El imaginario erótico del antiguo Egipto

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El Papiro de Turín
El imaginario
Egipto
erótico
del
antiguo
La celebración del Día del Cariño lleva al canal de cable History a transmitir de
nuevo el documental Sexo en el mundo antiguo, en el cual se recrea el imaginario
erótico de la civilización egipcia.
Del texto hindú Kama sutra se dice que es la más influyente referencia antigua sobre la
sexualidad humana. Se atribuye su autoría a Vatsyayana Mallanaga, quien vivió entre el período
considerado como el clásico de la cultura de la India (320-540 d.C). El libro recoge las
enseñanzas y tradiciones que en esa época se transmitían de forma oral: una publicación que a
la luz de la moral occidental pasó de ser una obra literaria que detalla el arte de la seducción a
una mera lista de posiciones sexuales, un documento prácticamente pornográfico.
Si bien es influyente, el Kama sutra no puede competir contra los 30 siglos de antigüedad del
Papiro de Turín. Menos conocido que su referente indio, este otro documento, llamado también
Papiro 55001, ofrece detalles acerca de la manera en que se concebía el sexo en el antiguo
Egipto, durante el período del faraón Ramsés, aproximadamente en el año 1150 a. C. El papiro
fue descubierto en Deir el-Medina, un poblado fundado por Tutmosis I, faraón de la dinastía
XVIII, que se localiza en el actual Luxor, a la entrada del Valle de las Reinas y cerca del de los
Reyes; en la ribera occidental del Nilo, frente a Tebas. Deir el-Medina resguarda los restos del
que fuera el más próspero poblado de obreros y artesanos del antiguo Egipto. El nombre del
complejo residencial –en egipcio− significa el lugar de la verdad (Set Maat).
A pesar del saqueo que ha sufrido, la riqueza arqueológica del lugar es tal que ha permitido el
resguardo de muchos objetos: tumbas, casas, ajuares y ostracas (fragmentos de piedra caliza
con bocetos informales dibujados). En el museo egipcio de El Cairo se conserva una ostraca de
3 mil años de antigüedad. Se presume que fue hecha por un trabajador que en su tiempo de
ocio talló en su superficie una escena erótica. Los habitantes de Deir el-Medina fueron los
constructores y decoradores de los templos y su habilidad también quedó plasmada en piedras,
usadas como sus cuadernos de notas. Debido a que Deir el-Medina es rica en piedra caliza, en
las cuevas aledañas también hay vestigios eróticos similares, pero vedados al visitante común.
En uno de ellos figura la reina faraón Hatshepsut.
Hasta hace poco igual suerte corrió el Papiro de Turín, resguardado en el Museo Egipcio de
Turín, Italia. Este recinto alberga –después del Museo de El Cairo− la mayor colección de
reliquias egipcias del mundo. En el pasado, el papiro fue considerado un vestigio vulgar y su
recipiente traslúcido −incluso en décadas recientes− fue cubierto por un madero debido a sus
imágenes explícitas. El papiro fue descubierto en el siglo XIX, en plena era victoriana. Estaba
en el interior de una vasija y de inmediato se le consideró un documento pornográfico, lo que
llevó a su censura al igual que otros referentes de la sexualidad en el antiguo Egipto, como el
falo mutilado de esculturas dedicadas a Min, dios lunar de la fertilidad. Aunque fue descubierto
hace más de un siglo, el Papiro de Turín no se dio a conocer sino hasta en 1973.
Todos estos detalles se abordan en el documental Sexo en el mundo antiguo, el arte erótico
egipcio. Originalmente el canal por cable History lo estrenó en Latinoamérica el año pasado.
Pero la celebración del Día del Cariño lo coloca de nuevo en contexto y será retransmitido el
lunes 14, a las ocho de la noche. De hecho, se trata de un especial de dos horas que además de
Egipto, llevará al espectador al mundo romano. En el especial participan historiadores y, en el
caso del capítulo dedicado a Egipto, se recurre a animaciones 3D para reconstruir el Papiro
Erótico de Turín, del cual únicamente se conservan fragmentos de más de 3,000 años de
antigüedad. La longitud del documento es de 2,6 metros de ancho por 25 centímetros de alto.
Pasión encriptada
“Por cultura y prejuicios sociales de la civilización occidental moderna, el tema de la sexualidad
y el erotismo en el antiguo Egipto apenas ha sido redescubierto por los egiptólogos en las
últimas décadas del siglo XX, y, en mucho menor medida, por el público en general: hubo que
esperar a 1987 para que se editara el primer estudio integral sobre el tema”, apuntó en el año
2000 el profesor Jorge Roberto Ogdon, director y fundador del Centro de Estudios del Antiguo
Egipto de Buenos Aires, en un texto que se ha difundido por varios sitios de Internet y que
originalmente publicó en la página egiptologia.com, como un especial para Amigos de la
Egiptología.
El egiptólogo francés Jean-François Champollion (1790 –1832), es considerado el padre de la
egiptología por haber conseguido descifrar los jeroglíficos. Cuando tuvo a su vista el Papiro de
Turín, en 1824, comentó en sus notas: “Había imágenes de monstruosa obscenidad que
realmente me dieron una extraña impresión acerca de la sabiduría y compostura egipcia”.
El papiro contrastaba entonces con el Egipto que logró altos conocimientos de arquitectura y
astronomía. El tema sexual, en medio de la moral del siglo XIX, parecía echar por los suelos esa
visión del antiguo Egipto. Pero el papiro, o mejor dicho, los trozos que de él sobrevivieron,
hablan de una sociedad, que como la actual, además de avances destacados también era
practicante de encuentros íntimos y da incluso detalles del cortejo amoroso: uso de espejos,
pelucas, flores de loto y perfumes. Pero en contraste con los jeroglíficos de los templos –
altamente encriptados– los de papiro son mucho más crudos. Por ejemplo, la escena de un
faraón visitando los pantanos y cazando con un arco en medio de varias aves representaba la
misma intención que un explícito dibujo realizado en una ostraca.
