TEMA 1

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TEMA 1.
POLITICAS SOCIOLABORALES: CONCEPTO Y CARACTERES.
I.- LA IDENTIFICACIÓN DE LAS POLÍTICAS SOCIOLABORALES.
Las políticas sociolaborales se integran dentro de un grupo de políticas que se
califican como públicas y tienen como finalidad la regulación de los conflictos sociales
que se dan en el mercado de trabajo. Para llegar a un concepto de políticas
sociolaborales se tiene que ir a paso, en un proceso de encuadre entre el resto de
políticas públicas para después y, por distinción con otra serie de políticas, delimitar el
que son las políticas sociolaborales.
1.1 Integración de las políticas sociolaborales como políticas públicas.
El crecimiento económico y los mecanismos distributivos de las sociedades
capitalistas generan un conflicto social de gran alcance, en la gestión del cual el
estado asume funciones claves.
Es por eso que las ultimas décadas se ha producido una transición en el papel del
estado, pasando desde posiciones liberales poco intervencionistas donde la
autonomía de la voluntad de las partes era la que regulaba las relaciones jurídicas
entre patrones y obreros y donde lo contrato tipo que regulaba la relación era lo de
arrendamiento de servicios, hacia un modelo de estado del bienestar intervencionista,
en el cual la administración pública asume nuevas competencias, y donde los
gobiernos asumen un papel importante en defensa de los intereses de los agentes
sociales.
La justificación de esta técnica intervencionista encuentra apoyo en las ideas de John
Maynard Keynes recogidas a su libro Teoría general de la ocupación, el interés y el
dinero, publicado el 1936 como respuesta a la Gran Depresión de los años 1930. Esta
teoría económica, además de defender una amplia intervención del estado, cuestiona
la eficiencia de los mercados desregulados para entender que la competencia, por sí
misma, no es suficiente para producir distribuciones óptimas de ocupación y de
salarios.
En la actualidad, la orientación es la de reducir el papel regulador del estado, dejando
espacios libres a reformas pactadas con los agentes sociales y la autonomía colectiva.
Con todo, no tenemos que olvidar que la intervención del estado en la vida económica
y social es básica para enmendar las disfunciones del mercado así como salvaguardar
los intereses colectivos, y es que dejar de lado los aspectos sociales que acompañan
el crecimiento económico puede ocasionar consecuencias fatales, aunque esto no
significa que la sido tenga que intervenir siempre ante problemas de desigualdad o de
inseguridad. En todo caso, no se tiene que olvidar que para el sido la justicia social es
uno de sus objetivos fundamentales.
Las ventajas del estado ante el resto de los agentes sociales se basan:
•
•
En la capacidad coercitiva el estado, lo cual le permite imponer comportamientos.
En su capacidad recaudadora de impuestos, que le permite articular políticas
públicas que ayudan a la redistribución de la riqueza entre toda la sociedad.
1
Para conseguir los objetivos anteriores, la intervención del estado en la sociedad se
desarrolla a través de las políticas públicas.
Por POLÍTICA PÚBLICA podemos entender como “el conjunto de
instrumentos y técnicas cuya meta es determinar la alternativa más
adecuada en cada caso para hacer posible la ejecución de los objetivos y
programas de la admón. Pública. Política pública es el conjunto de
acciones que desarrolla una autoridad pública”. Quiere decirse, que,
cuando quien desarrolla tal conjunto de medidas o acciones es la autoridad
publica, nos hallamos ante una política pública.
Las políticas públicas constituyen los espacios de gestión y de solución de
aquellos conflictos sociales que no pueden solventarse, ni total ni parcialmente,
dentro de la esfera del mercado privado o de otras esferas sociales publicas.
La adopción de una política pública no siempre sigue un proceso lógico de
razonamiento, sino que dependiendo de la forma, ideología o actuación de los
gobiernos en el complejo mundo de la toma de decisiones que afectan a la
sociedad, así serán los procedimientos de análisis de las políticas públicas.
Algunas de tales acciones, adoptarán la forma de normas (leyes, reglamentos),
otras aparecerán formalmente como un conjunto coherente (programas de
actuación, paquetes de medidas), pero no faltarán las de carácter informal o
individual (decisiones, órdenes, instrucciones). Podemos encontrarnos con
actuaciones para periodos breves o prolongados, para necesidades urgentes o
permanentes.
En resumen, podría decirse que las políticas sociolaborales son políticas
publicas desde el momento por cuanto agrupan decisiones emanadas de los
poderes públicos para la consecución de unos determinados objetivos.
1.1Los fallos de la intervención pública.
1. Restricciones que introduce el ciclo electoral: el mandato político esta
limitado por cuatro años y por tanto debe presentar resultados positivos en
ese periodo. Desde el punto de vista de variables económicos ese periodo
es muy corto, de lo que se deriva una tendencia a ignorar los costes y
beneficios a largo plazo y se valorará los costes y beneficios a corto plazo.
