Donald Meltzer – (des)cubriendo el corazón

Fepal - XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis
"El legado de Freud a 150 años de su nacimiento"
Lima, Perú - Octubre 2006
Donald Meltzer – (des)cubriendo el corazón
Alda R. Dorneles de Oliveira (1)
Juarez Guedes Cruz (2)
Luisa Maria Rizzo
(3)
Nina Rosa Furtado
(1)
Rosane Schermann Poziomczyk
(3)
Tula Bisol Brum
(1)
Introducción
El presente trabajo posee dos vertientes. La primera es afectiva:
dado que sus autores participan desde hace algunos anos en un grupo
de estudios que se reúne semanalmente para debatir las obras de
Donald Meltzer y Wilfred Bion. Los frutos recogidos a lo largo del
tiempo, tanto en lo que dice respecto a la calidad del desarrollo de
nuestra tarea en consultorio, como en la formación de la identidad
analítica de cada uno nosotros, hizo de este texto casi que una
necesidad: prestarle homenaje a alguien que tanto nos proporcionó. La
segunda vertiente más intelectual, aunque no esté desvinculada de la
primera en absoluto,
tiene por objetivo abordar algunas de las
consecuencias teóricas y técnicas de una de las elaboraciones de Meltzer
en lo que dice respecto al concepto bioniano de “reversión de la función
alfa”, su relación con el génesis de la mentira y sus consecuencias en el
psiquismo. Parécenos que tales concepciones le acrecen al proceso
(1)
(2)
(3)
Psicanalista. Membro associado da Sociedade Psicanalítica de Porto Alegre.
Psicanalista. Membro efetivo e analista didata da Sociedade Psicanalítica de Porto Alegre.
Membro Aspirante da Sociedade Psicanalítica de Porto Alegre.
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psicoanalítico un elemento de esperanza que no estaba claramente
descrito en las formulaciones originales de Bion.
Se inicia al texto con una breve revisión de algunas ideas de
Meltzer
con
relación
a
la
organización
y
funcionamiento
de
la
personalidad. Tal revisión, acrecida de la noción del conflicto estético
elaborada
en
el
libro
“La
Aprehensión
de
la
Belleza”
(1988),
fundamentará la discusión del tema central del trabajo: la importancia
de las innovadoras concepciones de Meltzer con relación a la reversión
da la función alfa, como aspecto sostenedor da la postura mental del
analista – especialmente durante los momentos críticos del proceso.
Personalidad: organización e funcionamiento
Para Meltzer (1973), la estabilidad de la organización de la
personalidad es un estado relativo, puesto que hay constantemente, un
flujo y reflujo – una escisión interna-reintegración – ocurriendo en
diversos niveles de la mente. Siguiendo esa línea de pensamiento, él
comenta que una de las primeras descubiertas de Melanie Klein fue el
proceso de escisión-e- idealización: en los primeros meses de vida para
que pueda desarrollarse, la personalidad sufre una división del self (yo)
y de los objetos internos – operación primaria que instaura las bases
para la formación de categorías de bueno y malo. Basándose en Klein,
(Meltzer) dice que, dependiendo de la forma y de la amplitud de dicha
escisión, pueden ocurrir alteraciones en ese proceso estructural básico
causando patologías. Sin embargo, cuando esos mecanismos ocurren
adecuadamente, las partes malas del self (yo) y del objeto escindidas y
proyectadas para fuera se unen formando al objeto persecutorio; así
como las partes buenas se unen formando al objeto idealizado. Además,
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el autor (Meltzer) acrescenta que “... la combinación de la bondad en el
self y en el objeto da lugar a la posición depresiva. Cuando esa
combinación se vuelve más fuerte y la posición depresiva más estable,
escindir hacia afuera de si lo malo queda menos intenso o se modifica.
Poco a poco, les es permitido a los aspectos malos del yo y del objeto
regresaren a la familia” (Meltzer, 1998, p.79, traducción de los autores).
