universidad central del ecuador facultad de comunicación social

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSGRADOS
ESTUDIO DESCRIPTIVO DE LAS TEORÍAS DE LA
INCERTIDUMBRE Y EL PENSAMIENTO COMPLEJO Y SU
INFLUENCIA EN LAS TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN
ORGANIZACIONAL: EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
TESIS PREVIA LA OBTENCIÓN DEL TÍTULO DE MAGISTER EN
COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL
VÍCTOR RENE ARBOLEDA NARANJO
DIRECTOR: LCDO. MARCO LÓPEZ PAREDES, MSC. DR. (C)
Quito – Ecuador
2014
DEDICACTORIA
A mi Madre querida Elbita, a mi incondicional esposa y compañera Luz Marina, a mis hijas hermosas
Diana, Andrea y Karen. A mis amigos más que hermanos, y a mis confiados y esperanzados
estudiantes. Ellas y ellos han sido el aliento de mis debilidades y el soporte de todos mis esfuerzos.
ii
AGRADECIMIENTOS
Al programa de maestría en Comunicación Organizacional de la Facultad de Comunicación Social de
la Universidad Central del Ecuador en su primera promoción. Me dio la oportunidad de crecer más y
mejor. A Marco. Su apoyo hizo posible culminar con éxito este trabajo.
iii
ÍNDICE DE CONTENIDO
DEDICACTORIA
ii
AGRADECIMIENTOS
iii
AUTORIZACIÓN DE LA AUTORÍA INTELECTUAL
iv
HOJA DE APROBACIÓN DEL DIRECTOR DE TESIS
v
ÍNDICE DE CONTENIDO
vi
RESUMEN
ix
ABSTRACT
x
INTRODUCCIÓN
1
JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO
3
CAPITULO I
APROXIMACIÓN DE LOS SISTEMAS CAOTICOS A LAS CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD,
LA INCERTIDUMBRE Y LA COMUNICACIÓN
1.1.
La Teoría del Caos y las Ciencias de la Complejidad
6
1.2.
Perturbaciones dadas en otras contingencias
8
1.2.1.
8
1.3.
Características de una perturbación iterativa
Comprensión de los sistemas caóticos
10
1.3.1.
Característica básica de los sistemas caóticos y conceptos fundamentales
11
1.3.2.
Nociones de leyes naturales: probabilidad e irreversibilidad
14
1.3.3.
Aplicaciones de la teoría compleja a las ciencias sociales y la comunicación
38
vi
CAPÍTULO II
DISCUSIONES SOBRE LA TEORÍA DE SISTEMAS, EL PENSAMIENTO SISTÉMICO Y LA
GESTIÓN DE LA COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL EN ESCENARIOS CAOTICOS Y
COMPLEJOS
2.1.
La teoría general de sistemas y sus instrumentos de recursividad y sinergia
42
2.2.
Sistemas abiertos y sistemas cerrados para entender a la organización
45
2.2.1.
47
La organización como sistema abierto
2.3.
La entropía, los sistemas y la organización
49
2.4.
Cibernética y comunicación
51
2.4.1.
Cibernética, comunicación y maquina
55
2.4.2.
Cibernética, comunicación organizacional y semántica
58
2.4.3.
Retroalimentación positiva y negativa
59
2.5.
Teoría de la Información y Teoría de la Comunicación
63
2.5.1.
Teoría matemática de la comunicación
66
2.5.2.
Mensaje, transmisión, medio y final
68
2.5.3.
Retroalimentación y bucles de retroalimentación
70
2.5.4.
El ruido y la fidelidad como desestabilizador del sistema
72
2.6.
Lenguaje, semiótica y comunicación, expectativas y probabilidades
73
2.7.
La teoría de sistemas en las ciencias y sistemas sociales
75
2.7.1.
Cibernética de segundo orden, aplicado a las ciencias y sistemas sociales
78
2.7.2.
Modelos de autoorganización y pensamiento sistémico aplicado
79
2.7.3.
Las redes como patrones de la vida y la organización
81
2.7.4.
Autopoiesis y la organización de los sistemas
83
CAPÍTULO III
ANALOGÍAS ENTRE LAS TEORÍAS DE LA COMPLEJIDAD, EL CAOS Y LA
INCERTUDUMBRE EN LA GESTIÓN SISTÉMICA DE LA COMUNICACIÓN
ORGANIZACIONAL
vii
3.1.
Las organizaciones sociales como estructuras caóticas y complejas
86
3.2.
Comunicación, organización y sistemas de segundo orden
88
3.3.
El pensamiento sistémico y la comunicación
90
3.3.1. La Escuela Invisible en el desarrollo del pensamiento sistémico y la comunicación
92
3.3.2.
Los axiomas de la comunicación y su aplicación a las organizaciones en la
complejidad
3.4.
95
El reconocimiento de la complejidad en la comunicación organizacional
103
3.4.1.
Participación de la comunicación a favor del desorden organizacional
105
3.4.2.
Niveles de complejidad para abordar la realidad en la organización
107
3.4.3.
Gestión de la comunicación para la organización en la complejidad
109
3.5.
La comunicación compleja y los desafíos del Dircom
112
3.6.
Orden y caos a la vez, caorden en la comunicación organizacional
113
3.7.
La comunicación organizacional en la sociedad compleja y de la información
115
3.8.
La comunicación organizacional finalmente favorece la complejidad
117
CAPÍTULO IV
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
119
BIBLIOGRAFÍA
122
viii
Estudio descriptivo de las teorías de la incertidumbre y el pensamiento complejo y su influencia en las
teorías de la comunicación organizacional: el estado de la cuestión.
Descriptive study of the theories of uncertainty and complex thought and his influence in theories of
organizational communication: the state of question.
RESUMEN
El estudio gira en torno a una investigación bibliográfica que recoge varias posturas relacionadas con la
teoría del caos, la incertidumbre y la complejidad. Usando el método deductivo, analítico y sintético,
en forma lógica, sistemática y secuencial, se realizan una serie de analogías y aproximaciones de estas
teorías a la gestión de la Comunicación Organizacional.
Incluye el pensamiento de los principales exponentes de las teorías implicadas y analiza
deductivamente la forma como se confrontan y se interrelacionan con la comunicación. Describe y
explica cómo, el principal postulado de la teoría del caos conocido como sensibilidad a las condiciones
iniciales, es un fenómeno que se aplica a la Comunicación Organizacional, y concluye que unas
pequeñas perturbaciones en las condiciones iniciales en que tiene lugar la comunicación, pueden tener
incalculables consecuencias en la organización.
PALABRAS CLAVE: COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL / GESTIÓN DE LA
COMUNICACIÓN / TEORÍA DEL CAOS / TEORÍA DE SISTEMAS / COMPLEJIDAD /
INCERTIDUMBRE /
ix
ABSTRACT
The study focuses on a literature review that includes various positions related to the theory of chaos,
uncertainty and complexity. Using deductive, analytic and synthetic method, logic, systematic and
sequential manner, a series of analogies of these theories and approaches to the management of
organizational communication are made.
Includes the thought of the leading exponents of the theories involved and analyzes how deductively
confront and interact with communication. Describe and explain how the main postulate of the theory
of chaos known as sensitivity to initial conditions is a phenomenon that is applied to organizational
communication, and concludes that a small perturbations in the initial conditions in which
communication takes place, they can have incalculable consequences for the organization.
KEY
WORDS:
ORGANIZATIONAL
COMUNICATIONS
/
MANAGEMENT
OF
COMUNICATIONS / THEORY OF CAOS / THEORY OF SYSTEMS / COMPLEXITY /
IUNCERTAINTY
x
INTRODUCCIÓN
De las postrimerías del siglo XX, emergieron significativamente los rasgos de una nueva ciencia, la del
caos, cuyo representante más conocido es Ilya Prigogine, (1984) físico y filósofo belga. Hoy, su
enfoque se está proyectando a otros planos del saber occidental, a manera de un nuevo paradigma del
conocimiento. Su teoría acerca de la incerteza afirma la existencia de un “orden”, lejos del conocido
por las comunidades científicas, en el cual lo fundamental no es el equilibrio ni la tendencia al
equilibrio de los sistemas, sino la tendencia al desequilibrio y la inestabilidad. La nueva ciencia se está
convirtiendo en un importante marco de referencia para la gestión del siglo XXI. Ella se nutre de los
hallazgos en las ciencias de la vida como la biología, la ecología la medicina, y de los últimos avances
en la física, la química, las matemáticas y por supuesto, de las ya fácilmente reconocibles tecnologías
de la información.
Las ciencias de la comunicación y la comunicación aplicada a las organizaciones, conocida esta última
como comunicación organizacional,
no se escapan a la posibilidad de ser tratadas desde esta
concepción, y en este estudio, se analizan las principales ideas y conceptos centrales de pensadores
visionarios en dicho ámbito y en otras disciplinas que contribuyen al esclarecimiento de las teorías
conocidas como del caos, la incertidumbre y la complejidad, al tiempo que se observan las diferentes
implicaciones, relaciones, paralelismos, similitudes que existen entre ellas. De esto se desprenden
también sus efectos y consecuencias, pero sobre todo, se intenta poner en perspectiva la posibilidad de
que estemos frente a la aparición de un nuevo paradigma, con el que se deberán enfrentar y lidiar los
turbulentos, complejos y cada vez más inciertos tiempos del futuro y la modernidad, caracterizada por
un mundo primero cada vez más globalizado, informatizado, digitalizado pero también complicado, y
segundo súper conectado, súper comunicado, súper informado, pero también súper complicado.
Un nuevo paradigma por analogía, siempre se sobrepone al antiguo, pero esta sobre posición se alcanza
únicamente cuando el antiguo se hace obsoleto por ineficiente o caduco, mientras que el nuevo se
acepta cuando llega para dar mejores y más eficientes soluciones a los problemas inherentes a la
cotidianidad de la vida de los hombres. Así, al interior de las organizaciones encontramos una serie de
circunstancias siempre caóticas y complejas. Sus motivos son varios y de varias índoles, pero casi
siempre, entre todos ellos hay un denominador común.
Ese factor unificador es la comunicación con sentido de organización, de hecho, se sabe desde hace
tiempos de la Revolución Industrial que organizar es sinónimo de comunicar (Salgueiro, 1991). Si una
1
empresa está bien organizada, es porque está bien comunicada, pero la garantía absoluta de que esto así
sea, se cumple siempre y cuando contemplemos a la misma como un sistema cerrado, lo cual sería raro
o más bien improbable, pues, las empresas u organizaciones son en todo caso sistemas abiertos y por
tanto existe un alto grado de incertidumbre, se nutren del entorno, reciben energía desde afuera, ya sea
por los insumos que necesita para su trabajo, lo cual se traduce en la aceptación de sus productos o
servicios, bien de los clientes, usuarios, oyentes, escuchas, audiencias, etc., es decir, de quienes son el
blanco de la comunicación, esto a su vez, tiene otras implicaciones en la misma gestión de la
comunicación organizacional como tal, que en todo caso tiene que aplicarse o utilizarse bajo
características complejas e inciertas.
La física moderna ha rechazado durante mucho tiempo la idea de lo casual y lo aleatorio y ha
defendido a ultranza la idea de causalidad y orden. Hoy la física y las conocidas como ciencias duras se
enfrentan a uno de los conceptos más fértiles del pensamiento científico-filosófico: el caos.
De este modo, a principios del siglo XX comienza a perfilarse un nuevo patrón de orientación
científica con profundas implicaciones en otras disciplinas. Este trabajo como un estudio de carácter
cualitativo, deductivo y descriptivo, se encarga de recopilar los principales principios y teorías del
caos, para que, al abrigo de ellas, sea posible encarar el problema de la comunicación en tres grandes
capítulos siguiendo un orden lógico, sistemático y secuencial, concernientes en primer lugar a definir
los conceptos a través de una aproximación de los sistemas caóticos a las ciencias de la complejidad, la
incertidumbre y la comunicación. En un segundo momento, se discute sobre la teoría de sistemas junto
al pensamiento sistémico y la gestión de la comunicación organizacional en estos llamados escenarios
caóticos y complejos. Finalmente y antes de presentar las respectivas conclusiones, el estudio realiza
las respectivas analogías entre las teorías de la complejidad, el caos y la incertidumbre con la gestión
de la comunicación organizacional.
2
JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO
Una delicada mariposa de dos colores se posa sobre la frágil hoja de un árbol, el ambiente en el jardín
es de una tranquila y despejada mañana de verano, parece que descansa por unos breves segundos y
luego levanta el vuelo agitando sus suaves y bien emparejadas alas. La belleza del cuadro en
observación refleja la perfección de la naturaleza aún cuando el aleteo del pequeño lepidóptero y sus
movimientos indefinidos parezcan bruscos, irregulares e indefinidos. Este aleteo azaroso podría
convertirse a través del espacio y del tiempo, en una perturbación natural capaz de generar
pequeñísimas pero graduales modificaciones en el aire y las condiciones atmosféricas que
desencadenarían consecuencias catastróficas. Todo esto y después del aleteo de la mariposa, un
huracán se desata al otro lado del planeta.
Esta es la parte anecdótica del denominado “efecto mariposa” (Carbón, 2001) que sirve para explicar
la conocida teoría del caos, que en términos generales señala que pequeños cambios o mínimas
perturbaciones en las condiciones iniciales de un fenómeno en determinados sistemas, pueden conducir
a consecuencias finales de dimensiones extraordinarias. La teoría del caos se aboca al estudio de lo
dinámico, lo impredecible, lo irregular, de lo que no es lineal, lo incierto, lo complejo. Sin embargo y
como se explica a lo largo de este trabajo, el caos no debe ser entendido como ausencia de orden, sino
como un tipo de orden u organización de características impredecibles, bajo la idea de un nuevo
paradigma.
En el transcurso de este estudio, se realiza una extrapolación de la teoría del caos y los sistemas
complejos a la comunicación en las organizaciones. El postulado central de esta circunstancia señala
que una estructura organizativa u organizacional, es un ámbito donde se generan situaciones inestables
e irreversibles, donde los factores azarosos y aleatorios tienen un papel determinante en la evolución de
las conductas al interior de la empresa u organización.
Las más pequeñas perturbaciones en un proceso de comunicación al interior de un sistema
organizacional, que es caótico y complejo por naturaleza, generan enormes consecuencias que no se
pueden prever, más allá de lo que se conoce como los límites posibles u horizonte temporal.
Varios de los paradigmas actuales que rigen los destinos de una organización, sea esta pública o
privada, entienden a la organización como una estructura regular, estable y ordenada. De qué otra
manera si no, podría entenderse a la planificación ya sea formal o estratégica de la forma en que se
trata de manera convencional, sin embargo, esto implica la aplicación de una función estandarizadora y
3
normalizadora, lo que ocasiona una restricción o anulación de las diferencias al interior de la
organización y por lo tanto de una simplificación y limitación de los procesos de comunicación.
La justificación del estudio formula que la teoría del caos y la complejidad deberían trabajar
precisamente sobre lo opuesto, suponer que la organización es un sistema desordenado, irregular e
inestable, abierto más que cerrado, postula que las diferencias generadas por la comunicación por más
pequeñas, mínimas o individuales que sean, pueden ocasionar enormes efectos de incalculables
consecuencias para la organización. La propuesta de la comunicación en caos sería no anular ni
suprimir las perturbaciones que se manifiestan, sino encausarlas y conducirlas para que del desorden
surja el orden, esto último, aclarando en su oportunidad la existencia de otros postulados como el de la
entropía por ejemplo, el cual señala al interior del segundo principio de la termodinámica, que un
sistema en una condición improbable, tendrá una tendencia natural a reorganizarse en una condición
más probable. (Weiner, 1985)
Son varias las instancias y estructuras que partiendo desde lo social, económico y político hasta lo
técnico y científico han sido tocadas por las denominadas ciencias de la complejidad.
Los nuevos e impresionantes descubrimientos realizados en la nueva era al interior de la cibernética y
la digitalización han contribuido al desarrollo de las ciencias y otras disciplinas. La comunicación en
las organizaciones no ha sido la excepción, podría decirse inclusive que ha sido la comunicación
precisamente la principal protagonista de estos cambios vertiginosos y es así como varios autores le
asignan un rol preponderante, dándole distintas significaciones y atribuciones que van desde lo simple
como el caso del clásico reduccionismo dado por la simplificación de sus elementos, hasta la
teorización matemática dada por la teoría de sistemas y los valores numéricos, algorítmicos y
estadísticos de sus componentes. El interés por desentrañar también algunos de sus misterios, sigue
manteniendo en estado de vilo a filósofos, sociólogos y científicos en general. Siempre hay algo nuevo
en la comunicación, evoluciona constantemente a la par que evolucionan los seres humanos, si lo uno
es consecuencia de lo otro, es precisamente uno de sus misterios, es similar a la dualidad indescifrable
todavía de qué es causa y qué es efecto entre el lenguaje y el cerebro, por lo tanto, con la certeza de que
los temas relacionados a la comunicación y su rol en las organizaciones no es asunto acabado, es
pertinente asumir que desde las ciencias de la complejidad, la teoría del caos y lo que denominaremos
como las características iniciales de los procesos de comunicación, se puede determinar haciendo uso
metodológicamente del razonamiento lógico, en análisis y la deducción, que ciertos cambios por
4
mínimos o pequeños que sean en las características iniciales del fenómeno, lo que se conoce como
perturbaciones en el sistema, (Prigogine, 1984) producen en una relación de causa efecto, profundos
cambios en los resultados de la organización. Así, quedaría planteado entonces, el estado de la
cuestión, desde la idea de inestabilidad, la incertidumbre, el caos y la complejidad.
5
CAPITULO I
APROXIMACIÓN DE LOS SISTEMAS CAOTICOS A LAS CIENCIAS DE LA
COMPLEJIDAD, LA INCERTIDUMBRE Y LA COMUNICACIÓN
1.1.
La Teoría del Caos y las Ciencias de la Complejidad
Cuando los interesados en el tema relacionado con la teoría del caos inician sus primeros
acercamientos, es usual que a estas alturas del nuevo siglo se encuentren con una anécdota narrada en
casi todos los libros que al respecto le han dedicado páginas enteras. Se trata de la conocida metáfora
del efecto mariposa (Smith, 2011). Es desde ahí y por ser quizás el descubrimiento más significativo
para el contexto en cuestión, desde donde resulta apropiado y oportuno iniciar las primeras
aproximaciones para explicar metodológica y objetivamente, en qué consiste el estudio y la
importancia de la teoría del caos y en general las ciencias de la complejidad.
El matemático Edward Lorenz (Caprapra, 2010) dedicado a los trabajos de meteorología, mientras
trabajaba en su laboratorio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Boston, allá por el año
de 1961, se enfrentó con un fenómeno sorprendente que modificaría los cimientos de la ciencia
contemporánea. Preocupado por continuar una secuencia de simulaciones numéricas sobre la evolución
del clima de su región que había iniciado el día anterior, Lorenz activó en la computadora los valores
correspondientes a los parámetros del clima a estudiar, para retomar así la secuencia, luego se retiró
para realizar otra actividad dejando a la maquina haciendo su trabajo. Cuando regresó a su laboratorio
al cabo de unas horas, fue la sorpresa y confusión la tónica del momento. El trazado de las nuevas
curvas, lejos de repetir en forma fiel el modelo, se alejaba unos pocos milímetros al principio, y luego
según avanzaba la proyección simulada, dibujaba las figuras más disparatadas, así, el nuevo clima
simulado no tenía nada que ver con el de las previsiones precedentes. Vientos, lluvias, huracanes y
tormentas aparecían abruptamente en los lugares menos esperados. Lorenz verificó los datos cargados
en su computadora, y encontró el problema: en su apuro por programar, había omitido tres decimales,
por ejemplo: había puesto 0,507 en lugar de 0,507127.
Al hacerlo de esa manera había supuesto que esa “pequeña” modificación no tendría mayores
consecuencias, ya que incluso los satélites de observación meteorológica que monitorean la
temperatura de los océanos jamás alcanzan tal precisión. Un error numérico tan pequeño, pensó,
correspondería a un fresco soplido de aire en la mañana. Pero lo increíble de la famosa historia de
Lorenz, es que, según el programa que para el caso había diseñado en base a un complicado sistema de
6
ecuaciones, como consecuencia de una fuerte y compleja reacción en cadena, esa suave brisa sería
suficiente para descomponer total y caóticamente el clima previsto para el mes siguiente.
Lo que acababa de descubrir era lo que, con el tiempo, tal fenómeno se conocería como el efecto
mariposa. Fruto de estas reacciones condujo a la comunidad científica a la siguiente reflexión “una
diferencia o un error tan pequeño, equivalente al soplo de aire que una mariposa produce al aletear,
había desencadenado, en el estado final del clima simulado, fuertes vientos huracanados” (Ibañez,
2008, p.490). Sobre estas bases, se asientan las más fascinantes investigaciones intelectuales de finales
del siglo XX bautizando así la naciente ciencia del caos. ¿Y por qué la asignación conceptual de caos?
Primeramente cabe una aclaración de carácter epistemológico dada la necesidad de utilizar en este
trabajo una serie de conceptos y abstracciones propias a la luz del tema tratar.
En base a un razonamiento lógico hay que aceptar que los seres humanos obtienen y mantienen sus
conocimientos en forma conceptual, la validez del conocimiento humano depende de la validez de los
conceptos. Pero los conceptos son abstracciones universales, mientras que todo lo que el hombre
percibe consiste en objetos particulares concretos. Todo conocimiento se da en forma de conceptos. Si
estos conceptos corresponden a algo que se encuentra en la realidad, por más pequeños que sean, son
reales, y el conocimiento humano se funda y se sostiene en hechos. Si no se corresponde con algo que
se encuentra en la realidad, pues simplemente no son reales y así el conocimiento humano estaría
compuesto por ligeros inventos producto de la imaginación.
Bajo estas consideraciones, es necesario entender el caos desde un concepto concreto que se plasma en
la realidad como el comportamiento de un sistema complejo que aparece o se muestra como
impredecible, pero que para efectos del estudio intentaremos demostrar que es falsamente aleatorio, es
decir, posee en realidad un patrón subyacente de extrema complicación y característica reiterativa, es
decir, repeticiones que obedecen a ciertas reglas como se explica más adelante. Así, el caos se presenta
cuando un sistema es extremadamente sensible a pequeños cambios en las condiciones en que se da
inicio al fenómeno.
Unos primeros ejemplos ayudan a explicar estas ideas, así, el agua de un riachuelo al inicio del afluente
y luego su flujo turbulento unos kilómetros más adelante, la formación caprichosa de las nubes a media
mañana previa la pertinaz tormenta unas horas más tarde, o el humo del cigarrillo unos centímetros
más en su lento pero caprichoso ascenso luego de ser encendido.
7
1.2.
Perturbaciones dadas en otras contingencias
Siguiendo la lógica del descubrimiento de Lorenz entonces, y en un claro ejercicio deductivo
podríamos decir que si en ciertas condiciones complejas como las meteorológicas, el aleteo de la
mariposa puede trastornar el clima, también en otras circunstancias una causa minúscula
puede
provocar una gran perturbación. Debido a una serie de elementos que bien podrían tratarse como
variables, agregados, acumulación de energía, influencias externas, bifurcaciones de fuerzas, etc., el
más pequeño elemento con características de perturbación, afectará a su vez a otro conjunto de factores
o elementos de un sistema, y estos a su vez a otros y así sucesivamente en una figura que aparece
constantemente en la mayoría de los tratados relacionados con la materia en cuestión y que
denominaremos como iteración
(Herren, 2002). En síntesis, diríamos que existe una rara pero
asombrosa relación causa – efecto.
El resultado final que se observa en la realidad es un descarrilado fenómeno que sobrepasa locamente
la causa original, y tras la experiencia de Lorenz, otros científicos y experimentados investigadores
comienzan a estudiar las semejanzas del “efecto” en otros escenarios y otras disciplinas, por ejemplo:
los fenómenos de turbulencias en los líquidos, la física de los huracanes y los torbellinos, los
movimientos de las nubes, las fluctuaciones imprevisibles de los precios, las variaciones de la
economía, el crecimiento demográfico, con el fin de comprender y dilucidar los mecanismos que los
rigen y de esta manera desafiar la incertidumbre, lo complejo y lo aleatorio.
A estas alturas entonces podemos asomarnos en una primera instancia al territorio de lo especulativo y
pretender formular a manera de hipótesis que en el mismo sentido: la comunicación organizacional
presentada como fenómeno omnipresente en las organizaciones y como parte de un sistema, estaría
sujeta en forma relativa a los efectos de la perturbación iterativa como se explica a continuación.
1.2.1. Características de una perturbación iterativa
Para explicar el significado de una perturbación iterativa, es necesario pedir en préstamo las
definiciones desarrolladas para tal efecto básicamente por las ciencias duras y en especial por las
matemáticas. Esto último, por la importancia que para lo posterior tendrá el hecho de sostener que, la
repetición de ciertos elementos involucrados en los procesos de comunicación y sus sistemas, tienen
características matemáticas y por lo tanto susceptibles de interpretación numérica o cuantificable.
8
Una iteración entonces, se define como el acto y consecuencia de iterar, y se emplea como un sinónimo
de reiterar o repetir. Para nuestros motivos, cabe resaltar la importancia de recordar el concepto como
volver a desarrollar una acción, o volver a repetir lo que ya se había dicho. Así, el concepto hace
referencia al acto de repetir algo varias veces, pero al interior de estos contextos matemáticos, la
característica principal es que la función iterada conserva la misma forma, es una función compuesta
de sí misma, o sea, podría decirse que en cierta forma es también una amplificación.
Esta característica es mucho más evidente en otro fenómeno típico estudiado como parte de la teoría
del caos y que se conocen como estructuras fractales (Herren, 2002). Definidas estas como formas
geométricas o quebradas asignadas a objetos discontinuos.
El descubrimiento o la formulación de la geometría fractal se debe a Benoit Mandelbrot en el año 1984
(Ibañez, 2008). Un fractal puede definirse como una figura geométrica cuya estructura en su
concepción más básica es fragmentada o irregular, de hecho, la palabra fractus viene del latín que
significa quebrado o fracturado. La característica principal de una figura fractal es que su estructura se
repite a diferentes escalas. Los fractales son también aleatorios y tienen claras aplicaciones prácticas,
se usan para describir varios objetos irregulares del mundo real como, montañas, nubes, turbulencias,
perfiles costaneros, etc. (Aguilar, 2012). Como se observa en la siguiente figura:
Figura 1
Figura Recursiva
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Recursi%C3%B3n
Cuando pensamos en la comunicación como un fenómeno que se mantiene y persiste en el tiempo a
través del intercambio de información, es atractivo en un primer momento pensar que, para el estudio
9
de la comunicación desde una visión de la complejidad y la incertidumbre, la información puede
recibir este tratamiento fractal, iterativo y amplificador cuando colocamos por ejemplo al emisor y al
receptor al interior del clásico proceso de comunicación, en calidad de variables tanto dependiente
como independiente respectivamente y una vez iniciado el intercambio de información, este adopta una
suerte de fenómeno fractal en el que las interacciones mutuas no son sino una generación de series
temporales que pueden desencadenar a su vez en un fenómeno caótico, indeterminado e imprevisible.
1.3.
Comprensión de los sistemas caóticos
El término “caos” se emplea con frecuencia para hacer referencia a un estado de completo desorden y
ausencia de control, así, los estados llamados caóticos pueden hallarse en todos los ambientes que
rodean al ser humano. Si tomamos a la naturaleza como ejemplo, encontramos diversos sistemas de
este tipo. En una época de otoño caminando por un parque se observa el desprendimiento caótico de las
hojas de los árboles.
Una tormenta en alta mar con vientos huracanados elevarán las olas sin control. Evidentemente hay un
patrón general de entendimiento detrás de todo esto y si revisamos cuáles son los mecanismos iniciales
del comportamiento de estos fenómenos naturales, estaremos en condiciones de explicarlos, no en
vano, esta es la característica de la naturaleza de los seres humanos.
Por otra parte, cuando se habla de caos en general, existe la tendencia de anteponer las distintas
acepciones que aparecen en los diccionarios de la lengua, así, los sinónimos irán en el orden de la
irregularidad, desorden total, confusión, etc., sin embargo, cuando hablamos de caos al interior de las
teorías del caos, debemos delimitar el estudio al caos determinista, al caos que está gobernado por las
leyes de los sistemas dinámicos no lineales, al caos matemático y al concepto de comportamiento
estocástico o aleatorio que ocurre en un sistema determinista que está gobernado por leyes exactas e
inamovibles. (Stewart, 2001). Estos son los puntos de referencia más importantes sobre los cuales gira
la aplicabilidad del estudio a la comunicación organizacional.
Por lo tanto al hablar de caos en este estricto sentido, no significa hablar de desorden total y confusión
intransigente, sino más bien de un desorden o aleatoriedad cuyas leyes simplemente se desconocen
pero que son susceptibles de investigación. De esta forma podríamos conocer las leyes que gobiernan
10
esas irregularidades, aunque no necesariamente podamos descubrir hacia donde se mueven
exactamente los cuerpos investigados.
1.3.1.
Característica básica de los sistemas caóticos y conceptos fundamentales
Para que un sistema pueda ser considerado caótico debe tener varias características, sin embargo la más
importante para el desarrollo y aplicación de estas teorías al problema de la comunicación
organizacional, es aquella que tiene que ver con la sensibilidad de cualquier fenómeno a las
condiciones que le dan inicio, como señala Eduardo Carbón (2001):
Pero, entonces, ¿qué propiedades o características lo diferencian esencialmente de un típico
sistema dinámico determinista? La principal singularidad de los sistemas caóticos es que son
sensibles a las condiciones iniciales. Esta característica se puede observar claramente en el
juego del flipper. Con pequeñas diferencias en el impulso inicial de la bola ejercido por el
tirador, se generan grandes diferencias en las trayectorias que siguen las esferas durante su
recorrido hacia el fin del plano inclinado. Esto significa que el fliper es altamente sensible al
impulso inicial que se ejerce sobre el tiro. Pequeñísimas diferencias al momento de realizar el
disparo originan grandes variaciones en los impactos con los pivotes. (p. 25)
Así, uno de los temas que requieren en este estudio una aclaración tanto conceptual y descriptiva
constituido como un problema que requiere solución, es saber desde que perspectiva la comunicación
organizacional forma parte ya sea de un sistema dinámico determinista gobernado por leyes exactas e
inamovibles, o bien se constituye como lo opuesto, es decir, es un fenómeno cuyo comportamiento es
irregular gobernado por el azar, en definitiva, caótico.
1.3.1.1. Sensibilidad a las condiciones iniciales
Esta es una propiedad fundamental de los sistemas caóticos en virtud de la cual, pequeñas diferencias
en los datos o condiciones iniciales del evento o proceso que se lleva a cabo, se amplían en un factor de
diez al cabo de un tiempo característico del sistema.
Un ejemplo de esta sensibilidad es el llamado efecto mariposa. Pero se puede explicar esto también, a
través de otros fenómenos físicos como el siguiente:
Como se dijo anteriormente, los sistemas llamados caóticos pueden hallarse en todo el ambiente que
rodea cotidianamente al ser humano. Imaginemos nuevamente una caminata por el parque en una
mañana de verano, es fácil advertir un fenómeno caótico con simplemente observar el desprendimiento
11
de las hojas de los árboles. Si el observador se detiene frente a un árbol durante un corto tiempo para
ver las hojas caer, podría registrar algunas posibilidades.
Por ejemplo, algunas caen alrededor de un eje más o menos vertical y se desplazan hasta el suelo en
una trayectoria circular, Otras, en cambio, realizan una especie de planeo recto al desprenderse y
terminan muy lejos de la base del árbol. También pueden observarse varias hojas que oscilan de
derecha a izquierda a distintas velocidades hasta aterrizar. Estos son algunos de los ejemplos dentro de
posibilidades prácticamente infinitas de probables desplazamientos que siguen las hojas al caer con
trayectorias distintas y caprichosas.
Para analizar detalladamente este fenómeno, es necesario concretar el estudio a aquellas hojas que se
desprenden desde un mismo sector del árbol, quizás desde la misma rama y mejor desde la misma
ramilla. Esta es una forma de asegurar que el punto de partida de todas las hojas sea aproximadamente
el mismo tanto en posición como en altura.
Como resultado de las observaciones, sería posible graficar la trayectoria que realiza cada hoja,
utilizando una escala conveniente que permita, luego, efectuar comparaciones. Probablemente, aquellas
hojas que se desprenden de las posiciones más próximas muestren en un inicio trayectorias similares
para más tarde una vez que se separen realicen descensos muy diferentes.
En síntesis, podríamos decir que los esquemas que representan las trayectorias en un inicio son
bastante coincidentes al inicio, pero luego cada uno toma rumbos muy distintos. Por lo tanto, intentar
predecir el desplazamiento que sigue una hoja o el lugar donde caerá, a partir del conocimiento del
comportamiento de otra hoja cercana, es, sin duda, una tarea muy complicada.
Por lo general, un fenómeno de estas características puede ser analizado dentro de las leyes de la física,
la química y las matemáticas. Estas leyes brindan la posibilidad de explicar el comportamiento de un
sistema y predecir sus estados futuros a partir del establecimiento de los datos iniciales y estados
previos. Pero, como ya hemos anotado, la caída de las hojas parece no seguir ningún patrón, por el
contrario, las hojas dan la impresión de comportarse bajo un esquema totalmente azaroso, lo que hace
pensar que quizás no todos los sistemas pueden describirse del mismo modo. Sin embargo y como se
demostrará más adelante, no hay que creer que un sistema caótico carece de todo tipo de control o
regularidad, o que su comportamiento no admite ser descripto mediante leyes.
12
1.3.1.2. Dos enfoques para entender la teoría del caos y la complejidad:
La teoría del caos es un amplio frente de investigación interdisciplinaria que incluye el trabajo
en campos tales como la dinámica no lineal, la termodinámica irreversible, la meteorología y la
epidemiología.
En general se la puede entender como el estudio de los sistemas complejos, en el que los
problemas no lineales que desconcertaban a los contemporáneos de Poincaré son considerados
por derecho propio, y no como molestas desviaciones de la linealidad. Dentro de la teoría del
caos existen dos enfoques básicos generales. En el primero, el caos se considera como precursor
y socio del orden y no como su opuesto […] El segundo enfoque destaca el orden oculto que
existe dentro de los sistemas caóticos. Usado de este modo, el término «caos» difiere de la
verdadera aleatoriedad, porque se puede demostrar que contiene estructuras profundamente
codificadas, llamadas «atractores extraños» (1998 [1990]: 28-29). (pp. 679-705)
Es fundamental destacar y tomando en cuenta que existen algunos precedentes específicos que anotan
con claridad quienes son los involucrados con el fomento de la teoría, el precursor indiscutible es el
científico y matemático Henri Poincaré (Brawn, 2008) y el primer enfoque es de su pertinencia y al
cual se suman los nombres más relevantes para estos temas como por ejemplo el mismo Ilya Prigogine
(Ibañez, 2008) científico Belga Premio Nobel de Química en 1977 y probablemente quien más ha
contribuido a la difusión de estas ideas, pues, sus investigaciones le llevaron a formular su famosa
teoría de las estructuras disipativas - base fundamental para el desarrollo de este trabajo – y hacer del
caos objeto de la ciencia.
El segundo enfoque cuenta entre sus filas a otros connotados autores como el mismo Edward Lorenz,
Mitchel Feigenbaum, Benoit Mandelbrot, este último autor de la teoría fractal como ya hemos anotado.
