
Judicial
y
participan de la jerarquía de la institución.
El contenido de la ley, en muchos aspectos, ha
sufrido
una
transformación
radical.
Los
lovetopianos consideran como graves algunas faltas
que, según nosotros, no serían más que delitos
secundarios ni tan siquiera merecedores de una
274
multa
de
la
policía
o
la
justicia.
La
contaminación deliberada del agua o la atmósfera
es castigada con duras penas de prisión. Los
desfalcos, el fraude, las anomalías financieras,
las estafas, el cohecho, la malversación de fondos
públicos
y asuntos de "guante blanco" son
castigados más severamente que los asaltos a mano
armada o los robos. Como curiosidad, añadir que
estos últimos son raros aquí, tal vez a causa de
la intensidad de las relaciones interpersonales y
de la dificultad para mantener el anonimato.
Al parecer, los tribunales raramente imponen
multas. Dicen que prefieren castigar los delitos
con
penas
de
prisión,
según
ellos,
más
igualitarias para los condenados. He visitado una
de sus cárceles y puedo afirmar que son falsos los
rumores que circulan por España. Las cárceles de
Lovetopía nada tienen que ver con campos de
trabajos forzados.
En la Lovetopía de la primera época, como en
España, el índice de crímenes resultó ser muy
alto. El gobierno realizó una revisión rápida de
delitos y se concedió una amnistía para aquellos
presos cuyos actos no fueran delito en el nuevo
marco legal. Se legalizó el cultivo y el consumo
de marihuana. El estado asumió el monopolio del
tráfico de algunas otras drogas, como la heroína
y la cocaína. Las tasas de consumo y la
delincuencia organizada se redujeron a niveles
increíbles en España y en Occidente.
Otra gran sorpresa para cualquier observador es
la severidad con que se persigue y se reprime la
violencia económica y política.
“En España, como ocurría en la época anterior a
la Independencia, un vulgar concejal sorprendido
apropiándose de parte del presupuesto municipal
275
para amigos de su propio partido es castigado con
una pena de prisión de uno a cinco años”, me dijo
una jueza especializada en derecho comparativo,
“de los cuales cumplirá
tal vez unos cuantos
meses si tiene antecedentes penales. Si no tiene
antecedentes, resulta fácil que ni tan solo
ingrese en prisión. Aquí, en Lovetopía, un delito
equivalente será automáticamente condenado a una
pena definitiva de cinco años, sin la más mínima
posibilidad de obtener una reducción de condena,
la libertad condicional o el indulto por el
gobierno”.
Sin embargo, el cumplimiento de las penas es muy
diferente a como se realiza en nuestras prisiones.
Salvo excepciones, en Lovetopía no existen los
grandes centros penitenciarios. Los reclusos están
repartidos entre numerosas instituciones de
pequeño tamaño, cada una de las cuales alberga
unas docenas de presos. Durante el día, participan
en la vida general de la sociedad. Son sometidos
a una ligera vigilancia. Tienen empleo, reciben
salarios y se benefician de los mismos derechos y
pagas que el resto de los trabajadores. Pasan
parte del día en espacios reservados, a los que
curiosamente pueden invitar, si así lo desean, a
sus esposas, maridos o amantes.
“Las personas culpables de delitos de violencia
tienen tendencia a reincidir, con lo que vuelven
de nuevo a prisión”, me dijo con mucho énfasis un
funcionario de prisiones. “El encarcelamiento de
tipo tradicional no hace más que aumentar su
propensión a la violencia. En el sistema español,
las prisiones son escuelas de aprendizaje para los
próximos delitos de los presos”.
Los penalistas de Lovetopía creen que su
sistema, relativamente más humano, ofrece a los
276
presos desarrollar modos de vida no delictivos en
las circunstancias reales de la sociedad. Muestran
datos impresionantes sobre las bajas tasas de
reincidencia de sus presos comparadas con los
nuestros. Aunque, como es de esperar, no dispongo
de medios para verificar su fiabilidad.
Algo interesante es que los juegos de guerra
rituales
son
practicados
también
entre
la
población penitenciaria. Como las lanzas son
consideradas excesivamente agresivas, en su lugar
utilizan unos largos y pesados palos muy
semejantes a las garrochas de los hombres de Robin
Hood.
“Los delitos con violencia son una señalización
de que el individuo condenado no sabe manejar su
ira”, me dijo el funcionario de prisiones. “Los
juegos de guerra permiten que los presos se
familiaricen con esa energía, normalmente fruto
de una expresión emocional reprimida, y aprendan
a sacarla y gestionarla. La energía de la ira,
bien canalizada, es una energía vital muy útil.
Esconderla o negarla, como se hacía bajo el
sistema heredado de España, no soluciona el
problema, sino que lo agrava. La solución pasa por
dejar salir toda la ira acumulada y ofrecer
maneras creativas para que los hombres se
familiaricen
con
ella
y
la
gestionen
positivamente”.
El sistema de centros penitenciarios tiene tres
excepciones
manifiestas.
Son
los
centros
penitenciarios de Picassent (Valencia), Almería y
Algeciras (Cádiz). Estos centros, heredados de la
época española, siguen abiertos y funcionan con
estándares parecidos a los nuestros. Estos centros
se reservan para aquellos condenados por asuntos
económicos y contra la hacienda pública. Las leyes
277
en Lovetopía son especialmente duras con los
delitos cometidos por políticos y funcionarios de
las administraciones públicas.
Quizás esta severidad tenga su explicación por
los altos niveles de corrupción política y
económica que sufrieron las gentes de los
territorios de la antigua Comunidad Valenciana en
los años previos a la Independencia.
(Lunes, 30 de mayo) Al principio, Nazaret se
negó a venir conmigo a la ciudad, casi por una
cuestión de principios.
"Es fin de semana", le dije, "¡estoy seguro de
que te podrás escapar durante un par de días!".
“¿Por qué tengo que ser yo la que vaya? ¿Por qué
no vienes tú? ¿Por qué tengo que ser yo la que me
organice para estar contigo? Yo vivo aquí, ¡tú
estás en la Cova sólo de visita!".
Nuestra discusión adquirió un tono amargo.
Pronto surgieron las palabras, los reproches y las
miradas perversas. Creo que empieza a haber
demasiado en juego. Tratando de arreglar las
cosas, la tomé entre mis brazos como me dijo el
otro día Isidro. Pero se soltó de un manotazo,
agarró un saco de dormir y salió hacia el bosque.
Me acosté pero hasta muy entrada la noche no
conseguí conciliar el sueño. Antes del amanecer,
sentí su cuerpo resbalar en la cama junto al mío.
"Tenemos que aprender a hablar sin dar por
sentado las cosas, sin que lancemos expectativas
cerradas que nos impiden abrirnos al otro y
organizarnos mejor sin imponer las cosas", dijo.
”Y tengo que enseñarte a pedir y a ofrecer desde
el corazón. Me doy cuenta de que nunca hemos
hablado de todo esto”.
278
No abrazamos el uno contra el otro y nos quedamos
dormidos.
Pero nada parece haber cambiado. Yo no entendí
que quiso decir y no me explicó más. Su voluntad
de
auto-determinación
es
inamovible.
Esta
insistencia suya en ir y venir a su antojo me saca
de quicio. Lo que me resulta raro ya que Ruth
actúa igual. ¿Será, tal vez, que en ella nunca
busqué nada más? No sé imaginar lo que sería vivir
con una persona como Nazaret. Pensarlo me resulta
estimulante y terrorífico al mismo tiempo.
(Más tarde, ya en la Cova) He encontrado a Tomás
en la cocina y le he preguntado sobre el Gran
Proceso de las Alpujarras. En mi visita de hoy,
el funcionario lo mencionó un par de veces.
“Fue un proceso tipo Núremberg”, dijo exaltado
Tomás mientras preparaba una ensalada. “El
Tribunal demostró que las grandes instituciones
económicas de España y sus dirigentes políticos
electos llevaban décadas conspirando y actuando
ilegalmente para apropiarse de la riqueza de la
población y someterla desde la tiranía, el miedo
y la pobreza. La población se volcó en apoyo de
aquel Tribunal. Fue un acontecimiento de gran
importancia para nuestras leyes.”
Tomás es un tipo joven, quizás algo mayor que
yo. Llegó a la Cova el pasado enero. Está casado
con Vanya y tienen dos hijas. Vanya es la hermosa
joven india del otro día. Se conocieron en Pune,
en la India y vivieron allí varios años.
Regresaron a Valencia para grabar una serie de
documentales sobre cómo han evolucionado las
tradiciones indias en Lovetopía. Ella es profesora
invitada en la Universidad de Valencia.
279
“¿Qué quieres decir con que la población se volcó
con aquel Tribunal?”, pregunté.
“Fue la gran contribución al nacimiento de
Lovetopía de los universitarios. El apoyo fue
masivo. Los estudiantes de informática de la
Universidad de Granada dotaron al nuevo Tribunal
de un sistema informático totalmente innovador
para grabar testimonios y realizar pruebas
periciales con agilidad, involucrando a Notarios
y Registradores. Estudiantes de administración de
empresas y de derecho de todas las Universidades
realizaron auditorías de las cuentas de los
bancos, las grandes empresas y las constructoras.
También de las administraciones públicas y de los
partidos políticos”, continuó mientras me enseñaba
algunas fotos de la época en su tablet. “Por
último, los estudiantes de periodismo documentamos
cientos de miles de testimonios y situaciones de
lo más pintorescas. Yo estuve dedicado en cuerpo
y alma durante seis meses. Apenas dormíamos. Lo
que salió de todo aquello fue un gran escándalo.”
“Nunca había escuchado nada igual. ¿Qué fue lo
que se descubrió?”
“Los casos de corrupción conocidos demostraron
ser la punta del iceberg. De allí surgieron todas
las miserias económicas de la condición humana:
delito fiscal, blanqueo de dinero, evasión de
capitales, corrupción, cohecho, maquinación para
alterar el precio de las cosas, robo, apropiación
indebida, fraude electoral, financiación ilegal
de partidos políticos… Piensa tú en el delito y
saldrán
miles
de
situaciones.
Todas
están
documentadas. Los partidos políticos resultaron
ser mafias organizadas de cuello blanco”.
Tomás ha afirmado que, como consecuencia de este
proceso, se declaró ilegítima la deuda de todas
280
las Administraciones Públicas con la banca.
También se embargaron todos los inmuebles y
propiedades en sus manos, tanto edificios y
oficinas bancarias como solares y viviendas
ociosas. Según dice, pasaron al estado lovetopiano
cientos de miles de propiedades que los bancos
habían acaparado pacientemente durante años a
través de embargos, desahucios ilegales y cierres
de empresas provocados.
Tengo que investigar más sobre todo esto. Este
es un proceso legal del que nada se sabe en España.
¡Si es cierto, será un gran escándalo!
281
17.- ENERGÍA SOLAR Y MARÍTIMA
Jerez de la Frontera, 31 de mayo de 2033. El
pensamiento y la política lovetopiana se han
dirigido uniformemente hacia fuentes de energía
renovable. Su ideal es disponer indefinidamente
de energía sin afectar siquiera la biosfera local.
Las fuentes de energía principales son la energía
solar,
la
energía
geotérmica,
la
energía
mareomotriz y la energía eólica.
Los lovetopianos sienten un placer infantil con
los molinos de viento. En mis viajes por las
ciudades de Lovetopía, he podido apreciar que
casas y edificios están repletos de pequeños
molinos, situados en los tejados, en un paisaje
que me recuerda las instalaciones de antenas de
televisión de España.
Como el resto del mundo, Lovetopía sigue de cerca
los ensayos en el campo de la energía nuclear de
fusión con propósitos prácticos. Sin embargo,
sienten un cierto horror ante las similitudes con
la energía nuclear de fisión, convencional en el
mundo. Y porque implicaría llenar de nuevo sus
paisajes de líneas de alta tensión, muchas de
ellas desmontadas tras la Independencia. Los
lovetopianos piensan que es antinatural concentrar
enormes cantidades de energía en un solo punto y
prefieren las tecnologías que permiten generar la
energía cerca del lugar donde es utilizada.
Los lovetopianos no son precisamente esos
románticos desprovistos de todo sentido común que
algunos españoles imaginan. En mi visita al
Ministerio
de
Energía,
he
descubierto
que
prácticamente
todos
los
funcionarios
son
conocedores de la obra “La Economía del Hidrógeno”
282
de Jeremy Rifkin. Hacen referencia permanente a
algunos conceptos energéticos allí presentados
para añadir que los han desarrollado hasta límites
sorprendentes. Además, son muy conscientes de la
tendencia histórica por la que las culturas ricas
en energía han tendido hacia la dominación y
conquista de las civilizaciones pobres en energía.
Contrariamente a lo que se cree entre nosotros,
los lovetopianos no han retornado a la Edad de
Piedra. Consumen mucha más energía de lo que se
podría esperar al ver sus paisajes y sus ciudades.
Pero disimulan sus fuentes y sus usos y la utilizan
de un modo más difuso y nuevo.
Lovetopía heredó de la época española centrales
energéticas en perfecto estado. Ejemplos son las
centrales térmicas de carbón y gas de Castellón y
de Carboneras (Almería), o la central nuclear de
Cofrentes (Valencia). Pero las cerraron al cabo
de pocos años.
“Estas tecnologías son propias del siglo XX”,
dijo la Ministra, “y no pueden ser toleradas a
causa de la polución térmica o de los residuos
radiactivos, amén de los peligros que representan.
El incidente de Fukushima sigue presente en la
cultura lovetopiana”.
De los días anteriores a la Independencia,
heredaron la tecnología básica para realizar
instalaciones
de
energía
geotérmica
no
convencional y medioambientalmente sostenible.
Esta energía, que aprovecha el vapor que sale de
las entrañas de la tierra, es utilizada para mover
turbinas que generan energía eléctrica. Es una de
las energías preferidas para calefacción y para
usos agrícolas.
“La geotermia tiene grandes ventajas. Su coste
es bajo, no emite ningún componente contaminante
283
a la atmósfera”, añadió la Ministra, “y la pequeña
cantidad de agua templada que genera acaba en los
sistemas de agua caliente, en hornos híbridos de
leña y agua, o en aplicaciones más prácticas como
los centros de natación de invierno”.
Lovetopía
cuenta
también
con
numerosas
instalaciones hidroeléctricas en sus montañosas
interiores. Sin embargo, son consideradas recursos
temporales. Afirman que tienden a enfangarse tras
unas cuantas generaciones, además de ejercer
efectos nefastos sobre los salmones y la fauna
acuática en general.
La investigación y desarrollo sobre tecnologías
energéticas se ha concentrado en diferentes
fuentes. Una de ellas es la energía solar que
capta las radiaciones del sol. En la realidad
lovetopiana,
existen
diversos
sistemas
en
funcionamiento. Aunque algunos requieren de
grandes instalaciones y otros son realmente
pequeños, llama la atención su mezcla de sencillez
natural y sofisticación tecnológica.
Una instalación habitual son los espejos
parabólicos plateados en red. Tienen unos diez
metros de diámetro. Como el sol se mueve durante
el día, el receptor que concentra los rayos
también lo hace. Este artilugio de extraña forma
actúa como una araña en una tela de finos cables
que se mueve al son de una tecnología que cruza
climatología, GPS y necesidades de consumo en
tiempo real. Estos sistemas buscan el máximo de
calor y envían vapor a través de tubos flexibles
que impulsan un generador lateral. La condición
de “Estado del Sol” de Lovetopía hace que estos
sistemas estén presentes tanto en el Norte como
en el Sur de su territorio.
284
Otro sistema solar consiste en un conjunto de
inmensas fotocélulas análogas a las utilizadas en
los satélites, pero de dimensiones mayores. He
visitado una central de este tipo al sur de El
Ejido, en Almería. Sobre la cara sur de una serie
de verdes y suaves colinas, unas placas cuadradas
de aproximadamente dos metros de lado están
colocadas sobre ruedas. Están hechas de una
sustancia vidriosa con un líquido en su interior.
Su disposición recuerda a la trama de una ciudad,
con sus bloques de viviendas. La falda de la colina
está surcada de estrechos corredores que utilizan
los equipos de mantenimiento. Durante el día, el
calor y la luminosidad son muy intensos, pero
reina una atmósfera de paz y tranquilidad. La
hierba crece libremente en los corredores y bajo
las placas. Esta central debe abarcar una
superficie muy extensa, tal vez de unos cincuenta
kilómetros cuadrados en su conjunto. ¡Lo que mide
un
gran
aeropuerto!
Los
planificadores
lovetopianos afirman que estas instalaciones son
económicamente ventajosas incluso en los días más
nublados. Generan energía suficiente para una
cadena de miniciudades.
La gigantesca central eléctrica del Cabo de San
Antonio, en Denia, se basa en una tecnología
radicalmente diferente. Extrae la energía de las
diferencias de temperatura existentes entre la
superficie y el fondo del mar. Además, por su
ubicación
geográfica,
alimenta
de
energía
eléctrica a la región insular que forman las islas
de Ibiza y Formentera. Hay centrales análogas en
el Cabo de Palos (Cartagena), en el Cabo de Gata
(Almería) y en otros puntos de la costa. Estas
son, tal vez, las instalaciones más impresionantes
utilizadas por los lovetopianos para alcanzar su
285
ideal de disfrutar de energía ilimitada no
contaminante.
Esta espectacular central podría ser tomada por
una fortaleza medieval propiedad de algún duque
loco. Se asienta sobre un punto de la costa
distante varios kilómetros. Desde la costa
aparenta una isla con montañas repletas de
vegetación.
“Esta instalación se puede entender como un
gigantesco
frigorífico”,
me
explicaron
los
ingenieros que nos recibieron, “pero con los
circuitos en sentido inverso. Sabido es que el
agua puede almacenar enormes cantidades de energía
térmica. Es por esto que una diferencia de
temperatura, aunque sea relativamente pequeña, es
susceptible de producir grandes cantidades de
energía cuando se emplean los transformadores de
calor adecuados”.
El agua helada de las profundidades del mar es
muy rica en elementos nutritivos. Esta agua es
bombeada a unos estanques próximos para luego ser
inyectada en la central junto con agua de
superficie templada. Mientras permanece en los
estanques, nutren a peces y crustáceos. Toda
central tiene un pequeño puerto pesquero cuya
actividad constituye un importante subproducto.
Este grandioso proyecto probablemente atraerá la
admiración de cuantos lo contemplen. Pero pasemos
a uno mucho más sencillo que ayuda a comprender
lo curiosa que es la gente con la que estamos
tratando.
Recientemente,
visité
a
una
"familia"
lovetopiana en el campo. Este encantador refugio
estaba situado en las montañas, a bastantes
kilómetros de la población más cercana. Recargan
baterías con una noria portátil, una pequeña rueda
286
que flota en medio del río. Está suspendida de
unos cables por los que recoge electricidad de 24
voltios. La energía es almacenada en un par de
baterías. Además de recargar los dispositivos
electrónicos, hacen funcionar una bomba de agua.
También alimentan unas pocas bombillas, aunque
insistieron en que no son necesarias en el campo
porque se acuestan temprano y prefieren la luz de
las velas y las antorchas. Mis anfitriones
agradecieron me regalaron, pero no lo acepté
porque en España tenemos prohibido vivir fuera de
las zonas urbanizadas.
Esta casa, como muchas otras viviendas de la
ciudad, dispone de un sistema de agua caliente y
calefacción muy habitual entre los lovetopianos.
Las radiaciones solares son almacenadas en un
depósito de agua situado bajo tierra. El agua es
bombeada a los radiadores de las partes habitadas.
Las paredes expuestas al sur y los tejados de los
inmuebles lovetopianos están enteramente ocupados
por receptores de calor solar, integrados en la
arquitectura de los edificios con mucho acierto.
En España, vi mecanismos parecidos en las
competiciones universitarias que arrancaron en
2010 bajo el nombre de “Solar Decathlon”. Sus
resultados siempre se presentan como experimentos
universitarios económicamente inviables. Aunque,
si seguimos la lógica lovetopiana, esta afirmación
seguramente es el resultado de un boicot de las
grandes compañías eléctricas.
“La integración de lo energético en la
arquitectura de las casas, tanto a nivel
generación como a nivel consumo, es muy común
entre los lovetopianos”, afirmó la Ministra. “Así,
reducimos sobremanera los coste de construcción y
de mantenimiento de la casas, además de evitar la
287
dependencia de energías centralizadas y de
ahorrarnos las grandes inversiones en centrales
eléctricas y en tendidos de cables de alta
tensión. Estos sistemas domésticos pueden ser
adaptados para destilar el agua del mar, lo que
resulta de gran utilidad en las comunidades
costeras”.
Hay un proyecto muy ambicioso y revolucionario
que acaban de presentar en la lovetopiana
Universidad de Granada. Como es bien sabido, la
función de fotosíntesis de los vegetales en
crecimiento permite a la planta capturar la
energía solar y utilizarla para su propio
crecimiento. Los científicos lovetopianos dicen
haber tratado a ciertas plantas, especialmente de
vivero, de manera que la energía captada se
convierte
en
electricidad.
Un
sistema
tan
increíblemente elegante sería perfecto desde el
punto de vista lovetopiano. Cada familia tendría
asegurado en su huerta o en su jardín el reciclaje
de las aguas residuales y la basura, la producción
de alimentos y la generación eléctrica para toda
la casa.
Recordar que la Universidad de Granada también
tiene el crédito sobre la asombrosa innovación
(recogida en el artículo sobre los bosques de
Lovetopía) de los “árboles robot” que actúan como
centrales eléctricas aisladas. Son un híbrido de
tecnologías donde las hojas artificiales captan
energía eléctrica del sol, las raíces artificiales
captan energía eléctrica de la temperatura de la
tierra y el tronco es una ingeniosa combinación
de baterías de almacenamiento eléctrico y celdas
de hidrógeno. Uno de estos árboles robot también
garantizaría la energía necesaria para cualquiera
de las casas lovetopianas.
288
(Miércoles, 1 de junio) Llegué del sur de noche.
Me crucé con Isidro y me dijo que ya se le había
pasado el enfado. Pero me recordó que le debía una
conversación larga y tendida sobre el artículo de
las mujeres y la política en Lovetopía.
Encontré a Nazaret en la Cova. Estaba sentada en
"mi" sillón de la biblioteca, leyendo. Me
sorprende su facilidad para adaptarse allí donde
va sin sentirse nunca como una intrusa. ¿Será, tal
vez, que al tener unos vínculos tan fuertes con
su propio ambiente "familiar" se siente segura
dondequiera que sea? ¿O es que el país es tan
pequeño
que
constituye
una
enorme
familia
numerosa? En cualquier caso, está en la Cova como
si estuviera en su propia casa.
Es maravilloso sentirse amado por Nazaret.
Siempre tan directa, tan consistente y tan
apasionada. Hace que cualquier cosa sea posible.
¡Está tan cómoda consigo misma! No alberga
complejos ni deseos ocultos de ser diferente, ni
más delgada ni más redonda, ni más joven ni más
hermosa. Y como por contagio, yo me siento también
así. Cuando estoy junto a ella, me siento más
fuerte que nunca. También me gusta más mi propio
cuerpo. Confío más en su funcionamiento. No me
preocupa que coja frío, que caiga enfermo o
sentirme cansado. ¡Ni me preocupa mi erección ni
dar la talla sexualmente! ¡Qué liberación más
maravillosa!
El sexo entre nosotros es cada vez mejor. No
acabo de entender qué hace tan diferente hacer el
amor con ella. Utiliza su cuerpo de una manera
directa e íntima. Y esto, de alguna forma, me
legitima a mí para hacer lo mismo. Nos entregamos
el uno con el otro sin prejuicios ni reticencias.
289
A veces nos perdemos, perdemos nuestra propia
individualidad en increíbles explosiones de
sensaciones y sentimientos compartidos. Jamás
había experimentado una comunicación y unos
orgasmos semejantes. Y no es que hagamos nada
exótico, posiciones extrañas o algo así.
Aunque el otro día jugamos al masaje mutuo y al
sexo oral. ¡Qué afortunado me sentí de haber
conocido a la hermosa Bea en la feria! Fue
agradable como diversión y juego, pero también
como manera de “hacer el amor”. Nunca hubiese
creído que disfrutaríamos tanto de nuestros
cuerpos desnudos, durante horas, aún sin caer en
la penetración.
Es extraño. El rumor de que los lovetopianos
eran muy liberados sexualmente siempre llegaba con
fantasías sobre pasarse el día follando, lisa y
llanamente. Pero ahora descubro que han adoptado
tradiciones
sexuales
diferentes,
sagradas
incluso. El sexo tiene unas dimensiones de
intimidad y placer desconocidas para mí (y
seguramente también para el resto de los
españoles).
Si todos se aman como Nazaret y yo, entonces la
pornografía en Lovetopía no existe simplemente
porque no la necesitan. Después de una sesión de
amor con ella disfruto de paz y plenitud durante
días. Este tipo de “sexo” no tiene que nada ver
con lo que conocía. ¿Cómo puede una simple palabra
esconder realidades tan diferentes? La tensión de
los primeros días ha desaparecido por completo.
Ahora, el sexo es como subir pausadamente y por
placer una hermosa montaña, dirección a la cumbre.
Todavía aún, en un determinado momento, todo se
acelera y empezamos a correr, rápido, más rápido,
para llegar extenuados. Pero Nazaret dice que no
290
siempre será así. Que poco a poco, llegaremos
lentamente, disfrutando de cada paso, de cada
movimiento y de cada respiración. Y cuando
alcancemos la cima, nos podremos quedar allí un
largo rato. La vista será espléndida. El aire nos
abrazará. Y
juntos sentiremos, por fin, la
intensidad de estar vivos de verdad.
¿Puede esto continuar así? Creo que nunca podré
saciarme de ella. No acabo de entender del todo
las cosas que dice, pero sé que aprovecho cada
oportunidad para arrastrarla a la cama. Me siento
casi avergonzado de mi deseo de poseerla. Quiero
vivir más y más este extraordinario tipo de sexo.
Ahora duerme. Su intensidad de ser absorbe toda
la que hay dentro de mí. Cuando estoy con ella me
siento más sólido, casi literalmente más pesado.
Es como si mis pies estuvieran asentados más
firmemente sobre la tierra. Veo mejor, escucho
mejor y siento mejor. ¿Hay algo de “magia” en todo
esto?
Mi
relación
con
Nazaret
está
cambiando
completamente mi manera de concebir las relaciones
entre hombres y mujeres. La normalidad de Ruth
comienza ahora a parecerme extraña. Los hombres
no se giran cuando pasa Nazaret como lo hacen con
Ruth. Su luminosa melena rubia deslumbra como un
rayo de luz. Nazaret ni se maquilla. Al principio,
la encontré un poco pálida, demasiado limpia y
natural. Precisamente ahora que la moda en España
retorna al rojo de los labios y a la sombra de
ojos. Y sin embargo, ¡qué intensidad la de sus
ojos! ¡Qué expresividad la de sus labios! ¡Qué
vitalidad la de su cuerpo! Es como si Ruth dominara
los símbolos y señales que se supone representan
sexualidad
y
vitalidad.
Mientras,
Nazaret
291
simplemente tiene sexualidad y vitalidad y por eso
no necesita los símbolos.
Me gustaba especialmente ir a restaurantes de
moda con Ruth. Me sentía como quien muestra un
premio ganado en un concurso. A ella le encanta
ese juego social. Sus pechos siempre a punto de
estallar dentro de su vestido. Su mirada ambigua
sobre los demás hombres, como invitando a la
competición, a las comparaciones y al flirteo.
Con
Nazaret,
entrar
en
algún
sitio
es
simplemente entrar. Nos relacionamos de manera
espontánea, a veces de una forma íntima o a veces
no, tal y como las cosas se presentan. La mayoría
de la gente la encuentra atractiva. Pero ella no
se presenta jamás como un objeto por cuya posesión
hay que luchar. Nunca pretende sentir lo que no
siente. Esto no quiere decir que no provoque en
mí las más fuertes emociones. Hemos tenido escenas
terribles porque, en su opinión, no me comporto a
la altura de nuestra relación.
Aun así, a veces echo de menos a Ruth. Su
frivolidad, su mundo y sus agudas réplicas me
siguen atrayendo. ¿Será que me atrae de ella el
que me permita apoyarme en sus enormes tetas y ser
infantil? ¿Es la relación con sus pechos lo que
diferencia a estas mujeres?
Pero aquí estoy, con mis 33 años, enrollado con
dos mujeres. Una mujer preciosa y ostentosa en
España y otra, apasionada y alegre, en este
extremo
de
la
península
ibérica.
Nazaret
detestaría Madrid y Ruth detestaría Lovetopía. A
lo mejor, después de todo, debería haber sido
actor y no periodista, como pretendía en mi
infancia. ¿Tal vez sólo los actores pueden llegar
a disfrutar de sus propias contradicciones
incorporándolas a su interpretación?
292
Nazaret me hace tantas preguntas (¡paciente pero
inexorablemente!) que me lleva a rememorar la
relación de mis padres y mi matrimonio con Patri.
Cuando observo las relaciones amorosas o los
matrimonios en Lovetopía, no veo esa espantosa
tensión a que nosotros estamos sometidos. Las
expectativas rígidas y estereotipadas fueron
nuestra forma de relacionarnos siempre. ¿Quizás
fuimos así para poder sobrevivir en un universo
hostil? Los matrimonios lovetopianos, sin embargo,
se diluyen espontáneamente en las conexiones con
los miembros de sus familias y en las amistades
de ambos sexos.
Los
individuos
no
buscan
destacar
tan
nítidamente como entre nosotros. No se presentan
como problemas o regalos mutuos, sino más bien
como compañeros. Nadie es tan esencial, o tan
prescindible, como lo sería con nosotros. Todo
esto me resulta complejo y denso. Nunca había
pensado
en
que
existen
otras
maneras
de
relacionarse. Aunque puedo comprobar que es
precisamente esa densidad la que me atrae.
Aquí, parece que siempre existe una alternativa
buena y sólida para cualquier relación. Los
lovetopianos parece que no sienten esa angustia
atroz que nos invade a los españoles cuando una
relación se tambalea. En cierta forma, esto me
entristece. Siento que han perdido la tragedia del
romanticismo.
¡Siempre su maldito realismo! Pero me doy cuenta
que es ese realismo el que, a veces, les permite
hacer tonterías y ser irresponsables. Saben que
pueden permitírselo. Se cuidan a sí mismos y
cuidan de los demás. Los errores nunca son
irreparables. Jamás nadie será rechazado, haga lo
que haga.
293
¿Será por esto por lo que los matrimonios, cuando
convienen en casarse, duran más que los nuestros?
En ciertos aspectos, lo encuentro lógico. Esperan
de sus parejas menos que nosotros de las nuestras.
No esperan que la pareja lo sea todo en la vida.
El matrimonio no es, como en España, el
acontecimiento central de la vida de una persona.
No
es
crucial
que
resulte
totalmente
satisfactorio. Aceptan que hay matrimonios que
sólo sirven para aprender y entregarte con más
“sabiduría” en la siguiente relación.
Aún recuerdo bien la angustiosa sensación de
fracaso al separarnos. La sensación de que un
desastre nos sobrevenía. Especialmente sentida por
ella. ¿O eso quiero creer y fue especialmente dura
para mí? Ese sentir de culpa tan agudo porque no
había hecho las cosas correctamente, porque no le
había dado lo que se supone las mujeres esperan
recibir.
Ningún lovetopiano parece experimentar semejante
sentimiento de culpa. Y aunque de alguna manera
creo que se pierden algo intenso y valioso,
empiezo a envidiarles. Su forma comunal de
protección mutua es más fuerte y fructífera y
lleva a avanzar más que la forma defensiva e
individual que he adoptado con Ruth, manteniendo
mi relación como algo ligero, provisional y
limitado.
294
18.- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN:
PRENSA, TELEVISIÓN Y
EDITORIALES.
Castellón, 2 de junio de 2033. Como periodista
en activo, siento una natural curiosidad hacia los
medios de comunicación de otros países. Buena
parte de mi tiempo lo he pasado con profesionales
de todo el mundo, tanto hombres y mujeres, que son
directores de periódicos, reporteros y locutores
de televisión.
Las condiciones bajo las que trabajan los
periodistas
en
Lovetopía
resultarán
incomprensibles inicialmente a la mayoría de mis
colegas. Pero desvelado su funcionamiento, uno
desarrolla un gran respeto tanto por su integridad
como periodistas como por la dureza de su trabajo
y su dedicación al bien público.
La
situación
actual
de
los
medios
de
comunicación en Lovetopía tiene un origen bien
identificable y sorprendente. En la confusión
política
que
siguió
a
la
Independencia,
desarrollaron el texto de la Constitución española
desde un punto de vista muy novedoso. La nueva
legislación reconocía que los grandes grupos
limitaban
la
capacidad
individual
de
los
periodistas para expresar y difundir libremente
sus
ideas,
priorizando
sus
intereses
institucionales y los de los partidos políticos a
los que servían. Quizás, la amarga experiencia
vivida por los periodistas de la extinta Radio
Televisión Valenciana durante su cierre en 2013
tuvo una gran influencia en el nuevo sistema.
295
La Constitución de Lovetopía identificó el poder
Comunicativo como complementario de los tres
poderes clásicos del Estado: el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial. Por primera vez en la
historia, una Constitución reconoció la existencia
de un cuarto gran poder. Este cuarto poder recibió
un régimen de garantías especial para ejercer, de
manera legítima e independiente, la función de
control y transparencia de los otros tres poderes.
Este juego de libertades seguramente sería
inaceptable en España y en el resto de países
occidentales.
Como primera medida, se creó el Consejo Nacional
del Poder de la Comunicación y la Transparencia.
Esta institución fue dotada, de manera directa,
del diez por ciento de los ingresos recaudados por
el gobierno. Este Consejo, que tiene su sede en
la ciudad de Castellón, recuperó la anterior Radio
Televisión Valenciana, con sus varios canales.
Como ente televisivo, recibió el mandato de
retransmitir
toda
la
actividad
política,
incluyendo su periferia, y abrir canales de
comunicación y participación directa de los
ciudadanos. Como expliqué en uno de mis artículos
anteriores,
las
actividades
gubernamentales
locales y nacionales (plenos, reuniones de comité,
debates) pueden ser seguidas de manera continua
en los canales de la televisión.
Adicionalmente, este Consejo recibió y amplió
las
funciones
de
tres
instituciones
muy
reconocibles por los españoles y que en nuestro
país dependen del gobierno. El Defensor del Pueblo
recoge la voz de los ciudadanos y la convierte en
Ley. Los Tribunales de Auditoría de Cuentas
fiscalizan la función de las administraciones
públicas y los partidos políticos, aunque han
296
ampliado su función también a todas las empresas
y fundaciones. El Boletín Oficial del Estado
publica leyes, reglamentos, códigos, anuncios y
registros, y trabaja en favor del correcto
entendimiento del marco legal entre los colectivos
afectados. Además, se otorgó al nuevo Consejo la
capacidad de recoger Iniciativas Legislativas
Populares y de organizar referéndums sobre
aquellos asuntos que considerase de interés
general.
He sabido que este Consejo es el que organiza la
presencia de los periodistas en las sesiones y
reuniones de las instituciones públicas y de los
partidos políticos. Su presencia es oficial y
ostentan la representación del Consejo. Resulta
llamativo destacar que estos periodistas adoptan
una posición activa y su intervención no está
restringida a las ruedas de prensa. De manera
rutinaria, se encargan de ofrecer información
sobre los temas abiertos a discusión y de
denunciar y penalizar las incongruencias o los
falsos testimonios. Además, también canalizan las
preguntas de los ciudadanos y lanzan las consultas
o referéndums digitales que consideran oportunos.
Mientras los grupos de medios de comunicación
existentes eran desmontados, se inició una labor
faraónica para que los ciudadanos pudieran
entender y participar, de manera activa, en la
vida pública del nuevo país. El sistema de
referéndum digital tuvo su origen en esta reforma.
“Todo
esto
resultó
fácil
porque
las
personalidades políticas que disfrutaban del
monopolio del poder se fueron del país”, dijo uno
de mis informadores en una afirmación que
resultará contradictoria en España, “y los medios
de comunicación perdieron su protección”.
297
La ley sobre medios de comunicación prohibió la
propiedad múltiple y se obligó a los grandes
grupos
poseedores
de
revistas,
periódicos,
emisoras de radio y televisión a elegir una
actividad en una ciudad y renunciar al resto.
“Esta medida tuvo, como efecto, la aparición de
inmediato de grupos más pequeños y totalmente
independientes”, añadió mi informador. “En lugar
de dos diarios como anteriormente había en
Valencia,
ahora
hay
seis.
Representan
los
diferentes matices de opinión. Además, han surgido
numerosos
semanarios,
revistas
mensuales
e
informativos especializados”.
Los periódicos son igualmente prósperos en otras
ciudades. Las revistas, por su parte, han
experimentado
una
multiplicación
análoga.
Siguiendo la misma fórmula, las televisiones
fueron reestructuradas y descentralizadas.
Esta proliferación de periódicos y diarios por
toda Lovetopía fue paralela a la distribución del
poder político hacia los municipios y a la
localización de la economía lovetopiana, muy
centrada en empresas y actividades locales.
Toda
esta
fragmentación
de
medios
de
comunicación no resulta problemática para los
periodistas y escritores. En lugar de anhelar la
seguridad que ofrecen nuestros grandes grupos
periodísticos, eligen la emoción de expresarse con
plena libertad en pequeñas publicaciones, aunque
sus días puedan estar visiblemente contados.
“Con el tiempo, la universalización de las redes
y dispositivos digitales”, completó mi informador,
“facilitó que empresas y periodistas publiquen y
retransmitan íntegramente por Internet y que
actúen indistintamente con texto e imagen. Hoy por
298
hoy, resulta difícil distinguir entre prensa y
televisión”.
Esta fragmentación se vio agravada por la
proliferación de aplicaciones digitales en manos
de los ciudadanos. Evolución directa de las redes
sociales, las nuevas aplicaciones permiten que
cualquier individuo comparta a su vez las
noticias, incluyendo sus propios comentarios y
matices, con su grupo de amigos y conocidos.
El cuadro general de los medios lovetopianos de
comunicación presenta una descentralización casi
anárquica. La primera impresión es la de una
jungla en la que sólo los más duros sobreviven.
Todas las publicaciones, sean diarias, semanales
o mensuales, están disponibles 24x7 de manera
abierta a través de Internet.
Además, hay instaladas zonas especiales de
impresión de periódicos sobre papel ecológico en
los kioscos callejeros, en las bibliotecas y en
algunos puntos de venta. El formato de papel es
más pequeño que el tabloide tradicional de los
periódicos españoles. Utilizan dos tipos de tinta.
Una dura indefinidamente y la otra se disipa en
unas pocas semanas, de tal modo que el papel puede
ser reutilizado.
“Los lovetopianos eligen el papel para leer
periódicos y revistas”, me dijo un kiosquero.
“Todos
buscamos
minimizar
los
tiempos
de
utilización de la “pantalla”. Quizás aquí vea un
contrasentido con nuestras políticas de reciclado
y de equilibrio. Pero conocemos bien las
adicciones a las pantallas que se dan en España y
no queremos lo mismo para nuestros hijos e hijas”.
Este criterio alcanza igualmente a los libros.
Todas las obras están disponibles en formato
electrónico. Las obras más populares se imprimen
299
en la manera clásica y se venden en kioscos y
librerías. Además, hay terminales de impresión
bajo demanda para quien prefiere los libros en
papel, a la manera tradicional, instaladas en
todas las librerías del país.
Todo este entramado de periodistas, empresas y
medios de comunicación se financian con un
complejo sistema. El Consejo General realiza un
pequeño pago en función de artículos leídos,
vídeos visionados y número de seguidores suscritos
a sus publicaciones.
“El sistema construyó desde las prácticas de
retribución por clic o por visionado habituales
de las grandes multinacionales de internet como
Google”, me explicó un funcionario del Consejo
durante la entrevista que mantuvimos. “Hoy en día,
como podrá entender, hemos evolucionado según
nuestra propia experiencia directa”.
Sin embargo, la mayoría de los ingresos
provienen
de
micro-pagos
que
realizan
los
ciudadanos. Cada vez que comparten, comentan o
indican que un artículo o vídeo les gusta,
realizan un pequeño pago. Los importes rara vez
superan el céntimo de “cor”. El pago llega
directamente a los periodistas, que acostumbran a
hacer un seguimiento de las noticias que publican
y se enfrascan en conversaciones con los
ciudadanos.
“La aplicación que gestiona todo este entramado
de pequeñas transacciones fue desarrollada en la
Universidad de Castellón”, añadió el funcionario,
“atendiendo a uno de los típicos concursos de
competición que lanza el gobierno”.
También existe un pequeño negocio originado en
los
anuncios
que
realizan
empresas
y
Ayuntamientos. Aunque los ingresos son realmente
300
marginales. La publicidad, según nosotros la
entendemos,
ha
desaparecido
totalmente
en
Lovetopía.
“La publicidad fue responsable de empujar a los
ciudadanos a gastar el dinero que no tenían en
cosas que no necesitaban para aparentar ante gente
que nos les importaba”, afirmó el funcionario del
Consejo. “Además, creó un estereotipo de ciudadano
inalcanzable,
origen
de
muchas
de
las
frustraciones íntimas de las personas y totalmente
alejado de la realidad de la vida. Esto fue
especialmente cierto en el caso de las mujeres,
que ansiosas por agradar a los hombres y
presionadas por la publicidad, perseguían cánones
de belleza artificiales. En muchos casos, esta
presión degeneró en auto mutilaciones enmascaradas
en
operaciones
de
cirugía
estética,
con
consecuencias psicológicas y fisiológicas a medio
y largo plazo totalmente inaceptables”.
Por otro lado, los balances del bien común y las
listas blancas y negras de productos son los
criterios básicos que siguen los lovetopianos para
decidir sus compras. La comunicación publicitaria,
en especial aquella que engrandece y exagera las
bondades de los productos, ha sido relegada a un
plano irrelevante.
La tradición de participación democrática que se
ha asentado en esta sociedad bien parece haber
alcanzado los bolsillos de los ciudadanos.
Utilizan sus decisiones de compra para votar y
elegir a aquellas empresas que dirigirán la vida
económica de igual manera que votan y eligen a
aquellos políticos que les dirigirán en la vida
política y social.
En Lovetopía, la tarea tradicional de los medios
de comunicación de entretener a los ciudadanos ha
301
sido relegada a un segundo plano. Por increíble
que parezca a ojos de cualquier español, el
entretenimiento descansa en actividades escénicas
en directo o en juegos presenciales. Los
lovetopianos acostumbran a entretenerse unos a
otros con cantos, bailes, historias y todo tipo
de actividades lúdicas. La organización siempre
es espontánea y ocurre casi a diario. En estas
reuniones improvisadas, cada participante ofrece
al grupo lo mejor de sí mismo.
Sin embargo, existe una boyante industria del
cine y del documental. Participa de la retribución
directa vía micro-pagos. Y convive harmoniosamente
con las noticias. La mayoría de los antiguos
publicistas optaron por desarrollar su talento
creativo
en
cortometrajes
y
documentales
educativos. También es habitual encontrarse con
el pase de películas y series. Disfrutan de un
amplio abanico de espectáculos de baja producción,
desde conciertos de música rock y comedias hasta
interminables
discusiones
técnicas
sobre
problemas
económicos,
sociales
y
medioambientales. Es difícil imaginar a un buen
número de españoles siguiendo con atención
semejantes programas.
Aparte de estas ediciones de "profesionales",
existe también un gran número de contenidos hechos
por aficionados y presentados de mil maneras
posibles. A nosotros, en España, nos resultarían
familiares como blogs personales y canales amateur
de
vídeo.
Haciendo
una
revisión
general,
encontramos fácilmente cocinas del mundo. Muchos
lovetopianos son buenos gastrónomos y adoran comer
y cocinar. Éste es uno de sus puntos comunes con
los franceses. Hay tratados políticos, ensayos
científicos
y
literatura
experimental.
Son
302
habituales la poesía narrada y los tebeos
animados. Es fácil encontrar manuales de bricolaje
para todo tipo de oficios y técnicas artísticas.
Llama la atención los contenidos para mujeres,
como cursos de danza del vientre o técnicas de
streap-tease. Y por supuesto, hay una gran
variedad
de
cortometrajes,
documentales
y
propuestas creativas de difícil catalogación.
Los contenidos aficionados varían mucho en su
calidad, encontrando desde los que ofrecen un
aspecto casero y burdo a los que resultan
magníficamente personales y creativos. En fin, un
poco de todo con el objetivo de que escritores,
artistas,
partidos
políticos,
organizaciones
especializadas y ciudadanos en general pueden
crear y distribuir abiertamente sus propuestas y
mensajes.
“Las escuelas”, según me informó mi acompañante,
“se encargan de que todos los niños y niñas sean
capaces de hacer funcionar estos sistemas a la
perfección, desde la creación hasta la edición y
publicación. La educación digital empieza a los
ocho años.”
A pesar de la moderna tecnología existente, los
lovetopianos abordan muchos procesos de una manera
artesanal y gremial, casi medieval.
Imprimen
muchas publicaciones y las presentan con una
hermosura y elegancia propia de pequeñas obras de
arte. Estas piezas, habituales en las ferias y
festivales populares, siempre estás firmadas.
Jamás dejan de indicar quién creo el original, o
quién efectuó el trabajo de impresión o la
encuadernación. Cuando objeté que esto me parecía
una falta de modestia inconcebible en el mundo
moderno, me contestaron que nada tenía que ver con
la vanidad.
303
“Lo que intentamos es identificar al creador y
fijar una responsabilidad”, matizó mi informador.
“Saber quién está detrás de cada acción es muy
importante
para
evitar
abusos
e
irresponsabilidades. En Lovetopía, intentamos
descentralizar y personalizar siempre que es
posible. Además, no hay obra de arte que no lleve
la firma del artista”.
Cabe
destacar,
para
concluir,
que
los
lovetopianos amplifican todo tipo de noticias y
acontecimientos que ensalzan la condición de los
individuos y su contribución a la sociedad y a la
vida. Las noticias que pregonan el lado oscuro de
las personas y de la vida, los accidentes, las
guerras
y
las
catástrofes
naturales,
tan
habituales en España como necesarias para alertar
a los ciudadanos de los peligros de la sociedad,
apenas tienen repercusión en Lovetopía.
(Viernes, 3 de junio) Ayer noche en la Cova se
formó un pequeño corro en torno al fuego. Estaban
Isidro, Lorena, Tomás y unos cuantos más. No es
que hiciese frío. Pero gustan utilizar el fuego
como lugar de encuentro y recogimiento colectivo.
A veces, cuando llegaba alguien nuevo, se
acercaba, susurraba unas palabras y arrojaba
alguna pequeña cosa a las llamas. Ciertamente, el
fuego es parte de la mística lovetopiana.
Empezamos con viejas historias de periodista
mientras bebíamos vino lovetopiano. Al rato,
Isidro me lanzó una pregunta directa:
"Venga, Rubén, cuéntanos cuál es la historia más
gorda que El Confi ha silenciado".
"¿Qué quieres decir con eso de la más gorda?",
repliqué.
304
"Bueno, la que tú consideres más gorda. Los
Papeles de Bárcenas fue bastante importante, me
parece, aunque eso ocurrió hace ya mucho tiempo.
Además, decidisteis publicarla porque sabíais que
EL PAÍS y EL MUNDO, los otros grandes diarios de
la época, estaban trabajando en la noticia".
"Publicaron, según creo, una primera noticia
sobre el pago de sobresueldos cuando se percataron
de que EL PAÍS les iba a pisar la historia", dije
frunciendo el ceño. "Pero incluso entonces, el
jefe sintió que estaba traicionando al Presidente
Rajoy”.
Acogieron este comentario con una carcajada que
no me sorprendió. Ni las personalidades ni la
política del gobierno español despiertan simpatía
entre los lovetopianos.
"Después de eso, según tengo entendido, el
periódico publicó absolutamente todo”, continué.
“¿Habéis oído hablar del caso de los ERE en
Andalucía, también en los años previos a la
Independencia?"
"Sí, eso no estuvo mal", asintió Tomás.
"Oye, Rubén”, dijo Lorena, extendiéndose en su
butaca con esa expresión intensa que pone cuando
va a tratar un asunto serio. "¿Qué vas a escribir
sobre la Guerra de los Helicópteros? Opino que fue
la historia más grave silenciada por vuestra
prensa. Sé que tú no tenías más de 14 o 15 años.
No salió ni una sola línea en ninguno de los
periódicos
de
tu
país.
En
los
circuitos
alternativos se dijo algo, pero de una forma muy
tergiversada, presentada como una teoría de la
conspiración de tercera mano".
Todos fijaron sus ojos en mí. El silencio era
mortal.
305
“En aquella época yo era un simple adolescente,
pero participaba en un periódico estudiantil.
Recuerdo vagamente que circularon rumores sobre
incidentes en las fronteras con Lovetopía. Un par
de buenos amigos, algo mayores que yo, fantasearon
con descubrir de qué se trataba. Pero el toque de
queda en las provincias limítrofes de Lovetopía
seguía vigente. Viajar por España resultaba muy
difícil, casi imposible”. Respiré profunda y
pausadamente antes de seguir.
"¿Me estás tomando el pelo? ¡Venga, Rubén!",
dijo Isidro con enfado. "¿Nos vas a venir ahora
con el viejo truco del yo-no-sé-nada?".
"Oímos rumores. La gente estaba cansada de la
secesión y de las historias de terror que llegaban
de Lovetopía. Muchos consideraban que eran simples
mentiras oficiales. La atención pública estaba
centrada en la crisis económica y el alto
desempleo crónico que empezó en 2007. Y en toda
la corrupción política que se destapó en la época
del Presidente Rajoy y que continúa hoy en día.
Nadie se sentía feliz por la existencia de
Lovetopía,
pero
tampoco
había
excesiva
preocupación. La posibilidad de que nuestro
gobierno se arriesgara a una invasión secreta
parecía
remota.
Fue
muy
ridiculizada
por
periodistas y tertulianos. Yo, desde luego, nunca
me creí la historia de choque entre ejércitos ¿Qué
ocurrió?”,
pregunté
mostrando
desinterés.
“¿Algunas escaramuzas en la frontera?".
"¡Fue una maldita guerra, tío!”, gritó Tomás al
tiempo que se levantaba como quien va a dar un
salto. “¡Hubo miles de muertos de uno y de otro
lado!".
Rafa, un tipo que debe tener unos cincuenta años,
tomó la palabra. Es un hombre menos hablador que
306
la mayoría de los lovetopianos y por ello sus
palabras suenan con mucho peso.
"Yo estuve allí”, dijo. ”Mañana podría enseñarte
algo que tal vez te convenza". Pero no quiso decir
el qué.
Hablamos durante toda la noche. Lo que contaban
parecía
encajar,
aunque
durante
toda
la
conversación me inundó el sentir de que eran meras
patrañas.
Para resumir, contaron que se produjo un
conflicto armado en la primavera de 2016. No duró
más que unos días. Afirman que fue decisivo para
la supervivencia de la nueva nación. Los
lovetopianos, como era de esperar, no ignoraban
que Madrid estaba repleto de conservadores
radicales y militares resentidos que buscaban una
"solución" inmediata para acabar con la secesión.
Un genocidio si fuera necesario. Sabían también
que los conservadores no habían prevalecido en
parte por los problemas económicos que habría
provocado una guerra con Lovetopía.
Los lovetopianos sabían de la importancia de
mantener la seguridad en las fronteras. La mayor
amenaza para el futuro del nuevo Estado era un
posible ataque de España. Se pusieron a punto un
gran número de drones, dispositivos de defensa
teledirigidos, bastante sofisticados. Al parecer,
fueron distribuidos por todo el país.
"¿Quieres decir que se entregaron a las unidades
del ejército?", pregunté.
"A todos, unidades del ejército, hogares y
comunas”,
respondió
Rafa
sonriendo.
"Se
distribuyeron drones por todas partes".
Lo que sucedió, según dijeron, fue un ataque
sorpresa
desde
el
Sur.
Escuadrillas
de
helicópteros,
escoltadas
por
bombarderos,
307
atravesaron las fronteras lovetopianas. El plan
era invadir las antiguas provincias andaluzas y
avanzar hacia la región de Murcia y la Comunidad
Valenciana. Aunque los lovetopianos consiguieron
abatir bastantes helicópteros utilizando sus
propios drones, fue la intervención estadounidense
la que frenó la invasión.
“¿Qué quieres decir con la intervención del
ejército americano?”, grité exaltado cuando
escuché aquella afirmación tan descabellada. “¡El
ejército americano siempre ha estado de maniobras
por el Mediterráneo apoyando el bloqueo naval
impuesto por España a Lovetopía! ¡Es impensable
que interviniesen en favor de Lovetopía! ¡Son
nuestros aliados!”.
"Intervinieron en favor de Lovetopía y, juntos,
su ejército y el nuestro, derribamos a todos los
helicópteros españoles", dijo Rafa marcando cada
una de las palabras que pronunciaba.
"¿Qué quieres decir con eso de que los
derribasteis a todos? ¡Eso es imposible! ¡Insisto
en que los Estados Unidos son nuestros aliados!".
"Puede que lo creas así", replicó. "A las pocas
semanas de la Independencia, el gobierno americano
situó a la VI Flota frente a la costa de Lovetopía
como medida disuasoria ante cualquier tentativa
de intervención militar del gobierno español”.
"Es increíble”, dije. "Tendrían que haber
cambiado de estrategia o haber abortado la
invasión".
"Además, causamos también unos cuantos problemas
de
comunicación",
añadió
Lorena
con
suma
tranquilidad. “He leído que cuando el ejército
español creía estar hablando entre sí, la mitad
de las veces lo hacían con nuestros militares,
quienes proporcionaban informaciones erróneas y
308
les enviaban a puntos falsos donde esperaban
nuestros drones”.
“¿Y qué pasó con las bombas nucleares que el
gobierno de Lovetopía había escondido en las
grandes
ciudades
españolas?”,
pregunté,
intentando alejar de mi cabeza la guerra y el rol
de los americanos. “¿Amenazó Lovetopía con
detonarlas?”.
“Esa
aseveración
de
que
terroristas
de
Lovetopía manejan bombas nucleares en Madrid y
Sevilla, tantas veces repetidas por vuestro
gobierno, es totalmente falsa”, afirmó Isidro con
manifiesto enfado. “Vuestro gobierno ha repetido
una y mil veces esa gran mentira para presentar a
Lovetopía como el enemigo malvado y adoptar una
posición defensiva. Y como justificación para
mantener la tensión y la beligerancia contra
nuestro gobierno. ¿Recuerdas las famosas armas de
destrucción masiva en Irak que nunca aparecieron?
¡Pues lo mismo, pero en versión española!”.
Sentí un agudo dolor en la cabeza. No sé qué me
dolió más, si pensar en esa imagen fratricida o
si aceptar la posibilidad de que el gobierno
español lo hubiese mantenido todo en secreto, en
otra gran mentira a la población de nuestro país.
La conversación continuó hasta bien avanzada la
noche.
“Bueno, Rubén ¿Qué piensas hacer?", preguntó
Lorena cuando ya nos disponíamos a recoger y a
acostarnos.
"En primer lugar, más averiguaciones", repliqué.
"Y después, ya veremos. Tendré que encontrar una
forma de presentar las cosas que no resulte
incendiaria".
"¡Qué suerte la tuya disponer de hombros tan
fuertes como para cargar con el mundo a tus
309
espaldas!", concluyó Lorena mientras ponía esa
sonrisa suya que tanto me turba.
Uno a uno se fueron levantando. Me sentía tan
triste como enojado. Mi mente iba a cien por hora.
Todo el mundo parece desilusionado por mis
respuestas. ¡Maldita mujer! ¿Qué demonios esperaba
que dijera? ¡No soy uno de esos periodistas
irresponsables que escribe lo primero que escucha
o lo primero que le viene a la cabeza! ¡Eso lo
tendrían que saber! ¡También son periodistas!
310
19.- LA EDUCACIÓN Y SUS
SORPRESAS
Favara, 3 de junio de 2033. El Colegio Isaac
Peral está situado en las afueras de la miniciudad
de Favara (Valencia) y sus ciento veinticinco
alumnos caminan diariamente campo a través para
acceder a la escuela.
La primera impresión me
permite afirmar que las escuelas parecen más
granjas o campamentos de verano que escuelas. El
nombre de Isaac Peral le fue dado en honor al
inventor cartaginés que creo el primer submarino.