2. Distorsiones en la competencia que puede introducir un exceso de
regulación en algunas actividades. La regulación en algunos casos puede
conducir a situaciones de monopolio (aumento de precios), el exceso de
regulación puede activar como fuerte barrera de entrada a los nuevos
competidores.
3. Límites a las políticas de estabilización: La financiación de las políticas
públicas comportan en muchas ocasiones efectos perniciosos en la
financiación del déficit que conlleva en muchas ocasiones la financiación de
muchas políticas públicas. Así, si los poderes públicos elevan el gatos
público, este gasto público debe financiarse y por tanto se tiene que emitir
deuda pública, lo que a su vez repercute en una disminución de los
recursos financieros disponibles para el sector privado, lo que a su vez hará
2
que aumenten los tipos de intereses y por tanto el precio del dinero
aumenta disminuyendo la inversión y el consumo (efecto crowdingout).
Además, una elevada imposición sobre las rentas altas puede menoscabar
el ahorro privado repercutiendo en una bajada en la inversión privada y por
tanto en el crecimiento.
1.2.- Interacción entre políticas públicas y los particulares.
Las políticas públicas se articulan en un sistema de prácticas políticas en las
que interacciona una multitud de actores sociales interesados o afectados por
las políticas a lo largo de su ciclo de operación.
Además, no debemos olvidar que la ejecución de una política pública supone
siempre un margen para la negociación de los actores implicados en el proceso
de acción pública.
Por otra parte, la realidad nos muestra que existe una creciente interrelación
entre lo público y lo privado, entre la actuación de las autoridades públicas y la
sociedad. Pensemos por ejemplo en la empresa, la cual lejos de poder actuar
libremente, está sujeta a un sinfín de medidas y decisiones emanadas de los
gobiernos (autorizaciones, controles, permisos, requisitos, impuestos, etc...), y
todo ello sin perjuicio de lo dispuesto en nuestra constitución sobre la libertad
de empresa y del respeto a la propiedad privada.
Por otra parte, también desde el sector privado se pueden adoptar medidas de
canalización y complemento de las iniciativas de los poderes públicos. Así por
ejemplo, en relación con la política de empleo, la negociación colectiva viene
contribuyendo a implementar medidas de mantenimiento y generación de
empleo, al mismo tiempo que se atiende a los requerimientos de incremento de
productividad y competitividad empresarial.
A mayor abundamiento, existen múltiples dependencias entre el sector público
y el sector privado que pueden desvirtuar, en la fase de ejecución, lo
planificado en la fase de formulación de las políticas publicas, y es que en
muchas ocasiones las decisiones políticas se hallan influenciadas por los
intereses de actores públicos y privados, que interactúan según sus objetivos
grupales.
Por otra parte, no podemos olvidar que las políticas sociolaborales necesitan
de la negociación y del consenso entre los representantes de los diferentes
intereses de la sociedad involucrados directa o indirectamente en el proceso de
gestión de la acción publica: Gobierno, patronal, sindicatos, colectivos de
profesionales, grupos políticos, etc... Todos estos agentes forman parte de un
entramado de actores, siendo que en este complicado juego de poderes, la
Administración Pública, es quien asume el liderazgo del proceso.
A modo de conclusión indicar, que no solo los gobiernos y autoridades
públicas pueden dar lugar al origen o modificación de una política pública, sino
que también los sujetos privados pueden obligar a que éstas políticas públicas
aparezcan y se desarrollen.
3
II CONFIGURACIÓN DE LAS POLÍTICAS SOCIOLABORALES.
Previamente al estudio del significado de políticas sociolaborales, se hace
necesario delimitar los conceptos de política social y política laboral, y a partir
de dicha delimitación, identificar una zona común entre la que se situaría la
política sociolaboral.
2.1 Políticas sociales.
La política social tiene como fin principal función principal la reducción y
eliminación de las desigualdades sociales a través de la redistribución de los
recursos, servicios, oportunidades y capacidades. En un sentido amplio, las
políticas sociales podrían definirse como el conjunto de directrices,
orientaciones y principios conducentes a la preservación y elevación del
bienestar social, procurando que los beneficios del desarrollo alcancen a
todas las capas de la sociedad con la mayor equidad. No obstante, esta es
una definición bastante abierta y amplia, ya que desde este punto de vista toda
política vendría a ser una política social.
El elemento definitorio de las políticas sociales es que éstas se organizan
alrededor de derecho sociales, procurando su satisfacción. Desde esta
perspectiva más restringida no toda política pública que afecte de un modo u
otro a la sociedad es una política social, sino solamente aquella política que
implique el desarrollo de un derecho considerado social.
