LA COMPRENSIÓN DEL LENGUAJE EN LA CRÍTICA DE LA

Anuncio
DANIEL LESERRE
LA COMPRENSIÓN DEL LENGUAJE
EN LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
DE I. KANT
Centro de Estudios Filosóficos Eugenio Pucciarelli 2008
1
CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS EUGENIO PUCCIARELLI
Director: Dr. Roberto J. Walton
Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires
Avda. Alvear 1711, 3er- Piso - 1014 Ciudad Autónoma de Buenos
Aires - Argentina
http://www.ciencias.org.ar
e-mail: [email protected]
La publicación de los trabajos de los académicos y disertantes invitados se realiza bajo el principio de
libertad académica y no implica ningún grado de adhesión por parte de otros miembros de la Academia,
ni de ésta como entidad colectiva, a las ideas o puntos de vista de los autores.
Todos los derechos reservados
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
IMPRESO EN ARGENTINA
© Daniel Leserre
correo-e: [email protected]
ISBN: 978-987-537-070-8
2
PRESENTACIÓN
La importancia de la reflexión sobre el lenguaje en la filosofía presente confiere gran significación
al examen del tema en los grandes filósofos. En el caso de Immanuel Kant, el problema es
particularmente arduo en razón del consenso que ha tenido la tesis de su silencio acerca del lenguaje. Por
otro lado, es posible sostener que ningún pensador ha tenido una influencia tan grande como la suya en la
filosofía del lenguaje. Ante esta compleja situación interpretativa, Daniel Leserre estima que en la
filosofía kantiana se encuentran razones que permiten impugnar la tesis del silencio. Sostiene que, sin ser
un tema central en las preocupaciones de Kant, el lenguaje forma parte del conjunto de cuestiones tratadas
en su obra. En particular muestra que, en la Analítica trascendental de la Crítica de la razón pura, es
posible identificar un concepto de lenguaje que puede ser reconstruido a través de las referencias
explícitas contenidas en los textos a nociones como las de lenguaje, signo, gramática y significado. Señala
que este concepto se ubica en una perspectiva fundada metódica y filosóficamente y que por ello es
necesario aproximarse a él tratando de seguir la terminología, los conceptos y el horizonte de
comprensión que son propios de la filosofía kantiana. Si bien no se encuentra en la Crítica de la razón
pura una reflexión sobre el lenguaje similar a la que aparece en Locke y en Leibniz, las indicaciones
explícitas de Kant permiten deslindar una comprensión del lenguaje que gira en torno del punto de vista
trascendental. La interpretación propuesta en la presente obra se basa en un minucioso análisis de los
pasajes que, en el marco de la obra crítica, se ocupan de las cuatro nociones mencionadas, y comprende
las posiciones previas, paralelas o posteriores en función de su posible contribución a la argumentación
sostenida en el marco crítico. De este modo el autor logra elaborar una significativa aportación que debe
ser recomendada por la claridad con que plantea los temas.
En primer lugar se ofrece un análisis de la recepción por parte de Kant de concepciones del signo y
del lenguaje en la tradición inmediatamente anterior y se destaca la aparición explícita, en la obra
Investigación acerca de la distinción de los principios de la teología natural y la moral de 1764, de
problemas como el uso del lenguaje y su relación con la posibilidad del conocimiento en filosofía. Se
trata de un texto en que Kant se refiere a la conexión entre la reflexión filosófica y los signos en que ella
se expresa, rechaza la posibilidad de un método único para la matemática y la filosofía, y remite la
diferencia entre ambos métodos al tipo de signos que emplea cada una de estas disciplinas. Asimismo, se
analizan las Lecciones de Lógica y de Antropología. Aquellas importan porque señalan un paralelismo y
una delimitación entre la lógica formal y una gramática universal igualmente formal, y estas porque
analizan el lenguaje como una facultad de designación que se caracteriza por el empleo de signos y opera
por medio de una imaginación regida por la asociación empírica de las representaciones. Estas obras
precríticas contribuyen a identificar el trasfondo sobre el cual se construye la reflexión crítica sobre el
3
lenguaje. Leserre pone de relieve que ellas presentan indicaciones relativas al lenguaje y, en tanto no se
hallan delimitadas por los requisitos metódicos de la perspectiva crítica, desarrollan estas indicaciones
con mayor extensión y configuran un contexto a partir del cual se puede comprender la posterior reflexión
acerca del lenguaje.
Una vez que ha revelado la existencia de una concepción explícita del lenguaje en Kant, el autor
procede a establecer el modo en que ella queda incorporada a la perspectiva trascendental. Se detiene en
tres cuestiones fundamentales que ya se han anticipado en las obras no críticas. En primer lugar, analiza el
modo en que la distinción entre los métodos de la matemática y la filosofía es retomada en el terreno
trascendental, y pone de relieve la reiteración de temas referidos a los tipos de signos y a su empleo. La
segunda cuestión concierne a las consecuencias de la tabla de las categorías para la reflexión sobre el
lenguaje, y lleva a distinguir tres niveles gramaticales de consideración del lenguaje: el nivel material o
empírico que se vincula con la determinación de las reglas del uso real de las palabras en una lengua
dada; el nivel formal o universal en el que no se consideran las palabras sino la estructura formal de la
lengua; y el nivel trascendental que consiste en la indagación de los fundamentos del lenguaje en nuestro
entendimiento. En relación con esta posibilidad de una gramática trascendental –solamente sugerida por
Kant–, Leserre analiza las principales interpretaciones a fin de mostrar el carácter programático del
planteo kantiano y las dificultades que surgen en la tarea de determinar su alcance y sus límites. La
tercera cuestión fundamental atañe al enlace de las palabras y a la unidad de la conciencia, es decir, al
modo en que Kant inserta dentro del enfoque trascendental su anterior visión, presentada en las Lecciones
de Antropología, sobre la doble función inherente al lenguaje de designar por medio de palabras y operar
según la ley de la asociación. El enlace entre las palabras y las cosas no vale necesaria y universalmente
como la referencia de la multiplicidad de la intuición al yo puro, porque establece una unidad meramente
subjetiva. Así, el lenguaje es un ejemplo de las relaciones de asociación que se diferencian de las
relaciones de unidad universal y necesaria. La defensa de este punto de vista se basa en un certero examen
del pasaje A 100-102 de la Analítica trascendental en que Kant examina la posibilidad de que una palabra
acompañe distintas cosas o que la misma cosa sea acompañada por distintas palabras. La estabilidad de la
relación de denominación entre palabra y cosa depende de la asociación, esto es, de una síntesis empírica
de la reproducción, pero a su vez presupone que los fenómenos sean organizados de manera constante por
una necesaria unidad sintética. El autor señala que el pasaje pone de manifiesto la necesidad no solo de
reglas subyacentes a la síntesis empírica que garanticen la estabilidad de las denominaciones sino también
de formas necesarias de unificación para las reglas que ordenan las asociaciones del lenguaje.
Al plantear el problema del tipo de teoría del significado sustentado por Kant, Leserre considera tres
sentidos de significado en la Analítica trascendental: el sentido léxico, es decir, lo que quiere decir en el
marco de un sistema y uso lingüístico; el sentido lógico que se vincula con las condiciones formales
establecidas por la lógica general; y el sentido objetivo que es analizado desde la perspectiva
4
trascendental porque concierne a la relación de las representaciones con un objeto posible. Mientras que
los dos primeros sentidos remiten al trasfondo histórico de la obra de Kant, el tercero se desenvuelve
dentro del propio horizonte de la filosofía crítica porque se desarrolla en conexión con la justificación del
posible empleo de los conceptos puros. El significado objetivo se construye por la conjunción de la
referencia a un objeto y el enlace necesario de las representaciones en un orden temporal. Por tanto, la
dimensión temporal del significado se convierte en una característica distintiva de la reflexión
trascendental sobre el lenguaje. El autor subraya el carácter peculiar de la comprensión kantiana del
significado, tal como puede ser identificada en la Analítica trascendental, en razón de que no puede ser
reducida a las formas habituales que se encuentran en las teorías posteriores elaboradas en la filosofía del
lenguaje como la teoría realista o la teoría del uso.
La obra contiene, en una límpida presentación de orientaciones, valiosas indicaciones sobre la
recepción y proyección de la filosofía crítica en la reflexión filosófica y científica sobre el lenguaje
durante los siglos XIX y XX. Referencias a la hermenéutica, la semiótica, la filosofía analítica y la
fenomenología se unen a la mención de cuestiones vinculadas con el llamado giro lingüístico en tanto
ampliación del giro copernicano, con la conexión de la concepción kantiana con teorías gramaticales
posteriores, o con las proyecciones o reformulaciones de la filosofía crítica como pragmática, semántica y
semiótica. La exposición de los temas, que refleja un exhaustivo examen de los textos kantianos y las
interpretaciones que la cuestión tratada ha suscitado, llega a la conclusión de que la Analítica
trascendental se relaciona con problemas centrales de la teoría lingüística y la filosofía del lenguaje
desarrolladas en estos dos siglos. Como análisis de las categorías, esa sección de la Crítica de la razón
pura se conecta con la cuestión del léxico y, como doctrina de la posible aplicación de las categorías, se
vincula con la cuestión del significado. Por tanto, no es posible hablar de un silencio de Kant respecto del
lenguaje. Sin embargo, puesto que es una forma empírica de conciencia en contraste con la unidad
objetiva de la conciencia, no hay razones por las cuales el lenguaje tenga que convertirse en tema de
consideración teórica en la perspectiva crítico-trascendental. De ahí que este apartamiento de Kant
respecto del lenguaje resulte de un enfoque metódico y no de un desconocimiento. Solo resta dejar
consignado que el eficaz esclarecimiento del carácter bilateral del silencio kantiano constituye un mérito
mayor de la obra.
Roberto J. Walton
5
Abreviaturas de las obras de Kant empleadas
EA
=
Edición de la Academia
Kant's gesammelte Schriften, Real Academia de las Ciencias de Prusia y sus sucesores (Eds.), 29 vols.,
Berlín, W. de Gruyter, 1900 y ss.
Las notas manuscritas de Kant editadas póstumamente y las cartas se citan según la edición de la
Academia; las notas son identificadas por medio de R y las cartas de Kant por el destinatario y la fecha.
Investigación
=
Investigación sobre la distinción de los principios de la Teología y
de la Moral
Kant, Immanuel, Untersuchung über die Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und der
Moral, EA II, 273-301.
CRP
=
Crítica de la razón pura
Kant, Immanuel, Kritik der reinen Vernunft, F. Meiner, Hamburgo, 1956.
Se cita según es usual la edición original de 1787 (B). Pasajes que sólo se hallan en la primera edición se
citan según la edición de 1781 (A).
Prolegómenos
=
Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como
ciencia
Kant, Immanuel, Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik die als Wissenschaft wird auftreten
können, EA IV, 255-383.
CFJ
=
Crítica de la facultad de juzgar
Kant, Immanuel, Kritik der Urteilkskraft, 2º ed (1799), Hamburgo, F. Meiner, 1974.
Antropología
=
Antropología en sentido pragmático
Kant, Immanuel, Anthropologie in pragmatischer Hinsicht, EA VII, 117-333.
Lógica
=
Lógica. Un manual de lecciones
I. Kants Logik. Ein Handbuch zu Vorlesungen, hg. v. G. B. Jäsche, EA IX, 1-1501
1
Cuando no se menciona el traductor, las versiones son propias. “[...]” indica una interpolación mía en el texto. La presente
versión electrónica difiere del original en lo siguiente: reelaboración del cap 6, actualización de la bibliografia secundaria
(puntos 8. 4 a 8. 9), agregado de un breve epílogo. Buenos Aires, Diciembre de 2013
6
Contenido
1. La cuestión del lenguaje en Kant
1. 1. Presentación de las discusiones en torno al lenguaje en la filosofía crítica de Kant
1. 2. Propósito y enfoque del presente trabajo
2. El empleo de signos en metafísica
2. 1. La recepción de la tradición: signo y arte característica combinatoria
2. 2. La Investigación acerca de la distinción de los principios de la teología natural y la moral
2. 3. El método de la metafísica
2. 4. La certeza en metafísica
2. 5. Posibilidad de distinción y certeza en los fundamentos del conocimiento natural de Dios y de la
moral
2. 6. Conclusión
3. Facultad de designación y gramática
3. 1. Reglas lógicas y reglas gramaticales
3. 2. El lenguaje como facultad de designación
3. 3. El trasfondo de la reflexión crítica sobre el lenguaje
4. El lenguaje en la óptica trascendental
4. 1. Empleo de signos y método de la filosofía en la óptica trascendental
4. 2. Consecuencias de la tabla de categorías para la reflexión sobre el lenguaje
4. 2. 1. Las categorías como tópica sistemática: la posibilidad de un diccionario completo
4. 2. 2. Investigación de las categorías e investigación gramatical
4. 2. 3. Categorías y arte característica combinatoria
4. 3. Enlace de palabras y unidad de la conciencia
4. 3. 1. Síntesis de reproducción, asociación empírica y estabilidad en el uso de las palabras
4. 3. 2. Unidad de la conciencia y enlace de palabras
5. La acuñación del concepto de significado en la Analítica trascendental
5. 1. ¿Qué tipo de teoría del significado tenía Kant?
5. 2. Tres sentidos de “significado”
5. 3. El significado objetivo
5. 4. Conclusión
7
6. Recepción y proyección de la filosofía crítica en la reflexión posterior sobre el lenguaje: una indicación
6. 1. Recepción y proyección en el siglo xix
6. 2. La Crítica de la razón pura y las bases de la filosofía del lenguaje
6. 3. La Crítica de la razón pura en obras fundamentales de la filosofía del lenguaje hacia 1920
6. 4. Conexiones con la filosofía crítica Kant en la reflexión sobre el lenguaje en la década de 1960
6. 5. Recepción y proyecciones crítico-trascendentales de la filosofía crítica de Kant
6. 6. La filosofía crítica de Kant y la filosofía del lenguaje: aspectos de la discusión en la actualidad
7. La comprensión del lenguaje según la Crítica de la razón pura
Epilogo: la filosofía del lenguaje en la Crítica de la razón pura
8. Bibliografía
8. 1. Obras de Kant
8. 2. Versiones en castellano
8. 3. Obras de consulta
8. 4. Historia de la lingüística y de la filosofía del lenguaje
8. 5. Kant: exposiciones de conjunto
8. 6. Trabajos varios sobre Kant consultados
8. 7. Aspectos de la filosofía crítica del conocimiento en la Crítica de la razón pura
8. 8. El lenguaje en Kant
8. 9. La filosofía crítica de Kant en relación con la reflexión posterior sobre el lenguaje
8
1. La cuestión del lenguaje en Kant
1. 1. Presentación de las discusiones en torno al lenguaje en la filosofía crítica de Kant
La publicación de la Crítica de la razón pura inició una discusión acerca del lugar del
lenguaje en la filosofía crítica y del valor que debería asignársele para la reflexión filosófica. J. G.
Hamann y J. G. Herder sostuvieron una posición crítica frente a lo que entendieron como falencia de la
filosofía kantiana. Ambos opusieron al criticismo kantiano, centrado en la razón, una, según la expresión
de Hamann, “metacrítica”, basada en la reflexión sobre el lenguaje 2. Al afirmar “la razón es lenguaje” 3
plantearon ya desde entonces la pregunta acerca de “qué función le es reconocida al lenguaje como tal en
la filosofía crítica” 4.
El lenguaje como cuestión no aparece, o sólo aparece en forma marginal, en comentarios
clásicos de la filosofía crítica de Kant en tanto dan testimonio de ello obras como las de H. Vahinger
(Comentario de la “Crítica de la razón pura” de Kant, 1881), A. Riehl (El criticismo filosófico: historia
y sistema, 1908), H. Cohen (La teoría de la experiencia de Kant, 1918), o H. Paton (La metafísica de la
experiencia de Kant, 1936); lo mismo ocurre en léxicos clásicos como los de R. Eisler o H. Radtke 5. En
ese contexto, debe sin embargo señalarse como excepción la obra de N. Kemp Smith (Un Comentario de
la “Crítica de la razón pura” de Kant, 1923) que subraya el papel de la noción de significado (meaning)
para la interpretación en conjunto de la Crítica de la razón pura: “El problema de la Crítica, el análisis de
nuestra conciencia de significado [awareness of meaning] […], es un problema único e indivisible; las
discusiones en cada una de las tres secciones [estética, analítica y dialéctica trascendentales] están
destinadas a ser incompletas, salvo en la medida en que, por una feliz inconsistencia, Kant transgreda los
límites impuestos por su método de tratamiento.” 6. Hacia 1923 E. Cassirer da expresión a lo que, según
lo recién dicho, parecía ser un consenso de hecho en la interpretación de Kant, al señalar que en Kant “el
problema y el tema de una filosofía del lenguaje apenas si alguna vez aparecen mencionados” 7.
2
Johann G. Hamann, „Metaktirik über den Purismus der Vernunft” (1784), J. G. Hamann, Sämtliche Werke III, Viena, Herder,
1951, pp. 281-289.
3
Josef Simon, “Aspectos lingüístico-filosóficos de la historia de la filosofía moderna”, J. Simon (Ed.), Aspectos y problemas
de la filosofía del lenguaje, Buenos Aires, Alfa, 1977, pp. 20-25.
4
Ibíd., p. 4.
5
Hermann Cohen, Kants Theorie der Erfahrung, Berlin, Dümmler, 3º ed., 1918; Rudolf Eisler, Kant Lexicon, Hildesheim
(1930); Hildesheim-Zurich-Nueva York, reimpresión: Olms, 1984; Herbert J. Paton, Kant's Metaphysic of Experience,
Londres-Nueva York, New York Humanities Press, 1936, 3º. ed., 1961; Heinrich Ratke, Systematisches Handlexicon zu Kants
Kritik der reinen Vernunft, Hamburgo, F. Meiner, 1929; reimpresión 1965; Aloys Riehl, Der philosophische Kritizismus.
Geschichte und System, tomo I, Leipzig, A. Kröner, 3º. ed., 1924; Hans Vaihinger, Commentar zu Kants Kritik der reinen
Vernunft, Stuttgart, W. Spemann, 1881-1892, Nueva York-Londres, reimpresión Garland Publishing, 1976.
6
Norman Kemp Smith, Commentary to Kant’s “Critique of Pure Reason”, Londres, (1918) 2° ed. 1923; Nueva York,
reimpresión New York Humanities Press, 1962, p. liii.
7
Ernst Cassirer, Geist und Leben. Schriften zu den Lebensordnungen von Natur und Kunst, Geschichte und Sprache, E. W.
Orth (Ed.), Reclam, Leipzig 1993, p. 239.
9
En el contexto de la filosofía orientada por el giro lingüístico se expuso la teoría crítica del
conocimiento “discutiendo los argumentos kantianos en términos del idioma filosófico moderno” 8. Desde
este punto de vista al equiparar “nuestros conceptos” a “lenguaje” se sostuvo que el análisis kantiano del
conocimiento “se sigue directamente de su enfoque de la importancia del lenguaje en nuestra experiencia”
9
.
Tesis semejantes entre sí se suceden a partir de ello. a) La constatación de la ausencia de
desarrollos explícitos de relevancia acerca del lenguaje llevó a hablar del “silencio de Kant” (T. De
Mauro, 1966) 10. b) Si bien se expone con bastante detalle parte de lo que Kant expuso sobre el lenguaje,
se sostiene algo modificada la tesis anterior, afirmando que el discurso filosófico de Kant “se basa en una
desafortunada represión del lenguaje” (D. Markis, 1982)
11
. c) Se vuelve a indicar que respecto del
lenguaje “en el sistema de Kant queda abierto un lugar para su posterior desarrollo, que, como tantos
otros lugares en él, Kant deja vacío” (G. Prauss, 1990)
12
. d) Se renueva la cuestión, ahora en forma de
preguntas, acerca de la actitud de Kant respecto del lenguaje (D. Di Cesare, 1996 y K. Mosser, 2001) 13.
Aproximadamente durante el mismo período se produjo una reconsideración de la filosofía
crítica de Kant dirigida a proyectarla como filosofía del lenguaje desde un enfoque trascendental: a) J.
Simon, la filosofía trascendental como “metacrítica” de la filosofía lingüística (1971)
14
; b) K-O. Apel
„transformación de la filosofía” orientada por la reflexión sobre el lenguaje, constituida a partir de la
filosofía trascendental de Kant (1973) 15; c) W. Hogrebe postula la idea de una “semántica trascendental”
(1974)
16
; d) G. Schönrich, la filosofía trascendental como “semiótica trascendental” (1981)
17
; e)
18
reelaboración de la idea de una “semántica: trascendental”, Z. Loparic (2000) .
La proyección y discusión de la recepción de la filosofía del conocimiento de Kant en la
teoría y filosofía del lenguaje ha dado lugar a considerar su relación con la “tradición semántica” (J. A.
Coffa, 1991), la lingüística (T. C. Williams, 1993 y P. Perconti, 1999), la filosofía analítica (R. Hanna,
8
Graham Bird, Kant's Theory of Knowledge, Londres - Nueva York, Routledge and Kegan Paul, 1962, p. ix.
Ibíd., p. 133.
10
La expresión ha sido empleada por T. de Mauro para referirse precisamente a la actitud de Kant respecto del lenguaje; Tullio
de Mauro, Introduzione alla semantica, Bari, Einaudi, 1966, pp. 63-66.
11
Dieter Markis, „Das Problem der Sprache bei Kant”, Briggite Scheer - G. Wohlfart (Eds.), Dimensionen der Sprache in der
Philosophie des Deutschen Idealismus, Wurzburgo, Königshausen & Neumann, 1982, p. 111.
12
Gerold Prauss, Die Welt und wir (Band I/1: Sprache - Subjekt - Zeit), Stuttgart, J. B. Metzler, 1990, p. 66.
13
Donatella Di Cesare, “Hat Kant über die Sprache geschwiegen?”, D. Gambarar (Ed.), Language Philosophies and the
Language Sciences. A Historical Perspective in Honour of L. Formigari, Münster, Nodus, 1996, pp. 181-200; y Kurt Mosser,
“Why Doesn’t Kant Care About Natural Language?”, Dialogue, Nº 40, 2001, pp. 25-51.
14
Josef Simon, Philosophie und linguistische Theorie, Berlín-Nueva York, W. de Gruyter, 1971.
15
Kart Otto Apel, Transformation der Philosophie, (I: Sprachanalytik, Semiotik, Hermeneutik; II: Das Apriori der
Kommunikationsgemeinschaft), Francfort del Meno, Suhrkamp, (1973) 1976.
16
Wolfram Hogrebe, Kant und das problem einer transzendentaler Semantik, Friburgo, K. Alber, 1974; y Wolfram Hogrebe,
„Semantische Archäologie. Perspektiven der Transzendentalphilosophie”, Zeitschrift für philosophische Forschung, 32, 1978,
pp. 195-210.
17
Gerhard Schönrich, Kategorien und transzendentale Argumentation. Kant und die Idee einer transzendentalen Semiotik,
Francfort del Meno, Suhrkamp, 1981.
18
Zeljko Loparic, A Semântica transcendental de Kant, Campinas SP, UNICAMP (2000),
3º ed. 2005.
9
10
2001) y la actual filosofía del lenguaje (W. Lütterfelds, 2003)
19
. Una interpretación de conjunto de la
filosofía de Kant en conexión con el “lenguaje de la filosofía” ha sido presentada por J. Simon (2003) 20.
Del conjunto de estas discusiones, solamente indicadas, con la finalidad de determinar el tema
y alcance en el cual se ubica el presente trabajo identificamos las siguientes cuestiones:
a) La investigación respecto de lo que Kant efectivamente elaboró y expuso acerca del lenguaje y
conceptos directamente vinculados como los de signo, gramática y significado. Este trabajo se centra en
esta cuestión. Parece claro que lo que se logre establecer respecto de esta cuestión repercute en el análisis
e interpretación de las cuestiones identificadas a continuación en c), d) y e);
b) En conexión con ello, la investigación de las fuentes y motivos referidos a tales conceptos que o bien
Kant reasume, evalúa (como en el caso del arte característica combinatoria), o se hallan presentes en su
obra de diversos modos
21
. El presente trabajo se circunscribe a las referencias que respecto de dichas
fuentes se hallan explícitamente en la obra de Kant;
c) El lugar que se le asigna al lenguaje y la valoración que de él se hace en el contexto de la filosofía
crítica de Kant. Este trabajo se refiere a esta cuestión, en general, en las conclusiones de cada capítulo y
en el capítulo final;
d) La influencia, recepción y relaciones de la filosofía crítica con la reflexión posterior sobre el lenguaje,
que incluye, en términos actuales: lingüística, filosofía del lenguaje, fenomenología, hermenéutica y
filosofía analítica. Aspectos de estas vinculaciones estimadas como particularmente relevantes para la
cuestión señalada en a) se consideran en el capítulo seis de este trabajo;
e) La reinterpretación o proyección de la filosofía critica de Kant como reflexión sobre el lenguaje. Podría
ser considerado como parte del punto anterior y se indica aquí también en dicho capítulo. El presente
trabajo no se ocupa de los desarrollos teóricos propios, referentes al lenguaje, en conexión con la filosofía
de Kant, como p. ej. la teoría general del lenguaje de W. von Humboldt, la filosofía de las formas
simbólicas de E. Cassirer, la reinterpretación de la filosofa crítica como análisis de los “límites del
19
Respectivamente: Juan Alberto Coffa, The Semantic Tradition from Kant to Carnap—To the Vienna Station, Linda Wessels
(Ed.), Londres - Nueva York, Cambridge University Press, 1991; Terence Charles Williams, Kant’s Philosophy of Language,
Chomskyan Linguistics and Its Kantian Roots, USA, E. Mellen Press, 1993 y Pietro Perconti, Kantian Linguistics. Theories of
Mental Representation and the Linguistic Transformation of Kantism, Munster, Nodus, 1999; Robert Hanna, Kant and the
Foundations of Analytic Philosophy, Oxford, Clarendon - Oxford University Press, 2001; Wilhelm Lütterfelds, „Kant in der
gegenwärtigen Sprachphilosophie”, D. Heidemann – Kristina Engelhard (Eds.), Warum Kant heute?, Berlín - Nueva York, W.
de Gruyter, 2003, pp.150-176.
20
Josef Simon, Kant. Die fremde Vernunft und die Sprache der Philosophie, Berlín - Nueva York, W. de Gruyter, 2003.
21
Un ejemplo de ello es Ada Lamacchia, „Sprachphilosophische Erwägungen zur Funktion von Signum und Symbolum in
Kants kritischer Philosophie”, L.W. Beck (Ed.), Proceedings of the Third International Kant-Congress, Dordrecht, Reidel,
1972, 376-394 y Ada Lamacchia, “La ‚Cognitio Symbolica’: un problema de la hermenéutica kantiana”, Cuadernos de filosofía,
20, 1973, pp. 371-411. Este enfoque ha sido muy desarrollado respecto de la lógica formal en la filosofía crítica. Algunos
trabajos representativos de ello: Thomas Pinder, „Kants Begriff der Logik”, Archiv für Geschichte der Philosophie, 61, 1979,
pp. 309-36; Giorgio Tonelli, “Analysis and Synthesis in XVIIIth. Century Philosophy Prior to Kant”, Archiv für
Begriffgeschichte, 20, 1976, pp. 178-213; Giorgio Tonelli, “Critique and Related Terms Prior to Kant: A Historical Survey”,
Kant-Studien, 69, 1978, pp. 119-148; y María Jesús V.ázquez Lobeiras, “Estudio preliminar”, I. Kant Lógica. Un manual de
lecciones, Madrid, Akal, 2000, pp. 13-67.
11
sentido” de P. Strawson, o la “transformación de la filosofía” de K-O. Apel como una nueva filosofía
trascendental como tal.
1. 2. Propósito y enfoque del presente trabajo
En el comentario e interpretación de la cuestión del lenguaje en Kant la referencia a los
escasos desarrollos o incluso menciones al lenguaje en sus obras es ya un lugar común que puede servir
como punto de partida del examen aquí propuesto. Ello puede ser precisado, en un primer momento, con
relación al contexto filosófico previo a Kant, recordando que en las obras de Kant no se encuentran
elaboraciones acerca del lenguaje, para mencionar ejemplos claramente contrastables, como las que son
dable hallar en J. Locke o G. W. Leibniz 22. Decir esto, sin embargo, no cierra la cuestión del lenguaje en
Kant; particularmente si se toma en cuenta la influencia que tuvo la filosofía crítica en la posterior
reflexión sobre el lenguaje. Una de las recientes evaluaciones respecto de la relación de Kant con la
filosofía del lenguaje sostiene que la cuestión del lenguaje en Kant oscila entre un polo, donde se verifica
que Kant prácticamente no ha hablado del lenguaje y que en sus obras no se halla una filosofía del
lenguaje elaborada y articulada explícitamente, y otro, donde se puede constatar que “a pesar de ello
ningún filósofo de la época moderna ha tenido una influencia en la filosofía del lenguaje tan grande como
la suya” 23. Sin necesidad de sostener la tesis de que ninguna otra influencia sería tan grande como la de
Kant, queda en pie la importancia de esta influencia, así como el que ésta reobra como motivo de
indagación de la obra misma de Kant.
Con ello queda indicado el tema en general del presente trabajo. Su propósito, asimismo,
radica en identificar, caracterizar y evaluar la posición de Kant respecto del lenguaje en el marco de su
filosofía critica. O también, en presentar una interpretación de la cuestión del lenguaje en dicho marco.
Esta interpretación se orienta por la posición identificable respecto del lenguaje en un capítulo de la
filosofía crítica: la Analítica trascendental de la Crítica de la razón pura. Ello no quiere decir que el
presente trabajo se circunscriba al examen de tal capítulo. Por el contrario, sigue la noción de lenguaje en
varios momentos de la obra de Kant si bien inscribe los resultados de los análisis de tales momentos en
dicha posición articulada por el punto de vista metódico trascendental tal como es plasmado en la Crítica
de la razón pura.
Qué pueda entenderse por “lenguaje”, particularmente en conexión con la filosofía de Kant
como en este caso, forma parte de la cuestión a examinar. En el contexto de las ciencias del lenguaje
actuales la cantidad y variedad de caracterizaciones de qué pueda entenderse por lenguaje ha llevado a
22
J. Locke expone su concepción del lenguaje en el tercer libro y el último capítulo del libro cuarto de An Essay concerning
Human Understanding (1690). En Nouveaux essais sur l'entendement humain, escrito en 1703, pero publicado póstumo en
1765, G. W. Leibniz discute la concepción de Locke expuesta en la obra recién mencionada.
23
Josef Simon, „Immanuel Kant”, T. Borsche (Ed.), Klassiker der Sprachphilosophie, Munich, C.H. Beck, 1996, p. 233.
12
sugerir directamente la conveniencia de evitar dar una definición 24. En este trabajo tomaremos como guía
la idea de que lenguaje, en consonancia con la identificación por parte de Kant del lenguaje como
“facultad de designación”
25
, se refiere a la capacidad humana de producir sonidos articulados con
sentido. Asimismo, para responder a la cuestión del lenguaje en el contexto señalado, examinaremos las
nociones, directamente emparentadas con lenguaje, de signo, gramática y significado.
El propósito de este trabajo consiste, pues, en mostrar que en la Analítica trascendental de la
Crítica de la razón pura es posible identificar un concepto de lenguaje como resultado de una
argumentación que puede ser reconstruida siguiendo las referencias explícitas en los textos de Kant a
nociones como las de lenguaje (Sprache), signo (Zeichen), gramática (Grammatik) y significado
(Bedeutung). También intenta mostrar que dicho concepto se ubica en una perspectiva fundada metódica
y filosóficamente y que por ello es conveniente aproximarse a él tratando de seguir la propia
terminología, conceptos y, en ese sentido, horizonte de comprensión, característicos de la filosofía crítica.
Si ello es posible, y en el caso de serlo hasta qué punto, es una discusión de múltiples
aspectos. Una de las dificultades implicadas en ella se relaciona directamente con la identificación misma
de los textos a interpretar. En un destacado examen de la deducción trascendental de las categorías se ha
sostenido: “Aún hoy no sabemos como deben ser interpretados los textos filosóficos”
26
. Sirva esto sólo
para indicar el problema e introducir el enfoque adoptado en el presente trabajo. Según lo dicho, parece
pues conveniente proceder de la siguiente manera. Dado que prácticamente desde la publicación de la
Crítica de la razón pura hasta la actualidad la tesis del “silencio” de Kant respecto del lenguaje (y
formulaciones semejantes) ha tenido un significativo consenso, parece valer la pena examinar con
detenimiento los textos de Kant. Se sostiene en este trabajo que, dada la ausencia de consideraciones
explícitas del lenguaje de cierta envergadura, la presentación de aquellos pasajes donde Kant se refiere al
mismo cobran un particular valor como parte de la argumentación que se trata de sostener. Acorde a ello,
el procedimiento en este trabajo consiste en la presentación de los textos en los cuales Kant se refiere
explícitamente al lenguaje y a las nociones directamente vinculadas con él (signo, gramática, significado).
El procedimiento seguido aquí es pues el de examinar las indicaciones presentadas por Kant con la
finalidad de comprender y evaluar las argumentaciones que puedan estar contenidas en ellas.
Este procedimiento se diferencia de otros enfoques llevados a cabo. Se diferencia, en primer
lugar, de aquellos enfoques que asumen como punto de partida y eventualmente clave de interpretación
una perspectiva basada en un desarrollo teórico posterior. Valga como ejemplo el ya mencionado de G.
Bird según el cual al discutir “los argumentos kantianos en términos del idioma filosófico moderno”
27
24
The Cambridge Encyclopedia of Language D. Cristal (Ed.), Cambridge, Cambridge University Press, 2º ed. 1997, p. 400.
Cf. Aquí 3. 2.
26
Dieter Henrich, Identität und Objektivität, Heidelberg, C. Winter Univesitätsverlag, 1976, p. 9.
27
Graham Bird, Kant's Theory of Knowledge, Londres - Nueva York, Routledge and Kegan Paul, 1962, p. ix.
25
13
sería posible equiparar “nuestros conceptos” a “lenguaje”
28
. Si bien este enfoque también puede
contribuir a la comprensión de la posición de la filosofía crítica de Kant respecto del lenguaje, resulta
difícil ver cómo se puede mantener la identidad de ésta que, en sus propios términos, precisamente
distingue, para decirlo simplificadamente, entre lenguaje y concepto. Se distingue también del enfoque
adoptado por M. Riedel, para quien el lenguaje tiene en Kant un rango teórico especial, es un “concepto
operativo”, un concepto que Kant emplearía pero al cual no se referiría explícitamente. Es decir, según
Riedel, es un concepto que “concierne directamente a la cuestión de la crítica de la razón y precisamente
por ello jamás llega a ser tematizado” 29. La pregunta que inmediatamente se plantea es qué ocurre con lo
que Kant sí dice explícitamente respecto del lenguaje, y en ese sentido al menos considera temáticamente.
¿Cómo se compatibilizan este tipo de enunciados con las posiciones o enunciados operativos? Sirva esto
sólo de indicación para lo que debería ser una discusión más detallada, pero a la cual conviene arribar
luego del desarrollo de la argumentación sostenida aquí, la cual se orienta justamente en una dirección
inversa a ambos enfoques, la que lleva a determinar los límites conceptuales de la posición explícita de
Kant respecto del lenguaje. Frente a ambos enfoques, pues, este trabajo tiene como propósito una
reconstrucción a lo que efectivamente fue la posición de Kant en los términos propios de sus
formulaciones.
La presente interpretación se halla estructurada sobre pasajes explícitos referidos al lenguaje,
el signo, la gramática y el significado en el marco de la obra crítica. Lo previo, paralelo o incluso
posterior en la obra de Kant a ésta se comprende en función de su posible contribución a la
argumentación sostenida en el marco crítico. Esta argumentación prácticamente implica la trama
conceptual de la filosofía crítica en su conjunto, sin embargo, lo único que se analiza y discute de dicho
contexto como tal son las cuatro nociones mencionadas: lenguaje, signo, gramática y significado.
28
Ibíd., p. 133.
Mamfred Riedel, „Kritik der reinen Vernunft und Sprache. Zum Kategorienproblem bei Kant”, Allgemeine Zeitschrift für
Philosophie, 3, 1982, p. 5.
29
14
2. El empleo de signos en metafísica
2. 1. La recepción de la tradición: signo y arte característica combinatoria
La recepción por parte de Kant de concepciones del signo y del lenguaje provenientes de la
tradición inmediata se halla en el contexto y en función de su análisis de cuestiones metafísicas. Entre los
exámenes vinculados al lenguaje disponibles para Kant en el contexto filosófico inmediato se encontraban
los siguientes. J. Locke expone su concepción del lenguaje en el tercer libro y el último capítulo del libro
cuarto de An Essay concerning Human Understanding (Ensayo sobre el entendimiento humano) (1690).
Esta obra que influyó decisivamente en la reflexión sobre el lenguaje en el siglo xviii, fue conocida en el
contexto germano parlante a través de sus versiones francesa (1700) y latina (1701). En Königsberg
Martin Knutzen, profesor de Kant, recomendaba la lectura de los escritos de Locke a sus estudiantes. A su
vez, en Halle, G. F. Meier, cuyo texto de lógica Kant empleaba en sus lecciones, dictó lecciones sobre
Locke que incluían su filosofía del conocimiento y del lenguaje 30. La concepción del lenguaje de Locke
fue analizada y discutida por J. H. Lambert, Ch. Wolff y G. W. Leibniz, que influyen en la lógica y
metodología kantianas, p. ej. en relación con la noción de signo 31. G. W. Leibniz discute la concepción
de Locke en Nouveaux essais sur l'entendement humain, escrito en 1703, pero publicado póstumo en
1765. En relación a ello G. Martin indica que la lógica analítica de Leibniz sirve de base al Kant
precrítico
32
. A su vez, A. G. Baumgarten, Ch. A. Crusius, G. F. Meier, J. H. Lambert y J. Ch. Wolff
constituyen, junto a Leibniz, las fuentes racionalistas en las cuales se apoya Kant para establecer sus
nociones de signo y símbolo 33.
La investigación metafísica se halla ligada a una reflexión acerca de su método y forma parte
de esta reflexión el considerar los signos en los cuales se formula, ello puede verse ya en 1755 en Nueva
dilucidación de los primeros principios del conocimiento metafísico donde Kant evalúa el
“arte
característica combinatoria” de manera explícita en los siguientes términos:
“He aquí un ejemplo de poca importancia, pero no del todo desdeñable, en el arte característica
combinatoria; en efecto, los términos simplísimos de que nos valemos para explicar estos principios no
difieren en casi nada de los caracteres. Con respecto a este arte, tan ponderado por Leibnitz, como todos
30
Reinhardt Brandt - Heinrich Klemme, “John Locke”, T. Borsche (Ed.), Klassiker der Sprachphilosophie, Munich, C. H.
Beck, 1996, p. 134. Respecto de la reflexión 398 donde se habla de la “disputa de palabras” comenta la edición de la
Academia: “Probablemente piensa Kant aquí en An Essay concerning Human Understanding, Libro III, Cap 2 §§, 2, 3 y 8; Cap
9 § 4 ss, especialmente § 8; Cap. 10 § 22 de J. Locke; pasajes donde J. Locke dice que las palabras sólo son signos sensibles de
las ideas y que ello de ningún modo implica que el hablante y el oyente al valerse de las mismas palabras también opinen lo
mismo.” Reflexionen zur Anthropologíe, EA, XV, 160 (R 398).
31
Reinhardt Brandt - Heinrich Klemme, loc. cit., p. 144.
32
Cf. Gottfried Martin, Leibniz. Logik und Metaphysik, Berlin- New York, Berlín – Nueva York, W. de Gruyter, (2° ed.) 1967,
pp. 212 y 221.
33
Al respecto los ya mencionados trabajos de Ada Lamacchia, aquí en la nota 20.
15
los eruditos se han quejado de que a su muerte ha sido sepultada en el mismo túmulo con tan grande
varón, en esta ocasión voy a decir lo que pienso al respecto. Confieso que en las palabras del gran filósofo
creo advertir una semejanza con el testamento de aquel padre de Esopo que en el momento de morir
advirtió a sus hijos que había escondido un tesoro en cierto lugar de sus tierras y como exhalara el último
suspiro antes de precisar el punto exacto, dio con ello a sus hijos ocasión para remover con afán todo el
campo y trabajar incesantemente el terreno hasta que, perdida la ilusión de encontrar el tesoro, vieron que
la fecundidad de la tierra recompensaba con creces sus esfuerzos. Y estimo en verdad que este único fruto
debe esperarse de la indagación de su renombrada disciplina, si hay quienes sostienen que se debe
seguirla hasta el presente. Pero si se me permite decir abiertamente mi opinión, mucho me temo que le
suceda al sabio incomparable lo mismo que señala en la Química el sabio Boerhaave con respecto a los
más grandes artífices de los alquimistas; porque después de descubrir muchos y extraordinarios secretos
llegaron a pensar que todo lo podrían conseguir con tal que se aplicaran a ello y con cierta velocidad de
previsión dieran por hechas las cosas que podían suceder. No cabe duda de que cuando nos referimos a
los principios absolutamente primeros está bien valerse del arte característica en las ocasiones en que
deban usarse nociones y aun términos o signos muy simples; pero cuando hay que expresar el
conocimiento compuesto con la ayuda de los caracteres, toda la perspicacia del ingenio se queda de
pronto atascada como en una roca y se ve impedida por inextricable dificultad.” 34.
Sirva esto como primer indicio de una actitud expresa por parte de Kant respecto del posible
valor del empleo de esta forma de designación con respecto a la complejidad del conocimiento en
cuestiones metafísicas.
A su vez, el editor de las lecciones de lógica, G. B. Jäsche, indica que Kant había adoptado en
1765 y usado de manera continua desde entonces como guía para sus lecciones de lógica el manual de
Meier
35
. En él se halla la caracterización del concepto de signo que sintetiza la tradición que sirve de
base a la elaboración de la perspectiva de Kant:
“Un signo [Zeichen] (signum, symbolum) es un medio a través de cuyo uso puede ser conocida la realidad
de otra cosa; la cual se denomina la cosa designada [bezeichnete Sache] o el significado [Bedeutung]
(signatum, significatus). Una expresión [Ausdruck] (terminus) es un signo del conocimiento, las
expresiones que normalmente residen en la voz humana se denominan palabras [Worte] (vocabulum). El
34
Immanuel Kant, Nueva dilucidación de los primeros principios del conocimiento metafísico (Trad. B. Maas de Zagalasky),
Cuadernos de filosofía, 20, 1973, p. 450.
35
Lógica, AA, IX 3. Jäsche se refiere a Georg Friederich Meier Auszug aus der Vernunftlehre, Halle bei Gebauer 1752, esta
obra constituye una versión abreviada de la Doctrina de la razón. Ambas versiones fueron publicadas simultáneamente, el
extracto parece pensado para servir como manual, según observa María Jesús V.ázquez Lobeiras, op. cit. p. 33 (nota 98); Cf.
Ibíd., pp. 32-35.
16
conocimiento [Erkenntnis] designado a través de expresiones y palabras es denominado el significado del
mismo (significatus vocabuli et termini).” (EA, XVI, 815).
Esta formulación presenta en general la comprensión del signo que veremos en
la
Investigación y sirve de guía tanto al desarrollo de la concepción kantiana de la lógica formal en la
Lógica como a la identificación del lenguaje como facultad de designación a partir de la Antropología.
Una reflexión explicita respecto del empleo de signos en filosofía en general,
especialmente en
metafísica, y el uso de una concepción de signo reasumida de la tradición identifican, ya desde estos
momentos iniciales, la reflexión kantiana del lenguaje.
2. 2. La Investigación acerca de la distinción de los principios de la teología natural y la moral
El uso del lenguaje y su relación con la posibilidad del conocimiento en filosofía,
especialmente en metafísica, aparecen explícitamente como problema para la reflexión filosófica en
Investigación acerca de la distinción de los principios de la teología natural y la moral de 1764, donde
Kant responde a la cuestión planteada por la Academia de Ciencias de Berlín acerca del grado de
evidencia de las verdades de la metafísica. La importancia de este escrito para el tema que nos ocupa es
decisiva, ya que este texto indica la conexión establecida por Kant entre la reflexión filosófica y los
signos en que ésta se expresa y formula. En él se confirma tanto la diferenciación respecto del arte
característica combinatoria leibniziana como la asunción por parte de Kant de la concepción del signo y
del lenguaje heredada de la tradición, sintetizada en la caracterización de Meier. En este escrito Kant
rechaza la posibilidad de un método único para matemática y filosofía. Precisamente, el tipo de signos
que cada una emplea y su uso en ellas tienen un papel central en el establecimiento de la diferenciación
entre ambos métodos.
La resolución de la cuestión planteada respecto del grado de certeza posible de alcanzar en
metafísica le aparecía a Kant como condición para una nueva configuración de la metafísica que superara
la continua diversidad de opiniones y posiciones que la caracterizaba. La respuesta a la cuestión no podía
entonces ser, a su vez, planteada como metafísica, ya que ello implicaba repetir las mismas dificultades
que se buscaba superar. Por ello, en vez de ofrecer una respuesta más en el contexto inmediato de esta
disciplina, Kant se propone como tarea central establecer las bases de un método que le posibilitara a la
metafísica lograr “la más alta certeza” (Investigación, EA II, 275) y permitiera superar así la diversidad
de opiniones. Dicha respuesta no podía basarse, entonces, según Kant, ni en las doctrinas ya establecidas,
cuya falta de evidencia precisamente había dado lugar a la cuestión planteada, ni en el establecimiento de
definiciones como punto de partida de la investigación, procedimiento que filosofía debía evitar La guía
para la unificación de los esfuerzos teóricos en filosofía debía ser buscada en el método y era ofrecida por
17
el método aplicado por Newton en la ciencias de la naturaleza. Tal como Newton había establecido un
método seguro, sustentado en la “experiencia y la geometría” (Investigación, EA II, 275), superando con
ello los intentos de obtener conocimiento a través de dudosas hipótesis, también la experiencia debía ser
el fundamento para el método filosófico; pero, en filosofía, a diferencia de la ciencia natural, ésta, en vez
de la experiencia externa, debía ser una “experiencia interna segura” (Investigación, EA II, 286). En este
sentido el empleo del lenguaje es confrontado con la evidencia que debía ofrecer la “forma de
conocimiento” (Investigación, EA II, 275) propia de la metafísica. Acorde a ello la metafísica debía
proceder por medio de la experiencia y buscar en una “conciencia intuitiva inmediata” (Investigación,
EA II, 286) las notas propias que pueden hallarse como ciertas en un concepto. Frente a esta necesidad de
distinción conceptual y a la exigencia de evidencia en el conocimiento e! empleo del lenguaje aparece
como factor de posible confusión e incertidumbre que contribuye al error.
El empleo del lenguaje es considerado explícitamente en relación con el método de la
metafísica de una doble manera. En primer término, al examinar las consecuencias que trae para el
método de la metafísica el que sus signos sean palabras. A ello se refiere Kant en el desarrollo de las tres
primeras secciones de las cuatro que componen el escrito (Cf. Investigación, EA II, 278-79, 284 y 29192). En segundo lugar, al enunciar la primera regla del método de la metafísica, una de las dos que
estipula, la cual niega a la metafísica la posibilidad del empleo de definiciones al comienzo de la
investigación, ya que éstas, en ese caso, sólo serían definiciones nominales (Cf. Investigación, EA II,
285). Esta doble consideración explícita muestra los aspectos más salientes de una reflexión que, al
evaluar el empleo del lenguaje en relación al método que debía seguir metafísica, indica aspectos
centrales de la vinculación entre el lenguaje y la naturaleza de la metafísica. Dicha reflexión comienza
con una comparación entre las maneras de lograr certeza en matemática y en filosofía, luego propone el
nuevo método para acceder a la certeza metafísica y caracteriza la naturaleza específica de ésta.