En torno a esta ciudad hay media docena de
colegios y escuelas análogas. Este colegio está
muy centrado en el bosque y la montaña. Hay otros,
sin embargo, centrados en la playa, el mar, la
campiña o la huerta.
Visité este colegio por indicaciones de la
Ministra del ramo. Lo consideran ilustrativo de
las escuelas en Lovetopía. La escuela posee cuatro
hectáreas de terreno, lo que ocupan seis campos
de fútbol en España. Un riachuelo y un pequeño
bosque marcan los lindes.
Las clases tienen lugar en el exterior o en
pequeñas barracas de madera. Están diseminadas por
el terreno escolar y apenas cuentan con espacio
para albergar un profesor y una docena de alumnos.
Un par de estas barracas están encima de árboles.
No existe una oficina de administración como tal.
“Los archivos consisten en una aplicación en
Internet a la que accedemos profesores y alumnos
desde nuestras tablets”, comentó la profesora que
me recibió. “Con sólo media docena de profesores,
la coordinación y la toma de decisiones de la
311
escuela constituye una parte más de la rutina
diaria”.
El período de duración de cada clase cambia según
las dinámicas de los niños. Un día a la semana,
los niños y niñas duermen en el colegio para
facilitar el aprendizaje nocturno. No hay timbres
que indiquen el final de una clase. Aunque parezca
increíble, los niños apenas están una hora en las
barracas, lo más parecido a asistir a clase en
España. Aunque utilizan tablets y ordenadores, se
prima el encuentro entre alumnos, profesores y
naturaleza por su efecto educativo.
"Esto se debe a que nosotros hemos pasado a la
era de Damasio y de la biología”, respondió la
profesora cuando le expuse mi comentario. “Vuestro
sistema
escolar
está
todavía
dominado
por
Descartes y por la física. Por esa razón, las
escuelas de tu país parecen prisiones. No dejáis
que nada crezca en ellas".
Cuando pregunté cómo evitan que los alumnos
destrocen las instalaciones cuando no están dentro
de clase o vigilados por un profesor, me
respondieron que los chavales suelen estar
ocupados en la realización de sus proyectos. Las
clases están organizadas entorno a “proyectos” y
actividades. La organización en torno a un temario
oficial, tan habitual en España, fue abandonada
hace años.
“La escuela es un lugar donde se vivencia y se
experimenta
el
aprendizaje”,
comentó
mi
acompañante. “Cada proyecto es escogido de manera
colectiva por los alumnos y luego definido
buscando un interés y una utilidad específica para
los niños. La escuela provee una sucesión de
proyectos y actividades abiertas que amplia y
312
consolida las diferentes etapas del crecimiento
personal y social de los alumnos”.
Para cada proyecto, los profesores identifican
los conceptos de ayuda y establecen una lista de
vídeos que los desarrollan. Los alumnos visualizan
estos vídeos en sus casas a través de una
aplicación digital de seguimiento y discusión.
“Los deberes son los vídeos. Cada niño los ve a
su ritmo, tantas veces como quiera, con las pausas
que considere necesarias”, me dijo otro profesor
que se unió al grupo, seguido por varios niños.
“Luego, en el colegio realizan los proyectos y las
actividades todos juntos. La aplicación digital
permite
que
los
profesores
realicemos
un
seguimiento individual del comportamiento de cada
niño. Tenemos detalles sobre los vídeos que ha
visualizado,
número
de
visualizaciones,
repeticiones, pausas registradas y un largo
etcétera. Cada vídeo incluye unos test de
comprensión. La aplicación nos permite ver los
resultados y su progreso comparativo en el tiempo.
Todo esto nos lleva a actuar con mayor o menor
profundidad
en
cada
proyecto
y
actividad,
atendiendo siempre a las dificultades que hayamos
identificado en los alumnos”.
Las escuelas lovetopianas entienden que la
dificultad o el fracaso en superar un reto
representan la mejor oportunidad para que los
alumnos aprendan.
Un simple paseo por las instalaciones permite
ver evidencias de “proyectos” por todas partes.
En esta época, el bosque es el centro de las
actividades para los chicos. Se les ve en
pandillas de seis u ocho, construyendo una cabaña,
un refugio subterráneo o un puente entre dos
árboles. También vi chavales haciendo arcos y
313
flechas, hurgando en un hormiguero o corriendo
detrás de algún animal salvaje. En esta zona son
muy abundantes las ardillas.
A ojos de cualquier español, los niños y niñas
se comportan como perfectos salvajes, corriendo
de un lado a otro en pandillas, sentados en el
suelo o entretenidos mirando un charco. Sin
embargo, pude apreciar que su conversación está
repleta de términos físicos y biológicos y con una
sorprendente sofisticación científica. Un chaval
de seis años, mientras observaba a un gusano con
un palo, dijo, "Mire señor, está todavía en estado
larvario".
Otros proyectos, como un enorme jardín y un
taller de tejidos, parecen ser de exclusiva
femenina. Cuando pregunté por esta separación, me
dijeron que son los propios niños y niñas los que
escogen sumarse a una u otra actividad o proyecto.
Alguna de las chicas forma parte también de las
pandillas de muchachos y viceversa. No obstante,
la mayor parte del tiempo están en grupos mixtos.
Una observación imparcial de los niños nos
llevaría a la conclusión de que se pasan el día
jugando. Ahora jugarían a realizar un proyecto,
luego jugarían a completar una actividad, después
jugarían simple y llanamente.
“La naturaleza dota a los seres humanos del juego
como mecanismo innato de aprendizaje”, escuché,
“así que todo está organizado como un juego
permanente motivado por la curiosidad y la
exploración, buscando que la intención esté en
segundo plano”.
Hay proyectos diferentes adaptados para cada
etapa de su desarrollo. Para elaborarlos, los
alumnos se ven forzados a utilizar conceptos de
geometría y física, a efectuar cálculos complejos
314
y a desarrollar una gran destreza manual en
prácticamente todos los oficios. Uno de los
edificios alberga los distintos talleres y las
herramientas necesarias. Sobre las puertas, puede
leer
carpintería,
albañilería,
electricidad,
robótica, enfermería y agricultura.
Niños y niñas siempre trabajan en grupos y el
aprendizaje incluye prestar atención a las
dinámicas sociales necesarias para cada fase del
proyecto. A veces, practican la fuerza de la
cooperación y exploran la riqueza en la diversidad
de talentos y capacidades. Otras veces, se turnan
en el ejercicio de los diferentes estilos de
liderazgo y se dedican a construir relaciones
interpersonales más efectivas.
“De esta manera, los alumnos aprenden con
pasión, mucha pasión”, me dijeron “¡Usted ya sabe!
Cuando haces algo que te apasiona, una hora pasa
como si fuesen cinco minutos. Pero cuando haces
algo que te aburre, cinco minutos pasan como una
hora. Aquí, como puede ver, ninguno se aburre”.
La aproximación pedagógica es, sin duda, bien
diferente a la educación en España tanto en forma
y como en contenido
Los alumnos pasan por lo menos dos horas al día
“trabajando” en la más amplia extensión de la
palabra. La escuela cuenta con ello. En la huerta,
cultivan los alimentos para las comidas. En la
cocina, hornean el pan para las meriendas. En los
talleres, se dedican a pequeñas tareas que les
encomiendan los vecinos.
“Los alumnos aprenden trabajando y trabajan para
aprender”,
comentó
mi
acompañante
ante
mi
sorpresa. “Recuerde que para nosotros, proyectos
y actividades prácticas están en el centro del
315
proceso educativo, mientras que creo que para
ustedes son totalmente marginales”.
Una veintena de chicos y chicas estaban muy
ocupados en la confección de pequeños objetos de
madera que resultaron ser jaulas y semilleros.
Según me informaron, los niños confeccionan su
propio balance del bien común y disponen a su
antojo de los beneficios que produce el taller.
“Como parte fundamental de su educación,
aprenden a poner en marcha y a sostener una
actividad económica al servicio de la comunidad,”
me comentó un profesor rodeado de chavales.
“Además, aprenden a manejar dinero y multitud de
otros conceptos económicos que les serán de gran
utilidad en el futuro”.
Una
parte
del
dinero
se
distribuye
equitativamente entre cada alumno, mientras que
otra
parte
se
utiliza
para
mejorar
las
instalaciones y el equipamiento de la escuela.
Durante la visita, me mostraron un espléndido
equipo de tiro al arco recientemente adquirido con
las ganancias obtenidas por los chavales.
Todo este sistema persigue que los alumnos
aprendan que el trabajo forma parte de la vida de
las personas. Llama la atención comprobar como
asumen los principios lovetopianos de gestión,
donde hay “líderes” pero no hay "jefes", y donde
los asuntos comunes se discuten y deciden entre
todos.
Hacía sol durante mi visita. Con objeto de
protegerse en caso de necesidad, hay una inmensa
carpa parecida a una tienda india donde celebran
mítines, fiestas, proyecciones de vídeo, y
sesiones de meditación y yoga.
“Aquí es también donde los chavales se reúnen en
la temporada de invierno, cuando los días son más
316
cortos y fríos, para desarrollar todas sus
habilidades tecnológicas”, dijo uno de mis
acompañantes mientras señalaba un mueble repleto
de
ordenadores,
tablets
y
todo
tipo
de
dispositivos digitales. “A partir de los 8 años,
los niños aprenden a crear contenidos digitales.
Escriben código informático, diseñan pantallas, y
crean todo tipo de audiovisuales que luego editan
para ser distribuidos abiertamente. Hemos superado
con éxito el analfabetismo digital reinante en los
primeros años después de la Independencia”.
La lona blanca que recubre la carpa no es ni
mucho menos nueva y está llena de parches
decorativos. El borde inferior de la tela estaba
enrollado hacia arriba, hasta la altura de la
cabeza, convirtiendo la tienda en una especie de
enorme pabellón con un suelo de madera como
nuestro parqué. En un lateral de la tienda está
la cocina que utilizan para su aprendizaje sobre
alimentos, técnicas de cocinado y nutrición. A
veces, cuando llueve mucho, los niños juegan en
la gran tienda. Sin embargo, nunca se les prohíbe
salir bajo la lluvia. Cuando pregunté, me dijeron
que mojarse y secarse son procesos que los niños
necesitan aprender por ellos mismos.
Un gran patio central sirve para la celebración
ocasional de fiestas o pequeños banquetes. Cuando
hay invitados, como en las celebraciones mensuales
a las que acuden padres y madres, los alumnos se
organizan para atender la cocina y servir las
mesas. En estas ocasiones, lo habitual es que
cocinen paella o que preparen los platos que han
aprendido durante el curso.
“En este espacio montamos los conciertos de
música y los espectáculos de teatro y danza”, me
dijo una profesora joven mientras dirigía a cuatro
317
chavales que empujaban unas pequeñas gradas
móviles. “Si se queda hasta el anochecer, podrá
ver tres espectáculos diferentes. Son adaptaciones
de “Los 7 Cuentos” que los alumnos de primaria
ponen en escena, de manera creativa, antes de
cumplir los siete años. Luego, habrá una gran
fiesta a la que vendrán las familias”.
La educación en Lovetopía da gran importancia a
la formación artística en todas sus disciplinas.
Las escuelas son un pilar básico en la tradición
del entretenimiento vivencial y en directo que
practican sus ciudadanos. Cuando un grupo de
lovetopianos se reúne, cada uno de los presentes
ofrece a los demás sus mejores habilidades
artísticas. Contar historias, cantar, tocar algún
instrumento, danzar, bailar, realizar pequeñas
coreografías, hacer dibujos rápidos o interpretar
piezas de micro teatro son habilidades que se
enseñan en las escuelas y que los lovetopianos y
lovetopianas adultos comparten abiertamente, sin
vergüenza alguna, en sus reuniones sociales.
Uno se pregunta si una atmósfera tan libre y
abierta no hará que los niños se dispersen o se
comporten como salvajes. Pero durante mi visita,
la escuela ha disfrutado de un ambiente organizado
y sosegado. La única excepción fue un griterío que
provenía de un grupo de doce alumnos que estaban
sentados en círculo y cogidos de la mano. Estaban
lejos de las barracas, en medio del campo. Dos de
ellos discutían acaloradamente, de pie en el
centro, en una actitud aparentemente agresiva.
“Aquello es una clase de inteligencia emocional
aplicada. Aprenden cómo resolver sus conflictos
de manera abierta. La joven de la blusa roja es
la profesora”, comentó mi acompañante mientras
señalaba hacia el grupo. “¡Estoy seguro de que
318
habrá presenciado muchas situaciones parecidas por
las calles de nuestras ciudades! Gestionar
abiertamente nuestro ser emocional y sus cambios,
para recuperar el equilibrio, es tan habitual como
escandaloso entre los lovetopianos”.
Pequeños grupos de niños van de un lado a otro
cumpliendo misteriosos encargos que parecen
absorberles por entero. De vez en cuando, ves a
uno con una tablet en la mano compartiendo con los
demás, como quien lee un mapa o enseña unas
instrucciones. La escuela en su conjunto dista
mucho de tener esa atmósfera febril y ruidosa que
caracteriza a las escuelas de nuestro país. La
ausencia de ruidos es tal que uno cuestiona que
haya más de 30 o 40 niños.
Las pandillas están integradas por chavales de
distintas edades.
Los más mayores ejercen un
cierto liderazgo sobre los pequeños. Para el
trabajo escolar, los profesores dividen a los
alumnos en grupos, según su nivel de desarrollo y
su intención. Admiten en un grupo a cualquier niño
o niña deseosa de incorporarse o de participar
como oyente, con indiferencia a la edad.
Una característica destacada de las escuelas
lovetopianas es su condición de empresas privadas.
O mejor dicho, al igual que el resto de empresas
de Lovetopía, la propiedad es de los que trabajan
en ella. El Colegio Isaac Peral es legalmente una
sociedad. Sus profesores poseen las instalaciones
de la escuela. El terreno está alquilado al
Ayuntamiento. Los profesores son libres de
organizar la escuela como gusten y de elegir un
método educacional sobre otro. De entre la
multitud
de
aproximaciones
pedagógicas
existentes, esta escuela sigue el método Waldorf
desarrollado por el austriaco Rudolf Steiner el
319
pasado siglo XX. En el otro extremo, los padres
tienen libertad absoluta para enviar a sus hijos
a la escuela que elijan.
“La reforma educativa de Lovetopía persiguió
ofrecer
libertad
de
cátedra
a
padres
y
profesores”, me comentó mi acompañante. “Decidimos
alejarnos del sistema centralizado y público
heredado
de
España
porque
perseguía
la
estandarización de los chavales y todo apuntaba a
que creaba ciudadanos enfermos al servicio de las
grandes empresas. La decisión que se tomó apostó
por un sistema descentralizado y privado, que
prima la creatividad individual y respeta las
diferencias entre los chavales”.
La principal intervención del gobierno sobre las
escuelas es a través de los exámenes nacionales
que niños y niñas están obligados a realizar a las
edades de 12 y de 18 años. La competencia entre
escuelas es aparentemente fuerte y los niños
cambian con frecuencia de una a otra. Sin embargo,
estos exámenes carecen de puntuación individual.
No se evalúa a los niños, sino a las escuelas. El
resultado de las pruebas se publica en formato de
ranking por proyectos y disciplinas para que, con
posterioridad,
profesores
y
padres
puedan
utilizarlos para decidir sobre la evolución
educativa de los chavales.
En lo que concierne a la enseñanza secundaria,
la
situación
de
Lovetopía
es
ligeramente
comparable a la nuestra.
Un aspecto que escandalizaría hasta el más
progresista de los españoles es la educación
sexual que reciben los más jóvenes, especialmente
las
chicas.
Esta
educación
trasciende
las
diferencias en anatomía de hombres y mujeres, como
ocurre
en
nuestros
colegios.
Las
escuelas
320
lovetopianas incluyen prácticas abiertas y guiadas
de masajes, técnicas amorosas y todo tipo de
actividades que parecen sacadas de costumbres y
rituales eróticos de culturas antiguas.
Este conocimiento prematuro del sexo no parece
afectar negativamente al comportamiento de los
chavales. No dan importancia a las diferencias
físicas entre unos y otros, sea el pene entre los
niños o los pechos entre las niñas. Además, niños
y niñas se ayudan entre sí en sus proyectos o
actividades, incluyendo las de índole sexual.
Todo el mundo parece aceptar, sin traumas, que
ciertos niños sobresalen sobre otros. Afirman que
al ayudarse entre ellos, se beneficia tanto quien
sobresale como quien recibe ayuda. El poseer una
habilidad o un rasgo físico excepcional no
constituye motivo de envidia o de burla, como
ocurre entre nosotros, sino más bien se entiende
como un don a compartir con los demás o como una
singularidad hermosa. Los lovetopianos aman las
cosas como son, aunque después se entreguen con
pasión a las cosas bien hechas. Piensan,
intuitivamente, que se puede sobresalir en un
terreno y no en otros, y que hay muchas maneras
de dar y recibir.
A juzgar por mi breve visita, que no exista un
programa estándar de estudios como se concebiría
en España no significa que los alumnos carezcan
de la formación básica de lectura, escritura y
matemáticas. Estos conocimientos los adquieren de
una forma más práctica, en su propio contexto, al
mismo tiempo que aprenden conocimientos y técnicas
que a nosotros nos resultarían secundarias. Un
niño lovetopiano de diez años, según he podido
comprobar, sabe cultivar, recoger y cocinar
alimentos. Construye muebles y refugios en los
321
árboles, algunos de los cuales tienen un extraño
aspecto por los sistemas mecánicos o energéticos
que incorporan. Sabe cómo confeccionar trajes
simples. Y lo que es más llamativo, no ignora nada
de la vida de los cientos de especies de animales
y plantas del entorno, tanto de los alrededores
de la escuela como de aquellas zonas que exploran
en sus excursiones.
Puede decirse también que los niños y las niñas
parecen disfrutar de un ambiente de mayor
camaradería
que
nuestros
hijos
e
hijas
acostumbrados a grandes escuelas llenas hasta los
topes y gestionadas con disciplina. Es obvio que
los lovetopianos aprenden a organizar sus vidas
de una forma autónoma y responsable.
Sus escuelas, por muy caóticas e irregulares que
nos resulten, parecen cumplir con el objetivo
tradicional de la educación. En Lovetopía, aún
recuerdan que las escuelas deben preparar a los
niños y niñas para que sigan siendo felices y
vivan de manera saludable y con seguridad una vez
alcancen la vida adulta.
(Sábado, 4 de junio) Las niñas no dejan de ser
niñas ni en Lovetopía. ¡Cuando empiezan con las
preguntas no hay quien las pare! ¡Yo debería estar
acostumbrado por las interminables preguntas de
Sara cada vez que regreso de viaje! Pero no acabo
de acostumbrarme y siempre termino agotado.
Ayer en el colegio se acercó corriendo una niña
pequeña, de la edad de Sara. Se detuvo en seco a
una distancia escasa de un metro y empezó a
preguntar.
“¿Es usted español?”, dijo mirando hacia arriba.
“¡Si, soy español!”, contesté.
322
“Mi mamá y mi papá también son españoles.
Vinieron aquí hace diez años”, dijo hablando con
rapidez. “¡Pero yo soy lovetopiana porque nací
aquí!”.
Aquel comentario me confundió. Porque esas
fechas son imposibles. Todo el mundo sabe que el
gobierno de Lovetopía ha mantenido cerradas las
fronteras para los españoles. “Cosas de niñas”,
pensé. “¡Qué imaginación tienen!”. Pero sin darme
tiempo a reaccionar, la pequeña siguió.
“¿Es verdad que en España encierran a los niños
en el colegio?”, me preguntó con gesto fruncido.
“¡No, claro que no!”, contesté espontáneamente.
“¿Pero es verdad que están todos los días metidos
en una habitación de piedra?”, preguntó sin apenas
dejarme tiempo para elaborar mi respuesta.
“¡Las habitaciones de piedra se llaman clases!”,
contesté.
“¿Pero es verdad que están todo el día
sentados?”, preguntó de nuevo.
“¡Se pasan el día atendiendo al profesor y, si,
están sentados para no cansarse!”, contesté.
“¿Pero es verdad que el único que habla es el
profesor?”, preguntó antes de que acabase mi
respuesta anterior.
“¡Lo que pasa es que el profesor es el que les
enseña las cosas que no saben!”, contesté después
de respirar profundamente.
“¿Pero es verdad que no tienen un bosque y que
no juegan con animalitos?”, preguntó de nuevo.
“¡Uff… ahí has acertado! ¡En los colegios
españoles no hay animales ni grandes zonas de
árboles!”, respondí.
“¡Vaya! Entonces mi mamá tiene razón y España no
es un sitio bonito para los niños”, contestó.
323
Y antes de poder reaccionar, la pequeña ya
regresaba corriendo hacia el grupo de niños del
que había salido. Cuando estaba a unos diez
metros, se detuvo en seco y se giró.
“¡Gracias, señor! Me gusta mucho ese castellano
tan raro que habla. Es muy divertido.”
(Más tarde) He ido con Rafa a un depósito de
chatarra en el sur de Valencia. Durante el
trayecto hemos charlado relajadamente.
Rafa es un tipo callado pero muy interesante.
Sabe hacer las preguntas adecuadas para que
cuentes y cuentes sin parar. Es como si supiese
que botón apretarte y, a partir de ese momento,
entras en modo automático contándole sin parar.
Me preguntó por mi edad cuando se produjo el primer
15M en España, en 2011.
“Tenía 11 años recién cumplidos. Nací en el 2000
y mi cumpleaños es el 4 de Mayo”, contesté.
“¿Llegaste a entender qué estaba ocurriendo”,
preguntó.
“Más o menos. Mi padre me llevó a la Puerta del
Sol de Madrid en los días siguientes. Dijo que
quería enseñarme como se luchaba por la dignidad
de las personas”, respondí.
“¿Y qué paso?”, preguntó de nuevo.
“Pues que estuvimos un rato y luego regresamos
a
casa”,
contesté.
“Pero
mantuvimos
una
conversación que nunca he olvidado. ¿Quieres
oírla?”.
“¡Por favor!”, dijo.
“Esta fue la conversación”, continué, jugando
con la voz para recrear una vocecita de niño, la
mía, y una voz grave, la de mi padre.
324
–Papi ¿qué hacen todos aquí? –le pregunté cuando
bajábamos por una calle que desembocaba en la
Puerta del Sol.
– Cariño, todos estamos aquí para protestar –
contestó.
– ¿Y por qué protestamos, papi?
– Cariño –dijo, mientras se acachaba para
ponerse a mi altura de niño, mirándome a los ojos
y sujetando mis manos– es muy fácil de entender.
Tenemos políticos que mienten a las personas,
cuando su trabajo es decirles la verdad. Tenemos
bancos que roban a las personas, cuando su trabajo
es proteger su dinero. Tenemos grandes empresas
que despiden a las personas, cuando su trabajo es
contratarlas. Y tenemos periódicos que lo esconden
todo, cuando su trabajo es denunciarles y que lo
sepamos. Fíjate, cariño, el mundo se ha vuelto del
revés. Todos los que estamos aquí lo sabemos. Y
estamos indignados. Por eso protestamos.
– ¿Sabes qué, papi? –le dije.
– Te escucho, cariño –contestó.
– Pues que yo también estoy indignado y también
voy a protestar. ¿Cuánto tiempo hay que protestar?
–le pregunté.
– ¿Cuánto tiempo? –repitió mientras me sonreía–
Todo el que haga falta. Hasta que nos escuchen.
– Pero ¿y si nos cansamos antes? –repliqué con
mi inocencia de niño– Yo ya tengo hambre y quiero
cenar.
– Pues cuando nos cansemos, hijo, nos vamos a
casa y cenamos. Pero volveremos otro día, y así
hasta que nos escuchen y pongan otra vez el mundo
en su sitio.
325
“Tu padre parece ser un hombre con la cabeza
bien amueblada”, dijo Rafa después de dejar
reposar la conversación unos minutos.
“Si, eso he creído siempre”, contesté. “Aunque
no le conocí bien”.
“¿No le ves en España?”, preguntó Rafa con cara
de sorpresa.
“No, la verdad es que no le vi mucho”, añadí.
“Él y mi madre se divorciaron cuando yo tenía tres
años. A partir de entonces, viví con mi madre y a
mi padre le veía sólo los fines de semana y parte
de las vacaciones. Hasta que crecí, ya imaginas.
Luego, llega ese momento en que miras más a los
amigos que a los padres. Además, a resultas de la
Independencia de Lovetopía, parece ser que tuvo
problemas con el gobierno de España y perdimos el
contacto. Hace muchos años que no sé nada de él”.
“¡Lástima!”, susurró Rafa. “En verdad, suena un
hombre con la cabeza bien amueblada”.
A partir de aquí, caminamos casi media hora más.
Rafa apenas abrió la boca. Yo, sin embargo, no
podía parar de hablar de lo que recordaba de mi
padre. Le conté, entre otras cosas, las vacaciones
que organizaba año tras año. Vacaciones que me
llevaron en coche por México, con mochila por
Marruecos, en tren por Europa y en barco por las
islas griegas. Eso sin contar el Camino de
Santiago que hicimos juntos, los viajes en avión
a Inglaterra y Suiza, y la cantidad de viajes que,
también en coche, nos permitieron conocer la
España de entonces. Me entretuve en un viaje que
hicimos en el año 2012, antes de la Independencia.
Dimos la vuelta a España.
“Mi padre se inventó un recorrido que llamó “La
Ruta de los Hoteles de las 1001 Estrellas”. Yo era
un niño, pero lo recuerdo bien”, le dije. “Mi
326
padre solía decir “En el cielo, las estrellas; en
el suelo, la tierra; y como vistas, las mejores
que ningún hombre pueda soñar”. Viajamos durante
diez días seguidos durmiendo al ras, bajo las
estrellas, en parajes naturales del centro de
España”.
“Ummm!”, se limitó a murmurar Rafa, mirándome
fijamente a los ojos y asintiendo con la cabeza.
“¿Sabes una cosa, Rafa?”, le dije. “Esa fue la
primera y la última vez que visité la Alhambra de
Granada. Pronto la visitaré de nuevo. Dormimos en
unas terrazas que había en el fondo del valle,
bajo las estrellas. Al amanecer, nos duchamos
desnudos en un chorro de agua natural que salía
de la misma Alhambra por la Cuesta de los Chinos.
Lo recuerdo bien porque lo grabé en vídeo y lo he
visionado muchas veces a lo largo de los años”.
“¡Lástima!”, susurró de nuevo Rafa. “En verdad,
suena un hombre con la cabeza muy bien amueblada.
Era todo un lovetopiano antes incluso de que
existiese Lovetopía”.
Llegamos al depósito. Había una cantidad
incontable de drones con las banderas de Lovetopía
y de USA apilados en montañas de chatarra. También
había centenares de maltrechos helicópteros del
ejército español. Nada de instrumentos, ni cables
ni motores. Eran restos después de un reciclaje
concienzudo. Pero se trataba, sin lugar a dudas,
de helicópteros españoles de principios de siglo.
Ver todo aquello me hizo sentirme muy ansioso.
Cuando regresamos a la Cova, llamé a Nazaret para
contarle mi sorprendente descubrimiento.
"¿Pero es que lo dudabas?", preguntó. "¿Todavía
crees que la gente de la Cova sería capaz de
engañarte?".
"Ya no sé qué creer. Excepto en ti”.
327
“¿Qué has visto?".
"Te lo diré cuando te vea", dije antes de colgar.
(Lunes, 6 de junio) Acabo de regresar de
Cartagena (Murcia), del Ministerio de las Fuerzas
de Defensa. He ido para hacerme con la versión
oficial del gobierno de Lovetopía sobre la Guerra
de los Helicópteros. El Ministerio ocupa el
antiguo edifico del Ayuntamiento (que según me han
dicho fue desplazado a Los Alcázares, esa larga
playa de más de 7 kilómetros que aún hoy es
conocida por la práctica de deportes náuticos).
¡El Ministerio no tiene un servicio de
información a la prensa! Pregunté y me condujeron
a un despacho donde me esperaba un individuo
joven. Más tarde averigüé que era General. Me
confirmó la historia que me contaron en La Cova,
con algún detalle adicional como el número de
helicópteros españoles abatidos: 767.
"Aunque", añadió, "el cálculo lo hicimos a
partir de estimaciones en base a fragmentos".
También me habló del sistema de milicias
adoptado tras la Independencia en Lovetopía. Lo
considera como una recuperación social de gran
importancia. Recoge conceptos del servicio militar
que España abandonó en 2001, pero adaptados a la
nueva situación. Los arsenales son locales. Los
hombres se "entrenan" anualmente y trabajan
durante un par de semanas. Su organización hace
pensar más en bandas de guerrilleros que en un
auténtico ejército. Aunque ni me lo confirmó ni
me lo negó, es de esperar que dispongan de un
excelente sistema de comunicaciones digitales
encriptados y de un sistema nacional de mando. Mi
interlocutor afirmó que no hay fortificaciones
pesadas en las fronteras porque son montañosas y
328
basta con conocerlas bien para convertirlas en
impenetrables.
"¡Acuérdese de Roncesvalles!", me dijo riéndose.
No quiso revelarme donde llevan a cabo las
investigaciones en materia de armamento. Pero si
dijo que están muy descentralizadas. Afirmó que
muchas de las ideas militares provienen de los
ciudadanos.
"Fue un ciudadano el que inventó uno de los
drones anti-helicópteros más baratos”, me dijo.
“Era un aparato teledirigido desde una tablet con
cables pendiendo detrás. Era un mal tirador y su
idea le permitió derribar un helicóptero sin tener
puntería".
Dijo también que les gustaría reducir su
potencial militar gradualmente, pero que aún no
pueden fiarse de las intenciones de España. El
ejército lovetopiano tiene el tamaño y el coste
relativo del de Suiza. Este militar me pareció un
hombre inteligente y trabajador. Ni la más mínima
traza de esa especie de burócrata impermeable que
caracteriza a nuestros militares.
Apuesto cualquier cosa a que, por mucho que me
lo negasen la otra noche y me lo ratificasen hoy,
es verdad que esta gente ha minado Madrid y
Sevilla.
(Más tarde) He decidido no escribir nada sobre
la Guerra de los Helicópteros. No veo qué sentido
podría tener a estas alturas. Es cierto que El
Confi hizo mal al no publicar la noticia en su
día. Y supongo, con todo lo difícil que me resulta
admitirlo, que debe haber cantidad de episodios
de importancia similar en la historia reciente de
España. Pero sé muy bien lo que podría ocurrir si
escarbara ahora en viejas heridas. Considerando,
329
claro, que Jota P. publicase la historia, lo que
es bastante improbable. No conseguiría más que
reavivar el rencor entre nuestro país y Lovetopía.
La derecha española me acusaría de traidor por
"desvelar secretos de estado". Y aunque parezca
estúpido, debo confesar que esta acusación me
dolería un poco. Todas las semillas de mutua
comprensión que mi serie de artículos pudiera
generar quedarían destruidas. La tensión que se
engendraría haría, con toda seguridad, imposible
el inicio de conversaciones serias y positivas con
la Presidenta Garen. ¡E incluso, mi permanencia
en el país estaría en juego! Las respuestas de su
secretario son últimamente más amables. La última
vez que hablamos me hizo, incluso, algunos
comentarios favorables sobre mi artículo sobre la
economía. Pero sigo sin una fecha definitiva para
la entrevista.
"Periodismo es publicar lo que alguien no quiere
que publiques; todo lo demás es relaciones
públicas".
Me acuerdo del escalofrío que solía recorrerme
la espalda cuando oía esta frase de George Orwell.
He tenido que aprender, después, que publicar la
verdad no es una cosa fácil y sencilla que se
puede
"hacer"
sin
más,
sino
un
conjunto
inquietante y siempre tentador de equilibrios.
Me
ha
costado
sobremanera
escribir
la
recomendación que me pidió el joven General en su
perfil público, sobre todo desde que he decidido
no contar nada y actuar como si nunca nos
hubiésemos conocido. Algún día le escribiré y le
contaré mis razones para no publicar nada sobre
la historia de la Guerra de los Helicópteros.
Por mi parte, he recibido un montón de
recomendaciones en mi perfil público de algunas
330
de las personas con las que he estado estas
semanas. El rechazo a los españoles no es un rasgo
entre los lovetopianos. ¡Han sido muy amables y
generosos con sus palabras!
Y ahora tendré que bajar y enfrentarme a las
miradas de Isidro, de Lorena y de los otros. ¡Qué
suerte tienen los hijos de puta por no tener que
lidiar con una situación informativa como la
española!
331
20.- UNA VIDA SEGURA Y DIGNA
Ibiza, 8 de junio de 2033. Un paseo por las
ciudades
y
pueblos
de
Lovetopía
no
deja
indiferente a nadie, menos a un español. La
reconfiguración urbana ha sido extraordinaria, muy
difícil
de
imaginar
para
quienes
estamos
acostumbrados a las ruidosas y contaminadas
ciudades de España.
Sólo resulta evidente hasta qué punto nuestras
ciudades giran en torno al coche cuando uno visita
Lovetopía. Las calles, las avenidas, las plazas,
las carreteras, las autovías y las autopistas de
España aparentan caprichosas manchas de asfalto
que aquí apenas existen. En su lugar, en Lovetopía
han surgido huertas, jardines frutales y florales,
bosques urbanos y grandes zonas peatonales
surcadas por riachuelos, bañadas por estanques y
lagunas, y adornadas por estatuas y esculturas
realizadas por sus ciudadanos.
Este paisaje casi exótico se ve interrumpido por
multitud de caminos y sendas para peatones,
bicicletas o para los pocos coches eléctricos que
circulan. Los tranvías y los autobuses eléctricos
se desplazan por calzadas dedicadas, mientras que
los trenes y los movimientos de mercancías siempre
atraviesan las ciudades por subterráneos.
Aún se ven viejos edificios con pintadas y
grafitis típicos de la revolución lovetopiana,
evidentemente repintados una y otra vez. Leyendas
del tipo “Llevamos un mundo nuevo en nuestros
corazones”, “Sólo los besos nos taparán la boca”
o “Somos de carne y beso” adornan las calles de
sus ciudades.
332
Pero la caída en desuso del coche también se
aprecia en otros detalles que, aunque menores,
tienen un impacto difícil de imaginar. Los
semáforos y las señales, cuando los hay, apenas
son visibles. Los agentes de policía local han
redefinido
su
función
social
y
están
verdaderamente al servicio del ciudadano y no
atentos al tráfico o a las infracciones de los
conductores. Los parking, las autoescuelas, las
gasolineras y las grandes concesiones y talleres
de coches han desaparecido.
Si los efectos del desuso del coche y la apuesta
por
los
transportes
públicos
ya
resultan
impactantes,
el
abandono
del
consumismo
desenfrenado en Lovetopía ha profundizado los
cambios. La mayoría de las tiendas y comercios de
grandes cadenas y empresas multinacionales, tan
habituales en España, dejaron de ser viables y
cerraron. Además, la adopción de un modelo de
banca pública prácticamente online y las curiosas
prácticas inmobiliarias de los lovetopianos han
añadido su granito de arena al cambio. Las
sucursales de los bancos y las inmobiliarias, tan
omnipresentes en nuestras calles, también han
desaparecido.
En su lugar, han proliferado multitud de
propuestas rabiosamente nuevas y muy atractivas.
Por un lado, son muchos y muy variados los pequeños
comercios locales con una amplia oferta de
productos artesanales, desde calzado a decoración,
pasando por textil, papelería y mobiliario.
También hay una gran variedad de productos del
tipo “hágaselo-usted-mismo” o “mónteselo-ustedmismo”, especialmente muebles y electrónica.
Muchos de estos locales ofrecen impresoras 3D que
cubren prácticamente todo el abanico posible de
333
materiales y tamaños. Las tiendas de artículos
deportivos, muy especializadas y con su propia
oferta de viajes de aventura o cursos de
formación, son parte indiscutible del paisaje
urbano. Además, se distinguen bien, por su
carácter multicolor intenso, las tiendas de
alimentación, homeopatía y cosmética natural. Los
productos del tipo eco y bio son la norma en
Lovetopía, mientras que en España sólo se
encuentran en tiendas especializadas.
Pero si algo llama la atención de cualquiera,
español o extranjero, es la enorme cantidad de
espacios dedicados a servicios personales de todo
tipo,
cada
uno
con
su
respectiva
tienda
especialista y su oferta de formación.
En una simple calle, además de los comercios
convencionales, uno se cruza con un espacio de
yoga kundalini, otro de artes marciales chinas y
un spa. A continuación, una gran tienda de arte
erótico con pinturas y esculturas realmente
atractivas. Una moda reciente en Lovetopía es
ofrecer esculturas de penes, vaginas, pechos e
incluso de parejas haciendo el amor en las
situaciones más insospechadas. Muchas de estas
esculturas están firmadas por sus autores. Es
imposible no caer en la confusión sobre si
responden a las fantasías de quienes las crearon
o si son fieles reproducciones de los miembros y
genitales de sus creadores.
En la misma calle, sigue un lugar de masaje
tailandés, una escuela de cocina y un local de
medicina natural. La escuela de cocina que visité
estaba especializada en platos con flores y
hierbas silvestres. Hay que reconocer que la gama
de sabores que prometía y la belleza de las
334
presentaciones serían la envidia de los cocineros
más sofisticados de España.
En la acera de enfrente, un enorme taller para
practicar artes plásticas, una academia de danza
y canto, y una escuela de kendo, un tipo de artes
marciales de origen japonés que se practica con
espada.
Antes de acabar la calle, un taller de streaptease y varios locales para la práctica de música.
En la esquina un gran centro de deportes de salón,
con referencias a un campeonato de ping-pong y los
bailes de salón que organizan todas las noches.
Justo al lado, una tienda dedicada a la práctica
de esgrima.
Igual de llamativo resulta la manifiestamente
atractiva
variedad
de
cafeterías,
bares
y
restaurantes de todas las tendencias y lugares del
mundo. Apenas hay locales orientados a la comida
rápida, excepto aquellos abiertos a la calle que
ofrecen una amplia gama de ensaladas, zumos,
infusiones exóticas y helados naturales.
Hay algunas prácticas curiosas de Lovetopía que
pasarán desapercibidas a visitantes y turistas.
Muchos de sus bares y restaurantes pertenecen a
“familias vecinas” que han elegido abrir su salón
comedor a terceros y acoger invitados. La mayoría
de estas familias hacen todas sus comidas en “su
restaurante”.
No son espacios orientados a la
rentabilidad
económica,
sino
lugares
donde
compartir y acoger al forastero. De manera
inversa, algunos restaurantes gestionan los
comedores de las casas de “familias vecinas” y se
encargan de ofrecerles, a diario, los servicios
de comida y cena. También resulta habitual que los
restaurantes “alquilen” mesas. Una práctica
frecuente es la de algún vecino que habiendo
335
cocinado de más, ofrece sus platos caseros a quien
guste. Muchas de estas prácticas se gestionan a
través de una simpática aplicación digital que,
en términos coloquiales, hace de Lovetopía una
gran mesa de comedor. Por extraño que parezca,
cada mesa lovetopiana es un pequeño restaurante
abierto a cualquiera en el que sentarse para
compartir y disfrutar de una comida diferente.
La abundancia de centros culturales y centros
sociales también resulta muy notoria. Suelen ser,
por lo que entendí, salas de celebraciones,
espectáculos y conciertos, lugares todos ellos
abiertos para quien tenga alguna propuesta
interesante que realizar.
Incluso así, muchos edificios han sido demolidos
y sus solares han pasado a engrosar zonas verdes
y otros espacios abiertos dedicados a la práctica
de deportes al aire libre.
Para entender cómo se alcanzó este radical
cambio urbano, me reúno con dirigentes del
Ministerio responsable ubicado en la ciudad de
Ibiza, en la región insular de Lovetopía. El
Ministerio en cuestión está, nuevamente, dirigido
por una mujer y lleva el pomposo nombre de
Ministerio de Seguridad, Salud y Vivienda por la
Dignidad del Individuo.
“Empecemos por repasar dos medidas clave que se
adoptaron
en
los
meses
siguientes
a
la
Independencia”,
dijo
la
Ministra
a
modo
introductorio. “Por un lado, la jornada laboral
de
20
horas
semanales
facilitó
que
los
lovetopianos se encontrasen, de hoy para mañana,
con muchísimo tiempo libre. Por otro lado, la
concesión de una renta universal para todos los
ciudadanos hizo que perdieran de golpe el miedo a
quedarse sin vivienda y a pasar hambre”.
336
Según comentó la Ministra mientras proyectaban
un corto audiovisual, la jornada laboral de 20
horas semanales es una reivindicación cada vez más
frecuente en el mundo civilizado. Todo empezó
cuando la New Economics Foundation publicó en 2010
un informe bajo el título 21 horas, o porqué una
semana laboral más corta nos ayudaría a florecer
en el siglo XXI.
“Los argumentos del informe en favor de esta
medida”, me dijeron, “son salvaguardar nuestros
recursos naturales, sentar las bases de una
economía sólida, y consolidar el bienestar y la
justicia social para todos los ciudadanos. Algo
que los lovetopianos podemos corroborar desde
nuestra propia experiencia”.
La renta universal básica y vitalicia está a
disposición de todos los ciudadanos, incluyendo
niños y ancianos. Fue aprobada en referéndum
digital como parte integral de la fundación de
Lovetopía. Esta revolucionaria medida se incluyó
en lo que hoy se conoce como “Las 10 Leyes” para
la regeneración nacional. Desde entonces, el
gobierno de Lovetopía garantiza a todos los
ciudadanos, sin discriminación, una renta mensual
de 300 cors. Al tipo de cambio en el momento de
la Independencia, esta renta equivalía a 300 euros
mensuales. Sin embargo, debido a la apreciación
experimentada por la moneda lovetopiana desde
entonces, esta renta equivale hoy a 500 euros
mensuales.
“Hay que saber cómo funciona la circulación del
dinero y el sistema fiscal lovetopiano para
entender las bondades de la renta básica
universal”, comentó la Ministra ante mi cuestión
sobre cómo respondió la población y la economía
ante una medida tan disruptiva. “En un principio,
337
los
detractores
argumentaban
que
sólo
conseguiríamos
debilitar
la
nueva
nación
alimentando la pereza de la población y generando
una inflación desmedida. Pero no fue así. Por un
lado, hay que tener en cuenta que el ciudadano
medio se sentía rico de tiempo y rico de dinero.
Por otro lado, el miedo social se desvaneció. Esta
medida inauguró una época de generosidad y
cooperación con el otro que hoy por hoy es
característica de la sociedad lovetopiana”.
“La población”, siempre según la Ministra, “se
entregó pasionalmente a construir las estructuras
de la nueva nación. Algunas de las medidas tomadas
ayudaron a que el fantasma de la inflación nunca
apareciese. Los controles de precios en los
productos básicos y la proliferación de huertas y
frutales facilitaron el acceso espontáneo a
alimentos naturales. La regulación que controla
la actividad de las grandes empresas provocó que
las
actividades
locales,
especialmente
los
servicios
personales,
florecieran
con
la
naturalidad con que lo hacen las flores en un
prado en primavera”.
Durante
la
entrevista,
me
mostraron
un
audiovisual sobre la renta básica universal y la
circulación del dinero realizado en un colegio.
Este documental lo grabaron alumnos de secundaria
durante su formación en política y economía.
El documental presentaba a cinco niños jugando,
cada uno con 10 monedas y una naranja. El profesor
hacía hincapié en que iban a simular una economía
simple donde la única transacción posible es la
compraventa de naranjas y donde cada naranja tiene
el precio de 10 monedas. Al golpe de palmas, el
primer niño le da sus 10 monedas al que está a su
derecha y éste le entrega su única naranja. Y
338
entonces el siguiente niño hacía lo mismo y así
los cinco chavales. De manera secuencial, las
monedas y las naranjas cambian de manos y cada
niño siempre acaba como había empezado, con 10
monedas y una naranja. Todos coinciden que el
juego puede seguir indefinidamente.
El juego pasaba a una siguiente fase y aparecía
un sexto niño que hacía el papel de gobierno.
Ahora, todas las naranjas y todo el dinero
pertenecen al niño-gobierno. Pero éste, en lugar
de quedarse con todo, reparte una naranja y 10
monedas a cada niño. De nuevo, golpe de palmas,
circulación de monedas y naranjas y vuelta a
empezar. Todos acaban teniendo la misma cantidad
de monedas y una naranja. Con la excepción del
niño que hace de gobierno, que como lo ha dado
todo, se ha quedado fuera del juego. Todos
coinciden
que
el
juego
puede
seguir
indefinidamente, pero no es correcto porque el
niño-gobierno no puede jugar.
En una tercera y última fase, los niños acuerdan
un impuesto de 2 monedas (el 20%) sobre cada
transacción, de manera que cada vez que cambian
monedas por naranjas, pagan un impuesto al
gobierno. Golpe de palmas y circulación de monedas
y naranjas. Al acabar, ahora los 5 niños iniciales
tienen cada uno 5 naranjas y 8 monedas, mientras
que el niño que hace de gobierno tiene 10 monedas.
El juego no puede seguir porque los niños ya no
pueden pagar el precio de la naranja ya que sólo
tienen 8 monedas cada uno y cada naranja tiene un
precio de 10 monedas. Pero tras un pequeño
alboroto en el que los chavales parecen hablar
entre ellos, el niño que hace de gobierno decide
repartir dos monedas a cada niño para que todos
vuelvan a tener 10 monedas y seguir con el juego.
339
Ahora, cada vez que circulan las monedas y las
naranjas se pagan impuestos que recauda el
gobierno. Pero antes de empezar la siguiente
ronda, el gobierno reparte sus impuestos entre
todos y vuelta a empezar. El juego puede seguir
indefinidamente.
“Nuestro sistema de seguridad social a través de
la renta básica universal funciona igual, pero con
la complejidad de toda la economía y la dimensión
de toda la población”, añadió la Ministra mientras
interrumpía el audiovisual. “Números redondos,
anualmente el gobierno reparte 36.000 millones en
concepto de renta básica. Cada transacción entre
los ciudadanos recauda el 20%, o 7.200 millones,
a través de nuestro IVA. Una lectura rápida
permitiría
concluir
que
con
tan
solo
5
transacciones cruzadas entre los ciudadanos, el
gobierno recaudaría tanto como reparte. Aunque en
verdad, esa cifra no es exacta. Después de cada
transacción hay menos dinero en circulación en
manos de los ciudadanos, como en el vídeo cuando
los niños pasan de tener 10 monedas a tener sólo
8 monedas porque han pagado 2 de impuestos. La
realidad empírica en Lovetopía es que con 4
transacciones, la recaudación del gobierno supera
el 50% de lo repartido. Con 10 transacciones, la
recaudación alcanza el 80%. Cuando se alcanzan 25
transacciones, la recaudación ya es superior al
99% de lo repartido. Teniendo en cuenta que
nuestro año natural tiene 13 meses, estamos
hablando de 2 transacciones al mes por ciudadano.
Comprenderá que el dinero que sale del gobierno
se recauda vía impuestos con la misma facilidad,
pero permitiendo que la economía lovetopiana, o
la compraventa de naranjas en el caso de los niños,
siga indefinidamente”.
340
El gobierno de Lovetopía, según completó mi
informadora, es una figura necesaria porque asume
la labor de vigilancia y corrige las ineficiencias
que, de no ser subsanadas, acabarían por torpedear
o bloquear el normal funcionamiento del sistema
económico.
“Hay conceptos económicos que pueden bloquear el
sistema sino se gestionan”, dijo la Ministra. “Las
principales ineficiencias son la inflación, la
deuda y los tipos de interés. También los
mecanismos de congelación o retirada del dinero
en circulación como el ahorro desmesurado, los
robos o extravíos y las herencias dinerarias”.
“Centrémonos de nuevo en los factores que han
favorecido
la
reurbanización
de
pueblos
y
ciudades”, continuó la Ministra. “Nada hubiese
sido posible sin la creación de los fondos
municipales de propiedad colectiva de la vivienda
y el apoyo masivo recibido por parte de los
ciudadanos”.
La mayoría de los ciudadanos de Lovetopía son
propietarios de sus viviendas a través de unos
fondos de inversión inmobiliaria de gestión
municipal. Legalmente, la vivienda es propiedad
del fondo y no del ciudadano. A cambio, el
ciudadano disfruta del derecho vitalicio de
usufructo de una vivienda pagando un pequeño
importe a modo de alquiler social, regulado por
el gobierno y ligado a la renta básica universal.
Curiosamente, estos fondos se crearon por demanda
popular y fueron los ciudadanos, por iniciativa
propia, quienes donaron sus viviendas a los fondos
y renunciaron a la propiedad directa.
“Este es el segundo pilar del sistema de
seguridad universal de Lovetopía. El primero, como
se imagina, es la renta básica”, añadió con pasión
341
la Ministra. “Estos fondos recibieron todas las
propiedades vacías que el gobierno central
expropió o embargó a los bancos y a las grandes
constructoras españolas durante el Gran Proceso
de las Alpujarras. También recibieron las segundas
residencias abandonadas por los españoles en
nuestras
costas.
Ambas
medidas
aumentaron
sustancialmente el número de viviendas que
manejaban y que ofrecían a los lovetopianos a
cambio del alquiler social”.
El resultado final fue que el gobierno pudo
garantizar una vivienda digna a todos los
ciudadanos y, aun así, se encontró con cientos de
miles de inmuebles vacíos. Estos inmuebles ociosos
permitieron acometer la redefinición de pueblos y
ciudades con facilidad. Se demolieron aquellas
viviendas que carecían de demanda. Al mismo
tiempo, surgieron peticiones de viviendas con una
distribución muy diferente. Estas peticiones, poco
a poco, se han ido consolidando en un modelo de
arquitectura y urbanismo evolucionado para un
nuevo concepto de familia, más amplia y más
social.
En mis paseos por ciudades y pueblos, he visitado
muchas de estas “nuevas familias”. Para un español
medio, sus viviendas y los edificios que las
albergan resultarán desconcertantes y extraños
Un edificio urbano tiene una vivienda familiar
por planta. La distribución de cada planta en
múltiples
pisos
abandonada
hace
años.
La
superficie media de una vivienda es de 500 metros
cuadrados. Sin embargo, algunas superan los 1.500
metros cuadrados, una superficie tan grande que
escapa a nuestro entender. La media española, en
contraste, es de 55 metros cuadrados y nuestros
342
políticos siguen insistiendo en la conveniencia
de los mini-pisos, mucho menores.
La mayoría de los edificios urbanos presentan
dos
o
tres
plantas
vacías,
diáfanas
de
construcción y abundantes en vegetación. Cuando
son las plantas más bajas, esta superficie suele
utilizarse como huertas, frutales y jardines.
Cuando se trata de las plantas más altas, lo
habitual es encontrarse con solariums, spas y
observatorios astrológicos, aunque también con
terrazas, bares, espacios de trabajo colectivo
tipo co-working y grandes salones abiertos tipo
chill-out. Muchos edificios se han organizado de
manera
que
las
familias
comparten
algunos
servicios, como zona de lavado y secado,
trasteros, gimnasio, taller de reparaciones y
otros espacios multiuso.
Aquellos edificios que superan las 10 alturas
presentan plantas diáfanas incluso en las plantas
intermedias. Algunos de estos edificios han
extendido puentes entre las terrazas de sus
plantas altas, creando un espacio social en las
alturas de las ciudades de gran animación y
actividad.
En general, la imagen de los edificios urbanos
bien recuerda a la de esas construcciones en
ruinas, invadidas por la vegetación, abandonadas
en medio de una jungla tropical. Aunque en
Lovetopía no existen indicios de abandono alguno.
Los edificios siempre están repletos de vida, con
abundante color, salpicados por cristales y otros
elementos arquitectónicos modernos. Los jardines
verticales, muy abundantes, también contribuyen a
esta imagen bucólica, casi paradisiaca, de sus
pueblos y ciudades.
343
Resulta
difícil
no
destacar
sus
molinos
energéticos y los variopintos sistemas de energía
renovable.
La
política
de
autosuficiencia
energética de los edificios está tan asumida que
están omnipresentes en el paisaje urbano. Un buen
ejemplo son los grandes saltos y cascadas de agua
en muchas fachadas verticales que, en realidad,
son pequeñas presas eléctricas comunales.
En su interior, las viviendas disfrutan de
cocinas y comedores que concentran la vida en
común
de
la
familia.
Son
habituales
los
invernaderos o huertos interiores, con variedad
de flores, hierbas aromáticas y plantas que cuidan
y miman con esmero. Una planta muy especial para
los lovetopianos son los aderones de hoja verde
intenso y forma de corazón. Los chavales gustan
de comerlas como merienda, mientras los adultos
las prefieren en ensaladas. Su saber recuerda al
de una manzana un poco agria.
Cualquier español soltaría una carcajada al
descubrir las formas de algunos de los cacharros
de cocina habituales entre los lovetopianos. Por
ejemplo, tienen sartenes para tortillas, paelleras
para arroces y moldes para repostería con formas
de corazón.
“Toda comida tiene un ingrediente mágico y
especial: el amor con el que se preparan los
alimentos y luego se cocinan y se sirven”, me
comentaron. “Nos gusta recordarlo para evitar caer
en viejas trampas sociales. Hubo una época en que
preparar la comida se consideraba una ocupación
tediosa y de segunda. Hoy por hoy, sabemos que
alimentar al otro es una manifestación de amor
fundamental en cualquier relación. Es un acto de
servicio
incondicional
que
nutre
nuestras
relaciones afectivas”.
344
Los
salones,
por
su
parte,
son
extraordinariamente grandes y numerosos. Nunca
falta la habitación salón dedicada a la gran
pantalla digital que ocupa la pared entera.
Algunas casas incluyen una zona de trabajo
colectivo a la que llaman sala de co-working.
También es habitual encontrar unas habitaciones
que llaman cariñosamente “salas para el amor”. Son
espacios diáfanos, sutilmente decorados con
tapices y elementos de la naturaleza, con suelos
de madera repletos de alfombras y cojines.
Las habitaciones, las muchas habitaciones, son
accesibles desde pequeños salones o patios
compartidos. La diversidad de distribuciones es
sólo explicable desde la creatividad ilimitada de
los lovetopianos. Una habitación tipo incluye baño
independiente y es comparable a una suite de un
hotel español de cinco estrellas. Destacan sus
grandes armarios, los escritorios y los amplios
espacios en los que perfectamente cabrían sillones
y sofás, aunque los lovetopianos prefieren grandes
cojines y pufs. Una extrañeza cada vez más
frecuente entre sus ciudadanos es el rechazo a las
camas de mullidos colchones y somieres.
“La naturaleza no nos ha diseñado para dormir
sobre superficies blandas y deformables”, alegó
uno de mis huéspedes que resultó ser médico. “Las
lesiones de columna y otro tipo de malformaciones
son producto directo de esta moda occidental.
Muchos
preferimos
dormir
sobre
hamacas
o
esterillas”.
En general, los interiores están decorados con
mucha artesanía, normalmente obras de arte de los
habitantes de las casas y de sus ancestros. Además
de plantas y flores, muy presentes en todas las
facetas de la vida lovetopiana, es frecuente
345
encontrar muchísimo textil. Alfombras, cojines,
colchas, tapices, pareos y estores son tan
habituales como orquídeas, narcisos, rosales y
plantas exóticas.
Las viviendas suelen tener más habitaciones que
integrantes de la familia. Estas habitaciones
adicionales son llamadas “habitaciones para
invitados” y se publican y ofrecen a los turistas
a través de una aplicación digital que gestiona
el Ministerio de Turismo. Siguiendo la tradición
lovetopiana,
este
Ministerio
se
denomina
oficialmente Ministerio de Extranjería, Turismo y
Relaciones Exteriores. Su sede está en la ciudad
de Cádiz.
De esta manera, los innumerables turistas que
visitan
el
país
se
alojan
en
viviendas
lovetopianas y disfrutan de una experiencia
familiar e íntima. El modelo turístico en base a
hoteles impersonales y masificados fue abandonado
después de la Independencia.
“Los ingresos de las habitaciones de invitados”,
me informó uno de mis compañeros de vivienda, “los
dedicamos a los alquileres sociales y los gastos
comunes de la vivienda. Tenemos un fondo común
familiar que recibe un porcentaje, a veces del
ciento por cien, de las rentas básicas de los que
estamos aquí. En nuestro caso, hay excedentes
todos los meses. La casa es autosuficiente. Se
financia con los ingresos por invitados y con los
excedentes de energía que volcamos en la red
eléctrica nacional”.