Meltzer comenta que dicho proceso es interminable dado que
nunca se logrará reintegrar completamente
“lo malo” escindido en el
yo, tampoco en los objetos. Agrega que el desarrollo de la mente
depende de la actitud del psiquismo hacia el dolor mental. Resalta que
la confianza favorece la integración, la cual, a su vez, influye sobre la
actitud mental hacia el dolor. Recuerda, luego, lo mucho que la
confianza en los buenos objetos, específicamente en el lecho materno,
fue ampliamente investigada por Melanie Klein. Refiriéndose a ello dice
que la autora concluye “.... la operación de la proyección y de la
introyección del bebe, modificada por las reales cualidades de la madre
externa al cuidarlo, construye internamente un lecho idealizado como
siendo centro de la dependencia y el amago de la esperanza”. (Meltzer,
1973, p.111).
En el mundo de la fantasía inconsciente, la confianza es producto
de la relación yo/objeto y, según el autor, la calidad de los objetos que
en primer lugar genera confianza es la belleza. En su opinión, la bondad
y la fuerza súmanse solamente mas adelante. Meltzer (1973) observa
que estos objetos internos buenos y confiables, que son bellos,
bondadosos y fuertes, son también justos y disponibles. Con ellos
adentro de si, el bebe puede sentir que los padres reales lo aceptan y lo
preservan,
consiguiendo
naturalmente
abrir
mano
de
si
mismos
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temporariamente para dedicarle los cuidados de que necesita, de la
misma forma pueden los pacientes esperar lo mismo de sus analistas.
Esas cualidades de justicia y disponibilidad de buenos objetos internos,
permiten la integración de las estructuras infantiles y con ello el
desarrollo de la capacidad real de compartir – a lo que se le llama
compañerismo.
La ‘preservación’ de los hijos por los padres reales, y no la
‘creación’
de los mismos, se basa en la idea de Meltzer de que la
creatividad es una función de los padres/ objetos internos:” Los padres,
bien como los artistas, sienten que descubrieron, y no que criaron a sus
hijos” (Meltzer, 1973, p.101). Él explica que ese algo creativo que
habita al ser humano es un objeto interno primario combinado, el cual le
transmite al yo la creatividad a través de la inspiración. Ese objeto
interno inspirador, equivalente en el decir de Meltzer, a un ideal del
superego, auxilia al ego a desarrollar capacidades. Al mismo tiempo el
mismo también esta en proceso constante de enriquecimiento. Esto
ocurre porque va asimilando estas capacidades que ayudaron al ego a
desarrollarse y además porque, como ya mencionado, el progreso de la
reintegración de la escisión-e-idealización primaria sigue a lo largo de la
vida.
Sugiere este mismo autor que, al clinicar con nuestros pacientes
podemos
observar
que
este
proceso
de
escisión
e
idealización
preséntase con frecuencia, de forma excesiva o de manera inadecuada:
“ Por excesivo [dice él], entiendo una división sin matices entre lo bueno
y lo malo en el yo y en los objetos, [...] de manera que cualquier cosa
que produzca dolor es mala...” , en forma distinta con otros pacientes
“... que pueden experimentar la posibilidad de que un objeto bueno les
cause dolor” (Meltzer, 1998,p.61, traducción de los autores).En otro
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grupo, donde la escisión e idealización primaria es inadecuada, falta una
convicción con respecto a la discriminación entre bueno y malo: tienden
a considerar bueno un objeto que causa dolor, tienen dificultad para
distinguir el dolor provocado por un objeto malo de aquél advenido de
un objeto bueno. Cita como ejemplos del primer grupo (forma excesiva)
los pacientes paranoicos, ciclotímicos y obsesivos, y del segundo
(manera inadecuada) los limítrofes y perversos.
