LA ORDEN DE CAPTURA EN EL MERCOSUR

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LA ORDEN DE CAPTURA EN EL MERCOSUR
PERSPECTIVAS
Prof. Dr. José Raúl Torres Kirmser1
La creación de un marco normativo más ágil para la efectivización de mandatos
u órdenes de captura dentro del ámbito del Mercosur, es el tema que nos convoca hoy
en este espacio de foro.
La opinión del Profesor Ángel Sánchez Legido, al referirse a la creación de la
orden de captura europea, es, en este sentido, perfectamente aplicable a nuestro marco
regional. El distinguido doctrinario consideró necesario que “ese espacio sin fronteras
interiores que exige la libre circulación de personas, resulte adecuadamente
acompañado por medidas compensatorias del déficit de seguridad que de ello deriva, sin
que las mismas acaben afectando los estándares de derechos y garantías proclamados
como valores esenciales de la filosofía política sobre la que se asiente la Unión
Europea”. Al propio tiempo, -señaló con mucha sagacidad– existen “tradicionales y
subsistentes reticencias nacionales a aceptar cesiones en un ámbito tan sensible y
apegado al núcleo de la noción de soberanía como es el relativo al alcance, contenido y
límites del ius puniendi estatal” 2.
En la actualidad el marco normativo sobre extradición entre los Estados Partes
del Mercosur está dado por el Acuerdo de fecha 10 de diciembre de 1998, suscripto en
Río de Janeiro, Brasil, y fue ratificado por Paraguay, así como por Uruguay y la Rca.
Federativa del Brasil. Complementario de este, ya fuera del territorio puramente
mercosureño, tenemos el Acuerdo suscripto entre los Estados del Mercosur por una
parte, y Bolivia y Chile por la otra, de la misma fecha y del mismo tenor.
En estos acuerdos, los Estados Partes convinieron la entrega recíproca de las
personas que se encuentren en sus respectivos territorios, siempre que mediare
requerimiento de las autoridades de otro Estado Parte, a fin de ser sometidas a proceso,
o bien, a objeto de ejecutar en ellas una pena privativa de libertad3.
El principio de la DOBLE INCRIMINACIÓN está plenamente identificado en
el Art. 2º de los Acuerdos de Extradición, pues esta última se da solamente cuando
median hechos que han sido tipificados como delitos, tanto por las leyes del Estado
requirente como por las del Estado requerido, y toda vez que sean punibles en ambos
Estados con una pena privativa de libertad cuya duración máxima no sea inferior a dos
años.
En la actualidad la diligencia de entrega de la persona requerida se hace a través
del proceso de extradición, a partir del requerimiento introducido por la vía diplomática;
esto significa, en la práctica, un engorroso trámite que podría ser agilizado con la
creación de un iter más simplificado.
1
Ex Presidente de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia y actual Miembro de la misma. Miembro
del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Profesor Titular de Derecho Mercantil y Derecho Civil
(Obligaciones) de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción.
Miembro de la Comisión Nacional de Codificación, del Consejo Directivo de la Facultad de Derecho
UNA y de la Asamblea Universitaria UNA.
2
SÁNCHEZ LEGIDO, Angel en: “LA EURO-ORDEN, EL PRINCIPIO DE LA DOBLE
INCRIMINACIÓN Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES”, publicada en
www.reei.org.
3
Art. 1. Acuerdo sobre Extradición entre los Estados Partes del Mercosur (10/12/1998).
1
En este orden de razonamiento, un mandato de captura para el Mercosur puede
aprovechar las experiencias acumuladas en el Derecho Internacional, a fin de tornarla
más flexible y versátil, como las fórmulas de solución propuestas por la Unión Europea.
La orden de detención europea, conocida como “euro-orden”, fue implementada
a través de la decisión marco del Consejo de la Unión Europea, en fecha 13 de junio de
2002.
La orden de detención europea constituye una resolución judicial dictada por un
Magistrado perteneciente a un Estado Miembro, y emitida con vistas a la detención y
entrega de una persona buscada, a otro Estado perteneciente al mismo bloque, para
ejercer respecto de ella acciones penales o ejecutar una pena o una medida de seguridad
privativas de libertad4.
A través de este mecanismo se suprime, según el Considerando de la decisión
referida, el procedimiento formal de extradición para las personas que eluden la justicia
y han sido condenadas o sospechadas de haber cometido un ilícito. Se sustituye así el
tradicional pedido de extradición entre los Estados Miembros por un sistema
simplificado de entrega entre autoridades judiciales.
La euro orden descansa sobre un eje central: el principio de
RECONOCIMIENTO MUTUO de las resoluciones judiciales en materia penal; es
decir, merced a un elevado grado de confianza entre los Estados Miembros, en relación
con el funcionamiento de sus respectivos ordenamientos penales de fondo y de forma,
así como de sus sistemas jurisdiccionales.
Esta dinámica propone una autoridad de “emisión” y otra de “ejecución”,
pudiendo cada Estado Miembro designar, además, una o más autoridades centrales
encargadas de la ejecución de la orden, pero cuyas facultades se encuentran limitadas a
un apoyo administrativo.
