Aspectos Psicológicos de la Obesidad

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Aspectos Psicológicos de la Obesidad
Liliana Carvajal Gutiérrez
Psicóloga Especialista en Psicología Médica y de la Salud
Los pobres resultados a mediano y largo plazo en el tratamiento de la obesidad plantean la
necesidad de cambiar el modelo bajo el cual se viene abordando. Es muy frecuente que quienes
trabajan en la solución del problema reconozcan que existen factores psicológicos asociados a la
obesidad que han sido desatendidos y que hasta no brindar un tratamiento integral, es poco
probable que podamos controlar la “pandemia”.
Pero la realidad demuestra que el énfasis aún sigue puesto en qué y cuánto se come y no en por
qué la persona elige cierto tipo de alimento y lo consume en forma excesiva. La relación entre los
aspectos psicológicos y la obesidad se da en doble vía, por un lado algunas personas recurren a la
comida para calmar el malestar emocional, y a la vez no poder controlar la obesidad es un factor
de riesgo para desarrollar insatisfacción con la propia imagen, baja autoestima y estados
depresivos. El ciclo se cierra sobre sí mismo cuando se fracasa en cada nuevo intento por perder
peso y la frustración, la ansiedad y la culpa vuelven a ser responsables de la sobreingesta. Otras
personas no identifican tensiones emocionales específicas como detonantes del comer
compulsivo, pero encuentran gran placer en el acto de comer y al analizar el vínculo que
establecen con la comida se percibe una sustitución gratificante que les permite evitar el
afrontamiento de situaciones que de otra manera les resultarían intolerables, en este caso, la
persona encuentra en la comida un refugio protector contra la angustia. En otra vía el patrón de la
conducta alimentaria mantiene un perfil de rasgos comunes con la adicción, es el caso del
trastorno por atracón, en el que la persona siente un deseo irrefrenable de ingerir cierto tipo de
alimentos en forma descontrolada y comer se convierte en una “obsesión”. Como se puede ver
en todos los casos anteriormente mencionados, no hay fármacos, ni dietas, ni regímenes de
actividad física que puedan modificar la posición de una persona frente a lo que come porque las
condiciones referidas entrañan más allá, una posición frente a la vida. Con lo anterior no se
pretende desconocer las variables orgánicas asociadas a la obesidad, sino destacar el trasfondo
sobre el que se entrecruzan diferentes factores, ya sean genéticos, metabólicos o endocrinos.
Así que en lugar de defender una causa protagónica de la obesidad, asignemos el valor ponderal
para cada persona particular, identifiquemos todos los factores asociados y aprendamos a trabajar
en equipo – médicos internistas, endocrinólogos, nutricionistas, profesionales de la actividad
física, psicólogos, psiquiatras etc… - atendiendo las necesidades físicas y emocionales de la
persona afectada, de esta manera brindaremos un tratamiento integral que supere la expectativa
inicial de la reducción de peso, y además de los beneficios para la salud física lograremos un
impacto positivo en la Calidad de Vida de nuestra población y la prevención de la enfermedad
mental.
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