Esta innovación social, por la cual las familias
publican y ofrecen sus habitaciones de invitados
a visitantes, explica la ausencia de grandes
hoteles. Sin embargo, algunas ciudades costeras
han elegido mantener sus instalaciones hoteleras
346
y continuar el turismo masivo de sol y playa, tan
común en España. Ejemplos son Benidorm (Alicante)
y Torremolinos (Málaga).
Por otro lado, muchas viviendas urbanas están
hermanadas con viviendas rurales, facilitando un
flujo cruzado de miembros en las dos direcciones
sin que medie pago alguno.
La mayoría de las casas utilizan abundante
madera. Pero por motivos de seguridad, la combinan
con hormigón y cemento en proporciones elegantes.
Un
sistema
muy
popular,
orgullo
de
los
lovetopianos, es la calefacción solar con bombas
de calor. Un poco de electricidad hace funcionar
las bombas y el resto lo hace la naturaleza. Las
casas resultan fáciles de calentar. Por lo
general, sus habitantes dejan las ventanas
abiertas de par en par y en el interior andan con
poca ropa. Una espuma de apariencia plástica pero
realizada con pasta de papel las dota de un
aislamiento térmico muy bueno. Aunque la mayoría
de las casas disponen de chimeneas, se utilizan
sobre todo como lugares de reunión en veladas
compartidas.
El uso de sistemas de energía renovable para el
autoconsumo y la reventa de excedentes a la red
eléctrica es muy frecuente en Lovetopía. La
electricidad de fuentes convencionales resulta muy
cara porque aquí se recogen todos los costes
ocultos. En España, sin embargo, los costes
ocultos pasan al gobierno o a generaciones
futuras.
Adicionalmente,
los
precios
ficticiamente bajos de la energía convencional
impiden el desarrollo sostenible de las fuentes
de
energía
alternativa,
tan
habituales
en
Lovetopía.
347
(Martes, 7 de junio) Mis investigaciones y
verificaciones sobre la Guerra de los Helicópteros
me han dejado realmente agotado y vacío de
energía. He estado dos días descansando en la
Cova, charlando con unos y con otros sin propósito
alguno.
No acabo de entender bien a estas mujeres. Se
muestran serias y distantes y, segundos después,
se convierten en los seres más atractivos con los
que cualquier hombre puede soñar.
Ayer por la tarde acepté una invitación especial
de Lorena. Me invitó a acompañarla a la playa de
El Saler, al Sur de Valencia, para “disfrutar” de
la puesta de sol. Fuimos en tranvía hasta un
aparcamiento a las afueras de la ciudad. Allí
cogimos un pequeño coche eléctrico de color rosa,
muy decorado con flores pintadas a mano. Me
recordó a uno de aquellos escarabajos hippies de
los ochenta.
“¡Vaya sorpresa!”, le dije. “¿Sabes conducir?
Pensaba que aquí todos pasáis del coche.”
“Sí, claro que sé conducir. Aprendí en la
Universidad”.
“¿Es tuyo?”.
“No, es un coche compartido. Es propiedad de la
comunidad de vecinos de La Malvarrosa”.
“¿No echas de menos tener tu propio coche?”,
pregunté.
“¿Un coche propio? ¿Para qué? Las pocas veces
que necesito un coche, cojo uno compartido o lo
alquilo. ¿Te han enseñado el sistema de coches
compartidos que manejamos?”, preguntó mientras
arrancaba el motor eléctrico sin hacer ruido
alguno.
“No, no lo conozco”, respondí.
348
“Ya te lo enseñaré otro día”, dijo. “Es muy
sencillo. Puedes elegir cualquier coche de
propiedad colectiva que esté disponible. Si es de
tu comunidad, lo reservas sin más. Si es de otra
comunidad,
lo
puedes
alquilar.
O,
como
alternativa, dices el lugar al que quieres ir y
te presenta todos los viajes que otros han
organizado y puedes apuntarte”.
“No acabo de entender cómo llegasteis a
abandonar los coches”, comenté mientras giraba la
cabeza para huir de sus ojos verdes, ahora
brillantes y sonrientes. “¡Me resulta un cambio
tan radical que sería imposible en España!”.
“Fue una sucesión de acontecimientos inesperados
por todos”, me contestó mientras conducíamos por
una pequeña carretera entre campos de arroz. “El
gobierno español forzó un bloqueo internacional
de carburantes y derivados del petróleo. Buscaban
paralizar toda actividad económica y social en
Lovetopía.
Pero
consiguieron
un
efecto
inesperado”.
“No te sigo. ¿Qué quieres decir?”.
“Digo que los ciudadanos nos las apañamos para
seguir con nuestras vidas utilizando el transporte
público. Yo recuerdo bien aquella época. Vivía con
mis padres aquí, en Valencia”, dijo sonriendo.
“Poco a poco, las calles y las carreteras se
deterioraron y empezaron a aparecer huertas,
jardines y parques. La gente empezó a reconquistar
la calle de la manera más natural.”
A lo lejos, divisamos un bosque de tamarindos.
Algunos barcos de vela navegaban por la costa.
Lorena hablaba animadamente y conducía con
facilidad. Me tocó la pierna de manera casual con
la mano para llamarme la atención. Tanta intimidad
me sorprendió.
349
“La dificultad para el transporte de mercancías
hizo florecer las empresas locales”, añadió. ”Algo
muy importante porque demostró las ventajas de la
economía local frente a los grandes inconvenientes
de la economía globalizada. Lo mismo ocurrió con
los desplazamientos por motivos de trabajo. La
gente cambió de empleo. Mi padre, concretamente,
lo permutó por otro cerca de donde vivíamos.
Aparecieron aplicaciones que identificaban las
ofertas
de
trabajo
disponibles
por
geoposicionamiento. La idea era elegir un trabajo
cerca de casa. La videoconferencia se estableció
como mecanismo de comunicación preferido por
todos.”
Finalmente, nos adentramos en el bosque de pinos
mediterráneos.
“Cuando se levantó el embargo, la población
descubrió que los coches apenas tenían cabida en
sus nuevas vidas”, la escuché decir, mi mirada
clavada en la espectacularidad de La Albufera
valenciana al atardecer. “Y todos nos sorprendimos
al descubrir que la industria del automóvil era
una industria altamente subvencionada”.
“No te entiendo. ¿Por qué os empeñáis en decir
que es una industria altamente subvencionada?”.
“Piénsalo con detenimiento”, dijo mientras se
detenía en un embarcadero de La Albufera. ”Por un
lado, están los costes que asumen los gobiernos
para
mantener
toda
la
infraestructura
de
circulación en marcha: miles de kilómetros
cuadrados
de
asfaltado
de
calles,
plazas,
carreteras y autovías. Luego, están los costes de
formación de los conductores y de vigilancia de
la circulación. Ya sabes, desde la atención de la
policía municipal y los agentes de tráfico hasta
la red de autoescuelas, exámenes, semáforos y
350
señalización de la vía pública. Por último, los
costes de atención a los accidentes, desde
ambulancias y grúas hasta los seguros y los gastos
médicos de accidentados en carretera”.
Bajé del coche y me dirigí hacia el horizonte.
Se presentaba teñido de tonos rojizos y malva,
casi púrpuras, con pequeñas nubes que dibujaban
un atardecer precioso. Lorena se acercó y me
abrazó por detrás de manera cariñosa. Su cuerpo
muy pegado al mío. Hasta ese momento no había
caído en sus pechos. Los sentí pequeños y duros.
Respiré profundamente y un extraño sentir me
invadió. Nuestras respiraciones se mezclaban de
manera muy íntima. Estaba tan turbado como
excitado.
“Y esto”, me susurró al oído,” es sólo el coste
económico. Hay que añadir la tragedia humana que
todo lo anterior supone y la negación de la
naturaleza que representa el asfaltado. ¿No te
sientes afortunado por vivir en un mundo tan
hermoso y generoso?”.
Estuvimos allí unos minutos, en silencio. Ella
abrazada a mi espalda. Yo respirando y sintiendo
el calor y la forma de su cuerpo en cada
inhalación.
De manera inesperada, cogió mi mano y tiró de
mí. Empezamos a caminar hacia la playa, en
dirección contraria a La Albufera. La seguí rato
sin soltarla. Caminaba de manera decidida, casi
arrastrándome. De vez en cuando, se giraba y me
regaba con una seductora sonrisa. Me sentí
hipnotizado por su menear de caderas y por el
coleteo de su negra melena.
“¡Qué hermosas son estas mujeres lovetopianas!”,
pensé
una
y
otra
vez.
“¡Qué
maravillosa
combinación de fuerza y sensualidad! ¿Por qué
351
muchas llevan un foulard púrpura alrededor del
cuello?”.
Cuando alcanzamos la playa, soltó mi mano y
empezó a corretear mientras se quitaba la ropa.
Desnuda, se lanzó al mar. Me sentí empujado a
imitarla. El agua era de un relucir plateado sólo
interrumpido por el chapoteo de Lorena. Me acerqué
tímido y me recibió con un abrazo. Se colgó de mi
cuello y su piel se fundió con la mía en un largo
e interminable beso de cuerpos.
“¡Qué belleza de mujer!”, pensé.
Así, abrazados de cuerpo entero, nos acercamos
a la orilla. Me dejé caer de rodillas en el suelo.
Mientras, Lorena me rodeó con sus piernas y
descendió suavemente sobre mí. Sin yo hacer nada,
se introdujo mi miembro viril. Sus ojos reflejaban
la luz tenue de la luna. Su peso cayó sobre mis
piernas. Estaba sentada de cuclillas sobre mí. Un
movimiento de elevación muy sutil y lento me
provocó un gran placer. Otra vez sentí aquella
extraña sensación. ¿Es posible que las mujeres
lovetopianas contraigan una y otra vez los
músculos de su vagina? Estuvimos así, cara a cara,
durante un largo rato. Recibiendo el pequeño azote
de las olas. El contacto entre nuestros cuerpos
era pleno. Varias veces se detuvo, siempre cuando
me acercaba a ese punto en que mi eyaculación
parecía inevitable. ¡Finalmente, qué desahogo, me
corrí!
De regreso en la Cova, se despidió con un simple
beso en la mejilla y se retiró a su habitación,
sonriente. ¡Malditas mujeres!
(Jueves, 9 de junio) Parece que las relaciones
con Nazaret toman una dirección más flexible. Es
como si intuyese que están apareciendo otras
352
mujeres. Ayer accedió a acompañarme en un viaje.
Fuimos a Ibiza a visitar el Ministerio de
Vivienda.
En un paseo por la playa al anochecer, de pronto,
sentí que me miraba de una manera distinta. Lo
primero que pensé es que me había pillado
rememorando mi atardecer con Lorena. Pero no, no
es tan bruja. No sé exactamente qué es lo que hay
en mí que le interesa. Pero sea lo que sea, parece
que le interesa de verdad.
Nuestras relaciones sexuales son totalmente
diferentes ahora, mucho más relajadas y largas.
Al principio creo que acogió mi sed insaciable de
sexo como una excentricidad de la naturaleza que
no duraría, incluso aceptándolo como natural en
los hombres y sabiendo que pronto se acabaría. De
hecho, ahora el sexo de los primeros días es un
recuerdo lejano. Hemos alcanzado un equilibrio que
me hace sentir mucho, mucho mejor. Me ama tanto
como yo a ella. Cuando nos miramos, lo hacemos con
la alegría de leer en la mirada del otro ese mismo
amor. Mi pecho se hincha hasta casi estallar si
pienso en esto. Es como si mi corazón quisiera
verterse entero, hundirse en ella. Lo que siento
por Nazaret es bien distinto a mi atracción por
otras mujeres.
Cuando el sol apenas asomaba, me acerqué por
detrás y la abracé cogiéndola por la cintura.
"Me
cuesta
mucho
esfuerzo
mostrarme
sentimental”, le dije, “pero ¡qué voy a hacer! Es
necesario que te lo diga. Te amo".
Me sonrió al tiempo que me penetraba con su
mirada. "¿Qué es lo que amas en mí?".
"La intensidad con la que vives. Tu libertad. Y
también la alegría que sentimos al estar juntos.
353
No solamente en la cama, sino en cualquier otro
momento y lugar".
"Escucha", me dijo eligiendo cuidadosamente las
palabras mientras me sujetaba con suavidad ambas
manos, "yo también me he enamorado de ti. Me gusta
tu inteligencia, tu amabilidad. Tu extraña forma
de ver las cosas me asombra. De cierta manera, tú
me liberas. Eres la persona con más poder en mi
vida en este momento".
"¿Más poder? ¿Qué quieres decir? ¿Qué tengo
amigos en Madrid?".
Se echó a reír y me besó. "¡No, tontorrón!
Simplemente, que siento hacia ti un amor más
fuerte que hacía ninguna otra persona".
"¿La clase de amor que sentirías por tu
compañero?".
Nos miramos con seriedad dulce durante unos
segundos que se me hicieron interminables hasta
que empezó a hablar de nuevo.
“No estoy segura”, dijo. “Si fueras lovetopiano,
creo que respondería que sí. Pero es precisamente
porque no eres lovetopiano por lo que, tal vez,
resulta tan emocionante estar contigo. Eres más
cínico que nosotros y por eso necesito más tiempo
contigo. Pero… ¡te veo tan desarraigado!".
Al decir esto, con gran sorpresa mía, rompió a
llorar. Me sorprendió su cambio tan repentino de
estado de ánimo. Ahora veo que tiene razón. Soy
un nómada. No tengo raíces y, en cierto modo, este
viaje me ha hecho ver bajo otras perspectivas
cosas que no creía que reconsideraría. Como la
forma en que Patri y yo hemos resuelto los
problemas que teníamos con nuestro entorno y
nuestra hija. O mis relaciones esporádicas con
Ruth. Comienzo a darme cuenta de que para los
lovetopianos mi existencia debe resultar de una
354
inseguridad patética. Ellos siempre tienen su
"familia" y el lugar donde ésta vive como un
referente de vida. Esto nunca me preocupó ni me
hizo llorar. Ahora, sin embargo, tengo unas ganas
locas de hacerlo.
355
21.- UNIVERSIDAD E INVESTIGACIÓN
Granada, 10 de junio de 2033. Las universidades
son la mayor fuente de innovación científica y
tecnología de Lovetopía. Hoy por hoy, son de gran
importancia para la formulación de la política
económica y social del país.
Para profundizar en su funcionamiento, visité el
Ministerio de la Vida, las Ciencias y la
Tecnología, responsable de toda la actividad
universitaria y de investigación de Lovetopía. Con
sede en Granada y situado en el barrio del
Albayzin, disfruta de unas vistas a la monumental
Alhambra que te inundan de belleza y serenidad.
La atmósfera de los distintos edificios y
departamentos del Ministerio es muy informal,
sorprendentemente joven y lúcida.
“Somos el Ministerio con mayor abundancia de
tertulias y donde más café, té o marihuana se
toma”, comentó la joven que me recibió para
guiarme hasta mi encuentro con la Ministra.
“Además, de nuestras Universidades salen la
mayoría de los sistemas electrónicos y digitales
que sustentan la sociedad lovetopiana. ¡Seguro que
en sus días con nosotros habrá podido ver muchas
de las aplicaciones y dispositivos que hemos
desarrollado! ¿Sabe? Yo estudio derecho y estoy
trabajando en la actualización de la aplicación
que utilizan todos los juristas del país, la de
los jueces y los abogados y los notarios”.
Un simple paseo permite observar una densidad
tecnológica extraordinaria. Uno podría fácilmente
pensar que está en la sede central de una empresa
puntera en tecnologías de la información de
Silicon Valley. Multitud de jóvenes de ambos sexos
356
deambulan por el Albayzin. Su actitud es medio
festiva, medio paranoica. Comparten entre sí sus
prototipos
y
esperan
el
momento
en
que
presentarlos en el Ministerio o en la Universidad
para conseguir el apoyo y la financiación
necesaria y llevarlos a su siguiente estado de
desarrollo.
“Aquellos que no lo consigan directamente aquí”,
comentó mi joven acompañante, “podrán intentarlo
en el sistema de financiación colectiva. Lo que
los ingleses llaman crowd-funding. ¿Sabía que más
del 60% de la población de Lovetopía participa en
la financiación de proyectos de investigación y
desarrollo a través de este sistema? ¿Sabía que
esta
aplicación
fue
desarrollada
por
la
Universidad de Alicante? Yo soy de allí”.
La formación teórica de las Universidades de
Lovetopía descansa, principalmente, en grandes
cursos magistrales grabados en vídeo por los
mejores profesores. Estos cursos se ofrecen
online,
de
manera
abierta,
a
todos
los
estudiantes. Aunque me informaron que también
están disponibles para el resto de la población.
Siguiendo la tradición de la educación no
universitaria, los estudiantes tienen plena
libertad para visualizar estos vídeos según sus
prioridades, tantas veces como quieran. Los
profesores, por su lado, hacen un seguimiento del
progreso de cada alumno de manera individual y en
relación a sus compañeros de curso.
El tiempo en la Universidad no se dedica a
asistir
a
clases,
según
nuestro
entender
convencional de qué es ir a la Universidad. En
Lovetopía, los estudiantes universitarios hacen
de todo excepto “acudir a clase”. Lo más parecido
a nuestras clases son las tertulias y mesas
357
redondas
de
alumnos
con
profesores.
Para
organizarlas, utilizan un sistema dinámico que
lista los encuentros según oferta y demanda por
parte de alumnos y profesores. Al igual que en la
educación no universitaria, el esfuerzo está en
los “proyectos”.
Los estudios universitarios se rigen bajo el
sistema de libertad de cátedra. Este principio
funciona tanto para profesores como para alumnos.
El sistema prima la absoluta libertad de elección
sobre cualquier otro criterio. Bajo un modelo de
autoservicio, todo estudiante puede elegir con
total independencia aquellas disciplinas que más
le interesan, sin limitación alguna, de entre el
catálogo que ofrece la Universidad. De esta
manera, cada estudiante se configura su propio
curriculum de estudios.
Sin embargo, es habitual que se publiquen
“listas de disciplinas” cerradas y que los
estudiantes elijan, al menos en los primeros años,
alguna de las propuestas directas de los
departamentos. Estas “listas de disciplinas” son
como nuestras “listas de reproducción” de música,
pero ordenando el material audiovisual y digital
de distintas materias académicas y actividades.
Muchos
estudiantes
eligen
las
listas
de
disciplinas que utilizaron otros estudiantes de
años anteriores que han resultado sobresalientes
en
sus
logros
tecnológicos,
científicos
o
sociales. Escuché decir que la “lista de
disciplinas” más popular en estos momentos entre
las jóvenes estudiantes de la Universidad de
Granada es la que cursó la hija de la Presidenta
Verónica Garen hace unos años. Estuvo como
estudiante en esta misma Universidad.
358
Cualquier ciudadano puede adquirir una buena
formación en biología, ingeniería, musicología o
en cientos de otras disciplinas. La formación
siempre descansa en vídeos, tertulias y proyectos.
Los
estudiantes
residentes,
sin
embargo,
participan activamente en toda la amplia gama de
actividades intelectuales y creativas que ofrecen
las
facultades
y
los
departamentos.
O
alternativamente, organizan las suyas propias y
las comparten con el resto de estudiantes de
manera autónoma.
Muy en línea con su propensión hacia la
organización a pequeña escala, los lovetopianos
organizan sus
“proyectos” en institutos de
investigación. Hay una cantidad incontable de
ellos. Estos institutos están normalmente ubicados
cerca de las Universidades y su personal está
integrado parte por estudiantes, parte por
profesores. Uno de estos institutos con base en
Ibiza recoge más de 50 proyectos diferentes. Su
especialidad
son
los
retos
biológicos,
oceanográficos y problemas similares. Otro,
situado en la zona alta del Albayzin aquí en
Granada, concentra multitud de proyectos dedicados
a la astronomía, astrofísica y la navegación
aeroespacial.
Cada proyecto está apoyado por un grupo pequeño
de estudiantes. A menudo, dos o tres personas.
Opinan que estos diminutos grupúsculos son la
fuente de las ideas más brillantes de la ciencia
y la tecnología lovetopiana. Aceptan la teoría de
que estimulan a las mentes solitarias y las
permiten volar sin miedos.
Los laboratorios y espacios de trabajo para
proyectos que he visitado están bien equipados y
financiados. Un visitante ajeno a Lovetopía no
359
deja de asombrarse ante la cantidad de impresoras
3D, de todos los tamaños y formas imaginables,
abiertas al uso de estudiantes y profesores. El
diseño industrial de productos dirigidos al
moldeado 3D es abundante en las Universidades.
Este fenómeno explica por si sólo la cantidad de
espacios y tiendas con impresoras 3D que uno se
encuentra en los talleres y las calles del país.
Al parecer, la toma de consciencia sobre las
ventajas y beneficios de la economía local
incluyó, desde el principio, el uso de tecnologías
de impresión 3D. El objetivo declarado fue evitar
el transporte innecesario de mercancías y acercar
la producción al consumo.
“Nuestros universitarios manejan los lenguajes
informáticos para el desarrollo de aplicaciones o
la composición audiovisual con la misma soltura
con la que hablan castellano o inglés”, comentó
la Ministra mientras hacía referencia a unos
jóvenes que estaban ensimismados sentados delante
de un moderno ordenador personal en la tetería en
la que nos entrevistamos. “Su alfabetización
digital empieza a los 8 años. Pero de la misma
manera en que por saber leer y escribir no son
todos escritores, por saber programar y diseñar
aplicaciones no son todos desarrolladores. Eso sí,
parece que no existen límites ante su asombrosa
capacidad creativa y su inventiva. Muestran una
habilidad natural para llevar al mundo digital las
disciplinas
más
variadas
del
conocimiento
científico
y
las
prácticas
sociales
más
singulares”.
Cada Universidad cuenta con diferentes fuentes
de financiación, pero la mayoría del dinero
procede directamente de los estudiantes. Los
universitarios están obligados a entregar, durante
360
sus años de estudio, la totalidad de su renta
básica universal a la Universidad.
A cambio,
reciben
alojamiento,
manutención
y
acceso
ilimitado
a
sus
instalaciones
y
recursos
formativos y de investigación.
“Como los estudiantes no conciben pasar todo su
período universitario sin dinero”, añadió mi
interlocutora, “es frecuente que realicen trabajos
para conseguir ese extra que les permite disfrutar
de la juventud en extremos, con incansables
fiestas y viajes exóticos.”
Una de las actividades obligatorias que todo
universitario tiene que realizar es un viaje con
mochila, y presupuesto limitado, de un mínimo de
duración de 6 meses. Aunque pueden elegir recorrer
cualquier rincón del planeta, muchos deciden
atravesar los territorios de Lovetopía a pie o en
bici.
Quizás como consecuencia de su contribución
económica
al
sostenimiento
del
sistema
universitario, los estudiantes disfrutan de un
poder poco habitual entre nuestras Universidades.
De hecho, la agitación estudiantil en la
Universidad parece aún más crónica que en las
nuestras. Mientras estuve en Granada, un decano
fue expulsado por el voto común de estudiantes y
profesores en una asamblea de facultad, una
especie de asamblea de barrio.
En línea con la descentralización lovetopiana,
las universidades fueron desmembradas en un
notable número de facultades y colegios dispersos.
Cada uno de ellos organiza sus propios asuntos sin
interferencia
alguna
por
parte
de
la
administración central. Algunos decanos apuestan
incluso por una universidad que adopte estructuras
361
totalmente independientes, no gubernamentales,
como en el caso de las escuelas.
Evidentemente, hay fondos procedentes de los
distintos Ministerios del gobierno central. Pero
estos fondos se ofrecen de manera directa a
proyectos de estudiantes considerados de utilidad
para sus diferentes áreas de responsabilidad. Las
principales aplicaciones digitales que rigen la
vida económica, política y social de Lovetopía han
salido de sus Universidades. La mayoría son de
propiedad pública por la tradición de código
abierto que impera en Lovetopía. Sin embargo, hoy
en día son soluciones maduras exportadas a países
de los cinco continentes por multitud de pequeñas
empresas nacidas en las mismas Universidades.
“La aplicación que gestiona la vida política y
soporta
toda
la
dinámica
de
participación
ciudadana y los referéndums digitales es nuestra
aplicación estrella”, contestó la Ministra cuando
pregunté qué aplicaciones tenían más éxito
internacional. “Luego, tenemos un conjunto de
aplicaciones de gran aceptación. Ejemplos son la
aplicación que gestiona la transparencia económica
y social de empresas e instituciones públicas, con
todos los añadidos del balance del bien común y
el etiquetado de productos. O la aplicación que
mueve nuestra banca pública online, el uso de la
moneda electrónica, el sistema de crowd-funding,
los micro pagos espontáneos a los medios de
comunicación y la recaudación de impuestos. Y por
supuesto, la aplicación que utilizan los juristas
como infraestructura para todo el sistema judicial
del
país.
Sin
olvidar,
claro
está,
las
aplicaciones que han facilitado la modernización
de escuelas y universidades, y la aplicación que
ha colocado a nuestro sistema de salud a la
362
vanguardia de la asistencia sanitaria mundial al
servicio de los pacientes”.
La tradición lovetopiana en la Universidad
incluye destinar importantes sumas a proyectos de
alto riesgo. Lo habitual es que estos proyectos
nazcan de propuestas de jóvenes estudiantes
apadrinadas por profesores. Se estima que si el
uno por ciento de estos proyectos aboca en un
descubrimiento interesante, el dinero estará bien
empleado. Aunque hay muchos ejemplos de éxito,
mencionaron el descubrimiento de un mecanismo
fotoquímico que capta la energía eléctrica
directamente de las algas y otras plantas vivas.
Fue obra de dos tipos de veintidós años, al parecer
bastante antisociales y con intereses un tanto
diversos. Consiguieron una extraña combinación de
botánica,
fisiología
de
las
plantas,
miniaturización electrónica y robótica. Aunque
este descubrimiento no ha sido todavía probado a
nivel industrial, proporcionó el primer Premio
Nobel a un lovetopiano en 2019.
El novedoso sistema de financiación de las
Universidades lovetopianas se alcanzó con rapidez,
en ese giro tan habitual entre ellos para
convertir situaciones de crisis en situaciones de
oportunidad.
“Con la Independencia, se acabó radicalmente el
apoyo económico incondicional que se recibía del
gobierno central de Madrid. Las Universidades se
vieron obligadas a reinventarse o morir”, dijo la
Ministra, “y eligieron reinventarse en todos los
aspectos, incluyendo el financiero. La vaca
lechera
de
casi
toda
la
educación
y
la
investigación universitaria se había terminado”.
Las Universidades lovetopianas, y los profesores
científicos que las dirigen, son invitados con
363
frecuencia a congresos internacionales. Su trabajo
es muy respetado por su originalidad, su
creatividad y su orientación práctica.
“Somos referente mundial en nuestra capacidad
para
cruzar
disciplinas
consideradas
independientes en el resto del mundo”, dijo con
notorio orgullo la Ministra. “Éste sería uno de
los principales logros de nuestro sistema de
listas de disciplinas abiertas y de nuestra
orientación a proyectos”.
Sin embargo, este sistema tiene su sombra. Se ha
perdido el aval del diploma y se favorece la
experiencia
construida
desde
actividades
profesionales. Los estudiantes acuden a la
universidad porque les gusta la vida intelectual,
atraídos por la potencialidad de definir e
inventar
el
futuro
de
la
sociedad.
Como
consecuencia, la simple posesión de un título, o
la "titulitis" (como diríamos en España), ha
perdido su atractivo social y no confiere estatus
alguno.
“En Lovetopía no hay empleos para los que tener
un
título
universitario
sea
requisito
indispensable”, me dijo la Ministra en un momento
de la entrevista. “La consideración profesional
de la gente es producto de sus logros. La
creatividad e la constancia son primadas tanto
como cualidades personales como por su utilidad
social.
Aquí,
son
determinantes
las
recomendaciones abiertas que recibe un individuo
en su perfil público y que escriben aquellos
ciudadanos con los que ha compartido alguna
experiencia vital.”
Otra de las actividades que todo universitario
tiene que superar para finalizar con éxito su
formación son los servicios obligatorios a la
364
sociedad. Hoy por hoy, pueden elegir entre tres
servicios obligatorios y su duración no puede ser
inferior a los 9 meses.
“Los varones suelen preferir el servicio militar
obligatorio porque les pone en contacto con su
hombría y les permite profundizar en su instinto
natural de protección del amor y de la vida.
Además, nuestro ejército es muy sofisticado
tecnológicamente, y esto actúa como un gran imán”,
dijo la Ministra. “Las mujeres, sin embargo,
suelen elegir el servicio rural obligatorio para
reencontrar su rol de creadoras de vida en
contacto directo con la madre tierra”.
El servicio digital obligatorio, el tercero de
los servicios obligatorios, permite que los
jóvenes
vivencien
y
entiendan
cómo
crear
tecnología que esté al servicio de la vida y del
bien común. Según me informan, los universitarios
se
ofrecen
directamente
a
los
Institutos
Tecnológicos que dependen de los diferentes
Ministerios. La función que desempeñan va desde
el desarrollo informático hasta la gestión de los
grandes
datacenters
que
soportan
toda
la
infraestructura digital y de telecomunicaciones
lovetopiana. Sin embargo, una de las labores más
notorias en las últimas décadas, que por supuesto
continúa hoy en día, ha sido la educación digital
de todos los ciudadanos, incluyendo ancianos y
niños.
“La alfabetización digital fue una prioridad
social del gobierno desde la primera legislatura”,
comentó la Ministra. “No bastaba con que los
ciudadanos
pudiesen
consumir
contenidos
digitales, que sería como que supiesen leer. Se
decidió dar un paso más y se pusieron en marcha
todo tipo de actividades para que aprendiesen a
365
crear
en
digital,
tanto
aplicaciones
como
audiovisuales, que sería como enseñarles también
a escribir”.
Hay una laguna en la Universidad lovetopiana que
llama la atención y que recuerda cuan drásticos
han sido los efectos de la secesión en algunos
aspectos. Ni en las universidades ni en los
institutos de investigación se pueden encontrar
profesores de ciertas materias en otro tiempo
florecientes, como las ciencias políticas, la
sociología y la psicología. Los profesionales de
estas áreas de conocimiento se pasaron a otros
campos como la filosofía, la economía social o la
biología del cerebro. Algunas evolucionaron para
responder a problemas muy específicos, como la
psicología del inmigrante o las ciencias de
regeneración política. Todavía aparecen libros
acerca de estos temas, pero son considerados
asuntos de la calle propios de un ciudadano
normal. De alguna manera, estas disciplinas han
perdido el rango universitario.
Por otro lado, la historia es una disciplina que
ha florecido. Todo lo concerniente a la preIndependencia está de moda. Esta época, poco
conocida entre nosotros, ha recibido el nombre de
"La Gran Recesión", aunque coloquialmente gustan
de hacer bromas y llamarla “La Gran Depresión”.
“Los últimos estudios están dedicados a los
crímenes de los líderes políticos, financieros e
industriales de principios de siglo en España”,
comentó una profesora de historia con la que
tomamos un zumo de media mañana, “con especial
énfasis en el comportamiento delictivo de los
partidos políticos, los bancos y las empresas
cotizadas españolas. Como sabrá, los archivos
digitales de la época pasaron a dominio público
366
después de la secesión, incluyendo todas las
comunicaciones
telefónicas
y
de
correo
electrónico. Su estudio confirmó, con creces, las
acusaciones populares del 15M en 2011, la fallida
primavera árabe española. Hoy por hoy, nuestros
historiadores siguen profundizando y debatiendo
sobre el Gran Proceso de las Alpujarras”.
En los meses posteriores a la Independencia,
tuvo lugar un proceso judicial de enorme calado
que ha pasado a la historia de Lovetopía como el
“Gran Proceso de las Alpujarras”. Fue en esta
hermosa sierra granadina donde los miembros del
recién creado Tribunal Constitucional de Lovetopía
resolvieron sobre la disputa entre el nuevo
gobierno y las empresas cotizadas, los bancos y
los partidos políticos españoles. Su objetivo fue
profundizar
en
las
pruebas
periciales
que
presentaron las partes y deliberar sobre el cauce
jurídico a seguir. Este proceso utilizó como
referente legal la Constitución Española de 1978.
La nueva Constitución de Lovetopía se redactó
después.
Según mi informadora, se declaró
ilegítima toda la deuda de las Administraciones
Públicas lovetopianas con bancos y entidades
financieras españolas. El Tribunal sentenció el
embargo masivo de sus propiedades inmobiliarias y
empresariales en favor del nuevo Estado. Además,
se declararon congelados todos los derechos
hipotecarios de los bancos sobre las familias
lovetopianas
como
fianza
hasta
que
los
responsables directos se personasen ante la
justicia lovetopiana, cosa que nunca pasó.
“Otra consecuencia de gran calado”, añadió mi
interlocutora,
“fue
la
nacionalización
de
servicios esenciales para la sociedad lovetopiana,
como la electricidad, el gas, los carburantes, las
367
telecomunicaciones y la banca. Estos servicios
fueron, en sus orígenes en España, monopolios
públicos. Pero por intereses partidistas, pasaron
a manos privadas y se constituyeron en las grandes
empresas
cotizadas
españolas.
El
Tribunal
sentenció en su contra por haber abusado
sistemáticamente de su posición de monopolio
natural, con subidas de precios injustificadas y
degradación sistemática de los servicios, siempre
en detrimento de los ciudadanos y de la sociedad”.
Este proceso judicial, desconocido en nuestro
país,
debería
ser
objeto
de
contraste
y
verificación por los historiadores españoles.
La economía también es una disciplina activa, a
pesar de que su óptica y orientación ha cambiado
radicalmente. Se ha abandonado la orientación al
beneficio y a la competencia para concentrarse en
la búsqueda del bien común y la cooperación. Hay
que destacar que Lovetopía fue la primera nación
que adoptó las tesis de la Economía del Bien Común.
Sus economistas, gracias al aprendizaje resultante
de casi veinte años de práctica, han desarrollado
y matizado la mayoría de sus postulados con gran
reconocimiento mundial.
“Hay algunas disciplinas nuevas en nuestro
sistema universitario que quizás desconozca. Eran
totalmente
ignoradas
en
la
época
de
la
Independencia
y
las
hemos
incorporado
y
desarrollado en la última década”, comentó la
Ministra mientras realizaba unos movimientos
rápidos en su tablet y me la entregaba. “Nuestras
universidades han profundizado e integrado de
manera exquisita los conocimientos milenarios de
Oriente con la ciencia médica de Occidente. Hoy
por hoy, el estudio del ser humano ha alcanzado
un plano superior. Ahora el énfasis académico está
368
en el funcionamiento de nuestra mente, nuestras
emociones y nuestra energía vital. Una de las
materias preferidas por nuestras estudiantes de
medicina es la sexualidad sanadora. Es una
disciplina
que
integra
las
polaridades
energéticas, el taoísmo sexual, el tantra, la
anatomía, la fisioterapia, la osteopatía y la
homeopatía”.
La
innovación
académica
y
científica
en
Lovetopía ha alcanzado niveles verdaderamente
sorprendentes para los estándares españoles. Una
materia también popular es el estudio de los
asombrosos efectos terapéuticos que tiene la
interacción y la convivencia de las personas con
los animales. Otra materia transgresora con la
ciencia española es el estudio y desarrollo de las
capacidades sensoriales de los seres humanos.
“El
inventario
de
sentidos
reconocidos
científicamente alcanza los trece, mientras que
España sigue manteniendo el dogma tradicional de
los cinco sentidos”, comentó una estudiante que
se unió al grupo. “La cifra de cinco responde a
la capacidad sensorial estándar de los hombres.
Esta cifra contrasta con los trece que se han
inventariado en algunas mujeres. Las bellas artes,
hoy por hoy, están muy versadas en el desarrollo
de la sinestesia. A través de estas técnicas, un
individuo puede, por ejemplo, oír colores, ver
sonidos y percibir diferentes sabores desde el
tacto”.
La evolución que han seguido los cursos de postgrado
es
algo
novedoso
de
su
sistema
universitario.
Mientras
los
habituales
y
criticados
post-grados
de
España
acumulan
denuncias por mercantilizar la enseñanza, los
post-grado lovetopianos son un conglomerado de
369
cursos, actividades y proyectos orientados al
emprendimiento. Su fama y reconocimiento ha
alcanzado los rincones más recónditos del planeta.
Un simple paseo por sus instalaciones permite
conocer estudiantes de todas las razas y todos los
continentes. El objetivo declarado de estos postgrado es facilitar a los alumnos la puesta en
marcha y la consolidación de una nueva actividad
para que se integren, desde la iniciativa propia,
en la sociedad y su sistema económico.
Según las cifras que me facilitó la Ministra, el
50% de las iniciativas empresariales que surgen
de los cursos de post-grado se consolidan y siguen
en funcionamiento cinco años después. El resto,
siempre según los datos oficiales, desaparecen.
En estos casos, los estudiantes retornan a la
Universidad para compartir su fracaso y desgranar
el aprendizaje que éste conlleva. En muchas
situaciones, los estudiantes se lanzan a realizar
una siguiente intentona.
La curiosa combinación de rigor intelectual y
proliferación de disciplinas académicas quizás
pueda explicar porque tantos lovetopianos son
expertos en la discusión de posiciones esotéricas.
Algunas veces, mantienen posiciones extremas
simplemente para entender sus limitaciones y
disfrutar de la discusión intelectual, algo que
entienden como una disciplina artística.
“La ciencia occidental se muestra muy vanidosa”,
comentó
la
Ministra.
“Donde
no
encuentra
explicación, simplemente niega. Donde no es capaz
de repetir una prueba, simplemente descarta. Las
tecnologías de la naturaleza superan con creces
la ciencia y la tecnología del hombre. No aceptar
hipótesis de partida diferentes, no validadas,
incluso extravagantes, equivale a renunciar a un
370
avance real en asuntos sociales, científicos y
tecnológicos”.
Las universidades lovetopianas estimulan e
impulsan una actitud crítica sobre los sistemas y
conocimientos existentes. Son habituales las
actividades organizadas que empujan a estudiantes
y profesores hacia lo hipotético, en un proceso
controlado de reinvención institucional que
facilite avanzar hacia una sociedad mejor.
“Quizás le gustaría participar en alguna de las
actividades y proyectos de simulación social de
los estudiantes de aquí”, añadió la Ministra.
“Pienso, por ejemplo, en la simulación de una
economía con una mayor circulación de dinero en
papel. Como sabrá, el dinero en Lovetopía es una
criptomoneda, o moneda electrónica si usted lo
prefiere.
Prácticamente
el
99,9%
de
los
movimientos se realizan desde monederos centrales.
Los estudiantes han generado un entorno híbrido
donde persiguen la circulación de una nueva
generación de billetes y monedas geolocalizadas,
pero anónimas. Buscan recuperar el anonimato en
algunas
transacciones
sin
renunciar
a
la
inteligencia en tiempo real de todo nuestro
sistema económico. Esto lo quieren mantener porque
es crítico para gestionar la cantidad de dinero
en circulación y evitar crisis financieras
dirigidas. Nadie quiere regresar a aquella
situación impulsada por partidos políticos y
bancos españoles que dio lugar a nuestra
Independencia”.
La aproximación de las universidades hacia lo
hipotético es paralela a su tendencia al
aprendizaje en simulaciones sucesivas que buscan
la prueba y el error. Una consecuencia directa de
esta práctica ha sido la adopción por la sociedad
371
lovetopiana de un elevado número de innovaciones
sociales con suma rapidez y con relativamente
escasos destrozos.
“En Lovetopía hemos superado el concepto de
universidad como estación de servicio y fábrica
de títulos”, dijo la Ministra mientras se
despedía, “algo que todavía prevalece entre
ustedes”.
(Viernes, 10 de junio) Alentador mensaje de la
Presidenta Garen a mi regreso de Granada. Pronto
me incluirá en su agenda. Quizás prolongue mi
estancia aquí unos días.
Algo peor. Nazaret ha regresado al campamento
llorando, realmente molesta conmigo. Cuando le
mencioné la entrevista y mi posterior regreso a
Madrid, me miró como si fuera un candidato al
patíbulo.
"¡Desgraciado, hijo de puta!", gritó y me soltó
una bofetada.
La cogí con fuerza de ambos brazos y nos
peleamos durante un momento. Tuve que emplearme a
fondo para que no se soltase y no me siguiese
golpeando. Luego, cuando se rindió, comenzó a
llorar. Yo no puede aguantarme y también me puse
a llorar. Así estuvimos unos minutos, llorando
abrazados, sin decir nada. Simplemente llorando
sin poder parar. Después, se levantó y se fue
todavía con lágrimas en los ojos.
Esto que comenzó tan fácil y con tanta
naturalidad me desborda. ¿Fue, tal vez, así desde
el principio y no me di cuenta? ¿O es que, quizás,
nunca desee nada? ¿Pero cómo puede continuar esto?
¿Es así el amor lovetopiano, una mezcla intensa
de felicidad loca y de un terrible dolor de
desgarramiento?
372
Siento que están pasando demasiadas cosas al
mismo tiempo. Estoy como abatido. Hoy me refugié
en un rincón del patio de la Cova. Es un lugar
acogedor como pocos. A decir verdad, nunca me
había fijado bien hasta ahora. Incluso el muro en
ruinas que tanto me disgustó la primera vez se me
antoja en perfecta harmonía. Frutales y palmeras
lo rodean todo. Hay tanto en tan poco espacio que
resulta difícil entender lo bien organizado que
está. Desde mi rincón, pude contar treinta o
treinta y cinco plazas, entre sillas, sillones de
mimbre y sofás de chill-out. Eso sin contar los
grandes cojines de colores que hay en todas
partes. Varias mesas. Sólo dos ocupadas. La mía y
otra en la que dos jóvenes americanos se
entretenían con una tablet. Deben estar, como yo,
en una habitación de huéspedes. Las fuentes y los
canales de agua por el suelo me tranquilizan. ¡Qué
especial resulta el tintineo de antorchas y velas!
Mis recuerdos, aunque remotos, me llevaron a
Marruecos, a un viaje de infancia que hice con mi
padre. El conjunto disfruta de una apariencia
mágica, incluso exótica, más propia de un hotel
de lujo en Marrakech que de una casa de periodistas
en Valencia.
Lorena entró en el patio y se acercó hacia mi
mesa. Sonreí mientras contemplaba su caminar.
Llevaba la melena mojada. Vestía una camiseta
blanca, sin mangas, muy ajustada. A juego con una
ancha falda, también blanca, que colgaba de sus
caderas y la cubría hasta los tobillos. En el
cuello llevaba el típico foulard púrpura tan
habitual entre las lovetopianas. Era la única nota
de color, además de su piel extremadamente morena.
Estaba hermosa y radiante. Su cintura quedaba al
descubierto, mostrando su insinuante desnudez de
373
vientre. Iba descalza. A través de la ropa, algo
mojada por el goteo del pelo, vi la forma de sus
pechos. E intuí la sombra de sus pezones y su
negro vello púbico. No llevaba ropa interior. Por
su sonrisa cambiante, creí que se había dado
cuenta de mi indiscreción y aparté rápidamente la
mirada.
“¿Qué tal estás?”, me preguntó.
El saludo fue de beso rápido. Sentí que su
sonrisa y sus verdes ojos me llegaban como un
calor dulce. Traía dos grandes vasos de zumo y una
pequeña cesta de sobremesa con lo que parecía
tabaco.
“Estoy aturdido y triste”, contesté. “No sé
bien. Quizás sea mi relación con Nazaret. Eso
creo. O quizás sea mi relación con todas las
mujeres de Lovetopía. Espero que no te lo tomes a
mal”. Me reincorporé un poco y me acerqué a la
mesa. “Las relaciones entre hombres y mujeres aquí
son tan distintas que no acabo de saber a qué
atenerme. Hoy he escuchado en Granada que allí se
estudia la sexualidad y el amor. ¿Quizás sea que
entendéis el amor de manera diferente?”.
”Yo estudié varios cursos sobre amor, sexualidad
y polaridades energéticas. Si quieres, puedo
explicarte algunas cosas”.
“Si, me gustaría saber más”, dije. “Isidro me
contó algo hace unas noches, pero fue después de
una discusión y no fui capaz de seguirle”.
“Esta pregunta que te haces nos lleva a
diseccionar el concepto de amor según lo vivimos
en Lovetopía. Creo que es algo que te ayudará en
muchos aspectos. Y no me refiero a entender mejor
a los lovetopianos, sino a entender mejor el
comportamiento de todos los hombres y de todas las
mujeres”.
374
“Primero y fundamental, acércate al concepto de
amor como verbo, como acción. Piensa en qué
acciones incluye”. Su voz era pausada y sus ojos
estaban dulcemente clavados sobre los míos. “Amar
supone
conocer,
cuidar,
respetar
y
responsabilizarse. Es una secuencia fácil. Conocer
lo que cada ser es, desde la escucha, la
observación y la experimentación. Y desde un
conocimiento profundo, cuidar con esmero y
atención cada ser, atendiendo a su propia
naturaleza. Pero este cuidar tiene su contexto.
Es un cuidar respetuoso con las dinámicas del ser
amado y responsable de su equilibrio interno y
externo”.
“Segundo e igual de importante, acércate al
concepto de amor desde las evidencias que se
aprecian cuando se ama incondicionalmente a
alguien. Además del contacto físico y sexual”,
siguió Lorena, sonriente, mientras alargaba su
mano sobre la mesa y cogía la mía, “el acto de
amar incluye palabras de elogio y reconocimiento.
Incluye el servicio al otro. Incluye regalar de
manera incondicional. Y ofrece momentos de
presencia absoluta, donde sólo existe el momento
presente con el ser amado, no el antes ni el
después. ¿Me sigues hasta aquí?”.
“Sí, claro. Nunca lo había pensado así, pero me
resuena muy mío”, contesté.
“Sigamos entonces. Vamos con el tercer aspecto
a considerar. Piensa en quien es el sujeto que
entrega amor y recibe amor. Aquí, gracias a
nuestra herencia judeocristiana común, recordarás
las palabras de Jesucristo. Aquéllas que dicen
“amarás al prójimo como a ti mismo”. Si
reflexionas
sobre
esta
afirmación
simple,
encontrarás que el origen del amor está en que
375
cada cual se ame a sí mismo”, dijo mientras
arqueaba las cejas para remarcar una evidencia.
“No es posible entregar lo que no se tiene. El
punto de inicio del acto de amar es amarse a uno
mismo para, desde esa primera experiencia íntima,
poder amar al otro y a la vida”.
“Por último”, añadió, “déjame decirte que el
amor no es algo estático, sino que evoluciona en
cualquier relación. La primera fase es el
enamoramiento, o el flechazo, una etapa en que
elegimos quién será el receptor de nuestro amor
entre tanta abundancia como la vida nos ofrece.
La segunda fase es el amor romántico, una etapa
en la que nos encerramos con nuestro amado o
nuestra amada para profundizar en su conocimiento.
La tercera y última fase es el amor maduro, momento
en que nos permitimos alejarnos del amado conocido
y seguir con la vida, ya enriquecidos por la
experiencia de ese nuevo amor “.
“Esto que te acabo de contar es un resumen rápido
sobre cómo entender el amor con mayor profundidad.
Hay una rama de estudio en las Universidades, muy
popular por cierto entre chicos y chicas.
Profundiza en el amor tanto desde el punto de
vista filosófico como desde el punto de vista
práctico. Si fueses mujer, todo lo anterior lo
sabrías de una manera intuitiva.” Llegado a este
punto, Lorena sonrió abiertamente y me guiñó el
ojo derecho con complicidad. “No sabrías cómo,
pero lo sabrías. Ese conocimiento intuitivo llega
cuando se está en contacto con la energía
femenina”.
“¿Es esto zumo?”, la interrumpí y solté mi mano.
Cambié de postura y señalé a uno de los vasos que
había traído. “¿Puedo?”.
376
“¡Claro que puedes! ¡Lo he traído para ti! ¿Qué
preguntas haces?”, me contestó soltando una
carcajada dirigida a romper mi incomodidad.
“También he traído algo de marihuana. La recogió
esta tarde Tomás de la plantación de la casa, la
que está entre los jardines de enfrente. Es de una
variedad dulzona y suave. He pensado que igual la
necesitábamos para charlar de manera fácil. No nos
hemos visto desde que regresamos el otro día de
la playa”.
Con una maestría que yo nunca tuve, Lorena se
puso a liar un cigarro de marihuana. Lo encendió,
dio unas caladas e hizo el ademán de pasármelo.
Mientras alargaba mi mano para cogerlo, soltó todo
el humo y se las apañó para alcanzar mi otra mano
y sujetarla con firmeza. Finalmente, me rendí ante
su demanda de contacto y fumé.
“La energía femenina”, continuó con total
naturalidad,” hay que entenderla como sinónimo de
la energía yin. Es la energía de la apertura, del
fluir y del dejarse llevar. Es la energía de la
aceptación incondicional de lo que es. La energía
masculina, por otro lado, es la energía yang, la
energía de la dirección, de la intención, de la
contención. La energía femenina es la energía del
amor y de la rendición. La energía masculina es
la energía de la superación, del avance desde la
autoridad”.
“La naturaleza ha querido que la energía soporte
de las mujeres sea, ante todo, la energía
femenina. Mientras que la energía soporte de los
hombres es, especialmente, la energía masculina”.
Y cambiando el tono de voz, con un gesto divertido,
añadió, “Desde un punto de vista automovilístico
lo entenderás bien. Es como si de serie las mujeres
vienen con la energía femenina a flor de piel. Y
377
los hombres llegan, también de serie, inmersos en
la energía masculina. Para alcanzar la plenitud
de ser, las mujeres debemos reconocer y entrar en
contacto con nuestra energía masculina. Por
vuestra parte, en tanto que hombres, debéis
reconocer y entrar en contacto con vuestra energía
femenina. Este es el camino que todos recorremos
en la vida para sentir nuestra plenitud como seres
humanos. Como ves, dos caminos diferentes pero
complementarios”.
“Por otro lado, si damos un paso atrás y
ampliamos la perspectiva, observa que en nuestra
condición de seres humanos hay cuatro planos. Son
cuatro planos diferentes, tan identificables como
integrados”. Con estas palabras, Lorena se puso
de pie y separándose un paso de la mesa para
permitir que la viese bien, empezó a gesticular.
“El ser energético lo asociamos aquí”, y colocó
su mano sobre su bajo vientre. “El ser físico es
todo nuestro cuerpo”, dijo abriendo los brazos.
“El ser emocional, aquí” y puso su mano
delicadamente sobre el corazón, entre sus pechos,
aguardando un segundo para asegurarse que fijaba
mi mirada en ella. “Y finalmente, el ser mental
aquí” y se palpó un par de veces el cráneo.
Me sonrió y alargó sus brazos para alcanzar de
nuevo mis manos.
“Ven”, dijo. “Vamos a cambiar de lugar”.
“¿Dónde quieres ir? ¿No estás bien aquí?”,
repliqué de manera torpe.
“¡Vayamos a aquella zona de sofás!”, respondió
sonriente. “No quiero una mesa que nos separe”.
Me levanté y sentí con intensidad los efectos de
la marihuana. Un escalofrío seco recorrió todo mi
cuerpo y se asentó en mis pies. Nos acercamos al
sofá. Yo me dejé caer y me repantigué. Respiré
378
profundamente varias veces. Lorena cogió uno de
los grandes almohadones y se dejó caer en el suelo,
frente a mí, sus brazos apoyados en mis rodillas.
“Sigamos con nuestra clase teórica sobre el
amor”, dijo divertida, ahora en voz muy baja casi
susurrando. Su redonda cara descansaba ahora sobre
sus brazos. “En todos los países de tradición
católica, y por supuesto en España, el ser
energético y el ser emocional han sido ignorados
por la sociedad. Cosas de la Iglesia, créeme. Lo
importante es que aceptes que existen y que eres
en un plano de ser energético, diferente pero
integrado con los otros planos. Ahora, entiende
la energía femenina y masculina de nuestro ser
energético igual que entiendes nuestra habilidad
de diestros o zurdos en nuestro ser físico. O
nuestro sentir de tristeza o alegría en nuestro
ser emocional. O nuestra condición de racionales
o creativos en nuestro ser mental. Ambos están
ahí. Sólo ocurre que por naturaleza o por
educación,
uno
de
ellos
puede
llegar
a
desarrollarse enormemente a costa del otro. Pero
ambos siguen ahí. Y no por tener uno muy
desarrollado sacrificamos el otro. Sino todo lo
contrario, nos acercamos a la plenitud de lo que
somos cuando atemperamos el que está más
desarrollado y buscamos el crecimiento en el que
está más escondido”.
“Llegado el momento, sabremos cómo utilizar la
energía que más ayude. Y aquí quiero que enfatizar
la palabra “utilizar”, porque ambas están a
nuestro servicio, ambas somos nosotros. Tanto si
es nuestra parte racional o nuestra parte
creativa”, dijo, ”nuestra mano derecha o nuestra
mano izquierda, nuestra energía femenina o nuestra
energía masculina, ambas somos nosotros y están
379
ahí para ayudarnos a vivir mejor. ¿Me estás
siguiendo?”.
“Por supuesto que te sigo, aunque no sé muy bien
dónde me quieres llevar con esta explicación”,
contesté mientras acaricié con dulzura su rostro.
“En este punto, debo añadir que ambas energías,
femenina y masculina, se atraen mutuamente como
se atraen dos energías complementarias de signo
opuesto, como la energía positiva y la energía
negativa. ¿Recuerdas cómo se comporta un metal
imantado? ¡Pues exactamente igual! De ahí, la
atracción natural que se produce entre hombres y
mujeres. Pero antes de pasar a la parte práctica”,
apuntilló acariciándose el pelo y cerrando
rápidamente los dos ojos de manera rápida en un
gesto de descarada seducción, “déjame añadir un
aspecto muy interesante. La madre naturaleza,
sabia como es, nos ha dotado de mecanismos fáciles
y espontáneos para alimentar y regenerar nuestros
distintos planos de ser. Nuestro ser mental se
alimenta y regenera desde el aprendizaje. ¿Has
aprendido mucho hoy? Nuestro ser emocional se
alimenta y regenera desde la conversación. ¿Te
alivió nuestra conversación? Nuestro ser físico
se alimenta y regenera desde la alimentación y la
actividad física. ¿Te gustó el zumo que preparé
para ti?”.
Y vistiéndose con una enorme sonrisa, Lorena se
puso de pie. Me cogió de ambas manos y empezó a
tirar de ellas, haciendo palanca con su cuerpo
para levantarme del sofá.
“¿Y nuestro ser energético? Te preguntarás.
Pues, créeme, nuestro ser energético se alimenta
y se regenera desde el contacto directo con la
naturaleza y la actividad sexual. Así de fácil.
Quizás ahora entiendes mejor nuestra devoción por
380
la
naturaleza
en
estado
puro
y
nuestra
aproximación abierta al sexo”.
“¿Vienes?”, me preguntó, coqueteando, mientras
me arrastraba de una mano fuera del patio. “Esto
que te acabo de contar es la base teórica del amor
y del principio de las polaridades energéticas
hombre-mujer por el que me preguntabas. ¡Ahora
llega la parte práctica de la clase! ¿O te la vas
a perder?”.
La noche que me regaló fue verdaderamente
increíble. No alcanzo a entender cómo maneja su
cuerpo. ¡Me inunda con tanta pasión y tanta
fragilidad! Aunque aún no alcanzo a entender por
qué, sé que la clave de su sexualidad está en
mantener los ojos bien abiertos. Y en abandonarse
al jadeo y al movimiento espontáneo manteniendo
una respiración profunda.
Si Nazaret me tiene turbado, Lorena me tiene
confundido. Nazaret pasa de la alegría al llanto
con una facilidad que me sobrepasa. Y Lorena pasa
de la seriedad a la coquetería con una elegancia
que soy incapaz de rechazar. ¡Malditas mujeres
lovetopianas! ¡Yo buscaba claridad y me regalan
una sobredosis de confusión!
381
22.- LA MÚSICA, LA DANZA Y EL
ARTE
Valencia, 11 de junio de 2033. Es difícil
encontrar en todo el país a un individuo que no
toque un instrumento, baile, cante, escriba,
pinte, actúe y participe en una película o
documental, o intervenga en cualquier otra
original actividad artística. Hombres y mujeres
con diferentes niveles de habilidad y creatividad
se mezclan sin inhibiciones. De la misma manera
que los lovetopianos han borrado las diferencias
entre ciencia profesional y amateur, casi no hay
distinción
entre
los
profesionales
y
los
aficionados a las artes.
