LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO EN LA

Anuncio
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO EN LA
LITERATURA GRIEGA
M.ª José García Soler
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
ABSTRACT: From its beginning Greek literature has reflected aspects of everyday life,
first those of Homeric heroes and later also those of common men. In some literary genres, especially in comedy, the role of diet is fundamental, with the description of pantagruelic feasts, market scenes, appraisal of wine... Through the use of word games, metaphors and all sorts of jokes, comic authors showed a distorted vision of everyday life,
which they used as a tool to achieve their ultimate goal, to make the audience laugh.
El elemento gastronómico está presente en la literatura griega desde
los primeros testimonios. Ya los héroes homéricos se distinguen de los hombres comunes por su valor, por su familiaridad con los dioses, por su concepto del honor, pero también por su alimentación, que el poeta presenta idealizada. Son los defensores de la patria y por ello ocupan una posición de prestigio en su comunidad, que queda patente, entre otros aspectos, en lo que comen y beben. Los honores que se reciben en un banquete representan el reconocimiento del valor en el campo de batalla, constituyendo una especie de
alabanza pública1. Su dieta consiste esencialmente en grandes trozos de carne asada, pan blanco y vino muy dulce, lejos del alcance de la mayor parte
de la población contemporánea de Homero, que probablemente tenía como
base de su alimentación unas mucho menos poéticas gachas de cereal aromatizadas con diversas plantas 2. En los poemas la comida y la bebida actúan
como un elemento más en la caracterización de los héroes, aunque no hay
rasgos que apunten a una posible función de tipo humorístico.
1
Il. IV 258-260, 340-348, VIII 161-163, 185-190, XII 310-321.
Sobre la alimentación homérica cf. G. Bruns, Küchenwesen und Mahlzeiten, Archaeologia Homerica Q, Göttingen 1970; E. Minchin, «Food Fiction and Food Fact in
Homer’s Iliad», Petits Propos Culinaires 25, 1987, pp. 42-49; S. Sherratt, «Feasting in
Homeric Epic», en J. C. Wright (ed.), The Mycenaean Feast, Princeton 2004, pp. 181217.
2
134
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
La situación empieza a cambiar con algunos géneros de la lírica arcaica, en los que también están presentes las referencias a la alimentación. Aunque no faltan los testimonios en la elegía y la monodia, es en el yambo donde asume por primera vez connotaciones burlescas. Así, en el fr. 26 West,
Hiponacte emplea una metáfora, común ya desde Homero 3, que resume el
modo en que un joven derrochó su herencia: la devoró (katevfage) a base de
comer platos lujosos y carísimos. En otro lugar (fr. 84, 17 West) utiliza la referencia a un tipo de salchicha, el ajlla`", para una comparación de carácter
obsceno4. Incluso en un pasaje que representa el primer ejemplo de parodia
épica, el fr. 128, 1-2 West, el poeta describe, usando recursos propios de ese
género, la fuerte impresión que causa un individuo no por su fuerza o su valor, sino por su modo tan impactante de tragarlo todo:
Mou'sav moi Eujrumedontiavdew th;n pontocavrubdin,
th;n ejggastrimavcairan, o}" ejsqivei ouj kata; kovsmon...5
Con pontocavrubdin lo identifica con la monstruosa Caribdis, que tres
veces al día vomitaba «negra agua» y tres veces la volvía a engullir (Hom.
Od. XII 104-105), pero presentándolo como un «bebedor oceánico», al añadir la raíz de povnto" como primer elemento 6; con el compuesto ejggastri3
Hom. Od. II 237. Thgn. 920-922. E. fr. 282, 4-6 Nauck. Call. Cer. 87-90, 103-115.
Luc. AP IX 367. Pall. AP XI 357. Petr. sat. 38, 11-15. Hor. sat. I 2, 7-9. Cf. O. Vox,
«Ipponatte», en O. Vox - F. De Martino, Lirica greca, vol. II: Lirica ionica, Bari 1996,
pp. 829-830.
4
También en Arquíloco encontramos alusiones gastronómicas con sentido obsceno:
en el fr. 189 West el poeta se encara con alguien (al parecer una mujer) reprochándole que
recibió en su casa «muchas anguilas ciegas» (polla;" de; tufla;" ejgcevlu"), a las que puede
atribuirse sin dificultad un sentido similar al del pasaje de Hiponacte (cf. M. L. West, Studies in Greek Elegy and Iambus, Berlin - New York 1974, p. 134; D. E. Gerber, «Eels in
Archilocus», QUCC 161, 1973, pp. 105-109); en el fr. 42 West se refiere de forma burlesca a una mujer que se esforzaba inclinada «de la misma manera en que con una caña
sorbían cerveza un tracio o un frigio» (w{sper aujlw`/ bru`ton h] Qrevi>x ajnh;r / h] Fru;x e[muze).
5
«Musa, del hijo de Eurimedonte la oceánica Caribdis, / el cuchillo en el vientre, él
que come sin medida...»
6
Este ser monstruoso es considerado símbolo de voracidad también en diversas formaciones cómicas similares a la creada por Hiponacte: gastrocavrubdi" (Cratin. fr. 428
K.-A.); ejkcarubdivsai (Pherecr. fr. 101 K.-A.); mhqusocavrubdi" (Com. Adesp. fr. 629 K.A.). En Caballeros 248, Aristófanes describe a Cleón como «abismo y Caribdis de rapiña» (favragga kai; Cavrubdin aJrpagh'") y Cicerón, en Filípicas II 66-67, compara con ella
a su adversario Antonio, que en muy poco tiempo derrochó enormes riquezas.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
135
mavcairan alude, en cambio, a su apetito voraz que hace que ni siquiera se
detenga a cortar los alimentos, como si tuviera «un cuchillo en el vientre» 7.
A pesar de estas y otras alusiones en el yambo, es en la comedia sin
embargo donde la presencia del elemento gastronómico alcanza una mayor
entidad8. Ello se debe en buena medida a que es un género que toma una
parte importante de su material de todo aquello que compone la vida cotidiana, incluyendo la comida y la bebida. Las dos son mencionadas con relativa
frecuencia con la finalidad de hacer reír, ya desde la Comedia Antigua, aunque alcanzarán un mayor relieve en la Media. En las obras y los fragmentos
conservados no faltan los chistes sobre alimentos comunes –como el puré de
lentejas o los higos–, y de lujo –como los pescados más delicados–, ni tampoco las escenas en las que algún personaje describe sus problemas cuando
va al mercado o las descripciones de banquetes pantagruélicos con menús interminables. Desde sus primeras apariciones nos movemos muchas veces en
el límite entre lo real y lo deseado, entre lo que el público en general tenía a
su disposición y aquello que quedaba sólo al alcance de unos pocos afortunados.
Estas referencias gastronómicas comienzan en los autores de la comedia doria y no desaparecerán nunca del género. Los primeros ejemplos con
una cierta entidad los podemos encontrar en Epicarmo de Siracusa, autor de
la primera mitad del siglo V a.C., del que no conservamos más que fragmentos. Destaca en particular su obra Las bodas de Hebe o Musas, donde
describe el banquete nupcial con el que se celebra el matrimonio de esta diosa, hija de Hera y Zeus, con Heracles. Llama la atención el hecho de que todos los versos conservados de esta comedia, unos sesenta (que corresponden
a los fragmentos 39 a 64 de la edición de Kassel y Austin), son de carácter
gastronómico. Además, contra lo que se podría esperar, no aparecen en ellos
el néctar y la ambrosía, los alimentos tradicionales de los dioses invitados al
festín, sino una variedad ilimitada de pescados y mariscos, lo que en cierta
forma va en consonancia con su categoría, ya que eran muy estimados y, en
7
E. Degani ofrece un comentario pormenorizado de este pasaje en Studi su Ipponatte, Bari 1984, pp. 187-205.
8
Sobre el papel del elemento gastronómico en el yambo y la comedia cf. E. Degani,
«Appunti di poesia gastronomica greca», en Prosimetrum e spoudogeloion Francesco
della Corte oblatum, Genova 1982, pp. 32-33, y «Giambo e commedia», en E. Corsini
(dir.), La polis e il suo teatro, vol. 2, Padova 1988, p. 176 y n. 57.
136
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
algunos casos, sólo aptos para bolsillos privilegiados. Entre los pasajes conservados resulta particularmente ilustrativo el fr. 40 K.-A., constituido por
un catálogo de moluscos y crustáceos, en el que es evidente el gusto por el
catálogo y la acumulación, recursos que tendrán gran éxito en la comedia
posterior para la descripción de banquetes.
