Repartido 2 - Preuniversitario San Felipe

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Filosofía – Sexto año
Nicolás Olesker – 2016
Repartido 2
Aristóteles: la permanencia en el cambio1
Datos biográficos y obras
Aristóteles nació en el año 384 a.C. en Estagira, Tracia (actual ciudad de Stavros). Fue orientado hacia los
estudios naturalistas por su padre, Nicómaco, médico de la corte del rey de Macedonia. A los diecisiete años se
trasladó a Atenas, y durante veinte años fue discípulo y colaborador de Platón, adhiriéndose primeramente a la
doctrina de su maestro, señalándole luego algunas críticas, hasta que, varios años después, forma una teoría propia.
A la muerte de Platón, acaecida en el año 347 a.C., Aristóteles partió para Assos, polis de Asia Menor en la que
gobernaba un amigo suyo, Hermias, al que sirvió de asesor. Tras ser capturado y ejecutado Hermias a manos de los
persas en el 345 a.C., Aristóteles se trasladó a Pella, capital de Macedonia. Dos años después, Filipo, rey de
Macedonia, le llamó a su corte como preceptor de su hijo Alejandro (Alejandro Magno).
Habiendo cumplido su misión, Aristóteles regresó a Atenas en el año 355 a.C., fundando su escuela entre las arboledas
circundantes al templo de Apolo Likeion y el vecino gimnasio, de donde tomó el nombre de “Liceo”. Del hábito de Aristóteles de dar
sus lecciones paseando por las calles arboladas, proviene a la escuela el nombre de “peripatética” ( peripatos es el vocablo griego para
designar las arboledas). Se dedicó durante trece años a la enseñanza, reuniendo con el apoyo que le brindaba Alejandro una gran
colección de libros, hoy extraviadas en su mayor parte (Alejandro dio la orden a su ejército que de todo lugar a donde fueran trajeran
libros y hechos naturales que valga la pena resaltar).
El propio Aristóteles desarrolló una intensa actividad como escritor, estimándose que llegó a redactar unas mil obras, las cuales
podemos clasificar en dos grupos:
 Exotéricas: Eran las estilísticamente cuidadas, destinadas a un amplio público de lectores ajenos a la escuela, de las cuales no
nos ha llegado ninguna.
 Esotéricas: Eran las destinadas al uso interno de la escuela. Algunas son las lecciones que Aristóteles preparaba para sus
oyentes, razón por la cual se conocen también como “acromáticas”, es decir, “para la audición”. Otras son los apuntes que de
las lecciones tomaban sus discípulos. En cualquier caso, estas obras esotéricas son las que, en parte, han llegado hasta nosotros.
La obra de Aristóteles es enciclopédica: abarca todo lo que podía conocerse en su tiempo. Pero no solo era un investigador
cuidadoso y minucioso de los hechos particulares, sino que tendía a encuadrarlos en una vasta y sistemática concepción filosófica del
universo. Sus escritos pueden dividirse en cinco grupos: I) Escritos de lógica (proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el
conocimiento verdadero). II) Escritos de filosofía primera o metafísica (sobre la naturaleza, alcance y propiedades de la realidad). III)
Escritos de ciencias naturales (física, biología y psicología). IV) Escritos de ciencias prácticas (moral y política). V) Escritos de
retórica y poética.
A la muerte de Alejandro, se produjo en Atenas una reacción antimacedónica. Y aunque Aristóteles había roto desde mucho
tiempo atrás toda relación con su antiguo discípulo, fue sospechoso de simpatía hacia el dominio macedónico en Grecia y acusado de
impiedad. Para escapar al proceso, se retiró a una posesión que su familia tenía en Calcides (en la polis Eubea) donde murió al año
siguiente, 322 a.C., a la edad de 62 años.
Filosofía primera (Metafísica)
Metafísica es el nombre con el que se conoce el libro donde Aristóteles trata acerca de la realidad, de las
propiedades de todo lo existente, de las “sustancias inmutables”, del ser (el concepto más general y fundamental que puede
abarcar el pensamiento humano). De hecho Aristóteles no escribió esta obra en sí, ni le puso ese título, sino que son apuntes
para sus clases de diversas épocas que luego fueron reordenados por Andrónico de Rodas (el compilador del corpus
aristotélico) hacia el 50 a.C. y juntados bajo el nombre de Metafísica (ya que trataban temas análogos a los de su Física
pero sobre lo no perceptible, pero además reciben su nombre de estar ubicados en la biblioteca a continuación de los de
física, metá tá physiká “más allá de los de física”).
