Sigue a través de facebook el día a día de la la construcción de Lovetopía Puedes comprar ejemplares de #lovetopía en http://lovetopia.org/comprar < Lovetopía es un sueño concreto, factible, real por el que luchar. Lovetopía es abierta y colaborativa, está dentro de cada uno de nosotros y nos va a dar el empujón para levantarnos de nuestros sofás y unirnos todos de manera generosa a liderar este cambio. Espero que disfrutéis tanto como yo y que os responda a tantas preguntas como me ha respondido a mí. > Rafa de Ramón < Una lectura amena e inspiradora para todos los que de alguna manera u otra sabemos que una mejor manera de hacer las cosas es posible. > Irene Gil Gatalina < ¿Eres lovetopiano? ¿Aún no lo sabes? Si crees que tenemos todas la capacidades para construir una sociedad mejor, ya lo eres. Si vives en paz, sin prejuicios e intentando contribuir, ya la estás construyendo. Si quieres saber cómo podrían ser las cosas, léelo. Bienvenido a Lovetopía. > Xavi Creus < Después de leer #lovetopía, me he quedado con esa sensación de cuando volvía de hacer ejercicios espirituales, donde veías que todo era posible pero que pronto pasaba. Ojala el amor sea lo que reine en el corazón de todos pronto. > Ángel María Herrera < La lectura de #lovetopía es una experiencia reveladora y movilizadora… Te expone a vivir, a través de su lectura, en una sociedad amable, acogedora y nutriente y te enfrenta a la pregunta… ¿por qué no cambiamos la sociedad que tenemos? Ya, ahora… ¡Yo quiero ser lovetopiano! > Antonio González < #lovetopía descriu una societat molt propera a la que ideal en què tots voldríem viure: respecte per la gent i el seu grau de benestar (FIB), integració a la natura, promoció de les relacions humanes i les energíes entre gèneres, baixa conflictivitat, i repartiment colaboratiu de la riquesa, amanit amb bones dosis de creixent intriga. Molt recomanable! > Joan Manel Pla < Lovetopía es el lugar que reside en nuestros corazones (al acabar de leer el libro entendí la portada) sólo basta desearlo lo suficiente para convertirlo en una realidad. Hagámoslo. ¿Qué mejor regalo le podemos ofrecer a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos que un mundo donde lo más importante sea la felicidad de las personas, dónde la naturaleza nos acoja en su seno, dónde los bienes y el conocimiento sea compartido y las mujeres sean las coprotagonistas, no sólo personajes secundarios? Carlos, sin conocerme, ha sido capaz de poner negro sobre blanco el lugar con el que sueño, dónde quiero vivir y seguir creciendo, que quiero regalar a mi hijo. Él ya ha cumplido su parte, ahora nos toca a todos hacerlo realidad. > Sara Magán < Leyendo Lovetopía, tengo la sensación de leer la crónica futura de nuestro presente y eso ha conciliado mis acciones diarias en pos de ese mundo tan deseable con el convencimiento de que llegará. No lo llame Lovetopía, ¡llámelo Loverealidad! > Javier Martín < Siempre he sido muy imaginativa y visionaria y mi futuro deseado está en la línea de Lovetopía > Sara Santajuana "Adentrarme en “Lovetopía” ha sido una gozada. Paso a paso parte de mis sueños se veían plasmados con sumo detalle, a nivel económico, educativo, energético… ese es el mundo que les deseo a mis hijos. Un sueño factible, real y compartido por muchos…una (r) evolución imparable. Gracias Carlos por compartir tu “arte”. Entre todos haremos de “Lovetopía” una realidad." Rosa Nalda #lovetopía EL NUEVO MUNDO QUE LLEVAMOS EN NUESTRO CORAZÓN 2º EDICIÓN CARLOS GOGA Segunda edición: diciembre de 2014 Primera edición: mayo de 2014 Diseño cubierta: "laclave creación 2.0" (www.laclave.es) Imagen de portada: "Retrato de Renanith desnuda en el lago", acrílico sobre tabla de Pictor Mulier © 2014, Carlos Goga © #lovetopía Printed in Spain - Impreso en España ISBN papel: 978-84-686-5888-9 ISBN digital: 978-84-686-5889-6 Editado por Bubok Publishing S.L Esta obra, "#lovetopía", es una adaptación de "Ecotopía", por Ernest Callenbach. "#lovetopía " está licenciada bajo CC-by-ncsa por Carlos Goga. #lovetopía es una adaptación de Ecotopía porque, basándose en esta obra, presenta numerosos cambios. Los cambios se presentan en forma de nuevas informaciones (una época distinta y una geografía distinta) y de nuevos conceptos creativos, tanto económicos (la economía del bien común, la economía de la felicidad, la economía del compartir y la economía del mejor en lugar del más), sociales (globalización y deslocalización, automatización y virtualización, transparencia y control, slow life), tecnológicos (internet, dispositivos digitales y aplicaciones), relacionales (polaridades energéticas y sexualidad sagrada, slow sex) e individuales (participación, comunicación permanente y consciencia ampliada). La obra #lovetopía disfruta de una licencia Creative Commons de Cultura Libre, del tipo Reconocimiento - NoComercial CompartirIgual (by-nc-sa), sin restricciones adicionales. Para más información, visita http://es.creativecommons.org ÍNDICE DE CAPÍTULOS ÍNDICE DE CAPÍTULOS ............................... 9 ÍNDICE DEL DIARIO ................................ 11 PRÓLOGO A LA 2ª EDICIÓN, ECEQUIEL BARRICART ...... 15 PRÓLOGO A LA 1ª EDICIÓN, RAFA DE RAMÓN ........... 20 CARTA AL LECTOR DEL DIRECTOR DE “EL CONFI” ....... 26 CARTA AL DIRECTOR DE “EL CONFI”DE RUBÉN GONZÁLEZ . 29 01.- LOVETOPÍA: LA PRÓXIMA MISIÓN DE “EL CONFI” .. 32 02.- RUBÉN GONZÁLEZ VIAJA A LOVETOPÍA ............ 37 03.- EL PASO DE LA FRONTERA LOVETOPIANA” ......... 43 04.- VALENCIA, CAPITAL DE LOVETOPÍA .............. 58 05.- ALIMENTACIÓN, RESIDUOS Y EQUILIBRIO ......... 73 06.- LA PROHIBICIÓN DE LOS COCHES ................ 93 07.- LOS DEPORTES ............................... 116 08.- LA TELEVISIÓN Y SU USO SOCIAL .............. 129 09.- LA ECONOMÍA: EL FRUTO DE LA CRISIS ......... 143 10.- LA VIDA FORESTAL ........................... 171 11.- POBLACIÓN Y FAMILIA ........................ 181 12.- LA CARA OSCURA DE LOVETOPÍA ................ 204 13.- SUS PRODUCTOS Y LOS NUESTROS ............... 214 14.- LAS MUJERES EN EL PODER: POLÍTICOS Y LEYES . 231 15.- MÁS SOBRE LA ECONOMÍA: TRABAJADORES, IMPUESTOS Y EMPLEO .................................... 251 16.- LA JUSTICIA, LA DELINCUENCIA Y LOS CENTROS PENITENCIARIOS .............................. 272 17.- ENERGÍA SOLAR Y MARÍTIMA ................... 282 18.- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: PRENSA, TELEVISIÓN Y EDITORIALES. .............................. 295 19.- LA EDUCACIÓN Y SUS SORPRESAS ............... 311 20.- UNA VIDA SEGURA Y DIGNA .................... 332 21.- UNIVERSIDAD E INVESTIGACIÓN ................ 356 22.- LA MÚSICA, LA DANZA Y EL ARTE .............. 382 23.- HOSPITALES Y SALUD ......................... 400 24.- LOVETOPÍA: ¿DESAFÍO O ILUSIÓN? ............. 423 25.- MÍSTICA, EXOTISMO Y SEXUALIDAD ............. 446 26.- EL PAÍS DONDE LAS PERSONAN AMAN LO QUE HACEN ....................................... 464 ANEXO 1. TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA CON LA PRESIDENTA VERONICA GAREN ................... 491 9 ANEXO 2. DISCURSO DE INDEPENDENCIA DE LOVETOPÍA: “EN ESTA TIERRA…” ........................... 527 ANEXO 3. MEMORANDUM DE APROBACIÓN DE “LAS 10 LEYES” ...................................... 530 ANEXO 4. TEXTO DE “LOS 7 CUENTOS” PARA LOS ESTUDIANTES DE PRIMARIA ..................... 539 NOTA DEL AUTOR ................................. 551 AGRADECIMIENTOS ................................ 556 10 ÍNDICE DEL DIARIO 01.- Reflexiones antes de partir 02.- Cuenca, una ciudad abandona y despoblada 03.- Primer contacto con lovetopianos 04.- Un ciervo muerto en el centro de la ciudad 05.- Pelea de amantes en el hotel 06.- Isidro y Lorena, los nuevos amigos de la comunidad de periodistas 07.- Retransmisión de la inauguración oficial 08.- El gran escándalo de los huevos rotos 09.- Una visita inesperada y escapada con Nazaret al bosque 10.- Los servicios de contraespionaje lovetopianos 11.- A vela por la bahía con amigos de la Cova 12.- ¡Esta mujer es un demonio! 13.- Las discusiones con Isidro y Nazaret: paseo por la Malvarrosa 14.- Lorena me enseña la democracia digital ¡Bea, hermosa Bea! 15.- La furia de Isidro y mi capacidad como periodista. De compras por el campo 16.- La inestabilidad de Nazaret y primera gran sorpresa con Tomás 17.- Reflexiones sobre el sexo y mi relación con la mujer lovetopiana 18.- Conversación de estudiantes entorno al fuego 19.- Investigación de campo sobre los asuntos de la guerra 20.- Puesta de sol en Valencia y amanecer por la playa de Ibiza 21.- Una lección de amor en el patio de la Cova 22.- El resbalón que casi me mata 11 23.- La despedida de Linda y entrevista con la Presidenta Garen 24.- La crisis y el intento de secuestro 26.- Sexo bajo la luna de Valencia: la gran fiesta 12 Dedicado a la mujer Tu amor es la llave con la que abrir las puertas de un nuevo mundo CONTACTO FÍSICO PALABRAS DE ELOGIO ACTOS DE SERVICIO REGALOS DESINTERESADOS MOMENTOS DE PRESENCIA = ¡AMAR! 13 Dedicado a la memoria de Ernest Callenbach (1929 – 2012) Fue autor de la novela “Ecotopía”, publicada en 1975. Acostumbraba a lucir una camisa púrpura en sus apariciones en público. 14 PRÓLOGO A LA 2ª EDICIÓN “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz” Aullido de Allen Ginsberg Yo también las he visto, las hemos visto todos. Mentes inquietas, estresadas, atontadas como mosquitos contra un cristal, que apenas entendían ni entienden nada. En los últimos años hemos asistido a la muerte de los Dioses. Creímos que un Ferrari era motivo suficiente para rompernos los cuernos contra los escaparates, atravesar los impúdicos límites de nuestro ego, dejar nuestras vidas en los aeropuertos o en empresas tóxicas que nos querían cambiar un pedazo de vida por turrón y una felicidad artificial y decadente. De repente, nos convertimos en esclavos, cosas, que no individuos, que conformaban una masa que recoge algodón para mayor gloria de un club de alterne al que pertenecíamos sin saberlo. Una masa viscosa que trabajaba para pagar su libertad en forma de letra de hipoteca de una casa que no es 15 hogar, de un coche que no conduces, de un alma que no se puede mirar al espejo si no se toma un Lexatín. Y así estamos, firmamos por 30 años y hasta entonces nuestra cadena estará ahí, recordándonos cada día que nos tomaron por tontos, que somos esclavos y que vivir es sobrevivir, que la dignidad nos la robaron a oscuras y que encima nos lo merecemos por memos. Se oyen aullidos en los patios interiores de las viviendas de protección oficial, en los coworkings del extra radio, en la casas de putas del centro. Se oyen aullidos, pero solo eso. Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu u… del - Manolo, ¿pero qué haces, rey? Aullar ¿Para qué? No sé, me ha salido solo, ha llegado la cuenta gas y me ha dado por ahí. Ah, vale. Aullamos demasiado y nos quedamos ahí. Nos desquitamos en Twitter como si a alguien le importara, colgamos nuestro aullido en Instagram y cuando nos cansamos nos hacemos un selfie y a dormirla. Mañana será otro día, seguiremos recogiendo algodón para los bancos, alimentando el currículo de políticos ridículos, colaborando con un sistema del que no nos atrevemos a salir porque la incertidumbre nos da miedo; sobreviviendo gracias a las drogas, habitando el 16 desamor, soñando con paraísos deseados que no tenemos el valor de conquistar. (Pausa: estoy utilizando el primero del plural todo el rato por aquello de empatizar contigo. Realmente tú eres el esclavo y el memo, yo no: yo soy dios) Decía que murieron los Dioses en mayúsculas, pero entre tanto, asistimos al nacimiento de los dioses en minúsculas. Esas personas que no son parte de la masa y que reivindican su unicidad por encima del delirio colectivo. Esas personas que se han despojado de todas las capas de cebolla, han encontrado el sentido de su vida en el interior de ellos mismos y han roto las cadenas del miedo. Esas personas que han decidido pasar a construir la nueva realidad al margen de la establecida, y que se descojonan del éxito tóxico frente a un éxito consciente, basado en valores, digno y coherente con la vida y muerte que quieren tener. Esas personas que han decidido dejar de aullar y pasar a la acción desde el amor a sí mismos y al resto de la humanidad. Sin concesiones, sin ceder espacio a la incertidumbre, construyendo paraísos sobre las cenizas de los castillos que se derrumban. Carlos Goga es uno de esos dioses. Un dios con biblia que es su libro, donde describe un paraíso alineado con su alma y lo comparte con todos con valentía y amor, dejando que lo hagas tuyo, dándote pistas desde la utilidad y concretando alternativas utópicas (?) en un mundo donde la utopía está más cerca de la realidad porque la realidad ha quedado demostrado que es puro humo. Carlos es además un dios valiente porque se implica, recorre en su libro todas las áreas de 17 actuación para la consecución de un nuevo paradigma sin formular preguntas, solo aportando respuestas. Afronta las virtudes y miserias del ser humano sin establecer distancias, lo hace a la cara, desnudándose en medio del patio interior de la sociedad para decir: “este soy yo, ésta es la alternativa que propongo desde mi corazón, y aquí me tenéis desnudo porque es lo que hay”. Puedes estar o no en su misma frecuencia, compartir su diseño de la alternativa lovetopiana o no; incluso puedes pensar que está totalmente equivocado (él no obliga, propone una frecuencia), pero la cuestión es que da lo mismo, porque es honesto. Sin duda, si todos trabajáramos y nos implicáramos desde su misma honestidad en la construcción de un nuevo y necesario sistema de forma transversal, generaríamos una energía imparable, fertilizante, capaz de salvarnos a todos. Un mundo lleno de dioses en minúsculas es viable, lo creo. Lo siento desde la conciencia de que la suma de todo el talento y bondad acumulada puede generar un verdadero y único Dios en mayúsculas, que dé continuidad y respuesta a nuestra existencia. “Lovetopía” es para mí una energía que me une a Carlos y a ti, si dejas de ser un memo (es posible que ya no lo seas, mejor) y siempre que dejes de dar el coñazo por las noches aullando y desvelando el sueño de los que queremos intentar cambiar el mundo cada mañana. Pamplona, diciembre de 2014 Ecequiel Barricart 18 Autor de TÚ ERES DIOS (Editorial Alienta – Grupo Planeta) http://www.ecequielbarricart.com 19 PRÓLOGO A LA 1ª EDICIÓN ¡Tan poco! ¡Tan poco nos falta para que Lovetopía sea una realidad! Esta fue la primera impresión que tuve cuando leí el borrador versionado con los números 5.2, porque ha habido muchos borradores, porque lejos de ser un libro personal de Carlos ha sido un libro nacido hace 30 años y que ha ido enriqueciéndose en los últimos meses con la ideas, visiones y aportaciones de muchas personas que han querido reflejar en estas páginas como queremos que sea el futuro de nuestros hijos de manera concreta y real. Lovetopía no es un libro new age, ni tan siquiera utópico, y esto precisamente fue lo que me cautivó desde la primera página. En una profecía real, es un sueño al alcance de nuestras manos. En estas páginas Carlos y compañía proponen de manera muy clara una nueva organización social basada en el amor. Sí, en el amor sin perder nunca de vista una humanista observación de la realidad actual. Hoy, en nuestra sociedad occidental, y gracias al trabajo y esfuerzo de nuestros antepasados tenemos la oportunidad vivir de una manera diferente, haciendo evolucionar este sistema capitalista que se basa en acumular riqueza pero también desesperación y vacío. Tenemos por tanto la obligación moral de hacerlo. Porque el dicho de que “no es más feliz el que más tiene” sabemos todos que es verdad. ¿Cuántos viajes maravillosos hemos hecho cuando no teníamos un duro? ¿Cuántos buenas tardes hemos pasado con 20 un guitarra y unas pipas? ¿Cuáles son los momentos que recordamos todos como los más felices de nuestras vidas? Ninguno de ellos ligados a algo material. He nacido en el seno de una familia burguesa, he tenido la posibilidad de visitar y conocer muchas personas importantes y adineradas, a la vez que he vivido con otras en más ínfimas de la pobreza. Y una lección tengo clara: la felicidad no reside en la materia sino en los corazones de aquellos que se atreven a vivir la vida de manera generosa y sencilla. Esa es mi conclusión. Pero ¿cómo se puede vivir feliz en un mundo en que hay tanta desigualdad social, económica? La respuesta es igual de obvia que de compleja: cambiándolo. Hace un par de años muchos nos ilusionamos con el movimiento 15M porque, lejos de la politización que ha habido posteriormente a su alrededor, fue un movimiento absolutamente espontáneo. Es algo que puedo asegurar en primera persona. Fue un movimiento libre y sin ninguna ideología política concreta. Fue un movimiento que decía: ¡Basta! ¡No queremos este sistema! ¡No creemos en este sistema! ¡No sabemos cuál es el nuevo sistema, pero seguro que debe basarse en la participación, en la ayuda mutua, en la comprensión, en la sinceridad, en la honestidad y como colofón en el amor! Todo esto respiró Sol durante muchos días. Ese movimiento sincero y popular ha ido calando en muchos estratos de la sociedad agitando una mansedumbre que empezaba a ser preocupante. Hoy Lovetopía plantea una evolución a este movimiento, una evolución real y factible. Una esperanza y motivo de lucha para todos nosotros. Porque una nueva organización social debe tener 21 unas bases claras y defendibles. Y ¿qué es más básico que el amor? El amor es intrínseco al ser. Sobre esta base, Carlos ha construido un nuevo país nacido del amor de las mujeres, porque son ellas las que verdaderamente tienen el poder y la capacidad de liderar un cambio real. Desde lo masculino no sabemos hacerlo y sinceramente necesitamos que ellas nos muestren el camino. Un camino que no solo es un camino de cambio en una organización social sino también y en paralelo un cambio en nuestro interior. Así se plantea Lovetopía, como un doble camino, uno exterior que a su vez responde a un camino interior. Ambos caminos son arduos y piden cambios profundos, y hasta sacrificios, y seguramente momentos de incertidumbre, dolor y dudas. Pero son caminos que debemos emprender. En estas páginas encontrarás soluciones concretas a muchos de los problemas que la sociedad occidental se enfrenta: la educación, la sanidad, el medio ambiente, la política participativa, la propia democracia en la que todos dudamos por sus mecanismos perversos de poder, el trabajo, el desarrollo económico, la cultura hasta el mismo deporte y las fiestas populares... Todos estos asuntos que llenan nuestras conversaciones diarias, que nos quitan el sueño o nos exaltan, todos estos asuntos los trata Lovetopía desde un análisis escéptico y muy crítico. Y, en paralelo, también podrás experimentar la necesidad de emprender ese camino íntimo y personal necesario para que podamos asimilar y entregarnos a ese cambio social de manera sana, confiada y voluntaria. 22 Tenemos una verdadera oportunidad de escoger nuestro futuro, porque el futuro aunque pueda parecer una frase estúpida, es algo predecible aunque incierto. Predecible porque basta saber dónde quiere una llegar para saber cuál será predeciblemente ese futuro. E incierto porque hoy por hoy lo único cierto es la muerte, y sería estúpido creer otra cosa. Vamos a tener que empezar a caminar y, si hace falta, incluso correr hacia ese futuro. No podemos esperar más, nuestro cuerpo nos pide que nos levantemos y empecemos a movernos. Tengo desde hace unos años una desazón interior, una voz que me dice que hay que hacer algo, que todo esto no puede estar bien. Esa voz interior la he ido amortiguando, adormeciendo, excusando. Pero ya se ha despertado y ahora me grita. Escribo este prólogo justo a mi llegada de primer viaje al África negra, concretamente a Malí, donde he estado participando y ayudando en programas de cooperación cultural. Y donde he aprendido de 150 niños de paupérrimo barrio a las afueras de Bamako, que basta tan poco para cambiar las cosas, que es mezquino y egoísta no luchar y levantarte cada mañana con una sonrisa. Que tenemos esta obligación moral de mejorar el mundo y que tenemos que creernos que es posible. Siempre nos dicen y oímos aquello de que otro mundo es posible. Pero ¿qué mundo? Eso me he preguntado desde hace muchos años, y al leer Lovetopía lo he descubierto. Este mundo es el que quiero, y es posible. Siempre he creído que la gente es buena. La casi totalidad de las personas que he conocido en mi vida son buenas, y si alguna, incluso yo mismo he cometido maldades o incluso delitos no han sido 23 por mi propia naturaleza pecadora, sino por el miedo y por la falta de amor. Pero, si todas las personas son buenas, si tenemos el conocimiento, la energía, las capacidades, los bienes necesarios para tener nuestras necesidades cubiertas ¿por qué no evolucionamos hacia una sociedad más justa, más sincera y más amorosa? Quizás porque no hemos encontrado una alternativa real, creíble y factible. Quizás porque las mujeres no quieren ser conscientes que tienen todo el poder para liderar ese cambio, quizás porque no había una guía como Lovetopía que marcase un sueño real y alcanzable por el que luchar. Lovetopía es un sueño concreto, factible, real por el que luchar. Lovetopía es abierta y colaborativa, está dentro de cada uno de nosotros y nos va a dar el empujón para levantarnos de nuestros sofás y unirnos todos de manera generosa a liderar este cambio. Espero que disfrutéis tanto como yo y que os responda a tantas preguntas como me ha respondido a mí. No quiero desvelar más en este prólogo, disfrutad del viaje y os espero en Lovetopía. Madrid, abril de 2014 Rafa de Ramón Fundador de Utopic_US y Zinc Shower http://www.utopicus.es http://www.zincshower.com 24 #lovetopía EL NUEVO MUNDO QUE LLEVAMOS EN NUESTRO CORAZÓN 25 CARTA AL LECTOR DEL DIRECTOR DE “EL CONFI” Querido lector: El texto de este libro recoge los artículos originales y el diario personal escritos por Rubén González en su viaje a Lovetopía. A pesar de la naturaleza discutible o controvertida de algunos de los artículos, así como de la dificultad de El Confi para contrastar muchas de las informaciones recogidas, nuestro Consejo de Redacción ha decidido publicar el texto íntegro recibido de nuestro enviado especial. Advertimos que algunas de las entradas del diario personal pueden herir la susceptibilidad de nuestros lectores. El Consejo de Redacción de El Confi recomienda a los padres que no permitan su lectura a menores de edad y que, en su caso, guíen adecuadamente a los jóvenes para evitar comportamientos antisociales indeseados. La naturaleza extraordinaria de esta publicación responde al deseo de González de publicar el texto tal y como él lo escribió. El Consejo de Redacción, tras horas de acalorados debates y una votación de siete votos a favor y seis en contra, ha decidido proceder con la publicación. Es decisión del Consejo de Redacción compartir que el voto de calidad del Director ha sido favorable a la publicación. El Confi ha apostado, según la tradición periodística más elemental, por confiar en los lectores para que juzguen, según sus propias experiencias y criterios personales, la credibilidad de la información recogida. 26 El Consejo de Redacción pide disculpas, de manera expresa, a aquellos lectores que siguieron la publicación de los primeros artículos de Rubén González. Las discrepancias entre el texto publicado en el periódico entre los días 2 y 7 de Mayo del presente, y el texto recogido en este libro, son consecuencia única y exclusivamente de una edición responsable con la línea editorial del periódico. El texto que encontrará a continuación llegó a este periódico en un paquete anónimo. El paquete incluía un sobre tamaño DINA4 con folios impresos con los textos originales del periodista, numerados de su puño y letra. Además, Rubén González incluía su diario personal. Es una libreta manuscrita tipo Moleskine, de tapas negras con cinta cruzada. Dentro del diario, sujeto por dicha cinta, el periodista incluía una serie de documentos y un CD-ROM propio de principios de siglo con multitud de archivos. Todos estos documentos han sido añadidos a modo de Anexos al final de este libro. De entre el material gráfico disponible, le ofrecemos la transcripción literal de la entrevista que Rubén González realizó a la Presidenta de Lovetopía, Verónica Garen, el pasado 18 de Junio de 2033. El Consejo de Redacción ha convenido aceptar como legítimos estos documentos, ya que siendo sus soportes extraordinarios como lo son cuando los comparamos con las tecnologías disponibles hoy en día, responden a la más pura tradición periodística que se estudiaba en nuestras Universidades. Los lectores pudieran también estar interesados en la carta que se reproduce a continuación. Este manuscrito de Rubén González llegó grapado al 27 sobre que contenía los artículos. La carta va dirigida al director. Madrid, 4 de septiembre de 2033. Firma: Jota P. Director de EL CONFI 28 CARTA AL DIRECTOR DE “EL CONFI”DE RUBÉN GONZÁLEZ Querido Jota P.: Llevo semanas pensando en qué hacer con los frutos de mi viaje. Sé que la preocupación te ha acompañado este tiempo de silencio. Finalmente, he optado por seguir los consejos personales que he recibido de Verónica Garen, la Presidenta de Lovetopía. Con esta entrega doy por zanjada mi misión a Lovetopía. Me pediste llegar hasta el fondo y escribir la pura y simple verdad. Y eso es lo que he hecho. No sé entender la dura revisión de los textos que os hice llegar ni la interrupción de la publicación de los artículos. Me hago muchas veces esta pregunta y encuentro demasiadas respuestas. Quizás te resultaba difícil hacer frente a las reacciones del gobierno español. Quizás viste increíble aceptar que se hayan producido tantos cambios en Lovetopía en apenas dos décadas. O quizás simplemente te resultaba inconveniente que se conozca la verdad para no ofender a los españoles de las provincias de Cataluña o el País Vasco. O quizás sean otras tus razones. Casi que te estoy escuchando, como muchas otras veces, vociferando desde tu mesa en el periódico. “Que si no queremos despertar los antiguos sentimientos independentistas de los catalanes y los vascos. Que si no estamos aquí para alentar las revueltas estudiantiles en las provincias fronterizas”. En cualquier caso, me di cuenta durante la entrevista con la Presidenta Garen de que había 29 escrito sirviendo a los intereses del periódico y del gobierno del Reino de España. Como verás, te adjunto una copia impresa con toda la colección de artículos que escribí. También te envío mi diario personal. Y lo hago a pesar de que no estoy seguro de qué puedes hacer con todo este material. En lo que a mí concierne, puedes hacerlo circular por la oficina o enterrarlo en los archivos. Pero si aún queda algo del espíritu periodístico del que tanto hablaron en la Universidad y decides publicarlo, por favor, que sea el texto intacto. No autorizo ninguna edición sobre mis escritos. Sé que no te gustan los juegos del todo o nada. Pero te pido por última vez, en honor a todos los años que hemos trabajado juntos, que respetes mi decisión. En cualquier caso, gracias por confiar en mí para este cometido que ni tú ni yo sabíamos cómo acabaría. Ahora sabemos que me llevó a mi corazón, mi único y verdadero hogar. Valencia, 29 de julio de 2033. Firmado: Rubén González / Rubén Gota 30 Los artículos que el periodista envió al periódico se presentan en letra normal y están identificados con el lugar y la fecha de escritura . Las entradas del diario íntimo se presentan en letra cursiva y están identificadas con el día de la semana y la fecha de escritura 31 01.- LOVETOPÍA: LA PRÓXIMA MISIÓN DE “EL CONFI” Madrid, 2 de mayo de 2033. El Confi anuncia que Rubén González, su más renombrado especialista en asuntos internacionales, viajará a Lovetopía. Acuerdos diplomáticos al más alto nivel permitirán este acontecimiento mediático. Será la primera visita oficial de un periodista español a Lovetopía. Desde su Independencia en 2015, todas las comunicaciones entre España y el nuevo Estado han estado interrumpidas. El Confi envía a González a esta especial y difícil misión de investigación para efectuar un juicio directo y objetivo de la realidad de Lovetopía. Lovetopía permanece alejada y misteriosa. Durante casi dos décadas, el trauma de la secesión ha impedido un examen serio de la evolución de esta parte de la península ibérica tan querida y familiar para nosotros. Los rumores y noticias que han llegado desde el extranjero son tan imprecisos como contradictorios. Y nuestros lectores, según indican las encuestas, muestran un interés renovado por un asunto que ha carecido de todo atractivo periodístico en los últimos años. A partir de hoy, lo importante será comprender la realidad de la experiencia lovetopiana y dejar atrás viejas heridas. El Confi es el diario de información general líder en España. En el último Estudio General de Medios, El Confi alcanzó la cifra record de 7,6 millones de lectores únicos, siendo el único medio con cobertura en todo el territorio nacional. El Confi, siguiendo su tradición de servicio al Reino 32 de España, contribuirá con una serie de artículos a la causa de la verdad y de las buenas relaciones internacionales. (Martes, 3 de mayo) En marcha otra vez, querido diario. Un cuaderno nuevo con un montón de hojas en blanco esperando a ser rellenadas. Nada de ordenadores ni de intermediarios digitales entre tú y yo. Lo personal debe quedar íntimo y secreto. Pienso en cómo comenzó este viaje. Los inicios quedan ya lejos. Las insinuaciones que se dejaban caer en La Moncloa, una tras otra. Hasta que se encendió la chispa y el Presidente presentó la propuesta como su propia y osada idea. “De acuerdo, creo conveniente enviar a alguien de forma privada. Un periodista no muy identificado con la Administración. Alguien que pueda curiosear, lanzar globos sonda y traernos información de primera mano”. Un momento estremecedor cuando finalmente abordó el tema. Larga fue aquella rueda de prensa sobre la Unión Europea en Bruselas. Su famosa sonrisa fingida. La intriga compartida por los periodistas que cubríamos el viaje. El anuncio realizado sin desvelar quién sería el elegido. Su comentario susurrado en el avión presidencial diciéndome que tenía una pequeña aventura en mente que quería discutir conmigo, en privado. Este viaje Constituye, sin duda, una oportunidad importante tanto para mi carrera periodística como para nuestra política interior y exterior. Los conservadores insisten en recuperar por la fuerza las tierras perdidas del Mediterráneo. Las ideas lovetopianas se filtran peligrosamente por la frontera y tienen un efecto desestabilizador. La brecha que dividió la nación en 2015 se podría 33 cerrar. El país podría, de nuevo reunificado, superar con éxito la interminable marea de paro, hambre y violencia. Levantar quizás el toque de queda en las provincias fronterizas. Tal vez, exponiendo la realidad de Lovetopía abiertamente, las aguas se calmen y se reduzcan las voces disidentes y las protestas callejeras. Quizás encontremos interlocutor para nuestra propuesta de reapertura de relaciones diplomáticas. Y, por qué no, también de restablecimiento de relaciones comerciales y de reencuentro de familiares y amigos. Incluso una charla con la Presidente de Lovetopía, la misteriosa Verónica Garen, puede que resulte útil. Nuestro Presidente, con su habitual descaro político, podría encontrar nuevos argumentos que exponer ante la ONU. No pasa un día sin que bancos y grandes empresas españolas presionen al gobierno para que insista en la reclamación de indemnizaciones por las pérdidas económicas sufridas tras la secesión. Sigo dándole vueltas a qué temas tabú debo omitir, temas que quizás podrían ocasionar un resentimiento nada aconsejable. Quizás evitar hablar del proceso de Independencia o la forma en que los secesionistas minaron Madrid y Sevilla con bombas atómicas. O cómo se las arreglaron esas malditas mujeres para organizarse políticamente, suplantar las instituciones existentes y hacerse con el control del ejército. O las campañas de propaganda con las que engañaron a la población, tergiversando las causas de la crisis económica en la que estaba inmersa la Unión Europea y culpando a los líderes políticos. Muchas historias que descubrir, aunque quizás sea pronto para contarlas. 34 Cada vez me resulta más difícil decir adiós a mi pequeña Sara cuando salgo de viaje. Parece que el marcharme tan a menudo empieza a afectarle. Puede que Patri tenga algo que ver en el asunto. ¿De quién, si no, habría sacado la idea de pedirme que la lleve conmigo? ¡Qué barbaridad! Sumergido en lo más profundo de Lovetopía, con un ordenador personal y una hija de ocho años. Estaré seis semanas sin Ruth. Siempre resulta estimulante alejarse durante un tiempo. Ya puedo imaginarla a mi regreso, desnuda sobre la cama exagerando su última aventura. De hecho, me resulta emocionante pensar que voy a estar totalmente desconectado del país. ¡Sin comunicación directa! ¡Ese extraño aislamiento que los lovetopianos han impuesto durante casi veinte años! Esta vez sólo te tendré a ti, mi diario, para compartir las pequeñas cosas del momento. Aún recuerdo mis últimos viajes a Bruselas, Alemania o Brasil y los rumores sobre los progresos de Lovetopía que la gente repetía sin cesar. Ahora, por fin, podré saber de primera mano qué es lo que pasa realmente allí. Quizás el viaje pueda resultar peligroso. Los lovetopianos son bastante violentos y quizás me vea envuelto en algún problema. Los españoles, según afirma nuestro gobierno, somos manifiestamente aborrecidos. Y el control que ejerce el gobierno lovetopiano sobre la población no es, al parecer, tan efectivo como el nuestro. Si me encuentro con problemas, puede que su policía no sirva de nada. Los rumores dicen que apenas hay presencia policial en las calles. Bueno, empecemos con el primer artículo. El tren es un buen lugar. 35 36 02.- RUBÉN GONZÁLEZ VIAJA A LOVETOPÍA A bordo de AVE 5270 de ACCIONA, de Madrid a Cuenca, el 3 de mayo de 2033. Comienzo mi viaje en un vagón prácticamente vacío que circula a 150 kilómetros por hora en dirección Este. Abandono Madrid y sus casi 20 millones de habitantes para adentrarme en las tierras de Castilla-La Mancha, un territorio prácticamente despoblado desde la gran migración que se produjo hace ya diez años. La que fue una línea de AVE muy transitada en sus orígenes apenas ofrece hoy un viaje semanal. La privatización del ferrocarril en 2015 ha fracasado rotundamente en sus objetivos. Los trenes son viejos, la frecuencia es mínima y los precios desorbitados. Quizás un ejemplo más del gran coste económico que tuvo para los españoles la Independencia de Lovetopía. O quizás, un mensaje premonitorio de lo que encontraré en mi viaje. Mi destino de hoy es Cuenca, antaño una boyante ciudad de provincias y hoy una población que no alberga ni mil habitantes. La mayoría de sus residentes son ancianos que se negaron a abrazar las ventajas de la gran megalópolis de Madrid y que escogieron acabar sus días entre las ruinas de la ciudad. Cuenca es la última población española antes de las cerradas fronteras de Lovetopía. Mañana atravesaré la barrera natural que guarda en su seno los territorios secesionistas: el embalse de Contreras y las Hoces del Gabriel. Con el paso del tiempo, el trauma que ocasionó la repentina separación de Lovetopía de España y 37 la Unión Europea se ha suavizado. Lo que prometía desatar una serie de fenómenos análogos, hoy sabemos que fue las gran excepción al movimiento integrador que impone la globalización. Incluso las aspiraciones nacionalistas de Cataluña y del País Vasco se han desvanecido totalmente y son simples recuerdos de un pasado romántico. Los españoles aún recuerdan el año 2015 con estupor. Fue en aquel nefasto 2015 cuando se produjo la ruptura con el resto de España de lo que habían sido la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, las provincias andaluzas de Almería, Granada, Málaga y Cádiz, y las islas Pitiusas (Ibiza y Formentera). El shock de la secesión y la amenaza terrorista fueron el inicio del largo período de toque de queda en todo el territorio nacional y que aún hoy continúa vigente en las provincias limítrofes. El gobierno de España tuvo que recurrir al control informativo para evitar el pánico social y apaciguar la tragedia que supuso la ruptura con familiares y amigos encerrados al otro lado de la frontera. Todos estos problemas exacerbaron la depresión económica del momento, general en toda Europa. La Independencia de Lovetopía es un hito que los economistas oficiales identifican como clave para entender la actual deuda pública del 300% del PIB y el paro estructural del 30% de la población. El gobierno de España alcanzó niveles de impopularidad increíblemente altos. El desgaste por la crisis secesionista se sumó al desgaste existente por los supuestos casos de corrupción y por la necesidad de acudir al indulto sistemático de políticos y banqueros para corregir los errores judiciales. 38 Además, Lovetopía fue un duro golpe para Estados Unidos y la Unión Europea. Todo un desafío a la filosofía colectiva impuesta en todo el planeta. La globalización económica y política como única hoja de ruta viable. El consumismo como principal motor económico. Y el crecimiento del Producto Interior Bruto como el mejor indicador de progreso social. Durante las dos últimas décadas, la mayoría de nosotros hemos ignorado lo que estaba ocurriendo en Lovetopía. La opinión general ha sido que Lovetopía resultaría ser una necedad cuyo final llegaría sólo. No obstante, ahora que resulta manifiesto que Lovetopía no ha fracasado, llega el momento de realizar un examen más objetivo de su experiencia. Si sus innovaciones sociales resultan ser absurdas e irresponsables, dejarán de constituir una tentación para los impresionables españoles. Por ejemplo, necesitamos enjuiciar la aseveración de que en Lovetopía se ha instaurado un régimen democrático digital permanente. Que sean los ciudadanos, y no los partidos políticos, los que deciden directamente sobre cualquier cuestión que afecta a sus estilos de vida resulta tan grotesco como poco operativo. Máxime cuando las exageraciones alcanzan extremos tan diversos como la simple construcción de un puente o la aprobación o derogación de una Ley como la del aborto. Si sus extrañas costumbres se revelan tan bárbaras como los rumores sugieren, le costará la indignación mundial. La promiscuidad sexual y el barbarismo medieval son rumores que llevan años escandalizando a los españoles. 39 En resumen, los políticos españoles podrán beneficiarse de saber dónde está la línea entre realidad y fantasía. Debemos enfrentarnos al reto lovetopiano desde la base de un sólido conocimiento. Necesitamos desterrar definitivamente la ignorancia, las informaciones de tercera mano y los rumores. Mi misión, durante las próximas seis semanas, será explorar la vida lovetopiana. Descubrir las realidades que subyacen a los rumores. Describir con detalle el funcionamiento de la sociedad. Documentar sus problemas y, cuando sea de justicia, reconocer sus logros. Mediante el conocimiento directo de la situación de nuestros antiguos ciudadanos, tal vez podamos reconstruir los lazos que les vincularon a la nación española y que tan tajantemente rechazaron. (Martes, 3 de mayo. Al anochecer) “Cuenca es una triste sombra de su pasado esplendor” dice la web del Ministerio del Interior. Pone que, a raíz de la secesión, se abandonó un megaproyecto turístico que se conocía como El Reino de Don Quijote. Aunque a mí me recuerda a otro Eurovegas, ese “megaproyecto turístico” que se acabó construyendo en 2019, después de muchos intentos frustrados. Hoy, por mucho que las autoridades insistan en llamarlo una “lucrativa ciudad del juego”, se sabe que es una ciudad sin ley diseñada para que alcohol, prostitución y drogas campen a sus anchas. La policía hace años que no se atreve a entrar y son las mafias, disfrazadas de seguridad privada, las que imponen su ley. Cuenca es una de las muchas ciudades y pueblos españoles abandonados. Apenas he visto gente y cuando lo hice me asusté y regresé al hotel. Si 40 es que se puede llamar así al hotelucho de carretera en el que estoy alojado, el único en toda la ciudad. Sólo he conseguido un par opiniones sobre Lovetopía. "Que cada uno viva como quiera", dijo un anciano, "si se puede llamar vivir a lo que se hace allí". El otro, un hombre joven que decía no haber trabajado nunca y vivir del paro, sonrió cuando escuchó mi pregunta. "Bueno", dijo, "conozco unos tipos que dicen haber ido. No es peligroso si conoces las montañas y sabes burlar las alambradas del ejército. La gente por allí es bastante amable, siempre y cuando no vayas con ideas preconcebidas en el coco. ¿Sabe una cosa? ¡Todas las chicas están abiertas a follar con desconocidos! Eso es lo que me han dicho mis amigos. ¡Y los hombres vigilan los bosques con arcos y flechas! Es para volverse loco, ¿no cree?". Me costó bastante encontrar a quien me quisiera llevar a la frontera. Nada de taxis. No queda ni uno entre tanta desolación y tantas ruinas. Convencí a un hombre que parecía haber pasado 20 años a la sombra. Tuve que pagarle un dineral en efectivo. Nada de recibos. Todo sea que me cueste pagarlo de mi bolsillo. Pero ya intentaré colarlo de alguna manera para que pague el periódico. ¡Ah, y qué pesado con que le diese mi palabra de que no publicaría su nombre ni la conversación que pudiéramos tener! A cambio, ni un simple gracias. Todo lo contrario. Muchas miradas siniestras y una sarta de amenazadoras observaciones. "¿Qué coño se le ha perdido por allí? ¿Es que está usted chalao? ¡Si no son más que una panda 41 de caníbales! ¡No saldrá entero de allí! ¡Ni yo tampoco como me descuide!". 42 03.- EL PASO DE LA FRONTERA LOVETOPIANA” A bordo del Sierra Express, Utiel Requena − Valencia, 4 de mayo de 2033. Por fin, he entrado en Lovetopía. Soy el primer español en visita oficial al nuevo país desde su Independencia hace 18 años. Mi AVE llegó hasta Cuenca. Aunque apenas se sabe, el gobierno lovetopiano ha prohibido que los vuelos comerciales crucen su territorio para evitar el ruido y la polución atmosférica. Los vuelos españoles con destino a Palma de Mallorca tienen que viajar vía Barcelona. E incluso los vuelos lovetopianos, aquéllos que van de Valencia a Asia o sobre el polo hacia Estados Unidos, se ven forzados a volar sobre el mar. A lo que habría que añadir que tienen que utilizar un remoto aeropuerto a 40 kilómetros de la ciudad. Mi única alternativa ha sido viajar en tren hasta Cuenca para llegar a Valencia también en tren. Pero como no existe un trayecto directo, he tenido que realizar un trasbordo en un taxi privado. El trayecto por carretera, desde Cuenca hasta la primera estación de ferrocarril lovetopiana en el extremo Oeste de su territorio, me ha permitido ver el abandono de las carreteras en esta parte de España. El asfalto apenas existe y los baches y las grietas impiden una conducción en línea recta. Varios puentes se presentaban derruidos. Y las antiguas señales son simples lienzos para las pintadas que te advierten de que abandonas la seguridad de España. Como curiosidad, he visto restos de algunas pintadas realizadas en paredes en los márgenes de 43 la carretera. Una de ellas decía “A besos entiendo, a veces no”. Otra decía “Lo importante es reír, y reír juntos”. Una tercera, escrita en mayúsculas y con acentos, a la antigua usanza, decía “LLEGUÉ HASTA AQUÍ POR QUERERTE”. Sin duda, estas pintadas deben ser realmente antiguas. Quizás algún tipo de declaración de amor que responde a esos clichés románticos que fueron moda entre las parejas, hace muchos años, en España. La frontera española está fuertemente vigilada por varias unidades del ejército. El puesto fronterizo, flanqueado con dos tanquetas, está situado en el antiguo viaducto de la autopista AP3, pasada la señalización de las ruinas de Minglanilla. Esta señal parece haber sido pintada y repintada mil veces. Presenta un baile de correcciones que ora te permite leer “Peligro, territorio hostil”, ora permite leer “Bienvenido a Lovetopía”. Las campañas que combatieron el gamberrismo urbano en las grandes ciudades españolas no parecen haber triunfado en el entorno rural. La presencia de armas entre los soldados es manifiesta. Tres vallas metálicas sucesivas de 6 metros de altura impiden cualquier intento de cruzar la frontera a pie. Las dos primeras vallas están separadas por un camino. El espacio entre la segunda y la tercera valla está claramente identificado como terreno minado. Una simple mirada a cada lado permite apreciar que las vallas siguen y siguen hasta escaparse del alcance de la vista. Cuatro soldados flanqueaban el taxi mientras un oficial cogió mi pasaporte y desapareció durante 10 minutos para recabar las oportunas autorizaciones de Madrid. Sobre el asfalto, una serie de bloques de hormigón crean 44 un pasillo en zig-zag por el que apenas cabe un coche. Al fondo, el puesto de control lovetopiano se vislumbra como un lugar remoto y abandonado. La frontera de Lovetopía, sin embargo, está señalada por una pintoresca valla de madera curtida a la intemperie. Cuando el taxi paró, no había nadie por los alrededores. El conductor tuvo que dirigirse a una pequeña caseta de piedra y hacer que los militares lovetopianos interrumpieran una animada conversación. Resultaron ser dos jóvenes con uniformes bastante mal planchados. Por las pintas, nadie afirmaría que fuesen militares profesionales. Pero sabían de mi llegada y examinaron mis documentos con el aire de la autoridad que conoce su oficio. Dejaron que el taxi pasara por la puerta sólo después de compartir que habían recibido una dispensa especial. Insistieron que era extraordinario permitir que un motor de combustión interna pudiera entrar en Lovetopía. "Está usted de suerte, el viento sopla del Este", dijo uno de ellos. "Si llega a ser del Oeste, tendríamos que haberle retenido un rato". Revisaron mi equipaje con curiosidad, demorándose en mi ordenador personal, al que miraron como si se tratase de una pieza de anticuario. Me permitieron quedarme con todo, excepto con las pastillas para dormir que me acompañan en todos mis viajes. "Puede que esto sea algo habitual en Madrid", dijeron, "pero en Lovetopía no están permitidas”. Al notar mi reacción de disgusto, uno de los guardas comentó sonriente que las lovetopianas son muy accesible para conversar, tanto de día como de noche. Me dio entonces un sobre a mi nombre. Dentro había un folleto con el título Bienvenido 45 a Lovetopía. Está bien impreso aunque tiene unos dibujos un tanto extraños. Resulta evidente que ha sido preparado, sobre todo, para turistas de América y Asia y que luego ha sido traducido al castellano. "Puede ayudarle a acostumbrarse", dijo el otro guarda con voz suave. "Entra usted en un país libre. ¡Puede relajarse!". "Amigo", contesté, "he estado en un montón de sitios más extraños que éste y me relajo siempre que me da la gana. Si ha terminado con mis papeles, seguiré mi viaje". Cerró con un golpe seco el pasaporte, pero no me lo entregó. "González", dijo mirándome a los ojos, "usted es periodista. Confiamos en que meditará cuidadosamente lo que cuenta mientras esté aquí. Si lo hace así, tal vez podrá emplear esa palabra, "amigo", con corazón. Nos gustaría que así fuera". Sonrió después calurosamente, hizo un gesto extraño golpeándose en el pecho y me extendió su mano. Para mi sorpresa, la estreché y sonreí a su vez. Sólo entonces me devolvió el pasaporte. Proseguimos en coche durante algo más de 20 minutos, ya en territorio de Lovetopía. Me entretuve leyendo el folleto que me acababan de entregar. Me sorprendí al reconocerme viendo, por primera vez, un mapa de la península ibérica en el que los territorios de Lovetopía están identificados con un color púrpura. Aparecen claramente separados del resto del territorio Español. Además, están ampliados como por un zoom. El mapa aparenta una frontera que bien podría confundir a un tercero. Alguien ajeno a la geografía de España pudiera pensar que existe una gran montaña que separa ambos países. 46 En la parte de atrás del folleto, aparece el siguiente texto (escrito en inglés) a modo de bienvenida: “IN THIS LAND, WE ARE REAL, WE MAKE MISTAKES, WE SAY I’M SORRY, WE GIVE SECOND CHANCES, WE HAVE FUN, WE GIVE HUGS, WE FORGIVE, WE ARE REALLY LOUD, WE ARE PATIENT, WE LOVE.” Según pone en el folleto, este texto es el final del “discurso de la Independencia de Lovetopía” leído por Eva Oltra en Valencia, el 15 de Mayo de 2015. Aunque es bien conocido que Eva Oltra fue la primera Presidente de Lovetopía, nada se sabe en España de este discurso. En las próximas semanas, intentaré acceder a una copia para ofrecerlo a los lectores. La estación de ferrocarril lovetopiana resultó ser la antigua estación de Utiel-Requena. Pero el edificio es un lugar muy rústico, hecho de enormes maderos. Nada que ver con aquella modernista estación del AVE que los políticos españoles inauguraran en 2010 cuando se abrió la línea de alta velocidad entre Madrid y Valencia. El actual edificio de la estación podría pasar en España por un descomunal chalet de esquí. Tenía, incluso, chimeneas en las salas de espera. Hice un inventario de las instalaciones. Por un lado, una especie de restaurante y un inmenso 47 salón. En un lateral, junto a un enorme ventanal con unas vistas inmensas, una tarima de música. En su conjunto, el lugar aparenta una gran sala de conciertos y bailes. Una gran puerta conduce a una salita pequeña y tranquila, con sillones de cuero y un montón de lectores de libros electrónicos. Estos lectores son de formas y tamaños muy diversos y están esparcidos por mesas y estanterías. También había algún viejo libro de papel. Sin duda, una fortuna descuidada que haría las delicias de los anticuarios españoles. Los trenes tienen sólo dos o tres vagones. Pasan cada hora y entran en el sótano de la estación. En épocas de frío o viento, unas gigantescas puertas los protegen y se cierran tras ellos. Es evidente que la estación está especialmente preparada para aficionados al senderismo y al montañismo. Vi percheros y armarios para guardar mochilas, tiendas de campaña y equipaje de alta montaña. En un panel digital bien elegante, con profusión de fotografías, pude apreciar que multitud de líneas de microbús conducen desde la estación hacia las ciudades vecinas, pequeñas poblaciones y remotos lugares que parecen refugios de montaña. Subí al tren. Aunque más que un tren, parecía un avión sin alas. Al principio creí que me había metido en un vagón a medio acabar. ¡No había asientos! El suelo estaba cubierto con una gruesa y mullida alfombra. Tabiques que no llegan más que a la altura de la rodilla dividen el espacio en compartimentos. Unos pocos pasajeros yacían repantingados en cojines, caóticamente desparramados por el espacio del vagón. Su aspecto es el de grandes sacos de cuero. 48 Un hombre mayor había tomado una manta de un montón apilado en un extremo del coche. Cuando me di cuenta, estaba echando una siesta. Algunos viajeros, dándose cuenta de que era español y andaba confuso, me mostraron donde dejar mi maleta de viaje. Señalaron hacia el vagón contiguo diciéndome que podría pedirle una bebida a la azafata. Me acerqué para comprar una Coca-Cola. La azafata me sonrió con amabilidad mientras me decía que los refrescos azucarados estaban prohibidos en el país por sus efectos negativos contra la salud. Mi comentario de desagrado no afectó nuestra breve conversación y me ofreció, sonriente, una amplia variedad de infusiones y zumos naturales. Elegí zumo de naranjas valencianas y tomé asiento en uno de los almohadones para disfrutar de la magnífica vista. Los grandes ventanales llegan hasta una altura de unos 15 centímetros del suelo. El primer sorbo que le di al zumo me resultó de una intensidad de sabor y una frescura inenarrable. Caí brevemente en una ensoñación sobre los preparados que tomaba de niño. Mis compañeros de vagón encendieron unos cigarrillos que, por el olor, me resultaron irreconocibles. Pregunté y me dijeron que era una variedad local de marihuana. Me sorprendí diciéndoles que un comportamiento así sería inmediatamente reprimido en España y que supondría grandes multas. E incluso penas de prisión. Se rieron de mi comentario y comenzaron a pasarse los cigarrillos de unos a otros. Cuando llegó mi turno, me negué a participar en un vicio tan reprobable. Sin embargo, pronto se mostraron muy locuaces y empezamos a conversar amigablemente. 49 Su amor por la naturaleza ha llevado a los lovetopianos al extremo de introducirla incluso dentro de los trenes. Están repletos de helechos colgantes y de pequeñas plantas que no pude identificar. Mis compañeros, sin embargo, enumeraron sus nombres botánicos sin ninguna vacilación. No parecían preocupados por las hojas y los pétalos que ensuciaban el espacio. En un extremo del vagón, había cubos de reciclaje. Cada uno mostraba discretamente una letra –M, V y P. Pude observar durante el trayecto que todos, sin excepción, depositaban los desechos de metal, vidrio o papel en el cubo correspondiente. Incluso se entretenían y recogían los deshechos de las plantas. El que lo hicieran sin pereza o resistencia alguna, como habría ocurrido con cualquier español, fue mi primera introducción a las espontáneas prácticas de los lovetopianos. Creo decir bien si afirmo que se muestran muy orgullosos de su tradición de reciclaje. Los trenes lovetopianos arrancan con absoluto sigilo. Prácticamente no sientes el más mínimo movimiento. No hay ruido de ruedas, ni silbidos, ni vibraciones. Operan por propulsión y suspensión magnética. Sólo se escucha la charla de la gente o el tintineo de tazas y platos. Algunos pasajeros agitaban sus manos a los amigos que estaban en el andén. En un instante, el tren está, literalmente, volando sobre la tierra. De hecho, se eleva unos cuantos centímetros sobre unos raíles en forma de T. Mis compañeros de viaje me contaron algo sobre el origen de estos trenes. Al parecer, la fábrica de Ford en Almussafes estaba tambaleándose cuando ocurrió la Independencia. Todavía sufría los 50 efectos de la gran crisis económica y financiera que arrancó en 2007 con el gobierno de Zapatero. “El gobierno lovetopiano se aprovechó temporalmente de las enormes instalaciones de la factoría de Almussafes para construir el nuevo circuito nacional de trenes”, dijo apasionadamente uno de mis acompañantes. “Y esto a pesar de que nuestra política económica a largo plazo abogaba por la descentralización de la producción en cada pueblo y región”, matizó acto seguido. Aunque los alemanes y los japoneses lideraban los trenes de suspensión magnética, Almussafes comenzó la producción con diseños propios sólo un año después de la proclamación de la Independencia. Cuando pregunté cómo se había financiado el enorme coste del sistema, mis compañeros comenzaron a reír. “El coste de la línea completa de Peñíscola (Castellón) hasta Jerez de la Frontera (Cádiz) ha sido aproximadamente la décima parte que el coste que declaró el gobierno español en su época para la línea Madrid-Valencia. Un coste realmente bajo si se tiene en cuenta que la distancia es el doble”, afirmó uno de ellos fanfarronamente. “El coste social de nuestros trenes, por persona y kilómetro, es muchísimo menor que el de los AVE españoles o el transporte aéreo”. El folleto dice que los trenes viajan normalmente a 400 kilómetros por hora, en llano. El trayecto más largo en Lovetopía es de 2 horas, desde Castellón a Cádiz. El paisaje se puede contemplar perfectamente a esta velocidad. Según los paneles digitales presentes en la cabecera del vagón, alcanzamos los 400 km/h después de sólo 3 minutos de subida por la formidable pendiente del puerto de Contreras. 51 Hicimos una parada en Siete Aguas. Allí recogimos a unos cuantos senderistas. Era un grupo alegre, no distinto de los españoles cuando salen de fiesta y se toman unas copas, pero diferente porque es de día y visten atuendos un tanto viejos. Se veían raídos chaquetones de piel francamente antiguos. Llevaban mochilas hechas en casa y primitivos palos de caminar. Eran como bastones largos, delgados, con endebles correas. Estaban decorados profusamente, con muescas bien talladas que parecían hechas con navajas y le daban un aire preindustrial. En la estación, uno de los viajeros gritó que había visto una liebre y dos cervatillos en una arboleda. Posteriormente, unos conejos fueron causa de gran alboroto en todo el vagón. El tren descendió vertiginosamente hacia la población de Buñol. Supe que han recuperado la famosa fiesta de la tomatina. Después de la Independencia, revocaron los límites de afluencia que impuso el gobierno español. Dejamos atrás, a toda velocidad, algún que otro río. En apenas unos minutos llegamos a Chiva. Una vez alcanzamos el valle, el paisaje dejó de parecerme interesante. Pero mis compañeros continuaban fascinados. Señalaban con admiración los cambios en campos y bosques. Quizás resulte llamativo que destacaban las diferencias estacionales desde la llegada de la primavera. “Aquella arboleda de moreras estaba totalmente desnuda hace unos meses y, fíjate ahora, qué hermosas copas”, escuché de boca de uno de los viajeros más jóvenes. “¡Y cuántos pájaros y flores! ¡Bendita primavera!”. En todo momento, un tablero digital presenta el esquema de una compleja red de conexiones de 52 trenes y autobuses, con sus rutas y sus horas de salida. Me alegró comprobar que no nos deteníamos más de 60 segundos en cada parada. Sin embargo, la gente subía y descendía sosegadamente. Incluso cuando utilizaron un curioso sistema de asistencia para personas en sillas de ruedas. Las personas se mueven lentas, con una típica calma que parece de lo más habitual en Lovetopía. Nos precipitamos a través de una serie de túneles que penetran por verdes y suaves colinas cubiertas de hierba. Entramos en la zona que rodea la ciudad de Valencia. Se veían más casas, aunque todavía bastante dispersas. Muchas parecían ser granjas. Las huertas, campos y cercas presentan un aspecto sano y sorprendentemente bien cuidado, más incluso que en la campiña francesa y en Suiza. Aun así, nada que ver con nuestros modernos adosados del extrarradio de Madrid, como en Pozuelo o Rivas-Vaciamadrid. Madrid, la gran urbe española que pronto rebasará los 20 millones de habitantes y concentrará más de la mitad de la población de España, sería la envidia de los lovetopianos. ¡Qué pobres y sucias resultan en comparación sus casas! Definitivamente, debe haber carestía de pintura. Construyen con piedra, adobe, paja y madera curada. Me quedo con la impresión de que construyen con todo lo que cae en sus manos. Carecen de ese sentido de la estética que recomienda cubrir los materiales con una capa de pintura. Por lo visto, prefieren revestir sus casas con parras y arbustos antes que pintarlas. Los tejados, sin excepción, presentan un híbrido entre tejas y cristales de apariencia rara. Cuando pregunté, me indicaron que eran placas de energía solar de producción lovetopiana. 53 La visión que presencié, de alguna manera surrealista, me transportó a un paisaje actualizado, ciertamente modernista, de aquel pueblo de los hobbits que tan atractivamente reconstruyen las películas de El Señor de los Anillos. Aun así, el paisaje me llevó a una tristeza que aumentaba a medida que lo hacía su aparente aislamiento. Las carreteras son estrechas y tortuosas. Los árboles están situados peligrosamente cerca del asfalto. A penas algo de tráfico. Ni un cartel publicitario. Ni un poster eléctrico o telefónico. Ni una estación de gasolina. No creo que resulte agradable verse sorprendido por la noche en un paraje semejante. (Miércoles, 4 de mayo) Me esperan, no cabe duda. El soldado de la frontera me entregó un sobre a mi nombre. Dentro, un folleto, la dirección del hotel y una nota manuscrita en la que me comunican una primera cita oficial. También había dinero. ¡Vaya carcajada he soltado cuando vi los billetes! Mis primeros “cors”. Son realmente graciosos. Están repletos de corazones y todos incluyen algún escrito a modo de grafiti. Me recordaron las pintadas de la carretera en España. El billete de cinco cors es de un tono azulado, como el nuestro; el grafiti que aparece dice “¡Que la curiosidad sea más grande que el miedo!”. En el billete de diez, de tono color teja, se ve un muro en ruinas pintado con un gracioso “Te espero en páginas no escritas”. El billete de veinte es de color púrpura y el grafiti dice “Algunas palabras abren heridas, otras caminos”. Por último, el billete de cincuenta es de color verde y pone “Creo en el amor a primera risa”. Los 54 diseños, siempre de grafitis, se completan con vegetación abundante, paisajes, animales y plantas maravillosas. Nada de retratos de celebridades ni firmas de banqueros ilustres. Muchos de los lovetopianos parecen salidos de las viejas películas de indios y vaqueros del Oeste americano. Quizás también aparenten modernos caracteres de Dickens. Sus vestimentas resultan extrañas. Se ven sombreros, chaquetas, chalecos, faldas largas, polainas y mallas, pero sin el aspecto sórdido de los hippies de los años sesenta. Llevan ornamentaciones y decorados muy pintorescos, hechos con conchas y plumas o con telas de parches. El tejido debe escasear terriblemente si llegan a tales extremos de reutilización. Sus modales son inquietantes. Las mujeres me miran fijamente a los ojos. Me siento obligado a apartar la vista. Se muestran desenvueltas y lúdicas. No diferencian en su trato con los hombres. Parece que siempre están en el juego de la seducción. Actúan sin prisas, como si dispusieran de un tiempo inagotable para charlar y conocerse. Entre ellos, se besan, se abrazan y se tocan las manos con facilidad. Utilizan un saludo preliminar que no acabo de entender. Se dan un golpe seco en el pecho a la altura del esternón y abren la mano hacia la persona que saludan. Luego pasan a los abrazos y los besos ¿Será un gesto primitivo de bravuconería? He fumado marihuana por primera vez desde mis años de adolescente. Al principio, aunque me sentí tentado, lo rechacé. Pero luego me pareció un buen gesto de acercamiento y di varias caladas. ¡Qué bien me sienta la marihuana! El viaje me ha 55 resultado agradable y divertido, sobre todo divertido. Mentiría si no reconociese que se me ha pasado por la cabeza comprar una pequeña bolsa y llevármela conmigo a España. Nadie se atreverá a inspeccionarme en la frontera a mi regreso. Pero ahora que se me han pasado los efectos, la culpa me ha invadido y me siento fatal. Espero no caer otra vez en la tentación. ¡Malditos lovetopianos! (¿O quise escribir “benditos”?) No sé si es por los efectos de la marihuana, pero creo que los lovetopianos son unos fanfarrones presuntuosos. A la mínima, rellenan las conversaciones con todo tipo de cifras y razonamientos económicos que escapan del entender de cualquier ciudadano. Reconozco que me irrita esta prepotencia y me siento fuera de juego. La paz del trayecto en tren fue rota, en algunas ocasiones, por discusiones e insultos a voz en grito. Me sobresalté repetidas veces. La mujer que estaba a mi lado me puso la mano en la pierna, a la altura de la rodilla, como para contenerme. ¡Y lo curioso es que entre tanto alboroto, incluso llegué a tener una erección! Las personas tienen una insolente curiosidad que a menudo acaba en altercados. Es como si hubieran perdido el sentido del anonimato que nos permite vivir juntos en grandes números. Pero de momento, no han llegado a los puños. Puede que haya algún loco peligroso entre tanta gente. Sólo esperó ser capaz de preservar mi propia entereza y contenerme ante tanta violencia gratuita. No puedes, por ejemplo, dirigirte a los trabajadores lovetopianos con normalidad. El hombre que despachaba los billetes del tren me preguntó que si acaso pensaba que era una máquina de vender billetes. Yo he hablado de manera 56 habitual. Pero él no toleró mi tono de voz y me acusó de indiferencia. De hecho, temí quedarme sin billete. ¡Me pidió que le tratase como a una auténtica persona! ¡Cómo sino lo estuviese haciendo! Lo peor es que insistía en hablar conmigo. Hacía preguntas y comentarios, esperando una respuesta sincera, con descarada paciencia, mirándome directamente a los ojos. 57 04.- VALENCIA, CAPITAL DE LOVETOPÍA Valencia, 5 de mayo de 2033. Cuando llegué a la estación del tren, apenas sabía lo que esperar de esta ciudad. Valencia, en una época, se vanagloriaba de haber ocupado un lugar entre las grandes ciudades del mundo. Fue conocida en su tiempo como "la ciudad de los grandes eventos" por haber albergado la America’s Cup de vela, el Gran Premio de Europa de Formula I, la visita del Papa y el Open 500 de Tenis. En la época española, Valencia ejerció una poderosa atracción sobre los turistas. Los españoles de mayor edad aún recordaran sus encantadoras playas y calles, sus puentes espectaculares y su pintoresco jardín urbano en el antiguo cauce del Turia. Sus habitantes eran sofisticados pero relajados. La ciudad atraía a multitud de visitantes que regresaban una y otra vez. ¿Me encontraría con que todavía mantiene su reputación de ciudad moderna y civilizada? Dejé mi equipaje en consigna y salí a explorar. Recibí el primer sobresalto en el momento de pisar la calle. Un extraño silencio lo impregnaba todo. Esperaba encontrarme con algo parecido a la apasionante animación de nuestras mega ciudades. Escuchar los pitidos de los coches. Ver taxis a toda velocidad. Encontrarme con coágulos de gente empujándose a trompicones en la vorágine de la vida urbana. Disfrutar de esa decoración tan espectacular como son las grandes pantallas de vídeo con publicidad de las multinacionales. Lo que vi, al recobrarme poco a poco de mi sorpresa, estaba totalmente fuera de las 58 expectativas de cualquier español. La calle Xátiva y la calle Colón, el gran boulevard que atraviesa el corazón de la ciudad para desembocar en ambos extremos en el antiguo cauce del Turia, se ha convertido en un gran paseo con miles de árboles frutales. La calzada, por la que discurren taxis eléctricos, microbuses y algunas furgonetas de reparto, ha quedado reducida a un par de simples veredas. El espacio restante, enorme, lo ocupan caminos de bicicletas, fuentes, esculturas, kioscos y absurdas huertas con diminutas verjas a su alrededor. La quietud es casi siniestra, sólo interrumpida por los chirridos de las bicis y los gritos de los niños. Hasta se escucha, ocasionalmente, el canto de algún pájaro. Aunque reconozco que esto resultará increíble para quienes frecuenten la arteria principal de una gran capital llena de gente. Hay unos gigantescos pabellones de techo cónico diseminados por doquier. Son kioscos con periódicos, comics y revistas. Pero, sobre todo, ofrecen multitud de zumos de frutas, infusiones exóticas y bocadillos de un extraño pan oscurecido. Estos pabellones también son las paradas del circuito de microbuses. La gente espera allí al resguardo del sol y, es de suponer, también de la lluvia. Los microbuses son unos armatostes muy cómicos. Funcionan con baterías eléctricas. Su aspecto es parecido al de los antiguos tranvías. No llevan conductor. Son dirigidos y controlados digitalmente. Un radar de proximidad bloquea el vehículo si alguien se cruza. El suelo no está más que a unos centímetros de la calle, como aquellos vehículos adaptados para minusválidos que existían en España. Me dijeron que son así “para que los 59 viajeros, sea cual sea su condición, puedan subir y bajar fácilmente durante los 15 segundos de parada”. Los asientos están colocados en fila y miran hacia el exterior. También hay algunos asideros que penden del techo. Estos microbuses no van a más de 15 kilómetros por hora. Pasan cada cinco minutos y son gratuitos. Pregunté a un viajero por qué no cuestan nada. Me dijo que “los microbuses se pagan, al igual que las calles, por medio de impuestos generales”. Añadió, sonriendo, que “llevar un cobrador en cada uno de ellos costaría más que lo que los propios billetes recaudarían”. Como muchos de los lovetopianos, tenía cierta tendencia a charlar y me explicó con todo detalle las ventajas económicas de este sistema. Casi me pareció que estaba intentando vendérmelo. Quizás se juzgue mejor la atmósfera bucólica de la nueva Valencia recordando los cuadros de Joaquín Sorolla. La luz que impregna la ciudad es endemoniadamente deslumbrante. Los colores aparentan vivos e intensos. Incluso el cielo se presenta de un azul perfecto, limpio de las marcas habituales que la aviación comercial deja en nuestras ciudades. También ayudará saber que la calle Colón y muchas otras calles están, en la actualidad, surcadas por pequeños riachuelos. Como es habitual en nuestras ciudades, anteriormente y a costa de grandes gastos, eran desviados por conductos subterráneos para facilitar el tránsito de coches. Los lovetopianos se han dedicado a sacarlos de nuevo a la superficie. Las avenidas presentan unas encantadoras y diminutas cascadas, con el agua gorgoteando y salpicando. Pero resulta fácil reconocer que este paisaje corresponde más a uno 60 de nuestros parques naturales y es ciertamente extraño para una gran ciudad. Las calles están repletas de canales rodeados de rocas y árboles, bambúes y helechos. Vi incluso pececillos. No consigo adivinar cómo se las arreglan para mantenerlos a salvo de tanto niño y tanto gato como aprecié merodeando por el lugar. La política de sanciones y multas debe ser extremadamente dura, aunque ninguna señal lo indique y no se vea policía vigilando los espacios públicos. Las calles están llenas de gente a pesar de la calma reinante. Pero nunca con la densidad con que lo están en Madrid. Parte del tráfico viandante ha sido desplazado a unas diáfanas pasarelas que conectan los últimos pisos de unos edificios con otros. A veces, estas pasarelas están situadas a 15 o 20 pisos de altura. Prácticamente todo el espacio de la calle es peatonal. Nadie da importancia a los estorbos o a los pequeños socavones que se han ido formando en el pavimento. En muchos de ellos, han plantado flores, generando una confusión tal que provoca una desorientación fácil. Me crucé con un grupo de músicos callejeros que tocaban a Bach con un clavicémbalo y otra media docena de instrumentos. Se ven vendedores de comida empujando carros de alegres colores. Ofrecen bocadillos calientes, castañas, helados y horchata de chufa, la tradicional bebida de Valencia. En una ocasión, incluso vi malabaristas y un grupo de prestidigitadores actuando para un enjambre de niños. Parecía una escena de alguna película medieval, aunque extraña. Uno de los malabaristas se movía alegremente entre la gente haciendo piruetas en una extraña silla de ruedas. 61 Hay también paseantes y holgazanes, tipos con aire despistado en medio de las calles. Son gente sin ocupación aparente que toma los espacios públicos como una prolongación de su sala de estar. No obstante, a pesar del alto número de estas personas sin ocupación aparente, las calles de Lovetopía parecen ridículamente desprovistas de seguridad. No hay puertas blindadas ni porteros, vigilantes privados u otras medidas contra el crimen. Y nadie aparenta sentir esa necesidad nuestra de utilizar los automóviles como coraza de protección para desplazarse de un sitio a otro. Los trajes lovetopianos tienden a ser holgados y de colores luminosos. Creo que intentan compensar su falta de estilo y corte. El hombre lovetopiano típico lleva pantalones de un material que recuerda el algodón y con corte vaquero. Nada de trajes y corbatas. Sólo pantalón y camiseta. A veces, la acompañan con camisas, jerséis, ponchos o chaquetas. Quizás porque el frío no es habitual, las sandalias son algo normal en ambos sexos. Las mujeres, a menudo, llevan también pantalones. Pero son mucho más corrientes las faldas sueltas y anchas al estilo gitano, con prendas bien ajustadas al torso. Muestran unas curvas que las hacen especialmente atractivas. Sus melenas y la tez de su piel en rostro y brazos aparentan sanas y jóvenes. Resultaría imposible apreciar su edad sino fuese por las canas que lucen sin pudor. El cuero y las pieles son, por lo visto, materiales habituales. Se utilizan en bolsos y carteras. Y para parches en pantalones y cazadoras. Los niños visten versiones en miniatura de los trajes de los mayores. No parece que existan ropas especiales para ellos. Resulta extraño, 62 incluso inquietante, su manera de cogerse de la mano, abrazarse mientras caminan o tocarse mientras hablan. Sonríen y ríen con una espontaneidad dantesca. Es como si viviesen en la burla permanente. O como si adoptasen un comportamiento festivo en cualquier lugar y a cualquier hora. Pude ver varias parejas bailando agarradas, algunas de tercera edad, delante de un grupo de músicos callejeros a plena luz del día. Los lovetopianos, cuando se desplazan a más de una o dos manzanas, cogen unas bicicletas pintadas de blanco. Las hay por centenas en todas las calles. Su uso también es gratuito. Como por el día se dispersan a lo largo y ancho de la ciudad, durante la noche unos equipos especiales las devuelven a los lugares en que serán necesarias al día siguiente. Comenté con un amable viandante, con manifiesto sarcasmo, que este sistema debía ser una delicia para los ladrones y los gamberros. Sin embargo, lo negó con vehemencia. Me dio como argumento “que resulta más barato perder unas cuantas bicicletas que poner más taxis o microbuses”. Añadió que “todo el tráfico de bicicletas está controlado digitalmente, a través de un mecanismo de geoposicionamiento al que acceden los usuarios a través de sus móviles”. Esta gente, según voy descubriendo, te suelta cifras con una ligereza desconcertante. Tiene una forma de introducir los “costes sociales” en sus cálculos que denota una cierta dosis de conjetura y de imaginación. Sería interesante confrontar semejantes informaciones con algunos de los expertos de nuestra industria del automóvil o de las autopistas. ¡Quiénes, por supuesto, se quedarían horrorizados por la abolición de los coches en Lovetopía! 63 Destaco el hecho de que todos los barrios están curiosamente superpoblados de niños y padres. No hay diferencias entre el centro de la ciudad y la periferia. Formulé algunas preguntas al respecto a varios transeúntes. Me contestaron con una paciencia sorprendente. He descubierto uno de los hechos más llamativos de Lovetopía. ¡Los gigantescos edificios del centro de la ciudad y del extrarradio han sido convertidos en apartamentos! Y esta afirmación, por escandalosa y atrevida como pueda resultar, incluye los rascacielos que fueron sede de importantes empresas. Tendré que hacer más averiguaciones para estar seguro, pero me contaron que la distribución urbana entre áreas comerciales especializadas y zonas residenciales aisladas fue abandonada hace mucho tiempo. Muchos edificios de viviendas de construcción barata fueron demolidos después de despojarlos de cables, cristales y accesorios. Mis informadores se refirieron a estos extintos edificios residenciales despectivamente como “latas de sardinas”. Sus residentes habitan ahora en edificios nuevos o reformados en los que también hay guarderías, fruterías y restaurantes. Además, estos comercios alternan con oficinas privadas y lo que denominan “espacios de coworking”. Son algo así como oficinas abiertas donde cualquiera encuentra lo necesario para trabajar. En los mismos edificios, hay grandes espacios presentados como centros culturales y multitud de tiendas que ofrecen productos y servicios de lo más variado y exótico. Aunque las calles de Lovetopía todavía conservan cierto aire español, resulta extremadamente difícil identificar las cosas. Las fachadas de los 64 edificios están cubiertas con enredaderas, parras y plantas de todo tipo. Incluso se ven árboles y una especie de césped en las partes más altas. Sólo se permite poner rótulos, de tamaño pequeño, sobre las puertas. Los letreros de las calles son escasos y difíciles de divisar. Suelen estar colocados en las esquinas. Junto a cada letrero, siempre hay un pequeño código digital que los lovetopianos leen utilizando sus pequeños teléfonos móviles. Esta costumbre, por moderna que parezca, se entiende mejor cuando uno descubre que casi todas las antiguas plazas, avenidas y calles han sido renombradas. Así, por ejemplo, la calle Colón se llama “Calle de No Llores si me Amas”, en referencia a un poema de San Agustín. La antigua plaza del Ayuntamiento se llama “Plaza del 15 de Mayo”, sin duda, una muestra de su rebeldía ante España. Y la calle Xátiva la han renombrado como “Calle de Boabdil, el que Llora como una mujer lo que no supo defender como hombre”. Con estas nuevas y largas denominaciones, no es de extrañar que necesiten de la asistencia de sus teléfonos móviles para saber dónde se encuentran en cada momento. A pesar de la dificultad, localicé el pequeño hotel que me habían recomendado. En la nota que recibí, lo describían como “apropiado para españoles”, añadiendo que me introduciría "con cierto regusto a la forma de vida lovetopiana". La recomendación incluye una descripción de este hotel como un hotel de carácter familiar y grande, aunque esto debe ser un error. Sólo cuenta con ocho habitaciones. Añadían, como si de una característica del hotel se tratase, que “le 65 permitirá conocer a otros huéspedes con facilidad”. En mi paseo por las calles de Valencia, no pude identificar ningún gran hotel de los de verdad. Seguramente, el turismo desapareció después de la secesión y los grandes establecimientos hoteleros cerraron. Sin embargo, he escuchado gente extranjera hablando en inglés, francés y alemán. También vi jóvenes arrastrando las típicas maletas diseñadas para las cabinas de los aviones. E incluso me crucé con un grupo de personas paseando con mochilas que, sin duda, eran de origen asiático. Como todo aquí, mi habitación está llena de contradicciones. Es cómoda. Tal vez un poco pasada de moda para nuestro gusto. La cama es atroz. No tiene somier. Es simplemente un trozo de goma espuma sobre una tabla. La colcha, sin embargo, es muy lujosa. La pared está decorada con cuadros y telas que responden a una moda diferente. Quizás de tipo indio. Muestra la figura de un hombre elefante con las piernas cruzadas y los brazos en alto. Hay una gran mesa de trabajo equipada con una tetera y un enorme exprimidor de zumos. A su lado, una caja repleta de hierbas e infusiones y una enorme cesta con frutas de lo más exóticas. La superficie de la mesa es lisa, de madera vista, con unas manchas extrañas. Encontré una tablet grande y lustrosa sobre la mesa. Mi primera reacción fue pensar que el huésped anterior la había olvidado. Pero pregunté y me dijeron que no, que era parte del equipamiento estándar de la habitación. A pesar de su aversión por muchos de los inventos modernos, los lovetopianos disponen de algunos gadgets tecnológicos bastante llamativos. La tablet tiene 66 dos piezas que se enganchan con suavidad en las esquinas pero que muestran una uniformidad sorprendentemente sólida. Es como si acoplásemos magnéticamente un teléfono inteligente y una de nuestras tablets para componer un dispositivo de apariencia muy vanguardista. Con facilidad, he identificado una aplicación de videoconferencia. Ha arrancado sola al escuchar mi voz. Hasta que descubrí que era la tablet, pensé que alguien más estaba en la habitación y me hablaba. Sincronizó, sin cable alguno, automáticamente, con una pantalla mayor que está colgada en la pared. Este segundo aparato recuerda a nuestras televisiones, aunque no hay mando a distancia. He sido capaz de utilizar todo el sistema sin explicación alguna. Mi primera impresión es que son muy fáciles de utilizar y dan una mejor calidad de imagen y sonido que las nuestras. El wáter tiene la cisterna colocada encima, en la pared, como los que se usaban en España. Funciona tirando de una cadena mediante un curioso mango de color blanco, tallado con la forma del cuerpo de una mujer desnuda. El papel higiénico es de lo más áspero y ordinario. Parece una abominación ecológica. La bañera, sin embargo, tiene un tamaño y una profundidad poco corrientes. La madera es ligeramente aromática. Su apariencia es la de una bañera de lujo en una vieja película ambientada en Japón. El baño está repleto de velas y cirios. Deben de ser frecuentes los cortes de suministro eléctrico sin previo aviso. Utilicé la tablet para confirmar la visita que me han concertado con la Ministro de Alimentación. Debo desplazarme hasta Murcia. Curiosamente, el Parlamento Nacional y el Ministerio de Presidencia 67 son los únicos edificios gubernamentales localizados en la capital. El resto de Ministerios y grandes instituciones públicas están distribuidos a lo largo y ancho de las ciudades de Lovetopía. Sólo espero que el transporte interior no sea muy caro. Aunque me gustaría elegir mi propia agenda, está claro que han decidido que comience mi investigación por los pretendidos ecosistemas estables lovetopianos. La controversia que han generado bien merece nuestra atención. (Jueves, 5 de mayo) La impresión que arrastro me lleva a pensar que en algunos aspectos han retrocedido a la edad media. A primera hora de la noche, vi a un grupo de cazadores bajar de un microbús. Iban armados con extraños arcos y flechas. Portaban un bulto enorme. Me acerqué y descubrí que era un ciervo recién cazado. Lo sujetaban dos de ellos suspendido de un largo palo. Comenzaron a andar calle arriba. Me armé de valor y les seguí. Un gran perro cazador les acompañaba. Es el primer perro que veo en Lovetopía, donde por lo visto se deja a los animales en la mayor libertad posible. Las personas no parecen sentir la imperiosa necesidad de su compañía, aunque se ven muchos más animales que en nuestras ciudades. Una multitud se congregó para contemplar a los cazadores. Los chiquillos daban vueltas alrededor. Mostraban gran excitación. Pararon para descansar y les alcancé. Quizás, pararon para que la gente admirara la pieza. La fanfarronería de los lovetopianos no debe limitarse a esa prepotencia con la que se inventan cifras y datos de todo tipo. Los ojos de uno de ellos se cruzaron con los 68 míos y debió advertir mi disgusto. Frotó su mano en la sangre húmeda de la herida del ciervo y me pasó el dedo por la mejilla, como implicándome en la caza. Sorprendido por su atrevimiento, me limpié de un manotazo la cara y di un salto hacia atrás. La gente rompió a reír con tanto escándalo que me sentí muy incómodo. Más tarde, escuché que habían estado cazando en las afueras de la ciudad. Al parecer, los ciervos son numerosos en el extrarradio y a veces se les ve en los parques y bosques urbanos. Los cazadores tenían un aspecto algo salvaje. Llevaban largos cuchillos y lucían barbas y trajes rústicos. Pero todo indicaba que no eran más que unos ciudadanos normales de cacería. El ciervo sería descuartizado y su carne dividida. La caza pasa por ser un importante proveedor de carne en la dieta lovetopiana. ¡Una anciana me dijo que está muy bien considerada por sus cualidades "espirituales"! Todavía no sé si tales prácticas responden a la escasez o si es el resultado de una deliberada política de regresión. Pero esta escena, en la oscuridad creciente, resultaba bastante macabra. La mayoría de las calles lovetopianas están muy oscuras por la noche. Pude apreciar la escena con cierta claridad por las antorchas que encendieron algunos de los hombres y por el destello luminoso de la luna. ¿Era luna llena o luna nueva? ¡Ya ni recuerdo los nombres de las fases lunares! Me resulta obvio que su política energética les ha llevado a restringir al límite la iluminación nocturna. Me pregunto por qué tanta oscuridad no conduce al desbordamiento de crímenes que suscitaría entre nosotros. He preguntado a algunas personas si se 69 sienten seguras por la noche y me han contestado con un "sí" seco. Uno de esos “sí” que no esconden ningún tipo de vacilación. Alegan que ven perfectamente y cambian de conversación hacia derroteros que considero intranscendentes. Es como si quisiesen obviar mi pregunta. Que si los faros de las bicicletas oscilan en la noche como luciérnagas. Que si resulta agradable contemplar las estrellas desde la ciudad. ¡Gracias a Dios que no hay coches! ¡Las tasas de accidentes serían espectaculares! Sigo perplejo ante sus inquietantes modales. En las calles paso momentos electrizantes cuando las mujeres me miran fijamente a los ojos. Hasta ahora he apartado la vista. Me pregunto qué pasaría si la mantuviera. La gente es en exceso alegre y cercana en su trato con los demás. Su zona de confort parece no existir. Se tocan con facilidad en las manos, los brazos y los hombros. A veces, incluso con caricias en la cara. Actúan como si dispusieran de un tiempo inagotable para explorar cualquier posibilidad nueva. No existe ese miedo, esa amenaza latente de violencia criminal que impregna nuestros lugares públicos. Anoche tuve un pequeño problema con la doncella, que resultó ser la hija de los propietarios del hotel. Me explicaba que hay ciertas cosas que no se pueden permitir. Cogí unas flores de la calle y las puse en mi habitación. Por lo visto, los lovetopianos no arrancan las flores porque prefieren disfrutar de ellas donde crecen. La chica me habló con muchísima amabilidad, mirándome directamente a los ojos. Trajo varias macetas con flores y las dejó junto a la cama. Tiene unos ojos verdes preciosos. La situación me confundió. Creí 70 que se me estaba "ofreciendo". Sin embargo, me paró en seco al primer intento. ¿Cómo puede ser que su simple presencia me la ponga tiesa? (No, lo que pasa es que siento unos deseos enormes de acostarme con Ruth un par de buenos ratos). Me gusta vestir bien, pero mi ropa de la Gran Vía madrileña no pega en este ambiente. Hoy he ido de compras y estreno muda. O eso creo, porque en la misma tienda había productos nuevos y productos de segunda mano. Un par de camisetas de colores no demasiado llamativas. Una camisa. Un chaleco. Una chaqueta holgada de ante. Un abrigo verde oscuro con capucha, ligero. Es de un tejido que dicen protege de la lluvia (y con el que si llueve, seguro que oleré a oveja mojada). Dos pares de pantalones de algodón de corte vaquero. También he comprado un par de zapatos cómodos. ¡Ayer, cuando regresé al hotel y vi lo sucios que estaban mis elegantes zapatos italianos, me quedó claro que no son adecuados para esta ciudad! Casi todo lo que he comprado está fabricado por empresas de Alicante, en las zonas de Elche y Alcoy. Entiendo que habrán recuperado la actividad industrial que se extinguió en la época española, con la globalización. Me miro al espejo y suelto una carcajada. Si llamara a la puerta de Ruth con esta pinta, creo que avisaría a la policía. O no. Un juego que hemos practicado juntos es la violación cometida por un agente lovetopiano que entra a hurtadillas en Madrid. A Ruth le encanta y yo me entrego a su fantasía. ¡No hay quien entienda a las mujeres! ¿Ser violada, forzada por un desconocido que busca obtener información secreta de la amante de un periodista? 71 Según lo que he podido observar, la ropa aquí no lleva ningún tipo de fibra sintética. Cuando pedí un par de camisas de lava y pon, el incrédulo dependiente me contestó con un "¿Quiere decir camisas sintéticas? No las vendemos desde hace 20 años". Por supuesto, siguió con un discurso sobre la excesiva cantidad de energía eléctrica y de agua que se necesita para la producción de las fibras sintéticas. “Que además”, apuntilló con típico sarcasmo lovetopiano, “no pueden ser recicladas”. Me cuesta aceptar con serenidad la verborrea de cifras y argumentos económicos y medioambientales que sueltan a la primera de cambio. No sé por qué, pero me irrita escuchar sus discursos fáciles sobre las ventajas de esto o las desventajas de aquello. ¡Me siento como si el ilustrado no fuese yo! Las prendas llevan unas etiquetas con un código digital para ser escaneado y una especie de semáforo. El código es similar al que aparece en las calles y a otro que he visto colgado en la entrada de las tiendas lovetopianas. Además, en todas las etiquetas declaran con orgullo que son de "algodón o lana reutilizada". Tanto los tejidos como las ropas son de elaboración local. Sus precios son bajos, aunque están por las nubes si los comparas con nuestras grandes superficies de moda. Aunque me disgusta la supresión fetichista de lo sintético, había olvidado lo agradable que resultan las prendas de algodón sobre la piel. Los fabricantes insisten en que las telas han sido lavadas varias veces antes de su puesta a la venta. 72 05.- ALIMENTACIÓN, RESIDUOS Y EQUILIBRIO Murcia, 6 de mayo de 2033. Cuando llegué al Ministerio de Alimentación, descubrí con disgusto que la Ministro estaba demasiado ocupada para recibirme. Me pasaron, en su lugar, con un Subsecretario. Es un hombre de treinta y pocos años que me recibió informalmente en mono de trabajo. Su despacho era sorprendentemente insignificante para una persona de su importancia. No tenía ni escritorio, ni mesa de juntas, ni mullidos sillones. En una de las paredes se veía una serie de archivos de madera muy desorganizados. Las estanterías y mesas estaban repletas con viejos libros y con varias tablets y lectores de libros electrónicos en perfecto desorden. Una especie de laboratorio, con diversos materiales de experimentación, estaba apoyado contra la otra pared. También había una gran pantalla que aparenta una televisión de las nuestras. El Subsecretario es, como muchos lovetopianos, relajado hasta la exasperación. Su voz es profunda y pausada. Se dejó caer sobre unos almohadones colocados en un soleado rincón, bajo una claraboya. Una especie de hiedra floreada colgaba del techo. Mientras, su secretaria, a la que presentó como ayudante de laboratorio, calentó agua en una tetera eléctrica. Me senté a su lado con bastante torpeza. Comencé la entrevista planteando varias cuestiones sobre la producción agrícola de Lovetopía y la prohibición de transgénicos que con 73 tanto esmero había preparado. Sin embargo, las ignoró. El Subsecretario insistió en ponerme en antecedentes. Empezó a hablar de aguas residuales y no de agricultura. “El primer proyecto importante de este Ministerio tras la Independencia”, me contó, “fue conseguir el equilibrio del ciclo alimenticio del país. Todos los desechos alimenticios, aguas residuales y desperdicios deberían ser convertidos en fertilizantes orgánicos y aplicados a la tierra, desde donde entrarían de nuevo en el ciclo de la producción de alimentos”. En todos los hogares es, desde entonces, obligatorio clasificar la basura en categorías reciclables y de compostaje. Esta media, además un gran esfuerzo individual por parte de los ciudadanos, requiere incrementar las flotas de camiones de basura. Según el Subsecretario, el sistema de aguas residuales heredado del pasado no puede ser considerado más que como “un sistema de contaminación oficializado. En él, no se reciclan productivamente las aguas residuales y los desechos industriales, sino que simplemente se vierten en condiciones más o menos tóxicas en los ríos, bahías y océanos”. Mantuvo que esto resulta antinatural y despilfarrador, además de peligroso para la salud pública y para la vida de las criaturas acuáticas. Sonriente, añadió que “las prácticas de vertidos de la época española serían consideradas delictivas si se llevaran a cabo en la actualidad”. "En aquellos viejos papeles que tengo por allí", dijo, "podrá encontrar informes históricos de las grandes sumas que se gastaron antes de la 74 Independencia en incineradoras para quemar los residuos y para depurar las aguas. Sus diseñadores se enorgullecían, algo que hoy resulta cómico, de que sus chimeneas apenas producían humo. Nuestro enfoque actual es bien distinto. Como sabrá, en algunos entornos internacionales se nos acusó de practicar un socialismo de cloacas. Puro populismo. Empezamos por construir un sistema de desecación de residuos y de producción de fertilizantes naturales. Siete años después estábamos en condiciones de prescindir, por completo, de los fertilizantes químicos. Esto lo conseguimos mediante el reciclaje de las aguas residuales, la transformación de los residuos orgánicos en compost y la adopción de nuevas variedades susceptibles de fijar el nitrógeno. Por supuesto, a partir de técnicas tan tradicionales como básicas como son la rotación de los cultivos y la utilización intensiva del estiércol animal. Probablemente, habrá usted observado desde el tren que nuestros animales no están confinados en espacios cerrados, como los suyos. Nos gusta que vivan en las condiciones más naturales posibles. Así se impide la acumulación de estiércol que tan problemática resulta en sus cebaderos y granjas agrícolas". Como es natural, este discurso tan prepotente despertó mi escepticismo y me dispuse a interrogarle sobre los inconvenientes económicos del sistema. Mis dudas chocaron con una negativa rotunda. “Por el contrario", replicó, "nuestro sistema es mucho más barato que el de ustedes, incluso cuando incluimos todos los costes. Su entender del progreso como crecimiento del PIB les anima a sumar costes y costes y proclamarlo como bueno 75 para el país. Sin contar que muchos de ellos o son ignorados por ustedes, o trasmitidos mediante subterfugios a generaciones futuras o al ciudadano mediante tasas eléctricas o de basuras. Nosotros, por otra parte, reconocemos y contabilizamos todos, todos los costes. De otra forma no podríamos ni soñar con alcanzar los sistemas equilibrados de vida que constituyen nuestro fundamento social y nuestra meta política. Si, por ejemplo, hubiéramos conservado la costumbre del "libre" vertido de los residuos en los cursos de agua, tarde o temprano otros habrían tenido que calcular (y soportar) el coste resultante de la descontaminación. O alternativamente, el coste de la regeneración de ríos y lagos muertos. Preferimos hacerlo nosotros mismos. Es obvio que no resulta fácil cuantificar algunos de estos costes. Pero hacemos estimaciones muy útiles y ampliamente aceptadas en términos de política y economía práctica". He estudiado con calma los análisis detallados que me proporcionó el Subsecretario como apoyo de sus declaraciones. Concluyo que hace falta una investigación rigurosa y objetiva para reconocer su fundamento o rechazarlo. Aunque parecen ser sorprendentemente coherentes desde un punto de vista matemático. Hay que recordar que la situación lovetopiana ha permitido que su gobierno emprenda acciones que resultarían inaceptables para nuestras grandes empresas y, por tanto, imposibles en una democracia representativa como la española. El siguiente tema de la entrevista fue la producción y método de elaboración de los alimentos. Como desconocía si el Subsecretario estaba al corriente de los avances de nuestra 76 industria alimentaria, le introduje en los éxitos recientes de las grandes multinacionales. Hablé de la introducción de la carne sintética y de otros alimentos proteínicos. También mencioné los progresos realizados durante las dos últimas décadas en la disponibilidad de frutas y hortalizas importadas desde cualquier rincón del planeta. Finalmente, alabé los platos precocinados y los avances en los envasados en general. Tenía la curiosidad por ver como justificaba sus métodos regresivos. Según numerosos rumores, la agricultura de Levante ha retrocedido a tiempos remotos, enviando de nuevo a sus cocineras a los antiguos fogones. ¡Los hornos de microondas no están legalmente permitidos en Lovetopía! Voy a citar textualmente su respuesta. Es, según voy descubriendo, muy característica de la forma en que los lovetopianos justifican las políticas más extremas. "Probablemente recuerda", comenzó, "que en un principio Lovetopía se encontró con una capacidad de producción alimenticia infinitamente superior a sus necesidades. Sólo las provincias de Valencia, Murcia y Almería producían cerca de un tercio de los alimentos consumidos en España. Nuestros territorios eran los proveedores de una gran cantidad de frutas y hortalizas. Podíamos producir unas cinco veces la cantidad de alimentos necesarios para nuestra propia población. Debido a la crisis política, tuvimos que cesar nuestras exportaciones alimenticias a España. El primer reto fue aminorar drásticamente la producción agrícola. Asimismo, decidimos recuperar prácticas ecológicas tradicionales y acabar con los métodos industriales, más agresivos y contaminantes. Afortunadamente, la nueva política de empleo, que 77 redujo la semana laboral a unas 20 horas, nos ayudó sobremanera. Por un lado, pudimos desviar parte de la mano de obra excedente de la agricultura en los trabajos de construcción de nuestros nuevos sistemas de reciclaje. Por otro lado, muchos ciudadanos, ricos en tiempo libre, optaron por hacer del cuidado de huertas y frutales una actividad de ocio más”. El gobierno de Lovetopía ha facilitado la creación de huertos y frutales en todo el territorio. Estos huertos están auto gestionados por ciudadanos en su tiempo libre. Las semillas provienen de semilleros de barrio. Las cosechas se distribuyen a través de cooperativas de consumo. Esta política incluye la cesión ilimitada de terrenos para el cultivo, incluyendo en muchos casos solares y espacios urbanos. Este apoyo ha permitido incluso la sustitución de árboles ornamentales y jardines por frutales y huertas en el interior de pueblos y ciudades. Durante mis paseos por Valencia, he visto a multitud de ciudadanos recolectando frutas de árboles plantados en sus mismas calles. “Además de una simplificación en la elaboración de los alimentos, conseguimos economizar considerablemente en los circuitos de distribución”. Mi informador continuó mientras empezó a proyectar un audiovisual que manejaba lanzando golpes al aire con manos y brazos. De vez en cuando, soltaba comandos de voz que me confundían porque los entendía como dirigidos a mí. “Aquí aprovechamos todo el conocimiento y experiencia de los empleados de Mercadona. Esta empresa lideraba en el momento de la Independencia la gran distribución alimenticia en España. 78 También construimos nuestro sistema desde la experiencia de los pequeños agricultores que habían apostado por la distribución directa de frutas y hortalizas a domicilio utilizando internet como canal de venta. La aplicación práctica de estos aprendizajes tuvo unas consecuencias de un alcance impresionante. La distancia media que recorre nuestra comida pasó a reducirse en más del 99% por cien, de los miles de kilómetros habituales en su país a escasos kilómetros. En Lovetopía, podemos afirmar que comemos naturaleza en estado puro, no productos industriales bañados de combustible. Por otro lado, como los gerentes de sus supermercados bien saben, un almacén con una oferta de sólo mil artículos es muchísimo más fácil de manejar y más rentable que uno que ofrezca diez mil o más. Que, tengo entendido, es lo que suele ocurrir en su país”. “Además”, añadió el Subsecretario, “sincronizando oferta y demanda a través del uso eficiente de las tecnologías digitales hemos reducido en un 80% el desperdicio de alimentos. Antes de la Independencia, se tiraba más de medio kilo de alimentos (0,565 kg) por persona a la semana. Hoy en día, esta cifra está por debajo de los 100 gramos. Pero es probable que nuestras mayores economías se hayan logrado al dejar de producir muchos alimentos elaborados y envasados. Estos últimos, o bien han sido considerados fuera de la ley por motivos de salud, o bien introducidos en nuestras listas negras”. De pronto, me pareció vislumbrar la imagen de un agujero totalitario con una inmensa rata negra dentro. "¿En qué consisten esas listas negras y 79 cómo se obliga a los fabricantes a respetarlas?", pregunté. "En realidad, nada les obliga. Puede que usted piense que se trata de mecanismos de persuasión legal. Sin embargo, son absolutamente informales y constituyen el resultado del trabajo de grupos de investigación procedentes de cooperativas de consumo. Estas cooperativas funcionan a partir de las opiniones de los propios ciudadanos. Por lo general, cuando un producto aparece en una lista negra, su demanda desciende bruscamente. La empresa que lo elabora se ve obligada a parar su producción o a venderlo solamente en tiendas especializadas". "Pero supongo que estos comités de que me habla no podrán proscribir un producto así por las buenas, sin un fundamento científico o sin autoridad gubernamental". El Subsecretario sonrió levemente. "En Lovetopía", dijo, "descubrirá que muchas cosas se hacen sin autorización del gobierno. Pero estos grupos de trabajo actúan bajo una supervisión científica de la mayor competencia y por completo independiente. Los científicos, en Lovetopía, tienen prohibido aceptar ninguna clase de pago o favores de las empresas privadas a las que ofrezcan algún tipo de consulta o consejo. Y hoy por hoy, aunque esta prohibición no existiese, este comportamiento está tan integrado en la cultura de Lovetopía que tampoco lo harían. Nuestros científicos hablan, por consiguiente, desde la misma posición incorruptible que cualquier otro ciudadano. De esta forma evitamos turbias situaciones como las que tanto abundan en su país. Sus expertos en petróleo funcionan al amparo de las grandes compañías petrolíferas. Sus 80 ingenieros y peritos agrónomos cobran de la industria agrícola. Sus médicos son sutilmente sobornados por la industria farmacéutica, etc." “¿Puede ponerme algún ejemplo de qué productos, habituales antes de la Independencia, no se consumen por aparecer en estas listas negras?”, pregunté ciertamente irritado. “Quizás”, me contestó con tranquilidad, “a usted le llame la atención la desaparición de todo tipo de bebidas refrescantes con alto contenido en azúcar, por estar demostrado que el azúcar refinado es el ‘tabaco del sistema nervioso’. O la desaparición también de la mayoría de leches y lácteos, magníficamente diseñados por la naturaleza para las terneras pero nefasto para su consumo humano por sus efectos cancerígenos. Por cierto, algo que bien se sabe en Oriente. O la práctica erradicación de las harinas blancas, con la consiguiente sustitución por harinas integrales, muy beneficiosas para el sistema digestivo”. Esto fue demasiado. "Estos son, sin duda", dije, "los científicos que hicieron pedazos la grandiosa herencia industrial con que contaban cuando se produjo la Independencia. Los mismos que destrozaron su maravillosa red de calles y autopistas y redujeron a la nada sus excelentes centros médicos. ¿Contra qué beneficios de la civilización planifican embestir ahora?". "No voy a hablar más que de cuestiones relativas a la alimentación", replicó con absoluta calma. "Puedo facilitarle todos los datos que quiera para probarle que los lovetopianos están mejor alimentados y están más sanos que cualquier otra nación de la tierra. ¿Por qué? Porque damos menos importancia al aspecto y a la presentación de los 81 productos que a sus cualidades nutritivas y a su sabor. Porque primamos la dieta y la salud de los ciudadanos y no los beneficios e intereses de las grandes empresas. Nuestros alimentos tampoco están contaminados por herbicidas e insecticidas. Contamos con los efectos beneficiosos de lo que ustedes llaman “malas hierbas” y nos remitimos a controles biológicos en lo que respecta a los insectos. Nuestros métodos de elaboración de alimentos son sanos y evitamos aquellos procesos que puedan disminuir su valor nutritivo. Y algo muy importante, nuestra agricultura ha alcanzado un estado de equilibrio casi perfecto, reciclándose más del 99 por ciento de los desperdicios. En resumen, hemos desintermediado los procesos naturales allí donde la actividad empresarial no añade, sino que resta y resulta contraproducente. Y hemos conseguido un sistema alimenticio que puede funcionar indefinidamente". El Subsecretario se levantó de un salto y cogió una pequeña tablet de las estanterías. Tras un par de gestos rápidos, empezó a hablar. "Le acabo de enviar la aplicación que utiliza todo lovetopiano para gestionar su dieta y sus compras alimenticias. Encontrará amplia información sobre las características de los productos y del comportamiento social de las empresas que los ofrecen. Además, le he compartido en Internet una relación de documentos que profundizan en nuestra conversación", dijo con una sonrisa sincera, de oreja a oreja. "Una vez haya aprendido sobre nuestra dieta y haya digerido la información que le resulte de interés, me gustaría que aceptase mi solicitud de amistad. Le pido, si es tan amable, que me escriba una “dedicatoria” que resuma nuestro encuentro de hoy”. 