Aún refiriéndose a la sicopatología, escribe que observó, através
del material analítico, que un aspecto del yo puede aliarse, en un grado
variable, a una parte del objeto “...que es maligno en sus intenciones
con relación a la organización primaria del desarrollo de las partes
idealizadas del yo y de los objetos...” (Meltzer, 1973, p.108). Para él,
perversión, es decir, perversidad de propósito, ocurre cuando la parte
destructiva de la personalidad asume el liderazgo. Dice que dicho es un
estado mental esencialmente maniático cuya fuerza motriz es la envidia
de la belleza, bondad y creatividad de buenos objetos y sus capacidades
de construir vínculos. Su objetivo es eliminar la ansiedad depresiva en
primer lugar, y luego la ansiedad persecutoria. En estos casos, el
sentido de identidad fue capturado por la parte destructiva.
Aún advierte el autor que “...la parte mala del yo varia en sus
atributos de persona a persona...” lo que puede “...ser de origen
constitucional, pero que muchas veces parecería ser consecuencia del
medio en donde la persona se desarrolló” (Meltzer, 1973, p.108).
Considera como primer variable la inteligencia, especialmente “...los
aspectos verbales de la manipulación de símbolos” (ídem). Al autor le
parece que la inteligencia, como un atributo de la personalidad, puede
ser dividida y distribuida desigualmente entre las partes del yo. Cita
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como ejemplo el desarrollo de “...una virtuosidad en algunos niños que
sufrieron muy tempranamente algún disturbio autístico” (ídem).
La Aprehensión de la Belleza: el conflicto estético
En la aprehensión de la belleza, quince años luego de publicados
sus estudios los Estados Sexuales de la Mente, refiriéndose a los
disturbios en la capacidad de discriminación decurrentes del trastorno en
la capacidad de diferenciación entre bueno y malo, Meltzer escribió: “ A
la vez que la ubicuidad de este defecto en la parte más sicótica de la
personalidad se hace más y más presente para mi en la experiencia
clínica, más me fui dando cuenta de su conjunción con otra falla muy
seria: el fracaso de la aprehensión de la belleza a través de la respuesta
emocional a su percepción” (Meltzer e Williams, 1988, p.1/2, traducción
de los autores).
En
ese
libro
los
autores
destacan
la
importancia
de
las
contribuciones de Melanie Klein y de Bion a la teoría freudiana, lo que
los llevó a repensar el origen del dolor mental y el proceso de desarrollo
desde la infancia. El recién nacido pasa a ser visto como un ser que
sufre, desde el útero, el impacto de experiencias emocionales que
desencadenan
representaciones
simbólicas
estructurantes
de
la
personalidad. El nacimiento pasa a ser mucho más una experiencia
emocional que traumática.
Meltzer observa que Bion presenta la noción de que una nueva
idea es lo que se abate sobre la mente como siendo una experiencia
catastrófica, desencadenando la función cognitiva. Esta nueva idea
constituyese, en la opinión de los autores, como siendo una experiencia
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emocional de la belleza del mundo y de su maravillosa organización,
Meltzer describe el encuentro de la mirada del bebe con la de su madre
como siendo una experiencia de rara belleza. El rostro de la madre, sus
senos, sus ojos, son para el bebe una belleza externa que va, poco a
poco, haciéndosele conocida.
Pero no todo es bello y tranquilizador, puesto que el bebe tiene
que lidiar con lo desconocido también. El comportamiento de la madre
es repleto de significados a los cuales él aún no tiene acceso: su rostro
aparece y desaparece, su sonrisa es enigmática. Quien le presenta el
mundo al niño es esta madre que muchas veces se ausenta. Ella da y
saca, el mensaje es dubio – proporciona lo bueno y lo malo. Este es el
conflicto estético, definido más precisamente como “... el impacto
estético del exterior de la linda madre, disponible a los sentidos, y el
enigmático interior que necesita ser construido por la imaginación
creativa” (Meltzer y Williams, 1988, p.22, traducción de los autores).
En el centro de la cuestión del conflicto estético está la capacidad
de tolerar la incertidumbre, el no saber, aspectos constantes en la
pasión de las relaciones íntimas.
En Meta Psicología Ampliada (1986) Meltzer comenta tales
concepciones con la idea de que la función alfa y la bi-dimensionalidad
se relacionan al enigma del interior y del exterior del objeto estético.