En realidad en estos escritos Aristóteles utiliza el término Filosofía Primera, que es la ciencia2 cuyo objeto sería el
más universal que existe “el ser en cuanto ser, y sus atributos esenciales”. Al contrario que el resto de las ciencias que
estudian un aspecto concreto del ser o cierta clase de seres en particular (ciencias particulares) la filosofía primera busca el
conocimiento de todo lo que es, esto es, estudia todos los seres en tanto todos son, existen. El ser se impone de este modo
en la propiedad común de todo aquello existente que estudiará la filosofía primera.
Hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen. Esta
ciencia, por lo demás, no se identifica con ninguna de las denominadas particulares. Ninguna de las otras
[ciencias], en efecto, se ocupa universalmente de lo que es, en tanto que algo que es, sino que tras seccionar de ello
una parte, estudia los accidentes de esta (...).3
1 El presente texto, con excepción de las citas textuales, está bajo una licencia libre de Creative Commons CC­BY­SA 4.0, por lo cual puede ser
copiado, modificado e impreso libremente, siempre y cuando se comparta con el mismo licenciamiento. El texto completo de la licencia puede
leerse en http://creativecommons.org/licenses/by­sa/4.0/legalcode
2
Recuérdese que cuando se utiliza el concepto de “ciencia” en el contexto el mundo antiguo no refiere a la ciencia tal y como la entendemos hoy
día (la ciencia moderna, el método científico) sino en el sentido de “saber” o “disciplina”.
3 Metafísica, Libro IV
1
Una de las intenciones de la filosofía aristotélica es resolver el problema del cambio, problema heredado de toda
la filosofía anterior: los filósofos milesios intentaron explicar el funcionamiento del mundo cambiante, Heráclito pensaba
que el cambio era perpetuo y esencial al mundo real, Parménides negó la posibilidad del cambio mismo, la teoría de las
ideas platónica (a la que adhirió Aristóteles por casi dos décadas) sostuvo que el mundo sensible y cambiante no podía ser
objeto de conocimiento verdadero, pero con eso no solo no resolvía el problema del cambio, aunque se lo había planteado
como objetivo, sino que al “duplicar los mundos” había duplicado los problemas a resolver. La idea medular de su
filosofía será centrarse en el ser concreto y a partir de los tipos de ser que existen, poder explicar cómo es posible que la
realidad cambie y permanezca al mismo tiempo. Es decir, parte de la base de lo que observa e intenta explicarlo en sí
mismo, sin negar sus sentidos como Parménides, o quitarle valor postulando una nueva realidad inteligible como Platón. 4
Ahora bien, para explicar el cambio en los seres, será necesario estudiar a los seres mismos, tarea de la filosofía
primera que hemos definido como el estudio del “ser en cuanto ser”, el estudio de la sustancia (ousía en griego, también
traducido como entidad).
Pero ¿qué es ser?, ¿qué es sustancia?, es decir ¿cuáles son los seres que existen y deben ser investigados? La
respuesta aristotélica no es clara, por lo cual se hace necesario ver algunos conceptos previos. En su libro Categorías se
ocupa el filósofo de los tipos de predicados clasificadores. Dado un sujeto particular, podemos hacer distintos tipos de
preguntas sobre él: ¿Qué es? un hombre, un animal; ¿Cuáles son sus cualidades? es calvo, inteligente; ¿Cómo es de
grande? mide 1,75m, pesa 69kg; ¿Cuál es su relación con otras cosas? es hijo de x, esposo de y; ¿Dónde está? está en su
casa. Estos diferentes tipos de preguntas se responden con diferentes tipos de predicados. Las pregunta ¿cómo es de
grande? se responde con predicados de cantidad, la pregunta ¿cuál es su relación? se responde con predicados de
relación, etc. En términos generales, la idea central es que los predicados pertenecen a diferentes clases. Pero las clases de
predicados son análogas a las clases de seres (de cosas que existen) ya que el que el predicado “hombre” y “sano” sean
verdaderos aplicados a un sujeto implica que debe ser (existir) una cosa tal que sea hombre y debe ser (existir) una cosa
tal que sea salud. En general, tiene que haber algo que corresponda a todo predicado que sea verdadero respecto a algo: al
clasificar los predicados, clasificamos las cosas. Y los predicados que responden a la pregunta ¿Qué es esto? son los que
pertenecen a la categoría que Aristóteles llama sustancia y las cosas que pertenecen a esa categoría son sustancias, son las
cosas existentes.