82 Esta broma, que no acabé de entender y me pilló desprevenido, relajó la tensión y me eché a reír. Me acompañó hasta la puerta y me sorprendió con un abrazo. "Si se le ocurre alguna otra pregunta, no dude en telefonearme", dijo con tono muy amistoso. “Mi información de contacto directo también la encontrará en su tablet”. De regreso en el hotel tras apenas una hora de tren desde Murcia, me tumbé en la cama. Utilizando la tablet, accedí con facilitad a la aplicación que me envió el Subsecretario. En respuesta a su petición de fotografiar un producto, hice una foto a una bolsa de frutos secos que vi junto a la tetera. Para mi sorpresa, me informó de que era un producto con etiqueta verde intenso, dentro de un sistema de cinco colores que oscilaba del verde intenso al rojo sangre, a modo de semáforo. Se presentaba con una ficha nutricional perfecta y sugerencias de recetas bien organizadas. Procedía de una cooperativa de Almería que, según leí, en el último año había creado cinco puestos de trabajo. También ponía que había reducido un 6% el consumo eléctrico y había bajado un 7% el precio medio de sus productos. Y aun así, la descripción de aquella empresa incluía la afirmación de que había financiado los gastos de tres conciertos de música clásica en su pueblo. Intenté otra vez haciendo una foto a la nueva cesta de frutas que habían dejado sobre la cama. De nuevo, un producto verde intenso con su ficha nutricional y sus recetas, con especial énfasis en zumos y batidos. Pude observar que provenía de una pequeña empresa local situada a escasos 800 metros del hotel. Aunque no hacía referencia a creación de empleo, ofrecía un servicio de guardería a sus 7 empleadas. También había 83 ampliado su oferta con agricultores locales de la periferia, reduciendo el trayecto de suministro de 34 km a 14 km, con la consiguiente contribución a la economía local y un importante ahorro energético. El precio medio de sus productos había disminuido sólo un 1,5% y sin embargo, su beneficio dinerario se mantenía. Sentí una curiosidad adictiva con aquella aplicación. Probé con una de las prendas que compré el día anterior. Funcionó. Además de información sobre la camiseta en cuestión, con curiosos consejos sobre cómo lavarla, vi que el semáforo marcaba un color naranja. La prenda procedía de una empresa de Alcoy (Alicante). Dos toques rápidos y la pantalla de la pared empezó a reproducir un vídeo. Era una entrevista del gerente de la empresa, comentando el deterioro del “balance del bien común” que había provocado un aumento de los precios. Puso mucho énfasis en la redefinición de la cadena de suministro que estaban realizando con mayor involucración de los proveedores locales. Afirmaba que en un par de meses le darían la vuelta a la situación. En conjunto, me pareció un plan creíble y sentí la satisfacción por contribuir a los esfuerzos de aquel hombre con mi compra. A continuación, me puse a leer la información recibida. Uno de los documentos contenía un estudio sobre las relaciones existentes entre las aguas residuales, las necesidades de fertilizantes minerales, los niveles y desagües de las aguas subterráneas, el estiércol de las granjas y las diversas enfermedades del organismo. Otro, cuyo tono moralista me pareció especialmente deprimente, recordaba las costumbres alimenticias de antes de la Independencia y los riesgos para 84 la salud que representaban. Sin el más mínimo sentido del humor, venía a decir que las bebidas gaseosas constituían un complot contra la especie humana. ¡Por lo visto, los fabricantes americanos deberían haber sido responsabilizados penalmente de unos 10 mil millones de caries dentales en un período de 30 años! ¡Sin contar las referencias explícitas a los efectos múltiples sobre corazón y riñones que derivan en obesidad y riesgos cardiovasculares! En Lovetopía aprecio una tendencia frecuente a atribuir implacablemente toda la responsabilidad a los fabricantes, dejando al margen a los consumidores de los productos. “Quien se gana la vida haciendo sillas conoce mucho más sobre el universo de las sillas que un simple ciudadano que compra una silla cada diez años, ¿no cree?”, comentaron cuando objeté ante este tipo de afirmaciones. “Es lógico que la responsabilidad esté en el profesional o en la empresa. Y no que recaiga sobre el consumidor”. (Sábado, 7 de mayo) Me siento fatal por haber perdido los nervios durante la entrevista. Los lovetopianos aparentan estar preparados para argumentar cualquier decisión. Manejan datos, estadísticas o costes con una soltura que sólo es entendible en manos de expertos y en conversaciones entre especialistas. Y no todos lo son. Por un lado, sus comentarios me llegan como fanfarronadas prepotentes. Pero sin embargo, por otro lado los encuentro de un coherente que me siento fuera de juego. Mucho me temo que ando despistado con todo esto ¿En verdad serán ciudadanos tan bien informados como pretender ser? 85 El concepto de “equilibrio” puede parecer inofensivo a simple vista. Pero tiene unas implicaciones que, cuando se aprecian, afectan en profundidad tanto al plano personal como al plano social. Los zapatos tienen que tener suelas biodegradables. Los míos las tienen. Han reavivado la innovación sobre el calzado a un nivel sorprendente en Elche (Alicante), donde un grupo de nuevas empresas han recogido el testigo de aquellas que desaparecieron durante la globalización previa a la secesión. Se han inventado en Villareal (Castellón) nuevos tipos de cristal y cerámica susceptibles de descomponerse en arena al romperse. El aluminio y otros metales no férreos hace tiempo que han sido abandonados, salvo en raras ocasiones en que no sirve ningún otro material. Sólo el hierro, que se corroe con el tiempo, es considerado por los lovetopianos como un metal "natural". Por cierto, me confunde tanto como me sorprende que hayan reflotado con éxito las antiguas siderurgias de Sagunto (Valencia) y Málaga. Las hebillas de los cinturones son de hueso o de madera muy dura. Las cacerolas no tienen revestimiento plástico para evitar que se peguen los alimentos y suelen ser de hierro. Prácticamente no se utilizan los plásticos, material que no se descompone. Da la impresión de que la gente acumula el menor número de objetos posibles. En lo que se refiere a libros, me han dicho que todo lovetopiano dispone desde los 7 años de una tablet electrónica que les entrega su Gobierno. Si es cierto, no me extrañaría que lean bastante más que los españoles y estén tan puestos en temas tan dispares. 86 Hay, por supuesto, aspectos que han escapado de la regla del equilibrio. Los neumáticos de los vehículos son de caucho. Hay construcción de cemento. Y seguro que hay más ejemplos. Pero el resultado, en conjunto, es sorprendente y resulta obvio que disfrutan sobremanera llevando la regla cada vez más lejos. Me equivoqué al pensar que se necesitaban más camiones de basura. Los lovetopianos, en realidad, generan muy poco de lo que nosotros llamaríamos “basura”. Es decir, aquellos materiales que tienen que ser depositados en algún vertedero y desecharse por siempre. Pero lo que sí necesitan es una mayor cantidad de camiones para recoger el material de los cubos de reciclaje. En el documento dice que son camiones eléctricos. Tendré que realizar comprobaciones para entender qué tipo de vehículos industriales utilizan y cómo los utilizan. Siento que han prohibido los coches, pero veo coches. Siento que han abandonado la tecnología, pero veo mucha tecnología. Veo que se gritan y se tocan entre ellos, pero sienten mucho respeto hacia el otro. ¿Me estoy volviendo loco? Esta gente da rienda suelta a sus emociones y a sus sentimientos de una forma tan peculiar que no sé qué pensar. Pero ahora me doy cuenta de que no siento miedo como al principio. Ayer por la noche, después de cenar, me encontraba sentado en mi habitación del hotel jugando con la tablet cuando oí unos gritos en el pasillo. Me sentía como un niño con su juguete nuevo. Me han dicho que puedo quedarme con la tablet hasta que deje Lovetopía. Igual, quizás, incluso me la pueda llevar a España. Pues eso. Oí gritos. Un hombre y una mujer se peleaban. Se amenazaban mutuamente con matarse. 87 Al principio, pensé que lo mejor era hacer oídos sordos y esperar a que se callasen. Empezaron a alejarse por el corredor y creí que se marchaban. Quizás que volvían a su habitación. Pero retrocedieron sobre sus pasos, sin parar de gritar. Hasta llegar ante mi puerta. Precisamente, ante mi puerta. Me decidí, casi obligado, a asomar el morro. ¿Y qué es lo que vi? Se trataba del desgraciado desenlace de un asunto amoroso. La mujer, con su bello rostro casi cubierto por los cabellos, lleno de lágrimas, gritaba enfurecida. Estaba ensimismada mientras la emprendía a puntapiés con el tío. Tres o cuatro huéspedes del hotel contemplaban plácidamente la escena. Nadie movió un dedo ni hizo nada por intervenir. Sin embargo, uno de ellos sacó su pequeño teléfono móvil e empezó a grabar la situación. Otro de los presentes incluso sonreía levemente. El tío, rojo de ira, agarró a su compañera por los hombros haciendo ademán de aplastarle la cabeza contra la pared. Sólo alcanzado este extremo, dos de los hombres presentes se decidieron a actuar. ¡Por fin, pensé! Le sujetaron por los hombros con intención de contenerle. Al ver frustrado su intento de reventarle los sesos, el hombre se limitó a escupir en la cara de la mujer. Ella respondió con los insultos y tacos más ofensivos que he oído en toda mi vida. Por supuesto, jamás los repetiría. Ni en privado. Ni mucho menos me atrevo a escribirlos. Pero el hombre no parecía ni humillado ni sorprendido. De hecho, contestó con otros insultos tan atrevidos como los suyos. La escena continuó por lo menos durante quince minutos. Sentí que costaba hasta respirar. Mientras, los espectadores se acumulaban. 88 No he visto, ni siquiera en Italia, una escena tan teatral y tan dura como ésta. Finalmente, la ira de la pareja decreció. Permanecieron un momento sin fuerzas, mirándose, hasta que se lanzaron uno en los brazos del otro. Llorando e inundándose mutuamente de lágrimas y besos. Finalmente, se marcharon tambaleándose hacia su habitación. Los presentes se pusieron a comentar animadamente el espectáculo. ¡Cómo podrían hacerlo los espectadores exaltados de un combate de boxeo especialmente reñido! Por lo visto, a nadie le interesaban los motivos. Pero se veía que habían disfrutado al presenciar tal explosión sentimental. ¡Cuánta violencia en tan poco espacio de tiempo y en tan pocos metros cuadrados! No pude sino preguntar por qué lo habían grabado con el móvil. Casi que esperaba que me dijesen que lo iban a denunciar a la policía. Pero nada de eso. Me sorprendieron totalmente al decirme que a veces resulta necesario entregárselo a los involucrados para que, a posteriori, desgranen la situación de manera asistida. ¡Ni más ni menos que en un taller de crecimiento personal! Aunque no dijeron exactamente “crecimiento personal”. Me inquieta mucho su contestación. ¡Dijeron “en un taller de descubrimiento personal”! ¿Están locos estos lovetopianos? ¿O soy yo el loco? Es evidente que las relaciones interpersonales se conciben aquí de una forma mucho más transigente que en España y que se consideran como normales las manifestaciones de hostilidad más extremas. A lo mejor ya no soy tan buen viajero como antes. Otro ejemplo. Puede que los lovetopianos estén muy orgullosos de su cocina "natural mediterránea". Pero a mí, 89 no me gusta lo más mínimo la alimentación sin apenas lácteos y sin azúcar. ¡Con tan poca carne! Me sorprendo, de pronto, preocupándome sobre qué pasaría si cayera enfermo o me ocurriera un accidente. La medicina ha debido retroceder por lo menos cincuenta años. ¿Me sangrarían como en la Edad Media? Hasta me encontré pensando la noche pasada, casi con ternura, en los años pasados con Patri y la niña. Tal vez es que estoy empezando a añorar la vida hogareña. Una vida tranquila y ociosa. ¿Por qué será que esta excursión me ha puesto en tal estado de fatiga y confusión? Es una situación emocionante, una oportunidad única que todos mis colegas envidian. Y sin embargo, no consigo sentir tranquilidad. La niña solían meterse en la cama con nosotros los domingos por la mañana. Jugaba a ser un oso amoroso que trepaba por una montaña. Un oso que se caía una y otra vez con gran alborozo ¡Qué adorable! Después, y una vez que se había ido de la habitación, Patri invariablemente me reprochaba que saliera de viaje de nuevo. ¿Qué hombre puede soportar recibir reproches permanentemente? Ayer, por ejemplo, fui a la oficina de telecomunicaciones que me han asignado para validar mi identidad con la tablet del hotel. La doncella me ha dicho que puedo quedarme con ella mientras esté en Lovetopía. Al parecer, haber aceptado la solicitud de amistad del Subsecretario ha sido una primera acreditación digital de mi identidad. También fui para entender cómo organizar los envíos de mis artículos. Como sé que el sistema de correo electrónico directo entre España y 90 Lovetopía fue suprimido tras la Secesión, le pedí al empleado que me atendió que verificase el correcto envío de mi último artículo. Me configuró un gateway que facilita la conexión con Madrid a través de San Francisco (USA). De manera totalmente natural, abrió el archivo con el artículo, empezó a leerlo y soltó una carcajada. Pero lo peor es que empezó a discutir conmigo sobre cómo había contado mi entrevista con el tipo del Ministerio de Alimentación. "Oiga", le dije, "este es mi trabajo y ese es el suyo. ¿Quiere comprobar el jodido envío de una puñetera vez?". Me miró auténticamente herido, como si le acabara de decir que su despacho olía mal. "No me había dado cuenta de que tenía tanta prisa", me dijo. "No vemos periodistas españoles por aquí con frecuencia. ¿Sabe usted? Lo que escribe me parece interesante. No era mi intención ser indiscreto". Es imposible discutir con esta gente. "¡Venga, léalo!", dije convencido de que se quedaría cortado y me dejaría en paz. Pero me dirigió una mirada más calmada y, tras decir "Gracias", se sentó tranquilamente a leer. Tamborileé con los dedos sobre el mostrador durante un rato, pero la concepción lovetopiana del ocio hizo su aparición. "No está mal para empezar”, dijo mirándome a los ojos cuando terminó de leer. Y con un simple gesto de dedos, en 2 segundos, verificó la recepción del correo enviado. "Me llamo Fernando. Por cierto, fui compañero de colegio de Jordi, el Subsecretario. El retrato que ha hecho de él es muy bueno y la dedicatoria que ha añadido en su perfil resulta graciosa". 91 Puede que fuera verdad. En cualquier caso, no pude evitar devolverle la sonrisa. "Gracias, Fernando", dije, "¡Hasta pronto!". ¡Está claro que el esquema lovetopiano del trabajo, tan mezclado con el juego, hace que los actos más simples se conviertan en algo imposible y tedioso de realizar! 92 06.- LA PROHIBICIÓN DE LOS COCHES Valencia, 7 de mayo de 2033. El nuevo régimen lovetopiano ha favorecido la división de las ciudades existentes en municipios o comunidades de barrio. Aun así, quedan muy lejos de lo que el nuevo urbanismo moderno concibe como perspectivas a largo plazo. Acabo de tener la oportunidad de visitar Cullera. Es una de esas extrañas ciudades en las que comprobar libremente la visión urbana más radical de esta sociedad descentralizada. En sus tiempos un pueblo dormido, Cullera está situada en la costa sur de Valencia. El tren interurbano te deja en el subsuelo de un gran complejo de edificios. El más importante no es el Ayuntamiento, sino una fábrica de vehículos de tracción eléctrica, a los que difícilmente se les calificaría en España como coches o camiones. Estos vehículos sirven en las ciudades para el transporte de mercancías y en el campo para el transporte en general. Los vehículos privados fueron prohibidos en las “zonas peatonales" muy poco después de la Independencia. Estas “zonas peatonales” sólo cubrían al principio los barrios centrales en los que la polución y congestión del tráfico eran más graves. A medida que el servicio de tranvía y microbuses se fue ampliando, las zonas de circulación prohibida se extendieron hasta llegar a abarcar todas las aglomeraciones urbanas de población densa. En torno a la fábrica, en el espacio en el que nosotros habríamos construido un gigantesco aparcamiento, hay un montón de edificios colocados 93 sin orden aparente. Los árboles aparecen rodeando todo el espacio. Los edificios incluyen, tras una mirada simple, varios restaurantes, un centro cultural, dos panaderías, un supermercado con comestibles y ropa, algunas tiendas e incluso pequeñas industrias y talleres. Todo ello mezclado con casas de viviendas. El centro cultural, según me indican, “ofrece multitud de salas para formación, yoga, baile, terapias exóticas y otros muchos espacios polivalentes para las actividades más variopintas”. Las casas suelen tener una altura de tres o cuatro pisos. Están cubiertas de vegetación y se sitúan en torno a un patio central, a la vieja usanza de las plazas mayores de España. Su estructura resulta un poco anticuada. Han sido construidas con abundancia de madera. Pero sus balconcitos, terrazas superiores y galerías son encantadores. Presentan numerosas plantas con flores y hasta arbolitos frutales. Los apartamentos en sí son enormes si los comparas con los nuestros. Al preguntar a mis acompañantes, me dijeron que “la media en Lovetopía es de 10 o 15 habitaciones, a fin de acoplarse al modo de vida comunitario”. Aún no he conseguido visitar una de estas viviendas en persona. Las calles de Cullera son casi tan estrechas y tortuosas como las de una ciudad medieval. No es fácil para un extraño moverse por allí. Apenas tienen la anchura suficiente para que pasen dos automóviles a la vez. Pero como no hay coches, esto no constituye un problema. Parece el reino de peatones y ciclistas. De vez en cuando, veo pasar un camión de reparto transportando un mueble o algún otro objeto voluminoso. Aunque lo normal es ver a los lovetopianos cargando sus cosas en 94 bolsas de cuerda colgadas de la espalda o en las grandes cestas que destacan en sus bicicletas. Los comerciantes son aprovisionados mediante un sofisticado sistema de containers. La mayoría de las mercancías en Lovetopía se reparten así. Sus containers son mucho más pequeños que los que nosotros utilizamos para nuestros cargamentos y están proporcionados a la dimensión de las furgonetas de mercancías y de los camiones eléctricos del país. Los productos agrícolas, por ejemplo, se cargan en los containers en las mismas granjas. O también en la terminal de containers situada en la periferia de las microciudades. Un sistema de correas transportadoras subterráneo pone en conexión la terminal de containers con todas las tiendas y fábricas de la microciudad. Me indican que tiendas y fábricas están equipadas con una especie de plataforma a la que llegan sus containers. Probablemente esta idea es un híbrido entre los sistemas de equipajes de nuestros aeropuertos y los almacenes automatizados, pero en un sentido muy innovador. Cada paquete y cada container es seguido por una tecnología de geoposicionamiento. Así, emisor y receptor saben en cada momento donde está la mercancía. Da la impresión de funcionar muy bien, pero ¡vaya follón que se puede montar si se produce algún tipo de embotellamiento bajo la superficie! Me sirvieron de guía en mi expedición dos jóvenes estudiantes que acaban de terminar un año de aprendizaje en la fábrica. Me ofrecieron conversación interesante. Muchas de las informaciones y observaciones de este artículo provienen de ellos. Parece ser que los habitantes de esta micro ciudad de Cullera, unas 9.000 personas, viven en 95 un radio de 1 kilómetro de la estación. A pesar de la densidad de población, hay numerosas zonas verdes, desde simples ampliaciones de las calles hasta verdaderas zonas de huerta y jardines. Se ven árboles por todas partes, la mayoría de ellos frutales. No hay nunca grandes superficies pavimentadas a pleno sol. Las escuelas y los campos de juegos están situados en la periferia. En la parte norte de la ciudad se encuentran los pantanos y cenagales de la Albufera de Valencia. Y en el Este está la Bahía de los Naranjos, en el mar Mediterráneo. Se ha instalado allí un puerto para embarcaciones de poco tonelaje del que parte un canal navegable que llega hasta la fábrica. Los chavales pescan en el muelle de la fábrica. El agua allí es muy limpia. El puerto alberga una soberbia colección de barcos de todos los modelos, desde los más clásicos a los más excéntricos. La mayoría son embarcaciones de vela. Mis guías me contaron con entusiasmo que a menudo, partiendo de este puerto, salen por la Bahía hasta Denia, más al Sur. A veces, incluso cruzan el mar a través del estrecho que conduce directamente a las islas de Ibiza y Formentera. El barco que suelen elegir es, aunque un poco antiguo, una embarcación de vela realmente bella. Aunque me ofrecieron llevarme a dar una vuelta, rechacé su propuesta porque apenas disponía de tiempo. La visita a la fábrica me desconcertó. Como al parecer ocurre en muchos centros de trabajo de este país, la organización del trabajo no reposa en el principio de la cadena de montaje. He de recordar a los lectores españoles que este principio es generalmente considerado esencial en toda producción en masa realmente eficaz. 96 Ciertas operaciones están robotizadas, como la fabricación de motores eléctricos, de chasis y de otros elementos importantes. Sin embargo, el ensamblaje es efectuado por grupos de obreros que fijan las diferentes piezas unas a otras individualmente, tomándolas de unos recipientes de aprovisionamiento que unos robots se encargan de mantener repletos. La fábrica es tranquila y agradable. Los obreros no parecen estar sometidos al fuerte ritmo de producción habitual en las fábricas de España. Pregunté sobre una especie de gafa-gorra que llevan puestas los obreros. Me dijeron que son el sistema digital de apoyo, vigilancia de la producción y prevención de riesgos laborales que manejan. Conviene añadir que la extrema simplicidad de los vehículos lovetopianos debe facilitar sobremanera la planificación y organización de su fabricación. En realidad, no sé por qué no está totalmente automatizada. La mayor parte de la producción de la fábrica está constituida por vehículos compuestos de piezas sueltas. El "hágalo-usted-mismo" es uno de los fundamentos de la vida lovetopiana. Esta práctica se popularizó con las megatiendas de Ikea que tuvieron antes de la Independencia y que ostentan el monopolio de muebles en España. La fábrica provee, principalmente, de "partes delanteras", "partes posteriores" y "baterías". Cada cliente, ya se trate de particulares o de empresas, montan estas piezas en carrocerías de su propio diseño. Algunos de estos vehículos, una vez terminados, tienen un aspecto extravagante. A su lado, los microbuses de Valencia resultan normales. He visto, por ejemplo, un camión prácticamente recubierto de conchas. Pertenecía a 97 una comunidad de pescadores asentada junto al río Júcar. La “parte delantera” consiste en dos ruedas, movida cada una por unos motores eléctricos y provistas de freno. El chasis conecta estas ruedas con una suspensión y una dirección. También presenta un volante, un pedal de acelerador, un pedal de freno, un cuadro de mandos, una base para colocar una tablet y dos faros con luces tipo LED. No parece que hayan sido necesarios grandes estudios para su puesta a punto. Sin embargo, mis guías me aseguraron que hay mucha innovación radical en sus automóviles eléctricos. Los principales avances fueron desarrollados por sus científicos a partir de las innovaciones que realizó el emprendedor estadounidense Elon Musk en la extinta Tesla Motors durante la época de la secesión. Por ejemplo, las baterías son celdas de hidrógeno de un diseño profundamente innovador. Es un astuto sistema que funciona con agua, con la ventaja adicional de requerir muy poco mantenimiento. Todas ellas van dotadas de un cable eléctrico enrollable de gran longitud que posibilita la recarga de urgencia. La "parte posterior" es más sencilla todavía ya que no precisa de dirección. Toda la inteligencia de los vehículos descansa en las tablets. A través de multitud de aplicaciones, gestionan todo el sistema e informan a la fábrica sobre cualquier incidencia para que sea atendida. En esta fábrica hacen diversos tipos de carrocerías estándar. Los elementos motores se fijan por medio de cuatro simples tornillos situados en cada extremo. Su diseño permite desmontar todo con facilidad en caso de reparación. La carrocería más pequeña y más 98 corriente es una versión en miniatura de una camioneta. La cabina tiene capacidad para un máximo de cuatro personas. En la parte de atrás, ofrece una especie de cajón cuadrado, abierto y bajo, al estilo de las pick-up americanas. La trasera de la cabina puede levantarse y sirve de techo en caso de exceso de sol o de mal tiempo. Producen una pequeña cantidad de carrocerías para taxis. Se utilizaron muchísimo en las ciudades después de la Independencia, mientras los sistemas de microbuses, de tranvías y de ferrocarriles interurbanos eran puestos a punto. Hoy en día son menos habituales. Resulta evidente que estos sencillos vehículos no podrían satisfacer nuestra necesidad de rapidez y de libertad. Nuestra industria automovilística moderna y nuestro extenso programa de autopistas de peaje responden mejor a las exigencias de la sociedad española. Mis guías y yo mantuvimos una acalorada discusión sobre este tema. Debo reconocer que resultaron unos incómodos conocedores de las condiciones de nuestras vías urbanas. Sabían que los atascos y las multas permanentes hacen que sea imposible moverse a cualquier velocidad. Sin embargo, no quisieron contestar al preguntarles porqué en Lovetopía no se construían automóviles rápidos para utilizar sus miles de kilómetros de carreteras. Las autovías están ahora completamente subempleadas, aunque en parte han sido reutilizadas para las vías del ferrocarril. “Ninguna persona”, dije, “es insensible ante el placer de una carretera vacía”. Intenté sembrar la duda en sus jóvenes espíritus. Completé mi charla con una descripción del sentimiento que se experimenta al rodar en 99 nuestros potentes y cómodos coches de combustión. Por supuesto, incluí el estereotipo de la carretera sinuosa que atraviesa bellos paisajes o el cabello de la joven al viento, temas que tan bien presenta nuestra publicidad. La comida fue en uno de los restaurantes próximos a la fábrica. El lugar estaba abarrotado por una alegre y ruidosa muchedumbre de trabajadores y gente de la calle. Me fijé en que los clientes riegan copiosamente sus comidas con excelentes zumos, cervezas y vinos locales. De hecho, a veces se refieren a la cerveza y al vino como zumos con alcohol, en uno de esos dejes lingüísticos habituales entre los lovetopianos. Después de una larga sobremesa, visitamos el Ayuntamiento. Es una modesta construcción de madera imposible de distinguir de cualquier edificio de viviendas. Me mostraron mapas digitales y recreaciones virtuales de las microciudades limítrofes, todas ellas construidas en torno a nuevas estaciones de ferrocarril. La ciudad de Cullera está formada por cinco núcleos urbanos de tamaño similar vinculados a sus vecinos por el tren. Aunque el entramado resultante constituye una única ciudad. Mis informadores aseguran que bastan cinco minutos para llegar a la estación, otros cinco para ir hasta la ciudad vecina y otros cinco para llegar a destino. Están convencidos de que nosotros empleamos el doble de tiempo en un viaje similar. Eso sin mencionar las exigencias de gasto ni los problemas de aparcamiento, tráfico y polución. “¿Qué será de las grandes ciudades existentes cuando las microciudades se hagan realidad?”, pregunté abiertamente a mis jóvenes acompañantes. 100 “Serán demolidas. Lo mismo ocurrió con las antiguas zonas turísticas de Cullera y de otras poblaciones del Mediterráneo. Algunos barrios se conservarán como museos vivientes, reliquias de nuestro pasado bárbaro", dijeron jocosamente los muchachos. “El resto será retornado a playas y dunas. O serán transformados en praderas, bosques, huertas o jardines”. Dejamos Cullera y nos dirigimos en tren a Gandía, lugar en que se pueden ver en acción los procesos de reurbanización. Tres nuevas ciudades, separadas unas de otras por 1 kilómetro de campiña, han surgido a lo largo de la costa. Dos más, que formarán parte de otro cordón, están en construcción en el interior, junto a las primeras montañas. Los barrios vacacionales de antaño prácticamente han desaparecido, convirtiéndose ora en bosques ora en praderas. El paisaje me ha traído el recuerdo de los viajes de mi juventud a Suiza. Cercas de madera bordean las sinuosidades de los diferentes ríos que descienden, libres, desde las montañas. Los halcones y otras rapaces planean perezosamente. Niños cazando con arcos y flechas hacen signos al paso del tren. Los símbolos de lo que en su día fue una civilización muy activa han desaparecido. No hay coches, estaciones de servicio, supermercados de periferia ni vallas de publicidad. Todo completamente suprimido. El paisaje se presenta virgen, como si nunca hubieran sido parte de España. Este espectáculo me deprimió. Me hizo pensar, quizás de manera caprichosa, en qué sentirían los Cartagineses tras la destrucción de Cartago. Pude imaginar a los Romanos victoriosos arrasar el 101 terreno sobre el que se había erigido su gran ciudad. Por cierto, espero tener la ocasión de visitar Cartagena y ver en primera persona qué han hecho los lovetopianos con aquella gran ciudad industrial de nuestra época. (Domingo, 8 de mayo) Aquí está pasando algo extraño. Todavía no puedo determinar con precisión porqué siento esta sensación. Es como cuando me despierto de un sueño que no puedo recordar. La actitud de los individuos con las personas que les rodean, y conmigo también, me trae continuamente algo a la mente. ¡Pero no alcanzo a saber el qué! Siempre me pilla desprevenido. Como si un don maravilloso me estuviera siendo otorgado para serme retirado enseguida ¿Es un tipo de amistad, una especie de amor u otra verdad esencial? Y veo cómo me miran algo sorprendidos. Tal vez incluso decepcionados. Como si yo fuera un niño no muy dotado para el aprendizaje ¿Pero qué es lo que tengo que aprender? Siento la impresión de que la vida aquí me devuelve a un pasado que tal vez he conocido por viejas fotografías. O que, por el contrario, me proyecta hacia el futuro que tendremos. Esta gente, tan española a pesar de sus extrañas costumbres sociales, podía muy bien ser aquello en lo que nosotros nos podríamos convertir. ¡Ya sé cómo se hace el saludo lovetopiano! Primero, se dan una pequeña palmada en el pecho, a la altura del corazón. Luego, dejan caer suavemente la mano hacia delante, como mostrando la palma de la mano pero manteniendo el brazo pegado al pecho. A partir de ahí, prosiguen con besos, abrazos o con un choque de manos como 102 nosotros. Cada cual realiza el saludo con la mano que prefiere. Sólo lo utilizan entre ellos cuando hace mucho que no se ven. Significa, según me dijeron los chavales, “Te muestro mi corazón y lo abro a ti”. Lo he practicado varias veces con ellos y nos hemos reído de lo lindo. Tengo el sentir de que nos hemos hecho muy buenos amigos después de tan sólo pasar un día juntos ¿Los volveré a ver? También tengo la constante impresión de estar de vacaciones forzosas en la playa y en el campo. En parte por la omnipresencia del Mediterráneo, en parte por toda esta cantidad de árboles. Quizás también a causa de la oscuridad de las noches. No puedo evitar pensar que se ha producido un corte de luz, aunque sé que no es así. Me resulta difícil habituarme a tanto silencio. Esta quietud perturba mi paranoia madrileña, siempre condicionada por los pitados de los coches y los chirridos de los neumáticos. De alguna manera, me falta el sonido de los teléfonos y los sistemas de mensajería. Y los portazos, los gritos y los chillidos que se oyen por doquier. Incluso echo de menos las televisiones y las radios siempre encendidas. En el campo se espera silencio. Pero no aquí. No en una ciudad de casi un millón de habitantes en la que estoy constantemente rodeado de multitud de personas. No se oyen, en realidad, más ruidos que los gritos humanos y los llantos de los niños. ¿Cómo consiguen los lovetopianos vivir con tanto silencio? Por otra parte, tampoco entiendo cómo soportan el estar aislados de nosotros, de España. Este aislamiento ha engendrado en ellos una especie de fuerte voluntad de autosuficiencia. Me sorprende 103 saber que están, según he descubierto, en muy buenos términos con el resto del mundo. Pero, en lo que a nosotros se refiere, la escisión es total. Son como adolescentes que han rehusado la forma de vida de sus padres. Y como hacen los adolescentes, ¿acabarán por superar ese estado? Me llama la atención que sean tan imprecisos en lo concerniente a la hora. Aunque casi todos llevan un pequeño teléfono móvil, apenas lo utilizan. Por cierto, su teléfono es mucho más pequeño que nuestros smart-phones y no parecen deslumbrarse cuando les digo que nosotros manejamos pantallas de más de 5,5 pulgadas. En lo que respecta al tiempo, hacen más caso de cosas como los amaneceres, las puestas de sol y las mareas que de la hora propiamente dicha. No veo esa imagen tan frecuente en nuestras calles de jóvenes, y no tan jóvenes, siempre pendientes de su teléfono. Se pliegan a los imperativos de la civilización tecnológica, pero de mala gana. "Nunca verás a un indio depender de un teléfono móvil". ¡Vaya frase! Muchos lovetopianos profesan un cierto culto a las culturas antiguas de Asia y América, como los taoístas tailandeses, los toltecas de México o los indios norteamericanos. También se muestran fascinados por la cultura musulmana anterior a la Reconquista. Parece que envidian su peculiar relación con la naturaleza. Creo que esa rareza tan suya de hablar de lo emocional y de las energías de la vida viene de todas estas culturas ajenas a lo verdaderamente español. En el hotel me sentí bien por un tiempo. Pero me está empezando a resultar aburrido. Aunque he descubierto que no es un “hotel” como los nuestros, sino una casa familiar especializada en 104 albergar visitantes y turistas. Algo así como una pensión. O uno de esos hoteles rurales con encanto tan habituales en España en épocas pasadas, pero en medio de la ciudad. Sigo creyendo que los grandes hoteles urbanos ya no existen, pero tengo que averiguar más sobre esto. Ahora paso una buena parte del día en "La Cova del Llop". Es una especie de comuna de la prensa junto al mar. Allí viven unas 40 personas, periodistas, escritores y gente de la televisión. Son verdaderamente hospitalarios. Me siento a mis anchas entre ellos. El edificio que ocupan debió ser un almacén de mercancías. En la actualidad, está distribuido en multitud de habitaciones y grandes salas. La comida la hacen colectivamente. Hay habitaciones de trabajo tipo co-working. No tienen ordenadores personales ni portátiles, pero sí multitud de tablets ligeras y prácticas. A veces hablan con ellas, como dándoles instrucciones verbales. Todas las mañanas practican yoga en una especie de gimnasio. En la sala hay una enorme pantalla que ocupa toda la pared frontal. Aunque siempre está apagada, me dicen que a veces “conectan” para asistir a ejercicios de yoga como parte de un festival y que la sensación es la de una habitación enorme o la de una gran ventana a las montañas. Detrás de la casa, tienen un hermoso patio jardín en estado casi salvaje. La gente pasa gran parte del tiempo aquí. La mayoría de los días son soleados. La primera vez que estuve sentí que el mismo Sorolla había pintado aquí. La luz es tan limpia y el cielo tan azul que sorprende. En un extremo hay una pequeña huerta. Está repleto de animales. Hay perros, gatos, pájaros, peces. No sé cómo consiguen que no lo ensucien todo y que 105 no se coman unos a otros. En otra parte del enorme patio, hay escombros procedentes quizás de las ruinas del antiguo almacén. Nadie se ha preocupado por terminar de derruirlo y llevarse los escombros. "Vamos despacio porque vamos lejos” es el texto de un grafiti que se lee sobre la pared en ruinas. Según me dijo uno de los residentes, pertenece a la época de la “revolución de mujeres”. La habitación más importante es el salón−biblioteca. Está lleno de mullidos sofás y sillones. Es el único lugar de la casa donde se ven antiguos libros de papel. He ido allí tantas veces que ya tengo incluso mi sillón preferido y he empezado a leer un viejo libro de papel de Blasco Ibáñez. Los lovetopianos, tanto hombres como mujeres, poseen esa especie de seguridad natural propia de los animales. La Cova, como la llaman aquí, está siempre llena de personas tumbadas por un sitio u otro en perfecto relax. Se dejan caer en grandes almohadones e incluso en el suelo. Pasan mucho tiempo tumbados al sol sobre las alfombras y esteras, como si fueran gatos. Se estiran, cambian de posición y hacen misteriosos ejercicios. Dan la sensación de sentirse muy a gusto dentro de su propio cuerpo, que muestran abiertamente, con toda naturalidad. Varias veces me he tropezado con parejas jugando a un tipo de yoga a dos que parece salido de un documental oriental. También he pillado a alguna que otra pareja haciendo el amor sin que ello parezca avergonzarles ni molestarles. Actúan con tanta espontaneidad que soy yo el que se ruboriza, mientras que ellos se comportan como si les hubiera sorprendido cocinando. 106 Me encuentro, de pronto, envidiándoles por esa relación tan relajada con su propio cuerpo. Parecen respirar mejor. Moverse con más soltura. Yo pruebo a hacer lo mismo. Trato de imitarles pero no noto nada especial. Los habitantes de la Cova se reúnen a charlar habitualmente por las tardes, cuando sentados en círculo practican un tipo de conversación muy relajada. Disponen de mucho tiempo libre. Me recuerda a mis tiempos de estudiante. Se salta de un tema a otro y se gastan multitud de bromas. Cuando es necesario, se dan ánimos entre ellos. Gustan de tocarse y abrazarse con tanta espontaneidad que muchas veces no sabes quién es pareja de quién. Aunque la comunicación siempre se mantiene, también hay largos momentos de silencio. Además de la gran pantalla del gimnasio, hay un par de ‘televisiones’ colgadas en las paredes. Pero siempre están apagadas. Las pocas veces que alguien estaba viendo algún vídeo o escuchando música, utilizaba su tablet con unos pequeños auriculares inalámbricos. La pasada noche estuve hablando con un tipo muy interesante. Su nombre es Isidro Mare. Imagino que es su seudónimo. Estudiaba en la Universidad de Valencia cuando se produjo la Independencia. Es un tipo muy brillante, hijo de industriales catalanes. Tras pasar por una etapa mística, se adhirió al movimiento secesionista. Escribe artículos científicos y de política, una combinación nada extraña aquí, para Las Provincias de Valencia. Ha realizado varios documentales de historia y ha escrito un libro de cosmología. En cierto sentido es exótico, pero un periodista es siempre un periodista. Escribe lo justo, de una 107 manera nada irónica y muy precisa. Me sorprende su escepticismo razonado acerca de la ciencia española y europea. La considera esclerotizada y secuestrada por pensadores burócratas. "Habéis cometido el grave error", me dijo, "de dejar la ciencia en manos de científicos al servicio de las grandes multinacionales. Las grandes ideas innovadoras suelen surgir primordialmente de los científicos jóvenes. Aquellos de los que nadie se fía, libres de intereses y prejuicios. Todavía aparecen brotes en tu país, pero todo indica que habéis perdido el impulso que tanto necesitabais. En manos de librepensadores, llegará el día en que la tecnología, entendida como ciencia aplicada, nos liberará a todos de trabajar. En manos de las grandes multinacionales, ese día nunca llegará. O lo que es peor, llegará y veréis cómo mantienen a vuestros ciudadanos abriendo y tapando zanjas sin descanso, como dice que ocurre en las ciudades españolas, o con ocupaciones igual de inútiles para teneros con la ilusión de trabajo". Me pregunto si sus puntos de vistas serán ciertos y si serán muy compartidos aquí en Lovetopía. Tendré que estar atento y entender mejor esto. Después de algunas copas de vino, la conversación se animó y tornó hacia derroteros más personales. Decidí tantearle un poco. "¿No crees que todo este asunto del “equilibrio” se está convirtiendo en algo espantosamente aburrido? Creo que cuando alcancéis un determinado nivel os volveréis locos". Isidro me miró con cierta sorna y me devolvió la pelota. "No olvides que nosotros no tenemos por qué permanecer en la estabilidad. El sistema 108 proporciona el equilibrio y los individuos somos libres de asumirlo o no. Quiero decir que no intentamos ser perfectos, simplemente ajustarnos al cambio y disfrutar de sus altibajos". "Pero esto es igual que renunciar a toda idea de progreso. Parece que sólo queréis alcanzar el punto de equilibrio y permanecer en él, como borregos". "Es posible que recibas esa impresión. Es un concepto inicialmente escurridizo para quien viene de una sociedad en permanente desequilibrio. Pero en la práctica, no existe ese punto en que se alcanza el equilibrio. Luchamos continuamente por aproximarnos a él. Pero nunca lo conseguimos. Y deberías saber que no todos coincidimos con exactitud en lo que hay que hacer. Sólo estamos de acuerdo en los principios fundamentales. El resto está siempre en discusión". Sonreí burlonamente. "¡He observado que sois un tanto soñadores!". "Podemos permitirnos el lujo de serlo gracias a ese acuerdo en lo básico. Además, eso nos procura la mitad del placer de las relaciones entre las personas. Intentar trabajar con perspectivas diferentes, viendo lo que otros individuos piensan de las cosas". "Me mantengo en la idea de que esa lucha por el equilibrio es un tanto utópica". Isidro tomó este último comentario más en serio. "¿Tú crees? Sin embargo, hemos llegado en la práctica a algo parecido a la estabilidad. Nuestro sistema se abre camino tranquilamente. Mientras, el vuestro lleva décadas en constantes convulsiones. El nuestro es como un prado al sol. Está en constante evolución. Unas plantas crecen. Otras se mueren. Las bacterias las descomponen. 109 Los ratones se comen a las semillas. Los gavilanes se comen a los ratones. Uno o dos árboles empiezan a crecer y dan sombra a la hierba. Pero el prado vive en estado de equilibrio. Salvo si los hombres hacen su aparición salvaje echándolo todo a perder". "Creo que comienzo a entender lo que dices. Puede que no les parezca estático a los ratones". Al terminar sus años de estudiante, Isidro viajó mucho. Su inquietud le llevó a Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica, Europa y Asia. Incluso pensó en ir a España clandestinamente, pero no lo hizo. O al menos, eso dice. Está enrollado con una encantadora mujer que se llama Clara. Es algo mayor que él. También es periodista. Viven en la Cova en dos habitaciones diferentes. Isidro tiene aspecto de nómada. Ha trabajado también en otros periódicos de Granada, Alicante y en una pequeña población de la costa en el norte llamada Benicarló. Hablamos también de nuestra vida privada. Trató de sonsacarme lo que había detrás de mis viajes y mis relaciones con el gobierno. Me pescó en un par de embustes, pero creo que comprendió su causa. No dio al asunto más importancia que la que realmente tenía. Continuamos conversando de una forma casi fraternal. Me esforcé en ser sincero y honesto. Le hablé de Ruth y me preguntó por la naturaleza de nuestras relaciones. Pareció sorprendido de su provisionalidad después tres años juntos. "Veo algo contradictorio", me dijo. "Vivís en apartamentos separados. Os veis dos o tres veces por semana. A veces pasáis semanas enteras sin veros. Y por otro lado, no tenéis un grupo de gente con el que convivir. Gente que os apoye en 110 el plano afectivo y os ofrezca otras posibilidades de relación mientras estáis separados. Es extraño que no hayáis roto hace tiempo, aprovechando una de tus ausencias. Me parece un tanto jodido". "Es que es jodido", dije. "En un par de ocasiones nos hemos liado con otras personas. Pero siempre terminamos por volver el uno con el otro". "Me parece una concepción muy frívola", me dijo en un tono neutro pero cariñoso que no incluía desaprobación alguna. "Deja demasiado espacio a la soledad. Aquí nos las arreglamos para no sentirnos solos. Esto nos impide cometer más errores de los precisos en el plano emocional. No creemos en los compromisos a dos que no se inserten en una estructura, en un entorno social en el que confiar. Los hombres y las mujeres y los chavales, como sabes, somos animales tribales. Necesitamos mucha comunicación para mantener el aprendizaje y renovarnos emocionalmente". "Puede que estés en lo cierto", le dije sin gran convicción. "Nunca he enfocado las cosas desde este punto de vista. Aunque alguna vez me he preguntado hasta qué punto es bueno tener hijos". "Bueno, también hay otro tipo de familias", me dijo mientras me lanzaba un guiño rápido. "Si quieres, puedo llevarte a visitar algunas". También he mantenido más de una conversación interesante con Lorena. Escribe en una importante revista llamada Fluir. Es una de las muchas revistas lovetopianas de ámbito internacional y sus artículos siempre tienen gran repercusión. A veces, se ve obligada a viajar para atender las peticiones de entrevista o de conferencias que recibe. Diría que acaba de cumplir los treinta y cinco, aunque ella ni lo admitió ni lo negó. Sólo sonrió cuando le pregunté. Quizás más joven, 111 porque no se aprecian arrugas en su rostro y tiene un cuerpo realmente cañón. Pero las mechas con canas que luce me confunden. Quizás sea mayor pero esté muy bien cuidada. Lorena tiene bastante genio. Cuando la conocí, hablaba acaloradamente con alguien que le cuestionaba la veracidad sobre la estrategia adoptada por los españoles en la frontera lovetopiana. Al principio no intervine. Conocía el tema y sabía que Lorena tenía razón. El gobierno español instaló en Sevilla, Córdoba y Jaén un sistema de vallas con afiladas cuchillas, a fin de poder detener la entrada de inmigrantes irregulares. Aunque se presentó a la opinión pública como una medida inofensiva y habitual en edificios oficiales, como el Banco Central Europeo y el Parlamento Europeo. "Espera", dijo Lorena por fin, "precisamente tenemos aquí a un periodista español ¿Por qué no le preguntamos a él?" "De acuerdo", me dijo el otro tipo, "¿Sabes algo de todo este embrollo?". "Por supuesto que sí", dije, "y Lorena ha dado en el clavo. Pusieron vallas con cuchillas afiladas como bisturís por toda la frontera lovetopiana de Andalucía". "¿De dónde has sacado esa información? ¿Estás seguro?". "Totalmente seguro. Oí al Presidente cuando dio la orden y también le oí decir a la prensa que si se difundían sus palabras, las desmentiría". Lorena soltó una carcajada. Su adversario y ella no volvieron a hablarse en varios días, pero lo suplimos entre los dos. Charlamos sobre Andalucía, tanto de la parte lovetopiana como de la parte 112 española. También hablamos sobre la función de los periodistas y sobre los cambios experimentados en Lovetopía en las relaciones hombre−mujer. Según ella, las mujeres aquí han dejado totalmente atrás la situación de dependencia a la que estaban sometidas en nuestra sociedad. No quiere decir que dominen a los hombres, sino que tienen el mismo poder que éstos, tanto en el trabajo como en las relaciones interpersonales. Sobre todo, insistió en que el gran avance está en que no tienen que manipular a los hombres. A mis oídos suena bien, aunque no acabé de entender sus puntos de vista. Por otro lado, afirma que tanto el Partido de la Supervivencia como el Partido del Progreso han creado una sociedad en la que la situación objetiva de la mujer es igual a la del hombre. De esta forma, las personas pueden ser simplemente personas. Los hombres pueden ser simplemente hombres y las mujeres simplemente mujeres, sin la carga simbólica de los roles sociales. Pero respondiendo a lo que llamó “diferencias de polaridad energética”. Cuando quise saber más, me dijo que era suficiente hablar por el momento y que reflexionase sobre nuestra conversación. He notado, no obstante, que tanto Lorena como el resto de mujeres lovetopianas resultan muy femeninas y que parecen aceptar, con un encanto natural, su atractivo biológico. Incluso su fertilidad. Aunque no me explico cómo lo puede combinar con la pesada responsabilidad que asume y el duro trabajo que ejecuta. En cuanto a los hombres, a la luz de lo que veo en la Cova, expresan sus sentimientos con mayor libertad que los españoles. Sin disimular siquiera los 113 sentimientos de debilidad. ¡Y aun así, resultan muy viriles! Lorena es inteligente y cínica, como todo buen periodista. Sin embargo, es extrañamente optimista con respecto al futuro. Cree que la naturaleza del poder político en el mundo está cambiando, que la sociedad y la tecnología pueden ser puestas al servicio de la vida y la humanidad, en vez de lo contrario. Es una escéptica, pero no una amargada. Debe resultar cómodo pensar así. Añoro las amables "atenciones" de mi fiel Ruth. Siempre que estoy lejos, me doy cuenta, recuerdo hasta qué punto es una compañera leal. Y me siento orgulloso de sentir así. A pesar de que hemos decidido deliberadamente no sernos fieles, los celos nunca aparecen. Tengo la terrible sospecha de que todas las mujeres que hay a mi alrededor están secreta, constantemente follando. Siento que las podría poseer sólo con saber el usuario y la contraseña. Pero no los conozco. Me debe faltar algo. ¿Será que simplemente y por razones misteriosas no resulto atractivo a las mujeres de Lovetopía? ¿Tampoco a las periodistas de la Cova? Mantienen conmigo un comportamiento amistoso y directo, abierto y abundante en abrazos. Su contacto me produce una sensación muy agradable y cálidos escalofríos. Pero lo hacen de manera totalmente fraternal. Si las toco a su vez, parecen pensar que estoy tomándome libertades y retroceden enseguida. ¿Es que, tal vez, en este país existe un gesto apropiado para cuando una mujer se te aproxima que yo no sé hacer? El caso es que observo a los tíos lovetopianos y no parece que hagan nada. Excepto, quizás, sonreír levemente. A veces ligan, a veces 114 no. Es algo muy natural y nadie parece concederle excesiva importancia. Todo esto me tiene perplejo. Tengo la impresión de no poder alejarme de mis propios puntos de vista. Hay lovetopianas muy hermosas. Su belleza es simple, sin artificios. Su atractivo no depende de cosméticos, ropajes o cirugías estéticas. Dan la impresión de ser fuertes y seguras. Las veo amantes del placer, muy honestas y directas en el plano afectivo. Parece que les gusto. Tanto en la Cova como por la calle me miran directamente a los ojos. ¿Sino, por qué lo harían? Las siento contentas de hablar conmigo, de tratar incluso aspectos muy personales. Y sin embargo, no puedo dar un paso más y empiezo a sentir que voy algo salido. Tengo que darle vueltas al tema. Puede que aprenda cómo ligar con las mujeres de aquí y pueda follarme unas cuantas. No quiero obsesionarme con esto, pero apenas encuentro pornografía como la de España y me cuesta “descargarme” solo, sin un estímulo visual. 115 07.- LOS DEPORTES Valencia, 9 de mayo de 2033. Los españoles aficionados al deporte no lo pasarían bien en Lovetopía. Ya no hay ni fútbol ni baloncesto. Ni siquiera las carreras de motos o de coches que tan populares eran en Valencia antes de la Independencia. Los periódicos tienen una sección que titulan "páginas deportivas", aunque en realidad está dedicada a los más excéntricos deportes individuales. La navegación marítima, especialmente en sus modalidades "de vela", ocupa un importante lugar. La natación en todas sus modalidades, el submarinismo y otras prácticas como el wind-surf y el kite-surf son deportes reina. La marcha y el camping, combinados habitualmente con la pesca y la caza con arco, también son considerados como deportes. La gimnasia, el ciclismo, el patinaje y el skateboard son frecuentes en parques y jardines dentro de la ciudad. El ping−pong, el tenis, el frontenis y la mayoría de deportes de raqueta gozan asimismo de una situación privilegiada. ¡Lo mismo pasa con el ajedrez! Durante el invierno, es muy habitual la práctica del ski, el snow y todo tipo de deportes y actividades de nieve. La estación de Sierra Nevada, en Granada, renovó sus instalaciones hace unos años y me informan que presentará su candidatura para organizar los siguientes Juegos Olímpicos de Invierno. Los deportes de aventura son habituales en las montañas y en todas las zonas de interior. Las disciplinas que me han mencionado como preferidas 116 por los lovetopianos son mountain bike, escalada en roca y hielo, piragüismo, barranquismo y kayak. He visto amplia información sobre prácticas de ala delta, paracaidismo y vuelos en globo. Un aspecto crucial en estos deportes es la orientación en el terreno. Saber dónde estás, hacia dónde ir y cómo moverte en un terreno desconocido, donde la naturaleza impone su inmensidad, son habilidades muy apreciadas. La pasión por estas actividades sólo es apreciable cuando uno descubre la enorme oferta de tiendas especialistas que hay en las calles de pueblos y ciudades. Hasta el balón−bolea, qué Dios les ampare, es uno de sus pasatiempos favoritos. Se les puede ver jugar hacia media mañana y en otros momentos del día en las playas, en los terrenos de las fábricas o por la calle. No resulta excesivamente competitivo pero sin lugar a dudas, es divertido. No se practica ni el boxeo ni la lucha. Tampoco las carreras de caballos. Sin embargo, se mantiene una gran afición por la hípica y todo lo relacionado con el mundo del caballo, especialmente en las regiones del Sur. En resumen, para los entusiastas del espectáculo deportivo de masas, Lovetopía puede resultar el país más aburrido del mundo. Y sin embargo, consagran mucho más tiempo que nosotros a la práctica deportiva. Desde el punto de vista de la forma física, el individuo lovetopiano medio tiene un aspecto realmente sano. A su lado, los españoles como yo tendemos a sentirnos un tanto flojos. Además de la frecuente práctica de deportes, están acostumbrados a recorrer a pie grandes distancias, llevando pesadas mochilas y voluminosas cestas con la compra. 117 Resulta curioso descubrir que Lovetopía tiene su propia versión del Camino de Santiago. Han diseñado un recorrido a pie desde el norte de Castellón hasta la costa de Cádiz, atravesando los principales lugares históricos y parajes naturales del país. En total, algo más de 800 kilómetros. Los lovetopianos se entregan a esta práctica de caminar grandes distancias con mucha frecuencia. Lo llaman “El Camino del Amor Interior”. Prácticamente, todo lovetopiano lo ha recorrido tres o cuatro veces desde que se señalizó dos años después de la Independencia. El camino está marcado con flechas de color púrpura, como guiño a las archiconocidas flechas amarillas del Camino de Santiago español. Dormir a la intemperie o bañarse desnudo en la helada agua de los ríos y los lagos son prácticas habituales en estas expediciones a pie. No existe una infraestructura de albergues oficiales. Dicen preferir alojarse en casas privadas. Y aun así, siendo un camino realmente salvaje, me informan de que esta peculiar versión lovetopiana del Camino de Santiago está totalmente adaptada para personas con alguna discapacidad física. Es frecuente ver a la gente correr ya sea porque tienen prisa o para mantenerse en forma. No se ven, como en nuestras calles, personas obesas. Incluso los ancianos parecen más animosos y su condición física es mucho mejor. Al interrogarles sobre esto, varios lovetopianos me respondieron casi al unísono. "Bueno, en realidad es que la naturaleza nos ha dotado bien y además llevamos una vida físicamente muy activa", u otras frases similares. Yo creo que ni se les pasa por la imaginación que los individuos en España y en el 118 resto de países no están, ni mucho menos, en tan buena forma física. Al proseguir mis pesquisas, he descubierto que los lovetopianos utilizan sus pequeños teléfonos móviles para monitorizar su actividad física y llevar un seguimiento minucioso de sus efectos sobre la salud. Dicen que esta información alimenta el sistema de salud que manejan los hospitales y que resulta sumamente útil para entender las dolencias y enfermedades. A los habitantes de Lovetopía también les encanta bailar. Las mujeres lovetopianas parecen totalmente entregadas a la danza del vientre. Quizás sea un reflejo melancólico por la ascendencia mora de sus territorios. Las mujeres presentan un aire de salud envidiable. Aunque es fácil descubrir que sus cánones de belleza no coinciden con los nuestros. Muchas mujeres evitan teñirse el pelo y muestran con agrado y coquetería sus canas. Y dicen que les agrada andar mucho, aunque se vean forzadas a ello por la práctica ausencia de coches. Probablemente consiguen, a cambio, una excelente salud física y unas curvas y un tono de piel que serían la envidia de la mayoría de las españolas. Algunos hombres, más de lo habitual en España, lucen frondosas melenas y cuidadas barbas. Apenas hay calvos. La alopecia no parece un problema en Lovetopía. Quizás tenga que ver con la desaparición de la contaminación y con el uso de jabones naturales. Gracias a la calidad del clima y a sus horarios escolares relativamente flexibles, los niños lovetopianos disfrutan mucho más del aire libre que los nuestros. Las escuelas organizan frecuentes excursiones. No es extraño ver a críos 119 de seis años, con una pesada mochila a la espalda, caminar junto a otros chicos de más edad. Hacen largas marchas que, según me han dicho, duran hasta cuatro o cinco días alcanzando lugares de difícil acceso. A veces, transitan a través de “El Camino del Amor Interior”, pero por tramos. A partir de un cierto nivel (no emplean el término "curso"), los niños consagran gran parte de su tiempo al entrenamiento en la naturaleza. La pesca, la caza y los ejercicios de supervivencia se consideran una parte fundamental de la educación. Por si alguna vez se encuentran perdidos en una zona salvaje, además de las técnicas básicas, tienen que aprender a fabricarse un equipo de supervivencia aceptable. Este equipo incluye ganchos, cepos, arcos, flechas y un largo etcétera. Los adultos, ya sean padres o no, participan voluntariamente en las excursiones de los chavales. A veces lo hacen por amor al deporte, pero también para aprovisionarse de carne. Los animales salvajes han reaparecido en grandes cantidades en las áreas forestalmente repobladas. Ahora se pueden cazar tanto linces ibéricos, osos (incluso pardos) y lobos, como ciervos, zorros y conejos. La caza se practica con arcos y flechas, no con armas de fuego. Los ejercicios que realizan los niños se conjugan con el estudio de las plantas, los animales y el paisaje. Me he quedado impresionado del conocimiento que los más jóvenes tienen de tales materias. Un niño de seis años te dirá todo lo que quieras saber acerca de los nichos ecológicos de las plantas y de las criaturas con que se encuentra en su vida cotidiana. Sabrá también qué raíces y granos son comestibles y cómo 120 tallar una lanza, con apariencia de jabalina deportiva, a partir de una rama. Parece que sus chavales aprenden sobre la naturaleza y sus nombres de manera tan natural como los nuestros lo hacen de videojuegos, productos de consumo y marcas. El mar, los ríos y los lagos ejercen una atracción magnética sobre la gente joven para la práctica del deporte. Quizás la razón de esta afición desbocada esté en lo cálido de las aguas del Mediterráneo. Poco después de la Independencia, todos aquellos terrenos de costa o ribereños fueron expropiados y declarados "parques acuáticos". Se recuperaron hermosas playas y arenales, así como calas y acantilados. Comunas de pesca, escuelas, centros de buceo y pequeños puertos empezaron a aparecer por doquier. También se utilizaron algunos de estos espacios recuperados para nuevos hospitales, institutos oceanográficos y museos de historia natural. Los lagos, antes prácticamente inexistentes, han vuelto a brotar y están abiertos al público para remar, pescar y nadar. El nuevo gobierno llegó al extremo de dinamitar algunas de las presas erigidas en los ríos. La premisa, aunque dudosa, es que impedían la navegación recreativa y dificultaban la marcha de algunas especies de peces. Los salmones, por ejemplo, han sido restablecidos a base de grandes esfuerzos y gozan de una gran simpatía popular. La buena forma física de los lovetopianos también tiene su ascendente en las escuelas. Los cursos de carpintería y otros trabajos manuales que requieren del uso de herramientas van acompañados de trabajos prácticos. Los alumnos se ven obligados a manejar maderos, ladrillos y otros 121 materiales pesados. Estos cursos son muy populares y asisten la mayoría de los chicos y las chicas. Lo más difícil de comprender para un español es que los lovetopianos puedan vivir sin la emoción, el drama y el suspense que proporciona la Liga de Fútbol. Con sus campeonatos europeos y la permanente caza de récords y copas. Tampoco se ve aquí ese deseo, tan frecuente en los jóvenes españoles, de identificarse con las grandes figuras del deporte. Aparentemente, las grandes competiciones de fútbol (y de otros deportes de equipo) fueron abolidas tras la Independencia, tras largos debates, en uno de sus misteriosos “referéndums digitales”. Después de varias votaciones que no resultaron concluyentes, se impuso una curiosa opinión, ampliamente compartida por las mujeres. Según dicen, “los deportes de sofá (como aquí los llaman) son sumideros emocionales que bloquean el compromiso social de los hombres y que, de haber continuado, hubiesen condicionado gravemente la seguridad del nuevo país”. Sin embargo, los lovetopianos derivan la excitación que en nosotros producen los grandes deportes hacia lo que ellos llaman "juegos de guerra". No se habla nunca de estos juegos en las páginas deportivas ni se les menciona jamás en ningún tipo de publicación. La gente se muestra evasiva cuando se les interroga. Pero, por los rumores que llegaron a mis oídos en España, parece que se trata de una costumbre que implica actos brutales. Según algunas de las conversaciones mantenidas entre hombres jóvenes, es evidente que se apasionan por estos ritos sangrientos. Al parecer, se cobran cada año cientos de vidas de jóvenes lovetopianos. Espero tener pronto la 122 oportunidad de presenciar uno de estos controvertidos espectáculos para compartirlo en un artículo. En lo que se refiere a niños y jóvenes en Lovetopía, llama mucho la atención, por ser diametralmente diferente si pensamos en nuestros chavales, que apenas los ves con teléfonos inteligentes, videoconsolas portátiles y otros dispositivos electrónicos de las grandes multinacionales. Y sin embargo, el Gobierno les entrega gratuitamente una tablet de apariencia realmente atractiva como regalo en su séptimo cumpleaños. He escuchado que es “la manera oficial de darles la bienvenida a la edad adulta”. Parece como si las pantallas electrónicas que hipnotizan a nuestros hijos e hijas no tuviesen efecto aquí. Los niños y niñas lovetopianos están fascinados por la naturaleza, la práctica de deporte “real” y los muchos juegos tradicionales que conocen, la mayoría con un nivel de contacto físico que escandalizaría al español más progresista. (Lunes, 9 de mayo) Mis esfuerzos por obtener una cita con la Presidente Garen están resultando infructuosos. No obstante, su ayudante sigue muy amable conmigo. Me dice y me repite que conseguiré la entrevista. ¡Y me sugiriere que siga curioseando por el país "para tener temas de qué hablar!". Ha insistido, además, en que les facilite una copia de todos mis artículos después de haberlos escrito. ¿Esperan, quizás, ver lo que escribo antes de concederme esa anhelada cita? Vi a Garen en la televisión. Fue en la gran pantalla del gimnasio de la Cova, con ocasión de la retransmisión de la inauguración de una central de energía solar. Aquella pantalla me permitió 123 seguir el acontecimiento con un realismo sorprendente. Isidro lo organizó todo. Las imágenes me llegaban como si estuviese de pie, muy cerca del grupo. La resolución de estas pantallas es tan elevada que apenas distingues realidad de ficción. En escasos 5 segundos, me olvidé de la tecnología y me integré en el acto. Las celebraciones de este tipo no tienen absolutamente nada en común con nuestras ceremoniosas inauguraciones. Aquí, las personas que han hecho el trabajo protagonizan el acto de su presentación. Hay cámaras deambulando entre la gente y reina un cierto descontrol. La imagen principal es la de un testigo silencioso situado a unos metros que escucha todo. In situ, no hay mirones pasivos. Todos hablan con todos. Las pequeñas entrevistas abren ventanas en los laterales de la gran pantalla. Estas ventanas son del tamaño habitual de nuestras televisiones. Las cámaras pasan de un grupo a otro y puede llegar a haber 8 entrevistas al mismo tiempo. El sonido, algo que no entendí bien cómo funcionaba, cambia de una pantalla a otra en función de dónde fijas tu atención con la mirada. Una mujer de aspecto bastante vulgar hablaba y reía con las demás. Le mostraron unos papeles y respondió con bromas. Me costó darme cuenta de que se trataba de Verónica Garen. Nada de discursos presidenciales. Por el contrario, la Presidente se giró hacia una mujer que estaba cerca y dijo algo así como "¿Por qué no cuentas cómo empezó todo esto?". En ese momento, desaparecieron las ventanas de entrevistas y la gran pantalla que ocupa toda la pared frontal del gimnasio mostró un gran plano del grupo. La mujer estaba justo en medio. Tuve 124 el sentir de estar allí. Con mucha seriedad, la mujer describió los antecedentes de la instalación. Explicó por qué se juzgó necesario construirla en el lugar donde se halla ubicada, cómo los habitantes de las ciudades a las que va a abastecer de energía optaron por este tipo de central y qué innovaciones incluye en el plano científico. Inmediatamente después, se volvió hacia sus vecinos con los que conversó sobre el desarrollo de la obra. Utilizó un tono más bien humorístico, lejos del estilo solemne y pedante con que hablan nuestras personalidades públicas. Parece que la instalación no es perfecta en ciertos aspectos. Al menos, así lo creían algunos. No faltaron las críticas. Cuando la atmósfera comenzó a ponerse algo tensa, Garen intervino. Sin la pretensión de adoptar el rol de árbitro o de madre, evocó otro caso en que las cosas no habían salido del todo bien. Contó una anécdota política sobre la Independencia. Recordó cómo la gente, al final, había terminado por unirse y corregir los fallos. Las nubes se disiparon y surgió de nuevo la solidaridad entre los participantes. Cuando llegó el momento de darle al interruptor, entre bromas sobre si funcionaría o no funcionaría, un chaval avanzó para apretar el botón. Pero antes, para sorpresa de los presentes, dio unos pasos al frente y se dispuso a hablar. Apenas tendría 7 u 8 años. “Yo también quiero decir lo que me más me gusta”, dijo con una seguridad que me sorprendió. “¿Puedo hablar, tías?”, continuó girándose hacia las tres mujeres con las que había venido. Una de ellas, de apariencia realmente joven, contestó con suma dulzura. “¡Claro que sí, cariño! Puedes decir lo que tengas que decir”. 125 “Lo que más me gusta de esta planta es que la han pintado toda de verde tan bien que a veces la miro desde lejos y se me olvida que está aquí”, dijo con mucha gracia. “La otra cosa que más me gusta es que desde el cole pedimos que la pusiesen lejos de los conejitos blancos que nos visitan y todos los mayores nos hicieron caso”, dijo esta vez con gesto serio. “Y también la otra cosa que más me gusta es que, es que los trabajadores que la han hecho nos pedían ayuda en el cole para hacer cosas nuevas que no sabíamos hacer”, comentó mientras se rascaba la mano y levantaba sus pequeñas cejas. “Pero la cosa que no me gusta es la carretera negra que han puesto para que pasen los camiones. No es bonita y se camina raro”, añadió con el ceño fruncido. ”Pero nos ha dicho la profe que la quitarán después. Así que quiero pedir que no se olviden y recojan y se lleven la carretera negra antes de irse”. El grupo de adultos empezó a reír y a aplaudir. El niño corrió hacia el grupo de mujeres con la intención de abrazarse a sus piernas. Pero una de ellas se agachó y le recibió en cuclillas con un abrazo enorme. Empezó a comérselo a besos mientras le acariciaba y le revolvía el cabello con rapidez. Finalmente, el niño apretó el botón y las bombillas se encendieron. La planta funcionó. Todos reían y se repartían abrazos unos a otros. Cuando trajeron el cava, los cámaras cambiaron sus aparatos por vasos y ya no vimos más. De repente, me sorprendí abrazado a Isidro, con los ojos húmedos. Me separé violentamente, realmente tenso. Pero Isidro lucía una enorme 126 sonrisa de normalidad. Me relajé al instante y la tensión se esfumó. En mis ratos de ocio he visualizado en Internet algunas de las entrevistas y discursos de Garen. He descargado en mi ordenador toda una serie de videos para llevarme a casa cuando regrese. Así, burlaré la censura electrónica que el gobierno de Lovetopía tiene impuesta a los usuarios de España. No cabe duda de que se trata de una mujer extraordinaria. Es capaz de transmitir, en un lenguaje simple y lleno de imágenes, los pensamientos políticos más elevados. Sabe dar calor a sus palabras y, al mismo tiempo, conservar un tono amenazador. A nadie le gustaría tenerla por enemiga. ¿Sería así la antigua Angela Merker alemana? Garen tampoco parece confiar en la táctica de "buenos y malos". Actúa desde la preocupación subyacente de la unidad. Consigue un sentimiento familiar incluso cuando está sermoneando a alguien. No creo que nadie, sea cual fuere su punto de vista político, pueda caer en desgracia a los ojos de esta mujer. La confianza con la que se dirige a la gente es convincente. Parece que siempre terminan compartiendo y aceptando la lógica de sus argumentos. Quizás porque sus argumentos son de unidad y no de razones. Nunca pensarás que está tratando de venderte algo, como ocurre con los discursos televisados de nuestros políticos. Por el contrario, se tiene la sensación de que está dando claridad, fuerza y sabiduría. ¿Es, quizás, tanto una líder religiosa como política? ¿Papisa de la Iglesia Lovetopiana del Estado? ¿Sacerdotisa entre las sacerdotisas? ¡Bien sabe Dios que no lo parece! En cualquier caso, 127 mejor empezar a preparar desde ya la entrevista que tenga con ella. 128 08.- LA TELEVISIÓN Y SU USO SOCIAL Valencia, 10 de mayo de 2033. Los lovetopianos se jactan de haber pasado por la criba a la tecnología moderna. Argumentan haber rechazado una buena parte de ella por razones sociales, económicas y medioambientales. Sin embargo, a pesar de esta supuesta austeridad tecnológica, emplean casi con más intensidad que nosotros los distintos aparatos digitales y de vídeo. Persuadidos de que no hay que moverse de un lado a otro más que por placer, hacen muy pocos "viajes de negocios" tan frecuentes entre nosotros. En su lugar, despachan sus asuntos a través de videoconferencia por medio de tablets. Cuando se trata de grupos, utilizan un novedoso sistema de pantalla mural inexistente en España. Se trata de una gran pantalla, con diversas cámaras perfectamente camufladas, que ocupa completamente la pared de una habitación. Permite ver al otro grupo con perspectiva de tamaño real. Esta pantalla, habitual en los hogares de Lovetopía, también se utiliza para películas y documentales. La experiencia sólo será entendible para aquellos españoles que recuerden los mejores cines que hubo en España, pero sin la típica oscuridad. Hay una única infraestructura de telecomunicaciones vía cable para todo el país. Esta red la comparten la televisión (si es que se puede llamar así) e internet. El país entero, incluso las zonas rurales más aisladas, está interconectado mediante avanzada fibra óptica. El antiguo cobre fue abandonado rápidamente tras la Independencia, aprovechando las obras para la 129 creación del nuevo sistema de ferrocarril nacional. Sólo existe una emisión de televisión cerrada y programada en las televisiones públicas. El resto de canales son gestionados, sobre todo, por agrupaciones de periodistas y técnicos. Emiten a través de Internet. Los contenidos parecen muy concentrados en la difusión cultural y están abiertos a la participación de los ciudadanos. Hay dispositivos de vídeo por todas partes. Aunque rara vez he visto a la gente pasivamente sentada delante de la pantalla, anulada por lo que ve como ocurre en España. Todavía no sé si es una misteriosa coincidencia o si los programas son realmente diferentes a los nuestros. Pero sé es que los lovetopianos utilizan la televisión y las pantallas en lugar de dejarse utilizar por ellas. Algunos canales, al parecer, se integran en la estructura política y forman una especie de "teleconsejo nacional". La gente los mira cuando se transmiten actos de los Ayuntamientos y del Parlamento. Me informan de que la estricta legislación de transparencia no permite que haya ninguna reunión política a puerta cerrada a espaldas de los periodistas y el público en general. Los “telespectadores” no se limitan a observar pasivamente. Participan formulando preguntas y haciendo comentarios por videoconferencia a las personalidades presentes o a los presentadores. Con esto consiguen que la televisión no sea meramente una portadora de noticias, sino la noticia misma. Entre los programas dedicados a la actividad gubernamental, hay que destacar los plenos municipales y las propuestas de obra pública. Los 130 debates con participación de personajes públicos o de aspirantes a algún puesto político también son frecuentes. Aunque los preferidos por lovetopianos y lovetopianas son los consejos de ministros, las sesiones del Parlamento y, en especial, sus comisiones. El contenido y tono de los comentarios puede variar considerablemente, yendo desde la asepsia e imparcialidad de los locutores a la vehemencia de los analistas más partidistas. La regla de la objetividad en la presentación de noticias, que en nuestro país es sacrosanta, aquí es considerada ingenua. De hecho, se refieren a ella peyorativamente como "la hipocresía española". En Lovetopía, todo comentarista político anticipa sus intervenciones declarando su inclinación personal. Dicen que así sirven mejor a la verdad, exponiendo su opinión con sinceridad y dejando que los telespectadores reaccionen a su manera. Prácticamente todo programa de televisión lleva incorporado un mecanismo de votación para que los lovetopianos participen desde sus tablet o con sus pequeños teléfonos. A veces, se pronuncian sobre un determinado tema de debate. Otras veces, simplemente declarando si una intervención, un programa o un producto les gusta o les disgusta. Muchas intervenciones políticas incluyen una solicitud de votación a los televidentes y se acatan los resultados sin resistencia alguna. Este tipo de votaciones, a las que llaman “referéndums digitales” o “referéndums espontáneos”, son tan habituales como las intervenciones de los lovetopianos en los asuntos emocionales de otros. Determinando asuntos, por su relevancia social, son sometidos repetidas veces a referéndum. Cuando esto ocurre, hay intervenciones y debates entre 131 medias. Siguen un mecanismo del tipo al mejor de 3 ó al mejor de 5, similar a la puntuación del tenis. Hay canales que presentan películas y programas de entretenimiento. Cosa curiosa, en lugar de intercalar los spots publicitarios a lo largo de toda la emisión, los proyectan unos detrás de otros entre programas. Un cronómetro inverso indica en todo momento el tiempo restante de publicidad. Nada de personificaciones de amas de casa o consumidores en situaciones ficticias que dramatizan los “supuestos” beneficios de los productos. Los spots se limitan a ser meros anuncios. Debe existir una prohibición en todos los medios de comunicación ya que los anuncios de las revistas y periódicos son igual de secos. Aun así, algunos espectadores lovetopianos se las arreglan para seguirlos. Tengo la sospecha de que los ven únicamente esperando que llegue un anuncio comparativo de una empresa donde trabaje algún conocido. Es como si deseasen que la competencia se compare con éxito para así, después, burlarse de ellos. Resulta frecuente encontrar grupos de lovetopianos riendo a pierna suelta sin razón aparente. No es raro ver películas y documentales nacionales y del extranjero. He notado una preferencia por las producciones de Francia, Canadá o Inglaterra. Algunas personas llegan a captar las emisiones españolas transmitidas vía internet y se ríen de nuestros anuncios publicitarios. Al parecer, se trata de una moda reciente que sólo practican unas pequeñas minorías. 132 Tal vez habría que buscar en la reglamentación de la publicidad una de las causas de la peculiar actitud de los lovetopianos hacia los bienes de consumo. Aquellos que son considerados dañinos por razones de salud, de impacto social o medioambiental, han sido desterrados por sus listas negras. La consecuencia directa es que no se encuentran en el mercado. Otros productos, por considerarse inútiles, son totalmente desconocidos. La posibilidad de elegir entre una gran variedad de marcas, tan característica de nuestros grandes almacenes, apenas existe aquí. “Con ello se pretende”, trascribo un comentario del gerente de una tienda que visité, “frenar la proliferación de empresas innecesarias y controlar el despilfarro de recursos económicos y naturales. Por supuesto, también evitar la adicción al consumismo”. Los bienes de consumo están, en su mayoría, estandarizados. Por ejemplo, las toallas de baño sólo se hacen en un color, el blanco. Luego, los compradores las tiñen y las decoran según sus propios y originales diseños. He oído decir que utilizan tintes naturales inofensivos extraídos de plantas y minerales, fabricados en la provincia de Málaga. Las empresas no compiten con la publicidad o con el diseño del producto, sino con el precio y con el denominado “balance del bien común”. Cuando los lovetopianos eligen una toalla sobre otra o un tinte sobre otro, toman su decisión en base al comportamiento de la empresa fabricante. Valoran aspectos como, por ejemplo, la evolución del precio de los productos o el número de recomendaciones recibidas. También consideran la creación de empleo, el sueldo medio de los 133 empleados o la diferencia entre el sueldo más alto y el sueldo más bajo. El impacto medioambiental y energético también es un criterio que tienen en cuenta. Valoran incluso si los suministros los compran a proveedores locales y penalizan la distancia entre lugar de fabricación y lugar de venta. Por último, siempre hay referencias sobre si la empresa patrocina actividades deportivas y culturales. Estos aspectos, y otros muchos, conforman el “balance del bien común” de las empresas. Este balance aparece universalmente resumido en un semáforo de cinco colores presente en las etiquetas de los productos y en las puertas de las tiendas. El detalle de este curioso balance es accesible desde cualquier teléfono digital y desde las tablet. Es habitual encontrar gente escaneando las etiquetas en las tiendas antes de elegir. Todos parecen entender este sistema. Sus decisiones de compra nacen aquí y no de la “publicidad” o del diseño exterior de los productos. Los lovetopianos utilizan sus dispositivos digitales para votar con total normalidad. A veces, votan en favor de una Ley, de una reglamentación o de la reforma de una plaza. Otras veces, votan en favor de un producto o una empresa. Esto ocurre cuando, después de investigar su “balance”, eligen comprar, gastan su dinero y dedican su tiempo a emitir una recomendación pública. En términos generales, hay una preocupación por comprar productos duraderos y de buena calidad. Parece ser que hace tiempo abandonaron la costumbre del usar y tirar, tan habitual en España. Muchos productos están hechos a mano y son 134 considerados por sus propietarios como auténticas obras de arte. Hay que reconocer que a veces lo son. Sus productos tienen un aspecto algo anticuado. He visto pocos artículos de fabricación lovetopiana que no resulten primitivos a nuestros ojos. Afirman que están diseñados para ser fácilmente reparables por los propios “consumidores” (aunque este término nunca lo utilizaría un lovetopiano). Sea como fuere, tienen que admitir que carecen de esa pureza de líneas a la que estamos acostumbrados en España. De pronto, en el sitio más insospechado aparece un tornillo a la vista. La moda de esconder todos los tornillos y presentar los productos herméticamente cerrados, sin opción a ser abiertos por nadie, no ha llegado a Lovetopía. He podido comprobar cómo los lovetopianos arreglan por sí mismos sus propios aparatos. No hay casi tiendas de reparación en las calles. Todos los centros culturales tienen su propio taller. Pero hay muchas tiendas muy especialistas, donde encuentras de todo, incluyendo repuestos. Las calles de la capital lovetopiana recuerdan a nuestros antiguos barrios, repletos de actividad y con pequeñas tiendas. Todos los bajos de los edificios están ocupados. La vida en pueblos y ciudades es realmente animada. Los centros comerciales de periferia, con comercios de multinacionales, desaparecieron hace muchos años. He visto multitud de tiendas de electrónica, ferretería, ropa, confección y decoración. Sorprende ver la cantidad de tiendas de deporte que hay, muchas de ellas especializadas en las actividades más increíbles. La atención de los empleados es sorprendentemente amable, muy en 135 línea con la tradición lovetopiana de primar las relaciones personales. Las herramientas y la maquinaria ligera que utilizan para las reparaciones han sido donadas por los propios lovetopianos. Luego, las reservan utilizando una aplicación digital en sus tablet. La gente presupone que los bienes manufacturados son sólidos, duraderos y fácilmente reparables. Pero no por ello son menos sofisticados que los nuestros. Consecuencia curiosa es que, al parecer, no existen garantías de ningún tipo. Se ha llegado a esta situación no sin cierta dificultad. Me han contado anécdotas divertidas sobre los ridículos diseños que salían al principio. Incluso hubo procesos legales contra los fabricantes y calamidades empresariales. Hoy en día, el internet lovetopiano está repleto de esquemas sobre cómo funcionan los productos y las piezas que los componen. He visto algunos y me han recordado enormemente a los mapas de montaje tan habituales de Ikea. Son sencillos y muy, muy visuales. Según la costumbre lovetopiana, el modelo piloto de todo artículo nuevo es presentado ante un jurado compuesto por diez ciudadanos. Sólo cuando estas diez personas convienen que pueden reparar fácilmente el objeto en cuestión, con herramientas normales, empieza su fabricación. El material electrónico y los dispositivos informáticos y de vídeo, están obligatoriamente compuestos de elementos estándar desmontables. En las tiendas hay un amplio stock de piezas de recambio y de aparatos de control para que los usuarios puedan localizar y reemplazar la pieza defectuosa. Además, la mayoría de los equipos son tan pequeños que si se estropean son enviados a 136 las fábricas de origen. El cliente recibe un equipo nuevo y la fábrica recicla el defectuoso. Menos mal que sus dispositivos son de alta calidad y apenas se producen incidentes. Si no fuese así, esta tradición de reemplazar los equipos defectuosos por equipos nuevos, sin coste alguno para el ciudadano, sería la ruina de las empresas. Hay que mencionar que los lovetopianos han conseguido fabricar dispositivos digitales increíblemente diminutos. De entre mis favoritos, destaco los enchufes que se acoplan a los cristales como ventosas y extraen energía eléctrica del calor, y las termitas robóticas que construyen pequeñas edificaciones de forma autómata. Pero el dispositivo rey son las tablets con sus pequeños teléfonos complementarios. Aunque todo el mundo tiene al menos una y son omnipresentes en la sociedad lovetopiana, se utilizan con mucha discreción. Esto responde, evidentemente, al deseo de dar prioridad a las relaciones personales. Estos combinados tablet-teléfono resultan muy atractivos por ser ligeros y resistentes, de escasas dimensiones y disfrutar de un consumo de energía muy bajo. (Miércoles, 11 de mayo) Entre tanto debate y tanto referéndum digital, no me extraña que los lovetopianos estén tan bien informados. Ahora, después de entender cómo funcionan, siento que sus discursos fáciles repletos de datos, cifras y estadísticas están bien fundamentados. No son tan fanfarrones como pensaba. Espero esmerarme más en los próximos artículos. Hoy tengo la sensación de que no soy tan buen periodista como creía. He 137 caído en mi propia trampa de prepotencia y vanidad. Esta mañana he sido testigo, por vez primera, de una curiosa costumbre lovetopiana llamada "autocrítica colectiva". He hecho un alto en uno de esos cafés abiertos a la calle en los que puedes desayunar. Era temprano. De pronto, la tranquilidad quedó interrumpida por unos gritos. "¡Pero miren qué huevos!", gritó abiertamente un cliente. "¡Están completamente secos!". Pensé que la reacción del camarero sería calmarle ofreciéndole un nuevo plato con otro par de huevos fritos. O quizás, que le pediría discreción e intentaría que abandonase el local. Pero en lugar de eso, cliente y camarero se dirigieron hacia la cocina. Estaba en una esquina de la sala, separada del resto del local por un mostrador. Las cocinas lovetopianas son muy transparentes. Les gusta ver qué ingredientes se usan y cómo se guisa la comida que van a comer. Sus cocinas siempre están a la vista. Ellos contemplan a sus cocineros con la misma curiosidad con que nosotros seguimos a nuestros cocineros de shushi japonés o a los pizzeros. "¿Quién ha hecho estos huevos?", preguntó el cliente. Uno de los cocineros, una mujer, dejó una cacerola que tenía en las manos y se acercó para ver. "Yo he sido. ¿Por qué?". El hombre repitió su queja. La mujer cogió un tenedor y probó los huevos. "Probablemente los ha dejado esperar demasiado rato", dijo ella. "El plato ya está frío". Varias personas se acercaron dónde estaba la cocinera y alargaron los brazos para tocar el 138 plato. Se iniciaron pequeños brotes de discusión. Al final, se convino por unanimidad que el plato estaba todavía templado y que, seguramente, la mujer había dejado los huevos al fuego demasiado tiempo. "¿Por qué no ha tenido más cuidado?", preguntó el cliente de una manera cariñosa, sin el más mínimo tono de reproche. "¡Porque tengo a mi cargo dos fuegos y casi catorce pedidos!", replicó la mujer con una voz fuerte, pero rota por la frustración. Llegado este punto, algunos clientes intervinieron. Coincidían en que Hortensia, la cocinera, era excepcionalmente responsable. Afirmaron que sus huevos habían sido cocinados a la perfección. Todo el mundo se puso a discutir sobre la excesiva carga que representa la elaboración de tantos platos. Los desayunos se estaban quedando fríos, pero actuaban como si a nadie le importase. Alguien preguntó a Hortensia por qué no había pedido ayuda viéndose tan sobrecargada de trabajo. Se sonrojó y contestó, mirando con compasión a los otros cocineros, que era su trabajo y que podía hacerlo perfectamente. Uno de los clientes, que parecía conocerla mucho, dijo que sabía bien que Hortensia tenía dificultades para pedir ayuda. Dijo que provenía de una familia española con muchos hermanos varones y que sus padres le forzaban a ocuparse de la cocina y servir la mesa a diario. El cliente la cogió de la mano y, mirándola tiernamente a los ojos, le dijo que si alguna vez se veía desbordada por un exceso de trabajo, o si se sentía simplemente cansada, no tenía más que admitirlo y pedir ayuda. Si sus compañeros no podían echarle 139 una mano, seguro que alguien se ofrecería a ayudarla. Esta intervención provocó que numerosos clientes afirmaran que estarían orgullosos de ayudar a Hortensia en la cocina en cualquier momento. Al oír esto, Hortensia rompió a llorar. No sé si era vergüenza o alivio. Un par de personas entraron en la cocina y la abrazaron. Otras dos entraron y se pusieron a su servicio para ayudarla. Lo más probable es que algunos pedidos llegaran a sus destinatarios salpicados de lágrimas. Todo el mundo retornó a su mesa con aire de satisfacción. La cafetería, un lugar silencioso unos minutos antes, ahora respiraba pura alegría y mucha intensidad de vida. El cliente que había originado el percance se comió sus nuevos huevos con ganas. Cuando Hortensia le llevó personalmente el plato, se levantó y le dio calurosamente y en voz alta las gracias. Por lo visto, estos pequeños dramas son muy habituales en la vida lovetopiana. Por un lado, pienso que son embarazosos y vulgares. Pero por otro lado, siento que son encantadores y me quedo con las ganas de participar. Creo que tanto los participantes como los espectadores salen de ellos con fuerzas renovadas. Cuando he contado el incidente en la Cova, el comentario de Isidro me ha dejado boquiabierto. “Si, son muy recomendables. Han conseguido incluso que aumente sustancialmente el índice de felicidad de los lovetopianos desde que se enseñan y se practican en las escuelas”. 140 En todos mis viajes, a los dos o tres días, siento una cierta frustración sexual que supero con la pornografía en Internet. Pero aquí, no acabo de entender por qué, los hombres no la necesitan. No he encontrado sitios de pornografía local ni avisos de mujeres que ofrezcan sexo a cambio de dinero. Lo único que hay son vídeos con clases de streap-tease y resultan tan didácticos que no me ponen. No consigo comprender por qué demonios estas mujeres lovetopianas, tan independientes, no responden a mis señales. Es obvio que no es por falta de interés por el sexo. El otro día me puse a vacilar con una tía a la que conocí por la calle. "Oye", me dijo después de un rato, "si sólo quieres follar ¿por qué no lo dices claramente?". Luego, se giró y se largó de mala leche. Este incidente me hace reflexionar. A diferencia de otros viajes, lo que busco no es sólo follar. Quiero comprender las relaciones entre hombres y mujeres. Quizás experimentarlas yo mismo. Su comportamiento es muy diferente al nuestro. Me siento envidioso y desplazado. Pero lleno de curiosidad y deseoso de aceptar el reto. Hay momentos en que mi confusión cede y me lleno de una sensación de paciencia y calma, como si fuera a encontrarme con alguien que me haga ver con claridad. Pero el hecho de que los lovetopianos sean tan escandalosos haciendo el amor no me ayuda. A través de las paredes de mi hotel, que no son delgadas, escucho todo tipo de sonidos. A veces incluso me descubro empalmado y me masturbo. Nunca me había pasado algo así. He llegado a pensar que conocen y practican un catálogo completísimo de gemidos, suspiros, jadeos, lamentos y gritos. Es 141 evidente que no les importa lo más mínimo que otros les oigan. 142 09.- LA ECONOMÍA: EL FRUTO DE LA CRISIS Valencia, 12 de mayo de 2033. La creencia de que los lovetopianos son gente perezosa y sin ambición está muy extendida entre los españoles. Llegamos a esta conclusión después de la Independencia, quizás cuando adoptaron la semana laboral de 20 horas y decretaron una renta básica universal. O quizás cuando eligieron el índice de Felicidad Interior Bruta (FIB) como medidor del progreso social, en detrimento del universalmente aceptado Producto Interior Bruto (PIB). Sin embargo, creo que nadie en España ha comprendido el alcance de la ruptura de Lovetopía con nuestro modo de vida. Incluso hoy resulta sorprendente pensar cómo pudo el gobierno lovetopiano llevar adelante unas medidas tan revolucionarias. Los lovetopianos más informados insisten en que la raíz de los cambios fue cuestionar la ética protestante del trabajo sobre la que descansa la economía de la globalización. Quizás natural en las naciones anglosajonas del Norte, resulta ciertamente una imposición en los países católicos del Sur. Pero para Lovetopía (y para España) abrazar la ética protestante del trabajo era ciertamente una contradicción. Incluso la gente de la calle lo explica a su manera. “El antiguo PIB crece cuando trabajas mucho, comes industrial y te atiborras a medicamentos. Sin embargo, ahora es el FIB el que crece cuando estoy de fiesta, como de la huerta y disfruto de una salud de hierro ¿Con cuál te quedarías tú?”. 143 Las consecuencias inmediatas de la Independencia fueron graves. En lo económico, Lovetopía se vio forzada al aislamiento para protegerse de la competencia de los países con una concepción distinta del trabajo. Pero políticamente todo sucedió con rapidez. La expulsión de la Unión Europea y la obligación de abandonar el euro facilitó las cosas. El nuevo país entró en la senda del aislamiento internacional sin tener que pasar por un intenso debate interno. La industria sufrió gravísimos reveses durante años. El PIB descendió en más de un tercio, generando un debate muy violento. La tensión interna sólo desapareció cuando el FIB, el nuevo índice de medición del progreso social, adoptó una senda ascendente. Lo que siguió al aislamiento internacional y a la reducción del tiempo de trabajo fue una toma de conciencia filosófica. “El hombre”, según los lovetopianos, “no está hecho para producir y consumir, como se pensaba en el siglo XX y principios del XXI. Ni hay que entender el trabajo como un camino de acercamiento a Dios. El hombre debe simplemente ocupar su lugar en ese continuum en perpetua renovación constituido por el conjunto de los organismos vivientes. Y debe hacerlo sin provocar destrozos, celebrando la vida, disfrutando de la herencia de conocimiento y tecnología recibida de las generaciones anteriores”. El hombre debe encontrar la felicidad no en el hecho de aprovecharse de la naturaleza y dominar a las demás criaturas terrestres, sino en vivir en armonía con ellas. El despilfarro consumista debía restringirse en beneficio de la supervivencia futura. 144 Este objetivo, casi religioso, nada tiene que ver con la noción cristiana de la "salvación". Este pilar del catolicismo, ampliamente aceptado en España, pregona la renuncia y el sacrificio en esta vida para alcanzar una mejora en la siguiente vida, la vida eterna. Sin embargo, el concepto lovetopiano aboga por disfrutar y celebrar la abundancia de esta vida desde la harmonía con la naturaleza y el resto de seres vivos, dejando espacio para las generaciones futuras. Este cambio de actitud filosófica pudo parecer a simple vista muy teórico. Sin embargo, pronto se vieron sus implicaciones. Los economistas lovetopianos, igual que sus colegas españoles, conocían el camino oficial para mantener la competitividad de las empresas y de la economía en un mundo globalizado. La única vía era reducir el nivel de vida de los ciudadanos mediante una incesante presión a la baja sobre los sueldos y al alza sobre las horas de trabajo. “Incrementar la productividad”, decían los eslóganes oficiales. Pero cuando se pudo explicar esto abiertamente, de manera entendible, la política oficial de España y de la Unión Europea durante la época de la Independencia encontró un rechazo frontal. La gente entendió que lo que demagógicamente se llamaba “devaluación interna” no era otra cosa que "explotación y empeoramiento sin fin” del nivel de vida y “tercermundialización” de la sociedad. Y lo que resultaba peor. Cada vez que se conseguía un aumento lento pero constante de la productividad en el trabajo, desde el sacrificio de la población, se producía una fuga de capitales de signo contrario. Una situación que rápidamente evolucionaba hacia una siguiente crisis financiera 145 y que ponía al ciudadano de nuevo en el punto de mira. Este efecto ha llegado a conocerse en Lovetopía como “el círculo terrorífico de la devaluación interna”. Una vez entendida la política económica oficial, un grupo de lovetopianos, mujeres en su mayoría, se las arregló para introducir y extender una idea revolucionaria. Declararon públicamente que las consecuencias sobre los individuos de una catástrofe económica no implicaría un riesgo real de supervivencia. La crisis financiera, en particular, podría volverse deseable si la nueva nación se organizaba para consagrar su riqueza natural en favor de la población. Potencial intelectual y manual, fuentes de energía y bienes industriales debían ponerse al servicio de las necesidades básicas para la supervivencia y el disfrute de la vida. Si se hacía así, incluso un descenso en picado del PIB podría revelarse socialmente favorable. Algo que se entiende bien cuando se reconoce la concepción lovetopiana de que “el PIB está compuesto fundamentalmente por actividades inútiles que sirven a las grandes empresas y no a la población”. En resumidas cuentas, los nuevos dirigentes defendían que no sólo habría que soportar el caos financiero sino que habría que provocarlo deliberadamente. La teoría imperante incluso afirmaba que una fuga de capitales resultaría positiva. De producirse, casi todas las empresas, fábricas, granjas y unidades de producción caerían como chinches en manos lovetopianas. Y bastaron unas cuantas decisiones para poner esta teoría en práctica. Primero llegó la reducción de la jornada laboral, el establecimiento de una renta básica universal y 146 la adopción del “cor” (en castellano, “corazón”) como moneda nacional, en sustitución del euro. Luego, añadieron otras medidas también básicas. Por un lado, se estableció el control de precios de los alimentos, en especial de aquellos derivados de la agricultura y la pesca. Por otro, se provocó la escisión forzosa en pequeños comercios de las grandes empresas de alimentación como Mercadona, Consum y Alcampo. Se anunció una moratoria en todas las actividades de la industria del petróleo y se convino la paralización del parqué de vehículos privados. Y se implantó un paquete de draconianas leyes que, en su conjunto, han llegado a conocerse como “Las 10 Leyes”. Como era de esperar, estas decisiones provocaron la indignación general. Los grupos de presión de los distintos intereses afectados, especialmente los refugiados que habían huido del nuevo país, intentaron obligar al gobierno español a intervenir militarmente. Sin embargo, la Independencia databa ya de varios meses. Los lovetopianos habían tenido tiempo suficiente para formar una milicia popular, equiparla con armas procedentes de USA, Francia y la República Checa y entrenarla intensivamente. Se sabía, asimismo, que habían conseguido minar, en los días posteriores a la Secesión, una serie de ciudades importantes del centro peninsular con armas atómicas fabricadas en secreto. Aunque nunca se ha clarificado qué ciudades estuvieron amenazadas, siempre se habló de Madrid y Sevilla, quizás Valladolid. Todo lo que pudo hacer Madrid fue exigir a la OTAN el bloqueo de los puertos lovetopianos y lanzar una feroz campaña de intimidación económica 147 y política contra Lovetopía. Finalmente, España renunció a la idea de la invasión militar. La primera consecuencia económica para los españoles de todo lo anterior fue una oleada de liquidaciones y ventas forzosas de negocios y propiedades. Las familias de más solera de Valencia, Alicante, Granada y Málaga se vieron forzados a tratar, en condiciones desfavorables, con los representantes del nuevo régimen. Numerosas fincas, cuya legitimidad nacía de la época de la reconquista en el siglo XVI, fueron liquidadas a precio de saldo a toda prisa por sus propietarios, la mayoría nobles. Cuando no encontraron comprador, simplemente fueron entregadas a los Ayuntamientos afectados. Muchos de estos ciudadanos eligieron abandonar el nuevo país para asentarse en España y organizar una oposición al nuevo régimen. Gigantescas sociedades, habituadas a dictar sus condiciones en los Ayuntamientos y en los extintos Parlamentos Autonómicos, se encontraron de pronto mendigando indemnizaciones. Bien es conocida en España la humillación que supuso tener que explicar ante la ONU que las propiedades valían infinitamente más del valor por el que se habían declarado a Hacienda. Otra consecuencia fue que cientos de miles de personas en Lovetopía se encontraron sin trabajo de la noche a la mañana. El nuevo Gobierno resolvió el problema de dos maneras. Por un lado, el gobierno lovetopiano inició una agresiva política de inversiones públicas que emplease la mano de obra parada. Por supuesto, nada que ver con aquel fiasco de la época de Zapatero que resultó en un despilfarro faraónico de recursos públicos en la renovación de aceras, 148 jardines y cementerios. El nuevo gobierno apostó, en primer término, por la construcción de la red de tranvías en las ciudades y de ferrocarriles entre grandes poblaciones. Como medida complementaria, arrancó la puesta a punto de la infraestructura de aguas residuales y unidades de reciclaje necesarias. El establecimiento de los nuevos sistemas de equilibrio fue un objetivo político y social desde los inicios de Lovetopía. Además, se incentivó el desmantelamiento privado de todas las instalaciones nocivas o inútiles del antiguo régimen, como las gasolineras o las vallas publicitarias. La segunda gran medida fue la adopción de la semana laboral de 20 horas. Esta medida, por si sola, multiplicó por dos el número de empleos disponibles. La resaca fue que disminuyeron en casi la mitad las rentas individuales. Para minimizar los efectos negativos, se mantuvo durante años un control riguroso sobre los precios. Los artículos afectados fueron principalmente la alimentación y productos de primera necesidad. Sin embargo, un efecto positivo de esta segunda medida fue que la población se encontró, de repente, con muchísimo tiempo libre. Personas de todas las edades y condiciones se organizaron espontáneamente, con la ayuda de las redes sociales, para asistirse unas a otras. Este ejercicio de generosidad colectiva consiguió mantener en funcionamiento todos los servicios sociales que se consideraron críticos para el bienestar de los individuos. No hay duda de que el período de transición que siguió fue de una gran turbulencia. Aun hoy, muchas personas lo recuerdan con emoción, aunque 149 aseguran que nadie careció de alimentos, ropa, casa o tratamiento médico. Eso sí, la población soportó una serie de incomodidades graves. Mucha gente se vio privada de aquellos elementos de confort conseguidos a base de sacrificios y esfuerzo. La gran mayoría tuvo que renunciar a los coches, a los tan sofisticados platos preparados, a los vestidos, a los accesorios de última moda y a las intervenciones de cirugía estética. Algunas empresas de servicios, tan útiles a la hora de arreglar las pequeñas averías domésticas, tuvieron que cerrar. Este cambio de vida se hizo especialmente difícil para las personas mayores. Sin embargo, un hombre anciano le quitó importancia a esta época de cambios después de haber crecido de niño en la Valencia de la post-guerra, refiriéndose a la Guerra Civil española. “En aquella época, nos alimentamos de ratas y hortalizas podridas y pasamos mucho frío”, comentó sonriente. “Si comparamos aquello con la experiencia lovetopiana, créame si afirmo que todo ha sido relativamente fácil y cómodo”. Para los jóvenes, estas perturbaciones representan esa especie de aventura que acompaña a los años de guerra. Es posible, si adoptamos el punto de vista lovetopiano, que la perspectiva de un posible ataque por parte de España o sus aliados de la OTAN hiciese menos penosos los sacrificios sufridos. Según algunos, el hecho de que el gobierno adoptara como objetivo la supervivencia y la regeneración nacional, bajo un plan fundamentalmente humanitario, tuvo mucho de reconfortante y sirvió para intensificar la solidaridad entre las personas. Raros fueron los 150 casos de individuos que, presa del pánico, se dedicaron a acumular reservas alimenticias. La generosidad en todo lo concerniente a los alimentos, tan característica de los lovetopianos de hoy, proviene de aquella época. Hay que añadir a todo lo anterior que los territorios donde se halla ubicada Lovetopía son muy abundantes en recursos naturales. Esta ventaja natural ayudó a la transición. Lo templado del clima mediterráneo favoreció la vida al aire libre e hizo de las restricciones de petróleo, exigidas por la nueva política económica, una mera molestia. En ningún caso fue una cuestión de vida o muerte, como habría ocurrido de tratarse de los rigurosos inviernos del Norte. La población, a su vez, estaba excepcionalmente versada en materias de agricultura, naturaleza y conservación. Además, las provincias que conformaron Lovetopía tenían un alto nivel cultural, un elevado porcentaje de médicos y muchos ingenieros, técnicos y obreros cualificados. Sus grandes ciudades, muy centradas en la industria y el comercio, producían todo lo necesario para vivir. Valencia, Alicante, Granada y Málaga disfrutaban de centros universitarios de primer nivel internacional. Sus institutos de investigación se contaban entre los más avanzados y mejor equipados de España. No hay que olvidar tampoco el contexto político en que tuvo lugar la secesión. Según podemos recordar, la crisis financiera, económica y política, que empezó en 2007 con el gobierno de Zapatero y se acentuó con el gobierno de Rajoy, se cebó especialmente en el Levante español. 