Éste tiene el poder para evocar emocionalidad; pero igualmente, genera
angustia, duda y desconfianza. El autor nos ayuda a imaginar como este
dilema, de consecuencias tan importantes, se presenta al ser humano
en el alborecer de su desarrollo: “Si las cualidades sensuales del objeto
estético pueden ser aprehendidas con cierto grado de confianza, sus
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cualidades internas, debido al hecho de seren infra o supra sensoriales,
no
tienen
la
misma
facilidad.
Aquí
la
observación
debe
venir
acompañada por el pensamiento y por el juicio y este último, para que
sea firme, depende en gran medida de la experiencia. Porque tanto en la
conjunción como en la disparidad entre el exterior y el interior del objeto
de temor reverente y admiración está, seguramente, su valor para el
bien o para el mal. Sin embargo, la experiencia que el bebe tiene del
mundo es casi nula. ¿Cómo entonces irá ejercer tal juicio? No puede;
puede solamente esperar para ver que ocurrirá después” (Meltzer, 1986,
p.236/7, traducción de los autores).
Meltzer acrescenta, de forma poética, que la confianza debería ser
concebida como “... una cualidad compuesta de la mente, así como
podríamos definir trabajo por fuerza-desplazamiento: hora- esperanza,
o minutos, o días, o años. En los que son muy jóvenes, puede a veces
parecer más segundos-esperanzas, como cuando el rostro del bebe se
contrae en el momento en que su madre sale de su ángulo de visión.
(...) La confianza en términos de tiempo-esperanza... parece tener
raíces cualitativas en la riqueza de la experiencia estética, cuya secuela
es la separación. Y esta riqueza encuéntrase sin duda, en el elemento de
reciprocidad de la aprehensión de la belleza. El bebe debe ser sostenido
por la madre como un objeto estético para que la experiencia de su
acto-de-amor reverbere y aumente en intensidad” (Meltzer, 1986,
p.237, traducción de los autores).
En el sentido de este concepto, la sicopatología, tiene su base
primaria en la evasión del dolor advenido del conflicto estético. Es
necesario así que se reconozca que el conflicto con relación al objeto
presente es más significativo que toda la serie de ansiedades con
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relación al objeto ausente. “El elemento trágico en la experiencia
estética no reside en la transitoriedad sino que en la cualidad enigmática
del
objeto...Su
experiencia
central
de
dolor
reside
en
la
incertidumbre....” (Meltzer e Williams 1988, p.27, traducción de los
autores).
Por más que esa incertidumbre lleve a reacciones de desconfianza
y sospecha, Meltzer destaca que en su larga experiencia jamás encontró
que algún bebe no haya sido tocado por lo bello. Hay muchas evidencias
también que sugieren ser imposible la supervivencia, por lo menos de la
mente, para quien no haya sido tocado por esa experiencia. Citando a
Wordsworth1, comenta que la percepción de la belleza del mundo es
inherente a las nubes de gloria englobadas en la mentalidad de los
niños. Y la cuestión de la pérdida de esta sensibilidad tiene que ver con
la naturaleza del dolor que acompaña dicha sensibilidad. Estudiando a
niños
autistas,
encontró
que
muchos
de
ellos
presentaban
una
inconfundible sensibilidad estética y se preguntaba si su falla en el
desarrollo no estaría relacionada a procesos para frenar la belleza del
mundo. El deshacer/desmantelamiento de los sentidos (semejante a un
asesinato del alma) y la bi-dimensionalidad serian métodos utilizados en
este sentido.
