el concepto de serialidad en los grupos

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El concepto de serialidad en los grupos. Sartre y Bleger
Hilda Beatriz Salmerón García*
RESUMEN: Bleger ha sido una piedra angular en el trabajo clínico de
los grupos, sin embargo, en su libro Temas de Psicología, hace un uso
inadecuado del sincretismo en los grupos, ya que acude a la filosofía,
en este caso a Sastre, sin mencionarlo, quizá porque otro argentino,
Rosenfeld, utiliza estos términos y no les da un tratamiento dialéctico,
tal y como Sastre la utilizó. El problema es serio, toda vez que si no
entendemos el mecanismo por el que se parte del sincretismo en los
grupos, lo cual dará cabida a los emergentes, no tendremos un
panorama completo para intervenir.
Este artículo es una disertación teórica al respecto.
PALABRAS CLAVE: grupos, terapia de grupos, serialidad, sociabilidad
sincrética, Bleger, Sartre
ÁREA TEMÁTICA: Historia (psicología )
En este artículo se pretende analizar el concepto de serialidad en
Sartre, ubicándolo en el proceso grupal. Para tal fin, se utilizaron los
artículos: Los colectivos y el grupo como institución y El grupo en las
instituciones escritos por Sartre y Bleger respectivamente.
El interés por desarrollar este trabajo surge de la crítica hecha por
Bleger a Sartre para quien los hombres no pueden estar en serialidad en
el sentido de que los individuos puedan ser intercambiables, dado que
por medio de la sociabilidad sin crítica, los individuos logran una
sociabilidad de interrelación. Esta díada permitirá así, la "sociabilidad
global". Es el adentro y afuera, el Yo y los otros. Ello permitirá a
Bleger relacionar el concepto de grupo con el de individuo porque para
éste el hombre es siempre una organización. En otras palabras: "El ser
humano antes que ser persona es siempre un grupo, pero no en el
sentido de que pertenezca a un grupo, sino en que su personalidad es el
1
grupo" .
La crítica de Bleger a Sartre es, además de falaz, mal interpretada y
alterada
Psicóloga en Psicoterapia Integral A.C.
* Profesora de la Facultad de Filosofía. Universidad Nacional Autónoma de México.
Circuito Interior, Cd. Universitaria, México, C.P. 04510
1 Bleger, opus. cit. p. 102
La falsedad resulta de la mala interpretación ya que así como Bleger
da una explicación que abarque -si se puede decir- al grupo y al
individuo, o los móviles que permiten esta intrincada relación y que,
finalmente nos muestren que no hay una separación efectiva entre la
unidad y la pluralidad, el yo y los otros. Del mismo modo, Sartre
pretende señalar esta relación en una dialéctica más completa y
profunda que Bleger; y que el sudamericano toma sólo de manera
parcial, lo que constituye un craso error si se pretende citar a un
existencialista dialéctico en donde la negación y la contradicción dan
origen a un nuevo estadio, los opuestos crean; no son entidades
estáticas, sino que esta aparente inmovilidad, permitirá el movimiento y
aparición de nuevos contrarios. Con respecto a la alteración de Sartre
cometida por Bleger, ésta se desprende de que por momentos Bleger
parece sólo cambiar de nombre a los conceptos por Sartre utilizados y
aplicarlos a la psicología, esto lo mostraré a lo largo del trabajo.
Sartre es un filósofo que muere antes de terminar las críticas
prometidas -de manera sistemática- a la psicología y al psicoanálisis- y
también se encuentra influído, y de manera importante, por la segunda
guerra. Ante ello, encontramos a un pensador que si bien se preocupó
por la relación entre el yo y el Otro; a partir de la guerra, se interesa
fundamentalmente por insertar este par en la historia para defender
una praxis política que muestre al hombre como creador de su propia
historia.
Y esta práctica se da precisamente en el grupo.