151 En aquellos años, la Comunidad Valenciana tenía el gobierno autonómico en quiebra y unos índices de desempleo alarmantes. Había perdido la televisión autonómica y sus dos cajas de ahorros. Sus representantes políticos habían realizado inversiones innecesarias y después habían robado su usufructo, asignándose la gestión privada y unas rentas irracionalmente altas. Y el Parlamento Autonómico disfrutaba del trágico privilegio de ser el de mayor número de políticos imputados en procesos judiciales por delitos de corrupción y robo a la Hacienda pública. Por su parte, el gobierno español estaba hipnóticamente concentrado en su autodefensa política, también por el acoso judicial y mediático al que estaban sometidos sus dirigentes y afiliados por los escándalos de corrupción. Cualquier lector curioso puede lanzar una búsqueda en Internet sobre el llamado “caso de los papeles de Bárcenas”, el “caso Gürtel” o el “caso de los ERE andaluces” para entender mejor la situación de aquellos años. Por otra parte, el principal escollo político previsible de la época era, indiscutiblemente, el asunto del referéndum de Independencia en Cataluña programado para el mes de noviembre de 2014. Adicionalmente, Estados Unidos, el gran poder necesario para autorizar una acción militar, mantenía su gasto de defensa a niveles desorbitados. Después de la conquista de la antigua Persia, las denominadas “guerras de Afganistán, Irak y Siria”, no podía permitirse una campaña que operase sobre territorio europeo. La persistente sucesión de ejercicios de recesión económica que arrancó en 2007 provocó un empobrecimiento de la mayoría de la población 152 española. El nivel de vida de las clases medias cayó en picado. Mientras, las élites económicas y políticas acumulaban propiedades, riquezas y prebendas legales. Hoy por hoy, incluso a nuestros historiadores les resulta sencillo explicar por qué la mayoría de la población española se opuso frontalmente a una intervención militar contra Lovetopía. Aunque son muchos los factores que intervinieron, merece el esfuerzo enunciar algunos hechos relevantes desde la óptica lovetopiana. España estaba dirigida por un gobierno corrupto y con índices de popularidad históricamente bajos. Sus reformas económicas fueron a todas luces ineficientes y contrarias al sentido común. Millones de funcionarios y ciudadanos se lanzaron a las calles a protestar, protagonizando manifestaciones casi diarias. El gobierno sólo supo responder movilizando salvajemente a los antidisturbios y otorgando poderes de represión social a las empresas de seguridad privada. A lo que habría que añadir los sucesivos escándalos por las subidas arbitrarias de los precios de la energía y los graves destrozos económicos causados por la crisis bancaria y sus élites. "Todo esto", dijo un lovetopiano, "nos convenció de que si queríamos sobrevivir tendríamos que tomar las riendas de nuestros asuntos". Repliqué que todos los conspiradores revolucionarios decían lo mismo, atribuyéndose la representación de la mayoría, sin permitir que ésta vislumbrara ni de lejos el poder. "Lo único que puedo afirmar", respondió, "es que las cosas iban de mal en peor. Los ciudadanos estábamos verdaderamente necesitados de un cambio, literalmente saturados de una crisis que sólo se 153 entendía como un gran festín de corrupción. Nos sentíamos impotentes ante el paro y el cierre de empresas. Los recortes en sanidad y en educación no se podían entender en un contexto de ayudas multimillonarias a los bancos y a las empresas de autopistas. Añada a esto la degradación de la alimentación y lo absurdo de los mensajes de la publicidad, cada vez más insoportables. Encontramos en la política la salida para nuestra auto conservación”. "O sea", contesté, "que para obedecer a un programa político draconiano, millones de personas consintieron en arriesgar su bienestar económico y social". "Llegado ese punto, tal bienestar era algo del pasado y dejaba mucho que desear", dijo. "Algo había que hacer. Y aparte de los ciudadanos, ninguna institución parecía dispuesta a intentar ninguna acción. Además", añadió encogiéndose de hombros mientras sonreía, "tuvimos mucha suerte. Los medios americanos y europeos empezaron a referirse al nuevo territorio como Lovetopía, la utopía del amor. Y nadie parecía dispuesto a permitir una agresión real sobre una revolución que había arrancado con millones de mujeres indefensas manifestándose desnudas, con los pechos al descubierto.” (Viernes, 13 de mayo) Un misterio: los lovetopianos no se sienten "ajenos" a su trabajo y su tecnología. El otro día me paré a contemplar a unos carpinteros mientras trabajaban en una obra. Torneaban y aserraban la madera con gran cariño. ¡Usaban la energía de sus músculos y no sierras como nosotros! Los clavos estaban colocados artísticamente y sus martillazos sonaban 154 rítmicos. Sujetaban las maderas con cuidado mientras ensamblaban unas con otras. Gustan de utilizar simples muescas como juntas. Me quedé con la impresión de que no fuerzan la madera, sino que colaboran con ella. Ayer por la noche, recibí una extraña llamada en mi tablet. Un hombre de voz ronca me preguntó si podía venir a verme. Le acompañarían un par de amigos. Al principio no conectó la imagen de su vídeo. Sólo vi su rostro cuando acepté recibirle. Nos citamos, a sugerencia suya, en un café. Aunque parecía más un club de hombres. Había paneles de madera oscura, cerveza y buenos whiskies. Empezaron hablando de la alegría que supuso para ellos mi visita. Fue toda una novedad. Era la primera vez que me encontraba con lovetopianos que parecían interesarse mínimamente por las relaciones entre Lovetopía y España. Mis interlocutores eran, a todas luces, hombres de negocios. No supe exactamente de qué tipo, pero esa forma tan especial de sentirse propietarios de todo me resultó familiar. De pronto, comprendí quienes podrían ser ¡La oposición al régimen! El hombre de voz ronca, después de las presentaciones, explicó su postura con bastante soltura. En su opinión, muchas de las reformas sociales del nuevo gobierno habían sido necesarias e incluso deseables. Sin embargo, otras muchas no habían hecho más que poner serias trabas al espíritu de empresa. "La economía de Lovetopía, como cualquier economista español le diría, va hacia una crisis. Es terrible todo lo que hemos perdido. Y lo que 155 es peor, vamos derechos hacia un enfrentamiento real con España". "¿Qué quiere decir?", pregunté. "Seamos objetivos. Somos un pequeño país en la periferia de otro mucho mayor. Casi cuatro veces más grande. Lovetopía tiene una población de apenas 10 millones de habitantes frente a los 38 de España. Esto que vivimos desde hace casi veinte años es una locura política y social. Imagínese pertenecer a un país con un nombre así de vergonzoso, que hace referencia al amor. Somos el hazmerreír del mundo. Tarde o temprano llegaremos a un conflicto armado y desapareceremos del mapa de un plumazo. Sabemos lo que hicieron los americanos en Vietnam. Sabemos lo que sucedió en Irak y en Siria. Es probable que esa historia que se cuenta de nuestras bombas atómicas no sea más que un bluf. Y si es así, podría muy bien ocurrirnos aquí lo mismo que en esos países de moros”. "¿Qué es lo que cree que habría que hacer?". "Para empezar, adoptar una política menos intransigente. Llegar a unos cuantos compromisos. Su visita nos ha llenado de optimismo. Podría ser el preludio de una reapertura de las relaciones comerciales entre los dos países. Si esto ocurriera, podríamos comenzar por un cambio en las fábricas. Las gentes de aquí comprobarían como van las cosas cuando se deja a los directores dirigir. Habría que recuperar la propiedad anónima y la bolsa de capitales. Después, pasaríamos gradualmente a la instauración de unas relaciones de interdependencia económica cada vez más estrechas. Con el tiempo, la intención sería que nuestra economía recuperase de nuevo la categoría de economía moderna y occidental". 156 "¿No es esto lo que propone el Partido Progresista?", pregunté. Hubo una pausa. "Sí, pero su oposición no es más que apariencia vacía. Se dicen partidarios del cambio, pero cuando se presenta la oportunidad de cambiar se retiran con el rabo entre las piernas. Normal cuando te das cuenta de que sus dirigentes también son mujeres y no tienen rabo”, apuntilló mientras soltaba una carcajada que fue rápidamente coreada por sus dos acompañantes. “En realidad, no son diferentes que las del Partido de la Supervivencia. Hemos desistido de conseguir nada de ellas". Se movieron inquietos. "En primer lugar, hemos puesto grandes esperanzas en su visita. Confiamos en que se pronunciará a nuestro favor en Madrid. Quiero decir, en favor de la normalización de las relaciones entre los dos países. Esperamos que esto dinamice algunas cosas. Pero queremos decirle que vamos en serio y estamos dispuestos a combatir por nuestros ideales". Les miré estupefacto. "¿Combatir?". Me devolvieron la mirada con solemnidad. El resto de la conversación desveló que iban a jugarse el todo por el todo. "Tenemos buenas razones para pensar que los Estados Unidos, si lo solicita España, darán su apoyo a grupos clandestinos en Lovetopía. Eso es lo que hacen en los países cuyos gobiernos mantienen una línea ideológica diferente a la suya. Estamos en ese punto en que la acción de la política oficial se revela ineficaz. Lovetopía tiene que cambiar de rumbo. Estamos dispuestos a todo. Pero necesitamos ayuda exterior”. "¿No temen ustedes verse señalados como simples fuerzas españolas o americanas?". 157 "Es un riesgo que estamos dispuestos a correr. Naturalmente, tomando las precauciones adecuadas. Por ejemplo, tendríamos que recibir armas cuya procedencia española no pudiera ser detectada". Esta vez fui yo quien hizo una pausa. "¿Quiere decir que pretenden recibir explosivos y armamento ligero?", pregunté. Me miraron con incredulidad. "Por supuesto. Sólo así podremos avanzar hacia un verdadero cambio. Y sólo hay un medio rápido para hacerlo". "¡No sé si se han dado cuenta de que soy un periodista y no un agente del CNI!", les dije. Me respondieron con una sonrisa forzada. "No obstante, tal vez pueda hacer llegar su predisposición a las personas interesadas. ¿Con cuánto apoyo cuentan?". "Ya sabe usted como es la gente. Se adaptan a las ideas oficiales incluso cuando van en contra de sus propios intereses. Pero en cuanto hayamos iniciado la acción, el entusiasmo será general". Les observé con atención. Me costaba imaginarlos como unos terroristas en potencia. Aunque probablemente ocurre lo mismo con todos los terroristas. Dos de ellos pasaban de los cincuenta. En España serían ciudadanos improductivos y corruptos, seguramente miembros de algún partido político nacional. Aquí se sienten totalmente desplazados. Los otros dos hombres eran jóvenes agresivos y de apariencia peligrosa. Sin saber más, me quedé con la idea de que eran de esos jóvenes rebeldes que se enfrentarían a cualquier régimen. Estarían en contra de cualquier movimiento que no fuese el suyo. No parecían contar con un sólido apoyo popular ni una organización seria. Aun así, tomé nota 158 sobre como localizarles. Salimos juntos del café. En España, podríamos haber pasado por hombres de negocios que acababan de repartirse el mercado. (Domingo, 15 de mayo) Nazaret Miro “Luminosa”. Un nombre de inspiración india construida según la tradición lovetopiana y elegido por ella misma. Cuando le pregunté, me contó que los lovetopianos con ascendencia española sólo manejan un apellido de dos sílabas. La primera sílaba proviene del apellido del padre. La segunda sílaba proviene del apellido de la madre. Ambas sílabas se combinan como una palabra única en un orden que elige cada individuo. Ella es hija de una Mínguez y un Romero. Ha elegido primero el de su madre porque le gustaba la palabra resultante. El segundo apellido no es tanto un apellido, según lo entendemos nosotros, sino un descriptivo que cada cual elige según sus preferencias y su entender de cuál es el don que entrega a la vida. Ella eligió “Luminosa” porque le gusta iluminar con amor las situaciones más confusas y difíciles. Este apellido descriptivo apenas se utiliza públicamente. Está reservado a círculos más íntimos. Nazaret vino a esperarme a la estación de tren. Acudo invitado a un campamento en el que observar, durante unos cuantos días, como funciona la política de explotación y preservación de los bosques. ¡Maldita agenda y malditos funcionarios! Yo solicitando entrevistar a la Presidente y lo único que me ofrecen es conocer de primera mano su política forestal. Al principio, pensé que Nazaret era una relaciones públicas o una funcionaria del gobierno. Pero no, sólo es una miembro de un 159 campamento de cientos de hectáreas de bosque. Presencia física fuerte y vital. Esbelta y de caderas anchas. El cabello negro y rizado. Los ojos grandes, entre marrones y verdosos, de mirada penetrante. Yo diría que procedente de una familia de origen árabe. La mañana era fresca y húmeda. Llevaba un jersey gordo, pantalones vaqueros y zapatillas de montaña de esas para caminar. Sólo un ligero toque de coquetería. Alrededor del cuello, llevaba un pequeño foulard púrpura de seda estampado con flores. Traía una bicicleta para cada uno. ¡No había cogido un trasto de esos desde que era niño! Al principio, me costó mantener el equilibrio. Nazaret me seguía con una calma divertida. Nos paramos en un alto para contemplar el bosque. No dijo nada. Sólo un gesto de satisfacción. Apoyó su mano en mi brazo y sonrió. "Este bosque es mi hogar", dijo. "Cuando mejor me siento es cuando estoy entre los árboles. En los paisajes con horizonte me siento incómoda. Nuestros ancestros sabían bien lo que hacían. Entre los árboles hay seguridad y puedes sentirte libre". No supe qué responder. Empezó a pedalear de nuevo y no paramos hasta llegar al campamento. Me costó bastante mantenerme a su altura, aunque creo que lo disimulé bien. Llegué empapado de sudor y cansado. El campamento estaba formado por un grupo de edificios rodeados de árboles altos y frondosos. Los barracones eran viejos y estaban sin pintar. Pero tenían su gracia. Eran como los de un campamento de verano. Estaban ordenados irregularmente en torno a un gran edificio central 160 que servía de lugar de reunión. Un poco más atrás, un granero con maquinaria. Al fondo, una zona inmensa con miles de arbolitos recién plantados. Un agradable olor a bosque lo inundaba todo. Los rayos de sol se filtraban a través de las ramas de los gigantescos árboles. El ambiente era extraño, pero dulzón. Me sentía raro. Como en la oscuridad de una iglesia. A nuestra llegada, docenas de personas salieron de todos los edificios. Parece ser que una visita es un gran acontecimiento para ellos. Nazaret permaneció a mi lado mientras me rodeaban. Su actitud era protectora. En apenas unos segundos, me acribillaron a preguntas. “¿Qué has visto? ¿Cuándo llegaste a Lovetopía? ¿Dónde vives en España? ¿Qué quieres ver aquí? ¿Cuánto tiempo te vas a quedar con nosotros? ¿Qué sabes hacer? ¿Cocinas algún plato tradicional de España? ¿Cuál es tu árbol favorito?”. Ante esta última pregunta, se me escapó una respuesta espontánea que ni tan sólo pensé. “¡El árbol de Navidad!", grité. Luego, invadido por el ridículo, añadí en voz más baja, “La botánica nunca ha sido un área de interés para mí”. Todos se rieron. Pero fue una risa amable que me hizo sentir protagonista. La mitad del grupo eran mujeres. Muchas para un lugar como éste. Pensé que quizás se ocuparían del semillero y de la plantación de árboles. Pero más tarde supe que no es así. También talan árboles, manejan tractores y conducen gigantescos camiones. "Antes de mostrarle nuestro trabajo, nuestro invitado querrá darse un baño", declaró sonriendo Nazaret. Me llevó entonces a tomar el baño de bienvenida con el que reciben a sus huéspedes. Me pareció una 161 idea excelente. Seguía sudado del trayecto en bicicleta y ya empezaba a notar las primeras agujetas. Nazaret estaba más habladora. Ha vivido en este campamento varios años. De cuando en cuando, baja a la ciudad en parte como vacaciones, en parte para visitar amigos y abrirse a otros ambientes. Es evidente que es una persona muy activa. Resulta a la vez muy vital y muy femenina. Es bastante dura cuando habla sobre aquellos miembros del campamento que vienen de las ciudades a hacer su "servicio forestal". “Cuando un lovetopiano quiere comprar una gran cantidad de madera, por ejemplo para hacerse una casa o como derecho de compra de leña, debe cumplir un período de trabajo de algunos meses en un campamento forestal”, me dijo cuando le pregunté por el servicio forestal. “Se dedican a plantar árboles y a cuidar los terrenos del bosque. Se supone que contribuyen a reponer los árboles que un día reemplazarán la madera que compren.” “Una costumbre poética, pero un tanto absurda”, contesté sin apenas darme cuenta. Corregí con rapidez mi torpeza. “Aunque puede ayudar a cambiar la actitud de los individuos hacia los recursos naturales”. Nazaret quiso saber si tenía familia y qué personas componían mi hogar. Se mostró sorprendida de que no viviera con mi esposa y mi hija. Ni con padres, abuelos, primos, amigos o colegas. Me dijo que no entendía cómo podía vivir completamente solo, aunque pasara mucho tiempo con otra mujer. Me preguntó qué es aquello que me gusta en la vida y que me proporciona placer. Una pregunta así, difícil de contestar con sinceridad, me resultó más fácil por su espontánea curiosidad. 162 "En primer lugar, me encanta ganar dinero y el reconocimiento de los demás. También me gusta la sensación de poder llegar a la gente, a masas de gente, e influenciar a las personas a través de mis artículos. Después, los sentimientos de maestría al escribir, de inteligencia, de saber que tengo la preparación suficiente para comprender los acontecimientos más extraños y saber enfocarlos desde una perspectiva diferente. Y el amor al lujo, o por lo menos, a las cosas de calidad. Me gusta comer en los mejores restaurantes. Llevar la mejor ropa. También ser visto en compañía de personas poderosas y de la alta sociedad". Nazaret me interrumpió con ingenuidad. "¿Es tu novia de la alta sociedad?" "En cierta forma, sí. Gusta mucho a la gente de la alta sociedad, aunque no pertenezca a ella". El pabellón donde estaban los baños se encontraba dentro del bosque. Quizás a unos cientos de metros del campamento. Cuando llegamos, la conversación había adquirido un tono más íntimo y personal. "No has mencionado el disfrute de las relaciones con los individuos, hombres o mujeres. ¿Tienes amigos? ¿Te gusta el amor? ¿Disfrutas con el sexo?". "¡Claro que sí!", respondí con la sensación de que me había cogido desprevenido. En ese instante llegamos a la casa de los baños. Nazaret empujó la puerta y me cogió de la mano para conducirme hacia el interior. Estaba casi totalmente oscuro, excepto por el resplandor de una chimenea encendida. Abrió los grifos de una gran bañera de madera. Se acercó al fuego y puso más leña. 163 Vi cómo su sombra se acercaba. Apenas veía su rostro. La única luz venía del fuego de la chimenea. Creí intuir una sonrisa cálida. Incluso misteriosa. Cuando estaba a dos escasos pasos, alargó el brazo y me puso la mano en la cintura. "¿Quieres hacer el amor conmigo?", preguntó sin preámbulos. Mi primera reacción fue de una leve irritación. Esa forma tan directa de plantear las cosas me resultó violenta. Pensé que no quería más que jugar un rato y follar conmigo. Estaba claro que Nazaret no era una mujer sumisa. Imaginé que sucedería después del baño. De repente, me encontré tirado en el suelo de madera. “¡Dios mío!”, dije para mis adentros, “¡pero si esta mujer es más fuerte que yo!”. Hice acopio de fuerzas y conseguí que rodara sobre mí. El simple forcejeo hizo que en escasos segundos estuviésemos los dos muy excitados. Nos quitamos la ropa a golpes. Le entró una risa nerviosa cuando vio el follón que estábamos organizando. La penetré de inmediato. Ella cerró con fuerza sus musculosas piernas en torno a mí. Su miraba cambió a tensa. Ya no había risas. Fue violento y muy breve. Sudábamos por todos los poros. El aroma de su vagina era muy intenso. Perdí toda consciencia de la dureza del suelo. El agua caliente continuaba llenando la gran bañera redonda. Apenas duró unos segundos. Eyaculé en un abrir y cerrar de ojos. Nazaret se echó a reír mientras se separaba de mí. Sentí la tensión de quien recibe una burla. Aunque superé mi eyaculación precoz al final de mi juventud, el miedo siempre está ahí. 164 Pero no fue así. Su risa no era por mi precocidad. No había burla en su mirada ni en sus palabras. Sus ojos me miraban con ternura. Su dedo índice acariciaba mis labios. "Lo pensé cuando te vi en el tren. Me dije a mi misma que no te importaría". Me miró con picardía. "¿No pensaste en intentar algo cuando paré y te mostré el bosque? Sé de un sitio maravilloso por allí y..." "Me temo que, como invitado, no se me pasan por la imaginación semejantes ideas", contesté. "¡Claro! Eso ya lo pensé. Me gustas. Eres una persona seria. ¡Aunque no se te den bien las bicicletas! Parecías, además, tan... no sé, tan abatido. De todas formas, no hacemos muchas distinciones entre los invitados y los que no lo son. Esperamos que participes en todo. Ahora voy a enseñarte cómo nos lavamos". Nos metimos dentro de la bañara para enjabonarnos. Nazaret sonreía alegremente. Se desprendía de ella un encanto que sentí diferente. No es exactamente lo que se dice bella, al menos para lo que estoy acostumbrado. Pero si es increíblemente atractiva. Y su cuerpo es espectacular. Nos frotamos el uno al otro con una esponja. Cada vez que me tocaba recorrer su cuerpo, notaba que perdía la cabeza. Cogía el agua con una cacerola y se la echaba por encima, como dibujando sus pechos, su cintura y sus caderas entre la espuma del jabón. Cuando Nazaret me miraba se me ponía la carne de gallina. Es como si estuviera ante una criatura misteriosa, animal y humana a la vez. Sus ojos escondían una expresión indescifrable. En la bañera, hubo momentos en que se comportó como una verdadera salvaje. Me mordió varias veces para 165 después alejarse de un salto. Entendí, a base de prueba y error, que me pedía que dejara de ser dulce y suave con ella. Pero caí una y otra vez en una estúpida ternura. Y cada vez que lo hice, me sacaba de mi actitud con empujones o mordiscos. Este juego, nuevo para mí, resultó de lo más excitante. Con los ojos brillantes como luceros, saltó fuera de la bañera con una agilidad sorprendente. Salió de la habitación chorreando agua. La seguí con la vista sin entender nada. Volvió de un salto a la puerta e hizo una pequeña y seductora danza. Me resultó muy cómico. Tanto, que se me escapó una carcajada. Desapareció de nuevo y volvió a reaparecer. Todo esto sin una sola palabra. Salí tras ella. Corrimos por un sendero. Es increíble lo rápida que es y cómo sortea los árboles. Nos metimos en el bosque. Cuando alcanzó un enorme pino silvestre, desapareció bruscamente en una cavidad en la base. Me metí detrás. Encontré a Nazaret tumbada en un lecho de agujas de pino, jadeante y sin aliento. El espacio era todo penumbra. Apenas pude distinguir una especie de amuletos que colgaban del techo. Tropecé con un manojo de plantas y flores secas. También había plumas y piedras de todo tipo. El techo estaba calcinado. De repente, tuve la sensación de desaparecer. Fue como si algún poderoso espíritu me absorbiese. Caí sobre ella. Y me recibió con una sonrisa sobrenatural. Una sonrisa de boca, brazos y piernas. Volvimos a hacer el amor. Esta vez, creo que durante horas y horas. No lo puedo describir. Ni lo voy a intentar. Sólo sé decir que me fascina sentir su respiración, escuchar sus jadeos y 166 participar de ese movimiento permanente que no le abandona en ningún momento. Cuando nos levantamos, Nazaret murmuró unas palabras que no entendí. Pensé que tal vez se tratara de una especie de oración. ¡Quizás esta sorprendente mujer sea una hechicera! ¿Una adoradora de árboles? De regreso al campamento, me sentí ligero y con mucha vitalidad. Era como si mis pies no rozaran apenas la tierra. Las agujetas habían desaparecido totalmente. Al llegar, todo el mundo comía en torno a una gran mesa alargada. Nos sonrieron y nos señalaron un sitio. Excepto dos mujeres. Ellas no sonrieron. Pero me miraron apreciativamente. O al menos, eso me pareció. ¿Será que todas son como Nazaret y que quieren darme “la bienvenida”? Me gustaría saberlo. Más avanzado el día, supe que mucha gente del campamento había bajado a las ciudades para disfrutar de las celebraciones del día de la Independencia: el 15 de Mayo. ¡Cuando lo escuché, me sentí engañado y manipulado como nunca antes! ¡Estos malditos lovetopianos me la han jugado bien jugada! ¡Cuando más fiesta hay en la ciudad, va y me envían al rincón más abandonado del país! Costó que se me pasase el cabreo descomunal. Nazaret me convenció de que no merecía la pena seguir enfadado. Varias veces repitió “Respira, Rubén. Respira”. ¡Cómo si dejase de respirar alguna vez! Pregunté a un tipo del campamento por Nazaret. Mi intención era sonsacarle sobre las otras mujeres y saber si follaban bien. Pero finalmente no me atreví. Se puso a hablar de lo excepcional que es Nazaret en su trabajo. ¡Cómo si a mí me importase cómo es en su trabajo! 167 Algo he aprendido. Según ha dicho, Nazaret es de los miembros más competentes del grupo. Me resulta difícil verla desde esa perspectiva. Supe también que tiene un amante habitual en el campamento, pero que se las apaña para permanecer junto a mí durante mi visita. El amante es un tío moreno y tímido que se ruboriza con facilidad. No parece estar celoso. ¡No hay duda de que hay una gran cantidad de mujeres con las que consolarse! En la cena pensé sobre quién dormiría con quién por la noche. Pero pronto salí de dudas. Nazaret se presentó en la pequeña cabaña que me asignaron y se metió en mi cama, sin la más mínima preocupación. Nuestras relaciones sexuales son diferentes a todas las que he tenido. Ahora me siento completamente relajado para pensar en ello. Nos abrazamos suavemente. Aunque ha habido veces que ha sido con mucha con pasión, como si libráramos un combate. O también hemos permanecido inmóviles. Sólo mirándonos directamente a los ojos. Acariciándonos dulcemente. Con caricias a veces eróticas, a veces no. Sin reglas ni programas. No me he sentido forzado a follarla, aunque mi deseo ha sido muy intenso. Nunca dijo si lo que hacía le gustaba o le disgustaba. Me ha enseñado a penetrarla superficialmente, introduciendo sólo la punta del glande, con delicadeza y plena atención a cada centímetro de mi entrar en su vagina. Ella la llama ‘mi cueva’. Siento que he actuado sin sentir el sexo como una prueba a superar. Sin reivindicaciones mutuas ni posturas ensayadas. Ahora que lo pienso, también sin esa tensión habitual para aguantar más tiempo. Todo lo que hicimos estuvo centrado en los sentidos. A veces, la excitación llegaba con una 168 simple mirada. Hemos conseguido unos orgasmos brutales. Tanto que me quedé exhausto y me costó recuperar. Ningún momento pareció ser más importante que el siguiente. Solo hay una cosa que no me ha gustado. Por la noche, antes de dormir, busqué sus pezones con mi boca y no me dejó. “No te acabo de entender”, dije. “Tus pechos son firmes y tus pezones responden con rapidez a mis caricias”. “No eres un bebé", me dijo, apartándome con fuerza la cabeza. "¿Has tenido algún niño?", le pregunté. "Todavía no", dijo, "pero los tendré". "¿Con Vicente?". "¡No! No somos más que buenos amigos. Hacemos el amor juntos, pero eso no es suficiente. Busco otro tipo de compañero". "¿Y cómo lo encontrarás?". Se encogió de hombros. "¡Vaya una pregunta! ¿Lo sabes tú?". "Creí haberla encontrado en una ocasión”, dije mientras pensaba en Patri. “Pero pronto descubrí que no éramos más que, cómo decirlo, simples compañeros de situación. Tuvimos una hija. Rompimos cuando comprendimos que las cosas no marchaban”. "Eso debió ser terrible para la cría en tu país. Ya es difícil aquí, donde además de los padres tienen alrededor muchas otras personas que les aman”. "Sí, es verdad. Éramos jóvenes e inmaduros. Quizás algunas cosas fueron un error y hoy las haría bien distinto". La dulce claridad de la luna se filtraba a través de la ventana de la cabaña. Vi cómo me miraba, 169 creo que con aprobación. Después, se abrazó a mí para dormir. 170 10.- LA VIDA FORESTAL Enguera, 17 de mayo de 2033. En el desbarajuste de la economía lovetopiana, la madera constituye una de las materias primas básicas. Se emplea no sólo como material de construcción, sino también como un elemento fundamental en la composición de las singulares materias plásticas obtenidas por sus científicos. En España, la industria sigue utilizando plásticos derivados del petróleo, como el polietileno, el poliestireno o el PVC. Sin embargo, la investigación desarrollada en Lovetopía ha permitido descansar en la pasta de papel la mayoría de las aplicaciones tradicionales del plástico. Este material es mucho más barato y ligero. Además, ha alcanzado una resistencia sorprendente a través del cartón corrugado, su configuración más habitual, presentado bajo estructuras directamente extraídas de la naturaleza, como el panel de abeja. Los lovetopianos sienten un profundo y renovado interés por la madera. Les encanta olerla, tocarla, tallarla o pulirla. Para asegurarse un aprovisionamiento constante han reforestado superficies enormes, en otro tiempo explotaciones agrícolas que el éxodo masivo del campo a la ciudad dejó abandonadas. He visitado un campamento forestal dedicado a la extracción de madera y a la repoblación. Probablemente, se trate del campamento modelo que enseñan siempre a los visitantes. Es destacable, en primer término, su amor irracional por los árboles. Los lovetopianos tratan a los árboles como seres vivientes, casi 171 humanos. Vi a un joven de aspecto absolutamente normal apoyarse en un gran roble y murmurar "¡Hermano árbol!". Aunque resulte difícil de aceptar, por su comportamiento llegué a la conclusión de que no estaba bajo el efecto de ninguna droga. En Lovetopía no se practica nunca la tala de una zona completa. Sus bosques contienen árboles de distintas edades y especies. Según ellos, la tala selectiva resulta menos cara que la tala rasa. Y aunque no fuera así, esgrimen razones adicionales para abogar por esta solución. Por ejemplo, elaboran argumentos sobre la inferior cuantía del daño ocasionado por los insectos o la menor erosión ante lluvias y vientos. Aunque algunos se atreven a ir más allá y afirman que este método resulta en una mayor y más rápida producción de madera para carpintería. Por otro lado, existe una ley en Lovetopía que resulta de lo más cruel. Todo desafortunado que desee construir con madera o desee utilizar leña para la calefacción tiene que cumplir un "servicio forestal". Se trata de un período de trabajo durante el cual se ven obligados a contribuir de manera activa al crecimiento de nuevos árboles que reemplacen la madera que van a consumir. En este campamento disponen de unos enormes tractores eléctricos. Para tratarse de maquinaria pesada, estos tractores resultan sorprendentemente manejables. Disponen de una cabina cerrada para el conductor, de un brazo articulado provisto de una sierra de cadena y de una enorme grúa. El brazo articulado es lo suficientemente grande como para atravesar todo tipo de árboles. La sierra está diseñada para cortar los troncos casi a ras del suelo y 172 convertirlos en tablones de la largura adecuada para su transporte. La enorme grúa eleva los troncos, los giran sobre el tractor y los carga en enormes camiones eléctricos que esperan en el camino. Parece cierto que sus métodos son prácticamente inofensivos. El bosque mantiene un aspecto natural y atractivo. El suelo está recubierto de una densa capa que lo mantiene fresco y húmedo. Caminar por los senderos resulta una experiencia muy agradable. El corte y aserramiento, así como la recuperación de todo lo que pueda ser utilizado para la producción de pasta de papel, se lleva a cabo en unas serrerías situadas en las laderas del monte. Desde el principio, la nueva nación se benefició de la tradición maderera de las poblaciones de la periferia de Valencia, cuyas empresas recuperaron la actividad tras el cierre del monumental Ikea que se inauguró en 2014, el año anterior a la Independencia. Curiosamente, estas empresas adoptaron los principios de la multinacional sueca. Hoy en día, son pioneras en el diseño y fabricación de muebles y todo tipo de elementos domésticos e industriales que se ofrecen desmontados y a bajo precio. Los lovetopianos, habilidosos como son en todo tipo de tareas manuales, se entregan a su montaje con la misma facilidad con la que los españoles encienden la televisión. Seguramente, nuestros economistas opinarían que la industria maderera es un laberinto de contradicciones. La madera en Lovetopía es barata y abundante, sea cual sea la heterodoxia del método empleado en su producción. Ocupa un sitio 173 comparable al que ocupa entre nosotros el aluminio, el hormigón y tantos otros materiales modernos de construcción. Una consecuencia importante de la política forestal lovetopiana es que extensas áreas han sido declaradas "zonas salvajes". Se trata de zonas demasiado desniveladas o muy abruptas donde una explotación maderera provocaría una fuerte erosión. Estas zonas salvajes son utilizadas exclusivamente como reservas naturales. Son de una calma increíble y la única forma de desplazarse es a pie. No hay aviones que sobrevuelen ni motocicletas, quads o vehículos todo terreno que circulen por ellas. La conversión de tantas tierras en bosques no ha afectado, según los lovetopianos, a su producción ganadera o agrícola. Las frutas y hortalizas, las legumbres, los cereales y la carne son razonablemente baratos. Los rebaños de ovejas constituyen una estampa habitual en el paisaje. No están jamás encerrados en cebaderos de engorde acelerado. El oficio de pastor, prácticamente olvidado en España, es frecuente en Lovetopía. Con ello, ha regresado la vieja tradición de llevar el ganado en verano a pastar a los altos valles de la montaña. La irrigación de pastos no se practica más que en algunas zonas y sólo para la vaca lechera. Aunque como en Lovetopía han abandonado prácticamente el consumo de leche, son pocas las explotaciones de vacuno y están muy centradas en la producción de su exquisita oferta de quesos y yogures. En otro ámbito de cosas, el amor por el mundo vegetal que procesan los lovetopianos les ha permitido avanzar en direcciones tecnológicas desconocidas en nuestro país. Según me han 174 comentado, la robótica inspirada en plantas y árboles ha experimentado avances muy significativos. Existen multitud de aplicaciones industriales de plantas robot. He visto sistemas robotizados que limpian aguas contaminadas o que regeneran el aire en espacios interiores las 24 horas del día, absorbiendo CO2 y emitiendo oxígeno. Pero quizás la innovación que mayor impacto social promete es la de los árboles robot que actúan como centrales eléctricas aisladas. Híbridos de tecnología fotovoltaica y geotérmica, las hojas artificiales captan energía eléctrica del sol, las raíces artificiales captan energía eléctrica de la temperatura de la tierra y el tronco es una ingeniosa combinación de baterías de almacenamiento eléctrico y celdas de hidrógeno. El primer árbol robot de este tipo fue presentado en Granada hace apenas un año. Sus responsables afirmaron, según el video que pude visionar, “que un árbol robot genera energía eléctrica suficiente, de manera ininterrumpida, para una casa aislada en la que convivan 20 adultos dotada de todas las comodidades tecnológicas propias de Lovetopía”. Otra línea de investigación es la manipulación de formas en árboles para que crezcan en una dirección útil para el hombre. La primera generación de estos árboles nació con técnicas similares a las utilizadas con los bonsáis. Una profusión de alambres y guías deformaban el crecimiento del árbol en la dirección deseada. Así, por ejemplo, he podido ver árboles puente y árboles casa. Utilizando esta rudimentaria técnica, me han enseñado imágenes en vídeo de varios puentes que salvan el Río Benamor, un 175 afluente del río Segura en el interior de la provincia de Murcia. Estos puentes están “construidos” con varias encinas gigantes de 25 metros de altura. Por otro lado, me han hablado de comunidades forestales en el interior de la provincia de Málaga cuyas habitaciones están dentro de pinsapos. Cada habitación alcanza los 6 metros cuadrados, lo suficiente para alojar cómodamente a un adulto. Las últimas investigaciones añaden la gestión genética a algunas especies de árboles para provocar el crecimiento acelerado y facilitar el deformado. Me han informado incluso de una plantación experimental de palmeras cocoteras donde la cáscara exterior del coco adopta la forma de un pequeño teléfono móvil. Esta curiosa innovación, presentada en Elche, es el resultado de investigaciones de la Universidad de Alicante. Hoy por hoy, ya se pueden comprar los primeros dispositivos digitales que utilizan el coco como soporte. Pero, más allá de la tecnología, la verdadera pasión de los lovetopianos son los árboles. En este aspecto, pueden alardear de haber devuelto sus bosques a una situación natural y de haber alcanzado un estado de equilibrio en sus sistemas de producción. (Miércoles, 18 de mayo) Nazaret dice que me pongo muy susceptible e incómodo cuando hablamos sobre cualquier tipo de violencia. Dice que la ira es parte de la vida y que hay que conocerla, aceptarla y gestionarla. Negar la ira lleva, según dice, a reacciones explosivas y descontroladas de violencia. Conocerla permite utilizar sus 176 beneficios en favor de una mejor comunicación y canalizarla hacía donde hay una resistencia que atravesar. Se burla constantemente de la tecnología militar moderna. Defiende que la hemos desarrollado porque no soportamos la idea de matar a un hombre con la bayoneta. Gastamos cincuenta mil euros en un dron militar para eludir la culpabilidad y matar desde la distancia. Todo esto ha surgido por una conversación que mantuvimos ayer y que convertí en discusión. ¡Cuando confesé el horror que me inspira su ritual de juegos de guerra, ella se atrevió a defenderlos con calma! "Te van a encantar, estoy segura", dijo alegremente. Y diciendo esto, me lanzó una deslumbrante sonrisa. A veces me inspira miedo. Sobre todo cuando siento la fuerza animal que la habita. Después me anunció con una gran carcajada que había decidido llevarme a presenciar un combate en el Norte. No está muy lejos de aquí. Sus ojos brillaban al organizarlo todo. No sé cómo lo hace, pero consiguió hacer de la discusión un juego. Incluso antes de que acabara de confirmar nuestra asistencia por videoconferencia, ya estábamos tumbados el uno sobre el otro, riéndonos sin poder parar. La forma en que se comportan los lovetopianos me lleva a la perplejidad. Su moral me resulta muy cómica. Aunque a la vez me inspiran una cierta ternura. A ojos de Nazaret, soy como un niño que no sabe lo que valen las cosas. Si adopto ese aire distraído y serio habitual del hombre de negocios, entonces me acusa de frío e inhumano. Pero cuando 177 estoy tranquilamente tumbado, reflexionando o escribiendo, me mira de una forma especial. Entonces siento que dejo de ser un extranjero inadaptado para convertirme en un hombre sin más. Me hace sentir como un igual. Me he fijado que es en estos momentos cuando hacemos el amor con más intensidad. Fuimos juntos en bicicleta a la estación para coger mi tren de regreso a la ciudad. "Nazaret, vente conmigo", solté sin darme cuenta cuando sonó la campana anunciando la salida del tren. Me sentía muy triste. "Me gustaría, pero no puedo”, dijo mientras me abrazaba con fuerza. “Iré mañana". Subí al vagón y permanecimos mirándonos por la ventana hasta que el tren dejó de la estación Ahora trato de terminar mi artículo sobre la política demográfica de Lovetopía. No puedo quitarme de la cabeza su mirada grave e intensa. Mañana por la noche, la tendré aquí. En mi habitación. En mi cama. Me resulta agradable estar de nuevo en la Cova. Empiezo a conocer a la gente. Me siento aceptado. Isidro se muestra muy generoso, como casi todos los lovetopianos. Hace esfuerzos para descubrirme datos sobre el país y presentarme a personas interesantes. Me prestó algunas de sus camisas. Incluso insistió en regalarme una que me gusta. ¿Es tal vez este tipo particular de economía basada en la abundancia natural lo que les hace tan generosos? Isidro ha leído los artículos que he enviado al periódico. Para picarme, juega diciendo que va a redactar y enviar a El Confi un artículo titulado "Los progresos de González". Cree que estoy luchando seriamente por superar mis "prejuicios". 178 En su opinión, el mejor artículo es el referente a la explotación de la madera. Aunque dice, en broma, que si me ha salido redondo es porque Nazaret me lo ha inspirado. Le he comentado nuestro encuentro aunque no he entrado en detalles. "Pero el dedicado a los deportes es horroroso. Harías mejor en evitar ese tipo de temas. ¿Realmente tienes intención de hacer algo sobre los juegos de guerra rituales?". Contesté que ya estaba todo organizado para asistir a uno en un par de días. Me miró con cara de sorpresa. "Espero que todo vaya bien", dijo. "Creo que va a ser lo más duro con que te enfrentarás aquí. Te podría ayudar. Si quieres. Quizás echando un vistazo a las notas que escribas, dándote contexto y ofreciéndote antecedentes". "Te enseñaré mis notas, por supuesto”, contesté, “pero escribiré el artículo de acuerdo con lo que piense". Hemos cerrado nuestro pequeño acuerdo estrechándonos la mano a la manera lovetopiana. (Algunas horas más tarde). Visita nocturna de los servicios de contra espionaje lovetopianos. Deben haber oído algo, no sé cómo, sobre mi encuentro con la "oposición". ¿Me estarán siguiendo? "Por supuesto que usted es perfectamente libre de hablar con quién le venga en gana mientras esté en Lovetopía", me dijeron. "Pero no crea que ignoramos las operaciones clandestinas que trae entre manos su gobierno. Le sugerimos que se olvide de transmitir el mensaje a Madrid”. "¿Y si no me olvido?". 179 "Entonces, sus amigos de aquí se encontrarán en una situación comprometida y sufrirán una serie de molestias". "No son mis amigos", repliqué. "Entonces, ¿por qué transmitir su mensaje?", dijeron con una falsa ingenuidad. "No me gusta la intimidación". "¿Un pequeño país como el nuestro intimidando a uno grande como el suyo? ¡Vamos, hombre! No nos haga reír". Se produjo una pausa. Me preguntaba qué podrían saber de lo que habíamos hablado. ¿Habrían escuchado toda la conversación? "González, usted no es tonto. Sabemos muy bien que no es un espía. Pero ¿cree usted que alguien que juega a los espías sería recibido en el despacho de la Presidenta Garen?". "De acuerdo", contesté, "me han convencido. No habrá mensaje". He pasado un mal rato. Creo que estoy siendo ingenuo con las implicaciones de mi viaje. Estos lovetopianos no son tan despreocupados como aparentan. Tendré que tener más cuidado de ahora en adelante. Aunque, a decir verdad, me he quitado un peso de encima. Esa gente no me gustaba nada. He tirado la lista con los nombres y lugares de contacto en el fuego, imitando a Isidro y Lorena que también han tirado algo. Ahora, nunca mejor dicho, ya es sólo humo. 180 11.- POBLACIÓN Y FAMILIA Almería, 20 de mayo de 2033. La población de Lovetopía ha experimentado una baja constante y moderada durante casi 15 años. Cuando se busca una explicación a este fenómeno se tiende a especular sobre la posible práctica, por parte de los lovetopianos, del aborto en serie, de la eutanasia y hasta del infanticidio. Al término de la profunda investigación que he realizado, puedo afirmar que esta depresión en la curva de la población lovetopiana se ha producido por causas en absoluto condenables. Tenemos una cierta propensión a olvidar la situación de los años anteriores a la Independencia. En aquel entonces, la tasa de crecimiento de la población disminuyó en toda España y no sólo en el área que ahora pertenece a Lovetopía. Según los demógrafos, la raíz está en la creencia en una sociedad avanzada de que un niño es una carga económica en lugar de una ayuda. Una creencia que aumentó con las persistentes crisis de deuda−recesión−desempleo. Hay que añadir que el peligro de superpoblación en el planeta siempre ha sido tema de debate en círculos cerrados de las élites políticas y económicas. Los gobiernos lo han gestionado en secreto. Sus consecuencias se han mantenido fuera del conocimiento general de la población. Pero no ha sido así en Lovetopía. Después de la secesión, los lovetopianos aceptaron oficialmente como objetivo de la nación el descenso de la población, aunque sólo tras largos y arduos debates. Casi todos estaban de acuerdo en que era necesario que la población 181 disminuyera. El objetivo declarado fue disminuir la presión sobre los recursos naturales del país para que cada individuo pudiera disfrutar de mayores comodidades. Pero las opiniones diferían considerablemente en cuanto a los medios a utilizar y la amplitud del proceso. Los economistas advertían sobre el peligro de crisis fiscal y lo delicado del sistema de pensiones público si se mantenían los criterios tradicionales. Finalmente, se convino adoptar un programa en tres fases. El primer período duraría hasta 2016. Consistió en una masiva campaña de información destinada a facilitar los diferentes medios de contracepción a todas las mujeres. Multitud de ciudadanos, viendo la cantidad de tiempo libre de que disponían gracias a la jornada de 20 horas, participaron voluntariamente en esta iniciativa. El aborto, a diferencia de lo que ocurrió en España en 2015, fue legalizado. Su coste pronto descendió y se empezó a practicar en las clínicas de pueblo y en los hospitales. Se aprovechó este esfuerzo de formación para introducir a las mujeres lovetopianas en prácticas de sexualidad consciente y en las “polaridades energéticas hombre-mujer”. Luego, fueron las mujeres las que a su vez introdujeron a los hombres. Según me informan, “estás prácticas permitieron que muchos hombres aprendieran a discernir entre eyaculación y orgasmo. Así, consiguieron mantener la práctica natural del orgasmo y ejercer un control directo sobre su eyaculación”. Este programa redujo el número de nacimientos a unas pocas décimas por debajo del porcentaje del número de muertes. El descenso fue el suficiente 182 para contrarrestar la longevidad de la población, muy en aumento. Un hecho curioso fue que se registró un extraordinario número de embarazos en los emocionantes meses que siguieron a la Independencia. El segundo período fue el bienio 2017-2018 y se conoce en la reciente historia de Lovetopía como “la gran localización”. Esta fase tuvo un carácter más político. La apuesta fue descentralizar al máximo la vida económica del país. Se desafió frontalmente la creencia compartida en el resto de mundo desarrollado y en España de que la globalización es el único modelo posible de progreso. El sistema de impuestos nacionales y gastos públicos fue desmantelado casi al 90%. Las comunidades locales recuperaron el control sobre todo lo que fueran necesidades básicas. Se impulsó la economía local desde todos los puntos de vista. Se favoreció la apertura de pequeñas empresas y negocios en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad. Fue un esfuerzo colectivo dirigido a sustituir importaciones por productos locales o nacionales. Expresamente, el gobierno buscó fortalecer la economía interior basada en los “cors”, la nueva moneda. Los habitantes de los municipios pudieron decidir cómo organizar su vida privada y colectiva y, en consecuencia, qué nivel de población sería el óptimo a largo plazo. Las mejores condiciones de vida en el campo provocaron una ligera dispersión de población en las grandes concentraciones urbanas. Castellón, Valencia, Alicante, Elche, Murcia, Cartagena, Almería, Granada, Málaga, Marbella, Cádiz y Jerez de la Frontera perdieron habitantes. 183 Algunas zonas residenciales de la vieja época fueron abandonadas y sus terrenos recuperados para parques o bosques. Los pueblos con una población de 20.000 habitantes, como Cullera, fueron rodeados de pequeñas ciudades satélite para que aumentaran su población hasta 50.000 habitantes en el espacio de 10 años. La cifra de 50.000 habitantes es considerada por los lovetopianos como ideal para un conjunto urbano. Todos los aspectos de la vida se vieron afectados por la descentralización. Los gigantescos hospitales de las grandes ciudades, con sus agobiantes e interminables listas de espera, fueron sustituidos por multitud de pequeños hospitales y clínicas. Reforzaron, asimismo, el sistema de asistencia sanitaria de barrio. Se desmantelaron y reorganizaron las escuelas con el control de profesorado y padres. La agricultura, la pesca y la explotación de los bosques también fueron reestructuradas y descentralizadas. Las reglamentaciones concernientes al regadío, muy rígidas y tradicionales antes de la Independencia, fueron revisadas y estrictamente observadas. Las actividades de las grandes agroindustrias cesaron, impulsando la creación de granjas de mediana dimensión gestionadas por comunas o familias extensivas. Una medida fundamental para esta reorganización de las ciudades fue la política de propiedad de vivienda que sigue exitosamente vigente. Cualquier lovetopiano puede donar su vivienda a un fondo público de gestión municipal y desprenderse de las deudas hipotecarias asociadas. A cambio, tiene de por vida acceso flexible a una vivienda digna a elegir de entre todo el inventario disponible por ese fondo. Este derecho aplica tanto a los 184 donantes como su descendencia. Un alquiler social simbólico y regulado por Ley contribuye a la financiación de las viviendas y su mantenimiento. El mecanismo incluye una negociación dinámica entre fondos de distintos municipios para facilitar el cambio de residencia, algo habitual entre los lovetopianos. El sistema de propiedad colectiva del parque de viviendas descansa en una innovadora aplicación digital desarrollada por la Universidad de Granada. Este sistema surgió a partir de las mejores prácticas de lo que se conoció como “aplicaciones para la economía horizontal”. El sistema se consolidó cuando el gobierno nacional entregó a los fondos municipales la propiedad de todos los inmuebles ociosos disponibles. Los fondos recibieron las viviendas expropiadas a los bancos españoles tras el boom inmobiliario y las segundas residencias abandonadas por ciudadanos españoles tras el cierre de fronteras impuesto por España. Tras dos décadas de funcionamiento, las estadísticas oficiales afirman que el 87% de los lovetopianos han elegido voluntariamente esta innovadora fórmula para gestionar sus propiedades. A lo largo del año 2019 se supo que la población había disminuido sensiblemente, en algo más de 17.000 personas. Esta noticia no suscitó ninguna reacción de histeria colectiva. Por el contrario, los lovetopianos debieron experimentar una satisfacción algo morbosa al saber que España empezaba a sufrir de superpoblación urbana. El desmantelamiento de las Comunidades Autónomas provocó el abandono sistemático de pueblos y ciudades de provincias, con grandes movimientos de población desde el campo hacia la ciudad. Madrid, la capital de España, inició la senda 185 hacia los 20 millones de habitantes y hacia su consideración como megalópolis mundial. La tercera fase, si se le puede llamar así, es un período de observación y de espera que continúa en la actualidad. El coste de los abortos ha descendido todavía más. Y eso que el índice de abortos en Lovetopía es de los más bajos del mundo. El uso de anticonceptivos se ha generalizado y son principalmente aplicables a la población femenina. La píldora masculina no existe aquí. “El control de la eyaculación por los hombres”, según me insisten mis informadores, “es algo generalizado y aceptado. Hoy en día, si un hombre eyacula sin el consentimiento previo de una mujer puede llegar a considerarse agresión sexual”. Como resultado, la población decrece lentamente. El número de habitantes de Lovetopía ha descendido de los 11,5 millones iniciales hasta aproximadamente los 10,5 millones actuales. Sin embargo, un importante flujo migratorio en los primeros diez años de existencia de la nación elevó la población en 1,5 millones de habitantes. Pero el gobierno no incluye esta cifra en sus análisis sobre la política de población. Entiende que la política de inmigración responde a decisiones humanitarias de otro ámbito. Los fanáticos del régimen defienden que el importante aumento de la renta per cápita se debe a este descenso de la población y que contribuye a la vitalidad de la economía lovetopiana. Por mi parte, sin embargo, me mantengo escéptico sobre sus consecuencias directas. ¿Qué ritmo seguirán la curva de población lovetopiana? La mayoría de la gente piensa que disminuirá lentamente. Dicen que una caída rápida podría poner a la nación en peligro. La 186 vulnerabilidad ante un ataque de España sigue siendo eje del debate público. Son mayoría los que creen que España está deseando recuperar sus "territorios perdidos". Los lovetopianos reconocen, sin embargo, que la mejora de sus condiciones de vida también tiene su origen en la reorganización de sus habitantes en una constelación de microciudades y en el mantenimiento del compromiso sobre la economía local. Otro factor relevante en la política de población es la dispersión constante de la población urbana hacia zonas rurales. En una tendencia contraria al resto del mundo, la moda en Lovetopía es abandonar la ciudad y regresar al campo. Esta tendencia, que sería considerada una aberración social por políticos y expertos urbanistas españoles, está incluso apoyada por el gobierno lovetopiano. Para acelerar este proceso, el gobierno lanzó una campaña permanente en favor del transporte gratuito universal por ferrocarril. Los “aldeanos del siglo XXI”, como gustan de llamarse aquí, disfrutan de todas las comodidades de la gran ciudad en un entorno natural y abierto. Las comunicaciones digitales y las comunicaciones ferroviarias son omnipresentes en el campo lovetopiano. Además, manejan unos vehículos eléctricos 4x4 que serían la envidia de las mujeres de los políticos y directivos españoles. Aunque, según me indican, estos vehículos no pueden circular por las ciudades y responden a un sistema de propiedad colectiva similar al de las viviendas. La hipótesis política es que un mayor número de personas habitarán voluntariamente en el campo si no tienen que renunciar a los placeres 187 y ventajas de la ciudad y, si además, pueden visitarla cuando quieran. Los españoles, como es natural, están hechos a la idea de que la mejora del nivel de vida sólo podrá conseguirse mediante el crecimiento económico y demográfico de las grandes ciudades. La experiencia Lovetopiana, a pesar de sus aparentes logros, encontraría una fuerte resistencia ante esta creencia tan ampliamente compartida y tan cacareada por los políticos y las instituciones españolas. También hay que tener en cuenta que todas estas transformaciones han sido hechas en condiciones particularmente favorables. Lovetopía disfruta de una tierra fértil y una costa navegable. El clima es benigno y fácil. Además, el boom de la construcción de principios de siglo dejó una gran masa de viviendas ociosas. Una cosa particularmente alarmante para los conservadores españoles que se está produciendo en Lovetopía es la casi desaparición de la familia nucleica, tan tradicional entre nosotros. Los lovetopianos hablan, y mucho, de la "familia". Pero ellos designan con este término a un grupo de entre cinco y cuarenta personas que viven juntas y comparten vida. Los vínculos de parentesco no son determinantes en el concepto de “familia” lovetopiano. Estas familias, además de compartir vivienda, comida y tareas domésticas, comparten también la educación de los niños, donde hombres y mujeres asumen la responsabilidad por igual. Sin embargo, la madre, o las mujeres, ejercen un rol predominante mientras el niño o la niña no ha superado los siete años. Los hombres también participan en este primer período, pero en caso 188 de conflicto es la madre la que tiene la última palabra. Esta prerrogativa se utiliza en numerosas ocasiones y es parte del día a día lovetopiano. Resulta curioso que todos encuentren esta situación totalmente natural. Los hombres piensan que ya les llegará su turno más tarde, cuando el niño o la niña crezcan, y que “así es como debe ser”. La vida lovetopiana es, en términos profesionales, estrictamente igualitaria. Las mujeres ocupan puestos de responsabilidad y reciben salarios iguales a los de los hombres. Sin embargo, destaca su protagonismo social y político. Las mujeres ostentan abiertamente el control de los dos partidos mayoritarios, el Partido de la Supervivencia y el Partido Progresista. Sin embargo, esta igualdad no es estricta en el marco legal. Por ejemplo, las mujeres lovetopianas ejercen un control absoluto sobre su cuerpo y sobre su fertilidad. Esto les permite disfrutar de un derecho que en otras sociedades permanece oculto, si no inexistente. Se trata del derecho de elegir a los padres de sus hijos. "Ninguna mujer será obligada a dar a luz un hijo cuyo padre no haya elegido libremente", me dijeron con gran seriedad, recitándome un artículo de la Constitución lovetopiana. Este derecho, desarrollado ampliamente en la legislación de Lovetopía, incluye el derecho a elegir el lugar en que nacerán sus hijos, el derecho a elegir el procedimiento de parto por encima de criterios médicos, el derecho a amamantar al recién nacido y el derecho a decidir unilateralmente sobre sus asuntos hasta la edad de los siete años. 189 Para un forastero, es difícil comprender los vínculos que mantienen unidos a los grupos comunitarios. Los niños son, con toda seguridad, un factor clave. La voluntad de colaboración en la educación de los pequeños resulta ser el criterio base para ser admitido en una de estas familias. Aunque las necesidades económicas también juegan un rol importante. Mi visita a una de estas "familias" me hizo recordar la antigua costumbre católica de los padrinos. Los adultos que conviven con los niños, con independencia de si son los padres biológicos, asumen una responsabilidad hacia sus ahijados. Se ocupan de ellos y colaboran activamente en el enriquecimiento de sus vidas. Y en caso de desacuerdo entre los padres, les ofrecen refugio y apoyo. Los niños lovetopianos viven habitualmente rodeados de "padrinos" informales, aunque el término más utilizado por los chavales es el de “tíos” y “tías”. Mi impresión personal, después de unas semanas en Lovetopía, es que no he visto nunca chavales más alegres. Pero hay también "familias" sin niños. La atmósfera, eso sí, es muy diferente. Suelen ser numerosas y más transitorias que las otras. Acostumbran a reunir a personas que ejercen las mismas actividades. En su mayoría, están compuestas por individuos jóvenes o individuos de la tercera edad. Hay familias de periodistas, de músicos, de científicos, de artesanos o de trabajadores de una misma empresa o una misma escuela. En Lovetopía es muy raro que los ancianos vivan solos, como ocurre entre nosotros. Están, en general, integrados en comunidades. La mayoría de las veces desempeñan un importante papel en el 190 cuidado y la educación de niños y jóvenes. Además, disfrutan de un respeto y una consideración social muy alta. Hay multitud de agrupaciones de mayores que se presentan como Consejos de Ancianos y que asesoran a Ayuntamientos, escuelas y empresas en gran variedad de asuntos. En España, son frecuentes los rumores sobre la depravada sexualidad de los lovetopianos. Quizás sea consecuencia de que el movimiento de Independencia lo lideraron mujeres con los pechos al descubierto. O quizás porque los antidisturbios y las primeras unidades del ejército sucumbieron ante sus encantos. Algo que sin duda alentó las fantasías más increíbles entre los españoles. Con el tiempo y desde el conocimiento real de la vida lovetopiana, resulta fácil afirmar que estas mismas fantasías fueron la semilla necesaria de los posteriores rumores de depravaciones. Pero siento el deber de informar que las relaciones sexuales en el seno de estas "familias” son tan equilibradas como las que nosotros mantenemos, aunque mucho más frecuentes. Las parejas heterosexuales más o menos permanentes son la fórmula habitual. También existen parejas homosexuales de ambos sexos, aunque la impresión es que aquí es muchísimo menos problemático que en nuestro país. La monogamia no es un valor oficialmente proclamado, pero las parejas suelen practicarla. Sin embargo, me han informado de que hay cuatro períodos al año, en torno a los solsticios y los equinoccios, que son especiales. En estas fechas, la promiscuidad sexual es habitual y los lovetopianos la han integrado como parte de las celebraciones populares. Las personas que no viven en pareja suelen buscar amantes fuera del grupo familiar. Cuando deciden 191 formar una nueva pareja es cuando se produce un cambio en la composición de la familia. Al parecer, hay una lenta pero constante evolución en la dimensión de estas pequeñas comunidades. Probablemente, como la que se produciría en España en las "grandes familias" de la época de nuestros tatarabuelos. (Sábado, 21 de mayo) El viaje a Almería ha resultado fácil y rápido. La reunión en el Ministerio de Medio Ambiente ha sido muy provechosa. La comida en la Rambla de Belén, tan abundante en flores y árboles, con ese riachuelo susurrante a nuestras espaldas, ha sido todo un acierto. Creo que los lovetopianos entienden diferente el concepto de medio ambiente. Este ministerio, según me ha dicho la Ministra, es responsable de todas las infraestructuras básicas para la vida moderna, siempre en comunión con la naturaleza. Sus ámbitos de actuación incluyen agua, energía, telecomunicaciones, pueblos y ciudades, y trasporte, incluyendo aéreo, terrestre y marítimo. Es un ministerio con un poder económico brutal y no un comodín como el nuestro. Lo que se me escapa son las razones de ese empeño tan lovetopiano de tener cada Ministerio en una ciudad diferente. Aunque creo que lo empiezo a disfrutar. Estoy cogiéndole el gusto a estos trenes y es una manera fácil de conocer el territorio de Lovetopía y las diferencias entre sus gentes. Durante el corto viaje, me he entretenido con la aplicación de población de la que hablaba la Ministra. Ofrece estadísticas en tiempo real sobre la evolución y la distribución de la pirámide de población en Lovetopía. Hay todo tipo de detalles 192 curiosos. Sólo en la provincia de Valencia, hay 12.717 familias compuestas por ancianos jubilados. De media, viven 14 ancianos en cada familia y manejan una renta media individual de 1.350 cors. Otra curiosa. En Lovetopía hay 5.574.937 mujeres, el 53% de la población. El 81% de ellas vive en pareja. Casi la mitad están integradas en familias de carácter profesional. Ahora que caigo, creo que serán familias como la de la Cova. En el trayecto en tren desde Almería-Valencia, que apenas han sido 1h 10 minutos, han nacido 6 niñas y 5 niños en toda Lovetopía. Podría quedarme horas y horas curioseando y viendo detalles. Hay una pestaña aparte que te lleva a gráficos sobre inmigración. Pero presenta un descenso brusco hace aproximadamente diez años. Debe ser un error de la aplicación. Este mismo sistema permite declarar su voluntad de adopción a aquellas familias que, queriendo tener hijos, no pueden. ¡Y facilita resolver favorablemente la tensión entre listas de espera para la adopción y embarazos no deseados de aquellas mujeres que han decidido no abortar! Me hago el firme propósito de investigar de dónde importan la tecnología digital estos lovetopianos. ¿Existirá un ministro de comercio exterior que pueda entrevistar? ¡Estas aplicaciones son de lo más robustas e intuitivas! Desde hoy me instalo en la Cova. He aceptado la invitación de mis amigos. Y así me reconcilio con los deseos de Nazaret que odia los hoteles. "Tú eres periodista ¿no? Pues debes vivir con nosotros", dijo Lorena con firmeza, pero sin que me llegase presión alguna. Me siento feliz de dar este paso. Sólo me tensa un poco responder satisfactoriamente con la parte 193 que me corresponde en los trabajos domésticos y en la cocina. Me han asignado una habitación en el último piso. Es una tronera que da al puerto de la America’s Cup. Desde la ventana me señalaron el edificio Veles e Vents, todo blanco, pero todo repleto de árboles y palmeras. Es una pequeña protuberancia que vislumbro en la lejanía. (Más tarde). El trabajo doméstico en equipo me ha resultado desalentador. Mi primera experiencia ha sido con la vajilla de la comida de hoy. Hemos celebrado mi llegada con una magnífica paella valenciana cocinada con leña. Isidro y Clara, además de pareja de cama, son una magnífica pareja de cocineros. La vajilla sucia no era mucha. Casi todos han comido directamente desde la paellera. Me puse manos a la obra al estilo español, recogiendo y llevando los platos a toda prisa. Después de un par de viajes a la cocina, todos dejaron de hablar para mirar lo que hacía. "Pero, por Dios, Rubén", dijo Lorena, "¿Se puede saber qué haces? ¿Acaso piensas batir un récord?". El resto se echó a reír. Me puse rojo. O al menos, eso sentí. "¿Qué quieres decir?". "Tratas los platos como si estuvieses enfadado con ellos. ¡Es totalmente lo contrario de lo que haría un lovetopiano!". Eché una ojeada y me di cuenta de que los demás trabajaban con muchísima más calma que yo. Lorena y Bernardo se habían inventado una especie de juego. Mientras uno lavaba, el otro le hacía un pequeño masaje en la espalda. Isidro describía, entre tanto, el divertido encuentro que había tenido hoy cara a cara con uno de sus lectores. 194 Dice que le amenazó con pegarle. Y Rafa bebía una cerveza sin hacer nada. De vez en cuando, su mirada caía sobre una cacerola sucia o cualquier otra cosa por el estilo y la llevaba a la pila. "¿No tenéis ganas de terminar pronto?", repliqué a la defensiva. "Cuando tengo una tarea que hacer, me gusta acabarla con rapidez. ¿Es malo ser eficiente?". "Poco a poco se va lejos", dijo Lorena. "Nuestra aproximación es que si hay una obligación que cumplir, hay que conseguir que su cumplimiento sea lo más agradable y divertido posible. De no hacerlo así, nunca valdrá verdaderamente la pena hacerlo". "¿Me estás diciendo que lavar platos es divertido?”, pregunté exasperado. "Pues sí, lo es de la forma en que nosotros lo hacemos", dijo Isidro. "Casi todo puede serlo si se concede más atención al proceso y menos atención a los fines. Es algo que todos aprendemos en el camino. Quizás deberías organizarte para caminar unos días". "De acuerdo", dije, "lo intentaré. Me refiero a intentar lo de ir más despacio. Lo de hacer vuestro camino no entra en mis planes". Y me puse a trabajar a la lovetopiana. Me bebí una cerveza, arrojé unos cuantos cubiertos a la fregadera, conté un chiste que había oído y limpié unas cuantas mesas. Me costó gran esfuerzo mantener el ritmo lento. Pero sobre todo, me costó mantener ese buen estar que me permite también estar a buenas con los demás. De vez en cuando, me concentraba en el trabajo y me olvidaba de mis compañeros. "¡Eh, Rubén! ¡Que estamos aquí!", gritaban casi al unísono cuando se daban cuenta. 195 Y cada vez que escuchaba sus gritos, alguno de ellos se acercaba y me hacía cosquillas o me golpeaba en el hombro. Sigo asombrándome de la calma que reina en las casas lovetopianas. Cuando se lo comenté a Rafa, me dijo que después de la Independencia se esforzaron en eliminar los ruidos al máximo. Dice que se trabajó mucho para conseguir máquinas y accesorios prácticamente silenciosos. Los frigoríficos, por ejemplo, no hacen ruido y funcionan con el metano de la fosa séptica de las casas. Es un sistema simple, sin descongelación automática pero que dicen que consume menos energía. Las lavadoras y secadoras de ropa, como no son totalmente silenciosas, están fuera de las casas en pequeñas casetas aisladas. O en la planta de servicios comunes de los edificios, accesible para todos los que viven allí (y para algunos que no). Los lavaplatos apenas se fabrican. La gente no los quiere. Los televisores son de un tamaño enorme. Cubren toda una pared y suele haber uno en cada casa. Ocupan una habitación especial donde caben grandes grupos. Si consiguiera acostumbrarme a esta tranquilidad, tal vez encuentre placer en oír los ruidos naturales. El viento, la música procedente de las casas vecinas, los pájaros, los llantos de los bebés... sé que están ahí pero se me escapan. (Lunes, 23 de mayo) Creo que Nazaret goza, en efecto, de poderes hipnóticos. ¡Porque no creo esos cuentos antiguos que hablan de brujas y mujeres con súper poderes maléficos, porque de creerlo afirmaría que es una brujita en toda regla! 196 Cuando está cerca, pierdo la noción del tiempo y me olvido de mis obligaciones y de mis prejuicios españoles. Vive el momento presente con intensidad. Consigue, como por arte de magia, arrastrarme para que yo lo viva de la misma forma. En alguna parte escondida de su cabeza debe tener el campamento forestal y sus responsabilidades allí. Incluso quizás sus planes de regresar mañana. Pero parece capaz de olvidarlo todo y existir sin más. En realidad, es la persona más libre y menos angustiada que conozco. La creo capaz de cualquier cosa. Cuando consigo reunirme con ella en “la esfera” donde se mueve, me siento extraño. ¡Es como estar bajo los efectos de una droga pero sin haber tomado nada! Sigo pensando que Nazaret es una mujer salvaje. Está claro que sabe convivir con las limitaciones sociales y es sensible a la influencia de los que la rodean, incluido yo. Pero los demás, no sé cómo, no “ocupan” su cabeza. Es totalmente imprevisible. Es variable y temperamental como ninguna otra mujer que haya conocido. Sin embargo, esté donde esté, está intensamente presente, conmigo o con quien quiera que sea. Y en ese momento, estar con ella es como haber recibido un regalo caído de los cielos. Pero luego está la otra parte. No sé cómo hacer para que no me devoren los celos cuando dirige su atención, como el hermoso haz de luz de un faro, hacia otra persona. ¡De momento, uf, he conseguido soportarlo! Pero me da miedo perder los nervios. Ya no pasamos tanto tiempo metidos en la cama. Ahora estamos bastante ocupados. He conocido a algunos de sus amigos. Me ha mostrado sus rincones favoritos de Valencia. A veces, nos sentamos simplemente y vemos a la gente pasar. O miramos a 197 los pájaros y a los árboles. Nos reímos mucho. Hemos comido en pequeños restaurantes de un encanto verdaderamente idílico. Me hace disfrutar del silencio como nunca antes lo hubiese creído. Nazaret tiene árboles favoritos por todas partes. Dice que son importantes en su vida. ¡Me ha pedido que consagre un artículo entero a los árboles de Lovetopía! Aunque quizás sea una idea a considerar, le he soltado un “no” rotundo. Pero no se ha molestado. No sé si me ha escuchado o no, porque su reacción ha sido la que hubiese esperado de haber dicho que sí. Conoce cada detalle de los árboles y mide lo que han crecido. Comenta con espontaneidad su desarrollo. Algunas veces trepa por ellos. Es muy ágil y tiene pies firmes. Salta de alegría cuando están en buena forma y se muestra abatida cuando no van bien. Incluso les habla. Mejor dicho, les susurra cosas. Creo que sabe que me parece una estupidez, pero actúa como si no le importara mi opinión. Cada vez dependo más de ella. Lo que empezó como el típico pasatiempo de viajero está evolucionando en algo serio. Nazaret es un ser excepcional. Sabe cuáles son mis fallos, pero nunca me critica ni se dirige a mí con sarcasmo. Es como si nunca emitiese un juicio sobre mí o sobre los demás. Siempre encuentra lo valioso detrás de cada situación. En comparación, Patri me parece horriblemente auto controladora y tocapelotas. Ni siquiera Ruth, con quien tanto me he reído y tan buenos ratos he compartido, me resulta tan especial como Nazaret. ¡Sí, creo que es eso! Es como si Nazaret no conociese el juicio fácil, ese elegir y recriminar permanente que siempre nos acompaña en el día a día. 198 Estoy descubriendo sensaciones y sentimientos que ni tan sólo sospechaba que existiesen. Cuando hacemos el amor, nuestros cuerpos se unen. Pero se unen de verdad, como si nos fundiéramos en un solo ser. Cuando me toca capta toda mi atención. Los segundos con ella parece que se alargan, como que duran más tiempo. Es algo misterioso, casi terrorífico. Para qué negarlo, creo que me estoy enamorando. ¡O quizás ya me he enamorado! Y creo que es mutuo. Lo siento así. A pesar de la libertad de sus costumbres. Y a pesar de que continúa con Vicente cuando está en el campamento. A veces, tiene reacciones salvajes y posesivas con respecto a mí. Siempre que menciono el tema de mi regreso a España se pone furiosa. Ayer por la tarde salimos a navegar a vela por la Bahía de Valencia. Lo organizaron varios amigos de la Cova. Nazaret invitó a su hermano mayor. Me preguntó por mis padres y me puso esa cara suya de “te escucho aunque no digas nada”. La verdad es que no me apetecía hablar. Me limité a lo básico sobre mi madre. Pero quiso saber también sobre mi padre. Cuando dije que no sé dónde está y que desapareció tras la Independencia de Lovetopía, me miró con una cara nueva que no conocía. Daniel, el hermano de Nazaret, es profundamente anti-español. Apenas habíamos embarcado, vino derecho hacia mí con toda clase de recriminaciones y acusaciones. Me sorprendió fuertemente su acento cubano. Tanto que no sé si iba en serio o se burlaba de mí. “¿Por qué me hablas con ese acento?”, le pregunté con educación. “¿Qué mierda de acento quieres que ponga, español?, me respondió furioso. 199 Por cortesía, hice un esfuerzo por desviar la conversación. En cuanto pude, me escapé a la proa del barco, lejos de Daniel que estaba al timón. El viento no soplaba con la suficiente fuerza. Pasamos un buen rato virando de un lado a otro, intentando aprovechar la poca brisa que cogíamos. Al rato, todos estaban tumbados sobre el puente tomando el sol. O mirando pasar el agua y los muchos delfines que nos acompañaban. Aburrido, regresé a la popa del barco donde seguía Daniel. Me ofrecí a tomar el timón. "¿Se puede saber para qué coño andas rondando a mi hermana?”, me dijo con voz ronca pero baja, conteniendo la voz. Su acento había desaparecido. “¡Malditos españoles, siempre poniendo vuestras manazas en todo!". "Nos gustamos mutuamente”, le contesté con calma. “¿Ves algo malo en ello?". "Sabes muy bien lo que tiene de malo, estúpido cabrón. Ella se está enamorando de ti y tú te marcharás tarde o temprano". "Nunca he ocultado mis intenciones, Daniel". "¡Debería tirarte al agua y largarme!", y diciéndolo hizo un movimiento brusco con las manos. Me asusté y me agarré a la barandilla. Me miró y me sonrió con maldad. "¿Qué es lo que pretendes controlando la vida de tu hermana?”, repliqué gritando mientras seguía agarrado a la barandilla. “¿Qué es lo que persigues con tus amenazas? ¿Te crees la mafia o qué?". Al oír esto, varios de los hombres se giraron y vinieron hacia donde estábamos. "Hemos tenido una pequeña discusión. Eso es todo", dijo Daniel. 200 Me levanté y me senté junto a Nazaret, al otro lado de la cabina. Nazaret me miró primero a mí. Luego, se giró para mirar hacia donde estaba su hermano. "Luego te cuento", dije. "Yo también te lo contaré luego", replicó Daniel en voz manifiestamente alta, casi gritando. Navegamos hasta una estación ballenera situada en el Norte del Golfo de Valencia. Había un pequeño muelle y desembarcamos para visitarla. Ahora es un museo en el que se exhiben muestras escalofriantes de la extinción de algunos mamíferos marinos. Daniel no perdía ocasión de incomodarme. Afirmó una y otra vez que los españoles habían estado a la cabeza de este trágico e irreversible proceso con su tecnología de pesca. En el camino de vuelta, nos cruzamos con barcos de pesca. Al parecer el golfo se ha convertido de nuevo en el fértil hábitat típico del Mediterráneo. Esto es, al menos, lo que dijeron mis entusiastas compañeros. Me informaron con orgullo sobre el número de toneladas de deliciosas gambas que cogen y consumen cada día. Incluso me hablaron de las tellinas, un tipo de almeja local. Sus conchas se apilan en montones en las playas. Me dijeron que las han recuperado y vuelven a estar en el mercado. Son una exquisitez y se preparan con aceite y limón. Con un poco de insolación y ligeramente bebidos, regresamos a puerto al atardecer, arrastrados por un viento de Levante. Apenas minutos después, ya estábamos en la Cova. Nazaret y yo aprovechamos para meternos directamente en la bañera. "Daniel es el mejor de los hermanos. Pero nunca conseguiré hacerle comprender hasta dónde puede 201 llegar", me dijo en tono de disculpa. "Se preocupa mucho por mí, aunque no he logrado jamás que me comprenda. No le gusta que me arriesgue. Es el último vestigio de nuestro pasado familiar. Parte cubano, parte español. ¡Vaya combinación, ya imaginas! Las mujeres gozábamos de muy poca independencia. Pero necesito arriesgarme para sentirme viva". Me sonrió con una expresión indescifrable. No supe responder. Y se acurrucó entre mis brazos, salpicando y mojándolo todo. Varias velas que había alrededor de la bañera se apagaron. ¿Qué significaré para esta increíble mujer? Siempre que pregunto qué piensa evita responder. Todavía continúa burlándose cariñosamente de mí. Corrige mis pequeños errores de “bárbaro” con dulzura, siempre acompañados de un beso en la mejilla. Es como si jugase a un juego cuyas reglas desconozco. De repente, en medio de una situación en la que despilfarro agua o electricidad, se acerca para corregir mi torpeza y me besa. Actúa con humildad y delicadeza, como si ella fuera una persona altamente avanzada y yo un patán que no consigue acoplarse del todo a la vida civilizada. A veces, cuando hablo sobre Lovetopía y los lovetopianos, se queda mirándome, inmóvil, con gran atención. Le comenté lo diferente de la forma que tienen de mantener la mirada durante largos segundos y las casi irreprimibles sensaciones que esto me produce. "¿Qué tipo de sensaciones?", preguntó mientras se giraba en la bañera y se quedaba de rodillas, mostrándome sus adorables y prohibidos pechos. "Un gran nerviosismo. El deseo de librarme, de retirar la vista". 202 "¿Y si te sobrepones a tu nerviosismo y sostienes la mirada?". Todo esto, naturalmente, con sus grandes y oscuros ojos clavados en los míos. "Entonces me invade, creo, una gran ternura. Un deseo de contacto. El miedo de echarme a llorar". "¡Qué persona más extraña eres! ¡Pues échate a llorar!". Y diciendo esto, me apretó entre sus brazos. Me sentí obligado a explicarle, aunque ella no esperaba nada. "Todo esto, cómo decirlo, todo esto es muy distinto en mi país. Aunque quizás tú me podrías enseñar. Siento que no tengo por qué controlar nada aquí, contigo”. "De acuerdo", dijo con una expresión de picardía en los ojos. “Primera lección”, susurró mirándome fijamente a los ojos. Y sumergió su mano en la bañera buscando mi pene, mientras acercaba sigilosamente su cuerpo. “Cuando hagamos el amor, mírame siempre a los ojos. No los cierres. No dejes que la mente se vaya y te robe el momento presente”. Y con un pequeño movimiento por su parte, mi pene erecto entró en su cueva. “Ahora, simplemente respira. Permite que el sonido salga y que el cuerpo haga”. Y así, con un pequeño balanceo de su cuerpo (¿al ritmo de movimientos que ocurren dentro de su vagina? ¿Es esto posible?), me hizo el amor de una manera muy distinta a las otras veces (¿A la manera lovetopiana?). Sin prisas, lentamente, mientras las velas se consumían y sus jadeos inundaban todo mi ser. 203 12.- LA CARA OSCURA DE LOVETOPÍA Sagunto, 24 de mayo de 2033. Después de múltiples negociaciones, he observado de cerca los juegos de guerra rituales de Lovetopía, esa costumbre abominable que levanta tanto rechazo y horror en las naciones civilizadas. Soy el primer español que asiste a tan escalofriante espectáculo. Nos levantamos antes del alba para acudir en tren al escenario de los rituales. El lugar elegido fue Sagunto, ciudad situada al norte de Valencia. El castillo romano y su reconstruido teatro son aún hoy las señas de identidad de este municipio. Caminamos hacia una colina. A uno de los lados, el vasto e inmenso Mediterráneo. En el otro, un cenagoso riachuelo que atravesaba un valle recogido y ondulado. Cuando llegamos, el combate estaba a punto de empezar. Dos grupos de jóvenes esperaban. Cada grupo estaba reunido en torno a una gran hoguera. Quizás veinticinco hombres en cada bando. Unos calderos de apariencia realmente vieja calentaban un brebaje secreto. Todo indicaba que preparaban algún estimulante para superar el miedo. Los hombres tenían edades entre los 16 y 45 años. Iban provistos de una larga y peligrosa lanza. La punta era de una piedra negra muy afilada. Mostraban sus cuerpos y rostros pintados de colores, con motivos primitivos y violentos. Un sonido largo y metálico se apropió del lugar. Alguien golpeó un gong. Este instrumento es un gran disco de bronce, con los lados curvados, que se percute con un mazo. Unos cuantos centenares de personas aguardábamos el inicio del ritual. 204 Los "guerreros" se dispersaron por las dos orillas del riachuelo. Entre ellos iban dejando una distancia similar a la longitud de una lanza. Uno de los grupos comenzó un canto de guerra. Aunque sonaba muy sanguinario, me recordó a los himnos que se entonan en los estadios de fútbol españoles. El otro grupo vaciló y se retiró unos metros. Los del bando más agresivo atravesaron el río y se lanzaron sobre el "enemigo” blandiendo sus lanzas. El primer grupo de hombres organizó con rapidez la defensa. No asomó ningún comportamiento de pánico. Cada vez que algún hombre tenía que responder a un ataque especialmente duro, sus vecinos acudían en su ayuda. Las lanzas estaban siempre en alto. Los movimientos eran marcados por gritos salvajes, pero muy sincronizados. Esta táctica de combate fue la norma durante toda la reyerta. Era flexible y fluida como un baile. De cuando en cuando, un bando se reagrupaba y se lanzaba contra el otro. Pude apreciar diferentes formaciones de avance. Pero los ataques siempre eran rechazados rápidamente. La coreografía continuó durante una media hora. En diferentes ocasiones faltó bien poco para que alguno de los hombres se las viera con las puntas de obsidiana. La excitación de la muchedumbre aumentaba por momentos. Los gritos brotaban de todas las gargantas. De repente, un alarido captó nuestra atención. Procedía de unos de los extremos del campo de combate. Al parecer, uno de los guerreros resbaló en la hierba durante un asalto. Un adversario saltó sobre el hombre caído y le asestó un golpe que bien pudo ser mortal. Le atravesó el hombro con su lanza al tiempo que lanzaba un grito terrorífico. 205 Como por encanto, el enfrentamiento cesó. Los dos grupos regresaron a su posición inicial. Los miembros de la parte "victoriosa" estaban eufóricos. Todo eran felicitaciones y abrazos de alegría. En la otra parte del río, los "perdedores" se mostraban abatidos. Varios médicos surgieron de entre los espectadores y avanzaron hacia el herido para examinarle. Llevaban sobre sus cabezas esas curiosas gafas gorra de aspecto sumamente vanguardista. Aunque eran algo diferentes de aquellas gafas gorra que portaban los obreros de la fábrica de coches. Los vencedores iniciaron una danza para celebrar su victoria. Sus partidarios descendían por la colina. Todos bebían de los calderos. La atmósfera era festiva, de intenso júbilo. Varias mujeres se abalanzaron sobre los guerreros y empezaron a danzar frente a ellos. Poseídas, movían cabeza, cuerpo, brazos y piernas a una velocidad endiablada. Algunos hombres respondieron a su danza y las auparon en brazos. Hubo momentos de absoluto caos. Los guerreros más valerosos desaparecían por entre los arbustos llevándose a alguna de las mujeres. Ellas forcejeaban y gritaban sin descanso. Mientras, en el lado de los vencidos, sólo se oían llantos y lamentos. Más hogueras fueron encendidas. Multitud de instrumentos musicales aparecieron como salidos de la nada. Una alegre melodía empezó a sonar. Algunos empezaron a cantar y a bailar. Todos parecían conocer los cantos. En lo que creí entender eran los estribillos, la actividad paraba y todos cantaban al unísono. La gente sacó todo tipo de bebidas y alimentos. La comida empezó a circular de manera abierta. Los protagonistas 206 indiscutibles eran los hombres que habían participado en ambos bandos, tanto vencedores como vencidos. Alguien dijo que la ambulancia no tardaría en partir. Vi al joven herido tendido sobre una camilla con un soberbio vendaje. Su cuerpo estaba en la posición de los crucificados, muñecas y tobillos sujetos con correas. Algunas mujeres le hablaban con dulzura mientras limpiaban el cuerpo con un paño húmedo. "¡Dios mío, como debe doler tu herida de guerra!", gritó una mujer melodramáticamente. "He cumplido con mi obligación de hombre", replicó el joven herido en un tono de forzada valentía. "¡Tu cuerpo sufre! ¡Podrías morir!", dijeron otras mujeres. "No penséis en mí. Pensad en nuestra familia. Yo sufro por ella". "¡Todos sufrimos!", contestaron ellas. Al oír esto, el joven cerró los ojos y apuntilló suavemente, "Ya ha terminado todo". Por el tono empleado, creí que se estaba muriendo. Pero esta última frase era la señal convenida para que las mujeres se retiraran. Me contaron que esta conversación responde a un ritual ensayado como si fuese una obra de teatro. Cuando las mujeres desaparecieron, el hombre abrió de nuevo los ojos y miró hacia la fiesta. Su gesto era alegre y animado. Aproveché para acercarme hasta su lado. "¿Cómo se siente?", pregunté. "Me siento como un hombre", contestó con tono valeroso. "He combatido y he sobrevivido una vez más". "¿Querría decirme por qué combatían?". 207 "Ha sido una lucha de nosotros contra ellos y hemos peleado para ver quién ganaba". "¿Sólo por eso?". El joven se incorporó levemente sobre la camilla, apoyándose en el brazo sano. Me miró con extrañeza. "También para ponernos a prueba. ¿No conoce lo maravilloso que es sentirse “uno” con el resto de los hombres, enfrentarse al miedo más primitivo y poder superarlo con vida?". "¿Lo haría de nuevo?", pregunté. "Claro que sí. Ya está previsto. El próximo combate será en la segunda luna llena a contar desde hoy. ¿Es usted forastero?" "Soy periodista. Vengo de España y estoy realizando un reportaje. ¿Puedo hacerle una foto?". Y diciendo esto, saqué mi tablet de manera espontánea, sin esperar que opusiera la menor resistencia. "¡No! ¡De ninguna manera! ¿Cómo puede usted comportarse con tan poca delicadeza?", gritó al tiempo que realizaba un sobreesfuerzo para sentarse en la camilla. Aquellos que se encontraban lo suficientemente cerca como para oírnos se giraron y nos miraron con aire curioso. "Perdona", le dije al darme cuenta de que acababa de cometer una torpeza. Y guardé la tablet a toda velocidad. Un lovetopiano que estaba sentado en el suelo, a nuestra derecha, presenció toda la conversación. Era un hombre del grupo de los vencedores. Por su apariencia física, parecía más joven que yo. Su cuerpo sudoroso y sus ojos brillaban al resplandor de las hogueras. Llamó mi atención haciendo un gesto con la mano. Después de ofrecerme una 208 empanadilla de tomate y pimiento, empezó a hablar sobre el significado de los juegos guerreros. "Los lovetopianos", comenzó, "consideramos la antropología como una ciencia de utilidad práctica. Después de la Independencia, empezamos a experimentar en la vida real con ciertas hipótesis antropológicas. No sin gran oposición, claro. Hubo referéndums digitales con encendidos debates televisados. Creo no mentirle si le digo que nunca otra discusión ha alcanzado los mismos niveles de popularidad. Finalmente, se legalizó algo tan radical como son los juegos de guerra rituales. También se aprobaron otros rituales de iniciación a la edad adulta para los más jóvenes. Incluso hoy, grupos minoritarios se oponen frontalmente e intentan prohibirlos contratando a los mejores juristas del país”. “Pero la mayoría de la sociedad lovetopiana acepta con agrado estos juegos. Sabemos de la necesidad de instaurar algún cauce que dé salida al espíritu de competitividad física inherente a la naturaleza del hombre. Una energía que, de no ser así, se manifestaría de forma brutal y desbocada. ¡Quizás en peleas callejeras! ¡Quizás en la política, en guerras o en los negocios!”. Los lovetopianos esperan no verse jamás obligados a hacer una guerra. Dicen conocer bien la terrible destrucción que traería consigo. Sin embargo, afirman con convicción que el hombre no está hecho para llevar una vida apacible y rutinaria. Los jóvenes, en particular, necesitan una oportunidad para combatir con "los otros". De atacar y de huir. De probar su camaradería. De hacer uso de su fuerza y de sus reflejos. De descargar la adrenalina, de ser valiente y de ser cobarde. 209 "En España", añadió mi interlocutor con una sonrisa suave, "cumplís objetivos similares con los automóviles. Es la manera moderna de satisfacer esa competitividad de hombre y dar rienda suelta a la agresividad. A veces, arriesgando vuestras vidas y amenazando las de los demás. Tenéis, además, el fútbol profesional. Pero es un espectáculo que se vive en tercera persona y no es lo mismo ver que vivenciar. Y tiene un efecto de analgésico colectivo que acalla la participación de los hombres en la vida social. Este fue otro gran debate que hoy se considera superado. ¿Sabe? Yo fui un gran seguidor del Real Madrid antes de la Independencia". Mi interlocutor continuó explicándome que los juegos de guerra rituales ocasionan un número muy limitado de muertes. Dijo que el año anterior no habían superado las 50 y se empeñó en contextualizarlo con el número de muertes que se producen en nuestras carreteras. Al parecer, las mujeres no participan en los combates. Pero antes de que las feministas militantes de España pongan el grito en el cielo, hay que clarificar el punto de vista lovetopiano. El hecho de reservar estos juegos a los hombres obedece a eso que en Lovetopía denominan “el principio de las polaridades energéticas complementarias hombre−mujer”. Es una teoría ampliamente aceptada en esta sociedad. Sus defensores, entre los que encontramos tanto el Partido de la Supervivencia como el Partido del Progreso, la defienden como si se tratase de una verdad científica. Además, las lovetopianas han elegido desplegar su competitividad de mujeres en otros terrenos. Ejemplos habituales son la lucha por el poder político, la rivalidad en el 210 ejercicio de la autoridad "paterna" y la organización del trabajo. Por cierto, en esta última actividad, las mujeres también disfrutan de la reputación de destacar sobre los hombres. Los encuentros rituales se producen entre grupos vecinos. Su organización es similar a nuestras competiciones de futbol entre pueblos y ciudades, pero en menor escala. No hay campeonatos, ni banderas, ni nada parecido. Cada combate es un acontecimiento con un principio y un fin, seguido de una gran celebración festiva. El juego de hoy, por ejemplo, enfrentó a dos comunas bien distintas. Una de ellas cría ovejas para la producción de lana y leche en la zona interior de Sagunto. La otra "cultiva" ostras en el estuario del río Turia, al sur de Valencia. El encuentro lo organizaron dos hermanos. Cada uno de ellos vive en una de las comunas y cada uno de ellos ha luchado en un bando diferente. Los resultados de los juegos se publican en Internet, de manera privada, y son ampliamente seguidos por los amigos y las familias de los contrincantes. "¿Qué significa la cruz?", pregunté. "Mire usted, Lovetopía al igual que España dispone de toda una herencia judeocristiana", fue la respuesta. "Todavía hoy encontrará muchas expresiones de ello en nuestra cultura. En este caso, el joven ofrece su sufrimiento a su familia y su "tribu". Tenemos cantidad de poemas y de piezas de música que se centran en este sufrimiento. También se ensalza la valentía y la heroicidad. Mucha de la música que escuchará hoy aquí habla de esto. Hay, también, una pequeña ceremonia para el momento en que el herido sale del hospital. Esta ceremonia se conoce como “la resurrección”. El herido se pone en pie y anda". 211 Estos espectáculos están lejos de haber sido instituidos a la ligera, pese a lo que los españoles podamos pensar. Su condición de rituales semi-religiosos, donde vigorosos hombres se intentan matar unos a otros, debería llevarnos a la reflexión histórica. De hecho, tienen con seguridad un antecedente en los circos romanos, las corridas de toros, los partidos de fútbol, el boxeo o la tradición de exaltación del sufrimiento tan bien recogida por la iglesia católica en España. Pero su violencia sin sentido aparente, su enseñanza en las escuelas y la sangre vertida sin justificación manchan gravemente el nombre de Lovetopía. Son pocas las naciones civilizadas que aceptarían con agrado estos rituales. Y aunque nadie lo acepta abiertamente, es probable que contribuyan notoriamente al entrenamiento de las milicias del ejército lovetopiano. (Miércoles, 25 de mayo) ¡Esta mujer es un demonio! Los juegos de guerra le apasionan. Durante la pelea me explicó pequeñas cosas en voz baja, presa de una gran excitación. Cuando el combate acabó, se precipitó hacia el caldero, bebió un tazón enorme y lanzó a su alrededor una provocativa mirada. No manifestó ninguna resistencia cuando uno de los vencedores la levantó en brazos y se la llevó. ¡Ni una mirada en mi dirección! Al rato, regresó y se sentó a mi lado. Estaba tranquila, aunque congestionada y sudorosa. ¡Hizo como si no pasase nada! ¡Ni un gesto ante mi evidente nerviosismo y mal humor! Cuando llegamos a la Cova apenas se tenía sobre las piernas. Mi ira había aumentado. Llegué a ese 212 punto en que no sé disimularla. La tiré sobre la cama con rudeza y sin dejar que se levantara, prácticamente la violé. Al principio, me sentí de una forma extraña, confundido entre el odio y el deseo. Forcejeamos en medio de una sucesión de gritos sin sentido alguno. Pero pronto nos agotamos y nos fundimos en un apasionado abrazo. Me recibió con cariño. Cuando sus ojos se clavaron en los mío, me inundó su amor y yo acepté el momento, sin más. Me gusta nuestra libertad, su libertad. Pero no sé cómo soportar en silencio tanto sufrimiento. Los celos se han apoderado de mí. Nunca antes había hecho el amor mientras lloraba tan desconsoladamente. He tenido una pesadilla horrorosa. Me encontraba preparado para el combate. Mi cuerpo pintado de colores guerreros, aceitoso, brillante, soberbio. Me sentía lleno de vitalidad y de fuerza. Las mujeres me sonreían y yo deseaba follar con todas ellas. Entonces sonó el gong. Sus vibraciones llegaron a mi cabeza. Agarré la lanza con todas mis fuerzas y corrí al ataque. Apenas llegué a la línea de combate, comencé a esquivar los golpes blandiendo mi lanza. Mis compañeros se volvieron hacia mí. Su mirada era extraña. Entonces lo entendí. Pensaban que yo no era uno de ellos. Una horrible desesperación me invadió. Supe que no lucharían por mí, que no formo parte de su tribu. Y estoy allí, solo, expuesto a las lanzas de mis enemigos. Mi hora ha llegado... Me desperté sudando. Apretaba con fuerza la lanza que sólo existía en mi sueño. Mis manos estaban tensas y agotadas. Lo habría dado todo por estar junto a Ruth en mi tranquilo piso de Madrid. ¡Salvajes! 213 13.- SUS PRODUCTOS Y LOS NUESTROS Castellón, 25 de Mayo de 2033. Sorprendente similitud entre Lovetopía y la España contemporánea. Ambos países utilizan enormes cantidades de plástico. En un principio, lo tomé como una señal de que siguen siendo como nosotros. Pero al profundizar mi investigación, descubrí formas diametralmente opuestas. “El sistema industrial de España y del resto de Occidente está basado en un consumo desorbitado de sustancias químicas mezcladas con “materias primas” que, en realidad, son recursos naturales extraídos sin respeto alguno hacia el planeta o sus habitantes”, me comentó un directivo de la fábrica de plásticos vegetales que visité en Castellón. “Y lo que es peor, muchos de estos productos químicos resultan en plásticos muy tóxicos para las personas. Tenemos bien documentado que algunos plásticos suyos son el origen de todo tipo de anomalías y enfermedades. Nuestros procesos industriales le han dado la vuelta a esta situación y son tan respetuosos con la naturaleza como lo son con las personas”. Los lovetopianos fabrican plásticos enteramente a partir de plantas, materias biológicamente vivas que participan en el ciclo de la vida. En contraste, la mayoría de nuestros plásticos provienen del petróleo y del carbón, materias fósiles de inventario limitado. Después de la Independencia, Lovetopía realizó un gran esfuerzo en este terreno. Según mis informadores, su gobierno quiso disminuir al máximo la dependencia de la economía de las 214 importaciones de petróleo. El embargo inicial al que fueron sometidos se consideró una gran oportunidad histórica. La intención declarada fue doble. Por un lado, el gobierno hizo suyo el reto de llevar a mínimos el impacto medioambiental y las emisiones de CO2 del país. Apostaron porque su esfuerzo nacional inspirase a otras naciones a hacer lo mismo. Sin embargo, hubo un objetivo de índole económico igual de relevante. El nuevo gobierno perseguía desviar todo el dinero comprometido en importaciones de petróleo hacia la economía nacional. Al mismo tiempo, decidieron trabajar para reducir sus pagos en el incipiente mercado de tasas internacionales de CO2, mercado que consideraban ilegítimo por estar diseñado al servicio de las grandes multinacionales. Siguiendo una tradición muy repetida desde entonces, el gobierno de Lovetopía lanzó un reto a las Universidades. Éstas, en su labor de centros de investigación y desarrollo, tradujeron a objetivos científicos los objetivos políticos declarados por el gobierno. El primer paso fue iniciar el diseño y la producción de plásticos a partir de material vegetal y mineral, utilizando una tecnología no contaminante. El precio tenía que ser muy bajo y debían cubrir todas las variedades industriales: plásticos ligeros o pesados, rígidos o flexibles, transparentes u opacos. El siguiente objetivo fue conseguir que los plásticos resultantes fueran biodegradables, es decir, susceptibles de descomposición. Y que retornaran, de esta manera, a los campos bajo la forma de fertilizantes para alimentar las nuevas cosechas a partir de las cuales serían producidos nuevos plásticos. Y así indefinidamente, en lo que 215 los lovetopianos llaman con auténtico fervor "equilibrio” o “ecosistemas estables". “La externalización de costes sociales y medioambientales, tan habitual en su economía, es una práctica que hoy en día los lovetopianos no aceptan. El precio de nuestros productos incluye todos los costes incurridos durante el proceso empresarial, sin excepciones”, concluyó mi interlocutor, “desde la extracción de materias primas hasta el deshecho de los productos, incluyendo los costes ocultos en la producción y en la distribución”. Para minimizar el coste de los deshechos, la característica más destacable de sus plásticos es que son biodegradables. Diseñados con sofisticadas técnicas de nanotecnología, se destruyen automáticamente bajo la exposición a los rayos ultravioletas del sol. Los lovetopianos, con su típica mentalidad espiritual, dicen que estos plásticos "mueren" cuando se inicia su proceso de descomposición. Los plásticos biodegradables fabricados por la empresa que visité se utilizan como envases para cerveza y otros alimentos, muchos de ellos materiales de embalaje con apariencia similar al celofán. Los lovetopianos, tan limpios de ordinario, a veces tiran al suelo y pisotean los envases de cerveza vacíos. No ignoran, en efecto, que pocas semanas más tarde esos deshechos se habrán descompuesto y mezclado con la tierra. “La obsesión por el consumo en su país les ha llevado a referirse a los ciudadanos, de manera sistemática y permanente, como consumidores. Y todo el sistema empresarial, incluyendo su gobierno, se pasa el día repitiendo el mantra ¡Consumid, consumid, consumid! Consumid y seréis 216 felices. Consumid y seréis aceptados por los demás. Consumid y la economía irá bien”, añadió mi joven informador. “Tanto es así, que el 99% de los productos de consumo habituales entre ustedes acaba en la basura a los 6 meses de ser comprados. Sin embargo, en la Lovetopía de hoy, la vida media de los productos industriales ha aumentado por 10 y los desechos han disminuido en un 95%”. Otra característica destacable de Lovetopía es el uso intensivo de impresoras 3D. La tradición en favor de la artesanía y del “hágaselo-ustedmismo” ha encontrado en esta tecnología el equilibrio perfecto. Además, contribuye sustancialmente al objetivo colectivo de fomentar la economía local y reducir las distancias que recorren sus productos. “El internet lovetopiano está poblado de multitud de diseños de productos que los ciudadanos descargan en sus impresoras, moldean con plásticos biodegradables y luego montan pacientemente”, comentó mi acompañante mientras sujetaba una pieza realizada con una impresora. “Muchos de ellos, por no decir la mayoría, son el resultado de proyectos de universitarios que han recibido apoyo a través de la financiación colectiva y que pasan directamente a engrosar el patrimonio social.” Una visita rápida a uno de los catálogos de diseños 3D permite encontrar desde sillas y mesas hasta artículos de cocina, juguetes, piezas de decoración y complementos para dispositivos electrónicos. Las impresoras 3D suelen ser una herramienta habitual en los talleres de los centros sociales presentes en la mayoría de barrios y micro ciudades. Sin embargo, hay tiendas especialistas en impresión 3D a lo largo y ancho 217 del país. Su oferta incluye desde tamaños extraordinarios hasta moldeados con otros materiales naturales, como madera y piedra. “Distribuir la vida sin moverla de lugar es uno de los grandes sueños del hombre moderno que hoy por hoy disfrutamos en Lovetopía”, nos interrumpió un anciano de voz pausada que escuchaba nuestra conversación cuando salíamos de la fábrica. “La videoconferencia, la impresión de libros bajo demanda, el dinero electrónico y el moldeado con impresoras 3D son ejemplos ilustres de la tecnología moderna al servicio de la vida. ¡Quién lo iba a imaginar hace tan sólo cincuenta años!”