Otro pasaje que refleja bien la presencia de la gastronomía en Epicarmo pertenece a la comedia titulada Sirenas (fr. 127 K.-A.), donde éstas no
intentan atraer a Ulises hacia la perdición con sus cantos, como marca la
tradición, sino, de una forma todavía más cruel, con una lista de delicias, que
provocan que el héroe hambriento sufra como un desesperado:
prwi; mevn g∆ ajtene;" ajp∆ ajou'" ajfuva" ajpepurivzome"
strogguvla" kai; delfakivna" ojpta; kreva kai; pwluvpou",
kai; glukuvn g∆ ejp∆ w\n ejpivome" oi\non. B. oijboiboi' tavla".
tri;" a{mav me kalou'sa ka ti;" kala; levgoi. fou' tw'n kakw'n.
A. o} kai; para; trivgla te miva pach'a kajmivai duvo
diatetmamevnai mevsai favssai te tossau'tai parh'" skorpivoi te.9
Por otra parte, Epicarmo ofrece también los primeros indicios de dos
tipos del ámbito gastronómico que alcanzarán un notable éxito en la comedia
posterior, el comilón –del que se encuentra un antecedente en Hiponacte, fr.
118 West– y el parásito, e incluso hay un breve atisbo de la presencia de un
cocinero (fr. 98, 118 K.-A.), figura indispensable en muchas obras de la Comedia Nueva, aunque el fragmento está muy deteriorado y el sentido no es
claro 10.
El tragón por antonomasia en la comedia es Heracles, que aparece lejos de su imagen de gran héroe mítico, ejemplo de fuerza e inteligencia. Antes del autor siciliano, Píndaro lo caracteriza de este modo cuando, al presentar sus proezas, no descuida tampoco las gastronómicas; así, en el fr. 168
Snell-Maehler muestra su admiración por la velocidad a la que es capaz de
9
«Temprano, justo después del alba, asamos a la brasa pescaditos / rechonchos y
tostada carne de lechoncito y pulpos, / y bebimos con ellos un vino bien dulce. B. ¡Ay,
ay, desgraciado! / Tres veces a la vez bien se diría que me invita. ¡Ay de mis males! / A.
Y junto a eso, un grueso salmonete y dos bonitos / cortados por la mitad, ¡y había tantas
palomas torcaces y cabrachos!»
10
Sobre la posible existencia de cocineros en la farsa doria cf. A. Giannini, «La figura del cuoco nella commedia greca», ACME 13, 1960, pp. 137-142; H. Dohm, Mageiros,
München 1964, pp. 11-22.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
137
acabar con dos bueyes recién asados. A partir de este poeta, la glotonería de
Heracles se convierte en un lugar común al que con frecuencia recurrirán el
drama satírico y la comedia, sobre todo en el siglo V a.C.11, a partir precisamente de Epicarmo. En un pasaje su comedia Busiris (fr. 18 K.-A.) un personaje afirma que verlo comer intimida y para corroborarlo da una descripción
detallada de la escena:
pra'ton me;n aijk e[sqont∆ i[doi" nin, ajpoqavnoi":
brevmei me;n oJ favrugx e[ndoq∆, ajrabei' d∆ aJ gnavqo",
yofei' d∆ oJ gomfivo", tevtrige d∆ oJ kunovdwn,
sivzei de; tai'" rJivnessi, kinei' d∆ ou[ata.12
Después lo volveremos encontrar en varias ocasiones con rasgos similares en Aristófanes 13. En Aves 1583-1590, conversa con Pistetero sobre el
modo de cocinar unos pájaros que se han rebelado contra sus congéneres democráticos y han sido condenados a muerte. En Ranas 60-65, Dioniso busca
un punto de referencia para explicarle a Heracles cómo se siente al estar dominado por la pasión y lo encuentra en el deseo irreprimible de un puré de
legumbres (e[tno"), comparación que aquél comprende en seguida. Más adelante, en la misma obra (549-576), una tabernera se lamenta amargamente
porque el héroe ha acabado con todas las provisiones y además hace claros
gestos de no tener intención de pagar. No parece que esta vertiente burlesca
del personaje de Heracles haya encontrado un eco similar en los contemporáneos de Aristófanes, pero tuvo de nuevo un gran éxito en la Comedia Media
y Nueva14.
También el parásito conoció una notable fortuna como tipo cómico en
la comedia postaristofánica. En origen, el paravsito" tenía unas funciones de
11
Cratin. fr. 346 K.-A. Phryn. Com. fr. 24 K.-A. E. Alc. 747-760 y fr. 907 Nauck. Io,
TrGF 19 fr. 29. Ath. XII 512e-f. Plut. Mor. 667f-668a.
12
«Primero, si lo vieras comer, te morirías: / brama la garganta por dentro, retumba la
mandíbula, / resuena la muela, cruje el canino, / sopla por las narices y mueve las orejas.»
13
V. 60, Pax 741, Lys. 928.
14
Alex. fr. 140 K.-A. Stratt. fr. 12 K.-A. Archipp. fr. 10 K.-A. Eub. fr. 6 K.-A. Cf.
Ath. X 411a-412b. Cf. G. Schiassi, «Parodia e travestimento mitico nella comedia attica
di mezzo», RIL 88, 1955, pp. 99-120; H.-G. Nesselrath, Die attische Mittlere Komödie:
ihre Stellung in der antike Literaturkritik und Literaturgeschichte, Berlin - New York
1990, pp. 227-229; J. Wilkins, The Boastful Chef: The Discourse of Food in Ancient
Greek Comedy, Oxford 2000, p. 94.
138
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
carácter religioso y se dedicaba a seleccionar el grano sagrado para las
víctimas o a ayudar a los sacerdotes adscritos al culto de ciertas divinidades,
pudiendo participar junto a ellos de los animales sacrificados. Con el tiempo
el término acabó siendo usado para referirse al individuo que se cuela en los
banquetes, invitado o no, para comer de gorra, ofreciendo a cambio su capacidad para hacer reír y su adulación descarada hacia el dueño de la casa. Alexis fue el primero que utilizó «parásito» para este tipo, aunque la figura se ve
bien reflejada ya en Epicarmo, en un pasaje en el que uno de ellos describe
su modo de vida hablando en primera persona (fr. 32, 1-6 K.-A.)15:
sundeipnevwn tw'i lw'nti, kalevsai dei' movnon,
kai; tw'i ga mh; lew'nti, koujde;n dei' kalei'n.
thnei; de; carivei" t∆ eijmi; kai; poievw polu;n
gevlwta kai; to;n iJstiw'nt∆ ejpainevw:
kai[ ka ti" ajntivon ãtià lh'i thvnwi levgein,
thvnwi kudavzomaiv te kajp∆ w\n hjcqovman.16
Los testimonios gastronómicos son también muy frecuentes en la
comedia ática de los siglos V a III a.C. Sin embargo, conviene valorar esta
presencia en sus justos términos, teniendo en cuenta que, con la excepción
de las obras de Aristófanes y Menandro que se han conservado más o menos
completas, se conoce este género principalmente a través de fragmentos que
han llegado por tradición indirecta; como es lógico, en ella son decisivos los
intereses del autor que actúa como transmisor, que influirán poderosamente
en la selección de unos pasajes en lugar de otros. En cualquier caso, todo parece apuntar a que la presencia de la gastronomía en la comedia debió de ser
15
La bibliografía sobre la figura del parásito es amplísima. Entre los trabajos publicados podemos destacar los siguientes: Nesselrath, op. cit., pp. 309-316, y Lukians Parasitendialog. Untersuchungen und Kommentar, Berlin - New York 1985, pp. 88-122; O.
Longo, «Alcifrone: lo spazio del piacere», en E. Avezzù - O. Longo (eds.), Alcifrone.
Lettere di parassiti e cortigiane, Venezia 1985, pp. 14-41; E. Avezzù, «Il ventre del
parassita: identità, spazio e tempo discontinuo», en O. Longo - P. Scarpi (eds.), Homo
Edens. Regimi, miti e pratiche dell’alimentazione nella civiltà del Mediterraneo, Milano
1989, pp. 234-240; G. Guastella, «Topi e parassiti, la tradizione di mangiare il cibo
altrui», ibid., pp. 343-350; Wilkins, op. cit., pp. 71-86.
16
«Para cenar con el que quiere, sólo hay que invitarme, / y hasta con el que no quiere, y ni siquiera hay que invitarme. / Y allí soy gracioso y provoco mucha / risa y alabo al
que convida. / Y en el caso de que alguno quiera hablar contra aquél, / a ése lo insulto y
además me hago odioso.»
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
139
bastante amplia, lo que convierte este género, sin ninguna duda, en la mejor
fuente para conocer la alimentación de la Atenas de época clásica.
En él se encuentran reflejados prácticamente todos los aspectos relacionados con la comida, desde la visita al mercado para hacer la compra a la
preparación de los alimentos, con descripciones y recomendaciones de los
cocineros, menús de banquetes e incluso recetas. No faltan tampoco las referencias a algunos platos, como el muttwtov", una salsa que se preparaba majando en un mortero diversos ingredientes y se empleaba principalmente como acompañamiento del pescado 17, la fakh`, un puré de lentejas que debía de
constituir la base de las comidas atenienses –si consideramos la frecuencia
con la que aparece en Aristófanes–, la skorodavlmh, a base de ajo y salmuera,
o el kavndulo" (o kavndaulo"), un lujoso plato de origen lidio. Están muy
presentes también los objetos de uso diario, con un amplio vocabulario
referido a los útiles empleados para preparar, servir y consumir los alimentos
(ralladores, cuchillos, cazuelas y ollas, trípodes, hornos de distintos tipos,
etc.).
