Romántico en España

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CaracterÃ−sticas del 1º Románico en España: Arquitectura y Pintura.
Arquitectura.
Tras la decadencia del imperio Carolingio, la Edad Oscura, las nuevas tendencias artÃ−sticas brotan en
diversas regiones de Europa creando los distintos focos de NormandÃ−a, Borgoña, Auvenia, Provenza,
Aquitania, Cataluña y el que se formó en España a través del Camino de Santiago. El Románico es
un arte occidental que se manifiesta cuando empieza a perfilarse el mundo occidental.
El arte románico se diferencia de su predecesor el arte romano en su concepción. El arte romano se
caracteriza por tener una visión imperial, por ser el sÃ−mbolo de una organización unitaria. Además
está sustentado por una enorme concentración de riqueza en manos del Estado y disponibilidad ilimitada de
mano de obra no cualificada. El material constructivo era el opus cementium. La arquitectura románica
responde a otras condiciones económicas y polÃ−ticas. No hay dirigismo estatal. La riqueza recae en manos
del clero y la nobleza. La mano de obra es escasa pero no forzada y los maestros de obra no tienen la
formación de la escuela de arquitectos romana. Como elemento constructivo utilizan el sillar.
Las semejanzas entre las dos arquitecturas se encuentra en el uso de la basÃ−lica romana, en su derivación
en la paleocristiana y en la iglesia románica. También en el gusto de ambas por la robustez y la solidez de
los edificios con muros gruesos reforzados en su exterior con estribos y contrafuertes. El avance del
Románico es haber dado al edificio un esqueleto, una estructura.
A mediados del s. X y hasta finales del s. XI se desarrolla el Primer Románico en el área de Cataluña,
Aragón y Navarra. La escuela lombarda y las influencias borgoñonas se disocian con estilos
prerrománicos locales para formar el estilo catalán. Este desarrollo constructivo está generado por el
asentamiento de monjes cluniacenses y la expansión de la orden benedictina. Sus caracterÃ−sticas son las de
edificar únicamente edificios religiosos, construidos con sillares pequeños y sin pulir. La planta es basilical
de tres a cinco naves con transepto no destacado en planta y cabecera con ábside y girola. En la basÃ−lica
paleocristiana las hileras de columnas de la nave principal conducen fluidamente hacia el altar. En la iglesia
románica este tránsito está dividido en rÃ−tmicos tramos creados por la alternancia de pilares y columnas
y suelen ir acompañados en las cubiertas por bóvedas de arista. Este ritmo no es casual y diferencia los
espacios. La iglesia románica tiende a estar cubierta por una bóveda, ya sea de cañón o de arista, pero
hay ejemplos de cubiertas de madera. El ábside tiene cubierta de horno. No hay decoración escultórica en
los muros ni interior ni exterior. Los gruesos muros exteriores vienen decorados por hileras de arquillos de
medio punto ciegos y bandas de resalte, creados por los mismos sillares constructivos que hace evidente la
mano de obra de canteros lombardos. Por lo que se intuye una penetración cultural, religiosa y poblacional
desde del norte de Italia y sur de Francia hacia el norte de la PenÃ−nsula Ibérica.
Pintura
No se conservan obras del Primer Románico pero los ejemplos pertenecientes a la primera mitad del s. XII
son muy copiosos, constituyen un importante legado del patrimonio nacional al Arte Románico. Existen
documentos que atestiguan la riqueza con que estaban ornamentados los interiores de los templos en tiempos
anteriores y la abundancia del siglo siguiente evidencia una génesis anterior. Este corte en la continuidad de
restos murales se produce con el advenimiento de los visigodos a la PenÃ−nsula Ibérica y marca un
paréntesis entre la época romana y el Arte Románico. No obstante permaneció un reducto popular de
pinturas alegóricas aparentemente simples y de trazos muy ingenuos.
Paralelamente al apagón de la pintura mural de los s.X-XI se desarrolló una producción de miniaturas y
copias de manuscritos que se divulgaron proporcionando un catalogo de figuras que proporcionarán la base
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de la pintura mural posterior. Los centros monacales se convirtieron en centros neurálgicos de producción
de copias de manuscritos romanos que se salvaron tras la caÃ−da del Imperio. Comenzaron con la
divulgación de copias del “Beato de Liébana” con comentarios del Apocalipsis según San Juan y
magnÃ−ficas ilustraciones de moustros y demonios. y códices hispanos como “Antifonario
visigótico-mozárabe” de carácter mozárabe. También se ven influencias de las Islas Británicas en
los entrelazos, iniciales artÃ−sticas y marcos y del clasicismo del Imperio Carolingio en el tratamiento de los
pliegues. Estas y otras ilustraciones de la época conformarán el conjunto iconográfico románico de
toda Europa.
Las miniaturas tienen un carácter religioso y se conciben como un sÃ−mbolo que lleva un mensaje
alegórico en su forma con una interpretación que se nos escapa a los ojos del s. XXI.
La pintura de miniaturas evolucionó a formas más relajadas y sueltas y se atrevió con los temas profanos.
Horror vacui.
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