. La Universidades consagraron mucho esfuerzo para conseguir plásticos biodegradables duraderos que contribuyesen a alargar la vida útil de sus productos y reemplazasen al metal, tan escaso a raíz de la secesión. Una consecuencia curiosa de los embargos siguientes a la Independencia fue que el país se lanzó a una campaña masiva para el reciclaje de los automóviles. En otra campaña paralela, varios miles de millones de botes de cerveza y bebidas gaseosas fueron recuperados y reciclados. Carrocerías de microbuses, tablets, botellas y toda clase de productos y utensilios mecánicos se realizan con plásticos de larga duración. Estos plásticos tienen una estructura molecular análoga a la de nuestros plásticos. Sin embargo, sus moléculas se hallan dotadas de "cerraduras" que no pueden ser abiertas más que por ciertos microorganismos contenidos en la tierra. Una vez abiertas, la estructura se descompone con rapidez. Esta tecnología, resultado de investigaciones híbridas entre nanotecnología y biotecnología, es 218 uno de los grandes logros de los científicos lovetopianos. Existen dos conceptos habituales entre los ciudadanos de Lovetopía y terroríficos entre sus empresas. Son la “obsolescencia programada” y la “obsolescencia percibida”. El primer término, obsolescencia programada, hace referencia a productos diseñados para dejar de funcionar o para perder su utilidad al poco de ser vendidos. El segundo término, obsolescencia percibida, recoge cualquier iniciativa que persiga convencer de que un artículo perfectamente útil y funcional debe ser remplazado por otro nuevo porque su apariencia no se ajuste a la “moda” del momento. Cuando un producto se considera objeto de obsolescencia programada u obsolescencia percibida, los lovetopianos lo incluyen en sus famosas listas negras y lo marcan con una etiqueta roja. Las veces que esto ocurre, los ciudadanos le dan la espalda masivamente y lo retiran de su lista de la compra. Las empresas, aterrorizadas ante esta dictadura impuesta por los ciudadanos, se han visto forzadas a comercializar productos diseñados para durar el mayor tiempo posible y para responder a cuantas más situaciones diferentes. Por si esto fuera poco, las empresas lovetopianas se ven obligadas a publicar el balance del bien común, una exigencia adicional. Este balance recoge todos los costes y da transparencia a su impacto social, medioambiental y cultural. ¡A uno le entra un escalofrío sólo de anticipar los niveles de estrés que tendrían que soportar nuestros directivos y empresarios si tuviesen que vender en este país! Regresando a los plásticos diseñados con la ingeniosa nanotecnología, algunos objetos sólo son 219 susceptibles de descomposición cuando se dejan largo tiempo en contacto con tierra húmeda. Cuando un objeto de grandes dimensiones debe ser reciclado, se corta en pedazos fáciles de manejar y se deposita en unos “biocubos”. Son enormes recipientes con una mezcla especial de tierra donde determinados microorganismos encuentran un medio propicio para su desarrollo. El plástico así descompuesto acaba deshidratado y convertido en barro para ser devuelto a la tierra. Pero no todos los lovetopianos aprecian estos plásticos. Algunos mantienen una relación casi de amor con la madera. Sea cual sea el material que utilizan, hay algo que queda fuera de discusión. Nuestros productos de usar y tirar han desaparecido. Y nuestra tradición de cambiar de productos atendiendo a las modas es parte ya de la historia económica de Lovetopía. Sus ciudadanos, utilizando todo tipo de tecnologías, han elegido un sistema que les permite acceder a “mejores” productos y han abandonado la tradición del consumismo moderno basada en acumular cada vez “más” productos. (Jueves, 26 de mayo) De regreso de Castellón, tuve una fuerte discusión con Isidro a propósito de los juegos de guerra rituales. En realidad, no por los juegos en sí. Su cabreo viene porque no le consulté antes de enviar mi artículo. Y acordamos que lo haría. "¿Haces siempre las cosas así, sin respetar a los demás?", me dijo furioso. “¿No conoces el valor del trabajo en equipo? ¿No te importa tu compromiso conmigo? ¿O es que te crees tan bueno que no aceptas que puedes olvidar algo importante?". 220 "Oye", dije desde la defensiva, "me corría prisa y tú no andabas por aquí. Además…" Me cortó en seco. "Vete a la mierda. Tú y tus excusas. Me he ofrecido a trabajar contigo y punto. Y es una oferta de hermano a hermano. ¿No te parece importante? No sabes lo competitivo que resultas a veces". Isidro estaba realmente enfadado. Y yo, incómodo porque sabía que no le faltaban razones. He desperdiciado una ocasión preciosa para mejorar mi entendimiento de Lovetopía. Discutimos un buen rato y le dije que lo sentía varias veces. Pero no paró hasta desahogarse. Cuando por fin se tranquilizó, empezó a hablarme como si nada. Pero nuestra discusión hizo que mi cabeza siguiese funcionando a cien por hora y apenas supe prestarle atención. Habló con suma pasión sobre la polaridad energética de hombres y mujeres. Hizo referencias permanentes al yin y al yang. Me sonaba todo más cercano a China que a Lovetopía. Y dijo, esto no se me olvida, que “los juegos de guerra canalizan esas energías y permiten entrar en contacto con nuestra emocionalidad más oscura y profunda”. No me atreví a decirle que no le estaba siguiendo para no enfadarle de nuevo. Sólo espero que pronto recuperemos nuestra comunicación fácil. Hemos llegado a ser auténticos amigos. Añoro a la cría más de lo habitual. No sé muy bien porqué. Bien sabe Dios lo abandonada que la tengo cuando estoy cerca. Renuncio a mis fines de semana con ella en cuanto encuentro la más mínima excusa y después intento arreglarlo con regalos. No le he comprado nada en Lovetopía. En realidad, creo que no hay nada aquí que merezca la pena 221 llevar. Mejor dicho, hay muchas cosas, pero nada que pueda ser comprado y transportado. Creo que me gustaría tenerla aquí, conmigo. Me gustaría que viera lo que yo estoy viendo y que conociera a la gente que estoy conociendo. ¿Qué pensaría Nazaret? Creo que no tardaría en reconocerla y descubrir su faceta de niña malcriada ¡Con Nazaret, los caprichos no servirían de nada! ¿Llegaría Sara a respetarla y quererla? Una vez, cuando iba a cumplir los seis años, me dijo que no se fiaba de Ruth. Pero creo que con Nazaret sería distinto. Inspira confianza fácilmente. Esta mañana hablé un rato con Víctor. Es un chaval que vive en la Cova. Coincidimos en el patio. Su madre se ha marchado fuera una semana. Le pregunté si se sentía solo sin ella. "¿Por qué voy a sentirme sólo? Todos los demás están aquí", respondió con total despreocupación, creo que sin entender por qué le hacía esa pregunta. Cuando le pregunté si le gustaría acceder al Internet de España, su respuesta me dejó descolocado. “Aunque está bloqueado por el gobierno español, todos los niños sabemos cómo acceder”, dijo manteniendo la indiferencia. “A veces nos conectamos para los proyectos de historia de la escuela. Nos sirve porque allí las cosas no han cambiado mucho y así aprendemos cómo era antes Lovetopía”. A esta respuesta siguió toda una serie de anécdotas sobre internet, dispositivos y otro tipo de aparatos. Creo que los niños son niños en todos los lugares. Allí donde vas les encantan las nuevas tecnologías. 222 “Vuestras páginas web son aburridas”, me dijo. “Están mal diseñadas, son difíciles y están llenas de publicidad que molesta”. Un amigo de la escuela, algo mayor que Víctor, nos ha interrumpido. Es un adolescente de quizás unos 16 años. Ha resultado ser algo pedante. Cuando Víctor le dijo que yo era un periodista español, sin la menor contemplación, empezó a hablarme de su último proyecto del colegio. "¡Pero si el automóvil es un armatoste del siglo XIX! ¿Por qué los españoles lo quieren de esa manera?”, me preguntó como si fuese responsabilidad mía. “¿Por qué siguen subvencionando con tanto dinero una industria vieja? ¿Qué pasaría si se diese otro destino al dinero y a toda la energía que dedican los españoles a los coches? En el colegio hemos visto que se asfaltan calles, se crean autopistas, se examina a conductores, se subvenciona la compra de coches, se importa petróleo y se vigila las carreteras para que los coches no corran todo lo que pueden correr. Y que cuando hay accidentes, que son muchos, se tiene que rescatar y curar a los heridos y enterrar a los muertos". Ni tan sólo hice una tentativa de contestar a sus preguntas sobre los coches. Pero aproveché que tenía su atención para ver si conocía la procedencia de los dispositivos electrónicos que gastan. El chaval mayor respondió sin bacilar. Víctor, mientras tanto, estaba entretenido jugueteando con mi tablet. “Algunos aparatos los traen desde Estados Unidos y de dos países de Asia que se llaman Corea del Sur y Japón”, me dijo. “Pero todo lo que tenemos en mi familia es de aquí. ¿Sabe? Mi familia es de ingenieros electrónicos y nos gusta hacer 223 aplicaciones. Mi mamá y mis tías son arquitectas de software, y mi papa es desarrollador. Yo ya he hecho muchas aplicaciones. Si quieres, un día puedes venir a casa y te enseño nuestras cosas”. Una mujer joven de apariencia india estaba sentada en la mesa de al lado, escuchando. Le pregunté si sabía algo sobre la tecnología en Lovetopía. Era una mujer realmente atractiva. De rasgos muy finos, sus ojos oscuros brillaban sobremanera en su cara de tez morena. “La mayoría de los dispositivos y todas las aplicaciones informáticas las desarrollan aquí”, me dijo en un castellano perfecto. “Lovetopía es un centro de innovación tecnológica y de emprendimiento comparable a Silicon Valley, en California. Hoy por hoy, se considera que está por delante de Tel Aviv, en Israel, y de Bangalore, en India. Yo vengo de allí”. El pequeño Víctor me sorprendió entregándome la tablet con dos navegadores de Internet abiertos. En uno de ellos, tenía pleno acceso vía Internet a libros, música, documentales y películas de todo el mundo excepto de España. Lo habitual. Pero en el otro, aparecía toda la información del Internet de España. Los chavales se marcharon y me quedé sólo, meditabundo, con un montón de preguntas en la cabeza. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede burlar un simple niño todos los controles del gobierno de Lovetopía? ¿O es el gobierno de España el que establece los controles? ¿Es cierto lo que me ha dicho la joven india sobre Lovetopía? ¿Lovetopía es como Silicon Valley? ¿Tiene todo esto algún sentido? Para despejarme, salí a pasear por la Malvarrosa. Hoy en día el paseo marítimo está 224 hermosamente natural. Pero no conseguí quitarme a Sara de la cabeza. Me doy cuenta que no me preocupa que haya criminales y maniáticos, que seguramente andan sueltos por todas partes. Descubro que mi preocupación es grande por la situación de España. El desempleo sigue altísimo y no puedo imaginarme qué opciones profesionales le pueden atraer de verdad. Me preocupa que acabe atada a un trabajo mal pagado en una multinacional y con una hipoteca de por vida. También me preocupa la violencia con que nuestro gobierno acostumbra a disolver las manifestaciones, incluso la de los estudiantes de secundaria. Y no sé qué haríamos si nos llega una de las enormes sanciones que arbitrariamente impone, utilizando supuestas vigilancias electrónicas. Pienso horrorizado que los padres apenas tenemos tiempo para estar con nuestros hijos e hijas. Y que su educación real, la que cuenta en la vida, está en manos de la publicidad y la televisión, ambas al servicio del consumismo desmedido y del nunca-serás-ni-tendrás-lo-suficiente. Me doy cuenta de que su vida es una vida de pantallas, donde teléfono móvil, consola de videojuegos, tablet, ordenador y televisión siempre están ahí, compitiendo por su atención, sin dejarnos apenas hueco los unos para los otros. Y claro, también está el hecho de que si algún día tiene un hijo, mi nieto crecerá, tanto o más que nosotros, envenenado por la contaminación de nuestras ciudades. Y por la negligencia de nuestros fabricantes de comida industrial. Y por la irracionalidad con la que se recetan medicamentos y pastillas de todo tipo. 225 ¿Cómo sería su vida si hubiera nacido en Lovetopía? Desde luego, nada de grandes coches familiares ni de salir de compras al centro comercial de moda. Quizás un trabajo fácil y cómodo de media jornada en los jardines o en alguna tienda. O quizás profesora de escuela o desarrolladora de software. O representante político en Lovetopía ¡Quizás incluso en el gobierno! Continuar con las clases de canto, de ballet o de danza del vientre también de adulta. Todo el tiempo del mundo para hacer las pequeñas cosas de la vida. Una familia "tumultuosa" de una veintena de personas por lo menos. Largas conversaciones con sus amigos y amigas. En una atmósfera sexualizada. ¿Viviendo experiencias que la convertirían bien joven en una mujer salvaje como Nazaret? ¿O en una mujer seductora como Lorena? ¿O una mujer inteligente como la joven india? Sería un mundo más real que el de Madrid, debo admitirlo, con relaciones humanas más verdaderas y contacto con lo básico de la vida y de la naturaleza. ¡Qué cambio más increíble en su existencia! Regresando hacia la Cova, me fijé en la multitud de paseantes con que me cruzaba. Algunos andaban y otros iban en bici. Pude ver gente riendo en todas las direcciones. Padres e hijos corrían en la playa. Jóvenes jugaban al vóley. Algunas mujeres desnudas tomaban el sol. Varios chavales hacían piruetas en el cielo con grandes cometas de colores. Me senté en la terraza de un lounge café. Frente a mí, en el paseo marítimo, un hombre con aspecto de vagabundo. Detrás, ya en la playa, había un enorme castillo de arena. Tendría quizás cuatro o 226 cinco metros de largo por dos de ancho y uno de alto. Una bandera lovetopiana de pequeño tamaño ondeaba en una de las frágiles torres. Realmente, aquello podría pasar por una verdadera obra de arte. Me deleité unos minutos mirando aquella maravilla mientras me tomaba la fría cerveza que me trajo un joven. Era una cerveza local de arroz. “Lástima que sea arena y pronto se convierta en nada”, pensé. Pagué el café y cogí el cambio en billetes y monedas que me devolvieron. El otro día me entregaron en la Cova otro sobre a mi nombre con más dinero en efectivo. ¡Está claro que el gobierno lovetopiano está muy pendiente y le da mucha importancia a mi visita! Casi solté la carcajada la primera vez que vi sus billetes con tantos corazones y grafitis. Pero ahora que han pasado tres semanas me resultan más agradables que los euros que aún llevo en la cartera. Aquí tratan el dinero de forma diferente. Como algo útil pero no importante. He visto coger los billetes y enrollarlos. Luego, tirárselos unos a otros como si fueran pelotas. No he visto tratar así el dinero en España más que a los jugadores empedernidos. Aunque quizás la respuesta esté en que utilizan el dinero electrónico mucho más que nosotros. Acopiando mis fuerzas de lovetopiano, me levante de la terraza del café lounge y me acerqué para hacer un donativo a aquel vagabundo artista. Para mi sorpresa, un cartel decía “Financiado por crowd-funding. No se necesitan cors. Se aceptan abrazos”. Cortado, sin saber bien cómo reaccionar, di media vuelta disimulando y empecé mi regreso hacia la Cova ¡Está claro que no soy un lovetopiano! 227 (Más tarde) ¿Podré escribir alguna vez en el campamento? Cuando estoy allí, se meten conmigo sino colaboro en su trabajo. Nazaret misma, aunque comprende mi situación, también insiste en que debería participar más. "Medios de locomoción preventivos", me dijo. Así es como el doctor Punset llama a las bicicletas. Es un hombre optimista e irónico. Es primo de Nazaret. Le conocí en el campamento. Mantiene su apellido español porque se negó a cambiarlo tras la secesión. Es un hombre peculiar. Según él, cada crisis cardíaca cuesta al sistema médico, a la "familia" y al grupo profesional lo equivalente a dos años de salario. Evitar una crisis cardiaca es economizar lo suficiente para pagar 500 bicicletas de uso gratuito. Aparte de esto, pretende que la bicicleta es, desde un punto de vista estético, muy bella. Dice que es el más eficaz de los medios de locomoción cuando se considera la cantidad de energía calorífica consumida por persona y kilómetro. Según él, incluso los modernos aviones Airbus de 1.500 pasajeros consumen más energía por persona que las bicis. Me miró por encima con aire profesional y me dijo que, para ser español, no estaba en demasiada baja forma. "Algunas semanas más aquí y te sentirás nuevo. La alimentación, el aire, el recuperar el contacto con lo que verdaderamente eres". "¿Qué quieres decir?". "Quiero decir cuando te sientas animal, como nosotros. Cuando te sientas una criatura más de las que pueblan la tierra. Ya verás cómo estás más cómodo que llevando el tipo de vida de antes”. “Ya te contaré como me va", le dije. 228 Me quedé estupefacto al darme cuenta de que sabía un montón de cosas sobre nuestras relaciones. Luego descubrí que Nazaret comparte abiertamente asuntos íntimos con “todos” los miembros de su "familia". "¿Es qué no tienes el más mínimo sentido de la privacidad?", le interrumpí furioso. "¿De qué hablas?”, me respondió Nazaret en el mismo tono. “Esta gente vive conmigo y me aman. ¡Es normal que quieran saber lo que me pasa! Y por eso se lo cuento. Me dan consejos respetuosos. Me acogen sino estoy bien. Y me veo a través de sus ojos igual que a través de los míos”. “De todas formas, no me gusta. Me podrías haber dicho que ibas a hablar sobre nosotros". "Oye, ¿es qué te avergüenzas de nuestras relaciones?”, contestó más furiosa todavía. “¿Qué tiene de terrible hablar de ellas?". Finalmente nos reconciliamos. Empiezo a darme cuenta de que la necesidad que siento de silenciar mis historias amorosas es un poco excesiva. Al menos, creo que conseguí que Nazaret comprendiera lo poco habitual que es para mí su forma de comportarse. Siento unas ganas enormes de que pasemos más tiempo juntos. Apenas dejo de pensar en ella. Pero todas mis fuentes de información oficiales están en diferentes ciudades. Me resulta verdaderamente difícil hablar con ella y ver su imagen en la tablet sin poder tocarla. Ahora dice que no podrá venir durante una pequeña temporada. A lo mejor me escapo y me acerco al campamento, aunque sólo sea para estar con ella una noche. No sé cómo entender sus pequeños altares y relicarios. No son sólo una expresión de su devoción hacia la naturaleza. He visto incluso que 229 Nazaret conmemora en ellos los nacimientos o las muertes. Una noche la vi susurrando ante uno de sus pequeños altares. Lo había iluminado con velas y perfumado con un tipo de incienso. Le pregunté qué decía y me contestó que estaba “pidiendo”. “¿Pedir?”, reaccioné. “¡Los altares son para pedir! ¿Para qué si no?”, me contestó con una cara divertida de asombro ante mi pregunta. Esa naturalidad suya mató mi curiosidad. Pero no acabo de entender qué tipo de religión es y tampoco me atrevo a preguntar. Es como lo de los juegos de guerra. Están pero se habla poco de ellos. Pero no es la única que tiene altares y relicarios y hace cosas así. De todos los que he visto, me gustó aquel altar de conchas en la playa de la Malvarrosa. En el centro, alguien había grabado una bonita inscripción sobre madera sacada del mar: Sol, te hemos visto nacer aquí. Como si fuera la primera vez que te veíamos. Gracias por darnos la mañana. 230 14.- LAS MUJERES EN EL PODER: POLÍTICOS Y LEYES Valencia, 27 de mayo de 2033. Todo el mundo sabe que el Jefe del Estado lovetopiano es una mujer, Verónica Garen. Pero la mayoría de los españoles ignoran que el Partido de la Supervivencia es en realidad una confederación de partidos más pequeños. Esta organización, que jugó un papel clave en el proceso de Independencia, está dirigida por mujeres. Aunque hay un considerable número de hombres, las posiciones clave están en manos de mujeres. El espíritu cooperativo centrado en torno a la naturaleza y la polaridad entre hombres-mujeres ha tenido su origen en actitudes e intereses femeninos. “El principal partido de la oposición, el Partido Progresista, también está dominado por mujeres pero mantiene una línea feminista tradicional”, comentó un periodista especializado en asuntos políticos con el que me entrevisté. “Defienden el individualismo y la productividad, con todo lo que ello comporta, una actitud más típicamente masculina, reaccionaria y competitiva”. El descontento engendrado por la política conservadora de Madrid en el período 2012-2015, la llamada “época de los recortes de la democracia”, catalizó la gestación del nuevo Partido de la Supervivencia. En sus inicios, se ocupó de hacer frente a todo lo relacionado con la privatización de la sanidad, la segregación de niños y niñas en las escuelas y la penalización del aborto. 231 “En 2015, casi el 80% de los representantes electos de la región secesionista en las Elecciones Municipales y Autonómicas fueron mujeres”, dijo mi informador. “Los grandes partidos del momento habían renovado sus listas con la intención simple de lavar la cara ante los casos de corrupción política generalizada. Eligieron mujeres por su bajo perfil político y por considerarlas dóciles ante las cúpulas de los partidos”. Hay que recordar que el gobierno autonómico valenciano cerró la televisión de la región dos años antes. Fue una decisión envuelta en una gran polémica. Aquello hizo que la campaña electoral fuese bien distinta. La inexistencia de la televisión obligó a las candidatas a participar en multitud de actos públicos y mesas redondas. Codo con codo, iniciaron una conversación directa con los ciudadanos y escucharon exigencias que demandaban un cambio real. Muchas de las conversaciones y relaciones que arrancaron aquí, con el tiempo, evolucionaron hacia la definición de la actual Lovetopía. Los debates continuaron una vez celebradas las elecciones. Las candidatas, ahora ya representantes electas, se esforzaban por conseguir que sus propuestas triunfaran. Pero los políticos hombres vieron conatos fuertes de indisciplina de partido y pasaron a la acción. Importantes personalidades políticas masculinas de la región prepararon un "pucherazo electoral” destinado a impedir el acceso de las nuevas representantes femeninas a las instituciones. La intervención de Madrid en favor de los políticos hombres responsables de la trama radicalizó la gran oposición popular hacia el 232 gobierno central. Las movilizaciones populares pudieron con la nueva legislación que limitaba el derecho de manifestación, privatizaba las fuerzas de seguridad y promovía la represión policial. Las subidas de impuestos, los desahucios de viviendas y el continuo apoyo financiero a la banca profundizaron el gran malestar de la población. Las protestas parecían imparables. El caos duró algunas semanas. Pero la situación se agudizó cuando las instituciones europeas publicaron los datos macroeconómicos del 2014 de España. Europa dejó en evidencia al gobierno central que había falseado las cifras para salir mejor en la foto electoral y exigió nuevos recortes y mayores subidas de impuestos. Todo aquel malestar acabó en la confrontación que evolucionó en la gestación del nuevo país. “En esta misma época empezaron a consolidarse los comités de ciudadanos, trabajadores y funcionarios”, añadió el periodista como respuesta a mi pregunta sobre la organización ciudadana. “Eran micro órganos de gobierno herederos de las asambleas del 15M español. En gran parte, estas organizaciones informales contribuyeron sustancialmente a la consolidación de lo que hoy conocemos como Lovetopía”. Una vez estabilizada la situación, las mujeres se agruparon en torno a dos nuevos partidos. Fue el nacimiento del Partido de la Supervivencia y del Partido del Progreso. “Estos partidos cambiaron radicalmente las reglas del juego político”, añadió mi informador. “Se sentían amparados por el clamor popular y envalentonados por su reciente victoria social. A partir de ese momento, todas las decisiones se 233 abrieron a los ciudadanos a través de referéndums digitales directos”. La reorganización territorial y la redefinición de la administración pública fueron las primeras grandes decisiones que se tomaron. Ambas marcaron el inicio del alejamiento de las estructuras heredadas de España. “Una de las primeras medidas fue dotar a Diputaciones y Ayuntamientos con poderes ejecutivos para asegurar la gestión de los sistemas sociales”, comentó una especialista en historia contemporánea de Lovetopía. “Estas instituciones se consideraban desfasadas y alejadas de los ciudadanos por su sometimiento servil a las cúpulas de los antiguos partidos políticos. Sin embargo, recibieron las competencias de sanidad, educación, asistencia social y recaudación de impuestos. Con el tiempo, Diputaciones y Municipios asumirían también la responsabilidad sobre las dinámicas básicas de producción y consumo”. Al mismo tiempo, se constituyó un Parlamento Nacional desde las ruinas políticas de la antigua Generalitat Valenciana. Se crearon carteras ministeriales nuevas y se ubicaron en las principales ciudades del país. Todo para evitar que en una misma ciudad coincidieran dos Ministerios o grandes instituciones públicas. “La única excepción fue Valencia, la capital, que acogió el Parlamento Nacional y Presidencia”, dijo la periodista. “Este criterio organizativo del nuevo gobierno respondió a la voluntad política de distribuir riqueza y poder por todo el territorio de Lovetopía”. Los españoles se preguntarán, con escepticismo, cómo funciona un sistema político regido por 234 mujeres. Para aclarar este asunto, he asistido a reuniones del Partido de la Supervivencia y del Parlamento. A juzgar por mi experiencia, no se parece a nada conocido en España. Las reuniones se celebran sin orden del día y se retransmiten por Internet de manera transparente y abierta. Empiezan con la enumeración en voz alta, por parte de los participantes, de los "problemas" acuciantes. La Presidencia del Parlamento organiza el turno de palabra y facilita información legal, económica o estadística relevante para la discusión. Los diferentes temas se abordan con buen humor. No hay trámites ni mociones ni votos secretos. El objetivo de cada sesión es alcanzar el consenso. El proceso es una búsqueda en común de tareas a emprender y decisiones a tomar. Los participantes se prestan a una confrontación gradual de sentimientos y a la resolución de cualquier antagonismo personal. La mentira es inmediatamente sancionada con la expulsión de la sesión. Durante este proceso, multitud de temas se someten a votación electrónica para que se pronuncien los ciudadanos que siguen la sesión desde sus casas. Una vez alcanzado el consenso, se consagra un tiempo a calmar y reconocer a aquellos miembros que han cedido para que el acuerdo se produzca. Sólo después de este proceso terapéutico se procede a la ratificación formal de las decisiones tomadas. Esta ratificación se realiza a través de un referéndum digital abierto a todos los ciudadanos. Eventualmente, la Presidencia del Parlamento solicita a los ciudadanos la delegación del voto en sus representantes políticos. Cuando se concede, acontece una votación que presenta una 235 ligera similitud con la política a la que estamos habituados en España. Tres horas de reunión dan para mucho. Los problemas políticos expuestos encuentran generalmente solución. Además, resuelven sobre asuntos que a nuestros ojos pertenecen más a la esfera social o familiar que a la esfera política. Hay que añadir que a lovetopianos y lovetopianas les encantan estas reuniones. Las siguen desde sus casas o en cafeterías de barrio. Pero lo que más llama la atención es encontrarlos en plena calle. Pueblos y ciudades disponen de unas pequeñas plazas públicas, en forma de anfiteatro, distribuidos por parques y jardines. A su alrededor, en una ordenación geométrica curiosa, colocan multitud de tabletas digitales. Los teléfonos móviles, también presentes, los utilizan para las votaciones. Una gran imagen holográfica se proyecta en el centro y el espacio queda envuelto con un sonido perfecto. El conjunto de dispositivos actúa como si de un único sistema de proyección se tratase. Desde la perspectiva del uso de las tecnologías puestas al servicio de la participación democrática, de la transparencia y de los ciudadanos, creo que los lovetopianos tienen mucho que compartir con el mundo. Al principio el gobierno lovetopiano no quiso intervenir en la actividad empresarial. Confió en la presión de la opinión pública para persuadir a las empresas de que debían cambiar. “Los perjuicios sociales y medioambientales que las grandes empresas estaban ocasionando debían cesar”, comentó la historiadora lovetopiana haciendo especial énfasis con meditados movimientos de manos. “Fue la época de las 236 primeras redes sociales. Una de ellas difundió la idea de que la producción de fibras sintéticas requería mucha más electricidad y agua que la producción de fibras naturales. Además, se generaba una cantidad infinitamente mayor de residuos contaminantes. Otro rumor fue que hacía falta una gran cantidad de acero y de electricidad para fabricar los motores de alta gama. Esta información también se extendió al exceso de gasolina necesaria para hacer funcionar los grandes coches 4x4 de gama alta cuando circulan por las ciudades. Rumores similares inundaron la vida pública. Que si la producción de aluminio no se podía efectuar más que a cambio de un consumo enorme de electricidad. Que si los productos químicos sintéticos tenían sobre el hombre y su entorno unos efectos muy dañinos, a veces totalmente imprevisibles. Que si muchos aditivos alimenticios eran perjudiciales para la salud y eran los responsables directos de muchas enfermedades y muertes”. Sin embargo, las empresas se mostraron reacias a aplicar medidas sociales y medioambientales más estrictamente que sus competidores. Una resistencia que se vio, según dicen, incluso en las nuevas empresas creadas por los adeptos al régimen como reacción a la fuga de capitales. Las tentativas de disuasión mediante multas e impuestos especiales tampoco resultaron eficaces. “Las empresas más grandes se las arreglaban siempre para hacer pagar el pato a los consumidores”, afirmó mi informadora. “Éstos se quejaban no sólo de sufrir las molestias ocasionadas por la negligencia de las empresas, sino también de tener que pagar sus productos a un mayor precio para compensar las multas”. 237 La respuesta llegó en 2016. El Partido de la Supervivencia, ya en el poder, desarrolló un paquete de leyes dirigidas a la actividad económica. Los reglamentos que las desarrollaron han sido determinantes para el devenir empresarial tan especial de Lovetopía. Por un lado, se instauró la obligatoriedad del “Balance del Bien Común”. Este concepto nació en los años previos a la Independencia de manos del economista austriaco Christian Felber. Quizás guste saber a los españoles que este economista visitó varias veces nuestro país. Además, se vinculó la fiscalidad de las empresas a su contribución positiva en favor del bien común en el ámbito económico, social, cultural y medioambiental. El etiquetaje de productos, mencionado en un artículo anterior, es parte de este sistema. Por otro lado, se prohibieron tajantemente aquellos tipos de empresa “altamente agresivos” con la sociedad. Curiosamente, incluyeron en esta categoría aquéllas que destruían mucho empleo o que contaminaban durante sus procesos de fabricación. Algunas empresas afectadas por la nueva legislación cerraron por la retirada masiva del apoyo de los consumidores o por su incapacidad para adaptarse al nuevo contexto legal. Sin embargo, la mayoría se adaptaron y pasaron a ejercer actividades diferentes, amigables con la sociedad. El cambio, en la mayoría de los casos, fue posible por las ayudas que las empresas recibieron de los propios consumidores. “Aunque disfrutábamos de otras experiencias anteriores, fue en este momento cuando se popularizó el crowd-funding en Lovetopía”, afirmó uno de mis informadores que dijo haber trabajado 238 antes de la Independencia en un gran banco español. “El crowd-funding, o sistema de financiación colectiva, permite que los clientes de una empresa financien directamente un plan o un proyecto sin que intervengan los bancos. La empresa declara sus intenciones y sus necesidades a través de Internet y los clientes, desde su criterio individual, deciden si quieren apoyar esas intenciones con una pequeña aportación económica. A cambio, la empresa les ofrece producto futuro o algún tipo de recompensa o derecho. La creatividad aquí, según nuestra experiencia, es infinita”. Este original mecanismo, que nació en América a principios de siglo, se apoya en un sistema digital que añade transparencia a las intenciones empresariales y facilita la distribución de los riesgos financieros. Este sistema llegó a España antes de la Independencia de Lovetopía, pero fue prohibido. La fuerte oposición de los bancos españoles, que anticipaban una pérdida de su monopolio sobre el dinero, degeneró en una draconiana reglamentación que ahogó el crowdfunding en sus inicios. Sin embargo, Lovetopía ha extendido este mecanismo de financiación a otras áreas de actividad. “El éxito inicial del crowd-funding empresarial nos animó a llevarlo a otros ámbitos de la sociedad con plena determinación”, añadió mi interlocutor. “Hoy por hoy, el crowd-funding es la vía de financiación preferida por los lovetopianos también en proyectos de I+D y en proyectos artísticos de toda índole”. En sus comienzos, la política lovetopiana fue de plena utilización del sistema público existente. Los grandes departamentos de obra pública de las 239 extintas Comunidades Autónomas, junto con antiguas empresas de construcción, hicieron suya la recuperación de las periferias de las grandes ciudades, de la costa y de las riberas de los ríos y lagos. “Había zonas urbanísticamente despreciadas y muy contaminadas”, dijo un funcionario que participó en aquellas actividades. “En la Lovetopía de la época, quizás como en la España de ahora, los terrenos de ese tipo estaban muy desaprovechados, dedicados a fábricas, almacenes, plantas de aguas residuales, almacenaje de material de ferrocarril, vertederos de basuras y otros usos poco deseables”. La restricción del uso del automóvil se consolidó con una campaña que utilizó el lema “Para devolver el mundo a las personas y que nunca más vuelva a ser de los coches”. En los puntos en que las carreteras ocupaban grandes espacios, la calzada sirvió de solar para quioscos, restaurantes, salones de baile y otros entretenimientos. Se limpiaron las riberas de los ríos mayores, como el Turia, el Júcar y el Segura, y se recuperaron muchos de los ríos menores que habían desaparecido. Se crearon embarcaderos como los de la Marina Real de Valencia por toda la costa, con muelles gratuitos para las embarcaciones de vela y multitud de playas y parques de césped y arena. Coches y barcos pasaron a ser gestionados de manera similar a las viviendas de propiedad colectiva. Asimismo, se hicieron senderos y caminos para bicicletas, microbuses y líneas de tranvía, con sus correspondientes apeaderos. De entre todas estas iniciativas, llama la atención el esfuerzo especial que se realizó para facilitar el acceso 240 a cualquier ciudadano, incluso aquellos con discapacidades físicas, a todas las zonas de agua. Hoy por hoy, los cursos de agua se han convertido en vías de transporte, con abundancia de pequeños taxis acuáticos y ferrys de media y larga distancia, todos de propulsión eléctrica. Los lovetopianos son casi tan devotos del agua como lo son de los árboles. Navegar a vela, bucear en todas sus modalidades, nadar o remar constituyen pasatiempos favoritos. No creo que haya un lovetopiano que no pase parte de su tiempo pescando, navegando, remando, nadando, chapoteando en el agua o simplemente mirándola. “Nuestro pájaro nacional es el pato”, me dijeron jocosamente, “porque pasa sus días con las patas sumergidas en el agua. Además, los amaneceres y las puestas de sol sobre el mar son momentos muy especiales para nuestros ciudadanos”. Las medidas tomadas por el Partido de la Supervivencia y el gobierno lovetopiano pueden parecernos extremas o absurdas a los españoles. Sin embargo, no fueron aplicadas tan estrictamente como muchos sospechan. “Un buen ejemplo lo encontramos en el proceso de construcción de la red nacional de ferrocarriles”, comentó el funcionario. “En un primer momento, las carreteras existentes fueron utilizadas como vías de circulación preferente para los autobuses. Cuando aparecieron los nuevos autobuses, unos de remolque articulados que alcanzan los 160 kilómetros/hora, se les otorgó el derecho exclusivo de circular por los carriles de la izquierda. La experiencia adquirida con este sistema intermedio resultó muy útil a la hora de diseñar el sistema ferroviario definitivo. De los cuatro carriles habituales de autovías y 241 autopistas, el gobierno decidió comprometer a los trenes dos carriles de un mismo sentido de marcha. Los otros dos carriles quedaron disponibles para vehículos independientes. Con el tiempo y la experiencia ganada, redefinimos todo el circuito de autopistas, autovías y carreteras primando la circulación de trenes, autobuses y microbuses. Una decisión que relegó a un segundo plano la circulación de los vehículos privados”. La observación directa de Lovetopía indica que sus habitantes son partidarios de cambios lentos y graduales cuando persiguen los objetivos más extremos. Puede que nosotros, los españoles, no compartamos muchos de esos objetivos, pero creo que debemos respetar la manera en que han sido alcanzados. (Sábado, 28 de mayo). Ayer Lorena me estuvo enseñando desde su tablet la aplicación de participación democrática que utilizan los lovetopianos. Al principio me pareció compleja. Pero ahora reconozco que es sumamente fácil. Lorena sincronizó con el debate que elegimos en Internet a través del sonido. La aplicación planteó de inmediato varias preguntas. Cuando pregunté por qué se presentaban en diferentes colores, me dijo que las púrpura eran votaciones definitivas, mientras que las verde eran simples consultas. Compartí mi objeción al fraude electoral porque resultaba extremadamente sencillo que un tercero cogiese su teléfono o su tablet y votase por ella. “Imposible”, respondió, “por un lado, el gobierno sabe de manera inequívoca que ésta es mi tablet o mi teléfono. El sistema registra mi ubicación por GPS, de manera que si me detecta en 242 un lugar poco habitual lanza un protocolo de confirmación. Además, para cualquier votación púrpura, de carácter vinculante para el gobierno, me requieren que confirme voto con una doble validación que incluye mi huella dactilar y un código secreto”. Me llamó la atención que mantiene una comunicación directa con varios políticos a los que ha votado. Los sigue y habla con ellos como nosotros lo hacemos con nuestros amigos en redes sociales. Hay un tipo de “seguimiento de político” especial que hace que cada mes el político reciba un micro pago directamente de Lorena. Dice que la mayoría de los políticos viven de los microdonativos estandarizados de sus “seguidores”. También me enseñó cómo funciona el sistema de listas abiertas que le permite elegir a aquellos políticos que le gustan con independencia del partido al que pertenecen. Consultamos el perfil de varias de sus políticos y pude ver algunos vídeos de intervenciones. Además, incluía sus agendas, sus actividades privadas y sus intereses familiares y locales. También aparecía el detalle de los votos emitidos en circunstancia de votación delegada y sus propuestas de decisión acompañadas del índice de aprobación conseguido. ¡La transparencia alcanza hasta poder consultar qué conocidos de Lorena le habían otorgado su voto a esa misma político! Por fin he visitado una feria lovetopiana. Aún me enciendo cuando pienso en la encerrona que me organizaron enviándome a los bosques el pasado 15 de Mayo, el día de la fiesta nacional. Las ferias se celebran con tanta frecuencia en pueblos y ciudades que un español llegaría a pensar que siempre están de fiestas patronales. Me sorprendió 243 su dimensión y perfecta organización. Ésta lleva tres días y tiene lugar en la antigua plaza del Ayuntamiento, la que llaman Plaza del 15 de Mayo. Aunque parcialmente pavimentada, está recubierta de numerosos árboles que le dan sombra, un pequeño estanque natural y múltiples fuentes. Una de las fachadas del grandioso Ayuntamiento está adaptada a modo de escenario permanente para músicos, actores, mimos e incluso juglares. La plaza estaba llena de puestos y quioscos de todo tipo. He visto artesanos, huertanos vendedores de fruta y bebidas, echadores de fortuna y masajistas. Incluso había profesores y maestros dispuestos a explicarte algún concepto, y ancianos abiertos a compartir sus experiencias de vida. También me he fijado en varios contadores de cuentos, dibujantes de retratos y músicos de todo tipo y condición. La feria adopta la apariencia de una aldea. La gente de los puestos pone tiendas de campaña detrás de su espacio y allí habitan durante el tiempo que dura la feria. Cada puesto ofrece una mesa repleta de comida y bebida, como si esperasen una visita importante. La impresión inicial es la de un campo de refugiados, pero con carpas de colores llamativos, mucha vegetación y gente de todas las edades en estado festivo. Entre los miles de personas que vagabundean por allí sería incapaz de decir cuántos eran compradores potenciales y cuantos nada más que amigos, parientes o hijos de los mercaderes. En cualquier caso, la función económica de la feria no parece ser lo más apremiante. Es fundamentalmente una gran fiesta en la que, de paso, se venden cosas o se intercambian mercancías. Muchos de los vendedores pertenecen a grupos que viven en el campo, pero que asisten con 244 regularidad a las ferias para ofrecer sus mercancías. Me han dicho que muchos se hospedan en casas de familiares y amigos. Hay grupos musicales tocando todo el rato. Tienen algo de aquellos festivales de música que se organizaban en España en los veranos antes de la Independencia y a los que asistían los más jóvenes. Para comer, montan grandes mesas alargadas tipo banquete. Pero es en los extremos del día cuando más gente se reúne. Por las mañanas organizan clases de yoga, danzas y otras actividades meditativas. Por las noches organizan sobre todo bailes y conciertos. Los comportamientos de las mujeres son más libres que de costumbre. Y eso que no estamos en uno de los cuatro fines de semana del año en los que se impone la permisividad sexual. El equinoccio de invierno tuvo lugar hace un par de meses y el solsticio de verano será en junio. Me detuve en un puesto en el que una bella joven ofrecía masajes tántricos. Me quedé mirando y, no sin cierta tensión, pregunté el precio. “Puedes pagarme 20 cors o, si lo prefieres, puedes devolverme el masaje y quedamos en equilibrio”. Me armé de valor y dije que sí, que quería un masaje. Me quedé de pie, esperando instrucciones en la pequeña tienda que tenía detrás del puesto. Apareció unos minutos después casi desnuda, con un simple pareo púrpura, translúcido. Su cuerpo era joven y hermoso, quizás unos 20 años. En una de las manos, unas velas. En la otra, un tronquito de madera humeante. Luego supe que es un tipo de incienso muy apreciado que llaman palo de santo. Encendió las velas, puso una música que me recordó a la India y destapó una bandeja repleta de flores y frutas que había en un rincón, cubierta con un 245 pañuelo. En el suelo había varias alfombras superpuestas, unas toallas, cojines varios y un par de pareos, todo delicadamente ordenado. Cerró el toldo de la tienda y se sentó, piernas cruzadas, en esa posición tan típica del yoga. Hizo un leve gesto que entendí bien y me senté en frente. Adopté su misma posición, aunque con mucha más dificultad y con la incomodidad de que su cuerpo se me antojaba totalmente desnudo. Mi miró fijamente a los ojos y sostuve su mirada, como hacía con Nazaret. Su nombre era Bea. La encontré infinitamente atractiva, hermosa, dulce, incluso frágil. Lentamente, cogió mi mano y la colocó entre sus pechos. Luego, alargó la suya y la dejó reposar suavemente sobre mi esternón. Empezó a respirar profundamente, con serenidad, mientras mantenía sus tibios ojos clavados sobre los míos. Mi mano acompañaba su movimiento de pechos. Pronto me vi respirando al mismo ritmo. Con cada inspiración, sentía como aumentaba la presión de su palma de la mano sobre mí. ¡Y con cada inspiración, aumentaba mi excitación! “Ahora, te pido que te desnudes y te acuestes boca abajo. Cuando llegue el momento, te pediré que te gires”, dijo con una voz que parecía un secreto dicho en voz alta. Me quedé inmóvil, sin reaccionar, indeciso. Mi erección era tan dura ya en ese momento que resultaría imposible de disimular si me levantaba. “No te preocupes, amor” susurró a mi oído, muy consciente de lo que estaba sintiendo. “Es hermoso para una mujer observar un pene erecto”. Me tumbé boca abajo y, siguiendo sus instrucciones, utilicé un pequeño cojín para acomodar mi erección y evitar el aplastamiento del 246 pene. Lo que siguió fue de un placer y una belleza que apenas encuentro palabras para describirlo. Untó todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, con aceite de caléndula. Sus manos recorrían cada centímetro de mi piel, ora con suavidad, ora con firmeza. Sus movimientos eran lentos, muy lentos, como si no existiese el tiempo. El masaje de mis manos me llegó con gran ternura e intimidad. Se me escaparon varias lágrimas. A veces, noté partes de su cuerpo, también desnudo, sobre el mío, como el antebrazo frotándome la espalda o el interior de su muslo apretándome ligeramente una pierna. Incluso creí intuir sus pezones sobre mis glúteos cuando estaba masajeando mis piernas de arriba abajo y elevaba el movimiento hasta mi nuca. Sin saber muy bien porqué, en ciertas ocasiones acercó sus labios a mi oído y susurró cosas como “Respira, amor, respira; no te quedes bloqueado”, “Deja que salga el sonido, es la música de tu cuerpo” y “Muévete lentamente, permite que la energía circule”. Fue una gran sorpresa cuando sin ningún pudor continúo el masaje en la entrepierna y en los alrededores del ano. Primero reaccioné con un sobresalto, pero luego me invadió una excitación que apenas supe contener. Mi cuerpo se empeñaba en empujar y mover las caderas como si estuviese penetrando ¡a nadie! Me pidió que me girase boca arriba. Cuando lo hice, estaba ciertamente incómodo y algo avergonzado por mi pene erecto. Bea, sin embargo, estaba allí, de pie, desnuda, mostrándose totalmente tranquila, a mi lado. Me sonrió con una sonrisa que emanaba de sus ojos. ¡Y ahora que me 247 doy cuenta, una sonrisa que soy incapaz de olvidar y que siempre me acompañará! Se arrodilló a mi lado y reposó suavemente sus manos sobre mi esternón y sobre mi pene. Respiró profundamente varias veces hasta que nuestras miradas se quedaron clavadas como por magnetismo. “Eso es, amor, ahora mantén siempre tus ojos sobre los míos”. Me untó con aceite la cara, el pecho y la cintura. Empezó a mover sus manos en círculos. Siguió de maneras que no sabría contar. Cada vez que me pedía respirar, dejaba escapar pequeños sonidos o liberaba el movimiento del cuerpo. Yo intentaba hacer lo mismo. Manteníamos una ligera sincronización propia de un ejercicio de danza. De alguna manera, todo nacía de nuestras miradas cruzadas. Hubo un momento que se sentó sobre mí y sentí la humedad de su vulva. Mi excitación rozaba límites desconocidos. Hice el gesto de sujetarla por la cintura para penetrarla, pero no me dejó. “Muévete y respira”, dijo. “Pero nada más. Hoy sólo masaje”. Bea se deslizó por mi cuerpo, hacia los pies, para delicadamente descansar su atención sobre mis genitales. Primero me masajeó los testículos. No sé decir si sentí placer, dolor o esa mezcla inconfundible de ambos. Luego, lentamente presionó mis ingles, una y otra vez, hasta que se detuvo en mi pene. Cuando quise reaccionar, sus dedos pulgares ya habían empezado a recorrer mi pene como escalando una montaña. Juntó las palmas de las manos y empezó a frotarlo, en un movimiento que me produjo un inmenso placer. Siguió acariciando mi glande con delicadeza. Repetidas veces. Marcando la corona. 248 Recogiendo el movimiento hacia arriba o hacia abajo. Cada vez que la excitación me invadía, sus manos se deslizaban como marcando una línea. A veces, desde mis genitales hacia el pecho. Otras veces, desde mis genitales hacia los pies. Poco a poco, empezó a ralentizar sus movimientos hasta que se detuvo. Sentí una paz llena de vida, como una excitación dulce que invadía todo mi cuerpo. Mi mente decía más, quiero más. Pero mi cuerpo estaba lleno y la tensión apenas existía. Perdí la erección. ¡Bea, la hermosa Bea! Se acostó a mi lado y me abrazó. Creo que dormí unos minutos, quizás más. Desperté y nos sentamos de nuevo, repitiendo la posición y los gestos del principio. Ahora sus ojos me resultaban cálidos y reconfortantes, acogedores y dulces. Todo en nosotros era paz. Me dio un beso sencillo y, tras cubrirse con el pareo, se despidió y salió de la tienda. Me sentía vivo y fuerte como pocas veces antes. Tuve la sensación de que veía mejor y respiraba mejor y, lo que es más curioso, percibía que los demás se daban cuenta. Sentí que me había enamorado de aquella adorable mujercita. Estaba anocheciendo. Empecé a caminar y me detuve en algunos puestos de bebida. Cuando quise darme cuenta, ya había agarrado una buena borrachera. Me lancé temerariamente a la persecución de dos coquetas jovencitas. Creo que, gracias a mi herencia católica, no he hecho el amor nunca con dos mujeres a la vez. Aunque muchas veces hubiese deseado tener el valor de hacerlo. Todo fue muy fácil. Las dos chicas parecían encontrar la cosa absolutamente natural. Hubo momentos en que ambas se concentraban en mí. En 249 otros, sin embargo, compartí a una de ellas con la otra. Hubo risas, muchas, pero era una risa sana e inocente. Nunca me excluían de ninguna de las posibles permutaciones y combinaciones. Nada de lo que hice parecía desconcertarlas. Aunque deben tener 20 años, quizás la edad de Bea, no parecían sorprenderse por nada. Creo que entienden el sexo como comer o caminar, como una función biológica. Es como algo físico y agradable, pero sin implicaciones emocionales. Y sin embargo, la intimidad ha sido extraordinaria y la excitación máxima. Sin conocerlas, creo que las amo de toda la vida. ¡Nunca me he corrido tan a gusto! ¿Han sido ellas? ¿Ha sido Bea? ¿O ha sido que desde que llegué a Lovetopía no me entretengo con vídeos porno? La tarde noche fue agotadora. Me quedé con un sentir de plenitud mezclado con cansancio y algo de aturdimiento. Hacia el alba, abandoné la feria y regresé caminando a la Cova. Todo el trayecto he pensado en mis mujeres lovetopianas: en Nazaret, en Bea y en las chicas. También en Lorena y en la joven india. Aunque a veces siento ramalazos de celos con Nazaret, creo que lo de Bea y las chicas equilibra la situación. De alguna manera, su comportamiento tras los juegos de guerra y el mío de esta noche presentan un gran paralelismo. Incluso, con cierta abstracción, creo que son iguales. En cualquier caso, aun no sé si me siento culpable o no. NOTA: No pagué a Bea ¿Ha sido un despiste mío o querrá que la busque y así poder acabar lo que hemos empezado? 250 15.- MÁS SOBRE LA ECONOMÍA: TRABAJADORES, IMPUESTOS Y EMPLEO Alicante, 28 de mayo de 2033. Hoy por hoy, puedo afirmar que la economía de Lovetopía no responde a los principios de España ni del resto de la Unión Europea. He visitado el Ministerio de Economía con una simple pregunta en mente. ¿Es la economía lovetopiana capitalista, socialista o comunista? Esta cartera ministerial recibe el pintoresco nombre de Ministerio de la Felicidad, del Compartir y de la Economía. Me recibió la Ministra del ramo en la sede del Ministerio, ubicada frente al mar en el Paseo Marítimo de Alicante. Esta dama me ofreció un amable discurso, clarificando que iba a hablar de las principales diferencias y confusiones habituales. “La economía lovetopiana”, comenzó, “debe ser considerada como la de España y el resto del mundo Occidental, una economía mixta. Pero la diferencia está en que muchos elementos de la mezcla entre lo público y lo privado son nuevos y en que, por razones sociales, medioambientales y políticas, las proporciones son bastante distintas”. No mucho después de la Independencia se produjo una fuga de capitales. La mayor parte de las familias adineradas abandonaron el país para instalarse en Madrid, Barcelona y Sevilla. Al mismo tiempo, respondiendo al cierre de fronteras que decretó el gobierno español, muchas multinacionales cerraron sus filiales y sus fábricas. “Inicialmente, esta fuga de capital y de efectivos humanos deterioró la capacidad de 251 gestión de las empresas lovetopianas”, afirmó la Ministra. “El número total de expatriados no sumó más que unos cuantos miles, incluidos mujeres y niños. Estas mismas familias eran las que ostentaban el poder político regional y las que abandonaron nuestras instituciones”. Estos datos, desconocidos en España, discrepan con nuestra historia de la Independencia de Lovetopía. Este capítulo de historia común, tan ampliamente documentado, debería ser objeto de debate y revisión entre historiadores españoles y lovetopianos. El gobierno lovetopiano se enfrentó a la necesidad de alimentar, proveer de vivienda y vestir a su población. Los primeros momentos fueron de vacilación. Hubo quienes apostaban por seguir con la gestión de la economía y las empresas al viejo estilo. Otros, sin embargo, defendían un cambio radical hacia métodos nuevos e inexplorados. “Al cabo de unos pocos meses”, continuó la Ministra, “se vio claro que no existía una auténtica elección. Muchos directivos y trabajadores, al ver que los antiguos propietarios se habían marchado o las multinacionales les habían abandonado, comprendieron que entraban en una nueva era. De manera espontánea, se hicieron cargo de empresas, fábricas, almacenes, granjas y explotaciones agrícolas de todo tipo. Fue un proceso caótico, pero no anárquico. Ayuntamientos y jurisdicciones comarcales prestaron una ayuda inestimable”. En términos generales, el gobierno lovetopiano asumió que aquellos que trabajaban en cualesquiera que fuese la organización, si su anterior propietario la había abandonado, quedaban 252 convertidos en sus nuevos "propietarios". Su reto inmediato fue hacer funcionar las cosas más o menos como lo habían hecho sus predecesores. La toma del control por parte de los trabajadores facilitó la organización de la producción y la distribución de los bienes de primera necesidad. Esta primera medida demostró ser muy eficaz. Pero pronto llegaron cambios económicos más importantes y deliberados. Se cuestionó los objetivos tradicionales de maximizar beneficios y aumentar la productividad. Los trabajadores entendieron bien que eran palabras fáciles para engañar a los clientes, exprimir a la fuerza de trabajo y agredir al medio ambiente. “El objetivo tradicional de maximizar beneficios, sin límites, incluye una agresión económica permanente”, dijo la Ministra. “Por un lado, la empresa busca cobrar el máximo posible a sus clientes. Por otro, la empresa maniobra para pagar el mínimo a sus empleados y a sus proveedores. En situación de competencia y con similar capacidad de negociación de los involucrados, es posible un equilibrio aceptable. Pero en situación de no competencia y de concentración unilateral de poder en manos de una empresa, la situación evoluciona hacia una verdadera “agresión” contra su entorno. Y la globalización, créame, refuerza infinitamente el poder de las grandes empresas y las multinacionales. Éstas, dirigidas por mercenarios de cuello blanco, se permiten agredir a la sociedad, que es su entorno, sin compasión alguna. La bandera que les legitima es aumentar los beneficios. Las agresiones, por sistema, se planifican cada tres meses, cuando tienen que presentar sus resultados en bolsa”. 253 Las afirmaciones de la Ministra, cuestionables como lo puedan ser, han quedado reflejadas en Lovetopía en una estricta legislación que desarrolla un delito desconocido en España. Se trata de la denominada “violencia institucional contra la sociedad”. Según mi experiencia, los lovetopianos hablan de estos delitos con la misma pasión y la misma intransigencia como en España se hablaba hace años de la “violencia de género”. “Las situaciones de violencia institucional, tan habituales en el mundo globalizado, aparecen cuando hay un monopolio de hecho”, añadió la Ministra. “O cuando las pocas empresas existentes se organizan y pactan estrategias. O lo que es peor, cuando las empresas se organizan, pactan estrategias y sobornan al gobierno para que regule en su favor bajo la apariencia de lobbies. Esta última situación se dio en España, antes de la Independencia, en sectores clave para el funcionamiento de la sociedad como las telecomunicaciones, la energía y los servicios bancarios. Curiosamente, fíjese usted, todos ellos servicios públicos que fueron privatizados por partidos políticos corruptos y que sólo perseguían garantizar puestos directivos a sus afiliados y amigos una vez abandonasen el gobierno”. En Lovetopía, según una información que la Ministra me ofreció utilizando su tablet y una de las pantallas de pared, las empresas están obligadas a llevar una contabilidad extendida. Esta nueva contabilidad mide su impacto económico, social, medio ambiental y cultural a lo largo del tiempo. “Muchas empresas adoptaron con rapidez una versión simple del Balance del Bien Común, una propuesta de gestión que en aquel entonces se 254 estaba gestando como parte de la Economía del Bien Común”, apuntilló la Ministra. “Lovetopía ha demostrado ser líder indiscutible en la evolución y puesta en práctica de muchas de aquellas teorías que proponía el economista austriaco Christian Felber. La Universidad de Alicante ha contribuido sustancialmente a este logro del que estamos muy orgullosos”. A continuación, detalló algunos parámetros a modo de ejemplos. Así, en lo económico, además del beneficio contable tradicional, miden (y publican) parámetros como la creación de empleo, la rotación de personal, el sueldo medio de los trabajadores y el ratio entre el sueldo más alto (por ejemplo, el del director general) y el sueldo más bajo (por ejemplo, la recepcionista). En lo social, hacen público el volumen y el porcentaje relativo de sus compras y suministros realizados entre proveedores locales, comarcales, regionales, nacionales e internacionales. Las cifras económicas aparecen acompañadas por el número de proveedores, la cantidad de empleados indirectos e incluso la distancia, en kilómetros, que recorren sus compras en cada grupo. También publican cifras que sorprenderían al español más progresista, como el precio medio de sus productos, el número de recomendaciones públicas recibidas y el número de reclamaciones atendidas, todo ello comparado con el número de clientes a los que han vendido sus productos y servicios. En lo ambiental, llevan una contabilidad especialmente exhaustiva de sus consumos energéticos, con detalle de fuentes de generación eléctrica y emisiones contaminantes directas. Además, declaran exhaustivamente, desde 255 diferentes puntos de vista, toda su estrategia de desechos y vertidos. Por último, en lo cultural, registran y publican el porcentaje de beneficios dedicado a patrocinios directos de actividades deportivas y culturales, o a donaciones a Fundaciones y ONGs, incluyendo número de ciudadanos a los que han favorecido. “Como puede observar”, continuó, “se buscó un mecanismo fácil que midiese el impacto real de las empresas en todos los ámbitos de la sociedad. Quizás tenga la tentación de asimilar nuestra aproximación a las políticas que ustedes llaman de “responsabilidad social corporativa”, pero le recomiendo que no lo haga. Para nosotros, es una práctica real que marca la dirección general de toda la economía. Para ustedes, es una manera fácil de disfrazar o desviar la atención de las prácticas abusivas, y ciertamente muchas veces agresivas, de sus grandes empresas”. El sistema fiscal también fue cambiado. Los reformistas lovetopianos enunciaron su política fiscal desde una hipótesis ampliamente refrendada por estadísticas y estudios internacionales. Esta hipótesis afirma que uno de los principales y menos reconocidos defectos del régimen capitalista es que la gente económicamente poderosa, los detentadores del capital, se las arreglan siempre para no pagar impuestos. “Y esto, en el caso del régimen legal de su país, es manifiestamente anticonstitucional”, comentó efusivamente la Ministra para reforzar su discurso. “Según recuerdo, su Constitución establece claramente que el sistema fiscal debe ser progresivo. Vamos, que quien más tiene más paga”. 256 El nuevo sistema fiscal, aprobado por referéndum digital por una mayoría aplastante de la población, reposa casi enteramente en dos impuestos. Por un lado, está lo que nosotros llamaríamos el impuesto de sociedades. Es un impuesto sobre el beneficio de las empresas, que incluye a los autónomos y artesanos individuales. Por otro lado, está el impuesto sobre el valor añadido que grava el "volumen de ventas" o ingresos brutos. “Por ejemplo, una empresa que gane mucho dinero pero que muestre todos los parámetros de su contabilidad extendida en negativo”, dijo la Ministra, “sufrirá un impuesto sobre beneficios del 100% y se verá forzada a cambiar su comportamiento o a cerrar. La lógica es directa. O contribuye a la sociedad o desaparece. Sin embargo, cuando una empresa presenta todos los parámetros de su contabilidad extendida en positivo, entonces sólo pagará el 20% de impuestos o, incluso en algunos casos, no pagará impuestos. Hoy por hoy, ésta es la situación del 98% de las empresas de Lovetopía, lo que significa que están contribuyendo indiscutiblemente al bienestar social y al bien común de la nación”. El impuesto sobre el valor añadido, según entendí, funciona de manera similar al que tenemos en España y en el resto de la Unión Europea. La principal diferencia es que el tipo medio es del 20%. Como la mayoría de las funciones gubernamentales, la recaudación de impuestos recae en los municipios con el apoyo de las diputaciones regionales. Una participación prorrateada de los recursos fiscales va a parar a las Diputaciones y 257 al gobierno central para mantener los sistemas de mayor escala. Este curioso sistema entraña inevitablemente una tensión permanente y requiere que el gobierno central se vea constantemente forzado a adular a los ayuntamientos para asegurarse una afluencia continua de fondos. Esto explicaría que las grandes inversiones en Lovetopía beneficien a todos los ciudadanos por igual. La estructura resultante, de manera superficial, se asemeja a los pequeños estados existentes en el capitalismo primitivo. Como pude observar en los audiovisuales que me ofreció la Ministra, el sistema económico y fiscal se basa en la absoluta transparencia de las cuentas. Esta transparencia incluye a empresas, ciudadanos e instituciones públicas, y está soportada por una novedosa aplicación digital. Así pues, las declaraciones de impuestos no son confidenciales como en nuestro país. “La Ley de Transparencia es la envidia y la referencia de la comunidad internacional”, dijo la Ministra con gesto orgulloso. “Toda nuestra legislación se apoya en un sistema digital desarrollado en Lovetopía y que exportamos a los cinco continentes”. Durante los últimos años, esta política fiscal se ha completado con leyes que han redefinido la relación entre el trabajador y la propiedad de una forma muy drástica, algo que quizás resulte inaceptable para los españoles. Todo hombre o mujer que trabaje en una empresa lovetopiana debe ser considerado como "socio". Por muy grotesco que pueda parecer, todo lovetopiano negocia su contrato como entre nosotros lo haría un alto ejecutivo. Al igual que estos caballeros 258 preguntan sobre la participación en los beneficios, suscripción de acciones, exenciones fiscales, planes de jubilación y un largo etcétera, los lovetopianos de la calle preguntan sobre las condiciones de su “asociación” con la empresa en la que tal vez se incorporen. No se puede montar un negocio, ofrecer salarios bajos a los empleados, despedirlos sin criterio objetivo alguno y embolsarse los beneficios de la empresa. Además, se promulgaron leyes para convertir el capital en préstamos reembolsables en aquellas situaciones en que la propiedad sólo participaba en el capital de la empresa y no aportaba su trabajo. Y se recuperó un agresivo impuesto sobre herencias, un impuesto que en España se conoce como impuesto de sucesiones y donaciones y que fue prácticamente suprimido en los años previos a la Independencia. ¡Todo apunta que en el futuro sólo se podrán heredar en Lovetopía objetos personales! Hay una amplia oposición hacia los demás tipos de impuestos. Coloquialmente, se entiende que son regresivos y que fomentan la división entre la gente. Sostienen que el impuesto sobre las empresas, soportado de manera colectiva, fomenta la solidaridad. De la misma manera, afirman que un impuesto sobre las personas alimenta la tentación de privilegiar a las empresas con exenciones de impuestos y fomentar una concentración de poder en torno a las instituciones. No existen en Lovetopía ni los impuestos personales ni las contribuciones sobre la propiedad. “La gran excepción son los alquileres sociales que, hoy por hoy, pagan más del 80% de los lovetopianos”, dijo la Ministra. “Probablemente, 259 ésta sea la innovación económico y social más relevante y mejor aceptada por la población de entre todas las medidas que ha adoptado el gobierno de Lovetopía”. Ciertas categorías profesionales, como directivos, artistas, científicos y algunos médicos, perciben unos ingresos ligeramente superiores a los del resto de la población. Los directivos son propietarios de las empresas igual que el resto de los trabajadores. Pero a diferencia de éstos, pagan el mismo porcentaje de impuestos sobre sus sueldos que las empresas que dirigen. “Esta medida, totalmente excepcional porque grava la renta personal, se introdujo para evitar malas prácticas y juegos oscuros como la utilización de dividendos ocultos”, dijo la Ministra mientras apretaba fuertemente las manos. “Así, los directivos no tienen la tentación de subirse los sueldos con independencia del balance del bien común y sus consecuencias fiscales”. La Ministra afirmó que no hay individuos que alcancen grandes fortunas personales a costa del control de los medios de producción y de la contratación de la fuerza de trabajo de otros hombres. Tampoco existen grandes diferencias salariales entre directivos y trabajadores porque las empresas lo evitan para no deteriorar su Balance del Bien Común y pagar menos impuestos. Sin embargo, lo más llamativo de su afirmación es que dice que nadie persigue estas situaciones. “La motivación de nuestros empresarios, emprendedores e investigadores es la misma que la de nuestros escritores, artistas y políticos”, dijo la Ministra. “Buscan compartir su visión interior del mundo y disfrutan con el 260 reconocimiento de su entorno familiar y de la sociedad, pero no persiguen el poder sobre el otro ni el enriquecimiento ilimitado”. Sin embargo, mi interlocutora reconoció que a veces se producen anomalías. Por ejemplo, cuando una empresa ofrece un producto o un servicio singular e inmediatamente se origina una fuerte demanda. Si esto ocurre, lo habitual es que los inventores y fabricantes de estos productos se encuentren súbitamente ante el éxito y empiecen a ganar mucho dinero. En estos casos, la conducta habitual ha sido aceptar nuevos socios trabajadores y reducir su semana de trabajo por debajo de las 20 horas. En Lovetopía, no ocurre que los que triunfan se sirven de sus beneficios para hacerse con el control de otras empresas. Ni tampoco para convertirse en propietarios absentistas, ocupando el rol de simples socios financieros o socios capitalistas. La explicación de esta anomalía es, ciertamente, compleja. Creí comprender que toda inversión directa hecha por una persona o empresa ausente en otra empresa, de modo meramente capitalista, no está permitida. Los beneficios excedentarios no pueden ser "invertidos" más que como préstamos al sistema bancario nacional, que a su vez, presta fondos a las empresas. A lo más que pueden llegar los afortunados, cuando son personas, es a retirarse y vivir de los intereses que sus ganancias puedan extraer al banco. “Sin embargo, hay tres tradiciones muy arraigadas entre nuestras personalidades de éxito”, dijo la Ministra. “La primera es constituir una Fundación que se nutra de sus ganancias extraordinarias y las devuelva a la sociedad, en forma de proyectos sociales y 261 culturales. La segunda es fundar escuelas desde las que compartir el aprendizaje y el conocimiento adquirido. La tercera es apoyar a universitarios y artistas financiando sus investigaciones y sus obras a través de las plataformas de inversión colectiva o crowd-funding”. La apuesta por una gran banca pública, como es obvio, otorga al gobierno nacional un inmenso poder sobre la economía. Las grandes inversiones, sorprendentemente elevadas y características del desarrollo lovetopiano, sólo son explicables desde esta óptica. Esto parece contradecir muchas de las declaraciones de descentralización y localización de los lovetopianos. Todo lo relacionado con la banca y con el dinero es gestionado por empresas y ciudadanos a través de Internet. Esta situación sólo ha sido posible con la universalización del monedero electrónico. “El sistema financiero de Lovetopía es prácticamente digital y funciona en un 90% en modo automático”, puntualizó una asistente de la Ministra, especialista en asuntos financieros. “Para nosotros no tiene sentido que el dinero y su circulación, combustible indiscutible de la economía y facilitador del intercambio espontáneo entre las personas, sea un monopolio de unos pocos que hagan y deshagan según sus intereses particulares. ¿Qué sentido tendría que los ciudadanos tuviesen que pagar una comisión por sus cucharas cada vez que comen un plato de sopa, máxime cuando las cucharas son de su propiedad, los ingredientes los han cultivado ellos y son expertos cocineros? Esto mismo es lo que estaba pasando con el sistema bancario antes de la Independencia”. 262 Sin embargo, según me informan, el banco nacional mantiene agencias regionales que gozan de una gran autonomía de gestión. Estas agencias se responsabilizan principalmente de la gestión del sistema digital de financiación colectiva, o crowd-funding, dando visibilidad a los proyectos nacientes. “Los ciudadanos invierten en aquellas nuevas empresas o nuevos proyectos que son de su elección”, comentó la Ministra. “Este sistema ha resultado ser mucho más eficiente para la innovación y para la financiación empresarial que los tradicionales sistemas de evaluación de riesgos de la banca española”. Las empresas lovetopianas también compiten entre ellas y luchan por aumentar ventas y beneficios. Aunque lo hacen gestionando con rigor su contribución al bien común y, por tanto, minimizando el pago de impuestos. El hecho de que los trabajadores de una empresa sean también sus propietarios colectivos impone límites naturales a su comportamiento. Por ejemplo, no tienden al crecimiento ilimitado, ya que entienden que la composición máxima funcional de una empresa puede rondar las 300 personas. Piensan que cuando se sobrepasa esta cifra, la empresa se arriesga a caer en estructuras rígidas y autoritarias y pueden perder la comodidad en el puesto de trabajo. Algo que les llevaría a buscar un puesto de trabajo más agradable y humano. "Lo pequeño es hermoso", me recordaron varias veces. Otro ejemplo es cuando eligen gustosamente aceptar beneficios y salarios menores a cambio de un ritmo de trabajo más moderado o de una forma de organización que contribuya a unas mejores relaciones entre las personas. 263 La peculiar organización de las empresas lovetopianas hace que estén expuestas a la amenaza de la competencia de empresas extranjeras que funcionan bajo normas tradicionales. “Hemos abandonado la antigua práctica de importar productos baratos y exportar empleo y bienestar”, comentó la Ministra. “Para evitarlo, tenemos una reglamentación aduanera estricta. Alejamos de nuestro mercado a aquellas empresas que realizan un dumping económico, medioambiental y social que sólo beneficia a sus élites económicas. Además, contamos con el antiguo mecanismo económico del tipo de cambio, muy efectivo para regular las transacciones comerciales con el exterior”. Hay que remarcar, como varias veces ha insistido la Ministra, que Lovetopía disfruta de su soberanía monetaria y cuenta con moneda propia, algo que España perdió a principios de siglo. A pesar de todo, los productos lovetopianos resultan muy competitivos al lado de los productos extranjeros. Además, ayuda recordar la costumbre de confeccionar la propia ropa y calzado, algo explicable como manifestación de libertad individual o como expresión artística. Resulta difícil comparar la carga fiscal de Lovetopía con la propia de España al recaer los impuestos en empresas y consumo, y no sobre las personas. No obstante, hay que destacar que su presupuesto nacional es bastante reducido. Dos ejemplos son defensa y educación. Los efectivos militares son pequeños, similares a los del Suiza. Además, han recuperado la antigua práctica del servicio militar obligatorio. La educación, una función tradicional del gobierno, fue reorganizada 264 sobre el principio de la libre empresa, aspecto cuanto menos curioso. “En Lovetopía, no tenemos que subvencionar ni directa ni indirectamente muchas de las industrias de su país, como la del automóvil o la farmacéutica. La práctica desaparición del automóvil y la mejora de las condiciones de vida de nuestros ciudadanos hacen innecesario mantener medio país asfaltado o alimentar una infraestructura sanitaria de farmacias, centros de atención y hospitales totalmente artificial”, comentó la Ministra cuando saqué el tema. “Además, el 99% de los cargos políticos no son remunerados y muchas funciones asistenciales han retornada a las familias o a las comunidades. La política laboral de 20 horas ha sido determinante para recuperar algo muy hermoso que habíamos perdido y que viene de serie con las personas: la generosidad natural y la orientación al servicio al otro”. Esta generosidad natural a la que hizo referencia la Ministra puede explicar por qué la caída en picado del PIB a raíz de la Independencia no agitó en mayor medida a la población. E incluso, podría ser una explicación de la sustitución de nuestro PIB como indicador de progreso social por el peculiar FIB (Felicidad Interior Bruta) que hoy en día rige la actividad económica del país. “El antiguo PIB es tan burdo y primitivo, esconde tantas incongruencias y tantos intereses ocultos que casi ni merece la pena que lo discutamos”, dijo alegremente la Ministra. “Si alguien enferma y muere, su PIB crece. Si una industria contamina un río y el gobierno tiene que limpiarlo, su PIB crece. Si un ciudadano compra tomates de apariencia sintética en lugar de 265 cogerlos en la huerta de casa, su PIB crece. Si una familia tiene que hipotecarse 40 años para comprar un pequeño apartamento que le atará toda la vida, su PIB crece. Si una pareja se divorcia y se ven abocados a vivir solos en dos apartamentos distintos, su PIB crece. Y créame, hay cientos y cientos de ejemplos como estos. Su PIB está diseñado para contribuir al enriquecimiento de las grandes empresas y de los bancos”, añadió con tono serio. “El índice de la felicidad, como así llamamos a nuestro FIB, mide realmente el bienestar de las personas, de las familias y del planeta ¡Si algo me escandaliza de su país, el que fuera mío, es que aún siguen dirigiendo la sociedad desde la infamia y la mentira del PIB!”. Por último, el sistema de Seguridad Social estatal, tal cual lo conocemos en España, fue sorprendentemente abandonado. Pero hay que tener en cuenta que los lovetopianos reciben de por vida una renta básica que les garantiza unos niveles mínimos de comida, vivienda y atención médica. Algunos ciudadanos, en particular aquellos que buscan nuevas formas de expresión en el arte o se dedican a la innovación pura, se sirven de esta renta básica para subsistir sin trabajar en otras actividades ¡Y esto a veces durante años, para envidia de nuestros jóvenes artistas y emprendedores! La mayoría de la gente, sin embargo, trabaja para disfrutar de una vida social activa. Los ancianos y minusválidos cuentan con este mínimo para vivir, a modo de pensión. La mayoría de los ancianos disfrutan de una renta adicional que proviene de sus ahorros en el Banco Nacional de Lovetopía. En general, su nivel de vida es ligeramente superior al de los pensionistas de la 266 Seguridad Social en nuestro país, sin contar su integración dentro del peculiar concepto lovetopiano de “familia” (o más bien comunidad). A pesar de las severas críticas hechas por nuestros expertos a la política económica y fiscal lovetopiana, la observación directa corrobora las declaraciones de sus portavoces, con todo lo mal que ello pueda sentar a algunos. El sistema ha demostrado que funciona y no va a desaparecer. (Domingo, 29 de mayo) Isidro ha entrado en la Cova gritando, hecho una furia. Lorena ha dicho que se ha enfadado conmigo porque tampoco compartí con él mi artículo sobre las mujeres y la política en Lovetopía. Dice que está repleto de errores y omisiones. Si es cierto, se me va a caer la cara de vergüenza. (Más tarde) Acabo de releer mis últimos artículos. Mi actitud hacia esta tierra ha cambiado muchísimo en tres semanas. (¡Y no creo que solamente a causa de Nazaret y mis mujeres!). ¿Me estaré volviendo indulgente en mi forma de escribir? Tal vez no supe cuáles eran los puntos neurálgicos a tratar en mi artículo sobre la economía. ¿O tal vez estoy más perdido que un pulpo en un garaje? Al principio, la experiencia lovetopiana me pareció una ridícula tentativa provinciana de construir una sociedad decente en un mundo que da palos de ciego. ¡De alguna manera, creía que esto no podía funcionar y que sería un fraude de un tipo u otro! Pero no está ocurriendo así. De hecho, cuanto más de cerca observo Lovetopía, más forzado me veo a admitir su fuerza y su belleza. Y esto me tiene desconcertado. No mantengo una dirección al 267 escribir. Sólo sé relatar las escenas individuales tal y como las veo o como me las cuentan. ¿Estoy perdiendo la objetividad? ¿Empezará Jota P. a editar mis artículos? ¿Significa tal vez que no entiendo nada, o por lo menos, que no lo hago de la forma en que lo hacía? He venido a ver a Nazaret al campamento. Seleccionaba árboles para la tala. En actitud meditativa, se dirigía hacia uno y ataba a su tronco la cinta roja marcando su destino. Murmuraba frases que no conseguí entender. Mantenía una expresión llena de determinación. Según me dijo, ésta es una de las tareas más importantes de su trabajo. A mis ojos, bien podría ser un acto ritual y sagrado. Por fin, empieza a haber un alejamiento entre ella y Vicente. Han mantenido discusiones sobre la conveniencia de que uno u otro abandone el campamento. Cada vez soporto menos que aun mantengan relaciones y los celos me corroen. En la cena, surgió la discusión sobre el restablecimiento de relaciones con Madrid. Me quedé sorprendido al ver que Nazaret se pronunciaba a favor con ingeniosos argumentos, aunque con condiciones. Recibí un montón de miradas perversas. Me invitaron a acompañarles a un gran almacén. Los productos son, por lo visto, fabricados siguiendo las recomendaciones de los ciudadanos. Son simples, aunque atractivos y baratos. Los calcetines, por ejemplo, cuestan cuatro veces menos que en España. Pero no los hay más que en blanco y negro. Los pantalones, las camisas y la ropa interior son modelo estándar, pero igualmente baratos. Había una amplia variedad de tintes para la ropa. 268 La sección de alimentación es pequeña. Los lovetopianos se abastecen de carne, pan, pescado y productos perecederos en pequeños comercios. Aunque también se hacen enviar remesas de familias o comunas amigas. El campamento intercambia madera por carne, queso y hortalizas con una comuna agrícola situada a veinticinco kilómetros de distancia. Me sorprende el grado de estandarización de los productos. Las conservas se presentan exclusivamente en envases biodegradables de tres tamaños. El primero tiene la dimensión de una pequeña lata de sardinas. El segundo es como un gran tarro de mermelada. El tercero es muy grande, tamaño restaurante. Las cantidades son presentadas en unidades métricas. Las etiquetas, sin embargo, son muy elegantes y recogen el famoso semáforo que permite conocer el detalle de la contribución al bien común de las empresas. Las "farmacias" lovetopianas son pequeñas y sólo venden medicinas con receta. Después de la Independencia, la profesión médica hizo una gran criba y eliminó sin piedad cantidad de tranquilizantes, estimulantes, antidepresivos, somníferos y muchos otros medicamentos. No se permite la fabricación de medicamentos para controlar el comportamiento de las personas. Esto puede haber sido decisivo en la reorganización del sistema escolar. ¡Al no conseguir que los niños difíciles se adaptasen a las escuelas, tuvieron que adaptar las escuelas a los niños! Le pregunté a un farmacéutico como se trataba el insomnio. "Por lo general, el insomnio no es un problema médico, sino un problema social", me respondió. "Por ello, ayudamos a la persona a cambiar su estilo de vida y no su biología. Además, estar 269 despierto por la noche puede resultar divertido ¿sabe usted? La semana de 20 horas permite tomarse las cosas de manera más relajada”. Regreso a la ciudad esta noche. Estoy intentando que Nazaret venga conmigo. Antes de la cena, nos sentamos en corro a jugar (no existe palabra mejor para definir lo que hicimos). "Rubén", dijo alguien, “¿qué puedes hacer para entretenernos?". El pánico me invadió. La gente había estado cantando. Yo no sé cantar. Habían contado chistes. Nunca he conseguido acordarme de uno. Se habían reído y tomado el pelo unos a otros, como en un teatro improvisado. Yo jamás he sido capaz de mantener el justo tono entre lo hostil y lo amistoso. Me di cuenta de que no se hacer nada de todo eso. Avergonzado, me disculpé sin mucha convicción. "Me temo que no soy muy divertido. Nunca supe entretener a la gente. Nosotros recurrimos a la televisión. Creo que es eso". Se negaron enérgicamente a aceptar mi explicación. Primero pensaron que quería hacerme de rogar. Pero luego comprendieron que iba en serio y aprecié cierta tristeza ante mi incapacidad. "Oye", dijo uno de ellos, "seguro que sabes cantar aquello de "Mi carro me lo robaron…” Empieza tú y te seguimos". Tomé aliento y empecé. Acerté con el tono de pura casualidad. Un minuto después, todos cantaban. Algunos cambiaban el ritmo. Otros introducían variaciones en la letra. Una de las mujeres entonó el estribillo con una danza tipo hip-hop. Luego, otra de ellas, pidió silencio, respiró profundamente y cantó toda la canción tipo 270 ópera. Nos reímos mucho y creamos un espectáculo realmente bello y festivo. Todos participaron de alguna manera. Nazaret me acompañó la segunda vez que me levanté a cantar solo y bailó unas sevillanas. Nunca deja de sorprenderme. ¡Tengo que ampliar mi repertorio! 271 16.- LA JUSTICIA, LA DELINCUENCIA Y LOS CENTROS PENITENCIARIOS Denia, 30 de mayo de 2033. En España tendemos a pensar que la ley en Lovetopía existe sólo para enmascarar el autoritarismo del régimen. Sin embargo, un examen minucioso de la situación revela que Lovetopía mantiene muchos de los principios heredados de nuestro país y que se defienden con tesón. La mayoría de los derechos fundamentales y principios de la Constitución española de 1978 están recogidos en la Constitución de Lovetopía de 2015, en su redacción original. Ejemplos básicos son los derechos a un trabajo digno o a una vivienda digna, o el derecho a una educación y una sanidad universal. La gran diferencia está en que en Lovetopía se cumple la legalidad constitucional y su gobierno actúa de manera coherente con la Constitución. Mientras, en España, el gobierno se ve empujado a equilibrar los intereses de las élites económicas y sus instituciones, sean éstas partidos políticos, bancos o grandes empresas, que aparecen siempre en colisión con los derechos que nuestra Constitución otorga a los ciudadanos. De manera análoga, en Lovetopía existe una separación efectiva de poderes. El poder judicial descansa en un Consejo General que tiene su sede en la costera ciudad de Denia, en la provincia de Alicante. No existe Ministerio de Justicia ni institución gubernamental parecida. La independencia es absoluta y sus recursos 272 económicos vienen fijados por un porcentaje fijo de los ingresos generales del gobierno. “En su conjunto, el sistema de justicia está formado sólo por jueces que han superado con éxito la carrera judicial”, me dijo un funcionario durante la entrevista que mantuvimos. “El tercer turno fue suprimido. Aquí en Lovetopía se desconoce este mecanismo, habitual antes de la Independencia y aún vigente en España, que permite a los partidos políticos nombrar jueces a dedo. Los juristas oficiales la justificaban como la manera de introducir la costumbre y la tradición en la vida judicial y superar una carestía de jueces de carrera. Pero, en realidad, se utilizaba para que partidos políticos designasen jueces amigos a los que acudir para conseguir favoritismos. O lo que era peor, cometían delitos campando a sus anchas sin el control del poder judicial”. El aforamiento de políticos, sean estos miembros del gobierno, parlamentarios y altos cargos de la vida pública, fue abolido después de la Independencia. Los lovetopianos mantienen la opinión de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sin excepción alguna. Pero cuando se refieren a políticos y cargos públicos, creen que su responsabilidad es mayor y la justicia debe actuar con especial determinación. Cuando un cargo público comete un delito, el asunto se convierte en prioridad para el tribunal y el juez se dedica abundancia de medios. “La situación heredada de España se consideró escandalosa. Al nombramiento de los altos jueces por los partidos políticos, había que añadir el control de los medios a disposición de los tribunales ejercido por el Ministerio de Justicia, 273 el aforamiento y el sistema de tercer turno”, dijo mi informador. “La independencia del poder judicial no existía y los políticos y sus amigos estaban por encima de la ley”. Los lovetopianos, como los españoles, mantienen numerosos tribunales, notarías y registros públicos donde ventilan todo tipo de discusiones. En este ámbito, la presencia de la tecnología lovetopiana también es extraordinaria. Según me han informado, utilizan una aplicación digital análoga a una red social exclusiva para juristas. Es accesible desde cualquier dispositivo y permite que los abogados de las partes aporten sus escritos y recaben pruebas periciales y testimonios en cuestión de días, sino horas. En este proceso, hacen partícipes a los notarios y los registradores afectados. “Toda la información llega a los jueces, que resuelven con diligencia y comunican digitalmente con las partes, con acceso contextualizado a las leyes y a la jurisprudencia de referencia”, me comentó un Secretario de un tribunal. “La prescripción de un asunto por quedar fuera de plazo, tan habitual y recurrente en su país, nunca se produce. Aunque está detalladamente recogida en nuestras Leyes”. En un ingenioso mecanismo que trasciende el alcance de este artículo, tanto fiscales como notarios, registradores y funcionarios de prisiones pertenecen al Poder Judicial y participan de la jerarquía de la institución. El contenido de la ley, en muchos aspectos, ha sufrido una transformación radical. Los lovetopianos consideran como graves algunas faltas que, según nosotros, no serían más que delitos secundarios ni tan siquiera merecedores de una 274 multa de la policía o la justicia. La contaminación deliberada del agua o la atmósfera es castigada con duras penas de prisión. Los desfalcos, el fraude, las anomalías financieras, las estafas, el cohecho, la malversación de fondos públicos y asuntos de "guante blanco" son castigados más severamente que los asaltos a mano armada o los robos. Como curiosidad, añadir que estos últimos son raros aquí, tal vez a causa de la intensidad de las relaciones interpersonales y de la dificultad para mantener el anonimato. Al parecer, los tribunales raramente imponen multas. Dicen que prefieren castigar los delitos con penas de prisión, según ellos, más igualitarias para los condenados. He visitado una de sus cárceles y puedo afirmar que son falsos los rumores que circulan por España. Las cárceles de Lovetopía nada tienen que ver con campos de trabajos forzados. En la Lovetopía de la primera época, como en España, el índice de crímenes resultó ser muy alto. El gobierno realizó una revisión rápida de delitos y se concedió una amnistía para aquellos presos cuyos actos no fueran delito en el nuevo marco legal. Se legalizó el cultivo y el consumo de marihuana. El estado asumió el monopolio del tráfico de algunas otras drogas, como la heroína y la cocaína. Las tasas de consumo y la delincuencia organizada se redujeron a niveles increíbles en España y en Occidente. Otra gran sorpresa para cualquier observador es la severidad con que se persigue y se reprime la violencia económica y política. “En España, como ocurría en la época anterior a la Independencia, un vulgar concejal sorprendido apropiándose de parte del presupuesto municipal 275 para amigos de su propio partido es castigado con una pena de prisión de uno a cinco años”, me dijo una jueza especializada en derecho comparativo, “de los cuales cumplirá tal vez unos cuantos meses si tiene antecedentes penales. Si no tiene antecedentes, resulta fácil que ni tan solo ingrese en prisión. Aquí, en Lovetopía, un delito equivalente será automáticamente condenado a una pena definitiva de cinco años, sin la más mínima posibilidad de obtener una reducción de condena, la libertad condicional o el indulto por el gobierno”. Sin embargo, el cumplimiento de las penas es muy diferente a como se realiza en nuestras prisiones. Salvo excepciones, en Lovetopía no existen los grandes centros penitenciarios. Los reclusos están repartidos entre numerosas instituciones de pequeño tamaño, cada una de las cuales alberga unas docenas de presos. Durante el día, participan en la vida general de la sociedad. Son sometidos a una ligera vigilancia. Tienen empleo, reciben salarios y se benefician de los mismos derechos y pagas que el resto de los trabajadores. Pasan parte del día en espacios reservados, a los que curiosamente pueden invitar, si así lo desean, a sus esposas, maridos o amantes. “Las personas culpables de delitos de violencia tienen tendencia a reincidir, con lo que vuelven de nuevo a prisión”, me dijo con mucho énfasis un funcionario de prisiones. “El encarcelamiento de tipo tradicional no hace más que aumentar su propensión a la violencia. En el sistema español, las prisiones son escuelas de aprendizaje para los próximos delitos de los presos”. Los penalistas de Lovetopía creen que su sistema, relativamente más humano, ofrece a los 276 presos desarrollar modos de vida no delictivos en las circunstancias reales de la sociedad. Muestran datos impresionantes sobre las bajas tasas de reincidencia de sus presos comparadas con los nuestros. Aunque, como es de esperar, no dispongo de medios para verificar su fiabilidad. Algo interesante es que los juegos de guerra rituales son practicados también entre la población penitenciaria. Como las lanzas son consideradas excesivamente agresivas, en su lugar utilizan unos largos y pesados palos muy semejantes a las garrochas de los hombres de Robin Hood. “Los delitos con violencia son una señalización de que el individuo condenado no sabe manejar su ira”, me dijo el funcionario de prisiones. “Los juegos de guerra permiten que los presos se familiaricen con esa energía, normalmente fruto de una expresión emocional reprimida, y aprendan a sacarla y gestionarla. La energía de la ira, bien canalizada, es una energía vital muy útil. Esconderla o negarla, como se hacía bajo el sistema heredado de España, no soluciona el problema, sino que lo agrava. La solución pasa por dejar salir toda la ira acumulada y ofrecer maneras creativas para que los hombres se familiaricen con ella y la gestionen positivamente”. El sistema de centros penitenciarios tiene tres excepciones manifiestas. Son los centros penitenciarios de Picassent (Valencia), Almería y Algeciras (Cádiz). Estos centros, heredados de la época española, siguen abiertos y funcionan con estándares parecidos a los nuestros. Estos centros se reservan para aquellos condenados por asuntos económicos y contra la hacienda pública. Las leyes 277 en Lovetopía son especialmente duras con los delitos cometidos por políticos y funcionarios de las administraciones públicas. Quizás esta severidad tenga su explicación por los altos niveles de corrupción política y económica que sufrieron las gentes de los territorios de la antigua Comunidad Valenciana en los años previos a la Independencia. (Lunes, 30 de mayo) Al principio, Nazaret se negó a venir conmigo a la ciudad, casi por una cuestión de principios. "Es fin de semana", le dije, "¡estoy seguro de que te podrás escapar durante un par de días!". “¿Por qué tengo que ser yo la que vaya? ¿Por qué no vienes tú? ¿Por qué tengo que ser yo la que me organice para estar contigo? Yo vivo aquí, ¡tú estás en la Cova sólo de visita!". Nuestra discusión adquirió un tono amargo. Pronto surgieron las palabras, los reproches y las miradas perversas. Creo que empieza a haber demasiado en juego. Tratando de arreglar las cosas, la tomé entre mis brazos como me dijo el otro día Isidro. Pero se soltó de un manotazo, agarró un saco de dormir y salió hacia el bosque. Me acosté pero hasta muy entrada la noche no conseguí conciliar el sueño. Antes del amanecer, sentí su cuerpo resbalar en la cama junto al mío. "Tenemos que aprender a hablar sin dar por sentado las cosas, sin que lancemos expectativas cerradas que nos impiden abrirnos al otro y organizarnos mejor sin imponer las cosas", dijo. ”Y tengo que enseñarte a pedir y a ofrecer desde el corazón. Me doy cuenta de que nunca hemos hablado de todo esto”. 278 No abrazamos el uno contra el otro y nos quedamos dormidos. Pero nada parece haber cambiado. Yo no entendí que quiso decir y no me explicó más. Su voluntad de auto-determinación es inamovible. Esta insistencia suya en ir y venir a su antojo me saca de quicio. Lo que me resulta raro ya que Ruth actúa igual. ¿Será, tal vez, que en ella nunca busqué nada más? No sé imaginar lo que sería vivir con una persona como Nazaret. Pensarlo me resulta estimulante y terrorífico al mismo tiempo. (Más tarde, ya en la Cova) He encontrado a Tomás en la cocina y le he preguntado sobre el Gran Proceso de las Alpujarras. En mi visita de hoy, el funcionario lo mencionó un par de veces. “Fue un proceso tipo Núremberg”, dijo exaltado Tomás mientras preparaba una ensalada. “El Tribunal demostró que las grandes instituciones económicas de España y sus dirigentes políticos electos llevaban décadas conspirando y actuando ilegalmente para apropiarse de la riqueza de la población y someterla desde la tiranía, el miedo y la pobreza. La población se volcó en apoyo de aquel Tribunal. Fue un acontecimiento de gran importancia para nuestras leyes.” Tomás es un tipo joven, quizás algo mayor que yo. Llegó a la Cova el pasado enero. Está casado con Vanya y tienen dos hijas. Vanya es la hermosa joven india del otro día. Se conocieron en Pune, en la India y vivieron allí varios años. Regresaron a Valencia para grabar una serie de documentales sobre cómo han evolucionado las tradiciones indias en Lovetopía. Ella es profesora invitada en la Universidad de Valencia. 279 “¿Qué quieres decir con que la población se volcó con aquel Tribunal?”, pregunté. “Fue la gran contribución al nacimiento de Lovetopía de los universitarios. El apoyo fue masivo. Los estudiantes de informática de la Universidad de Granada dotaron al nuevo Tribunal de un sistema informático totalmente innovador para grabar testimonios y realizar pruebas periciales con agilidad, involucrando a Notarios y Registradores. Estudiantes de administración de empresas y de derecho de todas las Universidades realizaron auditorías de las cuentas de los bancos, las grandes empresas y las constructoras. También de las administraciones públicas y de los partidos políticos”, continuó mientras me enseñaba algunas fotos de la época en su tablet. “Por último, los estudiantes de periodismo documentamos cientos de miles de testimonios y situaciones de lo más pintorescas. Yo estuve dedicado en cuerpo y alma durante seis meses. Apenas dormíamos. Lo que salió de todo aquello fue un gran escándalo.” “Nunca había escuchado nada igual. ¿Qué fue lo que se descubrió?” “Los casos de corrupción conocidos demostraron ser la punta del iceberg. De allí surgieron todas las miserias económicas de la condición humana: delito fiscal, blanqueo de dinero, evasión de capitales, corrupción, cohecho, maquinación para alterar el precio de las cosas, robo, apropiación indebida, fraude electoral, financiación ilegal de partidos políticos… Piensa tú en el delito y saldrán miles de situaciones. Todas están documentadas. Los partidos políticos resultaron ser mafias organizadas de cuello blanco”. Tomás ha afirmado que, como consecuencia de este proceso, se declaró ilegítima la deuda de todas 280 las Administraciones Públicas con la banca. También se embargaron todos los inmuebles y propiedades en sus manos, tanto edificios y oficinas bancarias como solares y viviendas ociosas. Según dice, pasaron al estado lovetopiano cientos de miles de propiedades que los bancos habían acaparado pacientemente durante años a través de embargos, desahucios ilegales y cierres de empresas provocados. Tengo que investigar más sobre todo esto. Este es un proceso legal del que nada se sabe en España. ¡Si es cierto, será un gran escándalo! 281 17.- ENERGÍA SOLAR Y MARÍTIMA Jerez de la Frontera, 31 de mayo de 2033. El pensamiento y la política lovetopiana se han dirigido uniformemente hacia fuentes de energía renovable. Su ideal es disponer indefinidamente de energía sin afectar siquiera la biosfera local. Las fuentes de energía principales son la energía solar, la energía geotérmica, la energía mareomotriz y la energía eólica. Los lovetopianos sienten un placer infantil con los molinos de viento. En mis viajes por las ciudades de Lovetopía, he podido apreciar que casas y edificios están repletos de pequeños molinos, situados en los tejados, en un paisaje que me recuerda las instalaciones de antenas de televisión de España. Como el resto del mundo, Lovetopía sigue de cerca los ensayos en el campo de la energía nuclear de fusión con propósitos prácticos. Sin embargo, sienten un cierto horror ante las similitudes con la energía nuclear de fisión, convencional en el mundo. Y porque implicaría llenar de nuevo sus paisajes de líneas de alta tensión, muchas de ellas desmontadas tras la Independencia. Los lovetopianos piensan que es antinatural concentrar enormes cantidades de energía en un solo punto y prefieren las tecnologías que permiten generar la energía cerca del lugar donde es utilizada. Los lovetopianos no son precisamente esos románticos desprovistos de todo sentido común que algunos españoles imaginan. En mi visita al Ministerio de Energía, he descubierto que prácticamente todos los funcionarios son conocedores de la obra “La Economía del Hidrógeno” 282 de Jeremy Rifkin. Hacen referencia permanente a algunos conceptos energéticos allí presentados para añadir que los han desarrollado hasta límites sorprendentes. Además, son muy conscientes de la tendencia histórica por la que las culturas ricas en energía han tendido hacia la dominación y conquista de las civilizaciones pobres en energía. Contrariamente a lo que se cree entre nosotros, los lovetopianos no han retornado a la Edad de Piedra. Consumen mucha más energía de lo que se podría esperar al ver sus paisajes y sus ciudades. Pero disimulan sus fuentes y sus usos y la utilizan de un modo más difuso y nuevo. Lovetopía heredó de la época española centrales energéticas en perfecto estado. Ejemplos son las centrales térmicas de carbón y gas de Castellón y de Carboneras (Almería), o la central nuclear de Cofrentes (Valencia). Pero las cerraron al cabo de pocos años. “Estas tecnologías son propias del siglo XX”, dijo la Ministra, “y no pueden ser toleradas a causa de la polución térmica o de los residuos radiactivos, amén de los peligros que representan. El incidente de Fukushima sigue presente en la cultura lovetopiana”. De los días anteriores a la Independencia, heredaron la tecnología básica para realizar instalaciones de energía geotérmica no convencional y medioambientalmente sostenible. Esta energía, que aprovecha el vapor que sale de las entrañas de la tierra, es utilizada para mover turbinas que generan energía eléctrica. Es una de las energías preferidas para calefacción y para usos agrícolas. “La geotermia tiene grandes ventajas. Su coste es bajo, no emite ningún componente contaminante 283 a la atmósfera”, añadió la Ministra, “y la pequeña cantidad de agua templada que genera acaba en los sistemas de agua caliente, en hornos híbridos de leña y agua, o en aplicaciones más prácticas como los centros de natación de invierno”. Lovetopía cuenta también con numerosas instalaciones hidroeléctricas en sus montañosas interiores. Sin embargo, son consideradas recursos temporales. Afirman que tienden a enfangarse tras unas cuantas generaciones, además de ejercer efectos nefastos sobre los salmones y la fauna acuática en general. La investigación y desarrollo sobre tecnologías energéticas se ha concentrado en diferentes fuentes. Una de ellas es la energía solar que capta las radiaciones del sol. En la realidad lovetopiana, existen diversos sistemas en funcionamiento. Aunque algunos requieren de grandes instalaciones y otros son realmente pequeños, llama la atención su mezcla de sencillez natural y sofisticación tecnológica. Una instalación habitual son los espejos parabólicos plateados en red. Tienen unos diez metros de diámetro. Como el sol se mueve durante el día, el receptor que concentra los rayos también lo hace. Este artilugio de extraña forma actúa como una araña en una tela de finos cables que se mueve al son de una tecnología que cruza climatología, GPS y necesidades de consumo en tiempo real. Estos sistemas buscan el máximo de calor y envían vapor a través de tubos flexibles que impulsan un generador lateral. La condición de “Estado del Sol” de Lovetopía hace que estos sistemas estén presentes tanto en el Norte como en el Sur de su territorio. 