En muchos casos las alusiones a la comida adoptan el carácter de parte
de la escenografía, por decirlo de alguna manera, como un recurso más que
sirve para caracterizar la situación y el ambiente en que se desarrolla la acción, de la misma manera que la ropa y demás elementos propios de la vida
diaria de los griegos. En otras ocasiones, sin embargo, su presencia tiene un
mayor alcance, como sucede cuando las referencias gastronómicas sirven como base para metáforas. Así, en Paz 236-254, la Guerra aparece personificada como un cocinero que está preparando un muttwtov" y sustituye los ingredientes que va a machacar en el mortero por las propias ciudades implicadas en el conflicto: Prasia representa el puerro, Mégara el ajo, Sicilia el
queso y el Ática la miel. Su aparición como componentes de esta salsa sirve
al mismo tiempo para provocar la risa de su público, pero también para
17
Anan. fr. 5, 7-8 West. Ar. Eq. 354, 771, V. 62, Pax 236 y Sch. Ar. Ach. 174. Pl.
Com. fr. 189, 6-8 K.-A. Anaxandr. fr. 31 K.-A. Eup. fr. 191 K.-A. Thphr. HP VII 4, 11.
Archestr. fr. 20 y 35 Olson-Sens. Dsc. II 152, 3. Luc. Lex. 6 y Sch. Luc. Tim. 54. Poll. VI
70. Hsch. m 1965. Suda m 1492. Cf. S. D. Olson, Aristophanes. Peace, Oxford 1998, pp.
117-118; S. D. Olson - A. Sens, Archestratos of Gela: Greek Culture and Cuisine in the
Fourth-century BCE. Text, Translation, and Commentary, Oxford 2000, p. 102; M.
Pellegrino, Utopie e immagini gastronomiche nei frammenti dell’Archaia, Bologna 2000,
pp. 247-249.
140
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
aumentar el dramatismo de la destrucción tan completa –son machacadas, literalmente– que trae consigo la guerra18.
Otro ejemplo muy ilustrativo lo encontramos en el pasaje de las treguas de Acarnienses (186-202). Dicéopolis, el protagonista, harto ya de la situación, decide hacer un pacto individual con los espartanos y envía a Anfíteo para tratar las condiciones. A su regreso, pocos versos después, éste despliega ante él el «muestrario» de las treguas que ha negociado, que se materializan en tres odres con vinos de distintas añadas, de cinco, diez y treinta
años. Aristófanes juega aquí con el significado de spondhv, que servía para
designar una libación, para el pacto solemne que se sella con ésta y para el
objeto material con el que se realiza este acto, la bebida, de la que se vierte
una parte en honor del dios a quien se pone como testigo, mientras que el
resto se consume. El desplazamiento del nombre de la libación a la tregua se
produce precisamente porque en ésta es una parte importante del ceremonial.
Lo que hace Aristófanes es tomar el camino inverso, transformando un concepto en un objeto material, de tal manera que el vino de la libación se convierte aquí en la verdadera sustancia de la paz19.
El efecto cómico se refuerza además con la introducción de un vocabulario y unas expresiones que no son las habituales en un contexto de negociación de paz, sino más bien de degustación de vino20, con un uso técnico
del verbo o[zw, que representa más que el simple hecho de oler, y del adjetivo
ojxuv", que el escoliasta explica con el comentario: ajpo; tou` trapevnto" oi[nou
eij" o[xo", «del vino vuelto en vinagre». En este contexto habría que situar
18
Para un análisis pormenorizado de este pasaje véase M. J. García Soler, «La salsa
de la Guerra (Aristófanes, Paz 236-288)», en J. Alonso Aldama - C. García Román - I.
Mamolar Sánchez (eds.), Sti" ammoudive" tou Omhvrou. Homenaje a la Profesora Olga
Omatos, Vitoria-Gasteiz 2007, pp. 277-289.
19
Una relación similar se establece también en otros pasajes de la obra (1020-1034,
1051-1053, 1061-1066), así como en otras comedias en las que esta idea se asocia con
las bondades de la vida campesina (Nu. 50; Pax 576) y con la fiesta y la alegría. La Paz
es «de todas las diosas la más grande y la que más ama la vid (filampelwtavthn)» (Pax
308), la povtnia botruovdwro", «la señora que regala los racimos» (Pax 520). Cf. K. J. Dover, Aristophanic Comedy, Berkeley - Los Angeles 1972, p. 45; L. Edmunds, «Aristophanes’ Acharnians», en J. Henderson (ed.), Aristophanes: Essays in Interpretation,
YClS 26, 1980, p. 5. Sobre la relación existente entre tregua y libación cf. J. Casabona,
Recherches sur le vocabulaire des sacrifices en Grec des origines à la fin de l’époque
classique, Aix-en-Provence 1966, pp. 258-260.
20
Cf. M. J. García Soler, «Un uso metafórico del vino en Aristófanes: las vinosas treguas de Acarnienses, 186-200», Veleia 20, 2003, pp. 385-392.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
141
también la frase o[zous∆ ajmbrosiva" kai; nevktaro", «huelen a ambrosía y néctar» (196), con la que Diceópolis se refiere a las treguas de treinta años, empleando una comparación tradicional para los vinos añejos y de gran calidad
que comienza en Homero, ya que así califica el Cíclope la milagrosa bebida
que le ofrece Ulises y que acabará siendo su perdición (Od. IX 353, 359. Cf.
Il. IV 2-3)21.
En otros casos la «sustitución gastronómica» tiene usos claramente
paródicos, como se aprecia en la escena del juramento de Lisístrata 181-239,
donde Aristófanes juega con el ritual y el vocabulario propios de un sacrificio juratorio, sustituyendo la víctima con la que se sellará el pacto por una
jarra de vino de Tasos22. Al mismo tiempo introduce elementos que tienen
que ver con el simposio, combinándolos con el ansia de las mujeres que participan en el acto, que se disputan el primer puesto a la hora de hacer la libación con la «sangre» derramada. De esta manera, el comediógrafo aprovecha para presentar juntos dos de los principales vicios que caracterizan a las
mujeres en la comedia, la inclinación por el sexo –sobre el que gira el juramento– y el amor desmedido por la bebida, que en este género llega a convertirse en proverbial. Otro ejemplo se encuentra en Tesmoforiantes 752759, donde aparece una madre, cuyo bebé resulta ser un odre disfrazado de
niña. Por esta afición desatada por el vino llama a las mujeres oijnopivpa"
(Ecc. 393) y potivstatai, capaces de inventar cualquier cosa para beber (Th.
735-736), y lo ilustra con numerosos ejemplos en las comedias con protagonistas femeninas: Tesmoforiantes 393, 418-423, 630-631; Asambleístas 1415, 137, 154-155, 225-228, 418-425; y Lisístrata 395, 465-466, además de la
escena del juramento. En la parábasis de Nubes (555) critica a otros autores
por abusar del personaje de la vieja borracha como recurso para provocar la
risa; sin embargo, esto no le impide emplearlo en Pluto 1020-1021, donde
recoge las quejas de una de ellas, abandonada por el joven que antes le hacía
la corte –mientras le sacaba todo lo que podía– y alababa su aroma, según
comenta el interlocutor de la mujer con mucha sorna, porque se «perfumaba» con vino de Tasos (cf. Ar. fr. 364 K.-A.). Por otra parte, los comedió21
Esta comparación es utilizada también por otros comediógrafos, como Alexis (fr.
124 K.-A.) y Eubulo (fr. 121 K.-A.), y en la poesía helenística llega a convertirse en un
cliché (Theoc. VII 153; Call. fr. 399 Pfeiffer). Cf. A. M. Bowie, «Thinking with
Drinking: Wine and the Symposium in Aristophanes», JHS 117, 1997, p. 15.
22
M. J. García Soler, «Sangre y vino en el juramento de Lisístrata (vv. 181-239)»,
QUCC 72/3, 2002, pp. 91-110.
142
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
grafos coinciden en que las viejas beben en copas grandes, sin orden ni medida, y prefieren el vino fuerte, en vez de rebajado con agua, como era la
costumbre civilizada que se seguía en el simposio23.
