El mester de clerecía_tema 3 EL MESTER DE CLERECÍA: EL OFICIO DE ENSEÑAR. En el siglo XIII aparece el MESTER DE CLERECÍA que lo definiremos como una serie de autores y sus obras que usan una estrofa común: LA CUADERNA VÍA. Clerecía es sinónimo de cultura. El nombre de este movimiento proviene de la obra El libro de Alexandre que habla de los distintos oficios existentes en la Edad Media. El mester de clerecía siempre tiene como texto base una obra escrita de donde el autor toma el tema, asunto que no se priva en decirlo. En la mayoría de los casos se trata de una obra de la tradición latina. Las obras pretenden servir de aprendizaje, no necesariamente religioso. Los autores de este grupo escriben para enseñar. Tienen una finalidad didáctica- moralizante. La lengua usada pretende prestigiar el castellano tratando de equipararlo as latín. Por ello emplean numerosos recursos retóricos y poéticos, cultismos... que en las obras escritas por el mester de juglaría. El mester de clerecía, sin embargo, emplea también una serie de giros y expresiones juglarescos cuyo propósito es facilitar la comunicación y aumentar la identificación del oyente con el relato. Las obras pertenecientes a este movimiento son múltiples y nos encontramos con obras de temática religiosa (litúrgicas, vidas de santos...) y obras de carácter misceláneo, con un poco de todo. Entre las primeras destaca Los milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo y entre las segundas El libro de Buen Amor de Arcipreste de Hita. Quien escribe las palabras del texto de la página 58 es un poeta culto (sabio lector de obras escritas en latín o griego) que en el texto manifiesta: 1. Su afán de diferenciarse del trabajo “imperfecto” de los juglares que recitaban poesía oralmente y, por tanto, sin medida exacta. 2. Su orgullo por la poesía que hace, que es hermosa y muy bien hecha, “ca es de clerecía”... 3. Su interés porque se valore lo difícil que es escribir en verso, siguiendo las pautas que marca la nueva estrofa y, además, sin “faltas”: “...fablar curso rimado por la cuaderna vía, / y a sylabas contadas...”