284 Otro sistema solar consiste en un conjunto de inmensas fotocélulas análogas a las utilizadas en los satélites, pero de dimensiones mayores. He visitado una central de este tipo al sur de El Ejido, en Almería. Sobre la cara sur de una serie de verdes y suaves colinas, unas placas cuadradas de aproximadamente dos metros de lado están colocadas sobre ruedas. Están hechas de una sustancia vidriosa con un líquido en su interior. Su disposición recuerda a la trama de una ciudad, con sus bloques de viviendas. La falda de la colina está surcada de estrechos corredores que utilizan los equipos de mantenimiento. Durante el día, el calor y la luminosidad son muy intensos, pero reina una atmósfera de paz y tranquilidad. La hierba crece libremente en los corredores y bajo las placas. Esta central debe abarcar una superficie muy extensa, tal vez de unos cincuenta kilómetros cuadrados en su conjunto. ¡Lo que mide un gran aeropuerto! Los planificadores lovetopianos afirman que estas instalaciones son económicamente ventajosas incluso en los días más nublados. Generan energía suficiente para una cadena de miniciudades. La gigantesca central eléctrica del Cabo de San Antonio, en Denia, se basa en una tecnología radicalmente diferente. Extrae la energía de las diferencias de temperatura existentes entre la superficie y el fondo del mar. Además, por su ubicación geográfica, alimenta de energía eléctrica a la región insular que forman las islas de Ibiza y Formentera. Hay centrales análogas en el Cabo de Palos (Cartagena), en el Cabo de Gata (Almería) y en otros puntos de la costa. Estas son, tal vez, las instalaciones más impresionantes utilizadas por los lovetopianos para alcanzar su 285 ideal de disfrutar de energía ilimitada no contaminante. Esta espectacular central podría ser tomada por una fortaleza medieval propiedad de algún duque loco. Se asienta sobre un punto de la costa distante varios kilómetros. Desde la costa aparenta una isla con montañas repletas de vegetación. “Esta instalación se puede entender como un gigantesco frigorífico”, me explicaron los ingenieros que nos recibieron, “pero con los circuitos en sentido inverso. Sabido es que el agua puede almacenar enormes cantidades de energía térmica. Es por esto que una diferencia de temperatura, aunque sea relativamente pequeña, es susceptible de producir grandes cantidades de energía cuando se emplean los transformadores de calor adecuados”. El agua helada de las profundidades del mar es muy rica en elementos nutritivos. Esta agua es bombeada a unos estanques próximos para luego ser inyectada en la central junto con agua de superficie templada. Mientras permanece en los estanques, nutren a peces y crustáceos. Toda central tiene un pequeño puerto pesquero cuya actividad constituye un importante subproducto. Este grandioso proyecto probablemente atraerá la admiración de cuantos lo contemplen. Pero pasemos a uno mucho más sencillo que ayuda a comprender lo curiosa que es la gente con la que estamos tratando. Recientemente, visité a una "familia" lovetopiana en el campo. Este encantador refugio estaba situado en las montañas, a bastantes kilómetros de la población más cercana. Recargan baterías con una noria portátil, una pequeña rueda 286 que flota en medio del río. Está suspendida de unos cables por los que recoge electricidad de 24 voltios. La energía es almacenada en un par de baterías. Además de recargar los dispositivos electrónicos, hacen funcionar una bomba de agua. También alimentan unas pocas bombillas, aunque insistieron en que no son necesarias en el campo porque se acuestan temprano y prefieren la luz de las velas y las antorchas. Mis anfitriones agradecieron me regalaron, pero no lo acepté porque en España tenemos prohibido vivir fuera de las zonas urbanizadas. Esta casa, como muchas otras viviendas de la ciudad, dispone de un sistema de agua caliente y calefacción muy habitual entre los lovetopianos. Las radiaciones solares son almacenadas en un depósito de agua situado bajo tierra. El agua es bombeada a los radiadores de las partes habitadas. Las paredes expuestas al sur y los tejados de los inmuebles lovetopianos están enteramente ocupados por receptores de calor solar, integrados en la arquitectura de los edificios con mucho acierto. En España, vi mecanismos parecidos en las competiciones universitarias que arrancaron en 2010 bajo el nombre de “Solar Decathlon”. Sus resultados siempre se presentan como experimentos universitarios económicamente inviables. Aunque, si seguimos la lógica lovetopiana, esta afirmación seguramente es el resultado de un boicot de las grandes compañías eléctricas. “La integración de lo energético en la arquitectura de las casas, tanto a nivel generación como a nivel consumo, es muy común entre los lovetopianos”, afirmó la Ministra. “Así, reducimos sobremanera los coste de construcción y de mantenimiento de la casas, además de evitar la 287 dependencia de energías centralizadas y de ahorrarnos las grandes inversiones en centrales eléctricas y en tendidos de cables de alta tensión. Estos sistemas domésticos pueden ser adaptados para destilar el agua del mar, lo que resulta de gran utilidad en las comunidades costeras”. Hay un proyecto muy ambicioso y revolucionario que acaban de presentar en la lovetopiana Universidad de Granada. Como es bien sabido, la función de fotosíntesis de los vegetales en crecimiento permite a la planta capturar la energía solar y utilizarla para su propio crecimiento. Los científicos lovetopianos dicen haber tratado a ciertas plantas, especialmente de vivero, de manera que la energía captada se convierte en electricidad. Un sistema tan increíblemente elegante sería perfecto desde el punto de vista lovetopiano. Cada familia tendría asegurado en su huerta o en su jardín el reciclaje de las aguas residuales y la basura, la producción de alimentos y la generación eléctrica para toda la casa. Recordar que la Universidad de Granada también tiene el crédito sobre la asombrosa innovación (recogida en el artículo sobre los bosques de Lovetopía) de los “árboles robot” que actúan como centrales eléctricas aisladas. Son un híbrido de tecnologías donde las hojas artificiales captan energía eléctrica del sol, las raíces artificiales captan energía eléctrica de la temperatura de la tierra y el tronco es una ingeniosa combinación de baterías de almacenamiento eléctrico y celdas de hidrógeno. Uno de estos árboles robot también garantizaría la energía necesaria para cualquiera de las casas lovetopianas. 288 (Miércoles, 1 de junio) Llegué del sur de noche. Me crucé con Isidro y me dijo que ya se le había pasado el enfado. Pero me recordó que le debía una conversación larga y tendida sobre el artículo de las mujeres y la política en Lovetopía. Encontré a Nazaret en la Cova. Estaba sentada en "mi" sillón de la biblioteca, leyendo. Me sorprende su facilidad para adaptarse allí donde va sin sentirse nunca como una intrusa. ¿Será, tal vez, que al tener unos vínculos tan fuertes con su propio ambiente "familiar" se siente segura dondequiera que sea? ¿O es que el país es tan pequeño que constituye una enorme familia numerosa? En cualquier caso, está en la Cova como si estuviera en su propia casa. Es maravilloso sentirse amado por Nazaret. Siempre tan directa, tan consistente y tan apasionada. Hace que cualquier cosa sea posible. ¡Está tan cómoda consigo misma! No alberga complejos ni deseos ocultos de ser diferente, ni más delgada ni más redonda, ni más joven ni más hermosa. Y como por contagio, yo me siento también así. Cuando estoy junto a ella, me siento más fuerte que nunca. También me gusta más mi propio cuerpo. Confío más en su funcionamiento. No me preocupa que coja frío, que caiga enfermo o sentirme cansado. ¡Ni me preocupa mi erección ni dar la talla sexualmente! ¡Qué liberación más maravillosa! El sexo entre nosotros es cada vez mejor. No acabo de entender qué hace tan diferente hacer el amor con ella. Utiliza su cuerpo de una manera directa e íntima. Y esto, de alguna forma, me legitima a mí para hacer lo mismo. Nos entregamos el uno con el otro sin prejuicios ni reticencias. 289 A veces nos perdemos, perdemos nuestra propia individualidad en increíbles explosiones de sensaciones y sentimientos compartidos. Jamás había experimentado una comunicación y unos orgasmos semejantes. Y no es que hagamos nada exótico, posiciones extrañas o algo así. Aunque el otro día jugamos al masaje mutuo y al sexo oral. ¡Qué afortunado me sentí de haber conocido a la hermosa Bea en la feria! Fue agradable como diversión y juego, pero también como manera de “hacer el amor”. Nunca hubiese creído que disfrutaríamos tanto de nuestros cuerpos desnudos, durante horas, aún sin caer en la penetración. Es extraño. El rumor de que los lovetopianos eran muy liberados sexualmente siempre llegaba con fantasías sobre pasarse el día follando, lisa y llanamente. Pero ahora descubro que han adoptado tradiciones sexuales diferentes, sagradas incluso. El sexo tiene unas dimensiones de intimidad y placer desconocidas para mí (y seguramente también para el resto de los españoles). Si todos se aman como Nazaret y yo, entonces la pornografía en Lovetopía no existe simplemente porque no la necesitan. Después de una sesión de amor con ella disfruto de paz y plenitud durante días. Este tipo de “sexo” no tiene que nada ver con lo que conocía. ¿Cómo puede una simple palabra esconder realidades tan diferentes? La tensión de los primeros días ha desaparecido por completo. Ahora, el sexo es como subir pausadamente y por placer una hermosa montaña, dirección a la cumbre. Todavía aún, en un determinado momento, todo se acelera y empezamos a correr, rápido, más rápido, para llegar extenuados. Pero Nazaret dice que no 290 siempre será así. Que poco a poco, llegaremos lentamente, disfrutando de cada paso, de cada movimiento y de cada respiración. Y cuando alcancemos la cima, nos podremos quedar allí un largo rato. La vista será espléndida. El aire nos abrazará. Y juntos sentiremos, por fin, la intensidad de estar vivos de verdad. ¿Puede esto continuar así? Creo que nunca podré saciarme de ella. No acabo de entender del todo las cosas que dice, pero sé que aprovecho cada oportunidad para arrastrarla a la cama. Me siento casi avergonzado de mi deseo de poseerla. Quiero vivir más y más este extraordinario tipo de sexo. Ahora duerme. Su intensidad de ser absorbe toda la que hay dentro de mí. Cuando estoy con ella me siento más sólido, casi literalmente más pesado. Es como si mis pies estuvieran asentados más firmemente sobre la tierra. Veo mejor, escucho mejor y siento mejor. ¿Hay algo de “magia” en todo esto? Mi relación con Nazaret está cambiando completamente mi manera de concebir las relaciones entre hombres y mujeres. La normalidad de Ruth comienza ahora a parecerme extraña. Los hombres no se giran cuando pasa Nazaret como lo hacen con Ruth. Su luminosa melena rubia deslumbra como un rayo de luz. Nazaret ni se maquilla. Al principio, la encontré un poco pálida, demasiado limpia y natural. Precisamente ahora que la moda en España retorna al rojo de los labios y a la sombra de ojos. Y sin embargo, ¡qué intensidad la de sus ojos! ¡Qué expresividad la de sus labios! ¡Qué vitalidad la de su cuerpo! Es como si Ruth dominara los símbolos y señales que se supone representan sexualidad y vitalidad. Mientras, Nazaret 291 simplemente tiene sexualidad y vitalidad y por eso no necesita los símbolos. Me gustaba especialmente ir a restaurantes de moda con Ruth. Me sentía como quien muestra un premio ganado en un concurso. A ella le encanta ese juego social. Sus pechos siempre a punto de estallar dentro de su vestido. Su mirada ambigua sobre los demás hombres, como invitando a la competición, a las comparaciones y al flirteo. Con Nazaret, entrar en algún sitio es simplemente entrar. Nos relacionamos de manera espontánea, a veces de una forma íntima o a veces no, tal y como las cosas se presentan. La mayoría de la gente la encuentra atractiva. Pero ella no se presenta jamás como un objeto por cuya posesión hay que luchar. Nunca pretende sentir lo que no siente. Esto no quiere decir que no provoque en mí las más fuertes emociones. Hemos tenido escenas terribles porque, en su opinión, no me comporto a la altura de nuestra relación. Aun así, a veces echo de menos a Ruth. Su frivolidad, su mundo y sus agudas réplicas me siguen atrayendo. ¿Será que me atrae de ella el que me permita apoyarme en sus enormes tetas y ser infantil? ¿Es la relación con sus pechos lo que diferencia a estas mujeres? Pero aquí estoy, con mis 33 años, enrollado con dos mujeres. Una mujer preciosa y ostentosa en España y otra, apasionada y alegre, en este extremo de la península ibérica. Nazaret detestaría Madrid y Ruth detestaría Lovetopía. A lo mejor, después de todo, debería haber sido actor y no periodista, como pretendía en mi infancia. ¿Tal vez sólo los actores pueden llegar a disfrutar de sus propias contradicciones incorporándolas a su interpretación? 292 Nazaret me hace tantas preguntas (¡paciente pero inexorablemente!) que me lleva a rememorar la relación de mis padres y mi matrimonio con Patri. Cuando observo las relaciones amorosas o los matrimonios en Lovetopía, no veo esa espantosa tensión a que nosotros estamos sometidos. Las expectativas rígidas y estereotipadas fueron nuestra forma de relacionarnos siempre. ¿Quizás fuimos así para poder sobrevivir en un universo hostil? Los matrimonios lovetopianos, sin embargo, se diluyen espontáneamente en las conexiones con los miembros de sus familias y en las amistades de ambos sexos. Los individuos no buscan destacar tan nítidamente como entre nosotros. No se presentan como problemas o regalos mutuos, sino más bien como compañeros. Nadie es tan esencial, o tan prescindible, como lo sería con nosotros. Todo esto me resulta complejo y denso. Nunca había pensado en que existen otras maneras de relacionarse. Aunque puedo comprobar que es precisamente esa densidad la que me atrae. Aquí, parece que siempre existe una alternativa buena y sólida para cualquier relación. Los lovetopianos parece que no sienten esa angustia atroz que nos invade a los españoles cuando una relación se tambalea. En cierta forma, esto me entristece. Siento que han perdido la tragedia del romanticismo. ¡Siempre su maldito realismo! Pero me doy cuenta que es ese realismo el que, a veces, les permite hacer tonterías y ser irresponsables. Saben que pueden permitírselo. Se cuidan a sí mismos y cuidan de los demás. Los errores nunca son irreparables. Jamás nadie será rechazado, haga lo que haga. 293 ¿Será por esto por lo que los matrimonios, cuando convienen en casarse, duran más que los nuestros? En ciertos aspectos, lo encuentro lógico. Esperan de sus parejas menos que nosotros de las nuestras. No esperan que la pareja lo sea todo en la vida. El matrimonio no es, como en España, el acontecimiento central de la vida de una persona. No es crucial que resulte totalmente satisfactorio. Aceptan que hay matrimonios que sólo sirven para aprender y entregarte con más “sabiduría” en la siguiente relación. Aún recuerdo bien la angustiosa sensación de fracaso al separarnos. La sensación de que un desastre nos sobrevenía. Especialmente sentida por ella. ¿O eso quiero creer y fue especialmente dura para mí? Ese sentir de culpa tan agudo porque no había hecho las cosas correctamente, porque no le había dado lo que se supone las mujeres esperan recibir. Ningún lovetopiano parece experimentar semejante sentimiento de culpa. Y aunque de alguna manera creo que se pierden algo intenso y valioso, empiezo a envidiarles. Su forma comunal de protección mutua es más fuerte y fructífera y lleva a avanzar más que la forma defensiva e individual que he adoptado con Ruth, manteniendo mi relación como algo ligero, provisional y limitado. 294 18.- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: PRENSA, TELEVISIÓN Y EDITORIALES. Castellón, 2 de junio de 2033. Como periodista en activo, siento una natural curiosidad hacia los medios de comunicación de otros países. Buena parte de mi tiempo lo he pasado con profesionales de todo el mundo, tanto hombres y mujeres, que son directores de periódicos, reporteros y locutores de televisión. Las condiciones bajo las que trabajan los periodistas en Lovetopía resultarán incomprensibles inicialmente a la mayoría de mis colegas. Pero desvelado su funcionamiento, uno desarrolla un gran respeto tanto por su integridad como periodistas como por la dureza de su trabajo y su dedicación al bien público. La situación actual de los medios de comunicación en Lovetopía tiene un origen bien identificable y sorprendente. En la confusión política que siguió a la Independencia, desarrollaron el texto de la Constitución española desde un punto de vista muy novedoso. La nueva legislación reconocía que los grandes grupos limitaban la capacidad individual de los periodistas para expresar y difundir libremente sus ideas, priorizando sus intereses institucionales y los de los partidos políticos a los que servían. Quizás, la amarga experiencia vivida por los periodistas de la extinta Radio Televisión Valenciana durante su cierre en 2013 tuvo una gran influencia en el nuevo sistema. 295 La Constitución de Lovetopía identificó el poder Comunicativo como complementario de los tres poderes clásicos del Estado: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Por primera vez en la historia, una Constitución reconoció la existencia de un cuarto gran poder. Este cuarto poder recibió un régimen de garantías especial para ejercer, de manera legítima e independiente, la función de control y transparencia de los otros tres poderes. Este juego de libertades seguramente sería inaceptable en España y en el resto de países occidentales. Como primera medida, se creó el Consejo Nacional del Poder de la Comunicación y la Transparencia. Esta institución fue dotada, de manera directa, del diez por ciento de los ingresos recaudados por el gobierno. Este Consejo, que tiene su sede en la ciudad de Castellón, recuperó la anterior Radio Televisión Valenciana, con sus varios canales. Como ente televisivo, recibió el mandato de retransmitir toda la actividad política, incluyendo su periferia, y abrir canales de comunicación y participación directa de los ciudadanos. Como expliqué en uno de mis artículos anteriores, las actividades gubernamentales locales y nacionales (plenos, reuniones de comité, debates) pueden ser seguidas de manera continua en los canales de la televisión. Adicionalmente, este Consejo recibió y amplió las funciones de tres instituciones muy reconocibles por los españoles y que en nuestro país dependen del gobierno. El Defensor del Pueblo recoge la voz de los ciudadanos y la convierte en Ley. Los Tribunales de Auditoría de Cuentas fiscalizan la función de las administraciones públicas y los partidos políticos, aunque han 296 ampliado su función también a todas las empresas y fundaciones. El Boletín Oficial del Estado publica leyes, reglamentos, códigos, anuncios y registros, y trabaja en favor del correcto entendimiento del marco legal entre los colectivos afectados. Además, se otorgó al nuevo Consejo la capacidad de recoger Iniciativas Legislativas Populares y de organizar referéndums sobre aquellos asuntos que considerase de interés general. He sabido que este Consejo es el que organiza la presencia de los periodistas en las sesiones y reuniones de las instituciones públicas y de los partidos políticos. Su presencia es oficial y ostentan la representación del Consejo. Resulta llamativo destacar que estos periodistas adoptan una posición activa y su intervención no está restringida a las ruedas de prensa. De manera rutinaria, se encargan de ofrecer información sobre los temas abiertos a discusión y de denunciar y penalizar las incongruencias o los falsos testimonios. Además, también canalizan las preguntas de los ciudadanos y lanzan las consultas o referéndums digitales que consideran oportunos. Mientras los grupos de medios de comunicación existentes eran desmontados, se inició una labor faraónica para que los ciudadanos pudieran entender y participar, de manera activa, en la vida pública del nuevo país. El sistema de referéndum digital tuvo su origen en esta reforma. “Todo esto resultó fácil porque las personalidades políticas que disfrutaban del monopolio del poder se fueron del país”, dijo uno de mis informadores en una afirmación que resultará contradictoria en España, “y los medios de comunicación perdieron su protección”. 297 La ley sobre medios de comunicación prohibió la propiedad múltiple y se obligó a los grandes grupos poseedores de revistas, periódicos, emisoras de radio y televisión a elegir una actividad en una ciudad y renunciar al resto. “Esta medida tuvo, como efecto, la aparición de inmediato de grupos más pequeños y totalmente independientes”, añadió mi informador. “En lugar de dos diarios como anteriormente había en Valencia, ahora hay seis. Representan los diferentes matices de opinión. Además, han surgido numerosos semanarios, revistas mensuales e informativos especializados”. Los periódicos son igualmente prósperos en otras ciudades. Las revistas, por su parte, han experimentado una multiplicación análoga. Siguiendo la misma fórmula, las televisiones fueron reestructuradas y descentralizadas. Esta proliferación de periódicos y diarios por toda Lovetopía fue paralela a la distribución del poder político hacia los municipios y a la localización de la economía lovetopiana, muy centrada en empresas y actividades locales. Toda esta fragmentación de medios de comunicación no resulta problemática para los periodistas y escritores. En lugar de anhelar la seguridad que ofrecen nuestros grandes grupos periodísticos, eligen la emoción de expresarse con plena libertad en pequeñas publicaciones, aunque sus días puedan estar visiblemente contados. “Con el tiempo, la universalización de las redes y dispositivos digitales”, completó mi informador, “facilitó que empresas y periodistas publiquen y retransmitan íntegramente por Internet y que actúen indistintamente con texto e imagen. Hoy por 298 hoy, resulta difícil distinguir entre prensa y televisión”. Esta fragmentación se vio agravada por la proliferación de aplicaciones digitales en manos de los ciudadanos. Evolución directa de las redes sociales, las nuevas aplicaciones permiten que cualquier individuo comparta a su vez las noticias, incluyendo sus propios comentarios y matices, con su grupo de amigos y conocidos. El cuadro general de los medios lovetopianos de comunicación presenta una descentralización casi anárquica. La primera impresión es la de una jungla en la que sólo los más duros sobreviven. Todas las publicaciones, sean diarias, semanales o mensuales, están disponibles 24x7 de manera abierta a través de Internet. Además, hay instaladas zonas especiales de impresión de periódicos sobre papel ecológico en los kioscos callejeros, en las bibliotecas y en algunos puntos de venta. El formato de papel es más pequeño que el tabloide tradicional de los periódicos españoles. Utilizan dos tipos de tinta. Una dura indefinidamente y la otra se disipa en unas pocas semanas, de tal modo que el papel puede ser reutilizado. “Los lovetopianos eligen el papel para leer periódicos y revistas”, me dijo un kiosquero. “Todos buscamos minimizar los tiempos de utilización de la “pantalla”. Quizás aquí vea un contrasentido con nuestras políticas de reciclado y de equilibrio. Pero conocemos bien las adicciones a las pantallas que se dan en España y no queremos lo mismo para nuestros hijos e hijas”. Este criterio alcanza igualmente a los libros. Todas las obras están disponibles en formato electrónico. Las obras más populares se imprimen 299 en la manera clásica y se venden en kioscos y librerías. Además, hay terminales de impresión bajo demanda para quien prefiere los libros en papel, a la manera tradicional, instaladas en todas las librerías del país. Todo este entramado de periodistas, empresas y medios de comunicación se financian con un complejo sistema. El Consejo General realiza un pequeño pago en función de artículos leídos, vídeos visionados y número de seguidores suscritos a sus publicaciones. “El sistema construyó desde las prácticas de retribución por clic o por visionado habituales de las grandes multinacionales de internet como Google”, me explicó un funcionario del Consejo durante la entrevista que mantuvimos. “Hoy en día, como podrá entender, hemos evolucionado según nuestra propia experiencia directa”. Sin embargo, la mayoría de los ingresos provienen de micro-pagos que realizan los ciudadanos. Cada vez que comparten, comentan o indican que un artículo o vídeo les gusta, realizan un pequeño pago. Los importes rara vez superan el céntimo de “cor”. El pago llega directamente a los periodistas, que acostumbran a hacer un seguimiento de las noticias que publican y se enfrascan en conversaciones con los ciudadanos. “La aplicación que gestiona todo este entramado de pequeñas transacciones fue desarrollada en la Universidad de Castellón”, añadió el funcionario, “atendiendo a uno de los típicos concursos de competición que lanza el gobierno”. También existe un pequeño negocio originado en los anuncios que realizan empresas y Ayuntamientos. Aunque los ingresos son realmente 300 marginales. La publicidad, según nosotros la entendemos, ha desaparecido totalmente en Lovetopía. “La publicidad fue responsable de empujar a los ciudadanos a gastar el dinero que no tenían en cosas que no necesitaban para aparentar ante gente que nos les importaba”, afirmó el funcionario del Consejo. “Además, creó un estereotipo de ciudadano inalcanzable, origen de muchas de las frustraciones íntimas de las personas y totalmente alejado de la realidad de la vida. Esto fue especialmente cierto en el caso de las mujeres, que ansiosas por agradar a los hombres y presionadas por la publicidad, perseguían cánones de belleza artificiales. En muchos casos, esta presión degeneró en auto mutilaciones enmascaradas en operaciones de cirugía estética, con consecuencias psicológicas y fisiológicas a medio y largo plazo totalmente inaceptables”. Por otro lado, los balances del bien común y las listas blancas y negras de productos son los criterios básicos que siguen los lovetopianos para decidir sus compras. La comunicación publicitaria, en especial aquella que engrandece y exagera las bondades de los productos, ha sido relegada a un plano irrelevante. La tradición de participación democrática que se ha asentado en esta sociedad bien parece haber alcanzado los bolsillos de los ciudadanos. Utilizan sus decisiones de compra para votar y elegir a aquellas empresas que dirigirán la vida económica de igual manera que votan y eligen a aquellos políticos que les dirigirán en la vida política y social. En Lovetopía, la tarea tradicional de los medios de comunicación de entretener a los ciudadanos ha 301 sido relegada a un segundo plano. Por increíble que parezca a ojos de cualquier español, el entretenimiento descansa en actividades escénicas en directo o en juegos presenciales. Los lovetopianos acostumbran a entretenerse unos a otros con cantos, bailes, historias y todo tipo de actividades lúdicas. La organización siempre es espontánea y ocurre casi a diario. En estas reuniones improvisadas, cada participante ofrece al grupo lo mejor de sí mismo. Sin embargo, existe una boyante industria del cine y del documental. Participa de la retribución directa vía micro-pagos. Y convive harmoniosamente con las noticias. La mayoría de los antiguos publicistas optaron por desarrollar su talento creativo en cortometrajes y documentales educativos. También es habitual encontrarse con el pase de películas y series. Disfrutan de un amplio abanico de espectáculos de baja producción, desde conciertos de música rock y comedias hasta interminables discusiones técnicas sobre problemas económicos, sociales y medioambientales. Es difícil imaginar a un buen número de españoles siguiendo con atención semejantes programas. Aparte de estas ediciones de "profesionales", existe también un gran número de contenidos hechos por aficionados y presentados de mil maneras posibles. A nosotros, en España, nos resultarían familiares como blogs personales y canales amateur de vídeo. Haciendo una revisión general, encontramos fácilmente cocinas del mundo. Muchos lovetopianos son buenos gastrónomos y adoran comer y cocinar. Éste es uno de sus puntos comunes con los franceses. Hay tratados políticos, ensayos científicos y literatura experimental. Son 302 habituales la poesía narrada y los tebeos animados. Es fácil encontrar manuales de bricolaje para todo tipo de oficios y técnicas artísticas. Llama la atención los contenidos para mujeres, como cursos de danza del vientre o técnicas de streap-tease. Y por supuesto, hay una gran variedad de cortometrajes, documentales y propuestas creativas de difícil catalogación. Los contenidos aficionados varían mucho en su calidad, encontrando desde los que ofrecen un aspecto casero y burdo a los que resultan magníficamente personales y creativos. En fin, un poco de todo con el objetivo de que escritores, artistas, partidos políticos, organizaciones especializadas y ciudadanos en general pueden crear y distribuir abiertamente sus propuestas y mensajes. “Las escuelas”, según me informó mi acompañante, “se encargan de que todos los niños y niñas sean capaces de hacer funcionar estos sistemas a la perfección, desde la creación hasta la edición y publicación. La educación digital empieza a los ocho años.” A pesar de la moderna tecnología existente, los lovetopianos abordan muchos procesos de una manera artesanal y gremial, casi medieval. Imprimen muchas publicaciones y las presentan con una hermosura y elegancia propia de pequeñas obras de arte. Estas piezas, habituales en las ferias y festivales populares, siempre estás firmadas. Jamás dejan de indicar quién creo el original, o quién efectuó el trabajo de impresión o la encuadernación. Cuando objeté que esto me parecía una falta de modestia inconcebible en el mundo moderno, me contestaron que nada tenía que ver con la vanidad. 303 “Lo que intentamos es identificar al creador y fijar una responsabilidad”, matizó mi informador. “Saber quién está detrás de cada acción es muy importante para evitar abusos e irresponsabilidades. En Lovetopía, intentamos descentralizar y personalizar siempre que es posible. Además, no hay obra de arte que no lleve la firma del artista”. Cabe destacar, para concluir, que los lovetopianos amplifican todo tipo de noticias y acontecimientos que ensalzan la condición de los individuos y su contribución a la sociedad y a la vida. Las noticias que pregonan el lado oscuro de las personas y de la vida, los accidentes, las guerras y las catástrofes naturales, tan habituales en España como necesarias para alertar a los ciudadanos de los peligros de la sociedad, apenas tienen repercusión en Lovetopía. (Viernes, 3 de junio) Ayer noche en la Cova se formó un pequeño corro en torno al fuego. Estaban Isidro, Lorena, Tomás y unos cuantos más. No es que hiciese frío. Pero gustan utilizar el fuego como lugar de encuentro y recogimiento colectivo. A veces, cuando llegaba alguien nuevo, se acercaba, susurraba unas palabras y arrojaba alguna pequeña cosa a las llamas. Ciertamente, el fuego es parte de la mística lovetopiana. Empezamos con viejas historias de periodista mientras bebíamos vino lovetopiano. Al rato, Isidro me lanzó una pregunta directa: "Venga, Rubén, cuéntanos cuál es la historia más gorda que El Confi ha silenciado". "¿Qué quieres decir con eso de la más gorda?", repliqué. 304 "Bueno, la que tú consideres más gorda. Los Papeles de Bárcenas fue bastante importante, me parece, aunque eso ocurrió hace ya mucho tiempo. Además, decidisteis publicarla porque sabíais que EL PAÍS y EL MUNDO, los otros grandes diarios de la época, estaban trabajando en la noticia". "Publicaron, según creo, una primera noticia sobre el pago de sobresueldos cuando se percataron de que EL PAÍS les iba a pisar la historia", dije frunciendo el ceño. "Pero incluso entonces, el jefe sintió que estaba traicionando al Presidente Rajoy”. Acogieron este comentario con una carcajada que no me sorprendió. Ni las personalidades ni la política del gobierno español despiertan simpatía entre los lovetopianos. "Después de eso, según tengo entendido, el periódico publicó absolutamente todo”, continué. “¿Habéis oído hablar del caso de los ERE en Andalucía, también en los años previos a la Independencia?" "Sí, eso no estuvo mal", asintió Tomás. "Oye, Rubén”, dijo Lorena, extendiéndose en su butaca con esa expresión intensa que pone cuando va a tratar un asunto serio. "¿Qué vas a escribir sobre la Guerra de los Helicópteros? Opino que fue la historia más grave silenciada por vuestra prensa. Sé que tú no tenías más de 14 o 15 años. No salió ni una sola línea en ninguno de los periódicos de tu país. En los circuitos alternativos se dijo algo, pero de una forma muy tergiversada, presentada como una teoría de la conspiración de tercera mano". Todos fijaron sus ojos en mí. El silencio era mortal. 305 “En aquella época yo era un simple adolescente, pero participaba en un periódico estudiantil. Recuerdo vagamente que circularon rumores sobre incidentes en las fronteras con Lovetopía. Un par de buenos amigos, algo mayores que yo, fantasearon con descubrir de qué se trataba. Pero el toque de queda en las provincias limítrofes de Lovetopía seguía vigente. Viajar por España resultaba muy difícil, casi imposible”. Respiré profunda y pausadamente antes de seguir. "¿Me estás tomando el pelo? ¡Venga, Rubén!", dijo Isidro con enfado. "¿Nos vas a venir ahora con el viejo truco del yo-no-sé-nada?". "Oímos rumores. La gente estaba cansada de la secesión y de las historias de terror que llegaban de Lovetopía. Muchos consideraban que eran simples mentiras oficiales. La atención pública estaba centrada en la crisis económica y el alto desempleo crónico que empezó en 2007. Y en toda la corrupción política que se destapó en la época del Presidente Rajoy y que continúa hoy en día. Nadie se sentía feliz por la existencia de Lovetopía, pero tampoco había excesiva preocupación. La posibilidad de que nuestro gobierno se arriesgara a una invasión secreta parecía remota. Fue muy ridiculizada por periodistas y tertulianos. Yo, desde luego, nunca me creí la historia de choque entre ejércitos ¿Qué ocurrió?”, pregunté mostrando desinterés. “¿Algunas escaramuzas en la frontera?". "¡Fue una maldita guerra, tío!”, gritó Tomás al tiempo que se levantaba como quien va a dar un salto. “¡Hubo miles de muertos de uno y de otro lado!". Rafa, un tipo que debe tener unos cincuenta años, tomó la palabra. Es un hombre menos hablador que 306 la mayoría de los lovetopianos y por ello sus palabras suenan con mucho peso. "Yo estuve allí”, dijo. ”Mañana podría enseñarte algo que tal vez te convenza". Pero no quiso decir el qué. Hablamos durante toda la noche. Lo que contaban parecía encajar, aunque durante toda la conversación me inundó el sentir de que eran meras patrañas. Para resumir, contaron que se produjo un conflicto armado en la primavera de 2016. No duró más que unos días. Afirman que fue decisivo para la supervivencia de la nueva nación. Los lovetopianos, como era de esperar, no ignoraban que Madrid estaba repleto de conservadores radicales y militares resentidos que buscaban una "solución" inmediata para acabar con la secesión. Un genocidio si fuera necesario. Sabían también que los conservadores no habían prevalecido en parte por los problemas económicos que habría provocado una guerra con Lovetopía. Los lovetopianos sabían de la importancia de mantener la seguridad en las fronteras. La mayor amenaza para el futuro del nuevo Estado era un posible ataque de España. Se pusieron a punto un gran número de drones, dispositivos de defensa teledirigidos, bastante sofisticados. Al parecer, fueron distribuidos por todo el país. "¿Quieres decir que se entregaron a las unidades del ejército?", pregunté. "A todos, unidades del ejército, hogares y comunas”, respondió Rafa sonriendo. "Se distribuyeron drones por todas partes". Lo que sucedió, según dijeron, fue un ataque sorpresa desde el Sur. Escuadrillas de helicópteros, escoltadas por bombarderos, 307 atravesaron las fronteras lovetopianas. El plan era invadir las antiguas provincias andaluzas y avanzar hacia la región de Murcia y la Comunidad Valenciana. Aunque los lovetopianos consiguieron abatir bastantes helicópteros utilizando sus propios drones, fue la intervención estadounidense la que frenó la invasión. “¿Qué quieres decir con la intervención del ejército americano?”, grité exaltado cuando escuché aquella afirmación tan descabellada. “¡El ejército americano siempre ha estado de maniobras por el Mediterráneo apoyando el bloqueo naval impuesto por España a Lovetopía! ¡Es impensable que interviniesen en favor de Lovetopía! ¡Son nuestros aliados!”. "Intervinieron en favor de Lovetopía y, juntos, su ejército y el nuestro, derribamos a todos los helicópteros españoles", dijo Rafa marcando cada una de las palabras que pronunciaba. "¿Qué quieres decir con eso de que los derribasteis a todos? ¡Eso es imposible! ¡Insisto en que los Estados Unidos son nuestros aliados!". "Puede que lo creas así", replicó. "A las pocas semanas de la Independencia, el gobierno americano situó a la VI Flota frente a la costa de Lovetopía como medida disuasoria ante cualquier tentativa de intervención militar del gobierno español”. "Es increíble”, dije. "Tendrían que haber cambiado de estrategia o haber abortado la invasión". "Además, causamos también unos cuantos problemas de comunicación", añadió Lorena con suma tranquilidad. “He leído que cuando el ejército español creía estar hablando entre sí, la mitad de las veces lo hacían con nuestros militares, quienes proporcionaban informaciones erróneas y 308 les enviaban a puntos falsos donde esperaban nuestros drones”. “¿Y qué pasó con las bombas nucleares que el gobierno de Lovetopía había escondido en las grandes ciudades españolas?”, pregunté, intentando alejar de mi cabeza la guerra y el rol de los americanos. “¿Amenazó Lovetopía con detonarlas?”. “Esa aseveración de que terroristas de Lovetopía manejan bombas nucleares en Madrid y Sevilla, tantas veces repetidas por vuestro gobierno, es totalmente falsa”, afirmó Isidro con manifiesto enfado. “Vuestro gobierno ha repetido una y mil veces esa gran mentira para presentar a Lovetopía como el enemigo malvado y adoptar una posición defensiva. Y como justificación para mantener la tensión y la beligerancia contra nuestro gobierno. ¿Recuerdas las famosas armas de destrucción masiva en Irak que nunca aparecieron? ¡Pues lo mismo, pero en versión española!”. Sentí un agudo dolor en la cabeza. No sé qué me dolió más, si pensar en esa imagen fratricida o si aceptar la posibilidad de que el gobierno español lo hubiese mantenido todo en secreto, en otra gran mentira a la población de nuestro país. La conversación continuó hasta bien avanzada la noche. “Bueno, Rubén ¿Qué piensas hacer?", preguntó Lorena cuando ya nos disponíamos a recoger y a acostarnos. "En primer lugar, más averiguaciones", repliqué. "Y después, ya veremos. Tendré que encontrar una forma de presentar las cosas que no resulte incendiaria". "¡Qué suerte la tuya disponer de hombros tan fuertes como para cargar con el mundo a tus 309 espaldas!", concluyó Lorena mientras ponía esa sonrisa suya que tanto me turba. Uno a uno se fueron levantando. Me sentía tan triste como enojado. Mi mente iba a cien por hora. Todo el mundo parece desilusionado por mis respuestas. ¡Maldita mujer! ¿Qué demonios esperaba que dijera? ¡No soy uno de esos periodistas irresponsables que escribe lo primero que escucha o lo primero que le viene a la cabeza! ¡Eso lo tendrían que saber! ¡También son periodistas! 310 19.- LA EDUCACIÓN Y SUS SORPRESAS Favara, 3 de junio de 2033. El Colegio Isaac Peral está situado en las afueras de la miniciudad de Favara (Valencia) y sus ciento veinticinco alumnos caminan diariamente campo a través para acceder a la escuela. La primera impresión me permite afirmar que las escuelas parecen más granjas o campamentos de verano que escuelas. El nombre de Isaac Peral le fue dado en honor al inventor cartaginés que creo el primer submarino. En torno a esta ciudad hay media docena de colegios y escuelas análogas. Este colegio está muy centrado en el bosque y la montaña. Hay otros, sin embargo, centrados en la playa, el mar, la campiña o la huerta. Visité este colegio por indicaciones de la Ministra del ramo. Lo consideran ilustrativo de las escuelas en Lovetopía. La escuela posee cuatro hectáreas de terreno, lo que ocupan seis campos de fútbol en España. Un riachuelo y un pequeño bosque marcan los lindes. Las clases tienen lugar en el exterior o en pequeñas barracas de madera. Están diseminadas por el terreno escolar y apenas cuentan con espacio para albergar un profesor y una docena de alumnos. Un par de estas barracas están encima de árboles. No existe una oficina de administración como tal. “Los archivos consisten en una aplicación en Internet a la que accedemos profesores y alumnos desde nuestras tablets”, comentó la profesora que me recibió. “Con sólo media docena de profesores, la coordinación y la toma de decisiones de la 311 escuela constituye una parte más de la rutina diaria”. El período de duración de cada clase cambia según las dinámicas de los niños. Un día a la semana, los niños y niñas duermen en el colegio para facilitar el aprendizaje nocturno. No hay timbres que indiquen el final de una clase. Aunque parezca increíble, los niños apenas están una hora en las barracas, lo más parecido a asistir a clase en España. Aunque utilizan tablets y ordenadores, se prima el encuentro entre alumnos, profesores y naturaleza por su efecto educativo. "Esto se debe a que nosotros hemos pasado a la era de Damasio y de la biología”, respondió la profesora cuando le expuse mi comentario. “Vuestro sistema escolar está todavía dominado por Descartes y por la física. Por esa razón, las escuelas de tu país parecen prisiones. No dejáis que nada crezca en ellas". Cuando pregunté cómo evitan que los alumnos destrocen las instalaciones cuando no están dentro de clase o vigilados por un profesor, me respondieron que los chavales suelen estar ocupados en la realización de sus proyectos. Las clases están organizadas entorno a “proyectos” y actividades. La organización en torno a un temario oficial, tan habitual en España, fue abandonada hace años. “La escuela es un lugar donde se vivencia y se experimenta el aprendizaje”, comentó mi acompañante. “Cada proyecto es escogido de manera colectiva por los alumnos y luego definido buscando un interés y una utilidad específica para los niños. La escuela provee una sucesión de proyectos y actividades abiertas que amplia y 312 consolida las diferentes etapas del crecimiento personal y social de los alumnos”. Para cada proyecto, los profesores identifican los conceptos de ayuda y establecen una lista de vídeos que los desarrollan. Los alumnos visualizan estos vídeos en sus casas a través de una aplicación digital de seguimiento y discusión. “Los deberes son los vídeos. Cada niño los ve a su ritmo, tantas veces como quiera, con las pausas que considere necesarias”, me dijo otro profesor que se unió al grupo, seguido por varios niños. “Luego, en el colegio realizan los proyectos y las actividades todos juntos. La aplicación digital permite que los profesores realicemos un seguimiento individual del comportamiento de cada niño. Tenemos detalles sobre los vídeos que ha visualizado, número de visualizaciones, repeticiones, pausas registradas y un largo etcétera. Cada vídeo incluye unos test de comprensión. La aplicación nos permite ver los resultados y su progreso comparativo en el tiempo. Todo esto nos lleva a actuar con mayor o menor profundidad en cada proyecto y actividad, atendiendo siempre a las dificultades que hayamos identificado en los alumnos”. Las escuelas lovetopianas entienden que la dificultad o el fracaso en superar un reto representan la mejor oportunidad para que los alumnos aprendan. Un simple paseo por las instalaciones permite ver evidencias de “proyectos” por todas partes. En esta época, el bosque es el centro de las actividades para los chicos. Se les ve en pandillas de seis u ocho, construyendo una cabaña, un refugio subterráneo o un puente entre dos árboles. También vi chavales haciendo arcos y 313 flechas, hurgando en un hormiguero o corriendo detrás de algún animal salvaje. En esta zona son muy abundantes las ardillas. A ojos de cualquier español, los niños y niñas se comportan como perfectos salvajes, corriendo de un lado a otro en pandillas, sentados en el suelo o entretenidos mirando un charco. Sin embargo, pude apreciar que su conversación está repleta de términos físicos y biológicos y con una sorprendente sofisticación científica. Un chaval de seis años, mientras observaba a un gusano con un palo, dijo, "Mire señor, está todavía en estado larvario". Otros proyectos, como un enorme jardín y un taller de tejidos, parecen ser de exclusiva femenina. Cuando pregunté por esta separación, me dijeron que son los propios niños y niñas los que escogen sumarse a una u otra actividad o proyecto. Alguna de las chicas forma parte también de las pandillas de muchachos y viceversa. No obstante, la mayor parte del tiempo están en grupos mixtos. Una observación imparcial de los niños nos llevaría a la conclusión de que se pasan el día jugando. Ahora jugarían a realizar un proyecto, luego jugarían a completar una actividad, después jugarían simple y llanamente. “La naturaleza dota a los seres humanos del juego como mecanismo innato de aprendizaje”, escuché, “así que todo está organizado como un juego permanente motivado por la curiosidad y la exploración, buscando que la intención esté en segundo plano”. Hay proyectos diferentes adaptados para cada etapa de su desarrollo. Para elaborarlos, los alumnos se ven forzados a utilizar conceptos de geometría y física, a efectuar cálculos complejos 314 y a desarrollar una gran destreza manual en prácticamente todos los oficios. Uno de los edificios alberga los distintos talleres y las herramientas necesarias. Sobre las puertas, puede leer carpintería, albañilería, electricidad, robótica, enfermería y agricultura. Niños y niñas siempre trabajan en grupos y el aprendizaje incluye prestar atención a las dinámicas sociales necesarias para cada fase del proyecto. A veces, practican la fuerza de la cooperación y exploran la riqueza en la diversidad de talentos y capacidades. Otras veces, se turnan en el ejercicio de los diferentes estilos de liderazgo y se dedican a construir relaciones interpersonales más efectivas. “De esta manera, los alumnos aprenden con pasión, mucha pasión”, me dijeron “¡Usted ya sabe! Cuando haces algo que te apasiona, una hora pasa como si fuesen cinco minutos. Pero cuando haces algo que te aburre, cinco minutos pasan como una hora. Aquí, como puede ver, ninguno se aburre”. La aproximación pedagógica es, sin duda, bien diferente a la educación en España tanto en forma y como en contenido Los alumnos pasan por lo menos dos horas al día “trabajando” en la más amplia extensión de la palabra. La escuela cuenta con ello. En la huerta, cultivan los alimentos para las comidas. En la cocina, hornean el pan para las meriendas. En los talleres, se dedican a pequeñas tareas que les encomiendan los vecinos. “Los alumnos aprenden trabajando y trabajan para aprender”, comentó mi acompañante ante mi sorpresa. “Recuerde que para nosotros, proyectos y actividades prácticas están en el centro del 315 proceso educativo, mientras que creo que para ustedes son totalmente marginales”. Una veintena de chicos y chicas estaban muy ocupados en la confección de pequeños objetos de madera que resultaron ser jaulas y semilleros. Según me informaron, los niños confeccionan su propio balance del bien común y disponen a su antojo de los beneficios que produce el taller. “Como parte fundamental de su educación, aprenden a poner en marcha y a sostener una actividad económica al servicio de la comunidad,” me comentó un profesor rodeado de chavales. “Además, aprenden a manejar dinero y multitud de otros conceptos económicos que les serán de gran utilidad en el futuro”. Una parte del dinero se distribuye equitativamente entre cada alumno, mientras que otra parte se utiliza para mejorar las instalaciones y el equipamiento de la escuela. Durante la visita, me mostraron un espléndido equipo de tiro al arco recientemente adquirido con las ganancias obtenidas por los chavales. Todo este sistema persigue que los alumnos aprendan que el trabajo forma parte de la vida de las personas. Llama la atención comprobar como asumen los principios lovetopianos de gestión, donde hay “líderes” pero no hay "jefes", y donde los asuntos comunes se discuten y deciden entre todos. Hacía sol durante mi visita. Con objeto de protegerse en caso de necesidad, hay una inmensa carpa parecida a una tienda india donde celebran mítines, fiestas, proyecciones de vídeo, y sesiones de meditación y yoga. “Aquí es también donde los chavales se reúnen en la temporada de invierno, cuando los días son más 316 cortos y fríos, para desarrollar todas sus habilidades tecnológicas”, dijo uno de mis acompañantes mientras señalaba un mueble repleto de ordenadores, tablets y todo tipo de dispositivos digitales. “A partir de los 8 años, los niños aprenden a crear contenidos digitales. Escriben código informático, diseñan pantallas, y crean todo tipo de audiovisuales que luego editan para ser distribuidos abiertamente. Hemos superado con éxito el analfabetismo digital reinante en los primeros años después de la Independencia”. La lona blanca que recubre la carpa no es ni mucho menos nueva y está llena de parches decorativos. El borde inferior de la tela estaba enrollado hacia arriba, hasta la altura de la cabeza, convirtiendo la tienda en una especie de enorme pabellón con un suelo de madera como nuestro parqué. En un lateral de la tienda está la cocina que utilizan para su aprendizaje sobre alimentos, técnicas de cocinado y nutrición. A veces, cuando llueve mucho, los niños juegan en la gran tienda. Sin embargo, nunca se les prohíbe salir bajo la lluvia. Cuando pregunté, me dijeron que mojarse y secarse son procesos que los niños necesitan aprender por ellos mismos. Un gran patio central sirve para la celebración ocasional de fiestas o pequeños banquetes. Cuando hay invitados, como en las celebraciones mensuales a las que acuden padres y madres, los alumnos se organizan para atender la cocina y servir las mesas. En estas ocasiones, lo habitual es que cocinen paella o que preparen los platos que han aprendido durante el curso. “En este espacio montamos los conciertos de música y los espectáculos de teatro y danza”, me dijo una profesora joven mientras dirigía a cuatro 317 chavales que empujaban unas pequeñas gradas móviles. “Si se queda hasta el anochecer, podrá ver tres espectáculos diferentes. Son adaptaciones de “Los 7 Cuentos” que los alumnos de primaria ponen en escena, de manera creativa, antes de cumplir los siete años. Luego, habrá una gran fiesta a la que vendrán las familias”. La educación en Lovetopía da gran importancia a la formación artística en todas sus disciplinas. Las escuelas son un pilar básico en la tradición del entretenimiento vivencial y en directo que practican sus ciudadanos. Cuando un grupo de lovetopianos se reúne, cada uno de los presentes ofrece a los demás sus mejores habilidades artísticas. Contar historias, cantar, tocar algún instrumento, danzar, bailar, realizar pequeñas coreografías, hacer dibujos rápidos o interpretar piezas de micro teatro son habilidades que se enseñan en las escuelas y que los lovetopianos y lovetopianas adultos comparten abiertamente, sin vergüenza alguna, en sus reuniones sociales. Uno se pregunta si una atmósfera tan libre y abierta no hará que los niños se dispersen o se comporten como salvajes. Pero durante mi visita, la escuela ha disfrutado de un ambiente organizado y sosegado. La única excepción fue un griterío que provenía de un grupo de doce alumnos que estaban sentados en círculo y cogidos de la mano. Estaban lejos de las barracas, en medio del campo. Dos de ellos discutían acaloradamente, de pie en el centro, en una actitud aparentemente agresiva. “Aquello es una clase de inteligencia emocional aplicada. Aprenden cómo resolver sus conflictos de manera abierta. La joven de la blusa roja es la profesora”, comentó mi acompañante mientras señalaba hacia el grupo. “¡Estoy seguro de que 318 habrá presenciado muchas situaciones parecidas por las calles de nuestras ciudades! Gestionar abiertamente nuestro ser emocional y sus cambios, para recuperar el equilibrio, es tan habitual como escandaloso entre los lovetopianos”. Pequeños grupos de niños van de un lado a otro cumpliendo misteriosos encargos que parecen absorberles por entero. De vez en cuando, ves a uno con una tablet en la mano compartiendo con los demás, como quien lee un mapa o enseña unas instrucciones. La escuela en su conjunto dista mucho de tener esa atmósfera febril y ruidosa que caracteriza a las escuelas de nuestro país. La ausencia de ruidos es tal que uno cuestiona que haya más de 30 o 40 niños. Las pandillas están integradas por chavales de distintas edades. Los más mayores ejercen un cierto liderazgo sobre los pequeños. Para el trabajo escolar, los profesores dividen a los alumnos en grupos, según su nivel de desarrollo y su intención. Admiten en un grupo a cualquier niño o niña deseosa de incorporarse o de participar como oyente, con indiferencia a la edad. Una característica destacada de las escuelas lovetopianas es su condición de empresas privadas. O mejor dicho, al igual que el resto de empresas de Lovetopía, la propiedad es de los que trabajan en ella. El Colegio Isaac Peral es legalmente una sociedad. Sus profesores poseen las instalaciones de la escuela. El terreno está alquilado al Ayuntamiento. Los profesores son libres de organizar la escuela como gusten y de elegir un método educacional sobre otro. De entre la multitud de aproximaciones pedagógicas existentes, esta escuela sigue el método Waldorf desarrollado por el austriaco Rudolf Steiner el 319 pasado siglo XX. En el otro extremo, los padres tienen libertad absoluta para enviar a sus hijos a la escuela que elijan. “La reforma educativa de Lovetopía persiguió ofrecer libertad de cátedra a padres y profesores”, me comentó mi acompañante. “Decidimos alejarnos del sistema centralizado y público heredado de España porque perseguía la estandarización de los chavales y todo apuntaba a que creaba ciudadanos enfermos al servicio de las grandes empresas. La decisión que se tomó apostó por un sistema descentralizado y privado, que prima la creatividad individual y respeta las diferencias entre los chavales”. La principal intervención del gobierno sobre las escuelas es a través de los exámenes nacionales que niños y niñas están obligados a realizar a las edades de 12 y de 18 años. La competencia entre escuelas es aparentemente fuerte y los niños cambian con frecuencia de una a otra. Sin embargo, estos exámenes carecen de puntuación individual. No se evalúa a los niños, sino a las escuelas. El resultado de las pruebas se publica en formato de ranking por proyectos y disciplinas para que, con posterioridad, profesores y padres puedan utilizarlos para decidir sobre la evolución educativa de los chavales. En lo que concierne a la enseñanza secundaria, la situación de Lovetopía es ligeramente comparable a la nuestra. Un aspecto que escandalizaría hasta el más progresista de los españoles es la educación sexual que reciben los más jóvenes, especialmente las chicas. Esta educación trasciende las diferencias en anatomía de hombres y mujeres, como ocurre en nuestros colegios. Las escuelas 320 lovetopianas incluyen prácticas abiertas y guiadas de masajes, técnicas amorosas y todo tipo de actividades que parecen sacadas de costumbres y rituales eróticos de culturas antiguas. Este conocimiento prematuro del sexo no parece afectar negativamente al comportamiento de los chavales. No dan importancia a las diferencias físicas entre unos y otros, sea el pene entre los niños o los pechos entre las niñas. Además, niños y niñas se ayudan entre sí en sus proyectos o actividades, incluyendo las de índole sexual. Todo el mundo parece aceptar, sin traumas, que ciertos niños sobresalen sobre otros. Afirman que al ayudarse entre ellos, se beneficia tanto quien sobresale como quien recibe ayuda. El poseer una habilidad o un rasgo físico excepcional no constituye motivo de envidia o de burla, como ocurre entre nosotros, sino más bien se entiende como un don a compartir con los demás o como una singularidad hermosa. Los lovetopianos aman las cosas como son, aunque después se entreguen con pasión a las cosas bien hechas. Piensan, intuitivamente, que se puede sobresalir en un terreno y no en otros, y que hay muchas maneras de dar y recibir. A juzgar por mi breve visita, que no exista un programa estándar de estudios como se concebiría en España no significa que los alumnos carezcan de la formación básica de lectura, escritura y matemáticas. Estos conocimientos los adquieren de una forma más práctica, en su propio contexto, al mismo tiempo que aprenden conocimientos y técnicas que a nosotros nos resultarían secundarias. Un niño lovetopiano de diez años, según he podido comprobar, sabe cultivar, recoger y cocinar alimentos. Construye muebles y refugios en los 321 árboles, algunos de los cuales tienen un extraño aspecto por los sistemas mecánicos o energéticos que incorporan. Sabe cómo confeccionar trajes simples. Y lo que es más llamativo, no ignora nada de la vida de los cientos de especies de animales y plantas del entorno, tanto de los alrededores de la escuela como de aquellas zonas que exploran en sus excursiones. Puede decirse también que los niños y las niñas parecen disfrutar de un ambiente de mayor camaradería que nuestros hijos e hijas acostumbrados a grandes escuelas llenas hasta los topes y gestionadas con disciplina. Es obvio que los lovetopianos aprenden a organizar sus vidas de una forma autónoma y responsable. Sus escuelas, por muy caóticas e irregulares que nos resulten, parecen cumplir con el objetivo tradicional de la educación. En Lovetopía, aún recuerdan que las escuelas deben preparar a los niños y niñas para que sigan siendo felices y vivan de manera saludable y con seguridad una vez alcancen la vida adulta. (Sábado, 4 de junio) Las niñas no dejan de ser niñas ni en Lovetopía. ¡Cuando empiezan con las preguntas no hay quien las pare! ¡Yo debería estar acostumbrado por las interminables preguntas de Sara cada vez que regreso de viaje! Pero no acabo de acostumbrarme y siempre termino agotado. Ayer en el colegio se acercó corriendo una niña pequeña, de la edad de Sara. Se detuvo en seco a una distancia escasa de un metro y empezó a preguntar. “¿Es usted español?”, dijo mirando hacia arriba. “¡Si, soy español!”, contesté. 322 “Mi mamá y mi papá también son españoles. Vinieron aquí hace diez años”, dijo hablando con rapidez. “¡Pero yo soy lovetopiana porque nací aquí!”. Aquel comentario me confundió. Porque esas fechas son imposibles. Todo el mundo sabe que el gobierno de Lovetopía ha mantenido cerradas las fronteras para los españoles. “Cosas de niñas”, pensé. “¡Qué imaginación tienen!”. Pero sin darme tiempo a reaccionar, la pequeña siguió. “¿Es verdad que en España encierran a los niños en el colegio?”, me preguntó con gesto fruncido. “¡No, claro que no!”, contesté espontáneamente. “¿Pero es verdad que están todos los días metidos en una habitación de piedra?”, preguntó sin apenas dejarme tiempo para elaborar mi respuesta. “¡Las habitaciones de piedra se llaman clases!”, contesté. “¿Pero es verdad que están todo el día sentados?”, preguntó de nuevo. “¡Se pasan el día atendiendo al profesor y, si, están sentados para no cansarse!”, contesté. “¿Pero es verdad que el único que habla es el profesor?”, preguntó antes de que acabase mi respuesta anterior. “¡Lo que pasa es que el profesor es el que les enseña las cosas que no saben!”, contesté después de respirar profundamente. “¿Pero es verdad que no tienen un bosque y que no juegan con animalitos?”, preguntó de nuevo. “¡Uff… ahí has acertado! ¡En los colegios españoles no hay animales ni grandes zonas de árboles!”, respondí. “¡Vaya! Entonces mi mamá tiene razón y España no es un sitio bonito para los niños”, contestó. 323 Y antes de poder reaccionar, la pequeña ya regresaba corriendo hacia el grupo de niños del que había salido. Cuando estaba a unos diez metros, se detuvo en seco y se giró. “¡Gracias, señor! Me gusta mucho ese castellano tan raro que habla. Es muy divertido.” (Más tarde) He ido con Rafa a un depósito de chatarra en el sur de Valencia. Durante el trayecto hemos charlado relajadamente. Rafa es un tipo callado pero muy interesante. Sabe hacer las preguntas adecuadas para que cuentes y cuentes sin parar. Es como si supiese que botón apretarte y, a partir de ese momento, entras en modo automático contándole sin parar. Me preguntó por mi edad cuando se produjo el primer 15M en España, en 2011. “Tenía 11 años recién cumplidos. Nací en el 2000 y mi cumpleaños es el 4 de Mayo”, contesté. “¿Llegaste a entender qué estaba ocurriendo”, preguntó. “Más o menos. Mi padre me llevó a la Puerta del Sol de Madrid en los días siguientes. Dijo que quería enseñarme como se luchaba por la dignidad de las personas”, respondí. “¿Y qué paso?”, preguntó de nuevo. “Pues que estuvimos un rato y luego regresamos a casa”, contesté. “Pero mantuvimos una conversación que nunca he olvidado. ¿Quieres oírla?”. “¡Por favor!”, dijo. “Esta fue la conversación”, continué, jugando con la voz para recrear una vocecita de niño, la mía, y una voz grave, la de mi padre. 324 –Papi ¿qué hacen todos aquí? –le pregunté cuando bajábamos por una calle que desembocaba en la Puerta del Sol. – Cariño, todos estamos aquí para protestar – contestó. – ¿Y por qué protestamos, papi? – Cariño –dijo, mientras se acachaba para ponerse a mi altura de niño, mirándome a los ojos y sujetando mis manos– es muy fácil de entender. Tenemos políticos que mienten a las personas, cuando su trabajo es decirles la verdad. Tenemos bancos que roban a las personas, cuando su trabajo es proteger su dinero. Tenemos grandes empresas que despiden a las personas, cuando su trabajo es contratarlas. Y tenemos periódicos que lo esconden todo, cuando su trabajo es denunciarles y que lo sepamos. Fíjate, cariño, el mundo se ha vuelto del revés. Todos los que estamos aquí lo sabemos. Y estamos indignados. Por eso protestamos. – ¿Sabes qué, papi? –le dije. – Te escucho, cariño –contestó. – Pues que yo también estoy indignado y también voy a protestar. ¿Cuánto tiempo hay que protestar? –le pregunté. – ¿Cuánto tiempo? –repitió mientras me sonreía– Todo el que haga falta. Hasta que nos escuchen. – Pero ¿y si nos cansamos antes? –repliqué con mi inocencia de niño– Yo ya tengo hambre y quiero cenar. – Pues cuando nos cansemos, hijo, nos vamos a casa y cenamos. Pero volveremos otro día, y así hasta que nos escuchen y pongan otra vez el mundo en su sitio. 325 “Tu padre parece ser un hombre con la cabeza bien amueblada”, dijo Rafa después de dejar reposar la conversación unos minutos. “Si, eso he creído siempre”, contesté. “Aunque no le conocí bien”. “¿No le ves en España?”, preguntó Rafa con cara de sorpresa. “No, la verdad es que no le vi mucho”, añadí. “Él y mi madre se divorciaron cuando yo tenía tres años. A partir de entonces, viví con mi madre y a mi padre le veía sólo los fines de semana y parte de las vacaciones. Hasta que crecí, ya imaginas. Luego, llega ese momento en que miras más a los amigos que a los padres. Además, a resultas de la Independencia de Lovetopía, parece ser que tuvo problemas con el gobierno de España y perdimos el contacto. Hace muchos años que no sé nada de él”. “¡Lástima!”, susurró Rafa. “En verdad, suena un hombre con la cabeza bien amueblada”. A partir de aquí, caminamos casi media hora más. Rafa apenas abrió la boca. Yo, sin embargo, no podía parar de hablar de lo que recordaba de mi padre. Le conté, entre otras cosas, las vacaciones que organizaba año tras año. Vacaciones que me llevaron en coche por México, con mochila por Marruecos, en tren por Europa y en barco por las islas griegas. Eso sin contar el Camino de Santiago que hicimos juntos, los viajes en avión a Inglaterra y Suiza, y la cantidad de viajes que, también en coche, nos permitieron conocer la España de entonces. Me entretuve en un viaje que hicimos en el año 2012, antes de la Independencia. Dimos la vuelta a España. “Mi padre se inventó un recorrido que llamó “La Ruta de los Hoteles de las 1001 Estrellas”. Yo era un niño, pero lo recuerdo bien”, le dije. “Mi 326 padre solía decir “En el cielo, las estrellas; en el suelo, la tierra; y como vistas, las mejores que ningún hombre pueda soñar”. Viajamos durante diez días seguidos durmiendo al ras, bajo las estrellas, en parajes naturales del centro de España”. “Ummm!”, se limitó a murmurar Rafa, mirándome fijamente a los ojos y asintiendo con la cabeza. “¿Sabes una cosa, Rafa?”, le dije. “Esa fue la primera y la última vez que visité la Alhambra de Granada. Pronto la visitaré de nuevo. Dormimos en unas terrazas que había en el fondo del valle, bajo las estrellas. Al amanecer, nos duchamos desnudos en un chorro de agua natural que salía de la misma Alhambra por la Cuesta de los Chinos. Lo recuerdo bien porque lo grabé en vídeo y lo he visionado muchas veces a lo largo de los años”. “¡Lástima!”, susurró de nuevo Rafa. “En verdad, suena un hombre con la cabeza muy bien amueblada. Era todo un lovetopiano antes incluso de que existiese Lovetopía”. Llegamos al depósito. Había una cantidad incontable de drones con las banderas de Lovetopía y de USA apilados en montañas de chatarra. También había centenares de maltrechos helicópteros del ejército español. Nada de instrumentos, ni cables ni motores. Eran restos después de un reciclaje concienzudo. Pero se trataba, sin lugar a dudas, de helicópteros españoles de principios de siglo. Ver todo aquello me hizo sentirme muy ansioso. Cuando regresamos a la Cova, llamé a Nazaret para contarle mi sorprendente descubrimiento. "¿Pero es que lo dudabas?", preguntó. "¿Todavía crees que la gente de la Cova sería capaz de engañarte?". "Ya no sé qué creer. Excepto en ti”. 327 “¿Qué has visto?". "Te lo diré cuando te vea", dije antes de colgar. (Lunes, 6 de junio) Acabo de regresar de Cartagena (Murcia), del Ministerio de las Fuerzas de Defensa. He ido para hacerme con la versión oficial del gobierno de Lovetopía sobre la Guerra de los Helicópteros. El Ministerio ocupa el antiguo edifico del Ayuntamiento (que según me han dicho fue desplazado a Los Alcázares, esa larga playa de más de 7 kilómetros que aún hoy es conocida por la práctica de deportes náuticos). ¡El Ministerio no tiene un servicio de información a la prensa! Pregunté y me condujeron a un despacho donde me esperaba un individuo joven. Más tarde averigüé que era General. Me confirmó la historia que me contaron en La Cova, con algún detalle adicional como el número de helicópteros españoles abatidos: 767. "Aunque", añadió, "el cálculo lo hicimos a partir de estimaciones en base a fragmentos". También me habló del sistema de milicias adoptado tras la Independencia en Lovetopía. Lo considera como una recuperación social de gran importancia. Recoge conceptos del servicio militar que España abandonó en 2001, pero adaptados a la nueva situación. Los arsenales son locales. Los hombres se "entrenan" anualmente y trabajan durante un par de semanas. Su organización hace pensar más en bandas de guerrilleros que en un auténtico ejército. Aunque ni me lo confirmó ni me lo negó, es de esperar que dispongan de un excelente sistema de comunicaciones digitales encriptados y de un sistema nacional de mando. Mi interlocutor afirmó que no hay fortificaciones pesadas en las fronteras porque son montañosas y 328 basta con conocerlas bien para convertirlas en impenetrables. "¡Acuérdese de Roncesvalles!", me dijo riéndose. No quiso revelarme donde llevan a cabo las investigaciones en materia de armamento. Pero si dijo que están muy descentralizadas. Afirmó que muchas de las ideas militares provienen de los ciudadanos. "Fue un ciudadano el que inventó uno de los drones anti-helicópteros más baratos”, me dijo. “Era un aparato teledirigido desde una tablet con cables pendiendo detrás. Era un mal tirador y su idea le permitió derribar un helicóptero sin tener puntería". Dijo también que les gustaría reducir su potencial militar gradualmente, pero que aún no pueden fiarse de las intenciones de España. El ejército lovetopiano tiene el tamaño y el coste relativo del de Suiza. Este militar me pareció un hombre inteligente y trabajador. Ni la más mínima traza de esa especie de burócrata impermeable que caracteriza a nuestros militares. Apuesto cualquier cosa a que, por mucho que me lo negasen la otra noche y me lo ratificasen hoy, es verdad que esta gente ha minado Madrid y Sevilla. (Más tarde) He decidido no escribir nada sobre la Guerra de los Helicópteros. No veo qué sentido podría tener a estas alturas. Es cierto que El Confi hizo mal al no publicar la noticia en su día. Y supongo, con todo lo difícil que me resulta admitirlo, que debe haber cantidad de episodios de importancia similar en la historia reciente de España. Pero sé muy bien lo que podría ocurrir si escarbara ahora en viejas heridas. Considerando, 329 claro, que Jota P. publicase la historia, lo que es bastante improbable. No conseguiría más que reavivar el rencor entre nuestro país y Lovetopía. La derecha española me acusaría de traidor por "desvelar secretos de estado". Y aunque parezca estúpido, debo confesar que esta acusación me dolería un poco. Todas las semillas de mutua comprensión que mi serie de artículos pudiera generar quedarían destruidas. La tensión que se engendraría haría, con toda seguridad, imposible el inicio de conversaciones serias y positivas con la Presidenta Garen. ¡E incluso, mi permanencia en el país estaría en juego! Las respuestas de su secretario son últimamente más amables. La última vez que hablamos me hizo, incluso, algunos comentarios favorables sobre mi artículo sobre la economía. Pero sigo sin una fecha definitiva para la entrevista. "Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques; todo lo demás es relaciones públicas". Me acuerdo del escalofrío que solía recorrerme la espalda cuando oía esta frase de George Orwell. He tenido que aprender, después, que publicar la verdad no es una cosa fácil y sencilla que se puede "hacer" sin más, sino un conjunto inquietante y siempre tentador de equilibrios. Me ha costado sobremanera escribir la recomendación que me pidió el joven General en su perfil público, sobre todo desde que he decidido no contar nada y actuar como si nunca nos hubiésemos conocido. Algún día le escribiré y le contaré mis razones para no publicar nada sobre la historia de la Guerra de los Helicópteros. Por mi parte, he recibido un montón de recomendaciones en mi perfil público de algunas 330 de las personas con las que he estado estas semanas. El rechazo a los españoles no es un rasgo entre los lovetopianos. ¡Han sido muy amables y generosos con sus palabras! Y ahora tendré que bajar y enfrentarme a las miradas de Isidro, de Lorena y de los otros. ¡Qué suerte tienen los hijos de puta por no tener que lidiar con una situación informativa como la española! 331 20.- UNA VIDA SEGURA Y DIGNA Ibiza, 8 de junio de 2033. Un paseo por las ciudades y pueblos de Lovetopía no deja indiferente a nadie, menos a un español. La reconfiguración urbana ha sido extraordinaria, muy difícil de imaginar para quienes estamos acostumbrados a las ruidosas y contaminadas ciudades de España. Sólo resulta evidente hasta qué punto nuestras ciudades giran en torno al coche cuando uno visita Lovetopía. Las calles, las avenidas, las plazas, las carreteras, las autovías y las autopistas de España aparentan caprichosas manchas de asfalto que aquí apenas existen. En su lugar, en Lovetopía han surgido huertas, jardines frutales y florales, bosques urbanos y grandes zonas peatonales surcadas por riachuelos, bañadas por estanques y lagunas, y adornadas por estatuas y esculturas realizadas por sus ciudadanos. Este paisaje casi exótico se ve interrumpido por multitud de caminos y sendas para peatones, bicicletas o para los pocos coches eléctricos que circulan. Los tranvías y los autobuses eléctricos se desplazan por calzadas dedicadas, mientras que los trenes y los movimientos de mercancías siempre atraviesan las ciudades por subterráneos. Aún se ven viejos edificios con pintadas y grafitis típicos de la revolución lovetopiana, evidentemente repintados una y otra vez. Leyendas del tipo “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”, “Sólo los besos nos taparán la boca” o “Somos de carne y beso” adornan las calles de sus ciudades. 332 Pero la caída en desuso del coche también se aprecia en otros detalles que, aunque menores, tienen un impacto difícil de imaginar. Los semáforos y las señales, cuando los hay, apenas son visibles. Los agentes de policía local han redefinido su función social y están verdaderamente al servicio del ciudadano y no atentos al tráfico o a las infracciones de los conductores. Los parking, las autoescuelas, las gasolineras y las grandes concesiones y talleres de coches han desaparecido. Si los efectos del desuso del coche y la apuesta por los transportes públicos ya resultan impactantes, el abandono del consumismo desenfrenado en Lovetopía ha profundizado los cambios. La mayoría de las tiendas y comercios de grandes cadenas y empresas multinacionales, tan habituales en España, dejaron de ser viables y cerraron. Además, la adopción de un modelo de banca pública prácticamente online y las curiosas prácticas inmobiliarias de los lovetopianos han añadido su granito de arena al cambio. Las sucursales de los bancos y las inmobiliarias, tan omnipresentes en nuestras calles, también han desaparecido. En su lugar, han proliferado multitud de propuestas rabiosamente nuevas y muy atractivas. Por un lado, son muchos y muy variados los pequeños comercios locales con una amplia oferta de productos artesanales, desde calzado a decoración, pasando por textil, papelería y mobiliario. También hay una gran variedad de productos del tipo “hágaselo-usted-mismo” o “mónteselo-ustedmismo”, especialmente muebles y electrónica. Muchos de estos locales ofrecen impresoras 3D que cubren prácticamente todo el abanico posible de 333 materiales y tamaños. Las tiendas de artículos deportivos, muy especializadas y con su propia oferta de viajes de aventura o cursos de formación, son parte indiscutible del paisaje urbano. Además, se distinguen bien, por su carácter multicolor intenso, las tiendas de alimentación, homeopatía y cosmética natural. Los productos del tipo eco y bio son la norma en Lovetopía, mientras que en España sólo se encuentran en tiendas especializadas. Pero si algo llama la atención de cualquiera, español o extranjero, es la enorme cantidad de espacios dedicados a servicios personales de todo tipo, cada uno con su respectiva tienda especialista y su oferta de formación. En una simple calle, además de los comercios convencionales, uno se cruza con un espacio de yoga kundalini, otro de artes marciales chinas y un spa. A continuación, una gran tienda de arte erótico con pinturas y esculturas realmente atractivas. Una moda reciente en Lovetopía es ofrecer esculturas de penes, vaginas, pechos e incluso de parejas haciendo el amor en las situaciones más insospechadas. Muchas de estas esculturas están firmadas por sus autores. Es imposible no caer en la confusión sobre si responden a las fantasías de quienes las crearon o si son fieles reproducciones de los miembros y genitales de sus creadores. En la misma calle, sigue un lugar de masaje tailandés, una escuela de cocina y un local de medicina natural. La escuela de cocina que visité estaba especializada en platos con flores y hierbas silvestres. Hay que reconocer que la gama de sabores que prometía y la belleza de las 334 presentaciones serían la envidia de los cocineros más sofisticados de España. En la acera de enfrente, un enorme taller para practicar artes plásticas, una academia de danza y canto, y una escuela de kendo, un tipo de artes marciales de origen japonés que se practica con espada. Antes de acabar la calle, un taller de streaptease y varios locales para la práctica de música. En la esquina un gran centro de deportes de salón, con referencias a un campeonato de ping-pong y los bailes de salón que organizan todas las noches. Justo al lado, una tienda dedicada a la práctica de esgrima. Igual de llamativo resulta la manifiestamente atractiva variedad de cafeterías, bares y restaurantes de todas las tendencias y lugares del mundo. Apenas hay locales orientados a la comida rápida, excepto aquellos abiertos a la calle que ofrecen una amplia gama de ensaladas, zumos, infusiones exóticas y helados naturales. Hay algunas prácticas curiosas de Lovetopía que pasarán desapercibidas a visitantes y turistas. Muchos de sus bares y restaurantes pertenecen a “familias vecinas” que han elegido abrir su salón comedor a terceros y acoger invitados. La mayoría de estas familias hacen todas sus comidas en “su restaurante”. No son espacios orientados a la rentabilidad económica, sino lugares donde compartir y acoger al forastero. De manera inversa, algunos restaurantes gestionan los comedores de las casas de “familias vecinas” y se encargan de ofrecerles, a diario, los servicios de comida y cena. También resulta habitual que los restaurantes “alquilen” mesas. Una práctica frecuente es la de algún vecino que habiendo 335 cocinado de más, ofrece sus platos caseros a quien guste. Muchas de estas prácticas se gestionan a través de una simpática aplicación digital que, en términos coloquiales, hace de Lovetopía una gran mesa de comedor. Por extraño que parezca, cada mesa lovetopiana es un pequeño restaurante abierto a cualquiera en el que sentarse para compartir y disfrutar de una comida diferente. La abundancia de centros culturales y centros sociales también resulta muy notoria. Suelen ser, por lo que entendí, salas de celebraciones, espectáculos y conciertos, lugares todos ellos abiertos para quien tenga alguna propuesta interesante que realizar. Incluso así, muchos edificios han sido demolidos y sus solares han pasado a engrosar zonas verdes y otros espacios abiertos dedicados a la práctica de deportes al aire libre. Para entender cómo se alcanzó este radical cambio urbano, me reúno con dirigentes del Ministerio responsable ubicado en la ciudad de Ibiza, en la región insular de Lovetopía. El Ministerio en cuestión está, nuevamente, dirigido por una mujer y lleva el pomposo nombre de Ministerio de Seguridad, Salud y Vivienda por la Dignidad del Individuo. “Empecemos por repasar dos medidas clave que se adoptaron en los meses siguientes a la Independencia”, dijo la Ministra a modo introductorio. “Por un lado, la jornada laboral de 20 horas semanales facilitó que los lovetopianos se encontrasen, de hoy para mañana, con muchísimo tiempo libre. Por otro lado, la concesión de una renta universal para todos los ciudadanos hizo que perdieran de golpe el miedo a quedarse sin vivienda y a pasar hambre”. 336 Según comentó la Ministra mientras proyectaban un corto audiovisual, la jornada laboral de 20 horas semanales es una reivindicación cada vez más frecuente en el mundo civilizado. Todo empezó cuando la New Economics Foundation publicó en 2010 un informe bajo el título 21 horas, o porqué una semana laboral más corta nos ayudaría a florecer en el siglo XXI. “Los argumentos del informe en favor de esta medida”, me dijeron, “son salvaguardar nuestros recursos naturales, sentar las bases de una economía sólida, y consolidar el bienestar y la justicia social para todos los ciudadanos. Algo que los lovetopianos podemos corroborar desde nuestra propia experiencia”. La renta universal básica y vitalicia está a disposición de todos los ciudadanos, incluyendo niños y ancianos. Fue aprobada en referéndum digital como parte integral de la fundación de Lovetopía. Esta revolucionaria medida se incluyó en lo que hoy se conoce como “Las 10 Leyes” para la regeneración nacional. Desde entonces, el gobierno de Lovetopía garantiza a todos los ciudadanos, sin discriminación, una renta mensual de 300 cors. Al tipo de cambio en el momento de la Independencia, esta renta equivalía a 300 euros mensuales. Sin embargo, debido a la apreciación experimentada por la moneda lovetopiana desde entonces, esta renta equivale hoy a 500 euros mensuales. “Hay que saber cómo funciona la circulación del dinero y el sistema fiscal lovetopiano para entender las bondades de la renta básica universal”, comentó la Ministra ante mi cuestión sobre cómo respondió la población y la economía ante una medida tan disruptiva. “En un principio, 337 los detractores argumentaban que sólo conseguiríamos debilitar la nueva nación alimentando la pereza de la población y generando una inflación desmedida. Pero no fue así. Por un lado, hay que tener en cuenta que el ciudadano medio se sentía rico de tiempo y rico de dinero. Por otro lado, el miedo social se desvaneció. Esta medida inauguró una época de generosidad y cooperación con el otro que hoy por hoy es característica de la sociedad lovetopiana”. “La población”, siempre según la Ministra, “se entregó pasionalmente a construir las estructuras de la nueva nación. Algunas de las medidas tomadas ayudaron a que el fantasma de la inflación nunca apareciese. Los controles de precios en los productos básicos y la proliferación de huertas y frutales facilitaron el acceso espontáneo a alimentos naturales. La regulación que controla la actividad de las grandes empresas provocó que las actividades locales, especialmente los servicios personales, florecieran con la naturalidad con que lo hacen las flores en un prado en primavera”. Durante la entrevista, me mostraron un audiovisual sobre la renta básica universal y la circulación del dinero realizado en un colegio. Este documental lo grabaron alumnos de secundaria durante su formación en política y economía. El documental presentaba a cinco niños jugando, cada uno con 10 monedas y una naranja. El profesor hacía hincapié en que iban a simular una economía simple donde la única transacción posible es la compraventa de naranjas y donde cada naranja tiene el precio de 10 monedas. Al golpe de palmas, el primer niño le da sus 10 monedas al que está a su derecha y éste le entrega su única naranja. Y 338 entonces el siguiente niño hacía lo mismo y así los cinco chavales. De manera secuencial, las monedas y las naranjas cambian de manos y cada niño siempre acaba como había empezado, con 10 monedas y una naranja. Todos coinciden que el juego puede seguir indefinidamente. El juego pasaba a una siguiente fase y aparecía un sexto niño que hacía el papel de gobierno. Ahora, todas las naranjas y todo el dinero pertenecen al niño-gobierno. Pero éste, en lugar de quedarse con todo, reparte una naranja y 10 monedas a cada niño. De nuevo, golpe de palmas, circulación de monedas y naranjas y vuelta a empezar. Todos acaban teniendo la misma cantidad de monedas y una naranja. Con la excepción del niño que hace de gobierno, que como lo ha dado todo, se ha quedado fuera del juego. Todos coinciden que el juego puede seguir indefinidamente, pero no es correcto porque el niño-gobierno no puede jugar. En una tercera y última fase, los niños acuerdan un impuesto de 2 monedas (el 20%) sobre cada transacción, de manera que cada vez que cambian monedas por naranjas, pagan un impuesto al gobierno. Golpe de palmas y circulación de monedas y naranjas. Al acabar, ahora los 5 niños iniciales tienen cada uno 5 naranjas y 8 monedas, mientras que el niño que hace de gobierno tiene 10 monedas. El juego no puede seguir porque los niños ya no pueden pagar el precio de la naranja ya que sólo tienen 8 monedas cada uno y cada naranja tiene un precio de 10 monedas. Pero tras un pequeño alboroto en el que los chavales parecen hablar entre ellos, el niño que hace de gobierno decide repartir dos monedas a cada niño para que todos vuelvan a tener 10 monedas y seguir con el juego. 339 Ahora, cada vez que circulan las monedas y las naranjas se pagan impuestos que recauda el gobierno. Pero antes de empezar la siguiente ronda, el gobierno reparte sus impuestos entre todos y vuelta a empezar. El juego puede seguir indefinidamente. “Nuestro sistema de seguridad social a través de la renta básica universal funciona igual, pero con la complejidad de toda la economía y la dimensión de toda la población”, añadió la Ministra mientras interrumpía el audiovisual. “Números redondos, anualmente el gobierno reparte 36.000 millones en concepto de renta básica. Cada transacción entre los ciudadanos recauda el 20%, o 7.200 millones, a través de nuestro IVA. Una lectura rápida permitiría concluir que con tan solo 5 transacciones cruzadas entre los ciudadanos, el gobierno recaudaría tanto como reparte. Aunque en verdad, esa cifra no es exacta. Después de cada transacción hay menos dinero en circulación en manos de los ciudadanos, como en el vídeo cuando los niños pasan de tener 10 monedas a tener sólo 8 monedas porque han pagado 2 de impuestos. La realidad empírica en Lovetopía es que con 4 transacciones, la recaudación del gobierno supera el 50% de lo repartido. Con 10 transacciones, la recaudación alcanza el 80%. Cuando se alcanzan 25 transacciones, la recaudación ya es superior al 99% de lo repartido. Teniendo en cuenta que nuestro año natural tiene 13 meses, estamos hablando de 2 transacciones al mes por ciudadano. Comprenderá que el dinero que sale del gobierno se recauda vía impuestos con la misma facilidad, pero permitiendo que la economía lovetopiana, o la compraventa de naranjas en el caso de los niños, siga indefinidamente”. 340 El gobierno de Lovetopía, según completó mi informadora, es una figura necesaria porque asume la labor de vigilancia y corrige las ineficiencias que, de no ser subsanadas, acabarían por torpedear o bloquear el normal funcionamiento del sistema económico. “Hay conceptos económicos que pueden bloquear el sistema sino se gestionan”, dijo la Ministra. “Las principales ineficiencias son la inflación, la deuda y los tipos de interés. También los mecanismos de congelación o retirada del dinero en circulación como el ahorro desmesurado, los robos o extravíos y las herencias dinerarias”. “Centrémonos de nuevo en los factores que han favorecido la reurbanización de pueblos y ciudades”, continuó la Ministra. “Nada hubiese sido posible sin la creación de los fondos municipales de propiedad colectiva de la vivienda y el apoyo masivo recibido por parte de los ciudadanos”. La mayoría de los ciudadanos de Lovetopía son propietarios de sus viviendas a través de unos fondos de inversión inmobiliaria de gestión municipal. Legalmente, la vivienda es propiedad del fondo y no del ciudadano. A cambio, el ciudadano disfruta del derecho vitalicio de usufructo de una vivienda pagando un pequeño importe a modo de alquiler social, regulado por el gobierno y ligado a la renta básica universal. Curiosamente, estos fondos se crearon por demanda popular y fueron los ciudadanos, por iniciativa propia, quienes donaron sus viviendas a los fondos y renunciaron a la propiedad directa. “Este es el segundo pilar del sistema de seguridad universal de Lovetopía. El primero, como se imagina, es la renta básica”, añadió con pasión 341 la Ministra. “Estos fondos recibieron todas las propiedades vacías que el gobierno central expropió o embargó a los bancos y a las grandes constructoras españolas durante el Gran Proceso de las Alpujarras. También recibieron las segundas residencias abandonadas por los españoles en nuestras costas. Ambas medidas aumentaron sustancialmente el número de viviendas que manejaban y que ofrecían a los lovetopianos a cambio del alquiler social”. El resultado final fue que el gobierno pudo garantizar una vivienda digna a todos los ciudadanos y, aun así, se encontró con cientos de miles de inmuebles vacíos. Estos inmuebles ociosos permitieron acometer la redefinición de pueblos y ciudades con facilidad. Se demolieron aquellas viviendas que carecían de demanda. Al mismo tiempo, surgieron peticiones de viviendas con una distribución muy diferente. Estas peticiones, poco a poco, se han ido consolidando en un modelo de arquitectura y urbanismo evolucionado para un nuevo concepto de familia, más amplia y más social. En mis paseos por ciudades y pueblos, he visitado muchas de estas “nuevas familias”. Para un español medio, sus viviendas y los edificios que las albergan resultarán desconcertantes y extraños Un edificio urbano tiene una vivienda familiar por planta. La distribución de cada planta en múltiples pisos abandonada hace años. La superficie media de una vivienda es de 500 metros cuadrados. Sin embargo, algunas superan los 1.500 metros cuadrados, una superficie tan grande que escapa a nuestro entender. La media española, en contraste, es de 55 metros cuadrados y nuestros 342 políticos siguen insistiendo en la conveniencia de los mini-pisos, mucho menores. La mayoría de los edificios urbanos presentan dos o tres plantas vacías, diáfanas de construcción y abundantes en vegetación. Cuando son las plantas más bajas, esta superficie suele utilizarse como huertas, frutales y jardines. Cuando se trata de las plantas más altas, lo habitual es encontrarse con solariums, spas y observatorios astrológicos, aunque también con terrazas, bares, espacios de trabajo colectivo tipo co-working y grandes salones abiertos tipo chill-out. Muchos edificios se han organizado de manera que las familias comparten algunos servicios, como zona de lavado y secado, trasteros, gimnasio, taller de reparaciones y otros espacios multiuso. Aquellos edificios que superan las 10 alturas presentan plantas diáfanas incluso en las plantas intermedias. Algunos de estos edificios han extendido puentes entre las terrazas de sus plantas altas, creando un espacio social en las alturas de las ciudades de gran animación y actividad. En general, la imagen de los edificios urbanos bien recuerda a la de esas construcciones en ruinas, invadidas por la vegetación, abandonadas en medio de una jungla tropical. Aunque en Lovetopía no existen indicios de abandono alguno. Los edificios siempre están repletos de vida, con abundante color, salpicados por cristales y otros elementos arquitectónicos modernos. Los jardines verticales, muy abundantes, también contribuyen a esta imagen bucólica, casi paradisiaca, de sus pueblos y ciudades. 343 Resulta difícil no destacar sus molinos energéticos y los variopintos sistemas de energía renovable. La política de autosuficiencia energética de los edificios está tan asumida que están omnipresentes en el paisaje urbano. Un buen ejemplo son los grandes saltos y cascadas de agua en muchas fachadas verticales que, en realidad, son pequeñas presas eléctricas comunales. En su interior, las viviendas disfrutan de cocinas y comedores que concentran la vida en común de la familia. Son habituales los invernaderos o huertos interiores, con variedad de flores, hierbas aromáticas y plantas que cuidan y miman con esmero. Una planta muy especial para los lovetopianos son los aderones de hoja verde intenso y forma de corazón. Los chavales gustan de comerlas como merienda, mientras los adultos las prefieren en ensaladas. Su saber recuerda al de una manzana un poco agria. Cualquier español soltaría una carcajada al descubrir las formas de algunos de los cacharros de cocina habituales entre los lovetopianos. Por ejemplo, tienen sartenes para tortillas, paelleras para arroces y moldes para repostería con formas de corazón. “Toda comida tiene un ingrediente mágico y especial: el amor con el que se preparan los alimentos y luego se cocinan y se sirven”, me comentaron. “Nos gusta recordarlo para evitar caer en viejas trampas sociales. Hubo una época en que preparar la comida se consideraba una ocupación tediosa y de segunda. Hoy por hoy, sabemos que alimentar al otro es una manifestación de amor fundamental en cualquier relación. Es un acto de servicio incondicional que nutre nuestras relaciones afectivas”. 344 Los salones, por su parte, son extraordinariamente grandes y numerosos. Nunca falta la habitación salón dedicada a la gran pantalla digital que ocupa la pared entera. Algunas casas incluyen una zona de trabajo colectivo a la que llaman sala de co-working. También es habitual encontrar unas habitaciones que llaman cariñosamente “salas para el amor”. Son espacios diáfanos, sutilmente decorados con tapices y elementos de la naturaleza, con suelos de madera repletos de alfombras y cojines. Las habitaciones, las muchas habitaciones, son accesibles desde pequeños salones o patios compartidos. La diversidad de distribuciones es sólo explicable desde la creatividad ilimitada de los lovetopianos. Una habitación tipo incluye baño independiente y es comparable a una suite de un hotel español de cinco estrellas. Destacan sus grandes armarios, los escritorios y los amplios espacios en los que perfectamente cabrían sillones y sofás, aunque los lovetopianos prefieren grandes cojines y pufs. Una extrañeza cada vez más frecuente entre sus ciudadanos es el rechazo a las camas de mullidos colchones y somieres. “La naturaleza no nos ha diseñado para dormir sobre superficies blandas y deformables”, alegó uno de mis huéspedes que resultó ser médico. “Las lesiones de columna y otro tipo de malformaciones son producto directo de esta moda occidental. Muchos preferimos dormir sobre hamacas o esterillas”. En general, los interiores están decorados con mucha artesanía, normalmente obras de arte de los habitantes de las casas y de sus ancestros. Además de plantas y flores, muy presentes en todas las facetas de la vida lovetopiana, es frecuente 345 encontrar muchísimo textil. Alfombras, cojines, colchas, tapices, pareos y estores son tan habituales como orquídeas, narcisos, rosales y plantas exóticas. Las viviendas suelen tener más habitaciones que integrantes de la familia. Estas habitaciones adicionales son llamadas “habitaciones para invitados” y se publican y ofrecen a los turistas a través de una aplicación digital que gestiona el Ministerio de Turismo. Siguiendo la tradición lovetopiana, este Ministerio se denomina oficialmente Ministerio de Extranjería, Turismo y Relaciones Exteriores. Su sede está en la ciudad de Cádiz. De esta manera, los innumerables turistas que visitan el país se alojan en viviendas lovetopianas y disfrutan de una experiencia familiar e íntima. El modelo turístico en base a hoteles impersonales y masificados fue abandonado después de la Independencia. “Los ingresos de las habitaciones de invitados”, me informó uno de mis compañeros de vivienda, “los dedicamos a los alquileres sociales y los gastos comunes de la vivienda. Tenemos un fondo común familiar que recibe un porcentaje, a veces del ciento por cien, de las rentas básicas de los que estamos aquí. En nuestro caso, hay excedentes todos los meses. La casa es autosuficiente. Se financia con los ingresos por invitados y con los excedentes de energía que volcamos en la red eléctrica nacional”. Esta innovación social, por la cual las familias publican y ofrecen sus habitaciones de invitados a visitantes, explica la ausencia de grandes hoteles. Sin embargo, algunas ciudades costeras han elegido mantener sus instalaciones hoteleras 346 y continuar el turismo masivo de sol y playa, tan común en España. Ejemplos son Benidorm (Alicante) y Torremolinos (Málaga). Por otro lado, muchas viviendas urbanas están hermanadas con viviendas rurales, facilitando un flujo cruzado de miembros en las dos direcciones sin que medie pago alguno. La mayoría de las casas utilizan abundante madera. Pero por motivos de seguridad, la combinan con hormigón y cemento en proporciones elegantes. Un sistema muy popular, orgullo de los lovetopianos, es la calefacción solar con bombas de calor. Un poco de electricidad hace funcionar las bombas y el resto lo hace la naturaleza. Las casas resultan fáciles de calentar. Por lo general, sus habitantes dejan las ventanas abiertas de par en par y en el interior andan con poca ropa. Una espuma de apariencia plástica pero realizada con pasta de papel las dota de un aislamiento térmico muy bueno. Aunque la mayoría de las casas disponen de chimeneas, se utilizan sobre todo como lugares de reunión en veladas compartidas. El uso de sistemas de energía renovable para el autoconsumo y la reventa de excedentes a la red eléctrica es muy frecuente en Lovetopía. La electricidad de fuentes convencionales resulta muy cara porque aquí se recogen todos los costes ocultos. En España, sin embargo, los costes ocultos pasan al gobierno o a generaciones futuras. Adicionalmente, los precios ficticiamente bajos de la energía convencional impiden el desarrollo sostenible de las fuentes de energía alternativa, tan habituales en Lovetopía. 347 (Martes, 7 de junio) Mis investigaciones y verificaciones sobre la Guerra de los Helicópteros me han dejado realmente agotado y vacío de energía. He estado dos días descansando en la Cova, charlando con unos y con otros sin propósito alguno. No acabo de entender bien a estas mujeres. Se muestran serias y distantes y, segundos después, se convierten en los seres más atractivos con los que cualquier hombre puede soñar. Ayer por la tarde acepté una invitación especial de Lorena. Me invitó a acompañarla a la playa de El Saler, al Sur de Valencia, para “disfrutar” de la puesta de sol. Fuimos en tranvía hasta un aparcamiento a las afueras de la ciudad. Allí cogimos un pequeño coche eléctrico de color rosa, muy decorado con flores pintadas a mano. Me recordó a uno de aquellos escarabajos hippies de los ochenta. “¡Vaya sorpresa!”, le dije. “¿Sabes conducir? Pensaba que aquí todos pasáis del coche.” “Sí, claro que sé conducir. Aprendí en la Universidad”. “¿Es tuyo?”. “No, es un coche compartido. Es propiedad de la comunidad de vecinos de La Malvarrosa”. “¿No echas de menos tener tu propio coche?”, pregunté. “¿Un coche propio? ¿Para qué? Las pocas veces que necesito un coche, cojo uno compartido o lo alquilo. ¿Te han enseñado el sistema de coches compartidos que manejamos?”, preguntó mientras arrancaba el motor eléctrico sin hacer ruido alguno. “No, no lo conozco”, respondí. 348 “Ya te lo enseñaré otro día”, dijo. “Es muy sencillo. Puedes elegir cualquier coche de propiedad colectiva que esté disponible. Si es de tu comunidad, lo reservas sin más. Si es de otra comunidad, lo puedes alquilar. O, como alternativa, dices el lugar al que quieres ir y te presenta todos los viajes que otros han organizado y puedes apuntarte”. “No acabo de entender cómo llegasteis a abandonar los coches”, comenté mientras giraba la cabeza para huir de sus ojos verdes, ahora brillantes y sonrientes. “¡Me resulta un cambio tan radical que sería imposible en España!”. “Fue una sucesión de acontecimientos inesperados por todos”, me contestó mientras conducíamos por una pequeña carretera entre campos de arroz. “El gobierno español forzó un bloqueo internacional de carburantes y derivados del petróleo. Buscaban paralizar toda actividad económica y social en Lovetopía. Pero consiguieron un efecto inesperado”. “No te sigo. ¿Qué quieres decir?”. “Digo que los ciudadanos nos las apañamos para seguir con nuestras vidas utilizando el transporte público. Yo recuerdo bien aquella época. Vivía con mis padres aquí, en Valencia”, dijo sonriendo. “Poco a poco, las calles y las carreteras se deterioraron y empezaron a aparecer huertas, jardines y parques. La gente empezó a reconquistar la calle de la manera más natural.” A lo lejos, divisamos un bosque de tamarindos. Algunos barcos de vela navegaban por la costa. Lorena hablaba animadamente y conducía con facilidad. Me tocó la pierna de manera casual con la mano para llamarme la atención. Tanta intimidad me sorprendió. 349 “La dificultad para el transporte de mercancías hizo florecer las empresas locales”, añadió. ”Algo muy importante porque demostró las ventajas de la economía local frente a los grandes inconvenientes de la economía globalizada. Lo mismo ocurrió con los desplazamientos por motivos de trabajo. La gente cambió de empleo. Mi padre, concretamente, lo permutó por otro cerca de donde vivíamos. Aparecieron aplicaciones que identificaban las ofertas de trabajo disponibles por geoposicionamiento. La idea era elegir un trabajo cerca de casa. La videoconferencia se estableció como mecanismo de comunicación preferido por todos.” Finalmente, nos adentramos en el bosque de pinos mediterráneos. “Cuando se levantó el embargo, la población descubrió que los coches apenas tenían cabida en sus nuevas vidas”, la escuché decir, mi mirada clavada en la espectacularidad de La Albufera valenciana al atardecer. “Y todos nos sorprendimos al descubrir que la industria del automóvil era una industria altamente subvencionada”. “No te entiendo. ¿Por qué os empeñáis en decir que es una industria altamente subvencionada?”. “Piénsalo con detenimiento”, dijo mientras se detenía en un embarcadero de La Albufera. ”Por un lado, están los costes que asumen los gobiernos para mantener toda la infraestructura de circulación en marcha: miles de kilómetros cuadrados de asfaltado de calles, plazas, carreteras y autovías. Luego, están los costes de formación de los conductores y de vigilancia de la circulación. Ya sabes, desde la atención de la policía municipal y los agentes de tráfico hasta la red de autoescuelas, exámenes, semáforos y 350 señalización de la vía pública. Por último, los costes de atención a los accidentes, desde ambulancias y grúas hasta los seguros y los gastos médicos de accidentados en carretera”. Bajé del coche y me dirigí hacia el horizonte. Se presentaba teñido de tonos rojizos y malva, casi púrpuras, con pequeñas nubes que dibujaban un atardecer precioso. Lorena se acercó y me abrazó por detrás de manera cariñosa. Su cuerpo muy pegado al mío. Hasta ese momento no había caído en sus pechos. Los sentí pequeños y duros. Respiré profundamente y un extraño sentir me invadió. Nuestras respiraciones se mezclaban de manera muy íntima. Estaba tan turbado como excitado. “Y esto”, me susurró al oído,” es sólo el coste económico. Hay que añadir la tragedia humana que todo lo anterior supone y la negación de la naturaleza que representa el asfaltado. ¿No te sientes afortunado por vivir en un mundo tan hermoso y generoso?”. Estuvimos allí unos minutos, en silencio. Ella abrazada a mi espalda. Yo respirando y sintiendo el calor y la forma de su cuerpo en cada inhalación. De manera inesperada, cogió mi mano y tiró de mí. Empezamos a caminar hacia la playa, en dirección contraria a La Albufera. La seguí rato sin soltarla. Caminaba de manera decidida, casi arrastrándome. De vez en cuando, se giraba y me regaba con una seductora sonrisa. Me sentí hipnotizado por su menear de caderas y por el coleteo de su negra melena. “¡Qué hermosas son estas mujeres lovetopianas!”, pensé una y otra vez. “¡Qué maravillosa combinación de fuerza y sensualidad! ¿Por qué 351 muchas llevan un foulard púrpura alrededor del cuello?”. Cuando alcanzamos la playa, soltó mi mano y empezó a corretear mientras se quitaba la ropa. Desnuda, se lanzó al mar. Me sentí empujado a imitarla. El agua era de un relucir plateado sólo interrumpido por el chapoteo de Lorena. Me acerqué tímido y me recibió con un abrazo. Se colgó de mi cuello y su piel se fundió con la mía en un largo e interminable beso de cuerpos. “¡Qué belleza de mujer!”, pensé. Así, abrazados de cuerpo entero, nos acercamos a la orilla. Me dejé caer de rodillas en el suelo. Mientras, Lorena me rodeó con sus piernas y descendió suavemente sobre mí. Sin yo hacer nada, se introdujo mi miembro viril. Sus ojos reflejaban la luz tenue de la luna. Su peso cayó sobre mis piernas. Estaba sentada de cuclillas sobre mí. Un movimiento de elevación muy sutil y lento me provocó un gran placer. Otra vez sentí aquella extraña sensación. ¿Es posible que las mujeres lovetopianas contraigan una y otra vez los músculos de su vagina? Estuvimos así, cara a cara, durante un largo rato. Recibiendo el pequeño azote de las olas. El contacto entre nuestros cuerpos era pleno. Varias veces se detuvo, siempre cuando me acercaba a ese punto en que mi eyaculación parecía inevitable. ¡Finalmente, qué desahogo, me corrí! De regreso en la Cova, se despidió con un simple beso en la mejilla y se retiró a su habitación, sonriente. ¡Malditas mujeres! (Jueves, 9 de junio) Parece que las relaciones con Nazaret toman una dirección más flexible. Es como si intuyese que están apareciendo otras 352 mujeres. Ayer accedió a acompañarme en un viaje. Fuimos a Ibiza a visitar el Ministerio de Vivienda. En un paseo por la playa al anochecer, de pronto, sentí que me miraba de una manera distinta. Lo primero que pensé es que me había pillado rememorando mi atardecer con Lorena. Pero no, no es tan bruja. No sé exactamente qué es lo que hay en mí que le interesa. Pero sea lo que sea, parece que le interesa de verdad. Nuestras relaciones sexuales son totalmente diferentes ahora, mucho más relajadas y largas. Al principio creo que acogió mi sed insaciable de sexo como una excentricidad de la naturaleza que no duraría, incluso aceptándolo como natural en los hombres y sabiendo que pronto se acabaría. De hecho, ahora el sexo de los primeros días es un recuerdo lejano. Hemos alcanzado un equilibrio que me hace sentir mucho, mucho mejor. Me ama tanto como yo a ella. Cuando nos miramos, lo hacemos con la alegría de leer en la mirada del otro ese mismo amor. Mi pecho se hincha hasta casi estallar si pienso en esto. Es como si mi corazón quisiera verterse entero, hundirse en ella. Lo que siento por Nazaret es bien distinto a mi atracción por otras mujeres. Cuando el sol apenas asomaba, me acerqué por detrás y la abracé cogiéndola por la cintura. "Me cuesta mucho esfuerzo mostrarme sentimental”, le dije, “pero ¡qué voy a hacer! Es necesario que te lo diga. Te amo". Me sonrió al tiempo que me penetraba con su mirada. "¿Qué es lo que amas en mí?". "La intensidad con la que vives. Tu libertad. Y también la alegría que sentimos al estar juntos. 