En cualquier caso los dos enfoques son aparentes para nuestro estudio, aclarando que para el primero,
las leyes de la termodinámica han demostrado la veracidad de lo enunciado. Nada más recordemos la
teoría del nacimiento del universo, el big bang, el caos y el desorden inicial precursor del orden
temporal. Intentamos así, describir los efectos de la comunicación en sus distintas facetas precisamente
desde el orden y el desorden al interior de las organizaciones, sus antecedentes de condiciones
iniciales, sus iteraciones, sus condiciones caóticas, etc.
En el segundo caso y bajo el enfoque de un orden oculto y falsa aleatoriedad, creemos que
efectivamente, en la comunicación en general, existen estructuras que en ocasiones están
invisiblemente codificadas y que siguiendo la terminología de la disciplina en cuestión, existe una clara
suerte de atractores extraños, situaciones en las que, aunque de manera restringida, existen una serie de
13
estados posibles, si consideramos que la comunicación organizacional es un sistema en sí mismo, o
parte de otros o varios subsistemas.
1.3.2. Nociones de leyes naturales: probabilidad e irreversibilidad
Llegados a este punto nos corresponde analizar la relación de estos conceptos con la ciencia, esto para
descartar la ambigüedad que sugiere la teorización posible basada en una vaga e inconsistente
especulación. El término ciencia ha sido desde la modernidad, sinónimo de orden, organización y
legalidad. La palabra caos, que ya los griegos la conocieron, en cambio es sinónimo de desorden,
imprevisibilidad y aleatoriedad. Así, al hablar de ciencia del caos o leyes del caos se nos antoja pensar
en una posible contradicción si vemos que el caos es por definición imprevisible. En cualquier caso,
esto no es así, la noción de caos desde los enfoques planteados nos obliga a reconstruir y considerar la
noción de las leyes de la naturaleza. Esto se aclara cuando incluimos el ella los conceptos de
probabilidad e irreversibilidad. (Prigogine, 1997)
Según parece, la teoría del caos posee lamentablemente un nombre que no es percibido de manera
favorable, se presta a equívocos y confusiones por el peso semántico negativo que la palabra caos
tiene. Sin embargo, esta ambigüedad se disipa cuando distinguimos entre lo que se conoce como caos
estocástico y que no es objeto de ciencia, y el caos determinista siendo esta última la clase de
caoticidad a la que se refiere Prigogine.
Eduardo Alejandro Ibañez (2008) sugiere que la teoría en cuestión debería llamarse por ejemplo teoría
del caos determinista, puesto que la teoría considera al caos determinista como un comportamiento
recurrente pero irregular e imprevisible más allá de cierto horizonte temporal. Este comportamiento es
característico de los sistemas dinámicos y termodinámicos deterministas no lineales que generan orden
a partir de estados de desorden mediante procesos de autoorganización1. Así, a diferencia del caos
estocástico donde la aleatoriedad del sistema es totalmente azaroso, como por ejemplo la distribución
de los cráteres meteoríticos en la superficie de la Luna, o los mismos meteoritos cayendo sobre una
superficie planetaria cuyos ángulos de caída no obedecen a ninguna ley en particular, o la distribución
de las cartas de la baraja después de una mezcla singular que nos dan una imagen de total desbarajuste,
1
Las estructuras disipativas descubiertas por Prigogine son un típico ejemplo de autoorganización de la materia
lejos del equilibrio. Tal proceso es irreversible, es decir, implica una ruptura de la simetría temporal. La
autoorganización se realiza a expensas de la disipación de energía calórica. El orden local se obtiene exportando
desorden al medio, es decir, contribuyendo al incremento global de la entropía. Explicaciones más técnicas
pueden encontrarse en Ilya Prigogine e Isabelle Stengers: Entre el tiempo y la eternidad. Ed. Alianza. Madrid,
1999, pp. 10, 59, 66 y 102
14
el caos determinista posee un orden complejo subyacente. En principio puede parecer aleatorio, pero
no lo es. Y aquí, se exponen las suficientes explicaciones para aclarar el punto en cuestión.
Tras una asombrosa complejidad que nos da la idea de desorden, confusión, y aleatoriedad absolutas,
se esconde una estructura bien determinada y que puede ser descrita, según señalan los entendidos,
cuando se apegan a la geometría, la física y las matemáticas, a través de un sistema de ecuaciones
deterministas diferenciales no lineales (Ibañez, 2008). Para apreciar la forma en que se entienden estos
principios, veamos a continuación de manera general y tratando de no exceder con complicaciones
nuestro campo de estudio, como las matemáticas entienden y llegan a formular estas ecuaciones:
1.3.2.1. Linealidad y no linealidad para entender el caos:
Para apreciar la novedad y la forma en que las matemáticas abordan el asunto de la complejidad y el
caos, resulta instructivo observar su vertiginoso desarrollo a través del tiempo y a orillas de la ciencia.
Se sabe que la ciencia desde una concepción moderna se inicia a finales del siglo XVI, y las
matemáticas con Galileo Galilei, quien sería uno de los primeros en usar un lenguaje matemático para
formular las leyes de la naturaleza que descubría. Para esos tiempos la ciencia era tratada o
denominada como filosofía natural, pero la concepción de la misma era más bien conocida como
geometría, acerca de la filosofía, Capra (2011) señala que Galileo decía: “está escrito en el gran libro
que permanece constantemente abierto ante nuestros ojos, pero no podemos comprenderlo si primero
no aprendemos el lenguaje y los caracteres con los que está escrito. Este lenguaje es el de las
matemáticas y los caracteres son los triángulos, círculos y otras figuras geométricas. (p. 19)
Al parecer Galileo había heredado la visión de los filósofos y matemáticos de la antigua Grecia que
intentaban poner en perspectiva y geometrizar todos los problemas alrededor de la naturaleza. Se dice
que el mismo Platón había colocado a la entrada de la Academia un letrero que decía: “No entre quien
no esté familiarizado con la geometría”. (Colección, 2012)
Varios siglos después, un sistema distinto para resolver problemas fue desarrollado por los filósofos
matemáticos en Persia conocido como álgebra y que básicamente hoy sabemos, que consiste en reducir
un determinado número de cantidades desconocidas en ecuaciones.
15
El álgebra elemental contiene ecuaciones en las que las primeras letras del alfabeto representan a varios
números constantes.
Así, una operación que casi todos conocemos por nuestros años de escolares es la ecuación: (a+b)2 =
a2+2ab+b2. El álgebra superior comprende en cambio relaciones llamadas funciones entre números
variables y que son representadas por las letras del final del alfabeto, por ejemplo: y = X + 1. La
variable “y” es denominada función de “x”, lo que en abreviatura matemática se escribiría: y = f(x).
En tiempos de Galileo existían dos planteamientos para resolver los problemas matemáticos, pues,
estos provenían de dos culturas diferentes. Más tarde estos dos planteamientos fueron unificados por
René Descartes. Considerado como el fundador de la filosofía moderna, Descartes, fue también
matemático. Su invención para representar las fórmulas matemáticas en figuras geométricas fue su
gran contribución. El método conocido como geometría analítica, incluye su sistema de coordenadas
que llevan su nombre y de ahí, el famoso plano cartesiano.
Por ejemplo, cuando la relación de las dos variables en nuestro caso: “x” e “y” se representan en un
plano cartesiano, vemos que éstas, corresponden a una línea recta (figura 2).
Esta es la razón por la que las ecuaciones de este tipo se denominan ecuaciones lineales y además con
una característica propiciatoria para nuestro estudio, y es que son uniformes y deterministas, es decir,
se conoce con claridad su trayectoria, su principio y su final.
Figura 2
Ecuación lineal en el plano cartesiano
Fuente: http://catedu.es/arablogs/blog.php?id_blog=1258&id_articulo=68316
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En cambio, la ecuación “y = x2” es representada por una parábola (figura 3). Las ecuaciones de este
tipo graficadas en el plano cartesiano se conocen como ecuaciones no lineales y su principal
característica a diferencia de las ecuaciones lineales, es que una o varias de sus variables están elevadas
a potencias, de esta manera, se conocen también a las primeras como ecuaciones de primer grado, sin
potencia alguna, mientras que estando elevadas a la segunda potencia, estas serán de segundo grado y
así, sucesivamente.
Figura 3
Ecuación no-lineal en el plano cartesiano
Fuente: http://catedu.es/arablogs/blog.php?id_blog=1258&id_articulo=68316
Con el nuevo método de Descartes, las leyes de la mecánica descubiertas por Galileo, podían ahora ser
expresadas tanto en forma de ecuaciones algebraicas como de manera visual en forma geométrica. No
obstante, había un problema matemático de mayor envergadura que tanto ni Galileo como Descartes
podían resolver.
Eran de momento incapaces de formular y encontrar una ecuación que resolviera el problema de un
objeto moviéndose con velocidad variable, acelerando y desacelerando. Para entender el problema
imaginemos dos cuerpos en movimiento, el uno viajando a una velocidad constante y el otro
acelerando. Si dibujamos sus distancias y tiempos obtendremos dos gráficas como se muestran en la
figura 4. La línea curva representa el cuerpo acelerado, la recta, la velocidad constante.
17
Figura 4
Trayectoria de dos cuerpos en movimiento acelerado y constante
Aceleración
Velocidad constante
Fuente: Gráfica explicativa de elaboración personal
En el caso del cuerpo acelerado, la velocidad cambia constantemente y a cada instante y esto es
precisamente lo que Galileo y sus contemporáneos no podían expresar matemáticamente. En otras
palabras, no se podía calcular la velocidad exacta del objeto acelerado en un momento determinado.
Esto lo conseguiría años más tarde Isaac Newton el gigante de la ciencia clásica junto con el filósofo y
matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibiniz. Para resolver el problema que había atormentado
durante siglos a los hombres de ciencia, Newton y Leibiniz inventaron un nuevo método matemático
conocido como “cálculo” y considerado como el umbral de las matemáticas superiores. (Capra 2011)
Analizar la manera en que Newton y Leibiniz resolvieron el problema puede resultar muy complejo si
es que desde nuestro papel como comunicadores nos adentramos de manera irreverente en el campo de
los estudiosos del número y la figura, sin embargo también resulta muy atractivo explicar el problema
sin recurrir al lenguaje técnico pero sin descuidar los conceptos fundamentales. Por ejemplo, sabemos
por una referencia general como consecuencia de nuestros primeros años como estudiantes
secundarios, que para calcular la velocidad de un objeto que permanece en movimiento de manera
constante, basta con dividir la distancia del cuerpo en movimiento por el tiempo empleado, así, si el
objeto recorre 80 kilómetros en 2 horas, la velocidad será de 40 kilómetros por hora, 20 kilómetros en
30 minutos o 10 kilómetros en 15 minutos, y así sucesivamente en un ejercicio de fácil deducción. Esto
significa que, en la gráfica, debemos dividir entre dos coordenadas de distancia por dos coordenadas
de tiempo como se señala en la figura 5.
18
Figura 5
Coordenadas de tiempo y espacio en la velocidad de los cuerpos
Distancia
d2
d1
d2 – d1
t2 – t1
t1
-
Tiempo
t2
Fuente: Gráfica explicativa de elaboración original
Cuando la velocidad del objeto aumenta, como es el caso de una situación real para el caso de un
vehículo por ejemplo, habremos viajado a más o menos 40 kilómetros por hora dependiendo de cuanto
hayamos acelerado o frenado, entonces se nos presenta la pregunta ¿Cómo se puede saber o calcular la
velocidad exacta en un momento determinado? Veamos cómo encaró Issac Newton el problema.
Empezó por calcular en primer lugar la velocidad aproximada entre los dos puntos de la gráfica,
reemplazando la línea curva entre ellos por un segmento de recta. Si se observa la figura número 5, la
velocidad sigue siendo la relación (d2 – d1) y (t2 – t1). Como es de suponer, esta no será la velocidad
exacta en ninguno de los dos puntos, pero si acortamos lo suficiente la distancia entre los dos puntos,
convendremos en que alcanzaremos una buena aproximación.
Luego, si se reduce en forma progresiva el triángulo formado por la curva en forma secuencial, se
reducirán también las distancias entre las coordenadas y por lo tanto los dos puntos se irán juntando
cada vez más. De esta manera la línea recta entre los dos puntos se acerca más a la curva y el error en
el cálculo de la velocidad entre los dos puntos se hace cada vez más pequeño. Finalmente, cuando se
llega al límite de diferencias infinitamente pequeñas y aquí el asunto se vuelve crucial, los dos puntos
se funden en uno solo y por lo tanto se puede saber la velocidad exacta en dicho punto y determinado
momento. Geométricamente, la línea recta entonces, será una tangente de la línea curva.
19
Figura 6
Cálculo de la velocidad de un cuerpo en un punto determinado en el caso de aceleración
d2
d2 –d1
d1
t2 - t1
t1
t2
Fuente: Gráfica explicativa de elaboración original
Reducir en forma matemática el triangulo formado por la relación distancia tiempo a cero, no es irreal
ni mucho menos trivial. La definición precisa del límite de lo infinitamente pequeño es la clave, y el
objeto de todo cálculo y técnicamente las diferencias infinitamente pequeñas reciben el nombre de
diferencial, y en consecuencia, el cálculo inventado por Newton y Leibiniz se conoce en la actualidad
precisamente como cálculo diferencial y, las ecuaciones que comprenden estos aspectos diferenciales
son las que se denominan ecuaciones diferenciales.
Para la ciencia moderna este descubrimiento y la invención del cálculo diferencial significó un gran
paso y contribución para el desarrollo de otras ciencias, y como se ha señalado en varias ocasiones,
estos fundamentos de las ciencias fácticas nos sirven para realizar el estudio de la situación de la
comunicación organizacional enfrentada a condiciones diferenciales, en donde se supone que sus
elementos y procesos se verán confrontados a realidades objetivas en determinados puntos específicos
de espacio y tiempo. Lo que se dice, cómo se dice y cuándo se dice por ejemplo, se puede confrontar
con sus elementos relativos diferenciales de momentos, espacios y tiempos determinados con la
presunción de que al interior de estos procesos, existen pequeñísimas diferencias que siendo causas,
pueden ocasionar enormes consecuencias o efectos en su proyección futura en los procesos de
comunicación.
20
Por primera vez en la historia de la humanidad, el concepto de infinito que tanto había intrigado a los
filósofos y matemáticos de todos los tiempos, recibía una definición matemática y precisa que daba
paso y abría la puerta hacia el entendimiento de otros fenómenos naturales.
El poder de esta metodología para el análisis por ejemplo, se puede ilustrar con la célebre paradoja de
Zenón de la escuela eleática de la filosofía griega según la cual, la liebre nunca podrá alcanzar a la
tortuga en una carrera en la que ésta disponga de una ventaja inicial, ya que, cuando la liebre haya
alcanzado la distancia correspondiente a la ventaja de la tortuga, ésta a su vez, también habrá avanzado
una cierta distancia y así hasta el infinito. Aunque la liebre va disminuyendo la ventaja, el adelanto de
la tortuga nunca va a desaparecer.
Esta paradoja permaneció insoluble durante siglos de cara a los filósofos de la antigüedad, porque no
tenían la definición exacta de lo que es infinitamente pequeño. El error en el razonamiento de Zenón
estriba en el hecho de que aunque la liebre necesitara de un número infinito de pasos para alcanzar a la
tortuga, esta acción no requerirá de un tiempo infinito. Ahora, con las herramientas del cálculo de
Newton resulta apropiado demostrar que un objeto en movimiento, puede recorrer un número infinito
de trayectorias infinitamente pequeñas en un tiempo finito, así, en el siglo XVII, Issac Newton utilizó
su cálculo para describir todos los posibles movimientos de cuerpos sólidos en términos de una serie de
ecuaciones diferenciales. Este hecho dice Capra (1984), fue reconocido por Albert Einstein como:
“Quizás el mayor adelanto en el pensamiento que un solo individuo haya tenido jamás el privilegio de
realizar”. (p.22)
1.3.2.2. La Complejidad extendida y confrontada con otras aplicaciones
Durante los siglos posteriores al gran aporte de Newton, las ecuaciones diferenciales relacionadas con
el movimiento han sido desarrolladas y aplicadas por los científicos en una serie de campos de manera
cada vez mayor. De hecho, aplicando la teoría al movimiento de los planetas, el propio Newton pudo
reproducir las principales características del sistema solar.
Más tarde Pierre Laplace pudo redefinir y perfeccionar los cálculos de Newton hasta el punto en que
consiguió explicar el movimiento de planetas, lunas y cometas hasta en sus mínimos detalles, así como
el flujo de las mareas y otros fenómenos relacionados con la gravedad. (Rankin 2005)
Este significativo éxito sembró entusiasmo en los científicos de la época haciendo extensiva su
aplicación a otras ciencias, y estos impresionantes logros hicieron pensar a todos que el universo era en
21
realidad un inmenso sistema mecánico funcionando según las leyes newtonianas del movimiento. De
este modo las ecuaciones diferenciales de Newton se convirtieron en los cimientos matemáticos del
paradigma mecanicista. Al respecto Capra (2010) señala: “Todo lo que acontecía tenía una causa y
originaba un efecto definido, pudiendo ser predicho en principio, el futuro de cualquier parte del
sistema con absoluta certeza, a condición de conocer con detalle su estado en todo momento”. (p.26)
Sin embargo y como era de esperarse, ya en la práctica y al pasar de los años, las limitaciones de las
ecuaciones newtonianas aplicadas como modelo universal pronto se hicieron evidentes. Las soluciones
exactas se limitaban a unos cuantos, simples y más o menos regulares fenómenos, mientras que la
complejidad de bastas áreas de la naturaleza parecía eludir el modelo mecanicista. Por ejemplo: el
movimiento relativo de dos cuerpos sometidos a la ley de la gravedad puede calcularse sin mayores
problemas y con exacta precisión, el de tres cuerpos relacionados es más complicado para la obtención
de un resultado exacto, pero si se trata de gases con millones de partículas, el problema se torna
insoluble. (Stewart, 1994)
Un capítulo especial merece el tratamiento del comportamiento de los gases, que es estudiada y
formulada bajo las llamadas leyes de los gases con simples relaciones matemáticas entre temperatura,
volumen y presión. Pero, ¿de qué manera se manifiestan estas relaciones aparentemente sencillas con
la enorme complejidad de las partículas individuales? No fue sino hasta entrado el siglo XIX que el
físico James Clerk Maxwell, como explica Capra (2011), encontró la respuesta notando que si bien el
comportamiento de las moléculas de gas no podía ser determinado, su comportamiento medio podía ser
observado y calculado a través de métodos estadísticos y agrega:
“La menor porción de materia que podemos someter a experimentación, consta de millones de
moléculas, ninguna de las cuales será jamás individualmente perceptible para ninguno de
nosotros. Así pues, no podemos determinar el movimiento real de ninguna de dichas moléculas,
por tanto debemos abandonar el método histórico estricto y adoptar el método estadístico para
tratar con grandes grupos de moléculas”. (p.32)
El método de Maxwell resultó útil y efectivo, permitió explicar las propiedades básicas de los gases en
términos del comportamiento medio de sus moléculas.
La combinación de los métodos estadísticos con la mecánica newtoniana dio lugar a una nueva rama de
la ciencia denominada mecánica estadística y que es la base teórica de la termodinámica, que estudia la
teoría del calor, y dentro de esta, un concepto básico para el análisis de los temas relacionados con
nuestro estudio conocido como entropía y que ampliaremos más adelante.
22
1.3.2.3. Complejidad y No – Linealidad
Con estos antecedentes, ya para el siglo XIX nos encontramos con dos herramientas matemáticas
distintas para representar los fenómenos naturales, por una parte tenemos las ecuaciones exactas y
deterministas para los sistemas sencillos y por otra parte las ecuaciones diferenciales e infinitesimales
de la termodinámica para los sistemas complejos.
Uno de los problemas que para ese entonces se evidenciaba, era que por las circunstancias del
momento en las que se hallaba el mundo frente a los hallazgos científicos, todo se trataba de linealizar,
y en consecuencia, la influencia determinista newtoniana era difícil de contrarrestar. De hecho, cuando
se planteaban ecuaciones no lineales y dadas la complejidad de los fenómenos tratados y su aparente
naturaleza caótica como el caso de los flujos turbulentos de agua o aire, los científicos trataban de
resolver al interior de ese paradigma y los resultados eran más bien aproximaciones lineales. De este
modo en lugar de describir los fenómenos en toda su complejidad, las ecuaciones de la ciencia clásica
trataban de pequeñas aproximaciones, ondulaciones, pequeños cambios de temperatura, etc. Este
fenómeno relata Ian Stewart (1994) en su obra, de la siguiente manera:
“Este hábito se arraigó tanto que muchas ecuaciones fueron linealizadas mientras se planteaban,
de modo que los textos científicos ni siquiera incluyen la versión no – lineal integra.
Consecuentemente la mayoría de los científicos e ingenieros llegan a creer que todos los
fenómenos naturales pueden ser descritos por ecuaciones lineales. Al igual que el mundo era
una maquina de relojería en el siglo XVII, era un mundo lineal en el siglo XIX y la mayor parte
del siglo XX”. (p.25)
El cambio definitivo a lo largo de las últimas décadas gracias al avance inexorable de la ciencia, ha
sido el reconocimiento de que la naturaleza es impresionantemente no-lineal. Curiosamente, parece ser
que los fenómenos no-lineales dominan más el mundo inanimado de lo que se creía y constituyen un
aspecto esencial de los patrones en red de los sistemas vivos.
La exploración de los sistemas no-lineales en las últimas décadas ha tenido un impacto profundo en la
concepción de las ciencias en su totalidad obligando a reconsiderar las nociones básicas sobre las
relaciones matemáticas y los fenómenos que se describen, una de estas concierne a lo que entendemos
pos simplicidad y complejidad.
En el mundo de las ecuaciones lineales, se pensaba que los sistemas descritos por ecuaciones simples
se comportaban de manera simple, mientras que aquellos descritos por ecuaciones complicadas lo
23
hacían de modo también complicado. En el mundo no-lineal que como se empieza a descubrir, incluye
la mayor parte del mundo en la realidad, simples ecuaciones deterministas pueden producir una
insospechada riqueza y variedad de comportamientos. Por otro lado, un comportamiento aparentemente
complejo y caótico, puede dar lugar a estructuras ordenadas, a sutiles y curiosos patrones como lo
demuestra la geometría de los fractales.
Para los momentos actuales la palabra caos ha adquirido un nuevo significado técnico. El
comportamiento caótico no es meramente aleatorio sino que muestra un nivel diferente o más bien
profundo de orden estructurado. Como veremos más adelante, los nuevos descubrimientos
matemáticos muestran algunos modos de estas estructuras o patrones subyacentes.
1.3.2.4. La iteración en los sistemas no – lineales
Una propiedad importante de los sistemas no-lineales es la consecuencia de la frecuente ocurrencia de
los procesos de retroalimentación autorreforzadora. Como habíamos señalado anteriormente, en los
sistemas lineales pequeños cambios producen pequeños efectos, mientras que los grandes cambios son
resultado de la suma de muchos pequeños cambios. Por el contrario en los sistemas no-lineales los
pequeños cambios pueden tener efectos espectaculares, ya que pueden ser repetidamente amplificadas
por lo que se conoce como retroalimentación auto-reforzadora. (Capra 2011)
Matemáticamente, un bucle de retroalimentación corresponde a una determinada clase de proceso nolineal que ya lo conocimos como iteración y cuya característica principal es que una función opera
reiteradamente sobre sí misma, veamos ahora con un ejemplo como funciona este fenómeno: si la
función consiste en multiplicar la variable “x” por 3 –. O sea: f(x) = 3x -, la iteración consiste en
multiplicaciones repetidas. En el lenguaje matemático esto se escribiría de la manera que muestra la
siguiente figura:
Figura 7
Secuencia iterativa cartografiada
X
3X
9X
Etc.
3X
9X
27X
Fuente: Figura explicativa de elaboración original
24
Cada uno de estos pasos recibe el nombre de una cartografía. Si visualizamos la variable “x” como una
línea de números, la operación x
3x cartografía cada número con otro de la línea.
Generalmente, una cartografía que consiste en multiplicar “x” por un número constante “k” se escribe
como sigue: X
kx. (Capra 2011)
Una iteración frecuentemente encontrada en sistemas no-lineales y que, aun siendo muy simple,
kx (1 – x).
produce una gran complejidad, es la siguiente: X
El punto aquí, es que la variable “x” queda restringida a valores entre 0 y 1. Esta cartografía conocida
en matemáticas como cartografía logística, tiene en la práctica muchas aplicaciones importantes sobre
todo en lo que tiene que ver con crecimientos poblacionales. La usan los ecólogos para describir el
crecimiento de una población bajo tendencias opuestas, y por esta razón, se conoce también como la
ecuación del crecimiento. (Capra 2011). Explorar las iteraciones de varias cartografías logísticas
resulta un ejercicio interesante y apropiado para nuestro estudio en lo referente a la comunicación.
Así, sería de preguntarse por ejemplo: ¿cuáles serían los efectos o resultados de un proceso
comunicativo, cuando pensamos en que la interacción entre el emisor y el receptor, es por ejemplo un
bucle de retroalimentación correspondiente a una ecuación iterativa no-lineal? Trataremos de explicar
en los capítulos posteriores. De momento, terminaremos de aclarar esta característica de los sistemas
repetitivos no - lineales con el ejemplo anterior. Tomemos nuevamente el valor k = 3, es decir x
3x
(1 – x)
La variable “x” se puede visualizar como un segmento de línea, creciendo de 0 a 1. Podemos entonces
calcular la cartografía de unos cuantos puntos como sigue y se muestra en la siguiente figura:
Figura 8
Bucle de retroalimentación con secuencia de cartografías
0
0, 2
0, 4
0, 6
0, 8
1
0 (1-0)
0, 6 (1-0, 2)
1, 2 (1-0, 4)
1, 8 (1-0, 6)
2, 4 (1-0, 8)
3 (1-1)
=0
= 0, 48
= 0, 72
= 0, 72
= 0, 48
=0
Fuente: CAPRA, Fritjof. La trama de la vida. Ed. Anagrama. Barcelona, 2011
25
Cuando marcamos estos números sobre dos segmentos, vemos que los números entre 0 y 0,5 se
cartografían como números entre 0 y 0,75. Así, 0,2 se convierte en 0,48 y 0,4 en 0,72. Los números
entre 0,5 y 1 se cartografían sobre el mismo segmento pero en orden inverso. Así 0,6 se convierte en
0,72 y o, 8 en 0,48.
El efecto gráfico del conjunto puede observarse en la figura 9, en donde el cartografiado estira el
segmento hasta cubrir la distancia entre 0 y 1,5 y luego se repliega sobre sí mismo, formando un
segmento que va de 0 a 0,75 y de vuelta a 0.
Figura 9
Replegado y estirado de un proceso iterativo
0,0 0,48 0,72
0,0
0,2
0,4
0,6
0,8
1,0
0,0 0,48 0,72
Fuente: Figura explicativa de elaboración original
Una iteración de esta cartografía originará operaciones repetidas de estirado y replegado, muy parecida
a las que realiza un panadero con su masa. A medida que avanza el estiramiento y el repliegue, los
puntos vecinos del segmento irán siendo desplazados hasta que resulte imposible predecir en qué
posición se encontrará un punto determinado después de múltiples iteraciones.
Capra (2010) en relación a este fenómeno de las iteraciones señala en su interesante libro La trama de
la vida que: “Incluso los ordenadores más potentes redondean sus cálculos al llegar a un cierto número
de decimales, y después de cierto número suficiente de iteraciones, incluso el más pequeño error de
redondeo habrá añadido suficiente incertidumbre para convertir toda predicción en imposible”. (p.41).
26
Con estos antecedentes se puede decir que la analogía de la transformación del panadero 2 es típica de
los procesos no-lineales, que por tal son altamente complejos e impredecibles, a estos se los conoce
técnicamente como procesos caóticos.
1.3.2.5. Trayendo orden al caos
Hoy en día se puede encontrar con relativa facilidad, una serie de enunciados que bajo el título de
sistemas dinámicos tratan de aplicar una serie de ecuaciones matemáticas que hacen posible entender el
caos como un distinto tipo de estructura al acostumbrado que entiende al caos como un sistema carente
de cualquier tipo de orden. Estos enunciados nuevos en cambio, explican el caos desde una versión con
tendencia al determinismo estructural, es decir, una forma de orden.
Los cimientos de estos postulados como habíamos señalado anteriormente, fueron puestos a principios
de siglo por Henri Poincaré, como uno de los principales matemáticos precursores de estas teorías. A
Poincaré se le debe el concepto de patrones visuales, según el cual, siendo una geometría de una nueva
especie conocida como topológica o elástica, las figuras se pueden convertir en otras figuras mediante
doblado, estirado y retorcido, continuas, y reciben la calificación de topológicamente equivalentes.
Pero la topología trata de las figuras geométricas que no cambian su esencia cuando éstas son
modificadas. Esto sirve para aclarar el hecho de que se trata más bien de propiedades más que de
formas. Las intersecciones de líneas por ejemplo siguen siendo intersecciones, un agujero sigue siendo
agujero, por ejemplo, pensemos en una rosquilla de comer, el agujero del medio no puede ser
transformado como tal, pero topológicamente puede ser transformado en el mango de una taza de café.
(Capra, 2010)
Las técnicas matemáticas que han permitido a los investigadores el descubrimiento de patrones
ordenados en sistemas caóticos a lo largo de estas últimas décadas, se basan precisamente en el
enfoque topológico de Poincaré y están cercanamente ligadas al desarrollo de las computadoras. Con la
asistencia de las computadoras de alta velocidad, hoy en día los científicos pueden resolver ecuaciones
no-lineales mediante técnicas que no se disponían anteriormente.
2
La transformación del panadero es una metáfora que permite observar que en su trabajo de fabricar el pan,
siempre empieza con una pieza de masa gigante y conforme avanza, siempre separa una porción más pequeña, la
misma que conserva iguales y similares propiedades que la pieza inicial luego del estirado y replegado.(Capra,
2010)
27
Como la mayoría de nosotros recordaremos de nuestra etapa escolar, una ecuación se resuelve
mediante su manipulación hasta conseguir su solución mediante una fórmula. A esto llamaríamos
resolver la ecuación en forma analítica y así, el resultado siempre es en base a una fórmula. La mayoría
de las ecuaciones no-lineales que describen procesos naturales son muy difíciles de resolver
analíticamente, pero pueden ser abordadas y solucionadas de modo numérico, gráfico, etc.
Este sistema implica una relación de prueba y error, y así, hay que ir probando distintas combinaciones
de números para las variables, hasta dar con aquellas que encajan en la ecuación pero de esta manera el
proceso sería muy laborioso para encontrar inclusive sólo soluciones aproximadas.
Todo esto cambió con la llegada de las nuevas y poderosas computadoras. Disponemos ahora de
equipos y programas informáticos
para la solución numérica de ecuaciones con gran rapidez y
exactitud. Con los nuevos métodos las ecuaciones no-lineales pueden ser resueltas a cualquier nivel de
aproximación. Sin embargo y he aquí lo interesante; el resultado ya no es una fórmula, sino una larga
lista de valores para las variables que satisfacen la ecuación. La computadora puede ser programada
para trazar la solución en forma de curva o conjunto de curvas en un gráfico. Esta técnica por llamarlo
de alguna manera, ha permitido resolver las complejas ecuaciones no-lineales asociadas a los
fenómenos caóticos y así descubrir orden tras el aparente caos.
Según Capra (2011) “Para desvelar estos patrones ordenados, las variables de un sistema complejo se
presentan en un espacio matemático abstracto llamado espacio base”. (p.33). Esta es una técnica
desarrollada por la termodinámica a principios de siglo en donde cada variable se asocia con una
distinta coordenada de este espacio llamado abstracto. Veamos de qué se trata con un ejemplo:
Pensemos en una esfera balanceándose al extremo de un péndulo. Para describir completamente el
movimiento del péndulo, necesitamos dos variables: el ángulo, que puede ser positivo o negativo y la
velocidad, que a su vez puede ser negativa o positiva, según sea la dirección del balanceo. Con estas
dos variables, ángulo y velocidad, podremos describir completamente el movimiento del péndulo en
cualquier momento. Tracemos un sistema de coordenadas cartesianas, en el que una coordenada
represente el ángulo y la otra la velocidad, como se muestra en la figura número 10:
28
Figura 10
Trayectoria de un péndulo en el espacio fase bidimencional
Velocidad
Ángulo
Fuente: Gráfica explicativa de elaboración original
Este sistema de coordenadas ocupará un espacio bidimensional en el que ciertos puntos corresponderán
a los estados posibles de movimiento del péndulo. Veamos en donde están estos puntos. En ambos
extremos del recorrido la velocidad es cero. Esto nos da dos puntos sobre el eje horizontal. En el centro
del recorrido la velocidad es la máxima, donde el ángulo es cero. Negativa o positiva según sea si está
en un lado o en el otro. Esto nos da dos puntos sobre el eje vertical. Estos cuatro puntos que hemos
marcado en el espacio fase representan los estados extremos del péndulo.
Máxima elongación y máxima velocidad. Así, la localización exacta de estos puntos dependerá de
nuestras unidades de medida. Si continuásemos marcando los puntos correspondientes a los estados de
movimiento entre los cuatro extremos, descubriríamos que están sobre un bucle cerrado. Este bucle de
la trayectoria pendular en este espacio fase, describe íntegramente el movimiento del sistema. Todas
sus variables, dos en nuestro caso, quedan representadas por un solo punto, que se encontrará siempre
en alguna parte sobre el bucle. A medida que el péndulo oscila, el punto en el espacio fase se desplaza
sobre el bucle. En todo momento podemos medir las dos coordenadas del punto en el espacio fase y
controlar el estado exacto del ángulo y la velocidad del sistema.
Es importante comprender que este bucle no es la trayectoria física de la esfera en el extremo del
péndulo, sino una curva en un espacio abstracto, compuesto por las dos variables del sistema.
En cualquier caso, lo que se pretende demostrar es el valor de la técnica del espacio fase, pues, las
variables del sistema se representan en un espacio abstracto, en el cual un punto describe el sistema
29
completo. Cuando el sistema no sea un simple péndulo sino algo más complejo, el número de variables
aumentará, pero el concepto o en este caso la técnica sigue siendo la misma, cada variable estaría
representada por una coordenada en una dimensión distinta en el espacio fase, de modo que si tenemos
dieciséis variables, tendremos un espacio fase en dieciséis dimensiones. Un simple punto en este
espacio describiría el estado del sistema entero, ya que este punto recogerá dieciséis coordenadas
correspondientes a cada una de las variables.
Por supuesto, no podemos visualizar un espacio fase con dieciséis dimensiones y por eso es que le
denominamos un espacio matemático abstracto. En cualquier momento, mientras el sistema cambia, el
punto representativo de su estado es espacio fase se desplazará por dicho espacio describiendo una
historia. Distintos estados iniciales del sistema se corresponderán con distintos puntos de partida en
espacio fase y darán, en general, origen a trayectorias distintas.
En definitiva, ampliando lo expuesto, existe la necesidad de aceptar el hecho de que al interior de un
nuevo paradigma, es necesario reconocer la existencia de una teoría del caos determinista que siendo
recurrente, es también irregular e imprevisible más allá de un horizonte temporal, característico de los
sistemas deterministas no-lineales, y que puede ser explicado a través de una de las disciplinas
científicas más recientes conocida como el caos matemático. Estos sistemas deterministas no-lineales
serán aquellos que generan orden a partir de estados desordenados mediante procesos de
autorganización. Estos procesos de autoorganización se entienden a decir de Prigogine (1984) como
estructuras disipativas y que según hemos anotado, son procesos que se regulan y se auto organizan
una vez que se encuentran lejos de un estado de equilibrio, o estado de entropía.