A pesar de lo anterior, la gente en general es
muy crítica. El público recibe con dureza los
fallos, silbando, gritando o pataleando. Sólo
algunos artistas obtienen renombre y mercado para
ganarse la vida con sus obras. El camino para
financiar su arte pasa por el apoyo directo de
empresas lovetopianas, algo habitual porque
favorece su balance del bien común. Los artistas
no pueden solicitar ayudas, subvenciones o becas
al gobierno central o a los municipios como hacen
nuestros artistas oficialmente reconocidos.
Es muy popular que los artistas acudan a campañas
de financiación colectiva o crowd-funding. Los
lovetopianos de la calle están muy familiarizados
con este concepto y participan con frecuencia.
Entre amigos comparten qué proyectos han elegido
y con qué importe económico los apoyan. Las
campañas más habituales son proyectos de artistas
o
universitarios,
aunque
también
se
ven
solicitudes de financiación equivalentes de
382
empresas establecidas. Las pocas oficinas de
bancos en las calles están especializadas en dar
a conocer estos proyectos que solicitan apoyo.
Visité una y parecía una animada sala de
exposiciones. Nada que ver con la tradicional
oficina española, con sus colas de gente deprimida
y tensa.
“Cuando no conseguimos apoyo y nuestras obras no
generan lo suficiente para salir adelante, aún nos
quedan
dos
caminos”,
me
dijo
un
artista
lovetopiano que presentaba su proyecto en una de
estas oficinas bancarias. “Por un lado, podemos
vivir de la renta básica universal, que es el
mínimo que nos garantiza el gobierno, y continuar
insistiendo hasta conseguir financiación o fama.
Por otro lado, y eso es lo que hago yo, trabajo
como instructor de buceo submarino. Mi labor
artística es una actividad paralela. Le dedico
casi todo mi tiempo libre, que es mucho, excepto
cuando salgo a caminar, mi otra gran pasión”.
El especial frenesí con el que se entregan a las
artes es paralelo a la dificultad que encuentran
los artistas para alcanzar el éxito. Pero cuando
éste llega, el artista mantiene un atractivo
popular limitado. Un buen ejemplo son los grupos
de música. La gente sigue a los grupos que le
gustan, pero no son fanáticos hasta el punto de
acudir a un concierto de un grupo forastero
consagrado si al mismo tiempo toca un grupo local.
De manera análoga, los lovetopianos coleccionan
cuadros y esculturas y mezclan las obras de
colección con las regaladas por amigos o las
realizadas por ellos mismos.
No
parece
que
Lovetopía
participe
de
“arquitectos
estrella".
La
gente
diseña
y
construye estructuras en las que vivir con una
383
admirable competencia e imaginación. La costumbre
del “hágaselo-usted-mismo” ha creado un movimiento
que bien podríamos entender como arquitectura
popular. Por supuesto, hay grandes arquitectos y
disfrutan
de
un
reconocimiento
profesional
elevado. Aunque su éxito proviene de su capacidad
de compartir sus conocimientos y no del tamaño de
los presupuestos que manejan.
La música es la más importante de las artes
lovetopianas. Cada granja, fábrica o familia
cuenta
con
un
grupo
musical.
La
única
característica dominante es su fuerte tendencia
al baile. Es difícil ver a una orquesta o un grupo
musical interpretando algo sin alguien bailando.
La música clásica también tiene una audiencia
extensa. La moda, hoy por hoy, es mezclarla con
otros estilos populares y ofrecerla en las calles.
“Uno de los grandes éxitos en Valencia es una
joven violinista que conjuga su música con
coreografías de danza contemporánea”, me dijo un
viandante que llevaba horas disfrutando de un
espectáculo callejero. “Su estilo interpretativo
invita a bailar y cientos de personas bailan a su
alrededor. Pero yo prefiero una orquesta de cámara
que interpreta viejos temas de un grupo español
del siglo pasado junto a la iglesia de San Agustín.
Su nombre era El Último de la Fila ¿Quizás lo
conozca usted?”.
La danza del vientre es el estilo de baile más
popular entre las lovetopianas. El streap-tease,
algo escandaloso a primera vista, ha evolucionado
a la categoría de arte. Nadie en su sano juicio
se atrevería a afirmar que estos espectáculos
denigran a la mujer. Todo lo contrario, la mayoría
son coreografías que ensalzan su belleza. He
escuchado que algunos hombres se atreven con
384
espectáculos
de
streap-tease,
aunque
esta
información no la considero fidedigna.
Resulta difícil entender las letras de sus
canciones. La diversidad de acentos, en parte
castellanos, en parte andaluces, valencianos e
ibicencos, puede resultar compleja para un
español. Después de varios intentos, he anotado
unas cuantas tonadas populares y no son muy
diferentes a nuestra música sensiblera.
“En lugar de lamentos por un abandono o por un
desamor”, comentó una joven intérprete, “los
músicos y poetas lovetopianos elegimos hablar de
la ira y de la tristeza como los sentimientos que
inundan al hombre y a la mujer ante una expectativa
frustrada”.
Otras
letras
incluyen
un
humor
crítico
subyacente, consecuencia directa de la tradición
de denuncia y sarcasmo que bien conocíamos por las
chirigotas de Cádiz o los monumentos falleros de
Valencia. También hay cantos de protesta y
denuncia
muy
populares
desde
las
grandes
manifestaciones que condujeron a la secesión. Uno
de ellos, repetido como un mantra por las
lovetopianas, dice así:
¡Somos tu madre!
¡Somos tu hermana!
¡Somos tu amante!
¡Somos la madre de tus hijos!
¡Somos tu hija!
¡Somos diosas mujeres!
¡No nos golpees! ¡No nos maltrates!
¡Quiérenos! ¡Ámanos!
Otra manifestación artística muy popular en
Lovetopía son las producciones audiovisuales,
quizás fruto de la atención que ofrecen escuelas
385
y universidades bajo el concepto de alfabetización
digital. Aunque también es el resultado del
reciclaje
de
la
antigua
profesión
de
la
publicidad.
La
mayoría
de
los
publicistas
renunciaron a seguir poniendo su talento al
servicio de las empresas y optaron por la
expresión artística. Aunque son habituales los
largometrajes, uno aprecia su potencial creativo
en cortometrajes y documentales.
La temática de estos documentales identifica con
claridad donde están las inquietudes principales
de los lovetopianos. Hay todo un género de timelapse dedicado a los movimientos de flores y
plantas, donde se aprecia cómo se mueven y se
comunican entre sí en un comportamiento no muy
alejado de los animales. Otro género frecuente es
la sexualidad animal. Son muchos los etólogos que
han documentado las relaciones entre varones y
hembras
del
reino
animal,
incluyendo
su
apareamiento y el nacimiento de sus crías. Pero
sin duda, el género reina en Lovetopía es el amor.
Hay infinidad de documentales y cortometrajes
sobre el amor desde todas sus vertientes y en
todos los lugares del planeta.
“Los lovetopianos hemos incorporado palabras
nuevas para describir los matices de las
relaciones amorosas”, escuché en un documental.
“En la época española, un ciudadano ilustrado
quizás supiese que los griegos clásicos utilizaban
cuatro términos distintos: eros, storgé, philia y
ágape. Sin embargo, hemos recuperado términos de
culturas orientales. Por ejemplo, la antigua
Persia nos ofrece trece vocablos para describir
diferentes relaciones amorosas”.
Una
simple
búsqueda
en
Internet
permite
recuperar miles de estas producciones de video
386
que, según mis informadores, se distribuyen a
través de los abundantes festivales que organizan
utilizando las salas multipropósito que hay en
pueblos y ciudades.
Durante mi investigación sobre las artes, han
compartido conmigo una exquisita colección de
vídeos sobre el circo en Lovetopía. Me dijeron que
apenas existen grabaciones por respeto a los
artistas y porque gustan de reservar la sorpresa
a las funciones en directo. Resulta casi imposible
describir con palabras la harmonía y la belleza
que alcanzan. Aquellos españoles que hayan tenido
la fortuna de presenciar el Circo del Sol
canadiense podrán hacerse una idea bastante fiel.
Incluso me dijeron que han conseguido que el
público pueda escuchar colores y ver sonidos. Si
la realidad responde a las grabaciones que
visioné, puedo afirmar que los lovetopianos
disfrutan del mayor espectáculo del mundo.
Pero sus espectáculos no terminan aquí. En una
de mis salidas por Valencia, estuve en el
Oceanografic de la ampliada Ciudad de las Artes y
de las Ciencias. La casualidad quiso que
presenciase los ensayos de dos espectáculos, uno
con delfines y otro con orcas. En total, conté
dieciséis piscinas, aunque sólo tres con graderío
para público. Un simple espectador hubiese
afirmado que los monitores hablaban con los
animales y que éstos les entendían. Pregunté a mis
acompañantes si conocían las triquiñuelas que se
gastaban y me dijeron que no había truco. Cuando
me interesé por la edad de los niños que
interactuaban con las orcas, me sorprendió
escuchar que eran alumnos de un colegio cercano
desarrollando un proyecto escolar. El respeto de
los lovetopianos por los animales llega hasta el
387
punto en que han construido un canal por el antiguo
cauce del río Turia para que delfines y orcas
descansen en las aguas del Mediterráneo cuando no
están actuando.
Hay artistas lovetopianos que participan con
gran reconocimiento internacional en los circuitos
de Nueva York, París, Berlín, Beijin y Tokio. Sin
embargo, la actividad artística es agresivamente
doméstica. Una joven artista rehusó darme su
nombre temiendo que pudiera dar la vuelta al mundo
a través de mis reportajes.
"Somos como los Balineses", insistió. "Nosotros
no tenemos arte. Simplemente hacemos las cosas tan
bien como podemos".
Los efectos de esta actitud se pueden apreciar
en muchos aspectos de la vida cotidiana. La
artesanía
alcanza
un
nivel
de
belleza
extraordinario en la alfarería, el textil y la
joyería. Algunos de sus utensilios y ornamentos
serán algún día coleccionados por anticuarios de
todo el mundo. Sin embargo, hay objetos de difícil
clasificación, como los mandalas de arena, los
juegos y tocados florales, o las colecciones de
gafas de amor diseñadas desde la combinación
creativa de corazones de todo tipo de tamaños y
formas. Estas piezas ni son arte ni dejan de serlo.
Pero, con toda certeza, contribuyen al placer
estético que los lovetopianos se proporcionan
mutuamente.
Es destacable la afición a las fiestas
populares. Algunas fiestas bien conocidas por
nosotros
han
aumentado
en
sofisticación
y
participación. Por territorios, en las grandes
ciudades encontramos los siguientes festejos: la
Magdalena de Castellón; las Fallas de Valencia;
las Hogueras de San Juan en Alicante; los Moros y
388
Cristianos en Alicante y Murcia; el Entierro de
la Sardina en Murcia; las Cruces de Mayo en Almería
y Granada; la Feria de Málaga y los Carnavales de
Cádiz.
Como curiosidad, lovetopianos y lovetopianas
disfrutan disfrazándose con los trajes más
extravagantes y atrevidos a su alcance. La mayoría
son trajes de confección doméstica, muy coloridos
y ensalzan la belleza de los cuerpos de hombres y
mujeres. Algunas de sus piezas sobreviven las
festividades y se convierten en prendas de diario.
Las mujeres lovetopianas, por ejemplo, acostumbran
a llevar llamativas prendas de color púrpura en
torno a sus cuellos, tipo foulard en verano y tipo
chal o bufanda en invierno. Otras, las más
atrevidas, utilizan creativos ornamentos púrpura,
de
temática
manifiestamente
erótica,
en
zapatillas,
genitales,
ombligo,
corazón,
garganta, entrecejo y cabello.
Sin embargo, las fiestas que más han crecido son
aquellas en las que se organiza una competición
entre grupos o barrios seguida de una gran
celebración donde no faltan nunca los grandes
banquetes y las verbenas y bailes populares.
“Es como una gran práctica de energía yang, o de
energía masculina, seguida de energía yin, o de
energía femenina”, me dijeron. “Primero, nos
organizamos para competir y dar lo mejor de
nosotros mismos. Luego, nos abrimos a la
celebración, con indiferencia de quienes han sido
los vencedores y quienes han sido los vencidos”.
¡Parece que el gobierno de Lovetopía ha metido
su política de polaridades energéticas masculinafemenina hasta en las fiestas más tradicionales!
389
(Lunes, 13 de junio) Anoto esto en caliente, a
toda prisa, antes de que se me olvide algún detalle
relevante.
Ayer por la mañana, al levantarme, la Cova estaba
hirviendo de excitación a causa de los Juegos de
Guerra en los que nuestro equipo iba a participar.
Todas las conversaciones giraban en torno al mismo
tema. Tomás se mostraba muy apasionado. Lorena y
Vanya, para mi sorpresa, también. Mi presencia y
mis comentarios sarcásticos no parecían causar la
más mínima molestia ni llevarles a plantearse
ningún tipo de dudas. Para mi está claro. Aceptan
los juegos de guerra con entusiasmo. Les gusta.
Sin más.
El desayuno fue ceremonial, abundante en melón
y cava. La excitación era contagiosa. Muchas
bromas en tono bravucón. Alguien comentó que hacía
calor. Casi caí de espaldas cuando Tomás recitó,
copa en algo, una vieja película del oeste.
"Hoy es un buen día para morir".
El desfile fue a las diez. Los hombres se miraban
con aire algo tenso. Abrazos por todas partes.
Vanya empezó a lloriquear. Tomás, en lugar de
mostrarse molesto, se dirigió a ella con cariño.
“No te preocupes, mujer. No llores. Les vamos a
machacar”.
Pero Vanya siguió llorando cada vez con más
fuerza. Me acerqué donde estaba pero no supe qué
decir.
“Esto te hará un hombre”, gritó Isidro en tono
burlón.
Los hombres, ahora guerreros, cogieron sus
lanzas. Hubo un momento de confusión cuando
salimos a la calle. Se levantó un gran barullo.
El grupo era de 15 guerreros más el resto de
nosotros, otros 30 más.
390
Caminamos varios kilómetros hasta llegar al
lugar del encuentro, un gran parque salvaje.
Avanzamos con bravura. Los hombres no paraban de
cantar y el resto repetíamos el estribillo. Cuando
alguno de los hombres gesticulaba con su lanza o
daba unos cuantos saltos, la gente que nos miraba
al pasar animaba y sonreía.
Hacia verdadero calor, mucho calor. El cava, con
un desayuno tan ligero, me subió a la cabeza. El
canto creció de tono. El ambiente empezó a
cambiar, como si de pronto, aumentase el voltaje.
El ritmo del paso era cada vez más fuerte, más
como una marcha o como una danza guerrera.
Tras una curva, apareció un gran caldero con
jarras colgando alrededor. Levanté la cabeza y vi
al enemigo, a unos cientos de metros, en el otro
extremo de la pradera. Un nuevo sentir me cogió
totalmente por sorpresa. ¡Los odiaba! ¡Y el
orgullo hacia nuestros hombres era enorme! ¡Qué
hermosos y qué valientes!
Empezaron a quitarse la ropa, uno a uno, y a
vestirse con sus atavíos de guerra. Se pusieron
cazadoras de cuero, camisetas negras y pantalones
cortos muy decorados con espléndidos dibujos.
Había algún que otro tema astrológico, arabescos
y tótems de forma animal. Las jarras comenzaron a
circular. Nadie cogía del caldero. Se bebía sólo
de la jarra que te daba un hermano. Los demás
estábamos apretujados en torno a los combatientes,
gritándoles y dándoles ánimo.
No puedo recordar con exactitud qué ocurrió
entonces. Alguien, pienso que fue Isidro, me puso
una jarra en la mano y apretándomela con fuerza,
me levantó el brazo. No consigo recordar su cara.
De pronto, tuve miedo de hacer el ridículo y no
391
poder sujetar la jarra, dejándola caer al suelo.
Pero bebí, no sé muy bien cómo.
Un gran clamor estalló a mi alrededor. Algunos
hombres me abrazaban con fuerza y me besaban.
Otros,
golpeaban
mi
pecho
con
el
suyo,
fuertemente,
al
tiempo
que
me
gritaban
salvajemente a la cara, esperando que yo les
devolviese el grito. Parecíamos hombres ciervo en
el momento de la berrea. Mientras las mujeres me
ayudaban a ponerme vestimentas de combate, los
hombres me ofrecían beber de sus jarras.
A un lado de mi campo de visión creí ver a
Nazaret. Sentí una sacudida en todo mi cuerpo.
Giré la cabeza varias veces buscándola, pero no
estaba por ninguna parte. ¡Dios mío, pensé, cuánto
amó a esta mujer! Mi corazón latía con fuerza.
Cada latido era como un latigazo de energía que
me alimentaba. Mis músculos, todos, se sintieron
extrañamente poderosos.
Sonó el gong para dar comienzo a la lucha. Yo
había observado a nuestros hombres practicar el
manejo de la lanza en el jardín y les imité. Una
vez incluso participé en un pequeño baile con
lanza que llamaron “Las 4 Direcciones”. La lanza
me resultaba pesada e incómoda. Pensé que mi
inexperiencia podía poner en peligro a mis
hermanos. Pero sentí su ánimo y su fuerza en la
mirada solidaria que me dedicaban. Avanzamos
juntos, hacia adelante, dando varios pasos casi
al unísono. La terrible danza, la que había temido
y soñado, comenzó con nuestros enemigos a escasos
tres metros.
La primera carga me dejó espantado. Nunca había
visto unos ojos como aquellos, desorbitados y
cargados de malicia mortífera. Sentí la tentación
392
de rendirme, empezar a correr o pedir piedad. Pero
no lo hice. Mantuve mi posición.
Nos replegamos, nos reajustamos de manera
espontánea y rechazamos su avance con un frente
compacto formado por nuestras lanzas. Creo que
ellos pudieron ver que si seguían atacando, alguno
se expondría a la muerte. Entonces, paso a paso,
pero siempre dispuestos a contraatacar, comenzaron
a retroceder.
En ese momento, o por lo menos así lo creo
recordar, alguien (¿tal vez yo?) lanzó un terrible
grito de guerra. Fue un aullido bestial, capaz de
helar la sangre de cualquiera que estuviese a
cincuenta metros a la redonda. Nunca había sentido
nada parecido a lo que sentí. El temor al enemigo
desapareció y surgió una inexplicable fuerza
colectiva
compartida
por
todos,
con
plena
consciencia.
Hicimos varios amagos, golpeamos con las lanzas
y les amenazamos con nuestros gritos. Nos
desplegamos obligándoles a retroceder, siempre
vigilando sus movimientos y puntos débiles.
Concentramos un par de veces nuestras energías
sobre alguno de ellos para intentar aislarlo de
sus compañeros.
En una de las embestidas, quiero pensar que
debido a mi entusiasmo, me descuidé y medí mal la
distancia. Debí dar uno o dos pasos de más. O
inclinarme demasiado a la derecha o a la
izquierda. Javier, que estaba allí, dio un salto
atrás. Tomás avanzó rápido hacia mí. Todo ocurrió
muy rápido. Una lanza me atravesó el costado por
encima de la cintura.
Debí perder el sentido en el acto. Recuerdo haber
oído gritos. Unas manos me dejaron caer lentamente
sobre la hierba.
393
(Martes, 14 de junio) Anoche, después de
terminar de escribir en mi diario, le hablé a
Linda de mis alucinaciones. Le pedí alguna
pastilla para dormir, pero no quiso. Se limitó a
pedirme que le contara. Cuando empecé, sus manos
comenzaron a darme un masaje en la nuca y la
espalda que calmaron mi mente.
Cuando acabé, se acostó junto a mí apoyando
dulcemente su mano sobre mi pecho, como si fuera
a permanecer así toda la noche. Me debí dormir
inmediatamente. Esta mañana, al despertar, estaba
sentada en una silla junto a la cama. Resulta que
ha permanecido ahí toda la noche. Cuando le
pregunté por qué, me dijo que es normal en los
hospitales lovetopianos.
Linda,
la
doctora
Linda,
es
la
médico
internista. Por la atención que me dedica, creí
que era mi enfermera. ¡Pero no, es una médico casi
para mí sólo! Me quedé prendado cuando vi sus
largos
cabellos
balanceándose
mientras
se
acercaba. Se sentó en mi cama y, cogiéndome la
mano, me lanzó una sonrisa de esas que preguntan,
"¿Cómo estás?". Era difícil de decir. Estaba
cansado, tanto que parecía que podría dormir todo
el día. Tenía el torso vendado. Cualquier
movimiento me causaba un fuerte dolor. Me quedé
inmóvil y la miré.
"Unos amigos tuyos vendrán dentro de un rato",
dijo. "¿Quieres desayunar algo?".
"Sí, tengo un hambre tremenda".
"¿Qué te gustaría comer?", preguntó.
Lo pensé durante un minuto.
"Me gustaría un desayuno mediterráneo. Ya sabes,
jamón ibérico, tomate, zumo de naranja, café y
tostadas".
394
"Muy bien”, dijo sonriente. “Voy a ver qué puede
prepararte la cocinera". Linda señaló un botón en
la cabecera de la cama. "Si aprietas, te oiré en
mi móvil esté donde esté y haga lo que haga".
Cuando salió, me sentí como quien consigue el
premio gordo de una máquina tragaperras con tan
sólo tirar una moneda. Recibo cien veces más de
lo que metí. Me entregué a la mano caprichosa del
destino y he ganado en todos los frentes. Estoy
vivo. Las molestias seguro que son pasajeras. El
sol brilla. Y esta maravillosa criatura me cuida
y me mima como si fuese su amante, la persona más
importante del mundo.
Me zampé el desayuno sin rechistar. Al rato,
Linda se presentó con otro doctor. Era un hombre
melenudo, algo desaliñado y charlatán. Hizo
preguntas indiscretas sobre mi oficio y sobre lo
que hago aquí. Aunque no tenía la imagen típica
de un médico, me quedé con la impresión de que es
muy competente. Me auscultó de arriba abajo. Se
puso una de esas gafas gorra que había visto antes
y destapó la herida lentamente. En apenas un
minuto, dijo haber terminado.
Linda pidió amablemente a un auxiliar que
cubriese la herida de nuevo. Se pronunciaron de
manera positiva sobre mi recuperación. Los
antibióticos que deben haberme inyectado están
actuando bien. No hay signos de infección. Han
dicho que mañana podré moverme.
"Hoy bastará con placeres pasivos”, dijo la
doctora Linda de una manera pausada después de
despedir al otro doctor. “Un pequeño masaje ahora.
Tal vez un baño por la tarde”.
Pedí que telefonearan a Nazaret en mi nombre,
pero Linda me interrumpió.
395
“Lo único que tienes que hacer es relajarte y
disfrutar del masaje”, me dijo tajantemente, como
poniendo los puntos sobre las íes. “Todo está
atado y bien atado”.
La doctora Linda, Linda, me desnudó y me ayudó
a recostarme cabeza abajo. Sus manos empezaron a
acariciarme suavemente. Vertió un poco de aceite
dulzón sobre mi espalda y mis piernas. Su objetivo
parecía ser que todo mi cuerpo fuese consciente
de sí mismo, al tiempo que hacer temblar cada
músculo y cada nervio. Sus manos iban de aquí para
allá, lentamente, en círculos, presionando con
delicadeza. Mientras tanto, yo flotaba en un mundo
de ensueños. Cuando llegó el momento, masajeó mis
glúteos y mi pene erecto con toda la naturalidad
del mundo. Dejé escapar repetidos suspiros de
satisfacción, lo que no pareció disgustarle.
Toda la tensión acumulada se desvaneció y entré
en un estado de meditación muy placentero. Perdí
la erección y sentí que la estaba fallando. Pero
no pareció importarle. Siguió con el masaje, ahora
de mi pene flácido. Cuando estaba a punto de
quedarme dormido, arregló las sábanas y me recogió
con un abrazo suave. Sentí una cariñosa caricia
en la mejilla.
"¡Eres muy agradecido!", escuché en tono
susurrante.
Gemí
varias
veces,
sacando
fuerzas
para
justificarme.
"Es que nunca he sido tratado tan bien en un
hospital. Nuestros hospitales son, como decirlo,
desde el punto de vista médico son excelentes,
claro ¡Pero son tan impersonales! Los médicos y
las enfermeras están todos ocupados, sobrecargados
de trabajo y no son ni mucho menos tan guapas".
396
"Probablemente, no soy tan guapa como me ves
ahora", contestó.
Se reincorporó lentamente y se sentó a mi lado.
Yo cerré los ojos de felicidad. Me debí quedar
adormilado de nuevo.
Al rato me despertaron unas voces. Allí, en la
habitación, estaba Nazaret. Me miraba con una
mezcla de simpatía y burla. Había mucha gente
amiga de la Cova. Nazaret se puso a alabar a Linda
con insistencia. Evidentemente, le estaba dando
su aprobación.
Mis visitantes habían traído comida y vino
abundante que descorcharon de inmediato. Linda
echó unos tragos también, como si tal cosa fuera
normal en una habitación de hospital. Subieron mi
cama y abrieron la ventana para que pudiera ver
la playa de la Malvarrosa de Valencia, semioculta
entre los árboles. La habitación se llenó de
botellas, mantelillos desplegados y gente que
reía.
La actitud de Nazaret hacia mí ha cambiado. Tal
vez se deba a mi participación, aunque algo
inesperada, en los juegos de guerra. Es como si
pensara que soy una persona todavía mejor, más
sólida y real. Como quien no quiere la cosa,
mencioné que creía haberla visto en el parque.
“¿Pudiste
haber
estado
allí?”,
pregunté
sujetando su mano.
Se rio y aunque lo negó con la cabeza, no acabé
de creerla.
Me
siento,
en
verdad,
orgulloso
de
mi
participación. Le sacaré partido a mi cicatriz.
Me han hecho una transfusión de sangre durante la
operación. Me gusta sentirme tratado como un
local.
397
"¡Ahora tienes sangre lovetopiana en tus
venas!", dijo Nazaret medio en broma.
El vino y la buena compañía convirtieron la
habitación en una fiesta. No pude callar mi
sorpresa y mi alegría.
"¿Sabéis? ¡No estoy acostumbrado a ser feliz
cuando se supone que debería estar sufriendo!".
Mi frase provocó una carcajada general. Linda me
miró como si fuera un niño que acabara de decir
algo inconveniente pero adorable. El resto volvió
sus ojos brillantes de simpatía hacia mí. Tuve la
certeza de que iba a recuperarme pronto y bien.
"Tenéis unos hospitales muy divertidos", dije.
"En nuestro país estamos suspirando siempre por
abandonarlos. Pero aquí son unos lugares muy
agradables para vivir".
"De eso se trata precisamente", dijo la doctora
Linda. “La gente se recupera mejor si se siente
feliz. No separamos la medicina y la vida. Nos
esforzamos
para
que
los
hospitales
sean
agradables. Y por esto tu frase sobre el
sufrimiento nos ha parecido tan divertida".
"¿No intentan los pacientes quedarse de manera
indefinida?", pregunté yo. "¿Por qué volver a
casa?".
"No, eso no ocurre. Los pacientes se recuperan
de verdad y desean vivir su propia vida. Tú mismo
lo comprobarás en un par de días", dijo mientras
me sonreía con ternura.
Miré a Linda y pensé en decirle en voz alta todo
lo que sentía. ¿No ves hasta qué punto necesito
tu presencia física, tu ternura y tu calor? ¿Y no
ves que te amo porque estuviste sentada a mi lado
durante la larga noche en que estuve herido de
cuerpo y alma? Y ese masaje que me has dado ¿no
significa nada para ti? ¿Cómo no ves que estamos
398
hechos el uno para el otro? ¡Porque tú, de alguna
forma, adivinas lo que necesito y me lo das sin
más, en el momento justo, sin darte yo nada a
cambio!
(Miércoles, 15 de junio) Le conté al doctor el
placer que me causaban los masajes de la doctora
Linda. Aproveché un momento en que estábamos
solos.
"Creemos que es bueno estimular todas tus
fuerzas vitales", fue su respuesta.
Durante el siguiente baño, como había medio
soñado, Linda soltó la esponja. No sabré si fue a
instancias del otro doctor o por iniciativa
propia. Pero cuando estaba a la altura de la
cintura, dejó caer la mano y empezó a acariciarme.
Dulce pero insistentemente, se detuvo en el pene,
los testículos y toda la zona genital.
Mantuvo su mirada amorosa sobre mí y me sonrió
con ternura durante un largo pero indeterminado
espacio de tiempo. Acarició y acarició mis
genitales hasta que me llevó a una de las
erecciones más duras que recuerdo. Disfruté tanto
que olvidé contener mis jadeos. Hice movimientos
que, ahora que lo pienso, bien podrían haber
soltado mis vendajes y abierto mis puntos de
sutura.
Cuando Nazaret se despidió para volver al
campamento, miró a Linda con actitud fría. ¿Sabrá
lo que pasa aquí?
Las manos de Linda y su mirada tranquila me
fascinan, pero el dolor que siento todavía me
impide mover bien la pelvis. ¿Considerarán que
podré salir del hospital en el momento en que esté
suficientemente bien como para follarla de verdad?
399
23.- HOSPITALES Y SALUD
Valencia, 15 de junio de 2033. El aspecto de un
hospital lovetopiano resulta un tanto rústico. Las
paredes no están alicatadas y se echa en falta ese
olor a desinfectante que asociamos con limpieza.
Los pasillos son anchos y están repletos de
plantas con pintorescas flores. Sin embargo, el
hospital está limpio y bien cuidado. Todas las
habitaciones son exteriores, sin excepciones. Los
ventanales
son
grandes
y
las
vistas
espectaculares. Los médicos, a pesar de ser
exóticos para las costumbres españolas, están muy
pendientes del enfermo y poseen una formación
buena y completa.
Un desafortunado accidente me permite observar
de primera mano el funcionamiento de un hospital
lovetopiano. Me recupero de una herida. Mi
evolución es buena y espero el alta mañana.
La diferencia más grande entre sus hospitales y
los nuestros está en la escala. La atención médica
que he recibido está al más alto nivel de
sofisticación, pero estoy en un diminuto hospital
comarcal. Sólo hay 30 pacientes. Los doctores y
el personal auxiliar superan en número a los
pacientes. Trabajan más horas que los nuestros,
pero compensan con tantos días de vacaciones como
de trabajo.
Aquí no se emplea la observación electrónica
centralizada que permite que un grupo central de
enfermeras vigile muchos pacientes a la vez. La
teoría, según he podido deducir, dice que la
presencia y el contacto directo del personal
médico con el paciente resulta esencial para su
curación.
400
Los médicos están preparados en especialidades
desconocidas entre nosotros. Un ejemplo es la
aplicación de masajes y baños que se consideran
importantes porque estimulan los poderes de
recuperación del cuerpo.
Los lovetopianos están cubiertos por un tipo de
seguro médico de la cuna a la tumba que ha tenido
efectos muy positivos en el sistema sanitario. Los
hospitales y clínicas son responsabilidad de los
municipios. La retribución de los médicos es libre
y figuran entre los profesionales de rentas más
elevadas. El número de médicos por cada mil
habitantes es mayor que en nuestro país. Los
médicos cubren tareas que las enfermeras y otros
técnicos ejecutan en nuestro sistema de salud. Al
mismo tiempo, las enfermeras y los técnicos cubren
un buen número de servicios que nosotros
reservamos para los médicos. Las conversaciones
entre doctores, personal sanitario y pacientes son
abiertas y relajadas, algo excepcional en nuestros
hospitales.
“Lovetopía no importa médicos formados en el
extranjero como personal para sus hospitales”, me
comentó el director del hospital, “a diferencia
de lo que hacen en España. Nuestras facultades de
medicina doblaron la capacidad inmediatamente
después de la Independencia”.
Mi convalecencia me ha permitido conocer de
primera mano el proceso de hospitalización. El
problema más grave que he descubierto es la
escasez de médicos súper especialistas. Los
especialistas existen y se les consulta en
numerosas ocasiones, pero también se pide de ellos
que ejerzan la medicina general. La justificación
oficial de este sistema despilfarrador llega bajo
el argumento de que mantiene a los médicos en
401
contacto con las necesidades corrientes de la
gente.
Algunas de las especialidades han desaparecido
completamente. Por ejemplo, los niños nacen
normalmente en casa de manos de las comadronas,
salvo
en
aquellos
casos
que
presentan
complicaciones.
Los
hospitales
no
tienen
departamento de maternidad ni de obstetricia. Sin
embargo, ofrecen asistencia directa incluso a
aquellas madres que libremente deciden dar a luz
en los lugares más descabellados, como en bosques,
riachuelos o en alta mar.
Las unidades de cuidados intensivos no están tan
desarrolladas como en nuestros hospitales. Esta
situación, ciertamente anacrónica, supone un duro
golpe para los pacientes en situación muy crítica
o sin posibilidades de salvación. Aquí no son
mantenidos con vida mediante la increíblemente
ingeniosa tecnología de los hospitales españoles.
Aunque esta medida en parte pueda responder a una
necesidad económica, hay que tener en cuenta que
los lovetopianos tienen una actitud curiosamente
natural con respecto a la muerte.
“Los individuos aquí prefieren morir en casa”,
me comentaron. “Los ancianos lovetopianos emplean
una parte importante de su tiempo y energía
preparándose para la muerte”.
A semejanza de culturas primitivas, he llegado
a escuchar que los ancianos eligen el día de su
muerte. Deciden, por así decirlo, morir ellos
mismos. Creo que su fortaleza construye de su
punto de vista peculiar sobre el ciclo de la vida.
Los ancianos dejan espacio para los más jóvenes y
su cuerpo regresa a la naturaleza.
El médico que me atendió, por petición expresa
mía, me enseñó el sistema de expedientes
402
audiovisuales que utilizan. En cada una de sus
visitas, hubo un momento en que se colocó un
dispositivo
electrónico
en
la
cabeza
con
apariencia híbrida entre una gorra y unas gafas
de esquí, pero sin montura. Este curioso casco le
permitía consultar en tiempo real los expedientes
clínicos y actualizarlos con fotografías, vídeos
y sonidos.
“Accedo a imágenes de la herida de cualquier
paciente de manera dinámica, como si fueran
fotogramas
de
un
time-lapse”,
me
dijo
presentándose como especialista en traumatología.
“Estas imágenes las comparamos con heridas
similares
para
confirmar
un
diagnóstico
o
recomendar alguna variación en el tratamiento o
la cura”.
El personal del hospital puede conectar con
médicos especialistas que estén en otro lugar y
solicitar por videoconferencia un diagnóstico. En
mi caso, pidieron la opinión de un dermatólogo.
La información queda almacenada y disponible
para cualquiera de los médicos, farmacólogos o
enfermeros involucrados con el paciente. De hecho,
con cada situación médica se crea una pequeña
comunidad de atención médica que me recordó los
antiguos grupos privados de Facebook. Esta
comunidad sigue abierta mientras no se produzca
la situación de alta médica. Cualquier miembro del
equipo actualiza el expediente digital con sus
actuaciones.
Esta información, según pude apreciar con la
enfermera asignada, es consultable desde cualquier
tablet. Cuando el paciente así lo autoriza,
también está disponible para sus familiares o
amigos. Los médicos lovetopianos dan mucha
importancia a mantener a la familia perfectamente
403
informada
del
estado
y
evolución
del
convaleciente. En cualquier caso, el expediente
queda disponible y asociado a cada paciente de por
vida para facilitar diagnósticos o secuelas
futuras y proveer de un historial completo a
futuros médicos. Como el resto de aplicaciones,
este entorno digital tiene la marca “Hecho en
Lovetopía”.
La medicina preventiva es central en su sistema
de salud. Recibe muchos recursos del gobierno y
es aceptada por los ciudadanos. Aunque su concepto
de medicina preventiva es diferente. Incluye
ejercicio y alimentación, como el nuestro, aunque
abarca otras disciplinas como la sexualidad, el
contacto con los animales y la estancia en lugares
específicos de la naturaleza.
Los médicos lovetopianos reciben una formación
que podríamos llamar psiquicoemocional. Mi médico
dedicó una atención considerable tanto a mi estado
emocional como a mis heridas.
Aseguran que las enfermedades mentales han
disminuido desde la Independencia. Verificar
semejante información sería muy difícil ya que las
circunstancias han sido drásticamente alteradas.
Por otro lado, la seguridad y confianza de los
lovetopianos, con su estilo de comunidad vecinal
densa y con su familia extensiva, fueron logradas
a costa de una pérdida sustancial de anonimato y
libertad.
“Los lovetopianos tienen la sensación”, así me
lo dijo mi médico, “de no estar nunca solos. El
síntoma psiquiátrico más común es tener fantasías
sobre la soledad y la comisión de crímenes
violentos. Hay gente que efectúa escapadas a la
naturaleza salvaje por prescripción médica para
estar totalmente solos durante semanas”.
404
A pesar de todo, dudo que los lovetopianos sean
más felices que los españoles. Parece probable que
diferentes
estilos
de
vida
lleven
consigo
diferentes inconvenientes y ventajas. Tal vez se
trata que los lovetopianos son felices y
desgraciados de diferente manera que nosotros.
(Miércoles, 15 de junio. Más tarde) Acabo de
recibir un mensaje de la Presidenta Garen. Espera
que me recupere satisfactoriamente. Me pide que
le tenga al tanto de cuando esté trabajando de
nuevo. ¡Buenas noticias!
Hoy han abierto la puerta corrediza que me
separaba de la habitación contigua. En la cama
estaba una mujer de unos 45 años. Perdió el brazo
con el cabestrante de un barco pesquero. Le han
implantado un espectacular brazo robótico. Me lo
ha enseñado como si se tratase de un juguete nuevo.
Su “médico internista” es un hombre bonachón de
unos
30
años.
Cuenta
buenos
chistes.
Probablemente, hace “otras cosas” también muy
bien. Consigue que la enferma ría mucho, risas
siempre acompañadas de sonrojos de placer.
He charlado un rato con ella. Su historia me
resulta increíble. Me dijo que también es de
Madrid. Allí trabajaba como abogado. Llegó a
Lovetopía hace apenas 10 años. Le dije que no
podía ser, que eso era imposible. Pero insistió.
Me dijo que había entrado en el país por Granada,
sorteando las vallas de la frontera. Dijo incluso
que cientos de miles de españoles lo habían
conseguido antes que ella y eso la animó a
intentarlo. Dijo que ahora no es tan fácil porque
el gobierno español ha puesto en las vallas unas
cuchillas afiladas como bisturís para que los
españoles no salgan del país.
405
De repente, sentí unas nauseas nuevas que no
había sentido antes. No quise hablar más. Me di
la vuelta en la cama y conseguí dormir. Pero tuve
una pesadilla horrible. Cuando desperté, me sentía
tan mal que creí que estaba muriendo. Llamé
urgentemente a Linda apretando el botón, como ella
me había enseñado.
Linda llegó en apenas unos segundos. Salimos a
pasear por las colinas de los alrededores. Me
costó contarle la conversación que acababa de
escuchar. A penas podía articular palabras. Cada
vez que lo intentaba, el llanto se apoderaba de
mí. Linda me escuchó sin decir nada. ¡No sé cómo
agradecerle que estuviese allí conmigo en un
momento tan duro y desgarrador!
Conseguí distraerme mirando a otros pacientes.
Generalmente,
aunque
no
siempre,
estaban
acompañados de personal sanitario del sexo
opuesto. Muchos, por increíble que parezca,
también iban acompañados por sus animales de
compañía. Sobre todo, gatos y perros. Pero también
especies exóticas. Vi una joven con un animal que
parecía una pequeña iguana.
Me sentía mucho más relajado, aunque vacío de
fuerzas.
Sugerí,
casi
balbuceando,
que
tratamientos tan íntimos y atrevidos pudieran a
veces ocasionar problemas al hospital y al
personal sanitario. Linda se irritó mucho por mi
actitud.
"Primero", dijo, "cada tratamiento es único.
Segundo, en cada persona hay algo que vale y puede
ser amado, incluso en un burro chauvinista, feo y
español como tú. Tercero, los médicos también
somos personas y tenemos nuestro propio control
de lo que hacemos o dejamos de hacer. ¿Piensas que
soy tu esclava o algo parecido?”.
406
A partir de aquí se le quedó mala cara. Me dio
un pequeño empujón y entramos en la clínica de
nuevo. Me temo que tenía razón. Le agradezco el
beso que me dio después de meterme en la cama. Lo
recibí como una señal de que ya no estaba enfadada
conmigo.
Dormí un buen rato. Cuando desperté, me costó
entender lo que estaba viendo. Un grupo de niños,
quizás veinte o treinta, acababan de entrar en mi
habitación. Pensé que se habían equivocado. Pero
me di cuenta de que algo estaba pasando cuando vi
que también estaban Linda, Lorena y un par de
caras de adultos conocidas. Entre los niños,
reconocí también a varios de los chavales. Eran
dos niños y una niña que viven en la Cova.
“Tus sobrinos han venido a verte”, dijo Linda
mientras se acercó a la cama y colocó su mano en
mi frente comprobando dulcemente mi temperatura.
“Han traído a sus amigos del colegio”.
“¿Mis sobrinos?”, alcancé a decir.
“¡Claro! ¡Los niños de la Cova somos tus sobrinos
y tus sobrinas!”, dijo alegremente uno de los
niños cuya cara me resultaba familiar.
Una de las niñas, de la edad de mi hija, se quedó
en la puerta de la habitación. Estaba seria, con
gesto manifiestamente triste y expresión corporal
tensa. Lorena se dio cuenta y se acercó a ella.
“¿Cómo te llamas, cariño?”, le dijo mientras le
sujetaba la mano con suavidad. Se había agachado
para hacer coincidir su cara con la cara de la
pequeña.
“Alma”, contestó la pequeña entre sollozos.
“¿Y qué te pasa, Alma?”, siguió Lorena.
“¿Se está muriendo?”, preguntó la niña con voz
entrecortada.
407
“¡No, cariño! Rubén no se está muriendo”, dijo
Lorena. “Sólo está muy cansado porque hoy ha
descubierto una noticia que le ha hecho sentirse
muy triste y muy enfadado”.
Antes de que pudiese reaccionar, uno de los
chavales más mayores del grupo se abrió paso entre
los demás niños. Se acercó con decisión a la
puerta, donde aún seguían Lorena y la pequeña que
tanto me recordaba a mi hija Sara.
“Alma, parece que tienes miedo”, le dijo el
chaval mayor. “¿Te asusta la muerte?”.
“Sí”, contestó con voz tímida.
“¿Por qué te asusta la muerte?”, preguntó el
chaval con una serenidad impropia de un niño de
su edad.
“No sé”, respondió la pequeña con voz suave.
El resto de niños y niñas del grupo se quedaron
en silencio. Todos estábamos pendientes de la
conversación. Una mujer adulta, que luego supe que
era profesora del colegio, se acercó también a la
puerta y se colocó al lado del chaval.
“No hay ninguna razón para tener miedo a la
muerte”, dijo con firmeza el niño. “Mira, hay
personas que dicen que cuando te mueres, vas a un
lugar muy sucio y muy caliente, lleno de gente
mala ¡Pero eso es una mentira!”.
La pequeña Alma miraba al chaval fijamente a los
ojos, sin moverse. El chaval continuó.
“También hay personas que dicen que cuando te
mueres, vas a un lugar en el que hay muchas nubes.
Dicen que está lleno de gente con alas ¡Esto
también es mentira! Incluso hay personas que dicen
que cuando mueres, te reciben muchas mujeres que
no conoces y que no tienen ropa ¡Eso también es
mentira!”.
408
Me encontré atrapado por la conversación que
estaba escuchando. Me parecía surrealista que un
niño estuviese hablando así.
“Mucha gente se inventa historias sobre la
muerte porque no saben adónde vamos cuando
morimos”, continuó el chaval. “Pero nosotros si
lo sabemos”.
“Yo no lo sé”, dijo la niña con el gesto algo
más abierto.
“Yo creo que sí, aunque quizás aún no te hayas
dado cuenta”, insistió el niño.
“¿Me lo puedes decir tú?”, le preguntó la pequeña
Alma.
“¿Recuerdas cómo era antes de nacer?”, le
preguntó el niño.
“No, no me acuerdo”.
“Ya, es normal. Ninguno de todos nos acordamos.
Nuestra mente lo olvida”, dijo el pequeño. “¿Pero
recuerdas cómo sentías antes de nacer?”.
“No sé”, respondió la niña. “No sé si me acuerdo
de cómo sentía antes de ser un bebé”.
“¡Haz un esfuerzo, Alma!”, dijo dulcemente, pero
con fuerza, el chaval. “¡Intenta recordar cómo
sentías antes de nacer!”.
“Creo, creo que recuerdo… como que sentía mucho
silencio”, respondió entonces la niña. “Como si
fuese un silencio fresquito”.
“¿Y recuerdas un sentimiento de dolor?”,
preguntó el niño. “¿Hay algo en tu recuerdo que
te haga daño?”.
“¡No!”, respondió la pequeña.
“¿Recuerdas que hubiese gente mala? ¿O gente
rara? ¿O que hiciese mucho frío? ¿O mucho calor?”,
insistió el pequeño.
“¡No!”, respondió de nuevo Alma.
409
“Entonces, ¿sólo recuerdas un sentimiento de
mucho silencio, algo fresquito?”, preguntó el
chaval repitiendo las palabras que la pequeña
había dicho.
“¡Sí!”, dijo entonces la niña.
“Ese sentimiento que recuerdas se llama paz”,
dijo el niño entonces. “Y es lo mejor que sabemos
de la muerte ¡Allí es donde volvemos cuando
morimos! Volvemos al lugar del que venimos”.
Alma se le quedó mirando. Lorena y la profesora
miraron al chaval con una sonrisa enorme de
reconocimiento. La niña, pasados unos segundos,
relajó su expresión y entonó una sonrisa muy
tibia, pero sonrisa al fin y al cabo.
“Vale”, dijo Alma con el énfasis de la alegría.
“Creo que lo he entendido”.
De repente, el alborozo que corresponde a un
grupo tan numeroso de niños y niñas regresó. Sentí
que aquel chaval desconocido acababa de enseñarme
a mí también una lección de vida. Una relajación
intensa se apoderó de mi cuerpo. Vi a Lorena y a
la profesora besar efusivamente a la pequeña Alma
y al chaval. Cerré los ojos en un intento de
dormir.
Unos labios dulces me besaron la frente. Me
entretuve pensando que eran los labios de Linda.
Pero mi pensar se vio interrumpido por otro sentir
de labios, mucho más pequeños y dulces. Abrí los
ojos y vi como la profesora retiraba a la pequeña
Alma de mí mientras la sujetaba cogida por el
pecho.
Cerré los ojos de nuevo y caí en un sueño
profundo. Cuando desperté, no había nadie en la
habitación y había oscurecido. Sentí una enorme
paz y recordé con incredulidad el día vivido.
410
Cogí uno de los libros que había en la estantería
cercana a la cama. Estuve leyendo hasta bien
entrada la noche. Era una novela lovetopiana. De
su lectura me quedo con una curiosa sensación de
seguridad. Noto un optimismo que te susurra al
corazón, como diciendo “el mundo es un lugar
decente y satisfactorio” o “el hombre podrá
continuar viviendo a pesar de algunos pequeños
problemas”. Había, por supuesto, incidentes
terriblemente
dramáticos
y
sucesos
psicológicamente nihilistas como los de nuestras
novelas. Al principio, la historia me pareció
totalmente insípida. Después, poco a poco, pude
valorar y a apreciar la lectura. Me doy cuenta de
que se parece mucho a vivir en Lovetopía, tan
tranquilo y relajado.
(Jueves, 16 de junio) Me he despertado como
nuevo. Mi herida está mucho mejor y van a cubrirla
con una venda más pequeña.
Linda y yo hemos celebrado el acontecimiento con
una suave sesión amorosa que apenas me ha
producido dolor. Además, hoy no he tenido que
insistir en mi deseo varonil de penetrarla. Sin
yo sugerirlo, después de otro de sus maravillosos
masajes, se desnudó, subió con delicadeza a la
cama y se situó encima de mí. Lentamente, con una
dulzura que creo sólo existe en ella, cogió mi
pene flácido y lo metió en su vagina. Cuando quise
darme cuenta, estaba haciéndome el amor con una
maestría divina. De alguna manera que no sé
explicar, supe que las paredes de su vagina se
contraían y abrazaban mi pene una y otra vez. Su
movimiento era pausado y rítmico. Nuestras miradas
abiertas
y
encadenadas.
Nuestras
fuertes
411
respiraciones se sincronizaron. Hice un intento
de coger sus pequeños pechos, pero no me dejó.
“Amor, te toca recibir. No hagas nada. Sólo deja
que tu cuerpo hable con el mío”, me dijo entre
jadeos.
Cerré los ojos de placer un par de veces. Pero
su atención sobre mí era tal que acarició mis
labios y mi cara de inmediato para hacerme
regresar. Cuando estuve a punto de correrme, no
lo permitió. Si sentía que me aproximaba a ese
punto de máxima tensión, cambiaba el ritmo para
casi detenerse. Entonces, acariciaba mi cuerpo una
y otra vez, desviando mi atención del pene.
Tuve una especie de orgasmo. Varias veces
incluso. Pero estoy confundido porque no eyaculé.
No fue como siempre, sino más dulce y largo, menos
convulso, ausente de tensión. Ella también tuvo
varios orgasmos. O eso creo, porque siguiendo con
la costumbre lovetopiana, no paraba de jadear de
manera notoria y profunda.
No entiendo a esta diosa mujer, pero cuando me
hace el amor siento que recibo un maravilloso
regalo. Siempre atina en la medida justa, dándome
lo que necesito, ni más ni menos.
La doctora Linda no es tan hermosa como pensé.
Aunque sigo creyendo que es la persona más
perspicaz e inteligente del mundo. Es una mujer
segura con modos divinos y una sanadora nata. Es
inmensamente bondadosa y dulce, muy cálida y
acogedora.
Su
presencia
física
es
extraordinariamente receptiva y amorosa.
“¿Prefieres que me quede o que me vaya?”, le
pregunté.
"Sobre esto no hay nada que hablar", contestó
con cierto cabreo. "Cuando estés curado te irás.
Tú sabrás cuando llega ese momento".
412
"¿Y entonces tú te quedarás cuidando a otro
paciente-amante?", repliqué de manera sarcástica.
"¡Imbécil! ¡A veces actúas como sino entendieses
nada!”, gritó.
Sé que Linda sabe que aún no he superado mi
confusión sobre estos aspectos. Lo sé porque
siempre los pasa por alto. Sin embargo, creo que
la despedida se acerca.
Hoy, después de hacer el amor, habló en tono de
adiós.
"Cuando te vayas, me tomaré unas vacaciones”,
dijo suavemente. “Puedo viajar a donde quiera con
mi pase para el ferrocarril. Estoy planeando hacer
un tramo del Camino Interior del Amor por el
desierto de Tabernas, en Almería. Y pensaré en ti.
Y tú escribirás sobre mí en tu diario”.
"¡Que así sea!". Es todo lo que pude responder.
Me salió automáticamente esta expresión tan
habitual entre ellos.
La tomé con fuerza, pero con delicadeza, entre
mis brazos. Sentí cómo se me saltaban las
lágrimas. Este país me ha enseñado a llorar. Por
alguna razón que desconozco, sé que llorar me
sirve de ayuda. Ahora, cuando lloro, siento como
si algo se relajase y se abriese. Es como si algo
desconocido alcanzase la paz y no fueran solamente
los lacrimales los que se liberan.
Como consejo de despedida, la doctora Linda ha
dicho que nada de jabones ni geles. Que deje que
el cuerpo haga su trabajo y que la piel se
regenere. Y me ha recomendado que siga así incluso
después de que se cure mi herida. Ha insistido
mucho en que limite el uso de jabones y otros
productos de higiene básica cuando regrese a
Madrid. Dice que están repletos de sustancias
químicas que agreden al cuerpo y limitan las
413
capacidades naturales de la piel. ¡Y, como quien
no quiere, me he dicho que le encanta mi olor
natural!
“Sería una lástima para las mujeres con las que
estés que les niegues tu olor escondiéndolo con
desodorantes innecesarios”.
(Viernes, 17 de junio) Esta mañana salí del
hospital. Antes de viajar al campamento para estar
con Nazaret, paré en una tienda fantástica
especialista en productos de acampada. Le compré
a Linda un súper-saco de dormir. Es un aparato
lleno de plumas que se enrolla para ser guardado
en una pequeña mochila. Con este saco estará
perfectamente abrigada en las frías noches del
desierto. Entre el verde oscuro, marrón, púrpura,
azul o naranja chillón, elegí el púrpura. Aunque
no es muy original, es el color de Lovetopía.
Linda representa este país para mí.
Sintiéndome un poco ridículo, le escribí una
nota.
"Para que no te enfríes y sigas igual de
abrazada. Te quiero".
Se lo hice enviar al hospital desde la misma
tienda con un servicio de entrega inmediata, no
sea que se vaya de vacaciones hoy mismo.
Nazaret estaba radiante. Me ha hecho todo tipo
de preguntas picantes y malintencionadas sobre las
atenciones de la doctora. Ha insistido una y otra
vez en inspeccionar mi cicatriz. Sólo ha parada
cuando le he dejado quitarme la camisa y
acariciarme el pecho lentamente. En un juego de
seducción excepcional, me ha susurrado una última
broma sobre "la preciosa doctora que ha cuidado
tan bien al pobre Rubén herido". Nos hemos reído
414
hasta saciarnos. Me siento, en verdad, muy bien
por volver a estar a su lado.
No acabo de entender que me pasa, pero creo que
tiene mucho que ver con la aceptación de Nazaret
y su recibimiento. Por un lado, siento un amor
intenso por Linda. Sin embargo, estoy vacío de
sentimiento de culpa y mi amor por Nazaret se ha
reforzado enormemente. ¡Es tan extraño como
espontáneo!
Sin darme cuenta, mencioné mi casi obsesiva
fantasía de llevármela (a Nazaret) conmigo a
Madrid cuando acabe mi trabajo aquí. Reaccionó al
instante, diciendo que era una idea estúpida y
absurda. Nos enzarzamos en una feroz discusión.
"¿Qué haría allí? No sería más que un apéndice
tuyo. No hay forma de que yo pueda encontrar un
lugar en un tipo de sociedad como esa", gritó
Nazaret agitando los brazos con rapidez, su cara
repleta de lágrimas.
Me sentí muy dolido. Parecía como si nuestro
amor mutuo no fuera viable en el mundo real. Sentí
mucha rabia y mucha furia. Le acusé de no amarme,
de no desear estar conmigo.
Para mi sorpresa, me tranquilizó sujetándome con
firmeza la cara y besándome una y otra vez al
tiempo que me decía que me amaba. Pero insistió
con la misma determinación en que no se movería
ni un centímetro de su posición.
Un sudor frío me invadió. Fue una sensación
horrible. Deseaba desesperadamente hacer el amor
con ella. Necesitaba sentir el abrazo de su cuerpo
desnudo junto al mío, sentir cómo su piel y la mía
se fundían en un largo beso de cuerpos. Pero mi
pulsión sexual estaba como embotada. Mi pene
parecía muerto.
415
La situación evolucionó hacia un largo paseo por
el bosque. Ahora comienzo a entender lo que siente
hacia los árboles. Caminamos valle arriba, sin
prisa. A la vuelta, pasamos por delante del gran
árbol hueco en el que hicimos el amor por primera
vez. Es un lugar mágico. Algo hay, lo siento,
aunque no sé qué es. Pero esta vez no hicimos el
amor. Sólo nos sentamos en silencio dentro del
viejo tronco, viendo como la luz se transformaba
en penumbra y nos acariciaba suavemente.
A pesar de la pelea, me siento feliz como pocas
veces. Me cuesta hacerme a la idea de que esto
vaya a acabar. Quizás retrase mi regreso. Mi
reportaje,
de
todas
formas,
estará
pronto
terminado.
(Sábado,
18
de
junio)
He
regresado
precipitadamente del campamento para llegar a
tiempo. Esta misma mañana me han dicho que la
Presidenta Verónica Garen me recibiría a las
cuatro. Ni tan sólo he podido pasar por La Cova
para asearme.
Ha
sido
una
entrevista
informal,
con
autorización para grabar en vídeo y sin tiempos
ni preguntas pactadas. No haber podido prepararme
la entrevista me ha llegado como una encerrona.