353 No solamente en la cama, sino en cualquier otro momento y lugar". "Escucha", me dijo eligiendo cuidadosamente las palabras mientras me sujetaba con suavidad ambas manos, "yo también me he enamorado de ti. Me gusta tu inteligencia, tu amabilidad. Tu extraña forma de ver las cosas me asombra. De cierta manera, tú me liberas. Eres la persona con más poder en mi vida en este momento". "¿Más poder? ¿Qué quieres decir? ¿Qué tengo amigos en Madrid?". Se echó a reír y me besó. "¡No, tontorrón! Simplemente, que siento hacia ti un amor más fuerte que hacía ninguna otra persona". "¿La clase de amor que sentirías por tu compañero?". Nos miramos con seriedad dulce durante unos segundos que se me hicieron interminables hasta que empezó a hablar de nuevo. “No estoy segura”, dijo. “Si fueras lovetopiano, creo que respondería que sí. Pero es precisamente porque no eres lovetopiano por lo que, tal vez, resulta tan emocionante estar contigo. Eres más cínico que nosotros y por eso necesito más tiempo contigo. Pero… ¡te veo tan desarraigado!". Al decir esto, con gran sorpresa mía, rompió a llorar. Me sorprendió su cambio tan repentino de estado de ánimo. Ahora veo que tiene razón. Soy un nómada. No tengo raíces y, en cierto modo, este viaje me ha hecho ver bajo otras perspectivas cosas que no creía que reconsideraría. Como la forma en que Patri y yo hemos resuelto los problemas que teníamos con nuestro entorno y nuestra hija. O mis relaciones esporádicas con Ruth. Comienzo a darme cuenta de que para los lovetopianos mi existencia debe resultar de una 354 inseguridad patética. Ellos siempre tienen su "familia" y el lugar donde ésta vive como un referente de vida. Esto nunca me preocupó ni me hizo llorar. Ahora, sin embargo, tengo unas ganas locas de hacerlo. 355 21.- UNIVERSIDAD E INVESTIGACIÓN Granada, 10 de junio de 2033. Las universidades son la mayor fuente de innovación científica y tecnología de Lovetopía. Hoy por hoy, son de gran importancia para la formulación de la política económica y social del país. Para profundizar en su funcionamiento, visité el Ministerio de la Vida, las Ciencias y la Tecnología, responsable de toda la actividad universitaria y de investigación de Lovetopía. Con sede en Granada y situado en el barrio del Albayzin, disfruta de unas vistas a la monumental Alhambra que te inundan de belleza y serenidad. La atmósfera de los distintos edificios y departamentos del Ministerio es muy informal, sorprendentemente joven y lúcida. “Somos el Ministerio con mayor abundancia de tertulias y donde más café, té o marihuana se toma”, comentó la joven que me recibió para guiarme hasta mi encuentro con la Ministra. “Además, de nuestras Universidades salen la mayoría de los sistemas electrónicos y digitales que sustentan la sociedad lovetopiana. ¡Seguro que en sus días con nosotros habrá podido ver muchas de las aplicaciones y dispositivos que hemos desarrollado! ¿Sabe? Yo estudio derecho y estoy trabajando en la actualización de la aplicación que utilizan todos los juristas del país, la de los jueces y los abogados y los notarios”. Un simple paseo permite observar una densidad tecnológica extraordinaria. Uno podría fácilmente pensar que está en la sede central de una empresa puntera en tecnologías de la información de Silicon Valley. Multitud de jóvenes de ambos sexos 356 deambulan por el Albayzin. Su actitud es medio festiva, medio paranoica. Comparten entre sí sus prototipos y esperan el momento en que presentarlos en el Ministerio o en la Universidad para conseguir el apoyo y la financiación necesaria y llevarlos a su siguiente estado de desarrollo. “Aquellos que no lo consigan directamente aquí”, comentó mi joven acompañante, “podrán intentarlo en el sistema de financiación colectiva. Lo que los ingleses llaman crowd-funding. ¿Sabía que más del 60% de la población de Lovetopía participa en la financiación de proyectos de investigación y desarrollo a través de este sistema? ¿Sabía que esta aplicación fue desarrollada por la Universidad de Alicante? Yo soy de allí”. La formación teórica de las Universidades de Lovetopía descansa, principalmente, en grandes cursos magistrales grabados en vídeo por los mejores profesores. Estos cursos se ofrecen online, de manera abierta, a todos los estudiantes. Aunque me informaron que también están disponibles para el resto de la población. Siguiendo la tradición de la educación no universitaria, los estudiantes tienen plena libertad para visualizar estos vídeos según sus prioridades, tantas veces como quieran. Los profesores, por su lado, hacen un seguimiento del progreso de cada alumno de manera individual y en relación a sus compañeros de curso. El tiempo en la Universidad no se dedica a asistir a clases, según nuestro entender convencional de qué es ir a la Universidad. En Lovetopía, los estudiantes universitarios hacen de todo excepto “acudir a clase”. Lo más parecido a nuestras clases son las tertulias y mesas 357 redondas de alumnos con profesores. Para organizarlas, utilizan un sistema dinámico que lista los encuentros según oferta y demanda por parte de alumnos y profesores. Al igual que en la educación no universitaria, el esfuerzo está en los “proyectos”. Los estudios universitarios se rigen bajo el sistema de libertad de cátedra. Este principio funciona tanto para profesores como para alumnos. El sistema prima la absoluta libertad de elección sobre cualquier otro criterio. Bajo un modelo de autoservicio, todo estudiante puede elegir con total independencia aquellas disciplinas que más le interesan, sin limitación alguna, de entre el catálogo que ofrece la Universidad. De esta manera, cada estudiante se configura su propio curriculum de estudios. Sin embargo, es habitual que se publiquen “listas de disciplinas” cerradas y que los estudiantes elijan, al menos en los primeros años, alguna de las propuestas directas de los departamentos. Estas “listas de disciplinas” son como nuestras “listas de reproducción” de música, pero ordenando el material audiovisual y digital de distintas materias académicas y actividades. Muchos estudiantes eligen las listas de disciplinas que utilizaron otros estudiantes de años anteriores que han resultado sobresalientes en sus logros tecnológicos, científicos o sociales. Escuché decir que la “lista de disciplinas” más popular en estos momentos entre las jóvenes estudiantes de la Universidad de Granada es la que cursó la hija de la Presidenta Verónica Garen hace unos años. Estuvo como estudiante en esta misma Universidad. 358 Cualquier ciudadano puede adquirir una buena formación en biología, ingeniería, musicología o en cientos de otras disciplinas. La formación siempre descansa en vídeos, tertulias y proyectos. Los estudiantes residentes, sin embargo, participan activamente en toda la amplia gama de actividades intelectuales y creativas que ofrecen las facultades y los departamentos. O alternativamente, organizan las suyas propias y las comparten con el resto de estudiantes de manera autónoma. Muy en línea con su propensión hacia la organización a pequeña escala, los lovetopianos organizan sus “proyectos” en institutos de investigación. Hay una cantidad incontable de ellos. Estos institutos están normalmente ubicados cerca de las Universidades y su personal está integrado parte por estudiantes, parte por profesores. Uno de estos institutos con base en Ibiza recoge más de 50 proyectos diferentes. Su especialidad son los retos biológicos, oceanográficos y problemas similares. Otro, situado en la zona alta del Albayzin aquí en Granada, concentra multitud de proyectos dedicados a la astronomía, astrofísica y la navegación aeroespacial. Cada proyecto está apoyado por un grupo pequeño de estudiantes. A menudo, dos o tres personas. Opinan que estos diminutos grupúsculos son la fuente de las ideas más brillantes de la ciencia y la tecnología lovetopiana. Aceptan la teoría de que estimulan a las mentes solitarias y las permiten volar sin miedos. Los laboratorios y espacios de trabajo para proyectos que he visitado están bien equipados y financiados. Un visitante ajeno a Lovetopía no 359 deja de asombrarse ante la cantidad de impresoras 3D, de todos los tamaños y formas imaginables, abiertas al uso de estudiantes y profesores. El diseño industrial de productos dirigidos al moldeado 3D es abundante en las Universidades. Este fenómeno explica por si sólo la cantidad de espacios y tiendas con impresoras 3D que uno se encuentra en los talleres y las calles del país. Al parecer, la toma de consciencia sobre las ventajas y beneficios de la economía local incluyó, desde el principio, el uso de tecnologías de impresión 3D. El objetivo declarado fue evitar el transporte innecesario de mercancías y acercar la producción al consumo. “Nuestros universitarios manejan los lenguajes informáticos para el desarrollo de aplicaciones o la composición audiovisual con la misma soltura con la que hablan castellano o inglés”, comentó la Ministra mientras hacía referencia a unos jóvenes que estaban ensimismados sentados delante de un moderno ordenador personal en la tetería en la que nos entrevistamos. “Su alfabetización digital empieza a los 8 años. Pero de la misma manera en que por saber leer y escribir no son todos escritores, por saber programar y diseñar aplicaciones no son todos desarrolladores. Eso sí, parece que no existen límites ante su asombrosa capacidad creativa y su inventiva. Muestran una habilidad natural para llevar al mundo digital las disciplinas más variadas del conocimiento científico y las prácticas sociales más singulares”. Cada Universidad cuenta con diferentes fuentes de financiación, pero la mayoría del dinero procede directamente de los estudiantes. Los universitarios están obligados a entregar, durante 360 sus años de estudio, la totalidad de su renta básica universal a la Universidad. A cambio, reciben alojamiento, manutención y acceso ilimitado a sus instalaciones y recursos formativos y de investigación. “Como los estudiantes no conciben pasar todo su período universitario sin dinero”, añadió mi interlocutora, “es frecuente que realicen trabajos para conseguir ese extra que les permite disfrutar de la juventud en extremos, con incansables fiestas y viajes exóticos.” Una de las actividades obligatorias que todo universitario tiene que realizar es un viaje con mochila, y presupuesto limitado, de un mínimo de duración de 6 meses. Aunque pueden elegir recorrer cualquier rincón del planeta, muchos deciden atravesar los territorios de Lovetopía a pie o en bici. Quizás como consecuencia de su contribución económica al sostenimiento del sistema universitario, los estudiantes disfrutan de un poder poco habitual entre nuestras Universidades. De hecho, la agitación estudiantil en la Universidad parece aún más crónica que en las nuestras. Mientras estuve en Granada, un decano fue expulsado por el voto común de estudiantes y profesores en una asamblea de facultad, una especie de asamblea de barrio. En línea con la descentralización lovetopiana, las universidades fueron desmembradas en un notable número de facultades y colegios dispersos. Cada uno de ellos organiza sus propios asuntos sin interferencia alguna por parte de la administración central. Algunos decanos apuestan incluso por una universidad que adopte estructuras 361 totalmente independientes, no gubernamentales, como en el caso de las escuelas. Evidentemente, hay fondos procedentes de los distintos Ministerios del gobierno central. Pero estos fondos se ofrecen de manera directa a proyectos de estudiantes considerados de utilidad para sus diferentes áreas de responsabilidad. Las principales aplicaciones digitales que rigen la vida económica, política y social de Lovetopía han salido de sus Universidades. La mayoría son de propiedad pública por la tradición de código abierto que impera en Lovetopía. Sin embargo, hoy en día son soluciones maduras exportadas a países de los cinco continentes por multitud de pequeñas empresas nacidas en las mismas Universidades. “La aplicación que gestiona la vida política y soporta toda la dinámica de participación ciudadana y los referéndums digitales es nuestra aplicación estrella”, contestó la Ministra cuando pregunté qué aplicaciones tenían más éxito internacional. “Luego, tenemos un conjunto de aplicaciones de gran aceptación. Ejemplos son la aplicación que gestiona la transparencia económica y social de empresas e instituciones públicas, con todos los añadidos del balance del bien común y el etiquetado de productos. O la aplicación que mueve nuestra banca pública online, el uso de la moneda electrónica, el sistema de crowd-funding, los micro pagos espontáneos a los medios de comunicación y la recaudación de impuestos. Y por supuesto, la aplicación que utilizan los juristas como infraestructura para todo el sistema judicial del país. Sin olvidar, claro está, las aplicaciones que han facilitado la modernización de escuelas y universidades, y la aplicación que ha colocado a nuestro sistema de salud a la 362 vanguardia de la asistencia sanitaria mundial al servicio de los pacientes”. La tradición lovetopiana en la Universidad incluye destinar importantes sumas a proyectos de alto riesgo. Lo habitual es que estos proyectos nazcan de propuestas de jóvenes estudiantes apadrinadas por profesores. Se estima que si el uno por ciento de estos proyectos aboca en un descubrimiento interesante, el dinero estará bien empleado. Aunque hay muchos ejemplos de éxito, mencionaron el descubrimiento de un mecanismo fotoquímico que capta la energía eléctrica directamente de las algas y otras plantas vivas. Fue obra de dos tipos de veintidós años, al parecer bastante antisociales y con intereses un tanto diversos. Consiguieron una extraña combinación de botánica, fisiología de las plantas, miniaturización electrónica y robótica. Aunque este descubrimiento no ha sido todavía probado a nivel industrial, proporcionó el primer Premio Nobel a un lovetopiano en 2019. El novedoso sistema de financiación de las Universidades lovetopianas se alcanzó con rapidez, en ese giro tan habitual entre ellos para convertir situaciones de crisis en situaciones de oportunidad. “Con la Independencia, se acabó radicalmente el apoyo económico incondicional que se recibía del gobierno central de Madrid. Las Universidades se vieron obligadas a reinventarse o morir”, dijo la Ministra, “y eligieron reinventarse en todos los aspectos, incluyendo el financiero. La vaca lechera de casi toda la educación y la investigación universitaria se había terminado”. Las Universidades lovetopianas, y los profesores científicos que las dirigen, son invitados con 363 frecuencia a congresos internacionales. Su trabajo es muy respetado por su originalidad, su creatividad y su orientación práctica. “Somos referente mundial en nuestra capacidad para cruzar disciplinas consideradas independientes en el resto del mundo”, dijo con notorio orgullo la Ministra. “Éste sería uno de los principales logros de nuestro sistema de listas de disciplinas abiertas y de nuestra orientación a proyectos”. Sin embargo, este sistema tiene su sombra. Se ha perdido el aval del diploma y se favorece la experiencia construida desde actividades profesionales. Los estudiantes acuden a la universidad porque les gusta la vida intelectual, atraídos por la potencialidad de definir e inventar el futuro de la sociedad. Como consecuencia, la simple posesión de un título, o la "titulitis" (como diríamos en España), ha perdido su atractivo social y no confiere estatus alguno. “En Lovetopía no hay empleos para los que tener un título universitario sea requisito indispensable”, me dijo la Ministra en un momento de la entrevista. “La consideración profesional de la gente es producto de sus logros. La creatividad e la constancia son primadas tanto como cualidades personales como por su utilidad social. Aquí, son determinantes las recomendaciones abiertas que recibe un individuo en su perfil público y que escriben aquellos ciudadanos con los que ha compartido alguna experiencia vital.” Otra de las actividades que todo universitario tiene que superar para finalizar con éxito su formación son los servicios obligatorios a la 364 sociedad. Hoy por hoy, pueden elegir entre tres servicios obligatorios y su duración no puede ser inferior a los 9 meses. “Los varones suelen preferir el servicio militar obligatorio porque les pone en contacto con su hombría y les permite profundizar en su instinto natural de protección del amor y de la vida. Además, nuestro ejército es muy sofisticado tecnológicamente, y esto actúa como un gran imán”, dijo la Ministra. “Las mujeres, sin embargo, suelen elegir el servicio rural obligatorio para reencontrar su rol de creadoras de vida en contacto directo con la madre tierra”. El servicio digital obligatorio, el tercero de los servicios obligatorios, permite que los jóvenes vivencien y entiendan cómo crear tecnología que esté al servicio de la vida y del bien común. Según me informan, los universitarios se ofrecen directamente a los Institutos Tecnológicos que dependen de los diferentes Ministerios. La función que desempeñan va desde el desarrollo informático hasta la gestión de los grandes datacenters que soportan toda la infraestructura digital y de telecomunicaciones lovetopiana. Sin embargo, una de las labores más notorias en las últimas décadas, que por supuesto continúa hoy en día, ha sido la educación digital de todos los ciudadanos, incluyendo ancianos y niños. “La alfabetización digital fue una prioridad social del gobierno desde la primera legislatura”, comentó la Ministra. “No bastaba con que los ciudadanos pudiesen consumir contenidos digitales, que sería como que supiesen leer. Se decidió dar un paso más y se pusieron en marcha todo tipo de actividades para que aprendiesen a 365 crear en digital, tanto aplicaciones como audiovisuales, que sería como enseñarles también a escribir”. Hay una laguna en la Universidad lovetopiana que llama la atención y que recuerda cuan drásticos han sido los efectos de la secesión en algunos aspectos. Ni en las universidades ni en los institutos de investigación se pueden encontrar profesores de ciertas materias en otro tiempo florecientes, como las ciencias políticas, la sociología y la psicología. Los profesionales de estas áreas de conocimiento se pasaron a otros campos como la filosofía, la economía social o la biología del cerebro. Algunas evolucionaron para responder a problemas muy específicos, como la psicología del inmigrante o las ciencias de regeneración política. Todavía aparecen libros acerca de estos temas, pero son considerados asuntos de la calle propios de un ciudadano normal. De alguna manera, estas disciplinas han perdido el rango universitario. Por otro lado, la historia es una disciplina que ha florecido. Todo lo concerniente a la preIndependencia está de moda. Esta época, poco conocida entre nosotros, ha recibido el nombre de "La Gran Recesión", aunque coloquialmente gustan de hacer bromas y llamarla “La Gran Depresión”. “Los últimos estudios están dedicados a los crímenes de los líderes políticos, financieros e industriales de principios de siglo en España”, comentó una profesora de historia con la que tomamos un zumo de media mañana, “con especial énfasis en el comportamiento delictivo de los partidos políticos, los bancos y las empresas cotizadas españolas. Como sabrá, los archivos digitales de la época pasaron a dominio público 366 después de la secesión, incluyendo todas las comunicaciones telefónicas y de correo electrónico. Su estudio confirmó, con creces, las acusaciones populares del 15M en 2011, la fallida primavera árabe española. Hoy por hoy, nuestros historiadores siguen profundizando y debatiendo sobre el Gran Proceso de las Alpujarras”. En los meses posteriores a la Independencia, tuvo lugar un proceso judicial de enorme calado que ha pasado a la historia de Lovetopía como el “Gran Proceso de las Alpujarras”. Fue en esta hermosa sierra granadina donde los miembros del recién creado Tribunal Constitucional de Lovetopía resolvieron sobre la disputa entre el nuevo gobierno y las empresas cotizadas, los bancos y los partidos políticos españoles. Su objetivo fue profundizar en las pruebas periciales que presentaron las partes y deliberar sobre el cauce jurídico a seguir. Este proceso utilizó como referente legal la Constitución Española de 1978. La nueva Constitución de Lovetopía se redactó después. Según mi informadora, se declaró ilegítima toda la deuda de las Administraciones Públicas lovetopianas con bancos y entidades financieras españolas. El Tribunal sentenció el embargo masivo de sus propiedades inmobiliarias y empresariales en favor del nuevo Estado. Además, se declararon congelados todos los derechos hipotecarios de los bancos sobre las familias lovetopianas como fianza hasta que los responsables directos se personasen ante la justicia lovetopiana, cosa que nunca pasó. “Otra consecuencia de gran calado”, añadió mi interlocutora, “fue la nacionalización de servicios esenciales para la sociedad lovetopiana, como la electricidad, el gas, los carburantes, las 367 telecomunicaciones y la banca. Estos servicios fueron, en sus orígenes en España, monopolios públicos. Pero por intereses partidistas, pasaron a manos privadas y se constituyeron en las grandes empresas cotizadas españolas. El Tribunal sentenció en su contra por haber abusado sistemáticamente de su posición de monopolio natural, con subidas de precios injustificadas y degradación sistemática de los servicios, siempre en detrimento de los ciudadanos y de la sociedad”. Este proceso judicial, desconocido en nuestro país, debería ser objeto de contraste y verificación por los historiadores españoles. La economía también es una disciplina activa, a pesar de que su óptica y orientación ha cambiado radicalmente. Se ha abandonado la orientación al beneficio y a la competencia para concentrarse en la búsqueda del bien común y la cooperación. Hay que destacar que Lovetopía fue la primera nación que adoptó las tesis de la Economía del Bien Común. Sus economistas, gracias al aprendizaje resultante de casi veinte años de práctica, han desarrollado y matizado la mayoría de sus postulados con gran reconocimiento mundial. “Hay algunas disciplinas nuevas en nuestro sistema universitario que quizás desconozca. Eran totalmente ignoradas en la época de la Independencia y las hemos incorporado y desarrollado en la última década”, comentó la Ministra mientras realizaba unos movimientos rápidos en su tablet y me la entregaba. “Nuestras universidades han profundizado e integrado de manera exquisita los conocimientos milenarios de Oriente con la ciencia médica de Occidente. Hoy por hoy, el estudio del ser humano ha alcanzado un plano superior. Ahora el énfasis académico está 368 en el funcionamiento de nuestra mente, nuestras emociones y nuestra energía vital. Una de las materias preferidas por nuestras estudiantes de medicina es la sexualidad sanadora. Es una disciplina que integra las polaridades energéticas, el taoísmo sexual, el tantra, la anatomía, la fisioterapia, la osteopatía y la homeopatía”. La innovación académica y científica en Lovetopía ha alcanzado niveles verdaderamente sorprendentes para los estándares españoles. Una materia también popular es el estudio de los asombrosos efectos terapéuticos que tiene la interacción y la convivencia de las personas con los animales. Otra materia transgresora con la ciencia española es el estudio y desarrollo de las capacidades sensoriales de los seres humanos. “El inventario de sentidos reconocidos científicamente alcanza los trece, mientras que España sigue manteniendo el dogma tradicional de los cinco sentidos”, comentó una estudiante que se unió al grupo. “La cifra de cinco responde a la capacidad sensorial estándar de los hombres. Esta cifra contrasta con los trece que se han inventariado en algunas mujeres. Las bellas artes, hoy por hoy, están muy versadas en el desarrollo de la sinestesia. A través de estas técnicas, un individuo puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos y percibir diferentes sabores desde el tacto”. La evolución que han seguido los cursos de postgrado es algo novedoso de su sistema universitario. Mientras los habituales y criticados post-grados de España acumulan denuncias por mercantilizar la enseñanza, los post-grado lovetopianos son un conglomerado de 369 cursos, actividades y proyectos orientados al emprendimiento. Su fama y reconocimiento ha alcanzado los rincones más recónditos del planeta. Un simple paseo por sus instalaciones permite conocer estudiantes de todas las razas y todos los continentes. El objetivo declarado de estos postgrado es facilitar a los alumnos la puesta en marcha y la consolidación de una nueva actividad para que se integren, desde la iniciativa propia, en la sociedad y su sistema económico. Según las cifras que me facilitó la Ministra, el 50% de las iniciativas empresariales que surgen de los cursos de post-grado se consolidan y siguen en funcionamiento cinco años después. El resto, siempre según los datos oficiales, desaparecen. En estos casos, los estudiantes retornan a la Universidad para compartir su fracaso y desgranar el aprendizaje que éste conlleva. En muchas situaciones, los estudiantes se lanzan a realizar una siguiente intentona. La curiosa combinación de rigor intelectual y proliferación de disciplinas académicas quizás pueda explicar porque tantos lovetopianos son expertos en la discusión de posiciones esotéricas. Algunas veces, mantienen posiciones extremas simplemente para entender sus limitaciones y disfrutar de la discusión intelectual, algo que entienden como una disciplina artística. “La ciencia occidental se muestra muy vanidosa”, comentó la Ministra. “Donde no encuentra explicación, simplemente niega. Donde no es capaz de repetir una prueba, simplemente descarta. Las tecnologías de la naturaleza superan con creces la ciencia y la tecnología del hombre. No aceptar hipótesis de partida diferentes, no validadas, incluso extravagantes, equivale a renunciar a un 370 avance real en asuntos sociales, científicos y tecnológicos”. Las universidades lovetopianas estimulan e impulsan una actitud crítica sobre los sistemas y conocimientos existentes. Son habituales las actividades organizadas que empujan a estudiantes y profesores hacia lo hipotético, en un proceso controlado de reinvención institucional que facilite avanzar hacia una sociedad mejor. “Quizás le gustaría participar en alguna de las actividades y proyectos de simulación social de los estudiantes de aquí”, añadió la Ministra. “Pienso, por ejemplo, en la simulación de una economía con una mayor circulación de dinero en papel. Como sabrá, el dinero en Lovetopía es una criptomoneda, o moneda electrónica si usted lo prefiere. Prácticamente el 99,9% de los movimientos se realizan desde monederos centrales. Los estudiantes han generado un entorno híbrido donde persiguen la circulación de una nueva generación de billetes y monedas geolocalizadas, pero anónimas. Buscan recuperar el anonimato en algunas transacciones sin renunciar a la inteligencia en tiempo real de todo nuestro sistema económico. Esto lo quieren mantener porque es crítico para gestionar la cantidad de dinero en circulación y evitar crisis financieras dirigidas. Nadie quiere regresar a aquella situación impulsada por partidos políticos y bancos españoles que dio lugar a nuestra Independencia”. La aproximación de las universidades hacia lo hipotético es paralela a su tendencia al aprendizaje en simulaciones sucesivas que buscan la prueba y el error. Una consecuencia directa de esta práctica ha sido la adopción por la sociedad 371 lovetopiana de un elevado número de innovaciones sociales con suma rapidez y con relativamente escasos destrozos. “En Lovetopía hemos superado el concepto de universidad como estación de servicio y fábrica de títulos”, dijo la Ministra mientras se despedía, “algo que todavía prevalece entre ustedes”. (Viernes, 10 de junio) Alentador mensaje de la Presidenta Garen a mi regreso de Granada. Pronto me incluirá en su agenda. Quizás prolongue mi estancia aquí unos días. Algo peor. Nazaret ha regresado al campamento llorando, realmente molesta conmigo. Cuando le mencioné la entrevista y mi posterior regreso a Madrid, me miró como si fuera un candidato al patíbulo. "¡Desgraciado, hijo de puta!", gritó y me soltó una bofetada. La cogí con fuerza de ambos brazos y nos peleamos durante un momento. Tuve que emplearme a fondo para que no se soltase y no me siguiese golpeando. Luego, cuando se rindió, comenzó a llorar. Yo no puede aguantarme y también me puse a llorar. Así estuvimos unos minutos, llorando abrazados, sin decir nada. Simplemente llorando sin poder parar. Después, se levantó y se fue todavía con lágrimas en los ojos. Esto que comenzó tan fácil y con tanta naturalidad me desborda. ¿Fue, tal vez, así desde el principio y no me di cuenta? ¿O es que, quizás, nunca desee nada? ¿Pero cómo puede continuar esto? ¿Es así el amor lovetopiano, una mezcla intensa de felicidad loca y de un terrible dolor de desgarramiento? 372 Siento que están pasando demasiadas cosas al mismo tiempo. Estoy como abatido. Hoy me refugié en un rincón del patio de la Cova. Es un lugar acogedor como pocos. A decir verdad, nunca me había fijado bien hasta ahora. Incluso el muro en ruinas que tanto me disgustó la primera vez se me antoja en perfecta harmonía. Frutales y palmeras lo rodean todo. Hay tanto en tan poco espacio que resulta difícil entender lo bien organizado que está. Desde mi rincón, pude contar treinta o treinta y cinco plazas, entre sillas, sillones de mimbre y sofás de chill-out. Eso sin contar los grandes cojines de colores que hay en todas partes. Varias mesas. Sólo dos ocupadas. La mía y otra en la que dos jóvenes americanos se entretenían con una tablet. Deben estar, como yo, en una habitación de huéspedes. Las fuentes y los canales de agua por el suelo me tranquilizan. ¡Qué especial resulta el tintineo de antorchas y velas! Mis recuerdos, aunque remotos, me llevaron a Marruecos, a un viaje de infancia que hice con mi padre. El conjunto disfruta de una apariencia mágica, incluso exótica, más propia de un hotel de lujo en Marrakech que de una casa de periodistas en Valencia. Lorena entró en el patio y se acercó hacia mi mesa. Sonreí mientras contemplaba su caminar. Llevaba la melena mojada. Vestía una camiseta blanca, sin mangas, muy ajustada. A juego con una ancha falda, también blanca, que colgaba de sus caderas y la cubría hasta los tobillos. En el cuello llevaba el típico foulard púrpura tan habitual entre las lovetopianas. Era la única nota de color, además de su piel extremadamente morena. Estaba hermosa y radiante. Su cintura quedaba al descubierto, mostrando su insinuante desnudez de 373 vientre. Iba descalza. A través de la ropa, algo mojada por el goteo del pelo, vi la forma de sus pechos. E intuí la sombra de sus pezones y su negro vello púbico. No llevaba ropa interior. Por su sonrisa cambiante, creí que se había dado cuenta de mi indiscreción y aparté rápidamente la mirada. “¿Qué tal estás?”, me preguntó. El saludo fue de beso rápido. Sentí que su sonrisa y sus verdes ojos me llegaban como un calor dulce. Traía dos grandes vasos de zumo y una pequeña cesta de sobremesa con lo que parecía tabaco. “Estoy aturdido y triste”, contesté. “No sé bien. Quizás sea mi relación con Nazaret. Eso creo. O quizás sea mi relación con todas las mujeres de Lovetopía. Espero que no te lo tomes a mal”. Me reincorporé un poco y me acerqué a la mesa. “Las relaciones entre hombres y mujeres aquí son tan distintas que no acabo de saber a qué atenerme. Hoy he escuchado en Granada que allí se estudia la sexualidad y el amor. ¿Quizás sea que entendéis el amor de manera diferente?”. ”Yo estudié varios cursos sobre amor, sexualidad y polaridades energéticas. Si quieres, puedo explicarte algunas cosas”. “Si, me gustaría saber más”, dije. “Isidro me contó algo hace unas noches, pero fue después de una discusión y no fui capaz de seguirle”. “Esta pregunta que te haces nos lleva a diseccionar el concepto de amor según lo vivimos en Lovetopía. Creo que es algo que te ayudará en muchos aspectos. Y no me refiero a entender mejor a los lovetopianos, sino a entender mejor el comportamiento de todos los hombres y de todas las mujeres”. 374 “Primero y fundamental, acércate al concepto de amor como verbo, como acción. Piensa en qué acciones incluye”. Su voz era pausada y sus ojos estaban dulcemente clavados sobre los míos. “Amar supone conocer, cuidar, respetar y responsabilizarse. Es una secuencia fácil. Conocer lo que cada ser es, desde la escucha, la observación y la experimentación. Y desde un conocimiento profundo, cuidar con esmero y atención cada ser, atendiendo a su propia naturaleza. Pero este cuidar tiene su contexto. Es un cuidar respetuoso con las dinámicas del ser amado y responsable de su equilibrio interno y externo”. “Segundo e igual de importante, acércate al concepto de amor desde las evidencias que se aprecian cuando se ama incondicionalmente a alguien. Además del contacto físico y sexual”, siguió Lorena, sonriente, mientras alargaba su mano sobre la mesa y cogía la mía, “el acto de amar incluye palabras de elogio y reconocimiento. Incluye el servicio al otro. Incluye regalar de manera incondicional. Y ofrece momentos de presencia absoluta, donde sólo existe el momento presente con el ser amado, no el antes ni el después. ¿Me sigues hasta aquí?”. “Sí, claro. Nunca lo había pensado así, pero me resuena muy mío”, contesté. “Sigamos entonces. Vamos con el tercer aspecto a considerar. Piensa en quien es el sujeto que entrega amor y recibe amor. Aquí, gracias a nuestra herencia judeocristiana común, recordarás las palabras de Jesucristo. Aquéllas que dicen “amarás al prójimo como a ti mismo”. Si reflexionas sobre esta afirmación simple, encontrarás que el origen del amor está en que 375 cada cual se ame a sí mismo”, dijo mientras arqueaba las cejas para remarcar una evidencia. “No es posible entregar lo que no se tiene. El punto de inicio del acto de amar es amarse a uno mismo para, desde esa primera experiencia íntima, poder amar al otro y a la vida”. “Por último”, añadió, “déjame decirte que el amor no es algo estático, sino que evoluciona en cualquier relación. La primera fase es el enamoramiento, o el flechazo, una etapa en que elegimos quién será el receptor de nuestro amor entre tanta abundancia como la vida nos ofrece. La segunda fase es el amor romántico, una etapa en la que nos encerramos con nuestro amado o nuestra amada para profundizar en su conocimiento. La tercera y última fase es el amor maduro, momento en que nos permitimos alejarnos del amado conocido y seguir con la vida, ya enriquecidos por la experiencia de ese nuevo amor “. “Esto que te acabo de contar es un resumen rápido sobre cómo entender el amor con mayor profundidad. Hay una rama de estudio en las Universidades, muy popular por cierto entre chicos y chicas. Profundiza en el amor tanto desde el punto de vista filosófico como desde el punto de vista práctico. Si fueses mujer, todo lo anterior lo sabrías de una manera intuitiva.” Llegado a este punto, Lorena sonrió abiertamente y me guiñó el ojo derecho con complicidad. “No sabrías cómo, pero lo sabrías. Ese conocimiento intuitivo llega cuando se está en contacto con la energía femenina”. “¿Es esto zumo?”, la interrumpí y solté mi mano. Cambié de postura y señalé a uno de los vasos que había traído. “¿Puedo?”. 376 “¡Claro que puedes! ¡Lo he traído para ti! ¿Qué preguntas haces?”, me contestó soltando una carcajada dirigida a romper mi incomodidad. “También he traído algo de marihuana. La recogió esta tarde Tomás de la plantación de la casa, la que está entre los jardines de enfrente. Es de una variedad dulzona y suave. He pensado que igual la necesitábamos para charlar de manera fácil. No nos hemos visto desde que regresamos el otro día de la playa”. Con una maestría que yo nunca tuve, Lorena se puso a liar un cigarro de marihuana. Lo encendió, dio unas caladas e hizo el ademán de pasármelo. Mientras alargaba mi mano para cogerlo, soltó todo el humo y se las apañó para alcanzar mi otra mano y sujetarla con firmeza. Finalmente, me rendí ante su demanda de contacto y fumé. “La energía femenina”, continuó con total naturalidad,” hay que entenderla como sinónimo de la energía yin. Es la energía de la apertura, del fluir y del dejarse llevar. Es la energía de la aceptación incondicional de lo que es. La energía masculina, por otro lado, es la energía yang, la energía de la dirección, de la intención, de la contención. La energía femenina es la energía del amor y de la rendición. La energía masculina es la energía de la superación, del avance desde la autoridad”. “La naturaleza ha querido que la energía soporte de las mujeres sea, ante todo, la energía femenina. Mientras que la energía soporte de los hombres es, especialmente, la energía masculina”. Y cambiando el tono de voz, con un gesto divertido, añadió, “Desde un punto de vista automovilístico lo entenderás bien. Es como si de serie las mujeres vienen con la energía femenina a flor de piel. Y 377 los hombres llegan, también de serie, inmersos en la energía masculina. Para alcanzar la plenitud de ser, las mujeres debemos reconocer y entrar en contacto con nuestra energía masculina. Por vuestra parte, en tanto que hombres, debéis reconocer y entrar en contacto con vuestra energía femenina. Este es el camino que todos recorremos en la vida para sentir nuestra plenitud como seres humanos. Como ves, dos caminos diferentes pero complementarios”. “Por otro lado, si damos un paso atrás y ampliamos la perspectiva, observa que en nuestra condición de seres humanos hay cuatro planos. Son cuatro planos diferentes, tan identificables como integrados”. Con estas palabras, Lorena se puso de pie y separándose un paso de la mesa para permitir que la viese bien, empezó a gesticular. “El ser energético lo asociamos aquí”, y colocó su mano sobre su bajo vientre. “El ser físico es todo nuestro cuerpo”, dijo abriendo los brazos. “El ser emocional, aquí” y puso su mano delicadamente sobre el corazón, entre sus pechos, aguardando un segundo para asegurarse que fijaba mi mirada en ella. “Y finalmente, el ser mental aquí” y se palpó un par de veces el cráneo. Me sonrió y alargó sus brazos para alcanzar de nuevo mis manos. “Ven”, dijo. “Vamos a cambiar de lugar”. “¿Dónde quieres ir? ¿No estás bien aquí?”, repliqué de manera torpe. “¡Vayamos a aquella zona de sofás!”, respondió sonriente. “No quiero una mesa que nos separe”. Me levanté y sentí con intensidad los efectos de la marihuana. Un escalofrío seco recorrió todo mi cuerpo y se asentó en mis pies. Nos acercamos al sofá. Yo me dejé caer y me repantigué. Respiré 378 profundamente varias veces. Lorena cogió uno de los grandes almohadones y se dejó caer en el suelo, frente a mí, sus brazos apoyados en mis rodillas. “Sigamos con nuestra clase teórica sobre el amor”, dijo divertida, ahora en voz muy baja casi susurrando. Su redonda cara descansaba ahora sobre sus brazos. “En todos los países de tradición católica, y por supuesto en España, el ser energético y el ser emocional han sido ignorados por la sociedad. Cosas de la Iglesia, créeme. Lo importante es que aceptes que existen y que eres en un plano de ser energético, diferente pero integrado con los otros planos. Ahora, entiende la energía femenina y masculina de nuestro ser energético igual que entiendes nuestra habilidad de diestros o zurdos en nuestro ser físico. O nuestro sentir de tristeza o alegría en nuestro ser emocional. O nuestra condición de racionales o creativos en nuestro ser mental. Ambos están ahí. Sólo ocurre que por naturaleza o por educación, uno de ellos puede llegar a desarrollarse enormemente a costa del otro. Pero ambos siguen ahí. Y no por tener uno muy desarrollado sacrificamos el otro. Sino todo lo contrario, nos acercamos a la plenitud de lo que somos cuando atemperamos el que está más desarrollado y buscamos el crecimiento en el que está más escondido”. “Llegado el momento, sabremos cómo utilizar la energía que más ayude. Y aquí quiero que enfatizar la palabra “utilizar”, porque ambas están a nuestro servicio, ambas somos nosotros. Tanto si es nuestra parte racional o nuestra parte creativa”, dijo, ”nuestra mano derecha o nuestra mano izquierda, nuestra energía femenina o nuestra energía masculina, ambas somos nosotros y están 379 ahí para ayudarnos a vivir mejor. ¿Me estás siguiendo?”. “Por supuesto que te sigo, aunque no sé muy bien dónde me quieres llevar con esta explicación”, contesté mientras acaricié con dulzura su rostro. “En este punto, debo añadir que ambas energías, femenina y masculina, se atraen mutuamente como se atraen dos energías complementarias de signo opuesto, como la energía positiva y la energía negativa. ¿Recuerdas cómo se comporta un metal imantado? ¡Pues exactamente igual! De ahí, la atracción natural que se produce entre hombres y mujeres. Pero antes de pasar a la parte práctica”, apuntilló acariciándose el pelo y cerrando rápidamente los dos ojos de manera rápida en un gesto de descarada seducción, “déjame añadir un aspecto muy interesante. La madre naturaleza, sabia como es, nos ha dotado de mecanismos fáciles y espontáneos para alimentar y regenerar nuestros distintos planos de ser. Nuestro ser mental se alimenta y regenera desde el aprendizaje. ¿Has aprendido mucho hoy? Nuestro ser emocional se alimenta y regenera desde la conversación. ¿Te alivió nuestra conversación? Nuestro ser físico se alimenta y regenera desde la alimentación y la actividad física. ¿Te gustó el zumo que preparé para ti?”. Y vistiéndose con una enorme sonrisa, Lorena se puso de pie. Me cogió de ambas manos y empezó a tirar de ellas, haciendo palanca con su cuerpo para levantarme del sofá. “¿Y nuestro ser energético? Te preguntarás. Pues, créeme, nuestro ser energético se alimenta y se regenera desde el contacto directo con la naturaleza y la actividad sexual. Así de fácil. Quizás ahora entiendes mejor nuestra devoción por 380 la naturaleza en estado puro y nuestra aproximación abierta al sexo”. “¿Vienes?”, me preguntó, coqueteando, mientras me arrastraba de una mano fuera del patio. “Esto que te acabo de contar es la base teórica del amor y del principio de las polaridades energéticas hombre-mujer por el que me preguntabas. ¡Ahora llega la parte práctica de la clase! ¿O te la vas a perder?”. La noche que me regaló fue verdaderamente increíble. No alcanzo a entender cómo maneja su cuerpo. ¡Me inunda con tanta pasión y tanta fragilidad! Aunque aún no alcanzo a entender por qué, sé que la clave de su sexualidad está en mantener los ojos bien abiertos. Y en abandonarse al jadeo y al movimiento espontáneo manteniendo una respiración profunda. Si Nazaret me tiene turbado, Lorena me tiene confundido. Nazaret pasa de la alegría al llanto con una facilidad que me sobrepasa. Y Lorena pasa de la seriedad a la coquetería con una elegancia que soy incapaz de rechazar. ¡Malditas mujeres lovetopianas! ¡Yo buscaba claridad y me regalan una sobredosis de confusión! 381 22.- LA MÚSICA, LA DANZA Y EL ARTE Valencia, 11 de junio de 2033. Es difícil encontrar en todo el país a un individuo que no toque un instrumento, baile, cante, escriba, pinte, actúe y participe en una película o documental, o intervenga en cualquier otra original actividad artística. Hombres y mujeres con diferentes niveles de habilidad y creatividad se mezclan sin inhibiciones. De la misma manera que los lovetopianos han borrado las diferencias entre ciencia profesional y amateur, casi no hay distinción entre los profesionales y los aficionados a las artes. A pesar de lo anterior, la gente en general es muy crítica. El público recibe con dureza los fallos, silbando, gritando o pataleando. Sólo algunos artistas obtienen renombre y mercado para ganarse la vida con sus obras. El camino para financiar su arte pasa por el apoyo directo de empresas lovetopianas, algo habitual porque favorece su balance del bien común. Los artistas no pueden solicitar ayudas, subvenciones o becas al gobierno central o a los municipios como hacen nuestros artistas oficialmente reconocidos. Es muy popular que los artistas acudan a campañas de financiación colectiva o crowd-funding. Los lovetopianos de la calle están muy familiarizados con este concepto y participan con frecuencia. Entre amigos comparten qué proyectos han elegido y con qué importe económico los apoyan. Las campañas más habituales son proyectos de artistas o universitarios, aunque también se ven solicitudes de financiación equivalentes de 382 empresas establecidas. Las pocas oficinas de bancos en las calles están especializadas en dar a conocer estos proyectos que solicitan apoyo. Visité una y parecía una animada sala de exposiciones. Nada que ver con la tradicional oficina española, con sus colas de gente deprimida y tensa. “Cuando no conseguimos apoyo y nuestras obras no generan lo suficiente para salir adelante, aún nos quedan dos caminos”, me dijo un artista lovetopiano que presentaba su proyecto en una de estas oficinas bancarias. “Por un lado, podemos vivir de la renta básica universal, que es el mínimo que nos garantiza el gobierno, y continuar insistiendo hasta conseguir financiación o fama. Por otro lado, y eso es lo que hago yo, trabajo como instructor de buceo submarino. Mi labor artística es una actividad paralela. Le dedico casi todo mi tiempo libre, que es mucho, excepto cuando salgo a caminar, mi otra gran pasión”. El especial frenesí con el que se entregan a las artes es paralelo a la dificultad que encuentran los artistas para alcanzar el éxito. Pero cuando éste llega, el artista mantiene un atractivo popular limitado. Un buen ejemplo son los grupos de música. La gente sigue a los grupos que le gustan, pero no son fanáticos hasta el punto de acudir a un concierto de un grupo forastero consagrado si al mismo tiempo toca un grupo local. De manera análoga, los lovetopianos coleccionan cuadros y esculturas y mezclan las obras de colección con las regaladas por amigos o las realizadas por ellos mismos. No parece que Lovetopía participe de “arquitectos estrella". La gente diseña y construye estructuras en las que vivir con una 383 admirable competencia e imaginación. La costumbre del “hágaselo-usted-mismo” ha creado un movimiento que bien podríamos entender como arquitectura popular. Por supuesto, hay grandes arquitectos y disfrutan de un reconocimiento profesional elevado. Aunque su éxito proviene de su capacidad de compartir sus conocimientos y no del tamaño de los presupuestos que manejan. La música es la más importante de las artes lovetopianas. Cada granja, fábrica o familia cuenta con un grupo musical. La única característica dominante es su fuerte tendencia al baile. Es difícil ver a una orquesta o un grupo musical interpretando algo sin alguien bailando. La música clásica también tiene una audiencia extensa. La moda, hoy por hoy, es mezclarla con otros estilos populares y ofrecerla en las calles. “Uno de los grandes éxitos en Valencia es una joven violinista que conjuga su música con coreografías de danza contemporánea”, me dijo un viandante que llevaba horas disfrutando de un espectáculo callejero. “Su estilo interpretativo invita a bailar y cientos de personas bailan a su alrededor. Pero yo prefiero una orquesta de cámara que interpreta viejos temas de un grupo español del siglo pasado junto a la iglesia de San Agustín. Su nombre era El Último de la Fila ¿Quizás lo conozca usted?”. La danza del vientre es el estilo de baile más popular entre las lovetopianas. El streap-tease, algo escandaloso a primera vista, ha evolucionado a la categoría de arte. Nadie en su sano juicio se atrevería a afirmar que estos espectáculos denigran a la mujer. Todo lo contrario, la mayoría son coreografías que ensalzan su belleza. He escuchado que algunos hombres se atreven con 384 espectáculos de streap-tease, aunque esta información no la considero fidedigna. Resulta difícil entender las letras de sus canciones. La diversidad de acentos, en parte castellanos, en parte andaluces, valencianos e ibicencos, puede resultar compleja para un español. Después de varios intentos, he anotado unas cuantas tonadas populares y no son muy diferentes a nuestra música sensiblera. “En lugar de lamentos por un abandono o por un desamor”, comentó una joven intérprete, “los músicos y poetas lovetopianos elegimos hablar de la ira y de la tristeza como los sentimientos que inundan al hombre y a la mujer ante una expectativa frustrada”. Otras letras incluyen un humor crítico subyacente, consecuencia directa de la tradición de denuncia y sarcasmo que bien conocíamos por las chirigotas de Cádiz o los monumentos falleros de Valencia. También hay cantos de protesta y denuncia muy populares desde las grandes manifestaciones que condujeron a la secesión. Uno de ellos, repetido como un mantra por las lovetopianas, dice así: ¡Somos tu madre! ¡Somos tu hermana! ¡Somos tu amante! ¡Somos la madre de tus hijos! ¡Somos tu hija! ¡Somos diosas mujeres! ¡No nos golpees! ¡No nos maltrates! ¡Quiérenos! ¡Ámanos! Otra manifestación artística muy popular en Lovetopía son las producciones audiovisuales, quizás fruto de la atención que ofrecen escuelas 385 y universidades bajo el concepto de alfabetización digital. Aunque también es el resultado del reciclaje de la antigua profesión de la publicidad. La mayoría de los publicistas renunciaron a seguir poniendo su talento al servicio de las empresas y optaron por la expresión artística. Aunque son habituales los largometrajes, uno aprecia su potencial creativo en cortometrajes y documentales. La temática de estos documentales identifica con claridad donde están las inquietudes principales de los lovetopianos. Hay todo un género de timelapse dedicado a los movimientos de flores y plantas, donde se aprecia cómo se mueven y se comunican entre sí en un comportamiento no muy alejado de los animales. Otro género frecuente es la sexualidad animal. Son muchos los etólogos que han documentado las relaciones entre varones y hembras del reino animal, incluyendo su apareamiento y el nacimiento de sus crías. Pero sin duda, el género reina en Lovetopía es el amor. Hay infinidad de documentales y cortometrajes sobre el amor desde todas sus vertientes y en todos los lugares del planeta. “Los lovetopianos hemos incorporado palabras nuevas para describir los matices de las relaciones amorosas”, escuché en un documental. “En la época española, un ciudadano ilustrado quizás supiese que los griegos clásicos utilizaban cuatro términos distintos: eros, storgé, philia y ágape. Sin embargo, hemos recuperado términos de culturas orientales. Por ejemplo, la antigua Persia nos ofrece trece vocablos para describir diferentes relaciones amorosas”. Una simple búsqueda en Internet permite recuperar miles de estas producciones de video 386 que, según mis informadores, se distribuyen a través de los abundantes festivales que organizan utilizando las salas multipropósito que hay en pueblos y ciudades. Durante mi investigación sobre las artes, han compartido conmigo una exquisita colección de vídeos sobre el circo en Lovetopía. Me dijeron que apenas existen grabaciones por respeto a los artistas y porque gustan de reservar la sorpresa a las funciones en directo. Resulta casi imposible describir con palabras la harmonía y la belleza que alcanzan. Aquellos españoles que hayan tenido la fortuna de presenciar el Circo del Sol canadiense podrán hacerse una idea bastante fiel. Incluso me dijeron que han conseguido que el público pueda escuchar colores y ver sonidos. Si la realidad responde a las grabaciones que visioné, puedo afirmar que los lovetopianos disfrutan del mayor espectáculo del mundo. Pero sus espectáculos no terminan aquí. En una de mis salidas por Valencia, estuve en el Oceanografic de la ampliada Ciudad de las Artes y de las Ciencias. La casualidad quiso que presenciase los ensayos de dos espectáculos, uno con delfines y otro con orcas. En total, conté dieciséis piscinas, aunque sólo tres con graderío para público. Un simple espectador hubiese afirmado que los monitores hablaban con los animales y que éstos les entendían. Pregunté a mis acompañantes si conocían las triquiñuelas que se gastaban y me dijeron que no había truco. Cuando me interesé por la edad de los niños que interactuaban con las orcas, me sorprendió escuchar que eran alumnos de un colegio cercano desarrollando un proyecto escolar. El respeto de los lovetopianos por los animales llega hasta el 387 punto en que han construido un canal por el antiguo cauce del río Turia para que delfines y orcas descansen en las aguas del Mediterráneo cuando no están actuando. Hay artistas lovetopianos que participan con gran reconocimiento internacional en los circuitos de Nueva York, París, Berlín, Beijin y Tokio. Sin embargo, la actividad artística es agresivamente doméstica. Una joven artista rehusó darme su nombre temiendo que pudiera dar la vuelta al mundo a través de mis reportajes. "Somos como los Balineses", insistió. "Nosotros no tenemos arte. Simplemente hacemos las cosas tan bien como podemos". Los efectos de esta actitud se pueden apreciar en muchos aspectos de la vida cotidiana. La artesanía alcanza un nivel de belleza extraordinario en la alfarería, el textil y la joyería. Algunos de sus utensilios y ornamentos serán algún día coleccionados por anticuarios de todo el mundo. Sin embargo, hay objetos de difícil clasificación, como los mandalas de arena, los juegos y tocados florales, o las colecciones de gafas de amor diseñadas desde la combinación creativa de corazones de todo tipo de tamaños y formas. Estas piezas ni son arte ni dejan de serlo. Pero, con toda certeza, contribuyen al placer estético que los lovetopianos se proporcionan mutuamente. Es destacable la afición a las fiestas populares. Algunas fiestas bien conocidas por nosotros han aumentado en sofisticación y participación. Por territorios, en las grandes ciudades encontramos los siguientes festejos: la Magdalena de Castellón; las Fallas de Valencia; las Hogueras de San Juan en Alicante; los Moros y 388 Cristianos en Alicante y Murcia; el Entierro de la Sardina en Murcia; las Cruces de Mayo en Almería y Granada; la Feria de Málaga y los Carnavales de Cádiz. Como curiosidad, lovetopianos y lovetopianas disfrutan disfrazándose con los trajes más extravagantes y atrevidos a su alcance. La mayoría son trajes de confección doméstica, muy coloridos y ensalzan la belleza de los cuerpos de hombres y mujeres. Algunas de sus piezas sobreviven las festividades y se convierten en prendas de diario. Las mujeres lovetopianas, por ejemplo, acostumbran a llevar llamativas prendas de color púrpura en torno a sus cuellos, tipo foulard en verano y tipo chal o bufanda en invierno. Otras, las más atrevidas, utilizan creativos ornamentos púrpura, de temática manifiestamente erótica, en zapatillas, genitales, ombligo, corazón, garganta, entrecejo y cabello. Sin embargo, las fiestas que más han crecido son aquellas en las que se organiza una competición entre grupos o barrios seguida de una gran celebración donde no faltan nunca los grandes banquetes y las verbenas y bailes populares. “Es como una gran práctica de energía yang, o de energía masculina, seguida de energía yin, o de energía femenina”, me dijeron. “Primero, nos organizamos para competir y dar lo mejor de nosotros mismos. Luego, nos abrimos a la celebración, con indiferencia de quienes han sido los vencedores y quienes han sido los vencidos”. ¡Parece que el gobierno de Lovetopía ha metido su política de polaridades energéticas masculinafemenina hasta en las fiestas más tradicionales! 389 (Lunes, 13 de junio) Anoto esto en caliente, a toda prisa, antes de que se me olvide algún detalle relevante. Ayer por la mañana, al levantarme, la Cova estaba hirviendo de excitación a causa de los Juegos de Guerra en los que nuestro equipo iba a participar. Todas las conversaciones giraban en torno al mismo tema. Tomás se mostraba muy apasionado. Lorena y Vanya, para mi sorpresa, también. Mi presencia y mis comentarios sarcásticos no parecían causar la más mínima molestia ni llevarles a plantearse ningún tipo de dudas. Para mi está claro. Aceptan los juegos de guerra con entusiasmo. Les gusta. Sin más. El desayuno fue ceremonial, abundante en melón y cava. La excitación era contagiosa. Muchas bromas en tono bravucón. Alguien comentó que hacía calor. Casi caí de espaldas cuando Tomás recitó, copa en algo, una vieja película del oeste. "Hoy es un buen día para morir". El desfile fue a las diez. Los hombres se miraban con aire algo tenso. Abrazos por todas partes. Vanya empezó a lloriquear. Tomás, en lugar de mostrarse molesto, se dirigió a ella con cariño. “No te preocupes, mujer. No llores. Les vamos a machacar”. Pero Vanya siguió llorando cada vez con más fuerza. Me acerqué donde estaba pero no supe qué decir. “Esto te hará un hombre”, gritó Isidro en tono burlón. Los hombres, ahora guerreros, cogieron sus lanzas. Hubo un momento de confusión cuando salimos a la calle. Se levantó un gran barullo. El grupo era de 15 guerreros más el resto de nosotros, otros 30 más. 390 Caminamos varios kilómetros hasta llegar al lugar del encuentro, un gran parque salvaje. Avanzamos con bravura. Los hombres no paraban de cantar y el resto repetíamos el estribillo. Cuando alguno de los hombres gesticulaba con su lanza o daba unos cuantos saltos, la gente que nos miraba al pasar animaba y sonreía. Hacia verdadero calor, mucho calor. El cava, con un desayuno tan ligero, me subió a la cabeza. El canto creció de tono. El ambiente empezó a cambiar, como si de pronto, aumentase el voltaje. El ritmo del paso era cada vez más fuerte, más como una marcha o como una danza guerrera. Tras una curva, apareció un gran caldero con jarras colgando alrededor. Levanté la cabeza y vi al enemigo, a unos cientos de metros, en el otro extremo de la pradera. Un nuevo sentir me cogió totalmente por sorpresa. ¡Los odiaba! ¡Y el orgullo hacia nuestros hombres era enorme! ¡Qué hermosos y qué valientes! Empezaron a quitarse la ropa, uno a uno, y a vestirse con sus atavíos de guerra. Se pusieron cazadoras de cuero, camisetas negras y pantalones cortos muy decorados con espléndidos dibujos. Había algún que otro tema astrológico, arabescos y tótems de forma animal. Las jarras comenzaron a circular. Nadie cogía del caldero. Se bebía sólo de la jarra que te daba un hermano. Los demás estábamos apretujados en torno a los combatientes, gritándoles y dándoles ánimo. No puedo recordar con exactitud qué ocurrió entonces. Alguien, pienso que fue Isidro, me puso una jarra en la mano y apretándomela con fuerza, me levantó el brazo. No consigo recordar su cara. De pronto, tuve miedo de hacer el ridículo y no 391 poder sujetar la jarra, dejándola caer al suelo. Pero bebí, no sé muy bien cómo. Un gran clamor estalló a mi alrededor. Algunos hombres me abrazaban con fuerza y me besaban. Otros, golpeaban mi pecho con el suyo, fuertemente, al tiempo que me gritaban salvajemente a la cara, esperando que yo les devolviese el grito. Parecíamos hombres ciervo en el momento de la berrea. Mientras las mujeres me ayudaban a ponerme vestimentas de combate, los hombres me ofrecían beber de sus jarras. A un lado de mi campo de visión creí ver a Nazaret. Sentí una sacudida en todo mi cuerpo. Giré la cabeza varias veces buscándola, pero no estaba por ninguna parte. ¡Dios mío, pensé, cuánto amó a esta mujer! Mi corazón latía con fuerza. Cada latido era como un latigazo de energía que me alimentaba. Mis músculos, todos, se sintieron extrañamente poderosos. Sonó el gong para dar comienzo a la lucha. Yo había observado a nuestros hombres practicar el manejo de la lanza en el jardín y les imité. Una vez incluso participé en un pequeño baile con lanza que llamaron “Las 4 Direcciones”. La lanza me resultaba pesada e incómoda. Pensé que mi inexperiencia podía poner en peligro a mis hermanos. Pero sentí su ánimo y su fuerza en la mirada solidaria que me dedicaban. Avanzamos juntos, hacia adelante, dando varios pasos casi al unísono. La terrible danza, la que había temido y soñado, comenzó con nuestros enemigos a escasos tres metros. La primera carga me dejó espantado. Nunca había visto unos ojos como aquellos, desorbitados y cargados de malicia mortífera. Sentí la tentación 392 de rendirme, empezar a correr o pedir piedad. Pero no lo hice. Mantuve mi posición. Nos replegamos, nos reajustamos de manera espontánea y rechazamos su avance con un frente compacto formado por nuestras lanzas. Creo que ellos pudieron ver que si seguían atacando, alguno se expondría a la muerte. Entonces, paso a paso, pero siempre dispuestos a contraatacar, comenzaron a retroceder. En ese momento, o por lo menos así lo creo recordar, alguien (¿tal vez yo?) lanzó un terrible grito de guerra. Fue un aullido bestial, capaz de helar la sangre de cualquiera que estuviese a cincuenta metros a la redonda. Nunca había sentido nada parecido a lo que sentí. El temor al enemigo desapareció y surgió una inexplicable fuerza colectiva compartida por todos, con plena consciencia. Hicimos varios amagos, golpeamos con las lanzas y les amenazamos con nuestros gritos. Nos desplegamos obligándoles a retroceder, siempre vigilando sus movimientos y puntos débiles. Concentramos un par de veces nuestras energías sobre alguno de ellos para intentar aislarlo de sus compañeros. En una de las embestidas, quiero pensar que debido a mi entusiasmo, me descuidé y medí mal la distancia. Debí dar uno o dos pasos de más. O inclinarme demasiado a la derecha o a la izquierda. Javier, que estaba allí, dio un salto atrás. Tomás avanzó rápido hacia mí. Todo ocurrió muy rápido. Una lanza me atravesó el costado por encima de la cintura. Debí perder el sentido en el acto. Recuerdo haber oído gritos. Unas manos me dejaron caer lentamente sobre la hierba. 393 (Martes, 14 de junio) Anoche, después de terminar de escribir en mi diario, le hablé a Linda de mis alucinaciones. Le pedí alguna pastilla para dormir, pero no quiso. Se limitó a pedirme que le contara. Cuando empecé, sus manos comenzaron a darme un masaje en la nuca y la espalda que calmaron mi mente. Cuando acabé, se acostó junto a mí apoyando dulcemente su mano sobre mi pecho, como si fuera a permanecer así toda la noche. Me debí dormir inmediatamente. Esta mañana, al despertar, estaba sentada en una silla junto a la cama. Resulta que ha permanecido ahí toda la noche. Cuando le pregunté por qué, me dijo que es normal en los hospitales lovetopianos. Linda, la doctora Linda, es la médico internista. Por la atención que me dedica, creí que era mi enfermera. ¡Pero no, es una médico casi para mí sólo! Me quedé prendado cuando vi sus largos cabellos balanceándose mientras se acercaba. Se sentó en mi cama y, cogiéndome la mano, me lanzó una sonrisa de esas que preguntan, "¿Cómo estás?". Era difícil de decir. Estaba cansado, tanto que parecía que podría dormir todo el día. Tenía el torso vendado. Cualquier movimiento me causaba un fuerte dolor. Me quedé inmóvil y la miré. "Unos amigos tuyos vendrán dentro de un rato", dijo. "¿Quieres desayunar algo?". "Sí, tengo un hambre tremenda". "¿Qué te gustaría comer?", preguntó. Lo pensé durante un minuto. "Me gustaría un desayuno mediterráneo. Ya sabes, jamón ibérico, tomate, zumo de naranja, café y tostadas". 394 "Muy bien”, dijo sonriente. “Voy a ver qué puede prepararte la cocinera". Linda señaló un botón en la cabecera de la cama. "Si aprietas, te oiré en mi móvil esté donde esté y haga lo que haga". Cuando salió, me sentí como quien consigue el premio gordo de una máquina tragaperras con tan sólo tirar una moneda. Recibo cien veces más de lo que metí. Me entregué a la mano caprichosa del destino y he ganado en todos los frentes. Estoy vivo. Las molestias seguro que son pasajeras. El sol brilla. Y esta maravillosa criatura me cuida y me mima como si fuese su amante, la persona más importante del mundo. Me zampé el desayuno sin rechistar. Al rato, Linda se presentó con otro doctor. Era un hombre melenudo, algo desaliñado y charlatán. Hizo preguntas indiscretas sobre mi oficio y sobre lo que hago aquí. Aunque no tenía la imagen típica de un médico, me quedé con la impresión de que es muy competente. Me auscultó de arriba abajo. Se puso una de esas gafas gorra que había visto antes y destapó la herida lentamente. En apenas un minuto, dijo haber terminado. Linda pidió amablemente a un auxiliar que cubriese la herida de nuevo. Se pronunciaron de manera positiva sobre mi recuperación. Los antibióticos que deben haberme inyectado están actuando bien. No hay signos de infección. Han dicho que mañana podré moverme. "Hoy bastará con placeres pasivos”, dijo la doctora Linda de una manera pausada después de despedir al otro doctor. “Un pequeño masaje ahora. Tal vez un baño por la tarde”. Pedí que telefonearan a Nazaret en mi nombre, pero Linda me interrumpió. 395 “Lo único que tienes que hacer es relajarte y disfrutar del masaje”, me dijo tajantemente, como poniendo los puntos sobre las íes. “Todo está atado y bien atado”. La doctora Linda, Linda, me desnudó y me ayudó a recostarme cabeza abajo. Sus manos empezaron a acariciarme suavemente. Vertió un poco de aceite dulzón sobre mi espalda y mis piernas. Su objetivo parecía ser que todo mi cuerpo fuese consciente de sí mismo, al tiempo que hacer temblar cada músculo y cada nervio. Sus manos iban de aquí para allá, lentamente, en círculos, presionando con delicadeza. Mientras tanto, yo flotaba en un mundo de ensueños. Cuando llegó el momento, masajeó mis glúteos y mi pene erecto con toda la naturalidad del mundo. Dejé escapar repetidos suspiros de satisfacción, lo que no pareció disgustarle. Toda la tensión acumulada se desvaneció y entré en un estado de meditación muy placentero. Perdí la erección y sentí que la estaba fallando. Pero no pareció importarle. Siguió con el masaje, ahora de mi pene flácido. Cuando estaba a punto de quedarme dormido, arregló las sábanas y me recogió con un abrazo suave. Sentí una cariñosa caricia en la mejilla. "¡Eres muy agradecido!", escuché en tono susurrante. Gemí varias veces, sacando fuerzas para justificarme. "Es que nunca he sido tratado tan bien en un hospital. Nuestros hospitales son, como decirlo, desde el punto de vista médico son excelentes, claro ¡Pero son tan impersonales! Los médicos y las enfermeras están todos ocupados, sobrecargados de trabajo y no son ni mucho menos tan guapas". 396 "Probablemente, no soy tan guapa como me ves ahora", contestó. Se reincorporó lentamente y se sentó a mi lado. Yo cerré los ojos de felicidad. Me debí quedar adormilado de nuevo. Al rato me despertaron unas voces. Allí, en la habitación, estaba Nazaret. Me miraba con una mezcla de simpatía y burla. Había mucha gente amiga de la Cova. Nazaret se puso a alabar a Linda con insistencia. Evidentemente, le estaba dando su aprobación. Mis visitantes habían traído comida y vino abundante que descorcharon de inmediato. Linda echó unos tragos también, como si tal cosa fuera normal en una habitación de hospital. Subieron mi cama y abrieron la ventana para que pudiera ver la playa de la Malvarrosa de Valencia, semioculta entre los árboles. La habitación se llenó de botellas, mantelillos desplegados y gente que reía. La actitud de Nazaret hacia mí ha cambiado. Tal vez se deba a mi participación, aunque algo inesperada, en los juegos de guerra. Es como si pensara que soy una persona todavía mejor, más sólida y real. Como quien no quiere la cosa, mencioné que creía haberla visto en el parque. “¿Pudiste haber estado allí?”, pregunté sujetando su mano. Se rio y aunque lo negó con la cabeza, no acabé de creerla. Me siento, en verdad, orgulloso de mi participación. Le sacaré partido a mi cicatriz. Me han hecho una transfusión de sangre durante la operación. Me gusta sentirme tratado como un local. 397 "¡Ahora tienes sangre lovetopiana en tus venas!", dijo Nazaret medio en broma. El vino y la buena compañía convirtieron la habitación en una fiesta. No pude callar mi sorpresa y mi alegría. "¿Sabéis? ¡No estoy acostumbrado a ser feliz cuando se supone que debería estar sufriendo!". Mi frase provocó una carcajada general. Linda me miró como si fuera un niño que acabara de decir algo inconveniente pero adorable. El resto volvió sus ojos brillantes de simpatía hacia mí. Tuve la certeza de que iba a recuperarme pronto y bien. "Tenéis unos hospitales muy divertidos", dije. "En nuestro país estamos suspirando siempre por abandonarlos. Pero aquí son unos lugares muy agradables para vivir". "De eso se trata precisamente", dijo la doctora Linda. “La gente se recupera mejor si se siente feliz. No separamos la medicina y la vida. Nos esforzamos para que los hospitales sean agradables. Y por esto tu frase sobre el sufrimiento nos ha parecido tan divertida". "¿No intentan los pacientes quedarse de manera indefinida?", pregunté yo. "¿Por qué volver a casa?". "No, eso no ocurre. Los pacientes se recuperan de verdad y desean vivir su propia vida. Tú mismo lo comprobarás en un par de días", dijo mientras me sonreía con ternura. Miré a Linda y pensé en decirle en voz alta todo lo que sentía. ¿No ves hasta qué punto necesito tu presencia física, tu ternura y tu calor? ¿Y no ves que te amo porque estuviste sentada a mi lado durante la larga noche en que estuve herido de cuerpo y alma? Y ese masaje que me has dado ¿no significa nada para ti? ¿Cómo no ves que estamos 398 hechos el uno para el otro? ¡Porque tú, de alguna forma, adivinas lo que necesito y me lo das sin más, en el momento justo, sin darte yo nada a cambio! (Miércoles, 15 de junio) Le conté al doctor el placer que me causaban los masajes de la doctora Linda. Aproveché un momento en que estábamos solos. "Creemos que es bueno estimular todas tus fuerzas vitales", fue su respuesta. Durante el siguiente baño, como había medio soñado, Linda soltó la esponja. No sabré si fue a instancias del otro doctor o por iniciativa propia. Pero cuando estaba a la altura de la cintura, dejó caer la mano y empezó a acariciarme. Dulce pero insistentemente, se detuvo en el pene, los testículos y toda la zona genital. Mantuvo su mirada amorosa sobre mí y me sonrió con ternura durante un largo pero indeterminado espacio de tiempo. Acarició y acarició mis genitales hasta que me llevó a una de las erecciones más duras que recuerdo. Disfruté tanto que olvidé contener mis jadeos. Hice movimientos que, ahora que lo pienso, bien podrían haber soltado mis vendajes y abierto mis puntos de sutura. Cuando Nazaret se despidió para volver al campamento, miró a Linda con actitud fría. ¿Sabrá lo que pasa aquí? Las manos de Linda y su mirada tranquila me fascinan, pero el dolor que siento todavía me impide mover bien la pelvis. ¿Considerarán que podré salir del hospital en el momento en que esté suficientemente bien como para follarla de verdad? 399 23.- HOSPITALES Y SALUD Valencia, 15 de junio de 2033. El aspecto de un hospital lovetopiano resulta un tanto rústico. Las paredes no están alicatadas y se echa en falta ese olor a desinfectante que asociamos con limpieza. Los pasillos son anchos y están repletos de plantas con pintorescas flores. Sin embargo, el hospital está limpio y bien cuidado. Todas las habitaciones son exteriores, sin excepciones. Los ventanales son grandes y las vistas espectaculares. Los médicos, a pesar de ser exóticos para las costumbres españolas, están muy pendientes del enfermo y poseen una formación buena y completa. Un desafortunado accidente me permite observar de primera mano el funcionamiento de un hospital lovetopiano. Me recupero de una herida. Mi evolución es buena y espero el alta mañana. La diferencia más grande entre sus hospitales y los nuestros está en la escala. La atención médica que he recibido está al más alto nivel de sofisticación, pero estoy en un diminuto hospital comarcal. Sólo hay 30 pacientes. Los doctores y el personal auxiliar superan en número a los pacientes. Trabajan más horas que los nuestros, pero compensan con tantos días de vacaciones como de trabajo. Aquí no se emplea la observación electrónica centralizada que permite que un grupo central de enfermeras vigile muchos pacientes a la vez. La teoría, según he podido deducir, dice que la presencia y el contacto directo del personal médico con el paciente resulta esencial para su curación. 400 Los médicos están preparados en especialidades desconocidas entre nosotros. Un ejemplo es la aplicación de masajes y baños que se consideran importantes porque estimulan los poderes de recuperación del cuerpo. Los lovetopianos están cubiertos por un tipo de seguro médico de la cuna a la tumba que ha tenido efectos muy positivos en el sistema sanitario. Los hospitales y clínicas son responsabilidad de los municipios. La retribución de los médicos es libre y figuran entre los profesionales de rentas más elevadas. El número de médicos por cada mil habitantes es mayor que en nuestro país. Los médicos cubren tareas que las enfermeras y otros técnicos ejecutan en nuestro sistema de salud. Al mismo tiempo, las enfermeras y los técnicos cubren un buen número de servicios que nosotros reservamos para los médicos. Las conversaciones entre doctores, personal sanitario y pacientes son abiertas y relajadas, algo excepcional en nuestros hospitales. “Lovetopía no importa médicos formados en el extranjero como personal para sus hospitales”, me comentó el director del hospital, “a diferencia de lo que hacen en España. Nuestras facultades de medicina doblaron la capacidad inmediatamente después de la Independencia”. Mi convalecencia me ha permitido conocer de primera mano el proceso de hospitalización. El problema más grave que he descubierto es la escasez de médicos súper especialistas. Los especialistas existen y se les consulta en numerosas ocasiones, pero también se pide de ellos que ejerzan la medicina general. La justificación oficial de este sistema despilfarrador llega bajo el argumento de que mantiene a los médicos en 401 contacto con las necesidades corrientes de la gente. Algunas de las especialidades han desaparecido completamente. Por ejemplo, los niños nacen normalmente en casa de manos de las comadronas, salvo en aquellos casos que presentan complicaciones. Los hospitales no tienen departamento de maternidad ni de obstetricia. Sin embargo, ofrecen asistencia directa incluso a aquellas madres que libremente deciden dar a luz en los lugares más descabellados, como en bosques, riachuelos o en alta mar. Las unidades de cuidados intensivos no están tan desarrolladas como en nuestros hospitales. Esta situación, ciertamente anacrónica, supone un duro golpe para los pacientes en situación muy crítica o sin posibilidades de salvación. Aquí no son mantenidos con vida mediante la increíblemente ingeniosa tecnología de los hospitales españoles. Aunque esta medida en parte pueda responder a una necesidad económica, hay que tener en cuenta que los lovetopianos tienen una actitud curiosamente natural con respecto a la muerte. “Los individuos aquí prefieren morir en casa”, me comentaron. “Los ancianos lovetopianos emplean una parte importante de su tiempo y energía preparándose para la muerte”. A semejanza de culturas primitivas, he llegado a escuchar que los ancianos eligen el día de su muerte. Deciden, por así decirlo, morir ellos mismos. Creo que su fortaleza construye de su punto de vista peculiar sobre el ciclo de la vida. Los ancianos dejan espacio para los más jóvenes y su cuerpo regresa a la naturaleza. El médico que me atendió, por petición expresa mía, me enseñó el sistema de expedientes 402 audiovisuales que utilizan. En cada una de sus visitas, hubo un momento en que se colocó un dispositivo electrónico en la cabeza con apariencia híbrida entre una gorra y unas gafas de esquí, pero sin montura. Este curioso casco le permitía consultar en tiempo real los expedientes clínicos y actualizarlos con fotografías, vídeos y sonidos. “Accedo a imágenes de la herida de cualquier paciente de manera dinámica, como si fueran fotogramas de un time-lapse”, me dijo presentándose como especialista en traumatología. “Estas imágenes las comparamos con heridas similares para confirmar un diagnóstico o recomendar alguna variación en el tratamiento o la cura”. El personal del hospital puede conectar con médicos especialistas que estén en otro lugar y solicitar por videoconferencia un diagnóstico. En mi caso, pidieron la opinión de un dermatólogo. La información queda almacenada y disponible para cualquiera de los médicos, farmacólogos o enfermeros involucrados con el paciente. De hecho, con cada situación médica se crea una pequeña comunidad de atención médica que me recordó los antiguos grupos privados de Facebook. Esta comunidad sigue abierta mientras no se produzca la situación de alta médica. Cualquier miembro del equipo actualiza el expediente digital con sus actuaciones. Esta información, según pude apreciar con la enfermera asignada, es consultable desde cualquier tablet. Cuando el paciente así lo autoriza, también está disponible para sus familiares o amigos. Los médicos lovetopianos dan mucha importancia a mantener a la familia perfectamente 403 informada del estado y evolución del convaleciente. En cualquier caso, el expediente queda disponible y asociado a cada paciente de por vida para facilitar diagnósticos o secuelas futuras y proveer de un historial completo a futuros médicos. Como el resto de aplicaciones, este entorno digital tiene la marca “Hecho en Lovetopía”. La medicina preventiva es central en su sistema de salud. Recibe muchos recursos del gobierno y es aceptada por los ciudadanos. Aunque su concepto de medicina preventiva es diferente. Incluye ejercicio y alimentación, como el nuestro, aunque abarca otras disciplinas como la sexualidad, el contacto con los animales y la estancia en lugares específicos de la naturaleza. Los médicos lovetopianos reciben una formación que podríamos llamar psiquicoemocional. Mi médico dedicó una atención considerable tanto a mi estado emocional como a mis heridas. Aseguran que las enfermedades mentales han disminuido desde la Independencia. Verificar semejante información sería muy difícil ya que las circunstancias han sido drásticamente alteradas. Por otro lado, la seguridad y confianza de los lovetopianos, con su estilo de comunidad vecinal densa y con su familia extensiva, fueron logradas a costa de una pérdida sustancial de anonimato y libertad. “Los lovetopianos tienen la sensación”, así me lo dijo mi médico, “de no estar nunca solos. El síntoma psiquiátrico más común es tener fantasías sobre la soledad y la comisión de crímenes violentos. Hay gente que efectúa escapadas a la naturaleza salvaje por prescripción médica para estar totalmente solos durante semanas”. 404 A pesar de todo, dudo que los lovetopianos sean más felices que los españoles. Parece probable que diferentes estilos de vida lleven consigo diferentes inconvenientes y ventajas. Tal vez se trata que los lovetopianos son felices y desgraciados de diferente manera que nosotros. (Miércoles, 15 de junio. Más tarde) Acabo de recibir un mensaje de la Presidenta Garen. Espera que me recupere satisfactoriamente. Me pide que le tenga al tanto de cuando esté trabajando de nuevo. ¡Buenas noticias! Hoy han abierto la puerta corrediza que me separaba de la habitación contigua. En la cama estaba una mujer de unos 45 años. Perdió el brazo con el cabestrante de un barco pesquero. Le han implantado un espectacular brazo robótico. Me lo ha enseñado como si se tratase de un juguete nuevo. Su “médico internista” es un hombre bonachón de unos 30 años. Cuenta buenos chistes. Probablemente, hace “otras cosas” también muy bien. Consigue que la enferma ría mucho, risas siempre acompañadas de sonrojos de placer. He charlado un rato con ella. Su historia me resulta increíble. Me dijo que también es de Madrid. Allí trabajaba como abogado. Llegó a Lovetopía hace apenas 10 años. Le dije que no podía ser, que eso era imposible. Pero insistió. Me dijo que había entrado en el país por Granada, sorteando las vallas de la frontera. Dijo incluso que cientos de miles de españoles lo habían conseguido antes que ella y eso la animó a intentarlo. Dijo que ahora no es tan fácil porque el gobierno español ha puesto en las vallas unas cuchillas afiladas como bisturís para que los españoles no salgan del país. 405 De repente, sentí unas nauseas nuevas que no había sentido antes. No quise hablar más. Me di la vuelta en la cama y conseguí dormir. Pero tuve una pesadilla horrible. Cuando desperté, me sentía tan mal que creí que estaba muriendo. Llamé urgentemente a Linda apretando el botón, como ella me había enseñado. Linda llegó en apenas unos segundos. Salimos a pasear por las colinas de los alrededores. Me costó contarle la conversación que acababa de escuchar. A penas podía articular palabras. Cada vez que lo intentaba, el llanto se apoderaba de mí. Linda me escuchó sin decir nada. ¡No sé cómo agradecerle que estuviese allí conmigo en un momento tan duro y desgarrador! Conseguí distraerme mirando a otros pacientes. Generalmente, aunque no siempre, estaban acompañados de personal sanitario del sexo opuesto. Muchos, por increíble que parezca, también iban acompañados por sus animales de compañía. Sobre todo, gatos y perros. Pero también especies exóticas. Vi una joven con un animal que parecía una pequeña iguana. Me sentía mucho más relajado, aunque vacío de fuerzas. Sugerí, casi balbuceando, que tratamientos tan íntimos y atrevidos pudieran a veces ocasionar problemas al hospital y al personal sanitario. Linda se irritó mucho por mi actitud. "Primero", dijo, "cada tratamiento es único. Segundo, en cada persona hay algo que vale y puede ser amado, incluso en un burro chauvinista, feo y español como tú. Tercero, los médicos también somos personas y tenemos nuestro propio control de lo que hacemos o dejamos de hacer. ¿Piensas que soy tu esclava o algo parecido?”. 406 A partir de aquí se le quedó mala cara. Me dio un pequeño empujón y entramos en la clínica de nuevo. Me temo que tenía razón. Le agradezco el beso que me dio después de meterme en la cama. Lo recibí como una señal de que ya no estaba enfadada conmigo. Dormí un buen rato. Cuando desperté, me costó entender lo que estaba viendo. Un grupo de niños, quizás veinte o treinta, acababan de entrar en mi habitación. Pensé que se habían equivocado. Pero me di cuenta de que algo estaba pasando cuando vi que también estaban Linda, Lorena y un par de caras de adultos conocidas. Entre los niños, reconocí también a varios de los chavales. Eran dos niños y una niña que viven en la Cova. “Tus sobrinos han venido a verte”, dijo Linda mientras se acercó a la cama y colocó su mano en mi frente comprobando dulcemente mi temperatura. “Han traído a sus amigos del colegio”. “¿Mis sobrinos?”, alcancé a decir. “¡Claro! ¡Los niños de la Cova somos tus sobrinos y tus sobrinas!”, dijo alegremente uno de los niños cuya cara me resultaba familiar. Una de las niñas, de la edad de mi hija, se quedó en la puerta de la habitación. Estaba seria, con gesto manifiestamente triste y expresión corporal tensa. Lorena se dio cuenta y se acercó a ella. “¿Cómo te llamas, cariño?”, le dijo mientras le sujetaba la mano con suavidad. Se había agachado para hacer coincidir su cara con la cara de la pequeña. “Alma”, contestó la pequeña entre sollozos. “¿Y qué te pasa, Alma?”, siguió Lorena. “¿Se está muriendo?”, preguntó la niña con voz entrecortada. 407 “¡No, cariño! Rubén no se está muriendo”, dijo Lorena. “Sólo está muy cansado porque hoy ha descubierto una noticia que le ha hecho sentirse muy triste y muy enfadado”. Antes de que pudiese reaccionar, uno de los chavales más mayores del grupo se abrió paso entre los demás niños. Se acercó con decisión a la puerta, donde aún seguían Lorena y la pequeña que tanto me recordaba a mi hija Sara. “Alma, parece que tienes miedo”, le dijo el chaval mayor. “¿Te asusta la muerte?”. “Sí”, contestó con voz tímida. “¿Por qué te asusta la muerte?”, preguntó el chaval con una serenidad impropia de un niño de su edad. “No sé”, respondió la pequeña con voz suave. El resto de niños y niñas del grupo se quedaron en silencio. Todos estábamos pendientes de la conversación. Una mujer adulta, que luego supe que era profesora del colegio, se acercó también a la puerta y se colocó al lado del chaval. “No hay ninguna razón para tener miedo a la muerte”, dijo con firmeza el niño. “Mira, hay personas que dicen que cuando te mueres, vas a un lugar muy sucio y muy caliente, lleno de gente mala ¡Pero eso es una mentira!”. La pequeña Alma miraba al chaval fijamente a los ojos, sin moverse. El chaval continuó. “También hay personas que dicen que cuando te mueres, vas a un lugar en el que hay muchas nubes. Dicen que está lleno de gente con alas ¡Esto también es mentira! Incluso hay personas que dicen que cuando mueres, te reciben muchas mujeres que no conoces y que no tienen ropa ¡Eso también es mentira!”. 408 Me encontré atrapado por la conversación que estaba escuchando. Me parecía surrealista que un niño estuviese hablando así. “Mucha gente se inventa historias sobre la muerte porque no saben adónde vamos cuando morimos”, continuó el chaval. “Pero nosotros si lo sabemos”. “Yo no lo sé”, dijo la niña con el gesto algo más abierto. “Yo creo que sí, aunque quizás aún no te hayas dado cuenta”, insistió el niño. “¿Me lo puedes decir tú?”, le preguntó la pequeña Alma. “¿Recuerdas cómo era antes de nacer?”, le preguntó el niño. “No, no me acuerdo”. “Ya, es normal. Ninguno de todos nos acordamos. Nuestra mente lo olvida”, dijo el pequeño. “¿Pero recuerdas cómo sentías antes de nacer?”. “No sé”, respondió la niña. “No sé si me acuerdo de cómo sentía antes de ser un bebé”. “¡Haz un esfuerzo, Alma!”, dijo dulcemente, pero con fuerza, el chaval. “¡Intenta recordar cómo sentías antes de nacer!”. “Creo, creo que recuerdo… como que sentía mucho silencio”, respondió entonces la niña. “Como si fuese un silencio fresquito”. “¿Y recuerdas un sentimiento de dolor?”, preguntó el niño. “¿Hay algo en tu recuerdo que te haga daño?”. “¡No!”, respondió la pequeña. “¿Recuerdas que hubiese gente mala? ¿O gente rara? ¿O que hiciese mucho frío? ¿O mucho calor?”, insistió el pequeño. “¡No!”, respondió de nuevo Alma. 409 “Entonces, ¿sólo recuerdas un sentimiento de mucho silencio, algo fresquito?”, preguntó el chaval repitiendo las palabras que la pequeña había dicho. “¡Sí!”, dijo entonces la niña. “Ese sentimiento que recuerdas se llama paz”, dijo el niño entonces. “Y es lo mejor que sabemos de la muerte ¡Allí es donde volvemos cuando morimos! Volvemos al lugar del que venimos”. Alma se le quedó mirando. Lorena y la profesora miraron al chaval con una sonrisa enorme de reconocimiento. La niña, pasados unos segundos, relajó su expresión y entonó una sonrisa muy tibia, pero sonrisa al fin y al cabo. “Vale”, dijo Alma con el énfasis de la alegría. “Creo que lo he entendido”. De repente, el alborozo que corresponde a un grupo tan numeroso de niños y niñas regresó. Sentí que aquel chaval desconocido acababa de enseñarme a mí también una lección de vida. Una relajación intensa se apoderó de mi cuerpo. Vi a Lorena y a la profesora besar efusivamente a la pequeña Alma y al chaval. Cerré los ojos en un intento de dormir. Unos labios dulces me besaron la frente. Me entretuve pensando que eran los labios de Linda. Pero mi pensar se vio interrumpido por otro sentir de labios, mucho más pequeños y dulces. Abrí los ojos y vi como la profesora retiraba a la pequeña Alma de mí mientras la sujetaba cogida por el pecho. Cerré los ojos de nuevo y caí en un sueño profundo. Cuando desperté, no había nadie en la habitación y había oscurecido. Sentí una enorme paz y recordé con incredulidad el día vivido. 410 Cogí uno de los libros que había en la estantería cercana a la cama. Estuve leyendo hasta bien entrada la noche. Era una novela lovetopiana. De su lectura me quedo con una curiosa sensación de seguridad. Noto un optimismo que te susurra al corazón, como diciendo “el mundo es un lugar decente y satisfactorio” o “el hombre podrá continuar viviendo a pesar de algunos pequeños problemas”. Había, por supuesto, incidentes terriblemente dramáticos y sucesos psicológicamente nihilistas como los de nuestras novelas. Al principio, la historia me pareció totalmente insípida. Después, poco a poco, pude valorar y a apreciar la lectura. Me doy cuenta de que se parece mucho a vivir en Lovetopía, tan tranquilo y relajado. (Jueves, 16 de junio) Me he despertado como nuevo. Mi herida está mucho mejor y van a cubrirla con una venda más pequeña. Linda y yo hemos celebrado el acontecimiento con una suave sesión amorosa que apenas me ha producido dolor. Además, hoy no he tenido que insistir en mi deseo varonil de penetrarla. Sin yo sugerirlo, después de otro de sus maravillosos masajes, se desnudó, subió con delicadeza a la cama y se situó encima de mí. Lentamente, con una dulzura que creo sólo existe en ella, cogió mi pene flácido y lo metió en su vagina. Cuando quise darme cuenta, estaba haciéndome el amor con una maestría divina. De alguna manera que no sé explicar, supe que las paredes de su vagina se contraían y abrazaban mi pene una y otra vez. Su movimiento era pausado y rítmico. Nuestras miradas abiertas y encadenadas. Nuestras fuertes 411 respiraciones se sincronizaron. Hice un intento de coger sus pequeños pechos, pero no me dejó. “Amor, te toca recibir. No hagas nada. Sólo deja que tu cuerpo hable con el mío”, me dijo entre jadeos. Cerré los ojos de placer un par de veces. Pero su atención sobre mí era tal que acarició mis labios y mi cara de inmediato para hacerme regresar. Cuando estuve a punto de correrme, no lo permitió. Si sentía que me aproximaba a ese punto de máxima tensión, cambiaba el ritmo para casi detenerse. Entonces, acariciaba mi cuerpo una y otra vez, desviando mi atención del pene. Tuve una especie de orgasmo. Varias veces incluso. Pero estoy confundido porque no eyaculé. No fue como siempre, sino más dulce y largo, menos convulso, ausente de tensión. Ella también tuvo varios orgasmos. O eso creo, porque siguiendo con la costumbre lovetopiana, no paraba de jadear de manera notoria y profunda. No entiendo a esta diosa mujer, pero cuando me hace el amor siento que recibo un maravilloso regalo. Siempre atina en la medida justa, dándome lo que necesito, ni más ni menos. La doctora Linda no es tan hermosa como pensé. Aunque sigo creyendo que es la persona más perspicaz e inteligente del mundo. Es una mujer segura con modos divinos y una sanadora nata. Es inmensamente bondadosa y dulce, muy cálida y acogedora. Su presencia física es extraordinariamente receptiva y amorosa. “¿Prefieres que me quede o que me vaya?”, le pregunté. "Sobre esto no hay nada que hablar", contestó con cierto cabreo. "Cuando estés curado te irás. Tú sabrás cuando llega ese momento". 412 "¿Y entonces tú te quedarás cuidando a otro paciente-amante?", repliqué de manera sarcástica. "¡Imbécil! ¡A veces actúas como sino entendieses nada!”, gritó. Sé que Linda sabe que aún no he superado mi confusión sobre estos aspectos. Lo sé porque siempre los pasa por alto. Sin embargo, creo que la despedida se acerca. Hoy, después de hacer el amor, habló en tono de adiós. "Cuando te vayas, me tomaré unas vacaciones”, dijo suavemente. “Puedo viajar a donde quiera con mi pase para el ferrocarril. Estoy planeando hacer un tramo del Camino Interior del Amor por el desierto de Tabernas, en Almería. Y pensaré en ti. Y tú escribirás sobre mí en tu diario”. "¡Que así sea!". Es todo lo que pude responder. Me salió automáticamente esta expresión tan habitual entre ellos. La tomé con fuerza, pero con delicadeza, entre mis brazos. Sentí cómo se me saltaban las lágrimas. Este país me ha enseñado a llorar. Por alguna razón que desconozco, sé que llorar me sirve de ayuda. Ahora, cuando lloro, siento como si algo se relajase y se abriese. Es como si algo desconocido alcanzase la paz y no fueran solamente los lacrimales los que se liberan. Como consejo de despedida, la doctora Linda ha dicho que nada de jabones ni geles. Que deje que el cuerpo haga su trabajo y que la piel se regenere. Y me ha recomendado que siga así incluso después de que se cure mi herida. Ha insistido mucho en que limite el uso de jabones y otros productos de higiene básica cuando regrese a Madrid. Dice que están repletos de sustancias químicas que agreden al cuerpo y limitan las 413 capacidades naturales de la piel. ¡Y, como quien no quiere, me he dicho que le encanta mi olor natural! “Sería una lástima para las mujeres con las que estés que les niegues tu olor escondiéndolo con desodorantes innecesarios”. (Viernes, 17 de junio) Esta mañana salí del hospital. Antes de viajar al campamento para estar con Nazaret, paré en una tienda fantástica especialista en productos de acampada. Le compré a Linda un súper-saco de dormir. Es un aparato lleno de plumas que se enrolla para ser guardado en una pequeña mochila. Con este saco estará perfectamente abrigada en las frías noches del desierto. Entre el verde oscuro, marrón, púrpura, azul o naranja chillón, elegí el púrpura. Aunque no es muy original, es el color de Lovetopía. Linda representa este país para mí. Sintiéndome un poco ridículo, le escribí una nota. "Para que no te enfríes y sigas igual de abrazada. Te quiero". Se lo hice enviar al hospital desde la misma tienda con un servicio de entrega inmediata, no sea que se vaya de vacaciones hoy mismo. Nazaret estaba radiante. Me ha hecho todo tipo de preguntas picantes y malintencionadas sobre las atenciones de la doctora. Ha insistido una y otra vez en inspeccionar mi cicatriz. Sólo ha parada cuando le he dejado quitarme la camisa y acariciarme el pecho lentamente. En un juego de seducción excepcional, me ha susurrado una última broma sobre "la preciosa doctora que ha cuidado tan bien al pobre Rubén herido". Nos hemos reído 414 hasta saciarnos. Me siento, en verdad, muy bien por volver a estar a su lado. No acabo de entender que me pasa, pero creo que tiene mucho que ver con la aceptación de Nazaret y su recibimiento. Por un lado, siento un amor intenso por Linda. Sin embargo, estoy vacío de sentimiento de culpa y mi amor por Nazaret se ha reforzado enormemente. ¡Es tan extraño como espontáneo! Sin darme cuenta, mencioné mi casi obsesiva fantasía de llevármela (a Nazaret) conmigo a Madrid cuando acabe mi trabajo aquí. Reaccionó al instante, diciendo que era una idea estúpida y absurda. Nos enzarzamos en una feroz discusión. "¿Qué haría allí? No sería más que un apéndice tuyo. No hay forma de que yo pueda encontrar un lugar en un tipo de sociedad como esa", gritó Nazaret agitando los brazos con rapidez, su cara repleta de lágrimas. Me sentí muy dolido. Parecía como si nuestro amor mutuo no fuera viable en el mundo real. Sentí mucha rabia y mucha furia. Le acusé de no amarme, de no desear estar conmigo. Para mi sorpresa, me tranquilizó sujetándome con firmeza la cara y besándome una y otra vez al tiempo que me decía que me amaba. Pero insistió con la misma determinación en que no se movería ni un centímetro de su posición. Un sudor frío me invadió. Fue una sensación horrible. Deseaba desesperadamente hacer el amor con ella. Necesitaba sentir el abrazo de su cuerpo desnudo junto al mío, sentir cómo su piel y la mía se fundían en un largo beso de cuerpos. Pero mi pulsión sexual estaba como embotada. Mi pene parecía muerto. 415 La situación evolucionó hacia un largo paseo por el bosque. Ahora comienzo a entender lo que siente hacia los árboles. Caminamos valle arriba, sin prisa. A la vuelta, pasamos por delante del gran árbol hueco en el que hicimos el amor por primera vez. Es un lugar mágico. Algo hay, lo siento, aunque no sé qué es. Pero esta vez no hicimos el amor. Sólo nos sentamos en silencio dentro del viejo tronco, viendo como la luz se transformaba en penumbra y nos acariciaba suavemente. A pesar de la pelea, me siento feliz como pocas veces. Me cuesta hacerme a la idea de que esto vaya a acabar. Quizás retrase mi regreso. Mi reportaje, de todas formas, estará pronto terminado. (Sábado, 18 de junio) He regresado precipitadamente del campamento para llegar a tiempo. Esta misma mañana me han dicho que la Presidenta Verónica Garen me recibiría a las cuatro. Ni tan sólo he podido pasar por La Cova para asearme. Ha sido una entrevista informal, con autorización para grabar en vídeo y sin tiempos ni preguntas pactadas. No haber podido prepararme la entrevista me ha llegado como una encerrona. Acabo de regresar de su despacho y aquí me encuentro, anotando lo esencial de lo ocurrido después de parar la grabación de video. La presidenta es muy directa. A pesar de ser más bien pequeña y un poco delgada, transmite mucha fuerza, como una autoridad inquebrantable rodeada de paz. Se la ve acostumbrada a ejercer el poder. Pero a diferencia de nuestros políticos, no tiene ese aire frío de hombre de negocios. De alguna manera, esperaba que fuese como ellos, con su 416 cabeza llena de cálculos impersonales que resultan ser ecuaciones de poder y de dinero. No, la Presidenta Garen no es así. De ella emana poder, pero un poder como persona. No es el típico poder del burócrata o del dirigente que ha trepado hasta la cima en una institución. Es difícil de expresar. Me causó una impresión nueva. Es como ese jugador de ajedrez, mucho mejor jugador que yo, que derrocha ingenio de manera espontánea y que te explicar cada movimiento sin esconder nada. Sí, eso es. Es la sensación de estar ante un ser misteriosamente superdotado. En verdad, una mujer excepcional. Ahora me doy cuenta de que ante todo ese poder me he refugiado con el disfraz del emisario. Mi sentir ha sido de inferioridad escondida. Cuando paré la grabación de video, le presenté la idea de nuestro Presidente de normalizar relaciones. Le expliqué las ventajas económicas que supondría para Lovetopía. No se pronunció en contra. Dijo que Lovetopía ya mantenía un cierto comercio con muchos otros países y que un aumento de las salidas de excedentes (sobre todo de vino) sería bien acogido. La divisa empleada debería ser el yen japonés. En Lovetopía no necesitan más euros. Ha afirmado que tienen superávit comercial con la Unión Europea. Me preguntó el porqué de mi ofrecimiento a abrir consulados de Lovetopía en las ciudades más importantes de España, considerando la inquietud que generan las ideas lovetopianas entre nuestros jóvenes. No estoy seguro de haber sabido responderle y salir del paso. He minimizado peligros y he expresado mi confianza en el gobierno español. 417 Si sus servicios secretos son tan activos como pienso, debí parecerle ridículamente ingenuo. Hasta donde alcanzo a imaginar, me resultaría fácil aceptar que estén financiando las revueltas populares que llevan años truncando la paz social en las regiones de Andalucía y Extremadura, y en las provincias de Albacete, Ciudad Real y Toledo. No existe la más mínima esperanza de reunificación. Me soltó un largo y apasionado discurso sobre este tema. La conclusión es que Lovetopía saldría perdiendo en cualquiera de los principales indicadores sociales y que el reto real sería cómo puede España ponerse a la altura de Lovetopía, y no a la inversa. Añadió con firmeza que los países grandes deberían dar paso a otros más pequeños. Dijo que aunque su gobierno apoyase la reunificación, el pueblo nunca lo aprobaría. Después, recuerdo a la perfección que cortó en seco y clavó en mí su poderosa mirada. "¡Usted no puede estar hablando en serio!", me dijo. "Mi gobierno…", intente retomar, pero me interrumpió. "¡Usted no puede estar hablando en serio!", insistió. Silencio, un largo silencio. Ella estaba recostada en su sillón sin quitarme la vista de encima. Un momento muy incómodo, a decir verdad. Debió ver algo muy extraño en mi comportamiento y en mis palabras. Me encontraba en ese punto en que ni yo veía claro qué podrá ganarse con la reunificación. Me lanzó una mirada un tanto irónica. "¿Sabe usted?, dijo, "yo ya he dicho todo lo que tenía que decir oficialmente y usted ha grabado en vídeo como para escribir cien folios de 418 entrevista o realizar una serie de documentales bien ilustrados con mis declaraciones. Quizás a partir de ahora podríamos hablar como dos simples amigos". Me sirvió una copa de cava lovetopiano, salió de detrás de la mesa y vino a sentarse junto a mí. “Mire, es la tarde del sábado. Es el final de una larga semana. Ya está bien de trabajar. Pero me gustaría oír lo que usted piensa de mi país. Lo que ha visto y lo que ha hecho. Naturalmente, he leído sus artículos con lupa. Para serle franca, estoy gratamente sorprendida por su creciente juego limpio y la curiosidad que sus artículos reflejan. ¿Será, quizás, que se lo ha pasado en Lovetopía mejor de lo que esperaba?". Hizo un guiño que acompañó con una sonrisa casi cómplice. Un poco sorprendido, me quedé mirándola sin realmente verla. "Bueno, sí, de hecho ha sido así", dije lo mejor que pude. "Usted no es tan personal en sus artículos como lo suelen ser nuestros periodistas”. "Yo escribo mis experiencias personales en un diario. Muchas de ellas han sido muy buenas, pero no para ser publicadas. Para nuestros estándares, mis artículos probablemente han sido demasiado personales", comenté. "Lo sé. También sé que usted ha hecho en Lovetopía lo mismo que los lovetopianos siempre que le ha sido posible. Le estamos agradecidos por la moderación que ha mostrado. Pero esperamos todavía más. Sospecho que tenemos mucho que darle y creo que aún hay muchas cosas que no ha comprendido". "Pero, ¿he comprendido que no puedo dar a nuestro Presidente esperanza real alguna?" 419 "Absolutamente ninguna", contestó mientras alargaba sus brazos para coger mi mano. "¿Y si nuestros conservadores más radicales terminan por imponerse?". "Esos conservadores radicales no estuvieron lo suficientemente locos como para destruir el país con el fin de reunificarlo en 2015 ni en 2016”, dijo en un tono de voz realmente sereno y dulce. “Así pues, dudamos que vayan a estarlo ahora. Pero, ¡basta! De esto no hay más que hablar. Ya hemos hablado demasiado del proceso de Independencia. Lo que me gustaría saber es qué ha sentido mientras ha permanecido entre nosotros. Puede ser sincero. No he llegado hasta el lugar que ocupo sin saber cerrar la boca. Todo quedará entre estas cuatro paredes. Usted me cae bien. Ha hecho un trabajo bueno y valiente. La gente que ha conocido aquí le aprecia y le quiere, eso lo sé. Estoy interesada en todo lo que le haya podido suceder aquí". El resto de la conversación, incómodamente personal, me dejó con la impresión de que estaba probando mi lealtad y explorando las ambigüedades de mis sentimientos. Me refugié varias veces citando mis artículos, pero ella hacia réplicas indirectas como dejando entrever que entendía cómo funciona mi mente. La conversación me dejó inmerso en una sensación de agotamiento, de depresión. Como si alguien hubiese metido una gran piedra en mi mochila sin yo darme cuenta. Este país es realmente intenso. ¡Hasta la Presidenta trata de meterse en tu vida! Regresé a la Cova para escribir estas notas. Hoy el día ha estado cerrado, con muchas nubes. Malos augurios me rodean. 420 (Más tarde) La visita a la Presidenta me ha dejado hundido. Todo el viaje me parece una pérdida de tiempo. Este lugar ya no es para nosotros. ¡Perdido para siempre! ¡Ni unos nuevos Reyes Católicos serían capaces de conseguir la reunificación! Todos me acosan para que les cuente de qué hemos hablado. Creo que piensan que mi visita aquí incluía más razones que los reportajes. Se muestran amables, pero percibo distanciamiento entre nosotros. He agarrado algo parecido a una gripe. Tengo un fuerte dolor de cabeza, con irritación de garganta y algo de fiebre. He intentado dormir pero no consigo pegar ojo. He bajado un par de veces a picar algo, pero los demás estaban despiertos, como esperando. Isidro ha empezado a acorralarme con sus preguntas y le he tenido que decir abiertamente que me deje en paz. Creo necesario juntar en mi cabeza todos los elementos de esta experiencia y hacer un nuevo esquema. Pero apenas tengo energía. Me asusta que Nazaret me sorprenda en este estado de debilidad y confusión. La facultad de analizar las cosas que dice amar en mí me ha abandonado por completo. Debo hablar con ella a toda costa y decirle que estoy enfermo. No quiero que venga y me vea así. Me he dormido un rato y he soñado que escribía un balance en una hoja bajo el título "Lovetopía". Eran dos columnas largas en las que poner los pros y los contras. La lista crecía y crecía grotescamente, cada vez más confusa y caótica. Escuché a Nazaret reírse. Finalmente, rompí la hoja. Mi cabeza daba vueltas. 