La reversión de la Función Alfa
Meltzer se apoya en la concepción de Bion: para que entre en
operación el nivel mental, superponiéndose
a aquél puramente
neurofisiológico, la primera operación es la creación de pensamientos
que requieren un aparato para pensarlos (manipularlos, usarlos). Ese
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proceso, está relacionado con la concentración de la atención en la
emocionalidad que despierta una experiencia. Meltzer, partiendo de
estas ideas, sugiere que la difusión de la atención observada en niños
autistas sea una forma poderosa y, al mismo tiempo, económica de
evadir el impacto de la vida, tanto alrededor como adentro de ellos
mismos. Entiende Meltzer que mientras el bebe está en el vientre
materno todas las experiencias protomentales son amortiguadas, vagas
e imposibles de coordinar, siendo el simbolismo, por esta razón,
primordialmente auditivo y rítmico. En la medida en que no ocurre
alguna perturbación fetal, ni aumento de estímulos, los procesos
oníricos
son
placenteros
y
el
desarrollo
se
encamina
para
la
predominancia del ejercicio de la función alfa. Lo que caracteriza una
reversión de la función alfa es cuando algo está para ser construido en
el psiquismo y es destruido, y los escombros de esta reversión son
evacuados de una forma u otra.
Observa Meltzer que según Bion, estos elementos reducidos a
escombros no vuelven ser elementos beta, sino más bien elementos
beta con vestigios de ego y superego, es decir, con fragmentos de
significado. Meltzer advierte que, si
este proceso es revertido en el
medio del camino, producirá como consecuencia, una trama de mentiras
y representaciones falsas. El mismo dice: “Si la asimilación de la
experiencia al inconsciente se desvía mediante una cisión de la atención
a los hechos o para una transformación verbal prematura, el resultado
será entonces un cuento o una ficción incorporada a la preconcepción.”
(Meltzer, 1986, p.101, traducción de los autores).
1
William Wordsworth (1770-1850): poeta inglés, considerado la mayor expresión literaria del
movimiento romántico en Inglaterra.
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Vienen de ahí las transformaciones en alucinosis (alucinaciones),
que implican en la percepción de relaciones inexistentes entre los
objetos. Meltzer comenta que, para Bion, las transformaciones en
alucinosis
están adentro del mundo de la formación de símbolos, del
pensamiento y del significado, pero hay algo alterado que se introdujo
en el desarrollo del pensamiento. En este caso, las experiencias
emocionales empezaron a transformarse en elementos alfa, a ser
soñadas y pensadas, pero, este proceso se revierte y produce algo
similar a la pobreza de imaginación y a la rigidez.
Se pretende a seguir, hacer breves comentarios a respecto de la
película “LA Voz del Corazón”. Para los autores, esta película de
Christophe Barratier evidencia algunos aspectos de lo que fue abordado
hasta aquí.
Una ilustración de la película: “La voz del corazón”
En una tarde fría y gris, llega a una escuela un profesor: Un
hombre de edad mediana, simple, humilde, muy sensible y humano.
Trae en su equipaje, además de pocas ropas castigadas, algunos
cuadernos,
partituras
musicales,
mucha
bondad
y
generosidad.
Podemos imaginar como si una bella y devotada madre surgiese desde
su foro íntimo.
La escuela era un colegio pupila que albergaba a un pequeño
grupo de niños de todas las edades hasta la adolescencia, huérfanos o
abandonados. Quedaba en algún lugar de Francia – ‘El fondo del pozo” –
una
especie
de
fin
de
mundo
olvidado,
como
aquellos
niños
transformados por el sufrimiento en malos niños.
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El primer contacto del profesor es con el pequeño Pepinot, parado
delante del viejo e inmenso portón de hierro, con su mirada perdida en
el horizonte, aguardando con incansable y renovada esperanzan que
vengan a buscarlo. Talvez, este encuentro haya alimentado en el
profesor, un sentimiento de que había algo bueno en aquel lugar.
En el patio algunos niños jugaban al fútbol. Jugando, parecían
niños comunes tratados como delincuentes por el director de la escuela,
que tenía como lema reaccionar con violencia a cualquier acción hostil
que partiese de ellos. Los punía con castigos severos y perversos,
estimulando aún más su violencia. Para el director el daño en la
personalidad de los alumnos ya estaba estructurado, no valía más la
pena investir. Más que esto, encontró en aquella escuela y en aquellos
niños una forma de escape a su perversión.