Para motivos de nuestro estudio, será necesario entonces, mostrar de que manera una estructura
organizacional junto con sus procesos de comunicación, contempla elementos propios de la teoría del
caos como por ejemplo: sensibilidad a las condiciones iniciales, puntos de horizonte temporal, entropía
y equilibrio, algún tipo de iteración comunicativa, etc., y sobre todo, la forma en que estos elementos
se transforman en variables sujetas a algún tipo de medición y verificación determinista.
30
1.3.2.6. La construcción de un nuevo espacio y los atractores extraños
Como hemos anotado en reiteradas ocasiones, los sistemas caóticos se caracterizan por una extrema
sensibilidad a las condiciones iniciales. Para nuestro estudio debemos entender como condiciones
iniciales, aquellas circunstancias en las que un fenómeno está a punto de suceder y para ello hay unas
condiciones propias y típicas del fenómeno que a simple vista se antojan como simples, naturales y
predeterminadas, por otra parte aparentemente fáciles de reproducir, algo así como volver al inicio,
colocar las cosas en el mismo lugar y en un tiempo similar. Pero como hemos visto, esto es casi una
ilusión, pues, cuando tratamos de reproducir el fenómeno bajo estas circunstancias, no tardamos mucho
tiempo en darnos cuenta que a pesar de haber tomado todas las precauciones, al principio las cosas
parecen iguales, pero luego de un determinado momento, o de lo que llamaremos y explicaremos más
adelante como horizonte temporal, el fenómeno parece alejarse del proceso y resulta en una cosa
totalmente diferente e impredecible. Al parecer, existen elementos en esas condiciones iniciales que
son muy difíciles de controlar, porque simplemente existe un universo infinitamente pequeño al cual
nos es imposible ingresar con las herramientas que conocemos o en cualquier caso con los paradigmas
que manejamos.
Esos cambios minúsculos conducirán con el tiempo a consecuencias de gran escala ya sea en el mismo
escenario o en uno similar. En la teoría del caos como ya se ha dicho, esto se conoce como el efecto
mariposa por la afirmación tradicional medio en serio y medio en broma, de que una mariposa
aleteando hoy en Pekin, puede originar una tormenta en New York la semana que viene. Edward
Lorenz (Gleick, 2004) su descubridor, encontró a través de la aplicación de las ecuaciones no-lineales,
que desde prácticamente el mismo punto de origen, dos trayectorias se desarrollaban de modos
completamente distintos, haciendo imposible toda predicción a largo plazo.
Este descubrimiento sacudió a la comunidad científica mundial, acostumbrada a utilizar y confiar en
las ecuaciones deterministas para predecir fenómenos tales como los eclipses solares o la aparición de
cometas con gran precisión y sobre largos períodos de tiempo. Parecía inconcebible que ecuaciones
estrictamente deterministas de movimiento pudiesen conducir a resultados impredecibles. Pero esto es
lo que justamente Lorenz había descubierto. (Capra, 2011)
31
El modelo de Lorenz no es una representación exactamente realista de un fenómeno sobre todo
meteorológico en particular, pero resulta interesante ver que su ejemplo de un simple conjunto de
ecuaciones no-lineales, puede generar un comportamiento enormemente complejo.
Su publicación en 1963 dio inicio a la teoría del caos, y el atractor del modelo, conocido desde
entonces como el atractor de Lorenz, se convirtió en el atractor más extraño pero ampliamente
estudiado en los últimos tiempos, la figura número 11 muestra una visión en tres dimensiones como su
principal característica gráfica.
Figura 11
Atractor de Lorenz
Carbón, Eduardo, La Teoría del Caos. Bs.As. Ed. Longseller, 2001, p. 42
El concepto de atractor extraño entonces tiene que ser definido al interior de lo que sería un sistema
dinámico, es decir, un sistema en el que determinados parámetros como posición, momento, velocidad,
etc., evolucionan en el espacio de fases en el transcurso del tiempo y se los describe matemáticamente
mediante la representación en dicho espacio de los posibles estados del sistema, y mediante las
variables que determinan su evolución en el tiempo. (Ibañez, 2008). Pero para poder observar este
escenario dinámico, se suele recurrir a una representación mediante curvas que se denominan
atractores extraños. Para entender este concepto, hay que describir en primer lugar, que es un atractor y
que debe tener para que sea considerado extraño.
32
Cuando observamos los fenómenos que suceden en el mundo, nos damos cuenta que algunas
situaciones o estados de ciertas cosas o en este caso sistemas, no pueden producirse, o mejor entendido,
no pueden contradecir un estado lógico de ser y estar en la realidad, prácticamente es imposible.
Por ejemplo: si observamos el péndulo de una gran máquina demoledora que funcione bien, nunca se
verá que en un momento oscile con suavidad y en otros momentos lo haga con brusquedad, tampoco se
verá que una bandera flamee en contra de la dirección del viento, o que una piedra ruede cuesta arriba,
o que el humo de cigarrillo caiga hacia el suelo. Esto quiere decir que un sistema, o los estados en los
que puede encontrarse un sistema no pueden manifestar todos los comportamientos imaginables, sino
sólo un conjunto restringido de ellos. Una y otra repetida vez, los comportamientos son
aproximadamente iguales, y cada vez resultan más próximos entre sí. Este conjunto restringido de
posibilidades constituye el conjunto de atractores.
Volviendo al ejemplo de las máquinas de juego denominadas flipper, sería posible simular su
comportamiento ingresando todas las variables posibles a una computadora y dando distintos valores
iniciales al disparo de la bola. Así, la maquina puede calcular las distintas trayectorias que seguirá.
Algunos gráficos se mostrarán más densos en las pantallas, mientras que habrá otros sectores por
donde simplemente la bola nunca pasará. Si se realiza un análisis más detallado, también se verá que
ciertas combinaciones entre valores iniciales y las trayectorias serán más comunes, en tanto que otras
nunca ocurrirán. De esta manera, diríamos que hay un atractor en la zona por donde aumenta la
densidad de trayectorias.
Ahora, lo interesante es que al parecer, la singular apariencia de algunos de estos atractores ha
impulsado a llamarlos en algunos casos, atractores extraños. Regresando al ejemplo del péndulo real
veremos que siempre experimentará una fricción que lo irá frenando hasta detenerse en algún
momento. En el espacio fase bidimensional
que ya habíamos definido, este espacio queda
representado por una curva abierta que se cierra en espiral hacia el centro como puede apreciarse en la
figura 12. Esta trayectoria es la que recibe el nombre de atractor, dado que metafóricamente hablando
se asume que el punto fijo en el centro del sistema atrae la trayectoria. Según señala Capra (2011)
“Existen tres modelos básicos de atractor: atractores puntuales, correspondientes a sistemas dirigidos
hacia un equilibrio estable; atractores periódicos, correspondientes a oscilaciones periódicas, y los
llamados atractores extraños, correspondientes a sistemas caóticos”. (p.55)
33
Figura 12
Trayectoria en espacio fase de un péndulo con fricción
Fuente: https://www.google.com.ec/search?q=atractor+de+lorenz&source [consulta 2 de octubre 2013]
Un ejemplo típico y muy curioso de un sistema con atractor extraño es el del péndulo caótico,
estudiado por primera vez por el matemático japonés Yoshisuke Ueda (Schoolarpedia, 2011) a finales
de los años setenta. Se trata de un sistema mecánico no-lineal dotado de dos unidades o cuerpos que se
balancean en forma relativamente sencilla pero que producen un comportamiento extremadamente
complejo. Cada balanceo de este oscilador caótico es único. El efecto nunca se repite, con lo que cada
ciclo cubre una nueva región de espacio fase. No obstante, y a pesar del movimiento aparentemente
errático e impredecible, los puntos en el espacio fase no se distribuyen aleatoriamente, sino que
conforman un patrón complejo y organizado, como consecuencia de un atractor extraño.
Nuestro trabajo consiste por otra parte, encontrar las analogías existentes relacionadas con la
comunicación, de hecho, la aplicabilidad de estas teorías se ha manifestado en la estadística social, la
economía de mercados y las fluctuaciones de la bolsa de valores, eso sin volver a mencionar el impacto
en los estudios climatológicos, la meteorología, el crecimiento poblacional, etc. Sin embargo, no por
simple intuición o apuesta epistemológica, uno puede aventurar una investigación
de manera
antojadiza sin considerar los verdaderos elementos metodológicos que estén sustentados tanto en
fuentes creíbles bibliográficas u otras investigaciones de valor.
34
Durante los siguientes capítulos veremos entonces de qué manera estos términos conceptuales
relacionados con la teoría del caos, son aparentes para responder desde una nueva perspectiva
epistemológica, a la inquietud sugerente de que si la comunicación organizacional, está sujeta, o al
menos comprometida con este otro elemento conocido como atractor extraño. Se pregunta si será
posible y factible, que exista en la organización como tal, una serie de espacios fase en el que de alguna
manera y al igual que el ejemplo del péndulo caótico de Ueda se manifiesten de manera aparentemente
impredecible y por tanto no se pueda asumir las consecuencias, o será que comprendiendo a la
organización como parte de un sistema dinámico y desde un nuevo paradigma, se pueda intervenir a
través de la comunicación organizacional con toda esta maravillosa gama de descubrimientos que nos
ofrece la teoría del caos y las ciencias de la complejidad. Esa es la cuestión.
1.3.2.7. Una nueva geometría junto a la teoría de la complejidad
En forma casi paralela, en la década de los años sesenta del siglo pasado, mientras por un lado se
desarrollaban las primeras teorías sobre los atractores extraños, independientemente a la teoría del
caos, nacía una nueva geometría llamada geometría fractal que se podría decir, estudia las cosas y los
objetos tal como son y se presentan en la realidad, y que serviría para utilizar un poderoso y apropiado
lenguaje en el estudio y descripción de las pequeñísimas estructuras que forman los atractores caóticos.
Como ya habíamos mencionado, el creador de este nuevo lenguaje fue el matemático polaco Benoit
Mandelbrot (Ibañez, 2008) quien pensó que las cosas no son tan perfectas como muestra la geometría
de Euclides, la cual hemos estudiado durante varias décadas y varias generaciones en la escuela.
Resulta entonces que las esferas no son realmente esferas, las líneas no son perfectamente rectas, las
superficies no son totalmente uniformes. Ello le llevó a estudiar estas imperfecciones, derivando estos
estudios en la creación de esta nueva rama de la geometría.
Si en alguna de esas noches veraniegas uno contempla la Luna como colgada en el firmamento,
seguramente asociará la geometría de la Luna con una esfera perfecta, aunque en la realidad esta no lo
sea. La misma comparación le corresponde a la tierra aunque su forma real sea de un geoide, igual pasa
con el Sol y otras estrellas lejanas. La mayoría de los utensilios de uso común como un lápiz, un vaso,
una mesa, o un tenedor, presentan superficies curvas o planas, cuya textura rugosa no puede percibirse
con facilidad y desde la cotidianidad.
35
Percibir el mundo en función de modelos curvos y planos suaves nos ha dado la ventaja de poder
realizar cálculos, predicciones y hasta generar nuevas preguntas y nuevos conocimientos gracias a la
geometría euclideana, pues, esta recurre a elementos representativos como la recta y el círculo, que
permiten estudiar los objetos en función de bordes y caras suaves o lisas. Pero si observamos
atentamente el mundo natural, veremos que estas figuras suaves o lisas no son frecuentes. Una
montaña no es un cono perfecto con una superficie tersa y regular, un árbol se asemeja a una superficie
planetaria, árida y desierta, el cauce de un rio se asemeja al sistema de un torrente sanguíneo lleno de
vasos y capilares. La costa de un lago, de una isla o del mar y hasta los rayos parte de tormentas
eléctricas, se presentan de una manera enormemente fracturada.
En estos casos no es de mucha ayuda utilizar rectas, círculos o elipses para describir las formas
naturales, como señala Gustavo Herren (2002) “es necesario utilizar otra forma de curvas con mayor
complejidad, múltiples arrugas e infinitas irregularidades pero a distintas escalas de longitud. Estas
formas son las que Mandelbrot llamó fractales y la geometría tradicional no sirve para tratarlos (p.12).
Y no sirven, porque según se lee en gaussianos punto com:
“Las primeras ideas sobre fractales de Mandelbrot fueron publicadas en la revista Science en
1967 a través de su artículo ¿Cuánto mide la costa de Gran Bretaña? En él da ciertas
evidencias empíricas de que la longitud de una línea geográfica (como por ejemplo, la costa de
Gran Bretaña) depende de la regla con la que la midamos. En líneas generales, la costa tendrá
mayor longitud cuanto menor sea la unidad de medida utilizada, esto es, cuanta más cerca
estemos mirando a la costa mayor longitud tendrá”. (Gaussianos, 2014)
Una situación muy común y que nos parece natural, es precisamente la costumbre de medir alguna
longitud como la de una costa tomando como referencia dos puntos “a” y “b”. Sin embargo, como la
costa es en realidad irregular, la longitud será siempre mayor que la línea recta entre los dos puntos
“a” y “b”. Si por buscar precisión acortamos la relación entre los dos puntos “a” y “b” y fijamos un
punto intermedio “c” por ejemplo, cuando hagamos la medición entre “a” y “c”, nos encontraremos
con que entre estos dos nuevos puntos existe una nueva irregularidad. Podemos continuar así
indefinidamente, tomando unidades cada vez más pequeñas suponiendo que la sucesión de valores nos
den en algún momento un valor bien definido, pero esto no es así.
36
Lo cierto es que esta sucesión de longitudes aumenta cada vez más y más y al seguir con este
procedimiento indefinidamente, la longitud de la costa aumenta y se va haciendo cada vez más grande
y resulta a la final que la longitud de la costa entre “a” y “b” tiende al infinito como se puede notar en
la figura 13, volviendo con esto a recordar la famosa paradoja de Zenón. (Capra, 2010)
Figura 13
Geometría fractal de la costa en Gran Bretaña
Fuente: http://gaussianos.com/benoit-mandelbrot-el-matematico-que-amplio-el-concepto-de-geometria/
Los fractales y su geometría no son una idea abstracta, permiten estudiar muchos fenómenos naturales
como los ecosistemas, la superficie de las células cancerosas, las estructuras venosas del aparato
circulatorio, las paredes rugosas de los pulmones. En la astronomía permiten estudiar las enormes
macro y micro magnitudes del Universo. En el campo de la matemática la geometría fractal se
relaciona con la teoría de la complejidad, los sistemas dinámicos y otras teorías. En las ciencias
sociales como ya hemos anotado, tiene que ver con los crecimientos demográficos, planificación
urbana, distribución e ingresos, fluctuaciones de mercados, relaciones económicas, etc. En nuestro
caso, la geometría fractal permitirá posiblemente descomponer la estructura organizacional de manera
similar en partes menos planas y lisas para descubrir que existen fenómenos pequeñísimos que no se
observan a simple vista y que están al abrigo e influencia de la comunicación organizacional.
Existen múltiples ejemplos de auto semejanza entre las estructuras naturales y las estructuras sociales
como es el caso de la organización como ente social, así señala por ejemplo Marck Waldorp (1995):
37
Durante las últimas dos décadas del siglo XX, comenzó a gestarse un cambio de paradigma que
afecta a todas las disciplinas de manera simultánea. El mundo cartesiano fue el mundo
organizado, predecible, lógico, ordenado y comprensible el que constituyó la razón de ser. Ante
esto, la Nueva Ciencia (Scienza Nuova) ha surgido para ofrecer otra mirada, otra forma de ver
las cosas. Nos abre las puertas de un mundo, que ha sido incomprensible para los ojos de la
razón occidental. (p.95)
1.3.3. Aplicaciones de la teoría compleja a las ciencias sociales y la comunicación
Queda claro que el énfasis de las investigaciones de estas teorías que bien podrían llamarse de la
posmodernidad, han sido en los campos de la física, las matemáticas, la biología, la astronomía, la
meteorología, etc., es decir, sobre todo en las ciencias conocidas como duras, sin embargo, como se
sabe y se ha comentado en este trabajo, también varios estudios se han extendido a otros capos como la
economía, la estadística poblacional y no hace mucho, las investigaciones realizadas en las ciencias
naturales se han extrapolado a las ciencias sociales inclusive a la educación. Un ejemplo de esto
constituye la Pedagogía del Caos que, como señala Alejandro Ibáñez (2008) es una disciplina que ha
comenzado a ser utilizada en las escuelas marginales de los Estados Unidos atravesadas por conflictos
étnicos y sociales, donde los procesos se desarrollan de manera aparentemente caótica y violenta. Al
parecer, también existen experiencias similares aunque a otro nivel en México y Colombia, y en
España, se ha reflexionado en la importancia de extender la noción de sistema complejo, indeterminista
e inestable, no lineal a los sistemas educativos a fin de integrar los aportes de la teoría del caos y la
geometría fractal a la pedagogía. (Colom, 2001)
Estas posibilidades parten del supuesto análisis de la educación escolar tradicional, basada en el
esquema de orden y estabilidad y analiza lo que este esquema ha implicado en el sistema educativo, es
decir: regirse por una teoría pedagógica general, sistemática, secuencial, estructurada, homogénea y
normalizadora. Al contrario, la teoría del caos ofrece una visión diferente en la que el hecho educativo
se ve como un fenómeno temporalmente irreversible, complejo, no lineal, contingente, continuamente
mutable, incontrolable e impredecible a largo plazo y contextual.
Si de una u otra manera, salvando las distancias y tomando en cuenta según todas las anteriores
conceptualizaciones, que las nociones de caos y fractales significan un cambio de paradigma y que sus
aplicaciones se van extendiendo a otras disciplinas, en la medida en que la realidad nos muestra gracias
al desarrollo de la ciencia y la investigación que este es un universo interconectado y que hasta el
momento pocas cosas escapan a esa realidad, los cuerpos organizados y constituidos como son las
instituciones y empresas están también sujetas a las leyes del caos y la complejidad.
38
De la misma manera que el sistema educativo, las organizaciones desde esta perspectiva se asumen
como entes formados por cuerpos vivos y que la comunicación en sus diversas formas hacen que la
realidad organizacional sea difícil de sistematizar, controlar o predecir, y que las teorías de la
organización no poseen patrones inamovibles, carecen de leyes universales y de contrastación empírica
univoca y que no se pueden aplicar a la generalidad de las organizaciones en forma masiva e
indiscriminada. Sería de imaginar deductivamente por ejemplo, que ciertos casos específicos
excepcionales, en situaciones dadas de un sistema organizacional altamente sensible a las condiciones
iniciales, pueden afectar al resto de las áreas de la organización aparentemente estable y regular,
alejándola del equilibrio y trastocando la lógica evolutiva de dicha organización introduciendo
fluctuaciones, bifurcaciones e inestabilidades en esas situaciones dinámicas organizacionales. A
diferencia del enfoque tradicional gerencial, los problemas administrativos relacionados con la
productividad, la eficiencia, los procesos de comunicación, la cultura organizacional, el clima laboral,
la misma planificación estratégica, no se aíslan ni se tratan como perturbaciones, sino como parte
integrante de la dinámica organizacional que en este contexto social resulta esencialmente caótica.
Sobre la aplicación de la teoría del caos a las ciencias sociales Balandier (1997) insinúa por ejemplo,
que si bien no siempre las aplicaciones son extensiones de carácter matemático, las nociones de la
teoría del caos son válidas si el uso de las mismas se hace en forma adecuada y rigurosa. En nuestro
caso y para ello sólo tenemos que ser rigurosos con la aplicación del método y la buena lógica para
analizar los sistemas organizacionales como intrínsecamente inestables, abiertos e indeterministas, y
sobre todo más complejos que los sistemas físicos, aun cuando admitamos que el nuevo paradigma de
la dinámica no-lineal esté sujeto a polémicas, críticas y revisiones propias del desarrollo de la ciencia.
Hay quienes sin embargo consideran (Briggs, 1999) que existe una serie de ventajas detrás de la teoría
del caos para nuestras vidas. Si se asume el desorden diario como una fuente de creatividad,
innovación y libertad, es posible aplicar metafóricamente las ideas cruciales de la caoticidad para
potenciar la auto-organización vital a partir del desorden y la mutabilidad inherentes a la existencia
humana.
Otro caso paradigmático de aplicación no matemática de la teoría a las ciencias sociales lo constituye
el análisis psicoterapéutico que hace Mony Elkaim (2008) analizando a una familia cuyos integrantes
poseen rasgos psicóticos.
Según se entiende, el autor utiliza la teoría sistémica de von Bertalanffy (1945) en psicología y la
complementa con la teoría del caos, reconociendo tres características de los sistemas inestables, entre
39
ellos, la evolución ligada a las propiedades intrínsecas del sistema más que a leyes o pautas generales,
luego, la amplificación de fluctuaciones aleatorias y reordenamiento para dar como consecuencia un
nuevo estado que emerge del propio sistema, y finalmente, la retroalimentación evolutiva y la
autoorganización.
Con estos antecedentes analiza la estructura y dinámica de una familia psicótica, a la que considera un
sistema inestable. Las conclusiones a las que llega son por demás interesantes cuando sugiere que la
función del terapeuta no debe ser solamente interpretar el síntoma para comprender los mecanismos de
defensa subyacentes y hacerlos conscientes, sino que además, se debe permitir y promover las
perturbaciones del entorno del sistema, es decir de la familia enferma, para que las mismas se
amplifiquen en su propio núcleo y se logre en otro nivel, un nivel distinto y más alto de interacción del
sistema con el ambiente, aún cuando esto suponga la presencia de ciertos riesgos, ya que lejos de fijar
el síntoma psicótico, se trata de hacerlo más flexible y por lo tanto más sano para conseguir la
adaptación del sistema familiar al entorno social.
Otra aplicación interesante y probablemente con mayor facilidad de comprensión por su cercanía a la
cotidianidad, es el análisis a los comportamientos interurbanos que se describen a través de la
evolución en el tiempo y en el espacio de la estructura de una ciudad. La interacción de los actores
derivados de cada uno de los papeles de estos, generan una infinita gama de posibilidades para poder
determinar las más insospechadas relaciones de caoticidad y complejidad.
En este sentido, notemos los distintos elementos que se hacen presente bajo un esquema de fractalidad
desde lo estudiado hasta aquí, así tenemos empezando por el mundo, luego los continentes, pasamos a
los países, descubrimos a un nivel iterativo y más pequeño las ciudades, los barrios, las calles y de
alguna manera pasamos a la gente, los grupos, las parejas, el hombre y el asunto no termina ahí, va
hacia el infinito.
Y qué decir entonces de las organizaciones: primero los grandes conglomerados, las grandes
corporaciones, después las industrias, luego las divisiones, de ahí las grandes empresas, las medianas,
las pequeñas, los talleres, etc., simplemente es una cuestión fractal e iterativa y junto a esto la
complejidad y el caos, afuera y adentro, sistemas organizados y que surgen muchas veces a partir del
caos aparente o en su defecto de la aparente organización al caos. Es como si todo tuviera un nexo en
común, como si las cosas de alguna manera estuvieran conectadas, pero qué leyes son las que explican
40
estos fenómenos, pues son precisamente las leyes que muestran las teorías de la no – linealidad, desde
los estudios de las ciencias naturales, las leyes del caos.
Pero por otra parte, estas estructuras que en sus distintas dimensiones hemos dado por llamarlas
estructuras fractarias, no dejan de ser también desde otra perspectiva, una serie de sistemas
interdependientes y sinérgicos, en el sentido de que si hay algún resultado al final de un fenómeno
determinado, éste no es igual a la simple suma de sus partes sino que es diferente y superior a las partes
individuales. Esta es otra de las categorías que debemos integrar al estudio. La importancia de
comprender el rol de la comunicación al interior de las llamadas teorías de sistemas y su nueva
concepción conocida como el pensamiento sistémico y en donde precisamente se hace alusión a esta
característica que originalmente es producto de las ciencias de la psicología humana y la Gestalt, en
donde el todo es distinto y superior a la suma de sus partes 3. Estas partes contribuyen al principio de
recursividad que se refiere a que un subsistema, está contenido por otros subsistemas y en algunos
casos unos dependen de otros.
3
A principios del siglo XX los psicólogos de la Gestalt introdujeron el concepto de organización entre el
estímulo y respuesta de los conductistas. Estos últimos consideraban al ambiente como una serie de estímulos
independientes. Para los gestaltistas los fenómenos percibidos son realmente formas organizadas, no
agrupaciones de elementos sensoriales.(Sinay & Blasberg, 2005)
41
CAPÍTULO II
DISCUSIONES SOBRE LA TEORÍA DE SISTEMAS, EL PENSAMIENTO SISTÉMICO Y LA
GESTIÓN DE LA COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL EN ESCENARIOS CAOTICOS Y
COMPLEJOS
2.1.
La teoría general de sistemas y sus instrumentos de recursividad y sinergia
La noción misma de sistemas no es una idea nueva, en efecto, podemos remontarnos a la época de los
griegos y encontraremos las raíces del concepto. Para efectos de nuestro estudio nos remitiremos a
revisar los principales aportes en la modernidad. De hecho, los primeros estudios como se plantean en
la actualidad están relacionados con los trabajos de Ludwig von Bertalanffay (Bertalanffy, 1968)
biólogo alemán, quien por el año 1925 hizo públicos sus estudios sobre los sistemas abiertos.
Al parecer y según sus propias opiniones, sus estudios no fueron reconocidos sino hasta después de la
Segunda Guerra Mundial cuando otros autores de reconocido prestigio apoyaron sus investigaciones y
dieron inicio a otras investigaciones. Entre otros estudios están los de Norbert Wiener y William Ashby
que dieron origen a la cibernética y posteriormente a la investigación de operaciones, de lo que se dice
que, cuya exitosa aplicación no tardaría en extenderse más tarde hacia las ciencias sociales. (Johansen,
1993)
La teoría general de sistemas trata sobre el análisis de las totalidades de un sistema y destaca la
importancia del todo sobre las partes que lo componen. También cubre el comportamiento de un
sistema cerrado, es decir, sin mayor o poca influencia del entorno y por otra parte el comportamiento
del sistema abierto cuando este recibe y depende del entorno con el cual se relaciona.
La teoría entre otras cosas busca entender el comportamiento de los fenómenos desde sus causas y sus
efectos y predecir sus comportamientos, en este sentido se compromete con dos aspectos críticos, la
definición de la realidad y las consecuencias futuras y esto para el gustar científico de la teoría, es que
se ajusta a su objetivo, es decir, comprender y explicar cómo y por qué suceden las cosas en la realidad
y cuáles son las interacciones de los sistemas con los entornos, sus influencias, sus impactos, sus
variaciones y a propósito de lo tratado hasta aquí en este trabajo, los efectos en las condiciones
iniciales de un fenómeno o en cualquier caso un sistema. Y por aquí ya tenemos una primera
aproximación a nuestro estudio, dado que desde ese punto de vista la teoría de sistemas parte de un
42
principio determinista, cosa que por otra parte, es uno de los principales problemas que intenta resolver
la teoría del caos. Conforme avanzamos en nuestro estudio, nos corresponde encontrar las analogías
correspondientes que nos permitan saber si la comunicación al interior de las organizaciones, se
muestra como parte de un sistema cerrado, abierto, determinista o complejo, incierto o caótico.
Planteadas así las cosas, la realidad es única y es una totalidad que se comporta de acuerdo a una
determinada característica. Por lo tanto, la teoría general de sistemas al abordar la totalidad debe llevar
consigo una visión de totalidad integral interdisciplinaria. Esto significa que es necesario contar con
una serie de mecanismos complementarios y de carácter interdependiente, quizás para esto, se
anteponga una posición derivada de la propia teoría de sistemas conocida como el pensamiento
sistémico y que será relacionado más adelante. En todo caso, lo anterior se explica por la dificultad de
la ciencia por desprenderse de ese carácter reduccionista y cartesiano por el cual se pretende dividir la
realidad para ensartarla en el saber científico y así las partes del sistema puedan ser explicadas por
otras ciencias. Pues de esta manera, es como ha sido posible que cada parte o subsistema pueda ser
explicado por otras unidades de análisis del saber humano. Pero resulta que el sistema o el
comportamiento del sistema en su totalidad, obedece a una conducta que no puede ser explicada a
través del análisis de cada una de sus partes en forma más o menos interdependiente. Pues, como ya
sabemos, el todo es más que la suma de las partes.
Los mecanismos o recursos complementarios interdependientes a los que hacemos referencia para
solventar con eficiencia la idea de la comprensión del sistema como una totalidad, tienen su aplicación
tanto en las partes como en el todo. Hay que tomar en cuenta para esto que los avances de la teoría en
cuestión, se enfocan precisamente en la identificación de esos mecanismos que a la larga se
transforman en principios que tienden a trabajar sobre los aspectos o conductas decisivos de los
sistemas que se pueden clasificar en la realidad.
Por ejemplo, cuando hablamos de que el todo es más importante que las partes, estamos hablando de
sinergia4, lo que es aplicable a todos los sistemas ya sean naturales o artificiales, entendiendo como
sistema natural por ejemplo a aquellos de orden biológico, físico, social, etc., y artificial como el caso
de un ordenador, un vehículo o un reloj.
4
Sinergia (del griego συνεργία, «cooperación») quiere decir literalmente trabajando en conjunto. Es un vocablo
acuñado por el diseñador, ingeniero, visionario e inventor Richard Buckminster Fuller, refiriéndose al fenómeno
en el cual el efecto de la influencia o trabajo de dos o más agentes actuando en conjunto es mayor al esperado
considerando a la suma de las acciones de los agentes por separado. Disponible en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Sinergia
43
Los sistemas en que podemos dividir la realidad pueden ser todos iguales en algunos casos pero
también muy diferentes en otros, sin embargo, una de las características más comunes en todos ellos es
que podemos clasificarlos jerárquicamente en inferiores y superiores, de donde los primeros, están
contenidos en los segundos, se nutren y dependen de ellos. A esto se conoce como el principio de
recursividad5. La figura 13 muestra un ejemplo gráfico de una figura recursiva en la que un triángulo
está compuesto por otros más pequeños compuestos a su vez de la misma estructura recursiva (nótese
la similitud de este concepto con su análogo que en la teoría del caos lo definimos desde la geometría
fractal). El número de estos principios, elementos, recursos si cabe el término, han ido aumentando
según avanzan los estudios, como señala el chileno Oscar Jhoansen (1993) en su interesante libro
Introducción a la Teoría de Sistemas:
“El número de estos principios está aumentando de acuerdo con el desarrollo que, en forma
creciente, tiene la Teoría General de Sistemas, y los llamados “interdisciplinarios”, porque
tienden a ser aplicables a las unidades de análisis de las distintas disciplinas científicas, por
ejemplo: la recursividad y la sinergia tienden a ser aplicables a la célula (Citología), a los
organismos animales (Biología), o vegetales (Botánica), a los grupos sociales reducidos
(Psicología Social), o amplios (Sociología), al planeta (Ecología) o a todo el universo
(Astronomía)”. (p.15)
Figura 14
Imagen de una Figura Recursiva
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Recursi%C3%B3n
5
Recurrencia, recursión o recursividad es la forma en la cual se especifica un proceso basado en su propia
definición. Siendo un poco más precisos, y para evitar el aparente círculo sin fin en esta definición. Disponible
en: http://es.wikipedia.org/wiki/Recursi%C3%B3n
44
Señalábamos en su momento la característica de este estudio, como de carácter deductivo, más bien
lógico-deductivo, y en ese orden de ideas, si Johansen sugiere que la generación de estos instrumentos
es susceptible de aplicación a otras áreas del saber o el conocimiento, es de suponer con cierta
rigurosidad que la organización como sujeto de estudio y como sistema, pertenece a esta categorización
y por tanto, es objeto de análisis y de intervención también de recursividad y sinergia. Nos corresponde
entones, analizar el rol de la comunicación organizacional y determinar si ésta, es parte de estos
instrumentos y saber en qué medida se constituye en un elemento ya sea recursivo, sinérgico o ambas
cosas, junto a otras consideraciones a saber.
2.2.
Sistemas abiertos y sistemas cerrados para entender a la organización
Otra de las consideraciones a saber, es la definición y diferenciación entre sistemas abiertos y sistemas
cerrados. Aunque se sabe que una serie de trabajos anteriores ayudaron a establecer los fundamentos de
la teoría de sistemas, en la actualidad se los podría considerar como estudios importantes pero
introductorios. En realidad, las formulaciones de Ludwig von Bertalanffy (1968) relacionadas con el
concepto de sistema abierto, fueron las primeras en establecer el pensamiento de sistemas como uno de
los movimientos científicos más importantes. (Lilienfeld, 1991)
Biólogo de profesión Von Bertalanffy sostenía que los fenómenos biológicos sugieren nuevas maneras
de pensar y que los métodos de las ciencias físicas resultaban inapropiados para explicar lo que podrían
ser las leyes orgánicas sobre la base de un nuevo tipo de estadística que permita entender las complejas
estructuras de los sistemas. (Bertalanffy, 1968)
Resulta interesante observar la forma en que Bertalanffy (1968) intenta demostrar a través de la
biología experimental como los organismos o las células pueden corregir las interferencias producidas
por el medio ambiente ya sea en forma natural o en forma inducida experimentalmente y desarrollarse
completamente como organismos, por ejemplo: al trasplantar brotes regenerativos de la cola de una
salamandra acuática a una pata, no se origina una cola, sino una pata. De esta manera, al parecer,
concluye que ninguna de las leyes físicas puede explicar este fenómeno, de modo que, los niveles de
organización superior, implican la comprensión de unas leyes nuevas que no son deducibles de leyes
aparentemente apropiadas para niveles inferiores. Así, El modo de organización jerárquica tiene una
significación mayor para los organismos vivos que para los objetos inorgánicos, y, por tanto, esto
45
resultaría fundamental para comprender
la forma en que se estructuran las organizaciones
consideradas como entidades vivas. Por otra parte, si reflexionamos sobre las propuestas de Bertalanffy
(1968) nos podemos dar cuenta que el problema fundamental de la biología es precisamente el
descubrimiento de leyes de sistemas bilógicos donde hay la subordinación de las partes y los procesos
componentes.
Una temática similar se puede abordar en los problemas de la vida, en donde la ciencia concibe a la
vida como una jerarquía de elementos, procesos, seres y componentes que están integrados y
relacionados unos con otros y en forma estadística. Todas las leyes de la naturaleza son de naturaleza
estadística. Las mismas constituyen afirmaciones sobre la conducta colectiva promedio y así, la
totalidad de la ciencia se percibe como una jerarquía de estadísticas, como explica Robert Lilienfeld
(1991).
“En el primer nivel se encuentran las estadísticas de la microfísica. El segundo nivel está
constituido por las leyes de la macro física. En un nivel todavía superior se encuentra el reino
de lo biológico y finalmente están las leyes que se aplican a las unidades súper individuales de
la vida. Las leyes de este tipo son las bases de las estadísticas de seguros, de ahí su gran
importancia práctica y comercial. (P.102)
De esta manera, podemos notar que, la teoría general de sistemas deja en claro la unidad fundamental
de las ciencias. Tanto la física como la biología, la psicología, la sociología, la antropología entre otras,
siempre terminan en una teoría general de sistemas.