Finalmente, analiza la distinción y la certeza en el saber acerca de Dios y de la moral.
2. 3. Certeza y empleo de signos en matemática y filosofía
La comparación entre las maneras de lograr certeza (Gewißheit) en el “conocimiento
matemático” y el “conocimiento filosófico” (Investigación, EA II, 276) establece cuatro diferencias
centrales.
a) Las definiciones en matemática se obtienen sintéticamente, en filosofía, analíticamente. Las formas de
arribar a un concepto universal son dos: el enlace arbitrario (willkürlich), convencional, de conceptos o la
separación que por medio del análisis clarifica un conocimiento complejo dado. La matemática procede
de la primera manera. En ella el concepto definido surge por medio de la definición, no preexiste a ésta.
Con las definiciones en filosofía ocurre algo enteramente distinto, aquí “el concepto de la cosa ya está
18
dado, pero de manera confusa o insuficientemente determinado” (Investigación, EA, II, 276). En este caso
el concepto debe ser analizado, se debe separar las notas (Merkmale) que lo componen, compararlas en
todos los casos, y precisar detalladamente y determinar el pensamiento abstracto
36
. Por ejemplo, si se
quiere definir el concepto de tiempo, se debe partir de la idea común que se tiene y considerarla en todas
sus relaciones posibles para descubrir sus notas por medio del análisis, conectar las distintas notas
abstraídas, para ver si pueden brindar un concepto suficiente, si son coherentes entre sí y si una no está ya
incluida en otra. Si se quisiera proceder sintéticamente en este caso, sólo el azar haría que tal definición
expresara el concepto dado. A la posible objeción de que los filósofos, de hecho, proceden también de
manera sintética, cuando, p. ej. definen a una substancia dotada de razón como espíritu, responde Kant
que “tales determinaciones del significado de una palabra (Wortbedeutung) no son definiciones
filosóficas, sino, en el caso de que se las quiera llamar definiciones, serían meramente definiciones
gramaticales. Pues para decir con qué nombre (Name) se quiere acompañar un concepto establecido por
convención no hace falta la filosofía.” (Investigación, EA II, 277). El ejemplo de Kant es el de mónada,
según él, un concepto inventado, pero no dado.
b) La matemática considera la universalidad en los signos in concreto, la filosofía por medio de signos in
abstracto. En la aritmética
se reemplazan las “cosas” (Sachen) por signos (Zeichen), empleando
designaciones (Bezeichnungen) específicas para el aumento o disminución, y,
en general, para las
relaciones entre números. Se procede siguiendo reglas sencillas de reemplazo, asociación o pasaje de
términos. De este modo “la cosa designada es completamente dejada fuera del pensamiento, hasta que,
finalmente, con el resultado se descifra el significado (Bedeutung) de la consecuencia simbólica
(symbolischen Folgerung).” (Investigación, EA II, 278). Asimismo, en geometría, en un círculo cortado
por una línea, se puede conocer in concreto, las propiedades universales referidas al mismo. Comparado
con ello el procedimiento en filosofía es enteramente diferente ya que:
“Los signos de la reflexión filosófica jamás son otra cosa que palabras (Worte), que, en su composición,
no informan acerca de los conceptos parciales en los cuales consiste la idea total indicada (andeutet) por
la palabra, ni tampoco son aptos, en sus combinaciones, para designar (bezeichnen) las relaciones de los
pensamientos filosóficos. De allí que en este género de conocimiento en todo examen se deba tener ante
los ojos la cosa misma y resulte necesario representarse lo universal in abstracto sin poder hacer uso de la
importante facilidad de proceder con signos particulares en vez del concepto universal de la cosa misma.”
(Investigación, EA II, 278-79).
36
En la Lógica Kant caracteriza “nota” del modo siguiente: “Una nota [Merkmal] es aquello en una cosa que constituye una
parte del conocimiento de la misma o, lo que es lo mismo, una representación parcial en la medida en que es considerada como
fundamento de conocimiento de la representación total. Según esto todos nuestros conceptos son notas y todo pensar no es otra
cosa que un representar por medio de notas.” Lógica, EA IX, 58.
19
En el caso de que la filosofía quisiera explicar, por ejemplo, que todo cuerpo está compuesto de
sustancias simples, debe primero dejar en claro que éste es una totalidad compuesta de sustancias y
proseguir así precisando las condiciones requeridas para arribar a tal conclusión. Pero,
“Aquí ni figuras ni signos visibles (sichtbare Zeichen) pueden expresar (ausdrücken) los pensamientos así
como tampoco sus relaciones; tampoco se puede realizar una permutación de signos según reglas en lugar
de la consideración abstracta, de modo tal que con este proceder se substituya la representación de la cosa
misma con la representación más clara y más cómoda de los signos, sino que lo universal debe ser
examinado in abstracto.” (Investigación, EA II, 279).
c) En matemática los conceptos inanalizables y principios
indemostrables son pocos, en filosofía
numerosos. Conceptos como los de cantidad, unidad o espacio son inanalizables, al menos en el sentido
de que su análisis y definición no pertenecen a la matemática como tal. En sentido estricto, ello no forma
parte de la matemática, pues la matemática jamás procede por descomposición de un concepto dado, sino,
como se dijera, por medio de un enlace entre conceptos por convención. En filosofía el análisis de los
conceptos es necesario, ya que de ello depende tanto la certeza que puede lograr el conocimiento como la
posibilidad del establecimiento de consecuencias seguras. Pero es igualmente claro que es inevitable
llegar a conceptos inanalizables (sea por ellos mismos o para nosotros), los cuales son numerosos en la
medida en que no es posible que conocimientos universales de la diversidad que se le ofrece a la filosofía
pueda ser el resultado de la composición de pocos conceptos fundamentales. De allí que son muchos
aquellos conceptos que, como el tiempo, el espacio, o la diversidad de sentimientos no pueden ser
descompuestos. Las definiciones de conceptos como los de deseo, placer o displacer jamás han sido, de
manera detallada y exhaustiva, completamente analizadas. De forma tal que con conceptos de clases tan
variadas se debe suponer como fundamento diferentes conceptos elementales.
Con relación a los
principios indemostrables, en la matemática éstos son muy pocos, como p. ej. el todo es igual a las suma
de las partes o entre dos puntos sólo puede haber una recta, y, si bien ellos son susceptibles de
demostración, en esta disciplina son tenido como inmediatamente ciertos. Comparado con ello, en
filosofía sería sumamente valioso poseer un cuadro de los principios indemostrables. La búsqueda de
estas verdades fundamentales indemostrables es la tarea más importante de la filosofía y su
descubrimiento jamás tendría fin, pues cualquiera fuera el objeto, aquellas notas que el entendimiento
capta en él son los datos para otros varios principios indemostrables, los cuales constituyen el fundamento
a partir del cual las definiciones pueden ser establecidas. Por ejemplo, antes de poder definir qué es el
espacio se debe primero buscar por análisis aquellas notas que pueden ser pensadas en forma inmediata
en él. Es posible identificar, p. ej. que en él muchas cosas se dan unas junto a otras, que éstas pueden ser
substancias y que el espacio tiene tres dimensiones, Proposiciones como éstas pueden perfectamente ser
20
aclaradas (erläutern) en tanto que siendo consideradas in concreto se puede conocerlas intuitivamente
“pero jamás pueden ser demostradas” (Investigación, EA II, 281); y no pueden serlo puesto que ellas
constituyen “los primeros y más simples pensamientos” (Gedanken) (Investigación, EA II, 281) que se
pueden tener del objeto cuando se comienza con su análisis. A su vez, en matemática los primeros
pensamientos que se pueden tener de lo que se va a conocer constituyen, precisamente, la definición,
porque el concepto del objeto recién se produce por medio de la definición y, por ello, sencillamente no
corresponde considerarlo como demostrable, puesto que precisamente la síntesis que lo posibilita como
tal es lo primero. Por su parte,
“En filosofía, donde el concepto que se debe definir me es dado, lo que primera e inmediatamente es
percibido en él debe servir como juicio fundante (Grundurtheil) indemostrable. Pues, puesto que aún no
tengo el concepto total distinto de la cosa, sino que, ante todo, lo busco, este juicio fundante no puede ser
demostrado a partir de dicho concepto, de modo tal que éste tiene, más bien, la función de producir el
conocimiento distinto y la definición. Por consiguiente, habré de tener juicios fundantes primeros antes de
toda definición filosófica de la cosa, si bien aquí puede producirse el error de que considere como una
nota primitiva (uranfängliches Merkmal), lo que en realidad es una nota derivada (abgeleitetes
Merkmal).” (Investigación, EA II, 281-2).
d) El objeto de la matemática es simple y sencillo, el de la filosofía complejo e intrincado. El
conocimiento matemático se basa en conocimientos fundamentales, claros y ciertos, referidos a la
cantidad, lo cual constituye la aritmética general. Algo muy semejante ocurre con respecto al espacio y a
la geometría. La relación de un trillón respecto de la unidad es entera y claramente comprensible, en
cambio de ningún modo lo es la relación del concepto de libertad respecto de sus presuntas “unidades”, es
decir de conceptos simples y conocidos que lo constituyeran. Los objetos de la filosofía son complejos,
están constituidos por cualidades “'infinitamente variadas” que para ser diferenciadas requieren de mucho
trabajo de análisis (Investigación, EA II, 282); de modo semejante es aún más difícil resolver los
conocimientos entrelazados por medio de la descomposición.
2. 3. El método de la metafísica
El balance de la comparación general arroja como resultado que las diferencias entre ambos
tipos de conocimiento son esenciales y que “nada ha sido más perjudicial para la filosofía que la
matemática, esto es, el pensar en imitar su método allí donde su aplicación es imposible” (Investigación,
EA II, 283). Dado que la metafísica “es una filosofía de los fundamentos primeros de nuestro
conocimiento” (Investigación, EA II, 283), a la diferenciación entre metafísica y matemática le cabe lo
21
dicho acerca de la distinción entre filosofía y matemática. Según ello, la matemática tiene su punto de
partida en la definición de su objeto, mientras que la metafísica jamás debe comenzar de este modo, sino
que, antes bien, la definición en metafísica es “lo último” (Investigación, EA II, 283) que se conoce de
algo. En ella el concepto es dado pero de manera confusa y su la tarea consiste en aclararlo y examinarlo
para llegar a su determinación precisa. Refiriéndose al ejemplo clásico del tiempo, dice Kant que aquí la
investigación debe comenzar con una serie de operaciones a realizar entre sus notas características, como
la comparación, la subordinación y la delimitación, que abran la vía para una aclaración de la idea en
cuestión. Del tiempo, ejemplo arquetípico de la dificultad en el conocimiento metafísico,
“muchas cosas verdaderas y penetrantes han sido dichas, sin embargo su definición real (Realerklärung)
jamás ha sido dada. La definición nominal (Namenerklärung) por su parte nos ayuda poco o nada, pues
aún sin ella se comprende suficientemente esta palabra (Wort) como para no confundirla. Si tuviéramos
tantas definiciones correctas como las que aparecen en los libros bajo este nombre, con qué seguridad no
procederíamos y cuántas consecuencias podríamos derivar de ello. Pero la experiencia nos enseña lo
contrario.” (Investigación, EA II, 284).
Sin embargo, en metafísica es posible obtener conocimientos claros y ciertos de un objeto y, a partir de
ello, establecer consecuencias aún antes de llegar a dar la definición; en ella es posible llegar a conocer
con certeza ciertos predicados, aun cuando no sea posible dar “el concepto exhaustivamente determinado
de la cosa, es decir, la definición.” (Investigación, EA II, 284). Así p. ej. aun cuando no se sepa qué es el
deseo, puede decirse con certeza que todo deseo presupone una representación de lo deseado o que esta
representación se refiere al futuro, lo cual, sin embargo, no suprime el carácter provisorio de tal
conocimiento, que, por lo parcial, se mueve en un terreno incierto. Lo que se sabe en matemática, por el
contrario es completamente diferente.
“En la matemática el significado (Bedeutung) de los signos (Zeichen) es seguro, porque uno puede
volverse fácilmente conciente de cuál ha sido el que ha querido asignarle. En la filosofía en general y en
la metafísica en particular las palabras (Worte) tienen su significado (Bedeutung) por su uso en el habla
(Redegebrauch), a no ser que éste les sea más precisamente determinado a través de una precisión lógica.
Pero, puesto que a menudo se emplean las mismas palabras para conceptos que sin embargo contienen
escondida una diferencia notable, aquí, en la aplicación en cada caso del concepto (aun cuando su
denominación (Benennung) parezca apropiada para el uso en el habla), se debe prestar una precavida
atención a si realmente también es el mismo concepto el que ha sido enlazado con el mismo signo.”
(Investigación, EA II, 284-85).
22
Bajo el mismo nombre puede haber, pues, dos conceptos. Así p. ej. se dice que una persona distingue el
oro del latón y que una animal distingue entre alimentos usando la misma palabra, aun cuando en el
primer caso “distinguir” sólo puede tener lugar si se juzga, lo cual no ocurre en el segundo. El análisis
realizado hasta aquí resulta en el establecimiento de las dos reglas del método según el cual se puede
alcanzar la mayor certeza posible en metafísica.
“La primera y principal regla es que no se comience con definiciones, ya que éstas serían sólo
definiciones nominales (Worterklärung) de lo que se busca, p. ej. necesario es aquello cuyo contradictorio
es imposible. Pero también aquí son muy pocos los casos en los cuales se puede, desde el mismo inicio,
establecer con firmeza el concepto claramente determinado. Se debe más bien primero buscar con
cuidado en el objeto aquello de lo que uno, en forma inmediata, está seguro, aun antes de poseer su
definición.” (Investigación, EA II, 285).
A partir de ello pueden establecerse conclusiones y realizar juicios ciertos del objeto sin tener
el dominio que brinda la definición, la cual nunca debía ser el producto de un examen o conclusión
apresurados, sino el resultado manifiesto que se ofrece con total distinción en el juicio. La segunda regla
es que en los juicios inmediatos del objeto se identifique lo que puede encontrarse en él con total certeza;
luego uno debe asegurarse de que un juicio no esté ya contenido en el otro, tal como se procede con los
axiomas de la geometría. Ambas reglas caracterizan al nuevo método de la metafísica que
fundamentalmente es el mismo que “Newton introdujo en las ciencias de la naturaleza” (Investigación EA
II, 286). Según éste se debe, a través de experiencias seguras, y con ayuda de la geometría, buscar las
reglas según las cuales tienen lugar los fenómenos de la naturaleza. Los acontecimientos de la naturaleza
se explican cuando se muestra claramente cómo éstos se hallan bajo reglas conocidas. Ello es posible,
aun cuando el fundamento primero de tales reglas no sea directamente perceptible en los cuerpos. De
manera semejante en la metafísica se debe buscar a través de una “experiencia interna segura” (sichere
innere Erfahrung) (Investigación, EA II, 286), es decir, de una “conciencia inmediata evidente”
(unmittelbares augenschainliches Bewußtsein) (Investigación EA II, 286) aquellas notas que se hallan con
certeza y, aun cuando no se conozca la esencia total de la cosa, uno puede igual valerse de dichas notas y
establecer consecuencias a partir de ellas. Por ello el método de la metafísica debe ser analítico, ya que la
tarea de la metafísica consiste en “resolver (auflösen) conocimientos confusos” (Investigación, EA II,
289). Ello se opone a la aplicación de la matemática a la filosofía. Cuando se procede así, los conceptos
más abstractos, “a los cuales arriba el entendimiento de manera natural al final” (Investigación, EA II,
289), son puestos al comienzo, porque se sigue el mismo plan de la matemática, a la que se quiere imitar.
De este modo se comienza con lo más difícil, p. ej. la posibilidad y la existencia en general, necesidad y
contingencia, todos conceptos abstractos que demandan gran atención, puesto que los signos que se
23
emplean para designarlos sufren con su aplicación (Anwendung) muchas desviaciones que pasan sin ser
notadas. Según este punto de vista la metafísica podría proceder sintéticamente, definiendo al comienzo y
estableciendo consecuencias a partir de ello. Pero esta manera de ver no capta que en la metafísica se trata
de conceptos compuestos con los cuales sólo se puede proceder analíticamente. Por el contrario, si los
filósofos, a) emprenden el “camino natural de la sana razón” (Investigación, EA II, 289), b) buscan en
primer lugar aquello que se pueda saber con certeza del concepto abstraído de un objeto, sin pretender
por ello dar una definición, sacando conclusiones sólo de datos seguros, y si ellos c) en cada aplicación
modificada de un concepto prestan atención a si el concepto es el mismo y el empleo de los signos no ha
sufrido distorsiones, entonces es probable que no se repita la cantidad de puntos de vista como los que
usualmente ofrece la metafísica, pero “aquellos que se expongan tendrían un valor seguro” (Investigación,
EA II, 289). En metafísica no es posible, pues, proceder sintéticamente al modo de la matemática, en ella
se debe prestar atención en cada caso que se aplica un concepto si se le ha dado a éste el mismo
significado.
2. 4. La certeza en metafísica
Se está seguro, se está en lo cierto o se tiene certeza (Gewißheit) en la medida en que se sabe
que “es imposible que un conocimiento sea falso.” (Investigación, EA II, 290). El examen de la
naturaleza de la certeza en el conocimiento metafísico se da en dos pasos.
a) La certeza metafísica es de naturaleza diferente de la matemática. La certeza puede ser analizada desde
un punto de vista subjetivo u objetivo. El grado de la certeza, cuando es tomado objetivamente, depende
del carácter suficiente de las notas para el establecimiento necesario de una verdad. Considerado desde un
punto de vista subjetivo, el grado de la certeza es mayor en la medida en que “el conocimiento de esta
necesidad tiene más intuición (Anschauung).” (Investigación, EA II, 291). En las dos formas de
consideración la certeza matemática es de una clase diferente a la metafísica. La certeza desde el punto
de vista objetivo descansa en el establecimiento de una condición universal previa al conocimiento: “El
entendimiento humano, tal como toda otra fuerza de la naturaleza, está ligado a ciertas reglas.”
(Investigación, EA II, 291). Se cometen errores no porque el entendimiento enlace los conceptos sin
reglas, sino porque al no percibir una nota en una cosa se le niega y entonces se juzga que no está en la
cosa “aquello de lo que uno no es consciente” (Investigación, EA II, 291). La matemática llega a sus
conceptos de manera sintética y puede decir con entera seguridad lo que no ha querido representar en su
objeto por medio de su definición; ello, claramente, no está contenido en la definición.
“Pues el concepto de lo definido recién se produce por la definición y no tiene ningún significado
(Bedeutung) más que el que la definición (Definition) le da. Comparadas con ello, filosofía y metafísica
24
son mucho más inciertas respecto de sus definiciones (Erklärungen),
en el caso de que quieran
arriesgarse a dar alguna. Pues el concepto de lo que debe ser definido está dado. Si no se percibe alguna
nota, que pertenece a la diferenciación suficiente de lo que debe definirse, y se juzga que tal nota no falta
para la exposición exhaustiva del concepto, entonces la definición se vuelve falsa y engañosa.”
(Investigación, EA II, 291).
Desde el punto de vista subjetivo también es clara la diferencia en la manera en que matemática y
filosofía logran certeza. Tal como se dijo, en el desarrollo de las demostraciones y en el establecimiento
de las conclusiones la matemática considera el conocimiento universal en los signos in concreto, la
filosofía, por el contrario, junto a los signos in abstracto. En el caso de la matemática se puede estar
seguro de lo que se ve con los propios ojos “porque los signos (Zeichen) de la matemática son medios
sensibles de conocimiento (sinnliche Erkenntnißmittel)” (Investigación, EA II, 291). Entonces, así como
uno puede estar seguro de lo que ve por sí mismo, así puede también saber que no ha dejado fuera de
atención ningún concepto. De este modo la atención resulta aliviada por el hecho de que tiene que pensar
no en las cosas con relación a su representación universal, sino en los signos con relación a su
conocimiento particular, que, aquí, es sensible. En este sentido, la intuición que posee el conocimiento es
mayor en la matemática que en la metafísica, puesto que en la primera el objeto es considerado en signos
sensibles in concreto, en la segunda siempre sólo en conceptos generales abstraídos, cuya clara impresión
nunca puede ser como en la matemática; en la geometría, donde “además los signos tienen una semejanza
con las cosas designadas (bezeichneten Sachen), esta evidencia es por ello aún mayor, aun cuando en el
álgebra la certeza es igual de confiable.” (Investigación, EA II, 292). La metafísica no comparte con el
conocimiento matemático esta posibilidad de intuición:
“Por el contrario, las palabras (Worte), en tanto signos (Zeichen) del conocimiento filosófico, sólo ayudan
como recuerdo (Erinnerung) del concepto universal designado (bezeichneten). Uno debe tener todo el
tiempo su significado (Bedeutung) inmediatamente a la vista. El entendimiento puro debe ser mantenido
en tensión permanentemente y si, sin notarlo, no capta o se le pierde una nota de un concepto abstraído,
ya que nada sensible nos puede poner de manifiesto su omisión, entonces cosas diferentes son tenidas por
la misma y se producen conocimientos equivocados.” (Investigación, EA II, 291-92).
De modo tal que, tanto objetiva como subjetivamente, la certeza que se tiene de la imposibilidad de haber
errado en metafísica no puede ser equiparada a la que se posee en matemática.
b) La certeza en metafísica es de la misma clase que en todo otro conocimiento racional. La metafísica es
capaz lograr certeza suficiente como cualquier otro conocimiento racional, a excepción de la matemática.
Metafísica es “filosofía aplicada a la comprensión racional más general” (Investigación, EA II, 292), en
25
ella, como acabamos de ver respecto de las definiciones, los errores surgen, particularmente, “no sólo
porque no se conoce ciertas cosas, sino porque se decide juzgar, aun cuando no se conoce todo lo que es
necesario para ello.” (Investigación, EA II, 292). Frente a ello, la metafísica debe circunscribirse a
aquellos predicados que se conocen con certeza. Ateniéndose a estos conocimientos ciertos y distintos y
evitando dar definiciones ella puede evitar el tipo de errores que la caracterizan e incluso establecer
conclusiones ciertas; puede p. ej. saber con certeza que el alma no es materia. Dentro de sus límites
propios, entonces, la certeza en metafísica es del mismo tipo del conocimiento filosófico en general.
Pero, más aún, sostiene Kant aquí que no es posible indicar fundamentos, ni materiales ni formales, que
permitieran sostener que la certeza que se puede lograr en metafísica pudiera ser de una clase diferente a
la de cualquier otro conocimiento. Tampoco está la metafísica más allá de la regulación formal de la
lógica. Tal el resultado de una discusión con la posición de Ch. Crusius. Según éste el conocimiento
metafísico debía ser reconfigurado, particularmente a través de la negación de la prevalencia del principio
de contradicción como principio supremo y universal de todo conocimiento. Según ello, otros principios
debían reglar el empleo del entendimiento, p. ej.: lo que no puedo pensar sino como verdadero, es
verdadero (Cf. Investigación, EA II, 294). La argumentación kantiana se contrapone a esta idea a través
de un análisis de los juicios verdaderos, tanto afirmativos como negativos. En el primer caso el
fundamento se halla en el principio de identidad, en el segundo en el de contradicción: “Ambos
constituyen en el entendimiento formal los principios más generales y supremos de la razón humana
total.” (Investigación, EA II, 294). La raíz del error de la posición a la que Kant se opone se hallaba en
que se le había adjudicado al principio de contradicción un rango de privilegio exclusivo frente al de
identidad, pero “toda proposición que sea inmediatamente pensada bajo cualquiera de ellos, y no pueda
ser pensada de otro modo, es indemostrable” (Investigación, EA II, 294). La postura de Kant es que
ambos principios son indemostrables, inmediatos, tienen el mismo rango y regulan el uso formal del
entendimiento como tal, que concierne a todo conocimiento. La metafísica no tiene, pues, ningún
fundamento formal de certeza distinto al de cualquier otro ámbito de conocimiento. La conclusión de esta
discusión es, entonces, en primer término, la validez de las reglas del uso formal del entendimiento para
las proposiciones de la metafísica. Pero además, si la metafísica está sometida como conocimiento a las
mismas reglas de todo conocimiento, una reflexión previa sobre el método se aplica también a ella.
Empleo de signos y procedimiento con las definiciones quedan, también, subsumidos bajo este doble
resultado. El empleo de signos debe ser de forma tal que permita establecer juicios ciertos por medio de la
identificación de predicados distintos, debe evitarse comenzar por definiciones y el contenido no puede
estar exceptuado de la regulación de la lógica. La metafísica puede alcanzar el mismo grado de certeza
que otras formas de conocimiento, diferenciándose, como hemos visto, sólo de la matemática.
26
2. 5. Posibilidad de distinción y certeza en los fundamentos del conocimiento natural de Dios y de la
moral
De la aplicación del nuevo método de la metafísica a los fundamentos del conocimiento
natural de Dios y de la moral resulta que es posible la certeza en el primer caso, pero no en el segundo. En
ello queda comprendido el alcance y los límites del empleo de signos en metafísica.
Respecto de la posible certeza en el conocimiento natural de Dios, la argumentación parte de
que, en general, la identificación de algo es más fácil y clara cuando aquella cosa de la que se trata es la
única de su tipo. Sin embargo la mayor evidencia se produce cuando se llega a que “a una cosa le
conviene estos y ningún otro predicado. Ya que con determinaciones contingentes es difícil encontrar las
condiciones cambiantes de sus predicados.” (Investigación, EA II, 296). En el conocimiento filosófico de
Dios “El concepto principal que se le ofrece al metafísico es, directamente, la existencia necesaria de un
ser.” (Investigación, EA II, 296-97). Ello posibilita un conocimiento cierto con respecto Dios en tanto no
se relaciona con la contingencia. Pero, en el caso de que los juicios sean, por ejemplo, respecto de la
justicia, bondad o providencia divinas, “puesto que en los conceptos que tenemos en nosotros de estas
determinaciones hay mucho no desplegado (Unentwickeltes), en esta ciencia sólo podemos tener una
certeza por aproximación (Annäherung), o una certeza moral.” (Investigación, EA II, 297). Ello señala el
alcance al cual se enfrenta el análisis y los límites de la posible certeza en metafísica.
El límite de la posible certeza metafísica queda señalado en tanto los “fundamentos primeros
de la moral, de acuerdo a su estado presente, no son aptos para producir la evidencia necesaria”
(Investigación, EA II, 298). La justificación de esta posición implica la aplicación del método propuesto a
los principios de la moral. Ello se muestra en el análisis del concepto de obligación, central en la
formulación de tales principios. El concepto de obligación implica el de deber en tanto el concepto de
deber se desprende del hacer obligatorio, “Todo deber expresa la necesidad de una acción y puede tener
un doble significado (Bedeutung)” (Investigación, EA II, 298): como medio o como fin; el análisis del
concepto implica el deslinde entre ambos. En el primer caso se trata sólo de un precepto o una indicación
para la solución de un problema, el que se plantea respecto de cómo alcanzar el fin propuesto. Aquí no
hay obligatoriedad sino sólo la habilidad de hallar una solución, la cual puede ser de diversas maneras, ya
que “el uso de los medios no tiene ninguna otra necesidad que aquella que le conviene al fin”
(Investigación, EA II, 298). En este sentido, todas las acciones prescriptas por la moral “bajo las
condiciones de ciertos fines, son contingentes y no pueden significar ninguna obligación sino en tanto
ellas sean subordinadas a fines necesarios.” (Investigación, EA II, 298). Independientemente del
contenido específico que se establezca como fundamento en la filosofía práctica, la acción prescripta debe
ordenar inmediatamente en forma necesaria y no bajo la condición de otro fin, por ello dicha formulación
es primera e indemostrable. Así como hay conceptos inanalizables de lo verdadero en los objetos de
27
conocimiento, así
hay un sentimiento inanalizable del bien, el cual no va a poder ser encontrado
directamente en una cosa, sino sólo en relación con un ser que recibe, percibe y siente: “Es una tarea del
entendimiento el analizar y aclarar el concepto compuesto y confuso (verworrenen) del bien, mostrando
como este concepto surge de sensaciones simples del bien.” (Investigación, EA II, 299). Cuando el bien
al que se refiere es simple, el juicio “esto es bueno” es indemostrable. De manera semejante, una acción
formulada en un principio es considerada como buena inmediatamente, cuando no “contiene de manera
encubierta (versteckte Art) algo otro bueno que pueda ser conocido por análisis” (Investigación, EA II,
299), entonces, en este caso, “la necesidad de esta acción es un principio material indemostrable de la
obligación.” (Investigación, EA II, 300). Todo ello muestra que la filosofía práctica se halla distante de
brindar la necesaria distinción y seguridad requeridas para lograr la evidencia en sus conceptos y
principios fundamentales. En el caso de los principios de la moral debía ser establecido con seguridad si
es directamente la facultad de conocimiento o el sentimiento quien decide respecto de los primeros
principios. Lo dicho sirve para confirmar la doble intención, referida tanto a la filosofía teórica como
práctica, en la cual se inscribe el desarrollo del nuevo método.
2. 6. Conclusión
De acuerdo a lo visto, entonces, la reflexión de Kant respecto de la función del lenguaje en el
método de la filosofía debería ser tomada como algo más que una observación marginal. Ella se muestra
explícitamente como momento en una argumentación y como toma de posición respecto del valor del
lenguaje para la reflexión filosófica, lo cual, a modo de conclusión de este punto, se indica en el siguiente
desglose.
a) La característica explícita de dicha argumentación queda confirmada por la arquitectura del texto: el
lenguaje es considerado en los tres primeros (de los cuatro) capítulos y es tema, al formularse lo que debe
ser evitado, en la primera de las dos reglas del método. La articulación conceptual de esta argumentación
se construye a través de la recepción de la concepción tradicional de signo, sintetizada en la definición de
Meier y manifiesta en la constelación semántica que aparece en los pasajes citados: objeto (Objekt,
Gegenstand); concepto (Begriff); significado (Bedeutung) (de las palabras, de los signos y de los
conceptos); signo (Zeichen); nombre (Name); cosa designada (bezeichnete Sache). También mencionan
los pasajes algunas relaciones entre estos términos: p. e denominar (benennen), designar (bezeichnen),
indicar (andeuten). Con estos términos y relaciones cuenta, pues, la argumentación kantiana. Esta
constelación semántica se corresponde con la “semántica leibniziana”, establecida entre: conceptos,
signos y objetos 37. En ella también puede identificarse el empleo del término significado (Bedeutung), así
p. ej. el texto habla de: “significado de los signos” (Investigación, EA II, 284), “significado de las
37
Cf. Hans Burkhardt, Logik und Semiotik in der Philosophie von Leibniz, Munich, Philosophie Verlag, 1980, pp. 180-182.
28
palabras” (Investigación, EA II, 288), “haber dado su significado al concepto” (Investigación, EA II,
290), “el significado de la conclusión simbólica” (Investigación, EA II, 278). Tal vez no esté de más
subrayar que la recepción por parte de Kant en este escrito de los conceptos de signo y significado es
activa. Aquí se caracteriza por el hecho de que si bien se emplea dicha concepción como tal, al hacerlo se
subraya el empleo que se hace de los signos. La diferencia entre los métodos de la filosofía y de la
matemática se halla no sólo en el tipo de signos sino también en el empleo que se hace de éstos y de su
resultado para el conocimiento.
b) Desde el punto de vista de la reflexión sobre el lenguaje la argumentación presentada puede ser
recapitulada del siguiente modo. Ella se centra en primer término en las dificultades que trae para la
metafísica el que dependa del empleo del lenguaje. La posible certeza a alcanzar en metafísica se enfrenta
en primer lugar ya con la carencia de certeza motivada por la diversidad de opiniones que se enlaza al uso
en el habla 38. Pero, además, en el empleo conjunto de palabras y conceptos se producen desviaciones en
tanto que la falta de un significado seguro y bien establecido lleva a aplicar mal el concepto al caso. En
los conceptos de la metafísica “sus signos sufren muchas desviaciones difíciles de notar en la aplicación”
(Investigación, EA II, 290). Los objetos de la metafísica suman a la complejidad del concepto su
designación por medio de palabras, cuya significado procede de su uso en el habla. A diferencia del
proceder de la matemática que puede dejar de atender al objeto del cual se trate en relación con su
concepto universal y concentrarse en la operatoria con los signos que lo representa, el método de la
metafísica debe permanecer atento al concepto y a las notas que componen su significado. Confusión e
inseguridad en la determinación y aplicación de las notas características del concepto son pues el
resultado que arroja el uso de las palabras, signos propios de la metafísica. En metafísica, pues, sea por lo
que debe superarse, la confusión y complejidad de los conceptos que le son dados, sea por aquello que
debe alcanzarse, la definición real, el lenguaje, en tanto éste es doblemente identificado según nuestro
texto como: a) palabras como signos empleados en función de conocimiento y b) diferenciación entre
definición nominal y definición real, es comparado con la posible evidencia total del concepto. Con
relación a lo primero entonces, el nuevo método de la metafísica debe proceder por análisis de
conocimientos complejos, sus conceptos le están dados pero de manera confusa y sin estar
suficientemente determinados. Por ello la filosofía debe analizar el concepto y comparar, en todos los
casos, las notas abstraídas con el concepto dado. Es decir, debe considerar el concepto en todos los
respectos para descubrir sus notas. Debe asimismo enlazar las distintas notas separadas para ver si dan un
concepto suficiente y pueden ser puestas conjuntamente. Sintetizando, la tarea de la filosofía es: analizar,
explicitar exhaustivamente y determinar los conceptos dados de manera confusa, para llevarlos a su
distinción, totalidad y determinación (Cf. Investigación, EA II, 278). El análisis procede pues desde su
38
Esta indicación respecto de la confusión de lenguas (Sprachverwirrung) será reiterada por Kant al comienzo de la
metodología trascendental (Cf. CRP B 735).
29
punto de partida, los conceptos del objeto dados en forma confusa, hacia su término de llegada, el
concepto plenamente determinado. Recién en este caso puede pensarse en la posibilidad de una definición
real, la cual es siempre, entonces, a lo sumo punto de llegada y nunca puede ser punto de partida. La
respuesta al problema planteado sería, entonces: respecto de las dificultades planteadas por el uso de los
conceptos en el habla lo que hay que tener en cuenta es el análisis conceptual. Lo segundo es evitar
definiciones que sean meramente nominales.
c) Esta concepción del método de la metafísica muestra, además, una consecuencia respecto de la posible
aplicación a las cuestiones metafísicas de la idea leibniziana del arte característica combinatoria. El
rechazo de la universalidad del método confirma la negación de la posibilidad de tal aplicación, ya que:
“ni figuras ni signos visibles pueden expresar los pensamientos así como tampoco sus relaciones;
tampoco se puede realizar una permutación de signos según reglas en lugar de la consideración abstracta
de modo tal que con este proceder se substituya la representación de la cosa misma con la
[representación] más clara y cómoda de los signos, sino que lo universal debe ser examinado in
abstracto.” (Investigación, EA II, 279).
d) Finalmente, el análisis de Kant del nuevo método que debía seguir la metafísica indica el valor que le
asigna a éste en función del posible conocimiento. El lenguaje es analizado respecto de la posible
evidencia a lograr en el conocimiento y con ello doblemente confrontado: con el concepto y la intuición.
El recurso a la intuición como justificación del conocimiento es un rasgo esencial del nuevo método de la
metafísica en este texto; el conocimiento debe basarse en “proposiciones de experiencia” (Investigación,
EA II, 275 y 278); la necesidad del conocimiento dependerá directamente de la intuición que pueda
brindarse en él (Cf. Investigación, EA II, 291). Las palabras sólo acompañan al concepto pero no ofrecen
intuición alguna. Mientras los signos de la matemática muestran el concepto en la intuición, las palabras
sólo representan el concepto sin poder garantizar la presencia de la intuición. De nodo tal que en el
contexto del nuevo método el empleo de signos es evaluado desde el punto de vista del conocimiento en
comparación con el
concepto y la
intuición
39
. Las palabras como signos, comparados con el
conocimiento que pueden ofrecer, no son ni notas del concepto, ni presentaciones en la intuición, como
tales sólo sirven para recordar la universalidad del concepto pero no para exhibirla.
Al haberse planteado en este escrito el lenguaje como problema para la reflexión filosófica
simultáneamente se ha determinado un lugar teórico para el mismo que puede ser identificado por medio
de estos cuatro rasgos recién señalados: a) presencia de una constelación semántica filosófica referida al
lenguaje y conceptos directamente emparentados, surgida de la recepción de la tradición filosófica y su
39
En la Lógica Kant caracteriza ambas nociones: “La intuición [Anschauung] es una representación singular (repraesentatio
singularis), el concepto [Begriff] una representación general (repraesentatio per notas communes) o representación por
reflexión (repraesentatio discursiva).” Lógica, EA IX, 91.
30
activa reapropiación por parte de Kant; b) inscripción de una argumentación expresa respecto del lenguaje
en el contexto de la reflexión sobre el método de la filosofía; c) distanciamiento respecto de la idea del
arte característica combinatoria como parte del método de la metafísica; y d) doble confrontación del
lenguaje con el concepto y la intuición en cuanto a su posible valor para el conocimiento. Todo ello
constituye una base constante sobre la que se desarrolla la posterior reflexión kantiana respecto del
lenguaje.
31
3. Facultad de designación y gramática
Vista en su conjunto la obra de Kant ofrece múltiples aspectos que o bien son directa y
explícitamente relevantes para una reflexión filosófica sobre el lenguaje, o bien pueden serlo de acuerdo a
la interpretación de la misma. Si uno se concentra en lo primero puede verse que el lenguaje sin ser un
tema central de las preocupaciones de Kant, formaba parte sin embargo del vasto conjunto de cuestiones
contempladas en su obra. De ello dan testimonio, además de los textos de las obras publicadas, pasajes de
la correspondencia, lecciones y legado manuscrito. Así p. ej. en este conjunto aparecen reflexiones
directamente referidas al lenguaje:
“Nosotros necesitamos palabras no sólo para hacernos comprender por los otros sino para volvernos
comprensibles para nosotros mismos. Esta capacidad del uso de la palabra es el lenguaje; y los niños
aprenden a hablar (sprechen). Por el contrario la habilidad de hablar de manera concatenada acerca de un
objeto es la facultad del discurso (reden), la cual los niños no alcanzan y los sabios apenas.” (Kants
Handschriftlicher Nachlass (Band III) Logik, EA XVI, 840; R 3444).
A continuación, siguiendo la guía de dos de las lecciones dictadas por Kant, presentaremos y
analizaremos de dicho conjunto aquellas ideas que consideramos directamente relevantes para la
reconstrucción de la reflexión de Kant sobre el lenguaje en la Analítica trascendental de la Crítica de la
razón pura. Kant mismo evaluó la conexión entre la labor en las lecciones y la elaboración de su obra
crítica de la siguiente manera:
“Muchos años antes de haber iniciado una nueva carrera como escritor con la Crítica de la razón pura, en
mis lecciones de Lógica, Metafísica, Moral y Antropología, Física y Jurisprudencia no sólo he comentado
al autor que había elegido como hilo conductor, sino que he procurado ampliarlo y conducirlo bajo
principios que a mí me parecían mejores. De esta manera, mis lecciones fueron en parte creciendo
fragmentariamente y en parte mejorando, pero siempre en relación con un posible sistema entendido
como un todo subsistente por sí mismo al que los escritos aparecidos posteriormente (en su mayoría
después de 1781) parecen haber querido perfeccionarlo dándole sólo la forma sistemática.” 40.
Las lecciones de Lógica y de Antropología contribuyen a identificar el trasfondo sobre el cual
se construye la reflexión crítica respecto del lenguaje, mostrando la recepción por parte de Kant de las
concepciones previas de lenguaje, signo, significado y conceptos directamente relacionados con estos
40
Erklärung, wegen der Autorschaft der dem Hrn. v. Hippel seel. [zuerkannten Schriften] beygelegten Schriften, (Aclaración
respecto de la autoría del señor von Hippel de los escritos que acompañan a ésta) EA XII, 360-361; (Trad. María Jesús Vázquez
Loberías).
32
conceptos. A continuación nos centraremos en las dos cuestiones siguientes: la concepción de la
gramática tal como se expone en la Lógica y la facultad de operar con signos, de la cual depende el
lenguaje y los tipos de signos, centralmente expuesta en la Antropología 41.
3. 1. Reglas lógicas y reglas gramaticales
De manera marginal, tal como ocurre con el lenguaje como facultad, sin embargo
explícitamente, Kant se refiere al lenguaje desde la perspectiva de la gramática en las lecciones de
Lógica. En la primera de las escasas referencias explícitas a la gramática en las obras publicadas por
Kant, la gramática es identificada en el conjunto de las ciencias en las cuales el uso es condición previa
para el desarrollo del método.
“En todas las ciencias, cuyos principios son dados intuitivamente, o por intuición sensual (experiencia), o
por intuición, ciertamente sensible, pero pura (conceptos de espacio, de tiempo y de número), es decir, en
la ciencia natural y en la matemática, el uso da el método, y así, una vez que la ciencia, por tentativas y
descubrimientos, ha llegado a una cierta amplitud y coherencia, aparecerá claro qué camino y proceso
debe seguir, para alcanzar la perfección, y para que, eliminadas las manchas de errores y confusas ideas,
resplandezca con mayor pureza; al modo como la gramática después de un más rico uso del lenguaje, y el
estilo, después de los ejemplos elegantes de los poemas y discursos, dieron pie a las reglas y a la
disciplina.” 42.
Si bien la Lógica acepta esta concepción normativa de la gramática desde el punto de vista del
juicio de gusto, introduce un aspecto diferente en tanto considera la gramática en paralelo con la lógica.
Ello permite identificar una reflexión sobre la gramática que va más allá de la normativa del gusto. En
primer lugar la gramática comparte con la lógica el no poder decir cómo producir ni como ampliar el
conocimiento (Cf. Lógica, EA IX, 13), ella “no es un organon, lo es tan poco como lo es la gramática
universal [allgemeine Grammatik].” (Lógica, EA IX, 15). La lógica es un canon en tanto “ciencia de las
leyes necesarias del pensar, sin las cuales no puede tener lugar ningún uso [Gebrauch] del entendimiento
ni de la razón.” (Lógica, EA IX, 13). La lógica entonces como ciencia a priori o canon para el uso del
41
En el primer caso la vinculación temática es con los pasajes de la Crítica de la razón pura B 109 y Prolegómenos, EA, IV,
322-23, en el segundo con Crítica de la razón pura A 101 y B 140.
42
Immanuel Kant, La “Dissertatio” de 1770 (Trad. R. Ceñal), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1961,
p. 145 (§ 23). Esta idea se encuentra expresada también en otras notas manuscritas: Kants Handschriftlicer Nachlass Band III
Logik, R 1581, EA, XVI, 24, R 1587, EA, XVI, 26 y R 1602, EA, XVI, 31-32. Esta concepción de la gramática como
normativa será confirmado también en el contexto crítico: “Los modelos del gusto, en lo que se refiere a las artes de la palabra,
deben estar concebidos en una lengua muerta y docta; lo primero para no tener que sufrir de los cambios que se dan
inevitablemente en las lenguas vivientes, donde las expresiones nobles se vuelven adocenadas, las usuales envejecen y las
nuevas circulan sólo poco tiempo; lo segundo, para tener una gramática que no esté sometida al caprichoso cambio de la moda
sino que mantenga su regla invariable.” CFJ B 54, Nota.
33
entendimiento y la razón se diferencia esencialmente de la crítica del gusto (Kritik des Geschmacks), la
cual no provee un canon o ley, sino solamente la norma, basada solamente en principios empíricos, que
sirve como modelo o criterio para una posible aceptación general. A diferencia de la estética, “La lógica
es más que mera crítica, es un canon que posteriormente sirve como crítica, es decir como principio de
enjuiciamiento [Beurtheilung] de todo uso del entendimiento en general, aun cuando sólo con relación a
la corrección respecto de la mera forma” (Lógica, EA IX, 15), ya que, como acabamos de señalar no es un
organon, así como no lo es la gramática. Pero con ello, entonces, la gramática, al ser analizada en paralelo
con la lógica formal es caracterizada por una normatividad que no se basa exclusivamente en principios
empíricos.
De este modo, al considerar la gramática en conexión con la lógica se abre una perspectiva
donde ella es concebida como un producto del entendimiento. Las palabras son la materia de una lengua,
la gramática su articulación formal. Las reglas gramaticales dejan de ser sólo una cuestión de gusto y
pasan a estar fundadas en la articulación formal del entendimiento. “Todo en la naturaleza, tanto en el
mundo animado como en el inanimado sucede conforme a reglas, aunque no siempre las conozcamos.”
(Lógica, EA IX, 11). “Regla”, por su parte, designa como tal la representación de una condición general
según la cual se ordena una diversidad dada
(Cf. CRP A 113). La totalidad de la naturaleza es
interconexión de fenómenos conforme a reglas y cuando se cree que no las hay, “sólo podemos decir que
este caso las reglas nos son desconocidas.” (Lógica, EA IX, 11) Acorde a ello,
“También el ejercicio de nuestras capacidades tiene lugar según ciertas reglas que seguimos inconcientes
de las mismas al comienzo, hasta que progresivamente por medio de ensayos y un prolongado uso de
nuestras capacidades llegamos a su conocimiento; tal es así que finalmente nos resultan tan corrientes que
nos cuesta mucho esfuerzo pensarlas in abstracto. Así p. ej. la gramática universal [allgemeine
Grammatik] es la forma de una lengua en general. Pero también uno habla sin conocer la gramática; y
aquél que habla sin conocerla tiene realmente una gramática y habla según reglas, de las cuales sin
embargo no es consciente.” (Lógica, EA IX, 11).
El entendimiento (Verstand) no sólo sigue reglas sino que debe ser visto como “la fuente y la capacidad
de pensar reglas” (Lógica, EA IX, 11) en cuanto tal, pues, “así como la sensibilidad es la facultad de las
intuiciones, el entendimiento es la facultad de pensar, es decir, de ordenar según reglas las
representaciones de los sentidos.” (Lógica, EA IX, 11). Dado que “no podemos pensar o usar nuestro
entendimiento de otra manera que no sea según ciertas reglas.” (Lógica, EA IX, 12), la elucidación del
concepto de lógica exige determinar las reglas según las cuales el mismo entendimiento procede, las
cuales pueden ser analizadas en sí mismas de manera abstracta sin necesidad de recurrir a su empleo.
Tales reglas pueden ser necesarias o contingentes; las primeras posibilitan todo uso del entendimiento,
34
mientras que las segundas sólo ciertos usos determinados. En este caso dependen del conocimiento de los
objetos y de la multiplicidad que les es propia a éstos. La determinación de las reglas necesarias del
entendimiento permite establecer un resultado aplicable a la gramática.
“Si dejamos de lado todo el conocimiento que meramente debemos tomar prestado de los objetos y
reflexionamos directa y únicamente acerca del uso del entendimiento en general, entonces descubrimos
aquellas reglas del mismo que son necesarias por antonomasia para cualquier propósito y con
independencia de todos los objetos particulares del pensar, porque sin ellas no pensaríamos en absoluto.