Quizá a ese velo se deba que de los egipcios, a diferencia de los romanos o griegos, se mantenga
una imagen menos libertina. Pero esa imagen, en el documental de History Channel queda en
entredicho cuando se consulta a Lise Manniche (manniche.org), una de las pocas autoras
interesadas en la sexualidad del Egipto acestral. En 1987 publicó Vida sexual en el Antiguo
Egipto (Sexual life in aancient Egypt). Su texto –presentado en 1988 en español bajo el título
La esfinge erótica− es uno de los primeros en abordar un tema al parecer obviado por el
puritanismo de una disciplina que había estado en manos de egiptólogos anglosajones. Ella es
danesa. “Es un documento sexual del antiguo Egipto, muy explícito. Se trata de un ejemplar
muy raro”, dice del papiro Manniche, quien tiene una maestría y un doctorado en egiptología.
Ella ha estudiado la iconografía del tema en los últimos 45 años. Nació en 1943 y se educó en las
universidades de Copenhague, París y Cambridge. Entre otros cargos, editó la revista Papiro, de
la Sociedad Danesa de Egiptología. Es autora de más de una veintena de publicaciones y de más
de un centenar de artículos acerca de Egipto, principalmente de música, perfumes, cosméticos,
herbalismo y sexualidad. Ha sido fuente de consulta obligada para especiales de las principales
cadenas internacionales televisivas.
En el documental ella busca la relación de las figuras del papiro con otras muestras,
particularmente en el templo de Luxor. “En los muros de algunas capillas hay escenas que
parecen sacadas de la vida diaria ideal, con fiesta, banquetes y demás. Pero todas tienen un
propósito funerario porque están en los muros de un mausoleo. Esto es sexo disfrazado, es una
imagen de la ocasión ideal en la vida real. Para poder renacer hay que realizar estas actividades
sexuales, que van antes que cualquier nacimiento o renacimiento. Las palabras clave acá son
flor de loto, un símbolo de resurrección”.
Manniche también explica referencias del papiro con los detalles que adornan un arcón que se
halló en la tumba de Tutankamón y en el cual se ve al faraón sentado en una silla, disparando
un arco mientras su esposa, en el suelo, sostiene otra flecha para que la dispare. “En egipcio la
palabra disparar y eyacular tienen el mismo significado”, indica la egiptóloga al explicar la
connotación sexual cifrada en la escena. “Es una forma de visualizar la energía sexual que hace
falta para renacer. En contraste con el vistoso mundo pornográfico de la antigua roma, el sexo
egipcio resulta mucho más críptico, se presenta de una forma mucho más simbólica”.
RECUADRO
SÁTIRA Y EROTISMO
“El acto sexual, en el Egipto faraónico, según la evidencia disponible, se representó de una manera natural y
sin tapujos, lo que sólo encuentra un parangón casi idéntico en las culturas preincaicas Tolita (circa 300 aC500 dC), del norte de Ecuador y el sur de Colombia, y Mochica (circa 100-800 dC), de la costa norte del Perú.
Sin embargo, el arte erótico de esas culturas amerindias se realizó exclusivamente en ceramios, modelados y
pintados en forma de pequeñas esculturas exentas, ya fueran vasijas u otro tipo de utensilios. Por el contrario,
en Egipto se recurrió a toda clase de expresión artística imaginable: dibujo y pintura (especialmente en ostraca
y papiros), escultura (en piedra, barro o cerámica) y objetos de fayenza (estatuillas y objetos fálicos)”, indica
el profesor Jorge Roberto Ogdon. El Papiro de Turín consta de 12 viñetas que ilustran posiciones amatorias y
eróticas muy explícitas y diversas. Fueron dibujadas al trazo con toques de color, rojo o azul-negro, sin rayas
de separación y con poquísimas líneas de texto en hierático. Está dividido en dos secciones, una que aborda la
sátira; la otra es de tinte erótico. La cara del papiro que alude a la sátira ocupada por una serie de escenas en
las cuales diversos animales aparecen en actitudes humanas. Se les puede ver conduciendo un carro llevando
un rebaño al mercado. Hay un halcón tratando de subir una escalera y que llega a la cima de un árbol en el
cual hay un hipopótamo. También se aprecia una fortaleza custodiada por gatos que sufren el ataque de ratas.
Hay además un peculiar conjunto musical: un asno que toca el arpa, un león en la lira, un cocodrilo con un
laúd y una mona que toca la doble flauta. La contraparte erótica del papiro muestra escenas que parecieran
propias de un prostíbulo de Tebas. Se desconoce si el papiro es un documento que simplemente detalla un
ideario de prácticas sexuales, si guarda una relación con ritos de fertilidad o si, en efecto, es vestigio de la
cotidianidad de un prostíbulo. Lo cierto es que los dibujos femeninos que en él figuran más parecen
equilibristas, debido a las complejas posturas en las cuales son representadas. A pesar de su alto contenido
erótico el papiro es rico en los detalles que hablan de un Egipto distinto al que reflejan los hallazgos
arqueológicos resguardados en museos. Devela una faceta que en el mundo antiguo se le atribuía casi en
exclusividad a los romanos y griegos. El Papiro Erótico de Turín muestra cómo las egipcias se preparaban y
acicalaban para un encuentro íntimo y describe los íconos del cortejo: pelucas, flores de loto en el pelo,
perfumes y maquillaje.
13/02/2011
Fuente: Siglo XXI
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