A
continuación, analizaré el capítulo titulado Los colectivos a fin de
comprender lo que Sartre entiende por serialidad y cómo menciona esta
"sociabilidad sincrética" de Bleger en el concepto de soledad y alteridad,
momentos imprescindibles de los grupos.
Para el filósofo, el grupo se define por su empresa que trata de
suprimir la inercia; el colectivo se define por su ser; es un objeto
material e inorgánico del campo práctico inerte en tanto que una
multiplicidad discreta de individuos actuantes se producen en él con el
signo del Otro, su inercia penetra en cada praxis individual como su
determinación fundamental. Aquí se encuentran totalizaciones parciales
y condicionamientos recíprocos: la reciprocidad como relación humana
fundamental, separación de los organismos individuales, campo práctico
y materialidad inorgánica. Fuera de la relación humana de reciprocidad
y de la relación con el tercero (que en sí mismos no son sociales aunque
condicionen a toda socialidad) la relación entre individuos permanece
indeterminada en tanto se define el conjunto de circunstancias
materiales sobre la base de las cuales se establece esta relación con la
perspectiva del proceso histórico de socialización.
Así, la oposición "reciprocidad como relación de interioridad" y
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"soledad de los organismos como relación de exterioridad" condiciona
en lo abstracto una tensión, no caracterizada en las multiplicidades que
se encuentra superada en la relación "externa-interna" que por la acción
del colectivo transforma a la contradicción del Otro en serialidad.
En el ejemplo de las personas que esperan el autobús, Sartre
concretiza esta serialidad a través de la soledad.
Partiendo del
individuo, la soledad, de hecho, está vivida en el proyecto de cada uno
como su estructura negativa (provisional para sus relaciones recíprocas
con los otros). Esta actitud de semiignorancia tiene como condición
la pertenencia a otros grupos. Pero, si se parte de la sociedad (modos
de producción, costumbres, etc.) cada soledad se define como las
fuerzas desintegradoras que ejercen el conjunto social sobre el
individuo.
Así, las soledades recíprocas como negación de la reciprocidad
significan la integración de los individuos en la misma sociedad
2.
El modo de vida suscita en cada individuo, conductas de soledad que
en muchas ocasiones son momentos de transición para pasar de un
grupo a otro.
La soledad es proyecto y relativa a tales individuos en
momento, ya que aislarse es utilizar a la colectividad.
el
Además las conductas solitarias están condicionadas históricamente
en los niveles de reciprocidad que permiten distinguir cuando uno
se sale de los modelos sociales más usuales.
Por otra parte, hay identidad cuando el interés común es manifiesto
y cuando la pluralidad se define en relación con este interés. Aquí, los
individuos son idénticos como individuos separados.
Luego, al
relacionarse con la materia, sitios, lugares para cada uno, el Otro sería
el rival del Otro por él mismo hecho de su identidad. La identidad se
vuelve sintética: cada uno es idéntico al Otro en tanto que está
hecho, por los Otros. Otro actuando sobre los Otros; la estructura
formal y universal de alteridad hará la razón de la serie. Aquí no hay
símbolos que el grupo-serie emita a un observador externo. Hay
conductas seriales, hay sentimientos y pensamientos seriales; dicho de
otra manera, la serie es un modo de ser de los individuos, los unos en
relación con los otros y en relación con el ser común, y ese modo de
ser les metamorfosea en todas sus estructuras. Aquí se distingue
entre la praxis serial (como praxis del individuo en tanto que es
miembro de la serie) de la praxis común (acción de grupo) y de la praxis
constituyente individual.