De ahí que estas reglas pueden también ser comprendidas a priori es decir, independientemente de toda
experiencia, ya que contienen pura y simplemente las condiciones del uso del entendimiento en cuanto
tal, sea puro o empírico, sin distinción de los objetos. De lo que se sigue al mismo tiempo que las reglas
universales y necesarias del pensar en cuanto tal puedan concernir única y directamente a la forma y en
ningún caso a la materia del mismo. En virtud de lo cual la ciencia que contiene estas reglas universales y
necesarias es pura y simplemente una ciencia de la forma [Form] de nuestro conocimiento en el
entendimiento [unsers Verstandeserkenntnisses] o del pensamiento. Y podemos hacernos por
consiguiente la idea de la posibilidad de una gramática universal [allgemeine Grammatik], que no
contiene más que la pura y simple forma del lenguaje [Sprache] en cuanto tal, sin palabras que pertenecen
únicamente a la materia del lenguaje.” (Lógica, EA IX, 12-13).
Se debe subrayar la importancia de este pasaje en tanto señala claramente el paralelismo entre
la lógica formal y la gramática universal, igualmente formal. La gramática como conjunto de reglas
formales del lenguaje no se abstrae de los objetos de la experiencia. Otra versión precisa esta idea de la
siguiente forma: “Entre las reglas del pensamiento las hay universales, las cuales se refieren a objetos
singulares sin diferencia. Así también hay reglas universales del lenguaje. Una tal gramática no contiene
palabras, no copia vocabularum, sino sólo la forma de la lengua.” (Vorlesungen über Logik (DohnaWundlacken), EA, XXIV, 693). La lógica es la “ciencia de las leyes necesarias del entendimiento y de la
razón en tanto tal o, lo que es lo mismo, de la pura y simple forma del pensar en tanto tal” (Lógica, EA
IX, 13). Así como la lógica al referirse a las reglas universales y necesarias es una ciencia de la forma en
la cual el conocimiento se articula en el entendimiento, la gramática en tanto considera los primeros
principios de las lenguas, es también una ciencia del entendimiento:
“La gramática consiste en infinitas reglas. Por ello algunos tuvieron al lenguaje por una inspiración
divina. Entretanto se ha llegado a saber tanto que todas las lenguas pueden, según sus primeros principios,
ser reunidas en una gramática. En general la gramática es ciertamente una doctrina del entendimiento.
35
Pues así como nuestra alma une conceptos, así deben ser unidas también las palabras.” (Vorlesungen
über Logik (Dohna-Wundlacken), EA XXIV, 790).
El paralelismo entre la lógica formal y la gramática formal incluye también al análisis que, en
cada caso, permite establecer sus reglas elementales: “una gramática es la resolución de la forma de un
lenguaje en sus reglas elementales”
43
. Las lecciones de lógica señalan, conjuntamente con dicho
paralelismo, una delimitación específica del análisis lógico con respecto a la consideración gramatical.
“Juicios en los cuales está contenida simultáneamente una afirmación y una negación pero de manera
implícita, de modo que la afirmación tiene lugar claramente; pero la negación, encubiertamente, son
proposiciones [Sätze] exponibles.
Observación. En el juicio exponible, por ejemplo, pocos hombres son eruditos, se encuentra: 1) el juicio
negativo: muchos hombres no son eruditos, pero de manera encubierta, y 2) el afirmativo: algunos
hombres son eruditos. Puesto que la naturaleza de las proposiciones [Sätze] exponibles. depende
únicamente de condiciones del lenguaje [Sprache] según las cuales se pueden expresar precisamente dos
juicios de una sola vez, la observación de que en nuestro lenguaje podría haber juicios que tienen que ser
expuestos no forma parte de la lógica, sino de la gramática.” (Lógica, EA IX, 109).
Este pasaje ya muestra la percepción por parte de Kant de aspectos del lenguaje que no son
considerados o desarrollados por una razón metódica, en este caso el que tal análisis no forme parte de la
tarea de la lógica 44. El señalamiento del paralelismo entre lógica y gramática permite, pues, identificar un
aspecto en la concepción kantiana de la gramática donde ésta es vista como reglas producto del
entendimiento. Posibilita, asimismo, identificar los elementos de esta concepción que serán retomados en
el marco de la obra crítica.
3. 2. El lenguaje como facultad de designación
Kant identifica al lenguaje como facultad de designación en la Antropología en sentido
pragmático, obra que es el resultado de una serie de lecciones que corren paralelas a la elaboración de la
filosofía crítica. Estas lecciones tienen como punto de partida el dominio de la psicología empírica y de
43
El pasaje señala el paralelismo entre gramática, lógica y ontología: “En ella [ontología] no ha habido mucho progreso desde
los tiempos de Aristóteles. Pues así como una gramática es la resolución de la forma de un lenguaje en sus reglas elementales, o
como la lógica es una tal resolución de la forma del pensamiento, la ontología es la resolución del conocimiento en los
conceptos que yacen a priori en el entendimiento y que tienen su uso en la experiencia.” Immanuel Kant, Los progresos de la
metafísica, (Trad. M. Caimi), Buenos Aires, Eudeba, 1989, p.16; EA, XX, 260. A las relaciones entre lógica y gramática, entre
otros pasajes que reiteran lo dicho hasta aquí, Kant se refiere también en Vorlesungen über Logik (Dohna-Wundlacken) EA
XXIV, 694 y 695.
44
Valga la observación de que este tipo de juicios no aparece en la obra crítica.
36
la metafísica especial del alma en el contexto de Ch, Wolff y A. Baumgarten. Para dictar sus lecciones de
antropología Kant empleaba la sección Psychologia empirica de la Metaphysica de A. Baumgarten, pero
el estudio del hombre que desarrolla Kant se diferencia del examen psicológico por su
enfoque
pragmático. La primera lección autónoma sobre Antropología fue en el semestre de invierno 1772/73.
Kant dictó estas lecciones de manera regular veinticuatro veces, desde dicho semestre de 1772/73 hasta
el semestre de invierno de 1795/96
45
. De modo tal que si bien la publicación de la Antropología como
obra autónoma es posterior a las obras críticas, su contenido, en tanto éste es tratado en las lecciones se
hallaba presente en la elaboración de las mismas. De modo tal, que de manera semejante a la concepción
de la gramática, la identificación del lenguaje como facultad de designación puede ser tenida como un
presupuesto de la obra crítica.
La Antropología en sentido pragmático, al exponer las facultades de conocimiento, identifica
al lenguaje como facultad de designación (Bezeichnungsvermögen). El lenguaje es una forma entre otras
del empleo de signos, el cual es, a su vez, una aplicación de la imaginación. La imaginación forma parte
de la sensibilidad; ésta, una de las dos facultades básicas de conocimiento, es la “facultad de
representaciones en la intuición” (Antropología, EA VII, 168). La sensibilidad comprende a su vez dos
conjuntos de facultades: sentidos e imaginación. A éstos les es común la representación en la intuición;
pero mientras los sentidos son capaces de intuir en presencia del objeto, la imaginación (facultas
imaginandi) también puede hacerlo “sin la presencia del mismo” (Antropología, EA VII, 168). La
facultad de designación, identificada como una forma de la imaginación, es caracterizada del siguiente
modo:
“La facultad del conocimiento de lo presente [Gegenwärtige], como medio del enlace de la representación
de lo previsto [Vorhergesehenen] con la de lo pasado [Vergangenen], es la facultad de designación
[Bezeichnungsvermögen]. La acción del espíritu de producir este enlace es la designación [Bezichnung]
(signatio), que también es denominada el señalar [Signalieren], cuyo grado más alto es la distinción
honorífica [Auszeichnung].” (Antropología, EA VII, 191).
Respecto de la facultad de designar como un enlace (Verknüpfung) entre pasado y futuro por
medio del presente dice el reciente comentario de la Academia que es “difícil comprender qué se quiere
decir aquí”, para indicar más algo más adelante que la facultad de designación “parece estar restringida en
su conjunto a relaciones temporales. Aquí no se explica la forma de este enlace, sin embargo este enlace
45
Cf. Rudolf Malter, „Anhang II“, Immanuel Kant, Anthropologie in pragmatischen Hinsicht, Hamburgo, F. Meiner, 1980, p.
315.
37
no puede ser el que establece el entendimiento en el juicio” 46. Precisamente en esto que se presenta como
dificultad parece residir el núcleo de la perspectiva de Kant en tanto la facultad de operar con signos
radica en una conjunción entre imaginación y temporalidad
Ello muestra cómo Kant asume la
concepción heredada de signo pero la reorienta en función de una nueva perspectiva teórica. 47. Es decir,
esta facultad de designación es la capacidad de operar con signos. A esta facultad se refiere también Kant
en otros pasajes, empleando la expresión de Baumgarten, como facultas characteristica:
“Facultas characteristica es un resultado que proviene de la fantasía, según la ley de la asociación los
signos ponen de manifiesto cosas y las cosas signos. Esta facultad es particularmente necesaria para la
designación de los conceptos abstractos; cuanto más abstractos son, son menos perceptibles en
sensaciones; tales conceptos y los signos renuevan estas sensaciones. Las palabras auxilian a la oscilante
capacidad del alma; ellas conservan la atención de cosas muy sutiles, p. ej. la posibilidad de la evocación
de algo en nuestra memoria. Las palabras pueden ser designadas con la escritura, las cuales son
simultáneamente percibidas con el tono. Escribir es entonces un designar mediato, designa voces
(palabras) y por medio de las palabras, cosas.” 48
La facultad de designación produce y opera con distintos tipos de signos. Éstos se clasifican
en tres clases: arbitrarios (willkürliche) o artificiales (Kunstzeichen), naturales (natürliche) y signos de
prodigios (Wunderzeichen). Esta clasificación y la descripción que contiene muestra no solamente la
ubicación del lenguaje entre los signos arbitrarios sino junto a cuáles otros signos es colocado, dando con
ello una indicación del contexto propio de la comprensión kantiana del lenguaje. El lenguaje (Sprache)
forma parte del conjunto de signos arbitrarios junto a “las letras que son signos de los sonidos”
(Antropología, EA VII, 192) y otros tales como los gestos mímicos (considerados en parte naturales), las
notas, las insignias honorarias, los signos de clase, los signos de servidumbre, los honoríficos y los
infamantes.
En el segundo tipo de signos, los naturales, “la relación de los signos con las cosas
46
Cito el comentario de R Reinhardt Brandt Kritischer Kommentar zu Kants Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798).
(Band 25 der Kant-Ausgabe der Akademie der Wissenschaften Göttingen) 1997. Online-Version. http://www.uni-marburg.de
/kant/
webseitn/kommentar/text180.html. 6-7-1999, según R. Brandt, EA, XXV y la página a la cual se refiere el comentario, aquí R.
Brandt, EA, XXV, 191.
47
Una manera de comprender esto es ponerlo en paralelo con el tiempo según la elaboración crítica en el esquematismo. Nos
referiremos a ello algo más abajo.
48
Vorlesungen ubre Methaphysik und Rationaltheologie (Herder), EA, XXVIII, 77. En su Metaphysica A. Baumgarten
desarrolla esta noción en la sección XI, §§ 619-623. Cf. Erläuterungen zur Psychología empirica in A. G. Baumgartens
Metaphysica EA, XV, 32-34; allí define dicha facultad del siguiente modo: „Signa cum signatis una percipio; ergo habeo
facultatem signa cum signatis repraesentando coniugendi, quae facultas característica dici potest.” EA, XV, 32. En otra
reflexión se menciona la acción de enlazar (Verknüpfung) como “facultas characteristica”, R 322 Immanuel Kant, Reflexionen
zur Antropologie, EA, XV, 127. A esta capacidad Kant se refiere también en Reflexionen zur Anthropologie, EA, XV, 145-146.
Con relación a la facultad de designación señala la edición de la Academia que Baumgarten no habla de una “facultas
signatrix”, sino de una “facultas characteristica” (“Sectio XI”), pero que bajo esta denominación él trata “los mismos
problemas que Kant trata aquí” R. Brandt, EA, XXV, 191.
38
designadas (bezeichneten Sachen) es según el tiempo” (Antropología, EA VII, 193): demostrativa,
rememorativa, o pronóstica. El pulso indica la fiebre como el humo el fuego, monumentos recuerdan el
pasado y en los astros se leen anuncios de acontecimientos futuros. Finalmente, los signos portentosos se
refieren a circunstancias, como fenómenos celestes, en las cuales se “altera la naturaleza de las cosas”
(Antropología, EA VII, 194). La capacidad de operar con signos se ejerce de diferentes formas, el
lenguaje es una de ellas.
“Toda lengua [Sprache] es designación de los pensamientos [Gedanken] y, a la inversa, la forma más
eminente de designar pensamientos [Gedankenbezeichnung] es la del lenguaje [Sprache], este máximo
medio de entenderse a sí mismo y entender a los demás. Pensar [Denken] es hablar [Reden] consigo
mismo (los nativos de Otahayte llaman al pensar el lenguaje del vientre), por consiguiente, también oírse
interiormente (por medio de la imaginación reproductiva).” (Antropología, EA VII, 192).
Esta caracterización muestra de manera explícita y directa qué entendía Kant por lenguaje y el contexto
en el cuál éste se ubica 49. Pero, además, considerado respecto de su funcionamiento el lenguaje se halla
regulado, tal como la imaginación, por la ley de la asociación: “La ley de la asociación es: las
representaciones empíricas que se sucedieron reiteradamente, generan la costumbre en el espíritu, de que
cuando una es producida, se origina también la otra.” (Antropología., EA VII, 176). Ello se constata, por
ejemplo en un diálogo donde, debido a esta vecindad, la imaginación pasa de una cosa a otra a menudo
tan rápidamente, que parece que uno se salteara “ciertos eslabones intermedios en la cadena de las
representaciones [...] de modo que a menudo uno debe preguntarse a sí mismo: ¿dónde estaba?, ¿de dónde
había partido en mi diálogo y cómo he llegado a este punto?” (Antropología, EA VII, 176). De manera
análoga:
“En una conversación, el saltar de una materia a otra enteramente heterogénea, a lo que induce la
asociación empírica de las representaciones, cuyo fundamento es meramente subjetivo (es decir, en uno
están las representaciones asociadas de distinto modo que en otro); a lo que induce, digo, esta asociación,
es a una especie de absurdo según la forma que interrumpe y arruina toda conversación. Sólo cuando ha
sido agotada una materia y se produce una pequeña pausa, puede alguien poner en marcha otra que sea
interesante. La imaginación que yerra sin regla embrolla la cabeza con el cambio de las representaciones,
que no están objetivamente ligadas a nada, de tal modo, que quien sale de una reunión de este tipo se
siente como si hubiese soñado.” (Antropología, EA VII, 177).
49
Dice Brandt: “Aparte de ciertas disquisiciones etimológicas Kant nunca se interesó por el lenguaje, la razón de ello se halla
en su realismo del concepto y de la idea. En él hay una instancia de certeza y de conocimiento, previa a las articulaciones
lingüísticas, cambiantes de pueblo a pueblo; en ello Kant está contra el nominalismo y de acuerdo con Platón (cf. la satirización
en el Cratilo), así como lo está con Aristoteles y J. Locke.” R. Brandt, EA, XXV, 192.
39
La capacidad de operar con signos se halla pues incluida como uno de los casos de empleo de la
imaginación regida como ésta por la ley de asociación.
Conjuntamente con esta comprensión del signo (y sus tipos) y del lenguaje la Antropología
desarrolla un posible empleo de éstos, el simbólico
50
. Si bien la noción de símbolo, y su diferencia
respecto de signo, tiene sentido estrictamente desde el punto de vista de la elaboración propiamente
crítica, su inclusión en este contexto sirve para identificar la orientación conceptual que se manifiesta en
estas lecciones y permite con ello sugerir la arquitectura de la comprensión kantiana del lenguaje. En
general, en el campo terminológico-conceptual de los usos de signos se puede identificar tres empleos
centrales: signo en general (considerado previamente a la clasificación en tipos recién vista), carácter (la
inscripción gráfica o sonora como tal) y símbolo, el cual muestra intuitivamente un objeto de manera
indirecta por medio de una analogía. La función general desempeñada por la facultad de designación lleva
a cabo su papel de este triple modo: mediante signos, caracteres y símbolos. “Signo” (Zeichen) se refiere
genéricamente al resultado de la facultad de designar, mientras que “caracteres” (Characterisma o
Charaktere)
51
y “símbolos” (Symbole) se diferencian de esta caracterización general; en ambos casos el
criterio común de ordenación es la posibilidad de intuición. Los caracteres, por el mero hecho de ser tales,
no son por ello ya símbolos, puesto que los caracteres: “pueden ser también meros signos mediatos
(indirectos) que no significan nada en sí” (Antropología, EA. VII, 191). Ellos no significan nada en sí
sino por su asociación con las intuiciones. Los caracteres conducen a los conceptos a través de su
asociación con intuiciones. Es decir, como tales (o sea sólo como caracteres) no nos ponen en la presencia
intuitiva del objeto, en cambio los símbolos sí. Ejemplos de caracteres son las palabras y los signos
numéricos. Las palabras son meros signos acompañantes, en las cuales el concepto debe estar siempre
presente puesto que no representan en lugar del concepto. En cambio el otro tipo de caracteres, los signos
algebraicos y las figuras representan el lugar del concepto, es decir, van en su lugar, de modo que se
procede con ellos como si se tuviera el concepto. El siguiente pasaje presenta estas relaciones en
conjunto:
“Formas [Gestalten] de las cosas (intuiciones), en la medida en que sólo sirven como medio de la
representación por conceptos, son símbolos [Symbole], y el conocimiento [Erkenntnis] por medio de éstos
se llama simbólico o figurado (speciosus). Los caracteres [Charaktere] no son todavía símbolos; pues
también pueden ser signos meramente mediatos (indirectos), que en sí no significan [bedeuten] nada, sino
que conducen a intuiciones sólo por asociación y a través de éstas a conceptos; de allí que el
conocimiento simbólico
[symbolische Erkenntnis] no debe oponerse al intuitivo [intuitive], sino al
50
La determinación teórica de la concepción del símbolo se desarrolla desde la perspectiva crítica en la Crítica de la facultad d
juzgar, Cf. CFJ B 257, § 59.
51
P. ej. “caracter” (Character): CRP B 272, B 273 y B 745.
40
discursivo [diskursive], en el cual el signo (character) acompaña al concepto sólo como guardián
(custos), para reproducirle oportunamente. El conocimiento simbólico no se opone, pues, al intuitivo (por
intuición sensible), sino al intelectual [intellektuelle] (por conceptos). Símbolos son pura y directamente
un medio del entendimiento [Verstand], pero sólo indirectamente, a través de una analogía con ciertas
intuiciones, a las cuales puede aplicarse el concepto, para proporcionarle significado [Bedeutung] por
medio de la exhibición [Darstellung] de un objeto.” (Antropología, EA, VII, 191).
Esta distinción de formas de empleo de los signos es pues inseparable de la concepción
kantiana del conocimiento simbólico. Representar por medio de símbolos es entonces en este sentido una
forma de intuir. Todo símbolo es signo, pero no viceversa. El símbolo es un medio intuitivo de
conocimiento, el signo no. Los caracteres a su vez llevan a los conceptos a través de su asociación con
intuiciones. Los símbolos conforman el conocimiento simbólico y como tal integran el intuitivo; los
caracteres forman parte del discursivo. En el conocimiento discursivo el signo sólo acompaña al concepto
para reproducirlo oportunamente, mientras que el simbólico es, como se dijo, una forma de conocimiento
intuitivo. En esta distinción de formas de empleo de los signos, signo, símbolo, carácter son considerados,
pues, en relación con la posibilidad de intuición. El lenguaje queda comprendido en ello en el sentido que
es identificado como signo que no produce intuición ni indirectamente. En el siguiente pasaje se hace
expresa la conexión entre la facultad de producir signos, los símbolos y el lenguaje:
“De la facultad de simbolización o facultate characteristica debemos notar aún algo: una representación
que sirve como medio de reproducción a través de la asociación es un símbolo. La mayoría de las
representaciones simbólicas tienen lugar con respecto al conocimiento de Dios. Éstas son en su conjunto
per analogiam, es decir por medio de una correspondencia de la relación; p. ej. el sol era para los pueblos
de la antigüedad un símbolo, una representación de la perfección divina, en tanto que él, omnipresente en
el universo, da muchas cosas (luz y calor) sin recibir nada. Así, como símbolo de una república puede
servir el cuerpo humano, en el cual todos las partes integrantes constituyen un todo. Un conocimiento del
entendimiento, el cual es indirectamente intelectual y es conocido por medio del entendimiento pero es
producido por medio de una analogía del conocimiento sensible, es un conocimiento simbólico, que se
contrapone al conocimiento lógico así como el intuitivo al discursivo.[...] El símbolo es sólo un medio de
ayudar a la intelección, sólo sirve al conocimiento inmediato del entendimiento, pero debe desaparecer
con el tiempo. [...] En consecuencia, allí donde la intuición no nos está permitida inmediatamente,
debemos ayudarnos per analogiam con el conocimiento simbólico. También podemos decir: el
conocimiento es simbólico donde el objeto es conocido en el signo; pero en el conocimiento discursivo
los signos no son símbolos, en la medida en que en los signos no conozco el objeto, sino que el signo sólo
41
me produce la representación del objeto, p. ej. la palabra mesa no es un símbolo, sino sólo un medio de
ocasionar la representación del entendimiento por asociación.”
52
.
A ello debemos agregar que considerando en su conjunto a la obra kantiana esta
determinación teórica del concepto de símbolo no excluye completamente otro, tenido por Kant como
usual en la época. Kant también usa el término “simbólico” en el sentido “admitido por los lógicos
modernos”; según dicha óptica símbolos en este sentido, son “meros caracteres, es decir designaciones de
los conceptos por medio de notas sensibles que los acompañan, y que no contienen nada que pertenezca a
la intuición” (CFJ B 255). En este sentido hay un uso habitual del término p. ej.: “Exponemos los
números simbólicamente p. ej. 500 por medio de los signos 5 y 00 [...]”
53
. Pero por otro lado, como
acabamos de ver, el símbolo es comprendido por Kant desde la perspectiva de la cognitio symbolica: “No
todo signo es un símbolo, sino que éste es un signo de signos. Intuición analógica: símbolo.”
54
. De
forma tal que Kant reconoce el sentido lógico usual de símbolo, pero se centra en su propia concepción
del símbolo en la perspectiva de la cognitio symbolica.
El que las lecciones de antropología se hagan eco del análisis en perspectiva crítica del
conocimiento simbólico donde el lenguaje es precisamente considerado aun cuando indirectamente sirve
para sugerir que incluso este mismo análisis kantiano llevado a cabo en las lecciones se ubica en el marco
de su propia perspectiva filosófica. Aquí lenguaje y signos, como productos de la facultad de designación,
son puestos en el contexto de la acción orientada a fines de la vida humana. Ellos son concebidos desde
la perspectiva de su inscripción en la prosecución de la multiplicidad de fines cuya elucidación caracteriza
el enfoque pragmático. Este enfoque se verifica en relación con el lenguaje en tanto la capacidad de
expresarse confirma el carácter personal:
“El hecho de que el hombre pueda tener una representación de su yo le eleva infinitamente por sobre
todos los demás seres que viven sobre la tierra. Gracias a ello él es una persona, y por virtud de la unidad
de la conciencia en medio de todos los cambios que pueden afectarle es una y la misma persona, esto es,
un ser totalmente distinto, por su rango y dignidad, de las cosas, como son los animales irracionales, con
los que se puede hacer y deshacer a voluntad. Lo es, incluso cuando no es capaz todavía de hablar como
yo, porque, sin embargo, tiene al yo en el pensamiento; tal como tienen que pensarlo, en efecto, todas las
lenguas [Sprachen], cuando hablan en primera persona, aunque no expresen [ausdrücken] esta cualidad
de yo [Ichheit] por medio de una palabra [Wort] particular. Pues esta facultad (a saber, la de pensar) es el
entendimiento.
52
Vorlesungen über Metaphysik und Rationaltheologie (Herder), EA XXVIII, 238.
Vorlesungen über Metaphysik und Rationaltheologie (Herder), EA XXVIII, 77.
54
Vorlesungen über Logik (Pölitz), EA, XXIV, 601.
53
42
Es notable, empero, que el niño, -quien ya puede hablar bastante acabadamente, sin embargo sólo
empieza bastante después (quizá un año más tarde) a decir yo-, hable de sí tanto tiempo en tercera persona
(Carlos quiere comer, andar, etc.), y es notable que cuando empieza a hablar diciendo yo parezca como
haberse encendido una luz para él: pues desde ese día ya no vuelve nunca a hablar de aquella manera.
Antes se sentía pura y simplemente a sí mismo, ahora se piensa a sí mismo.” (Antropología, EA VII,
127).
Con ello se indica la posibilidad de una reflexión sobre el lenguaje desde la perspectiva
pragmática de la antropología kantiana, la cual no es equivalente al estudio empírico de la psicología o de
la antropología como disciplina o conjunto de disciplinas particulares. La determinación de los signos y
del lenguaje como facultad de designación se ubica en el marco de una consideración pragmática que
ubica al ser humano en la perspectiva de “lo que él mismo, como ser que actúa libremente, hace, o puede
y debe hacer, de sí mismo.” (Antropología, EA VII, 119). En esta consideración antropológica se produce
una conjunción entre la observación de características empíricas del ser humano y la reflexión acerca de
los fines de la vida humana. Por ello, el uso de la facultad de lenguaje si bien depende de la posibilidad
física, la trasciende:
“Pero los que sí pueden hablar y oír no por ello siempre se entienden a sí mismos o a los otros, y se halla
en la falta de la facultad de los signos o en el uso equivocado de la misma (puesto que los signos son
tomados por cosas e inversamente), el que, especialmente en cuestiones de la razón, seres humanos, que
están unidos por el lenguaje, se encuentren en los conceptos distantes entre sí como el cielo de la tierra; lo
cual se pone de manifiesto sólo casualmente cuando uno cualquiera actúa según su concepto.”
(Antropología, EA VII, 245).
La Antropología presenta pues la consideración más detenida por parte de Kant del lenguaje y
del signo. En ella la facultad de designación, de la cual forma parte el lenguaje, es identificada por una
doble caracterización: ser una forma de imaginación y hallarse, como ésta, regida por la ley de la
asociación, la cual da cuenta de su funcionamiento. Esta facultad es la capacidad de producir signos y
operar con ellos. Los signos son clasificados por Kant en tres tipos: a) arbitrarios (artificiales); b)
naturales; c) signos de prodigios; el lenguaje se halla dentro de los primeros. La capacidad de operar con
signos puede ejercerse de diferentes formas; el lenguaje es una de ellas. El lenguaje se caracteriza
fundamentalmente por servir para designar el pensamiento y funcionar por asociación. En la relación
lenguaje pensamiento Kant se ubica en la tradición que parte de Aristóteles y en la época moderna
prosigue en G. W. Leibniz. Esta caracterización del lenguaje muestra, en primer lugar qué entendía Kant
por “lenguaje” de una manera explícita y directa. Pero al mismo tiempo indica, considerada en el
43
conjunto de la Antropología, en segundo término, la perspectiva de la reflexión kantiana acerca del
lenguaje. Esta consideración del lenguaje se ubica en una reflexión filosófica que si bien no es crítica en
tanto tal es compatible con ésta y sirve de base a la perspectiva crítica respecto del lenguaje. Asimismo, al
ser la facultad de designación una forma de la imaginación el análisis que de ella se hace en esta obra
puede ser conectado con el papel de la imaginación desde el punto de vista crítico. También en la
presentación de los tipos de signos se puede percibir el papel de la temporalidad que se manifiesta en la
reflexión crítica en la concepción del esquematismo. Esta conexión se hace más manifiesta si se considera
la introducción en este contexto de la elaboración kantiana del simbolismo, concepto complementario del
esquematismo en el marco crítico. Todo ello, finalmente subraya el contexto pragmático según el cual la
articulación temporal en la cual se inserta el empleo de los signos y del lenguaje se orienta a la
realización de los fines que la vida humana persigue en su acción, con lo cual, a su vez se abre la
conexión de las nociones de signo y lenguaje con la filosofía práctica.
3. 3. El trasfondo de la reflexión crítica sobre el lenguaje
Según la idea sustentada en este trabajo el valor de las dos obras no críticas vistas, expresión
de las correspondientes lecciones, radica en que en ellas aparece el contexto o trasfondo de la
comprensión crítica del lenguaje. En ellas se muestran los aspectos de las concepciones que influyen en la
comprensión kantiana y la orientación o intención en la cual Kant inscribe su recepción de tales aspectos.
De modo tal que, en el contexto del propósito de este trabajo, el valor de estas obras no críticas radica en
que: a) muestran la continuidad de los temas considerados en la Investigación en relación con el empleo
del lenguaje en la filosofía; b) presentan indicaciones relativas al lenguaje y se ubican “entre” (en un
sentido argumentativo) estas obras no críticas y la reflexión crítica; y, c) en tanto no se hallan delimitadas
por los requisitos metódicos de la perspectiva crítica, desarrollan tales indicaciones con alguna mayor
extensión y configuran, de este modo, un contexto a partir del cual se puede comprender la reflexión
acerca del lenguaje en la obra crítica. De modo tal que lo visto en este capítulo permite sostener: a) hay
elementos en la obra kantiana como para poner en duda la tesis del “silencio de Kant” respecto del
lenguaje; b) tales elementos se hallan en conexión con concepciones previas del lenguaje, los signos y la
gramática; c) entre tales elementos es posible identificar aspectos que resultan particularmente relevantes
para la interpretación de las nociones de lenguaje y significado en la perspectiva crítica.
a) La identificación de temas y cuestiones relativas al lenguaje que hemos presentado hasta aquí pueden
resultar suficientes como para poner en duda tesis como la del “silencio de Kant”. Los temas que hemos
destacado en estas obras no críticas se agrupan en torno de las siguientes cuestiones: i) la concepción del
signo y la clasificación y usos de los tipos de signos; ii) en conexión con ello la identificación del
44
lenguaje como facultad de designación; iii) la concepción de la gramática, particularmente en su
determinación a través del paralelismo con la lógica formal. Estos temas así agrupados muestran sólo
algunos aspectos, si bien centrales, entre otros posibles, como por ejemplo el desarrollo de la teoría
kantiana de la definición, que pueden contribuir a la identificación de la comprensión crítica del lenguaje
y el significado.
b) Estos temas, así identificados, permiten ver la relación de la reflexión de Kant sobre el lenguaje con
las concepciones previas. Habíamos visto que en la Investigación se reflejaba la influencia de la
“semántica leibniziana”. A ello puede agregarse ahora la identificación de la recepción de las
concepciones de Platón, Aristóteles y Locke. Así, con relación a la caracterización del lenguaje como
designación del pensamiento dice el comentario de la Academia: “Es decir, el lenguaje no designa
fenómenos de los sentidos externos y del sentido interno u otras cosas o entidades […] sino nuestros
pensamientos y representaciones de ellos. Así Platón y también Aristóteles en el primer capítulo del De
interpretatione, también J. Locke en general: el lenguaje se refiere a nuestras ideas.”
55
. También puede
verse un eco de Locke en la función adjudicada por Kant al signo como aquello que puede servir para
recordar y de Platón en tanto el lenguaje es también visto como diálogo del alma consigo misma.
c) Los elementos vistos respecto de los signos, el lenguaje, el significado y la gramática, provenientes de
concepciones previas pueden, en consecuencia, ser reunidos en una imagen unitaria, cuyo núcleo se halla
en la ya vista caracterización de Meier, prosigue en las lecciones y hallará su justificación teórica desde la
perspectiva crítica. Mientras la Antropología muestra la operación de la facultad, la Lógica muestra tanto
las reglas que deben regular su uso como las ciencias que se constituyen como tales. Es decir, lo que
muestra la consideración conjunta de las lecciones es que se puede ofrecer una imagen concordante de las
actividades y las disciplinas. El análisis de la facultad de designación muestra que el lenguaje es
expresión del pensamiento. El análisis de la gramática a su vez muestra que respecto del lenguaje se
construye ésta como una disciplina que puede ser ubicada paralelamente a las disciplinas que, en un
sentido general, tienen por objeto al pensamiento. El paralelismo entre pensamiento y lenguaje y entre las
correspondientes ciencias brinda una perspectiva unitaria del lenguaje, en la cual es posible integrar las
observaciones acerca del lenguaje que se encuentran en las lecciones y reflexiones: “la forma del lenguaje
y la forma del pensamiento son paralelas entre sí y semejantes, porque pensamos en palabras y
comunicamos nuestros pensamientos a los otros por medio del lenguaje, de modo tal que también hay una
gramática del pensamiento.”
56
. El paralelismo entre reglas lógicas y gramaticales en relación con las
actividades que regulan es presentado en conjunto en la siguiente reflexión
“Ustedes han pensado mucho, pero probablemente no reflexionado sobre su pensar.
55
56
R. Brandt, EA, XXV, 192.
Vorlesungen über philosophische Enzyklopädie und Logik, (Ed. G.Lehmann) Berlin 1961, p.55; cit. en EA XXIV, 1001.
45
Del mismo modo han hablado algunos años, pero no han reflexionado acerca del lenguaje [Sprache].
Hablar [Sprechen]. Pensar en voz alta.
Sin embargo, al aprender una lengua [Sprache] muerta han encontrado que ella se halla sujeta a ciertas
reglas [Regeln] constantes, sin las cuales no podría ser una lengua, es decir, comunicación [Mittheilung]
de los pensamientos [Gedanken].
Por lo tanto ustedes han seguido las reglas de una lengua [Sprache] sin poder conocerlas por sí mismos
(Moliére - el burgués gentilhombre - hablar en prosa, hablar gramaticalmente).
El lenguaje [Sprache] es empero comunicación [Mittheilung] de los pensamientos [Gedanken]. Por lo
tanto en todos los seres humanos el pensamiento estará ligado a ciertas reglas. Las cuales uno tampoco
conoce sólo por haberlas seguido por mucho tiempo.
Pero es necesario conocer estas reglas cuando se quiere avanzar hacia el pensamiento técnico […] en las
ciencias; en la vida común sólo se necesita práctica. Caminar, bailar, hablar, perorar.
Una ciencia universal del pensamiento [allgemeine Gedankenlehre] […] es […] pues posible y de ella se
sigue también una ciencia universal del lenguaje [allgemeine Sprachlehre]. Grammatica universalis. De
este modo, a partir del ordenamiento fundamental de la gramática latina, se enseña la lengua [Sprache]
francesa, la alemana.
Esta ciencia universal del pensamiento es la lógica, ciencia de las reglas del pensamiento en tanto tal.
Las reglas universales son necesarias […], de modo que sin ellas el pensar como tal es imposible.” 57.
Este pasaje reitera lo dicho respecto del paralelismo entre la lógica formal y la gramática
universal pero subrayando su conexión con las respectivas actividades que se hallan en su origen y a las
cuales sus normas regulan, pensar y hablar. De modo tal que a dicho paralelismo subyace la conexión
entre pensamiento y lenguaje, indicada por Kant en el contexto no crítico particularmente en su examen
de la facultad de designación.
De este modo vemos que es posible identificar en la obra de Kant una imagen del lenguaje
que proviene de la tradición y abarca los conceptos de signo, lenguaje, significado y las disciplinas que se
ocupan de ellos, especialmente la gramática. Esta imagen constituye uno de los elementos que configuran
la reflexión respecto del lenguaje en Kant y se halla presupuesta en la filosofía crítica de modo análogo a
como la reasunción por parte de Kant de la concepción transmitida de la lógica formal sirve de base a
dicha filosofía crítica.
Además, las lecciones dan testimonio de la continuidad de un tema ya presente en la
Investigación: la importancia de las palabras como medio de expresión de la filosofía. Kant otorga
explícitamente importancia al empleo adecuado de las palabras en filosofía y a la determinación de su
significado, así, p. ej.: “La naturaleza de las palabras es un digno objeto de consideración de los filósofos.
57
Reflexionen zur Anthropologie (Handschriftlicher Nachlass), EA, XVI, 41-42; R 1620.
46
El uso correcto es que ellas designen exactamente un pensamiento.”
58
. De modo semejante: “Hablar
[sprechen] y discurrir [reden] son diferentes. Se habla para hacerse entender; se discurre para lograr un
fin. ¿Cómo debe ordenar el filósofo su lenguaje? En general el filósofo mira más el significado de las
palabras que el estilo. El principio aquí es: la expresión debe ser adecuada al concepto.” 59. Este análisis
del léxico filosófico desde el punto de vista de sus implicaciones conceptuales queda bien reflejado en el
siguiente pasaje:
“Acerca del significado [Bedeutung] formal y material de algunas palabras.
Hay muchas palabras que en el uso en singular tienen otro sentido que cuando se las emplea en plural;
ellas deben ser tomadas en singular en sentido [Bedeutung] formal; en plural, en sentido [Bedeutung]
material. Éstas son: unidad, perfección, verdad, posibilidad. Unidad en el uso en singular es cualitativa, en
el uso en plural cuantitativa. La unidad cualitativa debe ser considerada como el fundamento del todo, la
cuantitativa como una parte del todo. Así p. ej. no puede decirse: el calor consiste en calorías; no se
determina su cantidad según las partes que contiene, sino según los efectos que él produce, p. ej. que
expande los cuerpos, y no se puede por ello atribuirle una cantidad propia sino un grado; la unidad, que se
encuentra en él, es por lo tanto unidad cualitativa. Las unidades, en las cuales consisten las cantidades
discretas (números), son unidades cuantitativas.
Perfección (usada formaliter) de una cosa es la concordancia de las realidades de la misma con una idea;
perfecciones de una cosa (usada materialiter) son estas realidades.
Verdad en singular (usada formaliter y qualitative) es la concordancia de nuestro conocimiento de un
objeto con el mismo; verdades en plural (usada materialiter y quantitative) son proposiciones verdaderas.
Posibilidad de un objeto (usada formaliter
y qualitative); posibilidades
quantitative) objetos, en la medida en que son posibles.”
60
(usada materialiter y
.
Esto es pues un claro ejemplo de análisis conceptual del uso lexical que se verá en la Crítica
de la razón pura. Esta atención por parte de Kant al lenguaje de la filosofía confirma que tesis como la
del “silencio” o la “represión” de Kant respecto del lenguaje no resultan aptas para tratar de establecer la
posición de Kant respecto del lenguaje en su articulación conceptual dentro de su obra. Por ello, al dirigir
la atención hacia las menciones al lenguaje en la obra crítica, más que aceptar el enfoque del “silencio de
Kant” o la “represión” del lenguaje en Kant, parece adecuado, tal como lo proponemos aquí, intentar la
reconstrucción de la argumentación kantiana siguiendo el análisis de las menciones explícitas acerca del
tema.
58
Vorlesungen über Logik (Blomberg) EA,XXIV, 294. En el mismo sentido, lugares paralelos: Vorlesungen über Logik
(Philippi) EA, XXIV, 484-485. Vorlesungen über Logik (Dohna-Wundlacken) EA, XXIV, 780-781.
59
Vorlesungen über Logik (Busolt) EA, XXIV, 685.
60
Immanuel Kant, “Acerca de la significación formal y material de algunas palabras” en I. Kant Werke (Eds.) A. Buchenau, E.
Cassirer, Band IV, Schriften von 1783 –1788, Berlin, B. Cassirer, 1913, pp. 527-28.
47
4. El lenguaje en la óptica trascendental
Ya lo dicho en el capítulo anterior sirve para poner en duda la tesis del “silencio” de Kant
respecto del lenguaje, pero además cabe la pregunta de si no hay razones en la filosofía de Kant que
sustenten la impugnación de dicha tesis. La respuesta simple es sí. Es decir, lo que se percibe como
“ausencia”, “silencio” o “represión” del lenguaje obedece a razones intrínsecas a la filosofía crítica de
Kant. En tanto ésta se halla formulada en las obras, comienza con la primera edición de la Crítica de la
razón pura en 1781 y culmina con la publicación de la Crítica de la facultad de juzgar en 1790. La
Crítica de la razón pura es comprendida como “un tratado del método” (CRP B XXII) y la “tarea crítica”
que ella emprende es concebida como una empresa en conjunto por contraposición a la “tarea doctrinal”
(CFJ B X) que se proyecta a continuación de la Crítica de la facultad de juzgar. El método que
caracteriza a la filosofía crítica es establecido por Kant como trascendental y en la misma definición de
trascendental puede ya verse contenida una respuesta a la cuestión del lenguaje en la filosofía crítica.
“Trascendental” designa “todo conocimiento que se ocupa en general no tanto con objetos sino con
nuestro modo de conocimiento en tanto éste debe ser posible a priori” (CRP B 25); a su vez la Crítica de
la facultad de juzgar dice: “Un principio trascendental es aquel a través del cual es representada a priori
la condición universal bajo la cual exclusivamente las cosas pueden llegar a ser en general objetos de
nuestro conocimiento.” (CFJ B XXIX).
Acorde a ello en este sentido kantiano del término,
“trascendental” debería ser aplicado, junto con las formas puras de la intuición, solamente a aquellos
conceptos bajo cuyos supuestos puede pensarse que las cosas, universalmente y en cuanto tal, pueden
llegar a ser objeto de conocimiento. Baste con señalar ahora que la comprensión del lenguaje como
facultad de designación, tal como hemos visto, no cumple con tal condición. Esta intención metódica que
anima la obra crítica puede verificarse a través del hecho de que allí donde podría resultar apropiado
proseguir el análisis en relación a aspectos relevantes al lenguaje, Kant señala expresamente tanto la
posibilidad como la renuncia a continuar tal examen. Al referirse a la analogía y a su funcionamiento en
el lenguaje, señala Kant precisamente que “Esta cuestión ha sido muy poco analizada hasta ahora, de
modo tal que merecería una investigación más profunda, pero éste no es lugar para detenerse en ella.”
(CFJ B 257). Con todo, una indagación de la Crítica de la razón pura desde el punto de vista de la
cuestión del lenguaje permite encontrar una serie de indicaciones donde se pueden identificar, desde la
perspectiva trascendental, las tres cuestiones centrales referidas al lenguaje que acabamos de ver en las
obras no criticas: 1 La reflexión sobre el método ofrece el contexto trascendental donde se inscriben
empleo de signos y método de la filosofía; 2. La tabla de categorías al establecer posibles aplicaciones
retoma lo expuesto respecto del lenguaje y la gramática; 3. La deducción trascendental muestra el enlace
entre palabra y cosa como conciencia empírica (facultad de designación). De forma tal que estas
menciones adquieren relevancia relacionadas con la descripción del lenguaje que acabamos de ver, ya que
48
si con lo anterior constatamos que había una concepción explícita del lenguaje, a través de ellas resulta
posible identificar ahora la perspectiva trascendental respecto del mismo.
4. 1. Empleo de signos y método de la filosofía en la óptica trascendental.
La Crítica de la razón pura, tal como la Investigación, se refiere al lenguaje en el marco de la
reflexión sobre el método de la filosofía y lo hace desde el mismo inicio de este análisis en tanto “la
confusión de lenguas” (Sprachverwirrung) (CRP B 735) separa a quienes trabajan, como en “una torre
que debía llegar al cielo”, en la edificación de la “razón pura especulativa” (CRP B 735). Nuevamente el
lenguaje aparece como problema para la reflexión filosófica, pero ahora en el marco de la metodología de
la razón pura, donde la argumentación vista en la Investigación es retomada desde la óptica trascendental
61
.
Si la formulación del método analítico en la Investigación se pone en relación con la Crítica
de la razón pura, entonces la reflexión sobre el método aparece como una vía para plantear también el
problema del lenguaje en el marco del criticismo. Se ha sostenido que la Investigación al asociar el
análisis a la metafísica y la síntesis a la matemática “abrió indirectamente una vía al criticismo”
62
.
Asimismo al haber rechazado la idea de un método único que englobara matemática y metafísica, y al
haber establecido el análisis como el método propio de la filosofía, en la Investigación se habrían sentado
las bases del nuevo método crítico 63. La Investigación prepara la Crítica de la razón pura “en tanto que
el análisis en general es elevado al rango de la disciplina filosófica fundamental y las matemáticas son
totalmente separadas de él.”
64
. Esta aproximación de ambas obras resulta de importancia para la
ubicación del lenguaje en el pensamiento de Kant ya que en la Investigación, en el marco de una reflexión
acerca de cuál debe ser el método de la metafísica, tal como vimos, Kant se refiere explícitamente al
lenguaje en tanto las palabras son los signos propios de la reflexión filosófica. Lo tratado en la
Investigación es retomado particularmente en el primer capítulo de la primera parte de la doctrina
trascendental del método (CRP B 740-766). Así se distingue entre matemática y filosofía (p. ej. CRP B
61
Lo que sigue es sólo una presentación de la cuestión para mostrar cómo las cuestiones de método del período precrítico son
retomadas en la Crítica de la razón pura. La concepción de la matemática es diferente pero la constelación semántica
empleada, la necesidad de distinguir método filosófico de método matemático y el que en ello se halla implicado un diferente
tipo y uso de signos se mantienen como núcleo del argumento.
62
Rudolf Malter, „L’ analyse comme procédé de la Metaphysique”, Archives de Philosophie, 42, 1979, p. 589. Cf. al respecto:
Ibíd., pp. 575-76 y 590-91. Sostiene Malter que, si bien la Crítica de la razón pura se halla en 1763 muy lejos, “en una
retrospección se puede reconstruir una función de preparación propia en la Investigación”, Ibíd., p. 591.
63
La posición respecto del método sostenida en la Investigación constituiría una etapa en la formación del criticismo; de forma
tal que el criticismo sería una transformación ulterior del dualismo del método adoptado en este escrito, Cf. Ibíd., p. 588.
64
Ibíd., p. 590.
49
741), se reitera la diferencia de las consideraciones de signos in abstracto e in concreto (p. ej. B 742) y la
inutilidad para el conocimiento, de las definiciones nominales (CRP B 750) 65.
La distinción entre los métodos de la matemática y la filosofía es retomada en la Crítica de la
razón pura donde nuevamente se plantea si el método que permite llegar a la “certeza apodíctica” en la
matemática puede ser el mismo para la filosofía (Cf. CRP B 741). El análisis de esta cuestión, así como
de la diferenciación entre ambos métodos se lleva a cabo ahora, a diferencia de la Investigación, a partir
del establecimiento de la siguiente base: “El conocimiento filosófico es el conocimiento de la razón por
conceptos, el matemático por construcción de conceptos. Construir un concepto quiere decir: exhibir a
priori la intuición que le corresponde.” (CRP B 741). En la construcción del concepto en la intuición a
priori se considera lo universal en lo particular, p. ej. la figura concreta de un triángulo en tanto sirve para
presentar “la acción de la construcción” (CRP B 742). La filosofía, en cambio, “considera lo particular
sólo en lo universal” (CRP B 742). Nuestro propósito aquí es sólo considerar cómo en el contexto de esta
nueva elaboración crítica de la diferenciación entre matemática y filosofía, guiada por la idea de que la
matemática exhibe el concepto en la intuición a priori, se mantienen y enfocan las cuestiones referentes al
contraste entre filosofía y matemática desde el punto de vista del tipo y empleo de signos respectivos y las
consecuencias que ello tiene para el conocimiento en ambos casos. El tipo de signos es distinto, palabras
en el caso de la filosofía, números, caracteres algebraicos y signos de operaciones en el de la matemática.
Su uso es distinto en tanto por medio de ellos se establece una distinta relación entre la universalidad del
concepto y la particularidad del caso. Los procedimientos deben ser distintos, analítico en filosofía,
sintético en matemática, ya que si la filosofía procede sintéticamente sólo obtiene como resultado
explicaciones de palabras o definiciones nominales. El resultado respecto del conocimiento es distinto, las
demostraciones matemáticas logran certeza apodíctica, las pruebas filosóficas sólo una certeza que nunca
puede ser completa (Cf. CRP B 758). En todos estos casos, la filosofía se asocia al empleo de palabras. El
empleo de signos en matemática es caracterizado ahora como sigue.