Acabo de regresar de su despacho y aquí me
encuentro, anotando lo esencial de lo ocurrido
después de parar la grabación de video.
La presidenta es muy directa. A pesar de ser más
bien pequeña y un poco delgada, transmite mucha
fuerza, como una autoridad inquebrantable rodeada
de paz. Se la ve acostumbrada a ejercer el poder.
Pero a diferencia de nuestros políticos, no tiene
ese aire frío de hombre de negocios. De alguna
manera, esperaba que fuese como ellos, con su
416
cabeza llena de cálculos impersonales que resultan
ser ecuaciones de poder y de dinero. No, la
Presidenta Garen no es así.
De ella emana poder, pero un poder como persona.
No es el típico poder del burócrata o del dirigente
que ha trepado hasta la cima en una institución.
Es difícil de expresar. Me causó una impresión
nueva. Es como ese jugador de ajedrez, mucho mejor
jugador que yo, que derrocha ingenio de manera
espontánea y que te explicar cada movimiento sin
esconder nada. Sí, eso es. Es la sensación de
estar ante un ser misteriosamente superdotado. En
verdad, una mujer excepcional.
Ahora me doy cuenta de que ante todo ese poder
me he refugiado con el disfraz del emisario. Mi
sentir ha sido de inferioridad escondida.
Cuando paré la grabación de video, le presenté
la idea de nuestro Presidente de normalizar
relaciones. Le expliqué las ventajas económicas
que supondría para Lovetopía. No se pronunció en
contra. Dijo que Lovetopía ya mantenía un cierto
comercio con muchos otros países y que un aumento
de las salidas de excedentes (sobre todo de vino)
sería bien acogido. La divisa empleada debería ser
el yen japonés. En Lovetopía no necesitan más
euros. Ha afirmado que tienen superávit comercial
con la Unión Europea.
Me preguntó el porqué de mi ofrecimiento a abrir
consulados de Lovetopía en las ciudades más
importantes de España, considerando la inquietud
que generan las ideas lovetopianas entre nuestros
jóvenes. No estoy seguro de haber sabido
responderle y salir del paso. He minimizado
peligros y he expresado mi confianza en el
gobierno español.
417
Si sus servicios secretos son tan activos como
pienso, debí parecerle ridículamente ingenuo.
Hasta donde alcanzo a imaginar, me resultaría
fácil aceptar que estén financiando las revueltas
populares que llevan años truncando la paz social
en las regiones de Andalucía y Extremadura, y en
las provincias de Albacete, Ciudad Real y Toledo.
No
existe
la
más
mínima
esperanza
de
reunificación.
Me soltó un largo y apasionado
discurso sobre este tema. La conclusión es que
Lovetopía saldría perdiendo en cualquiera de los
principales indicadores sociales y que el reto
real sería cómo puede España ponerse a la altura
de Lovetopía, y no a la inversa. Añadió con firmeza
que los países grandes deberían dar paso a otros
más pequeños. Dijo que aunque su gobierno apoyase
la reunificación, el pueblo nunca lo aprobaría.
Después, recuerdo a la perfección que cortó en
seco y clavó en mí su poderosa mirada.
"¡Usted no puede estar hablando en serio!", me
dijo.
"Mi gobierno…", intente retomar, pero me
interrumpió.
"¡Usted no puede estar hablando en serio!",
insistió.
Silencio, un largo silencio. Ella estaba
recostada en su sillón sin quitarme la vista de
encima. Un momento muy incómodo, a decir verdad.
Debió ver algo muy extraño en mi comportamiento y
en mis palabras. Me encontraba en ese punto en que
ni yo veía claro qué podrá ganarse con la
reunificación. Me lanzó una mirada un tanto
irónica.
"¿Sabe usted?, dijo, "yo ya he dicho todo lo que
tenía que decir oficialmente y usted ha grabado
en vídeo como para escribir cien folios de
418
entrevista o realizar una serie de documentales
bien ilustrados con mis declaraciones. Quizás a
partir de ahora podríamos hablar como dos simples
amigos".
Me sirvió una copa de cava lovetopiano, salió de
detrás de la mesa y vino a sentarse junto a mí.
“Mire, es la tarde del sábado. Es el final de
una larga semana. Ya está bien de trabajar. Pero
me gustaría oír lo que usted piensa de mi país.
Lo que ha visto y lo que ha hecho. Naturalmente,
he leído sus artículos con lupa. Para serle
franca, estoy gratamente sorprendida por su
creciente juego limpio y la curiosidad que sus
artículos reflejan. ¿Será, quizás, que se lo ha
pasado en Lovetopía mejor de lo que esperaba?".
Hizo un guiño que acompañó con una sonrisa casi
cómplice. Un poco sorprendido, me quedé mirándola
sin realmente verla.
"Bueno, sí, de hecho ha sido así", dije lo mejor
que pude.
"Usted no es tan personal en sus artículos como
lo suelen ser nuestros periodistas”.
"Yo escribo mis experiencias personales en un
diario. Muchas de ellas han sido muy buenas, pero
no para ser publicadas. Para nuestros estándares,
mis artículos probablemente han sido demasiado
personales", comenté.
"Lo sé. También sé que usted ha hecho en
Lovetopía lo mismo que los lovetopianos siempre
que le ha sido posible. Le estamos agradecidos por
la moderación que ha mostrado. Pero esperamos
todavía más. Sospecho que tenemos mucho que darle
y creo que aún hay muchas cosas que no ha
comprendido".
"Pero, ¿he comprendido que no puedo dar a nuestro
Presidente esperanza real alguna?"
419
"Absolutamente
ninguna",
contestó
mientras
alargaba sus brazos para coger mi mano.
"¿Y si nuestros conservadores más radicales
terminan por imponerse?".
"Esos conservadores radicales no estuvieron lo
suficientemente locos como para destruir el país
con el fin de reunificarlo en 2015 ni en 2016”,
dijo en un tono de voz realmente sereno y dulce.
“Así pues, dudamos que vayan a estarlo ahora.
Pero, ¡basta! De esto no hay más que hablar. Ya
hemos
hablado
demasiado
del
proceso
de
Independencia. Lo que me gustaría saber es qué ha
sentido mientras ha permanecido entre nosotros.
Puede ser sincero. No he llegado hasta el lugar
que ocupo sin saber cerrar la boca. Todo quedará
entre estas cuatro paredes. Usted me cae bien. Ha
hecho un trabajo bueno y valiente. La gente que
ha conocido aquí le aprecia y le quiere, eso lo
sé. Estoy interesada en todo lo que le haya podido
suceder aquí".
El resto de la conversación, incómodamente
personal, me dejó con la impresión de que estaba
probando mi lealtad y explorando las ambigüedades
de mis sentimientos. Me refugié varias veces
citando mis artículos, pero ella hacia réplicas
indirectas como dejando entrever que entendía cómo
funciona mi mente.
La conversación me dejó inmerso en una sensación
de agotamiento, de depresión. Como si alguien
hubiese metido una gran piedra en mi mochila sin
yo darme cuenta. Este país es realmente intenso.
¡Hasta la Presidenta trata de meterse en tu vida!
Regresé a la Cova para escribir estas notas. Hoy
el día ha estado cerrado, con muchas nubes. Malos
augurios me rodean.
420
(Más tarde) La visita a la Presidenta me ha
dejado hundido. Todo el viaje me parece una
pérdida de tiempo. Este lugar ya no es para
nosotros. ¡Perdido para siempre! ¡Ni unos nuevos
Reyes Católicos serían capaces de conseguir la
reunificación!
Todos me acosan para que les cuente de qué hemos
hablado. Creo que piensan que mi visita aquí
incluía más razones que los reportajes. Se
muestran amables, pero percibo distanciamiento
entre nosotros.
He agarrado algo parecido a una gripe. Tengo un
fuerte dolor de cabeza, con irritación de garganta
y algo de fiebre. He intentado dormir pero no
consigo pegar ojo.
He bajado un par de veces a picar algo, pero los
demás estaban despiertos, como esperando. Isidro
ha empezado a acorralarme con sus preguntas y le
he tenido que decir abiertamente que me deje en
paz.
Creo necesario juntar en mi cabeza todos los
elementos de esta experiencia y hacer un nuevo
esquema. Pero apenas tengo energía.
Me asusta que Nazaret me sorprenda en este estado
de debilidad y confusión. La facultad de analizar
las cosas que dice amar en mí me ha abandonado por
completo. Debo hablar con ella a toda costa y
decirle que estoy enfermo. No quiero que venga y
me vea así.
Me he dormido un rato y he soñado que escribía
un balance en una hoja bajo el título "Lovetopía".
Eran dos columnas largas en las que poner los pros
y los contras. La lista crecía y crecía
grotescamente, cada vez más confusa y caótica.
Escuché a Nazaret reírse. Finalmente, rompí la
hoja. Mi cabeza daba vueltas.
421
Me he despertado
desesperación.
sudoroso,
422
sumido
en
la
24.- LOVETOPÍA: ¿DESAFÍO O
ILUSIÓN?
Valencia, 19 de junio de 2033. ¿Hacia dónde va
Lovetopía? Después de seis semanas de estudio
intensivo encuentro todavía difícil hacer una
buena conjetura sobre el futuro de este país.
No cabe duda de que los arriesgados experimentos
económicos y sociales puestos en marcha han
funcionado. Esta conclusión se presenta casi
forzada
desde
un
periodismo
riguroso.
La
democracia real es una realidad cotidiana y ha
alcanzado de pleno también a la actividad
económica. La salud y el bienestar general de la
población son innegables. La tecnología que maneja
el país es vanguardista y va ganando terreno paso
a paso en el mundo. El agua y el aire lovetopiano
están limpios como el cristal. La tierra está bien
cuidada y es productiva. La comida abundante,
integral e identificable. Sus modos de vida
funcionan basados en un equilibrio estable y todo
apunta a que pueden funcionar así indefinidamente.
La descentralización extrema y la apertura
emocional de la sociedad, aunque a primera vista
pueda resultar chocante, también dicen mucho en
su favor. Por aquí, Lovetopía plantea un desafío
difícil. No podemos, ni de lejos, comparar
nuestros logros con los suyos.
Pero Lovetopía tiene una gran sombra. Estos
beneficios han sido conseguidos a un coste muy
elevado. La capacidad industrial lovetopiana y el
estándar de consumo se hallan claramente por
debajo de los nuestros, hasta el punto de que
serían difícilmente tolerados por los españoles.
Sus grandes empresas no son tan poderosas como las
423
nuestras. Además, su sistema político descansa
sobre unos principios cuanto menos arriesgados al
ofrecer una participación tan amplia y espontánea
a los municipios y a los ciudadanos.
Obviamente, es difícil para un español criticar
tales tendencias. Nuestra propia evolución nos ha
llevado a una sociedad cerrada y muy segregada
económicamente a pesar de todas las estadísticas
que se esfuerzan en presentarla como menos
desigualitaria. El principio lovetopiano de
empoderamiento de municipios y ciudadanos echa por
tierra el regreso de la antigua grandeza de
España, unificada en espíritu, como "una, grande
y libre".
Lovetopía evoluciona hacia un país balcanizado,
una constelación de naciones pequeñas donde cada
una mantiene sus preciosas y ridículas diferencias
culturales. Mientras, nosotros avanzamos en una
larga marcha hacia un mundo global de paz y
libertad bajo el liderazgo de América y los coros
de la Unión Europea. Un proceso imparable que
rinde homenaje a todas las vidas sacrificadas en
los campos de batalla de Corea, Vietnam,
Afganistán, Irak y Siria. Los lovetopianos sólo
proponen separatismo y anti desarrollismo. El
destino del país descansa en el regreso a la vida
mezquina de los principados de la Europa medieval.
Si las ideas lovetopianas prosperasen, la era de
los grandes estados nación y su promesa de un gran
estado mundial se disolvería como un terrón de
azúcar. A pesar de nuestros éxitos globalizadores,
la humanidad quedaría rota y aislada en pequeños
grupos heterogéneos. De nada servirían los avances
occidentales de intercomunicar el planeta con
Internet, la red global de vuelos low-cost y el
424
transporte intercontinental de contenedores de
mercancías.
Los lovetopianos argumentan que tal separatismo
es deseable tanto en aspectos medioambientales
como sociales y culturales. Afirman que una
pequeña sociedad puede explotar su "nicho" en el
biosistema mundial mucho más rica y sutilmente,
con eficacia. Esto, sin embargo, hay que leerlo
como un descentralismo fetichista. Habría que
admitir que las superpotencias no son capaces de
utilizar con moderación los recursos que acumulan.
Yo sería el último en negar que las élites
económicas que dirigen nuestras multinacionales y
nuestros gobiernos cometen muchos errores y
desperdician oportunidades únicas. Pero a pesar
de todo, no debemos condenarlas ni eliminarlas en
favor de innovaciones a pequeña escala modeladas
por la experiencia lovetopiana. Podríamos correr
el riesgo de tirar la civilización por la borda.
Si deseamos lograr mejores condiciones de vida
para nosotros y para nuestros hijos y nietos,
tenemos un buen camino a nuestro alcance. Basta
con persistir en la globalización y en la entrega
de mayores cuotas de poder a las empresas
multinacionales. Nuestros líderes políticos saben
cómo dirigir correctamente unas instituciones que
ya conocemos sin aventuras innecesarias.
(Lunes, 20 de junio) Bla, bla, bla. Casi no me
soporto si releo mi último artículo. Probablemente
encantará en Madrid. Cada vez me cuesta más
escribir de esta forma, digamos objetiva, de
presentar las cosas buscando a toda costa cómo
llegar a una conclusión preestablecida. ¡Qué
horror!
425
Estoy casi por cortar por lo sano y volver a
Madrid. Si me quedo aquí probablemente cogeré una
pulmonía. No soporto de ninguna de las maneras
hablar con Isidro, con Lorena o con los demás. En
cuanto tienen ocasión, me rodean y me piden que
les cuente. Por momentos encuentro reconfortante
su interés, pero siento que si hablo acabaré
perdiendo los estribos.
Me he pasado el día encerrado en la habitación
intentando dormir. Aunque, para que engañarme, no
lo consigo. No pego ojo. Siento que no tengo
absolutamente nada más que hacer aquí. Podría
pasar a limpio la entrevista con la Presidenta o
montarme unos cuantos artículos más. Quizás
ampliar algún tema con anécdotas divertidas. Pero
creo que ya sé todo lo que necesitaba saber.
Finalmente, Nazaret se ha presentado en la Cova.
Dice que para que alegre un poco la cara. Pensé
que no iba a soportarlo. Sobre todo, teniendo en
cuenta que pronto me iré. Ya tengo mi maleta de
nuevo en la habitación y he metido unas cuantas
cosas dentro.
Mientras Nazaret hablaba, yo pensaba de manera
casi obsesiva en irme ya. No podía dejar de pensar
en coger el tren de la tarde que atraviesa las
sierras hacia Utiel-Requena para, desde ahí,
intentar llegar de nuevo a Cuenca. No sé por qué
me cuesta tanto mantener la atención. Cuando me
abrazó con lágrimas en los ojos, me descubrí
pensando en regresar por una ruta diferente.
Quizás bajar hasta Granada y buscar cómo llegar
desde allí hasta Sevilla o Córdoba. Volver por
otro camino y alargar mi viaje de regreso. No
puedo quitarme de la cabeza que la mejor despedida
sería no despedirme de nadie.
426
A pesar de mi agudo dolor de cabeza, siento
profundamente que adoro a esta mujer. Cuando
estaba besuqueándome sin parar, me levanté
enfadado y empecé a golpear los cojines y todo lo
que había a mi alrededor. Mi reacción hizo que se
pusiese a llorar desconsoladamente. Aún no soy
capaz de entender mi reacción ni de dónde saqué
las fuerzas. Luego, levantó la cabeza, sonrió y
se giró hacia el grupo que nos rodeaba.
“¡Atención! ¡Atención! Hoy nos vamos de fiesta.
Rubén necesita algo de magia lovetopiana,” gritó
eufórica, mientras se recogía las lágrimas de los
ojos. “¡Hoy la vamos a liar púrpura! ¡Vayamos a
la Iglesia del Cantar de los Cantares!”.
Isidro, Lorena y los demás empezaron a gritar
como si les hubiese tocado la lotería. Rafa,
aunque más calmado, también se levantó. Al
principio no entendí de qué iba todo aquello. Pero
pronto acerté a pensar que el grupo se estaba
preparando para salir. Nazaret me trajo una
camiseta limpia y me ayudó a cambiarme. Por un
instante, me sentí totalmente derrotado.
En lugar del tradicional transporte público, nos
subimos en un microbús eléctrico que nos recogió
en la misma puerta de la Cova. Conducía un hombre
desconocido para mí. Por la conversación durante
el trayecto, supe que era un amigo de Rafa de una
familia vecina. Su nombre es Eugenio. Es un tipo
muy animado. Trabaja como juez y actualmente ocupa
un alto cargo en el gobierno. Por las preguntas
que hizo, parecía saber mucho sobre mi estancia
en Lovetopía. Las respuestas vinieron de Isidro,
Lorena y Nazaret. Yo me pasé el trayecto mirando
las calles de Valencia por la ventanilla. Estaba
atardeciendo. Me sentía fuera de mí, aunque
totalmente ensimismado.
427
Entramos en el edificio por una rampa y el
microbús aparcó en un subterráneo. En el parking
pude ver varios vehículos eléctricos. La mayoría
eran microbuses como el nuestro. Recuerdo que dos
de estos microbuses estaban disfrazados. Aunque,
ahora que lo escribo, no distingo bien qué ha sido
realidad y qué fantasía.
Bajé del microbús. Lorena y Nazaret me cogieron
de los brazos, cada una a un lado. En el parking
apenas había luz. Empezamos a subir por otra
rampa, caminando hacia un espacio del que nos
llegaban tenues luces de colores y algo de música.
Empecé a oler a una mezcla de incienso y marihuana.
Entramos en la nave de una iglesia. Había gente
sentada. En medio, una barra y un espacio abierto.
Mucha
gente
bailaba
de
maneras
muy
estrafalarias. Movían sus brazos elevados al cielo
y cantaban con fuerza. Me fijé en que los hombres
hacían el gesto de una “L” con los dedos pulgar e
índice, mientras las mujeres hacían un gesto
similar, el de una “V” utilizando el índice y el
corazón. De tanto en tanto, se acercaban unos a
otros, dibujaban una “LV” cruzada y besaban sin
pudor a la persona que tenían al lado.
Sentí que mi cabeza se despejaba y afloró una
sonrisa. Lorena se debió de percatar porque recibí
un fuerte beso en la mejilla. Al fondo, en la zona
del altar, un grupo de música tocaba en directo.
Un joven nos estaba esperando. Nos condujo hasta
varias
mesas
redondas
situadas
frente
al
escenario. Isidro pidió varias jarras con lo que
supe era Agua de Valencia. Trajeron varias
cachimbas con formas curiosas de parejas desnudas
haciendo el amor. Éramos un grupo muy numeroso.
Todos empezamos a beber y a fumar.
428
“Me encanta la María Magdalena con su hija Sara
que está allí, donde habitualmente colocaban el
retablo. La han restaurado en la Universidad de
Valencia.
Yo
contribuí
al
proyecto
de
restauración”, dijo Nazaret con una sonrisa
enorme, mientras señalaba por encima del grupo de
música, acercándose a mi cara para atravesar el
barullo de la música.
Estaba radiante. Sus ojos marrones parecían
verdes. Sentí un escalofrío de estremecimiento a
la altura del corazón. No pude evitar apreciar sus
pechos prohibidos y su cuerpo desnudo a través del
vestido púrpura y negro que había elegido para la
ocasión. Aprecié su vello púbico. Una rápida
erección me sorprendió cuando descubrí que no
llevaba bragas.
“¿Has dicho María Magdalena? ¿Te refieres a la
prostituta que sale en el Nuevo Testamento?”,
pregunté. “¡Pero si es la Virgen María con el niño
Jesús!”.
Nazaret me respondió con un largo y apasionado
beso. Creo que nunca una mujer me había besado así
antes. Su lengua estaba dura y húmeda y penetró
en mi boca de una manera sobrenatural. Su
respiración era jadeante, pero muy profunda. Me
condujo a una excitación absoluta. Todo rastro de
mi anterior malestar desapareció. Sentí que sólo
existía el momento presente, en aquel mágico
lugar, con ella.
“Rubén, cariño, en Lovetopía creemos que María
Magdalena era la pareja sagrada de Jesús y que
ambos tuvieron una hija. Su nombre fue Sara”,
susurró Nazaret sin apenas distanciarse, en un
sonido que creí escuchar en mi interior. “Para
nosotros, la figura de la mujer con el niño nos
recuerda a María Magdalena, la esposa de Cristo,
429
y a su hija Sara, el fruto sagrado del sexo
divino”.
En ese justo momento, Lorena se acercó por detrás
de la silla y llamó la atención de Nazaret,
cogiéndola del hombro. Apenas tuve tiempo de
pensar en lo que había escuchado.
“Nazaret, te toca. Es vuestro turno”, dijo
Lorena acercando la cabeza hacia donde estábamos
Nazaret y yo para que pudiésemos escucharla. “¿Ya
sabes lo que vais a interpretar?”, le preguntó.
“¡Si, claro! He elegido dos canciones para
Rubén. Ya he hablado con Isidro y con Rafa para
que
programen
las
tablet
y
para
que
me
acompañéis”, contestó mientras sacaba unos papeles
del pequeño cesto que llevaba. “Esto es para ti,
cariño. Son las letras. Por si te apetece
participar1”.
Nazaret se levantó y se dirigió al escenario.
Isidro, Lorena y Rafa le siguieron. Para mi
sorpresa, Lorena se sentó frente al piano, Isidro
cogió un saxo y Rafa empuñó un pequeño y delicado
violín. Unas tablet se encendieron frente a los
instrumentos.
Mi
distracción
fue
lo
suficientemente larga como para perder a Nazaret
de vista. Cuando quise buscarla, apareció desde
la oscuridad con un velo púrpura sobre la cabeza
y una guitarra española en la mano.
Un joven se acercó y puso un taburete frente a
mí. Nazaret se giró hacia el grupo que formaban
Lorena, Isidro y Rafa y asintió con la cabeza.
Entonces, se sentó en el taburete y se levantó el
1
Para escuchar las música y acceder a las letras
originales en inglés y su traducción al castellano, visita
la dirección web http://lovetopia.org/canciones
430
velo. Su rostro era relajado pero sonriente. Sus
ojos estaban cerrados.
Y entonces, empezó a tocar la guitarra, abrió
los ojos y los clavó en los míos.
“Come with me, on a journey under the skin.
Come with me, on a journey under the skin…” 2
Primero se incorporó el piano. Vi a Lorena
acariciar con una elegancia magistral aquel
teclado. Después llegó Rafa con su violín. El
hombre que conocía se había transformado. Estaba
extasiado. De pronto, el saxo empezó a gritar y
vi a Isidro cabecear una y otra vez, mientras
contorsionaba el cuerpo. Un juego de luces añadía
a aquella imagen destellos de genialidad y locura.
El olor a incienso se hizo más intenso. Nazaret,
entregada, cantaba sin apartar sus ojos de los
míos.
“… all you got to do is surrender… You make me
thrill, make me fool. Thank you for the presence
full of soul, presence full of soul. Come with me
on a journey under the skin. Come with me on a
journey under the skin. We will look together for
the Pan Within”.3
Me quedé petrificado. Noté como una lágrima
enorme recorría mi mejilla. Era la primera vez que
alguien me cantaba así. Así de cerca. Así para mí.
Su voz me envolvía, provocándome sensaciones
2 “Ven conmigo, en un viaje por debajo de la piel. Ven
conmigo, en un viaje por debajo de la piel…”
3 “… Todo lo que tienes que hacer es rendirte… Haces que
tiemble, me vuelves loca. Gracias por tu plena presencia
de alma, tu presencia plena de alma. Ven conmigo, en un
viaje por debajo de la piel. Ven conmigo en un viaje por
debajo de la piel. Buscaremos juntos a la Divinidad que
Tenemos Dentro”.
431
indescriptibles. Guitarra, saxo, violín y piano
se entremezclaban en un baile de notas sin igual.
Sentí una sensación genital muy extraña. Perdí la
erección, pero sentí la dulzura del orgasmo. Y su
voz, la voz de Nazaret se deslizaba por mi piel
con una hermosura sólo explicable desde la magia.
Cuando acabó la canción, la gente se levantó y
empezó a gritar, a aplaudir y a saltar.
“¡Bravo, bravo, bravo!”, gritaban. “¡Otra!
¡Otra! ¡Otra!”.
Unas notas de piano empezaron a sonar de fondo,
una y otra vez, hasta que se hizo el silencio.
Nazaret, marcando unos acordes, empezó a cantar
de nuevo.
“If I said to you, that I have been in a
forbidden place. Now what would you do? Would you
abuse me? Refuse me? Or would you suit me like you
do. The man in you gets to the woman in me… “.4
Apenas podía respirar. El aire salía casi
temblando. El piano y el violín acompañaban, con
pequeños golpes del saxo. Nazaret dejó la
guitarra, me cogió con ambas manos la cara, me
besó y siguió cantando con absoluta devoción.
“…¡Love me two times, one for the man and one
for the woman in me! ¡Love me two times, one for
the man and one for the woman in me! And that’s
the way it should be”.5
4 “Si yo te digo que he estado en un lugar prohibido.
¿Qué harás? ¿Abusarás de mí? ¿Me rechazarás? ¿O me
abrazarás como tú sólo sabes hacerlo? El hombre que hay en
ti llega a la mujer que hay en mi…”
5 “¡Ámame dos veces, una por el hombre que hay en mí y
otra por la mujer que hay en mí! ¡Ámame dos veces, una por
el hombre que hay en mí y otra por la mujer que hay en mí!
Porque así es como debe de ser…”
432
Un pequeño silencio y de repente un estallido de
aplausos y gritos lo inundó todo. Nazaret alargó
su brazo para hacerme levantar. Me besó y me
abrazó. Los gritos no cesaban, esta vez repitiendo
“¡Olé! ¡Olé! ¡Olé!” una y otra vez. Isidro, Lorena
y Rafa bajaron del escenario y formamos un círculo
de abrazos. Me sentí parte del espectáculo. Cerré
los ojos y aquella energía me invadió.
Permanecimos abrazados, bailando, durante el
resto de la velada. No supe separarme de ella.
Isidro y Lorena se quedaron un rato en el
escenario y acompañaron a una de las mujeres de
la Cova. Interpretaron canciones de un antiguo
grupo malagueño llamado Chambao.
Alguien, no sé quién, interpretó un tema que
Nazaret me susurró entero. Estuvo toda la canción
abrazada a mí, cogida de mi cuello. ¡Bendita
mujer! ¡Qué intimidad! Aún recuerdo el estribillo.
Creo que su voz me acompañará siempre.
“This is a woman's world. This is my world. This
is a woman's world for this man's girl. There
ain't a woman in this world, not a woman or a
little girl, that can't deliver love in a man's
world”.6
La última canción que escuchamos también la
recuerdo. Lo sé porque un sentimiento sobrecogedor
me trasladó a mis viajes de infancia con mi padre.
¡Casi le pude ver mientras conducía su antiguo
BMW! Fue Rafa que regresó al escenario y nos
6 “Este es un mundo de mujeres. Este es mi mundo. Este
es un mundo de mujeres para la hija de este hombre. No hay
ni una mujer en este mundo, ni tan sólo una pequeña niña,
que pueda entregar su amor en un mundo de hombres”.
433
sorprendió con un tema de Macaco, otro cantante
español.
No me separé de Nazaret ni un segundo. Necesité
sentir su aliento durante cada de instante que
estuvimos juntos. Ella me buscaba con cada pequeño
movimiento, por sutil que fuese. Movimientos que
me llegaban como dulces caricias que tocaban una
y otra vez mi corazón. ¡Cómo quiero a esta mujer!
¿Cómo se puede querer tanto a una mujer?
Regresamos a la Cova y estuvimos unos minutos
comentando anécdotas en el patio. Tomás y Vanya
salieron a recibirnos. Vanya iba sentada en una
silla de ruedas que Tomás empujaba delicadamente.
Pregunté qué había pasado.
“Tuvieron un accidente de coche cuando vivían en
la India”, me contestó Nazaret al oído. “Desde
entonces, necesita asistencia de una silla de
ruedas ¿No te habías fijado en todo este tiempo?”.
Nazaret no dejó de abrazarme y sonreír. Brillaba
con una luz que no correspondía a la situación.
Entendí que los “karaokes instrumentales” son
habituales en Lovetopía. Muchas antiguas iglesias
han acabado convertidas en centros culturales
dedicados a este tipo de eventos “mágicos”. Los
lovetopianos eligen cuidadosamente cuándo y cómo
celebrar cada ocasión. Estos espacios son sólo
para grandes celebraciones.
Eugenio, para mi sorpresa, estaba cogido de la
mano de Rafa. Contó que el grito “¡Olé! ¡Olé!
¡Olé!” es la evolución castellana del clásico
grito árabe “¡Alá! ¡Alá! ¡Alá!”. Rafa recompensó
su comentario con un largo y cariñoso beso en la
boca. Eugenio ha dicho que es tunecino y que llegó
a Lovetopía un par de años después de la
independencia. Ambos se abrazaron y se acariciaron
434
dulcemente sin ningún pudor. ¡Nunca hubiese
sospechado que Rafa y Eugenio eran pareja!
Quizás haya más inmigrantes y más cultura árabe
dentro de Lovetopía de lo imaginable.
Nazaret dijo que tenía que irse. Sentía no
poder quedarse conmigo. Una situación la reclamaba
en el campamento. Me susurró que regresaría tan
pronto como estuviese solucionado.
Me acosté pero apenas dormí. Lorena me deseó las
buenas noches con un largo abrazo bajo la
vigilancia seria de Isidro. Luego, él también se
despidió con un largo abrazo. Salieron de la
habitación y cerraron la puerta.
Sentí la soledad en toda su intensidad. Me
levanté de la cama y empecé a dar vueltas de un
lado a otro.
Rondaban constantemente en mi cabeza visiones de
la
entrevista
con
Garen,
retazos
de
sus
comentarios y de sus gestos animados. Rememoré
momentos pasados con Nazaret, aquellos en los que
no tenemos nada que decirnos y simplemente nos
miramos, acariciándonos dulcemente. Los paseos
bajo la luna de Valencia en mangas de camisa. Las
placas receptoras de la central de energía solar,
captando y almacenando el sol paciente y
silenciosamente. La quietud. Sólo el canto de un
ave. Esa forma tan especial en que las personas
aquí se miran unas a otras.
Me sobresalté al sentir, de repente, que todas
las caras de la gente que había conocido durante
este viaje se giraban hacia mí. En silencio.
Mirándome. Expectantes. Y no puedo mirarles a los
ojos. No lo soporto. Ninguno. Excepto Nazaret.
Excepto los ojos de Nazaret. En ellos encuentro
paz. Siento paz.
435
Espero no estar sufriendo una crisis nerviosa.
Tengo que salir de aquí como sea.
(Martes, 21 de junio) Puede que me quiten el
diario. Aunque ya todo me da igual y necesito
escribir. ¡Tengo la sensación de que me han
secuestrado!
Ayer, cuando hacía las maletas, tres hombres y
una mujer entraron en mi habitación y me pidieron
que les acompañara.
"¿Para qué coño os voy a seguir?", pregunté.
Reconocí a uno de ellos, uno con unas enormes y
enmarañadas cejas y aire diabólico. Es amigo del
hermano de Nazaret. Sonrió al entrar en mi
habitación mientras me ponía la mano en el hombro.
Me habló, pero fui incapaz de mantener la atención
y no entendí nada. A otro creí reconocerlo de
alguna fiesta por la Cova, hablando con Isidro.
Una especie de científico que sólo sabía hablar
de "energías". Daba la impresión de estar un poco
chalado. Al otro no creo haberlo visto antes. Sin
embargo, la chica me resultaba familiar. Todos
parecían ser buenos amigos.
La joven metió algo de mi ropa en la maleta y,
con una sonrisa tímida, me pidió que nos fuésemos.
Uno de los hombres me guio hacia la puerta
sujetándome por el hombro. Cuando estuvimos abajo,
en la entrada, sentí la necesidad pedir socorro y
grité. Isidro y otros siete u ocho de la Cova
aparecieron de inmediato y nos rodearon. Por un
momento, me sentí a salvo.
Mis secuestradores no parecían apurados. Mi
mente se fue de la situación y pensé obsesivamente
en pedir a alguien que avisara a Madrid. Uno de
los secuestradores hizo un aparte con Isidro.
Parece que discutían, girándose para mirarme de
436
vez en cuando. Finalmente callaron en lo que se
me antojó un acuerdo.
“Rubén, lo mejor es que vayas con ellos”, dijo
Isidro mientras se acercaba.
"¿Qué quieres decir con eso de lo mejor?", grité.
"No quiero ir. Por favor, dejad que me quede en
casa”.
Isidro me cogió fuertemente del brazo y me apartó
del grupo.
"¡Mira, Rubén! Desde que viste a Verónica Garen,
es más que evidente que estás pasando un mal
trago”, me dijo con voz amigable pero firme.
“Encerrarte en tu habitación no te va a ayudar
nada. Cambiar de aires durante unos días te vendrá
bien. Esta gente son amigos de verdad. Lo han
organizado
para
llevarte
a
un
lugar
extraordinario. Está cerca de aquí. Sólo pasar
unos días. Yo mismo he estado allí en momentos
difíciles y me ha sido de gran ayuda. Es una buena
idea. Iría contigo si pudiera, pero me es
imposible. Quizás pueda ir a verte mañana por la
tarde”.
"¡Lo que debería hacer es largarme de este país
de mierda!", estallé. "¡Y ahora mismo! ¡Llévame a
la estación!".
"Allí es donde vais", dijo Isidro. "Pero sería
un fracaso que te fueses de Lovetopía en tu actual
estado. Todos pensamos lo mismo. ¡Venga, Rubén,
confía en nuestro criterio! Somos todos amigos,
preocupados por ti y dispuestos a echarte una mano
para que te recuperes rápido. Alguien de la Cova
podría acompañarte si crees que es importante para
ti".
Isidro me tranquilizó. Sentí que me estaba
comportando como un loco de remate. He aprendido
a fiarme de él, incluso en cosas un poco raras.
437
Especialmente, en cosas raras. Todo en este país
es raro. Y sé que me arrepentiría si me largo sin
más. Además, mis "secuestradores" me parecían
menos gorilas desde que les vi hablando con la
gente de la Cova.
Una idea nueva me invadió. ¿Y si eran agentes de
nuestro CNI? ¡Si nuestro Presidente consideraba
realmente importante mi misión, quizás quería
verme de inmediato! Bien sabe Dios que es un
secreto a voces en la Cova la decepción que me
causó el encuentro con la Garen.
Llegamos a la estación y cogimos un tren. Luego,
subimos a un moderno microbús dirección a las
montañas. Me quedé dormido y desperté cuando
llegamos. Había un gran edificio con porches
bajos. Gente que iba y venía sin prisa. Alrededor,
pequeñas cabañas de madera sin orden aparente.
"Después comeremos algo", escuché. "Empecemos
con un baño".
Dejamos mi equipaje en una de las cabañas y
bajamos por una colina. Todo era silencio. Un
silencio resentido de mi parte y un mutismo
indescifrable por la suya.
Los baños estaban en un edificio muy hermoso,
aunque sumamente sencillo. Nos quitamos la ropa y
entramos en la sala de baños. Ellos completamente
desnudos y yo con una toalla envuelta en la
cintura. En el centro, había una piscina de unos
doce metros cuadrados con muchos chorros de agua
y pequeñas zonas burbujeantes. Nos sumergimos
lentamente. El agua estaba caliente y humeante.
Despedía un aroma extraño. Su tacto era sedoso.
No podía apartar mis ojos del cuerpo desnudo de
la joven. Su cuello era largo y delicado. Sus
pechos, pequeños y redondos, eran muy hermosos y
atractivos. Su cintura fina y elegante. Su pubis
438
tapizado por una ligera capa de vello. Piernas
largas, muy largas ¿Quién es? ¿Me resultaba tan
familiar que creía que la conocía, pero una niebla
en mi mente me impedía recordar?
Dentro de la piscina experimenté una cierta
relajación. Todos sonreían y daban pequeños
gruñidos de placer. Sentí como mi tensión se
desvanecía. Reinaba un silencio sólo roto por el
sonido del agua y los pequeños jadeos de los demás.
Tropecé con un banco sumergido y me senté bajo un
enorme chorro de agua.
Junto a mí, una pareja de jóvenes se miraban
fijamente, sentados uno frente al otro. Su
movimiento era rítmico. De no ser porque estábamos
en público, hubiese jurado que hacían el amor. Al
otro lado, un viejo metía y sacaba la cabeza del
agua mientras hacía borbotones con la boca. En
frente, mis acompañantes, ella, descansaban con
los ojos cerrados, cuerpos relajados, impasibles,
como flotando. Estuvimos 30 minutos o más allí
metidos.
Unos detrás de los otros empezamos a salir. Nos
secamos con unas enormes toallas y nos tumbamos a
sudar. Yo con la toalla puesta. Ellos, ella de
nuevo desnuda. La sala de exudación tiene amplias
ventanas. Se veía el horizonte en toda su
profundidad,
color
pardo.
Los
árboles
se
balanceaban suavemente. Mi sentir de calma iba en
aumento. Me venían a la cabeza flashes de la
fantasía de la iglesia. Comencé a pensar en que
esa noche, por primera vez después de muchas,
quizás sería capaz de conciliar el sueño.
La conducta poco locuaz de mis “secuestradores”
todavía me molestaba. Pero no dije nada. Mi única
exigencia fue llamar a la Cova y me dejaron una
tablet nada más acabar de cenar.
439
Isidro no vendría hasta dentro de dos días. La
conversación con él me tranquilizó. Dijo que había
hablado con Nazaret. El resto del tiempo que
estuvimos charlando se limitó a escucharme y a
sonreír.
“Rubén, desconecta esa mente tuya y relájate por
unos
días”,
dijo
antes
de
cortar
la
videoconferencia. “Sé que pronto estarás mucho
mejor y verás las cosas de otra manera”.
Nos instalamos en unos mullidos sillones del
salón. La chimenea estaba encendida. Alguien en
la otra esquina de la habitación descorchó una
botella de cava. Nos ofrecieron unas copas y todos
brindaron a mi salud. Todos menos yo. La
misteriosa joven me pilló dos veces mirándola
fijamente y lo aceptó con sorprendente gratitud.
Al menos, eso entendí de su sonrisa intuida y ese
cerrar de párpados tan delicadamente suyo. Por
la sala se jugaba al ajedrez, al dominó y a las
cartas
“Es el juego del "truc", me dijeron. “Cuando te
apetezca, te enseñamos las reglas y jugamos un
rato”.
Pasé un rato agradable, pero pronto regresó mi
nerviosismo.
Sin
embargo,
mis
acompañantes
parecían estar en paz, como quien no espera nada.
Eran los lovetopianos más silenciosos que he
conocido en este país de charlatanes. Por fin, me
rendí y comencé la discusión.
"Está bien", dije irritado, "acabemos de una
vez. ¿Qué queréis de mí? ¿A qué viene este juego?".
"No queremos nada de ti”, dijo el que conocía a
Isidro. Su nombre era Emilio. "Simplemente estamos
aquí para cambiar de aires unos días y disfrutar.
Aprovéchalos como quieras".
440
"¿Quién os manda?", dije. "¿Quiénes sois, si se
puede saber?".
"No podemos decírtelo ahora. Quien ha organizado
esta escapada te quiere como un buen amigo y nos
ha pedido discreción. Pronto vendrá. Nosotros
también nos consideramos tus amigos. Recuerda que
ella es Bea, él es Juan y éste, Alberto".
Cuando escuché su nombre, la burbuja de niebla
que me impedía recordarla explotó. El encuentro
en la feria vino a mí como si hubiese sido ayer.
Pero ¡estaba tan cambiada! ¡Parecía otra mujer tan
distinta y, sin embargo, ahora sabía que era ella!
¡Bea, la dulce Bea! Debí poner un gesto de sorpresa
de esos que lo dicen todo. Bea pareció darse cuenta
de que ya la había reconocido.
Anunciaron que era el momento de retirarse a
dormir. Me levanté abatido y confuso. Apenas tenía
fuerzas para caminar. Bea se acercó y me recogió
con un largo y tierno abrazo. Noté mi erección
casi al instante y caí en la cuenta de que hacía
días que no se me había levantado. Fue íntimo, muy
íntimo. Creo que ella también lo notó. Nuestros
cuerpos sabían, de alguna manera, como juntarse y
cómo acogerse.
“Mañana hablaremos”, me dijo dulcemente. “Ahora
descansa”. Y desapareció por un pasillo, no sin
antes regalarme un suave beso.
Ahora que escribo esto creo que empiezo a
entenderlo todo mejor. Creo que estoy enfermo. O
eso piensan todos. Me han traído a un balneario
que parece que ha sido rehabilitado por japoneses.
Mis secuestradores no son secuestradores, sino
amigos y amigos de mis amigos. No me han
secuestrado, sino que simplemente me están
invitando y me acompañan. Y todos parecen felices
441
por poder estar en este lugar y poder disfrutar
de sus aguas.
(Miércoles, 22 de junio) Anoche tampoco pude
pegar ojo. El hecho de sentirme “vigilado”
complica aún más las cosas. Escuché ruidos hacia
las tres de la mañana. Los que me vigilaban
despertaron a Emilio y Bea, supongo que para ser
relevados. Quizás estaban esperando a que apagase
la luz de mi habitación y me fuese a dormir. Pero
después de escribir mi diario, lo intenté sin
éxito y me puse muy nervioso. Pregunté si podía
salir y dar un paseo. Bea se ofreció a acompañarme.
"Estaremos muy cerca", dijo mirando a Emilio.
Paseamos durante un buen rato. Bea daba la
impresión de estar en actitud muy íntima. Me cogió
por el brazo. Su gesto generó en mí, de nuevo, una
sensación sexual fuerte. Pero me resistí a la
tentación. ¡No tenía ni idea de cómo reaccionaría
ella en este ambiente! Sin embargo, me quedó claro
que estaba pensando en otro cosa. Comenzó a
implorar, como quien habla a un amigo de la
infancia.
"¿Por qué no te abres de una vez y nos dices lo
que piensas? ¡No es humano resistirse así y
encerrarse en uno mismo!"
"¿Por qué tengo que contaros nada? Dame una razón
válida", contesté soltándola de mi brazo.
"Bueno, pues porque estamos aquí contigo",
contestó cogiéndome otra vez.
"De eso ya me he dado cuenta. Ahora dime algo
que no sepa".
No hablamos más. Paseamos en silencio alrededor
del balneario. Cuando regresábamos a mi cabaña,
me cogió de la mano. Entonces caí en que esta
chica no tendría, probablemente, más de 20 años.
442
“De acuerdo", dije. "Te diré una cosa. Quiero
irme. Quiero salir de este país. Todo esto me
deprime. Esto no es real. Esto no es mi vida y no
es real".
"Es real para nosotros. Tú no estás dejando que
lo sea para ti".
"Bueno, he hecho lo que vine a hacer”, repliqué.
“Ya es hora de que me vaya".
"¿Por qué piensas sólo en términos de trabajo?",
preguntó cómo dolida, sus ojos húmedos.
"También he tenido mis aventuras, si te refieres
a eso".
"Puede ser una aventura que dure todos los días
de tu vida", apuntilló Bea con una sonrisa sutil
mientras recogía con el dedo una lágrima que
resbalaba por su hermosa mejilla.
Emilio esperaba sentado en el porche. Nos
recibió con cierta curiosidad pero no dijimos
nada. Me debí quedar traspuesto durante un par de
horas.
Ahora son las seis de la mañana. Tendré que
arreglármelas para pasar el día como sea. Siento
que tengo los nervios de punta. No me atrevo a
tomar ni una gota más de café.
(Por la tarde) Baños y paseos mañana y tarde. No
sé qué esperan de mí. Sé que sienten una gran
curiosidad por saber lo que pienso de Lovetopía.
Es como si quisieran que les contase de nuevo lo
que me ha sucedido aquí ¡Cómo sino lo hubiese
escrito en mis artículos!
Después del baño de la mañana y de sudar un
buen rato, me entraron ganas de hablar. Pero me
resulta difícil ordenar mis ideas. Temo no ser
nunca más aquel periodista inteligente y locuaz.
Una especie de furia oscura me invade ante lo
443
absurdo de la situación. He visto de todo. Mucho
me ha gustado, pero otras cosas me han parecido
poco
racionales.
Personalmente,
he
vivido
situaciones maravillosas. A fin de cuentas,
¿prevalece lo bueno o lo malo? Siendo honesto
conmigo, soy incapaz de decidirlo.
Hay cosas en este país que me seducen
profundamente. Por ejemplo, la belleza de sus
paisajes e incluso de sus ciudades. Su calma y
tranquilidad contrasta con la locura de las
nuestras. Todo lo relacionado con sus mujeres. Me
gusta la seguridad de la Cova, del campamento y
del hospital. Y Nazaret. Ella me ha afectado de
una manera que no creía posible.
Otras
cosas
son,
simple
y
llanamente,
desconcertantes.
Por
ejemplo,
su
sistema
económico. O los juegos de guerra rituales que me
atraen tanto como me horrorizan.
Pero siento que una especie de mullida cortina
lo cubre todo y le quita realidad al conjunto. ¡Si
al menos pudiera correrla o esconderme detrás!
Me escucharon un buen rato hasta que Emilio me
interrumpió.
"Bueno, nos has contado lo que piensas. Es
interesante. Pero, ¿qué estás sintiendo? ¿Y qué
vas a hacer?".
"¿Que qué voy a hacer? Muy simple ¡Volver a
Madrid como estaba previsto!”, contesté irritado
mientras un terrible latigazo de dolor inundaba
mi cabeza. "¡Dios mío!”, se me escapó, "¡que
terrible dolor de cabeza tengo!".
Me acerqué tambaleándome hasta la cama y me dejé
caer. Bea me humedeció la frente con un paño mojado
en agua fría.
444
“¡Algo me pasa!”, dije en voz débil. “Los baños
han debido afectar a mi circulación sanguínea en
la cabeza”
Nunca me había ocurrido nada semejante. Parecían
bastante preocupados. Juan localizó a una doctora
que se hallaba alojada en el balneario. Vino, me
auscultó y me dio los nombres de algunos “tests”
que debería pasar cuando volviera a la ciudad.
Pero dijo claramente que había un 99,9 por ciento
de probabilidades de que lo mío fuera psicológico
o energético. En cualquier caso, nada que ver con
los baños.
Para entonces ya era media tarde. Mi dolor de
cabeza disminuyó un poco. Emilio, pensando que me
ayudaría estar algo ocupado, sugirió que acabara
y enviase alguno de los artículos que les dije
tenía medio escritos. Me pareció buena idea.
Acabé uno que tenía casi finalizado y corregí
otro. Descarté trabajar en la entrevista de la
Presidente Garen. Ahí tengo mucho que hacer. Los
que he elegido no son de mis favoritos, pero
tampoco tengo fuerzas para dedicarme a fondo. El
volver a trabajar hizo que me sintiera mejor.
Tuve la tentación loca de camuflar entre mi texto
un mensaje a Jota P. avisándole de mi “secuestro”.
Fantaseé que eso arrastraría a una confrontación
internacional y que un comando del ejército
español vendría a rescatarme. Todo se acabaría
así. Rápidamente. Sin más.
445
25.- MÍSTICA, EXOTISMO Y
SEXUALIDAD
Balneario de Cofrentes, 21 de junio de 2033.
Para entender la sociedad de Lovetopía plenamente,
hay que acercarse a las nuevas creencias, rituales
y costumbres que han adoptado como si de una nueva
“religión” se tratase. El culto a la naturaleza,
en todas sus formas y puntos de vista, ha adquirido
en este país una exaltación colectiva que
escandalizará a la mayoría de los españoles.
Quizás, el único referente entendible que tenemos
en
España
para
encajar
la
nueva
cultura
lovetopiana sea la brujería y la herejía que con
tanto esfuerzo erradicaron nuestros ancestros.
Las plantas y las flores son objeto de culto.
Una primera aproximación permite avistar su
devoción por el reino vegetal en sus jardines
frutales, sus huertas urbanas y su política
forestal. Cuando profundizamos, encontramos esta
misma devoción también en su convivencia doméstica
con plantas y flores y en sus investigaciones
sobre robótica vegetal.
Sin embargo, los lovetopianos han llevado la
cultura en torno a las flores a situaciones
extremas. Ejemplos los encontramos en multitud de
facetas de su estilo de vida. Es frecuente ver
restaurantes
vegetarianos
cuya
principal
propuesta es una carta de platos cocinados con
flores de lo más exóticos y divertidos. Las
infusiones y preparados de hierbas son parte de
la dieta diaria. La mayoría de los medicamentos
habituales en España, algo que horrorizará a las
grandes multinacionales farmacéuticas, han sido
sustituidos por un amplio catálogo homeopático de
446
recetas que combinan hierbas y flores. Hay
invernaderos y parques públicos dedicados casi
exclusivamente a las flores, de belleza y
extensión equiparable a los famosos Kew Gardens
de Londres, en Inglaterra. No hay barrio que no
disponga de una floristería bien surtida de
orquídeas y rosas, con ejemplares listos para ser
regalados ante la más mínima escusa. Los decorados
florales son parte integral de la vestimenta de
sus mujeres. La bisutería floral también es
corriente. Por último, las exposiciones sobre
curiosidades botánicas son populares en ferias y
festivales. Muchas hacen especial énfasis en la
polinización, a la que denominan “la sexualidad
de las plantas”.
Esta devoción por plantas y flores sólo es
superada por el culto lovetopiano por el cuerpo
humano y la sexualidad. Sin embargo, su entender
se aleja mucho de las costumbres españolas y
contradice frontalmente nuestra cultura. Por un
lado, critican con dureza nuestra publicidad y el
uso frecuente de tecnologías digitales para
alcanzar la perfección en el cuerpo femenino. Esta
práctica, tan comúnmente aceptada en España, es
calificada negativamente por cualquier ciudadano
como una “cosificación de la mujer”. Opinan que
sólo genera insatisfacción y ansiedad entre las
mujeres porque intentan alcanzar una perfección
que es ficticia y se aleja de la realidad de sus
cuerpos. Por otro lado, han abandonado la
tradición de pudor, vergüenza e intimidad sobre
el cuerpo humano que abrazamos los españoles.
Nuestro pasado judeocristiano y el liderazgo
espiritual de la Iglesia Católica son ampliamente
cuestionados, cuando no rechazados de plano.
447
“Conocemos bien nuestros orígenes”, afirmó una
sexóloga a la que entrevisté. “Recibimos de España
una sexualidad oscura y sucia, cargada de culpa,
muy genital y rápida. Pero hemos elegido
evolucionar y disfrutar de una sexualidad luminosa
y limpia, bendecida por lo divino, integradora del
cuerpo y generosa en tiempo y gozo”.
La sexualidad lovetopiana, abierta e inocente
como parece, está repleta de contradicciones. La
pornografía, una industria muy desarrollada en
España, apenas existe aquí. Sin embargo, son
habituales las tiendas de arte erótico que
presentan desnudos integrales e incorporan en su
oferta todo tipo de pinturas, fotografías y
esculturas de penes y vaginas. Incluso vi el
folleto de una exposición de “vaginas del mundo”
que, con elegancia y hermosura, presentaba las
diferentes vaginas según formas y tamaños, con
calificativos tan exóticos como tipo zen, tipo
cobra, tipo flor o tipo virgen.
Tampoco hay indicios de prostitución, siendo
quizás el primer país que haya conseguido acabar
con el oficio más antiguo del mundo. Sin embargo,
son habituales las propuestas abiertas que, con
cierto aire oriental, ofrecen masaje integral o
masaje de genitales.
“La sexualidad tradicional confunde desnudo,
masaje, sexo y amor”, añadió la sexóloga. “Sin
embargo, aquí distinguimos claramente entre un
desnudo, un masaje, un encuentro sexual y una
relación amorosa. Los lovetopianos aceptamos con
espontaneidad desnudarnos o dar un masaje a amigos
y desconocidos, reservando el acto sexual pleno y
las relaciones amorosas de pareja para situaciones
más íntimas y estables. Pero cuando no hay
estabilidad de pareja, nos gusta disfrutar de
448
encuentros sexuales ocasionales en los que ofrecer
nuestra plenitud de ser sin pudor y sin sentir de
culpa alguno. Es parte de la voluntad de conocer
al otro”.
La presencia de sex-shops, curiosamente, es
mucho más habitual en Lovetopía que en España.
Aunque las tiendas lovetopianas se presentan con
nombres variopintos y ofrecen un catálogo de
juguetes, disfraces y artilugios sexuales muy
diferente.
Apenas
se
ven
consoladores
y
vibradores, pero sin embargo hay una amplia oferta
de un tipo de huevo realizado con obsidiana, una
piedra de origen volcánico. Según afirman, las
mujeres se introducen estos huevos en sus vaginas
para restablecer su sensibilidad interior y
sanarla de bloqueos y heridas energéticas.
“La cultura de la penetración genital directa”,
continuó la sexóloga mientras golpeaba repetidas
veces su cerrado puño izquierdo con la palma de
su mano derecha, “es muy agresiva con el cuerpo y
le quita sensibilidad a vaginas y penes. Con el
tiempo, acumulan una tensión que bien puede
entender como las durezas de piel o los callos que
aparecen en otras partes del cuerpo. Recuperar la
sensibilidad y sanar los genitales es fundamental
para cualquiera que persiga disfrutar de una
sexualidad más íntima y plena”.
Otro aparato que seguramente desconocerán las
mujeres españolas tiene forma de pesas y se
utiliza para fortalecer los músculos interiores
de la vagina. Además, el catálogo de disfraces y
complementos es mucho más variado que en España,
quizás debido a la afición por el streap-tease de
sus mujeres y sus hombres.
En Lovetopía, la familiaridad con la sexualidad
y con los genitales ha alcanzado también a los
449
olores
corporales.
Muchos
lovetopianos
y
lovetopianas han renegado de los desodorantes.
Afirman que los olores corporales desempeñan una
función biológica fundamental en la atracción
entre hombres y mujeres y que la hermosura de un
individuo también se expresa a través de su olor.
Este rechazo a los desodorantes, sin embargo, no
ha llegado a los perfumes. Aunque éstos son
utilizados en mucho menor grado que en España.
Aquí eligen perfumarse con una u otra fragancia
como en España elegimos disfrazarnos con este o
aquel disfraz. En lugar de ser un complemento de
higiene cotidiano, utilizan el perfume como un
elemento de juego para fiestas y encuentros
extraordinarios.
Pero si lo anterior ya resultará escandaloso
para la mayoría de los españoles, los lovetopianos
se han atrevido a ir más lejos elevando los fluidos
corporales a objeto de culto. Entre los hombres
se practica el culto al semen, mientras que entre
las mujeres se practica el culto a la sangre
menstrual y a la lactancia materna.
“El semen es el elixir de la vida e incluye lo
mejor que un hombre puede ofrecer a una mujer, su
esencia vital”, comentó mi informadora. “Tanto
hombres
como
mujeres,
cuando
deciden
una
eyaculación
masculina,
recogen
el
semen
respetuosamente y lo saborean. Además, entre las
mujeres es habitual que se utilice como hidratante
cutáneo de excepcionales cualidades”.
Las mujeres lovetopianas, por su parte, abominan
de compresas y otro tipo de productos de higiene
femenina convencionales como las cremas y los
tampones. La mayoría de las féminas en edad
menstrual eligen utilizar compresas reciclables,
de lava y pon, o copas menstruales que recogen la
450
sangre. En este último caso, utilizan su sangre
menstrual como nutriente para plantas e incluso
como pintura para dibujos y cuadros.
Pero el culto a la menstruación no acaba aquí.
La sociedad lovetopiana acepta la menstruación de
sus mujeres con absoluta naturalidad. Muchas son
las que organizan su vida profesional, su vida
social o su vida sexual en torno a su ciclo
menstrual. Todas llevan un control espontáneo y
compartido de las fases del ciclo y aceptan con
agrado la variabilidad que se produce en sus
cuerpos, en su fertilidad y en su emocionalidad.
