Para nadie es fácil manejar una frustración, menos para un

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“Como manejar la Tolerancia a la Frustración en niños”
Ps. M. José Lacámara, Supervisora en Formación
Para nadie es fácil manejar una frustración, menos para un niño.
Aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niños
puedan enfrentarse de forma positiva a las distintas situaciones que se
les presentarán en la vida. Para esto nosotros como padres, tenemos
una gran tarea. Ayudarlos y darles herramientas en este sentido,
pueden llevar a transformar vivencias de frustración y rabia, en
oportunidades de aprendizaje.
Si definimos la frustración, diríamos que es una vivencia emocional
que se presenta cuando un deseo, un proyecto, una ilusión o una
necesidad no se llega a satisfacer o a cumplir. Esto hace que
comencemos a experimentar en mayor o menor medida emociones
como el enojo, la tristeza, la angustia o el miedo.
Desde bebes basta que los niños expresen su malestar para que
nosotros como padres corramos a ver qué es lo que necesitan. Esto
va cambiando en la medida que van creciendo, y les vamos poniendo
cada vez más exigencias y autonomía a lo que se les pide. Poco a
poco, los niños se ven enfrentados a distintos desafíos que los ponen
constantemente en situaciones de no logro que les provocan
frustración. Una caída, el no poder encajar la pieza de un juego, o un
simple “no” se transforman en las primeras desilusiones del niño.
Es importante tener en cuenta que no todos los niños reaccionan igual.
Muchas veces lo que le causa enojo y rabia a uno, no causa las
mismas emociones en otro. Los niños vienen cargados genética y
fisiológicamente con un temperamento que incidirá en la manera en
cómo enfrentan las distintas situaciones. Esta es la base biológica que
influye en las distintas manifestaciones conductuales. Desde bebes
podemos reconocer como madres que tenemos hijos mas "fáciles" que
otros y estos hijos vienen desde lo biológico con un temperamento
mas tranquilo, ellos probablemente se enfrentaran de otra manera a
los desafíos, que los niños que tienen un temperamento más “difícil”
desde chicos. Otro punto importante es el entorno que rodea al niño y
el modelo que los padres entregan a sus hijos. Si los hijos nos ven
como padres que nos enojamos fácilmente frente a lo que no podemos
cumplir ellos inevitablemente aprenderán esa manera de comportarse
y reaccionar frente a las dificultades.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y
limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las
molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se
trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse. Es
importante tener en cuenta que la frustración es un estado transitorio.
En la vida, hay situaciones en las que conseguimos nuestros objetivos,
deseos, etc., y otras en las que no. Los niños no saben esperar
porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo ni la capacidad
de pensar en los deseos y necesidades de los demás. Es aquí cuando
se hace vital enseñar a los niños a tolerar la frustración. Si como
padres siempre les damos todo lo que necesitan y piden, ellos no
aprenderán a tolerar el malestar que provoca la frustración. Que sean
capaces de tolerar la frustración también les permitirá una mayor
regulación de sus emociones, un mejor manejo de los conflictos y
tener relaciones interpersonales saludables.
Lo más importante en esta etapa, es poder ir dándoles a los niños,
herramientas para que sepan ir modulando las emociones negativas
que nacen al verse enfrentados a un fracaso. Al trabajar como padres
en esto les estamos enseñando a sentirse competentes, y a que aún
existiendo la posibilidad de fracasar en lo que se proponen, esta
frustración puede transformarse en una oportunidad de crecimiento y
aprendizaje de algo nuevo, propiciando una visión más positiva de sí
mismo y una mejor autoestima.
Expresiones como llantos, pena, rabia y pataletas pueden ser
gatilladas por frustraciones. Es importante que los padres muestren a
través de sus actos el manejo de situaciones que pueden conducir a
estas emociones, ya que es un aprendizaje que los niños incorporan a
través de la observación e imitación. Muchos padres intentamos
reducir o evitar las fuentes que causan frustración en el niño a través
de la sobreprotección y permisividad. Al sobreprotegerlos no les
permitimos equivocarse. De esta forma, se hace difícil que los niños
puedan aprender de sus errores y así poder desarrollar la tolerancia
frente a lo que les frustra. La conducta permisiva, por otro lado, se
manifiesta, con frecuencia, al ceder frente a cualquier pedido de
nuestro hijo, de modo que siempre consigue lo que quiere y nunca se
enfrenta a situaciones negativas, problemáticas o frustrantes. Es por
esto, la importancia de saber decir que “no”, poniéndo límites firmes,
pero contenedores, que les permita tener un ambiente predecible, que
atienda a sus necesidades y que acoja sus emociones. Los padres
podemos ayudar a los niños a buscar distintas soluciones para
enfrentar las situaciones que los aquejan, para que puedan encontrar
otras alternativas a posibles conductas disruptivas. Lo importante es
ayudarlos a ENFRENTAR estas situaciones.
Como podemos ayudar a nuestros hijos a enfrentar las frustraciones y
manejarlas mejor:
- Incentívalo, respetando su ritmo, a intentar nuevamente lo que
no le resultó.
- Muéstrale que el esfuerzo es parte del proceso para alcanzar las
metas.
- Motívalo a terminar lo que empezó con frases poderosas como
“tu puedes”, “vamos haciéndolo juntos”, etc.
- Mantén la calma. Es fundamental para poder trasmitirles lo
mismo y lograr que ellos logren modular su enojo. En la medida
que logren esta modulación, estarán predispuestos emocional y
físicamente desde lo positivo. Esto les permitirá poder terminar la
tarea.
- Valora el proceso del niño para hacer lo que le cuesta y no
necesariamente el resultado.
- Enséñale a identificar el sentimiento de frustración cuando
aparezca.
- Valida la emoción del niño y a la vez se consistente en poner
límites.
- Ten expectativas claras y motívalo a hacer tareas propias para
su edad.
- Jamás uses castigos o digas frases negativas como "no te la
puedes" o "esto no es para ti" cuando ellos están intentando
hacer algo que les cuesta.
- Refuérzalo positivamente cuando logre tolerar la frustración, así
podrá darse cuenta que su esfuerzo tiene una consecuencia
positiva en sí mismo y en los demás.
- Enséñale a pedir ayuda.
- Den el ejemplo como padres. La actitud positiva a la hora de
afrontar las situaciones adversas es el mejor ejemplo para que
nuestros hijos aprendan a resolver sus problemas.
- Convierte la frustración en aprendizaje. Las situaciones
problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño
aprenda cosas nuevas y las retenga.
La frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se
puede aprender a manejarla y superarla, y aumentar de esta forma la
tolerancia. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos
enfrentemos con éxito a la vida. Por ello, cuando antes les enseñemos
a nuestros hijos, más herramientas les estaremos entregando para su
vida futura.
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