De este modo damos un paso hacia la Mathesis Universalis6 con la que Descartes y Lebniz soñaron
alguna vez. La teoría general de sistemas permite entonces transferir leyes de un campo a otro,
filtrando lo que podrían considerarse analogías o comparaciones incorrectas que carezcan de valor
científico y que únicamente se basen en similitudes superficiales perdiendo de vista los verdaderos
factores implícitos o las leyes que operen puntualmente sobre estos. Se pensaría que los fenómenos
difieran en los factores causales involucrados, pero podrían estos gobernarse por leyes estructurales
idénticas. Por ejemplo, la corriente de fluidos y la conducción de calor, se expresan bajo los mismos
principios y leyes, así, el principio de la conservación y la transmisión de energía es válido tanto para
6
Descartes escribe que debe de haber «una ciencia general que explica todo lo que es posible explicar
concerniente al orden medida, sin que sé asigne a ninguna materia en particular». Esta ciencia se llama «no con
un nombre prestado (como ocurre con el álgebra, que procede del árabe), sino con un ya antiguo y admitido por
el uso, la matemática universal (mathesis universalis), ya que contiene todo aquello en virtud de lo cual, se dice,
pertenece, conforma, se estudia, se compone de otras ciencias que son parte de las matemáticas
»http://javierseguidelariva.net/Trabajos%20en%20curso/Excerpta/11.Atlas-Tejidos-Tarot-Juegos/Juegos.pdf
[entrada el 19. 10. 13]
46
lo uno como para la otro. En cualquier caso, La teoría general de sistemas, según von Bertalanffy
(1968), sirve para explicar la transferencia de leyes de un campo hacia otro, de esta manera, trataremos
entonces de explicar dese que perspectiva la comunicación organizacional se constituye en parte de un
sistema, en este caso, del sistema de la organización, o la organización entendida como un sistema y
cuáles son las leyes o principios que se pueden transferir de un campo a otro. En el mismo sentido
entonces, veremos cómo y de qué manera se transfieren precisamente las estudiadas leyes y principios
de la teoría del caos a la comunicación de los sistemas organizacionales.
2.2.1. La organización como sistema abierto
Es el momento cuando no antes, en que para efectos del estudio debe quedar claro que entendemos en
nuestro estudio por organización.
El concepto al que nos vemos abocados, se concentra en una acepción de organización entendida como
un ente social, compuesta y formada por seres humanos o individuos que se concentran, agrupan,
trabajan, operan, se convocan, o bien, auto convocan para compartir esfuerzos y tareas tras la búsqueda
de un objetivo que puede ser común, individual o compartido. Pero cuando hablamos de organización
se asume la posibilidad de que al interior de este ente social, existen una serie de elementos implícitos
o explícitos que se suponen comunes para todos, de tal manera que se vuelven en transformadores y
rectores de sus conductas, actitudes, pensamientos, opiniones, etc. Al respecto, Ludwig von Bertalanffy
(1968) señala en su ya clásica teoría general de sistemas que “las características de una organización,
trátese de un organismo vivo o un organismo social, involucran nociones de totalidad, crecimiento,
diferencia, orden jerárquico, dominancia, control, competencia, etc.” (p.19). Es decir, organización por
definición involucra a las cosas que están organizadas y detrás de la organización, siempre hay un
propósito, sea implícito o explícito.
La idea de organización como ente social trasciende al concepto o idea de empresa, aun cuando para
los estudios que tengan que ver con la estructura organizacional, la administración, la gestión de los
recursos humanos, las operaciones, las actividades comerciales, etc., sea necesario para sus propósitos
específicos partir desde el factor organizacional.
Desde otra perspectiva inclusive, quizás pueda presentarse un debate con la idea o el concepto de
institución, pero dado que en este caso, el sentido y propósito de este estudio es más bien comprender
47
el asunto de la organización desde la función y la estructura, así, no cabe una posible controversia entre
dos significados, más allá de alguna connotación más bien de carácter formal o contextual. Al respecto
podríamos aprovechar la cita de Rolando Rodrich Portugal, (2014) que nos ofrece una precisión
aclaratoria desde los alcances del término:
Durante el desarrollo de esta publicación se opta por la utilización del término Comunicación
Institucional frente al de empresarial, organizacional y/o corporativa. Según diversos autores
(La Porte, 2001; Sotelo 2007; Mora 2009), la expresión Comunicación Institucional se refiere al
conjunto de elementos y actividades de comunicación que emprenden las instituciones de modo
organizado. Desde esta perspectiva, el término de Comunicación Institucional es más amplio y
aplicable a cualquier organización (no sólo a las grandes empresas y corporaciones) y tiende a
integrar las técnicas de las Relaciones Públicas, Marketing y la Publicidad, ampliando los
campos de relación con otros públicos no sólo con finalidades estrictamente comerciales.
(p.214)
En cuanto a la temática sobre los sistemas abiertos, von Bertalanffy (1968) como su principal
protagonista, estableció la teoría general de sistemas como un movimiento científico y al respecto
Lilienfeld (1991) apunta que sus principales conceptos son los siguientes:
El estado característico de los organismos es el de un sistema abierto, es abierto en el sentido
que intercambia material con el medio ambiente, mediante entradas y salidas de materiales se
producen cambios en sus componentes. Las concepciones previas sobre el estado de equilibrio
que mantiene un organismo dan lugar a la idea de un estado constante.
El concepto de un sistema abierto que se mantiene por sí mismo en un estado constante,
representa una divergencia con los conceptos de la física clásica, que principalmente consideró
sistemas cerrados. De acuerdo con la segunda ley de la termodinámica, un sistema cerrado
finalmente debe lograr un estado de equilibrio con un máximo de entropía y un mínimo de
energía libre. Pero bajo ciertas condiciones un sistema abierto puede mantenerse en un estado
constante. (p.33)
El estudio de los sistemas abiertos tiene una importante relación con la termodinámica, principalmente
en lo que se refiere a la entropía. Los sistemas cerrados, caracterizados por procesos irreversibles,
tienden a un incremento de la entropía positiva, lo cual significa que pierden energía. Pero en los
sistemas abiertos, especialmente en los organismos vivos, en cambio se produce muchísima energía
negativa a través de la introducción de moléculas orgánicas complejas, utilizando su energía y
devolviendo al medio otro producto. En esta forma, la segunda ley de la termodinámica, la cual es
aplicable a todo el universo y al sistema abierto junto al medio en el que se desenvuelve, encuentra
dudas de aplicación en los sistemas abiertos propiamente dichos por esta idea de producción constante
de energía. Llegados a este punto entonces, nos asalta la inquietud por determinar si la organización
como ente social, se corresponde en primer lugar como un sistema abierto o cerrado, y en segundo
lugar, si desde estas consideraciones es susceptible de análisis desde la acumulación o flujo de energía,
48
en el que se pueda establecer algún nivel de entropía. En fácil deducción diríamos que si la
organización permanece sin ningún tipo de influencia externa, es hermética y no requiere para su
existencia ningún tipo de influencia externa, es un sistema cerrado, pero bajo esa consideración, querría
decir por otro lado que es autosuficiente, produce su propia energía, se auto regenera, se auto mantiene
y por lo tanto entonces su nivel de entropía es alto, se dirige al equilibrio y al igual que el universo, se
aproxima progresivamente a una muerte térmica en la que toda su energía se convierte en calor de baja
temperatura y así, en algún momento finalizarán sus procesos generales.
Por el contrario, si consideramos que la organización es más bien un sistema abierto, en el que la
organización se nutre del ambiente, depende de el exterior y el entorno, recibe energía y por tanto lo
que entra se modifica y sale de una manera distinta, entonces resulta que la organización para seguir
viva, necesita alimentarse de un flujo continuo de materia y energía proveniente de su entorno y de esta
manera se retrasa su entropía y además, crea una suerte de complejidad y consecuencias irreversibles.
Cabe revisar las implicaciones que tiene para tal efecto el concepto de entropía.
2.3.
La entropía, los sistemas y la organización
La teoría general de sistemas en forma elaborada sería una disciplina matemáticamente pura y formal
en sí misma, pero aplicable a diversas ciencias empíricas. Para las ciencias relacionadas con totalidades
organizadas tendría una gran significación, especialmente con la teoría de las probabilidades y aquellas
involucradas con sucesos aleatorios. Sin embargo, para la época en que se originó, sería como un
desafío frente a la presencia y fortaleza de la mecánica newtoniana determinista que se sostenía como
la ciencia de las fuerzas y las trayectorias. Paralelamente, el pensamiento evolucionista se ofrecía como
alternativas de cambio, crecimiento y desarrollo y por tanto se requería de una nueva ciencia, esta sería
la ciencia de la complejidad, y una de las primeras formulaciones de esta nueva ciencia fue la
termodinámica clásica con su segunda ley, la ley de la disipación de energía o entropía 7.
Según la segunda ley, la entropía de un sistema físico cerrado, es la gradual desaparición del gradiente
de temperatura que produce evolución y conduce a un estado de equilibrio final. Así, se supone que los
sistemas tienden a evolucionar desde configuraciones ordenadas hacia configuraciones más
desordenadas. Esto significaría que las configuraciones menos ordenadas son menos probables que las
7
El término es una combinación de energía con tropos, palabra griega que significa transformación o evolución.
CAPRA, Fritjof. El tao de la física. Ed. Anagrama. Barcelona. 1998
49
ordenadas. Dicho de otra forma, los sistemas tienden a estados de máximo desorden. Mediante el
criterio y usos de la entropía se puede hablar entonces de procesos reversibles e irreversibles.
Así, un proceso reversible sería aquel en que se puede hacer que el sistema vuelva a su estado original
sin variación neta del sistema ni del medio externo. Por ejemplo, si se da cuerda a un reloj, el sistema
vuelve a funcionar, pero en cambio, es irreversible el proceso de poner azúcar en el café, es imposible
volver a tener azúcar intentando separarla del café.
Con el concepto de entropía y la formulación de la segunda ley, la termodinámica introducía la idea de
procesos irreversibles como un vector del tiempo en la ciencia. Según esto, alguna energía mecánica
queda siempre disipada en forma de calor y no puede ser recuperada por completo. Así pues, el mundo
máquina estaría en un proceso de agotamiento que le llevaría irremisiblemente a un punto final. (Capra,
2010)
Puestas así las cosas, observamos entones que la organización como una entidad social, no es un
sistema estático cerrado al exterior, conteniendo siempre los mismos elementos. Es un sistema abierto
en un estado generalmente estable o cuasi estable en el que la materia, energía o cualquier elemento del
cual se sirve, entra, atraviesa y sale hacia el medio exterior. A diferencia de los sistemas cerrados, que
se instalan en un estado de equilibrio térmico, los sistemas abiertos se mantienen lejos del equilibrio en
este estado estable caracterizado por un continuo flujo e intercambio de materia y energía. En
consecuencia vemos más bien entonces que la termodinámica clásica se lleva o trata mejor los sistemas
cerrados que están en o cerca del estado de equilibrio dinámico. Entonces, en los sistemas abiertos la
entropía o desorden tiende a decrecer y por tanto la segunda ley de la termodinámica podría no ser de
aplicación. El mismo von Bertalanffy (1968) postulaba que la ciencia clásica debía ser complementada
por alguna termodinámica para los sistemas abiertos. No obstante, en los años cuarenta del siglo
pasado, las matemáticas necesarias para tal expansión no estaban disponibles. La formulación de la
nueva termodinámica para estudiar los sistemas abiertos debía esperar hasta los años setenta, cuando
apareció en escena el premio Nobel de química Ilya Prigoguine, (2011) a quien ya hemos citado.
Prigogine (2011) desarrolló unas nuevas matemáticas para reevaluar la segunda ley, repensando los
conceptos tradicionales relacionados con el orden y desorden y resolver las ambigüedades y
contradicciones que se presentaban alrededor de la teoría.
Bertalanffy (1968) identificó correctamente las características del estado estable con las del proceso
metabólico de las células, lo que le llevó a postular la posibilidad de autorregulación como otra
50
propiedad clave de los sistemas abiertos. Esta idea sería defendida por Prigogine (2011) treinta años
después en términos de la autorregulación de las estructuras disipativas, concepto al que también nos
referimos en las páginas anteriores.
La visión de Bertanlaffy (1968) al parecer, se basaba en la idea de que había una ciencia general de la
totalidad, sus métodos de observación le ayudaban a pensar que los conceptos y principios sistémicos
podían ser de aplicación en distintos campos de estudio. Bajo estos referentes Capra (2010) sostiene
que “se podría pensar que el paralelismo de conceptos generales o incluso las leyes específicas en
distintos campos, son consecuencia del hecho de que estas están relacionadas con sistemas, y que
ciertos principios generales son de aplicación a los sistemas con independencia inclusive de su
naturaleza”. (p.49)
Puesto que los sistemas vivos abarcan un espectro tan amplio de fenómenos involucrando a los
organismos individuales con todas sus partes, juntando un variedad de sistemas sociales y ecosistemas,
es de suponer que Bertalanffy (1968) creía que la teoría general de sistemas podía ofrecer un marco
conceptual idóneo para la unificación de diversas disciplinas científicas, que estaban aisladas o
fragmentadas en su momento. No obstante y en la actualidad nos queda claro que los estudios al
respecto han avanzado y si bien esto no es materia acabada, tampoco hay duda de que según la forma
en que hemos señalado, al menos la organización social, constituida por individuos, estructurada como
una totalidad, enlazada e integrada por una serie de procesos, es y debe ser vista como un sistema. No
importa si es cerrado o abierto, aun cuando el mayor número de las posibilidades siempre se le
presentarán como para que sea calificada de sistema abierto, lo cierto es que según su naturaleza, es
propicia para que sea objeto de una nueva concepción sistémica de vida, mente y consciencia que
trasciende las fronteras disciplinarias y que, efectivamente, se ofrece para que exista la posibilidad de
que sea estudiada al interior de campos unificados hasta ahora separados. Esta concepción nos acerca a
uno de los temas mejor vinculados a la comunicación, y tiene que ver con la cibernética, la cual se
nutre precisamente de las ideas dejadas por von Bertalanffy (1968).
2.4.
Cibernética y comunicación
Norbert Wiener (1985 citado en Lilienfeld, 1991) considerado como el padre de la cibernética, sostiene
que esta ciencia tendría un gran impacto en la civilización, no solo porque suponía que ayudaría a
automatizar las funciones del trabajo, sino también por sus consecuencias filosóficas, proponía entre
51
ellas, que la cibernética cambiaría las formas de pensamiento y la concepción acerca de los orígenes de
la creación y la humanidad. Inicialmente, concepto básico de la cibernética, estaría orientado a
encontrar las pautas sobre los cuales entender los cambios que se producen en los animales y las
máquinas. Nutriéndose de varias disciplinas, la cibernética representa un enfoque unificado de los
problemas de comunicación y control. La palabra, se deriva del término griego kibernetes que significa
timonel, y Winer (1985) definió a la cibernética como la ciencia del control y la comunicación en el
animal y la máquina.
Wiener (1985) reconocía que las nuevas nociones de mensaje, control y retroalimentación involucraban
a determinadas pautas de organización, es decir entidades inmateriales pero que eran cruciales para la
vida.
Si se actúa sobre un conjunto de estados, el conjunto en sí puede cambiar a otro estado poniéndole en
una suerte de transformación. En términos más simples, esto quiere decir que si un conjunto, para
nuestro caso un sistema o una organización, no recibe algún tipo de influencia que le lleve a un nuevo
estado, este sistema u organización se encuentra cerrado a la transformación. La cibernética utiliza a
manera de punto de partida las analogías de las máquinas. Por ejemplo, Una máquina determinada, se
comporta bajo un sistema considerado como cerrado cuya conducta está determinada y sigue cursos
regulares y reproducibles. La cibernética pone énfasis en el estudio de los modos de comportamiento,
más que en las substancias que llevan a cabo el comportamiento, de ahí el carácter mecanicista de la
teoría. El elemento crucial de la cibernética estriba en el concepto de retroalimentación que en este
caso se debe entender como una disposición circular característica del sistema cuyos elementos están
interconectados causalmente, de tal manera que una causa inicial se propaga alrededor de los elementos
sucesivos del sistema, de tal modo que cada elemento tiene un efecto sobre el siguiente, hasta que el
último retroalimenta el efecto sobre el primer eslabón en que se inició el proceso. Un ejemplo se puede
ver en la figura 15.
52
Figura 15
Causalidad circular en un bucle de retroalimentación
Fuente: http://mdsi-gimf.blogspot.com/2011/10/tipos-de-bucles-de-realimentacion.html
La consecuencia de esta disposición es que el primer eslabón que desde el enfoque de sistemas sería un
input o una entrada, se ve afectado por el último, o la salida, un output, lo que se traduce en la
autorregulación de todo el sistema, al verse modificado el estímulo inicial a lo largo de cada recorrido
por el circuito. En un sentido más amplio, la retroalimentación significa el retorno de la información a
su punto de origen, a través del desarrollo de un proceso o actividad. Capra (2010) explica esto de la
siguiente manera:
El ejemplo original de Wiener sobre el timonel es uno de los más claros de lo que es un bucle
de retroalimentación. Cuando un barco se desvía de su rumbo un poco hacia la derecha, el
timonel evalúa la desviación y la compensa moviendo la rueda a la izquierda. Esto disminuye la
desviación de la embarcación, quizás hasta el punto de sobrepasar la posición correcta y
desviarse a la izquierda. En algún momento del proceso, el timonel evalúa la nueva desviación
y así sucesivamente. El arte de pilotear un navío, consiste en mantener estas oscilaciones tan
leves como sea posible. (p.75)
Un mecanismo parecido donde se observa el principio de retroalimentación se manifiesta cuando
aprendemos a manejar bicicleta. Al principio nos resulta difícil dominar la retroalimentación de los
cambios continuos de equilibrio y maniobrar en consecuencia hasta lograr la estabilidad. Así, la rueda
delantera de la bicicleta del principiante oscila fuertemente, pero a medida que nuestra habilidad
aumenta, nuestro cerebro, dirige, evalúa, controla, y responde a la retroalimentación automáticamente,
hasta que las oscilaciones de la rueda delantera se convierten prácticamente en una línea recta.
53
Con estos antecedentes entonces, ya se puede describir la analogía que se presenta en la organización
como ente social. Si la organización como tal es considerada como un sistema, ya hemos visto que esta
puede ser, según sus características, razón de ser, estructura o función, de carácter cerrado o bien
abierto, también los sistemas que conforman la organización están dominados por uno o varios bucles
de retroalimentación y por lo tanto a un enfoque cibernético, pues, a la organización como sistema le
asisten unas entradas o imputs.
Estas entradas están dadas por lo que en materia de gestión y gerencia se conoce como las 6M del
enfoque de sistemas (Salgueiro, 2002). La organización entre otras cosas para funcionar necesita
materiales, métodos, maquinas, etc., pero estos elementos de por sí no hacen nada si no hay alguien y
algo que los pongan a trabajar. Obviamente ese alguien será normalmente alguna inteligencia humana
y ese algo es la comunicación. La comunicación permite coordinar y traducir estos elementos en
esfuerzos, estos esfuerzos no son sino los procesos propios del sistema en cuestión, así se da lugar al
recorrido por el circuito. Al final de este proceso habrá necesariamente una salida, un output, pero de
estas salidas una serie de elementos regresan directamente por el circuito, mientras que otros elementos
pasan a formar parte de otros sistemas en el exterior, pero nada más para regresar en algún momento y
transformados al propio sistema original. Recordemos que la teoría general de sistemas nos habla de
una totalidad, y en ese sentido, la organización como ente social, puede verse como una combinación
de sistemas cerrados y abiertos.
De hecho, así se muestra en la realidad y es por esa razón que inclusive, se habla de públicos internos y
públicos externos cuando de clasificar a los entes sociales que forman el sistema se trata.
La comunicación entonces, permite el intercambio de información que hace posible mantener el bucle
de retroalimentación y de la forma en que ella se implementa, gestiona o se aplica, depende, primero, el
correcto funcionamiento cibernético del sistema, y segundo de hacer los correctivos necesarios para
permitir que el circuito sea el correcto. Pero qué se busca con todo esto, dicho de otra forma, cuál es la
pertinencia de considerar a la cibernética como parte necesaria en el estudio de la comunicación
organizacional. Volvemos a la contribución de Wiener (1985) quien con sus colegas, reconocían que
la retroalimentación era el mecanismo esencial de la homeostasis, o dicho de otra forma, la
autorregulación, que es la que permite a los organismos vivos mantenerse en un estado de equilibrio
dinámico. Cuando Walter Cannon (1941) introdujo el concepto de homeostasis y en su libro intitulado:
La sabiduría del cuerpo, dio algunas descripciones sobre los procesos metabólicos que producen
autorregulaciones.
54
Entre las más importantes descripciones tenemos que la homeostasis puede entenderse como una
propiedad de los organismos vivos que se caracteriza por la capacidad que tienen para mantener una
condición interna estable, normalmente, esa condición permanece invariable en el tiempo. El
organismo compensa los cambios que se producen en el entorno regulando la materia y la energía. Es
lo que en materia de bilogía por ejemplo se conoce como metabolismo. La homeostasis sería entonces,
una forma de equilibrio dinámico que se produce gracias a la influencia e intervención de sistemas de
control que se retroalimentan y que constituyen los mecanismos de autorregulación de los seres vivos.
Así pues, el concepto de bucle de retroalimentación, conduce a nuevas percepciones sobre los
múltiples procesos auto-reguladores característicos de la vida. En este sentido por ejemplo, los
sistemas de comunicación en las organizaciones, contribuyen al establecimiento de un estado de
homeostasis una vez que entendemos a la organización como un sistema que vive, y permanece en un
constante bucle de retroalimentación gracias un complejo sistema de comunicaciones.
2.4.1. Cibernética, comunicación y maquina
Cuando Wiener (1985) apresuraba que la cibernética tendría un gran impacto sobre la civilización, no
se equivocaba, hoy en día somos testigos del cambio radical que el mundo vive debido a la
implementación de las llamadas nuevas tecnologías en las actividades de los seres humanos. Las
máquinas han llegado a formar parte, en el sentido del que Mc Gluhan (Gordon & Willmarth, 2005) las
concebía, como parte y extensión del cuerpo humano. Las máquinas han logrado automatizar una gran
variedad de funciones iniciadas y desarrolladas por las personas y han traspasado las fronteras de sus
aplicaciones orientadas a la satisfacción de las simples necesidades humanas, sino que sus
consecuencias son también filosóficas, influyen e intervienen en las estructuras políticas, sociales y
económicas. Wiener (1985, citado el Lilienfeld, 1991) inclusive sostiene que: “su importancia en las
concepciones teológicas, afectan nuestras concepciones sobre la creación de la vida, su existencia y
hasta su fina”. (p.86)
Vale la pena ocuparnos por un momento sobre esas concepciones filosóficas y sociales. No obstante, es
importante notar que algunos de los contenidos intrínsecos de la cibernética, en el sentido de que su
lenguaje y terminología se adapta de manera inequívoca a la teoría de la comunicación. En algunos
aspectos tanto Wiener (1985) como Ross Ashby (1991), su coideario directo, la consideran
55
virtualmente idéntica a sus intereses, técnicas y simbolismos matemáticos. En su obra Cibernética, su
primera obra summa general sobre el tema, Wiener (1988) desarrolla las bases sobre las implicaciones
para la sociedad. Las tesis que ahí se desarrollan están en el estudio de los mensajes y las estructuras de
comunicación que permiten entender a la sociedad. Sus ideas precursoras parten de los primeros
conceptos sobre las máquinas. Las primeras máquinas fueron mecanismos de relojería que operaban
ciegamente. Las mismas fueron seguidas por máquinas elementales con “órganos de los sentidos”, es
decir receptores de mensajes. Un ejemplo sencillo de esto es la puerta automática que se activa
mediante una célula sencilla fotoeléctrica, otro ejemplo clásico, es el dispositivo utilizado en los
termostatos, en que los cambios de temperatura afectan la conductividad eléctrica y así se activan los
calentadores que controlan la temperatura. Las formas complejas se ejemplifican mediante máquinas
tales como los cañones antiaéreos, o los misiles de largo alcance que poseen dispositivos sensores,
alimentado con instrucciones para computar la trayectoria de la nave sentida y calcular la ruta de un
proyectil, con tal precisión que parecería imposible igualar inclusive a una intervención humana.
Aquí volvemos necesariamente al bucle de retroalimentación. En la estructura de tales dispositivos
encontramos: a) entrada de datos, b) memoria, c) instrucciones y c) salida. La característica esencial
aquí, es que la máquina debe operar de acuerdo con la retroalimentación, es decir: el control de la
máquina basado es su desempeño real. Estos mecanismos producen inversiones locales y temporales de
la entropía (Wiener, 1967). Las reacciones musculares humanas, estas, están controladas y reguladas
del mismo modo: el reflejo mediante el cual uno busca alcanzar un objeto, se modifica mediante la
información retroalimentada al cerebro en cuanto a la distancia entre el objeto y la mano que pretende
tomarlo. Así, la teoría se traslapa también hacia el control social. Es de suponer que no solo existe un
paralelismo directo entre el funcionamiento físico de los seres vivientes y el desempeño de algunas de
las máquinas más modernas, sino que cualquier organización social, hace exactamente lo mismo. El
hombre común a veces ignora la complejidad de esta conducta, pues, las respuestas físicas individuales
pueden entenderse desde este punto de vista y también pueden serlo las respuestas orgánicas de la
sociedad misma.
A partir de la teoría de Wiener, (1985) podemos sostener que hay una teoría de los mensajes que
poseen una significación filosófica por la fuerza que estos poseen detener la tendencia de la naturaleza
hacia el desorden. Esta significación se relaciona con varias concepciones antiguas del universo. Como
sabemos, el paradigma del concepto de entropía es la segunda ley de la termodinámica: la tendencia
hacia el incremento de entropía. Aunque, como hemos visto, en los sistemas que no están
56
completamente en equilibrio, la entropía no se incrementa. En el universo encontramos enclaves donde
la organización se incrementa. Estos no son solamente seres vivos. También las máquinas contribuyen
a la acumulación local y temporal de información. Al respecto dice Wiener (1985, citado en Lilienfeld,
1991) que no existe razón alguna para que no podamos considerar a estas máquinas como semejantes a
los seres humanos en cuanto a su habilidad para revertir la entropía.
Tanto el sistema nervioso como la máquina automática, son fundamentalmente semejantes en el
sentido de que toman decisiones sobre la base de sus decisiones pasadas. Ya sea que una máquina
decida entre dos alternativas, tales como abrir o cerrar un conmutador, o que la fibra nerviosa decida
liberar un impulso o no, la analogía es estrecha y detallada. Entonces, ya que la cibernética es en sí
mismo una teoría de la comunicación, inevitablemente debe examinar la naturaleza del lenguaje.
La comunicación humana se distingue de la animal por la sensibilidad y complejidad de los códigos y
el elevado grado de arbitrariedad de los códigos empleados. Sabemos que los animales comunican
unos a otros sus emociones de miedo, de advertencia y otras emociones semejantes. En general, uno
supone que el lenguaje de los animales comunica primero emociones, luego cosas, pero de ningún
modo relaciones entre cosas, que es lo más complicado. En realidad, su lenguaje es más estereotipado y
sin mayores cambios.
La pregunta al respecto es entonces, ¿si las máquinas son en ocasiones una especie de metáfora
viviente, será que pueden crearse máquinas que tengan gran capacidad lingüística? Tales
consideraciones nos llevan a un importante problema en la teoría de la comunicación de acuerdo a la
concepción que se tenga de la misma: el hecho de que los mensajes puedan tergiversarse o
distorsionarse en la transmisión, ya sea en la conversación de dos personas o en forma de mensajes
transmitidos sobre los circuitos eléctricos. La transmisión nunca es perfecta; siempre se pierde algo en
el camino.
Como hemos visto, el hecho de que la información pueda disiparse pero no ganarse, constituye la
segunda ley de la termodinámica. El lenguaje ordinario de sistemas finaliza en un concepto especial de
máquina que es el ser humano. El ser humano visto como una máquina terminal, presenta un sistema
de comunicación en el que pueden encontrarse tres niveles. El primer nivel podría ser el oído humano,
compuesto de mecanismos biológicos que transmiten el sonido al cerebro. En el segundo nivel
podríamos considerar una cuestión de semántica, en el que los mecanismos neuronales del cerebro
traducen estos sonidos en significados. El tercer nivel bien podría ser el conductual, que se manifiesta
57
en comportamientos y acciones como respuestas significativas a las comunicaciones lingüísticas,
exactamente como lo que sucede en una conversación responsiva.
Animales como los chimpancés, sin importar cuánto hayan aventajado en rendimiento a los niños, no
poseen mecanismos innatos para traducir los sonidos en redes significativas. La conversación es el
logro distintivo más significativo del hombre y el que representa de mayor interés en todos los ámbitos
de las ciencias sociales. El hombre primitivo siempre temió al lenguaje y a través de la historia hemos
visto que las palabras han sido rodeadas de magia. Pero en cualquier caso, el significado último de la
comunicación es que sirve para mantener a las sociedades y al interior de estas a las organizaciones
cohesionadas. La comunicación hace posible e inevitable el establecimiento del orden mundial.
2.4.2. Cibernética, comunicación organizacional y semántica
Quienes trabajan con la comunicación al interior de las organizaciones, en otras palabras, quienes
gestionan la comunicación organizacional, deben luchar contra la entropía, es decir, la tendencia a
perder la información en tránsito, y para ello, se requiere introducir agentes externos para controlarlo.
En este punto, se debe considerar que en general y desde este primer punto de vista, existen dos tipos
de comunicación: aquella animada por el deseo de transmitir información para activar el sistema, y
aquella que se encuentra en las leyes, las políticas, la normas, y aquellas formas contenciosas de
comunicación, animadas por el propósito de imponer un punto de vista contra las oposiciones, que a
veces son obstinadas, y que atentan precisamente contra una estructura de funcionamiento determinada
de los sistemas.
Desde el punto de vista cibernético, la semántica debe comprenderse como la definición del grado de
significación de un sistema y su control dentro de los sistemas de comunicación. Así, un organismo, o
una organización, pueden considerarse como algo análogo a un mensaje, entendiendo para efectos de
este capítulo o subtítulo al mensaje como lo plantean los fundadores de la teoría matemática de la
información, Claude Shannon y Warren Weaver (1972) consideran al mensaje como un elemento
indispensable en el proceso de comunicación, del cual depende el sentido y la estructura del sistema en
función del código ya sea digital o análogo que se utilice. La definición del mensaje desde esta
perspectiva se ve tan general que contempla cualquier caso de símbolo o código como letras, palabras
habladas, sonidos musicales, dibujos etc., de tal manera que no resulta una cosa compleja o complicada
58
para que este concepto pueda ser aplicado a otras formas más específicas. En cualquier caso, el grado
de importancia del mensaje, depende también, de la capacidad de información que este puede llevar.
Por otra parte, la organización social es una estructura o un arreglo que procura automantenerse contra
el caos y la desintegración, y el mensaje desde un punto de vista semántico, es una estructura que trata
de imponerse por sí mismo sobre el riesgo del ruido en procura de mantener el orden establecido, y
siguiendo a Shannon y Weber, (1972) entendemos el ruido como todo aquello que tiene la capacidad
de producir algún tipo de interferencia en el proceso, nosotros deducimos por lo tanto, que el ruido
tiene la capacidad de ocasionar, inestabilidad, incertidumbre, caos y complejidad atentando de esta
manera al sistema y ampliando sus niveles de entropía en el proceso de retroalimentación del sistema,
así como afectando su tendencia natural por alcanzar un grado de homeóstasis aceptable que le
permita, en este caso a la organización, mantener un estado de equilibrio dinámico.
2.4.3. Retroalimentación positiva y negativa
Los cibernéticos distinguen dos clases de retroalimentación: la autoequilibrante o negativa y la
autoreforzadora o positiva. Como ejemplos de esta última podemos citar los círculos viciosos, en los
que el efecto inicial va ampliándose a medida que circula repetidamente por el bucle de
retroalimentación. Capra (2010) al respecto explica que:
Los significados técnicos de negativo y positivo en este contexto requieren de por lo
menos una explicación que evite alguna confusión al respecto. Una influencia causal de A
a B, es positiva si un cambio en A produce un cambio en B en la misma dirección; por
ejemplo: un incremento de B si A aumenta, o una merma de B si A decrece.
Por otra parte, el vínculo es negativo cuando B cambia en la dirección opuesta,
disminuyendo si A aumenta y aumentando si A decrece. (p.75)
Por ejemplo, retomando el ejemplo del navío y observando la figura 16, tenemos una explicación
gráfica de este proceso.
59
Figura 16
Eslabones causales positivos y negativos en el proceso de retroalimentación
Fuente: http://mdsi-gimf.blogspot.com/2011/10/tipos-de-bucles-de-realimentacion.html
En la figura anterior, se observa que: si B es la evaluación de la desviación del rumbo y C es la
corrección, la unión entre B y C es positiva, o sea; a mayor desviación, mayor corrección, por lo tanto a
mayor desviación, mayor corrección. El próximo vínculo en cambio es negativo: Si en C tenemos la
corrección y en A el cambio de desviación, tenemos: a mayor corrección, más disminuye la desviación.
Finalmente, el último vínculo es de nuevo positivo, pues, en A tenemos el cambio de desviación por
tanto: a menor desviación, corresponderá un menor valor de la desviación.
La cuestión está en recordar que los signos + y – no se refieren a un aumento o disminución de valor,
sino más bien a la dirección relativa de cambio de los elementos vinculados: misma dirección para + y
dirección opuesta para -.
La razón por la que el uso de estos signos resulta muy conveniente, es que conducen a una regla
bastante sencilla para determinar el carácter general de todo el bucle de retroalimetación. Este será
negativo o autoequilibrante si contiene un número impar de vínculos negativos, mientras que será
positivo o autorreforzador si contiene un número par de tales vínculos (UNC, 2013). En nuestro
ejemplo solo hay una unión negativa, luego el bucle entero es negativo o autoequilibrante, esto quiere
decir que el sistema con esta estructura, bajo el principio de la cibernética tiende a equilibrar el
comportamiento establecido. Por otro lado, los bucles de retroalimentación están a menudo compuestos
60
por uniones o segmentos negativos y positivos en forma simultáneamente y así, resulta sencillo
determinar el carácter general, contando los vínculos negativos de todo el bucle.
La situación es análoga a lo que sucede en la organización, pues, desde el principio, Norbert Wiener
(1985) se dio cuenta de la importancia de la retroalimentación como modelo no sólo de los organismos
vivos, sino también de los sistemas sociales. Así, escribió en su libro El origen de la Cibernética: “Es
sin duda cierto que el sistema social es una organización igual a la organización individual, unida por
un sistema de comunicaciones e imbuida de una dinámica en la que los procesos circulares de
naturaleza retroalimentadora tienen un papel principal”. A través de la historia de las ciencias sociales
se han usado numerosas metáforas para describir los procesos autorreguladores en la vida social.
Uno de estos procesos reguladores más fáciles de reconocer, es quizás el propuesto por uno de los
precursores más relevantes de la teoría económica, con su propuesta de la mano invisible reguladora
del mercado. Adam Smith (Smith, 2012) traduce su propuesta en los frenos y equilibrios de la
Constitución de los Estados Unidos de América”8. Los fenómenos descritos por estos modelos y
metáforas implican pautas circulares de causalidad que se pueden expresar mediante bucles de
retroalimentación.
Si bien, el patrón lógico de retroalimentación autoequilibrador no se había percibido con anterioridad a
la cibernética, dado que no existen testimonios claros en la bibliografía consultada, en cambio, si
sabemos que se conocía desde hace siglos en el lenguaje común como “círculo vicioso” al patrón de
retroalimentación autoreforzadora.