421 Me he despertado desesperación. sudoroso, 422 sumido en la 24.- LOVETOPÍA: ¿DESAFÍO O ILUSIÓN? Valencia, 19 de junio de 2033. ¿Hacia dónde va Lovetopía? Después de seis semanas de estudio intensivo encuentro todavía difícil hacer una buena conjetura sobre el futuro de este país. No cabe duda de que los arriesgados experimentos económicos y sociales puestos en marcha han funcionado. Esta conclusión se presenta casi forzada desde un periodismo riguroso. La democracia real es una realidad cotidiana y ha alcanzado de pleno también a la actividad económica. La salud y el bienestar general de la población son innegables. La tecnología que maneja el país es vanguardista y va ganando terreno paso a paso en el mundo. El agua y el aire lovetopiano están limpios como el cristal. La tierra está bien cuidada y es productiva. La comida abundante, integral e identificable. Sus modos de vida funcionan basados en un equilibrio estable y todo apunta a que pueden funcionar así indefinidamente. La descentralización extrema y la apertura emocional de la sociedad, aunque a primera vista pueda resultar chocante, también dicen mucho en su favor. Por aquí, Lovetopía plantea un desafío difícil. No podemos, ni de lejos, comparar nuestros logros con los suyos. Pero Lovetopía tiene una gran sombra. Estos beneficios han sido conseguidos a un coste muy elevado. La capacidad industrial lovetopiana y el estándar de consumo se hallan claramente por debajo de los nuestros, hasta el punto de que serían difícilmente tolerados por los españoles. Sus grandes empresas no son tan poderosas como las 423 nuestras. Además, su sistema político descansa sobre unos principios cuanto menos arriesgados al ofrecer una participación tan amplia y espontánea a los municipios y a los ciudadanos. Obviamente, es difícil para un español criticar tales tendencias. Nuestra propia evolución nos ha llevado a una sociedad cerrada y muy segregada económicamente a pesar de todas las estadísticas que se esfuerzan en presentarla como menos desigualitaria. El principio lovetopiano de empoderamiento de municipios y ciudadanos echa por tierra el regreso de la antigua grandeza de España, unificada en espíritu, como "una, grande y libre". Lovetopía evoluciona hacia un país balcanizado, una constelación de naciones pequeñas donde cada una mantiene sus preciosas y ridículas diferencias culturales. Mientras, nosotros avanzamos en una larga marcha hacia un mundo global de paz y libertad bajo el liderazgo de América y los coros de la Unión Europea. Un proceso imparable que rinde homenaje a todas las vidas sacrificadas en los campos de batalla de Corea, Vietnam, Afganistán, Irak y Siria. Los lovetopianos sólo proponen separatismo y anti desarrollismo. El destino del país descansa en el regreso a la vida mezquina de los principados de la Europa medieval. Si las ideas lovetopianas prosperasen, la era de los grandes estados nación y su promesa de un gran estado mundial se disolvería como un terrón de azúcar. A pesar de nuestros éxitos globalizadores, la humanidad quedaría rota y aislada en pequeños grupos heterogéneos. De nada servirían los avances occidentales de intercomunicar el planeta con Internet, la red global de vuelos low-cost y el 424 transporte intercontinental de contenedores de mercancías. Los lovetopianos argumentan que tal separatismo es deseable tanto en aspectos medioambientales como sociales y culturales. Afirman que una pequeña sociedad puede explotar su "nicho" en el biosistema mundial mucho más rica y sutilmente, con eficacia. Esto, sin embargo, hay que leerlo como un descentralismo fetichista. Habría que admitir que las superpotencias no son capaces de utilizar con moderación los recursos que acumulan. Yo sería el último en negar que las élites económicas que dirigen nuestras multinacionales y nuestros gobiernos cometen muchos errores y desperdician oportunidades únicas. Pero a pesar de todo, no debemos condenarlas ni eliminarlas en favor de innovaciones a pequeña escala modeladas por la experiencia lovetopiana. Podríamos correr el riesgo de tirar la civilización por la borda. Si deseamos lograr mejores condiciones de vida para nosotros y para nuestros hijos y nietos, tenemos un buen camino a nuestro alcance. Basta con persistir en la globalización y en la entrega de mayores cuotas de poder a las empresas multinacionales. Nuestros líderes políticos saben cómo dirigir correctamente unas instituciones que ya conocemos sin aventuras innecesarias. (Lunes, 20 de junio) Bla, bla, bla. Casi no me soporto si releo mi último artículo. Probablemente encantará en Madrid. Cada vez me cuesta más escribir de esta forma, digamos objetiva, de presentar las cosas buscando a toda costa cómo llegar a una conclusión preestablecida. ¡Qué horror! 425 Estoy casi por cortar por lo sano y volver a Madrid. Si me quedo aquí probablemente cogeré una pulmonía. No soporto de ninguna de las maneras hablar con Isidro, con Lorena o con los demás. En cuanto tienen ocasión, me rodean y me piden que les cuente. Por momentos encuentro reconfortante su interés, pero siento que si hablo acabaré perdiendo los estribos. Me he pasado el día encerrado en la habitación intentando dormir. Aunque, para que engañarme, no lo consigo. No pego ojo. Siento que no tengo absolutamente nada más que hacer aquí. Podría pasar a limpio la entrevista con la Presidenta o montarme unos cuantos artículos más. Quizás ampliar algún tema con anécdotas divertidas. Pero creo que ya sé todo lo que necesitaba saber. Finalmente, Nazaret se ha presentado en la Cova. Dice que para que alegre un poco la cara. Pensé que no iba a soportarlo. Sobre todo, teniendo en cuenta que pronto me iré. Ya tengo mi maleta de nuevo en la habitación y he metido unas cuantas cosas dentro. Mientras Nazaret hablaba, yo pensaba de manera casi obsesiva en irme ya. No podía dejar de pensar en coger el tren de la tarde que atraviesa las sierras hacia Utiel-Requena para, desde ahí, intentar llegar de nuevo a Cuenca. No sé por qué me cuesta tanto mantener la atención. Cuando me abrazó con lágrimas en los ojos, me descubrí pensando en regresar por una ruta diferente. Quizás bajar hasta Granada y buscar cómo llegar desde allí hasta Sevilla o Córdoba. Volver por otro camino y alargar mi viaje de regreso. No puedo quitarme de la cabeza que la mejor despedida sería no despedirme de nadie. 426 A pesar de mi agudo dolor de cabeza, siento profundamente que adoro a esta mujer. Cuando estaba besuqueándome sin parar, me levanté enfadado y empecé a golpear los cojines y todo lo que había a mi alrededor. Mi reacción hizo que se pusiese a llorar desconsoladamente. Aún no soy capaz de entender mi reacción ni de dónde saqué las fuerzas. Luego, levantó la cabeza, sonrió y se giró hacia el grupo que nos rodeaba. “¡Atención! ¡Atención! Hoy nos vamos de fiesta. Rubén necesita algo de magia lovetopiana,” gritó eufórica, mientras se recogía las lágrimas de los ojos. “¡Hoy la vamos a liar púrpura! ¡Vayamos a la Iglesia del Cantar de los Cantares!”. Isidro, Lorena y los demás empezaron a gritar como si les hubiese tocado la lotería. Rafa, aunque más calmado, también se levantó. Al principio no entendí de qué iba todo aquello. Pero pronto acerté a pensar que el grupo se estaba preparando para salir. Nazaret me trajo una camiseta limpia y me ayudó a cambiarme. Por un instante, me sentí totalmente derrotado. En lugar del tradicional transporte público, nos subimos en un microbús eléctrico que nos recogió en la misma puerta de la Cova. Conducía un hombre desconocido para mí. Por la conversación durante el trayecto, supe que era un amigo de Rafa de una familia vecina. Su nombre es Eugenio. Es un tipo muy animado. Trabaja como juez y actualmente ocupa un alto cargo en el gobierno. Por las preguntas que hizo, parecía saber mucho sobre mi estancia en Lovetopía. Las respuestas vinieron de Isidro, Lorena y Nazaret. Yo me pasé el trayecto mirando las calles de Valencia por la ventanilla. Estaba atardeciendo. Me sentía fuera de mí, aunque totalmente ensimismado. 427 Entramos en el edificio por una rampa y el microbús aparcó en un subterráneo. En el parking pude ver varios vehículos eléctricos. La mayoría eran microbuses como el nuestro. Recuerdo que dos de estos microbuses estaban disfrazados. Aunque, ahora que lo escribo, no distingo bien qué ha sido realidad y qué fantasía. Bajé del microbús. Lorena y Nazaret me cogieron de los brazos, cada una a un lado. En el parking apenas había luz. Empezamos a subir por otra rampa, caminando hacia un espacio del que nos llegaban tenues luces de colores y algo de música. Empecé a oler a una mezcla de incienso y marihuana. Entramos en la nave de una iglesia. Había gente sentada. En medio, una barra y un espacio abierto. Mucha gente bailaba de maneras muy estrafalarias. Movían sus brazos elevados al cielo y cantaban con fuerza. Me fijé en que los hombres hacían el gesto de una “L” con los dedos pulgar e índice, mientras las mujeres hacían un gesto similar, el de una “V” utilizando el índice y el corazón. De tanto en tanto, se acercaban unos a otros, dibujaban una “LV” cruzada y besaban sin pudor a la persona que tenían al lado. Sentí que mi cabeza se despejaba y afloró una sonrisa. Lorena se debió de percatar porque recibí un fuerte beso en la mejilla. Al fondo, en la zona del altar, un grupo de música tocaba en directo. Un joven nos estaba esperando. Nos condujo hasta varias mesas redondas situadas frente al escenario. Isidro pidió varias jarras con lo que supe era Agua de Valencia. Trajeron varias cachimbas con formas curiosas de parejas desnudas haciendo el amor. Éramos un grupo muy numeroso. Todos empezamos a beber y a fumar. 428 “Me encanta la María Magdalena con su hija Sara que está allí, donde habitualmente colocaban el retablo. La han restaurado en la Universidad de Valencia. Yo contribuí al proyecto de restauración”, dijo Nazaret con una sonrisa enorme, mientras señalaba por encima del grupo de música, acercándose a mi cara para atravesar el barullo de la música. Estaba radiante. Sus ojos marrones parecían verdes. Sentí un escalofrío de estremecimiento a la altura del corazón. No pude evitar apreciar sus pechos prohibidos y su cuerpo desnudo a través del vestido púrpura y negro que había elegido para la ocasión. Aprecié su vello púbico. Una rápida erección me sorprendió cuando descubrí que no llevaba bragas. “¿Has dicho María Magdalena? ¿Te refieres a la prostituta que sale en el Nuevo Testamento?”, pregunté. “¡Pero si es la Virgen María con el niño Jesús!”. Nazaret me respondió con un largo y apasionado beso. Creo que nunca una mujer me había besado así antes. Su lengua estaba dura y húmeda y penetró en mi boca de una manera sobrenatural. Su respiración era jadeante, pero muy profunda. Me condujo a una excitación absoluta. Todo rastro de mi anterior malestar desapareció. Sentí que sólo existía el momento presente, en aquel mágico lugar, con ella. “Rubén, cariño, en Lovetopía creemos que María Magdalena era la pareja sagrada de Jesús y que ambos tuvieron una hija. Su nombre fue Sara”, susurró Nazaret sin apenas distanciarse, en un sonido que creí escuchar en mi interior. “Para nosotros, la figura de la mujer con el niño nos recuerda a María Magdalena, la esposa de Cristo, 429 y a su hija Sara, el fruto sagrado del sexo divino”. En ese justo momento, Lorena se acercó por detrás de la silla y llamó la atención de Nazaret, cogiéndola del hombro. Apenas tuve tiempo de pensar en lo que había escuchado. “Nazaret, te toca. Es vuestro turno”, dijo Lorena acercando la cabeza hacia donde estábamos Nazaret y yo para que pudiésemos escucharla. “¿Ya sabes lo que vais a interpretar?”, le preguntó. “¡Si, claro! He elegido dos canciones para Rubén. Ya he hablado con Isidro y con Rafa para que programen las tablet y para que me acompañéis”, contestó mientras sacaba unos papeles del pequeño cesto que llevaba. “Esto es para ti, cariño. Son las letras. Por si te apetece participar1”. Nazaret se levantó y se dirigió al escenario. Isidro, Lorena y Rafa le siguieron. Para mi sorpresa, Lorena se sentó frente al piano, Isidro cogió un saxo y Rafa empuñó un pequeño y delicado violín. Unas tablet se encendieron frente a los instrumentos. Mi distracción fue lo suficientemente larga como para perder a Nazaret de vista. Cuando quise buscarla, apareció desde la oscuridad con un velo púrpura sobre la cabeza y una guitarra española en la mano. Un joven se acercó y puso un taburete frente a mí. Nazaret se giró hacia el grupo que formaban Lorena, Isidro y Rafa y asintió con la cabeza. Entonces, se sentó en el taburete y se levantó el 1 Para escuchar las música y acceder a las letras originales en inglés y su traducción al castellano, visita la dirección web http://lovetopia.org/canciones 430 velo. Su rostro era relajado pero sonriente. Sus ojos estaban cerrados. Y entonces, empezó a tocar la guitarra, abrió los ojos y los clavó en los míos. “Come with me, on a journey under the skin. Come with me, on a journey under the skin…” 2 Primero se incorporó el piano. Vi a Lorena acariciar con una elegancia magistral aquel teclado. Después llegó Rafa con su violín. El hombre que conocía se había transformado. Estaba extasiado. De pronto, el saxo empezó a gritar y vi a Isidro cabecear una y otra vez, mientras contorsionaba el cuerpo. Un juego de luces añadía a aquella imagen destellos de genialidad y locura. El olor a incienso se hizo más intenso. Nazaret, entregada, cantaba sin apartar sus ojos de los míos. “… all you got to do is surrender… You make me thrill, make me fool. Thank you for the presence full of soul, presence full of soul. Come with me on a journey under the skin. Come with me on a journey under the skin. We will look together for the Pan Within”.3 Me quedé petrificado. Noté como una lágrima enorme recorría mi mejilla. Era la primera vez que alguien me cantaba así. Así de cerca. Así para mí. Su voz me envolvía, provocándome sensaciones 2 “Ven conmigo, en un viaje por debajo de la piel. Ven conmigo, en un viaje por debajo de la piel…” 3 “… Todo lo que tienes que hacer es rendirte… Haces que tiemble, me vuelves loca. Gracias por tu plena presencia de alma, tu presencia plena de alma. Ven conmigo, en un viaje por debajo de la piel. Ven conmigo en un viaje por debajo de la piel. Buscaremos juntos a la Divinidad que Tenemos Dentro”. 431 indescriptibles. Guitarra, saxo, violín y piano se entremezclaban en un baile de notas sin igual. Sentí una sensación genital muy extraña. Perdí la erección, pero sentí la dulzura del orgasmo. Y su voz, la voz de Nazaret se deslizaba por mi piel con una hermosura sólo explicable desde la magia. Cuando acabó la canción, la gente se levantó y empezó a gritar, a aplaudir y a saltar. “¡Bravo, bravo, bravo!”, gritaban. “¡Otra! ¡Otra! ¡Otra!”. Unas notas de piano empezaron a sonar de fondo, una y otra vez, hasta que se hizo el silencio. Nazaret, marcando unos acordes, empezó a cantar de nuevo. “If I said to you, that I have been in a forbidden place. Now what would you do? Would you abuse me? Refuse me? Or would you suit me like you do. The man in you gets to the woman in me… “.4 Apenas podía respirar. El aire salía casi temblando. El piano y el violín acompañaban, con pequeños golpes del saxo. Nazaret dejó la guitarra, me cogió con ambas manos la cara, me besó y siguió cantando con absoluta devoción. “…¡Love me two times, one for the man and one for the woman in me! ¡Love me two times, one for the man and one for the woman in me! And that’s the way it should be”.5 4 “Si yo te digo que he estado en un lugar prohibido. ¿Qué harás? ¿Abusarás de mí? ¿Me rechazarás? ¿O me abrazarás como tú sólo sabes hacerlo? El hombre que hay en ti llega a la mujer que hay en mi…” 5 “¡Ámame dos veces, una por el hombre que hay en mí y otra por la mujer que hay en mí! ¡Ámame dos veces, una por el hombre que hay en mí y otra por la mujer que hay en mí! Porque así es como debe de ser…” 432 Un pequeño silencio y de repente un estallido de aplausos y gritos lo inundó todo. Nazaret alargó su brazo para hacerme levantar. Me besó y me abrazó. Los gritos no cesaban, esta vez repitiendo “¡Olé! ¡Olé! ¡Olé!” una y otra vez. Isidro, Lorena y Rafa bajaron del escenario y formamos un círculo de abrazos. Me sentí parte del espectáculo. Cerré los ojos y aquella energía me invadió. Permanecimos abrazados, bailando, durante el resto de la velada. No supe separarme de ella. Isidro y Lorena se quedaron un rato en el escenario y acompañaron a una de las mujeres de la Cova. Interpretaron canciones de un antiguo grupo malagueño llamado Chambao. Alguien, no sé quién, interpretó un tema que Nazaret me susurró entero. Estuvo toda la canción abrazada a mí, cogida de mi cuello. ¡Bendita mujer! ¡Qué intimidad! Aún recuerdo el estribillo. Creo que su voz me acompañará siempre. “This is a woman's world. This is my world. This is a woman's world for this man's girl. There ain't a woman in this world, not a woman or a little girl, that can't deliver love in a man's world”.6 La última canción que escuchamos también la recuerdo. Lo sé porque un sentimiento sobrecogedor me trasladó a mis viajes de infancia con mi padre. ¡Casi le pude ver mientras conducía su antiguo BMW! Fue Rafa que regresó al escenario y nos 6 “Este es un mundo de mujeres. Este es mi mundo. Este es un mundo de mujeres para la hija de este hombre. No hay ni una mujer en este mundo, ni tan sólo una pequeña niña, que pueda entregar su amor en un mundo de hombres”. 433 sorprendió con un tema de Macaco, otro cantante español. No me separé de Nazaret ni un segundo. Necesité sentir su aliento durante cada de instante que estuvimos juntos. Ella me buscaba con cada pequeño movimiento, por sutil que fuese. Movimientos que me llegaban como dulces caricias que tocaban una y otra vez mi corazón. ¡Cómo quiero a esta mujer! ¿Cómo se puede querer tanto a una mujer? Regresamos a la Cova y estuvimos unos minutos comentando anécdotas en el patio. Tomás y Vanya salieron a recibirnos. Vanya iba sentada en una silla de ruedas que Tomás empujaba delicadamente. Pregunté qué había pasado. “Tuvieron un accidente de coche cuando vivían en la India”, me contestó Nazaret al oído. “Desde entonces, necesita asistencia de una silla de ruedas ¿No te habías fijado en todo este tiempo?”. Nazaret no dejó de abrazarme y sonreír. Brillaba con una luz que no correspondía a la situación. Entendí que los “karaokes instrumentales” son habituales en Lovetopía. Muchas antiguas iglesias han acabado convertidas en centros culturales dedicados a este tipo de eventos “mágicos”. Los lovetopianos eligen cuidadosamente cuándo y cómo celebrar cada ocasión. Estos espacios son sólo para grandes celebraciones. Eugenio, para mi sorpresa, estaba cogido de la mano de Rafa. Contó que el grito “¡Olé! ¡Olé! ¡Olé!” es la evolución castellana del clásico grito árabe “¡Alá! ¡Alá! ¡Alá!”. Rafa recompensó su comentario con un largo y cariñoso beso en la boca. Eugenio ha dicho que es tunecino y que llegó a Lovetopía un par de años después de la independencia. Ambos se abrazaron y se acariciaron 434 dulcemente sin ningún pudor. ¡Nunca hubiese sospechado que Rafa y Eugenio eran pareja! Quizás haya más inmigrantes y más cultura árabe dentro de Lovetopía de lo imaginable. Nazaret dijo que tenía que irse. Sentía no poder quedarse conmigo. Una situación la reclamaba en el campamento. Me susurró que regresaría tan pronto como estuviese solucionado. Me acosté pero apenas dormí. Lorena me deseó las buenas noches con un largo abrazo bajo la vigilancia seria de Isidro. Luego, él también se despidió con un largo abrazo. Salieron de la habitación y cerraron la puerta. Sentí la soledad en toda su intensidad. Me levanté de la cama y empecé a dar vueltas de un lado a otro. Rondaban constantemente en mi cabeza visiones de la entrevista con Garen, retazos de sus comentarios y de sus gestos animados. Rememoré momentos pasados con Nazaret, aquellos en los que no tenemos nada que decirnos y simplemente nos miramos, acariciándonos dulcemente. Los paseos bajo la luna de Valencia en mangas de camisa. Las placas receptoras de la central de energía solar, captando y almacenando el sol paciente y silenciosamente. La quietud. Sólo el canto de un ave. Esa forma tan especial en que las personas aquí se miran unas a otras. Me sobresalté al sentir, de repente, que todas las caras de la gente que había conocido durante este viaje se giraban hacia mí. En silencio. Mirándome. Expectantes. Y no puedo mirarles a los ojos. No lo soporto. Ninguno. Excepto Nazaret. Excepto los ojos de Nazaret. En ellos encuentro paz. Siento paz. 435 Espero no estar sufriendo una crisis nerviosa. Tengo que salir de aquí como sea. (Martes, 21 de junio) Puede que me quiten el diario. Aunque ya todo me da igual y necesito escribir. ¡Tengo la sensación de que me han secuestrado! Ayer, cuando hacía las maletas, tres hombres y una mujer entraron en mi habitación y me pidieron que les acompañara. "¿Para qué coño os voy a seguir?", pregunté. Reconocí a uno de ellos, uno con unas enormes y enmarañadas cejas y aire diabólico. Es amigo del hermano de Nazaret. Sonrió al entrar en mi habitación mientras me ponía la mano en el hombro. Me habló, pero fui incapaz de mantener la atención y no entendí nada. A otro creí reconocerlo de alguna fiesta por la Cova, hablando con Isidro. Una especie de científico que sólo sabía hablar de "energías". Daba la impresión de estar un poco chalado. Al otro no creo haberlo visto antes. Sin embargo, la chica me resultaba familiar. Todos parecían ser buenos amigos. La joven metió algo de mi ropa en la maleta y, con una sonrisa tímida, me pidió que nos fuésemos. Uno de los hombres me guio hacia la puerta sujetándome por el hombro. Cuando estuvimos abajo, en la entrada, sentí la necesidad pedir socorro y grité. Isidro y otros siete u ocho de la Cova aparecieron de inmediato y nos rodearon. Por un momento, me sentí a salvo. Mis secuestradores no parecían apurados. Mi mente se fue de la situación y pensé obsesivamente en pedir a alguien que avisara a Madrid. Uno de los secuestradores hizo un aparte con Isidro. Parece que discutían, girándose para mirarme de 436 vez en cuando. Finalmente callaron en lo que se me antojó un acuerdo. “Rubén, lo mejor es que vayas con ellos”, dijo Isidro mientras se acercaba. "¿Qué quieres decir con eso de lo mejor?", grité. "No quiero ir. Por favor, dejad que me quede en casa”. Isidro me cogió fuertemente del brazo y me apartó del grupo. "¡Mira, Rubén! Desde que viste a Verónica Garen, es más que evidente que estás pasando un mal trago”, me dijo con voz amigable pero firme. “Encerrarte en tu habitación no te va a ayudar nada. Cambiar de aires durante unos días te vendrá bien. Esta gente son amigos de verdad. Lo han organizado para llevarte a un lugar extraordinario. Está cerca de aquí. Sólo pasar unos días. Yo mismo he estado allí en momentos difíciles y me ha sido de gran ayuda. Es una buena idea. Iría contigo si pudiera, pero me es imposible. Quizás pueda ir a verte mañana por la tarde”. "¡Lo que debería hacer es largarme de este país de mierda!", estallé. "¡Y ahora mismo! ¡Llévame a la estación!". "Allí es donde vais", dijo Isidro. "Pero sería un fracaso que te fueses de Lovetopía en tu actual estado. Todos pensamos lo mismo. ¡Venga, Rubén, confía en nuestro criterio! Somos todos amigos, preocupados por ti y dispuestos a echarte una mano para que te recuperes rápido. Alguien de la Cova podría acompañarte si crees que es importante para ti". Isidro me tranquilizó. Sentí que me estaba comportando como un loco de remate. He aprendido a fiarme de él, incluso en cosas un poco raras. 437 Especialmente, en cosas raras. Todo en este país es raro. Y sé que me arrepentiría si me largo sin más. Además, mis "secuestradores" me parecían menos gorilas desde que les vi hablando con la gente de la Cova. Una idea nueva me invadió. ¿Y si eran agentes de nuestro CNI? ¡Si nuestro Presidente consideraba realmente importante mi misión, quizás quería verme de inmediato! Bien sabe Dios que es un secreto a voces en la Cova la decepción que me causó el encuentro con la Garen. Llegamos a la estación y cogimos un tren. Luego, subimos a un moderno microbús dirección a las montañas. Me quedé dormido y desperté cuando llegamos. Había un gran edificio con porches bajos. Gente que iba y venía sin prisa. Alrededor, pequeñas cabañas de madera sin orden aparente. "Después comeremos algo", escuché. "Empecemos con un baño". Dejamos mi equipaje en una de las cabañas y bajamos por una colina. Todo era silencio. Un silencio resentido de mi parte y un mutismo indescifrable por la suya. Los baños estaban en un edificio muy hermoso, aunque sumamente sencillo. Nos quitamos la ropa y entramos en la sala de baños. Ellos completamente desnudos y yo con una toalla envuelta en la cintura. En el centro, había una piscina de unos doce metros cuadrados con muchos chorros de agua y pequeñas zonas burbujeantes. Nos sumergimos lentamente. El agua estaba caliente y humeante. Despedía un aroma extraño. Su tacto era sedoso. No podía apartar mis ojos del cuerpo desnudo de la joven. Su cuello era largo y delicado. Sus pechos, pequeños y redondos, eran muy hermosos y atractivos. Su cintura fina y elegante. Su pubis 438 tapizado por una ligera capa de vello. Piernas largas, muy largas ¿Quién es? ¿Me resultaba tan familiar que creía que la conocía, pero una niebla en mi mente me impedía recordar? Dentro de la piscina experimenté una cierta relajación. Todos sonreían y daban pequeños gruñidos de placer. Sentí como mi tensión se desvanecía. Reinaba un silencio sólo roto por el sonido del agua y los pequeños jadeos de los demás. Tropecé con un banco sumergido y me senté bajo un enorme chorro de agua. Junto a mí, una pareja de jóvenes se miraban fijamente, sentados uno frente al otro. Su movimiento era rítmico. De no ser porque estábamos en público, hubiese jurado que hacían el amor. Al otro lado, un viejo metía y sacaba la cabeza del agua mientras hacía borbotones con la boca. En frente, mis acompañantes, ella, descansaban con los ojos cerrados, cuerpos relajados, impasibles, como flotando. Estuvimos 30 minutos o más allí metidos. Unos detrás de los otros empezamos a salir. Nos secamos con unas enormes toallas y nos tumbamos a sudar. Yo con la toalla puesta. Ellos, ella de nuevo desnuda. La sala de exudación tiene amplias ventanas. Se veía el horizonte en toda su profundidad, color pardo. Los árboles se balanceaban suavemente. Mi sentir de calma iba en aumento. Me venían a la cabeza flashes de la fantasía de la iglesia. Comencé a pensar en que esa noche, por primera vez después de muchas, quizás sería capaz de conciliar el sueño. La conducta poco locuaz de mis “secuestradores” todavía me molestaba. Pero no dije nada. Mi única exigencia fue llamar a la Cova y me dejaron una tablet nada más acabar de cenar. 439 Isidro no vendría hasta dentro de dos días. La conversación con él me tranquilizó. Dijo que había hablado con Nazaret. El resto del tiempo que estuvimos charlando se limitó a escucharme y a sonreír. “Rubén, desconecta esa mente tuya y relájate por unos días”, dijo antes de cortar la videoconferencia. “Sé que pronto estarás mucho mejor y verás las cosas de otra manera”. Nos instalamos en unos mullidos sillones del salón. La chimenea estaba encendida. Alguien en la otra esquina de la habitación descorchó una botella de cava. Nos ofrecieron unas copas y todos brindaron a mi salud. Todos menos yo. La misteriosa joven me pilló dos veces mirándola fijamente y lo aceptó con sorprendente gratitud. Al menos, eso entendí de su sonrisa intuida y ese cerrar de párpados tan delicadamente suyo. Por la sala se jugaba al ajedrez, al dominó y a las cartas “Es el juego del "truc", me dijeron. “Cuando te apetezca, te enseñamos las reglas y jugamos un rato”. Pasé un rato agradable, pero pronto regresó mi nerviosismo. Sin embargo, mis acompañantes parecían estar en paz, como quien no espera nada. Eran los lovetopianos más silenciosos que he conocido en este país de charlatanes. Por fin, me rendí y comencé la discusión. "Está bien", dije irritado, "acabemos de una vez. ¿Qué queréis de mí? ¿A qué viene este juego?". "No queremos nada de ti”, dijo el que conocía a Isidro. Su nombre era Emilio. "Simplemente estamos aquí para cambiar de aires unos días y disfrutar. Aprovéchalos como quieras". 440 "¿Quién os manda?", dije. "¿Quiénes sois, si se puede saber?". "No podemos decírtelo ahora. Quien ha organizado esta escapada te quiere como un buen amigo y nos ha pedido discreción. Pronto vendrá. Nosotros también nos consideramos tus amigos. Recuerda que ella es Bea, él es Juan y éste, Alberto". Cuando escuché su nombre, la burbuja de niebla que me impedía recordarla explotó. El encuentro en la feria vino a mí como si hubiese sido ayer. Pero ¡estaba tan cambiada! ¡Parecía otra mujer tan distinta y, sin embargo, ahora sabía que era ella! ¡Bea, la dulce Bea! Debí poner un gesto de sorpresa de esos que lo dicen todo. Bea pareció darse cuenta de que ya la había reconocido. Anunciaron que era el momento de retirarse a dormir. Me levanté abatido y confuso. Apenas tenía fuerzas para caminar. Bea se acercó y me recogió con un largo y tierno abrazo. Noté mi erección casi al instante y caí en la cuenta de que hacía días que no se me había levantado. Fue íntimo, muy íntimo. Creo que ella también lo notó. Nuestros cuerpos sabían, de alguna manera, como juntarse y cómo acogerse. “Mañana hablaremos”, me dijo dulcemente. “Ahora descansa”. Y desapareció por un pasillo, no sin antes regalarme un suave beso. Ahora que escribo esto creo que empiezo a entenderlo todo mejor. Creo que estoy enfermo. O eso piensan todos. Me han traído a un balneario que parece que ha sido rehabilitado por japoneses. Mis secuestradores no son secuestradores, sino amigos y amigos de mis amigos. No me han secuestrado, sino que simplemente me están invitando y me acompañan. Y todos parecen felices 441 por poder estar en este lugar y poder disfrutar de sus aguas. (Miércoles, 22 de junio) Anoche tampoco pude pegar ojo. El hecho de sentirme “vigilado” complica aún más las cosas. Escuché ruidos hacia las tres de la mañana. Los que me vigilaban despertaron a Emilio y Bea, supongo que para ser relevados. Quizás estaban esperando a que apagase la luz de mi habitación y me fuese a dormir. Pero después de escribir mi diario, lo intenté sin éxito y me puse muy nervioso. Pregunté si podía salir y dar un paseo. Bea se ofreció a acompañarme. "Estaremos muy cerca", dijo mirando a Emilio. Paseamos durante un buen rato. Bea daba la impresión de estar en actitud muy íntima. Me cogió por el brazo. Su gesto generó en mí, de nuevo, una sensación sexual fuerte. Pero me resistí a la tentación. ¡No tenía ni idea de cómo reaccionaría ella en este ambiente! Sin embargo, me quedó claro que estaba pensando en otro cosa. Comenzó a implorar, como quien habla a un amigo de la infancia. "¿Por qué no te abres de una vez y nos dices lo que piensas? ¡No es humano resistirse así y encerrarse en uno mismo!" "¿Por qué tengo que contaros nada? Dame una razón válida", contesté soltándola de mi brazo. "Bueno, pues porque estamos aquí contigo", contestó cogiéndome otra vez. "De eso ya me he dado cuenta. Ahora dime algo que no sepa". No hablamos más. Paseamos en silencio alrededor del balneario. Cuando regresábamos a mi cabaña, me cogió de la mano. Entonces caí en que esta chica no tendría, probablemente, más de 20 años. 442 “De acuerdo", dije. "Te diré una cosa. Quiero irme. Quiero salir de este país. Todo esto me deprime. Esto no es real. Esto no es mi vida y no es real". "Es real para nosotros. Tú no estás dejando que lo sea para ti". "Bueno, he hecho lo que vine a hacer”, repliqué. “Ya es hora de que me vaya". "¿Por qué piensas sólo en términos de trabajo?", preguntó cómo dolida, sus ojos húmedos. "También he tenido mis aventuras, si te refieres a eso". "Puede ser una aventura que dure todos los días de tu vida", apuntilló Bea con una sonrisa sutil mientras recogía con el dedo una lágrima que resbalaba por su hermosa mejilla. Emilio esperaba sentado en el porche. Nos recibió con cierta curiosidad pero no dijimos nada. Me debí quedar traspuesto durante un par de horas. Ahora son las seis de la mañana. Tendré que arreglármelas para pasar el día como sea. Siento que tengo los nervios de punta. No me atrevo a tomar ni una gota más de café. (Por la tarde) Baños y paseos mañana y tarde. No sé qué esperan de mí. Sé que sienten una gran curiosidad por saber lo que pienso de Lovetopía. Es como si quisieran que les contase de nuevo lo que me ha sucedido aquí ¡Cómo sino lo hubiese escrito en mis artículos! Después del baño de la mañana y de sudar un buen rato, me entraron ganas de hablar. Pero me resulta difícil ordenar mis ideas. Temo no ser nunca más aquel periodista inteligente y locuaz. Una especie de furia oscura me invade ante lo 443 absurdo de la situación. He visto de todo. Mucho me ha gustado, pero otras cosas me han parecido poco racionales. Personalmente, he vivido situaciones maravillosas. A fin de cuentas, ¿prevalece lo bueno o lo malo? Siendo honesto conmigo, soy incapaz de decidirlo. Hay cosas en este país que me seducen profundamente. Por ejemplo, la belleza de sus paisajes e incluso de sus ciudades. Su calma y tranquilidad contrasta con la locura de las nuestras. Todo lo relacionado con sus mujeres. Me gusta la seguridad de la Cova, del campamento y del hospital. Y Nazaret. Ella me ha afectado de una manera que no creía posible. Otras cosas son, simple y llanamente, desconcertantes. Por ejemplo, su sistema económico. O los juegos de guerra rituales que me atraen tanto como me horrorizan. Pero siento que una especie de mullida cortina lo cubre todo y le quita realidad al conjunto. ¡Si al menos pudiera correrla o esconderme detrás! Me escucharon un buen rato hasta que Emilio me interrumpió. "Bueno, nos has contado lo que piensas. Es interesante. Pero, ¿qué estás sintiendo? ¿Y qué vas a hacer?". "¿Que qué voy a hacer? Muy simple ¡Volver a Madrid como estaba previsto!”, contesté irritado mientras un terrible latigazo de dolor inundaba mi cabeza. "¡Dios mío!”, se me escapó, "¡que terrible dolor de cabeza tengo!". Me acerqué tambaleándome hasta la cama y me dejé caer. Bea me humedeció la frente con un paño mojado en agua fría. 444 “¡Algo me pasa!”, dije en voz débil. “Los baños han debido afectar a mi circulación sanguínea en la cabeza” Nunca me había ocurrido nada semejante. Parecían bastante preocupados. Juan localizó a una doctora que se hallaba alojada en el balneario. Vino, me auscultó y me dio los nombres de algunos “tests” que debería pasar cuando volviera a la ciudad. Pero dijo claramente que había un 99,9 por ciento de probabilidades de que lo mío fuera psicológico o energético. En cualquier caso, nada que ver con los baños. Para entonces ya era media tarde. Mi dolor de cabeza disminuyó un poco. Emilio, pensando que me ayudaría estar algo ocupado, sugirió que acabara y enviase alguno de los artículos que les dije tenía medio escritos. Me pareció buena idea. Acabé uno que tenía casi finalizado y corregí otro. Descarté trabajar en la entrevista de la Presidente Garen. Ahí tengo mucho que hacer. Los que he elegido no son de mis favoritos, pero tampoco tengo fuerzas para dedicarme a fondo. El volver a trabajar hizo que me sintiera mejor. Tuve la tentación loca de camuflar entre mi texto un mensaje a Jota P. avisándole de mi “secuestro”. Fantaseé que eso arrastraría a una confrontación internacional y que un comando del ejército español vendría a rescatarme. Todo se acabaría así. Rápidamente. Sin más. 445 25.- MÍSTICA, EXOTISMO Y SEXUALIDAD Balneario de Cofrentes, 21 de junio de 2033. Para entender la sociedad de Lovetopía plenamente, hay que acercarse a las nuevas creencias, rituales y costumbres que han adoptado como si de una nueva “religión” se tratase. El culto a la naturaleza, en todas sus formas y puntos de vista, ha adquirido en este país una exaltación colectiva que escandalizará a la mayoría de los españoles. Quizás, el único referente entendible que tenemos en España para encajar la nueva cultura lovetopiana sea la brujería y la herejía que con tanto esfuerzo erradicaron nuestros ancestros. Las plantas y las flores son objeto de culto. Una primera aproximación permite avistar su devoción por el reino vegetal en sus jardines frutales, sus huertas urbanas y su política forestal. Cuando profundizamos, encontramos esta misma devoción también en su convivencia doméstica con plantas y flores y en sus investigaciones sobre robótica vegetal. Sin embargo, los lovetopianos han llevado la cultura en torno a las flores a situaciones extremas. Ejemplos los encontramos en multitud de facetas de su estilo de vida. Es frecuente ver restaurantes vegetarianos cuya principal propuesta es una carta de platos cocinados con flores de lo más exóticos y divertidos. Las infusiones y preparados de hierbas son parte de la dieta diaria. La mayoría de los medicamentos habituales en España, algo que horrorizará a las grandes multinacionales farmacéuticas, han sido sustituidos por un amplio catálogo homeopático de 446 recetas que combinan hierbas y flores. Hay invernaderos y parques públicos dedicados casi exclusivamente a las flores, de belleza y extensión equiparable a los famosos Kew Gardens de Londres, en Inglaterra. No hay barrio que no disponga de una floristería bien surtida de orquídeas y rosas, con ejemplares listos para ser regalados ante la más mínima escusa. Los decorados florales son parte integral de la vestimenta de sus mujeres. La bisutería floral también es corriente. Por último, las exposiciones sobre curiosidades botánicas son populares en ferias y festivales. Muchas hacen especial énfasis en la polinización, a la que denominan “la sexualidad de las plantas”. Esta devoción por plantas y flores sólo es superada por el culto lovetopiano por el cuerpo humano y la sexualidad. Sin embargo, su entender se aleja mucho de las costumbres españolas y contradice frontalmente nuestra cultura. Por un lado, critican con dureza nuestra publicidad y el uso frecuente de tecnologías digitales para alcanzar la perfección en el cuerpo femenino. Esta práctica, tan comúnmente aceptada en España, es calificada negativamente por cualquier ciudadano como una “cosificación de la mujer”. Opinan que sólo genera insatisfacción y ansiedad entre las mujeres porque intentan alcanzar una perfección que es ficticia y se aleja de la realidad de sus cuerpos. Por otro lado, han abandonado la tradición de pudor, vergüenza e intimidad sobre el cuerpo humano que abrazamos los españoles. Nuestro pasado judeocristiano y el liderazgo espiritual de la Iglesia Católica son ampliamente cuestionados, cuando no rechazados de plano. 447 “Conocemos bien nuestros orígenes”, afirmó una sexóloga a la que entrevisté. “Recibimos de España una sexualidad oscura y sucia, cargada de culpa, muy genital y rápida. Pero hemos elegido evolucionar y disfrutar de una sexualidad luminosa y limpia, bendecida por lo divino, integradora del cuerpo y generosa en tiempo y gozo”. La sexualidad lovetopiana, abierta e inocente como parece, está repleta de contradicciones. La pornografía, una industria muy desarrollada en España, apenas existe aquí. Sin embargo, son habituales las tiendas de arte erótico que presentan desnudos integrales e incorporan en su oferta todo tipo de pinturas, fotografías y esculturas de penes y vaginas. Incluso vi el folleto de una exposición de “vaginas del mundo” que, con elegancia y hermosura, presentaba las diferentes vaginas según formas y tamaños, con calificativos tan exóticos como tipo zen, tipo cobra, tipo flor o tipo virgen. Tampoco hay indicios de prostitución, siendo quizás el primer país que haya conseguido acabar con el oficio más antiguo del mundo. Sin embargo, son habituales las propuestas abiertas que, con cierto aire oriental, ofrecen masaje integral o masaje de genitales. “La sexualidad tradicional confunde desnudo, masaje, sexo y amor”, añadió la sexóloga. “Sin embargo, aquí distinguimos claramente entre un desnudo, un masaje, un encuentro sexual y una relación amorosa. Los lovetopianos aceptamos con espontaneidad desnudarnos o dar un masaje a amigos y desconocidos, reservando el acto sexual pleno y las relaciones amorosas de pareja para situaciones más íntimas y estables. Pero cuando no hay estabilidad de pareja, nos gusta disfrutar de 448 encuentros sexuales ocasionales en los que ofrecer nuestra plenitud de ser sin pudor y sin sentir de culpa alguno. Es parte de la voluntad de conocer al otro”. La presencia de sex-shops, curiosamente, es mucho más habitual en Lovetopía que en España. Aunque las tiendas lovetopianas se presentan con nombres variopintos y ofrecen un catálogo de juguetes, disfraces y artilugios sexuales muy diferente. Apenas se ven consoladores y vibradores, pero sin embargo hay una amplia oferta de un tipo de huevo realizado con obsidiana, una piedra de origen volcánico. Según afirman, las mujeres se introducen estos huevos en sus vaginas para restablecer su sensibilidad interior y sanarla de bloqueos y heridas energéticas. “La cultura de la penetración genital directa”, continuó la sexóloga mientras golpeaba repetidas veces su cerrado puño izquierdo con la palma de su mano derecha, “es muy agresiva con el cuerpo y le quita sensibilidad a vaginas y penes. Con el tiempo, acumulan una tensión que bien puede entender como las durezas de piel o los callos que aparecen en otras partes del cuerpo. Recuperar la sensibilidad y sanar los genitales es fundamental para cualquiera que persiga disfrutar de una sexualidad más íntima y plena”. Otro aparato que seguramente desconocerán las mujeres españolas tiene forma de pesas y se utiliza para fortalecer los músculos interiores de la vagina. Además, el catálogo de disfraces y complementos es mucho más variado que en España, quizás debido a la afición por el streap-tease de sus mujeres y sus hombres. En Lovetopía, la familiaridad con la sexualidad y con los genitales ha alcanzado también a los 449 olores corporales. Muchos lovetopianos y lovetopianas han renegado de los desodorantes. Afirman que los olores corporales desempeñan una función biológica fundamental en la atracción entre hombres y mujeres y que la hermosura de un individuo también se expresa a través de su olor. Este rechazo a los desodorantes, sin embargo, no ha llegado a los perfumes. Aunque éstos son utilizados en mucho menor grado que en España. Aquí eligen perfumarse con una u otra fragancia como en España elegimos disfrazarnos con este o aquel disfraz. En lugar de ser un complemento de higiene cotidiano, utilizan el perfume como un elemento de juego para fiestas y encuentros extraordinarios. Pero si lo anterior ya resultará escandaloso para la mayoría de los españoles, los lovetopianos se han atrevido a ir más lejos elevando los fluidos corporales a objeto de culto. Entre los hombres se practica el culto al semen, mientras que entre las mujeres se practica el culto a la sangre menstrual y a la lactancia materna. “El semen es el elixir de la vida e incluye lo mejor que un hombre puede ofrecer a una mujer, su esencia vital”, comentó mi informadora. “Tanto hombres como mujeres, cuando deciden una eyaculación masculina, recogen el semen respetuosamente y lo saborean. Además, entre las mujeres es habitual que se utilice como hidratante cutáneo de excepcionales cualidades”. Las mujeres lovetopianas, por su parte, abominan de compresas y otro tipo de productos de higiene femenina convencionales como las cremas y los tampones. La mayoría de las féminas en edad menstrual eligen utilizar compresas reciclables, de lava y pon, o copas menstruales que recogen la 450 sangre. En este último caso, utilizan su sangre menstrual como nutriente para plantas e incluso como pintura para dibujos y cuadros. Pero el culto a la menstruación no acaba aquí. La sociedad lovetopiana acepta la menstruación de sus mujeres con absoluta naturalidad. Muchas son las que organizan su vida profesional, su vida social o su vida sexual en torno a su ciclo menstrual. Todas llevan un control espontáneo y compartido de las fases del ciclo y aceptan con agrado la variabilidad que se produce en sus cuerpos, en su fertilidad y en su emocionalidad. “El cambio es una constante de vida en la mujer”, añadió la sexóloga. “Las diferencias hormonales o fisiológicas que se producen en las mujeres son potenciadoras de sus cualidades de vida. Por ejemplo, las lovetopianas aprovechan los períodos de mayor hipersensibilidad para reunirse entre ellas y acoger su condición de seres divinos portadores de la vida y de la muerte. O alternativamente, aprovechan los períodos de mayor creatividad para dedicarse en cuerpo y alma a sus cometidos profesionales o artísticos. Los hombres, por su parte, respetan la variabilidad de sus mujeres. Algunos incluso lo agradecen afirmando que les permite vivir diferentes facetas de la mujer, como si de un harén se tratase, pero dentro de una única relación”. Las mujeres lovetopianas acostumbran a reunirse en grupos sólo para mujeres bajo la fórmula de “círculos de mujeres” o en torno a establecimientos que se presentan con el nombre de “la tienda roja”. En estas reuniones, mujeres de todas las edades comparten sus historias y sus sentimientos con absoluta transparencia. Ríen, lloran, cantan, gritan, bailan o se mueven 451 convulsamente sin causa aparente. Creen que compartir abiertamente cómo piensan y cómo sienten les ayuda a reconciliarse con su condición de mujer y a fortalecer los lazos entre ellas. Afirman que las mujeres de mayor edad pueden y deben ilustrar con sus experiencias de vida a las mujeres más jóvenes. Antiguas tradiciones y rituales de mujeres han sido recuperados y se exhiben y comparten sin pudor ni vergüenza. Incluso reconocen abiertamente que algunas de estas prácticas están catalogadas como “actos de brujería” por la Iglesia. “La participación en la tienda roja”, me comentó una informadora que contribuyó a los inicios de este movimiento exclusivo de mujeres, “hace que el útero de la mujer recupere su estado natural, durante tanto tiempo contraído, aterido por las circunstancias sociales y el efecto que éstas tenían en nuestros cuerpos. Un útero sano y renovado pulsa como un segundo corazón, en movimientos ondulantes pero diferentes en cada momento del ciclo. Las mujeres jóvenes aprenden, por ejemplo, que no hay que tener miedo al dolor del parto. Escuchan de mujeres experimentadas que las contracciones de un útero sano no son calambres, sino olas intensas que recorren la delgada línea que hay entre el dolor y el placer y que conducen a las más afortunadas a profundos estados de éxtasis. Sepa usted que el dolor menstrual prácticamente ha desaparecido del cuerpo de las lovetopianas”. Estas reuniones suelen celebrarse de noche, a la luz de la velas y con profusión de inciensos y altares. Mujeres de todo tipo, sin distinción de profesión o nivel de estudios, acuden por igual y se presentan como “chamanas”, “brujas”, 452 “hechiceras” o “curanderas”. En alguna ocasión he escuchado que estas reuniones han sido determinantes en la desaparición del consumo de antidepresivos entre la población femenina y que son alentadas por campañas oficiales que nacen del mismísimo gobierno lovetopiano. “Cuando un grupo de mujeres lovetopianas se reúne, se nutren unas a otras ofreciéndose apoyo, aliento y comprensión”, comentó mi interlocutora. “Las mujeres cultivan el amor y se entregan a su condición de seres de amor, aceptando toda la intensidad que sólo una mujer es capaz de sentir y vivenciar. Los hombres, por su parte, han asumido su rol de protectores del amor y eligen quedarse al margen de estas actividades”. En lo que a planificación familiar se refiere, a diferencia de la tradición española de enfocarlo desde la contracepción, en Lovetopía piensan en términos de concepción. La creación de la vida se considera algo merecedor del máximo de los cuidados. Por eso, cuando una mujer decide que quiere concebir un hijo, tenga pareja o no, tiene la posibilidad de instalarse en las llamadas “casas de nacimientos” y asistir a “programas de renacimiento”. “Las mujeres llegaban a la maternidad casi de forma automática, sin haber tenido contacto cercano con otras mujeres que estuvieran gestando y criando”, comentó mi informadora con manifiesto sentir de frustración. “En muchos casos, decidían tener un hijo para llenar un vacío o por una cuestión curricular. La España de la que venimos nos empujaba en una carrera hacia la felicidad perdida que llegaría después, cuando consiguiésemos tener “eso” que nos faltaba. Aún me destroza el corazón recordar algunas escenas 453 que acontecían en la maternidades de los hospitales españoles. El miedo al parto acompañaba durante toda la gestación, los médicos intervenían los alumbramientos con su frialdad, la depresión posparto se normalizó... ¡Qué barbaridad!”. “Se trataba a las mujeres como incapaces de parir. Se las sometía a hormonas sintéticas, se las inmovilizaba y en muchos casos se rajaban sus genitales innecesariamente”, añadió mi informadora con lágrimas en los ojos. “Los fórceps y la cesárea se impusieron como salvadores de la vida recién nacida, cuando ni si quiera le habían dado la oportunidad de nacer. La violencia que contaminaba toda la sociedad se manifestaba en las salas de partos de manera tan cotidiana que se hizo invisible. Afortunadamente, todo esto ha cambiado”. En Lovetopía, las tasas de intervención en el parto han descendido brutalmente, aunque siguen contando con toda la tecnología y los conocimientos médicos y quirúrgicos cuando es necesario. Quizás lo más sorprendente sea que el principal cambio introducido ha sido regresar a los procesos naturales de la vida. Las lovetopianas afirman que las hormonas presentes en la gestación y crianza de los bebés actúan como reguladores del organismo y les predisponen al cuidado mutuo y al mantenimiento de la armonía, la calma y la alegría. “La libertad de movimiento durante el parto, y que sean las propias hormonas de la mujer las que guíen el proceso”, apuntilló mi interlocutora, “ha devuelto una dimensión olvidada de la vida sexual de la mujer: el rito iniciático del parto. Las hormonas que están presentes en el momento del parto son las mismas que en cualquier otro 454 acontecimiento sexual y amoroso de la mujer. El parto permite que la mujer alcance un estado de consciencia ampliada muy difícil de explicar con palabras fuera del ambiente de la tienda roja. E imposible de explicar si quien escucha, como es su caso, es un hombre”. Las lovetopianas afirman que el estrés y el miedo han desaparecido de la situación de parto y que, como mujeres, pueden vivir plenamente la maternidad, un acontecimiento clave en sus vidas. El bebé no es separado del cuerpo de la madre en ningún momento. Dicen que nunca cortan un cordón umbilical que aún está latiendo (es decir, mientras transfiere la sangre del circuito de la placenta) y, sobre todo, buscan evitar que la primera respiración del bebé sea con dolor. Todo parece indicar que han llevado a extremos la máxima hospitalaria de que las primeras experiencias vitales son un asunto de máxima importancia y delicadeza. Después de lo anterior, es entendible que las lovetopianas hayan regresado a la lactancia materna y que rechacen los sucedáneos industriales de las grandes multinacionales. La leche materna es uno de los fluidos corporales que han elevado a la condición de objeto de culto. Esto, según afirman, ha permitido alcanzar unos índices de salud infantil impecables. Los hombres lovetopianos, por su lado, se muestran respetuosos antes las confusas decisiones de sus compañeras y han buscado un nuevo lugar desde el que vivir la experiencia del parto. Ya no cumplen un papel periférico, sino que acompañan a la mujer en su camino. Dicen que, desde el conocimiento indirecto, son capaces de 455 complementar su experiencia para que sea aún más plena y placentera. Algo que sorprenderá incluso a los más liberales es la afirmación lovetopiana de que el parto es una fase adicional de la sexualidad de la pareja. Esta afirmación, ridícula cómo es, solo se puede aceptar reconociendo que ambos, hombre y mujer, viven una intimidad profunda y salen de la experiencia con un vínculo muy fortalecido. “El hombre sostiene a la mujer, quien a su vez sostiene al bebé”, comentó mi interlocutora, “y juntos forman la matriz en la que crecerá el ser recién nacido como una manifestación del amor y de la vida en todo su esplendor”. La laxitud y la libertad sexual de los lovetopianos contrastan con su compromiso firme con la monogamia. La moda de los divorcios exprés, tan bien recogida en la legislación española y que tan alegremente disfrutan los españoles, no ha cuajado en Lovetopía. Aunque hay que alertar a los españoles más conservadores que su monogamia nada tiene que ver con el matrimonio español, sino con la apuesta lovetopiana por “parejas estables”. Los lovetopianos afirman que las relaciones de pareja son un camino de crecimiento para las personas y que las crisis y los conflictos son simples señales que identifican áreas de descubrimiento mutuo. Además, insisten en que la intensidad del amor es tan grande y la profundidad de las personas tan inmensa que resulta realmente difícil amar íntegramente a dos parejas al mismo tiempo. “No es lo mismo nadar 5000 metros en una piscina, haciendo 100 largos de 50 metros cada uno”, comentó efusivamente un hombre antropólogo de mediana edad, “que nadar 5000 metros en mar abierto entre las islas de Ibiza y Formentera, con 456 cambios de clima, diferentes corrientes y animales marinos a tu alrededor. Quizás la distancia sea la misma, pero bien puede uno imaginarse que la experiencia de vida y el aprendizaje son totalmente diferentes”. Los lovetopianos defienden que la plenitud sexual se produce cuando el sincronismo en la pareja permite que ambos disfruten del momento presente con absoluta plenitud, sin distracciones que provengan de miedos íntimos o de fantasías no vividas. Este sincronismo, que exóticamente llaman “éxtasis” o “maithuna”, acontece en los planos energético, físico, emocional y mental del individuo. Para alcanzar este “éxtasis”, aseguran que la pareja debe haber vivido en profunda intimidad y haber practicado sexualmente durante años. Sin embargo, ellos mismos se contradicen con afirmaciones encontradas. “Hay hombres y mujeres que pueden alcanzar la situación de éxtasis en un primer encuentro”, afirmó mi interlocutor. “Eso sí, siempre y cuando se den dos condiciones. Por un lado, que la mujer así lo decida ya que es la única capaz de mantener el equilibrio en la energía sexual del hombre. Por otro, que ambos gestionen su ser para estar anclados en el momento presente”. Una de las prácticas más increíbles a oídos de cualquier español es el control de la eyaculación que los lovetopianos dicen practicar. Afirman que orgasmo y eyaculación son procesos fisiológicos diferentes y que un hombre los puede separar y gestionar a su antojo. “De niños aprendemos a controlar el pis y de adultos aprendemos a controlar la eyaculación”, comentó mi interlocutor. “Los ejercicios son bien conocidos por los lovetopianos. Entiendo su 457 escepticismo como hombre español pero, créame, es una realidad que disfrutamos los hombres de Lovetopía. Separando eyaculación y orgasmo se adquiere la condición de multiorgásmico, algo que viene de serie con todos los varones de la especie humana. Además, sólo cuando un hombre es multiorgásmico puede acompañar a la mujer en el pleno disfrute de su cuerpo, ese umbral de serenidad y amor que tanto anhelan en la intimidad”. Existe un debate sobre la mejor manera de separar eyaculación y orgasmo. Algunos afirman que es cuestión de autoridad y determinación, un ejercicio de tensión y autocontrol sobre el propio cuerpo masculino. Otros, sin embargo, dicen que es cuestión de apertura y relajación, una práctica sólo alcanzable confiando en la mujer y en las dinámicas naturales del cuerpo. Como español, este debate me resulta tan surrealista como incomprensible. La mística lovetopiana alcanza otros aspectos de la hombría. Por un lado, resulta curiosa la permanente referencia a “la conquista del dragón”. Los lovetopianos creen que los hombres deben enfrentarse a su propia mente para entrar en un espacio de silencio en el que no existen miedos ni fantasías. A este ejercicio mental lo denominan “conquistar o domar el dragón”. Cuando lo consiguen, dice la creencia popular, el hombre alcanza una comunión con la mujer y con lo femenino de una pureza y fortaleza inigualables. Esta creencia bien podría tener su origen en los cuentos tradicionales de Occidente en los que se habla de príncipes, dragones, castillos y princesas. 458 Otro aspecto menos infantil es su relación con la ira. Esta sociedad acepta la ira como algo natural. Entre ellos, se ha asentado la creencia de que los hombres deben entrar en contacto con su ira y que éste y no otro es el camino para no temerla y poder gestionarla a su favor. Los juegos de guerra rituales, salvajes como pueden parecer, persiguen este ingenuo objetivo. Pero hay rituales menos sangrientos pero igual de llamativos. Es frecuente encontrar hombres enfurecidos en supuestos ejercicios de vaciado de ira. La escena habitual son dos hombres, uno frente al otro gritándose a la cara, mirándose fijamente a los ojos y golpeándose el pecho con violencia hasta acabar agotados y afónicos. “La frustración es algo habitual en nuestras vidas”, afirmó el antropólogo que se declaró antiguo psiquiatra de una reputada clínica española. “Donde existe un plan, una expectativa o una suposición, acto seguido aparece la realidad y, lo que es natural, la frustración entendida como la diferencia entre la expectativa y la realidad. Los hombres, o la energía masculina, manifiestan esa frustración en forma de ira. Las mujeres, o la energía femenina, acostumbran a manifestar esa frustración en forma de tristeza. Aunque muchas veces, detrás de la ira se esconde la tristeza, y viceversa. Evacuar la frustración es recomendable tanto para favorecer la salud mental y emocional de los individuos como para alcanzar la harmonía social. De ahí que en Lovetopía se alienten los arrebatos violentos, en tanto que evacuación de la ira, o los llantos, en tanto que evacuación de la tristeza. Ambos son mecanismos naturales que restablecen el equilibrio de las energías de hombres y mujeres”. 459 Esta peculiar manera de entender la vida también ha alcanzado la muerte. Los lovetopianos tienen una relación con la muerte ausente de miedos y fantasías. Creen que todo individuo tiene la capacidad para entrar en contacto con el “estado de muerte” ya que lo asemejan al “estado previo al nacimiento”. En un episodio que trasciende este artículo, escuché decir que lo importante no es pensar sobre la muerte, sino sentirla desde la experiencia “silenciosa y fresca” que todos asociamos al vacío de recuerdo previo a nuestros primeros recuerdos como niños. Por otro lado, en Lovetopía se ha abandonado la costumbre española de enterrar a los muertos. La preferencia social se ha decantado por los crematorios. En algunos casos, las cenizas se lanzan al viento o al agua en hermosos parajes buscando un regreso del difunto a la naturaleza. En otros casos, se colocan en unos pequeños recipientes biodegradables que asemejan macetas y en los que hay semillas y nutrientes varios. Estos recipientes, una vez enterrados en el campo, verán crecer un árbol o una planta de las cenizas del difunto. Esta exótica tradición se ha llevado a límites y se ha recogido en la legislación lovetopiana. Además, son centenares las especies de árboles y plantas disponibles para que, en vida, el futuro difunto pueda elegir aquélla que mejor responde a sus preferencias. Como curiosidad, hay aspectos de la cultura de Lovetopía que eliminan los misterios de la vida. Los niños aquí crecen sin la magia del ratoncito Pérez, los Reyes Magos y Papa Noel. Según los lovetopianos, estas tradiciones tan arraigadas en España sólo sirven para institucionalizar la mentira colectiva entre los niños y, con 460 posterioridad, justificarla en otros ámbitos de la sociedad. En mis viajes por Lovetopía, he llegado a escuchar algunas barbaridades que resultarán ofensivas entre los españoles. En una de estas situaciones escuché cómo padres y madres defendían que el niño Jesús, el burro, la vaca, la madre virgen y otras muchas realidades históricas de la religión Católica eran mentiras que pertenecían al mismo ámbito que el ratoncito Pérez. He de añadir que, como español, me santigüé varias veces ante la sorpresa de los presentes. Aun así, los lovetopianos procesan una admiración y una fe inquebrantable por algunos elementos del cristianismo. Por un lado, reconocen a Jesucristo y a algunos personajes del Nuevo Testamento y les confieren atributos amorosos y divinos tanto individualmente como en las relaciones que mantienen. Tal es el caso de María Magdalena. Por otro lado, han incorporado a su catálogo de Santos a las grandes figuras de la Iglesia Católica que han practicado o pregonado el amor pasional o carnal, como son San Francisco, San Agustín, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Sin embargo, la santería lovetopiana está salpicada por nuevos Santos que serán del desagrado de los españoles. Estos nuevos Santos responden a procesos de “canonización” populares, totalmente ajenos a los estrictos procedimientos de la iglesia romana. Sus ciudadanos se refieren a San Google Maps y le otorgan el milagro de conocer todos los lugares, todas las distancias y todos los caminos. Sin duda, una referencia directa a aquél servicio de Internet de principios de siglo. Otro Santo que sorprenderá a los españoles es San Steve Jobs, el que da sentido a 461 todos los acontecimientos de la vida una vez han ocurrido. Un tercer santo que no goza de las bendiciones oficiales es San Gandalf. Este personaje novelesco es invocado en multitud de situaciones por los lovetopianos. “No somos quien para elegir los tiempos que nos toca vivir, pero sólo de nosotros depende elegir cómo los vivimos”, dice la oración que atribuyen a este pintoresco Santo lovetopiano. Por último, resulta llamativa la consideración de San Miguel como Santo y Patrono de Lovetopía. Pero el San Miguel lovetopiano nada tiene que ver con el católico ni, como algún impío pueda atreverse a insinuar, con la tradicional marca de cerveza. Su San Miguel viene de un antiguo profesor mexicano llamado Miguel Ruiz. Su libro “Los 4 Acuerdos” es ampliamente adorado en este país. Muchos, en un ejercicio de fe que sería la envidia de nuestros sacerdotes, se encomiendan a San Miguel con la máxima espontaneidad. Como curiosidad, los lovetopianos acompañan cualquier referencia a San Miguel con un beso o con un abrazo. “Don Miguel Ruiz nos regaló la fórmula para acallar la voz interior”, me explicó el prestigioso antropólogo con el que me entrevisté. “Son cuatro los principios que nos legó. Mantener la impecabilidad de la palabra. No tomarse nada personalmente. No vivir en la expectativa ni en la suposición. Y hacer siempre y ofrecer siempre lo mejor que hay en ti. Estos cuatro principios son parte fundamental de la educación lovetopiana y permiten a cualquier individuo entablar una relación de amistad con su voz interior. Cuando el individuo alcanza la maestría, esta relación ofrece largos silencios repletos de paz, 462 asemejándose a la mejor relación posible entre amantes”. Quizás esta devoción a San Miguel y sus enseñanzas esté detrás de la obsesión lovetopiana por el no-juicio y el no-imperativo. Unos de los objetivos vitales de todo individuo es alcanzar una capacidad de relación espontánea con los demás que esté ausente de juicio y que no incluya el imperativo o mandato hacia el otro. “Acepta lo que es y no juzgues”, “Agradece lo que se te dé y no ansíes lo que no tienes”, “Te pido”, “Te ofrezco” o expresiones similares son frecuentes en sus conversaciones e ilustran el empeño con el que los lovetopianos se entregan a este objetivo. Sin embargo, el exotismo alcanza áreas sorprendentes. Un buen ejemplo son las nuevas tecnologías digitales. En mi visita a la Universidad de Granada, un reconocido profesor explicaba cómo emprender con éxito utilizando estas tecnologías. Durante su exposición hizo referencias permanentes a extraños objetos que tenía encima de la mesa: una pecera, una pirámide, un triángulo musical, una pajarita y una cometa. También había un libro con el título de “#lovetopía”, sin duda, un tratado en papel sobre algún antiguo lenguaje de programación informática. Lovetopía ha elegido un camino que se aleja sobremanera de la cultura española más tradicional y castiza. Si algún día se restablecen las relaciones con España, nuestros antropólogos, psiquiatras, psicólogos, teólogos, filósofos e historiadores encontrarán abundante caldo de cultivo para desarrollar investigaciones y ensayos verdaderamente descabellados y excéntricos. 463 26.- EL PAÍS DONDE LAS PERSONAN AMAN LO QUE HACEN Balneario de Cofrentes, 22 de junio de 2033. Cuanto más aprendo sobre las costumbres y formas de trabajo de los lovetopianos, más me pregunto cómo es posible que su sistema pueda funcionar. No se trata simplemente de la adaptación a la semana de 20 horas. Lo que sucede es que en muchas situaciones resulta difícil decir cuando un lovetopiano está trabajando y cuando está ocioso. Durante una entrevista importante en una oficina del gobierno, uno de los presentes propuso ir a la sauna. Ausentarse del lugar de trabajo no supuso un problema. Disponen de mecanismos informales por los que se "cubren" unos a otros, según su propia expresión. Nuestra discusión continuó en la sauna, a un nivel más personal, lo que resultó agradable e interesante. La sociedad lovetopiana ofrece tantas oportunidades para gozar y disfrutar que distraerse resulta muy fácil. Para un observador ajeno, comprender cómo se las arreglan para mantener su nivel de eficacia resulta realmente difícil. En sus fábricas, almacenes y tiendas, suceden cosas que resultarían casi increíbles a nuestros gerentes y supervisores. He visto a toda una sección pararse sin más, sin previo aviso. Alguien trajo cervezas o marihuana y se montó el jolgorio allí mismo, entre cajas y máquinas. Los obreros de las empresas lovetopianas no tienen la actitud normal de nuestros obreros. Parecen considerar las fábricas como su casa (o al menos, como terreno propio) tal vez a raíz de que participan de la 464 propiedad de las empresas. Esta afirmación se sostiene tanto para lo bueno como para lo malo. Uno se compadece de gerentes y supervisores cuando vislumbra lo incontrolables que pueden resultar sus trabajadores. Un cambio en los planes de trabajo desencadena una discusión de grupo en la que los supervisores ven cuestionadas sus decisiones y tienen que aceptar que su voz es una más de entre todas. A veces, soportan buenas dosis de críticas donde sus planes originales son cuestionados y sufren modificaciones. Los supervisores, como es lógico, tragan como pueden. Incluso insisten públicamente en que los obreros proponen ideas mejores que las iniciales. Hay que añadir que las críticas son siempre objetivas y exentas de acusaciones personales. En Lovetopía, dicen que la productividad por empleado y hora trabajada es notablemente alta. Muchas personas de un cierto nivel intelectual forman parte de los equipos de trabajo de empresas, fábricas y granjas. En parte, esto ocurre por la relativa falta de oportunidades para la diferenciación de clases en Lovetopía. Además, es consecuencia directa de una política deliberada que permite a los estudiantes alternar un mes de trabajo por cada mes de estudio. Esta es, tal vez, una de las innovaciones más sorprendentes de toda la economía lovetopiana. No sólo se prolonga la educación de los estudiantes, sino que su influencia ideológica y su apertura al cambio han sido la fuente de muchas de las nuevas iniciativas políticas y sociales que prevalecen en las empresas lovetopianas. Un ejemplo muy mencionado es que los estudiantes estuvieron tras las técnicas de autogestión del movimiento obrero. 465 Los lovetopianos son amigos de dar la vuelta a cada situación y convertir las crisis en oportunidades, las discusiones en reencuentros, o el trabajo en placer. En este contexto, placer incluye diversión e intimidad con más frecuencia de lo imaginable. Al principio, como español, me quedé sorprendido por la facilidad con que entablan conversaciones muy personales con la primera persona con la que se topan. Sin embargo, esta sociedad tiene una magia que te contagia y te absorbe. Por mi parte, he conseguido adaptarme bastante bien. Incluso así, resulta desconcertante cuando tu interlocutor comenta que está trabajando y que se tiene que marchar, después de haber hablado sin prisas de una manera informal. “La distinción entre trabajo y no trabajo está desapareciendo”, me dijo una trabajadora de una fábrica. “El trabajo es una actividad adicional que se integra con flexibilidad en nuestras vidas. El trabajo se adapta a las personas y no las personas al trabajo. Pero lo que es más importante, todos buscamos la coherencia entre lo que hacemos, los que pensamos y lo que sentimos. Nos resulta inconcebible que vida privada y vida profesional vayan por caminos contrarios. Una contradicción así nos generaría una tensión interna que provocaría infelicidad y enfermedades ¿Y quién quiere trabajar para estar enfermo y ser infeliz?”. Nuestro entender del concepto del trabajo como algo separado de la "vida real" e independiente de las preferencias personales no existe aquí. Los lovetopianos, aunque nos resulte imposible de aceptar, disfrutan con su trabajo y aman lo que hacen. 466 En Lovetopía, el paro no preocupa lo más mínimo. El gran desempleo existente antes de la Independencia desapareció muy rápido con el cambio a la semana de 20 horas. El número de puestos de trabajo casi se duplicó, incluso teniendo en cuenta que algunos puestos fueron eliminados por criterios medioambientales o por la simplificación de los procesos productivos. Como sería de esperar, el poder adquisitivo de la mayoría de las familias cayó empicado. Pero con la aparición de los nuevos conceptos legales no cundió el pánico y las familias apenas sufrieron un deterioro en sus condiciones de vida. Por un lado, la renta básica universal, los alquileres sociales y los referéndum digitales directos otorgaron a la población una seguridad extraordinaria. Por otro lado, la apuesta por una alimentación sana, la proliferación de servicios personales de todo tipo y la generosidad inherente a la abundancia de tiempo libre inauguraron un nuevo estándar de vida. Todo lo anterior, sin embargo, no impide que el mercado de trabajo funcione perfectamente. Las empresas contratan con facilidad los trabajadores que necesitan y apenas hay gente parada. En cualquier caso, los lovetopianos no consideren los períodos de paro como amenazas ni desastres para los individuos. Nuevamente, el sistema de rentas mínimas garantizadas y el alquiler social, el concepto de familia extendida y la disponibilidad de alimentos baratos o gratis por doquier son los pilares de este sentir de intrascendencia. Es habitual ver a ciudadanos coger alimentos de los jardines frutales o de las huertas urbanas. Quienes están sin empleo prolongan a veces deliberadamente este período de 467 ocio forzado y se consagran a actividades creadoras, educativas o recreativas. “Nuestra empresa cerró y el grupo de amigos que nos quedamos en paro decimos regresar a la Universidad”, me comentó un empresario. “Allí pudimos entender bien qué es lo que habíamos hecho mal y aprender de nuestros errores. Esto fue clave para agruparnos de nuevo, adquirir las habilidades que nos faltaban y montar una nueva empresa propia”. Por otro lado, a diferencia de lo que ocurre en España, hay que reconocer que los lovetopianos son muy generosos con su tiempo. Me dijeron, por ejemplo, que los trabajadores de las fábricas hacen horas extras para arreglar las máquinas averiadas o limpiar las instalaciones. De alguna manera, consideran la semana de 20 horas como aplicables sólo al tiempo productivo y asumen otras responsabilidades adicionales y complementarias. O quizás sea simplemente que disfrutan con las manualidades y los trabajos físicos. Aunque la pérdida de apego hacia lo material es una característica propia del lovetopiano, resulta manifiesto que les encanta arreglar o montar aparatos. Presencié una situación en la que una bicicleta sufrió un pinchazo. Su conductor se vio de inmediato rodeado por cinco o seis voluntarios que se ofrecieron a ayudar. Como en cualquier encuentro social, uno de ellos sacó marihuana, lio un cigarro y lo pasó. La gente empezó a gastarse bromas y a tocarse coloquialmente. La ayuda llegó a turnos y repararon la bicicleta en el tiempo que se fumaron el cigarro de marihuana. Es notable la tendencia de los lovetopianos a tocarse entre ellos. Para la mayoría de los 468 españoles, ser tocado familiarmente por un extraño, e incluso por un amigo, puede ser considerado ofensivo. El contacto físico parece que está reservado a los enamorados y a los niños. Los lovetopianos, por el contrario, son prácticamente indiscriminados en el contacto físico. Cuando la gente se sienta a hablar, se rozan constantemente o se entrecruzan los brazos y las piernas con bastante intimidad. No es difícil ver a un adulto acariciar con aprobación a un chiquillo que pase por su lado y regalarle un abrazo. “Abrazar al otro se ha demostrado muy beneficioso para la salud y la convivencia”, me contestó un viandante cuando le dije que en España no estaría bien visto abrazar a un niño desconocido. “Genera sensación de unidad, brinda apoyo y te permite sentir que no estás solo en el mundo. Además, alivia tensiones y te permite sentir la energía del amor. El único secreto está en ser respetuoso. Hay que ofrecerlo y esperar a que el otro lo acepte. Si es así, entonces el abrazo es perfecto. Quizás en España, el problema no está en los brazos que abrazan, sino en los ojos que miran”. Hasta pude apreciar cómo a un hombre en la calle se acercó a una mujer atractiva, le pidió un abrazo con una sonrisa y esperó pacientemente una respuesta. La mujer acabó por entregarse al abrazo y se marchó. A los pocos metros se giró para mirar hacia atrás con un gesto de aprobación y afecto. Lo que para nosotros representarían fantasías prohibidas o situaciones vergonzosas, para los lovetopianos resultan prácticas habituales. Hombres, mujeres y niños recorren las calles cogidos de la mano o del brazo. Comparten saunas 469 y spas con toda libertad y se bañan desnudos. Los masajes de grupo, sin ropa alguna, constituyen una práctica corriente e incluyen el masaje de genitales. Los viejos amigos se besan y abrazan largo y tendido. Incluso a veces se retiran, después de excusarse educadamente, a un aparte discreto para celebrar su reencuentro sexualmente. Esta laxitud en el contacto quizás pudiera ser resultado de la legalización de la marihuana. Una de las apuestas más arriesgadas del nuevo gobierno fue considerar la marihuana como un producto corriente. El debate fue intenso, pero finalmente se aceptó el criterio de que no es peor que el tabaco ni el alcohol. Además, la decisión se tomó teniendo en cuenta que los médicos reconocen a la marihuana características terapéuticas y medicinales. Y aunque a los españoles nos cueste creerlo, tuvo mucho peso el argumento político de que la marihuana facilita la risa de la gente y reír es una práctica muy saludable. El resultado, después de casi quince años desde su legalización, es que cada casa tiene su propio jardín o jardinera donde cultivan la hierba. Para llevarlo a términos más familiares, es como si tuviéramos un segundo grifo en la cocina que proveyera de cerveza gratis. Sin embargo, la mayoría de los lovetopianos fuman con considerable discreción y sin caer en el abuso o en la adicción. Es probable que la peor consecuencia de esta política fuese que privó al gobierno de una importante medida de opresión y que algunos medicamentos químicos acabaron por abandonarse. Después de casi dos meses en Lovetopía y de multitud de encuentros con sus dirigentes y con ciudadanos normales, puedo afirmar que los lovetopianos y las lovetopianas aman sus cuerpos, 470 aman lo que hacen y hacen lo que aman. Sus habitantes abrazan cada día de su existencia con una pasión y una vocación de servicio a la vida sólo comparable a dos adolescentes enamorados. Quizás, reconocer a esta tierra con el nombre de Lovetopía sea el mejor tributo que podamos brindar a nuestros antiguos ciudadanos. (Jueves, 23 de junio. Antes del amanecer) Anoche, los nervios debieron despertarme hacia las dos de la mañana. Me sentí con una ansiedad desbordante por salir de aquí. Todos estaban dormidos. Han convenido que mi vigilancia ya no es necesaria. Me vestí como pude y salí. Caminé descalzo durante un rato. Me hizo bien. Me alejé colina arriba hasta que llegué a un camino. En un claro del bosque encontré una estructura cuadrada sostenida por postes. Era una especie de pabellón con techo y sin paredes. Subí una pequeña escalera para otear el horizonte. Bajo la claridad de la luna, el silencio del paisaje era de una belleza irreal. Pude ver a un búho acechando a su víctima y sentí el sonido del riachuelo a pesar de estar a más de 500 metros de distancia. Pero unos golpes secos y unos crujidos rompieron mi sentir de paz. Me asusté y se me escapó un pequeño grito. Me agarré a uno de los palos que sostenía el tejado y no me atreví a mirar. Unos perros empezaron a ladrar en la lejanía. Una sombra larga y oscura salió de debajo del pabellón y saltó en dirección al bosque. Por fin lo vi ¡Era un lince ibérico con un conejo entre sus fauces! Cuando empecé a tranquilizarme, dos enormes perros llegaron corriendo, ladrando y olfateándolo 471 todo. Unos metros más atrás aparecieron Juan y Bea. No estaba seguro de que me hubieran visto. Todavía algo agitado y con un sentir fuerte de culpa, bajé por la escalera. "Un lince ha matado a un conejo justo debajo de la plataforma”, dije en voz apagada. "Que susto, ¿no?", dijo Juan quitándole importancia al asunto. "Hace una bonita noche. ¿Qué te parece este observatorio para adoradores de la luna?". “¿Es un observatorio lunar? Precisamente miraba la luna cuando apareció ese maldito animal". Bea parecía una hermosa diosa bajo la tenue luz de la noche. Llevaba una camiseta larga. Su desnudo cuerpo se intuía al trasluz. Sus pequeños ojos marrones estaban clavados en mí. "¿Qué, dando una vuelta, eh?”, preguntó con voz dulce sin esperar una respuesta. “Todos hemos pasado un poco de miedo". "Yo, por lo menos, si”, le dije. “Juan, puedes retirarte si quieres. Me quedaré un rato con Rubén. La luna es preciosa y me gustará hacerle compañía”, dijo Bea mientras se giraba hacia Juan. Juan emprendió el regreso hacia las cabañas. Bea se acercó hacia mí, alargó su brazo y cogió una de mis manos. “Ven, me gustaría proponerte algo”, me dijo con gesto serio. “¿Recuerdas el masaje de la feria? Me gustaría repetir, pero haciendo algunas cosas distintas ¿Te apetece?”. “¡Claro que sí, mujer! Pensé… pensé que ya no te gustaba y que no querías nada de mí”, dije con una respuesta rápida más propia de un niño excitado que de mí. 472 “Por supuesto que me gustas. Pero no tiene nada que ver con eso, créeme”, contestó. “Voy a la cabaña a coger un par de cosas que nos resultarán cómodas”. Antes de alejarse, se giró y dijo sonriente, “¿No te escaparás con el lince, verdad?” Bea apareció unos minutos después, abrigada por lo que parecía un largo pareo y con un bolso de paja en la mano. Sin mediar palabra, sacó del bolso otro pareo, algo más grueso, y lo extendió en el suelo. Cogió varias velas, las colocó delicadamente en el espacio que rodeaba el pareo y las encendió. Giró la cabeza hacia mí para comprobar que la seguía con mi mirada. Sacó entonces una pequeña bandeja con fruta y alargó su brazo para acercármela. “¿Te apetece un plátano?”. Este simple comentario fue suficiente para despertar mi excitación y levantar mis fantasías. Pero no hice nada. Sólo esperé. Cuando hubo acabado con los preparativos, dejó caer el pareo que la cubría y se quedó desnuda frente a mí. Durante unos segundos, quizás demasiados, no pude moverme. ¡Cuánta belleza concentrada en aquel lugar! ¡Qué hermosa estaba! ¡Qué cuerpo más fuerte y delicado al mismo tiempo! El pabellón abierto, el resplandor de la luna, las tintineo de las velas, aquella diosa ¡Todo por mí! ¿Todo para mí? “Por favor, amor, desnúdate y sentémonos como hicimos el otro día”, me dijo mientras se sentaba. “Es muy importante abrir un espacio sagrado entre nosotros, que nos acoja y nos proteja”. Me desnudé y me senté frente a ella, no sin cierta vergüenza al mostrar mi pene erecto ya desde el principio. Cogió mis manos, me miró a los 473 ojos y con voz dulce pero profunda, dijo algo cuyo significado no acabé de entender. Sin embargo, sus palabras resultaron tan hermosas que una lágrima brotó de mis ojos. “Esta noche seré mujer de mujeres para ti. Te ofrezco mi poder, mi atención y mi cuerpo para que el femenino despierte en ti”. Me pidió que me acostase boca abajo y comenzó. Antes, sin embargo, tuvo el detalle gentil de sacar un pequeño cojín del bolso y acomodar mi pene erecto. Todo me resultaba similar al masaje que ya habíamos compartido, aunque no me importaba en absoluto. ¡Más bien, sentía que estaba reviviendo un antiguo sueño de la manera más hermosa y placentera que hubiese podido fantasear! Sus manos se deslizaban una y otra vez sobre mí. De vez en cuando, notaba que me frotaba con su propio cuerpo y la excitación me invadía al sentir sus pezones o su vello púbico. Insistió dulcemente en la necesidad de respirar profundamente y de abrir la garganta. También en permitir que el sonido saliese o en mover el cuerpo sutilmente. Algunas veces, sin darme cuenta, se recostaba sobre mi espalda desnuda para acercarse y respirar y jadear en mi oído, como pidiéndome que la acompañase. Llegó el momento de darme la vuelta y ponerme boca arriba. Cogió el cojín y acomodó esta vez mi cabeza. Mientras me sujetaba con ternura la barbilla, me miró dulcemente a los ojos. “Recuerda de la otra tarde”, dijo, “nuestras miradas tienen que estar siempre encadenadas. Así, sabremos que la energía circula correctamente y que tu ser está aquí, conmigo, y no se pierde en absurdas fantasías”. 474 Untó mi pecho con aceite y empezó a recorrer mi torso, mis brazos, mis manos y mi cintura con una suavidad extrema. La miraba fijamente, como hipnotizado. Sus movimientos me llegaban como una danza vestal. Empezó un dedicado masaje de piernas y pies. Parecía que flotaba sobre mí. ¡Estaba tan atenta, tan concentrada en mí, en mi cuerpo! Cada vez que levantaba el gesto para mirarme, sentía como mis ojos se humedecían. Mi mente caprichosamente se quedaba enfrascada en absurdas preguntas. “¿Cómo puede ser tan mágica? ¿Cómo consigue balancearse así? ¡Qué perfección de mujer! ¿Quién se va a creer esto en España? ¿A quién se lo voy a contar? ¿Cómo se escribe esto?”. Bea, de alguna manera, se daba cuenta. Cada vez que me perdía en mis pensamientos, se balanceaba sobre mí con las dos manos. Era un movimiento que me recorría cintura, pecho, cuello y laterales de la cabeza, provocando un sentir de su peso sobre el mío, de su piel sobre mi piel. Llegó a en mis genitales. Recorrió con sumo detalle mis ingles, los testículos, la base del pene, el frontal del pene, el glande ¡Sus manos eran fuentes puras de placer para mí! Caí en la cuenta de que mantenía una respiración profunda de manera fácil, que el sonido brotaba de mí y que mis caderas se movían al ritmo de sus manos. Varias veces pensé que iba a eyacular, pero no lo permitió. Cuando la tensión del placer me invadía, ella sujetaba dulcemente mi pene con una mano mientras con la otra recorría mi pecho o mis piernas. Como quien busca abrir un camino por el que dejar escapar la excitación. 475 Pensé en Nazaret y en Linda. Pero no sentí culpa ni vergüenza. Sólo un intenso sentir de amor, de un amor húmedo y seco al mismo tiempo. “Ahora es muy importante que estés relajado”, me dijo, recostada sobre mí con el brazo izquierdo mientras me acariciaba suavemente el rostro con la mano. “Te pido permiso para penetrar en tu cueva y llamar a Shakti, la diosa de las mujeres”. No entendí aquellas palabras y simplemente asentí con los ojos al tiempo que sonreía. Se reincorporó y se sentó frente a mí, entre mis piernas, de rodillas. Sus manos regresaron a mi zona genital y continuaron con el masaje de placer. Sentí como acariciaba mi ano, dulcemente, mientras con la otra mano sujetaba y realizaba pequeñas presiones en el pene. Su miraba estaba en mí, ojo con ojo, segundo con segundo. Y de repente, me penetró. ¡Aquella mujer acababa de penetrarme con el dedo! Mi cuerpo se puso tenso y me entró el pánico. Pero no pareció importarle. Sus ojos emanaban paz y amor. Con la mano libre, me acariciaba una y otra vez el pene, la cintura, el torso y el pecho. Consiguió que me relajase de nuevo y entonces noté en mi interior como si algo se estuviese moviendo. Un zumbido agudo me invadió. Pequeños movimientos de su dedo en el interior de mi ano me resultaban abrumadores. Sentía que manos y cara me ardían, como si miles de burbujas calientes estuviesen saliendo de mí. ¡Aquello tenía tanto de placer como de dolor! Pero de alguna manera, me gustaba. Me preguntó si quería que parase y varias veces dije “no, por favor, sigue”. Mi excitación era máxima, aunque mi pene ya no estaba erecto, algo que a ella no parecía importarle. 476 Empecé a llorar desconsoladamente, a gritar, a mover mis caderas arriba y abajo sin apenas concierto. Mis piernas, tímidamente, dejaban salir un pequeño movimiento que acariciaba su cuerpo y sus pechos. Mi excitación era su excitación. Nada de aquello hizo que Bea se perturbase lo más mínimo. Ella simplemente seguía ahí. No se asuntó ni se separó ni se alejó ni retiró su mirada. Ahí estaba ella. La diosa mujer más hermosa que nunca hubiese visto, con un dedo suyo dentro de mí mientras con la otra mano me acariciaba el cuerpo una y otra vez, en un baño de dolor y placer que nunca antes había experimentado. Creo que perdí el conocimiento porque no recuerdo bien cómo salió de mí ni qué pasó entonces. Cuando recuperé la consciencia, Bea estaba a mi lado, abrazada, regalándome pequeños besos por el cuello y la cara. Su mano sobre mi corazón, como cubriéndolo. Sus pechos en mi espalda, sentidos. Me había tapado con un pareo y, luego se había metido debajo para abrazarme. Varias veces rompí a llorar y varias veces me tranquilicé. Nada parecía importarle. Solo yo. Todo yo. En silencio, nos sentamos uno frente a otro y la seguí en una secuencia de gestos que apenas recuerdo. Cuando nos levantamos, me acerqué y la abracé. “¡Gracias, gracias, gracias!”, era lo único que supe decir, una y otra vez. Me ha acompañado a la habitación y se ha quedado a mi lado mientras me acostaba. Al rato, se ha despedido y se ha ido. Yo apenas he podido conciliar el sueño. Así que aquí estoy, diario, contándote esta noche mágica a ti. 477 [NOTA: He tenido un sueño muy extraño y muy intenso. Tanto, que lo sentí como verdad. Aunque sé que es imposible. He soñado que vi a Juan en el suelo cerca del bosque. No estaba sólo. Poco a poco, me di cuenta de que estaba luchando con el lince ibérico. Pero no era una lucha a muerte, sino más bien un juego. Daba vueltas a un lado y a otro sin parar, abrazado del animal. Parecía que se defendía de su mordedura, pero en realidad metía sus brazos en su boca como para subir la tensión. No había sangre. Yo lo vi todo impasible. No sabía si actuar o si dejarlos en ese forcejeo tan íntimo. Pensaba que era un acto violento, pero me llegaba paz. Finalmente, no hice nada y me alejé]. (Viernes, 24 de junio. Antes del amanecer) Ayer, después de un ligero sueño, permanecí despierto el resto de la noche. Me sentía ágil, despejado, fuerte y repleto de vitalidad. Como si hubiese dormido mil días. Pero apenas había dormido un par de horas. Eché una ojeada a las cabañas de mí alrededor y vi que todo estaba en calma y que los demás dormían. “A lo mejor, han dejado de preocuparse de mí”, pensé. En mi imaginación, volví a escaparme haciendo dedo hasta el tren y atravesando la frontera más cercana. ¡Podría estar en Madrid a la hora de comer! Jota P. todavía estaría en el periódico. Podría localizar a Ruth y quemar la ciudad celebrando mi regreso sano y salvo. ¿Pero por qué la idea no me resultaba tentadora? Estimulé mi imaginación un poco más, llegando hasta el final con Ruth. Haríamos el amor toda la noche a la manera lovetopiana. Le enseñaría todo 478 lo que he aprendido. Y dejaría que me agasajase con su cuerpo de portada de Interviú y sus gemidos que, aunque ahora sé que son falsos, siempre me excitaron. Sin resultado. Lo único que sentía era al frescor del amanecer que entraba por la ventana y aterrizaba sobre mi cuerpo desnudo, descubierto de sábanas y mantas. Y una enorme serenidad por yacer allí, sin más, tranquilo, esperando la luz del día para dejar que suceda lo que tenga que suceder. Todos bajaron a los baños temprano pero a mí no me apeteció. Sentí el temor a que mis males volvieran de nuevo. Quizás también miedo al primer encuentro con Bea después de nuestra noche tan especial. Decidí levantarme y matar el tiempo preparando la maleta. Sacudí mis ropas de la Gran Vía y lo deje todo ordenado. Después, empecé a dar vueltas de un lado a otro sin saber qué hacer. Hasta que decidí ponerme la camisa que solía usar habitualmente en Madrid para ver qué aspecto tenía. Vi que había adelgazado. La metí por dentro del pantalón. Era la primera vez, después de mucho tiempo, que me ponía una prenda por dentro del pantalón. El cinturón me quedaba un poco flojo, aunque no demasiado; sólo un agujero más. Sin darme cuenta, entré en modo automático y cogí la corbata. Me dirigí hacia el espejo mientras me la anudaba. Y me vi. Se me erizaron los pelos de la nuca. Estaba horrible. ¡No parecía humano! Mi imagen era rígida y estirada. Me senté, anonadado. Entonces, con la curiosidad ya despierta, terminé con la corbata y me puse la americana. Regresé de nuevo al espejo. Esta vez, mi horrible aspecto español me produjo casi nauseas. Pensé que iba a vomitar. 479 Me invadió un intenso deseo de meterme en el agua cálida de los baños. Mi cuerpo suspiraba por deshacerse de aquellas horribles vestimentas, sumergirse en las reconfortantes aguas de la piscina y flotar sin pensar en nada más. Me quité la ropa, me puse un batín y bajé a buscar a los demás. Cuando entré en la sala de los baños, Bea yacía dentro del agua. Abrió sus ojos y miró sonriente hacia donde yo estaba. "Tienes mucho mejor aspecto", dijo en voz manifiestamente alta. La muy hermosa me sopló un beso y se metió debajo del agua. Nos quedamos mucho tiempo allí, en la piscina. Yo estuve sentado con la cabeza fuera observando cómo el agua caía en cascada. Oyendo su extraño canto. Mi cuerpo había perdido todo su peso, liberado de cualquier sensación ajena a mí flotar en el agua. Cerré los ojos, sumergiéndome aún más. La única parte de mi cuerpo fuera del agua era mi nariz. Todas las nociones de lugar y espacio desaparecieron, salvo el hermoso y rítmico sonido del agua. Supe como por arte de magia que el agua surgía de las calientes entrañas de la tierra hacia mí. No tengo idea de cuánto tiempo permanecí en este estado. De pronto, oí mi propia voz. "¡Me quedo en Lovetopía!", dije en un tono alto y sorprendentemente claro. "¡Me quedo en Lovetopía!", repetí una y otra vez. Inmediatamente lo comprendí todo. Comprendí que había mantenido una lucha interior desgarradora durante días para atreverme a decir estas cuatro palabras. Me puse de pie, emergiendo del agua desnudo, chorreando por todas partes, tembloroso y sonriente. La tranquilidad de la habitación se 480 rompió por los gritos de alegría y los saltitos de emoción de una Bea desnuda. Todos juntos subimos por las escaleras de la piscina, mientras me palmeaban la espalda y me agarraban por los hombros. Me estrecharon entre en sus brazos y me besaron repetidas veces. ¡Cinco adultos desnudos, riéndose como locos y dándose a todo tipo de excentricidades! Entramos en la sala de exudación, levantando curiosas miradas de la gente que dormitaba por allí. Entonces Juan se puso la toalla a modo de poncho y se marchó. Regresó en apenas un minuto con Nazaret. Al parecer, había llegado a última hora del día anterior. Pero le habían explicado mi proceso que, palabras suyas, “iba camino de la ruptura" y decidió no influir con su presencia a pesar de las ganas que tenía de verme. Nazaret tenía un aspecto esplendoroso. Se me antojó que su cuerpo irradiaba luz. Nos abrazamos llorando a mares, con lágrimas liberadoras y cálidas. Mientras, los demás nos rodeaban, satisfechos por la grandeza del momento. Estuvimos un rato abrazados en la hamaca. Luego, nos levantamos para ponernos las ropas de cualquier manera y salir al exterior. Pero antes, Nazaret se acercó tiernamente a Bea y la cogió de las manos. “Gracias, hermana mujer”, le dijo con palabras ceremoniales como si supiese lo que había pasado entre nosotros. “Gracias por abrir a mi hombre”. Continuamos caminando cogidos de la mano y pasamos junto al observatorio lunar. No lejos de allí, encontramos en el bosque un gigantesco roble. La hierba de la primavera estaba todavía espesa y verde. 481 Abracé a Nazaret como otras veces. Pero me salió un abrazo muy delicado y respetuoso. Lentamente, mis manos descendieron por su nuca, su espalda, su cintura y sus glúteos. Mis dedos sentían el recorrer de todo su cuerpo. Era como si hubiesen entrado en un espacio paralelo donde sólo reina la quietud y el sentir infinito. Me detuve en sus caderas y con absoluta seguridad, inicié el recorrido inverso, ahora por debajo de su vestido. Mis dedos parecían leer cada pequeña protuberancia y cada poro de su piel. Su bello se iba erizando con cada centímetro de mi avance. Respiré profundamente y la miré a los ojos. Encontré un brillo y una pureza que nunca antes había visto en ella. Eran verdes y marrones al mismo tiempo, pero era un verde de agua que recogía todos los reflejos del universo y un marrón de agua que recogía todo el amor que nadie sea capaz de imaginar. Nazaret comenzó a respirar también con profundidad. Sentí un silencio nuevo y eterno en el bosque. Parecía que sólo existía nuestro respirar sincronizado e intenso. Su cuerpo empezó a realizar movimientos muy sutiles, apenas perceptibles, al ritmo de intuidos jadeos que acompañaban su respirar. Sin apartar en ningún momento mis ojos de sus ojos, la desnudé. Su maravilloso cuerpo de mujer inundó todo mi ser. Ahora mis manos actuaban como lentes que inspeccionaban con sumo esmero cada milímetro de su piel. Una piel que era mi piel y unos movimientos que eran mis movimientos. Lentamente, nos arrodillamos y permitimos que nuestros cuerpos encajasen tumbados sobre la hierba. Sentí como mi ropa también desaparecía. Ahora eran sus delicados movimientos los que se 482 apoderaban de todo mi sentir. Aunque no veía sus dedos, los recibía con máxima claridad. Me quedé desnudo. Y desnudos los dos, nos convertimos en sólo uno. Un ligero baile se apoderó de nosotros. Nada fugaz y violento, sino todo lo contrario. Un baile de quietud y de serenidad. Noté que mi pene seguía flácido y me asusté. Pero Nazaret se dio cuenta de inmediato. Me sujetó firme pero delicadamente la cabeza y me besó. Fue un beso tan lento y suave como largo y bien respirado. En aquel momento, supe que Nazaret era pura intuición. Un calor inmenso envolvió mi cuerpo. Sin saber bien porqué, ese calor la atrajo más si cabe hacia mí. Sus pechos me apretaron como si quisiesen atravesarme. Sus pezones empujaban como queriendo abrirme. Mi corazón se hizo notar y sentí una punzada dulce que provocó que me estremeciese. Todo yo estaba en contacto firme con todo ella. Mis hombros con sus hombros. Mi pecho con su pecho. Mi vientre con su vientre. Mi cintura con su cintura. Mi vello púbico con su vello púbico. Una nueva danza empezó a salir de nosotros. Sentí otra ola de calor, también inmensa, esta vez en mi pene. Parecía salir de mí y entrar en ella, salir de ella y regresar a mí. Su vagina era pura atracción y puro poder. Tanto fue el calor que empecé a notar una lenta erección. Mi pene cogió fuerza y él solo hizo camino. Para mi sorpresa, se colocó justo donde sus calientes labios me recibían. Sentí que mi glande se hinchaba al entrar en contacto con los labios de su vagina. Parecía querer estallar. Nazaret separó su cara de la mía y, mientras nuestros ojos exploraban el infinito del otro, mi 483 pene empezó a entrar en su interior. Nada hice. Sólo dejé que nuestros cuerpos hiciesen. Fue una penetración lenta, muy placentera, de una sensibilidad máxima. El calor seguía ahí. Aunque ahora, más que calor, sentía fuego. Una llama que avanzaba despacio e iluminaba cada milímetro del recorrido interior que ella me ofrecía. Primero, los labios que se apartaban. Luego, el orificio de su vagina que se abría. Después, el cálido humedal del cuello de la vagina seguido por la inmensidad y los recovecos de su cueva. Fue una penetración tan húmeda como caliente, tan sutil como intensa, tan dulce como repleta de matices. Segundo a segundo, el cuerpo de Nazaret realizaba pequeñas y ligeras contorsiones. Con exactitud cartesiana, al compás de una respiración muy suave y muy íntima, mi cuerpo la imitaba. No era sólo su cintura y su pelvis, sino toda ella. Su cabeza, sus orejas, su boca, su cuello, sus pechos, sus pezones, su torso, sus brazos, sus muñecas, sus manos, su cintura, su pelvis, su vagina, sus muslos, su glúteos, sus piernas, sus tobillos, sus pies, todo ella era un ondular perenne abrazado a mí que ni si movía ni dejaba de moverse. Sólo sus ojos seguían íntimamente clavados en los míos. Aunque no soy capaz de poner nombre a aquello que nos mantenía unidos, nuestros cuerpos protagonizaban un avanzar y un retroceder que nunca imagine tan lento ni jamás sentí tan intenso. En algún momento, rocé ligeramente su cérvix con mi glande y una fuerte ola de energía nos sacudió y nos hizo temblar a los dos. Nuestros cuerpos se abrazaron y se apretaron como queriendo ser uno sólo. Su jadeo se desbocó y con él, me vacié de elixir de vida. Eyaculé y eyaculé sin parar, en 484 una eyaculación larga y ausente de tensión. Un placer dulce y constante se apoderó de mi cuerpo, desde la cabeza a los pies. Mientras, Nazaret mantenía su baile de minúsculas contorsiones en un canto de jadeos y un abrazo de piel que sentí largo y ancho. Así fue como hicimos el amor, muy lentamente, muy solemnemente, en absoluta comunión con la tierra sobre la que estábamos tendidos. No sé cuánto tiempo pasamos allí, juntos, el uno dentro del otro. Sin embargo, mantengo el recuerdo de cada instante y de casa sensación. Cuando acabamos, el sol empezaba a esconderse. La mirada de Nazaret era muy distinta a la de otras veces. Me besó con pasión y separó su cara de la mía con una delicadeza superior. “Bienvenido a Lovetopía”, me susurró con ojos entrecerrados que iluminaban mis también entrecerrados ojos. “Gracias por amar a todas las mujeres. Y dos veces gracias por elegirme a mí. Tus manos me han dicho que eres uno de los nuestros. Te amo, Rubén”. Nunca había sentido algo así por una mujer. Cuando estoy con Nazaret, todo el deseo y todo el placer que puede existir en el universo se junta en mí para converger en ella. Quizás tenga que ver con aquel comentario que hizo la Presidenta Garen que no fui capaz de entender, pero que se me quedó grabado en la mente. “El hombre puede alcanzar una consciencia aguda de unicidad con la mujer y, al mismo tiempo, de nuestra participación en el cosmos. Es un sentir supremamente íntimo y al mismo tiempo casi impersonal”. Nos levantamos y, abrazados el uno al otro, estuvimos un buen rato mirando el sol caer. La 485 vista era inmensa de color y de luz púrpura. El valle se presentaba con toda su profundidad. "Buen lugar para concebir una hija", dijo Nazaret, echando una mirada al roble para después sonreírme con ojos y boca. Sabiendo su actitud hacia la familia y hacia la vida, una alegría serena me invadió ante la idea de una nueva paternidad. Creo que, ahora sí, ya estoy preparado. Cogidos de la mano, manteniendo siempre el contacto físico, empezamos a descender la colina. Nos unimos a los demás en un último y rápido chapuzón. Regresamos a la ciudad y nos dirigimos todos hacia la Cova. No sé cómo se las arreglaron, pero ya había una gran fiesta montada. ¡Los lovetopianos son expertos en celebraciones improvisadas! Con gran sorpresa por mi parte, allí estaba también Daniel, el hermano de Nazaret. Mostraba un entusiasmo similar a su anterior grado de hostilidad. No dejaba de felicitarme, besarme y abrazarme. Cuando quise agradecer públicamente a mis “secuestradores” el haberme acompañado cuando pasaba por tan mal momento, pidieron que esperase unos minutos. La Presidenta Garen entró en el patio de la Cova, guiada por una hermosa y reluciente Bea que la cogía de la mano. La Presidenta se acercó para abrazarme y darme la bienvenida. Daniel se puso a su lado y, agarrándola del hombro, empezó a hablar. "Bueno", dijo, "revelaré un secreto de Estado. ¿Sabes una cosa, Rubén? Estaba tan enfurecido contigo que fui a ver a Verónica Garen para pedirle 486 que te expulsaran del país. La Presidenta no quiso ni oírme hablar”, y se giró para dedicarle una mirada amable. “Pero pensó que las aguas termales podrían venirte bien. Ya sabes, ayudarte a salir del atolladero. Así que llamó a su hija Bea y a mi hermana, que a su vez me llamó a mí y organizamos un grupo de amigos para recogerte". Me quedé boquiabierto. ¡Esa extraña sacerdotisa y todas sus benditas mujeres debieron entender lo que me pasaba cuando ni yo mismo lo sabía! Aquello fue demasiado. Rompí a llorar sin disimulo, lleno de felicidad, rodeado por incontables rostros radiantes. Pasamos la noche bebiendo, hablando, bailando y abrazándonos los unos a los otros. Las animaciones no faltaron. Un grupo de compañeros de la Cova improvisó un pequeño concierto de música y cantaron todo tipo de mantras habituales del yoga kundalini. En otro momento, Lorena se unió a un docena de mujeres de una casa vecina cuando entraron por la puerta y, juntas, nos brindaron un maravilloso espectáculo de danzas del vientre. Bien entrada la noche, Nazaret y Bea improvisaron una sesión de streaptease, conmigo en el centro. Consiguieron que me sintiese el hombre más afortunado del planeta. Cuando todo había acabado, fue Bea la que me abrazo por la cintura y me condujo a un pequeño grupo de personas reunidas en una esquina del patio de la Cova. Allí estaba la Presidenta Garen charlando animosamente con un hombre adulto. Era el profesor de la Universidad de Granada al que vi explicar cómo emprender con tecnologías digitales. Su edad era indeterminada, pero combinaba la fuerza de la juventud con las arrugas de la sabiduría. Aunque lo había visto antes, su 487 rostro en aquel momento me resultaba tremendamente familiar. Lucía un pelo largo canoso y una barba desaliñada. De espaldas, reconocí a Lorena en la otra punta del patio. Besaba apasionadamente a otra persona. Las manos del otro le habían levantado la falda por un lado. Parte de su hermoso culo estaba al aire. Ella movía la cintura y las piernas en lentos círculos. Su estado era de evidente excitación. O excitación avanzada, mejor dicho. Sentí un golpe de calor en mi pene. Mi cabeza seguía girada mientras la Presidenta me hablaba. Pero algo me confundió. Me costó darme cuenta hasta que pasaron unos segundos. ¡La otra persona, la persona que estaba con Lorena, era otra mujer! Me quedé como congelado mirando en aquella dirección. Un grito reclamó mi atención. “¡Rubén, Rubén!”, gritó la Presidenta. “¡Rubén, por favor, aquí! Quiero presentarte a un hombre con el que tendrás muchísimo de que hablar. Participó activamente en la gestación de nuestro Estado y su contribución a Lovetopía ha sido determinante en muchos momentos de nuestra pequeña historia”. “Ha seguido tu visita, desde el primer momento, con un interés y una atención que sólo él podrá explicarte”, continuó la Presidenta, ahora sujetándome una mano a mí y otra a Bea, que atendía las palabras de su madre mientras seguía cariñosamente abrazada a mi cintura. Di un paso al frente y extendí mi mano a aquel hombre. Cuando la cogió, sentí una combinación de dulzura y fuerza que no aún no tengo palabras para describir. “Rubén, te presento a tu padre. Abandonó España en los días previos a la Independencia y desde 488 entonces ha estado aquí. Quizás, esperando que llegase el día de hoy, el día de tu llegada”. Entonces, aquel hombre me recogió en un largo abrazo. “Hijo, bienvenido a casa”, me susurró. Un nudo agudo se apoderó de mi voz y mis ojos se humedecieron. Habló durante el resto de la noche y me contó sus muchos intentos de contactar conmigo. Me sentí incapaz de entonar palabra. Sólo deseaba escucharle hablar. Le presenté a Nazaret y congeniaron tanto desde el primer instante que eran ellos los que parecían padre e hija. Ahora sé que estuve algo tenso con mi padre, pero ya hemos quedado para vernos pronto. En el momento en que escribo esto, es el amanecer de la mañana siguiente después de un día y una noche tan largos como inolvidables. Nazaret todavía duerme, con su negro cabello esparcido por la almohada. Empiezo a darme cuenta de que me he enamorado tanto de ella como de su país. Sé que un nuevo ser ha hecho su aparición en mí. Este nuevo yo es un extraño, un lovetopiano. Pronto adoptaré mi nuevo nombre. Creo que seré Rubén Gota. No sé si echaré de menos sentirme Rubén González otra vez. Mi renacer me llena de terror, emoción y fuerza. Pero siento que estoy preparado para ello. No sé qué significará todo esto, cómo viviremos, ni siquiera dónde. Pero todas las posibilidades resultan naturales y tentadoras. Quiero quedarme en el campamento forestal durante una temporada. Nunca he vivido en tan estrecho contacto con la naturaleza y me gustaría saber lo que se siente al trabajar con las manos y con la tierra. 