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La serie representa el empleo de la alteridad como lazo entre los
hombres bajo la acción pasiva del objeto, y como esta acción pasiva
define al tipo general de alteridad que sirve de lazo, la alteridad
finalmente es el objeto práctico -inerte en tanto que se produce en
medio de la multiplicidad con sus exigencias particulares. En efecto,
cada Otro es Otro distinto de sí mismo y de los Otros en tanto que sus
relaciones lo constituyen y constituyen a los Otros según una regla
objetiva, práctica e inerte de la alteridad. Así, la razón de la serie es
común en todos en la medida en que se hacen diferentes. Esta razón
de serie -a diferencia de la identidad que es separación- es esquema
dinámico de determinación de cada uno. El Otro como razón de la serie
y como factor en cada caso de alteridad particular, se vuelve, pues, más
allá de su estructura de identidad y de alteridad, un ser común a todos
(como intercambiabilidad negada y conservada). El Otro soy yo en
cualquier Otro y cualquier Otro en mi y cada uno como Otro en todos
los Otros. Esta unidad siempre presente pero siempre en otro lugar,
se vuelve interioridad vivida en el medio de la exterioridad. Hasta
aquí, vemos cómo esta serialidad en el ejemplo de la formación para
tomar un camión, resulta del hecho de que no existe una interacción
consciente entre las personas. Así, el hecho de ocupar el primero o el
séptimo lugar, depende de cuestiones personales (levantarse tarde,
desayunar, comprar el periódico, etc.) y resultan los individuos
intercambiables en la medida en la que la relación de estar formado no
se hace a través de sujetos, sino a través del objeto que en este caso
sería el autobús. Hay identidad en otro momento de esta misma
formación cuando determinado sujeto tiene prisa por llegar y debido a
este interés, sí importa el lugar que ocupe dado que el Otro es el rival y
es diferente de él. Pero aún aquí, al no existir un símbolo en la
formación de personas, éstas siguen en la serialidad y en la soledad
que, como vimos, tienen contenidos sociales.
Los otros están
presentes en mi y, en este sentido, no se pueden unir y armar un
escándalo para reaccionar en contra de la escasez del transporte o de
su costo por ejemplo, sino que están impregnados de serialidad.
En esta serialidad, hay que distinguir el concepto de sociabilidad
sincrética que menciona Bleger y que sin embargo niega como
serialidad; y que define sin embargo, como esa comunicación no verbal,
subclínica y difícil de detectar; esa estructura que impide en ciertos
momentos el cambio en los grupos puesto que está vertida la
personalidad de los individuos. Cabe aclarar que el ejemplo de Sartre
no puede aplicarse en este momento al grupo definido por Bleger como
"el conjunto de individuos que interaccionan entre sí, compartiendo
2 Sartre, opus cit. p. 397
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ciertas normas en una tarea”1. Pero si va a permitir ser el punto de
partida para expresar, tanto la posibilidad de relaciones y ser grupoindividuo, como comprender en toda su evolución el momento en que el
grupo, se inserta en la praxis.
En el lazo de alteridad, el todo es totalización de fuga, el ser como
realidad material es la serie totalizada de no-ser, es lo que cada uno
hace que se vuelva el otro, como su pareja, fuera de su alcance. La
alteridad como una unidad de las identidades siempre está en otra
parte. Así, la alteridad como interiorización para cada uno de su serfuera de sí-común-en-el-otro. "La totalización como forma organizada
de las relaciones sociales supone una praxis cuyo fin es la producción
humana de la unidad como su objetivación en y por los hombres. Aquí
las relaciones como en el caso de los judíos (de su estereotipo, del
racismo contra ellos por ejemplo) están regidos por relaciones de
objeto, en tanto que les llegan como estructura práctico-inerte cuya
exterioridad sellada queda develada como interioridad de las elaciones
reales" 2.
En esta alteridad de ver a los otros como diferentes de mi y de mi
grupo quedarían explicadas tanto el sentido de pertenencia como el
proceso de contrastación entre los otros y los míos; es decir, excluir a
los sujetos no deseables: prostitutas, ladrones, etc., del concepto
cargado de "sociedad", de "mi grupo" y de las consiguientes
colectividades con las que puede tener l azos positivos o negativos
siendo un no ser y una no-identidad o un yo sincrético como menciona
Bleger.