La expresiva metáfora del círculo vicioso describe una mala situación que tiende a empeorar cada vez
más a través de una secuencia circular de acontecimientos. Quizás la naturaleza de estos bucles de
retroalimentación autorreforzadores haya sido percibida antes por la humanidad, debido a sus efectos
mucho más dramáticos que los autoequilibradores de los bucles de retroalimentación negativos, tan
comunes por otra parte en el mundo viviente.
8
La constitución de los Estados Unidos de Norte América crea un sistema en el que diferentes instituciones
comparten el poder. Puesto que cada una de las tres ramas comparten el poder, cada una puede equilibrar a la
otra, de ahí viene la frase frenos y equilibrios del gobierno. [citado el 25 octubre 2013] disponible en:
http://politica.about.com/od/Generales/a/C-Omo-Funciona-El-Gobierno.htm
61
Existen otras metáforas para describir fenómenos de retroalimentación autorreforzadora. La “profecía
inevitable” por ejemplo, en la que un temor inicialmente infundado, mueve acciones que provocarán el
hecho temido. Esta metáfora, es también conocida como la profecía autocumplidora 9. De igual manera,
la conocida como efecto “vagón de la banda”, una situación en la que una causa gana apoyo
simplemente por el incremento del número de adeptos10.
A pesar del conocimiento extensivo de la sabiduría popular sobre la retroalimentación
autorreforzadora, de esta, se tiene muy poca información en la primera etapa de la cibernética. Aun
cuando los cibernéticos del entorno de Norbert Wiener (1985) aceptaban la existencia de los
fenómenos de retroalimentación positiva, estos se concentraban más bien en los procesos
homeostáticos de los organismos vivos. Según señala Capra (2010) “en la naturaleza son muy raros los
fenómenos puros de retroalimentación reforzadora, ya que suelen estar compensados por bucles de
retroalimentación negativa que moderan sus tendencias expansivas”. (p.78)
En un ecosistema por ejemplo, cada especie tiene el potencial de continuar con su crecimiento
demográfico exponencial, pero esta tendencia queda refrenada por varias interacciones niveladoras en
el seno del sistema. Las tendencias expansivas aparecerán sólo si el sistema se ve seriamente
perturbado. Entonces, algunas plantas se convertirán en maleza, algunos animales en plagas, y otras
especies quedarían eliminadas, quedando el equilibrio de todo el sistema seriamente comprometido.
En consecuencia, uno de los aspectos más importantes del estudio exhaustivo que hemos intentado, es
el reconocimiento de que los bucles de retroalimentación describen los patrones de organización. La
causalidad
circular de un bucle no implica que los elementos correspondientes del sistema se
encuentren dispuestos en círculo. Esto es un esquema analógico que nos permite entender los patrones
abstractos de relaciones inmanentes en las estructuras ya sean físicas o bien en las actividades de los
organismos vivos.
9
En los estudios propios de la psicología y la comunicación, la profecía autocumplidora es una situación en la
que un temor inicial, conduce a activar circuitos neuropsiquicos, hormonales y biológicos, que terminan con el
tiempo, provocando el hecho temido. JARROSSON, Bruno. La dirección estratégica y su filosofía. Deusto.
Bogotá. 1994. P. 87
10
Del inglés Bandwagon, que sirve para significar “estar en lado vencedor de la competencia”, “subirse al carro”.
Describe el comportamiento de quienes sin saber de lo que se trata y atraídos por la música, siguen sin pensar, al
vagón del tren que lleva la banda. EFECTO BANDWAGON [en línea] [citado 25 octubre 2013]. Disponible en:
http://inep.org/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=4300
62
Como en todo este trayecto, lo anotado sienta las bases para desarrollar el estado de la cuestión de la
comunicación en las organizaciones, desde el estudio en este caso, de la teoría general de sistemas. La
cibernética, como un elemento coadyuvante, nos permite entender a la organización social, llámense
empresas o instituciones, como un sistema por sus características similares de estructura, función y
organización. Nos sigue correspondiendo ampliar el rol de la comunicación, y para esto, es necesario
abordar los postulados de la teoría de la información.
2.5.
Teoría de la Información y Teoría de la Comunicación
Es de conocimiento general que las computadoras hoy en día, significan un instrumento que trascendió
a la idea de ser maquinitas avanzadas para realizar simplemente operaciones de cálculo.
La computadora en sí, trascendió de tal manera en los últimos años que las premoniciones de Marshall
Mcluhan, (Biografías & vidas, 2013) de alguna manera se fueron haciendo realidad. Según él, desde
una visión alegórica y metafórica, llegaría el día en que las computadoras se verían como una extensión
de la inteligencia humana, como en su momento sería la carreta y el automóvil una extensión de las
piernas del hombre, la ropa una extensión de la piel, la radio de sus oídos y la televisión de su ojos y su
visión.
Con base a lo anterior, hoy existe un debate en el que se sostiene que las computadoras incorporan las
leyes del pensamiento lógico sin la lentitud, ambigüedad, emotividad y capacidad de error que se
encuentra en el ser humano. Como consecuencia de esto, han sido previstas computadoras que traducen
textos de un idioma a otro de manera más rápida que los intérpretes, que juegan ajedrez mejor que los
grandes maestros, y que inclusive diseñan en forma original y creativa fórmulas y teoremas
matemáticos.
De ahí, la extensa gama de literatura que habla sobre la inteligencia artificial. Actualmente, se
considera a la computadora como un importante y decisivo instrumento al cual se le confía vitales
decisiones que no se pondrían en manos, o mejor dicho, en el pensamiento de los seres humanos. Tal
es el caso de los instrumentos de vuelo de los aviones comerciales y supersónicos, los aparatos de los
buques de alto y bajo calado, y hoy en día, hasta los vehículos personales, tienen ordenadores de ruta a
los cuáles se les confía el destino final de un viaje o traslado de rutina cotidiana ya sea al trabajo a de
visita a un centro comercial.
63
En la computadora pueden simularse modelos de estructura social y política, proyecciones económicas
y crecimiento demográfico, se crean escenarios posibles para el diseño de la planificación de las
organizaciones, especificar los parámetros necesarios y niveles de acción que optimizarán el logro o
alcance de un resultado específico. Por lo tanto, la computadora y lo que ella contiene, puede
determinar por ejemplo una política social con referencias científicas. Tal es el impacto y la incursión
de las computadoras en la vida de los seres humanos, que estas han dado paso a una nueva concepción
de los sistemas sociales y el orden mundial, puesto que de ella se han desprendido una serie de
modelos y nuevas formas de instrumentos, que ahora son tratados bajo una serie de calificativos y
denominaciones, que están al abrigo de lo que se conoce como las nuevas tecnologías de la
información.
Así, siguiendo a lo estudiado por Robert Lilienfeld, (1991) las perspectivas o bases adoptadas para
sostener que la intervención de las computadoras puede ser tratada como inteligencia artificial, son las
siguientes:
a) El análisis del lenguaje como el vehículo del pensamiento, pues, sus propiedades siempre han
sido objeto de la filosofía, la psicología, la matemática, la estadística, la sociología, etc., con la
perspectiva de establecer las bases científicas al problema de los significados, las
connotaciones, los trasfondos. De ahí algunas teorías y nuevas tendencias como aquellas
conocidas como neurociencias, programación neurolingüística, análisis lingüístico, etc.
b) La misma teoría de la información, centrada en el estudio de la transmisión de mensajes a
través de los canales o los medios como los teléfonos, la radio, la televisión y hoy en día las
redes invisibles satelitales y digitales que permiten la interconexión mundial a través de
Internet11, se analizan a través de las leyes matemáticas que los gobiernan.
c) La teoría de la comunicación, en vista de que la teoría de la información se concentra en el
estudio de los modelos de transmisión y no contempla precisamente el alcance de los
11
INTERNET es una red de redes que permite la conexión descentralizada entre computadores a través de unos
protocolos denominados TCP/IP. Tuvo sus orígenes en 1969, cuando una agencia del departamento de los
Estados Unidos comenzó a buscar alternativas ante una posible guerra atómica que pudiera incomunicar a las
personas. A diferencia de lo que suele pensarse, Internet y la World Wide web no son sinónimos. La WWW, es
un sistema desarrollado en 1989 y es un servicio que permite el acceso a información que se encuentra enlazada
mediante un protocolo conocido como HTTP (Hiper Tex Transfer Protocol): [citado 31 octubre 2013]. disponible
en: DEFINICIÓN DE. http://definicion.de/www/
64
significados. Este es un intento por analizar los contenidos semánticos de las señales
transmitidas, y la base de nuestro estudio. Pues, aquí se pretende encontrar los nexos lógicos
para justificar el hecho de que el problema de la comunicación organizacional, parte, primero
de las consideraciones establecidas en la teoría general de sistemas, segundo en la propia
teoría de la información, contempla las implicaciones de la cibernética y los bucles de
retroalimentación. Los modelos de transmisión, las formas, los elementos que participan en la
transmisión del mensaje, los procesos y subsistemas involucrados son análogos a los
principios que sostiene la teoría del caos y la geometría fractal, entre esos la principal, es
decir: la sensibilidad las condiciones iniciales del fenómeno, en este caso para nosotros, de los
procesos de comunicación en las organizaciones.
La delimitación y el descubrimiento de los horizontes temporales tratados por Ilya Prigogine,
(1997) destacado en este estudio como el autor de las estructuras disipativas, entre otras cosas,
nos permite descubrir, cuál es el punto de bifurcación en donde el proceso organizacional
luego de mantenerse estable, lineal y en condiciones deterministas, gracias a la producción de
los mensajes, se desvía y pasa a un estado, no determinista, no-lineal, inestable, complejo y
por tanto caótico.
d) La lógica booleana estudiada por primera vez en detalle por George Boole (Wikipedia, 2013).
Considera las leyes del pensamiento, y los circuitos de la computadora como una extensión de
los circuitos del cerebro humano y ahí se lee:
Constituyen un área de las matemáticas que ha pasado a ocupar un lugar prominente con el
advenimiento
de la
computadora digital.
Son
usadas
ampliamente
en
el diseño de circuitos de distribución y computadoras, y sus aplicaciones van en aumento en
muchas otras áreas. En el nivel de lógica digital de una computadora, lo que comúnmente se
llama hardware, y que está formado por los componentes electrónicos de la máquina, se trabaja
con diferencias de tensión, las cuales generan funciones que son calculadas por los circuitos que
forman el nivel. Éstas funciones, en la etapa de diseña del hardware, son interpretadas como
funciones de boole.
e) Las máquinas cibernéticas gobernadas por retroalimentación que son construidas y diseñadas
para aceptar o rechazar la influencia de la luz por ejemplo. Aprenden a evitar los obstáculos, a
65
conducirse por laberintos y algunas juegan ajedrez. Se consideran isomórficas12 con relación al
cerebro humano y muchos científicos creen que el estudio y construcción de estas máquinas
aclararán muchas cuestiones acerca del modo en que opera y funciona el cerebro de los seres
humanos.
f) Las redes neuronales del cerebro humano, que han servido para realizar las conexiones
eléctricas imitando la forma de operar del cerebro, y con ello aclarar el problema del
pensamiento, lógico, creativo y la toma de decisiones.
2.5.1. Teoría matemática de la comunicación
El término “información” se concibe normalmente y en forma natural en un sentido altamente técnico,
de ahí inclusive las conocidas “TICS” o nuevas tecnologías de la información, a veces llamadas
también tecnologías de comunicación.
Sin embargo, el uso del término no hace distinciones claras entre información y comunicación. Al
parecer, ello se debe a un error lingüístico por la confusión no aclarada en la famosa y primera
conferencia de Macy del año 194613, que llevó a los cibernéticos a denominar a su teoría como de la
información, en lugar de llamarla teoría de las señales. De ahí, tal vez, el documento más importante de
la teoría de la información sea la obra: “La teoría matemática de la información” de Shanon y Weaver
(1949). El tratado consta de dos ensayos separados en donde la primera parte es un ensayo con
exposiciones no técnicas, y el segundo, es propiamente el tratado de la teoría matemática de la
transmisión de los mensajes de Shannon. Su trabajo trata sobre el alcance de los mensajes y explica
explícitamente, que no se ocupa del significado de los mensajes transmitidos, sino puramente de
problemas tales como codificación y decodificación de mensaje, así como de la preservación de señales
cuando existe estática, la velocidad de las señales bajo ciertas limitaciones, etc.
12
Dícese de los cuerpos que tienen igual forma o estructura, aún cuando su composición química pueda ser
diferente.
DICCIONRIO
ELECTRÓNICO:
[citado
2
noviembre
2013]
disponible
en
http://es.thefreedictionary.com/isomorfo
13
En la ciudad de Nueva York en la década de los años 50, se convocaban una serie de personajes de la época,
para enlazar intensos diálogos interdisciplinarios y explorar las nuevas formas de pensar.
JUTORAN, Sara. El proceso de las ideas sistémico-cibernéticas [en línea] [citado 2 noviembre 2013].
Disponible en: http://www.click.vi.it/sistemieculture/Jutoran.html
66
Pero como señala Lilienfeld (1991), al parecer, Weaver (1949) si es más ambicioso con el trabajo de
Shannon, (1949) puesto que involucra el término comunicación a otras disciplinas para definirlo de
manera más amplia, incluyendo a todos los procedimientos mediante los cuales se hacen posible los
procesos y trasladando de manera análoga el concepto pragmático de la teoría de la información, hacia
un campo más extenso que supone el diálogo oral o escrito, la música, las artes pictóricas, el teatro, el
ballet y de hecho toda la conducta humana.
Entonces, de lo anotado observamos que, a pesar de que inicialmente la teoría matemática de la
información estaba vinculada a la resolución de problemas técnicos y electrónicos, investigadores de
distintas corrientes pasando desde la lingüística estructural, la psicología, la biología, hasta la
sociología funcionalista, trasladan el modelo de Shanoon a las ciencias humanas y por mucho tiempo
ha sido considerado como uno de los principales modelos de comunicación. (Fernández & Galguera,
2009).
El modelo de comunicación de Shannon es considerado como lineal (Schnaider & Zarawosky, 2005),
supone un origen, es decir el polo emisor, que transmite una señal, y un final en el polo receptor, que
decodifica la señal. En términos sencillos, que se da cuenta, entiende o interpreta la señal, en el peor
de los casos al menos, que no pasa desapercibida para él receptor. Un esquema del modelo se observa
en la siguiente figura.
Figura 17
Modelo de comunicación según Shannon y Weaver
Fuente:
https://www.google.com.ec/search?q=www.modelo+de+comunicaci%C3%B3n+de+shannon&rlz
67
En los términos más simples y poniendo el modelo en el contexto para el que fue creado, debemos
entenderlo como un proceso y como parte de algún sistema o subsistema. Si el contexto es la
transmisión eléctrica o digital (que para el caso es lo mismo) de un mensaje, entonces la fuente de
información elabora o produce un mensaje. Esta fuente es un instrumento mecánico y/o digital, pero
en otro contexto, esta fuente también puede ser humana, en cualquier caso, el tipo de mensaje y el
grado de complejidad depende de las características de la fuente. A la final, lo que hace es elaborar un
código y decidir que es el indicado.
Necesariamente entonces, cuando hablamos de que este modelo es lineal, obligadamente nos
encontramos con una cadena de elementos; elementos que se constituyen en los eslabones del proceso
sistemático y secuencial del proceso de información o comunicación.
2.5.2. Mensaje, transmisión, medio y final
El mensaje en sí, se constituye prácticamente en la información que la fuente tiene la intención o el
deseo de transmitir. Esta información entonces bien puede ser una señal, una secuencia de impulsos
eléctricos y/o digitales que son necesarios para accionar el sistema y a su vez realizar otras conexiones.
Pero en el contexto de la comunicación humana el mensaje se refiere al lenguaje empleado, a los
códigos utilizados o bien a los signos lingüísticos que son representaciones objetivas o subjetivas del
pensamiento, y que permiten hacer abstracciones de la realidad entre los seres humanos. Así, desde el
pragmatismo de la teoría matemática, el mensaje debe llegar a su destino y en el mismo caso cumplir
con un propósito, accionar a su vez algún mecanismo al final del proceso.
Es en este momento en que se hace indispensable considerar el canal o el medio por donde se
transmiten esas señales o códigos. El canal o el medio, es el vehículo encargado de transportar los
mensajes y al igual que en los contextos mecánicos, digitales y electrónicos. El medio se constituye en
otro de los elementos importantes, pues de él, depende que la carga llegue en las condiciones deseadas
a su destino. El medio o canal es un mediador, de sus características y condiciones depende la
integridad del mensaje o el principal producto comunicacional. Los canales siempre son físicos, de
alguna manera se reducen a cualquier forma de materia, por más pequeña que esta sea, se trate de
impulsos eléctricos, átomos, electrones, quantums, cuarks, o bien la última partícula conocida hasta
hoy en el universo como el Boson de higgs. (Chamy, 2013) No hay otra forma de transmitir los
mensajes, al menos, hasta ahora.
68
Finalmente, entre el receptor y el destino del mensaje existe una brecha difícil de expresar en términos
de distancia, pero fácil de entender en cuanto a su función e importancia. El receptor bien sea el de un
aparato mecánico o de otro tipo o naturaleza como es el caso del sistema de recepción humana, su
función es la de recibir y procesar el mensaje, para descubrir el lenguaje o el código lingüístico con el
que ha sido elaborado. Lo cual significa, recibir, procesar, reconstruir, entender y comprender, con lo
que en una primera instancia, la fuente habrá conseguido afectar al receptor de alguna manera.
Volveremos a esto más adelante.
Cuando hablamos de procedimientos mediante los cuales un mecanismo afecta a otro, desde un punto
de vista reduccionista de la teoría de la información o bien de la comunicación cuando ampliamos el
contexto, estamos hablando en el primer caso por ejemplo, de un radar
rastreando un avión y
dirigiendo un misil al mismo, y también de un estudiante ejecutando una tarea después de las
explicaciones dadas por su profesor en el segundo. Por lo tanto, esto nos lleva a reflexionar sobre
algunos aspectos o niveles que se presentan en el proceso de comunicación: En un primer nivel uno se
pregunta, ¿cuán adecuadamente se pueden transmitir los símbolos o los códigos de la comunicación?
En un segundo nivel y como consecuencia del primero uno se pregunta ¿cuán precisamente esos
símbolos transmitidos llevan el mensaje deseado?, y como se puede deducir, aquí nos topamos con un
problema de semántica. En un tercer nivel uno se pregunta, ¿cuán efectivamente el significado recibido
afecta la conducta y el comportamiento del modo deseado en el receptor del mensaje o el destinatario
del proceso. Entonces se hace indispensable la incursión de otro elemento con el que el proceso lineal,
bien podría dejar de serlo porque de esta manera, aparece una suerte de continuidad por una parte y de
una posible multiplicidad de interconexiones por otra. Se trata de saber lo que sucede con el receptor al
final del proceso, es decir, de su capacidad de respuesta a la acción iniciada por la fuente. Si la fuente
espera una respuesta a la acción inicial, entonces ella debe por lo menos enterarse, pero bien puede
suceder que la fuente no espere respuesta alguna, por lo que entonces, estaríamos ante un fenómeno
singular en el que la comunicación no tendría lugar. Sin embargo, vale la pena recordar uno de los
axiomas formulados en la famosa escuela de psicología y comunicación, conocida como el Colegio
Invisible de Palo Alto en la ciudad de California (Wikypedia, 2013) que dice que es imposible no
comunicar, pues la comunicación, es la base de toda relación personal, y en este caso, aún cuando el
receptor no espere ninguna respuesta, eso mismo, es comunicación.
En este caso entonces, se hace indispensable analizar esta condición al amparo de una connotación
conocida como retroalimentación.
69
2.5.3. Retroalimentación y bucles de retroalimentación
Los bucles de retroalimentación fueron detalladamente explicados en los párrafos anteriores como
elementos característicos de la cibernética.
Intencionalmente cobra este tema un subtítulo aparte en ese estudio, dada su relevante importancia y
singularidad comparativa, cuando observamos por una parte el rol que cumple este significado en los
problemas de la cibernética y el rol que desempeña esta función en el proceso de comunicación.
Los estudiosos de la comunicación humana, han adoptado los conceptos de la teoría matemática de la
información para trasladar sus principios a los procesos de interacción entre no solo las máquinas, sino
también entre los seres humanos, y en algunos casos, entre los seres vivos en general e inclusive. Pero
en este último caso, la incorporación del término retroalimentación se hace más ostensible como un
elemento que para unos casos es diferenciador y en otros casos es complementario, en el primero por
ejemplo, cuando se habla simplemente de la información que transmiten los medios de comunicación y
no siempre se requiere de una retroalimentación por parte de uno o varios lectores, y en segundo caso,
cuando se trata de la comunicación interpersonal, en la cual se hace en cambio indispensable
comprender que existe siempre una respuesta por parte del receptor de la comunicación y que
desemboca de alguna manera en el emisor de la misma.
Muchos señalan la importancia de la retroalimentación como la base fundamental que permite hablar a
ciencia cierta de comunicación, al punto en que de no contemplar este elemento, no se podría hablar de
comunicación en toda la extensión de la palabra, dado que éste, sirve para cerrar el círculo del proceso
y hay quienes aseguran inclusive, que es la retroalimentación de todos los elementos, el que le da
sentido al verdadero significado a la existencia de la comunicación. Al respecto Martha Rizo García
(2013) señala, “fue así como se pasó del modelo lineal al modelo circular de la comunicación,
enormemente influido por las ideas de la cibernética, de donde proviene el concepto de feed-back o
retroalimentación”.
La retroalimentación entonces, sitúa a los dos principales protagonistas del proceso comunicativo en
una suerte de variables. Tanto el emisor como el receptor actúan como variable independiente y
dependiente, según el momento y la relación de causa-efecto en función de quien inicia la interacción.
O sea, si en un momento entendemos a “A” como el emisor del mensaje, este funciona como variable
independiente y “B” como dependiente del mensaje de “A”.
70
Pero, y gracias al factor de retroalimentación, “A” se transforma más tarde en variable dependiente, en
función de la respuesta que dé “B” al primer envío de “A”. Y así sucesivamente durante el acto
comunicativo, hasta que uno de los dos de por finalizado el proceso según sea el caso.
De momento y hasta aquí, varios de los estudios sobre la comunicación en sus diferentes facetas y
perspectivas a través de los años, se han concentrado en entender y comprender las implicaciones del
acto o fenómeno comunicativo, sustentando infinidad de investigaciones con el propósito de plasmar
una definitiva y firme teoría de la comunicación y todas ellas válidas en lo pragmático, filosófico y
utilitario, sin embargo, pocos son los estudios, que abordan la temática desde las llamadas ciencias de
la complejidad, la incertidumbre y el caos.
Ante esta sugerencia, se multiplican sin duda las preguntas e interrogantes, es decir: ¿de qué manera se
puede entender el fenómeno comunicativo involucrando estas nuevas tendencias, disciplinas o
ciencias? Y las respuestas están en el orden de la comprensión de sus principales postulados y teorías,
por ejemplo. Si entendemos a la comunicación como un proceso en el que se requieren un emisor o
fuente con el deseo o la necesidad de transmitir una información o mensaje hacia un receptor y se
espera que la fuente reciba a su vez un información relacionada con su primer mensaje o envío para
establecer un bucle de retroalimentación, el cual como hemos visto, se puede transformar en positivo o
negativo según los postulados de la cibernética, en un claro ejercicio deductivo observaremos que
estas posibilidades, dependerán de la sensibilidad a las condiciones iniciales en las que se determinan
los elementos del proceso comunicativo.
En el mismo sentido, las cosas se mantendrán estables en el tiempo, mientras no se llegue a lo que se
conoce y como hemos visto, el horizonte temporal planteado como un requisito por la teoría del caos y
que es en donde aparentemente, se presentan las posibles bifurcaciones que le ponen tanto al proceso o
al sistema en una condición de no-linealidad, que son difíciles de determinar a través de los métodos
convencionales y que según se sabe, deben ser tratados por una nueva forma de entender la realidad,
bajo la creación de nuevos y reveladores paradigmas tales como el mismo pensamiento sistémico,
pensamiento complejo, atractores extraños, geometría fractal, bucles de retroalimentación, etc.
71
2.5.4. El ruido y la fidelidad como desestabilizador del sistema
Cuando hablamos de ruido al interior del proceso de comunicación desde su concepción más simple,
nos referimos a cualquier perturbación que interactúa al interior de un sistema, y sólo representa un
problema cuando produce una deformación en el mensaje. Pero el ruido, en realidad puede estar
involucrado con cualquier parte del sistema y por lo tanto con los elementos del proceso. El ruido por
ejemplo, puede ocuparse del medio o el canal a través del cual se envía el mensaje y por lo tanto crear
una circunstancia desestabilizadora e incierta en el sentido del estudio que nos ocupa.
El ruido visto desde esta óptica, tendría enormes implicaciones en las condiciones iniciales de un
sistema o proceso. En el mismo sentido, podría cambiar el rumbo y tornar indeterminado el horizonte
temporal de un fenómeno para crear la incertidumbre y por tanto una suerte de complejidad.
Así mismo, los conceptos de fidelidad y ruido guardan una estrecha relación en el concepto de la
comunicación, pues, como hemos visto, siempre existe un propósito en el acto de comunicación puesto
que quien inicia el proceso tiene una intención y ello, casi siempre producirá una respuesta. Esto
implica que todo comunicador o emisor del mensaje, esperará que su mensaje llegue de tal manera que
produzca la respuesta deseada. Por lo tanto podemos asegurar que existe fidelidad en el mensaje o bien
en el proceso e comunicación, cuando quien interpreta el mensaje, lo realiza con una precisión
absoluta. Esto, en términos sencillos dado que de momento la explicación sienta las bases didácticas
del concepto, pero, el estudio es de una amplitud incalculable, si llevamos estas connotaciones al
campo de la complejidad misma, o al campo de la psicología, la sociología de masas o el de las
implicaciones de la comunicación en el contexto de la opinión pública, o la lingüística, la semántica
por dar unos ejemplos.
El concepto de ruido se introduce a través de la comunicación mediante los estudios de la teoría
matemática de la información y la electrónica. El ruido es entonces una interferencia que dificulta que
los mensajes lleguen en determinadas condiciones y dificultan por lo tanto la emisión y la calidad de
las señales. Así, encontramos que ruido y fidelidad son dos factores que guardan una contraposición y
una relativa proporcionalidad. A mayor ruido menor fidelidad, a menor ruido, mayor fidelidad.
72
2.6.
Lenguaje, semiótica y comunicación, expectativas y probabilidades
Los estudios sobre la comunicación no estarían completos sin contemplar la relación y la influencia del
lenguaje. En algunos casos, también se han hecho intentos por encontrar las leyes matemáticas que
gobiernan el lenguaje y el significado, y uno de ellos está representado por el trabajo de George Zipf
(Wykipedia, 2013). Zipf sostiene que los seres humanos, en tanto que son buscadores de metas, están
gobernados por el principio de optimización y reducción al mínimo, de la acción total entre dos puntos
cualesquiera en el tiempo. Es por esta razón señala, que de todas las palabras que tenemos disponibles
para usarlas como parte del lenguaje, utilizamos sólo unas pocas de ellas, supondríamos entonces, que,
en función de ese principio de optimización, aplicamos al lenguaje sólo aquellas palabras en que
confiamos nos van a ayudar a transmitir los mensajes adecuadamente y son capaces de expresar con
propiedad nuestros pensamientos.
Este criterio se aplicaría tanto a las acciones mentales, como físicas y, en consecuencia al pensamiento
y el habla. Basando su trabajo en el análisis de palabras y letras de una gran cantidad de trabajos
impresos en varios idiomas, Zipf (1999) formula una relación lineal entre el número de significados
que tiene una palabra y la frecuencia de su uso:
El número de significados distintos que posee una palabra es una función del orden de su
frecuencia de uso, una relación que parece aplicarse a diferentes autores y lenguajes. Se
considera que las palabras tienen costos en tiempo y en esfuerzos y en cierto modo el lenguaje
asigna probabilidades a la aparición de palabras y letras de modo tal que su costo promedio
total es mínimo. (p.62)
En este caso podemos ver que los conceptos centrales de la teoría de la comunicación, sacados del
concepto e entropía en Shannon, se relaciona en cómo se produce la comunicación. Mientras más fácil
de predecir sea el mensaje, menos se comunica una persona; para decir algo, la persona debe apartarse
de lo pronosticable. Así, la afirmación de que el sol probablemente saldrá mañana, basada en un hecho
sumamente probable, no comunica virtualmente nada; mientras que
la descripción de un hecho
imprevisible o poco usual es realmente una noticia. Según esto, entonces, querría decir que la
comunicación se produce cuando se aparta de las expectativas, aunque no demasiado.
Mientras más se aparte de lo predecible se vuelve más original, pero si se aparta demasiado, se vuelve
incomprensible. Por lo tanto, para estar de acuerdo con Zipf (1999), existe un equilibrio que debe
establecerse entre una fuerza de unificación y una fuerza de diversificación que debe combinarse en
beneficio de la buena interacción entre los seres humanos.
73
Por otra parte, el interés por encontrar la relación cuantitativa entre el pensamiento y lenguaje ha dado
como consecuencia los estudios más complejos y significativos desarrollados desde la semiótica como
un concepto de la significación de los signos. A Charles Pierce y a Ferdinand de Saussure (citado en
Gordon, 2000) se les reconoce como los fundadores de la semiótica, la doctrina de los signos a finales
del siglo XIX Y principios del siglo XX. A partir de ellos, lo que podemos encontrar es una
reconstrucción histórica del pensamiento semiótico, ya sea por sus puntos de partida o bien por sus
perspectivas cronológicas que se plantean 14 (González, 2010). De hecho, en un intento por sintetizar
todos esos recuentos, John Deeley (citado en González, 2010) propone la organización de la semiótica
en tres grandes etapas:
La presemiótica, la protosemiótica y la semiótica propiamente dicha. La primera se remonta
hasta los orígenes de la aparición misma del ser humano, junto al desarrollo de su capacidad por
reconocer que hay signos, y aquí la lectura y comprensión de los signos aparece como una
necesidad para sobrevivir al entorno. Las principales escuelas que dieron tratamiento a esta
etapa serían las de los teóricos griegos, entre ellos Sócrates, Platón y Aristóteles, los Estoicos y
Epicúreos. Luego en la propuesta protosemiótica aparece una entidad que trasciende como
“ser” a la naturaleza y la cultura dentro y fuera de la consciencia. Los principales aportes serían
de Bacon, Scotus, Tomás de Aquino, Ockham y Poinsot. Finalmente la etapa donde se inaugura
la semiótica propiamente dicha es con la propuesta de Richard Sander Pierce. En este momento
se produce el establecimiento teórico del como el ser propio del signo, trasciende y provee la
fundación del entendimiento de la distintividad de la antroposemiosis, la acción de los signos
entre los humanos, con una verdadera posibilidad de entendimiento científico en cualquier área.
(P.76)
Así, la distinción clave en la reconstrucción de Deeley (2010), es que reconoce que la historia de la
semiótica, es la historia del desarrollo del conocimiento de los seres humanos. De que los signos nos
permiten ir de una semiótica reconstructiva, hacia una semiótica sistémica, y a partir de ello a un
encuentro de la semiótica con el estudio de la comunicación.
Por otra parte, la expansión del pensamiento semiótico no se explica por sí mismo, sino en relación con
otras ciencias y disciplinas científicas, en donde ha funcionado como principio teórico y ha permitido
desarrollar una forma particular de pensar. Por lo tanto, el pensamiento semiótico implica incorporar
14
Un recorrido histórico de las investigaciones semióticas, puede ser rastreadas hasta San Agustín, Roger Bacon,
Juan Duns Escoto, y Guillermo de Okcam. Tomas de Aquino, la semiótica combinatoria y el lenguaje perfecto de
Raimundo Lilio, la semiótica en el siglo de oro Español con Domingo de Soto, Pedro de Fonseca, en los griegos
y medievales, los Presocráticos, los Sofistas. Paltón y Aristóteles, y más recientemente en Locke Leibiniz y
Pierce, en la corriente analítica de Russell y Wittgeinstein o en la Lingüística de Saussure, en los escritos de Eco,
Derrida y Barthes, entre muchos otros. GONZALEZ, Carlos. 2010. Semiótica y teoría de la comunicación.
Colección Altos Estudios № 23. Monterrey.
74
no solo un modo conceptual determinado, sino sus modos de interrelación y con esta propuesta de
organización, la semiótica nace en forma casi paralela en dos contextos sociales e históricos diferentes.
Por una parte, es en la Europa de finales del siglo IXI que se desarrolla el pensamiento de Ferdinand de
Saussure (Gordon, 2000), el mismo que se materializa en su curso de lingüística general y en donde se
lee lo siguiente:
“Ferdinand de Saussure estaba disconforme con la lingüística del siglo XIX porque esta evitaba
cuestionarse qué es el lenguaje y como funciona. Decidió entonces investigarla por sí mismo y
su curso proponía a sus estudiantes dejar de lado el estudio del lenguaje a través de sus historia
y analizarlo como una estructura. Según su aproximación, las palabras todas tenían un
componente material, un sonido, una marca sobre una página. A este componente lo llamó el
significante, y un componente mental, o el concepto o la idea representada por el significante y
a este otro lo llamó significado. A partir de este principio básico de significante y significado se
forma el signo, definido como la mínima expresión de la interacción comunicativa 15. (p.37)
Por otra parte y casi al mismo tiempo, en los Estados Unidos de Norteamérica influenciado por el
positivismo lógico de la época, Charles Sanders Pierce (González, 2010) plantea un modelo lógico –
filosófico para reflexionar, a partir de los signos, sobre la naturaleza de la construcción de una forma
específica de pensar y su manera de concebir el mundo. Pero, no es sino hasta los años setenta, en que
Umberto Eco (Tello, 2001) intenta unir las dos propuestas haciendo una extensión de la problemática
de la semiótica hacia la cultura.
Así la propuesta de Eco parecería ser la que más impacto tiene por su extensión a los estudios de las
ciencias sociales en general y a la comunicación en particular. Uno de los planteamientos más
importantes fue el establecimiento de límites para los campos de la semiótica y habla de los campos
políticos y los campos naturales (Definiciones de, 2013) al final, concluye que la cultura es solo
comunicación, y la cultura no es otra cosa que un sistema de significaciones estructuradas.
2.7.
La teoría de sistemas en las ciencias y sistemas sociales
Para el siguiente tema es necesario hacer algunas puntualizaciones sobre el alcance de la definición de
las ciencias sociales. Esto por la relación estrecha con nuestro estudio que trata sobre las ciencias de la
complejidad. El diccionario electrónico de definiciones (Definiciones de, 2013) anota al respecto, que
15
El Curso de Lingüística General, es el resultado de los apuntes de clase que dos de sus alumnos hicieron de los
cursos de lingüística que Saussure impartió entre 1907 y 1911 en la Universidad de Ginebra. El curso fue
publicado finalmente 3 años después de su muerte en 1916. GORDON,Terrence. LUBELL, Abbe. 2000.
Saussure para principiantes. Ed. Longseller. Buenos Aires.
75
las ciencias sociales serían todas aquellas que agrupan a esas disciplinas cuyo objeto de estudio tiene
que ver con las actividades y el comportamiento de los seres humanos.
Y una disciplina se entendería como una caracterización de estas actividades que son sujetas de
formulaciones al interior de la ciencia. Las ciencias sociales por lo tanto, analizan las manifestaciones
que tienen las sociedades tanto materiales como simbólicas.