“La matemática no sólo construye cantidades (quanta), como en la geometría, sino también la mera
cantidad (quantitas), como en el álgebra, donde se abstrae totalmente de la naturaleza del objeto que ha de
ser pensado según ese concepto de cantidad. Ella [álgebra] elige entonces una cierta designación
[Bezeichnung] para todas las construcciones de cantidades en general (números), como adición,
sustracción, extracción de raíces, etc., y, una vez que también ha designado [bezeichnet] el concepto
universal de las cantidades según las diversas relaciones de las mismas, exhibe en la intuición, de acuerdo
con ciertas reglas universales, toda operación producida y modificada por la cantidad. Cuando una
65
Esta reiteración de temas con relación a las consideraciones metodológicas se observa también en la Lógica. Así: la
diferenciación entre filosofía y matemática (EA, IX, 22-23), la distinción entre una consideración in abstracto y otra in
concreto (EA, IX, 30-31). Igualmente se retoman los temas de la definición (EA, IX, 217-220) y la diferencia entre definición
nominal y real (EA, IX, 221-222).
50
cantidad tiene que ser dividida por otra, ella [álgebra] combina los signos [Charaktere] de ambas según la
forma que designa [bezeichnend] la división, etc. y arriba por medio de una construcción simbólica
[symbolischen Construction], exactamente del mismo modo que lo hace la geometría por medio de una
construcción ostensiva o geométrica (de los objetos mismos), a lo que jamás podría llegar el
conocimiento discursivo [diskursive Erkenntnis] por medio de meros conceptos.” (CRP B 745).
En este pasaje vemos pues, el mismo proceder señalado en la Investigación (reemplazo de las
cosas por sus signos) y el mantenimiento de la comprensión del tipo y uso de signos, pero ahora en la
nueva perspectiva del enfoque crítico de la diferenciación entre proceder por conceptos o por
construcción de conceptos. El conocimiento racional por construcción del concepto permite fundar un
juicio sintético que no se sustente en la intuición empírica. En el caso del conocimiento empírico el
recurso al análisis del concepto del caso no ofrece conocimiento: “Así podría analizar mi concepto
empírico de oro sin ganar por medio de ello nada más que el poder enumerar todo lo que realmente pienso
con esta palabra (Wort); de este modo en mi conocimiento tiene lugar un perfeccionamiento lógico, pero
no se obtiene un incremento o ampliación.” (CRP B 749). El análisis de los conceptos empíricos tampoco
permite definiciones. Partiendo de que definir significa “exhibir [darstellen] el concepto detallado de una
cosa dentro de sus límites” (CRP B 755), en sentido estricto un concepto empírico no puede ser definido
sino solamente explicado.
“Pues, puesto que en él [concepto empírico] sólo tenemos algunas notas [Merkmale] de una
cierta especie de objetos de los sentidos, nunca es seguro si uno con la palabra [Wort], que designa
[bezeichnet] el mismo objeto, no piensa a veces más notas de tal objeto y a otras veces menos. Así, con el
concepto de oro uno puede pensar, además del peso, color, dureza, la propiedad de que no se oxida,
mientras que otro puede tal vez no saber nada de ésta. Nos servimos de ciertas notas [Merkmale] sólo en
la medida en que nos bastan para distinguir; nuevas observaciones eliminan algunas de ellas y añaden
otras, de modo tal que el concepto nunca está entre límites seguros. Además, ¿para qué serviría definir un
tal concepto, puesto que, por ejemplo cuando se trata del agua y sus propiedades, no nos detenemos en lo
que pensamos con la palabra [Wort] agua sino que procedemos a experimentar y la palabra, con las pocas
notas [Merkmale] que se le enlazan, constituye sólo una designación [Bezeichnung] y no un concepto de
la cosa, con lo cual la supuesta definición no es nada más que la determinación de una palabra
[Wortbestimmung].” (CRP B 755-756).
En sentido estricto tampoco pueden definirse los conceptos a priori dados, como, por ejemplo,
los conceptos de sustancia, causa o derecho, ya que sólo se puede estar seguro de que la representación de
un concepto dado ha sido detalladamente desarrollada, pero éste puede incluir representaciones oscuras.
51
De modo tal que la exahustividad del análisis es sólo probable y nunca ofrece certeza apodíctica (Cf. CRP
B 756), en este caso no debería hablarse de definiciones sino sólo de exposiciones. A su vez de los
conceptos que son definidos arbitrariamente (willkürlich) (Cf. CRP B 757), sólo se puede aplicar el
concepto de definición a aquellos que contienen “una síntesis arbitraria que puede ser construida a priori”
(CRP B 757). De forma tal que sólo la matemática contiene definiciones, pues “ella exhibe a priori en la
intuición el objeto que piensa y éste, con toda certeza, contiene ni más ni menos que el concepto, ya que
este último ha sido dado originariamente por medio de la definición del objeto, sin derivar ésta de
ninguna otra parte.” (CRP B 758). La filosofía, por el contrario sólo puede ofrece exposiciones que se
originan analíticamente, por descomposición, y de cuyo carácter completo no se puede tener certeza
apodíctica. La matemática construye el concepto, la filosofía sólo lo explica (Cf. CRP B 758). Por ello la
filosofía no debe imitar a la matemática y comenzar con definiciones, ya que en filosofía las definiciones
son análisis de conceptos dados (Cf. CRP B 758).
También como en la Investigación, matemática y filosofía se diferencian aquí por sus
demostraciones. Una prueba apodíctica puede llamarse demostración “sólo en la medida que sea
intuitiva” (CRP B 762). La experiencia enseña lo que es pero no que ello no pueda ser de otra manera, de
forma tal que fundamentos empíricos jamás puedan brindar pruebas apodícticas. Por ello sólo la
matemática contiene demostraciones, “porque ella deriva su conocimiento no de conceptos, sino de la
construcción los mismos, es decir, de la intuición que puede serles correspondientemente dada a priori.”
(CRP B 762). También aquí, ahora desde la óptica trascendental de la posibilidad de construcción en la
intuición, se reitera lo mismo de la Investigación:
“Incluso el procedimiento del álgebra con sus ecuaciones, a partir de las cuales, por reducción, produce la
verdad conjuntamente con la prueba, aunque no es una construcción geométrica, es una construcción por
medio de caracteres [charakteristische Construction], en la cual se presentan en la intuición los conceptos
a través de signos [Zeichen], especialmente los que se refieren a relaciones de magnitud, y, sin considerar
ni una vez lo heurístico, este método asegura la ausencia de errores en todas las inferencias por el hecho
de que pone a la vista todas y cada una de ellas. Por el contrario el conocimiento filosófico debe renunciar
a esta ventaja en la medida en que siempre debe considerar lo universal (por medio de conceptos) in
abstracto, mientras que las matemáticas pueden considerar lo universal in concreto (en la intuición
particular) y ciertamente por medio de una representación a priori, con lo cual cualquier error se vuelve
visible. Por ello preferiría dar el nombre de pruebas acroamáticas (discursivas) a las filosóficas, ya que
sólo pueden llevarse a cabo mediante […] palabras [Worte] (el objeto en el pensamiento), más que
demostraciones, que, como ya indica la expresión [Ausdrück], se desarrollan por intuición del objeto.”
(CRP B 762-763).
52
Todo esto muestra que la filosofía crítica retoma las cuestiones referidas a la diferencia de
método entre matemática y filosofía y con ello las cuestiones referidas a los tipos y empleo de signos en
cada caso. También muestra que la constelación léxica empleada para ello en la Investigación es
conservada. Finalmente también reencontramos aquí el planteo ya mencionado en la Investigación acerca
de la ubicación de la noción de lenguaje “entre” las nociones de concepto e intuición. La consideración
respecto del método muestra cómo la perspectiva en la cual es enfocado el lenguaje en el período
precrítico se mantiene en la Crítica de la razón pura. Esta consideración muestra entonces cómo el
lenguaje queda incluido en dicho marco, pero señala al mismo tiempo los límites de tal inclusión en tanto
ahora el método es determinado desde la perspectiva trascendental. Ello puede verse confirmado a través
de la relación entre analítica y analítica trascendental, que consideraremos a continuación.
Con relación a la reasunción de la analítica tradicional en la Investigación se ha señalado que
la idea de que el método debe proceder analíticamente por medio de la descomposición de conceptos es
un antecedente de la forma de reflexión trascendental 66 y que analítica lógica y analítica trascendental se
parecen en que ambas formas de análisis son “similares en tanto ellas descomponen un dato”
67
.
Asimismo también se ha indicado que el análisis llega a conceptos elementales y ello constituiría una
anticipación de la doctrina de las categorías, “Anuncio lejano de la tabla de las categorías”
68
. Se ha
afirmado, finalmente, que la analítica de las categorías se ha originado en el análisis de notas tal como es
expuesto en la Investigación
69
.
La analítica como método es retomada en la Crítica de la razón pura, ya que “Una buena
parte, tal vez la mayor, de las tareas de nuestra razón consiste en el análisis de los conceptos que ya
poseemos de los objetos.” (CRP B 9). Desde la nueva óptica de la Crítica de la razón pura esta analítica
en el sentido tradicional, reasumida desde el punto de vista de la lógica formal, es identificada como el
“tratamiento lógico de los conceptos en la filosofía en general” (CRP B 90). La analítica en este sentido
se ocupa de las condiciones formales del pensar: “La analítica descubre por descomposición todas las
operaciones de la razón que, en general, ejercemos al pensar. Es por ello una analítica de la forma del
entendimiento y de la forma de la razón; también por ello se denomina justificadamente lógica de la
verdad, porque contiene las reglas necesarias de toda verdad (formal) [...]” (Lógica, EA IX, 16). En los
términos de la Critica de la razón pura la analítica consiste en “descomponer, según su contenido, y
clarificar los conceptos que se presentan” (CRP B 90). Este análisis como tal no amplía el conocimiento
sino que aclara y explica “lo que en nuestros conceptos, aun cuando de manera confusa ya ha sido
66
Rudolf Malter, loc. cit., p. 591.
Ibíd., p. 590.
68
Hermann. J. de Vleeschauwer, La déduction transcendentale dans l'oeuvre de Kant, París - La Haya, 1934-1937; Nueva York
- Londres, reimpresión: Garland, 1976, p. 99.
69
Rudolf. Malter señala la reflexión 2967 (EA, XVI, p. 688) que testimonia que “Kant fue conducido a concebir el análisis de
las categorías por reflexiones que tuvieron su origen en la cuestión del análisis de notas.”, Ibíd., p.591. Tal como hemos visto en
la Investigación el problema con los que se enfrenta la filosofía consiste en llegar a elementos últimos, conceptos inanalizables
y proposiciones indemostrables.
67
53
pensado” (CRP B 9). Pero la analítica trascendental se diferencia del análisis lógico, del análisis en
sentido tradicional y precrítico. La tarea analítica como tal se orienta en una nueva dirección acorde a la
nueva perspectiva trascendental. El análisis, llevado a cabo como la “tarea propia de la filosofía
trascendental”, consiste ahora en “el, aún poco intentado, análisis de la facultad misma del
entendimiento” (CRP B 90). En el marco del método trascendental el análisis conduce a “los primeros
núcleos y disposiciones” (CRP B 91) de los conceptos puros con la finalidad de “investigar la posibilidad
de los conceptos a priori” (CRP B 91), lo cual marca una clara diferencia respecto del análisis tradicional
por notas, la analítica propia de la lógica formal Mientras el análisis en sentido tradicional hacía consistir
la tarea central del método en la determinación del concepto, la perspectiva trascendental se centra en la
determinación de aquellos conceptos nucleares, categorías, que constituyen la trama pura de la estructura
conceptual como tal. Dicho de otro modo, la analítica trascendental, comparada con la analítica en el
sentido tradicional o con la analítica en sentido formal, tiene un propósito propio, circunscripto y
definido: investigar el fundamento o condición del conocimiento en tanto éste sea posible a priori. Es
decir, el enfoque trascendental se orienta en una dirección que presupone el análisis formal pero tiene una
tarea propia no definida en él. Con todo ello queda, en primer término, confirmada la idea de que la
ausencia de una consideración explícita del lenguaje se basa en una razón metódica, propia del enfoque
trascendental. En segundo lugar, los problemas que el empleo del lenguaje planteaba para la
determinación del concepto, identificados en la Investigación, si bien como fondo de las cuestiones que
aparecen en primer plano son aún identificables, en tanto, p. ej., como indicaba el pasaje visto
recientemente, al enumerar lo que se piensa con una palabra, “tiene lugar un perfeccionamiento lógico”
(CRP B 749) pero ello no conlleva una ampliación del conocimiento (Cf. CRP B 749). La analítica
trascendental tiene por objeto los elementos del conocimiento puro en el entendimiento y los principios
sin los cuales “ningún objeto puede ser pensado” (CRP B 87). En la realización de su cometido propio,
establecer las condiciones de una “lógica de la verdad” (CRP B 87), es posible identificar ciertas
consecuencias, relevantes para la determinación de la perspectiva trascendental respecto del lenguaje, a
las que Kant se refiere explícita y directamente, pero sin desarrollar como tal.
4. 2. Consecuencias de la tabla de categorías para la reflexión sobre el lenguaje
Antes de comenzar con el tema específico de este punto, valga la siguiente indicación,
referida tanto a éste como al próximo (4. 3.). La reflexión kantiana acerca del lenguaje en la Analítica
trascendental se ubica dentro del desarrollo de la teoría de las categorías. El lenguaje en la analítica, visto
desde la función de unificación de la autoconciencia, es una forma de relacionar representaciones. En
tanto tal es comparado con las funciones unificadoras de los conceptos puros, los juicios y la apercepción
trascendental como tal. Kant sintetiza el desarrollo de la teoría de las categorías en una doble tarea
54
identificada como deducción metafísica y deducción trascendental. La primera tiene por objeto exponer
“el origen a priori de las categorías” siguiendo su concordancia “con las funciones lógicas universales del
pensamiento” (CRP B 159); mientras que la segunda incluye como tarea central mostrar “la posibilidad
de las categorías como conocimientos a priori de objetos de una intuición en general.” (CRP B 159).
Precisamente en el marco de cada una de estas tareas capitales de la crítica kantiana se encuentran
indicaciones explícitas sobre el lenguaje que constituyen la base textual para la interpretación del lugar
del lenguaje en la perspectiva trascendental. En el primer caso (CRP B 108-9) en la Deducción metafísica
se sugiere una continuación y aplicación de los resultados del análisis del sistema de las categorías,
indicando el posible desarrollo de disciplinas acerca del lenguaje desde el punto de vista trascendental; en
el segundo (CRP B 140), en la Deducción trascendental, la forma de conciencia que resulta del lenguaje
como medio de designación es contrastada con la unidad objetiva de la autoconciencia. A continuación
propondremos, entonces, una reconstrucción de la argumentación kantiana siguiendo las indicaciones
explícitas sobre el lenguaje en la deducción metafísica y en la deducción trascendental de las categorías.
La idea de una identidad, sea ésta entendida como fuere, entre categorías del lenguaje y
categorías del pensamiento, es ajena a la filosofía crítica de Kant. Sin embargo la doctrina de los
conceptos puros es uno de los capítulos relevantes para la argumentación respecto del lenguaje que puede
ser reconstruida en ella en tanto indica: a) cómo las categorías al realizar su función de unificación fundan
a su vez la posibilidad de una forma de ordenamiento en el léxico: la tópica, y b) cómo, la determinación
de las categorías corre en paralelo con la determinación de la gramática de una lengua, con lo cual se
sugiere que a partir de la doctrina de las categorías se podría desarrollar una “gramática trascendental”.
4. 2. 1. Las categorías como tópica sistemática: la posibilidad de un diccionario completo
La doctrina kantiana de las categorías se basa en un análisis de los conceptos y de la facultad
que los produce; las categorías son conceptos puros y la guía metódica para su determinación se halla en
los juicios (Cf. CRP B 94). El análisis trascendental de la génesis de las categorías elimina todo lo
empírico y, en consecuencia, excluye cualquier posible contribución a dicha génesis que pudiera provenir
del lenguaje. Las categorías son el producto de la espontaneidad del pensar. Son conceptos, es decir,
representaciones de carácter universal por su naturaleza misma; en ellas el objeto es representado por
notas comunes (Lógica, EA IX, 91). Son conceptos puros primitivos que constituyen una unidad por sí
misma y que no requieren de ningún agregado exterior (CRP B 90). La reflexión trascendental establece
la serie de las categorías “según un principio” (CRP B 92). Éste radica en la actividad misma del
entendimiento caracterizado como la “facultad de juzgar” (CRP B 94). El juicio consiste en enlazar
representaciones. Este enlace se produce de distintas maneras que constituyen las formas diversas del
juzgar transmitidas por la lógica. Esta función del entendimiento se ejerce en una diversidad originada en
55
la sensibilidad y unificada en la síntesis pura, la cual, si bien es un resultado de la imaginación, en tanto es
representada universalmente, es producida por el entendimiento puro (CRP B 104). En esta unidad
sintética, característica de la forma del entendimiento, se cumple el principio supremo de la unidad de la
conciencia. Las categorías son pues formas universales de enlace en las que opera la unidad sintética. De
aquí surgen tantas formas (conceptos puros) que se refieren a priori a los objetos de la intuición, cuantas
funciones lógicas de unificación de los juicios hay (CRP B 105). El resultado es la indicación del diseño
de todos los conceptos puros de las síntesis contenidas a priori en el entendimiento (Cf. B 106). Los
conceptos puros son los “verdaderos conceptos troncales (Stammbegriffe) del entendimiento puro” (CRP
B 107) que también tienen conceptos derivados puros, los cuales deberían ser expuestos en el “sistema de
la filosofía trascendental” (CRP B 107). Sin embargo, ya que el análisis que consideramos es meramente
un “ensayo crítico” (CRP B 107) tal exposición queda solamente indicada, tal como ocurre con la posible
aplicación de las definiciones de las categorías al ordenamiento del léxico.
“En este tratado me dispenso intencionalmente de dar las definiciones [Definitionen] de estas categorías,
aun cuando pudiera estar en posesión de ellas. En lo que sigue descompondré estos conceptos hasta donde
sea necesario en relación con la doctrina del método que estoy elaborando. En un sistema de la razón pura
me podrían ser exigidas con razón; pero aquí tales definiciones no harían más que desviar la atención
respecto del punto principal de la investigación, ya que despertarían dudas y ataques que muy bien
pueden remitirse a otro trabajo, sin sustraer nada a la intención esencial. De todos modos, se desprende
con claridad de lo poco que llevamos dicho, que un diccionario completo [vollständiges Wörterbuch], con
todas las explicaciones [Erklärungen] exigibles, no sólo sería posible, sino también fácil de hacer. Las
casillas [Fächer] ya están ahí, sólo hace falta llenarlas, y una tópica sistemática [systematische Topik]
como la presente hace que sea difícil no ubicar el lugar [Stelle] al cual pertenece cada concepto, a la vez
que hace notar con facilidad el lugar que todavía está vacío.” (CRP B 108-109).
La tabla de las categorías vale entonces como un conjunto de conceptos comunes que
posibilitan un sistema de ordenamiento en lugares vacíos, una tópica sistemática. Ésta, entendida como un
sistema conceptual último y no derivado radicado en los “primeros gérmenes [Keime] y disposiciones
[Anlage] del entendimiento humano” (CRP B 91), permite generar otros sistemas conceptuales. Las
categorías son vistas de este modo como núcleos generadores de ordenamientos conceptuales. Ellas
constituyen entonces, un modelo de sistema que puede tener distintas formas de aplicación en diferentes
órdenes conceptuales, uno de los cuales sería precisamente el léxico. La determinación de los conceptos
elementales permitiría según ello extraer de allí todas las explicaciones requeridas por tal diccionario. El
texto sugiere entonces que partiendo de la estructura conceptual básica, ofrecida por el sistema de las
categorías se podría ordenar la estructura léxica del lenguaje. Este pasaje es importante, entonces, porque
56
a) abre de una manera explícita una vía de proyección de la teoría pura de las categorías a la estructura del
léxico por medio de la tópica, que suministra el entramado conceptual en el cual éste se construye, b)
implica el predominio de la estructura conceptual sobre la estructura léxica, en tanto el ordenamiento
conceptual de ésta depende, precisamente, del sistema conceptual primero y fundante, los conceptos
puros; c) muestra una autolimitación metódica, también expresamente indicada, basada en el propósito
propio de la crítica como método; autolimitación metódica referida a una posible continuación de un
resultado de un capítulo central de la analítica trascendental aplicada al lenguaje. La idea de una tópica
sistemática sugiere, pues, cómo la unidad de los conceptos puede articular la diversidad léxica.
4. 2. 2. Investigación de las categorías e investigación gramatical
De una manera indirecta Kant se refiere a las posibilidades que ofrece la tabla de las
categorías al establecer un paralelo entre la determinación de las categorías y la determinación de una
gramática. Para apreciar el posible alcance de esta sugerencia es conveniente examinar previamente lo
siguiente. Forma parte de la tesis sostenida en este trabajo que para comprender porqué la filosofía crítica
de Kant no consideró el lenguaje se debe subrayar su carácter metódico. La reflexión sobre la gramática
es un buen ejemplo de ello. En ella se muestra tanto cómo la idea de gramática aparece retomada de la
tradición ,así como las razones metódicas que llevan a dejarla sin consideración. Ello muestra tanto la
presencia activa de la tradición como los límites en el cual esta consideración es incluida. Hemos visto
que Kant re refiere a la gramática en el marco de su presentación de la lógica; pues bien, en la perspectiva
crítica la gramática como objeto temático de consideración explícita entra en consideración aun menos
que la lógica formal como tal. Las lecciones de lógica ilustran como la lógica general o formal sirve de
precondición para el desarrollo de la investigación trascendental. Según Kant la lógica, tal como la
encuentra, había sido escrita a partir de la Analítica de Aristóteles (Lógica, EA IX, 20). También sostiene
que la lógica es una ciencia bien fundada que desde Aristóteles nada había podido ganar desde el punto de
vista de su cientificidad (Lógica, EA IX, 7). La autoubicación de Kant en relación con el desarrollo de la
lógica puede sintetizarse en el siguiente juicio. Según él quienes desarrollaron la lógica general en la
época moderna fueron Leibniz y Wolff, habiendo resultado de ello que “La mejor lógica que se tiene es la
lógica general de Wolff”, luego “Baumgarten sintetizó la lógica de Wolff, y Meier la comentó a su vez a
través de Baumgarten” (Lógica, EA IX, 20). Con ello se ve cómo Kant reasume la tradición lógica para
ocuparse con lo propio de la lógica trascendental. De modo convergente se expresa el editor de dichas
lecciones. Éste señala que el gran “reformador” de la filosofía hubiera podido elaborar la lógica formal,
ya que los lineamientos esenciales están en la Crítica de la razón pura; pero que no llevó cabo tal tarea
porque su tema propio era “una fundamentación científica del sistema completo de la verdadera filosofía;
la filosofía de lo realmente verdadero y cierto” (Lógica, EA IX, 5). En este sentido introduce el editor una
57
comparación con la matemática: “Así como el matemático en tanto matemático también puede el lógico
en tanto lógico proseguir su marcha tranquila y seguramente dentro del ámbito de su ciencia explicando y
demostrando, sin necesidad de preocuparse por la cuestión trascendental, propia del filósofo
trascendental, que se halla más allá de su esfera: cómo son posibles como ciencias la matemática o la
lógica puras” (Lógica, EA IX, 8). Vemos cómo el interés teórico de Kant se orienta específicamente a la
realización de la lógica trascendental, de modo tal que la lógica formal no es tomada por sí misma sino
como guía para la realización de aquélla.
Esta ubicación de la lógica formal respecto de la lógica trascendental permite inferir,
entonces, el lugar de la gramática, en tanto disciplina formal, en la investigación trascendental. La
investigación trascendental toma como punto de partida la lógica formal pero no atiende a ella como tal.
Pero, entonces, con igual razón se debe dejar fuera de consideración la gramática formal como tal en tanto
disciplina paralela a la lógica formal. Como, además, la consideración gramatical no entra en el dominio
de la lógica, la gramática formal tiene para la investigación trascendental una importancia menor que la
lógica formal. Dicho de otro modo, si la lógica formal queda como condición para el desarrollo de la idea
crítica, pero no como objeto de análisis y consideración explícita como tal, con más razón las
consideraciones respecto de la gramática, la cual es considerada en paralelo a la lógica formal, quedan
fuera, por razones metódicas, de la reflexión trascendental.
Dentro de este límite, Kant indica el posible paralelismo entre la investigación de las
categorías y la investigación gramatical. Así como la investigación de las categorías permite establecer
una posible aplicación al ámbito del léxico, así también es posible identificar posibles aplicaciones de la
teoría de las categorías en el dominio de la gramática a través del parentesco entre la investigación de las
categorías y la investigación gramatical. La investigación gramatical sirve para ilustrar la investigación de
las categorías. Así como la lógica es una resolución de la forma del pensamiento, “una gramática es la
resolución de la forma de un lenguaje en sus reglas elementales”
70
. El paralelismo entre lógica y la
gramática es precisada en tanto se ilustra la tarea de establecer el sistema de las categorías, mediante una
comparación de esa tarea con la de establecer, por abstracción, las reglas que ordenan el uso de una
lengua. Pero mientras en los pasajes vistos anteriormente se señalaban dos posibles niveles de
consideración, el material y el formal, aquí el punto de vista crítico abre la posibilidad de un tercer nivel
de análisis.
“Extraer del conocimiento común los conceptos en cuyo fundamento no yace ninguna experiencia
particular, pero que a pesar de ello se presentan en todo conocimiento empírico, del cual constituyen, por
decirlo así, la mera forma [Form] de la conexión [Verknüpfung], no requería mayor reflexión ni más
inteligencia que las que requeriría el extraer de un lenguaje [Sprache] reglas del uso real de las palabras
70
Immanuel Kant, Los progresos de la metafísica, (Trad. M. Caimi), Buenos Aires, Eudeba, 1989, p. 16; EA, XX 260.
58
[Wörter] en general y reunir así elementos para una gramática [Grammatik] (y en verdad ambas
investigaciones están muy estrechamente emparentadas), pero sin poder indicar la razón por la cual cada
lenguaje [Sprache] tiene precisamente esa constitución formal y no otra, y pudiendo menos aún dar razón
de que en general pueda encontrarse precisamente ese número de tales determinaciones formales del
lenguaje, y no más ni menos.” 71.
Si bien la idea central se refiere fundamentalmente a la tarea de la lógica y a la investigación
trascendental, resulta sin embargo posible identificar en esta comparación una indicación acerca de la
concepción de la tarea gramatical. Lo investigado aquí es el sistema de las categorías y el principio que
constituye su arquitectura. Análogamente la construcción de una gramática consistiría, en primer lugar, en
determinar en una lengua dada las reglas del “uso real de las palabras”. En la medida en que se trata sólo
de describir un uso efectivo y de recopilar una variedad del mismo, puede ser identificada como una tarea
o análisis empírico.
La comparación indica otras dos tareas que definirían a su vez dos diferentes posibilidades de
análisis. Luego de la primera recién indicada, la segunda tarea busca dar razón de la condición formal
determinada de una lengua particular, y a partir de ello la gramática tendría por objeto no las palabras que
constituyen la materia de una lengua sino su estructura formal; este carácter formal es precisamente
compartido por la gramática con la lógica formal. Tal como hemos visto el examen formal resulta en la
posibilidad de una gramática universal; tal como vimos en las lecciones. H. Scholz confirma la idea de
que en Kant se encuentra una gramática universal, pero de forma vaga con dos características: es
normativa respecto del uso del lenguaje y, en tanto universal, se extiende a todas las reglas del mismo
72
.
En tercer lugar se procura indicar el fundamento del número exacto de categorías y,
análogamente, el número exacto de determinaciones formales de la lengua del caso. Según ello aquí ya no
alcanza con precisar la estructura formal del lenguaje sino que además resulta necesario, tal como con las
categorías, dar razón del número preciso de determinaciones formales. Hasta aquí la presentación de este
paralelismo o analogía. Ésta es la indicación explicita de Kant en las obras publicadas. A partir de aquí se
abren tanto otras escasas sugerencias indicadas en algunas lecciones, como las interpretaciones en cuanto
a la posibilidad de desarrollar la perspectiva trascendental, precisamente, como gramática trascendental.
En ello se ha visto uno de los legados de la filosofía de Kant, considerada en general. La consideración
trascendental mostraría el fundamento del lenguaje humano tal como éste se hallaría en nuestro
entendimiento. En este sentido el término “gramática trascendental” reflejaría la perspectiva kantiana
respecto de los fundamentos conceptuales del lenguaje considerado en general. Por lo mismo habría un
71
Immanuel Kant, Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia, (Trad. M. Caimi), Buenos
Aires, 1984, pp. 93-94; EA, IV, 322-23.
72
Heinrich Scholz, „Logik, Grammatik, Metaphysik”, H. Scholz Mathesis Universalis, Basilea-Stuttgart, B. Schawe, 1961, p.
428.
59
único sistema de categorías que valdría como la base de la “gramática trascendental” 73. Esta posibilidad
es expresamente indicada en una lección:
“La filosofía trascendental es la filosofía de los principios, de los elementos del conocimiento humano a
priori. Ello es a la vez el fundamento de cómo es posible una geometría a priori. Es necesario saber cómo
una ciencia puede ser producida a partir de nosotros mismos y cómo el entendimiento humano ha podido
producir algo así. […] Por ello si queremos saber cómo es posible un conocimiento a priori del ser
humano debemos distinguir e investigar todos los conocimientos a priori; luego podemos determinar los
límites del entendimiento humano, y todas las quimeras que en el caso contrario son posibles en la
metafísica, serán traídas bajo reglas y principios determinados. Pues bien, dividimos los principios del
conocimiento humano a priori en:
1)
los principios de la sensibilidad a priori, esto es la estética trascendental, la cual comprende el
conocimiento y los conceptos a priori del espacio y del tiempo; y
2)
los principios del conocimiento humano intelectual, esto es la lógica trascendental. Estos principios
del conocimiento humano a priori son las categorías del entendimiento; tal como se mostró anteriormente
éstas contienen completamente todo lo que el entendimiento a priori comprende, a partir de las cuales
luego pueden derivarse aún otros conceptos.
Si analizáramos de este modo los conceptos trascendentales, esto constituiría una gramática trascendental
[trasnzendentale Grammatik], que contendría el fundamento [Grund] del lenguaje humano; p. ej. cómo se
hallan en nuestro entendimiento el praesens, el perfectum, el plusquamperfectum, qué son los adverbia
etc. Si se reflexionara sobre esto se tendría una gramática trascendental. La lógica contendría el uso
formal del entendimiento. Luego podría seguir la filosofía trascendental, la ciencia de los conceptos
universales a priori.” 74.
La idea de una gramática trascendental, como el texto de Prolegómenos, han sido objeto de
interpretaciones que coinciden básicamente en señalar el carácter programático de la sugerencia kantiana
así como la dificultad de una determinación precisa de los límites y del cometido de la empresa. W.
Bröcker
75
sugiere entender el texto de Prolegómenos de manera literal, de modo tal que la tabla de los
juicios debería ser estrictamente interpretada como la “estructura a priori de todo lenguaje posible en
73
Lewis White Beck, „Was haben wir von Kant gelernt”, Kant-Studien, 72, 1981, p. 5.
Metaphysik (Pölitz) EA XXVIII, 1, 576-77 (1821 Nachdruck Darmstadt, 1964, p. 78). Hay otra mención de la gramática
trascendental en comparación con una gramática metafísica: M. Heinze Vorlesungen Kants über Metaphysik, Berlin, 1894, 56566.
75
Rspectivamente: Josef Simon, Sprachphilosophische Aspekte der Kategorienlehre, Francfort del Meno, Heiderhoff, 1971, p.
8; Walter Bröcker, Kant Über Metaphysik und Erfahrung, Frankfurt, 1970, V. Klostermann p. 45; Friederich Kaulbach, Das
Prinzip Handlung in der Philosophie Kants, Berlín – Nueva York, W. de Gruyter, 1978, p. 12; Gerhard Schönrich, Kategorien
und transzendentale Argumentation. Kant und die Idee einer transzendentalen Semiotik, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1981,
pp. 79-82; Wilhelm Lütterfelds, „Kant in der gegenwärtigen Sprachphilosophie”, en D. Heidemann – Kristina Engelhard (Eds.),
Warum Kant heute?, Berlín - Nueva York, W. de Gruyter, 2003, pp. 153-57.
74
60
cuanto tal”. J. Simon confirma la validez de la analogía entre ambos tipos de investigación. De manera
análoga a las reglas del lenguaje, las categorías o reglas del entendimiento se encuentran en el
entendimiento de una manera prelingüística. En el entendimiento debería suponerse entonces un sistema
de reglas universales, el entendimiento no sería precisamente sino la facultad de reglas universales que
subyacen al conocimiento común y constituyen el objeto propio de la investigación trascendental. La
gramática trascendental debería entonces entenderse como un conjunto de reglas “pre o supra”
lingüísticas que determinarían el uso de las palabras en cualquier lenguaje. F. Kaulbach por su parte
visualiza la indicación de Kant como un programa donde la gramática trascendental serviría para
interpretar las distinciones gramaticales de acuerdo con el hilo conductor de las estructuras de la actividad
del “yo pienso”. G. Schönrich distingue la gramática trascendental de la gramática universal en tanto esta
última tendría su origen en la “generalización de reglas fácticas del lenguaje”. Para él la gramática
trascendental funda la gramática universal en la medida en que la primera, tal como lo señala Kant,
estudia también el “fundamento del lenguaje humano”. Entiende, además, que en el marco de esta idea
kantiana puede ubicarse su propio programa de una “sintaxis trascendental” cuyas reglas serían
precisamente las funciones del juicio. Si bien estas interpretaciones ponen de manifiesto un núcleo
común, debe observarse también que difieren respecto de la ubicación y significado que se pueda
adjudicar a la posibilidad de la gramática trascendental. Desde el punto de vista de este trabajo importa
subrayar que la gramática trascendental implica un análisis de los conceptos puros en el cual se muestra
que en ellos se encuentra contenida una serie de notas o rasgos distintivos a partir de los cuales sería
posible obtener los conceptos elementales (formales) del lenguaje humano como tal. La gramática
trascendental muestra la derivación de las “formas puras” del lenguaje a partir del entendimiento puro, o
también, muestra el origen de las formas universales del lenguaje en el entendimiento puro. Si se prosigue
la analogía establecida en el señalado texto de Prolegómenos, la tarea de la gramática trascendental
consiste en mostrar cómo las categorías gramaticales básicas, formales y universales, se originan en
ciertas acciones elementales del entendimiento (p. ej. CRP B 151). La importancia teórica del texto
puede ser vista, además con W. Lütterfelds en tanto constituiría el núcleo de la proyección de la
perspectiva trascendental en la gramática (y el lenguaje) 76.
Si se consideran en conjunto todas las referencias a la gramática vistas hasta aquí, empleando
la terminología actual de “niveles” de análisis gramatical parece posible distinguir tres niveles
gramaticales de consideración del lenguaje: uno material o empírico, uno formal o universal y otro
“trascendental” 77. De acuerdo a los textos vistos puede, entonces, sostenerse una triple determinación de
76
Wilhelm Lütterfelds, loc. cit., 153-57.
Kant sugiere explícitamente una distinción semejante pero ubicando como tercer término no la explicación trascendental sino
la ontológica: “En ella [ontología] no ha habido mucho progreso desde los tiempos de Aristóteles. Pues así como una gramática
[Grammatik] es la resolución de la forma de un lenguaje [Sprache] en sus reglas elementales, o como la lógica es una tal
resolución de la forma del pensamiento, la ontología es la resolución del conocimiento en los conceptos que yacen a priori en el
77
61
la noción o nivel de gramática. En el empírico se consideran las reglas del “uso real de las palabras” esto
es, una serie de elementos reunidos según una generalización empírica. En el segundo se procede al
análisis del aspecto formal de un lenguaje y considerando el texto de Prolegómenos, en él se podría
indicar también la razón que lo constituye de esa manera precisa y determinada. Mientras la materialidad,
las palabras corre en forma conjunta con la multiplicidad empírica de las lenguas, la forma que establece
conexiones en la misma constituye una estructura universal. En tercer término, en el nivel trascendental,
el objeto de análisis son los conceptos trascendentales, aquellos que brindan el “fundamento del lenguaje
humano”; éste permitiría establecer el número exacto de determinaciones formales del lenguaje humano
en cuanto tal. De este modo: la consideración empírica da lugar a una ciencia empírica, la consideración
formal y universal da lugar a una ciencia formal (en paralelo con la lógica formal), la consideración
trascendental sugiere la posibilidad de la gramática trascendental.
La tarea de construir una gramática trascendental sería entonces análoga a la de descubrir el
sistema de conceptos puros del entendimiento, esto es, análoga a la tarea de construir el sistema de las
categorías, o sea: enumerar de una manera completa y sistemática todas las acciones básicas del
entendimiento (Cf. CRP A XIV). A la vez la gramática trascendental debe derivar de tales acciones
elementales del entendimiento las formas universales del lenguaje que son objeto de la gramática
universal. La gramática trascendental, en la medida que brinda el fundamento mismo del lenguaje
humano, permitiría establecer una serie de conceptos universales que valdrían para toda lengua fáctica. La
gramática trascendental, de manera semejante a la tópica, puede entonces ser ubicada como una posible
consecuencia de la analítica trascendental, tal como es expuesta en la Critica de la razón pura. De este
modo, la Analítica trascendental derivaría del entendimiento el fundamento contenido en él para
gramática y léxico, capítulos centrales de la teoría del lenguaje en la actualidad.
4. 2. 3. Categorías y arte característica combinatoria
Que la investigación trascendental de la cual resulta el sistema de las categorías podría ser
continuada en relación con el lenguaje queda confirmado con la indicación kantiana de una posible
aplicación de la tabla de las categorías al arte característica combinatoria. En su correspondencia con
Iohann Schulz al comentarle que cada una de categorías ubicadas en tercer lugar es un concepto derivado
(abgeleiteter) de los dos conceptos previamente establecidos, le dice Kant:
“Ésta y las otras propiedades, en parte ya mencionadas, de la tabla de los conceptos del entendimiento me
parecen contener aún material para una, tal vez importante, invención: la de poner en práctica un ars
entendimiento y que tienen su uso en la experiencia.” Immanuel Kant, Los progresos de la metafísica, (Trad. M. Caimi),
Buenos Aires, Eudeba, 1989, p. 16; EA, XX, 260.
62
characteristica combinatoria. [...] Tal vez su penetración intelectual, apoyada por la matemática, llegue a
lograr en esto una perspectiva más clara, de lo que yo, como escondido por la niebla, solo percibo
confusamente.” 78.
Vemos pues que, una vez lograda la determinación del sistema de las categorías por vía del método
propio, de éste es posible concluir aplicaciones. De manera semejante reiterará años más tarde, ahora a
Iacob Sigismund Beck:
[...] no abandono completamente la esperanza de que, aun cuando este estudio [de los escritos críticos] no
arroje nueva luz a la matemática, bien pueda ésta, inversamente, a través de la reflexión de sus métodos y
principios heurísticos,
junto a sus correspondientes necesidades y aspiraciones, llegar a nuevas
ampliaciones para la crítica y determinación de la extensión de la razón pura e, incluso, pueda
proporcionar nuevos medios de exposición [Darstellungsmittel] para sus conceptos abstractos, algo
semejante al ars universalis characteristica combinatoria de Leibniz. Pues la tabla de las categorías […]
está, con respecto a todo posible uso de la razón por conceptos, determinada en la forma en que la
matemática puede exigirlo, como para intentar con ellos, cuando no ampliación, sí al menos traer a dicho
uso tanta claridad cuanta ella [matemática] pueda.” 79
La tabla de categorías incluye pues una respuesta abreviada al planteo del cual el arte
característica combinatoria se ofrece como vía de resolución. Es decir, el sistema de las categorías, sin ser
él mismo lenguaje, contiene la posibilidad de un ordenamiento universal del lenguaje y ello puede ser
visto como el contexto que brinda la fundamentación teórica respecto de porqué el lenguaje de la filosofía
debe expresar adecuadamente el concepto. La posición de Kant respecto de la característica considerada
en conjunto va del distanciamiento, señalado al comienzo en el texto de 1755, a la admisión de su
posibilidad, como acabamos de ver en la carta a Schulz 80.
4. 3. Enlace de palabras y unidad de la conciencia
En la deducción trascendental de las categorías hay dos referencias explícitas al lenguaje,
respectivamente una en cada versión, que convergen en una argumentación que fundamenta la
perspectiva trascendental respecto del lenguaje. Señalaremos cómo, a partir de este núcleo de la
perspectiva trascendental, de manera explícita, se muestra, si bien no en una consideración con cierto
78
Carta a Iohann Schultz del 26-8-1783; EA, X, 351.
Carta a Iacob Sigismund Beck 27. Sept. 1791. EA, XI, 290.
80
Esta posición es la sostenida por G. Martin en: Gottfried Martín, Arithmetik und Kombinatorik bei Kant, Berlin- Nueva York,
(2° ed.) W. de Gruyter, 1972. (1972), pp. 74-103.
79
63
detenimiento, sí, sin embargo, una determinación del concepto de lenguaje desde la perspectiva
trascendental con relación a la doble función de éste identificada en la Antropología: designar por medio
de palabras y funcionar según la ley de asociación.
En el orden de fundamentación trascendental la función de unificación dada en las categorías
presupone, una forma de unidad anterior en tanto que el concepto de enlace conlleva el de “unidad de la
diversidad” (CRP B 130). Esta unidad precede a todo enlace y no es la unidad en el sentido de la
categoría de unidad sino que “debe ser buscada más arriba” (CRP B 131), debe ser buscada en aquello
“que contiene el fundamento (Grund) de la unidad de diferentes conceptos en el juzgar, por lo tanto de la
posibilidad del entendimiento, incluso en su uso lógico.” (CRP B 131), debe ser buscada en la “originaria
unidad sintética de la apercepción” (CRP B 131).
La deducción trascendental de las categorías (Deducción de los conceptos puros del
entendimiento), en la cual Kant desarrolla la fundamentación última de su filosofía teórica, trata de la
posibilidad y legitimidad del uso de las categorías en el conocimiento y en la constitución de la
experiencia 81. Ha sido considerada como el núcleo mismo de la filosofía kantiana
82
puesto que en ella
se exhiben los fundamentos a partir de los cuales deriva el uso de los conceptos puros como predicados de
juicios a priori y se muestra que la exigencia de validez de estas proposiciones como conocimiento es
legítima, es decir, en ella se demuestra que el uso de conceptos a priori en el conocimiento está
restringido a aquellas proposiciones que pueden fundamentar las condiciones de la posibilidad de la
experiencia. Ello incluye tanto demostrar la validez objetiva de las categorías como hacer comprensible la
posibilidad de la relación del entendimiento con la sensibilidad (Cf. CRP B 159).
En este sentido la tarea de la deducción trascendental de las categorías consiste en justificar
las categorías como funciones de enlace entre representaciones diversas partiendo de la autoconciencia
como principio unificador. En la deducción trascendental las categorías son analizadas respecto de su
posible validez objetiva desde la perspectiva de la unidad necesaria producida por la autoconciencia. Pero
ello se hace explícito tan sólo en la segunda versión
83
. Desde el punto de vista de la consideración del
lenguaje, la primera versión de la deducción trascendental muestra la raíz de éste en la imaginación y,
desde el punto de vista de la argumentación propuesta en este trabajo para esta cuestión específica, es
convergente con la desarrollada en la segunda versión.
En la formulación de la segunda edición se encuentra una justificación de la validez de las
categorías que es al mismo tiempo una explicación de la posibilidad de la relación de las categorías con la
sensibilidad. Según esta formulación, justificar la validez objetiva de las categorías quiere decir
simultáneamente mostrar una forma de unidad objetiva que, a partir de la aplicación de las formas del
81
Cf. Dieter Henrich, “The Identity of the Subject in the Trascendental Deduction”, Reading Kant. New Perspectives on
Transcendetal Arguments and Critical Philosophy, Eva Schaper (Ed.) Oxford, Oxford University Press, 1989, p. 250.
82
Ibíd.
83
Con primera y segunda versión nos referimos como es usual a las formulaciones de la deducción según la primera y segunda
edición de la Crítica de la razón pura respectivamente.
64
entendimiento a la diversidad aportada por la sensibilidad, constituye el orden objetivo de los fenómenos,
es decir, el mundo en la experiencia. Esta forma de unidad objetiva tiene su fundamentación última en la
unificación que se halla en el principio supremo de todos los juicios sintéticos, en el establecimiento de la
síntesis bajo reglas a priori a partir de la identidad del sujeto. En este sentido la tarea de la deducción
trascendental consiste en justificar las categorías como funciones de enlace entre representaciones
diversas partiendo de la autoconciencia como principio. Es decir, en la deducción trascendental las
categorías son analizadas respecto de su posible validez objetiva desde la perspectiva de la unidad
necesaria producida por la autoconciencia 84.
4. 3. 1. Síntesis de reproducción, asociación empírica y estabilidad en el uso de las palabras
En el contexto de la Antropología hemos visto que el lenguaje, en tanto facultad de
designación, es parte de la facultad de la imaginación. En la mención del lenguaje en el pasaje que
analizaremos a continuación (CRP A 101) éste es visto desde la perspectiva de la unidad de la conciencia
como forma de asociación. Las relaciones de asociación, de las cuales el lenguaje es un ejemplo, se
contraponen a las relaciones de unidad universal y necesaria que aparecen en la afinidad y en la
apercepción vinculada a la imaginación trascendental.
Esta mención al lenguaje en la primera versión de la deducción trascendental constituye una
primera formulación de la argumentación que procuramos reconstruir. Aquí Kant se refiere al lenguaje
desde el punto de vista de los enlaces entre las palabras y las cosas y examina la posible constancia del
uso de las palabras en una argumentación que reposa sobre la base de la función trascendental de la
imaginación. Como tal la imaginación es “la facultad de representar un objeto en la intuición aun sin su
presencia.”
(CRP B 151). En ella se distingue a su vez entre la imaginación reproductiva y la
imaginación productiva, única capaz de establecer condiciones para el conocimiento. La función
trascendental de la imaginación es propia entonces de la productiva, distinguiéndose de la imaginación
reproductiva “cuya síntesis se halla sujeta sólo a las leyes empíricas de la asociación” (CRP B 152)
85
.
Según esta argumentación, la “síntesis reproductiva de la imaginación” pertenece a las “operaciones
trascendentales” (CRP A 102). La imaginación reproductiva rige las asociaciones de representaciones. Al
“fundamento subjetivo y empírico de la reproducción según reglas se lo denomina la asociación de las
representaciones.” (CRP A 121). En la asociación se produce “la síntesis empírica de la reproducción”
(CRP A 101). En la asociación “representaciones que se han seguido entre sí o acompañado unas a otras
terminan por emparentarse y por medio de ello enlazarse” (CRP A 100). Las representaciones se ordenan
84
Pero ello se vuelve explícito como tal tan sólo en la segunda versión de la deducción trascendental, la primera versión tiende,
en relación a la cuestión que examinamos, hacia lo mismo pero centrándose en el concepto trascendental de imaginación.
85
Esta distinción terminológico-conceptual queda fijada en la segunda edición. En la primera la imaginación productiva y la
reproductiva son vistas ambas como trascendentales y empíricas, p. ej. CRP A 94.