En el acto dispositivo o mandato de captura, el principio de la “doble
incriminación” o “doble tipificación” cede ante el de “reconocimiento mutuo”. Es
decir, ya no se atiende –respecto de una lista cerrada de delitos– a que el hecho esté
tipificado tanto en el ordenamiento jurídico del Estado emisor como en el del ejecutor;
de modo tal que basta con que los hechos punibles estén castigados en el Estado emisor
con una pena o medida de seguridad privativa de libertad de un máximo de al menos
tres años y no se requiere que estén, además, tipificados en el país de ejecución de la
orden. Algunos de los delitos que se enumeran en esta lista son:
-Pertenencia a una organización delictiva;
-Terrorismo;
-Trata de seres humanos;
-Explotación sexual de los niños y pornografía infantil.
La tramitación de la “euro-orden” encuentra su base en una información
constantemente actualizada de la “red judicial europea”, a través de la cual se puede
conocer con certeza quiénes son los jueces –dentro de cada país, ciudad, provincia,
etc.– facultados a emitir este tipo de órdenes en todo el territorio de la Unión.
De lo expuesto hasta aquí, podemos determinar las diferencias existentes entre el
proceso común de extradición y la orden europea de detención:
4
Art. 1º Decisión Marco del Consejo del 13 de junio de 2002 relativa a la orden de detención europea y a
los procedimientos de entrega entre Estados Miembros.
2
-En la orden de captura, el pedido de entrega no se realiza por decisión del
Gobierno requirente ni se utiliza la vía diplomática, sino que la decisión incumbe
solamente a la autoridad judicial.
-En la extradición, el principio imperante es el de petición de “Estado a
Estado”; se habla de un “Estado requirente” y un “Estado requerido”; y el sistema se
fundamenta en la reciprocidad internacional que pueda darse entre dos Estados
soberanos. En cambio, en la orden de captura dentro del bloque predomina el principio
de reconocimiento mutuo de decisiones judiciales. Se habla de una “Autoridad
judicial emisora” y una “Autoridad judicial de ejecución”.
-En la extradición, la comunicación se produce a través de “autoridades
centrales”; mientras que en la orden de captura se da entre “autoridades judiciales”.
-En la extradición tiene mucha influencia el principio de la doble incriminación,
mientras que en la orden de detención, este requisito desaparece para ser reemplazado
por una lista taxativa de delitos.
En nuestro continente, está cobrando forma un intento similar: Se ha empezado a
hablar de una “Orden Centroamericana de Detención”.
La Corte Centroamericana de Justicia, órgano judicial permanente del Sistema
de la Integración Centroamericana (SICA), puso recientemente de relieve que en todos
los órdenes constitucionales de Centroamérica es admisible concebir la idea de un ente
supranacional, y que la “orden de captura centroamericana” podía constituirse en un
valioso elemento para el combate de la violencia y la impunidad.
A continuación me permito poner a consideración algunas sugerencias para
la implementación de la Orden de Captura del Mercosur
-Es preciso definir si la orden de detención sustituirá a los mecanismos de
extradición vigentes y, en tal caso, acordar el instrumento legal adecuado para hacerla
viable.
-Una vez asumida la decisión de sustitución, se debe escoger el modelo de orden
de captura que sea adecuado para el Mercosur, de manera que sea un mecanismo
congruente con nuestros ordenamientos jurídicos.
-Es necesario definir si los marcos constitucionales de nuestros países resultan
adecuados para admitir órdenes de captura emanadas de jueces de la región; esto es, en
relación con la situación de los nacionales de cada país soberano.
-Se debe examinar cuál es la vía de comunicación más adecuada. Creemos que
el objetivo debe ser el de lograr un nivel de comunicación directa entre autoridades
judiciales (de juez a juez).
-Si se tomare esta decisión, es preciso establecer la nómina de los órganos
jurisdiccionales que abarcaría el proyecto (vgr: Todos los jueces penales de cada país o
solamente una lista determinada).
-Se deben fijar las pautas para delinear un mecanismo adecuado a objeto de que
la orden de captura sea diligenciada en la forma más expedita posible. La cuestión es:
¿bastará con implementar un sistema de homologación de órdenes entre las autoridades
judiciales? Igualmente: ¿cuál será el sistema más seguro de validación de la legalidad de
la orden?.
3
-Finalmente, no debe soslayarse la necesidad de definir un catálogo común de
hechos punibles, que son relevantes en cada uno de los ordenamientos normativos de
los países integrantes del Mercosur y cuya posibilidad de aplicación se extiende más
allá del concepto jurídico del territorio, y hacen a la afectación de “bienes jurídicos
nacionales” (como, por ejemplo, la falsificación de monedas), o a los bienes de
“protección universal” (como el genocidio, la torturas), o simplemente se basan en el
“ius sanguinis” (hechos punibles cometidos por connacionales en el extranjero, no
castigados en el lugar de la comisión).
En conclusión: Hay aún mucho camino por andar, pero ello no es óbice para
asumir nuevos desafíos ni para proponer soluciones novedosas y adecuadas a las nuevas
realidades. Celebramos, pues, que este Foro haya dado los primeros pasos para
concertar los lineamientos generales de un mecanismo que, estamos seguros, será útil en
orden a consolidar la seguridad jurídica de nuestros pueblos.
MUCHAS GRACIAS.
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