A) Evolución de los derechos sociales.
En un primer momento, los derechos sociales estuvieron inspirados y fundados
en la idea de libertad. Su objetivo principal era preservar un ámbito de libre
desenvolvimiento personal y político de los ciudadanos en el donde los poderes
públicos no han de interferir. Entre sus manifestaciones encontramos, por
ejemplo, la libertad individual, la liberta religiosa, la libertad ideológica, la
libertad de expresión, m la libertad de prensa, la libertad de reunión, etc... A
este tipo de derechos se les conoce como derechos de primera generación
No obstante, pasado este primer momento, se puede concluir que en
determinadas situaciones la libertad no es suficiente, ya que la misma sólo se
consigue en un contexto de igualdad entre los ciudadanos. Así surgen los
llamados derechos de segunda generación, orientados a satisfacer las
necesidades básicas de los incluidos de modo tal que exista una igualdad de
oportunidades y de condiciones entre ellos, como condición previa e
inexcusable para el real ejerció de su libertad. Estos derechos, claramente
instrumentales, surge a partir de la Segunda Guerra Mundial se generaliza el
reconocimiento de los derechos sociales en diversas Constituciones
democráticas. También los Tratados internacionales reconocen, junto a los
clásicos derechos de libertad, derechos sociales. De esta forma, la Declaración
Universal de Derechos Humanos de 1948 reconoce el derecho a la seguridad
social, al trabajo, a la protección en caso de paro, a igual salario y al descanso
y tiempo libre (artículos 22 a 27). Incluso se dedica un Tratado expresamente al
4
reconocimiento de estos derechos: el Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, aprobado por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966. En el marco de la OIT,
organización creada en el seno de Naciones Unidas en 1919, también se ha
dictado una importante normativa social. En los distintos ámbitos regionales se
aprueban Tratados y Convenios sobre derechos fundamentales en general y
derechos sociales en particular. Destaca, en al ámbito regional europeo, la
Carta Social Europea, adoptada en Turín el 4 de noviembre de 1961, en el
marco del Consejo de Europa, y la Carta Comunitaria de Derechos Sociales
Fundamentales de los Trabajadores, aprobada el 9 de diciembre de 1989 en el
marco de la Unión Europea (entonces Comunidad Económica Europea). Entre
los derechos sociales reconocidos en estos textos se encuentran figuras
jurídicas de naturaleza muy diversa. Así, junto a los derechos al trabajo, a la
seguridad social, a la educación o a la protección de la salud, se reconocen los
derechos a la libre sindicación o a la huelga, cuya forma de ejercicio es muy
distinta de la de los anteriores. Son los derechos económicos, sociales y
culturales, genéricamente agrupados bajo la denominación de derechos
sociales y que en la constitución española se encuentran agrupados en el
capitulo Tercero del Título Primero. A este tipo de derechos se les conoce
como derechos de segunda generación.
El reconocimiento de este derecho no significa que exista un deber correlativo
del Estado de suministrar estas prestaciones mínimas a los ciudadanos ni que
el ciudadano tenga un derecho de acción frente a los poderes públicos en
reclamación de estas prestaciones mínimas. Una cosa es afirmar la existencia
de un derecho y otra cosa es determinar cuáles son los modos o formas de
protección de ese derecho (acción judicial, procedimiento administrativo) 1.
Por último, se viene hablando de una última generación de derechos
denominados derechos de carácter solidario, de carácter difuso, entre los que
destacan por ejemplo la paz, el medioambiente, el derecho al desarrollo.
Vendrían a constituir los derechos de tercera generación.
B) Características de los derechos sociales.
-
La satisfacción de necesidades básicas, pero ¿Qué se entiende por
necesidad básica?
1. La doctrina habla de un mínimo común denominador para todas las
culturas, ideologías y formas de vida, referido al bienestar y la dignidad
vital de la población. El derecho a un mínimo vital fue construido a
partir de la conexión entre el derecho a una vida digna y el principio de
Estado social de Derecho 2. El derecho a un mínimo vital se refiere
1
para el profesor GOMES CANOTILHO
2
Como origen remoto del derecho a un mínimo vital suele mencionarse la institución en Roma de una garantía de
base. El concepto que entonces se utilizaba era el de rentas de la ciudadanía, prestación que acompañaba a la
condición de ciudadano. Todos los ciudadanos tenía derecho a un mínimo de trigo (la frumentatio) y se trataba de un
auténtico derecho y no de un don o de una simple liberalidad.