65
de este modo “según una regla constante”, pero esta regla es solamente una “ley empírica” (CRP A 100)
o una “regla empírica” (CRP A 112). Las reglas de la asociación se hallan en la imaginación reproductiva
y “sólo pueden exhibir uniones casuales, no [uniones] objetivas.” (CRP B 795). Habíamos visto a su vez
que la asociación describía el funcionamiento del lenguaje; ahora, al considerarlo desde la perspectiva
trascendental, se examina la posible estabilidad de la relación entre palabra y cosa. Habíamos visto
también que la capacidad de operar con signos en general y el lenguaje son formas de la imaginación
reproductiva. De modo tal que la argumentación kantiana acerca del valor de la asociación sirve para
comprender las relaciones entre representaciones establecidas en tanto el lenguaje es medio de
designación. Por lo tanto las relaciones que se establecen en tanto las palabras designan las cosas
equivalen a la síntesis empírica de la reproducción (CRP A 101). En ella los ordenamientos que se
establecen podrían ser de otro modo; por ello debe haber una forma de unificación sintética necesaria que
a su vez posibilite, en general, esta “reproducción de los fenómenos” (CRP A 101). Esta forma sintética y
necesaria de unificación es presupuesta por las asociaciones establecidas en las relaciones de
denominación. La ley de la reproducción, en tanto empírica, presupone que los fenómenos se hallen ya
bajo una regla que los organice de manera constante. El pasaje que presenta esta argumentación kantiana
respecto de la estabilidad requerida a las denominaciones del lenguaje es el siguiente.
“Es una mera ley empírica la ley según la cual las representaciones que se han seguido o acompañado con
frecuencia terminan por asociarse y por establecer un enlace [Verknüpfung] entre ellas, según el cual, aún
sin la presencia del objeto, una de estas representaciones produce en la mente un tránsito a la otra según
una regla constante [beständige]. Pero esta ley de la reproducción supone que los fenómenos mismos
efectivamente están sometidos a esa regla y que en la diversidad de las representaciones de esos
fenómenos tiene lugar una cierta regla de acuerdo al acompañamiento [Begleitung] o sucesión [Folge],
pues, sin ello nuestra imaginación empírica jamás recibiría nada para hacer, que fuera adecuado a la
medida de su capacidad; de forma tal que permanecería oculta en el interior de nuestra mente, como una
facultad desconocida. Si el sulfuro de mercurio fuera de pronto rojo y de pronto negro, unas veces ligero
y otras pesado; si un hombre tomara unas veces esta configuración animal y otras otra; si en el día más
largo el campo estuviera unas veces cubierto de frutos y otras de hielo y nieve, entonces mi imaginación
empírica no tendría con la representación del color rojo ni siquiera una vez la oportunidad de recibir en el
pensamiento al pesado sulfuro de mercurio; o si una cierta palabra [Wort] acompañara de pronto a una
cosa [Ding] y de pronto otra, o también, si, precisamente, la misma cosa [Ding] fuera denominada
[benannt] de pronto de un modo y de pronto de otro, sin que rigiera una cierta regla a la cual se hallaran
subordinados los fenómenos ya por sí mismos, entonces no podría tener lugar ninguna síntesis empírica
de la reproducción.” (CRP A 100-101).
66
Lo que aquí se dice de la relación entre palabra y cosa sirve como ilustración o ejemplo de un
caso posible. Si, como regla que pretendiera fundar la unidad y necesidad de la experiencia, a) la misma
palabra acompañara distintas cosas, o b) la misma cosa fuera denominada de diferentes maneras, entonces
no tendría lugar ninguna síntesis de reproducción. De ello parece poder desprenderse lo siguiente.
1) Si no hubiera alguna regla constante, ya que la imaginación “permanecería oculta en el interior de
nuestra mente, como una facultad desconocida”, no podría haber relación con algo distinto de ella;
aplicado a las denominaciones del lenguaje, no podría haber referencia a una cosa.
2) Si no hubiera alguna regla constante “a la cual se hallaran subordinados los fenómenos ya por sí
mismos”, “no podría tener lugar ninguna síntesis empírica de la reproducción”; aplicado al lenguaje, no se
podría establecer asociaciones empíricas. La consecuencia es que “Debe pues haber algo que hace posible
incluso esta reproducción de los fenómenos por el hecho de que esto es el fundamento a priori de una
necesaria unidad sintética de los mismos.” (CRP A 102) y con ello son comparadas los enlaces
establecidos por los signos lingüísticos. El pasaje muestra, pues, por un lado la necesidad de reglas
subyacentes a la síntesis empírica a través del ejemplo de la necesidad en la estabilidad de
denominaciones y, por otro, indica que las reglas que ordenan empíricamente las asociaciones del
lenguaje presuponen formas necesarias de unificación.
Reiteremos, para concluir, los puntos de la argumentación en esta primera formulación en la
deducción trascendental y así mostrar su conexión con la segunda formulación que será objeto de
consideración a continuación. La síntesis de la reproducción presupone una forma necesaria de
unificación. El lenguaje, en tanto tal síntesis, también la presupone. El lenguaje es ejemplo de la
imaginación reproductiva. Las palabras se asocian por el hecho de seguirse o acompañarse unas a otras.
Tales asociaciones se subordinan a la síntesis necesaria que regula los fenómenos. Esta suposición pone
de manifiesto que ella es posibilitada por una regla que no se funda en la asociación, por la “necesaria
unidad sintética a priori” (CRP A 101). Esta unidad es la que posibilita la unidad de la experiencia y está
constituida por la imaginación en su función trascendental. Las reglas empíricas de la imaginación, y
consecuentemente las lingüísticas, se fundan en reglas que brindan la “necesaria unidad sintética a priori”
de los fenómenos (CRP A 101), cuyo fundamento se halla en la “afinidad trascendental” (CRP A 114)
que posibilita la representación de condiciones universales necesarias, es decir, leyes (CRP A 115). Esta
fundamentación descansa, en última instancia, en la unidad de la apercepción (CRP A 118). Esta
argumentación que muestra la fundamentación del ordenamiento empírico del lenguaje en la unidad de la
conciencia es desarrollada, más allá de la guía que ofrece el concepto de imaginación trascendental, en la
segunda versión de la deducción trascendental.
4. 3. 2. Unidad de la conciencia y enlace de palabras
67
Aquí los enlaces de palabras y cosas son vistos como una forma de unificación y
considerados desde la perspectiva de la unidad trascendental de la apercepción: la unidad formal del “yo
pienso”, la síntesis, según la cual “no podemos representarnos nada como unido en el objeto, sin haberlo
unido previamente nosotros mismos” (CRP B 130). El enlace (conjunctio) de la diversidad es un (acto de
la espontaneidad”, “una acción del entendimiento”: la síntesis (CRP B 130). El concepto de enlace lleva
consigo el concepto de la forma de unidad que precede a todo enlace y debe ser referida a la “originaria
unidad sintética de la apercepción” (CRP B 131). El principio que formula la unidad más originaria de la
apercepción afirma: “El yo pienso debe poder acompañar a todas mis representaciones” (CRP B 131).
Esta forma suprema de unificación posibilita la objetividad, es decir, la validez objetiva de las
representaciones unificadas (CRP B 137). La unidad trascendental de la apercepción unifica la diversidad
dada en una intuición y “por ello se llama objetiva” (CRP B 139), distinguiéndose de este modo de la
“unidad subjetiva de la conciencia” (CRP B 139). La unidad subjetiva se diferencia de la unidad objetiva
de la autoconciencia en tanto constituye una forma de unificación empírica por medio de la asociación de
representaciones (CRP B 140). La unificación de acuerdo con la ley de la asociación es meramente
subjetiva. Aquí el modo de unidad entre las representaciones es dependiente de condiciones particulares.
Los enlaces entre representaciones son producidos por asociación; y la conciencia sólo se representa
propiedades empíricas y estados de conciencia particulares. En cambio, la autoconciencia pura no
consiste en nada más que en la posibilidad de la conciencia del “yo pienso”
86
. El lenguaje, en tanto es
identificado en esta argumentación en uno de sus núcleos, la relación entre la palabra y la cosa, es un
ejemplo de unidad empírica de la conciencia, la cual es confrontada con la unidad brindada por el
principio “supremo” de todo conocimiento humano (CRP B 135), la apercepción pura. Además, el
lenguaje, al ser una forma de enlace de representaciones por asociación no podría constituir la unidad
objetiva de la conciencia. El lenguaje confrontado con la unidad que posibilita la apercepción pura, es un
ejemplo de unidad empírica de la conciencia:
“La unidad trascendental de la apercepción es aquella que unifica en un concepto del objeto todo lo
múltiple dado en una intuición. Por ello se llama objetiva, y debe ser distinguida de la unidad subjetiva
de la conciencia, que es una determinación del sentido interno; por medio de la cual lo múltiple de la
intuición para tal enlace es dado empíricamente. El que yo pueda ser conciente empíricamente de lo
múltiple como simultáneo o como sucesivo depende de circunstancias o de condiciones empíricas; por
eso la unidad empírica de la conciencia por asociación de representaciones concierne a un fenómeno y es
totalmente contingente. Por el contrario, la forma pura de la intuición en el tiempo, pura y ya como
intuición en general que contiene lo múltiple dado, está bajo la unidad originaria de la conciencia sólo por
medio de la necesaria referencia [Beziehung] de la multiplicidad de la intuición a un yo pienso, por
86
Dieter Henrich, loc. cit., p. 259.
68
medio, por tanto, de la síntesis pura del entendimiento, la cual subyace a priori a la síntesis empírica.
Sólo aquella unidad es objetivamente válida [gültig]. La unidad empírica de la apercepción, la cual no
consideramos aquí y la cual también sólo es derivada de la primera bajo ciertas condiciones dadas in
concreto, tiene sólo validez subjetiva [subjective Gültigkeit]. Alguien enlaza [verbindet] la representación
de una cierta palabra [Wort] con una cosa [Sache], el otro, con otra cosa; y la unidad [Einheit] de la
conciencia, en lo que es empírico, no vale necesaria ni universalmente con respecto a lo que es dado
[gegeben].” (CRP B 140).
Encontramos nuevamente, pero ahora directa y explícitamente, que la consideración del
lenguaje se establece en el plano de la relación entre la representación, la palabra y la cosa. El enlace
entre representaciones, propio de la asociación, es visto ahora desde el punto de vista de la unidad
objetiva de la conciencia. Acorde a ello el enlace entre representación, palabra y cosa “tiene sólo validez
subjetiva”; de ello resulta sólo una forma de conciencia empírica. La unidad de la conciencia establecida
por el lenguaje no es necesaria ni válida universalmente. Desde este punto de vista la facultad del
lenguaje es unidad empírica de conciencia. A través de esta contraposición entre posibles formas de
unidad de conciencia se muestra, entonces, el fundamento de la determinación conceptual del lenguaje, y
con ello el que apenas sea aludido desde el punto de vista trascendental. La doble determinación del
lenguaje presentada en la Antropología, designar y funcionar por asociación es comparada con la unidad
de conciencia de la apercepción trascendental y evaluada con respecto a su resultado, el tipo de enlace
que se establece entre las representaciones, las palabras y las cosas. Este enlace, como dijimos, sólo
constituye una unidad empírica de la conciencia de la cual resulta sólo validez subjetiva. De este modo
vemos que en el núcleo de la fundamentación de la filosofía teórica, Kant señala expresamente una
determinación del concepto de lenguaje al identificarlo como forma empírica de conciencia y que tal
identificación se basa tanto teórica como metódicamente en la perspectiva trascendental, ya que “en ésta
no deben entrar conceptos que contengan algo empírico” (CRP B 28). El desarrollo de la perspectiva
trascendental constituye el núcleo de la tarea crítica, todo aquello que no se halla en el centro del mismo
va siendo dejado de lado, ello ocurre con la cuestión del lenguaje. Con el análisis de la determinación del
concepto de lenguaje como forma empírica de conciencia, se muestra entonces cómo el lenguaje en tanto
es percibido al mismo tiempo queda sin considerar como tema de relevancia, pero ello fundamentalmente
por razones teóricas propias de la perspectiva trascendental. El concepto de unidad objetiva de la
autoconciencia brinda la fundamentación teórica sobre la cual puede basarse la perspectiva trascendental
del lenguaje. El análisis de esta indicación respecto del lenguaje muestra pues un resultado
fundamentalmente negativo. En la delimitación del lenguaje frente a la unidad objetiva de la conciencia, y
en su determinación como forma empírica de conciencia, sólo se muestra porqué el lenguaje no fue tema
de la consideración teórica en la perspectiva trascendental. Pero también de acuerdo a lo sostenido puede
69
verse que, en el marco de dicha perspectiva, no tenía porqué serlo. No se trata entonces del “silencio” de
Kant respecto del lenguaje, en tanto esta expresión indique desconocimiento del mismo, o de la
“represión” del lenguaje, cuanto de una conducta metódica y teórica propia, sostenida en la perspectiva
crítico-trascendental, cuya fundamentación última puede encontrarse en una posición filosófica de Kant
respecto del valor del lenguaje para el conocimiento.
Frente a la relación subjetiva entre palabra y cosa, la forma lógica de todo juicio es objetiva,
pero lo es en la medida que la cópula “es” designa no relaciones contingentes sino la unidad necesaria de
la forma lógica de todo juicio que no es otra que la unidad objetiva de la apercepción. Ello queda
confirmado por el siguiente análisis de Kant, quien
observa que la relación establecida entre dos
conceptos en un juicio, tal como era usualmente caracterizada por la lógica de su época como “palabra
relacionante”, es insuficiente en tanto “no se determina en qué consiste esta relación” (CRP B 141).
Desde el punto de la pertenencia del juicio al entendimiento en tanto en él se establece la relación entre
conocimientos dados la relación establecida por la palabra “es” “designa la relación de los mismos a la
apercepción originaria y la unidad necesaria” (CRP B 142). Entonces si se parte de un juicio como “los
cuerpos son pesados” la unidad expresada en la cópula puede basarse: (1) en las relaciones según leyes de
la imaginación reproductora (CRP B 141) que tienen solamente una validez subjetiva, o bien, (2) puede
expresar la relación entre las representaciones basada en la apercepción que expone una validez objetiva.
De este modo puede verse que la misma expresión lingüística, “Los cuerpos son pesados” puede asumir
diferentes valores tanto puede referirse a una relación objetivo o sólo a un enlace subjetivo. En el caso
(1) estrictamente la expresión que le correspondería o sería equivalente, según Kant, sería: “Cuando
sostengo un cuerpo siento la presión del peso”, expresión que sólo manifiesta una relación subjetiva;
mientras que en (2) se trataría de algo que “es” así “objetivamente” (Cf. B 142). El “es” puede tener
entonces dos valores: subjetivo y objetivo. Con este análisis de las expresiones de los juicios y de los
posibles valores de conocimiento de la cópula se abre la posibilidad de la consideración del concepto de
significado desde el punto de vista trascendental.
70
5. La acuñación del concepto de significado en la Analítica trascendental
5. 1. ¿Qué tipo de teoría del significado tenía Kant?
En el contexto de una comparación entre los temas comunes a Kant y Husserl, con motivo de
considerar la regla, a la que se refiere Kant en CRP B 242, fundada en la “referencia a un objeto”,
sostiene J. N. Mohanty que “debemos preguntarnos qué tipo de teoría del significado tiene Kant”
dejarlo solamente indicada como una cuestión aún pendiente.
87
, para
En la filosofía crítica de Kant el
concepto de “significado” (Bedeutung) no es objeto de una consideración directa, en ella no hay una
teoría del significado como objeto temático explícito. Ello precisamente parece justificar el hecho de que
aún se plantee como cuestión. También ha sido el concepto de significado el que ha estado en el centro de
la discusión de la filosofía crítica en relación con la reflexión filosófica sobre el lenguaje y de su posible
proyección como semántica o semiótica trascendentales.
El presente capítulo se propone sólo presentar el diseño de una respuesta a esta pregunta,
centrando su examen en la Analítica trascendental
88
. Nuevamente procederemos identificando las
referencias explícitas en el texto kantiano con el propósito de desarrollar una interpretación de la
concepción del significado en la perspectiva crítica de Kant en sus propios términos y dentro de su propio
horizonte terminológico y conceptual. En este sentido la interpretación toma como guía la puntualización,
explícita en el texto, respecto del concepto de significado en tanto se analiza el posible significado de los
conceptos puros.
La perspectiva crítica del significado, al igual que lo que vimos ocurría con los conceptos de
signo y lenguaje, puede ser identificada a partir de la reasunción de la tradición heredada. Esta
apropiación va de un empleo del concepto de significado, tal como es dable hallar en la tradición
inmediata, más directamente identificable en obras previas a la filosofía crítica y en las lecciones, hasta su
acuñación en función del enfoque trascendental. Según E. Adickes “significado” (Bedeutung) sería
prácticamente equivalente a “sentido” (Sinn), “uso” (Gebrauch), “validez objetiva” (objective Gültigkeit),
“contenido” (Inhalt) y “aplicabilidad” (Anwendbarkeit). Esta equivalencia puede servir como primera
indicación para señalar la relevancia y el alcance de la noción de significado en la Analítica trascendental
en tanto constituye un concepto central en la estructura teórica del pensamiento crítico 89.
87
Jitendra N. Mohanty, “Kant and Husserl”, Husserl Studies, 13, 1996, p. 29.
La complejidad de la misma es visible en tanto se entrelaza con las cuestiones centrales de Crítica de la razón pura en
general y de la Analítica en particular.
89
Eric Adickes, Kant und das Ding an sich, Berlin, Pan Verlag (1924) 1964, p. 82. A su vez, según G. Schönrich Kant habría
empleado implícitamente el concepto de significado como “concepto explicativo de la objetividad”; Gerhard Schönrich,
Kategorien und transzendentale Argumentation. Kant und die Idee einer transzendentalen Semiotik, Francfort del Meno,
Suhrkamp, 1981, p. 141.
88
71
La reflexión sobre el significado corre a través de toda la Analítica trascendental. Una
primera observación del uso de “significado” como predicado en la Analítica trascendental, muestra que
el término se emplea para referirse a una característica, propiedad o predicado de: las palabras o términos,
los conceptos (p. ej. CRP B 116, B 300); los conceptos puros (CRP B 148-49, 178-79, 186, 305); los
conceptos matemáticos (CRP B 297-300); los juicios (CRP B 189); las representaciones (CRP B 242); los
conocimientos (CRP B 195)
90
. A su vez, siguiendo la consideración temática explícita se pueden
establecer tres sentidos de “significado” que identificaremos como: léxico, lógico-formal y objetivo.
Atendiendo conjuntamente a ambos aspectos (de quienes se predica significado y el triple sentido recién
mencionado) resulta que: en el primer caso (nivel léxico), significado es un predicado de las palabras o
términos; en el segundo (nivel lógico formal), de los conceptos y de los juicios; en el tercero (nivel
objetivo), puede serlo de los conceptos, los juicios y los conocimientos (o de los conceptos y juicios desde
el punto de vista de su posible objetividad). En ello también puede percibirse precisamente la recepción y
reorientación de la tradición. Así, en consonancia con ella resulta que significado es un predicado de las
palabras, términos o concepto, mientras que, a diferencia de ella, aparece como centralmente
característico del enfoque trascendental el predicar “significado” no sólo de ellos sino de otros conceptos
como los recién mencionados, centrales en la perspectiva crítica. Así “significado” se predica de los
juicios o del conocimiento, p. ej. “Si un conocimiento [eine Erkenntnis] ha de poseer realidad objetiva, es
decir, referirse a un objeto y recibir de él significado [Bedeutung] y sentido [Sinn],[…]” (CRP B 194).
Esto ilustra la recepción activa del concepto tradicional de significado que, en el contexto de la Analítica
trascendental, se identifica a través de la triple distinción dicha.
5. 2. Tres sentidos de “significado”
El primer sentido del término, el léxico, se refiere a la caracterización de una palabra o
término. El significado en sentido léxico es lo que la palabra significa, lo que quiere decir en el marco de
un sistema y uso lingüístico. Kant se refiere a ello específicamente en relación a la importancia que el uso
apropiado de las palabras tiene para la filosofía. Con motivo de la introducción de la noción de idea, dice
“Simultáneamente con la gran riqueza de nuestras lenguas [Sprachen] el pensador se halla a menudo
perplejo a causa de la expresión [Ausdruck] que se adapte exactamente a su concepto [Begriff], y a falta
de la misma, ni puede hacerse entender adecuadamente por los otros ni siquiera tampoco por sí mismo.
Forjar nuevas palabras [Wörter] es una pretensión de legislar en los idiomas, que raras veces tiene éxito.
Antes de echar mano de este recurso extremo, es aconsejable examinar si no se halla ya tal concepto
90
Es de notar que también, en una serie de casos, Kant emplea la expresión “sentido y significado”, como p. ej. cuando se dice
de un concepto “sin sentido, es decir, sin significado” (CRP B 299). Ver aquí más abajo, nota 98.
72
juntamente con su expresión adecuada, en una lengua muerta docta. Y aun cuando el antiguo uso de la
expresión se hubiese vuelto algo fluctuante por descuido de sus creadores, es mejor asegurar el
significado [Bedeutung], que le era preferentemente propio (aunque permanezca la duda de si en ese
entonces se tenía en mente exactamente lo mismo), que echar a perder el propio trabajo por el hecho de
hacerse incomprensible.
Por eso, si, por ejemplo, a un cierto concepto [Begriff] se le encontrara sólo una única palabra
[Wort], que ya en el significado [Bedeutung] introducido se adapta exactamente a él, [concepto] cuya
diferenciación de otros conceptos emparentados es de la mayor importancia, entonces es aconsejable no
derrocharla, ni usarla como sinónimo en vez de otras meramente para cambiar, sino preservarle su
significado [Bedeutung] propio, puesto que, de lo contrario, ocurre con mucha facilidad que, después de
que la expresión [Ausdruck] no ocupe particularmente la atención, sino que se pierde en el montón de
otras [expresiones] de significado [Bedeutung] divergente, también se pierde el pensamiento [Gedanke],
que sólo esta expresión [Ausdruck] hubiera podido conservar.” (CRP B 368-69).
Este pasaje es relevante por varios motivos. Entre ellos se hace presente en él la cuestión ya
mencionada de la atención que la filosofía debe prestarle a la expresión, lo cual no es nuestro tema ahora.
En relación con el tema que nos ocupa, el texto es suficientemente explícito y detallado para permitir ver
que en este primer sentido,
“significado” designa la caracterización de una palabra o expresión.
“Significado” en sentido léxico es, entonces, lo que la palabra significa
91
. Pero, además, en segundo
lugar, el pasaje muestra el mantenimiento de los conceptos filosóficos que habíamos identificado en la
obra precrítica y en las lecciones: las lenguas (Sprachen), la palabra (Wort), la expresión (Ausdruck), el
significado (Bedeutung) y el concepto (Begriff). Finalmente, en tercer término el pasaje indica
expresamente lo que Kant propone y realiza como procedimiento para la determinación del lenguaje de la
filosofía.
La continuidad con la concepción transmitida se verifica también en relación con el segundo
sentido de significado. El significado en sentido lógico se refiere al empleo formal del entendimiento y a
las condiciones formales establecidas por la lógica general; aquí se hace abstracción de todo contenido del
conocimiento y sólo se tiene que ver con la “forma del pensar” (CRP B 78). La que sigue es una
indicación de que la noción de significado se aplica a los conceptos desde el punto de vista lógico:
“1. Los lógicos afirman, con razón, que cuando se emplean los juicios en los silogismos, los juicios
singulares pueden ser tratados como los juicios universales. Pues, precisamente porque los juicios
singulares no tienen extensión [Umfang], su predicado no puede referirse sólo a algo de lo que está
91
Este es un empleo reiterado, aquí en la Crítica de la razón pura entre varios lugares se puede mencionar B 103, B 260, B
309, B 311, B380-82, B 530.
73
contenido en el concepto del sujeto y excluir algo. El predicado vale para ese concepto sin excepción,
igual que si fuese un concepto válido universalmente, que tuviera una extensión [Umfang] cuyo
significado [Bedeutung] total valiese para el predicado.” (CRP B 96) 92.
En la Crítica de la razón pura el análisis de este uso formal del entendimiento se lleva a cabo
en función de la perspectiva trascendental como tal. De forma tal que primero se establece la condición
general que se debe cumplir según dicho uso formal, cuyo cumplimiento es condición necesaria para el
uso del entendimiento aplicado a la experiencia posible. Esta condición general es establecida por el
principio de contradicción (Cf. B 189-190). El principio de contradicción establece una condición
universal y necesaria que regula la relación entre sí de notas, conceptos, juicios y conocimientos. Se trata
de un principio lógico y no trascendental. Establece en este sentido una condición meramente negativa
respecto del conocimiento, “puesto que un conocimiento, que se contradice, es por cierto falso, pero
cuando no se contradice, no por ello siempre verdadero” (Lógica, EA IX, 51), es decir éste es, siguiendo
la terminología contemporánea, “sólo consistente” 93. El sentido lógico de significado queda corroborado,
siempre dentro del marco del uso formal del entendimiento, por contraposición entre éste y el uso del
entendimiento aplicado a la experiencia posible. Valgan para ello los dos siguientes casos. En primer
lugar, con respecto a las categorías sostiene Kant: si se pretende prescindir de la restricción de usar las
categorías de acuerdo a las condiciones impuestas por la sensibilidad, éstas podrían supuestamente
ampliar su significado con independencia de todo esquema: “Es cierto que de hecho también después de
haber dejado de lado toda condición sensible, les queda a los conceptos puros del entendimiento un
significado [Bedeutung], pero sólo el [significado] lógico de la mera unidad de las representaciones; a las
cuales empero no les es dado ningún objeto, por eso tampoco un significado [Bedeutung] que pudiera
proporcionar un concepto del objeto.” (CRP B 186). Aquí no sólo se puede corroborar la identificación
del sentido lógico de significado y su caracterización como “mera unidad de representaciones”, sino
también su contraposición expresa a otro sentido de significado relacionado con un objeto posible. En
segundo término, los conceptos de la modalidad no agregan ninguna determinación al concepto del objeto
del que se trate en un juicio, sino que sólo indican la posible conexión que tal concepto puede tener con
respecto a la experiencia como tal:
“Precisamente en virtud de ello los principios de la modalidad no son más que explicaciones de los
conceptos de posibilidad, realidad y necesidad en su uso empírico, y con ello, simultáneamente,
restricciones de todas las categorías a no más que el uso empírico, sin permitir ni autorizar el uso
92
Este empleo de extensión en el sentido usual para la lógica heredada por Kant queda reflejado en las lecciones de lógica, Cf.
Lógica, EA IX, 96.
93
Gerold Prauss, „Zum Wahrheitsproblem bei Kant”, en G. Prauss (Ed.), Kant. Zur Deutung seiner Theorie von Erkennen und
Handeln, Colonia, Kiepenheuer - Witsch, 1973, p. 77.
74
trascendental. Pues si no se quiere que éstas [categorías] posean un puro y simple significado lógico
[logische Bedeutung] y expresen [ausdrücken] analíticamente la forma del pensar, sino que conciernan a
las cosas y a su posibilidad, realidad y necesidad, entonces tienen que referirse a la experiencia posible y
a su unidad sintética, sólo en la cual son dados objetos de conocimiento.” (CRP B 266-267).
La consideración del significado en sentido lógico incluye, como acabamos de ver, su
contraposición a otra forma de significado en donde las representaciones son relacionadas con un objeto
posible. La determinación de este tercer sentido de “significado” requiere considerarlo desde la
perspectiva trascendental del conocimiento, que va más allá de la forma lógica: “Lo primero que se exige
de todo concepto es la forma lógica del concepto (pensar) en general. En segundo lugar, se le exige la
posibilidad de darle un objeto al que se refiera. Sin tal objeto no tiene sentido (Sinn) alguno y carece por
completo de contenido, por más que siga poseyendo la función lógica capaz de construir un concepto a
partir de datos posibles.” (CRP B 298). Con ello se plantea el problema de si las representaciones son
algo más que formas de ver “subjetivas”, y por lo tanto los conceptos deben ser justificados. La
concepción de este tercer sentido de significado, el significado objetivo, se desarrolla, entonces, en la
exposición kantiana de la justificación del posible empleo de los conceptos puros. De este modo la
comprensión kantiana del significado se halla entramada en la tarea de la deducción trascendental y se
inscribe en la elaboración general de la analítica trascendental. Valga esto como primera indicación donde
se muestra la posibilidad de consideración de este tercer sentido de significado del cual nos ocuparemos a
continuación.
5. 3. El significado objetivo
Señalaremos, entonces, a continuación, el esquema de la argumentación kantiana que permite
la identificación del tercer sentido de significado. Tal como indicamos, lo propio de la perspectiva
trascendental respecto del significado se halla en el desarrollo de este tercer sentido de significado como
significado objetivo. El desarrollo de este argumento comienza con la pregunta por el posible uso
significativo de los conceptos puros, establece la diferenciación entre significado trascendental y uso
trascendental de los conceptos puros, y concluye con la conexión del concepto de significado objetivo con
el de realidad objetiva.
Hemos visto que “significado” es una característica que, en general, pueden tener las
representaciones, los conceptos y, específicamente, los conceptos puros. Los conceptos son en tanto tales
productos de la espontaneidad y, en sus diversas formas, pueden ser empleados de diferentes modos. Con
ello se plantea el problema de si las representaciones, particularmente los conceptos, son algo más que
formas de ver subjetivas y pueden pretender alguna forma de objetividad. La posible justificación o
75
“demostración” parece ser inmediata en el caso de los conceptos empíricos, puesto que con ellos tenemos
“siempre a la mano la experiencia” que nos permite demostrar su “realidad objetiva” (CRP B 116):
“Al hablar de derechos y pretensiones, los juristas distinguen en un asunto legal la cuestión de derecho
(quid juris) de la cuestión de hecho (quid facti) y, al exigir una prueba de ambas, llaman la deducción a la
[prueba] que debería exponer el derecho o la demanda. Nosotros nos servimos de una cantidad de
conceptos empíricos sin la oposición de nadie y nos sentimos, incluso prescindiendo de toda deducción,
autorizados a asignarles un sentido [Sinn] y un significado [Bedeutung] imaginario [eingebildete] porque
siempre tenemos a mano la experiencia para demostrar su realidad objetiva [objective Realität].” (CRP B
116).
A continuación el texto hace aún más clara la sugerencia indicada en la expresión “nos
servimos ... de conceptos” al considerar otro caso, el de los “conceptos usurpados” (CRP B 117), como,
por ejemplo, los de felicidad o destino, de los cuales no se puede presentar ninguna justificación
suficiente de la legitimidad de su “uso [Gebrauch]” (CRP B 117). Con ello queda indicado que, desde
esta perspectiva, la cuestión del significado de los conceptos es la de su posible uso. De todos los
conceptos que constituyen el “tejido” del conocimiento humano solo algunos “están determinados para un
uso puro a priori” (CRP B 117) y son precisamente éstos los que necesitan de una justificación puesto
que la experiencia no puede darla. En esto consiste precisamente la tarea de la deducción trascendental;
ella es la “explicación de cómo conceptos a priori pueden referirse a los objetos” (CRP B 117). En este
tercer sentido, conectado a realidad objetiva o validez objetiva, “significado”, se refiere, entonces,
específicamente a la posibilidad de validez objetiva de los conceptos puros y su justificación. Planteado
como problema, la posibilidad de significado objetivo como tal se contrapone al significado subjetivo:
“Tenemos representaciones [Vorstellungen] en nosotros de las que podemos también llegar a ser
conscientes. Pero, por mucho que se amplíe esta conciencia o por muy exacta o precisa que sea, seguirán
siendo siempre solo representaciones, es decir, determinaciones internas de nuestra mente [Gemüt] en esta
o aquella relación temporal. ¿Cómo llegamos a asignarles un objeto o a adjudicarles, además de la
realidad subjetiva que poseen como modificaciones, no sé cuál [realidad] objetiva? El significado
objetivo [objective Bedeutung] no puede consistir en la referencia [Beziehung] a otra representación (de
aquello que se quiera nombrar [nennen] del objeto), ya que, de ser así, surge de nuevo la pregunta: ¿cómo
sale esta representación, a su vez, de sí misma y recibe significado objetivo [objective Bedeutung] además
del [significado] subjetivo que le es propio en cuanto determinación del estado de la mente?” (CRP B
242).
76
Planteado así el problema para las representaciones consideraremos ahora el diseño de la
respuesta específicamente para los conceptos puros, ya que la aplicación de éstos en una experiencia
posible articula la argumentación del significado en la Analítica trascendental. Seguiremos el posible
significado objetivo de los conceptos puros o categorías. El significado de los conceptos depende de su
relación con la intuición. La posibilidad misma de objetividad les es conferida a las representaciones por
su relación con algo distinto de ellas que les sea dado (esto presupone el cumplimiento de la condición
lógico formal, que los conceptos no se contradigan). El tipo de intuición que es necesaria depende del tipo
de concepto de que se trate; así los conceptos empíricos se corresponden con ejemplos; los matemáticos,
con una construcción en la intuición; los puros, finalmente, con la posible referencia a un objeto, lo cual,
a su vez, requiere el cumplimiento de una condición propia de la perspectiva trascendental.
Mientras la lógica formal no tiene relación con contenido alguno, la lógica trascendental
“tiene la propiedad de que, además de la regla (o más bien de la condición universal para las reglas), que
es dada en el concepto puro del entendimiento, puede simultáneamente mostrar [anzeigen] a priori el caso
al cual ella [regla] debe aplicarse.” (CRP B 174-175). De modo tal que para tener significado los
conceptos deben “contener a priori [...] condiciones formales de la sensibilidad.” (CRP B 178). El
conjunto de estas condiciones formales de la sensibilidad son expuestas por los esquemas, productos del
esquematismo, cuyo análisis complementa los resultados de la deducción trascendental de las categorías.
La deducción trascendental de las categorías muestra (Cf. CRP B 178) que los conceptos puros del
entendimiento son de uso empírico, es decir, ellos “en cuanto condiciones de una experiencia posible, se
refieren a priori sólo a fenómenos” (CRP B 178). Con ello se excluye que estos conceptos puedan
constituir condiciones de la posibilidad de las cosas en general, es decir, “extenderse a objetos en sí
mismos (sin algunas restricciones a nuestra sensibilidad).” (CRP B 178). La restricción a “nuestra
sensibilidad” es pues, una condición del posible significado de los conceptos puros:
“Pues allí hemos visto [en la deducción de las categorías]: que los conceptos son absolutamente
imposibles y no pueden tener significado [Bedeutung] alguno, si no les es dado un objeto, o bien a ellos
directamente o, al menos, a los elementos de que constan; no pueden, en consecuencia, referirse a cosas
en sí (sin consideración de si y cómo nos son dadas), que el único modo según el cual pueden sernos
dados objetos es la modificación de nuestra sensibilidad, finalmente, que los conceptos puros a priori
deben contener a priori, además de la función realizada por el entendimiento en la categoría, condiciones
formales de la sensibilidad (sobre todo del sentido interno) que contengan la condición universal bajo la
cual exclusivamente la categoría puede ser aplicada a algún objeto. Llamaremos a esa condición formal y
pura de la sensibilidad, a la que se halla restringido el uso de los conceptos del entendimiento, esquema
de este concepto y [llamaremos] esquematismo
del entendimiento puro al procedimiento del
entendimiento con estos esquemas.” (CRP B 178-79).
77
De esta compleja complementación argumentativa entre la deducción trascendental y el
esquematismo un primer doble resultado puede precisarse con respecto al posible significado de los
conceptos puros. En primer lugar su posible referencia al objeto no es directa, sino mediada o articulada
por los esquemas. Con ello se muestra una característica distintiva del concepto de significado objetivo.
Mientras los conceptos empíricos tienen significado por su referencia al objeto dado, en el caso de los
conceptos puros entre el concepto y su referencia se establece la condición formal de la sensibilidad, de
modo tal que la referencia de los conceptos no es ya directamente a un objeto y el objeto de la referencia,
en tanto referido por un esquema, no es como tal sólo un objeto dado. En segundo término, en tanto las
categorías se aplican a posibles objetos en el juicio, el posible significado de los conceptos puros debe ser
referido a su empleo por medio de los juicios. Dicho de otro modo, al poner el significado de los
conceptos como posible predicado de un juicio se muestra que el significado es una posible propiedad del
uso de los conceptos puros, no de los conceptos como tales. Ellos adquieren significado en su uso y su
uso posible debe entrar en conexión con las condiciones formales de la sensibilidad, tal la función del
esquematismo:
“Los esquemas de los conceptos puros del entendimiento son, por lo tanto, las verdaderas y únicas
condiciones para procurarles a los conceptos puros del entendimiento una referencia [Beziehung] a
objetos y, con ello, significado [Bedeutung]; y de allí que, finalmente, las categorías no tienen, ningún
otro uso [Gebrauch] que un posible [uso] empírico, en la medida en que meramente sirven para
subordinar los fenómenos a reglas universales de síntesis mediante fundamentos de una unidad necesaria
a priori (a causa de la unión necesaria de toda conciencia en una apercepción originaria) y para, por medio
de ello, volver a los fenómenos aptos de un enlace de validez universal en una experiencia.” (CRP B 185).
Los esquemas son pues condiciones que posibilitan una referencia de los conceptos puros del
entendimiento a los objetos y por ello mismo, la condición de posibilidad de significado, en tanto “El
esquematismo de cada categoría es la clave de su uso” (CRP B 224). Existe pues una doble relación entre
esquema y categoría (Cf. CRP B 186). Por una parte los esquemas realizan las categorías, por otra parte
las restringen en la medida en que las circunscriben a las condiciones de la sensibilidad. Sin la
articulación del esquematismo, las categorías podrían tener un significado ampliado, pero de hecho esto
no sería sino el significado en un sentido lógico formal (o significado trascendental como veremos aquí
más abajo en relación con CRP B 305). Desde el punto de vista de conocimiento posible las categorías
ampliadas más allá de las condiciones impuestas por “nuestra intuición sensible” (CRP B 148) no son
sino “conceptos vacíos de objetos”, es decir, “simples formas del pensamiento sin realidad objetiva”
(CRP B 148), no tienen la posibilidad de referirse a un objeto, y por lo mismo carecen de significado en
78
sentido objetivo. Por ejemplo, si en el concepto de “substancia” se dejara de lado la determinación
aportada por la sensibilidad pura al concepto puro, esto es, la idea de persistencia del fenómeno, el
concepto de substancia no significaría nada más que un “algo” indeterminado que puede ser pensado
como sujeto sin ser predicado de otra cosa. Para poder tener significado objetivo los conceptos deben
darse en consonancia con una posible intuición sensible correspondiente. Para ello se requiere que a los
conceptos les sean dados objetos empíricos o al menos elementos empíricos que los constituyan, ya que
“Los conceptos son imposibles [...] y no pueden tener significado [Bedeutung] alguno [...], allí donde a
ellos, o al menos a los elementos en los cuales consisten, no les dado un objeto” (CRP B 178). Para poder
tener significado objetivo las categorías deben limitarse a las condiciones de la sensibilidad “puesto que
si prescindimos de esas condiciones, deja de existir todo significado [Bedeutung], es decir, toda referencia
al objeto.” (CRP B 300). Pero esta posible referencia al objeto tiene, desde el punto de vista del análisis
trascendental, una característica distintiva identificable en el siguiente pasaje:
“Si examinamos qué nueva índole le confiere a nuestras representaciones la referencia [Beziehung] a un
objeto y cuál es la dignidad que adquieren por medio de ello, encontramos que ésta [referencia] no hace
más que volver necesario de una cierta manera el enlace [Verbindung] de las representaciones y,
subordinarlas a una regla; encontramos, inversamente, que sólo por medio de que un cierto orden en las
relaciones temporales de nuestras representaciones es necesario, les es conferida significado objetivo
[objective Bedeutung].” (CRP B 242-243).
El pasaje indica la respuesta a la cuestión planteada respecto de que el significado objetivo no
puede consistir meramente en la referencia a otra representación. El significado objetivo se construye por
la conjunción de una doble condición: la referencia a un objeto y el enlace necesario de las
representaciones en un orden temporal. En ello consiste el giro propio de la perspectiva trascendental
respecto de la referencia al objeto. La posible referencia al objeto, es decir la relación semántica básica
heredada de la tradición filosófica, es, como posible sustento del significado objetivo, comprendida
simultáneamente como una relación temporal.
El concepto de significado objetivo determina, entonces, el significado posible de los
conceptos puros, pero simultáneamente con ello también el límite de éstos en tanto que al establecerse el
significado de los conceptos como posible predicado de un juicio se muestra que el significado es una
posible propiedad, como dijimos, del uso de los conceptos puros y no de los conceptos como tales. La
condición de las formas sensibles de la intuición restringe la posible aplicación de los conceptos puros a
un empleo. Dos son los posibles empleos de los conceptos puros: trascendental o empírico. “El uso
trascendental de un concepto” es que “se refiera a cosas en general y en sí mismas”, mientras que el uso
empírico es cuando el concepto “es referido sólo a fenómenos, es decir, objetos de una experiencia
79
posible.” (CRP B 298). Del primer caso resulta un “significado trascendental”. De este modo, señala
Kant,
“puede ser aconsejable, expresarse así: las categorías puras, sin las condiciones formales de la
sensibilidad, tienen sólo significado trascendental pero no son de ningún uso trascendental, puesto que
éste es imposible en sí mismo, en la medida en que se les quita las condiciones de cualquier uso (en
juicios), a saber, las condiciones formales de la subsunción de algún supuesto objeto bajo estos
conceptos.” (CRP B 305).
Para tener significado las categorías deben restringirse a un uso empírico, es decir, a un uso
donde los conceptos puros se refieren a una experiencia posible. El entendimiento no puede hacer ningún
otro uso de los conceptos y principios que el empírico (CRP B 297); en un uso especulativo los
conceptos, “pierden todo significado [Bedeutung]” (CRP B 663). Mientras “significado objetivo” se
refiere al significado posible de los conceptos puros, “significado trascendental” se refiere a un uso de los
conceptos puros sin las condiciones formales de la sensibilidad. La posibilidad de intuición abre y
restringe el ámbito posible de significado: “puesto que más allá del campo de la sensibilidad no hay
absolutamente ninguna intuición, aquellos conceptos puros carecen enteramente de significado
[Bedeutung]”
94
. Más precisamente, esta intuición es “nuestra”: “Sólo nuestra intuición sensible y
empírica puede procurarles [a los conceptos puros] sentido [Sinn] y significado [Bedeutung].” (CRP B
149). El significado es una característica de un entendimiento finito:
“Si quisiera pensar un entendimiento que intuyera por sí mismo (como sería, por ejemplo, un
[entendimiento] divino que no se representara objetos dados, sino que por su representación los objetos
mismos simultáneamente fueran dados o producidos), entonces, con respecto a un tal conocimiento, las
categorías no tendrían ningún significado [Bedeutung].” (CRP B 145).
El entendimiento finito (ectípico) está necesariamente ligado a la intuición de la sensibilidad,
puesto que para poder conocer, algo debe poder serle dado
95
. La teoría del significado en la Analítica
trascendental se edifica sobre la base de la distinción entre las dos “fuentes fundamentales de la mente”
(CRP B 74), productoras respectivamente de la intuición y del concepto, que abre y articula la teoría del
94
Immanuel Kant, Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia, (Trad. M. Caimi), Buenos
Aires, 1984, p.84, EA, IV, 316.
95
Solo hay “significado”, entonces, para “nuestro” entendimiento. Para el concepto de finitud en este contexto, cf. Martin
Heidegger, Kant und das Problem der Metaphysik, Francfort del Meno, 3º. ed., V. Klostermann, 1965, pp. 69-74; Francois
Laruelle, “Reflexions sur le sens de la finitude dans la »Critique de la raison pure«”, Revue Internationale de Philosophie, 136137, 1981, pp. 269-283; y Eugenio Pucciarelli, “Paradojas de la razón kantiana”, Cuadernos de filosofía, 20, 1973, pp. 263296.
80
conocimiento expuesta por la lógica trascendental. Sin la intuición sensible los conceptos puros del
entendimiento son “meras formas de pensamiento [Gedankenformen] sin realidad objetiva [objective
Realität]” (CRP B 148). Ésta es la forma de realidad que pueden alcanzar tales conceptos para nosotros
en la cual ellos adquieren significado (Cf. CRP B 149). La noción de realidad objetiva muestra, entonces,
el valor de realidad que se conecta con el significado objetivo:
“no podemos definir realmente ninguna de ellas [categorías], es decir, hacer inteligible la posibilidad de
su objeto, sin descender inmediatamente a las condiciones de la sensibilidad y, consiguientemente, a la
forma de los fenómenos, a los cuales, como sus únicos objetos, éstas [categorías] consiguientemente
deben ser limitadas; puesto que si prescindimos de esas condiciones, deja de existir todo significado
[Bedeutung], es decir, toda referencia [Beziehung] al objeto, y uno no puede captar por medio de ningún
ejemplo a qué cosa se refieren semejantes conceptos.” (CRP B 300).
El pasaje, que reitera el concepto de significado, muestra ahora, por medio de la caracterización de
“definición real”, la conexión de éste, en tanto significado objetivo, con la noción de realidad objetiva. En
la primera edición del texto Kant había escrito:
“Entiendo aquí por definición real no la que meramente agrega al nombre de una cosa otras y más
comprensibles palabras, sino aquella que contiene en sí una nota clara, en la cual el objeto (definitum), en
todo momento, puede ser conocido con seguridad, y la cual vuelve al concepto definido apto para su
aplicación. La definición real sería, pues, aquella que no sólo explica un concepto, sino, a la vez, la
realidad objetiva [objektive Realität] del mismo. Las definiciones matemáticas, que exhiben en la
intuición el objeto acorde al concepto, son de esta última clase.” (CRP A 242 nota 1).
Podríamos decir entonces que en la definición real se brinda el significado objetivo o que la
definición real se refiere al significado objetivo de un concepto puro. La noción de “significado objetivo”,
se muestra así como una concepción explícita del significado, guiada por el posible significado de los
conceptos puros, desde la perspectiva trascendental. Esta concepción se diseña en la Analítica
trascendental dentro del propio horizonte terminológico y conceptual de la filosofía crítica.
5. 4. Conclusión
La distinción de tres modalidades de significado y la determinación de la comprensión del
posible significado de los conceptos puros como “significado objetivo” pueden ser considerados,
entonces, como partes de una posible respuesta, centrada en la Analítica trascendental de la Crítica de la
81
razón pura, a la pregunta que abriera este punto: ¿Qué tipo de teoría del significado tiene Kant? Lo
siguiente, puede a modo de recapitulación y conclusión, también contribuir a ello.
a) El concepto de significado aparece en la Analítica trascendental como un concepto proveniente del uso
lingüístico y lógico. Este sentido del concepto de significado se refleja en los dos primeros niveles
indicados: léxico y lógico. Pero el concepto de significado al mismo tiempo recibe una determinación
conceptual que va más allá de estos sentidos en la medida en que la noción de significado es considerada
como el posible significado de las categorías.
b) El uso lingüístico y lógico de la noción de significado es asumido por Kant a partir de un trasfondo
histórico, una de cuyas fuentes, inmediatas, puede ser identificada en la obra de G. F. Meier que Kant
empleara como guía en sus lecciones de lógica, donde, tal como lo señaláramos, el significado es lo
designado por una expresión
96
. Este uso asumido sirve como base para la elaboración de la perspectiva
específicamente trascendental. De este modo, la noción de significado se articula sobre la base de las
relaciones entre concepto, referencia y objeto
97
. Esta concepción recibida y reasumida por Kant se
mantiene vigente como trasfondo, pero es reelaborada y transformada por la reflexión trascendental.
c) En el marco de la Analítica trascendental la noción de significado es determinada conceptualmente
desde el punto de vista trascendental. La reelaboración del modelo semántico asumido a partir de la
tradición puede ser particularmente identificada en la tercera modalidad de significado señalada, la de
significado objetivo. El análisis indicado de éste desde el punto de vista trascendental, sugiere entonces la
posibilidad de hablar de un concepto intensional de significado en tanto se construye en una conjunción
de argumentos modales y temporales, de los cuales la doctrina del esquematismo brinda un ejemplo
paradigmático: sólo hay significado para los conceptos puros en tanto se articulen en la determinación o
“sintaxis” temporal expuesta por los esquemas trascendentales. La dimensión temporal del significado es,
pues, una característica que identifica la reflexión trascendental sobre el lenguaje. Ella, además, muestra
la reelaboración propia por parte de Kant frente a la tradición semántica recibida.
d) El concepto de “significado objetivo” sólo tiene sentido como término técnico de la perspectiva
trascendental. Él en particular y las distintas modalidades del concepto de significado muestran, además,
el proceder de Kant en cuanto a la recepción y acuñación de conceptos filosóficos centrales de la tradición
heredada. Ello es un ejemplo de la realización de la indicación dada por Kant en el pasaje visto más arriba
98
: antes que forjar nuevas palabras para la expresión de los conceptos filosóficos, la reflexión filosófica
debería buscar “tal concepto juntamente con su expresión adecuada, en una lengua muerta docta” (CRP
96
Conviene recordar aquí como ejemplo de la base de la “semántica” kantiana la descripción ya mencionada tomada de G. F.
