ZOOLOGÍA DE COLORES O LA LIBERACIÓN ANCESTRAL DEL MITO Por: Francisco Mejía Es el titulo que tan cercano como ilustrativo merece el conjunto de trabajos finalmente desarrollados con una factura espléndida por la materia, son objetos visuales que cargan en su recóndita esencia la magia de la representación rupestre y que denotan un conocimiento de la expresión entre lo subjetivo y el dialogo, entre el que lo ve y las sustancias y símbolos que llevan cautivo el florecimiento del entorno del Arte que solo se encuentra en la sensibilidad creciente de los trazos insinuantes de belleza que muestra valores: la composición dinámica de grupos armoniosos y figuras escénicas con bastos ejes de lectura multidimensional, proporciones claras dentro de la geometría orgánica de líneas vivas que definen lo indescriptible, espontaneidad genérica, colores de la tierra teñida por tonos ancestrales -rémora de huicholes-, o acaso, pigmentos primitivos de genealogías que encantan más al principio, que a la síntesis. Este ejemplo habla por si solo: dice lo multiplicador que resulta de la observación y el deseo de la imaginación que esconde la propia libertad de los reflejos, que la sinuosidad de las superficies. Bárbara Paniagua ha sabido resolver una temática que acerca la luz y el asombro, naturaleza y artificio, movimiento entre la forma, el color y el sentido estricto de lo gráfico y la yuxtaposición cromática que pondera a esta Artista dentro de una expresión original, donde el dibujo se ubica con pasión para compartirlo con el mundo de la gráfica donde tiene su origen inmediato; pero, existe otro más distante: el que se encuentra en el principio de los tiempos, la fusión entre la voz y el signo. Estas sensaciones que hemos conocido nos traducen el tiempo y su envoltura profunda, por ejemplo: el día y la noche, la dialéctica, la selva negra, el cruzamiento del azar y las estrellas. El pensamiento primigenio de los fenómenos que anteceden a la formulación de los objetos con la observación en sus dimensiones mas inmediata: El mito Se trata de un producto que tiene que ver con ciertas fuerzas profundas donde se ubica esa necesidad de expresión, nos transporta a un estado de contemplación y aseveración de verdades -que es inobjetable-, también tiene la acción de poner de manifiesto el valor contenido y expandir su naturaleza con otras sensibilidades también comprometidas con el quehacer cualitativo del arte: el compromiso de mirar y soñar despiertos. Existen dentro de esta generación de obras de calidad significativa, la identidad de su espíritu, con tal virtud y la clarísima intención de comunicar su propia visión del mundo, manifestación diáfana de alcances artísticos tales que serán recibidos con una atracción para cerrar el ciclo como ahora que la fuente receptora respira acompasada ya que ha transcurrido el acto de mirar lo ya vivido, y que hace énfasis práctico en lo referido por el propio Aristóteles ... " .... la finalidad del Arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas no el copiar su apariencia" .. estos emocionantes dibujos son palabras tangibles, nos hacen ver lo que está detrás, en otro universo indesplegado : el del alma, aquel que solo se asoma cuando calla la música, en los litorales de nuestra propia desnudez alucinante, en un camino bicéfalo que abre dispuesto su corpus por la senda en que aún después de lo andado, queremos volver a mirar.