GUADALUPE GONZÁLEZ RÍOS Guadalupe González Ríos

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GUADALUPE GONZÁLEZ
RÍOS
Guadalupe González Ríos,
Ketsetemahé Teukarieya, o
“Ahijado de las Iguanas”,
nació el 12 de diciembre de
1923, en el asentamiento
huichol de Carretones de
Cerritos, Nayarit. Se
consideraba un miembro de
la comunidad huichol de
Tuapurie, Santa Catarina
Cuexcomatitlán, por su
tradición paternal. Sus
cuadros de estambre de lana
Guadalupe González Ríos 1976
llegaron a destacar como la
mejor expresión del arte
huichol, junto con los de los demás artistas mencionados en estos subcapítulos.
Uno de sus abuelos, Inés Ríos, se volvió muy reconocido por los huicholes de
su tiempo después de haber nacido como un mestizo, teiwari. Descubrió por
su cuenta una planta llamada kieri en huichol, y considerada por éstos como
un poderoso medio para lograr la sabiduría chamánica. El antropólogo
mexicano Jesús Jáuregui, que hizo su tesis sobre las raíces de la tradición
mariachi en México1, investigó la historia de Inés Ríos, escribió sobre él y sus
descendientes con dones musicales, pues se decía de él que podía tocar el
violín huichol de manera inigualada y en más de una ceremonia a la vez.
Otro nieto de Inés Ríos que siguió el camino de la música fue Juan Ríos
(véase adelante), mientras que Guadalupe González usó sus dones para
entender sus propiedades curativas.
Al usar la técnica del estambre pegado sobre madera con cera de campeche
y sacar provecho vendiendo los diseños, un tío de Guadalupe González le
advirtió que no tratara temas significativos en sus cuadros, a menos de
exponerse a quedar ciego. Dos factores podían mitigar estas funestas
consecuencias: el primero que su obra no sirviera meramente para funciones
decorativas sino para suscitar respeto y admiración hacia su cultura sagrada.
El segundo factor era que yo, como su intermediario, me sometiera a la
mirada de su principal “patrón”, el celoso y muy temido kieri, conocido como
‘árbol del viento’ entre los huicholes. Así hicimos tres peregrinaciones entre
1973 y 1977 a este arbusto en el encumbrado picacho del Dueño de la
Oscuridad, Tükakameritsié, al que se camina desde el alba, en ayunas para
1
“Un siglo de tradición mariachera entre los huicholes,” de Música y Danzas Del Gran Nayar, que editó
para el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos y el Instituto Nacional Indigenista, México,
1993.
pasar la noche en vigilia bajo el efecto del polen del kieri. Desde allí se
contemplan las Puertas del Inframundo, Watetüapa, en Nuestra Madre el
Mar, Tatéi Haramara, donde Nuestro Padre el Sol inicia su viaje invisible del
Oeste al Este, por el camino de una serpiente de dos cabezas.
Su estilo representa una plegaria y una invocación más que una descripción
como en el caso de Benítez. Sus figuras no están ligadas entre sí, pero
prototipos humanos y sus rezos flotan en el vacío, alrededor de una figura
central que
desafía la
gravedad por su
masa. Los rezos
y los objetos
votivos fluyen
como puntos,
estrellitas y
figuritas diversas
que conectan
rítmicamente a
las figuras entre
si. Algunas de
El Viaje de los Difuntos 1974
sus obras
maestras fueron de media hoja (1,22m. x 1,22m.), como El Nacimiento del
Sol (1973), El Nacimiento de Nuestra Bisabuela la Luna (1973), El
Nacimiento del Kieri (1974) y La Metamórfosis del Antepasado Petrificado
(1974). Creó otras dos obras maestras del tamaño de una hoja (1,22m. x
2,44m.), El Viaje de los Difuntos y El Nacimiento de Nuestra Madre el Maíz
(1974). A partir de 1976, la práctica de sus nuevos dones chamánicos
supeditó su interés por la expresión estética, aunque era un hombre muy
humilde y no presumía de ser un gran mara’akame. Siguió realizando
cuadros importantes de vez en cuando, después de su época más fértil.
Posteriormente, los efectos de insecticidas y la ceguera le afectaron, con la
artritis, pero pintar con estambre podía ser un acto terapéutico y una
invocación.
Cuando empezamos las peregrinaciones Don Guadalupe estaba dedicado
exclusivamente al culto de Nuestro Hermano Mayor Venado de Grandes
Astas, Tamatsi Wawatsari, como le llamaba al kieri del Cerro cercano al
rancho de Las Blancas, donde vivía entonces. Más tarde se cambió a un
rancho llamado Las Pilas y eventualmente hicimos un viaje a Wirikuta en el
oriente, por lo cual Guadalupe González siguió visitando ambos lugares
sagrados casi hasta el último año de su vida, el 17 de abril de 2003.
Nota: El kieri se llama copa de oro entre algunos mestizos y fue reconocido
como su equivalente por la investigadora Colette Lilly, que permitió su
clasificación botánica como Solandra brevicalyx. Es una planta más
psicotrópica que el peyote que se encuentra en Wirikuta. A menudo induce a
la desviación del camino correcto o a las tentaciones, y no perdona las
infracciones en la conducta de sus aprendices, quienes pueden alcanzar
algunos conocimientos más rápidamente con su ayuda, si se cuidan bien.
Texto y fotografías Copyright ©Juan Negrín, 2002-2008. Derechos Reservados.
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