5
más bien a la libre disposición de unos recursos económicos mínimos
para hacer frente a las necesidades más perentorias del ser humano 3.
a. En el ámbito del derecho internacional cabe destacar la
Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de diciembre de
1948, se contiene un doble reconocimiento de lo que venimos
denominando derecho a un mínimo vital y esta doble referencia
será una constante en otros textos. Por un lado, se reconoce el
derecho del trabajador a “una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una
existencia conforme a la dignidad humana y que será
completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios
de protección social” (art. 23.3). Y, por otro lado, se proclama
también el derecho de toda persona a “un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar y, en especial, la alimentación, el vestido, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios” (art.
25.1).
b. En el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, aprobado por la Asamblea General de Naciones
Unidas en 1966 y cuya entrada en vigor se produjo en 1976, se
contiene también este doble reconocimiento del derecho a un
mínimo vital. En el art. 7 se reconoce el derecho de todos los
trabajadores
a
una
remuneración
suficiente
para
proporcionarles, a ellos y a sus familias, unas condiciones de
existencias dignas. Y en el art. 11 se reconoce “el derecho de
toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia,
incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados y a una
mejora continua de las condiciones de existencia”.
2. Los derechos sociales tienen vocación de inmutabilidad, nunca
desaparecen. Una necesidad básica sería aquella que en la actualidad
se percibe como permanente, con independencia de que el día de
mañana pueda llegar a varias dichas percepciones. Un ejemplo podría
ser el derecho a la educación o la sanidad.
3. Además, la continua evolución y desarrollo de la vida humana hace
posible que se desvelen nuevos requerimientos sociales que habrían
de ser atendidos por los poderes públicos.
-
Son derechos de prestación. Para la efectividad de los derechos
sociales se exige una actuación concreta de los poderes públicos,
superándose así la idea del estado abstencionista. Dicha intervención
estatal se materializa
 En la regulación de actividades privadas, por ejemplo fijando
condiciones mínimas de trabajo.
3
NUEVAS POLÍTICAS PÚBLICAS. Anuario multidisciplinar para la modernización de las Administraciones Públicas.
Encarna Carmona Cuenca. Profesora Titular de Derecho Constitucional. Universidad de Alcalá
6
 En la transferencia de recursos monetarios, por ejemplo recaudando
cuotas de la seguridad social para luego redistribuirlas en forma de
prestaciones.
 En la provisión de bienes o servicios, como por ejemplo garantizando la
educación, la asistencia sanitaria, viviendas sociales etc...).
Señalar que lo que tienen en común los derechos sociales es la posición
jurídica que otorga a sus titulares y no el contenido de aquellos. Así, los
titulares pueden exigir de los poderes públicos no ya una conducta
abstencionista sino una actuación positiva que permita el ejercicio efectivo
del derecho.
-
Son derechos relativos. Los derechos sociales responden al contexto
concreto en el que se encuentre su titular y ello porque la ínter
subjetividad básica que fundamentan la existencia de estos derechos
responden al contexto concreto en el que se encuentra su titular, variando
según se trate de un trabajador, de un minusválido, de una madre, de un
joven, de un jubilado.
-
Son derechos basados en la solidaridad humana. Los derechos
sociales son viables si existe un mínimo de solidaridad en la comunidad
que permita a los más necesitados acceder a prestaciones y servicios
básicos – educación y sanidad – sufragados por los más pudientes.
-
Son derechos de titularidad individual, aunque se inspiran en la
solidaridad comunitaria y tengan en cuenta el contexto de grupo al que
pertenece su titular.
-
Son derechos universales y ello porque los derechos sociales no son
derechos “de clase” sino de todos los individuos. Es decir, los derechos
sociales no pueden identificarse sin más con los derechos de los
trabajadores, y ello porque no todos los derechos laborales son sociales,
ni todos los derechos sociales son laborales. Así, si bien los derechos
sociales tienen un origen histórico en las necesidades de la clase
trabajadora, los derechos sociales han ido transcendiendo los confines de
dicho colectivo para extenderse a otros individuos con otras necesidades
(vivienda, sanidad, educación, etc.).
2.2.- Políticas laborales.
Se definen como “aquellas políticas que afectan directamente a las
relaciones entre los sujetos que intervienen en el mercado de trabajo y
engloban las actuaciones que inciden en el tejido productivo,
persiguiendo finalidades principalmente relacionadas con el ámbito
laboral”. Esta concepción de políticas laborales excluye a aquellas políticas
públicas que sólo afectan tangencialmente al ámbito de las actividades
productivas 4.
4
así por ejemplo en política de transportes, si esta política no tiene intención de repercutir directamente
en el mercado de trabajo, todo ello a pesar que de que por ejemplo a través de una política de transportes
7
2.3.- Zona de confluencia entre políticas sociales y políticas laborales.
Dado que las políticas sociolaborales se encuentran en una zona de
intersección o confluencia entre las políticas sociales y las políticas laborales,
se podría definir a las POLÍTICAS SOCIOLABORALES como aquella parte
de las políticas sociales que de forma directa o indirecta persiguen
afectar al grupo de personas que desarrollan actividades productivas y a
los sujetos que facilitan dicho desarrollo, al mismo tiempo que
influencian el desarrollo de dicha actividad.