“El cambio es una constante de vida en la mujer”,
añadió la sexóloga. “Las diferencias hormonales o
fisiológicas que se producen en las mujeres son
potenciadoras de sus cualidades de vida. Por
ejemplo, las lovetopianas aprovechan los períodos
de mayor hipersensibilidad para reunirse entre
ellas y acoger su condición de seres divinos
portadores de la vida y de la muerte. O
alternativamente, aprovechan los períodos de mayor
creatividad para dedicarse en cuerpo y alma a sus
cometidos profesionales o artísticos. Los hombres,
por su parte, respetan la variabilidad de sus
mujeres. Algunos incluso lo agradecen afirmando
que les permite vivir diferentes facetas de la
mujer, como si de un harén se tratase, pero dentro
de una única relación”.
Las mujeres lovetopianas acostumbran a reunirse
en grupos sólo para mujeres bajo la fórmula de
“círculos
de
mujeres”
o
en
torno
a
establecimientos que se presentan con el nombre
de “la tienda roja”. En estas reuniones, mujeres
de todas las edades comparten sus historias y sus
sentimientos con absoluta transparencia. Ríen,
lloran, cantan, gritan, bailan o se mueven
451
convulsamente sin causa aparente. Creen que
compartir abiertamente cómo piensan y cómo sienten
les ayuda a reconciliarse con su condición de
mujer y a fortalecer los lazos entre ellas.
Afirman que las mujeres de mayor edad pueden y
deben ilustrar con sus experiencias de vida a las
mujeres más jóvenes. Antiguas tradiciones y
rituales de mujeres han sido recuperados y se
exhiben y comparten sin pudor ni vergüenza.
Incluso reconocen abiertamente que algunas de
estas prácticas están catalogadas como “actos de
brujería” por la Iglesia.
“La participación en la tienda roja”, me comentó
una informadora que contribuyó a los inicios de
este movimiento exclusivo de mujeres, “hace que
el útero de la mujer recupere su estado natural,
durante tanto tiempo contraído, aterido por las
circunstancias sociales y el efecto que éstas
tenían en nuestros cuerpos. Un útero sano y
renovado pulsa como un segundo corazón, en
movimientos ondulantes pero diferentes en cada
momento del ciclo. Las mujeres jóvenes aprenden,
por ejemplo, que no hay que tener miedo al dolor
del parto. Escuchan de mujeres experimentadas que
las contracciones de un útero sano no son
calambres, sino olas intensas que recorren la
delgada línea que hay entre el dolor y el placer
y que conducen a las más afortunadas a profundos
estados de éxtasis. Sepa usted que el dolor
menstrual prácticamente ha desaparecido del cuerpo
de las lovetopianas”.
Estas reuniones suelen celebrarse de noche, a la
luz de la velas y con profusión de inciensos y
altares. Mujeres de todo tipo, sin distinción de
profesión o nivel de estudios, acuden por igual y
se
presentan
como
“chamanas”,
“brujas”,
452
“hechiceras” o “curanderas”. En alguna ocasión he
escuchado
que
estas
reuniones
han
sido
determinantes en la desaparición del consumo de
antidepresivos entre la población femenina y que
son alentadas por campañas oficiales que nacen del
mismísimo gobierno lovetopiano.
“Cuando un grupo de mujeres lovetopianas se
reúne, se nutren unas a otras ofreciéndose apoyo,
aliento y comprensión”, comentó mi interlocutora.
“Las mujeres cultivan el amor y se entregan a su
condición de seres de amor, aceptando toda la
intensidad que sólo una mujer es capaz de sentir
y vivenciar. Los hombres, por su parte, han
asumido su rol de protectores del amor y eligen
quedarse al margen de estas actividades”.
En lo que a planificación familiar se refiere,
a diferencia de la tradición española de enfocarlo
desde la contracepción, en Lovetopía piensan en
términos de concepción. La creación de la vida se
considera algo merecedor del máximo de los
cuidados. Por eso, cuando una mujer decide que
quiere concebir un hijo, tenga pareja o no, tiene
la posibilidad de instalarse en las llamadas
“casas de nacimientos” y asistir a “programas de
renacimiento”.
“Las mujeres llegaban a la maternidad casi de
forma automática, sin haber tenido contacto
cercano con otras mujeres que estuvieran gestando
y criando”, comentó mi informadora con manifiesto
sentir de frustración. “En muchos casos, decidían
tener un hijo para llenar un vacío o por una
cuestión curricular. La España de la que venimos
nos empujaba en una carrera hacia la felicidad
perdida
que
llegaría
después,
cuando
consiguiésemos tener “eso” que nos faltaba. Aún
me destroza el corazón recordar algunas escenas
453
que acontecían en la maternidades de los
hospitales españoles. El miedo al parto acompañaba
durante toda la gestación, los médicos intervenían
los alumbramientos con su frialdad, la depresión
posparto se normalizó... ¡Qué barbaridad!”.
“Se trataba a las mujeres como incapaces de
parir. Se las sometía a hormonas sintéticas, se
las inmovilizaba y en muchos casos se rajaban sus
genitales
innecesariamente”,
añadió
mi
informadora con lágrimas en los ojos. “Los fórceps
y la cesárea se impusieron como salvadores de la
vida recién nacida, cuando ni si quiera le habían
dado la oportunidad de nacer. La violencia que
contaminaba toda la sociedad se manifestaba en las
salas de partos de manera tan cotidiana que se
hizo invisible. Afortunadamente, todo esto ha
cambiado”.
En Lovetopía, las tasas de intervención en el
parto han descendido brutalmente, aunque siguen
contando
con
toda
la
tecnología
y
los
conocimientos médicos y quirúrgicos cuando es
necesario. Quizás lo más sorprendente sea que el
principal cambio introducido ha sido regresar a
los
procesos
naturales
de
la
vida.
Las
lovetopianas afirman que las hormonas presentes
en la gestación y crianza de los bebés actúan como
reguladores del organismo y les predisponen al
cuidado mutuo y al mantenimiento de la armonía,
la calma y la alegría.
“La libertad de movimiento durante el parto, y
que sean las propias hormonas de la mujer las que
guíen el proceso”, apuntilló mi interlocutora, “ha
devuelto una dimensión olvidada de la vida sexual
de la mujer: el rito iniciático del parto. Las
hormonas que están presentes en el momento del
parto son las mismas que en cualquier otro
454
acontecimiento sexual y amoroso de la mujer. El
parto permite que la mujer alcance un estado de
consciencia ampliada muy difícil de explicar con
palabras fuera del ambiente de la tienda roja. E
imposible de explicar si quien escucha, como es
su caso, es un hombre”.
Las lovetopianas afirman que el estrés y el miedo
han desaparecido de la situación de parto y que,
como mujeres,
pueden vivir plenamente la
maternidad, un acontecimiento clave en sus vidas.
El bebé no es separado del cuerpo de la madre en
ningún momento. Dicen que nunca cortan un cordón
umbilical que aún está latiendo (es decir,
mientras transfiere la sangre del circuito de la
placenta) y, sobre todo, buscan evitar que la
primera respiración del bebé sea con dolor. Todo
parece indicar que han llevado a extremos la
máxima
hospitalaria
de
que
las
primeras
experiencias vitales son un asunto de máxima
importancia y delicadeza.
Después de lo anterior, es entendible que las
lovetopianas hayan regresado a la lactancia
materna y que rechacen los sucedáneos industriales
de las grandes multinacionales. La leche materna
es uno de los fluidos corporales que han elevado
a la condición de objeto de culto. Esto, según
afirman, ha permitido alcanzar unos índices de
salud infantil impecables.
Los hombres lovetopianos, por su lado, se
muestran respetuosos antes las confusas decisiones
de sus compañeras y han buscado un nuevo lugar
desde el que vivir la experiencia del parto. Ya
no cumplen un papel periférico, sino que acompañan
a la mujer en su camino. Dicen que, desde el
conocimiento
indirecto,
son
capaces
de
455
complementar su experiencia para que sea aún más
plena y placentera.
Algo que sorprenderá incluso a los más liberales
es la afirmación lovetopiana de que el parto es
una fase adicional de la sexualidad de la pareja.
Esta afirmación, ridícula cómo es, solo se puede
aceptar reconociendo que ambos, hombre y mujer,
viven una intimidad profunda y salen de la
experiencia con un vínculo muy fortalecido.
“El hombre sostiene a la mujer, quien a su vez
sostiene al bebé”, comentó mi interlocutora, “y
juntos forman la matriz en la que crecerá el ser
recién nacido como una manifestación del amor y
de la vida en todo su esplendor”.
La laxitud y la libertad sexual de los
lovetopianos contrastan con su compromiso firme
con la monogamia. La moda de los divorcios exprés,
tan bien recogida en la legislación española y que
tan alegremente disfrutan los españoles, no ha
cuajado en Lovetopía. Aunque hay que alertar a los
españoles más conservadores que su monogamia nada
tiene que ver con el matrimonio español, sino con
la apuesta lovetopiana por “parejas estables”. Los
lovetopianos afirman que las relaciones de pareja
son un camino de crecimiento para las personas y
que las crisis y los conflictos son simples
señales que identifican áreas de descubrimiento
mutuo. Además, insisten en que la intensidad del
amor es tan grande y la profundidad de las personas
tan inmensa que resulta realmente difícil amar
íntegramente a dos parejas al mismo tiempo.
“No es lo mismo nadar 5000 metros en una piscina,
haciendo 100 largos de 50 metros cada uno”,
comentó efusivamente un hombre antropólogo de
mediana edad, “que nadar 5000 metros en mar
abierto entre las islas de Ibiza y Formentera, con
456
cambios de clima, diferentes corrientes y animales
marinos a tu alrededor. Quizás la distancia sea
la misma, pero bien puede uno imaginarse que la
experiencia de vida y el aprendizaje son
totalmente diferentes”.
Los lovetopianos defienden que la plenitud
sexual se produce cuando el sincronismo en la
pareja permite que ambos disfruten del momento
presente con absoluta plenitud, sin distracciones
que provengan de miedos íntimos o de fantasías no
vividas. Este sincronismo, que exóticamente llaman
“éxtasis” o “maithuna”, acontece en los planos
energético, físico, emocional y mental del
individuo. Para alcanzar este “éxtasis”, aseguran
que la pareja debe haber vivido en profunda
intimidad y haber practicado sexualmente durante
años. Sin embargo, ellos mismos se contradicen con
afirmaciones encontradas.
“Hay hombres y mujeres que pueden alcanzar la
situación de éxtasis en un primer encuentro”,
afirmó mi interlocutor. “Eso sí, siempre y cuando
se den dos condiciones. Por un lado, que la mujer
así lo decida ya que es la única capaz de mantener
el equilibrio en la energía sexual del hombre. Por
otro, que ambos gestionen su ser para estar
anclados en el momento presente”.
Una de las prácticas más increíbles a oídos de
cualquier español es el control de la eyaculación
que los lovetopianos dicen practicar. Afirman que
orgasmo y eyaculación son procesos fisiológicos
diferentes y que un hombre los puede separar y
gestionar a su antojo.
“De niños aprendemos a controlar el pis y de
adultos aprendemos a controlar la eyaculación”,
comentó mi interlocutor. “Los ejercicios son bien
conocidos por los lovetopianos. Entiendo su
457
escepticismo como hombre español pero, créame, es
una realidad que disfrutamos los hombres de
Lovetopía. Separando eyaculación y orgasmo se
adquiere la condición de multiorgásmico, algo que
viene de serie con todos los varones de la especie
humana. Además, sólo cuando un hombre es
multiorgásmico puede acompañar a la mujer en el
pleno disfrute de su cuerpo, ese umbral de
serenidad y amor que tanto anhelan en la
intimidad”.
Existe un debate sobre la mejor manera de separar
eyaculación y orgasmo. Algunos afirman que es
cuestión
de
autoridad
y
determinación,
un
ejercicio de tensión y autocontrol sobre el propio
cuerpo masculino. Otros, sin embargo, dicen que
es cuestión de apertura y relajación, una práctica
sólo alcanzable confiando en la mujer y en las
dinámicas naturales del cuerpo. Como español, este
debate
me
resulta
tan
surrealista
como
incomprensible.
La mística lovetopiana alcanza otros aspectos de
la hombría. Por un lado, resulta curiosa la
permanente referencia a “la conquista del dragón”.
Los lovetopianos creen que los hombres deben
enfrentarse a su propia mente para entrar en un
espacio de silencio en el que no existen miedos
ni fantasías. A este ejercicio mental lo denominan
“conquistar o domar el dragón”. Cuando lo
consiguen, dice la creencia popular, el hombre
alcanza una comunión con la mujer y con lo femenino
de una pureza y fortaleza inigualables. Esta
creencia bien podría tener su origen en los
cuentos tradicionales de Occidente en los que se
habla
de
príncipes,
dragones,
castillos
y
princesas.
458
Otro aspecto menos infantil es su relación con
la ira. Esta sociedad acepta la ira como algo
natural. Entre ellos, se ha asentado la creencia
de que los hombres deben entrar en contacto con
su ira y que éste y no otro es el camino para no
temerla y poder gestionarla a su favor. Los juegos
de guerra rituales, salvajes como pueden parecer,
persiguen este ingenuo objetivo. Pero hay rituales
menos sangrientos pero igual de llamativos. Es
frecuente
encontrar
hombres
enfurecidos
en
supuestos ejercicios de vaciado de ira. La escena
habitual son dos hombres, uno frente al otro
gritándose a la cara, mirándose fijamente a los
ojos y golpeándose el pecho con violencia hasta
acabar agotados y afónicos.
“La frustración es algo habitual en nuestras
vidas”, afirmó el antropólogo que se declaró
antiguo psiquiatra de una reputada clínica
española. “Donde existe un plan, una expectativa
o una suposición, acto seguido aparece la realidad
y, lo que es natural, la frustración entendida
como la diferencia entre la expectativa y la
realidad. Los hombres, o la energía masculina,
manifiestan esa frustración en forma de ira. Las
mujeres, o la energía femenina, acostumbran a
manifestar esa frustración en forma de tristeza.
Aunque muchas veces, detrás de la ira se esconde
la tristeza, y viceversa. Evacuar la frustración
es recomendable tanto para favorecer la salud
mental y emocional de los individuos como para
alcanzar la harmonía social. De ahí que en
Lovetopía se alienten los arrebatos violentos, en
tanto que evacuación de la ira, o los llantos, en
tanto que evacuación de la tristeza. Ambos son
mecanismos naturales que restablecen el equilibrio
de las energías de hombres y mujeres”.
459
Esta peculiar manera de entender la vida
también ha alcanzado la muerte. Los lovetopianos
tienen una relación con la muerte ausente de
miedos y fantasías. Creen que todo individuo tiene
la capacidad para entrar en contacto con el
“estado de muerte” ya que lo asemejan al “estado
previo al nacimiento”. En un episodio que
trasciende este artículo, escuché decir que lo
importante no es pensar sobre la muerte, sino
sentirla desde la experiencia “silenciosa y
fresca” que todos asociamos al vacío de recuerdo
previo a nuestros primeros recuerdos como niños.
Por otro lado, en Lovetopía se ha abandonado la
costumbre española de enterrar a los muertos. La
preferencia social se ha decantado por los
crematorios. En algunos casos, las cenizas se
lanzan al viento o al agua en hermosos parajes
buscando un regreso del difunto a la naturaleza.
En otros casos, se colocan en unos pequeños
recipientes biodegradables que asemejan macetas y
en los que hay semillas y nutrientes varios. Estos
recipientes, una vez enterrados en el campo, verán
crecer un árbol o una planta de las cenizas del
difunto. Esta exótica tradición se ha llevado a
límites y se ha recogido en la legislación
lovetopiana. Además, son centenares las especies
de árboles y plantas disponibles para que, en
vida, el futuro difunto pueda elegir aquélla que
mejor responde a sus preferencias.
Como curiosidad, hay aspectos de la cultura de
Lovetopía que eliminan los misterios de la vida.
Los niños aquí crecen sin la magia del ratoncito
Pérez, los Reyes Magos y Papa Noel. Según los
lovetopianos, estas tradiciones tan arraigadas en
España sólo sirven para institucionalizar la
mentira colectiva entre los niños y, con
460
posterioridad, justificarla en otros ámbitos de
la sociedad. En mis viajes por Lovetopía, he
llegado a escuchar algunas barbaridades que
resultarán ofensivas entre los españoles. En una
de estas situaciones escuché cómo padres y madres
defendían que el niño Jesús, el burro, la vaca,
la madre virgen y otras muchas realidades
históricas de la religión Católica eran mentiras
que pertenecían al mismo ámbito que el ratoncito
Pérez. He de añadir que, como español, me santigüé
varias veces ante la sorpresa de los presentes.
Aun
así,
los
lovetopianos
procesan
una
admiración y una fe inquebrantable por algunos
elementos del cristianismo. Por un lado, reconocen
a Jesucristo y a algunos personajes del Nuevo
Testamento y les confieren atributos amorosos y
divinos
tanto
individualmente
como
en
las
relaciones que mantienen. Tal es el caso de María
Magdalena. Por otro lado, han incorporado a su
catálogo de Santos a las grandes figuras de la
Iglesia Católica que han practicado o pregonado
el amor pasional o carnal, como son San Francisco,
San Agustín, San Juan de la Cruz y Santa Teresa
de Jesús.
Sin embargo, la santería lovetopiana está
salpicada por nuevos Santos que serán del
desagrado de los españoles. Estos nuevos Santos
responden a procesos de “canonización” populares,
totalmente ajenos a los estrictos procedimientos
de la iglesia romana. Sus ciudadanos se refieren
a San Google Maps y le otorgan el milagro de
conocer todos los lugares, todas las distancias y
todos los caminos. Sin duda, una referencia
directa a aquél servicio de Internet de principios
de siglo. Otro Santo que sorprenderá a los
españoles es San Steve Jobs, el que da sentido a
461
todos los acontecimientos de la vida una vez han
ocurrido. Un tercer santo que no goza de las
bendiciones oficiales es San Gandalf. Este
personaje novelesco es invocado en multitud de
situaciones por los lovetopianos.
“No somos quien para elegir los tiempos que nos
toca vivir, pero sólo de nosotros depende elegir
cómo los vivimos”, dice la oración que atribuyen
a este pintoresco Santo lovetopiano.
Por último, resulta llamativa la consideración
de San Miguel como Santo y Patrono de Lovetopía.
Pero el San Miguel lovetopiano nada tiene que ver
con el católico ni, como algún impío pueda
atreverse a insinuar, con la tradicional marca de
cerveza. Su San Miguel viene de un antiguo
profesor mexicano llamado Miguel Ruiz. Su libro
“Los 4 Acuerdos” es ampliamente adorado en este
país. Muchos, en un ejercicio de fe que sería la
envidia de nuestros sacerdotes, se encomiendan a
San Miguel con la máxima espontaneidad. Como
curiosidad, los lovetopianos acompañan cualquier
referencia a San Miguel con un beso o con un
abrazo.
“Don Miguel Ruiz nos regaló la fórmula para
acallar
la
voz
interior”,
me
explicó
el
prestigioso antropólogo con el que me entrevisté.
“Son cuatro los principios que nos legó. Mantener
la impecabilidad de la palabra. No tomarse nada
personalmente. No vivir en la expectativa ni en
la suposición. Y hacer siempre y ofrecer siempre
lo mejor que hay en ti. Estos cuatro principios
son parte fundamental de la educación lovetopiana
y permiten a cualquier individuo entablar una
relación de amistad con su voz interior. Cuando
el individuo alcanza la maestría, esta relación
ofrece
largos
silencios
repletos
de
paz,
462
asemejándose a la mejor relación posible entre
amantes”.
Quizás esta devoción a San Miguel y sus
enseñanzas esté detrás de la obsesión lovetopiana
por el no-juicio y el no-imperativo. Unos de los
objetivos vitales de todo individuo es alcanzar
una capacidad de relación espontánea con los demás
que esté ausente de juicio y que no incluya el
imperativo o mandato hacia el otro. “Acepta lo que
es y no juzgues”, “Agradece lo que se te dé y no
ansíes lo que no tienes”, “Te pido”, “Te ofrezco”
o expresiones similares son frecuentes en sus
conversaciones e ilustran el empeño con el que los
lovetopianos se entregan a este objetivo.
Sin
embargo,
el
exotismo
alcanza
áreas
sorprendentes. Un buen ejemplo son las nuevas
tecnologías digitales. En mi visita a la
Universidad de Granada, un reconocido profesor
explicaba cómo emprender con éxito utilizando
estas tecnologías. Durante su exposición hizo
referencias permanentes a extraños objetos que
tenía encima de la mesa: una pecera, una pirámide,
un triángulo musical, una pajarita y una cometa.
También había un libro con el título de
“#lovetopía”, sin duda, un tratado en papel sobre
algún
antiguo
lenguaje
de
programación
informática.
Lovetopía ha elegido un camino que se aleja
sobremanera de la cultura española más tradicional
y castiza. Si algún día se restablecen las
relaciones con España, nuestros antropólogos,
psiquiatras, psicólogos, teólogos, filósofos e
historiadores encontrarán abundante caldo de
cultivo para desarrollar investigaciones y ensayos
verdaderamente descabellados y excéntricos.
463
26.- EL PAÍS DONDE LAS PERSONAN
AMAN LO QUE HACEN
Balneario de Cofrentes, 22 de junio de 2033.
Cuanto más aprendo sobre las costumbres y formas
de trabajo de los lovetopianos, más me pregunto
cómo es posible que su sistema pueda funcionar.
No se trata simplemente de la adaptación a la
semana de 20 horas. Lo que sucede es que en muchas
situaciones resulta difícil decir cuando un
lovetopiano está trabajando y cuando está ocioso.
Durante una entrevista importante en una oficina
del gobierno, uno de los presentes propuso ir a
la sauna. Ausentarse del lugar de trabajo no
supuso un problema. Disponen de mecanismos
informales por los que se "cubren" unos a otros,
según su propia expresión. Nuestra discusión
continuó en la sauna, a un nivel más personal, lo
que resultó agradable e interesante.
La
sociedad
lovetopiana
ofrece
tantas
oportunidades
para
gozar
y
disfrutar
que
distraerse resulta muy fácil. Para un observador
ajeno, comprender cómo se las arreglan para
mantener su nivel de eficacia resulta realmente
difícil.
En sus fábricas, almacenes y tiendas, suceden
cosas que resultarían casi increíbles a nuestros
gerentes y supervisores. He visto a toda una
sección pararse sin más, sin previo aviso. Alguien
trajo cervezas o marihuana y se montó el jolgorio
allí mismo, entre cajas y máquinas. Los obreros
de las empresas lovetopianas no tienen la actitud
normal de nuestros obreros. Parecen considerar las
fábricas como su casa (o al menos, como terreno
propio) tal vez a raíz de que participan de la
464
propiedad de las empresas. Esta afirmación se
sostiene tanto para lo bueno como para lo malo.
Uno se compadece de gerentes y supervisores
cuando vislumbra lo incontrolables que pueden
resultar sus trabajadores. Un cambio en los planes
de trabajo desencadena una discusión de grupo en
la que los supervisores ven cuestionadas sus
decisiones y tienen que aceptar que su voz es una
más de entre todas. A veces, soportan buenas dosis
de críticas donde sus planes originales son
cuestionados
y
sufren
modificaciones.
Los
supervisores, como es lógico, tragan como pueden.
Incluso insisten públicamente en que los obreros
proponen ideas mejores que las iniciales. Hay que
añadir que las críticas son siempre objetivas y
exentas de acusaciones personales. En Lovetopía,
dicen que la productividad por empleado y hora
trabajada es notablemente alta.
Muchas personas de un cierto nivel intelectual
forman parte de los equipos de trabajo de
empresas, fábricas y granjas. En parte, esto
ocurre por la relativa falta de oportunidades para
la diferenciación de clases en Lovetopía. Además,
es consecuencia directa de una política deliberada
que permite a los estudiantes alternar un mes de
trabajo por cada mes de estudio.
Esta es, tal
vez, una de las innovaciones más sorprendentes de
toda la economía lovetopiana. No sólo se prolonga
la educación de los estudiantes, sino que su
influencia ideológica y su apertura al cambio han
sido la fuente de muchas de las nuevas iniciativas
políticas y sociales que prevalecen en las
empresas lovetopianas. Un ejemplo muy mencionado
es que los estudiantes estuvieron tras las
técnicas de autogestión del movimiento obrero.
465
Los lovetopianos son amigos de dar la vuelta a
cada situación y convertir las crisis en
oportunidades, las discusiones en reencuentros, o
el trabajo en placer. En este contexto, placer
incluye diversión e intimidad con más frecuencia
de lo imaginable.
Al principio, como español, me quedé sorprendido
por la facilidad con que entablan conversaciones
muy personales con la primera persona con la que
se topan. Sin embargo, esta sociedad tiene una
magia que te contagia y te absorbe. Por mi parte,
he conseguido adaptarme bastante bien. Incluso
así, resulta desconcertante cuando tu interlocutor
comenta que está trabajando y que se tiene que
marchar, después de haber hablado sin prisas de
una manera informal.
“La distinción entre trabajo y no trabajo está
desapareciendo”, me dijo una trabajadora de una
fábrica. “El trabajo es una actividad adicional
que se integra con flexibilidad en nuestras vidas.
El trabajo se adapta a las personas y no las
personas al trabajo. Pero lo que es más
importante, todos buscamos la coherencia entre lo
que hacemos, los que pensamos y lo que sentimos.
Nos resulta inconcebible que vida privada y vida
profesional vayan por caminos contrarios. Una
contradicción así nos generaría una tensión
interna que provocaría infelicidad y enfermedades
¿Y quién quiere trabajar para estar enfermo y ser
infeliz?”.
Nuestro entender del concepto del trabajo como
algo separado de la "vida real" e independiente
de las preferencias personales no existe aquí. Los
lovetopianos, aunque nos resulte imposible de
aceptar, disfrutan con su trabajo y aman lo que
hacen.
466
En Lovetopía, el paro no preocupa lo más mínimo.
El
gran
desempleo
existente
antes
de
la
Independencia desapareció muy rápido con el cambio
a la semana de 20 horas. El número de puestos de
trabajo casi se duplicó, incluso teniendo en
cuenta que algunos puestos fueron eliminados por
criterios medioambientales o por la simplificación
de los procesos productivos. Como sería de
esperar, el poder adquisitivo de la mayoría de las
familias cayó empicado. Pero con la aparición de
los nuevos conceptos legales no cundió el pánico
y las familias apenas sufrieron un deterioro en
sus condiciones de vida. Por un lado, la renta
básica universal, los alquileres sociales y los
referéndum digitales directos otorgaron a la
población una seguridad extraordinaria. Por otro
lado, la apuesta por una alimentación sana, la
proliferación de servicios personales de todo tipo
y la generosidad inherente a la abundancia de
tiempo libre inauguraron un nuevo estándar de
vida. Todo lo anterior, sin embargo, no impide que
el mercado de trabajo funcione perfectamente. Las
empresas contratan con facilidad los trabajadores
que necesitan y apenas hay gente parada.
En
cualquier
caso,
los
lovetopianos
no
consideren los períodos de paro como amenazas ni
desastres para los individuos. Nuevamente, el
sistema de rentas mínimas garantizadas y el
alquiler social, el concepto de familia extendida
y la disponibilidad de alimentos baratos o gratis
por doquier son los pilares de este sentir de
intrascendencia. Es habitual ver a ciudadanos
coger alimentos de los jardines frutales o de las
huertas
urbanas.
Quienes
están
sin
empleo
prolongan a veces deliberadamente este período de
467
ocio forzado y se consagran a actividades
creadoras, educativas o recreativas.
“Nuestra empresa cerró y el grupo de amigos que
nos quedamos en paro decimos regresar a la
Universidad”, me comentó un empresario. “Allí
pudimos entender bien qué es lo que habíamos hecho
mal y aprender de nuestros errores. Esto fue clave
para agruparnos de nuevo, adquirir las habilidades
que nos faltaban y montar una nueva empresa
propia”.
Por otro lado, a diferencia de lo que ocurre en
España, hay que reconocer que los lovetopianos son
muy generosos con su tiempo. Me dijeron, por
ejemplo, que los trabajadores de las fábricas
hacen horas extras para arreglar las máquinas
averiadas o limpiar las instalaciones. De alguna
manera, consideran la semana de 20 horas como
aplicables sólo al tiempo productivo y asumen
otras
responsabilidades
adicionales
y
complementarias. O quizás sea simplemente que
disfrutan con las manualidades y los trabajos
físicos.
Aunque la pérdida de apego hacia lo material es
una característica propia del lovetopiano, resulta
manifiesto que les encanta arreglar o montar
aparatos. Presencié una situación en la que una
bicicleta sufrió un pinchazo. Su conductor se vio
de inmediato rodeado por cinco o seis voluntarios
que se ofrecieron a ayudar. Como en cualquier
encuentro social, uno de ellos sacó marihuana, lio
un cigarro y lo pasó. La gente empezó a gastarse
bromas y a tocarse coloquialmente. La ayuda llegó
a turnos y repararon la bicicleta en el tiempo que
se fumaron el cigarro de marihuana.
Es notable la tendencia de los lovetopianos a
tocarse entre ellos. Para la mayoría de los
468
españoles, ser tocado familiarmente por un
extraño, e incluso por un amigo, puede ser
considerado ofensivo. El contacto físico parece
que está reservado a los enamorados y a los niños.
Los
lovetopianos,
por
el
contrario,
son
prácticamente indiscriminados en el contacto
físico. Cuando la gente se sienta a hablar, se
rozan constantemente o se entrecruzan los brazos
y las piernas con bastante intimidad. No es
difícil ver a un adulto acariciar con aprobación
a un chiquillo que pase por su lado y regalarle
un abrazo.
“Abrazar
al
otro
se
ha
demostrado
muy
beneficioso para la salud y la convivencia”, me
contestó un viandante cuando le dije que en España
no estaría bien visto abrazar a un niño
desconocido. “Genera sensación de unidad, brinda
apoyo y te permite sentir que no estás solo en el
mundo. Además, alivia tensiones y te permite
sentir la energía del amor. El único secreto está
en ser respetuoso. Hay que ofrecerlo y esperar a
que el otro lo acepte. Si es así, entonces el
abrazo es perfecto. Quizás en España, el problema
no está en los brazos que abrazan, sino en los
ojos que miran”.
Hasta pude apreciar cómo a un hombre en la calle
se acercó a una mujer atractiva, le pidió un abrazo
con una sonrisa y esperó pacientemente una
respuesta. La mujer acabó por entregarse al abrazo
y se marchó. A los pocos metros se giró para mirar
hacia atrás con un gesto de aprobación y afecto.
Lo que para nosotros representarían fantasías
prohibidas o situaciones vergonzosas, para los
lovetopianos
resultan
prácticas
habituales.
Hombres, mujeres y niños recorren las calles
cogidos de la mano o del brazo. Comparten saunas
469
y spas con toda libertad y se bañan desnudos. Los
masajes de grupo, sin ropa alguna, constituyen una
práctica corriente e incluyen el masaje de
genitales. Los viejos amigos se besan y abrazan
largo y tendido. Incluso a veces se retiran,
después de excusarse educadamente, a un aparte
discreto para celebrar su reencuentro sexualmente.
Esta laxitud en el contacto quizás pudiera ser
resultado de la legalización de la marihuana. Una
de las apuestas más arriesgadas del nuevo gobierno
fue considerar la marihuana como un producto
corriente. El debate fue intenso, pero finalmente
se aceptó el criterio de que no es peor que el
tabaco ni el alcohol. Además, la decisión se tomó
teniendo en cuenta que los médicos reconocen a la
marihuana
características
terapéuticas
y
medicinales. Y aunque a los españoles nos cueste
creerlo, tuvo mucho peso el argumento político de
que la marihuana facilita la risa de la gente y
reír es una práctica muy saludable.
El resultado, después de casi quince años desde
su legalización, es que cada casa tiene su propio
jardín o jardinera donde cultivan la hierba. Para
llevarlo a términos más familiares, es como si
tuviéramos un segundo grifo en la cocina que
proveyera de cerveza gratis. Sin embargo, la
mayoría de los lovetopianos fuman con considerable
discreción y sin caer en el abuso o en la adicción.
Es probable que la peor consecuencia de esta
política fuese que privó al gobierno de una
importante medida de opresión y que algunos
medicamentos químicos acabaron por abandonarse.
Después de casi dos meses en Lovetopía y de
multitud de encuentros con sus dirigentes y con
ciudadanos normales, puedo afirmar que los
lovetopianos y las lovetopianas aman sus cuerpos,
470
aman lo que hacen y hacen lo que aman. Sus
habitantes abrazan cada día de su existencia con
una pasión y una vocación de servicio a la vida
sólo comparable a dos adolescentes enamorados.
Quizás, reconocer a esta tierra con el nombre de
Lovetopía sea el mejor tributo que podamos brindar
a nuestros antiguos ciudadanos.
(Jueves, 23 de junio. Antes del amanecer)
Anoche, los nervios debieron despertarme hacia las
dos de la mañana. Me sentí con una ansiedad
desbordante por salir de aquí. Todos estaban
dormidos. Han convenido que mi vigilancia ya no
es necesaria.
Me vestí como pude y salí. Caminé descalzo
durante un rato. Me hizo bien. Me alejé colina
arriba hasta que llegué a un camino.
En un claro del bosque encontré una estructura
cuadrada sostenida por postes. Era una especie de
pabellón con techo y sin paredes. Subí una pequeña
escalera para otear el horizonte. Bajo la claridad
de la luna, el silencio del paisaje era de una
belleza irreal. Pude ver a un búho acechando a su
víctima y sentí el sonido del riachuelo a pesar
de estar a más de 500 metros de distancia.
Pero unos golpes secos y unos crujidos rompieron
mi sentir de paz. Me asusté y se me escapó un
pequeño grito. Me agarré a uno de los palos que
sostenía el tejado y no me atreví a mirar. Unos
perros empezaron a ladrar en la lejanía. Una
sombra larga y oscura salió de debajo del pabellón
y saltó en dirección al bosque. Por fin lo vi ¡Era
un lince ibérico con un conejo entre sus fauces!
Cuando empecé a tranquilizarme, dos enormes
perros llegaron corriendo, ladrando y olfateándolo
471
todo. Unos metros más atrás aparecieron Juan y
Bea. No estaba seguro de que me hubieran visto.
Todavía algo agitado y con un sentir fuerte de
culpa, bajé por la escalera.
"Un lince ha matado a un conejo justo debajo de
la plataforma”, dije en voz apagada.
"Que
susto,
¿no?",
dijo
Juan
quitándole
importancia al asunto. "Hace una bonita noche.
¿Qué te parece este observatorio para adoradores
de la luna?".
“¿Es un observatorio lunar? Precisamente miraba
la luna cuando apareció ese maldito animal".
Bea parecía una hermosa diosa bajo la tenue luz
de la noche. Llevaba una camiseta larga.
Su
desnudo cuerpo se intuía al trasluz. Sus pequeños
ojos marrones estaban clavados en mí.
"¿Qué, dando una vuelta, eh?”, preguntó con voz
dulce sin esperar una respuesta. “Todos hemos
pasado un poco de miedo".
"Yo, por lo menos, si”, le dije.
“Juan, puedes retirarte si quieres. Me quedaré
un rato con Rubén. La luna es preciosa y me gustará
hacerle compañía”, dijo Bea mientras se giraba
hacia Juan.
Juan emprendió el regreso hacia las cabañas. Bea
se acercó hacia mí, alargó su brazo y cogió una
de mis manos.
“Ven, me gustaría proponerte algo”, me dijo con
gesto serio. “¿Recuerdas el masaje de la feria?
Me gustaría repetir, pero haciendo algunas cosas
distintas ¿Te apetece?”.
“¡Claro que sí, mujer! Pensé… pensé que ya no
te gustaba y que no querías nada de mí”, dije con
una respuesta rápida más propia de un niño
excitado que de mí.
472
“Por supuesto que me gustas. Pero no tiene nada
que ver con eso, créeme”, contestó. “Voy a la
cabaña a coger un par de cosas que nos resultarán
cómodas”.
Antes de alejarse, se giró y dijo sonriente,
“¿No te escaparás con el lince, verdad?”
Bea apareció unos minutos después, abrigada por
lo que parecía un largo pareo y con un bolso de
paja en la mano. Sin mediar palabra, sacó del
bolso otro pareo, algo más grueso, y lo extendió
en el suelo. Cogió varias velas, las colocó
delicadamente en el espacio que rodeaba el pareo
y las encendió. Giró la cabeza hacia mí para
comprobar que la seguía con mi mirada. Sacó
entonces una pequeña bandeja con fruta y alargó
su brazo para acercármela.
“¿Te apetece un plátano?”.
Este simple comentario fue suficiente para
despertar mi excitación y levantar mis fantasías.
Pero no hice nada. Sólo esperé.
Cuando hubo acabado con los preparativos, dejó
caer el pareo que la cubría y se quedó desnuda
frente a mí. Durante unos segundos, quizás
demasiados, no pude moverme. ¡Cuánta belleza
concentrada en aquel lugar! ¡Qué hermosa estaba!
¡Qué cuerpo más fuerte y delicado al mismo tiempo!
El pabellón abierto, el resplandor de la luna, las
tintineo de las velas, aquella diosa ¡Todo por mí!
¿Todo para mí?
“Por favor, amor, desnúdate y sentémonos como
hicimos el otro día”, me dijo mientras se sentaba.
“Es muy importante abrir un espacio sagrado entre
nosotros, que nos acoja y nos proteja”.
Me desnudé y me senté frente a ella, no sin
cierta vergüenza al mostrar mi pene erecto ya
desde el principio. Cogió mis manos, me miró a los
473
ojos y con voz dulce pero profunda, dijo algo cuyo
significado no acabé de entender. Sin embargo, sus
palabras resultaron tan hermosas que una lágrima
brotó de mis ojos.
“Esta noche seré mujer de mujeres para ti. Te
ofrezco mi poder, mi atención y mi cuerpo para que
el femenino despierte en ti”.
Me pidió que me acostase boca abajo y comenzó.
Antes, sin embargo, tuvo el detalle gentil de
sacar un pequeño cojín del bolso y acomodar mi
pene erecto. Todo me resultaba similar al masaje
que ya habíamos compartido, aunque no me importaba
en absoluto. ¡Más bien, sentía que estaba
reviviendo un antiguo sueño de la manera más
hermosa y placentera que hubiese podido fantasear!
Sus manos se deslizaban una y otra vez sobre mí.
De vez en cuando, notaba que me frotaba con su
propio cuerpo y la excitación me invadía al sentir
sus pezones o su vello púbico. Insistió dulcemente
en la necesidad de respirar profundamente y de
abrir la garganta. También en permitir que el
sonido saliese o en mover el cuerpo sutilmente.
Algunas veces, sin darme cuenta, se recostaba
sobre mi espalda desnuda para acercarse y respirar
y jadear en mi oído, como pidiéndome que la
acompañase.
Llegó el momento de darme la vuelta y ponerme
boca arriba. Cogió el cojín y acomodó esta vez mi
cabeza. Mientras me sujetaba con ternura la
barbilla, me miró dulcemente a los ojos.
“Recuerda de la otra tarde”, dijo, “nuestras
miradas tienen que estar siempre encadenadas. Así,
sabremos que la energía circula correctamente y
que tu ser está aquí, conmigo, y no se pierde en
absurdas fantasías”.
474
Untó mi pecho con aceite y empezó a recorrer mi
torso, mis brazos, mis manos y mi cintura con una
suavidad extrema. La miraba fijamente, como
hipnotizado. Sus movimientos me llegaban como una
danza vestal. Empezó un dedicado masaje de piernas
y pies. Parecía que flotaba sobre mí. ¡Estaba tan
atenta, tan concentrada en mí, en mi cuerpo! Cada
vez que levantaba el gesto para mirarme, sentía
como mis ojos se humedecían.
Mi mente caprichosamente se quedaba enfrascada
en absurdas preguntas. “¿Cómo puede ser tan
mágica? ¿Cómo consigue balancearse así? ¡Qué
perfección de mujer! ¿Quién se va a creer esto en
España? ¿A quién se lo voy a contar? ¿Cómo se
escribe esto?”. Bea, de alguna manera, se daba
cuenta.
Cada
vez
que
me
perdía
en
mis
pensamientos, se balanceaba sobre mí con las dos
manos. Era un movimiento que me recorría cintura,
pecho, cuello y laterales de la cabeza, provocando
un sentir de su peso sobre el mío, de su piel
sobre mi piel.
Llegó a en mis genitales. Recorrió con sumo
detalle mis ingles, los testículos, la base del
pene, el frontal del pene, el glande ¡Sus manos
eran fuentes puras de placer para mí! Caí en la
cuenta de que mantenía una respiración profunda
de manera fácil, que el sonido brotaba de mí y que
mis caderas se movían al ritmo de sus manos. Varias
veces pensé que iba a eyacular, pero no lo
permitió. Cuando la tensión del placer me invadía,
ella sujetaba dulcemente mi pene con una mano
mientras con la otra recorría mi pecho o mis
piernas. Como quien busca abrir un camino por el
que dejar escapar la excitación.
475
Pensé en Nazaret y en Linda. Pero no sentí culpa
ni vergüenza. Sólo un intenso sentir de amor, de
un amor húmedo y seco al mismo tiempo.
“Ahora es muy importante que estés relajado”, me
dijo, recostada sobre mí con el brazo izquierdo
mientras me acariciaba suavemente el rostro con
la mano. “Te pido permiso para penetrar en tu
cueva y llamar a Shakti, la diosa de las mujeres”.
No entendí aquellas palabras y simplemente
asentí con los ojos al tiempo que sonreía. Se
reincorporó y se sentó frente a mí, entre mis
piernas, de rodillas. Sus manos regresaron a mi
zona genital y continuaron con el masaje de
placer. Sentí como acariciaba mi ano, dulcemente,
mientras con la otra mano sujetaba y realizaba
pequeñas presiones en el pene. Su miraba estaba
en mí, ojo con ojo, segundo con segundo.
Y de repente, me penetró. ¡Aquella mujer acababa
de penetrarme con el dedo! Mi cuerpo se puso tenso
y me entró el pánico. Pero no pareció importarle.
Sus ojos emanaban paz y amor. Con la mano libre,
me acariciaba una y otra vez el pene, la cintura,
el torso y el pecho. Consiguió que me relajase de
nuevo y entonces noté en mi interior como si algo
se estuviese moviendo.
Un
zumbido
agudo
me
invadió.
Pequeños
movimientos de su dedo en el interior de mi ano
me resultaban abrumadores. Sentía que manos y cara
me ardían, como si miles de burbujas calientes
estuviesen saliendo de mí. ¡Aquello tenía tanto
de placer como de dolor! Pero de alguna manera,
me gustaba. Me preguntó si quería que parase y
varias veces dije “no, por favor, sigue”. Mi
excitación era máxima, aunque mi pene ya no estaba
erecto, algo que a ella no parecía importarle.
476
Empecé a llorar desconsoladamente, a gritar, a
mover mis caderas arriba y abajo sin apenas
concierto. Mis piernas, tímidamente, dejaban salir
un pequeño movimiento que acariciaba su cuerpo y
sus pechos. Mi excitación era su excitación.
Nada de aquello hizo que Bea se perturbase lo
más mínimo. Ella simplemente seguía ahí. No se
asuntó ni se separó ni se alejó ni retiró su
mirada. Ahí estaba ella. La diosa mujer más
hermosa que nunca hubiese visto, con un dedo suyo
dentro de mí mientras con la otra mano me
acariciaba el cuerpo una y otra vez, en un baño
de dolor y placer que nunca antes había
experimentado.
Creo que perdí el conocimiento porque no
recuerdo bien cómo salió de mí ni qué pasó
entonces. Cuando recuperé la consciencia, Bea
estaba a mi lado, abrazada, regalándome pequeños
besos por el cuello y la cara. Su mano sobre mi
corazón, como cubriéndolo. Sus pechos en mi
espalda, sentidos. Me había tapado con un pareo
y, luego se había metido debajo para abrazarme.
Varias veces rompí a llorar y varias veces me
tranquilicé. Nada parecía importarle. Solo yo.
Todo yo.
En silencio, nos sentamos uno frente a otro y la
seguí en una secuencia de gestos que apenas
recuerdo. Cuando nos levantamos, me acerqué y la
abracé.
“¡Gracias, gracias, gracias!”, era lo único que
supe decir, una y otra vez.
Me ha acompañado a la habitación y se ha quedado
a mi lado mientras me acostaba. Al rato, se ha
despedido y se ha ido. Yo apenas he podido
conciliar el sueño. Así que aquí estoy, diario,
contándote esta noche mágica a ti.
477
[NOTA: He tenido un sueño muy extraño y muy
intenso. Tanto, que lo sentí como verdad. Aunque
sé que es imposible. He soñado que vi a Juan en
el suelo cerca del bosque. No estaba sólo. Poco a
poco, me di cuenta de que estaba luchando con el
lince ibérico. Pero no era una lucha a muerte,
sino más bien un juego. Daba vueltas a un lado y
a otro sin parar, abrazado del animal. Parecía que
se defendía de su mordedura, pero en realidad
metía sus brazos en su boca como para subir la
tensión. No había sangre. Yo lo vi todo impasible.
No sabía si actuar o si dejarlos en ese forcejeo
tan íntimo. Pensaba que era un acto violento, pero
me llegaba paz. Finalmente, no hice nada y me
alejé].
(Viernes, 24 de junio. Antes del amanecer) Ayer,
después de un ligero sueño, permanecí despierto
el resto de la noche. Me sentía ágil, despejado,
fuerte y repleto de vitalidad. Como si hubiese
dormido mil días. Pero apenas había dormido un par
de horas.
Eché una ojeada a las cabañas de mí alrededor y
vi que todo estaba en calma y que los demás
dormían. “A lo mejor, han dejado de preocuparse
de mí”, pensé. En mi imaginación, volví a
escaparme
haciendo
dedo
hasta
el
tren
y
atravesando la frontera más cercana. ¡Podría estar
en Madrid a la hora de comer! Jota P. todavía
estaría en el periódico. Podría localizar a Ruth
y quemar la ciudad celebrando mi regreso sano y
salvo.
¿Pero por qué la idea no me resultaba tentadora?
Estimulé mi imaginación un poco más, llegando
hasta el final con Ruth. Haríamos el amor toda la
noche a la manera lovetopiana. Le enseñaría todo
478
lo que he aprendido. Y dejaría que me agasajase
con su cuerpo de portada de Interviú y sus gemidos
que, aunque ahora sé que son falsos, siempre me
excitaron.
Sin resultado. Lo único que sentía era al frescor
del amanecer que entraba por la ventana y
aterrizaba sobre mi cuerpo desnudo, descubierto
de sábanas y mantas. Y una enorme serenidad por
yacer allí, sin más, tranquilo, esperando la luz
del día para dejar que suceda lo que tenga que
suceder.
Todos bajaron a los baños temprano pero a mí no
me apeteció. Sentí el temor a que mis males
volvieran de nuevo. Quizás también miedo al primer
encuentro con Bea después de nuestra noche tan
especial. Decidí levantarme y matar el tiempo
preparando la maleta. Sacudí mis ropas de la Gran
Vía y lo deje todo ordenado. Después, empecé a dar
vueltas de un lado a otro sin saber qué hacer.
Hasta que decidí ponerme la camisa que solía usar
habitualmente en Madrid para ver qué aspecto
tenía. Vi que había adelgazado. La metí por dentro
del pantalón. Era la primera vez, después de mucho
tiempo, que me ponía una prenda por dentro del
pantalón. El cinturón me quedaba un poco flojo,
aunque no demasiado; sólo un agujero más. Sin
darme cuenta, entré en modo automático y cogí la
corbata. Me dirigí hacia el espejo mientras me la
anudaba.
Y me vi. Se me erizaron los pelos de la nuca.
Estaba horrible. ¡No parecía humano! Mi imagen era
rígida y estirada. Me senté, anonadado. Entonces,
con la curiosidad ya despierta, terminé con la
corbata y me puse la americana. Regresé de nuevo
al espejo. Esta vez, mi horrible aspecto español
me produjo casi nauseas. Pensé que iba a vomitar.
479
Me invadió un intenso deseo de meterme en el
agua cálida de los baños. Mi cuerpo suspiraba por
deshacerse de aquellas horribles vestimentas,
sumergirse en las reconfortantes aguas de la
piscina y flotar sin pensar en nada más. Me quité
la ropa, me puse un batín y bajé a buscar a los
demás.
Cuando entré en la sala de los baños, Bea yacía
dentro del agua. Abrió sus ojos y miró sonriente
hacia donde yo estaba.
"Tienes mucho mejor aspecto", dijo en voz
manifiestamente alta. La muy hermosa me sopló un
beso y se metió debajo del agua.
Nos quedamos mucho tiempo allí, en la piscina.
Yo estuve sentado con la cabeza fuera observando
cómo el agua caía en cascada. Oyendo su extraño
canto. Mi cuerpo había perdido todo su peso,
liberado de cualquier sensación ajena a mí flotar
en el agua. Cerré los ojos, sumergiéndome aún más.
La única parte de mi cuerpo fuera del agua era mi
nariz. Todas las nociones de lugar y espacio
desaparecieron, salvo el hermoso y rítmico sonido
del agua. Supe como por arte de magia que el agua
surgía de las calientes entrañas de la tierra
hacia mí. No tengo idea de cuánto tiempo permanecí
en este estado. De pronto, oí mi propia voz.
"¡Me quedo en Lovetopía!", dije en un tono alto
y
sorprendentemente
claro.
"¡Me
quedo
en
Lovetopía!", repetí una y otra vez.
Inmediatamente lo comprendí todo. Comprendí que
había mantenido una lucha interior desgarradora
durante días para atreverme a decir estas cuatro
palabras.
Me puse de pie, emergiendo del agua desnudo,
chorreando
por
todas
partes,
tembloroso
y
sonriente. La tranquilidad de la habitación se
480
rompió por los gritos de alegría y los saltitos
de emoción de una Bea desnuda. Todos juntos
subimos por las escaleras de la piscina, mientras
me palmeaban la espalda y me agarraban por los
hombros. Me estrecharon entre en sus brazos y me
besaron repetidas veces. ¡Cinco adultos desnudos,
riéndose como locos y dándose a todo tipo de
excentricidades!
Entramos en la sala de exudación, levantando
curiosas miradas de la gente que dormitaba por
allí. Entonces Juan se puso la toalla a modo de
poncho y se marchó. Regresó en apenas un minuto
con Nazaret. Al parecer, había llegado a última
hora del día anterior. Pero le habían explicado
mi proceso que, palabras suyas, “iba camino de la
ruptura" y decidió no influir con su presencia a
pesar de las ganas que tenía de verme.
Nazaret tenía un aspecto esplendoroso. Se me
antojó que su cuerpo irradiaba luz. Nos abrazamos
llorando a mares, con lágrimas liberadoras y
cálidas. Mientras, los demás nos rodeaban,
satisfechos por la grandeza del momento. Estuvimos
un rato abrazados en la hamaca. Luego, nos
levantamos para ponernos las ropas de cualquier
manera y salir al exterior.
Pero antes, Nazaret se acercó tiernamente a Bea
y la cogió de las manos.
“Gracias, hermana mujer”, le dijo con palabras
ceremoniales como si supiese lo que había pasado
entre nosotros. “Gracias por abrir a mi hombre”.
Continuamos caminando cogidos de la mano y
pasamos junto al observatorio lunar. No lejos de
allí, encontramos en el bosque un gigantesco
roble. La hierba de la primavera estaba todavía
espesa y verde.
481
Abracé a Nazaret como otras veces. Pero me salió
un abrazo muy delicado y respetuoso. Lentamente,
mis manos descendieron por su nuca, su espalda,
su cintura y sus glúteos. Mis dedos sentían el
recorrer de todo su cuerpo. Era como si hubiesen
entrado en un espacio paralelo donde sólo reina
la quietud y el sentir infinito. Me detuve en sus
caderas y con absoluta seguridad, inicié el
recorrido inverso, ahora por debajo de su vestido.
Mis dedos parecían leer cada pequeña protuberancia
y cada poro de su piel. Su bello se iba erizando
con cada centímetro de mi avance. Respiré
profundamente y la miré a los ojos. Encontré un
brillo y una pureza que nunca antes había visto
en ella. Eran verdes y marrones al mismo tiempo,
pero era un verde de agua que recogía todos los
reflejos del universo y un marrón de agua que
recogía todo el amor que nadie sea capaz de
imaginar.
Nazaret
comenzó
a
respirar
también
con
profundidad. Sentí un silencio nuevo y eterno en
el bosque. Parecía que sólo existía nuestro
respirar sincronizado e intenso. Su cuerpo empezó
a realizar movimientos muy sutiles, apenas
perceptibles, al ritmo de intuidos jadeos que
acompañaban su respirar.
Sin apartar en ningún momento mis ojos de sus
ojos, la desnudé. Su maravilloso cuerpo de mujer
inundó todo mi ser. Ahora mis manos actuaban como
lentes que inspeccionaban con sumo esmero cada
milímetro de su piel. Una piel que era mi piel y
unos movimientos que eran mis movimientos.
Lentamente, nos arrodillamos y permitimos que
nuestros cuerpos encajasen tumbados sobre la
hierba. Sentí como mi ropa también desaparecía.
Ahora eran sus delicados movimientos los que se
482
apoderaban de todo mi sentir. Aunque no veía sus
dedos, los recibía con máxima claridad. Me quedé
desnudo.
Y desnudos los dos, nos convertimos en sólo uno.
Un ligero baile se apoderó de nosotros. Nada fugaz
y violento, sino todo lo contrario. Un baile de
quietud y de serenidad.
Noté que mi pene seguía flácido y me asusté.
Pero Nazaret se dio cuenta de inmediato. Me sujetó
firme pero delicadamente la cabeza y me besó. Fue
un beso tan lento y suave como largo y bien
respirado. En aquel momento, supe que Nazaret era
pura intuición.
Un calor inmenso envolvió mi cuerpo. Sin saber
bien porqué, ese calor la atrajo más si cabe hacia
mí. Sus pechos me apretaron como si quisiesen
atravesarme. Sus pezones empujaban como queriendo
abrirme. Mi corazón se hizo notar y sentí una
punzada dulce que provocó que me estremeciese.
Todo yo estaba en contacto firme con todo ella.
Mis hombros con sus hombros. Mi pecho con su pecho.
Mi vientre con su vientre. Mi cintura con su
cintura. Mi vello púbico con su vello púbico. Una
nueva danza empezó a salir de nosotros.
Sentí otra ola de calor, también inmensa, esta
vez en mi pene. Parecía salir de mí y entrar en
ella, salir de ella y regresar a mí. Su vagina era
pura atracción y puro poder. Tanto fue el calor
que empecé a notar una lenta erección. Mi pene
cogió fuerza y él solo hizo camino. Para mi
sorpresa, se colocó justo donde sus calientes
labios me recibían. Sentí que mi glande se
hinchaba al entrar en contacto con los labios de
su vagina. Parecía querer estallar.
Nazaret separó su cara de la mía y, mientras
nuestros ojos exploraban el infinito del otro, mi
483
pene empezó a entrar en su interior. Nada hice.
Sólo dejé que nuestros cuerpos hiciesen. Fue una
penetración
lenta,
muy
placentera,
de
una
sensibilidad máxima. El calor seguía ahí. Aunque
ahora, más que calor, sentía fuego. Una llama que
avanzaba despacio e iluminaba cada milímetro del
recorrido interior que ella me ofrecía. Primero,
los labios que se apartaban. Luego, el orificio
de su vagina que se abría. Después, el cálido
humedal del cuello de la vagina seguido por la
inmensidad y los recovecos de su cueva. Fue una
penetración tan húmeda como caliente, tan sutil
como intensa, tan dulce como repleta de matices.
Segundo a segundo, el cuerpo de Nazaret
realizaba pequeñas y ligeras contorsiones. Con
exactitud cartesiana, al compás de una respiración
muy suave y muy íntima, mi cuerpo la imitaba. No
era sólo su cintura y su pelvis, sino toda ella.
Su cabeza, sus orejas, su boca, su cuello, sus
pechos, sus pezones, su torso, sus brazos, sus
muñecas, sus manos, su cintura, su pelvis, su
vagina, sus muslos, su glúteos, sus piernas, sus
tobillos, sus pies, todo ella era un ondular
perenne abrazado a mí que ni si movía ni dejaba
de moverse. Sólo sus ojos seguían íntimamente
clavados en los míos. Aunque no soy capaz de poner
nombre a aquello que nos mantenía unidos, nuestros
cuerpos protagonizaban un avanzar y un retroceder
que nunca imagine tan lento ni jamás sentí tan
intenso.