Desde otro punto de vista, se podría decir que las ciencias sociales estudian todo aquello que no es
incumbencia de las ciencias naturales. Pero en la práctica, vemos que no es así. Cuando hablamos de
sistemas, tenemos que necesariamente encontrar una serie de analogías y puntos en común, no solo por
conveniencia y un interés en particular, que bien podría forzar a plantear analogías inconsistentes, sino
porque como hemos anotado en varias ocasiones, lejos de la rigurosidad con que se expresan las
ciencias naturales, las ciencias sociales permiten que el estudio de esas actividades y comportamientos
humanos, sean mejor comprendidos al abrigo de los principios de las ciencias fácticas, de ahí aspectos
tratados aquí como la no – linealidad de los procesos de comunicación, la sensibilidad a las
condiciones iniciales de un proceso o sistema, etc.
Si bien, las personas tienen conciencia y la capacidad de desarrollar representaciones abstractas que
influyen en su comportamiento, no por esto, están alejadas de teorías, normas, leyes y reglas que rigen
esos comportamientos, aun cuando queda claro que, las ciencias naturales trabajen con objetos fácticos
y utilicen el método científico con mayor rigurosidad, y que las ciencias sociales en general no puedan
postular principios de universalidad. Sin embargo, la historia recuerda por ejemplo, al antropólogo
Claude Lévi-Strauss, al filósofo y politólogo Antonio Gramsci, al filósofo y semiólogo Michel
Foucault, al filósofo y economista Adam Smith, al economista John Maynard Keynes, al psicoanalista
Sigmund Freud, al sociólogo Émile Durkheim con su famoso libro las reglas del método sociológico,
al politólogo y sociólogo Max Weber, al sociólogo, filósofo y economista Karl Marx, entre otros, como
los científicos sociales más importantes de los últimos siglos. (Gadner, 1979)
Veamos por ejemplo, cuáles han sido algunas de las contribuciones teóricas que se han dado en
relación a la teoría general de sistemas y la sociología, como una de las disciplinas más importantes
que estudian esos comportamientos humanos al interior de la sociedad y Probablemente Talcott
Parsons (Parsons, 1969), sea uno de los más prolíferos contribuidores, quien desde la moderna teoría
de sistemas señala que:
76
“El enfoque comparativo al estudio de las sociedades es estimulado por nuevos desarrollos en la
unificación de la teoría científica, particularmente en este caso, entre la biología y las ciencias
sociales”. (P.62)
Parsons considera la evolución social como análoga a la evolución biológica. Recordemos que estas
ideas, pertenecen precisamente al funcionalismo, como una teoría social que trata de explicar la forma
como se organizan y funcionan las sociedades. Así, las pautas culturales organizadas simbólicamente,
al igual que los otros componentes de los sistemas vivos, han surgido ciertamente a través de la
evolución. Es de esta manera fácil suponer que las pautas culturales más generales proveen sistemas de
acción con un fundamento estructural bastante estable, y es análogo a los sistemas que proveen los
materiales genéticos de las especies tipos, o se enfocan hacia los elementos aprendidos y generan
acciones de la misma manera que los genes apuntan a los elementos heredados (Parsons, 1966).
Un principio fundamental sobre la organización de los sistemas vivientes, es que están diferenciadas en
relación con las diversas exigencias que les imponen sus ambientes. De esta manera las funciones
biológicas de respiración, nutrición, eliminación, locomoción y procesamiento de la información, están
basados en sistemas de órganos diferenciados, cada uno de los cuales se especializa en las exigencias
de ciertas relaciones entre el organismo y su ambiente. Tal es el principio del funcionalismo, que nos
indica por donde realizar el análisis de los sistemas sociales. En la teoría sistémica parsoniana
(Parsons, 1966) Parsons analiza a cada sistema como inmerso en una jerarquía e influenciado por las
variaciones del sistema inmediatamente superior. Si esto es así, nos corresponde inclinarnos
inmediatamente a pensar, de que tipo son esas influencias y variaciones y de qué manera afectan o
intervienen en los procesos de interacción social y comunicación entre los sistemas. Inmediatamente
aparecen las tendencias y postulados de las ciencias de la complejidad para realizar esas analogías y
comparaciones, es decir, si estos sistemas se manifiestan bajo los mismos o parecidos principios de
organización y cibernética, la sensibilidad a las condiciones iniciales de las que se habla en la teoría del
caos y los sistemas complejos, serían precisamente fenómenos de pertinencia para analizar el estado de
la cuestión y las influencias, relaciones y comparaciones que existen en la organización, considerada
como un sistema o subsistema al interior del fenómeno social.
Entendiendo esto, podemos entender que el sistema que lo engloba todo es el sistema cultural, como el
de orden superior, pero este sistema puede estar influenciado desde lo económico, social y político y
77
por tanto deberíamos considerar entonces, las superestructuras como las grandes estructuras orgánicas
que engloban a su vez a otras organizaciones.
2.7.1. Cibernética de segundo orden, aplicado a las ciencias y sistemas sociales
En los temas anteriores dejamos aclarada la vigencia e importancia de la cibernética, toda vez que se
mantiene como la base del progreso tecnológico y el desarrollo de las máquinas y las computadoras.
Como sabemos, la cibernética trata sobre la forma en que las máquinas y los seres vivos manejan la
información y el control sobre sus procesos y sistemas.
En ese sentido, debemos tomar en cuenta que para obtener una respuesta deseada en un organismo o
dispositivo mecánico, habrá que proporcionarle como guía para las acciones futuras, la información
relativa a los resultados reales de la acción prevista.
En los últimos años, la cibernética ha sido también objeto de atención de las ciencias sociales, bajo ese
esquema, en el que se entiende también a la sociedad entera como un cuerpo vivo. En tal sentido, hace
unos treinta años nace el concepto de cibernética del segundo orden, o también conocida como la
cibernética de la cibernética, (Wykipedia, 2013) o la cibernética social.
La cibernética de segundo orden estudia no solo al sistema como tal, sino también al cibernetista, es
decir al observador como parte del sistema mismo. Tanto el término como el concepto, es introducido
por primera vez por Heinz von Foerster, (2013) el cual, a través de un manifiesto constructivista, da los
lineamientos de la teoría del observador para constituirse en uno de los conceptos de gran influencia en
las ciencias sociales.
En la cibernética social, el observador entra y es parte del sistema por una necesidad de generar su
propia autonomía, y evitar que otro actúe por uno mismo. Considera que está es una condición que
debe prevalecer para que la sociedad regule las responsabilidades. La clave de esta concepción está en
el estudio y la comprensión de lo que significa la autonomía o auto organización como una
particularidad de aquellos sistemas en los que participamos aunque lo los organizamos, por ejemplo, el
caso de los sistemas sociales, participamos en ellos pero no los organizamos. Existe una falsa creencia
de que los sistemas sociales pueden ser planificados y organizados de alguna manera, pero más allá de
elaborar diseños y escenarios posibles, los sistemas sociales se auto organizan. Este antecedente es
desde el punto de vista de la teoría del caos y la complejidad, una forma de estructura sujeta a las
nociones y propiedades del caos como generador de orden, y las conexiones que encontramos entre las
78
múltiples definiciones de organización, entropía, equilibrio, sensibilidad a las condiciones iniciales,
etc., en la observación de los sistemas sociales son muy estrechas. Así tenemos que por ejemplo el caso
de un grupo social, una población o un conglomerado que se somete a un proceso de elecciones
populares, determina con su voto, la estructura y el funcionamiento del sistema, aunque no puede
asegurar con exactitud el correcto funcionamiento como si se tratara de una maquina, esa acción, y que
de paso se trata de una acción comunicativa, ubica a cada uno de los participantes, en una suerte de
observador o cibernetista (Foerster, 2013).
Por otra parte, la acción del voto, desde las propiedades del caos y la complejidad, se transforman en
un efecto que es sensible a las condiciones iniciales del proceso, el cual determina, haciendo uso de la
analogía, el funcionamiento en el tiempo, en uno u otro sentido, de la maquina cibernética social.
2.7.2. Modelos de autoorganización y pensamiento sistémico aplicado
La teoría general de sistemas propuesta como hemos visto por Bertalanffy y la cibernética de Wiener,
(Lilienfeld, 1991), han tenido tal impacto tanto en las ciencias duras como en las formales, que han
servido al pasar de los años, para entender una serie de fenómenos contemporáneos que se han
consolidado dando forma a una nueva estructura social y mundial. De ahí que hoy en día es común
escuchar sin mayores complicaciones, que nos encontramos al interior de la cibercultura, una cultura
que ha sido moldeada y formada por la máquina y el desarrollo de la tecnología.
Durante los años cincuenta y sesenta, el creciente desarrollo de la industria y la tecnología en el mundo
industrializado, estaría al abrigo de la teoría general de sistemas, su influencia en casi todas las áreas
del conocimiento, daría lugar a lo que se conoce hoy como pensamiento sistémico. Su influencia
principal se concentra tanto en la ingeniería como en la administración de empresas, donde los
conceptos sistémicos incluyendo los cibernéticos se aplican en la resolución de problemas prácticos.
Estas aplicaciones han dado lugar al aparecimiento de nuevas disciplinas como la ingeniería sistémica,
el análisis sistémico y la administración sistémica de empresas (Checkland, 1981).
A medida que se ha visto aumentar la complejidad en las empresas industriales por el desarrollo de las
nuevas tecnologías en la electrónica y las comunicaciones, la tendencia ha sido la preocupación no sólo
de los componentes individuales, sino también de los efectos provenientes de las mutuas interacciones
entre estos, tanto en los sistemas físicos como en los organizativos. Así, muchos de los teóricos e
79
investigadores, han empezado a formular estrategias y metodologías que incluyen conceptos
sistémicos. De hecho, la clave de la administración japonesa y el éxito atribuido a su desarrollo y
crecimiento de los años setenta y ochenta, se debe según los entendidos y las evidencias que existen al
respecto, a una suerte de administración participativa, que incluye una forma de pensamiento en el que
el todo es más importante que la suma de las partes.
Este concepto pertenece como se sabe, a la psicología de la Gestalt, sin embargo, obedece también a la
definición del pensamiento sistémico, por simple analogía. Fritgof Capra (2010) señala: “El ingeniero
sistémico debe ser capaz también de predecir las propiedades emergentes del sistema, es decir, esas
propiedades que posee el sistema pero no sus partes”. (p.73)
Como señalamos en los capítulos anteriores, la gran novedad surgida a raíz de estas investigaciones
sobre el caos y la complejidad, fue el descubrimiento de unas matemáticas que a diferencia de aquellas
que habían de servir para comprender los sistemas lineales basadas en la mecánica de Newton, estas
nuevas matemáticas conocidas como de la complejidad, servirían para comprender estos fenómenos
desde la no – linealidad. Pero paralelamente también, otro concepto que había sido ya discutido por los
cibernéticos, termina por desenrollar el problema de la autoorganización.
Para entender el problema de la autoorganización, debemos comprender primero la importancia de un
patrón, es decir, la idea de que existe y es posible un patrón de organización, la idea de una
configuración de relaciones características de un sistema. Desde el punto de vista sistémico, la
comprensión de la vida por ejemplo, empieza por la comprensión de un Patrón. Tal es el
descubrimiento del siglo, cuando nos enteramos que todos los seres vivos, tenemos una misma
estructura biomolecular, y que existe un patrón o código genético que explica la naturaleza de la vida.
A lo largo de la historia, de la filosofía y de la ciencia, el estudio del patrón siempre estuvo presente.
Empezó con los pitagóricos en Grecia y continuó con los alquimistas, los poetas románticos y otros
movimientos intelectuales.
Sin embargo, en la mayor parte del tiempo el estudio del patrón fue eclipsado por el de la substancia,
sólo debemos regresar en el tiempo y ver el escaso desarrollo de las ciencias en le Edad Media, hasta
resurgir con fuerza en este y en el pasado siglo, en el que ha sido reconocido por los pensadores
sistémicos como esencial para la comprensión de la vida puesto que las propiedades sistémicas
emergen de una configuración de relaciones ordenadas. Hagamos al respecto la siguiente reflexión: Las
80
propiedades sistémicas son propiedades de un patrón; Lo que se destruye cuando un sistema vivo es
diseccionado, es su patrón. Sus componentes siguen ahí, pero cuando
la configuración de las
relaciones entre ellos, o sea, su patrón, es destruido, el organismo muere. Esto, deberá servirnos, para
entender los patrones de una organización social, llámese una empresa, una institución o simplemente
una organización. A partir de ello, nos corresponderá saber cuál es el papel de la comunicación en el
patrón organizacional.
2.7.3. Las redes como patrones de la vida y la organización
Una vez apreciada la importancia del patrón para la comprensión de la vida y conscientes de que
efectivamente existe un patrón de organización común que sirve para identificar a los seres vivos, es
indispensable reconocer que ese patrón, está organizado en forma de red.
Si observamos detenidamente, dondequiera que encontremos seres vivos, organismos, o partes de
organismos, o partes de comunidades de organismos, podemos observar que sus componentes están
organizados en forma de red. Si vemos vida, lo que estamos viendo son redes de vida. La estructura del
ser humano por ejemplo, es extraordinariamente compleja. Contiene alrededor de diez mil millones de
células nerviosas conocidas como neuronas, las mismas que se interconectan en una vasta red a través
de así mismo casi un billón de interconexiones, a lo que se conoce como sinapsis. Lo propio puede ser
dividido en subsecciones o subredes que se comunican entre sí precisamente en forma de redes. Todo
esto origina un sistema de patrones muy complejos que están intrincados en tramas mayores que a su
vez obedecen a otras redes posiblemente aun más grandes. (Feldman, 2009)
Como podemos deducir, una de las características de los patrones de red es la no – linealidad. Una red
puede ir o relacionarse en todas o varias direcciones. De manera particular, un estímulo o mensaje
puede viajar en un camino cíclico y que como nos damos cuenta, también puede convertirse en un
bucle de retroalimentación. Entonces, puesto que las redes de comunicación pueden generar bucles de
retroalimentación, se entendería que también son capaces de adquirir la habilidad, por decirlo de
alguna manera, de regularse a sí mismas.
Por ejemplo: Un sistema o una organización social, una empresa o una institución, que para su
supervivencia o simple existencia mantiene una red de comunicaciones activa, aprenderá de sus
errores, puesto que una equivocación en un punto de la red, se extenderá, se multiplicará posiblemente
o quizás volviendo a las aplicaciones de la geometría fractal, se produzca un fenómeno iterativo, se
extenderá por toda la red, volviendo al origen a lo largo de los bucles de retroalimentación. De esta
81
manera, la empresa podrá corregir sus errores, auto-regulándose así misma a través de un proceso de
autoorganización.
El concepto de autoorganización se originó en los primeros años de la cibernética, cuando los
científicos comenzaron a construir modelos matemáticos para representar la lógica inherente a las redes
neuronales de los seres humanos. En el año de 1943, Warren McCulloch y Walter Pitts, (1943)
neurocientífico el uno y matemático el otro, publicaron un trabajo en el que demostraban que la lógica
de todo proceso, de cualquier comportamiento, puede ser transformada en reglas para la construcción
de una red. En los años cincuenta, anotan que se hicieron experimentos en los que se empezaron a
construir modelos reales con redes binarias en el que se incluían algunas bombillas que se encendían y
apagaban en los nodos. Para su asombro, descubrieron que tras algún tiempo de parpadeos aleatorios,
emergían algunos patrones ordenados en la mayoría de redes. Según señalan en el estudio, podían
observar parpadeos fluyendo a través de la red, o bien ciclos repetidos. Aún cuando el estado inicial de
la red fue escogido al azar, al cabo de algún tiempo, emergían patrones ordenados, a esta emergencia
espontánea de orden, se la denominó autoorganización.
También se sabe que tan pronto dicho término evocador apareció en la literatura, los pensadores
sistémicos empezaron a utilizarlo profusamente en diferentes contextos. Ross Ashby, (1947) uno de los
principales contribuidores de la cibernética junto con Norbert Weiner, (Ashby, 1947) fue uno de los
primeros en describir al sistema nervioso como un proceso de autoorganización. Más tarde, Heins von
Foerster, (1962) a quien hemos señalado como uno de los iniciadores de la cibernética social, se
preguntaba cuál es la relación entre la autoorganización y el concepto del orden en estos términos:
¿Existe una medida de orden que pueda ser utilizada para definir el incremento de orden
implicado por la organización? Para resolver este problema, se requiere implementar el
concepto de redundancia, definido matemáticamente por Claude Shannon en su teoría
matemática de la información, como aquel que mide el orden relativo del sistema en relación
con el máximo desorden posible en el mismo. La expresión, orden desde el ruido, implica que
un sistema auto-organizador, no “importa” simplemente orden desde su entorno, sino que
absorbe materia rica en energía y la integra en su propia estructura, aumentando así su orden
interno. (p.45)
En los años ochenta, noventa y más, las ideas clave de este modelo fueron redefinidas y elaboradas por
otros investigadores quienes han explorado los fenómenos de auto-organización en los sistemas y
desde varias perspectivas. Los modelos resultantes de los sistemas auto-organizadores comparten
ciertas características clave, que son los ingredientes básicos de la emergente teoría de sistemas vivos y
los sistemas organizacionales, cuya discusión es el objetivo de este trabajo.
82
2.7.4. Autopoiesis y la organización de los sistemas
El término autopoiesis es un neologismo introducido en 1975 por los biólogos Humberto Maturana y
Francisco Varela para designar la organización de un ser vivo (Varela, 1996). El término proviene del
griego y significa auto-producción. Hace alusión a una relación entre cualquier organismo y su entorno
bajo una perspectiva de sus aspectos de auto-constitución, auto-organización y autonomía, que son
considerados como fundamentales para la comprensión de los sistemas, que en un principio, hace
referencia a los sistemas vivos, pero que más tarde se extienden a otros campos donde encontramos
sistemas con características similares y que como anotábamos en algún momento, son considerados
isomorfos, es decir, que guardan ciertos paralelismos unos con otros.
Para entender esta propuesta, hay que escuchar a Maturana y Varela decir que es necesario remontarse
a la estructura mínima de la composición del ser vivo, en este caso, la estructura bacteriana celular, en
la que en su composición más simple, ésta posee la capacidad de producir a través de una red de
procesos químicos, todos los componentes que conducen a una constitución de una unidad distinta y
limitada (Varela, 1996). Desde esta perspectiva, un sistema auotopoietico, entendido entonces como la
organización mínima de lo vivo, es aquel que continuamente produce los componentes que lo
especifican, al tiempo que intervienen en el sistema haciendo posible la propia red de producción de
componentes. Entendiendo con mejor precisión lo que esto propone, diríamos que un sistema
aoutopoietico, es aquel que está organizado como una red de procesos de producción que tienen la
capacidad de sintetizar y también destruir componentes, de tal manera que estos componentes pueden
generar y construir la red que los produce. Así, la autopoiesis captura los mecanismos o procesos que
generan la identidad del sistema.
Entonces, entendemos que la autopoiesis trata el tema como sistema vivo, caracterizando su modo de
identidad como una de sus particularidades y que le permite al propio sistema, elaborar patrones de
auto-organización. Veremos cuáles son las implicaciones de la teoría autopoiética, en la concepción de
la organización empresarial o institucional entendida como un ser vivo, o al menos, integrada o
compuesta por una amalgama de seres vivos, y cuál es la importancia de un patrón de identidad como
generador de auto-organización del sistema.
Por otra parte, y al tiempo en que las ideas claves relacionadas con los diversos modelos de sistemas
auto-organizadores descritos, se consolidaban a principios de los años sesenta, en los Estados Unidos
83
de Norteamérica Heinz von Foester (1985) reunía un grupo interdisciplinario de investigación, en
Bélgica Ilya Prigogine (1997) se prestaba a recibir el Nobel de química por su investigación de los
sistemas en no-equilibrio y no-linealidad, y en Chile Humberto Maturana (Capra, 2010) planteaba la
auto-organización de los sistemas vivos, otro investigador sorprendía a la comunidad científica con una
idea no menos revolucionaria que las anteriores. El químico atmosférico James Lovelock (1992),
formulaba la hipótesis de que el planeta Tierra, visto como un todo, como un sistema en general, es un
sistema auto-organizador vivo.
Si bien la idea de que la Tierra es un ser vivo es muy antigua, y en varias ocasiones se han formulado
algunas teorías sobre el planeta como un ser vivo desde la Edad Antigua, La Edad Media y el
Renacimiento, de hecho, Lovelock (1992) denomina a su teoría como la Teoría Gaia, que es el nombre
que en la mitología griega se usaba para designar a la Madre Tierra. Los vuelos espaciales de
principios de los años sesenta, permitieron a los seres humanos por vez primera, contemplar al planeta
desde el espacio exterior y percibirlo como un todo integrado. Las fotografías logradas desde ese
entonces, han motivado una sensación especial, lo que ha permitido gestar un poderoso movimiento de
ecología global. Los presupuestos científicos y estudios realizados por Lovelock (1992) desde la
química, son muy extensos y su análisis a profundidad no son exactamente de carácter riguroso para
este estudio, sin embargo, las conclusiones a los que llegó después de sus trabajos en la NASA, para
afirmar que la Tierra era un plantea vivo, estaban en el orden contrario al menos de lo que sucede en el
planeta Marte. Siguiendo a Capra (2010):
“La atmosfera terrestre contiene gases, como el oxigeno y metano, muy capaces de reaccionar
entre sí pero también de coexistir en grandes proporciones, originando una mezcla de gases
lejos del equilibrio químico, Lovelock se dio cuenta que este estado especial debía ser
consecuencia de la presencia de vida en la Tierra. Las plantas producen oxigeno
constantemente, mientras que otros organismos producen otros gases, de modo que los gases
atmosféricos son continuamente reaprovisionados mientras pasan por reacciones químicas.
En otras palabras, Lovelock reconoció la atmosfera terrestre como un sistema abierto lejos del
equilibrio, caracterizado por un flujo constante de materia y energía. Su análisis químico
identificaba el sello mismo de la vida. (p.53)
La pauta del pensamiento de Lovelock, (1992) es que la atmosfera, es entonces, no solo la generadora
de la vida, sino que además, la está regulando, manteniéndola en un nivel constante y a un nivel
favorable para los organismos lejos del equilibrio. El proceso de auto-regulación es la clave. Los
astrofísicos saben que la temperatura de la Tierra se ha incrementado en un 25% desde el inicio de la
vida, y a pesar de ese aumento la temperatura se ha mantenido estable, constante y a un nivel
confortable que permite el desarrollo de los procesos vitales del planeta desde hace miles de años.
84
Entonces, si la Tierra es capaz de regular su temperatura al igual que otras condiciones planetarias
como la composición atmosférica, la salinidad de sus océanos, etc., en el mismo sentido, los
organismos que forman parte de sistema, tienen también la capacidad de auto-regularse y mantener una
temperatura corporal constante al igual que otras funciones vitales.
Por lo tanto, es de preguntarse, si trasladamos estos criterios al mundo de la organización laboral,
empresarial o institucional, no sería de esperar que las mismas estructuras sociales, siendo subsistemas
integrados y redes de comunicación, no puedan ser consideradas también de alguna manera como
organismos vivos, que, aun cuando metafóricamente hablemos, estos organismos respiran, interactúan,
se auto-organizan, se auto-controlan y se auto-regulan, y la comunicación es un elemento vital para
que, al igual que la energía y la atmosfera del planeta, estas estructuras sociales vistas como sistemas y
organizaciones, se mantengan desvelando una compleja red de bucles de retroalimentación como
responsables de su autonomía.
85
CAPÍTULO III
ANALOGÍAS ENTRE LAS TEORÍAS DE LA COMPLEJIDAD, EL CAOS Y LA
INCERTUDUMBRE EN LA GESTIÓN SISTÉMICA DE LA COMUNICACIÓN
ORGANIZACIONAL
3.1.
Las organizaciones sociales como estructuras caóticas y complejas
Antes de la teoría del caos se pensaba que la aleatoriedad de un sistema caótico se debía a la enorme
complejidad del mismo, lo que se interpretaba como el gran número de factores aleatorios externos que
incidían sobre el sistema y por lo tanto lo tornaban impredecible. Hoy, sabemos que aquella condición
de caoticidad, según como la hemos definido a lo largo de este estudio, es una condición inherente a la
propia condición dinámica interna del sistema. Es decir, a su configuración. Así, sistemas muy simples
pueden ser caóticos, y a la inversa, sistemas muy complejos, pueden no ser caóticos, pues, la clave del
caos lo constituye no la complejidad ni el elevado número de variables intervinientes en el proceso, sin
querer decir que esto no implique también de alguna manera, una posible perturbación en un momento
determinado, pero en todo caso, es la sensibilidad a las condiciones iniciales, lo cual depende a su vez
de la configuración de sus interacciones locales lo que determina una condición caótica del sistema.
Ahora bien, ¿desde qué punto de vista y en qué momento se plantea que una organización social,
llámese empresa, institución, entidad social o comunidad social y productiva, etc., es una estructura
caótica y compleja? Para responder a esta pregunta debemos recordar las definiciones que hiciéramos
en su momento y sobre las cuales, en base a las relaciones planteadas desde la teoría de sistemas,
cualquier organización propiamente dicha, es un sistema. Además, en el mundo aventajado y
favorecido por el avance de las tecnologías y las comunicaciones, el caos, la incertidumbre, las
paradojas y con las contradicciones que se hacen cada vez más evidentes y desafían el entendimiento
humano poniendo en duda los conocimientos aprendidos, la necesidad de un nuevo paradigma para
entender a la organización desde estas nuevas perspectivas se hace necesario. Es por esta razón que
este tipo de concepción de la organización requiere de nuevas premisas para una su comprensión como
un sistema que está influenciado por el caos y la complejidad.
Una organización es una estructura que existe y funciona bajo un enfoque de sistemas en la medida en
que primero, se autodefine como un sistema abierto.
86
Es decir, depende del entorno en el cual se desenvuelve tanto para sus procesos de entrada como de
salida. Algo ingresa al sistema, casi siempre son recursos, algo sucede en un determinado espacio y
tiempo, son los procesos, y algo sale luego en un determinado ciclo de operación, son los resultados.
Los recursos son una especie de insumos y están determinados de una manera tal, que casi siempre son
los mismos desde una concepción como base para un modelo de producción, es decir, siempre se
requerirá de maquinarias, personas, métodos de trabajo, dinero o inversión, dirección o administración
y materiales. Cuando estos se conjugan de alguna manera, interactúan, se mezclan, se procesan o
simplemente se trabajan, siempre siguen un proceso o un orden establecido, es decir, se comunican
entre sí, y existe una dirección que hace posible que esto suceda, entonces se habla de un sistema. Un
sistema que genera trabajo, energía, fuerzas y choques de fuerzas y por lo tanto entropía. Y si la
entropía como la entendemos como aquella característica en que un sistema aislado evoluciona
espontáneamente hacia el equilibrio a través del tiempo, se presenta una formulación posible en la que
la organización tienda a evolucionar desde sus configuraciones ordenadas, hacia configuraciones
menos ordenadas, es decir que dependiendo de qué tan cerca o lejos del equilibrio la organización se
encuentre, ésta estará sujeta a una estado de máximo desorden.
Al final del proceso y bajo un intercambio comunicativo de todos los elementos o insumos procesados,
el sistema saca hacia afuera o expulsa en forma de resultados el producto de ese trabajo. Estas son las
salidas. Pero el sistema queda interconectado y dependiente de los otros subsistemas, a través de lo que
conocemos como los bucles de retroalimentación, es decir: el sistema necesita de retroalimentación,
una característica cibernética de disposición circular en la que todos los elementos del sistema están
conectados en forma causal. Recordando lo estudiado, se trata de la comprensión de que una causa
inicial se propaga alrededor de los eslabones sucesivos del bucle, de tal forma que cada elemento tiene
un efecto sobre el siguiente, hasta que el último, o sea, el de la salida, retroalimenta sobre el primer
eslabón en que se inició el proceso. La consecuencia es que, el primer eslabón se ve afectado por el
último, lo que se traduce como hemos visto, en la autorregulación del sistema. Tal es el caso de las
organizaciones que requieren la información del mercado, de sus públicos, de sus audiencias, etc., para
la toma de decisiones futuras por ejemplo. La figura 18, muestra el enfoque de sistemas de gestión.
87
Figura 18
Enfoque de Sistemas de Gestión
Entradas
Métodos
Maquinas
Gente
Materiales
Dinero
Dirección
Procesos
Procesos
Trabajo
Energía
Fuerzas
Salidas
Resultados
Objetivos
Productos
Valor
agregado
Retroalimentación
Fuente: Gráfica de elaboración original
3.2.
Comunicación, organización y sistemas de segundo orden
Uno de las contribuciones más importantes y de actualidad al problema de la comunicación desde una
visión de la teoría de sistemas en el contexto que nos ocupa, es sin duda la propuesta por el profesor
Niklas Luhmann (Bertthier, 2005). Dice que los sistemas sociales están hechos de comunicación. En
realidad, desde la visión más simple, cuando uno empieza una conversación comienza un sistema
social. Pues, durante muchos años se consideró que el componente básico de los social era la acción
social, hasta que Luhman (Berthier, 2005) da el pasó en el que se considera que la comunicación es
intrínsecamente social. La comunicación es una especie de célula de la que están hechos los sistemas
sociales. Pues debemos convenir en que, si no hay comunicación, tampoco hay un sistema social y a
esto, es lo que se denomina sistema de segundo orden.
Pero como sabemos, la teoría de la comunicación se ha configurado al abrigo de las contribuciones
hibridas de otras disciplinas a ratos complementarias y a ratos más bien foráneas. Recordemos como
una de estas incursiones a la teoría matemática de la información lo impartido por Claude Shannon
(1972) en 1948 cuyo modelo explicativo tiene como premisa básica la delimitación de los procesos de
88
comunicación, a la transmisión de la información, comprendida desde la cantidad de emisión y que
puede ser tratada matemáticamente. Shannon (1972) no consideró las implicaciones psicológicas,
sociales, antropológicas o semánticas inclusive relacionadas con la comprensión de la comunicación,
pero como sabemos, si trató desde su condición de físico y matemático, la condición de entropía para
describir el grado de desorganización que es capaz de soportar un sistema.
El estado que guarda en la actualidad el problema de la comunicación, nos invita a tomar en
consideración, los aportes de las disciplinas paralelas que, mediante una serie de disposiciones
equidistantes, ayudan a entender el alto grado de sofisticación que alcanza en el mundo
contemporáneo, caben nuevamente aquí los términos complejos y caóticos, característicos de una
sociedad calificada como de la información y el conocimiento. Un campo fértil es el de la teoría de la
comunicación y sistemas desde la visión de Luhman, (Berthier, 2005) quien realiza una reconstrucción
al interior de la sociología y le da un tratamiento unificador e integral al servicio de la sociedad.
Luhmann (Berthier, 2005) entiende al sistema desde una concepción interna como una operación
recursiva que produce realidades, bajo la forma de distinciones y según Antonio Berthier, (2005) dice:
Una operación constituye sistema cuando al especificarse y enlazarse consigo misma se
diferencia de su entorno. Dicho de otra manera un sistema se auto produce mediante el
enlazamiento permanente de operaciones del mismo tipo. Estas operaciones se encuentran
siempre referidas a los elementos de su estructura y reproducen la organización de la misma
estableciendo entre ellas relaciones selectivas. Es así que los elementos y las relaciones
admitidas por el sistema conforman un dispositivo de selección capaz de discriminar entre los
elementos del entorno que puede asimilar el sistema a su complejidad y aquellos que son
excluidos provisionalmente y que permanecen en una especie de "telón de fondo" de la
operación pero con la posibilidad de ser "actualizados" en futuras operaciones sistémicas.
Estos planteamientos nos obligan a abandonar la concepción tradicional del sistema como
unidad y definirlo como una diferencia: la distinción que resulta al reconocer que sistema y
entorno son los dos "lados" de una misma operación. Sistema y Entorno constituyen así una
forma binaria donde ambos lados se presuponen sin determinarse.
La construcción del evento comunicativo, Luhman (Berthier, 2005) no lo desarrolla en función de la
comunicación en sí misma, sino que lo coloca como un elemento constitutivo de lo social y confinando
la acción social a un sub-elemento de la comunicación. Y respecto de la comunicación como
definición, Luhmann (Berthier, 2005) la entiende de la siguiente manera:
89
Una operación recursiva, autónoma, capaz de determinarse y reproducirse a sí misma por medio
de su encadenamiento selectivo sin la intervención de elementos externos. La comunicación es
un sistema que se hace presente cuando es entendida la diferencia entre una información que se
ha producido y las razones que se tienen para participar de dicha información. La comunicación
es por tanto la operación que actualiza la diferencia entre información y notificación. Esta
distinción se nos aparece bajo la forma de una síntesis de tres selecciones que ocurren de
manera simultánea: 1) la selección de la información o aquello que se incluye como contenido
comunicativo; 2) la selección de la notificación o las razones seleccionadas para participar del
contenido informativo; y 3) la selección de entender (o no entender) la diferencia entre la acción
de notificar y el contenido de la información. Sin esta distinción la comunicación es
prácticamente imposible pues quedaría reducida en el mejor de los casos a simple “ruido. (p.56)
En este contexto vemos que el tratamiento de la comunicación se ve más que sofisticado, enriquecido,
dado que se advierte el impulso para traspasar de la visión inicialmente lineal del paradigma de la
comunicación matemática, a la nueva concepción sistémica, lo cual es apropiado para tratar el rol o el
papel de la comunicación en la gestión de las organizaciones y sus connotaciones de complejidad.
Luhmann (Berthier, 2005) también advierte la importancia de considerar a la comunicación como
configuradora de la realidad social y lo hace al reemplazar la teoría de la acción social, por una teoría
de la comunicación en el sistema social. Aclara que un sistema social surge cuando la comunicación
desarrolla más comunicación a partir de la misma comunicación (García). Si esto es así, estaríamos
ante un claro ejemplo de iteración comunicativa, lo que nos lleva a pensar en un caso de comunicación
fractal.
3.3.
El pensamiento sistémico y la comunicación
Cuando hablamos de pensamiento sistémico, tenemos que dejar en claro las pequeñas sutilezas que se
deslizan y que implican diferencias sobre todo de perspectivas coyunturales sobre la base de los hechos
cronológicos. La teoría de sistemas generada en los años cuarenta, marca el inicio y la pauta de una
nueva concepción acerca de la naturaleza de los objetos, sus relaciones, su dependencia e
interdependencia, implicaría la necesidad de comprender el mundo y el universo desde nuevas
concepciones teóricas y nuevos paradigmas.
Tal era el tema alrededor del cual gira el pensamiento aristotélico, que a diferencia del platónico,
plantea las contradicciones entre la necesidad de estudiar la ciencia privilegiando lo individual y lo
contingente, frente al hecho de que solo un saber universal, puede ser un verdadero saber, (Obras
Selectas, 2012) es decir, y en buena lógica, la comprensión del todo será posible no solo a causa de la
90
simple suma de las partes, el todo, el sistema, es tratado también desde una nueva concepción más allá
de la duda metódica cartesiana, el precepto del análisis y la síntesis, como dividir el problema o el
objeto en tantas partes como sea posible para encontrar respuestas y soluciones mejores, junto al
criterio de ordenamiento de las partes más simples y el control del todo para asegurar la certeza de no
haber omitido nada, cobra vigor, y desde una nueva perspectiva, evita que la realidad siga siendo
desmembrada y sometida a una continua fragmentación y genera la necesidad de una nueva forma de
pensamiento para la comprensión del saber, se trata de un pensamiento que mira y observa la realidad,
como un sistema integral e integrado a su vez no solo por cuerpos y objetos independientes, sino que
inclusive estos, en su mínima concepción, son subsistemas y en algunos casos, micro sistemas, no
siempre fáciles de observar ni comprender bajo los cánones del pensamiento tradicional.