Las políticas sociolaborales suponen una intersección entre las políticas
sociales y las laborales, siendo ese es su campo de actuación. Esta disciplina
se encuadra dentro del llamado “Derecho del Empleo”, cuyo núcleo duro lo
conforman las políticas activas y pasivas de empleo.
2.4 Sectorización de las Políticas Sociolaborales.
No hay una construcción estática permanente de las políticas sociolaborales,
sino que pueden cambiar de forma rápida según las ideológicas del momento,
pero no obstante en esta zona de intersección entre lo social y lo laboral
encentran anclaje diversas políticas sociolaborales sectoriales tales como;
-
Política de empleo. La política de empelo posee como objetivo lograr la
consecución del pleno empleo como mecanismo fundamental de la política
laboral y el logro de la cohesión social que amortigüe las convulsiones
sociales. La política de empleo siempre ha ido unida a la política
económica, de tal manera que las políticas económicas para combatir el
desempleo siempre han estado supeditadas a otras políticas más urgentes
como la inflación, el déficit público, la política fiscal o las políticas
monetarias expansionistas que incentivan el consumo, etc… En este
sentido, el convenio núm. 122 de la OIT (1964) ratificado por España y
publicado en el BOE de 24/05/1972 define policía de empleo como “la
utilización coordinada y unitaria de todos los instrumentos y medidas
políticas, fiscales, crediticias, laborales, asistenciales y de previsión social,
que indican de alguna manera en el gobierno del mercado de trabajo, por
los órganos e instituciones…. en colaboración con los sujetos y agentes
sociales protagonistas del acuerdo con los objetivos de la programación
económica y social.”
Por su parte, el Art. 1 de la Ley 56/2003 define la política de empleo como el
conjunto de decisiones adoptadas por el Estado y las Comunidades
Autónomas que tienen como finalidad el desarrollo de programas y medidas
tendentes a la consecución del pleno empleo, así como la calidad en el
empleo, a la adecuación cuantitativa y cualitativa de la oferta y la demanda
de empleo, a la reducción de situaciones de desempleo y a la debida
protección en las situaciones de desempleo.
se consigue que los trabajadores lleguen puntualmente a sus trabajos y se eviten despidos, la misma no
tendrá la consideración de política laboral.
8
Esta política sociolaboral encuentra su reconocimiento el Art. 40 de la CE
cuando se establece que los poderes públicos realizarán una política
orientada al pleno empleo.
La política de empleo recoge las siguientes áreas: la ordenación de la
colocación de los trabajadores, la distribución del trabajo y el fomento del
empleo 5.
Política de formación profesional. Dicha política sectorial encuentra su
consagración y reconocimiento con carácter general en el Art. 40.2 de la CE
cuando se dispone que los poderes públicos deben fomentar una política
que garantice la formación y readaptación profesional de los trabajadores, y
con carácter específico en la letra b) del apartado 2 del artículo 4 del Texto
Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real
Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, establece el derecho de los
trabajadores “A la promoción y formación profesional en el trabajo, incluida
la dirigida a su adaptación a las modificaciones operadas en el puesto de
trabajo, así como al desarrollo de planes y acciones formativas tendentes a
favorecer su mayor empleabilidad” y en el artículo 23 del Texto Refundido
de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto
Legislativo 1/1995, de 24 de marzo que establece de un lado el derecho de
los trabajadores “A la formación necesaria para su adaptación a las
modificaciones operadas en el puesto de trabajo. La misma correrá a cargo
de la empresa, sin perjuicio de la posibilidad de obtener a tal efecto los
créditos destinados a la formación. El tiempo destinado a la formación se
considerará en todo caso tiempo de trabajo efectivo” y por otro lado obliga a
que los trabajadores con al menos un año de antigüedad en la empresa
tienen derecho a un permiso retribuido de 20 horas anuales de formación
vinculada al puesto de trabajo acumulables por un periodo de hasta tres
años6.
La Política de formación profesional está vinculada muy estrechamente a la
Política de empleo. La Política de formación profesional viene a ser un
instrumento para la consecución de la política de empleo.