Numerosos testimonios en otros autores, tanto contemporáneos de
Aristófanes como posteriores, dan buena prueba de la vitalidad que llegó a
alcanzar el tópico de la mujer fivloino"24. Ateneo de Náucratis recoge en el libro X de Deipnosophistai varios pasajes de comediógrafos de distintas épocas que reflejan bien esta pasión, introducidos por la rotunda afirmación de
que «Es cosa bien conocida que el género femenino es amante del vino»
(440e). En esta línea, Axionico (fr. 5 K.-A.) afirma que «hay que creer a una
mujer cuando dice que no bebe agua» y Alexis (fr. 172, 1-2 K.-A.) opina que
se conforman con cualquier cosa con tal de tener suficiente vino. Por supuesto, a la menor oportunidad consumen enormes cantidades, lo que explica que
un autor anónimo (fr. 629 K.-A.) llegue incluso a inventar el término mhqusocavrubdi", «Caribdis del vino», empleado para describir exclusivamente el
comportamiento de una mujer, y nunca de un hombre, según la explicación
de Frínico (PS, p. 88, 14).
Dentro de la Comedia Antigua, capítulo aparte merece, en cuanto a las
referencias gastronómicas, un grupo de autores un poco anteriores o contemporáneos de Aristófanes, que, hacia el último tercio del siglo V a.C., coincidiendo con la primera parte de la guerra del Peloponeso, desarrollaron el
motivo literario del aujtovmato" bivo" –la «vida automática», la «vida espontánea»–, al que los estudiosos dan también el nombre de «utopía gastronómica» 25. Se encuentra reflejado principalmente en siete fragmentos citados por
23
Cratin. fr. 299 K.-A. Pherecr. fr. 76 K.-A. Cf. J. Henderson, «Older Women in
Attic Old Comedy», TAPhA 117, 1987, pp. 119-120.
24
Theopomp. Com. fr. 41 y 42 K.-A. Philyll. fr. 5 K.-A. Alex. fr. 56 K.-A. Antiph.
fr. 58 K.-A. Eub. fr. 124 K.-A. Bato, fr. 3 K.-A.
25
Entre los numerosos trabajos que se han dedicado a la utopía gastronómica destacan: H. C. Baldry, «The Idler’s Paradise in Attic Comedy», G&R 22, 1953, pp. 49-60; H.
Langerbeck, «Die Vorstellung vom Schlaraffenland in der alten attischen Komödie»,
Zeitschrift für Volkskunde 59, 1963, pp. 192-204; W. Fauth, «Kulinarisches und Utopisches in der griechischen Komödie», WS n.F. 7, 1973, pp. 39-62; A. Melero Bellido,
«El infierno en escena: representaciones del Más Allá en la comedia griega», en A. Garzya (ed.), Ideas y formas en el teatro griego. Actas del Coloquio Italo-español, Nápoles
14-16 de octubre de 1999 / Idee e forme nel teatro greco. Atti del Convegno Italo-spagnolo, Napoli 14-16 ottobre 1999, Napoli 2000, pp. 374-377; I. Ruffell, «The World
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
143
Ateneo de Náucratis (VI 267e-270a)26 con los que este autor pretende ilustrar «la vida en los tiempos antiguos» (ta; peri; tou' ajrcaivou bivou), identificada
con una especie de Edad de Oro o, en un tono más popular, con el País de
Jauja. Entre los rasgos que caracterizan esta época fabulosa se encuentra la
ausencia del trabajo, porque los objetos se mueven de forma autónoma con
sólo una orden o, en cualquier caso, todo aquello que es necesario se produce
de forma espontánea27. Esto vale también y muy especialmente para los alimentos, que son abundantes hasta extremos inverosímiles y se renuevan sin
descanso, dirigiéndose por sí mismos a las bocas de los afortunados comensales.
tiv" d∆ e[sq∆ hJmi'n tw'n sw'n ajrotw'n h] zugopoiw'n e[ti creiva,
h] drepanourgw'n h] calkotuvpwn h] spevrmato" h] carakismou'…
aujtovmatoi ga;r dia; tw'n triovdwn potamoi; liparoi'" ejpipavstoi"
zwmou' mevlano" kai; ∆Acilleivoi" mavzai" kocudou'nte" ejpiblu;x
ajpo; tw'n phgw'n tw'n tou' Plouvtou rJeuvsontai, sfw'n ajruvtesqai.28
potamoi; me;n ajqavrh" kai; mevlano" zwmou' plevw/
dia; tw'n stenwpw'n pomfolugou'nte" e[rreon
Turned upside down: Utopia and Utopianism in the Fragments of Old Comedy», en D.
Harvey - J. Wilkins (eds.), The Rivals of Aristophanes. Studies in Athenian Old Comedy,
London 2000, pp. 473-506.
26
Cratin. fr. 176 K.-A. Crates, fr. 16 K.-A. Telecl. fr. 1 K.-A. Pherecr. fr. 113 y 137
K.-A. Nicopho, fr. 21 K.-A. Metag. fr. 6 K.-A. Cf. Pellegrino, op. cit.; P. Ceccarelli,
«L’Athènes de Périclès: un “pays de cocagne”? L’idéologie démocratique et l'aujtovmato"
bivo" dans la comédie ancienne», QUCC 54, 1996, pp. 109-159; M. Farioli, Mundus alter.
Utopie e distopie nella commedia greca antica, Milano 2001, pp. 27-137.
27
La fantasía del automatismo tiene antecedentes literarios ya desde Homero, que lo
asocia a objetos realizados por Hefesto. Tal es el caso de las puertas del Olimpo, que se
abrían y cerraban solas (Il. V 749, VIII 393), de unos trípodes capaces de acudir por sí
mismos a la sala de banquete de los dioses cuando era necesario, retirándose después (Il.
XVIII 375-377), de unas jóvenes de oro que asistían al dios, «a muchachas vivientes semejantes» (Il. XVIII 417-420), y de los perros de oro y plata que guardaban el hogar del
rey Alcínoo (Od. VII 91-94). Por otra parte, en Los trabajos y los días 118-119 de Hesíodo es la propia tierra la que, en los tiempos de la raza de oro, ofrece espontáneamente sus
frutos a los hombres, liberándolos del duro trabajo.
28
Pherecr. fr. 137, 1-5 K.-A.: «¿Qué necesidad tenemos ya nosotros de tus arados y
de fabricantes de yugos, / y de fabricantes de guadañas o de broncistas o de semillas o
palos de sostén? / Pues espontáneos por las encrucijadas manarán fluyendo ríos / de caldo negro con pingües hogazas y tortas de Aquiles / de las fuentes de Pluto, para que se
puedan mojar.»
144
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
aujtai'si mustivlaisi, kai; nastw'n truvfh,
w{st∆ eujmarh' ge kaujtomavthn th;n e[nqesin
cwrei'n lipara;n kata; tou' lavruggo" toi'" nekroi'".
[...]
ojptai; kivclai ga;r eij" ajnavbrast∆ hjrtumevnai
peri; to; stovm∆ ejpevtont∆ ajntibolou'sai katapiei'n,
uJpo; murrivnaisi kajnemwvnai" kecumevnai.
ta; de; mh'l∆ ejkrevmato ta; kala; tw'n kalw'n ijdei'n
uJpe;r kefalh'", ejx oujdeno;" pefukovta.
kovrai d∆ ejn ajmpecovnai" tricavptoi" ajrtivw"
hJbulliw'sai ta; rJovda kai; kekarmevnai
plhvrei" kuvlika" oi[nou mevlano" ajnqosmivou
h[ntloun dia; cwvnh" toi'si boulomevnoi" piei'n.
kai; tw'nd∆ eJkavstot∆ eij favgoi ti" h] pivoi,
diplavsi∆ ejgivgnet∆ eujqu;" ejx ajrch'" pavlin. 29
Para marcar la distancia con respecto al presente de los espectadores,
esta abundancia sin fin se desplaza a los lejanos tiempos de Crono o a lugares remotos proverbiales por su riqueza, como Persia o las colonias de la
Magna Grecia, o incluso al propio Hades (que Ferécrates, en Mineros, sitúa
en las minas del Laurion), pero nunca tiene su espacio en la Atenas contemporánea. Evidentemente, todo este despliegue distaba mucho de la situación
real de la ciudad a finales del siglo V a.C., marcada por la guerra del Peloponeso y sus consecuencias más inmediatas. La comedia venía a ofrecer de esta
manera una vía de escape, una huida de la dura realidad, y representaba al
mismo tiempo una suerte de protesta a través de la parodia de la Edad de
Oro. En opinión de P. Ceccarelli, lo que hacen los autores en estas obras es
presentar, caricaturizados, rasgos que tendrían que ver con la ideología
29
Pherecr. fr. 113, 3-6 y 23-33 K.-A.: «Ríos llenos de sémola y de sopa negra / a través de los estrechos fluían gorgoteando / con los propios panes como cuchara y trozos de
pastel de queso, / de modo que el bocado, grasiento, pasaba fácil / y espontáneo por la
garganta de los muertos. / [...] / Pues tordos asados, condimentados para calentarlos, revoloteaban / en torno a la boca suplicando que los engulleran, / esparcidos bajo ramas de
mirto y anémonas. / Y las manzanas, las más bellas de ver entre las bellas, / pendían sobre la cabeza, producidas de la nada. / Y unas muchachas envueltas en chales tejidos de
pelo, / justo en la flor de la edad y después de haber cogido las rosas, / llenaban copas de
negro vino con aroma a flores / por medio de un embudo para los que quisieran beber. /
Y de esto cada vez que uno comía o bebía, / de nuevo al instante tenía el doble que al
principio.»
