Comer con inteligencia A dietas racionales, gorduras irracionales Con o sin sobrepeso, la ansiedad por la comida se resiste a ser controlada con la fuerza de voluntad y puede impedirnos adelgazar e incluso producirnos un aumento de peso al inicio de una dieta. ¿Por qué? Porque proviene de la función intelectual, es un pensamiento. La ansiedad, en cambio, es una emoción y proviene de otra región cerebral. El cansancio de hacer dieta o de no poder parar de comer son señales de sabiduría: el cuerpo como totalidad física-emocional-mental expresa su disconformidad ante las restricciones, los excesos y el autorreproche, “gritan” su desacuerdo con las reiteradas subidas y bajadas de peso. ¿Cuál es la salida? “Durante un atracón prevalece la emoción, no el pensamiento. Cuando uno se da cuenta de que está comiendo compulsivamente, debe llevar toda tu atención a lo que está ingiriendo y dedicarse a saborear al máximo el alimento. Si quiere que su compulsión desaparezca más rápido, deberá paladear sin hacer ninguna otra cosa, ya que saboreando lentifica el proceso sin usar la voluntad. Y lo que gana es moderación, placer, autodominio”, afirma Elena Werba, autora de Cuando hacer dieta... engorda, de Editorialxxxx.