Las Políticas sociolaborales de formación profesional se delimitan en torno
al conjunto de acciones adoptadas para atender las necesidades formativas
que directa o indirectamente tienen relación con el proceso productivo. Una
buena definición es la que se contiene en el art. 9 de la LO 5/2002, de 19 de
junio, de las Cualificaciones y Formación Profesional: “la formación
profesional comprende el conjunto de acciones formativas que
capacitan para el desempeño cualificado de las diversas profesiones,
el acceso al empleo y la participación en la vida social, cultural y
económica. Incluye las enseñanzas propias del a formación
profesional inicial, las acciones de inserción y reinserción laboral de
los trabajadores, así como las orientadas a la formación continua en
5
6
Montoya
artículo 23 del Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto
Legislativo 1/1995, de 24 de marzo
9
las empresas, que permitan la adquisición y actualización permanente
de las competencias profesionales”
Si se analiza la definición se puede concluir que son tres los objetivos que
se pretenden con el establecimiento de una política sociolaboral de
formación profesional:
- La capacitación personal,
- La capacitación para el trabajo,
- La capacitación social.
Así para la capacitación personal surge la formación profesional reglada,
para la obtención de la capacitación para el trabajo se crea la formación
profesional ocupacional 7 y para alcanzar la capacitación social, se
establecen medidas de formación profesional continua 8. Entre las medidas
de formación profesional se encuentra la creación del consejo General para
la Formación Profesional, creado por la Ley 1/1986, de 7 de enero, que ha
concluido con la aprobación del Plan Nacional de formación e inserción
profesional con el que se pretende fomentar la adopción de políticas y
planes, públicos y privados, de formación profesional.
En cuanto a la producción legislativa de la formación profesional destaca la
aprobación de la LO 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la
Formación profesional, que tienen como objetivo “la ordenación de un
sistema integral de formación profesional, cualificaciones y acreditación,
que responda a con eficacia y transparencia a las demandas sociales y
económicas a través de las diversas modalidades formativas”.
Por su parte, la letra c) del apartado 1 del artículo 26 de la Ley 56/2003, de
16 de diciembre, de Empleo, implanta “La participación de las
organizaciones empresariales y sindicales más representativas y de los
centros y entidades de formación debidamente acreditados en el diseño y
planificación del subsistema de formación profesional para el empleo”.
7
La formación profesional ocupacional regulada en el RD 631/1993 tiene como objetivo capacitar a
los individuos para el trabajo y comprende todas aquellas acciones dirigidas a proporcionar
cualificaciones idóneas para su inserción laboral a los siguientes colectivos: perceptores de prestaciones
o subsidio de desempleo, desempleados mayores de 25 años, aunque no perciban prestaciones de
desempleo, desempleados menores de 25 años que hayan perdido un empleo anterior de, al menos, 9
meses de duración, aunque no sean perceptores de desempleo, los desempleados con especiales
dificultades de inserción o reinserción laboral, los demandantes de primer empleo. Dicha recualificación o
puesta al día de las competencias profesionales del colectivo antes enumerado se ejerce a través de los
Servicios Públicos de Empleo teniendo en cuenta los requerimientos de empleo y formación, presentes y
futuros, de los diferentes sectores productivos. Los cursos pueden ser presenciales o a distancia (OM 134-1994). La formación profesional ocupacional se diversifica en diferentes acciones buscando siempre la
incorporación al mercado laboral de quienes nunca han desempañado actividades productivas o de
quienes habiéndolas desempeñando ha perdido sus puestos de trabajo. Entre dichas acciones destacan
los Programas de Escuelas Taller y casas de oficio reguladas en la OM 14-11-2001 y los Talleres de
Empleo regulados en el RD 282/1999 y en la OM 14-11-2001.
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Por RD 1046/2003, de 1 de agosto, se regula el subsistema de formación profesional continuada,
con la finalidad de “proporcionar a los trabajadores ocupados la formación que puedan necesitar a lo
lardo de su vida laboral, con el fin de que obtengan los conocimientos y prácticas adecuados a los
requerimientos que en cada momentos precisen las empresas, y permita compatibilizar su mayor
competitividad con la mejora de la capacitación profesional y promoción individual del trabajador”. Su
fundamento jurídico se ubica en el art. 83.3 ET en el que se prevé la negociación colectiva
sobre cuestiones formativas que afecten a los trabajadores.
10
Por ultimo y como prueba de la importancia que los poderes públicos
otorgan a la formación de los trabajadores a lo largo de su carrera
profesional con el fin de promover su empleabilidad, el apartado 10 al
artículo 26 de la Ley 56/2003, de 16 de diciembre, de Empleo establece
que “La formación recibida por el trabajador a lo largo de su carrera
profesional, de acuerdo con el Catálogo de Cualificaciones Profesionales,
se inscribirá en una cuenta de formación, asociada al número de afiliación a
la Seguridad Social”
-
Política de protección a la familia. Encuentra su reconocimiento en el Art.
39.1 de la CE.. Dicha política queda configurada como por aquellas
medidas sociales que tiene como objetivo la protección de la familia como
fenómeno social. De ningún modo estamos ante medidas de tutela a la
familia como tal sino en razón del trabajo de alguno de sus miembros. Que
dentro de dichas medidas a favor de la familia se encuentran las normas
laborales que contemplan medias para contribuir a la protección de la
institución en el marco de la prestación de servicios y profesionales, a
través de la conciliación de la vida familiar y laboral.