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
145
democrática y talasocrática ateniense tal como aparece en los discursos que
Tucídides pone en boca de Pericles.
En la Comedia Media las referencias gastronómicas irán ocupando espacios cada vez más destacados. Continúan todavía algunas temáticas que se
encuentran ya en la Archaia y otras nuevas o poco tratadas antes alcanzan un
gran desarrollo. Así, aunque encontramos un antecedente en el final de
Asambleístas de Aristófanes (1168-1176) –además de los ejemplos que ofrece la utopía gastronómica–, empiezan a aparecer con relativa frecuencia descripciones interminables de banquetes pantagruélicos, como el que se describe en el fr. 42 K.-A. de Anaxándrides, que en una tirada de 71 versos recita el menú completo servido en la boda de Ifícrates con la hija del rey tracio Cotis, o el fr. 4 K.-A. de Mnesímaco, donde un personaje enumera todas
las cosas buenas que componen un festín. Este tipo de descripciones no son
exclusivas de la comedia, pero para encontrar ejemplos notables fuera de ella
habrá que esperar hasta finales del siglo IV a.C., con el Banquete ático de
Matron de Pítane, un poema paródico compuesto en estilo épico, y con los
relatos en forma epistolar de algunos grandes banquetes reales que hacia el
300 a.C. se intercambiaron Linceo de Samos, discípulo de Teofrasto, y su
amigo Hipóloco 30.
Quizá la mayor novedad es que aparecen también listas de la compra y
referencias a escenas de mercado, de las que hay pocos ejemplos anteriores.
El caso más destacado, y casi el único, lo encontramos en la larga escena de
Acarnienses 719-970 en la que Diceópolis organiza su mercado particular,
tras haber pactado una tregua con los espartanos. En la Comedia Media son
relativamente frecuentes las que reflejan el momento de la compra de pescado, un artículo de lujo casi inaccesible para buena parte de la población
ateniense, capaz de provocar pasiones desmedidas, por lo que se convierte en
un recurso que dará mucho juego como elemento cómico 31. A veces la
30
Cf. A. Dalby, «Lynceus and the Anecdotists», en D. Braund - J. Wilkins (eds.),
Athenaeus and his World. Reading Greek Culture in the Roman Empire, Exeter 2000, pp.
372-383.
31
Cf. J. Wilkins, «Social Status and Fish in Greece and Rome», en G. Mars - V.
Mars (eds.), Food, Culture and History, vol. I, London 1993, pp. 191-203; J. Wilkins - S.
Hill, «Fish Heads of Ancient Greece», en H. Walker (ed.), Look and Feel. Studies in
Texture, Appearance and Incidental Characteristics of Food. Proceedings of the Oxford
Symposium on Food and Cookery 1993, Totnes 1994, pp. 241-244; N. Purcell, «Eating
146
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
atención se centra en la figura del vendedor, que aparece por primera vez en
Aristófanes (V. 493-495), que presenta como una de las cosas buenas que
traerá la paz «no esperar del ágora pescaditos de tres días, caros, atormentados en las manos muy criminales de los pescaderos» (fr. 402, 8-10 K.-A.).
Por este motivo con frecuencia los comediógrafos se refieren a ellos con toda una larga serie de adjetivos como «malvado», «maldito», «infame», «ladrón», «criminal» o miembro de «una raza insidiosa como la de las fieras», a
la vez que se les desea, por supuesto, «que mueran de mala muerte» 32.
Una parte de las críticas se centra en su actitud altiva y en el exagerado precio que piden por su mercancía. Un personaje de Anfis (fr. 30, 1-4 K.A.) afirma que es más difícil hablar con los pescaderos que con los estrategos y otro en Antífanes (fr. 164 K.-A.) describe su paso por el mercado como una visita a la Gorgona, porque la mirada del vendedor lo deja de piedra
y luego se queda helado al ver los precios. En cuanto a éstos, el individuo
que habla en el fr. 204, 1-4 K.-A. de Alexis, los califica como «impuestos
reales» (basilikou;" fovrou") y otro en Jenarco (fr. 76, 4-8 K.-A.) se lamenta
amargamente, porque hasta muertos estos animales son capaces de causar la
ruina de los compradores. Es más, en Dífilo (fr. 32 K.-A.) un amante del pescado se muestra dispuesto, con que sólo uno de los vendedores le sonriera, a
pagar por un congrio tanto como Príamo por el cuerpo de Héctor.
Además de este pescado, otros «objetos de perdición» son el atún, la
lubina, el glau`ko" –que no ha podido ser identificado– y muy especialmente
la anguila del lago Copais, en Beocia, por su calidad y su tamaño asombroso,
que ya ocupaba una altísima posición en Aristófanes: en Paz 1005 la presenta como uno de los símbolos de la prosperidad que el fin de la guerra traerá a
la ciudad y en Acarnienses 881 la califica como «el bocado más delicioso
para los hombres» (terpnovtaton tevmaco" ajnqrwvpoi"). Esta es una opinión
ampliamente compartida durante mucho tiempo y así Arquéstrato de Gela, a
Fish: The Paradoxes of Seafood», en J. Wilkins - D. Harvey - M. Dobson (eds.), Food in
Antiquity, Exeter 1995, pp. 132-149; J. Davidson, «Opsophagia: Revolutionary Eating at
Athens», ibid., pp. 204-221; D. Gilula, «Comic Food and Food for Comedy», ibid., pp.
390-393, 397-398; A. Marchiori, «Between Ichthyophagists and Syrians: Features of
Fish-eating in Athenaeus’ Deipnosophistae Books Seven and Eight», en Braund - Wilkins (eds.), op. cit., pp. 329-331, 573; R. Nadeau, «La consommation du poisson en Grèce ancienne: excès, faste et tabou», Food & History 4/2, 2006, pp. 65-68.
32
Alex. fr. 16, 5 K.-A. Antiph. fr. 159, 5 K.-A. Amphis, fr. 30, 4 y 8 K.-A. Diph. fr.
67, 2-4 K.-A. Archipp. fr. 23, 1 K.-A.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
147
finales del siglo IV a.C., afirma que reina sobre los alimentos y es guía del
placer (fr. 10, 7-8 Olson-Sens) y Ateneo de Náucratis, a finales del siglo II
d.C., la llama hJ tw`n deivpnwn ÔElevnh, «la Helena de los banquetes» (VII
298d). Como no podía ser de otra manera, su precio es estratosférico; por
ello Antífanes (fr. 145 K.-A.) asegura que la anguila es mucho más estimada
que los dioses,
tw'n me;n ga;r eujxamevnoisin e[sq∆ hJmi'n tucei'n,
touvtwn de; dracma;" toujlavciston dwvdeka
h] plevon ajnalwvsasin ojsfrevsqai movnon.33
Tal vez por este motivo, los amantes del pescado son capaces de cualquier cosa por un bello ejemplar, lo que da lugar también a numerosas chanzas a costa incluso de algunos personajes reales. Este era el caso de Calimedonte, orador y político ateniense de la segunda mitad del siglo IV a.C., que
recibió el sobrenombre de «Langosta» por su afición a este crustáceo y fue
un blanco perfecto para la comedia contemporánea, que criticaba su glotonería (a la vez que hacía bromas a cuenta de su estrabismo)34. También se ponía
en solfa a la hetera Pitionice, que, por su afición a las salazones, buscó como
amantes a los hijos de un vendedor de pescado salado (Timocl. fr. 15 y 16
K.-A.). Otras veces el tono de burla se dirige simplemente contra personajes
cómicos, como los que Antífanes menciona con cierta sorna cuando dice:
oJ me;n Menevlew" ejpolevmhs∆ e[th devka
toi'" Trwsi; dia; gunai'ka th;n o[yin kalhvn,
Foinikivdh" de; Taureva/ di∆ e[gcelun.35
De los apasionados por el pescado se afirma incluso que su paso por el
mercado podía tener el mismo efecto que un huracán, porque arrasaban con
todo y no dejaban ni el más mísero ejemplar36.
33
«... pues nos es dado llegar a éstos haciendo plegarias, / pero a ésas nos es posible
sólo olerlas / aun gastando doce dracmas o más».
34
Antiph. fr. 22 y 77 K.-A. Alex. fr. 57, 149 y 249 K.-A. Men. fr. 224, 13-14 K.-A.
Timocl. fr. 29 K.-A. Ath. III 104c-d.
35
Fr. 50 K.-A.: «Menelao luchó durante diez años / contra los troyanos por una mujer
de hermosa mirada, / y Fenícides con Taureas por una anguila.»