El profesor percibió que la relación con los niños se basaba en la
maldad y se alimentaba de la maldad. Predominaban en la escena del
mundo
interno
de
aquellas
personas
objetos
malos,
asesinos,
destructivos, movidos por la envidia, por el narcisismo.
Los niños lo recibieron con arrogancia, desprecio, ferocidad. Él
entonces se asustó frente a eso inesperado, no lo habrían advertido
anteriormente. Sin embargo, no desistió, decidiéndose a enfrentar aquel
desafío: intentar contactar objetos buenos, perdidos y olvidados en le
medio de la maldad, revitalizarlos y revelarlos a los niños. Lo vieron
como a un ingenuo por creer en semejante posibilidad.
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Su manera de reaccionar frente a la agresividad de los niños
desentono del comportamiento del director. El profesor respondía con
afecto a la proyección asesina y destructiva. Se mostró tolerante,
comprensivo, disponible, fuerte y justo. Poco a poco fue construyendo
una relación más confiada, basada en una acción conjunta de la revería
materna con la función paterna, al hacerlos respetar los límites con
afecto y consideración. Recibía la carga destructiva proyectada y la
devolvía transformada y comprendida.
Creó un grupo de canto coral con los niños, aprovechando las
buenas cualidades de cada uno incluyéndolos a todos, intentando de esa
forma, aproximarse a través de la música, del yo verdadero de aquellos
niños de su esencia soterrada por la maldad. Todos tenían algo bueno,
mismo
el
(des)cubrió
adolescente
perverso
verdaderos
talentos
y
delincuente.
En
oprimidos. Creyó
ese
en
proceso
eso,
buscó
encontrarse en esa relación más verdadera y profunda con los niños
para
ayudarlos
a
encontrarse.
Se
estableció
así
un
nivel
de
comunicación entre ellos que los reabasteció y posibilitó soportar la
espera y las dificultades de la vida.
El resultado fue sorprendente y emocionante. Con la música que
viene de adentro y toca allá adentro en el corazón de los niños y en el
suyo, la esperanza se reavivó. Las transformaciones individuales y
compartidas empezaron a brotar, a veces en sintonía, otras veces no,
pero armonizándose con las notas musicales, componiendo su melodía:
la voz del corazón.
Progresivamente, se fue desarrollando, entre el profesor y los
niños, una relación sólida y confiable en el mundo interno, que posibilitó
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mayor estabilidad en el mundo externo. En ese contexto, con la ayuda
del profesor ocurrió la reaproximación entre uno de los alumnos y su
madre. Dicha aproximación simboliza lo cuanto esos progresos fueron
vividos como momentos idílicos y bellos entre una madre y su bebe en
el acto de amamantar. Por otro lado, tales momentos, frutos de la
capacidad del profesor de, a través de la música, disminuir el
sufrimiento, fueron motivo de intensa envidia por parte del director de la
escuela. Siéndole extremadamente difícil soportar semejante belleza y
misterio resultantes de ese inesperado encuentro, lo dimite en forma
tajante al profesor que tuvo que partir, sin tener el derecho siquiera de
despedirse de los niños.
El profesor parte muy triste, imaginando que, para los niños, el
seria apenas uno más que se iría, frustrándolos y no quedaría nada,
apenas un inmenso vacío. Sorpréndese al sufrir una especia de ataque
aéreo de avionetitas de papel al pasar por las ventanas de los
dormitorios. Eran cartitas de despedida y gratitud. Mira hacia arriba y ve
innumeras manitos saludándolo silenciosamente pero, con la música
resonando allá adentro. Entonces sigue aliviado. Percibió que de hecho
consiguió
restablecer
aquellos
pequeños
corazones
con
horas-
esperanza.
Cuando va a embarcar en el ómnibus escucha que alguien lo
llama. Era el pequeño Pepinot, que corre en su dirección, escapado de la
escuela, llevando un minúsculo equipaje – su osito de peluche – y en el
corazón la esperanza de haber encontrado a alguien que pudiera ser su
padre y su madre. Pide para ir junto. Por un momento el profesor duda.