Para Sartre, el gran error de los sociólogos y demás
estudiosos de la sociedad y de grupos, es dejar a un lado la serialidad
que constituye la base de la sociabilidad.
Para Sartre, el colectivo se forma a partir de la serie que puede
llegar a la multiplicidad de manera directa (presencia la cual puede ser
recíproca o no) y la indirecta (ausencia) en donde los individuos en
tanto estén definidos por el ob jeto de su reunión no pueden hacer una
praxis común. En el último caso, se trata del sentimiento de impotencia
de un hombre frente a otro hombre, "es percibir mi ausencia de mi
2
modo de acción con los otros "
1 Bleger, opus. cit. p. 89
2 Sartre, opus. cit. p. 409
2 Ibid pp. 412 y ss
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En el caso de un orador o de un locutor con el que yo me encuentro
en desacuerdo, la serialidad de los Otros me impide comunicarme con
ellos. Esta serialidad mide mi impotencia y, en caso de que quiera
hacer propaganda en contra, debo partir de esta serialidad para ser
escuchado e iniciar otra seriali dad. Aquí las personas están definidas
por la estructura de exterioridad que se ha interiorizado en saber.
En una situación histórica conflictiva, la persona ya no escucha la
voz por su cuenta, sino, según el punto de vista de los otros que son
la circunstancia y el individuo, con su experiencia y su pasado.
Aquí la dialéctica del auditor indignado puede referirse a tres
momentos: triunfal (en donde refuta el argumento del otro), de
indignación impotente (en donde se realiza como miembro de una serie
en donde los otros están reunidos por un lazo de alteridad) y
finalmente, de angustia y de tentación (en tanto se deja convencer por
el Otro para probar la fuerza del argumento).
Este momento
corresponde al del malestar y al de la fascinación y contiene una
contradicción violenta ya que soy el que sabe refutar esas tonterías y el
que sin embargo, se deja convencer por ellas. Aquí la serie de los Otros
se vuelve a mí para constituir de esos Otros mi destino.
Las reacciones del individuo: miedo, alteridad, cólera, etc., son
conductas alteradas cada una de las cuales es en él la acción del Otro.
Cada uno es, pues, tan eficaz en su acción en el Otro como si
estableciese relaciones humanas (directas o recíprocas u organizadas)
con él, pero su acción pasiva o indir ecta llega de su impotencia, en
tanto que el Otro la vive en él como su propia impotencia en tanto que
otro.
La serie se le revela a cada uno en el momento en que cada uno
aprehende en él o en los Otros su impotencia común para suprimir sus
diferentes mate riales. Y el grupo entonces, será la superación de esta
impotencia.
Una vez más, Sartre da la pauta para explicar el por qué a través de
la serialidad, base de la sociabilidad, el grupo tiende a la
institucionalización o burocratización de Bleger o a la paranoia ante lo
desconocido.
Cómo pasa el grupo a olvidar la identidad respecto al
trabajo para concentrarse en la identidad sincrética, guardando así la
"estereotipia de los niveles de interacción" y la impotencia ante el
otro. Por otra parte, así como en la serialidad se da la alteridad,
en la relación de dos o más se da la reciprocidad que define tanto la
coexistencia de los hombres como el estatuto de dispersión masificada.
A su vez, cada relación constituye cadenas complejas y sistemas
polivalentes,
cada relación singular queda condicionada por los
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Otros, sin embargo, el ser serial como alteridad rígida sin interior de
cada relación viva tiene su fuerza por el alejamiento práctico, es
decir, por el hormigueo inaprehensible de otras relaciones.