En algún momento, rocé ligeramente su cérvix con
mi glande y una fuerte ola de energía nos sacudió
y nos hizo temblar a los dos. Nuestros cuerpos se
abrazaron y se apretaron como queriendo ser uno
sólo. Su jadeo se desbocó y con él, me vacié de
elixir de vida. Eyaculé y eyaculé sin parar, en
484
una eyaculación larga y ausente de tensión. Un
placer dulce y constante se apoderó de mi cuerpo,
desde la cabeza a los pies. Mientras, Nazaret
mantenía su baile de minúsculas contorsiones en
un canto de jadeos y un abrazo de piel que sentí
largo y ancho.
Así fue como hicimos el amor, muy lentamente,
muy solemnemente, en absoluta comunión con la
tierra sobre la que estábamos tendidos. No sé
cuánto tiempo pasamos allí, juntos, el uno dentro
del otro. Sin embargo, mantengo el recuerdo de
cada instante y de casa sensación.
Cuando acabamos, el sol empezaba a esconderse.
La mirada de Nazaret era muy distinta a la de
otras veces. Me besó con pasión y separó su cara
de la mía con una delicadeza superior.
“Bienvenido a Lovetopía”, me susurró con ojos
entrecerrados
que
iluminaban
mis
también
entrecerrados ojos. “Gracias por amar a todas las
mujeres. Y dos veces gracias por elegirme a mí.
Tus manos me han dicho que eres uno de los
nuestros. Te amo, Rubén”.
Nunca había sentido algo así por una mujer.
Cuando estoy con Nazaret, todo el deseo y todo el
placer que puede existir en el universo se junta
en mí para converger en ella. Quizás tenga que ver
con aquel comentario que hizo la Presidenta Garen
que no fui capaz de entender, pero que se me quedó
grabado en la mente.
“El hombre puede alcanzar una consciencia aguda
de unicidad con la mujer y, al mismo tiempo, de
nuestra participación en el cosmos. Es un sentir
supremamente íntimo y al mismo tiempo casi
impersonal”.
Nos levantamos y, abrazados el uno al otro,
estuvimos un buen rato mirando el sol caer. La
485
vista era inmensa de color y de luz púrpura. El
valle se presentaba con toda su profundidad.
"Buen lugar para concebir una hija", dijo
Nazaret, echando una mirada al roble para después
sonreírme con ojos y boca.
Sabiendo su actitud hacia la familia y hacia la
vida, una alegría serena me invadió ante la idea
de una nueva paternidad. Creo que, ahora sí, ya
estoy preparado.
Cogidos de la mano, manteniendo siempre el
contacto físico, empezamos a descender la colina.
Nos unimos a los demás en un último y rápido
chapuzón.
Regresamos a la ciudad y nos dirigimos todos
hacia la Cova. No sé cómo se las arreglaron, pero
ya
había
una
gran
fiesta
montada.
¡Los
lovetopianos
son
expertos
en
celebraciones
improvisadas!
Con gran sorpresa por mi parte, allí estaba
también Daniel, el hermano de Nazaret. Mostraba
un entusiasmo similar a su anterior grado de
hostilidad. No dejaba de felicitarme, besarme y
abrazarme.
Cuando quise agradecer públicamente a mis
“secuestradores” el haberme acompañado cuando
pasaba por tan mal momento, pidieron que esperase
unos minutos.
La Presidenta Garen entró en el patio de la Cova,
guiada por una hermosa y reluciente Bea que la
cogía de la mano. La Presidenta se acercó para
abrazarme y darme la bienvenida. Daniel se puso a
su lado y, agarrándola del hombro, empezó a
hablar.
"Bueno", dijo, "revelaré un secreto de Estado.
¿Sabes una cosa, Rubén? Estaba tan enfurecido
contigo que fui a ver a Verónica Garen para pedirle
486
que te expulsaran del país. La Presidenta no quiso
ni oírme hablar”, y se giró para dedicarle una
mirada amable. “Pero pensó que las aguas termales
podrían venirte bien. Ya sabes, ayudarte a salir
del atolladero. Así que llamó a su hija Bea y a
mi hermana, que a su vez me llamó a mí y
organizamos un grupo de amigos para recogerte".
Me quedé boquiabierto. ¡Esa extraña sacerdotisa
y todas sus benditas mujeres debieron entender lo
que me pasaba cuando ni yo mismo lo sabía! Aquello
fue demasiado. Rompí a llorar sin disimulo, lleno
de felicidad, rodeado por incontables rostros
radiantes.
Pasamos la noche bebiendo, hablando, bailando y
abrazándonos los unos a los otros. Las animaciones
no faltaron.
Un grupo de compañeros de la Cova improvisó un
pequeño concierto de música y cantaron todo tipo
de mantras habituales del yoga kundalini. En otro
momento, Lorena se unió a un docena de mujeres de
una casa vecina cuando entraron por la puerta y,
juntas, nos brindaron un maravilloso espectáculo
de danzas del vientre. Bien entrada la noche,
Nazaret y Bea improvisaron una sesión de streaptease, conmigo en el centro. Consiguieron que me
sintiese el hombre más afortunado del planeta.
Cuando todo había acabado, fue Bea la que me
abrazo por la cintura y me condujo a un pequeño
grupo de personas reunidas en una esquina del
patio de la Cova. Allí estaba la Presidenta Garen
charlando animosamente con un hombre adulto. Era
el profesor de la Universidad de Granada al que
vi explicar cómo emprender con tecnologías
digitales. Su edad era indeterminada, pero
combinaba la fuerza de la juventud con las arrugas
de la sabiduría. Aunque lo había visto antes, su
487
rostro en aquel momento me resultaba tremendamente
familiar. Lucía un pelo largo canoso y una barba
desaliñada.
De espaldas, reconocí a Lorena en la otra punta
del patio. Besaba apasionadamente a otra persona.
Las manos del otro le habían levantado la falda
por un lado. Parte de su hermoso culo estaba al
aire. Ella movía la cintura y las piernas en lentos
círculos. Su estado era de evidente excitación. O
excitación avanzada, mejor dicho. Sentí un golpe
de calor en mi pene.
Mi cabeza seguía girada mientras la Presidenta
me hablaba. Pero algo me confundió. Me costó darme
cuenta hasta que pasaron unos segundos. ¡La otra
persona, la persona que estaba con Lorena, era
otra mujer! Me quedé como congelado mirando en
aquella dirección. Un grito reclamó mi atención.
“¡Rubén, Rubén!”, gritó la Presidenta. “¡Rubén,
por favor, aquí! Quiero presentarte a un hombre
con el que tendrás muchísimo de que hablar.
Participó activamente en la gestación de nuestro
Estado y su contribución a Lovetopía ha sido
determinante en muchos momentos de nuestra pequeña
historia”.
“Ha seguido tu visita, desde el primer momento,
con un interés y una atención que sólo él podrá
explicarte”,
continuó
la
Presidenta,
ahora
sujetándome una mano a mí y otra a Bea, que atendía
las palabras de su madre mientras seguía
cariñosamente abrazada a mi cintura.
Di un paso al frente y extendí mi mano a aquel
hombre. Cuando la cogió, sentí una combinación de
dulzura y fuerza que no aún no tengo palabras para
describir.
“Rubén, te presento a tu padre. Abandonó España
en los días previos a la Independencia y desde
488
entonces ha estado aquí. Quizás, esperando que
llegase el día de hoy, el día de tu llegada”.
Entonces, aquel hombre me recogió en un largo
abrazo.
“Hijo, bienvenido a casa”, me susurró.
Un nudo agudo se apoderó de mi voz y mis ojos se
humedecieron. Habló durante el resto de la noche
y me contó sus muchos intentos de contactar
conmigo. Me sentí incapaz de entonar palabra. Sólo
deseaba escucharle hablar. Le presenté a Nazaret
y congeniaron tanto desde el primer instante que
eran ellos los que parecían padre e hija.
Ahora sé que estuve algo tenso con mi padre,
pero ya hemos quedado para vernos pronto.
En el momento en que escribo esto, es el amanecer
de la mañana siguiente después de un día y una
noche tan largos como inolvidables. Nazaret
todavía duerme, con su negro cabello esparcido por
la almohada. Empiezo a darme cuenta de que me he
enamorado tanto de ella como de su país.
Sé que un nuevo ser ha hecho su aparición en mí.
Este nuevo yo es un extraño, un lovetopiano.
Pronto adoptaré mi nuevo nombre. Creo que seré
Rubén Gota. No sé si echaré de menos sentirme
Rubén González otra vez.
Mi renacer me llena de terror, emoción y fuerza.
Pero siento que estoy preparado para ello. No sé
qué significará todo esto, cómo viviremos, ni
siquiera dónde. Pero todas las posibilidades
resultan naturales y tentadoras.
Quiero quedarme en el campamento forestal
durante una temporada. Nunca he vivido en tan
estrecho contacto con la naturaleza y me gustaría
saber lo que se siente al trabajar con las manos
y con la tierra.
489
Me quedan por delante dolorosas despedidas con
Ruth y Patri. He decidido pedirle que me envíe a
la cría para el verano. Si hace falta un pasaporte
diplomático, recurriremos a los Presidentes ¡A
estas alturas, creo que me deben un favor!
Por lo demás, quiero pasar tiempo con mi padre,
descubrir el hombre que es y reconocer qué hay en
mí que proviene de él.
También quiero disfrutar plenamente de Nazaret
y de nuestra nueva familia. Y probar a escribir
cosas diferentes. Hay mucho más que decir sobre
Lovetopía que España y el resto del mundo necesita
conocer con urgencia. Puede que mi contribución,
al fin y al cabo, resulte útil a los españoles.
490
ANEXO 1. TRANSCRIPCIÓN DE LA
ENTREVISTA CON LA PRESIDENTA
VERONICA GAREN
RG: Buenas tardes, Presidenta. Ante todo, muchas
gracias por recibirme. En nombre de “El Confi”,
el periódico líder de España, le agradezco su
disponibilidad. Por favor, hábleme del proceso de
Independencia.
Tengo
muchas
pequeñas
contradicciones entre la versión española y lo que
he escuchado en mis semanas aquí…
VG: Recordemos la época en que se produjo la
Independencia. A principios de 2015, después de
tres años de duros recortes, la tensión social era
máxima. La población sufría el azote gubernamental
en forma de desahucios, abandono sanitario y
asistencial.
La
situación
económica
era
desastrosa: paro, cierre de empresas, aumento de
impuestos y seguros sociales, subidas del precio
de la luz y cese de prestaciones. Una parte
importante de la población se vio arrinconada a
pasar hambre y frío. Mientras, los dirigentes
políticos y económicos se burlaban del sistema.
Subvencionaban a los bancos y a las grandes
constructoras. Salían impunes de sus delitos de
corrupción, enriquecimiento ilícito y evasión de
capitales. A veces, utilizando amañadas amnistías
fiscales o instrumentalizando su condición de
aforados para escapar del peso de la Justicia.
Otras veces, cuando se producía una sentencia con
condena en su contra, acudiendo al indulto,
después de avasallar a jueces y fiscales.
El descontento en Valencia era, si cabe, mucho
mayor. Tras la pérdida de las extintas Bancaja y
491
CAM, las dos entidades financieras valencianas, y
el cierre de la televisión autonómica, se declaró
la quiebra sobre el equipo de fútbol local. El
Parlamento valenciano alcanzó el nefasto prestigio
de ser el parlamento con el record de políticos
imputados por la Justicia en casos de corrupción
y malversación de fondos públicos.
La respuesta del gobierno, contra todas luces,
fue aumentar la represión policial sobre la
población. Por un lado, limitó el derecho de
manifestación con multas que arruinarían a
cualquier familia. Por otro, aumentó por decreto
el número de contingentes antidisturbios al
facultar a la seguridad privada a realizar
detenciones públicas.
En aquel contexto, tocaba celebrar elecciones
Municipales y Autonómicas.
Las candidatas eran
casi todas mujeres puestas a dedo por los partidos
mayoritarios para lavar su cara sucia. Pero estas
mujeres se vieron abocadas a una campaña electoral
sin el apoyo de la televisión oficial y empezaron
a tratar a la ciudadanía de tú a tú. Una
consecuencia imprevista fue que empatizaron
fuertemente con la población e intentaron hacer
oír sus voces. Pero los partidos no quisieron
escuchar.
Echando
mano
de
sus
reglamentos
internos, las descalificaron e intentaron sacarlas
de las instituciones, una vez electas, en un
movimiento que se entendió como un “pucherazo
electoral” en toda regla.
Dos gotas colmaron el vaso. Primero, la Unión
Europea denunció que el gobierno había manipulado
los datos macroeconómicos de España para salir
bien en la foto electoral y exigió mayores
recortes y mayores subidas de impuestos. Luego,
la
aprobación
definitiva
de
la
ley
que
492
criminalizaba el aborto supuso un fuerte golpe
contra las mujeres.
En los primeros días de mayo de aquel 2015, hubo
multitud
de
manifestaciones
de
protestas
pacíficas, siguiendo la tradición de las “mareas
blanca, verde y rosa”. Pero la única voz que se
escuchaba del gobierno era una represión brutal
de la policía y de enormes contingentes de
seguridad privada. Los primeros enfrentamientos
fuertes los protagonizaron los bomberos. Como
quizás sepa, este colectivo de funcionarios
siempre estuvo del lado de la población. Amplios
colectivos de hombres se sumaron a las protestas
y los enfrentamientos crecieron en número y en
intensidad.
El envío de refuerzos policiales por parte del
gobierno desencadenó un enfrentamiento violento,
muy parecido al que se vivía en Ucrania en aquellos
días. El choque se cobró una docena de víctimas
mortales, miles de detenciones y sanciones a
decenas
de
miles
de
ciudadanos
utilizando
supuestas
“vigilancias
electrónicas”.
La
situación estaba fuera de control y todo apuntaba
a una batalla urbana sin precedentes entre fuerzas
antidisturbios y la población, principalmente
masculina. Como usted sabrá, en Valencia y
alrededores siempre han sido muy aficionados a la
pólvora y a los petardos.
Un día, en una de aquellas manifestaciones
violentas, aparecieron las
primeras mujeres.
Durante unas horas, quizás mil o dos mil. Pero
rápidamente se sumaron cientos de miles de mujeres
hasta superar con creces la cifra del millón. Hoy
se conoce como “La Primera Gran Manifestación”.
Reclamaban la liberación de los detenidos, la
suspensión de las multas y el cese de la violencia.
493
Jóvenes y ancianas, de derechas y de izquierdas,
todas salieron a la calle. La primera respuesta
de los hombres, policías y no policías, fue más y
más violencia. Ante esta indiferencia, todas las
mujeres se quitaron la ropa hasta quedarse
desnudas de torso y pechos. Empezaron con los
cánticos. Usted recogió la letra de una de las
canciones más repetidas en su artículo sobre el
arte en Lovetopía. ¡Más de un millón de mujeres,
de todas las edades y de todos los colores,
cantando desnudas con los brazos abiertos por las
calles de Valencia! Las imágenes de video dieron
la vuelta al mundo en menos de 30 minutos. Las
redes sociales estaban al rojo vivo. Los medios
nacionales e internacionales empezaron a llegar a
Valencia
por
cientos.
Manifestaciones
multitudinarias ocurrieron en otros rincones de
España y del planeta en apoyo y solidaridad con
las mujeres valencianas.
Algo pasó. Aunque hay muchas anécdotas e
historias documentadas, ninguna se ha identificado
como la primera y la única desencadenante. Cientos
de mujeres desnudas abrazaban a policías y no
policías, hombres al fin y al cabo, que se
presentaban derrotados emocionalmente y llorando
sin consuelo.
Cesaron los enfrentamientos casi
de inmediato. La irradiación femenina, el poder
del amor de la mujer, funcionó abriendo el corazón
de los hombres y diluyendo su rabia.
El gobierno, incrédulo ante las noticias y las
imágenes que le llegaban, respondió decretando el
toque de queda y movilizando al ejército. Tras
unos breves enfrentamientos, esta vez entre
ejército y policía, la estampa se volvió a
repetir. Esta vez fueron más de dos millones de
mujeres valencianas las que salieron a las calles
494
y apaciguaron la ira de los hombres, conquistando
sus
corazones.
Fue
“La
Segunda
Gran
Manifestación”. Las mujeres ya no se retiraron a
sus hogares. Se produjo una acampada generalizada
en calles y plazas de prácticamente todas las
ciudades y pueblos de las provincias de Valencia,
Alicante y Castellón. Con los hogares vacíos de
mujeres, los hombres y niños también se quedaron
en las calles.
Ante el derrumbamiento de la cadena de mandos
del ejército y la insubordinación de las tropas,
los políticos y dirigentes económicos valencianos
entraron en pánico. Abandonaron las ciudades con
sus familias y buscaron refugio en Madrid. Un
falso rumor acerca del linchamiento de un antiguo
Concejal del Ayuntamiento de Valencia fue la
chispa que detonó el miedo y provocó su huida
masiva.
El gobierno de Madrid, abrumado por la situación
y presionado por la opinión pública internacional,
no se atrevió a enviar nuevas unidades del
ejército a las ciudades movilizadas. Temían que
se perdiesen más efectivos en brazos de las
mujeres. El gobierno optó por ampliar el toque de
queda a todas las provincias limítrofes. Impuso
un bloqueo informativo sin precedentes. Como es
sabido, en las provincias de la Comunidad
Valenciana aquello no tuvo ningún efecto y mujeres
y hombres continuaron en las calles. Los medios
internacionales,
especialmente
las
redes
sociales, no cedieron y no respondieron al intento
de bloqueo.
Las manifestaciones y las acampadas de mujeres
ya eran una realidad en la mayoría de las ciudades
actuales de Lovetopía. El contagio fue casi
inmediato. En las provincias fronterizas, sin
495
embargo, el gobierno aprovechó el toque de queda
para aplastar con dureza movimientos similares.
En aquellos momentos, llegaron noticias de
represiones brutales, con muertes, en Cataluña,
Cuenca, Albacete, Jaén y Sevilla.
En 24 horas, el gobierno central rodeó los
territorios actuales de Lovetopía con provincias
ocupadas por el ejército español. Mientras, las
calles de nuestras ciudades estaban en un estado
de celebración permanente. Ejército, policía y
población civil cantaban, bailaban y bebían
juntos. Las instituciones públicas habían sido
abandonadas por sus asustadizos dirigentes y el
único liderazgo reconocido fue el de un grupo de
mujeres.
El gobierno
español estaba viviendo una
pesadilla inimaginable. Luchar contra las mujeres,
o contra el amor incondicional de las mujeres, no
era parte de la inteligencia del Estado Mayor del
Ejército. Se habían preparado durante años con
todo tipo de planes para responder a la crisis
independentista de Cataluña. Pero nunca esperaron
algo parecido a una “revolución de mujeres”, y
menos desde la leal Valencia. El gobierno intentó
sofocar la situación extendiendo el bloqueo a
todos los ámbitos de la vida económica y civil.
Se decretó el cierre de carreteras, estaciones,
aeropuertos, colegios, universidades, hospitales,
bancos, empresas e instituciones oficiales. La
única esperanza era que la población se aburriría
y retornaría a sus hogares. Pero no funcionó. La
población estaba acostumbrada a grandes festejos
y continuó con las celebraciones sin descanso.
Mientras, las redes sociales facilitaron que
surgiera una organización clara entre las mujeres
de distintas ciudades.
496
En la tarde del 15 de Mayo de 2015, coincidiendo
con el cuarto cumpleaños del 15M español, un grupo
de mujeres preparó un discurso proclama para ser
leído desde el balcón oficial del Ayuntamiento de
Valencia. Quien leyó el discurso, por decisión del
resto de mujeres, fue Eva Oltra. Estaba desnuda
de torso y pechos, con tres corazones púrpura y
la palabra Lovetopía en rojo carmín pintados sobre
su piel. Una corona de flores adornada su castaña
melena. Un grupo de cincuenta mujeres, igualmente
ataviadas y decoradas, le acompañaban. La historia
de Lovetopía considera aquel discurso como el paso
definitivo en la gestación de la nueva nación. Eva
Oltra llegó a ser elegida semanas después como la
primera Presidenta del Gobierno lovetopiano.
Este discurso, conocido por sus primeras
palabras “En esta tierra…”, fue ampliamente
seguido en todo el territorio de Lovetopía a
través de redes sociales e Internet. Los
principales canales de televisión del mundo lo
repitieron una y otra vez a lo largo y ancho del
planeta. Hicieron eco, de una manera muy
insistente, de la palabra Lovetopía, obviando que
aquello era parte de España. Legitimaron de una
manera popular y mediática el nacimiento del nuevo
Estado. Durante días, los medios de comunicación
internacionales no hablaron de otra cosa. Las
imágenes, como usted bien sabe, pueden lo que no
consiguen mil palabras. Titulares de aquella época
son el origen de lemas bien conocidos hoy como
“Lovetopía, el país del amor”, “Lovetopía, la
sociedad que todos tenemos en nuestro corazón” o
“Lovetopía, la utopía de las mujeres”.
Obviamente, el gobierno español se encargó de
que nada, nada de todo esto llegase a España. Como
estrategia de desinformación, se inventó la
497
historia de las bombas nucleares escondidas en
Madrid y Sevilla. Sin duda, para influir en la
opinión
pública,
aunque
especialmente
para
mantener el control sobre la población desde el
miedo dirigido.
La opinión pública internacional no tragó. Pensó
que el Gobierno español estaba demonizando
mediáticamente el movimiento civil de Lovetopía
para legitimar una invasión. La mejor prueba de
ello fue que Estados Unidos envió la VI Flota de
su ejército al Mediterráneo. Se estacionó frente
a las costas de Lovetopía para disuadir al
gobierno español de cualquier intentona militar.
Las palabras del Presidente Obama fueron claras:
“El mundo no puede permitirse una nueva guerra
civil española ni un nuevo gran conflicto militar
en Europa”.
La respuesta del gobierno de Madrid fue
contundente. En lo político, prohibió toda
comunicación y todo tránsito de mercancías, de
personas o de dinero con los territorios rebeldes
y exigió a la Unión Europea la declaración de
expulsión inminente de todos sus tratados. En lo
militar, decretó el cierre unilateral de fronteras
y envió al ejército a los puestos fronterizos. En
todas las provincias limítrofes se mantuvo el
toque de queda. E iniciaron las gestiones para
dotar al ejército de helicópteros y vehículos
blindados de nueva generación.
Como respuesta, Eva Oltra y el grupo de cincuenta
mujeres que habían participado en el famoso
discurso declararon la formación de un Gobierno
Provisional en Lovetopía. Sepa usted que aunque
en España no sabían que pasaba en Lovetopía,
nosotros sabíamos todo lo que pasaba en España.
498
El nuevo Gobierno Provisional estrenó su función
decretando el restablecimiento de la vida civil
en la nueva nación. Todas las instituciones, con
la excepción de la banca nacional y las grandes
empresas, acataron al nuevo gobierno y retornó la
rutina al país, en un ambiente de euforia popular
y victoria internacional.
En pocos días, el nuevo gobierno restableció las
emisiones de la Televisión Pública Valenciana. Y
presentó la primera versión de nuestra aplicación
de democracia participativa digital, desarrollada
por estudiantes de la Universidad Politécnica de
Valencia. En un par de semanas, se sometió a
discusión y votación pública una serie de
propuestas que han pasado a conocerse como “Las
10 Leyes” de regeneración nacional. En tan sólo
un mes, arrancó un proceso constituyente y se
iniciaron los preparativos para la celebración del
Gran Proceso de las Alpujarras.
El resultado de aquel período convulso, a la
vista de los artículos que ha escrito, creo que
lo conoce con suficiente detalle. En esta carpeta
que le entrego encontrará una copia del discurso
“En esta tierra…” y un memorándum resumen de “Las
10 Leyes”. He pedido que se lo preparen para que
acabe de entender el nacimiento y la vertebración
de Lovetopía.
Por
cierto,
sepa
usted
que
el
apoyo
norteamericano a Lovetopía es algo que agradecemos
especialmente a dos personalidades de aquel país.
El expresidente Bill Clinton era un enamorado
confeso de La Alhambra de Granada. Larry Ellison,
propietario de Oracle, era un gran conocedor y
apasionado de Valencia desde la celebración de la
America’s Cup. Durante toda la crisis, estuve en
contacto personal con ellos y puedo afirmar que
499
actuaron como embajadores lovetopianos ante el
mundo. Ambos vivieron en su juventud el sueño de
una sociedad diferente a través de la novela
Ecotopía, de Ernest Callenbach.
RG: Gracias, Presidenta, por su apasionada
explicación. Leeré los documentos con detalle.
¿Hábleme sobre El Gran Proceso de las Alpujarras?
Este es un acontecimiento totalmente desconocido
en
España
y
entra
en
colisión
con
la
reivindicación sobre indemnización por pérdida de
propiedades que mi gobierno lleva años defendiendo
en la ONU.
VG: Cuando el Gobierno Provisional de Lovetopía
decretó el restablecimiento de la vida civil en
el país, los bancos y las grandes empresas
españolas hicieron oídos sordos. Alegaron ante los
tribunales que era una orden ilegitima de un
Gobierno ilegitimo. La acción legal que respaldaba
esta desobediencia llegó a todos los tribunales
de la nueva nación y bloqueó su funcionamiento.
Un grupo de los más prestigiosos juristas convino
en agrupar todas las causas en un único Tribunal
y darle una salida rápida. Aquello evolucionó
hacia lo que se conoce como El Gran Proceso de las
Alpujarras. Varias casas rurales de aquella zona
se ofrecieron incondicionalmente a albergar a
jueces, secretarios, procuradores y abogados para
que actuasen y resolviesen sin interferencias
externas.
Sin buscarlo, entramos en un proceso tipo
Nuremberg que pilló desprevenidos a todos. Algo
que
debe
saber
es
que
los
estudiantes
universitarios se volcaron en apoyo de aquel
Tribunal. También el resto de la población,
levantando las alfombras y mostrando la suciedad
de las instituciones. Resultó en un gran
500
escándalo.
Demostraron
que
las
grandes
instituciones económicas, financieras y políticas
del país llevaban décadas actuando ilegalmente
para apropiarse de la riqueza de la población y
someterla desde el miedo. Los casos de corrupción
conocidos demostraron ser la punta del iceberg.
Se destapó una conspiración en toda regla.
El Tribunal utilizó como marco legal la
Constitución española de 1978. Sin excepción, uno
a uno, los imputados o acusados llamados a
declarar no se presentaron. Sólo acudieron sus
representantes legales. Y eso que el Tribunal hizo
un esfuerzo excepcional para hacer llegar las
citaciones en sus domicilios de España. El
artículo 128 fue clave para emitir una sentencia.
El texto constitucional dice así: “Toda la riqueza
del país en sus distintas formas y sea cual fuere
su titularidad está subordinada al interés
general”. La deuda de todas las Administraciones
Públicas con la banca se declaró deuda odiosa. O
deuda ilegítima, si usted lo prefiere. Los saldos
en euros y todas las propiedades de los personajes
políticos, financieros y grandes empresarios que
habían
abandonado
la
nueva
nación
fueron
embargados. También se embargaron todas las
propiedades inmobiliarias en manos de los bancos,
tanto edificios y locales de oficinas como solares
y viviendas vacías. El Estado lovetopiano recibió
cientos de miles de propiedades, todas las que los
bancos habían robado pacientemente durante años a
través
de
embargos,
desahucios
ilegales
y
concursos
de
acreedores
provocados.
Y
se
estableció una prenda sobre todas las deudas
hipotecarias
y
los
préstamos
personales
y
empresariales de la población en favor del nuevo
Gobierno.
501
Las implicaciones para la población fueron
muchas. En términos prácticos, la deuda de
familias y pequeñas empresas desapareció. Las
propiedades de los bancos españoles y las grandes
empresas o se liquidaron o pasaron a manos del
nuevo Estado. El Gobierno de Lovetopía, como
consecuencia, contó con acceso a recursos casi
ilimitados para acometer las reformas que había
diseñado. Algo muy importante, también, fue que
aquellos que mantenían tentaciones delictivas de
guante blanco descubrieron, desde el escarmiento,
que un nuevo régimen judicial había llegado al
país para quedarse.
A
medio
y
largo
plazo,
muchas
de
las
consecuencias de El Gran Proceso de las Alpujarras
ya las ha recogido usted en sus artículos. La
tecnología demostró ser un magnífico aliado cuando
se pone en las manos correctas, al servicio de la
población y de la vida. Los universitarios, y la
juventud en general, mostraron un compromiso y una
entrega incondicional que nada tenía que ver con
la leyenda gubernamental de los ni-ni. La
transparencia de las instituciones se consolidó
como obligatoria para evitar que la historia se
pudiese repetir. El bien común se estableció como
objetivo fundamental de cualquier actividad
económica. Y surgieron los fundamentos necesarios
para el nuevo sistema de propiedad colectiva de
viviendas y vehículos, y con ello, la consiguiente
reurbanización de pueblos y ciudades.
RG: Muchas gracias de nuevo, Presidenta. Son
muchas las comprobaciones que deberé realizar,
aunque le confieso que empiezo a encajar las
piezas. Hábleme de otro asunto muy controvertido
para los españoles como es la abolición de los
coches
y
el
desmantelamiento
de
toda
la
502
infraestructura automovilística. ¿Cómo se alcanzó
la situación actual?
VG: Tenga en cuenta, para empezar, que el
Gobierno de Lovetopía no prohibió el uso de los
coches. Fue la población la que paulatinamente los
abandonó en favor del transporte público. Aunque,
ciertamente, con los años se ha consolidado una
legislación restrictiva.
El gobierno español se las apañó para imponer un
bloqueo internacional muy efectivo de carburantes
sobre la nueva nación. Pero los ciudadanos se las
apañaron igualmente para seguir con sus rutinas
utilizando un transporte público reforzado por los
Ayuntamientos.
Cuando la comunidad internacional reconoció al
nuevo estado de Lovetopía, para desesperación de
su gobierno, se levantó el embargo. La población
descubrió que los coches apenas tenían cabida en
sus nuevas vidas. Hubo un gran debate público
sobre el cauce a seguir. Se realizaron muchas
consultas
y
referéndums
digitales,
siempre
acompañados por cifras y estadísticas de todo
tipo. El nuevo Consejo General de la Comunicación
hizo un trabajo excelente. La población descubrió
los verdaderos costes del automóvil y se indignó
al comprobar con números que la industria del
automóvil había sido altamente subvencionada.
Finalmente, los ciudadanos optaron por apoyar y
reforzar masivamente las políticas de transportes
públicos,
abandonando
su
tradición
automovilística. Se recuperaron las calles y
plazas para las personas. ¿Las consecuencias de
todo aquello? Creo que usted ya las conoce y bien
las ha recogido en sus reportajes sobre nuestro
país.
503
Aunque déjeme destacar un aspecto que quizás no
haya observado sobre Lovetopía. De este largo
proceso de debate público concluimos dos cosas
inesperadas.
Por un lado, aprendimos que el automóvil es una
industria del siglo XX que tiene un lugar marginal
en el siglo XXI y nos preguntamos abiertamente si
existían otras industrias o sectores que también
tuviesen que reinventarse o desaparecer. Creo que
no le resultará una sorpresa si le digo que la
respuesta fue un “si” rotundo. Como consecuencia,
otras
industrias
fueron
reinventadas
o
desaparecieron.
Entre
las
industrias
reinventadas, tenemos la banca, el sistema de
seguridad
social
(incluyendo
los
seguros
privados), el sistema energético, la sanidad y la
educación.
Entre
las
industrias
que
han
desaparecido, encontrará que no existe la bolsa
de valores ni tampoco agencias financieras que se
dediquen a la especulación. Tampoco existe una
industria cosmética ni de cirugía estética, ni una
industria de la belleza o de la publicidad como
tal. Se han extinguido todas esas industrias que
centraron su razón de ser en la agresión directa
hacia lo que somos, ensalzando irrealmente lo que
ellas nos decían que debíamos ser a través de la
publicidad.
Pero por otro lado, descubrimos algo igual de
relevante. Entendimos que los gobiernos pueden, y
deben, apoyar aquellas industrias que facilitan
la vida social y económica de un país. Y la gran
apuesta de Lovetopía es el sector digital, en
todas sus dimensiones, con la intención inequívoca
de poner las tecnologías al servicio de las
personas y de la vida. Es aquí, y no en supuestas
conjeturas sobre el valor de la tecnología por la
504
tecnología y el amor a los gadgets, donde
realmente está el origen del gran desarrollo que
tiene nuestra industria digital. Sepa usted que
somos pioneros mundiales en educación y desarrollo
de ecosistemas digitales a un nivel equiparable a
Silicon Valley. Esta ha sido y sigue siendo
nuestra gran apuesta económica y social.
Y algo muy relevante antes de acabar con nuestra
apuesta digital. Nuestra aproximación tecnológica
incluye un compromiso inquebrantable con la
población
que
está
recogido
en
nuestra
Constitución del 2015. El nuevo texto recoge que
“todo avance tecnológico debe revertir de manera
equitativa sobre el conjunto de la ciudadanía y
el bien común, no sobre sus inventores”. La
consolidación de la jornada laboral semanal de 20
horas y los altos índices de ocupación de todas
las actividades del amor son indicios inequívocos
de que así ha sido.
RG: ¿Las actividades del amor? Ha utilizado el
término como si se tratase de una industria o de
un sector de actividad ¿A qué se refiere? ¿Qué
actividades son esas?
VG: Mucho se ha dicho sobre el nombre que adoptó
el nuevo país que, siendo cierto, resulta
incompleto. Cierto es que la gran movilización
social de la que hemos hablado y que nos condujo
a la Independencia fue llamada internacionalmente
“la revolución del amor” y la “revolución de las
mujeres”. Cierto es que fue liderada por mujeres
que mostraban sus cuerpos desnudos sin pudor y que
irradiaban amor incondicional a los hombres.
Cierto también es que Lovetopía era la única
palabra que Eva Oltra y el resto de mujeres
mostraban en su piel desnuda en el momento del
famoso discurso. Pero todo esto, si bien es
505
cierto, hay que entenderlo como simples anécdotas
cuando
añadimos
perspectiva
histórica
y
reconocemos como Lovetopía ha vertebrado la
sociedad en torno a un concepto de amor nuevo, muy
consciente.
Hecha esta aclaración, retomo su pregunta para
identificarle cuáles son las actividades del amor
en nuestra sociedad. Pues bien, todas aquellas que
nos permiten conocernos, cuidarnos, respetarnos y
responsabilizarnos mejor. Aquí encontrará la
pasión lovetopiana por la filosofía, la historia,
la anatomía, los masajes, la sexualidad, el yoga,
las artes marciales, la alimentación, la cocina,
el deporte,
la conversación y el aprendizaje,
todo ello en términos muy abiertos. Además, si
añadimos los actos de amor, verá como fácilmente
encuentra toda la actividad artística: pintura,
escultura, literatura, teatro, danza, baile,
streap-tease,
interpretación,
música,
canto,
recitales y un largo etcétera. Si por último,
considera que los lovetopianos aman lo que hacen,
aman la naturaleza, aman su país y aman la
oportunidad de vivir, usted mismo puede componer
la lista completa. Muchas son las actividades que
entendemos como las actividades del amor.
Sé que usted ya ha descubierto algunas de estas
actividades porque ha participado directamente.
También sé que ha visto nuestras tiendas en sus
paseos por nuestras ciudades y nuestros pueblos.
Y que ha visitado alguno de nuestros tenderetes
en festivales y ferias.
Antes de concluir con este tema, me gustaría
señalar un aspecto muy relevante. Fíjese que la
mayoría de estas actividades son inocuas para la
naturaleza y tienen un componente económico
centrado en las relaciones personales o en la
506
dedicación de tiempo. Podría decirse que en
Lovetopía hemos caído en un “consumismo” del amor,
según sus propios puntos de vista. Pero es un
consumismo en equilibrio con la naturaleza y que
enriquece íntimamente a las personas y las
relaciones entre ellas, llevándolas a la plenitud
de ser: la felicidad.
RG: Presidenta, hábleme sobre el principio de
las
polaridades
energéticas
complementarias
hombre−mujer y cómo esta concepción tan peculiar
ha llegado a la política y al sistema educativo
de Lovetopía…
VG: El principio de las polaridades energéticas
al que hace referencia tiene un ascendente directo
en las tradiciones orientales. Quizás haya
escuchado o haya leído sobre el yin y el yang en
referencia a la cultura china. O quizás sobre ida
y píngala si hablamos de la cultura de la India.
O incluso mejor, seguro que conoce a Adán y Eva,
personajes bíblicos que han llegado tergiversados
a nuestros días, pero que en sus orígenes
precristianos respondían a estos mismos conceptos.
La adaptación cultural al siglo XXI nos lleva a
hablar de energía femenina y energía masculina,
en correlación directa con yin y yang, ida y
píngala, Eva y Adán. Pero no se deje confundir por
esta aproximación de género. Ambas energías están
presentes en todo el universo, representan la
dualidad en todo lo que existe y son las
responsables de que la vida se manifieste. Y por
supuesto, ambas energías están presentes en los
seres humanos.
La energía femenina, entienda esto como si
hablase de la energía yin, ida o Eva, es la energía
de la apertura, del fluir y del dejarse llevar,
de la aceptación incondicional de lo que es. La
507
energía masculina, y aquí le insisto en que la
entienda como si hablase de la energía yang,
píngala o Adán, es la energía de la dirección, de
la intención, de la contención y del avance. La
energía femenina debe entenderse como la energía
del amor. La energía masculina debe entenderse
como la energía del reto.
Insisto en que no se deje confundir por
prejuicios de género tan habituales en su país.
Entienda la energía femenina y masculina de
nuestro ser energético como las dos caras de una
misma moneda. Ambas están ahí. Sólo que por
naturaleza o por educación, una de ellas puede
llegar a desarrollarse enormemente a costa de la
otra. Pero ambas siguen ahí. Esperando ser
utilizadas, a nuestro servicio.
RG: Presidenta, me tiene usted abrumado. Le doy
las gracias en este punto por permitirme grabar
la entrevista en vídeo. Perdón, no quería
interrumpirla. Siga, siga por favor…
VG: Regresando a su pregunta, permítame que le
diga que lo anterior tiene una trascendencia muy
importante en términos políticos.
Una
sociedad
dominada
por
las
energías
masculinas, como la suya, persigue la victoria
desde la competición. Necesita de planes y
detalles y reglamentos ciertos para todo lo que
ocurre en el camino social. Persigue dominar la
naturaleza, y dominar al ser humano como parte de
la naturaleza.
Sin embargo, una sociedad dominada por las
energías femeninas, como la nuestra, promueve la
aceptación del otro y busca la cooperación.
Disfruta del avance en el camino social sin planes
prestablecidos, sin reglamentos limitantes y sin
508
objetivos ciertos. Acepta la naturaleza y defiende
la dignidad universal de los individuos.
Una sociedad como la suya cree ciegamente en la
autoridad sobre la vida. Mientras que una sociedad
como la nuestra permite el fluir en la vida. Su
PIB mide lo que consiguen. Mientras, nuestro FIB
mide cómo nos sentimos mientras lo conseguimos.
Una sociedad como la suya descalifica la
celebración y prima el objetivo. Una sociedad como
la nuestra busca la celebración incluso si hay que
retrasar la consecución del objetivo.
Hay un aspecto que debería matizar en este
momento. He escuchado decir que la mujer española
se ha masculinizado enormemente en las últimas
décadas, desplazando a los hombres. Esto ha
llevado a que las mujeres españolas involucradas
en su vida política y económica sean en su mayoría
mujeres que muestran su energía masculina con más
ímpetu que los propios hombres. Este es un buen
ejemplo de que no importa el género, sino si la
energía de la persona es predominantemente
masculina o femenina. En Lovetopía, los hombres
están muy comprometidos con nuestra política y
nuestra economía. Pero son hombres muy en contacto
con sus energías femeninas, de manera consciente,
sin que ello vaya en detrimento de su virilidad o
su atractivo para las mujeres.
Y déjeme añadir algo. Nuestros hombres son
conscientes incluso de los vicios y debilidades
que acompañan a cada una de las energías. La
energía femenina tiende a la dispersión, y son
nuestros hombres los que nos contienen y nos
facilitan retomar la senda de los objetivos. La
energía masculina tiende a cerrarse para enfocarse
en exceso, y son nuestros hombres los que permiten
que nuestro amor de mujer por ellos les vuelvan a
509
abrir. Esto que le apunto es igual de cierto en
la vida personal como en la vida institucional.
Por acabar la dimensión política y social, sólo
recordarle que ambas energías están presentes,
tanto la femenina como la masculina. Lo relevante
y lo que marca la diferencia es cómo se utilizan,
cuál es la que prima. Y en Lovetopía, prima la
energía femenina, la energía del disfrute, de la
apertura, del fluir y del amor. Tanto que nuestros
hombres, voluntariamente, consienten en retirarse
a un segundo plano político porque reconocen sus
debilidades energéticas, por decirlo así, y las
consecuencias nefastas que durante siglos han
provocado en la sociedad.
Esta característica tan especial de nuestra
sociedad es una base mucho más sólida de nuestra
denominación de país como Lovetopía, pues en
verdad somos el país de las energías femeninas y
del amor. Y la apertura, tan propia de la energía
femenina, es la que nos ha permitido adaptarnos a
las diferentes circunstancias que hemos vivido
como nación y sacar siempre lo mejor de cada una
de ellas, sin caer en esa resistencia destructiva
habitual de las energías masculinas.
En muchos aspectos, la vida tiende a favorecer
a lo femenino en detrimento de lo masculino. En
las
relaciones,
por
ejemplo,
las
mujeres
conquistan a los hombres siendo femeninas, siendo
yin, es decir, tiernas, amables y flexibles. En
la naturaleza, el agua marca la forma de la roca.
Las cosas blandas, por poner otro ejemplo,
protegen a las duras. El labio protege al diente.
Los envoltorios de burbujas protegen a los objetos
sólidos. A la larga, lo femenino, el yin, puede
resultar más fuerte que lo masculino, el yang. De
aquí, quizás, que las mujeres vivan más años
510
incluso después del trauma energético y físico que
supone dar a luz y crear nueva vida.
Si pasamos ahora a hablar de nuestra educación,
creo que le bastará escuchar que se vertebra sobre
el amor y sobre los planos de ser del individuo.
Hasta los 7 años, la educación se centra en el
conocer y el cuidar, buscando construir la
autonomía física y situacional de niños y niñas
desde la imitación natural característica de su
edad. De los 8 a los 14 años, la educación se
centra en el respeto por el otro, buscando ahora
su
autonomía
emocional,
aprovechando
su
imaginación y su capacidad artística. De los 15 a
los 21, el proceso educativo construye el sentir
de responsabilidad, alimentando el ansia natural
de adolescentes y jóvenes por indagar sobre lo
real y la verdad, buscando su autonomía energética
y mental.
Como sé que a usted le interesa, añadiré que en
la primera etapa el eje es la familia y no hay
libros, sólo una libreta. En la segunda etapa, el
eje es la sociedad y cada niño recibe una primera
tablet electrónica. En la tercera etapa, el eje
es
el
mundo
y
todos
reciben
una
tablet
sofisticada, de última generación.
Nuestros hijos e hijas crecen abriéndose desde
dentro hacia afuera, en un proceso ordenado que
atiende a su crecimiento personal y social y que
busca ofrecerles vías para ser felices y vivir una
vida saludable.
RG: Presidenta, he podido observar que en
Lovetopía no existen algunas adicciones habituales
en España, como la adicción a la pornografía o a
las telenovelas y las películas sentimentales.
¿Considera usted que este fenómeno tiene algo que
ver con la educación que reciben sus hijos e hijas?
511
VG: Por sus preguntas, no puede usted negar que
es español. Déjeme que le ofrezca una respuesta
académica y luego la comentamos.
Dentro
del
contexto
de
las
energías
complementarias, la pornografía es un desagüe
energético para el hombre y las telenovelas son
un desagüe energético para las mujeres. Dentro
del contexto de la emocionalidad, la pornografía
y todo acto de eyaculación compulsiva es una vía
de desahogo de la principal emoción reprimida del
hombre, la ira. Mientras, las telenovelas y todo
acto que conlleve lágrimas es una vía de desahogo
de la principal emoción reprimida de la mujer, la
tristeza y el anhelo de seguridad. En el contexto
estrictamente físico, tanto eyaculación como
lágrimas relajan la tensión acumulada por el
cuerpo.
En el contexto de la mente y de las expectativas
impulsivas sobre las relaciones hombre y mujer,
la pornografía es la materialización de las
fantasías del hombre y las telenovelas son la
materialización de las fantasías de la mujer.
Pornografía y telenovelas son, por así decirlo,
complementarios en la vida y síntomas de que
hombres y mujeres están desequilibrados, o
incompletos, en sus diferentes planos de ser.
Yendo al grano, la respuesta a su pregunta es
afirmativa. La ausencia de pornografía y de
telenovelas es consecuencia directa de una
educación completa y liberadora. La educación
lovetopiana persigue el desarrollo de manera
plena, en lo teórico y en lo vivencial, en nuestra
condición de seres humanos. Usted podría llegar a
una confusión si acepta que la pornografía es
únicamente una cuestión sexual y las telenovelas
una
cuestión
sentimental.
Trascienden
la
512
sexualidad y la sentimentalidad, afectando todos
los planos de ser.
RG: Muchas gracias, Presidenta. El tiempo corre
y aún tengo algunos temas que me gustaría tratar
con usted. Le agradecería que fuese directa al
grano. ¿Cómo han conseguido que los hombres se
olviden del fútbol?
VG: Aquí alguien le ha llevado a confusión.
Nuestros hombres no se han olvidado del fútbol.
Lo practican y mucho, sobre todo en su modalidad
de fútbol sala. Quizás usted se refiera a porqué
se suspendieron las grandes competiciones de
fútbol. O, como coloquialmente decimos aquí,
porqué se acabó con el “futbol de sofá”. ¿Es ésta
su pregunta?
RG: Si, creo que sí, ésta sería la pregunta.
VG: Hubo un gran debate seguido por sucesivos
referéndums
digitales.
Nuestros
hombres,
finalmente, acabaron cediendo. O quizás sería más
exacto decir que acabaron “concediendo”.
Hubo argumentos en ambas direcciones, a favor y
en contra. Voy a destacarle los argumentos que se
impusieron mayoritariamente.
Por un lado, aceptaron que el futbol era un
desagüe energético y emocional equivalente a la
pornografía. Ahora sé que usted me entiende.
Permitía, permite en el caso de sus hombres y
mujeres, que la energía masculina se vierta al
exterior sin dirección alguna. Esto dificultaba
las relaciones de pareja y la participación
espontánea del hombre en la vida política y
social.
Además, reconocieron que el futbol profesional
era una actividad deficitaria y económicamente
insostenible. Se mantuvo durante años por las
subvenciones directas o indirectas recibidas del
513
Estado.
Hablo
de
los
derechos
televisivos
desorbitados pagados por cadenas públicas, las
recalificaciones urbanísticas y los aplazamientos
de pagos a la hacienda pública o a la seguridad
social. Además, era un nido de delincuencia de
cuello blanco, donde los grandes fichajes sólo
servían para esconder la fuga de capitales, la
evasión fiscal y el blanqueo de dinero. La
transparencia que conseguimos en El Gran Proceso
de las Alpujarras así lo demostró. Cuando se
calculó el precio que todo aficionado debería
pagar para mantener el futbol tal cual se conocía,
la mayoría se indignaron y se pronunciaron con un
“no” rotundo. Este precio recogía todos los costes
ocultos del fútbol, directos e indirectos, y
resultaba penalizado en un momento en que la
publicidad televisiva estaba desapareciendo a
pasos agigantados.
Por último y no por ello menos importante, hubo
una toma de consciencia generalizada sobre el mal
ejemplo que las grandes figuras del fútbol
representaban para nuestros jóvenes. En una
consulta digital, más del 60% de los niños varones
dijeron que querían ser futbolistas profesionales
de mayores. Constatar esta realidad fue terrible
para muchos padres, especialmente porque se estaba
reformando el sistema educativo de arriba abajo y
era a todas luces contraproducente mantener la
liga profesional.
Añado algo que sin duda ayudó mucho. Todo este
debate ocurrió en 2016, coincidiendo con la
campaña de formación dirigida a nuestras mujeres
sobre planificación familiar y sobre prácticas de
sexualidad consciente. Los hombres estuvieron muy
entretenidos con las prácticas. Usted seguro que
514
conoce lo “convincentes” que pueden llegar a ser
las mujeres.
RG: ¿Qué puede decirme sobre las prácticas
religiosas en Lovetopía? ¿Mantiene Lovetopía la
tradición
española
como
estado
confesional
católico?
VG: En un contexto de amor como el lovetopiano,
cualquiera de las religiones tiene su cabida.
Todas hablan del crecimiento interior y del amor
al prójimo. En totas las religiones hay amor, pero
el amor no tiene religión.
El problema en la historia ha sido que el poder
político siempre ha manipulado la religión para
reforzar su condición de élite de poder. Eliminada
esa manipulación, todo es aceptable. Como dirían
ustedes, muerto el perro, adiós a la rabia.
O si prefiere otra respuesta, más alineada con
su tradición católica, puedo decirle que Lovetopía
es el país que más intensamente vive el mensaje
de Jesús en su pureza humana, sin los adornos ni
las manipulaciones institucionales propias de la
Iglesia.
Pero no, no nos considere sólo un país cristiano.
En Lovetopía hay muchos estudiosos de los tres
grandes sabios de la edad axial del siglo VI a.C.
¿Los conocerá, verdad? Déjeme que se los recuerde.
En el mundo helénico, apareció Pitágoras. En
India, estuvo Siddharta Gautama. En China, fue Lao
Tzu. De la mente de Pitágoras surgió el misticismo
racional. De la mente de Siddharta surgió el
budismo. De la mente de Lao Tzu surgió el taoísmo.
Juntos, aunque durante mucho tiempo ha sido
olvidado o ignorado, consiguieron dar el mayor
paso adelante que la humanidad haya dado jamás:
la evolución de la consciencia. Juntos, pusieron
en el centro de la vida personal y social el amor.
515
Y aquí, de haberlo, es donde estaría el eje de la
religión de Lovetopía: el amor.
Pero no, no lo hay. Lovetopía es un estado
aconfesional que da espacio a sus ciudadanos para
practicar aquellas religiones o rituales que
elijan.
Por cierto, los edificios de las antiguas
iglesias católicas pasaron a ser propiedad de los
municipios y éstos canalizaron la decisión de los
ciudadanos sobre qué uso dar a cada uno de estos
espacios.
RG: Cambiemos de tema. ¿Cómo enfocan ustedes el
turismo
internacional?
¿Cómo
explica
la
desaparición de las grandes cadenas hoteleras?
VG: Mire, en Lovetopía entendemos que quien nos
visita quiere conocer el país, su riqueza natural,
sus costumbres y sus gentes. Y entendemos que esto
es patrimonio de todos y no de unos pocos
afortunados. Por lo tanto, mejor un sistema en que
se beneficien todos que no otro en que se
beneficien sólo unos pocos.
El sistema actual es plenamente coherente con
este punto de vista. Nuestros visitantes, sepa
usted que no nos gusta llamarlos turistas porque
no los tratamos como tal, son recibidos por
lovetopianos en sus casas, en las llamadas
habitaciones para visitantes o para huéspedes. El
trato que reciben es el trato que se ofrece al
pariente lejano que está de visita. Se le abren
las puertas de par en par y se le agasaja con
generosidad. El pago que realizan, minorados los
impuestos, lo recibe la familia que ocupa esa
casa. Es una fuente de ingresos complementaria a
la renta básica universal y a sus retribuciones
laborales. Este es uno de los mejores ejemplos de
516
la economía horizontal, o la economía del
compartir, que tanto gusta en Lovetopía.
Como sabrá, todo el alojamiento nacional es
gestionado por una aplicación digital patrocinada
por el Ministerio de Extranjería, Turismo y
Relaciones Exteriores. Tiene su sede en la ciudad
de Cádiz. Quizás debería usted encontrar un hueco
para visitarles. Estoy segura de que disfrutará
lo que allí le enseñen.
En cualquier caso, sólo añadir dos cosas.
Primero,
aún
existen
algunos
grandes
establecimientos hoteleros en ciudades como
Benidorm
y
Torremolinos.
Segundo,
nuestros
visitantes prefieren, con creces, la aproximación
lovetopiana de las habitaciones de visitantes.
Sólo cuando éstas se agotan, entonces optan por
hoteles más convencionales como los suyos.
RG: Por favor, Presidenta, una penúltima
pregunta. Me gustaría que me hablase de la
estructura política en Lovetopía ¿Cuáles son los
fundamentos de los partidos políticos? ¿Es su
partido, el Partido de la Supervivencia, de
izquierdas o de derechas?
VG: Nuestra actual legislación sobre partidos
políticos y su funcionamiento nada tiene que ver
con la suya, que es la que existía antes de la
Independencia con algunos parches mal remendados.
El funcionamiento de los partidos políticos como
mafias, en lugar de como organizaciones que
canalizan la voluntad de los ciudadanos, fue la
principal causa de la gran crisis económica y
financiera que se desató en 2007. Siete años
después, se desencadenó nuestro proceso de
Independencia.
Y
todo
este
aprendizaje
se
desarrolló en un nuevo marco legal.
517
Puedo decirle, apuntando algunos aspectos con
rapidez, que las listas son abiertas. La
disciplina de partido no existe. Los programas
electorales son contratos sometidos a vigilancia
judicial. Las sanciones a los políticos por falso
testimonio las impone el Poder Comunicativo e
incluyen la expulsión de la carrera política. El
referéndum digital funciona tanto dentro de los
partidos
como
fuera,
en
las
instituciones
públicas. La transparencia económica es absoluta.
La
comunicación
entre
políticos
electos
y
ciudadanos es directa y frecuente. Los cargos
políticos reciben una retribución directa de los
ciudadanos, a través de micro pagos. Y tenemos
reservados centros penitenciaros “a la española”
para los políticos corruptos.
Digamos, para resumir, que nuestra legislación
y los sistemas digitales que la soportan han
alcanzado una democracia participativa directa
donde son los ciudadanos, y no sus representantes,
los que ostentan y ejercen la soberanía nacional
de manera tan cotidiana como espontánea.
Regresando a su otra pregunta, le diré que el
debate entre si izquierdas o derechas hace tiempo
que se extinguió en Lovetopía. Aquí entendimos con
facilidad, a resultas de la Independencia, que el
debate real siempre ha sido entre los de arriba y
los de abajo. Y sabe usted, en Lovetopía gobiernan
los de abajo.
Tanto
mi
partido,
el
Partido
de
la
Supervivencia, como el principal partido de la
oposición,
el
Partido
Progresista,
somos
confederaciones de partidos y asociaciones de todo
índole que representan a la población, a los de
abajo. Se confunde usted si pretende entendernos
518
aplicando el viejo esquema de las izquierdas y las
derechas.
Además, déjeme añadir una cosa. La denominación
de
izquierdas
y
derechas
corresponde
históricamente al lugar en que se sientan los
diferentes grupos políticos en el hemiciclo del
Parlamento. Los partidos de derechas se sientan a
la derecha y los partidos de izquierdas se sientan
a la izquierda.
En Lovetopía, hemos roto está tradición. Aquí,
los parlamentarios no tienen un escaño asignado.
Funciona la regla de que elige el primero que
llega.
Este
cambio
ha
supuesto
ventajas
importantes. Hemos roto el comportamiento de
decisión en bloque. Sabemos que hay una tendencia
al consenso con quien tienes cerca, al lado. Y los
parlamentarios han desarrollado un comportamiento
mucho más humano, donde la escucha es activa y la
mentira no tiene lugar.
Además, todos llegan y entran pronto en el
hemiciclo con la intención de coger un buen
escaño.
RG: ¿Por qué no hay hombres en los puestos clave
de los partidos políticos?
VG: Durante el proceso de Independencia, los
hombres de Lovetopía consintieron, a través de un
referéndum digital, no participar directamente de
los puestos clave en los partidos políticos.
Decidieron retirarse y ofrecernos una oportunidad
a las mujeres.
Se votó a favor de un período de diez años.
Pasado ese tiempo, se repitió la votación y se
aprobó un segundo período de diez años.