El verdadero talón de Aquiles de la política de empleo son las mujeres. Son
muchas las mujeres las que se han visto obligadas a elegir entre la
asunción de responsabilidades profesionales o la asunción de
responsabilidades familiares. Las consecuencias se dejan ver en las
trayectorias profesionales de estas mujeres que se ven obligadas a elegir el
cuidado de los hijos, marcadas por la irregularidad (ausencias debidas a
embarazos, jornadas laborales rígidas, opción por le trabajo a tiempo parcial
y la consiguiente dificultad para completar los períodos de cotización
exigidos para acceder a determinadas prestaciones, etc...). En esta línea, la
Ley 39/1999, de 6 de noviembre, para promover la conciliación de la vida
familiar y laboral de las personas trabajadoras constituye uno de los últimos
intentos del legislador español que propone un modelo de compatibilización
de ambas facetas, laboral y familiar, mediante la introducción de elementos
que proporcionan cobertura legal al varón trabajador para que pueda asumir
parte de responsabilidades familiares, procurando potenciar, de esta
manera, el reparto equilibrado de responsabilidades entre los padres
trabajadores.
Por último no pueden olvidarse los especiales problemas de inserción
laboral a los que se enfrentan algunas mujeres que, en atención a sus
características o circunstancias personales, son o corren el riesgo de ser
mujeres en exclusión social, siendo un ejemplo ilustrativo de estas
situaciones las mujeres víctimas de malos tratos.
-
Política de cohesión económica, social y territorial.La política de
cohesión económica, social y territorial comprende el conjunto de
actuaciones de los poderes públicos que, a través de la transferencia de
recursos económicos, se destinan a paliar las disparidades entre las
diferentes regiones. Cuando estas acciones gubernamentales incidan
11
directamente en el desarrollo de actividades productivas, estaremos ante
una política sociolaboral en materia de cohesión económica y social
-
Política en materia de exclusión social. Dicha política quede delimitada
especialmente por acciones que persiguen el incremento de la
empleabilidad de los excluidos y el fomento de su contratación o
permanencia en el empleo.
-
Política sobre discapacitados. Los minusválidos son personas que no
pueden superar por sí mismos, sin el apoyo de agentes externos, en
igualdad con otros ciudadanos, las barreras de todo tipo con las que se
encuentran. En sus orígenes, las medidas sociolaborales en materia de
discapacidad eran fuertemente proteccionistas; el estado simplemente
prestaba servicios sociales a los minusválidos o realizaba aportaciones
económicas para contribuir a los gastos de educación, instrucción y
recuperación. En la actualidad dichas actuaciones consisten en
actuaciones de rehabilitación e integración profesional y social de los
disminuidos físicos. Dicha política sociolaboral encuentra su consagración y
reconocimiento en el Art. 49 de la CE cuando se dice que “los poderes
públicos quedarán obligados a prever, tratar, rehabilitar e integrar a quienes
padecen una minusvalía!”. Que las políticas sobre discapacitados tienen un
objetivo básico cual es mejorar las condiciones de vida de los minusválidos.
Desde la perspectiva laboral, dichos objetivos se consiguen a través de la
óptica laboral procurando adaptar las condiciones de trabajo y los derechos
laborales a las especiales circunstancias de este sector de la población.
Las especiales dificultades para el empleo de los trabajadores minusválidos
justifican y exigen la intervención de los poderes públicos,, para que
procuren su efectiva inserción laboral.
- Políticas en materia de juventud. Las circunstancias que rodean la
incorporación laboral de los jóvenes son complejas debido, entre otros
motivos, a la elección que deben realizar entre la actividad remunerada y la
formación académica. De lo anterior se deriva la incorporación tardía al
mercado de trabajo de muchos jóvenes, lo que repercute en una mayor
dependencia económica respecto de sus familias y una menor autonomía y
maduración personal. A ello hay que añadir que hay trabajadores con
escasa o nula cualificación profesional que desearían mejorar su
cualificación profesional pero sus circunstancias personales les impiden
optar por cursar ciclos formativos y abandonar su actividad laboral, lo que
va en detrimento de su empleabilidad.
-
Política en materia de personas de avanzada edad. Su protección ha
sido incluido en la CE dentro del capitulo III del Titulo II de la Constitución
dedicado a los principios rectores de la política social y económica, y en
concreto en los arts. 40 y 50, que hacen merecedores a los trabajadores de
edad avanzada de una atención privilegiada, a efectos de empleo y de
protección social. Desde la perspectiva laboral, dichos objetivos se
consiguen por medio del compromiso que los poderes públicos adquieren a
través de políticas de empleo que favorezcan el mantenimiento del empleo,
a través de medidas preventivas de la expulsión del mercado de trabajo y,
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en segundo lugar, actuando sobre los trabajadores que ya han perdido su
empleo, adoptando medidas que propicien su reinserción laboral, medidas
que pueden denominarse “reparadoras”, dejando fuera actuaciones
meramente sociales como la cultura, la sanidad o la vivienda.