Hemos dejado aclarado que un sistema es algo que fundamenta su existencia y sus funciones a través
de la comprensión si de sus partes, pero sobre todo de la forma como estas están unidas, o integradas.
Como hemos dicho, el cuerpo humano es el ejemplo perfecto, consta de muchos órganos y partes
diferentes que, si bien actúan por separado, no tienen razón de ser, si no se entiende su implicancia en
el conjunto entero y su influencia mutua. El cuerpo humano, es un sistema complejo, en el sentido que
su funcionamiento y comprensión demanda serios análisis y deducciones en varias direcciones. Igual
sucede con la familia, la sociedad y cualquier tipo de organización o empresa. El medio ambiente
también es un sistema y a medida que nuestro plantea se interconecta cada vez más, mayor es la
posibilidad de que nuestras vidas se vean afectadas por acontecimientos remotos. Los problemas del
Medio Oriente terminan afectando al estacionamiento de nuestro vehículo debido a la caída del precio
del petróleo. Los cambios en las políticas económicas gubernamentales influyen en nuestro puesto de
trabajo y afectan a nuestro estilo de vida. En el mismo sentido, los rumores infundados terminan
alterando el clima laboral de una organización ocasionando la quiebra, el cierre de la compañía afecta a
los vendedores y empresas de servicios del sector y el barrio cambia su fisonomía.
Vivimos en un mundo de sistemas, dentro de otros subsistemas, unos más grandes, otros más pequeños
y para comprenderlos, necesitamos formas de pensamiento sistémicas. El pensamiento sistémico es una
forma de entender el mundo y su naturaleza bajo una serie de patrones y reglas que desde nuestro
objeto de estudio, nos permite entender así mismo, cuál es el rol de la información y la comunicación
como la base de estas interconexiones e interrelaciones entre los sistemas.
91
3.3.1. La Escuela Invisible en el desarrollo del pensamiento sistémico y la comunicación
A finales del primer tercio del siglo pasado, junto con el atropellado auge del desarrollo de las ciencias
en medio de la Segunda Guerra Mundial, los estudios sobre la comunicación tuvieron partida de
nacimiento con las investigaciones de Claude Shannon y Warren Weaver (1991). El desarrollo de los
medios de comunicación y las tecnologías de comunicación masiva junto a la preocupación de los
teóricos, se centra en darle a la comunicación un estatuto científico para estudiarla como tal. A partir de
entonces, la teoría de la comunicación se ha ido construyendo desde perspectivas muy diferentes,
incluyendo la teoría psicológica basada en la percepción de Abraham Moles (Info América, 2012).
Luego, como señala Martha García (2013) enel siguiente artículo de la revista electrónica de
comunicación Razón y Palabra:
Pasando por una teoría social con base en la lengua –Saussure-, con base en la antropología
cognitiva –Lévi Strauss- o con base en los enfoques interaccionistas y sistémicos –Bateson,
Watzlawick, Goffman. Y más aún, también han destacado las aportaciones en el campo de los
efectos de la comunicación de masas, un ámbito representado por nombres como Lasswell,
Lazarsfeld, Berelson y Hovland, y las teorías críticas de la comunicación, promovidas desde la
Escuela de Frankfurt por intelectuales como Adorno, Horkheimer y Marcuse, entre otros. Este
panorama pone en evidencia la complejidad del asunto, las múltiples aportaciones con que se ha
tratado de dotar de coherencia a lo que conocemos como Teoría de la Comunicación. Ello es
resultado, entre otros factores, de la polisemia misma del concepto de comunicación.
De todo esto, una especial atención merecen los aportes de la llamada escuela de Palo Alto, (Jarroson,
1994) conocidos también como de la “escuela invisible” porque según se sabe, sus miembros no
pertenecían formalmente a la misma institución (Schnaider, 2005). Entre sus representantes están
aquellos denominados interaccionistas simbólicos sistémicos, que brindan precisamente los
instrumentos para pensar en la comunicación como un proceso de interacción más que como el proceso
lineal propuesto por Shannon y Weaver (1972).
Las reflexiones de esta nueva tendencia vienen de distintas disciplinas: lingüística, antropología,
sociología, psiquiatría, matemática, etc., lo que ha servido para que
sus reflexiones desarrollen
posturas contrarias a las formulaciones de Shannon. De hecho, es esa la particularidad la que hace
posible hablar de una nueva forma de pensamiento. Según estas proposiciones, la comunicación es un
proceso social, permanente que integra múltiples e indisociables elementos: la palabra, el lenguaje, el
92
gesto, la mímica, los espacios interindividuales y colectivos, el contexto, los roles, el estatus de las
personas, la cultura, etc.
Según estas nuevas miradas, la comunicación no podría limitarse y reducirse a una concepción
matemática y trasladar de manera simple los modelos de los sistemas eléctricos a los sistemas
humanos. En el enfoque sistémico de la comunicación, uno de los más influyentes representantes y
miembro de la “Escuela Invisible” es Paul Watzlawick (1971) quien define a la comunicación de la
siguiente manera: “Conjunto de elementos en interacción en donde toda modificación en uno de ellos,
afecta las relaciones entre todos los elementos”. (p.51) Esta definición nos acerca de manera
consistente al concepto de sistema, el cual se sustenta en dos criterios; por una parte, la fuerza, la
energía, la dinámica que lo mueve, los intercambios y las interconexiones, y por otra parte el flujo de
informaciones y mensajes que permiten el desarrollo, la regulación, la conservación y el equilibrio del
sistema.
En ese sentido, la comunicación es un sistema abierto que está sujeto a las influencias del medio
ambiente y al contexto en el que se verifica el proceso. Entonces, apegándonos a las implicaciones
características de los sistemas abiertos según lo expuesto hasta el momento desde el análisis de las
disciplinas adyacentes, podemos acercarnos con mayor precisión, al estudio de la comunicación en las
organizaciones y analizar el estado de las mismas desde la visión del caos y la complejidad
estableciendo unos principios iniciales como por ejemplo el principio de la totalidad, dado que la
comunicación como tal, tampoco es una suma de sus elementos o componentes del proceso como
inicialmente sugiere la teoría matemática de la comunicación, sino que en su totalidad, la
comunicación posee características propias diferentes a cada uno de los componentes.
Por otra parte, los bucles de retroalimentación nos imponen un segundo principio que sería de causa
circular, es decir, si recordamos el concepto presentado en su momento como bucles de
retroalimentación extraído de la cibernética de Wiener (1985) y según el cual, para los seguidores de la
Escuela Invisible, el pensamiento sistémico se concibe como un pensamiento en círculos más que un
pensamiento lineal. Todos las partes de un sistema están conectadas directa o indirectamente, de modo
que al cambiar una de las partes, o en este caso, uno de los elementos del proceso de comunicación, el
efecto o la consecuencia de esto se propaga a todas las demás partes y por lo tanto afecta a todo el
sistema y consecuentemente al resultado final o resultado temporal y terminan afectando según este
criterio de circularidad, a la parte original o inicial del sistema. Puesto esto en el contexto de la
93
comunicación organizacional diríamos inicialmente y a manera de aproximación previa para un
análisis más detenido, que por ejemplo, si una organización, como parte de sus procesos o actividades
fomenta en un área de trabajo un cambio hacia un nuevo modelo de producción basado en una filosofía
de calidad, la forma en que esta informe o comunique, afectará de manera consustancial a las otras
áreas de la organización, esto puede ser positivo en el sentido de que el modelo ha sido replicado y
reproducido, pero también puede ser negativo en cuanto el modelo no haya tenido éxito y por lo tanto
los efectos recaerán en el área inicial en donde se originó el proceso. Así notamos que cada una de las
partes del sistema, forman a su vez parte de un complicado y complejo juego de acciones mutuas e
interacciones y retroacciones.
Podríamos formular de manera análoga un tercer principio desprendido de lo anterior y coincidente con
la idea de equifinalidad (Watzlawick, 1971) propuesta por esta “escuela”. El principio de regulación
de los sistemas dictaría que, un sistema de comunicación tiene necesariamente que incluir un cierto
tipo y número de reglas, normas y convencionalismos que permiten precisamente orientarse al
equilibrio. Pero aquí, lo interesante es que, la segunda ley de la termodinámica establece que un
sistema aislado evoluciona efectivamente a un estado de equilibrio que coincide precisamente con la
máxima entropía, es decir, un estado en el que no hay flujo de energía, por lo tanto, así como ciertos
sistemas procuran espontáneamente mantenerse fuera del equilibrio total, sería de suponer que la
comunicación en las organizaciones deberían contribuir a evitar la entropía; circunstancia que por otra
parte, mantiene al sistema en un escenario caótico y complejo. Mientras más inestable y turbulento el
sistema, más caóticos y complejos los procesos de comunicación.
El modelo propuesto por los fundadores de la escuela de Palo Alto, coincide con las expresiones
funcionalistas y pragmáticas que para los años sesenta se evidenciaban en casi todos los ámbitos del
ambiente social tanto en Europa como en América. Se opone como hemos visto al modelo lineal
pensado de modo telegráfico. Así, la nueva concepción sistémica defendía sus principios a partir
inclusive de su primera acepción al término, es decir: comunicar entendido como todo aquello que es
común, que comparte y participa.
Dado que sus fundadores más bien vienen de la sociología, la antropología y la psiquiatría, es de
suponer con claridad que el punto de partida sea la comunicación humana desde el análisis y el estudio
de las interrelaciones personales, sociales y culturales. Una pregunta de fácil formulación sería ¿qué
94
hace y cuáles son los posibles comportamientos, que un individuo o un grupo de individuos exponen
para construir relaciones significativas?
Y para hallar las respuestas, los investigadores de Palo Alto (García, 2013) en un primer momento
parten de tres respuestas básicas: 1)” La esencia de la comunicación reside en procesos de relación e
interacción; 2) Todo comportamiento humano tiene un valor comunicativo; y 3) Los trastornos
psíquicos reflejan perturbaciones de la comunicación”.
Siguiendo estos enunciados, es fácil acoplar en forma genuina la idea de que la organización como tal,
y según ha quedado aclarado, primero es un sistema, al estar compuesto de personas, según James
Lovelok, (Sorman,1995) considerado como uno de los verdaderos pensadores de nuestro tiempo,
fundador de la ecología y autor de un solo libro, Gaia, escrito en 1974, en donde se lee que, al igual
que la tierra vista como un organismo vivo, la organización como estructura social, metafóricamente es
vista como un organismo vivo y un sistema que pertenece a otros sistemas y subsistemas. Por lo tanto,
la esencia de la comunicación también reside en la forma en que se manifiestan sus procesos de
relación al interior de su sistema y también en la interacción con el entorno. Todo lo que hace la
organización, al igual que todo comportamiento humano, tiene un valor implícito y explícitamente
comunicativo, y en tercer lugar, al igual que los trastornos psíquicos que reflejan perturbaciones en la
comunicación personal, los trastornos laborales, ambientales, culturales, etc., reflejan a su vez las
perturbaciones en la comunicación organizacional y serán por tanto, algunas de las características que
pondrán a la organización en una situación de complejidad, orden y desorden.
3.3.2. Los axiomas de la comunicación y su aplicación a las organizaciones en la complejidad
Quizás una de las contribuciones más importantes de la escuela de Palo Alto o el Colegio Invisible,
sean las formuladas por uno de sus principales protagonistas. Paul Watzlawick (Jarrosson, 1994) dejó
planteados los que más tarde serían conocidos como los axiomas pragmáticos de la comunicación. En
ellos se fijan las principales normas y reglas que permiten comprender, la forma como se desarrolla la
comunicación humana desde el análisis de las conductas y comportamientos de los seres humanos en
términos de una cotidianidad a veces normal o rutinaria, y otras veces compleja y de mayor
profundidad y atención pragmática. Si bien Watzlawick (Jarrosson, 1994), en su calidad de psicólogo
se concentró en un estudio basado en la investigación de la comunicación en pacientes esquizofrénicos
al interior de familias normales o disfuncionales, las conclusiones a las que llegó servirían para
95
exteriorizar los resultados a otros campos de las ciencias sociales y entre ellos podemos realizar alunas
aplicaciones comparativas y descriptivas de lo que sucede en las organizaciones.
Fundamentados en las reflexiones anteriores, hemos de coincidir que tanto los procesos de
comunicación, como las interacciones sociales de la organización, son sistemas abiertos.
Esto significa que en un proceso de comunicación no participan los individuos en forma aislada, sino
que, por el contrario, estos forman parte de un sistema que pertenece a su vez a un mundo circundante
del cual se alimenta, se nutre, asiste y en un momento determinado, también lo afecta y le impacta.
3.3.2.1. No es posible la no - comunicación
Imaginemos que uno se encuentra en la sala de un consultorio médico. Ha llegado temprano y seremos
el primer paciente. Sentados en un sillón y luego de pasado un tiempo quizás tenga la necesidad de
hurgar en la nariz, lo cual uno haría con enorme placer, pues, no hay nadie alrededor que primero nos
observe y segundo de alguna manera nos pueda impedir. Pasado otro tiempo, aparece el segundo
paciente y quizás se trate de un individuo poco aparente que ni siquiera dé los buenos días de rigor. La
simple presencia de esta persona es suficiente para modificar nuestro comportamiento. Probablemente
adoptemos una postura más rígida en nuestro sillón y limitemos nuestras libertades que nos habíamos
concedido hace unos minutos.
Y todo esto, sin el más mínimo intercambio de palabras. Dicho de otra manera: la presencia de otra
persona es suficiente para modificar nuestro comportamiento y uno no puede huir de esta influencia o
comunicación. Podría suceder también que el deseo fuera no decir nada, es decir, no comunicar, y
manifestar mediante una actitud cerrada el deseo de no hablar, de no intercambiar ningún mensaje de
ninguna clase, pero se trata en todo caso, a pesar de todo, de una comunicación y además muy clara,
pues, el hecho mismo de negarse a comunicar es una forma de comunicación. De ahí, este primer
axioma de la comunicación: no es posible no comunicar.
Trasladando esto a la práctica cotidiana de las organizaciones, significa que, por ejemplo, como parte
de los procesos de comunicación que se manifiestan en los sistemas organizacionales, el simple ingreso
del director de una organización a la sala de reuniones, es suficiente para ejercer un nivel determinado
de influencia sobre todos los presentes y de manera inversa, la presencia de los asistentes es suficiente
para que el director sienta su influencia.
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En el caso anterior, podemos realizar una aproximación compleja si vemos en una primera instancia en
el ejemplo anterior, que existen unas condiciones iniciales que de una u otra manera propiciarán el
desenlace futuro de esa reunión. En la medida que esas condiciones iniciales, desde la visión de la
teoría del caos sean las más controladas y deterministas, el horizonte temporal estará mejor definido y
por tanto una serie de comportamientos y conductas serán previsibles. Como una observación añadida,
podríamos decir también que esa reunión tiene enormes posibilidades de entenderse y analizarse como
un bucle de retroalimentación, es decir, como sistema, algo entrará, son los inputs, algo sucederá al
interior del sistema en forma de proceso, y ese algo tendrá diferentes dosis de entropía, orden y
desorden, luego, algo tendrá que salir, son los outputs, y probablemente como efecto de la
retroalimentación, esa información afectará al órgano o ente de salida.
Todo es comunicación en la organización. Cruzarse con alguien en el pasillo sin saludar, no ocuparse
de las condiciones materiales y recursos de un trabajador es comunicar, escuchar las palabras de un
directivo si opción a responder es comunicar, o bien, no responder a la frase conocida de: ¿hay alguna
pregunta? , es todo un mensaje. El organigrama de la empresa, el vestíbulo de la recepción, el logotipo
de la organización, el estilo de la oficina, el uso que se hace de los informes de la empresa, etc., todo
comunica y esto, está sujeto a las leyes del caos, el orden, el desorden, la incertidumbre y la
complejidad.
3.3.2.2. Toda comunicación implica un contenido y una relación
Imaginemos una situación comunicativa en la que un directivo pregunta a uno de sus colaboradores ¿A
qué hora entra usted a trabajar? Y el sujeto de la interacción responde: ¿Acaso usted desconfía de mí?
En este caso, el colaborador no ha comprendido la pregunta en su sentido literal, sino que la ha
interpretado a otro nivel, el de la definición de la relación entre él y su jefe.
Esto ilustra el segundo axioma de la comunicación planteado por Watzlawick (Jarrosson, 1994) “toda
comunicación en una perspectiva de interacción humana presenta dos aspectos: el contenido y la
relación, de modo que el segundo engloba al primero”.(p.81) Dicho de otro modo: cada relación
interhumana se desarrolla simultáneamente en dos niveles: a nivel racional se trata de la argumentación
objetiva, y a nivel emocional se trata de las emociones y por lo tanto de la relación humana entre los
interlocutores. Así, toda comunicación supone dos niveles de percepción, una comunicación que recae
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sobre el contenido y una metacomunicación, sobre la relación, la palabra comunicación precedida de la
palabra meta, en este contexto, deberá entenderse como algo que va más allá de la simple comprensión
lineal de lo que hasta ahora hemos definido como comunicación reducida al estudio de sus elementos
básicos como emisor, medio, canal, mensaje, receptor.
Cae por su propio peso la importancia de que bajo esta perspectiva, la metacomunicación no puede
descuidarse. La aptitud para metacomunicarse, es decir, para tomar conciencia de lo que está en juego
en la comunicación y para comunicar sobre la relación. Puede esto último considerarse inclusive como
una condición sine qua non de una buena comunicación. Esta toma de conciencia permite, en efecto,
dominar mejor el aspecto de la relación y evitar la incoherencia entre el contenido y la relación, entre el
fondo y la forma. La metacomunicación no debe descuidarse desde la lectura de la complejidad y el
caos, pues, a menudo, es lo que verdaderamente se ventila en la interacción social. Se critica la idea de
la empresa o el sujeto “X” muchas veces no porque carezca de pertinencia sino porque es de “X”.
Desde la perspectiva de la complejidad y el caos, junto con los postulados o teorías analizadas, orientar
el futuro de la organización, implica comprender que la atención a los aspectos de metacomunicación,
le permitirá a la organización incorporar un sentido de comprensión más amplio y estratégico para
gestionar sus procesos comunicativos en los escenarios de incertidumbre y complejidad.
Llevado este principio a la práctica de la comunicación organizacional entenderíamos claramente que
la metacomunicación adquiere un carácter netamente interpersonal y que si sirven de algo, sería
únicamente para la gestión, optimización y mejoramiento de las relaciones internas ya sean personales
y laborales, pero, como se sabe y como veremos más adelante, la comunicación organizacional abarcan
no solo las relaciones humanas, sino que también involucran otras actividades de carácter institucional,
es decir, la organización se relaciona con otras organizaciones, y lo hace a través de la gestión de la
comunicación, la organización recibe cosas, procesa cosas y entrega cosas, llámense estos productos o
servicios, entonces, de qué manera se puede hablar de una organización que en su interacción social
con otras organizaciones presenta aspectos de contenido y relación. Para esto, debemos observar como
ya se ha mencionado, que la organización siendo un sistema abierto, gestiona sus procesos a través de
la comunicación, los procesos que están orientados hacia otras organizaciones vistos como macro
procesos casi siempre terminan en la entrega de productos o servicios, pues bien, los aspectos de
contenido son todos aquellos aspectos que se reducen a sus actividades, procesos, trámites, logística, es
decir el cumplimiento de su razón social, de sus objetivos, de sus planes, etc., mientras que los aspectos
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de relación, son aquellos aspectos que generan una simpatía emocional en sus beneficiarios, usuarios,
clientes o bien en los ciudadanos.
Esto tiene que ver con la entrega oportuna ya sea de los productos o servicios, la atención humana,
oportuna y cordial de los hospitales, por ejemplo. Son precisamente los aspectos de la relación o la
forma de los que habla Watzlawick (Jarrosson, 1994) y que como se sabe, condicionan la eficacia y
pertinencia de los contenidos. Ahora y por otro lado, la forma como se entienden estos principios, le
ponen a la organización en un nivel tal de complejidad y caos. Con relación a la práctica, esto querría
decir por ejemplo que, si una empresa no consigue crear una atmósfera armónica al interior de la
organización, o aquello que se conoce como un buen clima laboral, tendrá serios problemas en
alcanzar sus objetivos y desarrollar sus planes, estrategias, programas y por lo tanto tendrá mucho
trabajo y muchos problemas para conseguir buenos resultados, en consecuencia, su situación es
incierta, compleja, si tendríamos que hacer una comparación situando a la empresa – sistema en una
relación termodinámica, diríamos que su estructura material presenta una alta dispersión de energía y
por lo tanto alta entropía, es decir, alta tendencia hacia el desorden, ha hecho caso omiso de la
metacomunicación y por lo tanto, mientras menos información recibe, mayor es la entropía y por lo
tanto mayor la incertidumbre.
3.3.2.3. El valor de la puntuación y la secuencia de los hechos en la comunicación
organizacional con relación a las condiciones iniciales
Es conocida la situación en que dos personas se acusan mutuamente de haber iniciado una pelea. Un
ejemplo clásico es el de la mujer, que por una parte, acusa y protesta a su marido de permanecer
mucho tiempo bebiendo licor en el bar, y por otra parte, el hombre que dice que va al bar
constantemente porque su mujer le acusa y protesta constantemente.
Este es un círculo vicioso en el que ambas partes se sumergen cada vez más en el problema y al cual
únicamente reaccionan, es decir, es una posición unívoca en la que sólo existen reacciones defensivas.
Si bien hay un proceso de retroalimentación, es una ida y vuelta de acusaciones mutuas y de
autodefensa. El axioma de Watzlawick (Jarrosson, 1994) implica que la naturaleza de una relación,
queda condicionada por la valoración o calificación de los procesos comunicativos por parte de los
interlocutores. Dicho de otro modo, el tipo de valoración ejerce una influencia sobre el desarrollo de la
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comunicación en la medida en que se da una importancia distinta a las diferentes fases, o se pueden
utilizar repetidamente ciertas fases como base ulterior del desarrollo de la interacción.
Con un guión clásico de las relaciones laborales se puede aclarar este principio y observar la perfecta
relación que existe frente al supuesto de la teoría del caos, que hace referencia a la sensibilidad de los
sistemas a las condiciones iniciales que dan inicio a un proceso cualquiera.
El señor “X” escribe un correo electrónico al señor “Y” para proponerle una colaboración. “Y”
responde positivamente, pero su correo se pierde en el universo virtual. “X” concluye que “Y” a
minimizado su invitación y decide en consecuencia ignorarlo de ahí en adelante. Por su parte, “Y” se
siente herido porque se ha ignorado su respuesta y decide cortar las relaciones con “X”.
La guerra silenciosa puede eternizarse a partir de ese momento hacia el infinito, a menos que uno de
los dos decidan preguntar por el destino de su comunicación, es decir, metacomunicar para conseguir el
desbloqueo de la comunicación. Aparece una disfunción en el valor de la puntuación cuando, sin
saberlo, los participantes de la interacción no poseen la misma información o, caso más frecuente,
cuando se perciben las cosas con una sensibilidad diferente, como señala Bruno Jarroson (1994):
Recibimos alrededor de diez mil impresiones sensoriales por segundo que han de ser filtradas.
El sistema de filtración es propio de cada individuo. El origen de los problemas de puntuación
se encuentra en la convicción ingenua de que existe una única y misma realidad común para
todos.
Se pueden evitar los malentendidos fundados en la construcción de realidades diferentes,
comunicando sobre la elaboración de la realidad y de la comunicación, es decir,
metacomunicando. Es preciso salir del círculo vicioso por arriba. (p.84)
Si el problema de la puntuación de Watzlawick, (Jarrosson, 1994) lo entendemos de manera simple
como un problema de representación de la realidad, o mejor y más simple todavía, un problema de
percepción, veremos que el círculo vicioso es un escenario similar al espacio de fases teorizado en el
caos. Existen infinidad de posibilidades por las cuales podrán transitar las secuencias de las
interacciones comunicativas, por lo tanto, el horizonte temporal será más corto o más largo, según se
vean afectadas las condiciones iniciales por una suerte de puntuación, representación o bien
percepción. Dicho de otra forma. En la medida en que se mantengan controladas las condiciones
iniciales antes de iniciar la acción comunicativa por una visión de matacomunicación, mayores son las
posibilidades de mantener una interacción objetiva y determinista, que nos permita mantener el sistema
con un mínimo de variabilidad y por lo tanto, el sistema bajo regulación y con cierta previsibilidad.
Desde luego, manteniéndose siempre lejos del equilibrio, cosa que por otra parte, esa será la
100
característica, toda vez que se trata de un sistema abierto y no cerrado, que depende del macro entorno
u otros subsistemas más grandes.
Una conclusión interesante a la que se llega después de este análisis es que esta visión de la puntuación
relativiza la pertinencia de la relación causa – efecto en la interacción social, típica de los procesos de
comunicación en las organizaciones.
El esquema causa – efecto es sin duda práctico y útil en muchas circunstancias de la vida, pero resulta
un tanto simple cuando de comprender la sutileza sobre la que se deslizan las relaciones en la
organización. Las relaciones organizacionales son por lo general fenómenos interactivos en los que las
causas y los efectos están imbricados. Veamos con un hipotético ejemplo de puntuaciones lo que
sucede en una organización: los mandos medios piensan que los directivos están retrasados frente a la
formulación de un proyecto, la dirección por su parte considera que los mandos medios bloquean las
iniciativas. Esta situación es típica y se puede formular la hipótesis de que el problema, es un problema
de puntuación, desde la concepción de Palo Alto. La alta dirección interpreta la actitud de hostil de los
mandos medios como un dato en sí mismo, cuando en realidad se trata de una repuesta a su propia
desconfianza. En términos un poco más vulgares, diríamos que es más bien un pretexto. En cuanto a
los mandos medios, ellos interpretan la desconfianza que inspiran a la alta dirección como una prueba a
su conservadurismo y poca disposición para el riesgo, cuando en realidad, se trata de una respuesta a su
hostilidad. De esta manera, la empresa u organización no se da cuenta de que tratando así la
comunicación, se encierran en un bucle de retroalimentación con características de círculo vicioso que
hace más complejo el horizonte de temporalidad ya estudiado en capítulos anteriores, y por lo tanto,
inyecta altas dosis de energía positiva poniendo al sistema en una suerte de caos e incertidumbre.
Por otra parte, volviendo al ejemplo, el círculo vicioso se romperá cuando la una y otra parte se hayan
dado cuenta de que se trata precisamente de un círculo vicioso. Se encuentran otros caos de malos
entendidos por ejemplo entre los mandos medios y los obreros.
Los primeros dicen: los obreros son incapaces de tomar iniciativas, mientras que los segundos piensan:
aquí no se puede decir nada, nunca nos escuchan.
3.3.2.4. Consideraciones entre la recepción del mensaje y el contexto
El siguiente enunciado es considerado como una regla más de la comunicación según Watzlawick,
(Jarrosson, 1994) y en forma literal dice: “el sentido de una comunicación depende de su contexto. Si
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yo digo ‘llueve’ a un colaborador antes de ir a una cita, esto no tiene el mismo sentido que si digo
‘llueve’ mientras él se dispone a pedirme un aumento de sueldo”. (p.84)
Este enunciado sugiere que, al interior del proceso de la comunicación desde su concepción más
simple, el emisor de un mensaje debe darse cuenta de que el receptor no es un ente aislado o un
elemento más del proceso, sino que en realidad, éste forma parte del contexto en el que se desarrolla la
comunicación. Interpretada de manera más amplia, esta regla implica que es el receptor el que hace al
mensaje, de aquí la idea popular en materia de comunicación para considerar al receptor más bien
como perceptor. Si el receptor no comprende, no escucha, en el sentido objetivo de la palabra, el
emisor debe considerar varios aspectos que tienen que ver con la emisión del mensaje. Si esto es así, lo
que se pone en duda nuevamente es el proceso lineal del mensaje y clarifica y certifica que la
comunicación es más bien un proceso integral y sistémico, por lo tanto también complejo. Vemos a
menudo al interior de la organización al emisor del mensaje expresarse así: “cuántas veces hay que
decirles lo mismo”, “una y mil veces se les ha dicho que esto es así”, “acaso hablo en otro idioma
como para que no me entiendan”, etc., frases como estas suenan muy lógicas, pero lo asalariados no
han recibido la información. Y esto importa más que la lógica.
La negativa a responder en consecuencia, aparece entonces como una renuencia, como una señal de
rechazo inclusive, porque la comunicación no pasa. Así, lo que se pone en entredicho entonces es el rol
del emisor, pues, este no se ha dado cuenta que lo verdadero no es lo que dice él, sino lo que entiende
el otro. Este postulado, se corresponde nuevamente con el problema de las condiciones iniciales
planteadas por la teoría del caos y las estructuras disipativas. En la medida en que se descuiden estos
aspectos, las consecuencias de incertidumbre se amplían y de hecho vuelven más inciertos los
escenarios a los que la organización se postula para desarrollar y alcanzar sus objetivos. Si por el
contrario, se amplía la capacidad de escucha previa, es posible crear un contexto propicio para la
emisión eficaz del mensaje.
Si uno desea que el otro comprenda lo que se le va a decir, es una buena estrategia cuidar las
condiciones iniciales en las que se va a producir el mensaje, o al menos, reproducirlas al máximo
desde las experiencias favorables en los mismos contextos en los cuales estos procesos tienen lugar. El
problema podría volverse mucho más complicado cuando el proceso o la interacción se producen fuera
del contexto de la organización, como es el caso de una interacción social fortuita u ocasional. Pues en
esos casos las experiencias similares pueden resultar extrañas o contradictorias. Sin embargo, es de
suponer que al interior de los procesos de la organización, existen ciclos repetitivos. Para eso son
102
precisamente los manuales de procedimientos, las normas, las políticas, los planes y programas, para
mantener bajo control el sistema, minimizar los riesgos y reproducir los fenómenos bajo el control
máximo de las condiciones iniciales.
3.4.
El reconocimiento de la complejidad en la comunicación organizacional
Una idea simple, pero falsa según Tocqueville, tendrá siempre más peso en el mundo que una idea
justa, pero complicada (Jarrosson, 1994). En la realidad, casi siempre se evidencia que nuestra mente
prefiere las ideas sencillas a las ideas complicadas. Pues, las ideas que ofrecen menos complicación se
las entiende y se las representan más fácilmente. En cierta forma comprender es simplificar.
Los llamados juicios sintéticos ampliamente tratados en la filosofía y la lógica, enlazan dos conceptos,
por ejemplo. Cuando decimos “esta camisa es blanca”, la afirmación enlaza el concepto de camisa con
el de blanco y esto no ofrece mayor dificultad de comprensión. Así mismo, la comprensión aparece
cuando enlazamos dos hechos o conceptos que no tienen nada de inmediato y mediante una relación de
causalidad que resulta difícil de evidenciar. Por ejemplo, cuando Newton atribuye el movimiento de los
planetas y la caída de los cuerpos a una misma causa, en este caso, la fuerza de la gravedad, aporta una
nueva comprensión de la realidad al hacer depender de una misma causa y por tanto relacionándolos
dos fenómenos aparentemente distintos. Esta comprensión nueva no se impone únicamente porque sea
verdadera, sino porque es simple. El peligro en este caso consiste en atribuir una realidad objetiva a la
fuerza de la gravedad dado que es una explicación práctica o el resultado de un modelo.
En la vida corriente, el peligro es el mismo que en la ciencia, muchas veces sostenemos por verdaderas
las afirmaciones simplistas justamente porque son simples. Una de estas ideas que corren el riesgo de
transformarse en afirmaciones simplistas es la creencia de que el mundo está ordenado y su orden es
conforme a la idea que uno tiene de él. Examinemos el alcance de esta afirmación y sus implicaciones
tanto en la organización como en la comunicación organizacional con las siguientes reflexiones.
Cuando una persona se rompe una pierna, el hueso se vuelve a soldar al cabo de cierto tiempo, pero,
cuando la pata de una mesa se rompe, no vuelve a soldarse por sí misma. Esto nos hace ver que ciertas
estructuras se mantienen en buen estado y son capaces de reparar ciertas degradaciones, otras no. Estas
estructuras reparables son estructuras ordenadas, complejas, que consumen y disipan energía. Las
podemos en consecuencia denominar estructuras disipadoras o disipativas. El cuerpo humano es un
103
ejemplo de ello. Como hemos visto anteriormente, la segunda ley de la termodinámica, la entropía, nos
enseña que la ley del mundo es la del desorden creciente.
Según este principio, lo que está ordenado tiene tendencia a desordenarse en ausencia de algún tipo de
imposición o influencia. Por ejemplo, una escuadra militar marcha al paso, bien alineada y ordenada.
Al momento en que le anuncian el clásico rompan filas, es decir no más imposición, el desorden se
instaura y desaparece la estructura ordenada. Pero este principio del desorden creciente no explica la
formación espontánea del orden. Así, la construcción de un termitero resulta de los movimientos
desordenados de las termitas que no tienen idea del modo en el que ha de hacerse un termitero. Pero
resulta que a estos animales les gusta dejar sus excrementos en el lugar donde sus semejantes lo han
hecho anteriormente y de este modo se construye el termitero. Este no es el caso en cambio de un
hormiguero o un nido que es el resultado de un trabajo coherente y ordenado. Lo contrario es una
estructura que aparece espontáneamente. Del mismo modo una estrella se forma espontáneamente a
continuación de la interacción gravitatoria entre las moléculas.
Como consecuencia de esto, se puede entender que el principio de desorden creciente no impide la
formación de islotes de orden dentro del desorden del ambiente, pero esta creación de orden sólo puede
hacerse si existe una interacción entre las diferentes partes del conjunto (fuerza de gravedad, atracción
de las termitas por un lugar determinado, etc.). Así, la naturaleza gasta energía para crear orden. En
consecuencia, hace falta mucho desorden para que aparezca
a capricho del azar una estructura
ordenada en el océano del desorden. Esta composición se entiende de la manera siguiente: Desorden,
interacción, orden, disipación, desorden, y como señala Jarrosson (1994) “Cuanto más desordenado
está un sistema, tanto más orden genera (la materia se organiza en galaxias, estrellas, planetas,
moléculas, células, animales que nacen se consumen y mueren), y cuanto más ordenado está un
sistema, más desorden genera” (p. 50).
Orden y desorden son complementarios, imaginemos un montón de imanes dentro de una caja. Estos
siguen siendo un montón de imanes hasta que se agita la caja; con la agitación los imanes se disponen
en una estructura imprevisible pero ordenada. Para conseguir este orden ha sido necesaria la
interacción, en este ejemplo, la atracción mutua de los imanes, por otra parte el desorden, es decir la
agitación de la caja. En el mismo sentido comparativo podemos hacer una analogía cercana a lo que
sostienen algunos pensadores. Se cree a menudo según dicen ellos, que el orden en la sociedad se crea
por la mano del hombre de manera deseada. En realidad, la mayor parte de los órdenes sociales, tales
104
como el lenguaje, el equilibrio de los mercados, etc., son órdenes espontáneos que tienen más
necesidad de ser protegidos que organizados. Nadie ha inventado por ejemplo las lenguas habladas.
Las lenguas inventadas en su totalidad como el esperanto no se utilizan.