El
próximo año vence este segundo período y decidirán
qué hacer al respecto.
519
Con este gesto, quisieron demostrar que pedían
perdón por todos los abusos de poder históricos
que los hombres, como género, han impuesto a las
mujeres. Sin ser directamente responsables,
entendieron la gran opresión en la que han vivido
las mujeres y se retiraron.
RG: ¿Por qué utiliza el término “decidirán”?
VE: ¡Claro! Disculpe mi omisión. Este fue un
referéndum digital en el que sólo participaron los
hombres. Era una medida que les afectaba en primer
término a ellos y las mujeres no votamos.
Algo parecido, pero en sentido contrario,
ocurrió con la legislación que restableció el
aborto. Se aprobó en un referéndum digital en el
que sólo participaron las mujeres porque era una
medida que les afectaba en primer término a ellas.
RG: Para acabar, porque en verdad me siento
abrumado y usted debería de estar cansada, ¿cómo
explicaría la economía lovetopiana a un foráneo,
teniendo en cuenta el intervencionismo que ustedes
practican en asuntos como la renta básica
universal?
VG: Me alegro que haya reservado esta pregunta
para el final. Yo no llamaría intervencionismo a
lo que entendemos como democracia económica. Pero
déjeme hacer un par de aclaraciones antes de
entrar en este asunto.
Como punto de partida, quiero contrastar algunas
diferencias entre el sistema económico de su país
y el que hemos adoptado en Lovetopía. Déjeme
hacerlo oponiendo conceptos económicos para, más
adelante,
centrarme
en
algunos
ejemplos.
Empecemos.
Ustedes miden el progreso social desde el PIB;
nosotros lo hacemos desde el FIB, o el índice de
la felicidad. Ustedes miran las reacciones
520
económicas en los mercados, en el efecto sobre sus
grandes empresas; nosotros miramos en dirección
al individuo, entendiendo cómo afectan las
decisiones en la renta disponible de las personas.
Ustedes mantienen la circulación del dinero en
manos privadas, en sus bancos; nosotros confiamos
la circulación del dinero en un sistema digital
público. Ustedes mantienen billetes y monedas;
nosotros descansamos en moneda electrónica.
Ustedes han renunciado a su soberanía monetaria;
nosotros hemos recuperado la nuestra. Ustedes
proclaman la maximización del beneficio, o la
acumulación de dinero, como objetivo último;
nosotros apostamos por el bien común. Ustedes
crean deuda; nosotros confiamos en mecanismos
digitales de financiación colectiva. Ustedes
defienden la competencia; nosotros descansamos en
la cooperación.
Ustedes construyen globalización y anonimato;
nosotros
invertimos
en
localización
y
transparencia.
Ustedes
persiguen
la
concentración;
nosotros
favorecemos
la
distribución equitativa. Ustedes trabajan para
alimentar
el
consumismo
salvaje;
nosotros
alimentamos el crecimiento y la plenitud de las
personas. Ustedes siguen anclados en las energías
fósiles; nosotros estamos en la era de la energía
renovable ilimitada. Ustedes configuran sus
escuelas
y
universidades
como
fábricas
de
consumidores y trabajadores; nosotros hemos
elegido que nuestras escuelas y universidades sean
viveros de ciudadanos libres y sanos.
Ustedes abrazan la hipnosis colectiva que nace
de la televisión y de los deportes de sofá;
nosotros elegimos ser ciudadanos informados y
despiertos ante los retos de la vida. Ustedes
521
crean tecnología que favorece a las grandes
empresas
e
instituciones;
nosotros
creamos
tecnología que fortalece al individuo y está al
servicio de la vida. Ustedes han puesto en manos
privadas
los
grandes
monopolios
naturales;
nosotros hemos recuperado la propiedad colectiva
de esos mismos monopolios. Ustedes apuestan por
la concentración de la población en espacios
urbanos cada vez más grandes y masificados;
nosotros hemos elegido equilibrar ciudades y campo
y aprovechar todo el territorio. Ustedes trabajan
por dinero; nosotros trabajamos porque amamos lo
que hacemos. Ustedes apuestan por los impuestos,
las subvenciones y los subsidios; nosotros
elegimos la democracia económica y la renta
básica, haciendo de cada pago un voto. Ustedes
gobiernan desde la energía masculina; nosotros lo
hacemos primando la energía femenina.
Son muchos los detalles y los matices. Pero esta
larga enumeración de conceptos simples ilustra con
claridad que hablamos de sistemas económicos muy
diferentes. Nuestra economía sólo tendrá sentido
para usted si adopta un punto de vista lovetopiano
y se abstrae del conjunto de creencias que
soportan el sistema económico español.
Entremos ahora en aspectos concretos. Empecemos
por fijarnos en la renta disponible de las
personas. Todo lovetopiano recibe una renta básica
universal de por vida. Parte de esta renta le
garantiza el disfrute de una vivienda digna y el
acceso a alimentos naturales y saludables. Sin
embargo, si participa del sistema de propiedad
colectiva de viviendas, ofrece habitaciones para
huéspedes y utiliza energía eléctrica doméstica
de fuentes renovables, es fácil que no tenga que
dedicar ni un cor para disfrutar de su hogar.
522
Incluso, como ocurre con muchas de nuestras
familias, las casas generan una renta adicional.
Algo similar encontramos con la alimentación. Un
lovetopiano puede disfrutar de acceso gratuito a
muchos alimentos de huertas y jardines frutales,
y beneficiarse de todo tipo de envíos de
comunidades rurales hermanadas. Ahora añadamos dos
servicios públicos básicos. Por un lado, nuestro
sistema
de
hospitales
garantiza
asistencia
sanitaria gratuita de la cuna a la tumba. Por otro
lado, tenemos que la mayoría de los sistemas de
transporte público son también gratuitos. Aunando
todo esto, verá que un lovetopiano puede cubrir
las necesidades vitales básicas de una sociedad
moderna sin apenas mover dinero.
Si lo compara con lo que ocurre en su país, verá
las grandes diferencias entre nuestro sistema
económico y el suyo. En su país, los ciudadanos
necesitan ganar dinero para pagarse una vivienda
y cotizar a la seguridad social para recibir una
cobertura sanitaria limitada y optar a una pensión
de jubilación. Además, deben comprar alimentos,
hacer frente a los gastos de electricidad y
transporte, y participar vía impuestos en el
mantenimiento de toda su antigua infraestructura
de energía centralizada y de circulación de
vehículos y mercancías. Sin contar, claro está,
que la gran mayoría de sus ciudadanos han caído
en la trampa económica de tener un automóvil
propio.
La gran mayoría de lovetopianos dedican su renta
disponible a las actividades del amor y a
participar en los mecanismos de democracia
económica, como la financiación colectiva de
proyectos y los micro pagos a periodistas o
políticos. Actividades ambas que repercuten en su
523
bienestar individual y colectivo. Sin embargo, sus
ciudadanos, cuando tienen excedentes de renta, se
embarcan en un consumismo salvaje de productos de
multinacionales que poco o nada contribuyen a su
bienestar real. O lo que es peor, intentan
alcanzar un bienestar que es irreal y que ha sido
salvajemente manipulado por su publicidad.
Quizás usted se pregunte cómo hemos alcanzado
una situación tan dispar. Nuevamente, los detalles
y los matices son muchos. Pero me gustaría
destacar algunos aspectos clave.
Por un lado, en Lovetopía estamos disfrutando
del patrimonio heredado de nuestros ancestros. Sin
embargo, ustedes se empeñan en destruir y
reconstruir una y otra vez su mundo.
Por
otro
lado,
nuestra
economía
es
principalmente local y gestionamos directamente
los efectos de nuestras actuaciones económicas.
Sin embargo, la suya es mayoritariamente global y
desconocen las consecuencias reales de sus
actividades. Es como si su mano derecha no supiese
qué hace su mano izquierda. O como dijo Helena
Norberg-Hodge, ustedes viven en una economía de
drones, ciegos antes los efectos indeseados de sus
acciones.
Por último, nuestro gobierno actúa desde la
legalidad constitucional y pone la riqueza
nacional al servicio del interés común. Sin
embargo, el suyo hace oídos sordos y permite que
la riqueza nacional se acumule ilimitadamente en
manos de pequeñas élites corruptas.
Ustedes están asentados en una tradición por la
que el gobierno recauda y los políticos gastan.
Se empeñan en mantener una economía verticalizada.
En
Lovetopía,
en
lugar
de
subvencionar
instituciones
y
actividades
con
criterios
524
políticos, el Estado entrega la renta a las
familias, bien a través de la renta básica
universal, bien a través de menor presión fiscal.
Y son las familias, y no los políticos, quienes
deciden donde va el dinero. Hemos elegido una
economía horizontal. Este sistema, créame, está
exento de las tentaciones de corrupción y
amiguismo fácil tan habituales en su país.
En Lovetopía, el dinero está al servicio de la
democracia. Es un mecanismo democrático directo.
Los ciudadanos cuando pagan emiten un voto
económico en favor de un servicio y no de otro.
Tiene un buen ejemplo en la educación. Usted
puede decir que la educación es Lovetopía es
privada, pero en realidad no lo es. Es el Estado
el que facilita a las familias una renta para que,
con plena libertad, elijan el colegio o la
Universidad de sus hijos.
Hay otro buen ejemplo en los medios de
comunicación. El Estado provee de unas rentas
adicionales a las familias para que elijan qué
contenidos, qué canales o qué espectáculos son
interés.
O quizás, Usted puede pensar que los políticos
con cargo público están desatendidos, pero en
verdad son las familias quienes eligen con plena
libertad a qué personalidades políticas apoyan con
su sustento económico.
Pongamos mi situación como ejemplo de esto.
Tengo más de 6 millones de seguidores en mi perfil
público. De ellos, 4 millones han decidido
contribuir económicamente a mi sustento como
Presidenta del Gobierno, la primera personalidad
política
del
país.
Yo
he
fijado
que
su
contribución máxima es de 0,1 cor al año. En total,
recibo algo más de 250.000 cors como retribución.
525
Dos cosas. Por un lado, sepa que en cualquier
momento mis seguidores pueden retirarme el apoyo.
Por otro, el 90% de ese dinero lo destino a apoyar
proyectos de crowd-funding de todo tipo, así que
regresa a la sociedad desde mi criterio personal.
Este mecanismo de democracia económica ocurre en
multitud de actividades que su gobierno ventila a
través de las subvenciones, como el cine, el arte
y la cultura en general, o la investigación
científica y tecnológica. Nuestra aproximación
descansa en la renta básica universal y los
mecanismos digitales de financiación colectiva.
De nuevo, democracia económica directa.
Créame si le digo que hemos alcanzado un nivel
de democracia política y económica de la que
Aristóteles
estaría
orgulloso.
El
gobierno
representa al pueblo y gobierna desde los
intereses del pueblo, y no según interese a
partidos políticos o élites económicas.
Lo que nos hace diferentes, como gobierno y como
nación, es que educamos a nuestros ciudadanos y
les potenciamos en su libertad para decidir cómo
quieren que sean sus vidas. Y en Lovetopía, los
ciudadanos han elegido el camino del amor: el amor
a sí mismo, el amor al otro, el amor a su familia,
el amor a su trabajo, el amor a su país, el amor
a la naturaleza y el amor a la vida.
Y donde hay sembrado amor, nunca crece la mala
hierba del miedo.
526
ANEXO 2. DISCURSO DE
INDEPENDENCIA DE LOVETOPÍA: “EN
ESTA TIERRA…”
El siguiente discurso fue leído por Eva Oltra,
la primera Presidenta de Lovetopía, el 15 de mayo
de 2015, a las 20:03 PM, desde el balcón oficial
del entonces Ayuntamiento de Valencia, la capital
de Lovetopía.
Este discurso proclama ha inspirado a millones
de
lovetopianos
y
lovetopianas
durante
la
construcción de la joven nación Lovetopía. Este
discurso ha sido traducido a todos los idiomas del
planeta.
“En esta tierra, han nacido nuestros hijas y
nuestras madres, y nacerán las hijas de nuestras
hijas igual que nacieron las madres de nuestras
madres.
En esta tierra, hemos visto esconderse el sol y
nacer la luna para adornar nuestros días y vestir
nuestras noches.
En esta tierra, por la que han pasado fenicios,
romanos, moros y cristianos, hemos abrazado los
tiempos que nos llegaban y hemos aceptado el
cambio como fluir de vida.
Pero en esta tierra, durante estos últimos años,
nos hemos equivocado. Hemos confiado en el hijo y
la hija que no lo merecían y hemos sido robados y
apaleados por el hombre y la mujer que juntos
elegimos para guiar nuestras vidas.
En esta tierra, durante estos últimos años,
ahora lo sabemos, nos hemos equivocado. Hemos
perseguido la sombra cuando es la luz la que nos
527
guía. Hemos elegido la lucha por el dinero cuando
es el amor y la paz lo que en verdad colorea
nuestras vidas.
En esta tierra, cuando se cometen errores,
queremos escuchar lo siento antes de dar segundas
oportunidades. Pero quien nos ha engañado, robado
y apaleado, no dice lo siento y ya no encontramos
razones para esas nuevas oportunidades.
En esta tierra, queremos pasarlo bien, disfrutar
de nuestras vidas y regarnos los unos a otros con
abrazos. Pero quien nos ha engañado, robado y
apaleado, ha empobrecido nuestras vidas y nos ha
maltratado con tiros y porrazos.
En esta tierra, queremos perdonar, seguir con
nuestro ruido de pólvora y alegría y disfrutar
pacientes de la vida. Pero quien nos ha engañado,
robado y apaleado, ahora persigue condenarnos,
acallar nuestro llanto y nuestro grito y oscurecer
nuestros días.
En esta tierra, hoy las mujeres queremos calmar
con paciencia a nuestros hijos y ancianos, y amar
a nuestros hombres mientras permitimos que
continúe nuestro llanto.
En esta tierra, durante estos últimos años,
ahora lo sabemos, nos hemos equivocado. Pero ya
no. Hemos cambiado. Abandonamos la sombra para que
la luz sea nuestra guía. Enterramos la lucha por
el dinero y elegimos embellecer nuestras vidas con
el color del amor y de la paz.
En esta tierra, ahora lo sabemos, empieza un
nuevo día. Seamos reales y cometamos errores.
Digamos
lo
siento
y
démonos
segundas
oportunidades. Pasémoslo bien y reguémonos con
abrazos. Perdonémonos los unos a los otros y
sigamos haciendo mucho, mucho ruido. Seamos
pacientes y aprendamos a amarnos.
528
En esta tierra, nacerán nuestras hijas y
nuestros hijos, igual que nacieron nuestras madres
y nuestros padres. Cojámonos de las manos, abramos
nuestros corazones y hagamos una promesa para que,
algún día, nuestras hijas y nuestros hijos canten
de júbilo y con valentía...
En esta tierra, somos reales y cometemos
errores. Decimos lo siento y nos damos segundas
oportunidades. Lo pasamos bien y nos recibimos con
abrazos. Perdonamos. Y si, de manera ruidosa y
paciente, nos amamos”.
529
ANEXO 3. MEMORANDUM DE
APROBACIÓN DE “LAS 10 LEYES”
1. Sobre el nacimiento de la nueva nación y su
organización territorial.
El nuevo estado reconoce y asume como propio el
nombre de LOVETOPÍA. El territorio del nuevo
estado de LOVETOPÍA se conforma con las antiguas
provincias españolas de Castellón, Valencia,
Alicante, Murcia, Almería, Granada, Málaga y
Cádiz, más las islas de Ibiza y Formentera. El
nuevo estado reconoce una división territorial en
siete regiones peninsulares, correspondiente a las
siete antiguas provincias españolas, más una
región insular que se corresponde con las islas.
La capital del nuevo estado de LOVETOPÍA es
Valencia y en ella residirán el nuevo Parlamento
Nacional y la Presidencia del Gobierno; los
Ministerios
y
el
resto
de
organismos
e
instituciones de índole público se distribuirán
entre las principales ciudades y poblaciones, sin
que puedan residir dos Ministerios u organismos
en la misma localidad.
2. Sobre la defensa del nuevo estado y de la
población de LOVETOPÍA.
Los contingentes de la policía local, la policía
nacional, la guardia civil y el ejército
residentes en los territorios del nuevo estado de
LOVETOPÍA se someten al mando del nuevo Ministerio
de las Fuerzas de Seguridad y Defensa, con sede
en la localidad de Cartagena (Murcia). Serán
funciones de las fuerzas de seguridad y defensa
atender a los dictámenes y sentencias de los
jueces y defender a la población lovetopiana ante
530
agresiones de terceros y, en especial, ante
tentativas militares procedentes del Reino de
España.
Se considerarán ciudadanos y ciudadanas del
nuevo estado de LOVETOPÍA, con pleno derecho,
aquellos que sean residentes en los territorios
del nuevo estado de LOVETOPÍA y sus descendientes
o
ascendentes
hasta
el
segundo
grado
de
parentesco. Los ciudadanos y ciudadanas no
residentes deberán renunciar a cualquier otra
nacionalidad antes de recibir la consideración de
ciudadanos de pleno derecho.
Se restaurará el servicio militar obligatorio
para todos los hombres lovetopianos, siendo de
carácter voluntario para las mujeres lovetopianas.
3.
Sobre
los
partidos
políticos
y
las
asociaciones civiles
La vida pública del nuevo estado de LOVETOPÍA se
organizará
democráticamente
desde
los
representantes propuestos por partidos políticos
y asociaciones civiles y electos por sufragio
universal directo por los ciudadanos y ciudadanas,
desde la premisa de una persona, un voto.
Los partidos políticos y las asociaciones
civiles del nuevo estado de LOVETOPÍA deberán
obligatoriamente organizarse según los mismos
criterios democráticos que se establezcan para el
Parlamento
Nacional.
Tanto
partidos
como
asociaciones
presentarán
listas
abiertas
y
programas electorales bien definidos que recibirán
la consideración legal de contratos y serán
vigilados por los jueces. La financiación de
partidos y asociaciones será privada y tendrá su
fuente
exclusivamente
en
contribuciones
de
idéntica cuantía de sus miembros afiliados o
531
asociados. Se impone una transparencia absoluta,
sin excepciones, sobre todos sus debates y/o sus
actividades económicas, políticas y civiles. Se
prohíbe de manera expresa cualquier régimen o
práctica interna que incluya la disciplina de
partido y/o que limite la libertad individual de
los candidatos electos para pronunciarse según sus
compromisos, ideas o principios. Cualquier miembro
o asociado que practique el falso testimonio, sea
cual sea su modalidad, será expulsado de la
organización
que
lo
patrocina
y
excluido
temporalmente de la vida política y pública.
4. Sobre el gobierno del nuevo estado de
LOVETOPÍA
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA
descansará en los poderes ejecutivo, legislativo,
judicial y comunicativo, de manera independiente
tanto en su proceso democrático como en su
financiación.
El nuevo gobierno del estado de LOVETOPÍA
disfrutará
de
un
presupuesto
variable
que
procederá
exclusivamente
de
la
recaudación
tributaria
que
realicen
municipios
y/o
diputaciones, siendo responsabilidad legal de
éstos, y no del nuevo gobierno, ejercer las
labores de recaudación e inspección. El total de
la recaudación tributaria de municipios y/o
diputaciones recibe la denominación de presupuesto
de la nación.
El poder ejecutivo será asumido por la
Presidencia del Gobierno. El poder legislativo
será asumido por el Parlamento Nacional. Sus
miembros surgirán de un proceso democrático
abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas, según
las propuestas presentadas por partidos políticos
532
o
asociaciones
civiles;
y
disfrutarán
conjuntamente de una partida presupuestaria
negociada, estableciéndose un mínimo del 10% y un
máximo del 25% del presupuesto de la nación. Ambas
instituciones tendrán su sede en Valencia, la
capital del nuevo estado de LOVETOPÍA.
El poder judicial será asumido por el Consejo
General del Poder Judicial, que surgirá de un
proceso democrático abierto a todos los juristas
del nuevo estado de LOVETOPÍA y disfrutará de una
partida porcentualmente predefinida en el 5% del
presupuesto de la nación. A efectos del poder
judicial, los juristas son los jueces, los
fiscales, los abogados colegiados, los notarios y
los registradores. La sede de esta institución
estará en Denia, provincia de Alicante.
El poder comunicativo será asumido por el
Consejo General del Poder de la Comunicación y la
Transparencia,
que
surgirá
de
un
proceso
democrático abierto de todos los periodistas del
nuevo estado de LOVETOPÍA y disfrutará de una
partida porcentualmente predefinida en el 10% del
presupuesto de la nación. A efectos del poder
comunicativo, los periodistas son los periodistas
de formación y/o locutores, presentadores y otros
especialistas de la comunicación que acrediten al
menos 5 años de experiencia directa en medios de
comunicación. La sede de esta institución estará
en la ciudad de Castellón.
Los municipios y las diputaciones reciben las
funciones públicas de ordenación urbanística y
prestación de servicios sociales (incluyendo la
sanidad, la educación, el transporte público y
privado, la asistencia social a minorías), así
como la organización básica de las estructuras
económicas
de
producción
y
consumo
y
la
533
recaudación de tributos del nuevo estado de
LOVETOPÍA. Los miembros de los municipios surgirán
de un proceso democrático abierto a todos los
ciudadanos
y
ciudadanas
residentes
en
ese
municipio, según las propuestas presentadas por
partidos
políticos,
asociaciones
civiles
o
directamente por aclamación de un número de
ciudadanos residentes superior al 5% del censo
local. Los miembros de las diputaciones surgirán
de los representantes electos de los municipios
adscritos a una diputación, pudiendo formarse un
máximo de tres diputaciones por región, sea
peninsular
o
insular.
Los
municipios
y
diputaciones cederán una parte de su recaudación
al nuevo gobierno del estado de LOVETOPÍA para
financiar los poderes ejecutivo, legislativo,
judicial y comunicativo, según se define en los
párrafos anteriores.
5. Sobre la economía del nuevo estado de
LOVETOPÍA
La economía del nuevo estado de LOVETOPÍA se
regirá por los criterios de cooperación y
aportación al bien común, y no por los criterios
de competencia y maximización del beneficio
dinerario.
La evolución de la economía del nuevo estado de
LOVETOPÍA se regirá por el índice Felicidad
Interior Bruta, o FIB, y no por el tradicional
Producto Interior Bruto, o PIB.
Las políticas económicas del nuevo estado de
LOVETOPÍA seguirán las mejores prácticas de la
economía del bien común, la economía del
compartir, la economía de la felicidad (basada en
primar lo local en detrimento de lo global) y la
economía digital.
534
La coordinación de la economía del nuevo estado
de LOVETOPÍA descansará en el Ministerio de la
Felicidad, el Compartir y la Economía, y tendrá
su sede en la ciudad de Alicante.
El sistema bancario del nuevo estado de
LOVETOPÍA descansará en el Banco Central de
Lovetopía, dependiente del Ministerio de la
Felicidad, el Compartir y la Economía, que tendrá
su sede en la ciudad de Elche, en la provincia de
Alicante. El Banco Central de Lovetopía, de
carácter público, asumirá como función principal
la emisión y gestión de la nueva moneda nacional,
el cor, y la cantidad de dinero en circulación con
el mandato único de facilitar el normal desarrollo
de la actividad económica. El Banco Central de
Lovetopía contará con los recursos financieros,
inmobiliarios y humanos de todas las entidades
financieras operativas en el territorio de
LOVETOPÍA, incluyendo las extintas Bancaja y Caja
de Ahorros del Mediterráneo, así como de aquellas
aportaciones que convengan el gobierno y/o los
ciudadanos y sus empresas.
6. Sobre la garantía de una vida digna para los
ciudadanos y ciudadanas del nuevo estado de
LOVETOPÍA
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA
garantizará una vida digna para los ciudadanos y
ciudadanas de LOVETOPÍA a partir de una renta
básica universal, el disfrute de una vivienda
digna y la prestación sanitaria completa de la
cuna a la tumba.
La consecución de este mandato recae en el
Ministerio de Seguridad, Salud y Vivienda para la
Dignidad del Individuo, con sede en Ibiza, en la
región insular.
535
7. Sobre la alimentación y las infraestructuras
básicas al servicio de la población del nuevo
estado de LOVETOPÍA.
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA
garantizará el acceso universal de los ciudadanos
y ciudadanas de LOVETOPÍA a una alimentación sana
y saludable y velará por el disfrute universal de
las infraestructuras básicas de la vida moderna,
siempre en respeto y responsabilidad con la
naturaleza, incluyendo acceso a agua saludable,
la energía eléctrica, las telecomunicaciones e
Internet, los servicios de basuras y reciclaje, y
el trasporte entre pueblos, ciudades y otras
naciones (incluyendo transporte aéreo, terrestre
y marítimo).
La consecución de este mandato en lo referente
a alimentación, agricultura, aguas residuales y
servicios de reciclaje y basuras recae en el
Ministerio de Alimentación, con sede en la ciudad
de Murcia.
La consecución de este mandato en lo referente
a las infraestructuras básicas para la vida
moderna recae en el Ministerio de Medio Ambiente,
con sede en la ciudad de Almería, con la excepción
de la energía eléctrica, cuyo mandato recae en el
Ministerio de Energía, con sede en la ciudad de
Jerez de la Frontera, en la provincia de Cádiz.
8. Sobre la educación de los ciudadanos y
ciudadanas del nuevo estado de LOVETOPÍA
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA
garantizará el acceso universal de los ciudadanos
y ciudadanas de LOVETOPÍA a una educación integral
que incluya las polaridades energéticas y esté al
servicio de una vida feliz y saludable.
536
La consecución de este mandato en lo referente
a la educación obligatoria hasta la edad de 14
años recae en el Ministerio de Educación del
Cuerpo y de la Mente, con sede en Málaga.
La consecución de este mandato en lo referente
a la educación voluntaria a partir de la edad de
los
15
años,
incluyendo
la
educación
universitaria, recae en el Ministerio de la Vida,
la Ciencia y la Tecnología, con sede en Granada.
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA, en el
sentido más amplio, acudirá a este Ministerio y a
las Universidades del territorio de LOVETOPÍA para
proveerse
de
tecnologías,
investigaciones
científicas y desarrollo de planes o actuaciones
institucionales que impacten a las estructuras de
las instituciones o a la sociedad en su conjunto.
9. Sobre las relaciones internacionales del
gobierno y de los
ciudadanos y ciudadanas del
nuevo estado de LOVETOPÍA
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA velará
por el tránsito organizado y la visita segura de
los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a
naciones extranjeras, y viceversa, del tránsito
organizado y la visita segura de los ciudadanos y
ciudadanas extranjeras a LOVETOPÍA. Al mismo
tiempo, el gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA
establecerá aquellas relaciones bilaterales con
naciones extranjeras que fomenten el bien común
de los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA, y
participará en foros internacionales trasladando
la voz de los ciudadanos y ciudadanas de
LOVETOPÍA.
La consecución de este mandato recae en el
Ministerio de Extranjería, Turismo y Asuntos
537
Internacionales,
con
sede
en
Cádiz.
Este
Ministerio velará para que los ciudadanos de
naciones
extranjeras
que
visiten
LOVETOPÍA
disfruten de nuestros territorios, nuestras
costumbres y nuestro estilo de vida en conjunción
con
ciudadanos
y
ciudadanas,
buscando
los
mecanismos económicos y digitales adecuados para
que la riqueza generada se reparta entre esos
mismos ciudadanos y ciudadanas.
10. Sobre el marco legal y la apertura de un
proceso constituyente para redactar una nueva
Constitución para el nuevo estado de LOVETOPÍA
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA
acatará la Constitución española de 1978 en todos
aquellos aspectos que no sean contrarios a este
memorándum.
El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA abrirá
con carácter inmediato un proceso constituyente
que permita la redacción y aprobación de una nueva
Constitución del Estado de LOVETOPÍA antes del 31
de diciembre de 2015.
Tanto la aprobación de este texto como todos los
procesos democráticos que se recogen deberán ser
sometidos a consulta y referéndum digital a todos
los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a través
de la aplicación digital desarrollada a estos
efectos por los estudiantes de la Universidad de
Valencia.
Firmado en Valencia, el 23 de Mayo de 2015
[El original incluye las firmas manuscritas de
Eva Oltra y de las 50 mujeres que participaron en
la lectura del discurso proclama “En esta
tierra…”]
538
ANEXO 4. TEXTO DE “LOS 7
CUENTOS” PARA LOS ESTUDIANTES DE
PRIMARIA
(1). El elefante en la oscuridad
Un indio llevó su elefante a una feria de un
pueblo para exhibirlo. En ese pueblo, nunca habían
visto un elefante. Ni siquiera podían imaginarse
como sería aquel gran animal. Como era de noche,
el indio dejó su animal en el establo y se fue a
dormir.
Un grupo de jóvenes curiosos, que no podía
esperar hasta que empezase la exhibición, fue al
establo para ver al animal. Pero estaba muy oscuro
y no había luz alguna. La única manera que tenían
para hacerse una idea de cómo era aquel animal
desconocido era a través del tacto, tocándolo con
las manos. Así fue como, en completa oscuridad,
se acercaron al animal y empezaron a palparlo una
y otra vez.
Cada uno se hizo una idea específica del animal
a partir de su propia percepción y su propia
experiencia. Salieron del establo y se sentaron
alrededor de una piedra. Empezaron a contar cómo
se imaginaban que era el elefante.
El que había tocado la pata, imagino al elefante
como una gran columna. Otro, que había tocado su
lomo, definió al elefante como una pequeña
montaña. El tercero, que había tocado su oreja,
lo describió como una enorme mariposa. El cuarto,
que había tocado la trompa, estaba convencido de
que aquel extraño animal era muy parecido a una
serpiente.
539
El día siguiente, cuando por fin vieron el
elefante a la luz del día, se dieron cuenta de la
hermosura del elefante y de cómo se habían
equivocado. La percepción parcial, la experiencia
de cada uno de ellos, era verdadera. Sin embargo,
todo lo que dijeron sobre el elefante, en su
definición, era falso. Todos se equivocaron porque
ninguno consiguió una imagen completa de lo que
realmente es un elefante.
(2). Ata tu camello
Un maestro viajaba con uno de sus discípulos a
través del desierto. El discípulo estaba a cargo
del cuidado del camello. Llegaron de noche,
cansados, a un oasis. Era responsabilidad del
discípulo atar el camello; sin embargo, no lo hizo
y lo dejó suelto. En su lugar, se limitó a rezar,
le pidió a Dios: “Cuida del camello,” y se durmió.
Por la mañana el camello se había ido -lo habían
robado o se había escapado, cualquier cosa podía
haber pasado. El maestro preguntó: “¿Qué ha pasado
con el camello? ¿Dónde está el camello?” El
discípulo dijo: “No lo sé. Pregúntele a Dios,
porque le pedí a Alá que cuidase del camello. Yo
estaba demasiado cansado así que no sé. ¡Y no me
haga responsable, porque se lo pedí a Dios de
manera muy clara! Ese no ha sido el problema. No
se lo pedí sólo una vez. De hecho, se lo pedí tres
veces como Usted me ha enseñado ‘¡Confía en Alá!’
y yo lo he hecho. Así que no me mire con esa cara
de enfadado”.
El maestro dijo, “Confía en Alá, pero antes ata
el camello – porque Alá no tiene otras manos que
las tuyas. Si Él quiere que aten el camello, Él
tendrá que usar las manos de alguien. No tiene
otras manos. ¡Y es tu camello! La mejor manera y
la más fácil y el camino más corto es utilizar tus
540
manos. Confía en Alá – no confíes sólo en tus
manos, o te sentirás sólo. Ata el camello y luego
confía en Alá”.
(3). El anciano chino
Un anciano chino vivía en una pequeña aldea china
una sencilla vida china.
Cierto día, se despertó para descubrir que su
único
caballo
había
desaparecido.
“¡Vaya
tragedia!”, dijeron los vecinos del pueblo. “¡Tan
mayor y sin un caballo con el que trabajar las
tierras! ¿Cómo vivirá?” Y fueron todos a su casa
a compadecerse de él. El anciano chino, al ver
aquel gentío delante de su puerta emanando
tragedia, simplemente asomó la cabeza y dijo “¡Qué
más da! ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios
proveerá”.
Días más tarde, apareció el caballo desaparecido
conjuntamente con una manada de caballos, muchas
yeguas y un pequeño potro. “¡Vaya suerte!”,
dijeron los vecinos del pueblo. “¡Tan mayor y con
tantos caballos que nunca más tendrá que trabajar
la tierra! ¡Incluso un potrillo que vender!” Y
regresaron todos a su casa a celebrarlo con él.
El anciano chino, de nuevo, asomó la cabeza por
la ventana y dijo “¡Qué más da! ¿Buenas noticias?
¿Malas noticias? Dios proveerá”.
Cierto día, el hijo varón primogénito del
anciano chino montó uno de los caballos y tuvo un
desafortunado accidente. El joven se quedó cojo.
“¡Vaya tragedia!”, dijeron esta vez los vecinos
del pueblo, “¡Su único hijo varón y no podrá
hacerse cargo de él cuando las fuerzas le falten!”
Y, de nuevo, acudieron todos a su casa para
lamentarse antes las noticias. El anciano chino,
sorprendido ante aquello, salió esta vez a la
541
calle y dijo una vez más aquello de “¡Qué más da!
¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios proveerá”.
Con el tiempo, se declaró una guerra china en la
provincia china y el ejército reclutó forzosamente
a todos los jóvenes. Pero no al hijo cojo del
anciano chino. “¡Qué suerte!”, exclamaron los
vecinos al enterarse. “¡Es el único en el pueblo
que cuenta con la compañía y la ayuda doméstica
de su hijo varón!” De nuevo, los vecinos corrieron
hacia la casa del anciano chino para darle la
enhorabuena y celebrar con él la situación. El
anciano chino, sorprendido nuevamente por aquella
celebración, pronunció de nuevo las palabras “¡Qué
más da! ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios
proveerá”.
(4). El Consejo de los Ancianos
Érase una vez una comunidad rural tradicional.
Hombre y mujeres vivían de la agricultura. Apenas
había excedentes, así que cada mañana, día tras
día, se levantaban y acudían al campo a trabajar.
De sol a sol, araban, sembraban o cosechaban según
la estación del año y el cultivo. Su sustento era
el campo. Y al campo se entregaban.
En
aquella
comunidad
vivía
un
joven
especialmente curioso e inquieto. Su curiosidad y
su inquietud era tal que dedicaba noche tras noche
a desarrollar un ingenio con el que había soñado.
Un ingenio que araba, sembraba y cosechaba. Un
ingenio que era capaz de realizar él solo todo el
trabajo al que se entregaban los hombres y mujeres
de la comunidad.
Un día, aquel ingenio al que llamaron “máquina”
vio la luz. Nuestro individuo curioso e inquieto
presentó al Consejo de Ancianos de la comunidad
su máquina y descubrieron, atónitos todos, que ya
542
no necesitaban trabajar. Gracias a la “máquina”,
hombres y mujeres podían elegir no trabajar. El
trabajo de arar, sembrar y cosechar ya no era
necesario. La “máquina” podía arar, sembrar y
cosechar con apenas la dedicación de un conductor
y el respaldo de un reparador.
“El universo”, concluyó el Consejo de Ancianos
tras
sus
deliberaciones,
“ha
bendecido
la
comunidad enviando esta “máquina” mágica que nos
libera de trabajar. A partir de este momento, los
hombres y mujeres de la comunidad podrán
entregarse al juego, a las artes y a la familia
sin tener que ocuparse del campo. Podrán dedicarse
a hacer lo que aman y cultivarse para amar lo que
hacen. Damos por inaugurada una nueva época: la
época del amor”.
[Sin embargo, los niños pueden elegir un final
alternativo que dice así:
“El universo”, podía haber concluido el Consejo
de Ancianos, “ha maldecido a la comunidad enviando
esta “máquina” diabólica que nos ha quitado el
trabajo. A partir de este momento, los hombres y
mujeres de la comunidad se han quedado sin trabajo
porque ya no son necesarios en el campo. Tendrán
que engrosar las filas del paro, su destino será
vagar y vagar hasta que encuentren qué otra cosa
hacer y la amenaza del hambre planeará sobre sus
cabezas. Damos por inaugurada una nueva época: la
época del paro tecnológico”.]
(5). La verdadera pobreza
Un padre, económicamente acomodado, quiso dar
una lección a su hijo y enseñarle el significado
de ser pobre. Decidió llevarlo a pasar un fin de
543
semana con una familia humilde en el campo. El
domingo por la noche, después de recogerlo y
mientras regresaban a la ciudad, el padre preguntó
a su hijo:
“¿Qué te pareció la experiencia?”
“Buena”, contestó el hijo.
“¿Y? ¿Aprendiste algo?”, insistió el padre.
El hijo, con la mirada puesta en la distancia,
empezó a hablar.
“Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen
cuatro. Que nosotros tenemos una piscina con agua
estancada y que llega a la mitad del jardín… y
ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina,
donde hay pececitos. Que nosotros usamos linternas
de LEDs para alumbrar nuestro jardín…mientras que
ellos se alumbran con las estrellas, la luna y las
velas que colocan sobre la mesa. Que nuestro patio
llega sólo hasta la cerca y el de ellos se pierde
en el horizonte. Que nosotros compramos nuestra
comida y ellos siembran y cosechan la suya. Que
nosotros siempre estamos escuchando música con la
tablet y ellos tienen un canto de golondrinas,
pericos,
ranas,
sapos,
chicharras
y
otros
animalitos. Que nosotros cocinamos con la encimera
eléctrica y, sin embargo, todo lo que comen ellos
tiene ese sabor que deja el fogón de leña. Que
nosotros, para protegernos, vivimos rodeados por
un muro con alarmas, y ellos viven con sus puertas
abiertas protegidos por la amistad de sus vecinos.
Que nosotros confiamos nuestra tranquilidad a
seguros médicos y hospitales de gente que no
conocemos, y ellos descansan tranquilos viviendo
rodeados del amor de familia y comunidad que les
une. Que nosotros vivimos conectados al teléfono
móvil, al ordenador y al televisor y ellos, en
544
cambio, están conectados al cielo, al sol, al
agua, al monte, a los animales y a la familia”.
Mientras el hijo hablaba, el padre escuchaba en
silencio, impactado por la profundidad de sus
comentarios. Entonces, el hijo, con voz de
abatimiento, se giró hacia su padre y terminó:
“Gracias, papá. Gracias por haberme enseñado lo
pobres que somos”.
(6). La sabiduría del abuelo indio
Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le
decía: “Me siento como si tuviera dos lobos
peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo
enojado, violento y vengador. El otro está lleno
de amor y compasión”.
El nieto le preguntó: “Abuelo, dime cuál de los
dos lobos ganará la pelea en tu corazón”.
El abuelo contestó: “¡Aquél que yo alimente!”
(7). El niño y su fuerza.
Un niño caminaba por el bosque junto a su padre.
En un cruce de caminos, encontró un tronco
atravesado que impedía el paso. El niño se giró a
su padre y le preguntó “¿Crees que puedo levantar
este tronco, papá?”. El padre contestó “Si
utilizas toda tu fuerza, por supuesto que puedes”.
El niño se arrodilló y puso los brazos bajo en
tronco y empujó hacia arriba todo lo que pudo.
Pero el tronco apenas se movió. Lo intentó una vez
tras otra hasta que, finalmente, exhausto y sin
aliento, se rindió y abandonó.
El niño miró a su padre con manifiesto enfado y
frustración y le recriminó “¡Papá, me has dicho
que podría levantarlo!”.
Su padre le miró con
mirada tranquila y, desde la sonrisa, le contestó
545
“Te he dicho que podrías levantarlo si utilizas
toda tu fuerza. Pero no me has pedido ayuda”.
El niño pidió ayuda a su padre y juntos
levantaron el tronco y lo apartaron del camino.
(Uno de propina). Un reino lleno de cojos.
Un joven rey de un lejano reino se cayó un día
de su caballo y se rompió las dos piernas. Aunque
médicos no le faltaban, ninguno consiguió que
volviese a andar. Desde entonces, el joven rey
caminó con muletas.
Pero aquel joven rey era orgulloso y no quería
sentirse menos que los demás. Haciendo uso de su
poder, mandó publicar un decreto que obligaba a
todos a llevar muletas. Las pocas personas que se
rebelaron fueron arrestadas y condenadas a muerte.
El miedo se apoderó de la población. Las madres
enseñaron a sus hijos e hijas a caminar con muletas
cuando comenzaban a dar sus primeros pasos.
Como el rey tuvo una vida larga, muchos
habitantes desaparecieron llevándose a la tumba
el recuerdo de los tiempos en que se andaba sobre
las dos piernas. Años más tarde, cuando el rey
falleció,
los
ancianos
que
seguían
vivos
intentaron abandonar sus muletas, pero sus huesos
eran frágiles y no pudieron. Además, trataban de
contarles a los más jóvenes que hubo una época,
años atrás, en que la gente caminaba sin utilizar
las muletas. Pero la respuesta que obtenían de los
jóvenes siempre era la misma. Se reían
y se
burlaban, tachándolo de historias de viejos.
Movido por la curiosidad, un día un joven intentó
caminar por su propio pie, tal y como había
escuchado
de
los
ancianos.
Pero
se
caía
constantemente al suelo y se convirtió en el
hazmerreír de todo el reino. Sin embargo, empujado
546
por su determinación, con el tiempo empezó a
caminar y dio varios pasos seguidos.
Su conducta empezó a desagradar al resto de
habitantes. Al verlo pasear, la gente dejó de
dirigirle la palabra. Y el día que el joven comenzó
a correr y saltar, todos le dieron la espalda.
En aquel reino, donde todo el mundo lleva una
vida limitada por muletas, aún se habla de aquel
joven como “el loco que caminaba sobre sus dos
piernas”.
547
ANEXO 5. LISTA DE PREMIOS
BOABDIL
Los Premios Boabdil reconocen, en nombre de la
población lovetopiana, aquellas contribuciones
individuales
o
colectivas
que
han
sido
determinantes para la fundación, el desarrollo y
la consolidación de los principios sobre los que
descansa la nación de Lovetopía.
Todos los galardones se conceden por aclamación
popular en los diferentes referéndums digitales
que se celebran cada año y que disfrutan de índices
de participación superiores al 90% de la
población.
El Museo de las Ciencias de Lovetopía, ubicado
en el antiguo cauce del río Turia de la ciudad de
Valencia, ofrece una exposición permanente de la
obra de los galardonados en reconocimiento de su
condición de padres y madres inspiradores del
Estado de Lovetopía.
2015. Ernest Callenbach (1929 - 2012), por su
contribución en favor de una sociedad respetable
con la vida del planeta y de los individuos a
través de su novela Ecotopía.
2016.
Sir
Ken
Robinson
(1950),
por
su
contribución en favor de redefinir la educación
occidental al servicio de la creatividad y las
potencialidades individuales de los niños a través
de sus múltiples obras.
2017.
Christian
Felber
(1972),
por
su
contribución en favor de un nuevo sistema
económico y social internacional a través del
desarrollo de La Economía del Bien Común.
548
2018. Jeremy Rifkin (1943), por su contribución
en favor de un sistema energético alternativo a
través de su obra La Economía del Hidrógeno.
2019.
Solar
Decathlon
Europe,
por
su
contribución en favor del desarrollo de viviendas
eficientes energéticamente a través de una
competición universitaria internacional.
2020.
Antonio
Damásio
(1944),
por
su
contribución en favor de entendimiento de una
realidad humana más completa desde el Instituto
para el Estudio Neurológico de la Emoción y de la
Creatividad (California, USA).
2021. Rudolf Steiner (1861 - 1925), por su
contribución en favor de la educación libre de
niños y niñas a través del Método Waldorf y la
Sociedad Antroposófica.
2022.
New
Economic
Foundation,
por
su
contribución en favor de una jornada laboral
semanal de 21 horas a través de su informe 21
horas, ó porqué una semana laboral más corta nos
ayudaría a florecer en el siglo XXI.
2023. Eduard Punset (1936), por su contribución
en favor de un entendimiento científico de las
emociones y el poder del amor a través de sus
múltiples obras.
2024. Carmen García-Enguita y Michel Riu, por su
contribución en favor del conocimiento de las
polaridades energéticas complementarias y de la
sexualidad sagrada a través de sus talleres y
seminarios.
2025. Helena Norberg-Hodge, por su contribución
en favor de una economía basada en lo local a
través de su documental La Economía de la
Felicidad.
2026. Annie Leonard (1964), por su contribución
en favor de una economía basada en la persecución
549
del “mejor”, abandonando el objetivo económico del
“más”, a través de su serie de documentales The
Story of Stuff.
2027.
Alain
de
Botton
(1969),
por
su
contribución en favor de una filosofía urbana
cercana a nuestra realidad del siglo XXI a través
de la creación de The School of Life (Reino Unido)
y sus diferentes obras literarias.
2028. Steve Jobs (1955 - 2011), por su
contribución en favor de una democratización del
uso de las tecnologías de la información a través
de los productos de Apple, Inc.
2029. Logan LaPlante (2000), por su contribución
en favor del mejor entendimiento de una educación
alternativa a través de su charla Hackschooling
makes me happy en TedxUniversityofNevada.
2030. Salman Khan (1976), por su contribución en
favor de un sistema de educación universal basado
en vídeo a través de la creación de Khan Academy.
2031. Elon Musk (1971), por su contribución
tecnológica e industrial en favor del desarrollo
del vehículo eléctrico a través de Tesla Motors.
2032. Neal Gorenflo, por su contribución en
favor de la economía del compartir y su difusión
internacional a través de la revista online
Shareable Magazine.
2033. Barry Long (1926 - 2003), por su
contribución en favor de un amor sexual en modo
divino a través de sus múltiples obras, sus
talleres y sus seminarios.
550
NOTA DEL AUTOR
LOVETOPIA es un proyecto engendrando durante
muchos años. Tantos, que no sé compartirlo sin
contar la historia que hay detrás del inicio.
En 1993, tuve la fortuna de vivir en San
Francisco,
en
California.
Una
mañana
como
cualquier otra, me tropecé con una feria de libros
de segunda mano. Una idea simple se apoderó de mí.
“Voy a elegir un par”, pensé, “y voy a leerlos
palabra a palabra con un diccionario en la mano”.
Por supuesto, yo castellano hablante y los libros
en inglés. Fue una ocurrencia sencilla del tipo
así-seguro-que-profundizo-en-el-inglés.
Después de un rato, elegí dos libros. El primero
tenía un título tan poco sexy como GUERRILLA
MARKETING. Detrás de este libro hay una historia,
otra historia, que nada aporta en este momento.
El segundo libro era ECOTOPÍA. Estos dos libros,
cada uno a su manera, se han convertido en
desencadenantes de momentos importantes e intensos
en mi vida.
ECOTOPIA es la semilla de mi #lovetopía.
ECOTOPIA es una novela escrita en 1975 por el
fallecido
Ernest
Callenbach.
El
libro
me
impresionó.
Lo leí una primera vez con el
diccionario en la mano y anoté la traducción de
todas las palabras que desconocía. Lo leí una
segunda vez para disfrutarlo sin el incordio, la
interrupción y el peso del diccionario. Y lo leí
otras veces después, respirando página a página e
intentando entender por qué me resultaba tan
fascinante. El siguiente párrafo, entiendo tu
curiosidad,
es
un
“copia
y
pega”
de
la
551
contraportada que introduce
entrecorchetado es mío):
la
historia
(el
< En 1980 tres estados del oeste de EEUU:
California, Oregón y Washington se separan del
resto de la Unión [creando un nuevo país bajo el
nombre de Ecotopía]. Estamos en 1.999. Desde su
independencia, Ecotopía ha vivido aislada del
mundo [...] >
Durante años estuve atrapado por el deseo de
regalar y compartir aquello que tanto me gustaba.
Busqué y busqué una traducción al castellano sin
éxito. “ECOTOPIA nunca se ha traducido”, pensé,
“yo la traduciré”.
Y eso precisamente es lo que empecé en verano de
2012. Callenbach había fallecido en abril y decidí
que era el momento de un homenaje post-mortem.
Pero el avance fue lento. Apenas cuatro capítulos
bien traducidos en 6 meses. Y aunque mi
determinación no sufrió en absoluto, en febrero
de 2013, con la esperanza de evitarme tan tremendo
curro, decidí rascar en Google. En plan lotería,
ya sabes.
Y bingo. Sorpresa. Así, sin más, apareció. La
novela se tradujo en 1980, pero está agotada
agotadísima. Con el máximo respeto del mundo, hice
mío el archivo que encontré. Mi copia, con una
versión anterior de este mismo prólogo, está
disponible
en
mi
blog
en
http://blog.carlosgoga.com.
Pero no acaba aquí el proyecto que empecé. Con
el paso de los años, soñé con una ECOTOPIA más
cercana en el tiempo y en el espacio. Más mía, más
nuestra. Porque el original fue escrito en 1975,
una época en la no existía internet. Y está
552
ambientado en la costa Oeste de Estados Unidos de
América.
Y yo soñaba con una ECOTOPIA que hablase desde
la certeza tecnológica del 2014 y localizada
cerca, en mi España natal. Además, si Callenbach
descansó el peso de la novela en el punto de vista
más social, mi pretensión era profundizar en el
punto de vista individual.
Y esto es lo que me lleva a llamar a mi proyecto
#lovetopía. Muy en línea con esa rEVOLution tan
bien recogida en el grafiti que circula por
facebook. Como homenaje post-mortem a Ernest
Callenbach. Y como contribución necesaria al “hoy
social” que vivimos, tan gris y corrupto como
vacío de visión de futuro.
Éste es mi intento de contribuir al momento
actual con una ensoñación positiva, optimista y
alcanzable de una estructura social renovada y
mejorada.
Porque creo sinceramente que visionar una
alternativa de futuro mejor, o soñar en positivo,
es el paso necesario antes de abandonar lo que
tenemos y atrevernos colectivamente a entregarnos
a lo nuevo.
He asumido, con humildad pero con fuerza y
dedicación, la función de hombre soñador que ocupó
Ernest Callenbach. Si la novela te ha gustado, el
mérito es compartido. De alguna manera, ésta es
una novela colaborativa. Estás ante un texto
escrito por dos personas que comparten una misma
intención de corazón pero que nunca se conocieron,
que están a un continente y 40 años de distancia.
Si
por
el
contrario
te
ha
aburrido,
la
responsabilidad es sólo mía.
Quiero compartir que desde el inicio me ha
preocupado el asunto de los derechos de autor.
553
Atendiendo a la legislación más clásica y
restrictiva, #lovetopía no existiría. Pero después
de estudiar su obra, he concluido que de haber
vivido en nuestro tiempo, Ernest Callenbach
hubiese ofrecido su trabajo bajo licencia Creative
Commons. Para mí, no hay duda de que hubiese
apostado por una total coherencia de forma y de
fondo. Pero en los años que escribió ECOTOPÍA no
existía tal opción y hoy por hoy ya no está entre
nosotros para preguntarle. Esto, que reconozco me
ha generado cierta tensión, finalmente lo he
resuelto con el corazón en la mano, a la manera
lovetopiana, primando la buena intención y la
libertad de soñar sobre cualquier otro interés.
Si has concluido este viaje y te agradan los
recuerdos, te pido que entiendas cada palabra de
la
novela
como
una
invitación
abierta,
incondicional, para que aunemos esfuerzos e
ilusiones y construyamos una #lovetopía aquí y
ahora.
Son muchas las maneras a nuestro alcance de
empezar a construir Lovetopía. Te señalizo dos.
La primera, la que yo elegí personalmente cuando
releí el texto final, es que elijas convertirte
en lovetopiano o lovetopiana. Son muchas las
pequeñas cosas que definen el estilo de vida
lovetopiano. Te invito a que las incorpores en ti
y que las integres en tu vida. Yo lo he hecho y
el sentir íntimo es realmente diferente y
mejorado. La segunda cosa que te propongo, algo
importante, es compartir y recomendar la lectura
de la novela. E incluso participar en su
distribución. Más adelante encontrarás cómo.
Te señalizo estas dos maneras de participar en
la
construcción
de
Lovetopía
porque
estoy
convencido de que Lovetopía se construirá de abajo
554
a arriba, así que cuantos más lovetopianos y
lovetopianas seamos, cuánto más se difunda el
sueño, más cerca estaremos todos y todas de
disfrutar de este nuevo mundo que llevamos en el
corazón.
Para despedirme, te deseo suerte, suerte de la
buena, y pido que nuestros caminos se crucen y las
intenciones del corazón acaben en buen fin.
Noviembre de 2014
Carlos Goga
555
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer, de manera abierta y general,
todas las manifestaciones de aliento, apoyo y
ayuda que he recibido durante el proceso de
escritura y corrección de #lovetopía.
Han sido tantas y tan generosas que temo entrar
en la enumeración individual y olvidar a alguien.
Si es así, te pido mis disculpas y te lo agradezco
aquí, aunque de manera anónima, antes que a los
demás.
A Rubén y a Iván, a Sara y a Mar, a María José
y a Belén, a Nazaret y a la mujer bonita, a
Verónica y a Carmen, a Eva, a Isidro, a Paloma y
a Rodrigo, a Lourdes y a Natalia, a Bea y a Leyre,
y a Vanya, os agradezco vuestros nombres, vuestra
belleza y vuestro amor hacía la vida y hacia mí,
una inspiración que me ha permitido construir los
personajes y las situaciones entrañables que
conforman #lovetopía.
A Rafa, a Fabián, a Clemente, a Vicky, a Eduardo
y a Quique, os agradezco que compartieseis
conmigo, de manera tan abierta y sincera, las
impresiones que os causara el primer borrador del
texto y que me aconsejarais tan delicadamente
sobre cómo subsanar y completar las incoherencias
que existían.
A Greis, a Marta, a Dan, a Gerardo, a Paz, a
Eva, a Jacobo, a Emma, a Valentín, a Ángel María,
a Inés, a Isidro, a Rodri, a Verito, a Juan, a
Gema, a Gadea, a Xavi, a Leo, a Zaida, a Merche,
a Rosa, a Sergio, a Antonio, a Miriam, a Amaia, a
Loren y a Josín, a Javier, a Carmen, a Lotfi, a
Tania, a Lourdes, a Sara, a Alicia, a Celia y a
Luis, os agradezco vuestro aliento y vuestro
556
interés,
vuestros
comentarios
y
vuestras
correcciones,
tan
necesarios
para
acabar,
redondear y embellecer el texto final.
Agradezco, de manera sincera, el interés
manifestado y las muestras de apoyo recibidas de
las más de 150 personas, hombres y mujeres de toda
la geografía de España, que habéis leído parte o
todo el texto de alguno de los borradores de
#lovetopía, sufriendo lo incompleto de mis
palabras y las incomodidades del formato .pdf.
Agradezco, de manera anónima, la participación
individual y colectiva de las decenas de personas
que, de manera orquestada por mi mente, me
permitisteis vivir un mes de marzo de 2014 repleto
de “magia” y “amor puro”.
Agradezco, por último, su contribución a todas
las personas que me han ofrecido su conocimiento,
sus historias y sus experiencias de vida, bien
directamente, bien a través de los centenares de
libros, cuentos, documentales y páginas web que
he leído y visto en los últimos años. Sin vosotros
y sin vuestra herencia cultural, no hubiese podido
hilvanar una obra como #lovetopía.
A todos, desde el corazón, a la manera
lovetopiana, muchas gracias.
Abril de 2014
Carlos Goga
557
¿Te ha gustado Lovetopía?
¿Te gustaría contribuir a la
difusión
de este sueño colectivo?
Hazte EMBAJADOR de Lovetopía
y distribuye la novela
en tu círculo de amistades
y en tu localidad.
Escríbeme a
[email protected]
y te haré llegar una propuesta
simple para empezar.
¡Juntos podemos avanzar
en la construcción de Lovetopía!
lovetopia.org
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OTROS LIBROS DE CARLOS GOGA
mi caminar:
recuerdos de peregrino
Reflexión personal e
íntima sobre mis
aprendizajes de vida tras
finalizar mi primer Camino
de Santiago en 2009
[110 páginas]
10 historias
Recopilación
autobiográfica de pequeñas
anécdotas de vida que
entregué a mi hijo como
regalo en su décimo
cumpleaños
[90 páginas]
mi caminar:
pasos de libertad
Diario íntimo de mi
experiencia en la
celebración del taller “El
Hombre Libre” que realicé
en 2010
[232 páginas]
Para más información, visita
http://blog.carlosgoga.com/libros
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