-
Política de seguridad social. La seguridad social, es un sistema público
de protección de la población frente a situaciones de necesidad y como tal
se ubica dentro de las llamadas políticas sociolaborales.
IV. CARACTERES GENERALES DE LAS POLITICAS SOCIOLABORALES 9.
Las políticas sociolaborales son eminentemente heterogéneas las unas
respecto a las otras, al encontrarse fuertemente condicionadas por el tiempo y
el espacio en el que se desarrollan. Así la concreta época y le territorio para el
que se adopta una política sociolaboral determinan que la misma adquiera
características propias y especificas adecuadas a dicho contexto. Sin embargo
esta evidencia no impide que entre las diversas políticas sociolaborales
coetáneas existen coincidencias fundamentales que se pueden resumir en las
siguientes;
1. Modernidad. Las políticas públicas, son un fenómeno reciente, ya que no
se identifican como tales sino hasta el siglo XIX. Por su parte, las políticas
sociales, y más específicamente las sociolaborales son aún más jóvenes, al
surgir con la plena consolidación del Estado de Bienestar tras la Segunda
Guerra Mundial de tal manera que los estados europeos se comprometieron
a brindar un determinado nivel de protección social a los ciudadanos;
protección social que a su vez permitiría un aumento de la demanda y un
mayor crecimiento económico.
2. Temporalidad. Las políticas sociolaborales no nacen con una finalidad de
perpetuar su vigencia en el tiempo, sino todo lo contrario, surgen para ser
aplicadas en una época concreta. Las razones de ello son las siguientes.
a. Las circunstancias en la que las mismas deben desarrollarse son
sumamente dinámicas, lo que obliga a un continuo cambio de medidas
si se pretende que las mismas sean plenamente eficaces. EJ. Política
migratoria en España no es la misma la de los años 50 que la que se
vienen practicando hoy día en nuestro país, donde se produce
justamente lo contrario.
b. Porque los poderse públicos apoyan las políticas sociolaborales con
fondos públicos detraídos de los presupuestos, siendo éstos de carácter
anual.
c. Porque las políticas sociolaborales llevadas a cabo por un gobierno
suelen finalizar cuando se produce una renovación de gobierno o al final
de una legislatura.
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Antonio V. Sempere Navarro y otros. Editorial Tecnos. Año 2005. Políticas Sociolaborales. ISBN84309-4337-4
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3. Virtualidad inmediata. Ello significa que una vez adoptada una política
sociolaboral las medidas que ella implica suelen aplicarse de modo
directo, existiendo inmediatez entre la toma de la decisión y la puesta en
práctica de la misma.
4. Eficacia dicifilmente medible. El éxito o fracaso de una política
sociolaboral normalmente resulta discutible.
5. Negociabilidad. La mayoría de las políticas sociolaborales se negocia o
podría negociarse.
6. Concurrencia competencial. Las políticas sociolaborales son elaboradas
por diversos poderes públicos. Esta articulación de las políticas en varios
niveles hace que deba prestarse especial atención a la forma en la que la
misma se produce, ya que sólo si se toman en cuenta unos niveles a los
otros podrá hablarse de una articulación armónica. Sin duda, el mero
hecho de que diversos poderes públicos ostenten competencias en la
materia aumenta notablemente el riesgo de que las políticas resulten
discordantes.
7. Heterogeneidad. Así por Ej. cabe que los poderes públicos presenten
como policita sociolaboral medias que sólo de modo indirecto contemplan
material sociolaboral, estando directamente orientadas a temas como el
medio ambiente, la sanidad, el cuidado a los mayores, etc.
8. Interconexión entre poderes públicos y tejido productivo. La mayoría
de las políticas sociolaborales suponen no solo la intervención de los
poderes públicos, sino también que dicha intervención se vea
complementada desde el ámbito privado.
9. Sectorización. Si bien en el momento histórico de nacimiento de las
políticas sociolaborales éstas estaban orientadas a colectivos muy
amplios – desempleados, pobres, marginados, etc. -, cada día se observa
una mayor especialización de aquellas, dedicando su atención a
colectivos más concretos.
10. Crecimiento material. Así mientras inicialmente la política sociolaboral se
identificó simplemente con política de empleo, poco a poco ha ido
ampliando su objeto hasta extenderse a otras materias conexas, como los
riesgos laborales, la compatibilización entre el trabajo y la familia, etc.
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