ÍN`STB.IJC5C,íON.--MOÍi.Ál^íDA.D.

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ARO m.—(SEGUNDA ÉPOCA.)
JUEVES 6 DE DICIEMBRE DE 1877.
PRECIOS DE SUSi.BIf.ION: MADRID, un mes, 6 rs- PEOVINCIAS, trimestre, la
«uscncion directa, 2 i, por corresponsal, 5 0 : EXTRANJERO y ULTKAMAK e o .
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NUESTRO GRABADO.
•';£l Papa Julio II resolvió decorar con pinUira.s monumentales el techo de la capilla Sixtiria, y encargó
á Miguel Ángel la realización de sus deseos.
£1 gran escultor aceptó el encargo del Pontífice,
y al cabo de algunos meses todos los artistas que
albergaba liorna pudieron contemplar la grandiosa obra debida á uno
de los más poderosos genios que han causado la
admu'acion del mundo.
La capilla Sixtina,
construida en 1473 á expensas del Papa Sixto IV,
' •
es una gran sala cuadra.,
da que recibe la luz por
seis ventanas abiertas en
cada uno de sus muros,
y por bajo do las cuales
hay una galería corrida.
En el techo están los famosos frescos que pintó
el inmortal artista, por
encargo de Julio II. En
el arranque de las bóvedas aparecen diez figuras de profetas y Sibilas
en actitud de anunciar al
pueblo judío y al pueble
gentílico el advenimiento de Jesucristo y las de
Zacarías y Jonás se hallan en los extremos de
la sala.
Nuestro grabado de
hoy Gs copia fiel do la Sibila Eritrea, que es una
de las ya indicadas, y
acercado la cual dice ei
Sr. Castelar en su famosa obra «Recuerdos de
Italia» lo siguiente:
«Tú, Eritrea, eres joven como Grecia, bolla
como una do las sirenas
de tu archipiélago, cantora como la tierra de
los poetas, ondulante conio los mares do que nacieron los dioses; y amiga de la luz, atizas la inmortal lámpara que está
á tu lado, y á cuyo resplandor vendrá como una
mariposa la conciencia
humana.»
ÍN'STB.IJC5C,íON.--MOÍi.Ál^íDA.D.-B.l!!GR.í:iO
MADRIB.—NUMERO 787.
I OFÍCIÍÍAS DEL PERIÓDICO: Colegiata,6, principal, Madrid. Se suscribe en
[ todas las liljrorias y en la Administración. Se insertan anuncios á real línea.
considerablo y prestará muy señalados sea-vicios
Más oportunamente colocado estaría, á nuestro
á la ciencia \' á la pr.á-tioa.
juicio, como aiilecodente del IV, en donde expone
Con ser un trabajo cíonlifico iibiindante cu dotes
su propio sistema, que reduce á seis principios cay.adornado de sobria erudición, distingüese á pitales:
la par por r,u méi.odo seiiciüo y rigurosamente)
:.° Los Eótados y las naciones deben coexisdidáctico, por su claridad en la exposición, por su \ tir jurídica y armónicamente en la gran sociedad
sana doeiriiia.
; que se llama el género humano.
UN PROLOGO
riE
DON CRISTINO MARIOS.
(Conclusión.)
La ciencia, anticipándose á los gobiernos,
procura con ardor inus i t a d o resolver tales
conflictos, y reconoce
la importancia, cada día
mayor, de los estudios
sobre derecho internacional privado. Por iniciativa do espíritus generosos y progresivos
ise ha creado un Instituto internacional, donde
toman asiento las ilustraciones de Alemania,
Francia, Rusia, Inglaterra, Italia, Estados-Unidos, Suina, Bélgica y
Holanda, donde se ventilan las cuestiones más
arduas, se plantean los"
problemas más vitales y
se da impulso á las publicaciones científicas.
E n t r e las numerosas
obras que han visto la
luz pública, el libro del
profesor Fiore, aunque
de reciente data, ocupa
ya lugar distinguido en
la opinión de insignesjurisconsultos y escritores. En España, en donde casi exclusivamente
se conoce tan sólo el
tratado de M. Foelix, adic i o n a d o por Demangcat, llenará un vacio
]A q!iIL\ LKill'.EA,
•tO; r.
de uaa de las figuras qur. di coran ol lec-ho de la capilLi Si.vtiiia.-
2." Cada Estado tiene el derecho do guardarse
y conservarse.
:->.° Las leyes de un Estado no pueden aplicarse
sino á los subditos para quienes se hicieran especialmente.
4." Cada soberanía puede ejercer sus derechos
más allá de los límites de su propio territorio, con
tal que no lastime los
derechos de los demás
/
soberanos.
8.° El ejercicio da
los derechos de la soberanía deja de ser inofensivo cuando quebranta los principios del
orden público ó del interés económico, político, moral y religiosa
de otro Estado.
6." En los casos de
duda, compete únicamente á la magistratura
juzgar si una ley extranjera debe reputarse contraria 'á los principios
de orden público del
Estado.
La aparente generalidad conque resulta concebido y expuesto el primer principio, se compensa con esceso por el
profesor Fiore mediante
el cuarto, en donde campea ya la idea de mcionalicíad, generadora real
de su sistema, apotegma inconcuso de toda Ja
escuela italiana, al cual
ha dado su fórmula más
absoluta y completa el
ilustre Mancini.
Espíritus por todo extremo rígidos criticarán
con sobrado motivo, quizá , la preponderancia
exclusiva que la escuela
Italiana atribuye ala idea
de la nacionalidad. Ella
inspira algunas fórmulas atrevidas del Código
civil de 1863; ella informa ciertas reglas del
nuevo proyecto del Código penal, sometido actualmente ó la deliberación del Parlamento italiano.
Nosotros no la consideramos como el primero y generador principio
del derecho internacional privado.
Pero si atentamente
miramos á la historia y
traemos á nuestra raente el recuerdo de la vida italiana, aquella pro^
funda sentencia de Sav'gny (1), ?«« ia sustancia del derecho se da en.
el pasado entero de utia
nación, no arHirariameníe y por medio de
azar,sino brotando desús
propias entrañas y de su
historia, puede aplicarse con perfecta analogía
á la idea enaltecida por
los escritores italianos,
y explicar satisfactoriamente sus preferencias
marcadas por el principio de nacionalidad.
En el campo político,
la idea de la independencia y de la soberanía de aquellos Principados y Repúblicas del
siglo XV, átomos de nación, es verdad, pero
constituidos con todos
ios atributos do personalidades políticas, se
traduce en el pensamiento de Mediéis comprometiendo á los florentinos á oponerse al
(1) Savig-n.y.—«Vocación
del sifflo,» eto , 8;'od.vpá-'
gina 8.
'
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