Meier. Cf. Aquí 2. 1.
97
La tradición mencionada en la nota anterior puede ser identificada retrocediendo hacía influencias anteriores. Esta semántica
de tres términos, que ya se halla, tal como vimos, en el período precrítico, se corresponde a su vez con la “semántica
leibniziana”, establecida entre: conceptos, signos y objetos; Cf. Hans Burkhardt, Logik und Semiotik in der Philosophie von
Leibniz, Munich, Philosophie Verlag, 1980, pp. 180-182. Cf. Aquí 2. 6.
98
CRP B 368-69, Cf. aquí 5. 2.
82
B 369). Esto alcanza para indicar un procedimiento intencionalmente elegido para la elaboración del
lenguaje de la filosofía.
e) La comprensión kantiana del significado, tal como puede ser identificada en la Analítica trascendental,
no puede ser asimilada sin más a las concepciones posteriores de significado. Ella no puede ser reducida a
alguna de las formas estándar que han asumido las teorías posteriores en el marco de la filosofía del
lenguaje, como teorías realistas o del uso
99
. Ello sugeriría por un lado la peculiaridad de la posición
kantiana desde un punto de vista filosófico-histórico y, por otro, el que haya dado lugar a lecturas que
reelaboran la perspectiva trascendental del significado desde distintas ópticas: p. ej. sintaxis, semántica o
pragmática trascendentales. Asimismo, la reconstrucción de la concepción del significado, tal como
hemos planteado en este capítulo, ofrece la posibilidad de una discusión ulterior con tales interpretaciones
y desarrollos.
99
Cf. Gerhard Schönrich, Kategorien und transzendentale Argumentation. Kant und die Idee einer transzendentalen Semiotik,
Francfort del Meno, Suhrkamp, 1981, pp. 117-122. La posible aproximación, señalada por J. Nolan, entre los términos
“significado” (Bedeutung) y “sentido” (Sinn) en relación con G. Frege resulta problemática. Cf. J. Nolan, “Kant on Meaning:
Two Studies”, en Kant-Studien, 70, 1979, pp.113-130. Aun con ciertos matices significado y sentido pueden ser considerados
en el contexto del uso de Kant como equivalentes. Kant los emplea frecuentemente como tales; como p. ej. Crítica de la razón
pura B 149, B 194 y B 195, Prolegómenos EA, IV, 332 y Fundamentos metafísicos de la ciencia natural EA, IV, 478. Cabe
además recordar que el mismo Kant los presenta como intercambiables en Crítica de la razón pura B 299.
83
6. Recepción y proyección de la filosofía crítica en la reflexión posterior sobre el lenguaje: una indicación
La idea, reiterada de distintas maneras por diferentes autores, de que “Filosofía e historia de la
filosofía son una”, completada el siguiente modo “No se puede hacer la primera sin hacer la segunda.
Dicho de otro modo, para una comprensión adecuada de ciertos problemas, preguntas y cuestiones es
esencial que se los entienda genéticamente.” 100, parece particularmente apropiada para señalar el enfoque
de lo que a continuación trataremos en este capítulo. Ya es un lugar común el señalar la influencia de la
filosofía crítica de Kant en la reflexión filosófica posterior, en general y particularmente en áreas
filosóficas como p. ej. la teoría del conocimiento, la filosofía moral, o la metafísica. Una de las tantas
formas de ilustrar dicha influencia se halla en la afirmación de que “para bien o para mal, casi todo
desarrollo filosófico de significación desde 1800 ha sido una respuesta a Kant” 101.
Comparativamente, la recepción de la filosofía crítica en conexión con la reflexión filosófica
sobre el lenguaje ha sido menor. Con todo, esta influencia específica en la reflexión sobre el lenguaje ha
sido identificada de la siguiente manera: “El giro lingüístico de las últimas décadas es una ampliación del
giro copernicano. Ya sea que el centro gnoseológico sea una única semiótica y gramática trascendentales,
ya sea que haya reglas y sistemas lingüísticos alternativos, formas a priori de la experiencia del mundo
que se corresponden con las formas en las cuales esta experiencia es articulada y comunicada.”
102
. Esta
perspectiva conduce a identificar la acción de la filosofía crítica en la configuración de la filosofía del
lenguaje como el establecimiento de un supuesto o condición básica de la misma. Así, el valor asignado
al lenguaje como motivo filosófico básico constituyó una orientación fundamental de la reflexión
filosófica en el siglo xx, de índole distinta de la de una distinción entre escuelas o posiciones, sirviendo de
base a la idea de que el lenguaje no es sólo el objeto particular de un conjunto de disciplinas igualmente
particulares, sino, un supuesto o condición determinante de la constitución misma de la “objetividad” y el
“mundo”.
Los más de doscientos años de reflexión sobre el lenguaje en diversos modos de conexión con
la filosofía crítica de Kant presentan un panorama rico y variado. A continuación, con la intención de
indicar cómo la filosofía crítica y su recepción contribuyen a la comprensión filosófica del lenguaje
acuñada en el siglo xx y a la variedad de enfoques, posiciones y discusiones filosóficas vinculadas con él,
presentaremos la siguiente serie de indicaciones respecto de aspectos de la influencia, recepción, y
proyección de la filosofía critica de Kant, vinculados, de diversas maneras, a la reflexión sobre el
lenguaje. En la mayor parte, nos centraremos en aspectos de la influencia de la Crítica de la razón pura
en la filosofía del lenguaje. Proponemos para ello una argumentación histórico-conceptual en la cual se
100
Charles Taylor, “Phlosophy and its History”, R. Rorty et al. (eds.), Philosophy in History, Cambridge, Cambridge
University Press, 1984, p. 17.
101
Alberto Coffa, The Semantic Tradition from Kant to Carnap, Cambridge, Cambridge University Press, 1991, p.7.
102
Lewis White Beck, „Was haben wir von Kant gelernt”, Kant-Studien, 72, 1981, p.5.
84
señalan conexiones explícitas entre la filosofía crítica de Kant y la reflexión sobre el lenguage en
momentos centrales de la configuración de la filosofía del lenguaje.
6. 1. Recepción y proyección en el siglo xix
Desde la afirmación de J. G. Hamann y J. G. Herder de la ausencia del lenguaje en la
reflexión crítica, temas centrales de la filosofía crítica de Kant han servido de impulso a la elaboración
tanto de reflexiones filosóficas sobre o en conexión con el lenguaje, como de teorías generales acerca de
éste. Algunos ejemplos de ello son los siguientes. J. G. Fichte en Von der Sprachfähigkeit und dem
Ursprung der Sprache (De la capacidad de hablar y del origen del lenguaje) (1795) desarrolló un
enfoque trascendental respecto del origen del lenguaje. Propone una “historia a priori del lenguaje” con
la finalidad de exponer no sólo cómo pudo surgir el lenguaje, sino también cómo debió haber sido
producido 103. Según esta genealogía en tanto la naturaleza racional del ser humano es de índole sensible,
los seres humanos tienden al intercambio y la comunicación. Acorde a ello, el sistema del lenguaje
deviene medio de la realización en el mundo sensible de la libertad originaria. Un enfoque de la
comprensión filosófica del lenguaje en conexión con la reflexión sobre la conciencia sostiene que G. W.
F. Hegel revolucionó a su vez la revolución copernicana de Kant, ya que en éste aún se mantendría en el
signo lingüístico la distinción entre un referente exterior y un significado interior
104
. Según ello esta
nueva comprensión del lenguaje supera tanto la representación del mismo como imagen reproductora,
como dicha diferencia entre exterior e interior. Con ello los signos del lenguaje son comprendidos, más
allá de su posible ubicación en la lógica o la psicología, en su necesidad e interconexión en el sistema de
la acción del espíritu
105
. En este sentido el lenguaje conserva la determinación griega del lógos como
palabra, en tanto el lenguaje es la “existencia pura del espíritu”, vuelta sobre sí misma en tanto es
percibida acústicamente 106. Con ello el lenguaje constituye el medio del espíritu, y cumple la función de
unificación y articulación entre la intuición y el pensamiento, “lo cual es una respuesta a Kant” 107.
Representantes de la reflexión sobre el lenguaje en el siglo xix, como F. Schlegel, F. D
Schleiermacher y, particularmente por su repercusión posterior aunque no sólo por ello, W. von
103
Thomas S. Höffmann, “G. W. F. Hegel”, en T. Borsche (Ed.), Klassiker der Sprachphilosophie, Munich, C. H. Beck,
1996, p.258.
104
Ibíd. Una investigación de la relación de la filosofía crítica de Kant con la filosofía de Hegel desde el punto de vista del
lenguaje y la conciencia ha sido desarrollada por Bruno Liebrucks: Bruno Liebrucks Sprache und Bewuβtsein, Francfort del
Meno, Akademische Verlagsgesellschaft, 1965-1979. Esta investigación, desplegada en siete volúmenes, parte de la
contraposición entre “visiones no dialécticas” del lenguaje y la apertura del “movimiento dialéctico” en la comprensión del
lenguaje desde la perspectiva de Hegel. El papel que le corresponde a la Crítica de la razón pura es identificado como, tal
como rezan ya los títulos, la “primera revolución de la manera de pensar” mientras que la “segunda revolución de la manera de
pensar” fue la introducida por la Fenomenología del espíritu de Hegel.
105
Cf. Thomas S. Höffmann, loc. cit., p. 269.
106
Georg. F. W. Hegel, Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie III, Werkausgabe 20, Francort del Meno, Suhrkamp,
1970, pp. 106s. Cf. T. S. Höffmann, loc. cit., 260.
107
Ibíd.
85
Humboldt, sin ser kantianos en sentido estricto, proyectaron posiciones centrales de la filosofía crítica a la
comprensión del lenguaje. Así, p. ej. siguiendo el principio de que el conocimiento se constituye a partir
de la espontaneidad productora que configura lo dado, sustentaron la idea de que la producción del
lenguaje va más allá de la concepción del lenguaje como reproducción. Los “elementos kantianos”
configuran la arquitectura conceptual de la teoría del lenguaje de Humboldt
108
. Humboldt continúa la
perspectiva de Kant, por ejemplo, en la medida en que pone a la subjetividad como principio constitutivo
del lenguaje. La naturaleza misma del lenguaje es ser un proceso activo de desarrollo bajo la influencia de
la energía espiritual de los hablantes. Así la síntesis como forma básica de enlace es proyectada a las
distintas formas de unificación en el lenguaje. La afinidad de la elaboración de Humboldt con temas
centrales de la filosofía crítica de Kant, como el ya mencionado de la espontaneidad productora del
espíritu, ha dado lugar para sostener que, respecto del lenguaje, “la realización de los planteos de
Humboldt llena el lugar que en el sistema de Kant queda abierto para su posterior desarrollo, pero que,
como tantos otros lugares en él, Kant deja vacío” 109.
Las ramificaciones de la filosofía crítica se verifican también en quienes llevaron a cabo una
“transformación lingüística del kantismo”
110
. En este contexto resulta particularmente relevante la
vinculación establecida entre lenguaje y esquematismo. G. M. Roth ve la facultad de lenguaje como una
concreción del esquematismo. En su Antihermes (1795) distingue entre una teoría de la representación
(Vorstellung) y una teoría de la exhibición (Darstellung), diferenciando en ella tres tipos: imágenes,
música y lenguaje. Las representaciones son comunicadas por medio de las formas de exhibición. De este
modo la actividad exterior de simbolizar testimonia un proceso espiritual previo a la comunicación. Esta
perspectiva conduce a la tesis de la identidad especulativa entre pensamiento y lenguaje, siendo éste una
fuerza autónoma independiente tanto de estructuras biológicas como del medio 111. Según A. F. Bernhardi
(Sprachlehre) (Teoría del lenguaje) (1801/03) el lenguaje es exteriorización de la razón por medio del
entendimiento bajo la influencia de la imaginación y en la articulación material del sonido
112
. También
K. L. Reinhold propone, en Das menschliche Erkenntnisvermögen (La facultad humana de conocimiento)
(1816), una interpretación lingüística del esquematismo y de la exhibición simbólica; aquí el estudio del
lenguaje es parte de la teoría de la conciencia y del conocimiento. Él ve la peculiaridad del espíritu
humano en la mediación operada por el lenguaje entre sensibilidad y pensamiento. Las imágenes
108
Cf. Josef Simon, “Aspectos lingüístico-filosóficos de la historia de la filosofía moderna”, J. Simon (Ed.), Aspectos y
problemas de la filosofía del lenguaje, Buenos Aires, Alfa, 1977, pp. 39-48 y Tillman Borsche, Sprachansichten. Der Begriff
der menschlichen Rede in der Sprachphilosophie Wihelm von Humboldts, Stuttgart, Cotta, 1981, pp. 90-94.
109
Gerold Prauss, Die Welt und wir (Band I/1: Sprache - Subjekt - Zeit), Stuttgart, J. B. Metzler, 1990, p. 66.
110
Pietro Perconti, Kantian Linguistics. Theories of Mental Representation and the Linguistic Transformation of Kantism,
Munster, Nodus, 1999.
111
Ibíd., pp. 67s y 71ss.
112
Ibíd., p. 90.
86
empleadas en la vida cotidiana desempeñan el papel de los esquemas trascendentales. Cuatro formas de
exhibición son distinguidas: imitativa, simbólica, metafórica y trópica 113.
6. 2. La Crítica de la razón pura y las bases de la filosofía del lenguaje
En conexión con las bases de la reflexión sobre el lenguaje en el siglo xx la impronta de la
filosofía crítica de Kant es perceptible en la semiótica, la hermenéutica, la concepción de la interpretación
como desenmascaramiento de relaciones de poder, la filosofía analítica y la fenomenología en tanto las
obras de Ch. S. Peirce, W. Dilthey, F. Nietzsche, G. Frege y E. Husserl les sirven respectivamente de
base. Aún cuando el carácter de la relación pueda ser interpretado de diferente manera, p. ej. con respecto
a Frege dando lugar a la pregunta: ¿kantiano o neokantiano?, baste aquí con recordar que el alcance y
profundidad de esta conexión ha sido subrayada reiteradamente en cada uno de los casos. El siguiente
conjunto de trabajos que se conectan, de diversos modos pero explícitamente, a la filosofía crítica de Kant
sirve para identificar ésta como una plataforma común a las orientaciones básicas que configuran el
origen de la filosofía del lenguaje hacia, aproximadamente, el último tercio del siglo xix114. De estas
orientaciones surgen, a su vez, las varias ramificaciones que caracterizan posteriormente a la filosofía del
lenguaje en el siglo xx.
De una nueva lista de categorías (On a New List of Categories) (1867) muestra el resultado
del trabajo de Ch. S. Peirce por reelaborar la tabla de las categorías de Kant. La recepción y
transformación semiótica de la filosofía crítica de Kant por parte de Peirce, ha sido señalada por K-O.
Apel y, desde otro enfoque, por T. L. Short115. Según Apel de esta elaboración semiótica de la lógica
trascendental kantiana resulta una transformación de la crítica de la razón en una crítica del sentido que
provee una base semiótica para la justificación normativa de la investigación científica y presenta una
teoría del significado que va más allá de la constatación y descripción del empleo de signos; teoría que no
recurre al empleo fáctico de los mismos sino a experimentos mentales en los cuales “se manifestarían las
coordinaciones condicionales de acciones y experiencias posibles en las que se haría presente el
significado, normativamente correcto, de un signo.”116. A su vez, la teoría de los signos de Peirce,
desarrollada con la vista puesta en la teoría del conocimiento y de la mente, tiene, según Short, su origen
en la teoría del conocimiento de Kant117. De acuerdo a este enfoque, la semiótica de Peirce es el resultado
113
Ibíd., pp. 134 y 142ss.
“Filosofía del lenguaje” en un sentido histórico-conceptual amplio, tal como es explicado en: Sylvain Auroux, La
philosophie du langage, Paris, PUF, 1996 y Tillman Borsche, “Einleitung”, T. Borsche (Ed.), Klassiker der Sprachphilosophie,
Munich, C.H. Beck, 1996, pp. 7-13.
115
Respecto de la discusión en torno a cómo interpretar el alcance de esta relación y transformación, con referencias
ulteriores: Zachary Gartenberg, “Intelligibility and Subjectivity in Peirce: A Reading on His ‘New List of Categories’”,
Journal of the History of Philosophy, 50, 2012, pp. 581– 610.
116
Karl–Otto Apel, El camino del pensamiento de Charles S. Peirce, Madrid, Visor, 1997, p.15.
117
Cf. T. L. Short, Peirce’s Theory of Signs, Cambridge, Cambridge University Press, 2007, pp. 27-66.
114
87
de una progresiva separación de la concepción idealista implicada en la primera recepción. Este
distanciamiento del idealismo habría sido el motor que impulsó el subsecuente desarrollo de la filosofía
de Peirce, incluyendo su semiótica: “El pragmatismo nació de esta lucha y contribuyó a producir los
cambios en su teoría de los signos que él llevó a cabo entre 1881 y 1907”118. Este movimiento de
separación de la posición kantiana inicial que es al mismo tiempo la construcción de la propia semiótica
de Peirce se desarrolla simultáneamente con una profundización de temas kantianos. Así, la reelaboración
semiótica de las categorías de De una nueva lista de categorías se incribe en 1902 en un ordenamiento de
las ciencias guiado por la idea kantiana de “arquitectónica”, de modo tal que las ciencias tienen un orden
interno propio que no es impuesto exteriormente.
En la Einleitung in die Geisteswissenschaften (Introducción a las ciencias del espíritu) (1883)
W. Dilthey propuso la reelaboración de la idea de la crítica de la razón pura como “crítica de la razón
histórica”119. La crítica de la razón histórica propone ampliar el alcance de la crítica de la razón pura
examinando las condiciones de posibilidad de las ciencias humanas, las cuales buscan comprender las
estructuras fundamentales de la vida histórica que se dan en la experiencia vivida, cuya interconexión se
halla articulada por relaciones de sentido. La crítica de la razón histórica implica la doble afirmación de
que la razón es histórica y de que la autocomprensión de la razón como ahistórica debe ser sometida a la
crítica. La realidad histórica consiste en el acontecer del mundo humano y de la totalidad de lo conectado
con éste. La vida humana histórica acontece siempre como una totalidad interconectada, de la cual da
cuenta la categoría fundamental de significado (Bedeutung): “la conexión del transcurso de la vida es
sólo comprensible por medio de la categoría de significado en relación con el comprender la totalidad [...]
significado es la categoría más amplia bajo la cual es comprensible la vida”120. La construcción y empleo
del lenguaje sirve como guía en la elaboración de esta categoría central, que sin perder su cualidad
lingüística se proyecta en la comprensión de la vida individual e histórica: “Tal como las palabras tienen
significado (Bedeutung) a través del cual designan algo o las proposiciones tienen un sentido que
construimos, asi puede, a partir del significado determinado o indeterminado de las partes de la vida,
construirse conexión de estas partes. Significado (Bedeutung) es la forma particular de relación que,
dentro de la vida, sus partes tienen respecto del todo.”121. La introducción de las categorías de la vida
propone ir más allá de la idea de categorías del entendimiento. Las categorías de la vida antes que formas
de pensar objetos son maneras en las cuales la vida misma existe; es decir en ellas se expresan las formas
estructurales de la vida en su transcurso temporal. A ello se anuda el interés por la comprensión de las
personas singulares y de las conexiones históricas. Las configuraciones de la conciencia individual y
118
Ibid., p.28.
Wilhelm Dilthey, Einleitung in die Geisteswisenschaften, Gesammelte Schriften 1, Leipzig-Stuttgart-Göttingen, B.G.
Teubner - Vandenhoeck und Ruprecht, 1914-2006, p.IX.
120
Wilhelm Dilthey, Die Kategorien des Lebens. Gesammelte Schriften 2. Leipzig-Stuttgart-Göttingen, B.G. Teubner Vandenhoeck und Ruprecht, 1914-2006, p.232.
121
Ibid., pp. 233s.
119
88
colectiva se vuelven objeto de investigación, constituyéndose con ello la forma metodológica de la
hermenéutica como el comprender que se refiere a las relaciones de significado. En el contexto de la
“crítica de la razón histórica” el concepto de significado tiene, pues, este doble carácter, se refiere tanto a
la configuración estructural de la vida individual e histórica en su acontecer temporal como a la
comprensión de éstas. Con ello la propuesta ampliación de la crítica de la razón pura implicaría tanto la
realidad histórica como su enfoque metodológico.
El examen genealógico de Nietzsche en Zur Genealogie der Moral (La genealogía de la
moral) (1887) reconduce la idea de “bueno” al pathos de la distancia que caracteriza la conducta noble
de los señores en la cual puede hallarse el origen del lenguaje: “el derecho de los señores de poner
nombres llega tan lejos que uno debería permitirse concebir el mismo origen del lenguaje como una
expresión de poder de quienes dominan: dicen esto es esto o esto otro, sellan las cosas o acontecimientos
con un sonido y, al hacerlo, toman posesión de ello.”122. Este enfoque genealógico, en el sentido que este
término adquiere en este contexto, es, en buena medida resultado de, y se inscribe en, la transformación
de la crítica de la razón en una crítica del lenguaje. El fragmento denominado Vom Ursprung der Sprache
(Del origen del lenguaje), perteneciente a los trabajos previos de las Lecciones de gramática latina del
semestre de invierno 1869/70 anuda la cuestión del origen del lenguaje al enfoque de Kant según el cual
“Una gran parte, y quizá la mayor, de la tarea de nuestra razón consiste en la descomposición de los
conceptos que ya poseemos de los objetos.”123. En consonancia con ello subraya Nietzsche que “Los
conocimientos filosóficos más profundos se hallan ya previamente elaborados en el lenguaje.”124. El
análisis y la respuesta a la cuestión del origen del lenguaje, en tanto el lenguaje conforma y prefigura la
actividad racional, se vuelven así una genealogía de la razón. El origen del lenguaje se halla en el instinto,
el cual se caracteriza por su orientación hacia fines que no son el resultado de la reflexión consciente. En
su estructura se halla lo que el artista utiliza con fines estéticos, la metáfora: el lenguaje es esencialmente
metafórico, su misma constitución obedece a una serie de metáforas125. Primera metáfora: un estímulo
nervioso es transpuesto y traducido en una imagen. Segunda metáfora: esta imagen es subsecuentemente
retransformada en sonido, produciéndose en ambos casos un pasaje entre órdenes enteramente diferentes.
Estas transposiciones, translaciones o metáforas generan el lenguaje y nos inducen a creer erróneamente
que hablamos efectivamente de las cosas cuando en realidad no tenemos de las mismas sino metáforas.
Luego de su traducción en imagen y sonido la cosa en tanto tal permanece como una “x” desconocida.
122
Friederich Nietzsche, Zur Genealogie der Moral. Werke in drei Bänden 2, Munich, K. Schlechta, 1977, p.771.
Friederich Nietzsche, Vom Ursprung der Sprache, Gesammelte Werke 5, Munich, Musarion, 1922, p.467. El texto (KrV, B
9), está ubicado, orientando el argumento, al inicio del fragmento.
124
Ibíd.
125
Nietzsche desarrolla esta argumentación en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873). Los escritos tempranos
de Nietzsche son de una particular importancia para su filosofía del lenguaje. Ellos muestran un decurso progresivo de su
pensamiento desde 1869 hasta 1873 en el cual se origina Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. En este período
Nietzsche recorre la reflexión sobre el lenguaje en, entre otros: Herder, Kant, Schelling, Schopenhauer y E. von Hartmann.
Nietzsche, Friederich: Über Wahrheit und Lüge im außermoralischen Sinn. Werke in drei Bänden 3, Munich, K. Schlechta,
1977, pp.309-322.
123
89
Esta genealogía del lenguaje se anuda a la crítica a la metafísica “sin el lenguaje [los pueblos] no pueden
pensar ni al mundo, ni a los dioses ni a los hombres.”126
Las conexiones entre la filosofía crítica de Kant y la filosofía de Frege corren a través de
temas y discusiones característicos de –sin excluir otros dominios- la lógica, la filosofía del lenguaje y la
filosofía de la matemática. Ya con anterioridad a la discusión en torno a la ubicación histórica de Frege
con respecto a Kant
127
, había señalado H. Scholz que dos son los accesos a Frege: Leibniz y Kant
128
.
Indicó, además, que para la creación de su cálculo lógico Frege no fue movido por el estudio de Leibniz
sino por “una pregunta filosófica decisiva: ‘¿es la aritmética de los números naturales derivable o no de la
lógica?’” 129. Esta pregunta, parte de la pregunta más abarcadora acerca de la posibilidad de derivación de
la matemática de la lógica, fue planteada “con esta agudeza” por primera vez por Kant 130, quien, además
la habría “negado categóricamente”
131
. Un reciente examen analiza las siguientes cuestiones: verdad
necesaria, Kant como el iniciador del antipsicologismo en la fundamentación de la lógica, la crítica de
Frege al “yo pienso” como expresión de idealismo, analiticidad, síntesis a priori, el “intuicionismo” de
Frege y el carácter sintético a priori de la geometría
132
. Estudios sobre aspectos de posible conexiones
entre Frege y Kant, como p. ej. acerca de la comparación entre las maneras de concebir las nociones de
significado (Bedeutung) y sentido (Sinn), se reiteran continuadamente
133
. En Sinn und Bedeutung
(Sentido y referencia) (1892) 134 G. Frege introduce la distinción entre los conceptos de sentido (Sinn) y
referencia (Bedeutung)
135
a partir del análisis de la igualdad y del posible valor de conocimiento de
proposiciones de la forma “a = b”, que no siempre pueden ser justificadas a priori. Éstas se diferencian de
una proposición de la forma “a = a” que vale a priori y “acorde con Kant debe ser llamada analítica” 136.
La introducción de la diferencia entre sentido (Sinn) y referencia (Bedeutung) posibilita mantener el
mismo valor de verdad (referencia) de la proposición, pero también que el sentido de “b” sea distinto del
de “a”, de modo tal que “a = b” es diferente de “a = a”. Precisamente en ello consiste el desarrollo
argumentativo del texto que comienza con dicha distinción y concluye con el resultado de ésta que
126
Friederich Nietzsche, Vom Ursprung der Sprache, Gesammelte Werke 5, Munich, Musarion, 1922, p., 469.
Cf. Gottfried Gabriel, „Frege als Neukantianer”, Kant-Studien, 77, 1986, pp. 85-101; y Volker Peckhaus, „Kantianer oder
Neukantianer? über die Schwierigkeiten, Frege der Philosophie seiner Zeit zuzuordnen”, en G. Gabriel – U. Dathe (Eds.),
Gottlob Frege — Werk und Wirkung. Mit den unveröffentlichten Vorschlägen für ein Wahlgesetz von Gottlob Frege,
Padeborn, Mentis, 2000, pp. 191–209.
128
En su artículo de 1941: Heinrich Scholz, “Frege”, en H. Scholz Mathesis Universalis, Basilea-Stuttgart, B. Schawe, 1961,
p. 268. A su vez en (1943-44) su “Einführung in die Kantische Philosophie”, en op. cit. pp. 152-218 también desarrolla una
presentación y evaluación de la filosofía crítica en el marco de la concepción de Frege.
129
Heinrich Scholz, “Frege” en H. Scholz Mathesis Universalis, Basilea-Stuttgart, B. Schawe, 1961, p. 271.
130
Ibíd.
131
Ibíd., p. 272.
132
Robert Hanna, Kant and the Foundations of Analytic Philosophy, Oxford, Clarendon - Oxford University Press, 2001,
respectivamente pp. 6-9, 72-74, 95-97, 159-65 y 184-91, 227-232, 264-66.
133
J. Nolan, “Kant on Meaning: Two Studies”, Kant-Studien, 70, 1979, pp.113-130.
134
Gottlob Frege, “Sinn und Bedeutung”, Patzig, Günther (compilador): Funktion, Begriff, Bedeutung. Göttingen,
Vandenhoeck & Ruprecht , 1966, pp.38-63.
135
Siguiendo la forma más usual de traducir en el contexto de Frege Bedeuung por referencia.
136
Frege, op. cit., 38.
127
90
permite sostener el diferente “valor de conocimiento” (Erkenntniswert)
137
entre ambos tipos de
proposiciones. Si, acorde a ello, se interpreta que la teoría del sentido y la referencia de Frege “pertenece
a la tradición epistemológica de la filosofía moderna que resulta de Kant” 138, la distinción configuradora
de la filosofía del lenguage originada en Frege, se construye, entonces, a partir de su base en Kant.
Al asumir Husserl “trascendental” como caracterización de la fenomenología pone de relieve
el parentesco entre ésta y la filosofía crítica de Kant. El desarrollo de una gramática pura por parte de
Husserl en las Logische Untersuchungen (Investigaciones lógicas) (1900-1) muestra cómo la perspectiva
trascendental kantiana es trasladada y aplicada al examen del lenguaje. La gramática lógica pura tiene
como finalidad comprender la constitución formal del dominio del significado (Bedeutung). Husserl
establece una conexión explícita con la investigación de Kant, al señalar que la idea de una gramática
lógica pura se ubica en la tradición de una gramática universal que concibiera el racionalismo de los
siglos xvii y xviii y que él mismo emplea la expresión “gramática pura”, como “nombre pensado y
expresamente señalado como análogo a la ‘ciencia pura de la naturaleza’ de Kant.”139. La “gramática
pura”140 determina las leyes a priori que regulan el enlace entre significados según su forma y tienen la
función de separar el sentido del sinsentido. Estas leyes son previas a las leyes lógicas en sentido estricto,
constituyen el conjunto de las “leyes gramaticales en sentido lógico puro”141 y su función teórica
específica radica en proveer a la lógica formas posibles de significado, es decir formas a priori de
significados complejos unitarios con sentido. Recién una vez que estos significados complejos unitarios
se hallan constituidos son, a su vez, regulados por las leyes lógicas en sentido estricto respecto de su
verdad formal y posible objetividad; leyes de las formas posibles de significado excluyen el sinsentido,
mientras que las leyes lógicas, el contrasentido. La gramática pura lógica se circunscribe estrictamente a
una estructura a priori, a lo “gramático” como tal, y en este sentido “investiga las primitivas estructuras de
significado, los primitivos tipos de enlace y articulación, así como las leyes de operación de la
complexión y de la modificación del significado, fundadas en ellas”142. Con esta concepción de la
gramática pura Husserl aplica la investigación a priori al lenguaje y al desarrollar esta idea se aproxima,
sin referirse específicamente a ella, a la posibilidad sólo sugerida por Kant de una “gramática
trascendental”.
6. 3. La Crítica de la razón pura en obras fundamentales de la filosofía del lenguaje hacia 1920
137
Ibid., p.63.
Wolfgang Carl, Frege’s Theory of Sense and Reference. Cambridge, Cambridge University Press, 1994, p.vii.
139
Edmund Husserl, Logische Untersuchungen II/1, Hamburg, Meiner, 1992, p.348.
140
Ibíd., p.301.
141
Ibíd.
142
Ibíd., p.344.
138
91
En la década de 1920 se publica un conjunto de obras centrales para, si bien no de forma
excluyente, la reflexión sobre el lenguaje. Cada una de ellas se vincula de modo propio, a las bases
establecidas por Frege, Husserl o ambos, pero todas se refieren a la Crítica de la razón pura.
La afirmación de L. Wittgenstein de que él había concebido la investigación llevada a cabo en
el Tractatus (1921) “no dirigida a los fenómenos” sino a “las ‘posibilidades’ de los fenómenos”143 puede
ser tomada como una muestra de la legitimidad de las discusiones en torno a la relación entre la filosofía
critica de Kant y la reflexión de Wittgenstein. Así p. ej. se señaló la semejanza entre el planteo indicado
por esta afirmación y el enfoque básico de la filosofía trascendental, sosteniendo que Wittgenstein habría
trasladado, transformándolo, “el idealismo trascendental de Kant del plano de la razón al plano del
lenguaje”144 o que Wittgenstein podía ser identificado como “filósofo kantiano” 145. Esta semejanza entre
ambos enfoques ha sido reiteradamente señalada, así p. ej. con respecto a la filosofía de Wittgenstein se
ha sostenido que “La caracterización general más simple de su filosofía es que es crítica en el sentido
kantiano. Kant ofreció una crítica del pensamiento y Wittgenstein ofrece una crítica de la expresión del
pensamiento en el lenguaje.”146. Esta conexión constituye un continuado motivo de reelaboración147.
Pero a su vez, precisamente el sentido de esta conexión del Tractatus con la filosofía crítica de Kant
constituye también la orientación del curso posterior de la filosofía analítica: “El Tractatus, del cual se
puede sostener que es el texto más importante en el auge de la filosofía analítica, le propone a la filosofía
la tarea kantiana de trazar ‘el límite del pensamiento’, más que la de agregar algo a nuestro conocimiento
del mundo. Schlick y Carnap aceptaron la división del trabajo sugerida por Wittgenstein probablemente
porque estaban basados en ideas neokantianas a través de su formación filosófica en Alemania. Solo un
paso separa la tesis de la escuela de Marburgo de que la filosofía es metateoría de la ciencia del lema de
Carnap de que filosofía es la ‘lógica de la ciencia’. Ese paso es el giro lingüístico del Tractatus, según el
cual los límites del pensamiento deben ser trazados en lenguaje. Por consiguiente, la corriente principal de
la filosofía analítica de Frege a Quine no sólo está configurda decisivamente por problemas kantianos,
sino que también incluye importantes hilos argumentales.” 148.
La Crítica de la razón pura como base de la Philosophie der symbolischen Formen (Filosofía
de las formas simbólicas) (1923-299) es explícitamente señalada por E. Cassirer: “todo mi trabajo en el
dominio de la filosofía teórica presupone la fundamentación metódica que Kant ha establecido en la
143
Ludwig Wittgenstein, Philosophische Untersuchungen. Frankfurt am Main, Suhrkamp, 1960 § 90.
Wolfgang Stegmüller, Haupströmungen der Gegenwartsphilosophie. Stuttgart. 1978, Kröner, (6º .ed.) p.555.
145
Tal como reza el título del capítulo XI: “Wittgenstein como un filósofo kantiano” de: Eric Stenius, Wittgenstein’s Tractatus.
Oxford. Blackwell, 1960, pp.214-226. Respecto de la relación de Wittgenstein con Kant, Hans-Johann, Glock, ‘‘Kant and
Wittgenstein: Philosophy, Necessity, and Representation’’, International Journal of Philosophical Studies, 5, 1997, pp.285–
305, con referencias ulteriores, y del mismo autor: “Was Wittgenstein an Analytic Philosopher?“, Metaphilosophy, 35, 2004,
pp.419-444.
146
David Pears, The False Prision. A Study of the Development of Wittgenstein’s Philosophy, Oxford. Oxford University
Press, 1987, p.3.
147
Ilhamr Dilman, Wittgenstein's Copernican Revolution: The Question of Linguistic Idealism. USA, Palgrave, 2002.
148
Hans-Johann Glock, “Strawson and Analytic Kantianism”, Glock, Hans-Johann (compilador): Strawson and Kant. Oxford,
Oxford University Press, 2003, p.16.
144
92
Crítica de la razón pura.”149. Con esta guía metódica Cassirer enfoca el lenguaje en tanto forma
simbólica, subrayando que el punto en el cual gira “el desarrollo de la idea de lenguaje” es Kant
150
.
Sobre esta base en Kant asume y retoma las elaboraciones sobre el lenguaje de Herder y Humboldt; la
obra sobre el Kawi de Humboldt allana el “camino hacia la verdadera apreciación del lenguaje”151 como
tal y posibilita la prosecución y desarrollo de la Crítica de la razón pura con una teoría no instrumental
del lenguaje que enlaza la experiencia con la producción espontánea del pensamiento. Como síntesis entre
Kant y Humboldt, Cassirer puntualiza que el lenguaje es la actividad productora que realiza el
pensamiento, objetiva las impresiones sensibles y con ello determina la estructura categorial del objeto.
Ésta es la consecuencia para la filosofía del lenguaje, que, según Cassirer, se extrae con Humboldt de la
doctrina crítica de Kant: el objeto, en tanto objeto en el fenómeno no se contrapone como algo exterior,
“sino que recién por medio de sus propias categorías el conocimiento es posibilitado, determinado y
constituido. Del mismo modo, la subjetividad del lenguaje ya no aparece como un límite que nos separa
de la captación del ser de los objetos, sino como un medio para la conformación de la objetivación de las
impresiones sensibles.”152. Este enfoque es ampliado por Cassirer en la idea de una filosofía de las
formas simbólicas que “En vez de simplemente investigar los presupuestos universales del conocimiento
científico del mundo, conciba las diferentes formas básicas de comprender (Verstehen) el mundo153.
Siguiendo la concepción de Humboldt del lenguaje como actividad (enérgeia) Cassirer sostiene que por
forma simbólica “se debe comprender la energía del espíritu por medio de la cual el contenido de
significado (Bedeutungsgehalt) se enlaza con un signo sensible concreto, de modo tal que este signo
resulta animado interiormente.”154. De este modo, de la crítica de la razón pura resulta la filosofía de las
formas simbólicas.
Si bien la recepción por parte de M. Heidegger de la filosofía crítica de Kant se desarrolla
como tal centralmente en Kant und das Problem der Metaphysik (Kant y el problema de la metafísica)
(1929), en relación con la reflexión sobre el lenguaje resulta central la conexión establecida en Sein und
Zeit (Ser y tiempo) (1927). La base metódica de la obra se anuda de manera expresa al enfoque
trascendental en tanto se entiende que la “apertura” del ser en tanto éste trasciende todo ente es
“conocimiento trascendental”155. A su vez, de manera análoga a como en la doctrina kantiana del
149
Ernst Cassirer, “Was ist Subjektivismus”? En Bast, Rainer (compilador): Erkenntnis, Begriff, Kultur. Hamburg, Meiner,
1993, p.201.
150
Ernst Cassirer, Philosophie der symbolischen Formen I. Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1953, p.55, Nota
1.
151
Ernst Cassirer, “Die Kantischen Elemente in Wilhelm von Humboldts Sprachphilosophie”, Orth, Ernst Wolfgang
(compilador): Geist und Leben. Schriften zu den Lebensordnungen von Natur und Kunst, Geschichte und Sprache. Leipzig,
Reclam, 1993, p.252.
152
Ernst Cassirer, Philosophie der symbolischen Formen I, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1953, p.102.
153
Ibid., V.
154
Ernst Cassirer,“Der Begriff der symbolischen Form im Aufbau der Geisteswissenschaften”, Cassirer, Ernst Wesen und
Wirkung des Symbolbegriffs, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1983, p.175.
155
Martin Heidegger, Sein und Zeit, Tübingen, M. Niemeyer, 1953, p.38.
93
esquematismo “se ha vislumbrado por primera vez con cierta explicitud la conexión entre ser y
tiempo”156, el análisis del lenguaje por parte de Heidegger en Ser y tiempo conduce, en último término, a
la indicación de su fundamentación en la temporalidad. En la medida que hablar se funda en la “unidad
extática de la temporalidad”157 la articulación entre sentido (Sinn) y significado (Bedeutung) es “temporal
en sí misma”158, por ello “Únicamente partiendo de la temporalidad del habla, es decir del ser-ahí
(Dasein) en general, puede aclararse el ‘surgimiento’ del significado (Bedeutung)”159.
Con ello la
configuración temporal del sentido y el significado tiene lugar a partir de la interpretación del tiempo
como el horizonte de la comprensión de ser. El análisis de tal configuración temporal del sentido y el
significado se orienta por la idea directriz de la, planeada pero no publicada, tercera sección de Ser y
tiempo, guiada por el desarrollo de la pregunta por el sentido de ser a la luz de los esquemas
temporales160.
Der logische Aufbau der Welt (La estructura lógica del mundo) (1928) constituye un
momento intermedio entre la impronta del neokantismo en la obra inicial de R. Carnap y la Logische
Syntax der Sprache (Sintaxis lógica del lenguaje) (1934). Esta incial impronta identificable en su
disertación de 1922 Der Raum. Ein Beitrag zur Wissenschaftslehre (El espacio. Una contribución a
teoría de la ciencia) es reconcida por Carnap en los siguientes términos: “Estudié la filosofía de Kant con
Bruno Bauch en Jena. En su seminario se discutió en detalle durante un año la Crítica de la razón pura.
Me impresionó fuertemente la concepción de Kant de que la estructura geométrica del espacio está
determinada por nuestras formas de intuición. Los efectos posteriores de esta influencia fueron aún
notables posteriormente en el capítulo sobre la intuición del espacio en mi disertación El espacio. [...] En
esa época consideraba el conocimiento del espacio intuitivo bajo la influencia de Kant y los neokantianos,
especialmente Natorp y Cassirer, como basado en la íntuición pura’”161. También las otras dos obras
mencionadas de Carnap se destacan en un trasfondo kantiano. Una línea entre ambas indica que a partir
de la idea de que la lógica determina la estructura del mundo se sostiene que la estructura (Aufbau) lógica
del mundo puede, en última instancia, reflejarse directamente en la sintaxis lógica del lenguaje. El Aufbau
aplicó las técnicas de los Principia Mathematica de Russell al problema del análisis de la realidad, es
decir de lo real a lo dado, en lo cual consiste la “teoría de la constitución”. A su vez, en la Logische
Syntax, Carnap pasa del enfoque neokaniano de su proyecto inicial a uno convencionalista y lingüístico,
156
Alberto Rosales, Siete ensayos sobre Kant, Mérida, Universidad de Los Andes - Consejo de Publicaciones, 1993, p. 227.
Heidegger, op.cit., p.349.
158
Ibíd.
159
Ibíd.
160
Cf. Dietmar Köhler, Martin Heidegger. Die Schematisierung des Seinssinnes als Thematik des dritten Abschnitts von Sein
und Zeit. Bonn, Bouvier, 1993.
161
Rudolf Carnap, “Intellectual Autobiography”, Schilpp, Paul Arthur (compilador), The philosophy of Rudolf Carnap. La
salle, Illinois, Open Court, 1963, p.12.
157
94
próximo al Tractatus de Wittgenstein. Considerado en su conjunto se ha sostenido162, entonces, que el
resultado general de este trayecto de Carnap es que el “giro trascendental” kantiano del mundo
fenoménico a las estructuras a priori es reemplazado por un “giro lingüístico” del mundo de los
fenómenos a un conjunto de estructuras del mundo articuladas por la sintaxis y semántica de las lenguas
naturales y los lenguajes lógicos.
6. 4. Conexiones con la filosofía crítica Kant en la reflexión sobre el lenguaje en la década de 1960
Una recepción directa y explícita, centrada en el análisis del sentido común y el juicio de
gusto, de la filosofía crítica de Kant se halla en la elaboración hermenéutica del lenguaje de H-G.
Gadamer. En Wahrheit und Methode (Verdad y método) (1960) Gadamer recibe, asume y desarrolla
desde su perspectiva hermenéutica la concepción kantiana del simbolismo. El examen de la
“subjetivización de la estética” por la crítica de Kant163, culmina con la consideración de la noción de
símbolo. Allí Gadamer caracteriza al “análisis lógico del concepto de símbolo”, llevado a cabo en el §
59 de la Crítica de la facultad de juzgar, como “uno de los más brillantes del pensamiento kantiano”164.
La concepción del simbolismo desarrollada por Kant en esta obra complementa la teoría del
esquematismo desarrollada en la Crítica de la razón pura. Con posterioridad, en general sostuvo
Gadamer que el giro de la filosofía de Kant, en tanto conciencia crítica de los límites de nuestra razón, se
halla como motivo central, siempre presente, en la hermenéutica165.
R. Rorty ha sostenido que la filosofía analítica sería una versión de la filosofía kantiana,
variante cuyas características serían pensar la representación no como fenómeno mental sino como
fenómeno lingüístico y desplazar, en el orden de las disciplinas, el peso de la crítica y la psicología
trascendentales a la filosofía del lenguaje166. Asimismo, de la relación de la filosofía analítica con Kant se
ha afirmado que “apenas si es una exageración decir que el drama interno de la filosofía analítica de
Frege a Quine y más allá es la relación de amor y odio que corre por más de un siglo con la filosofía
teórica de Kant”
167
y, específicamente , que “la historia de la filosofía analítica, de Frege a Quine, es la
historia del auge y caída del concepto de analiciticidad, cuyos orígenes y parámetros se hallan en la
primera Crítica de Kant.”168. En este contexto, The Bounds of Sense (Los límites del sentido) (1966) de
P. Strawson si bien no examina la filosofía crítica de Kant en relación con el lenguaje en sentido literal, la
interpreta como análisis de los “límites del sentido”. Con relación al lenguaje como tal observa que todo
162
Robert Hanna, “Kant in the Twentieth Century”, Morgan, Dermot (compilador): The Routledge Companion to Twentieth
Century Philosophy, London - New York, Routledge, 2008, p.173.
163
Cf. Hans –Georg Gadamer, Wahrheit und Methode, Tübingen, J. C. B. Mohr, 1972, pp.39-77.
164
Ibíd., 71.
165
Hans –Georg Gadamer,“Kant und die philosophische Hermeneutik”, Kant-Studien, 66, 1975, pp.395-403.
166
Richard Rorty, Philosophy and the Mirror of Nature, Princeton New Jersey, Princeton University Press, 1979, p.8.
167
Robert Hanna, Kant and the Foundations of Analytic Philosophy, Oxford, Clarendon - Oxford University Press, 2001, p.11.
168
Ibíd. 121.
95
el tratamiento que Kant realiza de la objetividad está llevado a cabo bajo una considerable limitación en la
medida en que “Él nunca se basa en, ni siquiera se refiere a, el carácter social de nuestros conceptos, a los
lazos entre pensamiento y habla, habla y comunicación, comunicación y comunidades sociales.”169. Sin
embargo, por otra parte, el análisis de Strawson de la filosofía crítica implica ya desde su mismo planteo,
el entrelazamiento con aspectos del lenguaje, en tanto, p. ej. distingue en el marco del “principio de
significatividad”, como punto de partida para la comprensión de la posición de Kant, entre el carácter
gramatical de la descripción de un tipo posible de experiencia y la inteligibilidad real de la misma170.