¿Estaría actuando correctamente? Felizmente escuchó la voz de su
corazón y acogió al sufrido pedido.
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Consideraciones finales
A seguir, pasaremos a enfocar algunos aspectos que nos llamaron
la atención en la película, a la luz de las ideas que fuimos desarrollando
a través del estudio de las concepciones de Meltzer sobre el conflicto
estético y sus vicisitudes.
Pensamos que el profesor, como objeto combinado inspirador,
sostiene los niños a través del contacto afectivo, de la reciprocidad en el
cantar juntos, en la melodía afinada y, proporciona una experiencia
emocional y estética que reverbera en el acto de amar.
Suponemos que, en este caso, el encuentro con un objeto estético
hizo posible que fuera evocada la emocionalidad junto con la angustia,
duda
y
desconfianza.
La
posibilidad
de
enfrentar
lo
nuevo,
lo
desconocido y soportar el dolor mental causado por la frustración y
separación que acompañan la verdad, la belleza del objeto, abrió camino
para la confianza, la creatividad y despertó la esperanza.
Infelizmente, no siempre es posible reintegrar adecuadamente lo
bueno y lo malo escindidos. Nos parece a nosotros que esa situación
queda bien representada por el director y por el adolescente que llega a
la escuela esposado. Cargan ambos en su rostro una expresión de
intensa arrogancia, indiferencia, desprecio y maldad. No consiguen
armonizarse internamente y admitir la dependencia de un buen objeto
nutridor. No se dejan tocar por el objeto estético. Hay un cierre de la
sensibilidad, por no soportaren el impacto de la belleza de ese objeto. La
intensa envidia despertada parece actuar como una fuerza que interfiere
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en la capacidad para experimentar una experiencia apasionada y
establecer
relación
con
la
verdad.
Omnipotentemente
atacan
y
destruyen el origen de su dolor. Meltzer (1998) destaca que la estupidez
confunde la forma exterior con la belleza interior. Sumergidos en esa
confusión y aprisionados por la “...envidia hacia otros que parecen tener
‘una belleza diaria en sus vidas’...”. (Meltzer, 1988, p.495, traducción de
los autores), no ven el ‘corazón del misterio’.
Aún con relación a la película, podemos conjeturar sobre como los
niños, defensivamente, se cerraron hacia la belleza del mundo,
restringiendo su sensibilidad. Según sugiere Meltzer, y sostenemos en
este trabajo, a pesar de sus trágicas vidas, los niños experimentaron el
“elemento de la reciprocidad en la aprehensión de la belleza” junto al
objeto primario y guardaron las semillas en su interior, a la espera de
un momento propicio para germinar. En la película, este momento es
representado por la entrada en escena del profesor con su gran
capacidad de reabastecer a sus alumnos con ‘tiempo-esperanza’.
Pensamos que en el psicoanálisis, este también deba ser el
camino: el retomar la posibilidad de la aprehensión de la belleza.
Coincidimos con Meltzer en que las operaciones defensivas que aparecen
en el psicoanálisis pueden ser vistas como movimientos contra el
impacto del objeto estético. La responsabilidad del analista en la
utilización del método psicoanalítico es semejante a del diamantista en
cortar el diamante y proporcionar un efecto de mayor amplitud de la luz
reflejada sobre él y, con eso, mayor brillo, posibilitando que su reflejo
sea visto con mayor claridad. (Meltzer, 1986).
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En la película esto queda bien representado en la evolución y el
crecimiento psíquico del niño soprano en el coral y en la vida: él se
vuelve un maestro exitoso y, cuando confrontado con el dolor profundo
por la muerte de la madre, recuerda aquella bella historia.
Meltzer nos advierte sobre esa lucha constante en el ser
humano”...para conseguir mantener vinculados a dentro de si la alegría
y el dolor de la verdad de las cosas vivas y no-vivas, y de la fragilidad
de las fuerzas de la vida cuando comparadas a lo maligno, que parece
estar siempre siendo favorecido por el gran factor de la aleatoriedad.”
(Meltzer e Williams, 1988, p.3, traducción de los autores).