36
Alex. fr. 47 K.-A. Timocl. fr. 4, 8-10 K.-A. Cf. G. W. Arnott, Alexis: The Fragments. A Commentary, Cambridge 1996, pp. 164-166, que comenta el fragmento de
148
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
Lo que hace la comedia en todos estos casos, así como cuando retrata
glotones en general, es satirizar a estos personajes a través de la presentación
grotesca de sus excesos, por la amplificación de sus defectos, tanto morales
como físicos, como en el caso de Calimedonte37.
Junto al glotón y al parásito, de los que ya veíamos los primeros
ejemplos en Epicarmo, un tipo cómico que adquirirá un papel cada vez más
destacado en la comedia, en particular en la Nueva, es el del cocinero38.
Hasta este momento es un personaje con muy poco relieve literario, ya que
en muchas ocasiones es el dueño de la casa quien se encarga de preparar los
alimentos, o bien dirige el trabajo de los esclavos, como se ve en la época
homérica39 y todavía en Aristófanes, que ofrece varios ejemplos. En Acarnienses 1005-1006 y 1040-1047, Diceópolis primero da instrucciones para
asar una liebre y unos tordos ensartados y posteriormente sigue con nuevas
órdenes. En Aves 1579-1590, Pistetero se encuentra cocinando unas aves que
se han rebelado contra los pájaros democráticos, cuando Poseidón y Heracles
se dirigen a tratar con él. Una actitud similar es la de la Guerra en Paz 236254, donde aparece caracterizada como un cocinero que prepara una salsa
majando en un mortero las ciudades en conflicto. Más adelante, en los versos
1039-1074, es el protagonista de la obra, Trigeo, el que, con la ayuda de un
esclavo, cocina la carne de un animal sacrificado.
De hecho, en origen el mavgeiro" era la persona que se encargaba de
llevar a cabo el sacrificio de las víctimas, que después cocinaba para su distribución entre los participantes del ritual40. Todavía en el personaje cómico
se encuentran reflejadas estas funciones, como muestran numerosos testimoAlexis y ofrece diversos paralelos de la comparación de la voracidad con tormentas y
otros fenómenos meteorológicos violentos, inspirados en su opinión probablemente en el
lenguaje popular.
37
Sobre la sátira de los personajes públicos en la comedia cf. A. H. Sommerstein,
«How Avoid Being a Komodoumenos», CQ 46/2, 1996, pp. 327-356.
38
La bibliografía dedicada al tipo del cocinero es muy abundante; entre los trabajos
publicados, podemos destacar los siguientes: E. M. Rankin, The Role of the Mavgeiroi in
the Life of the Ancient Greeks, Chicago 1907; Giannini, art. cit., pp. 135-216; Dohm, op.
cit.; G. Berthiaume, Les rôles du mágeiros. Étude sur la boucherie, la cuisine et le sacrifice dans la Grèce ancienne, Leiden 1982; Nesselrath, Die attische Mittlere Komödie,
pp. 297-309; Wilkins, op. cit., pp. 369-414.
39
Il. IX 206-217. Od. III 456-463.
40
Berthiaume, op. cit., pp. 71-73.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
149
nios, aunque su labor está en general más relacionada con la preparación de
los alimentos (especialmente para banquetes y celebraciones) que con el sacrificio. Su derivación hacia actividades más propias del cocinero y también
su mayor presencia en la literatura tienen mucho que ver con la influencia de
las ciudades sicilianas, famosas por su refinamiento y su amor al lujo 41. De
hecho, Miteco, el primer chef conocido por su nombre, que cita Platón en
Gorgias 518b, procedía de Siracusa, la misma ciudad que Epicarmo.
Como personaje cómico interviene en muchas escenas preparando comidas para bodas y banquetes, perfectamente caracterizado como un charlatán, un embaucador dotado de un lenguaje sentencioso, bajo el que se esconde el propósito de llevarse todo lo que pueda de la casa donde va a cocinar.
A través de su palabrería intenta convencer a sus interlocutores de sus grandes habilidades culinarias, insistiendo en su esmerada preparación, que incluye saberes tan dispares como la astrología para determinar la mejor época
para cada alimento, la psicología para decidir qué se debe servir a cada tipo
de persona o la estrategia para saber en qué orden presentar los platos42. Uno
de estos personajes en Eufrón (fr. 1 K.-A.) ofrece incluso la lista de los «Siete sabios de la cocina», citando junto a cada nombre su especialidad. Por ello
no extraña que algunos de estos profesionales presuman de ser capaces de
preparar unos platos que llevan a los comensales al delirio o incluso a hincarle el diente a la cazuela o la escudilla43. El cocinero que habla en el fr. 82
K.-A. de Filemón no duda en presumir de haber descubierto «el secreto de la
inmortalidad», porque los muertos podrían revivir sólo con oler el aroma de
sus platos44. Otro en Hegesipo (fr. 1, 11-16 K.-A.), sin llegar a tanto, afirma
que es capaz de hacer que con sólo destapar la cazuela los que vuelven de un
funeral se sientan como si estuvieran celebrando una boda en lugar de un
banquete fúnebre, incluso con una comida sencillísima; e insiste en que con
ingredientes de primera calidad podría hacer que el perfume de su comida
41
Pl. R. 404d, Ep. VII 326b-c. Alex. fr. 24 K.-A. Ath. XIV 661e-f. Cf. S. CollinBouffier, «La cuisine des Grecs d’Occident, symbole d'une vie de trufhv?», Pallas 52,
2000, pp. 195-208.
42
Dionys. Com. fr. 2 K.-A. Anaxipp. fr. 1, 28-49 K.-A. Damox. fr. 2 K.-A. Sosip. fr.
1 K.-A. Nicom. Com. fr. 1, 28-29 K.-A. Posidipp. fr. 29 K.-A.
43
Alex. fr. 24, 115, 19-23 y 178, 4-6 K.-A. Aristopho, fr. 9, 8 K.-A. Philem. fr. 82,
10-18 K.-A. Cf. Plaut. Ps. 881-884.
44
Cf. Bato, fr. 4, 7 K.-A. El tema es retomado más tarde en Plauto (Ps. 829-830),
donde el cocinero afirma que es capaz de hacer que sus cenas hagan vivir 200 años a los
que las comen.
150
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
fuera como el canto de las sirenas y nadie pudiera apartarse del umbral de su
cocina, a no ser que llegara otro con la nariz tapada que se lo llevara de allí 45.
No son sólo sus exageraciones lo que produce un efecto cómico, sino
sobre todo su modo de expresarse, con frecuencia en largas tiradas de versos,
interrumpidas ocasionalmente por su interlocutor con breves incisos. También recurren a un estilo rebuscado, que tiene su origen en la épica e incluso
en la tragedia. Por ello no extraña que uno de los incautos que ha ido al mercado a alquilar a un cocinero diga que ha contratado a una esfinge, porque no
consigue entender lo que dice:
sfivgg∆ a[rren∆, ouj mavgeiron eij" th;n oijkivan
ei[lhf∆: aJplw'" ga;r oujde; e{n, ma; tou;" qeouv",
w|n a]n levgh/ sunivhmi: kaina; rJhvmata46
peporismevno" pavresti.47
La comparación con un pasaje de Estratón (fr. 1 K.-A.), que empieza
de la misma manera, aclara la naturaleza de ese lenguaje enigmático, en realidad una acumulación de términos homéricos. Otros cocineros se inclinan,
en cambio, por la tragedia, como uno en Filemón (fr. 82, 1-2 K.-A.), que comienza directamente su parlamento con una parodia de la Medea de Eurípides: wJ" i{merov" m∆ uJph'lqe gh'/ te koujranw'/ / levxai molovnti tou[yon wJ" ejskeuvasa48. En Epícrates (fr. 6 K.-A.) otro de estos profesionales describe la superioridad de su arte sobre el de los cocineros sicilianos y de Élide recurriendo
a versos de Esquilo (Eu. 58-59, fr. 155 Radt) y Eurípides (Ph. 1255). Las referencias cultas, que con tanta frecuencia utilizan los cocineros para sus descripciones de comida y bebida, proceden también de otros géneros, de manera que, además de los ritmos trágicos, podemos encontrar elementos propios
del estilo de Gorgias e incluso del ditirambo 49.
45
Cf. Hom. Od. XII 173-200.
Cf. Antiph. fr. 169, 2 K.-A.
47
Philem. fr. 114 K.-A.: «Una esfinge macho, no un cocinero, a mi casa / he traído;
pues con sencillez ni una sola cosa, dioses, / de lo que dice comprendo; de palabras nuevas / se presenta provisto.»
48
E. Med. 57-58: w{sq∆ i{merov" m∆ uJph'lqe gh'/ te koujranw'/ / levxai molouvsh/ deu'ro despoivnh"
tuvca".
49
Un magnífico ejemplo se encuentra en Alexis, fr. 153 K.-A. Sobre el estilo de este
fragmento cf. Arnott, op. cit., pp. 450-457.