En
Les mots et les choses
(Las palabras y las cosas) (1966) M. Foucault plantea la
arqueología de las formas discursivas como un análisis de las condiciones de aparición de las ciencias
humanas; arqueología que se comprende como un desplazamiento del sujeto del papel central dominante
desde Kant171. Este desplazamiento está marcado para Foucault por una doble característica: a) se debe
pensar al ser humano, o más bien la desaparición de esta idea, y a ésta como base de la posibilidad de
todas las ciencias del hombre en correlación con la indagación sobre el lenguaje y, en segundo término,
en este análisis la filosofía, siguiendo el enfoque genealógico de Nietzsche, deviene filología172: “todo
Nietzsche es una exégesis de algunas palabras griegas [...] La filología como análisis de lo que se dice en
la profundidad del discurso se ha convertido en la forma moderna de la crítica. Allí donde, a fines del
siglo xviii, se trataba de fijar los límites del conocimiento, se tratará ahora de devolver las palabras al lado
de todo aquello que se dice a través de ellas y a pesar de ellas. Dios es quizá menos un más allá del saber
que un cierto más acá de nuestras frases; y si el hombre occidental es inseparable de él, no es por una
propensión invencible a traspasar las fronteras de la experiencia, sino porque su lenguaje lo fomenta sin
cesar en la sombra de sus leyes”173. Allí remite a continuación Foucault a la idea del Ocaso de los ídolos
de que que no nos liberaramos de Dios en la medida que creamos en la gramática. Aquí se percibe,
entonces, una prosecución de la transformación de la crítica de la razón en crítica del lenguaje llevada a
cabo por Nietzsche.
La conexión de la filosofía crítica de Kant con la concepción del lenguaje y la teoría de la
gramática de N. Chomsky parece tan significativa como indirecta. En Cartesian Linguistics (Lingüística
cartesiana) (1966) tal conexión es claramente identificable en la recepción de la herencia kantiana en la
actualización e interpretación de las ideas lingüísticas de Humboldt en el marco de la tradición
racionalista en lingüística. En dicho marco la afirmación de Chomsky “Ciertas figuras principales -Kant,
169
Peter Strawson, The Bounds of Sense. An Essay on Kant's Critique of Pure Reason, London, Routledge, 1966, p.151.
Ibíd., pp.16-18.
171
Cf. Mariapaola Fimiani, Foucault et Kant. Paris, L’Harmattan, 1997, pp. 95-115.
172
Esta posición tiene un correlato explícitamente dedicado a Kant en la introducción a la versión francesa de la Antropología
en sentido pragmático de Kant, preparada para su primera edición en 1964. Allí Foucault analiza la reflexión sobre el lenguaje
en dicho texto y conecta en la conclusión la pregunta por el ser humano, propia de la antropología clásica, con la idea de
Niezsche de la muerte de Dios: Michel Foucault, “Introduction à l’ Anthropologie”, Kant, Emmanuel Anthropologie d un point
de vue pragmatique, Paris, Vrin, 2008, pp.11-79.
173
Michel Foucault, Les Mots et les Choses (Une archéologie des sciences humaines), Paris, Gallimard, 1966. p. 311.
170
96
por ejemplo- no han sido mencionadas o incluso han tratadas de manera inadecuada.”
174
,
parece
confirmar la impresión recién dicha. Sin embargo aun cuando Chomsky no se ocupó prácticamente de la
filosofa crítica se ha sostenido la conexión estructural entre las formulaciones de la teoría gramatical de
Chomsky -generativa, transformacional, universal- y la síntesis filosófica lograda en la Crítica de la
razón pura
175
. A su vez, la influencia posterior de la teoría gramatical de Chomsky en las ciencias
cognitivas tuvo su repercusión tanto en la ubicación de la filosofía crítica de Kant dentro de dicha
orientación, como en renovadas interpretaciones de la misma desde dicha perspectiva. En este sentido se
ha sostenido que en la medida en que las ciencias cognitivas reflexionan sobre la naturaleza de la mente
humana la concepción de Chomsky respalda la opinión de que la “innovación metodológica central de
Kant, el método de la argumentación trascendental, ha llegado a ser un método importante, quizás el más
importante de la ciencia cognitiva.” 176.
6. 5. Recepción y proyecciones crítico-trascendentales de la filosofía crítica de Kant
La repercusión del giro lingüístico ha sido uno de los motivos que diera lugar a una
reconsideración de la filosofía crítica de Kant en conexión con la orientación hacia el lenguaje
identificable en la reflexión filosófica del siglo xx. Esta reconsideración se dirigió, centralmente, no ya a
analizar de modo circunscripto cuestiones como el “problema del lenguaje en Kant”, sino a relacionar la
filosofía crítica con aspectos o corrientes centrales de dicha orientación hacia el lenguaje y proyectarla
como filosofías del lenguaje desde un enfoque trascendental. Valgan los siguientes tres programas como
ejemplo de ello: a) responder desde la filosofía crítica a la filosofía orientada por el giro lingüístico con
una nueva “metacrítica” respecto de dicha orientación, pero ahora desde la reflexión trascendental (J.
Simon); b) “transformar” la filosofía crítica a partir de la filosofía orientada por el giro lingüístico (K-O.
Apel); y c) reelaborar aspectos de la filosofía crítica como respuesta, en buena medida ya contenida en
ella, a las nuevas demandas teóricas planteadas por el giro lingüístico (W. Hogrebe y G. Schönrich).
La constatación de que la reflexión acerca del lenguaje había adquirido el “carácter de una
disciplina filosófica fundamental” 177 es el punto de partida de “una discusión entre filosofía trascendental
y lingüística” 178 que revisa, desde el punto de vista de la filosofía crítica de Kant, conceptos centrales de
la filosofía del lenguaje y de la lingüística, como p. ej. oración, forma lógica, lenguaje objeto y
174
Noam Chomsky, Cartesian Linguistics, Harper and Row, New York, 1966, p.73.
Tal el punto de vista sostenido por T. C. Williams; Terence C. Williams, Kant’s Philosophy of Language, Chomskyan
Linguistics and Its Kantian Roots, Mellen, USA. 1993. Más recientemente se ha llegado a evaluar la conexión entre ambos de
modo de plantear el siguiente interrogante: Bruce W. Fraser, “Noam Chomsky’s linguistic Revolution. Cartesian or Kantian?”,
Malpas, Jeff (compilador): From Kant to Davidson: Philosophy and the Idea of the Transcendental, Routledge, London - New
York. 2003, pp.184-196.
176
Andrew Brook, Kant and the Mind, Cambridge Cambridge University Press, 1994, 12.
177
Josef Simon, Philosophie und linguistische Theorie, Berlín-Nueva York, W. de Gruyter, 1971, p. 1.
178
Ibíd., p. vi.
175
97
metalenguaje. Aspectos de la filosofía crítica son actualizados desde el punto de vista de la acción en
tanto, frente a la imagen objetiva del lenguaje que identificarían tanto a la lingüística como a la filosofía
del lenguaje, un concepto filosófico del mismo debería poner en el centro su realización efectiva, lo cual
implica considerarlo desde el punto de vista de la libertad de los hablantes. Este punto de vista filosófico,
sintetizado en la expresión “la alternativa de Humboldt” resulta de la conjunción de la filosofía práctica
de Kant y la concepción del lenguaje de Humboldt 179. Frente a la “gramática trascendental” o a la “forma
universal”, que se hallaría más allá de toda lengua, afirma Simon la “individualidad” del lenguaje que se
pone de manifiesto en la actividad concreta, momentánea y transitoria del habla.
El programa de una “transformación de la filosofía” orientada por la reflexión sobre el
lenguaje se constituye a partir de la filosofía trascendental de Kant
180
. Los casi dos siglos de reflexión
filosófica que cubren los temas y autores incluidos en la obra se cuentan, precisamente, a partir de la
filosofía crítica de Kant. Si la filosofía crítica de Kant es el núcleo de este programa, Peirce, Heidegger y
Wittgenstein en tanto representan para Apel semiótica, hermenéutica y filosofía analítica del lenguaje,
constituyen los modos fundamentales de transformar la filosofía de Kant en una renovada filosofía
trascendental, producto de la confrontación de la filosofía de Kant con estas tres orientaciones. De ello
resulta una reflexión constituida por una referencia múltiple entre las mencionadas orientaciones
articulada en la idea central, retomada de Peirce 181, de una comunidad de comunicación; idea que funda
todo quehacer teórico incluyendo la filosofía, por lo cual, ésta ya no podría ser más vista como la
“cosmovisión de una persona individual”
182
. Desde este punto de vista la filosofía consiste en una
reflexión acerca de las condiciones de posibilidad, mediadas en el lenguaje, tanto del conocimiento como
de la acción. Puesto que la comunidad de comunicación, como la conciencia para Kant, es previa a toda
experiencia y es trascendental en tanto condición de posibilidad de la experiencia, Apel sigue
comprendiendo la filosofía como trascendental, pero precisamente, a partir del lugar central que pasa a
ocupar la comunidad de comunicación, ella deviene “pragmática trascendental”. Ésta radicaliza la
filosofía crítica en tanto que al ir más allá de la perspectiva estrictamente kantiana vuelve tema las
condiciones de posibilidad de la argumentación discursiva como tal, las cuales se ponen de manifiesto en
el desarrollo de una concepción “trascendental-hermenéutica” del lenguaje
183
. Afirma Apel que con ello
se reformula la tarea misma de la filosofía, la que ya no consistiría en la investigación de la “esencia” de
las cosas o en la reflexión acerca de las “representaciones” de la conciencia sino en “la reflexión sobre el
179
Ibíd., pp. 108-122.
Karl-Otto Apel, Transformation der Philosophie, (I: Sprachanalytik, Semiotik, Hermeneutik; II: Das Apriori der
Kommunikationsgemeinschaft), Francfort del Meno, Suhrkamp, (1973) 1976. También: Günter Figal „Karl-Otto Apel“ en A.
Hugli. – P. Lubcke (Eds.) Philosophie im 20. Jahrhundert. Band 1: Phänomenologie, Hermeneutik, Existenzphilosophie und
Kritische Theorie, Hamburg, Rowohl, pp. 384-394
181
Karl-Otto Apel, Transformation der Philosophie, (I: Sprachanalytik, Semiotik, Hermeneutik; II: Das Apriori der
Kommunikationsgemeinschaft), Francfort del Meno, Suhrkamp, (1973) 1976, pp. II, 157-177.
182
Ibíd., p. I, 12,
183
Karl-Otto Apel, „Sprechakttheorie und transzendentale Sprachpragmatik zur Frage ethischer Normen”, K-O. Apel (Ed.)
Sprachpragmatik und Philosophie, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1976, p. 16.
180
98
‘significado’ o ‘sentido’ de las expresiones lingüísticas (análisis del lenguaje)”
184
. La función de la
filosofía con respecto al conocimiento y la acción es reinterpretada desde esta perspectiva: “con el
lenguaje se trata de una dimensión trascendental, en el sentido de Kant, dicho más exactamente, con el
lenguaje se trata de una condición de posibilidad y de validez de la comprensión y de la autocomprensión,
y con ello simultáneamente del pensamiento conceptual, del conocimiento objetivo y del actuar pleno de
sentido.”
185
. El lugar de fundamentación que tenía la conciencia en la filosofía crítica debe ser
reemplazado con el a priori de la comunidad de comunicación:
“Lo importante y decisivo en una reconstrucción consecuente de la filosofía trascendental a la luz del
concepto trascendental-hermenéutico del lenguaje, se halla en el reemplazo del ‘punto más alto’ de la
teoría kantiana del conocimiento de la síntesis de la apercepción en tanto unidad de la conciencia de
objeto, por la síntesis trascendental de la interpretación lingüísticamente mediada en tanto unidad de la
comprensión acerca de algo en una comunidad de comunicación, síntesis que constituye la validez
pública del conocimiento. Con esto, en lugar de la conciencia universal, metafísicamente supuesta por
Kant, que garantiza siempre la validez intersubjetiva del conocimiento, aparece el principio regulativo de
la formación crítica de consenso en una comunidad ideal de comunicación.”
186
.
Esta reinterpretación de la filosofía trascendental de Kant tiene acorde a todo ello al menos un
doble resultado. En primer lugar, reobra sobre la comprensión de la misma impugnando la posible
legitimidad para el presente de conceptos centrales de ésta como los de conciencia o cosa en sí
187
. En
segundo término, fundándose en el principio de la idea de comunidad de comunicación y por medio de la
reconstrucción de la concepción “trascendental-hermenéutica” del lenguaje, propone una fundamentación
trascendental de la filosofía.
También con la intención de presentar una posible actualización de la filosofía crítica de Kant,
W. Hogrebe discute su posible contribución a una elaboración de cuestiones fundamentales en
epistemología y filosofía del lenguaje, particularmente en lo referente a la teoría del significado,
postulándola como “semántica trascendental”
188
, la cual se desarrolla bajo la guía del concepto de
constitución. Ello implica en primer término determinar la objetividad propia vuelta tema en una teoría
184
Karl-Otto Apel, Transformation der Philosophie, 2 Bände, (Bd. I: Sprachanalytik, Semiotik, Hermeneutik; Bd. II: Das
Apriori der Kommunikationsgemeinschaft), Francfort del Meno, Suhrkamp, (1973) 1976, p. II, 333.
185
Ibíd.
186
Ibíd., p. 355.
187
Para Apel no hay una „cosa en sí” que pudiera actuar sobre la conciencia y poner en marcha el proceso de conocimiento, de
una posible cosa en sí sólo se sabe en la medida en que se habla y en tanto es posible formular por medio del lenguaje una idea
tal. El conocimiento es válido sólo bajo las condiciones establecidas en la comunidad de comunicación, el proceso de conocer
no es sino el proceso de una construcción de hipótesis mediada por el lenguaje. Cf. Ibíd., 355-56.
188
Wolfram Hogrebe, Kant und das problem einer transzendentaler Semantik, Friburgo, K. Alber, 1974; y Wolfram Hogrebe,
„Semantische Archäologie. Perspektiven der Transzendentalphilosophie”, Zeitschrift für philosophische Forschung, 32, 1978,
pp. 195-210.
99
científica referida a un dominio particular de la realidad y, en segundo lugar, la consideración de tal
objetividad en la medida en que analiza la determinación de los fenómenos comprendidos en dicho
ámbito. La semántica trascendental representaría entonces una propuesta de solución al problema de la
constitución de la objetividad y con ello del significado de las proposiciones, particularmente las
proposiciones científicas. Ello implica no solo una actualización de la posición kantiana sino también el
acceso a un reinterpretación sistemática de Kant. Puesto que el problema filosófico del significado se
plantea como el problema de la posible referencia a la “realidad externa”, la elaboración de la concepción
trascendental del significado requiere pasar de un concepto puramente lógico de significado a uno
empírico. En ello radica el problema semántico central y nada se ganaría con remitir el mismo a una
consideración pragmática. Según Hogrebe, entendiendo por “significatividad” (Bedeutsamkeit) la
característica que convierte a algo en signo, el problema semántico fundamental de la posible
significatividad de algo como algo es previo al de cómo algo puede ser signo para otro. ¿Qué condiciones
deben darse para que algo (indeterminado) pueda ser determinado y considerado como signo? Tal la
pregunta que caracteriza la cuestión fundamental de la semántica trascendental. Esto implica que: “La
pregunta por la forma de significado de aquello que puede llegar a ser signo como tal, es,
simultáneamente, la pregunta por la forma de significado de aquello en lo cual, finalmente, pueden
emplearse signos por extensión. Con ello se interroga la forma del significado de lo que puede ser tanto
signo como designado.”
189
. Es el entendimiento quien posibilita entender algo como ese algo; en este
sentido debe ser comprendida la afirmación “Lo universal debe ser dado en lo particular. A través de ello
tiene significado.”
190
. Sobre la base de esta interpretación de la filosofía crítica como semántica
trascendental, Hogrebe propone una “arqueología semántica” que constituye una reflexión acerca de las
condiciones de posibilidad de universalidad de las proposiciones, particularmente las científicas,
centrándose en el análisis de las acciones y operaciones mentales requeridas en toda acción significante
con pretensión de universalidad. De este modo la caracterización clásica de trascendental
191
es
reinterpretada del siguiente modo: “‘Trascendental’ significa todo conocimiento que se ocupa no tanto
con los resultados de una acción susceptible de universalidad, cuanto antes bien, con las condiciones de
esta posibilidad de universalidad en la medida que conciernen a las cualificaciones de universos de la
acción susceptible de universalidad.”
192
. Desde esta perspectiva la reflexión trascendental sobre el
significado es tanto confrontada con otras posiciones en filosofía del lenguaje, p. ej. el programa de una
crítica del lenguaje de P. Lorenzen, o en epistemología, p. ej. K. Popper
193
, como postulada como
fundamento para una praxis racionalmente orientada 194.
189
Wolfram Hogrebe, Kant und das problem einer transzendentaler Semantik, Friburgo, K. Alber, 1974, p. 83.
Ibíd., p. 1.
191
Dada por Kant en CRP B 25.
192
Wolfram Hogrebe, loc. cit., p. 204.
193
Wolfram Hogrebe, op. cit., respectivamente pp. 39-54 y 54-68.
194
Wolfram Hogrebe, loc. cit., pp. 165-179.
190
100
El principio sostenido por Kant, expresado por él de diversas maneras y formulado por G.
Schönrich: “Uno entiende solamente aquello que puede hacer por sí mismo según una regla”
195
sirve
como guía de una investigación cuya tesis central sostiene la posibilidad de desarrollar de manera
consistente y legitimable para el presente el programa kantiano de la filosofía trascendental como
“semiótica trascendental”, acorde a la cual la filosofía trascendental vale como “una teoría de las
condiciones de posibilidad del uso de los signos como tal.”
196
. La semiótica trascendental desarrolla la
doctrina de las categorías por medio del análisis de su origen y del de la función que desempeñan en tanto
tipo específico de reglas. Tal análisis comprende la investigación de la lógica formal como una “sintaxis
trascendental”
y de la lógica trascendental como una “semántica trascendental”. La semiótica
trascendental busca evitar la “caída en el mentalismo, donde el signo lingüístico fuera simplemente una
construcción de segundo grado derivada del pensamiento”
197
. La reconstrucción del concepto como
momento reglado en el uso de los signos y la posible sustitución sistemática de la noción de
representación (Vorstellung) aparecen reivindicadas en la medida en que Kant buscaría delimitar la lógica
formal frente a la concepción de una gramática como de inventario de reglas de lenguaje. Afirma por ello
Schönrich la indisoluble relación establecida entre uso de la razón y uso de signos, aun cuando ambos no
coincidan empíricamente, puesto que Kant vio la dificultad de comprensión, y consecuentemente la
obtención de consenso, precisamente en el uso del lenguaje. Sería por ello que Kant, en virtud de su
interés en una teoría “crítica del signo” evitaría hacer coincidir sin más pensamiento y lenguaje
198
. La
posible sustitución sistemática de la noción de representación implica a su vez criticar las bases del
mentalismo. Una teoría mentalista del signo descansa en la suposición de una propensión a la
intersubjetividad asegurada en la designación de los pensamientos por medio de las palabras, es decir, el
supuesto de la posible universalidad del signo y de objetividad de lo designado. Frente a ello, según
Schönrich, la filosofía trascendental debe subrayar que desde el punto de vista crítico la intersubjetividad
es remitida al uso de signos. El oyente no tiene del hablante sino signos. En la medida en que el oyente
debe no sólo reaccionar al comportamiento lingüístico sino que también debe entender el signo como tal,
él debe poder entender la serie de signos lingüísticos como signos reglados, es decir, como una serie
comprensible. Por ello éste debe poder saber a priori de tal regularidad, es decir, debe poder haber pasado
de los signos a la comprensibilidad transmitida por ellos en virtud de su regularidad. Pero ello implica a la
vez que el oyente puede saber que tanto él como el hablante utilizan los mismos signos. El pensamiento,
comprendido de esta manera operativa, sería lo que garantizaría en cuanto tal la posibilidad de
universalidad de los signos, posibilidad previa a toda aplicación empírica de los mismos. Esta posibilidad,
aun cuando no debe ser identificada con el nivel de la representación mental, es prelingüística, y permite
195
Gerhard Schönrich, Kategorien und transzendentale Argumentation. Kant und die Idee einer transzendentalen Semiotik,
Francfort del Meno, Suhrkamp, 1981, p.8.
196
Ibíd., p. 80.
197
Ibíd., p. 81.
198
Ibíd., p. 82.
101
concebir la posibilidad del uso de los signos con valor universal: “La afirmación de una designación de
las representaciones por medio de signos lingüísticos es reemplazada por la tesis de la mediación a través
de signos y por el concepto de comprensión de reglas” 199. El concepto de regla deja de este modo de ser
entendido en el marco teórico del “mentalismo” para ubicarse en una perspectiva semiótica y
trascendental: “Las reglas sintáctico-trascendentales producen la comprensibilidad del empleo de signos,
que ya está supuesto en todo uso concreto de los mismos [...]. Ellas pertenecen al concepto del
entendimiento como el conjunto de posibilidad de universalidad de todo uso de signos. “ 200.
Consideradas en conjunto las tres últimas posiciones presentan una reelaboración de la
filosofía crítica que retoma la concepción clásica de la teoría del signo y del lenguaje en el siglo xx y la
presentan como: sintaxis (Schönrich, 1981), semántica (Hogrebe, 1974), pragmática (Apel 1973) y
semiótica (Schönrich, 1981) trascendentales.
6. 6. La filosofía crítica de Kant y la filosofía del lenguaje: aspectos de la discusión en la actualidad
Con posterioridad a lo indicado, hacia el fin del siglo xx, han proseguido los exámenes de la
relación de la filosofía crítica en la reflexión sobre el lenguaje y disciplinas relativas a él. Éstos se han
referido a la historia de la filosofía del lenguaje (Simon, 1996), la historia de la semántica filosófica
(Coffa, 1991), la lingüística (Di Cesare, 1996; Perconti, 1999), la gramática generativa (Williams, 1993)
y las ciencias de la mente (Brook, 1994). También se ha examinado nuevamente con detenimiento la
relación de la filosofía crítica con la filosofía analítica 201. Acorde a esta perspectiva si bien el surgimiento
de la filosofía analítica marcó el fin del predominio de la filosofía kantiana en Europa, al mismo tiempo la
tradición de la filosofía analítica surgió de la filosofía crítica de Kant, en el sentido de que los miembros
de esta tradición definieron y legitimaron sus ideas a través de un profundo compromiso con la filosofía
crítica y un rechazo parcial o total de sus ideas centrales.
En Kommunikatives Handeln und detranszendentalisierte Vernunft (Acción comunicativa y
razón destranscendentalizada)202, también sobre una base kantiana, propone J. Habermas, discutiendo
con la filosofía analítica, la actualización de su pragmática, ya fundamentada en la teoría de la acción
comunicativa. Considerando el contexto de surgimiento de la concepción de la razón comunicativa
identifica los presupuestos idealizantes que tienen lugar de modo performativo en la acción comunicativa
y propone una genealogía de tales presuposiciones en conceptos kantianos identificando los siguientes
parentescos entre203: a) la idea cosmológica de la unidad del mundo (o de la totalidad de las condiciones
en el mundo sensible) y la suposición pragmática de un mundo común objetivo; b) la idea de libertad
199
Ibíd., p. 78.
Ibíd., p. 89.
201
Robert Hanna, Kant and the Foundations of Analytic Philosophy, Oxford, Clarendon - Oxford University Press, 2001.
202
Jürgen Habermas, Kommunikatives Handeln und detranszendentalisierte Vernunft, Stuttgart, Reclam, 2001.
203
Ibíd., 7-49.
200
102
como postulado de la razón práctica y la suposición pragmática de la racionalidad de actores susceptibles
de imputación; c) el movimiento totalizador de la razón, que como facultad de las ideas trasciende todo lo
condicionado en virtud de algo incondicionado y la incondicionalidad de las demandas de validez
sostenidas en la acción comunicativa; y d) la razón como la facultad de los principios, la cual adopta el
papel de un tribunal supremo para todo derecho o pretensión y el discurso racional como el foro último de
toda posible legitimación. A la luz de esta conexión genealógica se puede identificar las intersecciones en
las cuales la filosofía analítica del lenguaje hace fructificar la herencia de la razón kantiana. Estas
intersecciones se muestran, según Habermas, en la crítica al psicologismo de Frege, en el principio de
caridad de Davidson, en la recepción crítica de Wittgenstein por parte de Dummett y en la concepción de
Brandom del acuerdo como un intercambio discursivo de razones o fundamentos. En todos estos casos se
arriba a descripciones normativas de la praxis lingüística, semejantes a las que se obtienen en la
pragmática formal de raigambre kantiana del propio Habermas.
Un despliegue de las posibilidades ínsitas de la filosofía de Kant para la reflexión sobre el
lenguaje es llevado a cabo por J. Simon
204
. Con la finalidad de actualizar la idea kantiana de razón
Simon sostiene que para abrir y volver accesible “para nuestro tiempo” la dimensión crítica del concepto
de razón 205 es necesario superar la visión transmitida que plantea una dicotomía entre filosofía teórica y
práctica y “comprender y exponer la obra de Kant como un todo entrelazado”
206
. Acorde a ello Simon
revisa el conjunto de indicaciones kantianas respecto del lenguaje en el contexto del examen de cuáles
son las implicaciones del concepto crítico de razón para el lenguaje de la filosofía. En este sentido el
pensamiento crítico consuma la “inversión”
207
del modo de pensar ontológico tradicional previo y se
expresa en proposiciones transcendentales que no pueden ser comprendidas “en modo alguno como
enunciados de ser (Seinsaussage)” 208. Desde esta perspectiva a través del “es” en el juicio se enlazan los
“objetos” de la reflexión filosófica previos a la filosofía crítica y el lenguaje de la filosofía en una unidad
tal que sólo puede ser separada si uno desea ubicarse fuera del horizonte crítico.
El análisis de W. Lütterfelds si bien se orienta a ubicar a la filosofía crítica en la filosofía del
lenguaje contemporánea también examina nuevamente hasta qué punto puede hablarse de una filosofía
del lenguaje en la obra de Kant. También él caracteriza la comprensión kantiana del lenguaje como
“mentalista”
209
, aun cuando subraya las posibilidades de una opción al mismo, contenidas ya en la idea
misma de la “gramática trascendental” señalada por Kant
210
. Esta misma sugerencia representa ya un
núcleo de ideas, propios de la reflexión trascendental, que pueden ser desarrolladas en consonancia con la
204
Josef Simon, Kant. Die fremde Vernunft und die Sprache der Philosophie, Berlín - Nueva York, W. de Gruyter, 2003.
Ibíd., p. vi.
206
Ibíd., p. vii.
207
Ibíd., p. 15.
208
Ibíd., p. 533.
209
Wilhelm Lütterfelds, „Kant in der gegenwärtigen Sprachphilosophie”, en D. Heidemann – Kristina Engelhard (Eds.),
Warum Kant heute?, Berlín - Nueva York, W. de Gruyter, 2003, p. 151.
210
Ibíd., pp.153-157.
205
103
posterior filosofía del lenguaje; p. ej. el concepto de “proposición trascendental” es reinterpretado en
consonancia con la noción de “proposición gramatical” de Wittgenstein. Asimismo el debate en torno al
problema del realismo, tal como puede ser identificado en H. Putnam, J. Searle y J. McDowell, que
plantea en general la relación entre pensamiento o lenguaje y mundo, sería una manera de reencontrar el
idealismo trascendental kantiano.
La influencia general de Kant, conjuntamente con el “giro lingüístico” y su correlativo
alcance de las posibles interpretaciones de la expresión “lenguaje”, hizo que se multiplicaran las
discusiones y temas que por distintos motivos son o pueden ser vinculados a la filosofía crítica de Kant, p.
ej.: la crítica al concepto de representación, la posibilidad de la argumentación trascendental, la discusión
sintético-analítico o la existencia como predicado. En este sentido, se podría, hablar de “temas kantianos”
en relación con la filosofía del lenguaje, en tanto ésta se interconecta con cuestiones de metafísica,
epistemología o filosofía práctica, para señalar sólo algunas posibilidades 211. Valga lo siguiente como un
ejemplo de estos temas: “Pocas distinciones hechas por filósofos han tenido tanta influencia en el
posterior desarrollo de la filosofía como la distinción entre enunciados analíticos, sintéticos y sintéticos a
priori. Pocos argumentos en la filosofía occidental han servido tanto para reorientar la investigación
filosófica como el de Kant que resulta en la tesis de la posibilidad de la síntesis a priori.” 212.
De este modo, las relaciones mostradas hasta aquí, entre la filosofía de Kant y la posterior
reflexión sobre el lenguaje muestran, más que una influencia en términos usuales, conexiones
conceptuales cuyo sentido filosófico puede ser reconstruido en una forma de argumentación históricoconceptual.
211
En un sentido paralelo a como se ha hablado de “temas kantianos en la filosofía de la lógica”; tal el subtítulo de; Jaakko
Hintikka, Logic, Language-Games and Information, Oxford, Oxford University Press, 1975.
212
Gian C. Rota, “Kant's Synthesis A Priori and Husserl's Phenomenology of Fulfillment”, Proceedings of the Eight
International Kant Congress, Memphis 1995, I., H. Robinson (Ed.) Milwaukee, Marquette University Press, 1995, p. 1037.
104
7. La comprensión del lenguaje según la Crítica de la razón pura
La recepción y proyección de la filosofía crítica en la reflexión sobre el lenguaje, al poner en
relación la filosofía de Kant con más de dos siglos de reflexión filosófica y científica sobre el lenguaje,
amplía entonces, no sólo por una obvia razón cuantitativa, el horizonte de interrogación respecto de la
cuestión del lugar del lenguaje en la filosofía crítica de Kant y del valor que debería asignársele para la
reflexión filosófica. Ello lleva a que se renueven cuestiones que se plantearon ya prácticamente desde la
publicación de la Crítica de la razón pura y se multipliquen las preguntas de acuerdo a los contextos del
caso. De este modo, la cuestión central que hemos considerado en este trabajo puede ser identificada a
través de dos de estas preguntas más recientes: ¿calló Kant sobre el lenguaje? (Di Cesare, 1996) y ¿qué
clase de teoría del significado tuvo Kant? (Mohanty, 1996). Sin detenernos a analizar el contexto de cada
una de estas preguntas como tales, veremos a modo de conclusión cómo lo presentado hasta aquí puede
contribuir a responderlas.
Según la perspectiva crítica “la reflexión (reflexio) no se ocupa con los objetos mismos” (CRP
B 316) sino que se refiere a “las condiciones subjetivas bajo las cuales podemos obtener conceptos”, ella
es “la conciencia de la relación que existe entre representaciones dadas y nuestras diferentes fuentes de
conocimiento” (CRP B 316). Los pasajes señalados en la Analítica trascendental de la Crítica de la razón
pura se refieren incidentalmente al lenguaje desde la perspectiva crítica, pero no se ocupan de éste
temáticamente como de un objeto. Sin embargo ellos ofrecen indicios para sostener que es posible
identificar una comprensión del lenguaje en y a partir del enfoque teórico expuesto en dicha sección de la
obra. A ello contribuyen las menciones presentadas de otras secciones de la misma y de las otras obras no
críticas. Una breve enumeración de lo presentado hasta aquí nos recuerda que el lenguaje, a partir de la
recepción de una concepción transmitida de signo y lenguaje, fue examinado por Kant en relación al
empleo de signos en filosofía, identificado como facultad de designación y considerado en tanto la
gramática es puesta en paralelo con la lógica formal. En el contexto de la crítica es enfocado en la óptica
trascendental. En este contexto, en primer término, es nuevamente ubicado en la reflexión sobre el
método. En segundo lugar, el núcleo de la argumentación sostenida en este trabajo muestra: las
consecuencias para la reflexión sobre el lenguaje derivadas de la tabla de las categorías, la contraposición
entre unidad de la conciencia y enlace de palabras, la acuñación del concepto de significado desde la
perspectiva trascendental y ejemplos de la repercusión de la reflexión crítica en la reflexión posterior
sobre el lenguaje. Con ello, la reflexión trascendental del lenguaje en la Analítica trascendental: a)
muestra el lugar del lenguaje como facultad de designación, como forma empírica de conciencia, b)
sugiere la posible aplicación de la tabla de las categorías al examen del lenguaje y c) brinda una teoría
trascendental del significado como posible propiedad de los conceptos puros. Es decir recorre un trayecto
que va desde el empleo de signos al posible uso con significado objetivo de los conceptos puros. De
105
modo tal que la Analítica trascendental incluye una indicación explícita respecto de las cuestiones
centrales de la teoría lingüística y de la filosofía del lenguaje (ambas entendidas en el sentido más general
posible) desarrolladas en los siglos xix y xx: léxico y gramática. El léxico como resultado del análisis de
las categorías y la teoría del significado como doctrina de la posible aplicación o uso de las mismas. Tesis
como las de “ausencia” (Hamann, 1784), “silencio” (De Mauro, 1966), y “represión” (Markis, 1982)
respecto del lenguaje en Kant, entonces como mínimo, impiden intentar una interpretación de tal
indicación explícita. A su vez, señalar que las observaciones de Kant respecto del lenguaje, no siempre
son “coherentes” (Lütterfelds, 2003) lleva inmediatamente a la pregunta de desde cuál perspectiva se
muestra esta presunta falta de coherencia y puede también implicar el reto de indagar la posible unidad de
las indicaciones de Kant.
El presente trabajo sostiene que si bien en la Crítica de la razón pura no se halla una reflexión
sobre el lenguaje desarrollada, tal como se dijo en el sentido en que es dable hallar p. ej. en Locke y
Leibniz, las indicaciones explícitas de la Analítica trascendental permiten sí identificar una comprensión
del lenguaje, cuya unidad puede ser referida al punto de vista metódico del enfoque trascendental
desarrollado por la crítica de la razón pura como enfoque teórico. Con posterioridad a la Crítica de la
razón pura Kant caracterizó a la empresa crítica del siguiente modo: “la capacidad de conocimiento a
partir de principios a priori puede ser denominada la razón pura, y la investigación de la posibilidad y
límites de la misma como tal crítica de la razón pura;” (CFJ B III). Esta investigación fue concebida
como una tarea cuya formulación como texto publicado comienza con la primera edición de la Crítica de
la razón pura en 1781 y culmina con la Crítica de la facultad de juzgar en 1790, en cuyo prólogo dice
Kant: “Con esto concluyo mi tarea crítica” (CFJ B X). El enfoque o método trascendental que sigue el
desarrollo de esta tarea impone, en primer lugar, una limitación de hecho: cuando el desarrollo de la
argumentación conduce a una reflexión sobre el lenguaje ésta no se prosigue y, en ocasiones
explícitamente, queda sólo señalada. Así p. ej. en el pasaje considerado del diccionario (Cf. CRP B 108-9)
donde se limita la posible prosecución del examen de la definición de las categorías y la, en conexión con
ello, igualmente posible repercusión de ésta en la investigación sobre el lenguaje. También al referirse a
la analogía y a su funcionamiento en el lenguaje, señala Kant precisamente que “Esta cuestión ha sido
muy poco analizada hasta ahora, de modo tal que merecería una investigación más profunda, pero éste no
es lugar para detenerse en ella.” (CFJ B 257)
213
. El desarrollo de la perspectiva trascendental constituye
la articulación metódica de la tarea crítica, todo aquello que no se halla en el centro de la misma va siendo
dejado de lado. La perspectiva trascendental se orienta a determinar un conjunto de enunciados
214
respecto de la posibilidad del conocimiento en tanto tal y deja abierta e indeterminada las distintas formas
de conocimientos particulares, referidas a su vez a objetos particulares. La obra crítica define
213
Tal como ya señaláramos aquí en el punto 4.
Cf. Heinrich Scholz „Einführung in die Kantische Philosophie”, H. Scholz, Mathesis Universalis, Basilea-Stuttgart, B.
Schawe, 1961, pp. 171-73.
214
106
expresamente este principio metódico. “Trascendental” designa, los conceptos puros en la medida en que
se refieren no a objetos particulares sino al objeto como tal en tanto éste puede ser pensado a priori y del
cual se abstrae en consecuencia todo rasgo que pudiera caracterizarlo particularmente. En este sentido el
planteo trascendental no se ocupa (ni debería hacerlo) con “objetos”, y, desde este punto de vista de vista,
el lenguaje sería uno de tales posibles “objetos”. Al ser comprendido como forma empírica de establecer
relaciones entre representaciones debe quedar fuera del examen trascendental en la medida en que en la
filosofía trascendental no hay nada de empírico (Cf. CRP B 28).
Esta razón metódica tiene, además su justificación teórica explícita, tal como hemos visto, en
tanto los enlaces establecidos por las palabras con confrontados con la unidad de la conciencia. En CRP
B 140 el lenguaje es comparado con la posible unidad de la conciencia, es decir, con la unidad objetiva
basada en la apercepción. Aquí, tal como vimos, el lenguaje aparece expresamente como un caso de
unidad empírica de la conciencia. Recordemos el núcleo del argumento contenido en la indicación.
Mientras que la referencia (Beziehung) de la multiplicidad de la intuición al yo pienso es universal y
necesaria, la unidad entre palabra y cosa no vale ni necesaria ni universalmente. La cuestión es la unidad
de la conciencia que se produce a nivel empírico, o en este sentido, la unidad de la conciencia empírica.
Pero ello con vistas a lo dado, es decir a lo que es base constituyente para el posible conocimiento. Al
comparar la descripción del funcionamiento de la facultad de designación con la conciencia del enlace
entre las palabras y las cosas, que sólo es posible por la unidad trascendental de la conciencia, este enlace
sólo establece una unidad meramente subjetiva que se halla regida por la ley de la asociación. Lo que
tiene unidad de hecho, es decir, unidad empírica, no puede servir de fundamento a la unidad de la
experiencia y a fortiori el lenguaje, no puede tampoco suministrar ese fundamento. El significado
objetivo, por el contrario, corresponde a la unidad de la conciencia necesaria y universal. De este modo, el
significado objetivo sería al enlace de signos que produce el lenguaje como facultad de designación,
como la unidad objetiva de la apercepción trascendental es a la unidad subjetiva de la conciencia por
asociación. El lenguaje dice qué signo (palabra) asociamos con qué conceptos o enlazamos con qué cosas,
el significado objetivo es resultado de lo que vale necesaria y universalmente (para nosotros), expresado
p. ej. en el juicio objetivo: “El cuerpo es pesado” (Cf. CRP B 142). Pero, entonces, si bien en la
delimitación del lenguaje frente a la unidad objetiva de la conciencia, y en su determinación como forma
empírica de conciencia, básicamente se muestra porqué el lenguaje no fue tema de la consideración
teórica en la perspectiva trascendental, también se pone de manifiesto que,
en el marco de dicha
perspectiva, no tenía porqué serlo. No se trata entonces del “silencio” de Kant respecto del lenguaje, en
tanto esta expresión indique desconocimiento del mismo, sino de la realización efectiva de un enfoque
metódico y teórico.
En el enfoque y la posición sustentada en el presente trabajo se halla la posibilidad de analizar
aspectos de las tesis, posiciones y proyecciones respecto del lenguaje en la filosofía crítica de Kant. Con
107
el propósito de precisar dicha posición, las siguientes observaciones pueden servir para indicar aspectos
diferenciales en relación a aquéllas. El señalamiento de la ausencia del lenguaje en la filosofía crítica de
Kant, ya iniciada por Hamann y Herder, no parece reconocer la posibilidad de desarrollar una filosofía
sin construirla a partir o en torno del lenguaje como concepto filosófico central. Tal como se dijo hay un
sentido el cual las tesis del “silencio” (De Mauro, 1966) o de la “represión” (Markis, 1982) respecto del
lenguaje parecen innegables: la filosofía crítica de Kant no ofrece desarrollos explícitos temáticos del
lenguaje como los que sí se hallan en, por ejemplo, Locke y Leibniz. Cuando va más allá de ello, sin
embargo, esta posición tiende a evaluar la filosofía crítica sin reconocer las indicaciones explicitas
referidas al lenguaje que pueden ser identificadas en ella, ni explorar la posibilidad de una reconstrucción
de las argumentaciones implicadas en ellas. Por su parte, al proponer comprender el lenguaje en el marco
crítico como “concepto operativo”, Riedel desarrolla la posibilidad de construcción de una interpretación
referida al lenguaje en dicho marco (Riedel 1982), pero con ello mismo parece aceptar tácitamente la tesis
del silencio.
Los desarrollos de la filosofía crítica en relación con la filosofía del lenguaje contribuyen por
cierto a la comprensión del “problema del lenguaje en Kant” en tanto, por ejemplo, ponen en cuestión, la
tesis del “silencio de Kant” y ayudan a explorarlo de diversos modos, como se ha indicado. Ahora bien,
las proyecciones o reformulaciones de la filosofía crítica como pragmática (Apel, 1973), semántica
(Hogrebe, 1974) y semiótica (Schönrich, 1981) trascendentales parecen dar por supuesto que en la
filosofía crítica hay una falencia teórica que debe ser subsanada. Pero con tal actitud prácticamente se
deja de lado (cuando no directamente se impugna como en el caso de Apel) desde un comienzo el que
pueda haber en ella una posición sustentada teóricamente acerca del lenguaje. En estas reformulaciones
puntos de vista filosóficamente relevantes de Kant respecto del lenguaje y del significado no aparecen o
aparecen de manera relegada; valga ejemplo la relación con “otra” mente en la comprensión del
significado y la conexión de éste con el concepto de finitud. En tales reformulaciones se produce un
cambio de lenguaje que implica una modificación del horizonte conceptual específico y una dislocación
de los problemas tal como fueron planteados por Kant, la recién mencionada noción de significado es
también ejemplo de ello
215
. Vista en su conjunto esta observación no pretende cuestionar la legitimidad
de estas posiciones como desarrollos filosóficos propios, ni tampoco referirse a ellos como tales. Ella sólo
se circunscribe a llamar la atención acerca de sus implicaciones como juicio respecto de la posición
históricamente sostenida por Kant. Uno de los rasgos de esta posición, tal como vimos, es el
procedimiento metódico del análisis trascendental. Tal enfoque metódico parece sugerir la posibilidad de
una diferenciación entre los enunciados no críticos y críticos en el contexto de la “filosofía de Kant”. Si se
toma la “filosofía de Kant” como un todo (Simon, 2003) esta diferenciación parece no desempeñar
ningún papel. Ella sin embargo resulta importante para establecer, respecto de nuestro tema, conceptos
215
Cf. Aquí 5. 3. p. 128.
108
como los de empleo de signos, empírico, y “significado objetivo”. Centrar la identificación de la posición
de Kant respecto del lenguaje en el “mentalismo” (Schönrich, 1981 y Lütterfelds, 2003) parece ser otra de
las consecuencias de no reconocer suficientemente el punto de vista metódico del cual resultan los
enunciados trascendentales establecido en la filosofía crítica y quedarse sólo, por así decir, con la
“psicología” (en nuestro caso la facultad de designación) a partir de la cual se desarrolla como reflexión
trascendental. En este contexto el presente trabajo sostiene, como hemos dicho, la conveniencia de
enfocar la cuestión del lenguaje en la filosofía crítica de Kant como una cuestión histórica en el sentido
de identificar e interpretar lo que constituyó el lenguaje para ella en su propio contexto terminológico y
horizonte conceptual. Ello implica también tratar de precisar la dimensión filosófica propia que tal
cuestión tuvo en la filosofía crítica por las razones metódicas y teóricas que esta filosofía desarrolló
como tal.
Como dijimos, el conjunto de enunciados de la Analítica trascendental se refiere, como lógica
trascendental, a las condiciones del conocimiento posible en general. Con ello, si bien parte de las
condiciones formales establecidas en la lógica formal, va más allá de ellas. Los tres sentidos de
significado identificados pueden pues ser puestos en correspondencia con este diseño central de la
analítica trascendental del siguiente modo: el sentido léxico de significado se refiere a condiciones
previas de tales enunciados que estrictamente no entran como tal en la perspectiva de la analítica; el
sentido formal se refiere, como se dijo, a las condiciones formales. “Significado objetivo” se refiere a las
condiciones de conocimiento posible, designa una propiedad o predicado del posible valor
216
de
conocimiento que pueden tener los conceptos puros y enunciados que los contengan. Desde el punto de
vista de la argumentación sobre el lenguaje la diferenciación entre definición nominal y real, en tanto la
definición conecta signo y significado, muestra el posible valor de conocimiento que tiene el empleo del
lenguaje y cómo este empleo debe ser complementado con las condiciones desde el punto de vista
trascendental que brindan significado objetivo a los conceptos puros. Mientras la definición nominal es
sólo una forma de designación, la definición real debe presentar la realidad objetiva del concepto. De este
modo, si se consideran en forma conjunta el análisis de la unidad empírica en los enlaces de palabras y la
unidad de la conciencia y la elaboración referida al significado objetivo
217
se puede sugerir que en la
Analítica trascendental se recorre una argumentación que va de la identificación del signo lingüístico en
tanto éste designa al concepto a través de la imaginación reproductiva a la determinación del concepto de
significado de los conceptos puros según el cual el significado objetivo de éstos se incluye en lo que es la
realidad para nosotros.
A través de la determinación del concepto de significado como significado objetivo, así como
por medio de la diferenciación entre definición real y nominal arribamos al mismo resultado. En ambos
216
En un sentido semejante al que este término adquiere en la lingüística estructural como resultado de un sistema de relaciones
u oposiciones.
217
Cf. Aquí 4. 3. 2.
109
casos el lenguaje en tanto forma de enlace empírica, subjetiva, que solamente designa, se contrapone al
significado como unidad objetiva y como aspecto constitutivo de la realidad objetiva (o también de la
validez objetiva) del concepto (Cf. CRP A 246). Sintetizando: el lenguaje como facultad de designación y
el significado objetivo se contraponen como lo subjetivo y lo objetivo. La objetividad de la cual se trata se
halla afectada por este “importante resultado” (CRP B 303) de la analítica trascendental: el entendimiento
no debe sobrepasar “los límites de la sensibilidad dentro de los cuales, excluyentemente, nos pueden ser
dados objetos” (CRP B 303). De modo tal que el “orgulloso nombre de una ontología [...] debe dar lugar
al más modesto de una mera analítica del entendimiento puro.” (CRP B 303). Semejante es la
determinación del concepto de significado: tal como la analítica en la cual se halla entretejido: su posible
objetividad es la del fenómeno.
La Analítica trascendental de la Crítica de la razón pura muestra pues, dentro de los límites
indicados, una comprensión del lenguaje fundada en la perspectiva trascendental. Las lecciones de lógica
ubican, dentro de un ordenamiento del conocimiento objetivo en siete grados cuyo nivel más bajo es la
representación en general, en quinto lugar a los conceptos como el producto de la facultad de entender. En
el grado inmediato superior se halla el entender pero por medio de la razón. El último es el comprender,
del cual dice Kant: “El séptimo finalmente: comprender algo (comprehendere), es decir, conocer algo
mediante la razón o a priori en el grado que resulte suficiente para nuestro propósito. Puesto que todo
nuestro comprender es sólo relativo, es decir, suficiente para un cierto propósito, no comprendemos nada
absolutamente.” (Lógica, EA IX, 65). Con ello se propone, entonces, que la reflexión teórica se orienta
por fines. La crítica de la razón se incluiría pues dentro de esta determinación. En su horizonte de
comprensión no se halla el lenguaje en primer plano, no sólo, entonces, por las razones de método que
viéramos, sino también por su propia orientación filosófica. La Analítica trascendental de la Crítica de la
razón pura es un caso ejemplar para mostrar la comprensión del lenguaje en la filosofía crítica de Kant, la
cual se halla orientada, precisamente, por el concepto de fin o finalidad (Zweck). El decurso de la
reflexión trascendental así lo pone de relieve, ya desde la Dialéctica trascendental. Ya en ella se
puntualiza que la razón, en tanto su ámbito es el “orden de los fines” (CRP B 425), se plantea las “tareas
inevitables” de “Dios, libertad e inmortalidad” (CRP B 7). Son estas tareas inevitables de la “razón pura”
(CRP B 7) las que orientan la reflexión filosófica crítica, le imprimen su carácter y en las cuales se
inscribe la comprensión del lenguaje analizada.
A partir del análisis del concepto de significado también se pone de manifiesto uno de los
fundamentos centrales de la influencia de la filosofía crítica de Kant en la filosofía del lenguaje, pues aquí
se hace claro como por medio del giro trascendental se produce la condición histórico-conceptual del giro
hacia el lenguaje que ha marcado la reflexión filosófica del siglo veinte. Aún más, el concepto de
significado puede servir como un ejemplo paradigmático del giro trascendental.