En el capitulo 9 de ‘Meta Psicología Ampliada’, Meltzer realiza una
investigación con relación a la mentira y recuerda el concepto de Bion
de ‘reversión de la función alfa’. Encierra sus comentarios de una
manera que nos deja en duda si no seria demasiado optimismo creer en
él cuando afirma que la reversión de la función alfa no implica
necesariamente en la “...destrucción de los elementos alfa en proceso
de formación ( que pueden ser indestructibles una vez que adquirieron
forma suficiente para tornarse accesibles a la memoria) [ella, al
reversión alfa,]... solamente puede encubrirlos con un manto de
mentiras (...) si las cosas son así en la mente, o sea, si el verdadero
símbolo no puede ser destruido, pero solamente encubierto, se debe
abrigar la esperanza de que la verdad llegue a brillar a través de esa
capa...” (Meltzer 1986, p.116, traducción de los autores).
De cierta forma, eso ya estaba anunciado en ‘El Proceso
Psicoanalítico’, cuando Meltzer comenta que, a lo largo de un proceso
psicoanalítico exitoso, ocurre la progresiva disminución de la tentación
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narcisista en “... favor de la dependencia de objetos internos primarios
buenos...” (Meltzer, 1967, p.48). Tal hecho permite el desarrollo de la
capacidad de depender del seno como un buen objeto nutridor. Meltzer
presenta ese gano (conquista) como la culminación de un “...lento y
tedioso proceso de abandono de la omnipotencia” (ídem, p.123) donde
los objetos internos evolucionan desde el estadio primitivo de “...un
agrupamiento de objetos parciales con funciones” de un superego
inhibidor, hasta la formación de una figura combinada de los padres
“...con funciones inspiradoras...” (Meltzer, 1967, p.122/123).
Nuevamente aquí la cuestión del reencuentro con el objeto interno
bueno. Y este es uno de los aspectos que mas nos llama la atención en
la obra de Meltzer: lo cuanto sus concepciones proveen al analista un
sustrato de ’horas-esperanza’ en el método, especialmente en los
momentos difíciles que enfrentamos en cualquier proceso psicoanalítico
(como, por ejemplo, los periodos de no comprensión, o situaciones
próximas a un impasse). En la película La Voz del Corazón, podemos
sentir esa lucha en diversos momentos. Y talvez la piedra de toque para
que hayamos incluido esa película en este trabajo, haya sido la
despedida con la lluvia de cartas, que movilizó en nosotros la emoción
de la pérdida de alguien muy querido y nos remitió al verdadero deseo
del grupo: enviarlas a Meltzer. Este trabajo puede ser visto como un
intento de elaboración de esta pérdida. Meltzer, de cierta forma fue ese
profesor. Surge en la historia del Psicoanálisis a través de sus textos
cargados de sensibilidad, como un diamantista cuidadoso y devoto,
renovando la esperanza en la existencia de un objeto bueno que está
apenas, escondido bajo el escombro de defensas que el paciente armó
durante su existencia y en la posibilidad de rescatarlo. Freud recuerda:
todo encuentro es un reencuentro.
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Referências
MELTZER, Donald (1967) O Processo Psicanalítico. Imago Editora Ltda., Rio de Janeiro,
1971.
MELTZER, Donald (1973) Os Estados Sexuais da Mente. Imago Editora Ltda., Rio de Janeiro,
1979.
MELTZER, Donald (1986) Metapsicologia ampliada. Spatia Editorial, Buenos Aires, 1994.
MELTZER, Donald (1988) A propósito de la estupidez del mal. In: Sinceridad y otros
Trabajos. Spatia Editorial, Buenos Aires, 1994.
MELTZER, Donald e WILLIAMS, Meg Harris (1988). The Aprehension of Beauty. The Clunie
Press for The Roland Harris Educational Trust, Old Ballenchin, Strath Tay, Scotland.
MELTZER, Donald e HARRIS, Meg Harris (1998) Adolescentes. Spatia Editorial, Buenos
Aires, 1998.
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