46
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
151
Otro terreno del que el cocinero cómico toma parte de su terminología
y expresiones es el de la medicina, como podemos ver en Alexis (fr. 129 K.A.) y Damóxeno (fr. 2 K.-A.). El personaje que habla en el fr. 1 K.-A. de
Anaxipo presenta incluso como una cocina terapéutica la nouvelle cuisine
que crearon sus maestros, desterrando los condimentos y empleando sólo
aceite y un fuego moderado, con el propósito de ayudar a despejar los conductos. La asociación de las dos disciplinas debía de ser algo relativamente
frecuente, como muestran las protestas de Platón en Gorgias 464d-465e,
donde se queja de que la cocina quiera presentarse con una falsa apariencia
para ponerse al nivel de la medicina50. Con todos estos recursos los comediógrafos consiguen dotar al cocinero de una personalidad bien definida, mostrándolo como un ser pretencioso y ridículo, perfecto para provocar la risa
del público.
Entre los varios aspectos relacionados con la gastronomía a los que recurren los comediógrafos en sus obras, un tema que tiene mucho éxito es el
del vino, al que sacan un partido enorme en sus diversas facetas, desde la
descripción de sus características a sus formas de consumo. Ya hemos tenido
la ocasión de analizar el modo en que los comediógrafos satirizan el amor de
las mujeres por la bebida, pero hay otros personajes que también sucumben
ante ella. Así, a veces es el esclavo el que muestra una pasión desmedida por
el vino, especialmente si puede tomarlo puro. Aristófanes ofrece un excelente ejemplo en Caballeros 85-124, donde, caracterizados como sirvientes del
viejo Demo, aparecen los políticos Demóstenes y Nicias, que deben encontrar el modo de atraerse las simpatías de su amo, demasiado bien dispuesto
hacia su rival el Paflagonio. El primero de ellos convence al otro para que
robe vino de la bodega y aprovecha para emborracharse poniendo la excusa
de que estimula la inteligencia:
Oi\non su; tolma'/" eij" ejpivnoian loidorei'n…
Oi[nou ga;r eu{roi" a[n ti praktikwvteron…
ÔOra'/", o{tan pivnwsin a[nqrwpoi, tovte
50
Cf. Grg. 500 b, Plt. 289a y Uirt. 376a-d. Sobre la relación entre salud y comida en
la comedia y el tipo del cocinero-médico cf. Dohm, op. cit., pp. 173-181, y en particular
A. Roselli, «Les cuisiniers-médecins dans la Comédie Moyenne», en J. Leclant (ed.),
Colloque Le théâtre grec antique: La Comédie. Actes du 10ème colloque de la Villa Kérylos à Beaulieu-sur-Mer les 1er & 2 octobre 1999, Paris 2000, pp. 155-169.
152
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
ploutou'si, diapravttousi, nikw'sin divka",
eujdaimonou'sin, wjfelou'si tou;" fivlou".51
Lo que hace Demóstenes es recurrir a un tópico común en la literatura
griega al menos desde el siglo V a.C., el de la bebida como motor de la inspiración, presente en autores tan dispares como los comediógrafos Epicarmo,
Cratino y el propio Aristófanes o los filósofos Demócrito y Platón52. Por supuesto, no faltó tampoco la polémica entre los «bebedores de agua», que
afirman que el vino obnubila la mente, y los «bebedores de vino», que sostienen que del agua no puede salir nada inspirado, que alcanzó su punto culminante en época helenística53.
Aparte de las formas más o menos «anómalas» de consumir el vino (al
menos desde el punto de vista griego) que encontramos en las mujeres y los
esclavos, lo que suele presentarse como normal es su consumo en el simposio, tomado en compañía y rebajado con agua en proporciones que podían
variar dependiendo de las circunstancias. Los textos hacen referencia a estas
mezclas ya desde la época arcaica, cuando el simposio adquiere sus rasgos
más característicos; no obstante, puede verse algún indicio incluso en
Homero 54, aunque no menciona más que muy raramente las proporciones
con las que se prepara la bebida. Las referencias específicas sólo empezarán
a aparecer a partir de Hesíodo (Op. 596) y sobre todo en la poesía lírica55 y
en la comedia. En esta última las posibilidades parecen ilimitadas; quizá la
51
90-94: «¿Al vino te atreves tú a insultarlo en cuanto a imaginación? /¿Podrías encontrar algo más eficaz que el vino? / Ves, cuando beben, los hombres, entonces / se hacen
ricos, tienen éxito, ganan juicios, / son felices, ayudan a los amigos.»
52
Epich. fr. 131 K.-A. Cratin. fr. 203 K.-A. Democr. 68 B 18 Diels-Kranz. Pl. Io.
533d-534e.
53
A favor del vino podemos citar a Niceneto (AP XIII 29), Antípatro de Tesalónica
(AP XI 20) o Frínico (fr. 74 K.-A.); a favor del agua a Eubulo (fr. 133 K.-A.), Ofelión
(fr. 4 K.-A.) y en particular Calímaco (fr. 544 Pfeiffer). Cf. E. Degani, «Note sulla fortuna di Archiloco e Ipponatte in epoca ellenistica», QUCC 16, 1973, pp. 84-85; N. B.
Crowther, «Water and Wine as Symbols of Inspiration», Mnemosyne 32, 1979, pp. 1-12;
F. Conti Bizzarro, Poetica e critica letteraria nei frammenti dei poeti comici greci, Napoli 1999, pp. 73-79; M. G. Albiani, «Ancora su “bevitori d’acqua” e “bevitori di vino”
(Asclep. XLV, Hedyl. V G.-P.)», Eikasmos 13, 2002, pp. 159-164.
54
Il. III 268-270, IV 259-260, VIII 189, IX 202-204. Od. I 110-111, III 332, VII 165166, 179, IX 208-210, XIII 50, XIV 78.
55
Alc. fr. 346 Voigt. Anacr. fr. 24 y 33 Gentili.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
153
más frecuente es la mezcla al 50%, a pesar de que no faltan las voces que
afirman que se debe estar loco para beber de esta manera, y se mencionan
también algunas variantes con proporciones mayores de vino, aunque son
bastante más raras 56. Con todo, numerosos pasajes de Aristófanes y otros autores muestran con claridad el amor de los personajes de la comedia por el
vino puro, aunque fuera considerado peligroso y propio de bárbaros, y la tendencia a un consumo poco mesurado. Todo ello queda bien reflejado en el
amplio vocabulario de la borrachera, que ha sido estudiado por P. Thiercy 57,
autor que pone asimismo de relieve la actitud bastante benévola con que son
vistos estos excesos, como imagen de una vida agradable y de abundancia,
en contraste con los tiempos de guerra que les tocó vivir a Aristófanes y su
público.
A través de la comedia sabemos también cómo eran los vinos más estimados para los griegos y sus lugares de origen. Preferían los tintos aromáticos, densos (más adecuados para soportar dignamente la mezcla con agua) y
sobre todo añejos, rasgos de los que los comediógrafos ofrecen numerosos
testimonios. Un personaje de Alexis (fr. 172, 3-5 K.-A.) describe admirado
las características de un vino maravilloso: «muy suave, sin dientes, ya rancio
(saprov"), ... ¡maravillosamente viejo!» 58 Otro en Eubulo (fr. 122 K.-A.) se
pregunta extrañado por qué las heteras prefieren el vino con muchos años y
los hombres jóvenes, cuestión que parece responder Alexis (fr. 280 K.-A.)
cuando dice:
oujdevn .. e[oik∆ a[nqrwpo" oi[nw/ th;n fuvsin.
o} me;n ga;r ajpoghra;" ajhdh;" givnetai,
oi\non de; to;n palaiovtaton spoudavzomen.
56
Cratin. fr. 196 K.-A. Archipp. fr. 2 K.-A. Ar. Eq. 1187, Pl. 1132. Pherecr. fr. 76
K.-A. Eup. fr. 6 K.-A. Timocl. fr. 22 K.-A. Alex. fr. 59, 228 y 232, 2 K.-A. Sophil. fr. 4
K.-A. Xenarch. fr. 9 K.-A. Diocl. Com. fr. 7 K.-A. Nicoch. fr. 2 y 16 K.-A. Amips. fr. 4
K.-A. Hermipp. fr. 24, 4 K.-A. Philetaer. fr. 15 K.-A. Ephipp. fr. 11 K.-A.
57
«Le palais d’Aristophane ou les saveurs de la Polis», en P. Thiercy - M. Menu
(eds.), Aristophane: La langue, la scène, la cité. Actes du colloque de Toulouse, 17-19
mars 1994, Bari 1997, pp. 172-173.
58
Men. Dysc. 946: Eu[ion gevronta polio;n h[dh. Plaut. Poen. 700: vetustate vino edentulo. Cf. Arnott, op. cit., pp. 505-506, y «Studies in Comedy, II: Toothless Wine», GRBS
11, 1970, pp. 43-47.