Pero aún es ambiguo el concepto de “ser” o “existente”, ya que se utiliza en distintos sentidos. Aristóteles explica
que el ser, si bien se dice de muchas maneras, se dice con relación a una sola cosa y a una sola naturaleza, por lo cual será
una sola ciencia la que se ocupe de él. Es decir, “existir” o “ser” no se aplican fortuitamente a distintas cosas (así como
“agudo” puede decirse de un sonido o de un ángulo y es claro que una cosa es que un ángulo sea agudo y otra que un
sonido lo sea, o el término griego kleis que significa tanto “clavícula” como “cerrojo”) sino que siempre hacer referencia
a una sola naturaleza:
La expresión ‘algo que es’ se dice en muchos sentidos, pero en relación a una sola cosa y una sola naturaleza, (...)
al igual que ‘sano’ se dice en todos los casos en relación con la salud – de uno porque la conserva, de lo otro
porque la produce, de lo otro porque es signo de salud, de lo otro porque esta se da en ello- y ‘médico’ se dice en
relación con la ciencia médica –se llama médico a lo uno porque posee la ciencia médica, a lo otro porque sus
propiedades naturales son adecuadas a ello, a lo otro porque es el resultado de la ciencia médica, etc. 5
O sea, el término “sano” también se aplica a diferentes cosas. Llamamos sano a los hombres, a los lugares de
descanso, a las dietas y a otras cosas. Pero aunque un hombre, un lugar de veraneo y la comida balanceada no son “sanos”
en el mismo sentido, pero igualmente sus sentidos están interrelacionados por referirse todos a una misma cosa: la salud.
Para un hombre ser sano es poseer salud, para un lugar ser sano es producir salud y para un alimento ser sano es
conservar la salud. Este es el sentido de la frase “referirse a una sola naturaleza”. La sanidad tiene, entonces una unidad
en la diversidad. Y lo mismo ocurre con el ser:
(...) así también ‘algo que es’ se dice en muchos sentidos (de las cosas también se dice que existen de muchas
maneras) pero en todos los casos en relación con un único principio: de unas cosas se dice que son (existen) por
ser sustancias, de otras por ser afecciones de la sustancia, de otras por ser un proceso hacia la sustancia, o bien
destrucciones o privaciones o cualidades o agentes productivos o agentes generadores ya de la sustancia ya de
aquellas cosas que se dicen en relación con la sustancia, o bien por ser negaciones ya de alguna de estas cosas ya
de la sustancia misma. Y de ahí que incluso de lo que no es, digamos que es ‘algo que no es’. Así pues, del mismo
modo que de todas las cosas sanas se ocupa una sola ciencia, igualmente ocurre esto en los demás casos.
Corresponde, en efecto, a una única ciencia estudiar, no solamente aquellas cosas que se denominas según un solo
significados, sino también las que se denominan en relación con una sola naturaleza. (...) Es, pues, evidente que el
estudio de las cosas que son, en tanto que cosas que son, corresponde también a una sola ciencia. 6
4
5
Recuérdese que Aristóteles es el primer “historiador de la filosofía”. Es decir, fue el primero que hizo una revisión más o menos sistemática y
respetuosa de los pensamientos de sus predecesores, lo cual le permite indagar en estas cuestiones conociendo las propuestas de soluciones
anteriores.
Metafísica, Libro IV
6
Ibid.
2
Entonces, del mismo modo que todo lo que se llama sano se llama así por referencia a la salud, todo lo que se
dice que es o existe se dice por referencia a la sustancia. Decimos que existen colores y tamaños, cambios y destrucción.
Pero existen en referencia a la sustancia: para que exista un color es necesario que exista una sustancia coloreada, para
que exista un tamaño es necesario que exista una sustancia que lo tenga, para que exista movimiento es necesario que
exista una sustancia que se mueva. Todas estas cosas existen como modificaciones o afecciones de la sustancia. Por lo
cual sustancia será todo aquello cuya existencia no es parasitaria, no necesita de otra cosa para existir. Por eso decimos
que la filosofía primera se dedica al estudio de las cosas que existen en un sentido primario.