489 Me quedan por delante dolorosas despedidas con Ruth y Patri. He decidido pedirle que me envíe a la cría para el verano. Si hace falta un pasaporte diplomático, recurriremos a los Presidentes ¡A estas alturas, creo que me deben un favor! Por lo demás, quiero pasar tiempo con mi padre, descubrir el hombre que es y reconocer qué hay en mí que proviene de él. También quiero disfrutar plenamente de Nazaret y de nuestra nueva familia. Y probar a escribir cosas diferentes. Hay mucho más que decir sobre Lovetopía que España y el resto del mundo necesita conocer con urgencia. Puede que mi contribución, al fin y al cabo, resulte útil a los españoles. 490 ANEXO 1. TRANSCRIPCIÓN DE LA ENTREVISTA CON LA PRESIDENTA VERONICA GAREN RG: Buenas tardes, Presidenta. Ante todo, muchas gracias por recibirme. En nombre de “El Confi”, el periódico líder de España, le agradezco su disponibilidad. Por favor, hábleme del proceso de Independencia. Tengo muchas pequeñas contradicciones entre la versión española y lo que he escuchado en mis semanas aquí… VG: Recordemos la época en que se produjo la Independencia. A principios de 2015, después de tres años de duros recortes, la tensión social era máxima. La población sufría el azote gubernamental en forma de desahucios, abandono sanitario y asistencial. La situación económica era desastrosa: paro, cierre de empresas, aumento de impuestos y seguros sociales, subidas del precio de la luz y cese de prestaciones. Una parte importante de la población se vio arrinconada a pasar hambre y frío. Mientras, los dirigentes políticos y económicos se burlaban del sistema. Subvencionaban a los bancos y a las grandes constructoras. Salían impunes de sus delitos de corrupción, enriquecimiento ilícito y evasión de capitales. A veces, utilizando amañadas amnistías fiscales o instrumentalizando su condición de aforados para escapar del peso de la Justicia. Otras veces, cuando se producía una sentencia con condena en su contra, acudiendo al indulto, después de avasallar a jueces y fiscales. El descontento en Valencia era, si cabe, mucho mayor. Tras la pérdida de las extintas Bancaja y 491 CAM, las dos entidades financieras valencianas, y el cierre de la televisión autonómica, se declaró la quiebra sobre el equipo de fútbol local. El Parlamento valenciano alcanzó el nefasto prestigio de ser el parlamento con el record de políticos imputados por la Justicia en casos de corrupción y malversación de fondos públicos. La respuesta del gobierno, contra todas luces, fue aumentar la represión policial sobre la población. Por un lado, limitó el derecho de manifestación con multas que arruinarían a cualquier familia. Por otro, aumentó por decreto el número de contingentes antidisturbios al facultar a la seguridad privada a realizar detenciones públicas. En aquel contexto, tocaba celebrar elecciones Municipales y Autonómicas. Las candidatas eran casi todas mujeres puestas a dedo por los partidos mayoritarios para lavar su cara sucia. Pero estas mujeres se vieron abocadas a una campaña electoral sin el apoyo de la televisión oficial y empezaron a tratar a la ciudadanía de tú a tú. Una consecuencia imprevista fue que empatizaron fuertemente con la población e intentaron hacer oír sus voces. Pero los partidos no quisieron escuchar. Echando mano de sus reglamentos internos, las descalificaron e intentaron sacarlas de las instituciones, una vez electas, en un movimiento que se entendió como un “pucherazo electoral” en toda regla. Dos gotas colmaron el vaso. Primero, la Unión Europea denunció que el gobierno había manipulado los datos macroeconómicos de España para salir bien en la foto electoral y exigió mayores recortes y mayores subidas de impuestos. Luego, la aprobación definitiva de la ley que 492 criminalizaba el aborto supuso un fuerte golpe contra las mujeres. En los primeros días de mayo de aquel 2015, hubo multitud de manifestaciones de protestas pacíficas, siguiendo la tradición de las “mareas blanca, verde y rosa”. Pero la única voz que se escuchaba del gobierno era una represión brutal de la policía y de enormes contingentes de seguridad privada. Los primeros enfrentamientos fuertes los protagonizaron los bomberos. Como quizás sepa, este colectivo de funcionarios siempre estuvo del lado de la población. Amplios colectivos de hombres se sumaron a las protestas y los enfrentamientos crecieron en número y en intensidad. El envío de refuerzos policiales por parte del gobierno desencadenó un enfrentamiento violento, muy parecido al que se vivía en Ucrania en aquellos días. El choque se cobró una docena de víctimas mortales, miles de detenciones y sanciones a decenas de miles de ciudadanos utilizando supuestas “vigilancias electrónicas”. La situación estaba fuera de control y todo apuntaba a una batalla urbana sin precedentes entre fuerzas antidisturbios y la población, principalmente masculina. Como usted sabrá, en Valencia y alrededores siempre han sido muy aficionados a la pólvora y a los petardos. Un día, en una de aquellas manifestaciones violentas, aparecieron las primeras mujeres. Durante unas horas, quizás mil o dos mil. Pero rápidamente se sumaron cientos de miles de mujeres hasta superar con creces la cifra del millón. Hoy se conoce como “La Primera Gran Manifestación”. Reclamaban la liberación de los detenidos, la suspensión de las multas y el cese de la violencia. 493 Jóvenes y ancianas, de derechas y de izquierdas, todas salieron a la calle. La primera respuesta de los hombres, policías y no policías, fue más y más violencia. Ante esta indiferencia, todas las mujeres se quitaron la ropa hasta quedarse desnudas de torso y pechos. Empezaron con los cánticos. Usted recogió la letra de una de las canciones más repetidas en su artículo sobre el arte en Lovetopía. ¡Más de un millón de mujeres, de todas las edades y de todos los colores, cantando desnudas con los brazos abiertos por las calles de Valencia! Las imágenes de video dieron la vuelta al mundo en menos de 30 minutos. Las redes sociales estaban al rojo vivo. Los medios nacionales e internacionales empezaron a llegar a Valencia por cientos. Manifestaciones multitudinarias ocurrieron en otros rincones de España y del planeta en apoyo y solidaridad con las mujeres valencianas. Algo pasó. Aunque hay muchas anécdotas e historias documentadas, ninguna se ha identificado como la primera y la única desencadenante. Cientos de mujeres desnudas abrazaban a policías y no policías, hombres al fin y al cabo, que se presentaban derrotados emocionalmente y llorando sin consuelo. Cesaron los enfrentamientos casi de inmediato. La irradiación femenina, el poder del amor de la mujer, funcionó abriendo el corazón de los hombres y diluyendo su rabia. El gobierno, incrédulo ante las noticias y las imágenes que le llegaban, respondió decretando el toque de queda y movilizando al ejército. Tras unos breves enfrentamientos, esta vez entre ejército y policía, la estampa se volvió a repetir. Esta vez fueron más de dos millones de mujeres valencianas las que salieron a las calles 494 y apaciguaron la ira de los hombres, conquistando sus corazones. Fue “La Segunda Gran Manifestación”. Las mujeres ya no se retiraron a sus hogares. Se produjo una acampada generalizada en calles y plazas de prácticamente todas las ciudades y pueblos de las provincias de Valencia, Alicante y Castellón. Con los hogares vacíos de mujeres, los hombres y niños también se quedaron en las calles. Ante el derrumbamiento de la cadena de mandos del ejército y la insubordinación de las tropas, los políticos y dirigentes económicos valencianos entraron en pánico. Abandonaron las ciudades con sus familias y buscaron refugio en Madrid. Un falso rumor acerca del linchamiento de un antiguo Concejal del Ayuntamiento de Valencia fue la chispa que detonó el miedo y provocó su huida masiva. El gobierno de Madrid, abrumado por la situación y presionado por la opinión pública internacional, no se atrevió a enviar nuevas unidades del ejército a las ciudades movilizadas. Temían que se perdiesen más efectivos en brazos de las mujeres. El gobierno optó por ampliar el toque de queda a todas las provincias limítrofes. Impuso un bloqueo informativo sin precedentes. Como es sabido, en las provincias de la Comunidad Valenciana aquello no tuvo ningún efecto y mujeres y hombres continuaron en las calles. Los medios internacionales, especialmente las redes sociales, no cedieron y no respondieron al intento de bloqueo. Las manifestaciones y las acampadas de mujeres ya eran una realidad en la mayoría de las ciudades actuales de Lovetopía. El contagio fue casi inmediato. En las provincias fronterizas, sin 495 embargo, el gobierno aprovechó el toque de queda para aplastar con dureza movimientos similares. En aquellos momentos, llegaron noticias de represiones brutales, con muertes, en Cataluña, Cuenca, Albacete, Jaén y Sevilla. En 24 horas, el gobierno central rodeó los territorios actuales de Lovetopía con provincias ocupadas por el ejército español. Mientras, las calles de nuestras ciudades estaban en un estado de celebración permanente. Ejército, policía y población civil cantaban, bailaban y bebían juntos. Las instituciones públicas habían sido abandonadas por sus asustadizos dirigentes y el único liderazgo reconocido fue el de un grupo de mujeres. El gobierno español estaba viviendo una pesadilla inimaginable. Luchar contra las mujeres, o contra el amor incondicional de las mujeres, no era parte de la inteligencia del Estado Mayor del Ejército. Se habían preparado durante años con todo tipo de planes para responder a la crisis independentista de Cataluña. Pero nunca esperaron algo parecido a una “revolución de mujeres”, y menos desde la leal Valencia. El gobierno intentó sofocar la situación extendiendo el bloqueo a todos los ámbitos de la vida económica y civil. Se decretó el cierre de carreteras, estaciones, aeropuertos, colegios, universidades, hospitales, bancos, empresas e instituciones oficiales. La única esperanza era que la población se aburriría y retornaría a sus hogares. Pero no funcionó. La población estaba acostumbrada a grandes festejos y continuó con las celebraciones sin descanso. Mientras, las redes sociales facilitaron que surgiera una organización clara entre las mujeres de distintas ciudades. 496 En la tarde del 15 de Mayo de 2015, coincidiendo con el cuarto cumpleaños del 15M español, un grupo de mujeres preparó un discurso proclama para ser leído desde el balcón oficial del Ayuntamiento de Valencia. Quien leyó el discurso, por decisión del resto de mujeres, fue Eva Oltra. Estaba desnuda de torso y pechos, con tres corazones púrpura y la palabra Lovetopía en rojo carmín pintados sobre su piel. Una corona de flores adornada su castaña melena. Un grupo de cincuenta mujeres, igualmente ataviadas y decoradas, le acompañaban. La historia de Lovetopía considera aquel discurso como el paso definitivo en la gestación de la nueva nación. Eva Oltra llegó a ser elegida semanas después como la primera Presidenta del Gobierno lovetopiano. Este discurso, conocido por sus primeras palabras “En esta tierra…”, fue ampliamente seguido en todo el territorio de Lovetopía a través de redes sociales e Internet. Los principales canales de televisión del mundo lo repitieron una y otra vez a lo largo y ancho del planeta. Hicieron eco, de una manera muy insistente, de la palabra Lovetopía, obviando que aquello era parte de España. Legitimaron de una manera popular y mediática el nacimiento del nuevo Estado. Durante días, los medios de comunicación internacionales no hablaron de otra cosa. Las imágenes, como usted bien sabe, pueden lo que no consiguen mil palabras. Titulares de aquella época son el origen de lemas bien conocidos hoy como “Lovetopía, el país del amor”, “Lovetopía, la sociedad que todos tenemos en nuestro corazón” o “Lovetopía, la utopía de las mujeres”. Obviamente, el gobierno español se encargó de que nada, nada de todo esto llegase a España. Como estrategia de desinformación, se inventó la 497 historia de las bombas nucleares escondidas en Madrid y Sevilla. Sin duda, para influir en la opinión pública, aunque especialmente para mantener el control sobre la población desde el miedo dirigido. La opinión pública internacional no tragó. Pensó que el Gobierno español estaba demonizando mediáticamente el movimiento civil de Lovetopía para legitimar una invasión. La mejor prueba de ello fue que Estados Unidos envió la VI Flota de su ejército al Mediterráneo. Se estacionó frente a las costas de Lovetopía para disuadir al gobierno español de cualquier intentona militar. Las palabras del Presidente Obama fueron claras: “El mundo no puede permitirse una nueva guerra civil española ni un nuevo gran conflicto militar en Europa”. La respuesta del gobierno de Madrid fue contundente. En lo político, prohibió toda comunicación y todo tránsito de mercancías, de personas o de dinero con los territorios rebeldes y exigió a la Unión Europea la declaración de expulsión inminente de todos sus tratados. En lo militar, decretó el cierre unilateral de fronteras y envió al ejército a los puestos fronterizos. En todas las provincias limítrofes se mantuvo el toque de queda. E iniciaron las gestiones para dotar al ejército de helicópteros y vehículos blindados de nueva generación. Como respuesta, Eva Oltra y el grupo de cincuenta mujeres que habían participado en el famoso discurso declararon la formación de un Gobierno Provisional en Lovetopía. Sepa usted que aunque en España no sabían que pasaba en Lovetopía, nosotros sabíamos todo lo que pasaba en España. 498 El nuevo Gobierno Provisional estrenó su función decretando el restablecimiento de la vida civil en la nueva nación. Todas las instituciones, con la excepción de la banca nacional y las grandes empresas, acataron al nuevo gobierno y retornó la rutina al país, en un ambiente de euforia popular y victoria internacional. En pocos días, el nuevo gobierno restableció las emisiones de la Televisión Pública Valenciana. Y presentó la primera versión de nuestra aplicación de democracia participativa digital, desarrollada por estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia. En un par de semanas, se sometió a discusión y votación pública una serie de propuestas que han pasado a conocerse como “Las 10 Leyes” de regeneración nacional. En tan sólo un mes, arrancó un proceso constituyente y se iniciaron los preparativos para la celebración del Gran Proceso de las Alpujarras. El resultado de aquel período convulso, a la vista de los artículos que ha escrito, creo que lo conoce con suficiente detalle. En esta carpeta que le entrego encontrará una copia del discurso “En esta tierra…” y un memorándum resumen de “Las 10 Leyes”. He pedido que se lo preparen para que acabe de entender el nacimiento y la vertebración de Lovetopía. Por cierto, sepa usted que el apoyo norteamericano a Lovetopía es algo que agradecemos especialmente a dos personalidades de aquel país. El expresidente Bill Clinton era un enamorado confeso de La Alhambra de Granada. Larry Ellison, propietario de Oracle, era un gran conocedor y apasionado de Valencia desde la celebración de la America’s Cup. Durante toda la crisis, estuve en contacto personal con ellos y puedo afirmar que 499 actuaron como embajadores lovetopianos ante el mundo. Ambos vivieron en su juventud el sueño de una sociedad diferente a través de la novela Ecotopía, de Ernest Callenbach. RG: Gracias, Presidenta, por su apasionada explicación. Leeré los documentos con detalle. ¿Hábleme sobre El Gran Proceso de las Alpujarras? Este es un acontecimiento totalmente desconocido en España y entra en colisión con la reivindicación sobre indemnización por pérdida de propiedades que mi gobierno lleva años defendiendo en la ONU. VG: Cuando el Gobierno Provisional de Lovetopía decretó el restablecimiento de la vida civil en el país, los bancos y las grandes empresas españolas hicieron oídos sordos. Alegaron ante los tribunales que era una orden ilegitima de un Gobierno ilegitimo. La acción legal que respaldaba esta desobediencia llegó a todos los tribunales de la nueva nación y bloqueó su funcionamiento. Un grupo de los más prestigiosos juristas convino en agrupar todas las causas en un único Tribunal y darle una salida rápida. Aquello evolucionó hacia lo que se conoce como El Gran Proceso de las Alpujarras. Varias casas rurales de aquella zona se ofrecieron incondicionalmente a albergar a jueces, secretarios, procuradores y abogados para que actuasen y resolviesen sin interferencias externas. Sin buscarlo, entramos en un proceso tipo Nuremberg que pilló desprevenidos a todos. Algo que debe saber es que los estudiantes universitarios se volcaron en apoyo de aquel Tribunal. También el resto de la población, levantando las alfombras y mostrando la suciedad de las instituciones. Resultó en un gran 500 escándalo. Demostraron que las grandes instituciones económicas, financieras y políticas del país llevaban décadas actuando ilegalmente para apropiarse de la riqueza de la población y someterla desde el miedo. Los casos de corrupción conocidos demostraron ser la punta del iceberg. Se destapó una conspiración en toda regla. El Tribunal utilizó como marco legal la Constitución española de 1978. Sin excepción, uno a uno, los imputados o acusados llamados a declarar no se presentaron. Sólo acudieron sus representantes legales. Y eso que el Tribunal hizo un esfuerzo excepcional para hacer llegar las citaciones en sus domicilios de España. El artículo 128 fue clave para emitir una sentencia. El texto constitucional dice así: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. La deuda de todas las Administraciones Públicas con la banca se declaró deuda odiosa. O deuda ilegítima, si usted lo prefiere. Los saldos en euros y todas las propiedades de los personajes políticos, financieros y grandes empresarios que habían abandonado la nueva nación fueron embargados. También se embargaron todas las propiedades inmobiliarias en manos de los bancos, tanto edificios y locales de oficinas como solares y viviendas vacías. El Estado lovetopiano recibió cientos de miles de propiedades, todas las que los bancos habían robado pacientemente durante años a través de embargos, desahucios ilegales y concursos de acreedores provocados. Y se estableció una prenda sobre todas las deudas hipotecarias y los préstamos personales y empresariales de la población en favor del nuevo Gobierno. 501 Las implicaciones para la población fueron muchas. En términos prácticos, la deuda de familias y pequeñas empresas desapareció. Las propiedades de los bancos españoles y las grandes empresas o se liquidaron o pasaron a manos del nuevo Estado. El Gobierno de Lovetopía, como consecuencia, contó con acceso a recursos casi ilimitados para acometer las reformas que había diseñado. Algo muy importante, también, fue que aquellos que mantenían tentaciones delictivas de guante blanco descubrieron, desde el escarmiento, que un nuevo régimen judicial había llegado al país para quedarse. A medio y largo plazo, muchas de las consecuencias de El Gran Proceso de las Alpujarras ya las ha recogido usted en sus artículos. La tecnología demostró ser un magnífico aliado cuando se pone en las manos correctas, al servicio de la población y de la vida. Los universitarios, y la juventud en general, mostraron un compromiso y una entrega incondicional que nada tenía que ver con la leyenda gubernamental de los ni-ni. La transparencia de las instituciones se consolidó como obligatoria para evitar que la historia se pudiese repetir. El bien común se estableció como objetivo fundamental de cualquier actividad económica. Y surgieron los fundamentos necesarios para el nuevo sistema de propiedad colectiva de viviendas y vehículos, y con ello, la consiguiente reurbanización de pueblos y ciudades. RG: Muchas gracias de nuevo, Presidenta. Son muchas las comprobaciones que deberé realizar, aunque le confieso que empiezo a encajar las piezas. Hábleme de otro asunto muy controvertido para los españoles como es la abolición de los coches y el desmantelamiento de toda la 502 infraestructura automovilística. ¿Cómo se alcanzó la situación actual? VG: Tenga en cuenta, para empezar, que el Gobierno de Lovetopía no prohibió el uso de los coches. Fue la población la que paulatinamente los abandonó en favor del transporte público. Aunque, ciertamente, con los años se ha consolidado una legislación restrictiva. El gobierno español se las apañó para imponer un bloqueo internacional muy efectivo de carburantes sobre la nueva nación. Pero los ciudadanos se las apañaron igualmente para seguir con sus rutinas utilizando un transporte público reforzado por los Ayuntamientos. Cuando la comunidad internacional reconoció al nuevo estado de Lovetopía, para desesperación de su gobierno, se levantó el embargo. La población descubrió que los coches apenas tenían cabida en sus nuevas vidas. Hubo un gran debate público sobre el cauce a seguir. Se realizaron muchas consultas y referéndums digitales, siempre acompañados por cifras y estadísticas de todo tipo. El nuevo Consejo General de la Comunicación hizo un trabajo excelente. La población descubrió los verdaderos costes del automóvil y se indignó al comprobar con números que la industria del automóvil había sido altamente subvencionada. Finalmente, los ciudadanos optaron por apoyar y reforzar masivamente las políticas de transportes públicos, abandonando su tradición automovilística. Se recuperaron las calles y plazas para las personas. ¿Las consecuencias de todo aquello? Creo que usted ya las conoce y bien las ha recogido en sus reportajes sobre nuestro país. 503 Aunque déjeme destacar un aspecto que quizás no haya observado sobre Lovetopía. De este largo proceso de debate público concluimos dos cosas inesperadas. Por un lado, aprendimos que el automóvil es una industria del siglo XX que tiene un lugar marginal en el siglo XXI y nos preguntamos abiertamente si existían otras industrias o sectores que también tuviesen que reinventarse o desaparecer. Creo que no le resultará una sorpresa si le digo que la respuesta fue un “si” rotundo. Como consecuencia, otras industrias fueron reinventadas o desaparecieron. Entre las industrias reinventadas, tenemos la banca, el sistema de seguridad social (incluyendo los seguros privados), el sistema energético, la sanidad y la educación. Entre las industrias que han desaparecido, encontrará que no existe la bolsa de valores ni tampoco agencias financieras que se dediquen a la especulación. Tampoco existe una industria cosmética ni de cirugía estética, ni una industria de la belleza o de la publicidad como tal. Se han extinguido todas esas industrias que centraron su razón de ser en la agresión directa hacia lo que somos, ensalzando irrealmente lo que ellas nos decían que debíamos ser a través de la publicidad. Pero por otro lado, descubrimos algo igual de relevante. Entendimos que los gobiernos pueden, y deben, apoyar aquellas industrias que facilitan la vida social y económica de un país. Y la gran apuesta de Lovetopía es el sector digital, en todas sus dimensiones, con la intención inequívoca de poner las tecnologías al servicio de las personas y de la vida. Es aquí, y no en supuestas conjeturas sobre el valor de la tecnología por la 504 tecnología y el amor a los gadgets, donde realmente está el origen del gran desarrollo que tiene nuestra industria digital. Sepa usted que somos pioneros mundiales en educación y desarrollo de ecosistemas digitales a un nivel equiparable a Silicon Valley. Esta ha sido y sigue siendo nuestra gran apuesta económica y social. Y algo muy relevante antes de acabar con nuestra apuesta digital. Nuestra aproximación tecnológica incluye un compromiso inquebrantable con la población que está recogido en nuestra Constitución del 2015. El nuevo texto recoge que “todo avance tecnológico debe revertir de manera equitativa sobre el conjunto de la ciudadanía y el bien común, no sobre sus inventores”. La consolidación de la jornada laboral semanal de 20 horas y los altos índices de ocupación de todas las actividades del amor son indicios inequívocos de que así ha sido. RG: ¿Las actividades del amor? Ha utilizado el término como si se tratase de una industria o de un sector de actividad ¿A qué se refiere? ¿Qué actividades son esas? VG: Mucho se ha dicho sobre el nombre que adoptó el nuevo país que, siendo cierto, resulta incompleto. Cierto es que la gran movilización social de la que hemos hablado y que nos condujo a la Independencia fue llamada internacionalmente “la revolución del amor” y la “revolución de las mujeres”. Cierto es que fue liderada por mujeres que mostraban sus cuerpos desnudos sin pudor y que irradiaban amor incondicional a los hombres. Cierto también es que Lovetopía era la única palabra que Eva Oltra y el resto de mujeres mostraban en su piel desnuda en el momento del famoso discurso. Pero todo esto, si bien es 505 cierto, hay que entenderlo como simples anécdotas cuando añadimos perspectiva histórica y reconocemos como Lovetopía ha vertebrado la sociedad en torno a un concepto de amor nuevo, muy consciente. Hecha esta aclaración, retomo su pregunta para identificarle cuáles son las actividades del amor en nuestra sociedad. Pues bien, todas aquellas que nos permiten conocernos, cuidarnos, respetarnos y responsabilizarnos mejor. Aquí encontrará la pasión lovetopiana por la filosofía, la historia, la anatomía, los masajes, la sexualidad, el yoga, las artes marciales, la alimentación, la cocina, el deporte, la conversación y el aprendizaje, todo ello en términos muy abiertos. Además, si añadimos los actos de amor, verá como fácilmente encuentra toda la actividad artística: pintura, escultura, literatura, teatro, danza, baile, streap-tease, interpretación, música, canto, recitales y un largo etcétera. Si por último, considera que los lovetopianos aman lo que hacen, aman la naturaleza, aman su país y aman la oportunidad de vivir, usted mismo puede componer la lista completa. Muchas son las actividades que entendemos como las actividades del amor. Sé que usted ya ha descubierto algunas de estas actividades porque ha participado directamente. También sé que ha visto nuestras tiendas en sus paseos por nuestras ciudades y nuestros pueblos. Y que ha visitado alguno de nuestros tenderetes en festivales y ferias. Antes de concluir con este tema, me gustaría señalar un aspecto muy relevante. Fíjese que la mayoría de estas actividades son inocuas para la naturaleza y tienen un componente económico centrado en las relaciones personales o en la 506 dedicación de tiempo. Podría decirse que en Lovetopía hemos caído en un “consumismo” del amor, según sus propios puntos de vista. Pero es un consumismo en equilibrio con la naturaleza y que enriquece íntimamente a las personas y las relaciones entre ellas, llevándolas a la plenitud de ser: la felicidad. RG: Presidenta, hábleme sobre el principio de las polaridades energéticas complementarias hombre−mujer y cómo esta concepción tan peculiar ha llegado a la política y al sistema educativo de Lovetopía… VG: El principio de las polaridades energéticas al que hace referencia tiene un ascendente directo en las tradiciones orientales. Quizás haya escuchado o haya leído sobre el yin y el yang en referencia a la cultura china. O quizás sobre ida y píngala si hablamos de la cultura de la India. O incluso mejor, seguro que conoce a Adán y Eva, personajes bíblicos que han llegado tergiversados a nuestros días, pero que en sus orígenes precristianos respondían a estos mismos conceptos. La adaptación cultural al siglo XXI nos lleva a hablar de energía femenina y energía masculina, en correlación directa con yin y yang, ida y píngala, Eva y Adán. Pero no se deje confundir por esta aproximación de género. Ambas energías están presentes en todo el universo, representan la dualidad en todo lo que existe y son las responsables de que la vida se manifieste. Y por supuesto, ambas energías están presentes en los seres humanos. La energía femenina, entienda esto como si hablase de la energía yin, ida o Eva, es la energía de la apertura, del fluir y del dejarse llevar, de la aceptación incondicional de lo que es. La 507 energía masculina, y aquí le insisto en que la entienda como si hablase de la energía yang, píngala o Adán, es la energía de la dirección, de la intención, de la contención y del avance. La energía femenina debe entenderse como la energía del amor. La energía masculina debe entenderse como la energía del reto. Insisto en que no se deje confundir por prejuicios de género tan habituales en su país. Entienda la energía femenina y masculina de nuestro ser energético como las dos caras de una misma moneda. Ambas están ahí. Sólo que por naturaleza o por educación, una de ellas puede llegar a desarrollarse enormemente a costa de la otra. Pero ambas siguen ahí. Esperando ser utilizadas, a nuestro servicio. RG: Presidenta, me tiene usted abrumado. Le doy las gracias en este punto por permitirme grabar la entrevista en vídeo. Perdón, no quería interrumpirla. Siga, siga por favor… VG: Regresando a su pregunta, permítame que le diga que lo anterior tiene una trascendencia muy importante en términos políticos. Una sociedad dominada por las energías masculinas, como la suya, persigue la victoria desde la competición. Necesita de planes y detalles y reglamentos ciertos para todo lo que ocurre en el camino social. Persigue dominar la naturaleza, y dominar al ser humano como parte de la naturaleza. Sin embargo, una sociedad dominada por las energías femeninas, como la nuestra, promueve la aceptación del otro y busca la cooperación. Disfruta del avance en el camino social sin planes prestablecidos, sin reglamentos limitantes y sin 508 objetivos ciertos. Acepta la naturaleza y defiende la dignidad universal de los individuos. Una sociedad como la suya cree ciegamente en la autoridad sobre la vida. Mientras que una sociedad como la nuestra permite el fluir en la vida. Su PIB mide lo que consiguen. Mientras, nuestro FIB mide cómo nos sentimos mientras lo conseguimos. Una sociedad como la suya descalifica la celebración y prima el objetivo. Una sociedad como la nuestra busca la celebración incluso si hay que retrasar la consecución del objetivo. Hay un aspecto que debería matizar en este momento. He escuchado decir que la mujer española se ha masculinizado enormemente en las últimas décadas, desplazando a los hombres. Esto ha llevado a que las mujeres españolas involucradas en su vida política y económica sean en su mayoría mujeres que muestran su energía masculina con más ímpetu que los propios hombres. Este es un buen ejemplo de que no importa el género, sino si la energía de la persona es predominantemente masculina o femenina. En Lovetopía, los hombres están muy comprometidos con nuestra política y nuestra economía. Pero son hombres muy en contacto con sus energías femeninas, de manera consciente, sin que ello vaya en detrimento de su virilidad o su atractivo para las mujeres. Y déjeme añadir algo. Nuestros hombres son conscientes incluso de los vicios y debilidades que acompañan a cada una de las energías. La energía femenina tiende a la dispersión, y son nuestros hombres los que nos contienen y nos facilitan retomar la senda de los objetivos. La energía masculina tiende a cerrarse para enfocarse en exceso, y son nuestros hombres los que permiten que nuestro amor de mujer por ellos les vuelvan a 509 abrir. Esto que le apunto es igual de cierto en la vida personal como en la vida institucional. Por acabar la dimensión política y social, sólo recordarle que ambas energías están presentes, tanto la femenina como la masculina. Lo relevante y lo que marca la diferencia es cómo se utilizan, cuál es la que prima. Y en Lovetopía, prima la energía femenina, la energía del disfrute, de la apertura, del fluir y del amor. Tanto que nuestros hombres, voluntariamente, consienten en retirarse a un segundo plano político porque reconocen sus debilidades energéticas, por decirlo así, y las consecuencias nefastas que durante siglos han provocado en la sociedad. Esta característica tan especial de nuestra sociedad es una base mucho más sólida de nuestra denominación de país como Lovetopía, pues en verdad somos el país de las energías femeninas y del amor. Y la apertura, tan propia de la energía femenina, es la que nos ha permitido adaptarnos a las diferentes circunstancias que hemos vivido como nación y sacar siempre lo mejor de cada una de ellas, sin caer en esa resistencia destructiva habitual de las energías masculinas. En muchos aspectos, la vida tiende a favorecer a lo femenino en detrimento de lo masculino. En las relaciones, por ejemplo, las mujeres conquistan a los hombres siendo femeninas, siendo yin, es decir, tiernas, amables y flexibles. En la naturaleza, el agua marca la forma de la roca. Las cosas blandas, por poner otro ejemplo, protegen a las duras. El labio protege al diente. Los envoltorios de burbujas protegen a los objetos sólidos. A la larga, lo femenino, el yin, puede resultar más fuerte que lo masculino, el yang. De aquí, quizás, que las mujeres vivan más años 510 incluso después del trauma energético y físico que supone dar a luz y crear nueva vida. Si pasamos ahora a hablar de nuestra educación, creo que le bastará escuchar que se vertebra sobre el amor y sobre los planos de ser del individuo. Hasta los 7 años, la educación se centra en el conocer y el cuidar, buscando construir la autonomía física y situacional de niños y niñas desde la imitación natural característica de su edad. De los 8 a los 14 años, la educación se centra en el respeto por el otro, buscando ahora su autonomía emocional, aprovechando su imaginación y su capacidad artística. De los 15 a los 21, el proceso educativo construye el sentir de responsabilidad, alimentando el ansia natural de adolescentes y jóvenes por indagar sobre lo real y la verdad, buscando su autonomía energética y mental. Como sé que a usted le interesa, añadiré que en la primera etapa el eje es la familia y no hay libros, sólo una libreta. En la segunda etapa, el eje es la sociedad y cada niño recibe una primera tablet electrónica. En la tercera etapa, el eje es el mundo y todos reciben una tablet sofisticada, de última generación. Nuestros hijos e hijas crecen abriéndose desde dentro hacia afuera, en un proceso ordenado que atiende a su crecimiento personal y social y que busca ofrecerles vías para ser felices y vivir una vida saludable. RG: Presidenta, he podido observar que en Lovetopía no existen algunas adicciones habituales en España, como la adicción a la pornografía o a las telenovelas y las películas sentimentales. ¿Considera usted que este fenómeno tiene algo que ver con la educación que reciben sus hijos e hijas? 511 VG: Por sus preguntas, no puede usted negar que es español. Déjeme que le ofrezca una respuesta académica y luego la comentamos. Dentro del contexto de las energías complementarias, la pornografía es un desagüe energético para el hombre y las telenovelas son un desagüe energético para las mujeres. Dentro del contexto de la emocionalidad, la pornografía y todo acto de eyaculación compulsiva es una vía de desahogo de la principal emoción reprimida del hombre, la ira. Mientras, las telenovelas y todo acto que conlleve lágrimas es una vía de desahogo de la principal emoción reprimida de la mujer, la tristeza y el anhelo de seguridad. En el contexto estrictamente físico, tanto eyaculación como lágrimas relajan la tensión acumulada por el cuerpo. En el contexto de la mente y de las expectativas impulsivas sobre las relaciones hombre y mujer, la pornografía es la materialización de las fantasías del hombre y las telenovelas son la materialización de las fantasías de la mujer. Pornografía y telenovelas son, por así decirlo, complementarios en la vida y síntomas de que hombres y mujeres están desequilibrados, o incompletos, en sus diferentes planos de ser. Yendo al grano, la respuesta a su pregunta es afirmativa. La ausencia de pornografía y de telenovelas es consecuencia directa de una educación completa y liberadora. La educación lovetopiana persigue el desarrollo de manera plena, en lo teórico y en lo vivencial, en nuestra condición de seres humanos. Usted podría llegar a una confusión si acepta que la pornografía es únicamente una cuestión sexual y las telenovelas una cuestión sentimental. Trascienden la 512 sexualidad y la sentimentalidad, afectando todos los planos de ser. RG: Muchas gracias, Presidenta. El tiempo corre y aún tengo algunos temas que me gustaría tratar con usted. Le agradecería que fuese directa al grano. ¿Cómo han conseguido que los hombres se olviden del fútbol? VG: Aquí alguien le ha llevado a confusión. Nuestros hombres no se han olvidado del fútbol. Lo practican y mucho, sobre todo en su modalidad de fútbol sala. Quizás usted se refiera a porqué se suspendieron las grandes competiciones de fútbol. O, como coloquialmente decimos aquí, porqué se acabó con el “futbol de sofá”. ¿Es ésta su pregunta? RG: Si, creo que sí, ésta sería la pregunta. VG: Hubo un gran debate seguido por sucesivos referéndums digitales. Nuestros hombres, finalmente, acabaron cediendo. O quizás sería más exacto decir que acabaron “concediendo”. Hubo argumentos en ambas direcciones, a favor y en contra. Voy a destacarle los argumentos que se impusieron mayoritariamente. Por un lado, aceptaron que el futbol era un desagüe energético y emocional equivalente a la pornografía. Ahora sé que usted me entiende. Permitía, permite en el caso de sus hombres y mujeres, que la energía masculina se vierta al exterior sin dirección alguna. Esto dificultaba las relaciones de pareja y la participación espontánea del hombre en la vida política y social. Además, reconocieron que el futbol profesional era una actividad deficitaria y económicamente insostenible. Se mantuvo durante años por las subvenciones directas o indirectas recibidas del 513 Estado. Hablo de los derechos televisivos desorbitados pagados por cadenas públicas, las recalificaciones urbanísticas y los aplazamientos de pagos a la hacienda pública o a la seguridad social. Además, era un nido de delincuencia de cuello blanco, donde los grandes fichajes sólo servían para esconder la fuga de capitales, la evasión fiscal y el blanqueo de dinero. La transparencia que conseguimos en El Gran Proceso de las Alpujarras así lo demostró. Cuando se calculó el precio que todo aficionado debería pagar para mantener el futbol tal cual se conocía, la mayoría se indignaron y se pronunciaron con un “no” rotundo. Este precio recogía todos los costes ocultos del fútbol, directos e indirectos, y resultaba penalizado en un momento en que la publicidad televisiva estaba desapareciendo a pasos agigantados. Por último y no por ello menos importante, hubo una toma de consciencia generalizada sobre el mal ejemplo que las grandes figuras del fútbol representaban para nuestros jóvenes. En una consulta digital, más del 60% de los niños varones dijeron que querían ser futbolistas profesionales de mayores. Constatar esta realidad fue terrible para muchos padres, especialmente porque se estaba reformando el sistema educativo de arriba abajo y era a todas luces contraproducente mantener la liga profesional. Añado algo que sin duda ayudó mucho. Todo este debate ocurrió en 2016, coincidiendo con la campaña de formación dirigida a nuestras mujeres sobre planificación familiar y sobre prácticas de sexualidad consciente. Los hombres estuvieron muy entretenidos con las prácticas. Usted seguro que 514 conoce lo “convincentes” que pueden llegar a ser las mujeres. RG: ¿Qué puede decirme sobre las prácticas religiosas en Lovetopía? ¿Mantiene Lovetopía la tradición española como estado confesional católico? VG: En un contexto de amor como el lovetopiano, cualquiera de las religiones tiene su cabida. Todas hablan del crecimiento interior y del amor al prójimo. En totas las religiones hay amor, pero el amor no tiene religión. El problema en la historia ha sido que el poder político siempre ha manipulado la religión para reforzar su condición de élite de poder. Eliminada esa manipulación, todo es aceptable. Como dirían ustedes, muerto el perro, adiós a la rabia. O si prefiere otra respuesta, más alineada con su tradición católica, puedo decirle que Lovetopía es el país que más intensamente vive el mensaje de Jesús en su pureza humana, sin los adornos ni las manipulaciones institucionales propias de la Iglesia. Pero no, no nos considere sólo un país cristiano. En Lovetopía hay muchos estudiosos de los tres grandes sabios de la edad axial del siglo VI a.C. ¿Los conocerá, verdad? Déjeme que se los recuerde. En el mundo helénico, apareció Pitágoras. En India, estuvo Siddharta Gautama. En China, fue Lao Tzu. De la mente de Pitágoras surgió el misticismo racional. De la mente de Siddharta surgió el budismo. De la mente de Lao Tzu surgió el taoísmo. Juntos, aunque durante mucho tiempo ha sido olvidado o ignorado, consiguieron dar el mayor paso adelante que la humanidad haya dado jamás: la evolución de la consciencia. Juntos, pusieron en el centro de la vida personal y social el amor. 515 Y aquí, de haberlo, es donde estaría el eje de la religión de Lovetopía: el amor. Pero no, no lo hay. Lovetopía es un estado aconfesional que da espacio a sus ciudadanos para practicar aquellas religiones o rituales que elijan. Por cierto, los edificios de las antiguas iglesias católicas pasaron a ser propiedad de los municipios y éstos canalizaron la decisión de los ciudadanos sobre qué uso dar a cada uno de estos espacios. RG: Cambiemos de tema. ¿Cómo enfocan ustedes el turismo internacional? ¿Cómo explica la desaparición de las grandes cadenas hoteleras? VG: Mire, en Lovetopía entendemos que quien nos visita quiere conocer el país, su riqueza natural, sus costumbres y sus gentes. Y entendemos que esto es patrimonio de todos y no de unos pocos afortunados. Por lo tanto, mejor un sistema en que se beneficien todos que no otro en que se beneficien sólo unos pocos. El sistema actual es plenamente coherente con este punto de vista. Nuestros visitantes, sepa usted que no nos gusta llamarlos turistas porque no los tratamos como tal, son recibidos por lovetopianos en sus casas, en las llamadas habitaciones para visitantes o para huéspedes. El trato que reciben es el trato que se ofrece al pariente lejano que está de visita. Se le abren las puertas de par en par y se le agasaja con generosidad. El pago que realizan, minorados los impuestos, lo recibe la familia que ocupa esa casa. Es una fuente de ingresos complementaria a la renta básica universal y a sus retribuciones laborales. Este es uno de los mejores ejemplos de 516 la economía horizontal, o la economía del compartir, que tanto gusta en Lovetopía. Como sabrá, todo el alojamiento nacional es gestionado por una aplicación digital patrocinada por el Ministerio de Extranjería, Turismo y Relaciones Exteriores. Tiene su sede en la ciudad de Cádiz. Quizás debería usted encontrar un hueco para visitarles. Estoy segura de que disfrutará lo que allí le enseñen. En cualquier caso, sólo añadir dos cosas. Primero, aún existen algunos grandes establecimientos hoteleros en ciudades como Benidorm y Torremolinos. Segundo, nuestros visitantes prefieren, con creces, la aproximación lovetopiana de las habitaciones de visitantes. Sólo cuando éstas se agotan, entonces optan por hoteles más convencionales como los suyos. RG: Por favor, Presidenta, una penúltima pregunta. Me gustaría que me hablase de la estructura política en Lovetopía ¿Cuáles son los fundamentos de los partidos políticos? ¿Es su partido, el Partido de la Supervivencia, de izquierdas o de derechas? VG: Nuestra actual legislación sobre partidos políticos y su funcionamiento nada tiene que ver con la suya, que es la que existía antes de la Independencia con algunos parches mal remendados. El funcionamiento de los partidos políticos como mafias, en lugar de como organizaciones que canalizan la voluntad de los ciudadanos, fue la principal causa de la gran crisis económica y financiera que se desató en 2007. Siete años después, se desencadenó nuestro proceso de Independencia. Y todo este aprendizaje se desarrolló en un nuevo marco legal. 517 Puedo decirle, apuntando algunos aspectos con rapidez, que las listas son abiertas. La disciplina de partido no existe. Los programas electorales son contratos sometidos a vigilancia judicial. Las sanciones a los políticos por falso testimonio las impone el Poder Comunicativo e incluyen la expulsión de la carrera política. El referéndum digital funciona tanto dentro de los partidos como fuera, en las instituciones públicas. La transparencia económica es absoluta. La comunicación entre políticos electos y ciudadanos es directa y frecuente. Los cargos políticos reciben una retribución directa de los ciudadanos, a través de micro pagos. Y tenemos reservados centros penitenciaros “a la española” para los políticos corruptos. Digamos, para resumir, que nuestra legislación y los sistemas digitales que la soportan han alcanzado una democracia participativa directa donde son los ciudadanos, y no sus representantes, los que ostentan y ejercen la soberanía nacional de manera tan cotidiana como espontánea. Regresando a su otra pregunta, le diré que el debate entre si izquierdas o derechas hace tiempo que se extinguió en Lovetopía. Aquí entendimos con facilidad, a resultas de la Independencia, que el debate real siempre ha sido entre los de arriba y los de abajo. Y sabe usted, en Lovetopía gobiernan los de abajo. Tanto mi partido, el Partido de la Supervivencia, como el principal partido de la oposición, el Partido Progresista, somos confederaciones de partidos y asociaciones de todo índole que representan a la población, a los de abajo. Se confunde usted si pretende entendernos 518 aplicando el viejo esquema de las izquierdas y las derechas. Además, déjeme añadir una cosa. La denominación de izquierdas y derechas corresponde históricamente al lugar en que se sientan los diferentes grupos políticos en el hemiciclo del Parlamento. Los partidos de derechas se sientan a la derecha y los partidos de izquierdas se sientan a la izquierda. En Lovetopía, hemos roto está tradición. Aquí, los parlamentarios no tienen un escaño asignado. Funciona la regla de que elige el primero que llega. Este cambio ha supuesto ventajas importantes. Hemos roto el comportamiento de decisión en bloque. Sabemos que hay una tendencia al consenso con quien tienes cerca, al lado. Y los parlamentarios han desarrollado un comportamiento mucho más humano, donde la escucha es activa y la mentira no tiene lugar. Además, todos llegan y entran pronto en el hemiciclo con la intención de coger un buen escaño. RG: ¿Por qué no hay hombres en los puestos clave de los partidos políticos? VG: Durante el proceso de Independencia, los hombres de Lovetopía consintieron, a través de un referéndum digital, no participar directamente de los puestos clave en los partidos políticos. Decidieron retirarse y ofrecernos una oportunidad a las mujeres. Se votó a favor de un período de diez años. Pasado ese tiempo, se repitió la votación y se aprobó un segundo período de diez años. El próximo año vence este segundo período y decidirán qué hacer al respecto. 519 Con este gesto, quisieron demostrar que pedían perdón por todos los abusos de poder históricos que los hombres, como género, han impuesto a las mujeres. Sin ser directamente responsables, entendieron la gran opresión en la que han vivido las mujeres y se retiraron. RG: ¿Por qué utiliza el término “decidirán”? VE: ¡Claro! Disculpe mi omisión. Este fue un referéndum digital en el que sólo participaron los hombres. Era una medida que les afectaba en primer término a ellos y las mujeres no votamos. Algo parecido, pero en sentido contrario, ocurrió con la legislación que restableció el aborto. Se aprobó en un referéndum digital en el que sólo participaron las mujeres porque era una medida que les afectaba en primer término a ellas. RG: Para acabar, porque en verdad me siento abrumado y usted debería de estar cansada, ¿cómo explicaría la economía lovetopiana a un foráneo, teniendo en cuenta el intervencionismo que ustedes practican en asuntos como la renta básica universal? VG: Me alegro que haya reservado esta pregunta para el final. Yo no llamaría intervencionismo a lo que entendemos como democracia económica. Pero déjeme hacer un par de aclaraciones antes de entrar en este asunto. Como punto de partida, quiero contrastar algunas diferencias entre el sistema económico de su país y el que hemos adoptado en Lovetopía. Déjeme hacerlo oponiendo conceptos económicos para, más adelante, centrarme en algunos ejemplos. Empecemos. Ustedes miden el progreso social desde el PIB; nosotros lo hacemos desde el FIB, o el índice de la felicidad. Ustedes miran las reacciones 520 económicas en los mercados, en el efecto sobre sus grandes empresas; nosotros miramos en dirección al individuo, entendiendo cómo afectan las decisiones en la renta disponible de las personas. Ustedes mantienen la circulación del dinero en manos privadas, en sus bancos; nosotros confiamos la circulación del dinero en un sistema digital público. Ustedes mantienen billetes y monedas; nosotros descansamos en moneda electrónica. Ustedes han renunciado a su soberanía monetaria; nosotros hemos recuperado la nuestra. Ustedes proclaman la maximización del beneficio, o la acumulación de dinero, como objetivo último; nosotros apostamos por el bien común. Ustedes crean deuda; nosotros confiamos en mecanismos digitales de financiación colectiva. Ustedes defienden la competencia; nosotros descansamos en la cooperación. Ustedes construyen globalización y anonimato; nosotros invertimos en localización y transparencia. Ustedes persiguen la concentración; nosotros favorecemos la distribución equitativa. Ustedes trabajan para alimentar el consumismo salvaje; nosotros alimentamos el crecimiento y la plenitud de las personas. Ustedes siguen anclados en las energías fósiles; nosotros estamos en la era de la energía renovable ilimitada. Ustedes configuran sus escuelas y universidades como fábricas de consumidores y trabajadores; nosotros hemos elegido que nuestras escuelas y universidades sean viveros de ciudadanos libres y sanos. Ustedes abrazan la hipnosis colectiva que nace de la televisión y de los deportes de sofá; nosotros elegimos ser ciudadanos informados y despiertos ante los retos de la vida. Ustedes 521 crean tecnología que favorece a las grandes empresas e instituciones; nosotros creamos tecnología que fortalece al individuo y está al servicio de la vida. Ustedes han puesto en manos privadas los grandes monopolios naturales; nosotros hemos recuperado la propiedad colectiva de esos mismos monopolios. Ustedes apuestan por la concentración de la población en espacios urbanos cada vez más grandes y masificados; nosotros hemos elegido equilibrar ciudades y campo y aprovechar todo el territorio. Ustedes trabajan por dinero; nosotros trabajamos porque amamos lo que hacemos. Ustedes apuestan por los impuestos, las subvenciones y los subsidios; nosotros elegimos la democracia económica y la renta básica, haciendo de cada pago un voto. Ustedes gobiernan desde la energía masculina; nosotros lo hacemos primando la energía femenina. Son muchos los detalles y los matices. Pero esta larga enumeración de conceptos simples ilustra con claridad que hablamos de sistemas económicos muy diferentes. Nuestra economía sólo tendrá sentido para usted si adopta un punto de vista lovetopiano y se abstrae del conjunto de creencias que soportan el sistema económico español. Entremos ahora en aspectos concretos. Empecemos por fijarnos en la renta disponible de las personas. Todo lovetopiano recibe una renta básica universal de por vida. Parte de esta renta le garantiza el disfrute de una vivienda digna y el acceso a alimentos naturales y saludables. Sin embargo, si participa del sistema de propiedad colectiva de viviendas, ofrece habitaciones para huéspedes y utiliza energía eléctrica doméstica de fuentes renovables, es fácil que no tenga que dedicar ni un cor para disfrutar de su hogar. 522 Incluso, como ocurre con muchas de nuestras familias, las casas generan una renta adicional. Algo similar encontramos con la alimentación. Un lovetopiano puede disfrutar de acceso gratuito a muchos alimentos de huertas y jardines frutales, y beneficiarse de todo tipo de envíos de comunidades rurales hermanadas. Ahora añadamos dos servicios públicos básicos. Por un lado, nuestro sistema de hospitales garantiza asistencia sanitaria gratuita de la cuna a la tumba. Por otro lado, tenemos que la mayoría de los sistemas de transporte público son también gratuitos. Aunando todo esto, verá que un lovetopiano puede cubrir las necesidades vitales básicas de una sociedad moderna sin apenas mover dinero. Si lo compara con lo que ocurre en su país, verá las grandes diferencias entre nuestro sistema económico y el suyo. En su país, los ciudadanos necesitan ganar dinero para pagarse una vivienda y cotizar a la seguridad social para recibir una cobertura sanitaria limitada y optar a una pensión de jubilación. Además, deben comprar alimentos, hacer frente a los gastos de electricidad y transporte, y participar vía impuestos en el mantenimiento de toda su antigua infraestructura de energía centralizada y de circulación de vehículos y mercancías. Sin contar, claro está, que la gran mayoría de sus ciudadanos han caído en la trampa económica de tener un automóvil propio. La gran mayoría de lovetopianos dedican su renta disponible a las actividades del amor y a participar en los mecanismos de democracia económica, como la financiación colectiva de proyectos y los micro pagos a periodistas o políticos. Actividades ambas que repercuten en su 523 bienestar individual y colectivo. Sin embargo, sus ciudadanos, cuando tienen excedentes de renta, se embarcan en un consumismo salvaje de productos de multinacionales que poco o nada contribuyen a su bienestar real. O lo que es peor, intentan alcanzar un bienestar que es irreal y que ha sido salvajemente manipulado por su publicidad. Quizás usted se pregunte cómo hemos alcanzado una situación tan dispar. Nuevamente, los detalles y los matices son muchos. Pero me gustaría destacar algunos aspectos clave. Por un lado, en Lovetopía estamos disfrutando del patrimonio heredado de nuestros ancestros. Sin embargo, ustedes se empeñan en destruir y reconstruir una y otra vez su mundo. Por otro lado, nuestra economía es principalmente local y gestionamos directamente los efectos de nuestras actuaciones económicas. Sin embargo, la suya es mayoritariamente global y desconocen las consecuencias reales de sus actividades. Es como si su mano derecha no supiese qué hace su mano izquierda. O como dijo Helena Norberg-Hodge, ustedes viven en una economía de drones, ciegos antes los efectos indeseados de sus acciones. Por último, nuestro gobierno actúa desde la legalidad constitucional y pone la riqueza nacional al servicio del interés común. Sin embargo, el suyo hace oídos sordos y permite que la riqueza nacional se acumule ilimitadamente en manos de pequeñas élites corruptas. Ustedes están asentados en una tradición por la que el gobierno recauda y los políticos gastan. Se empeñan en mantener una economía verticalizada. En Lovetopía, en lugar de subvencionar instituciones y actividades con criterios 524 políticos, el Estado entrega la renta a las familias, bien a través de la renta básica universal, bien a través de menor presión fiscal. Y son las familias, y no los políticos, quienes deciden donde va el dinero. Hemos elegido una economía horizontal. Este sistema, créame, está exento de las tentaciones de corrupción y amiguismo fácil tan habituales en su país. En Lovetopía, el dinero está al servicio de la democracia. Es un mecanismo democrático directo. Los ciudadanos cuando pagan emiten un voto económico en favor de un servicio y no de otro. Tiene un buen ejemplo en la educación. Usted puede decir que la educación es Lovetopía es privada, pero en realidad no lo es. Es el Estado el que facilita a las familias una renta para que, con plena libertad, elijan el colegio o la Universidad de sus hijos. Hay otro buen ejemplo en los medios de comunicación. El Estado provee de unas rentas adicionales a las familias para que elijan qué contenidos, qué canales o qué espectáculos son interés. O quizás, Usted puede pensar que los políticos con cargo público están desatendidos, pero en verdad son las familias quienes eligen con plena libertad a qué personalidades políticas apoyan con su sustento económico. Pongamos mi situación como ejemplo de esto. Tengo más de 6 millones de seguidores en mi perfil público. De ellos, 4 millones han decidido contribuir económicamente a mi sustento como Presidenta del Gobierno, la primera personalidad política del país. Yo he fijado que su contribución máxima es de 0,1 cor al año. En total, recibo algo más de 250.000 cors como retribución. 525 Dos cosas. Por un lado, sepa que en cualquier momento mis seguidores pueden retirarme el apoyo. Por otro, el 90% de ese dinero lo destino a apoyar proyectos de crowd-funding de todo tipo, así que regresa a la sociedad desde mi criterio personal. Este mecanismo de democracia económica ocurre en multitud de actividades que su gobierno ventila a través de las subvenciones, como el cine, el arte y la cultura en general, o la investigación científica y tecnológica. Nuestra aproximación descansa en la renta básica universal y los mecanismos digitales de financiación colectiva. De nuevo, democracia económica directa. Créame si le digo que hemos alcanzado un nivel de democracia política y económica de la que Aristóteles estaría orgulloso. El gobierno representa al pueblo y gobierna desde los intereses del pueblo, y no según interese a partidos políticos o élites económicas. Lo que nos hace diferentes, como gobierno y como nación, es que educamos a nuestros ciudadanos y les potenciamos en su libertad para decidir cómo quieren que sean sus vidas. Y en Lovetopía, los ciudadanos han elegido el camino del amor: el amor a sí mismo, el amor al otro, el amor a su familia, el amor a su trabajo, el amor a su país, el amor a la naturaleza y el amor a la vida. Y donde hay sembrado amor, nunca crece la mala hierba del miedo. 526 ANEXO 2. DISCURSO DE INDEPENDENCIA DE LOVETOPÍA: “EN ESTA TIERRA…” El siguiente discurso fue leído por Eva Oltra, la primera Presidenta de Lovetopía, el 15 de mayo de 2015, a las 20:03 PM, desde el balcón oficial del entonces Ayuntamiento de Valencia, la capital de Lovetopía. Este discurso proclama ha inspirado a millones de lovetopianos y lovetopianas durante la construcción de la joven nación Lovetopía. Este discurso ha sido traducido a todos los idiomas del planeta. “En esta tierra, han nacido nuestros hijas y nuestras madres, y nacerán las hijas de nuestras hijas igual que nacieron las madres de nuestras madres. En esta tierra, hemos visto esconderse el sol y nacer la luna para adornar nuestros días y vestir nuestras noches. En esta tierra, por la que han pasado fenicios, romanos, moros y cristianos, hemos abrazado los tiempos que nos llegaban y hemos aceptado el cambio como fluir de vida. Pero en esta tierra, durante estos últimos años, nos hemos equivocado. Hemos confiado en el hijo y la hija que no lo merecían y hemos sido robados y apaleados por el hombre y la mujer que juntos elegimos para guiar nuestras vidas. En esta tierra, durante estos últimos años, ahora lo sabemos, nos hemos equivocado. Hemos perseguido la sombra cuando es la luz la que nos 527 guía. Hemos elegido la lucha por el dinero cuando es el amor y la paz lo que en verdad colorea nuestras vidas. En esta tierra, cuando se cometen errores, queremos escuchar lo siento antes de dar segundas oportunidades. Pero quien nos ha engañado, robado y apaleado, no dice lo siento y ya no encontramos razones para esas nuevas oportunidades. En esta tierra, queremos pasarlo bien, disfrutar de nuestras vidas y regarnos los unos a otros con abrazos. Pero quien nos ha engañado, robado y apaleado, ha empobrecido nuestras vidas y nos ha maltratado con tiros y porrazos. En esta tierra, queremos perdonar, seguir con nuestro ruido de pólvora y alegría y disfrutar pacientes de la vida. Pero quien nos ha engañado, robado y apaleado, ahora persigue condenarnos, acallar nuestro llanto y nuestro grito y oscurecer nuestros días. En esta tierra, hoy las mujeres queremos calmar con paciencia a nuestros hijos y ancianos, y amar a nuestros hombres mientras permitimos que continúe nuestro llanto. En esta tierra, durante estos últimos años, ahora lo sabemos, nos hemos equivocado. Pero ya no. Hemos cambiado. Abandonamos la sombra para que la luz sea nuestra guía. Enterramos la lucha por el dinero y elegimos embellecer nuestras vidas con el color del amor y de la paz. En esta tierra, ahora lo sabemos, empieza un nuevo día. Seamos reales y cometamos errores. Digamos lo siento y démonos segundas oportunidades. Pasémoslo bien y reguémonos con abrazos. Perdonémonos los unos a los otros y sigamos haciendo mucho, mucho ruido. Seamos pacientes y aprendamos a amarnos. 528 En esta tierra, nacerán nuestras hijas y nuestros hijos, igual que nacieron nuestras madres y nuestros padres. Cojámonos de las manos, abramos nuestros corazones y hagamos una promesa para que, algún día, nuestras hijas y nuestros hijos canten de júbilo y con valentía... En esta tierra, somos reales y cometemos errores. Decimos lo siento y nos damos segundas oportunidades. Lo pasamos bien y nos recibimos con abrazos. Perdonamos. Y si, de manera ruidosa y paciente, nos amamos”. 529 ANEXO 3. MEMORANDUM DE APROBACIÓN DE “LAS 10 LEYES” 1. Sobre el nacimiento de la nueva nación y su organización territorial. El nuevo estado reconoce y asume como propio el nombre de LOVETOPÍA. El territorio del nuevo estado de LOVETOPÍA se conforma con las antiguas provincias españolas de Castellón, Valencia, Alicante, Murcia, Almería, Granada, Málaga y Cádiz, más las islas de Ibiza y Formentera. El nuevo estado reconoce una división territorial en siete regiones peninsulares, correspondiente a las siete antiguas provincias españolas, más una región insular que se corresponde con las islas. La capital del nuevo estado de LOVETOPÍA es Valencia y en ella residirán el nuevo Parlamento Nacional y la Presidencia del Gobierno; los Ministerios y el resto de organismos e instituciones de índole público se distribuirán entre las principales ciudades y poblaciones, sin que puedan residir dos Ministerios u organismos en la misma localidad. 2. Sobre la defensa del nuevo estado y de la población de LOVETOPÍA. Los contingentes de la policía local, la policía nacional, la guardia civil y el ejército residentes en los territorios del nuevo estado de LOVETOPÍA se someten al mando del nuevo Ministerio de las Fuerzas de Seguridad y Defensa, con sede en la localidad de Cartagena (Murcia). Serán funciones de las fuerzas de seguridad y defensa atender a los dictámenes y sentencias de los jueces y defender a la población lovetopiana ante 530 agresiones de terceros y, en especial, ante tentativas militares procedentes del Reino de España. Se considerarán ciudadanos y ciudadanas del nuevo estado de LOVETOPÍA, con pleno derecho, aquellos que sean residentes en los territorios del nuevo estado de LOVETOPÍA y sus descendientes o ascendentes hasta el segundo grado de parentesco. Los ciudadanos y ciudadanas no residentes deberán renunciar a cualquier otra nacionalidad antes de recibir la consideración de ciudadanos de pleno derecho. Se restaurará el servicio militar obligatorio para todos los hombres lovetopianos, siendo de carácter voluntario para las mujeres lovetopianas. 3. Sobre los partidos políticos y las asociaciones civiles La vida pública del nuevo estado de LOVETOPÍA se organizará democráticamente desde los representantes propuestos por partidos políticos y asociaciones civiles y electos por sufragio universal directo por los ciudadanos y ciudadanas, desde la premisa de una persona, un voto. Los partidos políticos y las asociaciones civiles del nuevo estado de LOVETOPÍA deberán obligatoriamente organizarse según los mismos criterios democráticos que se establezcan para el Parlamento Nacional. Tanto partidos como asociaciones presentarán listas abiertas y programas electorales bien definidos que recibirán la consideración legal de contratos y serán vigilados por los jueces. La financiación de partidos y asociaciones será privada y tendrá su fuente exclusivamente en contribuciones de idéntica cuantía de sus miembros afiliados o 531 asociados. Se impone una transparencia absoluta, sin excepciones, sobre todos sus debates y/o sus actividades económicas, políticas y civiles. Se prohíbe de manera expresa cualquier régimen o práctica interna que incluya la disciplina de partido y/o que limite la libertad individual de los candidatos electos para pronunciarse según sus compromisos, ideas o principios. Cualquier miembro o asociado que practique el falso testimonio, sea cual sea su modalidad, será expulsado de la organización que lo patrocina y excluido temporalmente de la vida política y pública. 4. Sobre el gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA descansará en los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y comunicativo, de manera independiente tanto en su proceso democrático como en su financiación. El nuevo gobierno del estado de LOVETOPÍA disfrutará de un presupuesto variable que procederá exclusivamente de la recaudación tributaria que realicen municipios y/o diputaciones, siendo responsabilidad legal de éstos, y no del nuevo gobierno, ejercer las labores de recaudación e inspección. El total de la recaudación tributaria de municipios y/o diputaciones recibe la denominación de presupuesto de la nación. El poder ejecutivo será asumido por la Presidencia del Gobierno. El poder legislativo será asumido por el Parlamento Nacional. Sus miembros surgirán de un proceso democrático abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas, según las propuestas presentadas por partidos políticos 532 o asociaciones civiles; y disfrutarán conjuntamente de una partida presupuestaria negociada, estableciéndose un mínimo del 10% y un máximo del 25% del presupuesto de la nación. Ambas instituciones tendrán su sede en Valencia, la capital del nuevo estado de LOVETOPÍA. El poder judicial será asumido por el Consejo General del Poder Judicial, que surgirá de un proceso democrático abierto a todos los juristas del nuevo estado de LOVETOPÍA y disfrutará de una partida porcentualmente predefinida en el 5% del presupuesto de la nación. A efectos del poder judicial, los juristas son los jueces, los fiscales, los abogados colegiados, los notarios y los registradores. La sede de esta institución estará en Denia, provincia de Alicante. El poder comunicativo será asumido por el Consejo General del Poder de la Comunicación y la Transparencia, que surgirá de un proceso democrático abierto de todos los periodistas del nuevo estado de LOVETOPÍA y disfrutará de una partida porcentualmente predefinida en el 10% del presupuesto de la nación. A efectos del poder comunicativo, los periodistas son los periodistas de formación y/o locutores, presentadores y otros especialistas de la comunicación que acrediten al menos 5 años de experiencia directa en medios de comunicación. La sede de esta institución estará en la ciudad de Castellón. Los municipios y las diputaciones reciben las funciones públicas de ordenación urbanística y prestación de servicios sociales (incluyendo la sanidad, la educación, el transporte público y privado, la asistencia social a minorías), así como la organización básica de las estructuras económicas de producción y consumo y la 533 recaudación de tributos del nuevo estado de LOVETOPÍA. Los miembros de los municipios surgirán de un proceso democrático abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas residentes en ese municipio, según las propuestas presentadas por partidos políticos, asociaciones civiles o directamente por aclamación de un número de ciudadanos residentes superior al 5% del censo local. Los miembros de las diputaciones surgirán de los representantes electos de los municipios adscritos a una diputación, pudiendo formarse un máximo de tres diputaciones por región, sea peninsular o insular. Los municipios y diputaciones cederán una parte de su recaudación al nuevo gobierno del estado de LOVETOPÍA para financiar los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y comunicativo, según se define en los párrafos anteriores. 5. Sobre la economía del nuevo estado de LOVETOPÍA La economía del nuevo estado de LOVETOPÍA se regirá por los criterios de cooperación y aportación al bien común, y no por los criterios de competencia y maximización del beneficio dinerario. La evolución de la economía del nuevo estado de LOVETOPÍA se regirá por el índice Felicidad Interior Bruta, o FIB, y no por el tradicional Producto Interior Bruto, o PIB. Las políticas económicas del nuevo estado de LOVETOPÍA seguirán las mejores prácticas de la economía del bien común, la economía del compartir, la economía de la felicidad (basada en primar lo local en detrimento de lo global) y la economía digital. 534 La coordinación de la economía del nuevo estado de LOVETOPÍA descansará en el Ministerio de la Felicidad, el Compartir y la Economía, y tendrá su sede en la ciudad de Alicante. El sistema bancario del nuevo estado de LOVETOPÍA descansará en el Banco Central de Lovetopía, dependiente del Ministerio de la Felicidad, el Compartir y la Economía, que tendrá su sede en la ciudad de Elche, en la provincia de Alicante. El Banco Central de Lovetopía, de carácter público, asumirá como función principal la emisión y gestión de la nueva moneda nacional, el cor, y la cantidad de dinero en circulación con el mandato único de facilitar el normal desarrollo de la actividad económica. El Banco Central de Lovetopía contará con los recursos financieros, inmobiliarios y humanos de todas las entidades financieras operativas en el territorio de LOVETOPÍA, incluyendo las extintas Bancaja y Caja de Ahorros del Mediterráneo, así como de aquellas aportaciones que convengan el gobierno y/o los ciudadanos y sus empresas. 6. Sobre la garantía de una vida digna para los ciudadanos y ciudadanas del nuevo estado de LOVETOPÍA El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA garantizará una vida digna para los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a partir de una renta básica universal, el disfrute de una vivienda digna y la prestación sanitaria completa de la cuna a la tumba. La consecución de este mandato recae en el Ministerio de Seguridad, Salud y Vivienda para la Dignidad del Individuo, con sede en Ibiza, en la región insular. 535 7. Sobre la alimentación y las infraestructuras básicas al servicio de la población del nuevo estado de LOVETOPÍA. El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA garantizará el acceso universal de los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a una alimentación sana y saludable y velará por el disfrute universal de las infraestructuras básicas de la vida moderna, siempre en respeto y responsabilidad con la naturaleza, incluyendo acceso a agua saludable, la energía eléctrica, las telecomunicaciones e Internet, los servicios de basuras y reciclaje, y el trasporte entre pueblos, ciudades y otras naciones (incluyendo transporte aéreo, terrestre y marítimo). La consecución de este mandato en lo referente a alimentación, agricultura, aguas residuales y servicios de reciclaje y basuras recae en el Ministerio de Alimentación, con sede en la ciudad de Murcia. La consecución de este mandato en lo referente a las infraestructuras básicas para la vida moderna recae en el Ministerio de Medio Ambiente, con sede en la ciudad de Almería, con la excepción de la energía eléctrica, cuyo mandato recae en el Ministerio de Energía, con sede en la ciudad de Jerez de la Frontera, en la provincia de Cádiz. 8. Sobre la educación de los ciudadanos y ciudadanas del nuevo estado de LOVETOPÍA El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA garantizará el acceso universal de los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a una educación integral que incluya las polaridades energéticas y esté al servicio de una vida feliz y saludable. 536 La consecución de este mandato en lo referente a la educación obligatoria hasta la edad de 14 años recae en el Ministerio de Educación del Cuerpo y de la Mente, con sede en Málaga. La consecución de este mandato en lo referente a la educación voluntaria a partir de la edad de los 15 años, incluyendo la educación universitaria, recae en el Ministerio de la Vida, la Ciencia y la Tecnología, con sede en Granada. El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA, en el sentido más amplio, acudirá a este Ministerio y a las Universidades del territorio de LOVETOPÍA para proveerse de tecnologías, investigaciones científicas y desarrollo de planes o actuaciones institucionales que impacten a las estructuras de las instituciones o a la sociedad en su conjunto. 9. Sobre las relaciones internacionales del gobierno y de los ciudadanos y ciudadanas del nuevo estado de LOVETOPÍA El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA velará por el tránsito organizado y la visita segura de los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a naciones extranjeras, y viceversa, del tránsito organizado y la visita segura de los ciudadanos y ciudadanas extranjeras a LOVETOPÍA. Al mismo tiempo, el gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA establecerá aquellas relaciones bilaterales con naciones extranjeras que fomenten el bien común de los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA, y participará en foros internacionales trasladando la voz de los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA. La consecución de este mandato recae en el Ministerio de Extranjería, Turismo y Asuntos 537 Internacionales, con sede en Cádiz. Este Ministerio velará para que los ciudadanos de naciones extranjeras que visiten LOVETOPÍA disfruten de nuestros territorios, nuestras costumbres y nuestro estilo de vida en conjunción con ciudadanos y ciudadanas, buscando los mecanismos económicos y digitales adecuados para que la riqueza generada se reparta entre esos mismos ciudadanos y ciudadanas. 10. Sobre el marco legal y la apertura de un proceso constituyente para redactar una nueva Constitución para el nuevo estado de LOVETOPÍA El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA acatará la Constitución española de 1978 en todos aquellos aspectos que no sean contrarios a este memorándum. El gobierno del nuevo estado de LOVETOPÍA abrirá con carácter inmediato un proceso constituyente que permita la redacción y aprobación de una nueva Constitución del Estado de LOVETOPÍA antes del 31 de diciembre de 2015. Tanto la aprobación de este texto como todos los procesos democráticos que se recogen deberán ser sometidos a consulta y referéndum digital a todos los ciudadanos y ciudadanas de LOVETOPÍA a través de la aplicación digital desarrollada a estos efectos por los estudiantes de la Universidad de Valencia. Firmado en Valencia, el 23 de Mayo de 2015 [El original incluye las firmas manuscritas de Eva Oltra y de las 50 mujeres que participaron en la lectura del discurso proclama “En esta tierra…”] 538 ANEXO 4. TEXTO DE “LOS 7 CUENTOS” PARA LOS ESTUDIANTES DE PRIMARIA (1). El elefante en la oscuridad Un indio llevó su elefante a una feria de un pueblo para exhibirlo. En ese pueblo, nunca habían visto un elefante. Ni siquiera podían imaginarse como sería aquel gran animal. Como era de noche, el indio dejó su animal en el establo y se fue a dormir. Un grupo de jóvenes curiosos, que no podía esperar hasta que empezase la exhibición, fue al establo para ver al animal. Pero estaba muy oscuro y no había luz alguna. La única manera que tenían para hacerse una idea de cómo era aquel animal desconocido era a través del tacto, tocándolo con las manos. Así fue como, en completa oscuridad, se acercaron al animal y empezaron a palparlo una y otra vez. Cada uno se hizo una idea específica del animal a partir de su propia percepción y su propia experiencia. Salieron del establo y se sentaron alrededor de una piedra. Empezaron a contar cómo se imaginaban que era el elefante. El que había tocado la pata, imagino al elefante como una gran columna. Otro, que había tocado su lomo, definió al elefante como una pequeña montaña. El tercero, que había tocado su oreja, lo describió como una enorme mariposa. El cuarto, que había tocado la trompa, estaba convencido de que aquel extraño animal era muy parecido a una serpiente. 539 El día siguiente, cuando por fin vieron el elefante a la luz del día, se dieron cuenta de la hermosura del elefante y de cómo se habían equivocado. La percepción parcial, la experiencia de cada uno de ellos, era verdadera. Sin embargo, todo lo que dijeron sobre el elefante, en su definición, era falso. Todos se equivocaron porque ninguno consiguió una imagen completa de lo que realmente es un elefante. (2). Ata tu camello Un maestro viajaba con uno de sus discípulos a través del desierto. El discípulo estaba a cargo del cuidado del camello. Llegaron de noche, cansados, a un oasis. Era responsabilidad del discípulo atar el camello; sin embargo, no lo hizo y lo dejó suelto. En su lugar, se limitó a rezar, le pidió a Dios: “Cuida del camello,” y se durmió. Por la mañana el camello se había ido -lo habían robado o se había escapado, cualquier cosa podía haber pasado. El maestro preguntó: “¿Qué ha pasado con el camello? ¿Dónde está el camello?” El discípulo dijo: “No lo sé. Pregúntele a Dios, porque le pedí a Alá que cuidase del camello. Yo estaba demasiado cansado así que no sé. ¡Y no me haga responsable, porque se lo pedí a Dios de manera muy clara! Ese no ha sido el problema. No se lo pedí sólo una vez. De hecho, se lo pedí tres veces como Usted me ha enseñado ‘¡Confía en Alá!’ y yo lo he hecho. Así que no me mire con esa cara de enfadado”. El maestro dijo, “Confía en Alá, pero antes ata el camello – porque Alá no tiene otras manos que las tuyas. Si Él quiere que aten el camello, Él tendrá que usar las manos de alguien. No tiene otras manos. ¡Y es tu camello! La mejor manera y la más fácil y el camino más corto es utilizar tus 540 manos. Confía en Alá – no confíes sólo en tus manos, o te sentirás sólo. Ata el camello y luego confía en Alá”. (3). El anciano chino Un anciano chino vivía en una pequeña aldea china una sencilla vida china. Cierto día, se despertó para descubrir que su único caballo había desaparecido. “¡Vaya tragedia!”, dijeron los vecinos del pueblo. “¡Tan mayor y sin un caballo con el que trabajar las tierras! ¿Cómo vivirá?” Y fueron todos a su casa a compadecerse de él. El anciano chino, al ver aquel gentío delante de su puerta emanando tragedia, simplemente asomó la cabeza y dijo “¡Qué más da! ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios proveerá”. Días más tarde, apareció el caballo desaparecido conjuntamente con una manada de caballos, muchas yeguas y un pequeño potro. “¡Vaya suerte!”, dijeron los vecinos del pueblo. “¡Tan mayor y con tantos caballos que nunca más tendrá que trabajar la tierra! ¡Incluso un potrillo que vender!” Y regresaron todos a su casa a celebrarlo con él. El anciano chino, de nuevo, asomó la cabeza por la ventana y dijo “¡Qué más da! ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios proveerá”. Cierto día, el hijo varón primogénito del anciano chino montó uno de los caballos y tuvo un desafortunado accidente. El joven se quedó cojo. “¡Vaya tragedia!”, dijeron esta vez los vecinos del pueblo, “¡Su único hijo varón y no podrá hacerse cargo de él cuando las fuerzas le falten!” Y, de nuevo, acudieron todos a su casa para lamentarse antes las noticias. El anciano chino, sorprendido ante aquello, salió esta vez a la 541 calle y dijo una vez más aquello de “¡Qué más da! ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios proveerá”. Con el tiempo, se declaró una guerra china en la provincia china y el ejército reclutó forzosamente a todos los jóvenes. Pero no al hijo cojo del anciano chino. “¡Qué suerte!”, exclamaron los vecinos al enterarse. “¡Es el único en el pueblo que cuenta con la compañía y la ayuda doméstica de su hijo varón!” De nuevo, los vecinos corrieron hacia la casa del anciano chino para darle la enhorabuena y celebrar con él la situación. El anciano chino, sorprendido nuevamente por aquella celebración, pronunció de nuevo las palabras “¡Qué más da! ¿Buenas noticias? ¿Malas noticias? Dios proveerá”. (4). El Consejo de los Ancianos Érase una vez una comunidad rural tradicional. Hombre y mujeres vivían de la agricultura. Apenas había excedentes, así que cada mañana, día tras día, se levantaban y acudían al campo a trabajar. De sol a sol, araban, sembraban o cosechaban según la estación del año y el cultivo. Su sustento era el campo. Y al campo se entregaban. En aquella comunidad vivía un joven especialmente curioso e inquieto. Su curiosidad y su inquietud era tal que dedicaba noche tras noche a desarrollar un ingenio con el que había soñado. Un ingenio que araba, sembraba y cosechaba. Un ingenio que era capaz de realizar él solo todo el trabajo al que se entregaban los hombres y mujeres de la comunidad. Un día, aquel ingenio al que llamaron “máquina” vio la luz. Nuestro individuo curioso e inquieto presentó al Consejo de Ancianos de la comunidad su máquina y descubrieron, atónitos todos, que ya 542 no necesitaban trabajar. Gracias a la “máquina”, hombres y mujeres podían elegir no trabajar. El trabajo de arar, sembrar y cosechar ya no era necesario. La “máquina” podía arar, sembrar y cosechar con apenas la dedicación de un conductor y el respaldo de un reparador. “El universo”, concluyó el Consejo de Ancianos tras sus deliberaciones, “ha bendecido la comunidad enviando esta “máquina” mágica que nos libera de trabajar. A partir de este momento, los hombres y mujeres de la comunidad podrán entregarse al juego, a las artes y a la familia sin tener que ocuparse del campo. Podrán dedicarse a hacer lo que aman y cultivarse para amar lo que hacen. Damos por inaugurada una nueva época: la época del amor”. [Sin embargo, los niños pueden elegir un final alternativo que dice así: “El universo”, podía haber concluido el Consejo de Ancianos, “ha maldecido a la comunidad enviando esta “máquina” diabólica que nos ha quitado el trabajo. A partir de este momento, los hombres y mujeres de la comunidad se han quedado sin trabajo porque ya no son necesarios en el campo. Tendrán que engrosar las filas del paro, su destino será vagar y vagar hasta que encuentren qué otra cosa hacer y la amenaza del hambre planeará sobre sus cabezas. Damos por inaugurada una nueva época: la época del paro tecnológico”.] (5). La verdadera pobreza Un padre, económicamente acomodado, quiso dar una lección a su hijo y enseñarle el significado de ser pobre. Decidió llevarlo a pasar un fin de 543 semana con una familia humilde en el campo. El domingo por la noche, después de recogerlo y mientras regresaban a la ciudad, el padre preguntó a su hijo: “¿Qué te pareció la experiencia?” “Buena”, contestó el hijo. “¿Y? ¿Aprendiste algo?”, insistió el padre. El hijo, con la mirada puesta en la distancia, empezó a hablar. “Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro. Que nosotros tenemos una piscina con agua estancada y que llega a la mitad del jardín… y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos. Que nosotros usamos linternas de LEDs para alumbrar nuestro jardín…mientras que ellos se alumbran con las estrellas, la luna y las velas que colocan sobre la mesa. Que nuestro patio llega sólo hasta la cerca y el de ellos se pierde en el horizonte. Que nosotros compramos nuestra comida y ellos siembran y cosechan la suya. Que nosotros siempre estamos escuchando música con la tablet y ellos tienen un canto de golondrinas, pericos, ranas, sapos, chicharras y otros animalitos. Que nosotros cocinamos con la encimera eléctrica y, sin embargo, todo lo que comen ellos tiene ese sabor que deja el fogón de leña. Que nosotros, para protegernos, vivimos rodeados por un muro con alarmas, y ellos viven con sus puertas abiertas protegidos por la amistad de sus vecinos. Que nosotros confiamos nuestra tranquilidad a seguros médicos y hospitales de gente que no conocemos, y ellos descansan tranquilos viviendo rodeados del amor de familia y comunidad que les une. Que nosotros vivimos conectados al teléfono móvil, al ordenador y al televisor y ellos, en 544 cambio, están conectados al cielo, al sol, al agua, al monte, a los animales y a la familia”. Mientras el hijo hablaba, el padre escuchaba en silencio, impactado por la profundidad de sus comentarios. Entonces, el hijo, con voz de abatimiento, se giró hacia su padre y terminó: “Gracias, papá. Gracias por haberme enseñado lo pobres que somos”. (6). La sabiduría del abuelo indio Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía: “Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión”. El nieto le preguntó: “Abuelo, dime cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón”. El abuelo contestó: “¡Aquél que yo alimente!” (7). El niño y su fuerza. Un niño caminaba por el bosque junto a su padre. En un cruce de caminos, encontró un tronco atravesado que impedía el paso. El niño se giró a su padre y le preguntó “¿Crees que puedo levantar este tronco, papá?”. El padre contestó “Si utilizas toda tu fuerza, por supuesto que puedes”. El niño se arrodilló y puso los brazos bajo en tronco y empujó hacia arriba todo lo que pudo. Pero el tronco apenas se movió. Lo intentó una vez tras otra hasta que, finalmente, exhausto y sin aliento, se rindió y abandonó. El niño miró a su padre con manifiesto enfado y frustración y le recriminó “¡Papá, me has dicho que podría levantarlo!”. Su padre le miró con mirada tranquila y, desde la sonrisa, le contestó 545 “Te he dicho que podrías levantarlo si utilizas toda tu fuerza. Pero no me has pedido ayuda”. El niño pidió ayuda a su padre y juntos levantaron el tronco y lo apartaron del camino. (Uno de propina). Un reino lleno de cojos. Un joven rey de un lejano reino se cayó un día de su caballo y se rompió las dos piernas. Aunque médicos no le faltaban, ninguno consiguió que volviese a andar. Desde entonces, el joven rey caminó con muletas. Pero aquel joven rey era orgulloso y no quería sentirse menos que los demás. Haciendo uso de su poder, mandó publicar un decreto que obligaba a todos a llevar muletas. Las pocas personas que se rebelaron fueron arrestadas y condenadas a muerte. El miedo se apoderó de la población. Las madres enseñaron a sus hijos e hijas a caminar con muletas cuando comenzaban a dar sus primeros pasos. Como el rey tuvo una vida larga, muchos habitantes desaparecieron llevándose a la tumba el recuerdo de los tiempos en que se andaba sobre las dos piernas. Años más tarde, cuando el rey falleció, los ancianos que seguían vivos intentaron abandonar sus muletas, pero sus huesos eran frágiles y no pudieron. Además, trataban de contarles a los más jóvenes que hubo una época, años atrás, en que la gente caminaba sin utilizar las muletas. Pero la respuesta que obtenían de los jóvenes siempre era la misma. Se reían y se burlaban, tachándolo de historias de viejos. Movido por la curiosidad, un día un joven intentó caminar por su propio pie, tal y como había escuchado de los ancianos. Pero se caía constantemente al suelo y se convirtió en el hazmerreír de todo el reino. Sin embargo, empujado 546 por su determinación, con el tiempo empezó a caminar y dio varios pasos seguidos. Su conducta empezó a desagradar al resto de habitantes. Al verlo pasear, la gente dejó de dirigirle la palabra. Y el día que el joven comenzó a correr y saltar, todos le dieron la espalda. En aquel reino, donde todo el mundo lleva una vida limitada por muletas, aún se habla de aquel joven como “el loco que caminaba sobre sus dos piernas”. 547 ANEXO 5. LISTA DE PREMIOS BOABDIL Los Premios Boabdil reconocen, en nombre de la población lovetopiana, aquellas contribuciones individuales o colectivas que han sido determinantes para la fundación, el desarrollo y la consolidación de los principios sobre los que descansa la nación de Lovetopía. Todos los galardones se conceden por aclamación popular en los diferentes referéndums digitales que se celebran cada año y que disfrutan de índices de participación superiores al 90% de la población. El Museo de las Ciencias de Lovetopía, ubicado en el antiguo cauce del río Turia de la ciudad de Valencia, ofrece una exposición permanente de la obra de los galardonados en reconocimiento de su condición de padres y madres inspiradores del Estado de Lovetopía. 2015. Ernest Callenbach (1929 - 2012), por su contribución en favor de una sociedad respetable con la vida del planeta y de los individuos a través de su novela Ecotopía. 2016. Sir Ken Robinson (1950), por su contribución en favor de redefinir la educación occidental al servicio de la creatividad y las potencialidades individuales de los niños a través de sus múltiples obras. 2017. Christian Felber (1972), por su contribución en favor de un nuevo sistema económico y social internacional a través del desarrollo de La Economía del Bien Común. 548 2018. Jeremy Rifkin (1943), por su contribución en favor de un sistema energético alternativo a través de su obra La Economía del Hidrógeno. 2019. Solar Decathlon Europe, por su contribución en favor del desarrollo de viviendas eficientes energéticamente a través de una competición universitaria internacional. 2020. Antonio Damásio (1944), por su contribución en favor de entendimiento de una realidad humana más completa desde el Instituto para el Estudio Neurológico de la Emoción y de la Creatividad (California, USA). 2021. Rudolf Steiner (1861 - 1925), por su contribución en favor de la educación libre de niños y niñas a través del Método Waldorf y la Sociedad Antroposófica. 2022. New Economic Foundation, por su contribución en favor de una jornada laboral semanal de 21 horas a través de su informe 21 horas, ó porqué una semana laboral más corta nos ayudaría a florecer en el siglo XXI. 2023. Eduard Punset (1936), por su contribución en favor de un entendimiento científico de las emociones y el poder del amor a través de sus múltiples obras. 2024. Carmen García-Enguita y Michel Riu, por su contribución en favor del conocimiento de las polaridades energéticas complementarias y de la sexualidad sagrada a través de sus talleres y seminarios. 2025. Helena Norberg-Hodge, por su contribución en favor de una economía basada en lo local a través de su documental La Economía de la Felicidad. 2026. Annie Leonard (1964), por su contribución en favor de una economía basada en la persecución 549 del “mejor”, abandonando el objetivo económico del “más”, a través de su serie de documentales The Story of Stuff. 2027. Alain de Botton (1969), por su contribución en favor de una filosofía urbana cercana a nuestra realidad del siglo XXI a través de la creación de The School of Life (Reino Unido) y sus diferentes obras literarias. 2028. Steve Jobs (1955 - 2011), por su contribución en favor de una democratización del uso de las tecnologías de la información a través de los productos de Apple, Inc. 2029. Logan LaPlante (2000), por su contribución en favor del mejor entendimiento de una educación alternativa a través de su charla Hackschooling makes me happy en TedxUniversityofNevada. 2030. Salman Khan (1976), por su contribución en favor de un sistema de educación universal basado en vídeo a través de la creación de Khan Academy. 2031. Elon Musk (1971), por su contribución tecnológica e industrial en favor del desarrollo del vehículo eléctrico a través de Tesla Motors. 2032. Neal Gorenflo, por su contribución en favor de la economía del compartir y su difusión internacional a través de la revista online Shareable Magazine. 2033. Barry Long (1926 - 2003), por su contribución en favor de un amor sexual en modo divino a través de sus múltiples obras, sus talleres y sus seminarios. 550 NOTA DEL AUTOR LOVETOPIA es un proyecto engendrando durante muchos años. Tantos, que no sé compartirlo sin contar la historia que hay detrás del inicio. En 1993, tuve la fortuna de vivir en San Francisco, en California. Una mañana como cualquier otra, me tropecé con una feria de libros de segunda mano. Una idea simple se apoderó de mí. “Voy a elegir un par”, pensé, “y voy a leerlos palabra a palabra con un diccionario en la mano”. Por supuesto, yo castellano hablante y los libros en inglés. Fue una ocurrencia sencilla del tipo así-seguro-que-profundizo-en-el-inglés. Después de un rato, elegí dos libros. El primero tenía un título tan poco sexy como GUERRILLA MARKETING. Detrás de este libro hay una historia, otra historia, que nada aporta en este momento. El segundo libro era ECOTOPÍA. Estos dos libros, cada uno a su manera, se han convertido en desencadenantes de momentos importantes e intensos en mi vida. ECOTOPIA es la semilla de mi #lovetopía. ECOTOPIA es una novela escrita en 1975 por el fallecido Ernest Callenbach. El libro me impresionó. Lo leí una primera vez con el diccionario en la mano y anoté la traducción de todas las palabras que desconocía. Lo leí una segunda vez para disfrutarlo sin el incordio, la interrupción y el peso del diccionario. Y lo leí otras veces después, respirando página a página e intentando entender por qué me resultaba tan fascinante. El siguiente párrafo, entiendo tu curiosidad, es un “copia y pega” de la 551 contraportada que introduce entrecorchetado es mío): la historia (el < En 1980 tres estados del oeste de EEUU: California, Oregón y Washington se separan del resto de la Unión [creando un nuevo país bajo el nombre de Ecotopía]. Estamos en 1.999. Desde su independencia, Ecotopía ha vivido aislada del mundo [...] > Durante años estuve atrapado por el deseo de regalar y compartir aquello que tanto me gustaba. Busqué y busqué una traducción al castellano sin éxito. “ECOTOPIA nunca se ha traducido”, pensé, “yo la traduciré”. Y eso precisamente es lo que empecé en verano de 2012. Callenbach había fallecido en abril y decidí que era el momento de un homenaje post-mortem. Pero el avance fue lento. Apenas cuatro capítulos bien traducidos en 6 meses. Y aunque mi determinación no sufrió en absoluto, en febrero de 2013, con la esperanza de evitarme tan tremendo curro, decidí rascar en Google. En plan lotería, ya sabes. Y bingo. Sorpresa. Así, sin más, apareció. La novela se tradujo en 1980, pero está agotada agotadísima. Con el máximo respeto del mundo, hice mío el archivo que encontré. Mi copia, con una versión anterior de este mismo prólogo, está disponible en mi blog en http://blog.carlosgoga.com. Pero no acaba aquí el proyecto que empecé. Con el paso de los años, soñé con una ECOTOPIA más cercana en el tiempo y en el espacio. Más mía, más nuestra. Porque el original fue escrito en 1975, una época en la no existía internet. Y está 552 ambientado en la costa Oeste de Estados Unidos de América. Y yo soñaba con una ECOTOPIA que hablase desde la certeza tecnológica del 2014 y localizada cerca, en mi España natal. Además, si Callenbach descansó el peso de la novela en el punto de vista más social, mi pretensión era profundizar en el punto de vista individual. Y esto es lo que me lleva a llamar a mi proyecto #lovetopía. Muy en línea con esa rEVOLution tan bien recogida en el grafiti que circula por facebook. Como homenaje post-mortem a Ernest Callenbach. Y como contribución necesaria al “hoy social” que vivimos, tan gris y corrupto como vacío de visión de futuro. Éste es mi intento de contribuir al momento actual con una ensoñación positiva, optimista y alcanzable de una estructura social renovada y mejorada. Porque creo sinceramente que visionar una alternativa de futuro mejor, o soñar en positivo, es el paso necesario antes de abandonar lo que tenemos y atrevernos colectivamente a entregarnos a lo nuevo. He asumido, con humildad pero con fuerza y dedicación, la función de hombre soñador que ocupó Ernest Callenbach. Si la novela te ha gustado, el mérito es compartido. De alguna manera, ésta es una novela colaborativa. Estás ante un texto escrito por dos personas que comparten una misma intención de corazón pero que nunca se conocieron, que están a un continente y 40 años de distancia. Si por el contrario te ha aburrido, la responsabilidad es sólo mía. Quiero compartir que desde el inicio me ha preocupado el asunto de los derechos de autor. 553 Atendiendo a la legislación más clásica y restrictiva, #lovetopía no existiría. Pero después de estudiar su obra, he concluido que de haber vivido en nuestro tiempo, Ernest Callenbach hubiese ofrecido su trabajo bajo licencia Creative Commons. Para mí, no hay duda de que hubiese apostado por una total coherencia de forma y de fondo. Pero en los años que escribió ECOTOPÍA no existía tal opción y hoy por hoy ya no está entre nosotros para preguntarle. Esto, que reconozco me ha generado cierta tensión, finalmente lo he resuelto con el corazón en la mano, a la manera lovetopiana, primando la buena intención y la libertad de soñar sobre cualquier otro interés. Si has concluido este viaje y te agradan los recuerdos, te pido que entiendas cada palabra de la novela como una invitación abierta, incondicional, para que aunemos esfuerzos e ilusiones y construyamos una #lovetopía aquí y ahora. Son muchas las maneras a nuestro alcance de empezar a construir Lovetopía. Te señalizo dos. La primera, la que yo elegí personalmente cuando releí el texto final, es que elijas convertirte en lovetopiano o lovetopiana. Son muchas las pequeñas cosas que definen el estilo de vida lovetopiano. Te invito a que las incorpores en ti y que las integres en tu vida. Yo lo he hecho y el sentir íntimo es realmente diferente y mejorado. La segunda cosa que te propongo, algo importante, es compartir y recomendar la lectura de la novela. E incluso participar en su distribución. Más adelante encontrarás cómo. Te señalizo estas dos maneras de participar en la construcción de Lovetopía porque estoy convencido de que Lovetopía se construirá de abajo 554 a arriba, así que cuantos más lovetopianos y lovetopianas seamos, cuánto más se difunda el sueño, más cerca estaremos todos y todas de disfrutar de este nuevo mundo que llevamos en el corazón. Para despedirme, te deseo suerte, suerte de la buena, y pido que nuestros caminos se crucen y las intenciones del corazón acaben en buen fin. Noviembre de 2014 Carlos Goga 555 AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer, de manera abierta y general, todas las manifestaciones de aliento, apoyo y ayuda que he recibido durante el proceso de escritura y corrección de #lovetopía. Han sido tantas y tan generosas que temo entrar en la enumeración individual y olvidar a alguien. Si es así, te pido mis disculpas y te lo agradezco aquí, aunque de manera anónima, antes que a los demás. A Rubén y a Iván, a Sara y a Mar, a María José y a Belén, a Nazaret y a la mujer bonita, a Verónica y a Carmen, a Eva, a Isidro, a Paloma y a Rodrigo, a Lourdes y a Natalia, a Bea y a Leyre, y a Vanya, os agradezco vuestros nombres, vuestra belleza y vuestro amor hacía la vida y hacia mí, una inspiración que me ha permitido construir los personajes y las situaciones entrañables que conforman #lovetopía. A Rafa, a Fabián, a Clemente, a Vicky, a Eduardo y a Quique, os agradezco que compartieseis conmigo, de manera tan abierta y sincera, las impresiones que os causara el primer borrador del texto y que me aconsejarais tan delicadamente sobre cómo subsanar y completar las incoherencias que existían. A Greis, a Marta, a Dan, a Gerardo, a Paz, a Eva, a Jacobo, a Emma, a Valentín, a Ángel María, a Inés, a Isidro, a Rodri, a Verito, a Juan, a Gema, a Gadea, a Xavi, a Leo, a Zaida, a Merche, a Rosa, a Sergio, a Antonio, a Miriam, a Amaia, a Loren y a Josín, a Javier, a Carmen, a Lotfi, a Tania, a Lourdes, a Sara, a Alicia, a Celia y a Luis, os agradezco vuestro aliento y vuestro 556 interés, vuestros comentarios y vuestras correcciones, tan necesarios para acabar, redondear y embellecer el texto final. Agradezco, de manera sincera, el interés manifestado y las muestras de apoyo recibidas de las más de 150 personas, hombres y mujeres de toda la geografía de España, que habéis leído parte o todo el texto de alguno de los borradores de #lovetopía, sufriendo lo incompleto de mis palabras y las incomodidades del formato .pdf. Agradezco, de manera anónima, la participación individual y colectiva de las decenas de personas que, de manera orquestada por mi mente, me permitisteis vivir un mes de marzo de 2014 repleto de “magia” y “amor puro”. Agradezco, por último, su contribución a todas las personas que me han ofrecido su conocimiento, sus historias y sus experiencias de vida, bien directamente, bien a través de los centenares de libros, cuentos, documentales y páginas web que he leído y visto en los últimos años. Sin vosotros y sin vuestra herencia cultural, no hubiese podido hilvanar una obra como #lovetopía. A todos, desde el corazón, a la manera lovetopiana, muchas gracias. Abril de 2014 Carlos Goga 557 ¿Te ha gustado Lovetopía? ¿Te gustaría contribuir a la difusión de este sueño colectivo? Hazte EMBAJADOR de Lovetopía y distribuye la novela en tu círculo de amistades y en tu localidad. Escríbeme a [email protected] y te haré llegar una propuesta simple para empezar. ¡Juntos podemos avanzar en la construcción de Lovetopía! lovetopia.org 558 OTROS LIBROS DE CARLOS GOGA mi caminar: recuerdos de peregrino Reflexión personal e íntima sobre mis aprendizajes de vida tras finalizar mi primer Camino de Santiago en 2009 [110 páginas] 10 historias Recopilación autobiográfica de pequeñas anécdotas de vida que entregué a mi hijo como regalo en su décimo cumpleaños [90 páginas] mi caminar: pasos de libertad Diario íntimo de mi experiencia en la celebración del taller “El Hombre Libre” que realicé en 2010 [232 páginas] Para más información, visita http://blog.carlosgoga.com/libros 559