Partiendo de estas consideraciones, podemos entonces observar cuál es la situación de la organización
y las implicaciones del mantenimiento de un orden estricto. Al parecer entonces, los riesgos y los
límites del orden podrían incitar a revisar comunicativamente ciertas exigencias de orden.
3.4.1. Participación de la comunicación a favor del desorden organizacional
La empresa u organización crea orden y para asegurar su coherencia y eficacia se estructura de un
modo ordenado. Para cumplir con sus objetivos y a pesar de la complejidad del mundo, la empresa u
organización imita a la naturaleza imbricando sistemas, departamentos, personas, servicios, etc. La
empresa u organización es también a su vez su propio producto, se produce a sí misma, y cuando lo
hace proyecta su estrategia de organización y producción así misma.
Si la empresa u organización evoluciona lentamente, sus productos o servicios también evolucionarán
poco, lo que le asegura por una parte a la organización cierta estabilidad. En realidad, la estructura
produce, proporciona y preserva su propia estabilidad. Convertida en estable, se opondrá a su propio
cambio.
Ahora bien, la innovación es el fenómeno omnipresente en las estructuras empresariales y
organizativas del el mundo contemporáneo. Innovar supone inventar un producto nuevo, un nuevo
modo de producir, una nueva estructura organizacional, pero esto también implica que la creación
supone un poco o alguna manera de desorden y un poco de flexibilidad que deja algún lugar al azar. La
innovación requiere entonces que los directivos dejen voluntariamente un poco de desorden un poco de
improvisto en las organizaciones. Se trata en cierto modo, de actualizar la incertidumbre del futuro en
el funcionamiento de las organizaciones.
Querer dominar completamente la estructura de una organización por no soportar un cierto nivel de
incertidumbre a través de un estricto control, la definición exacta de los puestos de trabajo, y los
procesos de la empresa, responde al mismo error de querer planificarlo todo para dominar el futuro
desconocido. Querer dominar el futuro es imposible, no está en la estructura natural de la vida y los
seres humanos. En términos de una acción comunicativa entonces, se hace necesario pasar de una
105
lógica comunicativa de la previsión, a una lógica comunicativa de la anticipación, es decir, una
concepción distinta del rol de la comunicación organizacional, en la que esta contribuye con las
organizaciones comunicando el valor de la anticipación más que el de previsión para prepararse para lo
imprevisible.
Intentemos un ejemplo hipotético, en el que una empresa u organización por ejemplo, se debate en una
disyuntiva tratando de resolver un enigma relacionado con la duda de cuál de los dos contratos debería
aceptar para atender a una oferta de trabajo. Desde la concepción clásica y la lógica preventiva,
entraríamos en una serie de análisis de valoración de la una y otra empresa, de beneficios y
posibilidades entre las dos, de rentabilidad, de factibilidad y riesgo, etc., pero desde la lógica
anticipatoria podríamos comprender que lo importante no reside afuera, sino adentro, es decir en la
propia organización, la misma que debería analizar su forma de pensamiento, su filosofía, su razón de
ser, sus propias expectativas y aspiraciones, sus sueños, y cómo se valora ella misma para comprender
e interpretar lo que quiere vivir y confrontar. De este modo, pasamos de un paradigma clásico
preventivo que nos mantiene en la pregunta ¿qué elegir? A un paradigma anticipatorio que nos formula
la pregunta ¿cómo podemos sacar partido de la nueva situación? La palabra anticipación no significa
aquí que se trate de conocer el futuro, sino más bien de interrogar el presente. El rol de la
comunicación en las organizaciones en este punto es encontrar la información que generalmente está
disponible pero no visible. El reto es precisamente hacerla reconocible, ponerla al alcance de todos y
que todos lo puedan comprender.
Un caso interesante al respecto es el señalado por Emmanuel Todd (1978), quien en el libro la Caída
Final, anticipa con una diferencia de 10 años el derrumbamiento del sistema soviético y cuando en el
año 1990 se le preguntó, qué era lo que le había permitido hacer tal sorprendente predicción,
respondió: “Yo había observado que la Unión Soviética era el único país del mundo en el que
aumentaba la mortalidad infantil” (Jarrosson 1994, p. 52).
Pues esto, no significa ninguna suerte de esoterismo o ciencia paranormal, simplemente explica la
aplicación de una lógica anticipatoria basada en una determinada información.
106
3.4.2. Niveles de complejidad para abordar la realidad en la organización
El desafío de la complejidad que nos lanza la realidad, se reconoce en los diferentes niveles en los que
se puede uno situar para abordar y entender esta realidad. Cabe en este punto, reflexionar sobre que
entendemos por realidad, con el propósito de asumir su análisis desde la complejidad.
Al respecto y siguiendo a Aristóteles (Obras Selectas, 2012) Todo acto de pensar es un proceso de
identificación e integración. Los seres humanos percibimos una mancha de color al integrar la
evidencia que nos da la vista y el tacto, aprendemos a identificarlo como un objeto sólido. Aprendemos
a identificar una mesa, y aprendemos que la mesa está hecha de madera, ésta a su vez, que está hecha
de células, y que las células de moléculas y las molécula de átomos. A través de este proceso, la tarea
de su mente es dar respuesta a una sola pregunta: ¿qué es? y su medio para establecer la veracidad de
sus respuestas es la lógica. Y la lógica descansa sobre un axioma: que la existencia existe. La lógica
según Ayn Rand (2009) es el arte de la identificación no contradictoria.
Así, una contradicción no puede existir, por lo tanto no es real. En átomo es él mismo, igualmente
sucede con el universo. Ninguno de ellos puede contradecir su propia lógica, es decir, su propia
identidad, ni puede una parte contradecir el todo. “A” es “A”. Ningún concepto que el hombre se forme
puede ser válido a menos que lo integre sin contradicción con la suma total de su conocimiento. Llegar
a una contradicción es confesar un error en su pensamiento, mantener el error de manera intransigente,
es negar la existencia real de su propia mente y desterrarse a sí mismo del reino de la realidad.
Ahora, si bien la realidad existe, hay que reconocer que desde una visión compleja, existen en efecto,
diversos niveles o formas de entender la realidad. Existe por ejemplo una realidad material, una
realidad de las sensaciones y una realidad de las ideas. Si consideramos por ejemplo un ejemplar de la
novela Nuestra Señora de París de Víctor Hugo, se trata de dos objetos diferentes, compuestos de
átomos diferentes. Según el mundo de las ideas, este libro se caracteriza por su contenido, se trata pues,
de un único y mismo libro. Según el mundo de las sensaciones, los dos ejemplares son idénticos puesto
que nos dan la misma sensación, no obstante, pueden diferir en el olor, en la impresión, en los
caracteres de imprenta, etc.
Así, pues, ninguno de estos modos es más justo o más falso que los otros, se trata simplemente de
modos, formas o niveles de abordar la realidad.
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Esta representación de la multiplicidad de los niveles en el modo de abordar se aplica a numerosos
campos, y entre esos a la de la comunicación organizacional. Antes de hacer las correspondientes
analogías, observemos por último que la obra de Víctor Hugo, Nuestra Señora de País, no es la famosa
catedral Nuestra Señora de París. Sucede que al interior de esos enunciados coexisten varias
representaciones y esa realidad es permanente, pues, las percepciones se forman a partir de las
sensaciones. Las emociones a partir de las percepciones, la toma de conciencia a partir de las
emociones, etc. Cada nivel se forma a partir del nivel precedente.
Ahora, desde las diferentes concepciones que hasta aquí se han hecho en función de las teorías del caos
y la complejidad, la realidad es de hecho mucho más compleja. Cada nivel puede influir en el nivel
inferior y viceversa. En un sentido por ejemplo: una emoción puede modificar una percepción, una
toma de conciencia, modificará una emoción, etc., y así, entendemos por ejemplo, una visión de los
diferentes niveles de organización de la materia, como señala Jarroson (1994):
Figura 19
Niveles de organización de la materia
Nivel 1: partícula
Nivel 2: átomo
Nivel 3: molécula
Nivel 4: célula
Nivel 5: órgano
Nivel 6: organismo
Nivel 7: cuerpo social
Nivel 8: población
Nivel 9: género humano
Nivel 10: ecosistema
Fuente: JARROSSON, Bruno. (1994) Dirección estratégica y su filosofía. Ed. Deusto, Bogotá.
Debe observarse en el ejemplo anterior que si bien de las partículas se forman los átomos, y que de los
átomos las moléculas, que las moléculas dan sentido a las células, etc., etc., lo que da sentido al orden
y a la estructura del nivel inferior es la forma y complejidad de la que se compone el nivel superior.
Así, Los órganos no tendrían sentido si no sirvieran para formar un organismo.
Con el mismo criterio podemos entonces realizar las correspondientes similitudes con los niveles de
organización de la empresa, o si se quiere, de los distintos niveles de organización de la organización.
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Figura 20
Niveles de organización
Nivel 1: Nivel Operativo (nivel de la materia)
Nivel 2: Nivel de Producción (nivel de planificación)
Nivel 3: Nivel de Gestión (nivel de establecimiento de objetivos)
Nivel 4: Nivel de Evolución (nivel estratégico, desarrollo y adaptación)
Nivel 5: Nivel de Mutación (nivel de perspectiva y cambio de estado)
Fuente: Gráfico explicativo de elaboración original
3.4.3. Gestión de la comunicación para la organización en la complejidad
Las decisiones en la organización se toman y sólo son posibles a través de una estructura comunicativa.
Esta estructura comunicativa es a su vez una estructura lingüística, los efectos y consecuencias, así
como los resultados de esas decisiones, están en función de esas estructuras. Como hemos visto, la
organización es en sí mismo una estructura que funciona como un sistema, todas las partes están
organizadas de tal manera que cada una de ellas tiene su influencia en las otras y en el todo. Por otra
parte, en la organización se dan dos tipos de procesos, unos que son repetitivos y otros que son
consecutivos, es decir, por una parte es necesario repetir las operaciones para mantener el sistema
trabajando constantemente en sus propósitos y objetivos, por otra parte, sus procesos están orientados
ya sea implícita o explícitamente, en la búsqueda de mejoras e innovaciones para adaptarse a los
cambios y mutar, ya sea progresivamente o bien en un momento dado, intempestivamente según las
fuerzas del entorno y el medio ambiente. La comunicación sirve entonces para atender según sea el
caso, una o más de estas circunstancias y dar a conocer a todos los actores involucrados en estos
procesos, cual es la dirección de las acciones comunicativas.
Para atender estas circunstancias que no dejan de ser inciertas y complejas, la organización requiere del
establecimiento de algún tipo de orden, la mente del hombre no está preparada, al menos hasta ahora,
para soportar el desorden y el caos, necesita recursos, herramientas y métodos para enfrentarlos, esa es
su naturaleza.
La comunicación organizativa, es quizás el principal recurso para apaciguar el impacto que generan los
embates de la incertidumbre y el desorden amenazando a la organización con llevarla a un estado de
desorden y caos. Veamos cómo funcionan estas ideas en la práctica.
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Una decisión, que no es sino una acción comunicativa (Jarroson, 1994), tiene por lo general
consecuencias a diversos niveles de la organización. No se puede disociar la ecología (nivel 10) de la
economía (nivel 7). Esta diferencia de niveles introduce un elemento de complejidad. La organización
es a la vez un conjunto de átomos y un sistema en mutación. La comunicación de un directivo puede,
también, situarse a diferentes niveles según sea el caso de incertidumbre y complejidad, para asegurar
el orden establecido y por tanto, la estructura comunicativa o lingüística en este caso irán en ese
sentido, es decir, promueven el orden, o por el contrario se confabulan con el caos y en consecuencia
con los problemas.
Un directivo puede pensar que su estructura comunicativa es indiferente para los destinos de la
organización, sin embargo y como hemos visto, el efecto mariposa (Ibañez, 2008) estudiado y
analizado hasta aquí por ejemplo, significa que un aleteo dado por una letra impuesta en un adhesivo,
una palabra generada en una orden, o bien un gesto dialogado, sensibilizan las condiciones iniciales en
donde tiene lugar el origen de un fenómeno, en este caso comunicativo, y por tanto pone en peligro el
horizonte temporal del fenómeno o proceso, hasta que el mismo se hace impredecible y por tanto
complejo y quizás caótico.
Otro caso en el que se evidencia la importancia de la comunicación organizativa para cada uno de los
niveles de la organización es por ejemplo cuando un directivo gestiona la complejidad al nivel de la
estrategia y se apasiona por la prospectiva y el cambio. Estos directivos piensan en el logro y el
alcance de los resultados, sus acciones de comunicación se adaptan y son flexibles, según Jarroson
(1994), la mayor atención y preocupación del director de la empresa por el nivel de mutación y del
cambio, es un buen medio de desbaratar las paradojas nacidas de la interferencia de los diferentes
niveles que interactúan en la organización, cosa que por otro lado no es si no, lo que en términos de las
teorías del caos y la incertidumbre se conocen como las ya nombradas en este estudio como estructuras
disipativas. De acuerdo con ello, la mayor parte de las estructuras físicas, químicas u organizacionales
son estructuras disipativas, con este término Prigogine (19840 se refiere a la naturaleza contradictoria
de muchos sistemas y alude a la paradoja de que el desorden puede ser la fuente de un nuevo orden
(Spire, 2000).
110
3.4.3.1. Comunicación, disipación, energía y auto organización
En este caso, la disipación se refiere a un proceso en el cual la energía se disipa en forma gradual sin
que esto signifique la pérdida total ocasionando la desaparición o la muerte de un sistema, el cual solo
abandona su estado actual para reorganizarse en una nueva estructura y adaptarse al cambio. En este
sentido, la organización considerada como un sistema abierto disipa energía a través del tipo de
comunicación que emite y según el nivel en el que se desenvuelve. La comunicación con el entorno le
permite a la organización intercambiar materia y energía con el medio ambiente dada su condición de
ser un sistema abierto. Esta disipación de energía le pone a la empresa u organización en una situación
inestable o precaria, lo que en la teoría del caos se conoce como una situación fuera del equilibrio.
Esto, bajo un correcto ejercicio deductivo, significa que la organización no puede mantenerse si no
recibe un aporte de energía del entorno. Esa energía como hemos señalado, puede tener diversas
formas como por ejemplo energía eléctrica, flujos de dinero, conocimientos y lo más importante:
información.
Al fluir materia y energía desde y hacia las empresas, estas pueden organizarse y establecer su propio
orden de funcionamiento. Ese orden es vital para el funcionamiento en sus mercados y en sus
ambientes, y está determinado por su estructura y sus jerarquías, en este caso por sus niveles, sus
normas, políticas, estrategias, filosofías, etc., y eso depende del más alto valor en comunicación.
Sin el aporte continuo de la comunicación y un mínimo de orden, las organizaciones no podrían
sobrevivir e irían a la quiebra, y esto tanto para las organizaciones públicas o privadas. El orden es la
búsqueda incesante de la certidumbre, certidumbre que asegure la estabilidad del sistema. Si no
existiera cierta estabilidad, todos los miembros o partes del sistema, estarían preocupados de sobrevivir
al caos y nadie se ocuparía de llevar adelante los negocios y sacar adelante a la organización.
Recordemos por otro lado, los conceptos de autopoiesis y auto organización (Varela, 2013) como
aquella característica que tienen tanto las empresas como los organismos vivos para estabilizar el
sistema. Esto se da en gran medida por lo que los entendidos en “complejidad” reconocen como
“atractores” (Carbón, 2001). Un atractor puede compararse con el sumidero de una bañera que atrae las
cosas hacia él. En una organización un atractor puede ser el afán de lucro, o bien en una institución
pública el hacer posible el logro de sus objetivos sociales, en general, su filosofía, su misión o su
visión. Pero también puede ser su cultura organizacional, sus valores o sus principios, y también el
liderazgo de sus directivos, etc. (Costa, 2007, citado en Riter, 2013).
111
La autoorganización en el contexto de ambientes turbulentos, complejos, inciertos y finalmente
caóticos, es la capacidad que tienen las organizaciones, en un sentido darwiniano, para adaptarse a los
cambios y sobrevivir en escenarios destinados para los más aptos y más competitivos.
3.5.
La comunicación compleja y los desafíos del Dircom
La palabra dircom es una fusión de los términos director y comunicación, y se viene utilizando desde
hace algunos años para señalar la función del director de comunicaciones de una organización. Al
parecer el término se le atribuye a Joan Costa (2007) un consultor especializado en la materia de
comunicación. Esto, como una nota que no exige más aclaraciones en este trabajo por no ser motivo
determinante en el objetivo del estudio. Sin embargo, lo que aquí nos interesa es saber cuáles son las
implicaciones tanto del sujeto como de la función frente a la complejidad. Al respecto diremos que
tomando en cuenta que la tarea más importante de la comunicación en las organizaciones hoy en los
mercados interconectados es crear y mantener dialogo entre los diferentes actores alrededor de la
organización como son sus clientes, sus audiencias, sus empleados, la comunidad, el gobierno, etc., la
tarea también fundamental del dircom será crear y gestionar procesos comunicativos de interactividad.
Si bien algunas funciones especializadas siguen siendo necesarias como la publicidad y las relaciones
públicas para la transferencia de mensajes, es indudable que los sistemas de comunicación seguirán
creciendo y desarrollándose en virtud de la necesaria condición de interconectividad creciente en el
mundo globalizado. La interconectividad será el mayor impacto en las organizaciones (Ritter, 2013).
Mientras el foco de comunicación ha estado concentrado en los últimos años en los grandes medios de
comunicación masiva como los periódicos, la televisión y en los últimos quizás 10 años en el internet,
en el futuro cercano el mayor cambio en el mundo será la conectividad. Esto significa que habrá un
complejo y complicado entramado de redes para contactarse y conectarse, compartiendo y
construyendo en forma incremental estrechas relaciones con los clientes, los consumidores las
audiencias y los públicos, desarrollando los más variados medios tecnológicos de comunicación aún no
imaginados.
Como resultado de esto, queda claro que el encargado de las comunicaciones, tiene un botón de
comando de delicadas características en la nave empresarial. Las miradas se concentrarán en la forma
de tomar las decisiones para reconocer los niveles de complejidad.
112
A él le corresponde entonces, observar la analogías de las ciencias de la complejidad y las teorías del
caos en relación a los sistemas y procesos de comunicación. El gran cambio en la cultura del dialogo,
es que constantemente se verifican necesidades y demandas recíprocas, ya no será suficiente
únicamente informar a través de las relaciones públicas y la publicidad, la retroalimentación y el feedback obligarán a aprender una nueva forma de percibir y escuchar, y por tanto una nueva forma de
entender la realidad. El punto principal de todo esto, es la velocidad y la precisión, las cosas se van
dando en tal manera vertiginosa, que las necesidades de información y comunicación serán en tiempo
real.
3.6.
Orden y caos a la vez, caorden en la comunicación organizacional
Al igual que el término dircom, aparece en escena el término caorden para designar una fusión de
orden por una parte y caos por otra. Admitido en este punto que no hay orden absoluto ni caos total,
admitamos que la progresiva vibración de caorden es como la condición preferida por los procesos
naturales. El caorden puede definirse como un estado en cuya naturaleza coexisten matices de orden y
caos. Y si admitimos que en la naturaleza se procede del caos al orden, podemos inferir que en los
sistemas culturales, sociales y humanos, ese tránsito se da con alternancia cíclica y caracterizaciones
difusas de orden y caos.
Algunos han planteado que en el Universo puede existir un orden de órdenes (Eidos, 207), (teorías del
todo, supercuerdas, fuerza vital cósmica) y un caos de caos, pero las investigaciones más actuales no
comprueban ninguno de estos dos asertos; lo que tal vez exista es una cierta jerarquía caorden, que
bien podría expresarse a partir de la noción de ciclos: un orden determinado en el ciclo “A” repetirá sus
patrones en el ciclo “B”, de la misma manera que un caos determinado en el ciclo “A” repetirá sus
patrones en el ciclo “B”. La jerarquía caorden se caracteriza por relaciones de co-dependencia de los
sucesivos estados de caos y orden dentro de la dinámica natural de sus ciclos evolutivos.
Los individuos incorporan al caorden sus márgenes de libertad, y es aquí donde las nociones de azar e
incertidumbre se pueden
concretar en una posibilidad de manejo del caorden, a partir de un
adiestramiento en el manejo de la visión anticipatoria de los patrones que subyacen en los fenómenos
de crisis. Una buena gestión de las crisis consiste en manejar apropiadamente los estados caorden:
conocer, poco antes de atravesar el punto de bifurcación, hacia donde nos conduce el camino.
113
En un sistema complejo, el punto de bifurcación se define como un punto crucial que modifica la
dinámica evolutiva del sistema; los puntos de bifurcación son los hitos en la evolución de los sistemas;
en cada punto de bifurcación pasado hubo un tiempo en que existían varios futuros posibles, y a través
de la iteración y amplificación de la bifurcación, el sistema optó por determinado camino; de esta
manera los puntos representan, en nuestros sistemas evolutivos, las huellas de la irreversibilidad del
tiempo. El tiempo pasado es inexorable, pero se recicla en el futuro mediante la realimentación, y eso
es comunicación, que es atemporal y permanente. Esta condición de los sistemas confiere a las crisis la
facultad de ser auto-renovantes en sí mismas; la realimentación es conocida por los científicos con el
nombre de autopoiesis, y las estructuras autopoiéticas (Varela, 2007) se encuentran en un amplio
espectro de la naturaleza, que va desde los remolinos de una corriente de agua, hasta la mancha roja del
planeta Júpiter.
Ilya Prigogine (1982), estudió el fenómeno del no equilibrio en la termodinámica, a sabiendas de que el
equilibrio era considerado el estado de entropía máxima, donde las moléculas pueden estar paralizadas
o moverse al azar (una forma de libre albedrío). Prigogine se preguntó lo que ocurriría en situaciones
donde los sistemas sufran un gran bombardeo de energía desde el exterior, como sucede encomo
algunas crisis, y fue aquí donde descubrió que había un orden que surgía del caos (Prigogine &
Stengers, 1982). Prigogine descubrió que en los sistemas alejados del equilibrio no sólo se desintegran
los microcomponentes de estos sistemas, sino que pueden aparecer sistemas nuevos. Y esta es una
enseñanza básica para el análisis de la comunicación organizacional frente a la evolución de las crisis;
cuando un sistema
social o humano se desorganiza en forma de caos y exhibe un alejamiento excesivo de su equilibrio
inicial, puede generar un nuevo sistema. Pero lo que asombra aquí es la posibilidad de que los sistemas
en crisis puedan organizarse autónomamente; muchos y variados ejemplos tiene la ciencia del caos
para ilustrar, en el mundo de la física, la química, la sociedad y la biología, esta condición de los
sistemas complejos: la organización social de las termitas, la organización de los autos en un caos de
tránsito, el crecimiento en el laboratorio de la reacción Belousov-Zhabotinsky (Eidos, 2007), la
organización de las personas cuando salen de un espectáculo público, la manera en que se organiza una
comunidad para hacer una revuelta, todo ello en el marco de algún tipo de comunicación compleja.
114
3.7.
La comunicación organizacional en la sociedad compleja y de la información
Una de las nuevas formas de llamar a la sociedad posindustrial en los últimos años ha sido utilizando
el término de emergente (Martín, 2004), pero muchos autores coinciden en afirmar que el nacimiento
de esta sociedad posindustrial está también acompañado de un nuevo sistema o una nueva forma de
generar riqueza distinta a la que surgió en la Revolución Industrial. Esta nueva forma tiene un recurso
básico y productivo y es el conocimiento. Irene Martín (2004) señala que son tres las características
que marcan la expresión de la sociedad moderna: la sociedad de la información, la sociedad del
conocimiento y la sociedad del aprendizaje. Estas expresiones son sin duda las que evidencian las
transformaciones más importantes que se han venido dando y que seguirán marcando el destino de las
sociedades en el mundo entero.
Alrededor de estas expresiones se han consolidado y cobrado importancia otras ideas que hoy adornan
todos los libros y tratados de las disciplinas sociales, económicas y administrativas. Así se escucha con
frecuencia términos como talento humano, organización inteligente, sociedad del conocimiento,
sociedad que aprende, organización que aprende, economía del conocimiento, etc. (Senge, 2005).
Un elemento básico en esta economía de la información y el conocimiento es el de las empresas que
aprenden o el de las organizaciones inteligentes. Es en este marco de las empresas inteligentes donde,
según García Jiménez (2002, citado en Martín 2007), adquiere mayor sentido una correcta gestión de la
información; pero hoy se exige no sólo una eficaz gestión de la información, sino que esta se ha de
convertir en conocimiento. Por lo tanto, es pertinente la conexión de la gestión de la información con la
gestión del conocimiento. En ella, se le asigna un importante papel a la comunicación. En las
organizaciones que aprenden, los responsables de comunicación deberán, en principio, pensar en
instrumentos que faciliten el acceso a la información, en tecnologías adecuadas y en métodos de
reconocimiento de fuentes de información de valor.
Su objetivo es manejar un conocimiento que debe generalizarse y que pueda ser transferido a través de
todo tipo de espacios en los que se expongan los saberes adquiridos por los profesionales e implicados
en el descubrimiento de las soluciones a todos los problemas propios del funcionamiento de una
organización, como afirman Cayuela y Guerra (1997, citado en Martín 2007).
115
Una organización que aprende, tal y como indican García Echevarría y Val Núñez (1995, citado en
Martín, 2007)), es una organización que gira en torno a los equipos de trabajo, al aprovechamiento
racional de los recursos humanos, a la flexibilidad y tensión creativa, a la implicación de los
profesionales en una cultura corporativa innovadora e integrada en la sociedad, donde priman factores
como el just in time, la calidad, la eficacia, la continua mejora en los procesos, y donde la información,
la comunicación y el conocimiento ocupen un lugar predominante.
Sin embargo, el cambio que implica para las empresas convertirse en organizaciones que aprenden
cuenta con importantes obstáculos que la tornan compleja. La evolución cultural que requiere avanzar
hacia una cultura basada en conocimiento es, sin duda, la más costosa. Una vez atravesada esta barrera,
encontramos dificultades con respecto a la generación, difusión, transferencia y socialización de
información y el conocimiento. Así, los estudios realizados en los ámbitos académico y empresarial
revelan que las barreras más importantes con las que se encuentran las organizaciones para convertirse
en organizaciones que aprenden, a través de la gestión del conocimiento, tienen que ver sobre todo con
la educación, no en vano Kaplan y Norton (2002) autores del famoso concepto de Balanced Scorecard,
que busca elaborar una estrategia de optimización en la gestión de las organizaciones, plantean como la
base para alcanzar la eficiencia empresarial, la formación, la educación y la constante capacitación y el
desarrollo de los empleados y colaboradores. A esto se suman otros aspectos como por ejemplo los que
señala Irene Martín (2007):
Dificultad para la evolución de la cultura interna. Esto impide el cambio de comportamientos; por lo
tanto, genera incapacidad para participar, compartir, colaborar. Dificultad individual para la
identificación de la información relevante. Carencias individuales y grupales de conocimiento y
brechas de competencias organizacionales lo que impide la creación de conocimiento organizacional
mediante el aprendizaje. Dificultad para considerar el aprendizaje organizacional como estrategia.
Dificultad en la participación para la creación e nuevo conocimiento. Falta de vías para optimizar los
tiempos d captación de competencias. Falta de espacios, canales y herramientas adecuado para
almacenar, distribuir y permitir el acceso al conocimiento y la falta de indicadores que faciliten la
medición de los activos intangibles de la empresa. Pero sobre todo, la falta total de conocimiento para
poder afrontar la incertidumbre y la complejidad.
116
Pero ¿cómo puede la comunicación organizacional facilitar la adaptación de las organizaciones que
aprenden y cómo puede la comunicación favorecer la permanencia de las organizaciones en la
complejidad y el caos? Esa es finalmente la cuestión.
3.8.
La comunicación organizacional finalmente favorece la complejidad
Para la primera y más importante de las barreras, la relativa al cambio cultural requerido, la
comunicación deberá ejercer su función como formadora de una nueva cultura organizacional.
La comunicación organizacional es un proceso básico para apoyar y lograr la evolución cultural
necesaria en la organización en su camino hacia una cultura de innovación basada en el conocimiento
de todo lo que significa navegar en las aguas del caos y la complejidad. Así, ya que la cultura
organizativa es crítica para el éxito y vitalidad de proyecto de gestión del conocimiento, será
fundamental conocer los parámetros que la constituyen y determinan, para contribuir, en la medida de
lo posible, a las modificaciones que permitan alcanzar funcionamientos más dinámicos.
Las ideas acerca de la organización siempre se basan en imágenes o metáforas implícitas que nos hacen
ver, entender y manejar las situaciones de un modo particular. Einsten decía (Falco, 2013) que
formular preguntas y posibilidades nuevas, ver problemas antiguos desde un ángulo nuevo, requiere de
imaginación creativa y es lo que identifica el verdadero avance de la ciencia.
Este paradigma en el que, el pensamiento complejo
lo estable, lo circular, lo determinado es
substituido por la visión de un universo en transformación permanente, donde se conjugan el orden y el
desorden, el equilibrio y el desequilibrio, lo previsible y lo imprevisible, lo programable y las
bifurcaciones aleatorias. Acepta la existencia de estos pares dialógicos y comunicativos, pares que
asocian dos términos a la vez antagónicos y complementarios, como algo natural en las organizaciones
y no como síntoma de enfermedad. Aspira a un conocimiento multidimensional y globalizante, toma en
cuenta las diversas dimensiones de una realidad y las interacciones que las unen y por tanto tiene que
ser asimilado por la organización que aprende, con el compromiso de que la comunicación
organizacional encausará esos propósitos de manera propositiva.
Los propósitos encausados por la comunicación organizacional, entonces se concentran
prioritariamente en los principales postulados del caos y la complejidad. Como hemos visto a lo largo
de este estudio, la teoría del caos se sostiene básicamente en estas tres reglas:
117
1. Aunque un sistema caótico empiece en perfecto orden, en algún momento terminara
disolviéndose en un desorden total. 2. Los sistemas caóticos tienen una extrema sensibilidad a
las condiciones iniciales. Esto significa que una variación ínfima en las condiciones iniciales,
desemboca en una gran variación final y 3. La evolución de un sistema caótico, se puede
predecir con alta probabilidad en el corto plazo, más allá de eso, su comportamiento es
errático.
118
CAPÍTULO IV
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La organización vista como un sistema y bajo las múltiples consideraciones y los correspondientes
análisis realizados, es considerada una estructura errática, caótica, incierta y compleja. Hemos llegado
a esas conclusiones gracias a la deducción, el análisis y la síntesis que han sido la base metodológica
de este trabajo. Implícitamente se han establecido una serie de premisas cuidando la estricta aplicación
de una metodología, lógica, sistemática y secuencial, lo que conlleva a determinar una serie de
premisas descriptivas para afirmar que primero: la organización como tal es un sistema abierto, recibe
y proporciona energía y al igual que un ente vivo, está sujeta a unas leyes físicas, matemáticas y
biológicas. La organización está sujeta a la segunda ley de la termodinámica, la entropía, y por tanto es
un sistema que tiende al equilibrio, al orden y al desorden.
La comunicación organizacional por su parte es un subsistema de la organización como tal, es una de
sus partes más importantes y uno de sus insumos en los flujos de energía, como tal, ese subsistema es
influenciado por los demás elementos y esta a su vez influye en las partes y en el todo. Por lo tanto,
genera y recibe caos, complejidad e incertidumbre. Genera orden y propicia autoorganización a través
de la planificación, la coordinación, la dirección, la integración, la organización de sus piezas y
elementos claves, así como el control, pero esta a su vez genera desorden, le persigue la entropía, es
sensible a las condiciones iniciales. Más allá del horizonte temporal lo qué se dice, cómo se dice,
cuándo se dice, etc., se vuelve impredecible y con una alta probabilidad hacia el error , por tanto, las
acciones estratégicas se vuelven también poco predictibles, de ahí la necesidad precisamente de una
actitud más anticipatoria.
La organización se mantiene estable a través de una norma, una orden, una política bajo el manual de
procedimientos y como veíamos en uno de los niveles de la organización, eso es más bien temporal.
Una vez que la comunicación trascienda al nivel inmediato sea por arriba o sea por debajo de la
jerarquía, entrará en un espiral o bucle de retroalimentación, hasta sobrepasar su horizonte temporal y
lo que a partir de ahí suceda, únicamente generará una suerte de inestabilidad, incertidumbre y caos. A
esto se suman las fuerzas externas aparentemente aisladas desde el punto de vista tradicional y
mecánico, sin embargo, desde las nuevas ciencias del caos y la complejidad, pertenecen al supra
sistema en la visión de que todo está interconectado: uno influye en el entorno y el entorno influye en
uno.
119
Tal ha sido el impacto del sonado efecto mariposa, que es el que ha servido de hilo conductor para
defender la idea en este trabajo, en el que como hemos anunciado constantemente, los sistemas
dinámicos no lineales se caracterizan por el hecho de que pequeñas variaciones en las condiciones
iniciales pueden redundar en enormes variaciones en los resultados finales. En este tipo de sistemas,
los flujos de variación están expuestos a una infinidad de perturbaciones. Tanto en la ciencia como en
la vida, es muy sabido que una cadena de sucesos puede encaramarse a un punto crítico, que abultará al
final los cambios insignificantes. Y el caos denota que tales puntos se hallan por doquier, esos son los
espacios fases por donde la comunicación organizacional se difunde. En sistemas como el tiempo
atmosférico, por ejemplo, la dependencia sensitiva de las condiciones iniciales es una consecuencia
inevitable de cómo las escalas pequeñas se entrelazan con las grandes. En la analogía organizacional
esto quiere decir que cualquier cosa que se diga, por pequeña e insignificante que sea, puede ocasionar
un vendaval de enormes consecuencias en el futuro de la organización.
En consecuencia, la comunicación organizacional deberá considerar el rol de los llamados atractores
extraños. Los movimientos caóticos ocasionados de la organización considerada como un sistema nolineal, se transforma en un patrón de comportamiento llamado atractor extraño que siendo una especie
de punto gravitacional, atrae a sus territorios a través de los mensajes, la información y la
comunicación en sí, a todos los acontecimientos cercanos que afectarán a la organización disipando
energía, de tal manera que tarde o temprano, alcanzará el equilibrio o bien su más alto grado de
entropía. Un estado de desorden ocasionado por la incertidumbre de un mensaje. Según esta ley, la
estabilidad y el orden de la organización pueden aumentar, pero a condición de que el desorden en el
medio ambiente aumente en una proporción mayor. Esto es lo que le sucede a la empresa.
Al final en este estudio, definimos a la empresa como un sistema ordenado y que gracias a la gestión
comunicativa puede sostenerse contra la tendencia al desorden y alcanzar sus objetivos. El sistema de
la organización debe convertir energía partiendo de una forma de energía desordenada. De esta manera
la organización como sistema puede satisfacer el requisito de que la cantidad de desorden aumente,
mientras que al mismo tiempo, aumenta el orden en sí mismo y en todos sus subsistemas. La
comunicación por su parte facilita la idea y concepción de orden que es inherente al hombre puesto que
es una condición necesaria de todo lo que la mente puede comprender.
120
Entonces, la entropía trata a la organización en forma global y bajo esa perspectiva deductiva,
consideramos que el gran agregado de elementos que hemos agregado en este trabajo, pueden tener una
serie de propiedades que no pueden tener una pequeña muestra de ellos, y por tanto, la lucha por el
sitio y la comodidad, da como resultado, un orden elemental. Ese es, el estado de la cuestión.
121
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