La sustancia será entonces la esencia de cada ente individual subsistente en sí mismo, todo individuo concreto, no
habrá una única sustancia de hombre, sino que cada hombre y cada objeto tendrá su propia sustancia. Cada objeto o sujeto
del que podemos predicar algo será una sustancia.
Volvamos un poco a la cuestión inicial. Recordemos que indagar en las diferentes formas del ser que existen será
el camino para desentrañar el problema del cambio. No obstante, para Aristóteles el ser conserva su unidad en el cambio:
cuando decimos que las hojas de una planta pasan de ser verdes a amarillas no decimos que antes había una planta con
hojas verdes y ahora hay otra planta distinta con hojas amarillas, sino que la planta es la misma a pesar de que ha
cambiado. Para explicar esta permanencia en el cambio introducirá la teoría de la sustancia y los accidentes. El ser se dice
de las sustancias, el resto de los seres solo son accidentes de ella, alteraciones de esta que podemos decir “que son” en
tanto relación con la sustancia. Así, sustancia y accidente son los dos géneros supremos del ser. Todo ser tiene una
sustancia sobre la que pueden predicarse diversos accidentes, pero el cambio en los accidentes no modifica la sustancia
(el cambio de accidente de verde a amarillo en la sustancia de la planta no hace que deje de ser una planta). De esta
manera al cambiar los accidentes y conservarse la sustancia, el filósofo introduce una acercamiento a la solución del
problema del cambio, la posibilidad de que algo cambie pero siga siendo la misma cosa. El estudio del ser se centrará,
entonces, en el estudio de la sustancia.
Sustancia será todo individuo concreto. Las esencias, lo que hacen a un objeto ser lo que es, ya no habitarán un
mundo perfecto y superior sino que volverán a “bajar” a la realidad concreta, se encontrarán en cada ser particular. En la
Metafísica, Aristóteles define sustancia como “aquello que ni es afirmado de un sujeto, ni está en un sujeto”, es decir, no
es lo que predicamos del sujeto (que serán los accidentes) ni algo que se encuentra en él, sino el propio sujeto, por
ejemplo el hombre individual.
Instalará el autor una división entre la sustancia: hay una sustancia primera, que es el ser concreto, el principio de
individuación y el fundamento de los accidentes, y una sustancia segunda, que es la especie o la esencia a la que
pertenece el individuo, es todo lo que puede decirse de la sustancia primera (de un grupo de sustancias primeras) y se
“parece de algún modo” a la sustancia primera, lo que no ocurre con los accidentes. Gracias a la sustancia segunda puede
darse el saber científico. Pero la que existe “verdaderamente” es la sustancia primera, en la que se realiza la especie; es la
inteligencia humana la que capta (la encargada de conocer) la sustancia segunda. Existe el hombre particular, no la
“esencia de hombre”, o idea de hombre en términos platónicos. Así Aristóteles se para, nuevamente, contra el mudo
inteligible de Platón, afirmando que lo que existen son seres individuales sujetos al devenir, al desarrollo y al cambio de
sus accidentes, entes individuales que pueden ser captados por la inteligencia humana y en lo que, justamente, reside el
aspecto universal del conocimiento7. Se conocen hombres concretos (sustancias primeras) y de allí la razón elabora con
sus rasgos comunes el concepto de hombre (sustancia segunda).
La sustancia primeras no tienen grado de más o menos sustancialidad, es tan sustancia primera un hombre, como
un caballo o una planta. Tampoco tienen contrario como sucede con las cualidades (alto-bajo, frío-calor, etc.) pero sí
pueden tener cualificaciones contrarias, por ejemplo el decir tal hombre es alto y tal otro hombre es bajo. “La sustancia
primera es algo individual irreductible, único, que no está en otra cosa; es algo que se determina a sí mismo y se basta
ontológicamente a sí mismo; es algo que podría existir aunque no existiera otra cosa.” 8
Tanto las sustancias primeras como las sustancias segundas tienen en común el no estar en un sujeto. La sustancia
primera, si estuviera en el sujeto, podría afirmarse de un sujeto, lo que no ocurre pues el sujeto es el sujeto. Esto es menos
evidente con las sustancias segundas, pero Aristóteles dice que decir que afirmar que Pedro es un hombre, no quiere decir
que hombre sea una parte de Pedro, como lo sería el ser blanco, o el ser capaz de labrar la tierra. La diferencia, entonces,
entre sustancia primera y sustancia segunda es que esta última determina lo que las sustancias primeras son.