Dicho de manera resumida y simplificada:
110
1) En la reflexión filosófica precedente a la Crítica de la razón pura desde Aristóteles el lenguaje fue
contrapuesto a la realidad como el signo a la cosa. Esta comprensión se halla presente en Kant, ya que él
se refiere al lenguaje como designación sin asumir éste una función específicamente trascendental.
2) En la Analítica trascendental de la Crítica de la razón pura el lenguaje, en tanto concepto empírico, se
contrapone al significado objetivo. Desde el punto de vista de la Analítica trascendental en general la
referencia ya no concierne simplemente a la cosa como tal, sino a la cosa para nosotros, es decir, al
fenómeno. Pero con ello, desde un punto de vista trascendental, el concepto de significado en tanto
posible significado objetivo toma el lugar de la “cosa”, mientras que hasta ese momento tenía solamente
un sentido lingüístico. También desde este punto de vista, concomitantemente, la analítica toma el lugar
de la ontología.
3) Con ello se establecen las bases para que el concepto de significado asuma el papel central que le
adjudica la reflexión filosófica en el siglo xx. “Significado” desde el punto de vista trascendental se
muestra como un concepto central en una reflexión filosófica sobre el lenguaje; concepto “intermedio”
entre el denominado “paradigma ontológico” y el “paradigma lingüístico”
218
. Es en el marco de este
último en el cual, p. ej. según una perspectiva relativamente generalizada el lenguaje llega a ser nuestra
realidad, o según la ya mencionada formulación de Strawson, una tarea básica de la filosofía debería ser
la de determinar los límites del sentido.
Al inscribir Kant el significado objetivo como realidad objetiva, introdujo la posible
equivalencia entre realidad objetiva y significado. A partir de ello el idealismo trascendental sería, de este
modo, trasladado de la relación sujeto-objeto a la relación lenguaje-mundo. La crítica de la razón, al
abarcar la experiencia en su conjunto como totalidad, determina, en relación con ella, la realidad objetiva
como significado. De este modo, la crítica de la razón estableció las condiciones histórico-conceptuales
para que se desarrolle la idea del carácter trascendental del lenguaje y dejó abierto el camino a la
reflexión filosófica ulterior para comprender al mundo como significado, es decir, como “lenguaje”,
empleando ahora esta expresión en un sentido actual.
218
Cf. Herbert Schnädelbach en E. Martens - H. Schnädelbach (Eds.) Philosophie, Hamburg, Rororo, 1986, pp. 37-76.
111
Epilogo: la filosofía del lenguaje en la Crítica de la razón pura
El enfoque de investigación del trabajo llevado a cabo aquí se halla en consonancia con la
interpretación de la Crítica de la razón pura desarrollada por O. Höffe como “interpretación inmanente
de la obra”219. Este enfoque de investigación se enfrenta con el texto luego de la influencia y efecto
desde su misma publicación y de su recepción. Se halla, pues, frente a la obra en conjunción con su
interpretación posterior. De modo convergente, otra interpretación en conjunto de la obra propuso
considerar la Crítica de la razón pura desde un “punto de vista nuevo que al mismo tiempo sea el propio
de Kant”220; lo cual require, a su vez, “evitar centrarse en la proyección de la propia perspectiva del
intérprete”221. El enfoque de investigación del trabajo llevado a cabo, referido específicamente al tema y
problema de una filosofía del lenguaje en Kant, se contrapuso a la tesis del “silencio de Kant” respecto
del lenguaje. Frente a la limitación de esta tesis se ha desarrollado una perspectiva diferente que, desde
distintos enfoques, coincide sin embargo en cuestionarla, en explorar lo que puede hallarse efectivamente
en relación con el lenguaje en la filosofía de Kant, y, a partir de ello, en elaborar la reconstrucción de una
reflexión sobre el lenguaje en la misma filosofía de Kant. En esta línea, p. ej. C. LaRocca222 plantea el
examen de la cuestión del lenguaje en Kant como condición necesaria para el análisis del juicio y la
existencia, examinando las relaciones entre lógica y gramática e incluyendo en tal examen el
señalamiento de la posibilidad de una gramática trascendental en correlato con la lógica trascendental223.
Esta nueva perspectiva respecto de la cuestión del lugar del lenguaje en la filosofía de Kant y, a partir de
ello, de su relación con la filosofía del lenguaje, se halla claramente presentada y sintetizada en la tesis
sostenida por P. Natterer: “Frente a difundidos prejuicios la teoría kantiana tematiza la dimensión del
lenguaje, reflexiona acerca de ella y ofrece, en virtud de mayores posibilidades de diferenciación,
comprensión y confirmación interdisciplinaria, un marco más productivo y eficaz que las posiciones
lingualistas.”224. Precisamente O. Höffe ha señalado que: “El potencial de la Crítica para una filosofía del
lenguaje es notable”225, comprendiendo la analítica de los conceptos y su esquematismo en conjunto
como una “gramática trascendental”226. Siguiendo, entonces, la idea de una interpretación inmanente de
la obra la afirmación del potencial de la Crítica de la razón pura para la filosofía del lenguaje permite
indicar el diseño de una perspectiva que busca reconstruir y proyectar la filosofía del lenguaje en la obra
de Kant. Desde esta perspectiva el presente trabajo sostuvo que la identificación de aquellos pasajes de la
obra kantiana sobre, o directamente relacionados con, el lenguaje y su inscripción argumentativa en el
219
Otfried Höffe, Kants Kritik der reinen Vernunft. Die Grundlegung der modernen Philosophie, Munich, Beck, 2004, p. 11.
Peter Baumanns, Kants Philosophie der Erkenntnis, Wurzburgo, Königshausen & Neumann, 1997, p. 5.
221
Ibíd., p. 11.
222
Claudio LaRocca, Esistenza e giudizio. Linguaggio e ontologia in Kant, Pisa ETS, 1999.
223
Ibíd., pp. 31-63.
224
Paul Natterer, Systematischer Kommentar zur Kritik der reinen Vernunft, Berlin - New York, W. de Gruyter, 2003. p. 439.
225
Höffe, op. cit., pp. 68s.
226
Ibíd., pp. 117-167.
220
112
contexto de la teoría trascendental en su propia terminología y conceptuación constituye un paso previo
necesario para la evaluación del lugar y valor del lenguaje en la filosofía de Kant, para la discusión de las
interpretaciones de la filosofía crítica como semántíca, semiótica o pragmática trascendentales, para la
comparación de la filosofía de Kant con la posterior filosofía del lenguaje y para sostener la posibilidad
de una filosofía del lenguaje ya en la Crítica de la razón pura.
113
8. Bibliografía
8. 1. Obras de Kant
Kant's gesammelte Schriften, Real Academia de las Ciencias de Prusia y sus sucesores (Eds.), 29 vols.,
Berlín, W. de Gruyter, 1900 y ss.
Kant, Immanuel, Werke in sechs Bänden, W. Weischedel (Ed.), Darmstadt, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft, 1983.
Kant, Immanuel, Kritik der reinen Vernunft, Hamburgo, F. Meiner, 1956.
Kant, Immanuel, Kritik der Urteilkskraft, Hamburgo, F. Meiner, 1974.
8. 2. Versiones en castellano
Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura (Trad. M. García Morente), México, Porrúa, (8º ed.) 1991.
Kant, Immanuel, Crítica de la razón pura, (Trad. P. Ribas), Madrid, Alfaguara, 1978.
Kant, Immanuel, Prolegómenos a toda metafísica futura que pueda presentarse como ciencia, (Trad. M.
Caimi), Buenos Aires, Charcas, 1984.
Kant, Immanuel, Crítica del Juicio, (Trad. M. García Morente), Madrid, V. Suárez, 1958.
Kant, Immanuel, Crítica de la facultad de juzgar (Trad. P. Oyarzún), Caracas, Monte Ávila 1992.
Kant, Immanuel, Antropología en sentido pragmático, (Trad J. Gaos), Madrid, Alianza, (1° ed. 1935)
1991.
Kant, Immanuel, Los progresos de la metafísica, (Trad. M. Caimi), Buenos Aires, Eudeba, 1989.
Kant, Immanuel, Lógica. Un manual de lecciones, (Trad María Jesús Vázquez Lobeiras) Madrid, Akal,
2000.
8. 3. Obras de consulta
8. 3. 1. General
Craig, Edward (Ed.), Routledge Encyclopedia of Philosophy, Londres, Routledge, 1998.
Gabriel, Gotfried – Gründer, Karlfried - Ritter, Joachim, (Eds.), Historisches Wörterbuch der Philosophie
13 Bände, Basilea, Schwabe, 2004.
Sandkühler, Hans Jörg (Ed.), Enzyklopädie Philosophie, Hamburgo, F. Meiner, 2003.
8. 3. 2. Kant
114
Eisler, Rudolf, Kant Lexicon, Hildesheim (1930); Hildesheim-Zurich-Nueva York, reimpresión: Olms,
1984.
Granja Castro, Dulce María, Kant en español. Elenco Bibliográfico, México D. F., Universidad
Autónoma Metropolitana - Universidad Nacional Autónoma de México, 1997.
Ratke, Heinrich, Systematisches Handlexicon zu Kants Kritik der reinen Vernunft, Hamburgo, F. Meiner,
1929; reimpresión 1965.
8. 4. Historia de la lingüística y de la filosofía del lenguaje
Arens, Hans, Sprachwissenschaft. Der Gang ihrer Entwicklung von der Antike bis zur Gegenwart,
Friburgo - Munich, K. Alber, 1955.
Auroux, Sylvain, La philosophie du langage, Paris, PUF, 1996.
Borsche, Tillman (Ed.), Klassiker der Sprachphilosophie, Munich, C. H. Beck, 1996.
Cassirer, Ernst, Philosophie der symbolischen Formen. Erster Teil. Die Sprache, Berlin, 1923,
reimpresión: Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1964. Ed. cast.: Filosofía de las formas
simbólicas. El lenguaje, México, Fondo de Cultura Económica, 1971.
Coseriu, Eugenio, Die Geschichte der Sprachphilosohie. Von der Antike bis Leibniz, Tubinga, G. Narr,
1969.
Coseriu, Eugenio, Die Geschichte der Sprachphilosohie. Von Leibniz bis Rousseau, Tubinga, G. Narr,
1972.
Dascal, Marcelo – Gerhardus, Dietfried – Lorenz, Kuno (Eds.), Sprachphilosophie - Philosophy of
Language - La philosophie du langage , Teilband I, Berlin - New York, W. de Gruyter, 1992.
De Mauro, Tullio, Introduzione alla semantica, Bari, Einaudi, 1966.
Helbig, Gerhard, Geschichte der neueren Sprachwissenschaft, Berlin, 2da. ed., M. Hueber, 1973.
Hacking, Ian, Why Does Language Matter to Philosophy?, Cambridge, Cambridge UP, 1975. Ed.
cast.:¿Por qué el lenguaje importa a la filosofía?, Buenos Aires, Sudamericana, 1979.
Katz, Jerrold, The Philosophy of Language, Nueva York - Londres, Harper & Row, 1966. Ed. cast.:
Filosofía del lenguaje, Barcelona, Martínez Roca, 1971.
Kneale, William - Kneale, Martha, The Development of Logic, Oxford, Clarendon Press, 1962; reedición
corregida, 1971. Ed. cast.: El desarrollo de la lógica, Madrid, Tecnos, 1972.
Kutschera, Franz von, Sprachphilosophie, Münich, W. Fink, 1971; Ed. cast.: Filosofía del lenguaje,
Madrid, Gredos, 1979.
Lyons, John, Semantics, Londres - Nueva York, Cambridge University Press, 1977.
Münch, Dieter, “Zeichenphilosophie und ihre aristotelischen Wurzeln”, Zeitschrift für Semiotik, 22, 2000,
pp. 287-340.
115
Schnelle, Helmut, Sprachphilosophie und Linguistik, Reinbeck, Rororo, 1973.
Searle, John, The Philosophy of Language, Londres, Oxford Unviversity Press, 1971.
Todorov, Tzvetan, Théories du Symbole, Paris, Éditions du Seuil, 1977.
Tugendhat, Ernst, Vorlesungen zur Einführung in die sprachanalytische Philosophie, Francfort del Meno,
Suhrkamp, 1976.
8. 5. Kant: exposiciones de conjunto
Allison, Henry, Kant´s transcendental idealism. An interpretation and defense, New Haven - Londres,
Yale University Press, 1983. Ed. cast.: El idealismo trascendental de Kant: una interpretación y defensa,
Barcelona-México, Anthropos-UNAM, 1992.
Baumanns, Peter, Kants Philosophie der Erkenntnis, Wurzburgo, Königshausen & Neumann, 1997.
Bennett, Jonathan, Kant's Analytic, Londres - Nueva York, Cambridge University Press, 1966. Ed. cast.:
La analítica de Kant, Madrid, Alianza, 1979.
Bird, Graham, Kant's Theory of Knowledge, Londres - Nueva York, Routledge and Kegan Paul, 1962.
Bird, Graham, The Revolutionary Kant. A Commentary on the Critique of Pure Reason, Chicago and La
Salle, Illinois USA, Open Court, 2006.
Bird, Graham, (Ed.). A Companion to Kant, Oxford, Blackwell, 2010.
Brook, Andrew, Kant and the Mind, Cambridge, Cambridge University Press, 1994.
Cassirer, Ernst, Kants Leben und Lehre, Berlin, 1918; reimpresión: Darmstadt, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft, 1977. Ed. cast.: Kant, vida y doctrina, México, Fondo del Cultura Económica, 1948.
Cohen, Hermann, Kants Theorie der Erfahrung, Berlin, Dümmler, 3º ed., 1918.
Daval, Roger, La Métaphysique de Kant, Paris, Presses Universitaires de France, 1951.
García Morente, Manuel, La filosofía de Kant, Librería general V. Suárez, Madrid, 1956.
Guyer, Paul, (Ed.) Kant, Cambridge, Cambridge University Press, 1992.
Guyer, Paul, (Ed.) Kant and Modern Philosophy, Cambridge, Cambridge University Press, 2006.
Höffe, Ottfried, I. Kant, Munich, Beck, 1983. Ed. cast.: I. Kant, Barcelona, Herder, 1986.
Hoffe, Otfried, Kants Kritik der reinen Vernunft. Die Grundlegung der modernen Philosophie, Munich,
C H.Beck (4º), 2003.
Kaulbach, Friederich, Das Prinzip Handlung in der Philosophie Kants, Berlín – Nueva York, W. de
Gruyter, 1978.
Kaulbach, Friederich, Immanuel Kant, Berlín – Nueva York, W. de Gruyter, 1982.
Kemp Smith, Norman, A Commentary to Kant's “Critique of Pure Reason”, Londres, (2° ed. 1923);
Nueva York, reimpresión New York Humanities Press, 1962.
116
Liebrucks, Bruno, Sprache und Bewusstsein. IV Die erste Revolution der Denkungsart, Francfort del
Meno, Akademische Verlagsgesellschaft, 1968.
Marechal, Joseph, El punto de partida de la metafísica. Tomo III, (1942), Madrid, Gredos, 1958.
Martin, Gottfried, Kant. Ontologie und Wissenschaftslehre, Berlin- Nueva York, W. de Gruyter. 1951.
Ed. cast.: Kant. Ontologia y epistemología, Córdoba, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad
Nacional de Córdoba, 1961.
Marty, François, La Naissance de la Métaphysique chez Kant, Paris, Beauchesne, 1980.
Mohr, Georg – Willaschek, Marcus (Eds.), Immanuel Kant. Kritik der reinen Vernunft, Berlin, Akademie
Verlag, 1998.
Rescher, Nicholas, Kant and the Reach of Reason, U.S.A, Cambridge University Press, 2000.
Riehl, Aloys, Der philosophische Kritizismus. Geschichte und System, tomo I, Leipzig, A. Kröner, 3º ed.,
1924.
Natterer, Paul, Systematischer Kommentar zur Kritik der reinen Vernunft, Berlin - New York, 2003.
Paton, Herbert. J, Kant's Metaphysic of Experience, Londres - Nueva York, New York Humanities Press,
1936; 3º. ed., 1961.
Scholz, Heinrich, „Einführung in die Kantische Philosophie”, H. Scholz, Mathesis Universalis, BasileaStuttgart, B. Schawe, 1961, pp.152-218.
Strawson, Peter, The Bounds of Sense. An Essay on Kant's Critique of Pure Reason, Londres, Methuen,
1966. Ed. cast.: Los límites del sentido, Madrid, Revista de Occidente, 1975.
Torretti, Roberto, M. Kant, Buenos Aires, Charcas, (2º ed.) 1980.
Vaihinger, Hans, Commentar zu Kants Kritik der reinen Vernunft, Stuttgart, W. Spemann, 1881-1892;
Nueva York-Londres, reimpresión Garland Publishing, 1976,
8. 6. Trabajos varios sobre Kant consultados
Angelelli, Ignacio, “On the Origins of Kant's »Trascendental«“, Kant-Studien, 63, 1972, pp. 117-122.
Angelelli, Ignacio, “On »Trascendental« Again”, Kant-Studien, 66, 1975, pp. 116-120.
Beck, Lewis White, „Was haben wir von Kant gelernt”, Kant-Studien, 72, 1981, pp.1-10.
Brandt, Reinhardt - Stark, Werner, „Einführung”, Kants Vorlesungen über Anthropologie, en EA, XXV.1
y XXV.2, Berlín, W. de Gruyter, 1997, pp. VII-CLI.
Brandt, Reinhardt, Kritischer Kommentar zu Kants Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798).
(Band 25 der Kant-Ausgabe der Akademie der Wissenschaften Göttingen) 1997. Online-Version:
http://www.uni-marburg.de/kant/webseitn/kommentar/text180.html. 6-7-1999.
Cassirer, Ernst „Kant und das Problem der Metaphysik. Bemerkungen zu M. Heideggers KantInterpretation”, Kant -Studien, 36, 1931, pp. 1-25.
117
Flach, Werner, „Zu Kants Lehre von der symbolischen Darstellung”, Kant-Studien, 73, 1982, pp. 452462.
García Belsunce, Eduardo, “El pensamiento de Kant en 1762-63”, en Cuadernos de filosofía, 20, 1973,
pp. 357-369.
Kaulbach, Friederich, „Kants Theorie des Handelns”, Akten des 4. Internationalen Kant-Kongresses,
Mainz 1974, III, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York, W.. de Gruyter, 1975, pp. 67-83.
Kaulbach, Friederich, „Kants Philosophie des Handelns und ihre aktuelle Bedeutung”, Pragmatik I, H.
Stachowiak (Ed.), Hamburgo, F. Meiner, 1986, pp. 392-414.
Laruelle, François, “Reflexions sur le sens de la finitude dans la »Critique de la raison pure«“, Revue
Internationale de Philosophie, 136- 137, 1981, pp. 269-283.
Makkreel, Rudolf, Imagination and Interpretation in Kant, Chicago, University of Chicago Press, 1990.
Malter, Rudolf, „Anhang II”, Kant, Immanuel, Anthropologie in pragmatischen Hinsicht, Hamburgo,
F.Meiner, 1980, pp. 315-373.
Malter, Rudolf, “Main currents in the German interpretation of the Critique of Pure Reason since the
beginnings of neo-kantianism”, Journal of the History of Ideas, 42, 1981, pp. 531-551.
Martin, Gottfried, Arithmetik und Kombinatorik bei Kant, Berlin- Nueva York, (2° ed.) W. de Gruyter,
1972.
Mörchen, Hermann, Die Einbildungskraft bei Kant (1930), Tubinga, M. Niemeyer, 2° ed., 1970.
Nagl, Ludwig, „Einleitung”, Zur Kantforschung der Gegenwart, P. Heintel - L. Nagl (Eds) Darmstadt,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1979, pp. 1-22.
Pitte van der, Frederick, Kant as Philosophical Anthropologist, La Haya, M. Nijohff, 1971.
Prauss, Gerold, „Einleitung”, Kant. Zur Deutung seiner Theorie von Erkennen und Handeln, G. Prauss
(Ed.) Colonia, Kiepenheuer - Witsch, 1973, pp. 11-23.
Pucciarelli, Eugenio, “Paradojas de la razón kantiana”, Cuadernos de filosofía, 20, 1973, pp.263-296.
Schönecker, Dieter - Zwenger, Thomas (Eds.), Kant
verstehen. Understanding Kant, Darmstadt,
Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 2001.
Tonelli, Giorgio, “Kant's Critique of Pure Reason Within the Tradition of Modern Logic”, Akten des 4.
Internationalen Kant-Kongresses, Mainz 1974, III, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York,
W. de Gruyter, 1975, pp. 186-191.
Tonelli, Giorgio, “Analysis and Synthesis in XVIIIth. Century Philosophy Prior to Kant”, Archiv für
Begriffgeschichte, 20, 1976, pp.178-213.
Tonelli, Giorgio, “Critique and Related Terms Prior to Kant: A Historical Survey”, Kant-Studien, 69,
1978, pp. 119-148.
Vázquez Lobeiras, María Jesús, “Estudio preliminar”, I. Kant Lógica. Un manual de lecciones, Madrid,
Akal, 2000, pp. 13-67.
118
Vleeschauwer de, Hermann. J., La déduction transcendentale dans l'oeuvre de Kant, París - La Haya,
1934-1937; Nueva York - Londres, reimpresión: Garland, 1976.
Wolff-Metternich, Brigitta - Sophie von Die Überwindung des mathematischen Erkenntnisideals, Berlin
- New - York, W. de Gruyter, 1995.
8. 7. Aspectos de la filosofía crítica del conocimiento en la Crítica de la razón pura
Bubner, Rudiger, „Zur Struktur eines transzendentales Arguments”, Akten des 4. Internationalen KantKongresses, Mainz 1974, III, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York, W. de Gruyter, 1975,
pp. 15-27.
Butts, Robert E, “Kant's Schemata as Semantical Rules”, Kant's Studies Today, L. W. Beck (Ed.), La
Salle Illinois, Open Court, 1969, pp. 290-300.
Caimi, Mario, „Einige Bemerkungen über die Metaphysische Deduktion in der Kritik der reinen
Vernunft“, Kant-Studien, 91, 2000, pp. 257-82.
Caimi, Mario, Leçons sur Kant. La déduction transcendentale dans la deuxième édition de la Critique de
la raison pure, Paris, Publications de la Sorbone, 2007.
Carl, Wolfgang, Die Transzendentale Deduktion der Kategorien in der ersten Auflage der Kritik der
reinen Vernunft. Ein Kommentar, Francfort del Meno, V. Klostermann, 1992.
Corr, Charles, “Analytic and Synthetic Method in Kant”, Actes du Congrès d' Ottawa sur Kant, 1974, F.
Duchesnau, P. Laberge, E. Morrisey (Eds.), Ottawa, Ed. Université d' Ottawa, 1976, pp. 382-390.
Chipman, Lauchlan, “Kant's Categories and their Schematism”, Kant-Studien, 63, 1972, pp. 36-50.
Dahlstrom, Daniel. „Transzendentale Schemata, Kategorien und Erkenntnisarten”, Kant-Studien, 75 1984,
pp. 38-54.
Detel, Wolfgang, „Zur Funktion des Schematismus-Kapitels in Kants Kritik der reinen Vernunft”, KantStudien, 69, 1978, pp. 17-45.
Geier, Manfred, „Linguistisches Apriori und angeborene Ideen”, Kant-Studien, 72, 1981, pp. 68-87.
Heidemann, Ingeborg „Die Kategorientafel als systematische Topik”, Akten des 4. Internationalen KantKongresses, Mainz 1974, III, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York, W. de Gruyter, 1975,
pp. 54-66.
Henrich, Dieter, „Die Beweisstruktur von Kants transzendentaler Deduktion”, Kant. Zur Deutung seiner
Theorie von Erkennen und Handeln, G. Prauss (Ed.) Colonia, Kiepenheuer - Witsch, 1973, pp. 90-103.
Henrich, Dieter, Identität und Objektivität, Heidelberg, C. Winter Univesitatsverlag, 1976.
Henrich, Dieter, “The Identity of the Subject in the Trascendental Deduction”, Reading Kant. New
Perspectives on Transcendetal Arguments and Critical Philosophy, Eva Schaper (Ed.) Oxford, Oxford
University Press, 1989, pp. 250-280.
119
Hoppe, Hansgeorg, „Möglichkeit der Erfahrung und Einheit des Selbstbewusstseins bei Kant”, Akten des
4. Internationalen Kant-Kongresses, Mainz 1974, III, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York,
W. de Gruyter, 1975, pp. 67-83.
Kaulbach, Friederich, „Schema, Bild und Modell nach den Voraussetzungen des Kantischen Denkens”,
Kant. Zur Deutung seiner Theorie von Erkennen und Handeln, G. Prauss (Ed.) Colonia, Kiepenheuer Witsch, 1973, pp. 105-129.
Kaulbach, Friederich, „Kants Transzendentale Logik. Zwischen Subjektlogik und Prädikatlogik”, Zur
Kantforschung der Gegenwart, P. Heintel - L. Nagl (Eds.), Darmstadt, Wissenschafltiche
Buchgesellschaft, 1979, pp.122-148.
Kopper, Joachim, „Einige Bemerkungen zu § 12 der Kritik der reinen Vernunft”, Revue Internationale de
Philosophie, 136- 137 (1981), pp. 255-268.
Lamachia, Ada „Transzendentale und logische Topik”, Akten des 4. Internationalen Kant-Kongresses,
Mainz 1974, I, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York, W. de Gruyter, 1975, pp. 116-139.
La Rocca, Claudio, „Schematismus und Anwendung”, Kant-Studien, 80, 1989, pp.129-154.
Lohmar, Dieter, „Kants Schemata als Anwendungsbedingungen von Kategorien auf Anschaungen”,
Zeitschrift für philosophische Forschung, 45, 1991, pp. 77-92.
Malter, Rudolf, „L’analyse comme procédé de la Metaphysique”, Archives de Philosophie, 42, 1979, pp.
575-591.
Malter,
Rudolf,
„Logische
und
transzendentale
Reflexion.
Zu
Kants
Bestimmung
des
philosophiegeschichtlichen Ortes der Kritik der reinen Vernunft”, Revue Internationale de Philosophie,
136-137, 1981, pp. 284-301.
Mittelstrass, Jürgen, “Spontaneität. Ein Beitrag im Blick auf Kant”, Kant. Zur Deutung seiner Theorie
von Erkennen und Handeln, G. Prauss (Ed.) Colonia, Kiepenheuer - Witsch, 1973, pp. 62-71.
Müller, Ulrich, „Objektivität und Fiktionalität”, Kant-Studien, 77, 1986, pp. 203-223.
Pinder, Tillmann, „Kants Begriff der Logik”, Archiv für Geschichte der Philosophie, 61, 1979, pp. 30936.
Pinder, Tillmann, „Kants Begriff der transzendentalen Erkenntnis”, Kant-Studien, 77, 1986, pp.1-40.
Pippin, Robert, “The Schematism and Empirical Concepts”, Kant- Studien, 67, 1976, pp.156-171.
Prauss, Gerold, „Zum Wahrheitsproblem bei Kant”, Kant. Zur Deutung seiner Theorie von Erkennen und
Handeln, G. Prauss (Ed.) Colonia, Kiepenheuer - Witsch, 1973, pp. 73-89.
Rohs, Peter, „Die transzendentale Deduktion als Lösung von Invarianzproblemen”, Kants transzendentale
Deduktion und die Möglichkeit von Transzendentalphilosophie, Forum für Philosophie Bad Homburg
(Ed.), Francfort del Meno, Suhrkamp, 1988, pp. 135-191.
Rosales, Alberto, Siete ensayos sobre Kant, Universidad de Los Andes - Consejo de Publicaciones,
Mérida, 1993.
120
Schaper, Eva, “Kant's Schematism Reconsidered”, Review of Metaphysics, 18, 1964, pp. 267-292.
Schönrich, Gerhard, „Der Begriff einer unbedingten Regel als Problem transzendentaler Argumentation”,
Akten des 5. Internationalen Kant-Kongresses, Mainz 1981, I-II, G. Funke (Ed.), Bonn, Bouvier, 1982,
pp. 674-686.
Wagner, Hans, „Zu Kants Auffassung bezüglich des Verhältnisses zwischen Formal- und
Transzendentallogik”, Kant-Studien, 68, 1977, pp. 71-76.
Walsh, William H, “Schematism”, Kant-Studien, 49, 1957, pp. 95-106.
Westphal Kenneth, Kant’s Transcendental Proof of Realism, Cambridge - Nueva York, Cambridge
University Press, 2004.
Wolff, Michael, Die Vollständigkeit der kantischen Urteilstafel. Mit einem Essay über Freges
Begriffschrift, Francfort del Meno, V. Klostermann, 1995.
8. 8. El lenguaje en Kant
Capozzi, Mirella “Kant on Logic, Language and Thought”, Speculative Grammar, Universal Grammar,
and Philosophical Analysis of Language, D. Buzzetti y M. Ferriani (Eds.), Amsterdam, J. Benjamins,
1987, pp. 185-203.
Carvajal Cordon, Julián, “El lenguaje como problema filosófico y Crítica del Juicio”, En la cumbre del
criticismo, R. Rodríguez Aramayo y G. Vilar, (Eds.) Barcelona - México, Ánthropos / Universidad
Autónoma Metropolitana / Centro de Documentación Kantiana, 1992, pp. 46-77.
Dascal, Marcelo, “Kant: lenguaje y conocimiento empírico”, Relativismo lingüístico y epistemológico,
Margarita M. Valdés (Ed.), México. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Filosóficas, 1992, pp. 27-38.
Dascal, Marcelo / Senderowitcz, Taro, “How pure is pure reason? Language, Empirical Concepts, and
Empirical Laws in Kant’s Theory of Knowledge”, Histoire, Épistémologie, Langage, 14, 1992, pp. 129152.
Di Cesare, Donatella, “Hat Kant über die Sprache geschwiegen?”, Language Philosophies and the
Language Sciences. A Historical Perspective in Honour of L. Formigari, D. Gambarar (Ed.) Münster,
Nodus, 1996, pp. 181-200.
Hogrebe, Wolfram. Kant und das problem einer transzendentaler Semantik, Friburgo, K. Alber, 1974.
Jäger, Ludwig: „“Das schreibende Bewusstsein Transkriptivität und Hypotypose in Kants ‚Andeutungen
zur Sprache“”,. Elisabeth Birk und Jan Georg Schneider (Eds), Philosophie der Schrift, Tubinga, 2009, 97 159.
Kopzev, Ivan, „Kant und die transzendentalen Motive in der Sprache”, Akten des Siebenten
Internazionalen Kant-Kongresses, G. Funke (Ed.) Bonn, Bouvier, 1991, pp. 143-147.
121
Lamacchia, Ada „Sprachphilosophische Erwägungen zur Funktion von Signum und Symbolum in Kants
kritischer Philosophie”, en Proceedings of the Third International Kant-Congress, L.W. Beck (Ed.),
Dordrecht, Reidel, 1972, pp. 376-394,
Lamacchia, Ada “La »Cognitio Symbolica«: un problema de la hermenéutica kantiana”, Cuadernos de
filosofía, 20, 1973, pp. 371-411.
LaRocca, Claudio, Esistenza e giudizio. Linguaggio e ontologia in Kant, Pisa, ETS, 1999.
Leserre, Daniel. “Language and Method in the Preisschrift
of 1764”, Proceedings of the Eight
International Kant Congress, Memphis 1995, I., H. Robinson (Ed.) Milwaukee, Marquette University
Press, 1995, pp. 1037-1046. Versión castellana: “Lenguaje y método en el Preischrift kantiano de 1764”,
Cuadernos de Filosofía, Instituto de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras (U.N.B.A), 42, 1997, pp.4148.
Leserre, Daniel. “La reflexión trascendental del lenguaje en la facultad de juzgar reflexionante”, Dianota,
42, 1996, pp. 107-124.
Leserre, Daniel, “Autoconciencia y lenguaje: la perspectiva trascendental del lenguaje en el § 18 de la
Crítica de la razón pura”, Escritos de filosofía 35-36, 1999, pp. 53-66.
Leserre, Daniel, „KrV B 140: Ein Hinweis auf die kritische Perspektive der Sprache”, Akten des IX
Internationaler Kant-Kongresses, Sektionsbeiträge, Band II, V. Gerhardt, R-P. Hortsmann, R.
Schumacher (Eds.), W. de Gruyter, Berlin - New York, 2001, pp. 381-389.
Leserre, Daniel, “Lenguaje y significado: una argumentación en la Analítica de la Crítica de la razón
pura”, Éndoxa 17, Madrid, 2003, pp. 207-225,
Loparic, Zeljko, A Semântica transcendental de Kant, Campinas SP, UNICAMP (2000), 3ª ed. 2005
Markis, Dieter. „Das Problem der Sprache bei Kant”, Dimensionen der Sprache in der Philosophie des
Deutschen Idealismus, Briggite Scheer - G. Wohlfart (Eds.) Wurzburgo, Königshausen & Neumann,
1982, pp. 110-154.
Lüthe, Rudolf, „Subjektivität und Sprachlichkeit. Ein Problem in Kants Bestimmung der theoretischen
Subjektivität”, Akten des 5. Internationalen Kant-Kongresses, Mainz 1981, I-II, G. Funke (Ed.), Bonn,
Bouvier, 1982, pp. 1081-1091.
Lütterfelds, Wilhelm, „Ist die empirische Sprache des transzendentalen Subjekts kommunikabel?”, Akten
des 5. Internationalen Kant-Kongresses, Mainz 1981, I-II, G. Funke (Ed.), Bonn, Bouvier, 1982, pp.245254.
Montero Moliner, Fernando, “Elementos semánticos en el sistema kantiano”, Teorema, 3-4, 1973,
pp.481-510.
Mosser, Kurt. “Why Doesn’t Kant Care About Natural Language?, Dialogue, 40, 2001, pp. 25-51.
Nolan, J. “Kant on Meaning: Two Studies”, Kant-Studien, 70, 1979, pp.113-130.
Paltrinieri, Gian Luigi, Kant e il linguaggio. Autocritica e immaginazione, Venecia, Cafoscarina, 2010.
122
Perez, Daniel, Kant e o problema da significação, Curitiba, Champagnat, 2008.
Ribeiro dos Santos, Leonel, Metáforas da razão, Lisboa, C. Gulbenkian, 1997.
Riedel, Manfred. „Kritik der reinen Vernunft und Sprache. Zum Kategorienproblem bei Kant”,
Allgemeine Zeitschrift für Philosophie, 3, 1982, pp.1-17.
Riedel, Manfred. Urteilskraft und Vernunft, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1989.
Rojo, Roberto. “Razón y referencia en Kant”, Revista de la Sociedad Argentina de Filosofía, 2, 1982,
pp.119-124.
Rohden, Valerio. “Lenguaje y autoconciencia en la antropología pragmática de Kant”, Escritos de
Filosofía, 12, 1983, pp. 121-135.
Schönrich, Gerhard.
Kategorien und transzendentale Argumentation. Kant und die Idee einer
transzendentalen Semiotik, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1981
Simon, Josef. „Immanuel Kant”, T. Borsche (Ed.), Klassiker der Sprachphilosophie, Munich, C.H. Beck,
1996, pp. 233-256.
Simon, Josef. Kant. Die fremde Vernunft und die Sprache der Philosophie, Berlín - Nueva York, W. de
Gruyter, 2003
Ujvári, Márta “Why Kantian Transcendental Philosophy cannot be a Methaphysical Foundation to
Analysis of Language?”, Kant-Studien, 80, 1989, pp. 186-196.
Villers, Jürgen: Kant und das Problem der Sprache, Constanza, Verlag am Hockgraben, 1997.
Zofio Ferrer, José Luis, “Lenguaje y significado en Kant”, Revista de Filosofía, 104, 1968, pp. 117-135.
8. 9. La filosofía crítica de Kant en relación con la reflexión posterior sobre el lenguaje
Apel, Karl-Otto. Die Idee der Sprache in der Tradition des Humanismus von Dante bis Vico, Bonn,
Bouvier, 1963.
Apel, Karl-Otto. Der Denkweg von Charles S. Peirce, Suhrkamp, Francfort del Meno, 1975. Ed. cast.: El
camino del pensamiento de Charles S. Peirce, Madrid, Visor, 1998.
Apel, Karl-Otto. Transformation der Philosophie (I: Sprachanalytik, Semiotik, Hermeneutik; II: Das
Apriori der Kommunikationsgemeinschaft); Francfort del Meno, Suhrkamp, (1973) 1976. Ed. cast.: La
transformación de la filosofía, Madrid, Taurus, 1985.
Apel, Karl-Otto. „Sprechakttheorie und transzendentale Sprachpragmatik zur Frage ethischer Normen”,
Sprachpragmatik und Philosophie, K-O. Apel (Ed.) Francfort del Meno, Suhrkamp, 1976, pp. 10-173.
Apel, Karl-Otto. “Acerca de la idea de la pragmática trascendental del lenguaje”, Aspectos y problemas
de la filosofía del lenguaje, J. Simon (Ed.), Buenos Aires, Alfa, 1977, pp. 227-262.
Bubner, Rudiger. Handlung, Sprache und Vernunft, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1976.
Burkhardt, Hans. Logik und Semiotik in der Philosophie von Leibniz, Munich, Philosophie Verlag, 1980.
123
Butts, Robert, “The Grammar of Reason: Hamann's Challenge to Kant”, Synthese, 75, 1988, pp. 251-283.
Cassirer, Ernst. „Die Kantischen Elemente in Wilhelm von Humboldts Sprachphilosophie”, Festschrift
für Paul Hensel, J. Binder (Ed.)
Göttingen 1923, pp. 105-127; reimpresión: en Geist und Leben:
Schriften zu den Lebensordnungen von Natur und Kunst, Geschichte und Sprache, E. W. Orth (Ed.)
Leipzig, Reclam, 1993, pp. 271-285.
Coffa, Juan Alberto, The Semantic Tradition from Kant to Carnap—To the Vienna Station, Linda Wessels
(ed), Londres - Nueva York, Cambridge University Press, 1991.
Chomsky, Noam,. Cartesian Linguistics, Harper and Row, Nueva York, 1966. Ed. cast.: Lingüística
cartesiana, Madrid, Gredos. 1972.
Dilman, Ilham, Wittgenstein's Copernican Revolution: The Question of Linguistic Idealism, USA,
Palgrave, 2002.
Djaballah, Marc, Kant, Foucault, and Forms of Experience Londres - Nueva York Routledge, 2008.
Fimiani, Mariapaola, Foucault et Kant, París, L’Harmattan, 1997.
Foucault, Michel,
“Introduction à l’ Anthropologie”, E. Kant, Anthropologie d’un point de vue
pragmatique, Paris, Vrin, 2008, pp. 11-79.
Fraser, Bruce W.,“Noam Chomsky’s linguistic Revolution. Cartesian or Kantian?”, From Kant to
Davidson: Philosophy and the Idea of the Transcendental, Malpas, Jeff (Compilador), Londres - New
York, Routledge, 2003, 184-196
Fromm, Suzanne, Wittgensteins Erkenntnisspiele contra Kants Erkenntnislehre, Friburgo - Munich, K.
Alber, 1979.
Gabriel, Gottfired, „Frege als Neukantianer”, Kant-Studien, 77, 1986, pp.85-101.
Gadamer, Hans Georg. Wahrheit und Methode, Tubinga, J. B. Mohr, 3ra. ed., 1972.
Gadamer, Hans –Georg, “Kant und die philosophische Hermeneutik”, Kant-Studien 66, 1975, pp. 395403.
Gartenberg, Zachary: “Intelligibility and Subjectivity in Peirce: A Reading on His ‘New List of
Categories’”, Journal of the History of Philosophy, 50, 2012, pp. 581– 610.
Glauner, Friedrich, “Der transzendentale Ort der Rede von Sprachtranszendenz. Zu den Grundlagen einer
Metakritik der sprachanalytischen Kantkritik”, Kant-Studien, 89, 1998, pp. 278–299.
Glauner, Friedrich, “Der transzendentale Ort der Rede von Sprachtranszendenz. Zu den Grundlagen einer
Metakritik der sprachanalytischen Kantkritik”, Kant-Studien, 89, 1998, pp. 278–299.
Glock, Hans-Johann, ‘‘Kant and Wittgenstein: Philosophy, Necessity, and Representation’’, International
Journal of Philosophical Studies, 5, 1997, pp. 285–305.
Glock, Hans-Johann, “Strawson and Analytic Kantianism”, Strawson and Kant, Glock, H-J (compilador),
Oxford, Oxford University Press, 2003, pp. 15.42.
124
Glock, Hans-Johann, “Was Wittgenstein an Analytic Philosopher? ’’, Metaphilosophy, 35, 2004, pp. 419444.
Habermas, Jürgen, Kommunikatives Handeln und detranszendentalisierte Vernunft, Stuttgart, Reclam,
2001.
Hamann, Johann Georg, „Metaktirik über den Purismus der Vernunft” (1784), J. G. Hamann Sämtliche
Werke III, Viena, Herder, 1951 pp. 281-289.
Hanna, Robert., Kant and the Foundations of Analytic Philosophy, Oxford, Clarendon - Oxford
University Press, 2001.
Hanna, Robert: “Kant in the Twentieth Century”, The Routledge Companion to Twentieth Century
Philosophy, Morgan, Dermot (Compilador), Londres - Nueva York, 2008, pp. 149-203.
Heidegger, Martin. Kant und das Problem der Metaphysik, Francfort del Meno, 3ra. ed., V. Klostermann,
1965.
Heinrichs, Johannes. Die Logik der Vernunftkritik: Kants Kategorienlehre in ihrer aktuellen Bedeutung,
Tubinga, Francke, 1986.
Hogrebe, Worlfram. „Semantische Archäologie. Perspektiven der Transzendentalphilosophie”, Zeitschrift
für philosophische Forschung, 32, 1978, pp. 195-210.
Horster, Detlef, „Der Kantische »methodische Solipsismus« und die Theorien von Apel und Habermas”,
Kant-Studien, 73, 1982, pp.463-472.
Hünefeldt, Thomas, Peirces Dekonstruktion der Transzendentalphilosophie in eine phänomenologische
Semiotik, Wurzburgo, Königshausen & Neumann, 2002.
Lenk, Hans - Wiehl, Reiner (Compiladores), Kant Today – Kant aujourd’hui – Kant heute, Berlin –
Londres, Lit, 2006.
Lessing, Hans – Makkreel, Rudolf - Pozzo, Ricardo (Eds), Dilthey, Kant and Neo-Kantianism, Stuttgart,
Frommann - Holzboog, 2009.
Lutterfelds, Wilhelm. „Kant in der gegenwärtigen Sprachphilosophie”, Warum Kant heute?, D.
Heidemann – Kristina Engelhard (Eds.), Berlín - Nueva York, W. de Gruyter, 2003, pp. 150-176.
Malpas, Jeff (Ed), From Kant to Davidson: Philosophy and the idea of the transcendental, Londres Nueva York Routledge, 2003.
Martin, Gotfried, Leibniz. Logik und Metaphysik Berlin- New York, Berlín – Nueva York, W. de Gruyter,
(2° ed.) 1967.
Misak, Charles, The Cambridge Companion to Peirce, U.S.A, Cambridge University Press, 2004.
Mittelstrass, Jürgen. „Zeichen, Kalkül, Wahrscheinlichkeit. Elemente einer Mathesis universalis bei
Leibniz”, Pragmatik I, H. Stachowiak (Ed.), Hamburgo, F. Meiner, 1986, pp. 392-414.
Mohanty, Jitendra. “Kant and Husserl”, Husserl Studies, 13, 1996, pp. 19-30.
125
Oliver, G. Benjamin, “Innate Ideas and Transformational Grammar: A Kantian Interpretation”, Akten des
4. Internationalen Kant-Kongresses, Mainz 1974, II, G. Funke y J. Kopper (Eds.), Berlín – Nueva York,
W. de Gruyter, 1975, pp. 849-855.
Peckahus, Volker. „Kantianer oder Neukantianer? über die Schwierigkeiten, Frege der Philosophie seiner
Zeit zuzuordnen”, Gottlob Frege — Werk und Wirkung. Mit den unveröffentlichten Vorschlägen für ein
Wahlgesetz von Gottlob Frege, Gabriel G. - Dathe U. (Eds.) Padeborn, Mentis, 2000, pp. 191–209.
Perconti, Pietro, Kantian Linguistics. Theories of Mental Representation and the Linguistic
Transformation of Kantism, Munster, Nodus, 1999.
Prauss, Gerold. Die Welt und wir (Band I/1: Sprache - Subjekt - Zeit), Stuttgart, J. B. Metzler, 1990.
Presas, Mario. Situación de la filosofía de K. Jaspers (con especial consideración de su base kantiana),
Buenos Aires, Depalma, 1979.
Rockmore, Tom, In Kant’s Wake, Malden USA, Blackwell, 2006.
Rorty, Richard, (Ed.), The Linguistic Turn, Chicago-Londres, University of Chicago Press, 1967. Ed.
cast.: El giro linguístico, Barcelona, Paidós, 1990. (Traducción parcial de la obra).
Rota, Gian-Carlo, “Kant's Synthesis A Priori and Husserl's Phenomenology of Fulfillment”, Proceedings
of the Eight International Kant Congress, Memphis 1995, I., H. Robinson (Ed.) Milwaukee, Marquette
University Press, 1995, pp. 1037-1046.
Seebohm, Thomas, „Der systematische Ort der Herderschen Metakritik”, Kant-Studien, 63, 1972, pp. 5973.
Short, T. L., Peirce’s Theory of Signs, Cambridge, Cambridge University Press, 2007.
Simon, Josef, Sprachphilosophische Aspekte der Kategorienlehre, Francfort del Meno, Heiderhoff, 1971.
Simon, Josef, Philosophie und linguistische Theorie, Berlín-Nueva York, W. de Gruyter, 1971.
Simon, Josef, “Aspectos lingüístico-filosóficos de la historia de la filosofía moderna”, Aspectos y
problemas de la filosofía del lenguaje, J. Simon (Ed.), Buenos Aires, Alfa, 1977, pp. 7-86.
Simon, Josef, „Das Problem der Bedeutung bei Kant und Peirce”; Proceedings of the Sixth International
Kant Congress. Washington, Center for Advanced Research in Phenomenology - University Press of
America, 1991, pp. 233-256.
Simon, Josef, Philosophie des Zeichen, Berlín-Nueva York, W. de Gruyter, 1989. Ed. cast.: Filosofía del
signo, Gredos, Madrid, 1998.
Stegmüller, Wolfgang, Haupstromungen der Gegenwartsphilosophie, Stuttgart, A. Kröner, (6º .ed.),
1978.
Stenius, Eric, Wittgenstein’s Tractatus. A critical exposition of its main lines of thought, Oxford,
Blackwell, 1960.
Stolzenberg, Jürgen, (Compilador), Kant in der Gegenwart. Berlin– Nueva York, W. de Gruyter, 2004.
126
Williams, Terence Ch., “Herder’s »Essay on Language« as the Cameo Model of the »Critique of Pure
Reason«“, Actes du Congrès d’ Ottawa sur Kant, 1974, F. Duchesnau, P. Laberge, E. Morrisey (Eds.),
Ottawa, Ed. Université d’ Ottawa, 1976, pp. 201-212.
Williams, Terence Ch., Kant’s Philosophy of Language, Chomskyan Linguistics and Its Kantian Roots,
USA, E. Mellen Press, 1993.
Wohlfahrt, Günter. „Hamanns Kantkritik”, Kant-Studien, 75, 1984, pp. 398-419.
127
Descargar