textos - Paraguay Educa

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El cuervo y el zorro
Autor: Esopo
Adaptación: Arcenia Medina
Wilma Venega
Gabriela Sieveking
(Poner dibujo de un árbol en una rama sobresaliente un enorme
cuervo con un trozo de queso en su pico, al costado de un camino y
abajo un zorro sentado en sus patas traseras mirando al cuervo)
Un día el cuervo Crispín, muy creído y contento, estaba en la rama de un
enorme árbol con un pedazo de queso en su pico.
El zorro astuto, encantado por el olor del cremoso queso, lo saludó
diciéndole éstas bellas palabras:
-“Tenga usted buenos días, señor don cuervo”. ¡Qué hermoso luce hoy! Yo
sólo le digo lo que siento y veo. Si tus plumas son tan negras y brillantes, de
seguro serás mejor como cantante. ¿O será tu canto débil y feo?
(Poner dibujo del cuervo desplegando sus plumas, y abriendo su pico, y
en pedazo de queso cayendo al suelo, el zorro mirando hacia el pedazo
de queso)
El cuervo, al oír estas palabras tan dulces, se puso muy creído. Luego abrió
sus plumas y quiso cantarle al zorro. Abrió su pico y dejó caer el queso.
Entonces, el zorro astuto le dijo fuerte:
- “Señor cuervo, te creíste todas mis bellas palabras. Espero tengas bien
llena la panza, pues yo me voy con tu rico queso. Ja - ja - ja”.
Y el zorro se fue moviendo su cola crespa.
El viento y el sol
Autor Esopo
Adaptación Alison Hawes
(Poner dibujo nubes, y un sol con cara de persona a su lado el viento
con cara de humano soplando hacia abajo a bajo un campo abierto, a lo
lejos un hombre solitario con un tapado largo caminando en un sendero
lleno de claveles en los costados )
El viento y el sol estaban conversando. El viento le dijo al sol:
- “Yo soy más poderoso que tú.”
- “No” – aclaró el sol. Yo soy más poderoso que tú.”
Y así siguieron discutiendo por largo rato.
Entonces el viento dijo:
-“Mira”, ¿ves a ese hombre caminando por ese campo de claveles?
- “Si, lo veo” – respondió el sol.
- ¡Te apuesto a que yo le haré sacar el abrigo primero que tú! – dijo el
viento.
- ¡No! – respondió el sol. “Yo lo haré primero.”
- Eso está por verse – dijo el viento.
(Poner dibujo del viento soplando las espaldas del hombre. El hombre
cerrando su abrigo con sus dos manos en el cuello, en un costado unos
árboles doblándose por efecto del viento y el sol mirando muy serio a
un costado)
Entonces el viento comenzó a soplar y soplar. El hombre sintió el viento en
su espalda y cerró su abrigo.
El viento volvió a soplar, soplar y SOPLAR …
De nuevo el hombre sintió el viento en su espalda y dijo:
Brrr, brrr, cómo cambió el clima. Este viento está muy fuerte. Voy a
levantar el cuello de mi abrigo.
(poner dibujo de un sol brillante calentando las espaldas del hombre, en
un costado el viento mirando, y el hombre que se desabrocha el
abrigo)
Entonces el sol dijo que era su turno y comenzó a brillar y brillar.
El cielo se puso limpio y claro. El hombre sintió el sol en su espalda y dijo:
-¡Qué fuerte está el sol!, y se abrió el abrigo.
De nuevo el sol brilló, brilló y BRILLÓ…
(poner dibujo del hombre sacándose el abrigo, el sol calentando
fuertemente y en un costado el viento que se iba con cara enojado)
De nuevo el hombre sintió el sol en su espalda.
- “El sol está muy fuerte. Me sacaré el abrigo. Este va a ser un lindo día”
dijo el hombre.
¡No ves, dijo el sol, yo soy más poderoso que tú!
El viento enojado se alejó soplando.
La liebre y la tortuga
Autor: Esopo
Adaptación: Arcenia Medina
Wilma Venega
Gabriela Sieveking
(Poner dibujo de una liebre, un caballo, una cabra, un zorro, una
tortuga, conversando en el bosque debajo de un árbol enorme)
Una tarde los animales estaban conversando debajo de un árbol. La
presumida liebre Clara dijo a sus amigos:
- ¡Yo soy tan rápida que nadie me puede alcanzar! ¿Quién quiere jugar a las
carreras conmigo?
- “Yo no” - dijo el zorro.
- “Yo tampoco” – dijo el caballo moviendo su crin.