Pero el cambio de las cosas no se da solo por cambios de accidentes, también el árbol pasa a ser una casa y allí ha
cambiado su sustancia-árbol por la sustancia-casa. Para investigar sistemáticamente este problema, identifica Aristóteles
cuatro tipos de cambio: un objeto puede cambiar respecto a la sustancia, a la cualidad, a la cantidad o al lugar 9 (estos tres
últimos cambios accidentales). El cambio respecto a la sustancia es el “llegar-a-ser”y el “dejar-de-ser”, la creación y la
destrucción, el nacimiento y la muerte de un hombre o la creación y destrucción de una estatua. El cambio respecto a la
7
Recuérdese el problema central de Platón, ya planteado por Heráclito y Parménides, acerca de cómo tener un conocimiento universal y estable
de objetos sensibles en continuo devenir.
8
Ferrater Mora, J, “Diccionario de Filosofía”
9
Para Aristóteles la posición que ocupa un objeto en el espacio es una cualidad inherente al objeto, por lo cual el desplazamiento es un cambio
en las propiedades del sujeto.
3
cualidad es la alteración, la planta cuyas hojas se amarillentan, el hombre cuya piel pasa del blanco al bronceado. El
cambio respecto a la cantidad es el crecimiento y la disminución, la crecida del cabello o el corte de uñas. El cambio
respecto al lugar es el movimiento. Aristóteles dice en el libro V de su Física con respecto a todo cambio:
Hay algo que inicia el cambio y algo que está cambiando y también algo en lo que tiene lugar el cambio (el
tiempo); y a parte de estos, algo de lo cual y algo a lo cual. Porque todo cambio es de algo a algo; porque la cosa
cambiante es diferente de aquella a la que está cambiando y de aquella de la cual cambia --por ejemplo, el leño, el
caliente, el frío.10
Cuando el leño se calienta, cambia de un estado de frialdad a un estado de calor, pero “la cosa cambiante”, el
leño, es algo distinto de la frialdad y el calor. Básicamente todo cambio implica tres cosas: un estado a partir del cual se
produce el cambio, el estado al cual conduce el cambio (que debe ser distinto del inicial para que halla efectivamente
cambio) y el objeto que persiste a través del cambio (siguiendo con el ejemplo, el estado inicial de frío, el estado al cual
se llega de caliente, y el leño que se mantiene en el cambio).
Pero esta descripción que hace Aristóteles del cambio le genera un problema con el cambio de sustancia (en los
otros tres tipos es claramente identificable el estado inicial, el final y el objeto que cambia), porque los extremos dentro
del cual transcurre este tipo de cambio son la existencia y la inexistencia. El nacimiento de un hombre (el “llegar-a-ser”
como lo llama) es un cambio de un estado de inexistencia a un estado de existencia, pero ¿cuál fue el objeto que persistió
a través del cambio?, este hombre no persiste a lo largo de su nacimiento ya que antes de nacer no es. ¿Qué es lo que
persiste entre el estado inicial de inexistencia de una estatua en su cambio hacia el estado final de existencia de la misma?
La resolución de este problema llegará de la observación de que las sustancias sensibles (los cuerpos materiales)
son, en cierto sentido, compuestas a pesar de ser un objeto físico único. Una estatua consiste en mármol o bronce
esculpido con cierta forma; un hombre consiste en tejidos (sangre, piel y todos sus componentes) organizados según
ciertos principios. Todas las sustancias se hallan constituidas por dos “partes” una estructural y otra material, dicho más
propiamente, se hallan constituidas por dos principios: materia y forma. La sustancia, dirá entonces, es un compuesto de
materia (en griego hyle) y forma (en griego morphé); pero esta combinación es inseparable en los seres, no podemos
separar a la estatua de bronce en el bronce y su forma. Materia y forma son las dos partes básicas de la sustancia pero son
las partes lógicas de las sustancias.