Aquí Sartre criticará a la psicología y a la sociología, por pretender
ver estas relaciones por medio de cada individuo lo cual le resulta
absurdo, porque si bien el individuo para relacionarse "con" en un
primer momento "ve el campo o la totalidad" (Gestalt y Lewin), en el
segundo momento descubre el colectivo como la relación de una
totalidad de objetos trabajados, unidad de exterioridad inerte, (un
mercado), con la casi-pluralidad que significa y que produce en ella a la
unidad ausente y que son estructuras de alteridad (relaciones de
producción, oferta- demanda, etc., ajenas a mi). Así, cada elemento
está unido a todos pero, a través de la serie. Aquí, la totalidad no es
una presencia real sino una extrapolación real de una serie infinita de
relaciones idénticas y otras en tanto que cada una condiciona al otro en
su ausencia.
Para concluir, creo que Bleger cambia el concepto sartreano de
serialidad por el de sociabilidad sincrética y utiliza más este modelo
filosófico, sin mencionarlo, que la supuesta superación de
fenomenología y naturalismo en que dice basarse.
El estado simbiótico y sincrético de la personalidad que postula
Bleger, no es otra cosa que la serialidad, formada por el Otro, existe
un interior y un exterior igual que en los otros, que me permite a mi
ser Yo pero también Otro para ellos. Dijeramos que es una igualdad en
la diferencia; una serialidad en la alteridad. Sería el grupo interno la
base de la identidad que me permite ser el grupo y a la vez, integrarme
en él, ya sea de manera directa y pretender unirme al Otro por medio
de mi relación con él o por medio del objeto.
Pero, para llegar a relacionarme con Otro -o pretender hacerlo- es
necesario superar esta relación de objetos que paradójicamente,
también es base de mi identidad en tanto no-yo y de yo-objeto visto
por Otro. Bleger al referirse a los tres tipos de personas en un grupo:
dependientes, neuróticos o psicópatas, encuadra esta pseudo relaciónserial- en el Otro como objeto.
También, al hablar de posturas paranoides vuelve a tomar el
tema de alteridad-serialidad. Para ser Yo necesito introyectar a otros,
identificarme con ellos pero también, verlos diferentes a mi.
La
relación con el objeto puede servir a la psicología, como esquema
conceptual de los procesos internos a nivel micro. Pero también, y aquí
Sartre deja al individuo para insertar al grupo en la historia, en una
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infra y superestructura que no pueden ser determinantes, dado que
parte de la premisa de que el hombre en su grupo hace y construye su
historia pues es libre y no hay Dios que lo limite, pero sí existe el Otro
que se empeñará en verlo como objeto y habrá un Yo que se sienta en
la mirada del Otro.
Mientras que la filosofía sartreana postula una liberación por medio
del saber, la conciencia y la praxis; el trabajo terapéutico promueve
el insight y el cambio para no sucumbir ante el pasado, la inconsciencia
y la inercia de actuarme como objeto pero esto es hablar ya de
serialidad.
Evidentemente, el concepto de serialidad en Sartre, es sólo un
momento de esa dialéctica histórica en donde el filósofo se cuestionará
sobre la acción de los hombres en la historia a partir de la trágica
experiencia de la Segunda Guerra mundial, pero creo que resultaba
imprescindible replantear el término tan mal criticado por Bleger y,
ubicar al mismo tiempo, en el trabajo de sus colegas, Pichón Riviere
y Bauleo con su "grupo operativo", la influencia del parisino de quien no
hacen mención.
Prueba de lo anterior lo constituye el trabajo de
Rosenfeld, también argentino, y que en su libro Sartre y los grupos
equipara al grupo T con el proceso grupal de Sartre y evidencia algunas
coincidencias entre éste y Pichón Riviere, retomando precisamente el
concepto de serialidad.
REFERENCIAS
1. BLEGER, J. "El grupo como institución y el grupo en las
instituciones" en Temas de Psicología. Nueva Visión. México, 1983
2. SARTRE, J.P. "Los colectivos" en Crítica de la razón dialéctica.
Tomo I Ed.Losada. Buenos Aires, 1963
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