- “Yo sí” – dijo la tortuga.
- “No me hagas reír. Ja- ja- ja, con tu caparazón y tus patas cortas jamás
podrás ganarme” – dijo la liebre.
-“Ya verás” - dijo la tortuga Claudia.
(poner dibujo de un león clavando con enormes clavos los afiches por el
tronco de un árbol, otros limpiando el camino, poniendo las rayas de
partida y en la otra punta dos animales atando la cinta en la meta)
Entonces los animales fijaron la fecha de la carrera. Escribieron
afiches y los clavaron en los troncos de los árboles. Todos los animales
estaban invitados.
El día de la carrera todos los animales se sentaron a ver la partida. La
tortuga Claudia estaba esperando en la línea de partida. El caballo tenía un
cronómetro para tomar el tiempo de la carrera. La liebre Clara se asomó y
dijo:
- “Tortuga Claudia, comienza la carrera sin mí. Tengo que tomar mi
desayuno. Ya te alcanzaré.”
Y la tortuga comenzó la carrera.
(poner dibujo de la tortuga avanzando por la pista de carrera)
A medio camino la liebre alcanzó a la tortuga y le dijo:
- “¡Qué poco has avanzado! Sigue corriendo, yo tengo tiempo para jugar un
partido con mis amigos. Ya te alcanzaré.”
La tortuga siguió corriendo hasta la punta de un cerro. Allí se encontró
de nuevo con la liebre.
- “¡Ja, ja, ja, recién estás aquí! Sigue avanzando. Yo daré un paseo en la
bicicleta de mi amiga Clementina.”
La tortuga siguió corriendo.
La liebre se cansó tanto que decidió dormir una siesta.
Cuando despertó salió corriendo y escuchó el clamor de los animales.
- “¡Viva, viva, viva la tortuga Claudia!”
La tortuga había ganado la carrera.
El pastorcito bromista
Autor: Esopo
Adaptación: Arcenia Medina
Wilma Venega
Gabriela Sieveking
(Poner dibujo de un campo verde con pastos, árboles, ovejas con sus
crías pastando. Un niño de doce años cuidando su rebaño con su
bastón)
Había una vez un pastorcito llamado Pablo. Cuidaba a las ovejas y a sus
crías en el campo con otros pastores.
Un día, decidió divertirse asustando a sus amigos cuidadores de otros
rebaños y empezó a gritar:
- ¡El lobo! ¡El lobo! ¡Socorro! ¡Ayuda! Un lobo ataca a mi rebaño.
(poner dibujo del pastorcito gritando Socorro, el lobo, y con sus
manos a los costados de la boca)
Al oírlo, los pastores acudieron para ayudarlo.
-¿Han creído que venía el lobo?
-¡Solo era una broma!- dijo Pablo al verlos llegar. Ja, ja, ja se reía de su
cruel broma.
- ¿Qué clase de pastor eres tú? ¡No vuelvas a hacerlo!
Al día siguiente repitió la misma broma. Los pastores llegaron corriendo y
encontraron a Pablo en el suelo riéndose de ellos.
Hasta que un día el pastorcito escuchó crujidos extraños. Asustado y
temblando de miedo se preguntó:
-¿Qué será eso?
(poner dibujo de un lobo que aparecía entre los matorrales, y Pablo
asustado mirándolo)
Apareció el lobo. Pablo empezó a gritar:
-¡Socorro! ¡Socorro! ¡Viene el lobo! ¡Viene el lobo!
Los pastores creyeron que era otra broma y no fueron a ayudarlo.
¡El lobo se comió todas las ovejas!
Pobre Pablo, se quedó sin ovejas.
El buey y la cigarra
Autor:
Tomás de Iriarte
Adaptación: Arcenia Medina
Wilma Venega
Gabriela Sieveking
(Poner dibujo de un buey haciendo surcos con un arado en la chacra, en
un costado un arbusto con una cigarra sobre una hoja mirando al buey)
Cuando el día empezaba a clarear el Buey araba un gran terreno con mucho
esfuerzo. Entonces escuchó a la Cigarra que cantando le dijo:
- ¡Ay, ay! ¡Qué surco tan torcido y chueco haz hecho!
- ¿Qué te va a decir tu dueño?
El Buey la mira y le responde:
- Señora mía, no me critiques. Ya sé que los surcos no están perfectos. A mi
dueño no le importa. Él quiere surcos para hacer crecer sabrosos choclos.
Calle Ud. que es floja y cruel.
La creída Cigarra pensó un rato, y se sintió avergonzada. El buey siguió
trabajando en medio de la chacra.
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