CONTEXTO HISTÓRICO DE SARTRE

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CONTEXTO HISTÓRICO DE SARTRE
La época de entreguerras (1914-1945) y la inmediata postguerra (1946-1950) es el periodo
definitorio por excelencia del existencialismo y su razón de ser. Recordemos que entre 1914 y 1918 se
desarrolla la primera Guerra Mundial, al tiempo que estalla la Revolución Rusa (1917). Esta
confrontación no logra resolver las tensiones existentes en la sociedad occidental, de tipo económico,
cultural y social. La conflictividad social está en auge y el fantasma de una revolución comunista asusta a
las clases medias. Al mismo tiempo, las sociedades de masas hacen su aparición y a nivel cultural las
vanguardias destruyen las formas tradicionales de entender el arte.
El mantenimiento de estos problemas pone en evidencia la incapacidad de las democracias
occidentales para afrontar las transformaciones sociales y económicas que demanda la sociedad de este
tiempo. Esta incapacidad es también el fracaso definitivo de los valores ilustrados para reorientar la
sociedad europea hacia una reconstrucción pacífica y ordenada. Es por ello que con las crisis económicas –
especialmente con 1929-, los sistemas autoritarios fascistas se impongan en muchos países europeos,
y añadan un componente más de irracionalidad a la política de los años 30, hasta acabar desembocando
en la II Guerra Mundial.
El estallido de la II Guerra mundial acaba con las últimas esperanzas de un desenlace pacífico a las
presiones de Hitler y Mussolini, y abren la puerta a un conflicto de dimensiones desconocidas para
occidente, donde la población civil va a sufrir la peor parte de la guerra y donde la crueldad de los estados
totalitarios se va a desarrollar con mayor saña. La guerra civil española, el holocausto judío, las víctimas de
las purgas soviéticas, y la represión en toda la Europa ocupada por los nazis acabarán desarrollando un
sentimiento colectivo de falta de sentido de la vida y de absurdo. Esto será el caldo de cultivo excepcional
para toda la corriente existencialista. Cuando la guerra acabe en 1945, Europa estará sumamente
empobrecida y sin referentes morales o políticos hacia los que apuntar: ni la religión tradicional, ni la
democracia, ni la Ilustración estarán en condiciones de tomar el relevo ante la gran catástrofe. Europa ha
dejado de ocupar la centralidad histórica que había disfrutado hasta ese momento, dejando el testigo a
EEUU y la URSS, que inician el enfrentamiento de la Guerra fría. Ese será precisamente el momento –
finales la década de los cincuenta- en el que el existencialismo dejará paso a otras corrientes –
neomarxismo, estructuralismo etc…- definidoras de una nueva época.
Todo este periodo de entreguerras es especialmente peculiar en Francia, país natal de Sartre.
Francia sufre una continua merma de su importancia económica y política desde la Gran Guerra (a pesar
de salir vencedora) y esto se ve con más fuerza cuando en 1940 sufra una rápida derrota en manos de
Alemania. Francia vivirá la ocupación de su territorio durante cinco años y a las víctimas y destrucciones
económicas se le añadirá un sentimiento de orgullo herido. La resistencia a la ocupación nazi atraerá a
numerosas personas movidas por todo tipo de sentimientos: Sartre será uno de ellos.
Esta pérdida de importancia sin embargo no se desarrolla en el campo cultural: durante todo este
período, París sigue siendo el centro cultural mundial más importante, por encima de Nueva York o Berlín,
y el lugar donde se impulsan todas las modas vanguardistas relevantes del momento. Es por ello que el
existencialismo se va a hacer sumamente popular, por el mero hecho de ser la tendencia intelectual
francesa del momento, y Sartre va a ser uno de los filósofos más conocidos del mundo por ello.
Tras la II Guerra Mundial, Sartre va a estar implicado en otros procesos de la historia mundial muy
relevantes: es testigo directo de la descolonización: el desmembramiento de los imperios coloniales
europeos originados un siglo antes. Esta descolonización va a aplicarse de forma muy traumática en
Francia con la guerra de Indochina y especialmente la guerra civil que estalla en Argelia. Sartre va a
presionar continuamente para la progresiva independencia del país africano, que solo se conseguirá en
1962 con la llegada al poder de De Gaulle. Igualmente, Sartre se implicará en otros procesos de
descolonización y en los conflictos originados por la guerra fría (Cuba, Vietnam). Por último En el año 68,
Francia vivirá una fuerte revuelta estudiantil: la generación de postguerra (el baby boom) inicia su crítica a
una sociedad de opulencia demasiado conservadora y lucha por más espacios de libertad dentro de esa
sociedad (libertad sexual, ruptura de la familia tradicional, emancipación de la mujer…). Esto llevará a
Sartre a ponerse al frente de los jóvenes, pero a pesar de ser una figura reconocida, los acontecimientos
superan ya la trayectoria vital del intelectual francés. La estela de Sartre, por último llegará hasta las
posteriores corrientes filosóficas francesas: el estructuralismo (como rechazo a Sartre)
y la
postmodernidad.
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