La forma es la esencia de las cosas, la disposición o estructura de las mismas, la especie (la sustancia segunda).
Pero la forma para llegar a ser una sustancia necesita de la materia. La materia es de lo que está hecha una cosa; esta
recibe una forma y este compuesto materia-forma es la sustancia. La forma tiene mayor importancia que la materia, pues
es su esencia y su naturaleza. La materia, en cambio, es lo que individualiza a cada uno. Además no es posible concebir
materia sin forma, mas sí forma sin materia (al menos conceptualmente). Esta teoría de materia y forma (hyle y morphe)
se conoce bajo el nombre de hilemorfismo. Cuando una estatua llega a ser (es hecha), el objeto que persiste a través del
proceso de cambio no será la estatua (sustancia) sino la materia, en este caso el mármol o el bronce.
Para exponer de qué modo se dan los cambios 11 introducirá los principios de potencia y acto, determinaciones
primeras del ser, “principios complementarios” de los seres (estos principios no existen separadamente sino que se hallan
incorporados en las realidades). A su vez, dentro de cada sustancia hay acto, es decir, lo que ese ser ya es, y también
potencia, es decir, lo que ese ser puede llegar a ser, lo que todavía no es. La potencia puede ser así mismo, o activa, la
capacidad de producir algo, o pasiva, la posibilidad de pasar de un estado a otro, esta última es la más importante para
Aristóteles pues es la que posibilita el cambio. Así explica Ferrater Mora el cambio según acto y potencia, en su
Diccionario de Filosofía:
[el cambio es] el paso de un estado de potencia o potencialidad a un estado de acto o actualidad. Este paso se
lleva a cabo por medio de una causa eficiente la cual puede ser ‘externa’ (en el arte) o ‘interna’ (en la misma
naturaleza del objeto considerado). El cambio puede ser entonces definido así: es el llevar a cabo lo que existe
potencialmente en cuanto existe potencialmente (Física, Arist.). En este ‘llevar a cabo’ el ser pasa de la potencia
de ser algo, al acto de serlo; el cambio es paso de la potencia a la actualidad. 12
Aristóteles comprende la dificultad de definir acto y potencia y da una primera aproximación mediante ejemplos:
una semilla es semilla en acto, pero árbol en potencia, por ejemplo. Pero la potencia de cada ser, no es cualquier potencia,
un hombre no es potencialmente una vaca, pero un niño es potencialmente un hombre, pues de lo contrario seguiría
siendo siempre un niño, dice en su Física. Si solo se admitiera el ser en tanto acto, nada podría convertirse en nada, nada
podría cambiar.
Potencia y acto marcan la diferencia entre lo que es actualmente y lo que es potencialmente, la diferencia entre un
albañil que pone cemento en los ladrillos y uno que no está haciéndolo pero que tiene la habilidad y las capacidades
10 Física, Libro V
11
Pues la teoría de las ideas planta que los seres son copias de ideas que son inmóviles, entonces se pregunta Aristóteles de dónde sacan el
movimiento si sus ideas son inmóviles. Con el énfasis que pone en los datos sensibles y los seres concretos, tampoco estará de acuerdo con
Parménides que concluye que no existe el cambio, sino que partirá de la obvia existencia del cambio y el movimiento y tratará de explicarla
satisfactoriamente.
12 Ferrater Mora, J. “Diccionario de Filosofía” – Acto y Actualidad
4
necesarias para hacerlo. Una cosa en tener una capacidad y otra ejercerla; una cosa es tener una potencialidad y otra
actualizarla, llevarla al acto. El cambio, quedaría entonces definido como: algo está en proceso de cambiar, cuando posee
la capacidad de cambiar y está ejerciendo esa capacidad.
Potencia y acto por un lado y materia y forma por el otro, están vinculados entre ellos, la materia está en potencia
de la forma, así como la forma establece la materia. La materia tiende hacia la forma y cuando ya posee su forma es
cuando está en acto: la forma es acto. La materia es el principio de la potencialidad o posibilidad, y la forma lo es de la
actualidad.
Ahora bien, mediante la explicación de cómo están constituidos los seres (teoría de la sustancia y los accidentes,
hilemorfismo, potencia y acto) Aristóteles explica cómo se producen los cambios al mismo tiempo que propone una
alternativa a las ideas reales de Platón. Pero al quitar las Ideas también quita las causas de la realidad, que ya no puede ser
explicada como mera copia de ellas. Para dar explicación a lo real y mostrar, además del cómo, el por qué del cambio,
propondrá la teoría de las cuatro causas del ser.
