Una gran ignorancia Y gran confusión Nadie quiere gobernar

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la masa peronista a la reconstrucción
económ ica, social y política del país.
Los partidos radicales y conserva­
dores se quemaban lentamente y fin al­
mente el propio e jército decidió tom ar
personalm ente cartas en el asunto.
En 1966, con un pacifico golpe de
estado „re vo lu cio n a rlo “ , los m ilitares
disolvieron todos los partidos p olíti­
cos, todas las instituciones dem ocráti­
cas e impusieron al país un presidentegeneral (Ongania) y un régimen d icta ­
torial de un paternalism o reblandecido
que los argentinos aceptaron tácita­
mente con la remota esperanza de que
el ejército pudiera m ilagrosam ente
resolver el caos económ ico.
vacuna aum entaron un 78,2 por 100;
los precios al por mayor, un 39,8 por
100, y el costo de la construcción, un
37 por 100. M ientras tanto, el salarlo
real aumentó entre un 1,4 y un 3,8 en
el mismo período. Las exportaciones
descendieron un 8,2 por 100 y las
im portaciones aumentaron un 9,9 por
100. El 31 de diciem bre de 1970 la
deuda externa argentina ascendía
a 4.765,1 m illones de dólares (2.796,7
m illones correspondientes al sector
público y 1.968,4 al sector privado).
Nadie quiere gobernar
Una gran ignorancia
Desgraciadam ente, ni Ongania, ni
Levingstone ni Lanusse han podido
frenar el proceso de pauperización y
retroceso de Argentina.
El producto nacional bruto argentino
crece entre un 2 y un 3 por 100 y la
inflación interna alcanzó en 1970 el
40 por 100 anual. El eminente econo­
mista Raúl Prebisch dijo en una oca­
sión que „el estado lam entable en que
se encuentra la econom ía argentina es
la resultante de la falta de coinciden­
cia entre las posibilidades del país y
su realidad. Es inconcebible que
Argentina, donde los problem as son
mínimos en relación con los que tiene
que enfrentarse Brasil, por ejemplo,
no haya sido posible ponernos de
acuerdo en unos pocos objetivos
fundam entales. Los problem as argen­
tinos no son los típícos de un país
subdesarrollado, sino de un país
profundam ente desorganizado“ .
¿En qué consiste esta desorganiza­
ción? Fundam entalm ente en la igno­
rancia supina no sólo de los m ilitares,
sino de muchos políticos de los pro­
blemas económ icos. Prebisch ha dicho
públicam ente en varias ocasiones que
Argentina debería seguir el ejemplo
del presidente de Costa Rica, José
Fígueres, que, ante una situación sim i­
lar, resolvió instaurar cursos de Eco­
nomía para los dirigentes políticos.
Y gran confusión
Desde la pom posam ente llamanda
„re v o lu c ió n “ inventada por los m ilita­
res en 1966, varios cerebros esclareci­
dos han puesto sobre el papel planes
6
Juan Domingo Perón en su comodo
exilio de Madrid.
económ icos de estabilización para
Argentina absolutam ente perfectos
desde el punto de vista teórico:
bloquear el aumento de precios y sala­
rios; restringir las im portaciones, man­
tener el ritmo de obras públicas de
Infraestructura, favorecer la instala­
ción de nuevas Industrias en zonas
subdesarrolladas, m odernizar la estruc­
tura agrícola y ganadera, favorecer
la inversión extranjera, frenar la fuga
de capitales y fom entar el ahorro.
Pero a la hora de poner en marcha
estos objetivos, la m aquinaria política,
oxidada por la corrupción y la desor­
ganización decim onónica, no res­
ponde. La inversión de capitales
extranjeros no se utiliza para desa­
rro lla r la industria sustitutiva de im por­
taciones, sino para co ntrola r desde
fuera los medios de producción argen­
tinos. Los sindicatos no aceptan el
plan de austeridad y reivindican repe­
tidam ente aumentos salariales. Los
em presarios no pueden m antener la
estabilidad de los precios, ya que las
im portaciones de m aterias primas son
cada vez más caras. En ciertos sec­
tores, como el azucarero, a pesar
de las sobretasas impuestas a las im­
portaciones de azúcar, los producto­
res de Tucum án deciden en 1969 que
resulta más provechoso im portar que
p ro du cir azúcar nacional y cierran
los grandes com plejos azucareros,
sumiendo a la provincia en la más
negra de las miserias.
Entre 1970 y 1971, los precios de
los productos derivados de la carne
Ante tan desastrosos resultados (sin
contar con el desasosiego y la impa­
ciencia que m anifiestan las diversas
capas sociales), el ejército está dis­
puesto a abrir de nuevo las puertas
de la dem ocracia, es decir, a dejar
que sean los civiles los que se
quemen esta vez. La „re v o lu c ió n “ de
Ongania se proponía poner de píe
económ icam ente al país, realizar la
unión de todos los argentinos en pos
de la prosperidad para todos y, una
vez realizado el m ilagro, volver a las
instituciones dem ocráticas. Ahora se
intuye que lo que los m ilitares desean
es quitarse de encima el poder. Hasta
es muy posible que se lo den al
m ovim iento justicia lista que encuadra
los sindicatos. Num éricam ente, los
votos peronistas-síndicallstas-justicialistas, o como quiera llamárselos, son
decisivos. En todo este tinglado la
figura de Juan Domingo Perón, cóm o­
damente exiliado en Madrid, hace ofi­
cio de comodín. Cuando el Gobierno
y el país no tienen nada de que hablar,
se saca el tema de Perón y la conver­
sación se anima. Cuando los proble­
mas económ icos no pueden taparse
ya con oratoria decim onónica, el tema
del retorno de Perón distrae la aten­
ción.
Pero m ientras tanto, el país se em­
pobrece, los argentinos desesperan
de volver a encontrarse con su
prosperidad y su prestigio pasados y
los más conscientes, los más pre­
parados, los médicos, los investiga­
dores, los artistas, los abogados, los
ingenieros, los arquitectos, los físicos
y los maestros se van a vivir a Suecia,
a Estados Unidos, a Francia o a
España. Los com erciantes que aban­
donaron su G alicia natal para Ir a
Buenos Aires a hacer fortuna, empie­
zan a regresar desilusionados de
aquel país que no supo mantener sus
promesas.
(Cambio 16 - nr. 39)
EXPRES E S P A Ñ O L/S eptiem bre 1972
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