154
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
o} me;n davknei gavr, o} d∆ iJlarou;" hJma'" poiei'.59
Si bien todavía siguen apareciendo referencias a «vinos históricos»
como el pramnio o el biblino, que se citan ya en Homero y Hesíodo, sin embargo los más estimados en época clásica son los de Lesbos, Quíos y Tasos,
a menudo mencionados y alabados en las fuentes literarias 60. Curiosamente,
aunque en muchos casos la trama se desarrolla en la ciudad de Atenas y sin
duda había vinos locales, están ausentes de las obras casi por completo y
ninguno de ellos figura citado por su nombre en los fragmentos conservados.
Se sabe con seguridad que en la región había viñas, aunque, al menos a lo
largo del siglo V a.C., la situación no debió de ser particularmente favorable
para su cultivo, ya que el territorio fue invadido primero por los persas durante las Guerras Médicas y más tarde, durante la guerra del Peloponeso, por
los espartanos, que asolaron los campos 61. Las escasas noticias que tenemos
por otras fuentes hacen suponer que eran vinos corrientes, probablemente jóvenes y tal vez incluso de baja calidad, como indica el hecho de que Alexis
(fr. 286 K.-A.) califique el del demo de Decelia como «vinagre» (o[xo"), que
es una comparación frecuente con este sentido62.
Todo lo contrario sucedía con el vino de Lesbos, del que un personaje
de Alexis afirma: «No hay ningún otro vino más agradable de tomar que la
bebida de Lesbos» (fr. 276 K.-A.). Probablemente es él también quien en
otro fragmento propone establecer una exención de impuestos para favorecer
su importación en Atenas y al mismo tiempo condenar a severas penas al que
se atreva a exportar incluso una cantidad ridícula (fr. 278 K.-A.). Los testimonios elogiosos son abundantes, como el de Clearco (fr. 5 K.-A.), que lo
compara con el de Marón, aquel caldo espléndido con el que Ulises emborrachó al Cíclope63. Eubulo (fr. 121, 2 K.-A.) da al vino añejo el calificativo de
59
«En nada se parece al vino la naturaleza del hombre. / Pues éste al envejecer se
vuelve desagradable, / pero el vino muy añejo lo anhelamos. / Pues uno muerde y el otro
nos pone contentos.»
60
Quizá es su buena calidad la que explica que Aristófanes (fr. 334 K.-A.) les atribuya un poder afrodisiaco.
61
Ar. Ach. 183. Th. II 16, 1, 19 y 21, 2.
62
Eup. fr. 355 K.-A. Eub. fr. 65 y 136 K.-A. Antiph. fr. 250 K.-A. Cf. R. L. Hunter,
Eubulus. The Fragments, Cambridge 1983, pp. 150-151; Arnott, op. cit., p. 783.
63
Alex. fr. 277 K.-A. Antiph. fr. 172, 3-4 K.-A. Ephipp. fr. 28 K.-A. Philyll. fr. 23, 1
K.-A. Bato, fr. 3, 1-2 K.-A.
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
155
nektarostagh`, «que destila néctar», elevándolo hasta la categoría de bebida
digna de los dioses64.
Tampoco hay dudas sobre la altísima categoría del vino de Tasos, no
menos alabado que el de Lesbos 65, en particular por su aroma, tan intenso
que, según una de las Asambleístas de Aristófanes (1118-1119), es preferible
a cualquier perfume, «porque dura en la cabeza durante mucho tiempo».
Quizá por eso en este mismo autor (fr. 364 K.-A.) aparece, sin rebajar, como
el objeto de la pasión de una vieja borracha. Se le atribuyen incluso cualidades «terapéuticas», como muestra el personaje de Antídoto (fr. 4 K.-A.)
que asegura que en cuanto lo bebe se cura de sus males.
En cuanto al vino de Quíos, en opinión del dios Dioniso, convertido
en un personaje de Hermipo (fr. 77, 4-5 K.-A.), es el único capaz de superar
al de Tasos, afirmación que apoya dedicándole epítetos de resonancias épicas como «irreprochable» (ajmuvmona) y «libre de daño» (a[lupon). De hecho,
en diversas ocasiones aparece citado entre los vinos de más alta calidad 66 y
Aristófanes (fr. 225 K.-A.) lo considera una bebida propia de las mesas siracusanas, que para la mentalidad griega representaban el paradigma del lujo
gastronómico, a la par de los sibaritas.
Por supuesto, no todos los vinos cumplían los requisitos necesarios
para ser considerados excelentes: también los hay que hacen fruncir las cejas, otros que por su aspereza son un basanismov" , un verdadero tormento,
como dice Alexis (fr. 292 K.-A.) a propósito del de Corinto, vinos aguados
–incluso desde el punto de vista griego– y otros que deben reservarse para
los enemigos, que es lo que piensa Hermipo (fr. 77, 12 K.-A.) del procedente
de la isla de Peparetos.
Los usos del tema gastronómico con una finalidad humorística no se
agotan en la comedia, sino que se encuentran presentes en la literatura griega
todavía durante mucho tiempo. Uno de los mejores ejemplos es el Banquete
ático de Matrón de Pítane, un poema épico paródico compuesto hacia finales
del siglo IV a.C. Tomando versos de Homero, literalmente o con pequeñas
alteraciones, el autor los «recicla» para describir un lujoso banquete ofrecido
64
Cf. Archestr. fr. 59, 2-4 y 10-11 Olson-Sens.
Alex. fr. 277 K.-A. Antiph. fr. 238 K.-A. Epin. fr. 1, 6 K.-A. Hermipp. fr. 77, 3-4
K.-A. Cf. Archestr. fr. 59, 15-16 Olson-Sens.
66
Eub. fr. 121 K.-A. Philyll. fr. 23 K.-A.
65
156
M.ª JOSÉ GARCÍA SOLER
en Atenas por el orador Jenocles. Todo en este poema ofrece resonancias
épicas, forzando la carcajada precisamente por el desnivel existente entre el
lenguaje empleado y el objeto para el que se destina. Baste como ejemplo la
comparación entre el primer verso del poema con el comienzo de la Odisea
de Homero:
Matro 1: Dei`pnav moi e[nnepe, Mou`sa, poluvtrofa kai; mavla pollav,...
Hom. Od. I 1: “Andra moi e[nnepe, Mou`sa, poluvtropon, o}" mavla pollav...
También abundan las imágenes de carácter militar aplicadas al ámbito
gastronómico: la comida se presenta como el enemigo que hay que vencer;
el anfitrión es el general, que, acompañado de su lugarteniente, el parásito
Querefonte, pasa revista a las tropas formadas por los invitados; éstos son los
soldados que rivalizan por cubrirse de gloria; el cocinero recorre las filas,
«blandiendo» en su hombro derecho fuentes de viandas, escoltado por cuarenta cazuelas. Incluso los pescados asumen el carácter de héroes y hasta de
diosas: la anguila es la «diosa pez de blancos brazos» (qea; leukwvlhno" ijcquv",
38); la sepia «de hermosa cabellera» (eujplovkamo"), es «la hija de Nereo, Tetis de argénteos pies» (Nhrh`o" qugavthr, Qevti" ajrgurovpeza, 33); el veloz
calamar es identificado con «la mensajera Iris de aéreos pies» («Iri" d∆ a[ggelo" ... podhvnemo", 50). El procedimiento de composición comporta algunos
inconvenientes (incongruencias, repeticiones, anomalías métricas, etc.), que
sin embargo no disminuyen en absoluto el efecto cómico y divertido del poema, sino que incluso sirven para reforzarlo.
Son numerosos los testimonios que muestran que la temática gastronómica era particularmente querida por los antiguos, que recurren a ella para
chanzas de todo tipo. Las alusiones a alimentos variados y a personajes relacionados con su elaboración o su consumo son un recurso constante para la
risa, en los comediógrafos sobre todo, pero también en otros autores. Frecuentemente el efecto se consigue a través de la exageración y la acumulación, con la mención de cantidades ingentes de comida, como se aprecia en
los fragmentos de la utopía gastronómica y en los largos menús de banquetes. Otras veces son las circunstancias en las que aparecen o el lenguaje con
el que se alude a los alimentos los que los dotan de un poderoso efecto cómico. En otros casos los usos gastronómicos sirven como recurso para la sátira
de personajes reales, cuyo modo de vida se pone en solfa, o de tipos que lle-
LA GASTRONOMÍA COMO RECURSO CÓMICO
157
gan a tener un gran peso en las obras de los comediógrafos, como sucede con
el parásito o el cocinero. El éxito de todos estos elementos tiene mucho que
ver, sin duda, con el hecho de que una de las bases del humor está en presentar de una forma inesperada aquello que resulta más próximo al público, lo
que forma parte de su vida diaria, y ¿qué hay más cotidiano que el hecho de
comer y beber?
Descargar