Dirá Aristóteles que conocer es conocer las causas. La filosofía primera, entonces, se dedicará a estudiar las
causas del ser, será “la ciencia de las causas primeras”. El filósofo encontrará que son cuatro estas causas: la causa
formal, es decir lo que otorga la forma al ser; la causa material, la materia de la que se constituye el ser (aquello de lo
cual algo surge o mediante lo cual llega a ser); la causa eficiente, la causa por la cual se crea el ser, el principio de
movimiento, el principio del cambio; y la causa final, el fin al que tiende todo ser.13
Evidentemente es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras, puesto que decimos que se sabe, cuando
creemos que se conoce la causa primera. Se distinguen cuatro causas. La primera es la esencia, la forma propia
de cada cosa, porque lo que hace que una cosa sea, está toda entera en la noción de aquello que ella es; la razón
de ser primera es, por tanto, una causa y un principio. La segunda es la materia, el sujeto; la tercera el principio
del movimiento; la cuarta, que corresponde a la precedente, es la causa final de las otras, el bien, porque el bien
es el fin de toda producción.14
Luego de establecer esto, realiza una revisión de las teorías filosóficas anteriores para ver qué causas han tratado,
si han tratado alguna de estas y si han tratado alguna otra causa que las enumeradas por él. Los filósofos milesios se
ocuparon centralmente de la causa material, y la consideraron como la única (Tales el agua, Anaximandro lo apeiron,
Anaxímenes el aire, etc.). Otros filósofos posteriores indagaron además la causa eficiente para explicar el devenir. El
Logos heraclíteo puede tomarse como una causa eficiente.
He aquí los resultados de lo que hemos dicho, y lo que se puede inferir de los sistemas de los primeros filósofos
con relación a los principios. Los más antiguos admiten un principio corporal, porque el agua y el fuego y las
cosas análogas son cuerpos; (...) pero lo consideran desde el punto de vista de la materia. Algunos, además de
esta causa, admiten también la que produce el movimiento [causa eficiente] (...) Los filósofos han expuesto muy
poco sobre estos principios.15
Luego de estos, apareció la filosofía de Platón que indaga además en la causa formal de las cosas, proponiendo
las Ideas como tales causas. De la causa final, concluye, ninguno de sus predecesores la ha tratado explícitamente, por lo
que él mismo sería el primero en introducirla. También concluye que ninguno de los sistemas filosóficos anteriores trató
de modo claro el estudio de las causas, pero que ninguno de ellos haya encontrado otro principio fuera de los que él
enumera es muestra, dice, de que no hay otro principio fuera de estos cuatro. En resumen:
Acabamos de ver breve y sumariamente qué filósofos han hablado de los principios y de la verdad, y cuáles han
sido sus sistemas. Este rápido examen es suficiente, sin embargo, para hacer ver que ninguno de los que han
hablado de los principios y de las causas nos ha dicho nada que no pueda reducirse a las causas que hemos
consignado nosotros en la Física, pero que todos, aunque oscuramente y cada uno por distinto rumbo, han
vislumbrado alguna de ellas. (...)
La exactitud de lo que hemos dicho sobre las causas, su número, su naturaleza, está, pues, confirmada, al
parecer, por el testimonio de todos estos filósofos y hasta por su impotencia para encontrar algún otro prin cipio.
(...)
Resulta evidente de lo que precede, que las indagaciones de todos los filósofos recaen sobre los principios que
hemos enumerado en la Física, y que no hay otros fuera de estos. Pero estos principios han sido indicados de una
manera oscura, y podemos decir que, en un sentido, se ha hablado de todos ellos antes que nosotros, y en otro,
que no se ha hablado de ninguno. Porque la filosofía de los primeros tiempos, joven aún y en su primer arranque,
se limita a hacer tanteos sobre todas las cosas.16
13
Esta causa será muy importante para Aristóteles, ya que él cree que todo ser tiene un fin (en griego un télos) hacia el cual tiende y que es su
estado de perfección. Este fin es el bien pues este “es el fin de toda producción”.
14 Metafísica, Libro I
15 Ibid.
16 Ibid.
5
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